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LOS TÍTULOS VALORES EN GENERAL

1. 1. Función, concepto, derecho positivo y crisis de los títulos valores.


A. A) Introducción: importancia jurídica y económica.
Primera aproximación: las relaciones jurídicas entre comerciantes precisan de una sencillez, facilidad de
transmisión y ejecutividad que históricamente no se alcanzaba a través del instrumento del contrato. Por eso,
el Derecho mercantil histórico desarrolló los llamados títulos valores (o títulos de crédito, en la
denominación tradicional, aún utilizada por Uría), es decir una serie de documentos, de muy diferentes
características, pero que tienen algo en común: una persona - el emisor - se compromete a efectuar
determinada prestación en favor del que resulte ser su legítimo tenedor.
La gran diferencia con los contratos escritos es pues que se trata de un documento (normalmente) breve,
firmado por una persona, sin que sea necesaria (ni posible) la aceptación por su receptor, documento que
circula de mano en mano, de forma que su último tenedor es el que puede exigir al emisor el pago de la
prestación incorporada al título.
2. Importancia económica:
un vistazo a la realidad nos muestra que en el tráfico los títulos valores tienen igual o más importancia que
los contratos pues cumplen las más variadas funciones:
 los títulos valores en primer lugar sirven para el pago de deudas a través de bancos (cheque);
 también para formalizar obligaciones de pago y facilitar su transferencia (letra de cambio - título de
especial relevancia en España -, pagaré, obligaciones, bonos);
 también para documentar la cualidad de socio en determinadas sociedades (acciones);
 finalmente, para facilitar la transmisión de bienes y de su seguro durante su transporte o depósito
(carta de porte, conocimiento de embarque, resguardo de depósito, póliza de seguro).
Nótese que los títulos valores son siempre negocios jurídicos accesorios, que se superponen a un negocio
jurídico principal (p.e. el pagaré a un préstamo, la letra a una compraventa, el conocimiento de embarque a
un fletamento).
3. Importancia jurídica: los títulos valores son un fenómeno exclusivamente mercantil.
Como ha dicho Ascarelli, en una frase que se ha hecho célebre, “si nos preguntasen cuál es la contribución
del derecho comercial en la formación de la economía moderna, tal vez no podríamos apuntar otra que
haya influido más típicamente en esa economía que la institución de los títulos de crédito”. De ahí que los
mercantilistas hayan volcado sus ansias dogmáticas en el estudio de la estructura de la institución. La
discusión ha sido especialmente viva en dos momentos históricos: la última mitad del XIX en Alemania
(Ulmer, Brunner) y en Italia tras la promulgación del Codice Civile (Ascarelli, Ferri).

Concepto doctrinal: fruto del esfuerzo doctrinal, ha sido la elaboración de un concepto genérico de título-
valor, basado en las siguientes características:
- es un documento; se trata pues de una cosa, lo que facilita la prueba de la existencia del crédito (“los
derechos de crédito no se pueden ver”) y la realización de toda clase de negocios jurídicos (compraventa,
prenda,...);
- es un documento unilateral, que solo incorpora la firma y consiguiente declaración de voluntad del emisor;
en consecuencia, el título valor solo puede representar obligaciones del emisor, no del suscriptor a quien éste
entrega el título;

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- el documento formaliza un derecho a una prestación (normalmente a recibir un


pago), siendo el obligado el emisor y el beneficiario el primer tenedor del
documento (o si este lo transmite, el último adquirente). Los documentos que recogen una realidad (p.e. un
carnet de un club) nunca pueden ser títulos valores. Tampoco lo son, por esta razón, los billetes del Banco de
España: no recogen un derecho que se pueda exigir al Banco de España, sino que son dinero de curso legal.
Tampoco los son las tarjetas de crédito, que no incorporan el derecho a una prestación, sino más bien son
títulos que legitiman a la persona designada
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A. B) Características esenciales de los títulos valores.


El rasgo que diferencia a los títulos valores del resto de los documentos (p.e. reconocimiento de deuda,
contrato de compraventa, etc.) reside en una vinculación especial entre documento y derecho (vinculación
que es diferente y más intensa de la que hay, por ejemplo, en los contratos). Esta vinculación implica que:
1) no se puede ejercitar el derecho si no se presenta el título, y por otro;
2) que el único que está legitimado para ejercitar el Derecho es el poseedor del documento.

El título valor tiene, en consecuencia, un doble efecto:


1) exime al acreedor de la prueba de su derecho; el acreedor lo único que tiene que hacer es presentar el
título, y siempre que lo haga no tiene que probar su derecho. Esto facilita el tráfico, pero también implica
que puede cobrar una persona que en realidad no es acreedor, y que ilegítimamente se ha convertido en
tenedor del título (p.e. porque lo ha robado). En este caso el pago es liberatorio siempre que el pagador no
actúe de mala fe;
2) no cabe pago si no se presenta el título valor; si éste se ha perdido, su tenedor tiene que obtener un
duplicado; no puede probar por otros medios la existencia de su derecho.
De la definición que se acaba de enunciar se deduce que el pagaré, la letra, la obligación, etc. son títulos
valores; no así el reconocimiento de deuda, el aval en documento separado, etc.
La razón es que en los primeros si no se presenta el título no se puede exigir el crédito; en los segundos, la
desaparición del documento plantea problemas de prueba del derecho, pero no impide su ejercicio.
Hasta aquí las características comunes a todos los títulos; existen además varias características que son
comunes a la mayoría de los títulos valores (Los títulos valores que sí reúnen esas características se suelen
denominar títulos valores perfectos):
- Se trata en general de títulos literales, es decir, su contenido depende exclusivamente del tenor del
documento (no es cierto en los títulos imperfectos como las acciones en las que es necesario recurrir
a los estatutos de la sociedad para ver los derechos de los socios).
- Se trata en general de negocios que generan un derecho funcionalmente abstracto, ya que el emisor
frente al tenedor de buena fe no puede - en general - oponer las excepciones personales que surgen
del contrato que subyace a la emisión del título.

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B. C) Derecho positivo
En el Derecho comparado, muchos ordenamientos contienen una regulación unitaria y pormenorizada de los
títulos valores (así Suiza e Italia). Sin embargo, el Derecho español: el C.Com. desconoce totalmente el
concepto de título valor, y nunca llega a utilizarlo. Las letras de cambio y los demás títulos valores eran
considerados como contratos, y regulados en el Libro II del C.Com. Tampoco el C.c. utiliza este término
(aunque se refiere a ellos, de forma algo difusa, en los arts. 1164 y 1170 C.c.). Ha sido en la reforma del
título preliminar del C.c. cuando por primera vez se hace expresa mención del concepto título valor en
nuestro ordenamiento: se trata del art. 10.3 C.c. (verlo) que establece su régimen de derecho internacional
privado.
Por su parte, la propuesta de Código Mercantil si ofrece una regulación prolija y exhaustiva de los títulos-
valores, dedicándoles ni más ni menos que todo el Libro VI, bajo la rúbrica “De los títulos-valores y demás
instrumentos de pago y crédito”.
Como señala la propia Exposición de Motivos (párrafo VII-1), en consonancia con lo expuesto hasta ahora
en este tema, “Sin duda alguna, el concepto normativo de título-valor es de una las elaboraciones más
complejas en el sistema de los conceptos jurídicos. Los dos Códigos de comercio españoles desconocían
esta categoría, limitándose a regular, desde la perspectiva de la época en que fueron elaborados, algunas
de las especies más significativas. Ahora, la categoría misma entra en el Código como categoría legal
general, sin perjuicio de las regulaciones particulares de los singulares títulos-valores”.
Es relevante señalar que a partir del Título III, la propuesta del Código mercantil se ocupa de los singulares
títulos-valores. Ese Título tiene como objeto los que se denominan “títulos de crédito”, expresión que
engloba el cheque, el pagaré y la letra de cambio y ahora –y esto es una novedad absoluta en nuestro
ordenamiento- también a la factura aceptada.
Por su parte, se dedica el Título IV, a los títulos de tradición, partiendo de una definición general referida a
todos los documentos englobables en esta categoría, para luego hacer una mención concreta de cuáles son
los títulos de tradición, a saber: los conocimientos de embarque y los resguardos de depósito cuando así lo
dispongan los contratantes o la ley.
Finalmente, el Título V tiene como objeto el régimen de los valores mobiliarios, cuyo concepto se basa en
dos elementos. Por un lado, un elemento formal: la emisión “en serie”; y, por otro, un elemento funcional,
que es el destino del valor mobiliario a la captación de la inversión en virtud de un negocio de emisión,
negocio que se considera único cuando responda a una misma operación causal.
Dado que nuestro derecho positivo no define el concepto de título valor, lo más
aconsejable es ir a un concepto amplio: Título valor es todo documento que incorpore un derecho a una
prestación en favor del tenedor, y en el que exista una vinculación entre documento y prestación.
Esta vinculación y esta transmisibilidad pueden operar –básicamente- de dos formas:
A) En primer lugar, si el documento es transmisible por endoso o por tradición, ya estamos ante un título
valor, sin necesidad de comprobar ulteriores requisitos.
¿Qué títulos se pueden transmitir por endoso? Tradicionalmente, sólo aquellos que contenían las palabras
rituales, que se emitían “a la orden” de una persona. Sin embargo, la ley recientemente permite que títulos
que carecen de la mención ritual se puedan endosar (así p.e. la letra de cambio, el pagaré y el cheque, en la
LCC y la acción en la nueva Ley de Sociedades Anónimas). El endoso consiste en que el título se transmite
poniendo en su dorso (de ahí el nombre) “Páguese a” una persona, y firmando y fechando el tenedor esa
declaración.
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¿Y cuáles son los títulos que se pueden transmitir por simple tradición (es decir, por simple entrega)? Aquí
la regla es más fácil, pues es requisito indispensable que se hayan emitido incluyendo la cláusula “al
portador”. En base a la regla enunciada son títulos valores una hipoteca naval a la orden -art. 2 Ley de
Hipoteca Naval de 21.8.1908 - o una póliza de seguro al portador - art. 9 Ley de Contrato de Seguros, o un
préstamo a la gruesa endosable - art. 722 C.Com.
B) ¿Caben títulos valores no transmisibles por endoso o por tradición? Es decir ¿cabe ntítulos valores
nominativos? Sí, y en este caso la vinculación consiste en la imposibilidad de ejercer el derecho sin
presentar el título, de forma que si el título se pierde, hay que pedir la expedición de otro título antes de
poder exigir la prestación (p.e. obligación nominativa; pagaré o cheque “no a la orden”, etc.). Debe
resaltarse que todos los títulos nominativos también pueden ser emitidos en forma endosable o al portador;
en este sentido son residuales.
El TS ya abordó el problema del concepto de título valor en la STS de 27.12.85. Se trataba en aquel caso de
una libreta de ahorro que había sido afectada en prenda en garantía de un préstamo. Según el art. 320
C.Com. sólo cabe prenda en garantía de préstamos si se afectan títulos valores, y el TS entendió que una
libreta de ahorros no constituye un título valor. En esta ocasión el TS definió el título valor como
“documento de un derecho literal destinado a la circulación, capaz de atribuir de modo autónomo la
titularidad del derecho a su propietario y que confiere suficiente legitimación al poseedor para recabar el
cumplimiento del derecho que incorpora”.
Regulación: como ha quedado dicho, no existe una regulación unitaria; de algunas normas del C.c. se
pueden sacar unas cuantas reglas aplicables a todos los títulos valores; además, existen algunas normas
comunes aplicables a la transmisión de los títulos valores (“Ley de circulación”), recogidas en el C.Com. o
que se pueden inducir de la Ley 19/1985, de 16 de julio, Cambiaria y del Cheque (en adelante nos
referiremos a ella como LCC).
Es importante resaltar que en nuestro ordenamiento los títulos valores no tienen que estar previstos y
autorizados en una ley; es plenamente lícita la creación de nuevos títulos valores, incluso a la orden o al
portador, no previstos en la normativa legal. Así, de facto, se han creado y se siguen creando numerosos
títulos valores nuevos (certificados de depósito bancario, documentos del transporte combinado, etc.).
Excepción: las participaciones de un socio en una sociedad de responsabilidad limitada no pueden, por
prohibición legal, documentarse en títulos negociables (art. 1 LSL). Existe, sin embargo, una línea doctrinal
que niega la posibilidad de que la creación de nuevos títulos valores, estás sustraída al principio general de
autonomía de la voluntad.

4. 2. Los valores negociables.


Históricamente, los títulos valores fueron también el instrumento utilizado para la captación de grandes
capitales, facilitado por un gran número de inversores. Esta actividad se realizaba a través de acciones,
obligaciones y pagarés que adoptaban la forma de títulos valores, que se emitían en grandes números y que
cotizaban en bolsas y otros mercados organizados.
La experiencia histórica mostró que utilizar para estos menesteres títulos valores carentes de regulación legal
fue un camino inadecuado. La ausencia de regulación propició todo tipo de abusos por parte de los emisores,
mientras que la masificación de los documentos produjo un “efecto dinosaurio”: el número de acciones y
obligaciones aumentó de tal modo, que al final no había forma de manejar el caudal de papeles que se
generaba.

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Ante esta situación, se promulgó en 1989 la Ley del Mercado de Valores, que regula un nuevo concepto que
denomina “valor negociable” (art. 2). Se trata de las acciones, obligaciones, pagarés y títulos financieros
similares (derechos de suscripción, warrants, opciones, futuros,...) que son emitidos en serie por empresas o
por entidades públicas, y que van a ser negociados en un mercado financiero (bursátil o extrabursátil). La
primera finalidad de la ley es que los mercados financieros en donde se coticen estos valores negociables
sean realmente transparentes. Para ello los emisores tienen que facilitar amplia información sobre su
empresa al emitir los valores (folleto), y también de forma periódica y continuada (informes trimestrales y
anuales). Además, la LMV prohíbe una serie de prácticas viciosas en el funcionamiento de los mercados
(uso de información privilegiada, posibilidad de comprar paquetes significativos sin lanzar OPAs, etc.).
El art. 2 LMV ha recogido finalmente en 1998 un nuevo concepto, el de “instrumento financiero”. Este
concepto es de origen netamente anglosajón (“financial instruments”) y ha sido recogido por la LMV para
dar cumplimiento a la última reforma de la Directiva de Servicios de Inversión. Los instrumentos financieros
pueden ser susceptibles de negociación en un mercado financiero, o ser contratos individuales (ver art. 2 a) y
c) LMV que recoge los susceptibles de negociación, y b) que recoge los restantes). Los instrumentos
financieros negociables son contratos estandarizados (surgen pues obligaciones para ambas partes - en esto
se diferencian de los valores negociables) que se compran y venden en mercados financieros (p.e. las
opciones y futuros sobre acciones que se negocian en MEFF). Es típico de los instrumentos financieros
negociables el que una de las partes sea siempre la entidad rectora del mercado de los tenedores (los
tenedores no negocian pues entre sí, sino siempre con la entidad rectora, que es la única creadora de
contratos). El régimen jurídico de los instrumentos financieros negociables es análogo al de los valores
negociables (ver art. 2 in fine LMV), con la excepción de que su emisión no precisa escritura pública (art. 6
in fine LMV).
En el ámbito de los instrumentos jurídicos que se pueden utilizar para formalizar valores negociables, la
LMV también ha sido innovadora, al establecer [art. 5.1.] que se pueden representar:
- bien por medio de títulos valores tradicionales;
- o bien mediante “anotaciones en cuenta”; se trata de un concepto íntimamente ligado a la irrupción
de la informática, que sustituye de forma más simple y eficaz a los títulos valores tradicionales: al
emitir los valores, se crea un registro informático nominativo, en el que se anotan todos los valores y
los respectivos suscriptores; toda transmisión se anota igualmente en el registro informático, de
forma que existe siempre una constancia informática de quiénes son los titulares de los valores.
La LMV prevé que las anotaciones en cuenta sean el sistema normal de formalización, y los títulos valores
el sistema residual [v. art. 5.3 y 5.4 LMV]. Hoy la totalidad de los valores negociables está formalizada
como anotaciones en cuenta. Los títulos valores tradicionales, formalizados en papel, han quedado relegados
al ámbito de los valores no negociables (como los cheques, las letras de cambio, etc.), que no nacen con la
vocación de ser vendidos en un mercado financiero.
Los requisitos para la emisión de valores en forma de anotaciones en cuenta son los siguientes:
- desde el punto de vista formal es necesario que la emisión de valores anotados en cuenta se formalice en
escritura pública [art. 6.1 LMV]; únicamente en el caso de Deuda Pública, este requisito se sustituye por la
publicación en el Boletín Oficial [art. 6.4 LMV];
- desde el punto de vista subjetivo es necesario que se encomiende a un tercero, independiente del emisor, la
llevanza del registro informático; en los valores que coticen en bolsa, esa entidad será necesariamente el
Servicio de Compensación y Liquidación de Valores; en la Deuda Pública la Central de Anotaciones en

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Cuenta del Banco de España, y para los demás valores (p.e. en el caso de una emisión de pagarés) el registro
lo llevará una empresa de servicios de inversión o entidad de crédito libremente designada por el emisor.

5. 3. Normativa general aplicable a los títulos valores y las anotaciones en cuenta.


Son muy pocas normas las que de forma generalizada se pueden aplicar a los títulos valores y a las
anotaciones en cuenta. Estas incluyen las siguientes:
El negocio de emisión: Todos los títulos valores surgen mediante una declaración de voluntad unilateral del
emisor. En cambio, no hay declaración de voluntad del suscriptor, que se limita a recibir el título y a pagar el
precio al suscriptor. En la declaración de voluntad del emisor, los vicios actúan de una forma diferente a la
que es habitual en las declaraciones contractuales: siempre que haya voluntad de emitir el título, los vicios
que afecten a aspectos parciales no perjudican la validez de la declaración (ej.: si el emisor se confunde en
una cifra, este error no resta validez al título). La razón de este principio debe buscarse en el principio de
protección del tráfico: el emisor crea un título valor destinado a circular y la confianza de los adquirentes en
las características aparentes del título debe ser defendida (“Vertrauenshaftung”).
Las anotaciones en cuenta (y los instrumentos financieros negociables) se crean en virtud de la inscripción
en el registro, teniendo tal inscripción carácter constitutivo [art. 8 LMV]. La emisión a su vez debe
formalizarse en escritura pública otorgada por el emisor (excepto en el caso de ciertos instrumentos
financieros de deuda pública [art. 6.1. LMV]). Estos mecanismos dificultan que se puedan producir vicios en
la emisión.
Pago: En las obligaciones civiles, el pago sólo es liberatorio, si se hace en favor del legítimo acreedor. En
los títulos valores, sin embargo, los requisitos del pago se simplifican, y puede llegar a ser válido un pago
efectuado en favor de una persona que no es el legítimo titular (p.e. por haber robado el título). Esta
conclusión se fundamenta en el art. 1164 C.c., que exige dos requisitos para que el pago hecho por el emisor
de un título valor sea válido y liberatorio:
- debe realizarse en favor del poseedor del crédito: es decir, en favor de la persona designada en un
título nominativo, del endosatario en un título endosable, o del portador en un título al portador (con
independencia de que esta persona realmente sea o no el legítimo titular de la prestación);
- el pagador debe actuar de buena fe.
Se debe añadir, además de los dos requisitos que exige el C.c., un tercer requisito, consistente en la ausencia
de culpa grave por parte del pagador, al realizar el pago (este requisito se basa en una aplicación analógica
del art. 46 LCC): el pagador está obligado a comprobar la regularidad externa y aparente del título (cadena
de endosos, existencia de firmas - pero no legitimidad de éstas -, ausencia de signos de falsificación). Si el
pagador no efectúa esta
comprobación (p.e. no advierte que el título tiene raspaduras), parece que el pago que pueda realizar no sería
liberatorio (aunque haya actuado de buena fe).
El mismo principio se halla recogido, de forma explícita, para las anotaciones en cuenta:
la persona que esté inscrita en el registro contable, se presume que es legítimo titular y puede exigir sin más
que se le entregue la prestación. Si la entidad emisora le paga, queda liberada, aunque en realidad el que
aparece inscrito no es el verdadero titular -salvo que la entidad emisora actúe con mala fe o culpa grave
[arts. 11.1 y 11.2 LMV].

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Pérdida del título (en sentido amplio: incluye sustracción y destrucción): Forma parte de la esencia del
concepto de los títulos valores que el acreedor no pueda exigir la prestación sin presentar el título; en
consecuencia, si el título se pierde, la acción del acreedor debe ir encaminada primariamente a la expedición
de un duplicado, no a la exigencia de la prestación. A pesar de su importancia, no existe una normativa
unitaria en esta materia, sino que se halla desperdigada.
(a) Títulos endosables: rigen por analogía los arts. 84-86 LCC, que prevén un proceso incidental, en el que
el juez decide en base a las pruebas aportadas por el tenedor desposeído y el emisor, y tras publicar la
pérdida en el BOE. La Sentencia implicará:
- amortización (es decir, anulación) del documento original y
- expedición de un duplicado (si el título no ha vencido) o reconocimiento del derecho a exigir el pago, si el
vencimiento ya pasó. (Nótese, sin embargo, que el cheque tiene una normativa especial, contenida en el art.
154 LCC).
(b) Títulos al portador: arts. 547 y ss. C. Com. que regulan un complicadísimo proceso, que se pone en
marcha mediante denuncia del tenedor desposeído y se sustancia como incidente; tras publicación en el
BOE, deben pasar cinco años para que se expida duplicado; los intereses y el capital se pueden cobrar en el
ínterin mediante caución; el duplicado produce los mismos efectos que el original, y será negociable en
iguales circunstancias.
(c) Títulos nominativos: se rigen por la normativa aplicable a sus homónimos endosables o al portador.
(d) Anotaciones en cuenta: por su propia naturaleza, la pérdida de una anotación es imposible - lo único
que podría ocurrir es que se destruyera el registro, en cuyo caso habría que reconstruirlo; la LMV no regula
este supuesto.

6. 4. El régimen de circulación de los títulos valores.


Como hemos visto, la capacidad para ser transmitidos es la esencia de los títulos valores; vamos a analizar a
continuación el régimen de esta transmisión, distinguiendo entre los títulos valores representados mediante
papel y las anotaciones en cuenta.
Transmisión del título: la transmisión de un título, es decir, la entrega del papel sobre el que está
extendido, es un negocio accesorio, existiendo siempre una relación causal entre transmitente y adquirente;
entre las relaciones causales, las más frecuentes son el descuento (forma específica de compraventa de un
título), la cesión de crédito, la prenda, la comisión y el depósito.
Según cuál sea esta relación subyacente, se transmitirá o bien sólo la posesión del título (ej. en un depósito),
o bien su propiedad (p.e. descuento).
Forma de la transmisión del título: se debe distinguir:
(a) Títulos endosables: en general, son endosables los títulos que tienen cláusula a la orden (p.e. póliza de
seguro a la orden); también son endosables por ley algunos títulos aún sin esa cláusula (letra de cambio,
pagaré, cheque, acciones nominativas).
El endoso consiste en una declaración en el propio título por la que el titular expresa su voluntad que el
documento se transmita a una persona determinada. En esa declaración puede dejar constancia si la
transmisión se hace a título de dominio, o a otro título (prenda, comisión de cobro,...).

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Regulación: se aplica a todos los títulos, por analogía, la regulación de la LCC (arts. 14- 23), con una
salvedad: en la letra de cambio, pagaré y cheque, todo endosante garantiza (por ley)el pago del título por el
emisor. En los demás títulos endosables, no parece que el endosante garantice el cumplimiento por el emisor
(pues no hay mandato legal que así lo ordene).
En la práctica, los títulos cambiarios (letra, pagaré, cheque) se “truncan” en el momento en que son
entregados a una entidad de crédito – se quedan depositados en ella y se convierten en una simple anotación
informática, que sirve incluso para hacer efectivo el derecho incorporado al título.
(b) Títulos al portador: según el art. 545 C.Com., estos títulos se transmiten “por la tradición del documento”
sin que en el propio título quede constancia alguna, ni de la tradición, ni del título en base al cual se realiza
la transmisión. El C.Com. a continuación añade una norma para seguridad del tráfico, el tercero de buena fe
que adquiera un título, no está sujeto a reivindicación, aunque lo adquiera de un “non dominus” (salvo que
actúe con culpa grave). El legítimo propietario podrá reclamar daños y perjuicios a quien le quitó el título y
lo vendió, pero el tercero de buena fe adquirente no puede ser privado de la propiedad.
(c) Títulos nominativos: se regula por el art. 347 C.Com.; la transmisión de estos títulos exige que ésta se
comunique al emisor, quedando éste obligado a emitir un nuevo título nominativo en favor del adquirente.
(Recuérdese que por expreso mandato del legislador, las acciones nominativas se pueden endosar y que
dicho endoso se rige por la LCC).
4. Transmisión de anotaciones en cuenta: la transmisión de las anotaciones en cuenta se realiza “por
transferencia contable” (es decir, cambiando el asiento en el registro contable), transferencia que sólo puede
hacer el titular registral [art. 11.1 LMV]. ¿Y cuáles son los efectos de esta transferencia contable?
Sorprendentemente, la Ley nos remite al régimen de los títulos valores, al decir que “produce los mismos
efectos que la tradición” en los títulos al portador [art.
9.1 LMV]. En consecuencia, el tercero que adquiera de una persona inscrita, no está sujeto a reivindicación
[art. 9.1 LMV].
Transmisión del derecho incorporado al título sin entrega del título: los derechos incorporados al título (que
son los que provienen del contrato subyacente), pueden ser transmitidos por cualquier negocio admitido en
derecho, como por ejemplo donación, sucesión, cesión de créditos o subrogación en el pago sin que
simultáneamente se ceda el propio título (ej.:un padre, tenedor de diez letras de cambio endosadas en su
favor, fallece y los títulos son heredados por sus hijos).
En estos casos se produce una disociación entre titular aparente del título (el fallecido), y el titular real de los
derechos incorporados al título (los herederos). Para solucionar esta situación, la ley faculta al adquirente del
derecho a exigir la entrega del título, ya que lo lógico es que el titular del derecho sea también poseedor
físico del título valor (argumento ex art. 24 LCC; si el título es endosable, el tenedor aparente no está
obligado a endosarlo - y de esa forma asumir responsabilidad - sino solo a entregarlo físicamente al titular
real).
En los títulos endosables y al portador, el emisor no conoce quién es el tenedor (hasta que, vencido el título,
lo presenta al cobro). Son pues títulos “anónimos”. La situación es diferente si estamos ante títulos
nominativos o anotaciones en cuenta (pues aquí existe una constancia, fuera del propio título, de cada
transmisión.
Requisitos especiales para la transmisión de títulos y anotaciones: las reglas enunciadas hasta ahora, que son
propias del derecho privado, tienen que ser completadas por ciertas normas de derecho fiscal y
administrativo, que exigen requisitos adicionales para la transmisión de títulos y anotaciones.
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(a) Normas fiscales: si un título o anotación constituye un “activo financiero” (es decir, si subyace un
préstamo), su transmisión o amortización exige la intervención de un intermediario financiero o notario, que
realice la correspondiente retención e informe a Hacienda. El incumplimiento de estos requisitos no acarrea
la nulidad de la transmisión, sino sanciones fiscales.
(b) Normas de la LMV: esta Ley exige que la transmisión de valores negociables al portador (pero no de
cualesquiera otros valores o títulos) se haga con mediación o participación de empresas de servicio de
inversión o entidad de crédito o de notario [DA 3ª LMV]. Aunque la Ley parece que establece este requisito
para la validez de la suscripción o transmisión, la jurisprudencia (STS 8.2.88 y varias más) viene
entendiendo que el contrato subyacente es válido, y que las partes se pueden constreñir a dar forma legal a lo
convenido. Nótese que el requisito no se aplica a valores endosables, nominativos o anotaciones en cuenta.

7. 5. Relación entre título valor y obligación subyacente.


Obligación subyacente y título valor: todo título valor es por naturaleza un negocio accesorio: no hace otra
cosa que formalizar una obligación preexistente (que puede ser contractual o extracontractual). Un título
valor sin obligación subyacente es tan impensable como un efecto sin causa.
Cosa distinta es que el título mencione o no cuál es el contrato subyacente. Aquí caben varias alternativas:
- El título valor puede carecer de cualquier referencia (pagaré en la LCC);
- puede tener una mera referencia esquemática (cláusula valor);
- puede tener una referencia completa;
- o incluso puede incorporar algunas o todas las cláusulas del contrato subyacente, hasta el punto de
que el título valor es el único documento en el que se formaliza el contrato (ej. conocimiento de
embarque, que con frecuencia es el único documento en el que se formaliza el transporte marítimo).
A su vez, cada vez que el tenedor de un título lo transmite a un tercero, existe
nuevamente una relación subyacente que justifica la transmisión (compraventa, descuento, donación,
afección en prenda, comisión,...).
Los títulos valores tienen, como ya hemos visto, una vocación de negociabilidad; para facilitar esa
transmisibilidad, es en muchas ocasiones conveniente que se produzca una separación entre las sucesivas
obligaciones subyacentes y título valor. Esta separación se produce a través de un fenómeno que ya hemos
visto: la abstracción funcional.
La abstracción funcional permite que las vicisitudes e incumplimientos de los contratos subyacentes no
puedan ser alegados por el emisor del título (o por los sucesivos endosantes, que también responden del
pago) frente a un tenedor final que lo ha adquirido de buena fe.
- Títulos abstractos son pues aquellos que obligan a una prestación, con independencia de las vicisitudes
(cumplimiento, incumplimiento, vicios, nulidad, rescisión, inexistencia) de los sucesivos contratos
subyacente; lógicamente erán títulos en los que no se menciona el contrato subyacente.
- Títulos causales son los demás, y en ellos lógicamente se mencionará y detallará el contrato subyacente.
En la realidad, ningún título es totalmente abstracto; algunos títulos valores en cambio sí son plenamente
causales: los únicos títulos casi totalmente abstractos son los títulos cambiarios, ya que existe una norma
jurídica que expresamente prevé su carácter abstracto (letra de cambio, pagaré, cheque); sin embargo, aún en
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estos títulos, la abstracción desaparece si el cedente actúa de mala fe (este punto se analizará en profundidad
al hablar sobre las excepciones cambiarias).
Los demás títulos son títulos causales pues el emisor puede alegar excepciones que proceden del contrato
subyacente, para negarse a cumplir la prestación incorporada al título valor.
Para las anotaciones en cuenta, nos encontramos nuevamente con que la LMV remite al régimen de los
títulos valores: el art. 9.4 se limita a decir que el emisor puede alegar incorrecciones en la inscripción en el
registro contable y las demás excepciones “que hubiese podido esgrimir en el caso de que los valores
hubiesen estado representados por títulos”. (Los instrumentos financieros son simples contratos).
Los efectos de la emisión de un título valor sobre la obligación subyacente se hallan regulados en el art.
1170.2 C.c. (que utiliza la expresión “documentos mercantiles” para referirse a los títulos valores); este
artículo también debe entenderse aplicable a las anotaciones en cuenta (pero no a los instrumentos
financieros). Según prevé esta norma, al emitirse un título valor la obligación subyacente queda en suspenso,
y el acreedor no puede exigir su cumplimiento sin presentar el documento. De ahí surge la necesidad de
obtener un duplicado del título, en caso de pérdida del mismo, para poder exigir el pago.
¿Hasta cuándo queda en suspenso la obligación? Deben distinguirse dos casos, según el título valor resulte
pagado o impagado a su vencimiento: Si el título valor resulta pagado, tal pago extingue (como es lógico) la
obligación subyacente; si el título valor por el contrario resulta impagado debemos distinguir si coinciden
acreedor de título valor y del crédito subyacente: eneste caso el acreedor puede optar por exigir el
cumplimiento del título valor o del crédito (éste pues renace a su opción); no coinciden: no renace el crédito
subyacente, y es el tenedor del título el que tiene derecho a exigir la prestación incorporada a él (mientras
que el acreedor no tiene derecho a exigir la prestación subyacente).

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1. La letra de cambio

8. 1.1 ¿Qué es una letra de cambio?


La letra de cambio es un documento mercantil por el que una persona, librador, ordena a otra, librado, el
pago de una determinada cantidad de dinero, en una fecha determinada o de vencimiento.
El pago de la letra de cambio se puede realizar al librador o a un tercero llamado beneficiario, tomador o
tenedor, a quien el librador ha transmitido o endosado la letra de cambio.

9. 1.2 ¿Quiénes intervienen en una letra de cambio?


En la emisión y circulación de una letra de cambio intervienen las siguientes personas:
● El librador: Es la persona acreedora de la deuda y quien emite la letra de cambio para que el deudor
o librado la acepte y se haga cargo del pago del importe de la misma.
● El librado: Es el deudor, quien debe pagar la letra de cambio cuando llegue la fecha indicada o de
vencimiento. El librado puede aceptar o no la orden de pago dada por el librador y en caso de que la
acepte, quedará obligado a efectuarlo. En este caso al librado se le denominará aceptante.
● El tomador, portador, tenedor o beneficiario: Es la persona que tiene en su poder la letra de
cambio y a quien se le debe abonar.
También pueden intervenir en la circulación de la letra las siguientes personas:
● El endosante: Es el que endosa una letra o la transmite a un tercero.
● El endosatario: Es aquel en cuyo favor se endosa la letra (el que recibe la letra)
● El avalista: Es la persona que garantiza el pago de la letra.

10. 1.3 ¿Qué es la aceptación de la letra de cambio?


Es la declaración del librado (deudor) que se contiene en la letra de cambio y por la que asume la
obligación de pagar al que la tenga en su poder (el librador o un tercero llamado tomador, portador, tenedor
o beneficiario, si el librador transmitió o endosó la letra) cuando llegue su vencimiento.
Con esta declaración el librado se convierte en aceptante, esto es, en el obligado principal y directo.
Sin la aceptación, el librado no estará obligado al pago de la letra de cambio, independiente de las acciones
que quepan ejercitar contra él por la negativa a firmar la letra.
Si el librado no acepta la letra, el beneficiario de la letra de cambio o tenedor podrá dirigirse contra el
librador para reclamar su pago.
Así, la aceptación:
● Debe realizarse por el librado mediante la firma de la letra de cambio.
● Puede ser total o parcial respecto a la cantidad consignada en la letra de cambio.
● La aceptación no puede estar sujeta a ninguna condición.

11. 1.4 ¿Qué es el endoso?


Es la declaración contenida en la letra por la que el librador transmite a otra persona o endosatario, los
derechos de cobro derivados de la letra de cambio.
El endosatario es, por tanto, el beneficiario de la letra de cambio y tras el endoso se convierte en el tenedor,
tomador o portador de la misma.
El endosatario adquiere la titularidad del crédito que se contiene en la letra de cambio con los mismos
derechos que tenía el librador.

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La letra, salvo que en ella se incluya la cláusula “no endosable”, podrá transmitirse por endoso en repetidas
ocasiones. El endosatario se convertirá entonces en endosante y así sucesivamente.
El endosante, por su parte, garantiza la aceptación y el pago de la letra de cambio frente a los que la vayan
adquiriendo con posterioridad, y será imprescindible su firma para que el endoso sea efectivo. Esta garantía
puede ser excluida mediante la cláusula “sin garantía”.
No es posible realizar un endoso parcial, esto es, de parte de la cantidad que figura en la letra.
El endoso al portador o en blanco supone la falta de designación de la persona del endosatario por lo que,
en estos casos, la letra circula como un título al portador.

12. 1.5 El aval


Es la declaración contenida en la letra que tiene como finalidad garantizar el pago de la letra de cambio.
El avalista asume junto al librado la responsabilidad del pago de la letra de cambio.
El avalista sólo responde del pago de la letra si ésta ha sido aceptada por el librador y siempre dentro los
límites en que esta aceptación se haya producido; así si la aceptación fue parcial, también lo será el aval.
El avalista puede ser una o más personas.
Se podrán ejercer acciones contra el avalista cuando la letra, una vez presentada al cobro, resulte impagada
y se levante el protesto por la falta de pago.
Si el avalista paga la letra de cambio, podrá exigirle al librado o deudor que le devuelva la suma abonada en
su nombre.

13. 1.6 ¿Qué es el protesto?


Es un acto notarial que sirve para acreditar que se ha producido la falta de aceptación o de pago de la letra
de cambio. El protesto notarial puede ser sustituido por una declaración firmada por el librado en la que
conste su negativa a aceptar o pagar la letra.
En el protesto, el Notario levantará acta en la que se reproducirá la letra de cambio comunicando al librado
que la letra ha sido protestada.
El librado dispondrá de 2 días hábiles para pagar la letra ante el Notario, en cuyo caso le será entregada, o
para formular las alegaciones que estime convenientes.
Transcurrido el plazo sin que se haya pagado la letra, el Notario devolverá al tenedor la letra y el acta de
protesto, con las manifestaciones del librado, en el caso de que las haya realizado, para que ejercite las
acciones legales oportunas contra el librado.
La necesidad de protesto para reclamar el pago de la letra de cambio, puede eliminarse mediante la
introducción de la cláusula “sin gastos” o “sin protesto” en la letra de cambio.
El protesto debe realizarse en los 5 días siguientes a la fecha del vencimiento de la letra.

14. 1.7 La forma de la letra de cambio


La letra se debe expedir en impreso oficial o timbre emitido por el Estado, y su importe estará en
proporción a la cuantía que se refleja en la misma.
La insuficiencia del timbre de la letra puede conllevar dificultades para emprender acciones contra el deudor
en el caso de que ésta sea impagada.
Con la compra del impreso estamos abonando el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos
Documentados.

15. 1.8 Requisitos que debe contener la letra de cambio


Son los siguientes:
● La denominación de “Letra de Cambio” inserta en el mismo texto del Título y expresado en el
mismo idioma empleado en la redacción del documento.
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● La orden de pagar una suma determinada.Esta orden no puede estar sujeta a la condición de que
suceda un hecho futuro o incierto.Por otra parte, si la cantidad a abonar reflejada en letra no coincide
con la expresada en números, la cantidad indicada en letras prevalecerá sobre la indicada en cifras.
● Nombre, apellido y dirección del que debe pagar o librado.
● La fecha de vencimiento.Si el vencimiento no está indicado, se entenderá que la letra de cambio es
“pagadera a la vista”, esto es, a su presentación. Dependiendo de su vencimiento, la letra puede
emitirse:
o A fecha fija: El día del vencimiento será el que conste en la letra de cambio.
o A un plazo desde la fecha: El vencimiento tendrá lugar transcurrido un determinado plazo
contado desde la fecha que se indica en la letra y en su cómputo no se tendrán en cuenta los
días inhábiles (domingos y festivos) Si el plazo se establece por meses éstos se computarán
de fecha a fecha.
o A la vista: La letra será pagadera en el momento de su presentación al cobro.
o A un plazo desde la vista: La letra será pagadera cuando transcurra el plazo establecido
desde el momento que se acepta o del levantamiento del protesto.
● Lugar donde el pago debe efectuarse. Si no se indica, deberá realizarse en el domicilio del librado.
● Nombre y apellidos de la persona a quien debe hacerse el pago o a cuya orden debe realizarse,
beneficiario o tomador.
● Lugar y fecha en la que se emitió la letra.
● La firma del que gira o emite la letra.

16. 1.9 Cláusulas que pueden contenerse en la letra de cambio


Entre otras, son las siguientes:
● Cláusula “devuelta sin gastos” o “sin obligación de protesto”: Implica que no caducarán las
acciones cambiarias en contra de el librado, los endosantes o avalistas de ambos, en el caso de que la
letra no sea protestada en tiempo y forma.Si esta cláusula se incluye por un endosante, no caducarán
tales acciones, en el mismo supuesto, respecto de él.
● Cláusula “no endosable”: Si el librador ha insertado estas palabras o una expresión equivalente, la
cláusula no podrá transmitirse por endoso.
● Cláusula de “intereses”: En estos casos el librado deberá abonar el importe de la letra y, además, los
intereses que se devenguen desde la fecha de emisión de la letra hasta su pago.
● Sólo puede establecerse esta cláusula en las letras a la vista o a un plazo desde la vista y deberá
indicarse cuál es el interés aplicable.
● Letras giradas “al propio cargo”: El librador y el librado coinciden.
● Letras giradas “a la propia orden”: El librado coincide con el tomador.
● Letras “al portador”: En los casos en los que el endoso se deje en blanco o la letra sea librada a la
propia orden.

17. 1.10 El descuento de letras de cambio


Es la presentación de la letra de cambio en un banco o entidad financiera para hacer efectivo su importe
antes de la fecha que figura en la misma como de vencimiento.
El banco abonará el importe de la letra de cambio menos los intereses que se devenguen desde el momento
del pago hasta la fecha del vencimiento, así como una cantidad establecida en concepto de comisión.

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18. 1.11  Acciones judiciales por el impago de la letra de cambio: El juicio cambiario
La actuación contra el deudor de una letra de cambio se inicia presentando demanda ante el Juzgado de
Primera Instancia del domicilio del obligado al pago que debe ir firmada por abogado y procurador.
En ella se harán constar de forma resumida los hechos que motivan la reclamación y, en todo caso, debe
acompañarse la letra de cambio cuyo pago se pretende. En la demanda podrá solicitarse que se proceda al
embargo preventivo de los bienes del deudor.
Sin más trámites, el Juez requerirá al deudor para que realice el pago en el plazo de 10 días y, en su caso,
podrá ordenar el embargo preventivo de los bienes del deudor en cantidad suficiente para cubrir el importe
de la deuda así como la cantidad que se estima que se generará en concepto de intereses de demora, gastos y
costas si el deudor no paga.
Contra este auto, si deniega el embargo preventivo solicitado, el demandante podrá interponer a su elección
recurso de reposición y contra éste, si es desestimatorio, el de apelación o directamente recurso de
apelación.
Por su parte, el deudor podrá:
● Pagar la cantidad reclamada, en cuyo caso serán también de su cargo las costas causadas en el
procedimiento.
● Oponerse al requerimiento de pago en el plazo de 5 días desde su recepción.
● En estos casos el deudor tan sólo podrá oponerse argumentando o bien que la firma que obra en la
letra no es auténtica, o bien, en el caso de haber sido firmada por representante legal, la falta de
representación de éste.En estos supuestos el juez podrá alzar los embargos preventivos exigiendo,
en su caso, que se preste garantía suficiente para responder de la deuda (aval bancario)Sin embargo,
este embargono se levantará en los siguientes casos:
o Si el libramiento, aceptación, aval o endoso, han sido intervenidos con expresión de la fecha
por Corredor de Comercio colegiado o las firmas figuran legitimadas en la misma letra por el
Notario.
o Si el deudor de la letra de cambio, en el protesto o en el requerimiento notarial de pago no
hubiese negado categóricamente que su firma sea auténtica o no hubiese alegado la falta
absoluta de representación.
o Si el obligado en la letra de cambio hubiera reconocido su firma judicialmente o en
documento público.
● Interponer demanda de oposición dentro de los 10 días en los que el demandado ha sido requerido
para proceder al pago de la deuda.
● En esta oposición expondrá motivos tales como que la letra ya ha sido abonada, que ha transcurrido
el plazo para exigirle el pago, que la letra no es válida… etc.
Por tanto, se presentarían dos supuestos:
● Si el demandado no formula oposición en el plazo establecido (5 ó 10 días, según los supuestos), se
procederá contra sus bienes que serán embargados en cantidad suficiente para cubrir el principal, los
intereses y las costas.
● Si el demandado formula oposición, su escrito le será notificado al demandante y el juez citará a las
partes a una vistaa la que deberán concurrir con los medios de prueba de que intenten valerse para
defender sus argumentos.
o Si el deudor no comparece a esta vista, se entenderá que desiste de su oposición y se
embargarán sus bienes.
o Si el acreedor no comparece a la vista, el juez se pronunciará sobre la oposición formulada
sin oírle.

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Sin más trámites el juzgado dictará sentencia.


Contra esta sentencia podrá interponerse recurso de apelación lo que no impedirá que la sentencia pueda
ejecutarse provisionalmente mientras que se tramita el recurso.
¿Qué plazos tenemos para efectuar esta reclamación?
Debemos distinguir diversos supuestos dependiendo de quién realice la reclamación del pago y contra quién
se dirija:
● Las acciones cambiarias contra el aceptante de las letras, prescribirán a los tres años contados desde
la fecha del vencimiento.
● Las acciones del tenedor contra los endosantes y contra el librador, prescribirán en el plazo de un
año desde la fecha en que se realizara el protesto o la declaración equivalente o de la fecha de su
vencimiento en el caso de que en la letra se incluyera la cláusula “sin gastos”.
● Las acciones de unos endosantes contra otros y contra el librador, prescribirán a los 6 meses.p
Siempre resulta conveniente obtener el consejo de un abogado sobre la conveniencia o no de iniciar las
correspondientes acciones legales así como de las particularidades que puede presentar el caso concreto.
Puede contratar online ahora mismo nuestros servicios jurídicos.

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2. El cheque

19. 2.1 ¿Qué es un cheque?


Es un documento mercantil por el que un banco o entidad de crédito se obliga al pago de una determinada
cantidad por orden de uno de sus clientes y con cargo a su cuenta bancaria.

20. 2.2 ¿Cuáles son sus requisitos formales?


El cheque deberá contener:
● La denominación de cheque inserta en el propio título.
● El nombre del que ha de pagar o librado que necesariamente habrá de ser un banco o entidad
financiera.
● Cantidad a pagar, que puede aparecer expresada en pesetas o en moneda extranjera convertible
admitida a cotización oficial. Si la cantidad aparece en letras y números y ambas expresiones no
coinciden, predominará la cantidad en letra. Si por el contrario existen varias cantidades en números
y no coinciden, será exigible la menor.
● Lugar de pago, debe estar consignado en el cheque, en su defecto, será el lugar designado junto al
nombre del librador. Si se designan varios lugares, será válido el primer lugar mencionado.
● Fecha y lugar de emisión del cheque.
● Firma del librador o del que emite el cheque.
Si no se indica alguno de los requisitos anteriores, se entenderá que no estamos ante un cheque válido salvo
que la omisión se refiera al lugar de pago, en cuyo caso se entenderá como válido el que figure junto al
librado(quien debe pagar) y, si tampoco figura éste, el del lugar de emisión; si es el lugar de emisión el que
no se indica en el cheque, se entiende por tal el domicilio que figure junto al librador (el que emite el
cheque).
El cheque es pagadero a la vista, esto es, se puede cobrar en cualquier fecha, con independencia de la que
figure en el cheque.
El cheque se emite sobre un documento impreso por la entidad financiera correspondiente y con cargo a una
determinada cuenta bancaria.
El Banco o Caja debe atender el mandato de pago siempre y cuando haya fondos en la cuenta del deudor o
de aquel que emitió el cheque y con el límite del saldo de dicha cuenta bancaria; así, es posible que la
entidad financiera abone parcialmente la cantidad que figura en el cheque porque no existan fondos
suficientes en la cuenta bancaria para abonar el importe total.
Para poder emitir un cheque es necesario que entre el librador y el Banco, se haya celebrado un contrato
bancario por el que se le permita disponer de fondos de esta manera y que existan fondos depositados en la
cuenta corriente.
El librador responderá del pago del cheque.

21. 2.3 ¿Qué tipos de cheques hay?


Los más destacados son los siguientes:
● Cheque conformado: El banco garantiza la autenticidad de la firma del librador y la existencia de
fondos en la cuantía indicada en el cheque.
● Cheque cruzado: Mediante este sistema el cheque sólo puede ser abonado mediante ingreso en la
cuenta del beneficiario. Se formaliza cruzando dos barras paralelas en el anverso. La finalidad del

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cheque cruzado o para abonar en cuenta es evitar que en caso de pérdida un tercero pueda cobrar el
cheque.
● Nominativos o emitidos a favor de una persona determinada, donde se identifica a la misma con su
nombre y apellidos.
● Emitidos al portador, no se designa persona alguna por lo que cualquiera podrá proceder a su cobro.
● Los cheques de viaje: Se emiten por un banco o entidad de crédito figurando en el mismo como
librado, cualquier oficina de la misma entidad bancaria o de cualquier corresponsal suya. Suelen
llevar estampadas cantidades fijas e invariables. Para que tenga validez. El comprador de los cheques
ha de firmarlas dos veces, cuando los recibe y cuando los pretende hacer efectivos.

22. 2.4 ¿Puede endosarse un cheque?


El endoso puede realizarse mediante la manifestación de endoso en el cheque y su firma por el endosante.
El endoso deberá ser total, puro y simple, sin condiciones. En el caso de existir éstas se tendrán por no
puestas.
El endoso transmite todos los derechos de cobro que se deriven del cheque.
El endosante, salvo que se introduzca una cláusula en contra, garantiza el pago del cheque a aquellos
terceros que lo posean con posterioridad.
El cheque emitido al portador puede endosarse o transmitirse mediante la simple entrega del mismo.

23. 2.5 ¿Puede avalarse un cheque?


El pago de un cheque puede avalarse por la totalidad o por parte de su importe.
Deberá figurar mediante la mención expresa de “aval” y ser firmado por el avalista, debiendo indicar a
quién se avala.
Si no se expresa el avalado, se entenderá como tal el librador.
No obstante, se entenderá que existe aval cuando figure la firma en el anverso del cheque siempre y ésta no
sea la del librador.
El librado no podrá ser el avalista del cheque.

24. 2.6 ¿Qué tiempo tenemos para cobrar un cheque?


Podemos presentar al pago un chequeLos tiempos de presentación del cheque al pago son:
● 15 días para los cheques emitidos y pagaderos en España.
● 20 días para los cheques emitidos en Europa y pagaderos en España.
● 60 días para los cheques emitidos en el Extranjero y pagaderos en España.
Estos plazos se computan en días hábiles (sin contar domingos ni festivos) a partir del día que consta en el
cheque como fecha de emisión.
Si el día del vencimiento del cobro fuese festivo o inhábil, se entenderá que el cheque vence el primer día
hábil siguiente.
El banco deberá efectuar la comprobación de la autenticidad de la firma del librador.

25. 2.7 ¿Cómo reclamar judicialmente el pago de un cheque?


Las acciones judiciales que pueden interponerse contra el deudor por el impago de un cheque bancario,
deben ejercitarse en el plazo de 6 meses contados desde el momento en que se intentó su cobro y se tramitan
a través del juicio cambiario.
La emisión de cheques bancarios falsos también puede ser constitutiva de delito.

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Siempre resulta conveniente obtener el consejo de un abogado sobre la conveniencia o no de iniciar las
correspondientes acciones legales así como de las particularidades que puede presentar el caso concreto.

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3. El pagaré

26. 3.1 ¿Qué es un pagaré?


Es un documento escrito mediante el cual una persona se compromete a pagar a otra una determinada
cantidad de dinero en una fecha acordada previamente.
Es un título valor muy similar a la letra de cambio y se usa, principalmente para obtener recursos
financieros.
La diferencia con la letra de cambio radica en que quien emite el pagaré es el propio deudor (y no el
acreedor)
Los pagarés pueden ser al portador o endosables, es decir, que se pueden transmitir a un tercero y ser
emitidos por individuos particulares, empresas o el Estado.

27. 3.2 ¿Quiénes intervienen en él?


En el pagaré intervienen:
● El librado: Es quien se compromete a pagar la suma de dinero, a la vista o en una fecha futura fija o
determinable. La persona del librado coincide con la del librador que es aquel que emite el pagaré.
● El beneficiario o tenedor: Es aquel a cuya orden debe hacerse el pago de la suma de dinero
estipulada en el pagaré, si este ha sido transmitido o endosado por el librador.
● El avalista: Es la persona que garantiza el pago del pagaré.

28. 3.3 ¿Qué datos deben figurar en el pagaré?


En el pagaré se debe hacer constar:
● La denominación de pagaré.
● El vencimiento o la fecha en la que deberá abonarse.
● El importe de la cantidad a abonar.
● El lugar en el que debe efectuarse el pago.
● El nombre de la persona a la que debe efectuarse el pago o a cuya orden se deba efectuar o tenedor.
● El lugar y la fecha de libramiento.
● La firma del deudor.
Si no se indica alguno de los requisitos anteriores, se entenderá que no estamos ante un pagaré válido salvo
que la omisión se refiera al lugar de pago, en cuyo caso se entenderá como válido el que figure junto al
librado, y si tampoco figura éste, el del lugar de emisión; si es el lugar de emisión el que no se indica en el
cheque, entenderemos por tal el domicilio que figure junto al librador.
En el caso de que no se indique la fecha de vencimiento, se entenderá pagadero a la vista.
Al igual que en el caso de la letra de cambio, para que el pagaré tenga eficacia ejecutiva o pueda ejecutarse
judicialmente, debe pasarse al cobro en tiempo hábil, siendo necesario levantar el protesto en los casos en
los que, presentado al cobro, no se atienda el pago.
El plazo de interposición de la acción ejecutiva es, como en la letra de cambio, de 3 años y las acciones
judiciales que pueden interponerse en el caso de impago serán las mismas que las establecidas en estos casos
para la letra de cambio y el cheque tramitándose a través del correspondiente juicio cambiario.

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