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La muerte de Prue Ramsay Tal vez haya que extraer la paradéjica lecci6n del asunto: para hacer brillar el halo luminoso y liberar su esplendor multiple de la autoridad tiranica de la intriga, es mejor llevar el baréme- tro anunciador de los grandes tumultos del cielo y del alma al espacio doméstico donde solamente indica la luz que coloreara a jornada o los paseos que seran posibles al dia siguiente. Es lo que hace Virginia Woolf reduciendo la intriga al minimo, hasta el limite en que Ta sucesion de las cosas como ocurren, una tras otra, se confunde casi con el sencillo desarrollo de un dia o de una vida: historias de familia que duran el tiempo de una jornada, con sus luces cambiantes y sus tareas variadas, o el tiempo de una vida, con las actividades y los suefios propios de cada edad, desde los juegos infantiles hasta la muerte, pasando por los afios de universidad, las ocupaciones de la edad adulta, el casamiento y la maternidad. La luz del faro al alcance de la vista marca el Ultimo término del viaje para James Ramsay, y los seis persona} de Las olas dejan al inconsistente héroe de sus suefios el riesgo de la aventura oriental. Pero Ja restriccion familiar de la intriga no ical jon. Porque la tirania de la intriga hace mas que radicalizar la tension. Porq nia de lain esella misma una cuestion de familia. La autoridad oe es i 3 ro, la del padre. En Alfaro, es Ramsay el que aaa endo en la primera parte la posibilidad intriga excl * conduce la insite de imponer, en la tercera, su necesidad. No ak travesin fo de la franca tirania del padre, que decide lo que obstante, al !4 ohibe, esta la tirania grata, fusional, . 1 comanda © pr 5 el dia por ven" 54 ELhilo perdido dela madre, que corrige la primera, pero para cop, i . . ley Ella planifica la gran capa de las coexistencias ue um la autoridad de los encadenamientos. Pero es areas oF otro modo al orden familiar, reduciendo la Hluvia andr ~Plarl¢ ya los pequehoe nia, fias cosas y a los pequefios mila, 05 dely —— a ie atomosa Tas pequei a i $0 que rode cotidiana. ¢Cémo pintar entonces el halo lumino: tenue intriga de una travesia diferida escapando a una Y aoe, tirania? Es la pregunta que se le plantea a la artista ficciona Briscoe, que debe escapar no solo al frenesi casamentero delay, de casa sino a su atraccién fusional, Para estar en condiciones de aprehender y de fijar en el lienzo “esa sacudida que afecta los nervios, la cosa misma antes de que se haya hecho de ella lo que sea”.! Y es primero, por supuesto, la Pregunta que se le plantes ala novelista que quiere traducir en palabras esa “cosa misma’, liberada de todas las propiedades que el uso practico o la utilidad narrativa confiere a los objetos de los sentidos. Ahora bien, Al faro propone una respuesta radical a ese dest fio en su segunda parte, titulada “Pasa el tiempo”. En efecto, e¢ tiempo que pasa no és simplemente el intervalo de los aiios d guerra durante los cuales la casa de veraneo ha quedado abar donada. Es un intervalo en que el tiempo mismo, él solo, acti sobre las cosas y produce acontecimientos sin ser medio Pot los plazos y las escansiones de ninguna activided o de nin peepee es 1n de las noches y los dias y fa fl . LU Aciones atmosféricas, determinan ll acontecimientos liberados Por entero de la tirania de los fines panos aonteciniento sensible abscleeg ns apa Tes, Los personajes esenciales de ear SeciOn sont ciertos ait separados de la masa central del viene °Lhalo luminoso n ropia. La ontolgg a lumi nueva es onisa, pero su practica solo ROR de la Fcton no puede ser sino una tensié & £ ser dialéctic: teismo-de la Vide La muerte de Prue Ramsay 63 6 ingesonel y las combinatorias de la intriga, una tensién ‘plo escaPa a las modulaciones del compromiso a costa vas ” in Habia que matar a Albertina para que el narrador se desprendiera de la ilusion que transforma un objeto del arte —una mancha de color en una playa- en un objeto de amor a poseer. Por su parte, Septimus es victima de la ilusi6n que transforma reflejos de luz en las hojas en mensaje personal. Se suma a la lista de los malos guionistas que interpretan de modo erréneo los acontecimientos sensibles y cuya falta y cuyo castigo reglan la relacion entre la logica del halo y la de la intriga. ay, por supuesto, una causa para tal falta. Pero la causa se desdobla de modo ejemplar. Septimus no es solo la victima de la violencia de Historia, el joven cuya salud mental se que- ranté por el traumatismo de la Gran Guerra. Es también, nos dice la novelista, “uno de esos jovenes semieducados, de ieactas que han conseguido roda su edueacich BF den prestados por bibliotecas publicas, leidos a 2 “spués de Ta jornada de trabajo, siguiendo el consejo fjavia de-atomos y Ta I6gica engafiosa de las intrigas. Flaubert Cidos eser) FT Antes del trauma que * ¢scritores consultados por correo”. ‘Antes del ripta pot dae piritu del soldado, esta la A ce seen loOmbre . ae Pui lado a i lleva Pre de pila iniitilmente di tinguido ¢ sta Ia vanidad Mas comin de los apellidos comunes- lel ‘ ‘ : ray huyo tutodidacta que se hizo por si mismo a a posta Osc i ancl a buscar Ia gior* la pratt® agujero provinciano para >" gue dictaba curses Bran ciudad donde una sefiorita Pole, 64 Elhilo perdido re Shakespeare, crey6 reconocer en él a yn} mano de John Keats, el poeta, hijo de palafrenero, y a en él “uno de esos fuegos que solo arden una vex en el tens de una vida”.! Incluso antes de ser aquel a quien la gue, volvié loco, Septimus es una encarnaci6n de una figura soci onocida: como Emma Bovary, pero también como ess populares sob bien c costureras_saint-simonianas a las cuales los padres les habjay stc za nombres de reinas, Victoria o puesto con demasiada ligere: Désirée, o como sus hermanos obreros muertos por haberse querido poetas, él pertenece a la especie temible de esos hijose hijas del pueblo que, en lugar de Ia vida a la que los destinaba su nacimiento, prefirieron esa otra vida prometida por algunas palabras escritas en libros que no estaban he los. Es esta aptitud nueva de los anonimos para vivir cualquier vida la que le permitié a la ficcién moderna romper con Ta légica jerar- to insignificante. Pero la ficcin moderna se esforz6 tambien pm volver a poner esta aptitud en su lugar para separar, el halo nde vier de space rsa ser sacrifice pare oe educados. Emma Bovary tenia © inualdad de la escrito ee somalidad del arte y Ing? al romance, a Tos nobles sentin eES Septimus, a su vez, IO es por cre: entos y a_un entorno artistict halo de luz 3e Dierda en la agendy deere ae imp que € ipersonal dela fraseamtes ¢ los anoénimos en rira- dela La justi dele als le Ta ficcion mode! sobre rna repos: En eso in eso pensaba, sin reportero que soii duda, algunos a € sofaba un, S afios mas a una tarde de is tarde, un joven verano b; la mor: ‘ada de pobres agricultores es en Alab; alo) el cobertizo de a. La revista For- La muerte de Prue Ramsay 65 a enviado a ver la manera en que vivia esa gente vs de [a Gran Depresion. No obstante, James Agee ge? arde en otra cosa: en la alegria que puede sumer- aba es onto “en toda bifurcacién de tiempo, de espacio y dep gracias a cualquier azar del “numero de azares vio bab ‘que pueden ofrecer un rayo de sol, las volutas e sibies Sees en noche etalo “previ inf, voz de un tren en Ja noche, el olor a chamusca 0» on ye las hojas d —— acero, el gusto de las hojas de nabos y mil acontecimientos ‘es de igual genero.!! Es en ese halo de luz dondeé e eensibles de 180° * 5 Sanit la intensidad de vida y de belleza presente en cualquier ‘elle insignificante el entorno de los pobres agricultores: detal isvaniaciones de Tuz que, a veces, le dan a las planchas de las paredes el aspecto deslumbrante de una superficie plateada con *sombras fuertes grabadas con cuchillo y tinta china”, “todas lasinclinaciones y todos los refuerzos de la sombra”, el aspecto deun hueso 0 los colores del agata;!? o bien la extraordinaria textura de esos trajes de faena cuya edad y cuyo desgaste, el sol, lsudor y el detergente han hecho “reinos de exquisita suavidad, milagros de pafierfa y de juegos de luces aterciopelados”, “un dominio y una gama de sutiles azules, deliciosos” y de un trabajo solo comparable “a la luz brumosa que aureola ciertos dias 0 Giertos azules de Cézanne”.!3 Pero esta capacidad de ver “un gran poema tragico” en las planchas de pino de un dormitorio 9 aioe figo de plumas de un principe tolteca” en el traje de faena Fe veces remendado pertenece al escritor, y solo a él. Tiene por V ~ er ¢rs0 Ta incapacidad de los agricultores mismos para Yer la belle eae Oe nS aR ee miendo del traj 2a presente en cada nudo de pino 0 en cada remiendo e ————-Tuere bajo otr ass faena, por falta de razon “de ver lo que fuere bajo otros SS queTos del uso y La capacidad de ver S&S que Tos del uso y la necesidad”. M. ora Pack aes Agee. Louons maintenant les grands hommes, Ag PP. 225-227 (trad. cast.: Elogiemos abora 4 hombres famososy Made: Mads oes I veld, Planers no. a1 4 soz Familias de terratenientes, mr lal ] ZI ods + Gal CascoMdd + U-fed, fea ELhilo perdido ado a a et no la _poscen. - . “dialéctica que opera aqui es mas comply, epara al escritor de los agricultore . S le eae reS Te pe. ae acrlos a otra forma de apropiacién, Tg de mite eel tico que lo envid allf para a Ios SigNOS que ‘permirian-volver su_vida inmediatamente ee re, inteligible, « Steg laen rrelato verosimil de la necesidad so tal que ofree See ena res. Porque el period: i lectores. Porque el periodism, que i Sin embargo, la ‘odicamente al consumo de s rte aristotélico. Construye la Tealj. litudd o de necesidad 0, mis mente, un esquema que vuelve idénticas verosimilitud y fad Lc os enviados a encontrar a los habitantes del pais profundo deben combinar asi los marcadores le a realidad individual que verifican el relato con los significantes eralidad estadistica que muestran esta realidad confor. e sabe, conforme alo que ella no puede no ser. Es esa identidad entre lo verosimil y lo necesario lo que constituye el corazén de lo que se llamaonsensonY es justamente ese acuerdo verosimil y necesario dela realidad y de su sentido lo ue hizo estallar, por su uso del “detalle”, Ja ficcién moderna. Siguiendo esa escuela, el reporter James Agee intenta sabotear cl encargo. Su inventario minucioso de todos los articulos aco- odados en cada n_de cada uno de los muebles de la casa udger, su esfuerzo la luz y el olor de la lampara i i por capturar le B i aceite, el grano y la fragancia de las planchas de pino y la respiracion de los cuerpos dormid los rasgos que vuelven la ara la maquina med luta singul laridad vida de los 4 pricul ete centuando, a la inversa, la abso" 7st existencia, y vinculé infinita multiplicidad ~ 14; y vinculdndola con Ia infin' fever de esos acontecimi atmosféricos” que ! ignado en ef orden humanidad compartid#- enna on ita de la 1 moderna. Se ap" Potencig in vidas anénimas ara Forjat m : PErson, s tiempo, penal dela * pot ; ° ismo fa escritura. Per “SMO tiempo, seer St poder de ruptura de La muerte de Prue Ramsay 67 al que mantiene las vidas andnimas en su lugar, ; 2 on isoluciGn ¢ las identidades, sit s d aciones y e€ncade- uales que reproducen, en i tos Con: ue rey Ci 7 ion jerarquica de las formas de vida. Ta Nezesta H 1 stribuci eo = \éctica sea interminable, se odara a able 1G de ( feud. puloche 42 Sy J Se nvonhy une loser de woplea Jv , Cc Usk x La pilikie? (4 polle che te fuer).

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