alma de los que mantienen relaciones amorosas íntimas e ilícitas con un pariente cercano o con un sacerdote, se pierde o se condena. Por regla general es la mujer quien sufre las consecuencias, encarnándose bajo la forma de una mula, la cual sale de noche por los callejones, bufando, despidiendo chispas por los ojos, tascando el freno, arrastrando las riendas. Para salvar a esta alma condenada, hay que apostarse al paso de la alma mula o mul´ánima en una encrucijada del camino y después de sacarle el freno en plena carrera, “darle un hachazo en la oreja o en la frente”. Si ha obrado el milagro, la persona salvada amanece al día siguiente con una cicatriz en la parte tocada. Se la llama mulánima, mala mula o mujer mula. Hay múltiples representaciones gráficas del Almamula y quien más, quien menos, todos tienen alguna historia para contar. El almamula puede ser una mula mitad mujer mitad mula de largas orejas y enormes tetas, de color marrón o negra. También puede transformarse en un enorme perro o chancho que tiene dimensiones y ferocidad fuera de lo normal. “El señor la condena en vida ante tamaña herejía a que vague por las noches convertida en mula buscando alguien que la redima. Aún, siendo almamula puede salvarse si encuentra un hombre corajudo que le haga frente y le corte un pedazo de oreja o le haga cualquier incisión de la que brote sangre. La sangre y la voluntad de no reincidir en el pecado pueden salvar a la mujer y a su alma”. El encuentro entre el almamula y su hombre “salvador” se da siempre después de las 12 de la noche que es la hora en que sale y ella busca aterrarlo con sus gritos. Él no debe mostrar miedo, tiene un cuchillo de acero en cruz y tiene que hacerla sangrar. El ciclo de vida del almamula tiene dos etapas: si el pecado es reciente puede salvarse, pero si ya pasó mucho tiempo y nadie la hirió lamentablemente se pierde. La que está condenada es más mala y agresiva, echa fuego por la boca, arrastra cadenas y goza haciendo daño. Su parte trasera es hueca, se alimenta de corderos y si alguien la hiere muere inevitablemente, sin cura. El Almamula fue noticia de primera página en El Liberal, diario de Santiago del Estero en el año 1989. Encontraron un perro grande muerto en un barrio de la ciudad capital y los vecinos salieron a denunciar que se trataba de un almamula que desde hacía tiempo rondaba por ahí. Se generó un gran debate, la televisión intervino con su cuota de sensacionalismo y llevaron a expertos veterinarios para que ellos determinen si “eso” era un perro. El debate instalado en los medios ¿Almamula?, se preguntaba el periodista en aquella tapa del diario. En otra oportunidad se vuelve a instalar el tema en los medios, cuando tres amigos salen a cazar al monte, matan un chancho del monte y lo meten en el baúl del auto, cuando lo van a bajar, se encuentran con una mujer muerta en el lugar del chancho. Se la conoce también con el nombre de Alma Mula, Mulánima, Mala Mula, Mujer Mula y Mula sin Cabeza. Leyenda difundida en el Norte y Centro del país, que sería derivación de la Viuda. Es una mujer transformada en mula por haber tenido relaciones amorosas con un cura, o cometido incesto. Se la describe como una mula de color negro o marrón castaño y largas orejas que corre de noche por los campos, echando fuego por la nariz y la boca, y destellos por los ojos. La acompaña el crujir de su freno de oro, y de tanto en tanto lanza un triste rebuzno. Arrastra también pesadas cadenas, como otros seres condenados. No suele ser muy discreta, ya que atraviesa poblaciones importantes de noche, a la carrera y con toda su parafernalia. Ante su cercanía, los perros ladran como enloquecidos. Corre a las ovejas. Al parecer, se alimenta solo de carne, cazando animales y también niños. Según versiones, le gusta merodear en las siestas calurosas y pesadas del verano, las galerías de las estancias antiguas y los patios de los ranchos. Quién la mire, perderá la vida o será víctima de una desgracia. Su rebuzno, casi humano por el dolor y la angustia que llega a transmitir, estremece a los que lo escuchan. Para salvar el alma de esta condenada hay que aguardarla en un sitio estratégico con un cuchillo, y cuando pase cortarle la oreja o las crines. Su sangre al correr, operará como elemento redentor, rompiendo su encantamiento. Se convertirá en una bella y codiciada mujer. Si algún hombre se detiene a mirarla quedará prendado y por ella abandonará familia, trabajo y amigos para seguirla, y morirá al poco tiempo, consumido por la pasión. Este encantamiento por la mirada puede darse aunque el Alma Mula no abandone su apariencia animal.