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ISEGORÍA.

Revista de Filosofía Moral y Política


N.º 51, julio-diciembre, 2014, 757-776, ISSN: 1130-2097
doi: 10.3989/isegoria.2014.051.12

¿Hacia qué fines nos orientan los textos


de autoayuda?: Una reflexión desde el concepto
foucaultiano de gobernabilidad
Towards what aims do the self-help texts orientate us?:
A reflection from the foucauldian concept of Governability
ROSARIO RUIZ CASTRO
IES Padre Manjón (Granada)

RESUMEN. La abrumadora presencia de los ABSTRACT. The overwhelming presence of


textos de autoayuda en la producción edito- self-help books in the editorial production
rial de las últimas décadas invita a reflexio- of recent decades prompts us to reflect not
nar no sólo sobre las necesidades a las que only on the needs these discourses attempt
estos discursos intentan responder, sino to fulfill, but also on the objectives to which
también sobre los objetivos hacia los que they lead the behavior and attitudes of the
orientan el comportamiento y las actitudes contemporary individual. In this article we
del individuo contemporáneo. En este tra- tackle such reflections using a foucauldian
bajo abordamos dicha reflexión desde un theoretical framework, by considering that
marco teórico foucaultiano, considerando self-help books fall under the domain of
que los textos de autoayuda caen bajo el do- “technologies of the self”, and that their
minio de las “tecnologías del yo” y que su function can be interpreted in the light of
función puede interpretarse a la luz del con- the concept of governability. This concept
cepto de gobernabilidad. Este concepto en- concerns the relationship between techno-
traña la relación entre tecnologías del poder logies of power and technologies of the self
y tecnologías del yo que nos permite com- allowing us to understand the sense in
prender el sentido en que el individuo apa- which the individual appears as governable,
rece como gobernable, y permite también and it also permit us to clarify the contact
esclarecer el contacto que las ciencias psi- point that psychological and psychiatric
cológicas y psiquiátricas mantienen con las sciences have with the aims of the current
finalidades de la racionalidad política vi- political rationality.
gente.
Key words: self-help books; technologies of
Palabras clave: textos de autoayuda; tecno- the self; governability; psychotherapeutic
logías del yo; gobernabilidad; discurso psi- discourse; political rationality.
coterapéutico; racionalidad política.

[Recibido: junio 2013 / Aceptado: febrero 2014] 757


Rosario Ruiz Castro

1. Introducción adas en su devenir histórico desde la An-


tigüedad Clásica, fue donde Foucault vis-
Fue a partir de 1980, y en torno al con- lumbró un espacio de libertad para el su-
cepto de “tecnologías del yo”, cuando Mi- jeto que le permite edificarse con cierta
chel Foucault comenzó a orientar la pro- independencia de los dispositivos institu-
blematización del sujeto en un sentido cionales del poder y elaborar al mismo
diverso al que había predominado en su tiempo un ámbito desde el que es posible
obra hasta entonces. En El nacimiento de individualmente la resistencia. Sin em-
la clínica y en Las palabras y las cosas, bargo, en la primera conferencia de las
había estudiado la constitución de la sub- tres que pronunció en Toronto en el año
jetividad en relación con el saber o con las 1982, Foucault nos advertía contra el en-
técnicas discursivas; en Vigilar y castigar tusiasmo respecto a una cierta “cultura de
atendió a esta constitución en relación con sí mismo” propiciada por las actitudes es-
el poder que se ejerce mediante técnicas téticas y políticas contemporáneas, adver-
de dominación; pero será en el curso de la tencia ésta que invita a la reflexión sobre
tarea iniciada con su Historia de la se- el modo en que nos constituyen las mo-
xualidad, cuando Foucault se interese por dernas tecnologías del yo. La sospecha de
cómo se constituye el sujeto a través de que el “sí mismo” al que estas tecnologías
prácticas reguladas mediante las cuales el se dirigen no sea agente de emancipación,
propio sujeto ejerce un dominio sobre sí sino un objeto dado de antemano que es-
mismo. Es en este último contexto donde tamos obligados a conocer, sería el nú-
las “tecnologías del yo” quedan definidas cleo principal de una posible perspectiva
como aquellas “que permiten a los indi- crítica ante la máscara de libertad con que
viduos efectuar, por cuenta propia o con parecen seducirnos las tecnologías del self
ayuda de otros, cierto número de opera- en nuestro tiempo, tecnologías emanadas
ciones sobre su cuerpo y su alma, pensa- del cuerpo teórico de las ciencias que
mientos, conducta o cualquier forma de interaccionan con las formas vigentes del
ser, obteniendo así una transformación de poder político.
sí mismos con el fin de alcanzar cierto es- La pregunta que aquí nos formulamos
tado de felicidad, pureza o inmortalidad.” sobre los textos de autoayuda se adscribe
(Foucault, 1990, 48). De este modo, la ac- a esta precaución crítica insinuada por
tividad filosófica entendida como “onto- Foucault y tiene en vista las aportaciones
logía histórica de nosotros mismos” (Fou- que diversos autores inspirados por los
cault, 1999) orienta el análisis crítico de lo métodos foucaultianos han realizado al
que somos hacia el dominio de la ética, y análisis del presente de nuestra subjetivi-
contempla al individuo en el proceso de su dad, análisis que, según se deprende de sus
constitución como agente moral, sin olvi- últimos escritos, estaba en el ánimo del fi-
dar la intrincación que el poder, el saber y lósofo francés acometer.
la ética mantienen entre sí. Puesto que actualmente, como en otras
En el examen genealógico de estas tec- épocas, es posible encontrar textos conce-
nologías del yo o “prácticas de sí”, rastre- bidos al efecto de manuales de guía y

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orientación de la conducta en distintos te- tre las tecnologías de gobierno y las tec-
rrenos, es preciso señalar que, al referirnos nologías del yo. Este análisis requiere con-
al fenómeno de la autoayuda en este tra- templar la subjetividad como elemento
bajo, aludimos a un tipo de literatura cuya participante en la dinámica del saber y del
aparición se sitúa a finales de los años 70, poder, y requiere distinguir en esta diná-
- con su principal foco de producción en mica las tecnologías que actúan sobre los
Estados Unidos-, que incorpora principal- otros de las tecnologías que actúan sobre
mente la herencia recibida de los discursos uno mismo. Partiendo, pues, de un marco
de las ciencias psicológica y psiquiátrica, teórico netamente foucaultiano, la res-
y cuya exitosa expansión se sostiene desde puesta a la pregunta formulada en este ar-
los años 80 hasta nuestros días. “Hemos tículo incorpora la perspectiva de autores
sido inundados- escribe Ian Hacking- por que han tomado el relevo de Foucault en
manuales que ofrecen técnicas de autosu- el trayecto que recorre nuestro tiempo.
peración. Una genealogía de la ética sería Estas aportaciones nos permiten advertir
un estudio de lo que estas técnicas son re- las conexiones de la construcción del co-
almente y de cómo las usamos sobre nos- nocimiento psicológico y de la constitu-
otros mismos.” (Hacking, 2002, 115). Si ción de la subjetividad con una determi-
reparamos en la principal fuente teórica nada racionalidad política. Es en esta
que nutre estos discursos de autoayuda, la dinámica relacional donde hemos creído
reflexión sobre este fenómeno debe im- conveniente plantear la pregunta que en lo
plicar una crítica al intento de constituir sucesivo trataremos de responder.
una ética del yo a partir de lo que las cien- El orden expositivo en el desarrollo de
cias psicológicas dicen que es el yo. Ello esta respuesta parte del análisis foucaul-
supone al mismo tiempo reconocer la he- tiano que nos permite comprender la sub-
gemonía social que en nuestra época ha al- jetividad como objetivo del poder polí-
canzado “lo psicoterapéutico”, denomi- tico, y continúa elaborando algunas zonas
nación con la que Nikolas Rose (1999) se de contacto entre el discurso psicotera-
refiere al conjunto de prácticas y conoci- péutico y la racionalidad política vigente.
mientos, derivados de las ciencias psico- En estas zonas de contacto situaremos a
lógica y psiquiátrica, que han llegado a los textos de autoayuda como elementos
erigirse en claves comprensivas y organi- adscritos a “lo psicoterapéutico”, y como
zadoras de la vida social hasta el punto de orientados a la misma eficacia de tal con-
que sea posible hablar de psicologiza- junto de conocimientos y prácticas que
ción de la sociedad. funciona como tecnología de gobierno.
Ahora bien, aquí nos proponemos ana- Por último, atenderemos con algún dete-
lizar específicamente el sentido en que se nimiento a un texto de autoayuda -que
orienta la eficacia de estos textos adop- hoy puede considerarse como uno de los
tando como instrumento analítico el con- pioneros y representativos de la ingente
cepto foucaultiano de gobernabilidad, que producción posterior- con objeto de ilus-
permite comprender cómo el sujeto se trar las conclusiones a que conduce nues-
constituye en la superficie de contacto en- tro análisis.

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2. La subjetividad como objetivo y de sus ciudadanos. El problema pastoral


del poder político concierne a los individuos” (Foucault
1990,110)
Más que ningún otro momento anterior de Foucault encuentra estos modelos de
la historia, el período ilustrado nos en- poder representados en los textos anti-
señó, como dice Foucault, el poder polí- guos. Grecia privilegió el modelo polí-
tico que puede alcanzar la razón. Así que, tico, pero el cristianismo afianzó en Occi-
desde el momento en que la sociedad se dente las formas de concebir las relaciones
organiza políticamente y se consolidan los políticas propias del modelo pastoral. Esta
Estados Modernos, la filosofía incluye en- historia nos interesa en la medida en que
tre sus funciones una actitud vigilante res- las democracias occidentales son una
pecto a los abusos del poder que ejerce la combinación de estos dos juegos de poder:
racionalidad política de turno, pues el ejer- el que opera en la unidad que representa el
cicio del poder no se dice de la razón en marco jurídico del Estado y el que se en-
general sino de un tipo concreto de racio- carga de cuidar y mejorar la vida de todos
nalidad. y cada uno de los individuos (Foucault,
A pesar de la tendencia centralizadora 1990, 111). Este último modelo que res-
del poder que han exhibido los Estados ponde a la figura del pastor es el que nos
desde su constitución en Europa, pueden permite comprender el poder “individua-
ponerse en evidencia, pensaba Foucault, lizador” o subjetivizante que adquieren
cierto tipo de transformaciones en las rela- los discursos del conocimiento experto en
ciones de poder características de las socie- manos de los aparatos del poder político,
dades modernas que parecen operar en sen- pues esa relación hace posible gobernar
tido contrario a esa tendencia centralizadora, individuos preocupándose por conocer-
relaciones en las que las técnicas del poder los. El pastor, para cumplir con sus fun-
se orientan hacia los individuos con el fin de ciones, no sólo debe atender las necesida-
gobernarlos de manera constante y perma- des materiales de cada miembro del grupo
nente. Esta tendencia responde a una ca- y satisfacerlas, así como saber qué hace
racterización del poder como “individuali- cada uno de ellos, sino también “conocer
zador”, o “individualizante”, un poder que sus pecados secretos” o “saber lo que su-
encuentra un modelo de referencia en el cede en el alma de cada uno”. Análoga-
pastorado, cuya finalidad consiste en sal- mente, las instituciones sociales que se
vaguardar la vida de un grupo de individuos reparten el ejercicio del poder político re-
mediante la atención individual a cada quieren conocimiento de diversos tipos
miembro del rebaño. El modelo de poder re- sobre los individuos cuyo gobierno tie-
presentado por la centralización estatal res- nen encomendado. Cuando esos conoci-
ponde, en cambio, al esquema ciudad-ciu- mientos son traducidos a los códigos que
dadanos, según el cual gobernar es formar permiten al poder político hacer cálculos
y asegurar la unidad del Estado: “El pro- y trazar sus estrategias, el conocimiento
blema político es el de la relación entre lo adopta la forma de una tecnología: la tec-
uno y la multitud en el marco de la ciudad nología de poder.

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Este tipo de tecnologías, -uno de los dichas relaciones de poder constituyen la


cuatro tipos identificados por Foucault-, subjetividad históricamente, y conectan
es capaz de “producir” sujetos, en el sen- al sujeto, a través de tecnologías de go-
tido de constituirlos o componer la verdad bierno, con las racionalidades políticas vi-
de lo que son, cuando consigue entrar en gentes, es construir una ontología histórica
contacto con los individuos y generar tec- del sujeto. Desde esta perspectiva, la cons-
nologías del yo. Tal contacto se entiende titución del sujeto se hace en torno a cri-
como los cambios que las tecnologías de terios que son en realidad los fines y ob-
poder producen en la conducta del sujeto, jetivos de una racionalidad política
no sólo en lo que se refiere al repertorio de concreta, fines fundamentados en princi-
sus habilidades sino también en sus acti- pios sobre cómo entender la justicia, la li-
tudes. Este es el contenido de la noción de bertad, etc. Cada racionalidad política se
gobernabilidad, que Foucault define ex- sirve de ciertos medios ajustados a esos
presamente como el contacto entre las tec- propósitos; por tanto, una racionalidad po-
nologías de dominación de los demás y las lítica no se construye solamente en torno
referidas a uno mismo (Foucault, 1990, a una concepción de la naturaleza humana
49). Esta relación permite comprender que proporcionada por los argumentos de los
la naturaleza fundamental del poder no es filósofos, sino que genera sus propias tec-
violencia o consenso implícitamente pro- nologías de gobierno, a partir de discursos
rrogado, pues, aunque éstos son instru- que producen y regulan las prácticas so-
mentos del poder o resultados suyos, en sí ciales e individuales de las personas.
mismo el ejercicio del poder “es un con- Nos interesa, desde este contexto con-
junto de acciones sobre acciones posibles; ceptual, establecer diferencias históricas
opera en el campo de posibilidad o se ins- clave, en el ejercicio del poder por parte
cribe en el comportamiento de los sujetos del Estado, que permitan comprender el
actuales: incita, seduce, facilita o dificulta; lugar preeminente alcanzado en las socie-
(…) siempre es una manera de actuar so- dades contemporáneas por el discurso psi-
bre un sujeto actuante o sobre sujetos ac- coterapéutico y los instrumentos que in-
tuantes, en tanto que son susceptibles de corpora como práctica discursiva. La
actuar. Un conjunto de acciones sobre diferencia de obligada mención en ese
otras acciones.” (Foucault, 1988, 238- sentido apunta a las nuevas formas de po-
239). Si el ejercicio del poder consiste en der que se inauguran en el siglo XIX,
“conducir las conductas y en arreglar las cuando el control de las poblaciones deja
posibilidades” (Foucault, 1988, 239), la de realizarse mediante las tecnologías re-
noción de “gobierno” queda circunscrita presivas, coercitivas y policiales que lo-
a un juego de relaciones más específico calizan el poder en lugares concretos
que el propio de la gestión de los Estados, como los centros de confinamiento, y se
de modo que, en este sentido, “gobernar es dispersa en un conjunto de prácticas que
estructurar el posible campo de acción de nos constituyen en la forma de sujetos
los otros” (Foucault, 1988, 239) morales, sujetos de deseo y objetos de la
Analizar las diversas formas en que ciencia. (Sáez, 2004, 7)

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La noción de “disciplina” y el modo en sobre los sujetos, mediatizado por tecno-


que se administra, resultan cuestiones logías de gobierno de carácter represor o
fundamentales para entender cómo se coercitivo, la novedad, coincidente con el
transforma la conexión entre las reglas de auge de lo psicoterapéutico a partir de la
la racionalidad política y las formas de II Guerra Mundial, estriba en que las ra-
autogobierno. Esto es, el desarrollo tardío cionalidades políticas que se han suce-
que experimenta la democracia en las so- dido desde entonces incorporan a sus fi-
ciedades modernas depende de que la dis- nalidades y aspiraciones la subjetividad
ciplina, lejos de localizarse en centros con- misma, esto es, las capacidades de los su-
cretos, llegue a formar parte de la jetos, sus deseos y sus formas de pensa-
estructura mental de los individuos. Se miento. “El ‘alma’ del ciudadano ha en-
entiende entonces, para ese propósito, que trado directamente en el discurso político
sea necesario constituir cierto tipo de su- y la práctica del gobierno” (Rose, 1999,
jetos, capaces de responsabilizarse de sus 4). Digamos que, en este caso, la raciona-
acciones, y en los cuales la antigua cons- lidad política escoge al individuo como
tricción de la acción policial sea tradu- medio con que solventar las crisis y ase-
cida a control interno de la conducta. Esta gurar la estabilidad, induciéndolo a mo-
transformación que va del poder sobre el delar por sí mismo sus capacidades y ac-
yo, ejercido desde instancias externas, al titudes en consonancia con las demandas
poder internalizado, a instancias del pro- económicas y sociales que el Estado tiene
pio autodominio, refleja la influencia del que enfrentar. Pero, como es obvio, este
neoestoicismo en las doctrinas que sirvie- poder subjetivador no se ejerce destru-
ron de base a las nuevas formas de poder yendo la autonomía del sujeto, alienando
y de administración. (Oestreich, G. 2008, su independencia a manos de tecnologías
Cf. Rose, 1999, 226) de gobierno y tecnologías del yo que mu-
La sutileza de este modo de adminis- tilan sus potencialidades- como hizo el
trar el poder sugiere que es posible ejercer discurso psiquiátrico sobre la locura en
un poder individualizante, que instala el los grandes encierros del siglo XVIII- sino
mecanismo de control en el alma del su- que se ejerce de una forma constructiva o
jeto, “desde la libertad”. En el ejercicio de plenamente constituyente, puesto que su
esta clase de poder el auge del discurso finalidad es precisamente edificar un yo
psicoterapéutico desempeña una función autónomo, que por medio de la autoins-
clave, que sólo se entiende en conexión pección y la autoconciencia maximice sus
con una profunda transformación en la ra- capacidades.
cionalidad política y en las técnicas de El discurso de las ciencias psicológicas
gobierno que le acompañan, a saber, la y psiquiátricas puede proveer los medios
que convierte a la subjetividad misma en necesarios para el ejercicio de un poder se-
punto de mira primordial de los sistemas mejante. Consiste precisamente en el tipo
políticos. Si bien toda racionalidad polí- de conocimiento que la racionalidad polí-
tica, desde el origen de los Estados mo- tica requiere para conformar tecnologías
dernos, ejerce un poder individualizante de gobierno que gobiernen a su vez la

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conducta individual. Así, por una parte de los individuos, mientras que el estado
las ciencias “psi” procuran, con las prue- pocas veces gestiona directamente este
bas de inteligencia y personalidad, y con poder con actuaciones propias. El estado
todos los instrumentos de diagnóstico y gobierna, pues, “a distancia” a través de
clasificación que producen, conveniente- las tecnologías que desde esos micro-
mente formulados en registros numéricos, mundos institucionales se organizan y se
el tipo de estadística que necesita el go- ponen en marcha. Así, la versatilidad de
bierno para traducir el pensamiento sub- las ciencias psicológicas, lejos de restar
jetivo a un lenguaje estratégico de fuerzas efectividad al conocimiento que las com-
calculables. Por otra parte, la psicoterapia pone, permite ejercer su dominio en sec-
proporciona el mecanismo de autoinspec- tores tan amplios como diversos de la vida
ción exigible a los sujetos aptos para la social. Esta misma capacidad que el co-
vida en sociedades regidas por los princi- nocimiento experto de la psyque tiene de
pios democráticos de libertad y justicia, al penetrar todos los intersticios sociales, al
mismo tiempo que asegura una interven- mismo tiempo que los del alma, permite
ción constante en lo más recóndito del comprender que las relaciones entre el po-
alma humana. He aquí una de las formas der y la subjetividad no se reducen a la al-
más sofisticadas en que el hombre de- ternativa de reprimir o conceder libertad al
viene, según la expresión de Foucault, individuo, sino que, mediante las prácticas
“animal de confesión”. de esta pericia psicológica, el poder polí-
Es importante advertir que la extensión tico, “estimula la subjetividad” (Rose,
de lo psicoterapéutico no es la de cualquier 1999) en el sentido de promover la au-
ámbito de conocimiento experto a dispo- toinspección y la autoconciencia y de mo-
sición del poder estatal, como lo fueran delar los deseos hacia la maximización de
otros discursos en la historia de las racio- capacidades.
nalidades políticas, pues el tipo de prácti- Los textos de autoayuda son, en este
cas e instituciones que este discurso re- marco de acción estratégica diferida, un
quiere para hacerse efectivo, produce lo elemento de contacto entre los fines de la
que llama Rose una “gubernamentaliza- racionalidad política, el conocimiento ex-
ción del Estado”. Esto quiere decir que la perto de las ciencias psicológicas y las
profusa y extensa red de tecnologías ad- tecnologías del yo. Son producciones tex-
juntas a lo psicoterapéutico ha constituido tuales menores derivadas de los textos es-
sus propias formas de autoridad, de modo tratégicos que el poder gubernamental
que es sobre todo por disposición de los produce en su propagación de la raciona-
innumerables microcentros del poder que lidad política en que se inserta. Dichos
lo psicoterapéutico genera (trabajadores textos estratégicos, -informes de comisio-
sociales, abogados, educadores, padres, nes investigadoras, manifiestos, regula-
policía, investigadores, etc., conformados ción normativa de los ámbitos profesio-
a menudo en asociaciones y alianzas de nales, del ejercicio de las ciencias de la
estatuto diverso) como se producen los salud, de las prestaciones sociales y la be-
programas de actuación sobre la conducta neficencia, etc.- generan a su vez textos

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subordinados, como las columnas de opi- del capitalismo, propiciada por las crisis
nión, documentos divulgativos, panfletos energéticas de los 70 (Luchtenbeg y Bruno,
y propagandas diversas, entre los cuales 2006, 1) que dan lugar a nuevas tecnologías
los textos de autoayuda han ido hacién- de producción (p.ej. el desarrollo del capi-
dose un hueco cada vez más autorizado y tal financiero con base informática), oca-
consistente. Ellos conforman un área de siona lo que Foucault caracterizó como un
entrenamiento individual del sujeto en el “aparente repliegue de poder” en las fun-
tipo de habilidades y competencias que la ciones del Estado, que no puede mantener
racionalidad política prescribe y que las los costes sociales y económicos de la pre-
tecnologías emanadas de lo psicoterapéu- sencia que hasta entonces había mantenido.
tico revisan, reformulan y ayudan a com- El Estado habría relajado el ejercicio de
poner. un poder disciplinario que se extiende, con
Con objeto de ubicar el auge de lo psi- formas que progresivamente delegarán en
coterapéutico en sus marcos políticos pre- el individuo el ejercicio de la disciplina,
cisos en el último siglo, y a fin de com- hasta los últimos años de la racionalidad
prender los textos de autoayuda en relación política welfarista, comúnmente conocida
con esos marcos, distinguiremos aquí dos como “Estado del Bienestar”. Esta racio-
racionalidades políticas diferentes. nalidad extendió a todo el orden social una
serie de técnicas disciplinarias encaminadas
3. Textos de autoayuda a garantizar el bienestar general. Con esta
y racionalidad política neoliberal perspectiva, la normalización y la preven-
ción de riesgos son rasgos que identifican
Los autores que intentan comprender el fe- un esquema de poder basado en la integra-
nómeno de los textos de autoayuda en el ción y re-adaptación de los excluidos, y el
contexto de una racionalidad política, y en tipo de disciplina que inculca en el sujeto
conexión con un tipo de tecnologías de go- esta racionalidad es la de un ser social, cu-
bierno (Cruikshank, 1996; Rose, 1998 y yos derechos y obligaciones han sido esta-
1999; Lupton, 1999; Abraham, 1990 y blecidos en un lenguaje de responsabili-
2000; Ampudia de Haro, 2006; McGee, dad y solidaridad colectivas. (Rose, 1999,
2005; Luchtengberg y Bruno, 2006;…) re- 227). Así, el sujeto pasivo de derechos y de-
conocen la superficie de emergencia de beres constitucionales que era el ciudadano
este fenómeno en el cambio de diagrama de del siglo XIX se convierte en sujeto activo
poder que tiene lugar a partir de los años que contribuye a una política saludable
70, período en puede trazarse aproximada- para el conjunto de la sociedad. La seguri-
mente la línea divisoria entre las sociedades dad social o la regulación del bienestar in-
disciplinarias y post-disciplinarias. En di- fantil son productos notorios de esta racio-
cha década se habría producido una trans- nalidad. Pero en la década de los 50 a los 60
formación en el mapa de las relaciones de tiene lugar una transformación importante
poder que modifica significativamente el en estos esquemas, en el sentido de que los
modo de entender las funciones guberna- gobiernos limitan la actuación coercitiva de
mentales. La aparición de una nueva etapa la ley a una serie de actividades intolerables

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en cuanto a sus repercusiones en el orden La racionalidad política alternativa a la


público, pero ya no se sienten compelidos que es objeto de tales críticas empieza a
a regular los deseos, los sentimientos o la consolidar unos principios cuya expresión
moral de los individuos, que en lo sucesivo teórica más afín es la del Neoliberalismo
configuran sus opciones personales no por o “Liberalismo avanzado”. Este modelo
coerción de la legalidad estatal sino por la político elimina la planificación a largo
presión de la opinión pública y de la propia plazo, modifica las concepciones del es-
conciencia. El estado, como dice De Mari- pacio y el tiempo en lo referente a la pre-
nis (1998) se vuelve “miope” respecto a visión de riesgos, desequilibrios o crisis
comportamientos que no le interesan y que que haya que enfrentar individual y co-
tiende a pasar por alto. lectivamente, y sustituye los férreos pro-
El cuestionamiento del uso coercitivo gramas y controles gubernamentales res-
del poder estatal tiene ya algunas mani- pecto a la seguridad y la administración de
festaciones expresas en los cincuenta; así servicios básicos por un modelo estimu-
el Informe del Comité de Infracciones Ho- lador del consumo privado de dichos ser-
mosexuales y Prostitución de Londres de vicios. En este contexto, el buen ciuda-
1957 declara: “No es la función de la ley dano no es el ciudadano social que tiene
intervenir en la vida privada de los ciuda- en vista los intereses colectivos cuando
danos ni tratar de reforzar ningún patrón se da a sí mismo las normas de comporta-
determinado de conducta.” (Cf. Rose, miento, sino un individuo cuya ciudadanía
1999, 229). Paralelamente a los cambios debe ser demostrada como capacidad de
que flexibilizan la regulación y enjuicia- autogestionarse, al modo de libre ejercicio
miento de la conducta del individuo, bro- de elección personal entre una gama de
tan las críticas al Estado del Bienestar, opciones mercantilizadas. La forma en
como fomentador de una “cultura de de- que se articula el concepto de “riesgo” es
pendencia” y promotor de la violación de significativa de las políticas de esta racio-
libertades y derechos individuales. A prin- nalidad en lo que se refiere a esa capaci-
cipios de los años 90, las críticas en este dad de autogestión, pues la previsión y
sentido pueden resumirse en las siguientes cálculo de los riesgos aplicados a las po-
(Ampudia de Haro, 2006, 67): a) El Es- blaciones es ahora también una obliga-
tado de Bienestar coarta las libertades in- ción del individuo para consigo mismo.
dividuales. b) Es un modelo ineficaz e in- Deborah Lupton lo explica del siguiente
eficiente. c) Impone trabas al libre modo: “El riesgo, desde la perspectiva
desarrollo del mercado. d) Fomenta una foucaultiana, es una tecnología moral.
tendencia congénita a la crisis fiscal de- (…) Las estrategias de gobernabilidad,
bido al elevado gasto público. e) Fomenta expresadas en los estados neoliberales que
el asistencialismo y una cultura de depen- emergieron en occidente en la última mo-
dencia en el ciudadano. f) Es altamente dernidad, incluyen estrategias (…) que
improductivo, en comparación con la pro- implican la complicidad voluntaria de los
ductividad y el dinamismo de la iniciativa individuos con los intereses y necesidades
empresarial privada. del estado. (…) la regulación y disciplina

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de los ciudadanos está dirigida hacia el in- Estado de Bienestar. Esta relación apunta
dividuo autónomo, autorregulado. (…) los a una nueva estrategia por parte del Estado
individuos son sus propios policías, ejer- cuya intervención consiste en trazar un
cen el poder sobre ellos mismos como su- tejido entre las conductas antisociales y la
jetos normalizados en pos de sus mejores valoración de sí a través del discurso de la
intereses y de libertad, interesados en la autoestima. Puesto que la baja autoestima
automejora, buscando felicidad y salud.” se relaciona con la desviación, la margi-
(Lupton, 1999, 88) nación y con el perfil psicológico que re-
La identidad personal es, en este presenta socialmente un peligro potencial,
marco, lo que expresa el ensamblaje entre la “provisión” de autoestima puede en-
las elecciones hechas por cada uno. La tenderse como una tecnología para cons-
autodependencia, como un absoluto al que tituir al ciudadano en el ejercicio respon-
dirigir los esfuerzos en un sistema social sable de la ciudadanía y evitar el coste
que ya no se siente obligado a ofrecer ga- que el Estado ha de emplear en medidas
rantías; la conquista del control interno, correctoras una vez que la conducta anti-
como antídoto emocional ante la angustia social se hace efectiva. En esta interpreta-
que produce la inminencia permanente de ción, Abraham se hace eco de los argu-
los cambios; el ocio como dominio de mentos que Barbara Cruikshank (1996)
elección personal por excelencia con que aporta en un ensayo donde aplica a la au-
el ciudadano es llamado a perpetuar la so- toestima conceptos foucaultianos. Según
ciedad de consumo; la flexibilidad profe- esta autora, el movimiento de la autoes-
sional y emocional del sujeto, en conso- tima no deja a la política y al poder tal
nancia con la imprevisión de un como estaban, sino que busca constituir un
“capitalismo flexible” (Richard Sennet, “estado de autoestima”, una nueva política
2000; Luchtenberg y Bruno, 2006), son al- y un nuevo complejo de relaciones socia-
gunos de los rasgos que conforman el con- les: “[el movimiento de la autoestima]
junto de valores (felicidad, autorrealiza- (…) promete repartir una tecnología de
ción, autonomía,…) a los que se debe subjetividad que resolverá problemas so-
aspirar y el tipo de competencias psicoló- ciales, desde el crimen y la pobreza a la
gicas que es necesario entrenar (autorre- desigualdad de género, promoviendo una
gulación, autocontrol, autoestima, aserti- revolución social, no contra el capitalismo,
vidad,…), no como una suerte de lujo o el racismo o la desigualdad, sino contra el
sofisticación en el modelaje que cada cual orden del yo y el modo en que nos gober-
hace de sí mismo, sino como un equipaje namos a nosotros mismos.” (Cruikshank,
indispensable ante la amenaza de exclu- 1996, 231). El efecto que esta tecnología
sión social. persigue en los individuos es el de la pro-
Desde una lectura similar, Tomás ducción de ciertos tipos de “yoes”, pro-
Abraham (2000) habla de “autoestima tu- ducción que, a juicio de Cruikshank,
telada”, en referencia a la relación que se puede entenderse en el sentido que Ian
establece entre el concepto de autoestima Hacking acuña en el concepto de “inven-
y el “achicamiento” o la desaparición del tar personas”1. Este tipo de “yoes” es la

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expresión, más que de una nueva forma automonitorización y autoevaluación, se-


de gobierno, de la sustitución del gobierno gún criterios que nos damos a nosotros
por el autogobierno2 a que aspira la pro- mismos pero que otros formulan para nos-
moción de la autoestima. Es claro que en otros. Son textos que forman parte de la
los textos de autoayuda encuentra esta tec- estrategia trazada por las tecnologías del
nología de gobierno un soporte produc- poder en tanto que a través de ellos se go-
tivo: “(…) un yo emerge, al enfrentarse, bierna la conducta individual, o dicho de
ante todo, con los textos, o con la narra- otro modo, revelan al individuo como go-
ción y escritura de historias personales, bernable por medio de tecnologías de sí
una práctica que Steinem3 denomina bi- mismo. Se trata, en efecto, de una promo-
blioterapia.”(Cruikshank, 1996, 233). ción del autogobierno, pero entendida
Esta avalancha de demandas, implica- como provocación constante a la voluntad
das en la racionalidad política neoliberal de entrenarse para una realidad social en
en la forma de competencias que han de que la estabilidad es ya un asunto anacró-
producirse en el individuo, es lo que da nico, y en que la compulsión en la bús-
sentido a la centralidad del discurso psi- queda de la felicidad, más que un impera-
coterapéutico como fuente de tecnologías tivo emancipador, es el anhelo de una
de poder y de tecnologías del yo. Sin em- especie de ortopedia o anestesia con que
bargo, las psicoterapias, no reglamentadas enfrentar las frecuentes crisis que son en-
estatalmente en un sistema de prestación démicas de este orden social. Los textos de
global4, permanecen como parte de la autoayuda son un recurso a la mano cuyo
oferta del mercado y son todavía un cos- masivo consumo da a entender que el in-
toso producto de consumo que el indivi- dividuo asume esta labor de hacerse cargo
duo no siempre puede permitirse, por más de sí mismo, confirmando esta lectura de
que lo demanden la angustia y la ansiedad la vida social y personal de nuestro
que a menudo le ocasionan las exigencias tiempo. Así lo ve McGee en referencia a la
de la sociedad neoliberal, y por más que sociedad americana: “La atracción por
sea compelido a reconstituirse en torno a esta literatura es comprensible: el tre-
un orden de competencias que le permitan mendo crecimiento de las publicaciones
funcionar como se espera en lo que Rose de autoayuda es paralelo a una tendencia
(1999) denomina la “sociedad contractual general a la congelación de los salarios y
del yo”. la inestabilidad en las oportunidades de
Los textos de autoayuda son, en este empleo (…) Los americanos muestran lo
contexto, no sólo herramientas que el mer- que algunos observadores sociales llaman
cado pone a disposición del individuo in- una “nueva inseguridad” cuando se han
serto en una racionalidad política que de- acabado los stándares de familia y em-
manda ciertas capacidades (Ampudia de pleo. (…) En lugar de una red de seguri-
Haro, 2006), sino tecnologías que consti- dad social a los americanos se les ha ofre-
tuyen un tipo de sujeto como obligado a cido una lista tras otra de libros de
ser libre y obligado a ser feliz, sujeto en- autoayuda para estimular sus espíritus y
trenado para la constante autoinspección, mantenerse a flote en aguas sociales y

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económicas inexploradas. La red de auto- ciona sus engranajes a costa del abandono
ayuda tiene sus propias trampas. (…) del individuo a su suerte y a su capacidad
puede conducir a los trabajadores a un de buscar oportunidades por sí mismo.
nuevo tipo de esclavitud: en un ciclo en El desarrollo de la obra gira en torno a
que el yo no es mejorado sino indefinida los que, desde nuestra lectura, se revelan
y absurdamente sobrecargado”. (McGee, como puntos débiles de la estructura psí-
2005, 12) quica del individuo en contacto con la ra-
cionalidad política emergente. Como los
4. Descubriendo nuestras remedios psicológicos propuestos son in-
“zonas erróneas” dicadores de los puntos conflictivos que
requieren ayuda y tratamiento, un resumen
Con objeto de ilustrar algunos aspectos de de los mismos es suficientemente ilustra-
nuestro análisis, prestaremos atención a un tivo de en qué sentidos se considera nece-
texto de autoayuda. El texto en cuestión es saria la transformación. Siguiendo el con-
el que lleva por título Tus zonas erróneas tenido de la obra, pueden relacionarse al
(Dyer, 1993), publicado por primera vez respecto los siguientes centros de aten-
en 1976 en Estados Unidos, del se han ción:
sucedido las ediciones casi ininterrumpi- 1 Hacerse cargo de uno mismo, con-
damente desde entonces, y del que se han tando sólo con los propios medios,
vendido más de treinta y cinco millones de aptitudes, situación presente y la pro-
ejemplares. Si elegimos este texto es por- pia capacidad de elegir.
que tiene, a nuestro juicio, el mérito de ha- 2. Quererse y aceptarse incondicional-
ber trazado líneas paradigmáticas en la mente: autoestima sin requisitos
conformación del tipo de discurso de au- previos.
toayuda que es objeto de reflexión en este 3. Deslegitimar y liberarse de la nece-
artículo, y porque, contemplado retros- sidad de aprobación: reconocer
pectivamente, presenta una temprana sen- como inútil su rentabilidad psicoló-
sibilidad para captar la situación psicoló- gica.
gica del sujeto ante las primeras avanzadas 4. Desvelar las influencias paralizantes
del neoliberalismo, que se acusan prime- del propio pasado como condicio-
ramente en la sociedad norteamericana. namientos neuróticos.
El texto no sólo inaugura un modelo de 5. Desactivar el poder de las emocio-
práctica privada de los principios de una nes negativas, especialmente la
corriente psicológica- la psicología hu- culpa y la preocupación.
manística- sino que los aplica hábilmente 6. Abrirse a nuevas experiencias, eli-
a los “trastornos” de nuevo cuño que el minando el miedo a lo desconocido
momento social e histórico está gestando y desautorizando la necesidad de
en las personas, y que se resumen en la perfeccionamiento y planificación.
desorientación, la sobrecarga de respon- 7. Promover la indiferencia ante el va-
sabilidades y la indefensión psicológica lor normativo de los convenciona-
ante una maquinaria social que perfec- lismos: eliminar la estructura de

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“deberización” que brota de ellos. rar las causas, promoviendo actitudes que
8. Eliminar la demanda psicológica van de la indiferencia a la indolencia, o
de justicia, como una fuente de su- que oscilan entre el escapismo hedonista
frimiento inútil. hacia nuevas experiencias y una suerte de
9. Desarrollar pautas de acción in- estoica aceptación5.
mediata, centrando la intensidad Ilustremos brevemente estas afirma-
vital en el momento presente y eli- ciones. El capítulo 8, titulado “La trampa
minando los aplazamientos de de la justicia” está encabezado por una
comportamientos deseados. nota superior, con pretensiones aforísti-
10. Conseguir la independencia, espe- cas, que dice así: “Si el mundo estuviera
cialmente respecto a las fuentes de tan organizado que todo tuviera que ser
dependencia psicológica. justo, no habría criatura viviente que pu-
11. Eliminar la ira como reacción tí- diera sobrevivir ni un solo día. A los pája-
pica ante el miedo y la frustración. ros se les prohibiría comer gusanos, y ha-
bría que atender a los intereses personales
Una mirada atenta a esta batería de de todos los seres humanos.” (Dyer, 1993,
objetivos sugiere el boceto de un perfil 227). Abordando la cuestión con más de-
psicológico adecuado a las demandas de la talle, continúa el autor: “Estamos condi-
“nueva inseguridad” que representa para cionados a buscar justicia en esta vida; y
el individuo la racionalidad política neo- cuando no lo conseguimos sentimos en-
liberal. Lejos de representar el esquema de fado, ansiedad o frustración. En realidad
un modelo de persona perfeccionado en sería igualmente productivo que buscára-
algún sentido ético o antropológico, estas mos la fuente de la eterna juventud o algún
estrategias están destinadas a conformar otro mito por el estilo. La justicia no
un tipo de sujeto que ya está implícita- existe. Nunca ha existido y jamás existirá.
mente presupuesto en la trama social Simplemente el mundo no ha sido organi-
como condición necesaria de la no exclu- zado de esa manera. Los gorriones comen
sión. Traducido esto mismo al lenguaje gusanos. Eso no es justo para los gusanos.
normativo, podría decirse que el funda- (…) No tienes más que observar la natu-
mento de la libertad de prescribir para uno raleza para observar que no hay justicia en
mismo ciertas normas de conducta y cier- este mundo. (…) Tú puedes ser feliz o
tos principios reguladores de la acción no desgraciado, pero esta elección nada tiene
tiene en este sujeto más apoyo que el de que ver con la falta de justicia que veas a
constituir una reacción adaptativa a una si- tu alrededor. Este no es un punto de vista
tuación dada, respecto de la cual se eli- amargado de la humanidad y del mundo
mina toda opción de hablar en contra. El sino más bien un informe realista sobre lo
sujeto así emancipado no cuestiona las que es el mundo.”6. (Dyer, 1993, 228)
fuentes de su sometimiento más que en Bastan estas declaraciones para estar
términos del desequilibrio emocional que tentados de resumir groseramente la pro-
producen, y, por tanto, toda emancipación puesta con un “cómo sobrevivir en la jun-
se reduce a evitar los efectos sin conside- gla”, imagen que, por otra parte, no anda

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lejos del imaginario popular que produce emprender una lucha en pos de algo (la
el orden social neoliberal. Más adelante el justicia) de lo que previamente se ha dicho
autor matiza sus ideas: “La justicia es un que no existe ni existirá jamás. Sea cual
mero concepto casi imposible de aplicar, fuere la noción de justicia que el autor pre-
en especial, en lo que se refiere a tus pro- supone en cada mención que hace del con-
pias opciones de realización y felicidad cepto, resulta evidente que la reflexión so-
personales. Pero muchos de nosotros ten- bre los valores y actitudes morales propios
demos a exigir que la justicia y equidad está subordinada a la adquisición de acti-
sean parte inherente de sus relaciones con tudes psicológicas exteriormente útiles, o
los demás. (…) La exigencia de justicia no dicho en otras palabras: la constitución de
es un comportamiento neurótico. Sólo se un “yo” psicológicamente adaptado al en-
convierte en una zona errónea cuanto te torno social elimina, por inconveniente,
castigas a ti mismo con una emoción ne- toda opción de constitución moral indivi-
gativa al no poder ver la justicia que exi- dualmente libre. Por tanto, el estoicismo
ges. En este caso el comportamiento au- que pudiera vislumbrarse en esta propuesta
tofrustrante no es la exigencia de justicia, no es el propio del cultivo de sí que Fou-
sino la inmovilización que puede generar cault (2005, 2006 y 2009) analizó en su es-
esa realidad sin justicia. (…) La injusticia tudio de los textos antiguos. En aquel cul-
es una constante en la vida, pero con la in- tivo de sí, y en aquella “administración del
finita sabiduría que acabas de adquirir yo”, había algo más que la mera protección
puedes decidirte a luchar contra esa injus- ante el daño emocional, había una regula-
ticia y a negarte a quedar inmovilizado ción de la acción que no confunde la auto-
emocionalmente por ello. Puedes trabajar nomía con docilidad ni con indolencia, sino
para ayudar a extirpar la injusticia y pue- que expresa la soberanía que se ha de ejer-
des decidir que no te dejarás vencer psi- cer sobre los propios actos y actitudes en
cológicamente por ella.” (Dyer, 1993, virtud de una independencia moral que no
228-229). cede ante las contingencias externas.
El argumento subsiguiente declara, Citaremos ahora otro lugar del texto de
pues, que el objeto de tratamiento no es la Dyer, que es parte del capítulo titulado “Ex-
falta de justicia sino el impacto emocional plorando lo desconocido”, en relación con
que ello produce en nosotros. Desde un esa otra tendencia que más arriba hemos
punto de vista psicológico, -y ya que el au- mencionado como “escapismo hedonista”,
tor es psicólogo-, es fácil objetar que en el dando a entender que no se trata de un he-
modo de plantear la determinación a actuar donismo fundamentado en opciones racio-
contra la injusticia parecen banalizarse los nales. Allí declara el autor: “Como eres
componentes emocionales que constituyen una persona adulta sientes que tienes que
la motivación para la acción humana, esto tener una buena razón para hacer las cosas.
es, cabe pensar que difícilmente pueden Esta pasión por las razones evita que te
emprenderse acciones contra la injusticia abras y crezcas. Qué libertad da el saber
desde la indolencia. No se ve, por lo de- que no tienes que justificarte ante nadie, ni
más, qué sentido puede tener para nadie ante ti mismo7, nunca más. Puedes hacer

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cualquier cosa que quieras hacer porque lo zones que esgrimen sus entusiastas como
deseas y por ningún otro motivo. Esta ma- prueba de libertad para el individuo. Sin
nera de pensar te abrirá nuevas perspectivas embargo es todo un orden social el que
de experiencia y te ayudará a eliminar el está diciendo más bien qué estamos obli-
miedo a lo desconocido.”(Dyer, 1993,167). gados a ser (o, dicho negativamente, qué
Se expresa aquí, en un tono cierta- se nos exige estar en condiciones de so-
mente condescendiente, lo que aparece portar) desde el momento en que su fun-
como una constante en los textos de auto- cionamiento depende de mecanismos que
ayuda, a saber, una propuesta de autoins- segregan a los individuos en razón de con-
pección, autorregulación y autoevaluación diciones como el infortunio, la pobreza o
de las que debe estar ausente todo intento la enfermedad que por sí solas representan
de justificación moral. Fundamentar la motivos de exclusión.
conducta en razones éticas se considera
poco saludable psicológicamente. Nada 5. Conclusión: autoayuda como
más lejos del antiguo “cuidado de sí” en emancipación fraudulenta
que la relación con uno mismo es el lugar
primordial ante el que se deben rendir Según nuestra lectura de este fenómeno, el
cuentas. No siendo así, las inclinaciones y discurso de autoayuda contribuye en gran
los deseos fácilmente podían esclavizar- medida al objetivo de que el individuo
nos o disponerse a merced de otro, cuyas contemporáneo indague dentro de sí tanto
justificaciones harán las veces de las nues- las causas como los remedios paliativos de
tras. Desde esta perspectiva, el ideal de au- las múltiples quiebras de la estabilidad
tonomía aparece en la autoayuda como socioeconómica y emocional que consti-
una construcción flotante, sin sustento al- tuyen el signo de su tiempo. Paradójica-
guno en decisiones racionales, pero sí sus- mente, la noción de autonomía que arti-
ceptible de adherirse a cualquier otro ra- culan en torno suyo los procedimientos
zonamiento ajeno al nuestro. Se predica autoterapéuticos y “emancipadores” de
aquí una forma de emancipación que estos textos está, permitámonos decir,
suena en principio reconfortante, pero que “contaminada” de heteronomía por do-
pronto revela su inconsistencia lógica y quier, en tanto que las fuentes de la eman-
ética: autonomía sin racionalidad. cipación que aquí se prescriben son en re-
En otro lugar, perteneciente al capítulo alidad modos de subjetivación impuestos
“Rompiendo la barrera de los convencio- por un tipo de racionalidad estatal al que
nalismos” se dice: “Te es permitido no te- se adjunta como instrumento de gobierno
ner dignidad si así lo escoges. Nadie te el aparato psicoterapéutico. Estamos, por
está llevando la cuenta ni nadie te va a cas- tanto, ante la conformación de una “sub-
tigar por no ser algo que otra persona dijo jetividad heterónoma”, tal como sugiere V.
que deberías ser.” (Dyer, 1993, 205). En Papalini en un trabajo que analiza la lite-
efecto, en el orden social neoliberal nadie ratura de autoayuda desde la óptica fou-
en particular nos dice lo que deberíamos caultiana: “El sujeto es llamado a ‘tomar
ser, y esa es precisamente una de las ra- el destino en sus manos’, un destino pre-

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figurado socialmente y que deberá modi- menoscabo de la subjetividad desde un


ficar con los siempre insuficientes recur- punto de vista ético. Así, en conexión con
sos individuales. (…) se puede hablar de las aspiraciones de esta racionalidad polí-
la literatura de autoayuda como de un dis- tica neoliberal, el análisis de los medios y
positivo ideológico que naturaliza las pau- fines a los que se adhieren las ciencias
tas sociales y los principios rectores de la “psi” revela “la pobreza de la ética psico-
sociedad capitalista tardía y que ofrece, en terapéutica”: “Sea lo que fuere lo que se
consonancia con la clave resolutiva gene- ganó insistiendo en la autonomía y los de-
ral de esta sociedad, una tecnología como rechos de autorrealización, algo se ha per-
salida a los problemas planteados.”(Papa- dido (…) Hay un sentido de la escasez
lini, 2007, 46). ética de la obligación contemporánea de
Desde esta lectura, las “zonas erró- satisfacernos mediante los logros diarios
neas” del texto de Dyer, no son otra cosa de nuestras vidas, y de evaluar todos los
que los aspectos psicológicos del indivi- aspectos de las mismas en términos de la
duo que no están preparados para afrontar medida en que contribuimos o no a tan in-
dicha situación. Estar preparado es adqui- exorable trayectoria de automejora y feli-
rir un cierto modo de autosuficiencia, cidad personal a través de la mejora de
aquella que evite en lo posible las zonas de nuestra carrera y la maximización del es-
fricción con una dinámica económica y tilo de vida.” (Rose, 1999,. xxiv-xv)
social que se sirve de los individuos pero Otros autores de orientación foucaul-
que no puede velar por ellos. Se requiere, tiana aprovechan, en cambio, esta pers-
en consonancia con esto, un cierto tipo de pectiva del análisis en el sentido más op-
autoconocimiento para el cual se nos pro- timista que permite la obra de Foucault.
vee de las técnicas precisas, pues el dis- Así, por ejemplo, Petersen y Lupton
curso psicoterapéutico, como tecnología (1997) concluyen sus repasos a los modos
de poder que hace al individuo goberna- en que actualmente es subjetivado el indi-
ble, presta el servicio8 de obligarlo a ser viduo proponiendo una visión del sujeto
“experto en sí mismo” (Rose, 1997). De la menos restrictiva que la de un recipiente
provisión de tales técnicas se encarga en pasivo y manipulado. Apoyándose en los
buena parte la autoayuda, funcionando últimos escritos de Foucault, dichos auto-
como herramienta textual de una estrate- res afirman que la complejidad de las re-
gia política. laciones entre las normas dominantes y
La sospecha que Foucault había for- las conductas de los individuos deja un
mulado respecto a la insuficiencia ética de margen a un compromiso más “juguetón”
nuestra “cultura de sí” no es ajena a quie- con las normas, que puede propiciar for-
nes estudian la hegemonía actual de lo mas de resistencia en defensa de la liber-
psicoterapéutico. Aunque estos autores no tad subjetiva. En este sentido, llaman la
necesariamente echan de menos los mis- atención sobre cierto grado de indetermi-
mos aspectos que Foucault hubiera que- nación y apertura que la idea de la vida
rido en una ética del cuidado de sí, mani- como “la empresa de uno mismo” puede
fiestan en todo caso la inquietud por cierto sugerir. La exploración teórica de esa zona

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estaría seguramente en consonancia con finidamente de una constitución psico-so-


las motivaciones que Foucault proyectaba cial defectuosa que ha de aplicarse con ur-
desarrollar en la continuación de su obra, gencia a reparar. En ello advertimos la
una exploración de “los modos de exis- construcción de una pseudoética que con-
tencia que rompieran con las tendencias funde las prescripciones éticas de uno
“normalizadoras” de la sociedad contem- mismo con las prescripciones normaliza-
poránea, particularmente, el examen sin doras de un conocimiento psicológico ad-
fin del interior del yo que él contempló junto al poder político.
como la característica dominante de la so- A pesar de este diagnóstico, es pre-
ciedad moderna.” (Petersen y Lupton, ciso reconocer, en los efectos de los textos
1997, 179). de autoayuda, la posibilidad de cierta am-
Para nosotros, ese ‘examen sin fin del bivalencia que hablaría a favor de los as-
interior del yo” está bien representado en pectos en que estas técnicas pudieran
las prácticas y entrenamientos que pro- constituir una ayuda valiosa.9 En este sen-
pone el fenómeno textual de la autoayuda, tido cabría atender como objeto de ulterior
y es la directriz que preside los esfuerzos investigación a las posibles relaciones
del individuo en pos de una emancipa- constructivas que el lector pueda mantener
ción fraudulenta, puesto que más que ha- con estos textos, relaciones en que el su-
cer al sujeto dueño del libre albedrío con jeto mantenga la distancia que le permita
que elaborar su dimensión ética y sus op- cuestionarse la identidad y el modelo de
ciones existenciales, le hace responsable vida dichosa hacia los que estas prácticas
de las deficiencias que son señaladas le orientan, así como salvaguardar su in-
como tales por el modelo sociopolítico dividualidad para sentirse o no vinculado
vigente, y le obliga a ser consciente inde- por los medios y fines propuestos.

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Ciencias Sociales y Jurídicas (13-2006/1) blicación electrónica de la Universidad
Universidad Complutense de Madrid. Complutense.
Lupton, D. (1999): Risk, Florence, KY, Sennet, R., (2000): La corrosión del carácter,
USA: Routledge. Barcelona, Anagrama.

774 ISEGORÍA, N.º 51, julio-diciembre, 2014, 757-776, ISSN: 1130-2097


doi: 10.3989/isegoria.2014.051.12
¿Hacia qué fines nos orientan los textos de autoayuda?: Una reflexión desde el concepto foucaultiano...

NOTAS

1
“Pensamos –escribe Ian Hacking- en muchos buirse a la idea de “administración del yo” que caracte-
tipos de personas como objetos de investigación cientí- riza, según algunos autores, a la función de los textos
fica. A veces para controlarlos, como a las prostitutas, de autoayuda como prácticas o tecnologías de sí mismo
veces para ayudarlos como a potenciales suicidas. (…) (Ampudia de Haro, 2006). La otra anotación se refiere
A veces para cambiarlos por su propio bien y por el bien a las influencias neoestoicas a la luz de las cuales Oes-
público como a los obesos. A veces para admirarlos, treich (2008) analiza las nuevas formas de poder y ad-
comprenderlos, animarlos y quizá imitarlos como a los ministración que producen los estados modernos, así
genios. Pensamos estos tipos de personas como clases como el concepto de disciplina internalizada en el sujeto
determinadas definidas por determinadas propiedades. que deriva históricamente de dichas formas.
Cuanto más sepamos sobre esas propiedades, mejor po- 6
Aunque la reflexión sobre las diversas filiacio-
dremos controlarlos, cambiarlos, ayudarlos o imitarlos. nes e inconsistencias éticas implícitas en los discursos
(…) A veces nuestras ciencias crean tipos de personas de autoayuda merecería un estudio específico, diga-
que en cierto modo no existían antes. Llamo a esto ‘in- mos al menos en este punto que la propuesta de la
ventar personas’. (Hacking,2006, 2) naturaleza como modelo de interacción entre los indi-
2
En opinion de Cruikshank, esta situación puede viduos incurre en lo que la tradición filosófica ha
entenderse como un legado del pensamiento de Toc- denominado, -a partir de los análisis de David Hume -
queville que, -a su juicio-, entendió la democracia , “la falacia naturalista”, que consiste en deducir
como un tipo de sociedad más que como forma de go- enunciados prescriptivos a partir de enunciados des-
bierno. criptivos. En ese orden de extrapolación infundada, el
3
En referencia a Gloria Steinem, autora de un best- autor extrae consideraciones sobre lo que “deben” ser
seller de autoayuda titulado Revolution within: a book of las cosas en el ámbito de la conducta humana a partir
Self-Esteem, 1992, London, Little Brown. de lo que “son” en el orden de interacción de la natu-
4
La oferta de psicoterapia en nuestro país ha em- raleza.
pezado a ser regulada como parte de los servicios de 7
Cursiva nuestra.
salud pública en los últimos años, para ciertos casos y 8
Esta expresión no significa que los discursos psi-
según derivación por parte del médico de familia. Se coterapéuticos o de otro tipo funcionen como una espe-
observa un aumento en la tendencia a solicitar estos ser- cie de “siervos del poder”. Es sabido que desde la
vicios por parte del paciente a través de estos cauces (In- perspectiva foucaultiana la noción de “poder” no se en-
formación proporcionada por la Unidad de Docencia y tiende como dinámica explotador-explotado, o como
Psicoterapia del Hospital Virgen de las Nieves de Gra- forma de violencia instrumental, pues “el poder no es
nada). Sin embargo, la mayor demanda de estos servi- más que un tipo peculiar de relaciones entre individuos”
cios se produce en el sector privado, -por parte de (Foucault, 1990, 138) y “el gobierno de los hombres por
quienes pueden hacer frente al coste económico que re- los hombres supone cierta forma de racionalidad y no de
presentan-, sector en que es posible elegir la orientación violencia instrumental.” (Foucault, 1990,139)
psicológica de los tratamientos y recibir atención en es- 9
El libro de Jennifer Niesslen(2008) titulado Prac-
quemas horarios más flexibles. tically perfect in every way, es una muestra de esta am-
5
Conviene aquí recordar dos anotaciones. Una es bivalencia percibida desde la experiencia del usuario de
la que se refiere a la resonancia estoica que puede atri- textos de autoayuda.

ISEGORÍA, N.º 51, julio-diciembre, 2014, 757-776, ISSN: 1130-2097 775


doi: 10.3989/isegoria.2014.051.12

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