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Korean Culture and Information Service / Adam Schultz for White House - vía
Wikimedia Commons
De acuerdo con interpretaciones hechas por fanáticos, hay dos profecías hechas por
Nostradamus que podrían volverse realidad en 2023.
La primera establece que este año sucederán cambios en el Vaticano que podrían dejar
a la Iglesia Católica en manos de un personaje “peligroso”. Si bien, aún no ha sucedido
nada que nos haga pensar que la profecía ya está en marcha, los amantes de lo
misterioso han hecho notar que la muerte del papa emérito Benedicto XVI y el
anuncio de que el papa Francisco I ya firmó su carta de renuncia en caso de
enfermedad o discapacidad podrían provocar un cisma al interior de la Iglesia,
favoreciendo cualquier cambio de timón inadvertido.
La otra se enfoca en la posible caída del “país más poderoso del mundo” a causa de la
desunión. En este caso, los seguidores de las profecías de Nostradamus señalan que
Estados Unidos podría verse afectado este año debido a la terrible división social que
carga desde el gobierno de Donald J. Trump. La incapacidad del presidente Joe Biden
para aliviar la tensión política, así como las complicadas condiciones económicas
que golpean al país podrían causar un aumento en sus conflictos internos, poniendo en
riesgo su estabilidad.
Entre los eventos que el francés escribió en su famoso libro publicado en 1555 y que
después han sido relacionados a tragedias o sucesos históricos se incluyen: la explosión
de las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki; los asesinatos de Enrique II, el
papa Juan Pablo I; el ascenso al poder de Adolf Hitler; los atentados terroristas del
11 de septiembre de 2001 y el incendio de la Catedral de Notre Dame, en París.
Lyle Owerko, vía Wikimedia Commons
Por supuesto, lo que obvian los expertos en profecías es que Nostradamus se equivocó
al plantear diversos eventos que no sucedieron. Por ejemplo, el también boticario
aseguró que el fin del mundo sucedería en 1999 con la llegada del cielo de “un gran
Rey de espanto”; dijo que las diferencias entre los idiomas desaparecerían y algunos
interpretaron sus palabras como el aviso de la Tercera Guerra Mundial, que
explotaría supuestamente el 6 de septiembre de 2006. Nostradamus, incluso, se
equivocó al predecir su fecha de muerte, sorprendiéndolo casi un año antes de lo
planeado.