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Este artículo analiza las acciones legales transnacionales emprendidas por ONG en defensa de
los derechos humanos en Colombia y México. En el contexto histórico de escenarios bélicos,
las ONG han recurrido reiteradamente a su carácter misional al servicio de los derechos de las
personas y de los intereses públicos, enfocándose en mejorar las condiciones de vida de las
personas. Además, brindan estadísticas relevantes sobre las decisiones de política pública, y de
esta manera pueden mejorar el bienestar de sus ciudadanos, pues sus acciones son
particularmente importantes en países como Colombia y México, ya que, además de defender
los derechos de víctimas, también son responsables de administrar y asignar recursos a quienes
los necesitan. Sin embargo, en algunos casos, algunos miembros de comunidades
desfavorecidas no consideran que sus acciones o mecanismos sean efectivos y no están
completamente satisfechos con la gestión o el comportamiento de las ONG y los mecanismos
utilizados, lo que puede atribuirse a la estrategia de implementación de las ONG de cada país.
Con base en un enfoque comparativo, se ha argumentado que las estrategias de articulación y
coordinación de actores colectivos a nivel nacional son factores cruciales en la implementación
exitosa de las presiones transnacionales de derechos humanos; además se ha identificado dos
cursos de acción diferentes: estrategias de coordinación orientada a la demanda en el caso
colombiano y segmentación de la demanda en el caso mexicano en las estrategias de
fragmentación.
En el contexto de los diálogos de paz entre el gobierno nacional y la guerrilla de las FARC en
Colombia, existe un intenso debate sobre la impunidad y la sanción de los crímenes de lesa
humanidad. Analistas, académicos, activistas, así como instituciones y organizaciones
nacionales e internacionales han manifestado su apoyo al acuerdo de paz y han enfatizado la
necesidad de esclarecer la responsabilidad de todos los actores civiles y armados (estatales y
no estatales) por los graves crímenes cometidos durante el largo conflicto armado colombiano.
Conflicto por crímenes de lesa humanidad. Por otro lado, desde finales de 2014, el gobierno
mexicano ha cuestionado su compromiso con el respeto y garantía de los derechos humanos,
tanto a nivel nacional como internacional. A nivel nacional, la intensa acción colectiva de todos
los sectores de la sociedad civil, incluidas las organizaciones de derechos humanos, subraya la
ira del gobierno y la necesidad de una respuesta eficaz a casos ya clásicos como el de Ajozi
Napa, donde los graves abusos de los derechos humanos pueden ser colusorios del crimen
organizado con organismos estatales. Si bien las organizaciones no gubernamentales de
derechos humanos (ONG) han pedido el reconocimiento y la garantía de los estándares
internacionales de derechos humanos en México durante las últimas décadas, informes
recientes han identificado la impunidad como una característica del sistema legal mexicano
que dificulta la implementación y el cumplimiento efectivos de los derechos humanos.
derechos constitucionalmente reconocidos. Derechos humanos Derechos humanos. Las ONG
que han utilizado el sistema estadounidense de derechos humanos en sus propios países en los
últimos años han sido un lugar donde se ha exigido y movilizado un mayor respeto a los
derechos humanos ante la impunidad estatal en México, Colombia y América Latina. saludable.
Esto ha sido posible gracias al desarrollo de mecanismos internacionales de protección de los
derechos humanos que cuestionan la jurisdicción de la soberanía nacional al reconocer a todos
como sujetos de derecho internacional.
Las ONG juegan un papel importante en países con antecedentes de conflicto y violencia, ya
que utilizan diversos mecanismos para proteger los derechos humanos y brindar protección a
las poblaciones más vulnerables. Sin embargo, no se puede ignorar que su presencia no
absuelve una violación completa de los derechos humanos, y aunque lo hagan en algunos casos,
pueden existir vacíos en la organización en términos de seguridad, reparación y protección. Por
lo tanto, es necesario examinar qué estrategias han adoptado los países individuales y por qué
muchas de sus iniciativas no se han implementado. Desafortunadamente, los derechos humanos
en países como Colombia y México han experimentado un legado histórico de guerra y
violencia que ha dado paso a los derechos humanos. Como es el caso de sus acciones en países
como Colombia y México, donde han tomado especial importancia ya que se encargan de la
administración de recursos y su distribución en las personas que lo necesitan, además de abogar
por los derechos de las víctimas. Sin embargo, en algunas ocasiones algunos miembros de las
comunidades vulnerables no sienten que sus acciones o mecanismos sean eficaces, y no quedan
completamente satisfechos en el manejo o comportamiento de las ONG y los mecanismos
aplicados, esto puede se le puede atribuir a las estrategias de implementación que adoptan las
ONG en cada país. A partir de una metodología comparada se argumenta que las estrategias de
articulación y coordinación de los actores colectivos en el plano nacional representan un factor
determinante para el éxito en la presión transnacional en materia de derechos humanos; hemos
identificado dos patrones de actuación diferenciada: una estrategia de concentración-
coordinación de demandas en el caso colombiano, y una estrategia de segmentación-
fragmentación de las demandas en el caso mexicano.
Intensos debates sobre impunidad y castigo a los crímenes de lesa humanidad se están dando
en Colombia en el marco de las negociaciones de paz entre el gobierno nacional y la guerrilla
de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia. Analistas, académicos, activistas, así
como organismos y organizaciones nacionales e internacionales, se han pronunciado a favor
del acuerdo de paz, subrayando la necesidad de que se esclarezcan las responsabilidades de
todos los actores civiles y armados (estatales y no estatales) en los graves crímenes que contra
la humanidad se han cometido durante el largo conflicto armado colombiano. Por su parte,
desde finales de 2014, y tanto a nivel nacional como internacional, se ha cuestionado al Estado
mexicano sobre su compromiso con el respeto y garantía de los derechos humanos. En el plano
nacional, una intensa acción colectiva de diversos sectores de la sociedad civil, entre las que se
encuentran las organizaciones de derechos humanos, han puesto de relieve la indignación y la
exigencia de respuestas gubernamentales efectivas por casos ya paradigmáticos como el de
Ayotzinapa, donde las graves violaciones de derechos humanos fueron perpetradas
presuntamente por el crimen organizado en connivencia con organizaciones estatales. A pesar
de las demandas en las últimas décadas, por parte de organizaciones no gubernamentales
(ONG) de derechos humanos, para que se reconozcan y garanticen las normas internacionales
de derechos humanos en México, informes recientes han establecido que la impunidad es un
rasgo característico y persistente del sistema de justicia mexicano, lo cual impide la efectiva
realización y cumplimiento de los derechos humanos reconocidos constitucionalmente Ante
esta situación de impunidad en el plano nacional, tanto en México como en Colombia y en toda
América Latina, las ONG de derechos humanos, en años recientes y para sus respectivos países,
han recurrido al sistema interamericano de derechos humanos como escenario de demanda y
movilización para presionar por un mayor respeto de los derechos humanos. Esto ha sido
posible por el desarrollo de los mecanismos internacionales de protección de derechos
humanos, los cuales han puesto en cuestión las jurisdicciones de la soberanía estatal al
reconocer a cada persona como sujeto de derecho de derecho internacional.
Las ONG cumplen un rol importante en países con antecedentes de conflicto y violencia, puesto
que han adaptado diversos mecanismos para la protección de Derechos Humanos, brindando
amparo a los sectores más vulnerables de la población. Sin embargo, no se puede desconocer
que su presencia no exime la vulneración total de los derechos humanos, y aún con sus acciones
en determinadas ocasiones pueden existir debilidades dentro de las organizaciones, en cuanto
a la seguridad, reparación de daños y protección. Por lo tanto, se hace necesaria la investigación
de sus las estrategias adoptadas por cada país y por qué muchas de sus iniciativas no se
concretan finalmente. Derechos Humanos en países como Colombia y México, los cuales
lamentablemente han compartido un legado histórico de guerra y violencia, lo cual ha generado
un espacio propicio para la aparición de las ONG las cuales actúan como un apoyo, mediante
la aplicación de mecanismos de protección de los derechos humanos en caso de una eventual
vulneración o amenaza. Debido a lo anterior, existe una gran incertidumbre, relacionadas en,
cómo pueden variar los mecanismos implementados en diferentes países que presenten un
contexto histórico relativamente parecido y definir si existe mayor eficacia en alguno.
1. Contextualización.
Desde la creación en los años setenta y ochenta de las primeras ONG de derechos humanos en
Colombia como el Centro de Investigación y Educación Popular en 1972, la Fundación Comité
de Solidaridad con los Presos Políticos en 1973 y el Comité Permanente para la Defensa de los
Derechos Humanos en 1979, las ONG empezaron a estructurar diversas estrategias de acción
colectiva como el activismo jurídico, la producción de información y conocimiento, la
intervención en zonas de conflicto y la construcción de paz, siempre orientadas a la defensa de
los principios constitucionalmente reconocidos y como alternativa política al conflicto armado.
Desde ahí las empresas han mantenido plataformas de coordinación y cooperación como
Plataforma De Colombia de Derechos Humanos, Democracia y Desarrollo, la Asamblea
Persistente de la Sociedad Civil por el bienestar, La Unión y la Coordinación Colombia Europa
USA, cuya base está en las propuestas alternativas al problema armado y el desarrollo
democrático en las zonas de Colombia.
Luego de la crisis política de 1988 y la condena al fraude electoral tras la elección presidencial
ganada por Carlos Salinas de Gortari, algunas ONG crearon una estrategia de demanda de
"causa" que "hay que enfrentar". En otras palabras, la protección jurídica de los derechos
humanos es más especializada y relacionada con los sistemas de protección nacionales y
supranacionales (Estévez, 2007). Así, en 1989, la Comisión Mexicana para la Protección y
Promoción de los Derechos Humanos (CMDPDH) y el Centro de Derechos Humanos Miguel
Agustín Pro-Juárez (Centro Prodh) pusieron en marcha una estrategia de litigio que permitió
utilizar nuevos medios.
El período más destacado para las ONG fue durante las negociaciones del Tratado de Libre
Comercio de América del Norte (TLCAN), que les dio a las ONG una oportunidad
internacional para aplicar presión internacional y estrategias de cabildeo. En este contexto, las
ONG buscaron aumentar la presión en el escenario internacional, por lo que la Red Nacional
de Organizaciones Ciudadanas de Derechos Humanos (Red TDT) creó un grupo de trabajo
internacional para promover la primera visita al país en 1996. México con la Comisión
Interamericana.
Luego, las ONG presionaron a las organizaciones internacionales para que hicieran que la
defensa de los derechos humanos dejara de ser principalmente una actividad nacional.
Entre 1997 y 2013, la CIDH recibió 74 casos presentados por diversos actores colectivos, de
los cuales aproximadamente el 60% eran ONG nacionales de derechos humanos. Dentro de
este rango porcentual podemos identificar una gran cantidad de organizaciones, totalizando
aproximadamente 19 ONG mexicanas. Solo la Comisión Mexicana para la Promoción y
Protección de los Derechos Humanos, la Asociación Cristiana Contra la Tortura (ACAT) y el
Centro de Derechos Humanos de Frayba (Frayba) presentaron tres o más casos a la Comisión,
lo que representa aproximadamente el 17% del total de casos.
Este gran conjunto de organizaciones que llevan casos ante la CIDH indica una acción colectiva
dispersa y poco especializada que permita la acumulación de experticia de organizaciones
nacionales en el activismo legal transnacional; una cuestión que hace más elevados los costos
del activismo legal en el plano internacional.
Cobra relevancia la concentración por parte del Centro por la Justicia y el Derecho Universal
(CEJIL),7 Organización no gubernamental que ha llevado once casos admitidos por la CIDH
(el 23l total), además de que sigue a Organización no gubernamental nacionales una vez que
llevan sus casos, lo cual expone una tendencia a que la táctica de activismo legal multinacional
se encarga en un actor universal con más experticia.
Unificado a esto último, el alto porcentaje de actores particulares que llevan casos frente a la
CIDH, involucrados en especial con garantías de derechos políticos y de ingreso a la justicia
muestra que las Organización no gubernamental y su acción colectiva no se han logrado
posicionar como “bisagras” entre el escenario universal y el plano nacional para la custodia de
los derechos humanos.