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Òrúnmìlà

Dios de la adivinación
Òríkì Òrúnmìlà (rezo de Òrúnmìlà)

Òrúnmìlà Elérìí ìpín

Ibìkéjì Olódùmarè

Òjòlugbèdú òrun

A tún orí eni tí kò sunwòn șe

Bàbá akéré finú șogbón

Bàbá a fèdè fèyò

Bàbá Èrìgìàlò

Bàbá ni Èșù Òdàrà

A sòrò dayò

Ògègé a gbé yé gún

Olágbá yé gún

Òrúnmìlà a gbè wá, așé o!

Traducción:

Òrúnmìlà el testigo de la creación

El segundo después de Dios (Olódùmarè)

El que toca el tambor gbèdú en el cielo

El que cambia la mala suerte por buena suerte


El pequeño hombre sabio

El que habla o entiende todos los idiomas

El fuerte en el que las personas se aferran

El padre de Èșù Òdàrà

El que transforma las preocupaciones en felicidad

El delgado que estabiliza la tierra y sus habitantes

El que pone al mundo en perfecta forma

Òrúnmìlà nos proteja, así sea!

Òrúnmìlà es el Òrìșà más importante en la cultura Yorùbá. Fue quien estuvo en todo momento
junto a Olódùmarè cuando creó el mundo. Él obtuvo, por estar junto a Olódùmarè, todo el
conocimiento para hacer que en la tierra y sus habitantes existiera la estabilidad.

Òrúnmìlà pudo demostrarle a todos los Òrìșà su gran conocimiento de la vida y quedó como el
dios de la adivinación, tal y como se le conoce hasta la actualidad.

Ìtán Ifá (Historia de Ifá):

Òrúnmìlà dice “Hmmmm”

Ògún le preguntó, “¿qué te pasa Bara Àgbonnìrègún?”

Òrúnmìlà dijo que estaba preocupado porque tiene muchas cosas en su mente, pero que no
hay nadie con quien pueda compartir sus problemas.

Ògún dice: “Òrúnmìlà, nosotros somos amigos, ¿por qué no compartes tus problemas
conmigo?”
Òrúnmìlà dijo: “bueno, pero Ògún, ¿tú conoces el principio y el fin de, básicamente, todas las
cosas?”

Ògún dijo: Òrúnmìlà, ¿eso es lo que te preocupa?

Òrúnmìlà dijo: “sí”.

Ògún le dijo a Òrúnmìlà que él conoce bien el principio y el fin de, básicamente, todas las
cosas.

Òrúnmìlà dijo: “¿Ògún estás seguro?”

Ògún dijo: “sí, estoy seguro”.

Òrúnmìlà decidió probar a Ògún .

Òrúnmìlà le preguntó: “¿Ògún, dónde vas?”

Ògún dijo: “voy a Èjìgbòmekùn para comprar làbà”.

Òrúnmìlà dijo: “Ògún, antes de irte al mercado, ve dentro de la casa, y sírvete de algunos obì
àbàtà”.

Ògún entró a la casa de Òrúnmìlà por los obì àbàtà, pero primero quería ver las cosas dentro
de la casa, donde estaban las marcas de las herramientas de hierro. Él también vio làbà làbà
(trajes de Ògún) que era lo que iba a comprar en el mercado, principalmente. Esto fue una
sorpresa para Ògún cuando salió de la casa de Òrúnmìlà.

Òrúnmìlà dijo: ¿Ògún, por qué te retiraste tan enojado?”

Ògún le dijo que estaba sorprendido de ver nuevas herramientas y làbà en la casa de
Òrúnmìlà, y que él estaba enojado porque Òrúnmìlà no le dijo que las tenía.

Para disculparse con Ògún, Òrúnmìlà dijo: “Oh, ¿tú las quieres? Si las quieres puedes
tomarlas, pero primero vamos a jugar el juego de ayò”.

Mientras Ògún jugaba el juego de ayò, su mente pensaba en cómo obtener el làbà y algunos
de sus implementos de hierro en la casa de Òrúnmìlà. Para conseguirlo, le dejó ganar el juego
a Òrúnmìlà.

Òrúnmìlà sabía que Ògún deseaba las herramientas y el làbà, pero se hacía el que no sabía;
rápidamente decide preguntarle a Ògún por qué no jugaba bien el juego.

Ògún le dijo a Òrúnmìlà que estaba más concentrado en adquirir el làbà que en ganar el juego.
Òrúnmìlà le dijo a Ògún que regresara a la casa y tomara el làbà y cualquier herramienta que
quisiera.

Ògún entró en la casa, pero lo que vio la segunda vez no eran herramientas nuevas y làbà,
sino hierros rústicos y viejos làbà. Ògún estaba sorprendido y, ansioso por regresar con
Òrúnmìlà, sale de prisa de la casa, desilusionado.

Òrúnmìlà le pregunta a Ògún cuál era el problema.

Ògún le habla a Òrúnmìlà acerca de las herramientas de hierro rústicas y el viejo làbà, en lugar
de unas nuevas como las que vio cuando entró por primera vez a la casa.

Òrúnmìlà le recordó a Ògún su discusión al principio del juego de ayò, cuando Ògún le dijo que
conocía el principio y el fin de todas las cosas en la tierra. Luego le dice a Ògún que las nuevas
herramientas de hierro y el nuevo làbà que vio la primera vez que el entró en su casa,
representan el principio de todas las cosas.

Òrúnmìlà explicó que las cosas nuevas comienzan a cambiar y envejecen con el paso de los
años, y así quedarán.

Ògún dijo: “Oh, entiendo.” Alabó a Òrúnmìlà por su sabiduría. Ògún le dijo a Òrúnmìlà que era
un sabio.

Òrúnmìlà dijo: “No, yo no soy el sabio.” Òrúnmìlà saco sus Ikin Ifá y su òpèlè y se los mostró a
Ògún diciéndole: “Ògún, estos Ikin Ifá y òpèlè son los instrumentos que conocen el principio y
el fin de todas las cosas. Ellos son instrumentos sagrados de Ifá. Con estos instrumentos se
puede descifrar los mensajes codificados de Òlódùmarè, y serán usados para ese propósito.”

Ògún dijo que había entendió y se despidió.

Inmediatamente después de que Ògún se hubiera ido, Obàtálá pasó por la casa de Òrúnmìlà.

Obàtálá saludo a Òrúnmìlà: “Àború àboyè o”

Òrúnmìlà dice: “hmmmmm”.

Obàtálá pregunta: “¿qué te pasa Bara Àgbonnìrègún?”

Òrúnmìlà le dice que estaba preocupado porque tiene muchas cosas en su mente, pero que no
hay nadie con quien pueda compartir sus problemas.

Obàtálá le dijo a Òrúnmìlà: nosotros somos amigos, ¿por qué no compartes tus problemas
conmigo?”
Òrúnmìlà dice: “bueno, pero Obàtálá ¿tú conoces bien el principio y el fin de, básicamente,
todas las cosas en la tierra?”

Obàtálá dijo: “¿Òrúnmìlà, eso es lo que te pasa?”

Òrúnmìlà dijo: “sí”.

Obàtálá le dijo a Òrúnmìlà que él conoce bien el principio y el fin de, básicamente, todas las
cosas.

Òrúnmìlà dijo: “¿Obàtálá, estás seguro?”

Obàtálá dijo: “sí”.

Òrúnmìlà decidió probar a Obàtálá también.

Òrúnmìlà dijo: “¿Obàtálá para dónde vas?”

Obàtálá dijo: “yo voy a Èjìgbòmekùn a comprar şéşééfun y òjé (cuentas).

Òrúnmìlà dijo: Obàtálá, antes de que te vayas al mercado, ve dentro de la casa y sírvete de
algunos obì ifin (kola blanca).

Obàtálá entró en la casa de Òrúnmìlà por el obì ifin, pero lo que vio dentro de la casa le
sorprende. Sentada ahí en la casa había una muy hermosa damisela. Obàtálá se sorprendió
por lo que vio dentro de la casa y, por un momento, se olvidó del obì ifin que iba a coger.
Cuándo salió dijo: “Òrúnmìlà, ¿por qué no me dijiste que tu apètèbí estaba dentro de la casa?”

Òrúnmìlà dijo: “Oh, olvide decírtelo. De todas maneras, la damisela no es mi apètèbí”

Obàtálá dijo: “¿eso es verdad?”

Òrúnmìlà le preguntó a Obàtálá si le interesaba la joven señorita como su esposa.

Obàtálá respondió: “sí”.

Òrúnmìlà dijo: “discutiremos eso pero, primero, relajémonos jugando ayò”.

Obàtálá aceptó jugar con Òrúnmìlà, pero pensaba en la damisela de la casa de Òrúnmìlà.
Como Ògún, Obàtálá empezó a dejar ganar a Òrúnmìlà el juego.

Después que se terminó el juego, Obàtálá le pregunta a Òrúnmìlà qué quería a cambio.
Òrúnmìlà le dijo que no quería nada a cambio y que él podía tomar a la damisela ahora mismo.

Obàtálá estuvo muy feliz por su respuesta. Entró en la casa de Òrúnmìlà por segunda vez para
admirar a la damisela. Pero lo que ve no es más una damisela sino una arrugada y vieja mujer.
Obàtálá, confundido, le pide a Òrúnmìlà una explicación.

Òrúnmìlà le recordó la discusión que tuvieron en el principio del juego, cuando le dijo que
conocía el principio y el fin de todas las cosas. Entonces Òrúnmìlà le dijo que uso a la damisela
para enseñarle el principio de todas las cosas y a la arrugada y vieja mujer para demostrarle el
final de todas las cosas.

Como Ògún, Obàtálá le dijo a Òrúnmìlà que era un sabio y que sus conocimientos eran
incomparables.

Òrúnmìlà dijo, “No, yo no soy el sabio.” Òrúnmìlà saco sus Ikin Ifá y su òpèlè y se los mostró a
Ògún diciéndole: “Ògún, estos Ikin Ifá y òpèlè son los instrumentos que conocen el principio y
el fin de todas las cosas. Ellos son instrumentos sagrados de Ifá. Con estos instrumentos se
pueden descifrar los mensajes codificados de Òlódùmarè, y serán usados para responder las
preguntas difíciles”.

Òrúnmìlà le hizo la misma prueba a todos los Irúnmolè. Como Ògún y Obàtálá ninguno de ellos
conocían lo que Òrúnmìlà quería decir con el principio y el fin de todas las cosas y luego les
demostró el ikin Ifá y el Òpèlè.

Òrúnmìlà les dijo a todos que cuando regresó al cielo, codificó los mensaje de Òlódùmarè para
manifestárselos a los humanos. Esos son los sagrados instrumentos de adivinación, que serán
consultados para responder todas las preguntas y preocupaciones en la tierra.

Òrúnmìlà les dejó las semillas de palma o Ikín y Òpèlè en la tierra a sus hijos o sacerdotes.
Ellos empezaron a usarlos como instrumentos de adivinación para averiguar los grandes
designios y satisfacer sus curiosidades divinas.

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