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Ventilacion Mecanica en Anestesia PDF
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EN ANESTESIA Y CUIDADOS
CRÍTICOS
VENTILACION MECANICA
EN ANESTESIA Y CUIDADOS
CRÍTICOS
Coordinadores
R Javier Belda
Julio Lloréns
ERRNVPHGLFRVRUJ
AR A N
Copyright 2009. F. Javier Belda, Julio Lloréns
© Copyright 2009. Arán Ediciones, S.L.
ISBN: 978-84-96881-81-5
Depósito Legal: M-22331-2009
Impreso en España
Printed in Spain
Prólogo
Paolo Pelosi
Servizio di Anestesia B. Ospedale di Circolo e Fondazione Macchi.
Universita' degli Studi delVlnsubria. Várese, Italy
Prefacio de los editores
Abeledo, M iguel
Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor. Complejo Hos
pitalario Universitario Juan Canalejo. A Coruña
Aguar, Federico
Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor. Hospital Gene
ral Universitario. Valencia
Aguilar, Gerardo
Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor. Hospital Clíni
co Universitario. Valencia
Álvarez, Felisa
Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor. Complejo Hos
pitalario Universitario Juan Canalejo. A Coruña
Asuero de Lis, M®. Soledad
Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor. Hospital Uni
versitario Ramón y Cajal. Madrid
Ayuso, M®. Ángeles
Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor. Hospital Clínic
i Provincial. Barcelona
Badenes-Catalá, Rafael
Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor. Hospital Clíni
co Universitario. Valencia
Badenes-Quiles, Rafael
Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor. Hospital Clíni
co Universitario. Valencia
Ballester, Mayte
Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor. Hospital Clíni
co Universitario. Valencia
Belda, Francisco Javier
Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor. Hospital Clíni
co Universitario. Valencia
Bohm, Stephan H.
Klinik für Anasthesiologie. Universitats-Krankenhaus Eppendorf. Hamburg, Germany
Bonome, César
Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor. Complejo Hos
pitalario Universitario Juan Canalejo. A Coruña
Canet, Jaume
Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor. Hospital Uni-
versitari Germans Trias i Pujol. Badalona, Barcelona
Carrau, M iguel
Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor. Hospital Clíni
co Universitario. Valencia
Caruezo, Valentín
Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor. Complejo Hos
pitalario Universitario de Santiago de Compostela. A Coruña
Castro, Luis
Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor. Hospital Uni
versitario La Paz. Madrid
Charco, Pedro
Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapia del Dolor. Hospital Universi
tario Son Dureta. Palma de Mallorca
Company, Roque
Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapia del Dolor. Hospital General de
Alicante
Costa, Eduardo L. V.
Respiratory Intensive Care Unit. University of Sao Paulo. School of Medicine. Sao
Paulo, Brazil
Cuenca, José
Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor. Complejo Hos
pitalario Universitario Juan Canalejo. A Coruña
Escudero, Adriá
Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor. Hospital Uni-
versitari Germans Trias i Pujol. Badalona, Barcelona
Esquinas, Antonio
Unidad de Cuidados Intensivos. Hospital Morales Meseguer. Murcia
Fábregas, Neus
Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor. Hospital Clínic
i Provincial. Barcelona
Febré, Edmundo
Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor. Hospital Gene
ral Universitario. Valencia
Ferrandis, Raquel
Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor. Hospital Clíni
co Universitario. Valencia
Ferrando, Carlos
Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor. Hospital Clíni
co Universitario. Valencia
Gallego, Lucía
Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor. Hospital Clíni
co Universitario. Valencia
García-Femández, Javier
Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor. Hospital Uni
versitario La Paz. Madrid
García-Pérez, Marisa
Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor. Hospital Clíni
co Universitario. Valencia
García-Raimundo, M iguel
Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor. Hospital Clíni
co Universitario. Valencia
Ginesta, Vicente
Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor. Complejo Hos
pitalario Universitario de Santiago de Compostela. A Coruña
Gómez-Herreras, José Ignacio
Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor. Hospital del
Río Hortega. Valladolid
Ibáñez, Maite
Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor. Hospital de La
Marina Baixa. Villajoyosa, Alicante
Jover, José Luis
Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor. Hospital Virgen
de los Lirios. Alcoy, Alicante
Kacmarek, Robert M.
Respiratory Care Services. Massachussets General Hospital. Boston, USA
Llau, Juan Vicente
Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor. Hospital Clíni
co Universitario. Valencia
Lloréns, Julio
Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor. Hospital Clíni
co Universitario. Valencia
López-Forte, Cristina
Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor. Hospital Clíni
co Universitario. Valencia
Luis, Mercedes
Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor. Hospital Clínic
i Provincial. Barcelona
Martí, Francisco
Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor. Hospital Clíni
co Universitario. Valencia
Maruenda, Armando
Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor. Hospital Clíni
co Universitario. Valencia
M éndez-Cendón, José Carlos
Servicio de Radiología. Hospital Universitario Ramón y Cajal. Madrid
M uñoz, Manuel J.
Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor. Hospital Uni
versitario La Princesa. Madrid
Pastor, Ernesto
Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor. Hospital Clíni
co Universitario. Valencia
Peña, Juan José
Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor. Hospital Gene
ral Universitario. Valencia
Pérez-Solaz, Amparo
Departamento de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor. Hospital
Universitario La Fe. Valencia
Pestaña, David
Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor. Hospital Uni
versitario La Paz. Madrid
Planas, Antonio
Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor. Hospital Uni
versitario La Princesa. Madrid
Pombo, M®. Victoria
Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor. Complejo Hos
pitalario Universitario de Santiago de Compostela. A Coruña
Ponz, Lorenzo
Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor. Instituto Onco
lógico. San Sebastián, Guipúzcoa
Prieto, M®. Antonia
Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor. Hospital Uni
versitario La Princesa. Madrid
Rama, Pablo
Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor. Complejo Hos
pitalario Universitario Juan Canalejo. A Coruña
Ramasco, Femando
Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor. Hospital Uni
versitario La Princesa. Madrid
Ramos, Fernando
Departamento de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor. Hospital
Universitario La Fe. Valencia
Renart, Inmaculada
Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor. Hospital Clíni
co Universitario. Valencia
Romerosa, Beatriz
Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor. Hospital Virgen
de la Salud. Toledo
Sanabria, Pascual
Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor. Hospital Uni
versitario La Paz. Madrid
Sanchis, Joaquín
Catedrático de Medicina. Universitat Autónoma de Barcelona. Hospital de la San
ta Creu i Sant Pau. Barcelona
Santos, Gloria M®.
Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor. Hospital Uni
versitario La Princesa. Madrid
Silva, Vanessa
Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor. Hospital Clíni
co Universitario. Valencia
Soro, Marina
Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor. Hospital Clíni
co Universitario. Valencia
Suárez-Sipman, Fernando
Servicio de Medicina Intensiva. Fundación Jiménez-Díaz. Madrid
Tusman, Gerardo
Departamento de Anestesiología. Hospital Privado de Comunidad. Mar de Plata,
Argentina
Unzueta, M “. Carmen
Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor. Hospital de la
Santa Creu i Sant Pau. Barcelona
Uña, Rafael
Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor. Hospital Uni
versitario La Paz. Madrid
Uña, Santiago
Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor. Complejo Hos
pitalario Universitario de Albacete
Ureta, Prado
Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor. Hospital Uni
versitario La Paz. Madrid
Valdivia, José
Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor. Hospital de la
Marina Baixa. Villajoyosa, Alicante
Vicente, Rosario
Departamento de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor. Hospital
Universitario La Fe. Valencia
Villar, Jesús
Unidad de Investigación. Hospital Universitario Doctor Negrín. Las Palmas de
Gran Canaria
Zavala, Elisabeth
Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor. Hospital Clínic
i Provincial. Barcelona
índice de capítulos
M. Soro, F. J. Belda
Capítulo 5. Monitorización de la oxigenación......................................................... 141
M. Abeledo, C. Bonome, F. Alvarez, G. Tusman
Capítulo 6. Monitorización de la ventilación.......................................................... 171
G. Tusman, F. Sudrez-Sipman, C. Bonome
Capítulo 7. Interacción corazón-pulmón................................................................... 197
V. Ginesta, M. V. Pombo, V. Caruezo
Capítulo 8. Efectos de la ventilación mecánica sobre la circulación
esplácnica, hepática y renal.................................................................... 219
C. López-Forte, R. Badenes-Quiles, B. Romerosa
Capítulo 9. Interpretación clínica de la gasometría arterial................................. 233
F. J. Belda, G. Aguilar, M. Soro, F. M artí
Capítulo 10. Ecografía pulmonar................................................................................. 251
M. /. M uñoz
Capítulo 11. Tomografía de impedancia eléctrica..................................................... 281
E. L. V. Costa, S. H. Bóhm
Capítulo 12. Indicaciones de la ventilación mecánica............................................. 293
R. Badenes-Quiles, F. J. Belda, R. Badenes-Catalá
PARED TORACICA
jnor
llar superior
LÓBULO MEDIÓ DCHO. •
lateral nferior
Los alveolos son sacos de aire y constituyen el órgano principal para el inter
cambio gaseoso. El pulmón sano normal tiene entre 200 y 600 millones de alve
olos, lo que proporciona una enorme superficie para el intercambio de gases.
Cada alveolo individual es un espacio aéreo poligonal de pared delgada, que
contiene capilares pulmonares y forma la barrera aire-sangre. Los componentes
celulares de los alveolos incluyen neumocitos tipo I y II, situados sobre la mem
brana basal alveolar, y macrófagos alveolares. La Figura 2 muestra un esquema
de la membrana alveolocapilar y sus componentes.
A n a t o m ía r e s p i r a t o r i a a p l i c a d a a l a v e n t i l a c i ó n m e c á n ic a 35
MEDIASTINO (1,4,7,14)_________________________________________
Es el espacio entre los pulmones por donde discurren grandes vasos, nervios
y órganos de paso como el esófago y la tráquea.
A n a t o m ía r e s p i r a t o r i a a p l i c a d a a l a v e n t i l a c i ó n m e c á n ic a 39
Se divide en 2 porciones:
- El mediastino superior se extiende desde la apertura torácica superior
(escotadura esternal) hasta el ángulo de Lewis a nivel de T4.
- El mediastino inferior se extiende entre el plano del ángulo de Lewis ester
nal y el diafragma y se divide en:
• El mediastino anterior se extiende desde el ángulo traqueal hasta el dia
fragma, entre el esternón y el pericardio.
• El mediastino medio tiene la misma extensión que el anterior, pero sus
límites anterior y posterior los forma el pericardio.
• El mediastino posterior es posterior al pericardio y se extiende de T4 a
T8.
Hay algunas patologías con afectación de esta región anatómica donde la ins
tauración de la VM no precedida de maniobras especiales puede desencadenar
situaciones de emergencia vital:
- El desplazamiento lateral del mediastino que se produce en caso de neumo-
tórax a tensión es un signo de gravedad extrema con riesgo vital inmedia
to. En este caso, la descompresión torácica debe ser siempre previa a la ins
tauración de la VM que produciría colapso por shock obstructivo.
- Especial precaución hay que guardar también antes de instaurar la VM en
la cirugía de grandes masas mediastínicas (timomas) ya que la inversión del
gradiente de presión transpulmonar que produce la VM puede inducir una
situación de colapso circulatorio y ventilatorio, al caer la masa tumoral
sobre el mediastino y comprimir grandes vasos y parte de parénquima pul
monar.
La radiografía de tórax sigue siendo una de las pruebas radiológicas más ele
mentales y, sin embargo, por sí misma es una fuente de información valiosísima
sobre la presencia de patología en las estructuras intratorácicas (osteomusculares,
mediastínicas, de la vía aérea y cardiaca).
En los pacientes colaboradores, las proyecciones básicas son la postero-ante-
rior (PA) y lateral, y ambas requieren una inspiración máxima para poseer una
calidad diagnóstica adecuada. En los pacientes con ventilación mecánica y en
general en los pacientes críticos o encamados, sólo es factible en la mayoría de
los casos realizar una radiografía con un equipo portátil en proyección antero-
posteríor (AP). En dicha proyección antero-posterior, además, se alteran determi
nados índices y parámetros radiológicos que pueden inducir falsamente a pensar
en la existencia de patología:
40 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
1. Técnica adecuada
3. Atelectasia
TA BLA I
CAUSAS DE OBLITERACIÓN DE LOS SENOS COSTODIAFRAGMÁTICOS
Derrome pleural
Pinzamiento crónico por derrome antiguo
Tuberculosis pulmonar
Quistes grasos
Tromboembolismo pulmonar
Absceso subfrénico
Engrosamientos pleurales (asbestosis, mesoteliomos)
Quistes pleuropericórdicos
Neoplasios pulmonares
- Aumento de densidad
pulmonar, con distribu
ción segmentaría o
lobar.
- Límites mal definidos,
excepto si la condensa
ción contacta con una
cisura.
- Presencia de nódulos
acinares con tendencia a
la coalescencia.
- Broncograma aéreo:
visualización de aire en
los bronquios por ocu
pación exudativa de los
alveolos peribronquia-
les. Figura 5. Imagen de atelectasia en lóbulo medio de
pulmón derecho en tomografía computarizada (TC¡
torácica.
6. Neumotorax
7. Fallo cardíaco
9. Hílíos pulmonares
10. Mediastino
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23: 539-73.
CAPITULO 2
INTRODUCCION
Figura 1. La forma más elemental de representar el sistema respiratorio, desde el punto de vista de
sus propiedades mecánicas, es como un conjunto formado por dos elementos (2j: a) un sistema
tubular, que representa las vías aéreas (incluyendo el tubo endotraqueal o el dispositivo supraglá
tico); y bj un sistemo elástico, que represento al parénquima pulmonar y la caja torácica. El prime
ro opone una resistencia friccional al flujo de gas; el segundo representa las fuerzas elásticas que
se oponen al aumento de volumen por encima de la CRF. Los dos sumandos de la ecuación del
movimiento del sistema respiratorio (Psr = V x Rsr + AV x Esrj se corresponden con las presiones
necesarias para vencer cada una de estas resistencias: Pres = V x Rsry Peí = AV x Esr
los músculos respiratorios (Pmus). Esta última es negativa, puesto que los mús
culos inspiratorios actúan generando un descenso de presión en los alveolos y en
las vías aéreas distales.
El término Rsr x Vse corresponde con la presión disipada a través de las vías
aéreas (incluyendo el tubo endotraqueal o el dispositivo supraglótico, en su caso)
en superar la resistencia friccional generada por el flujo de gas (Pres).
El término AV x Esr expresa la presión (Peí) que debe ser aplicada para supe
rar las fuerzas elásticas que se oponen a un determinado aumento de volumen por
encima de la capacidad residual funcional (CRF).
La importancia de esta ecuación radica en que expresa la interacción instantá
nea entre: a) las fuerzas que causan el movimiento respiratorio, expresadas como
la presión (Psr) que deben ejercer los músculos respiratorios y/o el respirador
para causar un determinado aumento del volumen pulmonar (AV) en un tiempo
inspiratorio dado (es decir, con un determinado flujo inspiratorio -V); y b) las
propiedades mecánicas del sistema respiratorio: Esr y Rsr.
Obviamente, en el sujeto totalmente pasivo Pmus es igual a cero, y el respira
dor debe generar toda la presión necesaria para generar el flujo inspiratorio e
insuflar el volumen corriente.
52 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
Vpulm
P (cmHjO)
Figura 2. Trazado V/P del sistema respiratorio (a) en relación con el volumen pulmonar (b). La
pendiente del trazado V/P en cada punto da el valor de la Csr para ese nivel de insuflación
pulmonar. La máxima pendiente (mayor complianciaj se obtiene en la región de volúmenes pul
monares en la que se desarrolla la ventilación corriente. En los extremos d e lo curva próximos
a la capacidad vital total y al volumen residual, la pendiente se reduce (aumenta la presión
necesario para insuflar un determinado volumen corriente) expresando una mayor "rigidez" del
sistema respiratorio.
men de gas intrapulmonar viene dado por el equilibrio entre la fuerza de retracción
elástica ejercida por el tejido pulmonar con tendencia al colapso y la ejercida por la
pared torácica con tendencia a la expansión (6). En tales condiciones la presión
alveolar es igual a cero (igual a la presión barométiica) e igual a la de la superficie
de la pared torácica, mienttas la presión pleural es ligeramente “negativa” (5
cmH^O por debajo de la atmosférica, aproximadamente), como resultado del equi
librio de fuerzas opuestas entre los pulmones y la pared torácica (7). Estas dos
estructuras configuran el sistema respiratorio alineándose en serie: la presión apli
cada en las vías aéreas, durante la ventilación mecánica, se transmite inicialmente
a los alveolos y se disipa, en parte, en vencer la resistencia elástica del tejido pul
monar; desde el pulmón, una cierta proporción de la presión aplicada se transmite
al espacio interpleural para extinguirse en vencer la resistencia elástica de la pared
torácica. Dicho de otra forma, la elastancia que presentan los pulmones (EL) y la
pared torácica (Ecw), son aditivas y su suma da el valor de la resistencia elástica
total del sistema respiratorio (Esr) (3):
Esr = EL + Ecw [5]
M e c á n ic a d e l s is t e m a r e s p ir a t o r io 55
-40 -20 20 40
Pao
Figura 4. Lo disposición en serie de ¡os pulmones y la pared torácica determina que los cambios
de volumen en ambas estructuras (idénticos y simultáneos a lo largo de cada ciclo respiratorio} se
acompañen o sean consecuencia de los gradientes de presión transpulmonar (diferencia de pre
sión a ambos lados de la pared alveolar, Palv - Ppl) y transtorácico (diferencia de presión a ambos
lados de la pared torácica, Ppl ■Patm). Los valores de Ppl, Palv y gradientes se exponen a modo
de ejemplo.
ca que con la elongación simple y se supone que los cambios en las propiedades
elásticas observados con el envejecimiento y en el enfisema se deben a alteracio
nes de estas fibras.
Apartir de Von Neergaard (11) se supo que, además, la retracción elástica pul
monar dependía del efecto de las fuerzas de tensión superficial de la capa líqui
da de la pared alveolar. Esta es debida a que las fuerzas de cohesión entre las
moléculas del líquido son mucho mayores que entre el líquido y el aire, por lo que
tienden a reducir el área de la superficie alveolar. La presión hacia el interior del
alveolo que se produce como consecuencia es, según la Ley de Laplace, inversa
mente proporcional al radio del alveolo:
P = 2T/R [8]
Donde P: presión dentro del alveolo (din/cm^); T: tensión superficial del líqui
do (din/cm); R\ radio del alveolo (cm).
La aplicación directa de esta ecuación conllevaría, en primer lugar, el que
la presión en el interior de los alveolos más pequeños fuera mayor que en los
más grandes, para cualquier nivel de volumen pulmonar. En consecuencia, los
alveolos pequeños tenderían a vaciarse en los grandes hasta colapsarse. Un
segundo efecto sería que cuanto menor fuera el volumen pulmonar, mayor
sería la presión necesaria para volver a expandirlo, entrando en un círculo
vicioso que, nuevamente, llevaría al colapso pulmonar (12). Naturalmente,
esto no ocurre en el pulmón normal: las fuerzas de retracción elástica dismi
nuyen a medida que se reduce el volumen alveolar y el volumen pulmonar,
debido a la acción del surfactante. El surfactante es un fosfolípido segregado
por los neumocitos II, cuyas moléculas se alinean en la superficie líquida de la
pared interna del alveolo reduciendo la tensión superficial. A medida que el
alveolo reduce su tamaño, la concentración de moléculas de surfactante
aumenta, reduciendo proporcionalmente la tensión superficial: a menor radio
menor tensión superficial. Este efecto es fundamental para evitar el vaciamien
to de los alveolos pequeños en los más grandes y conservar la estabilidad alve
olar. Las alteraciones en la función surfactante debidas a enfermedades pulmo
nares como el síndrome de distrés respiratorio agudo, neumonías..., o simple
mente, como consecuencia de las atelectasias perioperatorias, conllevan un
aumento de la inestabilidad alveolar con tendencia a la pérdida de volumen y
nuevamente a la atelectasia.
A la estabilidad alveolar contribuye otro mecanismo que ha sido denominado
interdependencia y que es debido al sostén mutuo que se dan las unidades alveo
lares entre sí al hallarse rodeadas unas de otras. En una estructura como la pul
monar, con múltiples conexiones recíprocas, se contrarresta toda tendencia de un
grupo de unidades a aumentar o disminuir su volumen en relación con el resto
(13). Especialmente, en las áreas colapsadas se desarrollan fuerzas expansivas
muy elevadas a medida que el puhnón circundante se dilata. Es posible que este
mecanismo desempeñe también un papel importante en la prevención de las ate
lectasias y en la reexpansión de áreas colapsadas.
M e c á n ic a d e l s is t e m a r e s p i r a t o r i o 59
o 40
Presión (cmHjO)
Figura 6. Relación P-V del sistema respiratorio. Los conceptos Cstort (starting compliance), Cinf
(inflation compliance} y Cfin (final compliance) se refieren a las relaciones V/P medidas tros
una insuflación de 100 mi (Cstartj, durante la insuflación en su segmento más rectilíneo (Cinfj
y en la porción superior de lo curva en la que la compliancia se reduce, al menos, un 10%
(Cfin¡. Tomado de: Gattinoni y cois. (22).
40y
Flujo
o
■
.......................................................................................................
y 1J 11 1 1 1 11 1 1 11 11 M 1 1 1 1 1 1 11 11 1 1 11 11 1 r 1 k 1M 1t 1j 1 1 1 1 1 1 11 ' 'W
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Q I I I I I I I I I I I I I I I I U I I ) I I I I I I I I I j I I I I I I I I I I I M I I M M I I I I I I I I I I I I M I I I I I I ) M I I
Figura 7 . Registros de flujo, presión en vías aéreas (Paoj y traqueal (Ptraql (trazado centrall y volu
men, característicos de la ventilación controlada por volumen. La presión de meseta del trazado
de Pao coincide con lo presión intratorácico al final de la inspiración, lo que permite utilizarla para
calcular la Csr (Cef = VT/Pmes).
64 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
RESISTENCIAS N O ELASTICAS
La resistencia fricciona] que oponen las vías aéreas al desplazamiento del gas
a través suyo (Rsr) es el componente más importante de las resistencias no elás
ticas del sistema respiratorio. Su naturaleza se corresponde con la descrita en la
ley de Hagen-Poiseuille, según la cual el gradiente de presiones entre los extre
M e c á n ic a d e l s is t e m a r e s p ir a t o r io 67
Aunque esta misma relación fue obtenida por otros autores con diversos valo
res de las constantes, no es plenamente consistente con experiencias realizadas
posteriormente (37), habiéndose formulado otras expresiones equivalentes y de
mayor rigor interpretativo, aunque más complejas. En cualquier caso, la eviden
cia de que la relación P-V no es lineal, conlleva que el sistema respiratorio, en
presencia de intubación traqueal, no pueda ser caracterizado por un solo valor de
Raw ni, por tanto, por una sola constante de tiempo (32), a no ser que se asuma
un valor promedio de Raw o se mida para un único valor de flujo y de volumen
pulmonar.
Figura 10. Registro de Pao: Ppk, presión pico; P l, presión al inicio de la pausa o meseta inspira-
torio; Pmes, presión de meseta teleinspiratoría. La reloción entre las diferencias de presión Ppk-Pl,
Pl-Pmes y Ppk-Pmes con el flujo inspirotorío permite determinar los valores de Rinit, AR y Rsr, res
pectivamente.
Figura 11. Curvas de presión en vías aéreas, flu¡o y volumen utilizadas para el cálculo de la resis
tencia espiratoria según el método de isovolumen, indicado por las líneas isovolumétricas (a y b).
Otra vía para medir la Rsr espiratoria se basa en el registro del espirograma
pasivo. Consiste en insuflar un volumen conocido de gas, mientras la rama espi
ratoria permanece ocluida. Tras la insuflación, la oclusión se mantiene durante 2-
3 segundos y se mide la presión en vías aéreas (que será equivalente a la Palv),
permitiendo a continuación la exhalación completa del gas y registrando el traza
do espirográflco. El promedio de la Rsr espiratoria, puede entonces calcularse
como el cociente entre la constante de tiempo del sistema respiratorio (x) y la Csr,
puesto que la x, que equivale al producto Csr.Rsr, podrá determinarse en el espi
rograma como el tiempo transcurrido desde que se inicia la espiración hasta que
se produce el vaciamiento del 63,2% del volumen insuflado -ver más adelante-
y la Csr será medida como el cociente entre el volumen insuflado y la Paw tras la
pausa;
Rsr = T/Csr [30]
Una variante de la anterior es la técnica de Comroe-Nisell-Nims (45), que con
siste en registrar el flujo al tiempo que el espirograma. Se calcula la Csr como en
el apartado anterior, y se identifica el momento en que el flujo espiratorio es igual
a 0,5 1/s, midiéndose en el espirograma el volumen intrapulmonar correspondien
te a ese punto. La división de dicho volumen por la Csr, proporciona el valor de
Peí para ese flujo concreto, y el cociente entre ambos da el valor de Rsr:
M e c á n ic a d e l s is t e m a r e s p i r a t o r i o 73
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CAPITULO 3
Monitorización avanzada de la
mecánica respiratoria
R J. Belda, R. Ferrandis, J. Lloréns
INTRODUCCION
clínico, la presión esofágica (Pes). Estas presiones son muy importantes tanto en
ventilación mecánica como espontánea y asistida, ya que las diferencias de pre
sión entre esos puntos (gradientes) son las que generan los flujos de gas a los pul
mones y nos informan sobre las resistencias que se oponen a dichos flujos.
Figura 3. Ventilación mecánico. Se observo uno gráfico de presión en lo vía aérea, pleura, fíujo
y volumen durante lo ventilación mecánico controlado, similar o lo de los Figuras previos.
M o n it o r iz a c ió n a v a n z a d a d e l a m e c á n ic a r e s p ir a t o r ia 81
Figura 4 . Ventilación asistida con presión de soporte. Se observa una gráfica de presión en la vía
aérea, pleura, flujo y volumen durante la ventilación asistida, similar a la de las Figuras previas.
82 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
3. Presión transdíafragmátíca
4. Electromiografía
tema respiratorio viene dada por el producto Csr x Rsr, puesto que, como se ha
indicado, estas dos son las propiedades del sistema respiratorio que determinan
su velocidad de vaciamiento. Un incremento en la Csr y/o en la Rsr supone una
prolongación de la x y, por tanto, un enlentecimiento de la espiración, lo que
implica la necesidad de un mayor tiempo espiratorio para obtener el vaciamiento
pulmonar completo. Una propiedad notable de la constante de tiempo es que per
mite deducir el tiempo que necesita un determinado paciente para completar la
espiración. Así, si medimos el Vt cuando el tiempo transcurrido desde el inicio de
la espiración es igual al valor de la constante de tiempo de un sistema respirato
rio concreto (o sea, cuando t = x), obtendremos;
V t= V O x (e ') = VOx 0,368
Es decir, cuando el tiempo espiratorio transcurrido es igual a la x del sistema,
el volumen espirado es igual al 63,2% (1-0,368) del VT. En la práctica es nece
sario un tiempo espiratorio igual a tres veces la x (TE > 3x) para obtener el vacia
miento pulmonar completo.
Figura 7 . Hiperinfloción dinámica. Registro de presión alveolar obtenido sobre un modelo de pul
món aplicando los condiciones necesarias para producir un cierto nivel de auto-PEEP: a partir del
momento en que se inicia este fenómeno, la Palv aumenta hasta estabilizarse en un nuevo nivel de
equilibrio.
(Pao teleespiratoria = Patm o PEE? extema). Por ello ha recibido los nombres de
PEEP oculta, PEEP inadvertida o PEEP intrínseca (PEEPi) (21^2).
2. 1. 2. Repercusiones clínícas
2. 1. 3. Monitorización de lo auto-PEEP
Figura 9. M edida de la auto-PEEP: cambio en la presión de meseta. Tras una pausa espirato
ria prolongada, que permite el vaciamiento pulmonar completo, la variación d e la presión de
meseta entre el primer ciclo (P lj y cuando el sistema está en equilibrio (P2j, se debe a la pre
sencia de auto-PEEP.
El estudio del sistema respiratorio activo supone el estudio del coste ener
gético de la ventilación. No es raro que el clínico se refiera al trabajo respira
torio, o más propiamente, trabajo de la ventilación, para expresar el esfuerzo
realizado en la actividad respiratoria. Sin embargo, el esfuerzo ventilatorio se
define por el coste energético ligado a la actividad de los músculos respirato
rios en la ventilación espontánea.
Son las propiedades mecánicas del sistema respiratorio las que influyen sobre
este coste energético de la ventilación. Un esfuerzo excesivo debido a condicio
nes mecánicas adversas, puede multiplicar por diez el gasto energético muscular,
lo que aboca a la fatiga de los músculos respiratorios y puede ser la causa del fallo
mecánico en la insuficiencia respiratoria aguda. Desgraciadamente en la actuali
dad no existe ningún método clínico preciso capaz de medir selectivamente el
coste energético de la ventilación. Por este motivo se utilizan otras medidas direc
ta o indirectamente relacionadas con el coste energético de la ventilación y que
reflejan, por tanto, el esfuerzo realizado para la misma. Entre las primeras están
el consumo de oxígeno respiratorio o la electromiografía de los músculos respi
ratorios, y entre las segundas, el trabajo de la ventilación (WOB: work ofbrea-
thing) o el producto presión-tiempo (PTP). Todos ellos han sido perfectamente
descritos en diversas revisiones en los últimos años (30-32).
90 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
impuesto es variable y en algunos casos, puede ser superior al propio WOB fisio
lógico (35).
El valor normal del WOB fisiológico, para una sola inspiración, está sobre
0,25-0,30 joules (0,025-0,030 kg.m). Para evitar el efecto de la variabilidad de los
ciclos respiratorios se expresa como WOB por minuto (WOBmin = WOB x FR)
y su valor normal es de 2,5-3 hasta 10 joules.min. Cuando el WOBmin, se rela
ciona con el volumen minuto ventilado (VE) (WOBmin/VE = WOB/L
joules/litro) ofrece la imagen de la eficacia de la ventilación, ya que se pueden
generar distintos VE con un mismo WOB (según la carga impuesta al sistema res
piratorio). Su valor normal es de 0,3-0,6 joules/1. La dependencia del respirador
parece segura si el WOB es superior a 16-18 joules.min o 1,4 joules/1 y sólo es
posible la ventilación espontanea con WOB inferiores a 10-13 joules.min o 0,70-
1,0 joules/1 (36). El WOB se ha considerado durante mucho tiempo el indicador
más fiable de la actividad mecánica de la musculatura respiratoria. Un incremen
to del WOB supone un aumento de la fuerza y duración de la contracción mus
cular y por tanto, del gasto energético, que puede abocar a la fatiga muscular y al
fallo respiratorio. Por eso el WOB se ha demostrado como un parámetro sensiti
vo de dependencia del respirador y se ha utilizado con éxito para predecir el des
tete (36,37).
Figura 10. Diagrama de Campbell: compliancia pulmonar. Curva izquierda: variación de la eso
fágica (Pes) respecto al volumen pulmonar, durante una inspiración espontánea profunda. La pen
diente representa la compliancia pulmonar (CL). El W O B elástico es el área englobada entre lo
cun/a de lo compliancia y el eje de ordenadas. Curvo derecha: insuflación pasiva con la que se
obtendría idealmente una curva de presión (Pao) simétrica a la anterior en la zona de presiones
positivas.
CV
X Ccv^
— 60%
/
/ - 35%
Pes cmH20
-40 -20 [) 20
Figura 1 1. Diagrama de Campbell: complianda torácica. Variación de la presión pleural (esofá
gical respecto al volumen, durante la insuflación pasiva de un paciente anestesiado y paralizado,
la pendiente obtenida es la complianda de la c a p torácica (Ccw). El área entre la curva de pre
sión y el eje de ordenadas representa el W O B elástico requerido para llevar la caja torácica al
volumen de la CRF.
Figura 12. Diagrama de Campbell: W O B elástico. Curvas de la complianda del pulmón y caja
torácica. El punto de confluencia corresponde a la posición de reposo del sistema respiratorio
(CRFj. Este diagrama de ambas curvas fue propuesto por Campbell en 1958 (38j para el cálcu
lo del W O B elástico del sistema toracopulmonar Según este diagrama, en una inspiración espon
tánea, el W O B elástico desarrollado es el englobado entre ambas curvos de complianda. Este
W O B es inferior al que se precisaría paro insuflar el pulmón aislado, ya que la elasticidad de la
pared torácica ayuda a la inspiración por su tendencia a lo expansión.
Figura 14. Diagrama de Campbell. Diagrama de Campbell construido con la cun/a de la com-
pliancia de la pared torácica (obtenida con el paciente relajado} ajustada al bucle V/Pes (obte
nido en ventilación espontánea) sobre el punto del final de la espiración (CRFj a flujo cero. A menu
do no es posible obtener la curva de la Ccw, por lo que se asume que su valor es normal y equi
valente a un 4% de la capacidad vital (medida o teórica} por cmH^C^° lo que usualmente supone
un valor de 2 0 0 ml/cmH^O.
bada entre la línea de la CL y la vertical trazada por el punto del inicio de la ins
piración (Figura 15). El WOB elástico de la caja torácica es el área englobada
entre esa vertical y la línea de la Ccw. El WOB resistivo es el área a la izquierda
de la curva de la C pulmonar.
En caso de presencia de auto PEEP, en el bucle V/Pes se produce una caída de la
Pes equivalente a la auto PEEP, hasta el inicio del flujo inspiratorio (33,38). El área
correspondiente en el diagrama (Figura 15b), sería el WOB debido a la auto PEEP.
En ventilación controlada, la insuflación pasiva, permite un cálculo muy sen
cillo del WOB total realizado sobre el sistema respiratorio, utilizando el bucle
volumen/presión en la vía aérea (41,46). Para insuflar el VT la presión aplicada
en la entrada del tubo endotraqueal (Pao) debe vencer las resistencias (elásticas y
resistivas) del pulmón y caja torácica y del propio tubo. El WOB total es la super
ficie englobada entre el bucle V/Pao y la vertical trazada sobre el punto de inicio
de la insuflación. El WOB resistivo corresponde a la superficie a la derecha de la
línea de la compliancia y el WOB elástico es la superficie del triángulo engloba
do entre esa línea y la vertical.
Una aproximación práctica al cálculo del WOB se obtiene al considerar que,
puesto que el área de un triangulo es Vi (base x altura) el WOB elástico puede ser
M o n it o r iz a c ió n a v a n z a d a d e l a m e c á n ic a r e s p ir a t o r ia 97
Figura 15. a. Diagrama de Campbell trazado sobre el bucle VT/Pes con los componentes del
W O B fisiológico. El W O B elástico del pulmón, se obtiene midiendo el área englobada entre la
línea de la CL y la vertical trazada por el punto del inicio de la inspiración. El W O B elástico de
la caja torácica es el área englobada entre eso vertical y la línea de la Ccw. El W O B resistivo
es el área a la izquierda de la curvo de la C pulmonar; y b. El W O B debido a la auto PEEP
correspondería, en el diagrama, al área comprendida entre las dos verticales trazadas en los pun
tos del final de la espiración e inicio de la inspiración.
calculado a partir del trazado de Pao, sin necesidad del bucle V/Pao, como el pro
ducto de la presión de meseta teleinspiratoria (Pmes) por la mitad del VT (41).
Cuando se utiliza un respirador de flujo constante la medida del WOB tam
bién se puede simplificar (46,47): en estos respiradores el volumen corriente es
directamente proporcional al tiempo inspiratorio, siendo la magnitud del flujo la
98 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
==5
O
Figura 16. Producto Presión-Tiempo. Ventilación asistida. Curvas simultáneas de flujo y presión
pleural (Pes, presión esofágica). La línea discontinuo representa la curva de presión elástica de la
coja torácico (Pelcw). El inicio de la inspiración se determina por el punto en que se inicia simul
táneamente el aumento del fíujo y lo caída de la presión pleural. El final del esfuerzo inspiratorio
se observa en el inicio del descenso de la presión elástica de la caja torácica, la superficie inclui
da entre la curvo de presión elástico de la cajo torácica y la presión pleural durante el tiempo ins-
piratorio (área sombreada) sería el producto presión-tiempo de esa inspiración.
aún sin cooperación del paciente. La oclusión de la vía aérea obliga al pacien
te a aumentar su esfuerzo inspiratorio, obteniéndose un esfuerzo inspiratorio
máximo en la mayoría de los casos a los 20 segundos de oclusión. La medida
se puede realizar bien al final de una espiración, bien a bajo volumen pulmo
nar (entre la capacidad residual funcional y el volumen residual). En ambos
casos, se busca en el registro de Paw la presión negativa más baja (63). Es
importante realizar la prueba con el volumen pulmonar más cercano posible al
volumen residual, ya que esta posición supone la máxima longitud de los mús
culos inspiratorios y por tanto su máxima capacidad contráctil. Los valores
normales dependen de la edad y el sexo para cada volumen pulmonar; para un
adulto sano es de 115 ± 25 cmH^O y de un 25% más bajo en las mujeres y los
ancianos.
El balance energético de la musculatura respiratoria depende del esfuerzo
máximo que es capaz de desarrollar (durante una ventilación corriente, se utiliza
una mínima parte del esfuerzo máximo). La medida de la PIM ofrece información
sobre la capacidad o fuerza de la musculatura respiratoria y la necesidad o no de
apoyo ventilatorio, especialmente en combinación con otras medidas descritas en
el capítulo (64,65). La PIM es uno de los parámetros clásicos del destete. Así, una
PIM más negativa de -25 cmH^O predeciría el éxito del destete, mientras que
valores que no alcanzaran -20 cmH^O abocarían al fallo (66).
Una de las principales críticas que ha recibido la PIM es su escasa reproduci-
bilidad (67). Hay que tener en cuenta que la realización de la maniobra supone un
estrés importante para el paciente. Una adecuada preparación del paciente es muy
importante para la obtención de resultados fiables y evita la necesidad de medi
das repetidas. Quizá el factor más importante de la variabilidad predictiva de la
PIM es la necesidad de considerar la compliancia del paciente. Así, aunque la
PIM refleja la capacidad contráctil muscular, el VT movilizado depende de la
compliancia. Finalmente, la debilidad pronóstica de la PIM radica en ser un índi
ce de fuerza actual, que no garantiza la capacidad de los músculos de mantener
dicha fuerza en el tiempo.
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CAPITULO 4
intercambio de gases.
Relación ven tilación -perfusión,
oxigenación y eliminación
deCO^
M. Soro, F. J. Belda
INTRODUCCION
VENTILACION____________________________________________________
PERFUSION PULMONAR
proviene del corazón derecho y asegura las necesidades metabólicas del árbol trá
queo-bronquial. Más distalmente, las necesidades metabólicas del tejido pulmo
nar están aseguradas por el gas alveolar y la circulación pulmonar.
La circulación pulmonar recibe la totalidad del gasto cardiaco derecho por la
arteria pulmonar, que se divide en múltiples ramas para irrigar la periferia de las
vías aéreas hasta los bronquiolos terminales. Seguidamente estos vasos forman
un lecho capilar situado en la pared de los alveolos. La sangre venosa mixta cir
cula a lo largo del capilar, captando y cediendo el CO^, y vuelve al corazón
izquierdo por las cuatro venas pulmonares. La superficie de los capilares pulmo
nares es relativamente grande respecto al volumen sanguíneo contenido, lo que
favorece los intercambios gaseosos.
I n t e r c a m b io d e gases n i
más bajas se tienen cuando el pulmón está en reposo a su capacidad residual fun
cional (CRF). En muchas circunstancias clínicas el pulmón se colapsa y reduce
su CRF, con el consiguiente aumento de las RVP y la sobrecarga de la eyección
del VD. En cirugía cardiaca es importante recuperar la CRF reclutando el pulmón
con presión positiva, durante la fase de salida de bomba para descargar al VD
(14,15).
Figura 3. Efecto del volumen pulmonar sobre la resistencia vascular pulmonar (RVP). Los vasos
extraalveolares (línea continua) se abren a medida que el pulmón se expande, y por lo tanto, su
resistencia vascular es baja a grandes volúmenes pulmonares. Los vasos alveolares (línea disconti
nua) están expuestos a la presión alveolar, y cuando esla aumenta con respecto a la presión capi
lar, los vasos tienden a ser comprimidos y su resistencia se eleva. Globalmente (línea punteada),
las RVP más bajas se tienen cuando el pulmón está en reposo a su capacidad residual funcional
(CRF). VR: volumen residual; CPT: capacidad pulmonar total.
tencia al flujo sanguíneo sea menor en estas zonas debido al reclutamiento o dis
tensión de los vasos en estas regiones.
Los efectos de estas diferencias de presión y perfusión regional quedan refle
jadas en las denominadas zonas de West (12) (Figura 4). Someramente, en posi
ción erecta son:
- Zona I (PA > Pa > Pv) donde la presión intracapilar es inferior a la presión
alveolar. Los capilares pulmonares están colapsados permanentemente y el
flujo sanguíneo es nulo. Normalmente en el sujeto sano no hay zona I, pero
puede aparecer cuando la presión en la arteria pulmonar es muy baja por
hipovolemia o bajo gasto.
- Zona n (Pa >PA >Pv) donde la presión hidrostática es inferior a 15 mmHg
sobre la que existe a nivel del corazón. Como en el curso del ciclo cardia
co la presión en la arteria pulmonar varía de 8 mmHg (diástole) a 22 mmHg
(sístole), los capilares alveolares se colapsan durante la diástole y se abren
durante la sístole; siendo por tanto, el flujo sanguíneo intermitente.
- Zona III (Pa > Pv > PA), las presiones intravasculares están permanente
mente por encima de la presión alveolar: los capilares están siempre abier
tos y la sangre circula continuamente de los capilares a las venas. En la per
sona en posición erecta, la zona III se inicia 7-10 cm por encima del nivel
del corazón y se extiende hasta las bases pulmonares.
También se describe una zona IV en la base, en posición erecta, donde el flujo
sanguíneo es más bajo que en la zona III. Sin embargo, en decúbito supino, la
zona III se extiende prácticamente a todo el pulmón y el flujo sanguíneo intra-
Figura 4 . Ventilación y perfusión en las distintas zonas del pulmón. PA: presión alveolar; Pa: pre
sión arterial pulmonar; Pv: presión en la vena pulmonar.
114 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
pulmonar se extiende uniformemente. Las zonas más anteriores serían zona II,
desapareciendo la zona I.
Un factor importante que afecta a la perfusión pulmonar, como consecuencia
de las diferencias regionales vistas, es la presión positiva alveolar, inherente a la
ventilación mecánica. En circunstancias de muy elevado volumen corriente o
heterogeneidad pulmonar, la presión alveolar puede sobrepasar la presión arterial
pulmonar sistólica en ciertas áreas pulmonares, los capilares pulmonares son
colapsados y el flujo sanguíneo interrumpido. El efecto es más notable cuando se
aplica PEEP elevada, sin reclutamiento, que puede sobredistender áreas muy
anteriores (16). Esto contribuye a aumentar el espacio muerto alveolar, como se
verá más adelante.
Otro factor que actúa sobre la perfusión pulmonar, aunque con menor
impacto clínico, es el reflejo de vasoconstricción pulmonar hipóxica (VPH)
(17). Este es un mecanismo de defensa frente a la hipoxia: en efecto, ante una
hipoxia alveolar aguda los vasos arteriales pulmonares responden con vaso
constricción, al revés que sucede en el resto del organismo. De este modo, la
vasoconstricción de las áreas no ventiladas reduce su perfusión a la mitad y
deriva el resto de sangre hacia zonas ventiladas sin aumentar la presión arterial
pulmonar (PAP) gracias a la gran distensibilidad de este territorio vascular (la
VPH generalizada sí aumenta la PAP).
La VPH se produce en las pequeñas arterias pulmonares, localizadas alrede
dor de los bronquiolos terminales; un enzima sensible al oxígeno de las células
de la pared vascular, detectaría la hipoxia generando una despolarización de la
membrana que provocaría la entrada de calcio en el citoplasma y la consiguiente
contracción del músculo liso vascular (18). La VPH comienza cuando la PAOj
está sobre 70 mmHg, siendo máxima para valores entre 30 y 50 mmHg. Su efec
to se reduce tanto para cifras superiores como inferiores. Un factor fundamental
es la presión en la arteria pulmonar, ya que cuando esta se halla dentro de la nor
malidad, el efecto de la VPH es máximo. Si existe hipertensión pulmonar el efec
to puede estar reducido. Otros factores que reducen la VPH son (11); la hipocap-
nia, la alcalosis, los calcioantagonistas (nifedipino) y los vasodilatadores (nitro
glicerina). En cuanto a los anestésicos, el N^O y los halogenados disminuyen la
VPH, pero no se ha demostrado un efecto clínico importante. Los fármacos
inotrópicos (dopamina), vasoconstrictores, salbutamol, anestésicos intravenosos
y opioides no afectan a la VPH. El reflejo se ve potenciado con fármacos como
la almitrina que provoca vasoconstricción en los territorios hipóxicos y el AAS,
pero también con la acidosis, y la hipercapnia, que aumentan las RVP. El óxido
nítrico (NO), administrado inhalatorio en dosis muy bajas (10 ppm), actúa produ
ciendo vasodilatación del territorio ventilado mejorando el eventual desequilibrio
de la relación ventilación-perfusión (V/Q). La almitrina, por el contrario, produ
ciría vasoconstrícción del terrítorio no ventilado, mejorando también el desequi
librio V/Q (ver más adelante).
Como norma, podemos decir que la VPH es adecuada cuando el flujo sanguí
neo pulmonar, la ventilación y la oxigenación se encuentran dentro de los límites
de la normalidad.
In t e r c a m b io d e g a s e s 115
RELACION VENTILACION-PERFUSION_______________________
Base Vértice
0,15
0,10
0,05
1/min V/Q
% Volumen
pulmonar
Figura 5. Curva ventilación/perfusión obtenida uniendo las gráficas de ventilación alveolar (línea
discontinua) y de perfusión (línea continua! en el pulmón. En el vértice los alvéolos están relativa
mente más ventilados que perfundidos, mientras que en la base están más perfundidos que venti
lados. Globalmente (línea negra con triángulos}, la relación ventilación-perfusión disminuye a medi
da que se desciende por el pulmón.
116 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
O
>V/Q 0 ,= 150 idéntica a los valores
co, = o del gas alveolar.
2. Alveolos ventilados-no
perfundidos (Reí V/Q =
infinito); no pasa san
gre capilar y el gas
alveolar es idéntico al
gas inspirado. A este
Normal Q O, = 40) í Yo,= 100 alveolo le denomina
mos, espacio muerto,
CO. = 45 = 40 ya que su ventilación se
desperdicia, no contri
buye al recambio de
gases ya que no recibe
perfusión.
3. Alveolos no ventila-
< V/Q ( ^ 0 ^ = 40 dos-perfundidos (Reí
V/Q = 0): sangre capi
CO =45 lar = venosa. A este
alveolo le denomina
mos shunt alveolar, ya
Figura ó. Alteraciones de la relación ventilación-perfusión
de una unidad pulmonar y su efecto sobre el recambio de
que la sangre no entra
gases, a. Valores de y PCO^ de una unidad cuya rela en contacto con el gas
ción ventilación-perfusión es normal (cercana a 1). En b. alveolar. Por tanto, los
la relación ventilación-perfusión de la unidad se reduce gases a la salida del
por disminución de su ventilación, mientras el flujo sanguí capilar son idénticos a
neo no se altera: en este caso, el de la unidad des los de la sangre venosa.
cenderá y el C O j irá en aumento. En c. la relación ven-
En el pulmón sano, la
tilación-perfusión aumenta gradualmente como conse
cuencia de la obstrucción del flup sanguíneo; el
mayoría de alveolos se apro
aumenta y el CO^ desciende y finalmente alcanza la
ximan al ideal y desde luego,
composición del aire inspirado cuando el flujo sanguíneo en decúbito supino, no existen
queda abolido. prácticamente alveolos no-
I n t e r c a m b io d e gases i i 7
V/Q V/Q
Los valores de PCO^ y PO^ de la sangre arterial serán los que se produzcan al
mezclarse la sangre procedente de todos los alveolos y por tanto, dependen de que
predomine un tipo u otto o mejor dicho, del efecto espacio muerto y del efecto shunt.
Siendo importante la relación V/Q, lo importante en clínica es su efecto sobre
los gases arteriales o más importante: lo inverso, viendo los gases arteriales,
podemos saber cuál es la relación V/Q.
Para poder entender cómo las distintas posibilidades de relación V/Q presentes
en el pulmón explican la gasometiía arterial, Riley y Coumard propusieron un aná
lisis muy sencñlo y útil: todo pulmón, de normal a muy patológico, se comporta fun
cionalmente (para el recambio de gases) como si estuviera compuesto por tres com
partimentos formados por los 3 grupos de alveolos vistos. Así, se puede denominar
a este abordaje análisis tricompartimental de Riley y Cournard (22).
En efecto, aunque la mayoría de alveolos sean de valores V/Q menores o
mayores de 1 sin llegar a cero o a infinito, podemos decir que (Figura 8):
- Un alveolo (o grupos de alveolos) con baja relación V/Q producirá un efec
to equivalente a la suma de efectos de un alveolo ideal y uno o más de un
alveolo sin ventilación. Ese alveolo produce, por tanto, cierto efecto shunt
118 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
A lt a V / Q
PO2 = 100
PC 02 = t
■O v> \>
B a ja V / Q P 0 2 = 40
P C O 2 = 45
/ \p 0 2 = i / \P 0 2 = 1 0 0 / \
I \ k o 2 = 4 o = J ) r c o 2 = 4 o 1 _________
que por no ser total, denominamos efecto mezcla venosa (ya que la POj
arterial se reduce por el efecto de la sangre que “pasa” por el alveolo no
ventilado).
- Un alveolo (o grupos de alveolos) con elevada relación V/Q producirá un
efecto equivalente a la suma de un alveolo ideal y uno o más de un alveo
lo sin perfusión. Ese alveolo produce, por tanto, cierto efecto espacio muer
to. Este, no afecta a la oxigenación arterial, pero tampoco colabora a la eli
minación de COj produciendo aumentos de la PaCO^.
Según esto, podemos decir que, funcionalmente, la valoración del trastorno
V/Q presente se puede hacer por la valoración del espacio muerto y del shunt
alveolar. El resto de alveolos serían ideales. No obstante los valores de V/Q no
serían valores reales de unidades no perfundidas y no ventiladas, sino los valores
equivalentes requeridos para explicar el trastorno de los gases arteriales.
Por tanto, en un sujeto en circunstancias normales (respirando aire y con una
ventilación minuto normal de unos 5 litros, a 10-12 respiraciones por minuto), se
puede afirmar que:
- La presencia de hipoxemia arterial (PaO^ inferior a la normal) siempre es
secundaria a la presencia de alveolos con baja relación V/Q, o mejor dicho,
a efecto shunt o mezcla venosa.
I n t e r c a m b io d e gases i i 9
FÍO 2
Figura 9. Líneas de iscrshunt que muestran la variación de la PaO^ con respecto a la FiO^ según
el grado de shunt alveolar existente (escrito sobre cada líneaj. Vfemos cómo el aumento de la FiO^
no mejora tanto lo PaO^ cuando el shunt aumenta, no haciendo prácticamente ningún efecto cuan
do el shunt es superior al 25%.
La llegada del oxígeno ambiental a la sangre arterial tiene una serie de esca
lones a los que se ha denominado cascada de oxígeno: presión inspirada - pre
sión alveolar - presión arterial (31).
Cuando el gas inspirado llega al alveolo, se encuentra que parte del volumen
alveolar está ocupado por CO^, así es que, de modo simplificado;
PAO^ = P inspirada 0^ —P alveolar CO^ = 140 - 40 = 100 mmHg
Sin embargo, el cálculo exacto de cuál es la presión parcial de un gas en el
alveolo se obtiene de la llamada ecuación general del gas alveolar o (Bohr)
(42,43): esta dice que la presión parcial de un gas en el alveolo es igual a la pre
sión inspirada menos la captación o más la eliminación del gas por la ventilación
alveolar (VA) y se expresa:
P alveolar gas = P inspirada ± aporte o consumo gas/VA
PAgas = Pigas ± (Vgas/VA)
Aplicándola primero para el COj, siendo VCO^ la producción de COj, tene
mos:
PACO^ = PiCO^ + (VCO/VA) k = VCO/VA x 0,863 = 40 mmHg
Donde el valor 0,863 es tan sólo una constante que sirve para pasar de
(ml/min)/(l/min) a mmHg, es decir, el valor constante que ajusta las unidades.
Aplicada para el O^, siendo VO^ el consumo de oxígeno y sustituyendo VA por
su equivalente (VA = VCO^/PACO^), tenemos:
PAO^ = PiO^ - (VOJVA) = PiO^ - (VOJVCOJPACOJ
En esta ecuación, sustituyendo también la relación VO^/VCO^ por su equiva
lente, el cociente respiratorio R (valor normal: 0,80-0,85) tenemos:
PAO^ = PiO^ - (PACOJR) = 150 - (40/0,8) = 100 mmHg
Por tanto, para cualquier FiO^ tenemos que:
PAO, = (PB - 47) X F ío , - (PACOJR)
124 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
Figura 10. La línea continua muestra lo saturación progresiva de oxígeno del hematíe al atra
vesar el capilar pulmonar Como se puede apreciar, a pesar de una FC cercana a 2 0 0 Ipm,
el tiempo de tránsito es suficiente para una oxigenación completa. La línea discontinua mues
tra el retraso en la saturación en las patologías con engrosamiento de la pared alveolar; la
difusión alveolo-capilar está enlentecida y con frecuencias cardiacas ligeramente elevadas el
tiempo de tránsito del hematíe por el capilar puede resultar insuficiente para asegurar una satu
ración óptima de la hemoglobina.
128 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
mia en reposo sino en el ejercicio. Eso es así ya que la taquicardia produce una
disminución del tiempo de tránsito de la sangre venosa mixta a través de la
membrana alveolo-capilar. En estos pacientes, que durante la anestesia podrí
an tener taquicardia (por cualquier causa anestésica o quirúrgica) el simple
aumento de la FiO^ al 30% corrige la hipoxemia.
Sin embargo hay diferentes causas, mucho más frecuentes en anestesiología,
que pueden producir esta hipoxemia como, por ejemplo, la pérdida de superficie
alveolo-capilar por pérdida de capilares (neumonectomía) o el descenso del gra
diente entre la PAOj y la sangre venosa mixta.
Hasta ahora hemos revisado la función pulmonar con los factores que afectan
a la oxigenación, es decir en términos clínicos, las causas de hipoxemia. A conti
nuación nos referimos al recambio pulmonar del CO^, en términos clínicos, a las
causas de hipercapnia.
Efecto
espacio muerta anatómico^
Espacio muerto ^ (VDanat)
fisiológico
(VDanat + VDA) Efecto
espacio muerto alveolar
(VDA)
Ventilación alveolar
(alveolo ideal)
Efecto shunt
Figura 1 1. Ilusfración del espodo muerto fisiológico (VD) y lo ventilación olveolor (VAj. Una pro
porción del volumen de aire inspirado en el VT, no llega a los alvéolos y permanece en el árbol
traqueobronquiol sin participar en el intercambio gaseoso; a ese volumen de las vías aéreas se le
denomina espacio muerto anatómico (VDanatj. Habitualmente toda la ventilación del alveolo par
ticipa en el intercambio gaseoso (VA). Sin embargo, si el alveolo no está perfundido su ventilación
no es eficaz para el recambio de gases, por lo que a todo el volumen alveolar que no participa
en el recambio de gases se le denomina espacio muerto alveolar (VDA). El volumen del VDanat
¡unto con el VDA forman el volumen pulmonar que no toma parte en el recambio de gases, que
se denomina espacio muerto fisiológico.
130 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
VA = VCOJPaCO^ X 0,863
Esta ecuación es muy importante, ya que indica que a producción de CO^
constante (VCO^ constante), existe una relación lineal (inversa) entre la ventila
ción alveolar y la PaCO^. En condiciones normales, en ventilación mecánica (en
particular con hemodinámica normal y estable) un aumento del volumen minuto
al doble producirá una reducción de la PaCO^ a la mitad, o al revés.
No obstante, la ecuación última es de utilidad cuando se desean conocer las
variaciones de la VA a partir de los valores de PCOj, cuando VCO^ es constante,
pero no permite la cuantificación de VA a no ser que se mida la producción de
COj (lo que precisa de métodos específicos). Por eso, la medida clínica de la ven
tilación alveolar es indirecta, a través de la medida del espacio muerto.
Figura 12. Registro de capnograma volumétrico de una sola respiración. A. La curva se forma
entre el CO^ y el volumen corriente espirado (VTj. La técnica de Fowler divide el gas del espacio
muerto anatómico (VDaw) (área Z¡ del gas alveolar (áreas X + Yj. El límite superior del gráfico está
determinado por la PaCO^ según la ecuación de Bohr-Enghoff. La presión parcial media del CO^
espirado (PAECOJ está determinada por la mitad de la pendiente de fase III (línea a-bj. Y es el
espacio muerto alveolar (VDalvj y X es el área bajo la cun/a o cantidad de CO^ espirado en una
respiración (FEC O J. El volumen corriente alveolar (VTalvj representa la diferencia entre volumen
corriente (VT) y el volumen del espacio muerto anatómico (VDawj; 6. La curva se divide clásica
mente en tres fases: la fase I es el volumen libre de CO^ que corresponde al VDaw; la fase II corres
ponde a la transición entre la vía aérea y el vaciamiento progresivo de los alveolos; la fase III repre
senta el gas alveolar
In t e r c a m b io d e g a s e s 135
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138 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
Monitorización
de la oxigenación
M. Abeledo, C. Bonome,
F. Alvarez, G. Tusman
PULSIOXIMETRIA Y PLETISMOGRAFIA______________________
1. Principios físicos
rato calcula, a través de fórmulas empíricas la relación entre la luz roja y la infra
rroja (cociente R/IR) y la SpO^ (2,3) (Figura 2).
Para la calibración del aparato se estudiaron grupos de voluntarios sanos res
pirando distintas concentraciones de oxígeno. De esta forma, se estableció la rela
ción entre su saturación arterial de oxígeno y los datos obtenidos con la pulsioxi-
metría (cociente R/IR). Estos parámetros de calibración son aquellos con los que
compara el pulsioxímetro una muestra de un paciente para obtener el dato final
de la SpOj del mismo (4).
En el tejido muestreado, se produce absorción de la luz a través de la piel,
el hueso, la sangre venosa y la arterial. Los datos de la saturación han de
corresponder exclusivamente con los de la sangre arterial, de forma que el
resultado final puede ser erróneo si se tienen en cuenta todos los elementos de
la muestra. Es por ello que los pulsioxímetros modernos detectan la onda de
pulso producida por los latidos cardiacos, ya que generan un diferencial en la
absorción de luz. La diferencia entre el pico y el valle de la onda de pulso
corresponde únicamente a la absorción de la luz causada por el flujo arterial,
obviando, así, la producida en la piel, hueso, sangre venosa... Este es el origen
de la denominación pulsioximetría.
A través de la pulsioximetría podemos conocer también la frecuencia cardia
ca, siempre que esta se corresponda con la frecuencia del pulso periférico.
Además, permite examinar la amplitud de la onda de pulso, relacionada con el
grado de perfusión tisular. En la Figura 3 se muestran distintas amplitudes de
onda de pulso y su significado clínico.
144 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
2. Precisión y limitaciones
TABLA I
RELACIÓN ENTRE LA PAO, Y SAO ,
M o NITORIZACIÓN d e l a o x i g e n a c ió n 145
PO (mmHg)
2
procesos patológicos, bien por cambios en el aporte de oxígeno que pueden pasar
casi desapercibidos con pulsioximetría.
La precisión de la pulsioximetría con SpOj por debajo de 80% es igualmente
escasa. Esto es debido a que en la calibración del aparato, realizada con volunta
rios sanos, no se hicieron mediciones en situaciones de hipoxemia severa, con el
fin de evitar perjuicio a los mismos. Esto permite concluir que, en este tipo de
situaciones, el valor de la SpO^ puede no ser fiable (6,7).
Otra limitación en la precisión de la pulsioximetría son los posibles errores
por la presencia de otras formas de hemoglobina en proporciones patológicamen
te elevadas. La pulsioximetría mide dos longitudes de onda, permitiendo distin
guir entre dos sustancias la HbO^ y la Hb. Sin embargo, no detecta ni la carboxi-
hemoglobina (COHb), ni la metahemoglobina (MetHb), de forma que, cuando
están presentes en el organismo, pueden dar lugar a lecturas erróneas de la SpOj.
La COHb tiene el mismo coeficiente de absorción de la luz que la HbO^. Por ello,
en pacientes intoxicados por monóxido de carbono (CO) se pueden hallar valores
de pulsioximetría falsamente elevados (8,9). La metahemoglobina absorbe por
igual luz roja e infrarroja con una proporción de 1:1, de forma que la lectura del
pulsioxímetro será de 85%, tanto cuando la saturación arterial sea mayor como
menor, generando así una falsa lectura (10).
La anemia, por su parte, no parece afectar a la exactitud de los datos de pul
sioximetría. Estudios efectuados con pacientes con anemia aguda de Hb -I-/-5 g/dl
demostraron la eficacia de la pulsioximetría en estas condiciones (11). No ocurre
146 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
3. Aplicaciones clínicas
La medición de la PtcCOj parece ser más precisa que la del oxígeno, debido
a la mejor capacidad de difusión del CO^ a través de la piel. Sin embargo, el
aumento de la temperatura del sensor provoca un aumento del metabolismo y de
la producción de COj, por lo que los valores de PtcCO^ son más altos que la
PaCO, (36,37).
Hoy en día, los sensores modernos corrigen de forma automática este fenóme
no, en función de la temperatura de calentamiento, ofreciendo valores precisos
(38). Sin embargo, los estados de vasoconstricción y shock limitan, al igual que
la PtcO^, la precisión de la PtcCO^ (39).
Los problemas en la precisión de la medición de PtcO^ en el adulto han per
mitido el desarrollo en la actualidad de monitores que incorporan PtcCO^ y SpO^,
y que permiten su uso tanto en adultos como en niños (40-43).
Para el óptimo funcionamiento de esta monitorización, se realiza una calibra
ción in vivo del aparato con la PaOj y PaCO^ del paciente. Su valor será la refe
rencia que empleará el monitor, reduciendo así errores de medida (p. ej., debido
a factores cutáneos) (44). Cabe recordar que requiere un tiempo de calentamien
to inicial hasta alcanzar la temperatura óptima, de 10 a 20 minutos, durante los
cuales los valores obtenidos no son precisos.
El tiempo de respuesta del monitor a cambios de POj y CO^ es rápido. Estas
variaciones se detectan en pocos segundos. Los emplazamientos más idóneos
para colocar el sensor son las áreas de piel fina y con alta densidad capilar. Esto
no resulta difícil en el neonato o el lactante, aunque sí en los adultos. En estos
últimos se consideran sitios ideales de colocación el antebrazo, el pecho o el
abdomen. Es de gran importancia la correcta fijación del dispositivo a la piel.
Conviene, igualmente, cambiar de forma periódica su ubicación, sobre todo en
neonatos (cada 2-3 h), para evitar quemaduras en la piel por el calor que emite
(43-44 °C). Por la misma razón, en adultos se debe cambiar su emplazamiento
cada 6-8 h.
Como se señaló anteriormente, el área de empleo más extendido es el de la
neonatología y cuidados críticos neonatales. Se emplea para monitorizar el esta
do de oxigenación y ventilación de forma continua en pacientes con distrés res
piratorio del recién nacido, displasia broncopulmonar, enfermedad de membranas
hialinas, apnea del prematuro y otras muchas otras patologías del neonato (32,45-
47). En estos pacientes es especialmente ventajoso contar con una monitorización
continua, y además no invasiva, obviándose, en muchos casos, la necesidad de
extracción cruenta de gases arteriales, múltiples punciones arteriales o la pérdida
de sangre que implican. Sin embargo, cada vez está más extendido su uso en adul
tos, dada la precisión de los monitores actuales.
En anestesia, se aplica en áreas como la cirugía torácica, donde ha demostra
do ser un monitor preciso incluso durante la ventilación unipulmonar (48).
También durante anestesia para cirugía de pacientes con obesidad mórbida (49).
Incluso se puede emplear en anestesia regional, donde se ha propuesto como
monitor del nivel anestésico alcanzado tras bloqueo espinal (50).
Se han realizado trabajos que muestran que la PtcCO^ se correlaciona mejor
con la PaCOj que CO^ espirado (etCO^) en anestesia infantil (51).
M o NITORIZACIÓN d e l a o x i g e n a c ió n 149
TABLA II
ERRORES ASOCIADOS A LOS ANÁLISIS DE SANGRE ARTERIAL
1. Principios físicos
Esta tecnología se ha desarrollado durante los últimos treinta años para con
seguir sensores capaces de medir múltiples parámetros. Actualmente existen dos
tipos de sistemas de medición: los sistemas fibroópticos y los sistemas electroquí
micos.
Los más empleados son los electrodos de POj o electrodos Clark. Este es un
electrodo sumergido en una solución electrolítica permeable al oxígeno, de forma
que se genera una corriente cuantificable que tiene una relación lineal con la pre
sión parcial de oxígeno de la muestra.
Esta relación directa entre la amplitud de la corriente generada y la concentra
ción de oxígeno hace que el electrodo Clark sea más sensible a niveles altos de
oxígeno que a los bajos. Sin embargo, los optodos tienen una relación inversa
entre la fluorescencia y la POj, y, por tanto, son más sensibles a niveles bajos de
PO, (70,71).
Los monitores de gases intraarteriales continuos tienen sensores de tempera
tura que permiten corregir los datos obtenidos en función de la temperatura de la
sangre.
152 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
2. Precisión y limitaciones
El descenso del flujo arterial donde está colocado el sensor puede afectar al
valor de los datos ofrecidos por el mismo. La arteria radial suele ser lugar de colo-
Xo. 7,35 T.
7,25 -•
"ti 7,15 -•
!5 7,05--
"3
'a 6,95-- Flexión de la
6 ,8 5 -' muñeca 4 Muñeca en posición neutral
Xo, 6,75 J----------------- h 1----------- '■--------1-------------------- 1--------------------h
O 20 40 60 80 100 120
Tiempo (segundos)
Muñeca doblada
Oh
O
40 60
Tiempo (segundos)
3. Aplicaciones clínicas
SATURACION DE O X IG EN O EN SANGRE V EN O SA
MIXTA (SVO,)____________________________________________________
2. Aspectos técnicos
3. Aspectos clínicos
TABLA III
RELACIÓN ENTRE LA PtiO , A NIVEL CEREBRAL
4 9 -3 7 Norm al
En el campo de los cuidados críticos se han empleado estas sondas a nivel del
músculo en pacientes con sepsis (116,117). Otra de sus aplicaciones es en cirugía
maxilofacial con injerto microvascular, para conocer su estado de perfusión y via
bilidad, así como en casos de síndrome compartimental (118).
500
VT (mi)
£
o
Figura 8. Lo oximetría volumétrica (Figura 9) al igual que la capnografía volumétrica (Figura 7) per
mite el cálculo de variables "dependiente" del volumen espirado como el espacio muerto o el con
sumo de O/'producción de CO^.
164 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
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CAPITULO 6
Monitorización de la ventilación
G. Tusman, F. Suárez-Sipman, C. Bonome
INTRODUCCION
mentó alveolar con el fin de asegurar un adecuado intercambio gaseoso. Este pro
ceso en apariencia sencillo es en realidad extremedamente complejo; en él parti
cipan: 1) un controlador constituido por el centro respiratorio en el bulbo raquí
deo; 2) unas wías nerviosas aferentes y eferentes que transmiten la información
desde y hacia los músculos respiratorios o “motores” de la ventilación; y 3) el
órgano efector o “bomba” ventilatoria, representado por la conjunción de la caja
torácica, el abdomen y los músculos respiratorios. Este efector va a responder a
las necesidades metabólicas, aumentando o disminuyendo la ventilación alveolar
siendo regulado principalmente por los niveles sanguíneos de COj.
Durante la inspiración, el volumen corriente (VT) se mezclará rápidamente
con el gas residente en la capacidad residual funcional (CRF) que es el volúmen
pulmonar en reposo al final de la espiración, aumentando la concentración de
y diluyendo el CO^. Este mezclado alveolar es caótico y sigue un patrón fractal
(1,2). La contracción del diafragma (en ventilación espontánea), la presión/flujo
aportada por el ventilador (en ventilación mecánica) o ambas (ventilación asisti
da) generan el gradiente de presión necesario para que este transporte de gas
tenga lugar durante la inspiración.
La espiración es un proceso pasivo donde el CO^ aportado al alveolo por la
perfusión pulmonar será eliminado al exterior. La relajación del diafragma per
mite que las estructuras elásticas de la pared torácica y del parénquima pulmonar
retomen a su posición original, dando origen a la fuerza necesaria para provocar
el flujo espiratorio.
Es interesante conocer los detalles de cómo se transporta el Oj y el CO^ den
tro de los pulmones porque esto tiene imortantes implicaciones clínicas. En la vía
aérea de conducción el mecanismo de transporte es la convección. El flujo de gas
pierde velocidad a medida que el área de sección transversal de la vía aérea
aumenta hacia la periferia (disminuye su resistencia al flujo) y por el efecto de la
fricción. La disminución de la convección es tal que a un determinado punto de
la vía aérea, cercana al bronquíolo respiratorio, la velocidad del flujo es nula y el
gas se mueve por difusión, a favor de un gradiente de concentración (3,4).
La distribución de la ventilación, proceso clave en la fisiología respiratoria,
está relacionada con estos mecanismos. Es más importante conocer “cómo” se
distribuye la ventilación que saber la “cantidad” total de ventilación que recibe el
paciente. Esto es así porque el intercambio gaseoso va a depender exclusivamen
te de la relación temporal y espacial entre la ventilación y la perfusión pulmonar,
independientemente de que el paciente reciba un volumen minuto respiratorio
“normal” o incluso elevado.
La distribución de la ventilación depende de dos factores:
- La anatomía de la vía aérea: es el principal determinante de la distribución
de la ventilación durante el ciclo respiratorio. La presencia de una división
dicotómica asimétrica a lo largo de toda la vía aérea de conducción condi
ciona al flujo por convección a fluir favorablemente hacia las ramas que
menor resistencia al flujo genere. Los mecanismos de transporte por con
vección y difusión interactúan dentro del acino y producen una falta de uni
formidad local en la concentración de CO^-Oj. Este es el origen de la falta
M o NITORIZACIÓN d e l a v e n t il a c ió n 173
M ONITORIZACION DE LA MUSCULATURA
RESPIRATORIA___________________________________________________
VA (1/min)
Figura 1. Relación entre ¡a ventilación alveolar (VAj y la presión alveolar de dióxido de carbono
(PACOJ y oxígeno (PAOJ. Modificado de: Nunn y c o k (8j.
que transporta el CO^ a los pulmones para ser eliminado. Por tanto, la capnogra-
178 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
Existen distintos métodos de análisis de los gases, entre ellos el CO^, que se
muestran en la Tabla I. El más empleado hoy es la espectrografía de infrarrojos,
introducida por primera vez por Luft en 1943 (12).
M o NITORIZACIÓN d e l a v e n t il a c ió n 179
TABLA I
MÉTODOS DE MEDICIÓN DE CO.
Espectometría de masas
Espectogrofía Román
Absorción infrarrojos
Espectrogrofío fotoooústica
Emisor de infrarrojos
Circuito
Detector de
infrarrojos
Cable eléctrico
Monitor (pantalla)
Sensor y monitor
Tubo de muestreo
Circuito
Pieza en T
2. Precisión y limitaciones
El N^O también absorbe luz infrarroja (4,5 fxm) y, por tanto, su presencia en la
mezcla gaseosa puede falsear los resultados de medición de CO^. Esto se puede solu
cionar con un filtto de la banda de infrarrojos que sólo deje pasar la de 4,3 fxm, que
182 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
es la absorbida por el COj. Las moléculas de N^O interaccionan con las de COj, pro
duciendo un efecto de colisión que afecta a la sensibilidad del sensor de infrarrojos,
causando un incremento en la lectura de CO^ (19). Hoy, todos los monitores inclu
yen sistemas electrónicos que permiten compensar este fenómeno.
Absorben luz infrarroja pero de diferente longitud de onda, por lo que su inter
ferencia no es considerada importante (20).
2.4. Oxígeno
Para ser precisos, los capnógrafos necesitan tener un tiempo de respuesta rápi
do que ha sido reducido en los últimos tiempos, debido a la incorporación de nue
vos amplificadores, disminución de la cámara, tubos de muestreo y con el uso de
flujos de muestreo superiores a 150 ml/min.
3. El capnograma
Al final de una inspiración, la vía aérea está llena de gases sin COj (siempre
que no haya reinhalación). Entonces el COj difunde desde los capilares alveola
res hacia la luz alveolar hasta equilibrarse sus presiones parciales. La concentra
ción de COj en el alveolo dependerá del cociente ventilación-perfusión (V/Q), de
forma que los alveolos con cociente V/Q elevado tendrán menos CO^ que los de
cociente V/Q bajo. Al inicio de la espiración, el sensor colocado en la boca no
detecta COj, porque el gas espirado corresponde al del espacio muerto anatómi
co. Cuando continúa la espiración comienza a aumentar la concentración de COj
M o NITORIZACIÓN d e l a v e n t il a c ió n 183
medido debido al vaciamiento del gas alveolar, hasta alcanzar un pico que corres
ponde al gas espirado con la mayor proporción de gas alveolar y, por tanto, al gas
de mayor similitud con la composición gases del capilar pulmonar. Después, el
COj cae hasta cero, significando el inicio de una nueva inspiración.
La curva del CO^ durante el ciclo respiratorio tiene una forma característica.
Su conocimiento nos permite detectar cambios fisiológicos o patológicos del
intercambio gaseoso pulmonar.
La forma más habitual de mostrar el capnograma es relacionando la PCO^ con
el tiempo. Se puede recoger la información a dos velocidades; a 12,5 mm/s, ofre
ciendo una imagen capnográfica a tiempo real (Figura 4) o a 25 mm/min, una
velocidad mucho más lenta que nos permite observar la tendencia del capnogra
ma (Figura 5).
r\ r\ r\ r\ r \ r \ r \ r \
40
co.
Q I I vV W W V7 Vy V7 \ J V7 V7 V J V7
Tiempo
Figura 5. Capnograma de tendencia.
184 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
4. Aplicaciones clínicas
Son muchos los factores que pueden modificar las relaciones entre PaCO^ y
ETCOj (Tabla II). Por ello, es siempre recomendable acompañar a los datos de
capnometría con la curva de capnografía, que puede ofrecer información diagnós
tico-terapéutica y confirmar el adecuado muestreo de COj.
El conocimiento de la onda de capnograma normal permite observar ondas
anormales y, por tanto, ayudar en el diagnóstico y tratamiento de muchas situa
ciones como el broncoespasmo, desconexión accidental del ventilador, estados
hipermetabólicos, etc., así como la efectividad de las distintas maniobras terapéu
ticas para resolverlos. Para detectar estos problemas debemos analizar las distin
tas fases del capnograma en las respiraciones individuales y las tendencias en un
periodo de tiempo. El estudio sistemático se basa en el análisis de cinco caracte
rísticas de las ondas: frecuencia, ritmo, altura, línea de base y forma de la curva.
Esto permite interpretar variaciones de la normalidad como las que se exponen en
los siguientes ejemplos:
- Línea de base inspiratoria (fase 0) elevada (Figura 6): se observa cuando se
produce reinhalación de CO^ y sugiere un agotamiento de la cal sodada
(absorbedor de CO^) o una incompetencia de las válvulas respiratorias.
Esta onda puede ser normal cuando se emplea un circuito anestésico de
Bain en ventilación controlada (24). Una elevación repentina en la línea de
TABLA II
FACTORES QUE INFLUYEN SOBRE EL ETCO.
CO 2 (mmHg)
50
Tiempo real Tendencia
37
O
r ~ \ j u_/ ^ igi
Figura 6. Ejemplo de lineo de bose elevada por disfunción de lo válvula respirotoria.
CO 2 (mmHg)
50
Tendencia
Tiempo real
37
Figura 8. Aumento en la altura de la fase III debido a hipoventiladón, aumento del gasto cardia
co o del metabolismo ¡ascenso rápido en hipertermia maligna).
CO2 (mmHg)
50
Tiempo real Tendencia
37
Figura 9. Descenso en la altura de la fase III debido a hipen/entilación, descenso del metabolis
mo (p. e¡., hipotermia)
CO 2 (mmHg)
Figura 10. Hendiduras en la fase ploteau debidas a esfuerzos respiratorios durante lo ventilación
mecánica.
ver en esta fase son las oscilaciones cardiogénicas, producidas por pequeños
movimientos de gas creados por las pulsaciones de la aorta y el corazón.
Otras aplicaciones de la capnografía son:
- Monitorización de la respiración espontánea: la capnografía puede ser
empleada en pacientes despiertos y no intubados, como, por ejemplo.
188 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
PaCO ,
V D *................
VD^
I II III VT alveolar
Fases
Volumen comente (mi)
esta medición del VD”"*: el punto medio de la fase II del capnograma representa
el límite entre los mecanismos de transporte de CO^ por convección (vía aérea de
conducción) y el transporte por difusión (intraacinar).
Tercero, la mejor manera de evaluar la relación eficacia/ineficacia ventilato-
ria es mediante el análisis del espacio muerto (VD) o “ventilación ineficaz”
(37,39,40). El COj es un gas más soluble que el y sigue una cinética inversa
al mismo, lo que lo convierte en un excelente marcador de la ventilación. El espa
cio muerto se mide habitualmente con la CV usando la técnica de Fowler y la fór
mula de Bohr-Enghoff (39,40) (Figura 12):
VD/VT = PaCO^ - PeCOJPaCO^
VD fisiológico (yZX™') = VDIVTxVT
VD alveolar (VD“^^} =
Donde la VD/VT es la relación entre la ventilación ineficaz y el volumen
corriente y la PeCO^ es la concentración o presión parcial de CO^ promedio en el
gas espirado. Es necesario conocer la PaCOj para poder obtener este valor. Los
valores de VD/VT < 0,4 son considerados normales. Valores > a 0,65 se han aso
ciado a un aumento en la mortalidad en el SDRA y puede ser utilizado como fac
tor pronóstico en estos pacientes (41,42). Estos hallazgos han incrementado de
manera exponencial el valor clínico de esta herramienta de monitorización.
El análisis minucioso del espacio muerto permite, a través de sus subdivisio
nes (VD^" y VD”*"), testar las variaciones de la ventilación mecánica sobre los
compartimentos alveolares y extraalveolares. Por ejemplo: el aumento exagerado
del VI>' ante un nivel de PEEP elevado es indicador de sobredistensión en deter
minadas zonas pulmonares con compresión de capilares alveolares. Otro ejemplo
es corroborar la repercusión de partes del circuito que adicionan un espacio muer
to instrumental. Cualquier parte adicionada entre la “Y” del circuito y el pacien
te (codos, humidificadores, etc.) se va a diagnosticar como un aumento propor
cional del VD““*.
La Figura 13 muestra el efecto dinámico del espacio muerto en los diferentes
estados pulmonares observados durante una maniobra de reclutamiento alveolar
(43,44). El modelo experimental de lesión pulmonar permitió estudiar la evolución
del espacio muerto y sus componentes en la secuencia colapso/reclutamiento/reco
lapso pulmonar. El análisis del VD sólo mostró cierto grado de sobredistención
durante las presiones máximas de reclutamiento (R = 60/30 cmH^O de presión pla-
teau y PEEP, respectivamente). La PEEP óptima se definió como el nivel de PEEP
2 cmH^O por encima de la presión de colapso (o nivel de PEEP que presentó una
cantidad de tejido no-aireado > 5 % del área total en las imágenes de TAC). La PEEP
óptima se relacionó con el menor valor de espacio muerto alveolar.
Cuarto, existen otros usos que pueden darse a las variables derivadas de la CV.
La ventilación y la perfusión pulmonar (y por ende, el intercambio gaseoso) son
fenómenos dinámicos que pueden variar notablemente en cada ciclo respiratorio
192 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
Figura 13. Cambios dinámicos de! espacio muerto durante uno maniobra de reclutamiento alveo
lar (R¡ en un modelo de injurio pulmonar aguda. El porcentaje de tejido no aereado con la tomo-
grafía computada es usado como marcador de la aereación pulmonar durante los distintos nive
les de PEER Se marca con uno ñecha el nivel de PEEP óptimo o nivel que no permite el recolap
so pulmonar luego del reclutamiento. Nótese que el espacio muerto alveolar aumento por debajo
de este nivel de PEEP
donde ambos transportes del CO^ están alterados. Como regla general, un aumen
to en significa una mayor heterogeneidad ventilatoria (p. ej., broncoespasmo)
mientras que una menor representa lo contrario (ej., respuesta al tratamiento
del broncoespasmo). Es decir, la es una variable que representa una mayor
homogeneidad/heterogeneidad en la distribución de la ventilación y/o de la per
fusión pulmonar en tiempo real y de modo no invasivo (45,46).
La Figura 14 muestra el efecto de la mayor heterogeneidad de la ventilación
inducida por el broncoespasmo y su tratamiento sobre la
Figura 14. La línea que representa la pendiente de la fase III (SJ representa, en forma global y
cualitativa, la relación V /Q . El tratamiento exitoso del broncoespasmo con broncodilatadores nor
maliza la Slll, recejando una distribución de la ventilación y de la perfusión más homogénea.
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CAPITULO 7
Interacción corazón-pulmón
V. Ginesta, M. V. Pombo, V. Caruezo
INTRODUCCION
go, fue en 1628 con la publicación del libro Exercitatio anatómica de motu cor
áis et sanguinis de William Harvey, cuando se aceptó la circulación pulmonar
como puente entre los dos ventrículos. Harvey propuso que el flujo sanguíneo
debía ser circular, basando sus argumentos en observaciones anatómicas, expe
riencias, mediciones cuantitativas y cálculos. Y fue en 1660, tres años después de
su muerte, cuando Marcello Malpighi, gracias a la utilización del microscopio,
cierra el enigma de la microcirculación ofreciendo así la prueba final de la circu
lación sanguínea (3).
Utilizando una bomba respiratoria diseñada por Hooke, Richard Lower
demostró que la sangre venosa se arterializaba durante su tránsito desde el lado
derecho del corazón al lado izquierdo. Pero la naturaleza del cambio no estaba
clara. Habría de transcurrir más de un siglo para conocer la naturaleza de los
gases que participan en la respiración extema gracias a los avances de la física y
de la química. Ello permitió que en el siglo XIX fuera posible examinar el trans
porte de Oj y COj en sangre.
El intercambio alveolo capilar fue estudiado por Christian Bohr, y su discípu
lo August Krogh demostró que el intercambio gaseoso alveolocapilar ocurría por
difusión. La regulación del intercambio gaseoso alveolocapilar comenzó a rela
cionarse con el comportamiento de la circulación pulmonar en 1946, con Euler y
Liljestrand (1-5).
Finalmente, una vez que el cateterismo cardiaco permitió un acceso fácil a la
circulación pulmonar, se introdujeron múltiples técnicas diagnosticas y terapéu
ticas que permitieron estudiar los efectos hemodinámicos de la ventilación mecá
nica. Esta era una técnica recientemente desarrollada a partir del éxito de la
“IPPV manual” utilizada por el anestesiólogo Bjom Ibsen en la epidemia de
poliomielitis en Dinamarca en los años cincuenta. Cabe destacar los estudios de
Coumand al demostrar el efecto negativo de la ventilación con presión positiva
sobre el gasto cardiaco, y por consiguiente la interacción de la ventilación mecá
nica sobre el sistema circulatorio, que tanta desconfianza y preocupación causó a
los clínicos en los comienzos de la moderna ventilación artificial (4).
A la atmósfera
Espacio
pericárdico
Figura 1. Interacción corazón-pulmón.
volumen comentes bajos (VT < 10 ml/kg) inhiben el tono vagal dando lugar al
aumento de la frecuencia cardiaca (FC); sin embargo con volumen corriente alto
(VT > 15 ml/kg) se produce inhibición simpática con disminución de la FC.
Además, la distensión pulmonar comprime la aurícula derecha y produce
aumento del tono simpático e induce así retención de volumen a través de la inhi
bición de secreción del péptido auricular natriurético, a la vez que modula los
niveles plasmáticos de noradrenalina y la actividad de la renina plasmática. Este
aumento del tono simpático incrementa la presión circulatoria media y es un fac
tor que contribuye a paliar el efecto de la ventilación con presión positiva sobre
el retomo venoso.
bean en serie, puede también ser indirectamente alterada por los cambios del
volumen telediastólico del VD. Si los volúmenes del VD están aumentados a
causa de un aumento de la RVP, la distensibilidad diastólica del VI disminuirá a
causa del mecanismo de dependencia interventricular. El VD y el VI comparten
un septo interventricular común; si el volumen telediastólico del VD aumenta, el
septo se desplaza hacia el VI, disminuyendo la distensibilidad diastólica del VI.
Por tanto, para la misma presión de llenado del VI, la dilatación del VD reducirá
el volumen telediastólico del VI y el gasto cardiaco (GC) (10-13).
105 mmHg
dUp
ll'lliSillllll
63 mmHg
100 mmHg
dDown
60 mmHg
10-
0-
113 mmHg A
83 mmHg
0- dP: 9%
Figura 4. a. Registro simultáneo del pulso arterial invasivo y la presión traqueal en pacientes
en VM; y b. Registros de pulso arterial y Paw en paciente hipovolémico e hipervolémico.
208 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
Septum ___
interauricular
Swan-Ganz
Septum
interventricular
cipal objeción al empleo de PEEP extema con esta finalidad era la posibilidad de
empeoramiento de la hiperinsuflación y de la función cardiovascular. Sin embargo,
se ha demostrado que la aplicación de niveles de PEEP extema próximos a la
PEEPi no incrementa la hiperinsuflación pulmonar de forma significativa y no tiene
efectos hemodinámicos adversos (50). La aplicación de valores de PEEP en tomo
a los 5 cmH^O por encima de los valores de la PEEPi sí provoca aumentos del volu
men pulmonar al final de la espiración por encima de los 500 mi de media, con
caída del índice cardiaco.
La aplicación de PEEP/CPAP en pacientes con EPOC e insuficiencia respira
toria aguda respirando espontáneamente, se ha observado que disminuye el
esfuerzo inspiratorio y la disnea, y mejora el patrón respiratorio con el beneficio
potencial de evitar la necesidad de VM (53).
Volumen VI
b
Figura 7 . o. Efecto del aumento de la PIT sobre el área de trabajo cardiaco en pacientes con
contractilidad del VI conservada. Se observa el efecto de desplazamiento a la izquierda y
reducción del área; y b. la contractilidad está deprimida y el efecto de! aumento d e la PIT ori
gina desplazamiento a la izquierda pero con aumento del área.
negativa y aumento del tono simpático. Por lo tanto, los fenómenos cardiovascu
lares responsables del fracaso del destete, tanto en pacientes con patología cardia
ca conocida como en aquellos en que esta se manifiesta por primera vez en esta
fase de retirada de la VM, son la isquemia miocárdica, el aumento de la precarga
del ventrículo izquierdo, el aumento de la postcarga del VI, la reducción de la dis-
tensibilidad del VI y la disminución de la contractilidad del VI (57,58) (Figura 9).
La valoración de signos de isquemia miocárdica o fallo cardiaco en el destete
puede hacerse mediante diferentes sistemas de monitorización, como la valoración
I n t e r a c c ió n c o r a z ó n - p u lm ó n 213
Figura 8. a. Efecto dei aumento d e la PIT sobre ¡a sincronía de diferentes segmentos miocár-
dícos del VI; b. Se observa cómo con la CPAP de 10 cmH^O, todos los segmentos tienen su
menor volumen al mismo tiempo.
5.0
3.0 4,37 * Qj
2,81
1,0H 2,62
150-
BP
30-
W) WEDGE
15 -
e SOPH
0 -
20 40 60 (s)
IPPV- IPPV
Figura 10. Efecto de la VM en un paciente EPO C severo con auto-PEEP que origina descom
pensación hemodinámica mejorando el G C y presión arterial con la ventilación espontánea.
19 PS
ÁAA á XJ^J^vK
13 PI
J ------------L 3 PE/— >
053 VT y ChKy ^ ?A
Figura 11. Paciente con fracaso de lo desconexión de la ventilación mecánica. Al pasar de modo
venfilatorio CN\V a PA, se observa un aumento de la PAPO con la aparición de onda V gigante
en el trazado del CAP y aumento de la severidad de la insuficiencia mitral en la ECO-TE.
I n t e r a c c ió n c o r a z ó n - p u lm ó n 215
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CAPITULO 8
Efectos de la ventilación
mecánica sobre la circulación
esplácnica, hepática y renal
C. López-Forte, R. Badenes-Quiles, B. Romerosa
INTRODUCCION
7.3. Diarrea
Más del 50% de los pacientes críticos desarrolla diarrea durante su estancia en
UCC y la etiología es multifactorial (21), siendo el fallo respiratorio un factor de
riesgo. Entre los factores causales destacan la hipoalbuminemia; la nutrición
enteral con fórmulas hiperosmolares, una velocidad de infusión alta (> 50 ml/h)
y dieta lipídica; determinados fármacos, como antiácidos, antagonistas de los
receptores y antibióticos (asociados fundamentalmente a diarrea por infección
por Clostridium difficille); y los ayunos prolongados (> 5 días), debido a la atro
fia de la mucosa intestinal (1).
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CAPITULO 9
interpretación clínica de la
gasometría arterial
R J. Belda, G. Aguilar, M. Soro, F. Martí
INTRODUCCION
TABLA I
PCO, 80 70 60 50 40 30 20
pH 7,20 7,25 7,30 7,35 7,40 7,50 7,60
3. Compensaciones
La suma de todos los aniones en la sangre (CL, CO H", etc.) dan un total de
3
23 mEq/1 que se ven sólo parcialmente equilibrados por los cationes (Na*, K*,
240 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
etc.) que suman un total de 11 mEq/1. Sin embargo el pH es neutro. Eso quiere
decir que existen hueco iónico de 12 mEq/1. A la magnitud del hueco se le llama
gap (espacio o hueco):
GAP = cationes - aniones = 2 3 -1 1 = 12
Despejando para aniones: anión - Gap = Na* - (C1 + CO^H")
Si el aparato de gases calcula el GAP directamente, no hay que hacer el cálculo
con la fórmula. Esto permite conocer si existe un exceso (GAP > 12) o un defecto
(GAP < 12) de aniones ocultos, que no son ni el cloro ni el ácido carbónico).
Este valor se usa para explicar la capacidad tampón de la sangre cuando el EB
no es el esperado, que no se necesitan ni en el \% de gasometrías. Los eruditos
deben profundizar en esta área, los “normalitos”, no.
1. 1. 1. Hípoventílacíón alveolar
1. 1. 2. Híperproduccíón de CO^
1. 1. 3. Ambas causas
1. 2. 1. Híperventílacíón alveolar
1. 2. 2. Hípoproducción de CO^
1. 2. 3. Ambas causas
2. 1. 1. Aumento de producción de H*
den presentar hiperlactacidemia severa (lactato > mmol/ ) sin alteración del2 1
2. 1. 3. Ambas causas
Significa que hay pérdida de H*. Hay dos causas clínicas frecuentes; la prime
ra es la hipopotasemia, ya que cuando baja la potasemia, el riñón intenta recupe
rar K* intercambiándolo con H* que se eliminan. La hipopotasemia (con alcalosis
metabólica) se produce en nuestro Servicio de Reanimación en más del 50% de
los pacientes con estancias prolongadas, por abuso de diuréticos de asa (furose-
mida), pero también se produce por pérdidas digestivas (diarrea, etc.).
La segunda causa, por orden de frecuencia, es la hipocloremia, que se produ
ce por pérdidas digestivas altas (vómitos, aspiración gástrica, fístulas...).
Hay que resaltar aquí un importante círculo vicioso entre alcalosis metabóli
ca e hipopotasemia. En efecto, la hipopotasemia hace que el riñón elimine H*
generando alcalosis, y en alcalosis, el riñón para recuperar H*, elimina K*, gene
rando hipopotasemia. Una buena solución es administrar cloruro potásico, sol
ventando las dos posibles causas de alcalosis metabólica.
El uso de diuréticos lleva a la alcalosis metabólica por las dos causas anterio
res; aumenta la pérdida de potasio (hipopotasemia) y de agua (aumentando el Na*
plasmático).
244 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
1. Interpretación de la PaCO,
2. Intepretacíón de la PaO,
CA SO S CLINICOS________________________________________________
Caso 1
Respuesta al caso 1
Caso 2
Respuesta al caso 2
- Se trata de una alcalosis (pH > 7,40) respiratoria (pCO^ < 40 mmHg).
- El pH respiratorio esperado sería:
• Variación del pH = (40 - 30)/100 = +0,1
• pH esperado = 7,40 + 0,1 = 7,50
- El defecto de bases lo calcularemos a partir de la variación entre el pH
medido y el pH respiratorio esperado, según la siguiente fórmula:
(7,462 - 7,500) x 100 x 2/3 = -2,5
La pCOj esperada en caso de ser un trastorno metabólico puro sería, pCO^
= (40 - 2,5) + 5 = 37,5 + 5 = 32,5 - 42,5 mmHg. Por lo tanto, se confirma
que es un trastorno primario respiratorio con un mínimo componente de
acidosis metabólica.
La alcalosis respiratoria es debida a que la paciente se encontraba ansiosa
y no toleraba el tubo traqueal.
Tras la extubación, la paciente se calmó, reduciendo su frecuencia respira
toria y VE, “normalizándose” la pCO^ y el pH.
Caso 3
tinina 2,3 mg/dl). Gasometría arterial: pH 7,329, pCO^ 27 mmHg, pO^ 63 mmHg
(FiO^ 50%, máscara facial), HCO^" 12 mmol/1, lactato 3,2 mmol/1, glucemia 193
mg/dl, Hb 13,9 g/dl. Iones: Na* 137, K* 3,9, C1 117 mEq/1. Tras realizársele TAC
abdominal (dehiscencia de sutura intestinal con abundante líquido libre) y toráci
co (atelectasias pulmonares bibasales con edema intersticial bilateral), se inter
viene quirúrgicamente e ingresa en la unidad de críticos.
Respuesta al caso 3
- Se trata de una acidosis (pH < 7,40) metabólica (HCO " 12 mmol/1). 3
Caso 4
Respuesta al caso 4
Caso 5
Respuesta al caso 5
- Se trata de una acidosis (pH < 7,40) mixta: metabólica (HCO^" 19 mmol/1)
y respiratoria (pCO 42 mmHg).
I n t e r p r e t a c ió n c l í n i c a d e l a g a s o m e t r ía a r t e r i a l 249
Caso 6
PEEP 10 cmH^O), HCO^~ 31 mmol/1, lactato 1,4 mmol/1, glucemia 141 mg/dl, Hb
9,8 g/dl. Iones: Na" 152, K" 3,3, CL 120 mEq/1.
Respuesta al caso 6
- Se trata de una alcalosis (pH > 7,40) mixta: metabólica (HCO " 31 mmol/1) 3
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CAPITULO 10
Ecografía pulmonar
M. J. Muñoz
INTRODUCCION
do. En los últimos años está cobrando cada vez más relevancia el estudio de los
artefactos generados por los ultrasonidos en la exploración pulmonar de los
pacientes con patología intersticial, mostrándose en este campo como una gran
ayuda para el diagnóstico y seguimiento de estos enfermos (7-9). Otras de las
ventajas atribuibles a la exploración ecográfica son la no invasibilidad, la posibi
lidad de realizar la exploración a la cabecera del enfermo, la reducción de costes
y la ausencia de radiación durante la exploración ( ). 1 0
La ecografía utiliza los ultrasonidos para formar imágenes del cuerpo huma
no. Los ultrasonidos son un tipo “especial” de onda sonora. Como cualquier onda
sonora, un ultrasonido es una onda de presión que puede ser descrita en términos
de frecuencia, longitud de onda y amplitud.
ha frecuencia de una onda se mide en hertzios y expresa el número completo
de ciclos que ocurren en una unidad de tiempo. Un hertzio es un ciclo por segun
do. Precisamente es la frecuencia la que confiere el carácter de “onda sonora
especial” a un ultrasonido, cualquier sonido cuya frecuencia sea superior al
umbral de audición humano es considerada un ultrasonido, este umbral se
encuentra en tomo a los 20 kilohertzios (KHz), los ultrasonidos en la aplicación
clínica poseen frecuencias en rangos de 1-20 megahertzios (MHz). La frecuencia
depende exclusivamente del emisor y no se ve afectada por el medio por el que
se transmite la onda.
La longitud de onda es la distancia entre dos crestas consecutivas de una onda,
se mide en unidades de distancia, generalmente en milímetros. Conociendo la fre
cuencia (número de ciclos en un segundo) y la longitud de onda del ultrasonido,
cuando este se transmite por un determinado medio (distancia entre dos ondas
consecutivas), puede calcularse la velocidad de propagación (C) del ultrasonido
en dicho medio:
C=fxl
Donde C es la velocidad de propagación expresada en metros por segundo,
/ es la frecuencia expresada en hertzios y / es la longitud de onda expresada en
metros.
Habitualmente los equipos de ecografía asumen como velocidad de propaga
ción de los ultrasonidos en el cuerpo humano 1.540 m/s, sin embargo este es un
valor promedio, pudiéndose encontrar amplias variaciones en la velocidad de pro
pagación dependiendo del tejido por el que se transmite el ultrasonido (Tabla I).
La velocidad de propagación depende exclusivamente de las características del
medio por el que se transmite el ultrasonido, en especial de su densidad y rigidez.
La amplitud es la máxima variación de la onda con respecto a su estado de
reposo, es decir, la máxima oscilación de las moléculas en su vibración o el máxi
mo cambio de presión, sus unidades son, por lo tanto, unidades de presión, las
cuales se miden en megapascales (MPa). La amplitud de una onda puede tomar
un rango de valores muy amplio, por este motivo en lugar de medirse en unida
des de presión suele utilizarse una escala logarítmica, pasando a cuantificarse en
decibelios (dB). La intensidad de una onda es un reflejo de la cantidad de ener
gía que esta transporta y está directamente relacionada con la amplitud. Esta
intensidad es importante por dos razones: la primera es que la cantidad de ener
gía que, tras reflejarse, llegará al transductor y contribuirá a formar la imagen, es
una fracción de la intensidad correspondiente a la onda emitida. La segunda de
254 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
TABLA I
VELOCIDAD DE PROPAGACIÓN DEL ULTRASONIDO EN MEDIOS
CON DISTINTA DENSIDAD
Grasa 1 .4 7 0 0 ,9 7
Músculo 1 .5 6 8 1 ,0 4
Hígado 1 .5 4 0 1 ,0 5 5
Cerebro 1 .5 3 0 1 ,0 2
Huesos 3 .6 0 0 1 ,7
Aguo (2 0 °C) 1 .4 9 2 0 ,9 9 8 2
Aire 331 0 ,0 0 1 3
las razones es que los efectos biológicos provocados por los ultrasonidos están en
relación con esta intensidad.
Los ultrasonidos son emitidos por el transductor del equipo de ecografía gra
cias a que posee una matriz de cristales piezoeléctricos. Estos cristales, general
mente compuestos cerámicos, poseen la propiedad de deformarse cuando reciben
una corriente eléctrica generando así una onda de presión (o ultrasonido), y vice
versa, es decir, generar una corriente eléctrica cuando, tras una deformación,
recuperan su forma original. La frecuencia de los ultrasonidos emitidos por estos
cristales depende exclusivamente del grosor del cristal piezoeléctrico.
Para la generación de imágenes los ultrasonidos son emitidos en forma de pul
sos o paquetes de ultrasonidos, para ello se aplica una corriente eléctrica momen
tánea sobre los cristales piezoeléctricos, estos al deformarse generan un pulso de
ondas de presión. Una vez generado, el pulso se transmite al interior del cuerpo
humano. En la interacción del ultrasonido con los tejidos se producen principal
mente tres fenómenos físicos distintos, la absorción, la reflexión y la refracción
( 11).
La absorción es la disminución en la intensidad (amplitud) del ultrasonido a
medida que este viaja por un medio. Depende fundamentalmente de dos factores:
la frecuencia del ultrasonido y la impedancia del medio. La impedancia puede
definirse como la resistencia que el medio ofrece a la transmisión del ultrasonido
y se calcula como el producto de la densidad por la velocidad de propagación del
ultrasonido en dicho medio. La frecuencia es el segundo de los parámetros que
influyen en la absorción, a mayor frecuencia del ultrasonido mayor absorción. De
forma general se admite que la absorción del ultrasonido sigue la llamada “regla
del ”, consistente en que la absorción producida es de decibelio por cada
1 1
TABLA II
ABSORCIÓN DEL ULTRASONIDO EN DISTINTOS MEDIOS
Tejido A bsorción (d B /M H z /c m )
Grasa 0 ,5
Músculo 2
Hígado 07
Cerebro 1
Huesos 4 -1 0
Agua (2 0 ° Q 0 ,0 0 2
estructuras óseas (por ejemplo las costillas) la absorción es de 4-10 dB por cada
MHz, esto explica la aparición de la sombra acústica.
La reflexión es el principal fenómeno físico del que se aprovecha la ecografía
para la formación de la imagen. Cuando un ultrasonido pasa de un medio a otro
con distinta impedancia, parte de dicho ultrasonido se refleja volviendo hacia el
transductor que lo ha emitido, este ultrasonido reflejado es lo que denominamos
eco, y el análisis de este eco es el que producirá la imagen ecográfica. La propor
ción o cantidad de ultrasonido reflejado depende fundamentalmente de la diferen
cia relativa de impedancia entre los dos medios y puede calcularse como:
R = [(Zl - Z2) / (ZI + Z2)P
Donde R es el coeficiente de reflexión y Z1,Z2 son las impedancias de los dos
medios por los que se transmite el ultrasonido.
Utilizando los datos de la Tabla I puede calcularse el coeficiente de reflexión
del haz de ultrasonidos al cambiar de un medio rico en grasa a otro rico en aire.
Así, la impedancia en el medio aéreo (Z2) sería 33.100 (velocidad expresada en
cm/s) multiplicado por 0,0013, Z2 = 43. Aplicando el mismo cálculo se halla la
impedancia en el tejido graso (Zl), Z l= 142.000, al aplicar la ecuación para el
cálculo del índice de reflexión, el resultado es R = 0,9987, es decir el 99% de la
onda se refleja; este es el motivo por el que el pulmón aireado constituye una
auténtica barrera al paso de los ultrasonidos.
La refracción es el cambio de dirección del ultrasonido al pasar este de un
medio a otro con distinta impedancia. La cantidad de ultrasonido refractado
puede estimarse como 1-R (coeficiente de reflexión), mientras que el ángulo de
refracción puede calcularse aplicando la ley de Snell:
sen (qt) = (Z2IZ1) x sen (qi)
Donde sen(qt) es el seno del ángulo reflejado, sen(qi) es el seno del ángulo inciden
te y Z7, Z2 son las impedancias de los medios por los que se transmite el ultrasonido.
256 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
Figura 1. Formación de ¡a ¡rr^agen. Los ecos recibidos por el transductor se representan como pun
tos en la pantalla. El brillo de estos puntos en la escala de grises es proporcional a la intensidad
del eco recibido.
E c o g r a f í a p u lm o n a r 257
misma zona a lo largo del tiempo se obtienen distintos fotogramas de esa zona,
de forma que si se representan a la suficiente velocidad en una pantalla se obtie
ne la sensación de movimiento, de esta forma la exploración consigue resolución
temporal y espacial, mostrando una representación bidimensional de la zona
explorada en tiempo real.
Además de representar imágenes la ecografía permite el cálculo de flujos y
velocidades. Cuando un pulso de ultrasonidos se encuentra con un objeto en
movimiento (por ejemplo un hematíe dentro del torrente sanguíneo) el eco que se
genera presenta una peculiaridad; el eco cambia su frecuencia con respecto a la
frecuencia emitida, y este cambio de frecuencia es proporcional a la velocidad del
objeto en movimiento y a su dirección. Es lo que se conoce como fenómeno
Doppler. La relación entre cambio de frecuencia y velocidad viene expresada por
la ecuación Doppler:
V = C x F d l [ 2 x F 0 x cos(inc)]
Donde V es la velocidad medida, C es la velocidad de propagación del ultra
sonido, Fd es el cambio de frecuencia entre la señal emitida y la recibida, cos(inc)
es el coseno del ángulo de incidencia del haz de ultrasonidos y FO es la frecuen
cia del ultrasonido emitido.
Cuando representamos las velocidades registradas en un punto determinado
en relación con el tiempo se
obtiene una gráfica, a este tó ra x US 2050Sep08 09:3
registro se le conoce como o lo r
534Hz ^
^0 AB
se representa el tiempo y en el
de ordenadas la velocidad, por
convención se acepta que
objetos que se mueven en
dirección hacia el transductor
se representen como positivos
en el registro Doppler y aque
llos que se alejan como nega
tivos (Figura 2). • E s c a la 9 5
üneaB -<4 I n v e r t í ?F B a ja P á g in a 2 .
Figura 4 . Las zonas de exploración quedan delimitadas por las líneas del esternón, axilar anterior
y axilar posterior La intersección con la línea transversal que pasa por el hilio da lugar a las áreas
principales de exploración.
superior de cada una de las áreas, se pasa a la exploración de las zonas inferiores.
Es importante realizar la exploración en este sentido y no en el craneocaudal,
puesto que la movilidad o desplazamiento del pulmón es distinta en los campos
superiores que en los inferiores, de esta forma es más fácil establecer compara
ciones visuales en la exploración de las distintas áreas.
La exploración de cada una de las áreas o en su caso cuadrantes sigue una
serie de pasos. El primero de ellos es la exploración bidimensional del cuadran
te, colocando el transductor en sentido perpendicular a las costillas y centrado en
un espacio intercostal.
Una vez obtenida la imagen bidimensional se realiza el estudio dinámico o
estudio en modo M, este paso es fundamental en el diagnóstico del pulmón nor
mal, el neumotórax y el derrame pleural.
El siguiente de los pasos es el estudio con Doppler color. Este se lleva a cabo
siempre que aparezca un patrón de consolidación pulmonar subpleural y permite la
identificación de la circulación pulmonar. El pulmón recibe su vascularización de
dos orígenes. Por una parte las ramas procedentes de la arteria pulmonar son las
encargadas del aporte de sangre que participará en el intercambio gaseoso, por otra
parte están las ramas bronquiales. Estas se originan en el lado derecho en las arterias
intercostales y en el izquierdo en el arco aórtico. Las ramas bronquiales son las
encargadas del aporte sanguíneo a bronquios, alveolos y espacio intersticial, las
ramas intersticiales llegan posteriormente a los septos interlobares e interlobulares
para acabar nutriendo la pleura. Además de esta circulación arterial podemos encon
trar dos tipos más de vasos arteriales en la exploración pulmonar: los vasos intercos
tales, originados en la aorta torácica, que cobran especial importancia en la vascula
rización de las lesiones malignas pleurales, y por último, los vasos procedentes de la
neoangiogénesis tumoral, que proceden de las arterias bronquiales y suelen caracte
rizarse por su aspecto en “sacacorchos”. Con el estudio Doppler color se pueden
localizar los vasos pulmonares y realizar el primer paso de la valoración vascular del
pulmón, la valoración cualitativa. Esta valoración incluye la localización de los
vasos, la valoración de su morfología y la valoración de la dirección del flujo. Una
vez realizada la valoración cualitativa se pasa a la valoración cuantitativa, en la que
se estudia individualmente el espectro Doppler de cada uno de los vasos localizados;
este espectro Doppler puede caracterizarse por dos parámetros, el índice de pulsati-
lidad (IP) y el índice de resistencia (IR):
IP = (VPs - VdjlVmed
IR = (VPs - Vd)/VPs
Donde IP es el índice de pulsatilidad, IR el índice de resistencia, VPs la velo
cidad pico sistólica, Vd la velocidad telediastólica y Vmed la velocidad media
La importancia de la exploración vascular del pulmón radica en que cada uno
de los vasos del pulmón (arterias pulmonares, bronquiales, pleurales y vasos de
neoangiogénesis) posee un espectro Doppler característico (Figura 5), la identifi
cación de dicho patrón junto con la morfología vascular es de capital importan
cia en el diagnóstico de las consolidaciones pulmonares.
E c o g r a f ía pu lm o n a r 2ó i
Figura 7 . Formación de las líneas A. Reverberación del ultrasonido entre la pleura y el transductor
6. El proceso se repite.
A este tipo de artefacto se le denomina artefacto de reverberación, y en eco-
grafía pulmonar se le conoce como línea A. Por lo tanto, la presencia de líneas A
en la imagen bidimensional indica aire bajo la pleura.
A pesar de la gran reflexión, parte del ultrasonido continúa transmitiéndo
se generando una imagen de aspecto granular bajo la línea pleural. Cuando se
observa en tiempo real es posible apreciar el desplazamiento pulmonar sincró
nico con el ciclo respiratorio, este desplazamiento puede objetivarse en la
exploración ecográfica en modo M, dando lugar al denominado signo de la
bahía (Figura ). En el modo M se representan los cambios a lo largo del tiem
8
que las líneas A, también es un artefacto producido por la reverberación del haz de
ultrasonidos. Sin embargo, en este caso la reverberación no se produce entre la
línea pleural y la superficie del transductor, sino que tiene lugar entre la línea pleu
ral y el septo interlobular
engrosado. El artefacto en cola
2050M ay08 16:2
TABLA III
CARACTERÍSTICAS SONOGRÁFICAS DE LA NEUMONÍA
ma fluido (24). Este aparece en la sombra acústica que deja la costilla. La flecha
señala el límite del diafragma. En el esquema se remar
en la imagen como una estruc ca en rojo el límite del diafragma, la atelectasia apa
tura tubular ramificada con rece remarcado en azul.
268 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
microabcesos. Estos se caracterizan por poseer una cápsula hipercoica con con
tenido hipoecoico, son variables en tamaño, aunque frecuentemente éste no suele
alcanzar los 3 cm de diámetro y en el caso de gérmenes formadores de gas es
posible visualizar dentro del abceso artefactos de reverberación. La punción-aspi-
ración de estos microabcesos establece el diagnóstico etiológico definitivo de la
neumonía en el 80% de los casos, obligando a modificaciones en el tratamiento
antibiótico hasta en el 46% de los pacientes (26).
Las consolidaciones mecánicas están representadas por las atelectasias que, a
su vez, pueden dividirse en dos grupos:
- Atelectasias por compresión extrínseca: ocurren cuando, por acumulación,
de un ñuido la presión pleural se eleva por encima de la presión atmosféri
ca. En la ecografía aparecen con una morfología característica en “gorro
puntiagudo” (Figura 11), el borde en contacto con el pulmón no atelectási-
co también se aprecia velado como en el caso de la neumonía y presentan
reventilación parcial durante la inspiración, pudiéndose observar bronco-
grama aéreo.
- Atelectasias obstructivas: se producen por la obstrucción al flujo aéreo en
bronquios centrales (más frecuentemente debido a procesos neoplásicos) o
en bronquios periféricos (generalmente por impactación mucosa). En la
imagen ecográfica aparecen como zonas de similar ecotextura al hígado
localizadas en el pulmón (hepatización). El borde en contacto con el pul
món sano suele estar velado y
su signo típico es la presencia
2070Ago21 00:21
de broncograma fluido
(Figura 12). En las atelecta
sias obstructivas es posible
encontrar también broncogra
ma aéreo, sin embargo por
definición siempre es un bron
cograma estático (2). En la
Tabla IV se exponen las
características diferenciales
con las atelectasia por com
presión.
Las consolidaciones neo-
¿ G en B O G an a u to O ff C lip s .. Página 2.
món, desplazando e incluso Figura 12. Patrón ecográfico en la atelectasia por obs
destruyendo la estructura cha trucción. Varón de 7 8 años con atelectasia basal dere
TABLA IV
CARACTERÍSTICAS SONOGRÁFICAS DE LA ATELECTASIA
TABLA V
CARACTERÍSTICAS SONOGRÁFICAS DE LAS CONSOLIDACIONES
NEOPLÁSICAS
Ecotextura heterogénea
Borde nítido con excrecencias hacia pulmón sano y aspecto redondeado
Invasión de estructuras adyacentes
Destrucción de arquitectura pulmonar
TABLA V I
CARACTERÍSTICAS SONOGRÁFICAS DEL INFARTO PULMONAR
Ecotextura granular
Forma triangular con bose en la pleura
Broncograma aéreo central
Presencia de "vaso centinela"
E c o g r a f í a p u lm o n a r 271
volumen con radiología torácica (r = 0,48). Desde el punto de vista práctico basta
con considerar que una distancia de mm se corresponde con un volumen apro
2 0
hecho en neumotórax muy severos, con colapso del pulmón, este signo está ausen
te, sin embargo su sola presencia eleva la especificidad para el diagnóstico al % 1 0 0
CONCLUSIONES_________________________________________________
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CAPITULO 11
Tomografía de impedancia
eléctrica
E. L. V. Costa, S. H. Bohm
INTRODUCCION
La tomografía por impedancia eléctrica (TIE) es una herramienta de monito-
rización, no invasiva, libre de radiaciones, que permite una visión en tiempo real
de la ventilación (1-3). La TIE se usó en sus inicios en 1983 para monitorizar la
función respiratoria y permanece como el único método a pie de cama que per
mite repetir medidas no invasivas de los cambios regionales en los volúmenes
pulmonares (4,5). Por esta razón, la TIE ha sido utilizada como una herramienta
de monitorización en numerosas aplicaciones en cuidados críticos, incluyendo
entre otras, la monitorización de la distribución de la ventilación (3,6) la evalua
ción de la hipertensión pulmonar (7) el colapso pulmonar (8,9) y la detección de
neumotorax (10,11). En este capítulo, vamos a hacer un breve resumen de los
fundamentos de la técnica de la TIE y revisaremos el uso de la TIE en pacientes
críticos a la luz de la literatura reciente.
PRINCIPIO PE FUNCIONAMIENTO___________________________
La corriente eléctrica de la TIE se proyecta en el tórax para obtener imá
genes de una sección transversal del corazón y los pulmones. Normalmente,
282 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
v \
.1
Figura 1. Corte axial tomográfico computerizado del tórax de un paciente con electrodos de
forma esquemática y corriente eléctrica a través de las vías del tórax. Un por de electrodos
inyectan corriente eléctrica en un momento mientras que el resto de los electrodos leen los vol
tajes producidos como consecuencia de la corriente eléctrica que pasa por el tórax. El par
inyectado se alterna secuencialmente de manera que después de un ciclo completo todos los
posibles electrodos adyacentes sirven como inyectores. Cada ciclo completo es una imagen
y se producen 5 0 imágenes cada segundo.
TO M O G RA FÍA de IM PEDANCIA e l é c t r ic a 283
RECONSTRUCCION DE ALGORITMOS_______________________
PATRONES DE INYECCION_____________________________________
APLICACIONES CLINICAS______________________________________
especular que esta región podría haber estado atelectasiada ya antes de la manio
bra de aspiración.
Otros autores han sugerido que sólo el sistema abierto de aspiración conduce
a un desreclutamiento importante. En los cerdos monitorizados con TIE después
del lavado de surfactante (8), Lindgren y cois, mostraron que la aspiración endo-
traqueal indujo el colapso del pulmón y la disminución de la compliancia pulmo
nar regional durante la aspiración con sistema abierto, pero no durante la aspira
ción con el sistema cerrado. El colapso fue principalmente en las regiones dorsa
les, pero la reaireación se restableció en menos de 10 minutos por una simple
reconexión al ventilador. Sin embargo, es importante tener en cuenta que el
modelo de depleción de surfactante pulmonar mediante el lavado pulmonar com
pleto produce un pulmón proclive al colapso, que es altamente reclutable. Por lo
tanto, estos resultados experimentales necesitan un examen cuidadoso antes de
ser extrapolados a las lesiones por inflamación como los pulmones edematosos
de pacientes con SDRA, en los que es mejor evitar una despresurización.
En otro artículo, los mismos autores utilizaron la TIE para evaluar el colapso
pulmonar durante la aspiración broncoscópica en pacientes ventilados mecánica
mente por lesión pulmonar aguda (8). De un modo muy elegante mostraron cómo
la broncoscopia les llevó a una localización de auto-PEEP debida a la reducción
del área transversal disponible para el flujo de aire, y como la aspiración poste
rior condujo a la disminución de la aireación y compliancia del pulmón, incluso
cuando se utilizó un sistema cerrado de aspiración. Obtuvieron resultados simila
res tanto en ventilación controlada por volumen como por presión. En los pacien
tes ventilados mecánicamente sometidos a procedimientos broncoscópicos, la
TIE podría resultar una herramienta útil para cuantificar la cantidad de colapso y
servir de guía para el reclutamiento después de la aspiración.
CONCLUSIÓN____________________________________________________
La TIE está gradualmente ganando aceptación como un valioso instrumento
de monitorización para el cuidado de los pacientes críticamente enfermos. Es
barato, no invasivo y, hasta ahora, ha demostrado poder realizar un seguimiento
fiable en los cambios regionales de la ventilación, describir la distribución regio
nal de la ventilación y la mecánica pulmonar regional, detectar neumotorax y
monitorizar el reclutamiento y desreclutamiento pulmonar. Otras aplicaciones
como la monitorización de la perfusión pulmonar y de la distribución ventila
ción/perfusión son viables, pero aún requieren más estudios.
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CAPITULO 12
Indicaciones de la ventilación
mecánica
R. Badenes-Quiles, F. J. Belda, R. Badenes-Catalá
INTRODUCCION
EVALUACION COMPLETA
Las situaciones clínicas frente a las cuales el médico decide instaurar una VM
son variadas. El abanico de posibilidades va desde los pacientes que presentan
una apnea franca hasta aquellos con signos clínicos de incremento del trabajo res
piratorio, acompañados o no de evidencias gasométricas de alteraciones del inter
cambio gaseoso:
294 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
- Apnea: en los pacientes apneicos junto con aquellos que han sufrido un
daño catastrófico del sistema nervioso central debe instaurarse de manera
inmediata la ventilación mecánica.
- Signos clínicos de incremento del trabajo respiratorio: asma, enfermedad
pulmonar obstructiva crónica (EPOC), edema pulmonar cardiogénico, sín
drome de distrés respiratorio agudo (SDRA), son unos pocos ejemplos que
aumentan el incremento del trabajo respiratorio y con él, el gasto energéti
co por parte de los músculos respiratorios. Este último puede ser cuantifi-
cado en términos del producto presión-tiempo (1); este se mide por el área
que engloba la curva de presión pleural negativa, durante el tiempo inspira-
torio. El producto presión-tiempo de los pacientes con fracaso respiratorio
suele ser 4 veces mayor del valor normal (2) (100 cmH^O.s/min), llegando
a 6 veces su valor en casos individuales (3). El aumento del trabajo de los
músculos respiratorios causa disconfort respiratorio. Las manifestaciones
clínicas del disconfort respiratorio incluyen aleteo nasal, retracción de los
párpados, reclutamiento de musculatura accesoria, reclutamiento de los
músculos espiratorios, retracción intercostal, taquipnea, taquicardia, hiper
tensión o hipotensión, diaforesis y cambios en el estado mental.
5. Presentación heterogénea
Los pacientes con fallo respiratorio no tienen unos signos clínicos de presen
tación uniforme. El abanico de posibilidades de presentaciones clínicas es amplí
simo, desde una ligera sensación disneica hasta una parada respiratoria. Hay dife
rentes factores implicados en esta heterogeneidad de presentaciones clínicas.
Existe una variabilidad interindividual en cuanto al balance entre el trabajo res
piratorio y la capacidad de la musculatura respiratoria para generar presión.
También es llamativo el diferente procesamiento central de los diferentes estímu
los aferentes. Por ejemplo, los pacientes que han sufrido un ataque extremada
298 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
9. Secreciones
1. Tratamiento-resolución de la apnea
Por razones éticas obvias, no hay literatura médica que reporte el curso
natural que siguen los pacientes afectos de fallo respiratorio con aumento del
trabajo respiratorio o, en realidad, el devenir natural de cualquier tipo de fallo
respiratorio. Extrapolando datos obtenidos de animales, observamos que el
aumento de la carga respiratoria puede causar daño en la musculatura respira
toria (55), retención de CO^ (56), y en fases terminales, fatiga de la muscula
tura respiratoria (56).
A pesar de las investigaciones llevadas a cabo, el rol que desempeña la fati
ga contráctil en el desarrollo del fallo respiratorio en los pacientes, sigue sien
do desconocido (57). La contractilidad diafragmática ha sido cuantificada
objetivamente (estimulación del nervio frénico) en sólo un estudio, donde los
pacientes desarrollaron fallo respiratorio agudo (durante el destete de la venti
lación mecánica) (2). En este trabajo no se demostraron cambios en la contrac
tilidad diafragmática.
Parece bastante evidente que conectar a un paciente a ventilación mecánica
proporcionándole asistencia respiratoria debe disminuir la carga de la musculatu
ra respiratoria y, posiblemente, reduzca el estrés de la musculatura. A fecha de
hoy, sin embargo, no conocemos el nivel deseable de “descarga” (y durante cuán
to tiempo) para un paciente específico. Una disminución de la carga insuficiente
puede ser deletéreo para la musculatura respiratoria (58), así como una “descar
ga” excesiva (59,60).
Aunque muchos pacientes con fallo respiratorio agudo tienen aumentado el
trabajo respiratorio, este no suele ser su único problema. Muchos de ellos suelen
tener alteraciones en el intercambio gaseoso, en la perfusión de la musculatura
comprometida y además, la presencia de sepsis asociada induce a la disfunción
muscular (3,61). En pacientes con aumento del trabajo respiratorio, la instaura
ción de la ventilación mecánica puede reducir considerablemente el consumo de
y la producción de CO^ (33). Estas reducciones, concomitantemente, pueden
mejorar la hipoxemia y la hipercapnia.
3.7. Shunt
Los pacientes con aumento del shunt suelen mejorar la oxigenación con la
aplicación de presión positiva al final de la espiración (PEEP). Esta mejora
resulta de una disminución del shunt (62) secundaria al reclutamiento de áreas
atelectasiadas previamente y a una redistribución del agua pulmonar extravas-
cular desde el alveolo hacia los espacios peribronquiales y perivasculares (63).
Si el gasto cardiaco disminuye (con la PEEP), esto también contribuye a dis
minuir el shunt (62).
La aplicación de PEEP puede incrementar el espacio muerto por diferentes
mecanismos. Primero, debido al aumento del volumen pulmonar se tracciona de
manera radial de la vía aérea, incrementando su volumen y consecuentemente
aumenta el espacio muerto anatómico. Segundo, el aumento que supone en la pre
sión de la vía aérea tiende a desviar flujo sanguíneo desde las unidades pulmona
res ventiladas por la compresión capilar. Consecuentemente, se desarrollan áreas
con alta relación VA/Q (o incluso no perfundidas), provocando un incremento del
espacio muerto alveolar. Suele ser además más frecuente en las unidades pulmo
nares superiores, donde la presión arterial pulmonar es relativamente baja debido
al efecto hidrostático (64). Si la presión capilar desciende por debajo de la pre
sión en la vía aérea, los capilares tienden a colapsarse completamente y las uni
dades pulmonares pasan a estar no perfundidas. Existen dos factores altamente
implicados en este fenómeno, por un lado una alta presión en la vía aérea y por
otro una disminución del retomo venoso.
Hay que tener presente, que en algunos pacientes, la instauración de la PEEP
puede no mejorar, sino que emperorar la PaOj. Este efecto suele deberse a un incre
mento del espacio muerto, redistribución del flujo sanguíneo desde zonas bien ven
tiladas a regiones no ventiladas y a disminuciones en el gasto cardiaco (especialmen
te si existe una depleción del volumen sanguíneo circulante). El empeoramiento de
la PaOj con la PEEP también se da en pacientes con foramen oval permeable debi
do al incremento que provoca la PEEP en el shunt derecha-izquierda (65). Por otro
lado, otros potenciales peligros de la PEEP son la reducción en el flujo esplácnico y
renal, el barotrauma, y la lesión inducida por la VM {véase Capítulo 44). Sin embar
go, cuando la PEEP produce reclutamiento, mejora la relación V/Q de las áreas pre
viamente hipoventiladas o atelectasiadas, así como una disminución de la resisten
cia vascular pulmonar (a CRF) mejorando la perfusión y reduciéndose el espacio
muerto. En estos casos, la PaO^ aumenta y la PaCO^ disminuye.
Es importante recalcar que la VM sigue siendo el pilar fundamental de trata
miento de los pacientes con fallo respiratorio hipoxémico, pero no hay que olvi
darse que dependiendo de la etiología y el cuadro clínico de cada paciente, pode
mos y debemos utilizar antibióticos (neumonía), diuréticos, soporte inotrópico,
etc. Existen tratamientos de segunda línea para tratar la hipoxemia -surfactante
exógeno (66), administración de óxido nítrico (67), posición prona del paciente
(68), agentes antiinflamatorios (69)-, que han objetivado mejorías en la misma,
siendo discutibles los resultados en el estado flnal de los pacientes. Todos estos
tratamientos se revisan con detalle en el Capítulo 45.
304 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
CONTRAINDICACIONES DE LA VENTILACION
MECÁNICA________________________________________________________
La instauración de la VM lleva consigo la posibilidad de aparición de compli
caciones. Todas estas son descritas detalladamente en el Capítulo 50. La única
contraindicación absoluta de la VM es aquel paciente competente o la figura jurí
dica que lo represente, que rechaza la instauración de ventilación mecánica.
CONCLUSIONES_________________________________________________
En las publicaciones sobre ventilación mecánica, aparecen diferentes listados
sobre las indicaciones, listados que suelen incluir el fallo respiratorio agudo, exa
cerbación de un fallo respiratorio crónico (secundario a infección, broncocons-
tricción, fracaso cardiaco), coma y afectaciones neuromusculares. Lo curioso es
que muchos pacientes, teniendo estas mismas entidades clínicas, no requieren
asistencia ventilatoria. Tomando como ejemplo la EPOC, una de las indicaciones
clásicas y comunes de VM, realizándose un punto de corte en el tiempo, mucho
menos del 1% de los pacientes diagnosticados de EPOC está recibiendo VM (85).
Este pequeño subgrupo que está recibiendo VM se define como paciente EPOC
con fallo respiratorio agudo. Pero los criterios que definen el fallo respiratorio
agudo pueden ser catalogados como pobres e inconsistentes. Estos criterios sue
len ser la presencia de una PaO^ menor de 60 mmHg (asociada o no a PaCO^
mayor de 50 mmHg). Es absurdo pensar que todos los pacientes con una PaOj de
59 mmHg requieren de asistencia ventilatoria y por el contrario los pacientes con
PaOj de 61 mmHg pueden ser manejados sin ella.
Como tal, las indicaciones de la ventilación mecánica deben ser elásticas,
dinámicas y alejadas de criterios rígidos. Pero entonces, nos podemos preguntar
¿cuál es la razón real para instaurar la ventilación mecánica? Nuestra respuesta
más honesta basada en la valoración clínica y completa descrita en el capítulo, es
cuando el facultativo responsable del paciente, considera que «este paciente pare
ce que requiera asistencia ventilatoria». Así pues, la instauración o no de ventila
ción mecánica es un juicio clínico que se debe establecer en función de diversos
condicionantes y tras una valoración completa del paciente.
Cuando uno empieza a leer el capítulo, es habitual que espere un listado de reco
mendaciones concretas en las cuales debe instaurarse la ventilación mecánica, un lis
tado de pruebas complementarias, una numeración a la que atenerse, etc. Una de las
conclusiones a extraer es que es imposible articular unas indicaciones de la ventña-
ción mecánica en forma de listado de ítems. La gasometría, la frecuencia respirato
ria y la presencia de signos de aumento del trabajo respiratorio son quizá los pará
metros mas comúnmente utilizados, pero no son infalibles ni se ha demostrado su
valor pronóstico. Lo que nos gustaría es que el lector, y a la postre todos los faculta
tivos interesados en la ventilación mecánica, tuviesen claro los complejos conoci
mientos fisiopatológicos, las destrezas necesarias para realizar un examen clínico
correcto, experiencia en casos similares, y todo eUo, para poder establecer un juicio
clmico sobre la necesidad o no de instaurar la ventilación mecánica.
In d ic a c io n e s d e l a v e n t i l a c i ó n m e c á n ic a 307
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SISTEMAS DE VENTILACJON
EN ANESTESIA: LA MÁQUINA
DE ANESTESIA
CAPITULO 13
Ventilador
Generador de fluj
Ventilador
cS
te están equipadas con una válvula reguladora de presión (mal llamada manorre-
ductor) que reduce la presión de salida a un valor estable y constante de 4 atmós
feras (4).
La ya referida norma UNE EN 740 ordena que se produzcan indicaciones
tanto auditivas como visuales cuando la presión de oxígeno disminuye por deba
jo del umbral de precisión, específico para cada fabricante (2,5).
2. Caudalímetros
3. Vaporizadores
Son los de uso más generalizado, existiendo en uso actualmente varios cien
tos de miles en todo el mundo, entre los fabricados por Ohmeda (Tec 4, Tec 5, y
Tec 7) y Dráger (Vapor 19 y Vapor 20). Los componentes del vaporizador inclu
yen: un dial regulador, cámara de vaporización, cámara de bypass y entrada de
líquido anestésico con su cierre. El término bypass variable hace referencia al
modo de regulación de la concentración de vapor de agente halogenado a la sali
da; el dial o mando que controla dicha concentración regula la cantidad de gas
que pasa por el cortocircuito y la cámara de vaporización.
Su funcionamiento es sencillo (Figura 4): el flujo total de gas penetra en el
vaporizador por la boca de entrada y se divide en dos partes. La primera parte que
representa una proporción pequeña del flujo total de gas, pasa a través de la cáma
ra de vaporización, donde es saturada con vapor del anestésico al arrastrar el flujo
de gas las moléculas de agente halogenado que se están continuamente vapori
zando. La concentración de anestésico en el gas que atraviesa esta cámara, es
Restrictor fijo
Entrada de
gas fresco
Salida
Regulador C i
Válvula de control
Válvula de cierre
Calor
Figura 5. Esquema simplificado del vaporizador TEC ó de desflurana. El gas fresco procedente
de los caudalímetros penetra en la entrado de gas fresco, pasa a través del restrictor fijo (RIj y
sale por la salida del gas del vaporizador El circuito del vapor se origina en el colector calenta
do que sirve de reservona del vapor de desflurana.
mantener una presión constante; por ejemplo, a una altitud de 2.000 metros, el
usuario debe aumentar de forma manual el dial del 10 al 12,8% para mantener la
presión parcial del anestésico necesaria. La altitud no influye por sí misma en el
funcionamiento del vaporizador, sino que cuando el desflurano se lleva a la pre
sión atmosférica ambiental a una gran altitud, el volumen en porcentaje represen
tará una disminución absoluta de la presión parcial del anestésico que se debe
compensar desplazando la válvula rotacional del vaporizador. En cuanto a la
composición del gas portador, cuando se utiliza aire u óxido nitroso en vez de uti
lizar oxígeno, la concentración de salida se reduce. Este efecto es más pronuncia
do (hasta el 20% de los ajustes) a velocidades de flujo bajas, cuando se utiliza
óxido nitroso al 70%.
De este tipo son los vaporizadores Siemens-Elema 950, 951 y 952, fabri
cados para ser usados exclusivamente en los ventiladores Servoventilator 900
adaptados a anestesia. Funcionan como un carburador, pulverizando el líqui
do anestésico en la corriente gaseosa que alimenta el respirador, mediante un
tubo de inyección. Funciona independiente del flujo, pero con flujos de gas
superiores a 5 1/min. Además su exactitud depende de un control preciso de la
presión de entrada del gas a la que está calibrado (3,5 o 4 atm). No precisa
compensación térmica. Como en el caso anterior, la composición de la mez
cla de gas vector y por tanto su viscosidad, influye en la precisión del vapo
rizador (21).
E s t r u c t u r a d e l o s e q u ip o s d e a n e s t e s ia 327
o
o
O Sensor
Sensor Sensor flujo
Válvula presión temperatura
de chequeo Control
flujo
O
O
O Cámara de vaporización
O •
O O
o o
O o o
Dial
control
agente
La norma europea indica claramente que las mesas de anestesia deben poseer
los medios necesarios para impedir el aporte simultáneo de más de un vapor anes
tésico al gas fresco.
Las mesas de anestesia modernas de GE (Avance, Aespire, Aestíva 5) llevan
el sistema colector denominado Selectatec, donde se acoplan en serie hasta tres
vaporizadores para distintos agentes. El flujo procedente de los caudalímetros
penetra en el colector de vaporizadores y atraviesa sólo el vaporizador abierto, ya
que al abrir el dial, se mueven un par de varillas de extensión que impiden que
otro vaporizador pueda ser abierto. En el sistema antiguo de colectores de
Ohmeda (aparatos Modulus II y Ohmeda 8.000) si se extrae el vaporizador cen
tral del sistema colector, ambos vaporizadores laterales pueden ser abiertos de
forma simultánea, debido a que sus varillas de extensión no se hallan en comuni
cación. Para evitar estas situaciones, hay que desplazar cualquiera de los dos
vaporizadores laterales a la posición central. En el nuevo sistema Modulus II Plus
de Datex-Ohmeda aunque se extraiga el vaporizador central sólo puede adminis
trarse un anestésico inhalatorio (16).
En las mesas de anestesia de Dráger Julián, Primus y Fabius GS Premium en
el soporte de montaje situado junto a los caudalímetros se pueden colocar dos
vaporizadores; en las mesas Narkomed 2A, 2B y 3, hasta tres vaporizadores. Para
evitar la apertura de más de un vaporizador, incluye un sistema de cierre interre-
lacionado que sigue funcionando cuando se extrae cualquiera de los tres vapori
zadores. Otro mecanismo de seguridad que incorporan es un bloqueador especial
que actúa de forma que cuando se abre un vaporizador, los otros dos permanecen
bloqueados en la posición cero (17,22). Los aparatos de anestesia SAI y SA2 per
miten también dos vaporizadores en serie, mientras que los Sulla 808, Cicero y
Cato sólo admiten un vaporizador en el circuito.
En las mesas Engstrom Elsa y EAS, las botellas de anestésico para la alimen
tación de los vaporizadores de inyección, se conectan en la parte posterior de la
mesa con unos cabezales que impiden la desconexión y mecanismos de seguri
dad que evitan la mezcla de anestésicos. Como seguridad adicional, la concentra
ción administrada se puede monitorizar en cualquiera de los puntos del circuito.
El servoventilator de Siemens incorpora un solo vaporizador en el aparato, fabri
cado por la propia casa y específico para este respirador. El Ergo de Temel S. A., sólo
permite un vaporizador en el circuito; este se adapta y se extrae, para su intercam
E s t r u c t u r a d e l o s e q u ip o s d e a n e s t e s ia 329
CIRCUITO ANESTESICO_________________________________________
1. Tubos anillados
2. Bolsa reservorio
3. Válvulas
Inspiración Espiración
Figura 7 . Válvula unidireccional inspiratoria de cúpula, con disco móvil. En inspiración los gases
entran por debajo y se dirigen hacia arriba levantando el disco obturador cuyo recorrido está limi
tado por una ¡aula. N o pueden retroceder, ya que el disco vuelve a caer inmediatamente sobre
su soporte, produciendo un cierre estanco que se mantiene durante toda la fase espiratoria.
E s t r u c t u r a d e l o s e q u ip o s d e a n e s t e s ia 333
mente vertical para funcionar correctamente. No opone una resistencia muy ele
vada (de 1 a 1,5 cm H^O para un flujo de gas de 30 1/min'), y presenta una baja
presión de apertura (0^ cmH^O) en condiciones normales, cuando el disco está
seco y no se pega a su soporte.
El defecto de funcionamiento más grave es la falta de oclusión de la válvula
que puede ocurrir por un cuerpo extraño, por electricidad estática, o por un exce
so de humedad; en este último caso pueden aumentar mucho también las resis
tencias espiratorias (30).
En los circuitos de los respiradores adaptados a anestesia, sirven para contro
lar la dirección de flujo inspiratorio y espiratorio. En este caso están accionadas
por el ventilador de modo neumático o eléctrico (válvula electromagnética) y fun
cionan en un momento preciso del ciclo respiratorio. En inspiración se abre la
válvula inspiratoria y se cierra la espiratoria, y al contrario en espiración.
En cualquier caso es importante que añadan al circuito la menor resistencia
posible, para facilitar la inspiración y no hacer freno o PEEP en espiración.
4. Absorbedor de CO 2
La absorción del CO^ tiene su aplicación sólo en los circuitos circulares en los
que se busca la reutilización de los gases anestésicos no captados por el paciente
durante la anestesia. Para este fin es necesaria la reinhalación parcial o total de
los gases espirados, de los que hay que eliminar su contenido en CO^. Esto se rea
liza haciéndolos pasar por un recipiente (“canister”) relleno de cal sodada o bari-
tada, que son el material absorbente de COj. Estos absorbentes se presentan en
forma de gránulos cuyo tamaño (de 3 a 6 mm de diámetro) se ajusta para obtener
la mayor eficacia de absorción (mayor a menor diámetro) y la menor resistencia
al flujo de gas (menor a mayor diámetro) (31).
El recipiente debe estar construido en material transparente que permita
observar los cambios en el color del absorbente, como indicador del agotamien
to progresivo en su capacidad de extracción de CO^. Suelen ser cilindricos de
tamaño variado; existen recipientes pequeños (2 1) que pueden utilizarse sueltos
o conectados en serie, y grandes de doble cámara (“Jumbo”).
En cualquiera de ellos cabe, aproximadamente, 1 kg de absorbente por cada
2 1 de capacidad. El volumen entre los gránulos es aproximadamente del 50% de
la capacidad del recipiente por lo que, completamente rellenos, tienen una com-
pliancia (compresibilidad) relativamente baja (1 ml/cmH^O para el de 21).
Su colocación en el circuito es en posición vertical, y en general los gases cir
culan en sentido ascendente a través de él, y tienden a formar canales preferentes
en las zonas donde encuentran menor resistencia, sobre todo junto a las paredes
del recipiente. En estos canales hay una menor densidad de gránulos de absorben
te y es menor el espacio intergranular, por lo que los gases pueden atravesarlos
sin ser totalmente desprovistos del CO^. El agotamiento del absorbente suele pro
ducirse inicialmente, en la capa en contacto con la entrada de gas (capa inferior)
y zonas periféricas y progresivamente, en posiciones superiores y más centrales,
334 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
lo que da lugar a la formación de una zona romboidal que se encuentra fuera del
trayecto del gas (9,32).
La absorción del CO^ espirado se consigue por medios químicos, aplicando el
principio de la neutralización de un ácido (el ácido carbónico) por una base
(hidróxido cálcico). En el caso de la cal sodada (soda lime), se halla compuesta
por hidróxido cálcico, hidróxido sódico e hidróxido potásico, en distintas concen
traciones según cada fabricante (Tabla I). En el caso de la cal baritada (Baralyme)
no disponible en España, se sustituye el hidróxido sódico por hidróxido de bario.
Además contienen en su superficie una cierta cantidad de agua (14-18 ml%) esen
cial en el proceso de absorción. También se añaden pequeñas cantidades de sili
catos, que confieren dureza a los gránulos y evitan la formación de polvo (33).
La reacción se inicia en la superficie del gránulo, con la hidratación del CO^,
formando ácido carbónico que se disocia:
CO^ + H p -> COfl^ <=> W + HCO;
El ácido carbónico así disociado reacciona rápidamente con el hidróxido sódi
co (y potásico) disociado:
2Na^ + 20H- + 2H^ + CO^ = - - > CO¡^a^ + 2H p
El carbonato sódico formado entra en contacto con el hidróxido cálcico, for
mando carbonato cálcico:
2Na^ + CO^ = + C a- + 20H~ -> C O fa + 2NaOH
La reacción es exotérmica y conlleva la regeneración del hidróxido sódico y
potásico (que actúan de catalizadores, sin consumirse) y la formación de agua.
Por tanto, los gases que atraviesan el absorbente salen desprovistos de CO^ y
acondicionados (calientes y húmedos) para llegar al paciente. En teoría, la capa
cidad de absorción es de 260 1 de CO^ por kg de cal sodada, pero en la práctica
es sólo de 120 1 por kg de cal. La duración depende del circuito utilizado y del
flujo de gas fresco: así, como mínimo dura unas 5 horas en circuito cerrado, por
lo que con flujos muy bajos, se puede usar con garantía las 7-8 horas de una jor
nada de trabajo normal (21).
Para conocer el grado de consumo del absorbente, se incorpora a los gránulos
un indicador que cambia de color progresivamente a medida que se agota la capa
cidad de absorción de COj. El más utilizado es el violeta de etilo que cambia de
blanco a violeta con dicho agotamiento (Doña violeta)', otros indicadores son: la
fenolftaleína, que vira del color blanco al rosa; el amarillo Clayton, que vira del
rojo al amarillo; el naranja de etilo, que vira del naranja al amarillo; y el mimosa
Z, que vira del color rojo al blanco (12). En cualquier caso hay que resaltar que
el viraje indica el agotamiento de la cal, no el porcentaje de CO^ que la atraviesa
sin ser absorbido (25). Además, no es completamente fiable, ya que se degrada
por los rayos ultravioleta, perdiendo la capacidad de viraje (34). Sólo la detección
E s t r u c t u r a d e l o s e q u ip o s d e a n e s t e s ia 335
TA BLA I
COMPOSICIÓN DE LOS ABSORBEDORES DE CO,
MÁS COMÚNMENTE UTILIZADOS
Sodasorb
(W . R. G race and Company) 1 5 ,0 1 7 ,0 37 50100
Spherasorb 4%
(Intersurgical Ltd.) 1 3 ,5 -1 7 ,5 1,3 0 ,0 78 zeolito
LoFloSorb 6,5%
(Intersurgical Ltd.) 1 3 ,5 -1 7 ,5 0 ,0 0 ,0 78 sílice
Amsorb
(Armstrong M e d ico l Ltd.) 1 3 ,5 -1 6 ,5 0 ,0 0 ,0 7 9 -8 2 C a C i,
Amsorb Plus
(Armstrong M e d ica l Ltd.) 1 3 ,0 -1 8 ,0 0 ,0 0 ,0 > 80 C o C l,
Dragersorb 8 0 0
(Dráger M e d ica l, Inc.) ~ 2 ~ 2
Dragersorb 8 0 0 Plus
(Dráger M edical,Inc.) ~ 16 1-3 NA 7 5-83
Dragersorb Free
(Dráger M e d ica l, Inc.) 14-18 0 ,5 -2 NA 7 5 -8 2 C o C l,
Sodollme
(A irg a s/M o lecu la r Products) < 3 ,5 2 ,6 > 80
Sofnolime
(M olecular Products) 12-19 < 3 ,5 0 ,0
MedisorbT
(GE M e d ic a l/M o le c u la r -
< 3 ,5 0 ,0 -
Products)
VENTILADOR_____________________________________________________
1. Módulo ventilador
Los ventiladores, del mismo modo que los equipos de anestesia, son de dos
tipos, según readministren o no los gases espirados (aunque existe además un ter
cer grupo que comporta las dos modalidades) (43).
Comportan sólo el circuito del paciente o circuito primario, que está constitui
do por una concertina u otro sistema que contiene en su interior la mezcla de gas
que va a ser entregada al paciente durante la fase inspiratoria. Necesitan ser accio
nados tanto en la inspiración como en la espiración. Durante la espiración el ele
mento se distiende por el efecto de un dispositivo motor (expansión activa) y se
llena de la mezcla formada por los gases espirados por el paciente y por gas fres
co; una vez lleno, es comprimido para insuflar al paciente el volumen corriente
deseado. El ventilador dispone de un balón reservorio donde se almacena la mez
cla gaseosa antes de ser transferida al elemento de insuflación. Tienen además
una válvula al exterior que se abre cuando el balón reservorio se encuentra vacío,
permitiendo la ventilación con aire ambiente. El elemento de insuflación es bien
una concertina o bien un cilindro con pistón (Figura 8a).
338 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
Figura 8. Esquemas generales de los ventiladores de anestesia que readminisfran los gases
espirados. M esas de anestesia con circuito circular: a. Con circuito único; y b. “Doble circui
to". En ambos casos se ha representado la válvula API dentro de la concertina. N a se ha dibu
jado el absorbedor de CO,.
E s t r u c t u r a d e l o s e q u ip o s d e a n e s t e s ia 339
= FGF X Ti. Este efecto depende, en gran parte, de la arquitectura interna del cir
cuito, especialmente del punto de entrada del gas fresco en relación con la bolsa
reservorio, la concertina y la válvula de escape del gas excedente. Las máquinas
de anestesia modernas incorporan sistemas para compensar este efecto, aunque
con resultados diferentes según los modelos (44).
Obviamente, el gas motor no debe entrar en contacto con los gases respirato
rios. En caso de comunicación accidental entre ambos circuitos, una parte de los
gases espirados pasará al circuito motor durante la espiración, disminuyendo el
volumen en el circuito del paciente. En la insuflación, por el contrario, parte del
gas motor pasará al circuito del paciente, aumentando el volumen corriente y
modificando la composición de la mezcla gaseosa.
Otra característica común a este tipo de ventiladores se refiere a la elimina
ción de los gases excedentes (diferencia entre el flujo de gas fresco y el volumen
de gas captado por el paciente). En los modos de ventilación espontánea y manual
estos gases son eliminados al exterior a través de la válvula de escape del circui
to o válvula APL (adjustable pressure limiting valve). En los modos de ventila
ción controlada esta eliminación se produce a través de una válvula integrada en
el ventilador. Esta válvula de escape del gas excedente se mantiene cerrada duran
te la insuflación y se abre durante la fase espiratoria, cuando la entrada del gas
fresco, sumado al gas espirado, eleva la presión del circuito del paciente hasta un
cierto umbral, que oscila entre 1 y 4 cmH^O, según los modelos. En consecuen
cia, el circuito del paciente mantiene, durante la fase espiratoria, un nivel de pre
sión positiva equivalente a la presión necesaria para “abrir” dicha válvula (Figura
9). No obstante, en algunas máquinas de anestesia la eliminación de los gases
excedentes durante la ventilación controlada se produce, como en ventilación
manual/espontánea, a través de la válvula APL, ya que estas carecen de válvula
de escape controlada por el propio ventilador.
El circuito del paciente está constituido por un balón o una concertina. Así
tendremos: a) ventiladores tipo balón en cámara (bag in bottle)', y b) ventiladores
tipo concertina en cámara (bellows in bottle). En esquema, funcionan del siguien
te modo:
340 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
Gas
paciente paciente
Figura 9. Válvula de escape de gases excedentes. El esquema representa el diseño utilizado por
el ventilador de la estación de trabajo ADU A S / 3 (Datex-Ohmeda). En la fase inspiratoria, el pro
pio gas motor impide la apertura de la válvula de gases excedentes. Durante la espiración, el gas
motor abandona el circuito primario, permitiendo que la presurización del circuito del paciente
"abra" esta válvula. Modificado con permiso de: Manual de referencia del usuario del A S /3.
- Ventiladores del tipo balón en cámara: el balón del circuito del paciente
está unido al techo de la cámara o descansa en posición horizontal dentro
de ella. Durante la espiración, el balón es distendido pasivamente por la
entrada de los gases espirados y la mezcla de gas fresco. Si en este proceso
el aumento de volumen de la bolsa llega a superar su capacidad nominal, la
presión en el interior de esta se eleva, causando la apertura de la válvula de
escape del gas excedente. La insuflación se obtiene al entrar el gas motor
en la cámara y comprimir el balón, haciendo que una parte del gas conteni
do en su interior sea insuflado al segmento inspiratorio del circuito del
paciente. Son de este tipo los aparatos de anestesia Elsa 2B y 2C, y EAS
9010 de Datex-Engstrom; y Ventilator 710 de Siemens.
- Ventiladores de tipo concertina en cámara (ascendente o descendente en la
fase espiratoria);
• En el caso de los ventiladores con concertina ascendente, su extremo
inferior está anclado al suelo del recipiente rígido. Durante la espiración,
la concertina aumenta su volumen al elevarse su extremo superior de
forma pasiva como consecuencia de la presión generada por la entrada de
los gases (mezcla espirada y flujo de gas fresco). Si el volumen entrante
es suficientemente alto como para que el extremo superior de la concer
tina alcance el “techo” de la caja, la presión en su interior se eleva hasta
producir la apertura de la válvula de escape de los gases excedentes. Una
ventaja respecto al sistema balón en cámara es que la concertina permite
una visualización directa de los volúmenes insuflados y espirados, la
observación de posibles fugas e, incluso, la cuantificación del volumen
de gas absorbido por el paciente (aunque esta última sólo es factible con
flujos de gas fresco muy bajos). De hecho, estos sistemas suelen dispo
ner de una gradación vertical, inscrita en la cámara rígida, para facilitar
E s t r u c t u r a d e l o s e q u ip o s d e a n e s t e s ia 341
varía desde 2.300 mi con una sola cámara, hasta 3.600 mi cuando se hallan
en funcionamiento las cuatro cámaras). Otro aspecto particular de este ven
tilador es que se halla desprovisto de válvulas unidireccionales (lo que
reduce notablemente la resistencia al flujo inspiratorio en ventilación
espontánea).
Entre los inconvenientes principales de los ventiladores de doble circuito está
su gran volumen compresible y elevada compliancia interna (hasta 9 ml/cmH^O).
Por tanto, en general no son adecuados para la ventilación de niños y algunos
modelos, están contraindicados en niños con peso inferior a 20 kg. Los modelos
más recientes, incorporan mecanismos de medida de la compliancia interna, que
permiten compensar la pérdida de volumen durante la insuflación. Por otra parte,
la inercia de la concertina no permite ventilaciones a frecuencia elevada. También
hay que señalar que son grandes consumidores de gas, ya que en ausencia del dis
positivo Venturi, el consumo de gas motor es al menos igual al de la ventilación
minuto. Finalmente, cuando la concertina o el balón se rompen puede entrar gas
motor dentro y por lo tanto diluir la mezcla gaseosa del paciente y constituir una
mezcla hipóxica, una hiperventilación o un barotraumatismo.
Se trata de ventiladores con un solo circuito (el del paciente) y en los que la
separación total entre los gases espirados e inspirados se verifica por la existen
cia de dos segmentos, inspiratorio y espiratorio, bien diferenciados por sendas
válvulas unidireccionales accionadas por el ventilador. La mezcla de gases en el
circuito interno del ventilador se halla, en todo momento, a una presión superior
a la atmosférica, lo que impide recuperar los gases espirados o tomar aire ambien
te para incorporarlo a la mezcla. Pertenecen a este grupo, entre otros, el clásico
RPR (ATM Pesty), el Servoventilator 900 (Siemens) en la versión de anestesia y
el Ergotronic (Temel).
Como en los casos anteriores, el mecanismo generador puede ser de varios
tipos. En el caso del Ergotronic consiste en una cámara con una membrana móvil,
que la divide en dos compartimientos (48). El primero de ellos se llena con gas
motor a elevada presión durante la fase inspiratoria, comprimiendo el segundo
compartimiento y generando el flujo inspiratorio. Durante la espiración el gas
fresco llega al compartimiento del paciente, comprimiendo la membrana diviso
ria y vaciando el compartimiento motor. Con esta configuración, este ventilador
se comporta como un controlador de flujo (generador de flujo constante) lo que
le permite administrar el VT prefijado con independencia de las variaciones en la
impedancia del sistema respiratorio. Por su parte, el generador del Servo 900 (C
y D) es un fuelle con una capacidad de 0,9 1, cuyo accionamiento depende de un
resorte ajustable (49). El gas fresco entra en el fuelle a una presión elevada y lo
distiende, contra la tensión del resorte, quedando comprimido al nivel de presión
de trabajo {driving pressure) preseleccionado. Cuando se abre la válvula inspira
toria (controlada electrónicamente) la propia presurización del gas en el interior
344 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
del fuelle genera el flujo inspiratorio. La simplicidad de estos aparatos hace que
el comportamiento clínico, sea casi idéntico para todos ellos, independientemen
te de su estructura interna o sus mecanismos de control. Tienen la ventaja de que
su compliancia interna es despreciable, siendo muy seguros y sencillos. Su incon
veniente es la imposibilidad de realizar la técnica de flujos bajos, que exige cir
cuito de reinhalación.
Ya vimos que el módulo de control posee una serie de mandos para fijar el
patrón ventilatorio y unas alarmas esenciales. En los recientes equipos, los con
troles básicos que aparecen en el módulo de control del ventilador siguen siendo
los mismos que en los aparatos de generaciones anteriores. Estos son los siguien
tes controles;
- Volumen corriente (VT): ajusta el volumen en mi de salida hacia el paciente.
- Frecuencia respiratoria (FR): define el número de veces que envía el VT
por minuto.
- Volumen minuto (VE): sustituye en algunos ventiladores al control de VT,
que se calcula por la división VE/FR.
- Relación HE: determina en el total de tiempo de un ciclo ventilatorio la
duración relativa de cada fase. En algunos ventiladores es fija 1/2.
- Tiempo inspiratorio (Tí): puede sustituir al control de relación I/E. El TE
se calcula indirectamente por (60/FR) - TI, para conocer la relación I/E
ajustada.
- Tiempo de pausa inspiratoria: marca el espacio de tiempo al final de la ins
piración en el que no sale flujo del equipo, ni se permite la espiración.
Puede controlarse de modo independiente o como porcentaje del TI.
- Velocidad de gas (flujo): controla la velocidad de insuflación del VT, por
eso a veces el control se denomina también Potencia de insuflación o
Presión de trabajo. Si no hay control directo, está determinado por la rela
ción VT/TI que prefijemos. En algunos ventiladores, se prefija el flujo ins
piratorio y la FR (el TI) para ajustar el VT.
Los mecanismos internos de los ventiladores por los que se ejercen los con
troles vistos son variados: mecánicos, fluídicos o electrónicos, según el respira
dor y según esto, son más o menos precisos y fáciles de ajustar. Todo esto, junto
con la estructura física del resto de los componentes del circuito circular, da unas
E s t r u c t u r a d e l o s e q u ip o s d e a n e s t e s ia 345
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E s t r u c t u r a d e l o s e q u ip o s d e a n e s t e s ia 347
Circuitos anestésicos
M. Soro, F. J. Belda
INTRODUCCION
parcial o total del gas espirado y con absorbedor de COj, y excluye el resto de los
circuitos.
Por otro lado, basándose en el hecho clínico de la presencia o no de absorbe
dores de CO^, Conway (5) Miller (6) y Otteni (7) coinciden en tres grandes cate
gorías de circuitos anestésicos, muy acertadas a nuestro juicio; a) los circuitos
anestésicos sin reinhalación; b) los circuitos con reinhalación que no cuentan con
sistemas de absorción de CO^ (circuitos de Mapleson); y c) los circuitos con rein
halación y absorción de CO^ (circuito circular). A continuación vamos a revisar
estos tres tipos de circuitos, haciendo énfasis en aquellos a los que en la actuali
dad se les concede una mayor aplicabilidad clínica.
Válvula espiratoria
Tubos
Bolsa < corrugados
reservona
lO Válvula APL
Recipiente
cal sodada
Válvula inspiratoria
Entrada
flujo de
gas fresco
FGF (2)
Bolsa
Recipiente
cal sodada t
Figura 2. Circuito circuior. Disposición de lo entrada de FGF. Posición 1 entre el recipiente de cal
sodada y la válvula unidireccional inspiratoria; posición 2 antes del recipiente de cal sodada; y
posición 3 entre la válvula unidireccional de la rama inspiratoria y el paciente.
Ves (2)
l
Bolsa
Ves(l)
Recipiente
cal sodada
^
FGF
A’ (Lack)
D’ (Bain)
/
/z .
F’ (Kuhn)
Mapleson A funciona sin que se produzca reinhalación, con un flujo de gas fres
co de 0,7 a una vez el volumen minuto del paciente (33,34). Por razones de segu
ridad, se recomienda utilizar un flujo de gas fresco entre un 80-90% del volumen
mínimo (Figura 6a).
Durante la ventilación manual, efectuada aplicando presión positiva a la bolsa
reservorio, se precisan sin embargo flujos mucho más altos de gas fresco, del
orden de 2-3 veces el volumen minuto para que no se produzca reinhalación
(Figura 6b). Esto es debido a que durante la espiración la presión en el circuito se
mantiene baja, y no sale gas a través de la válvula espiratoria, por lo que el gas
espirado tiende a ocupar gran parte del circuito, e incluso la bolsa reservorio.
Durante la inspiración se produce reinhalación, y además, al abrirse la válvula
espiratoria por efecto del aumento de la presión, expulsan del circuito una canti
dad considerable de gases frescos (33).
C i r c u i t o s a n e s t é s ic o s 357
Figura 5. a. Esquema de¡ circuito de Mapleson A (Ves, posición J) y variante de Lack (Ves, posi
ción 2j; b. Mapleson A (Intersurgicalj; y c. Variante de Lack (Intersurgical).
lÁ
F G F 9 1/min
Figura ó. Imágenes de capnografía ofrecidos en la pantalla del monitor del aparato de anestesia
(¡ulion, Drágerj. Funcionamiento del circuito de Mapleson A en paciente adulto anestesiado venti
lando o través de mascarilla facial.
Vesp FGF
a.
Paciente
Ves
b.
FGF' Paciente
d.
Ves
FGF
7Paciente
F (Jackson-Rees
a. Mapleson D
Ventilación espontánea. FGF 6 1/min Ventilación manual. FGF 6 1/min
c. Mapleson F o Jackson-Rees
Ventilación manual. FGF 6 1/min Ventilación manual. FGF 9 1/min
Figura 8. Imágenes de copnografío ofrecidos en la pontollo del monHor del aporoto de anestesia
[julion, Drágerj. Funcionamiento de los circuitos: a. Mapleson D; b. Mapleson E o T d e Aire; y c.
Mapleson F o Jackson-Rees en paciente adulto anestesiado ventilando o través de mascarilla facial
en ventilación espontánea y /o ventilación manual.
Paciente
FGF
■Ves
L
Paciente
FGF
Requieren FGF próximos al doble del volumen minuto para evitar la reinha
lación y aún mayores en el Mapleson C, en el que la ausencia de tubo anillado
hace que los gases espirados rellenen el balón con una gran proporción de gas
alveolar (Figura 10). A pesar de ello, por su comodidad de manejo, son los siste
mas habitualmente utilizados como auxiliares en algunos aparatos de anestesia
(Dráger SAI y SA2), y los mejores para preoxigenar a los pacientes especialmen
te en situaciones de emergencia (44).
En el Capítulo 19 se detallan los posibles sistemas de evacuación de gases que
se pueden acoplar a los circuitos Mapleson, ya que al ser circuitos que producen
gran contaminación ambiental, es recomensable su uso.
Figura 10. Imágenes de capnografía ofrecidas en la pantalla del monitor del aparato de aneste
sia llulian, Drager). Funcionamiento del circuito de Mapleson C en paciente adulto anestesiado
ventilando a través de mascarilla facial.
362 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
Figura 11. Circuitos con válvula de no reinhalación. Están constituidos por tres componentes: la
ix)lsa reservorio, la fuente de gas fresco (FGF) y la propia válvula de no reinhalación.
C ir c u it o s a n e s t é s ic o s 363
a diferencia del anterior es un balón autoinflable tipo Ambú o Laerdal con una
válvula de entrada de aire que permite la ventilación con aire ambiente, enri
quecida eventualmente en oxígeno; y los circuitos reducidos a un tubo simple
y válvula de no reinhalación, conectados a un ventilador, que es el circuito de
ventilación automática más simple. Un ventilador insufla una mezcla de gas o
de vapor anestésico en un segmento inspiratorio que termina en una válvula de
no reinhalacion que vierte la espiración del paciente directamente al aire
ambiente. En algún caso la válvula de no reinhalación está telecomandada por
el ventilador y recibe el nombre de válvula de Bennett, típica de los clásicos
Bennett PR2. Son aparatos de este tipo, el Monnal (Air Liquide) y también lo
sería el Oxylog Dráger, que aunque no se usa en anestesia, es muy común
como aparato de traslado.
Existen numerosos tipos de válvulas de no reinhalación, que se utilizan en los
resucitadores autoinflables: Ambú, Leigh, Rubén, Laerdal, etc., todas ellas con
similares características funcionales y cuya descripción detallada escapa a los
objetivos de este capítulo (8).
Son los circuitos de los que hemos llamado ventiladores adaptados a anes
tesia, es decir, aquellos especialmente diseñados para su uso con ventiladores.
Son circuitos de no reinhalación porque la separación entre los gases inspira
dos y espirados está asegurada por válvulas unidireccionales inspiratoria y
espiratoria accionadas por un ventilador y situadas en el interior del aparato.
El ventilador insufla una mezcla de gas o de vapor anestésico en el segmento
inspiratorio cuando se abre la válvula inspiratoria y se cierra la espiratoria; la
espiración se produce a la rama espiratoria por la apertura de la válvula espi
ratoria y cierre de la inspiratoria. Por detrás de la válvula espiratoria los gases
procedentes del paciente son vertidos al aire ambiente o al sistema antipolu
ción (46,47). Son aparatos de este tipo el Ohmeda Car 830, Siemens
Servoventilator 900 en la versión de anestesia y el ventilador para anestesia
Ergotronic de Temel.
Son respiradores de comportamiento “volumétrico”, que permiten ajustar y
controlar la ventilación con presión positiva intermitente, de un modo idéntico a
los respiradores de reanimación y cuidados críticos. Son aparatos concebidos
como respiradores para ventilación mecánica prolongada que, usados como apa
ratos de anestesia, permiten el acoplamiento de un vaporizador y presentan entre
sus caudalímetros el correspondiente para la administración de N^O (48). Su prin
cipal inconveniente radica en la imposibilidad de utilizar flujos bajos, perdiendo
las ventajas ya descritas. Pero aportan como ventajas la compliancia casi nula de
su circuito interno (lo que facilita el control de la ventilación) y la predictibilidad
de los cambios en la composición de los gases inspirados a partir de los cambios
en la composición del FGF (ya que los primeros son paralelos a los segundos y
se producen de forma inmediata).
364 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
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310-72.
CAPITULO 15
Características funcionales de
los aparatos de anestesia
M. Soro, F. J. Belda
INTRODUCCION
Volumen: 10 1
Flujo: 1 1/min
Figura 1. Analogía de los toneless para explicar la constante de tiempo de un fenómeno exponen
cial.
que sale de los pulmones) es medido por el espirómetro, que habitualmente está
colocado al final de la rama espiratoria en el interior del aparato, pasando des
apercibida la pérdida de volumen corriente.
La compresibilidad del circuito es el parámetro que caracteriza su relación
volumen/presión y por tanto, indica el volumen que se comprime en su interior
por cada cmH^O de aumento de presión; por eso se le denomina también com-
pliancia interna del circuito (V/P expresada en ml/cmH^O). El efecto neto es que,
a mayor compresibilidad o mayor presión al final de la inspiración (P meseta),
mayor es el volumen que queda retenido en el sistema (17,18).
En los aparatos con circuito circular, la compresibilidad viene determinada
por su volumen interno y por la elasticidad de los sistemas (sobre todo la concer
tina). En condiciones ideales, la compresibilidad de un volumen de 11 es de 1 mi
por cmH^O de aumento de presión. Este cálculo es simple aplicando la ley de
Boyle-Mariott, que permite obtener, a temperatura constante, cuál es la variación
de presión con la variación de volumen. Compresibilidad (11) = 1 ml/cmH^O. Por
tanto, con un volumen interno de 6 1 la compliancia interna es como mínimo (es
decir, sólo teniendo en cuenta su volumen interno y no la distensibilidad de algu
nos elementos) de 6 ml/cmH^O. Cuando el generador es de concertina y no se
vacía del todo en la insuflación (estación Modulus II, Ohmeda), puede llegar
a 10 ml/cmH^O.
Sin embargo, algunas estaciones (Fabius, Dráger) ofrecen durante el auto-che-
queo, valores de compliancia de 0,8 a 2 ml/cmH^O, valores por debajo de lo espe
rado por el volumen interno. Esto ocurre porque se chequean sólo internamente
(pistón y circuito de la máquina) sin tener en cuenta tubuladuras, absorbedor,
bolsa, etc. De ahí que la compliancia con todos estos elementos se acerca a los
5 ml/cmH^O.
En el caso de pacientes pediátricos la reducción inadvertida del VT entrega
do, por compresión en el circuito, puede ser muy notable. Si no se utiliza pausa
inspiratoria, las presiones teleinspiratorias son muy elevadas y los volúmenes
entregados muchísimo más bajos, pudiendo producir fácilmente hipoventilación
(19). Lo mismo ocurriría en pacientes con reducción de la compliancia torácica o
pulmonar (obesidad mórbida, escoliosis, cirugía laparoscópica, ARDS) (20).
ción es opcional). Este modo consiste en medir el volumen inspirado con un sen
sor de flujo situado en la rama inspiratoria y compararlo con el programado para
entregar la diferencia de volumen durante la misma inspiración. A la vez, añaden
un sensor de flujo en la rama espiratoria para comprobar que efectivamente el
volumen entregado que espira el paciente, es el programado. Se ha denominado
Duo-flow a ese doble sistema de medida de flujo para compensar la compliancia.
La precisión del VT entregado esta en un ± 10% o mejor para VT ajustados infe
riores a los 200 mi, y sobre un 15% para VT inferiores a 60 mi (13).
Como es de esperar, toda compensación de volumen realizada sobre el propio
ciclo respiratorio por un sistema mecánico como es el generador, no es instantá
nea y de ahí que no se consigan mejores valores de precisión del VT.
La solución más reciente se aporta con los circuitos circulares con genera
dor de turbina (Zeus, Dráger). En estos, gas espirado y gas fresco se mezclan
en el circuito, donde se instala una turbina que impulsa la mezcla de gases al
pulmón. El volumen ocupado por la turbina es pequeño, constante y obviamen
te, no retiene ningún gas. Además, no existe bolsa extema ya que la mezcla se
realiza dentro del sistema. Por tanto, la CI es constante y fácil de compensar
con tan sólo la medida de la P inspiratoria. Además, incorpora en la pieza en Y
un sensor de flujo, que informa del volumen entregado, para ajustarlo al pro
gramado. La velocidad de compensación, dentro del mismo ciclo respiratorio,
es mucho más alta que con los otros sistemas, debido a la velocidad de rotación
de la turbina. De este modo la precisión del VT está por debajo del 5% (14).
Estas precisiones son difíciles de valorar ya que están por debajo de la preci
sión de los sistemas de medida.
Por resistencia interna del circuito se entiende la presión mínima que permite
la circulación de un flujo determinado de gas. En los aparatos de anestesia tiene
varios componentes que veremos a continuación
Hay que partir de la base de que todo circuito circular tiene que tener cierta
resistencia interna. En efecto, necesita de una válvula de escape de gases sobran
tes (válvula de sobreflujo, APL) ya que en todo circuito circular el flujo de gas
fresco es superior al consumo del paciente. Esta válvula no existe o está bloquea
da cuando se utiliza un circuito cerrado o cuando se cierra un circuito circular, ya
que en este caso el aporte de gas fresco es equivalente al consumo metabólico y
no hay gas sobrante. En los circuitos circulares esa válvula tiene que estar cerra
da al final de la espiración, para que recirculen los gases espirados. A partir de ese
momento, cuando se acumula el gas (mezcla de gas fresco con espirado) aumen
ta la presión en el circuito, se abre la válvula y se escapa el gas sobrante. Esa pre
sión de apertura de la válvula es la PEEP que se observa en los aparatos de anes
tesia y suele suponer unos 2-4 cmH^O. Esa presión residual es la resistencia míni
ma del circuito. En general, esta PÉEP es algo mayor cuanto el FGF es muy ele
vado (aumento de flujo de gas a través del orificio de la válvula abierta) (23).
376 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
Todos los aparatos de anestesia del mercado tienen una resistencia interna
inferior a lo tolerado por la norma europea. Pero el diseño del circuito y de la vál
vula APL hace que la PEEP mínima no ajustada y su dependencia del FGF varíen
de un aparato a otro. Así, algunos aparatos tienen una PEEP mínima de cmH^O
(Fabius) o incluso menor (Primus, Dráger) y no se afectan por el FGF; otros tie
C a r a c t e r í s t i c a s f u n c i o n a l e s d e l o s a p a r a t o s d e a n e s t e s ia 377
nen una PEEP que es de 3-4 cmH^O y se influencian más por el FGF (Aespire,
Avance, Ay sis, GE). En el Zeus (Dráger) por su funcionamiento por turbina en
continúa rotación, se genera una PEEP de 3 cmH^O.
La solución a esta PEEP no deseada es la mejora de la estructura del circuito
y el uso de una válvula APL ideal que se abra con una presión despreciable y sólo
al final de la espiración. El Supra (Temel) tiene un sistema de doble válvula que
evita la incorporación de la válvula de sobreflujo, ofreciendo una espiración con
PEEP residual escasa, como más adelante comentaremos.
La resistencia inspiratoria, tan importante para el correcto funcionamiento de
los modos ventilatorios asistidos (presión soporte), se minimiza con el uso de sis
temas de trigger muy sensibles (Primus, Dráger). Pero mejora todavía más la
resistencia inspiratoria cuando al trigger por flujo se añade un sistema á^flow-by
(Aestiva, Avance, GE y Zeus, Dráger). Este consiste en un flujo de base (de 0,2
a 1,0 1/min ajustable) que circula de modo continuo por el circuito y que está dis
ponible para ser tomado directamente por el paciente a la vez que se desencade
na el trigger inspiratorio (27). Todavía se ha mejorado más la sensibilidad en el
Zeus, ya que el sensor de flujo se sitúa en la pieza en Y, muy cercano al paciente
(14).
Finalmente, desde el punto de vista de los autores, el funcionamiento de la
válvula de PEEP es un elemento fundamental de un buen aparato de anestesia. En
general, las válvulas de PEEP neumáticas son algo más lentas y, aunque se abren
por completo en la primera parte de la espiración, no cierra totalmente la espira
ción en su fase final permitiendo una salida de flujo que puede apreciarse como
freno espiratorio (Supra, Temel). Este efecto se ve reducido con la incorporación
de válvulas de muelle ajustable. Sin embargo, sólo en los aparatos con válvulas
mecánicas de ajuste electrónico (Fabius, Zeus, Dráger y Avance, Aisys GE) la
espiración es libre e independiente del nivel de PEEP ajustado. Es muy exacto y
no se modifica con la frecuencia respiratoria ni el flujo de gas fresco. La Figura
2a muestra los modelos de ondas de presión espiratoria cuando se utiliza una val-
vula de PEEP neumática y electrónica y en B muestra las ondas reales que se pro
ducen en el Supra y en el Zeus. Obsérvese el ligero aumento de la presión media.
ción correspondiente, son los que juegan el papel determinante. Así, a mayor
FGF, menor reinhalación, por lo que la composición del gas inspirado más se ase
meja al gas fresco; y al contrario, con bajo FGF, mayor reinhalación, con lo que
el gas inspirado se asemeja más al gas reinhalado (39). Este efecto depende de la
eficacia del circuito para utilizar el gas fresco (ver más adelante). La Tabla I
muestra un ejemplo teórico de este efecto, con dos mezclas de gas (oxígeno y pro-
tóxido de nitrógeno) y con tres magnitudes de gas fresco, en un circuito ideal con
una eficacia máxima.
En clínica, el efecto de la composición del FGF es también muy importante,
sobre todo, en la mezcla habitual Oj-N^O y Oj-Aire. En efecto, sabemos que la
captación de oxígeno por el paciente (consumo de oxígeno; VO^) se mantiene de
forma relativamente constante y predecible a lo largo de la anestesia (unos 300
ml/min o más exactamente calculando su valor con la ecuación de Brody VO^ =
10 X peso en kg 0,75) (40), por lo que es posible administrar un FGF de muy
próximo al VO^, una vez comprobado que no hay fugas. Sin embargo, la capta
ción de N^O sigue el proceso característico de una función exponencial decre
ciente (según la ecuación de Severinghaus: VN^O = 1.000 x t-0,5; donde t = tiem
po transcurrido desde el inicio de la administración de N^O) (41). De este modo,
si el ajuste del flujo de N^O no se modifica, al reducirse la captación, se incre
mentará progresivamente su concentración en la mezcla de gases circulantes en
el circuito y por tanto, diluirá al y se reducirá más la FiO^ que habíamos pre
visto en la Tabla I (42). Con el aire ocurre que el consumo de oxígeno es sustitui
do por el nitrógeno corporal, con un efecto similar. Este fenómeno será más
importante cuanto menor sea el FGF.
Por otra parte, hay que señalar que la causa más frecuente que hace variar la
composición prevista del gas inspirado son las fugas, cuyo efecto depende obvia
mente de la magnitud de la fuga.
TA BLA I
EFECTO DE LA COPOSICIÓN DE GAS INSPIRADO EN UN CIRCUITO
CIRCULAR IDEAL (MÁXIMA EFICACIA) SEGÚN EL FLUJO
DE GAS FRESCO AJUSTADO
0 .5 1,0 33% 23
1,0 2,0 33% 2 8 ,6
2,0 4 ,0 33% 31
0 ,5 0 ,5 50% 3 7 ,5
1,0 1,0 50% 4 4 ,4
2,0 2,0 50% 4 7 ,4
C a r a c t e r ís t ic a s f u n c io n a l e s d e l o s a p a r a t o s d e a n e s t e s ia 3 8i
Drager Cicero
—▼— Siemens Servoventilator
Drager AVI
— • — Siemens 710
Circuito Ideal
FGF (1/min)
Figura 3. Eficacia de los circuitos circulares o coeficiente de utilización del FGF de distintos apa
ratos de anestesia en función del flujo de gas fresco. Eje de las Y: eficacia (%). Eje de las X: flujo
de gas fresco, FGF (l/minj.
RESUMEN Y CONCLUSIONES
Por todo lo expuesto, se puede concluir que es más importante conocer las
características de los circuitos, ya que condicionan su funcionamiento en clínica.
384 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
que su propia estructura interna. Sea esta cual sea, las principales características
de funcionamiento exigibles a una máquina de anestesia en nuestros días son: una
baja constante de tiempo con flujos de bajos; un sistema de compensación de
compliancia que permita la ventilación con VT entre 200 y 700 mi con una exac
titud mejor del 10%; unas resistencias inspiratorias y espiratorias mínimas, que
generen una PEEP despreciable y que se compensen con un trigger sensible que
facilite la ventilación espontánea y el uso de modos ventilatorios asistidos (PSV);
una válvula de PEEP electrónica; un sistema de mezcla y caudalímetros electró
nicos que permitan, por separado, el ajuste del FGF y la concentración de gases
inspirados (haciendo despreciable el efecto de la dilución de gases inspirados y la
eficacia).
Aunque no se han dado detalles en el texto, también es importante actualmen
te que la máquina tenga la posibilidad de ventilación manual y en modo contro
lado, con volumen control y presión control (para ventilación de neonatos). Pero
también es muy aconsejable el incluir modos asistidos (presión soporte e IMV
sincronizados) aunque todavía no está demostrada su utilidad en quirófano.
Finalmente, hemos de considerar que la automatización ha de valorarse en su
justa medida, ya que no sustituye nunca al anestesiólogo (49). Es interesante, en
todo caso, acudir a artículos recientes, cuando existen, que comparan las caracte
rísticas de los distintos aparatos de anestesia (50).
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SEGURIDAD_______________________________________________________
La directiva también se ocupa del control a que deben ser sometidos deter
minados productos, que deberán someterse a ensayos clínicos antes de su
comercialización; o los controles y requisitos exigibles a productos diseñados
para la investigación, que también deben ser autorizados por el organismo
notificado.
Para facilitar el proceso de certificación de los productos sanitarios, teniendo
en cuenta, además de la directiva de productos sanitarios, todas aquellas normas
que afecten a los múltiples aspectos relacionados con su diseño y fabricación, se
hace necesario el desarrollo de normas europeas específicas para los diferentes
tipos de productos sanitarios.
Las normas europeas son elaboradas por el Comité Europeo de Normalización
(CEN) y el Comité Europeo de Normalización Electrotécnica (CENELEC), con
la colaboración de diferentes comités técnicos, integrados por grupos de trabajo
de expertos que representan a fabricantes y usuarios de los diferentes países
miembros, y de los países adheridos al acuerdo de libre comercio europeo
(EFTA).
El Acuerdo de Viena promueve y agiliza la armonización entre las normativas
ISO y CEN. En general existe una tendencia a armonizar las normativas desarro
lladas por los organismos líderes mundiales (ISO, CEN, ASTM -American
Societyfor Testing and Materials-).
El comité técnico responsable de la elaboración de las normativas referentes
al material de anestesia y al material respiratorio es el Comité Técnico 215
(CEN/TC 215). En la actualidad, más que en la elaboración de nuevas normas, su
tarea se centra en las preceptivas revisiones quinquenales de las normas ya publi
cadas.
En nuestro país, la organización que oficialmente representa al CEN es
AENOR (Asociación Española de Normalización y Certificación), que dispone
de un Comité Técnico, el 110, que es el homólogo del 215 europeo a nivel nacio
nal. AENOR edita las normas UNE (Una Norma Española) tras su elaboración y
su correspondiente traducción en el caso de ser una norma europea (EN).
1. 1. 1. Módulos accionadores
1 . 1 . 1 . 1 . S u m in is t r o de p o t e n c ia m o t r iz e lé c t r ic a o n e u m á t ic a
1 . 1 . 1 . 2 . E n t r e g a de g a s e s m é d ic o s
Los gases médicos pueden ser suministrados por botellas o por un sistema
central de suministro.
Las conexiones de las botellas deberán ser no intercambiables entre suminis
tros de gases diferentes. Todas las estaciones de anestesia deberán disponer de un
medio de conexión a un suministro de oxígeno de reserva.
Si se suministran conectores de válvulas con estribo de seguridad (en inglés
pin Índex) deberán cumplir la norma EN 850. Cuando se suministre un gas a la
presión de su botella deberá contar con un monitor de presión.
Si la estación de anestesia y sus módulos están diseñados para ser conectados
a un sistema de suministro de gases medicinales (ya sea un sistema de canaliza
ción según EN 737-3, o un regulador de presión que cumpla la norma EN 738-1)
cada conector de entrada del gas a presión alta será el cuerpo de un conector ros
cado no intercambiable (NIST) que cumpla la norma EN 739 a un cabezal que
cumpla la norma EN 737-1 y la EN 737-6.
Las mangueras de baja presión entre la estación de anestesia y el sistema de
suministro de gases medicinales deberán cumplir la norma EN 739.
Todas las conexiones de gases medicinales deberán contar con un ñltro cuyo
tamaño de poro no sea superior a 100 mm.
Los sistemas de regulación de caudal para mezclas de gases, bien sean mecá
nicos (p. ej., caudalímetros con válvula de aguja) o electrónicos, tienen que dis
poner de un medio para impedir la entrada de una mezcla de N^O/Oj con una con
centración de oxígeno inferior al 20% (VA^), o disparar una alarma cuando la
concentración de oxígeno descienda por debajo del 20% (V/V) en el gas inspira-
torio. El medio para generar esta alarma será diferente del módulo de alarma del
monitor de la concentración de oxígeno.
Para cumplir este requisito de la normativa existen múltiples soluciones téc
nicas patentadas por los fabricantes que impidan que los sistemas dosificadores
de gases anestésicos entreguen mezclas hipóxicas de La solución más
N o r m a t i v a e u r o p e a y a p a r a t o s d e a n e s t e s ia 395
El engranaje se mueve en
esta dirección cuando el N 2 O
aumenta (o el O2 disminuye)
llega a contactar el control del flujo de Oj. Cuando la proporción alcanza 3:1, la
rueda dentada se desplaza hacia el mando de control del Oj, y el tope situado
sobre la rueda engancha el tope sobre la base del mando de flujo de Oj. Entonces,
si el flujo de N^O es aumentado, la cadena que une los dos controles de flujo abre
la válvula del Ój para mantener la proporción 3:1. Esto se produce sin que el ope
rador llegue a tocar el mando del oxígeno. Si la proporción de es ya de
3:1, y reducimos el flujo de Oj, el mando se mueve hacia la rueda dentada engan
chando de nuevo el tope, de modo que el Link 25 reduce el flujo de N^O para
mantener la proporción de 3:1. Esto se produce de nuevo sin que el operador
toque el mando de control del flujo de N^O. El flujo de oxígeno puede ser aumen
tado sin tener que aumentarse el flujo de N^O, dado que la proporción N^O/O^ 3:1
no se va a sobrepasar. Del mismo modo el flujo de N^O puede reducirse sin que
se afecte el flujo de O^.
Otra solución de tipo neumático es el sistema ORC (control de la proporción
de oxígeno) de Dráger, representado en la Figura 3, en el que un vástago acciona
una válvula de paso del N^O movido por dos diañ'agmas o membranas, cuyo des
plazamiento en sentido contrario de cada una de ellas depende de la presión ejer
cida por los respectivos flujos de y N^O seleccionados, de modo que si uno de
los flujos es desproporcionado, con riesgo de mezcla hipóxica, la válvula de paso
bloquea el flujo de N p en el nivel adecuado.
Siguiendo con la norma UNE EN 740, los mandos de las válvulas dosificado-
ras de oxígeno deberán tener un perfil determinado y ser físicamente distingui
bles. Todos los mandos de gases deberán aumentar el caudal con el movimiento
de giro contrario a las agujas del reloj y viceversa. Solamente habrá un mando por
cada gas, y todos serán redondos, no pudiendo ser el del de diámetro inferior
de los de los otros gases.
La precisión de los caudalímetros o sistemas del control del fiujo de gases
deberá estar dentro de ± 10 % del valor indicado para caudales comprendidos
entre el 20% del valor máximo de la escala, o 300 ml/min, según resulte el valor
mayor de los dos. Para los sistemas de mezclado de gases, la concentración de
oxígeno deberá estar dentro del ± 5 % del valor indicado, para cualquier presión
y caudal del gas entregado. Si se utiliza una serie o bloque de caudalímetros, el
del oxígeno deberá estar colocado en el extremo izquierdo.
El módulo de entrega del gas anestésico deberá estar dotado de un dispositi
vo manual de oxígeno de emergencia, cuya única función será el suministro de
un flujo limitado y no medido de directamente a la salida del gas fresco.
El mando de dicho dispositivo manual de Oj de emergencia deberá tener sola
mente una posición “desconectado”, y debería diseñarse y situarse para reducir al
mínimo el riesgo de activación accidental por equipo o personal que se apoye
contra el mismo. Deberá poder hacerse funcionar con una sola mano, y deberá ser
de cierre automático. Deberá suministrar un caudal estacionario comprendido
entre 25 y 75 1/min cuando el dispositivo descarga oxígeno desde la salida de gas
fresco a la atmósfera.
El flujo de gas del de emergencia no deberá pasar a través del módulo
vaporizador del agente anestésico.
N o r m a t i v a e u r o p e a y a p a r a t o s d e a n e s t e s ia 397
O, N.O
Tubos de medicación
de flujo en el bloque
de tubos de medición
i
Válvulas
estranguladoras
de comente N
Válvulas
de bloqueo
deN^O
A
OCR
Membranas
de mando
a
O, NP
Válvulas de dosificación
de precisión
1 . 1 . 1 . 3 . M ó d u l o de v a p o r iz a c ió n del a g e n t e a n e s t é s ic o
1 . 1 . 1 . 4 . M ó d u l o del r e s p ir a d o r de a n e s t e s ia
1 . 1 . 1 . 5 . S is t e m a o c ir c u it o r e s p ir a t o r io a n e s t é s ic o
1. 1. 2. Módulo de monitorizacíón
1.1.2.1 M o n it o r de la c o n c e n t r a c i ó n de o x í g e n o
por el operador.
1 . 1 . 2 . 2 . M o n it o r i z a c i ó n de l a c o n c e n t r a c i ó n del a g e n t e a n e s t é s ic o
midad con la norma EN ISO 11196 para monitorizar la concentración del vapor
del agente anestésico.
Los monitores de gas anestésico deberán suministrarse con un nivel ajustable
por el operador para la alarma de concentración alta y baja, que active al menos
una señal de prioridad media según EN 475, si la concentración sobrepasa dicho
nivel (alto), o cuando el valor medido sea inferior al nivel elegido para la concen
tración baja.
Cuando se utiliza la estación de anestesia, el monitor de gas anestésico y el
módulo de alarma deberán ponerse en condición de funcionamiento.
1 .1 .2 .3 . M o n it o r iz a c ió n de p r e s ió n e n las v ía s respiratorias
1 .1 .2 .4 . M o n it o r iz a c ió n del v o l u m e n esp ir a d o
Es un módulo cuya misión es generar una alarma para avisar de los fallos de
potencia en el suministro de energía eléctrica o neumática, de fallos en el sumi
nistro de oxígeno (puede ser una alarma de tipo neumático, según EN/ISO 3746),
así como de los fallos en la integridad del sistema o circuito respiratorio (alarma
de desconexión).
Estas alarmas son independientes de las alarmas generadas en los diferentes
monitores.
N o r m a t i v a e u r o p e a y a p a r a t o s d e a n e s te s ia 401
1 .1 .4 .1 . C o r t e a u t o m á t i c o d e p r o t ó x id o d e n i t r ó g e n o
nistro finalmente falte, en cuyo momento el suministro de todos los demás gases
excepto el aire o los gases premezclados cuyo contenido en oxígeno sea superior
al 21% (VA^) deberá quedar cortado.
El dispositivo de corte de gas no deberá activarse antes que la alarma de fallo
del suministro de oxígeno. El único medio de cambiar el estado del dispositivo
de corte de gas deberá ser el restablecimiento de la presión del suministro de oxí
geno hasta un nivel por encima del cual se active tal dispositivo.
1 . 1 . 4 . 2 . S is t e m a d e e v a c u a c i ó n de g a s e s a n e s t é s ic o s
1 . 1 . 4 . 3 . Lim it a d o r de l a p r e s ió n m á x i m a e n la s v ía s r e s p ir a t o r ia s
1 . 1 . 4 . 4 . Lim it a d o r a ju s t a b l e d e p r e s ió n e n l a s v ía s a é r e a s
La norma UNE-EN 740 define además todos los criterios que deben seguirse
en la construcción de las estaciones de anestesia, así como los criterios ergonó-
micos que deberán apHcarse.
También define el tipo de símbolos que deben ser utilizados en las estaciones
de anestesia (EN 980), y toda la información que debe proporcionar el fabrican
te junto con las mismas (EN 1041).
La seguridad eléctrica y la compatibilidad electromagnética se rigen por la
norma EN 60601-1 y sus normas colaterales -1-1 y -1-2, así como por la norma
EN 60801-2 (“Descargas electrostáticas”), y las diferentes secciones de la norma
lEC 601-2 que afecten a la seguridad eléctrica de componentes eléctricos, como
por ejemplo: EN 60601-2-10 “Requisitos particulares para la seguridad de los esti
muladores musculares y nerviosos”, EN 60601-2-12 “Requisitos particulares para
la seguridad de los ventiladores para uso médico”, EN60601-2-13 “Requisitos par
ticulares para la seguridad de los aparatos de anestesia”, EN 60601-2- 25
“Requisitos particulares para la seguridad de los electrocardiógrafos”, EN 60601-
2-26 “Requisitos particulares para la seguridad de los electroencefalógrafos”.
404 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
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N o r m a t i v a e u r o p e a y a p a r a t o s d e a n e s te s ia 405
La normativa europea define unos mínimos para nuestros aparatos, que elevan
definitivamente la seguridad del paciente y del profesional sanitario. Debemos,
por tanto, exigir cuando menos esos mínimos, que han sido consensuados a nivel
europeo para nuestro equipamiento, como garantía de que estamos proporcionan
do a nuestros pacientes un nivel técnico adecuado.
Es necesario analizar cuidadosamente nuestras adquisiciones para poder ele
gir el material idóneo, y, del mismo modo que nos sentimos obligados a estar al
día en lo relativo a la parte clínica de nuestra especialidad, debemos también exi
gimos una puesta al día en lo referente a los aspectos técnicos. Es recomendable
que al menos un miembro de cada servicio, el más interesado en estos aspectos,
se mantenga informado permanentemente y actúe como asesor técnico de sus
compañeros.
La complejidad técnica hoy en día requiere de nosotros un esfuerzo para cono
cer a fondo el manejo de nuestros equipos antes de comenzar a utilizarlos en
nuestros pacientes.
En un análisis de hace unos años (6) fueron revisadas todas las reclamaciones
presentadas en Estados Unidos durante los años 1962 a 1991, por accidentes ocu
rridos con ventiladores y equipos de anestesia.
Hay un dato interesante, relacionado positivamente con la evolución de los
aparatos: las reclamaciones por fallos de aparatos de anestesia, ventiladores, ins
talaciones centrales de oxígeno, y depósitos de gases, eran todas anteriores a
1990, por lo que es evidente que las mejoras técnicas y la actualización de nor
mas que se llevaron a cabo en la década de los ochenta han demostrado su utili
dad para mejorar la seguridad de estos equipos. Sin embargo, los problemas
siguieron produciéndose durante los noventa con los circuitos, los vaporizadores,
y los tubos de oxígeno suplementario.
Respecto al factor humano, llama la atención, por lo negativo del dato, que los
accidentes debidos a una utilización inadecuada del equipo constituyeran nada
406 V e n t il a c ió n m e c á n ic a e n a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
menos que un 75% del total, frente a un 24% de fallos que pudieron atribuirse a
los aparatos.
Por otra parte, del análisis de las causas de todos los accidentes, los autores de
la revisión concluyen que la simple utilización de un método de monitorización,
o bien una mejor utilización de los medios de monitorización, que estaban dispo
nibles, hubieran evitado la lesión al paciente en un 78% de los casos. Se llega al
extremo de que en este grupo mayoritario de casos en los que la utilización de
algún tipo de monitorización hubiera evitado con seguridad los daños al pacien
te, el sistema de vigilancia correspondiente estaba estropeado o se hallaba desco
nectado en un 16% de los casos.
Uno de los pilares fundamentales para tratar de evitar fallos en nuestros apa
ratos, de cuyo buen funcionamiento somos responsables directos como profesio
nales usuarios, es el mantenimiento preventivo, que deberá realizarse cada 4 a
6 meses (7), una vez superado el periodo de garantía ofrecido por el fabricante.
Como anestesiólogos debemos velar para que nuestros aparatos de anestesia y
resto de instrumental de trabajo estén en perfecto funcionamiento. Si no contra
tamos un servicio de mantenimiento preventivo, bien con el fabricante, bien con
una empresa o con personal certificados por el fabricante, estaremos cargando ese
riesgo sobre nuestras espaldas y en caso de accidente atribuible a un fallo en el
funcionamiento de nuestros aparatos, podría causamos un gran perjuicio.
TABLA II
RESUMEN DE LAS RECOMENDACIONES PARA VERIFICACIÓN
PREVIA DIARIA DE LOS APARATOS DE ANESTESIA
TABLA II (continuación)
RESUMEN DE LAS RECOMENDACIONES PARA VERIFICACIÓN
PREVIA DIARIA DE LOS APARATOS DE ANESTESIA
TABLA III
VERIFICACIONES ANTES DE ANESTESIAR A CADA PACIENTE
BIBLIO GRAFIA__________________________________________
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26/10/2008).
CAPITULO 17
INTRODUCCIÓN
V álvula
APL
Figura 1. El circuito circular es simplemente una forma de reciclar agentes anestésicos y gases, ios
gases excesivos o residuales salen por una válvula de escape (APL). Los gases retenidos y espira
dos son purificados ("limpios de CO^"j y luego retornados al lado inspiratorio donde se mezclan
con los gases frescos para ser reinhalados.
1. Oxígeno
VO^ = 10 X p e s o c o r p o r a l'
TABLA I
0-1 226 1 .8 9 3 2 .1 1 9
1-4 226 631 857
4-9 226 379 605
9-16 226 270 496
16-25 226 210 436
25-36 226 172 398
36-49 226 146 372
46-64 226 126 352
64-81 226 111 337
81-100 226 100 326
CO^ + H p = C O fl^;
W + HCO-^ = 2W + C 0= ...
La capacidad máxima de absorción es de 26 1de CO^ por cada 100 g de cal soda
da, aunque en la práctica no sobrepasa el 70% de esta capacidad.
El absorbente contiene un indicador coloreado que es un ácido o una base, cuyo
color cambia con el del pH en el momento de la formación de la sal lo que permite
observar su consumo progresivo. Existen varios tipos de indicadores (Tabla II):
TABLA II
Ind icador C o lo r de la c a l
Fresca C onsum ida
del proceso, tras un tiempo igual a 2x, llegaremos al 86,5% y cuando trans
curra el tiempo equivalente a 3x se habrá completado el 95% del proceso.
Si suponemos un volumen total del circuito de 5 1, una CRF de 2,5 1 y una
captación de aproximadamente 0,35 1/min, la constante de tiempo resultan
te a diferentes FGF sería la expresada en la Tabla III.
TABLA III
4 1/min 2 min
Si se plantea una anestesia inhaiatoria con bajos flujos desde la fase inicial, se
debe cebar el circuito anestésico. Si se pretende llenar un circuito circular de, por
ejemplo, 5 litros de capacidad, para un paciente con 3 litros de capacidad pulmo
nar (capacidad total, 8 1) con 1% de un anestésico inhalatorio, necesitamos intro
ducir en él 80 mi de vapor anestésico. Esto lo podemos obtener, por ejemplo uti
lizando un FGF de 1.000 ml/min con el dial del vaporizador al 8% durante 1 min
(1.000 ml/min 8% = 80 ml/min de vapor anestésico). A partir de este instante, la
captación podrá obtenerse como el producto de la diferencia entre las fracciones
inspiratoria y espiratoria del anestésico (Fi-Fe) y el volumen minuto (VE):
cuencia, tras el inicio de la ventilación con flujos bajos, se deberá reducir progre
sivamente la FiN^O para mantener la FiO^ (y el volumen del sistema).
Para evitar los continuos reajustes en la F iN p , igual que se hacía para reducir la
constante de tiempo, la alternativa es comenzar la anestesia con flujos altos (lo que,
además, permite la desnitrogenación del sistema paciente-circuito) y no reducirlos
hasta haber alcanzado un nivel elevado de saturación del organismo por el N^O.
Por otra parte, hay que señalar que la causa más frecuente que hace variar la
composición prevista del gas inspirado son las fugas (17), cuyo efecto depende,
obviamente, de la magnitud de la fuga. La mayoría de los nuevos aparatos, al ser
inicializados se autochequean para detectar fugas en el circuito y advierten cuan
do estas son de una magnitud que afectaría a la composición del gas inspirado.
3.3.1. Bomba/turbina
Acelera el movimiento del gas en el interior del circuito para mejorar la homo
geneidad de la mezcla con seguridad, exactitud y rapidez.
3.3.2. Cámaras/membranas
un aumento del flujo de óxido nitroso y un descenso del flujo de oxígeno hasta
cero. Se comenzará a suministrar de nuevo flujo de cuando se acerque a la con
centración prefijada de la misma manera que disminuirá el flujo de óxido nitro
so. Cuando incrementamos la proporción de oxígeno se produce un aumento
automático del flujo de oxígeno, lo que conlleva una disminución de la concen
tración de óxido nitroso, comportándose como un circuito de flujo moderados
altos, ya que, el objetivo de seguridad de este sistema es mantener la concentra
ción prefijada de oxígeno de forma prioritaria. Durante el mantenimiento de la
anestesia y tras un espacio de tiempo en el cual se han estabilizado todos los pro
cesos de cambios y mezcla de gases, en el interior del circuito, este equipo de
anestesia va a administrar al circuito sólo un flujo de oxígeno que es equivalente
al consumo de oxígeno metabólico. El óxido nitroso sigue un sistema similar de
administración, su flujo inicial es alto, siendo absorbido rápidamente, para dismi
nuir gradualmente según se vaya alcanzando la saturación en el organismo, y con
tinuar administrando sólo un flujo que reponga las perdidas. Los agentes haloge-
nados son inyectados al circuito mediante una jeringuilla en forma líquida, sien
do rápidamente vaporizado por la rápida circulación del gas (27). La dosis inicial
(prime do se) del anestésico volátil viene calculada por el respirador teniendo en
cuenta el volumen interno del sistema y los datos introducidos del paciente (peso,
edad y sexo). Administra una elevada concentración inspirada de agente anesté
sico con la finalidad de alcanzar una concentración telespiratoria prefijada, en el
menor tiempo posible. Este comportamiento del Physioflex no se corresponde
con el concepto clásico de circuito circular, donde los cambios en los procesos
debían ser lentos (constantes de tiempo muy prolongadas). Una vez alcanzada la
concentración teleespiratoria, esta se mantendrá constante. Si en alguna ocasión
el valor de la concentración espiratoria está por encima de lo preseleccionado, de
forma automática se abrirá un cortocircuito que dirigirá al agente volátil a un fil
tro de carbón activado donde se regularán los niveles.
l . l . Ventajas económicas
2.1. Complejidad
2.2.2 Compuesto A
monóxido de carbono, poseen una afinidad por ios tejidos altamente específica.
Si no se quiere limitar la eliminación pulmonar de etanol durante la anestesia
general de un paciente alcoholizado, el FGF no deberá ser inferior a 1 1/min. De
esta forma se obtendrá un efecto de lavado suficiente. Del mismo modo, durante
la anestesia general de un paciente diabético descompensado en fase cetoacidóti-
ca, se debe evitar una acumulación no deseable de acetona en el circuito. En el
caso de gases muy solubles, la aplicación intermitente de cortos periodos de lava
do solamente permite eliminar las pequeñas cantidades que se encuentran en inte
rior de los compartimentos conductores de gases. A causa de las diferencias per
sistentemente elevadas que existen entre las presiones parciales del tejido y la
fase gaseosa, volverá a producirse una rápida acumulación de gases extraños al
final de cada fase de lavado. Por otra parte, algunas sustancias exógenas como el
metil-metacrilato, liberado por el disolvente volátil del cemento durante la ciru
gía de cadera, pueden pasar a la sangre y ser eliminado por el pulmón. Se ha
demostrado que aunque el monómero de metil-metacrilato es muy soluble en san
gre, la concentración alveolar del mismo es mínima y consecuentemente, muy
poca cantidad entra en el circuito.
2.2.4. Esterilización
CONTROVERSIAS ACTUALES________________________
1. Gas trasportador
El gas trasportador es aquel que es introducido en el circuito circular tras atra
vesar el vaporizador. Un componente imprescindible del gas trasportador para
mantener el metabolismo oxidativo es, evidentemente, el oxígeno. Otros compo
nentes pueden ser el aire medicinal (nitrógeno), el óxido nitroso, el xenón o el
ciclopropano. Debido a sus propiedades químicas el ciclopropano es altamente
inflamable, por lo que no es utilizado en anestesia y el xenón no está todavía
aprobado como gas medicinal. Por lo tanto, los únicos gases trasportadores utili
zados actualmente son el óxido nitroso/oxígeno, el aire/oxígeno y el oxígeno puro
( 100%).
Los autores que justifican el uso del N^O como gas trasportador argumentan
que es un gas con efecto analgésico moderado que permite reducir dosis de otros
anestésicos más potentes (53). Sus efectos simpaticomiméticos contrarrestan el
efecto depresor cardiovascular de otros anestésicos. Su efecto hipnótico contribu
ye a prevenir el despertar intraoperatorio y su baja solubilidad proporciona a este
gas facilidad de control y manejo, resultando en una rápida inducción y recupe
ración.
Los detractores del uso de N^O argumentan la complejidad de su manejo en cir
cuitos circulares con flujos bajos y flujos mínimos, fundamentalmente por el riesgo
potencial de hipoxia ya comentado a lo largo del tema. De acuerdo con investigado-
438 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
nes clínicas y neurofisiológicas, el efecto anestésico del N p al 60% puede ser con
trarrestado con un modesto incremento de no más de 0^2-0,25 CAM del agente anes
tésico inhalatorio utilizado. Los efectos analgésicos del óxido nitroso pueden ser
suplidos por pequeñas dosis de opiáceos y los nuevos fármacos anestésicos, tanto
inhalatorios como intravenosos, son de corta duración y fácil manejo, resultando en
una inducción y recuperación tan rápida como la del N^O. El despertar intraoperato-
rio es perfectamente controlable con concentraciones espiradas de anestésico inha
latorio que superan a la CAM-awake del fármaco.
El aire medicinal es el mejor sustituto del N^O como gas trasportador (54). El
anestesiólogo puede elegir la fracción inspiratoria de deseada en función de
cada paciente individual. No existen contraindicaciones absolutas para una mez
cla de O^/aire; puede ser utilizada en todos los pacientes, en todos los procedi
mientos quirúrgicos y bajo cualquier condición. Disminuye la complejidad de
manejo del circuito circular, pudiendo realizar anestesias con flujos bajos y flu
jos mínimos con escaso riesgo potencial de hipoxia. Es una mezcla completamen
te inerte tanto para el metabolismo del paciente como para el medio ambiente.
El al 100% es utilizado de rutina en las fases de inducción y despertar de
la anestesia. Son conocidos sus efectos beneficiosos sobre las infecciones de heri
da quirúrgica y náuseas y vómitos postoperatorios. Su uso en un circuito circular
elimina completamente el riesgo de hipoxia, haciendo de la técnica de los bajos
flujos una técnica más simple y segura. Hay que tener en cuenta que, aunque se
utilice al 100% como gas trasportador en un circuito circular con técnica de
flujos bajos/mínimos, la concentración alcanzada en el circuito nunca supera el
80-85%. Esto es debido a la lenta pero constante liberación de acumulado en
los tejidos del paciente al circuito. Las atelectasias postoperatorias derivadas de
las altas concentraciones de se pueden prevenir con maniobras de reclutamien
to y el uso de PEEP durante la anestesia (véase Capítulo 22). El uso de oxígeno
puro como gas trasportador parece aceptable si las condiciones técnicas no ofre
cen la posibilidad de uso de aire medicinal, si la duración de la anestesia no exce
de las 6-8 horas y no existen contraindicaciones para la utilización de oxígeno a
altas concentraciones (neonatos prematuros, pacientes tratados con ciclofosfami-
da, bleomicina, mitomicina y carmustina, procedimientos quirúrgicos con láser
en vías respiratorias altas, etc.).
2. Compuesto A y nefrotoxícídad
cantidades precisas de anestésicos dentro del circuito anestésico. Otras han mejo
rado los sistemas de termo y flujocompensación, para hacer más eficientes a los
vaporizadores aunque se utilicen con flujos bajos de gas fresco.
Hasta ahora no ha sido viable emplear el xenón como gas anestésico debido a
su escasez y a su elevado coste. Sin embargo, al desarrollarse la nueva genera
ción de equipos de anestesia, en concreto el sistema de flujos muy bajos y el sis
tema totalmente cerrado, el uso de la anestesia con xenón es más asequible
(67,68). Un requisito para el uso del xenón es que hay que evitar las fugas o, al
menos, reducir la cantidad perdida en la anestesia de rutina hasta niveles acepta
bles. La implantación del xenón en estudios clínicos debería centrarse actualmen
te en los pacientes de mayor riesgo cardiovascular. La experiencia así ganada
podría extender el empleo del xenón y, finalmente, conducir a su utilización a
gran escala.
t é c n ic a s a n e s t é s ic a s c o n c ir c u it o c ir c u l a r 443
COMENTARIO FINAL
La anestesia general con flujo de gas fresco bajo requiere un circuito circular
hermético y exento de fugas. Debe conectarse con un sistema de alimentación de
gas fresco dotado con un caudalímetro capaz de liberar con precisión cantidades
de en el rango de los 100 ml/min. Los vaporizadores recomendados son, bien
aparatos de precisión del tipo “bypass variable”, capaces de liberar concentracio
nes de vapor elevadas y precisas con bajos regímenes de FGF, o bien vaporiza
dores de inyección de anestésicos en forma líquida o de vapor a presión.
La presencia de un analizador de es indispensable ya que cuanto más esca
sa es la cantidad de gas fresco, menor es la FiO^ respecto a la concentración de
en la mezcla de gas fresco. Asimismo, por razones de seguridad y para facili
tar el manejo del circuito de bajo flujo, es necesario el empleo de capnógrafos
(para detectar la hipercapnia debida a fallo del circuito o al agotamiento de la cal)
y de analizadores de anestésicos halogenados, indispensables en caso de aneste
sia con circuito completamente cerrado y/o en caso de vaporización por inyección
de líquido o de vapor a presión.
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CAPITULO 18
INTRODUCCIÓN
Una alternativa viable hoy a las drogas por vía intravenosa para la sedación
son los anestésicos inhalatorios. Una de las principales ventajas de esta modali
dad de sedación es que la concentración de gas al final de la espiración (FEt) de
los anestésicos volátiles puede ser controlada, lo que representa un buen indica
dor de la concentración del fármaco en el órgano diana, mucho más fiable que
cualquier algoritmo de infusión controlada. De hecho, un informe reciente ha
demostrado en pacientes no paralizados de CC sedados con midazolam o isoflu-
rano, que la FEt de isoflurano parece ser un mejor indicador de la profundidad de
la sedación clínica que el BIS (18). Por otra parte, el inicio de la acción es gene-
S e d a c ió n i n h a l a t o r i a d u r a n t e l a v e n t ila c ió n m ec á n ic a 449
raímente rápido y los tiempos de despertar son más cortos y más previsibles que
después de la sedación intravenosa (19-22). Los anestésicos volátiles se acumu
lan muy poco, y la eliminación a través de los pulmones es independiente de la
función hepática y renal.
En cuanto a los aspectos psicológicos, la hipótesis es que el trastorno de estrés
postraumático se producirá muy pocas veces después de la sedación inhalatoria.
Una percepción en parte suprimida, combinada con alucinaciones y alteraciones
del procesamiento de la información, puede resultar en aterradoras experiencias
relacionadas con el trastorno de estrés postraumático. Los anestésicos volátiles
actúan principalmente en la corteza cerebral, e incluso a bajas concentraciones
pueden deprimir totalmente la conciencia (MAC-awake) dejando muchas funcio
nes autonómicas inalteradas (como la respiración, control de la temperatura o la
regulación de la presión arterial). Se observó que la recuperación de la concien
cia con los anestésicos volátiles suele ser muy rápida y se puede decir que actúan
como un interruptor de encendido/apagado de la conciencia.
Otra ventaja importante radica en sus efectos farmacodinámicos. En primer
lugar, los anestésicos volátiles son potentes broncodilatadores. La sedación con
isoflurano se hizo popular hace unos 15 años y aún se utiliza para tratar el estado
asmático grave cuando otros tratamientos han fracasado (23,24). En segundo
lugar, los agentes halogenados modernos producen una mayor estabilidad hemo-
dinámica que los agentes i.v. propofol, opioides, o a2-agonistas, interfieren en la
regulación de la hemodinámica causando vasodilatación, depresión miocárdica o
bradicardia. La ketamina aumenta la carga de trabajo del corazón por el aumen
to de la presión arterial y la frecuencia cardiaca. Por el contrario, el sevoflurano
es conocido por su estabilidad circulatoria, y en concentraciones de hasta 1 MAC
no produce ninguna variación hemodinámica (25). En cuanto al desflurano, la
estimulación simpaticoadrenérgica vista después de un repentino aumento de la
concentración de 1 a 1,5 MAC no se observa en las concentraciones de alrededor
de 0,5 MAC utihzadas para la sedación en CC. De hecho, se ha demostrado que
la frecuencia cardiaca suele estar más en el rango normal en pacientes sedados
con desflurano en comparación con propofol (22).
Todas estas características hacen que, a las dosis habituales de sedación, los
anestésicos inhalatorios se aproximan al sedante ideal, como se informó en un
editorial del British Journal of Anesthesia (26). Varios estudios han demostrado
la superioridad de los anestésicos inhalados en comparación con los agentes intra
venosos para la sedación de pacientes de CC (19-22,27,28).
Una nueva ventaja importante es la protección orgánica contra los daños
isquémicos. Una reciente evidencia clínica ha demostrado que los anestésicos
inhalatorios tienen efectos cardiovasculares protectores asociados no sólo con la
mejora de la función cardiaca en el postoperatorio tras una cirugía cardiaca, sino
también con una reducción de la duración de la estancia en la Unidad de
Cuidados Críticos (29,30).
La razón por la que la sedación inhalatoria no ha obtenido una aceptación más
generalizada puede ser de naturaleza técnica y de educación. En primer lugar, los
ventiladores de cuidados críticos no permiten una fácil instalación de los vapori
450 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
zadores, y existe preocupación por el consumo excesivo del agente y por la con
taminación ambiental, que deberían exigir un sistema de eliminación del gas. En
segundo lugar, hay poco margen de espacio para una máquina de anestesia en las
unidades de cuidados críticos y estas máquinas no tienen todos los nuevos modos
de ventilación asistida utilizados en los pacientes críticamente enfermos. Y, por
último, desde una perspectiva de la gestión clínica, el personal de CC en general,
no está familiarizado con la farmacología, efectos fisiológicos y de manejo de los
anestésicos volátiles.
Figura 1. Componentes del dispositivo AnaConDa, vistos en un corte sagital: 1. Extremo de cone
xión a la pieza en Y del circuito de ventilación; 2. Filtro antibacteriano e hidrófobo; 3. Filtro de
carbón activado (reflector); 4. Línea de infusión del agente con conectar Luer específico; 5. Varilla
evaporadora y cámara de vaporización; 6. Extremo de conexión al tubo endotraqueal del pacien
te; y 7. Puerto de muestreo para monitorización del gas espirado.
S e d a c ió n i n h a l a t o r i a d u r a n t e l a v e n t i l a c i ó n m e c á n ic a 451
TABLA I
CARACTERÍSTICAS TÉCNICAS DEL DISPOSITIVO AnaConDa
TABLA I (continuación)
CARACTERÍSTICAS TÉCNICAS DEL DISPOSITIVO AnaConDa
Pérdida de humedad a
- 0,75 1x12 resp/min - 5 mg/l (correspondientes a
30 mgHjO/l humedad de salida
- 1,0 I X 10 resp/min - 7 mg/l (correspondientes a
29 mg H f ) / \ humedad de salida
Peso 50 g
ConDa Sjringe .
TFORiViuSE ® Z !A
O U o flu ra n e □ S e v o f lu r a n e
que permitan altos flujos en caso de ser necesarios, teniendo cuidado de que la
aspiración no interfiera con la función del ventilador. Por último, es recomenda
ble en cualquier caso disponer de un alto volumen de recambio del aire ambien
tal en la Unidad (de alrededor de 10 veces por hora de trabajo).
Figura 5. Ciclo venfilaforio mostrando el flujo ^), capnograma (COJ, y la fracción de vapor anes
tésico (FVA) medidos con un monitor de gases conectado al AnaConDa. Debido al espacio muer
to fisiológico (11 el CO^ aumentará solo después de comenzar la espiración (Exp). Debido al
espacio muerto dentro del AnaConDa (2j, el CO^ continuará siendo medido por el monitor de
gases durante el comienzo de la inspiración (Inspj. El pico FVA, aunque ocurre durante la inspira
ción, es interpretado por la mayor parte de monitores de gases como fracción del final de la espi
ración (FEtj, ya que está mezclado con una concentración alta de CO^. Durante la espiración hay
una meseta que representa el valor real de la FEt. Reproducido con permiso de: Meiser y
Laubenthal (34).
Al iniciar la infusión de agente anestésico hay que tener en cuenta que la línea
de infusión y el evaporador del AnaConDa tienen un espacio muerto de 1,2 mi de
volumen. Hay dos posibilidades para cebar la línea: a) ajustar inicialmente una
velocidad de infusión de 25 ml/h hasta que el anestésico volátil llegue al evapo
rador (unos 3 minutos), lo cual puede ser detectado en el analizador de gases; y
b) poner en marcha la bomba de infusión y en modo bolo, purgar la línea con 1,2 mi
de agente anestésico líquido. Nunca se debe purgar a mano, ni con un volumen
superior a 1,2 mi, ya que el agente anestésico anegaría el evaporador del
AnaConDa, y administraría (transitoriamente) una concentración elevada, no
deseada.
Una vez purgada la línea, la velocidad de infusión se debe ajustar en función
del volumen minuto de ventilación del paciente, y de la FEt de anestésico desea
da. Aunque el fabricante suministra una guía de dosificación, si el anestésico ele
gido para la sedación es sevoflurano, los autores del presente capítulo recomen
damos utilizar como orientación la tabla de administración (Tabla II) construida
por nosotros en base a un modelo farmacocinético propio (35), desarrollado y
validado para garantizar la concentración alveolar de sevoflurano (FEt) deseada.
El modelo farmacocinético se basa en el modelo clásico de Lowe (36), y se des
cribe con detalle en el siguiente apartado.
En general, para el sevoflurano, con velocidades de infusión de 2 a 8 ml/hora
se obtendrá una FEt entre 0,5 y 1%, suficientes para lograr una sedación adecúa-
458 V e n t il a c ió n m e c á n ic a e n a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
TABLA II
TABLA ORIENTATIVA DE VELOCIDAD DE INFUSIÓN
PARA EL SEVOFLURANO
culo de las pérdidas por el filtro del AnaConDa incluye a su vez dos factores con
dicionantes: la ventilación minuto (VE) del paciente, y la FEt del anestésico. Con
un VE mayor o con una FEt mayor, las pérdidas por el AnaConDa aumentan. Por
eso, si se reajusta el VE o queremos variar la FEt, habrá que hacer un reajuste en
la velocidad de infusión.
Una vez desarrollado el modelo, con el fin de determinar su capacidad de pre
dicción, se realizó un estudio clínico en 50 pacientes sedados con sevoflurano
durante 6 horas en la Unidad de Cuidados Críticos. Los pacientes recibieron
sevoflurano a dos concentraciones distintas 1 y 1,5% por medio del dispositivo
AnaConDa ajustando la velocidad de infusión según el algoritmo derivado del
modelo. También se estudió la capacidad del modelo para aumentar y disminuir
la concentración objetivo. La capacidad predictiva fue analizada siguiendo un
método estándar descrito por Varvel y cois. (37) que ha sido ampliamente utiliza
do para los sistemas de TCI (target controlled infusión systems). El régimen de
infusión se evaluó en términos de precisión (error medio absoluto de rendimien
to, MDAPE) y sesgo (mediana del error de rendimiento, MDPE). Finalmente, el
modelo de control por objetivo para la infusión de líquidos anestésicos (denomi
nado por nosotros TILA) mostró una precisión global de 3,8% con un sesgo nega
tivo de 2,4%, mucho más preciso que cualquier algoritmo de infusión controlado
por objetivo utilizado para perfusión intravenosa de drogas (38,39). En el caso de
los sistemas de TCI de propofol el error absoluto de comportamiento (MDAPE)
llega a alcanzar el 24% frente al 3,8 % de nuestro modelo. Dos principales dife
rencias entre ambos algoritmos pueden explicar estos resultados: el efecto del
metabolismo de las drogas es casi cero en los anestésicos inhalados, y el control
de su concentración en la sangre es fácilmente medible en los anestésicos inhala
dos a través de la FEt.
Estos resultados indican el excelente rendimiento predictivo del sistema para
la sedación con sevoflurano por medio del AnaConDa. De hecho, para el mismo
paciente, la reducción de la velocidad de infusión durante las 6 horas de sedación
fluctúa entre el 5 y el 15% (dependiendo del VE y la FEt objetivo), y disminuye
con el tiempo. En consecuencia, durante el uso clínico, el olvido de modificar la
tasa de infusión a lo largo de 2-3 horas no es probable que cause variaciones clí
nicamente relevantes en la FEt deseada. Por otra parte, no hay que olvidar que la
velocidad de infusión de la bomba es ajustada manualmente, y hacer sólo un cam
bio de la velocidad de infusión por hora e incluso menos, facilita enormemente el
uso clínico del dispositivo.
CONCLUSIONES___________________________________
La sedación de los pacientes críticos es una difícil tarea. La acción y los efec
tos secundarios de las drogas por vía intravenosa son difíciles de controlar. La
fácil administración de agentes sedantes inhalatorios en las Unidades de
Cuidados Críticos por medio del dispositivo AnaConDa abre un nueva alternati
va para la sedación de los pacientes. No sólo por las mejores características far-
S e d a c ió n in h a l a t o r ia d u r a n t e la v e n t il a c ió n m e c á n ic a 46i
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CAPITULO 19
Contaminación ambiental
en quirófano. Sistemas
de evacuación de gases
M. S. Asuero de Lis
INTRODUCCIÓN
Durante las primeras décadas de la historia de la anestesia los gases utilizados
durante los procedimientos anestésicos eran liberados directamente al ambiente
del quirófano, sin considerar los posibles efectos sobre la salud del personal allí
trabajando. En los años ochenta aparecieron en la literatura numerosos artículos
sobre la posible repercusión de los gases anestésicos sobre la salud, y en los
noventa la NIOSH {National Institutefor Occupational Safety and Health) publi
có una “alerta” recomendando el control de la exposición al óxido nitroso duran
te la anestesia (en el número 94-100, de abril de 1994).
En general, el ambiente de quirófano se puede contaminar por los gases y vapo
res anestésicos que utilizamos durante la anestesia, si el sistema de ventilación del
quirófano no es adecuado, no se dispone de un sistema de evacuación de gases
(SEG) desde la máquina de anestesia hacia el exterior, o si dicha máquina funciona
sin el ajuste específico al sistema de extracción de gases de cada quirófano.
Los agentes implicados en la polución de quirófano son los vapores de los
anestésicos halogenados, que se comportan como cualquier gas, y el gas óxido
nitroso (por ello podemos referimos al término gases anestésicos incluyendo a
ambos).
464 V e n t il a c ió n m e c á n ic a e n a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
manera que algunos países son más permisivos que otros el establecer el límite
máximo de contaminación ambiental, expresado habitualmente en partes por
millón (ppm). En general, las sociedades científicas y de seguridad laboral
NIOSH, OSHA, AENOR, EN (Normativa Europea) ASA y SEDAR (Sociedad
Española de Anestesiología y Reanimación) establecen los siguientes niveles
máximos de contaminación ambiental:
- N p : 25-50 ppm (con las excepciones de Alemania: 100 ppm e Italia: 100
ppm, en instituciones antiguas, y 50 ppm en las modernas).
- Halogenados: 2 ppm; pero si se administran en conjunto con N^O, deberá
ser de 0,5 ppm.
Estas concentraciones son difíciles de mantener durante la anestesia con mas
carilla en respiración espontánea (26), cuando se utilizan distintas técnicas de
inducción con los nuevos anestésicos halogenados, que utilizan altas concentra
ciones, o durante la anestesia pediátrica (27-29).
La presencia de 25 ppm de N^O en la atmósfera del quirófano significa que si
todo el ambiente de la habitación (100% de la capacidad) fuera de N^O tendría
mos un millón de partes por millón (ppm). Es decir: 100% N^O = 10^ ppm. Por
tanto, 25 ppm equivalen a una concentración del 0,0025% (2,5 x 10'^) Del mismo
modo, 2 ppm supone una concentración de halogenado en aire ambiente de
0,0002% (2,0 X lO'O- Esa concentración, dividida por la MAC del mismo expre
sará su potencia anestésica.
De forma orientativa, se puede calcular la concentración de un gas (C), en
ppm, en el ambiente de quirófano si sabemos su volumen (V), la ventilación del
mismo (expresada por el número de veces por hora que el sistema de aire acon
dicionado cambia su volumen de aire: NV), y el flujo de gas que sale al ambien
te desde la máquina de anestesia (L), aplicando la siguiente fórmula:
Rejillas de salida
Área de
Foco de posible
polución polución
I I I I
Rejillas de impulsión
aire acondicionado
Figura 1. Disposición ideal del foco contaminan fe. Buena ventilación del quirófano. Los gases
anestésicos pueden salir al exterior a través de la salida del aire acondicionado.
En el caso de interfaz cerrada las válvulas evitan que los cambios excesivos
de presión se transmitan al circuito respiratorio del paciente. En caso de obstruc
ción del sistema, con aumento de presión, la válvula de sobrepresión positiva se
abrirá (a unos +5 cmH^O) permitiendo que los gases escapen al ambiente de qui
rófano. Si se está utilizando el sistema conectado a vacío central, un exceso de
presión negativa abrirá la válvula de seguridad (entre -0,5 y -1,8 cmH^O) y toma
rá aire del quirófano, para evitar la succión del aire del paciente. Los límites pro
puestos si el sistema está adaptado a un oxigenador de extracorpórea son -0,5 y
+3,5 cm H p y -0,25 y O cm H p (Figura 2).
Muchas veces, los fabricantes, incorporan la interfaz junto con el receptor del
gas espirado en una parte visible y accesible, en el frontal de la máquina o del res
pirador, para que el anestesiólogo lo pueda observar y regular en caso de necesi
dad. El sistema de evacuación debe disponer de una señal de alarma audible, si
se traspasan los límites de presión deseados.
El tubo de salida hacia la conducción externa, de longitud variable, no debe
ría colocarse a lo largo del suelo para evitar accidentes, como su aplastamiento
con las ruedas del carro de anestesia o pisarlo al pasar (37).
Aunque en la mayoría de las cirugías se mantiene a los pacientes, adultos y
niños, con respiración controlada y, en el momento actual las máquinas de anes
tesia llevan incorporados los SEG, es común la ventilación espontánea en los
niños con los sistemas de Mapleson, que obviamente, producen contaminación
ambiental (38-40). Los SEG para este tipo de circuito se pueden conectar a la sali
da del balón del sistema, mediante un simple adaptador con válvula regulable o
acoplarlo a la T de Ayre mediante un doble balón (balón respiratorio rodeado de
otro balón). En este caso, el balón externo, que es transparente y de mayor capa
C o n t a m in a c ió n a m b ie n t a l en q u i r ó f a n o 471
cidad que el interno, que alberga los gases frescos, sería el que se conectaría al
sistema de evacuación. El balón externo, al ser de plástico transparente, permite
vigilar las excursiones respiratorias del balón interno (41-44) (Figura 3). También
se pueden acoplar dos circuitos de Jackson-Rees, uno tras otro, conectando el
segundo en sentido inverso con el primero y el extremo del segundo con la eva
cuación de gases. Sin embargo, el modo más cómodo y eficaz en caso de aneste
sia infantil, en respiración espontánea o asistida con circuito Mapleson, es aco
plar el SEG a la válvula de APL (45).
Figura 2. Ventilación con sistemaJackson-Rees. Sistema de evacuación de gases con doble loalón.
rior a 44 dB. Es mejor utilizar un sistema de vacío sólo para estos sistemas de
evacuación, porque si se comparte el vacío central con estos usos, la potencia
central disminuye. De hecho, al tomar sólo 20 1/min para la evacuación de gases,
la potencia del vacío central disminuye un 25%. Además, el paso de los gases
espirados, ricos en (concentración > 21%), va oxidando el aceite que lubrica
y refrigera las paletas o los pistones de las bombas que crean el vacío (especial
mente si no es aceite mineral), cambia su viscosidad y acaba atascándolas, se pro
duce calor y existe peligro de explosión. En estos casos, es mejor utilizar bombas
secas, sin aceite.
Si la salida del SEG se conecta en la pared al conducto de salida del aire acon
dicionado, el vacío dentro del conducto se puede crear aplicando una inyección
de aire comprimido perpendicular a la salida de los gases anestésicos, que son
arrastrados hacia el exterior por efecto Venturi. Si el hospital dispone de compre
sores que producen su propio aire medicinal, y se conecta la evacuación sólo
cuando la máquina de anestesia está funcionando, el sistema resulta barato
(Figura 4). La tendencia actual es la de utilizar la salida del aire acondicionado
para el desecho de los gases anestésicos.
Salida del
respirador
Figura 4. Sistema para extracción activa de gases anestésicos. Interfaz abierta. La succión se con
sigue mediante la inyección de aire medicinal que produce efecto Venturi a través de la salida del
aire acondicionado.
este, se debe desconectar del respirador. La mayoría de los sistemas van dotados
de señales luminosas o de color cuando están funcionando, o de alarmas acústi
cas en caso de producirse presión excesiva positiva o negativa.
Si el SEG está conectado al de desecho del aire acondicionado, se debe ase
gurar un adecuado funcionamiento de este último. Los con vectores y ventilado
res del aire acondicionado deben ser individuales para cada quirófano y estar
dotados de dispositivos de alarma para detectar obstrucción de los filtros, excesi
va humedad del aire y rotura del motor. El sistema debe tener además doble motor
para que, en caso de avería, entre en funcionamiento el segundo colocado en
serie.
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V entilador U
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H u "iid ffic a d q í------ 1 C om p reso r [ fÜ ^
-H_________ T
Tubo de salida de
los gases espirados
Figura 5. Disposición ideal de ¡a ventilación del quirófano. Salida de los gases anestésicos al retor
no del aire acondicionado. El aire medicinal arrastra los gases por efecto Venturi. SEG: sistema
de evacuación de gases.
Figura 8. Respirador Aestiva 3000 (General Electric, S. A.). Reservorio de gases espirados y SEG
con orificios de seguridad.
476 V e n t il a c ió n m e c á n ic a e n a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
jp m
^ 0
JO O
-ON2O
JO - a Sevo
JO
CONCLUSIONES___________________________________________
Las medidas generales más fáciles de implantar para evitar la contaminación
ambiental se centran en:
1. Asegurar una adecuada ventilación del quirófano.
2. Colocar el foco de contaminación delante de las rejillas de extracción del
aire acondicionado del quirófano.
478 V e n t il a c ió n m e c á n ic a e n a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
Figura 10. Verificación del sistema de evacuación. Respirador Julián (Drágerj. a. Conectado a
salida aire acondicionado. Efecto Venfuri; b. Sistema desconectado. El sistema de evacuación es
ineficaz por falta de regulación para el respirador
3. Colocar las rejillas de extracción del aire acondicionado a una distancia del
suelo no superior al metro y medio.
4. Informar y formar al personal para que mejore el manejo de los circuitos
respiratorios con agentes anestésicos. Se ha tener cuidado al rellenar los
vaporizadores.
5. Trabajar con flujos de gases frescos bajos.
6. Asegurar que las características del SEG de la máquina de anestesia se
ajusten a las del sistema de desecho instalado en el quirófano. Si se cam
bia el respirador de un quirófano a otro se debe verificar este punto, ya que
no todos los modelos de máquinas tienen el mismo sistema de evacuación
de gases, ni los mismos requerimientos de succión.
7. Establecer una vigilancia sistemática, basada en revisiones periódicas, para
identificar algún foco de contaminación a lo largo de las canalizaciones o
de las máquinas de anestesia.
8. Verificar si el funcionamiento de las medidas antipolución establecidas son
adecuadas (funcionamiento de los SEG).
ANEXO
1. Repercusión de los agentes anestésicos sobre el medio
ambiente
capa de ozono durante 150 años (54). Su efecto destructivo deriva de la foto-
disociación o reacción que sufre con el atómico en la estratosfera, que pro
duce óxido nítrico, el cual contribuye a la destrucción del ozono de la estratos
fera y origina el “efecto invernadero” (refleja la energía calorífica hacia la
superficie terrestre, aumentando su temperatura media; que esta se mantenga
alrededor de 13 °C es esencial para la vida del planeta). Parece que el aumen
to de producción de CO^ junto con la ausencia de árboles provoca el 50% de
este efecto y el N^O el 10%. Aunque los últimos derivados halogenados, sevo-
rano y desfluorano, producen menos deterioro medioambiental, su consumo
anual mundial es muy alto, unos 10 kilotones/año. Los anestésicos halogena
dos que contienen radicales de cloro, como el halotano e isofluorano, tienen un
mayor poder destructivo sobre la capa de ozono que los que tienen sólo radi
cales flúor. Cada átomo de C1 libre destruye más de 100.000 moléculas de
ozono. Por ello, parece que la contribución a la destrucción de la capa de
ozono se situaría alrededor del 1% para el halotano, mientras que sólo es del
0,02% para el isofluorano. En conjunto, el calentamiento global, efecto inver
nadero por destrucción de la capa de ozono, que se estima ejercen los anesté
sicos volátiles, es de alrededor del 0,03% (55-57). La utilización de circuitos
respiratorios con bajos flujos y agentes anestésicos halogenados sólo fluorina-
dos puede ser más económico y menos perjudicial para el medio ambiente.
En 1984, Waterson (58) describió una central de reciclado de los gases anes
tésicos espirados por el paciente, que permitiría recuperarlos para su reutiliza
ción. Este método pretende disminuir el consumo de agentes anestésicos, siguien
do los siguientes pasos:
1. Los gases espirados del sistema de evacuación pasan por un recipiente con
cal sodada, para absorber el CO^.
2. La mezcla de gases pasa por una unidad de secado para extraerles la hume
dad y obtener así gases secos.
3. De esta mezcla de gases secos se extraen los anestésicos volátiles por
enfriamiento a bajas temperaturas (-88,6 °C, a la atmósfera). Cada anesté
sico tendrá una temperatura característica, en función de la presión de
vapor. El líquido obtenido se recoge y se puede utilizar de nuevo inyectán
dolo en el circuito respiratorio.
4. La mezcla de gases restante, y N^O no se puede utilizar directamente
porque su concentración es variable, así que se somete a una compresión
con enfriamiento que Hcua el N f l y lo separa del O^. Los dos componen
tes se pueden almacenar y reutilizar, inyectándolos a la concentración que
deseemos en el circuito respiratorio, finalizando así el ciclo.
Este sistema imphca la necesidad de mantener la pureza de los gases tratados
para poder reutilizarlos, una nueva concepción del espacio quirúrgico y una
infraestructura con equipos y cámaras especiales para el tratamiento de los gases.
480 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
Por otro lado, no se conoce bien qué relación existe entre el coste económico y el
beneficio obtenido, ni qué riesgos implica este proceso.
Según el autor, teniendo en cuenta el gasto de electricidad, para licuar los
gases, y el mantenimiento del sistema, se ahorraría casi el 50-60% de lo que supo
ne la compra del N^O y los halogenados al año, para un número superior a 5.000
anestesias inhalatorias anuales.
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III
SOPORTE RESPIRATORIO DURANTE LOS
PROCEDIMIENTOS ANESTÉSICOS
CAPITULO 20
DEFINICIONES_______________________________________
Según la ASA Task Forcé on Management ofthe Dijficult Airway, la vía aérea
difícil (VAD) se define como «la situación clínica en la que un anestesiólogo con
experiencia tiene dificultad para la ventilación con mascarilla, para la intubación
traqueal o para ambas», mientras que, por intubación traqueal (IT) difícil, se
entiende cuando «la inserción de un tubo endotraqueal (TET) con laringoscopia
convencional requiere más de 3 intentos o más de 10 minutos». Con respecto a
esta última definición nos podríamos encontrar ante una laringoscopia óptima que
revela un grado IV de Cormack-Lehane con el consiguiente fallo en la intubación.
Si, en esta situación se abandona la laringoscopia directa pasando a una técnica
alternativa que resuelve la situación en el primer intento, según la definición de
la ASA, no sería una intubación difícil, cuando realmente sí lo fue. Por lo tanto
no podemos definir una intubación difícil en términos exclusivos de intentos de
laringoscopia o tiempo de intubación.
Crosby y cois, publicaron en 1998 un artículo (3) que ampliaba la defini
ción de intubación difícil propuesta por la ASA como «aquella situación en la
que un anestesiólogo con experiencia, usando laringoscopia directa requiere:
a) más de 2 intentos con una misma pala; b) un cambio de pala o una ayuda a
la laringoscopia directa (p. ej., guía Eschman); o c) uso de un sistema o técni
ca alternativa tras un fallo en la intubación con laringoscopia directa». Se com
plementa la definición con: a) dificultad en mantener expedita la vía aérea
superior (no es posible para el anestesiólogo mantener una SpO^ > 90% con
ventilación positiva con mascarilla facial y FiO^ de 1,0 en un paciente cuya
SpO^ antes de la intervención anestésica era > 90%; b) dificultad en realizar la
laringoscopia directa; c) dificultad para la colocación y ubicación del TET; o
d) dificultad asociada con la contaminación (o peligro potencial de) de la VA
con cuerpos extraños (vómito, etc.).
La mejor aproximación a la definición de ventilación difícil con mascarilla,
viene dada, probablemente, por la clasificación de Han (4), que establece cuatro
grados específicos, reproducibles y progresivos de dificultad para la ventilación
con mascarilla facial (Tabla I).
Laringoscopia difícil es aquella en la que tras un intento de inserción del larin
goscopio, en el que se cumplan todos los componentes de calidad y pericia de rea
lización, nos encontramos con la ausencia de visión de las estructuras habitual
mente halladas en la laringoscopia (5). En la clasificación de Cormacky Lehane
(6,7) que establece una clasificación con 4 grados de dificultad (Figura 1) tras la
exposición de la glotis con el laringoscopio de Macintosh en el paciente relajado,
entraría a formar parte de los grados 3 y 4. No obstante, aunque la visión de la
glotis por la laringoscopia indirecta es la técnica más fiable para predecir una ID,
el riesgo de que ocurra en el paciente relajado no puede prevenirse.
En una publicación reciente, Cook (8) propone una nueva clasificación de la
visión laringoscópica (con pala de Macintosh): la visión laringoscópica es fácil
(F) cuando es visible la entrada laríngea; es limitada (L) cuando sólo se visualiza
la comisura posterior o los aritenoides, o la epiglotis es visible y puede alzarse
Co n tr o l t o t a l d e l a v ía a é r e a . A l g o r it m o d e t r a t a m ie n t o 487
TABLA I
GRADOS DE DIFICULTAD DE VENTILACIÓN DE HAN
Figura 1. Grados de Cormack-Lehane (visión laringoscópica, con pala de Macintosh, de las estruc
turas glóticas). Grado 1: visible toda la glotis; Grado 2: visible sólo la parte posterior de glotis y
epiglotis; Grado 3: visible sólo la epiglotis; Grado 4: no visible ni glotis ni epiglotis.
con la facilidad de la intubación con laringoscopia directa. Así una experiencia anes
tésica satisfactoria en relación con la vía aérea no implica que, en el futuro, no pue
dan existir complicaciones. Por lo tanto, siempre que se utilice una técnica alterna
tiva porque pensamos en una hipotética posibilidad de intubación difícil deberemos
referendario adecuadamente en la historia clínica anestésica del paciente.
EPIDEMIOLOGÍA___________________________________
TABLA II
EPIDEMIOLOGÍA DE LA DIFICULTAD DE LA INTUBACIÓN
1. La historia clínica
Debe orientarse a evidenciar o descartar:
- Problemas anestésicos previos relativos a la intubación o traqueostomía.
- Historia estomatológica: presencia dedentadura en mal estado, prótesis
extraíbles, etc.
- Existencia previa de anomalías dentarias; se debe reflejar en la historia con
objeto de que no sean atribuibles posteriormente a la intubación.
- Enfermedades concomitantes: enfermedad cardiovascular, problemas respi
ratorios, coagulopatías, obesidad (se precisarán estudios de la función res
piratoria y/o cardiaca).
- Cuando existan indicios de posible ID, se debe informar al paciente, sin
crear alarmas innecesariamente, pero sí indicándole a él o a la persona res
ponsable de las opciones y estrategias que se tomarán.
TABLA III
SÍNDROMES Y ENFERMEDADES ASOCIADAS CON ID
TABLA IV
TEST DE WILSON (PUNTUACIÓN DE 0 A 10)
TABLA V
CAPACIDAD PREDICTIVA DE VARIOS TEST USADOS HABITUALMENTE^
Cuando la IT bajo visión directa de la glotis es imposible debido a que las carac
terísticas anatómicas dificultan dicha visión y/o la introducción del tubo, o es peli
C o n t r o l t o t a l de l a v ía a é re a . A lg o r i t m o de t r a t a m ie n t o 495
grosa, como en el caso de las lesiones cervicales, o insegura (p. ej.; por estómago
lleno), se deben valorar otros métodos de acceso a las vías aéreas. Las medidas enca
minadas a resolver una emergencia ventilatoria se resume en la siguiente lista:
- Ventilación con máscara:
• Tubo orofaríngeo (Guedel).
• Tubo nasofaríngeo (Wendl).
• Obturador esofágico/ máscara laríngea.
- Intubación:
• Intubación endotraqueal o laringoscopia.
• Intubación orofaríngea a ciegas (tubo faringotraqueoesofágico).
• Intubación nasotraqueal a ciegas.
• Intubación retrógrada.
• Intubación con broncoscopio rígido.
• Intubación con laringoscopio fibroóptico.
- Ventilación transtraqueal:
• Bolsa autohinchable.
• Ventilación con jet.
- Medidas quirúrgicas:
• Cricotirotomía.
• Traqueostomía.
2. Laringoscopio fíbroóptico
El fibrolaringoscopio constituye la técnica de primera elección en el caso de
sospecha de ID (29). El anestesiólogo debe aprender la técnica de intubación con
el fibrolaringoscopio (FOB) cuando no hace falta su utilización para dominarla
cuando es preciso. Es el medio menos invasivo y con mayor probabilidad de éxito
para resolver los casos de ID. La American Board of Anesthesiology lo recomien
da en los programas de enseñanza (30). En la Tabla VI podemos observar las indi
caciones más usuales para la realización de una fibrobroncoscopia (31). El FOB
es un instrumento que debe encontrarse entre el material de todo Servicio de
Anestesiología y será, seguro, el que antes se amortice (32,33).
Inicialmente debemos vencer la “dificultad” que entraña la movilidad de la
punta del FOB, que dirigida desde el mando proximal del mismo, se da única
mente en dos direcciones del espacio (arriba y abajo), por lo que el movimiento
hacia los demás puntos se tendrá que realizar mediante el juego de muñeca del
anestesiólogo. Y, en segundo lugar, aprender “a ver” anatómicamente por la lente
del FOB, o cuando es posible, a través del monitor de TV.
TABLA VI
INDICACIONES ENDOSCOPIA FIBROÓPTICA
7. Combítubo esofagotraqueal
8. Crícotírotomía
9. Traqueostomía
Dado que se trata de una intervención quirúrgica que tiene que ser realizada por
personal preparado para ello, en la que se procede a la apertura de la vía aérea del
paciente, con los riesgos que ello implica, y necesita tiempo en realizarse, es un méto
do de acceso a la vía aérea que ha quedado relegado a circunstancias muy concretas:
- Previo a una intervención quirúrgica de laringuectomía cuando, por la pato
logía laríngea, se sospecha una intubación difícil.
- Como mantenimiento de intubación endotraqueal prolongada, aplicación
que sigue siendo motivo de controversia (55).
- En el caso de emergencia ventilatoria, cuando han fallado todas las demás
técnicas.
10.6. V£TT(58)
TABLA VII
INTUBACIÓN CON EL PACIENTE DESPIERTO
Intubación con el paciente despierto; la base del éxito para conseguirla es la ade
cuada preparación del paciente, consiste en los siguientes puntos:
1. Preparación psicológica del paciente
2. Uso de agentes antisialogogos (glicopirrolato -de elección- o atropina)
3. Nivel de sedación suficiente para seguir en contacto con el paciente
Asociar vasoconstrictores para disminuir riesgo de sangrado de las mucosas
Aplicación de anestesia tópica
Si es necesario bloqueo nervioso por infiltración con anestésicos locales
504 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
\ ¿Dudosa? Explorar©
\ Desconocidai
Anestesia general ±
relaj. muscular
Alternativas
a la intubación
despierto Fallo intubación
©
T
Pedir
Fallo intubación ~ T ML
Ventilación FASTRACH
adecuada COMBITUBE
VENT. JET
Vía aérea mascarilla facial
quirúrgica
Cancelar o
reconsiderar Alternativas
intubación®
Anestesia
c
regional
Éxito Vía aérea
) Éxito ^ quirúrgica
Fallo
intubación
Confirmar:
auscultar ETCO2
© Realizar exploración tras inducción sin relajante NM , en ventilación espontánea, por ejemplo:
PROPOFOL, SEVOFLORANE.
© Vía aérea no quirúrgica con paciente despierto, incluye:
- DISTINTAS PALAS DE LARINGOSCOPIO (TAMAÑO, FORMA, ETC.)
- Optimizar la laringoscopia (OELM, BURP)
- Intubación NASOTRAQUEAL A CIEGAS
- ESTILETES LUMINOSOS
- FIBROLARINGOSCOPIO
- OTROS FIBROSCOPIOS
- TÉCNICA RETRÓGRADA
Anestesia regional: el paciente conocido con VAD, el uso de los bloqueos regiona
les no resuelven el problema de la VAD. Si el bloqueo falla, el anestesiólogo se
puede ver envuelto en un doble problenna y quizá tenga que resolverlo de una
manera más o menos precipitada. Por tanto esta puede ser una elección válida
siempre que se use con juicio:
TABLA IX
CARACTERÍSTICAS CINÉTICAS Y ECONÓMICAS DEL SEVOFLURANO
FRENTE AL PROPOFOL EN EL MANEJO DEL PACIENTE CON UNA VÍA
AÉREA DIFÍCIL PREVISTA
Sevoflurano Propofol
Velocidad inducción (s) 84 ± 24 s 57± 1 1
7o casos apnea 16% 65%
Tiempo hasta ventilación espontánea 94 s 106 s
Cambios HMD + ++
(mayor ahorro) +++ +
TABLA X
TÉCNICAS PARA EL MANEJO DE UNA VÍA AÉREA DIFÍCIL
TABLA XI
DEFINICIÓN DEL MEJOR INTENTO DE INTUBACIÓN POSIBLE
RECOMENDACIONES FINALES_______________________
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510 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
INTRODUCCIÓN________________________________
La anestesia y la cirugía inducen cambios profundos de la función respiratoria.
Estos cambios tienen escasa repercusión en los pacientes que presentan una función
pulmonar preoperatoria normal y lo más probable es que en el plazo de horas o,
como mucho, pocos días, dependiendo del tipo de cirugía, se restablezca la norma-
hdad funcional. Sin embargo, algunos pacientes presentan complicaciones respira
torias de diversa gravedad que pueden dificultar la recuperación postoperatoria o
incluso conducir a la muerte (1). Con la intención de identificar los pacientes con
más riesgo de presentar complicaciones respiratorias postoperatorias, es preciso
efectuar en la consulta preoperatoria una investigación clínica y una evaluación de
la función respiratoria. En algunos casos puede estar indicada la realización de prue
bas funcionales respiratorias y una preparación específica que reduzca los riesgos.
FACTORES DE RIESGO______________________________
VALORACIÓN PREOPERATORIA
TABLA I
FACTORES DE RIESGO INDEPENDIENTES DE COMPLICACIÓN RESPIRATO
RIA POSTOPERATORIA SEGÚN LA REVISIÓN SISTEMÁTICA DEL
________________ AMERICAN COLLEGE OF PHYSICIANS (6)________________
Nivel de Pruebas de
evidencia Paciente Procedimiento laboratorio
HISTORIA CLÍNICA_________________________________
1 . Edad
3 .1. Disnea
3.2. Tos
3.3. Expectoración
3.4. Sibilancias
4. Ronquido y somnolencia
6. Tabaquismo
7. Estado nutrícíonal
Los extremos clínicos del estado nutricional, tanto la obesidad como la desnu
trición, tienen unas repercusiones importantes sobre el estado funcional respira
torio. La obesidad produce una discreta reducción de los volúmenes pulmonares
y un patrón restrictivo (14). En los pacientes desnutridos, muchos de ellos como
consecuencia de un proceso neoplásico, se asocia una debilidad muscular que
puede comprometer la función de los músculos respiratorios y dificultar la recu
peración postoperatoria.
8. Tipo de cirugía
9. Tipo de anestesia
EXPLORACIÓN FÍSICA
Si la historia clínica sugiere una enfermedad pulmonar o cardiaca, hay que
dedicar unos minutos a un examen físico que determine el alcance de la enferme
520 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
PRUEBAS PREOPERATORIAS____________________________
En función de la evaluación hecha por la historia clínica y la exploración físi
ca se decidirá qué pruebas deben practicarse.
2. Radiografía de tórax
Un reciente metaanálisis sobre 21 estudios que valoraron el rendimiento
diagnóstico preoperatorio de la radiología de tórax demuestra que la inciden
cia de hallazgos no esperados es del 1,3% y que la conducta preoperatoria sólo
varió en un 0,1% (15). El American College of Physicians ha concluido que la
radiografía de tórax preoperatoria sólo está indicada si la historia y la explora
ción física hacen sospechar una enfermedad pulmonar activa o si se realiza
cirugía torácica. En la Tabla II se exponen las recomendaciones de dicha
Sociedad (16).
TABLA II
RECOMENDACIONES DEL A M E R I C A N C O L L E G E O F P H Y S I C I A N S SOBRE
___________ LA RADIOGRAFÍA DE TÓRAX PREOPERATORIA (16)_________
No es una prueba que se deba solicitar de forma rutinaria para la evaluación pre
operatoria antes de la anestesia
Está indicada sólo en el caso de que la historia y la exploración física ofrezcan una
sospecha clínica de enfermedad torácica activa
La edad avanzada no es una indicación para realizar una radiografía de tórax. Sin
embargo, ya que en pacientes de edad hay una incidencia elevada de signos y
síntomas de enfermedad torácica, a muchos de ellos se les practicará una radio
grafía
Debe solicitarse de forma rutinaria en pacientes que van a ser intervenidos de ciru
gía torácica
TABLA III
PATRONES DE LA ESPIROMETRÍA
FVC FEV F E V /F V C
4. Hemograma
5. Electrocardiograma
TABLA IV
CRITERIOS PARA LA REALIZACIÓN PE LA NEUMONECTOMÍA (20)
operatoria es del 0,2%; 2) entre 16 y 25 puntos del 1,2%; 3) entre 26 y 40 del 4%;
4) entre 41 y 55 puntos del 9,4%; y 5) del 15,3% para los pacientes con más de
55 puntos.
TABLA V
ÍNDICE DE RIESGO DE NEUMONÍA POSTOPERATORIA (23)
F a c to r d e r ie s g o p e r io p e r a f o r io P u n tu a c ió n
T ip o d e c ir u g í a
Edad
> 80 17
70-79 13
60-69 9
50-59 4
E s ta d o f u n c io n a l
Totalmente dependiente 10
Parcialmente dependiente 6
Pérdida de peso > 10% en los últimos 6 meses 7
Historia de EPOC 5
Anestesia general 4
Alteración de la conciencia 4
Historia de accidente cerebrovascular 4
N i v e l d e n itr ó g e n o u r e ic o
CONCLUSIONES___________________________________________
La anestesia produce cambios funcionales respiratorios muy importantes que
facilitan la aparición de complicaciones respiratorias, especialmente en el perio
do postoperatorio. Los factores de riesgo para que esto suceda son la enfermedad
pulmonar crónica, el tabaquismo, la edad, los extremos de los trastornos nutricio-
nales, una infección respiratoria activa, la cirugía torácica y abdominal alta y el
tipo y duración de la anestesia.
Durante la visita preoperatoria, el anestesiólogo debe identificar aquellos
pacientes más susceptibles de presentar este tipo de complicaciones a través de
la historia clínica y la exploración física. Además, el anestesiólogo debe reali
zar una valoración del estado funcional respiratorio y determinar la reserva de
estos pacientes para afrontar la anestesia y la cirugía. Finalmente, debe deci
dir qué pacientes requieren la consulta de un neumólogo que diagnostique y
determine las medidas para preparar preoperatoriamente a estos pacientes. En
algunos casos estará indicado efectuar unas pruebas funcionales respiratorias
que permitirán evaluar de forma objetiva el estado funcional respiratorio.
Estas pruebas son básicamente la pulsioximetría arterial, la gasometría arterial
basal y la espirometría forzada. En algunos casos estará también indicado rea
lizar otro tipo de pruebas como son la determinación de volúmenes pulmona
res o pruebas de fuerza muscular respiratoria. Todo paciente que vaya a ser
sometido a una cirugía de resección pulmonar deberá ser evaluado más profun
damente desde el punto de vista funcional y predecir cuál será la reserva fun
cional después de la cirugía.
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CAPITULO 22
Disñinción pulmonar
y atelectasias perioperatorías
J. Lloréns, M. Ballester
INTRODUCCIÓN
1. Compresión
FÍO2 elevada
V /0 bajo
- Agentes anestésicos
- Duración de la cirugía
Factores relacionados con Alteración
la ventilación mecánica surfactante
(bajo VT, ausencia de
P E E P ...)
Figura 2 . M eca n ism o s d e p ro d u c c ió n d e ¡as atelectasias perope raforias. Inh: Inhalaforia; IV:
Intravenosa; V / Ó : C o c ie n te v e n tila c ió n p e rfu s ió n p u lm o n a r M o d if ic a d o de Duggan y
K a v a n a g h (9).
--------
/
/ /
/ /
/
1
D esp ierto
V entilación
espontánea
/
/
z' /
/
/ /
1 1
1
^Qunn'n
A n estesiad o
V entilación B loq u eo
espontánea neurom uscular
Anterior
-----Despierto
-----Anestesiado
Figura 4 . D ia g ra m a (sección s a g ita l d e l tóraxj representando los d e sp lazam ie ntos d ia fra g m á tic o s
y d e la p a r e d to rá cica en e l p a c ie n te desp ierto (líneas continuas) y ane stesiado (líneas disconti
nuas). M o d ific a d o d e W a rn e r y cois. (28).
vio frénico (26); y d) son más extensas y el colapso permanece más tiempo en los
pacientes obesos. El índice de masa corporal (IMC) es un determinante significati
vo de la reducción de los volúmenes pulmonares (30) y del grado de oxigenación
durante la anestesia general en pacientes en decúbito supino y, de hecho, su aumen
to se asocia a una reducción exponencial de la CRF, de la compliancia pulmonar y
de la relación PaO^/PAO^) (31). En los obesos, el aumento de peso del tórax y del
abdomen exacerban los mecanismos de compresión descritos anteriormente. Las
excursiones diafragmáticas se hallan más limitadas, especialmente en decúbito
supino, la CRF se reduce más que en los no obesos, facilitando el cierre de las vías
aéreas y el cociente volumen de cierre/CRF está aumentado (32).
Además, otros factores determinantes de la presión intraabdominal, como la
posición o el neumoperitoneo, condicionan, a su vez, la intensidad de las atelecta-
sias. En adultos vigiles, el decúbito supino reduce la CRF entre 0,5 y 1,0 1 respecto
de la bipedestación (25). Esto es consecuencia de que en el paciente en decúbito, al
final de la espiración, la presión intratorácica es menor que la intraabdominal, dado
que en el espacio pleural el gradiente vertical de presiones es de 0,2 a 0,4 cmH^O por
cm de altura (en el paciente despierto), mientras que en el abdomen este gradiente es
de 1 cm Hp por cada cm de altura. La inducción anestésica causa una reducción adi
cional de 0,5 a 0,7 1como consecuencia de los cambios en la función diafragmática
y en la caja torácica mencionados anteriormente (33). En decúbito lateral las atelec-
tasias se desarrollan, por las mismas razones, en el pulmón declive, independiente
mente de que este sea el pulmón izquierdo o el derecho. El pulmón proclive puede
presentar, incluso, un aumento en la CRF (34). En decúbito prono, la CRF aumenta
ligeramente (35) y la distribución de la ventilación es más uniforme, especialmente
cuando el abdomen queda libre (36). No obstante, no hay pruebas de que esto pueda
tener efectos preventivos sobre las atelectasias. Finalmente, el aumento de presión
D is f u n c ió n p u lm o n a r y a te le c ta s ia s p e r io p e r a to r ia s 539
2. Reabsorción
Las atelectasias por reabsorción pueden producirse por dos mecanismos. El
primero, se da en regiones pulmonares con bajo cociente ventilación/perfusión y
en presencia de vía aérea permeable. Cuando la relaciónV/Q de una unidad alve
olar en la fase inspiratoria se reduce por debajo de un determinado “valor crítico”
la unidad se colapsa {crítico es aquel en el que la cantidad de gas que llega a la
unidad se contrabalancea perfectamente con la que es captada por la sangre capi
lar). En estas condiciones, la presión alveolar de (PAO^) es baja si la FiO^ es
baja (p. ej.: 0,21). Cuando se eleva la FiO^ mediante oxígeno suplementario, la
PAO^ se eleva, desplazando al nitrógeno (N^) alveolar y reduciendo la PAN^. Con
la desaparición de este inerte del alveolo, un eventual aumento en la absorción
de oxígeno puede causar la pérdida del volumen alveolar hasta su colapso (38).
El segundo mecanismo se produce tras la oclusión completa de una vía áerea.
En este caso, se crea un “bolsillo” de tejido pulmonar distal a la obstrucción. La
presión alveolar en el bolsillo es inicialmente igual a la atmosférica. Como la
suma de presiones parciales de la sangre venosa mixta, que sigue perfundiendo el
tejido pulmonar, es subatmosférica, la captación de gas hacia la sangre capilar se
mantiene, reduciendo el volumen alveolar de esta región pulmonar, pudiendo,
finalmente, llegar al colapso completo (39). Bajo estas condiciones, la velocidad
de absorción del gas y, por tanto, de desarrollo de atelectasias, aumenta con el
aumento de la FiO^ y no se ve afectada por la sustitución del por N^O (40,41).
Así pues, en ambos casos el uso de FiO^ elevadas puede facilitar la produc
ción de las así llamadas atelectasias de reabsorción. La disminución de la CRF
ligada a la anestesia facilita el desarrollo de atelectasias por este mecanismo, al
aumentar la presencia de regiones pulmonares con una relación V/Q reducida. La
influencia de la FiO^ sobre la formación de atelectasias ha sido demostrada en
múltiples estudios: la aplicación de FiO^ elevadas durante la inducción, durante
el mantenimiento o inmediatamente antes de la extubación, se asocia invariable
mente a un aumento de las atelectasias (42-44).
mitentes, como suele ocurrir durante la anestesia general, puede conducir a una
reducción en el contenido de las formas activas de surfactante. En un estudio
sobre gatos anestesiados respirando espontáneamente durante 4 h se halló que la
frecuencia de bostezos se correlacionaba directamente con la concentración de
fosfolípidos en el fluido de lavado broncoalveolar (46). Es conocido, además, que
el contenido de surfactante alveolar en pulmones aislados se modifica por facto
res mecánicos. Tanto la hiperventilación basada en aumento del VT (47), como
las insuflaciones pasivas secuenciales hasta la capacidad pulmonar total (48) o
incluso un solo ciclo aislado con aumento del VT (49), causan liberación de sur
factante alveolar en modelos animales.
Finalmente, es posible que las atelectasias, una vez formadas, alteren la función
del surfactante, de forma que la zona de pulmón afectada tienda al colapso de nuevo
tras haber sido reabierta. Esta “inestabilidad alveolar” explicaría la tendencia a la
recurrencia de las atelectasias observada tras las maniobras de reclutamiento, cuan
do no se siguen de PEEP, o inmediatamente tras retirar esta última (11).
En conclusión, cualquiera de los tres mecanismos (compresión, reabsorción y
alteración del surfactante) puede contribuir a la formación de atelectasias duran
te la anestesia general. No obstante, se acepta, por las razones expuestas anterior
mente, que el mecanismo preponderante es el de compresión, si bien el de reab
sorción puede tener un efecto muy significativo cuando se utilizan FiO^ elevadas
(>0,8) (50).
1. Reducción de la FÍO
50-
4 0 --
q -
30-
I-
10 ciclo s
10 -
\
0-
T iem p o (m in)
F ig u ra 5 . R e p re se n ta c ió n e s q u e m á tic a d e l p ro c e d im ie n to d e m a n io b ra d e re c lu ta m ie n to b a s a d o
e n la e le v a c ió n e s c a lo n a d a d e la PEEP m a n te n ie n d o c o n s ta n te e l in c re m e n to d e P a w en c a d a
c ic lo . M o d if ic a d a d e Tusman y cois. (1 0 0 ) .
548 V e n t il a c ió n m e c á n ic a e n a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
TRATAMIENTO POSTOPERATORIO________________________
Como se ha comentado anteriormente, la hipoxemia complica el postoperato
rio de una elevada proporción de pacientes variable. Moller y cois. (104) halla
ron hipoxemia severa en el 13% de 200 pacientes sometidos a cirugía electiva. En
el postoperatorio de cirugía abdominal esta proporción fue del 16% según el estu
dio de Squadrone y cois. (105), sobre un total de 1.332 pacientes. La incidencia
de reintubación oscila entre el 5 y el 15% en función del tipo de cirugía y del esta
do previo del paciente (68,106).
D is f u n c ió n p u lm o n a r y a te le c ta s ia s p e r io p e r a to r ia s 549
CONCLUSIONES___________________________________________
1. Las atelectasias constituyen el mecanismo patogénico común a la disfun
ción pulmonar peroperatoria y a las complicaciones postoperatorias.
2. Las complicaciones pulmonares postoperatorias (CPP) siguen presentando
una elevada incidencia, especialmente en pacientes y/o cirugía de riesgo.
3. Las maniobras de presurización de la vía aérea desde la preoxigenación e
inducción, y de reclutamiento alveolar en el periodo anestésico son útiles
para prevenir y tratar las atelectasias peroperatorias.
4. La aplicación precoz de VNI (CPAP, BiPAP o VSP) en el postoperatorio
inmediato, reduce el riesgo de CPP y constituye una alternativa terapéuti
ca para el tratamiento de la hipoxemia postoperatoria
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CAPITULO 23
Ventilación mecánica
en neurocirugía
N. Fábregas, E. Zavala
tico, con un aumento en el pH, una reducción del FSC y una disminución del VSC.
Este efecto de vasoconstricción secundario a la hipocapnia, al disminuir el volumen
sanguíneo cerebral produce un descenso de los valores de la presión intracraneal
(PIC), pero conlleva el riesgo de que aparezcan zonas cerebrales que puedan sufrir
hipoperfusión o isquemia (1,4,5). A modo de ejemplo, cuando el CO^ disminuye
bruscamente de 40 a 20 mmHg, se produce una disminución del FSC a la mitad de
los valores previos. Por este motivo, actualmente no se recomienda hiperventilar por
debajo de 30 mmHg de PaCO^ a los pacientes con lesión cerebral aguda. Si se deci
de hacerlo, debe ser por un corto periodo de tiempo y controlando de alguna forma
el estado de oxigenación tisular cerebral (saturación de oxígeno en el golfo de la
yugular, SjO^; saturación regional cerebral de oxígeno, SrO^; presión tisular de oxí
geno, PtiO^; o indirectamente a través del registro del electroencefalograma, EEG, y
la valoración de la aparición de salvas de supresión) (6-9). Debemos recordar que
este efecto vasoconstrictor cerebral debido a la hiperventilación se mantiene alrede
dor de 6-8 horas; el cese de la vasoconstricción se debe a que el pH se normaliza a
consecuencia del transporte de bicarbonato, volviendo el FSC a los niveles basales
previos. Si interrumpimos la hiperventilación de forma brusca, el aumento de CO^ en
presencia de niveles bajos de bicarbonato causará acidosis y elevación del FSC,
pudiendo comprometer la correcta perfusión cerebral si el paciente tiene una PIC ele
vada. Debemos tener en cuenta que el efecto de los cambios en la concentración del
CO^ plasmático sobre los vasos sanguíneos cerebrales se suele mantener incluso en
el cerebro patológico, tanto secundario a una lesión aguda como crónica (4).
A niveles de anestesia clínica queda preservada la capacidad de respuesta de
los vasos cerebrales a los cambios de CO^ en sangre, aunque la magnitud de la
respuesta cambiará según el agente anestésico y el grado de profundidad. En suje
tos sanos la hiperventilación incluso puede recuperar la abolición de la autorre
gulación provocada por concentraciones de isoflurano de 1,4 CAM (10).
En los pacientes con lesión ocupante de espacio se mantiene la reactividad al
CO^, motivo por el que la hiperventilación es eficaz para reducir el volumen cere
bral intraoperatorio (11). Además, en un estudio reciente (12) no se encontraron
diferencias en la respuesta cerebrovascular a la hipocapnia (37 vs. 30 mmHg) en
el hemisferio cerebral sano respecto al tumoral, comparando un grupo bajo anes
tesia total endovenosa frente a anestesia inhalatoria (isoflurano 0,75-1 CAM) a
una FiO^ de 0,35.
A pesar de todo lo anteriormente argumentado, la producción de una hipercap-
nia moderada durante la sedación profunda con propofol, en pacientes en venti
lación espontánea no intubados, no resultó en una mayor PIC que si no se utih-
zaba sedación (13).
del FSC ante cambios de presión son rápidos (30 a 180 s) y debidos a factores
biogénicos y metabólicos no totalmente dilucidados. A diferencia de lo que ocu
rre con la vasorreactividad a los cambios de concentración de CO^, la autorregu
lación se afecta con relativa facilidad por diferentes causas como: hipoxia (por
debajo de 50 mmHg de PaO^ se produce un importante incremento del FSC),
isquemia, hipercapnia, traumatismos y en respuesta a algunos agentes anestésicos
(5,14,15).
Entendemos como presión de perfusión cerebral (PPC) la cifra resultante de
restar la PIC de la presión arterial media (PAM). Esta ecuación es cierta cuando
la PIC es elevada; si la PIC es normal, el tono vascular tiene un papel más impor
tante del que se creía y la PPC = PAM - “presión de flujo cero” (ZFP), entendi
da esta última como aquella presión de perfusión que no es capaz de generar flujo
sanguíneo (2).
Las venas del cerebro se colapsan cuando la cabeza se eleva por encima del
nivel del corazón, esto se debe a que la presión alrededor es mayor que la pre
sión en el interior de las venas. Esto crea un efecto “resistor de Starling” defi
nido como un segmento vascular fácilmente colapsable sometido a una presión
externa (16); el flujo sanguíneo comenzará cuando la presión “por encima” sea
suficientemente grande como para que la presión en el interior del segmento
colapsado (presión intravascular) sea superior a la presión externa (presión
extravascular) y entonces se abra el vaso (17). La presión por encima del nivel
del resistor de Starling a la que el vaso se colapsa se denomina presión crítica
de cierre (2).
Se realizó un estudio (18) valorando los efectos de la posición del cuerpo
sobre la PIC, en pacientes afectos de lesión cerebral aguda, dentro de las 72 horas
de admisión del paciente. Al comienzo del protocolo la cabeza se elevó a 45®,
luego se fue cambiando de posición bajándose “en escalones” de 15'^, con una
permanencia de 20 minutos en cada posición, hasta llegar al decúbito supino a O®.
La elevación de la cabeza se midió por el ángulo de las caderas y se tuvo mucho
cuidado en que la cabeza, el cuello y la columna estuvieran completamente ali
neados. Estos autores comprobaron que al disminuir el grado de elevación de la
cabeza aumentaba la PIC y disminuía la PPC sin afectar la SjO^; de todos modos
las reacciones individuales de la PPC a los cambios de posición fueron imprede-
cibles. En cada paciente se debe buscar la posición óptima que disminuya la PIC
sin provocar disminución del FSC y caer en riesgo de isquemia. En pacientes sin
signos de hipertensión craneal, sometidos a craneotomía para oclusión de un
aneurisma cerebral, Tankisi y cois. (19) han confirmado que la colocación en
posición de anti-Trendelenburg de 10° disminuye la PIC sin variar la PPC.
Durante la atención a los pacientes neuroquirúrgicos o neurocríticos debemos
tener siempre presente e intentar determinar la situación de la autorregulación
cerebral. Cuando esta está preservada, se mantiene sin cambios con los anestési
cos endovenosos y con concentraciones de halogenados < 1 CAM (10,20) (1,5
CAM en el caso de sevofluorano) (21). Estudios recientes demuestran que la
reducción del FSC es mayor durante la anestesia con propofol que con sevofluo
rano a equivalente profundidad de hipnosis (22,23).
560 V e n t il a c ió n m e c á n ic a e n a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
para aumentar la presión venosa cerebral y, por otro lado, algunos estudios expe
rimentales demuestran que el cese de la PEEP puede favorecer el paso de aire a
la circulación cerebral en presencia de foramen oval permeable (5,37). La entra
da de aire en el espacio vascular suele ser lenta y prolongada. En este caso, si es
en escasa cantidad puede no producir cambios hemodinámicas o respiratorios (no
se detecta a no ser que se monitorice específicamente). Al absorberse el aire en la
circulación pulmonar provoca un aumento de las resistencias vasculares pulmo
nares y de la presión en aurícula derecha; la obstrucción vascular disminuye el
CO2espirado, provoca la aparición de nitrógeno en el gas espirado y aumenta el
CO2plasmático. Se puede desarrollar hipoxemia secundaria a la oclusión parcial
de los vasos pulmonares y a la liberación local de mediadores. Si se produce una
entrada de aire masiva puede provocar la aparición de un cor pulmonale brusco
con disminución del gasto cardiaco, pudiendo requerir maniobras de resucitación
cardiopulmonar y comprometiendo la vida del paciente. Afortunadamente, en la
mayoría de los casos el cuadro es controlable y se limita a producir una insufi
ciencia respiratoria postoperatoria que suele responder rápidamente a la terapéu
tica convencional.
y las lesiones por reapertura cíclica de la vía aérea. Este efecto protege también
el surfactante pulmonar, mejorando la homogeneidad ventilatoria (57).
res de la escala del coma de Glasgow < 8) aplicaron incrementos de PEEP desde O
a 5 cm H p; de 6 a 10 cmH^O y de 11 a 15 cmH^O. Observaron que los valores de la
P ie disminuyeron de 14,7 ± 0 2 a 13,6 mmHg y 13,1 ± 0 ,3 , respectivamente. Al
mismo tiempo la PPC mejoró de 77,5 ± 0,3 a 80,1 ± 0,5 y 78,9 ± 0,7 mmHg. Los
autores concluyen que en los pacientes con TCE grave la estrategia de incrementos
de PEEP para optimizar la oxigenación no está asociada con una reducción en la
PPC o en el compromiso del transporte de oxígeno (65).
Nosotros realizamos un trabajo en el año 2002 en pacientes neurocríticos,
cuyos resultados se presentaron parcialmente en el congreso “Euroneuro 2005”
(67). Incluimos a 9 pacientes (uno con ALI y 8 con criterios de SDRA), con
PaO^/FIO^ 162,8 ± 30 mmHg, volumen corriente: 618 ± 69 mi y PEEP inicial de
10 ± 2 cmH^O. Realizamos una maniobra de reclutamiento del tipo capacidad
vital (CPAP 40 cmH^O) durante 40 s con ventilación controlada por presión y
PEEP “decremental” regresando, a continuación, a las condiciones previas a las
de la MR. La oxigenación mostró una mejoría significativa y lo más interesante
fue comprobar que tanto la PIC como la PPC no mostraron deterioro alguno
durante la MR y la oxigenación se mantuvo estable durante las 8 horas siguien
tes. Es decir, la hemodinámica cerebral y sistémica se mantuvieron estables
durante y después de la MR. Este pequeño estudio confirma los resultados de
otros autores que afirman que en pacientes neurocríticos bien controlados y moni-
torizados es posible la ventilación con incrementos de PEEP para mejorar la oxi
genación, y que esto repercutirá en la mejoría de la oxigenación cerebral y en el
manejo de la PIC y por tanto de la hemodinámica cerebral.
Las MR siguen siendo, no obstante, un tema de debate y probablemente la MR
a capacidad vital durante 40 s no sea la más adecuada. Quizás sea preferible apli
car incrementos de niveles de PEEP y valorar la compliancia pulmonar o la eli
minación del CO^. Existen diferentes MR y de momento todavía no podemos
decir cuál es la mejor, ni cuándo es el mejor momento para realizarla. Lo que sí
parece estar claro es que deben reahzarse lo más precozmente posible y no deben
repetirse si el paciente no responde a la primera MR. Es muy importante enten
der que no se deben realizar MR en pacientes inestables; es decir, antes de inten
tar cualquier maniobra de este tipo es imprescindible estabilizar hemodinámica-
mente a los pacientes.
CONCLUSIÓN_______________________________________
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(Supl. 36): 16F-1.
CAPITULO 24
Ventilación mecánica
en cirugía torácica
M. C. Unzueta
INTRODUCCIÓN
La ventilación mecánica en cirugía torácica ha experimentado notables cam
bios en los últimos años debido al desarrollo de la estrategia de protección pul
monar y a la introducción de nuevos sistemas para aislar el pulmón.
La cirugía torácica tiene unas características específicas, siendo la princi
pal la necesidad de colapsar el pulmón en el que se va a realizar la interven
ción quirúrgica. Para ello es necesario realizar la ventilación pulmonar selec
tiva, que consiste en ventilar sólo un pulmón, mientras se interviene el pulmón
colapsado. En los últimos años se han introducido en la práctica clínica nue
vos dispositivos para realizar la ventilación selectiva, pero el tubo de doble luz
sigue siendo el más empleado. Otra peculiaridad es la posición del paciente en
decúbito lateral, ya que la vía de abordaje quirúrgico más habitual para las
resecciones y biopsias pulmonares, tanto por toracotomía como por toracosco-
pia, es la toracotomía posterolateral. Finalmente, los pacientes sometidos a
cirugía torácica suelen presentar patología respiratoria asociada, lo que com
plica el manejo ventilatorio.
Tanto la ventilación pulmonar selectiva como la posición de decúbito lateral,
determinan modificaciones en la ventilación y en la perfusión pulmonar.
574 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
TABLA I
EQUIVALENCIAS ENTRE EL TAMAÑO, EL DIÁMETRO EXTERNO DE LOS
TUBOS DE DOBLE LUZ Y EL DIÁMETRO INTERNO DE LA RAMA
BRONQUIAL CORRESPONDIENTE
26 8 ,7 3 ,2
28 9 ,3 3 ,4
32 1 0 ,7 3 ,5
35 1 1 ,7 4 ,3
37 1 2 ,3 4 ,5
39 1 3 ,0 4 ,9
41 1 3 ,7 5 ,4
D.E.: diámetro externo de ambas ramas del TDL; D.I.: diámetro interno de la rama bronquial.
V e n t i l a c i ó n m e c á n ic a en c i r u g í a t o r á c i c a 575
2. Perfusión
4.3. CO
4.4. PEEP
en la PaO^ (12), otros una disminución (13), mientras que otros no observan cam
bios (14). La posible disminución en la PaO^ observada al aplicar PEEP en el pul
món declive se debe a que la PEEP, al aumentar la presión media, determina un
aumento de las resistencias vasculares pulmonares, lo que redistribuye el flujo
sanguíneo al pulmón proclive, con el consiguiente aumento del shunt intrapulmo
nar e hipoxemia.
Otros factores que pueden modiñcar la perfusión del pulmón declive son la
disminución de la temperatura (de 40 a 30 ‘^C) y la disminución de la FiO^ en el
pulmón declive (de 1 a 0,5), ya que ocasionan un aumento del las resistencias
vasculares en el mismo, lo que disminuye la derivación de la sangre del pulmón
hipóxico al ventilado (1).
PARÁMETROS
VENTILATORIOS
DURANTE 1^
VENTILACION
PULMONAR
SELECTIVA_________
La ventilación pulmonar
selectiva se instaura antes de
la apertura de la pleura, para
asegurarse de que el pulmón
Figura 1. Evolución PO^ durante la VPS con FiO^ de I .
proclive está colapsado, evi
T I: a los 10 min de la ventilación bilateral, en decúbito tando posibles lesiones del
supino; T2: a los 5 min de la VPS en decúbito lateral; T3: parénquima pulmonar.
a los 15 min de la VPS en decúbito lateral; y T4: 5 min
después de la toracotomía (tomado con permiso de:
Guenon I Prediction of arterial oxygen tensión during 1. Fracción
one-lung ventilation. J Cardioth Vasc Anesth 2002: 16;
199-203).
ínspíratoría de
oxígeno (FíO^)
Generalmente se recomienda una FiO^ elevada entre 0,6 y 0,8 durante la
VPS, para aumentar el transporte de oxígeno en la sangre y compensar la hipo-
xemia secundaria al shunt intrapulmonar que acontece. El empleo de una FiO^
elevada no sólo proporciona un amplio margen de seguridad, sino que reduce
la incidencia de infecciones de las heridas quirúrgicas (20), previene las náu
seas y vómitos postoperatorios (21), y aumenta la respuesta inmune (22). El
uso de una FiO^ de 1 durante la ventilación bilateral acelera el colapso del pul
món no ventilado al instaurar la ventilación pulmonar selectiva. Por el contra
rio, el empleo de una mezcla de oxígeno-aire (40% O^, 60% nitrógeno) duran
te la ventilación bilateral retrasa el colapso del pulmón proclive en compara
ción al empleo de una FiO^ de 1, dificultando la exposición del campo quirúr
gico (23). La FiO^ de 1 favorece la formación de atelectasias por reabsorción,
y su rápida reaparición tras el reclutamiento alveolar, así como la formación
de radicales oxidativos que están implicados en la lesión pulmonar aguda (24).
2. Reclutamiento
Un tercio del shunt que tiene lugar durante la VPS, es debido a la aparición de
atelectasias y a la alteración de la relación ventilación/perfusión en el pulmón
V e n t ila c ió n m ec á n ic a en c ir u g ía t o r á c i c a 579
declive. Por lo tanto está indicado realizar una maniobra de reclutamiento antes
de iniciar la VPS, tal como demuestran recientes estudios (25-27).
La maniobra de reclutamiento pulmonar es un proceso dinámico de reapertu
ra de alveolos colapsados mediante un incremento breve, provocado y controla
do de la presión transpulmonar (28). Tras la maniobra de reclutamiento, debe
aplicarse PEE? para evitar el recolapso de los alveolos (28). La velocidad de apa
rición del recolapso es más rápida cuando se emplea una FiO^ de 1, por lo que las
atelectasias reaparecen a los pocos minutos.
En un estudio realizado en 10 pacientes sometidos a lobectomía, Tusman
demostró que la realización de una maniobra de reclutamiento aplicada a los dos
pulmones determinó un incremento de la PaO^ en la ventilación pulmonar selec
tiva (25). El reclutamiento se realiza mediante la estrategia de reclutamiento al
veolar, de la siguiente manera: se cambia a ventilación controlada por presión, se
aumenta el tiempo inspiratorio al 50%, y se fija la frecuencia respiratoria en
12 rpm. La presión de ciclado y la PEEP se incrementan de forma simultánea y
progresiva de 30/10 a 35/15 y finalmente a 40/20 cmH^O. La presión de recluta
miento 40/20 cmH^O se mantiene durante 10 ciclos. Posteriormente las presiones
se disminuyen de forma gradual, volviendo a los parámetros basales pero mante
niendo la PEEP de 5 cmH^O. Tras realizar la maniobra de reclutamiento, se vuel
ve a la ventilación controlada por volumen (Figura 2).
En otro estudio posterior, Tusman realizó la maniobra de reclutamiento
alveolar exclusivamente en el pulmón declive durante la ventilación pulmonar
selectiva, y observó un incremento de 100 mmHg en la PaO^ (de 144 a 244
mmHg), junto con una disminución del gradiente Pa-ETCO^ de 14,2 a 11,6
mmHg, lo que refleja una disminución del espacio muerto alveolar. Por lo
0^
% 50 n
45 -
1 40-
35-
■§
.ÍI3 30-
25-
20-
15- /
10-
s 5-
.1 0 -
Ph 1 2
Tiempo (minutos)
Figura 2. Estrategia de reclutamiento alveolar (tomado con permiso de: Tusman G. Alveolar
recruitment improves ventilatory efficiency of the lungs during anestesia. Can J Anaesth 20 0 4 ;
51: 723-7).
580 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
TABLA II
ELECCIÓN DEL V t EN FUNCIÓN DE LA PRESIÓN PLATEAU
<25 <10
25-30 6-8
>30 <6
Si la presión plateau se encuentra dentro de los rangos dados, el volumen tidal expresado puede
ser empleado, asumiendo que se haya aplicado un PEEP apropiado fs 5 cmt-ijD]. M odificado con
permiso de: Steinberg K, Kacmarek R. Respiratory Care 2 0 0 7 ; 5 2 : 556-67.
4. Frecuencia respiratoria
pulmonar del paciente, como ocurre durante la cirugía torácica, con ventilación
controlada por presión la Paw es constante pero el VT que genera es variable.
La ventaja principal de la ventilación controlada por presión (PCV) en rela
ción a la ventilación controlada por volumen (VCV) es que se asocia con presio
nes pico menores (48). Los estudios iniciales sugerían que la ventilación contro
lada por presión mejora la distribución intrapulmonar del gas insuflado, al deter
minar un llenado alveolar más rápido y mantener la presión alveolar de forma
más prolongada, lo que se manifestaría en una mejoría en la oxigenación. Sin
embargo, los estudios más recientes no muestran diferencias en la oxigenación al
comparar la PCV con la VCV (48). Prella, en 10 pacientes con SDRA, observó
en el TAC que la ventilación controlada por presión se asoció con una menor
superficie de zonas no aereadas en el ápex, sin que se produjera ningún cambio
en la presión alveolar, ni en la oxigenación (49). Un estudio experimental com
parativo entre VCV y PCV observó una mejor oxigenación con la ventilación
controlada por volumen atribuida a una mayor distribución de la perfusión en las
zonas con relación ventilación/perfusión normal (50). Otro estudio experimental
mostró que los elevados flujos inspiratorios iniciales de la ventilación controlada
por presión pueden ocasionar mayor lesión pulmonar que los flujos asociados a
la ventilación controlada por volumen, cuando se emplean VT elevados (51).
En pacientes sometidos a cirugía torácica, Tugrull observó que durante la ven
tilación pulmonar selectiva, la ventilación controlada por presión se asoció con
una mejor oxigenación comparada con la ventilación controlada por volumen
(52). Por contra, Unzueta comprobó que la ventilación controlada por presión
durante la ventilación pulmonar selectiva no mejoraba la oxigenación en compa
ración con la ventilación controlada por volumen (53). En este estudio, la PaCO^
y la EtCO^ no fueron significativamente diferentes entre ambos modos, lo que
sugiere que ambas técnicas tienen la misma eficacia ventilatoria. En ambos estu
dios la presión pico fue menor durante la ventilación controlada por presión, y la
presión plateau fue inferior a 25 cmH^O durante la ventilación controlada por
volumen. Por lo tanto, parecería que la utilización de VCV o PCV sería indife
rente en cuanto a la oxigenación, si bien la ventilación controlada por volumen
no comporta el riesgo de la hipo ventilación, y proporciona más información
sobre la mecánica respiratoria del paciente (48).
COMPLICACIONES RESPIRATORIAS
INTRAOPERATORIAS____________________________________
1. Manejo de la hipoxemia durante la ventilación
pulmonar selectiva
35% de los casos el tubo de doble luz está mal colocado inicialmente, por lo que es
imprescindible verificar la correcta posición del tubo de doble luz tras la intubación
(55). Teniendo en cuenta que los tubos suelen desplazarse al colocar al paciente en
decúbito lateral, hay que volver a comprobar su situación con el fibrobroncoscopio
tras el cambio de posición, y siempre que aparezca hipoxemia durante la VPS. El
segundo factor que ha contribuido a la disminución de la incidencia de hipoxemia,
es el empleo de anestésicos que tienen menor efecto sobre la VPH, y de estrategias
ventilatorias que optimizan la oxigenación durante la VPS.
Hay una serie de factores que permiten predecir con mayor o menor exactitud
la aparición de hipoxemia durante la VPS (6). El primer y más importante factor
es la constatación de una PaO^ baja durante la ventilación bilateral en decúbito
lateral, ya que refleja una escasa reserva del paciente para mantener la oxigena
ción durante la anestesia. El segundo factor es una mayor perfusión del pulmón
quirúrgico, cuantificada en la gammagrafía pulmonar preoperatoria. Cuanto
mayor sea la perfusión del pulmón proclive, mayor será el shunt. Por el contra
rio, cuando existe una patología pulmonar importante, el nivel de perfusión pre
operatorio del pulmón proclive puede hallarse reducido hasta el punto de que el
colapso pulmonar peroperatorio no suponga un aumento ostensible del shunt.
Esto explicaría que este tipo de pacientes tolere sorprendentemente bien la venti
lación pulmonar selectiva. El tercer factor consiste en que el paciente presente
unas pruebas funcionales respiratorias dentro de la normalidad. El cuarto factor
sería la realización de una toracotomía derecha, ya que el pulmón derecho recibe
un 10% más del flujo sanguíneo pulmonar, por lo que el shunt será mayor cuan
do esté colapsado. Finalmente, la posición de decúbito supino durante la VPS
constituye otro factor predictivo de una menor PaO^, ya que se pierde el efecto
beneficioso que ejerce la gravedad al derivar el flujo sanguíneo del pulmón pro
clive al declive (3). Sin embargo, Guenoun examinó 49 variables posiblemente
relacionadas con la hipoxemia peroperatoria, y sólo el valor de la PaO^ durante la
ventilación bilateral resultó ser un factor predictivo independiente del riesgo de
hipoxemia (56).
Ante la aparición de hipoxemia peroperatoria, inicialmente se comprobará la
correcta colocación del tubo de doble luz mediante el fibrobroncoscopio, se aspi
rarán las secreciones y sangre que puedan haberse acumulado en el interior del
tubo, y se realizará una maniobra de reclutamiento en el pulmón declive.
Posteriormente se procederá a aplicar CPAP en el pulmón proclive. En la mayo
ría de los casos la hipoxemia se corrige con la aplicación de 5-10 cmH^O de
CPAP en el pulmón no ventilado (1). En aquellos pacientes en los que se prevea
un elevado riesgo de presentar desaturación arterial durante la VPS, la CPAP
puede aplicarse de forma profiláctica antes de iniciar la VPS (14). El mayor
inconveniente de la CPAP es que el pulmón proclive se va expandiendo progre
V e n t il a c ió n m e c á n ic a e n c ir u g ía t o r á c ic a 585
sivamente, lo que dificulta la cirugía, razón por la cual no puede emplearse duran
te la toracoscopia, ya que el mínimo grado de expansión del pulmón proclive
imposibilita la cirugía. Su empleo también está limitado cuando el bronquio prin
cipal esté ocluido por tumor, o bien cuando esté abierto al exterior, como en el
caso de una fístula broncopleural (14).
Cuando la CPAP no es eficaz o no puede aplicarse, la segunda medida tera
péutica consiste en añadir más PEEP al pulmón ventilado. Si los anteriores pro
cedimientos no consiguen resolver la hipoxemia, se procederá a realizar la venti
lación bilateral hasta mantener una SpO^ correcta, alternando la ventilación bila
teral con la VPS. También se puede considerar la aplicación de ventilación con
jet a alta frecuencia (HFJV) en el pulmón proclive. En el caso de que se trate de
una neumonectomía, se procederá a clampar la arteria pulmonar lo antes posible,
para disminuir el shunt intrapulmonar (Tabla III).
Otra alternativa sería el empleo de almitrina endovenosa sola o en combinación
con óxido nítrico inhalado. La almitrina potencia la VPH ya que tiene una acción
vasoconstrictora pulmonar dosis dependiente: una infusión endovenosa a dosis
de 12 ^ig/kg/min durante 10 min seguida de 4 pig/kg/min aumenta la oxigenación
arterial durante la VPS en pacientes sin hipertensión pulmonar (57). Cuando se
TABLA III
MANEJO DE LA VENTILACIÓN PULMONAR SELECTIVA
administra a dosis bajas (4 ng/kg/min) con óxido nítrico inhalado mejora significa
tivamente la oxigenación sin modificar la hemodinámica, pero a dosis más altas
(16 jxg/kg/min) aumenta la presión en la arteria pulmonar (58).
En un reciente artículo, Pfitzner sugiere que la utilización de la oxigenación
apneica mediante un flujo continuo de oxígeno en el pulmón proclive podría
retrasar el inicio de la hipoxemia (59).
Figura 2. Hiperinsuflación pulmonar y dinámica (tomado con permiso de: Tuxen DV. Am j Respir
C rifC a re M e d 1994; 150: 870-4).
V e n t il a c ió n m e c á n ic a en c ir u g ía t o r á c ic a 587
4. Barotrauma
El barotrauma se define como la presencia de aire fuera del árbol traqueo-
bronquial a consecuencia de la rotura alveolar. La principal causa de barotrau
ma es un incremento excesivo en la presión alveolar secundario a la sobredis-
tensión alveolar. El riesgo de barotrauma aumenta en pacientes que tienen
basalmente una disminución de la compliancia pulmonar, elevada resistencia
espiratoria que determina valores elevados de auto-PEEP, y cuando se emple
an niveles inadecuados de PEEP extrínseca (1). Se puede manifestar por enfi
sema intersticial, neumomediastino, neumoperitoneo, enfisema subcutáneo, o
neumotórax.
El neumotórax a tensión peroperatorio es relativamente poco frecuente
durante la toracotomía o la toracoscopia. Las manifestaciones clínicas que se
observan se deben al desplazamiento o a la compresión de estructuras medias-
tínicas y del parénquima pulmonar, así como a la presencia de aire en espa
cios anatómicos. Consisten en una gran inestabilidad hemodinámica, hipoxe-
mia, y elevación de las presiones en vías aéreas. Recientemente se ha descri
to un caso de neumotórax a tensión en el pulmón declive en el transcurso de
una neumonectomía en el que no se observó ni una marcada hipoxemia ni
inestabilidad hemodinámica (62). El hecho de que el hemitórax estuviera
abierto, podría haber retrasado o aminorado la obstrucción del ventrículo
derecho y de los grandes vasos, lo que explicaría que las repercusiones fue
ran inicialmente menores. Los autores atribuyen la causa del neumotórax a la
excesiva introducción del tubo de doble luz en el interior del bronquio dere
cho, que pasó inadvertida y que determinó que el bronquio lobar superior
derecho quedara parcialmente ocluido, con la consiguiente hiperinsuflación
de este lóbulo que determinó el barotrauma, o a que el lóbulo superior queda
ra completamente excluido de la ventilación, con la consiguiente sobredisten-
sión de los lóbulos medios e inferior derechos. Este caso demuestra una vez
más que es imprescindible comprobar la correcta situación del tubo de doble
luz.
588 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
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CAPITULO 25
Ventilación mecánica
en el trasplante pulm onar
F. Ramos, R. Vicente
INTRODUCCIÓN
EVALUACIÓN PREANESTÉSICA______________________
Todos los pacientes deben ser entrevistados por el anestesiólogo durante su fase
inicial de evaluación como candidatos al trasplante pulmonar. Junto a los precedi-
mientos diagnósticos que informan sobre el grado de deterioro respiratorio y las
características fisiopatológicas de cada paciente (espirometría, gasometría arterial,
gammagrafía cuantificada de perfusión pulmonar, radiografía y TAC torácico), se
deben practicar estudios que permitan medir la situación funcional cardiaca (ECG,
cateterismo, radionucleótidos y ecocardiografía-Doppler), valorando el estado de
ambos ventrículos (FEVD, FEVI) y detectando la posible hipertensión pulmonar
(6,7). Si además el paciente tiene más de 55 años, factor de riesgo o sospecha de car-
diopatía isquémica está indicada la angiografía coronaria.
V e n t ila c ió n m ec á n ic a en e l t r a s p l a n t e p u lm o n a r 597
Desde su inclusión en la lista para trasplante los pacientes han de estar prepa
rados. Deben seguir un programa de fisioterapia respiratoria que preserve la fun
ción pulmonar en el mejor estado posible, junto con la realización de ejercicios
respiratorios (espirometría incentivada) para mejorar la capacidad inspiratoria y
la recuperación de los músculos respiratorios. Un elemento muy importante es la
enseñanza o ejercitación de la respiración diafragmática, pues tendrá una influen
cia notable en la mejora de la mecánica ventilatoria durante el postoperatorio.
Previamente a la intervención es importante realizar una evaluación del paciente,
pues no es improbable que exista un empeoramiento del estado cardiorrespirato-
rio con respecto a la valoración inicial.
La valoración de todas estas pruebas permitirá en primer lugar descartar a
pacientes no susceptibles de implante pulmonar por el extremado riesgo intra- y
postoperatorio. En segundo lugar nos informará de las posibles complicaciones
cardiorrespiratorias durante la anestesia y, en tercer lugar, nos permitirá determi
nar el patrón ventilatorio que debemos instaurar con el fin de producir el menor
efecto deletéreo respiratorio y hemodinámico.
traqueal puede evitar errores y dar una información precisa del volumen tidal y
de volumen minuto.
La monitorización respiratoria que ofrezca la máquina de anestesia debe de
ser completa: volumen minuto, volumen corriente, presiones inspiratorias (pico,
meseta, media) compliancia, resistencia, curvas de Paw y de flujo (es muy impor
tante la detección del atrapamiento), fracciones inspiratorias/espiratorias de gases
y capnograma. Respecto de la monitorización del CO , recordemos el gradiente
elevado que puede existir (PaCO -Pet C O ) en estos pacientes (enfisemas, fibro-
sis). Además este gradiente no se mantiene constante a lo largo de la intervención,
por ello no puede ser asumida la PaCO^ a través de la PetCO^, siendo necesaria
la realización frecuente de gasometrías. Es conveniente insistir en la gran sensi
bilidad y pronta respuesta que el capnograma muestra ante cualquier alteración
cardiorrespiratoria (9-11).
Sería útil que estos respiradores (a semejanza de los de unidades de críticos)
permitieran la medida automatizada de la auto-PEEP, proporcionando una infor
mación cuantificada del atrapamiento.
Son necesarios dispositivos independientes que faciliten la aplicación de
CPAP en al pulmón proclive durante la ventilación unipulmonar.
T EC N IC A A N E S T E S IC A www.mediiibros.com
TRASPLANTE UNIPULMONAR_______________________
Durante la anestesia se reconocen 4 momentos críticos, en los cuales pueden
ocurrir alteraciones importantes del intercambio gaseoso y de la hemodinámica.
Estos momentos críticos son:
- Cese de la respiración espontánea e inicio de la ventilación mecánica.
- Instauración de la ventilación unipulmonar.
- Pinzamiento de la arteria pulmonar.
- Reperfusión del pulmón implantado.
l . l . Parámetros ventílatorios
TABLA I
PROBLEMAS INTRAOPERATORIOS, PARÁMETROS QUE SE ALTERAN Y
POSIBLES TRATAMIENTOS DE LOS MISMOS
Una vez finalizadas las anastomosis de la vía aérea, aurícula izquierda y arte
ria pulmonar, se restablece la ventilación y la perfusión del pulmón implantado.
Se debe de obtener una completa reexpansión del pulmón, que habitualmente es
obtenida mediante la realización de varias insuflaciones de forma manual y bajo
visión directa. La retirada del pinzamiento de la arteria pulmonar se realiza de
forma progresiva (42,43), con el fin de evitar un brusco ascenso de presión en el
lecho vascular del pulmón implantado, que puede favorecer la aparición del
edema de reperfusión. Si el síndrome de reperfusión es leve o la respuesta a la
terapia es buena se producirá una mejoría de la situación hemodinámica y respi
ratoria del paciente, con descenso de la presión en la arteria pulmonar y de las
resistencias vasculares pulmonares y con aumento de la presión arterial sistémi-
ca, del gasto cardiaco y de la fracción de eyección del VD. A nivel respiratorio
hay una mejora de la compliancia y de la resistencia al flujo en vías aéreas, con
aumento de la PaO^, descenso de la PaCO^ y del gradiente (PaCO^-PetCO^).
Terminada la reperfusión, el patrón ventilatorio es modiñcado según los contro
les gasométricos, los valores de Paw y la curva de flujo. El VT pude ser aumentado
a valores de 9-10 ml/kg, siempre controlando que las presiones de meseta no exce
dan los 25-30 cmH^O con el doble fin evitar la lesión pulmonar asociada a la venti
lación y de no dañar la sutura aérea. La frecuencia se establecerá en función de la
PaCO^. Es recomendable aplicar PEEP a niveles bajos o moderados (5-10 cmHp)
con el fin de mantener estables los alveolos del pulmón implantado y prevenir la for
mación del edema de reperfusión. Es preciso matizar que este, que es menos fre
cuente en los trasplantes unipulmonares, puede aparecer de forma brusca tras la reti
rada del pinzamiento de la arteria pulmonar (acompañando al síndrome de reperfu
sión) o bien insidiosa, manifestándose al cabo de los 15-30 minutos. Su origen se
halla en un aumento de la permeabilidad capilar, como expresión del daño debido a
la isquemia del pulmón implantado. El edema está influido por varios factores: grado
de preservación, tiempo de isquemia, edema neurógeno previo, traumatismo quirúr
gico, estado de hidratación del paciente receptor, interrupción del drenaje linfático
pulmonar, etc. Este edema de reperfusión puede ser agravado por hipertensión pul
monar mantenida. Se debe descartar que sea debido a una estenosis del drenaje
venoso pulmonar secundario a las suturas. La aparición del edema de reperfusión
condiciona hipoxemia, descenso de la distensibilidad pulmonar e incremento de las
resistencias vasculares pulmonares y de la permeabilidad capilar. El desarrollo del
edema provoca liberación de mediadores inflamatorios con respuesta no sólo a nivel
pulmonar sino también a nivel sistémico, pudiendo poner en marcha el síndrome de
respuesta inflamatoria sistémica. Cuando se presenta el edema hay que mantener la
oxigenación adecuada, optimizar los parámetros respiratorios aplicando PEEP de 5-
10 mmHg y FiO^ elevada, así como mantener la estabilidad hemodinámica, dismi
nuyendo la hipertensión pulmonar y tratando la disfunción ventricular. La actitud
terapéutica se basa en la utilización de vasodilatadores que mejoren la HTP así como
la postcarga del VD, y en fármacos que mejoren la disfunción del ventrículo dere
cho incrementando la contractilidad y manteniendo una correcta perfusión miocár-
608 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
dica ventricular (Tabla I). Es necesario optimizar la precarga para cada paciente, ya
que incrementos excesivos de fluidos podrían condicionar una mayor dilatación ven
tricular derecha y un agravamiento del edema pulmonar. Entre los numerosos fárma
cos disponibles contamos con los vasodilatadores como el NO, prostaglandinas E^,
análogos de las prostaglandinas: PGI^, iloprost, beraprost, así como con agentes
inotrópicos y presores que permitan mantener presiones arteriales medias adecuadas
(dopamina, dobutamina, adrenalina, noradrenalina, inhibidores de la fosfodiesterasa,
etc.). Teniendo en cuenta los efectos negativos que algunos de estos fármacos pue
den producir a nivel pulmonar y sistémico, se deben practicar mediciones de los
parámetros hemodinámicos y respiratorios de forma seriada. No hay que olvidar
que, en presencia de un edema de reperfusión, es esencial mantener una correcta diu
resis. La administración de fluidos intravenosos como tratamiento de los episodios
de hipotensión debe ser controlada, ya que podrían agravar el edema pulmonar. El
uso de la ecocardiografía transesofágica es particularmente útil para decidir la can
tidad de fluidos que deberemos de administrar ya que refleja de forma precisa el
volumen telediastólico del ventrículo izquierdo.
A nivel terapéutico, el NO puede proteger el pulmón frente al síndrome de
reperfusión, por lo que es aconsejable su mantenimiento durante las primeras
horas del postoperatorio.
Si las alteraciones hemodinámicas y/o ventilatorias que se observan no pue
den ser controladas de forma satisfactoria con tratamiento farmacológico y
maniobras ventilatorias ya mencionadas, deberemos utihzar la derivación cardio-
pulmonar. Este es un tema controvertido, si bien existen indicaciones claras para
su uso. La Universidad de Toronto encuentra que hay factores preoperatorios pre-
dictivos de la necesidad de bypass cardiopulmonar durante la intervención, como
son: los pacientes de fibrosis pulmonar con SaO^ menor de 85% con suplemento
de O^, los que requieren más de 5 litros de oxígeno durante la prueba de ejercicio
y los que presentan una fracción ventricular derecha menor del 27%. Los estudios
también demuestran que los pacientes con enfermedad obstructiva crónica rara
mente tienen necesidad de bypass y que son los pacientes con hipertensión pul
monar los que con mayor frecuencia la requieren (44,45). Dinardo y cois. (46)
establecieron las indicaciones de la derivación cardiopulmonar (Tabla II).
TABLA II
INDICACIONES DE DERIVACIÓN CARDIOPULMONAR
ese paciente. A medida que la PaO^ va mejorando se reduce la FiO^ con el fin de
no dañar el epitelio pulmonar por el uso prolongado de altas concentraciones de
oxígeno (55-57).
El ajuste de los parámetros ventilatorios es diferente según se trate de trasplante
uni- o bipulmonar. En el primero, realizado habitualmente en pacientes con fibrosis
pulmonar o enfisema, la distensibilidad del pulmón trasplantado es marcadamente
diferente de la del pulmón nativo. Esta diferencia provoca que la ventilación sea dis
tribuida preferencialmente hacia el pulmón implantado, en el paciente con fibrosis,
o hacia el pulmón no trasplantado en el caso del enfisema. La aplicación de la PEEP
también tendrá el mismo efecto preferencial en cuanto al incremento de volumen.
Por ello, en pacientes con enfisema se deberá utilizar aquella posición que más favo
rezca la expansión del pulmón implantado, en detrimento del pulmón nativo (suave
decúbito lateral sobre el pulmón nativo), además de limitar el uso de la PEEP (58).
Cuando estos pacientes enfisematosos presentan un rechazo, edema o cualquier otra
complicación que deprima la distensibilidad del pulmón implantado, la asimetría en
la ventilación (alteración V/Q) se verá exacerbada, haciendo ineficaz la ventilación
mecánica, llegando a provocar una hiperinsuflación en el pulmón nativo, que puede
conducir a una compresión progresiva del pulmón trasplantado (59-63). Si este tras
torno no se detecta, el mediastino puede ser desplazado en grado tal que ocurra un
colapso hemodinámico. En esta situación puede estar indicada la ventilación dife
rencial, para aplicar diferentes patrones ventilatorios en consonancia con la mecáni
ca de cada pulmón.
La ventilación diferencial o independiente de ambos pulmones se realiza
mediante la colocación de un tubo de doble luz. A ser posible la intubación endo-
bronquial se realizará con un tubo selectivo izquierdo, dado que con ello conse
guimos una estabilidad mayor del tubo a nivel endobronquial y evitamos la ate-
lectasia del lóbulo superior derecho. Ante la mínima duda se realizarán fibrobron-
coscopias para confirmar la correcta posición del tubo. Se emplean dos respira
dores, que no necesariamente estarán sincronizados. Esta ventilación diferencial
o independiente permite aplicar diferentes patrones ventilatorios en función de las
características mecánicas de cada pulmón. El pulmón implantado, que presenta
una mayor impedancia (menor compliancia) por el edema o rechazo, precisará de
mayor presión de distensión y mayor PEEP, para introducir el volumen corriente
predeterminado y conseguir abrir el pulmón. El pulmón nativo (enfisematoso)
con una anormal y elevada compliancia, será ventilado sin PEEP y con frecuen
cia respiratoria reducida, para evitar la hiperinsuflación. La relación I/E en ambos
pulmones podrá ser diferente. Se ha comunicado la eficacia de esta modalidad en
situaciones de edema pulmonar de reperfusión tras trasplantes unipulmonares en
pacientes enfisematosos (61,62,64).
Los pacientes con hipertensión pulmonar sometidos a trasplante unipulmonar,
presentan una distribución preferencial de la perfusión hacia el pulmón implanta
do, por la mayor resistencia vascular en el pulmón nativo. Ello origina una mayor
tendencia al edema en el implante pulmonar. Se aconseja aplicar valores de PEEP
de 10 cmH^O durante al menos 36-48 horas. En estos pacientes se han comuni
cado buenos resultados con la aplicación de ECMO prolongado, siendo iniciado
612 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
que sea rápida. Las modalidades de desconexión que hoy día se reconocen como
más rápidas y seguras son las que se basan en la ventilación con soporte de presión
(VSP) con o sin periodos de ventilación espontánea con “O^ en T”.
La ventilación mandatoria intermitente sincronizada (S-IMV), aplicada como
modalidad de desconexión progresiva, ha mostrado en varios ensayos multicén-
tricos, comparándola con las modalidades arriba comentadas, una prolongación
hasta tres veces superior del periodo de desconexión (67,68).
Los trasplantes pulmonares, si no presentan complicaciones importantes en el
postoperatorio, requieren tiempos de ventilación mecánica relativamente cortos. Los
trasplantes unipulmonares son extubados en las primeras 24-48 horas del postopera
torio, los bipulmonares en las 48-72 horas. En nuestra unidad utilizamos la VSP
como modalidad de desconexión y, cuando la condición clínica y gasométrica del
paciente lo aconseja, intercalamos periodos presión de soporte (PS) de 5-7 cmHp
(esta presión es la habitualmente necesaria para superar la resistencia al flujo opues
ta por el TET y es, por tanto, equivalente a los periodos de ventilación espontánea
con tubo en T). Con este test conseguimos detectar a aquellos pacientes cuya desco
nexión puede ser acelerada. Si el paciente tolera la prueba durante un tiempo de ah*e-
dedor de 120 min podrá ser extubado, si no existen contraindicaciones de otro tipo
(estado neurológico, reflejos de la vía aérea superior, capacidad para toser...) con un
bajo riesgo de reintubación. Una particularidad importante durante la desconexión
de los trasplantados pulmonares es que estos pacientes presentaban previamente al
trasplante una insuñciencia respiratoria crónica, habitualmente asociada a retención
de CO^ compensada metabólicamente. Entra dentro de la normalidad que en el pos
toperatorio persista dicha retención, lo cual se tendrá en mente a efecto de las valo
raciones gasométricas durante la desconexión.
2. CPAP
En el trasplante pulmonar la aplicación de presión positiva continua en la vía
aérea (CPAP) tiene sus indicaciones en todo cuadro de insuficiencia respiratoria
hipoxémica que no se acompaña de insuficiencia ventilatoria. En el paciente tras
plantado pulmonar extubado, que presenta hipoxemia de origen pulmonar secun
daria al colapso alveolar, la CPAP con mascarilla es de primera indicación. Al
igual que ocurría con la VMNI, la CPAP con mascarilla se puede aplicar de forma
continua o intermitente, según la tolerancia del paciente. La CPAP requiere ser
aplicada precozmente para ser efectiva y bien tolerada.
3. Traqueotomía
En el paciente que requiere una intubación traqueal prolongada, la traqueoto
mía puede ser una alternativa. En el postoperatorio del trasplante pulmonar está
616 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
Tan pronto como el paciente es extubado se deben iniciar las medidas de fisio
terapia respiratoria: estimulación consciente de tos y expectoración, ejercicios de
inspiraciones profundas con la espirometría incentivada, drenaje postural, vibra
ción, aspiración de secreciones y ejercicios de recuperación de la disfunción dia-
fragmática. Entre las medidas postextubación también podríamos incluir la CPAP
con mascarilla para prevenir o tratar el edema de respuesta al implante. La VMNI
también ha sido utilizada para evitar la reintubación en pacientes extubados en
condiciones al límite de su capacidad ventilatoria.
El pulmón implantado es un pulmón denervado, donde existe una disminución
del reflejo tusígeno, así como una alteración del transporte mucociliar, condiciones
que favorecen la aparición de complicaciones respiratorias (atelectasias, infecciones,
etc.). El pulmón implantado denervado presenta un estado basal de broncodilatación
y disminución de la respuesta ventilatoria a la hipercapnia (58,60). La denervación
pulmonar por sección vagal provoca una reducción de la frecuencia respiratoria y un
aumento del VT para mantener el nivel de respuesta ventilatoria durante el ejercicio
(83). El incremento de la respuesta ventilatoria durante la prueba de reinhalación de
CO^ se produce a expensas del incremento del VT, tanto en el trasplante uni- como
bipulmonar (84). El efecto depresor ventilatorio de los opioides (reducción de la res
puesta del centro respiratorio a la hipercapnia) puede estar aumentado en los pacien
tes con trasplante bipulmonar. Existe, asimismo, una disminución de la sensibilidad
a los cuerpos extraños en vías aéreas. Los pulmones implantados carecen de sistema
de drenaje linfático y por lo tanto son más susceptibles al edema pulmonar y se pre
cisa de más tiempo para resolver el edema una vez instaurado (58). Como ya se ha
comentado anteriormente, estas medidas de fisioterapia respiratoria se aplicarán con
cautela en el paciente con HTP y trasplante unipulmonar, con el fin de no exacerbar
las crisis de HTP, siendo necesario mantener una monitorización continua de la pre
sión arterial pulmonar.
Entre las medidas de fisioterapia respiratoria también podemos incluir la rea
lización de fibrobroncoscopias, con el objetivo de aspirar las secreciones (junto
al control de la evolución de las suturas y la eventual toma de biopsias para con
firmar el diagnóstico de rechazo). Como norma, la fibrobroncoscopia se debe
practicar el primer día del postoperatorio, previa a la extubación y en cuanto la
situación clínica del paciente lo requiera.
V e n t il a c ió n m e c á n ic a en el t r a s p l a n t e p u l m o n a r 617
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CAPITULO 26
INTRODUCCIÓN
REPERCUSIQNES HEMODII^ÁMICAS DE LA
VENTILACION CON PRESION POSITIVA (IPPV)________
1. Precarga ventrícular
TABLA I
PRINCIPALES FACTORES DETERMINANTES DE LAS PRESIONES
ARTERIALES DE O . Y DE CO. Y SUS PARÁMETROS RELACIONADOS
Las consecuencias de una precarga anormalmente alta son los aumentos de las
presiones (presión venosa central, PVC y presión capilar, de enclavamiento pul
monar o presión de oclusión de la arteria pulmonar, PCP, PAOP), el edema pul
monar, el aumento de los volúmenes cardiacos, el aumento de la postcarga, el
aumento del consumo miocárdico de (CMO^) y los edemas tisulares.
La precarga óptima en un paciente inestable hemodinámicamente y con
patología cardiaca asociada puede ser muy difícil de definir y de monitorizar.
En práctica clínica, la valoración de la precarga se hace a través de la clínica,
de la monitorización de parámetros estáticos y dinámicos que se describen a
continuación.
I . l . Valoración clínica
2. Postcarga ventrícular
3 . 1. Efectos sobre el VD
TABLA II
EFECTOS HEMODINÁMICOS DE LA VENTILACIÓN MECÁNICA
Ventrículo
izquierdo
TABLA III
EFECTOS HEMODINÁMICOS Y RESPIRATORIOS DE LA PEEP
Deseables Indeseables
Reclutamiento de alveolos colapsados Sobre distensión de alveolos bien ventilados
Evitar el colapso alveolar espiratorio Aumento del espacio muerto
Disminución del shunt pulmonar Aumento del shunt
Aumento de la capacidad residual funcional Disminución de la PaOj
Redistribución del agua e>dravascular Disminución de la precarga
Aumento de la relación PaO^/FIO^ Aumento de la postcarga del VD
Incremento de la compliancia pulmonar Disminución del GC
Disminución de la HTP secundaria a VPH Disminución del TO^
Reducción de la postcarga del VI Sobre distensión de alveolos bien ventilados
Incremento del GC Aumento del espacio muerto
Mejoría del transporte de (GC x CaOj)
(PPC = PAM - PVC). Por otra parte las citadas modificaciones de la PaCO^
(hipercapnia/hipocapnia) provocan variaciones del flujo sanguíneo cere
bral. Este efecto esta ampliamente descrito en el Capítulo 33.
Territorio esplácnico y renal. La IPPV con altas PIT puede provocar
hipoperfusión esplácnica por disminución del GC y de la PAM. Además
la IPPV incrementa los niveles de renina y provoca activación simpática
provocando vasoconstricción esplácnica (42,43). La IPPV provoca una
redistribución del flujo intrarrenal hacia las regiones yuxtamedulares y
estimulación de la hormona antidiurética, del sistema renina-angiotensi-
na-aldosterona y disminución del factor natriurético (44,45). Estos efec
tos han sido ampliamente descritos en el Capítulo 8.
TABLA IV
OBJETIVOS HEMODINÁMICOS EN LAS LESIONES VALVULARES
tar el barotrauma/volutrauma, y evitar las PIT altas que pueden producir hipoten
sión. Para ello se utilizaran VT bajos (6-8 ml/kg) y tiempos espiratorios largos
(FR de 6-10 ciclos/minuto) y un flujo inspiratorio alto (47). La hipoventilación
que puede producirse con estos parámetros, puede dar lugar a hipercapnia, acido-
sis y alteraciones hemodinámicas, debiendo valorarse la relación riesgo/beneficio
de permitir cierto grado de hipercapnia según la situación clínica del paciente.
En pacientes obstructivos crónicos con hipercapnia crónica metabólicamente
compensada, hay que evitar la disminución brusca de la PaCO^, que puede pro
vocar una severa alcalosis con los efectos descritos en el apartado “Efectos hemo-
dinámicos de las modificaciones de la PaO^ y PaCO^ con la IPPV”.
Para facilitar la ventilación en los pacientes con broncoespasmo severo, se ha
propuesto la utilización de anestésicos inhalatorios halogenados, así como la ven
tilación con mezclas de heho-oxígeno (48).
7. Ventilación en el SDRA
1. Esternotomía medía
TABLA V
PRINCIPALES VÍAS DE ABORDAJE QUIRÚRGICO EN CIRUGÍA CARDIACA
2. Toracotomía izquierda
3. Toracotomía derecha
mia profunda (74). Por ello, en la mayoría de los centros se utiliza el método alfa-
stat para la valoración de los gases sanguíneos durante el BCP (64).
La excepción en la utilización del BCP clásico es la cirugía de aorta torácica.
Las disecciones, rupturas y aneurismas de aorta ascendente y cayado aórtico se
abordan mediante estemotomía media y el retomo de la sangre oxigenada se pro
duce a través de la arteria femoral. En nuestro centro, en las disecciones del caya
do aórtico y en la patología que engloba a los troncos supraaórticos se realiza
parada circulatoria para evitar el clampaje de la aorta lesionada, mejorar la visua-
lización del campo quirúrgico y evitar aumentar la falsa luz; asociando hipoter
mia profunda (temperatura faríngea de 15 ‘^C) y perfusión cerebral retrógrada con
el objeto de prolongar el tiempo de seguridad de la parada circulatoria.
En los aneurismas y las coartaciones de aorta torácica descendente el inter
cambio gaseoso se mantiene a través del pulmón, abordándose por toracotomía
izquierda y ventilación a un solo pulmón. En estos casos se suele utilizar algún
sistema para controlar tanto los efectos del clampaje, que producirá una elevación
de las presiones en las zonas proximales al mismo (presión intracraneal, presión
telediastólica del VI, presión de arteria pulmonar y riesgo de edema pulmonar) y
una disminución de la presión de perfusión en las zonas distales (médula, riñón,
intestino, etc.), como los efectos del desclampaje (disminución de la PVC y de la
PAOP, hipotensión, aumento del la PaCO^ y del EtCO^). Además del manejo far
macológico de estas alteraciones con vasodilatadores, vasoconstrictores y vole-
mia, se utilizan diversas técnicas de perfusión distal (shunt de Gott, derivación
aurícula izquierda-arteria femoral con bomba, derivación vena-arteria femoral
con bomba y oxigenador).
En nuestro centro utilizamos preferentemente la derivación aurícula izquier-
da-arteria femoral con bomba porque permite un buen control hemodinámico, a
la vez que evita la utilización de oxigenador extracorpóreo.
1. Hemorragia endobronquíal
Aunque es una complicación infrecuente el sangrado de los pulmones en
cirugía cardiaca con BCP se ve favorecido por la anticoagulación utilizada y
puede producirse como consecuencia de: rotura de la arteria pulmonar (AP)
642 V e n t il a c ió n m e c á n ic a e n a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
TABLA VI
ALTERACIONES PULMONARES RELACIONADAS CON EL BCP
Y LA CIRUGÍA CARDIACA
2. Edema pulmonar
3. Broncoespasmo
TABLA VII
REACCIONES ADVERSAS A LA PROTAMINA
Mediadores Clínico
Tipo 1 Histamina y otros Hipotensión y broncospasmo
Tipo HA ig E Shock anafiláctico y broncoespasmo
Tipo IIB Activación del C por Shock por reacción anfilactoide y
complejos protamina- broncoespasmo
heparina
Tipo lie Activación del C Edema pulmonar no cardiogénico
retardado
Tipo III Activación del C, TXA2 Vasoconstricción pulmonar catastrófica
C = complemento; TXA^ = tromboxano A^.
V e n t il a c ió n m e c á n ic a en c ir u g ía c a r d ia c a de a d u l t o s 645
parece que inhiben los componentes tardíos de las reacciones. El manejo del
broncoespasmo se hará según lo enunciado en el apartado “Complicaciones pul
monares post-BCP. Broncoespasmo”. El tratamiento de la vasoconstricción pul
monar catastrófica (tipo III) incluye la hiperventilación, la administración de
vasodilatadores pulmonares (nitroglicerina, amrinona o milrinona, prostaglandi-
na E l, oxido nítrico inhalado) y noradrenalina en aurícula izquierda.
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CAPITULO 27
INTRODUCCIÓN_________________________________________
Desde su primera aplicación clínica, en patología ginecológica, la cirugía lapa
roscópica se ha extendido ampliamente a otros campos como la cirugía general, la
urológica y la pediátrica (1). Actualmente, los procedimientos quirúrgicos en los que
más se utiliza son, en el campo de la cirugía general, la colecistectomía (que sigue
siendo la indicación más frecuente) y las hemicolectomías; en la cirugía ginecológi
ca la ligadura tubárica, la biopsia ovárica y la histerectomía; y dentro de la cirugía
urológica, la prostatectomía y la nefrectomía. En el área de urgencias son frecuentes
las técnicas laparoscópicas en casos de colecistitis y apendicitis agudas, así como en
obstrucciones intestinales por bridas y adherencias.
Entre las ventajas que aporta sobre la cirugía abierta convencional destacan
que la lesión en la pared abdominal es mínima y el trauma tisular por manipula
ción intestinal es menor. Permite una mejor función respiratoria postoperatoria,
hallándose la función diafragmática mejor preservada. El dolor postoperatorio es
menor y la recuperación más rápida con una deambulación más precoz y un
menor tiempo de estancia hospitalaria.
Sin embargo, la cirugía laparoscópica condiciona una serie de cambios hemodi-
námicos y de la función pulmonar que vienen determinados por la posición del
652 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
FISIOPATOLOGÍA__________________________________
1. Alteraciones respiratorias
Las alteraciones respiratorias específicas de la cirugía laparoscópica se deben
tanto a la posición como al NP. Este último, además de la compresión sobre el
diafragma y la transmisión de la presión al tórax, supone una sobrecarga ventila-
toria al sumar la insuflación abdominal de CO^ a la normal producción de este gas
por el metabolismo del paciente.
TABLA I
RESUMEN DE LOS CAMBIOS EN LA FUNCIÓN HEMODINÁMICA
Y RESPIRATORIA RELACIONADOS CON EL NEUMOPERITONEO
Causas Consecuencias
TABLA II
VARIABLES DE LA MECÁNICA RESPIRATORIA MEDIDAS EN PACIENTES
SANAS SOMETIDAS A CIRUGÍA GINECOLÓGICA LAPAROSCÓPICA
alveolar del 12 al 16% puede ser suficiente para eliminar esta sobrecarga, pero no
siempre normaliza la PaCO^ (16).
En general, la oxigenación se ve poco afectada durante la cirugía laparoscópi
ca en el paciente sano a pesar de los cambios en la CRF, la Csr, y la disminución
de la relaciónV/Q (3). No obstante, como hemos comentado, se puede producir
hipoxemia en grado variable en aquellos pacientes que asocien otros factores de
riesgo de hipoxemia intraoperatoria, como la enfermedad cardiopulmonar previa,
o la obesidad mórbida (17).
Es en el periodo postoperatorio donde las ventajas de las técnicas laparoscó-
picas, desde el punto de vista respiratorio, parecen más evidentes, pues en con
junto la alteración de la función respiratoria parece menor y la recuperación de
los parámetros basales tales como la CRF, la capacidad vital forzada (CVF), el
volumen espiratorio forzado en el primer segundo (FEVl) y la SaO^ se produce
más rápidamente que con la cirugía convencional (18).
Es importante distinguir en qué proporción participan la reducción de la com-
pliancia pulmonar (CL) y/o la disminución de la compliancia de la caja torácica
(Ccw) en la reducción global de la Csr. Con este objetivo se llevó a cabo un estu
dio prospectivo en pacientes sometidos a colecistectomía laparoscópica sin ante
cedentes de enfermedad respiratoria o cardiaca (19). La mayor parte de la reduc
ción de la Csr se debió a la reducción en la Ccw. Esta se redujo, en promedio, un
47%, mientras que el descenso de la compliancia pulmonar fue del 27%. Esto
implica que el incremento en la presión intratorácica (presión de meseta en vías
aéreas) observado como expresión de la reducción de la Csr, se disipa, principal
mente, en superar la resistencia elástica de la pared torácica. En consecuencia, se
produce un aumento de la presión pleural sin aumentar significativamente la pre
sión transpulmonar (o presión alveolar transmural: Palv - Ppleural). La implica
ción clínica es que el riesgo de barotrauma es menor del que cabría esperar si el
mismo aumento en la presión intratorácica fuera debido a una reducción de la CL.
En la Figura 1 se observa el aumento en la presión esofágica (Pes), utilizada como
medida aproximada de la presión pleural {véanse Capítulos 2 y 3) expresando la
menor Ccw debido al efecto del NP (T2) y a pesar de la posición de a-TDL.
2. Alteraciones hemodínámícas
Los cambios hemodinámicos que suman el NP y el cambio de posición a los
propios de la anestesia son los siguientes:
3. Laparoscopía retroperítoneal
A nivel hemodinámico son muy pocas las evidencias científicas. Las variacio
nes son similares a las producidas durante el NP intraperitoneal aunque significa
tivamente menores (21).
VTc = P p lx C I
2. Efecto sobre la Crs. Como consecuencia, en los aparatos con alta CI, esta
reducción del VT real produce errores en la medida de la compliancia ya
que para su cálculo (VT/Ppl) se utilizan los valores de VTe (mayores que
el VTreal) medidos por el espirómetro del aparato. La Tabla IV muestra
para ambos circuitos, las variaciones de la compliancia real (Crs real), cal
culada por la relación VTreal/(Ppl - PEEP), las variaciones de la Crs “apa
rente” (Crs ap) calculada por la relación VTe/Ppl, y los errores de medida
de la Crs ap respecto de su valor real.
TABLA III
B 605 ±100 421 ±105 130 ±27 22% 591 ±115 498 ±85 14 ±4 2%
NP 605 ±100 294± 87 18ó± 34 31X 59U115 464±71 21±ó 3%
R 609 ± 94 382 ±104 139 ±20 23% 590 ±115 600 ±84 15 ±5 2%
VT pr: VT programado; VTc: VT comprimido; %: VTc respecto VTpr (VTc/VTpr).
TABLA IV
En ambos circuitos se produce durante el NP, una caída de la Crs real más
acusada con el de alta CI. Además es llamativo que, con este circuito, no
se recuperan los valores de Crs basales al finalizar la cirugía.
Probablemente, la mayor reducción del VT real durante la fase NP hace
que las excursiones respiratorias se realicen en la parte más baja de la
curva presión/volumen con tendencia a la disminución progresiva de volu
men pulmonar. Así, la reducción de la CRF y de la Crs es mayor durante
la fase NP y no se recupera rápidamente al retirar el NP. También es posi
ble (aunque no lo hemos comprobado) que en esta serie de pacientes con
pulmón sano, la reducción de la Crs estuviera causada por una menor dis-
tensibilidad del diafragma (comprimido por el NP) idéntica para todos los
pacientes, aunque en aquellos ventilados con el circuito de alta CI, dismi
662 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
nuiría además por reducción de la CRF debida a la caída del VT que llega
al pulmón. Esto explicaría que al retirar el NP, cesa el efecto compresivo,
pero la CRF no se recupera rápidamente, manteniéndose valores de Crs
inferiores a los basales.
Respecto de los errores en la medida de la Crs, la caída de la Crs real tam
bién se refleja en la Crs ap; no obstante, mientras con el circuito de baja CI
los valores de Crs ap no difieren de la Crs real en todas las fases de la ciru
gía, con el uso del circuito de alta CI la Crs ap sobrevalora de modo nota
ble la Crs real del paciente, siendo esta sobrevaloración casi el doble
durante la fase de neumoperitoneo. Obviamente el efecto es paralelo a la
sobrevaloración del VTe respecto del VTreal.
3. Efecto sobre el recambio de gases. La Tabla V muestra los efectos sobre el
recambio de gases, con los valores de las gasometrías realizadas en cada
fase. Para evitar la influencia de los distintos volúmenes minuto (^E =
VTreal x FR) ajustados en cada paciente según su peso, los valores de
PaCO^ se han normalizado utilizando la relación PaCO^/VEreal. Con el cir
cuito de alta CI se observa una pequeña caída de la PaO^ y una mayor rela
ción PCO^/VEreal, que indican respectivamente, un discreto efecto shunt y
un aumento del espacio muerto tras el NP, que confirman la mayor reduc
ción de la CRF y consiguiente peor distribución de la ventilación, al redu
cirse el VT entregado.
TABLA V
nes del volumen pulmonar y del recambio de gases. Finalmente cabe la hipótesis
de que el aumento del VT durante la fase de NP, ayude a conseguir una menor
reducción de la CRF, y por tanto, una mejor recuperación postoperatoria, aunque
esto no está demostrado todavía. Cabe insistir, finalmente, que en pacientes con
patología respiratoria severa se aconseja la monitorización gasométrica mediante
canulación arterial, pues las diferencias entre PEtCO^ y PaCO^ pueden ser impor
tantes, por tener ya limitada su eliminación de CO^.
Los ajustes en la pauta ventilatoria deben orientarse, por un lado, a evitar los
aumentos excesivos en las presiones intratorácicas secundarias a la reducción de
la Csr y, por otro, a prevenir las atelectasias peroperatorias. Los cambios fisiopa-
tológicos relacionados con la cirugía laparoscópica facilitan el desarrollo de las
atelectasias, especialmente por el mecanismo de compresión. Así, Andersson y
cois. (40) demostraron mediante tomografía computerizada que la aplicación de
NP aumentaba la atelectasias hasta en un 66%.
Para evitar una elevación excesiva de la presión intratorácica, durante la VCV,
el recurso obvio es la reducción del VT acompañado del aumento de la FR míni
mo necesario para mantener la normocapnia. El ajuste del VT debe guiarse por la
presión de meseta teleinspiratoria (Ppl) tomando como referencia las normas
generales de: a) evitar niveles superiores a los 30 cmH^O (no obstante, como se
ha mencionado anteriormente, para una presión de meseta dada, el riesgo de baro-
trauma en estas condiciones es menor que cuando la reducción de la Csr es debi
da a una disminución de la CL, como en el SDRA o en el caso de las neumonías,
lo que permitiría ampliar este límite) (9); b) evitar cambios de presión en cada
ciclo superiores a los 20-25 cmH^O, para evitar la lesión inducida por la disten
sión cíclica de las paredes bronquiales y alveolares; y c) utilizar estrategias ven-
tilatorias dirigidas a la prevención de las atelectasias y/o al reclutamiento alveo
lar de las áreas pulmonares colapsadas.
- La aplicación de PEEP en niveles de 5 a 8 cmH^O puede mejorar la oxige
nación en pacientes sometidos a cirugía laparoscópica con respecto a aque
llos pacientes a los que no se les aplica (41,42). El mecanismo de esta mejo
ría probablemente consiste en prevenir la formación de las atelectasias cau
sadas por el NP o, al menos, reducir su extensión. Sin embargo, es conoci
do que la aplicación de PEEP en este contexto no es suficiente para recupe
rar las áreas de pulmón previamente colapsadas. Se han descrito dos tipos
de maniobras de reclutamiento que permiten recuperar el volumen de
dichas regiones pulmonares (véase Capítulo 22): aplicar y mantener duran
te 8 a 15 s presiones de hasta 40 cm H p (maniobra de reclutamiento a capa
cidad vital, MCV) o elevar progresivamente la PEEP hasta alzanzar simila
res presiones de distensión alveolar. La posterior apHcación de PEEP mayor
o igual a 5 cmH^O evita que se colapsen de nuevo los alveolos previamen
te atelectasiados (43). Hasta ahora son pocos los trabajos publicados dirigi
664 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
TABLA VI
PARÁMETROS VENTILATORIOS AJUSTADOS AUTOMÁTICAMENTE POR EL
VENTILADOR DURANTE ASV Y GASES EN SANGRE ARTERIAL
OBTENIDOS EN LOS TRES PERIODOS DEL ESTUDIO
de la ventilación con jet a alta frecuencia (HFJV) a través del tubo endotraqueal.
En principio, la HFJV aportaría las siguientes ventajas: ausencia de espacio muer
to mecánico, volumen corriente estable a pesar de las reducciones en la Crs,
menores oscilaciones de presión y menores presiones máximas en la vía aérea
(por el reducido VT) y menor interferencia hemodinámica.
Para determinar si la HFJV podría tener ventajas sobre la ventilación conven
cional (VCV), realizamos un estudio comparativo de las dos técnicas en un grupo
de 20 pacientes (49 ± 17 años y 70 ± 10 kg de peso) sometidos a colecistectomía
laparoscópica y a los que se aplicó VCV y HFJV secuencialmente. Para ambas
técnicas se utilizó el ventilador Ergojet (Temel), que incluye los módulos del
Ergotronic convencional y el módulo para HFJV acoplado en la parte inferior.
Para la VCV se ajustó un VT de 8 ml/kg peso, una FR de 16 pm y un TI/TTOT
(Reí I/E) del 33%. La HFJV se aplicó con una presión de generador variable de
2,5-3,25 para obtener un VT de 3 ml/kg, FR de 80-150 pm y TI/TTOT 30-40%.
La intubación se efectuó con un tubo endotraqueal Hi-Lo jet de Mallinckrodt del
í f 8 cuyo canal adicional se utilizó para medir la Paw en la porción distal del tubo
cerca de la carina. En cada circunstancia se trazaron, mediante un sistema de
registro biaxial adaptado a los módulos EXA-10 y Ergojet del aparato, las curvas
de presión en la vía aérea (carina), flujo y VT y los bucles presión-flujo, volumen-
presión y flujo-volumen. De esta manera se pudo medir: la Paw máxima (Paw
max), mínima (PEEP) y meseta (Ppl); el VT; el volumen atrapado (Vat) que refle
ja la auto-PEEP; la resistencia espiratoria de las vías aéreas (Raw) a través de la
constante de tiempo del sistema respiratorio ( t ) medida en la curva de flujo; y el
flujo espiratorio pico (PEE). La compliancia del sistema respiratorio (Crs) se cal
culó en VCV por la relación VT/Ppl. La Paw media se obtuvo por integración
eléctrica de la curva de Paw. Además se monitorizaron el EtCO^, SpO^, TA, FC y
el CO por Doppler transesofágico (ODM, Abbott).
Las Tablas VII y VIII presentan los resultados obtenidos. En ellas se observa que
tras el NP, durante la VCV, las Paw máxima y media aumentaron alrededor de un
30% y la Crs disminuyó un 34%. Respecto a esos valores, con HFJV la Paw máxi
ma y media basales fueron un 50 y un 27% más bajas y no se modificaron sus valo
res tras el NP. La auto-PEEP fue también constante e inferior a 5 cmH^O. La Crs,
cuyo valor basal no difería significativamente del obtenido con VCV, no se redujo
significativamente tras el NP. Con ambos métodos, la Raw tuvo una cierta tendencia
a aumentar tras el NP (no significativa), probablemente debido al incremento del
PEE. El EtCO^, la SpO^ y los parámetros hemodinámicos se mantuvieron con ambos
métodos en los límites normales y no sufrieron variaciones significativas con el NP.
En resumen la HFJV mostró una eficacia ventilatoria similar a la obtenida con
VCV, pero causando Paw muy inferiores y que no se modifican tras el NP.
Probablemente, los VT más bajos que en VCV, determinaron que el régimen de pre
siones se viera menos afectado por el cambio de presión abdominal. Esto puede tener
su importancia a nivel hemodinámico, pues aunque es cierto que en nuestra casuísti
ca no se aprecian variaciones significativas, puede ser debido a que los pacientes estu
diados no presentaban patología cardiovascular asociada y las pruebas funcionales
respiratorias eran normales.
V e n t il a c ió n m e c a n ic a en c ir u g ía l a p a r o s c ó p ic a 667
TABLA VII
COMPLICACIONES RESPIRATORIAS
Las complicaciones respiratorias más frecuentes durante la cirugía laparoscó
pica están asociadas a la instauración del NP. Estas son: enfisema subcutáneo o
mediastínico, neumotórax, hipoxemia y embolismo de CO^ (17).
1. Enfisema subcutáneo y mediastínico. Se produce generalmente por una
deficiente colocación del trocar utilizado para insuflar, y se puede asociar
con hipercapnia severa. La hipercapnia puede ser precoz si el enfisema se
produce durante la insuflación inicial del abdomen, o tardía si se produce
durante las maniobras de reinsuflación en el acto quirúrgico (49).
2. Neumomediastino, neumotórax. La incidencia de neumomediastino y neu
motórax es del 0,03 y 0,08%, respectivamente. Se han descrito varios
mecanismos para la producción de neumotórax durante los procedimientos
laparoscópicos. Los defectos congénitos (comunicación pleuroperitoneal),
los traumatismos durante la cirugía y la perforación con el láser del dia
fragma son causas bien conocidas. Otro posible mecanismo es la rotura
directa de la pleura mediastínica durante la disección del hiato esofágico
del diafragma, en la vagotomía laparoscópica (50).
668 V e n t il a c ió n m e c á n ic a e n a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
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CAPITULO 28
INTRODUCCIÓN
Se trata de una técnica que utiliza las propiedades de la ventilación jet para,
por medio de un catéter de bajo calibre insertado en la luz traqueal a través de la
membrana cricotiroidea, proporcionar chorros (jet) de o de aire/O^, con una
frecuencia variable (desde 10-12 rpm a frecuencias propias de la ventilación jet a
alta frecuencia, 80-150 rpm).
Su indicación principal se halla en las situaciones de vía aérea difícil, cuando,
según el algoritmo correspondiente de la American Society of Anesthesiologists
(ASA), en el paciente con intubación imposible fracasan, en primer lugar, la ven
tilación con mascarilla facial y, a continuación, la ventilación con mascarilla
laríngea o con combitubo. En estos casos el citado algoritmo indica la práctica de
la TTJV como la alternativa de elección, bien entendido que la aplicación de esta
técnica tiene siempre como objetivo alcanzar y mantener un grado suficiente de
oxigenación durante el tiempo necesario para obtener una vía aérea estable (ya
sea quirúrgica, por intubación o por recuperación de la ventilación espontánea
con vía aérea permeable). No obstante, esta técnica ha sido también apHcada a
procedimientos bajo laringoscopia en suspensión, con el objetivo de proporcio
nar un campo quirúrgico libre de obstáculos.
Cartflago tiroides
Membrana
cricotiroidea
Cartflago cricoides
El operador debe situarse, respecto del paciente, en una posición que le per
mita utilizar la mano libre para identificar las referencias anatómicas y fijar la
laringe (en el lado derecho del paciente cuando el operador es diestro). Dicha fija
674 V e n t il a c ió n m e c á n ic a e n a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
ción se obtiene sujetando, con los dedos pulgar y medio de la mano libre, los
polos superiores del cartílago tiroides, a la vez que el dedo índice es utilizado para
identificar la membrana. Como cánula se puede utilizar un catéter convencional
de punción venosa de calibre 14 ó 13 G, preferiblemente, un catéter diseñado
específicamente para este uso (1). Se trata, en este último caso, de una cánula
montada en aguja de acero, radioopaca, de 7 cm de longitud y de calibre 13 G en
su presentación para adultos (existen cánulas pediátricas de calibre y longitud
inferiores), que presenta en su extremo distal una angulación de 15° que facilita
su introducción en dirección caudal sin lesionar la pared posterior de la tráquea.
Previamente a la punción es conveniente realizar una pequeña incisión en la piel
(Figura 2a), en profundidad, con el objetivo de facilitar el deslizamiento de la
cánula. La ubicación del extremo de la aguja en la luz de la vía aérea se verifica
mediante la aspiración de aire con una jeringuilla (Figura 2b) (que es preferible
que se halle parcialmente rellena con suero salino isotónico) y, a continuación, se
procede a la total introducción del catéter (Figura 2 c y d), comprobando de nuevo
su correcta situación en la luz traqueal y retirando, a continuación, el mandril.
Realizada la punción es muy importante la fijación del catéter al cuello para evi
tar posibles desplazamientos, ya que el peso de la tubuladura del sistema de ven
tilación podría ocasionar la acodadura del catéter o la retirada parcial de este.
las citadas cánulas de reducido calibre (diámetro interno de entre 1 y 2,5 mm) la
necesidad de que el gas llegue hasta la cánula a muy alta presión (entre 0,5 y 3,5
kg/cm^). Por tanto no son útiles fuentes de oxígeno tales como los caudalímetros
habitualmente utilizados para proporcionar fluyente (para gafas nasales o para
mascarilla); tampoco la presurización manual del con una bolsa-resucitador
(3) o los ventiladores convencionales resultan eficaces (4). Además de los venti
ladores específicos de ventilación jet a alta frecuencia (HFJV) se hallan comer
cializados sistemas diseñados para la administración manual de ventilación jet
(como el sistema llamado Manujet, VBM Medizintechnik GmbH, Alemania)
(Figura 2e). Estos están constituidos por un manorreductor conectado a una fuen
te de oxígeno de alta presión (que puede ser el sistema general de gases medici
nales del hospital o una bala de oxígeno). El manorreductor permite seleccionar
el nivel de presión con que será “liberado” el chorro de oxígeno en cada insufla
ción (entre 0,5 y 3,5 kg/cm^ según la edad, sexo y características del paciente).
El gas es “inyectado” hacia la cánula-inyector en forma de pulsos activados
manualmente al presionar un “gatillo”. La elevada presión de liberación permite
la salida del oxígeno en forma de chorro, lo que, como se ha comentado, confie
re su efectividad al sistema a pesar del estrecho diámetro de la cánula.
4. Complicaciones de la TTJV
TABLA I
TÉCNICAS ANESTÉSICAS Y DE VENTILACIÓN UTILIZADAS
EN MICROCIRUGÍA LARÍNGEA. PRINCIPALES VENTAJAS
E INCONVENIENTES
TABLA II
VALORES DE LA MEDIA Y DESVIACIÓN TÍPICA DE PAO, Y PACO,
OBTENIDOS EN LOS PERÍODOS BASAL
PoO, PoCO,
Grupo A Grupo B Grupo A Grupo B
BqsqI 88,6 ±8,8 81,7 ±12,3 36,0 ± 6,3 42,9 ± 3,5
VCV 150,6 ± 29,2 122,0 ± 39,7 40,5 ± 4,6 41,9 ±6,1
HFJV (10 min) 121,3 ± 26,2 84,0 ± 21,8 38,1 ± 8,3 46,4 ±12,2
HFJV (20 min) 125,3 ± 30.9 78,2 ± 23,6 35,6 ± 7,7 50,8 ±18,8
Valores de la media y desviación típica de PaO^ y PaCO^ obtenidos en los periodos basal, tras 5
min de ventilación convencional (VCV) y a los 10 y 2 0 min de HFJV, en 19 pacientes sometidos a
laringoscopio y microcirugía de laringe. Grupo A (n = I I ) , pacientes de bajo riesgo. Grupo B (n
= 8), pacientes de riesgo según la valoración especificada en el texto.
Figura. 3. Ejemplos de cánulas-inyector para HFJV. a. Doble cánula, construida de forma artesa-
nal, con dos tubos de teflón, de 2,2 mm de diámetro interno. El más largo de ellos es utilizado
para monitorizar la presión intratraqueal y el EtCO^. El más corto es la cánula-inyector; y b. Cánula
de doble luz manufacturada y construida en teflón (Laserjet, Acutronic Medical Systems AG). La
monitorización de presiones y del EtCO^ se realiza a través de una segunda luz (cono blanco) que
discurre a lo largo de la pared de la cánula y que se abre a 3 cm del extremo distal. Se distribu
ye en dos longitudes, 40 y 70 cm, para su aplicación en cirugía de las vías aéreas superiores o
traqueobronquial, respectivamente.
Figura 4. a. Respirador de HFJV, Monsoon (Acutronic, Suiza). En la imagen se observan las lí
neas de conducción del jet (anillo azul) y para la monitorización de la Paw (anillo rojo), conec
tadas a las correspondientes luces de la cánula-inyector; b. Pantalla del mismo respirador, con
los tres valores de Paw que monitoriza a través del canal secundario de la cánula inyector: PIP,
Paw pico; AAAP, Paw media; EEP, presión teleespiratoria. PIP, presión medida a través de la luz
principal al final de la espiración, 10 ms antes iniciarse el siguiente ciclo (este parámetro tiene
un valor similar a EEP y está concebido para monitorizar la auto-PEEP aunque se utilice una cánu
la de una sólo luz); y c. Respirador Ergojet CVT, (Temel SA, Valencia, España), con el módulo de
hlFJV situado en su base. Se observan las dos líneas de conducción del jet y de monitorización
de las Paw (máxima, media y mínima).
684 V e n t il a c ió n m e c á n ic a e n a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
Figura 5. Algoritmo orientativo de ¡a actuación a seguir en caso de ocurrir ignición en la vía aérea
durante la cirugía con láser CO^.
Figura 7. a. Conexión del sistema de ventilación jet con el canal del broncoscopio rígido median
te un conectar Luer-lock de dicho canal; y b. Cánula-inyector de una sola luz, insertada en el canal
lateral de un broncoscopio sin conectar Luer-lock.
zar un Vjet adecuado (siempre superior al volumen del espacio muerto calcula
do); y b) la menor frecuencia respiratoria y relación Ti/Ttot necesarias para man
tener un volumen minuto adecuados (30,49,50).
Finalmente, un último efecto de ventilación distal a la estenosis, es que el efecto
de entrainment se reduce. Esto, por un lado, puede restar eficiencia a la ventilación,
puesto que el VT dependerá casi completamente del Vjet, y por otro, facilita el con
trol de la Fío,, al reducirse el efecto dilucional debido al aire arrastrado.
La monitorización del EtCO^ sólo puede ser, como en HFJV para laringosco-
pia, discontinua, y basada en la reducción de la frecuencia respiratoria hasta 8-
10 rpm y la insuflación de volúmenes mayores durante 3-5 ciclos. Con esta téc
nica, el EtCO^ muestra un alto grado de correlación con la PaCO^ (31,33,52),
mejorando los resultados de la capnometría transcutánea (33).
En relación con la reducción de la FiO^ para prevenir el riesgo de ignición de
la mezcla gaseosa, algunos autores establecen un límite de seguridad en valores
ligeramente superiores al 0,31 y usualmente no mayores de 0,4 (46,53).
Se obtiene en más del 90% de los casos por intubación orotraqueal con tubos
endotraqueales convencionales (54). Si la lesión estenosante se halla lo suficien
temente distal a la laringe el tubo endotraqueal (TET), que puede ser de calibre
normal para las características antropométricas del paciente, puede situarse pro-
ximalmente a la lesión (Figura 8a). Muchas de las lesiones estenosantes se sitúan
en las regiones media y distal de la tráquea por lo que esta opción es frecuente
mente asequible.
Cuando, por el contrario, la distancia entre la estenosis y la laringe no es sufi
ciente para alojar el extremo del TET, puede insertarse uno más estrecho (calibre
4,5-5,0 F, habitualmente) a través del área estenótica (Figura 8b) (55). En cual
quier caso, esta es la opción preferida siempre que las características de la este
nosis lo permitan y, de hecho, es la más frecuentemente utilizada, alcanzando en
V e n t il a c ió n m e c á n ic a e n c ir u g ía d e l a s v ía s a é r e a s 695
algunas series a más del 80% de los casos (54). La selección de los parámetros
ventilatorios en estas condiciones debe tener en cuenta principalmente el aumen
to de la resistencia al flujo impuesto por el TET de bajo calibre. La frecuencia res
piratoria debe ser baja con el doble objetivo de proporcionar: a) tiempos inspira-
torios prolongados, especialmente si se utiliza ventilación controlada por presión,
para poder insuflar el VT asignado sin requerir flujos y/o presiones inspiratorias
muy elevadas; y b) tiempos espiratorios asimismo prolongados para evitar que el
atrapamiento y auto-PEEP sean excesivos.
En algunos casos, sin embargo, la luz del área estenótica puede ser demasia
do reducida para admitir un TET convencional, incluso de los calibres menciona
dos anteriormente (Figura 9a) y, en otros, la intubación de la tráquea “a ciegas”
puede ser peligrosa, por tratarse de estenosis de origen tumoral, excrecente, pedi-
culada o friable, con riesgo de sangrado o de desprendimiento de partículas tumo-
rales al intentar pasar la estenosis con el TET (56) (Figura 9b).
En estas situaciones puede hallarse una alternativa en estrategias basadas en
la HFJV. Una de estas opciones consiste en insertar, tras la inducción, una mas-
696 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
Figura 9. o. Estenosis subglótica, no tumoral, con reducción extrema de la luz traqueal; y b. Lesión
tumoral subglótica.
Figura 10. a. Cánula-inyector de teflón de una sola luz insertada en la mascarilla laríngea a tra
vés del canal de ventilación; b. Visión fibroscópica de la glotis durante la inserción de la cánula-
inyector a través de las cuerdas vocales; las flecha indican la cánula-inyector (en el ángulo supe
rior derecho), y el rodete de la mascarilla laríngea alrededor de los aritenoides (en el ángulo infe
rior derecho); y c. Visión fibroscópica de la cánula-inyector a su paso por el orificio estenótico.
V e n t il a c ió n m e c á n ic a en c ir u g ía d e las v ía s a ér e a s 697
¥/.
r
Figura 12. Progresión de la anastomosis de las porciones próxima! y distal de la tráquea (esta con
el tubo endotraqueal intracampo) tras la resección del segmento estenótico.
Como alternativa, la HFJV puede proporcionar, durante esta fase, una mejor
exposición del campo quirúrgico facilitando la fase final de la sutura anastomóti-
ca (64,65). La cánula-inyector puede situarse en la porción distal de la tráquea a
través del campo quirúrgico (Figura 13) o a través del TET orotraqueal (Figura
11c). La adecuación de la ventilación puede valorarse mediante capnografía con
cánulas-inyector de doble luz, según el procedimiento descrito anteriormente
(66), aunque, en este caso, la fiabilidad de la medida depende de la profundidad
con que se sitúa el extremo de la cánula en la tráquea distal. Si dicho extremo se
halla demasiado próximo a la apertura de la tráquea, la muestra puede hallarse
diluida por el aire ambiente.
Cuando la resección afecta a los últimos segmentos de la tráquea, la carina y/o
los grandes bronquios, suele ser necesario disponer de TET estériles de pequeño
calibre para intubar intracampo uno o ambos bronquios, a veces alternativamen
te y requiriendo, en ocasiones ventilación diferencial. Las combinaciones posi-
Figura 13. Cánula-inyector intracampo insertada en el segmento distal de la tráquea tras la resec
ción del área estenótica. a. Cánula de doble luz en el segmento distal de la tráquea con el estor
ma preparado para insertar posteriormente tubo de Montgomery; y b. Doble cánula en la fase
final de la anastomosis.
V e n t il a c ió n m e c á n ic a e n c ir u g ía d e l a s v ía s a é r e a s 699
Figura 14. Aplicación de la HFJVa través del tubo en T de Montgomery en dos aplicaciones dife
rentes: a. En la fase final de la intervención; y b. Durante la educción anestésica: recuperación de
la ventilación espontánea con soporte nnediante hlFJV.
V e n t ila c ió n m e c á n ic a en c ir u g ía de la s vía s a é re a s 701
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CAPITULO 29
Ventilación mecánica
en cirugía pediátrica
J. García-Fernández, L. Castro, R Sanabria
INTRODUCCIÓN
El paciente pediátrico presenta unas diferencias y peculiaridades fisiológicas
y fisiopatológicas tan específicas que hacen que tenga un comportamiento ante
las enfermedades muy diferente al del adulto. Esto implica que los que nos dedi
quemos monográficamente al tratamiento del niño tengamos la obligación de
conocer, por un lado las últimas novedades terapéuticas que van apareciendo para
el paciente adulto, y además, por otro lado, sepamos individualizar o modificar
estas pautas para adecuarlas al niño. Por otra parte, los profesionales que de
forma habitual tratan sólo a pacientes adultos, deben conocer los principales
aspectos diferenciadores entre el niño y el adulto, ya que debido a razones de
urgencia inicial hasta su traslado definitivo a un hospital infantil, pueden verse
implicados en el tratamiento de un paciente pediátrico en condiciones aún más
adversas, ya que no dispondrán de los medios y materiales más adecuados para
el tratamiento correcto de estos pacientes (1-3).
La atención anestesiológica al paciente pediátrico se diferencia mucho de la
que se administra al adulto, tanto más cuanto más pequeño es el niño. Existen
multitud de estudios y publicaciones que avalan esta afirmación, como por ejem
plo, los estudios de paradas cardiacas perioperatorias pediátricas (POCA) (4). En
706 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
todos ellos se hace hincapié sobre la mayor incidencia de paradas cardiacas perio-
peratorias que se producen en pacientes menores de un año, y demuestran que
descartando los pacientes con cardiopatías congénitas, en el 99% de las ocasio
nes siempre que se produce una parada cardiaca perioperatoria es por problemas
de vía aérea y ventilación (4-11).
Por esta serie de razones, existen unas recomendaciones avaladas por expertos
internacionales que recomienda que los niños menores de 2 años sean intervenidos
en centros infantiles monográficos especializados. No sólo por razones anestésicas,
sino también por ser operados por cirujanos pediátricos y porque los pediatras que
los atienden están a su vez especializados en las diferentes áreas (neonatología, car
diología, hepatología, digestivo, etc.), por lo que cualquier tipo de complicación
que pueda presentarse se puede solucionar. Los niños entre 2 y 6 años podrían ser
anestesiados por anestesiólogos que realicen al menos 200 anestesias pediátricas
por año, en centros no monográficos, y por encima de 6 años los estudios no
demuestran diferencias estadísticamente significativas en la aparición de complica
ciones por el tipo de dedicación del anestesiólogo (7,8).
El manejo ventilatorio perioperatorio del paciente pediátrico supone uno de
los principales retos del anestesiólogo al realizar una anestesia neonatal, no sólo
por las diferencias de fisiología respiratoria, que son de las más importantes a
tener en consideración con relación al adulto, sino porque además las máquinas
de anestesia con circuito circular interaccionan de forma muy diferente y distin
ta con el paciente neonatal que con el adulto, pudiendo aparecer problemas de
ventilación mucho más fácilmente que en el paciente adulto. Muchas máquinas
de anestesia funcionan perfectamente para ventilar pacientes adultos y en cambio
no son capaces de ventilar adecuadamente a neonatos y niños pequeños (1,3).
En este capítulo vamos a hacer un pequeño repaso de todos los aspectos que
implican el tratamiento ventilatorio perioperatorio del paciente pediátrico. Vamos
a tratar las principales puntos de: fisiología respiratoria aplicada, monitorización
respiratoria, modos ventilatorios, la máquina de anestesia con circuito circular, la
ventilación durante procedimientos anestésicos específicos pediátricos y el
soporte respiratorio en el paciente crítico pediátrico, destacando sólo los aspectos
diferenciadores y específicos del paciente pediátrico frente al adulto.
Las diferencias del sistema respiratorio del paciente pediátrico frente al adul
to son inversamente proporcionales a la edad del niño, haciéndose máximas en el
prematuro hasta su semana sesenta postconcepción, después en el neonato a tér
mino, a continuación el gran salto se produce hasta el primer o segundo año de
vida (menor de 10 kg), y estas peculiaridades siguen siendo significativas, hasta
los tres o cuatro años de vida (menores de 20 kg), y poco a poco los sistemas y
órganos completan totalmente su maduración, y a partir de los seis años hasta los
catorce, cada vez su comportamiento fisiológico y fisiopatológico es más pareci
V e n t i l a c i ó n m e c á n ic a en c i r u g í a p e d i á t r ic a 707
TABLA I
FISIOLOGÍA RESPIRATORIA: PRINCIPALES DIFERENCIAS CON EL ADULTO
M ayor facilidad para el volutrauma: las lesiones debidas a volúmenes corriente ele
vados se producen con más facilidad que el adulto, por lo que se recomienda
nunca sobrepasar los 7 ml/kg de volumen corriente
El neonato al nacer tiene que generar una presión negativa altísima de hasta
-80 cmH^O para poder expandir sus pulmones por primera vez. Este dato pone de
relieve la gran importancia que tiene, para sus pulmones, evitar el colapso pulmo
nar y las atelectasias, porque conseguir reclutar los alveolos una vez cerrados
requiere presiones mucho más elevadas que las necesarias para evitar que se
colapsen una vez abiertos (1,3,12).
La principal característica de los pulmones del neonato es su baja capacidad
residual funcional (CRF), lo que condiciona por un lado, una mayor tendencia al
colapso pulmonar y formación de atelectasias, y por otro un menor tiempo de oxi
genación apneica, en comparación al adulto. Esta disminución de la CRF se debe
a las fuerzas elásticas pulmonares que tienden a colapsarlo durante la espiración,
y que no se ven frenadas por la caja torácica cartilaginosa, que no impide que el
pulmón se colapse de forma tan eficaz como la caja torácica ósea del adulto. Otro
factor que agrava esta situación es que el neonato siempre tiene que estar en decú
V e n t ila c ió n m ec á n ic a en c ir u g ía p e d iá tr ic a 709
bito de forma fisiológica, ya que no se puede sentar o poner de pie, lo que hace
que de forma constante el contenido abdominal comprima el diafragma y se
reduzca aún más su CRR De esta manera, la CRF del neonato está muy cercana
al volumen crítico de cierre alveolar, que es el mínimo volumen que los alveolos
necesitan para no colapsarse, con lo cual ante la más mínima apnea, como por
ejemplo, en la inducción anestésica o administración de fármacos depresores res
piratorios, el pulmón del neonato se va a colapsar más y más rápido que el del
adulto. El neonato, en condiciones fisiológicas, para evitar el colapso pulmonar,
realiza un cierre de las cuerdas vocales antes del final de la espiración y detiene
la espiración, mediante el reflejo de cierre glótico y el reflejo espiratorio de
Hering-Breuer, que detiene la espiración ante la obstrucción glótica. Además, la
frecuencia respiratoria elevada (doble o triple que el adulto) hace que el tiempo
espiratorio sea también mucho más corto que el del adulto, y que se inicie la ins
piración siguiente antes del vaciamiento completo de los pulmones, esto se debe
al tono muscular de los músculos inspiratorios que el neonato mantiene durante
todo el ciclo respiratorio, incluso durante la fase espiratoria (1-3,5).
Gracias a todos estos mecanismos, el neonato mantiene un volumen pulmonar
al final de su espiración (VPFE) que es superior a su capacidad residual funcio
nal y al volumen de cierre, generándose él mismo una auto-PEEP o PEEP intrín
seca (2-3 cmH^O) que mantiene en condiciones fisiológicas el pulmón del neona
to sano en una zona segura para evitar la formación de atelectasias durante su res
piración habitual. Cualquier situación que bloquee todos estos mecanismos de
defensa fisiológicos (anestesia, sedación, relajantes musculares, intubación,...) o
que incremente el volumen de cierre del pulmón neonatal (déficit de surfactante,
broncodisplasia o fibrosis pulmonar,...) hace que el pulmón del neonato se colap-
se con mucha más facilidad que el del adulto y por tanto, no tengamos más reme
dio que someterlo a técnicas de reclutamiento pulmonar, y posterior empleo de
PEEP en su mantenimiento ventilatorio para conseguir su estabilidad pulmonar
(1-3,5,7) (Tabla II).
Otra diferencia importante con respecto del adulto son los tiempos que el pul
món de neonato precisa para llenarse y vaciarse, que vienen determinados por las
constantes de tiempo inspiratoria y espiratoria que son mucho más cortas en el
neonato que en adulto. En general, se puede decir que el pulmón del neonato se
llena y se vacía mucho más rápidamente que el del adulto (entre la mitad y un ter
cio del tiempo que necesita el adulto). Otra diferencia importante es que la cons
tante de tiempo inspiratoria y espiratoria son muy parecidas entre sí, en el neona
to (ambas alrededor de 0,16 segundos), en cambio en el adulto, la constante de
tiempo espiratoria es el doble a la inspiratoria. Por tanto, el tiempo inspiratorio y
espiratorio normal en el neonato (tres o cuatro veces la constante de tiempo) esta
alrededor de 0,5-0,6 segundos. Esto hace que la programación de los tiempos ins
piratorios y espiratorios en ventilación mecánica en el neonato sea muy diferen-
710 V e n t il a c ió n m e c á n ic a e n a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
TABLA II
COMPARACIÓN DE LOS VOLÚMENES PULMONARES ENTRE EL ADULTO
SANO Y EL NEONATO SANO
Volúmenes
(ml/kg) Neonato Adulto Diferencia
te que en el adulto. Una programación habitual de los tiempos del ciclo respira
torio en ventilación mecánica neonatal serían: tiempo inspiratorio 0,5 segundos y
tiempo espiratorio 0,6 segundos, lo que supondría una frecuencia respiratoria de
54 rpm y una relación I:E de 1:1,2 (3,7,12,13).
Hoy día la programación de los tiempos inspiratorios y espiratorios es mucho
más fácil y fisiológica con las nuevas máquinas de anestesia y respiradores de crí
ticos, ya que podemos ver la curva de flujo-tiempo, y por tanto, individualizar los
tiempos a cada paciente, e incluso a la situación en la que se encuentre el pulmón
de un paciente en ese mismo momento, como se explicará detalladamente más
adelante en el apartado de monitorización sobre curvas flujo-tiempo (3,14).
4. Consumo de oxígeno
Otra característica fisiológica del neonato que hay que tener muy en cuenta es
que presenta un consumo metabólico de oxígeno de 2 ó 3 veces superior al del
adulto (5-6 V5. 2-3 ml/kg/min). Esta mayor demanda fisiológica de oxígeno la
compensa el neonato, aumentando su volumen minuto a costa de duplicar o tri
plicar la frecuencia respiratoria, como se ha visto anteriormente, pero mantenien
do en todo momento constante el volumen corriente en los 6-7 ml/kg que com
parte igual con el adulto y con otras muchas especies animales. El consumo de
oxígeno aumentado contribuye a que el tiempo de oxigenación apneica del neo
V e n t i l a c i ó n m e c á n ic a en c i r u g í a p e d i á t r ic a 71 1
Edad (años)
Figura 1. Relación entre la compliancia dinámica (ml/cmHp) y la edad (años) en pacientes pediá
tricos: datos obtenidos de nuestro estudio de presión de soporte en cirugía ambulatoria sobre 60
pacientes ASA /-//, rango de edades de 2 meses a 14 años. Como se puede observar hay una
correlación directamente proporcional entre la edad y la compliancia dinámica del niño. La com
pliancia dinámica es muy baja en los neonatos y menores de 2 años.
Los niños son más propensos a presentar alteraciones y lesiones por la intuba
ción endotraqueal mucho antes y más fácilmente que el adulto; así niños intuba-
dos por más de cuatro días pueden presentar ya granulomas en cuerdas vocales o
lesiones isquémicas de mucosa traqueal, que les producen estenosis traqueales
clínicamente relevantes con menos días de ventilación mecánica que el paciente
adulto.
Las traqueostomías por intubaciones prolongadas e imposibilidad de destete,
tienen mayor tasa de complicaciones a largo plazo que en el adulto debido a que
la traquea está aún en crecimiento y la lesión de cualquiera de los centros de cre
cimiento cartilaginoso traqueal provocará con el tiempo una estenosis traqueal
clínicamente importante, por esta razón, no se plantea la realización de una tra-
queotomía en un neonato, hasta al menos trascurridos tres meses de intubación e
imposibilidad de destete con ventilación no invasiva, mientras que en un adulto
este tiempo es mucho más corto (8,9,16-19).
714 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
Edad (años)
Figura 2. Relación entre las resistencias en vía aérea (cmHp/l/s) y la edad de los niños (años):
datos obtenidos de nuestro estudio de presión de soporte en cirugía ambulatoria sobre 60 pacien
tes ASA /-//, rango de edades de 2 meses a 14 años. Como puede observarse existe una corre
lación exponencial inversa entre las resistencias y la edad del niño. Lo que significa que los neo
natos y los lactantes presentan unas resistencias en vía aérea altísimas y mucho mayores que el
resto de niños más mayores y que el adulto.
2. Espirometría ventílatoría
ciones que en el adulto (volumen compresible del circuito, espacios muertos arti
ficiales, fu gas,...). El problema en el paciente pediátrico es que la propia moni-
torización puede generar problemas clínicos relevantes en los pacientes menores
de 5 kilos (30,32-34).
Existen dos tipos principales de monitorización de gases, la técnica de main-stre-
am o flujo principal y el sistema de side-stream o flujo lateral. Si usamos la técnica
de main-stream o flujo principal, no restamos flujo dentro del circuito, pero incre
mentamos el espacio muerto en 3-4 mi, por lo que hay que aumentar el volumen
corriente del neonato para mantener constante el volumen corriente alveolar, a costa
de aumentar los riesgos de lesión inducida por la ventilación a los neonatos (por
ejemplo, una pieza de adaptador de 4 mi que coloquemos distal a la pieza en Y del
circuito, conlleva, en un neonato de 3 kg con 60 respiraciones por minuto, tener que
aumentar su volumen minuto en 240 mi, cuando su volumen minuto normal sería de
750 mi, lo que equivale a tener que incrementar su volumen minuto prácticamente
un 33% más, simplemente por colocar esa pieza) (33-36).
Si por el contrario decidimos utilizar el sistema de side-stream o flujo lateral,
tenemos dos problemas que hay que anticipar y resolver, com o son el incremen
to de espacio muerto por la pieza con la conexión Luer que se añade entre el fil
tro y la pieza en Y del circuito. Esta pieza incrementa el espacio muerto hasta en
4 mi, y vuelve a generar el problema anteriormente comentado. La forma de
718 V e n t il a c ió n m e c á n ic a e n a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
Figura 4. Relación entre el soporte de presión pautado (cmH^O) y la edad de los niños (años):
datos obtenidos de nuestro estudio de presión de soporte en cirugía ambulatoria sobre 60 pacien
tes ASA l-ll, rango de edades de 2 meses a 14 años. Como puede observarse, existe una corre
lación exponencial inversa entre el soporte de presión requerido y la edad del niño. Lo que signi
fica que los neonatos y los lactantes presentan un trabajo respiratorio impuesto mucho mayor que
el resto de niños más mayores y que el adulto, y por este motivo precisan una mayor presión de
soporte.
el flujo de gas fresco al menos con estos 200 ml/minuto, más lo que hayamos cal
culado de consumo metabólico de oxígeno, y fugas paciente y máquina. Para evi
tar esta situación muchas de las estaciones de trabajo de anestesia que actualmen
te llevan integrada la monitorización de gases, devuelven automáticamente al cir
cuito de la máquina este caudal de gas extraído, en vez de eliminarlo al ambien
te (31-34).
Calvo Vecino con su estudio de monitorización de CO^ intratraqueal pone
de manifiesto que el sistema de flujo lateral o side-stream es perfectamente
válido y que no crea ningún problema clínico en el paciente pediátrico, inclu
so situándolo dentro del pulmón de niños (37). Existe mucho miedo generali
zado, provocado por los propios manuales de estos monitores y máquinas de
anestesia, que contraindican formalmente el uso de estos monitores en niños
menores de 5 kg y advierten de la posibilidad de hipoventilar al niño, e inclu
so de la posibilidad de generar presión negativa dentro de los pulmones de los
niños. Nuestros estudios en ratas de 600 gramos en ventilación espontánea
confirman la validez de esta monitorización sin provocar ninguno de estos
efectos dañinos (37,38).
Es una cuestión clásica si se debe ventilar a los neonatos y niños pequeños por
presión o por volumen. Clásicamente se ha venido recomendando el empleo de
los modos de presión porque se consideraba que se generaban menores presiones
V e n t i l a c i ó n m e c á n ic a en c i r u g í a p e d i á t r ic a 721
dentro de los pulmones que con los modos de volumen. Sin embargo, esta creen
cia choca con el principio matemático básico que define que la compliancia pul
monar es igual al diferencial de volumen que se obtiene al aplicar un incremento
de presión en su interior. Si la compliancia pulmonar es constante y no varía,
matemáticamente hablando daría igual aplicar un determinado volumen para
obtener un incremento de presión determinado, que justo al revés, aplicar ese
mismo incremento de presión y el resultante sería el mismo volumen. Por tanto,
matemáticamente hablando da igual ventilar por presión que por volumen para
unos mismos pulmones con una compliancia determinada (47,48).
Sin embargo, sí hay diferencias entre ventilar por volumen y ventilar por
presión. Cuando ventilamos por presión el flujo que emplea la máquina duran
te el tiempo inspiratorio es desacelerado, es decir, empieza siendo al principio
muy rápido y se hace cero al final del tiempo inspiratorio. Sin embargo, cuan
do ventilamos por volumen la máquina emplea un flujo elevado y constante
durante todo el tiempo inspiratorio. Como las resistencias son proporcionales
al flujo (flujo laminar linealmente y flujo turbulento exponencialmente) si
tenemos que ventilar pacientes con altas resistencias en vía aérea (neonatos),
el flujo constante y elevado de las modalidades de volumen van a provocar
unas resistencias mucho mayores que el flujo desacelerado de los modos de
presión (47-52).
Por este motivo, se puede observar en los modos de volumen que la presión
pico e incluso a veces la presión platean (si el tiempo de pausa inspiratorio es
demasiado pequeño) son más elevadas que la presión máxima obtenida con
modos de presión para entregar un mismo volumen. Pero si estudiamos al
mismo tiempo las presiones intratraqueales en este mismo neonato vemos
justo lo contrario: en modos de volumen el área bajo la curva de presión que
se obtiene dentro del pulmón tiene un menor área que cuando ventilamos por
presión, ya que el flujo turbulento que generan los modos de volumen hacen
que tarde algo más de tiempo en igualarse las presiones pretubo con el interior
del pulmón. En cambio el flujo desacelerado de los modos de presión hace que
sean capaces de superar las situaciones de altas resistencias en vía aérea en
menos tiempo y generen un mejor área bajo la curva de presión dentro de los
pulmones, para una misma presión máxima determinada. Esta situación es sólo
clínicamente significativa cuando haya que ventilar a pacientes muy pequeños
(tubos < 4 , 5 mm) y broncoespasmos muy severos (situaciones de altas resis
tencias en vía aérea) (50-52).
La otra gran diferencia entre ventilar por volumen y ventilar por presión es
la ventilación ante situaciones de fugas paciente variables. Esta situación
puede ser frecuente en pediatría cuando empleamos tubos sin neumotapona-
miento o dispositivos supraglóticos tipo mascarilla laríngea, que no aseguran
una estanqueidad perfecta y el sello depende de las presiones que utilicemos.
Ante fugas paciente variables los modos de presión son siempre más útiles
para asegurar una adecuada ventilación al paciente, ya que por definición la
presión siempre compensará las fugas por altas que estas sean, siempre y cuan
do el generador de flujo sea lo suficientemente potente como para poder com
722 V e n t il a c ió n m e c á n ic a e n a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
Este nuevo modo de ventilar que cada fabricante llama de una forma, con
siste en un modo de presión al que se le asocia un software que calcula la com-
pliancia del paciente administrándole al principio de la ventilación una respi
ración por volumen con una pausa inspiratoria prolongada; de esta forma cal
cula la compliancia estática de ese enfermo en ese momento y a continuación
pasa a ventilarlo por presión con la presión que precisa ese paciente para entre
gar el volumen que se le programe en el respirador. Como la compliancia del
paciente puede ir variando en el tiempo, la máquina recalcula continuamente
si precisa subir o bajar la presión para seguir entregando el volumen corriente
pautado (53).
Este nuevo modo de ventilar se está mostrando muy eficaz para ventilar a neo
natos y niños pequeños en las unidades de críticos, ya que presenta todas las ven
tajas antes mencionadas de los modos de presión y la ventaja de intentar garanti
zar el volumen como los modos volumétricos. Hoy día también se dispone de
estos nuevos modos ventilatorios en las máquinas de anestesia más modernas.
Aunque no hay mucha literatura pubUcada al respecto, los que lo hemos podido
utilizar en quirófano parece funcionar tan bien como en cuidados críticos, con el
único inconveniente de que cuando se presentan fugas paciente considerables (no
infrecuentes en el paciente pediátrico), especialmente con mascarilla laríngea o
tubos sin neumotaponamiento y holgados, la máquina no puede calcular bien la
compliancia del enfermo, está continuamente intentándola recalcular y el proto
colo de software no puede funcionar correctamente (53).
V e n t ila c ió n m ec á n ic a en c ir u g ía p e d iá tr ic a 723
Las máquinas de anestesia diseñadas con circuito circular son totalmente dis
tintas de los respiradores que se emplean para la ventilación en las áreas de cui
dados críticos, que son siempre ventiladores de circuito abierto. El circuito abier
724 V e n t il a c ió n m e c á n ic a e n a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
to en cada respiración coge siempre gases frescos nuevos para ventilar ai enfer
mo, y en la fase espiratoria del paciente tira todos los gases empleados al exte
rior. Por el contrario, el circuito circular permite al anestesiólogo poder aprove
char los gases espirados del paciente, una vez eliminado el CO^, y volver a usar
los para ventilar al enfermo una y otra vez. Este hecho determina un ahorro de
costes económicos y ambientales al reducir el consumo y liberación de gases
anestésicos. Pero genera una serie de complicaciones potencialmente muy peli
grosas en la ventilación mecánica de niños (53,54).
La principal diferencia entre un circuito circular y un circuito abierto es su
diseño y construcción. El circuito circular tiene que tener los siguientes compo
nentes, de los que el circuito abierto carece:
- Un volumen interno del circuito que oscila según la máquina entre 4,5-8
litros.
- Un reservorio de gases (bolsa, concertina, etc.).
- Una válvula de sobreflujo o válvula de pop-ojf.
- Un cánister o absorbedor de CO^.
- Generador de flujo independiente de la toma de gases (concertina, pistón o
turbina).
Estos componentes condicionan que el circuito circular tenga una serie de ele
mentos y parámetros que también deben ser consideradas cuando se manejan este
tipo estaciones de anestesia:
- Constante de tiempo.
- Mal llamada compliancia de la máquina o volumen compresible.
- Sistemas de compensación de la compliancia o volumen compresible.
- Tasa de utilización del flujo de gas fresco.
El volumen interno de las máquinas de anestesia genera la compliancia de la
máquina de anestesia, término inapropiado que hace referencia al volumen com
presible que queda comprimido dentro de la máquina de anestesia por cada
cm H p de presión positiva que se genera en ventilación mecánica. Este volumen
se queda retenido dentro de la máquina de anestesia y si no se compensa, resta y
disminuye el volumen corriente que le llega al paciente. Siguiendo la ley de
Boy le que rige la compresibilidad de los gases, se pierde 1 mi de volumen
corriente por litro de volumen interno de la máquina y por cmH^O de presión que
se alcance dentro de la máquina. Esta situación puede ser muy comprometida en
niños pequeños por ejemplo, si tenemos que ventilar a un niño de 10 kilos con
una máquina de anestesia que tenga una compliancia de 5 ml/cmH^O, cuando
programemos en volumen control un volumen corriente de 100 mi, si la presión
que se alcanza es por ejemplo de 20 cm H p (compliancia paciente 5 m l/cm H p),
el volumen que queda comprimido y atrapado dentro de la máquina es de 100 mi,
es decir, del 100% del programado, no llegando nada hasta los pulmones del
enfermo, situación que es muy difícil que ocurra en un paciente adulto (53-57).
Para evitar que suceda lo anteriormente expuesto, se diseñaron los sistemas de
compensación de la compliancia de la máquina de anestesia; estos son sistemas
diseñados para administrar más volumen del programado para compensar el volu
men comprimido dentro de la máquina de anestesia y minimizar el efecto ante
V e n t i l a c i ó n m e c á n ic a en c i r u g í a p e d i á t r ic a 725
riormente explicado. Según lo eficaces que sean se pierde más o menos volumen
corriente en cada ventilación del paciente. Esta es la causa principal por la que las
máquinas de anestesia con sistemas de compensación no eficaces, hipo ventilan
en modalidades de volumen a pacientes con baja compliancia dinámica (niños <
10 kg) (54,57).
Cada vez que ventilamos por volumen con una máquina de anestesia con cir
cuito circular a un niño que tenga una compliancia dinámica menor que la com
pliancia o volumen compresible de la máquina estamos en riesgo de hipoventilar-
le. Hoy día es difícil que esto ocurra con los sistemas de compensación que exis
ten, sin embargo, a veces estos sistemas de compensación no están presentes,
fallan o no son todo lo eficaces que debieran. En esta situación si ventilamos por
presión en vez de por volumen e incrementamos la presión máxima hasta conse
guir el volumen corriente adecuado al peso de ese niño, podremos ventilar de
forma segura al paciente aunque el sistema de compensación no funcione adecua
damente (54-57).
2. Onfalocele y gastrosquísís
Son defectos congénitos de la pared abdominal. En el caso del onfalocele pre
sentan un saco hemiario, y por el contrario en la gastrosquisis las visceras están
expuestas al exterior. Se debe realizar un estudio cuidadoso del neonato, ya que
asocian frecuentemente otra serie de anomalías cardiacas, meningocele, alteracio
nes renales, y otras alteraciones asociadas. La incidencia global de onfaloceles y
gastrosquisis es aproximadamente de uno cada 3.000 neonatos (Figuras 5 y 6).
Los objetivos principales del manejo anestésico en estos pacientes son: ade
cuada reposición de fluidos, protección de las visceras vaciadas, drenaje gástrico
eficaz para minimizar la distensión gástrica, administración de antibióticos por
alto riesgo de infección, y estabilización y mantenimiento de la homeostasis de la
temperatura en todo momento. Es muy importante conseguir suficientes vías
intravenosas de calibre adecuado para proceder a una adecuada reposición de
líquidos, coloides y hemoderivados. La pérdida de líquidos en la gastrosquisis
puede ser tan elevada como 150-200 ml/kg (58,63,64).
Para poder saber si se puede realizar un cierre primario de la pared abdo
minal, es conveniente medir la presión intraabdominal que se produce al inten
tar introducir todas las visceras abdominales dentro de la cavidad, para ello
podemos medir la presión en vejiga, y ver que esta no supere los 20 cmH^O,
otra forma también útil es medir la presión intragástrica y comprobar que esta
presión no se modifica en más de 20 cmH^O cuando se introducen todas las vis
ceras dentro de la cavidad abdominal, para evitar la aparición de un síndrome
compartimental abdominal.
V e n t i l a c i ó n m e c á n ic a en c i r u g í a p e d i á t r ic a m
Figura 5. Onfalocele: obsérvese el saco que protege las visceras de su exposición ambiental.
Figura ó. Gastrosquisis: obsérvese cómo las visceras están totalmente expuestas al ambiente.
tado el pulmón del enfermo antes de que se introduzcan todas las visceras en
la cavidad, y mantenerlo estable con una PEEP adecuada (4-6 cmH^O). Una
medida muy importante a tener en cuenta en estos pacientes es introducir una
sonda nasogástrica para situarla en el tercio inferior del esófago para monito-
rizar de forma continua la presión esofágica, a través de la cual podemos apro
ximar la presión pleural, ya que se consideran muy similares, y restándola a la
presión traqueal (presión máxima cuando el flujo inspiratorio sea cero), pode
mos hacer una estimación de la presión transpulmonar que en esta patología es
muy importante monitorizar. Una vez introducidas las visceras en la cavidad,
observaremos una caída brusca del volumen corriente. Para evitar esto, debe
mos ir incrementando la presión máxima sin quitar la PEEP, hasta que volva
mos a obtener un volumen corriente de 7-10 ml/kg. Conforme vamos subien
do la presión máxima, veremos que la presión esofágica también ha aumenta
do, por lo que la presión transpulmonar se mantiene constante. Si la presión
transpulmonar aumenta a valores superiores a como estaba antes de introducir
las visceras o si la presión máxima alcanzada supera los 35 cmH^O, debemos
recomendar al cirujano que no realice un cierre primario de todas las visceras,
no sólo por riesgo de barotrauma, sino porque significa que muy probablemen
te se va a generar un sindrome compartimental abdominal (59).
Hay que mantener al paciente en ventilación mecánica y con relajación mus
cular durante los primeros dias postoperatorios hasta que se normalicen las pre
siones abdominales y respiratorias.
casos más graves apnea y bradicardia. Entre el 35 y 65% de los casos presenta
otras anormalidades congénitas, entre las más frecuentes cardiovasculares y gas
trointestinales
En cuanto al manejo anestésico el fin primordial es evitar la dilatación gástri
ca aguda, que se puede producir al ventilar a presión positiva al paciente durante
la inducción anestésica, y que nos puede ocasionar una dilatación gastrointestinal
aguda que puede llegar a ocasionar una parada cardiorrespiratoria sino se actúa a
tiempo. Para poder evitar esta situación se recomienda realizar una inducción
anestésica que permita el mantenimiento de la ventilación espontánea del neona
to en todo momento, y la intubación sin relajación muscular (ketamina, sevoflu-
rano). Hay que conseguir colocar el final del tubo endotraqueal distal a la fístula
traqueogástrica, y evitar si es posible la intubación selectiva del bronquio princi
pal derecho. Hay que conseguir taponar la fístula antes de iniciar la toracotomía,
ya que una vez el paciente esté en posición para toracotomía derecha posterola-
teral con abordaje extrapleural, la ventilación se hace muy difícil, ya que el ciru
jano en muchas ocasiones nos colapsa el pulmón haciendo muy difícil la ventila
ción si la fístula no ha sido correctamente ocluida (58).
TABLA III
ESTRATEGIAS VENTILATORIAS PARA EVITAR LA LESIÓN PULMONAR
INDUCIDA POR LA VENTILACIÓN (LPIV) EN EL PACIENTE PEDIÁTRICO
Volumen comente no elevado: un buen objetivo es 6-7 ml/kg (circuito abierto) (con
circuito circular mejor 10 ml/kg por el volumen compresible del circuito no compen
sado)
Presiones meseta: > ó años < 30 cmHjO; > 1 mes -ó años < 25 cmHjO; neona
tos < 20 cmHjO
TABLA IV
ESTRATEGIA DEL PULMÓN ABIERTO EN EL PACIENTE PEDIÁTRICO
Evitar el desreclutamiento
Posición en prono
Empleo de FiOj bajas: ideal no superar 0,65
Disminuir el edema: el pulmón distresado es un "pulmón de esponja"
Disminuir la presión abdominal: evita desreclutamiento de zonas basóles
PEEP óptima: 2 cmHjO > punto de inflexión inferior sobre lo rama espiratoria (curva
P-V)
reclutamiento. Conociendo bien estos cuatro principios básicos que rigen las
maniobras de reclutamiento pulmonar debemos ser flexibles e individualizar a las
condiciones de cada paciente las presiones que podemos alcanzar y el tiempo de
mantenimiento de la mismas (28,29).
Las maniobras de reclutamiento pulmonar se pueden clasificar en tres tipos:
CPAP mantenida, pocos ciclos a muy alta presión y presión control con delta de
732 V e n t il a c ió n m e c á n ic a e n a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
2. Ventilación no invasiva
TABLA V
PUNTOS CLAVES DE APLICACIÓN DE LA VNI EN PEDIATRÍA
Respiradores
Ñujo inspiratorio pico mínimo de 100 l/min (mejor si es > 150 l/min)
Mejor modos de presión (control y soporte)
Buena sincronización con la respiración del paciente: alta sensibilidad del trig-
ger inspiratorio y espiratorio
Disponer de regulador de FiOj
Inferiases
Alta adaptabilidad: disponer de tamaños pediátricos apropiados
Pequeño espacio muerto
Elegir la correcta mascarilla según la patología respiratoria a tratar
Siempre una adecuada humidificación y calentamiento del gas fresco con sistemas
de humidificación activa
TABLA VI
ERRORES MÁS FRECUENTES EN LA APLICACIÓN DE LA VNI
EN PEDIATRÍA
N o permitir lo más mínima fugo entre interfase y pódente: hay que permitir siem
pre pequeñas fugas para disminuir espacio muerto y para no lesionar la cara del
niño
TABLA VII
CONTRAINDICACIONES DE LA VNI
corriente muy pequeño, siempre por debajo del espacio muerto fisiológico (< 2-
3 ml/kg), a frecuencias muy elevadas (180-900 rpm), y en el que la espiración es
activa (87).
En principio la programación puede parecer complicada, pero no lo es. Los
cinco parámetros a programar son: el flujo de gas fresco o bias-flow, relación I:E,
frecuencia respiratoria, y los dos únicos parámetros algo diferentes a la ventila
ción convencional serían la presión media y el delta de presión o amplitud de
oscilación. El flujo de gas fresco vendría a significar lo mismo que el flujo de gas
fresco de las máquinas de anestesia, es el flujo de gas fresco que hace falta para
alimentar a la máquina en HFO. Hay unas tablas que en función de las presiones
que quieras alcanzar te recomiendan una magnitud de flujo, en general está entre
20-40 1/min. La relación LE se pautaría entre 33-45%, en función de cuanto CO^
queramos lavar. La frecuencia respiratoria, se pauta en hercios (1 Hz = 60 rpm),
y normalmente entre 12-14 Hz, según edad y necesidad de lavar CO^. La presión
media se correlaciona como en la ventilación convencional con la oxigenación, y
se suele empezar entre 6-9 cmH^O más que la presión media que tuviera el niño
en convencional. La amplitud de oscilación se comienza con 10-15 cmH^O más
que la presión máxima que tuviera pautado en convencional, en general, a mayor
amplitud mayor lavado de CO^. La HFO puede utilizarse en combinación con
ventilación mecánica convencional para mejorar su destete de HFO (87-89).
La HFO se ha consolidado como un método altamente eficaz para el manejo
ventilatorio del distrés neonatal (membrana hialina, síndrome de aspiración
meconial, hernia diafragmática...). También la HFO “de rescate” se aplica a
niños con insuficiencia respiratoria con escasa respuesta a la ventilación conven
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CAPITULO 3 0
Ventilación mecánica en la
anestesia del paciente obeso
M. Ballester, J. Lloréns, V. Silva
INTRODUCCIÓN
DEFINICIÓN. ÍNDICES___________________________________
En la práctica se usan métodos de cálculo simples, como el índice de masa
corporal (índice de Quetelet o IMC) que además de valorar la grasa corporal,
hace una estimación de la magnitud de los riesgos asociados al sobrepeso. La
International Obesity Task Forcé (lOTF), la Organización Mundial de la Salud
(OMS) (7), las sociedades científicas, entre ellas la SEEDO (Sociedad
Española para el Estudio de la Obesidad) y los grupos de expertos aceptan en
la actualidad como criterio para la definición de obesidad valores para el IMC
iguales o superiores a 30. En la Tabla I se resume la clasificación del grado de
obesidad propuesta por la SEEDO utilizando este índice ponderal como crite
rio (1).
TABLA I
CLASIFICACIÓN DE LA OBESIDAD SEGÚN EL IMC. SOCIEDAD ESPAÑOLA
PARA EL ESTUDIO DE LA OBESIDAD (SEEDO) (1 )
IMPLICACIONES ANESTÉSICAS__________________________
La anestesia del paciente obeso supone un reto para el anestesiólogo debido a
las múltiples peculiaridades que presentan estos enfermos y al aumento de la
morbimortalidad. Incluso se ha llegado a defender la necesidad de participación
de dos anestesiólogos en los casos de obesidad mórbida (15).
Existe un elevado riesgo de intubación difícil, que se da en el 13% de los
pacientes obesos (frente al 2-3% de la población no obesa) y hasta en el 30% de
los casos de obesidad mórbida. Además, la ventilación con mascarilla facial
puede ser difícil o imposible, por obstrucción de las vías aéreas superiores y por
V e n t ila c ió n m ec á n ic a en l a a n e s te s ia d e l p aciente ob eso 745
1. Preoxígenacíón e inducción
1r^ i
con PEEP de 10 cm H ^ duran
200
te la inducción, permitía, asi
mismo, prolongar el tiempo de
tolerancia a la apnea en un 50%
Tiem po de P a Ü 2 previa
tolerancia a a la apnea
(1 minuto) mostrándose como
la apnea una técnica segura, simple y
bien tolerada (Figura 2).
Figura 2. Duración del tiempo de apnea no hipóxica y La implicación clínica de
PaO^ en pacientes con y sin PEEP durante la inducción. estos datos es importante
Modificado de: Gander et al. (24). puesto que plantean la posibi
lidad de, mediante una técnica
sencilla y fácilmente aplicable
en la práctica diaria, aumentar
la tolerancia a la apnea durante la inducción y, a la vez, evitar el desarrollo de ate
lectasias en uno de los grupos de mayor riesgo, como es el de los obesos mórbi
dos (26,27).
2. Ventilación peroperatoria
4. Aplicación de PEEP
Siguiendo el concepto teórico del “pulmón abierto” (sin colapso) descrito por
Lachmann (32) los principales determinantes del reclutamiento alveolar son la
presión inspiratoria de “apertura” y la prevención del colapso espiratorio median
te PEEP, como se ha demostrado, tanto por microscopía in vivo (29), como por
TAC (33).
Se han desarrollado maniobras de reclutamiento alveolar dirigidas a obte
ner el reclutamiento completo de las áreas atelectasiadas en el periodo
intraoperatorio y que han mostrado ser eficaces en el tratamiento de las atelec-
tasias. Tusman y cois, han publicado varios estudios en los que describen una
maniobra de reclutamiento consistente en la elevación escalonada de la PEEP,
hasta valores de 20 cmH^O, utilizando ventilación controlada por presión y
manteniendo una presión inspiratoria de 20 cmH^O. De esta forma, en la fase
de máxima presurización, la presión inspiratoria máxima es de 40 cmH^O,
equivalente a la necesaria para llegar a la capacidad vital. Con esta maniobra,
los autores encuentran un aumento de la Csr y una mejoría de la oxigenación,
tanto en adultos sanos (34), como en obesos (35) sin causar cambios hemodi-
námicos relevantes {véase Capítulo 36).
Considerando lo antedicho, podríamos afirmar que las estrategias ventilato-
rias a aplicar en estos pacientes deberían incluir la presurización de la vía aérea
ya desde la preoxigenación y la práctica de maniobras de reclutamiento seguidas
de PEEP. Esta combinación de técnicas constituye actualmente el mejor método
para contrarrestar las alteraciones fisiopatológicas respiratorias comentadas ante
riormente y proporcionar las condiciones óptimas para mantener un intercambio
de gases adecuado.
6. Modo ventilatorío
7. Decúbito prono
8. Educción
Los criterios de extubación no varían respecto a los de los pacientes con
normopeso. Sin embargo, el paciente obeso, debido a su limitada capacidad de
adaptación, puede tolerar mal el aumento del consumo de oxígeno y del gasto
cardiaco característicos de la recuperación postanestésica. Es recomendable,
junto a las medidas básicas como mantener la normotermia y proporcionar una
analgesia adecuada, realizar la extubación en posición de semisedestación a
45^
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CAPITULO 31
Ventilación mecánica
en la anestesia del paciente
con trastornos de la función
pulmonar
A. Escudero, J. Canet, J. Sanchis
INSUFICIENCIA RESPIRATORIA______________________
1. Definición
TABLA I
CAUSAS DE HIPOXEMIA E HIPERCAPNIA:
CARACTERÍSTICAS DIFERENCIALES (1)
Limitación de la | j t t t
difusión
alveolocapilar
de O j
Shunt i i t t ~ / t débil
derecha-izquierda
^uilibrio i i/ t t - /t
en la relación
ventilación/
perfusión
t : aumento; j : descenso; sin cambios
1. Definición
TABLA II
ENFERMEDAD PULMONAR OBSTRUCTIVA CRÓNICA (3)
TABLA III
CAUSAS DE INSUFICIENCIA RESPIRATORIA AGUDA EN PACIENTES
EPOC (5)
Infecciones
Pulmonares
Infecciones respiratorias altas (traqueobronquitis)
Infecciones respiratorias bajas (neumonía, empiema)
No pulmonares
Tracto urinario
Intraabdominales (diverticulitis, absceso, viscera perforada)
Catéteres
Cardiacas (endocarditis)
Causas no infecciosas
Pulmonares
Neumotorax
Fracturas de costillas
Embolia pulmonar
Cardiovasculares
Cardiopatía isquémica
Hipotensión o shock
Arritmias
Cor pulmonale
Insuficiencia cardiaca congestiva
Derrames pleurales trasudativos
Neurológicas
Accidente cerebrovascular, ataque isquémico transitorio
Sedación en exceso
Metabólicas (hipotiroidismo, hiponatremia)
Gastrointestinales
Pancreatitis (inducida por esferoides)
Ulcera perforada (inducida por esteroides)
Distensión abdominal (ileo, obstrucción, ascitis)
Metabólicas
Anormalidades electrolíticas
Endocrinas
A n e s t e s ia d e l p a c ie n te c o n t r a s t o r n o s d e l a f u n c ió n p u l m o n a r 76i
TABLA IV
ESPIROMETRÍA FORZADA EN EL PATRÓN OBSTRUCTIVO
Y RESTRICTIVO (6)
TABLA V
CLASIFICACIÓN DE LA SEVERIDAD EN LA EPOC (7)
Estado Característicos
En riesgo Espirometría normal. Síntomas crónicos (tos, expectoración)
Leve FE Vl/ FVC < 70% FEVl > 80% con o sin síntomas (tos,
expectoración)
Moderado FEVl/FVC < 707o FEVl entre el 50-80% con o sin síntomas
(tos, expectoración, disnea)
Grave FEVl/FVC < 70% FEVl entre el 30-50% con o sin síntomas
crónicos
nuido o por debajo del límite inferior de referencia (menos del 80%), se conside
ra que es diagnóstico de una alteración ventilatoria restrictiva. Sin embargo las
relaciones FEVl/FVC y RV/TLC pueden ser normales o estar aumentadas. Este
patrón es característico de las enfermedades pulmonares restrictivas (Tabla VI).
La espirometría forzada es sugestiva de una disminución del volumen pulmo
nar cuando la reducción de la FVC es paralela a la de los flujos, es decir cuando
el cociente FEVl/FVC es igual o superior al 80%.
El registro gráfico flujo-volumen de la espirometría forzada presenta una con
vexidad característica en la parte media y final de la maniobra, que contrasta con
la concavidad propia de la alteración ventilatoria obstructiva.
762 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
TABLA VI
CAUSAS DE ENFERMEDAD PULMONAR RESTRICTIVA (3)
Crónica e intrínseca
Sarcoidosis
Neumonitis por hipersensibilidad
Granulonna eosinofílico
Proteinosis alveolar
Fibrosis pulmonar inducida por fármacos
Crónica y extrínseca
Obesidad
Ascitis
Embarazo
Cifoescoliosis
Espondilitis anquilopoyética
Deformidades del esternón
Trastornos neuromusculares
1. Posición quirúrgica
La capacidad residual funcional (FRC) es el volumen de gas que permanece
en los pulmones al finalizar la espiración pasiva. En el adulto sano supone un
volumen cercano a los 1.000 mi de aire y permite que la sangre pueda ser oxige
nada durante la espiración.
La FRC disminuye un 10-15% cuando una persona adopta la posición de
decúbito supino y un 5-10% más con la anestesia general. Los tres factores prin
cipales que regulan la FRC son: a) la posición de la pared costal; b) la posición
del diafragma; y c) el volumen sanguíneo intratorácico. La cavidad torácica dis
minuye su capacidad con la anestesia al final de la espiración debido a la aboli
ción de la actividad tónica de los músculos agonistas inspiratorios, a cambios en
la configuración de estructuras adheridas a la pared como la columna dorsal y a
una constricción activa de la pared por la actividad de los músculos espiratorios.
El diafragma durante la anestesia general se desplaza en dirección cefálica en las
zonas dependientes debido a la presión que ejerce el contenido abdominal y en
dirección caudal en las zonas no dependientes. La posición de Trendelenburg
aumenta este efecto. La posición de anti-Trendelenburg y la de sedestación pro
ducen un aumento de la FRC, pero se asocian a una reducción en la perfusión que
disminuye los efectos beneficiosos teóricos esperados en la oxigenación (8). La
anestesia con parálisis muscular y ventilación mecánica favorece un aumento del
volumen sanguíneo intratorácico al final de la espiración. El mecanismo que lo
produce parece ser debido a los efectos farmacológicos de la parálisis sobre el sis
tema cardiovascular o bien a diferencias en la interacción entre el corazón y los
pulmones debido a los cambios de presiones intratorácicas al pasar de ventilación
espontánea a mecánica (9).
2. Función diafragmática
El diafragma normal moviliza con su contracción más del 70% del volumen
circulante. Los pacientes con EPOC se caracterizan por presentar un aumento de
la resistencia al flujo aéreo, atrapamiento de aire e hiperinsuflación de los pulmo
nes. El aumento del volumen pulmonar produce que el diafragma se acorte de
forma pasiva con lo que pierde capacidad de generar fuerza. El resto de los mús
764 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
5. Fármacos anestésicos
8. Anestesia epídural
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772 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
INTRODUCCIÓN
FISIOPATOLOGÍA____________________________________
3. Intercambio gaseoso
PATOGENIA
1. Asma alérgico
El factor de riesgo más potente es la predisposición genética para desarrollar
respuestas mediadas por IgE a alérgenos. En el asma alérgico los mastocitos son
las células mediadoras implicadas en la mayoría de las manifestaciones observa
das. La inflamación en este caso se caracteriza por un incremento significativo en
el número de mastocitos en la vía aérea debido a la migración de los mastocitos
pulmonares y el reclutamiento de células progenitoras de la médula ósea (26).
Pacientes con asma alérgico persistente moderado a severo son candidatos a tera
pia anti-IgE específica (27).
4. Broncodilatadores
Los beta-agonistas son los fármacos más usados en el asma. Existen beta-agonis-
tas de acción corta que son usados como rescate de los síntomas de broncoconstric-
ción aguda, así como beta-agonistas de acción prolongada que son usados en com
binación con los primeros para proporcionar una broncodilatación más prolongada
y facilitar el control del asma. La respuesta a los broncodilatadores de acción corta
es variable (32). La seguridad de los beta-agonistas inhalados ha sido controvertida
desde su introducción en la década de los cincuenta. Hay constancia de dos epide
mias de mortalidad en asma en la década de los sesenta y setenta coincidiendo con
el aumento del uso de isoproterenol (33) y fenoterol (34). Con el descubrimiento de
la secuenciación del gen del receptor beta-2-adrenérgico (ADRB2) se ha centrado el
mayor interés en la farmacogenética para explicar tanto la variabilidad en la respues
ta a los broncodilatadores observada entre pacientes, como en el empeoramiento del
control del asma detectado en pequeños números de pacientes asmáticos tratados
con inhaladores beta-agonistas. Existen 80 polimorfismos identificados del gen
ADRB2. Drazenet y cois. (35), en su estudio con albuterol en asmáticos moderados,
no encontraron efectos perjudiciales. Sin embargo, cuando se analizaron los datos
por genotipo, se vio que en relación con los Argl6 homocigotos en los pacientes tra
tados con albuterol existía un peor control del asma que en los pacientes con Glyl6
homocigotos tratados con albuterol (36). Este tema es más controvertido en referen
cia a los beta-agonistas de acción prolongada. No se ha encontrado ninguna asocia
ción entre el genotipo GlylóArg y el control del asma en pacientes tratados con sal-
meterol o formeterol (37).
5. Cortícoesterorídes
Es el tratamiento más efectivo y frecuentemente usado en el asma, pero puede
presentar efectos adversos importantes. Sin embargo, 6 de cada 7 pacientes asmá
ticos europeos con tratamiento con corticoesteroides inhalados en el último año,
no alcanzan un correcto control de la enfermedad, en la mayoría de los casos por
dosificación subóptima (38). Existe, además, una variabilidad interindividual sus
tancial en la respuesta a los corticosteroides. Hay estudios que evidencian que
con halotipos del gen CRHRl (corticotropin-releasing hormone receptor-1) exis
te una mayor respuesta a los glucocorticoides y con otros genes, como variantes
en FCER2 que codifica el receptor de baja afinidad de IgE, empeora la respuesta
a los mismos (39).
782 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
Los inhibidores de los leucotríenos son una familia de productos derivados del
metabolismo del ácido araquidónico en los leucocitos. Existen dos clases de
modificadores de leucotrienos para el tratamiento del asma: inhibidores de la
5-lipoxigenasa (zileuton) y antagonistas del receptor de leucotrienos (montelu-
kast, zafirlukast y pranlukast). No hay duda que el tratamiento con estos fárma
cos supone un importante suplemento para el control del asma, debido a su meca
nismo de acción único, seguridad, eficacia y toma única diaría. Sin embargo, la
heterogeneidad en su respuesta hace dudar de sus ventajas. Drazen y cois. (40)
han comunicado que montelukast disminuyó el número de exacerbaciones, mejo
ró el FEV1 y disminuyó el uso de beta-2-agonistas inhalados en unos determina
dos alelos mutados pero no en otros. Esto hace que se deba seguir estudiando este
polimorfismo en más profundidad.
resistencia al flujo. La intubación nasal debería ser evitada por la alta incidencia
de sinusitis en los asmáticos, así como la posible presencia de pólipos nasales.
La hipotensión arterial postintubación, en pacientes con obstrucción severa, es
un hecho muy frecuente, que debe ser esperado, y es causado por la interacción
de la hiperinsuflación pulmonar extrema, la hipovolemia y la utilización de los
agentes anestésicos (44). Por otro lado, el inicio de la ventilación mecánica puede
conducir a un aumento de la hiperinsuflación en función del volumen minuto y
de la frecuencia respiratoria pautados y que puede agravar el deterioro hemodi-
námico (hipotensión arterial, caída del gasto cardiaco, hipovolemia y compresión
del corazón derecho). Inicialmente puede ser recomendable utilizar frecuencias
respiratorias muy lentas (3 a 5 respiraciones por minuto), con FiO^ elevada.
Cuando el colapso hemodinámico se presenta durante la ventilación mecánica, es
necesario establecer el diagnóstico diferencial entre una hiperinsuflación pulmo
nar extrema o un neumotórax a tensión. Si, tras el aporte de volumen, no se obtie
ne una mejoría hemodinámica, cabe realizar un test de desconexión del paciente,
interrumpiendo la ventilación durante 60 segundos, para permitir el vaciamiento
pulmonar. La falta de recuperación del estado hemodinámico debe conducir a
descartar el neumotórax (45). El conocimiento de la fisiopatología de las interac
ciones cardiopulmonares en el asma agudo grave ha permitido evitar las graves
complicaciones que se presentaban con la intubación traqueal e inicio de la ven
tilación mecánica, base de los frecuentes casos de parada cardiaca que explicaban
la alta tasa de mortalidad y de secuelas neurológicas observadas en estos casos
hasta finales de la década de los ochenta (46).
La presión pico en vía aérea (Ppk) refleja la suma de la presión requerida para
superar la resistencia al flujo en vías aéreas más la necesaria para vencer la resis
tencia elástica (representada por la Pmes). Así, la diferencia Ppk-Pmes refleja la
resistencia inspiratoria al flujo y, por tanto, el grado de obstrucción causado por
la broncoconstricción (Figura 1).
Figura 1. Registros de presión y flujo en la vía aérea obtenidos en un paciente con asma bajo ven
tilación controlada por volumen. La reducción de la frecuencia respiratoria (registro inferior) obli
ga a un aumento del flujo inspiratorío que, a su vez, causa el aumento en la presión pico (de 3 1
a 3 7 cmH^Oj La presión de meseta y el nivel de auto-PEEP se reducen ligeramente, por efecto de
la prolongación del tiempo espiratorio (las flechas señalan el momento de la maniobra de oclu
sión de ambas ramas del circuito externo del respirador para medir la auto-PEEP y la correspon
diente elevación de la Paw causada por esta; véase Figura 3).
— O bstruido
Flujo
LPM
— N orm al
Figura 2. Representación esquemática de la onda de flujo durante ventilación controlada por volu
men (onda cuadrada}. En el registro superior la limitación del flujo espiratorio se expresa como una
disminución en la pendiente del flujo. En el registro inferior el flujo espiratorio no alcanza el "O",
reflejando un vaciamiento pulmonar incompleto y, por tanto, el atrapamiento intrapulmonar de gas.
2
Fin espiración
1 A
^ lr
Pausa espiratoria
Tiempo (s)
Figura 3. Esquema representativo de ¡a presión en vías aéreas durante una maniobra de pausa
espiratoria para la medición de la auto-PEEP. La flecha señalada como «Fin espiración» indica el
inicio de la maniobra de oclusión.
8. PEEP en asma
Sabemos que la crisis asmática provoca una obstrucción bronquial cuya intensi
dad y localización no son uniformes. Existe una falta de homogeneidad en la distri
bución del volumen gaseoso intrapulmonar, con unas zonas hiperinsufladas y otras
colapsadas, con alveolos normoventilados, hipoventilados o no ventilados. Aunque
parece poco intuitivo, la adición de PEEP puede mejorar el vaciamiento pulmonar
en el asma grave y contribuir a la disminución de la hiperinsuflación pulmonar, ya
que reduce y previene el cierre de alveolos y la compresión de la vía aérea durante
la espiración y recluta alveolos previamente colapsados, aumentando el vaciamien
to pulmonar. No obstante, a partir de un determinado nivel, la aplicación de PEEP
puede causar un aumento de la hiperinsuflación. Para valorar los efectos de la apli
cación de PEEP y determinar el nivel más adecuado en cada caso, se puede obser
var la evolución de la Pmes durante la elevación progresivas de la PEEP.
Inicialmente, cuando el efecto de la PEEP aplicada es el reclutamiento de alveolos
colapsados y la apertura de la vía aérea, el vaciamiento pulmonar debe mejorar por
lo que la Pmes no debe aumentar significativamente. El aumento de esta siguiendo
a una elevación previa de la PEEP, debe ser interpretado como un aumento del nivel
de hiperinsuflación debido a una PEEP externa excesiva.
792 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
les de gravedad de esta parálisis van desde una leve a moderada debilidad mus
cular, hasta tetraplejia, retardando el proceso de destete de la ventilación mecáni
ca. Es probable que el empleo en estos pacientes de altas dosis de corticoides y
de miorrelajantes interactúe y sea el causante de esta debilidad muscular, pero la
contribución relativa de cada una de ellas en el fenómeno no es clara. Se reco
mienda evitar el uso de bloqueadores neuromusculares o utilizarlos el menor
tiempo posible, estrategia que puede lograrse con la asociación de sedantes y
analgésicos.
res deben ser calibrados de nuevo para asegurar la entrega exacta del volumen
programado.
Un hallazgo característico en las necropsias de los pacientes fallecidos por
asma agudo grave es la importante cantidad de tapones mucosos impactados en
las vías aéreas gruesas y pequeñas, lo que explicaría las crisis refractarias al tra
tamiento con hiperinsuflación pulmonar extrema. Desafortunadamente, estudios
controlados sobre estrategias para la movilización de las secreciones mucosas
como la fisioterapia respiratoria o el uso de mucolíticos o expectorantes no han
probado tener eficacia. El lavado broncoalveolar ha sido recomendado por algu
nos autores, pero no ha sido bien estudiado, por lo que, teniendo en cuenta sus
potenciales riesgos, debería ser reservado para circunstancias extraordinarias.
Una vez lograda la estabilización del paciente en el ventilador, lo esencial es con
tinuar con el tratamiento farmacológico establecido dirigido al asma en su calidad de
enfermedad inflamatoria de la vía aérea: corticoterapia vía parenteral y altas dosis de
beta-agonistas y bromuro de ipratropio por vía inhalatoria. La administración de
aerosoles durante la ventilación mecánica es algo compleja, existiendo muchos fac
tores que pueden comprometer la llegada de las partículas a la vía aérea distal (tubo
orotraqueal, circuitos del ventilador, calor y humidificación, distintos sistemas de
inhaloterapia y su posición en el circuito) (83). La administración con inhalocámara
colocada a 15 cm de tubo traqueal, aplicando 8-12 disparos por hora, parece ser la
modalidad más recomendable y efectiva. Cuando se obtiene una caída de las resis
tencias en vía aérea y la PaCO^ se normaliza, los sedantes y, en su caso, los BNM
deben ser suspendidos, y permitir la restitución progresiva de la ventilación espon
tánea con soporte ventilatorios parciales.
CONCLUSIONES___________________________________
A partir de lo antedicho podríamos extraer, a modo de resumen, las siguientes
recomendaciones relativas al uso de la ventilación mecánica en los pacientes con
asma agudo severo:
1. Para ajustar la pauta ventilatoria es necesario identificar y medir la hiperin
suflación y el grado de auto-PEEP, inherentes al paciente con asma agudo
grave que precisa ventilación mecánica. Es importante recordar que, debi
do al cierre precoz de las vías aéreas durante la espiración, el nivel real de
auto-PEEP puede ser infravalorado en las mediciones. En estos casos, la
Pmes puede hallarse elevada aun cuando los niveles de auto-PEEP sean
bajos.
2. La estrategia ventilatoria debe orientarse al objetivo prioritario de dismi
nuir la hiperinsuflación y la auto-PEEP. La utilización de bajos volúmenes
tidal, bajas frecuencias respiratorias, tiempos inspiratorios cortos y tiempos
espiratorios largos puede disminuir la hiperinsuflación y el riesgo de com
plicaciones asociadas. La adición de PEEP puede disminuir la hiperinsu
flación y la auto-PEEP. Para valorar los efectos de la aplicación de PEEP,
la Pmes debe ser evaluada con cada incremento del nivel de PEEP.
V e n t ila c ió n d e l p acien te a s m á tic o 795
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CAPITULO 33
Extubación postoperatoria
inmediata
C. Bonome, F. Alvarez, M. Abeledo, J. Cuenca
INTRODUCCIÓN
A los anestesiólogos siempre nos produce una cierta satisfacción lograr que un
paciente esté lo más despierto y colaborador al finalizar la intervención quirúrgi
ca y, por tanto, que no dependa de un soporte mecánico para que pueda realizar
una adecuada ventilación.
Es una realidad que, ciertas intervenciones quirúrgicas, donde la agresión es muy
importante, o en las que se deseen ciertos estados clínicos en el postoperatorio, se
pueden beneficiar de una ventilación mecánica postoperatoria, sin embargo, en el
resto deberíamos intentar realizar todas aquellas medidas durante el periodo intrao-
peratorio para que el paciente pueda retomar la ventilación espontánea y ser extuba-
do de forma segura al final la intervención quirúrgica (1-6).
En la organización de las Unidades de Recuperación Postanestésica y de
Reanimación, el coste de la ventilación mecánica, la disposición del personal
y de material está condicionado muchas veces a nuestra práctica anestésica y
a la incorporación de protocolos de fast-track en nuestra tarea clínica ordina
ria (7-9).
Podríamos definir a la extubación exitosa como aquella que no precisa reintu
bación en las 48 horas siguientes a la extubación, además de no producir taquip-
800 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
2.2.1. Laríngeo
Se puede producir una obstrucción externa de la vía aérea por hemorragia cer
vical, ed em a ..., no obstante no suele ser exactamente en el momento de la extu
bación.
TABLA I
CONSIDERACIONES PARA INICIAR DESTETE EN PACIENTE
EN VENTILACIÓN MECÁNICA
fR /V T < 1 0 5 re s p ira c io n e s /m in u to /l
TABLA II
CRITERIOS PARA CONSIDERAR UN FRACASO DE LA EXTUBACIÓN
I . l . Recuperación de la hipnosis
Existe en la actualidad una gran preocupación por que el paciente tenga una
adecuada profundidad anestésica durante todo el periodo intraoperatorio, inicial
806 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
lador que nos ayudan a cuantificar el grado de bloqueo, así, en el double burst,
cuando tras estas dos estimulaciones tetánicas no se objetiva atenuación, se
corresponde con un TOF = 70% y, por tanto, estamos muy próximos a obtener la
recuperación completa de la parálisis; no obstante ante un TOF < 90% debería
mos utilizar fármacos para la reversión del bloqueo neuromuscular (anticolines-
terásicos) debido a la sensibilidad especial de la musculatura faríngea a los blo
queantes neuromusculares.
Existen algunas pruebas clínicas clásicas de utilidad que se correlacionan con
TOF > 70-80% como pueden ser levantar la cabeza más de 5 segundos y que, en
caso de carecer del monitor adecuado, puede ayudar a cuantificar el bloqueo resi
dual (39-42).
2. Criterios ventilatorios
capacidad vital m áxim a (m áxim a capacidad de aire que puede ser espirada tras
una inspiración voluntaria m áxim a, valores normales entre 65-75 m l/kg, in fe
riores a 10 m l/kg im piden la extubación) y la presión inspiratoria m áxim a (pre
sión negativa generada por un paciente al realizar un esfuerzo inspiratorio
m áxim o con la vía aérea ocluida tras una espiración m áxim a, valores norma
les superiores a -100 m m Hg e inferiores a -25 hacen que fracase la extubación)
podrían ser obtenidos al final de la intervención quirúrgica pero precisan de
colaboración y además ambos tienen m uchos falsos p ositivos. Otros índices
(P 0,1, Ti/Ttot, P T I,...) son im practicables a la cabecera del paciente con los
m onitores habituales y precisan de m onitores esp ecia les, por lo que no se
em plean en estas circunstancias (44 ,4 5 ).
En la actualidad existen máquinas de anestesia que perm iten la v en tila
ción espontánea e in clu so administrar presión de soporte, con lo que se p u e
den objetivar los volú m en es corriente que el paciente genera antes de la
extu bación, así com o el grado de asisten cia para m antener una ven tilación
adecuada, aun bajo efecto s de los hip n óticos o an estésicos inhalatorios. Esto
nos puede servir para predecir la capacidad del sistem a ventilatorio al fin a
lizar este soporte.
3. Criterios gasométricos
4. Otros criterios
Existe una serie de factores que deberíamos tomar en cuenta antes de plan
teamos realizar o no una extubación.
810 V e n t il a c ió n m e c á n ic a e n a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
TABLA III
Pq O / P A O ^ > 0 ,3 5
Shunt p u lm o n a r ( Q s /Q t) < 0 ,2
P a O / F iO ^ > 200
4.1 . Hemodinámicos
En los últimos años existe una preocupación especial por mantener la nor-
motermia en el periodo intraoperatorio con técnicas de calentamiento activo
(incluyen precalentamiento antes de la inducción anestésica y, posteriormente,
con dispositivos de aire caliente o de agua, mantener la temperatura del
paciente durante la intervención); no obstante en determinados tipos de ciru
gía (cardiaca, neurocirugía, vascular...) a veces se precisa de hipotermia inten
cionada para protección de órganos vitales, y esto puede interferir con la extu-
bación, a menos que se consiga una normotermia central y periférica
mantenida antes del final de la intervención. Una temperatura inferior a 35
al finalizar la intervención quirúrgica nos indicaría que el paciente debería per
manecer en ventilación mecánica para obtener normotermia (51).
4.4. Analgesia
4.6. Anemia
TABLA IV
W O R L D F E D E R A T IO N O F N E U R O L O G IC A L SOCIETIES
(P A R A L A C L A S IF IC A C IÓ N DE L A H S A )
1 15 Ausente
II 14-13 Ausente
recer la hemorragia cerebral. También el estrés puede influir sobre el flujo san
guíneo cerebral (FSC) y una hiperemia grave tras el despertar podría explicar o
contribuir a la agravación de un edema o una hemorragia cerebral postoperatoria.
Entre los factores responsables del aumento de la PIC, la estimulación tra
queal es importante, la aspiración traqueal o la intubación aumentan la PIC,
dependiendo de la distensibilidad cerebral. El aumento de la PIC va a estar en
relación con la tos, el dolor y una hiperemia transitoria.
Durante la extubación, el estímulo traqueal se asocia a hipercapnia por
aumento de la producción de CO^ y a la depresión respiratoria.
La hipertensión intracraneal puede preverse en el despertar de pacientes
con el cerebro en tensión al ñnal de la intervención, debido a que la autorre
gulación no es un proceso inmediato al producirse un aumento brusco de la
presión arterial, el FSC aumenta igual y tardará al menos un minuto en regre
sar a valores normales, y como dicha autorregulación puede incluso estar alte
rada por la cirugía o el propio daño cerebral, es preciso buscar métodos que
permitan controlar las modificaciones hemodinámicas tanto sistémicas como
cerebrales.
Entre los elementos a favor del despertar precoz son: la falta de alteraciones
preoperatorias de la conciencia, la no presencia de enfermedades cardiacas o res
piratorias graves, cirugía cerebral sin complicaciones, duración de la intervención
inferior a 6 horas, hematocrito superior al 25%, que no haya riesgo de lesión de
nervios mixtos o centros vegetativos, hemostasia correcta, normotermia, estabili
dad hemodinámica y respiratoria.
Por otra parte tenemos que realizar una planificación del despertar: evitando
la depresión respiratoria durante el despertar (suspendiendo los opioides, los hip
nóticos, evitando la curarización residual, retomo progresivo a la PCO^ normal en
casos de hiperventilación), limitando los estímulos nociceptivos (quitar el cabe
zal lo más pronto posible, aspiración antes de despertar, analgesia correcta antes
de suspender la administración de remifentanilo), tratar y prevenir las crisis
hipertensivas y el dolor (usar fármacos simpaticolíticos -labetalol, esm olol- si es
preciso, mantener TAM < 110), prevenir y tratar las náuseas y los vómitos intra-
operatorios y evaluar el estado neurológico.
Es preciso evitar los estímulos dolorosos, y la extubación debe realizarse en
un ambiente tranquilo y a temperatura adecuada. El despertar anestésico y la
recuperación debe ser tan suave como sea posible.
Si el paciente tiene antecedentes de hipertensión, o cuando esta sea superior a
150 mmHg antes de la extubación, es preferible administrar un tratamiento pre
ventivo de las modificaciones hemodinámicas. El esmolol o labetalol cumplen
este objetivo, el esmolol además permite limitar la reacción hiperémica cerebral
postoperatoria. Es preciso, además, tener a mano un agente antihipertensivo
inyectable con objeto de controlar con rapidez una crisis de hipertensión arterial,
como el esmolol, labetalol o el urapidilo (70).
En el momento del despertar se debe procurar una buena analgesia. Las cra-
neotomías son menos dolorosas que otros procedimientos, pero el paracetamol
solo no suele ser suficiente y se puede combinar con tramadol o un morfínico. El
816 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
teres guía (COOK, TTX Sheridan, JETIX, M E T R O ...) que pueden ser intro
ducidos por el tubo endotraqueal con orificios que nos permiten la ventilación
con oxígeno a través de ellos (ventilación con jet) o también monitorizar la
ventilación con un capnógrafo (7 5 -7 9 ).
La ventilación espontánea, e incluso hablar, es fácil a través de estas guías y
se pueden dejar un cierto tiempo hasta que se compruebe que no existe necesidad
de reintubación. Los intercambiadores de tubos endotraqueales tienen una alta
incidencia de fallos dependiendo de la experiencia del operador, vía aérea del
paciente y tipo de dispositivo, por lo tanto, hay que tener un algoritmo claro si
falla la reintubación con este dispositivo y el fibrobroncoscopio continúa siendo
la mejor opción para cambiar un tubo endotraqueal.
Antes de extubar a un paciente con vía aérea difícil, y si disponemos de dis
positivos intercambiadores, se deben de seguir las siguientes recomendaciones de
la ASA:
- Administrar oxígeno al 100%.
- Succión de la orofaringe.
- Comprobar el test de fuga peritubo.
- Insertar un intercambiador de tubos.
- Extubar al paciente con un catéter con ventilación jet.
- Administrar oxígeno por mascarilla o por jet.
- Retirar la ventilación jet a los 30-60 minutos si no aparecen signos de obs
trucción.
- El anestesiólogo tiene que realizar una estrategia antes de la extubación de
un paciente con vía aérea difícil y esta debe incluir;
• Valorar si es mejor extubarlo consciente o en un plano anestésico más
profundo.
• Valorar los diferentes parámetros clínicos del paciente que implican que
pueda mantener una correcta ventilación después de la extubación.
• Considerar el uso de dispositivos por si tenem os que reintubar al
paciente o que este tenga agujeros para administra oxígen o o ventila
ción jet.
- Vigilar al paciente en el periodo postoperatorio (80,81).
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IV
FUNCIÓN DE LOS RESPIRADORES:
MODOS VENTILATORIOS
CAPITULO 34
INTRODUCCIÓN
1• Variable control
I . l . Controladores de presión
Figura 1. Registros de flujo (trazado superior!, Pcio (trazado central}, presión intratorácica (traqueal,
Ptraqj / volumen (trazado inferior), característicos de los modos controlados por presión.
C l a s if ic a c ió n d e los m o d o s v e n t il a t o r io s 827
Figura 2. Registros de flujo (trazado superior), Pao (trazado central), presión intratorácica (traqueal,
Ptraqj / volumen (trazado inferior), característicos de los modos controlados por volumen, la pre
sión traqueal puede considerarse representativa de la presión alveolar
828 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
2. Variables de fase
r -
Figura 3. Ondas de presión, volumen y flujo, características de los generadores de presión (a) y
de los generadores de flujo: b. "cuadrada"; c. creciente; d. decreciente; y e. sinusoidal.
C l a s if ic a c ió n d e los m o d o s v e n t il a t o r io s 829
Figura 4. Registros de presión en vía aérea (Pao), Presión pleural (Pplj, flujo y electromiograma dia-
fragmático (EMGdi) durante ventilación con soporte de presión. El inicio de la actividad diafrag-
mática (flechas) se sigue de un descenso de la Ppl y de la Pao que activa el sistema trigger ini
ciando la insuflación: inicio de flujo inspiratorio y elevación de la Pao).
830 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
2,0
1.0 ?o
04
0,0
-2^ I
- 5,0
-74
......................................................
Segundos
Figura 5. Registros de presión en vía aérea (Pao), presión pleural (Pplj, flujo y electromiograma dia-
fragmático (EMGdij durante ventilación con soporte de presión. El final de la fase inspiratorio y
ciclo a fase espiratoria (línea de puntos vertical) se produce cuando la pendiente decreciente del
flujo inspiratorio alcanza un nivel predeterminado, ya sea un valor dado o un porcentaje del flujo
inspiratorio móx/mo (línea de puntos horizontal).
C l a s if ic a c ió n d e los m o d o s v e n t il a t o r io s 833
TABLA I
TIPOS DE CICLO RESPIRATORIO DEFINIDOS EN FUNCIÓN DE QUE EL
CONTROL SOBRE LAS VARIABLES DE FASE SEA EJERCIDO POR EL
PACIENTE O POR EL RESPIRADOR
Variables de fase
Tipo de ciclo Trigger límite C iclo
3. Variables de condición
Son la referencia que usa el respirador para determinar qué tipo de ciclo ha
de aplicar en cada momento. Estas variables, ideadas exclusivamente para
completar esta clasificación, no tienen otro interés en la práctica clínica que el
de facilitar la comprensión del comportamiento de algunos modos ventilato
rios complejos, en los que pueden combinarse diferentes tipos de ciclo respi
ratorio. Se aplican, pues, a modos ventilatorios como S-IMV, ACV o la venti
lación con soporte adaptable (adaptive support ventilation, ASV) donde los
C l a s if ic a c ió n d e los m o d o s v e n t il a t o r io s 835
Presión cmHoO
Figura 6. Registros de Pao (trazado superior) y flujo (trazado inferior) en S.IMV. Entre el primer ciclo
(controlado: ha transcurrido un periodo ventana sin inspiración espontánea) y el segundo (asistido:
esfuerzo inspiratorio durante el periodo ventana; la flecha señala la concavidad característica del
esfuerzo inspiratorio) se observan don esfuerzos inspiratorios espontáneos: el registro de flujo mues
tra las dos ondas de flujo inspiratorio (señaladas por las flechas) seguidas de las correspondientes
ondas de flujo espiratorio. En el registro de Pao se observa el descenso característico del esfuer
zo espontáneo en cada una de ellas.
836 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
Figura 7. Registros de Pao (trazado superior) y flujo (trazado inferior) en S./A/IV + VSR El segundo
ciclo presenta la morfología de presión y flujo característica de los modos controlados por presión:
el paciente ha iniciado un esfuerzo inspiratorio no coincidente con los periodos ventana, por lo
que el respirador responde con un ciclo soporte.
4. Variable basal
Los ajustes básicos de los respiradores son aquellos controles que permiten carac
terizar el patrón ventilatorio: VT (y/o VE), FR, TI/T ^, Tiempo de pausa (o meseta
teleinspiratoria), nivel de sensibilidad del trigger y morfología de la onda de flujo.
C l a s if ic a c ió n d e los m o d o s v e n t il a t o r io s 837
2. Frecuencia respiratoria
3. Tl/T,„,
6. Onda de flujo
2. Flujo cuadrado
4. Flujo sinusoidal
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CAPITULO 35
INTRODUCCIÓN
Figura 1. Trazados de flujo, presión en vía aérea y volumen, obtenidos de un paciente en Ventilación
controlada por volumen, a. obsérvese el flujo cuadrado y la típica onda de presión, con P pico y
Ppt; b. el mismo paciente en ventilación controlada por presión, donde la Paw se ajustó para obte
ner el mismo VT que en las condiciones anteriores. Obsérvese cómo en PCV, se pierde el tiempo
de meseta teleinspiratoria, por lo que la relación I/E se modifica. El flujo inicial en PCV se ajusfa
automáticamente, según la Paw ajustada (trazados originales obtenidos con el monitor Ventrak,
Novametrixj.
M o d o s v e n t ila t o r io s c o n t r o l a d o s : VCV Y VCP 845
en las fases iniciales del fallo respiratorio agudo; en pacientes que requieren una ele
vada ventilación minuto; en pacientes con variabilidad del impulso respiratorio
espontáneo (p. ej. tras la anestesia) o ante un fallo cardiaco, cuando es importante la
reducción del consumo de oxígeno de los músculos respiratorios.
La perfecta delimitación de todos los parámetros ventilatorios en CMV
tiene la ventaja de poder ajustar los parámetros más adecuados en cada
momento. A sí, se puede aumentar la Paw media para aumentar el volumen pul
monar y mejorar la oxigenación; se puede reducir el VT para evitar la lesión
pulmonar o se puede ajustar un VE elevado, en caso de aumento exagerado del
espacio muerto o elevada producción de CO^, sin que esto suponga carga de
trabajo para el paciente.
Por el contrario la CMV tiene diversos inconvenientes graves. El principal
es la mala adaptación que se produce cuando el paciente intenta respirar
espontáneamente, ya que no desencadena ningún ciclo mecánico, ni puede
modificar el VT ajustado en el respirador. Esto genera disconfort, disnea y a
menudo agitación, que precisan reducir o suprimir el impulso respiratorio
espontáneo si se quiere mantener este modo ventilatorio. Para ello se requiere
administrar sedantes o mórficos que inhiben la motilidad digestiva y asociar a
menudo un cierto grado de hiperventilación, con todos los efectos adversos
asociados a la alcalosis. Aun así, en casos extremos es necesario administrar
relajantes musculares para evitar la actividad ventilatoria espontánea, con los
riesgos asociados a esta práctica. En segundo lugar, la CMV no responde a
cambios en las demandas ventilatorias del paciente; así cualquier cambio en la
temperatura corporal (en la producción de CO^) exige el reajuste del VE si se
quiere mantener la PCO^ y evitar cambios del equilibrio ácido-base. En tercer
lugar, la ventilación con volumen controlado es potencialmente más proclive
a producir lesión pulmonar por barotrauma, ya que para un mismo VT, la Paw
aumenta cuando aumentan las resistencias pulmonares y esa presión se trans
mite a algunos alveolos yuxtatraqueales. Actualmente se da más importancia
al llamado volutrauma, que se refiere a la lesión pulmonar que se produce sim
plemente por sobredistensión de los alveolos cuando se ventilan con VT ele
vados (véase Capítulo 44). Finalmente, el mantenimiento de la CMV durante
periodos prolongados de tiempo, lleva a la atrofia de los músculos respirato
rios y a una prolongada recuperación de la ventilación espontánea. Por todo
esto, una vez iniciada la CMV se debe pasar lo antes posible a modalidades de
soporte parcial, que mantienen la actividad espontánea del paciente.
PCO2 antes que agravar la lesión pulmonar por presión o volumen. A esta
estrategia de ventilación con VT bajos se le denomina de protección pulmonar
y en caso de acarrear hipercapnia, esta se denomina hipercapniaperm isiva. En
los casos de lesión pulmonar aguda y distrés respiratorio, para aplicar una pre
sión media elevada que garantice el reclutamiento alveolar y a la vez evite la
sobredistensión pulmonar, se utilizan niveles altos de PEEP con VT de 5-8
ml/kg que a FR entre 15 y 25 pm pueden no generar un VE suficiente y abo
car a la hipercapnia. Esta estrategia se ha demostrado en amplios estudios, que
reduce la morbimortalidad de los pacientes con SDRA (1-4). En una reciente
revisión sistemática en la que se incluyen 1.297 pacientes con SDRA se
demuestra que la ventilación con VT igual o inferior a 7 ml/kg frente a la ven
tilación con VT de 10-15 ml/kg consigue reducción de la mortalidad hospita
laria y a los 28 días. En cuanto a la morbimortalidad y resultados a largo plazo,
no hay suficiente evidencia para extraer conclusiones, aunque la posibilidad de
los beneficios clínicos relevantes de la ventilación de protección pulmonar no
puede ser excluida (5).
La retención aguda de CO^ provoca disfunción y congestión cerebral, debili
tación musculoesquelética y alteraciones cardiovasculares (6). Sin embargo,
cuando la hipercapnia es de instauración lenta, permitiendo compensaciones
renales e intracelulares del pH, se observa en general una aceptable tolerancia clí
nica (hasta cifras de pH en tomo a 7,25). El efecto de la hipercapnia permisiva
sobre la desviación a la derecha de la curva de la saturación de de la hemoglo
bina (incremento de la P50) es bien conocido y produce una mejor cesión de oxí
geno a los tejidos. También se ha demostrado en algunos modelos de laboratorio
de lesión pulmonar aguda y disfunción multiorgánica (miocárdica, cerebral,
renal) que la inducción de acidosis hipercápnica puede tener efectos protectores
sobre estos órganos (7).
Thorens y cois. (8) demostraron que la hipercapnia permisiva produce una
marcada vasodilatación periférica, la cual debe ser compensada a nivel hemo-
dinámico por un aumento del gasto cardiaco, mientras que a nivel pulmonar tal
vasodilatación no ocurre, provocando un aumento de presión arterial pulmo
nar. Estos hallazgos contraindican esta estrategia terapéutica en los casos en
los que no se pueda garantizar una contractilidad miocárdica aceptable, debi
do al riesgo de insuficiencia cardiocirculatoria aguda con hipotensión, así
como en la hipertensión pulmonar severa por la posibilidad de desencadenar
una insuficiencia cardiaca derecha. La hipertensión endocraneal, dado el nota
ble efecto vasodilatador cerebral asociado al incremento de CO^ en sangre,
constituye también una contraindicación absoluta de la hipercapnia permisiva.
Debido a la presencia frecuente de lesiones cerebrales asociadas, este hecho
constituye a menudo una causa de imposibilidad de aplicación de la ventila
ción de protección pulmonar en pacientes con SDRA postraumático. Otras
contraindicaciones de la hipercapnia permisiva son la presencia de patología
convulsivante, las arritmias severas, la insuficiencia ventricular derecha y la
hipoxemia severa (PaO^ < 60 mmHg). También en la sepsis se ha cuestionado
su uso, debido a que la acidosis hipercápnica reduce la capacidad fagocítica y
M o d o s v e n tila to r io s c o n tr o la d o s : VCV Y VCP 847
Figura 3. Trazados de flujo, presión en vía aérea y volumen, obtenidos de un paciente en ventila
ción controlada por volumen con relación l:E invertida 2:1. a. Obsén/ese cómo desde los prime
ros ciclos se produce una auto-PEEP progresiva, que se estabiliza paulatinamente: aumentan P pico
y Ppt; y b. Otro trazado de IRV pero asociada a PCV; obsérvese el flujo decreciente y la ausen
cia de pausa inspiratoria cracterística de la PCV (trazados originales obtenidos con el monitor
Ventrak, Novametrix).
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CAPITULO 36
INTRODUCCIÓN____________________________________
/ .S s
1
0,8
cmHjO Paw
-10
20
CIT1H2O 'TTTTTt Pes
-20
Figura 1. Registro de presión en vía aérea (Paw) de un paciente sometido a CPAP. Obsérvese la
presión casi constante durante todo el ciclo respiratorio.
M o d o s v e n t il a t o r io s c o n s u s t it u c ió n p a r c ia l 859
2. Sistemas de CPAP
el flujo adecuado al pico de flujo inspiratorio del paciente. Flujos insuficientes gene
rarían al inicio de la inspiración caidas del nivel de CPAP ajustado. Debido a los altos
flujos obtenidos de la mezcla de oxigeno y aire ambiente, la humedad relativa es baja
(40-50%), siendo preciso un humidificador de altas prestaciones (Figura 2).
Entrada de oxígeno
Válvula de seguridad
CPAP WHISPERFLOW
5 cm de H2O por
El analizador de O2 y los
encima de la CPAP humidificadores
prescrita - se abre si Pueden colocarse cerca del
la presión en el circuito generador, dentro del circuito
aumenta del paciente
Figura 2. Sistema de CPAP W hisperílow (Caradyne, Respironics, Philips). Permite un ajuste de flujo
continuo de O a 140 l/m in y de concentración de oxígeno de 2 8 a 100%.
RECIENTE
ESCAPE DE OXÍGENO/AIRE
CREACIÓN DE UNA
Las moléculas de gas chocan
VÁLVULA VIRTUAL
contra un deflector que las envía
La colisión de las moléculas de gas genera
hacia el centro de la válvula
una turbulencia que transforma la velocidad en presión
1 al flujo administrado.
- Permite el paso de una
sonda de aspiración a tra
Paciente vés del sistema abierto.
- Permite realizar estudios
de broncoscopia bajo
Figura 4. Sistema de CPAP por contraflujo de Bussignac. CPAP en pacientes con
A la izquierda el esquema de funcionamiento; a la dere insuñciencia respiratoria
cha el sistema adaptado a una máscara facial. aguda hipoxémica.
M o d o s v e n t il a t o r io s c o n s u s t i t u c i ó n p a r c ia l 863
Lo incorporan los respiradores com o una opción más dentro de los diferentes
modos ventilatorios. Se establece un flujo discontinuo, que lo desencadena y
mantiene el propio paciente con su propio esfuerzo inspiratorio (trigger de pre
sión o flujo). El flujo se genera a través de una válvula proporcional (válvula de
demanda) que libera en cada momento el flujo necesario para mantener constan
te la presión ajustada.
Cuando aparecieron estos sistem as de demanda en los respiradores, las pri
meras experiencias no mostraron una eficacia superior a los sistem as de flujo
continuo, más bien lo contrario. La causa de ello radicaba en la deficiente res
puesta de la válvula de demanda, provocando un incremento del trabajo respi
ratorio del paciente y del consum o de oxígeno (trabajo respiratorio adicional o
im puesto).
Las primeras válvulas de demanda necesitaban una despresurización en el
circuito > 2 cmH^O para abrirse (en algunos respiradores podía llegar a los 6-8
cmH^O), el tiem po de respuesta era largo (0 ,3-0,7 s) y el flujo que se sum inis
traba era insuficiente para las demandas del paciente. Posteriormente el sistem a
ha sido mejorado m odificando la respuesta de la válvula de demanda y añadien
do un trigger por flujo (flow -by). En este, un flujo base (variable o fijo) se intro
duce en el circuito durante todo el tiempo espiratorio, permitiendo que la
demanda inicial del flujo inspiratorio sea satisfecha por dicho flujo base y a la
vez, consigue mejorar el flujo proporcionado al paciente durante la fase post-
trigger.
Estos sistemas de flujo a demanda tienen la ventaja de que se consum e mucho
m enos gas al ser un sistema discontinuo, el paciente se encuentra mejor monito-
rizado y el flujo entregado al paciente presenta mayor humedad relativa (2,3).
1. Tipos de BIPAP
2. Ventajas de la BIPAP
espiraciones son más intensas (p. ej., tos), el sensor de alarma de sobrepre-
sión del respirador ciclará inmediatamente a espiración disminuyendo nota
blemente el volumen entregado. En el modo BIPAP la válvula espiratoria
se encuentra abierta en todo momento y es servocontrolada por el respira
dor para mantener la presión constante en cada uno de los dos niveles de
presión (Psup/Pinf): de este modo, permite la ventilación espontánea del
paciente en todo momento, como ocurre en la CPAP convencional.
- La experiencia clínica ha referido una buena interacción ventilación espontá-
nea-ciclo mandatorio: a diferencia de la ventilación con soporte de presión
(PSV), en la BIPAP se regulan unos intervalos de tiempo en los cuales el
paciente puede ventilar espontáneamente con dos niveles de presión. La dife
rencia de presión entre los dos niveles de CPAP produce un flujo que es la con
tribución mandatoria del sistema a la ventilación. El cambio desde la Pinf
hasta la Psup es iniciado por un trigger, generalmente regulado por flujo, de
manera similar al que se produce durante la PSV. El cambio de Psup, a Pinf se
produce cuando el paciente espira y el flujo inspiratorio cae a cero. Ambos
cambios son sincrónicos con la ventilación espontánea del paciente. Durante
la ventilación con BIPAP no se fijan fases de ventilación mecánica, más bien
valores aproximados, existiendo periodos ventana en los que el paciente puede
realizar un trigger. Debido a esto, la duración de un nivel de presión puede
variar dentro de unos determinados límites, pero la frecuencia respiratoria per
manece constante. Se puede afirmar que durante la BIPAP la inspiración y
espiración dependen del paciente, con un flexible control de tiempo.
- Menores necesidades de sedación: al mejorar la interacción paciente-respi-
rador, las necesidades de sedación son menores, existiendo menor depre
sión del centro respiratorio, favoreciendo el incremento de la ventilación
espontánea. Por ello constituye un sistema continuo de destete, reduciendo
la duración del soporte ventilatorio (9).
- Efectos derivados de la conservación de la ventilación espontánea y de la
disminución de presiones en la vía aérea: comparado con otros modos la
BIPAP produce menor depresión del índice cardiaco y de la DO^ (8,10),
mejora la función renal y la perfusión del territorio esplácnico (11,13) y
reduce la formación de atelectasias, mejorando el shunt tanto en los mode
los de ALI como de broncoconstricción (8,13).
4. Ajuste de la BIPAP
El nombre de esta técnica viene dado por los ciclos obligados del respirador
(mandatorios) que se entregan de forma intermitente.
1. Sistemas de IM V
2. Ventajas de la SIMV
Las ventajas de la SIMV dependen del modo ventilatorio con el que se com
pare. Respecto a la CMV (24,25) se le atribuyen las siguientes ventajas:
- Disminución del tiempo de desconexión de la VM. Los primeros trabajos
sobre IMV mostraron una disminución del tiempo de desconexión cuando
se comparaba la IMV a otras modalidades (periodos de en T intercala
dos con CMV/ACV). Posteriormente se inició la polémica al aparecer tra
bajos que demostraban lo contrario. No obstante pese a lo controvertido del
tema, se ha de decir que muchos de los trabajos no son homologables en
cuanto a los pacientes estudiados (estudios no controlados) ni se ha tenido
en cuenta la eficacia de los sistemas de IMV utilizados (hecho de enorme
importancia). Por otro lado sabemos que en los primeros tiempos de IMV
no existía el soporte de presión, el cual es de gran ayuda a la IMV. Todos
los estudios que se hicieron posteriormente tanto retrospectivos como pros
pectivos, han fallado en el intento de demostrar la superioridad de la SIMV
sobre los periodos de en T como método de desconexión. Pese a ello en
un estudio sobre métodos de desconexión de ventilación mecánica que se
realizó en EE. UU. se comprobó que en las décadas de los ochenta y noven
ta el método de desconexión más practicado era la SIMV, pese a no existir
una eficacia probada sobre otros métodos. La causa de esta predilección se
atribuye a varias motivos: los periodos en T requieren la utilización de cir
cuitos accesorios a diferencia de la SIMV; la desconexión es más fácil y
cómoda en SIMV; los ciclos mandatorios actúan como suspiros; se puede
aplicar CPAP sin equipo añadido para contrarrestar la auto-PEEP que pre
sentan algunos pacientes y existe la posibilidad de ventilación de seguridad
en caso de apnea.
Por el contrario la SIMV puede prolongar innecesariamente el periodo de des
conexión si no es aplicada correctamente, llevando un ritmo de disminución
de la frecuencia excesivamente lento para la situación del paciente. En los últi
mos años se han realizado varios trabajos comparando la SIMV, soporte de
presión y periodos en T en lo referente a la velocidad en la desconexión
(26^7). Los resultados muestran que la SIMV es el método que más prolon
ga la desconexión, no evidenciándose de forma clara cuál de los otros dos
métodos es más rápido. Cuando comentemos más adelante el soporte de pre
sión podremos encontrar alguna causa que justifica estos resultados.
- No se precisa miorrelajación y la necesidad de sedación está disminuida.
Con CMV el paciente no puede modificar su patrón ventilatorio; así, cuan-
872 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
3. Desventajas de la IMV
de volumen (al igual que ocurre con la ACV). Se ha visto que a cada nivel
de IMV (establecido por el VT y la frecuencia programada) existe un traba
jo determinado del paciente; ahora bien, el trabajo en cada ciclo respirato
rio será el mismo independientemente de que el ciclo sea espontáneo o
mandatorio. Es este el punto más débil respecto a la eficacia de la SIMV.
La SIMV al realizar ciclos con muy diferente apoyo a la ventilación del
paciente (todo/nada: ciclo mandatorio/ciclo espontáneo) no consigue dismi
nuir de forma importante el trabajo respiratorio del paciente, a excepción de
que se proporcionen apoyos superiores al 80% de las demandas ventilato-
rias. Como es comprensible, durante la SIMV el propio paciente no va a
variar ciclo a ciclo su contracción diafragmática, es decir, su propio traba
jo respiratorio dependiendo de que este sea mandatorio o espontáneo. En
realidad el trigger central va a imponer un patrón respiratorio que estará
más en relación con la carga impuesta durante el ciclo espontáneo que con
el mandatorio. La SIMV se debe manejar correctamente, la reducción de la
frecuencia debe estar adaptada a la posibilidad que cada paciente tiene de ir
aumentando su ventilación espontánea y que este incremento del trabajo
respiratorio sea bien tolerado, no respetar este principio nos conducirá
siempre al fracaso.
Otro punto importante respecto al incremento del trabajo respiratorio sería la
observación de que la ventilación espontánea del paciente en SIMV conllevaría
un trabajo respiratorio mayor que aquel necesario si el paciente no estuviera intu-
bado ni conectado a ningún circuito o respirador. Existe pues un trabajo respira
torio “adicional” provocado por el tubo endotraqueal, circuitos y mecanismos de
trigger (de las válvulas de demanda). Todo esto ya ha sido comentado antes y no
vamos a insistir en ello, solamente recalcaremos el papel importante que el apoyo
con PSV a los ciclos espontáneos y la mejora de las válvulas de demanda han
jugado en la solución de este problema, haciendo que muchas de las críticas a la
SIMV, focahzadas en el incremento del trabajo respiratorio, se hayan desvaneci
do, incluso las de aquellos que preferían el sistema de IMV a flujo continuo res
pecto al de IMV con flujo discontinuo o demanda.
Fue introducida por Hewllett y cois, en 1977 como intento de facilitar la des
conexión (29). Se pretendía superar a la IMV buscando evitar una de los defec
tos que esta tiene, como es el no garantizar el volumen minuto en el caso de una
hipo ventilación por depresión o agotamiento del paciente. Inicialmente se descri
bió la MMV como una prótesis artesanal adaptable a los respiradores.
Básicamente consistía en un caudalímetro en el que se ajustaba el volumen man-
datorio minuto. Este volumen de gas se dirigía a una bolsa reservorio de la cual
respiraba espontáneamente el paciente. Cuando el volumen de gas que llegaba a
la bolsa era superior al que tomaba el paciente, se cerraba su entrada y el exceso
de gas pasaba a un respirador, que se encargaba de enviar el volumen no ventila
do espontáneamente, por medio de ciclos mandatorios de VT constante. A menor
volumen espontáneo, mayor número de ciclos mandatorios, y viceversa. La pri
mera incorporación a los respiradores comerciales fue en 1980, la incluida en el
clásico VT-5S (Temel S. A.) siguiendo la filosofía original del doble circuito (30)
con la mejora que en este respirador el modo era sincrónico con la demanda del
paciente (SMMV).
Esencialmente la MMV es una modificación de la SIMV, en al cual el venti
lador decide cuántas ventilaciones mandatorias deben de ser entregadas al pacien
876 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
VM i
VM
ajustado
VM mandatorio
J VM de
respiración
/ espontánea
*t
Sin respiración Respiración espontánea Respiración espontánea
espontánea incipiente suficiente
Paw
Fes
Figura 9. Ondas de presión en via aérea y esofágica (Paw y Pesj flujo (9) y volumen (VTj duran
te la ventilación con presión soporte (PSV).
predeterminado (flujo de corte: 25% del flujo pico inicial o 4-5 1/min del flujo
actual). Existen mecanismos de seguridad que desencadenan el ciclado (paso de
inspiración a espiración) para evitar lucha del paciente con el ventilador (incre
mentos determinados de la presión meseta) o fugas en el circuito respiratorio
(prolongación del tiempo inspiratorio por encima de un valor umbral).
Este modo se diferencia de la ventilación controlada por presión (PCV), en
que el paciente siempre desencadena la instauración de la presión, mediante el
trigger de presión/flujo; con PCV la instauración de la presión puede ser desen
cadenada por el trigger del paciente o por tiempo; con PSV el final de la inspira
ción es por flujo o en su fallo por tiempo, mientras que con PCV el final de la ins
piración es por tiempo. Es decir con PCV el trigger es por el paciente o por tiem
po, la inspiración está limitada por presión y el ciclado siempre es por tiempo.
Podemos decir que en PSV siempre hay (salvo mecanismos de seguridad) una
sincronización en la inspiración en el comienzo de la inspiración y en el final de
la misma.
Debido a que el paciente desencadena el ciclado mecánico, se comprenderá
que es fundamental que el paciente conserve intacto su control de frecuencia res
piratoria. Al ser una modalidad de asistencia por presión y no por volumen, el VT
dependerá del esfuerzo del paciente, nivel de presión de soporte establecido y de
la impedancia toracopulmonar en cada momento (compliancia y resistencia). En
consecuencia la utilización de PSV como única modalidad ventilatoria sólo esta
rá indicada en pacientes con ritmo respiratorio regular y con una impedancia tora
copulmonar estable.
Para que la PSV pueda cumplir como técnica de asistencia ventilatoria, pro
porcionando sincronización y confort para el paciente, deben cumplirse los
siguientes requisitos:
1. El comienzo de la onda de presión debe coincidir con el inicio del esfuer
zo inspiratorio del paciente: este esfuerzo es detectado por un sensor de
presión. El sensor tiene una sensibilidad que es ajustable. Existe una dife
rencia en la capacidad de respuesta de este sensor de unos ventiladores a
otros, que puede influir en la tolerancia del paciente; se puede originar un
retardo (que varía de 50 a 250 milisegundos) que provocará una carga iso-
métrica no confortable en los músculos respiratorios al inicio de la inspira
ción. La capacidad de respuesta de este sensor ha mejorado al hacerlo sen
sible al flujo en lugar de a la presión, esto ha tenido una repercusión clíni
ca importante, principalmente en los pacientes críticos.
2. El flujo deber ser proporcionado en sincronía con el esfuerzo inspiratorio
del paciente: este flujo debe alcanzar el nivel de presión preestablecido. Al
inicio de la inspiración es un flujo elevado, dado que es máximo el gradien
te de presión entre el ventilador (PS ajustada) y el alveolo (P atmosférica);
conforme la presión alveolar aumenta (al aumentar el volumen pulmonar)
el gradiente disminuye y el flujo desciende, tomando las características de
un flujo desacelerado (decreciente). La velocidad de instauración de ese
flujo (pendiente de flujo) es variable de un ventilador a otro o puede ser
modificada a voluntad por el clínico. Ello va a influir en el tiempo necesa-
M o d o s v e n t il a t o r io s c o n s u s t it u c ió n p a r c ia l ssi
rio para alcanzar el plateau de presión, este tiempo puede oscilar entre los
100 milisegundos y varios cientos de milisegundos. Tiempos prolongados
por un flujo inicial muy bajo originarán una subida de presión muy lenta,
pudiendo provocar una asincronía del paciente con el ventilador, principal
mente en pacientes con una duración del esfuerzo inspiratorio muy breve;
el plateau de presión se alcanzará sólo al final del esfuerzo inspiratorio del
paciente, siendo de poca ayuda para disminuir el trabajo respiratorio del
paciente. Si el flujo inicial es excesivamente alto, puede producirse sobre-
elevación de presión o lucha del paciente con la máquina, originando asin-
cronías que provocarán disminuciones de los volúmenes corriente y acor
tamientos del Ti (36). Una vez se ha alcanzado el nivel de presión progra
mado, el flujo debe ser ajustado continuamente mediante un servomecanis
mo para mantener constante el nivel de presión.
3. Nivel de presión de soporte (PS): en la práctica clínica la cuestión estriba en
saber cuál es el nivel mínimo de PS que el paciente precisa para evitar una
carga no tolerada por su musculatura respiratoria (evitar un WOB que pudie
ra abocar a fatiga muscular), permitiendo una rehabilitación (en potencia y
resistencia) así como prevención de la atrofia muscular. La experiencia ha
demostrado que el nivel de presión mínimo será aquel en el cual la frecuen
cia respiratoria del paciente esté por debajo de 30 rpm (idealmente < 25 rpm).
La capacidad del paciente de ajustar su FR permite una evaluación sencilla de
la eficacia del nivel de PS ajustado. Cuanto mayor el nivel de PS, menor será
el esfuerzo inspiratorio del paciente (menor WOB) y mayor el VT, lo que con
lleva a una reducción del consumo de oxígeno respiratorio. La consecuencia
será una disminución de la FR espontánea. Sabemos por fisiopatología respi
ratoria que el primer signo de fallo ventilatorio es la taquipnea, ya que esta es
la forma de aumentar el volumen minuto con el menor coste energético. Por
lo tanto podemos decir que la FR espontánea del paciente (siempre que su
trigger central no se encuentre deprimido) es el mejor parámetro para ajustar
el nivel de PS. Por lo contrario si la FR espontánea del paciente (sin fármacos
o causa que lo justifique) es muy baja (<16 rpm) posiblemente habremos pro
gramado un nivel de SP demasiado elevado, obteniendo un VT también ele
vado. Esto no es aconsejable, pues lo más frecuente es que el paciente se aco
mode y no consigamos una rehabilitación de su musculatura respiratoria, difi
cultando el destete. Se ha demostrado una relación inversa entre el nivel de
P S y la F R (3 7 ).
4. Terminación del SP: es también importante la sincronización en esta fase;
idealmente la presión inspiratoria debe cesar cuando el esfuerzo inspirato
rio del paciente ha terminado. Si la presión cesa antes que el esfuerzo, se
produce un brusco incremento de la carga de los músculos inspiratorios, si
es al contrario, el mantenimiento de la presión durante el inicio de la fase
espiratoria puede crear una carga a los músculos espiratorios. En cualquie
ra de los dos casos se produce una disincronía. Como ya comentamos
antes, la mayoría de los respiradores usan como criterio de terminación
(flujo de corte) un flujo detectado de 25% del flujo pico inicial, otros uti-
882 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
1. Particularidades clínicas
endotraqueal, etc.) y de la gravedad del daño pulmonar. Se acepta hoy día que
el nivel de PS necesario para compensar este trabajo debe estar comprendido
entre 5 (para pacientes sin enfermedad pulmonar) y 10 cmH^O (pacientes con
enfermedad pulmonar crónica), existe también una variabilidad en función del
respirador utilizado (39).
En pacientes crónicos pulmonares, la PSV disminuiría la tendencia a la auto-
PEEP cuando son ventilados mecánicamente. La PSV al modificar el patrón res
piratorio, disminuye la frecuencia respiratoria y el tiempo inspiratorio, alargando
el tiempo espiratorio, permitiendo un mejor vaciado pulmonar y disminuyendo el
volumen atrapado.
2. Aplicaciones de la PSV
Pese al extendido uso del PS como modo para la desconexión, hoy día exis
te polémica acerca de su eficacia comparada con otras técnicas de descone
xión. En un estudio multicéntrico, realizado en una serie de pacientes cuya
desconexión se consideraba difícil, se compararon tres técnicas de descone
xión: pieza en T, SIMV y PSV (41). Los pacientes fueron distribuidos al azar
en cada grupo y tenían características iguales. La eficacia de las diferentes téc
nicas fue valorada a los 21 días. El resultado mostró que un número más ele
vado de pacientes era desconectado con PSV, comparado con las otras dos
modalidades; también se observó que la duración de la ventilación y la estan
cia en el hospital fue más corta con PSV. Estos resultados fueron estadística
mente significativos, pero los autores no pudieron excluir que las otras moda
lidades no fueran utilizadas de forma óptima.
Hay dos grandes estudios que se han realizado hasta la actualidad comparan
do las técnicas de desconexión (42,43). Uno concluyó que la utilización de
CMV/ACV y la prueba diaria de respiración espontánea con en T era la técni
ca más efectiva. En el otro estudio se demostró que una reducción gradual del
soporte de presión parece ser lo más óptimo. Estos resultados son solo aparente
mente contradictorios, ya que la forma en que las diferentes técnicas fueron uti
lizadas, fue probablemente más importante que el propio modo ventilatorio. Así
en el estudio que mostró la superioridad con “ACV/prueba de espontánea”, se
realizaba una prueba prolongada de espontánea en el día 1, mientras que los
pacientes en el protocolo de PSV tuvieron que ser destetados de una forma más
conservadora, con reducciones pequeñas y poco frecuentes de nivel del soporte.
Por el contrario, en el estudio mostrando superioridad de la PSV, las reducciones
en el nivel de soporte eran más agresivas, mientras que la duración de las prue
bas de respiración espontánea en el grupo de “ACV/prueba de respiración espon
tánea” estaban inicialmente restringidas a breves ensayos y podían sólo ser pro
longadas después de varios días. Una conclusión que puede extraerse de estos
estudios, para encontrar el camino más lógico de aproximarse al destete, sería el
uso de una combinación de pruebas diarias de respiración espontánea con en
T, entremezcladas con un modo confortable de ventilación como puede ser la
PSV. Al paciente se le retira la ventilación mecánica si tolera la prueba de venti
lación espontánea; en caso contrario se conecta a PSV con un nivel que origine
un patrón respiratorio regular (frecuencia respiratoria 20-25 rpm).
Un intento de mejora de la PSV como técnica de destete, que se está evaluan
do últimamente, se conoce como smart care. Se trata de un sistema computeriza
do que controla el nivel de PS a aplicar al paciente en función de la valoración de
3 parámetros (VT, FR y EtCO^) para mantener al paciente en una zona conforta
ble. Hasta el presente el modelo responde a las expectativas, consiguiendo acor
tar el tiempo de destete (44-46).
Otra aplicación interesante del PS es la ventilación no invasiva (VM M) a tra
vés de mascarilla facial o nasal. Se evita con ella la intubación endotraqueal y las
secuelas que origina (lesiones laringotraqueales, infección). Se han obtenido bue
nos resultados en las descompensaciones agudas de los pacientes con broncopa-
tía obstructiva, inmunodeprimidos y favoreciendo el weaning (47-55).
M o d o s v e n t il a t o r io s c o n s u s t i t u c i ó n p a r c ia l 885
3. Limitaciones de la PSV
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888 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
Modos ventilatoríos
servocontrolados:
MRV, VSV.ASVyATC
G. Aguilar, F. J. Belda, F. Martí, A. Maruenda
INTRODUCCIÓN
BUCLES PE SERVOCONTROL_________________________
flujo y el aparato cicla cuando se alcanza el VT. Por tanto, para garantizar
el VT emplea un tiempo inspiratorio prolongado, aplicando un flujo inspi-
ratorio mínimo hasta conseguir el dicho volumen (5).
- Tipo 2: ajuste del VT basado en los ciclos previos: llamado volumen de
soporte (VS, Puritan Bennett 840, EE. UU.). También aquí se garantiza el
VT prefijado, no el volumen minuto. El sistema aplica un nivel de PSV
variable: si con el nivel aplicado no se llega al VT prefijado, se aumenta la
PS en el ciclo siguiente y así sucesivamente.
- Tipo 3: ajuste del VT basado en la ventilación minuto. Es propiamente un
sistema de VE garantizado, basado en la PSV. Esta incorporado al respira
dor Servo 300 (Siemens, Alemania) con el nombre de soporte de volumen.
Figura 2. Variaciones del trabajo de la ventilación (WOB) y del esfuerzo inspiratorio (producto pre
sión tiennpo, PTP) en 2 0 pacientes durante I hora de ventilación con PSV y con VSV.
1. Ajuste y funcionamiento
2. Resultados clínicos
Boyer y cois. (8) compararon la SMMV con la MRV intentando observar lo que
se produce cuando aumentan las necesidades ventilatorias de los pacientes. El estu
dio se realizó en pacientes con centro respiratorio intacto, a los que se les añadió un
espacio muerto adicional de 300 mi, lo que produce una reinhalación de CO^ y un
estímulo de aumento del volumen minuto (VE) para mantener normal la PCO^. Los
resultados demostraron que la MRV se adapta a las variaciones de espacio muerto,
sin aumento de la actividad neuromuscular, ni de la FR establecida, aumentando los
niveles de PS. Con MMV el paciente adoptó un patrón de reducción del VT y
aumento de la FR, para aumentar el VE, sin lograr normalizar la PCO^. El nivel de
PS se redujo en MMV al aumentar el esfuerzo del paciente.
Álvarez Refojo y cois. (9) han demostrado en 28 pacientes tras cirugía cardiaca,
que la MRV también se adapta a las variaciones de las resistencias de las vías
aéreas. Se añadió un resistor al tubo endotraqueal que suponía un aumento de la Raw
de 15 cmH^O/l/s, manteniéndose durante 15 minutos y retirándose a continuación.
En el respirador se ajustó una FR objetivo de 18 pm y una PS de partida de 15
cm H p . Como se observa en la Tabla I, al añadir el resistor subió el nivel de PS y el
WOB realizado por el respirador (WOBv) pero no se modificaron la FR, el WOBp,
la PTP o la PaCO^. La Figura 3 muestra estos cambios en un paciente.
TABLA 1
VENTILACIÓN CON MRV: VARIACIONES DE NIVEL DE PRESIÓN DE
SOPORTE, PATRÓN RESPIRATORIO, WOBp, PTP Y PaCO, TRAS AUMEN
TAR LA CARGA RESISTIVA EN VÍA AÉREA
W (m l) 524 ±7 1 495 ± 66 5 4 7 ± 65
PS ( c m H p ) 18 ± 2 22 ± 3 20 ± 2
W O B v ü /l) 1 ,2 8 ± 0 ,2 2 1 ,6 9 ± 0 ,3 1 1 ,3 8 ± 0 ,1 6
W O B p 0/1) 0 ,1 5 ± 0 ,0 6 0 ,1 8 ± 0 ,0 2 0 ,1 3 ± 0 ,0 3
PTP 35 ± 9 3 8 ± 11 32 ± 7
P a C O j (mmHg) 40 ± 4 41 ± 3 41 ± 4
896 V e n t il a c ió n m e c á n ic a e n a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
Figura 3. Trazados de tendencias de 1 hora en el VT, VE, FR, Paw pico (PIP), Raw, compliancia
dinámica (Cdyn) W O B p, W O B v y PTP en un paciente ventilado con MRV, a l que se añadió un
resistor inspiratorio. Obsérvese cómo el gran incremento en ¡a Raw durante 15 minutos provoca
un aumento del W O B v pero casi no es evidente en el W O B p. La FR no se modifica po r ser el
parámetro controlado en MRV. Trazados originales obtenidos con el monitor Bicore CP 100® (MC-
M edical).
Por otra parte Maruenda y cois. (10) trabajaron con la hipótesis de que la
MRV podría acortar el tiempo de extubación tras la cirugía cardiaca mayor, com
parado con un protocolo estándar con PSV. Se estudiaron un grupo de 19 pacien
tes consecutivos que se conectaron a MRV con una frecuencia objetivo de 18 rpm
obteniéndose el destete automático en todos los pacientes, excepto un caso, con
un tiempo medio de extubación de 19 ± 2 2 min (máximo de 87 minutos y míni
M o d o s v e n t il a t o r io s s e r v o c o n t r o l a d o s 897
Donde k es una constante que depende de la onda de flujo: así para un flujo
sinusoidal su valor es de 2jtV60 (3,5).
Al iniciar ASV, el sistema parte de una frecuencia de 10 pm y una Pinsp de
15 cmH^O sobre la PEER Hace una serie de 5 ciclos respiratorios de presión cre
ciente, en los que mide la Csr, Raw, TC y ajusta la Pinsp necesaria para obtener el
VT deseado: VT = VE estimado/FR (10 pm). Bajo tales circunstancias, emplea unos
20 segundos en alcanzar el patrón respiratorio inicial. En ese momento, aplica la
ecuación de Otis (con FR = 10) y calcula la FRr (resultante) a la que el WOB sería
mínimo. Entonces aplica esta FR nueva y un nuevo VT resultante (VE estimado/FR
nueva) ajustando la presión inspiratoria necesaria. Esta nueva frecuencia, varía la
ventilación del espacio muerto, por lo que se introduce de nuevo en la formula de
Otis y así se calcula una nueva frecuencia, que el respirador vuelve a aplicar, con el
VT correspondiente. A sí actúa sucesivamente hasta que la frecuencia aplicada y la
calculada coinciden, de modo que esa es la FR a la que el WOB es mínimo.
En el paciente sin esfuerzo inspiratorio, ajustando un apoyo del 100% del VE, el
modo ASV se comporta como una CMV clásica, ya que garantiza la entrega del 100%
del VE en ciclos de presión controlada, a una FR óptima para el menor WOB, evitan
do la PEEPi. A medida que el paciente presenta actividad ventilatoria espontánea, el
aparato inicia un apoyo con PSV de los ciclos espontáneos con un nivel de presión
similar a la de los ciclos controlados. Si la FR espontánea es menor que la FR ideal,
el aparato añade los ciclos controlados necesarios para lograr el VE objetivo.
Como otros modos de ventilación con VE objetivo (SMMV y VSV) el garan
tizar la asistencia para obtener el 100% del VE, puede reducir la actividad espon
tánea sin que se progrese en el destete. Por ello, para el destete con ASV, el por
centaje de asistencia ofrecido por el respirador es disminuido gradualmente por
el médico, buscando en todo momento mantener un volumen minuto adecuado, y
a la vez, favoreciendo que progresivamente el paciente asuma mayor porcentaje
de dicho volumen, hasta conseguir el destete.
Como características diferenciales de este modo ventilatorio destacan la asis
tencia ventilatoria calculada ciclo a ciclo, el cálculo del patrón ventilatorio ópti
mo para el paciente y el ajuste continuo de la presión inspiratoria y de la frecuen
cia controlada. Básicamente, el modo ASV modifica la FR y/o la Pinsp según los
parámetros medidos en los ciclos anteriores.
900 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
1• Principios de funcionamiento
= K , x V + K^xV^
Donde y son los coeficientes del TET y V ’ es el flujo de gas. Los coe-
flcientes K, y describen las propiedades resistivas del tubo traqueal combinan
do la dependencia presión-flujo lineal y cuadrática.
Conociendo la AP^^, la unidad control del respirador calcula indirectamente
la presión traqueal:
Pt = P a w -
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M o d o s v e n t il a t o r io s s e r v o c o n t r o la d o s 905
INTRODUCCIÓN____________________________________
1. Ventajas
2. Limitaciones
Las desventajas descritas para la ventilación con PEA son las comunes a los
modos de ventilación por presión, en las que el volumen corriente de asistencia
varía con las condiciones mecánicas del paciente. También por ser un modo ven
tilatorio exclusivamente asistido, debe contarse con la actividad normal del cen
tro respiratorio para su correcto funcionamiento.
P appl = P eí + Pres
Por lo tanto, un sistema de ventilación artificial que permita variar la Paw pro
porcionalmente al flujo y al volumen, será capaz de reducir la Pmus requerida al
mínimo. El cálculo de la elastancia y la resistencia es necesario para valorar el
grado de alteración ñsiopatológica subyacente y constituirá el paso inicial para la
aplicación de la PAV (2). Una vez calculadas, se decidirá cuál es el porcentaje de
ayuda que se desea administrar, es decir, qué parte del total de la elastancia será
asistida por el ventilador (Paw), y que parte por el paciente (Pmus); lo mismo
ocurre para la resistencia.
Las variables de flujo y volumen inspiratorios, necesarias para el cálculo de las
presiones, son detectadas directamente por el ventilador. Y es a estas variables a las
que el ventilador les aplica el porcentaje de ayuda establecido. Este porcentaje actúa
como un factor de multiplicación que hará que la Paw aplicada se incremente pro
porcionalmente al flujo y volumen instantáneos detectados. En consecuencia, la pro
porcionalidad entre Pmus y Paw vendrá dada por las respectivas ganancias de flujo
y volumen al aplicar el factor de multiplicación (el flujo asistido y el volumen asis
tido, respectivamente) (1,2). El flujo asistido (FA) determina cuánta presión genera
el ventilador por unidad de flujo y el volumen asistido (VA) determina cuánta pre
sión genera el ventilador por unidad de volumen. Cualquier cambio en la presión
total aplicada producida por el esfuerzo del paciente será amplificado.
Todos estos conceptos pueden ser llevados a la práctica mediante un supuesto clí
nico (13): si la ganancia de VA y de FA se prefijan al 80% de Esr y al 80% de Rsr
respectivamente, esto significa que el ventilador (Paw) proporcionará el 80% de la
presión elástica y el 80% de la presión resistiva que se necesita para contrarrestar la
Esr y la Rsr. Así, el respirador realiza el 80% del trabajo respiratorio y el paciente el
20 restante. Esta proporcionalidad 4:1, o 80% ventilador:20% paciente, implica que
el esfuerzo del paciente se amplifica por un factor de 5. De un total de 10 unidades
de presión, 8 las proporciona el ventilador (Paw) y 2 el paciente (Pmus). En otras
palabras, si la Esr es de 40 cmH^O/L (compliancia 25 mi/ cmH^O) y la resistencia es
de 10 cm H^O/l/s, y el VA se prefija a 32 y el FA a 8, entonces el ventilador genera
una Paw = (32 x V) + (8 x V ’) y el paciente desarrolla una Pmus = (8 x V) -H(2 x
V ’). De hecho si el VT es 0,5 1 y el V ’ es 0,5 1/s, el ventilador generará 20 cm H p
M o d o s v e n t ila t o r io s a s is tid o s o r ie n ta d o s a l a s in c r o n iz a c ió n 913
PAV
VCP, VPS
II
VCV, SIMV
Figura 2. Relación entre el grado de asistencia y el esfuerzo espontáneo en diferentes modos ven
tilatorios. La relación entre el esfuerzo inspiratorio espontáneo del paciente y la asistencia del ven
tilador es claramente distinta con los diferentes modos ventilatorios. En los modos controlados por
volumen, la asistencia proporcionada por el ventilador disminuye con el incremento del esfuerzo
del paciente, mientras que en los modos controlados por presión, la asistencia del ventilador no
se ve afectada por el esfuerzo del paciente. En la ventilación proporcional asistida (PAV), la asis
tencia del ventilador es una función positiva del esfuerzo inspiratorio del paciente. VCV: ventilación
controlada por volumen; VCP; ventilación controlada por presión; SIMV: ventilación mandatoria
intermitente sincronizad; VPS: ventilación por presión de soporte; PAV: ventilación proporcional asis
tida. Modificado de Lessard (14).
914 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
1. Ventajas
2. Limitaciones
La PAV es el único modo ventilatorio en que la Paw aumenta con las fugas
debido a que la señal detectada para presurizar el sistema son el flujo y el volu
men instantáneos del circuito. Dado que el ventilador no distingue entre flujo del
paciente o de otra procedencia, una fuga en inspiración, o entrada de aire en el
sistema, resultará en una sobreasistencia al pasar por el sistema amplificador. El
respirador administrará una presión al paciente mucho mayor que la establecida
por la proporcionalidad entre la Pmus y la Paw (23). Una fuga en espiración cuan
do existe PEEP (presión positiva telespiratoria extrínseca) causa un flujo conti
nuo y será compensada por el esfuerzo inspiratorio del paciente, tan pronto como
el flujo aumenta por encima del nivel de fuga.
Centro respiratorio
1
Nervio frénico
i Disparo
Ventilador
Activación diafragmática -
neuronal mecánico
(Edi)
i
Contracción diafragmática
i
Expansión pulmonar y torácica
i
Cambio de presión Disparo
flujo y volumen neumático
Figura 3. Impulso respiratorio. La Edi utilizada p o r el sistema NAVA es la señal más próxima a la
génesis del impulso respiratorio central que la tecnología actual nos permite utilizar para el control
del ventilador M o dificado de Sinderby et al. (40).
Pinsp máx estim ada = nivel NAVA x (Edi p ico - E di min) + PEEP
1. Ventajas
I . l . Sincronización
1.3. Monitorízación
2. Otras aplicaciones
nuevo modo ventilatorio, aún en fase preclínica, que plantea com o objetivo prin
cipal respetar la variación fisiológica de la frecuencia respiratoria y del volumen
corriente del paciente, asegurando la ventilación minuto. Este nuevo modo ven
tilatorio ha sido denominado biologically variable ventilation, BVV, que podría
mos traducir com o ventilación variable biológicam en te.
El respirador en modo B V V funciona com o un distribuidor de volum en,
variando el volum en corriente según los cambios en la frecuencia respiratoria
para mantener constante, com o producto de ambos factores, el volum en minuto.
A sí, volúm enes corriente altos se asocian con frecuencias respiratorias bajas y
volúm enes corrientes bajos con frecuencias respiratorias elevadas (48), coexis
tiendo ambas combinaciones en el tiempo. En cualquier caso, el respirador pro
duce una onda de flujo cuadrada con una relación del tiempo inspiratorio/espira-
torio fija de 2:1.
Estudios experimentales han mostrado una mejora en el intercambio gaseoso
y en la mecánica respiratoria al comparar la ventilación B V V con la ventilación
controlada por volum en, para un mism o volum en minuto, en diferentes circuns
tancias clínicas, com o el síndrome de distrés respiratorio agudo (49,50), el bron-
coespasm o severo (51), la ventilación unipulmonar (52) o los periodos prolonga
dos de anestesia (53). Esto podría deberse a la variabilidad en el volum en corrien
te que presenta la ventilación BVV, que permitiría una ventilación de protección
pulmonar (evitando la lesión pulmonar asociada elevados volúm enes corrientes),
al mismo tiempo que facilitaría el reclutamiento de las unidades atelectásicas y
evitaría el colapso de las unidades aireadas (54). N o obstante, se han presentado
resultados contradictorios en los niveles de IL-8 e IL-10 (marcador de la respues
ta inflamatoria pulmonar y pronóstico en pacientes con distrés) (48,55).
Como ya hemos comentado, muy pocos son los estudios realizados sobre la
ventilación BVV. Aún es largo el camino por recorrer para poder hablar, con ev i
dencia, de la aplicación clínica de este modo ventilatorio.
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M o d o s v e n t i l a t o r i o s a s is t id o s o r ie n t a d o s a l a s in c r o n iz a c ió n 925
Q = F rxV T ’
Este término, introducido por Sjóstrand en 1977 (24), se ha usado para descri
bir un patrón ventilatorio similar al de la ventilación convencional pero con fre
cuencias respiratorias del orden de 60 a 110 rpm y volúmenes corriente bajos,
aunque siempre superiores al espacio muerto anatómico. El tiempo inspiratorio
(Ti) utilizado es, como máximo, del 35% del total del ciclo respiratorio. Puede
aplicarse con respiradores convencionales, generadores de flujo constante cicla
dos por tiempo, siempre que cumplan cuatro requisitos (25): a) rango de frecuen
cias de hasta 110 respiraciones por minuto; b) baja compliancia interna del respi
rador y circuito (0,05 ml/cmH^O); c) flujos inspiratorios elevados, a fin de asegu
rar un volumen corriente suficiente a pesar de los Ti cortos; y d) válvula espira
toria accionada por un sistema rápido de apertura y cierre y una baja resistencia
para que no sea un factor limitante del flujo espiratorio. Su primera descripción
de uso clínico data de 1972 (26) cuando fue aplicada en cirugía abdominal bajo
anestesia general, con bajas presiones en las vías aéreas y sin variaciones hemo-
dinámicas apreciables. En los años siguientes se utilizó en broncoscopias y larin-
goscopias (27), en cirugía de resección de estenosis traqueales (28), en cirugía
torácica (29) y en cirugía pediátrica. También se ha utilizado con éxito en algún
caso de fístula broncopleural. Los resultados de la HFPPV en pacientes con sín
drome de distrés respiratorio agudo (SDRA) fueron anecdóticos y sin evidencia
de beneficio frente a la ventilación convencional. Actualmente su uso en clínica
ha sido abandonado habiendo quedado desplazada por la HFJV y por la HFOV.
La ventilación con jet a alta frecuencia fue descrita inicialmente por Klain y
Smith en 1976 (30) y 1977 (31). Se basa en la insuflación en las vías aéreas de
un chorro de gas a gran velocidad (jet) liberado a alta presión (0,5-4 bar) a través
de un catéter estrecho (12-16 G) y corto (“inyector”), por medio de un respirador
de caraterísticas especiales, capaz de generar ciclos respiratorios a frecuencias de
hasta, al menos, 600 rpm.
En virtud de estas características, la HFJV encuentra aplicaciones clínicas en
anestesia y en cuidados críticos. Su aplicación en anestesia ha sido descrita en
campos como la cirugía de resección pulmonar (32,33), microneurocirugía y ciru
gía abdominal alta (34), en la ablación de aurícula izquierda por radiofrecuencia
percutánea (35), en la litotricia (36) y en la cirugía laparoscópica {véase Capítulo
27). No obstante, es en la cirugía y procedimientos endoscópicos de las vías aére
as donde su aplicación se halla más firmemente establecida (37) (véase Capítulo 27)
932 V e n t il a c ió n m e c á n ic a e n a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
caso de un aumento de las presiones en vías aéreas (ya sean las presiones pico o las
teleespiratorias) (59). Algunos respiradores incorporan asimismo una medida de pre
sión teleespiratoria que se realiza en el extremo distal de la propia cánula-inyector,
permitiendo la detección de situaciones de sobrepresión aun en ausencia de una
segunda cánula o luz para la monitorización (60).
Finalmente, estos respiradores suelen aportar la medida del Vjet y del VE
insuflado, parámetros que, si bien no reflejan los volúmenes que realmente alcan
zan los alveolos, sí son, a menudo, una referencia válida para optimizar la pauta
ventilatoria.
Debe ser flexible y de paredes rígidas, de modo que su distensibilidad interna sea
despreciable. Por otro lado, debe tener una longitud y diámetro tales que no genere
resistencia al flujo, pero que a la vez, no suponga un excesivo volumen compresible.
Si la compliancia no es despreciable y/o existe un elevado volumen compresible, el
volumen comprimido en el tubo se vaciaría por el inyector tras el cierre de la válvu
la inspiratoria, prolongando el Ti. En cualquier caso, siempre existe un cierto desfa
se entre la señal eléctrica de cierre de la válvula y el cese del flujo inspiratorio. El
tiempo de carga y descarga del circuito externo determina la respuesta máxima de
FR y relación Ti/Ttot que pueden ser aplicados en un aparato determinado.
La salida del jet por el inyector se acompaña de una reducción de la humedad del
gas por evaporación, y de su temperatura (de 1 a 8 °C) por efecto de la expansión
adiabática (efecto Joule-Thomson). En consecuencia, un gas liberado a temperatura
V e n t ila c ió n a a l t a fr e c u e n c ia (H F V ): p rin c ip io s g e n e ra le s 935
y humedad ambiente puede llegar a las vía aéreas muy frío (13-17 °C) y seco. Así,
la falta de humidificación y calentamiento del gas inspirado, se asocia a producción
de tapones de moco, trastornos del transporte mucociliar y lesiones mucosas de
diversa intensidad. Se ha demostrado que es necesario una inyección de agua de al
menos 30 mg por litro de gas para que no aparezcan las alteraciones descritas. Con
la adición de 44 mg de agua por litro de gas, se consigue una humedad relativa del
100%. Los factores que aumentan la humidificación son: el aumento del flujo de
agua, la menor sección de la cánula de inyección, la reducción de la relación I:E y la
reducción de la presión del generador. En cualquier caso, hay que acondicionar tam
bién el gas arrastrado para obtener una humidificación correcta. Se han descrito
numerosos sistemas de acondicionamiento del gas. Según el nivel donde se adicio
na el agua para la humidificación podemos distinguir: a) posteriores al inyector y
externas (por microgoteo ante la cánula de inyección o por efecto Bemoulli a la sali
da de la cánula); b) sobre el inyector e interno; c) anteriores al inyector, con adición
del agua y calentamiento, sobre el circuito externo del jet. Todos los anteriores sue
len calentar los gases sobre el circuito externo utilizando sistemas de vaporización
calientes. Otras veces, se añaden resistencias eléctricas a lo largo del tubo conector
para evitar el enfriamiento del gas y la condensación de agua; y d) anteriores a la
electroválvula, dentro del circuito interno del respirador. Este último es el caso del
respirador Ergojet CVT (Temel S. A., Valencia, España) en el que, en la cámara, los
gases comprimidos son calentados a una temperatura determinada por medio de un
calefactor regulable. Para la humidificación, los gases arrastran a su salida el agua
dispersa en la superficie de una rejilla de alta capilaridad. La humedad relativa del
gas, que depende del volumen de agua que llega a la rejilla, se ajusta con una bomba
de control electrónico. Habitualmente los respiradores de HFJV presentan dos man
dos con los que se controlan humedad y temperatura de forma independiente, aun
que dado que la saturación de agua de todo gas depende de la temperatura, el mando
de humedad está calibrado para una temperatura de gas de 37 °C y se modifica poco
con las variaciones del Vjet. La saturación de agua del gas insuflado puede ajustar
se del O al 100%. Tanto calentador como humidiflcador deben tener mecanismos de
control para evitar los excesos de temperatura y humedad, que también son nocivos.
2.4. Inyectores
TA BLA I
PRINCIPIOS FÍSICOS DEL INYECTOR CONSIDERADO
COM O UN SISTEMA AISLADO
Para una Pop y un in yector d a d o s , V jet es constante, siem pre qu e la d ife re n c ia Pop-
Pam b sea ig u a l o sup erior a la presión crítica
V e n t ila c ió n a a l t a fr e c u e n c ia (H F V ): p rin c ip io s g e n e ra le s 937
VT = Vjet + V e n - V s [2]
rición y su cuantía (véase más adelante). Una característica importante de este fenó
meno es que depende de la proporción de área transeccional de la vía aérea ocupa
da por el cono del jet. En efecto, el reflujo se produce durante la inyección y en sen
tido contrario al del jet, por lo que requiere un espacio “libre” entre el cono del jet y
las paredes de la vía aérea. Cuanto mayor es la relación área transeccional de la vía
aérea/área del jet, mayor es el volumen de reflujo, independientemente de la influen
cia de otros factores. Esta característica, como veremos, es determinante de las dife
rencias observadas en la eficacia de la HFJV, en función de que sea aplicada median
te un inyector libre en tráquea o a través de un TET, y en función de la profundidad
a la que se halle situado el extremo del inyector.
Hay que considerar, por otra parte, que a pesar de la posible relevancia de los
mecanismos de transporte no convectivos citados anteriormente, en los rangos de
frecuencia respiratoria habitualmente utilizados en clínica cuando se aplica HFJV, la
ventilación alveolar depende en su mayor parte del volumen corriente y de la fre
cuencia respiratoria, dado que el transporte de gases se realiza, principalmente,
según el modelo convectivo o de ventilación alveolar directa, en el que se cum
ple |VA = (VT - VD) X FR]. De hecho, son numerosos los estudios que prueban que,
en HFJV, el nivel de eliminación de CO^ depende directamente del VT (62-66). La
consecuencia directa, teniendo en cuanta la ecuación [2] es que la ventilación alve
olar se halla fuertemente condicionada por la magnitud que presentan, en cada caso,
el Vent y el Vs. Este comportamiento, a su vez, determina la práctica imposibilidad
de predecir el nivel de ventilación que se obtendrá con una pauta dada y en un deter
minado paciente, ya que, de los tres parámetros que condicionan la magnitud del VT,
sólo el Vjet depende de variables manejadas por el clínico. Los dos restantes (Vent
y Vs) dependen, además, de otros factores no controlables. Esto explica la mayor
variabilidad interindividual en la eficacia ventilatoria de la HFJV respecto a la ven
tilación convencional (44,66) e introduce un grado de incertidumbre que se ve agra
vado por la imposibilidad de medir Vent y Vs en condiciones clínicas. El manejo clí
nico de la HFJV necesita apoyarse, como consecuencia de esta falta de predictibili-
dad, en el conocimiento de los factores que influyen sobre las magnitudes del Vjet
y, especialmente, del Vent y del Vs. Sólo a través de esta aproximación indirecta
puede el clínico seleccionar, a priori, la pauta ventilatoria previsiblemente más ade
cuada y, en segunda instancia, interpretar correctamente la información clínica para
realizar las correcciones oportunas.
2 .4 .3 .1 . Sistem as de in y e c c ió n a través de tu b o s e n d o tr a q u e a le s
(HFJV-TET)
Figura 2. Ejemplo de pieza con inyector (Swivel/et, Acutronic M e d ica l Systems, Switzerlandj para
ser adaptado a un tubo endotraqueal convencional. El inyector (flecha / j presenta en su extremo
proximal un conectar LuerLock (flecha 2] dispuesto para su conexión con el circuito externo del res
pirador
en d otraq u eales e sp e c ia l
m ente d iseñ a d o s co m o es
el caso del H i-L o j e t Tm
E n d o tra c h e a l Tube (N C C ,
D iv is ió n M a llin ck rod t,
A rg y le) o del H i-L o j e t
T ra ch ea l Tube (N e llc o r ),
caracterizados por disponer
de dos canales adicionales a
la luz principal del tubo: el
canal-inyector para la insu
flación del jet, que finaliza 6
cm antes del extrem o distal
del TET, y un canal auxiliar
que permite la m onitoriza
ción de la presión traqueal y
del EtCO^. Presenta com o
ventaja frente al anterior, el
Figura 3. Esquema representativo de los tubos del tubo
que se puede aspirar a través
Hi-Lo jet con canal lateral (jet port) utilizado como inyec de la luz principal sin in te
tor distal y luz accesoria para monitorización. rrumpir la HFJV.
V e n t i l a c i ó n a a l t a f r e c u e n c i a ( H F V ) : p r in c ip io s g e n e r a le s 943
F T
Figura 8. Cánulas de teflón de doble luz (Acutronic Medical Systems, Suiza). Las ampliaciones per
miten distinguir la apertura distal del canal de monitorización (izquierda) y los extremos proximales
del canal principal (inyector, en azul) y del canal de monitorización (en blanco).
948 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
resistencias será la reducción del Vent (93-96) y el aumento del Vs (69) y, por
tanto, un menor VT. La relación del tiempo al que se inicia el reflujo con la Csr
y la Raw es tan directa que se ha intentado predecir, utilizando modelos de pul
món, el Ti idóneo para alcanzar el máximo Vjet con el mínimo Vs (90), puesto
que la eficiencia de la ventilación mejorará siempre que el Ti sea menor o igual
al tiempo al que aparece el reflujo (95). La dependencia del VT respecto de la
impedancia hace que, salvo en los casos en que la HFJV se aplica sin entrain-
ment, esta se comporte como un modo de ventilación limitado por presión.
No obstante, la impedancia del sistema respiratorio no es el único factor que
determina el momento en que se produce la transición entrainment-VQñ\x]o, sino que
este depende, además, de las relaciones entre el inyector y la “geometría” de la vía
aérea proximal, por lo que estas ecuaciones diñcilmente pueden ser aplicables en clí
nica. La repercusión clínica de este efecto es que tanto la ventilación como la oxige
nación se correlacionan de forma directa con la Csr: cuando esta es normal o eleva
da, mejoran tanto la oxigenación como la eliminación de CO^ (97).
La elevación aislada de la Raw distal genera efectos singares: reduce el Vent
hasta eliminarlo por completo cuando se alcanzan niveles de Raw comparables a los
propios de algunas patologías respiratorias (95). Utilizando un modelo de pulmón se
apreció que al aplicar las mismas pautas ventilatorias, el VT se reducía al 85% con el
patrón obstructivo, respecto del normal, principalmente por reducción del Vent, mien
tras que el atrapamiento del gas aumentaba alrededor de un 20% (98). En un estudio
realizado sobre pacientes sometidos a HFJV para microcirugía laríngea, Ayuso y cois.
(45) observaron que en los pacientes con OCFA (Raw aumentada), la Paw era más
elevada y había un aumento significativo y mantenido de la PaCO^ respecto al grupo
control, mientras que en los pacientes obesos (Csr reducida) se caracterizaban por pre
sentar asimismo un aumento de la PaCO^, pero con Paw distales similares a las del
grupo control. Estos resultados sugieren que, en el primer caso, debió de producirse
un atrapamiento de gas que generó la elevación de la Paw, sin que esta elevación se
correspondiera con un aumento real del VT que, por el contrario, debió de hallarse
reducido por un aumento del Vs y una hmitación del Vent; en el caso de los obesos,
la reducción en la Csr, no se acompañó de un aumento de la Paw como consecuencia
de que el VT se halló disminuido (por la reducción del Vent y el aumento del Vs).
- Cuando la Csr está muy reducida: el centrado del catéter sólo aumen
tó el VT en un 5-7% y el Vent entre un 2 y un 4%. La relación Vs/Vjet
fue similar. Por tanto, el efecto positivo del centrado sólo sería eviden
te cuando las resistencias distales al inyector son normales. Cuando
estas están muy aumentadas, sus efectos (reducción de Vent y aumento
del Vs) son predominantes sobre los efectos positivos del centrado del
catéter.
4.1.1. Selección de la FR y el % Ti
4,1.2, Selección de la DP
4.2 . Monitorización
aérea abierta (113). En estas condiciones puede ser útil, com o alternativa, la
monitorización transcutánea del CO^ (114).
Vt=Vox
Donde x = Csr x Rsr. Por tanto, para que el vaciamiento pumonar al final de
cada ciclo sea com pleto, es necesario, com o en ventilación convencional, que el
Te sea igual o superior a tres veces la constante de tiempo (Te > 3x).
Dados los cortos Te propios de la HFJV, la probabilidad de que la espiración sea
incompleta generando un cierto nivel de atrapamiento intrapulmonar de gas y de
auto-PEEP es muy elevada, especialmente durante HFJV-TET. Este efecto es muy
importante en HFJV, puesto que, al tratarse de un sistema abierto y en ausencia de
válvula espiratoria, la auto-PEEP es el único medio disponible para evitar la pérdi
da de volumen pulmonar y mantener o aumentar la CRF. Una auto-PEEP excesiva,
sin embargo, causa los conocidos efectos deletéreos de la PEEP externa: descenso
del gasto cardiaco debido a la disminución del retomo venoso por el incremento de
presión intratorácica y el aumento de resistencias vasculares pulmonares y de la
P ie , retención de CO^, alteración de la relación V/Q y riesgo de barotrauma.
Los principales factores determinantes de la auto-PEEP son: a) el tiempo espira
torio, puesto que, como se ha comentado anteriormente, la auto-PEEP se producirá
siempre que Te < 3x; además, cuanto menor sea el Te, mayor será la proporción de
VT atrapado en cada ciclo y mayor será la auto-PEEP producida. Por tanto, todo
acortamiento del Te (aumento de la FR y/o de la relación Ti/Ttot) generará una
mayor probabilidad de causar auto-PEEP y un aumento de su magnitud; b) el VT,
puesto que, para unas determinadas condiciones de auto-PEEP (es decir, para una
determinada relación Te/3x) a mayor VT, mayor volumen atrapado en cada ciclo. Por
tanto, todos los factores condicionantes del VT descritos anteriormente influirán en
el nivel de auto-PEEP, pero especialmente la DP y el Ti, como principales determi
nantes del Vjet y del Vent; y c) las condiciones mecánicas del sistema respiratorio
(Csr y Rsr), puesto que determinan el valor de x. Durante la HFJV, un incremento de
la resistencia espiratoria determina aumentos de auto-PEEP que son más significati
vos que el efecto del aumento de la Csr. Una consecuencia inmediata es que la pre
sencia de auto-PEEP sea prácticamente constante durante HFJV-TET, y de mayor
magnitud cuanto menor sea el calibre del TET.
El control de la auto-PEEP en condiciones clínicas, puede obtenerse a partir
de la monitorización de las Paw. Los respiradores de HFJV proporcionan, habi
V e n t ila c ió n a a l t a fr e c u e n c ia (H F V ): p rin c ip io s g e n e ra le s 957
tualmente, una medida de las presiones máxima, media y mínima. La Paw máxi
ma parece correlacionarse sobre todo con el volumen intrapulmonar total, es
decir, la suma del volumen atrapado más el VT, especialmente cuando el volu
men atrapado adquiere proporciones elevadas. La Paw media y mínima parecen
correlacionarse bien con la presión intratorácica, por lo que reflejan el nivel de
auto-PEEP y, de forma indirecta, el nivel de atrapamiento intrapulmonar de gas
(85,98). Cuando no se dispone de canal auxiliar para la monitorización, puede ser
muy útil la medida de la presión teleespiratoria en el extremo de la propia cánu-
la-inyector, que, como se ha mencionado anteriormente, porporcionan algunos
respiradores de HFJV y cuyo valor es semejante al de la presión mínima obteni
da en el canal lateral (60).
5. Complicaciones de la HFJV
1. Concepto y características
tómico (1-3 ml/kg) y las frecuencias respiratorias utilizadas son muy elevadas:
desde 180 rpm (3 Hz) hasta un límite superior no establecido que puede sobrepa
sar las 2.400 rpm (40 Hz).
Fue introducida en 1972 por Lunkenheimer y cois. (122) cuando investigaban
la reacción miocárdica a los cambios de presión en el pericardio. La aplicación
de presiones oscilantes en el pericardio por vibraciones transtraqueales mostró
que estas vibraciones eran capaces de producir un cierto intercambio gaseoso.
Los volúmenes movilizados con las vibraciones variaban de 10 a 20 mi por ciclo.
Uno de sus hallazgos más interesantes fue que la PaO^ no variaba de forma nota
ble con los cambios en un amplio rango de la frecuencia respratoria. La PaCO^,
por el contrario, dependía tanto de la frecuencia como de la amplitud de la osci
lación.
Los respiradores utilizados, denominados osciladores, son básicamente siste
mas que generan el desplazamiento oscilatorio del gas por medio de válvulas
rotatorias, pistones con movimiento de vaivén o por la vibración de membranas,
que generan una columna de aire vibrando a frecuencias que, en clínica, alcanzan
los 20 Hz. El resultado son ondas vibratorias de carácter sinusoidal (semejantes a
las generadas por un altavoz) cuyas sucesivas fases (“positiva” y “negativa”)
generan un desplazamiento del gas en sentido inspiratorio y espiratorio, respecti
vamente. La amplitud (o altura) de las ondas vibratorias determina las fluctuacio
nes de presión que mueven el gas con cada vibración. A mayor amplitud, mayor
desplazamiento de gas, es decir mayor VT. El tiempo durante el cuál la onda de
presión se sitúa sobre la linea basal (fase “positiva”) es determinante, junto a la
amplitud de la onda, de la cantidad de gas desplazada en cada ciclo (VT). En con
secuencia, la reducción de la FR y/o el aumento del %Ti incrementan el VT.
Una entrada lateral de gas fresco inspiratorio (biasflow) con un flujo ajustable de
entre 30 y 60 1/min, y una válvula espiratoria con un nivel de resistencia ajustable,
permiten controlar el valor de presión media en vías aéreas (Paw media) (123,124)
(Figura 9). La humidiflcación de los gases se obtiene instalando un humidiflcador en
el sistema de alimentación del flujo de gas fresco colateral.
Los mecanismos de transporte de gas no difieren de los comentados al ini
cio de este capítulo. Pero, a diferencia de los otros modos de HFV, en HFOV
la espiración es activa, como consecuencia del movimiento de retomo de la
membrana o del pistón durante la fase espiratoria. La espiración activa está,
además, facilitada por el perfil de las ondas de flujo: Mientras la columna cen
tral de gas se mueve hacia los alveolos, la fricción de las capas más externas
con las paredes bronquiales causa que sus moléculas se desplacen en sentido
contrario, hacia las vías aéreas superiores. Presumiblemente, la espiración
activa debe acompañarse de una reducción del atrapamiento de gas.
Tras los ensayos iniciales sobre animales, la primera aplicación clínica con un
oscilador de pistón fue realizada por Butler y cois. (125) sobre 4 voluntarios sanos
y 12 pacientes sometidos a ventilación mecánica convencional. Utilizaron frecuen
cias de 15 Hz (900 rpm) y volúmenes (medidos en la rama espiratoria) de 1,5-3
ml/kg de peso durante una hora. La HFOV consiguió niveles de PaCO^ similares a
los conseguidos con la ventilación convencional, pero con presiones en las vías
V e n t ila c ió n a a l t a fr e c u e n c ia (H F V ): p rin c ip io s g e n e ra le s 959
3. Complicaciones
= D P/R [2]
Pop (aunque no aumente la velocidad del gas por ser Pop-Pamb superior
a la presión crítica). La segunda consecuencia es que, siempre que la
velocidad del gas sea máxima, los posibles aumentos en la Pamb no
influirán sobre el flujo liberado por el inyector. Si Pamb se eleva lo sufi
ciente para que la diferencia Pop-Pamb sea inferior a la presión crítica, se
producirá una reducción del flujo por disminución de la velocidad del jet.
Pero, si la elevación de Pamb no es suficiente para que Pop-Pamb sea
inferior a la presión crítica, la velocidad del jet no se verá afectada (segui
rá siendo máxima), por lo que el flujo será independiente de las variacio
nes de Pamb. En consecuencia, y puesto que la elevada Pop utilizada en
HFJV, junto con la alta resistencia del inyector, genera normalmente una
diferencia Pop-Pamb muy superior a la presión crítica, el flu jo liberado
p o r el inyector es independiente de la presión am biental. Esto permite
asumir que, cuando es aplicada a HFJV, la ecuación [2] se sim plifica en:
ANEXO 2
P 1 - P 2 = U2 ó [(V2)^ ~(V1)^]
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CAPITULO 40
INTRODUCCIÓN
En general, debido al
reclutamiento alveolar que la
Volumen residual
acompaña, la PEEP puede dis
i minuir la resistencia al flujo
de las vías aéreas (Raw) según
la relación inversa que existe
entre volumen pulmonar y
Raw (11) (Figura 2). En caso
de SDRA esta relación es más
compleja. En la resistencia
pulmonar se pueden definir
dos componentes (véase
Capítulo 2): resistencia de
vías aéreas y resistencia adi
Volumen pulmonar cional (Figura 3). La Raw,
definida por la ecuación:
Raw = (P ^- Pmeseta)/flujo
3. Edema pulmonar
1. Efectos cardiovasculares
2. Circulación bronquial
3. Efectos renales
4. Territorio esplácnico
PEEP INTRÍNSECA___________________________________
2. EPOC
3. Asma
4. Neumonía unilateral
30-40 minutos (111). Sin embargo, si se realiza con una FiO^ de 1, las atelecta-
sias reaparecen en 5 minutos. Por tanto, para revertir la aparición de atelectasias
se puede recurrir a maniobras de capacidad vital (reclutamiento con presión pla-
teau mantenida en tom o a 40 cmH^O durante 10-15 segundos) intermitentes aso
ciadas al uso de una PEEP moderada (111). Estas dos técnicas combinadas tam
bién han demostrado su eficacia para mejorar la oxigenación e incrementar el
volum en pulmonar teleespiratorio en el postoperatorio de cirugía cardiaca (112).
D e lo expuesto se deduce que el uso aislado de PEEP durante la anestesia, sin
reclutamiento alveolar previo, no está indicado (salvo que se haya aplicado un
cierto grado de presurización de la vía aérea, desde el inicio de la preoxigenación,
previniendo, así, la aparición de las atelectasias.) La PEEP apenas contribuirá al
reclutamiento de tejido alveolar y derivará flujo sanguíneo hacia zonas mal ven
tiladas. Sin embargo, tras el reclutamiento de las zonas atelectásicas, una PEEP
moderada prevendrá el colapso de las mismas e incrementará la CRE disminu
yendo las zonas de baja V/Q.
Esta alteración del intercambio gaseoso persistirá sin modificarse en el perio
do postoperatorio mientras se mantenga el paciente sedado y conectado a venti
lación mecánica. En el caso del paciente extubado en quirófano persisten las ate
lectasias que se producen durante la anestesia en el periodo postoperatorio, y las
alteraciones de la oxigenación y espirométricas se correlacionan con el grado de
atelectasias presentes (113). La alteración de la oxigenación puede durar varios
días, y se han descrito episodios de desaturación nocturna hasta cinco días des
pués de la cirugía en un grupo de pacientes operados de bypass aorto-bifemoral
(114). La incidencia de hipoxem ia postoperatoria tras cirugía electiva está cerca
na al 15% (115,116), y la necesidad de intubación puede llegar al 10% en estos
casos (116).
Andersen y cois. (117) observaron que una CPAP de 15 cmH^O resolvió par
cialmente las atelectasias en 10 de 12 pacientes en el postoperatorio de cirugía
abdominal. El uso de CPAP se asoció a una menor prevalencia de atelectasias a
las 72 h del postoperatorio de cirugía abdominal respecto a la espirometría incen
tivada y a la fisioterapia respiratoria (118). Matte y cois. (119) han descrito que
el uso precoz de la CPAP/ventilación no invasiva (VNI) en el postoperatorio dis
minuye el síndrome restrictivo y el shunt pulmonar estimado. En un estudio clí
nico con 150 pacientes con criterios radiológicos de atelectasias en el postopera
torio de cirugía cardiaca. Pasquina y cois. (120) compararon la eficacia de la VNI
(CPAP 5 cmH^O y presión de soporte suficiente para conseguir un volum en tidal
de 8-10 m l/kg) frente a la CPAP (5 cmH^O) para revertir las atelectasias evaluan
do un score radiológico. En ambos grupos el tratamiento se realizaba durante
30 minutos, 4 veces al día. Todos los pacientes recibían fisioterapia 2 veces al día
y se controlaba el dolor con el objetivo de mantener los pacientes con una escala
visual analógica < 3. La PaO^/FiO^ previa al inicio del tratamiento en ambos gru
pos era > 280 y la PaCO^ media era 37 mmHg. Los autores observaron que no
mejoró la oxigenación y el score radiológico mejoró en el 40% de los pacientes
asignados al grupo CPAP y en el 60% de los pacientes que recibía ventilación no
invasiva (p = 0 ,0 2 ), pero no desaparecieron las atelectasias en ningún caso.
988 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
Los autores consideran que estos resultados se deben a la baja CPAP empleada y
a la corta duración del tratamiento (< 3 días). Otro estudio multicéntrico más
reciente ha demostrado que la aplicación de CPAP (7,5 cm H^O) con una FiO^ de
0,5 en pacientes con hipoxemia (PaO^/FiO^ < 300 tras una hora con una FiO^ de
0,3) frente al tratamiento conservador (oxigenoterapia con una FiO^ 0,5) en el
postoperatorio de cirugía abdominal, disminuye la incidencia de intubación (1 vs.
10%), de neumonía (2 V5. 10%), de infección de herida (3 V5. 10%) y de sep
sis (2 V5. 9%) (116). Las razones del éxito de este estudio frente a otros previos
están relacionadas probablemente con la selección de los pacientes (sólo aquellas
hipoxemias cuya causa es debida a atelectasias perioperatorias, excluyendo el
SDRA, infarto agudo de miocardio, la acidosis respiratoria y pacientes con ines
tabilidad hemodinámica), con la buena tolerancia a la interfaz empleada (escafan
dra, helmet) y con la precocidad y duración del tratamiento (hasta que la
PaO^/FiO^ era > 300).
CONCLUSIONES____________________________________
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Ventilación mecánica
no invasiva
A. Esquinas, A. Maruenda, R. Badenes-Quiles
INTRODUCCIÓN
1. Concepto
2. Historia
zado en 1999 sobre 42 UCI de diferentes países de Europa indica que entre el
60 y el 65% de pacientes con varias formas de insuficiencia respiratoria aguda
fue tratados con éxito con la V M N I (9). Sin em bargo, con el fin de no retrasar
el inicio de la V M N I, cada v ez se está increm entando más el uso de esta téc
nica en los servicios de urgencia de los hospitales con buenos resultados, siem
pre que el personal esté lo suficientem ente preparado, incluyendo la capacidad
de realizar una intubación endotraqueal, que los m edios sean los adecuados y
haya un alto nivel m onitorización. Incluso pacientes con exacerbación de
EPOC, sin acidosis grave, pueden ser tratados en salas de hospitalización, en
los que el personal haya recibido una adecuada preparación y tengan experien
cia en el uso de V M N I, siempre que exista un protocolo indicando que la falta
de mejoría en el intercambio g aseoso, pH, frecuencia respiratoria, deterioro
hem odinám ico o del nivel de conciencia permita su rápido ingreso en la UCI
(10). Por otra parte, tam bién la V M NI ha permitido la descarga de gran núm e
ro de pacientes ingresados en la UCI con dependencia al ventilador a salas de
hospitalización especialm ente preparadas.
U no de los principales factores limitantes del desarrollo de la V M NI, sobre
todo a nivel hospitalario, fue el problema tecnológico. Las mascarillas (interfa-
ses) eran en un principio en su mayoría artesanales, y no diseñadas específica
mente. Eran pesadas, rígidas, opacas y de escasa adaptación morfológica; otro
tanto ocurría con los am eses de sujeción. El efecto de las interfases en la ventila
ción domiciliaria era menor pues se utilizaban predominantemente las almohadi
llas (pillow s) y mascarillas nasales y pipetas bucales, sin embargo los respirado
res eran volum étricos, con escasa sensibilidad del trigger, mínima monitorización
y la FiO^ estaba limitada al 21%.
En estos factores limitantes tecnológicos ha se avanzado mucho, al interesar
se la industria; pero es importante estandarizar las propiedades que deben reunir
tanto las interfaces com o los respiradores de VM NI en sus diferentes ámbitos de
aplicación (dom icilio, salas de hospitalización y UCI).
La V M N I produce un
Línea moderado incremento de la
Flujo PaO^ y dism inución de la
PaCO^, una disminución de la
Paw frecuencia respiratoria y un
aumento del volum en corrien
EMGdi te, consecuencia todo ello de
una mejora en la ventilación
alveolar. Estos beneficios se
VT
han demostrado, fundamen
talmente, en las agudizaciones
de la EPOC y usando PSV
Figura 1. Registros que muestran la disminución de la acti más CPAP. Por otra parte al
vidad del EM G diafragmático en un paciente, tras color disminuir el trabajo respirato
earlo en VMNI. Tomado con permiso de: Ambrosino N .
rio, las demandas de oxígeno
Chest 1992: 101: 36 8-91.
disminuyen restaurándose el
equilibrio entre el oxígen o
suministrado y el consum ido, mejorando por tanto el contenido de oxígeno en la
sangre arterial. Además la presión positiva administrada en la vía aérea puede
conseguir el reclutamiento de las unidades alveolares con la consiguiente dism i
nución del shunt pulmonar y la mejoría secundaria en la redistribución del flujo
sanguíneo pulmonar que se traduce también en una disminución del espacio
muerto alveolar (Figuras 2 y 3).
Broncoespasmo
Secreción mucosa
Inflamación vías aéreas
Disnea
CPAP twop IPPV
PEEP
INTERFASES
TA BLA 1
M a s c a rilla M a s c a rilla
nasal fa c ia l Total fa c e H em le t
S e lla d o total + /- + ++
R espiración
bucal + + +
C la u s tro fo b ia + + ++
A n o m a lía s
.
fa c ia le s + ++
Irritación d e o jos - + +
A n s ie d a d + + + +
V M N I d e la rg o
p la z o " ■ + ++
RESPIRADORES Y M O D O S VENTILATORIOS____________
CO 2 podría ser insuficiente. Este problema podría evitarse usando altos niveles de
EPAP, o válvulas antirreinhalación (com o las llamadas válvulas plateau ), cuidan
do que su uso no incremente la resistencia espiratoria.
Finalmente, estos aparatos, deben poseer alarmas de desconexión y de fallo de
energía.
Con aparatos de estas características se han realizado la mayor parte de los tra
bajo científicos randomizados usados en la insuficiencia respiratoria aguda. No
obstante, también se utilizan otro tipo de respiradores, m enos sofisticados, para
la ventilación domiciliaria. Las características de los diferentes tipos de ventila
dores, usados en V M M , se exponen en la Tabla II.
Respecto a los modos ventilatoríos utilizados en V M M , atendiendo a la cla
sificación de Chatbum (20) y concretamente a la variable de fase, es decir, aten
diendo a cóm o se inicia la inspiración, cóm o se realiza la inspiración y cóm o cicla
a espiración, podemos tener la siguiente clasificación para los modos /y o estra
tegias ventilatorías en V M M :
- Ventilación controlada p o r volumen (VCV): disparada por la máquina,
limitada por flujo, ciclada por volumen.
- Ventilación asistida p o r volumen (ACV): disparada por el paciente, limita
da por flujo, ciclada por volumen.
- Ventilación controlada p o r presión (PCV): disparada por la máquina, lim i
tada por presión, ciclada por tiempo.
- Ventilación con presión de soporte (PSV): disparada por el paciente, lim i
tada por presión, ciclada por flujo.
TA BLA II
D olos Volumétricos P re s ió n /v o lu m e n
ideó les d o m ic llio rio d o m ic ilia rio B ile vel UCI
C o m p e n s a c ió n N in g u n a N in g u n a Todos N in g u n o *
d e fugas
R einhalación
de CO^ N in g u n o N in g u n a Todos N in g u n o
eleva sólo ligeramente, pero puede llegar a niveles significativos de CPAP (4-5
cmH O) con flujos elevados de unos 40 Ipm (Figura 4).
Flujo (1/min)
Figura 4. Con flujos superiores a 4 0 rpm se consiguen en la orofaringe unas presiones pico supe
riores a 4 cnnHjD y una media de 3 cmH^O. Figura modificada a partir de la original cedida por
Vapotherm Inc. a través del Grupo MC-medicina (Madrid).
Figura ó. Ilustración de la ventilación proporcional asistida, en la que se genera una presión ins
tantánea (Paw) proporcional a l volumen (VA) y flujo (FAJ producidos po r el esfuerzo del paciente
(Pmus).
- Mayor confort para el paciente: siempre que se utilice una interfase ade
cuada (de tamaño y características).
- Menor grado de sedación: esto ofrece posibilidades de mayor sedestación y
posibilidad de fisioterapia. Todo ello lleva a una disminución de la atrofia mus
cular y a la disminución en la incidencia de aparición de úlceras de presión.
INDICACIONES DE LA V M N I_________________________
En los últimos años la VMNI ha pasado de ser un reto clínico utilizado en algu
nos centros especializados a una práctica ampliamente difundida y respalda por la
evidencia científica. Nos encontramos en PubMed escasos estudios clínicos antes de
1990; desde entonces han sido publicados más de 200 estudios clínicos (de los cua
les un gran número randomizados y multicéntricos) sobre su aplicación en diferen
tes tipos de fallo respiratorio. Actualmente hay alrededor de 3.000 referencias biblio
gráficas disponibles, así como un 1.000.000 de citas sobre el tema.
A continuación vamos a exponer situaciones en las cuales va a resultar bene
ficiosa la instauración de la VNMI en cuidados críticos.
l . l . Agudización de EPOC
La agudización del SAOS puede ser tratada con VMNI y al mejorar volver a
la CPAP, pero no existen suficientes estudios controlados.
ción en seis casos pero no redujo la mortalidad. Antonelli y cois. (54) estudió un
grupo de 86 pacientes con ARDS (46% de origen pulmonar y 54 de origen extrapul-
monar) en los que la VMM no redujo la mortalidad; también concluyó que la VMNI
en este tipo de patología debe aplicarse sólo a pacientes con estabilidad hemodiná-
mica, especialmente cuando el ARDS es de origen extrapulmonar.
Nosotros hemos estudiado 40 pacientes ingresados en nuestra Unidad de
Reanimación del Hospital Clínico Universitario de Valencia, los cuales desarro
llaron ALI/ARDS en el postoperatario inmediato de diversa naturaleza. Los
pacientes fueron asignados de modo aleatorio a recibir ventilación convencional
(ACV regulada por presión) con intubación endotraqueal o VMNI con helmet
(PS-CPAP). La innovación del protocolo es que ambos grupos fueron sometidos
a maniobras de reclutamiento (30 cmH^O/SO s) seguido de la aplicación de un
nivel de PEE? de 10 cmH^O. La eficacia en cuanto a mejorar la oxigenación en
las primeras 24 horas fue similar en ambos grupos, pero luego esta mejoría ten
dió a decrecer en ambos grupos a las 48 horas, mejorando a las 72 horas en el
grupo de ACV frente al grupo de VMNL Sin embargo la mortalidad fue signifi
cativamente mayor en el grupo de ACV que en de VMNI (35 V5. 17,5%) (55).
Auriant y cois. (56) estudiaron 48 pacientes en los que apareció fallo hipoxé-
mico en el postoperatorio inmediato de cirugía de resección pulmonar. Este autor
halla que la VMNI reduce la intubación orotraqueal (lOT), la mortalidad, la
estancia en reanimación y la hospitalaria. En un reciente trabajo (57) sobre fallo
hipoxémico en el postoperatorio de cirugía digestiva en 72 pacientes, la VMNI
redujo la incidencia de lOT, mejoró la oxigenación y disminuyó la estancia en la
reanimación comparada con el tratamiento convencional.
También se ha visto que tanto la VMNI como la CPAP reducen el agua extra-
vascular pulmonar en el postoperatorio de cirugía cardiaca, y parece que la VMNI
favorece más la fisioterapia respiratoria en estos pacientes (58). También se ha
utilizado con éxito en el postoperatorio del transplante pulmonar en pacientes que
presentaron insuficiencia respiratoria (59) y para facilitar el destete tras este tipo
de cirugía consiguiéndose una extubación precoz (60). En el postoperatorio de
cirugía bariátrica se ha empleado profilácticamente durante las primeras 24 horas
(BiPAP: IPAP 12/ CPAP 4 cm H p ) reduciendo las complicaciones postoperato
rias respecto al uso de oxigenoterapia convencional (61).
2.6. Neumonía
No está claramente establecida en la literatura la eficacia de la VMNI en este
tipo de patología, especialmente en la neumonía adquirida en la comunidad. Sin
embargo en un estudio randomizado (63), comparando VMNI con el tratamiento
convencional en este tipo de patología, la VMNI reducía la necesidad de intuba
ción en un 50% de pacientes disminuyendo la mortalidad sólo en los pacientes
con antecedentes de EPOC. Lasdisca y cois, compararon la ventilación conven
cional (VC) con la VMNI en 41 pacientes con neumonía comunitaria y fallo hipo-
xémico excluyendo los pacientes con EPOC: en el grupo de VMNI se observó
una reducción significativa de la mortalidad y de la estancia en la UCI al dismi
nuir la necesidad de intubación (64).
3. Otras aplicaciones
3.1. Facilitación del destete de la ventilación mecánica
Nava y cois. (65) demostraron en 1998 que la VMNI facilitaba el destete en
pacientes con EPOC. Estos resultados han sido confirmados más crecientemente
por Ferrer y cois. (66) sobre 45 pacientes en los que había fracasado la prueba de
en T (un 33% de ellos no eran EPOC): en estos pacientes se acortó significativa
mente el tiempo de intubación (9,5 V5. 20,1 días), la estancia en UCI (14 V5. 25
días), la estancia hospitalaria (14,6 V5. 40,8 días), se redujo la incidencia de neu
monía (24 V5. 59%) y mejoró la supervivencia a 90 días.
En un trabajo reciente que ha desatado gran polémica, Esteban y cois. (67)
estudiaron 221 pacientes que desarrollaron fallo respiratorio a las 48 horas.
Aleatoriamente se asignó 114 pacientes a terapia estándar y 107 a VMNI. La
frecuencia de intubación fue similar (48%), la mortalidad fue más alta en
VMNI (25 vs. 14%) y el tiempo desde el inicio del tratamiento hasta la intu
bación fue más largo en VMNI (12 vs. 2 horas, 30 min). El aumento de la mor
1014 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
CONTRAINDICACIONES_____________________________
TABLA III
CRITERIOS FISIOLÓGICOS
TABLA IV
CRITERIOS DE EXCLUSIÓN
P aciente s e d a d o P aciente en co m a
TA BLA V
M a s c o rilo M a s c a rilla
nasal fa c ia l Total fa c e H e m le f
S e lla d o total + /- + ++
R espiración
por boca + + +
C la u s tro fo b ia + ++
A n o m a lía s
fa c ia le s - + ++
Irritación
d e o jos - + +
A n s ie d a d + + + +
V M N I d e la rg o
p la z o - - + -
Lesión ta b iq u e
nasal + /- +++ - -
Ruido - - - ++
V e n t ila c ió n m ec á n ic a n o in v a s iv a 1017
3. Iniciar VMNI
3.1. Parámetros iniciales
TABLA VI
PAUTA DE FUGAS
0 -6 l/m in M u y ajustada
7 - 2 5 l/ m in Correcta
2 6 -6 0 l/m in Ajustar
> 6 0 l/m in Precaución
TABLA VIII
LOCALIZACIÓN DE FALLOS
Puntos de presión
Controlar el tamaño y colocación de la mascarilla
Reducir la presión del arnés
Asegurar fuga del paciente entre 7 a 25 l/m
Usar apósito coloide
S eq uedad nasal y ora l
Usar humidifiación prescrita
Usar solución salina en spray
Eritema de la p ie l
Usar una loción sin aceite en la zona afectada
Controlar con frecuencia que el tipo de mascarilla es adecuada
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V e n t ila c ió n m e c á n ic a n o in v a s iv a 1023
INTRODUCCIÓN
TABLA I
FALLO RESPIRATORIO AGUDO VS, CRÓNICO
1. Desigualdad ventilación/perfusión
Es la causa más frecuente de hipoxem ia. Se trata del paso de sangre por alve
olos no ventilados, por lo tanto esa sangre no se oxigena. Es el denominado shunt
alveolar (V/Q = 0). Es importante destacar que la hipoxem ia producida por el
F a ll o v e n t i l a t o r i o a g u d o 1029
TABLA II
CAUSAS DE FALLO RESPIRATORIO HIPOXÉMICO
H ipoventilación alveolar
H ipoxem ia por ba ja FiO j
Transtornos de la difusión
Son varias las causas que producen hipoxemia de origen hemodinámico, sien
do la más importante de ellas el fallo cardiaco. Aunque la consecuencia final es
1030 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
3. Hípoventílacíón alveolar
PaCO^ = VCOJ VA
TABLA III
CAUSAS QUE PRODUCEN UN AUMENTO DEL CO, (4,5)
Quem aduras
Sepsis
A gitación
Ejercicio muscular
Fiebre
H iperterm ia m aligna
Dieta hipercalórica o rica en carbohidratos
Temblor
Fa l l o v e n t il a t o r io a g u d o lo s i
TABLA IV
CAUSAS QUE PRODUCEN UN AUMENTO DE VD/VT (16)
Embolia pulmonar
Distrés respiratorio
Ventilación con presión positiva, especialmente con PEEP
PAO^ = P i O ^ - [ P a C O J R ]
En pacientes que estén recibiendo oxígeno al 30% con máscara facial, como tie
nen una PiO^ de 210 mmHg (PB x FiO^: 713 x 0 3 ) es muy difícil detectar la hiper
capnia. En efecto, si la PCO^ subiera a 80 mmHg (hipercapnia severa) la PaO^ sería:
PaO^ = 210 - [80/0,8] = 210 - 100 = 110 mmHg (SpO^ > 98%)
Por todo ello, podemos afirmar que la hipercapnia no genera gran hipoxemia
y que tan solo con elevar la FiO al 30% estas se corrigen.
5. Transtornos de lo difusión
La depresión del centro respiratorio bulbar es una causa frecuente de fallo res
piratorio mecánico en nuestra especialidad, ya que la mayoría de fármacos hip
nóticos y mórficos producen depresión del centro respiratorio. En estos casos el
estimulo respiratorio está abolido o disminuido produciendo reducción de la FR
del VT o de ambos, lo que genera hipo ventilación e hipercapnia. Pero hay tam
bién otras causas que pueden abocar a hipoventilación por depresión del centro
respiratorio y que aparecen en la Tabla V.
F a ll o v e n t i l a t o r i o a g u d o 1033
TABLA V
OTRAS CAUSAS DE DEPRESIÓN DEL CENTRO RESPIRATORIO (4 ,1 8 )
Lesiones cerebrales
M ixed em a
SAOS
minuto (en general, aumentando la frecuencia respiratoria). Las diferentes causas clí
nicas que producen también aumento del espacio muerto aparecen en la Tabla VI.
Finalmente, hay situaciones como el miedo, la ansiedad o el dolor que no teniendo
origen pulmonar pueden abocar a una taquipnea y un aumento de las demandas ven-
tilatorias con aumento del volumen minuto y del trabajo respiratorio, aunque nor
malmente no conlleven hipercapnia sino hipocapnia.
TA BLA V I
CAUSAS DE AUMENTO DEL ESPACIO MUERTO
A u m e n to d e l e s p a c io m uerto o n o tó m ic o
R espirador (c o m p re s ib ilid a d ), PEEP, inferíase u tiliz a d a p a ra la V M N I
A u m e n to d e l e s p a c io m uerto a lv e o la r
H ip o te n s ió n , a lte ra c ió n d e la v e n tila ción-perfusión (efecto shunt), e m b o lia pul-
Csr = VT/AP
VT = C sr X AP
Que nos indica que hay que hacer más presión (aumentar AP) cuando se redu
ce la compliancia (Csr) para mantener el mism o VT. Este aumento de las presio
nes se traduce en un aumento del trabajo respiratorio (WOB = AP x V T). Visto en
F a llo v e n t ila t o r io a g u d o 1035
TA BLA V II
CAUSAS PE AUMENTO PE LA CARGA ELÁSTICA (21,22)
B a ja c o m p lia n c ia to rá c ic a
O b e s id a d , distensión a b d o m in a l, ascitis nnasiva o en g e n e ra l, to d o aum ento
im po rtan te d e la presión in tra a b d o m in a l
C ifo e s c o io s is , esp o n d ilitis a n q u ilo s a n te
H ip e rin fla c ió n
Auto-PEEP (ta q u ip n e a , asm a, enfisem a, e n fe rm e d a d pu lm o n a r c ró n ic a re a g u d i
zada)
PEEP externa excesiva
Resistencias externas
Tubo na s o o ro tra q u e a l, c irc u ito (tubuladuras), re s p ira d o r
Resistencias internas
S ecreciones, asm a, b ro n c o c o n s tric c ió n , e n fe rm e d a d pu lm o n a r c ró n ic a obstructiva
TABLA IX
OTRAS ENFERMEDADES NEUROMUSCULARES (4,18)
M ielitis transversa
Esclerosis lateral am iotrófica
Síndrome de G uillén Barré
Enfermedad de Duchene
Síndrome de Eaton-Lambert
Distrofias musculares
Distrofias miotónicas
Esclerosis múltiple
1. Consecuencias de la hipoxemia
2. Consecuencias de la hípercapnía
vasodilatadores por la acción directa del CO^. La taquicardia suele estar pre
sente y la presión arterial es variable. Es más rara la aparición de arritmias car
diacas com o consecuencia de la acidosis respiratoria. A n ivel de la circulación
pulmonar aparece vasoconstricción aunque de menor intensidad que la de ori
gen h ipóxico, de ahí que la hipercapnia pueda ser perjudicial en pacientes con
fallo cardiaco derecho (por la posible hipertensión pulmonar) y con isquem ia
m iocárdica. A nivel cerebral, com o se ha com entado anteriormente en este
apartado, produce un aumento del flujo sanguíneo cerebral por la vasodilata-
ción de ahí que la hipercapnia esté totalmente contraindicada en caso de hiper
tensión intracraneal (9).
A pesar de que el aumento de la PaCO^ en sangre estimula el centro respira
torio, los niveles muy elevados de PaCO^ ejercen un efecto depresor. En pacien
tes con fallo respiratorio la narcosis aparece cuando los niveles de PaCO^ son
mayores de 90-120 mmHg (37).
TA BLA X
ABORDAJE TERAPÉUTICO DEL FALLO RESPIRATORIO
Presión po sitiva e s p ira to ria , p a ra re cuperar la CRF y re ducir el efe cto shunt
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F a llo v e n t i l a t o r i o a g u d o 1045
Oxigenoterapia
L. Gallego, G. Aguilar, M. Soro, F. J. Belda
INTRODUCCIÓN
La oxigenoterapia ha sido durante décadas el tratamiento más comúnmente
indicado en enfermos hospitalizados con patología respiratoria. Sin embargo es a
partir de los años sesenta, con la aparición de los analizadores de gases sanguí
neos, cuando la determinación de la hipoxemia arterial hizo posible cuantificar
los efectos fisiológicos de la administración de oxígeno. La introducción de la
pulsioximetría 10 años más tarde permitió, como veremos más adelante, la moni-
torización continua no invasiva de la oxigenoterapia. Es importante recordar que
el oxígeno hoy día es considerado en toda la CE como un fármaco más, y por
tanto debe administrarse con el mismo grado de conocimiento y comprensión que
acompaña a la apHcación clínica de cualquier fármaco.
MONITORIZACIÓN DE LA OXIGENACIÓN______________
La gasometría arterial constituye el gold standar de la monitorización respi
ratoria cuando tratamos de averiguar cuál es la situación del intercambio gaseo
so pulmonar en nuestro paciente. El término gasometría significa «medición de
1048 V e n t il a c ió n m e c á n ic a e n a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
gases en un fluido» cualquiera. En nuestro caso, el fluido biológico que más nos
interesa es la sangre arterial. La gasometría se realiza mediante un an alizador de
gases, que mide directamente los siguientes parámetros: pH, se expresa en unida
des absolutas; presión parcial de CO^ (PCO^), se expresa en mmHg; presión par
cial de O 2 (PO^), se expresa en mmHg. A partir de estos parámetros, se calcula el
bicarbonato sódico (HCO3), que se expresa en mEq/1. También se pueden calcu
lar otros parámetros, com o el exceso de bases (EB) y la saturación de oxígeno
(Sato,).
La pu lsioxim en tría (1,2) es un m étodo no in vasivo para evaluar la satura
ción arterial de la hem oglobina, basado en técnicas espectrofotom étricas, que
cuantiflca la cantidad de luz que absorbe la oxihem oglobina; se usan dos deter
minadas longitudes de onda para poder diferenciar en lo posible la concentra
ción de desoxihem oglobina y otras dishem oglobinas (m etahem oglobina, etc.).
El dispositivo dispone de un sistem a local de calentam iento que mejora la per
fusión. Los resultados pueden m odificarse por un grosor ex cesiv o de la p iel,
ictericia, mala perfusión sanguínea cutánea o concentraciones elevadas de car-
boxihem oglobina (m ayores del 3%); en estos casos los datos pueden no ser
fiables y, en general, lo son poco con valores de saturación por debajo del 75%
(3). N o obstante, fuera de estas situaciones, y siempre que exista una buena
lectura del pulso, tiene una precisión muy cercana a la que proporciona la
gasom etría arterial. D ebido a la forma de “S itálica” de la curva de disociación
de la hem oglobina, los descensos sign ificativos de la PaO, en la zona de satu
ración mayor o igual al 90% no producen m odificaciones importantes de la
saturación.
Las principales indicaciones de la pulsioximetría son la monitorización de la
oxigenoterapia, el estudio del intercambio gaseoso en la patología asociada al
sueño, las pruebas de esfuerzo, monitorización durante la broncoscopia y duran
te las intervenciones quirúrgicas, en medicina intensiva y en urgencias.
OXIGENOTERAPIA E HIPOXEMIA________________________
La oxigenoterapia incluye los procedimientos que permiten aportar una m ez
cla gaseosa enriquecida con oxígeno, es decir, aquella cuya concentración supere
el 21%. En la práctica clínica, lo más habitual es el em pleo de la oxigenoterapia
para solventar la hipoxem ia, bien sea aguda o crónica.
La confirmación de la necesidad de instaurar oxigenoterapia sólo puede lle
varse a cabo mediante la realización de una gasometría arterial o, si no es posi
ble, de un registro de la saturación de oxígeno con un medidor transcutáneo (pul-
sioxímetro...).
La hipoxem ia arterial en los adultos se define com o una PaO, inferior a 80
mm Hg respirando aire am biente. Considerando que la capacidad de oferta de
oxígeno de la sangre no es significativam ente mejor desde el punto de vista
clínico con una PaO, de 60 m m Hg que con una de 80, existe unanimidad entre
los profesionales de cuidados críticos y los neum ólogos en definir com o hipo-
OXIGENOTERAPIA 1049
OBJETIVOS DE LA OXIGENOTERAPIA____________________
Los efectos fisiológicos significativos de respirar concentraciones de oxígeno
superiores al 21% son (7-10): a) aumento de la tensión alveolar y arterial de oxígeno;
b) disminución del trabajo respiratorio necesario para mantener una tensión alveolar
de oxígeno dada; y c) posible disminución del trabajo miocárdico necesario para man
tener una tensión arterial de oxígeno dada. Estos efectos fisiológicos determinan los
tres objetivos clínicos que pueden ser alcanzados con la oxigenoterapia apropiada.
INDICACIONES DE LA OXIGENOTERAPIA_______________
En general, la administración de oxígeno sólo es útil en la reversión o prevención
de la hipoxia tisular debida a la hipoxemia. No obstante, conviene recordar que la
hipoxemia puede dividirse en dos grupos en función de su respuesta a la oxigenote
rapia: hipoxemia sensible o con respuesta e hipoxemia refractaria.
Las causas de hipoxemia con respuesta a la administración de oxígeno son las
siguientes (8,9):
- Disminución de la presión parcial de oxígeno del aire inspirado (p. ej.,
ascenso a grandes alturas).
- Hipoventilación alveolar (p. ej., sobredosis de narcóticos, obstrucción cró
nica al flujo aéreo severa, apnea del sueño). En esta situación, aunque el tra
tamiento esté orientado a incrementar la ventilación alveolar, la administra
ción de oxígeno puede incrementar los niveles de PaO .
1052 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
2. Manómetro y manorreductor
3. Caudalímetro
4. Humidificador
El oxígeno suministrado por las fuentes de gas está totalmente seco. Antes de
administrar el hay que humidificarlo para que no deshidrate las vías aéreas.
Ello se consigue con sistemas de humidificación según el modo de administra
ción utilizado (véase más adelante).
1054 V e n t il a c ió n m e c á n ic a e n a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
TA BLA I
SISTEMAS DE RENDIMIENTO FIJO
24 1:25 4 104
28 1:10 4 44
31 1:7 ó 48
35 1:5 8 48
40 1:3 8 32
50 1:1,7 12 32
60 1:1 12 34
70 1:0,6 12 19
Porcentaje aproxim ado de arrastre de aire, flujo mínimo de recom endado y flujo total según la
FiO^ deseada. M o d ifica d a de: Kackmarek (15j.
OXIGENOTERAPIA 1055
El flujo total administrado por los sistemas de alto flujo no debe ser inferior a
40 litros/minuto, para ser considerados como tales. Incluso este flujo puede resul
tar inadecuado en pacientes con altas demandas ventilatorias, como en algunos
enfermos críticos cuyo flujo pico inspiratorio puede exceder los 100 1/min.
De la Tabla I se puede deducir que cuando estos sistemas tienen que entregar
niveles de FiO^ superiores al 40%, dejan de funcionar como dispositivos de alto
flujo de rendimiento fijo, debido a que su bajo porcentaje de arrastre, con relacio
nes inferiores a 1:3, entrega flujos totales inferiores a 40 1/min.
Un sistema de alto flujo será capaz de satisfacer el flujo inspiratorio pico del
paciente para asegurar una FiO^ constante. Aunque el reservorio del dispositivo
es importante, la velocidad de flujo es, indudablemente, el factor de mayor
importancia. En clínica esto se consigue de manera óptima, asegurándose de que
el dispositivo suministre por lo menos el cuádruple del volumen minuto medido
del paciente (en condiciones normales, aproximadamente unos 40 1/min).
Resumiendo, estos sistemas gozan de dos grandes ventajas: en primer lugar,
suministran al paciente niveles de FiO^ constantes y predecibles, y en segundo
lugar, aportan toda la atmósfera inspirada. De no ser por los inconvenientes aso
ciados (incomodidad para el paciente, irritación facial, coste económico), los sis
temas de alto flujo, sin duda constituirían el método de elección para la oxigeno-
terapia del paciente en ventilación espontánea.
Figura 2. Diferentes dispositivos de bajo flujo: a. máscara simple; b. cánula nasal; y c. selector de
flujo de en l/m in , con la correspondiente FiO^ teórica.
TABLA II
FRACCIÓN INSPIRADA DE O X ÍG EN O ESTIMADA PARA LOS SISTEMAS
DE RENDIMIENTO VARIABLE A DISTINTOS FLUJOS
______________________(PATRÓN VENTILATORIO NORMAL)______________________
C á n u la n a s a l
1 24
2 28
3 32
4 36
5 40
ó 44
M á s c a ra d e o x íg e n o
5 -6 40
6 -7 50
7 -8 60
M á s c a ra con b o ls a reservorio
ó 60
7 70
8 80
9 >80
10 > 80
se utiliza con mayor frecuencia. Esta máscara está diseñada para ser usada con
flujos iguales o superiores a 5 1/min, que permitirán el lavado del gas espirado y
evitarán la reinhalación de CO^. Con un adecuado ajuste de la máscara a la cara
del enfermo y un patrón ventilatorio estándar, se obtienen niveles de FiO^ supe
riores a los de la cánula nasal (Tabla II).
La máxima FiO^ que se puede obtener con una máscara simple se alcanza con
flujos de 10 a 12 1/min a causa del tamaño del reservorio de la máscara. Flujos
más altos no incrementarán significativamente la FiO^.
Los problemas asociados a la máscara simple son similares a los descritos para
la cánula nasal, es decir, aparición de irritación en las zonas de contacto facial, aso
ciando además un mayor riesgo de aspiración. Algunos enfermos refieren sensación
de calor y claustrofobia con estos dispositivos, así como escozor de ojos, esto últi
mo debido generalmente a las fugas del flujo de gas a través de la máscara.
Se trata de una máscara simple conectada a una bolsa reservorio cuya capaci
dad es habitualmente de 1 litro. Se denomina de reinhalación parcial debido a la
ausencia de válvulas unidireccionales entre la máscara y la bolsa reservorio, y a
nivel los orificios de salida del gas exhalado.
Durante la inspiración el oxígeno es inspirado desde la máscara, la bolsa
reservorio y el flujo de gas entrante del sistema. Durante la espiración, la prime
ra porción de volum en corriente va a la bolsa. Sin embargo este volumen contie
ne gas del espacio muerto, por lo que no entra CO^ en la bolsa. El volumen
sobrante abandona la máscara a través de los orificios diseñados para la espira
ción. Si el flujo de gas es lo suficientemente elevado para mantener, al m enos, la
mitad del volum en de la bolsa reservorio insuflada durante la inspiración, no se
acumulará CO^ en la espiración. Sin embargo, la acumulación de dióxido de car
bono acontecerá cuando el volum en de dicha bolsa caiga por debajo de la mitad
de su capacidad total.
Esta máscara consigue FiO^ mayores del 60% si se usa adecuadamente. Se
requiere un mínimo de 8 1/min de flujo para un correcto funcionamiento del sis
tema, sin embargo en algunos pacientes son necesarios hasta 15 1/min.
Los problemas asociados a este sistema no varían de los comentados para la
máscara simple.
4. Vapotherm
Figura 3. Vapotherm. Terapia de alfa flujo (hasta 4 0 Ipm) de gas humidiñcado cálido para la res
piración del paciente a través de una cánula nasal. En la pantalla del dispositivo se muestran: flujo
de (Ipm, color amarillo), FiO^ (%, verde) y temperatura (°C, rojo).
OXIGENOTERAPIA 1061
Hasta el momento nos hemos estado refiriendo al uso del oxígeno como una
terapia. Hemos comentado sus indicaciones, su forma de administración, las
complicaciones derivadas de su uso, etc.
En este aparado hablaremos de cuáles pueden ser los beneficios de la admi
nistración de una FiO^ elevada (superior al 21%) en el ámbito de la práctica anes
tésica (21), así como de las controversias al respecto cuando estas concentracio
nes se utilizan en las Unidades de Reanimación.
Una FiO^ elevada aumenta el transporte de oxígeno en la sangre a través de
una mayor disolución del oxígeno en el plasma. Este hecho es especialmente rele
vante en el caso de que nuestro paciente esté anémico (22). Así, en la anemia
aguda, el uso de una FiO^ 1 incrementa el contenido de oxígeno, proporcionán
donos tiempo para adoptar medidas adicionales.
Por otro lado, la preoxigenación constituye una de las indicaciones mejor
reconocida y más extendida para los anestesiólogos. Su objetivo es la prevención
de la hipoxia durante la apnea. La administración de al 100% sólo aumenta en
100 mi el sanguíneo (2 mi de disuelto por cada 100 mi de sangre), pero
aumenta mucho el contenido pulmonar, que pasa de 400 mi a 2.500 mi (toda la
CRF es oxígeno). Nuestro grupo de trabajo demostró que administrando oxígeno
al 100% con una mascarilla nasal y flujo continuo (sistema Nasoral), más de un
90% de pacientes mantenían SpO^ superiores al 90% a los 10 minutos de apnea
tras la inducción anestésica (23).
Sin embargo, la utilización de FiO^ elevada favorece las atelectasias por reab
sorción (24) que se producen en el 75-90% de los pacientes sanos durante la anes
tesia, sobre todo en las áreas declives del pulmón, debido a cambios en la morfo
logía de la pared torácica y a alteraciones en el movimiento del diafragma. No
obstante, en pacientes sanos, la extensión de las atelectasias asociadas a la anes
tesia no es importante, ya que ocupa sólo 29 ± 10 mi de pulmón, lo cual supone
el 1-2% del volumen pulmonar. En estudios tomográflcos realizados por
Hedenstiema (25), se describían la formación de atelectasias y la facilidad de
reversión de las mismas con una sencilla maniobra de reclutamiento. Varios auto
res (26,27) han demostrado que cuando se utiliza FiO^ 1, una PEEP de 5-10
cm H p previene la formación de atelectasias durante la inducción y manteni
miento de la anestesia en pacientes con peso normal y obesos mórbidos, donde la
OXIGENOTERAPIA 1063
Figura 4. Situaciones que incrementan la tensión tisular de O^, disminuyendo el riesgo de infec
ción de la herida quirúrgica. N A D P H = nicotinam ida adenina dinucleófido fosfato; = oxígeno;
P M N = células polimorfonucleares; S ubQ = subcutáneo.
CONCLUSIONES
C om o h em os dicho anteriormente, la oxigenoterapia incluye lo s procedim ien
tos que permiten aportar una m ezcla gaseosa enriquecida con o x íg en o , es decir,
aquella cuya concentración supere el 21% . En la práctica clín ica, lo m ás habitual
1066 V e n t il a c ió n m e c á n ic a e n a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
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CAPITULO 44
INTRODUCCIÓN
La ventilación es una de las funciones vitales que puede copiarse por medios
artificiales. Los respiradores mecánicos se usan para ofrecer apoyo vital a los
pacientes en estado crítico. Sin embargo, la ventilación mecánica es un proceso
no fisiológico y tiene efectos adversos, como la alteración de la función cardiaca,
el aumento del riesgo de neumonía y, como vamos a ver, puede lesionar los pul
mones. Utilizando distintos métodos de ventilación mecánica, el médico normal
mente ajusta un patrón ventilatorio, unas presiones, unos VT y unas FiO^ más allá
de los niveles que los pulmones normales normalmente experimentan. La posibi
lidad de que existiera el denominado daño pulmonar provocado por el respirador
{ventilator induced lung injury, VILI), se consideró por primera vez en los años
setenta, aunque en los años sesenta los anatomopatólogos ya comenzaron a iden
tificar un nuevo daño pulmonar grave que llamaron pulmón de respirador. Hay
ahora pruebas inequívocas con datos experimentales y clínicos de que estas pre
siones, flujos y volúmenes anómalos pueden provocar o empeorar la lesión pul
monar aguda en el paciente crítico. Esta situación se asemeja a los síndromes de
ALI y ARDS y resulta difícil de detectar en el hombre puesto que su aparición se
superpone a la enfermedad de base. El reconocimiento del VILI ha llevado a
1070 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
En el hombre es práctica
mente imposible distinguir
entre alteraciones histológicas
y funcionales provocadas por
la ventilación mecánica y las
lesiones provocadas por la
enfermedad pulmonar de base
que requiere ventilación
mecánica (Figura 1). El VILI
se ha definido perfectamente
en modelos animales y se
manifiesta como un aumento
del edema pulmonar por tras
torno de la permeabilidad,
Figura 1. Los cinco componentes de las lesiones rela
alteración celular e infiltrados
cionadas con el respirador. El fondo representa un
pulmonares difusos.
aspecto nnacroscópico de panal de un pulmón fibrósi-
co de un paciente con aspiración repetida, que falle Las lesiones observadas en
ció a principios de los años setenta tras varías sema el VILI reflejan los estímulos
nas con ventilación mecánica a un volumen corriente lesivos y las complejas inter
elevado. acciones de los mediadores
inflamatorios en las células
epiteliales alveolares y del
endotelio capilar. Sin embargo, estos cambios no son específicos del VILI; otras
formas de lesión pulmonar comparten aspectos patológicos idénticos. Dos barre
ras independientes forman la barrera alveolocapilar, el epitelio alveolar y el endo
telio microvascular. El endotelio pulmonar es una superficie metabólicamente
activa, que proporciona una superficie de contacto reguladora para el procesa
miento continuo de moléculas vasoactivas de la sangre, desempeña un papel acti
vo en la hemostasia y los episodios inmunológicos e inflamatorios, regula el tono
vascular e interactúa con las células inflamatorias y las células vasculares vecinas.
El aire y la sangre alveolar están separados por una membrana que es suma
mente fina (a pesar de que una ruptura podría ser catastrófica para el recambio de
gases). Las presiones aplicadas, que afectan tanto al frágil alveolo como al epite
lio de la vía aérea y al endotelio vascular, influyen en la gravedad y expresión de
L e s ió n p u l m o n a r a s o c ia d a a la v e n t il a c ió n m e c á n ic a io 71
versal se formuló en los años sesenta debido a que los anestesistas y otros pioneros
de los cuidados críticos mostraron que la ventilación con volumen corriente peque
ño provocaba una pérdida gradual de volumen e hipoxemia y que la ventilación con
elevado volumen corriente era útil para prevenir las atelectasias.
En el barotrauma es obvio que el epitelio alveolar se ha desgarrado por
aumentos de presión en la vía aérea; en forma de neumotórax, neumomediastino
o enfisema subcutáneo aparece en el 5 al 15% de los pacientes sometidos a ven
tilación mecánica. El término barotraumatismo es probablemente un término
equivocado, puesto que el mecanismo principal es la distensión alveolar excesi
va debido a grandes volúmenes corriente regionales (volutrauma), y no la propia
presión máxima de la vía aérea. Los estudios de cohortes realizados en el último
decenio han mostrado que en los pacientes con ventilación mecánica en los que
las presiones de la vía aérea y el volumen corriente estaban limitados, la presen
cia o ausencia de barotrauma no se relacionaba con ningún parámetro ventilato-
rio; no obstante barotrauma es más probable en los pacientes ventilados debido a
enfermedad pulmonar de base (aguda o crónica) y también está relacionado con
un aumento de la mortalidad y prolongación de la estancia en la Unidad de
Cuidados Críticos.
En animales con pulmones sanos o lesionados, los volúmenes corriente altos
aumentan la acumulación de edema ya en las primeras horas del inicio de la ven
tilación mecánica. Es posible que la ventilación con VT alto provoque barotrau-
mas/volutraumas similares en pacientes con lesión pulmonar aguda, sobre todo
cuando el anegamiento alveolar hace que el volumen corriente insufle menos
alveolos ventilados.
Las presiones elevadas en la vía aérea también pueden dañar la barrera
endotelial de la circulación pulmonar. Se ha confirmado que las fuerzas pura
mente mecánicas que se originan en el alveolo pueden provocar un daño
hemorrágico en ausencia de inflamación preexistente. Una razón de peso por
la que cabe esperar que se produzca una alteración microvascular es que el
estrés mecánico aplicado por la insuflación del VT se amplia mucho en la
superficie de contacto o aposición entre los tejidos pulmonares abiertos y
cerrados (interfase). Es probable que las fuerzas de cizallamiento mecánico
que sufren estas zonas de interfase superen a las de otras partes del pulmón.
Cuando los tejidos ya están atelectasiados y el pulmón está expuesto a altas
presiones de ventilación, las fuerzas de tracción aplicadas a las zonas de inter
fase cuando la presión alveolar es de 30 cmH^O podrían aproximarse a
140 cmH^O. Por tanto, no resulta difícil prever la ruptura vascular por la pre
sión de ventilación bajo las condiciones patológicas del VILL
Con microscopía electrónica se ha demostrado la posibilidad de que se pro
duzca una alteración mecánica de la microvascularización (fractura por estrés
capilar, o stress fracture) cuando la presión microvascular esta aumentada a nive
les muy altos respecto a sus condiciones de funcionamiento habituales. Este
“fallo por estrés” (stress failure) de la membrana capilar alveolar es el responsa
ble del aumento del edema de alta permeabilidad microvascular observado cuan
do se produce sobredistensión pulmonar.
1074 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
2. Atelectrauma y PEEP
Figura 5. Curva de presión-volumen pulnnonar en un paciente con lesión pulmonar aguda grave.
Las estrategias específicas de protección en la ventilación requieren que la presión positiva espira
toria final (PEEP) se establezca por encima del punto de inflexión inferior para permitir el recluta
miento alveolar (Vrec) y la presión de las vías respiratorias por debajo del punto de inflexión supe
rior para evitar una distensión excesiva. Con esta estrategia de ventilación podría evitarse el daño
en el volumen pulmonar bajo (uva pasa) y alto (uva).
Aunque en otro capítulo de este libro se comentan otros estudios de interés clíni
co (véase Capítulo 45), se sabe que en las fases iniciales del ALI, los pulmones que
están edematosos muestran una menor distensibilidad, con un punto de inflexión en
la rama ascendente de la curva presión-volumen del sistema respiratorio. En gene
ral, el punto de inflexión en pulmones con ALI se sitúa en el intervalo de 10-15
cm H p . Cuando en esas situaciones se aplica una PEEP por encima del punto de
inflexión, puede detectarse una nueva zona reclutable junto a una reducción de la
zona afectada (Figura 5). Puesto que la presencia de esta nueva zona está en función
de la situación patológica de base, el mismo nivel de PEEP aplicado en distintos
pacientes puede provocar una respuesta distinta en el recambio de gases. Este reclu
tamiento puede definirse como el volumen de gas que penetra en alveolos mal ven
tilados o no ventilados con la aplicación de PEEP. Una vez reclutada totalmente esta
zona, se comporta como un pulmón relativamente sano respecto al recambio de
gases y mecánica. Por tanto, puesto que la PEEP mantiene el reclutamiento de las
unidades alveolares que estaban previamente colapsadas, el volumen corriente se
distribuirá a más alveolos y se reducirá la presión máxima de las vías respiratorias,
aumentando la compliancia pulmonar.
No hay pruebas científicas que indiquen que la PEEP altera los alveolos.
Aunque algunas observaciones han mostrado que los pacientes tratados con PEEP
Lesión p u lm o n a r a s o c ia d a a l a v e n t ila c ió n m e c á n ic a 1077
presentan una gran incidencia de ruptura alveolar, no muestran que la PEEP ele
vada sea la causa, puesto que es posible que los pacientes que requieran los nive
les máximos de PEEP sean los pacientes más enfermos y, por tanto, serían más
propensos a sufrir barotrauma. Dado que el ALI es un proceso muy heterogéneo,
se puede producir una distensión excesiva de una unidad pulmonar determinada a
cualquier nivel de PEER Sin embargo, hay una gran cantidad de pruebas experi
mentales que concluyen que la PEEP puede realmente tener una función protecto
ra. El edema alveolar extenso que se desarrolla tras la aplicación de presiones ins-
piratorias elevadas en animales con pulmones sanos puede atenuarse o prevenirse
con la aplicación de una PEEP igual o mayor de 10 cmH^O, independientemente
del nivel de presión inspiratoria máxima, siempre que el aumento de la PEEP no
sea lo suficientemente grande para producir sobredistensión alveolar. Los pulmo
nes con depleción de surfactante son propensos a las atelectasias y a un aumento
del estrés por cizallamiento cuando se ventila con PEEP baja. Además, la pérdida
de surfactante puede estar causada por la compresión y descompresión rítmica del
recubrimiento alveolar, especialmente cuando la compresión está muy por debajo
del volumen que mantiene la estabilidad (estado estático) de la capa de surfactan
te, que normalmente es igual o está justo por encima de la capacidad residual fun
cional. Por tanto, el colapso y la reapertura cíclica de las unidades distales pueden,
además de la inflación excesiva, fomentar el VILI. Se ha comprobado bien que en
los modelos de pulmones con deficiencia o desactivación del surfactante, la apli
cación de niveles moderados de PEEP reduce la inestabilidad alveolar y reduce o
suprime la formación de membranas hialinas.
Estudios experimentales de corta duración con pulmones ex vivo o in vivo que
compararon varios niveles de PEEP (cero, baja, por debajo del punto de inflexión
y por encima del punto de inflexión) a volúmenes corriente bajos, normales, altos
o sumamente altos en distintos modelos animales de ALI han mostrado un edema
pulmonar significativamente menor, una menor fracción de shunt, mejor oxige
nación o mejor pronostico en los animales o pulmones ventilados con una com
binación de VT bajo más PEEP elevada. Los pulmones lesionados ventilados con
cualquier nivel de PEEP por debajo del punto de inflexión presentan una reduc
ción de la compliancia y un daño histológico similar a los pulmones ventilados
sin PEEP.
Dadas estas observaciones, parece que para evitar el VILI por las grandes
fuerzas de cizallamiento entre las unidades pulmonares abiertas y cerradas (ate-
lectrauma), sólo debe ajustarse la ventilación de modo que produzca la menor
amplitud de presión posible, es decir, la menor presión diferencial, calculada
como la diferencia entre presión meseta menos PEEP. En otras palabras, hay que
abrir el pulmón entero y mantenerlo abierto, sin ciclos de apertura cierre. Por otra
parte, es poco probable que la PEEP realmente invierta los trastornos pulmonares
de base una vez iniciada la lesión pulmonar, pero en algunos de estos experimen
tos, la aplicación de una PEEP por encima del punto de inflexión inferior pudo
prevenir el desarrollo de las membranas hialinas relacionado con la apertura y
cierre repetido de las unidades alveolares. La explicación del VILI según la curva
de presión-volumen es una simplificación excesiva puesto que el reclutamiento
1078 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
Enfermedad de base
+
Ventilación mecánica
Migración celular
Proliferación celular
Liberación de mediadores pro- y antiinflamatorios
Liberación de proteínas y proteasas de la matriz
Apoptosis
Figura 6. La ventilación nnecánica puede provocar una lesión pulmonar po r la activación de diver
sas vías de señales intracelulares que a su vez pueden desencadenar o incrementar una respues
ta inflamatoria. La evolución de este daño pulmonar provocado p o r el respirador se verá afecta
da po r la intensidad de la respuesta celular
Figura 7. Expresión genética del factor de necrosis tumoral alfa en los pulmones de un modelo ani
m al in vivo de lesión pulmonar provocada p o r sepsis tras 3 horas de ventilación mecánica siguien
d o estrategias de ventilación clínicamente significativas. SL: sepsis, anestesiado, respiración espon
tánea; SHV: sepsis, ventilación con volumen corriente alto (2 0 m l/k g ) y PEEP de 0-2 cmH^O; SLV:
sepsis, ventilación con volumen corriente b a 'p (6 m l/kg ) y PEEP de 0-2 crnti^O ; SHVP: sepsis, ven
tilación con volumen corriente alto y PEEP p o r encima del punto de inflexión (8-10 cm H^Oj; SLVP:
sepsis, ventilación con volumen corriente b a 'p y PEEP p o r encima del punto de inflexión. En gene
ral, la aplicación de una PEEP elevada, independientemente del volumen corriente, provocó una
notable atenuación de la respuesta inflamatoria pulmonar
+
7
Dependiente del anñtrión Dependiente del respirador
.'- in
Aumento de la permeabilidad
Alteración de la presión de filtrado
Alteración de la homeostasia
Reducción de la perfusión de los órganos
----------------------- í----------------------
edema
r~ T T
bacteriemia pérdidas síntesis de muerte
pulmonar de aire citocinas celular
____ I
Insuficiencia multiorgánica
Figura 8. Mecanismo propuesto por el que la ventilación mecánica podría contribuir a una
insuficiencia multiorgánica.
1084 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
Además del volumen comente y el nivel de PEEP, hay otros factores que se
piensa que influyen en la probabilidad de VILL Entre ellos, se han estudiado la
fracción de oxígeno inspirada, la frecuencia respiratoria, el tiempo inspiratorio, la
perfusión pulmonar y la posición del cuerpo.
La exposición de animales o seres humanos a una concentración de oxígeno
inspirado elevada durante periodos de tiempo prolongados puede provocar daño
pulmonar, probablemente por el aumento de la generación de especies reactivas
de oxígeno. Los adultos que respiran oxígeno al 100% experimentan un aumen
to de la permeabihdad microvascular a las proteínas tras sólo 17 horas de expo
sición, lo que se ha demostrado por las concentraciones proteicas en el lavado
broncoalveolar. Puesto que la ventilación con un alto contenido de oxígeno tam
bién puede provocar atelectasias por reabsorción e inactivación del surfactante, la
posibilidad de lesión parenquimatosa es mayor debido al estrés mecánico con
altas presiones de distensión. También se ha demostrado que la hiperoxia reduce
la formación de surfactante, lo que a su vez, puede aumentar la propensión al
daño mecánico durante la ventilación.
Aunque la ventilación es el producto del volumen corriente y la frecuencia, se ha
prestado poca atención al papel de la FR en la generación del VILL Se ha demostra
do experimentalmente que el aumento de la frecuencia respiratoria puede incremen
tar la lesión pulmonar por un mayor de estrés de ciclado (alto) o mediante la desac
tivación del surfactante, pero la importancia clínica de estas observaciones no está
clara. Si la lesión acumulada desempeña un papel fundamental en la aparición del
VILI, entonces la reducción de la frecuencia respiratoria y de la amplitud de las pre
siones de la vía aérea puede limitar el VILL La reducción del volumen minuto gene
ralmente va acompañada de acidosis hipercápnica que hasta hace poco se conside
raba una consecuencia necesaria de la estrategia de ventilación protectora. Sin
embargo, estudios recientes indican que la generación de acidosis hipercápnica
puede ejercer un efecto protector en la severidad del VILL
El aumento del tiempo inspiratorio durante la ventilación mecánica con alta
presión/gran volumen está relacionado con un aumento de las variables de lesión
pulmonar. Se ha demostrado que cuando animales sanos se ventilan duran
te 2 horas con una ventilación controlada por presión a 45 cmH^O, el VALI se
atenúa cuando se aplica un tiempo inspiratorio reducido (a 0,45 segundos) junto
con niveles elevados de PEEP.
sistémico difieren de las condiciones de la práctica clínica: así ocurre con el uso
de modelos ex vivo o la lesión inducida por lavado pulmonar, la broncoaspiración
de ácido o la inyección de endotoxinas. En la mayoría de los experimentos reali
zados en ratas, perros, conejos, cerdos, babuinos, cabras y ovejas, se provocó un
daño pulmonar agudo ventilando pulmones sanos con ventilación con presión
controlada a una presión inspiratoria mayor de 30 cmH^O durante más de 24 horas,
o pulmones sanos y enfermos a presiones inspiratorias máximas mayores de 45
cm H p durante más de 20 minutos. En la mayoría de experimentos, los efectos
de la ventilación mecánica se investigaron a los pocos minutos después de la
inducción de ALI; en otros, los investigadores usaron pulmones dañados previa
mente tras un tiempo insuficiente para el desarrollo del ALI total tras la inducción
de sepsis, inyección de endotoxinas o instilación traqueal de un fármaco tóxico o
bacterias. Además, el número de animales o grupos experimentales en muchos
estudios ha sido insuficiente para respaldar cualquier conclusión estadísticamen
te válida o clínicamente útil. En la mayoría de los estudios en animales, en un
momento determinado (normalmente inferior a 4 horas), se finalizaron los expe
rimentos y entonces se evaluaron los beneficios de una determinada estrategia de
ventilación con estudios morfológicos, funcionales o bioquímicos. Es razonable
pensar que una estrategia de protección determinada, de suficiente duración,
podría provocar eventualmente lesión pulmonar.
Los resultados de experimentos ex vivo deben considerarse con precaución,
puesto que en algunos casos la perfusión pulmonar no se mantiene y las varia
bles de ventilación usadas matarían rápidamente a un animal sano, en menos
de una hora. En la mayoría de los estudios in vivo, todos los animales tuvieron
una evolución catastrófica y fallecieron por insuficiencia respiratoria aguda
grave a las pocas horas del inicio de la ventilación mecánica. Para llegar a esos
niveles sumamente altos de presión de la vía aérea, se ventilaron pulmones
normales o dañados con volúmenes corrientes de más de 50 ml/kg y más de
100 en algunos trabajos, volumen que no tiene contrapartida clínica, pese al
hecho de que algunos pacientes con ARDS grave pueden desarrollar presiones
inspiratorias similares durante el transcurso de la enfermedad. En cambio, los
cambios fisiopatológicos mostrados uniformemente en estos modelos anima
les se han producido por los volúmenes suprafisiológicos y no por las presio
nes elevadas de la vía aérea causadas por los volúmenes altos. Con estos volú
menes corrientes sumamente altos, la lesión en las células endoteliales es tan
amplia que prácticamente no hay ninguna barrera entre el sistema vascular y
el intersticio. Cuando esto ocurre, el concepto de permeabilidad y todas las
determinaciones de permeabilidad pierden su significado. Con estos volúme
nes inspiratorios, simplemente se inflan los pulmones. Cuando en estas cir
cunstancias experimentales se aplicaron presiones de inflación bajas, la per
meabilidad alveolar a solutos hidrosolubles fue mínima y al aumentar los volú
menes pulmonares (distensión excesiva), el tamaño de los poros del epitelio
alveolar aumentó hasta que a volúmenes y presiones cercanos o que superaban
la capacidad pulmonar total se perdía toda la restricción al paso de solutos. Es
sorprendente que en esos experimentos la mayoría de los investigadores usa
1086 V e n t il a c ió n m e c á n ic a e n a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
ron com o grupo control anim ales som etidos a ventilación m ecánica “tradicio
nal” a volúm enes corrientes relativam ente altos (entre 13 y 19 m l/kg).
Es habitual intentar detectar un solo mediador de la enfermedad en modelos ani
males de daño pulmonar agudo y VILL Sin embargo, parece probable que la venti
lación mecánica active una red orquestada de mediadores pro- y antiinflamatorios
que participan en la regulación al alza de una miríada de moléculas que intervienen
tanto en la lesión como en remodelado y reparación del tejido pulmonar. Quizás esto
explique por qué los inhibidores de un solo mediador como el factor de necrosis
tumoral alfa, aunque funciona en algunos modelos animales, no ha tenido éxito clí
nico en la mejora del pronóstico en pacientes con ALI o ARDS.
sionar la “muerte relacionada con el respirador”. No hay un sola revisión del esta
do del arte, conferencia de consenso, grupo de expertos ni libros de textos que
recomienden el uso de volúmenes corriente > 9 ml/kg. La única explicación para
que persista el uso de estos volúmenes corrientes tan elevados es un desconoci
miento por parte del médico de los avances médicos en ventilación mecánica. La
ventilación protectora es la única terapia complementaria que afecta al pronósti
co de los pacientes con daño pulmonar agudo preexistente. Se puede decir sin
reservas que la ventilación mecánica con volúmenes corriente como los observa
dos en personas normales (6-7 ml/kg) no sólo es segura, sino que además salva
vidas.
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CAPITULO 45
Síndrome de distrés
respiratorio agudo
P. Rama, F. J. Belda, F. Martí
DEFINICIÓN
El síndrome de distrés respiratorio agudo (ARDS) fue descrito por primera
vez en 1967 por Ashbaugh y cois. (1) para definir un cuadro que cursaba con
insuficiencia respiratoria, reducción de la compliancia pulmonar y shunt elevado,
refractario a la administración de oxígeno. Se caracterizaba por la presencia de
infiltrados difusos en la radiología torácica y aparecía como consecuencia de
traumatismos y shocks hipovolémicos graves.
Posteriormente, la Conferencia de Consenso Europeo-Americana, definió el
concepto lesión pulmonar aguda (ALI) como un síndrome de inflamación pulmo
nar, que presentaba aumento de la permeabilidad capilar vascular y se asociaba a
diversas anomalías fisiológicas, clínicas y radiológicas, no explicables por insu
ficiencia cardiaca izquierda (2). El término ARDS se reservaría para la forma más
grave de la ALI. Los criterios concretos de la definición incluían:
- Trastorno pulmonar de inicio brusco y persistente.
- Presencia de uno o más de los factores de riesgo o etiológicos.
- Hipoxemia, definida por una relación paO^/FiO^ < 300 mmHg para la ALI
y < 200 mmHg para el ARDS, independientemente del nivel aplicado de
presión espiratoria final en la vía aérea (PEEP).
1094 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
TABLA I
CLASIFICACIÓN DE LA LUNG INJURY SCORE
El valor final del índice se obtiene dividiendo la suma total de puntuaciones por el número de com
ponentes utilizados, distinguiéndose: O: ausencia de lesión; 0 , 1-2,5: lesión ligera a moderada;
> 2 ,5 : lesión grave.
EPIDEMIOLOGÍA Y PRONÓSTICO
La incidencia exacta de la ALI y el ARDS es difícil de evaluar, debido a los
problemas en la definición y a que en muchas ocasiones, el cuadro no es adecua
damente diagnosticado. Su frecuencia, aunque parece estar aumentando en los
países desarrollados, es de unos 18-79 casos por cada 100.000 personas y año, lo
que supone unos 100.000 casos por año en Estados Unidos (8).
Aproximadamente un 7% de los pacientes ingresados en una UCI desarrolla
ARDS, porcentaje que aumenta hasta el 11-23% entre los pacientes que reciben
ventilación mecánica por fallo respiratorio agudo.
SÍNDROME DE DISTRÉS RESPIRATORIO AGUDO 1095
TABLA II
FACTORES ASOCIADOS DE FORMA INDEPENDIENTE A LA MORTALIDAD
HOSPITALARIA EN PACIENTES CON ALI/ARDS ( 8)
Variable OR IC 9 5 %
Tunnores nnetastáticos 4 ,9 4 2 ,5 1 -9 ,7 5
Fallo hepático 3 ,0 6 1 ,4 6 -6 ,4 0
Linfoma 4 ,2 2 1 ,2 1 -1 4 ,7 1
Leucennia 9 ,8 2 1 ,8 7 -5 1 ,7 0
Fallo ca rd ia c o congestivo 1 ,7 7 1 ,1 7 -2 ,6 6
P a O /F iO ^
1 -1 0 0 3 ,0 4 1 ,7 4 -5 ,3 1
1 0 1 -1 5 0 1 ,1 5 1 ,0 7 -1 ,2 3
1 5 1 -2 0 0 1 ,0 5 1 ,0 2 -1 ,0 8
2 0 1 -3 0 0 1 ,0 0 Referente
1096 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
Una parte de los pacientes fallecen en las primeras 48-72 horas tras la instau
ración del cuadro, por evolución de su proceso principal (sepsis, hemorragia,
etc.). Otro grupo, en los que se consigue mejorar o resolver el proceso principal,
pueden presentar una evolución favorable del ARDS rápidamente, lográndose
iniciar la retirada de la ventilación mecánica en unos 7 días. Finalmente, otra
parte de los pacientes evoluciona a una forma de ARDS más prolongada, cuyo
desenlace depende de la evolución del proceso primario, de la evolución de la
lesión pulmonar y de la incidencia de compHcaciones evolutivas, sobre todo
infecciosas. Muchos de los supervivientes del cuadro presentan a largo plazo alte
raciones ventilatorias obstructivas, restrictivas o mixtas, así como alteraciones de
la difusión de gas pulmonar y limitación al ejercicio (13).
ETIOLOGÍA______________________________________________
Existe el convencimiento general de que el ARDS es la forma extrema de un
conjunto de lesiones pulmonares. Un factor etiológico no condiciona la aparición
del cuadro en todos los casos y no se conoce todavía por qué en unos pacientes
se desarrolla el ARDS y en otros no, aunque puede existir una predisposición
genética. Por tanto, las numerosas situaciones patológicas que pueden desencade
nar el ARDS se consideran más como factores de riesgo que factores etiológicos
propiamente dichos (14).
Experimentalmente, pueden diferenciarse dos formas de ARDS, el pulmonar
y el extrapulmonar, que presentan diferencias morfológicas, funcionales y en
cuanto a la respuesta al tratamiento; pero a nivel clínico, no siempre es posible
establecer claramente esa diferenciación.
Los factores causales más frecuentes de lesión pulmonar aguda y/o ARDS se
muestran en la Tabla III (15). La misma aplicación inapropiada de la ventilación
mecánica puede ser un factor desencadenante de la ALI o el ARDS (16).
ESTUDIOS HISTOLÓGICOS
La fase aguda o exudativa de la ALI se caracteriza por un infiltrado alveolar
neutrofflico difuso que lesiona la barrera alveolocapilar mediante la liberación de
proteasas y radicales libres de oxígeno. Se daña el esqueleto pulmonar y con ello
las células endoteliales y epiteliales, lo que origina la acumulación de un edema
pulmonar rico en proteínas. Además existe una liberación de mediadores inflama
torios que perpetúan la inflamación y una inactivación del surfactante que favo
rece el desarrollo de atelectasias. Se activa la coagulación y se reducen las pro
teínas anticoagulantes, produciéndose trombosis capilar (9), lo que puede favore
cer el aumento de la fracción de espacio muerto (10).
Tras esta fase proinflamatoria, se produce una compensación antiinflamatoria
para regular a la baja la producción de mediadores, tratando de restaurar la ho-
meostasis, reducir el edema y favorecer la reabsorción de los microtrombos. El
SÍNDROME DE DISTRÉS RESPIRATORIO AGUDO 1097
TABLA III
FACTORES ETIOLÓGICOS ASOCIADOS AL DESARROLLO DE ARDS
TABLA IV
RESUMEN PE LOS CAMBIOS HISTOPATOLÓGICOS EN EL ARPS (108)
ESTUDIOS DE IMAGEN__________________________________
El ARDS se caracteriza por lesiones pulmonares, que en la radiología simple
se consideraban homogéneamente distribuidas en el pulmón. Sin embargo,
empleando imágenes de tomografía computarizada (TC), se observó que las
lesiones predominaban en las regiones pulmonares dependientes, y que depen
diendo de la severidad del cuadro, podían dejar un área libre de lesión de solo el
20-30% de la superficie pulmonar (200-500 g); equivalente al pulmón de un niño
de 5-6 años, lo que sirvió de base para establecer el concepto del baby-lung (25).
El volumen pulmonar aireado se reducía, pero no el volumen torácico total, lo
que sugería el reemplazamiento del gas pulmonar por edema o tejido sólido, que
justificaría el incremento del peso pulmonar. El concepto del baby-lung sirvió de
base para el empleo de ventilación con un VT reducido y ha supuesto un cambio
de estrategia claro en el tratamiento de estos pacientes (25).
Sin embargo, empleando un análisis regional con TC pulmonar, se puede
observar que no existe un área pulmonar sana y otra patológica, contradiciendo
el concepto del baby-lung, sino que el parénquima pulmonar se encuentra unifor
memente afectado y el edema se distribuye homogéneamente desde el esternón a
las vértebras (sponge lung) (25), especialmente en el ARDS de origen extrapul-
monar, aunque es más discutible en el caso de lesiones de origen pulmonar.
La explicación a esta aparente disparidad entre un pulmón uniformemente
lesionado, pero que presenta densidades distribuidas no homogéneamente, se
puede deber a la existencia de un gradiente vertical de presiones. La dimensión
de los alveolos en una región pulmonar depende de la PTP en esa zona. Las áreas
proclives, aunque afectadas por la enfermedad no soportan el exceso de peso del
pulmón dañado y se mantienen aireadas. En las regiones dechves, la Ppl se ve
aumentada (y por tanto la PTP reducida), por el exceso del peso del pulmón daña
do por el ARDS, el peso del corazón, el desplazamiento cefálico del diafragma
SÍNDROME DE DISTRÉS RESPIRATORIO AGUDO 1101
(sobre todo en pacientes sedados) y la propia estructura del tórax (26,27). Todos
estos factores aumentan la Ppl, provocando un progresivo vaciado del gas de las
regiones más declives, que incluso pueden aparecer completamente colapsadas.
La PEEP podría contrarrestar esa presión impuesta a las regiones declives y con
tribuir así a mantener el pulmón abierto.
El concepto de baby-lung sería pues correcto desde un punto de vista funcional,
pero no anatómico, pues aunque las áreas proclives se mantienen ventiladas, no
necesariamente están libres de la enfermedad. El concepto del baby-lung nos permi
te entender además cómo la ventilación mecánica puede favorecer la ALI. Las áreas
pulmonares proclives son poco reclutables, pero pueden sobredistenderse al aplicar
se un VT elevado, una PEEP excesiva o incluso durante las maniobras de recluta
miento alveolar. Mientras, las áreas declives presentan mayor potencial de recluta
miento, pero durante la ventilación con un VT normal, una parte importante de esas
áreas se colapsan y se abren cíclicamente, especialmente si se emplean niveles bajos
de PEEP, facilitando el otro mecanismo de lesión pulmonar.
Cuando el ARDS avanza, se producen en las áreas dependientes pulmonares
lesiones quísticas similares a las enfisematosas, lo que aumenta el espacio muer
to, la paCO^ y el riesgo de desarrollo de neumotórax. Además, la fibrosis pulmo
nar reduce la transmisión de la presión hidrostática vertical en el pulmón y con
ello el riesgo de desarrollo de atelectasias en las áreas declives, lo que sugiere que
los requerimientos de PEEP en esta fase se reducen (26).
Recientemente se están incorporando otras técnicas de imagen más aplicables
a la cabecera del paciente para el diagnóstico y el control evolutivo del pulmón
con ARDS: la ecografía pulmonar y la tomografía de impedancia. Ambas se de
sarrollan por separado en sendos capítulos de este libro.
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL____________________________
El diagnóstico del ARDS no siempre es sencillo, y la definición clásica de la
Conferencia de Consenso Americano-Europea está cada vez más debatida.
Debido a que no existe un hallazgo radiológico o de laboratorio patognomónico,
puede existir confusión diagnóstica con otras entidades:
- Fallo ventricular izquierdo.
- Sobrecarga intravascular de volumen.
- Estenosis mitral.
- Enfermedad venooclusiva.
- Carcinoma linfangítico.
- Enfermedades intersticiales y de la vía aérea:
• Neumonitis por hipersensibilidad.
• Neumonía aguda eosinófila.
• Bronquiolitis obliterante con neumonía organizada.
Además, hay que darse cuenta de que el ARDS puede coexistir con cualquie
ra de los cuadros anteriores, lo que complica la situación, cuya explicación por
menorizada excedería el espacio de este capítulo.
1102 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
TRATAMIENTO___________________________________________
El ARDS no tiene por el momento un tratamiento específico, aunque la ven
tilación protectora pulmonar puede ser considerada como tal. Así que las pautas
terapéuticas se centran como en cualquier otro paciente crítico, en las medidas de
soporte, el tratamiento etiológico de los factores desencadenantes y en evitar
posibles complicaciones iatrogénicas.
Parece que la clave del éxito terapéutico radica en el estadio evolutivo en el
que se encuentre la lesión en el momento en el que se aplica el tratamiento (pre
coz o tardío) y en el factor etiológico que produce la lesión pulmonar (14). En los
últimos años se han desarrollado multitud de ensayos clínicos a gran escala, que
en su gran mayoría no han demostrado una reducción de la mortalidad y sólo
mejorías en algunas variables intermedias. La propia ineficacia de algunos de los
tratamientos ensayados, la diversidad etiológica y fisiopatológica del ARDS, el
avance de los cuidados aplicados en los grupos control de los estudios y los pro
blemas con la definición del ARDS (que puede haber permitido incluir en los
ensayos pacientes con lesiones pulmonares de diferente gravedad), pueden estar
detrás de algunos de estos fracasos (6). En algunos estudios, la reducción de la
estancia en UCI, en los días de ventilación mecánica o en el desarrollo de fallos
orgánicos, puede ser considerada como una forma de reducción de morbilidad y
de los costes, y por ello debe ser tomado en consideración. Al incluirse este texto
en un tratado de ventilación mecánica, se repasarán los tratamientos dirigidos
específicamente al ARDS como entidad patológica, especialmente los ventilato-
rios y no los tratamientos generales de soporte del paciente, que sí se contemplan
con detalle, quedan más allá del objetivo de este capítulo.
TRATAMIENTO VENTILATORIO__________________________
La ventilación mecánica es un componente esencial en el cuidado del pacien
te con ARDS. Tradicionalmente el objetivo ventilatorio era el de asegurar un
intercambio gaseoso adecuado, sin una estrategia definida. Era común la admi
nistración de un VT elevado (10-12 ml/kg de peso corporal), muy superior al
empleado por cualquier persona sana durante la ventilación espontánea (16). Se
trataba de obtener una oxigenación adecuada mínima (paO^ > 60 mmHg), con la
menor FiO^ posible (preferentemente < 0,6) y generalmente se empleaba una
PEEP baja, que se incrementaba cuando la FiO^ debía aumentarse para mantener
la oxigenación.
En los últimos años, se ha reconocido que el peso corporal de los pacientes
supera, generalmente en tomo a un 20%, el peso ideal para sus características
antropométricas. Este hecho, unido a los hallazgos obtenidos por TC, que mos
traban la reducción del área pulmonar ventilable y a la confirmación de la impor
tancia del daño inducido por la ventilación mecánica, han hecho modificar la
estrategia ventilatoria, y este cambio parece haber contribuido decisivamente a la
reducción de la mortalidad (25). El objetivo ha pasado a ser minimizar el daño
SÍNDROME DE DISTRÉS RESPIRATORIO AGUDO 1103
beneficioso del grupo tratado con VT bajo se debería al aumento de la FR, que
provocaría auto-PEEP (y por tanto mayor PEEP real que la aplicada según el pro
tocolo). Sin embargo la diferencia en la PEEP intrínseca observada entre los gru
pos fue sólo de 0,8 cmH^O (32). Por último, también se ha apuntado que los
pacientes ventilados con VT bajo podrían requerir mayor aporte de sedación o
bloqueo muscular. Pese a todas las críticas recibidas, este estudio ha sido clave
para el cambio de estrategia ventilatoria del paciente con ARDS.
Otros inconvenientes de la ventilación protectora han surgido de diversos
hallazgos. Varios ensayos comparando la ventilación con VT alto y bajo, realiza
dos en poblaciones de pequeño tamaño, no han demostrado beneficio de la ven
tilación protectora en la mortalidad (33,34). Además, se ha observado que inclu
so con un VT de 6 ml/kg, puede producirse sobredistensión pulmonar en aquellos
pacientes con menor superficie alveolar ventilable. Esos pacientes desarrollaban
una mayor Ppt y un aumento de la concentración de mediadores pulmonares
inflamatorios comparados con los que no presentaban sobredistensión. Como
consecuencia, los autores sugieren que la intensidad de la ventilación protectora
(reducción del VT y limitación de la Ppt) debería individualizarse y adaptarse a
la morfología pulmonar (35).
Sin embargo, un metaanálisis reciente de la colaboración Cochrane, con
cluyó que la ventilación protectora reduce la mortalidad a los 28 días de los
pacientes con ARDS: riesgo relativo (RR) 0,74 (IC 95%: 0,61-0,88) y la mor
talidad hospitalaria: RR 0,80 (IC 95%: 0,69-0,92), si bien no se observó bene
ficio en la mortalidad cuando la Ppt alcanzada en el grupo control de los estu
dios fue < 31 c m H p (36).
2. Empleo de PEEP
TABLA V
PROPUESTA DE PAUTA PARA DETERMINAR LA PEEP MEDIANTE
_______________UN TEST DE PEEP DESCENDENTE (4 2 -4 4 )____________
PEEP óptim a: PEEP mínima que mantiene los beneficios en la oxigenación de una m aniobra de
reclutamiento; VCP: ventilación controlada p o r presión. SpO^: saturación arterial de oxígeno de la
hem oglobina; VC: volumen corriente. FR: frecuencia respiratoria.
deletéreo para la PIC (55). En todo caso, la aplicación de PEEP en los pacientes neu-
rocríticos debe realizarse siempre observando su efecto sobre la PIC que debe estar
monitorizada (véase Capítulo 46).
Considerando las evidencias existentes, leyendo muchas veces entre líneas los
artículos publicados, los autores de este capítulo recomiendan la administración
sistemática de maniobras de reclutamiento en pacientes con ARDS de modo indi
vidualizado, siguiendo la técnica recomendada antes. No obstante, no son pocos
los autores que no opinan del mismo modo y sólo recomiendan su uso para mejo
rar la oxigenación de pacientes que presenten hipoxemia refractaria severa o para
revertir de forma rápida los efectos negativos en la aireación pulmonar de una
desconexión del ventilador (69). El empleo de sistemas de aspiración endotra-
queal de circuito cerrado, también deben ser considerados en los pacientes con
ARDS para reducir el colapso que producen en estos pacientes las maniobras de
succión traqueal (48).
TABLA VI
COMPLICACIONES POTENCIALES Y CONTRAINDICACIONES DE LA
COLOCACIÓN EN DECÚBITO PRONO PARA LA VENTILACIÓN (69,82)
C o m p lic a c io n e s C o n tra in d ic a c io n e s
Regurgitación y broncoaspiración
TRATAMIENTOS COADYUVANTES_______________________
Los tratamientos coadyuvantes son intervenciones que combinadas con la
estrategia ventilatoria pueden resultar en una mejor respuesta terapéutica.
Algunos autores han propuesto algoritmos de empleo de estas estrategias, aunque
estos algoritmos no están avalados por ensayos clínicos controlados (88).
1. Vasodilatadores
2. Antünflamatoríos
pacientes del grupo control fueron cruzados a ser tratados con metilprednisolona
(2 mg/kg) en caso de deterioro de la oxigenación a los 15 días de la inclusión en
el estudio (96). Estas críticas, sumadas a los resultados favorables de los esteroi-
des en términos de reducción de días de ventilación mecánica y de estancia en
UCI, y la tendencia a la reducción de la mortalidad observadas en otro estudio
realizado en 91 pacientes con ARDS precoz, aleatorizados a recibir placebo o
metilprednisolona (1 mg/kg/día durante 14 días y posteriormente 0,5 mg/kg/día
durante 7 días más 0,25 mg/kg/día desde el día 22 al 25 y finalmente 0,125
mg/kg/día del 26 al 28 día) (97), han reabierto el debate sobre la conveniencia del
empleo de los esteroides en esta patología; o al menos sugieren la necesidad de
la realización de nuevos ensayos clínicos para determinar sus efectos sobre la
morbilidad y mortalidad. Entretanto, no se recomienda el empleo sistemático de
esteroides en el ARDS, aunque cuando se emplean a dosis bajas y en tratamien
tos prolongados, pueden ofrecer cierto beneficio en términos de intercambio
gaseoso, mecánica del sistema respiratorio, estabilidad hemodinámica, comorbi-
lidad y necesidad de vasopresores, probablemente a costa de una mayor inciden
cia de polineuropatía. Para reducir la aparición de los efectos adversos de los este
roides, además del empleo de dosis bajas prolongadas (frente a los pulsos cortos
de dosis elevadas), parecen claves la vigilancia de la infección, limitar el bloqueo
neuromuscular y evitar el rebote inflamatorio que provoca una retirada precoz del
tratamiento (96).
En virtud de su capacidad de atenuar alguno de los eventos fisiopatológicos,
otras sustancias antiinflamatorias han sido probadas en el ARDS experimental y
clínico. Los resultados obtenidos no son suficientes para recomendar su empleo
de ninguna de ellas, pues no mejoran la supervivencia ni la morbilidad (entendi
da como tiempo de estancia en UCI, días de ventilación mecánica o fallos orgá
nicos). Esta ausencia de resultados favorables no sólo puede deberse a la inefica
cia de los tratamientos ensayados, sino también al hecho de que para obtener un
buen resultado pronóstico, no parece suficiente frenar uno solo de los mecanis
mos fisiopatológicos de la enfermedad, siendo preciso un abordaje más global.
Algunos de los resultados de los ensayos realizados hasta la fecha se muestran en
la Tabla VIL Para una mayor extensión, se remite al lector a algunas revisiones
recientes sobre el tema (91,98).
3. Surfactante exógeno
ÁP = 2y/r
TABLA VII
TRATAMIENTOS ANTIINFLAMATORIOS ENSAYADOS PARA EL ARDS,
MECANISMOS DE ACCIÓN Y RESULTADOS DE LOS ENSAYOS CLÍNICOS
K e to co n a zo l
(4 0 0 m g /d x 21 días) Inhibe la tromboxano N o diferencias
2 3 4 pacientes (109) sintetasa (tromboxano mortalidad hospitalaria:
activa trombosis) ketoconazol 35,2% vs.
Inhibe la 5-lipooxigenasa placebo 34,1%
(reduce la formación N o diferencias en días
de eicosanoides) libres de ventilación
mecánica ni fallos
orgánicos
Lisofilina
(3 m g / k g / 6 h x 2 0 días) Supresión o reducción Suspendido en el primer
2 3 5 pacientes (110) de la producción análisis intermedio. N o
de TNF-a diferencias mortalidad:
Reducción de ácidos Lisofilina 31,9% vs.
grasos circulantes placebo 24,7%
N o diferencias fallos
orgánicos, ni días libres
de ventilación mecánica
A c e tilh id ro la s a d e l PAF
(1 ó 5 m g /k g x 5 días) Convierte el factor N o diferencias en
1 2 7 pacientes (111) activador plaquetario mortalidad a 28 días:
en inactivo grupo 1 m g /k g : 21%;
Se ha ensayado como 5 m g /k g : 28%;
tratamiento preventivo placebo 44%
N o diferencias
prevalencia ARDS
(Continúa en p á g in a siguiente)
1118 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
Profeína C a c tiv a d a
re co m b in a n te (PCAr) Antiinflamatorio y N o diferencias
2 4 ^ lg /k /h X 9 6 h anticoagulante mortalidad a 6 0 días:
7 5 pacientes (114) PCAr: 5 / 3 7 vs. placebo:
5 /3 8
N o diferencias días libres
de ventilación
Reducción espacio muerto
con PCAr
los días libres de ventilación mecánica de los pacientes (100), por lo que no se
puede recomendar su empleo sistemático en el ARDS. Sin embargo, el estudio
citado, así como una revisión reciente de la literatura, apuntan a que esta tera
pia podría asociarse a un incremento en la supervivencia a 28 días en aquellos
pacientes con ARDS debido a neumonía o aspiración de contenido ácido
(ARDS de origen pulmonar), cuando muestran un deterioro más severo de la
oxigenación; tal vez porque esos pacientes sean los que presenten un mayor
grado de inactivación del surfactante endógeno (12). Queda por confirmar,
además del posible beneficio del tratamiento en algún subgrupo de pacientes
con ARDS, el momento idóneo de su administración, la dosis adecuada, etc.
(99).
4. Nutrición enteral
5. Oxigenación extracorpórea
6. Empleo de líquidos
Fruto del aumento de permeabilidad vascular, los pacientes con ARDS pue
den desarrollar edema pulmonar con índices de precarga más bajos que otras
poblaciones. La restricción hídrica (balance hídrico en la primera semana
negativo de 136 ± 491 mi) en los pacientes que presentaban ALI y ARDS no
ha demostrado una reducción en la mortalidad respecto a un grupo de trata
miento hídrico liberal (balance positivo en los primeros 7 días de 6.992 ± 502
mi), pero sí un aumento del número de días libres de ventilación mecánica
durante el primer mes, una disminución de la disfunción del sistema nervioso
central (SNC) y un descenso de la estancia en UCI (103). Pese a que el grupo
tratado con restricción hídrica recibió más diuréticos y presentó más trastornos
hidroelectrolíticos, no hubo diferencias en la necesidad de terapias de sustitu
ción renal ni en la aparición de otros fallos orgánicos (excepto la reducción de
la disfunción del SNC apuntada). A sí pues, y en vista del descenso de la mor
bilidad, parece recomendable una estrategia de limitación de fluidos en
pacientes con ALI/ARDS.
Estudiando la misma población de pacientes, y gracias a un diseño facto
rial 2 X 2 del ensayo clínico, no se observó que el empleo del catéter de arte
ria pulmonar (CAP) mejorase el pronóstico de los pacientes respecto al mane
jo hemodinámico a partir de un catéter venoso central. No hubo mortalidad
atribuible al CAP, pero la incidencia de arritmias fue superior, aunque el dise
ño del estudio podía presentar un sesgo que favorecería esta diferencia (104).
La población de ambos estudios estaba formada fundamentalmente por pacien
tes médicos con ARDS primario (de origen pulmonar), por lo que algunos
autores sugieren que estos resultados pueden no ser extensibles a pacientes con
ARDS de origen extrapulmonar, que pueden presentar diferentes necesidades
de fluidos, como son los pacientes quirúrgicos o los politraumatizados, en los
que la restricción hídrica y de hemoderivados puede resultar más dificultosa
(91). Es razonable pensar, según lo visto, que el empleo de monitores mínima
mente invasivos (PÍCC02, Pulsión, Alemania) que nos ofrecen indicadores de
la precarga más fiables que la PVC o la PCP (como es el volumen telediastó-
lico global, GEDV) es sumamente recomendable para controlar el volumen
SÍNDROME DE DISTRÉS RESPIRATORIO AGUDO 1121
PERSPECTIVAS DE FUTURO______________________________
En los próximos años, la definición del ARDS podría ser modificada (3),
incluyendo criterios más uniformes de oxigenación, requerimientos ventilatorios
y morfología de la lesión radiológica, así como parámetros de evaluación de la
permeabilidad vascular (107). Los avances en los mecanismos fisiopatológicos e
histológicos de daño y remodelación pulmonar, permitirán la evaluación de nue
vos tratamientos. Por último, se están desarrollando o en proyecto de desarrollo,
diversos ensayos clínicos probando nuevas estrategias terapéuticas o retomando
aquellas que han fracasado en ensayos previos, dirigiéndolas a subpoblaciones
concretas del ARDS; precisamente a aquellas en las que se cree que puedan ser
más efectivas. Entretanto las recomendaciones para el tratamiento de estos
pacientes, en base a las evidencias actuales disponibles, matizadas por los exper
tos que coinciden con la opinión de los autores de este capítulo, se resumen en la
Tabla VIII.
1122 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s te s ia y c u id a d o s c r ític o s
TABLA VIII
RECOMENDACIONES PARA EL TRATAMIENTO DEL ARDS SEGÚN
LAS EVIDENCIAS ACTUALES
PAF: factor activador plaquetario; PCAr: proteína C recombinante activada; OTZ: ácido oxotiazo-
lidina-4-carboxíiico.
SÍNDROME DE DISTRÉS RESPIRATORIO AGUDO 1123
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SÍNDROME DE DISTRÉS RESPIRATORIO AGUDO 1127
Ventilación mecánica
en pacientes con traumatismo
craneoencefálico severo
G. Aguilar, F. J. Belda, A. Maruenda
INTRODUCCIÓN____________________________________
Durante las últimas cuatro décadas, el manejo del paciente con traumatismo
craneoencefálico (TCE) ha experimentado importantes avances en varios frentes.
El desarrollo de programas de prevención, la mejora de las medidas de seguridad,
y una legislación más segura han influido positivamente en la epidemiología del
TCE. La implementación de rápidos sistemas de transporte así como el desarro
llo de los centros y unidades específicas han coincidido con los avances en la
Medicina de Urgencias, Cuidados Críticos y Neurocirugía. Todo ello ha contri
buido a la reducción de la morbimortalidad de los pacientes con TCE (1). No obs
tante, y a pesar de todos estos avances tecnológicos, el tratamiento médico del
paciente con TCE presenta una gran variabilidad en función de los centros (2).
Ello se debe en muchos casos al desconocimiento de los cambios fisiopatológi-
cos básicos que ocurren tras la lesión cerebral. Consecuentemente, el manejo del
TCE grave sigue constituyendo uno de los principales desafíos terapéuticos
actuales para el médico de cuidados críticos.
Es importante identificar y poner en marcha estrategias uniformes de trata
miento inmediato puesto que hasta un 40% de morbimortalidad se produce duran
te el tiempo transcurrido entre la asistencia del paciente in situ y su ingreso en la
1130 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
unidad de cuidados críticos (3). Los factores de mal pronóstico en un TCE se enu
meran en la Tabla I.
TABLA I
TRAUMATISMO CRANEOENGEFÁLICO: FACTORES DE MAL PRONÓSTICO
GCS: Glasgow Coma Scale ¡puntuación en la escala de Glasgow); PIC: presión intracraneal
HIPERVENTILACIÓN_________________________________
- Grados de evidencia:
• Grado A: es la mejor y mayor evidencia. Sus datos provienen de estudios
clínicos randomizados y controlados.
• Grado B: evidencia intermedia. Los datos provienen de un número limi
tado de estudios randomizados que incluyen pocos pacientes o cuidado
sos análisis de estudios no randomizados observacionales.
• Grado C: menor evidencia, que proviene de consensos de expertos.
- Niveles de recomendación:
• Nivel 1: condición para la cual hay evidencia y/o acuerdo general que un
determinado procedimiento o tratamiento es útil y efectivo.
• Nivel II: condición para la cual la evidencia es conflictiva y/o hay diver
gencia de opiniones sobre la utilidad y eficacia de un procedimiento o tra
tamiento.
- II a: el peso de la evidencia/opinión es en favor de su utilidad y eficacia.
- II b: el peso de la evidencia/opinión está menos establecido.
• Nivel III: condición para la cual hay evidencia y/o acuerdo general que
un determinado procedimiento o tratamiento no es útil ni efectivo y en
algunos casos puede ser perjudicial.
Según estas guías, no se recomienda (nivel II) la hiperventilación profiláctica
(PaCO^ < 25 mmHg). Es más, en las primeras 24 horas en los TCE graves debería
ser evitada (nivel III) ante la posibilidad de comprometer la perfusión cerebral, ya
que en este periodo se ha demostrado que el FSC es menor de la mitad que en el
individuo sano. El incumplimiento de esta última recomendación en el manejo ini
cial del TCE, se pone de manifiesto en un estudio en el que se demuestra que a su
llegada al hospital, un 60% de pacientes está ventilado con un volumen minuto
inapropiadamente alto y un 70% tiene un EtCO^ excesivamente bajo (5).
Únicamente se acepta la hiperventilación como opción terapéutica (grado C)
en aquellos casos de hipertensión endocraneal refractaria a la sedación, relajación
muscular, drenaje de líquido cefalorraquídeo y diuréticos osmóticos.
Las guías añaden que si se aplica la hiperventilación es necesario utilizar
métodos de monitorización de la oxigenación cerebral con el fin de detectar la
posible isquemia (nivel III). Entre ellos, el método más ampliamente utilizado es
la medida de la saturación venosa de oxígeno en el golfo de la yugular (SjvO^).
La crítica fundamental de este método es la falta de sensibilidad para detectar la
isquemia focal. Más reciente en la práctica clínica es la monitorización de la pre
sión tisular cerebral de oxígeno (PtiO^). Para ello se usa un sensor multiparamé-
trico que permite la monitorización simultánea de PIC y PtiO^. En las lesiones
difusas la correlación entre los cambios en la SjvO^ y la PtiO^ es buena, pero
cuando existe patología focal cerebral la monitorización de la PtiO^ puede poner
de manifiesto diferencias focales en la oxigenación cerebral regional, que pasan
desapercibidas en la SjvO^. Y al revés, caídas en la SjvO^ no se acompañan de
reducciones en la PtiO^. De este modo, los datos obtenidos a partir de la monito
rización aislada de la PtiO^ no pueden extrapolarse para evaluar la perfusión cere
bral global (6). Por lo tanto, la PtiO^ constituirá una herramienta útil siempre y
cuando se encuentre incluida en una monitorización multimodal (PIC, SjvO ,
1132 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
PtiO^) en los pacientes con TCE grave (7,8). Finalmente, aunque actualmente se
dispone de herramientas de monitorización adicionales (microdiálisis, espectros
copia de infrarrojos, Doppler transcraneal) no existe suficiente evidencia para
afirmar que la información obtenida a partir de las mismas pueda ser útil para
mejorar el manejo y el pronóstico de estos enfermos (1).
Por otro lado, esta más completa monitorización ha venido a aclarar algunos
efectos de la hiperventilación, que dependen de diversos factores que a continua
ción revisamos.
flujo sanguíneo cerebral (FSC) en pacientes con TCE grave (11,12). En ellos se
demuestra que, manteniendo presiones de perfusión cerebral iguales o superiores
a 70 mmHg, breves periodos (30 minutos) de hiperventilación (PaCO^ 25-30
mmHg) producen importantes reducciones en el flujo sanguíneo cerebral, pero no
se acompañan de descenso en la disponibilidad de energía por el cerebro (cuanti-
flcada mediante la tasa de consumo metabólico cerebral de oxígeno, CMRO^).
Incluso en regiones donde el FSC cae por debajo del umbral crítico (< 18-20
m i/100 g/min) la reducción del FSC no se acompaña de descensos del CMRO^,
debido al bajo consumo metabólico basal de oxígeno en esas áreas y a un aumen
to compensatorio de la extracción fraccional de oxígeno, que llega a duplicarse.
Así, estos autores concluyen que la reducción del FSC por la hiperventilación no
es probable que produzca mayor daño cerebral. No obstante las conclusiones de
este estudio sólo serían aplicables a un contexto clínico similar al de los pacien
tes analizados (mismos periodos de hiperventilación, similares niveles de hipno
sis y analgesia, etc.). De hecho, más recientemente Coles y cois, demuestran
mediante tomografl'a de emisión de positrones que la reducción del FSC secun
daria a la hiperventilación en pacientes con TCE, puede generar un incremento de
la isquemia cerebral que no va a ser detectada con la monitorización de la SjvO^
(13).
Sin lugar a dudas, las complicaciones respiratorias son las más importantes.
En el estudio de Piek y cois., la neumonía apareció en el 41% de los pacientes y
el fallo respiratorio en el 28%. Sin embargo la incidencia de síndrome de distrés
respiratorio agudo (ARDS, acute respiratory distress syndromé) fue sólo del 2,4-
3,6%, cifra muy baja en relación con su incidencia en la sepsis donde alcanza al
43% de pacientes (21). No obstante, con posterioridad se ha documentado que la
presencia de disfunción pulmonar (lesión pulmonar aguda o ARDS) oscila entre
el 20-25% de pacientes con lesión cerebral severa aislada (hemorragia subarac-
noidea y/o traumatismo craneal) triplicando el riesgo de muerte y aumentando la
estancia en UCI (23).
TABLA II
FACTORES DE RIESGO PARA EL DESARROLLO DE ALI/ARDS
Factores sisfémicos
S índrom e d e respuesta in fla m a to ria sistém ica.
Estrategia te ra p é u tic a con PPC o b je tiv o > 8 0 m m H g (m edian te uso d e fluido tera -
p ia y / o am inas)
Factores pulmonares
N e u m o n ía
A telecta sias: a s p ira c ió n frecuente d e secreciones co n p é rd id a d e volum en pu lm o
nar e h ip o x e m ia
Edem a p u lm o n a r n e u ro g é n ic o
Lesión pu lm o n a r a s o c ia d a a ve n tila c ió n m e c á n ic a
VT altos (1 0 -1 5 m l/k g )
A pertura -cierre d e alv e o lo s c o la p s a d o s (PEEP 0)
ALI: acute lung injury (lesión pulm onar aguda}; ARDS: acufe respiratory distress syndrome (síndrome
de distrés respiratorio agu d o j; PPC: presión de perfusión cerebral; VT: volumen tidal; PEEP: presión
positiva telespiratoria.
2. Neumonía
miocárdica que podría ser preservada con el uso de dobutamina (35). La patogé
nesis simpático-adrenal del edema pulmonar neurogénico ha sido verificada por
Mascia y cois, en un trabajo de investigación, en el que a través de antagonistas
adrenérgicos o mediante cordotomía se prevenía la formación de este edema (36).
4. Atelectasías
Finalmente, hemos de resaltar que las atelectasias en los pacientes con lesión
cerebral grave y en ventilación mecánica, son muy frecuentes (26). La localiza
ción lobar es del 5-16% y las segmentarias y subsegmentarias aparecen en las
zonas declives en el 90-100% de pacientes. Los factores determinantes son la
sedación y parálisis, la ausencia del mecanismo de la tos, la ventilación sin
PEEP, la pérdida de volumen pulmonar, el cierre de las vías aéreas, la descone
xión y las aspiraciones traqueales (37). Probablemente las atelectasias son la
causa más frecuente de hipoxemia en estos pacientes, al igual que ocurre duran
te la anestesia general.
Es indudable que el manejo ventilatorio de un paciente con TCE grave que
asocia una lesión pulmonar aguda o un ARDS constituye un auténtico desafío. A
las medidas terapéuticas específicas del TCE se une la necesidad de una ventila
ción de protección pulmonar, encontrándonos en muchas ocasiones con manio
bras terapéuticas antagónicas. Por lo tanto, el diseño de una adecuada estrategia
ventilatoria se hace imprescindible.
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CAPITULO 47
INTRODUCCIÓN
La ventilación mecánica (VM) se utiliza en más del 50% de los pacientes
ingresados en Reanimación y Cuidados Intensivos en algún momento de su estan
cia. La necesidad de periodos prolongados de VM se asocia a una mayor morbi
lidad, debido a la aparición de complicaciones y riesgos asociados, especialmen
te la lesión asociada a la ventilación (VALI) y la neumonía asociada al ventilador
(NAV), así como la prolongación de la estancia en UCI y en el hospital (1) y el
aumento en la mortalidad (2). De esto se deduce la importancia de la desconexión
de la VM, que suele ser sencilla y rápida en la mayoría de los casos (3).
Se entiende por weaning o destete de la VM el proceso de retirada gradual de la
VM hasta que el paciente es capaz de reasumir totalmente la ventilación espontánea.
Aunque se suele incluir en este término todo proceso de retirada de la VM, debería
mos reservarlo para aquellos casos en los que se realiza de forma más gradual y lenta
(4). El weaning acarrea una importante carga de trabajo sobre el personal de las UCI;
se estima que entre el 40 y el 50% de todo el tiempo que un paciente de naturaleza
médica se haya bajo ventilación artificial, es empleado en el weaning (5)
Se considera éxito del weaning cuando el paciente es capaz de mantener una
ventilación espontánea eficaz durante al menos 48 horas tras el cese de la VM (6).
1146 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
TABLA I
PRINCIPALES FACTORES CONDICIONANTES DEL DESTETE
Patología de base
Tipo de cirugía
CRITERIOS DE DESTETE__________________________________
Como ya hemos dicho anteriormente, un factor importante para el éxito de la
desconexión de la VM es determinar el momento de realizarla. Para evitar deci
siones basadas en el “arte” de un médico determinado, es necesario aplicar un
protocolo de valoración del paciente con parámetros objetivos y universales, que
señalen no sólo el momento de su realización, sino si esta requiere ser progresi
va y las posibilidades de éxito.
En los últimos 25 años se han utilizado múltiples índices o criterios tratando de
cuantificar los diferentes determinantes ñsiopatológicos que intervienen en el éxito
o fracaso de la desconexión de la VM. No obstante llama la atención la gran discre
pancia hallada en cuanto a la precisión de estos índices. Esta discrepancia se debe,
al menos en parte, a las poblaciones tan diversas estudiadas tanto por la edad como
por la patología de base, las diferencias en las técnicas de medida empleadas y la
falta de un criterio objetivo capaz de definir el resultado del destete (2).
Los múltiples parámetros desarrollados para predecir el éxito del destete
podrían ser agrupados en índices simples, simples medidas de la carga mecánica
y la capacidad muscular, índices integrados y predictores complejos que requie
ren monitorización especifica.
1. Criterios clásicos
junto a ello, son requisitos básicos: un estado de conciencia suficiente para cola
borar en el destete, normotermia y estabilidad hemodinámica. Los criterios clási
cos de interrupción de la VM evalúan el intercambio gaseoso y la mecánica del
sistema respiratorio (37) (Tabla II).
El principal inconveniente de los criterios basados en la gasometría es que
ninguno de ellos ha sido validado nunca por un estudio prospectivo. La relación
PaO^/FiO^ expresa, de un modo muy sencillo de calcular, el trastorno global del
recambio de oxígeno pulmonar. Suma los efectos de la hipoventilación con el
shunt intrapulmonar y la desigualdad ventilación perfusión. Su desventaja es que
varía con la FiO^ y no se ajusta a las fluctuaciones de la PaCO^ (38). La diferen
cia alveoloarterial de oxígeno, calculada a FiO^ 1, sólo refleja el shunt intrapul
monar pues no se afecta por las desigualdades ventilación/perfusión. El índice
que parece más adecuado es la relación entre la presión de oxígeno alveolar y
arterial (PAO/PaO^) ya que se mantiene más estable con las variaciones de FiO^
que los otros. En un estudio de factores predictivos de la desconexión de la ven
tilación Tobin y Yang (39) encontraron en un grupo preliminar de 36 pacientes,
que una relación PAO/PaO^ de 0,35 permitía una diferenciación óptima del éxito
y fracaso de la desconexión, no obstante al amphar el estudio de forma prospec
tiva, no fue confirmado este excelente valor predictivo. Esta relación se ha usado
en un índice integrado, el CROP (39) acrónimo de compliancia, frecuencia respi
ratoria {raté), oxigenación y presión inspiratoria máxima, que valora la relación
entre la carga del sistema respiratorio y la fuerza muscular (véase más adelante).
El recambio de CO^ se considera adecuado cuando se mantiene una PCO^
inferior a 55 mmHg y un pH entre 7,30-7,35.
TABLA II
CRITERIOS CLÁSICOS DE INICIO DEL DESTETE
N orm oterm ia
Los criterios de selección de pacientes para esta prueba son muy simples:
mejoría o resolución de la causa de la insuficiencia respiratoria, oxigenación ade
1154 V e n t il a c ió n m e c á n ic a e n a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
cuada (PaO^/FiO^ > 200 con PEEP < 5 c m H p ), temperatura central < 38 °C,
hemoglobina 8-10 g/dl, adecuado nivel de conciencia, no precisar agentes vaso-
activos de manera significativa, adecuada analgesia y capacidad para iniciar la
ventilación espontánea.
El procedimiento consiste en permitir la respiración espontánea durante 2 minu
tos a través de un tubo en T con la misma FiO^ que la que necesitaba durante la
ventilación mecánica, o bien manteniendo una CPAP de 5 cmH^O y/o un soporte
de presión (PSV) de 5 cmH^O (salvo que el diámetro del tubo endotraqueal o
cánula de traqueotomía sea < 7 mm , en cuyo caso se recomienda aplicar 8
c m H p ). Si el paciente supera esta prueba, según los criterios expuestos más ade
lante, cabe indicar la prueba de tolerancia clínica a la respiración espontánea. No
existe acuerdo en cuanto a la duración de la prueba. Am plios estudios randomi-
zados sugieren que el tiempo medio en que aparece el fallo respiratorio durante
la prueba con la pieza en T es aproximadamente de 40 a 50 minutos. N o es bien
conocida la duración idónea de la prueba cuando se realiza en CPAP o PSV. Sin
embargo, la literatura parece mostrar que la prueba debe durar entre 30 y 120 minu
tos independientemente de que se use la pieza en T, CPAP o PSV. Una ventaja del
PSV es que permite minimizar el trabajo respiratorio impuesto por la resistencia
al flujo opuesta por el tubo endotraqueal, el circuito respiratorio y el propio ven
tilador. En algunos protocolos se utiliza el sistema autoflow , para vencer este tra
bajo impuesto (57).
La prueba se realiza con el paciente en posición semisentado y se define com o
fracaso cuando, tras el inicio de la ventilación espontánea, aparecen uno o más de
los siguientes signos:
- Frecuencia respiratoria superior a 35 rpm o aumento del 50% respecto a la
basal.
- D ism inución de más del 5 % de la saturación de basal durante más
de 10 min.
- SpO^ inferior al 85% durante más de 3 minutos.
- Presión arterial sistólica menor de 90 mmHg o mayor de 180-200 mmHg o
una variación de más del 20% respecto a la basal.
- Frecuencia cardiaca superior a 120-140 ppm o un aumento del 20% respec
to de la basal.
- Aparición de alteraciones significativas del ritmo cardiaco.
- Diaforesis, agitación o pánico.
- Cambios en el estado mental (som nolem ncia, coma).
- Signos clínicos de incremento del trabajo respiratorio (uso de los músculos
accesorios respiratorios y respiración paradójica).
- Apneas superiores a 60 segundos en el test previo de 2 minutos.
En el momento que se reconoce el fracaso, se debe reiniciar la V M , con la téc
nica y parámetros previos a la prueba. Si la prueba finaliza con éxito, es recomen
dable confirmar el resultado mediante el análisis de gases en sangre arterial, antes
de proceder a la extubación. Una PaO^ < 60 mm Hg, un pH < 7,30 (o una reduc
ción de más de 0,1) o un aumento de la PaCO^ de más de 10 mmHg respecto del
valor basal, obligará a restablecer la V M . En algunos estudios (58,59) se afirma
P rin c ip io s d e l d e s te te de l a v e n t ila c ió n m e c á n ic a 1155
Las causas de fracaso del destete son las mismas, desde el punto de vista de
su fisiopatología, que las que abocan al fallo ventilatorio: el fallo mecánico por
desequilibrio entre la carga y la capacidad de trabajo de los músculos respirato
rios. Por ello, en los pacientes que no toleran una desconexión rápida, para valo
rar su evolución durante el destete paulatino, se han utilizado los índices que
valoran la función muscular respiratoria (capacidad contráctil), ya que la medida
de la carga de trabajo aisladamente no proporciona información sobre la capaci
dad muscular para vencer la carga, ni de la respuesta muscular a la misma.
Se ha propuesto un valor de la Csr > 25 ml/cmH^O como predictivo del éxito del
destete (34). Utilizando la sonda balón esofágica y teniendo en cuenta que la pre
sión esofágica (Pes) es representativa de la presión pleural, podemos determinar
la compliancia pulmonar aisladamente (CL) por la relación entre el VT y la pre
sión transpulmonar (CL = VT/Paw - Pes) Con ambas, Csr y CL, se calcula la
compliancia de la caja torácica (Ccw) como: 1/Ccw = 1/Crs - 1/CL {véase
Capítulo 2). La resistencia de las vías aéreas (Raw) se mide por la relación entre
la presión transpulmonar y el flujo espiratorio (Raw = Paw - Pes/flujo). Los valo
res normales son 2-5 cmH^O/l/s; para iniciar el destete deben ser inferiores a
15 cmH O/l/s.
En estos casos, a pesar del apoyo mecánico, no se reduce el WOB y puede fraca
sar el destete (63).
Por otra parte, en los casos de elevada impedancia mecánica, puede reali
zarse un gran esfuerzo inspiratorio, movilizando sin embargo, un volumen
escaso. Un ejemplo extremo sería durante la oclusión de la vía aérea, donde el
esfuerzo inspiratorio es máximo y el volumen movilizado nulo. En este caso
el trabajo respiratorio sería cero (puesto que V = 0) y reflejaría la actividad
mecánica pero no el esfuerzo realizado. Por este motivo, para valorar mejor el
esfuerzo del paciente, se ha propuesto el llamado producto presión-tiem po
(PTP) (64) que mide la variación de la presión pleural (esofágica) durante el
tiempo inspiratorio (PTP = Pes x Ti) y se expresa en cmH^O/s. Cualquier con
tracción isométrica ejercida por el paciente al inicio de la inspiración (para
vencer la auto-PEEP o para abrir una válvula de demanda -inspiratoria) no
produce variación de volumen y por tanto no se refleja en el WOB pero sí lo
recoge el PTP (65). Se ha observado que el PTP tiene una mejor correlación
con el consumo de oxígeno de los musculos respiratorios que el WOB, lo que
refleja una mejor valoración del esfuerzo inspiratorio (66,67). Su valor normal
por minuto (PTP x FR) es de 200-300 cm H p /s/m in . El PTP se ha utilizado
como párametro guía durante el destete de pacientes con auto-PEEP (65). La
valoración del PTP reviste la misma complejidad que la del WOB aunque los
monitores de mecánica (Bicore) lo calculan de manera automática.
Recientemente se ha encontado una buena correlación entre el valor del PTP,
durante la ventilación con soporte de presión, y la presión ejercida por los
músculos, calculada por el método de interrupción rápida de flujo (68).
Existe una correlación lineal entre el grado de descarga del centro respiratorio
y la presión generada durante la inspiración por los músculos respiratorios,
excepto cuamdo existe una alteración de eje neuromuscular (anestesia residual,
problemas neurolólgicos...). La presión generada en los 100 primeros milisegun-
dos de una inspiración con la vía aérea ocluida (presión oclusión o P.Ol) es un
buen indicador de la integridad de descarga de los centros respiratorios, es decir
de la intensidad del estímulo de los centros inspiratorios sobre los efectores de los
músculos respiratorios. Su valor normal es de 1 ± 0,5 cmH^O. Parece que niveles
de P.Ol de 4 cmH^O o inferiores, pueden predecir el éxito del destete. Cuando se
combina con la PI^^, se obtiene la relación P.Ol/ PI^^. Cuando sus valores son
inferiores a 0,3, son mejores predictores del éxito que la P.Ol o la PI^^ utilizados
individualmente (22,69). Anteriormente su uso clínico estaba limitado debido a la
necesidad de utilizar instrumentación especifica; actualmente algunos de los
1158 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
4 . 1. Relación PI/PIM
Como los músculos respiratorios sólo son activos durante esta fase, esta fracción
ha sido designada como ciclo obligado de actividad respiratoria (duty cycle). Es,
por tanto, el porcentaje de tiempo (respecto de la duración total del ciclo) dispues
to para la contracción, por lo que su aumento supone un enlentecimiento de la
contracción y a la vez un decremento del tiempo disponible para la relajación y
recuperación muscular. Su valor normal es aproximadamente de 0,33 (30-35% de
la duración del ciclo).
TABLA III
ÍNDICES PE DESTETE (VALORES PE REFERENCIA)
N o rm a l Inicio de destete
Recambio de gases
P a O /F iO , 6 0 / 2 5 (2 40) > 6 0 / 4 0 (2 00)
Ventilación *
P aC O , 3 5 -4 5 < 55
pH 7 ,3 5 -7 ,4 5 7 ,3 0 -7 ,3 5
Función muscular
Cp 5 0 -1 0 0 m l / c m H p > 25
Row 2-5 c m H p / l / s < 15
Auto-PEEP - < 3
PO.l 2-4 c m H p < 7
Relación
WOB 0 ,3 -0 ,Ó J /l < 0 ,7 5
PTP 2 0 0 -3 0 0
PIM 9 0 -1 2 5 c m H p > (-)2 5
CV 7 0 -9 0 m l/k g > 10
TI/TTO T 0 ,3 -0 ,4 < 0 ,5
PTI 0 ,0 5 -0 ,1 2 < 0 ,1 5 0
P -0 1 /P I_ < 0 ,3
Patrón respiratorio
VE 5 -1 0 l/m in < 10
FR/VT 6 0 -9 0 < 105
Asincronismo no (¿?)
Disnea no no
Indices integradores
CROP m l/re s p /m in > 13
mente en ventilación con soporte de presión), con el objetivo de evitar las lla
madas disincronías de ciclo, es decir, la falta de coordinación entre el final de
la inspiración neural, dependiente del paciente, y la mecánica, dependiente del
respirador {véase Capítulo 35).
TABLA IV
COMPARACIÓN DE PARÁMETROS INDICADORES DE PATRÓN
Y ESFUERZO VENTILATORIOS DURANTE EL POSTOPERATORIO
DE CIRUGÍA CARDIACA (n = 18) (117)____________
VSP 10 V SP + S IM V ó VSP+SIMV3
FR(rpm) 16 ± 4 15 ± 3 15 ± 3
V E (l/m in ) 9 ,0 ± 1 , 6 8 ,9 ± 1 ,9 9 ,0 ± 2 ,0
W O B p 0/1) 0 ,3 4 ± 0 ,2 5 0 ,3 1 ± 0 ,2 5 0 ,3 3 ± 0 ,2 2
PTP (c m H p .s /m in ) 63 ± 38 59 ± 30 6 2 ± 31
VT (SIMV): 8 m l/kg ; frigger: -0,3 cmH^O; flujo inspiraforio: 9 0 l/m in ; W O Bp: trabajo respiratorio
desarrollado por el paciente
Otros autores, han encontado que, en pacientes con EPOC, sin embargo, las
combinaciones de S-IMV con PSV reducen la FR y la auto-PEEP, aunque no
acortan significativamente el tiempo de destete (117).
Entre los inconvenientes de la PSV figuran la alta la incidencia de disincronías
y el escaso efecto que puede tener el esfuerzo inspiratorio del paciente para aumen
P r in c ip io s d e l d estete d e la v e n t il a c ió n m e c á n ic a i i 69
TABLA V
COMPARACIÓN DE LA VENTILACIÓN CON SOPORTE DE PRESIÓN (VSP)
Y LA VENTILACIÓN CON SOPORTE DE VOLUMEN (VSV) EN
EL POSTOPERATORIO DE CIRUGÍA CARDIACA (n = 20)
VSP \/s\/
FR (rpm) 15 ± 0 , 6 13 ± 0 , 9 *
VE (l/m in ) 8 ,8 ± 0 ,5 8 ,8 ± 0 , 6
WOBp (J/l) 0 ,2 7 ± 0 ,0 5 0 ,1 5 ± 0 , 0 9 *
W O B v 0/1) 0 , 6 8 ± 15 0 ,9 1 ± 0 , 0 9 *
Figura 3. Reducción progresiva del trabajo ventilatorio (W OB) del paciente, durante la ventilación
con soporte de volumen.
en nuestra unidad (125), MRV podría ofrecer las condiciones óptimas de extuba-
ción en menor tiempo que otras técnicas y estaría indicada com o técnica para uti
lizar en el destete rápido en el postoperatorio de la cirugía la mayor.
N o obstante, según hemos visto, no todos los pacientes son susceptibles de ser
desconectados con esta técnica, dada la posibilidad teórica de hipoventilación en caso
de reducción del impulso respiratorio central (p. ej., depresión por fármacos) (126).
P r in c ip io s d e l d estete d e la v e n t il a c ió n m e c á n ic a i i 71
TABLA VI
VENTILACIÓN CON FRECUENCIA MANDATORIA (MRV) DURANTE
EL POSTOPERATORIO PE CIRUGÍA CARDIACA (n = 28)
FR(cpm) 1 7 ,4 ± 1 , 6 1 7 ,8 ± 1 , 2 1 7 ,8 ± 1 , 6
W O B v ü / l) 1 ,2 8 ± 0 , 2 2 1 ,6 9 ± 0 , 3 1 * 1 ,3 8 ± 0 , 1 6
W O B p O /l) 0 ,1 5 ± 0 , 0 6 0 ,1 8 ± 0 . 0 2 0 ,1 3 ± 0 , 0 3
PTP 35 ± 9 38 ± 1 1 32 ± 7
P a C O j (mmHg) 40 ± 4 41 ±3 4 1 ± 4
MRV 15' Raw: valores obtenidos 15 min después de introducir un resistor en la vía aérea proxi-
mal; MRV post-Raw: valores obtenidos tras la retirada del resistor (124). *p < 0,0 5 .
En este caso se produciría una reducción del FR, por debajo de la FR de referencia y
se reduciría el nivel de soporte. También, hay que señalar el problema teórico de un
sistema regulado por la frecuencia respiratoria, sabido que esta no sólo responde a
cambios en la carga y esfuerzo ventilatorio, sino que varía con otros factores como el
dolor, la ansiedad, etc., presentes en los pacientes durante la desconexión de la VM
en el postoperatorio.
Esto ha llevado al diseño de nuevos sistemas, más sofisticados que los anteriores
y orientados principalmente a conservar el patrón ventilatorio espontáneo.
mecánicas del paciente. También por ser un exclusivamente asistido, debe con
tarse con la actividad normal del centro respiratorio para su correcto funciona
miento.
Cuando se utiliza en el destete del ventilador se ajusta una amplificación alta
(p. ej., 8-10) con la que se obtenga un VT cercano al ajustado en CMV. Para pro
gresar en el destete, se reduce paulatinamente la amplificación de modo que el
paciente asuma un mayor esfuerzo ventilatorio. Sin embargo, estas ventajas no
han llevado a un extendido en la clínica, probabemente por hallarse disponible en
sólo un ventilador (Vector2000, Temel S. A.).
cia por parte del respirador es controlado por la demanda respiratoria del pacien
te. Se halla disponible en el software del ventilador Servo-i (MAQUET Critical
Care’s). Sus ventajas potenciales como método de destete se derivan de la eleva
da sincronización paciente-respirador y mejor confort del paciente. Además de
que la señal de Edi puede ser utilizada para tomar la decisión de extubar al
paciente o continuar con el soporte ventilatorio. Los primeros trabajos experi
mentales demuestran la efectividad del modo NAVA sobre la interacción pacien-
te-respirador y la descarga de la actidad muscular del diafragma (140). También
en un reciente estudio (141) sobre 40 pacientes, comparando el NAVA con PSV
se comprobó un mayor grado de sincronización, evitando disincronías y sobre-
asistencia, sobre todo con niveles elevados de soporte.
1.14. Smartcare
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CAPITULO 48
Sincronización
paciente-ventilador
R. Ferrandis, M. García-Raimundo, F. J. Belda
INTRODUCCIÓN
TIPOS DE ASINCRONISMOS_________________________
1. Asincronismos de flujo
2. Asíncronísmos de tiempo
Supone la asistencia inspiratoria del ventilador sin demanda del paciente. Es,
por tanto, un fenómeno inherente a cualquier método de disparo (28). Es fácil
mente detectable cuando el disparo se produce por presión, al observar la ausen
cia de la caída en el registro de presión en vía aérea previo al inicio de la inspira
ción mecánica (20,29) (Figura 1). El origen puede ser reconocido y, por tanto,
subsanado en numerosas ocasiones, al evidenciar, por ejemplo, la presencia de
agua en el circuito o la coincidencia con el electrocardiograma. Suele producirse
en pacientes con escaso esfuerzo inspiratorio, baja frecuencia respiratoria, relati
vamente elevado volumen corriente y sin hiperinflación dinámica (24); factores
que facilitan que un mínimo cambio en la presión del sistema alcance el nivel de
disparo. En estos casos, el autociclado puede ser subsanado elevando el nivel de
disparo (haciéndolo menos sensible), aumentando el esfuerzo inspiratorio del
paciente (disminuyendo la sedación, evitando la hipocapnia) o cambiando el cir
1192 V e n t il a c ió n m e c á n ic a en a n e s t e s ia y c u id a d o s c r ít ic o s
Electromiografía diafragmática: no se
observa contracción (no hay esfuerzo
inspiratorio). Las espigas corresponden al
ECG
Figura 1. Autociclado.
Electromiografía diafragmática: se
observan 2 contracciones diafragmáticas
prolongadas, con disminución del tiempo
espiratorio
del paciente, con una constante de tiem po baja o la existen cia de hiperinflación
dinám ica (34),
Sup one el m an ten im ien to del soporte ven tilatorio durante la esp iración del
paciente; es decir, e l p acien te fin a liza la in sp iración pero se m antiene e l sop or
te m ecá n ico , p rod u cién d o se, a v e c e s , una esp iración activa al tratar e l p a cien
te de fin alizar e l ap oyo m ecá n ico (lu c h a ). E ste ca so es fá cilm en te reco n o cib le
en lo s registros d el respirador al observar un cam b io súbito en e l trazado de
flujo que se hará m ás n eg a tiv o co in cid en te co n un in crem en to en la curva de
presión en v ía aérea (2 0 ) (Figura 4 ). M ás d ifíc il es e l reco n o cim ien to de este
tipo de asin cron ism o cuando la esp iración es p a siv a , v ié n d o se , en o c a sio n e s,
un suave d esce n so en el registro de flu jo seg u id o de un caíd a ex p o n en cia l
hacia el fin al de la in sp iración , que p u ed e ir acom pañada de un su ave aum en
to de la p resión en v ía aérea (2 9 ).
Electromiografía diafragmática: se
observan 2 contracciones diafragmáticas
En las dos últimas décadas se han diseñado nuevos modos ventilatorios que
buscan ajustarse cada vez más al esfuerzo inspiratorio del paciente. El estudio
detallado de alguno de ellos es objeto de un capítulo anterior de este libro, por lo
que aquí no los describiremos en detalle.
Así, surgió el patrón espontáneo amplificado (PEA) con el objetivo de respe
tar el patrón ventilatorio espontáneo, ajustando el flujo inspiratorio del respirador
a la morfología del flujo del paciente (38).
Otro modo ventilatorio, la ventilación proporcional asistida (PAV, proportio-
nal assist ventilation), reajusta continuamente el nivel de soporte del ventilador
en proporción al esfuerzo inspiratorio realizado por el paciente, calculado a par
tir de la presión producida por los músculos respiratorios (39).
También se ha diseñado un servoventilador que readapta la presión de sopor
te a determinados incrementos de la presión transdiafragmática inducidos por la
inspiración del paciente (PdiDV) (40).
Enfocado a eliminar los asincronismos espiratorios o, al final de la inspira
ción, se está desarrollando un algoritmo que permitiría un ajuste automático del
nivel de flujo de corte basándose en datos de respiraciones anteriores (41).
S in c r o n iz a c ió n p a c ie n t e - v e n t ila d o r 1197
SINCRONIZACIÓN ESPIRATORIA_____________________
Presión pleural
CONCLUSIONES_______________________________________
A pesar de que se han estudiado los factores implicados (58) buscando algu
na aproximación matemática al fenóm eno (47,59) y se han diseñado nuevos trig-
ger (60), la sincronización paciente-ventilador, especialmente al final de la inspi
ración sigue siendo una tarea pendiente. Como hem os visto, su resolución pasa
indiscutiblemente por el reconocimiento de forma incruenta y automática del
esfuerzo inspiratorio del paciente. El primer paso debe ser dado “a pie de cama”
analizando los registros de Paw y flujo com o monitorización continua de la inter
acción paciente-respirador. Es obvio que estos registros están hoy en día infrau-
tilizados y requerirían de una sistemática para su interpretación. La aplicación de
guías clínicas para la interpretación de los registros podría suponer un incremen
to del confort del paciente, la reducción del trabajo respiratorio y, probablemen
te, un mejor y más fácil manejo de los pacientes con dificultad de destete.
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CAPITULO 49
INTRODUCCIÓN
1. HFJV en el SDRA
men latido más elevado. Este efecto es más relevante cuando la sincroniza
ción se realiza con la sístole que cuando se realiza con la diástole (32).
3. HFOV en el SDRA
halla muy reducida, lo que facilita que el flujo de gas se dirija hacia ella y
no hacia las demás áreas pulmonares. El aumento de la FR asociado a la
HFJV comporta una elevación de la resistencia al flujo y, por tanto, un
aumento de la impedancia en la unidad pulmonar portadora de la fl'stula.
A sí, si la compliancia del resto del pulmón es normal, se puede producir
una mayor distribución de los fujos de gas hacia las zonas sanas, reducien
do el flujo de gas a través de la fístula. Cuando la FBP es distal y coexiste
con una com pliancia pulmonar baja, com o ocurriría en el SD R A , predomi
na el efecto de la disminución de la com pliancia en el resto del pulmón,
manteniendo el elevado flujo de gas a través de la fístula y restando efica
cia a la HFJV.
- La razón por la que el descenso en la presión pico en vías aéreas reduce la
fuga a través de la fístula es que cuanto menor es la presión sobre la zona
de disrupción menor es el área de la misma. Cuando la disrupción se halla
en un bronquio proximal este efecto puede llevar a que, con HFJV, se obser
ve una reducción en el tamaño de la fístula. Ahora bien, la transmisión de
las presiones se atenúa a lo largo del árbol bronquial, por lo que, a nivel
alveolar, no se reproduce la diferencia de presiones pico entre HFJV y
VM C. En consecuencia, cuando la fístula se encuentra en la periferia del
parénquima pulmonar, com o suele ocurrir cuando es secundaria a un baro-
trauma, la reducción de las presiones pico en vías aéreas deja de ser una
ventaja de la HFJV (90).
En resumen, la HFJV estaría indicada en pacientes som etidos a ventilación
mecánica con FBP proximal y parénquima pulmonar normal. En los casos de
FBP distal y afectación del parénquima pulmonar con compliancia pulmonar dis
minuida (SD RA ) la HFJV no es una técnica de elección, aunque podría estar indi
cada com o técnica de rescate.
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CAPITULO 50
Complicaciones pulmonares
asociadas a la ventilación
mecanica
R. Uña, R Ureta, S. Uña
INTRODUCCIÓN
3. Patogenia de la NAV
TABLA I
CRITERIOS DIAGNÓSTICOS Y DEFINICIONES DE NEUM ONÍA
SEGÚN LA SEPAR
N eum onío p ro b o b le
Paciente con infiltrados nuevos o persistentes y secreciones traqueobronquiales
purulentas y que adem ás presenta uno de los siguientes:
2. Hem ocultivo positivo sin relación con otro foco y obtenido 4 8 horas antes o
después de la muestra respiratoria, con gérmenes idénticos
4. Evidencia histológica con cultivo negativo (< 1 0 4 m icro org anism o s/g de
tejido)
Ausencio definitivo
Sin los criterios anteriores y:
Ausencio pro b o b le
Falta de crecim iento en muestra con fiable y adem ás 1 de:
TABLA II
FACTORES DE RIESGO INDEPENDIENTES PARA NAV
4. Etiología de la NAV
mismo grupo de riesgo definido. Esta variación existe no sólo dentro de dife
rentes comunidades sino que se puede presentar en diferentes UCI de un
mismo hospital. Esto obliga a que la política antibiótica empírica inicial deba
ser ajustada en cada unidad según los patrones locales de sensibilidad. En la
Tabla III (13) se exponen los gérmenes causantes de NAV según el estudio
mencionado (14).
La enfermedad subyacente puede orientar sobre el hallazgo de gérmenes espe
cíficos (15). Por ejemplo: en pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva cró
nica (EPOC), está incrementado el riesgo para H. influenza, Moraxella catarra-
lis, o Streptococcus pneumoniae; en fibrosis quística y bronquiectasias para
Pseudomonas aeruginosa y Staphylococcus aureus', en politraumatizados y
pacientes neurológicos, para S. aureus, en el postoperatorio de cirugía abdominal
para bacilos Gram-negativos y en pacientes con aspiración gástrica predominan
gérmenes anaerobios y Acinetobacter baumannii como agente causal.
En cuanto a las características de los principales gérmenes implicados es nece
sario recordar que:
TABLA III
ETIOLOGÍA DE LA NAV
G ram {+}
SARM 1 0 ( 3 . 3%)
SASM 3 8 (12,6% )
S. pneum oniae 2 5 (8,3%)
Otros Streptococci 1 0 (3 ,3 % )
Otros G ra m + 2 4 (7,8%)
G ram {-]
P. aeruginosa 1 0 2 (33,9% )
H. influenzae 2 6 (8,6%)
Enterobacter spp. 4 4 (1 4 ,6 % )
S. m altophilia 3 8 (12,6% )
K. pneunnoniae 0 (0%)
A. baum annii 3 8 (12,6% )
Serratia spp. 0 (0%)
E. C oli NC
Proteus spp. 0 (0%)
Otros 2 3 (7,6%)
Flora anaeróbica NC
Hongos NC
Virus NC
NC: No comunicado.
C o m p lic a c io n e s p u lm o n a r e s a s o c ia d a s a l a v e n t ila c ió n m e c á n ic a 1227
5. Diagnóstico de NAV
TABLA IV
FACTORES DE RIESGO PREDISPONENTES PARA NAV POR DIFERENTES
MICROORGANISMOS
TABLA V
ESCALA DE PROBABILIDAD DE NAV. ^^CPIS^
Tem peratura
3 6 ,5 - 3 8 ,4 ° C 0
3 8 ,5 - 3 8 ,9 ° C 1
< 3 6 ,5 ° C o > 3 8 ,9 ° C 2
Leucocifos
4 . 0 0 a i 1 .0 0 0 /m m ' 0
< 4 . 0 0 0 o > 1 1 .0 0 0 1
> 5 0 7 o cayados A ñ a d ir 1 punto
O x ig e n a c ió n ;
p O / F i O ^ > 2 4 0 o SDRA 0
p O j / F i O j < 2 4 0 y no SDRA 2
R a d io g ra fía d e tó ra x
N o in filtra d o 0
In filtrado difu so 1
In filtrado lo c a liz a d o 2
P rogresión d e l in filtra d o
Sin p rogre sión 0
C o n p rogre sión 2
C u ltiv o d e l a s p ira d o
P oco o nulo cre c im ie n to 0
C recinniento m o d e ra d o o intenso 1
V is u a liz a c ió n en el G ra m A ñ a d ir 1 punto
TABLA VI
RENTABILIDAD DE TÉCNICAS PARA OBTENER CULTIVOS EN LA NAV
S ensibilidad E specificidad
Invasivos
Lavado broncoalveolar (1 04) 73 -93% 7 0 -1 0 0 %
C e p illo telescopado proteg id o (1 03) 6 6 -1 0 0 % 7 2 -1 0 0 %
Técnicas no broncoscópicas 6 0 -1 0 0 % 7 0 -1 0 0 %
6. Prevención de la NAV
meros días del régimen, de esta forma se pretende eliminar los patóge
nos potenciales del tracto gastrointestinal. Su uso no se ha generalizado
debido a su alto coste, al riesgo de aparición de gérmenes multirresis-
tentes y a que no se ha apreciado un beneficio significativo sobre la
mortalidad. La DSD reduce la incidencia de NAV pero no se recomien
da su uso rutinario, especialmente en pacientes que podrían ser coloni
zados por gérmenes multirresistentes (25).
2. Alimentación: el soporte nutricional adecuado en el paciente crítico tiene
efectos beneficiosos sobre la morbilidad y la mortalidad. La nutrición ente-
ral se prefiere a la nutrición parenteral porque reduce el riesgo de compli
caciones relacionadas con los catéteres centrales y previene la atrofia de la
mucosa intestinal que podría favorecer la translocación bacteriana, sin
embargo, su utilización se considera un factor de riesgo para el desarrollo
de NAV por el riesgo incrementado de aspiración del contenido gástrico
(32). La posición semiincorporada reduce la incidencia de NAV, además se
debe valorar la colocación adecuada de la sonda nasogástrica y la posible
distensión gástrica mediante la monitorización de los volúmenes residua
les gástricos. La administración postpílorica se ha asociado a una reduc
ción significativa en la incidencia de NAV.
7. Tratamiento
Nos centraremos en este apartado exclusivamente en el tratamiento antibió
tico de la NAV. Existen excelentes y actuales revisiones sobre el tratamiento
global de la sepsis, pero este aspecto excede el objetivo de este capítulo (33).
Se debe iniciar la terapia antibiótica intravenosa en la primera hora del
reconocimiento de la NAV, después de obtener las muestras microbiológicas
adecuadas. La elección de los antibióticos debe ser guiada por los patrones de
susceptibilidad de los microorganismos en la comunidad y en el hospital.
Existe amplia evidencia que confirma que el fracaso en la elección del antibió
tico inicial supone un peor pronóstico (Figura 1) por ello se recomienda ini
cialmente una combinación de antibióticos de amplio espectro
(Recomendación “ IB ”).
La mayoría de las guías de tratamiento recomiendan una terapia combina
da de antibióticos seleccionados de forma empírica dada la necesidad de “no
fallar desde el principio”, con posterior reevaluación conforme a los resulta
dos de laboratorio para “desescalar” el tratamiento. Una opción válida es aso
ciar un beta-lactámico, un carbapenem o piperacilina-tazobactam con un ami-
noglicósido (amikacina) o una quinolona.
Una decisión difícil es el antibiótico de elección en pacientes que ya han reci
bido previamente agentes antimicrobianos. Cuando ya se han utilizado beta-lac-
támicos es probable que exista resistencia a esos agentes por lo que un carbape
nem puede ser una buena opción. En cambio, en pacientes que ya han recibido un
carbapenem una fluorquinolona puede ser la alternativa adecuada. Sin embargo,
cuando ya se han recibido quinolonas no se recomienda como alternativa un car-
C o m p lic a c io n e s p u lm o n a r e s a s o c ia d a s a l a v e n t ila c ió n m e c á n ic a 1235
90-
80 -
70 -
60 -
50 -
□ Adecuado
40-
□ No adecuado
30-
20 -
10 -
0 -
8. Fracaso en el tratamiento
La mejoría clínica no suele evidenciarse hasta las primeras 48-72 horas, por
lo que no es recomendable efectuar cambios en la antibioterapia durante este
periodo, exceptuando aquellos casos en que el deterioro sea progresivo o bien
los primeros resultados microbiológicos nos indiquen la necesidad de modifi
carla.
La respuesta clínica también depende de factores del propio huésped, tales
como la edad y enfermedades concomitantes. Además, deben considerarse fac
tores relacionados con el microorganismo, como la virulencia y la resistencia
antibiótica.
Si a partir de las 72 h del inicio del tratamiento antibiótico no se objetiva
una mejoría clínica, con la persistencia de fiebre o deterioro del estado gene
ral, deberemos plantearnos varias posibilidades que podrán justificar esta
falta de respuesta. La primera es que se trate de un proceso no infeccioso que
asemeje una neumonía, como es el caso de la embolia pulmonar con infarto
subsiguiente, la neumonitis química secundaria a aspiración, la insuficiencia
cardiaca congestiva, las atelectasias o la hemorragia pulmonar. La tomogra-
fía axial computarizada (TAC) helicoidal pulmonar con protocolo para trom-
C o m p lic a c io n e s p u lm o n a r e s a s o c ia d a s a l a v e n t ila c ió n m e c á n ic a 1237
TABLA VII
^ESTRATEGIA PE TARRAGONA^^ PARA TRATAMIENTO DE LA NAV (3 6 )
2. La elección del an tibiótico puede ser eleg ida, en algunos casos, por la tin
ción de Gram
BAROTRAUMATISMO___________________________________
1. Generalidades
Figura 2.
2. Físíopatología
Sin embargo, golpes de tos pueden producir picos de presión de hasta 200 cmH^O,
y m úsicos y cantantes profesionales pueden generar presiones pico de hasta 150
c m H p , sin que se produzcan lesiones secundarias. Esto sugiere que en la géne
sis de las lesiones por barotraumatismo además del “efecto de presión” están
implicados otros factores.
Dreyfuss y cois. (37) comprobaron en ratas bajo ventilación mecánica en las
que se limitaba la entrada de volum en circulante mediante el cerclaje del tórax y
del abdomen, y en las que se inducía una sobrepresión en la vía aérea (con rela
tivamente bajo volum en), que no se producían lesiones significativas. En cambio,
cuando los animales eran ventilados sin restricción torácica, empleando de esta
manera un volum en circulante más alto, sí se producían lesiones graves. Por
tanto, “paradójicamente” parece que las lesiones secundarias a barotraumatismo
dependía más de un “efecto volum en” , que de un verdadero “efecto presión” .
En la práctica diaria, para minimizar el desarrollo de barotraumatismo la medi
ción de la presión meseta (plateau) en vía aérea proporciona una estimación razona
ble de la presión de distensión alveolar máxima, que constituye un buen índice pro
nóstico de barotraumatismo. Presiones alveolares superiores a 35 cmH^O conllevan
alto riesgo de barotraumatismo.
3. Neum otorax
4. Neumoperítoneo
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