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Elige tu Propia Pesadilla

Atrapado en la pesadilla

Abres los ojos. Sólo hay oscuridad a tu alrededor, y un fuerte dolor de cabeza comienza a
molestarte más de la cuenta.
¿Dónde estás? ¿Qué ha pasado?

Durante un momento tu mente permanece en blanco. Sin embargo, no tardas demasiado en


recordar lo ocurrido el día anterior. 

Ya veo... 

Dejas escapar un largo suspiro antes de ponerte en pie, en medio de la oscuridad. 

Ayer, ayer fue el último día normal. Ahora todo ha cambiado... 

Decides buscar el interruptor que te permita ver en la penumbra. Te encuentras en el sótano


de tu casa. No sabes la hora que es, ni tan siquiera cuánto tiempo ha pasado desde que te
desmayaste. Mientras caminas, tu pie izquierdo golpea una botella de cristal vacía. 

El alcohol, ahora entiendo el dolor de cabeza... 


Estiras las manos, para evitar un choque con una columna o un objeto que provoque un gran
ruido. Esas cosas aún deben estar arriba, buscando comida, y en este caso, la comida aquí
eres tú.
Tras conseguir encender la luz observas en silencio el cuarto. Nunca has guardado
demasiadas cosas, y puedes ver una fina capa de polvo sobre la mayor parte de los objetos. 

Miras hacia una de las paredes y se encuentra tu viejo televisor que funciona a medias y al
lado ves al muñeco Billy de El Juego del Miedo
¡AAAAAAAAAAHHHHHHH! – Gritas ¿Quién puso esto aquí?

Te acercas y le das una patada y cae del triciclo, no puedes ni verlo. Luego le das otra patada
a la pantalla del televisor y lo rompes, porque piensas que en cualquier momento se va a
encender el televisor y entrarás en su perverso juego macabro.

¿Qué debería hacer ahora? Está claro que no puedo estar aquí todo el tiempo, pero si intento
salir no creo que consiga sobrevivir mucho.

Vuelves a examinar la sala, iluminada por la tenue e incandescente luz de una vieja bombilla.
En ocasiones parpadea, como si quisiera apagarse, pero no lo consigue, y todo vuelve a la
normalidad.

> Buscar algún objeto contundente con el que luchar. (Ve al punto 1) 
> Esperar, seguir esperando. (Salta al punto 2)
> Salir del sótano sin más. (Dirígete al punto 3) 

Punto 1: 

Tardas un tiempo en encontrar algo útil, pero finalmente hayas un viejo bate de béisbol que
tus padres guardaron entre un montón de viejos recuerdos, de cuando aún eras un crío. 
Por una vez agradeces la estúpida costumbre que tenían tus padres de guardar cualquier
tontería, porque a estas alturas podría salvarte la vida.

Encuentras en el suelo unos alambres de púas y lo enrollas cuidadosamente alrededor del


bate de madera

Ahora, un poco más tranquilo porque cuentas con un arma cortante que te permitirá
defenderte, debes escoger tu siguiente movimiento: 

> Salir a toda velocidad, cargando contra lo que pueda haber en el exterior. (Corre al
punto 4) 

> Salir y combatir contra los monstruos. (Pelea en el punto 10)


> Trazar un plan de huida. (Planéalo en el punto 5)

Punto 2: 

Permaneces sentado sobre una vieja silla de madera, en silencio, mientras el tiempo pasa.
Segundos, minutos y horas transcurren lentamente, ni siquiera importa ya el tiempo cuando lo
que está en juego es tu vida. Deseas encontrar una oportunidad para escapar, pero, ¿cómo
sabes que no hay peligro arriba? 

Decides subir las escaleras y pegar la oreja a la puerta. No obstante, ningún sonido llega del
exterior. ¿Acaso es el momento de intentarlo? 
> Sí. Ahora. (Inténtalo en punto 6)
> No. Debo esperar un poco más. (Espera en el punto 7)

Punto 3: 

Tragas saliva antes de subir los escalones que llevan a la puerta del sótano. Al otro lado no se
escucha absolutamente nada. Lo más seguro es que ya todo haya pasado.

Con sumo cuidado abres la puerta, y observas de reojo el salón, que es lo único que puedes
ver desde tu posición.

En la sala yacen los cuerpos de tus padres. Ambos muertos durante el ataque. 
Vuelves a cerrar la puerta mientras un escalofrío te recorre la espalda. Hay algo que te da
mala espina, pero puede que sean imaginaciones tuyas...

¿Qué hacer ahora?

> Salir. A estas alturas poco importa lo que haga. (Escapa en el punto 8) 
> Esperar un poco más. (Espera en el punto 9)

Punto 4: 

Sin darle más vueltas al tema, abres la puerta y comienzas a correr hacia la entrada de la
casa. En tu camino esquivas los cuerpos de tus padres, que yacían en el salón, muertos por
culpa del ataque provocado por aquellas bestias.

Al llegar al recibidor escuchas a tus espaldas los chillidos de varios hombres. Sientes un
escalofrío al posar tu mano sobre el picaporte.
No, esas cosas ya no son hombres. Son monstruos.

Abres la puerta y dejas atrás a tu hijo pequeño, tu rutina, tu familia, todo. Para adentrarte en lo
desconocido.

FIN

Punto 5: 

En silencio, comienzas a crear un plan en tu cabeza. Ahora, a estas alturas, debes dejar atrás
tu casa para buscar un lugar seguro. Pero... ¿acaso existe ese lugar? 
Sin perder las esperanzas tratas de recordar los lugares menos concurridos de tu ciudad,
aquellos a los que nadie se atrevería a ir incluso en un momento como este. Puede que los
descampados en las afueras de la ciudad sean un lugar bueno para empezar. Pero allí no hay
ni nadie. ¿Por qué dirigirse hasta allí? 

Sin tener más opciones, decides hacer eso, desplazarte hasta los descampados. A lo mejor
alguien ha tenido la misma idea que tú y eres capaz de sobrevivir, pero por ahora hay que
actuar. 
Caminando de puntillas atraviesas el salón de la casa. En él yacen los cuerpos de tus padres,
muertos durante el ataque provocado por esas bestias. 
Al llegar al recibidor encuentras las llaves del coche de tus padres sobre una pequeña mesita.
¿Cómo demonios no se te había ocurrido antes? 

Evitando hacer ruido las coges, y abandonas la casa sin tan siquiera haber generado un leve
susurro.

Entras en el vehículo y tras encender el motor abandonas el lugar en el que has vivido durante
todos estos años, dejando atrás recuerdos, familia y esperanzas.

Al hacer varios kilómetros, te sientes a salvo, bajas del auto y comienzas a correr mirando
hacia atrás de vez en cuando por las dudas, hasta encontrar la cabaña del guardabosques, le
cuentas todo lo sucedido y como era de esperar no te cree nada, como insistes tanto, el toma
una escopeta y ambos suben a su camioneta volviendo a tu casa, al llegar encuentran la parte
interior bastante destruida, no hay ningún monstruo, aunque si la sangre de alguno de ellos o
de al menos al que tú heriste y en el piso tus padres muertos, el guardabosques piensa que tú
los has matado y llama a la policía, luego de un juicio demuestran que eres inocente, aunque
nunca pudieron descifrar el ADN y el tipo de sangre de estas criaturas demoníacas.
Tú vendes el lugar y te vas a vivir a otra ciudad, esperando no pasarles esta maldición a los
nuevos propietarios.

FIN

Punto 6: 

Abres la puerta, decido a abandonar tu casa cuanto antes, pero te topas con una de esas
espeluznantes criaturas, que nada más verte se abalanza sobre ti. 

Intentas zafarte de la bestia, en vano, pues sus chillidos han avisado a otras de sus
compañeras. A estas alturas no hay nada que puedas hacer. 

Has muerto. 

FIN
Punto 7:

Nunca has sido una persona muy paciente, pero a estas alturas no hay mucho que se pueda
hacer. Esperas en silencio, sintiendo cómo las horas pasan, y finalmente tomas la decisión de
abandonar la vivienda. 

Te encaminas con paso decidido hacia la puerta, intentando esconder la inseguridad que
sientes tras una capa de valentía. 

Con cuidado abres la puerta, y la oscuridad te impide ver nada más allá de tu posición.
Apagas la luz del sótano para evitar llamar la atención y abandonas el lugar en silencio, ya
que por suerte recuerdas con exactitud dónde se encuentra cada objeto y habitación.
Sin embargo, en un momento dado chocas con algo, y al agacharte para examinarlo dejas
escapar un grito: se trata del cuerpo de tu padre, muerto en el ataque provocado por las
bestias.

Un chillido se escucha a tus espaldas, y sin pensarlo dos veces comienzas a correr a toda
velocidad hacia la puerta del recibidor.

A duras penas, y con esas malditas criaturas golpeando la puerta de la entrada abandonas tu
casa, al voltear los ves y se parecen a Baraka del Mortal Kombat, ¡Malditos Tarkatanos!
Deben haber venido del Mundo Exterior.

Escapas del lugar dejando atrás toda una vida cargada de recuerdos, malos y buenos, pero al
fin y al cabo, son tus recuerdos.

FIN
Punto 8: 
No te lo piensas y corres a través de la casa huyendo a toda velocidad. Durante la huida te
parece haber visto los cuerpos de tus padres en el salón, pero ya nada de eso importa, están
muertos, al igual que tu vida anterior y tus recuerdos.

Antes de cruzar la puerta principal, aparece un hombre encapuchado con una máscara,
quizás sea un hechicero que maneja a las bestias demoníacas, algo así como Quan Chi,
tantos videojuegos te han quemado la cabeza – piensas

El individuo permanece quieto mientras tú pasas corriendo al lado de él, abres la puerta
principal, te subes al auto y escapas a una zona alejada sin rumbo y ni destino.

FIN

Punto 9: 

Aún pensando en tus padres, comienzas a bajar los escalones. Sintiendo miedo y confusión.
¿Por qué ha sucedido todo esto? ¿Por qué te ha tenido que pasar a ti? 
Sin tan siquiera prestar atención a los escalones, te tropiezas y caes de cabeza sobre el suelo
de cemento. Pierdes el conocimiento, y segundos más tarde, la vida también. 

Has muerto, y de una manera muy estúpida.

FIN

Punto 10:

Abres la puerta y aparece uno de los monstruos, tomas coraje y lo atacas con el bate de
béisbol con púas, el individuo se agacha esquivándolo y te empuja tirándote al suelo de la
habitación.
Se acerca para golpearte y tú le pegas en la cara con el bate, una de las púas le atraviesa su
ojo izquierdo, mientras grita desesperadamente, aprovechas para huir porque sabes que tú
solo no podrás matar a todos, en el camino ves distintos tipos de criaturas monstruosas en las
otras habitaciones, sales corriendo por la puerta principal y ni siquiera pierdes tiempo en
intentar arrancar el auto que se encuentra estacionado fuera de la casa, corres, corres y
corres por el bosque, hasta que cae la noche y te encuentras a salvo o al menos es lo que tú
crees.

FIN

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