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Universidad Panamericana

Licenciatura en Teología
Curso: Historia del Cristianismo

Catedrático: Licenciado Marvin Martínez

Investigación
Precursores de la Reforma

Iris Eunice Sabaján Avila


Coatepeque, marzo de 2019
Introducción

En esta investigación sobre los Precursores de la Reforma, se incluyen Pedro Valdo quien
fue un comerciante y luego de un dramático cambio, dedica su vida a la traducción y
distribución de la Biblia; Robert Grosseteste, de origen humilde y estudiante de Oxford,
llamado el pionero de la Reforma; Jan Hus, teólogo y filósofo checo fue quemado en la
hoguera tras haber sido declarado hereje en el Concilio de Constanza; John Wyclif, escritor
y reformador; Erasmo de Rotterdam, un humanista, filósofo, filólogo y teólogo holandés,
autor de importantes obras en latín, de ahí que sea considerado por muchos como “El
príncipe de los humanistas”.
Cada uno de estos hombres, llamados por Dios, tenía una personalidad diferente, por
consiguiente una ocupación diferente y al buscar agradar a Dios con sus vidas, hicieron
cosas extraordinarias con convicción férrea, ya que veían cómo la iglesia se separaba de
Dios y era causante de injusticias.
Estudiar, un poco, de las vidas de estos hombres es inspirador.
Investigación sobre
Precursores de la Reforma y su implicación en la iglesia

La Reforma del siglo XVI no careció de precedentes, como Pedro Valdo, Jan Hus y John
Wyclif, que denunciaron los abusos en la Iglesia en los siglos anteriores. Erasmo de
Rotterdam fue el principal proponente de una reforma católica que atacaba los abusos
morales y las supersticiones populares.

Pedro Valdo

Pedro Valdo, ¡De comerciante a predicador! (1140 – 1217)


Pedro Valdo era un mercader conocido de su ciudad, un rico comerciante que se había
enriquecido a través de la usura. En 1173, un amigo íntimo con quien estaba conversando,
murió de repente, lo que le produjo temor y ansias de salvación para su alma, por lo que fue
a consultar con un sacerdote, que le repitió las palabras de Cristo al Joven rico en Mateo
19:21:
“Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás tesoro en
el cielo. Luego ven y sígueme”.
Se cree que lo hizo irónicamente, ya que Valdo era uno de los hombres más ricos de la
ciudad.
La transformación de Pedro Valdo
A continuación, Valdo restituyó de su riqueza personal a los que había tratado
injustamente. El fue a su esposa y le dio a elegir entre conservar sus riquezas o sus
propiedades inmobiliarias, o las charcas, las arboledas y los campos, las casas, los
alquileres, los viñedos, los molinos, y los derechos de pesca.
No contenta de verse obligada a una tal elección, eligió las propiedades inmobiliarias. Una
parte de su dinero entregó a sus dos hijas a las cuales, sin el conocimiento de su madre, las
puso en el monasterio de Fontevrault, y repartió a los pobres la mayor parte de su dinero.
Dio pan, verdura y carne a todo el que acudió a él en momentos en que una hambruna muy
grande asolaba a Francia y Alemania.
Pedro Valdo impulsa la traducción de la Biblia
La otra parte de su dinero la entregó a dos eclesiásticos para que tradujesen el Nuevo
Testamento del latín a la lengua que entonces se hablaba hasta la frontera suiza, y envió
mensajeros de pueblo en pueblo para que leyeran la Sagrada Escritura a quienes no sabían
latín.
Les alegró oír el mensaje consolador de la Biblia en su propio idioma, pues hasta entonces
la iglesia católica romana no había consentido que se tradujera la Biblia a otro idioma con
la excepción del latín, alegando el alto costo, pues copiar a mano cada Biblia le tomaba a
un monje toda su vida.
Muchas personas convinieron en renunciar a sus bienes y dedicarse a enseñar la Biblia en el
idioma de la gente común. Se les llegó a conocer como los "Pobres de Lyon".
Para ellos, cualquier cristiano, fuera hombre o mujer, podía predicar siempre y cuando
tuviese suficiente conocimiento de las Escrituras.
Distribución de la Biblia
Para poder distribuir estas porciones de la Biblia,
Pedro Valdo y sus colaboradores utilizaron
tácticas de venta especiales para evitar ser
denunciados.
Un inquisidor los describe viajando de un pueblo
a otro y vendiendo mercaderías para lograr entrar
a las casas.

Explica que ofrecían joyas, anillos, aros, telas, velos y otros adornos. Cuando les
preguntaban si tenían otras joyas, contestaban: “sí tenemos joyas más preciosas que estas.
Si prometen no denunciarnos, se las mostraremos”, y cuando obtenían esa seguridad los
colportes proseguían:
“Tenemos una piedra preciosa tan brillante, que su luz permite ver a Dios; y tan radiante
que puede encender el amor de Dios en el corazón del que la posee. Estamos hablando en
lenguaje figurado, pero lo que decimos es la pura verdad.”
Luego extraían de debajo de su ropa alguna parte de la Biblia, la leían, explicaban y
vendían a quien la quería.
Formación de los Valdenses
Puesto que Valdo había sido bien conocido como próspero hombre de negocios, muchas
personas le escucharon y pronto tuvo un grupo de seguidores.
Esta predicación laica hizo que en 1179 el papa Alejandro III, al que el propio Valdo había
apelado, prohibiese a Valdo y sus seguidores predicar sin el permiso del obispo local.
Como era de esperar, el obispo Bellesmains de Lyón rehusó dar su consentimiento. Los
registros históricos indican que, ante esta proscripción, Valdo respondió a la jerarquía
usando las palabras de Hechos 5:29:
La expansión de los Valdenses y su persecución
Valdo y sus asociados continuaron predicando pese a la amenaza de excomunión y
persecución. Así, el papa Lucio III los
excomulgó en 1184 y el obispo de Lyón
los expulsó de la diócesis. El edicto de
excomunión, que se extendió contra
ellos, les obligó a salir de Lyón, lo que
fue beneficioso para su causa.
“Tenemos que obedecer a Dios como
Pedro Valdo, huyendo de la intolerancias,
llegó hasta Polonia en la misma frontera gobernante más bien que a los
de Rusia, donde murió el año 1217 hombres”.
después de cincuenta y siete años de predicación de las doctrinas valdenses.
Los valdenses recorrieron con ánimo misionero el sur de Alemania, Suiza, Francia y
llegaron a España, donde formaron grupos de cristianos disidentes de Roma en las
provincias del norte.
Pedro Valdo y la iglesia
El hecho de que dos concilios y tres reyes se hayan ocupado de expulsarlos de España
demuestra que su número tenía que ser considerable.
El clero, impotente para detener el avance y, alarmado, pidió al papa Celestino III que
tomase medidas contra este movimiento.
El papa mandó un delegado en el año 1194, que convocó la asamblea de prelados y nobles
en Mérida, asistiendo personalmente el mismo rey Alfonso II de Aragón, quien dictó el
siguiente decreto:
"Ordenamos a todo valdense que, en vista de que están excomulgados de la Santa Iglesia,
son enemigos declarados de este reino y tienen que abandonarlo, e igualmente todos los
estados de nuestros dominios. En virtud de esta orden, cualquiera que desde hoy se permita
recibir en su casa a los susodichos valdenses, asistir a sus perniciosos discursos o
proporcionarles alimentos, atraerá por esto la indignación de Dios Todopoderoso y la
nuestra; sus bienes serán confiscados sin apelación y será castigado como culpable del
delito de lesa majestad; …”
La doctrina de los Valdenses
La posición básica de los valdenses primitivos era que la Biblia es la única fuente de la
verdad en lo que tiene que ver con la fe.
Los valdenses primitivos, al igual que los protestantes de tres siglos después, rechazaban
por considerarlas doctrinas antibíblicas la adoración de las imágenes, la transubstanciación,
la existencia del Purgatorio, el culto de María, las oraciones a los santos, la veneración de la
cruz y de las reliquias, el arrepentimiento de última hora, la necesidad de que la confesión
se haga ante sacerdotes, las misas por los muertos, las indulgencias papales, el celibato
sacerdotal, y además, rechazaban como ajenos al Evangelio, el bautismo de infantes, la
pena de muerte, el uso de armamentos y la participación en guerras.
Pedro Valdo y la enseñanza bíblica
Aceptaban sólo dos sacramentos: el bautismo, "abierta confesión de nuestra fe y del cambo
de nuestra vida" y la comunión o Cena, en que con fe, amor y autoexamen, recibimos el
pan y el vino, ya que nosotros también llegamos a hacer parte del cuerpo y sangre de
Cristo".

Consideraban el matrimonio como "bueno, santo e instituido por Dios , de manera que a
nadie debe prohibírsele casarse", aunque estimaban la castidad como un don.
En su obra de predicar, los valdenses primitivos enseñaban la Biblia y daban mucha
importancia al Sermón de la montaña y al Padre nuestro, en los cuales se muestra que el
reino de Dios es lo que se debe buscar primeramente y lo que se debe pedir en oración
(Mateo 6:10,33).
Sostenían que cualquier cristiano, fuera hombre o mujer, que poseyera suficiente
conocimiento de la Biblia estaba autorizado para predicar las "buenas nuevas".
Además, consideraban a Jesús como el único mediador entre Dios y el hombre. Puesto que
Jesús había muerto una vez para siempre, ellos sostenían que un sacerdote no podía
reanudar este sacrificio por medio de celebrar una misa.
Los valdenses primitivos conmemoraban la muerte de Cristo, utilizando pan y vino como
símbolos.
Escritos antiguos describe a los Valdenses así:
«Se les puede reconocer por sus costumbres y por su modo de hablar. Regulados y
modestos, evitan el lujo en el vestido. … Viven como obreros, del trabajo de sus manos.
Sus propios maestros son tejedores o zapateros. No acumulan dinero y se contentan con lo
necesario. Son castos, … moderados en las comidas, no frecuentan ni las hosterías ni los
bailes, porque no gustan de tales frivolidades. Siempre aplicados al trabajo, sin embargo,
encuentran tiempo para enseñar y estudiar. Destinan también algún tiempo a la oración.
Van a la iglesia, participan del culto, se confiesan, comulgan y asisten a las predicaciones,
aunque lo hacen con la finalidad de advertir errores en el predicador. Se les reconoce
también por su conversación sobria y discreta. Rehuyen la maledicencia, se abstienen de
chácharas ociosas y bufonescas como también de las mentiras.»
(Seudo Rainerio, observaciones hechas por los inquisidores de Europa Central en el año
1270.)

Robert Grosseteste

Robert Grosseteste nació en Suffolk, Inglaterra, hacia 1175 y murió en Buckden,


Huntingdonshire, el 9 de octubre de 1253. Era de extracción humilde, pero estudió en
Oxford y París. A su regreso a Inglaterra entró al servicio de William de Vere, obispo de
Hereford y cuando éste murió fue a Oxford como profesor, siendo rector scolarum y en
1224 primer rector de los franciscanos en Oxford. Durante este periodo gozó de diversas
promociones, incluyendo dos prebendas en Lincoln y los archidiaconados de Wilts,
Northampton y Leicester. En 1235 fue nombrado obispo de Lincoln, que era entonces la
sede más grande de Inglaterra. Su administración episcopal estuvo marcada por su avance
de los intereses espirituales, haciendo uso en ocasiones de medidas arbitrarias. Atacó la
corrupción y condenó la incompetencia del clero, instituyendo una visitación sistemática de
su diócesis. Fue especialmente severo con las instituciones monásticas, removiendo a siete
abades y cuatro priores en el primer año. Su vigor levantó tal oposición que en 1237 le
intentaron envenenar. En 1239 comenzó su larga batalla con el capítulo de Lincoln, que le
negaba el derecho de visitación. Finalmente suspendió al deán, excomulgó al prior y
marchó a Lión para conseguir una decisión papal del caso, que fue a su favor por una bula
de Inocencio IV del 25 de agosto de 1245. Grosseteste regresó a Inglaterra como obediente
agente del papa, aunque pronto su actitud experimentaría un profundo cambio, ante las
pretensiones papales. En 1250 visitó de nuevo al papa en Lión, donde el 13 de mayo
predicó un sermón en el que declaraba que la corte papal era el origen de todos los males en
la Iglesia, amonestando sobre la necesidad de elegir pastores competentes. A su regreso a
su diócesis atacó a los eclesiásticos italianos que estaban abandonando las parroquias
inglesas. Halló que los ingresos anuales de los funcionarios extranjeros en Inglaterra
nombrados por Inocencio sumaban setenta mil marcos, más de tres veces los ingresos del
rey. Al negarse a admitir a un italiano ignorante del inglés a un rico beneficio en su
diócesis, fue suspendido temporalmente en 1251. A principios de 1253 rechazó admitir a
Federico de Lavagna a una canonjía en Lincoln, a la que había sido designado por su tío
Inocencio IV. En una directa, pero respetuosa carta, el obispo le dijo al pontífice que era su
deber hacer nombramientos para la edificación, no para la destrucción de la Iglesia (Epist.,
cxxviii). Esta carta ha hecho más por perpetuar la fama de Grosseteste que cualquiera de
sus otras obras.
Su relación con el Estado fue de independencia. Reprendió a los eclesiásticos por detentar
oficios civiles y afirmó que a Pedro le pertenecen las dos espadas, no derivando la
autoridad del obispo en ningún caso del poder civil. No solo se atrevió a desafiar los
mandatos reales en su diócesis, como el de la legitimación de los hijos nacidos antes del
matrimonio, sino que dijo al rey las verdades más crudas, rechazando en más de una
ocasión instalar a sus comisionados en sus puestos, amenazando incluso con la excomunión
al ofensor regio. Como Lutero antes de la dieta de Worms, Grosseteste había confiado en el
papa y esperaba que de Roma llegara la solución para la corrupción eclesiástica en
Inglaterra. Decepcionado, se apartó rápidamente de cualquier veneración por el pontífice
cuando le sorprendió la muerte. En una observación hecha en su lecho de muerte al clérigo
erudito y médico John de St. Giles, dio una definición de herejía, preguntándose si no la
cumplía el papa. 'Fue el abierto represor del papa y el rey, censor de prelados, corrector de
monjes, instructor de clérigos e incansable examinador de los libros de la Escritura y
demoledor enemigo de los romanos', según Matthew Paris. Fue enterrado con gran pompa
en Lincoln, estando presente el arzobispo de Canterbury y varios obispos en su funeral, lo
que contradice la declaración de que el papa lo había excomulgado. Aunque se atribuyeron
milagros en su tumba no fue canonizado, a pesar de los intentos de Eduardo I (1307) y los
prelados.
Grosseteste ha sido llamado 'pionero
Grosseteste ha sido llamado 'pionero de de la Reforma', siendo el primer
la Reforma', siendo el primer eslabón en eslabón en la cadena en ese sentido,
refiriéndose Wyclif a él y citando sus
la cadena en ese sentido.
protestas contra Roma, de la misma
manera que Lutero citó a Hus y éste a
Wyclif. En su temperamento tempestuoso recuerda a Lutero. No sólo Wyclif, sino también
otros, como el obispo Hall, se deleitaron en hallar en el obispo de Lincoln apoyo para sus
ideas bíblicas, o como Richard Field para usar su nombre contra las pretensiones del papa,
de autoridad suprema en la Iglesia. Grosseteste fue uno de los hombres de más saber de su
tiempo y un autor voluminoso. Sus escritos incluyen obras sobre teología, comentarios
sobre Aristóteles y Boecio, ensayos sobre filosofía mental y física, traducciones de autores
griegos y poemas franceses, e incluso obras sobre administración doméstica. Una lista de
sus obras recogida en Life de Pegge, enumera veinticinco impresas en cuarto.

El siguiente pasaje procede de su obra Comentario a los nombres divinos, VII:

'Este bien en sí es alabado por los sagrados teólogos, como también lo bello y la belleza...
Ya la belleza es armonía y adecuación de sí a sí misma y de cada una de sus partes a sí
misma y entre ellas y armonía del todo y del todo mismo todas las cosas. Ya Dios,
sumamente simple, es suma armonía y adecuación, sin posibilidad alguna de disonancia o
discrepancia, no sólo en armonía con todas las cosas, sino además fuente de la propia
armonía del ser para todas las cosas. En efecto, el mal, que es discorde de la bondad, es
nada. A causa de esto Dios es belleza y bello en sí.'

Jan Hus

El 6 de julio de 1415 Jan Hus, teólogo y filósofo checo fue quemado en la hoguera tras
haber sido declarado hereje en el Concilio de Constanza (1414-1418). Este año se cumplen
600 años desde aquellos hechos y en la República Checa, el 6 de julio es fiesta nacional en
honor a este religioso. En un día como hoy, vamos a conocer la figura de Jan Hus.
Hus nace en 1370 en Hussenitz, una región de Bohemia que hoy en día forma parte de la
República Checa, en una familia de campesinos. Quedó huérfano de padre siendo pequeño
y fue criado gracias a los esfuerzos de su madre. Ya desde la infancia demostró tener fervor
religioso, participó como monaguillo y cantó en el coro de la Iglesia.
En 1389 sacó el título de bachiller en Teología en una escuela privada en Bohemia y
decidió ir a Praga para seguir estudiando Teología en la Universidad Carolina. No tenía
dinero para costearse los estudios pero en el examen de
acceso obtuvo tan buenas calificaciones que los
profesores de la universidad buscaron medios para que
pudiera estudiar mediante la caridad. En 1396 ya era
maestro y continuó con sus estudios en Teología
mientras enseñaba Filosofía.
Hus escribió una obra conocida como ‘Eclessia‘, en la
que manifestaba críticas frente al sistema católico
romano de la época. Para él, Cristo era la cabeza de la
Iglesia y no los Papas y Cardenales, escritos que serían
la semilla del Protestantismo.
En 1400, Hus es ordenado sacerdote y al año siguiente
se convirtió en el decano de la Facultad de Arte y
Filosofía. El rey de Bohemia, Wenceslao de
Luxemburgo, le nombró predicador en la Iglesia de San Miguel y en 1902, de la Capilla de
Belén en Praga, dónde sólo se utilizaba el checo para predicar.
En 1408 Hus encabeza un movimiento que ha sido denominado por los historiadores como
‘Husismo’, basado en las ideas de John Wyclif, traductor, teólogo y reformador inglés. Los
husitas, seguidores del husismo, se multiplicaron porque en aquellos momentos la
cristiandad sufría una gran crisis: se había producido el Cisma de Occidente (1378-1417),
que hacía que hubiera dos ‘jefes’ de la cristiandad, uno en Roma y otro en Aviñón.
Jan Hus encabezó el movimiento conocido como “husismo”, y sus seguidores son
conocidos como “husitas”.
Hus criticaba esa división eclesiástica, la corrupción moral de la Iglesia, los abusos de
poder y la cantidad de riquezas que estaba acumulando. En 1409, Hus fue nombrado rector
de la Universidad Carolina y empezó a expresar públicamente sus ideas. Quería que la
Iglesia católica fuera pobre y que sus acciones se basasen en el Evangelio y además no
comulgaba con la idea de que se
pudiesen conceder indulgencias. Por
estos motivos, animaba a desobedecer a Jan Hus encabezó el movimiento
la Iglesia porque los sacerdotes vivían en conocido como “husismo”, y sus
el pecado. seguidores son conocidos como
Respecto al Papado, Hus planteaba que “husitas”.
la verdadera Iglesia era invisible y todos
los que pertenecen a ella son sus
miembros, y aunque la Iglesia romana tenga un rol predominante, no es la verdadera Iglesia
ya que sólo Cristo puede ser su cabeza. Predicó que el Papa, con su corrupción, sus pecados
y errores, era la encarnación del anticristo.

El Concilio de Constanza.
Jan Hus ante el Concilio de Constanza.
El emperador Segismundo convocó el Concilio de Constanza para poner fin a la división de
la cristiandad occidental y Hus se quería presentar a la asamblea para defender sus
posiciones y poder ser declarado inocente, ya que había sido excomulgado.
El emperador, que creía en la inocencia de
Hus, le ofreció un salvoconducto para
acudir allí y explicar sus motivos. Debido a
la excomunión tenía prohibido celebrar
misa y predicar, pero Hus siguió con sus
labores, así que fue encarcelado a pesar de
que estaba en posesión del salvoconducto y
además se negó a retractarse de ser
seguidor de las doctrinas de Wyclif, por lo
que fue condenado por herejía y degradado de su rango sacerdotal. Se le acusó de traición y
fue condenado a morir en la hoguera, sentencia que fue ejecutada en 6 de julio de 1415.
Jan Hus en la hoguera. Spiezer Schilling, crónica ilustrada de Diebold Schilling el Viejo (1482).

La ejecución de Hus tuvo un gran impacto en Bohemia y se recibió en clave de ofensa para
la nación. Los seguidores del religioso, los husitas, comenzaron unas revueltas, los
sacerdotes que no compartían las idas de Hus fueron expulsados y el arzobispo de Praga
estuvo amenazado. Incluso algunos nobles de Bohemia enviaron una carta al Concilio de
Constanza clamando la inocencia de Hus y reconociéndolo como héroe nacional.
La Iglesia Católica tras del Concilio
Vaticano (1962-1965), se mostró En 1999, Juan Pablo II declaró que la
muerte de Jan Hus había sido cruel e
injusta y que abrió y dio paso a
numerosos conflictos entre el pueblo.
dispuesta a rehabilitar la figura de Hus y reconocieron que la condena a muerte del
reformador checo había sido claramente un error.
El 15 de junio de 2015, el Papa Francisco I celebró una liturgia con motivo del 600
aniversario de la muerte de Jan Hus con representantes de la Iglesia husita y la Iglesia
evangélica de los Hermanos Checos. Además, el Papa afirmó que la muerte de Hus no fue
positiva para la Iglesia Católica y que se debería pedir perdón por ella.

John Wyclif
WYCLIFFE, or WICLIF, etc).

Escritor y reformador probablemente nacido en Hipswell cerca de Richmond, en Yorkshire,


1324, fallecido en Lutterworth, Leicestershire, 31 dic.,
1384. Se dice que su familia procedía de Wycliffe sobre
el Tees, en el mismo condado. La fecha tradicional de su
nacimiento es 1324 pero algunas autoridades la
adelantan. Casi nada se conoce de su vida y su carrera en
Oxford está oscurecida por la presencia de al menos un
hombre con el mismo nombre y probablemente de más.
Es cierto, sin embargo que se educó en el College Balliol
y que en 1361 debe haber renunciado a su Magisterio al
recibir un beneficio de Fillingham. Pocos años después
lo cambió por otro en Ludgershall. No se debe suponer,
sin embargo, que renunciase a su carrera universitaria,
puesto que estas clases de beneficios económicos se
daban con frecuencia a los eruditos para permitirles
continuar sus estudios o con sus enseñanzas.
El mismo Wicleff, por ejemplo, recibió la licencia de dos años de no-residencia, en 1368, a
cuenta de sus estudios. Mientras, en 1365, un hombre con su nombre, generalmente
identificado con el futuro “reformador” había sido nombrado director del nuevo Canterbury
Hall por Simon Islip, arzobispo de Canterbury, aunque dos años más tarde el nuevo
arzobispo lo despidió para nombrar a un monje. El director desposeído con sus “fellows”,
apelaron a Roma, pero no ganaron. Algunos de los biógrafos recientes de Wicleff han
intentado identificar a este director con otro eclesiástico, un amigo de Islip y probablemente
“fellow” de Merton, pero parece peligroso, aunque sea plausible, rechazar las afirmaciones
de escritores contemporáneos, aunque sean controversistas, y posiblemente una referencia
en los escritos del mismo Wicleff.
Poco después de estos sucesos, probablemente en 1372, Wicleff recibió el grado de Doctor
en Teología. Por entonces era ya un hombre de reputación en la universidad, aunque es
extraño que este doctorado se retrasara tanto. La explicación puede encontrarse,
posiblemente en el hecho de que Balliol era un colegio de “artes” y la mayoría de sus
“fellows” no estaban autorizados a graduarse en teología.
La promoción eclesiástica no le faltó al nuevo doctor: en 1373 recibió el rico beneficio de
Lutterworth en Leicestershire y por el mismo tiempo se le concedió, por provisión papal
una prebenda en una iglesia colegiata, mientras se le permitía, también por licencia papal,
conservarlo al mismo tiempo que otro en Lincoln, aunque éste último no llegó a recibirlo.
Aunque sus opiniones sobre los beneficios eclesiásticos debían ser bien conocido dentro y
fuera de Oxford, no se puede relacionar a Wicleff con los asuntos públicos hasta 1374, año
en que su nombre aparece segundo tras un obispo, en una comisión que el Gobierno Inglés
envió a Brujas a discutir con los representantes de Gregorio XI y si fuera posible,
solucionar varios asuntos en disputa entre el rey y el papa. La conferencia no llegó a
conclusiones muy satisfactorias, pero parece marcar el principio de la alianza entre Wicleff
y la oligarquía anti-clerical en parte encabezada por Juan de Gante, duque de Lancaster,
hermano del rey. [Nota: Juan de Gante era el hijo del rey, no su hermano.]
Este grupo se aprovechó de la senilidad prematura de Eduardo III para gobernar en su
propio beneficio, y se dieron cuenta de que el Doctor de Oxford con sus teorías sobre la
sujeción de la propiedad eclesiástica al príncipe civil, les iba a ser útil en sus ataques a la
iglesia. Wicleff debió predicar por entonces muy frecuentemente en Londres” ladrando
contra la Iglesia” y se refiere a sí mismo como "peculiaris regis clericus".
El Buen Parlamento, sin embargo, con la ayuda del Príncipe Negro pudo, en 1376, echar
del poder a Juan de Gante y a sus amigos. Un año después, la muerte del príncipe dio a
Lancaster su oportunidad, y los anticlericales volvieron a controlar al gobierno. En estas
circunstancias los intentos del arzobispo de Canterbury y del obispo de Londres de llamar
al orden a Wicleff no iban a tener éxito. Apareció en S. Pablo escoltado por sus poderosos
amigos y la función pronto degeneró en una lucha entre Lancaster y el obispo de Londres.
Los londinenses se pusieron de parte de su obispo pero la reunión terminó en confusión.
Después se invocó la autoridad papal contra Wicleff y Roma emitió una serie de bulas. Sin
embargo no sirvieron de mucho. Oxford, como un todo, se puso de parte de Wycleff y un
consejo de doctores declaró que las proposiciones que se le atribuían, aunque mal-sonantes,
no eran erróneas.

Cuando Wicleff apareció en Lambeth en 1378 tanto el Príncipe de Gales como la gente de
Londres intercedieron en su favor. Pero las demandas llevaron a la formulación de 18
artículos que eran un buen resumen de las doctrinas que Wicleff enseñaba por entonces.
Antes de la próxima convocatoria de 1381, sus herejías, o tendencias heréticas, se habían
desarrollado rápidamente. El Gran Cisma es parcialmente el resultado de esto y del hecho
de que Wicleff se había convertido ahora en líder de un partido. Por entonces comenzó a
enviar a sus “pobres sacerdotes”, hombres que, excepto muy al principio, eran normalmente
laicos, y a poner más el acento en la Biblia y el la predicación.
En 1380 Wicleff tomó en Oxford la importantísima decisión de atacar a la
“Transustanciación”. Llamó a la Forma Consagrada “un signo eficaz”. Esta negación
abierta de la doctrina tan familiar para todo cristiano y la reacción que siguió a la Revuelta
de los Campesinos, hizo perder a Wicleff mucha popularidad. En 1381 un Consejo de
doctores de Oxford condenaron sus enseñanzas sobre la Sagrada Eucaristía y un año
después un tribunal eclesiástico en Blackfriars, sentenció contra una serie de 24
proposiciones de Wicleff. El gobierno estaba ahora contra él: Westminster y Canterbury se
pusieron de acuerdo para presionar a las aún renuentes autoridades universitarias. Se obligó
a un gran numero de “wycleffitas “a retractarse (ver LOLARDOS) pero parece que nada se
le exigió al líder del movimiento excepto una promesa de no predicar. Se Retiró a
Lutterworth y aunque continuó escribiendo copiosamente tanto en latín como en inglés,
permaneció sin ser molestado hasta su muerte. Probablemente fuera llamado a Roma pero
estaba demasiado enfermo para obedecer. Parece que sufrió parálisis durante sus dos
últimos años. Tuvo un segundo ataque en 1384 mientras oía Misa en su iglesia y tres días
después murió. Fue enterrado en Lutterworth, pero el Concilio de Constanza, en 1415,
ordenó que sus restos fueran desenterrados y arrojados. Esto se hizo en 1428.
Es imposible entender la popularidad de Wicleff, la debilidad de las autoridades
eclesiásticas, o hasta el carácter de sus enseñanzas, sin tener en cuenta las extraordinarias
condiciones del país al final del siglo catorce. El descrédito al que había llegado el principio
de autoridad en la Iglesia y en el Estado y la popularidad de las ideas revolucionarias, se
explican en el artículo LOLARDOS y las causas que explican su propagación son
responsables, hasta cierto punto al menos, del proceso mental desarrollado por Wicleff.
Sus primeros escritos son principalmente lógicos y metafísicos. Pertenecía a la Escuela
Realista y se confesaba discípulo de S. Agustín, pero fue su actitud en las cuestiones
prácticas y políticas de la pobreza evangélica y gobierno de la Iglesia las que le dieron
influencia. La cuestión de la pobreza evangélica fue un tema ardiente durante el siglo
catorce, asunto de agrias discusiones en las filas de los Frailes Menores que se extendió y
en el que tomaron parte los principales escritores teológicos de aquellos días. Cuando el
papado se inclinó a favor de los moderados, los extremistas con sus partidarios literarios
como Marsilio Patavino, Guillermo de Ockham y otros tomaron una actitud de hostilidad
hacia Roma y pronto se vieron reclamando una organización eclesial sin propiedad y
prácticamente bajo control de Estado. Así pues Wicleff heredó de los Mendicantes su odio
a los beneficios monásticos y clericales y en ello no muestra gran originalidad.
A lo largo de todo el Medievo la riqueza del clero era susceptible de ser atacada hasta por
los más ortodoxos. Lo que es característico de Wicleff es el argumento, medio feudal,
medio teológico con en el que fundamenta su ataque al clero y a los monjes., aunque era en
parte tomado prestado de Richard Fitz-Ralph, un maestro de Oxford, que desde entonces
había llegado a ser arzobispo de Armagh. Fitz-Ralph había sido enemigo de los
mendicantes, pero Wicleff encontró en su teoría del “señorío” una forma conveniente y
novedosa de formular el antiguo principio anárquico de que no se debe respeto alguno a los
mandatos de la propiedad de los malos. "Dominion is founded in grace", frase que resume
el argumento y dominium, hay que recordar, es una palabra que se puede decir que contiene
toda la teoría feudal porque significa al mismo tiempo soberanía y propiedad. "Dominion",
“señorío” pertenecen solamente a Dios. Cualquier señorío de una criatura se le quita a Dios
y es pecado, porque un pecado mortal es una alta traición a Dios, El Señor Supremo. Fitz-
Ralph había utilizado este argumento para justificar la distinción entre “propiedad” y “uso”
que los franciscanos moderados habían adoptado y rechazado los extremistas. Wicleff sin
embargo, lo bajó a la plaza del mercado al aplicarlo a las posesiones clericales. Y fue más
allá de lo que le autorizaba el argumento porque vino a sostener que ningún monje o
clérigo, ni aunque fueran justos, podían tener posesiones temporales sin pecar, y más aún,
que era legal que los príncipes les privasen de los que retenían ilegalmente.
Lógicamente la doctrina de Wicleff sobre el señorío podía aplicarse a los señores
temporales y espirituales, pero él no dio este paso y no contribuyó intencionalmente a la
Revolución de los Campesinos de 1381. Pero
los asaltos de un hombre tan conocido a las
propiedades de la iglesia deben haber
animado al movimiento (de lo que hay
muchas evidencias) y los “pobres
sacerdotes”, que estaban menos conectados
con laicos de posesión y propiedad, fueron
más allá que su maestro en dirección hacia el
comunismo.
El ataque de Wicleff a la propiedad de las
órdenes monásticas y de la Iglesia le habría
de trae sin mucha tardanza conflictos con las autoridades eclesiásticas y hubo de protegerse
contra los resultados de la excomunión, manteniendo que “ningún hombre puede ser
excomulgado a no ser que antes se excomulgue a si mismo” (por ejemplo por el pecado),
una afirmación que puede ser verdad respecto a la excomunión en el alma, pero que no se
puede aplicar al gobierno externo de la Iglesia. Así, hacia 1830 Wicleff se había colocado
en abierta oposición a la propiedad y gobierno de la Iglesia, había atacado al papa con
términos sin medida y había comenzado a tratar a la Biblia como la principal y casi única
prueba de ortodoxia y poner cada vez más acento en la predicación. Pero aún así, hubiera
protestado contra la acusación de herejía. En las escuelas había mucha libertad para la
especulación intelectual y había mucha incertidumbre respecto a la propiedad. Hasta el uso
exclusivo de la Escritura como estándar de fe era comprensible en un tiempo en que la
alianza de la cristiandad
estaba siendo reclamada por
dos papas.
Hay que añadir que Wicleff
frecuentemente insertaba
cláusulas calificando o
explicando sus proposiciones y que, al menos formalmente, hubiera declarado su
disposición a someter sus opiniones al juicio de la Iglesia. Parece que hubo un tiempo de
mucha incertidumbre en cuestiones de fe y el Movimiento Lolardo en sus primeros estadios
es notable por su disponibilidad a la retractación. La posición herética de Wicleff se
acentuó mucho al negar la doctrina de la Transubstanciación. Su posición no es muy clara o
consistente pero parece acercarse a la “consubstanciación” luterana porque aplicaba a la
Eucaristía su principio metafísico de que la aniquilación es imposible. Atacar una doctrina
tan fundamental, parecía definir la posición de Wicleff y sus seguidores. En adelante
tendieron a convertirse en una gente apartada. Los frailes con los que el “reformador “había
estado en términos amistosos se convirtieron en sus principales enemigos y el Estado se
volvió contra él. Escritores protestantes un poco desfasados que solían tratar las herejías
medievales como testigos continuos de la verdad, encontraron en Wicleff un lazo de unión
entre los Albigenses y los reformadores del siglo dieciséis y la comparación es quizás, de
interés. Como los herejes del los siglos doce y trece, Wicleff comenzaba con un ataque a la
riqueza de los eclesiásticos, siguió disputando la autoridad de la Iglesia y finalmente su
sistema sacramental, pero contrariamente a ellos, evitó las tendencias maniqueas que
amenazaban a las más elementales leyes morales. Esa locura había sido exorcizada por los
grandes escolásticos.

Por otra parte, Wicleff se parecía a los reformadores protestantes por su insistencia en la
Biblia como regla de fe, por la importancia que daba a la predicación y en su doctrina
sacramental. Como ellos, también buscó la ayuda de los laicos y del estado civil y su
concepción de la dignidad real habría satisfecho hasta a Enrique VIII. La doctrina de la
justificación por la fe, no se da en sistema de Wicleff. Los Lolardos ingleses siguieron, muy
imperfectamente las enseñanzas de Wicleff. Su verdadero heredero espiritual era John Hus,
y es a través de Bohemia que se le conecta, si acaso, con la Reforma.

Un gran número de las obras latinas de Wicleff han sido editadas e impresas por la Wicleff
Society. Sus obras inglesas han sido editadas por T. Arnold (Oxford, 1869-71) y por F.D.
Matthew (London, 1880) para la Early English Texts Society. Muchos de los textos
ingleses son sin duda de sus discípulos. Además de sus obras, Wicleff tenía la reputación,
ya entre sus contemporáneos, por haber traducido toda la Biblia. Existen dos versiones de
Wicleff. El Abad Gasket ha discutido su autoría. ("The Old English Bible", London, 1897).
Por lo menos es cierto que la Biblia era familiar hasta para los laicos en el siglo catorce y el
Nuevo Testamento al menos se podía leer en traducciones. Es también cierto que algunas
partes de la Escritura se llamaban “wyclefitas” en el siglo quince y a veces condenadas
como tales, porque un prefacio de Wicleff se había añadido a una traducción perfectamente
ortodoxa.
Erasmo de Rotterdam

Erasmo nació en Róterdam el 28 de octubre de 1466 y falleció en Basilea el 12 de julio de


1536. Es conocido como Desiderius Erasmus Rotterdamus, pero fue bautizado como Geert
Geertsen, también llamado Gerrit Gerritszoon. Fue un humanista, filósofo, filólogo y
teólogo holandés, autor de importantes obras en latín, de ahí que sea considerado por
muchos como “El príncipe de los humanistas”. Fue hijo de un sacerdote de Gouda y una
mujer de procedencia burguesa. Entre 1478 y 1483 estudió en la escuela de Saint Lebwin,
en Deventer, donde conoció a personajes como Alexander Hegius y entro por primera vez
en contacto con el humanismo (devotio moderna). Después de ser ordenado sacerdote a
partir de 1492 en la orden de San Agustín, Erasmo estudió en la Universidad de París, lugar
donde en el que estaba radiando con fuerza el Renacimiento de la cultura de Grecia y
Roma. de ahí que sea en esta etapa donde se encuentren los comienzos del pensamiento
humanista de Erasmo, que convirtieron al joven en un pensador libre y profesor de ideas
independientes para su tiempo.

Los comienzos de su formación


Erasmo viajó a Londres entre 1499 y 1500, donde tuvo la oportunidad de conocer a John
Colet Universidad de Oxford, que le enseñó muchas cosas sobre la vida de San Pablo entre
otras muchas cosas, manteniendo con él una larga conversación sobre el modo de efectuar
una lectura verdaderamente humanista de la Biblia, lo que marcaría profundamente su
forma de pensar.
En ese mismo año de 1500, Erasmo, con la colaboración de Publio Fausto Andrelini,
escribió sus “Adagios” (fábulas), que son más de 800 refranes y moralejas de las
tradiciones de las antiguas Grecia y Roma, junto con comentarios sobre su origen y su
significado. Algunos de esos refranes se siguen utilizando en el día de hoy. Erasmo trabajó
en los “Adagios” durante el resto de su vida, hasta tal punto que la colección había crecido
y ya contenía 3.400 en 1521, siendo 4.251 en el momento de su muerte. El libro se vendió
con éxito, y llegó a contar con más de 60 ediciones, una cifra sin precedentes para el año
1500. (Se recogen algunos de los Adagios más conocidos en una de las entradas de este
blog)
Erasmo empezó a dictar una cátedra como profesor titular de Teología en la Universidad de
Cambridge en Inglaterra, donde conoció a importantes amistades que mantuvo durante toda
su vida como son Tomás Moro o Thomas Linacre. Se le ofreció un trabajo vitalicio en el
Queen’s College de la Universidad de Cambridge y es posible que, de desearlo, hubiese
podido pasar el resto de su vida enseñando Ciencias Sagradas. Sin embargo, su naturaleza
inquieta y viajera y su espíritu curioso, lo hicieron declinar ese cargo y todos los que se le
ofrecerían en adelante. realeza y la nobleza inglesas. Sin embargo, su naturaleza inquieta y
viajera y su espíritu curioso, junto a un incontrolable rechazo a todo lo que significara
rutina, lo hicieron declinar ese cargo y todos los que se le ofrecerían en adelante. Erasmo
vivió en Italia entre 1506 y 1509, la mayor parte del tiempo trabajando en una imprenta. A
partir de estas conexiones con universidades y con escritores que iban a la imprenta,
Erasmo comenzó a rodearse de quienes pensaban igual que él y rechazaban los abusos de la
Iglesia.

La fama de Erasmo
La fama de Erasmo se extendió progresivamente por toda Italia, y sus ideas sobre la
elevación intelectual y religiosa comenzaron a conocerse y discutirse; sin embargo, no
todos simpatizaban con Erasmo, pues había quienes rechazaban las ideas que tenía, y estos
opositores comenzaron a criticarlo tanto en público como en privado. Puede que esta fuera
la causa por la que el erudito abandonó Italia y se trasladó a Basilea. No sabemos cuál de
las tres instituciones educativas en las que estuvo internado Erasmo fue la causante del
profundo rechazo que sintió toda su vida hacia la autoridad. Pudo ser la escuela primaria en
su juventud, el convento agustino en su adolescencia o la Universidad de París, a mediados
de la década de 1490.

Las críticas de Erasmo


Como resultado de todas sus reflexiones y pensamiento formado por las diferentes
instituciones y personajes con los que tuvo contacto Erasmo desarrolló un sentimiento de
rechazo frente a la Iglesia Católica y llegó a la conclusión de que tanto los colegios como
las Universidades y, en general, la misma Iglesia, impedían pensar libremente. Desde
entonces se opuso a cualquier tipo de autoridad y buscó mayor libertad leyendo a escritores
clásicos, puesto que ellos vivieron en los tiempos en que todavía el cristianismo no había
triunfado. Lo que nadie podía prever era que la voluntad de Erasmo se resistiría a ser
“quebrada” hasta el mismísimo día de su muerte. Por otra parte, se enfurecía al ver la
“disciplina” que se aplicaba con los niños, mientras los monjes disfrutaban relajadamente
contrariando los propios principios que enseñaban. En la universidad se dio cuenta de que,
en vez de enseñarse allí las nuevas ideas, lo que se enseñaba eran teorías anticuadas de los
primeros siglos del Medievo, y que en vez de avanzar y estar más adelantada que el resto de
la sociedad, andaba obsoleta e inmutable, recibiendo siempre sus ataques y críticas.

Erasmo y la iglesia
Erasmo decidió pronto que podía hacer algo para revertir la situación: con las ideas de sus
amigos de los monasterios agustinos y algunas otras ideas de John Colet, comenzó a
analizar detenidamente los libros más importantes de las antiguas civilizaciones griega y
romana, tratando de modernizar sus contenidos e intentando aplicarlos a la vida de la
sociedad en la que él vivía, tratando de extraer lo más significativo de esos textos antiguos
pero brillantes, para que cualquier persona pudiera entenderlas, penetrar en su significado.
Nunca dejó de luchar contra la cárcel espiritual que él observaba en todas partes, en todas
las instituciones educativas, intelectuales, políticas y sociales de su época. Esto le acarrearía
numerosos problemas a lo largo de su carrera.
Fue en Basilea donde, según escribió, se vio obligado a retirarse a causa de las
“persecuciones” a que se le había sometido, Erasmo sintió la calidez de ese país que lo
recibió con hospitalidad y cordiales atenciones, y una vez más se rodeó de amigos y
seguidores que habían comenzado a creer en él y en sus ideas. Fue allí donde empezó a
escribir a una edad ya madura y tardía para lo normal en aquella época, porque consideraba
que quien no sabe escribir bien, siempre se equivoca al expresarse o transmitir un mensaje.
Por eso, se preocupó primero de convertirse en un verdadero maestro en el uso de la prosa
en lengua latina. Fue el idioma más claro que encontró, el más apropiado para transmitir
ideas complejas, y el más útil para trasmitir sus ideas a toda Europa. Sólo después se
atrevió a poner por escrito sus creencias.
Las polémicas de Erasmo contra la Iglesia han sido malinterpretadas con frecuencia.
Erasmo estaba de acuerdo con la doctrina católica y con la forma de organización de la
Iglesia. Lo que le molestaba eran la rutina, las supersticiones, la ignorancia. Pues Erasmo
quería utilizar su formación universitaria y su capacidad para transmitir ideas, para aclarar
las doctrinas católicas y hacer que la Iglesia permitiera más libertad de pensamiento. Estos
dos objetivos no eran compartidos por los obispos del siglo XVI. Aun así, desde su trabajo
de académico versado tanto en la doctrina como en la vida monacal, Erasmo creyó su
obligación liberar a la Iglesia de la parálisis a que la condenaban la rigidez del pensamiento
y las instituciones de la Edad Media, ya que él creía que el Renacimiento era una manera de
pensar fundamentalmente nueva. La tradición y las ideas de la Edad Media no tenían ya
lugar en el mundo, y él debía ser el encargado de cambiar el estado de cosas.
Si se considera que la convicción de Erasmo era educar, para que el estudiante pudiese
dudar de la administración y los asuntos públicos de la Iglesia y del gobierno, sus aparentes
contradicciones desaparecen y comienza a visualizarse con claridad la enorme coherencia
de su obra, mantenida con firmeza a través de los años y las décadas.
A través de toda su vida, Erasmo había sido consecuente en sus críticas a los poderes
establecidos y a los abusos que los malos religiosos hacían de ellos. Al verse involucrado
en la trampa de tomar partido, tuvo que dar explicaciones y decir públicamente que sus
ataques jamás se habían dirigido contra la Iglesia como institución ni menos contra Dios
como fuente de inteligencia y justicia, sino sólo a los malos obispos y frailes que ganaban
dinero vendiendo el paraíso y cometían otros delitos religiosos como la simonía.

Erasmo pudo salirse con la suya y le creyeron, principalmente porque su brillante trabajo
con la Biblia confirmaba su fe y su enorme difusión pública lo había convertido en un
personaje querido y admirado por católicos y protestantes por igual.
Sin embargo, en general Erasmo estaba de acuerdo con las ideas de Lutero, especialmente
en las críticas sobre el modo de administrar la Iglesia. Además, Lutero y Erasmo se
hicieron amigos personales, y el reformador Lutero fue una de las pocas personas a las que
Erasmo reconocía públicamente admirar. El alemán, por su parte, siempre defendió las
ideas de Erasmo argumentando que eran el resultado de un trabajo limpio y de una mente
superior. Pero la situación no podía durar: Lutero empezó pronto a presionar a Erasmo para
que éste se presentara como la cara visible de los reformistas, a lo que el holandés se negó
completamente. Por su parte, el Papa también presionaba a Erasmo para que atacara a los
protestantes. La negativa de trabajar para uno u otro bando fue interpretada por ambos
como cobardía y deslealtad. La Iglesia lo acusó con una frase célebre: “Usted puso el huevo
y Lutero lo empolló”, a lo que el teólogo respondió con la no menos conocida ironía: “Sí,
pero yo esperaba un pollo de otra clase”.
Las cartas de Erasmo son interesantes: hay en ella 500 hombres de los más destacados del
mundo de la política y el pensamiento que le escribían para pedir su ayuda, su apoyo o su
consejo. Muchos de ellos respetaron la palabra de Erasmo, pero no todos.
A pesar de su magnífica variedad, cantidad y calidad, lo más interesante de la
correspondencia de Erasmo es su interminable intercambio con el líder protestante Martín
Lutero.
Desde el mismo inicio de su relación, Erasmo y Lutero intercambiaron multitud de cartas,
que se conservan y arrojan una importante luz sobre sus caracteres y el tipo de relación que
los unió.
En los primeros mensajes, el reformador no se cansa de alabar exageradamente el trabajo
realizado por Erasmo a favor de una mayor y mejor Cristiandad, pero sin hacer mención a
la Reforma que él mismo pensaba emprender. Más adelante, comienza a rogar y luego a
exigir a Erasmo que abandone el catolicismo y que se una al recién formado bando
protestante.
Erasmo responde con palabras de comprensión, respeto y simpatía hacia la causa
reformista, pero —como era habitual en él— se negaba amablemente a comprometerse con
ningún tipo de actitud partidista. Explica a Lutero que el hecho de convertirse en un líder
religioso a su lado, destruiría su reputación como estudioso y pondría en peligro sus obras
de pensamiento puro, un trabajo que le había llevado décadas y que era su único interés y el
objetivo de su existencia.
Lutero le responde que, al revés de lo que opina Erasmo, la única manera de poder efectuar
una reforma real y completa de la Iglesia es abandonando los libros y convirtiéndose de
hecho en un líder espiritual del pueblo.

Erasmo reconoce que el gran aporte de Lutero ha sido reunir y organizar los hasta entonces
desparramados intentos de reforma, le agradece sus desvelos y su valentía pero se niega
definitivamente a unirse a él en su tarea.
Sin que lo quisiera, el apoyo de Erasmo al desarrollo del Luteranismo tuvo en la religión un
efecto contrario al que él deseaba. Al revivir los ideales de el santo fundador de la orden de
los agustinos, el protestantismo daba un gran impulso al interés y compromiso personal de
los fieles en la religión. Esta fe vivida íntimamente, personalmente, sigue siendo, hasta hoy,
el pilar fundamental del pensamiento protestante.
Pero Erasmo siempre había luchado por cambiar los abusos que los católicos hacían de las
ideas cristianas, pero no las ideas mismas. Él afirmaba que la reforma podía hacerse
perfectamente sin recurrir a cambios doctrinales. Sólo dos veces en su vida permitió que se
lo involucrara en polémicas sobre asuntos de doctrina, ya que las consideraba ajenas a la
verdadera tarea de su vida. Uno de los temas que trató en profundidad fue el de la libertad.
Los protestantes creían en la libertad, y decían que no hacía falta una Iglesia para alcanzar
la salvación. Por su parte, los católicos, prácticamente negaban la capacidad humana de ser
libres.
En uno de sus libros publicado en 1524, Erasmo reconoce y ataca las exageraciones de
Lutero acerca de la libertad humana. Pero, con el ansia de verdad científica que guiaba su
obra, poco después analiza los argumentos contrarios de los católicos y termina
concluyendo que ambas posturas contienen partes de verdad.
Erasmo afirma que, en verdad, el hombre nace atado al pecado, pero que también dispone
de las formas adecuados para solicitar a Dios que le permita desatarse. La forma adecuada
de pedírselo la ofrece solamente la Iglesia Católica, y depende del pecador saberlos
aprovechar. Esta fue su gran aportación acerca del gran problema de su época, que
enfrentaba a protestantes y católicos.
Erasmo pasó los últimos años de su vida acosado tanto por católicos como por
reformadores. Esos tiempos fueron amargados por duras disputas con hombres a los que
Erasmo había querido y respetado en el pasado pero que no le perdonaron el hecho de no
haber querido tomar partido e intentaban desprestigiarlo en su ancianidad.
La más notable disputa de palabras fue la que sostuvo con Ulrich von Hutten un estudioso
brillante pero de carácter inestable, que se había volcado al luteranismo con toda la fuerza
de su corazón. Hutten dijo que “Erasmo, si le queda algo de decencia, tiene que hacer lo
mismo”. En su libro de 1523, acusa a Hutten de haberlo malinterpretado acerca de su apoyo
a la Reforma y reafirma su férrea determinación de no tomar partido en la disputa,
cualesquiera que fuesen los argumentos que las partes en pugna intentaran utilizar para
convencerlo.
La ciudad suiza de Basilea, donde residía Erasmo, se adhirió oficialmente en 1529 a la
Reforma, por lo que el sabio se alejó de allí y estableció su residencia en la ciudad imperial
de Friburgo. La poblaban muchos católicos, y parece ser que resultó más fácil para Erasmo
mantener su independencia intelectual allí que en Basilea.
Erasmo continuó en Friburgo con su incansable actividad literaria, llegando a concluir su
obra más importante de este período: el “Eclesiastés” paráfrasis del libro bíblico del mismo
nombre, en la cual el autor afirma que la labor de predicar es el único oficio
verdaderamente importante de la fe católica.
Erasmo se desplazó poco después de la publicación de este libro a la ciudad de Basilea una
vez más. Hacía seis años que había partido, y de inmediato se acopló a la perfección con un
grupo de estudiosos que ahora analizaban detalladamente la doctrina luterana. Fue esta la
última ruptura con el catolicismo, que Erasmo mantendría hasta el fin. Murió en Basilea en
1536.
Las obras de Erasmo produjeron una verdadera revolución intelectual en toda Europa,
influenciando a autores contemporáneos y posteriores. La consecuencia más importante fue
que por primera vez se tradujo la Palabra de Cristo al alemán y al inglés. Por otra parte, la
increíblemente difundida popularidad de sus obras, traducidas del latín a las lenguas
vernáculas y escritas en un lenguaje simple y directo, puso los más complejos problemas
religiosos al alcance de todos los lectores del continente, universalizando y haciendo
accesibles numerosas cuestiones que hasta ese momento habían sido exclusivas de una
pequeña élite intelectual eclesiástica.
Erasmo hizo pensar a los sabios de su tiempo, y también, gracias a su lenguaje sencillo y
agradable, a la gente común de aquellos años. Pero en los últimos años de su vida, el
mundo se había vuelto muy ingrato. Católicos y evangélicos se enfrentaban unos contra
otros, se mataban, torturaban, quemaban, y además, a veces se peleaban entre sí con tanto
odio como si se tratara de los peores enemigos y no de compañeros de religión.
Línea del tiempo de los Precursores de la Reforma

1170 Pedro Valdo, se dice que

tras su conversión dejó todos sus bienes para


comenzar a predicar alrededor del 1170. Leía,
explicaba, predicaba y circulaba las Escrituras.

1235 Robert Grosseteste, elegido obispo de Lincoln, emprende inmediatamente

la reforma de la moral y la disciplina clerical. Ha sido llamado 'pionero de la Reforma', siendo el


primer eslabón en la cadena en ese sentido.

1382 Juan Wyclif, conocido como el “Lucero de la

mañana” de la Reforma Inglesa, supervisa la traducción de la Biblia


en el lenguaje del pueblo. Un grupo de biblias, conocidas como “las
Biblias de Wyclif, son traducidas al inglés medio, lo que prepara el
escenario para la Reforma Protestante.
1415 El sacerdote y filósofo Juan Hus, en gran parte influenciado por
Juan Wiclef, es quemado en la hoguera en lo que hoy en día es República Checa
por atacar las enseñanzas y prácticas de la Iglesia Católica Romana. Hus
escribió una obra conocida como ‘Eclessia‘, en la que manifestaba críticas frente al
sistema católico romano de la época. Para él, Cristo era la cabeza de la Iglesia y
no los Papas y Cardenales, escritos que serían la semilla del Protestantismo.

. 1492 Erasmo Rotterdam se hace

sacerdote de la orden de San Agustín. Desarrolló


un sentimiento de rechazo frente a la Iglesia
Católica y llegó a la conclusión de que tanto los
colegios como las Universidades y, en general, la
misma Iglesia, impedían pensar libremente. Para
1530, aproximadamente, las obras de Erasmo
produjeron una verdadera revolución intelectual en
toda Europa, influenciando a autores
contemporáneos y posteriores. La consecuencia
más importante fue que por primera vez se tradujo la Palabra de Cristo al alemán y al inglés.

1517 El teólogo y sacerdote alemán Martín Lutero publica


una lista de debates, conocidos como las 95 tesis, en la puerta de la
Iglesia de todos los santos en Wittenberg, Alemania. En estas,
criticaba la práctica de las indulgencias en la Iglesia Católica Romana.
Esto comienza, sin lugar a dudas, la Reforma Protestante a través de
Europa, enfatizando la salvación solo por gracia y un retorno a la
Biblia como fuente de autoridad.
Conclusiones

El deseo de buscar a Dios y no solamente obedecer de manera ciega a las


disposiciones que la iglesia imponía, hacen que estos hombres sostengan
propuestas contrarias a las que en aquella época gobernaban a través de la
jerarquía que se fue estableciendo a medida que pasaban los años y los
diferentes concilios.
Los hechos religiosos que ocurrían, tenían un fuerte peso en el gobierno de los
países europeos. Las leyes de las creencias y los ritos se convirtieron en
cargas muy pesadas para los pueblos. Los hombres que investigamos, fueron
hombres cultos, conocedores de las Escrituras, y en su deseo de que la Biblia
se reconociera por encima de los intereses personales de las autoridades del
clero eclesiástico, y que la Escritura fuera tomada como autoridad normativa
de fe con Cristo como fundamento y cabeza de la iglesia, hicieron lo que
creyeron que era lo necesario en ese momento, sentando de esa manera una
base para lo que luego vendría y sería conocido como la Reforma Protestante.
Sus memorias son honradas a través de esta investigación y su trabajo es
reconocido.
e-grafías

http://es.wikipedia.org/wiki/Pedro_Valdo
Texto de Paul Halsall enero de 1996, publicado en
http://www.tinet.org/~fqi_sp04/valdo.htm
http://biografas.blogspot.com/2006/09/pedro-valdo.html
http://es.wikipedia.org/wiki/Valdenses
http://www.menonitas.org/vistaprevia/fe_periferia/driver_fe_periferia_07.htm
http://www.unionbiblica.com/lampara/2004/articulo.htm
http://www.iglesiapueblonuevo.es/index.php?codigo=bio_grosseteste
http://www.newworldencyclopedia.org/entry/Robert_Grosseteste
https://redhistoria.com/jan-hus-el-reformador-religioso-checo/
https://es.wikipedia.org/wiki/Jan_Hus
https://ec.aciprensa.com/wiki/John_Wyclif
https://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Wiclef#/media/File:BrownManchesterMuralWyclif.jpg
https://es.slideshare.net/pauloarieu1/wiclif
https://blogs.ua.es/erasmorotterdam/biografia-3/
http://www.iglesiapueblonuevo.es/index.php?codigo=historiap147

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