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mòdulo 1

La argumentación en general

1. La argumentación
Argumentar, como afirma Weston (2001), consiste en ofrecer un
conjunto de razones o de pruebas en apoyo de una conclusión.
según este autor la primera función de la argumentación: permitir que
las personas puedan formar racionalmente sus propias opiniones
sobre la base de razones y pruebas a partir de algún hecho o
acontecimiento; es decir, nos permite realizar una evaluación crítica de
creencias.
Cuando adoptamos una creencia con base en las mejores razones
disponibles, decimos que está justificada en razones y, por ello, que
es racional. No calificaríamos una creencia como justificada
racionalmente en los siguientes casos:

1. Si no se encuentra basada en razones.


2. Si no hemos elegido sostener la creencia que se basa en los
mejores argumentos.

La segunda función que encuentra Weston (2001) se vincula con la


necesidad de explicar y defender nuestras propias conclusiones, es
decir, de convencer a otros.
Comprender los textos basados en argumentos
para poder convencer a los demás, debemos argumentar. Algunas
veces lo hacemos en un registro oral y otras, en un registro escrito, es
decir, en textos.
En el ámbito jurídico, fundamentales escritos se estructuran de esta
manera; por ejemplo, el auto de procesamiento y prisión preventiva
que debe realizar el fiscal, los alegatos de las partes en los procesos
civiles escritos, las sentencias judiciales, los recursos de las partes,
entre otros.
Para poder escribir un buen ensayo basado en argumentos, debemos
utilizar razones como medio para indagar, así como para explicar y
defender las propias conclusiones. Se debe pensar el trabajo
examinando los argumentos contrincantes y luego escribir el ensayo
mismo con un argumento, defendiendo los puntos de vista propios
como argumentos y valorando críticamente los postulados por la parte
contraria
Comenzaremos definiendo al ensayo argumentativo como un tipo de
texto que se estructura sobre una tesis y las razones que la
fundamentan.
Los textos argumentativos tienen la siguiente estructura: introducción,
tesis, demostración y conclusión.
Estructuras y características
Introducción o punto de partida Presenta el hecho o situación problemática que
da origen a la argumentación.

Tesis Expresa explícita o implícitamente la opinión o


tesis del emisor, por lo que muchas veces
debe inferirse de la lectura de todo el texto.

Demostración Presenta las razones que conducirán a la


aceptación de la tesis, para lo cual se recurre
a diversas estrategias argumentativas

Conclusión Se resume lo que se desarrolló y se retoma la


tesis con otras palabras, tratando de
impresionar favorablemente al receptor para
convencerlo. Aconseja tomar una
determinada posición frente al tema tratado.

Pasos para escribir un ensayo basado en argumentos y sus


directivas
En la fase de indagación, se deben tener en cuenta los siguientes
puntos:

● Informarse acerca de cuáles son los argumentos más fuertes


para cada una de las tesis posibles.
● Leer artículos al respecto.
● Hablar con personas con diferentes puntos de vista.
● Identificar los argumentos más fuertes a favor.
● Identificar los argumentos más fuertes en contra.
● Formular argumentos propios.
● Ensayar diferentes formas de argumentos.
● Formular el mejor argumento a favor de cada tesis.

la evaluación de argumentos es central en esta etapa.


la fase de planificación para una argumentación completa debe
cumplir con lo siguiente:

● Desarrollar un plan de trabajo.


● Poner límites al trabajo.
● Concentrarse en uno o dos de los mejores argumentos.
● No usar cualquier argumento que favorezca nuestra tesis.
● Argumentar con base en causas y efectos.
● Argumentar mediante ejemplos representativos y suficientes.
● Si usamos el método deductivo, debemos asegurarnos de que el
método sea válido y de que cualquier premisa cuestionable
también sea defendida.

La indagación, planificación y escritura de un texto argumentativo no


estará completa sin el examen de objeciones.
las recomendaciones para la fase de escritura son:

● Seguir el esquema planteado.


● Escribir una introducción breve.
● Exponer los argumentos de uno en uno.
● Exponer un argumento por párrafo.
● No incluir diversos puntos de vista en un párrafo, pues
confunden al lector.
● Usar nuestro principal argumento para planear los párrafos.
● Explicar y defender el argumento principal.
● Dedicar un párrafo a cada premisa.
● El primer párrafo debe ser breve.
● “El segundo párrafo puede ser el argumento corto para la
segunda premisa… Siga este modelo para todos los
argumentos” (Weston, 2001, p. 47).
● Claridad, claridad, claridad.
● Puede ser importante explicar el uso de los términos clave.
● Es recomendable dar a leer nuestro ensayo a los amigos.
● Apoyar las objeciones con argumentos.
● Desarrollar cuidadosamente y en detalle los posibles
argumentos de otras partes.
● No afirmar más de lo que se ha probado.

Reglas generales de la argumentación

1. Reglas referidas a la estructura

Distinguir entre premisas y conclusión

Las premisas son afirmaciones por medio de las cuales damos


razones a favor de la conclusión, la cual no es más que una afirmación
que tiene su fundamento en las premisas.

Debemos tener en cuenta que son términos relativos, es decir que un


enunciado puede ser premisa en un razonamiento y que en otro puede
ser conclusión.
Aisladamente, ninguna proposición es premisa o conclusión. También
puede suceder que nos encontremos con la conclusión al principio del
razonamiento y las premisas al final.

El contexto nos ayuda a interpretar cuál es la conclusión y cuáles son


las premisas, pero además tenemos palabras muy valiosas que nos
ayudan. Se las conoce como conectores o marcadores textuales de
conclusión y premisa.

Es importante, entonces, identificar la presencia de marcadores de


conclusión como: por lo tanto, por ende, por consiguiente, luego,
podemos inferir, etcétera, y los marcadores de premisa, como porque,
pues, en tanto, por la razón de que, etcétera,

Asimismo, es necesario atender a la existencia de las premisas


implícitas, lo cual se conoce como entimemas. Esta situación es
muy frecuente, en particular, en el razonamiento judicial.

La mayoría de las inferencias se expresa de esta forma en el lenguaje


cotidiano e incluso en la ciencia, porque se presume que estas
proposiciones son de conocimiento común.

Presentar las ideas en orden natural

Refiere a la necesidad de entrelazar naturalmente las premisas para


que luego sea fácilmente inteligible la conclusión y para que sea
posible discernir cuáles son las premisas que justifican una afirmación.

2. Reglas lingüísticas

Usar un lenguaje concreto, específico y definitivo

Escribir correctamente significa evitar los términos generales, vagos y


abstractos. Por ejemplo, es más claro decir que “la democracia es un
sistema de gobierno” en vez de “el autogobierno colectivo realizado a
través de la manifestación del pueblo es un sistema de gobierno”.
Evitar usar un lenguaje emotivo

El lenguaje puede tener diferentes usos, uno de los cuales es el


expresivo o emotivo. Es recomendable desestimar su incorporación en
la argumentación, ya que las palabras generarán sugestión o impacto
emotivo. Dicho uso tiene por función influir en las emociones y
sentimientos, pero no conforma una manera racional ni seria de dar
razones.

El impacto emotivo puede entrar en relación con las propiedades que


posee aquello a lo que hace alusión el término y también puede
adquirir esta significación por asociación, no es necesario que se
produzca directamente con el objeto denotado por la palabra.

Utilizar términos consistentes

Los términos consistentes son especialmente importantes cuando el


argumento depende de las conexiones entre las premisas. Por eso, se
debe utilizar un solo conjunto de términos para cada idea, es decir,
una misma red conceptual.

Utilizar un único significado para cada término

Debemos evitar los términos ambiguos y, de hacerlo, tendremos que


utilizar el término consistentemente en toda la argumentación con un
solo significado; de lo contrario, caeremos en la falacia del equívoco.

Regla de contenido

Partir de premisas fiables: Significa que, si partimos de premisas


débiles, la conclusión tendrá el mismo vicio.

Clases de argumentos según Weston

● Argumento por el ejemplo: recurre justamente a casos que


sirven de ejemplo de la tesis que se quiere demostrar. Los
argumentos mediante ejemplos ofrecen uno o más ejemplos
específicos en apoyo de una generalización. Un requisito es, por
supuesto, que los ejemplos sean ciertos.

condiciones para construir bien los argumentos por el ejemplo son las
siguientes:

1. Deben presentarse varios ejemplos. Con uno solo, más que


probar algo, lo que hacemos es ilustrar. A mayor número de
ejemplos, mayor peso adquirirá la idea que queremos defender.
2. Los ejemplos deben ser representativos. Esto quiere decir que
efectivamente son casos adecuados para representar lo que
afirmamos.
3. Antes de argumentar con ejemplos, debemos tener toda la
información de trasfondo.
4. Es importante considerar los contraejemplos que pueden refutar
la tesis y, de existir, tratar de mostrar por qué alguna situación
puede demostrar que se trata de una excepción justificada de la
tesis.
5.
● Argumentos por analogìa: En vez de multiplicar los ejemplos
para apoyar una generalización, discurren de un caso o ejemplo
específico a otro ejemplo, argumentando que, debido a que los
dos ejemplos son semejantes en muchos aspectos, son también
semejantes en otro aspecto más específico.Las analogías no
requieren que el ejemplo usado como una analogía sea
absolutamente igual al ejemplo de la conclusión.
● Argumentos de autoridad: tenemos que confiar en otros para
informarnos y para que nos digan lo que no podemos saber por
nosotros mismos. Por eso recurrimos a argumentos que se
sostienen en autoridades con conocimientos en las áreas
pertinentes a nuestra tesis. Lo que se cite como autoridad,
efectivamente, debe contar como tal en el área; de lo contrario,
estaremos frente a una falacia de autoridad. Sin embargo,
afirma Weston (2001), confiar en otros resulta, en ocasiones, un
asunto arriesgado. Las fuentes deben ser citadas.Las citas
tienen dos propósitos. Uno es contribuir a mostrar la fiabilidad de
una premisa… El otro propósito es permitir, precisamente, que
el lector o el oyente pueda encontrar la información por sí
mismo. Por lo tanto, las citas deben incluir toda la información
necesaria.
● Argumentos causales: Un argumento utilizado con frecuencia
para fundamentar una tesis es el argumento causal, en el cual
intentamos explicar por qué sucede algo, argumentando acerca
de sus causas.
● Argumentos deductivos: A diferencia de muchos de los
anteriores argumentos, estos no hacen al contenido, sino que se
llaman así por su estructura formal.

Los argumentos deductivos


son los que pretenden que sus premisas ofrezcan fundamentos
concluyentes. La verdad de sus premisas es prueba suficiente para
garantizar la verdad de sus conclusiones, que se encuentran
lógicamente implicadas por las premisas. La relación de deductibilidad
es de tipo lógico y no depende del contenido informativo de las
proposiciones, sino de la forma lógica.

El silogismo deductivo tiene una estructura definida que hace que la


conclusión se siga necesariamente de las premisas. Esto determina
que, si las premisas son verdaderas, la conclusión no puede ser falsa,
de modo que será necesariamente verdadera.

En cambio, los argumentos no deductivos, también llamados


inductivos en sentido amplio, no nos ofrecen fundamentos
concluyentes para asegurar la verdad de la conclusión, sino que solo
nos dan algún motivo o razón; pueden ser mejores o peores, pero no
válidos o inválidos. Ellos tendrán un grado de probabilidad o
verosimilitud que verificaremos en las premisas encargadas de
conferir tal carácter a la conclusión.

su consecuencia solo es probable, aunque todas sus premisas


antecedentes sean verdaderas.

Si la conclusión se desprende necesariamente de su estructura lógica,


estaremos frente a un razonamiento deductivo, mientras que en los
razonamientos no deductivos esta relación entre premisas y
conclusión solo será probable.
2. Argumentos deductivos típicos
Argumentos categóricos

Las proposiciones categóricas son aserciones acerca de clases que


afirman o niegan que una de ellas esté incluida en otra de manera
total o parcial. Encontramos cuatro formas típicas:

1. Todo s es p (s: sujeto y p: predicado): Proposición universal


afirmativa. Aquí la relación de inclusión es de carácter completo
o universal. Un ejemplo sería: “Todos los políticos son
mentirosos”.
2. Ningún s es p: Proposición universal negativa. La primera clase
está excluida de la segunda, niega que exista una relación de
inclusión y lo hace universalmente: “Ningún político es
mentiroso”.
3. Algún s es p: Proposición particular afirmativa. Significa que “al
menos uno” entra en la clase, no lo afirma universalmente, sino
parcialmente: “Algún político es mentiroso”.
4. Algún s no es p: Proposición particular negativa. En ella al
menos un miembro está excluido de la clase que designa el
predicado: “Algún político no es mentiroso”.

Todos los razonamientos deductivos pueden afirmarse con base en


estas formas; no siempre son simples, ya que pueden ser expresiones
más complejas y no palabras aisladas.

Debemos diferenciar calidad de cantidad: la primera hace mención al


carácter afirmativo o negativo de la proposición, mientras que la
segunda se refiere al hecho de ser “universal” o “particular”, es decir:
todos, alguno o ninguno. Estos últimos toman el nombre de
cuantificadores. Como vimos en los ejemplos presentados, entre los
términos S y P aparece algún tiempo del verbo ser, lo cual se
denomina cópula.

Distribución
En el caso de la proposición universal afirmativa “todos los diputados
son ciudadanos”, se produce la distribución del término S, es decir
todos los miembros de la clase que designa S, por lo que no incluye
todos los miembros que designe P. Por lo tanto, concluimos con que la
proposición distribuye un término si se refiere a todos los miembros de
la clase designada por él.

En el caso de la universal negativa, se distribuye tanto el sujeto como


el predicado. Por ejemplo: “Ningún atleta es vegetariano”. Esto afirma
de cada atleta que no es vegetariano, que son todos los miembros de
la clase S, es decir, está distribuida. A la vez, afirma que toda la clase
de los vegetarianos está excluida de los atletas; de esta forma,
distribuye la clase P.

Podemos concluir con que la cantidad de una proposición determina


que el sujeto esté distribuido o no, las universales son las encargadas
de hacerlo. En cambio, la calidad de una proposición determina que el
predicado sea distribuido, y quienes lo realizan son las negativas
solamente.

Silogismo categórico

El silogismo categórico es un razonamiento deductivo del cual se


infiere la conclusión a partir de la premisa. Posee tres proposiciones
categóricas y tres términos, de los cuales el que aparece como
predicado de la conclusión se llama término mayor. En cambio, el
sujeto de la conclusión es el término menor. El restante se denomina
término medio. Las premisas que los contengan adquieren el nombre
de mayor y menor, respectivamente.

Esta forma puede tener limitaciones propias de nuestro pensamiento,


ya que, si no es posible lograr hacer una analogía con premisas
verdaderas y conclusión falsa, no significa que la forma sea válida,
sino que necesitamos un método más eficaz para determinar la
validez.

Modus ponens
Ponens significa “poner”, es decir: puesto P, se sigue Q. En este
razonamiento se afirma el antecedente.

Modus tollens

Tollens viene de tollere, que significa “quitar”. Dentro de los


argumentos deductivos, el argumento modus tollens consta de una
premisa que establece un condicional, una segunda premisa que
establece la negación del consecuente, y se deriva la negación del
antecedente.

A través del uso de este argumento, se puede ver cómo el


consecuente condicional es negado en la segunda premisa, de lo que
se deriva la negación del antecedente.

Silogismo hipotético

Dentro de los argumentos deductivos, el argumento hipotético puro


consta de una premisa que establece un condicional, una segunda
premisa que establece un condicional, y de allí se deriva una
conclusión condicional. En este caso, la condición para que se
evidencie el tipo de razonamiento es que el consecuente de una
premisa sea el antecedente de la siguiente y que luego, en la
conclusión, se enlace el primer antecedente con el último
consecuente.

Silogismo disyuntivo

También llamados alternativos, estos argumentos están compuestos


por una primera premisa disyuntiva. Pero, como sucede en nuestra
lengua, las disyunciones pueden contemplar dos formas distintas: una
excluyente y otra incluyente. Así, el razonamiento también se bifurca
en uno disyuntivo excluyente y uno disyuntivo incluyente.

Dilema
Esta es una forma de razonamiento bastante común en el lenguaje
ordinario. Ha sido heredada a través del tiempo de la mano de la
lógica y la retórica, disciplinas que sin duda estaban más entrelazadas
y conectadas que en la actualidad. La última de ellas toma el dilema
como un elemento poderoso e impactante en la persuasión, como
arma devastadora en una discusión.

Dentro de la clase de dilemas, veremos dos principales. En primer


lugar, tenemos el dilema constructivo simple. Tiene una premisa
disyuntiva, la segunda y la tercera premisa son condicionales y tienen
por antecedentes los disyuntos de la primera premisa y,
consecuentemente, una misma consecuencia. Como conclusión final
del razonamiento, se afirma la misma consecuencia.

En segundo lugar, tenemos el dilema constructivo compuesto. Tiene


una premisa disyuntiva, la segunda y la tercera premisa son
condicionales que tienen por antecedentes los disyuntos de la primera
premisa y, como consecuentes, dos consecuencias diferentes. Como
conclusión final del razonamiento, se afirma disyunción entre esas
consecuencias.

Razonamientos no deductivos o
inductivos

1. Razonamientos no deductivos o
inductivos
Concepto

En cambio, los razonamientos no deductivos o inductivos son


inferencias en donde la verdad de las premisas no es un fundamento
concluyente ni necesario para la verdad de la conclusión. Sus
premisas pueden ser verdaderas, pero su conclusión podría ser falsa.
Por eso decimos que la conclusión de un razonamiento inductivo solo
será probablemente verdadera. La mayor o menor fuerza de un
razonamiento inductivo dependerá, entonces, del contenido de sus
premisas.

Un razonamiento inductivo, en cambio, no pretende que sus premisas


ofrezcan fundamentos concluyentes para la verdad de su conclusión,
sino solamente que ofrezcan algún fundamento para ella. Los
razonamientos inductivos no son válidos ni inválidos en el sentido de
que estos términos se aplican a razonamientos deductivos.

Las principales formas en las que se presentan los razonamientos


inductivos son las siguientes: razonamiento por generalización
incompleta, razonamiento por analogía y abducción o salto a la mejor
explicación.

● Inducción por generalización incompleta: El razonamiento


por inducción o generalización incompleta es una clase de
inferencia en cuyas premisas hay: relaciones entre individuos o
clases con ciertas propiedades o características; una premisa
que enlaza ese conjunto de individuos o clases entre sí en un
conjunto más general; luego, se establece la relación entre ese
conjunto más general y las propiedades que se habían asignado
a los individuos o clases menos generales.

Tomando lo afirmado por Weston (2001) respecto a los argumentos,


por ejemplo, vemos que, si tomamos los individuos o casos que se
presentan en las premisas como ejemplos representativos de la clase
más general, entonces se deben seguir las siguientes reglas de
corrección:

1. Deben presentarse varios ejemplos. Con uno solo, más que


probar algo, lo que hacemos es ilustrar. A mayor número de
ejemplos, mayor peso adquiere la idea que queremos defender.
2. Los ejemplos deben ser representativos. Esto quiere decir que
efectivamente son casos adecuados para representar lo que
afirmamos.
3. Antes de argumentar con ejemplos, debemos tener toda la
información de trasfondo.
4. Es importante considerar los contraejemplos. Los
contraejemplos deben ser explicados en su ocurrencia como
excepciones justificadas o, de lo contrario, la generalización se
verá comprometida, ya que será evidentemente incorrecta.
● El razonamiento por analogía: Los argumentos por analogía
discurren, según Weston (2001), de un caso o ejemplo
específico a otro ejemplo, argumentado que, debido a que los
dos ejemplos son semejantes en muchos aspectos, son también
semejantes en otro aspecto específico. Las analogías requieren
sólo similitudes relevantes.

Para la corrección de un razonamiento analógico, debemos tener en


cuenta los siguientes aspectos:

1. Número de entidades entre las cuales se afirma por analogía.


2. Número de aspectos en los que se establecen analogías.
3. Fuerza de las conclusiones con respecto a las premisas.
4. Número de desemejanzas o diferencias entre los ejemplos
mencionados en las premisas y el ejemplo de la conclusión.
5. Atinencia de las premisas.

2. La abducción o salto a la mejor


explicación
Charles S. Pierce (1839-1914), quien fuera fundador de la
semiótica moderna, afirmó que había una tercera forma de
razonamiento, que era justamente la que correspondía a la
exploración científica, a la búsqueda, a la imaginación propia de
la inteligencia abstracta, y que no se podía confundir con la
inducción por generalización incompleta. Para él esta categoría
de razonamiento no deductivo era autónoma de la deducción y
de la inducción. Consiste en construir una hipótesis explicativa.
El razonamiento parte de un signo o un fenómeno (A), después
se formula la mejor explicación del fenómeno (H) y, finalmente,
se concluye en el caso (H).

Falacias
Una falacia, en el lenguaje corriente, parece estar vinculada con
la noción de una idea equivocada, creencia falsa o engañosa.
En lógica, se la utiliza desde una óptica más restringida,
haciendo alusión a un error de razonamiento. Aquí hay una
particularidad: algunos razonamientos no son obviamente
incorrectos y se usan comúnmente por ser altamente
persuasivos (principalmente, en la argumentación jurídica).

1. Falacias formales y no formales


Desde la concepción de Copi (1994), las falacias serían errores de
razonamiento que son, sin embargo, psicológicamente persuasivos.
Otras corrientes contemporáneas sostienen que las falacias más bien
son violaciones a las reglas que debe regir todo debate racional y, por
lo tanto, para identificar las falacias debemos identificar las reglas de
esta clase del diálogo racional.

1. Debemos analizar las falacias formales en conexión con


esquemas de razonamiento válidos, ya que son errores
evidenciados desde la lógica.
2. Por su lado, las falacias no formales son razonamientos que no
cumplen con las reglas no formales (del contenido y fiabilidad de
las premisas, que ya repasamos en lecturas anteriores). Por el
contrario, son errores de razonamiento en los que podemos caer
por inadvertencia o falta de atención. Estas, a su vez, se
subdividen en falacias de atingencia y ambigüedad.

Falacias de atinencia
Estas falacias tienen la particularidad de contar con premisas que
carecen de atinencia lógica con respecto a sus conclusiones. Son
incapaces de establecer una verdad y se utilizan para estimular
emociones, como temor, hostilidad, piedad, entusiasmo, terror,
etcétera. Ellas son:
Apelación a la fuerza (ad baculum): Este razonamiento es usado
para provocar la aceptación de una conclusión cuando fracasan las
pruebas o argumentos racionales. Se amenaza con el uso de fuerza o
violencia para doblegar a los opositores. Es muy común en política.
Argumento dirigido contra el hombre (ad hominem). Esta

categoría se clasifica, a su vez, en dos tipos:

● Ofensivo: En este caso, en vez de refutar la verdad de lo que


se dice, se ataca a quien lo afirma. Equivaldría decir que la
filosofía de Bacon es indigna porque fue desposeído del cargo
de canciller por deshonesto. Se observa su carácter falaz, ya
que lo personal carece de importancia lógica para establecer la
verdad o falsedad de un enunciado.
● Circunstancial: Refiere a la relación entre la persona y las
circunstancias que lo rodean. Con este argumento atacamos a
la persona que nos discute, acusándola de contradicción entre
sus creencias y sus prácticas. Vale resaltar que a menudo estas
falacias logran su propósito, ya que son muy persuasivas. Esta
práctica se suele denominar “envenenar la fuente”, y las razones
de ello son evidentes.

Esta falacia se ve mucho en los debates políticos. En ellos es habitual


ver cómo, frente a un argumento vertido por una parte, el otro evade la
cuestión y ataca al emisor por alguna circunstancia. Para evitar caer
en esta falacia, se sugiere solicitar a quien la intenta realizar que
discuta la evaluación de la circunstancia del emisor luego de
responder el argumento principal.

Argumento por la ignorancia (ad ignoratiam):

La primera forma de esta falacia afirma que la proposición sería


verdadera porque no se pudo demostrar su falsedad; la segunda
afirma que algo es falso porque no hay prueba de su verdad. En
ambos casos, en la conclusión estamos yendo más allá de lo que
podemos inferir a partir de sus premisas. La existencia de esta falacia
es una cuestión de grado: si la afirmación se presenta como sin
condicionamiento, estamos en la falacia. Si, en cambio, dejamos
explícito que es “probablemente” cierto que la falta de prueba del
hecho esté vinculada con su inexistencia o, al revés, en nuestra
consideración, no estaríamos cometiendo una falacia, porque
reconocemos la posibilidad de la falibilidad de la conclusión.

Llamado a la piedad (ad misericordiam): Este recurso es utilizado


para conseguir que se acepte determinada conclusión sobre la base
de elementos emotivos; en general, la piedad. Lo encontramos con
frecuencia en los tribunales de justicia, cuando un abogado defensor
deja de lado los hechos específicos que atañen al caso y pretende
generar piedad en los miembros del jurado y ponerlos a su favor.
Llamado al pueblo (ad populum):Este método puede ser utilizado
para ganar consentimiento o despertar pasiones y entusiasmo de la
multitud. Es utilizado por los políticos demagogos que pretenden
mover el sentimiento del público a favor o en contra de medidas
determinadas, lo que evita la labor de reunir pruebas y argumentos.

La presencia de este llamado al pueblo también se suele manifestar


en técnicas de publicidad y de ventas. Aquí se produce la asociación
del producto con un resultado, efecto, sensación, situación, etcétera,
que alcanzaremos si lo consumimos; es como si “hechizaran” sus
productos y nos vendieran sueños e ilusiones.

También bajo este nombre se suele incorporar la falacia que afirma


que algo es cierto porque la mayoría lo cree o realiza.

Apelación a la autoridad (ad verecundiam):La falacia de la


autoridad es la contracara del correcto argumento de autoridad. Es por
ello que la violación de las reglas de construcción de un argumento de
autoridad nos hace caer en este tipo de falacia.

La principal forma que asume esta falacia es cuando, para fundar una
afirmación, recurrimos a alguien que no es experto en el área y, por lo
tanto, su opinión no tiene fuerza para apoyar dicha afirmación en
carácter de autoridad. Es habitual en el ámbito jurídico, pero también
en la cotidianidad.

Accidente: Incurrimos en él toda vez que aplicamos una regla general


a un caso particular, cuyas circunstancias hacen inaplicable la regla.
Por ejemplo, la regla general sostiene que una persona debe pagar
sus deudas, pero puede suceder que esté en estado de insolvencia y
no pueda hacerlo. Lo que es verdad en general puede no serlo
universalmente y sin reservas, porque las circunstancias modifican los
casos.

Accidente inverso: También denominado generalización apresurada,


al comprender y caracterizar todos los casos de una especie, se
puede prestar atención solo a algunos de ellos. Los casos deben ser
típicos, no atípicos, porque estos últimos son los que nos pueden
llevar a incurrir en una falacia de esta clase.

Causa falsa: Esta falacia ha recibido distintas denominaciones, como


non causa pro causa y post hoc ergo propter hoc” (es decir, después
de esto, por lo tanto, a consecuencia de esto). La primera es caer en
el error de tomar como causa de un efecto algo que no es su causa
real, y la segunda sería la inferencia de que un acontecimiento es
causa de otro solo porque el primero es anterior al segundo.

Esta falacia también está relacionada con la violación de las reglas de


construcción de un argumento causal correcto, establecidas por
Weston (2001).

2. Significado de causa
Ya advertimos acerca de la importancia del conocimiento de las
conexiones causales, pero debemos diferenciar las condiciones
necesarias de las suficientes. Las primeras son circunstancias que, si
no están, el fenómeno no se produce; por ejemplo, el humo es la
consecuencia necesaria del fuego.

Las segundas son aquellas circunstancias en cuya presencia el


fenómeno debe ocurrir. Es lo justo o lo adecuado para que la otra cosa
exista: A no puede ocurrir sin B, no puede suceder sin aquello para lo
que es condición, no puedes tener una licencia para conducir sin tener
18 años.

Es muy frecuente que usemos el término causa tanto como condición


suficiente, cuando queremos que se produzca algo deseable, como
necesaria, la cual tiene un carácter aún más usual.

Petición de principios: Al establecer la verdad de una proposición,


buscamos premisas aceptables de las que podemos deducir la
conclusión. Tomamos como premisa la misma conclusión que se
pretende probar, por lo cual este razonamiento adquiere carácter
circular.

Pregunta compleja: Se trata de exponer una pregunta o cuestión de


manera que no se pueda acordar con un sí o con no de forma directa.
Tiene como efecto ratificar o confirmar la respuesta implícita en la
pregunta formulada.

Conclusión inatingente (ignotario elenchi): Se trata de una falacia


en la que un razonamiento que está dirigido a establecer una
conclusión particular es usado para una diferente; sus premisas se
dirigen a otra conclusión de aquella a la que se supone establecida
por ella.

3. Falacias de ambigüedad
Las falacias de ambigüedad son razonamientos cuya formulación
contiene palabras o frases ambiguas.

● El equívoco: La mayoría de las palabras tiene más de un


significado literal. Si distinguimos estos diferentes sentidos, no
tendremos inconveniente alguno, pero, si los usamos dentro del
mismo contexto con distintos sentidos, entonces caeremos en el
equívoco. Hay una clase de equívoco que se relaciona con los
términos relativos, es decir, los que tienen diferentes
significados en contextos distintos.
● La anfibología: Ocurre cuando se argumenta con premisas cuyo
significado es confuso debido a la manera descuidada en que
sus palabras están combinadas. Son premisas peligrosas que
raramente encontramos en discusiones serias.
● Contraposición: Esta falacia se aplica a dos tipos de
razonamientos muy vinculados entre sí. El primero se define
como llevar el razonar falazmente desde las propiedades de las
partes de un todo a las propiedades del todo mismo. Un ejemplo
sería: “Si todas las partes de una máquina determinada son
livianas, la máquina, ‘como un todo’, es liviana”. Vemos el error
cuando consideramos una máquina muy pesada que puede
estar compuesta por partes livianas. El segundo tipo de
razonamiento surge a partir de las propiedades de los miembros
individuales de una colección para pasar a las propiedades de la
colección. Equivaldría decir que, si un ómnibus gasta más nafta
que un automóvil, todos los ómnibus gastan más nafta que los
automóviles; lo que se confunde en esta clase es el sentido
distributivo y el sentido colectivo de términos generales.
● División: Es la inversa de la anterior. Aunque se presenta la
misma confusión, la inferencia procede en la dirección opuesta.
Tenemos dos géneros de falacia de división. El primero consiste
en argumentar falazmente que lo que es cierto de un todo debe
serlo también de cada una de las partes. Por ejemplo, si
sostenemos que un equipo de fútbol es bueno, decimos que
cada uno de sus jugadores lo es. El segundo subtipo consiste en
deducir de las propiedades de una colección de elementos las
propiedades de los elementos mismos.

4. Falacias formales
Son fallas de sintaxis lógica. Aunque su número es extenso, tienen en
común que, si abstraemos su forma lógica, es posible una nueva
interpretación con premisas verdaderas y conclusión falsa.
● Falacia de afirmar el consecuente en el modus ponens y no
el antecedente, como es debido.
● Falacia de negar el antecedente en el modus tollens y no el
consecuente.
● Falacia de cuatro términos: Un silogismo categórico debe
contener solo tres términos, puede que uno esté usado en dos
formas distintas. La conclusión solo puede justificarse si las
premisas muestran la relación de los términos de la conclusión
con el tercer término.
● El término medio debe estar distribuido en una premisa al
menos.
● Falacia de premisas excluyentes: Cuando son negativas,
generan que no sea válido el silogismo.
● Falacia de extraer conclusión afirmativa de premisas
negativas: Conforma un error, ya que no puede decir más o ir
más allá que ninguna premisa.
● Falacia existencial: Extraer una conclusión particular cuando
ambas premisas son universales.
Para implicar una conclusión afirmativa, ambas premisas deben
afirmar una inclusión de clases. La conclusión afirmativa solo se
deduce de premisas afirmativas, de modo que, si una es negativa, la
conclusión es negativa sí o sí.

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