2013 03 05 Conferencia Afganistan

2013 03 14 - AEME - CONFERENCIA GENERAL FABIAN SÁNCHEZ GARCÍA_CONFERENCIA 14/03/2013 11:51 Págin
ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE MILITARES ESCRITORES

(AEME)
AFGANISTÁN: PRESENTE Y FUTURO

General Don Fabián Sánchez García
3ª Conferencia del Ciclo 2013 celebrada en el

CENTRO CULTURAL DE LOS EJERCITOS
Gran Vía, 13
Madrid
Madrid 5 de Marzo 2013

Coordina y Edita:
Asociación Española de Militares Escritores (AEME)
Corre@: informacion@militaresescritores.com
Imprime:
Pinares Impresores, S.L.
C/. Buen Gobernador, 24 - 28027 Madrid.
Corre@: pinaresimpresores@telefonica.net
CURRICULUM VITAE
GENERAL DE BRIGADA DE CABALLERÍA

D. FABIAN SANCHEZ GARCÍA
Nacido en Melilla en 1946 ingresa en la Academia General Militar en

1966 formando parte de la Promocion XXV. En 1970 es promovido al
empleo de Teniente de Caballeria.
Destinos
De Teniente (1970-1975):
* Regimiento de Caballería Ligero Acorazado Santiago nº 1. (Salamanca).
* Grupo Ligero de Caballería del Tercio Alejandro Farnesio IV de la Legión.
(Villa Cisneros-Sahara).
* Unidad de Helicópteros nº 1 (Colmenar Viejo).
De Capitán (1975-1985)
* Unidad de Helicópteros nº 1 (Colmenar Viejo).
* Escuela de Estado Mayor del Ejército de Tierra. Alumno Promoción
77 de EM.
* Regimiento de Caballería Ligero Acorazado Villaviciosa 14 (Madrid).
Jefe de la 3ª Sección de la PLMM.
* Estado Mayor de la Brigada de Cazadores de Montaña XLI (Lérida).
Jefe de 3ª y 4ª Secciones.
* Regimiento de Caballería Acorazado Farnesio 12 (Valladolid). Mando
del Escuadrón Mecanizado.
* Centro de Enseñanza de las FAMET (Colmenar Viejo). Instructor de Vuelo.
De Comandante (1985-1991)
* Estado Mayor Conjunto de la Defensa (Madrid). Jefe del Negociado
OTAN de la Secretaría Técnica.
* Dirección General de Política de Defensa (Madrid). Subdirección General
de Asuntos Internacionales.
De Teniente Coronel (1991-1997)
* Dirección General de Política de Defensa (Madrid). Subdirección General
de Asuntos Internacionales.
* Estado Mayor de la Fuerza de Acción Rápida (Madrid). Jefe de las
Secciones de Inteligencia y Operaciones
* Estado Mayor Conjunto de la Defensa (Madrid). Sección de Opera-
ciones en Curso, de la División de Operaciones.
3
De Coronel. (1997-2001)
* Estado Mayor Conjunto de la Defensa. Jefe de la Sección de Ejerci-
cios de la División de Operaciones.
* Jefe del Regimiento de Caballeria Ligero Lusitania 8 de la Fuerza de
Acción Rápida (Marines- Valencia).
* Representación Militar Española ante la Union Europea (MILREP
UE). Representante español en el Grupo de Trabajo del Comité Militar
de la Unión Europea.
De General de Brigada (2001-2005).
* Cuartel General de Alta Disponibilidad de la OTAN (NRDC-SP) en Be-
tera (Valencia). Jefe de la División de Operaciones.
* Cuartel General del Cuerpo de Ejército Europeo (Estrasburgo- Fran-
cia). Jefe de la División de Operaciones.
Participación en operaciones
- 1972. Destinado como teniente en el Grupo Ligero de Caballería del
IV Tercio de la Legión en Villa Cisneros (Sahara) participa en las ope-
raciones que se realizan en el área de Edchera (1972).
- Octubre 1992- febrero1993. Teniente Coronel. Jefe de Estado Mayor
del Cuartel General Avanzado de la Fuerza de Protección de Naciones
Unidas (UNPROFOR) en Sarajevo (Bosnia-Herzegovina).
- Agosto 2004- febrero 2005. General de Brigada, Comandante de la
Fuerza Terrestre de la OTAN en Afganistán (ISAF VI).
Diplomas y cursos
Posee, entre otros, los de Piloto de Helicópteros, Estado Mayor del Ejér-
cito de Tierra, Estados Mayores Conjuntos, Curso Superior Conjunto de
Inteligencia y Curso del Colegio de Defensa de la OTAN (NADEFCOL).
Condecoraciones
Medalla del Sahara (Zona de Combate), Gran Cruz de la Orden del Mérito
Militar, Gran Cruz, Placa, Cruz y Encomienda de la Orden de San Her-
menegildo, 5 Cruces del Mérito Militar, Naval y Aeronáutico con distintivo
blanco, Medalla de las Naciones Unidas “UNPROFOR”, Cruz Militar de
Primera Clase (Reino de Bélgica) y Medalla OTAN no-Artículo 5 “ISAF”.
Publicaciones
Ha escrito artículos en varias publicaciones profesionales y es autor
del libro “Afganistán: un conflicto interminable”.
4
AFGANISTÁN: PRESENTE Y FUTURO
General de Brigada de Caballería

D. Fabián Sánchez García
INTRODUCCIÓN
Por su situación en el cruce de caminos entre Asia central,

la India y Oriente Próximo, la zona de Oriente Medio que hoy co-
nocemos como Afganistán ha sido tierra de paso o de conquista
para multitud de culturas e imperios, desde los griegos de Ale-
jandro Magno en el siglo IV a.C., a la Unión Soviética en 1979,
pasando por árabes, mongoles, otomanos, persas, etc.
Tradicionalmente se ha destacado el carácter rebelde e in-

dómito de los afganos, especialmente en el caso de las tribus
pastún, y la dificultad que para dominarlos han tenido quienes lo
han intentado a lo largo de la historia. De esa leyenda, ha surgido
una célebre frase que describe a Afganistán como el “cementerio
de los imperios” y que, a pesar de ser de un rigor histórico discu-
tible, se utiliza frecuentemente porque describe de forma muy ex-
presiva la historia bélica de Afganistán, sobre todo la de los dos
último siglos. Primero las tres guerras con los británicos en el
siglo XIX, que finalizaron con la independencia de Afganistán en
1919, y después con los soviéticos en el siglo pasado, los cuales,
tras diez años de guerra sin cuartel, entre 1979 y 1989, tuvieron
que abandonar el país a toda prisa.
Pues bien, al comienzo del nuevo siglo parece que, una vez
más, Afganistán vuelve a ser escenario del fracaso de otra inter-
vención militar extranjera. Allí, una coalición de 50 países, dirigi-
dos por la primera potencia mundial, después de once años,
miles de muertos y heridos, y cantidades ingentes de dinero in-
vertido, posiblemente superior al billón de dólares, están ejecu-
5
tando las últimas fases de su retirada que está previsto completar

en su casi totalidad a finales de 2014, con serias dudas sobre los
objetivos alcanzados.
OBJETIVOS DE LA INTERVENCIÓN
Para poder hacer una valoración de los posibles logros con-

seguidos en Afganistán se hace necesario comparar la situación
del país que muy probablemente dejará la coalición con los ob-
jetivos que guiaron la intervención multinacional.
Pero aquí surge un serio problema porque, además del ob-

jetivo inicial de los estadounidenses, concreto y fácilmente veri-
ficable, de derrocar a los talibanes y expulsar a Al Qaeda de
Afganistán, la comunidad internacional, incluido EEUU, se marcó
también otros objetivos mucho más genéricos y ambiguos y, po-
siblemente, demasiado ambiciosos e inalcanzables, conociendo
la situación en la que estaba el país en aquellas fechas y sus ca-
racterísticas culturales y religiosas.
Así, los primeros objetivos que se marcaron en la Confe-

rencia de Bonn en 2001 fueron los de “terminar el trágico con-
flicto en Afganistán y promover la reconciliación nacional, la paz
duradera, la estabilidad y el respeto por los derechos humanos
en el país”. Dos meses más tarde la Conferencia de Tokio, am-
pliando lo establecido en los Acuerdos de Bon, introducía el ob-
jetivo genérico de lograr la reconstrucción de Afganistán, una
gobernanza representativa y la eliminación del terrorismo y la
producción y tráfico de estupefacientes. Como puede verse, en
muy corto espacio de tiempo ya comenzaron a introducirse va-
riaciones en los objetivos a conseguir. Y estos cambios se su-
cedieron en las sucesivas conferencias internacionales, con
formulaciones que, aunque parecidas, introducían matices di-
ferentes en función de la situación y de las expectativas de cada
momento. Y se siguieron añadiendo nuevos objetivos, aún más
6
ambiguos y utópicos, tales como hacer de Afganistán un país

democrático y próspero.
Pero simultáneamente, y de forma paralela, parece haber

hecho fortuna en los últimos dos años la teoría del “afghan good
enough”, en expresión inglesa, posiblemente un intento de intro-
ducir realismo en el proceso, y según la cual el objetivo final que
justificaría la intervención en Afganistán sería dejar al país en una
situación “suficientemente buena para los afganos”. Pero, aún
así, esta fórmula continúa encerrando un alto grado de ambigüe-
dad porque nadie ha descrito cual es esa situación ni definido las
condiciones que deben darse para que se considere alcanzado
ese nivel “suficientemente bueno”.
En todo caso, a poco más de un año vista de la salida de las

fuerzas internacionales de Afganistán, todavía no sabemos qué de-
bemos considerar como éxito de la misión, o si debería hablarse de
éxitos parciales o totales, y en qué consistirían en cada caso. El pa-
sado mes de enero el ministro de defensa español, Pedro Morenés,
declaraba a un periódico nacional con ocasión de la pasada Pascua
Militar: “yo no creo que Afganistán sea un fracaso. A lo mejor no es
un éxito total, pero la situación está mejor que hace 12 años y yo
no sé cual es la definición de éxito total” 1. Y, curiosamente, pocos
días después, el 11 de enero, en una entrevista con motivo de la vi-
sita del presidente afgano Hamid Karzai a Washington, el presi-
dente de Estados Unidos, Barack Obama, contestaba de una forma
parecida: “¿Hemos logrado todo lo que uno podía imaginar que lo-
graríamos en el mejor de los escenarios? Probablemente no. Esto
es una empresa humana y uno no consigue el ideal” 2.
Esta imprecisión y ambigüedad en los objetivos de la inter-

vención en Afganistán posiblemente constituyan la primera causa
1
GONZÁLEZ, Miguel. La guerra de Afganistán ha costado 100 muertos y 3.500 millones
a España. El País, 4 enero 2013.
2
NAKUMARA, David. Obama announces reduced U.S. role in Afghanistan starting this
spring. The Washington Post, January 11, 2013.
7
de que esta misión internacional no esté cumpliendo con las ex-

pectativas generadas y lleve camino de acabar en un cierto fra-
caso o tan solo, siendo muy optimistas, en un éxito parcial,
cualquiera que sea el alcance que se quiera dar al significado de
este adjetivo.
En este contexto, en los próximos minutos repasaremos la

situación del país en los ámbitos de la seguridad, la gobernanza
y el desarrollo económico y social, sectores fundamentales para
su estabilidad y prosperidad, y en los que la comunidad interna-
cional ha volcado sus esfuerzos en estos últimos años, haciendo,
donde proceda, consideraciones sobre el probable futuro.
LA SEGURIDAD
La insurgencia
La seguridad es una condición sine qua non para poder al-
canzar otros objetivos políticos o económicos y dar estabilidad a
un país. Durante los últimos años la principal amenaza para la
seguridad de Afganistán ha sido la insurgencia que, siendo prác-
ticamente inexistente al acabar las operaciones militares que de-
rrotaron al régimen talibán a finales de 2001, ha ido aumentando
constantemente hasta convertirse en un verdadero problema. Y,
a menos de dos años de que se complete la retirada del contin-
gente internacional, y a pesar de que en 2010 y 2011 se había
conseguido contener su empuje en algunas zonas, la insurgencia
sigue teniendo capacidad para generar inseguridad en buena
parte del país. En el informe que el Departamento de Defensa de
EEUU dirigió al Congreso en diciembre de 2012 se decía:
“A pesar de los progresos tácticos de las operaciones conjun-

tas de la fuerza internacional (ISAF) con las fuerzas de seguridad
afganas (ANSF), la insurgencia sigue siendo adaptable y capaz
de regenerarse. Mantiene la capacidad de colocar una considera-
ble cantidad de artefactos explosivos improvisados y de realizar
8
ataques de alta visibilidad. El apoyo continuo que la insurgencia

recibe desde los santuarios en Pakistán y el lento restablecimiento
de la gobernanza en las áreas liberadas de Afganistán corren el
riesgo de socavar los progresos tácticos conseguidos”.3
En consecuencia, la condición de dejar un país seguro y en

paz, es un objetivo que está aún lejos de alcanzarse y, teniendo
en cuenta el escaso tiempo que queda para que las fuerzas alia-
das salgan definitivamente del país, Afganistán seguirá previsi-
blemente siendo una región en la que la violencia continuará
activa, con una insurgencia de ímpetu renovado por la ausencia
de la coalición internacional, y a la que tendrán que hacer frente
el ejército y la policía afganos. Sin que pueda descartarse un
nuevo conflicto civil debido a las grandes tensiones subyacentes
en la sociedad afgana.
La contrainsurgencia
Aunque las razones de la poca eficacia de la lucha contra la
insurgencia son muy complejas, hay dos causas relacionadas
entre sí que, a la vista de cómo se han desarrollado los aconte-
cimientos, parece que han tenido una influencia clave en la su-
pervivencia de la insurgencia y su nuevo impulso. Se trataría de
las doctrinas de contrainsurgencia aplicadas en Afganistán tanto
en el nivel político-estratégico como en el militar.
Por un lado la doctrina del “enfoque integral” o “comprehen-

sive approach”, en terminología estadounidense, que se ha se-
guido en el nivel político-estratégico. Según esta teoría, la lucha
contra la insurgencia debe consistir en la utilización de todos los
instrumentos del poder del estado, no solo militares, sino también
políticos, diplomáticos, económicos, etc, ya que, en este tipo de
conflictos, tan importante o más que luchar contra los insurgentes
es eliminar las causas que provocan esa insurgencia y que nor-
malmente son de orden político, social, económico, etc.
3
Report on Progress Toward Security and Stability in Afghanistan. Department of De-
fense USA. December 2012, pág 21.
9
Pero, aunque esta doctrina a nivel teórico pueda parecer im-

pecable, hay un problema insuperable de orden operativo: lograr
la coordinación y acción unificada de una multitud de organiza-
ciones de muy variada naturaleza, de países distintos, y con in-
tereses muchas veces contrapuestos. Es un empeño de una
enorme complejidad que se está muy lejos de poder abordar con
garantías de éxito, y Afganistán es un ejemplo práctico de esa di-
ficultad. Aunque ya en EEUU se han lanzado iniciativas para
construir, al menos a nivel nacional, una estructura capaz de en-
globar todas las agencias gubernamentales llamadas a intervenir
en este tipo de conflictos, los progresos son aún muy poco signi-
ficativos. Y, aún cuando se consiguiera un mecanismo eficiente
para esa integración nacional, quedaría por ver cómo se consi-
gue hacerlo con el resto de naciones y organismos.
Por otra parte, la doctrina militar estadounidense de contrain-

surgencia que se ha seguido en Afganistán, contenida en el ma-
nual de campaña FM 3-24, revisada y actualizada durante el
conflicto bajo la dirección del famoso general Petraeus, tampoco
ha dado los resultados deseados. Independientemente de su
mayor o menor idoneidad, su implementación se ha visto obsta-
culizada por problemas muy diversos: las diferencias en la apli-
cación de la doctrina oficial de contrainsurgencia por parte de los
distintos comandantes de la coalición internacional, la distinta in-
terpretación de las naciones participantes sobre la naturaleza de
la misión a cumplir en Afganistán, los múltiples condicionantes
(“caveats”) impuestos al empleo de sus respectivas fuerzas, la
falta de coordinación entre aliados e incluso en el mismo seno
de las fuerzas estadounidenses, y el desconocimiento del teatro
y de la naturaleza del conflicto afgano, entre otros muchos.
La constatación de esta realidad ya ha abierto un interesante

debate en la Academia Militar de West Point sobre la convenien-
cia de revisar esta doctrina de contrainsurgencia porque existe
el convencimiento de que el lema favorito de Petraeus, “ganar
mentes y corazones”, no ha funcionado como se esperaba.
10
La frontera con Pakistán

Un factor clave en la resistencia de la insurgencia afgana du-
rante todos estos años ha sido la facilidad con la que los insur-
gentes cruzan la frontera con Pakistán y se ponen a salvo en ese
país vecino.
La frontera oriental de Afganistán con Pakistán es extrema-

damente porosa porque, en su mayor parte, está trazada sobre
una zona montañosa, agreste e impracticable, y habitada a
ambos lados por la etnia pastún cuyos miembros, aunque formal-
mente divididos entre los dos países, mantienen unos fuertes
lazos de identidad y consideran artificial la separación. De hecho,
esta frontera, conocida como la Línea Durand, nombre del go-
bernador británico de la India que la delimitó al hacerse Afganis-
tán independiente, ha sido un motivo permanente de conflicto,
primero con los británicos, y posteriormente con Pakistán, puesto
que ningún gobierno afgano la ha reconocido nunca.
Los talibán pertenecen a la etnia pastún y esa circunstancia,

unida a lo accidentado del terreno, hace que les resulte extrema-
damente sencillo moverse en esta zona sin ser detectados, y en-
trar y salir fácilmente en Afganistán desde sus santuarios en
Pakistán. Pero, además, este país nunca ha ejercido un control
efectivo sobre esas regiones, conocidas como “Áreas Tribales
Administradas Federalmente”, y desde el nacimiento del movi-
miento talibán en 1994 en su propio territorio, no han dejado de
apoyarlos. Es bien conocido que la “shura” o Consejo Supremo
de los talibanes, desde que huyó de Afganistán a finales de 2001,
tiene su sede en las inmediaciones de la ciudad de Quetta desde
donde dirigen la insurgencia en Afganistán sin ser molestados
por las autoridades pakistaníes.
Esta gran facilidad para refugiarse en Pakistán cuando son

perseguidos por las fuerzas de seguridad afganas o por las fuer-
zas internacionales, y planear desde allí sus operaciones en Af-
ganistán, hace muy difícil combatirlos con la eficacia deseada.
11
Las fuerzas de seguridad afganas

Uno de los pilares de la estrategia de retirada de Afganistán
de la coalición internacional, posiblemente el más importante en
la actualidad, es conseguir salir del país dejando unas fuerzas
indígenas capaces de proporcionar seguridad a los afganos y de
hacer frente a la insurgencia en caso necesario. Así, al menos,
Afganistán habría quedado en una situación que le permitiría
avanzar en el logro de los objetivos de estabilidad y desarrollo.
Por ello, en los últimos años se ha hecho un gran esfuerzo de or-
ganización y de adiestramiento de unas fuerzas de seguridad af-
ganas constituidas por un Ejército de Tierra, una Fuerza Aérea y
una Policía, esta última con diversos cuerpos.
En junio de 2011, el Comité Permanente de Seguridad de la

Junta Conjunta de Coordinación y Control (JCMB) 4 estableció el
objetivo de alcanzar la cifra total de 352.000 efectivos en las fuer-
zas de seguridad a finales de 2014. De ese total 187.000 serían
para el Ejército de Tierra, a alcanzar en diciembre de 2012,
157.000 para la Policía en febrero de 2013 y 8.000 para la Fuerza
Aérea, alcanzables a finales de 2014 5. Los efectivos previstos
para el Ejército de Tierra y la Policía ya han sido alcanzados en
la fecha de esta conferencia y los de la Fuerza Aérea están en
vías de conseguirse próximamente.
El camino que ha llevado a esta cifra no ha sido sencillo ya

que han sido varios los cambios acerca de la entidad que debe-
rían tener estas fuerzas. Incluso esa cifra total de 352.000 tam-
poco será definitiva, tal como veremos más adelante.
La operatividad
La operatividad de las fuerzas de seguridad afganas es muy
limitada. El Ejército de Tierra consta de 23 brigadas organizadas
4
Developing Afghan security forces. NATO, 03 Dec 2012.
http://www.nato.int/cps/en/natolive/topics_92726.htm?selectedLocale=en
5
12
en 6 Cuerpos de Ejército, más algunas tropas dependientes di-

rectamente del Ministerio de Defensa. Según un informe reciente
del Pentágono6, sólo una brigada es capaz de operar indepen-
dientemente, aunque necesitando aún el asesoramiento de ins-
tructores de la coalición. El Ejército del Aire está todavía en
estado embrionario y la Policía tiene un nivel profesional muy
bajo y la desconfianza de la población.
En todo caso hay que señalar que los métodos utilizados por
Estados Unidos para determinar el nivel de operatividad de la fuerza
afgana son extremadamente complejos y han sido modificados en
distintas ocasiones, posiblemente buscando dar una mejor impre-
sión de su estado de operatividad, según opinan algunos analistas.
De todas formas, cualquiera que sea el procedimiento utilizado para
su medición, lo cierto es que su operatividad es, cuanto menos, in-
suficiente para las misiones que se espera que desempeñe.
A esta situación hay que añadir unos índices de abandono y

deserción muy elevados que, si no se logran corregir, supondrán
un serio problema para su viabilidad futura. Según la OTAN, los
índices mensuales de abandono son de un 2,2% en el Ejército y
de 1,2% en la Policía.7
• La baja operatividad de las fuerzas de seguridad se debe

a distintos factores. Entre otros, cabría destacar:
• Las prisas de la comunidad internacional por alcanzar

cuanto antes el objetivo de los 352.000 efectivos para poder así
justificar mejor la retirada ya decidida. Esto ha llevado a descui-
dar la selección del personal, ya de por sí difícil en las condicio-
nes de Afganistán, y ha favorecido la infiltración de insurgentes,
delincuentes comunes y oportunistas.
6
7
Developing Afghan security forces. NATO, 03 Dec 2012.
http://www.nato.int/cps/en/natolive/topics_92726.htm?selectedLocale=en
13
• Las tasas de analfabetismo en Afganistán se estiman en

un 80% de la población lo que supone que una gran mayoría de
los reclutas tienen un nivel cultural insuficiente. En estas condi-
ciones el adiestramiento es extremadamente lento y difícil. Y peor
aún es el problema de formar cuadros de mando con la formación
imprescindible para el encuadramiento y dirección de los solda-
dos y policías.
• La corrupción, que invade a todas las instituciones del

estado, también está presente en las fuerzas de seguridad, es-
pecialmente en la policía, hasta el punto de que en muchos casos
es difícil distinguir a un policía de un delincuente o extorsionador.
Los ataques desde dentro

Un fenómeno que ha venido a complicar aún más la situación
ha sido lo que se conoce como “ataques desde dentro” o “ataques
de verde sobre azul”, expresiones que se utilizan para designar a
los frecuentes ataques producidos por soldados o policías afga-
nos contra otros compañeros, contra sus mandos o contra los ins-
tructores o asesores extranjeros que con ellos trabajan.
Una de las causas de estos ataques es la existencia de in-

surgentes infiltrados en las fuerzas de seguridad. Pero otra muy
importante es el enorme choque cultural entre sociedades radi-
calmente distintas, causa de frecuentes e intolerables ofensas a
los nativos normalmente causadas por desconocimiento.
Este fenómeno, que ya se ha cobrado muchas víctimas, ha

obligado a suspender una parte muy importante del programa de
adiestramiento y a implantar nuevas medidas de seguridad, entre
ellas la que se conoce como “el ángel de la guarda” que obliga a
que, en cualquier actividad en la que participen afganos y esta-
dounidenses, dentro o fuera de los acuartelamientos, tiene que
haber un vigilante con el arma preparada y pendiente de los af-
ganos para poder reaccionar a tiempo en caso de que se advierta
cualquier actitud sospechosa.
14
De los 30 policías que murieron la pasada semana a manos

de los talibanes, 22 lo fueron por ataques desde dentro, 17 de
ellos drogados durante la comida y luego asesinados mientras
dormían.
Con vistas al futuro, el problema no es solamente el elevado

número de víctimas que causan, ya de por si suficientemente
grave, sino también la situación de desconcierto y desconfianza
que siembran y que puede fomentar aún más la disgregación de
una fuerza ya de por si muy poco cohesionada.
La financiación de las fuerzas de seguridad

Aunque los efectivos de las fuerzas de seguridad afganas se
habían establecido en 2011 en 352.000 militares y policías, en la
Cumbre de Chicago, en mayo de 2012, los países participantes
en la coalición internacional (ISAF), considerando las dificultades
que tendría el gobierno afgano en el futuro para sostener una
fuerza de esa entidad, decidieron que deberían reducirse esos
efectivos hasta los 228.500, estimando el presupuesto anual ne-
cesario aproximadamente en 4.100 millones de dólares, de los
cuales Afganistán, a partir de 2015, deberá aportar 500 millones
que irán incrementándose paulatinamente de forma que en 2025
deberá haberse hecho cargo del total de la financiación. Los pa-
íses participantes en la Cumbre se comprometieron a aportar el
resto hasta completar los 4.100 millones de dólares.
Si se tiene en cuenta que los ingresos anuales de Afganis-

tán, por el momento, no superan los 2.000 millones de dólares
se tendrá una idea de la magnitud del problema.
LA GOBERNANZA
La Conferencia de Bonn de diciembre de 2001 diseñó la ar-
quitectura política institucional de la que debería dotarse Afga-
nistán en el futuro, el procedimiento a seguir para ello y los plazos
para alcanzarla. Pasados más de 11 años el país tiene en fun-
cionamiento todas las instituciones que definen a un régimen par-
15
lamentario moderno: un presidente y un parlamento bicameral

elegidos por el pueblo y una corte suprema de justicia. Pero la
realidad es que, aunque se han ido cumpliendo los hitos estable-
cidos en Bonn, todas las elecciones celebradas hasta ahora, pre-
sidenciales y parlamentarias han estado teñidas por graves
acusaciones de fraude lo que ha restado una gran legitimidad al
sistema, especialmente al gobierno del presidente Karzai.
Muchos problemas se derivan también del choque entre dos

modelos superpuestos difícilmente conciliables o, sencillamente,
incompatibles. Así, la constitución afgana recoge los principios
del estado de derecho, tal como se conocen en occidente, inclu-
yendo los derechos individuales fundamentales y suscribiendo la
Declaración Universal de Derechos Humanos de Naciones Uni-
das; incluso se reconoce explícitamente la igualdad del hombre
y la mujer ante la ley. Pero simultáneamente, en su articulado se
establece que “el sagrado islam es la religión oficial de la Repú-
blica Islámica de Afganistán” y que “ninguna ley puede ser con-
traria a los principios y disposiciones de la sagrada religión del
islam en Afganistán”.
No parece fácil conciliar dos culturas tan radicalmente

opuestas y los ejemplos de esta dificultad son constantes. Así,
en 2009 las dos cámaras del Parlamento aprobaron, y el presi-
dente Karzai firmó, una ley aplicable a los chiies afganos según
la cual se transfería a sus autoridades religiosas la competencia
en las relaciones entre hombre y mujer. Entre otras disposicio-
nes se establecía la subordinación sexual de la mujer al hombre
y la necesidad de contar con el permiso del marido para trabajar
fuera de casa o para ir a la escuela8. Otro ejemplo elocuente fue
la firma por parte del presidente Karzai, en marzo de 2012, de
un decreto en el que se afirmaba que la mujer estaba subordi-
nada al hombre9.
8
DEXTER FILKINS. Women Protest New Restrictive Law. The New York Times. April
16, 2009
9
The Women of Afghanistan. The New York Times. Editorial. August 15, 2012
16
También en el sistema judicial se producen estas contra-

dicciones ya que se superponen un sistema formal y otro tradi-
cional, basado en los usos y costumbres tribales y en el islam,
con una coordinación muy difícil entre ambos. Se da la circuns-
tancia de que muchos afganos prefieren el sistema talibán de
resolución de disputas, directo, rápido y mucho menos corrupto
que el oficial. Por otra parte todos los miembros de la corte su-
prema son nombrados directamente por el presidente con lo
que la independencia judicial está siempre en entredicho.
Otra importante dificultad para la implantación de un verda-

dero estado de derecho es la imposibilidad de acceso a muchas
áreas rurales debido a la inseguridad y a la existencia en esas
zonas del sistema de gobierno paralelo de los talibanes.
Finalmente, la corrupción supone un gran factor de arbitrarie-

dad y de injusticia en la sociedad afgana. Según la tabla de índices
de corrupción 2012 de “Transparency International”, Afganistán se
encuentra situado en último lugar de los 176 países analizados,
“ex-aequo” con Somalia y Corea del Norte. Esta corrupción afecta
a todos los sectores e instituciones en distinto grado. Los sobornos
constituyen una práctica habitual generalmente aceptada. Nacio-
nes Unidas ha estimado que la cantidad pagada en sobornos en
el último año es aproximadamente de 2.500 millones de dólares,
lo que supone alrededor del 25% del Producto Interior Bruto legal
de Afganistán.
Las elecciones presidenciales de 2014

Las próximas elecciones presidenciales, cuya celebración
está prevista el 5 de abril de 2014, constituirán un acontecimiento
clave en el futuro del país, entre otras cosas porque, entre las
condiciones que las naciones donantes han impuesto para con-
tinuar con su aportación a la financiación de Afganistán a partir
de 2014, figura la limpieza democrática de esas elecciones. Sin
esos fondos Afganistán resultará totalmente inviable.
17
Pero los obstáculos para la celebración de unas elecciones

libres y limpias son muchos. La legislación dirigida a reformar la
ley electoral sigue preocupantemente retrasada y el país no tiene
aún un proceso de registro de votantes fiable. Por otra parte, la
seguridad no es probable que experimente una mejora significa-
tiva en el año que queda e incluso es posible que sea bastante
peor en esas fechas, lo que, además de otras posibles irregula-
ridades, inhibiría a importantes bolsas de población fundamen-
talmente en el sur y este del país donde el control talibán será
previsiblemente mayor.
El actual presidente Hamid Karzai termina su segundo

mandato con esta legislatura, de acuerdo con el límite estable-
cido en la constitución, por lo que no podrá presentarse a la re-
elección. Pero muchos en Afganistán temen que intente algún
artificio para poder continuar en el cargo o bien consiga que
sea designado alguien de su mayor confianza e influencia. Si
esto ocurriera, cuando ya las tropas internacionales se estarían
retirando del país, no habría que descartar el desencadena-
miento de una lucha entre facciones políticas y étnicas entre
las cuales la tensión no ha hecho sino aumentar en los últimos
años.
A la vista de esta situación algunos diplomáticos estadouni-

denses y europeos, al igual que han ido haciendo con los objeti-
vos de la intervención, a se manifiestan partidarios de que se baje
el listón de las elecciones de 2014 lo más posible y ya no hablan
de unas elecciones “limpias y libres”, un objetivo que consideran
demasiado ambicioso dada la situación de Afganistán, sino de
elecciones meramente “aceptables”.
Los programas de reintegración y las negociaciones de paz.

Otro elemento que pudiera tener una gran influencia en el
futuro de Afganistán sería la integración de los talibanes en la
vida política. Consciente de ello el gobierno afgano lleva años ex-
plorando dos vías diferentes.
18
Por una parte tratando de atraer a los talibanes de base me-

diante programas de reintegración de forma que, a los que re-
nuncian a la violencia y aceptan la Constitución, se les compensa
con un estipendio económico inicial y la promesa de puestos de
trabajo. Aunque este procedimiento ha conseguido captar a algo
más de cuatro mil insurgentes no parece que esté teniendo
mucho éxito por la incapacidad del gobierno afgano de mantener
sus promesas, lo que ha provocado que muchos de los que se
acogieron al programa de reintegración poco después lo aban-
donaran volviendo a las filas de la insurgencia. Por otra parte, no
todos los que se han integrado son realmente insurgentes taliba-
nes sino que muchos simplemente se han aprovechado de lo que
les parece una oportunidad para sobrevivir.
La otra vía que ha intentado constantemente el gobierno af-

gano es la de unas posibles negociaciones de paz con la cúpula
del movimiento talibán. Pero esta iniciativa también ha fracasado
porque la dirección de los talibanes ha rechazado sistemática-
mente cualquier negociación con el gobierno afgano acusándolo
de títere de Estados Unidos.
Por su parte, Estados Unidos, durante los primeros años del

conflicto, se negaba a entablar ningún tipo de negociación con
los talibanes, bajo el principio de no negociar con terroristas; solo
cabía su derrota por la fuerza. Sin embargo, la evidencia de la
imposibilidad de una victoria militar hizo cambiar la postura esta-
dounidense y el presidente Obama inició un giro en su política
poco después de iniciar su mandato en 2009, de forma que en
los últimos dos años Estados Unidos ha intensificado la presión
para sentar a los talibanes a la mesa de negociación utilizando
la mediación de terceros países, entre ellos Catar. Pero todo sin
resultados, por el momento.
Pakistán juega un papel primordial en el posible éxito o fra-

caso de las iniciativas de paz debido a la influencia que ejerce
sobre la cúpula talibán refugiada en su territorio. Pero Pakistán
19
no quiere que se realicen negociaciones sin su participación para

poder asegurarse que el resultado sea favorable a sus intereses
y en ese sentido viene actuando. Últimamente ha realizado algu-
nos gestos de aparente buena voluntad y, atendiendo a las peti-
ciones del Consejo Supremo para la Paz afgano, ha liberado a
algunos prisioneros talibanes. Pero no ha puesto en libertad a los
que el gobierno afgano considera claves y que fueron detenidos
por Pakistán por intentar negociar sin su consentimiento.
En cualquier caso el sentimiento dominante es el de frustra-

ción porque las expectativas de una negociación son cada vez
menores y sobre todo porque los talibanes podrían no tener ya
incentivos para negociar, a la vista de la inminente retirada de la
mayor parte de las fuerzas extranjeras.
La sostenibilidad fiscal
Aunque se han realizado significativos progresos en los in-
gresos del estado en los últimos años, el índice de sostenibilidad
fiscal de Afganistán sigue siendo uno de los peores del mundo.
Los ingresos de 2012 no han llegado a cubrir el 20% del presu-
puesto anual por lo que su déficit está alrededor del 80%.
El estado afgano depende desesperadamente de la ayuda

de la comunidad internacional que ha comprometido para los pró-
ximos años una aportación cercana a los 10.000 millones de dó-
lares anuales, la mitad aproximadamente para gastos de defensa,
y el resto para tareas de reconstrucción. Pero, a la vez que recibe
esa ayuda, Afganistán deberá ir aumentando su aportación anual
al presupuesto de forma que en 2025 pueda estar en condiciones
de financiar sus necesidades básicas.
En estas circunstancias es muy difícil hacer predicciones

porque, entre otras cosas, esa aportación exterior estará condi-
cionada al cumplimiento de una serie de condiciones impuestas
por la comunidad internacional en la Conferencia de Tokio, en
julio de 2012, recogidas en el documento Marco de Responsabi-
20
lidad Mutua, y no está claro que el gobierno afgano pueda o

quiera cumplirlas. Y si la financiación no llega el país puede entrar
en una situación irreversible.
RECONSTRUCCIÓN Y DESARROLLO
La economía
La economía de Afganistán, en general, ha experimentado
un indudable progreso desde la caída de los talibanes. El creci-
miento del Producto Interior Bruto ha sido muy notable habiendo
pasado de unos 2.000 millones de dólares en 2002 a más de
10.000 millones en 2012. Pero un problema importante es que
todas estas cifras están basadas fundamentalmente en los datos
que proporciona la Agencia Estadística afgana cuya fiabilidad es
muy pequeña debido a su falta de competencia técnica y a las
dificultades para acceder a muchas áreas del país debido a la in-
seguridad. El Banco Mundial ha advertido que “la recogida de
datos en Afganistán es extremadamente difícil y mucha de la in-
formación disponible está sujeta a amplios márgenes de incerti-
dumbre“. Así se explica, por ejemplo, que las cifras que los
distintos organismos ofrecen del PIB afgano para el año 2012 os-
cilen entre los 10.000 y los 18.000 millones de dólares.
Lo mismo ocurre con el cálculos del PIB “per cápita”, y aquí,

a las dificultades de los datos económicos se une la ausencia de
datos precisos sobre la población actual de Afganistán. Por ello
no es de extrañar que las cifras que se ofrecen varíen entre los
528,4 dólares del Banco Mundial y los 1.000 dólares, según la CIA.
Por otra parte, hay que tener en cuenta que las cifras del
PIB, cualesquiera que sean, están distorsionadas por el enorme
flujo de ayuda exterior y son por tanto engañosas.
Educación, sanidad e infraestructuras

En los ámbitos de sanidad y educación se han conseguido
21
avances muy importantes habiendo crecido de forma muy signifi-

cativa el número de profesores y alumnos, incluidas niñas que no
hace mucho tenían prohibida su asistencia a la escuela. Pero el
problema es que esta mejora sigue sin llegar a amplias zonas del
país debido a la inseguridad reinante y a que muchos de esos
proyectos se han hecho con una planificación irreal y no se han
tenido en cuenta las muy limitadas capacidades del gobierno af-
gano para dotar esas infraestructuras y mantenerlas en el futuro.
Un ejemplo de este mal planeamiento son las numerosas escue-
las y clínicas construidas por los británicos y estadounidenses en
la provincia de Helmand, muchas de las cuales el gobierno afgano
ya ha dicho que no podrá poner en funcionamiento ni mantener.
La realidad es que, a pesar de los grandes esfuerzos y de

las cantidades ingentes de dinero invertidas, Afganistán, según
la lista de Desarrollo Humano de Naciones Unidas para 2011,
que tiene en cuenta sanidad, educación y PIB per cápita, ocu-
paba el puesto 172 de un total de 187 países analizados, lo que
da idea de su situación.
También en materia de infraestructura de comunicaciones

se ha avanzado mucho si se tiene en cuenta cual era la situación
de partida con muy pocos kilómetros de carreteras asfaltadas y
una red de ferrocarriles casi inexistente. En estos años se han
construido varios miles de kilómetros de carreteras, la mayor
parte de ellos formando la vía circular que permite comunicar
entre si a la mayoría de las regiones de Afganistán, aunque aún
no se ha conseguido cerrar por el noroeste, en la provincia de
Badghis.
El desarrollo de los ferrocarriles ha sido mucho menor pero

se han tendido enlaces ferroviarios hacia Uzbekistán en el norte,
e Irán en el oeste, que se espera puedan facilitar el tráfico co-
mercial hacia el exterior.
22
Al igual que ocurre en la sanidad y la educación, el problema

para el gobierno afgano es disponer de las capacidades técnicas
y los recursos financieros necesarios para mantener esta infraes-
tructura mínima, cosa que se estima difícil, sobre todo teniendo
en cuenta que, debido a corruptelas de algunas empresas adju-
dicatarias, no necesariamente afganas, una buena parte de las
carreteras se han construido con niveles de calidad muy por de-
bajo de los estándares occidentales y bien pronto necesitarán ser
reconstruidas.
LA DROGA
Afganistán es el mayor productor de opio del mundo estimán-

dose que produce alrededor del 90% de la producción global.
En 2012 el cultivo de adormidera, la planta que produce el

opio, del que se deriva la heroína, creció de forma sustancial pa-
sando de las 131.000 hectáreas de 2011 a 154.000, y ello a pesar
de las agresivas políticas de erradicación realizadas por el go-
bierno afgano. La principal razón de este incremento de cultivo
fue el aumento de los precios del opio en el año 201110 y, aunque
finalmente la producción se redujo en un tercio, debido a la exis-
tencia de nuevas plagas y una climatología adversa, el dato que
más preocupa es el aumento de superficie cultivada ya que,
mientras siga esta tendencia, Afganistán seguirá siendo el mayor
productor del mundo, con la funesta incidencia que eso tiene en
todos los ámbitos de la vida afgana.
Intentar reducir la dependencia de los agricultores del cultivo

de la adormidera ha sido hasta ahora una lucha muy difícil. Pro-
ducir opio es mucho más lucrativo que cualquier otra cosecha
porque la adormidera es posible cultivarla en suelos relativa-
mente pobres y con pocas exigencias y su rentabilidad es ex-
10
Afghanistan Opium Survey 2012. UNODC
23
traordinariamente mayor. En 2010 un agricultor obtenía 770 dó-

lares por hectárea de cultivo de trigo mientras que podía conse-
guir hasta 4.900 dólares por hectárea de adormidera, es decir,
más de 6 veces. Y en años más favorables esta diferencia puede
aumentar aún más.
Por otra parte la mayor parte de los cultivos están en zonas

mayoritariamente controladas por los talibanes que los protegen
e intervienen en el lucrativo negocio cobrando impuestos y pro-
duciendo heroína en laboratorios de circunstancias, siendo por
tanto la droga una fuente muy importante de ingresos para la in-
surgencia. Según Zarar Ahmad Muqbil, ministro afgano de con-
tranarcóticos, los talibanes podrían haber obtenido al menos 155
millones de dólares de la cosecha de opio de 2012.
Pero el narcotráfico impulsa también la corrupción y socava

el estado de derecho, obstaculiza las perspectivas de crecimiento
a largo plazo y tiene importante impacto en la sanidad nacional
ya que la adicción a la droga es un problema en constante au-
mento en Afganistán.
La droga también tiene grave incidencia en los países del en-

torno de Afganistán, en los que la creciente adicción y el tráfico
de estupefacientes representan una “fuerza desestabilizadora”,
especialmente en el caso de estados frágiles como Kirguistán.
También Rusia se ve muy afectada por este problema ya que se
ha convertido en el principal mercado de la droga afgana y apro-
ximadamente 8,8 millones de drogadictos rusos dependen de ella.
Corregir esta situación llevaría décadas. Pero, en todo caso,

el gobierno afgano no se ha mostrado nunca realmente decidido
a atacar de raíz la producción y tráfico del opio por varias razo-
nes. Una importante es que las zonas de mayor producción sue-
len ser las más inseguras y resulta peligroso para la policía y el
ejército enfrentarse a los traficantes bien armados. Pero también
la corrupción, muy extendida, juega un papel importante ya que
24
muchos funcionarios obtienen buen provecho del tráfico del opio

y no quieren romper las relaciones con las redes de las que se
benefician.
EL ENTORNO REGIONAL
La situación de Afganistán en una zona de inestabilidad tiene

también gran influencia en sus problemas internos.
Pakistán mantiene unas relaciones ambiguas con Afganis-

tán. Favoreció y ha apoyado constantemente las reivindicaciones
de los talibanes. Vería con muy buenos ojos un Afganistán talibán
controlable porque quiere evitar a toda costa cualquier influencia
en ese país de su eterno enemigo, la India. Pakistán, obsesio-
nado por un posible ataque en sus fronteras orientales, considera
vital mantener el territorio afgano como retaguardia estratégica.
También Irán, vecino común de Afganistán y Pakistán, tiene

intereses y quiere tener protagonismo en cualquier solución al
conflicto afgano. Afganistán es ahora para Irán lo que en otro
tiempo fue Iraq: un campo de batalla alternativo con los Estados
Unidos, y hay fundadas sospechas de que el Irán dominado por
los chiíes, podría estar ayudando a los suníes talibán, bajo el prin-
cipio de que “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”. Sin olvidar
la protección que Irán procura a la minoría chií de los hazaras en
Afganistán.
Tampoco los vecinos del norte, Turkmenistán, Uzbekistán

y Tayikistán están exentos de problemas. En primer lugar por la
desconfianza que existe entre ellos debido a rivalidades y con-
tenciosos no resueltos. Estas naciones tienen también minorías
étnicas importantes en Afganistán sobre las que intentan ejercer
influencia, y a las que apoyarían en caso de conflicto civil. En
ellos la corrupción es también muy alta y tienen movimientos is-
lamistas radicales en su propio territorio, especialmente Uzbe-
25
kistán, por lo que temen la victoria de los talibanes en Afganis-

tán que podrían favorecer el aumento de la insurgencia en sus
países.
China por su parte tiene un gran interés en las reservas mi-

nerales de Afganistán para atender a sus crecientes necesidades
energéticas y le preocupa la extensión del fundamentalismo is-
lamista hacia su región de Xinjiang, próxima a la frontera con Af-
ganistán, donde la minoría musulmana separatista Uighur
representa un serio problema.
Y en todos los casos siempre están presentes la expecta-

tivas en relación con la explotación de los enormes recursos de
la región, entre ellos, petróleo, gas, y minerales de diverso tipo,
algunos de gran importancia estratégica como el litio. La reti-
rada de las fuerzas internacionales de la región, podría exacer-
bar las disputas locales y desencadenar mayores tensiones
regionales. Y todo ello sin olvidar los intereses estratégicos de
EEUU y Rusia en la zona, lo que muchos analistas llaman ya el
“Nuevo Gran Juego” y que vendría a ser una actualización del
antiguo “Gran Juego” que enfrentó a los imperios ruso y britá-
nico en la zona.
EL FUTURO
Después de lo anteriormente expuesto parece demasiado

aventurado atreverse a hacer un pronóstico sobre el desarrollo
futuro de los acontecimientos en Afganistán, dadas las múltiples
y muy complejas circunstancias que en él coinciden. Pero es in-
evitable sentir preocupación y pesimismo por las dificultades que
se adivinan y no solo en Afganistán, sino en toda la región.
Por ello, me gustaría terminar repitiendo el último párrafo del

libro que sobre el conflicto afgano publiqué hace exactamente
tres años y que creo que sigue teniendo plena vigencia:
26
“……Afganistán sigue siendo un problema de muy difícil ma-

nejo y no se ve una solución a medio plazo. Aunque es evidente
que en algunos aspectos se ha avanzado en relación con la si-
tuación en el año 2001, también está claro que el proceso es
mucho más lento y dificultoso de lo que la comunidad internacio-
nal ha sabido reconocer. Y lo más preocupante de todo es el pe-
ligro de que la inestabilidad y el caos acaben extendiéndose por
la región introduciendo nuevas, incontrolables y más peligrosas
variables” 11.
Madrid, 5 de marzo de 2013
11
SÁNCHEZ GARCÍA, Fabián. Afganistán: un conflicto interminable. Editorial Akron,
S.A. Astorga. Abril 2010.
27

2013 03 05 Conferencia Afganistan

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2013 03 14 - AEME - CONFERENCIA GENERAL FABIAN SÁNCHEZ GARCÍA_CONFERENCIA 14/03/2013 11:51 Págin

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Madrid 5 de Marzo 2013

GENERAL DE BRIGADA DE CABALLERÍA

Nacido en Melilla en 1946 ingresa en la Academia General Militar en

AFGANISTÁN: PRESENTE Y FUTURO

General de Brigada de Caballería

Por su situación en el cruce de caminos entre Asia central,

Tradicionalmente se ha destacado el carácter rebelde e in-

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Para poder hacer una valoración de los posibles logros con-

Pero aquí surge un serio problema porque, además del ob-

Así, los primeros objetivos que se marcaron en la Confe-

ambiguos y utópicos, tales como hacer de Afganistán un país

Pero simultáneamente, y de forma paralela, parece haber

En todo caso, a poco más de un año vista de la salida de las

Esta imprecisión y ambigüedad en los objetivos de la inter-

de que esta misión internacional no esté cumpliendo con las ex-

En este contexto, en los próximos minutos repasaremos la

“A pesar de los progresos tácticos de las operaciones conjun-

ataques de alta visibilidad. El apoyo continuo que la insurgencia

En consecuencia, la condición de dejar un país seguro y en

Por un lado la doctrina del “enfoque integral” o “comprehen-

Pero, aunque esta doctrina a nivel teórico pueda parecer im-

Por otra parte, la doctrina militar estadounidense de contrain-

La constatación de esta realidad ya ha abierto un interesante

La frontera con Pakistán

La frontera oriental de Afganistán con Pakistán es extrema-

Los talibán pertenecen a la etnia pastún y esa circunstancia,

Esta gran facilidad para refugiarse en Pakistán cuando son

Las fuerzas de seguridad afganas

En junio de 2011, el Comité Permanente de Seguridad de la

El camino que ha llevado a esta cifra no ha sido sencillo ya

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A esta situación hay que añadir unos índices de abandono y

• La baja operatividad de las fuerzas de seguridad se debe

• Las prisas de la comunidad internacional por alcanzar

• Las tasas de analfabetismo en Afganistán se estiman en

• La corrupción, que invade a todas las instituciones del

Los ataques desde dentro

Una de las causas de estos ataques es la existencia de in-

Este fenómeno, que ya se ha cobrado muchas víctimas, ha

De los 30 policías que murieron la pasada semana a manos

Con vistas al futuro, el problema no es solamente el elevado

La financiación de las fuerzas de seguridad

Si se tiene en cuenta que los ingresos anuales de Afganis-

lamentario moderno: un presidente y un parlamento bicameral

Muchos problemas se derivan también del choque entre dos

No parece fácil conciliar dos culturas tan radicalmente

También en el sistema judicial se producen estas contra-

Otra importante dificultad para la implantación de un verda-

Finalmente, la corrupción supone un gran factor de arbitrarie-

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