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La pared del globo ocular tiene tres capas, como si se tratara de las capas de una
cebolla:
El espacio que hay en el centro del globo ocular está lleno de un material
transparente de aspecto gelatinoso llamado humor vítreo: Este material permite
que la luz llegue hasta la retina. También ayuda a mantener la forma redondeada
del ojo.
La visión es el proceso mediante el cual el cerebro interpreta las imágenes
captadas por el ojo, y la parte visible del ojo es donde se inicia este proceso. En la
superficie anterior del ojo, se encuentra la córnea, que es transparente y tiene
forma circular. No puedes ver la córnea de una persona de la forma en que ves la
parte coloreada del ojo que tiene detrás; la córnea viene a ser una ventana
transparente que enfoca la luz sobre el ojo.
La membrana circular coloreada del ojo que se encuentra justo detrás de la córnea
se llama iris. El iris regula la cantidad de luz que entra en el ojo a través de la
pupila, que es la abertura en el centro del iris que parece un diminuto círculo
negro.
Al igual que una cámara, que regula la cantidad de luz que le entra para evitar
tanto la sobreexposición como la subexposición, el iris se ensancha y se estrecha,
modificando el tamaño de la pupila para regular la cantidad de luz que entra en el
ojo. La pupila aumenta de tamaño cuando necesita más luz para ver mejor, y
disminuye de tamaño cuando hay abundante luz.
El cristalino del ojo se encuentra justo detrás del iris. Al igual que el objetivo de
una cámara, el cristalino del ojo enfoca la luz para formar imágenes claras y
nítidas. La luz que se ha enfocado a través de la córnea y del humor acuoso llega
al cristalino, que la proyecta más lejos, enviando los rayos de luz a través del
humor vítreo hasta la retina.
Para enfocar con claridad los objetos situados a distancias variables, el cristalino
necesita cambiar de forma. El cuerpo ciliar contiene una estructura muscular que
modifica la forma del cristalino. En la gente con una vista normal, el cuerpo ciliar
aplana el cristalino lo suficiente como para enfocar objetos a una distancia de 20
pies (6 metros) o más. Para ver objetos más cercanos, este músculo se contrae
para engrosar el cristalino. Los niños pequeños pueden ver objetos situados a muy
poca distancia; mucha gente mayor de 45 años tiene que alejar los objetos cada
vez más para verlos con claridad. Esto se debe a que el cristalino pierde
elasticidad con la edad.
La retina (la fina capa de tejido sensible a la luz que recubre la parte posterior de
la pared del globo ocular) está compuesta por millones de receptores de la luz,
llamados bastones y conos. Los bastones son mucho más sensibles a la luz que
los conos. En cada ojo existen unos 120 millones de bastones que nos ayudan a
ver en la penumbra y a percibir la escala de grises, pero no permiten distinguir
colores. En comparación, los 6 millones de conos que contiene cada ojo nos
permiten ver cuando brilla la luz, así como percibir el color y los detalles.
La mácula es una pequeña zona especializada de la retina que ayuda a que los
ojos vean pequeños detalles cuando miramos un objeto directamente. Contiene
muchos conos y pocos bastones.
Cuando la luz se proyecta sobre la retina, estimula los bastones y los conos. La
retina entonces envía señales nerviosas al nervio óptico desde la parte posterior
del ojo. El nervio óptico envía estas señales al cerebro, que las interpreta como
imágenes visuales. La parte del cerebro que procesa la información visual e
interpreta los mensajes que envía el ojo se llama corteza visual.
La mayoría de la gente utiliza ambos ojos para ver un objeto. Esto se llama visión
binocular, y las imágenes se forman en la retina de cada ojo. Estas imágenes son
ligeramente diferentes porque el objeto se está viendo desde ángulos ligeramente
diferentes. Las señales nerviosas que representan cada una de las imágenes se
envían al cerebro, donde se interpretan como dos visiones del mismo objeto.
Algunas de las fibras nerviosas de cada uno de los ojos cruzan hacia el otro lado
de la cabeza, de modo que cada lado del cerebro recibe mensajes procedentes de
ambos ojos. A través de la experiencia, el cerebro aprende a calcular la distancia a
la que se encuentra un objeto basándose en las diferencias que detecta entre las
imágenes procedentes de ambos ojos. Esta habilidad para percibir la distancia se
llama percepción de la profundidad.
La visión es un proceso muy bien calibrado. Todas las partes del ojo (y el cerebro)
tienen que colaborar entre sí para que una persona vea bien. Sin embargo, puesto
que la estructura del ojo es tan compleja, pueden fallar muchas cosas.
Algunos de los problemas oculares más frecuentes son los llamados errores de
refracción. Estos son los problemas que se suelen evaluar en las revisiones
ordinarias de la vista. La refracción significa cambiar la dirección de los rayos
luminosos para enfocar la luz procedente de una imagen. Los errores de
refracción son problemas relacionados con el enfoque, debidos a la forma del ojo,
que hacen que veamos las imágenes borrosas.