índice

Introducción ,,'""",,,,,..,,,,,,,,,,,,'....,....,",..,"",.."",,,',",,",,,","""....',',",,,,,.. 11

1. La hegemonía otomana en el Mundo Árabe ""..",..",,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,, 15

1,1, Mundo Árabe y Civilización Musulmana""""""""""",,,,,,,,,,,,,,,, 15
1,1,1, El declive económico del mundo árabe-musulmán ""',', 16
1,2, El Oriente Otomano '''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''' 18
1.2, 1. La organización del Imperio Otomano.... .."",,,,,,,,.,,,,....... 18
1.2,2, Egipto bajo los otomanos """"""""""""" ...""""""." ..".". 22
1.2,3, La conquista de Siria y Líbano""""""" ..",,,,,,,,...,,,,,,,,,,,,,.. 24
ClI1toC'fraila:Dámaso Munárriz Guezala 1.2.4, Palestina bajo dominación otomana """""""""""",,',,,,'" 26
1,2,5, El Iraq otomano "",,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,, ..,,,,,,,,,,,,,.....,,,,,'''' 28
1{IJO<.ll
vados todos los derechos, Está prohibido, bajo 1,3, El Occidente otomano """""""""""""""""""",,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,"" 29
1,111tldnciones penales y el resarcimiento civil previs- 1,3,1, La rivalidad Occidente-Otomanos en el norte de África 29
°
lo un las leyes, reproducir, registrar transmitir esta 1,3,2, El Magreb bajo influencia otomana "''','''''''''''','''''''''''''''' 31
1l111l1icación,íntegra °
parcialmente por cualquier
1,3,3, La sociedad magrebí ,,,""""",,"""""" ..."" ,,,"", ".,,,....,..". 32
¡lItltoma de recuperación y por cualquier medio, sea
ruooánlco, electrónico, magnético, electroóptico, por 1.4, Las periferias árabes del Imperio ,,""" """,,"""""",,""""""""," 33
fotocopia °
por cualquier otro, sin la autorización 1.4,1. Sociedad y política en Marruecos desde el siglo XVI al
"1 ovla por escrito de Editorial Síntesis, S, A. XVIII """"""""'''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''' ,,',"'" 33
1.4.2, La Península Arábiga y el Imperio Otomano"",,,,,,,,,,,,,,,, 35
Ilornabé López García
1.4,3, El wahhabismo: el proyecto político saudí y la Penínsu-
(L) I;Dl'T'ORlAL SÍNTESIS,S, A. la Arábiga",,,,,,,,,,,, ",,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,.,,,,,,,,,,,,,,,"'" """,'" 36
Valleherrnoso, 34, 28015 Madrid 1.4.4. Las conquistas políticas wahhabíes "" ..""" .."""" ...."....,,, 37
'I\.lláfono (91) 593 20 98 1,5, La decadencia otomana"""",,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,""" 38
1,5, 1, La expansión europea y la integración del Mundo Ára-
l:mN: 8~-7738-488-6
I)Ilpósito Legal: M, 13223-1997 be en el sistema capitalista """"",,"""""",,""""""",,""" 38
1,5,2, De las reformas a la desintegración del Imperio """,,,,,.. 40 '
uuprsso en España, Printed in Spain, 1.5,3, Otomanismo, panislamismo y nacionalismos"""""""",,, 42

. 5
 "
2. Del fracaso del sueño nacional egipcio a la Salafiya , . 45 3.4.4. Las instituciones políticas bajo la ocupación ~'.. 100
2.1, El antiguo régimen ,., , , , ,.., , " .. 45 3.4.5, La cuestión del Sudán ,.., , ,., , , , : . 100
2.1.1, La ocupación napoleónica ., , ,.,..,.,."., , ,.,.,." . 45
2,1.2. Muhammad Alí y los mamelucos: clases y organización 4. El Medio Oriente de entre guerras. El nacimiento de los Estados
social.. ,.,.., , ,.,..,..,.., ,.".,., ..,.,." ,..,., , ,..,, 48 Nación " ,., , ,." ,.., ,·.· ·· ·· ··..··..···,,····,. 103
2,2. Las reformas de MuhammadAlí. .., , " ,."" , . 4,1, Oriente bajo mando otomano ,.,., , ,., . 103
50
2,2.1. Enseñanza, Ejército y modernización en Egipto . 50 4.1.1. Nacionalismo árabe e Imperio Otomano . 103
2.2.2, El movimiento de traducción y publicación . 4.1. 2, Los acuerdos interaliados de Sykes- Picot.. . 106
52
2,2.3. La experiencia saint-simoniana: un precedente de la 4.1,3. Los Mandatos.,." , , ,.., , , , , ' . 110
\ cooperación euroárabe,."., ,..,.,., ..,.,."., , , , , . 4,2, La Monarquía egipcia . 111
53
2,3. Economía y expansión interior . 54 4.2.1. El protectorado británico en Egipto . 111
2,3.1. La economía egipcia bajo Muhammad Alí . 4.2.2. Monarquía versus Parlamento .., ,..,., ' ' ',. 112
54
2.3.2. La política exterior de Muhammad Alí.. . 4,2.3, La sociedad egipcia de entreguerras . 114
56
2.3.3. Los sucesores de MuhammadAlí . 4.2.4. La transformación del panorama político egipcio ~ . 115
59
2.4. La crisis eqipcia.. ,..,., , , ,.".,., .., ,., , " , ,.. 60 4.3. El Iraq Hachemí ..,.... ,..... ,.,..",." ... ,.,... "" .." ..,." .... " ...'..,.,., ,.,., ',. 117
2.4 .1. Las reformas y el endeudamiento . 4.3,1. La Monarquía hachemí en Iraq (1920-1939) . 117
60
2.4.2. La experiencia proto-nacionalista de Orabi Pachá . 4.3.2. Las fronteras de Iraq . 119
62
2.5. Salafiya y regeneracionismo .' , , , ,." , , . 64 4,3.3, La organización del Estado iraquí.. . 122
2.5.1, El movimiento de la Salafiya . 64 4.3.4. La independencia de Iraq . 123
2.5.2. Yamaleddin al-Afqaní ,..",.,., .., . 4.3.5. Inestabilidad política y agitación chií . 125
65
2.5.3. Muhammad Abduh " , , , . 67 4.4. Líbano, Estado pluriconfesional. ,., " , . 128
4.4,1. Líbano en la Primera Guerra Mundial , 128
3. Las colonizaciones europeas en el Mundo Árabe en el siglo XIX. 71 4.4.2. El Mandato francés en el "Gran Líbano" . 129
3.1. La conquista de Argelia , ,.., ,.., ,..,.,.., ,." , ", . 4.4,3. La Constitución de 1926 y el confesionalismo libanés . 130
71
3.1.1. La Argelia precolonial .." .., "., , , , . 71 4.4.4. Tratado franco-libanés y Pacto Nacional . 132
3,1.2. La conquista de Argel, ,., , , , , ,.. 72 4,5, Nacionalismo y Mandato francés en Siria . 135
3.1 ,3. La resistencia de Abd el-Qader . 4,5.1. El fracaso del Reino Árabe, .., , " , , , , 135
73
3.1. 4. El régimen colonial en Argelia , . 75 4.5,2. El Mandato francés en Siria . 136
3.2. Las reformas en Túnez: , , " , , ,.,;.,.,." , , . 78 4.5.3. Nacionalismo y debate constitucional en Siria ó •••••• 136
3.2.1. El reformismo tunecino ., , ,.., ,.,., ,., '.. 78 4.5.4. La negociación del Tratado franco-sirio de 1936 . 138
3.2.2. La Constitución de 1861, mito fundacional tunecino ""." 4.5.5, El desgaste del nacionalismo sirio . 140
80
3,2.3. El Tratado de El Bardo y la resistencia tunecina . 83 4,5.6. Siria y la Segunda Guerra Mundial.. . 140
3.2.4. Colonización y poblamiento en el Túnez de fin de siglo . 4,6, El Mandato británico sobre Palestina ..,.." , ,.., ,.., , ' 142
84
3.3. El sistema majzeniano marroquí , , , ,.." . 87 4,6.1. La población palestina a principios del siglo xx . 142
3.3.1. Crisis política del Majzen y penetración comercial ex- 4.6.2. Palestina entre el Reino Árabe y el Hogar Judío , , , 143
tranjera en Marruecos en el siglo XIX . 87 4,6.3. El Mandato británico en Palestina . 144
3.3.2. La crisis del sistema político marroquí . 4.6.4. La inmigración judia...: ..,., ,." , , . 146
90
3.4. Egipto, Líbano y la "Cuestión de Oriente" . 4.6.5, Los proyectos de partición del territorio . 147
91
3.4.1, La autonomía libanesa y la intervención francesa de 4.7. El reino de Hiyaz y la formación de Arabia Saudí . 149
1860 ,.., , , " , , , ,.,., .., . 91 4.7.1, La rivalidad entre hachemíes y saudíes . 149
3.4.2. Los objetivos británicos en Egipto entre 1882 y 1914 . 4.7.2. La conquista del Hiyaz ,., , " ,.., ,.,.". 153
96
3.4.3, La situación social de Egipto a finales del siglo XIX . 98 4.7.3, El nacimiento de Arabia Saudí y las peregrinaciones ..... 154

6 7
5. El Magreb colonial en el siglo xx . 157 6.1.4. El problema de los refugiados . 207
5.1. Protectorado franco-español y nacionalismo marroquí . 157 6.1.5. Egipto: los Oficiales Libres y la revolución , . 207
5.1.1. La crisis dinástica alauí. . 157 6.1.6. La crisis de Suez . 211
5.1.2. La Conferencia de Algeciras . 158 6.1. 7.Siria: entre los golpes militares y el Estado social . 212
5.1.3. La colonización económica de Marruecos . 162 6.1.8. El partido del Renacimiento Árabe Baaz . 213
5.1.4. El protectorado español . 164 6.1.9. La República Árabe Unida . 214
5.1.5. El desarrollo de un nacionalismo urbano marroquí . 166 6.2. Crisis y revolución . 215
5.2. La aparición del nacionalismo argelino . 168 6.2.1. La crisis civillibanesa de 1958 . 215
5.2.1. Demografía y sociedad en la Argelia de 1900 . 168 6.2.2. La revolución iraquí . 217
5.2.2. El Islam argelino a comienzos del siglo xx . 170 6.2.3. Egipto, del socialismo a la muerte de Naser . 219
5.2.3. Los Jóvenes Argelinos . 171 6.2.4. La derrota de junio de 1967 . 222
5.2.4. Organización administrativa y estatuto jurídico: 1896-1919 171 6.2.5. La emergencia del Baaz en Siria e Iraq . 223
5.2.5. Migraciones, éxodo rural y desarrollo del nacionalis- 6.3. La emergencia del problema palestino . 226
mo: La Estrella Norteafricana . 173 6.3.1. La organización de la resistencia palestina . 226
5.2.6. El movimiento reformista islámico: los ulemas . 174 6.3.2. El giro de la OLP tras la guerra de 1967 . 227
5.2.7. El movimiento laico de los Electos . 175 6.3.3. La estrategia palestina . 228
5.2.8. La patria argelina: afirmaciones y negaciones . 176 6.3.4. Septiembre negro: Jordania y los palestinos . 230
5.2.9. El Congreso Musulmán de 1936 en Argel . 177 /
5.3. El desturianismo tunecino . 7. El Magreb: de las independencias al conflicto del Sahara
5.3.1. Demografía y estructura social .
180 1I
180 (1966-1976) . 233
5.3.2. La emergencia del nacionalismo tunecino . 181 7.1. La independencia de Marruecos . 233
5.3.3. El nacimiento del sindicalismo tunecino . 184 7.1.1. El retorno del Sultán y la bipolaridad política marroquí. 233
5.3.4. La ruptura generacional del Neo-Destur . 185 7. 1.2. La Asamblea Consultiva . 234
5.3.5. El Frente Popular y la experiencia franco-tunecina . 186 7.1.3. La liquidación del Ejército de Liberación . 235
5.4. El Magreb: de los manifiestos a la independencia . 187 7.1.4. El Gobierno Ibrahim y la escisión del Istiqlal . 238
5.4.1. De la conquista italiana de Libia a la Segunda Guerra 7.1.5. La muerte de Mohamed Vy la Constitución de 1962 . 239
Mundial . 187 7.1.6. La independencia mauritana . 240
5.4.2. La Segunda Guerra Mundial en el Magreb . 190 7.2. La independencia tunecina . 241
5.4.3. El Manifiesto del Pueblo Argelino . 191 7.2.1. De la crisis del yusefismo a la República tunecina . 241
5.4.4. La ocupación de Túnez por los alemanes . 193 7.2.2. La crisis de Bizerta y la alternativa Ugetista . 243
5.4.5. El Manifiesto del Istiqlal . 194 7.3. El combate por la independencia en Argelia . 244
5.4.6. El retorno del espectro de la colonización . 195 7.3.1. La guerra de liberación argelina . 244
5.4.7. La meca magrebí de El Cairo . 196 7.3.2. De la independencia de Argelia a la caída de Ben
5.4.8. El Sultán de las ciudades . 197 Bella . 248
5.4.9. Sindicalistas y desturianos: la autonomía interna . 198 7.4. Las primeras crisis de la independencia . 250
7.4.1. De la Guerra de las Arenas al estado de excepción ma-
6. El Oriente Medio de la segunda posguerra: Revolución y Panara- rroquí . 250
bismo (1946-1973) . 201 7.4.2. Del socialismo cooperativo al liberalismo económico
6.1. De la creación de la Liga Árabe a la Guerra de Palestina . 201 en Túnez . 252
6.1.1. La Liga de Estados Árabes: rivalidades por elliderazgo . 201 7.4.3. Revolución en Libia , . 254
6.1.2. 1947: Palestina dividida en la ONU . 203 7.4.4. La crisis de la Monarquía y los golpes militares en Ma-
6.1.3. Palestina en guerra .......................................................•...... 206 rruecos . 257

8 9
 7.4.5. El bumedianismo 259
7.4.6. El Sahara Occidental en víspera de la Marcha Verde 260

8. El Mundo Árabe actual (1973-1996) . 263

8.1. El retorno del liberalismo . 267
8.1.1. La guerra de octubre de 1973 . 267
8.1.2. La OLp, único representante del pueblo palestino """'''' 269
8.1.3. La guerra civillibanesa . 270
8.1.4. La Marcha Verde y los Acuerdos de Madrid
8.1.5. El "jueves negro" tunecino
.
.
273
275
Introducción
8.1.6. Los Acuerdos de Camp David . 277
8.2. Petróleo y hegemonía en el Medio Oriente . 280
8.2.1. De la cuestión kurda a la guerra iraco-iraní. . 280
8.2.2. El hegemonismo saudí y el Consejo de Cooperación /

del Golfo . 285

8.2.3. La invasión del Líbano y la expulsión de la OLP . 286
8.2.4. La caída de Numeiri en Sudán y la relación con Egipto. 290
8.2.5. Los "años de brasa" de la OLP . 291
8.2.6. La Intifada . 293
8.3. La emergencia del Movimiento Islamista . 294
8.3.1. Religión y política en el Islam . 294
8.3.2. Islam y laicismo . 296
8.3.3. Los movimientos islamistas . 298
8.3.4. Las revueltas del pan en el Magreb . El panorama bibliográfico español se ha visto obligado a recurrir a la
299
8.3.5. La deposición de Burguiba y el islamismo en Túnez . traducción para cubrir huecos que la producción local no llenaba por caren-
301
8.3.6. La explosión de la Argelia de Chadli . cias de nuestro mundo universitario e investigador. Uno de esos ámbitos ha
303
8.3.7. La Unión del Magreb Árabe . sido el de los temas árabes y sin duda ha tenido que ver con el papel de
304
8.4. La Guerra del Golfo y los cambios en el Machreq . pequeña potencia desempeñado por nuestro país en la edad contemporánea,
305
8.4.1. El [m de la guerra libanesa . escasamente asomado a la realidad del mundo colonial y con un reducido
305
8.4.2. Aperturajordana: la integración islamista . peso en el exterior. Tampoco es ajeno este hecho al aislamiento internacio-
307
8.4.3. La invasión de Kuwait. . nal que España vive durante una gran parte del siglo que va a concluir. Sor-
307
8.4.4. El Magreb: entre la zona de libre cambio y la guerra prende, sin embargo, que se haya de recurrir a la traducción hasta en el
civil argelina . terreno de nuestra propia historia, de la historia de la España musulmana.
311
8.4.5. La autonomía palestina y el proceso de paz . Durante largo tiempo y prácticamente hasta nuestra década, las obras de
316
síntesis disponibles para el conocimiento de esta larga y clave etapa de nues-
9. Apéndice: Selección de textos . 319 tra historia nacional, la época andalusí, eran de factura foránea y de nece-
saria traducción: Reinhardt Dozy en el siglo XIX, Evariste Levi-Provencal en
Glosario de términos árabes . 335 la primera mitad del siglo XX, Pierre Guichard y Rachel Arié en la segunda.
Afortunadamente hoy el arabismo español ha cubierto -o está en trance de
Bibliografía . 339 cubrir- con los diez volúmenes de la "Colección Al-Andalus" de Editorial
Mapfre (1992-1994) Y con su incorporación a la Historia de España de Menén-
dez Pidal (volumen VIII-l, 1994), esta laguna.

la 11

En lo que atañe a la historia de los pueblos árabes, la dependencia de
la bibliografía exterior sigue siendo una realidad. Quizá resulte raro la esca-
sez de nuestra producción cuando se piensa que uno de los "puntos cardi-
nales" de la política exterior del franquismo, por parafrasear el título de una
obra de Camilo Barcia Trelles (1939), fue la "tradicional amistad con el mun-
do árabe". Pero quizá eso se explique porque esa amistad estaba trazada
desde la nostalgia' andalusista y no desde un conocimiento profundo de todo
un mundo del que nosotros apenas teníamos acceso al patio trasero rifeño.
Nunca debieron de hacer mucha falta especialistas en mundo árabe, pese a
lo que preconizara Julián Ribera con su Escuela de Arabistas para cónsules,
comerciantes y universitarios. Nos bastaba con lo que producían otros. y, al
fin y al cabo, como los que habían de recurrir a las obras editadas fuera,
podían acceder a algunas de las lenguas en que estaban escritas, ni siquie-
ra se hacía imprescindible la traducción.
Aun así, uno no se imagina si fue la moda por la descolonización marro-
quí lo que justificó la publicación por Espasa Calpe en 1956 de un ensayo de
síntesis como el de Bernard Lewis, Los árabes en la historia, sólo reeditado
cuarenta años después. Durante años, el vacío de traducciones ha sido pal-
mario y ha sido, quizá, un fenómeno reciente como la inmigración magrebí
o tal vez el interés suscitado por el mundo árabe por un acontecimiento como
la Guerra del Golfo,lo que ha estimulado un interés editorial por este tipo de
libros. Obras como la de Albert Hourani, Historia de los pueblos árabes de
editorial Ariel o la reciente de Lewis El Oriente Próximo, dos mil años de his-
toria, editada por Crítica, son buena prueba de ello. El haber estado detrás
del empeño editorial de la Colección El Magreb de Editorial Mapfre, junto a
Miguel Hernando de Larramendi y Alfonso de la Serna, no me debe impedir
citar su papel en el impulso de traducciones de obras históricas o de pro-
ducción magrebológica.
Eso no quiere decir que no haya habido contribuciones españolas que
merezcan ser citadas. Alguna, ya clásica, como la Islamología del Padre Félix
M. Pareja, obra única en el panorama bibliográfico español. Hay; además,
algunas monografías con carácter generalista como las de Martínez Montá-
vez (1981) sobre el Islam, o que se acercan a parcelas de la realidad del mun-
do árabo-islámico como las referidas al Áfricaárabe de Ruizde Cuevas (1971),
al Oriente Próximo de Roberto Mesa (1982)y José U.Martínez Carreras (1991),
o al Magreb, como es el caso de la obra de Antoni Segura (1994). Hubo tam-
bién algún libro con vocación de manual sobre la historia del constituciona-
lismo árabe (López García-Fernández Suzor, 1985).
Pero faltanaún verdaderos manuales que permitan una aproximación glo-
bal a la historia de la contemporaneidad árabe. A eso aspira esta obra, El mun-
do araba-islámico contemporáneo. Unahistoria política, que quiere dejar cla-
ro desde el título sus límites: es una historia política, aunque con pinceladas
12
\
de interpretación so¿ial. Se ciñe a lo contemporáneo, aunque para entender-
lo se remonta al período que en la historia eurocéntrica denominamos Edad
Moderna. Y que, paradójicamente, coincide en el mundo árabe con la de la
decadencia o declive. Se refiere, casi en exclusiva, al mundo árabe, aunque
se insista a veces en una de sus principales señas de identidad, la islamidad.
Esta obra procede de la reflexión acumulada desde 1978, en que comen-
cé a impartir la asignatura de "Historia del Mundo Árabe Móderno y con-
temporáneo" en el Departamento de Estudios Árabes e Islámicos de la Uni-
versidad Autónoma de Madrid. Un ya largo período de tiempo durante el que
se ha ido escribiendo una de las más difíciles páginas de la historia de los
árabes, la del abandono del sueño, del mito y de aceptación de la realidad.
Es probable que esta obra tenga restos de aquella visión idealizada de un
nacionalismo árabe que todavía pervivía en los años de Camp David. Sobre-
puestos a una reflexión que trata de ser implacable con las mil y una ocasio-
nes perdidas por otros tantos defensores de causas sin ganar. Sin duda esta
dialéctica encierre no pocas contradicciones que el lector podrá encontrar.
Para mí fue una fortuna que Lola Infante pudiera leer con detenimiento el
manuscrito y me señalara muchas de ellas, que yo he procurado resolver.
Desde aquí vaya mi agradecimiento por ese gesto de colega y; sin embargo,
amiga. Agradecimiento también por haberme dejado esquilmar, literalmen-
te, su biblioteca, como fue el caso de Miguel Hernando de Larramendi. A
éste, a Ángeles Ramírez, a Ana Planet ya Alejandro Lorca, compañeros del
TEIM,quiero también dar las gracias por haber enriquecido la obra con sus
sugerencias. A Cecilia Fernández Suzor debo agradecer el haber soporta-
do, junto con ingratas tareas de corrección de estilo, otras incomodidades
ligadas a la factura de este libro. He de agradecer también a David Solar que
me autorizó a la manipulación de textos ya publicados en los Cuadernos de
Historia 16, números 181 y 200 (López García, 1989a; 1990a) sobre Líbano y
Palestina, así como a Dámaso Munárriz, que mapificó esta obra con su rapi-
dez y calidad habitual ..
Esta obra querría ser un homenaje a Jacinto Bosch, que me inició en el
interés por la historia islámica, pero va también dedicada a las diecinueve
generaciones de estudiantes de la UniversidadAutónoma madrileña que reco-
nocerán estas páginas.
13
 \ \
\

1. ' /

La hegemonía otomana
en el Mundo Árabe

1.1. Mundo Árabe y Civilización Musulmana

"Mundo Árabe" es una noción cultural e histórica ligada al desarrollo de

dos procesos simultáneos, uno religioso de islamización y otro lingüístico de
arabización, que tienen lugar fundamentalmente entre los siglos VII y VIII, par-
tiendo de la península Arábiga y extendiéndose, primero, por Siria y el Cre-
ciente Fértil y, más tarde, por todo el norte de África, la península Ibérica y
Sicilia. La extensión de este mundo ha sido variable, pues se replegará más
tarde de los dos últimos territorios ampliándose, hasta los siglos XIX y XX, a
otras zonas del interior norte africano con la plasmación espacial de los esta-
dos nacionales. La arabización ha sido un proceso impulsado políticamente
frente a otras lenguas, prolongado aún hoya fmes del siglo xx frente a las bere-
beres o kurda, que han visto reducida su influencia territorial y se han senti-
do obligadas, en países como Marruecos, Argelia o Iraq, a compartir su estatus
en la vida cotidiana con la lengua árabe o a abandonar a ésta el carácter de
oficial. Las colonizaciones, sobre todo en Argelia, intentaron reducir la influen-
cia del árabe entre las poblaciones, produciéndose, tras las independencias,
un nuevo proceso de arabización. Pero el árabe es una lengua matriz, como
el latín, que ha evolucionado profundamente en los distintos espacios hasta
convertirse, más que en dialectos, en otras lenguas arábigas, pero que se han
mantenido en el plano de lo familiar y de lo popular. Apenas si una literatura
"dialectal" ha hecho su aparición en el plano cultural contemporáneo. Cuan-
do después de las independencias se pretenda restaurar el dominio de la

15

~$ ~
 \
arabización, se apostará por la lengua clásica, lo qU~endrá "como conse- "\
cuencia, como era de esperar, la resurrección de la id. ología que ésta siem- Mapa nO 1
pre ha transmitido" y la aparición de un neotradjcjonJismo populista (Laroui,
1994: 376), que conocemos como islamismo.
La cultura de la civilización árabe-musulmana, escrita en la lengua clásica,
constituyó una referencia y uno de los grandes hitos cle la historia mundial. Con-
vertida en transmisora cultural, esta civilización aptovechó la centralidad geo- ll'I \ RUSIA
gráfica del mundo árabe, "zona de paso, placa giratoria entre las grandes civili- i1~1 . , ~rASIA .--.CHlNA

<,
/

__~R..4L
zaciones" (Amin, 1974), para relacionar civilizaciones que se ignoraban entre sí
e integrarlas en un dominio económico nuevo. Una red de metrópolis constituía \~ I@[A

la "armadura económica, social y cultural" de este mundo (Lombard, 1971:237)

'Q,
-Bagdad, Damasco, El Cairo, Kairauán, Fez- imponiendo una economía mone-
taria que logra hasta el siglo XI ejercer una hegemonía mundial gracias a la impor-
tancia del control de las rutas comerciales. Pero, a partir de entonces,

"C ..) los centros motores y resplandecientes de una economía en expansión

continua, no se sitúan ya en Oriente, en las grandes ciudades del Mundo Musul-
mán; han emigrado a Occidente y están fijados desde entonces en las ciudades
mercantiles de Italia y F1andes y, a mitad de camino en la gran ruta comercial qué
las liga, en las ferias de Champagne, donde se intercambian los productos de los
s.IV DECADENCIA DE DESARROLLO DE
países nórdicos y de los países mediterráneos" (Lombard, 1971: 239).
OCCIDENTy BARBAROS DEL ORIENTE
C~ NORTE (Germanos) Oriente sasánida

La expansión de la umma o comunidad musulmana se extendió también CICLO BIZANTINO

~I----- 'I'I lo
mediante conquistas y conversiones a otras regiones que llegaron mucho más
allá de donde terminó la influencia lingüística del árabe, hasta los confines
del océano Índico. Pero también la islamización encontró resistencias en ámbi-
tos arabizados, manteniéndose islotes dentro del mundo árabe de cristian- s.XI DESPERTAR DE
dad o judaísmo, profundamente cambiantes en la era contemporánea y en el OCCIDENTE
momento actual como consecuencia de las migraciones motivadas por cau-
sas económicas o políticas.

1.1.1. El declive económico del mundo árabo-musulmán

DECADENCIA DE
ORIENTE
Pero el "mundo árabe", pese a la tesis voluntarista de los defensores de Decadencia de Bizancio

su unidad política, no constituye un conjunto homogéneo sino, al menos, tres - .{!'} -

_ - - MEDITERRÁNEO DE ~ -.
zonas bien diferenciadas. Para Samir Amin (1976: 13), estas tres zonas serían <)

el Machrek (Oriente), el Magreb (Occidente) y el valle del Nilo, con Egipto y

Sudán que constituirían una región divisoria. Sólo en ésta última ha existido
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CIUDADES ESTADO

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Decadencia del
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ITALIANAS _

una civilización campesina desarrollada (ib., 26), mientras en las otras dos ha '1--;>,
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predominado una formación social mercantil apoyada en los nómadas, construi-
da sobre un comercio a larga distancia y en la que la producción agrícola Fuente. l.ornbard, 1971;
BARBAROS DE
Mediterráneo musulmán ASIA CENTRAL (Turcos)
pág. 236 Y 238. Cartografía: Dámaso Munárriz Guezala

16 17

/
estuvo siempre mucho menos desarrollada que en lafEuropa medieval. El
desarrollo comercial se produjo al margen de la aqricultura y su dependen-
cia exterior se reveló desde el momento en que las grandes rutas comercia-
les dejaron de pasar por el mundo árabe y no habrían de retornar a él hasta
el siglo XIX, en una etapa ya de dependencia económica,
Un verdadero y "rudo golpe" (Lewis, 1956: 194) constituyó para el mundo
árabe el descubrimiento por los portugueses en 1498 de la ruta del Cabo de
Buena Esperanza, que desvía de aquélla centralidad de las principales rutas
del comercio mundial. Nuevas rutas, desarrollo de la marina, nuevos comer-
ciantes como los portugueses, un desarrollo creciente de las ciudades euro-
peas, estarán en condiciones de sumir al mundo árabe en un largo eclipse como
lo califica Bernard Lewis,y del que el período que corresponde a nuestra "Edad
Moderna" no es más que su segunda parte, Para evitar una periferización mayor,
el centro de gravedad del mundo árabe se va a desplazar desde Iraq a Egipto,
La lejanía del Mediterráneo del primero y el papel comercial del segundo, jus-
tificaroneste hecho, que puso de relieve, de paso, a Siria, fachada también medi-
terránea, convertida conjuntamente con Egipto en centro principal de la cultu-
ra arábiqa. Allíse gestará, con el tiempo, la Nahda o renacimiento árabe,
Sin embargo, este proceso de decadencia económica no va a poder ser
evitado cuando el mundo árabe sea absorbido por el Imperio turco otorna-
no a partir de la primera mitad del siglo XVI, entre 1512 y 1555, época de apo-
geo del Imperio con Salim I (1512-1520) Y con su hijo y sucesor Soliman I
(1520-1566), Lejos de la imagen que de los otomanos se ha forjado en el mun-
do occidental, obsesionado ante la "caída" de Constantinopla en 1453, con-
siderada, consciente o inconscientemente como una "humillación", Robert
Mantran (1977: 166) señala que los otomanos fueron hábiles administradores
y organizadores e incluso dominadores más tolerantes que los occidentales,
Favorecieron, en un mundo que llegó de los Balcanes a la frontera con Persia
y desde Egipto hasta Argelia, la existencia de particularismos locales, y res-
petaron tradiciones, lengua y religión de los países que ocuparon, lo que per-
mitiría el desarrollo desde el siglo XVIII de nacionalismos de los que se ser-
virán las potencias occidentales, dando así lugar a lo que en el XIX se conoció
como la "cuestión de Oriente" (lb" 168), .
\
un control efectivo de los impuestos, base de la solidez del sistema, para lo
cual necesitó desarrollar los censos de población, Ésta se estimaba hacia
1520-1530 en unos 12 ó 13 millones de personas, unos 17 en 1580 (Braudel,
1987: I, 375), Por un lado, existían unas unidades pequeñas, de carácter admi-
nistrativo y judicial, conocidas como cazas, administradas por un cadí y sub-
divididas en nebiyes. Por otro, unas unidades más grandes, de carácter mili-
tar, "distritos de caballería feudal" según les llama Donald Edgar Pitcher (1972:
124), denominadas sanyaks (liwas, en árabe), gobernadas por un comandan-
te, el sanyakbeyi o mirlive. Estos distritos se agrupaban en provincias o vila-
yates, los eyalets o beylerbeyiliks (wilayas, en árabe), controlados por un beyler-
beyi. Toda una cadena de mando, pues, muy bien integrada y adaptada para
aunar control militar y fiscal (Itzkowitz, 1995: 333) de los re 'aya o súbditos, La
mayor parte de las tierras de los eyalets aportaban las rentas del gobernador
(se denominaban hass). En otros casos los gobernadores percibían una renta
fija (saliyane). Otra parte de las tierras contribuía directamente a las rentas del
Sultán (hass-i-padichah) y otras eran fundaciones piadosas (waqfs),
Hacia 1609, el número de vilayatos era, según la recopilación del gran visir
Ayn-i-Alí,32, nueve del tipo saliyan, repartidos por un arco que va desde Hun-
gría hasta Argelia bordeando el Mediterráneo y prolongándose por Mesopo-
tamia, Una gran parte de lo que hoy denominamos "Mundo Árabe" se encon-
traba, pues, bajo control otomano, alrededor de los dos quintos de la superficie
del Imperio que contabilizaba unos dos millones y medio de kilómetros cua-
drados, Árabes eran la totalidad de las posesiones africanas y buena parte de
las asiáticas (Mantran, 1989: 343), Las provincias árabes constituían un ele-
mento central de su fuerza y aproximadamente la mitad de sus súbditos, unos
doce de los 24 millones, Fernand Braudel afirma precisamente que lo que da
verdaderamente fuerza y sentido al Imperio va a ser su control de Siria y Egip-
to, "acontecimiento mayor en el esplendor otomano" mientras la toma de Cons-
tantinopla sería un mero "episodio" (Braudel, 1987: Il, 16),
Cuadro 1,1, Área controlada por el Imperio Otomana, En millas cuadradas (l milla
cuadrada = 2,59 km-).
Año Asia África Europa Total

1.2. El Oriente Otomano 1421 79,700 - 79,600 159,300

1481 178,400 - 156,600 335,000
1512 176,200 - 164,900 341.100
1.2.1. La organización del Imperio Otomano 1520 310,500 101.500 164,900 576,900
1566 462,700 191.000 224,100 877.800
La división territorial del Imperio Otomano procede del reinado de Orhan 1595 545.400 195,500 233,600 974,500
1606 423.400 195,500 232.400 851.300
(1326-1359) y perduró, con las ampliaciones pertinentes, hasta las reformas
del siglo XIX, Esta organización administrativa derivaba de una necesidad de Fuente: Pitcher, 1972: 134,

18 19
 Cuadro 1.2. Provincias Árabes del Imperio Otomana en orden alfabético.

1.- Bagdad: Saliyan establecido en 1535.

1
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2.- Basra: Saliyan. Anexionado en 1546. Eyalet en 1552. :1
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3.- Cezayir-i-Garb (Argelia): Saliyan en 1519. o

4.- Diyerbekir: 1515. .~

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5.- Halep (Alepo): Saliyan conquistado en 1516. Beylerbeyi en 1521. ~
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6.- Al-Ahsa: Saliyan mencionado en 1609, pero considerado "gobierno heredita- c'.'l
rio" que envía un presente mensual al beylerbeyi de Bagdad. Aparece como
Beylerbeyi en 1579, aunque al parecer de manera sólo nominal. El gobierno
directo turco sobre Qatif sólo fue en realidad efectivo de 1550 a 1554.
7.- Misir(Egipto): Saliyan establecido en 1517.
8.- MusuJ (Mosul): Sanyaktodavía en 1546. Aparece como beylerbeyi desde 1624.
Probablemente no fue eyalet permanente hasta finales del siglo XVI.
9.- Rakka o Ruha (Urfa): 1594.
~ '70'
O/.~I~
10.- Saida (Sidón): Establecido en 1660 tras la revolución drusa. ~
11.- Sham (Siria): Establecido en 1516-1517.
12.- Shehrizor (Kirkuk): Con un Bey en 1549. Como eyalet aparece desde 1578.
13.- Trablusu-Garb (Tripolitania): Saliyan por conquista en 1551.
14.- Trablusu-Cham: Mencionado en 1521. No hay beylerbeyi hasta 1570 (esta-
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blecido en 1585). Q:1l.

15.- Tunus (Túnez): Saliyan establecido en su segunda captura en 1574.

16.- Van: 1548, fecha de su conquista.
17.- Yemen: Saliyan entre 1517-1518 y en 1539. En 1567 es dividido en dos eyalets
que vuelven a unirse hacia 1569. Hacia 1636 es enteramente independiente,
gobernado por un Iman (San'a fue una de las divisiones temporales).
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La clase dominante otomana estaba constituida por los 'eskeries, élite sub-
dividida entre militares, funcionarios y ulemas. A ella pertenecían tanto los Cll

detentadores de los timar, fueran militares o administradores civiles, y que (/)

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percibían rentas de las tierras concedidas, como los gulam o esclavos al ser- o
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vicio del sultán, reclutados entre las familias cristianas rurales o capturados '5

durante las conquistas, entre los que se organizaría el cuerpo militar de élite '"
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de los jenízaros. o
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La administración del Imperio se ejercía por medio del diwan, institución « .sg ro
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que congregaba a los altos funcionarios y cargos del Ejército y de la Justicia, Z ~"E g 2
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bajo la dirección del gran visir. >- "-'"e en .a
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En el vasto Imperio Otomano, oficialmente musulmán sunní, de rito ha-
nafí, se amalgamaban un gran número de confesiones religiosas dimmíes N
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(sometidos a la dimms o tributo religioso) cristianos o judíos, así como diversas
sectas islámicas heterodoxas. Cada comunidad o millet se regía a sí misma :;. "I~[]"
D t$ i~;
por sus códigos de estatuto personal.

20
21
 En la época de esplendor, en la que el "Gran Turco" era temido por los
Estados europeos, los contactos económicos e incluso políticos son continuos
entre Oriente y Occidente, como atestiguan los innumerables relatos de via-
jeros. Italianos, franceses, ingleses, holandeses mantienen unas relaciones
comerciales en desarrollo, concretadas en Capitulaciones que el Sultán con-
cede. El Imperio tiene necesidad de artesanos, de marinos, de especialistas,
abundantes en los países occidentales en los que el despegue económico es
manifiesto. Esto dejará en una cierta subordinación al mundo otomano como
constata Braudel (1989: II, 132). De ahí esta política de pactos que se inícia con
una alianza con los franceses frente a sus enemigos comunes, sellada en las
Capitulaciones de 1535, por las que los comerciantes franceses pudieron esta-
blecerse e introducirse en regiones como Siria o Egipto. En 1580 se firmarán
otras capitulaciones con los ingleses y en 1612 con los holandeses, lo que per-
mitió un desarrollo del comercio europeo entre los siglos XVII y XVIII.
A partir de 1699, con el tratado de Carlowitz (con el que concluye un lar-
go período de rivalidades y luchas políticas con los europeos, no será ya Turquía
la que amenace a los estados europeos sino al contrario. La hegemonía europea
es un hecho y el mundo árabe, algunos países árabes mediterráneos del Cer-
cano Oriente, va a ser escenario (Egipto especialmente) de la rivalidad inter-
europea, franco-británica sobre todo, que pretendía, bien controlar el mono-
polio comercial con Egipto, bien intervenir o paralizar el comercio con la India.
1.2.2. Egipto bajo los otomanos
Egipto fue conquistado por los otornanos en 1516 y se convirtió en provin-
cia del Imperio por una Ley orgánica en 1525. Estuvo gobernando por valíes
durante períodos breves de sólo un año, asesorados -y limitados- por un con-
sejo, el diwan, que se reunía frecuentemente, y apoyados -o controlados- por
6 regimientos o ucaq, que dependían directamente de Estambul. Estos contro-
les debilitaban el pode!' del wali, bastante mermado por la corta duración de
su mandato. De hecho, en el siglo XVI, su importancia no era más que formal.
El régimen mameluco (desde 1250 con los bebries, y con los buryies des-
de 1382) cayó en 1516, pero algunos de sus elementos fueron rescatados por
los turcos para colaborar en la administración, alcanzando puestos relevan-
tes como el Amir-al-Hay (jefe de la peregrinación) o el qe'im maqam (vice-
gobernador) (Von Grunebaun, 1974: 295). De hecho los mamelucos con-
servaron su influencia hasta el punto de volverse a hacer con el poder a
mediados del XVII, y llegaron incluso a restaurar el beylicato. Parte del poder
recobrado procedía del hecho de que los mamelucos desempeñaban los
puestos de multazim, recaudatarios de impuestos que usufructuaban las tie-
rras consideradas propiedad del sultán otomano. Como señala Ibrahim 'Amer
22
(1875: 180), los mamelucos, si bien lograron apoderarse de las tierras de
11 ianera incluso hereditaria, "nunca lograron conquistar por sí mismos el dere-
'ho de propiedad sobre las tierras".
El arraigo del sistema neomameluco bajo los otomanos se debió a la fir-
rneza de los lazos de clientela (welé') establecidos entre los ustad o jefes de
las casas (bayt) militares y las otras capas de la población. Se trataba de com-
licados sistemas de patronazgo en los que un ustad o jefe, generalmente un
ey; oficial de guarnición otomano o incluso un civil autóctono, ejercía una
red de lazos de poder sobre su familia, un grupo de mamelucos de origen
circasiano, una guardia de corps de categoría inferior inmigrada de Anatolia
o Rumelia y un conjunto de la población autóctona, bien en las ciudades o .
entre los beduinos, que aceptaban el clientelismo del usted. Este lazo de
clientela o dependencia se llegaba a imprimir en la nisba, adjetivo patroní-
mico que expresa en el nombre del individuo relaciones genealógicas, étni-
cas o geográficas (Maíllo, 1987: 127) del mameluco. Entre sí. los mamelucos
mantenían lazos de camaradería (jushdashiyya) en tanto que hermanos de
armas, que daban solidez a la estructura.
La casta religiosa de los ulemas había logrado preservarse en tanto que
intermediaria, mediadora entre gobernantes y pueblo, al abriqo de las arbi-
trariedades de los primeros y valedora en algunos momentos de las causas
populares.
Como en el resto del Imperio Otomano, las diferentes comunidades reli-
giosas de Egipto gozaban de una entidad reconocida. Las millet (milla en ára-
be) copta y judía suponían un diez por ciento de la población y se organiza-
ban en torno a sus jefes religiosos.
Los propiamente egipcios estaban alejados del poder. Además de la
población urbana, organizada en gremios, los beduinos tenían un papel impor-
tante' en tanto que podían representar una amenaza a la seguridad de las ciu-
dades, como ocurrió a fines del XVIII (Rayrnond, 1974).
Con el gobierno de los beys, jefes militares, los valíes pasaron a un segun-
do plano aunque nominalmente conservaban la jefatura sobre Egipto. Pero
en realidad eran los jefes militares los que detentaban ese poder efectivo.
Algunos de estos beys llegaron a oponerse abiertamente a los otomanos,
como Ali Bey El-Kabir, que en la segunda mitad del siglo XVIII consiguió uno
de los títulos más codiciados de Egipto, el de cheij el-balad (el otro título era
el de amir el-haY, responsable de la peregrinación), organizando un ejército
con el que cruzó a Arabia y Siria en 1770. Su aspiración a la autonomía hace
que se le compare con Muhammad Alí.
La falta de unión entre las grandes casas mamelucas impidió, sin embar-
go, que pudieran hacerse independientes totalmente con respecto a los oto-
manos. Algún intento de negarse a pagar tributo a Estambul provocó el envío
de ejércitos turcos.
23
 A fines del siglo XVIII, con la expedición napoleónica a Egipto, se abre un
nuevo período en la historia de este país.
1.2.3. La conquista de Siria y Líbano
El territorio del Biled al-Cham constituía una región natural que engloba-
ba las actuales de Siria, Líbano y Palestina. Conquistado por Selim 1para los
otomanos en 1516, se inicia así una etapa de estabilidad política de que no
había gozado esta zona, en la que se suceden las cruzadas, los ayyubíes, la
dominación egipcia de los mamelucos bahríes, la devastación de Timur-Lang
(Tamerlán) y los mongoles y la dominación de los mamelucos buryíes, de
origen circasiano. En un principio, la Siria Otomana se divide en tres vilaya-
tos, Damasco, Alepo y Beirut, así como tres distritos separados, entre ellos
Jerusalén y Líbano, que gozaban de un estatuto especial.
A finales del siglo XVIII, la región se encontraba dividida administrativa-
mente en 4 provincias: Damasco (con capital en la ciudad de este nombre,
de unos 100.000 habitantes), que incorporaba la Palestina interior, el Hauran,
la llanura de la Beqaa y toda la región de la Siria Media (Hama, ciudad de
unos 10.000 habitantes) y el Yebel Ariha; la provincia o pachalikde Alepo, al
norte hasta el Monte Amanus y Alejandreta; Trípoli, provincia costera desde
Latakia a Byblos; Yo por último, Sidón-Acre que se extendía de Byblos a Gaza
(Pascual, 1980: 32). El poblamiento, pluriconfesional, podría estimarse en un
80% de musulmanes y un 20% de cristianos y judíos, no alcanzando éstos últi-
mos más allá del 1%.
Estas provincias o bajalatos estaban mandados por un bajá o valí nom-
brado por firrnán imperial, como en el caso de otras autoridades como el daf-
tardar, encargado de las finanzas, y el gran juez hanifí, rito oficial del Impe-
rio. Estos tres altos cargos eran de origen turco y entraban con frecuencia en
conflicto con las clases locales pudientes o los ulemas, sostenidos por las
organizaciones de los barrios y corporaciones de oficios. Lo mismo le ocu-
rría a las milicias de jenízaros enviadas desde Estambul.
El valí gozaba de cierta autonomía local con tal de asegurar los impues-
tos. La dificultad de control de estas zonas estribaba en su complejidad con-
fesional (los millet o comunidades religiosas que gozaban de relativa liber-
tad), lo que facilitaba en consecuencia la autonomía referida, ejercida por
grandes familias feudales rivales, drusas, cristianas o musulmanas (en Mon-
te Líbano) o sunníes, alauíes, drusos o cristianos en Siria. Autonomía no en
tanto que región o provincia sino en tanto que pequeña entidad local. Algu-
nos gobernadores como Yazzar Pachá (177 5-1804) extienden su dominio a
casi todo el territorio de Siria, pero no hay que olvidar que se extiende sobre
las. ciudades o las costas y no sobre el país interior.
24
Como en el resto de los países islámicos, el régimen de la tierra en Siria
I\U divide entre las tierras mulk, de propiedad privada, poco numerosas en
IUl principio; miri, de propiedad estatal cuyo explotador sólo tiene el dere-
cho de usufructo, y las tierras habices o waqf, de manos muertas y cuyos
beneficios dan lugar a fundaciones piadosas. En el sistema agrario otomano,
lBS segundas tendieron a cierta privatización a cambio de prestaciones mili-
lares que ni siquiera se cumplían. Contra esta tendencia, la autoridad central
fomentó otras concesiones denominadas iltizam o muqáta'a, que daban dere-
cho a percibir impuestos, lo que dio lugar a la aparición de una casta feuda-
taria, ya que los multazim pasaban por ser los verdaderos detentadores de la
tierra y explotadores directos de los campesinos. Los impuestos que podían
cobrar legalmente (el 'uchro diezmo y el agnám sobre los ganados) no eran
los únicos que percibían (ib., 36).
Líbano, dada su situación geográfica peculiar y sus condiciones natura-
les, logró una cuasi autonomía desde 1624 en que Fajr al-Din, de la familia
drusa de los Ma'an, fue reconocido como Emir del Líbano y llegó a controlar
un verdadero ejército desde el Nahr el-Kabir, río que sirve de frontera hoy al
norte con Siria, hasta los puertos de Beirut y Saida y la región palestina de
Naplus. Sus cuatro regiones principales eran las de Yebel Lubnan al norte,
Kesruan y Metn en el centro y Chuf al sur.
La hegemonía drusa fue sustituida por la maronita al convertirse al cris-
tianismo una rama influyente de la familia Chihab en 1770. Pero la autonomía
se conservó, al tiempo que se debilitaba la administración turca. Entre 1789
y 1840, Bechir Chihab Ir centralizó en cierta medida el territorio, convirtién-
dose para algunos en un patriarca de la nación libanesa.
Las dos grandes comunidades, maronita y drusa, dan vida a la región. La
primera, originaria del siglo v en la región del Orontes y emigrada a esta
región libanesa que se convirtió en su refugio, en el siglo VII tras la conquis-
ta omeya. La segunda, rama heterodoxa musulmana surgida en el siglo XI entre
los partidarios de la divinización del califa fatimí al-Hakim, se establece en el
Metn, el Chuf y el Hauran sirio. Pequeñas comunidades conservaron sus doc-
trinas secretas, que no permitían ni la conversión ni la apostasía, y dividían a
sus miembros en iniciados (uqqal) e ignorantes (yubhsl).
La supervivencia en la zona de ambas comunidades en una relación de
armonía que duró siglos, se debe, en gran parte, a la solidez de una formación
social para-feudal basada en el dominio de los muqata 'yi, verdaderos señores
en las tierras que les eran concedidas hereditariamente por los responsables
del Imperio para la percepción de impuestos y administración. El señor legiti-
maba su autoridad en la lealtad personal de los distintos grupos religiosos y
familiares que vivían en su distrito, estableciendo una relación de patrono-clien-
te que suponía un intercambio de apoyo por protección. Una diferencia sensi-
ble con el multazim de otras partes del Imperio, que se limitaba en tanto que
. 25
 .nario, a recoger el impuesto y que no llegaba a tener tanta independen- IIII)IIISO
de cazas o lo que podríamos considerar como municipios, eso sí,
1,1f,1977: 182). La ruptura de esta entente se produjo, sin embargo, a prin- II11Cj10badoscomo "otros" diversas comunidades como los judíos y ciertas
el siglo XIX al ocupar Muhammad Alí, gobernante de Egipto, la región. ooufesiones cristianas (Cuadro lA).
Cuadro 1.3. Población de Siria,Líbano y Palestina (1580-1914). Cuadro 1.4. Población palestina en 1914-1915 por distritos.

Efectivos absolutos Sanyak y caza Musulmanes Griegos Armenios Otros 7btal

Proporción en %
, .lIfesi6n 1580 1882 Kuds-i-Serif (sanyak) 266.044 27.121 3.043 31960 328.168
1914 1580 1882 1914
MItMllllllanes 1290.510 Kuds (Jerusalén) 70.270 20.250 2.646 27.755 120.921
1536.441 2.150.569 91,0 74,2 71,6
f",,,,11 ... ,
I'IIMII.IIIOS 115.105
13140
507.939
27382
794.131
58644
8,1
0,9
24,5
1,3
26,4
2,0
Yaffa
Gaza
62.758
77.296
5.865
1.006
386
11
3.197
284
72.206
78.597
[alíl Rahman (Hebr6n) 55.270 - - 724 56.444
, :1 insos atomanos de los vilayatos de Beirut, Damasco y Alepo (Courbage-Fargues, 1992: Akka (sanyak) 97.885 20.772 788 14.432 133.877
11l2).
Akka 31.800 8.275 336 441 40.852
Haifa 23.417 3.842 54 2.876 30.189
'\lestina bajo dominación otomana Tabariya (Tiberíades) 8.410 394 5 3.218 12027
Safad 22.481 2.375 26 5.679 30.561
ntina formaba parte de una región más amplia, la Gran Siria o país Nasireh (Nazaret) 11.777 5.886 367 2.218 20.248
n, que comprendía también, como se ha dicho más arriba, los actua-
f Nablus (sanyak) 151.552 1.818 417 776 154.563
11S de Siria, Líbano y Jordania. Palestina ha sido un territorio inclui- Nablus 74.843 1.035 370 546 76.794
111primer momento en el vilayato de Cham o de Sürye, dependien- BeniSaab 35.929 18 - 4 35.951
unasco, repartida más tarde entre los vilayato s de Saida (Sidón) yel Yenin 40.780 765 47 226 41818
II,ISCO y, finalmente, también en el de Beirut, con un sanyak autónomo 47.168
7btal Palestina 515.481 49.711 4.248 616.608
1 1, ilén (Kuds-i-Serif). Las modificaciones en el trazado administrativo Porcentaje 83,59 8,06 0,68 7,64 100
11,\obedecían en muchos casos a la voluntad de control de la Puer-
iI,lime Puerta, como se conocía al Imperio Otomana), procurando
1
Fuente: Censo otomana de 1914c 1915, recogido en McCarthy, [ustin. 1982: 72-80.
rlianzas familiares o el arraigo de poderes locales fuertes, como fue
m la segunda mitad del siglo XVIII, al hacer depender a Haifa del
I
La cifra coincide con la que aportan los viajeros españoles José María Fer-
1,1masco para cortar así la influencia del jeque Dahir, convertido en nández Sánchez y Francisco Freire Ferreiro en su obra Santiago, Jerusalén, Roma.
inerte de la ciudad de Acre y con ambiciones de hegemonía sobre Diario de una peregrinación a estos y otros santos lugares de España, Francia,
1ritorio, hasta llegar a aliarse con el valí de Egipto Alí Bey al-Kabir Egipto, Palestina, Siria e Italia, en el año del jubileo universal de 1875, publicado
11,1989: 379). Acre, Naplus y Jerusalén serán los tres grandes cen- en Santiago en 1880-1882 y rescatado en un sugerente análisis de Pedro Martí-
uuiistrativos de la época otomana, convertidos en sanyaks y de los nez Montávez (1981) en el que contrasta la información aportada por los viaje-
lidian respectivamente otros centros importantes como Haifa, Safad ros con la publicada en otros libros de viajes españoles de fines de siglo. Según
I on el primer caso, Yenin en el segundo o Yaffa,Gaza o Hebrón en los autores citados, Jerusalén es una población de 20.938 habitantes, 7.565 musul-
1
manes, 8.000 hebreos, 1.500 latinos, 2.800 griego-ortodoxos, 510 armenio-orto-
,lllnmiento de Palestina era pluriconfesional como puede verse por doxos, 300 protestantes y el resto de otras confesiones cristianas (ib., 516). En
l· 1 1.3, en el que, sin embargo, no se desglosan los datos por territo- Naplus estiman 16.000 habitantes, la mayoría musulmanes. Otros centros de
11 mernos también del censo otomana de 1914-1915 (año 1330 de la
importancia son Rasé/Gaza, con 25.000, Acre con 8.000, Hebrón (El-jalil)con
11I1 religión y distritos. Se puede ver, por tanto, el poblamiento pales-
7.600, Tiberíades con un 71% de su población -estimada en 3.500 personas-
i mino de la dominación otomana a escala de vilayato, de sanyake judía, Nazaret con un 65% de cristianos entre sus 5.931 habitantes.

. 27

iI
 r la historia iraquí del siglo XVI al XVIII vivió un declive demográfico Y eco-
A lo largo del siglo XIX, Palestina había sido objeto de las ambiciones de Iiómico importante. Declive que se remontará a lo largo del siglo XIX, sobre
las grandes potencias y aun de alguna menor. Ya en 1799 una nutrida flota lodo a partir del Gobierno de Midhat Pachá (1869-1872), período que se
francesa intentó sitiar el puerto de Acre ante la firme resistencia de un gober- conoce como de "paz y progreso", de aplicación de las reformas o tanzimat
nante local, Ahmad a1-Yazzar (el Carnicero), mameluco originario de Bosnia impulsadas desde el Imperio y con las que se inicia una re ordenación eco-
y antiguo lugarteniente de Alí Bey al-Kabir en Egipto. Nombrado en 1775 valí nómica de las provincias iraquíes.
de Saida encargado por la Puerta de eliminar la influencia del jeque Dahir, A mediados del siglo XIX se llega a un acuerdo de fronteras con Irán, en
había logrado establecer su dominio sobre Palestina y el sur de Siria, per- :1que median Rusia y Gran Bretaña, potencias interesadas en la zona. Se lle-
maneciendo en su puesto hasta 1804 (Mantran, 1989: 381). Unas décadas des- 6 así a la firma del tratado de Erzerum (31 de mayo de 1847) que dirimió
pués, en 1831 fueron los egipcios los que ocuparon la región. Ibrahim, el hijo cuestiones en litigio de fronteras y lugares sagrados. Irán renunció a Sulay-
de Muhammad Alí se convirtió en el hombre fuerte de la Gran Siria, que el maniyya y otras zonas a cambio de la cesión por el Sultán de la ciudad de Al-
propio Sultán de Constantinopla le cedió por la paz de Kütahya a cambio de Muhammara en el Arabistán o [uzistán, así como de la orilla izquierda del
un tributo anual de 200.000 libras. Pero no fue una situación duradera. En 1840 Shatt al 'Arab. Esta cuestión fronteriza resurgirá en momentos posteriores,
las grandes potencias ayudarán al Imperio Otomano a recuperar el dominio dando origen a un conflicto como la guerra irano-iraquí de 1980-1988.
directo en la región y a poner fin a las ambiciones expansionistas de Egipto.
Cuadro 1.5. La población de los vilayatos árabes en 1895-1896 según los censos
otomanos.
1.2.5. El Iraq otomano
Musul- Arme- Cat6- Protes- . Otros
Totales Griegos Judíos
10 que hoy conocemos como el territorio de Iraq ha sido una zona en disputa Vilayato Hom. Muj. manes nios licos tantes
entre el Imperio persa safawí, de confesión chií, y el imperio turco. A comien- 89 19.349 2.614 8.825 27.736
Beirut 312994 307.769 505019 57.131
zos del siglo XVI y tras enfrentamientos sucesivos en distintas zonas, se llega a la 17\398 - 256 458 29 14.567 577
Bagdad 179.993 7.294
dominación otomana de lo que serán los vilayatos de Mosul (conquistada al Shah 5 33 341 - 441 -
Basora 80.557 14 79.261
Ismail en 1516), Bagdad (1534) Y Basora (anexionada en 1546). La disputa no 712585 7.816 53.465 17.990 9.781 10761 6.830
Alepo 412.322 406916
cesa con la conquista, pues un siglo más tarde el Shah Abbas el Grande ocupa 476434 37.720 336 19.641 967 6.897 11139
Siria 300.515 250.619
de nuevo Bagdad en 1623 durante un período de quince años (hasta 1638). 217.346 19.070 825 469 785 11.909 8456
Jerusalén 133.004 125856
Como en otras partes del Imperio Otomano, Estambul nombraba gober- 13 74 4.356 109 4.568 2.350
Mosul 191300 6.988 186.818
nadores por un período breve, apenas superior a un año, para evitar conso-
lidaciones de su poder. De este modo, entre 1534 y 1622 (primer período de Otros: Maronitas, síriacos, latinos y caldees.
dominación otomana sobre Bagdad) se sucedieron 31 valíes (Almanshadi, Fuente: 1313 Istatistik, p. 18, recogido en McCarthy, [ustin (1982). I
1989: 178-181). Tras los dos gobernadores safawíes, entre 1638 y 1917 fue- I
ron 101 los valíes que ocuparon el cargo. Una media tanto para el primer como I
para el segundo período inferior a tres años. Otros altos cargos como el daf- I

tardar (responsable de la hacienda pública) o el qadí-a1-qudat (juez de jue- 1.3. El Occidente otomano
I

I
ces), también eran enviados desde Estambul. Entre 1749 Y 1831 tuvo lugar
I
la dominación efectiva de los mamelucos, casta dominante. 1.3.1. La rivalidad Occidente-Otomanos en el norte de África
El vilayato de Mosul comprendía las poblaciones de Mosul, Kirkuk, Irbil y
Sulayrnaniya (incorporada en 1847). El de Bagdad comprendía la capital y las En el norte de África, únicamente Marruecos escapó al control otoma-
poblaciones de Diala, Al-Ramadi, El-Hilla (Babilonia), Kerbela y EI-Kut.El de no desde que en 1554 venciese a los turcos Muhammad al-Mahdí, de la
Basora incluía también El-Imara, Al-Diwaniya y El-Nasriya. El dominio de los dinastía de los Banu Sa'ad o Saadíes. En el siglo XVII, desde 1666, los 'alauíes
valíes apenas si se ejercía fuera de las ciudades. Eran pues los notables loca- sucederán a los sa'adies, manteniendo el dominio de esta dinastía hasta la
les (como en el caso de Siria) y sobre todo los nómadas, los que establecían
actualidad.
su dominio sobre las tierras cultivadas de la llanura mesopotámica.
29
28
 El norte de África fue escenario privilegiado de la rivalidad entre Occi-
dente y los Otomanos Pero desde antes de la instalación del dominio turco
sobre gran parte del Magreb, la monarquía hispánica había llegado a con-
cebir el "espejismo de una España magrebí" (Vilar-Lourido, 1994: 48), apro-
vechando que los reinos magrebíes sufrían una crisis a fines del siglo xv y
principios del XVI, El reino hafsí no desbordaba el marco de Túnez y Cons-
tantina. Argel, como otras ciudades, se encontraban gobernadas por nota-
bles locales autonomizados respecto de unos reinos -como el de los Abdel-
wadíes (de 1235 a 1550)- casi inexistentes, La conquista española de los
puntos costeros (Melilla en 1497, Mazalquivir en 1505, Vélez de la Gome-
ra en 1508,Orán y Bujía en 1509, Mostaganem, Tenes, Peñón de Argel,
Cherchel y Trípolí en 1510) se inserta en esta crisis, en la que los corsarios
berberiscos (como Horuc y Jair al-din Barbarroja -Baba 'Aruch-) interven-
drán para preparar el terreno del poderío turco, Se ha señalado que el éxi-
to de los corsarios estriba en calar hondo en la vida urbana y comercial.
Los Barbarroja, tras apoderarse de Argel en 1516, consiguen convertirla en
un foco de actividad como centro de intercambio del botín de las razzias
efectuadas en el Mediterráneo, Contra Argel España acometerá una expe-
dición fracasada en 1518 y que servirá de detonante para que Jair al-din
Barbarroja someta su territorio al dominio otomana de Selim 1. El corso afec-
tará a las propias costas levantinas en el verano de 1519, provocando la reac-
ción de Carlos 1 que enviará una flota al año siguiente contra el refugio de
la isla de los Gelves (actual Yerba, en Túnez). Esta isla, sometida en 1496
por los Reyes Católicos, se había perdido en 1510, tras la conquista de
Trípoli.
Dificultades interiores van a desviar, durante toda una década, la prolon-
gación de la intervención africana. La pérdida en 1529 del Peñón de Argel,
importante base española de operaciones contra el corso, va a suponer la
reactualización de la cuestión africana. Los nombres de Argel y Barbarroja
están muy presentes en el imaginario hispano del momento (De Bunes, 1989),
Ponen en juego -así son vistos-la seguridad de las costas españolas y de la
hegemonía del emperador en el Mediterráneo Occidental (Reglá, 1974). En
1534, Barbarroja, tras asolar la costa napolitana y destruir Fondi, conquista
Túnez, capital del reino vasallo de Carlos 1. Se organiza entonces una cam-
paña con tintes de cruzada (el Papa Paulo IIIparticipa con 6 galeras) para res-
catar la ciudad que será dirigida personalmente por el soberano, que desem-
barcará al frente de un ejército de más de 30.000 hombres en Cartago el14
de junio de 1535. La toma de La Goleta sería el preámbulo de una conquista
de la capital que terminó en un saqueo exigido por las tropas al emperador
con "gran matanza de moros y moras que hallaron dentro". Se instaló en el
trono a Muley Hacen con el que se firma un tratado por el que los españoles
conservan por un tiempo La Goleta,
30
11 asalto a Argel tiene lugar seis años más tarde, fracasadas unas nego-
I '1,IC;ionesentre 1538 y 1540 con Barbarroja en las que se pretendió cederle
1,1 Icirio de Túnez, con la Goleta y Trípoli, a cambio de una alianza que aca-
1111116 con los corsarios en el Mediterráneo, procurase la libertad de los cris-
11¡lIlOS cautivos así como del comercio en los puertos por él controlados, prohi-
1nondo a su vez el amparo a los mariscos exiliados. La campaña de Argel, de
II\.I.CVOcapitaneada personalmente por el emperador, terminará 12 días des-
I iués del desembarco el 20 de octubre de 1541, con un desastre en el que
perecieron unos 4.000 hombres, se sacrificaron en el reembarque 1.500 caba-
llos y se perdieron 120 navíos. A este revés se sucederán las pérdidas de Trí-
poli (1551) Y de Bugía (1555), Túnez y La Goleta pasarán definitivamente a
.ontrol turco en 1574, desapareciendo la región magrebí de la política espa-
nola salvo en lo que concierne a Orán (puerto clave en el envío de los maris-
cos expulsados a principios del XVII y que no será retrocedida aldey argeli-
no hasta 1791) Y a Marruecos, "
Los Banu Sa'ad habían logrado que Marruecos escapase al control turco
en 1554 pero no se habían hecho con el dominio de todo el espacio marro-
quí, en el que poderes locales mantenían una disidencia respecto del poder
central.
1.3.2. El Magreb bajo influencia otomana
A partir de 1587 el Magreb central y oriental, asentado allí el poder oto-
mana, pasa a dividirse en las provincias de Argelia (Cezayiri-Garb), Túnez
(Tunus)y Trípoli (Ttablusu-Garb), mandadas por pachas designados por Estam-
bul que gobernaban por períodos de tres años. Ello iba a facilitar que el efec-
tivo poder se fuese desplazando hacia los comandantes militares, Esto ocurrió
en Túnez (tras concluir la influencia de los españoles en 1574 y establecerse
un pachalik similar al de Argel o Trípoli) desde 1590, en que el jefe de la mili-
cia, el dey, fue asumiendo el control efectivo del poder. Pero fue el bey, fun-
cionario civil encargado de la percepción de los impuestos y de la adminis-
tración de las tribus el que acabaría haciéndose con el mando. Murad
(1612-1631), segundo bey, consiguió asentar una dinastía durante casi un siglo
en el que sus herederos gozaron de una relativa autonomía política si bien bajo
una precaria estabilidad, En 1702, un golpe militar dado por el agá (coman-
dante militar) de los jenízaros, Ibrahim Cherif, eliminó al dey Murad IIIy se
hizo reconocer pachá y bey por la Sublime Puerta, Tres años más tarde fue
vencido y muerto por las tropas del dey de Argel. En 1705, en plena crisis béli-
ca argelo-tunecina, Hussein Ibn Ali, nuevo agá de la milicia, de origen griego,
logró salvar Túnez del asedio argelino y se proclamó bey, encabezando la
dinastía husseiní que perduró hasta que Burguiba proclamó la República en
31
 1957. También en Trípoli otra dinastía, la de los Qaramanli (establecida por el
bey Ahmed, 1711-1745), se extendió hasta Bengasi y el Fezzan, con un grado
importante de autonomía.
Las regencias norteafricanas, al contrario de los reinos musulmanes de
siglos anteriores, se limitaron al control de las zonas costeras procurando man-
tener la dominación social de la aristocracia militar jenízara, casta de origen
extranjero en constante renovación. En Argelia, el dey controla directamente
la provincia central (Argel y la llanura de Mitiya), espacio que se conoce como
Dar el-Sultan. Las otras regiones están dirigidas por beys: Constantina en el
este, Titteri en el centro y Orán (tras la salida de los españoles) en el oeste.
Para el gobierno de las distintas circunscripciones administrativas estos beys
deben recurrir a alianzas y a la exención de impuestos a determinadas tri-
bus, a fin de controlar disidencias como las de nómadas, montañeses o cofra-
días religiosas que, como la Darqawa al oeste o la Tiyaniya al sur, se levantaban
contra el poder central (Valensi, 1969).
Por encima de estas instituciones provinciales se encuentra la Adminis-
tración central, fuertemente jerarquizada. El órgano supremo dirigido por el
dey es el Gran Diván, que reúne a los oficiales de la milicia junto con miem-
bros destacados de los cadíes, el muftí hanifí, representantes de la corpo-
ración de los corsarios (ta 'iiet al-ru 'asa) y de diversos intereses locales. Pero
dada la desmesura de dicho cuerpo, integrado por más de un millar de per-
sonas dispersas por el país, delega -desde comienzos del siglo XVII- en una
institución más reducida, el Pequeño Diván, que sólo agrupa a los oficiales
superiores (unas 30 personas) bajo la dirección del agá de la milicia que cen-
traliza todo el poder (Bontemps, 1976).
1.3.3. La sociedad rnagrebí
El dey debía ser designado por el Gran Diván pero en realidad es el gru-
po dominante de la milicia el que lo elige. Junto a él, cuatro altos funcionarios
le asisten en una especie de consejo de gobierno en el que tienen reparti-
das las funciones: tesorería, asuntos exteriores, interiores y militares.
La clase dominante, calificada por algunos historiadores de aristocracia
de función pública (Gallissot, 1976: 230), la constituía el cuerpo militar turco,
fundido con el aparato del Estado y cuyo fundamento económico consistía en
el importante dominio público de la Regencia. Dominio que incluía tierras,
molinos, fábricas de armas, canteras, así como el monopolio comercial del
grano, aceite, salo lana. Todo ello coloca a la burguesía artesana o comer-
ciante en un puesto auxiliar -aun cuando existiesen algunos jefes de corpo-
ración (amín) de posición acomodada-, impedida de desarrollar su espíritu
de empresa.
32
1\ mto al mundo urbano, en el campo destaca una aristocracia rural com-
IlIllluln por los jefes de tribus que, aunque juran fidelidad al poder beylikal,
lit mtan con amplia autonomía y ejercen su dominio sobre grandes exten-
It
lit mes de tierra que controlan de una manera privada, percibiendo los impues-
Icm de los campesinos convertidos en verdaderos vasallos. De ahí que se haya
oomparado el modo de producción de la Argelia precolonial con un cierto
I\mdalismo, calificado de feudalidad de mando, en el que resalta el carácter
II/lcal de la explotación campesina y la importancia de la función pública mili-
tnr (ib., 236).
Otras interpretaciones contradicen el carácter feudal de la sociedad magre-
\)1 precolonial. La débil densidad de población, el atraso técnico, la orga-
11 ización de la sociedad sobre una base tribal, el cierto colectivismo en la
xplotación de la tierra y el autoconsurno, justifican a juicio de historiadores
como Lucette Valensi (1976: 307) que sea más apropiado hablar de un mode-
lo de producción arcaico. El análisis toponirnico y arqueológico puede ava-
lar esta interpretación. Los términos ksar (alcázar), qala' (alcalá), borch (fuer-
te), qasba (alcazaba), lejos de constituir en el Magreb rural la manifestación
arquitectónica de lafeudalidad o del señorío, revelan por el contrario la fuer-
za de la solidaridad de grupo. Las dos primeras cuentan con una acepción
muy usada, la de graneros colectivos. Las dos segundas designan guarni-
ciones del poder central, turco (Argelia o Túnez) o majzeniano en Marrue-
cos. En cualquier caso lo que resalta Valensi es la ausencia de señor en un
mundo en el que la tribu es el elemento esencial.
1.4. Las periferias árabes del Imperio
1.4.1. Sociedad y política en Marruecos desde el siglo XVI al XVIII
Como ocurrió con los almorávides, con los almohades y más tarde con los
saadíes, la dinastía alauí emerge de los confines del desierto, de la región del
Tafilalet, de la localidad de Rissani, contigua al viejo enclave caravanero de
Siyilmasa. Allí se había asentado a comienzos del siglo XIII un ancestro de la
dinastía, Hasan al-Dajil, descendiente de Alí, procedente de la Península Ará-
biga. A mediados del siglo XVII, Marruecos se encuentra dividido en ciuda-
des-estado como Salé o Tetuán, en principados autónomos en poder de las
zagüías (cofradías, la más importante de todas, la Dila', en el Medio Atlas que
había llegado a apoderarse de Fez y Mequínez), de jefes militares en el nor-
te o de jeques locales. Mulay Rachid, fundador de la nueva dinastía, logrará
restablecer el control de las comunicaciones en el país, revitalizando el eje
Siyilmasa-Rif con la conquista de dos ciudades clave como Taza y Fez (1666).
La conquista es realizada con rapidez dado el estado de desorganización del
33

país (Brignon, 1967: 239). En 1688 Muley Ismail vence la resistencia de la
zagüía de Dilá' y, un año más tarde, conquista Marrakech.
El carácter jerifiano (jerife = noble en sentido religioso) de la dinastía, es
decir la nobleza que confiere la pertenencia a la familia del Profeta de los
ancestros de los alauíes, va a marcar uno de los rasgos básicos de la monar-
quía marroquí. La institución del Sultán aspira a mantener una coexistencia
pacífica entre tribus y a dar les una organización administrativa. En conso-
nancia con la teoría clásica del Islam, trata de imponer su poder, una vez asen-
tado el mismo, con el consentimiento de la comunidad otorgado por medio
de un sufragio, la bai'a. Esta institución, definida por IbnJaldún como el "com-
promiso de obedecer" (Ibn Jaldún, 1977: 406), explica la división que del
Marruecos histórico se hace frecuentemente, separando de un lado el bled
majzen (el territorio en el que se ha reconocido al Sultán) y el bled sibe (terri-
torio insumiso pero sobre el que el Sultán ejerce cierta paternidad espiritual).
El compromiso se establece mediante un contrato, la mubay'a, similar al de
venta o matrimonio y en el que las partes (Sultán de un lado y representan-
tes de la comunidad en presencia del cadí, de otro) se comprometen a cum-
plir sus respectivos cometidos, el uno como "freno contra la anarquía interior
y las artimañas del enemigo exterior" (bei'e de los habitantes de Rabat en
1822), los otros, "élite, pueblo llano, nobles, alfaquíes, hombres de religión y
ciencia, jefes militares, artilleros, marinos y artesanos", como súbditos obe-
dientes que ven por estos pactos garantizada su protección. El Majzén o poder
central, aparece además con una función de árbitro o mediador entre tribus,
aceptado y sostenido por las poblaciones (Ayache, 1979: 176).
Los grandes monarcas de la dinastía alauí fueron Mulay Ismail (1672-1727)
y Mohamed BenAbdallah (1757-1790). El primero, el pacificador, que resta-
blece la seguridad del comercio y las caravanas gracias a un ejército de casi
150.000 hombres repartidos por todo el país y organiza en torno a Taza una
marca defensiva contra los turcos. El segundo, que afirma su calidad de jefe
religioso como factor de cohesión por encima de las pugnas intertribales y
organiza un sistema fiscal más moderno, abriendo nuevos puertos atlánticos
a un comercio exterior abierto a Europa (Lourido, 1989: 254).
Pero el sibe, la disidencia, reaparece sobre todo en las regiones monta-
ñosas y periféricas de esta sociedad segmentaria, compuesta por la yuxta-
posición de tribus, unas 600 en todo el país (Montagne, 1953: 43), que man-
tienen entre sí relaciones de alianza (de tipo territorial, leff o familiar, sof1) o
de oposición, con las que juega el Majzén. Cuando a principios del XVIII se
establece la capital del imperio en Mequínez, se hace precisamente para
frenar el avance de los montañeses hacia el Marruecos útil de las llanuras y
de las ciudades. Pero factores de presión (epidemias, hambre, sequía, defo-
restación ...) empujarán hacia mediados del siglo a los Gomara y otros rife-
ños hacia el sudoeste, a los Sanhaya del Medio Atlas y Todga hacia el noro-
34
1111 Y a los Masmuda hacia el norte, provocando crisis que afectan a todo el
111 ipurio.
I)e nuevo a comienzos del XIX, un conflicto entre nuevos sedentarios en
l. I 11. mura de Mequínez (AitIdrassem y Geruan) y nómadas beréberes (Zayan,
1IIIIli Mguild) que pretendían invadirlos en busca de pastos para sus gana-
I IIJII, pondrán en jaque a Mulay Sliman (1792-1822), incapacitado para actuar
I 'IJ1110 árbitro por su aversión a la práctica de un islam popular aglutinado en
11)1 no a morabitos y romerías (mussems). Se va a alzar un caudillo, Bubker
1\ 1II hauch, jefe de los Ait Sidi Alí, uno de los morabitos más venerados en las
111oximidades de Mequínez, que cercará esta ciudad y tomará Fez en 1820.
1':,1 coincidencia con la revuelta montañesa, las cofradías religiosas de las
l'ludades (Derkawa, Wazzaniya), igualmente contrariadas por el austero
Ideario wahhabí que trataba de imponer el sultán, aprovecharán la coyuntura
para deponerle, terminando por abdicar en su sobrino Abderrahman Ben
l llcham (1822-1859) que restaura la tradición y permite la libre actuación de
l.is cofradías.
1.4.2. La Península Arábiga Y el Imperio Otomano
Pocas son las zonas de lo que hoy conocemos como Mundo Árabe, apar-
te de Marruecos, que conservaron cierta independencia respecto delImpe-
río. En la Península Arábiga, la provincia sudoriental del Yemen se transformó
n bajalato otomana en 1537, aunque volvió a ser definitivamente indepen-
diente en 1635.
Los gobernantes árabes de La Meca y del Hiyaz reconocieron la sobe-
ranía otomana, aunque conservaron un estatus autónomo en tanto que Guar-
dianes de los Santos Lugares. Por su parte, los beduinos de la Península man-
tuvieron su tradicional independencia.
En el Nayd tuvo lugar en el siglo XVIII, como se verá a continuación, la apa-
rición de un fenómeno nacionalista y religioso particular, el wahhabismo, movi-
miento político que dominó en gran parte de la península hasta 1818, llegando
a constituir un peligro para el Imperio Otomano.
Al sur de la Península, Omán y Adén, integrados por un conjunto de emi-
ratos, escaparon a la influencia otomana, pasando en el siglo XIX a someter-
se a la soberanía británica que estableció un protectorado en el primero y
conquistó el segundo en 1839.
Kuwait corresponde al norte del viejo territorio de Al-Ahsa que se ex-
tendía hasta Qatif, y fue conquistado por los otomanos a los portugueses en
1550. En algunos períodos estuvo sometida al dominio de las provincias ira-
quíes, lo que ha justificado las pretensiones sobre el territorio de gobernan-
tes iraquíes como Qasem en 1961 y Sadam Husein en 1991.
35
1.4.3. El wahhabismo: el proyecto político saudí y la Península Arábiga
El movimiento reformista wahhabí aparece en un momento en que el
Imperio Otomana empieza a manifestar sus primeros síntomas de decaden-
cia y des agregación, subordinado en lo económico por las capitulaciones
que le imponen las potencias occidentales y sometido al mismo tiempo a
presiones del Imperio Persa safawí también en su decadencia. Fue un movi-
miento de renovación política y religiosa que buscaba recuperar la pureza
primitiva del Islam. Su puritanismo ha permitido que se le compare con el
protestantismo, sobre todo en su lucha abierta contra los santos, aunque éste
sea un rasgo externo como el de su intransigencia.
El fundador del movimiento fue Muhammad ben 'Abd al-Wahhab, naci-
do hacia 1703 en 'Uyaina, en el Nayd, hijo de un teólogo convertido al ideario
del pensador y reformador de los siglos XIII y XlV, Ibn Taimiya. Viajero por
Basra, Bagdad, Kurdistán, Hamadán, Ispahan (hacia 1736), Qurnm, Damas-
co y El Cairo, Ben 'Abd al-Wahhab retorna a Arabia hacia 1739 y comienza
su carrera pública predicando en Huraimla, en donde escribe su Kitab el-
tawhid (Libro de la unicidad). Tras el choque con los primeros adversarios
se vuelve a su oasis de origen cuyo emir le ayuda inicialmente en la exten-
sión y práctica de su apostolado, pero sus relaciones con el emir Sulaimán,
de los Banu Jalid, que controlaba la región de al-Ahsa y Qatif, por las que
el ideario chií se extendía, le llevaron a alejar a 'Abd al-Wahhab de sus domi-
nios. Marcha éste entonces a Dar'iya, gobernada por el emir Muhammad
Ibn Sa'ud de la confederación de los 'Anaza, entre los que contaba con apo-
yos. Y es precisamente en esta ciudad donde, tras vencer las intrigas de los
Banu [alid, se llega al pacto (bai'a) entre el emir y el teólogo (1744) para
hacer reinar la palabra divina incluso por la fuerza, poniendo fin a las inno-
vaciones y supersticiones populares. El proyecto estatal, que tenía como
fundamento los principios de Derecho Público de la al-Siyasa el-cber'iye (La
política legítima) de Ibn Taimiya, pretendía valorar la chura o consulta, con
cierta apertura al iytlhad para dar cabida a una reflexión más libre sobre
las leyes cuando el Corán, los hadices o el iyma' dejaban sin respuesta las
cuestiones. La aspiración era extender el ideario por todo el mundo árabo-
musulmán.
Es imposible, como señala Henri Laoust (1977: 322), separar el desti-
no del cheij del de la dinastía de los Sa'ud. El primero, Muharnmad ben
'Abd el-Wahhab, fue consejero tanto de Muhammad Ibn Sa'ud (muerto en
1765) como de su hijo 'Abd al-Aziz (muerto en 1803), hasta el fin de su
vida en el año 1792. Como su modelo, el hanbalí Ibn Taimiya, iniciaron una
campaña contra las sectas musulmanas no sunníes, los mutazilíes, los qada-
ríes antideterministas, los jariyíes radicales, los chiíes y otros. Pero tam-
bién llevaron a cabo campañas en el seno de la zuna contra el sufismo, las
36
uofradías. el culto a los santos, prohibiendo
la visita de sus tumbas y resal-
t.mdo por encima de todo la unidad divina o tawhid, por lo que se les lla-
11\.6 "unitarios".
1.4.4. Las conquistas políticas wahhabíes
El primer objetivo del movimiento fue la conquista del Nayd, comenza-
da por Muharnmad Ibn Sa'ud y llevada a término por su hijo 'Abd al-Aziz. Las
dificultades inciales que la retrasaron hasta 1786 (si bien la clave de la con-
quista fue la toma de Riyad en 1773), provinieron del particularismo de las
tribus fomentado por la Sublime Puerta. A partir del Nayd se extendieron a
la región de al-Ahsa, a los puertos del Golfo Pérsico, asediando Iraq y el Hiyaz,
debiendo afrontar al propio Imperio y a Inglaterra, interesada estratégica-
mente en la región para evitar amenazas sobre sus posesiones en la India.
Pero fueron tal vez demasiado lejos en su empeño, al atreverse a atacar la ciu-
dad santa chií de Kerbela y el mismo mausoleo del Imam Husein, hijo de Alí,
el 21 de abril de 1802. Los chiíes lo consideraron una profanación y el so-
berano persa Fath Alí Shah tomó bajo su protección los santos lugares del
chiísmo, mal protegidos por los Otomanos. En 1803, un chií asesinaría al pro-
pio 'Abd al-Aziz.
Su hijo Sa'ud ben 'Abd al-Aziz, que reinó hasta 1814, logró apoderarse
de Medina (1805) y de La Meca (1806) avanzando hacia Iraq e internándose
en Siria. Pero estos avances asustaron a británicos y otomanos que enviaron
sus fuerzas a contrarrestarlos, los primeros en Ras el-Jaima (1809) y los segun-
dos en el Hauran (1810). Pero sobre todo fue la operación llevada a cabo entre
1811 y 1815 por el gobernante de Egipto Muhammad Alí, por cuenta del
Imperio, la que debilitó al primer reino wahhabí, imponiendo al rey 'Abd Allah
ben Sa'ud una sumisión que, aunque provisional, fue la antesala de la que le
impondría Ibrahim Pachá, hijo de Muhammad Alí, tras su nueva campaña de
1816 a 1818 que terminó con la toma del oasis de Dar'iya y el envío a Estam-
bul del rey 'Abd Allah, donde fue decapitado.
Una segunda experiencia wahhabí fue llevada a cabo por el emir Turkí
de la familia saudí en Riyad, convertida en nueva capital de la doctrina desde
1821, extendiéndose a algunos puntos del Golfo Pérsico, siendo tolerada por
los otomanos que se limitaron a controlar el Hiyaz. Pero las disensiones dinás-
ticas y la actitud firme de Midhat Pachá, gobernador de Bagdad entre 1869
y 1872, contribuyeron a la decadencia del movimiento, y apareció en esce-
na una nueva familia, la de los Banu Rachid (de la confederación de los Sham-
mar), aliados de los Otomanos, que se apoderaron del Nayd, y conquista-
ron Riyad en 1884. Los saudíes se refugiaron entonces en Kuwait, amparados
por el emir Mubarak. Una tercera experiencia, continuadora de las anterio-
37
res fue la que 'Abd al-Aziz emprendió desde 1901 a la cabeza de sus ijwan
para lograr una nueva restauración wahhabí, que dio lugar al reino saudí en
1930.
Aunque en otros contextos como el iraquí o el yemení la doctrina wah-
habí conoció seguidores en el siglo XIX, fue en Marruecos donde, en la segun-
da mitad del siglo XVIII, como se ha dicho más arriba, el wahhabismo se con-
virtió en ideología oficial. El monarca alauí Sidi Muhammad ben 'Abdallah
(1757-1790) lo adoptó para combatir el sufismo y la influencia de las cofra-
días. Su sucesor Sidi Slimán prolongaría su combate contra las zagüías, pero
hubo de ceder ante la resistencia armada de aquéllas.
1.5. La decadencia otomana
1.5.1. La expansión europea y la integración del Mundo Árabe
en el sistema capitalista
La expansión europea es un fenómeno ligado a la Revolución Industrial,
a la necesidad de materias primas, a la búsqueda de mercados. A lo largo
del siglo XIX se desmontan los viejos imperios coloniales y se van forjando
unos nuevos, producto de la necesidad de nuevos mercados como conse-
cuencia de la revolución de la producción por las transformaciones tecnoló-
gicas y de los transportes. El nuevo imperialismo exigía ir más allá del libre
comercio, de la expansión comercial. Para su asentamiento requería la domi-
nación política de nuevos territorios, lo que provoca una carrera entre las dis-
tintas potencias por repartirse el mundo.
Los países desarrollados van a ir asentando sus emporios en las rutas
comerciales que serán una base fundamental para sus imperios coloniales.
Pero van a ir imponiendo tratados comerciales que abrirán las puertas a su
expansión económica y financiera. Es lo que hace Londres con Thrquía en
1827, con China en 1844" con Marruecos en 1856 (Mieqe, 1975: 11).
El Imperio Otomano ha sufrido a lo largo del siglo XVIII con la presión
creciente de los países europeos. No siempre en sentido negativo. Francia es
el país que, a falta de colonias en ese período, centraliza el comercio con el
Levante. Pero es cierto que la ampliación de las capitulaciones ha dejado al
Imperio en una situación de cierta dependencia. Hasta el último cuarto del
siglo XVIII todavía desempeña un papel de intermediario entre Europa y Asia
por lo que no sería correcto afirmar que se halle sumido en una decadencia
irremediable (Mantran , 1989: 285).
En el siglo XVIII los países sometidos/al Imperio turco enviaban a Europa
más materias primas que productos terminados y recibían a cambio manu-
facturas, pudiendo observarse una división de papeles que se ha mantenido
38
desde entonces. Pero va a ser a lo largo del siglo XIX cuando los intercambios
se intensifiquen. En lo que se refiere al gran comercio, la integración de los
países del Islam al mercado mundial capitalista será un hecho.
Tanto las importaciones como las exportaciones sufrirán un aumento con-
siderable. En Siria por ejemplo, el comercio marítimo se multiplica por diez
entre 1830 y 1911, Yen Iraq el comercio sufre un incremento superior en un
período aún más reducido. El comercio global otomano en el Mediterráneo
pasa de 2.600.000 libras esterlinas en 1829, a 63.500.000 en 1911 (Valensi,
1978: 502), sin contar el de Egipto ni el de los territorios perdidos por el Im-
perio. El caso de Egipto será excepcional ya que será ocupado en 1882 por
los británicos y convertido en una colonia. El comercio casi se incrementa en
un 1.600% entre 1838 y 1913. Pero el gran estímulo se producirá entre 1860
y 1880. También en el otro extremo del mundo musulmán, en Marruecos, el
comercio se multiplica por ocho entre 1830 y 1891.
Las regiones costeras como Egipto o Líbano están más conectadas al mer-
cado mundial que las más continentales como Iraq, Sudán o Arabia, pero la
apertura de los países musulmanes es una realidad en el siglo XIX.
La convención comercial de 1838 va a marcar las relaciones entre el Im-
perio Otomano y Europa hasta la Primera Guerra Mundial. Confirma los pri-
vilegios concedidos a los mercaderes europeos desde el XVII por las capi-
tulaciones, suprime los monopolios, autoriza a los ingleses a comprar
productos sin límites en todos los lugares del Imperio y establece unos dere-
chos de aduana en un 5% sobre las importaciones, un 12% sobre las expor-
taciones y un 3% sobre las mercancías en tránsito. Este tratado va a contri-
buir negativamente sobre la economía de las regiones otomanas, pues
supondrá el sacrificio de la artesanía local frente a la competencia extranjera.
En un primer momento es Inglaterra la única beneficiada por el acuerdo,
pero pronto lo van a suscribir los demás países europeos. En todos los terri-
torios controlados por el Imperio los comerciantes europeos y sus agentes
gozarán de garantías diplomáticas y protecciones jurídicas que servirán de
instrumento para la penetración de los países industrializados. Aunque el
Gobierno otomano revisará los términos del tratado -pese a las reticencias
de las potencias, elevará los derechos de entrada de los productos al 8%
(1861-1862), 11% (1907) y 15% (1914), reduciendo los de salida- no evita-
rá este proceso, que correrá paralelo con la intensificación del tráfico tanto
marítimo como terrestre.
También el mundo urbano árabo-musulmán sufrió transformaciones im-
portantes en el proceso de integración al mercado mundial. La primera afec-
ta a artesanos y comerciantes. Algunas corporaciones llegan hasta la desa-
parición. El número de artesanos desciende en una capital como Damasco
de 30.000 a 8.000 en las cuatro décadas que transcurren entre 1852 y 1889.
Otra consecuencia es el desarrollo de una clase media local a partir de una
39
"

embrionaria burguesía indígena a la que se añaden minorías no musulma- II(JI\ europea por la renovación del Imperio se ejerció también para mejorar

nas que realizan en el siglo XIX el papel de intermediarios. Son los judíos del 1,I condición de los súbditos no musulmanes, y conseguir la igualdad de los
Imperio Otomano o de Marruecos, los griegos o armenios en los diversos mlombros de los milletno musulmanes (Heti-i Humayun en 1856) o para con-
confines imperiales o de Egipto, los coptos en este último país o los cristia- uguir el establecimiento de un sistema parlamentario. La aprobación de la
nos en el Líbano. La novedad estriba en que buscan la protección de los eu- ()onstitución de 1876, sin embargo, apenas modificó el estilo de gobierno del
ropeos y la naturalización en algunos casos. Paralelamente los europeos cre- \titán Abdul Hamid, que en su largo reinado (1876-1909) hubo de afrontar la
cen en número, pero es superior su peso a su número (apenas un 2%) en I)órdida de sus posesiones europeas.
países como Egipto. En Argelia o Túnez en cambio, a lo largo del siglo XIX, su Pero estos esfuerzos de renovación resultan vanos en Un momento de
número será considerable. (lisgregación territorial del Imperio. La independencia de Grecia en 1830,
Un hecho nuevo lo constituye el petróleo, que en Oriente Próximo suscitará 1.1 conquista de Argelia en ese año, las insurrecciones de Líbano, la tensión
la rivalidad entre las potencias. La concesión de los ferrocarriles de Bagdad ion Egipto, serán algunas de las manifestaciones externas de una crisis que
hecha por el Sultán a los alemanes desde 1880, está ligada a la prospección liará que se conozca al Imperio turco como "el hombre enfermo" según la
petrolífera. El Deutsche Bank obtiene a principios del siglo XX privilegios de xpresión del zar Nicolás I en 1853 y que surja desde entonces como uno
prospección y explotación que en Irán recaerán en manos de los británicos le los grandes temas internacionales a resolver, lo que se conoce como "la
desde 1901. La Anglo-Persian Oil Company se funda en 1909, fecha a par- cuestión de Oriente" (Mantran, 1989: 501). Tras la participación otomana en
tir de la cual se desarrolla la explotación y el refino. In guerra de Crimea (1855) y las reformas de 1856, otro elemento a tener
n cuenta es la crisis económica producida por el endeudamiento progre-
ivo del Imperio y la necesidad de recurrir a préstamos exteriores. Entre
1.5.2. De las reformas a la desintegración del Imperio l854 y 1879 solicitará más de 255 millones de libras turcas, de los que sólo
cibirá efectivamente 139, dados los altos intereses de hasta el 12% que
La decadencia del Imperio Otomano es un largo proceso de deterioro de habría de pagar.
un sistema "meticuloso, escrupuloso y notablemente eficaz" en el siglo XVI,
que se prolonga durante dos siglos de "negligencia" (siglo XVII) y de "hun- Cuadro 1.6. Endeudamiento exterior otomana (1854-1879).
dimiento" (siglo XVIII) (Lewis, 1988: 30). Entre las causas de este deterioro hay
que señalar el choque financiero que supuso para 'TUrquíael aflujo repenti- Importe Condiciones Suma obtenida Intereses
no y masivo de plata de Occidente proveniente de las Indias en el siglo XVI, Años
nominal de partida Bruto Neto Nominal Efectivo
que ya había producido en España una revolución de los precios y una crisis
1854-1859 14.300 87,1% 12.464 11.881 4%-6% 4%-8,7%
financiera. Pero hay que notar también que esta crisis coincidía con una trans-
1860-1864 . 19.841 68,7% 13.633 12.501 6% 9,4%-9,8%
formación de la Administración y el Ejército otomano que exigían grandes
1865-1869 67.244 58,5% 39.356 38.580 5%-6% 8,3%-11,5%
cantidades de dinero. En otro tiempo, el Imperio podía sufragar su personal
1870-1874 140.228 47,2% 66.148 64.609 3%-9% 8,5%-12,3%
militar concediendo a los caballeros o sipahi feudos, pero el arte de la gue-
1875-1879 14.225 81,4% 11.585 11.585 5% 5%-9,6%
rra en los siglos XVI Y XVII requería, desde la generalización de las armas de
Total 255.838 55,9% 143.186 139.156
fuego, la contrata masiva de mercenarios. Todo ello cargó pesadamente la
economía del Imperio, que no podía extraer de la explotación de los campos En miles de Libras turcas. 1 LT = 0,909 esterlinas
empobrecidos las rentas necesarias. Fuente: Reelaborado a partir de Owen, 1981: 104.
Una voluntad de renovación se desarrolla en el siglo XIX en tiempos de
Selim IIIy Mahmud Il, entre 1808 y 1839 que preparará lo que se llamó el pro-
grama de tanzimat-ihayrye, de "legislación beneficiosa", último esfuerzo de En este estadio de crisis sobreviene en 1878la independencia de Ruma-
modernización llevado a cabo por la clase dominante otomana a fin de con- nía, Serbia, Bulgaria y Montenegro. Austria ocupará Bosnia-Herzegovina,
servar sus privilegios (Von Grunebaun, 1974: 102). El papel de Europa en la Rusia se anexionará los territorios de Kars y Ardahan, y la Puerta se verá
renovación del ejército, en la sustitución de los jenízaros y la formación de obligada a ceder la isla de Chipre a Inglaterra, que ocupará Egipto en
nuevos cuadros militares fue decisiva, pero no se limitó a esa tarea. La pre- 1882.

40 41
1.5.3. Otornanisrno, panislamismo y nacionalismos
litalianza del sultán con los notables religiosos locales), sucumbirá a manos
elo los nacionalismos, incluido el joven-turco que se acaba imponiendo con
Las Tanzimat o reformas habían venido acompañadas de una ideología
IIU lenguaje modernista, pero que no será capaz de frenar ni de integrar a los
"otomanista" que pretendía confundir en un común crisol a los diversos ciu-
otros movimientos de corte nacionalista.
dadanos del Imperio, igualados todos fueren cuales fueren sus confesiones
o lenguas. Pero la crisis de 1878 revela el fracaso de la era de reformas y
marca, en cierto modo, el fin de la ideología otomanista. El sultán Abdul-
Hamid Ir es el primero en ser consciente de la envergadura de la crisis e
incluso de las maniobras que se cernían en contra del Imperio. Hasta Ingla-
terra, principal apoyatura para el mantenimiento del Imperio, empezaba a
abandonarlo a su suerte decidiendo apoderarse de parte de él. Abdul-Hamid
es un sultán controvertido. En parte por una personalidad ambivalente, par-
tidario de impulsar las reformas al mismo tiempo que de centralizar en su
persona la dirección de todos los asuntos, la realidad es que cuenta con una
imagen cargada de tópicos que lo presentan como el típico autócrata y dés-
pota oriental.
La muerte del" otomanismo" exige una ideología de sustitución que sea
capaz de combatir el fermento de disolución que representan los naciona-
lismos para el mantenimiento de la unidad del Imperio. Albaneses en la redu-
cida parte europea que conserva la Sublime Puerta, kurdos en los confines
del Imperio y árabes en el Creciente Fértil y en los bordes de la Península
Arábiga, constituyen tres elementos centrífugos a los que se les opone una
ideología panislámica que resalta los elementos comunes de todas estas cul-
turas y pueblos con TUrquía. Abdul-Hamid promoverá la defensa del califato,
el prestigio de la institución, la necesidad de imponer la soberanía espiritual
sobre pueblos musulmanes incluso no dependientes del Imperio. En defen-
sa de esta ideología neotradicional, en apoyo de un auténtico "retorno de lo
religioso" como señala Francois Georgeon (Mantran, 1989: 533), Abdul-Hamid
pone en juego incluso a las cofradías musulmanas como la Qadiriya a la que
pertenecía.
Pero los nacionalismos emergentes contarán con apoyos exteriores. A
partir de los años ochenta en las provincias árabes, a pesar de la censura
impuesta por el sultán, lograrán difundirse publicaciones que defienden la
única legitimidad de un califato árabe, que reclaman el fin de la tutela oto-
mana. Los británicos están detrás y, para combatir el efecto de esta propa-
ganda, Abdul-Hamid combina la represión y las ventajas económicas. Por un
lado, a la familia rival de los hachemíes del Hiyaz se la mantendrá casi secues-
trada en Estambul. Por otro, por las provincias árabes extiende la más impor-
tante red de líneas férreas de todo el Imperio. Son 2.350 kilómetros en Siria
y el Hiyaz construidos entre 1882 y 1908 frente a los 1.850 de toda Anatolia.
Sin embargo el panislamismo, aunque coseche en algunas zonas éxitos
parciales (el Kurdistán vivirá una larga etapa de paz como consecuencia de

42
43
 2.
Dellracaso del sueño
nacional egipcio a la Salaliva

2.1. El antiguo régimen

2.1.1. Laocupación napoleónica

Con anterioridad a MuhammadAlí (1805-1848) pueden encontrarse hue-

llas de un sentimiento nacional egipcio, pero no llegan a constituir un arma-
zón complejo y coherente. Es el caso de la época de Alí Bey el Kabir, último
de los grandes mamelucos, hacia 1770, en la que se llega a hacer gala de
cierto sentimiento pre-nacional para manifestar su disidencia con respecto al
Imperio Otomano.
Sin embargo, hasta Muhammad Alí no puede hablarse claramente de la
construcción de un Estado, de un proyecto estatal, imprescindible para que
sea creíble un proceso nacional o más aún, nacionalitario, en terminología del
historiador y sociólogo egipcio Anouar Abdel Malek (1972).
Para autores como el también egipcio Louis 'Awad, el punto de partida
del pensamiento político y social en su país lo constituye la proclamación efec-
tuada en el cuartel general de Alejandría por Bonaparte el 13 de Messidor
del año VI, es decir, el 1 de julio de 1798 o fines de moharram de 1213. A su
juicio, según señala Abdel Malek (1969: 213), la expedición de Napoleón sig-

45

nificará un choque en las conciencias del país, confrontando civilizaciones y
proyectos y dando lugar a uns dinámica política nueva. Otros puntos de vis-
ta resaltarán el hecho de que la invasión napoleónica provoca una respuesta
social de carácter patriótico en la que algunos ven el principio de un senti-
miento nacional. Curiosamente sin embargo, de ambas lecturas de la histo-
ria se puede deducir que el nacimiento de la "nación" egipcia se situaría en
este período, con el nacimiento de un movimiento nacional egipcio. El direc-
tor cinematográfico egipcio YusefChahine disecciona con sutilidad en su film
Adiós Bonaparte (1984) este sentimiento paradójico de la sociedad egipcia
de fines del siglo XVIII, aceptando por un lado y rechazando por otro el apor-
te revolucionario francés.
La pervivencia de los mamelucos había sobrevivido a la caída de su
régimen en 1516.Los mismos turcos habían rescatado a muchos de éstos que
conservaron influencia hasta el punto de volverse a hacer con el poder a
mediados del XVIII con la restauración del beylicato.
Egipto vive a fines del siglo XVIII una crisis económica importante agra-
vada por epidemias y una desorganización interna provocada por el conflic-
to social que opone a los mamelucos y a la mayoría de la población, con los
ulemas a la cabeza. Nos ha quedado un testimonio excepcional de esta época
a través del relato de al-Yabarti (Moreh, 1975; Cuoq, 1979).Elpoder ejercido
en Egipto por los mamelucos se encuentra además dividido entre dos fac-
ciones y, como resultado, se debilitan los lazos con el Imperio. Sin recibir su
tributo, enojado por la autonomía que los beys Ibrahim y Murad, que enca-
bezan las dos facciones, imprimen a los asuntos de Egipto, la Puerta decide
intervenir, encargando de ello al Pachá de Acre Ahmed al- Yazzar que pro-
pondrá como solución granjearse el apoyo de los ulemas y de las gentes de
al-Azhar, la gran mezquita y Universidad de El Cairo, así como una política
de promesas a la población. La intervención se llevará a cabo en julio de 1786,
pero no bajo la dirección del Pachá de Acre, juzgado capaz de anexionarse
un Egipto en crisis, sino de Hasan Pachá al-Yazairli,que aunque pondrá en
de
práctica las directrices aquel, "no suprimió ninguna iniquidad" como dejó
escrito al-Yabarti (Laurens, 1989: 71). Cuando Napoleón intervenga en 1798
lo hará a invitación del Cónsul francés para castigar las vejaciones que los
beys de Egipto infligian a los comerciantes franceses, en medio de un clima
de desprestigio de los mamelucos enfrentados a los ulemas al que el gene-
ral francés sabrá sacar partido. Advertido del papel de los intermediarios
religiosos, del papel que el Islam ha desempeñado en la legitimación de las
revueltas contra el poder en el Imperio Otomano y en el mismo Egipto, soli-
cita en su arenga a sus soldados a bordo del Orienttolerancia hacia los "maho-
metanos", hacia sus muftís,imames, ceremonias y mezquitas. Pero no escon-
de que "los beys mamelucos favorecen exclusivamente el comercio inglés",
que la conquista de Egipto tendrá unos "efectos sobre la civilización y el
46
""111 .rcio del mundo incalculables" que asestará un golpe sensible a Ingla-
\(
" 11 " I '! dejará sin existencia a quienes' 'tiranizan a los desgraciados habitan-
IlIn del Nilo".
I':n la proclamación que días más tarde dirigirá en árabe al pueblo egip-
1'10 tras su desembarco en Alejandría, Napoleón, atribuyéndose el papel de
1)(11 tador de ideas universales, declarará abolido el antiguo régimen. Traspone
,lIlt mecánicamente a la sociedad egipcia la visión de las clases sociales de su
I ds identificando aristocracia y mamelucos:
)¡
"En el nombre de Dios Clemente y Misericordioso, no hay más dios que Dios,
no hay hijo ni asociado en su reino.
De parte de la República [yumhur] francesa fundada sobre la base de la liber-
tad e igualdad, el general [sar 'askar] Bonaparte jefe del ejército francés hace
saber al pueblo [ahali] de Egipto que desde mucho tiempo ha los beys que gober-
naron Egipto insultan a la nación francesa y cubren a sus negociantes de veja-
ciones: la hora de su castigo ha llegado.
Desde hace demasiado tiempo, este montón de esclavos comprados en el
Cáucaso y Georgia tiraniza a la más bella parte del mundo; pero Dios, el Señor
de los Mundos, el todo poderoso, ha ordenado que su imperio termine.
Egipcios, se os dirá que vengo para destruir vuestra religión. Es una mentira,
no lo creáis. Responded que vengo para restituir vuestros derechos frente a los
usurpadores; que respeto, más que los Mamelucos, a Dios, a su Profeta Mahoma
y al glorioso Corán.
Decidles que todos los hombres son iguales ante Dios; la inteligencia, los talen-
tos y las virtudes son las únicas que establecen las diferencias entre ellos (...)"
(lb., 75) [Véase texto completo en el Texto 1 del Apéndice documental].
El tono recuerda el empleado por el propio Napoleón en su discurso del
Palacio Real de Madrid ante los afrancesados (Artola, 1983: 340), con las alu-
siones a "los derechos usurpados por los señores", las referencias a Dios, a
la constitución de los españoles en "nación". En el caso egipcio era la usur-
pación de los mamelucos, las citas a la divinidad, las referencias al "pueblo"
(ahali, los autóctonos) de Egipto.
Napoleón no logró controlar todo Egipto pues los mamelucos, desde el
Alto Egipto, siguieron oponiéndose a las tropas francesas. Napoleón intentó
aprovechar en su beneficio las pugnas entre notables egipcios, explotadas
desde su proclamación. Con los ulemas formó un Diván a manera de gobier-
no y a escala local creó también gobiernos autónomos. La ocupación fran-
cesa duró desde julio de 1798 a septiembre de 1801.Elhistoriador Al-Yabar-
ti sintetizará a la vez las prevenciones contra el ocupante, al tiempo que, sin
olvidar sus méritos, concluye con el desencanto por el restablecimiento de
la soberanía de la Puerta,
47
 El desembarco anglo-otomano en Egipto en 1801 pone [m a la presencia
francesa. Los otomana s van a intentar restablecer toda su autoridad directa,
y los ingleses, con la restitución del poder a los mamelucos, pretenderán ini-
ciar un control indirecto sobre la zona, cuya importancia estratégica era evi-
dente para sus posesiones coloniales.
2.1.2. Muharnmad Ají y los mamelucos: clases y organización social
La aparición de Muhammad Alí va a trastocar los planes de ambos. Este
personaje fue uno de los jefes albaneses del ejército turco, sin una gran cul-
tura, pero con la habilidad suficiente para equilibrar las influencias contra-
puestas de turcos, mamelucos, egipcios e ingleses.
La política llevada a cabo en el largo Gobierno (1805-1848) de Muham-
mad Alí se va a resumir en dos puntos: absolutismo y centralización. La reor-
ganización de la policía, la creación de nuevas circunscripciones administra-
tivas y de nuevos ministerios, le van a permitir, entre otras medidas, sus
proyectos de reforma y modernización.
Muhammad Alí comenzó por poner fin a la anarquía en la que vivió el
país en los cuatro años que sucedieron a la evacuación de los franceses. Obtu-
vo el apoyo de los ulemas, que le ayudaron a hacerse con las riendas del
poder frente a los mamelucos, contra los que luchó despiadadamente lle-
gando hasta asesinar a unos 150 de sus jefes en la famosa matanza de la ciu-
dadela de El Cairo en 1811.
La minoría no autóctona de turcos y mamelucos, que controlaba la admi-
nistración y el ejército, era a fines del XVIII y el inicio del XIX la clase dominan-
te, privilegida, la aristocracia. La tierra pertenecía al Sultán otomana, pero,
como se vio, se arrendaba la recaudación de impuestos a los multazim, que
los cobraban a veces junto a impuestos o exacciones ilegales. El uso que de
ella hacían los multazim era en beneficio de su familia en la mayor parte de las
veces. La propiedad estatal era, pues, puramente nominal. De ahí que Mu-
hammad Alí actuase contra esa clase que impedía el desarrollo de una eco-
nomía más moderna y centralizada. El régimen anterior, que algunos como
Ibrahim 'Amer califican de "feudalismo oriental", se caracterizaba por la
ausencia de propiedad privada. Aunque se trataba de un régimen en transi-
ción entre cierto feudalismo y el capitalismo. Para otra estudiosa del tema,
Helen Rivlin, el desarrollo de las grandes propiedades privadas, típico del
Egipto moderno, tiene su origen en el período de Muhammad Alí. De todas
formas el objetivo de éste no fue tanto crear una nueva clase de propietarios
como facilitar la recogida de impuestos y la administración.
MuharnmadAlí va a realizar lo que puede calificarse de una reforma agra-
ria para acabar con la fuente de poder de la aristocracia mameluca. Los 2
48
11111,1111111 de feddans (medida de superficie equivalente desde el año 1814 a
I .~11I) IIIU) que ocupaban las tierras cultivables en el momento de la llegada al
1u 11 1'11 (I!J Muharnmad Alí,se van a convertir en casi un monopolio estatal. Entre
l' \()I \ Y 1811 se acaba con el poder económico de los mamelucos, a los que
uulomníza en algunos casos. También se retira a las mezquitas y a los jeques
" I I I11 lilas de manos muertas (waqfs y rizaqs) de las que se beneficiaban. De
1,1 I 11.mera la tierra queda dividida en las siguientes categorías (Abdel Malek,
IUllO: 26):
200.000 feddans serán distribuidos, exentos de impuestos, entre miem-
bros de su familia, dignatario s y mandos militares.
Las tierras de los multazims, la gran mayoría, transformadas en awsi-
yah o de la administración, con alguna compensación a familias de
mamelucos.
- Las de los jeques donadas a los ulemas en calidad de nuevos multa-
zim (el 4% de la superficie cultivada de cada pueblo, un total de 154.000
feddans) con la intención de atraerlos a su causa.
- 6.000 feddans, libres de impuestos, entregados a expertos extranjeros
para realizar experiencias.
- Un bloque entregado a los fellahs. Si bien este grupo social era el más
numeroso del país, pues constituía 9/10 de la población, vivirá en régi-
men de leva, trabajando para el estado y recibiendo sólo una paga
mínima junto a los instrumentos y semillas. De ahí su situación de des-
contento que crea revueltas campesinas en 1820-1821, 1822-1823,
1824, 1826 y 1846.
- Un último bloque será cedido para sedentarizar a los beduinos. Se tra-
taba de un grupo tradicionalmente turbulento, vigilado estrechamente
por las autoridades que pretenden sedentarizarlo. Muhammad Alíllega
a requisar sus caballos para el ejército, privándolos así de su principal
fuerza. Se les va a asignar unas tierras que deberán cultivar con la
amenaza de quitárselas si no las cultivan. En 1821 se cuentan 26 tribus
en la orilla derecha del Nilo y 24 en la izquierda. Pero al parecer se les
atribuyó las tierras en las orilla opuesta a la de su tradicional nomadeo.
Hay que señalar que el grupo de los ulemas, constituía una élite influyente
de carácter religioso e intelectual, que carecía de papel en el Gobierno pero
que va a ser ganada por su prestigio e influencia cerca del pueblo.
Otros grupos sociales, urbanos ya, eran los constituidos por los propieta-
rios, divididos, según un observador del primer tercio del XIX en negociantes
(extranjeros en su mayoría), encargados de la importación y la exportación, y
mercaderes, dedicados al comercio interior. Vivían sobre todo en El Cairo y
Alejandría. Muhammad Alí beneficiará a los primeros en detrimento de los
. 49
 nacionales, pues le van a abastecer de los bienes de equipo para la joven
industria egipcia. Por su parte, al mundo urbano pertenecían los artesanos,
ligados a la antigua estructura corporativa que empieza a sumirse en deca
dencia, así como una nueva capa dedicada a la distribución y servicios, agru-
pados y repartidos por los diferentes barrios (Rayrnond, 1974: 204). Cada cor-
poración cuenta con un jeque o amín designado por la administración,
encargado de cobrar los impuestos, de ejercer la policía en el gremio, de enro-
lar a los hombres en el ejército y otras tareas derivadas. Dentro de esta cate-
goría urbana se encuentran también los obreros asalariados del Estado, de la
nueva industria estatal que Muharnmad Alí establece en ciudades como Roseta,
Damieta o Mansura. La casi totalidad de la población apta para el trabajo se
ocupaba en las manufacturas del Estado. También las mujeres trabajaban, lo
que constituirá un fenómeno nuevo en países de Islam.
La población no era muy numerosa a fines del siglo XVIII, apenas unos dos
millones y medio, alcanzando los tres millones en la primera mitad del siglo
XIX, aunque las estimaciones oscilan mucho de unos a otros observadores.
No habrá censo oficial hasta 1882, en víspera de la ocupación británica. El
Cairo contaba en 1821 con 218.000 habitantes, un cuarto de millón hacia 1846;
Alejandría, en la primera fecha, apenas 12.500, pasando a los 150.000 en la
segunda. Damieta y Roseta pasan de los 13.000 cada una a 37.000 y 18.000
respectivamente.
2.2. Las reformas de Muharnrnad Alí
2.2.1. Enseñanza, Ejército y modernización en Egipto
Entre las reformas emprendidas por Muhammad Alí destaca la del Ejérci-
to, clave para preservar su autonomía frente a la Puerta y para llevar a cabo
campañas de expansión que le permitan protegerse estratégicamente. Se sir-
vió de consejeros militares europeos, algunos de ellos españoles. Según el
padre José de la Cruz, párroco en Egipto en 1825, residían allí unos dos mil
españoles, "casi todos mahoneses" muchos de ellos liberales exilados enrola-
dos en el Ejército y a cuya reforma contribuirían (Martínez Montávez, 1977: 14).
Creó escuelas de los diversos cuerpos y procuró enviar a sus oficiales a las
academias europeas junto a intelectuales que realizaron misiones de estudio a
Europa. Los objetivos de la renovación de la enseñanza, las traducciones de
obras, van a estar en relación con las necesidades del ejército y constituirán
uno de los resortes del renacimiento cultural egipcio.
El proceso de modernización de la enseñanza es visible a partir de 1836,
al tiempo que van a ir desapareciendo las enseñanzas vinculadas a las mez-
quitas. Unas cincuenta escuelas primarias y preparatorias, construidas a par-
50
111 11, \ J 833 y dirigidas en su mayoría por jeques de Al-Azhar, van a enviar sus
1111111110S (unos 9.000 en 1840, el momento álgido del régimen) a las escue-
1.1'1 1IIIpeciales superiores de estilo europeo que procuraban cuadros al ejér-
111111 y a la administración. Sus estudiantes provenían de orígenes diferentes:
1111 ugipcios (mamelucos, circasianos, con una minoría de griegos, kurdos,
dll,¡neses y georgianos), orientados hacia las escuelas militares; y egipcios,
1IIIICfidossobre todos a las escuelas médicas, politécnicas y administrativas.
1:111 de enero de 1836 se centralizarán en el Diwan al-Madarris (Ministerio
11 Consejo de las Escuelas), las diversas instituciones escolares egipcias bajo
1" dirección de Mustafa Mujtar (hasta 1838) y más tarde de Ibrahim Adham
(1839-1849). El apoyo inicial de MuhammadAlí en los ulemas sería pronto
untituido por una burocracia adicta que, aunque alejó el poder del pueblo,
1" permitió llevar a cabo su política de centralización.
Cuadro 2.1. Cronología de las escuelas superiores en Egipto.
1824 Música
1825 Militar, Naval
1926 Medicina, Escuela de Principes
1827 Veterinaria
1829 Química aplicada. Civil
1830 Farmacia, Señalización
1831 Caballería, Artillería, Artes y Oficios, Irrigación
1832 Infantería, Maternidad
1833 Municiones de Guerra
1834 Politécnica, Mineralogia, Administración y Traducción
1836 Estado Mayor, Agricultura. Lenguas
Fuente: Abdel Malek, 1969: 146.
Se ha hablado más arriba de las misiones escolares enviadas a Europa,
que pretendían ante todo proveer a la administración del virrey de cuadros
militares y técnicos, siendo el Gobierno egipcio el primero en abordar a fon-
do la cuestión de la modernización. La primera de las misiones partió para
Italia en 1809 a estudiar las artes militares, la construcción de navíos, la impre-
sión y la ingeniería. En los primeros años (de 1809 a 1818) sólo marchan 28
estudiantes. Más adelante las misiones se desplazan hacia Francia, sobre todo
a partir de 1826. Entre ese año y 1847 serán nueve las misiones con un total
de 300 alumnos.
La composición étnica de estas misiones da idea de las élites en tiempos
de Muharnmad Alí:una mayoría de turcos y armenios, una minoría de egipcios.
Al frente de la misión de 1826 fue el jeque Rifá'a Ráfi' al-Tahtáwi (1801-1873).
51
 /
De sus 44 alumnos, 6 estudian Derecho, Administración y Ciencia Política. Los
demás se especializan en ciencias y técnicas de guerra e ingeniería. Entre 1828
a 1836 son enviados 108 alumnos, De ellos 26 marchan a Inglaterra, 4 a Viena
y el resto a Francia. Se especializarán 70 en Industria, 14 en Marina, 8 en Cien-
cias, 12 en Medicina, 2 en Veterinaria y 2 en Administración.
En total, un 35% de los que fueron enviados en las diversas misiones estu-
diaron Ciencias Militares y Navales, un 27% las Técnicas Industriales, un 18%
las Técnicas de la Ingeniería, un 7% Medicina, un 6% la Administración, el
Derecho y la Política, un 4% la Agricultura y un 3% la Química.
Más tarde, bajo el Gobierno de Ismail continuarán enviándose misiones,
pero sus objetivos no serán tanto militares como el crear la infraestructura de
un sistema nacional de enseñanza,
La figura de al-Tahtáwi es emblemática del nuevo talante intelectual del
Egipto de su tiempo, Estudia desde 1817 en Al-Azhar. Permanece 5 años en
París, donde será influido por las ideas de la Revolución y de Saint-Simon,
para retornar a incorporarse a diversos puestos de dirección, Será nombra-
do director de la Escuela Real de Administración y la de Historia y Geografía
(1834), de la de Lenguas (1835), redactor jefe de el-weqé'i al-misriya (diario
oficial) en 1840 y, un año después, del departamento de traducciones, Entre
1848 y 1854 es alejado al Sudán por el pachá Abbas I, dentro del plan de des-
mantelarniento de la obra de su predecesor. El virrey Said lo rehabilita, ponién-
dolo al frente de la Escuela Militar de la ciudadela en 1854, convertida en Uni-
versidad, Desde esa fecha desempeñará algunos cargos más, realizando una
intensa labor intelectual. Sus ideas, que propugnan la delimitación entre polí-
tica y religión, el trabajo como fuente de todo valor, la igualdad entre los ciu-
dadanos, constituyen el reflejo de las ideas de la Revolución Francesa que
tuvieron buen eco en el Egipto de Muhammad Alí.
2.2.2. El movimiento de traducción y publicación
Uno de los elementos claves en el despertar cultural egipcio e íntima-
mente ligado a las misiones escolares fue el movimiento de traducción de
obras técnicas y de pensamiento occidental al árabe. Hay claramente, según
Abdel Malek (1969: 129), dos etapas, separadas por los años que van de 1830
a 1835. En la primera soportan el peso de la traducción un grupo de resi-
dentes siro-libaneses y de europeos, que vierten al árabe obras del francés
o italiano, Pero al retornar los enviados a las misiones escolares van a ser los
propios escolares los que se encarguen de la tarea. Hacia 1834-1835 empie-
zan a crearse instituciones relacionadas con la versión de textos: la Escuela
de Traducción de Lengua francesa a la Lengua árabe (50 alumnos dirigidos
por al-Tahtawi) y la Escuela de Historia y Geografía, vinculada a la Escuela
52
de Artillería, se convertirían poco después en Escuela de Lenguas para la tra-
ducción de obras administrativas y que bajo la dirección del mismo al-Tahta-
wi llegaría a ser una verdadera Facultad de Letras y Derecho,
En el período de Muharnmad Alí se tradujeron 412 obras, de ellas 135 de
ciencias y 191 de artes militares, siendo el Estado el verdadero mecenas,
como ocurría en otros ámbitos,
Las prirrieras imprentas gubernamentales datan de 1820-1822. La de
Bulaq, fundada por Osmán Nureddin y Niqula Massabki llegó a imprimir 64
obras entre 1822 y 1832, Yunas 180 entre 1833 y 1842. Otras imprentas fue-
ron la de la Escuela de Medicina o la del Ministerio de la Guerra, o la del
Diván jedival, especializada en los documentos oficiales y creada en 1832.
La prensa egipcia comienza con la creación del Diario Oflcial en 1828,
dos años después de la reforma administrativa de 1826 en la que se cimen-
ta el Estado egipcio moderno. En este diario las noticias militares ocupan un
lugar importante, pero su núcleo lo constituyen las noticias del Gobierno inte-
rior egipcio. Se distribuía entre dignatario s y altos funcionarios, así como entre
los diplomado s en el extranjero. Su función era la de informar, dirigir y con-
trolar a las élites.
Merece la pena señalar otro rasgo distintivo del Egipto de tiempos de
Muhammad Alí y que contribuyó a elevar su nivel de cultura: el de tierra de
asilo privilegiada para exiliado s del Imperio Otomano y de otras tierras, incluí-
dos, como se ha dicho más arriba, liberales de países como España. En tan-
to que país oriental e islámico, se ha señalado, recogía a estos elementos, y
en tanto que país abierto al movimiento de la Europa moderna, les hacía
incorporarse y participar en un movimiento más amplio de modernización,
2.2.3. Laexperiencia saint-simoníana: un precedente
de la cooperación euroárabe
Es importante evaluar la influencia en el renacimiento egipcio de un fenó-
meno cultural y político francés que fue exportado por diversas razones al
Egipto de Muharnmad Alí, el saint-simonismo, que puede calificarse de pri-
mera experiencia de cooperación euroárabe.
En marzo y septiembre de 1833 dos grupos de saint-simonianos, dirigi-
dos por Barrault, Felicien David y, más tarde, por Enfantin,van a poner en prác-
tica en Egipto algunas de las ideas del grupo. No es casual el hecho de se tra-
te de un Estado en fase preindustrial, en el que se pueden poner en práctica
las ideas socialistas utópicas de organizar un estado industrial edificado con
los adelantos de la ciencia moderna, que realizase la fusión entre Oriente y
Occidente, en el que la guerra pudiera evitarse con la cooperación de todos
y en donde la aristocracia del talento sustituyera a las clases dominantes.
53

Esta expedición francesa va a permanecer entre 1833 y 1840, años clave
en la edificación estatal de Muhammad Alí. Componían la familia saint-simo-
niana, en Egipto, 55 personas, que llevaron a cabo trabajos importantes y ocu-
paron puestos clave. Así, Lambert convence al virrey para que funde una
Escuela de Genio Militar; Tourneaux se ocupará de los ferrocarriles; Des-
charmes de puentes y carreteras; Lefévre de la prospección de minerales;
Lamy cava el túnel de Chubrah; Javary y Gondet se consagran a las industrias
químicas nacientes; Busco de Dombasle crea una plantación modelo en Chu-
brah; Olivier intenta mejorar los procedimientos de irrigación; otros son pin-
tores, músicos, etc. (Abdel Malek, 1969: 192). Sólo en 1837 los saint-simonia-
nos fundan 29 fábricas. Otros, médicos, inician la medicina social en Egipto.
Cuando Enfantin marcha de Egipto en 1836, quedarán algunos saint-simo-
nianos en puestos claves: Bruneau, comandante de la guardia del virrey; Lam-
bert, director de la Escuela de Artillería de Thrah; Urbain, director de la Escue-
la de Genio Militar de Bulaq; Linant, ingeniero jefe de puentes y carreteras;
Perron, director de la Escuela de Medicina.
El mismo proyecto del Canal de Suez está ligado a los saint -simonianos
Enfantin y Dufour, quienes concibieron el proyecto y participarán por parte
francesa en la Sociedad de Estudios para el Canal de Suez. Pero Muharnmad
Alí es reacio a que el proyecto caiga en manos, extranjeras. Ferdinand de Les-
seps va a recibir de manos de Enfantin los documentos necesarios para plan-
tear el proyecto ante el virrey Said, pero cuando consiga la concesión por
parte de éste, alejará a los saint-simonianos.
2.3. Economía y expansión interior
2.3.1. La economía egipcia bajo Muhammad Alí
La característica del Estado que organiza Muharnmad Alíreside en su visión
de que lo económico es el fundamento de lo político. Ve con claridad que hay
una estrecha relación entre la existencia de un ejército potente y moderno, y una
economía activa y autosuficiente, ya que la clave de su proyecto era conseguir,
ante todo, la independencia. La base de la economía egipcia era, sin duda, la
agricultura, por lo que su primer objetivo fue llevar a cabo la reforma agraria de
la que se ha hablado más arriba. Pero la reforma no afectó sólo a la propiedad
de la tierra, sino a la propia estructura de los cultivos, y en ello desempeñaron
un papel significativo las investigaciones de los saint-simonianos.
A Muhammad Alí se debe la diversificación de cultivos, la intensificación
del cultivo del algodón desde 1821, promocionado más tarde por consejo de
expertos como Jumel. El Estado, que monopolizaba el comercio exterior, con-
seguirá rentas importantes con el algodón. La producción pasó de 225.000
54
qantar (1 qantar = 45 kg) en 1824, a 1.200.000 en 1862, utilizándose un 80%
para la exportación.
En el terreno de la irrigación, también se debe a Muhammad Alí la cons-
trucción de numerosos canales (36 realizados mediante la recluta forzosa de
trabajadores), 15 puentes, 23 pantanos sobre el Nilo, la mayor parte de ellos
en el Bajo Egipto. Proyectó duplicar la superficie irrigada (superar los 3.500.000
de feddans), pero las dificultades exteriores le impidieron llevar a cabo estos
empeños.
No sólo la agricultura se vio afectada por sus planes de modernización.
También en la industria, con asesoramiento extranjero, llevó a cabo impor-
tantes avances. Los historiadores han periodizado en tres etapas el proceso
de industrialización del gobernante egipcio. Una primera va de 1816 a 1818,
y en ella se asienta un monopolio de nuevo tipo, por el que es el Estado el
que provee la materia prima que se transforma y es vendida a través del
monopolio de la distribución. Pero es una etapa en la que la producción
industrial conserva su forma artesanal. La segunda etapa va de 1818 a 1830
y se caracteriza por la gran industria, especialmente la textil y las fábricas de
armas. El nuevo sistema industrial se basa en el monopolio sobre las mate-
rias primas, en la utilización del vapor como fuente de energia, con lo que se
entra en competencia con los pequeños establecimientos artes anales que
acaban por hundirse. Se crean grandes unidades industriales, las fábricas de
armas y de cañones de la Ciudadela, la del Arsenal, la de fusiles de Hud al-
Marsud (1821) así como cinco de pólvora. Hay que añadir el arsenal maríti-
.rno de Alejandría, creado por Lefébvre de Cerisy en 1829. En el terreno de
la industria civil, se crean 30 fábricas de hilatura y tejido de algodón, lino y
seda en el Bajo y Alto Egipto. El objetivo perseguido era satisfacer las nece-
sidades del país, no sólo en producción sino en máquinas, útiles y piezas para
su reparación. El tesoro público obtenía así importantes beneficios: fábricas
de azúcar, teñidos, vidrio y la de papel de El Cairo (1834) entre otras. Pero
padecen de una limitación, la falta de materiales esenciales (hierro y hulla) y
de fuerza motriz sufuciente (fuera de las tradicionales: agua, animales y viento),
que acabarán frenando la autonomía de la industrialización. Aunque el inge-
niero inglés Thomas Galloway introduce en 1830 el vapor en fábricas y bar-
cos, no alcanza un desarrollo suficiente. El proceso de industrialización obliga
a una especialización y coordinación de las distintas ramas de la Administra-
ción: los ministerios de Finanzas, Guerra, Marina, Instrucción Pública, Asun-
tos Europeos, Comercio, Interior e Industria.
La tercera etapa va de 1830 a 1848 y corresponde a la del declive de la eco-
nomía egipcia, sobre todo la industria, como consecuencia de la competencia
europea. En la década de los treinta habrá una guerra comercial entre las poten-
cias europeas y los países dependientes del Imperio Otomano. La abolición de
los monopolios impuesta por Europa a Turquía afectó más a Egipto, más desa-
. 55
 rrollado, que a otras partes del Imperio. Otro campo de competencia fue el del
tráfico marítimo. Muharnmad AJí ejercía el monopolio del tráfico entre El Cairo y
Mnp" n" 3
Suez, necesario para Gran Bretaña, que necesitaba también controlar las comu
nicaciones interiores si pretendía asegurarse su ruta de Indias. El gobernantt XPANSIÓN EGIPCIA EN ÉPOCA DE
egipcio acabará haciendo concesiones para este tránsito a una compañía britá MUHAMMAD ALí y SUCESORES
nica, Peninsular & Oriental Co., en 1837. Estas concesiones inquietan a Muham
/,;t e
mad AJí que ve perder el control egipcio sobre los medios de comunicación. D
ahí que se empeñe en realizar con sus propios medios y bajo control egipcio el
proyecto de Canal de Suez, sin ayuda de capital extranjero. Hasta su muerte no
cederá el control egipcio, pese a la creación de la Société d'Études du Canal d
Suez e127 de noviembre de 1846, con el apoyo de grandes casas comerciales
de Francia, Austria, Alemania, Gran Bretaña y Trieste, que envía en 1847 una misión
preparatoria integrada por los ingenieros Negrelli, Stephenson y Thlebot.
BA~AD
~.,,'Ó.?">'"

2.3.2. La política exterior de Muharnmad Ají

LEYENDA
Muhammad Alí fue reconocido por el Sultán Otomano como pachá de
D Egipto.
Egipto en 1807, dos años después de su toma del poder. Pronto, con un ejér-
;;;:=; Expansiones.
cito renovado por la Puerta, llevaría a cabo una serie de campañas exterio-
(1831-40) Períodos de control.
res que aumentaron su prestigio y sus ambiciones.
Principales ciudades.
En 1811 recibió el mandato de Mahmud II de restablecer el orden en el - Ríos.
Hiyaz, en poder de los wahhabíes. Otras campañas en cambio las llevó por
su cuenta, como la de Sudán, en la que se apropió de Dongola, Darfur y Kor- ~
ESCALA.

o
GRÁFICA

300 km

dofan entre 1820 y 1822 con el objetivo -fallido- de encontrar oro para sufra-
-----,
gar sus campañas y sus reformas. JARTUM
¡--------1 (;) "1-;.
Participó también en la campaña de Grecia, enviando allí a su hijo Ibrahim I I § ~';,

en 1824, aunque con resultado adverso para las tropas egipcio-otomanas, ~

\ I
.~
>.: I
I~

derrotadas por la flota anglo-francesa y tras lo cual Grecia sería declarada .•..h"7:A fl'H -,____ ,ViloAZIII

independiente. Pero precisamente esta misma independencia fue sin duda

un acicate para las pretensiones de autonomía del propio virrey de Egipto.
'----',
\
(1871-81)
):\
La tradicional aspiración de los egipcios a pasar y controlar el país de Cham ETIopíA
(Siria), venía ampliada por la necesidad para Muhammad Alí de encontrar un
territorio-tapón que lo alejara del control otomano. Y aprovechando la promesa
no cumplida por el Sultán de entregarle Siria como recompensa por la campa-
ña de Morea en 1822, decidió ocuparía, atraído por productos como la made-
)
ra, la seda y el aceite. Ibrahim Pachá, hijo de Muharnmad AJí, logró apoderarse,
f
tras un largo asedio, de Acre (1832) Y más tarde de Damasco, Homs, Hama y
Alepo, derrotando al ejército otomano que se replegó hacia Anatolia. El Sultán
Mahmud II se vio obligado a apoyarse en Rusia para frenarlo, con el malestar
consiguiente de las potencias occidentales, Inglaterra sobre todo, que veían ins-
talarse de este modo a Rusia en el Mediterráneo. La paz de Kütahya (1833) ase- Cartografía: Dámaso Munárriz Guezala
Fuente. Cleveland, 1994; páq, 71.

56
57

guró la concesión de Siria a Muhammad Alí por el Sultán. Su hijo Ibrahim la
gobernaría durante 8 años, realizando reformas similares a las de su padre en
Egipto, con la ayuda del emir libanés Bachir Chehab Il. Centralizó y unificó en
Damasco cuatro provincias y buscó apoyos en los notables aunque limitando el
poder de los feudales. Pero éstos acabarían aliándose con los otomanos y los
británicos para recuperar su influencia. La política de Ibrahirn creó ciertos desa-
justes entre confesiones, ya que buscó el apoyo de unas minorías frente a otras.
Esto, unido a la centralización, al monopolio establecido sobre los principales
productos así como el establecimiento del servicio militar obligatorio, crearon
un malestar que llevó a numerosas revueltas populares, fomentadas por el sul-
tán Mahmud Il. A su muerte, su hijo Abd el-Mayid se vio ayudado (más bien
envuelto, dada su juventud e inexperiencia) por las grandes potencias, que plan-
tearon un ultimátum a Muhammad Alípara que abandonase Siria en 20 días, a
cambio del reconocimiento hereditario del título-más restringido- de pachá de
Acre y Egipto. La negativa de Muhammad Alí fue seguida del bombardeo de
Beirut, del desembarco otomana en Yuniyay de la presencia británica en Ale-
jandría, que le hizo replegarse a sus dominios egipcios, en los que sería reco-
nocido pachá hereditario en 1840. Por el tratado de Londres de 1841 Muham-
mad Alí se vio obligado a abandonar todos los territorios que había ocupado
con excepción de Sudán viendo limitado su ejército a no sobrepasar los 18.000
hombres. No obstante recibió a cambio por este tratado el derecho hereditario
al Gobierno de Egipto, estableciéndose así una dinastía de valíes, más tarde
jedives y, fmalmente, reyes que llegó hasta 1953 (Cleveland, 1994: 73).
Cuadro 2.2. La dinastía egipcia de Muhammad Alí.
l. MUHAMMAD ALI
( 1805-1848)
I I I ficios se estipularon en un 75% para la Compañía, un 10% para los miembros
2. IBRAHIM (1848) TUSUN 4. MUHAMMAO SAlD
l.
5. ISMAIL (*) (1863-1879)
I
3. ABBAS 1
(1854-1863)
I (1848-1854)
6. TAWFIQ 11879-1892)
7. ABBAS II (1892-1914)
I
8. HUSAlNKAMIL (1914-1917)
I Egipto. . . . . . . . . . .
9. FUAD (**) (1917-1936)
I TOTAL. . . .
la. FARUQ (1936-1952)
(*) Primer Jedive
(**) Primer Rey
58
2.3.3. Los sucesores de Muharnrnad Alí
El sucesor de Muharnmad Alíserá su hijo Ibrahirn, aún en vida de su padre
en 1847. Pero su muerte hará que el poder retorne a su padre durante nue-
ve meses hasta 1848. Recaerá entonces en su sobrino Abbas, el mayor de la
familia de Muhammad Alí, según estipulaba el firmán otomana que concedía
hereditariamente Egipto a su familia.
Abbas 1romperá con la tradición reformista de sus antecesores. Reducirá el
Ejército, cerrará las escuelas, suprimirá los técnicos extranjeros, descargando a
la población egipcia de numerosos impuestos y cargas (Tomiche,1977:91). Cam-
biando de orientación en su política exterior, se apoya en Gran Bretaña que ve
con buenos ojos su proyecto de construcción del ferrocarril El Cairo-Alejandría,
cortando en cierto modo sus relaciones con Francia, e interrumpiendo (aunque
de modo provisional) el proyecto de canal de Suez. Morirá asesinado en 1854.
Muhammad Said (1854-1863), hijo menor de MuhammadAlí, va a recu-
perar su huella tanto en el dominio militar, como en el de la propiedad agra-
ria. De un lado, incorporando al Ejército una más amplia capa de ciudadanos
reclutados entre los autóctonos, que constituirán un sector activo en un nacio-
nalismo emergente que intervendrá en la política en torno a los años ochen-
ta. De otro, privatizando en 1858 la tierra que podrá pasar de padres a hijos
en vez del uso vitalicio que se hacía hasta entonces. Es un paso más en la
reforma agraria y el punto de partida de una clase de terratenientes de gran
peso económico y social en el arranque del siglo xx (Tomiche, 1976: 32).
Durante su reinado se concreta y desarrolla el proyecto de construcción del
Canal de Suez, apadrinado por el antiguo cónsul de Francia Ferdinand de Les-
seps, que obtiene del virrey el 19 de mayo de 1855 el "poder exclusivo" de cons-
titución de una "Compañía Universal" (en el texto árabe se citaba l?-"autoriza-
ción especial' ') (Abdel Malek, 1969: 40), que asume los gastos de construcción
a cambio de la concesión de su explotación por un período de 99 años. Los bene-
fundadores y un 15% para el Estado Egipcio. Pero éste se hacía cargo del 44%
del capital social obligándose entre otras gastos a proveer y costear los 20.000
a 30.000 obreros que participarían mediante recluta forzosa en la empresa.
Cuadro 2.3. Las acciones' de la compañía del canal.
Francia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . 212.000
. 177.642
Piamonte, Venecia, Barcelona y Países Bajos Resto
. 400.000
* El valor de cada acción era de 500 F
Fuente: Tomiche, 1976: 33.
.59
 Inglaterra, Austria, Rusia y Estados Unidos rechazaron participar en el
proyecto. La primera intrigará, por su temor a perder el control de la ruta de
su Imperio de Indias, para que Estambul se oponga al proyecto, explotando
el malestar en la Puerta por la amplitud de las concesiones efectuadas por
Said: cesión de los terrenos sin más beneficios que los derivados por las
acciones suscritas por el Gobierno; cesión también de la mano de obra.
Pero los costos de la construcción del Canal obligaron al gobierno egip-
cio a endeudarse por encima de sus posibilidades, convirtiéndose en un saqueo
literal de su tesoro público (Polk, 1991: 85). A la muerte de Said el pasivo egip-
cio ascendía a unos 14 millones de libras esterlinas (367 millones de francos),
dando la sensación, en expresión de Anuar Abdel Malek (1969: 41) "de una
capitulación general de Egipto ante la ofensiva económica colonial".
2.4. La crisis egipcia
varón mayor de la familia entendida en sentido amplio. Pero el jedive sigue
siendo un vasallo del Imperio, al que debe pagar un tributo (75 millones de
piastras en 1866).
Cronológicamente la crisis económica egipcia empieza en 1862. En el
origen hay causas naturales, como la peste bovina que destruye la cabaña
entre 1863 y 1865, o político-económicas: el boom algodonero de 1862 a 1865
como consecuencia de la contienda civilamericana, que incrementa las expor-
taciones de algodón entre 1860 y 1865 de 110 a 935 millones de piastras pero,
al término de ésta, produce el hundimiento de los precios acabando con unos
años de euforia y prosperidad. No hay que olvidar el papel del crecimiento
demográfico que se duplica en medio siglo, entre 1821 y 1872, mientras la
superficie cultivada se incrementa más lentamente.
Los gastos citados y la falta de ingresos provocaron problemas a la teso-
rería que se ve obligada a contratar enormes préstamos en condiciones que
habría que calificar de usura: 12%, 15% Yhasta 20% de interés.

2.4.1. Las reformas y el endeudamiento Cuadro 2.4. Rentas y gastos del Gobierno egipcio 1863-1875. Millones de libras
esterlinas.
Ismail, hijo de Ibrahim, ocupó el virreinato en 1863, a los 33 años. Antiguo
alumno de la Academia Militar de Saint-Cyr, continúa una labor de moderniza- Ingresos Gastos
ción lastrada por la falta de recursos y las ambiciones por encima de las posi- Rentas" .. ,... ...,.,.... 94,3 Administración """""""" ......" . 48,6
bilidades. Un año después de acceder al poder se ve obligado a revisar las con- Créditos (efectivo) .. ... .... ........... 35,1 * Tributo a Turquía" . .• oo, •• 7,6
cesiones a la Compañía del Canal por las presiones del Imperio. Los terrenos Venta acciones C. Suez.. """""" . ".""" 4,0 Intereses y fondo de
concedidos son recuperados, pero a base de indemnizaciones a la Compañía. amortización .. 29,6
'" .. " .. , .... ,,, ...........
Por otra parte, el reclutamiento forzoso de la mano de obra es sustituido por
Deuda flotante y pago de ",," .. """""." Intereses y comisiones de la
asalariados que gravan, junto con las indemnizaciones, la sufrido economía
intereses (vencimiento" ... ... ,,, deuda flotante ... 11,9
egipcia. Pero no son sólo estos asuntos los que pesan sobre el presupuesto ", ",,,,,

estatal: 112 nuevos canales (13.500 km nuevos de canales en el reinado de en 1876)" •••••••••••••••••••••••••••• .o •••• 0,9 Guerras, indemnizaciones, etc .. 7,8
Ismail), la mejora de los puertos de Suez y Alejandría, la apliación de la red de Otros. o •••••••••••••••••••••.•••••••• " ••• 4,0 Suez: indemnizaciones, gastos,
ferrocarril (que pasa de 490 a 1.881 km), la introducción de mejoras urbanas . ............. ••••• •••••••• o •• ,," •••••• " •• intereses, etc ... 16,1
en El Cairo y Alejandría (agua, pavimentación, gas), son algunas de las refor- ............................................... Obras públicas """" .... " ,,"." 31,1
mas acometidas por el virrey Pero junto a éstas, otras fueron gastos en cierto ...................... ..... " ........ " ........ , .... ",., .. Otros. o ••••••••••••••••••••••• 5,6
modo suntuarios que buscaban dar una apariencia de corte europea a la capi- Total" ............. ..." ... 158,3 Total """"" ...""" " ... """"" .." . 158,3
tal, como la construcción de una Ópera (para cuya inauguración compuso Verdi .* Según otras fuentes, 45 millones.
su ópera Aida) que se hizo coincidir con las celebraciones por la apertura del
Canal, el17 de noviembre de 1869, ceremonia a la que asistió la Emperatriz Fuente: Issawi, 1982: 66.
Eugenia de Montijo y el Emperador de Austria; o el trazado de amplias aveni-
das al estilo de París, lo que se ha llamado la "haussmanización" de El Cairo. Las dificultades empezaron en 1870, agravadas por la guerra franco-ale-
E18 de junio de 1867 recibe Ismail el título hereditario de Jedive, lo que mana que desorganizó el mercado financiero europeo. Ello desacreditó lo
le posibilita para firmar tratados de comercio con el extranjero. Este carácter que se llamó los valores con turbante (Turquía, Túnez, Egipto), por lo que el
hereditario rompía así la tradición islámica por la que la sucesión debía con- jedive sólo encontró capitales en condiciones onerosas. Para pagar los pla-
tar con la aprobación y ratificación de la clase política, soliendo recaer en el zos se veía obligado a contraer nuevos préstamos, por lo que a la deuda exte-

60 . 61
 riar se añadió una cada vez mayor deuda flotante. En 1870, un cuarto del pre-
supuesto del Estado estaba absorbido por el servicio de la deuda.
Para obtener recursos el Gobierno impuso la ley de la muqabala en agos-
to de 1871, por la que los propietarios que adelantasen seis años de contri-
bución serían desgravados a perpetuidad de la mitad de sus impuestos. Con-
secuencia de todo ello era la falta de liquidez que llevó al pago con enormes
retrasos de los sueldos de funcionarios y militares.
El año clave fue 1875. A las dificultades de encontrar nuevos créditos en
los mercados europeos y de encontrarlos a casi el doble de su precio, se aña-
dió la bancarrota turca que provocó el pánico en las Bolsas de Londres y París,
lo que devaluó los títulos egipcios. Ismail se encontró al borde de la suspen-
sión de pagos, por lo que recurrió a la venta de sus 177.642 acciones del
Canal de Suez. El comprador fue el Gobierno inglés de Disraeli, pero no con
dinero del Banco de Inglaterra sino de Lionel Rotschild y lo hizo por 3.976.000
de libras esterlinas cuando su valor real era de 88 millones. Por otra parte,
dicha cantidad suponía sólo una ínfima parte de la deuda egipcia, viéndose
obligado Ismail en otoño de 1875 a pedir a Gran Bretaña el envío de un espe-
cialista en finanzas para poner orden en la contabilidad egipcia.
La bancarrota llega a Egipto en abril de 1876. Los Gabinetes inglés y fran-
cés de Disraeli y del Duque de Ducazes (ministro también de Asuntos Exte-
riores) acuerdan formar un condominio en noviembre de ese año que llevará
dos controladores, unos británico y uno francés, a Egipto, estableciendo la tute-
la financiera. Se crea una Comisión internacional de la Deuda compuesta por
siete miembros, presidida honoríficamente por Ferdinand de Lesseps y efec-
tivamente por el vicepresidente Rivers Wilson. Pero la figura más notoria de la
Comisión por la relevancia que habría de tener fue Sir Evelyn Baring, de familia
de banqueros londinenses, más conocido por Lord Cromer. Una de las medidas
adoptadas para reducir gastos fue la de suprimir ciertos pagos considerados
superfluos en el Ejército, llegando hasta reducir el sueldo de muchos oficiales
a la mitad, lo que explicará descontentos posteriores.
En 1878 Ismail cede gran parte de sus poderes a un Consejo de Minis-
tros presidido por el armenio-católioo Nubar Pachá, en el que figuran el inglés
Wilson (como titular de Finanzas) y el francés De Bliqnieres (al frente de las
Obras Públicas). Ismail, que se alínea con el descontento popular antieuropeo,
va a ser depuesto por el Sultán (a instigación de Francia e Inglaterra) el 26 de
junio de 1879, y le sucederá su hijo de 27 años Tawfiq.
2.4.2. La experiencia proto-nacionalista de Orabi Pachá
La tutela financiera europea provoca un malestar general sobre todo en
las fuerzas armadas y en determinados sectores de la burguesía egipcia.
62
Entre las primeras, se ve mal que se licencie a buen número de sus efectivos
y que los sueldos se paguen con retraso. Entre la segunda, es el peligro por
la competencia extranjera y el incremento de las cargas lo que provoca desá-
nimo y críticas. Todo ello produce un movimiento proto-nacionalista que aca-
bará catalizando en torno al denominado Grupo de Heluán, sociedad secre-
ta de oficiales egipcios fundada en 1876 y presidida par el coronel Ahmed
Orabi Pachá.
Del Grupo de Heluán va a nacer el primer Partido Nacionalista (al-hizb
aJ-wataníaJ-hurr), fundado en 1879. Su ideario se resumía en el lema de "Egip-
to para los egipcios", que no tenía sólo un cariz anti-europeo sino además
anti-mameluco. Apoyaban el movimiento las clases populares, pero también
la burguesía, los funcionarios, los comerciantes, los cuadros religiosos y pro-
fesores de Al-Azhar. De ahí que el descontento de los militares se expresase
en un lenguaje que explotaba los sentimientos religiosos y que llegaba así a
todas las capas de la población.
El jedive Ismail apoyó, aunque con cierta ambigüedad, las reivindica-
ciones del movimiento. Se hará eco de ellas, recogidas en un informe que
solicitaba la destitución del Gabinete extranjero. Dichas reivindicaciones pa-
'saban por el establecimiento de una Cámara representativa con un Gobier-
no responsable ante ella y un plan de reforma económica. Ismail tratará de
conciliarlas con el sistema establecido por él en 1866 en el Estatuto funda-
mental (al-La'iha el-esesiye), que contemplaba un Maylis chura al-nuwab, un
Consejo Consultivo de Diputados compuesto de 75 miembros elegidos por
sufragio indirecto y dedicado al estudio de asuntos internos (impuestos, obras
públicas), pero sin capacidad decísoria real (López Garda y Fernández Suzor,
1985: 28).
La respuesta franco-británica a las pretensiones nacionalistas será inter-
poner a Tawfiq, príncipe heredero y figura más manejable, que será nom-
brado Primer Ministro al frente de un Gabinete en el que los europeos se
reservaban derecho de veto. Ismail reacciona accediendo a que se prepare
un proyecto de Constitución y a crear un Consejo de Estado, negándose a
aceptar el informe económico de las potencias. Pero e126 de junio de 1879
éstas consiguen que la Sublime Puerta destituya a Ismail y nombre como Jedi-
ve a Tawfiq.
Aunque la Comisión Internacional de Liquidación de la Deuda consigue
mejoras, el malestar de la población crece. El punto culminante será el 9 de
septiembre de 1881, en que las tropas de Orabi asaltan el palacio de Abdin
pidiendo la destitución del Gabinete de Riad Pachá, la formación de una Cá-
mara de Diputados y el aumento de los efectivos del Ejército. Tawfiq cede en
un primer momento, nombrando a Cherif Pachá como Jefe de Gabinete en
el que el Ministro de la Guerra era el Consejero de Orabi, Mahmud Sami, que
inicia una política de desplazamiento de los circasianos del Ejército, promo-
63
 cionando a los oficiales egipcios. Las aspiraciones de los militares llegaron
más hasta el punto de imponer más tarde a Sami como Jefe de Gobierno y nI
propio Orabi como Ministro de la Guerra.
Entre los objetivos que se propusieron estaba acabar con la tutela eco
nómica y política europea. A Gran Bretaña se le va a plantear la doble opción
de recurrir al Sultán o intervenir. Gladstone, que en 1880 había hecho can 1
paña contra las aventuras del Gabinete conservador, se negaba a la interven
ción en un primer momento por motivos internos, entre ellos los problemw 1
de Irlanda. Los franceses por su parte no querían una intervención otorna
na en Egipto, pero tampoco apoyaban una intervención común franco-bri
tánica. La abstención francesa llevó a Gladstone a bombardear en solitario
el 11 de julio de 1882 la ciudad de Alejandría, meses después de unos inci
dentes que costaron la vida a 60 europeos, dejando al país en manos brit
nicas. Las tropas inglesas se enfrentaron al ejército de Orabi el 13 de agos
to de 1882 en Tell el Kebir. Orabi fue hecho prisionero y acabó deportado ti
Ceilán.
La política de Gladstone no era permanecer, pero la insurrección d
Sudán brindó un buen pretexto. En septiembre de 1883 llegaría a El Cairo
Sir Evelyn Baring, Lord Cromer, para una misión temporal como agente bri
tánico y Cónsul General. Aunque habría de permanecer como cuasi sobe-
rano hasta 1907. Gran Bretaña no aceptó restablecer el condominio con otras
potencias, lo que le valdría una tensión permanente con Francia por caus
de la cuestión egipcia hasta 1904, en terrenos como la administración de 1
deuda y la Compañía del Canal. Se encontrarían no obstante fórmulas par.
el reparto de influencias en el Mediterráneo.
2.5. Salafiya y regeneracionismo
2.5.1. El movimiento de la Salafiya
La Salafiya (de sala! = ancestro) fue un movimiento político-religioso que
partió del reconocimiento del estado de decadencia que vivía el Islam en el
último cuarto del siglo XIX. SUfundador, Yamal al-din-al-Afgani, se pregunta-
ba por las "Causas de la debilidad del Islam" en un famoso artículo así titu-
lado (véanse extractos en el Texto 3, del Apéndice), para concluir que sólo
en las propias fuerzas es posible encontrar la solución: "Dios no cambiará la
condición de un pueblo mientras éste no cambie lo que en sí tiene" (Pack-
daman, 1966: 268). El remedio estribaba, a juicio de estos reformadores, en
el retorno al Islam de los ancestros y al Corán. La enseñanza adquiere así un
puesto esencial para la reforma, lo que nos recuerda en cierto modo la visión
del movimiento coetáneo de los institucionistas en España.
64
1',11,1
los salafíes, era necesario abrir las puertas al iytihad, abandonar la
(le mera aceptación de los principios ya establecidos (taqlid), y recu-
I1I1111
I 11111,1meslehe, es decir, a la utilidad pública, a la necesidad, como medi-
I I 11111cambio. De ahí que no teman los salafíes declarar anticuadas y tem-
Illtll)l)ciertas disposiciones incluso de los propios textos sagrados que
11111prctarán con mayor libertad.
.l>.. Yamaleddin al-Afgani
De origen persa, de familia de tradición chií, Yamaleddin al-Afgani nació
Ihll'jft 1838. De estos dos orígenes trató de ocultarse, ya que lo chií sufría de
111,lrginaciónen el mundo sunní otomano. El propio apelativo de afgano pudo
iI di, ir de ocultar su condición chií y servirle para buscar cierta protección bri-
¡IIIJieaen la última etapa de su vida.
En su juventud recorrió Irán, Iraq, La Meca, Kerbela, Nayaf, y perrnane-
I 'I(Jen Afganistán en la época de las guerras civiles. Allí pasó como agente
1IIIJO a ojos de ingleses y afganos. Estos datos dan una idea de la personali-
1!.ld compleja de al-Afgani, de la que era consciente como demuestra el
urruiente texto recogido en la obra de Packdaman (1966: 313):
"Kabul, 30 octubre 1868
Sólo Dios conoce los secretos de los corazones.
Sepan quienes me son más queridos que mi propio ser: El pueblo inglés me
toma por un ruso. Los musulmanes me creen cristiano. Los sunníes me llaman
chií. Algunos discípulos de los Cuatro Grandes Califas me suponen Wahabí. Ciertos
adeptos de los Imames me consideran Babi. Soy calificado de materialista por
los deístas, de corrompido por los muy castos, de ignorante oscurantista por los
muy sabios y de ateo furibundo por los fieles creyentes.
Ni el pagano me reconoce, ni el musulmán me considera de los suyos. La mez-
quita me rechaza. El templo me expulsa. Perplejo, no sé a quién vincularme, ni
contra quién luchar. La renuncia a unos implica la adhesión a otros. La aproba-
ción de una comunidad necesita la refutación de otra. Ninguna salida pues para
que pueda escapar, ningún refugio para poder combatirlos.
Sentado en Bala Hessar de Kabul, con las manos entrecruzadas y quebranta-
do, espero ver lo que se dignará desvelarme la cortina de lo desconocido y cuál
será la suerte que me reserva el mundo malévolo.
Escrito el 13 de Rayab de 1285 (30 octubre 1868)"
[En la parte de atrás del escrito, tras algunas frases rimadas, aparece la fir-
ma siguiente:] "Extranjero en estas ciudades, exilado de las patrias. Yamaleddin
el-Hosseini el-lstembuli".
65
 Es su etapa de búsqueda de un camino político definido. Expulsado de
Afganistán marcha a Bombay; a El Cairo (1869) y a Estambul, en un momen-
to en que se vivía allíun proceso de modernización. Coincide su llegada con
la fundación de una nueva universidad en la que pronuncia una conferencia
sobre el progreso de ciencias y oficios. Impregnado de ideas chiíes, rnesiá-
nicas, defiende la necesidad de un Mahdi para cada época, capaz de sacar
a la humanidad del oscurantismo y guiarla hacia la felicidad. La misión de
este mahdí a fines del siglo XIX debía ser, a su juicio, la de guiar al Oriente
musulmán hacia la Unión Panislámica, alianza político-religiosa de territorios'
como el Afganistán, Beluchistán, Kashgar, Yarkand, Bujara, Kokand. Se trata-
ba de vitalizar la Umma, sumando al cetro otomano otras tierras a punto de
ser dominadas por los imperialismo s europeos.
Pero estas ideas, defendidas desde el periódico Turquía, que proclama-
ba en su cabecera pretender el restablecimiento de "la autoridad del Sultán
para el mayor provecho de las reformas", serían consideradas subversivas,
por lo que fue expulsado de Turquía.
Refugiado en Egipto, dio cursos en al-Azhar, creándose en torno a él un
núcleo intelectual del que destacaría Muhammad Abduh. El corresponsal de
The Times (1879) lo calificaría de "Cleón de Egipto" y resumió su ideario en
la consigna "Egipto para los egipcios".
Pertenecía a una logia masónica, fórmula utilizada por los reformadores
egipcios -como los conspiradores liberales en Europa- para organizarse polí-
ticamente. La franc-masonería se introdujo en Egipto en 1848 vinculada a
Francia. En 1875 se crea La luz de Egipto que será la primera logia egipcia y
árabe, todavía conectada con Francia. Será El Gran Occidente Egipcio la pri-
mera propiamente autóctona y autónoma, ya ella se afiliaAl-Afgani,e131 de
marzo de 1875.Los futurosjefes de la revolución de Orabi Pachá pertenecían
a ella. De ella surgió el Partido Nacional, que alcanzaría el poder por poco
tiempo en 1882 (Abdel Malek, 1969: 284).
Su estancia en Egipto terminaría con su expulsión en 1879, descrita en
1882, en plena revolución de Orabi, por el corresponsal del periódico fran-
cés L'Intransigeant, E. Vauquelin, de la siguiente manera:
"Una tarde en la mezquita de Hasan, ante 4.000 personas, pronunció un dis-
curso vehemente en el que denunció, con sentido profético y tres años de ade-
lanto, el final de la política inglesa sobre las orillas del Nilo. Mostró al mismo tiem-
po al Jedive Tawfiq Pachá como el forzado servidor, consciente o inconsciente,
de las ambiciones inglesas, y terminó con un grito de guerra contra el extranje-
ro y una llamada a la revolución, para salvar la independencia de Egipto y fundar
su libertad. A petición del cónsul de Inglaterra, dos días después, el orador de la
mezquita de Hasan fue arrestado, conducido a bordo de un navío y transportado
a Yedda en la costa de Arabia" (Kedourie, 1966: 74).
66
En 1883 Yamaleddin al-Afgani,tras una estancia en la India, se encuentra
en París, donde conecta con los medios intelectuales liberales y progresistas
entre los que había causado malestar la guerra anglo-egipcia de 1882. Entre
otros, polemizará con Ernest Renan sobre el Islam y la ciencia, defendiendo
la necesidad de compatibilizar religión y razón para evitar el distanciamien-
to entre una filosofía de minorías y un ideal religioso para el pueblo. Mantie-
ne relación con orientalistas como Dieulafoy o intelectuales y políticos como
Victor Hugo y Georges Clemenceau.
Allí,vivirá bajo la atenta mirada de los servicios secretos francés y bri-
tánico.
"Tengo el honor -escribirá el prefecto de policía de París al director de asun-
tos criminales de Londres en 1883- de transmitiros a continuación el resultado de
la investigación que he ordenado a tal efecto. El Señor Gamal-ed-Din (y no Gamal-
el-Deen), hombre de letras, originario de Afganistán, de 45 años de edad, es sol-
tero y se aloja desde el17 de febrero último, calle de Séze, 16, con un alquiler
mensual de 50 francos (oo.). Ha redactado en colaboración con el Señor [ames
Sanua, profesor de árabe y redactor jefe de un periódico escrito en esta lengua
que se publica en París, en la Avenida de Clichy 48, varios artículos hostiles a
Inglaterra" (Packdaman, 1966: 329).
y reemprende sus proyectos panislámicos con su discípulo Muhammad
Abduh, fundando la revista Al- 'Urwe al- Wuzqa (' 'El lazo indisoluble", frase que
aparece dos veces en el Corán), "periódico" al que alude el informe policial,
desde la que hace llamamientos contra el oscurantismo, el fanatismo y en
favor del progreso y de la civilización, a la vez que contra la dominación
europea. Aunque sólo se publicó apenas una quincena de números en ocho
meses, la revista tuvo gran influencia en el nacionalismo emergente egipcio
y en el movimiento de la Nahda.
En la última parte de su vida mantiene contacto con su país de origen,
Irán, y los movimientos revolucionarios contrarios a las concesiones de mo-
nopolios a extranjeros.
En 1892,implicado en actividades revolucionarias, vuelve a Estambul con
sus proyectos panislámicos. El Gobierno iraní pide su extradición, que el sul-
tán no concede. Pero en 1896, acusado de complicidad en el asesinato del
Shah Nassereddin, es extraditado y morirá envenenado en la cárcel.
2.5.3. Muhammad Abduh
El principal discípulo de al-Afgani,de padre de origen turco y madre ára-
be, nació en el Delta del Nilo en 1849 en el seno de una familia empobrecí-
67
 da por las exacciones fiscales de los cobradores de impuestos de M. Alí Y Su personalidad, unamuniana en cierto modo, fue paradójica, forjada en
obligada a abandonar su tierra. A los 13 años empieza a estudiar en la mezqui- su lucha por armonizar Islam y modernidad, como hace en su obra Al-lslam
ta Ahmadí de Tanta, el centro más importante de la cultura religiosa del país wa-l-nasraniyya ma'a al-'ilm wa-l-madaniyyah (Islam y Cristianismo frente a la
después de Al-Azhar. En la universidad cairota estudiará entre 1869 y 1877, ciencia y la civilización), convencido como estaba de la necesidad de las refor-
período en el que se caracterizará por un ascetismo extravagante, alejado mas que sólo podrían alcanzarse a través de la educación, inculcada de una
de contactos humanos y dedicado al estudio del misticismo. manera intensiva durante el tiempo (15 años al menos) que tarda en desarro-
La aparición de Al-Afganihacia 1871 le hará superar esta etapa, iniciándose llarse una generación. Para ello hace falta la acción enérgica de lo que deno-
un período del que se conservan varios artículos de tema social y político mina un déspota justo, necesario para el Renacimiento del Oriente (Abdel
publicados en Al-Ahram, periódico fundado en Alejandría por dos hermanos . Malek, 1975: 62-63) Esta reflexión presta a su pensamiento semejanzas con el
libaneses discípulos de al-Bustani en 1875. En 1877 obtiene el grado de 'slim, cesarismo regeneracionista de autores españoles coetáneos como Costa, Baro-
profesor de al-Azhar y crea en su casa un círculo renovador. Entre sus lectu- ja o Picavea, y lo convierte en promotor de una corriente de pensamiento polí-
ras se encuentran las obras de Guizot, de Rousseau, de Spencer, Tolstoy y tico y social. Sin embargo es, al mismo tiempo, el punto de partida, con su libro
Renan. El ambiente egipcio se encontraba influido por el racionalismo y el Risalat al-tawhid (Tratado de la Unidad divina), de la corriente de pensamien-
positivismo desde la llegada de las misiones egipcias, algunos de cuyos miem- to religioso de la que nacerá el fundamentalismo islámico de los Hermanos
bros habían sido discípulos del propio Comte. Ingresará por entonces en Dar Musulmanes un cuarto de siglo después.
al- 'UJum,universidad moderna para ampliación de los estudios azharíes. Su
primera lección en dicho centro versaría sobre Ibn jaldún, uno de sus auto-
res árabes favoritos junto a Avicena.
Pero este reformismo le valdrá, tras la expulsión de al-Afgani del país, su
confinamiento en su pueblo por orden del jedive Tawfiq. En 1880 vuelve a El
Cairo con el apoyo del Primer Ministro Riad Pachá, para encargarse de la edi-
ción de la Gaceta Oficial. En este período nacionalista escribirá, junto con
otros líderes civiles de la oposición, al parecer instigado por Sir Wilfrid Blunt,
rival de Lord Cromer, un escrito a Gladstone, publicado en The Times, deta-
llando las aspiraciones egipcias. Esta actitud hizo que en el momento de la
invasión inglesa fuese arrestado, exiliándose a Beirut y más tarde a París, don-
de continuaría, como se ha visto, su relación con al-Afgani.
En 1888 viaja a Londres. Vuelto clandestinamente a Egipto, intenta penetrar
en Sudán en los momentos de la rebelión del Mahdí. De nuevo en Egipto,
consigue un modesto puesto de juez rural, alejado de toda influencia. Recu-
perado su magisterio, gracias entre otras cuestiones a sus buenas relaciones
tanto con Lord Cromer, que llegará a evitar su destitución como muftí por el
jedive, contrario a sus críticas, como con su oponente Blunt, conseguirá el
puesto de muftí de Egipto, máximo cargo religioso en 1899. Incorporado a
las instituciones, es designado miembro del Consejo Legislativo, desde don-
de ejerce una influencia en el país con sus aportaciones a los cambios legis-
lativos. Algunas de sus fatuas o dictámenes jurídicos fueron muy controverti-
dos, como, entre otras, la que declaraba lícito la imposición de dinero a interés
en las entidades bancarias. Entre 1895 y 1905 (fecha de su muerte) fue miem-
bro clave del Consejo rector de Al-Azhar, chocando con sus elementos más
conservadores, con el Partido Nacional de Mustafa Kamal y con el mismo
jedive 'Abbas Hilmi.

68 69
 3.
Las colonizaciones europeas
en el Mundo Árabe en el siglo XIX

3.1. La conquista de Argelia

3.1.1. La Argelia precolonial

Como señala Isnard, en Argelia como en el Magreb, las formas de vida

tradicionales habían surgido para conjugar los dos grandes dominios biogeo-
gráficos que conviven en la región: "el Tell al norte, la estepa y el desierto al
sur (...), marcos materiales en los que las poblaciones mantenían su cohesión
desde hacía siglos" (Isnard, 1979: 62). Agricultores y ganaderos lograron a
lo largo de los siglos una cierta simbiosis, no exenta de tensiones y violencia,
un cierto equilibrio entre vida nómada y sedentaria (Planhol, 1968: 160).
Mediante un antiquísimo movimiento de migraciones temporales, la achaba,
los habitantes del espacio argelino se desplazaban de unos dominios físicos
a otros, incluso alejados, para aprovechar su complementariedad. Eso ha
dado lugar a un poblamiento organizado en bandas transversales que van de
Oeste a Este (Cate, 1983: 41) y que han marcado la geopolítica argelina a tra-
vés de la historia.
Sobre esta vida tradicional, basada en la tribu como unidad humana de
base que goza de una amplia autonomía, se sobrepuso a manera de supe-

71
restructura la sociedad turca, subdividiendo el vilayato de Argel en tres bey-
likatos con capitales en Constantina (Levante), en Medea (Titteri) y en Mazu-
na, sustituida más tarde por Mascara y, tras el abandono por los españoles en
1792, por Orán (Poniente), Esta estructura administrativa no hubiera podido
establecerse sin el apoyo en las tribus majzén y en el poder de las grandes
familias que mantenían el control sobre los rurales gracias a sus lazos con las
cofradías religiosas o a la explotación del derecho consuetudinario ejercido
por la yemaa o asamblea de tribu,
Sobre este espacio poblado por unos tres millones de habitantes, va a
intervenir, sobreponiendo una nueva superestructura de dominación, la colo-
nización francesa, que desmembrará las tribus, las desposeerá de sus tierras
y desplazará a sus miembros a otras regiones, rompiendo los viejos equili-
brios,
3.1.2. La conquista de Argel
La conquista francesa de Argelia, es el resultado de una serie de facto-
res, algunos de los cuales venían de lejos y que confluyeron en los primeros
meses de 1830, En primer lugar, es resultado de la vieja tentación de las
potencias europeas de acabar con la piratería en el Mediterráneo, que les
obligaba a pagar un tributo al dey En este sentido, la Francia de Napoleón en
1808 había concebido la idea de apoderarse en el norte de África de una
base de observación y operaciones que le permitiese a la vez hacer frente a
Inglaterra y a los corsario s berberiscos, Para encontrar dicha base fue comi-
sionado el comandante de Ingenieros Yves Boutin que localizó la pequeña
península de Sidi Ferruch a 20 km al oeste de ArgeL Precisamente el punto
que sirvió para el desembarco de 1830,
En segundo lugar la conquista obedece también a la actualización de un
viejo contencioso económico franco-argelino que databa de 1796, en pleno
período revolucionario, en que el Directorio suscribió con la Regencia de
Argel un préstamo de un millón de francos a cambio de trigo que calmara el
hambre en ciertas regiones del Midi francés, Años depués no había sido
pagada y para reclamarla el Dey presionó sobre la colonia y los intereses
franceses en la regencia, En 1827 la tensión estalló, en medio de una recep-
ción pública del Dey en una fiesta religiosa, en un incidente entre el cónsul
de Francia, M. Deval y el dey Husein: éste pegó a aquél con un matamoscas,
"Este grosero insulto -dirá M. Roy en una obra de 1852-, hecho ,al repre-
sentante de Francia en una ocasión solemne, en presencia de todos los demás
cónsules europeos, no podía quedar impune sin comprometer la dignidad
de la misma Francia" (Roy, 1852: 178), Para repararlo, Francia envía una es-
cuadra a Argel, repatría al cónsul y a su colonia e inicia un bloqueo que va a
72
durar tres años, Este factor de fuerza actúa de manera autónoma y aportará
justificaciones a los partidarios de la intervención, La lucha contra la pirate-
ría se conjugará con la reparación del honor e incluso con la idea de una
"misión civilizadora" (Merle-Mesa, 1972: 34), Entre los proyectos barajados
para la conquista se pensará incluso, en 1829, en cooperar con Muhammad
Alí, pachá de Egipto, dispuesto a una empresa que, sin embargo, desagra-
daba al Sultán y a Inglaterra, temerosa de perder su hegemonía en el Medi-
terráneo,
Surge así en este complejo contexto lo que Charles-Robert Ageron cali-
fica de "expediente improvisado y gesto de política interior, realizado por un
Gobierno en dificultades que buscaba una operación de prestigio" (Ageron,
1990: 6), El 7 de febrero de 1830, el monarca francés Carlos X decide la movi-
lización, al tiempo que su primer ministro, príncipe de Polignac, advertía a
los Gobiernos europeos de su intención de "destruir la esclavitud, la pirate-
ría y las tribus en todo el norte de África (.,,) y restablecer la seguridad de la
navegación en el Mediterráneo", El desembarco de unos 37,000 hombres se
produjo en Sidi Ferruch el 14 de junio y, antes de un mes, el 6 de julio, se había
conquistado la capital y rendido el Dey No terminaban ahí, sin embargo, las
dificultades de una ocupación no concluida hasta 1847,
La desaparición del régimen turco provocó la anarquía en el territorio,
Sublevaciones de tribus en el Oranesado, revuelta de notables en la capital,
enfrentamientos entre grupos rurales marcaron un primer período en el que
los militares franceses carecían de un proyecto claro de ocupación, divididos
entre la idea de una ocupación total o restringida del país, Otros poderes den-
tro de la región se vieron a su vez afectados por la conquista: el sultán marro-
quí aprovechó el desorden en la zona de Orán para ocupar temporalmente
Tremecén; el bey de Túnez fue objeto de proposiciones francesas para exten-
der sus dominios a Constantina e incluso Orán,
3.1.3. La resistencia de Abd el-Qader
La presencia francesa se limita en un primer momento a ciertos puntos
costero s como Bona (1831), Arzew y Mostaganem (1833), mientras el inte-
rior protagoniza una revuelta de las cofradías contra la dominación extranje-
ra que tendrá en los dos extremos del país sus puntos de inflexión, en Cons-
tantina bajo la dirección del bey Hay Ahmed y en Orán bajo la de Muhp Eddin,
viejo jeque de la cofradía Qadiriya y su joven hijo Abd el-Qader. En esta región
occidental, la oposición a los turcos contaba con una cierta tradición, Llega-
dos los ecos de la conquista y de la envergadura que cobraba, Abd el-Qader
preferirá, antes que apoyar al bey para resistir a los franceses, proponer al
sultán alauí de Fez, Muley Abderrahmán, reconocido imam religioso en la
73
 \
\
región, ocuparla y defenderla. Así narrará Abd el-Qader a su biógrafo C. H.
Churchill en 1867, su argumentación ante el sultán:
"Los dos campos son demasiado desiguales. Ante tal situación, imaginar, ni
siquiera un solo combate victorioso contra el Infiel, sería una estupidez, intentar-
lo sería una locura. ¡No!Al rey de los franceses, poderoso como es, no puede opo-
nérsele de manera eficaz más que un rey que se encuentre como él a la cabeza
de un Estado regularmente administrado, disponiendo de un tesoro substancial
y teniendo bajo sus órdenes un ejército disciplinado. Y no tenemos necesidad de
ir demasiado lejos para encontrarlo" (Etienne, 1994: 120).
El sultán, sin embargo, tardó medio año en enviar un destacamento a Tre-
mecén, donde hizo que la oración del viernes se pronunciase en su nombre.
Pero hubo de retirarse poco más tarde ante las presiones recibidas. Fue enton-
ces cuando Abd e-Qader organiza la resistencia. De este modo, con el apoyo
de la aristocracia religiosa, logró implantar toda una estructura estatal apoya-
da formalmente en el modelo turco, pero en lo ideológico inspirada en el refor-
mismo religioso que cundía por el vecino Marruecos. La resistencia de Abd
el-Qader sobrevivió durante más de quince años gracias a que su llamamiento
a la yihad había calado entre las poblaciones, pero también como consecuencia
de la necesidad negociadora de los generales franceses que hubieron de pac-
tar en varios momentos (Desmichels, 1834 y Bugeaud, 1837) a fin de tener las
manos libres para sus avances en el Este. Ambos tratados (Ageron, 1972) le
permitieron reorganizarse, reconociéndosele por el primero (conocido como
"Desmichels") la soberanía de hecho sobre el Oranesado a cambio de lo cual
Abd el-Qader debía reconocer la soberanía de Francia sobre Argelia. Una
cláusula secreta consentía al emir la libertad de comprar armas y concedía
ciertas facilidades de comercio (Stora, 1991: 19), Por el segundo tratado, el de
"Tafna",también se le concedía en sus cláusulas secretas una importante ayuda
tanto en armas como en el alejamiento de los enemigos de Abd el-Qader, a
cambio de la limitación de sus dominios al Oranesado y el establecimiento de
una coexistencia entre los poderes del emir y de Francia, Por dos veces con-
secutivas la política de entendimiento con el emir fracasó también, en parte
por considerar que se había cedido demasiado con ambos tratados y, en par-
te, porque la política interna de Abd el-Qader había cristalizado en una "uni-
dad orgánica de los gobernantes con los gobernados" fruto de un proceso
político-religioso "reformista y patriótico"· (Laroui, 1994: 287-288), gestado
desde un siglo antes y que cuestionaba en la zona no sólo la legitimidad del
poder turco sino cualquier soberanía compartida.
La toma de Constantina por el general Valée a fines de 1837 Yuna políti-
ca de atracción hacia los feudales de la zona, desembocó de nuevo en hos-
tilidades con Abd el-Qader que, tras declarar una vez más la guerra santa en
74
\ 1839, siempre resultaba invicto al eludir los enfrentamiento s directos, Consi-
derada un fracaso la política de ocupación restringida del territorio, el Gobier-
no francés cambia de estrategia y nombra al general Bugeaud gobernador
general (febrero de 1841), partidario de la "conquista absoluta", apoyada en
la devastación de los territorios rebeldes. Fue proverbial su frase de "no hay
que correr tras los árabes, sino impedirles sembrar, recolectar, pastar" . A jui-
cio del historiador Abdallah Laroui, la guerra contra la resistencia fue, sobre
todo a partir de 1845, más que la destrucción de un Estado, la de una socie-
dad (ib., 289).
A partir de entonces las principales ciudades bajo control de Abd el-
Qader son tomadas por los franceses, cuyos efectivos militares pasaron de
60.000 hombres en 1840, a 90.000 cuatro años más tarde, ya 107.000 en 1847.
El Emir, privado de su capital (Mascara) se ve en la obligación de convertir
en nómada su Gobierno y reclamar de nuevo el apoyo del soberano marro-
quí Abd al-Rahman, que se lo negará, presionado por los bombardeos de
Thnger y Mógador y la derrota de Isly (1844), cerca de la actual frontera arge-
lo-marroquí. El tratado de Tánger entre Marruecos y Francia (10 de sep-
tiembre de 1844) reconoce la soberanía francesa sobre Argelia, sienta las
bases para la delimitación de fronteras entre Marruecos y su vecino oriental
(definidas más tarde por el tratado de Lalla-Magnia del 18 de marzo de 1845)
y deslegitima a Abd el-Qader. Pequeños éxitos posteriores, unidos a la insu-
rrección protagonizada por la cofradía de los Taibiya, que creó algunas difi-
cultades en el Chelif y el Uarsenis, no impidieron la rendición final del emir
el 23 de diciembre de 1847, Al año siguiente fue.sometido el Hay Ahmed en
la región del Aurés mientras la zona montañosa de la Kabilia habría de tardar
aún una década en quedar sometida.
3.1.4. El régimen colonial en Argelia
Conquistada por la fuerza de las armas, Argelia vivirá sometida a la dia-
léctica de dos lógicas hasta 1871: de un lado, la del protectorado militar, con
el recurso a cierta aristocracia tradicional que se prestaba a un gobierno indi-
recto en las zonas ocupadas por el Ejército; de otro, la de la asimilación, prac-
ticada en territorio civil e instrumentalizada por los colonos, que buscaban
ventajas en la asimilación al régimen de la Metrópoli en exclusivo beneficio
de los franceses y europeos naturalizados. A partir de 1848, año en el que la
nueva constitución francesa proclamó a Argelia parte integrante del territo-
rio francés, estas dos lógicas espontáneas fueron legitimadas al convertir por
decreto los territorios civiles en 3 departamentos (Argel, Orán y Constanti-
na) y mantener los territorios militares bajo control de los generales con su
protectorado indirecto. .
. 75
 La colonización se apoyaba en la apropiación de las tierras de los arge- por un gobernador general, un Consejo de Gobierno y un Consejo Superior
linos. Las tierras habices, amortizaciones de origen religioso, fueron requi- que pretendían arbitrar cierta asociación entre árabes y europeos en plano
sadas junto con las pertenecientes a las tribus rebeldes y las del dominio de igualdad. Pero en esta ocasión la reacción en contra provino de los colonos,
del bey Más tarde se procedió incluso a una revisión de la propiedad que temerosos de que el reconocimiento del goce permanente y tradicional de la
se trocó expoliación en expresión de Ch.-R. Ageron. El Estado, principal propiedad hecho a los indígenas por el Senatus-consulte de 22 de abril de
beneficiario, creó pueblos de colonización y concedió tierras en el Sahel y 1863, les afectase.
la Mitiya. En 1841 la población europea en Argelia alcanzaba las 20.800 per- Dos viajes realizó Napoleón III a Argelia (1860 y 1865) Y,en su indige-
sonas, en un 45% españoles, en buena parte llegados clandestinamente (Bon- nismo, llegó a pensar incluso en nombrar al Emir Abd el-Qader, liberado por
matí, 1992: 21). En 1949, de los 115.240 europeos residentes, 35.607 eran él de su reclusión aunque exiliado en Damasco, virrey de un Reino Árabe por
españolas (Vilar, 1975: 168). La expropiación corría pareja del acantona- constituir, pero convertido en pesadilla de los colonos. Parece constatado que
miento de las tribus argelinas y de una política de destrucción de las insti- esta política árabe del Imperio buscó poner fin a la practicada hasta enton-
tuciones indígenas mediante la aplicación pura y simple de una legislación ces y que, en expresión de Alexis de Tocqueville en 1847, "había convertido
francesa, inadecuada a la realidad argelina. En 1870, la población europea, a la sociedad musulmana en mucho más miserable, desordenada, ignorante
que era ya de 250.000 colonos, se había apropiado de 674.340 Ha de las y bárbara de lo que era antes de conocernos" (Stora, 1991: 28). Pretendió
mejores tierras y 160.000 de bosques de los que los pastores autóctonos hacer evolucionar el sistema tribal y patriarcal hacia otro municipal, promo-
habían sido expulsados. vió el culto islámico, fomentó las escuelas coránicas creando otras árabo-fran-
cesas que iban desde la primaria hasta niveles superiores especializados.
Cuadro 3.1. Extensión y propiedad de las explotaciones agrícolas en la Argelia Paralelamente se limitó la colonización rural, si bien se dio entrada en el perío-
colonial. do a las grandes compañías de colonización, encargadas de las obras públi-
cas a cambio de importantes concesiones agrarias o forestales.
Explotaciones europeas Explotaciones autóctonas
Extensión Número % Extensión Número %
< 50 Ha 13.017 59,1 < !O Ha 438.483 69,5 Solicitudes
50-100 Ha 2635 11,9 lO-50 Ha 167.170 26,5
100-200 Ha 2.588 11,7 50-100 Ha 16.580 2,6
11Aceptadas
> 200 Ha 3.797 17,2 > 100 Ha 8.499 1,3 • Rechazadas
TOTAL 22.037 100 TOTAL 630732 100
Fuente: Bourdieu, 1980: 107.

Régimen militar y régimen civil siguieron enfrentados en Argelia duran-

te los años cincuenta y sesenta si bien alternando su influencia. Napoleón III
dejará primero a los militares ejercer su dominio hasta 1858 para ceder, por
presiones de los colonos, ante una política de asimilación dirigida contra las
estructuras de la sociedad árabe, sus relaciones sociales y de producción,
que provocaron rebeliones campesinas en el Aurés (1859), Hodna (1860) o
el Tell (cofradía de los Uled Sidi Cheij, 1864) contra la política de despose-
sión y acantonamiento (Bourdieu, 1980: 106).
La política argelina de Napoleón IIItuvo también su lado indigenista a par-
tir de noviembre de 1860. Convencido el Emperador por los militares de los
riesgos de la política de asimilación e interesado personalmente por una Figura 3.1. Naturalización de los indigenas en Argelia de 1865 a 1916. Fuente: Kad~
actuación en favor de los árabes, inició una política dirigida desde Argelia dache, 1993,2:887.

76 77
 El sénatus-consulte del 14 de julio de 1865 definía la condición jurídica mas como Túnez, sino tan sólo a las regiones próximas a la capital y al entor-
del argelino musulmán, súbdito francés pero no ciudadano. A petición pro- no de las más importantes ciudades. Y sobre todo, su soberanía se veía pro-
pia podía ser admitido en la ciudadanía francesa, abandonando el estatuto ñmdamente limitada por los amplios poderes de los cónsules europeos, como
musulmán y pasando a regirse por las leyes civiles y políticas francesas. De era bien visible a mediados del siglo XIX cuando el cónsul francés Lean Roches
hecho, esta renuncia fue asimilada en cierto modo a una apostasía, por lo que (con una experiencia argelina previa en tiempos de Abd el-Qader, que plas-
el número de "ciudadanos" musulmanes fue insignificante, tan sólo 371 entre mará en una obra aparecida en 1887)y el inglés Richard Wood lograrán pre-
1865 y 1875, Y 2.500 entre la primera fecha y 1934 (julien, 1952: 31). Este sionar sobre los beys para imponerle la realización de ciertas reformas.
código, con algunas modificaciones, fue mantenido hasta 1944. Pero si en un
primer momento se presentaba como un primer peldaño liberador hacia la Cuadro 3.2. LadinastíaHusainíde Túnez.
naturalización plena del indígena como francés, de hecho supuso el mante-
nimiento de un régimen de excepción para la mayoría de la población, a mer- HUSAIN 1BEN ALI TURKI
ced de un intervencionismo administrativo capacitado para ejercer una repre- (1705-1735)
sión sin control jurídico, que sin duda acabaría beneficiando a la minoría de I
colonos. De ahí que, como señala]ean-Paul Charnay (1965: 256), la admi- ( ...)
nistración opusiera barreras para evitar el acceso masivo de los musulmanes I
a la ciudadanía, que los europeos hubiesen visto como una "invasión". 'UTMAN
Toda esta política desarrollada por Napoleón III,que conducía a un cier- (1813-1814)
to autonomismo (una Argelia con un régimen especial de conciliación fran- I
MAHMUD BEN AL-RACHID
co-árabe), concluirá con la caída del Imperio en abril de 1870, que supon-
(1814-1824)
drá la victoria de los colonos y del régimen civil. Un año más tarde, este
descontento musulmán cuajó en la más importante revuelta de tiempos de la
colonización. Dirigida por Moqrani en la Kabilia, y motivada en parte por el I
malestar que produjo la concesión en bloque a los judíos del derecho de ple- I I
MUSTAFA HUSAIN II
na ciudadanía por el decreto Crémieux (1870), contó con el apoyo de la cofra-
(1835-1837) (1824-1835)
día religiosa Rahmaniya que proclamó la guerra santa en abril de 1871.Exten-
dida a otras regiones (Hodna,Sahara), llegó a afectar a un tercio de la población
musulmana por un período de casi un año, pero no cundió en las regiones de
Argel y Orán. La represión costará cara a las poblaciones: secuestros de tie-
AHMADI
I
(1837-1855) I
rras, indemnizaciones de guerra fueron a parar al haber de la colonización.
I I I
MUHAMMAD MUHAMMAD ALI BEY III El Mamún
(1855-1859) SADIQ (1882-1902)
3.2. Las reformas en Túnez
(1859-1882) ~
3.2.1. El reformismo tunecino
MUHAMMAD MUHAMMAD HAMMAD II MUHAMMAD
El Bey;como se ha visto, aunque simple gobernador de una provincia oto- NASIR HADI (1929-1942) HABIB
mana, disponía de un importante margen de autonomía que le permitía legis- (1906-1922) (1902-1906) (1922-1929)
lar, contar con gobierno, organizar un ejército e incluso establecer relacio- I
nes diplomáticas con los países de su entorno. Su ejército se componía de
I AL-AMIN
MUHAMMAD
una tropa de origen turco, los jenízaros, de una gendarmería local (la majza- MONCEF (1943-1958)
niya) y de una leva popular reclutada en momentos de necesidad (la mazar- (1942-1943)
qiya). Pero su soberanía no se extendía a todo el territorio que hoy conoce-

78 79
 Algunas de estas reformas no pasarán el marco de lo formal, como el
cambio de vestido bajo Husain o el cierre del mercado de esclavos de Túnez
en 1846, con el objetivo de mejorar su imagen ante Europa. Otras dejaron
más huella, como la difusión de la imprenta (creación de un Diario oficial) o
la reestructuración del ejército, sustituyendo los jenízaros por un cuerpo, 1n
nizamiya, integrado por reclutas tras el establecimiento del servicio militar
obligatorio. Como en Egipto, se crean escuelas militares (la de El Bardo el!
1840) para la profesionalización del ejército, pero de hecho éste no sobre
pasó los límites de una real fuerza de policía para la garantía de un orden
cada vez más al servicio de extranjeros y cónsules.
Francia y Gran Bretaña ejercían su control a través de sus alianzas con
determinados sectores sociales. La primera se apoyará en la élite de origen
turco, con el Bey a la cabeza, animando su aspiración a la independencia. L
segunda, en las élites locales, defensoras de un statu qua que pretendía man-
tener a Túnez en la órbita otomana. Dos alternativas rivales que convergerán,
sin embargo, en la voluntad de ejercer una presión conjunta para crear con-
diciones mejores para el desarrollo de la colonia europea.
3.2.2. La Constitución de 1861, mito fundacional tunecino
En 1856, pocos meses después de la publicación por el Gobierno oto-
mana del Hatt-i-Hümayun por el que se acordaban garantías a las minorías
cristianas del Imperio, el cónsul francés Lean Roches pidió al virrey tuneci-
no Muhammad Bey que publicase un decreto que aportase garantías para
todos los tunecinos, musulmanes o no, a la vez que regulase la vida comer-
cial y permitiese a los extranjeros la compra de inmuebles. Nos vamos a
encontrar ante una estrategia similar a la empleada con Marruecos por parte
de los británicos.
El Bey;ante la dificultad de oponerse a unas presiones que venían avala-
das con la presencia de una escuadra francesa en el puerto de la Goleta, pro-
mulgó el 'Ahd al-Aman (Pacto de Seguridad) (véase Texto 2 en el Apéndice),
que seguía muy de cerca las directrices de los cónsules europeos. Este Pac-
to, antesala de la Constitución, sí garantizaba "completa seguridad (.:.) a todos
nuestros súbditos, a todos los habitantes de nuestros Estados, cuales sean su
religión, nacionalidad y raza", tanto para las personas, su reputación y sus
bienes, y establecía la igualdad de musulmanes y no musulmanes ante la ley
(Ieqham, 1989: 129), no era menos el principio del fin del estado beylical para
someterlo al servicio de los europeos (Laroui, 1994: 298), al garantizar al mis-
mo tiempo la libertad de comercio y la puerta abierta a los extranjeros. El
documento decía querer armonizar el contenido de los códigos de otras
potencias" con las necesidades actuales y posibles del país, sin que se mar-
80
[U11 1'1incipios fundamentales de la ley religiosa más que en caso de
\t;1,ld.ibsoluta, a fin de que de dos males se escoja el menor".
11JOlllltrtuciónque se derivó, promulgada el26 de abril de 1861 Geg-
" 11)lID:135), puede verse como un primer documento en país musulmán
1,,,·\lllnde establecer una cierta separación entre las esferas de lo políti-
1" 11 Jligioso, ya que precedía en cinco años al Reglamento egipcio de
y t \1\dieciséis a la Constitución otomana de 1876. No sólo el estableci-
,,1,1t lo una monarquía hereditaria (art. 1) es un hecho ajeno al Islam, sino
IIn 1II1 .uitepone a la propia cberi'e o ley religiosa, el Pacto de Seguridad,
1 ¡'tu 1,1 Jy Fundamental prioritaria, a la que jurarán fidelidad tanto el Bey como
tllllllfuncionarios civiles y militares (arts. 9 y 10) y de la que el Consejo
11j\lil1110 (especie de Parlamento) es el guardián (art. 60). Por otra parte, el
í ti tllJcimiento de tribunales especiales, la relativización de los códigos
, Ii 111 los cuales los magistrados deberán juzgar y la garantía a los cónsules
11111esencia o control en los procesos contra sus súbditos, crean una situa-
lélll111 ixta en el plano de la justicia que no podía por menos que crear ten-
Íl 'II'I/Ian el seno de la sociedad tunecina.
1:1110 Qanun garantizaba en su capítulo XIIderechos fundamentales como
1, Ir 1 1,1 seguridad completa de personas y bienes, la igualdad ante la ley para
1" 1,1/1 los tunecinos, sin importar raza, religión o rango, el del libre ejercicio
!tI 11111 actividades profesionales y obligaba a su vez a deberes como el ser-
1i'1I I militar a los dieciocho años. El capítulo final (XIII),garantizaba la liber-
iwl oompleta para los súbditos extranjeros, comprendidos los derechos a ejer-
1 nus cultos, a la seguridad personal, al ejercicio de actividades, a una
1111 I',dicción propia y al derecho a la propiedad, si bien restringía este último
t lituoimmadas zonas del país en las que el poder beylical podía garantizarlo.
I,a Constitución establecía la composición del Consejo Supremo en un
fIIl'l)(imode sesenta miembros (art. 44), un tercio escogido entre ministros y
lillllJ.ionariosciviles y militares y los dos restantes entre los notables del país,
r'lll iospondiendo al Bey y a sus ministros la selección. El mandato de los con-
'1IIlIOSera de cinco años, que serían renovados por quintos anualmente a
111 11puesta del propio Consejo. Sus atribuciones eran amplias, tanto en mate-
1111 de legislación como de imposición; ejercía el control de los funcionarios
Ih j( jando hasta el propio Bey; responsable de sus actos ante la institución.
La sociedad tunecina no estaba, sin embargo, preparada para aceptar un
111 icumento de esta especie y asoció las reformas a una imposición del extran-
1"10 de la que sólo se beneficiaba una casta privilegiada. En septiembre de
I HG 1 estalló un primer movimiento de protesta, con la primera huelga de
1iomerciantes de la historia tunecina, en el que se criticó el desastre econó-
11ilco. la penuria y se elevaron una serie de peticiones tanto al Consejo Supre-
1110como al Bey;que debió recibir una delegación de notables en exigencia
(I() un "retorno a las tradiciones" (Chater, 1975: 243).
81
 En los años que se sucedieron la situación se agravó aún más, Ante la impo-
sibilidad del bey de tasar el comercio exterior por temor a la reacción de los
cónsules así como por la dificultad de obtener créditos del exterior, se deci-
de doblar el impuesto agrario (mayba) en 1863 (que aseguraba el 40% de la
renta del tesoro beylikal), lo que va a producir el rechazo de la mayoría de la
población, en especial algunas tribus, como los Ulad Mhanna en el noroeste
o los habitantes de Gafsa, que llegaron a amenazar con el éxodo para esca-
par a la influencia del Bey En las ciudades el cuestionamiento de la nueva situa-
ción se extendió, alcanzando un marcado carácter político, Pero la dimensión
religiosa, inseparable, no debe escaparse, El catalizador fue el nombramien-
to como jueces a personas ajenas a los ulemas, lo que provocó una reacción
de apoyo de la población a la casta religiosa, El conflicto opuso pues la cha-
da a los nuevos tribunales,
Fue en marzo de 1864 cuando la protesta popular por las reformas cobró
su mayor auge, Las diversas tribus tunecinas se unieron contra el poder el un
"círculo de promesas" (hilqa el-muvve'id) a manera de Junta Central, que coor-
dinaba las diferentes juntas locales insurrectas, bajo la dirección de Ibn
Cadahim. Aunque no hay referencia directa a los nuevos códigos legislativos,
el objetivo de la revuelta no es otro que la revisión del nuevo sistema, Los
rebeldes proponían al Bey un auténtico contrato de gobierno, que ofrecía el
reconocimiento de su autoridad y el pago de los impuestos coránicos a cam-
bio de justicia y protección, así como del restablecimiento de la tradición, La
vuelta reclamada al antiguo régimen implicaba, entre otras cosas, el retorno
de la esclavitud y la anulación del derecho a llevar por los judíos la chechia
(bonete que usaban en el Imperio otomano los musulmanes y que era uno
de los principales productos de exportación tunecinos). En ello se veía la rei-
vindicación de ciertos notables, que necesitaban de los esclavos y conside-
raban a los judíos responsables, junto con los dimmies en general, de la cri-
sis económica, Pero lo paradójico fue que, como señala KhelifaChater, aunque
las reivindicaciones exigían fidelidad a la tradición, se expresaban mediante
formas nuevas que traducían a su vez aspiraciones políticas nuevas, Detrás del
rechazo a los impuestos, era la participación política efectiva la auténtica
demanda de las tribus durante la revolución de 1864, reclamando el derecho
a ser consultados para la elección de sus caídes y revitalizando los conceptos
islámicos de chura, beie o ahl el-bél wa-l-'aqd (consulta, contrato de gobier-
no, "gentes que desatan y atan") en una acepción reformista, Aunque ataca-
ban al Pacto fundamental, concretaban inconscientemente algunas de las aspi-
raciones liberales del mismo, Junto a las tribus, también los medios urbanos
participaron en la revuelta, En Sfax, donde las cofradías religiosas participa-
ron activamente, se llegó a rechazar el poder del Bey,reconociendo al sultán
de Estambul como la única autoridad, En Monastir, una Junta de notables com-
partía el poder con una asamblea popular, inaugurando nuevas fórmulas del
82
ejercicio de la soberanía, En Kairuán estalló una revolución cantonal, y se lle-
garon a constituir milicias populares para el mantenimiento del orden y a nom-
brar un Gobierno local provisional (Tlili, 1974: 543),
De este modo, bajo la presión popular, fue suspendida la Constitución
por MustafaJaznadar e130 de abril de 1864, lo que no impidió una firme
represión en contra de los rebeldes,
3.2.3. El Tratado de El Bardo y la resistencia tunecina
Las concesiones a la revuelta no van a frenar la crisis económica profunda,
La política de modernización, con las reformas en el Ejército, el equipamiento
urbanístico de la capital y las inevitables construcciones suntuarias, estaba
ligada al endeudamiento exterior. En 1869 la situación era tal que las poten-
cias establecieron una "Comisión de la deuda anglo-franco-italiana" , presi-
dida por el reformista Jaireddín, antiguo presidente del efirnero Consejo Supre-
mo, Esta política de inspección e injerencia creó las condiciones para una
confianza de la colonia extranjera y preparó el terreno para que en la confe-
rencia de Berlín de 1878, en el marco de la política de entente entre las dis-
tintas potencias y siempre a costa de las posesiones del Imperio Otomano,
Gran Bretaña consintiese en reconocer, a cambio de Chipre, la primacía de
Francia en la gestión de la deuda pública tunecina y el derecho a la expan-
sión de su presencia desde Argelia (Rayrnond-Poncet, 1977: 23),
Los colonos ambicionaban la anexión del territorio, pero una ola de opi-
nión contraria a las empresas coloniales se expandía por la metrópoli y lle-
gaba hasta el Parlamento, De ahí que, cuando a fines de abril de 1881 un
incidente fronterizo protagonizado por la tribu tunecina de Jrumirs sirva de
pretexto para poner en práctica lo autorizado en Berlín, se opte por una ocu-
pación que mantenía el reconocimiento de la soberanía del Bey en la Regencia
de Túnez en dominios políticos y judiciales, si bien restringía su capacidad
exterior, El Tratado de El Bardo (12 de mayo de 1881), aunque mantenía la
personalidad internacional tunecina, dejaba en manos francesas el derecho
a ser representado en el extranjero, la acreditación de los diplomáticos y el
derecho a concluir tratados, garantizando el Bey,por su parte, que no cedería
prerrogativas sobre su territorio a ninguna otra potencia, Francia se convertía
en "protectora" del regente y de la dinastía husseiní, si bien el término Pro-
tectorado no aparecerá hasta el nuevo tratado de Ksar-Said firmado el 29 de
octubre de 1882 por Alí Bey III,hermano y sucesor de Muhammad al-Sadiq.
A partir de la aplicación del Tratado de El Bardo, aparecerá un problema
de competencias entre el papel predominante de Francia en el país y el de
los otros componentes de la comisión de la deuda, Italia y Gran Bretaña, De
ahí que se piense en la firma de un nuevo convenio que permitiese eliminar
. 83
 la presencia engorrosa de la comisión. El convenio de La Marsa (8 de junio un ritmo rápido esta componente extranjera que se incrementará en poco
de 1883), establece en su artículo segundo que el Gobierno francés garan- más de tres lustros en casi un 600%. A principios de siglo superan los cien
tizará a los acreditadores la conversión o el reembolso de la deuda consoli- mil, en un 64% italianos, en un 22% franceses y el resto integrado por una
dada (elevada a 12Omillones de francos) y de la deuda flotante (de 17,5 millo- colonia menos numerosa de anglo-malteses. Pero contrariamente a su impor-
nes de francos). Por otra parte, el Bey se comprometía a "proceder a las tancia numérica, esta minoría francesa ocupa una posición estratégica y por
reformas administrativas, judiciales y financieras que el gobierno francés juz- algo se les conocerá con el sobrenombre de los preponderantes (Mahjoubi,
gue útiles" (Kassab, 1976: 13), reduciendo la ficticia co-soberanía a la míni- 1982: 41). En pocos años y gracias a la intervención del Residente general
ma expresión, conservando apenas un teórico derecho de sanción y vién- Paul Cambon, que promulgará una ley inmobiliaria en 1885, los franceses se
dose privado en absoluto de poderes en materia financiera. Sólo Francia, harán con buena parte de las mejores tierras. Dicha ley; que introducirá el
desde la desaparición de la comisión financiera, controlará los asuntos eco- sistema Torrens de fijación de la propiedad y que contribuye a movilizar
nómicos, estableciendo y percibiendo los impuestos que juzgue necesarios. importantes capitales de compañías privadas para invertir en la compra de
La ocupación francesa suscitó una resistencia indígena que, una vez más, tierras, desposeerá a propietarios tunecinos de tierras colectivas e incluso
va a tener a la región de Sfax como centro de la revuelta. El caíd de los Nef- bienes habices. Un tribunal mixto inapelable, presidido por un juez francés,
fet, Alí Ben Jalifa, aglutinará a diversas tribus del centro del país y a notables fijaba los títulos de propiedad según unos cánones definidos por el Código
urbanos de las ciudades de Sfax y Gabes, que tomarán contacto con las auto- Civil francés. En 1885, de las 331 propiedades en manos francesas, un tercio
ridades turcas de Trípoli en una reunión celebrada en la mezquita Uqba Ibn contaban con más de 400 Ha; un sexto, entre 100 y 400; Y la restante mitad,
Nafaa de Kairuán, a mediados de junio de 1881. Las autoridades francesas menos de 100 Ha. A finales del siglo XIX el volumen de tierras en manos euro-
habían intentado ocupar el norte tunecino evitando tocar, hasta que este obje- peas se había duplicado, superando el medio millón de hectáreas.
tivo se cumpliese, la ciudad de Kairuán, ya que, en su calidad de santuario
religioso y hogar de la revuelta, "podía sobreexcitar inútilmente el fanatismo Cuadro 3.3. Población y propiedad europea en Túnez (1884-1911).
musulmán", en palabras del Ministro Residente General Roustan, el18 de julio
de 1881. Extendida la revuelta al centro y sur del país, se inicia la ocupación Población (habitantes)
de otras regiones, asediando con ayuda de otras potencias, la ciudad de Sfax, Italianos Otros Tbtal
Año Franceses
obligando a los insumisos a replegarse a Kairuán y Gafsa. Aunque las tropas 19.000
1884
francesas sufrieron algún descalabro como en Gabes a fines de julio, los 71.600 15.200 111.000
1901 24.200
refuerzos venidos de la metrópoli y que elevarán a más de 50.000 los solda- 88.000 16.000 150.000
1911 46.000
dos de ocupación, terminarán con la toma de Kairuán el 17 de octubre. No
concluye ahí el proceso de resistencia, pues las tribus rebeldes se reagru- Propiedad (Hectáreas)
parán en los límites de la Tripolitania, zona más segura ya que las complica- Año Franceses Italianos Otros Tbtal
ciones diplomáticas con los otomanos retraían a los franceses. Durante tres 1885 263.000
años, la guerrilla tuneoina, aunque dispersa, permanecerá allí, pero la muer- 1892 402.211 27.358 429.569
te de Alí Ben Jalifa a los 82 años, ocurrida el 14 de noviembre de 1884 en Trí- 1897 467.372 39.523 21.852 528.747
poli, iniciará un retorno paulatino de los exiliado s una vez materializado que 1902 576.933 36.469 33.476 646.878
la ayuda esperada de los vecinos no tendría lugar y merced a una amnistía
Fuente: Jean Poncet (1958): La colonisation et l'agriculture européenne en Tunisie depuis 1881,
concedida por el Bey
París.

3.2.4. Colonización y poblamiento en el Túnez de fin de siglo
La población tunecina al comenzar el protectorado puede estimarse entre
1.400.000 y 1.500.000. La población europea, italiana en su mayoría, no sobre-
pasaba las 19.000 personas. Sin embargo, la colonización va a desarrollar a
La presión ejercida por los colonos franceses a través de influyentes medios
de prensa como La Tunisie Frenceise o de instituciones como la Cámara de
Agricultura, forzaron a las autoridades francesas a lanzar un programa de
colonización oficial en beneficio de la población francesa y tendente a desa-
rrollar esta colonia, con ventajas de todo género en el dominio de la inver-

84 85
 sión, del crédito y de la relación económica con la metrópoli. Se crearon pue-
~ blos de colonización y la Dirección de Trabajos Públicos desarrolló una polí-
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tica hidráulica tendente a mejorar los regadíos. Los colonos de Argelia pron-
to se interesaron por la vecina región y el Banco de Argelia recibió el privilegio
de emisión de la moneda para Túnez.
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~.'•••Q\ ..•••.•• ' ••••..•.•.••••••..•.•. """.... ~I 1lfi5 '" H·.'.'....·..·...· ~~ En 1885 se descubrieron en Gafsa unos importantes yacimientos de fos-
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Q) E ~ fatos, sometidos a control de la Compagnie de Phosphates de Gafsa, depen-
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diente de una compañía metropolitana. Este producto fue clave en el desa-
~ Q) rrollo económico tunecino de los primeros tiempos de la colonización,
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en o permitiendo superar la dependencia de productos agrícolas como el aceite
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3.3.1. Crisis política del Majzen y penetración comercial

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li~ O extranjera en Marruecos en el siglo XIX

La historia marroquí del siglo XIX corre paralela a la de la penetración,

comercial más que político-militar, de los países europeos en su territorio.
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Penetración más lenta que la que afecta a sus vecinos magrebíes, pero no
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~ C sólo por factores internos sino gracias al no entendimiento entre las poten-
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cias, que no se deciden a conceder a un solo país el derecho a intervenir.
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En el primer cuarto del siglo Europa se desentiende, no obstante, de
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Marruecos, demasiado ocupado el continente en problemas internos, pero
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rio jerifiano. Los intercambios económicos sufren incluso una baja, cerrán-
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~ en el estrecho de Gibraltar, puerta del Mediterráneo.
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':::a.oQ)~c ~ Bajo Muley Abderrahmán (1822-1859) el país recupera una acción exte-
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rior. Entre 1823 y 1825 se inician una serie de convenios con países como
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.~ D° ~ .~ I¡·~ION ~ Portugal, Inglaterra y Francia, pero la conquista de Argelia y la derrota en la
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'-' batalla de Isly (1844) van a obligar a un cierto repliegue. La relación con el
u. ~ exterior tiene razones comerciales sobre todo. Inglaterra busca abrir mer-
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al ~ árabe o subsahariana. Francia pone sus ojos en la región oriental de
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,~ Marruecos, como extensión lógica de su presencia en Argelia, pero le
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.", una minoría bien arraigada pero diferenciada, los judíos, se prestarán en tan-
~ ~ ~ to que "protegidos" a desempeñar un oficio que procurará la triplicación del
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.;: comercio entre 1830 Y 1840.
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87
86
 Cuadro 3.4. Dinastía Alauí en Marruecos. presiones sobre sus gobiernos para que se establezcan y se respeten trata-
dos más favorables. Tratados como el de 1767 con Francia, el de 1799 con
Muley Cherif España o el de 1801 con Gran Bretaña, apenas afectaban a lo económico, y
I I I además las cláusulas en las que se fijaba la igualdad comercial (1801) o se
Muley M'harnmed Muley Rachid Muley Ismail marcaba un porcentaje de impuesto sobre el valor (1799), no fueron respe-
(1666-1672) (1672-1727) tadas. Se servia el Majzén, para no ceder a las presiones, de un juego de equi-
I I I I I I librio sobre las rivalidades inter-imperialistas, pero desde 1853 se produce
Muley Ahmed Abd el Malik Muley Abdallah Muharnmad Alí Al-Mortadi un alineamiento franco-español con Inglaterra, que abrirá el camino para el
ad-Dahbi (1728-1757) benArbiya tratado británico-marroquí de 1856, que impone la libertad comercial, traba
Sidi Moharnmed los monopolios, establece un 10% de tasa a la importación y concede a los
(1757-1790) súbditos británicos ventajas tales como los derechos de propiedad y de una
I I I I
Muley Yazid Muley Hicham Muley Sliman Abderrahmán
I
Mostadi
jurisdicción particular.
Otros países se adherirán al tratado, si bien Francia y España, conscien-
(1790-1792) (1792-1822) tes de que el tratado consagraba el predominio británico en Marruecos, bus-
I I MuleyI Said I carán las condiciones para firmar tratados más ventajosos.
Brahim En este contexto de rivalidades entre potencias tendrá lugar la campaña
Muley Abderrahmán (1822-1859) africana de España en 1859-1860. "El agravio no era de los que piden repa-
Moharnmed N (1859-1873) ración de sangre -dirá Galdós en sus Episodios Nacionales-. Fueron los espa-
Muley Hasan (1873-1894) ñoles a la guerra porque necesitaban gallear un poquito ante Europa y dar al
I I I sentimiento público, en el interior, un alimento sano y reconstituyente" (Pérez
Muley Abdelaziz Muley Hafid Muley Yussef Galdós, 1979: 31-32). Motivada por razones de política interior, transforma-
(1894-1908) (1908-1912) (1912-1927) rá en gesta épica una lenta y costosa campaña de penetración desde la base
MoharnmedV de Ceuta (Engels, 1973: 185), que permitirá una breve ocupación de Tetuán,
(1927-1961) algunas ventajas territoriales (ampliación del hinterland de Ceuta y Melilla,
HasanII (1961) concesión de un territorio en la costa atlántica en el lugar donde estuvo empla-
zada la factoría de Santa Cruz de Mar Pequeña, futuro territorio de Ifni), una
Con todo, Marruecos no ocupa un lugar destacado en los intercambios indemnización de guerra de veinte millones de duros (pagadera en un pla-
de Europa a pesar de que sus rutas caravaneras permanecen activas, tanto zo de ocho meses), presencia diplomática y misionera en la capital, Fez,
los ejes claves de Fez-Tafilalet (vertical) y Marrakech-Essauira (horizontal). concretado todo ello en el tratado del 26 de abril de 1860. Año y medio más
La relativa apertura hacia Europa que lleva a cabo Muley Abderrahmán tarde, el 20 de noviembre de 1861 se firmará el tratado de comercio deriva-
pretende al mismo tiempo mantener el control sobre el comercio, impidien- do del anterior de paz, en cuyo artículo 44 se establecerá "recíproca libertad
do el desarrollo de la colonia de extranjeros. Persigue evidentemente que el de comercio entre los dominios de S. M. Católica y los dominios del Rey de
Majzén no pierda las ventajas económicas que el comercio pueda reportar- Marruecos" (Cagigas, 1952: 47), se fijaba un límite de un 10% del valor el
le. Instituirá pues, lo que se conoce como el Sistema Imperial, que supone un impuesto sobre las importaciones (art. 50), se establecía la libertad de adqui-
estricto control sobre las actividades comerciales. Monopolio o vigilancia del sición de "casas, almacenes o terrenos" (art. 5), se autorizaba la pesca en las
comercio privado le procurarán, desde mediados de siglo, unos impuestos costas (art. 57) y se atribuía a cónsules y agentes consulares españoles juris-
sin los que no es posible afrontar unos procesos de reforma que el propio dicción sobre sus súbditos. Por otra parte, concediendo a los comerciantes
incremento de las relaciones con los países europeos le obliga a llevar a cabo. españoles el derecho a encomendar sus negocios a "corredores o agentes"
Pero le exigen también un montaje administrativo complejo con sus repercu- de su total libre elección (art. 47) Y ampliando los derechos y privilegios del
siones sobre el erario público. tratado a los protegidos españoles "tanto cristianos como mahometanos, y
Por otra parte, dicho monopolio choca con los intereses de los comer- hebreos" (art. 15), se reconocía el régimen de protección que era un aspec-
ciantes europeos interesados en el comercio con Marruecos, que ejercerán to más de la pérdida de soberanía que tratados como éste infligen a Marrue-

88 . 89
 cos: Dos años más tarde, en agosto de 1863, el tratado comercial firmado con
Francia (en línea con el anterior de 1767) permitirá que los protegidos fran-
I
ceses (aunque limitados a dos por comerciante), escapen totalmente a la juris-
1,
dicción marroquí. Pero el fenómeno se extenderá también a las explotacio-
nes agrarias, donde una mano de obra marroquí estará sometida al control
de los cónsules,
Se ha señalado que el más grave de los problemas que pesan sobre las
relaciones euro-marroquíes durante el siglo XIX es este de la protección (Brig-
non, 1967: 298), ya que supone una "verdadera transferencia de soberanía",
Pretendiendo resolver este problema se convocó una conferencia interna-
cional en Madrid entre mayo y julio de 1880, Pero lejos de terminar con la
protección, se acabó por extenderla, convirtiendo a su vez los asuntos marro-
quíes en interés de las potencias, garantes de que ningún cambio podría esta-
blecerse en Marruecos sin su consentimiento, Es el nacimiento del statu qua
en Marruecos y, como también se ha dicho, el fin de su independencia, Pero
el sta tu qua tenía otras lecturas, entre otras la del africanismo hispano que, a
través de Joaquín Costa, lo definiría así: "Lo que a España interesa, lo que
España necesita, no es sojuzgar el Mogreb, no es llevar sus armas hasta el
Atlas; lo que a España interesa es que el Mogreb no sea jamás una colonia
europea; es que al otro lado del Estrecho se constituya una nación viril, inde-
pendiente y culta, aliada natural de España, unida a nosotros por los vínculos
del interés común, como lo está por los vínculos de la vecindad y por los de
la historia" (Coello, 1951: 28-29), Los españoles constituían el 90% de los
europeos a fines del siglo XIX, Pero no era ése su peso real en el marco eco-
nómico marroquí. Si la colonia europea había pasado de 250 personas en
1832 a 1.300 en 1862, 2,800 en 1877 y 9,000 en 1894 (Miége, 1961-1963), cre-
ce sobre todo a partir de la guerra de 1860 y componen su mayoría emi-
grantes hispanos pobres, Pero hay una minoría de comerciantes que se ins-
tala en las ciudades y otra de colonos agrícolas que comienza una explotación
en las llanuras ricas del Garb, del Lukus, de la Chauía, Dukkala y el Sus,
3.3.2. La crisis del sistema político marroquí
La sociedad marroquí se estructura en torno a la coexistencia de tres ele-
mentos indispensables, clan, zagüía y Majzén, cada uno de los cuales asegu-
ra una esfera básica: organización de la producción, sociabilidad y orden polí-
tico (Laroui, 1996), Incluso cuando alguno de ellos ha intentado prescindir de
los otros, una reacción del cuerpo social ha llevado a retornar a la coexisten-
cia, como se vio en el intento frustrado de la oficialización de la ideologia wah-
habí durante el reinado de Muley Sliman, Pero este equilibrio va a sufrir un duro
golpe merced a la presión extranjera a todo lo largo del siglo XIX, produciendo
90
el dislocamiento del sistema, Los extranjeros actuarán de catalizador de una
reacción en cadena que pondrá al sultán ante la obligación de efectuar conce-
siones que suscitarán, por su parte, la aparición de una oposición, que tendrá
incluso sus manifestaciones en toda una literatura crítica, Los otros actores, ule-
mas y personal religioso, comerciantes, jeques de zagüías y caídes de tribus,
encontrarán fórmulas particulares de una protesta inorgánica de cuya articulación
dialéctica surgirá el embrión del nacionalismo marroquí del siglo xx.
No debe olvidarse que el siglo XIX, y gracias a la inserción de Marruecos
en el sistema internacional, va a producir un importante desarrollo urbano
con la expansión de una burguesía de negocios con presencia incluso fuera
del país, De esta época data también un primer proceso de desarraigo de la
población rural, afectada por los cambios y que iniciará un éxodo hacia las
ciudades que culminará con la colonización, Serán las ciudades costeras con
grandes puertos como Tánger y Casablanca -ésta última duplicará su pobla-
ción entre 1850 y 1900, en que alcanza los 21.000 habitantes, de ellos unos
600 europeos (Miége-Hugues, 1954: 21)-las que sufran mayor transforma-
ción, sin olvidar el auge de la capital, Fez, que cuenta con 95,000 habitantes
y que acusa especialmente estos cambios (Le Tourneau, 1947: 155),
Al desarrollo de las ciudades corresponde la consolidación de ciertos
poderes locales en regiones apartadas, pero claves para el comercio, Fami-
lias comerciantes como los Ulad Beyrul<:de Gulimin o la casa de Ilig en Taze-
ruelt (Paseen, 1984) minarán el control del poder central, desafiado también
por feudales rurales como los Mtuga en el oeste, los Gundafa en el centro y
los Glaua en el este, La envergadura de estos pequeños "imperios" locales,
controlada durante el reinado de Muley Hasan, crecerá con sus sucesores,
1111
3.4. Egipto, Líbano y la "Cuestión de Oriente"
3.4.1. La autonomía libanesa y la intervención francesa de 1860
La dominación egipcia en Siria y Libano entre 1832 y 1840 trastocó no sólo
las relaciones internas entre las comunidades confesionales sino también las
relaciones sociales, dando además ocasión a una presencia europea a través
de un intervencionismo que servirá a la estrategia de acoso y derribo al Impe-
rio Otomana, Los maronitas, bajo Bachir Chihab II,cobraron importancia, desa-
rrollando la industria de la seda que sería instrumento clave en su relación
posterior con Francia (Chevallier, 1982), Los drusos por su parte, aceptarán
mal estos cambios y, en su malestar, instigado -y armado- por los británicos
que aspiraban a poner fin al dominio egipcio en la zona, protagonizarán una
revuelta, primero en el Hauran en 1837, más tarde en el Chuf, revuelta teñi-
da de lucha social que servirá de pretexto para una intervención conjunta de
. 91
 Cuadro 3.5. Estimación anónima de la población masculina del Líbano 1860 (sin
contar el personal religioso) . Mapa nO 5

L1BANO EN EL SIGLO XIX

CAZAS Pobla- Maro- Grieg. Grieg Familias
Drusos Sunníes Chiles
Distritos ción níes Ortod. Cató!. dominantes
KURA 5.954 901 - 4.491 4 538 20
Kura 5.058 * * Cheij Azar GO
Quwayta 896 * * Cheij Abi Sa'ab MA
BA1RUN 20.122 17.760 - 1.038 238 129 957
Zawaya 4.649 * Cheij Dahir MA
Bcharri 6.119 *
BiladBatrun 9.354 * * * *
KESRWAN 20.195 17.680 - 502 302 193 1.618
Ghazir 1.189 * Cheij Hubaych MA
Kesrwan 7.781 * * Cheij Hazen MA
Futuh 3.279 C)
* * Cheij Dahdah MA
4:¡
BiladYbail * *
Munaytra 8.046 * *
~
',<::
MATN 23.148 13.993 2.372 4.646 1.656 64 399 Q:;
Matn 11.006 * * * Emires Abillama MA Q:;
Qata 4.259 * * (origen druso) 4:¡
Chuwayr 1.996 F...,
....,
Baskinta 2.372
Sahel Beirut 3.515 q
* * * * Emires Chihab MA
4:¡
(origen sunní)
ZAHLE 5.433 744 575 3.163 36 15 Emires Abillama ~
CHUF 24.085 7.236 10137 2.273 1.818 2.213 260 Q:;

Chuf 5.042 * * * '<::

Arqub 2930 * * Cheij lmad DR ~
[arrub 3.696 * * * Cheij Yurnlat DR
Manasif 1.170 * * * Cheij Abu Nakad DR
Chahar 2.119 * * * Cheij Abu Nakad DR
Garb inf. 2.768 •* * 'k
Emires Arslan DR
Garbsup. 2.817 * * * Cheij Talhuq DR
Yurd 3.543 * * * Cheij Abdelmalek DR
YAZZIN 5.560 3.075 23 155 1.521 85 701
Yazzin 3.314 * * Cheij Yumlat DR o Pachalicato de Tripoli
_
a
Maronitas
'J\¡ffah 1.733 * * Cheij Yurnlat DR D Pachalicato de Sidón Drusos
YebelRihan 513 Cheij Yumlat DR ••••••••Límite del Líbano Actual D Griegos ortodoxos
• 10 •• Límite septentrional de la población drusa 11III Griegos católicos
DAYR AL QAMAR 1.358 1.171 11 - 176 - - O Sunies
lI3:l!lJI Límite y nombre de distrito ("Caza/Muqataa")
_ Chifes
* Indica las comunidades dominantes en cada locah'dad .. CHY.< Lí mite y nombre de subdistrito
ESCALA GRAFtcA
• Núcleos importantes
~-
0-
===::J
45km
Fuenle: Dominique Chevallier (1982): La scciété du Monl Liban él J'époque de la revolulion indus-
Irielle en Europe, Gethner, Paris, pp. 62-63. Cartografía: Dámaso Munárriz Guezala

. 93
92
 las potencias (Inglaterra, Rusia,Austria y Prusia) decidida en Londres el 15 de
julio de 1840y que buscaba restablecer el orden otomano en Líbano y poner
fin al Gobierno de Bachir Chihab II y al dominio egipcio en Siria y Líbano.
Las dificultades de la administración otomana para designar como emir
a un druso o a un maronita sin avivar un clima de enfrentamientos tanto entre
comunidades como entre potencias rivales (a través de sus apoyos cruzados
a las minorías), abrió camino a la tesis defendida por las potencias de divi-
dir el territorio en dos distritos, instalando al frente de cada uno a un caima-
cán (qa 'imaqam) o gobernador de la comunidad dominante. Surge así el pri-
mer régimen de partición en la zona (1843), el régimen de los caimacamatos.
Uno druso al sur, regido por el emir Ahmed Arslan y que comprendía los dis-
tritos de Líbano central y meridional (Matn, Chuf y Yazzin,de mayoría drusa)
y otro maronita al norte (distritos de Ybail, Batrun, Kura y Bcharré), gober-
nado por el emir Haidar Abillama, maronita de origen druso. Cada caima-
cán, aunque designado por el enviado del Sultán, estaba asistido por repre-
sentantes especiales en los pueblos de población mixta.
Los impuestos se dividieron a razón de un 57% del total a pagar por la
comunidad maronita y un 43% por la drusa, porcentaje que no corresponde
a la proporcionalidad de los habitantes de la montaña libanesa. Las estima-
ciones realizadas por los cónsules o los observadores enviados por Francia
o Inglaterra con motivo de la crisis de Oriente (Regnault,AchilleLaurent,Pros-
per Bourée o Richard Evans...), ascendían a algo más de 200.000 habitantes,
de los cuales en torno a un 60% eran maronitas, un 12% drusos y el resto
repartido entre griego-católicos (9%), griego-ortodoxos (13%) y musulma-
nes de otras confesiones (3%de sunníes y 4% de chiíes). Ambos distritos, sin
embargo, eran similares en número de habitantes. Los cristianos eran mayo-
ritarios incluso en el caimacán druso, en donde los propios drusos sólo con-
tabilizaban un 23% de la población (un 5% en el caimacán maronita) según
una estimación anónima realizada en 1860.
La superficie cultivada en este "Pequeño Líbano" (denominado así para
distinguirlo de sus fronteras actuales establecidas en 1920), representaba
unas 80.000 hectáreas, un cuarto aproximadamente de su total, con unos 250
habitantes por km", es decir una fuerte densidad de población o, como seña-
la Dominique Chevallier,una verdadera "saturación demográfica", clave para
entender las rupturas del equilibrio tradicional en el país entre 1840 y 1860.
En el Líbano norte, de poblamiento cristiano casi homogéneo (aunque
con dominante maronita), se concentraba el 45% de los suelos cultivables. El
35% se encontraban en el sur y el 20% en el centro. En esta últimaregión, con
una presión demográfica más acuciante, fue en la que estallaron los distur-
bios maronitas de Kesrwan en 1857 (revueltas antiseñoriales sin tintes confe-
sionales) y los enfrentamientos druso-maronitas de Matn en 1841y 1860,éstos
sí teñidos de tensión religiosa.
94
El régimen de segregación de las comunidades significó una entente
provisional que cesó a raíz de la proclamación en el Imperio Otomano del
Hatt-i-Hümayun en 1856, que reguló el estatuto personal de las comuni-
dades cristianas del Imperio, ofreciendo concesiones a los no-musulma-
nes, lo que provocó una renovación de las rivalidades druso-maronitas en
Líbano.
En 1860, los drusos protagonizaron la revuelta mencionada en el Matn,
acaudillada por Said Yumblat y Ahmad J attar, que se extendió al Hauran
sirio. Cristianos de Hasbaya, Rachaya, Baalbek, Zahlé, Dayr al-Qamar e
incluso Damasco, fueron masacrado s motivando la intervención personal
del Ministro de Asuntos Exteriores turco, Fuad Pachá, con un cuerpo expe-
dicionario.
Francia aprovechó la coyunturapara desembarcar en la región 5.000hom-
bres en nombre de los lazos tradicionales que le unían a los maronitas y con
la intención de expulsar a los drusos de la Montaña libanesa. La acción fir-
me de Fuad Pachá juzgando a los culpables y la presión de las potencias
(Francia, Gran Bretaña, Rusia, Austria y Prusia) reunidas en Beirut en sep-
tiembre de 1860, llevarían a un acuerdo de reunificación de Monte Líbano
por el Reglamento orgánico de junio de 1861. Un mutassarrif o gobernador,
ejercería la autoridad. Sería nombrado por el Gobierno otomano, con el asen-
timiento de los cinco Gobiernos europeos, de entre sus súbditos cristianos
no maronitas que ejercería de árbitro asesorado por un representante (waqi1)
de cada comunidad (Rabbath, 1973).Aunque la soberanía de Monte Libano
seguía siendo otomana, se establecía así una especie de protectorado o tute-
la europea.
El Maylis, Consejo Administrativo, serviría de modelo futuro para el
estado multi-confesional que los franceses habrían de establecer en 1920
y que el Pacto Nacional de 1943 consagró para el Líbano independiente.
El Maylis estaba integrado por doce miembros, siete cristianos y cinco
musulmanes, delegados por los distintos cazas y muqataa (distritos), que
atendían a la peculiaridad de la población de cada uno de ellos: un grie-
go-ortodoxo de Kura, un griego-católico de Zahlé, un maronita de Batrun
y otro de Kesrwan, una representación plural del Matn (un maronita, un
greco-ortodoxo, un druso y un chií) y de Yazzin (un maronita, un druso y
un sunní) y un druso del Chuf. La función de este consejo era estrictamente
consultiva, sobre todo para las cuestiones fiscales y su presidencia la deten-
taba el gobernador, pero desde sus orígenes se instituyó una vicepresi-
dencia atribuida siempre a un maronita. El confesionalismo se aplicaba
también a la esfera judicial, en cuya cúpula, el Maylis judicial, especie de
Tribunal de Apelación, cada comunidad contaba con un juez propio, y en
los tribunales de primera instancia contaba también con un defensor de
oficio.
. 95
 Cuadro 3.6. Gobernadores del Líbano (1861-1918). 1.1!JI den en aquel país. El fin ha sido afortunadamente cumplido; y
1111 111actualidad una parte de las tropas inglesas permanezca en Egip-
Mutassarnf Período Confesión Otiqen 111inntenimiento de la tranquilidad pública, el Gobierno de Su Majes-
DawudPachá 1 .otlrarlas apenas el estado del país y la organización de los medios
1861-1868 Cató!. armenio Estambul
Nasri Franco P 1868-1873 Griego-Cató!.
1101111)11
para el mantenimiento de la autoridad del Jedive lo consientan"
Alepo
Rustum Pachá 1873-1883 Italia
¡Io.III, IOGo).
WasaPachá 1883-1892 Católico rom.
111 1')lIIOS que la Circular quería hacer llegar a las grandes potencias eran
Albania
Na'umPachá 1892-1902 Griego-Cató!.
, ' II! Illd de un acuerdo internacional que garantizase el libre uso del canal
Alepo
Muzaffar Pachá 1902-1907 Católico rom.
11', , 1)111'8 todas las potencias, la supresión del control conjunto íranco-bri-
Polonia
Yusuf Franco P 1907-1912 Griego-Cató!.
1It I In administración interna de Egipto y su sustitución por un único con-
Alepo
Ohanes Kuyumyan l' 1'1111'opeonombrado por el Jedive, así como la realización de reformas
1912-1915 Cató!. armenio Estambul
Ali MunifBey 1915-1917 Sunní l. , 1111111icíeras como judiciales y militares. En este último orden de cosas se
Turquía
Ismail Haqqi B. 1917-1918 Chií 1" 1,1encuadramiento por oficiales británicos de un reducido ejército
MumtazBey 1918 Sunní 111con funciones de policía interior.
Turquía
I'!II(1 In cuestión de Egipto requería algo más que una circular, exigía un
1it 1,)(msenso. Con este fin fue convocada en Londres una Conferencia inter-
El Reglamento orgánico, ensayado durante tres años y confirmado I1n 11"lo 11 01 28 de junio de 1884 que, si contaba con el acuerdo previo francés
1864, establecía "la igualdad de todos ante la ley; abolición de los priviloqm 111 1iutcrvenir militarmente en los asuntos egipcios sin consentimiento de
feudales y especialmente los que pertenecen al muqatayi". Para Edmond Hill ,1 d"ll ti a cambio del compromiso de ésta a retirar sus tropas a comienzos
bath, este artículo suponía una victoria del campesinado cristiano sublevad. 1111 Hl, siempre que no se pusiese en peligro la "paz interior" del país ocu-
l' 1, 1,no logró un acuerdo de fondo, enfrentados franceses y británicos a pro-
en 1858 contra los abusos de sus correligionarios los Jazen y Hobeich, m it 111
tras el feudalismo pervivia entre los drusos, ejercido por los Yumblatt y y,l\ 11I1(101 control de las finanzas egipcias. La tesis británica, concretada en
bak. Aunque afectado por el intervencionismo exterior, el antiguo réqinu-n Iidl n me redactado por Lord Northbrooktras una misión de encuesta de la
no desapareció, perviviendo en una entente entre el feudalismo y el nUUVIl h 1IIIIIÓI1 económica de Egipto, defendía el cese del control conjunto con Fran-
régimen del confesionalismo. No obstante, el sistema funcionó de rnanom It y 1111 sustitución por uno puramente inglés, así como el rechazo de cualquier
pacífica hasta 1914 en que los otomanos suprimen la autonomía al entrar '1\ l\ Il1w I para la evacuación. Otras reformas propuestas afectaban a la amplia-
quía en la Primera Guerra Mundial. l(¡tl (101 sistema de irrigación, a la supresión de la recluta forzosa, a la re-
La guerra mundial supone la violación del artículo 14 del Reglamento c1l1 1111 IIJI.6n de impuestos y de tasas y a la concesión de un nuevo préstamo de
prohibía al ejército otomano la ocupación de Monte Líbano. Desde Damasor " IIIIIVIJmillones de libras con garantía única del Gobierno británico.
Yamal Pachá al frente del cuarto regimiento iniciará a finales de 1914 WIII 1:lJte punto acrecentó las rivalidades inter-imperialistas europeas producién-
política de aproximación de las élites reformistas que se convertirá en rept ( 1, 11111 1ma aproximación entre las posiciones alemana y francesa en la cuestión
sión con el curso de los acontecimientos. Irl 1:cjipto, interesadas ambas potencias en limitar el control a Gran Bretaña.
uuunrck exigirá en comunicación a Londres -muy bien acogida por Jules
! 111Iy, Ministro francés de Asuntos Exteriores- el examen en común, por todas
3.4.2. Los objetivos británicos en Egipto entre 1882 y 1914 ¡Itl 1iotencias afectadas, de la situación del país del Nilo, garantía colectiva a
1"11 pl éstamos que se concediesen, garantía de libre paso por el canal de
E13 de enero de 1883 la "Circular de Lord Granville" fijó la política eglp \IIJ/\ tanto en la paz como en la gUE?rra, controlada por una comisión inter-
cia del Gobierno británico tras su intervención en Alejandría, considerando It,uional en la que el Sultán otomana debería intervenir. Se llegó de este modo
transitoria una permanencia que habría de durar, sin embargo, casi medio siglc 1 11,1ürma en Londres, el 17 de marzo de 1885, de un acuerdo firmado por los
"El curso de los acontecimientos -diría la Circular- ha impuesto al Cobioi ti 1111osentantes de las grandes potencias -incluidos los otomanos- que reco-
no de Su Majestad la tarea, que hubiera preferido de buen grado compartir '1IIIJlnal Jedive el derecho a suscribir un préstamo de la cuantía antes citada,
con otras potencias, de reprimir la revuelta militar en Egipto y de restablecen 11110 con la garantía de los demás gobiernos firmantes, establecía impues-

96 . 97
tos a los extranjeros residentes en Egipto y reforzaba el carácter internacio- secheresse (sequía), sirocco (siroco) y sauterelles (langostas). Había de sopor-
nal de la Caja de la Deuda Pública incorporando dos nuevos comisarios, uno tar, además, un sistema de centralización estatal apoyado en una fiscalidad
alemán y otro ruso. Inglaterra obtenía en cambio, de una manera indirecta, que recaía de manera más pesada sobre los pequeños propietarios que sobre
un aval internacional a su presencia. los grandes.
La crisis del Sudán motivará que el gobierno británico envíe a Estambul
a Sir Drurnmond Wolffpara negociar una solución militar conjunta y asegurar Cuadro 3.8. Egipto 1882-1917: población y tierra cultivada.
la presencia inglesa en Egipto. Se acordó nombrar dos Altos Comisarios, uno
británico y otro otomano, pero se insistió en la necesidad de avanzar unos Población Población Población Familias Área culti- Tierra
plazos para la evacuación militar inglesa de la provincia turca. Se sugirió un Año 'lbtal urbana * Rural rurales vada por familia
año de plazo, con otro más para la salida de los oficiales. Para Inglaterra el pla- (miles) (miles) (miles) (rmles) (miles) (feddans)
zo debía ser de, al menos, cinco años. Pero la convención resultante, que fija-
1882 7.930 1.015 6.915 1.153 4.957 4,3
ba un plazo, no fue ratificada.
1897 9.734 1.454 8.263 1.377 5.048 3,67
1907 11.287 1.596 9,691 1.615 5.403 3,35
1917 12.751 1.994 10.757 1.793 5.232 2,92
3.4.3. La situación social de Egipto a finales del siglo XIX
>l. De las 23 ciudadesmayores.

Egipto, a pesar de las reformas emprendidas por Muhammad Alí que Fuente: Owen, 1981: 217.
afectaron a las bases de la sociedad, estaba dominado socialmente por una
aristocracia de mamelucos, grandes terratenientes y altos cargos del Estado. La población total del país según el censo de 1897 era de 9.734.000 habi-
Eran los que, en expresión de Lord Cromer, constituían "la clase de los tantes. En esa fecha, la población urbana de las 23 mayores ciudades se cen-
pachás": apenas un centenar de familias que poseían más de la cuarta par- saba en un 15% del total. En el mundo rural, la familia contaba con una media
te de las tierras cultivables. La mayor parte de la población eran fellahs sin de seis personas y con menos de cuatro feddans para labrar. El Cairo incre-
tierras, mientras los beduinos, en trance de desaparición, eran escasos. mentaría su población entre 1860 y 1914 de 300.000 a 700.000 habitantes y
Alejandría de 200.000 a 350.000 (Issawi, 1982: 101). Las grandes ciudades
Cuadro 3.7. Distribución de la tierra agrícola en Egipto (1897-1913) Y dimensiones gozaban de una administración particular y en ellas florecía en torno a 1880
de las explotaciones. una clase media de comerciantes que englobaba a unas 250.000 personas.
Un sector importante en medio urbano pertenecía a comunidades cristianas
1897 1901 1913 captas, que tenían a gala su carácter de herederos de los viejos egipcios
Propie- Área Propie- Área Propie- Área preislámicos (Bourguet, 1988). Lo constituían unas 350.000 personas con un
dades N° feddans dades N°feddans dades N° feddans nivel de instrucción más elevado y, por lo tanto, con posiciones en la Admi-
< 1 feddan
942.530
nistración. Suponían en 1914 un 24,5% de la población de Alejandría y un
405595
< 5 feddans 644.066 1.020.463 815.950 1.145.978 16,2% de la de El Cairo (Courbage-Fargues, 1992: 183). Otras minorías, apar-
1-5 feddans 468.628 1.013.364
te de los judíos (53.000 en 1914), eran fruto de emigraciones históricas de
5-50 feddans 144.532 1.813.868 139.393 1.735.571 132.594 1.633.413 libaneses, sirios, armenios que buscaban, en su carácter extranjero, la posi-
> 50 feddans 12184 2227740 11.952 2215.882 12.558 2420558
bilidad de escapar a la fiscalidad del virrey mediante la calidad de protegi-
dos de Francia o Gran Bretaña. En vísperas de la ocupación británica los
Fuente: Annualle Statistique de l'Egypte, 1910-1914, recogido en Owen, 1981: 218.
europeos conformaban distintas minorías que sumaban en total en torno a
100.000 personas. El grupo bisagra -unos 40.000-10 constituían los griegos,
de ocupación marineros, pequeños comerciantes o contrabandistas. Italianos
Como señala J ean Ganiage, la población vivía sometida con resignación (unos 18.000) y malteses (unos 6.000), en una gran parte artesanos, daban
secular a tres plagas sociales: fusta, leva y corrupción (Ganiage, 1968), las paso a una élite de extranjeros, los franceses (unos 16.000) y los británicos
tres "C" en francés: courbache, corvée y corruption, en paralelo a las tres "S": en puestos claves en tanto que ingenieros, oficiales o técnicos.

98 . 99
 3.4.4. Las instituciones políticas bajo la ocupación
Con la ocupación inglesa se va a dotar a Egipto de unas instituciones ins-
piradas en el estatuto de otras colonias británicas que introducía el principio
de la representatividad más formal que real. La Ley orgánica (Qanun Nizami)
de primero de mayo de 1883 (Giannini, 1931:46), preveía unos Consejos pro-
vinciales (Maylis al-mudiriya) presididos por el mudir (gobernador) de cada
distrito, y que reunía entre 4 y 8 miembros. Pero su carácter era consultivo,
como lo era el del Consejo Legislativo (Maylis Chura al-qawanin) a pesar de
que todas las leyes y decretos administrativos debían pasar por él. Estaba
integrado por 30 miembros, una mitad permanentes y el resto electos, pero
sus decisiones no eran vinculantes para el Gobierno.
Una Asamblea General (al-Yama'iya al-Ummumiya) servía de parla-
mento económico y financiero y un Consejo de Estado (Maylis al-Dawla)
hacía las veces de organismo de control de las actividades del gobierno.
Sin embargo, no llegó a ejercerlas, pues en febrero de 1884 fue suspen-
dido sine die.
La Ley orgánica tuvo vigencia hasta la independencia de Egipto, aun-
que la ley de 1 de julio de 1913 introduciría una Asamblea Legislativa que
las condiciones del protectorado, establecido en los años de la Primera
Guerra Mundial, impidieron que pudiera convertirse en una institución más
representativa.
3.4.5. La cuestión del Sudán
Sudán había estado bajo influencia egipcia desde la arabización del Valle
del Nilo concluida en el siglo IX. Las dos regiones limítrofesdel Kordofany del
Darfur eran zona de convergencias culturales y comerciales entre el Próximo
Oriente y África (Grandin, 1982).La influenciapolítica empezó a sentirse sobre
todo a raíz de la conquista por Muharnmad Alíde Dongola y las regiones cita-
das entre 1820y 1822. Con el Jedive Ismail, en la segunda mitad del siglo XIX,
se completó la conquista del norte y el control de la costa del Mar Rojo entre
Suakiny Massawa, y Sudán pasó a ser reconocido como una dependencia de
la provincia otomana.
Tras la ocupación de Egipto, los británicos pretendieron ampliar sus
dominios hacia el sur del Valle del Nilo. Pero el norte sudanés se encon-
traba inmerso en una rebelión nacida como movimiento religioso por la
acción de Muhammad Ahmed al-Cherif, que se había autoproclamado
Mahdí (redentor, libertador) y había logrado controlar el territorio hacia
1882. Como señalaba José Martí, el libertador cubano que siguió muy de
cerca los acontecimientos del mundo árabe ("Egipto contra Inglaterra;
100
Túnez contra Francia; Argel complicado en la revuelta; Turquía azuzando
a los tunecinos, y enviando tropas a Trípoli... ¿son estos por ventura hechos
casuales?", se preguntaba en 1881), "la tierra árabe se ha llenado de reden-
tores", diría refiriéndose a la coincidencia de mahdíes en Trípoli y Sudán
(López García, 1981: 294).
Una primera expedición anglo-egipcia de unos diez mil hombres, en su
mayoría indígenas, dirigida por el general Hicks caerá en una emboscada en
noviembre de 1883 en El Obeid. Un mes después, otra expedición mandada
por el coronel Baker será igualmente deshecha en EI-Teb. El gobierno
británico, contrario a la posibilidad de nuevas derrotas, decidirá la evacua-
ción de sus tropas de Sudán y dio el encargo al general Gordon, buen cono-
cedor del terreno por haberse dedicado a combatir la trata de esclavos, pero
poco apropiado por su temperamento de hombre de acción. Hostil a la idea
de la retirada gradual, que consideraba un oprobio, convirtió las dificultades
creadas por las fuerzas mahdistas en un pretexto para la intervención. "Me
considero -escribiría a Lord Cromer-libre de actuar según las circunstan-
cias (...) Calmaré la rebelión si me es posible; de otro modo me retiraré hacia
el Ecuador y os dejaré el oprobio de haber abandonado los presidios de Sen-
nar, Kassala, Berber, Dongola, convencido de que si queréis preservar la paz
en Egipto deberíais actuar de inmediato contra el Mahdí en condiciones de
mucha mayor dificultad".
El Ministro Gladstone, para quien Gordon hacía caso omiso de las ins-
trucciones, acabó enviando una expedición al mando de Lord Wolseley en
apoyo al general, asediado durante diez meses en [artum, pero que no lle-
gó a tiempo de salvarlo en enero de 1885. Tras este incidente se produce
un cambio de actitud británica, interesada, tras la Conferencia de Berlín
de 1884, en tomar posesión de un eje que iba de El Cairo a El Cabo pasan-
do por Sudán. La reconquista de éste fue costosa, pues aunque el Mahdí
murió en 1885, Abd Allah le sucederá como califa y permanecerá hege-
mónico en el territorio hasta 1889. Lord Cromer logrará asociar a los egip-
cios en la tarea de la reconquista, estableciendo una co-soberanía anglo-
egipcia, el condominio, el 19 de enero de 1892. Lo definía de esta sibilina
forma: "Era necesario en primer lugar -dirá-, que la influencia inglesa fue-
se en la práctica claramente prevalente, a fin de que el gobierno egipcio
no le fuera a acordar una libertad híbrida que repitiera el mal gobierno
pasado. En segundo lugar, la influencia inglesa no debía ser ejercida en
las mismas condiciones mal definidas en Egipto, para no determinar la
introducción del nefasto régimen del internacionalismo. En tercer lugar, la
anexión por parte de Gran Bretaña, que habría creado problemas inter-
nacionales, quedaba excluida por razones de equidad y de política. Era
por tanto necesario inventar un sistema que permitiese al Sudán ser, al
tiempo, lo bastante egipcio para satisfacer las exigencias de la equidad y
. 101
de la política y también lo suficientemente inglés como para impedir que
la administración del país recayese económicamente sobre las espaldas
de la exigencia política egipcia".
Desde 1892, Lord Kitchener -más tarde Gobernador General- se haría
cargo de la reconquista del territorio que tendría en 1896 sus primeras vic-
torias no sólo frente a las tropas mahdistas, sino frente a las pretensiones fran-
cesas (episodio de Fachoda en 1898) (Ganiage, 1975: 209) y de Etiopía, en
donde la influencia francesa era dominante. Años después, la tensión colo-
4.
nial franco-británica quedaría resuelta mediante el trueque de libertad en
Marruecos por influencia en Egipto. El Medio Oriente de
entreguerras. El nacimiento
de los Estados Nación

4.1. Oriente bajo mando otomano

4.1.1. Nacionalismo árabe e Imperio Otomana

Las Tanzimat del siglo XIX no logran frenar la decadencia otomana. Los
nacionalismos han conducido a la independencia de distintos países some-
tidos al Imperio, haciéndole perder en la segunda mitad del siglo su condi-
ción europea, pero siguen afectándole hasta el propio corazón del sistema.
Unnacionalismo turco, animado por la élite de los Jóvenes Turcos, comprende
en el arranque del siglo xx la necesidad de una entente con el otro pueblo,
mayoritario, que integra el Imperio: los árabes. De ahí que se ensaye una
fórmula dualista basada en el modelo del imperio austro-húngaro. La cons-
titucionalización de lo que queda del Imperio en 1908 lo pretendió con la
recuperación tardía del "sueño otomanista de una asociación libre, igualita-
ria y pacífica de pueblos unidos por una fidelidad común al soberano here-
ditario, de un imperio multinacional y pluriconfesional" (Lewis, 1988: 193).
El propio Abdallah, hijo del jerife de La Meca Husein, sería vicepresidente
del Parlamento de Estambul y su hermano Faisal diputado por Yedda (Law-
rence, 1985: 10, y 1977: 97).

102 . 103
 El nacionalismo árabe, como nacionalismo étnico, nace primero como
movimiento cultural, de afirmación de una lengua y su cultura, y sólo más tar-
de se afirma políticamente. Como moda de pensamiento, de valorización de
la aspiración de los arabófonos a conformar una comunidad con derechos
nacionales propios, es una idea foránea inspirada por los nacionalismos román-
ticos de la Europa central, que cuaja en cenáculos intelectuales urbanos del
país del Cham (Siria) a fmes del siglo XIX, pero que se aclimata bien, con ribe-
tes locales, en Egipto. Es lo que se conoce como la Nahda, "inquietud reno-
vadora [con muchas] influencias exteriores pero también mucho de reflexión
original" (Ruiz Bravo, 1976: 50), verdadera reneixence que surge coetánea-
mente a este movimiento cultural de renovación de lo local catalán frente al
magma hispánico. También la Nahda es "renacimiento" y afirmación cultural
de lo local árabe dentro del magma del otomanismo y aun del panislamismo.
No se olvide el papel que en este movimiento desempeñarán los círculos
cristianos intelectuales mediorientales.
Maxime Rodinson considera a la obra de Abd al-Rahman al-Kawakibi
(1849-1903) Umm el-quiii (La madre de las ciudades, o la ciudad por exce-
lencia, refiriéndose a La Meca), como "el primer manifiesto inequívoco del
nacionalismo árabe" (Rodinson, 1981: 86). En esta línea, Bernard Lewis
señala que Muhammad Rachid Ridá (1865-1935) va a ser el primero en
oponerse abiertamente a los turcos y al sultán otomana, reclamando un
califa árabe para un Estado árabe (Lewis, 1995: 137). La lectura de su obra
El Califato o el Imamato supremo (al-jilara we-l-iitiuri; al 'uzma) escrita en
1922, en el momento crítico del hundimiento de la institución califal, per-
mite matizar en su desconfianza tanto por los turcos como por ciertos ára-
bes y afirmar que su propuesta de Mosul como punto de "encuentro" para
albergar un gobierno islámico no era más que fruto de un neutralismo
coyuntural, aunque es cierto a su juicio que una cierta legitimidad de los
árabes se impone tanto como sujetos de la revelación, como por el hecho
de que la alquibla y otros emblemas de la religión musulmana hagan refe-
rencia a ellos (Laoust. 1986: 117).
En la primera década del siglo xx van a surgir las primeras asociaciones
árabes que defienden la descentralización política, como la Qahlaniya (1909),
Al-Fatat (1911) o Al- 'Ahd (1914), organizaciones secretas con vínculos con la
franc-rnasonería que reúnen a elementos de la pequeña-burguesía urbana
con militares nacionalistas. De 1912 data en Egipto un primer partido de la
descentralización, y de 1913 un Comité de Reforma surgido en Beirut. En las
grandes capitales árabes como Damasco, Bagdad o Alepo se organizarán
movimientos reivindicativos de carácter autonomista que preparan el ambien-
te para la celebración en París, en junio de 1913, de un Congreso de los nacio-
nalistas árabes en el que un emisario del Gobierno otomana llegará hasta
prometer la participación política y la co-oficialidad del árabe.
104
Pero este proceso no continúa su curso natural por el clima internacional
conflictivo en el que se desarrolla. La rivalidad del Imperio con Gran Breta-
ña y Rusia va a inclinar a la Sublime Puerta a unas relaciones privilegiadas
con los alemanes, responsables de importantes inversiones en Turquía y del
proyecto de ferrocarril a Bagdad, a cambio de prospecciones mineras en el
territorio. En 1914, poco antes de desencadenarse la primera guerra mun-
dial, el Deutsche Bank participará con un 25% en la formación de la Turkish
Petroleum Company En esta compañía la Anglo-Iranian Oil dominaría con un
47,5%, la Royal Dutch Shell participaría además con un 22,5% y el restante
5% quedaría en manos del intermediario y negociante armenio Gulbenkian.
Estos juegos de rivalidades e intereses internacionales llevarán al Impe-
rio Otomana a tomar partido por Alemania al desencadenarse las hostilida-
des de la Primera Guerra Mundial. El primero de noviembre de 1914 Meh-
met V, en su calidad de califa, proclamará la yihad en contra de los aliados
(Gran Bretaña, Francia y Rusia) en un intento de instrumentalizar los senti-
mientos de sus súbditos musulmanes utilizando el Islam como factor inte-
grador. Pero ciertos árabes van a hacer caso omiso de este llamamiento, apro-
vechando, por el contrario, .la coyuntura para acelerar la secesión.
Al romperse las hostilidades, Lord Kitchener, ministro de la guerra britá-
nico, jugará esta carta, pero sus interlocutores no van a ser los nacionalistas
urbanos, sino el jerife del Hiyaz Husein, guardián de los Santos lugares del
Islam, con quien ya había mantenido unos primeros contactos a través de su
segundo hijo Abdallah y en quien los británicos creían encontrar cualidades
para liderar una unión árabe e incluso el califato. En un telegrama al Alto Comi-
sario en El Cairo, Kitchener pediría que hiciese llegar al Emir Husein un men-
saje así redactado: "En despecho de las seguridades dadas por Inglaterra,
Francia y Rusia, de garantizar la integridad del Imperio Otomana si Turquía
quedase neutral, Alemania ha comprado los buenos oficios del Gobierno tur-
ea. Desobedeciendo al Sultán, el Gobierno turco ha cometido actos de agre-
sión a las fronteras egipcias. Si la nación árabe se coloca a su lado en esta
guerra, Inglaterra la garantizará contra toda intervención exterior en Arabia
y dará a los árabes toda la ayuda necesaria contra una agresión extranjera"
(Moussa, 1973: 53). Invitación que será el preludio de una famosa corres-
pondencia entre Henry MacMahon, Alto Comisario, y Husein, integrada por
diez cartas escritas entre junio de 1915 y marzo de 1916 (Kedourie, 1976).
En la primera de las cartas, el gobernante del Hiyaz ofrecía sus ejércitos
a cambio de la garantía de un futuro reino árabe que comprendiera todos los
territorios al sur del paralelo 37, es decir, lo que hoy conocemos como Siria,
Líbano, Palestina; Iraq y la península Arábiga, con la excepción de Adén, en
manos británicas desde 1839. Ala respuesta evasiva siguió una segunda misi-
va de Husein en la que pedía la concreción de fronteras para poder llegar a
un acuerdo de apoyo mutuo en contra del Imperio. Entonces sí llegó una con-
105
trapropuesta más concreta, si bien recortando las pretensiones árabes de ~
manera signifcativa.Por el noroeste, los distritos de Mersin y Alejandreta que- ~
darían fuera del pretendido reino árabe, como quedarían también excluidos '"."
'~

tanto el litoral mediterráneo al oeste de la línea que une Damasco, Homs, e

~
o
Hama y Alepo, como el Iraq meridional, de Basora a Bagdad, considerada
.~
zona estratégica para la protección de los pozos petrolíferos de Abadán. c:l
.~
Con estas garantías, el Emir Husein se hace reconocer ellO de junio de -¡;;

1916 Rey de los Árabes por los notables reunidos en La Meca, tras procla-
mar, en los arrabales de Damasco, la revuelta árabe, con la idea de contra-
ª
8

rrestar la acción de un nutrido ejército turco-alemán que amenazaba des-

plazarse hacia Medina. '-
Q
::::>
q:
CI)
4.1.2. Los acuerdos interaliados de Sykes-Picot
q:
Las cortapisas británicas impuestas a la reivindicación de un reino ára-
-q:
en
be obedecían a un cálculo motivado por las pretensiones aliadas de repar- It
tirse las zonas estratégicas después de la guerra. Negociaciones franco- q:
británicas habían ido diseñando un mapa del futuro de la zona que habría
de concretarse en los acuerdos denominados de Sykes-Picot en razón del
nombre de sus negociadores, Mark Sykes, Secretario de Asuntos Orien-
tales en El Cairo y Georges Picot, Cónsul General de Francia en Beirut.
Aunque las razones alegadas por los aliados para el reparto eran, de un
lado, los "derechos históricos" de Francia en el Pequeño Líbano, renova-
dos por la protección ejercida sobre los cristianos orientales desde 1860
y, de otro, los esfuerzos militares de Gran Bretaña en la zona, la verdad es
que el carácter de las negociaciones revelaba ambiciones de hegemonía
y de control colonial. Así lo muestran las directrices enviadas a Georges
Picot por Aristide Briand, Presidente del Gobierno y Ministro de Asuntos I.IJ

Exteriores, el 2 de noviembre de 1915, a propósito de la Siria que conve- ro

.c
roe
('ti O
nía a Francia, definiendo las fronteras que deberían negociarse con Ingla- ai '(3

terra, incluyendo, entre otras zonas en la parte francesa a Palestina, la wila- cO ~ ro ~

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ya de Adana, al sur del Taurus, así como las regiones mineras de Kirkuk. (9 'E e ",-'O « E
Se expresará así: a>.o~.!=e2 ()~

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"Conviene que esta Siria no sea un país estrecho (".) Necesita una ancha fron- ~~~~~~~~ t')
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tera que haga de ella una dependencia que pueda bastarse a sí misma, si no, la _aJ OJ: <U E W 'e m ...J
-ca"'C:;"'Cn;:::Q,)"'C -c
nueva Siria correría el riesgo por el contrario de ser una decepción, no sólo para 'O, N' E "''O.:! o
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Francia sino aún para los mismos sirios. Su imaginación, que siempre ve grande ID ~~~~~2=5.~~W
o
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y se satisface preferentemente de sueños más que de realidad no tardaría en
lamentar formar parte de un país con porvenir limitado (".)" (Boustani-Fargues,
c.
'"
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UillDlillU:J I @ • I
1990: 20).

106
107
 El 9 de mayo de 1916 fueron firmados estos acuerdos por Sir Edward Grey;
Secretario de Estado en el Foreign Office, y Paul Cambon, Embajador de Fran-
cia en Londres. Distinguían dos zonas de influencia exclusiva para Francia y
Gran Bretaña (azul y roja), una de influencia internacional (marrón) y una gran
zona interior, en la que Francia e Inglaterra se encontraban dispuestas a "reco-
nocer y proteger un estado árabe independiente o una Confederación de Esta-
dos árabes", pero repartida a su vez en unas zonas (A y B) con derechos de
prioridad para cada una de las dos naciones preponderantes, derechos sobre
empresas, préstamos y establecimiento de funcionarios.
La zona azul se extendía por la zona mediterránea desde Acre a Marsi-
na, incluyendo Cilicia y parte de Anatolia. Junto a ella, que sería controlada
por Francia, la zona "A", del Anti-Líbano a Mosul e incorporando las grandes
ciudades sirias de Damasco, Hama, Homs y Alepo, servía de hinterland para
el dominio de esta potencia. La zona roja reunía las wilayas de Bagdad y
Basora, resguardada por una amplia corona (zona "B") que iba del golfo de
Aqaba a la región de Kirkuk, integrando el dominio reservado a los británicos.
La zona marrón, Palestina, era objeto de un régimen internacional que sería
definido con posterioridad, si bien se precisaba que los puertos de Haifa y
.San Juan de Acre serían controlados por los británicos.
"'----.
La marcha de la guerra en la zona de Oriente Medio estará marcada por
los combates entre turcos y árabes-aliados en el escenario de la Península
Arábiga hasta la costa mediterránea. Un papel de primer orden lo jugará el
oficial británico Thomas Edward Lawrence. Nacido en 1888 en Tremedoc, al
norte del país de Gales, interesado por la arqueologia y la historia, en la que
se doctoró con un estudio sobre-La influencia de las cruzadas sobre la arqui-
tectura militar europea en la Edad Media, aprendió árabe con el reverendo
sirio N. Odeh y marchó a Líbano en 1909. En 1914, al comenzar la Guerra
Mundial, se incorporó al servicio de inteligencia británico y fue encargado
de coordinar la revuelta árabe con los objetivos aliados, lo que narraría más
tarde en su obra Los Siete Pilares de la Sabiduría (Lawrence, 1997).
La acción militar de' los árabes en la vía férrea entre Medina y Arnmán
logrará aislar a las fuerzas turcas asentadas en el Yemen, impidiendo que se
abriese por África un nuevo frente contra los aliados. En julio de 1917 el pro-
pio Lawrence conducirá las tropas árabes que ocupan Aqaba, permitiendo
así los avances posteriores aliados que llevarán en diciembre del mismo año
a la toma de Jerusalén por el general Allenby tan sólo un mes después de la
declaración Balfour (2 de noviembre de 1917) en la que se hablaba del esta-
blecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío.
Los acuerdos de Sykes-Picot, mantenidos secretos hasta que los bolchevi-
ques los hicieran públicos tras la toma del poder en Rusia, van a poner en peli-
gro la relación hasta entonces buena de aliados y árabes. Los turcos van a apro-
vechar la ocasión para explotar el descontento árabe por lo que consideraban
108
una traición aliada, proponiendo un estatuto autónomo a los árabes, pero la fir-
ma el 30 de octubre de 1918 del armisticio de Mudros entre los aliados y el
Imperio Otomano, le cerrará el camino.
Pocos días después, el 9 de noviembre, a dos días tan sólo del armisticio
definitivo, franceses y británicos harán pública una declaración conjunta que
buscaba calmar la inquietud árabe con la promesa de gobiernos y adminis-
traciones nacionales en la zona:
"El objetivo que pretenden Francia y Gran Bretaña mientras prosigue en Orien-
te la guerra desencadenada por la ambición alemana, es la liberación completa
y definitiva de los pueblos tan largo tiempo oprimidos por los turcos y el esta-
blecimiento de gobiernos y administraciones nacionales que basen su autoridad
en la iniciativa y libre elección de las poblaciones indígeneas. Para dar curso a
estas intenciones, Francia y Gran Bretaña están de acuerdo en animar y ayudar
al establecimiento de gobiernos y administraciones indígenas en Siria y Meso-
potamia, actualmente liberadas por los aliados, o en los territorios en los que
luchan por su liberación, así como para reconocerlos tan pronto sean efectiva-
mente establecidos. Lejos de querer imponer a las poblaciones de estas regio-
nes tales o cuales instituciones, no tienen otro interés que asegurar mediante su
apoyo y una asistencia eficaz, el funcionamiento normal de los gobiernos y admi-
nistraciones que ellos se den libremente. Asegurar una justicia imparcial e igual
para todos, facilitar el desarrollo económico del país suscitando y animando las
iniciativas locales, favorecer la difusión de la instrucción, poner fin a las divisio-
nes largo tiempo explotadas por la política turca, tal es el papel que los dos gobier-
nos reivindican en los territorios liberados" (Lapierre, 1937: 52).
El texto de la declaración parecía de acuerdo con la filosofía imperante en
el momento, defmida en el punto quinto del mensaje del presidente Wilson de
enero de 1918, del derecho de los pueblos a disponer de sí mismos. Así tam-
bién con lo estipulado en el punto 12 del mismo mensaje, que hacía referen-
cia a que "las otras nacionalidades [no turcas] que viven actualmente bajo el
régimen de este Imperio, deben (...) tener su vida totalmente asegurada y
debe permitírseles un desarrollo autónomo, sin el menor obstáculo" (Pereira-
Martínez Lillo, 1995: 198). Pero dejaba entrever algunas ideas, como la de ase-
gurar una "asistencia eficaz", que hacían presuponer, así como el plural utili-
zado ("gobiernos y administraciones"), un reparto del territorio y una tutela
aliada decididos previamente en el momento de la partición de Sykes-Picot.
De ahí que el Emir Faisal sólo encontrara dificultades desde que el primero
de octubre de 1918 hiciera su entrada en Damasco e intentara organizar un
Gobierno nacional árabe unificado en la zona. Ésa fue su propuesta a la Con-
ferencia de paz de París de 1919 a la que acudió en representación de las
poblaciones árabes, aunque terminó por aceptar las imposiciones francesas
109
 de recortes territoriales (el litoralmediterráneo) y de asistencia exterior, que
le enfrentarían a un nacionalismo que se había expresado contra toda división
e injerencia extranjera en la zona en un Congreso Árabe reunido en Damas-
co en junio y julio de 1919.
4.1.3. Los Mandatos
La idea de tutela a ejercer por los vencedores sobre estas naciones en
gestación se expresa ya en el propio pacto de la Sociedad de Naciones
del 28 de junio de 1919 (Pereira y Martínez Lillo, 1995: 244-250). El pacto
distingue entre "pueblos aún no capacitados para dirigirse por sí mismos"
y "naciones más adelantadas (...) por razón de sus recursos, de su expe-
riencia o de su posición geográfica". Serían éstas últimas las llamadas a
ejercer esa tutela sobre las primeras. El artículo 22 de dicho pacto habla
también de Mandatarios, refiriéndose a aquellos países que deben ejer-
cer una misión de carácter "educativo" confiada por la comunidad inter-
nacional.
"Ciertas comunidades -diría el referido artículo-, que pertenecían en otro tiem-
po al Imperio Otomano, han alcanzado un grado de desarrollo tal que su exis-
tencia como naciones independientes puede ser reconocida provisionalmente, a
condición de que los consejos y la ayuda de un Mandatario guíen su administra-
ción hasta el momento en que sean capaces de conducirse solas. Las aspiracio-
nes de estas comunidades deben ser tomadas previamente en consideración para
la elección del Mandatario".
La Conferencia interaliada de San Remo, el 24 de abril de 1920, confirma
( la política de Mandatos pero reestructura las particiones de la zona estable-
! cidas en los acuerdos de 1916.El territorio de Mosul, incluido en la zona "A",
sería incorporado a la zona de influenciabritánica, a cambio del controlfrancés
de las acciones del Deutsche Bank en el consorcio petrolero de la región. El
tratado de Sevres de 10 de agosto siguiente sellaba la pérdida de las po-
sesiones árabes de Thrquiay fijaba las fronteras de los futurosmandatos. Deja-
ban de existir las zonas definidas en el acuerdo de Sykes-Picot, apareciendo
un mandato francés sobre Siria y Líbano, cuyo límitepor el norte era una línea
horizontal a la altura de Cilicia (donde la influencia francesa se prolongaría
aún unos meses, para ser liquidada en octubre de 1921 por un acuerdo con
la Turquía kemalista) y por el sur la línea de demarcación de 1916, con la
modificación de Mosul. Gran Bretañapor su parte ejercería su influenciasobre
lo que habría de denominar Iraq, Palestina y un pasillo que los unía y que
habría de llamarse Transjordania.'
110
E124 de julio de 1922 el Consejo de la Sociedad de Naciones reunido
en Londres aprobaba el texto de los Mandatos francés y británico. En la
carta reguladora de los mandatos se distinguían tres apartados diferen-
ciados: uno en el que se definían los derechos de las poblaciones autóc-
tonas y que fijaba un plazo de tres años desde la puesta en vigor del
Mandato para la elaboración de un "estatuto orgánico" o Constitución, con-
siderado condición esencial para el autogobierno; un segundo apartado
permitía al Mandatario establecer tropas en el territorio y ejercer la pro-
tección diplomática sobre sus ciudadanos; un tercer capítulo aseguraba a
los demás países, perteneciesen o no a la Sociedad de Naciones, iguales
derechos tanto en las relaciones económicas como en las cuestiones de
índole cultural, tales como las excavaciones arqueológicas y las misiones
religiosas.
Un punto sin duda no había sido tenido en cuenta de lo proyectado en el
pacto de la Sociedad de Naciones de 1919: el respeto a la voluntad de las
poblaciones de la zona en lo referente a la elección del mandatario. El envío
de una comisión de encuesta a la región para conocer las opiniones de sus
habitantes será boicoteado por Francia e Inglaterra y finalmente será Esta-
dos Unidos el único país que asuma la tarea. La comisión enviada, conocida
por el nombre King-Crane, por el de sus responsables, elevará al Presiden-
te Wilson el 28 de agosto de 1919 su informe, reconociendo la oposición de
las poblaciones de la región a la partición, los temores a las pretensiones sio-
nistas sobre Palestina y la especial hostilidad a un Mandato de Francia sobre
el territorio del Cham (Oliván, 1994: 7-20).
4.2. La Monarquía egipcia
4.2.1. El protectorado británico en Egipto
La entrada de Turquía en la guerra y sus maniobras para influir en sus
súbditos en contra de los aliados, va a decidir a Gran Bretaña asegurarse su
dominio sobre Egipto en razón de su papel estratégico. De ahí que el 18 de
diciembre de 1914 decida unilateralmente romper los lazos que unían a ese
país con el Imperio Otornano desde el siglo XVI, proclamando un protectora-
do de derecho y tratando de legitimar lo que hasta entonces no había sido
otra cosa que una ocupación militar de carácter temporal, prolongada, sin
embargo, durante más de tres décadas. Paralelamente, el jedive Abbas IIes
depuesto y sustituido por su tío Husain Kamil (1914-1917).
Para los egipcios, la guerra resulta un hecho ajeno, aun cuando el país se
convierte en centro de maniobras y cuartel general de los británicos para sus
combates en la zona de Oriente Medio. El nacionalismo egipcio sin embargo
. 111
incuba esperanzas de que la situación de crisis internacional y la agonía del
Imperio permitan aproximarse el día de la independencia.
Entre los nacionalistas va a destacar la figura de Saad Zaglul (Kedourie,
1970: 82), nacido en Ibiana, localidad del Delta del Nilo hacia 1857, formado
en al-Azhar y cercano al grupo integrado por los fundadores de la salafiya y
que asumiría bajo los británicos puestos de responsabilidad en el gobierno,
como ministro de Educación entre 1906 y 1910. El sería quien habría de enca-
bezar la "delegación" de la Asamblea legislativa que reclamaría al Alto Comi-
sario británico Wingate la independencia de Egipto el 13 de noviembre de
1918. Ése es el punto de arranque de un nuevo partido nacionalista que toma-
rá el nombre Wafd (delegación) y que comenzará a organizar campañas de
agitación contra Inglaterra y en favor del ejercicio de la autodeterminación.
La agitación se extenderá por el país hasta el punto de provocar un estado
insurreccional con la formación de "repúblicas" autónomas en diferentes pun-
tos rurales y urbanos del bajo Egipto, como la de Ziftah, cerca de El Cairo, y
que provocarán una represión violenta de los ocupantes. El 8 de marzo de
1919 Zaglul es deportado a la isla de Malta, enviándose una misión de encues-
ta a Egipto encabezada por Lord Milner.
Publicado el informe resultante en agosto de 1920, aconsejará al Gobier-
no la necesidad de reconocer como interlocutor al movimiento nacionalista.
Liberado Saad Zaglul, se entablan negociaciones sobre la base del autogo-
bierno egipcio, pero a condición de una alianza defensiva con la potencia
colonizadora, así como de la protección de los intereses británicos. Condi-
ciones que no van a ser aceptadas por los nacionalistas, provocándose una
nueva situación de tensión que llevará al propio Zaglul a las islas Seychelles
en una nueva deportación.
4.2.2. Monarquía versus Parlamento
\ regule las relaciones entre ambos Estados. Pero, aunque muerto Zaglul en
Por fm,fracasada la vía a la independencia por medio de un acuerdo entre
las dos partes, Gran Bretaña va a proclamarla unilateralmente el 28 de febre-
ro de 1922, estableciendo cuatro dominios reservados en espera de un pos-
terior tratado: la seguridad de las comunicaciones (el espectro de Suez es
bien visible), la defensa de Egipto en momentos de 'crisis, la protección de
los intereses extranjeros y el mantenimiento del condominio angla-egipcio
sobre el Sudán.
El jedive Fuad I, que sucedería a Husain Kamil en 1917, se proclama
primer rey de Egipto el15 de marzo de 1922. Se inicia así un reinado car-
gado de tensiones entre un nacionalismo que aspira a hacerse con todo el
control y Gran Bretaña que busca restringir su papel. El 21 de abril de 1923
el monarca otorgará una constitución inspirada en los textos liberales
112
europeos, pero insistiendo en las prerrogativas del soberano que se con-
vertía en árbitro del sistema político al disponer de derecho de veto sobre
las leyes y de la capacidad de disolver el Parlamento (Giannini, 1931: 59).
Éste se componía de dos cámaras, una de diputados elegida para cinco
años por sufragio restringido, y un Senado, cuyas dos quintas partes eran
permanentes y designadas por el rey, y el resto elegidos para diez años. Si
bien el Gobierno, aunque elegido por el monarca, era responsable ante el
Parlamento, la inestable vida de las instituciones constitucionales va a hacer
inviable este principio.
La tormentosa relación entre 'Trono y partido Wafd es bien visible en el
terreno electoral en el que se confirma la primacía de los nacionalistas. En
las primeras elecciones legislativas, celebradas en enero de 1924, el Wafd
obtiene 176 de los 214 escaños, convirtiéndose Saad Zaglul, retornado del
exilio, en el Primer Ministro. Pero su Gobierno, que apenas durará un año, va
a vivir los primeros momentos de una fuerte tensión con Gran Bretaña, que
tiene como telón de fondo la cuestión de Sudán, territorio sobre el que los
egipcios quieren aplicar la Constitución. Las negociaciones del Gobierno
Zaglul con los británicos van a fracasar en octubre de 1924. Pocos días más
tarde es asesinado el gobernador del Sudán y comandante de las tropas egip-
cias allí estacionadas, el general Stack, lo que va a llevar a los ingleses a exi-
gir por medio de un ultimátum la evacuación egipcia del territorio. Aunque
Egipto recurre a la Sociedad de Naciones, en la que aún no se ha producido
su ingreso, ésta se va a inhibir por no considerarlo un asunto internacional,
facilitando que Gran Bretaña suspenda el acuerdo de 1899 que estableció el
condominio anglo-egipcio. Pocos meses más tarde, en diciembre de 1924,
Zaglul dimitirá y se disuelve la Cámara.
Después de varios intentos de restablecimiento de la vida parlamenta-
ria, frustrados por el monarca, éste va a suspender la Constitución el 25 de
junio de 1928 con el fin de facilitar una negociación con los británicos que
1927, el Wafd va a esgrimir la conciencia nacional y a dificultar acuerdos poco
favorables a los intereses egipcios cada vez que el monarca intentaba en Lon-
dres negociar un proyecto de tratado como en noviembre de 1927 y en agos-
to de 1929.
Con el fin de controlar mejor la vida política y de acabar con el período
de excepcionalidad abierto con la suspensión de la Constitución, el sobera-
no se va a decidir a promulgar una nueva, el 22 de octubre de 1930, en la que
reducirá el número de senadores electos y restringirá el sufragio. El boicot
del partido Wafd a las elecciones convocadas en 1931 va a facilitar la forma-
ción de un Gobierno con apoyo parlamentario por parte de Ismail Sidqi, quien
también tendrá conflictos con el propio monarca (dimitirá en 1933) así como
un nuevo fracaso en las negociaciones con los británicos.
'113
 Cuadro 4.1. Resultados de las elecciones egipcias 1924-1950. millones (Riad, 1965: 202). Apenas un uno por ciento de los propietarios con-
trola el 40% de las tierras, siendo el minifundioel modelo imperante que hace
Año Escaños Wafd PLC PN PU PP Saad Otros Indep. difícilla supervivencia de una mayoría de la población. De ahí un éxodo rural
1924 214 179 20 7 que afecta cada vez a un mayor número de personas y que hace casi dupli-
6
1925 214 113 40 7 29 car el volumen de la capital del país, El Cairo, que pasa de contar con 790.000
22
1926 214 148 29 5 8 20
habitantes en 1917 a 2.100.000 en 1947.
1929 235 198 * 4 3 27
1931 150 * * 8 38 83 17
1936 235 179 17 3 5 8
Cuadro 4.2. Población urbana y rural egipcia de 1907 a 1947.
23
1938 264 14 77 12 16 84 61
1942 264 232 Población urbana Población rural
5 14
1945 264 * 74 7 125 Habit. % creo Habit. % creo 7btal % creo
29 29 %
Años %
1950 319 228 26 6 2S (miles) anual (miles) anual (miles) anual
1 30
Fuente: Martín Muñoz, 1992: 202. 1907 2.125 19 9.058 SI 11.183
1917 2.640 20,S 2,42 10.029 79,1 1,07 12.669 1,32
4,07 10.502 73,8 0,47 14.217 1,22
1927 3.715 26,1
25,1 0,75 11.926 74,9 1,35 15.921 1,19
1937 3.995
En 1935 se restablece la constitución de 1923 que va a dar de nuevo 12.798 67,1 0,73 19059 1,97
1947 6.259 32,9 5,66
el poder al partido Wafd. Será Mustafa Nahas, su líder, quien en 1936 con-
duzca, en el trono Faruk tras la muerte de su padre Fuad, la negociación Fuente: Reelaboración a partir de Martin Muñoz, 1992: 54.
definitiva con los británicos, y siente las bases de una relación estable con
la ex-potencia colonial, lo que le permitirá el ingreso en la Sociedad de
Naciones en 1937. El tratado con Inglaterra restablece el condominio del La dominación exterior de Egipto sigue siendo aún evidente. Aunque
Sudán, elimina el control sobre el ejército egipcio, si bien se reserva Gran la finanza y buena parte del comercio se encuentren en manos extranje-
Bretaña tanto el derecho a mantener tropas en el Canal de Suez y en la ras, la aristocracia terrateniente egipcia se adapta pronto a la nueva situa-
península del Sinaí como al uso del puerto de Alejandría y del espacio ción, transformándose en una clase dominante local, si bien conectada con
aéreo egipcio, así como a retornar militarmente en situación de guerra. el exterior. Al finalizar el período puede decirse que las tres cuartas par-
Ello le permitirá, tan sólo tres años más tarde, reocupar el país durante la tes de los capitales invertidos no pertenecen a nacionales. La creación de
Segunda Guerra Mundial, sin que el Wafd, escindido a raíz de las elec- la Banca Misr en 1920, aunque se constituyó con vocación de proyecto
ciones de 1938 en las que sufre el primer fracaso de su historia-pueda nacional, era buena prueba de las conexiones internacionales de la bur-
hacer frente a la casi anulación de Egipto como estado independiente en guesía egipcia, confundida con la clase gobernante. AlíMaher, varias veces
estos años de crisis. primer ministro, fue presidente del consejo de administración de la Banca
Misr CRiad,1965: 94). Con todo, esta Banca sólo obtenía el 20% del balan-
ce general de las instituciones financieras, mientras los capitales franco-
4.2.3. La sociedad egipcia de entreguerras británicos percibían el 60%.

Egipto es el país más poblado de la región, ya que cuenta con 13 millo-

nes de habitantes en 1922. Pero, aunque su demografía no presenta aún los
índices de crecimiento galopantes de unas décadas más tarde, alcanzará los
16 millones en 1939 mientras las tierras cultivables permanecen casi esta-
cionarias y concentradas en escasas manos. Desde 1914 la superficie útil se
mantiene en 5,3 millones de feddans y no se incrementará hasta 1947 con 5,8
4.2.4. La transformación del panorama político egipcio
Los cambios sociales que tienen lugar en el Egipto de entreguerras van
a producir como consecuencia la modificación de su sistema políticoy la alte-
ración de un nacionalismo que encuentra superadas las razones que le vie-

114 115
 rechazo de las poblaciones chiíes del territorio, asentadas sobre todo en el Cuadro4.3.Genealogíade la familiaHachemí.
sur del nuevo estado de Iraq. Desde el inicio de la presencia británica en la
zona, desde 1914, los grandes mu ytahids, jeques religiosos comunitarios de Descendenciade Hasan
las regiones de Nayaf, Kerbela y Kadimayn, habían llamado a la yihad o gue- 5.° califay
rra santa contra la ocupación británica, iniciando una rebelión que se exten- 2.° imamde los chiíes
dió por la mayor parte de las ciudades y de las zonas tribales del Medio y 37 generaciones separan al Profeta Mahoma del jeriíe Husein
Bajo Eúfrates. Esta situación de rebeldía se había prolongado durante buena I
parte de la Guerra Mundial, pero va a reemprenderse, bajo la dirección de JerifeHusein
los ulemas chiíes en 1920, buscando ante todo recuperar un poder perdido [erife de los Santos Lugares
tras siglos de dominación otomana y a fin de evitar caer bajo otro yugo. El Rey del Hiyaz (1916-1924)

volumen del ejército anglo-indio de ocupación, más de 50.000 militares y

otros tantos auxiliares, tenía la envergadura de un ejército para una ocupa-
I
Alí
I
Abdallah
I
Faisal
I
Zaid
ción durable, lo que inquietó a la tribu de los Shammar y más tarde incitó a Rey del Hiyaz (1924-1925) Rey de [ordania (1921-1951) 1er Rey de lraq (1921-1933)
la confederación de los Rumayta a iniciar la revuelta. Esta "revolución", cono-
cida con el nombre de al-zawra, se prolongó desde junio a octubre de 1920
I
Abdulilah
y mantuvo en disidencia a todo el territorio "iraquí" con excepción del Kur- Regente de
distán y el ámbito de las grandes ciudades. Una vez restablecido el orden, FaisalIl
las autoridades británicas optaron por apoyarse en la vieja élite pro-otoma- r I
na y sunní, nombrando e123 de octubre a Abd al-Rahman al-Naqib para diri- Talal Naif Ghazi
gir un Gobierno provisional que pudiera sentar las bases de una futura admi-
.-L I
2.° rey Jordania (1951-1952) 2.° Rey de Iraq (1933-1939)
nistración local. El Gabinete, integrado por siete ministros bajo la tutela de I
Alí FaisalII
otros tantos consejeros británicos, contaría con una representación de otras 3.° Rey de Iraq (1939-1958)
comunidades con influencia como el judío bagdadí Sasun Haiskel en el Minis-
Husein Hasan
terio de Finanzas y el jeque chií de Kerbela, Muhammad Mahdi al-Thbatabai,
P heredero
e
en el de Sanidad Instrucción. Yaafar al-Askari se encargaría de la cartera
3.° Rey]ordania (1952)

de defensa. Fuente: Luizard, 1991: 518.

La idea de asentar en el trono de Mesopotamia a un miembro de la fami-
lia hachemí había venido avalada tanto por el Arab Bureau de El Cairo como
por ellndian Civil Service, pero divergían en la estrategia que convertiría a
Iraq en un polo autónomo o dependiente de la política colonial india. Pero la
idea de constituir una gran federación árabe bajo el cetro del jerife Husein
de La Meca, con varios de sus hijos como emires en las cabezas de los anti-
guos vilayatos otomanos, pierde peso desde el momento en que los france-
ses han expulsado del trono de Damasco a Faisal.
Será en una reunión en El Cairo a la que asisten expertos en cuestiones
mesopotámicas como Sir Percy Cox, Alto Comisario en Iraq y Gertrude Bell,
la orientalista y arqueóloga fundadora del Museo de Bagdad, donde Winston
Churchill, Secretario para las Colonias, propondrá a Faisal como candidato
ideal, tras haber barajado otras candidaturas, entre ellas la de su hermano
Abdallah e incluso la del Agha Khan. Faisal va a subir al trono el 23 de agos-
to de 1921tras un simulacro de consulta a los jeques de las tribus más impor-
tantes que arrojó el poco verosímil resultado del 96% de apoyo a su figura.
4.3.2. Las fronteras de Iraq
La nueva entidad, tutelada por Gran Bretaña en unas condiciones fijadas
por el tratado anglo-iraquí del 10 de octubre de 1922,va a necesitar tanto el
reconocimiento exterior de sus vecinos como el que sus propios habitantes
se reconozcan en ella. Cómo señala Pierre-Jean Luizard (1991: 19), el mismo
nombre de Iraq adoptado para el nuevo país, era un término empleado tan
sólo para referirse a la parte media de Mesopotamia, la comprendida entre
Bagdad y Basora. Pero la nueva realidad, que englobaba parte del Kurdistán,
las regiones chiíes en las que se enclavaban los santos lugares como Kerbe-
la o Nayaf así como amplias zonas de desiertos al sur y suroeste, presentaba
una personalidad trifronte, carente de unidad estructural. No es ya un mosai-
co, como en otras zonas de la región medioriental. Eso también, pues junto
1

118 119
tI"
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e, ".,; J
11
 a árabes chiíes y sunníes y kurdos, el nuevo país engloba también a turkme-
j nos, persas, armenios, asirios, caldeos, siríacos, judíos, yezidíes y otros pue-
'" blos. Pero lo decisivo es que sobre un territorio común se hace convivir y
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s
::; jerarquizar a tres realidades humanas yuxtapuestas que con enormes difi-
o
cultades van a buscar un equilibrio. Éste será un problema de estructura ini-
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:c: e cial que se habrá de prolongar hasta la actualidad.

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Los procesos arriba señalados de reconocimiento por los vecinos y de

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CJ) •••• <3 encuentro de la propia identidad van a ser lentos y a necesitar tiempo. Res-
pecto al primero, aunque la frontera con Irán se mantendrá en los límites esta-
blecidos en el tratado de Erzerum de 1847 entre el Imperio Otomano y el per-
sa' confirmada en 1913-1914, no se va a producir un reconocimiento efectivo
del nuevo estado hasta 1929. Con Turquía los problemas van a ser más com-
'-
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plejos, dado que también se trataba de un nuevo estado en definición, de que
los confines en conflicto estaban habitados por unas poblaciones que des-
::> bordaban el territorio fronterizo, los kurdos y que al mismo tiempo contaban
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con yacimientos importantes de petróleo y minerales. La República kemalis-
ta turca reivindicará el territorio de Mosul, en unas negociaciones con Gran
Bretaña fracasadas por dos veces en Lausana y que obligarán a varias comi-
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siones de encuesta a desplazarse a la zona. Finalmente, tras la votación uná-
nime de la Sociedad de Naciones del 16 de diciembre de 1925 que acorda-
ct:: ba Mosul a Iraq, Thrquía se ve forzada a aceptar la soberanía iraquí sobre el
c::c territorio por un período de 25 años a cambio del 10% de las rentas de la Iraq
Petroleum Company Finalmente, en 1932 se concluye un tratado definitivo.
También por el sur y el oeste las fronteras acusaban el carácter embrio-
nario de los estados en formación fruto de la reciente partición del territorio.
Así, la concreción de los límites de Iraq con el reino del Nayd (futura Arabia
~. .,J10"'" Saudí tras la conquista del Hiyaz), efectuada por Faisal e Ibn Saud el 2 de
~ ~II~ diciembre de 1922 con el aval del emir de Kuwait, deberá resolver, al tiempo,
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el problema de los puntos de agua de Tual al-Armar, declarado neutral para
w , '5 permitir el acceso a las poblaciones vecinas, así como la cuestión de la seden-
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W tarización de las tribus beduinas de al-Muntafiq, Zafir y Arnarat, asentadas
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-.Jo sobre todo en territorio iraquí. La población nómada en Iraq al término del
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'" Imperio otomano se estimaba en un 17% de la población, pasando a consti-
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tuir tan sólo un 7% (en torno a un cuarto de millón de personas) en 1930. Los
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Q. Q) ID O problemas de la sedentarización se prolongarían aún más de una década
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hasta obligar a un nuevo acuerdo iraco-saudí en 1938 que amplió y delimitó
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La frontera con Siria, surgida de las delimitaciones de San Remo, no sería
confirmada hasta 1932 en que debió solucionarse al mismo tiempo el pro-
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blema de las trashumancias de las poblaciones beduinas. Con Transjordania
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11~.[ill:I@· la cuestión conflictiva fue la del desarme de las tribus que no sería finalmen-
:;:u. te resuelta hasta la misma fecha de 1932.

. 121
120
LUIS CESAR BOU
 No menos complicado fue el proceso de integración de las poblaciones
diversas que convivían en el nuevo espacio iraquí. Porque ello exigía resol-
ver el problema central de sobre quiénes habría de recaer la hegemonía.
Aunque la mayoría de la población era chií, ésta nunca había gobernado fue-
ra de los ámbitos locales comunitarios. La élite de la época otomana, como
se ha dicho más arriba, fue sunní, pese a que este grupo confesional sólo
representase un 20%.Y va a ser precisamente en ese grupo en el que se apo-
yarán, una vez más, los nuevos gobernantes -Ios británicos- a fin de verte-
brar una clase dominante.
Las elecciones para la elección de un parlamento de 85 miembros el
12 de julio de 1923, encontraron una viva oposición entre los elementos
chiíes y kurdos, que entendieron que el censo llevado a cabo al efecto entre
octubre de 1922 y enero de 1923 pretendía la instauración de un servicio
militar obligatorio. Por otra parte, la principal cuestión a debatir por la nue-
va cámara elegida, la ratificación del tratado con Gran Bretaña de 1922,
encontró igualmente oposición parlamentaria que reflejaba la escasa popu-
laridad de la tutela británica, enmascarada detrás del tratado. Los nueve
diputados kurdos se negaron a tomar posesión de sus puestos y en la vota-
ción final, tras varios meses de debates, la ratificación sólo logró 37 votos
afirmativos frente a 24 negativos y 8 abstenciones, al margen de las ausen-
cias significativas.
A los problemas evocados de la sedentarización de poblaciones que no
entendían de fronteras en un espacio hostil y desértico, se añadían proble-
mas confesionales y étnicos. De un lado, los chiíes que suponían algo más del
50% de la población, orgullosos de vivir en el país de los santos lugares de
la chía y que aspiraban a liberarse de una prolongada tutela exterior. Otros
elementos minoritarios debían también ser integrados en el nuevo Estado:
kurdos, asirios, judíos, cristianos y otros menos relevantes fueron sometidos,
en muchos casos por la fuerza, como se verá.
4.3.3. La organización del Estado iraquí
Para llevar a cabo la redacción del estatuto orgánico, previsto en el Man-
dato de la Sociedad de Naciones como la condición básica para acceder a
la "mayoría de edad" como país, se asignó a la Asamblea elegida un papel
constituyente. Pero sus 85 miembros, escogidos entre notables, terratenien-
tes, comerciantes y jefes de tribus de las 14 divisiones administrativas o liwas
en las que había sido dividido el territorio -a los que se añadían represen-
tantes de las confesiones minoritarias, cristianos y judíos-, carecían de expe-
riencia parlamentaria, por lo que se limitaron a ejercer el papel de sancio-
nadores de un proyecto remitido por el Colonial Office. Se trataba en realidad
122
de la fusión de un texto británico extraído de la Constitución australiana y de
otro redactado por una comisión iraquí elegida por Faisaly basado en la Cons-
tituciónturca.
El resultado final de los trabajos de dicha Asamblea fue la adopción de
la Constitución ellO de julio de 1924, promulgada finalmente e121 de mar-
zo de 1925 (Giannini, 1931). El régimen quedaba establecido como una
"monarquía hereditaria constitucional, con gobierno representativo". La gran
"ruptura", si no pasase de ser puramente formal, era el hecho, innovador en
medio islámico; de que "la soberanía pertenece al pueblo, constituyendo un
depósito que el pueblo confía a Faisal, hijo de Husein y a sus herederos".
La Constitución establecía el Islam como la religión oficial del Estado,
pero garantizaba la igualdad ante la ley de todos los ciudadanos cuales fue-
sen su lengua, raza o religión. La protección de las minorías afectaba a te-
rrenos como la enseñanza, la lengua, el culto y la representatividad política
que no pasaron de derechos sobre el papel como demostró la conflictiva
historia de algunas de esas minorías.
El texto establecía dos cámaras, una de diputados elegida cada cuatro
años en razón de un diputado por 20.000 iraquíes varones y un Senado de
veinte miembros elegidos por el soberano para un período de ocho años.
Pero aunque la Constitución concedía el poder legislativo al Parlamento y al
Rey;el papel clave desempeñado en el sistema por el segundo hará que todo
el sistema parlamentario se convierta en pura ficción.
4.3.4. La independencia de Iraq
La Sociedad de Naciones, con el fin de hacer aceptar en mejores condi-
ciones a Turquíala cesión del territorio de Mosul,obliga a Gran Bretañaa modi-
ficar su tratado con Iraq para establecer la duración del mandato en 25 años,
mientras Iraq no sea admitido en la Sociedad de Naciones. Aunque el Parla-
mento iraquí ratificará este acuerdo, por 58 votos contra 20, el18 de enero de
1926, con la esperanza de que su ingreso en la comunidad internacional sea
discutido cada cuatro años desde su sesión de 1928,el malestar popular por
lo que se ve como una prolongación de la tulela se extiende entre amplias capas
de la población. Las negociaciones que el monarca y su primer ministro Yaa-
far al-Askarillevan en Londres a [males de 1927,concluyen con un proyecto de
tratado que no satisface a las partes. El malestar crece en los dos años que
siguen y en los que no se avanza, llegando hasta afectar a la dimisión de minis-
tros del Gobierno y a provocar el suicidio a [males de 1929 del Jefe del Gabi-
nete, Abdul Muhsin Saadun. Finalmente el 30 de junio de 1930se firma el nue-
vo tratado anglo-iraquí y Gran Bretaña se compromete a apoyar la candidatura
iraquí a la Sociedad de Ginebra en su sesión de 1932.
"123
 La Comisión encargada de los mandatos estudiará a lo largo de 1931 las
condiciones para el acceso a la independencia del nuevo Estado: estabilidad
del Gobierno, aplicación de la Constitución en lo que se refiere al papel de
los diversos poderes, garantías de los intereses extranjeros, protección de las
minorías, aceptación de las obligaciones financieras e internacionales asu-
midas en nombre de Iraq por el mandatario. Tras el estudio en la Asamblea
General, Iraq sería admitido unánimemente por los 52 estados miembros el
3 de octubre de 1932.
Se cierra así el proceso de formación del nuevo Estado, casi coincidien-
do con la muerte de su primer monarca, Faisal, en septiembre de 1933, a
quien sucederá su hijo Gazi. Proceso que estuvo vinculado a la formación de
una clase dominante ligada a los intereses del Estado y por la organización
de un Ejército capaz de controlar las numerosas disidencias.
En el momento de la llegada de Faisal, la gran mayoría de la tierra esta-
ba, según un informe oficial británico, en manos del Estado: las tres quintas
partes de las tierras cultivadas y nueve décimas de las susceptibles de culti-
varse se encontraban ocupadas por comunidades y tribus en trance de seden-
tarización, que hacían difícil la definición de los títulos de propiedad. De ahí
que, como se ha señalado (Kedourie, 1970: 267), el Gobierno podía haber
intentado utilizar la organización tribal existente para crear una nobleza terra-
teniente independiente a partir de los jeques tribales, vinculada a las tradi-
ciones locales y que hubiese permitido, de una manera gradual, crear un nue-
vo tipo de vida política en la región, sin caer en los vicios de la centralización
burocrática del anterior régimen otomano. La oligarquía que va a nacer es
una emanación directa de los políticos de Bagdad, que crearon a su imagen
y semejanza una clientela servil con los jeques de las tribus, base también
de los funcionarios y parlamentarios.
El Ejército será una pieza clave de la centralización estatal. Formado ini-
cialmente por Nuri Said y por Yaafar al-Askari, Jefe del Estado Mayor Central
y Ministro de Defensa en el primer Gobierno del rey Faisal, no se desarro-
llará hasta la independencia, en que entrarán en la vida militar activa las pri-
meras generaciones de oficiales formados en las escuelas iraquíes de infan-
tería y artillería y en el Colegio de Estado Mayor, en que entrará en vigor el
servicio militar obligatorio, no sin levantar una seria oposición en diversas
regiones del país y entre las minorías mal integradas.
El Ejército intervendrá en la vida política en los años treinta para reprimir
las sublevaciones de diversas minorías o grupos en disidencia. La firma del
tratado anglo-iraquí de 1930 y la proximidad de la independencia del país
creó una situación de nerviosismo entre los diferentes grupos que aspiraban
a una cierta autonomía.
Los kurdos, por su parte, víctimas del despedazamiento del imperio
otomano, reclaman unos derechos que habían sido varias veces prometi-
124
dos por los ocupantes británicos y por el Gobierno iraquí desde su for-
mación, pero otras tantas olvidadas: autogobierno en un distrito kurdo, libre
uso de su lengua, funcionarios elegidos por ellos. A la agitación del momen-
to de las elecciones a la Asamblea iraquí de 1923 o la que sigue a la con-
cesión definitiva por la Sociedad de Naciones del territorio de Mosul a Iraq,
va a suceder la rebelión que se prolongará desde el invierno de 1930-1931
hasta 1933, en cuya represión el ejército iraquí desempeñará un papel de
primer orden.
También los asirios sufrirán una represión violenta en 1932. Minoría
cristiana (nestorianos) mal arraigada en el norte del país, donde se con-
centró después de su rebelión antiturca durante la Primera Guerra Mun-
dial, había incubado un proyecto nacional bajo la dirección del Mar Shimun,
título del jefe religioso y político de la comunidad. Olvidados por la Socie-
dad de Naciones a la que habían elevado un memorándum expresando
sus temores ante la independencia iraquí, algunos asirios intentan en vano
asentarse en la vecina Siria. De retorno a Iraq, en agosto de 1933, van a
enfrentarse con el ejército iraquí. Choques violentos que desencadenarán
la represión, dirigida por Bakr Sidqi, general de origen kurdo, que produjo
el arrasamiento de 60 de los 64 pueblos de la región de Dahuk y Cheijan
y unas 2.000 victimas. El éxodo aparece desde entonces como única espe-
ranza para esta comunidad. La propia Sociedad de Naciones estudiará sus
posibilidades de asentamiento fuera de Iraq, ya en Brasil, ya en la Guaya-
na británica, ya en el Níger, donde diversos Gobiernos ofertan hipotéticos
hogares nacionales. La emigración, individual o colectiva será la salida.
Unos marcharán a América mientras 5.000 de ellos encontrarán refugio en
Siria en 1936.
4.3.5. Inestabilidad política y agitación chií
La independencia iraquí y las claudicaciones ante Gran Bretaña, van a
generar una corriente política radical aglutinada en torno a la figura de
Rachid Alí al-Gailani, descendiente de una pestigiosa familia de influencia
religiosa y del partido Al-Ija al-watanÍ (La fraternidad nacional), integrado
también por otros personajes políticos como Yassin al-Hachemí y Hikmet
Sulaimán. Vencedores de las elecciones de principios de 1933, aupados
por la explotación de su oposición al tratado anglo-iraquí de 1930, Rachid
Alí al-Gailani formará gobierno e120 de marzo de 1933, incluyendo en la
cartera de interior a Hikmet Sulaimán. Las repercusiones internacionales
de la represión de los asirios y la muerte de Faisal mostrarán la precarie-
dad de su Gobierno, que debe afrontar incluso las iras de los más radica-
les de los diputados de su propio partido, dominantes en el parlamento y
125
 que le acusan de traición. Será así sustituído en octubre de 1933 por Yamil ca "arabista" llevada hasta entonces por Iraq (Daihin, 1991: 102). En este
Madfai. mismo sentido, otro pacto, de amistad irano-iraquílará una solución provi-
Nuevas elecciones son convocadas por su sucesor, Alí Yawdat al-Ayyu- sional al reparto de la soberanía sobre las aguas denatt al 'Arab, establecien-
bí, en el otoño de 1934, que eliminan la influencia de al-Ija al-wataní en la do la frontera en la zona próxima a Abadán en la mili de las aguas de la con-
Cámara Baja. Esta circunstancia llevará a sus dirigentes a entrar en la vía fluencia del Tigris y el Eúfrates, siguiendo hasta la dembocadura en la orilla
del complot, aprovechando el malestar ya tradicional de la población chií, iraní.
fomentado por las elecciones que dejan sin representación a algunos de
sus líderes más notorios. El jeque Abd al-Wahid Sikkar de Diwaniya firmará Cuadro 4.4. Composición etno-confesional de la pdación iraquí en 1947
el juramento de Sulaij, instigado por al-Gailani, y que incluye una tabla de (en millares).
reivindicaciones de los chiíes, asumida por nombres tan representativos
de la comunidad chií como el miiytebid del Nayaf Muhammad al-Husein Grupo Urbanos % Rurales % 7btal %

Kachef al-Guita. Musulmanes

La rebelión chií se nutre de otros temores como el del comienzo de la 673 41,9 1.671 56,5 2.344 51,4
Árabes Chiíes
recluta obligatoria del ejército que considera un atentado a los privilegios de Árabes Sunníes 428 26,7 472 16,0 900 19,7
las tribus. Bakr Sidqi, una vez más, es encargado de la represión que logra- Kurdos Sunníes 176 10,9 664 22,4 840 18,4
rá, con ayuda de la aviación, controlar Rumayla, cuna de la rebelión, el 16 de Kurdos Chiíes Failies 14 0,9 16 0,6 30 0,6
mayo de 1935. Nuevas sublevaciones afectarán a otras zonas chiíes del país 49 3,1 3 0,1 52 1,2
Persas Chiíes
hasta junio de 1936 y correrán la misma suerte: condenas a muerte o a tra- 39 2,5 11 0,3 50 1,1
Turcomanos Sunníes
bajos forzados de sus dirigentes, sin obtener en compensación un reconoci- Turcomanos Chiíes 11 0,7 31 1,1 42 0,9
miento a la circunstancia de componer la mayoría del país. Siempre en mino- Kurdos Failis Chiíes 14 0,9 16 0,5 30 0,6
ría política (28 diputados frente a los 52 de la minoría sunní, árabe o kurda en No Musulmanes
el Parlamento de 1935, integrado también por cuatro diputados cristianos y Cristianos (Caldeas
cuatro judíos), en minoría en la Administración y en la dirección del Ejército y Asirios) 94 5,9 55 1,8 149 3,1
(sólo cuatro oficiales de 58). 113 7,0 4 0,2 117 2,6
Judíos
Un nuevo elemento va a intervenir en la inestable vida política del Iraq Yazidíes y Shabaks 2 0,1 31 1,0 33 0,8
recién independiente. La manifestación de una élite reformista que intrcdu- Sabeos 5 0,3 2 0,1 7 0,2
ce las ideas de un cierto socialismo populista (la cha 'abiyya) desde el perió- 4.564 100
Totales 1.604 100 2.960 100
dico Al-Ahali (Elpueblo). Sus mentores, Abd al-Fattah Ibrahim y Muhammad
Haddid, formados en Estados Unidos y Gran Bretaña respectivamente, van a Fuente: Luizard, 1991: 41.
confluir con dos disidentes del Ija al wataní, Kamel Chateryi y Hikmet Sulai-
mán. Éste último concebirá con Bakr Sidqi el proyecto de un golpe militar que
le instalará en el poder en octubre de 1936 en nombre de las' 'Fuerzas de Un nuevo complot va a acabar con la vida de 9.qien agosto de 1937. La
reforma nacional". El grupo Ahali, con la esperanza de poner en práctica sus negativa de algunos jefes militares a apoyar la bú:ueda de responsabilida-
proyectos de reformas sociales, apoyará la maniobra pero pronto descubri- des requerida por Sulaimán, acabará con el Gobrno de éste. Yamil Midfai
rá su impotencia. En las elecciones de principios de 1937 apenas consigue lo sucederá hasta diciembre de 1938 en un difícilerío do en el que el país
11 de los 108 escaños. Desencantados por las tentaciones dictatoriales de se encuentra a merced del enfrentamiento entre d: grandes clanes políticos
Sidqi y Sulaimán, dimiten del Gobierno en mayo de dicho año y optarán en acaudillados por Nuri Said y Rachid Ali al-Gailanir condenado a la presen-
gran parte por el exilio. cia en la vida política del Ejército. .
Hikmet Sulaimán había mostrado siempre su admiración por el régimen En 1939 morirá en accidente de automóvil el r Gazi 1,a quien sucederá
kemalista de la vecina Turquía. De ahí la aproximación al Estado vecino que su hijo Faisal, de cuatro años de edad, lo que obrará a instituir una regen-
se iniciará en abril de 1937 Y que conducirá al pacto de Saabad, firmado con cia que recaerá en manos de su tío el Emir Abdulih. La tensión internacional
Turquía, Irán y Afganistán, que simboliza el apartamiento de una línea políti- que reina en el mundo no escapa a Iraq. Los dos cnes políticos arriba seña-

126 1~7
 lados tienen estategias y opciones enfrentadas que colocan a unos en la
defensa del tratado anglo-iraquí y en un pro-britanismo a ultranza, mientras
los otros se aprovechan del clima pro-nazi que defienden organizaciones
para-militares y una buena parte de la élite iraquí. La guerra habrá de sen-
tirse por tanto en el corazón de este país.
4.4. Líbano, Estado pluriconfesional
4.4.1. Líbano en la Primera Guerra Mundial
La entrada de Turquía en la Gran Guerra el 31 de octubre de 1914 va
a modificar el estatuto del Líbano. La ocupación militar primero, la sus-
pensión del Reglamento Orgánico y de la autonomía desde 1915, van a
poner fin al régimen de mutassarrifato que se prolongó durante más de
medio siglo y que aportó prosperidad y estabilidad al país. Una agricul-
tura floreciente, un cultivo de la seda que permitía exportaciones y pro-
ducción local, incluso una emigración hacia América del Norte y del Sur
convertida en "factor capital de la prosperidad libanesa" (Salibi, 1988:
211), hicieron de Líbano un micropaís en desarrollo, con una Administra-
ción moderna e incluso con unas aspiraciones nacionales incubadas en el
seno de una aristocracia administrativa. Ese nacionalismo se quejaba de
la falta de espacio libanés, consideraba mutilado su país, capaz de un
comercio estimable pero sin salida al mar, cortado de los puertos de Bei-
rut, Trípoli y Saida, añoraba la incorporación de la Beqaa. Pero era un nacio-
nalismo arraigado sobre todo entre los maronitas, percibido por los dru-
sos como ligado al vasallaje a Francia. Otros grupos cristianos concebían
un nacionalismo arabista, centrado en un espacio más amplio pan-sino.
Griego-ortodoxos, griego-católicos, defendieron un patriotismo ligado a
la lengua y cultura árabes, ligado al Renacimiento cultural (la Nahda) que
con base en el Líbano y Siria había renovado la literatura y el pensamien-
to árabes. Ese patriotismo llevaba a defender la comunidad de intereses
entre las diferentes confesiones religiosas de toda la región Siria, incluida
Palestina.
El [m de la autonomía incorporó a Líbano, una vez más, al Imperio y abrió
un pequeño paréntesis de su historia bajo el mandato de gobernadores musul-
manes. La ocupación francesa en 1918 abrirá otro nuevo paréntesis en el que
Líbano, sin instituciones propias, vivirá bajo el control, primero de un gober-
nador militar (Coronel de Piépape), más tarde de un Alto-Comisario francés,
puesto para el que había sido designado en 1917 Francois Georges-Picot,
pero que no ocuparía efectivamente hasta 1919, y fue reemplazado por su
adjunto Robert Coulondre.
128
4.4.2. El Mandato francés en el "Gran Líbano"
La aspiración libanesa a la independencia va a ser defendida en la Con-
ferencia de Paz de París de 1919 por una delegación, presidida por el patriar-
ca maronita Elías Butros El-Hayek, designada en una reunión del Consejo admi-
nistrativo celebrada en Baabda. Se reivindicaban las fronteras "históricas", se
invocaba a Francia como garante de dicha independencia y se pedía la for-
mación de un Gobierno líbanés democrático con presencia y respeto a las
minorías. Las autoridades francesas se encargarían de confirmar sus prome-
sas y en carta del Jefe del Gobierno, Georges Clemenceau, se hablaba cla-
ramente de ampliación del territorio, de accesos al mar y de llanuras produc-
tivas para ampliar la "Montaña" y garantizar su prosperidad.
El primero de septiembre de 1920 se crea el nuevo estado del Gran Líba-
no, con capital en Beirut, que incorpora a la Montaña libanesa la zona de cos-
ta con las ciudades litorales de Beirut, Saida y Trípoli, pobladas mayoritaria-
mente por musulmanes sunníes, el valle de la Beqaa al este y la zona de Yebel
'Amel al sur, regiones ambas con núcleos importantes de población chií. Ello
significaba desgajar del antiguo vilayato turco de Damasco los cazas de Has-
baya, Rachaya, Beqaa y Baalbek, a fin de dar satisfacción a las aspiraciones
del nacionalismo libanista cristiano que había expresado su deseo de resti-
tuir a Líbano las fronteras naturales de tiempos del Emir Chihab n.
El nuevo estado se dividía administrativamente en cuatro sanyaks (Líba-
no-Norte, con capital en Zgorta, Líbano-Sur en Saida, Monte Líbano en Baab-
da y la Beqaa en Zahlé) y dos municipios, Beirut y Trípoli.
Junto al nacionalismo libanista se define otro de carácter arabista, difun-
dido entre los musulmanes de las ciudades costeras y de los campos de la
nueva periferia libanesa, que apoya con entusiasmo la creación del efímero
Gran Reino Árabe con capitalidad en Damasco que Faisallogró hacer vivir
entre 1918 y 1920. Este nacionalismo expresará su rechazo a la nueva enti-
dad estatal, boicoteando las instituciones que surjan a iniciativa de la poten-
cia mandataria, llegando hasta fomentar la revuelta armada contra el nuevo
ocupante en 1919-1920 y en 1925-1926 en las regiones circundantes a la mon-
taña (Akkar, Hermel, Yebel 'Amel, Hasbaya y Rachaya), en estrecho contac-
to con grupos musulmanes de la inmediata Siria que militaban por un futuro
pan-sino. Líderes influyentes como Rachid Rida desde El Cairo o Chakib Arsa-
lán desde Ginebra se oponían a la política francesa de división del territorio.
Francia controlará el territorio a través de un Alto Comisario y de un gober-
nador delegado de aquél. E124 de julio de 1922 el Consejo de la Sociedad
de Naciones establecerá el Mandato francés en la zona, que no sería puesto
en aplicación hasta el 29 de septiembre de 1923. El país mandatario se com-
prometía a promulgar, antes de tres años de esta última fecha, el Estatuto
Orgánico del nuevo país.
i29
 La Constitución fue aprobada en el momento en que vencía el plazo dado 1·'1
Francia buscará asociar las diferentes minorías a su política por medio de por la Sociedad de Naciones. Se procedió a continuación a la elección del
una Comisión Administrativa de carácter consultivo integrada por dieciséis primer Presidente de la República, cargo que recayó en el griego-ortodoxo
cristianos (6 maronitas, 3 griego-ortodoxos y un griego-católico) y trece musul- Charles Debbas, reelegido en 1929 y reconducido por la Administración fran-
manes (2 sunníes, 2 chiíes y un druso). En 1922 se añadiría un tercer repre- cesa en 1932 en el marco de unas polémicas elecciones que enfrentarán a
sentante druso y un representante de otras minorías de Beirut (Rabbath, 1973). varios candidatos maronitas (Emile Eddé y Bichara el-Juri) y al presidente del
E18 de marzo de 1922, dicha Comisión tomaría el nombre de Consejo Repre- Parlamento, el musulmán Muhammad al-Yisr. La prolongación del mandato
sentativo, elegido por sufragio universal en dos grados y tendría como primera de Debbas fue acompañada de la suspensión de la Constitución por el Alto
tarea la redacción de la Constitución antes del 23 de mayo de 1926. Comisario con el fin de evitar la ruptura de un consenso interconfesional
demasiado precario. El censo de 1932 había demostrado la primacía demo-
gráfica de la comunidad maronita. Y va a servir de base para un reparto pro-
4.4.3. LaConstitución de 1926 y el confesionalismo libanés porcional de los poderes y de la Administración.
Una cierta polémica ha rodeado la redacción de este documento: la de si Cuadro 4.5. La población libanesa en 1932.
era o no un texto de inspiración libanesa. Michel Chiha pasó por ser el padre
del mismo, según la versión cristiana, interesada en defender su libanesidad. Comunidad Población 1932 % 1932 Escaños 1943
La versión musulmana acusaba a los colonizadores de dictar su redacción des-
Maronitas 227.800 28,53 18
de París. Sin embargo, parece que la comisión Paul-Boncour creada al efecto 77.312
Greco-ortodoxos 9,68 6
por el Quai d'Orsay se plegó a los resultados de otra comisión local que entre- 3
Greca-católicos 46.709 5,85
vistó a 240 miembros de la élite política y económica libanesa acerca de 12 25.462 2
Armenio-ortodoxos 3,18
cuestiones sobre la forma de Gobierno deseada (Lapierre, 1937: 118-126). -
Armenio-católicos 5.694 0,72
Aunque los partidarios de la unidad con Siria no respondieron para no reco-
Protestantes 6.712 0,85
nocer la independencia del Gran Líbano, una mayoría preconizó una Repúbli-
Sirio-católicos 2.675 0,34
ca bicameral y presidencialista, estatuida sobre un sistema de representación
confesional. Es de señalar que la élite consultada era consciente de los riesgos
Sirio-ortodoxos
Caldeo-Católicos
2.574
528
0,32
0,06
)
de la confesionalización del sistema, pero prefirieron mantener esta formade
Total cristianos 395.466 49,53 30
representación en razón de que "el pueblo libanés no está aún habituado a dar
Surmíes 178.130 22,31 11
la preponderancia a la solidaridad patriótica sobre la solidaridad confesional"
(Rabbath, 1982). Una minoría no obstante alertó ya sobre el "vivero de enfer- Chiíes 155.035 19,42 10
medades sociales" en que podía degenerar el confesionalismo. El texto fue Drusos 53.334 6,68 4
redactado por una comisión libanesa de 13 notables de diferentes confesiones, Total musulmanes 386.499 48,41 25
en la que participaron Ornar Dauk: (sunní), Fuad Arslán (druso), Michel Chiha Judíos 9.981 1,27 -

y Musa Nammur (maronitas) yYusuf az-Zein (chií). Otros 6.301 0,80 -

Lo paradójico es que la Constitución dejó sin reglamentar esta cuestión Total 798.247 100,0 55
nodal del confesionalisrno. Apenas si se establecía que las diferentes confe-
Fuente: [ohn P Entelis, P1uralism and Party Transformation in Lebanon, Brill,Leiden, 1974.
siones serían "equitativamente representadas en los empleos públicos y en
la composición del Gabinete" (art. 95), así como tendrían derecho ajuris-
dicciones y educación propias y específicas, y que el Senado -en el que Para muchos, la intervención administrativa francesa había constituido un
habría de transformarse el anterior Consejo Representativo- tendría una repre- abuso. El propio arzobispo de Beirut, Monseñor Mubarak, en su homilía de la
sentación proporcional de las diferentes comunidades (art. 96) (Giannini, Semana Santa de 1933 va a reclamar, sumándose a una opinión generalizada,
1931). Pero el reparto del poder entre los grupos confesionales y la prima- la restauración de la vida constitucional. Pero los años que siguen van a ser de
cía de los maronitas se quedarían relegados a una Constitución paralela no inestabilidad política. El Conde Damian de Martel, Alto Comisario desde sep-
escrita que prefigurará lo que años más tarde será el Pacto Nacional.

131
130
tiembre de 1933, buscará una fórmula intermedia de restablecimiento de la manes, expresada en manifestaciones y huelgas, En Trípoli, feudo sunní, se
normalidad institucional estableciendo una Cámara semielecta -que presidi- llegó a una huelga general y los zocos permanecieron cerrados todo un mes,
rá Charles Debbas- y se designará al maronita Habib Pachá al-Saad, candi-
dato del Patriarca y fiel a Francia, como Presidente por un año, cargo en el que Cuadro 4,6, La política libanesa y las grandes familias entre 1921 y 1972,
será renovado hasta [m de 1935, La inestabilidad creció a todo lo largo de 1935,
lo que motivará a la potencia mandataria a consentir que fuese la Cámara la Familia Legislaturas Gabinetes
que designase el nuevo presidente, a fin de lograr cierta distensión, Recayó Arslan 15 23
así el nombramiento, el 20 de enero de 1936 y por pocos votos de diferencia, Assad 13 6
en Emile Eddé, libanista y amigo de Francia, frente a su rival tradicional, Bicha- Chihab 9 4
ra el-juri, mucho más abierto a una entente con su entorno árabe, como habrá Eddé 13 8
ocasión de comprobar unos años más tarde al lograr plasmar el Pacto Nacio- Fadl 10 1
nal en 1943, La rivalidad entre ambos líderes maronitas tenía su proyección Franyié 12 10
política en dos grupos políticos enfrentados, el Bloque Nacional de Eddé y el Ghosn 13 6
Bloque Constitucional de el-jun. constituidos a manera de coaliciones de nota- Haidar 13 4
bles para servir las aspiraciones presidenciales de ambos, Hamadé 14 2
Huseini 8 3
Yumblatt 13 7
4.4.4. Tratado franco-libanés y Pacto Nacional Karamé 9 14
Kazaun 10 -
El año de 1936 estará especialmente cargado de acontecimientos polí- Jatib 9 3
ticos, Dos congresos confesionales van a definir las aspiraciones y reivin- [azen 15 -
dicaciones de cada campo, El 6 de febrero se convoca por el Patriarca maro- [uri 12 7
nita a los obispos y prelados de su comunidad para redactar una declaración Osseiran 13 3
que será elevada a las autoridades francesas, afirmando la identidad liba- Salam 6 9
nesa, demandando una independencia efectiva dentro de relaciones de fra- Skaff 14 9
ternidad y cooperación con la vecina y "hermana" Siria, independencia Solh 8 14
regulada por un Tratado con Francia, pero que implicase su ingreso en la Zein 13 3
Sociedad de Naciones, También los notables musulmanes de las regiones Zuein 8 2
del litoral convocarán una Asamblea Necionel Islétnice para octubre del mis-
mo año, a imagen y semejanza de la que otros pueblos coloniales como Fuente: Khayrallah Ghanem, Le systéme électoral et la vie politique au Liban, Kaslik, 1983,

Argelia organizaron para expresar sus reivindicaciones de independencia
al nuevo Gobierno del Frente Popular francés, También se harán eco de la
necesidad de un tratado franco-libanés, aunque reclamando la unidad polí-
tica y económica con Siria.
La negociación del Tratado estuvo a cargo de una Comisión integrada por
el Presidente Eddé, el Presidente de la Cámara de Diputados el Emir sunní
Jaled Chehab (las dos cámaras legislativas se habían fundido en una sola en
1927), el Secretario de Estado Dr. Ayub Tabet (protestante) y una delegación
parlamentaria de siete miembros con representación de las principales comu-
nidades que presidió Bichara el-juri, El "Tratado de Amistad y Alianza" fue fir-
mado el13 de noviembre de 1936 y contaba con una duración de 25 años,
Pero el Líbano que concebía provocó la reacción de protesta de los musul-
p. 103, Las legislaturas fueron 16 entre 1920 y 1972, Los gabinetes tenidos en
cuenta fueron los 45 que se sucedieron entre agosto de 1943 y junio de 1972.
Por las mismas fechas de conclusión del Tratado se va a fundar uno de los
partidos que más se asemejaron al concepto europeo de partido: el-Ket'eeb al-
Iubneruye, las Falanges Libanesas, creadas por Pierre Yemaiel, Charles Hilm,
Georges Naccach, Charles Hélu y otros líderes maronitas, Aunque vinculado a
dicha confesión e inspirado en el modelo de ciertos partidos fascistas europeos,
actuará como partido liberal abierto a otras comunidades, Un año más tarde
nacería otro partido, éste asociado a la comunidad surmí,Al-Nayadé, con origen
en los grupos de scouts musulmanes,

132 133
 A pesar de la aparición de estos grupos, que se suman a los creados anterior-
mente como el Partido Comunista siro-libanés y el Partido Popular Sirio (funda-
do en 1934por Antún Saadé), la vida política libanesa está centrada en los za 'iras
locales y en los clanes familiares, como puede verse en el Cuadro 4.6.
La Segunda Guerra Mundial va a acelerar el proceso de independencia
libanesa. El General Catroux, delegado de la Francia Libre en la región, va a
verse obligado el 8 de junio de 1941 a proclamar abolido el Mandato, veinte
años antes de lo previsto por el Tratado, para ganar los apoyos de los nacio-
nalistas, tentados -sobre todo los musulmanes- por la fascinación por el anti-
sionismo nazi. Pero en noviembre del mismo año dio marcha atrás, limitando
las promesas. Alfred Naccach será nombrado presidente en sustitución de
Emile Eddé y se jugará a un cierto reconocimiento de emancipación, al per-
mitir que en su Gabinete figurasen por primera vez misnistros de Defensa y
Asuntos Exteriores, un druso y un maronita. Catroux buscará la conciliación
de las aspiraciones de musulmanes y cristianos, de libanistas y pan-sirios,
comprometiéndose a una mediación entre sirios y libaneses que logre "una
entente entre los dos países hermanos y vecinos" y garantice los legítimos
derechos de ambos.
Esta coyuntura de guerra peculiar permitirá un acercamiento de las posi-
ciones hasta entonces enfrentadas en Líbano. Bichara el-Juri, el maronita más
próximo de la posición de los musulmanes, logrará un entendimiento con el
líder sunní Riad el-Solh de cara a la campaña presidencial del verano de 1943.
A los encuentros y acuerdos de ambos líderes se les conocerá con el nombre
de Pacto Nacional, cuyo centro fue el reparto de poderes entre las diferentes
comunidades religiosas del país. El propio el-Juri definiría ese pacto como
"fusión entre dos doctrinas, la que tendía a reabsorber al Líbano en otro Esta-
do y la que buscaba mantenerlo bajo la cobertura de la protección o la tutela
extranjera, haciendo surgir una fe única, nacional y libanesa".
A partir de entonces, la presidencia de la República recaería en un
maronita, el Primer Ministro sería un sunní, el Presidente de la Cámara un chií
y la vicepresidencia de la misma un griego-ortodoxo. Gobierno y mando del
Ejército respetarían unas cuotas que se acomodarían a los porcentajes comu-
nitarios del censo de 1932, seis cristianos por cinco musulmanes. Esa es la
razón por la que el Parlamento libanés siempre ha tenido parlamentarios en
un número múltiplo de 11 hasta las elecciones celebradas en 1991: 55, 77, 44,
66 Y, desde 1960, 99. Las últimas elecciones del verano de 1996 han sido las
primeras en romper la tradición, contando el Parlamento con 128 diputados.
A fines del verano de 1943 el-Juri fue elegido presidente por el nuevo
Parlamento electo, convirtiéndose el-Solh en su Primer Ministro. Pero su actua-
ción definidamente independentista que llegó a modificar la Constitución cor-
tando los lazos con el país mandatario, llevará al Alto Comisario a disolver la
Cámara, suspender la Constitución, encarcelar al equipo gubernamental y sus-
134
tituir al presidente por su rival Eddé, en paralelo a lo ocurrido, como se verá, en
Siria. Tendrá que ser la intervención británica la que ponga fin a esta irascible
actitud de Francia que ponía en peligro las posiciones aliadas en Oriente Medio.
4.5. Nacionalismo y Mandato francés en Siria
4.5.1. El fracaso del Reino Árabe
Fruto de la correspondencia Husein-Mac Mahon, la idea de constitución
de un Reino Árabe independiente había movido a las tropas del Emir Faisal en
su lucha contra el Ejército Otomano, logrando entrar en Damasco e13 de octu-
bre de 1918, Damasco representaba en el imaginario árabe la primera capi- '11'
talidad del imperio omeya, había sido durante los cuatro siglos de dominación
turca uno de los más queridos vilayatos o provincias del imperio y, según Law-
rence, era considerada por "los árabes superior a cualquier trofeo" (Lawren-
ce, 1984: 325). Convertirse en la capital del primer estado árabe en la zona
que se constituía en independiente era todo un reto. Sin embargo, las limita-
ciones al sueño de la familia hachemí y de los nacionalistas árabes que habían
contribuido con su esfuerzo al establecimiento del reino, venían ya marcadas
desde los textos de las cartas de la referida correspondencia, al indicarse los
espacios costeros e interiores sobre los que los aliados no estaban dispues-
tos a dejar implantarse la soberanía árabe. Los acuerdos de Sykes-Picot
habían oficializado esos recortes y la presencia de Faisal en la Conferencia de
París en 1919 no logró modificar lo pactado en el acuerdo franco-británico del
15 de septiembre de dicho año, que dejaba plena libertad de acción a Fran-
cia en Siria. De nada sirvió que el Congreso Árabe reunido en Damasco toma-
se la decisión el 2 de julio de negarse a aceptar la división del territorio y pro-
clamase la soberanía árabe sobre una Siria -el viejo territorio de Cham- que
incluyese Palestina y Líbano,
Faisal aceptó no obstante los recortes que Clemenceau le impuso e127 de
noviembre de 1919, incluyendo incluso una cierta tutela o asistencia de Francia
al reino sirio, lo que habría de crearle conflictos con los nacionalistas, que unos
meses más tarde, en el Congreso Nacional convocado a manera de Parlamento,
adoptarían el 7 de marzo de 1920 la resolución histórica de la proclamación de
independencia de una "Siria en sus límites naturales" bajo la égida de Faisal,
con una Constitución de carácter democrático (Rayrnond, 1980: 63).
Francia, con el aval de la Conferencia de San Remo en la que el Consejo
supremo aliado instituyóel 20 de abril de 1920 los mandatos aliados en la región,
forzará al monarca, tras un ultimátum y la presión de un ejército de 80.000
hombres, a un exilio que no impedirá una represión que costó más de 200 vidas
en la capital.
135
4.5.2. El Mandato francés en Siria
Como se comentó más arriba, en las conclusiones de la Comisión King-
Crane que visitara la zona antes del establecimiento de los mandatos, se reco-
mienda que "la unidad de Siria sea preservada de acuerdo con la firme peti-
ción de la gran mayoría del pueblo de Siria" (Pereira-Martínez Lillo, 1995:
252). Sin embargo, siguiendo la filosofia pactada en San Remo, el Consejo de
la Sociedad de Naciones va a establecer el Mandato francés sobre Siria y
Líbano, separando ya de entrada ambos territorios pese a la oposición de
amplios sectores de la población.
Las autoridades francesas se esfuerzan en asegurar que no se trata de ane-
xión alguna ni de forma enmascarada de protectorado. Rayrnond Poincaré es-
cribiría en la Revue des Deux-Mondes el 1 de enero de 1921 que "no somos
más que auxiliares y consejeros de poblaciones civilizadas llamadas, en la más
amplia medida, a gobernarse a sí mismas" (Lapierre, 1937: 62). Sin embargo,
el balance final fue que la acción mandataria se asemejó más al régimen típi-
co de los protectorados que a la innovación flexible y liberal pretendida.
La naturaleza pluriconfesional del territorio sirio dio pretexto a las autori-
dades francesas para justificar la conveniencia de dividir aún más el territorio
con el fmexpreso de la defensa de las minorías religiosas y étnicas. Se va a pro-
ceder de este modo a la fragmentación de Siria en dos Estados, Alepo y Damas-
co (reunificados más tarde en 1923) y dos territorios autónomos, el del Yebel
Druso y el de los Alauíes, a los que cabía añadir el régimen especial para la
región de Alejandreta, en la que el turco era idioma co-oficial (véase el Mapa 7).
El resultado de esta atomización del territorio producirá efectos contra-
rios a los que se pretendieron. Lejos de ayudar al control de la zona, concitó
la oposición nacionalista precisamente en las zonas separadas para su "pro-
tección". Ibrahim Bey Hananu en Alepo, Salim al-Atrach en el Yebel Druso,
protagonizaron una resistencia que cuajó en la montaña drusa en una insu-
rrección en julio de 1~25 que acabó ganando a la capital, Damasco, unién-
dose a un movimiento nacionalista que lideró el Doctor Abderrahmán Chah-
bandar y que llegó a traspasar las fronteras del Líbano y de Transjordania. La
revuelta concluyó con una firme represión y con el bombardeo de la capital,
con lo que el nacionalismo deberá plegarse, tras la derrota a finales de 1926,
a una negociación política con Francia. Pero ésta no será fácil, tal fue el arrai-
go de la idea unitaria entre los sirios.
4.5.3. Nacionalismo y debate constitucional en Siria
El nacionalismo sirio bajo el Mandato francés se apoya en las élites de
la gran burguesía tradicional, integrada por notables de barrio, grandes
136
comerciantes de los zocos y propietarios terratenientes. Se trata de una
élite, como señala Palazzoli (1977: 69), heredada del pasado otomano, en
la que se adivinan ya ciertos elementos de su decadencia, manifestada en
los años posteriores a la segunda posguerra. La sociedad siria es ante todo
rural, tanto por la estructura de su población como por el peso de la agri- 1
I
cultura. La mitad pobre del campesinado apenas controla el 5% de la tie- 1
rra cultivable, mientras sólo un 10% de la población disfruta del 60% del
suelo (Amin, 1982: 31). Un 1% de los propietarios controla la mitad de las
tierras mientras el 70% de los campesinos no poseen ni un palmo. La cla- 1
se dominante de esta época es, para Michel Seurat, un club cerrado de 1
1
1
cincuenta familias que "se reparten el territorio sirio en áreas de dominio 1
1
económico y político a partir de algunas metrópolis regionales" (Seurat, 1
11
1989: 277). Son los Atasi de Homs, los Kaylani de Hama o los Qudsi de Ale-
po. El dominio de esta casta, que nutre el nacionalismo, va a mantenerse
hasta los años sesenta.
El fracaso de la política de brazo de hierro contra los nacionalistas lle-
vada a cabo por el General Sarrail obligará a su sustitución como Alto Comi-
sario por Henry de Jouvenel que iniciará una política más liberal, tratando
de negociar un tratado franco-sirio y promulgando una amnistía. Su suce-
sor, Henri Ponsot, convocará una Asamblea Constituyente elegida por sufra-
gio universal en abril de 1928, cuyos 70 diputados redactarán una Consti-
tución en un tiempo récord, concluyendo el proyecto el 2 de agosto. La
Asamblea fue presidida por Hachim al-Atasi, del Bloque Nacional, grupo
fundado por Ibrahim Hananu y que reagrupaba a los representantes de las
grandes familias de Damasco (como Yamil Mardam Bey) , de Alepo (Saa-
dullah al Yabiri) y a personalidades independientes. El Bloque logró aglu-
tinar una mayoría de diputados, con el apoyo de partidos como el Istiqlal
de Chuk:ri al-Kuwatli.
Pero el texto constitucional contenía en sí elementos que acabarían por
enfrentar a los nacionalistas, una vez más, con la administración del Man-
dato. Aparentemente el documento seguía muy de cerca en sus 115 artículos
a la Constitución libanesa. Establecía también una República, pero ignora-
ba la capacidad de reserva de la Potencia Mandataria que convertía la auto-
nomía del ejecutivo y del legislativo libanés en papel mojado. Además, el
artículo segundo del texto sirio establecía que "los territorios sirios des-
gajados del Imperio Otomano constituyen una unidad política indivisible.
Las divisiones que se han hecho después de la guerra hasta hoy no afectan
a la unidad". Por otra parte, las atribuciones del Presidente, con capacidad
para firmar tratados y proclamar el estado de sitio, o la atribución concedida
al Gobierno para organizar un ejército, sin las limitaciones contenidas en la
Constitución libanesa, que todo lo remitía a las decisiones del Alto Comisario,
fueron consideradas por éste como un exceso, vetando varios artículos por
'137
poner en cuestión el papel de Francia como Potencia mandataria. La falta
de acuerdo llevó a la disolución de la Asamblea y al retorno a un clima de
inestabilidad que se prolongaría hasta 1931.
Cuando el 14 de mayo de 1930 Henri Ponsot otorgue una Constitución para
Siria, lo hará manteniendo el texto aprobado por la Constituyente, pero redu-
ciendo el artículo segundo a un lacónico y ambiguo "Siria constituye una uni-
dad política indivisible" y añadiendo un artículo 116 [mal, a manera de dispo-
sición transitoria, que establecía que ninguna disposición del texto podía
contradecir las obligaciones contraídas por Francia, sobre todo en lo referido
al orden, seguridad, defensa y relaciones exteriores (Giannini, 1931: 195-281).
En la misma fecha de promulgación de la carta otorgada, el Alto Comisario fir-
mó los decretos de organización del sanyakde Alejandreta, de los gobiernos
autónomos de Lattaquia-YebelAlauí y Yebel Druso, aprobándose al mismo tiem-
po el Reglamento Orgánico de la Conferencia de intereses comunes que regu-
laría las cuestiones financieras y económicas de la mancomunidad de Estados,
incluido ellibanés.
4.5.4. La negociación del Tratado franco-sirio de 1936
Desde los dias de la insurrección SITiade 1925 empieza a abrirse cami-
no la necesidad de comprometer a los nacionalistas en un proyecto de
acción común que tomara la forma de un tratado. El modelo iraquí del "régi-
men contractual" de 1922 estaba presente, partiendo de la idea de' que
dicho tratado había terminado con el clima de guerra civil que siguió al
establecimiento del Mandato en Iraq. Henri de ]ouvenelllegaría a expre-
sar en Ginebra, en 1926, aún viva la rebelión en Siria, la necesidad de sus-
tituir el mandato por un sistema de tratados libremente consentidos siguien-
do el espíritu dominante por entonces del Pacto de Locarno (octubre de
1925). Pero para ello era imprescindible encontrar interlocutores válidos
dispuestos a negociar las condiciones de una relación estable con Fran-
cia. Por su parte, los mismos nacionalistas eran conscientes de que la vía
del tratado podría llevar a la admisión en la Sociedad de Naciones pero se
hacía necesario, según precisaría el jeque Tay al-Din al Huseini, figura
moderada partidaria de la colaboración con Francia y Primer Ministro des-
de febrero de 1928, que el contenido y duración del mismo fuesen some-
tidos al Parlamento Sirio.
El debate constitucional de 1928 y la forma en que lo zanjó en 1930 el
Alto Comisario Henri Ponsot, sentó mal en los ambientes nacionalistas. La
conclusión del tratado anglo-iraquí en 1930 mostraba, sin embargo, que
era posible negociar sobre plazos de alianza e independencia, pero era,
una vez más, imprescindible crear un clima propicio. Para ello se convo-
138
(:arán nuevas elecciones en diciembre de 1931, que dieron una mayoría
moderada. Sin embargo, el peso de los 17 diputados nacionalistas logró
I narcar el tono de la legislatura imponiendo incluso en el gabinete a dos
e sus ministros.
Un proyecto de tratado fue elaborado sobre la base del anglo-iraquí. En
un plazo de cuatro años se preveía el traspaso de poderes. Una vez ingre-
sada Siria en la Sociedad de Naciones, una alianza estrecha ligaría a dicho
país con Francia durante un largo período de 25 años, manteniendo ésta sus
tropas por razones de seguridad en la zona. Pero el escollo territorial seguía
siendo el punto de fricción más importante: Francia quería seguir mante-
niendo separados administrativamente los territorios autónomos de Latta-
1\
quia y el Yebel Druso. Cuando el documento fue presentado ante el Parla-
I
mento sirio en noviembre de 1933, la oposición nacionalista volvió a
plantarse, trascendiendo su acción fuera de la Cámara y reemprendiéndo- 11\\1
1
se un clima de inestabilidad que llevó a la congelación del proyecto, a la
disolución de la Cámara e incluso a la suspensión de la Constitución que
se prolongó hasta fines de 1936. Durante todo este período el Bloque Nacio-
nal, dirigirá una campaña de protesta en favor de un Pacto Nacional por la
independencia, la unidad siria, la cooperación con el nacionalismo árabe
vecino, así como en favor de mejoras sociales y económicas para la pobla-
ción. En este grupo convergían, en torno al líder Ibrahim Hananu, diversas
fracciones del nacionalismo sirio: de un lado, figuras como Chukri al-Quwatli,
líder del antiguo partido del Istiqlal, fundado en 1918 Y del que fuera pre-
sidente de honor el propio rey Faisal hasta su exilio: de otro, los jefes de las
grandes familias como Hachem al-Atasi, Yamil Mardam Bey (uno de los fun-
dadores del grupo al-Fatat de 1911-1914 y, más tarde, dirigente del Parti-
do del Pueblo), Saadallah al-Yabri o Fares al-Juri.
La victoria del Frente Popular en Francia en mayo de 1936 vuelve a poner
de actualidad la necesidad de un tratado que flexibilice la interpretación del
Mandato y mejore la relación con las élites sirias. Si en los primeros meses
del año las negociaciones para el tratado se habían saldado con el mismo
balance negativo de antaño, la nueva situación hará que se avance en las dis-
cusiones hasta concluir, e19 de septiembre de 1936, con la firma definitiva.
La cuestión complicada de los territorios druso y alauí encontró una fórmula
de solución en la vía de la autonomía, pero en el marco de un estado unitario
sirio. La alianza franco-siria duraría 25 años, pero la presencia de tropas fran-
cesas en el territorio sólo se prolongaría durante cinco años. Por fin, la incor-
poración a la Sociedad de Naciones se haría en un plazo de tres años. La para-
doja fue que, si el tratado fue bien acogido por el nacionalismo sirio, que lo
vio como un triunfo de sus reivinciaciones, sería la opinión francesa la que,
entendiéndolo como un retroceso de sus derechos, impediría la ratificación
del tratado.
. 139
 junio de 1940, con el establecimiento del régimen de Vichy, hicieron temer
4.5.5. El desgaste del nacionalismo sirio
a Gran Bretaña que Siria, como otras colonias francesas, se convirtiese en pla-
taforma de intervención de las potencias del Eje, máxime a raíz del golpe
El clima de euforia que provocó la firma del tratado propició una victoria
militar pro alemán de Rachid Ali al-Galiani en Iraq en mayo de 1941. Este peli-
aplastante del Bloque Nacional en las elecciones de noviembre que llevó a
gro llevó a una intervención conjunta de las tropas británicas y de las Fuer-
la presidencia de la República a Hachim al-Atasi, y a Yamil Mardam Bey a la
zas de la Francia Libre en Siria el 8 de junio. Al frente de éstas últimas, el gene-
Jefatura del Gobierno. Pero una mayor autonomía de las nuevas autoridades
ral Catroux proclamará ese mismo día el derecho de los pueblos sirio y libanés,
sirias les obligó a tener que adoptar algunas medidas que fueron minando
soberanos e independientes, a "constituirse en Estados separados o unificar-
su prestigio y creando en la opinión la imagen de un debilitamiento de la
se en un solo Estado", todo ello con el aval de Gran Bretaña. Una declaración
legitimidad. De un lado encontrarían resistencias en la política de asimilación
semejante buscaba calmar el clima de agitación que dirigía por entonces
de los territorios alauí y druso, descubriendo que las autonomías concedidas
Chukri a1-Quwatli, quien reclamaba en un manifiesto de marzo de 1941 la
por Francia gozaban de más predicamento local del que imaginaba el Gobier-
no. La centralización impuesta desde Damasco llegaría a provocar revueltas necesidad de un Gobierno nacional.
El fin de la Tercera República que implicaba el régimen de Vichy y,
e incluso separatismos temporales en 1939.
más aún, la proclamación a favor de los nacionalistas hecha por Catroux,
De otro lado, la invasión turca de la región o sanyakde Alejandreta e15 de
convencieron a éstos de que el Mandato había llegado a su fin, exigiendo
julio de 1938, como colofón de una presión, amparada por Francia, que había
un rápido traspaso de poderes. El propio general francés llegó a procla-
llevado a la elaboración en mayo de 1937 de un estatuto especial para la zona .1
1

mar la independencia de Siria el 28 de septiembre de 1941, si bien limi- 1

que disgustó a los parlamentarios sirios, fue el inicio de la incorporación defi-

tada por las circunstancias de la guerra. Una vez más se hacía necesario I
nitiva del territorio a Turquía, sancionada en junio de 1939 al convertirse en
un tratado como el que no llegó a ratificarse en 1936 que permitiera la trans-
la provincia de Hatay de este país. Las razones esgrimidas por el país ocu- 1

ferencia de poderes en unas condiciones que garantizaran los intereses

pante fueron la importante minoría turca que allí vivía, un 37,9% de la pobla- .1

aliados en plena guerra. Las elecciones podrían abrir un camino en la iden-

ción según el censo de 1933. La ocupación fue provocando un drenaje de
tificación de interlocutores legítimos, por lo que se procedió a la celebra-
población árabe y armenia que fue emigrando a otras partes de Siria. Todo
ción de comicio s en julio de 1943. Éstos fueron ganados, una vez más, por
ello contribuyó a la caída del prestigio del Gobierno del Bloque Nacional.
el Bloque Nacional: ocupó la Presidencia, Chukri al-Quwatli; la dirección
Se fue forjando de este modo una oposición al Bloque en torno a una figu-
del Gabinete, Saadullah al-Yabiri; y la presidencia de la Cámara, Faris al-
ra retornada del exilio en 1937, el mítico Abderrahman Chahbandar, que ya
[uri, Un proceso paralelo tuvo lugar en Líbano, como se ha referido más
en 1925 había organizado la oposición al Mandato en torno a su Partido del
Pueblo. De un lado, el Frente Nacional Libre, que promulgaría un manifiesto arriba.
El nuevo Gobierno optó por hacer realidad la proclamación de inde-
crítico y, de otro, figuras como Chukri al-Quwatli, separadas de los flancos
pendencia hecha por Catroux. Eliminó los artículos de la Constitución que
del Gobierno, contribuyen al deterioro del clima político. Un nuevo Alto Comi-
trababan la soberanía siria y demandó del Alto Comisario, Jean Helleu, la
sario, Gabriel Puaux, incapaz de restaurar la calma, terminará por suspen-
inmediata transferencia de poderes y la transformación de la representa-
der la Constitución, uria vez más, el 8 de julio de 1939 -suspensión que habría
ción de Francia en Embajada. La respuesta dada por Helleu fue, como en
de prolongarse, por causa de la guerra, hasta el17 de agosto de 1943-, vol-
el caso de Líbano, el arresto del Presidente y del Gobierno, lo que obligó
viendo a un régimen de control directo y reinstaurando de nuevo el trocea-
a una intervención británica para desautorizar la acción del Alto Comisario
miento del territorio.
y restablecer la calma. Fue así como el primero de diciembre de 1943 se
llegó a la definitiva supresión del artículo 116 de la Constitución y a la pro-
clamación de independencia de Siria. Un mes más tarde se iniciaba el traspa-
4.5.6. Siria y la Segunda Guerra Mundial
so de poderes, participando Siria en septiembre de 1944 en la constitución
de la Liga Árabe como Estado soberano. Pero la salida de las tropas fran-
El estallido de la Segunda Guerra Mundial no convertirá al Próximo Orien-
cesas habría de demorarse hasta el 7 de abril de 1946, una vez superados
te en campo de enfrentamiento directo de los dos contendientes como ocu-
diversos escollos en una relación que siempre fue conflictiva entre Francia
rrió en 1914, aunque sí en terreno de confrontación indirecta. El debilitamiento
de Francia por la contienda y más tarde su ocupación por los alemanes en y Siria.

. 141
140

4.6. El Mandato británico sobre Palestina
4.6.1. La población palestina a principios del siglo xx
Hemos visto en anteriores capítulos que la región del biled al-Cham, que
incluía también a Palestina, fue troceada por los acuerdos de Sykes-Picot y
repartida en Mandatos entre Francia y Gran Bretaña, lo que motivó una prolon-
gada lucha de los nacionalistas pan-sinos. Palestina estaba integrada por los
tres sanyaks de Acre, Naplús y Jerusalén, en los que se asentaba una acomo-
dada clase de notables, terratenientes y comerciantes entre los que desta-
caban los Nachachibi, Huseini, Dayani, Alami y Nuseibeh, todos ellos musul-
manes, de Jerusalén, los Tuqan, Masri, Kanan y otros, musulmanes también,
de Naplus, los Abderrahim, Bitard o Jurchid (musulmanes) así como los Alon-
zo, Siniora, Batata (cristianos) de Yaffa,los Abd el-Hadi de Yenín, los Amer o
Yabari de Hebrón. La respetabilidad la proveía, ante todo, la propiedad agra-
ria, pero también una red de clientela y de reconocimiento religioso, unido a
lazos con el extranjero, fuese éste el otomana dominante o sus sucesores los
británicos (Lemarchand-Radi, 1996: 48). Pero más del 70% de la población
la constituían los campesinos sin tierra que vivían en las 850 aldeas y ciuda-
des palestinas.
La población total ascendía a principios del siglo xx a unos 700.000 habi-
tantes, poco más del 80% musulmanes, el 10% cristianos y un 8% judíos (Ma'oz,
1975). Los musulmanes eran rurales en sus tres cuartas partes, mientras que
los cristianos y los judíos residían en las ciudades en su mayoría. Los judíos,
unos 58.000 en total, apenas poseían el 3% de la tierra.
La consigna sionista de un Estado judío en Palestina, con gran eco entre
la comunidad judía de la Europa oriental, inquieta por el incremento del
antisemitismo, iba a ser lo que cambiaría realmente el destino de la zona.
Nathan Weinstock señala que el nacionalismo judío, sobre todo en su variante
sioniste, era una concepción absolutamente nueva en el contexto judío, ex-
plicable ante todo como respuesta al nacionalismo agresivo del que son víc-
timas los judíos. Se trata, pues, inicialmente, de un nacionalismo reflejo
(Weinstock, 1970: 63).
Aunque el judenstaat (o estado de los judíos) fue concebido por el vie-
nés Teodoro Herzl, e impulsado desde el Primer Congreso Sionista de Basi-
lea en 1897, había sido anticipado por Moisés Hess en un proyecto sionista
de retorno a la Tierra prometida que ligaba a la expansión colonial europea.
Es en esta línea en la que Herzl insistirá al pensar en una Compañía Judía
(jewisb Company) basada en el modelo de las compañías inglesas de colo-
nización. Es esta Compañía la encargada de organizar la actividad económi-
ca en el nuevo país. En su propuesta inicial, Herzl no se pronuncia de mane-
ra inequívoca por Palestina, "nuestra patria histórica inolvidable". Habla
142
también de Argentina, "uno de los países más ricos del mundo, con una débil
población y un clima moderado" (Herzl, 1989: 46). Como compañía de colo-
nización, la jewish Company programaría la compra de tierras, la construc-
ción de inmueble s y poblados e instalaría un sistema de previsión para una
inmigración que habría también de organizar. Su sede debería estar en Lon-
dres, "bajo la protección de una gran potencia que actualmente no es anti-
semita" (ib.: 67). Todo estaba previsto en este panfleto; la bandera, la lengua,
el papel de la religión, incluso la necesidad de un enemigo' 'para que se pro-
duzcan los esfuerzos más hermosos de la personalidad" (ib.: 112). Ahí es
donde iba a surgir el gran escollo del proyecto, que se apoyaba en el eslogan
de "una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra". Palestina, como se vio
más arriba, no era precisamente una "tierra sin pueblo".
La consigna del Estado de los judíos tomará cuerpo e iniciará una corrien-
te migratoria hacia Palestina, nutrida sobre todo de judíos orientales rusos Y
polacos. Éstos encontraron, sin embargo, cierta hostilidad por parte de los
otomanos que, considerándoles súbditos rusos, les prohibieron la compra de
tierras.
4.6.2. Palestina entre el Reino Árabe y el Hogar Judío
Cuando el Imperio turco decide tomar partido en la guerra europea por
el bando alemán, Palestina se va a convertir en frente de batalla por su pro-
ximidad con Egipto, convertido en base británica. Una crónica diaria de lo
acaecido en Palestina en los años de guerra fue redactada con mucho deta-
lle por Antonio de la Cierva, Conde de Ballobar y Cónsul de España en Jeru-
salén. Encargado de proteger los intereses franceses en la zona, Ballobar nos
describe el ambiente de la ciudad desde que son abolidas las capitulacio-
nes y proclamado el pregón de la guerra santa en la mezquita de Omar el 18
de noviembre de 1914, con parada militar y marcha triunfal de los cónsules
alemán y austríaco, hasta la entrada de los ingleses el 9 de diciembre de 1917
con la explosión callejera de la gente y, por fin, hasta su salida del territorio
en mayo de 1919, en los días en los que se forcejeaba en Palestina entre las
potencias aliadas para demostrar quién tenía el efectivo mando militar y por
cuáles de los sectores de población apostaba cada una de ellas, en un mo-
mento de especial visibilidad del movimiento sionista (Ballobar, 1996: 294).
Ya hemos visto cómo en este conflicto, el nacionalismo 'árabe servirá de
instrumento a los ingleses contra sus enemigos, azuzando la voluntad de inde-
pendencia de las provincias árabes frente a los otomanos. El jerife de La Meca
Husein, de la familia Hachemí, asumiendo la representación de los árabes,
entablaría una correspondencia con Henry McMahon, Alto Comisario en El
Cairo, de la que se ha hablado anteriormente. McMahon advertiría de los
. 143
límites fronterizos del pacto, dejando fuera del futuro control árabe territorios
como los del litoral mediterráneo al oeste de los distritos de Damasco, Hama
y Alepo. Palestina, pues, al sur de dichos distritos, aunque no se menciona-
ba expresamente, era considerada por el Foreign Oftice según el informe de
la Comisión Bunsen, como "una región cuyo destino será objeto de especia-
les negociaciones". Así se había concretado además en el acuerdo secreto
anglo-franco-ruso conocido como Sykes-Picot de 1916, por el que Palestina
quedaría fuera del futuro reino árabe autónomo y de las zonas reservadas
para el control por las potencias aliadas, pasando a estar gobernada por una
administración internacional no especificada.
Nacida del malestar británico por la internacionalización prevista para zona
tan próxima a un punto vital para sus intereses como el Canal de Suez, fue la
declaración Balfourde12 de noviembre de 1917. Este documento no fue, en
realidad, más que una simple carta del Ministro de Asuntos Exteriores britá-
nico, Lord Balfour, por la que comunicaba a Lord Rothschild que "el Gobier-
no de su majestad es favorable al establecimiento, en Palestina, de un hogar
nacional judío, y con el mayor empeño facilitará la consecución de este obje-
tivo". Sin embargo, tal carta, surgida de la amistad de Balfour con el jefe del
movimiento sionista Weizmann, adquirió significación de palanca, en expre-
sión de Arnold Toynbee, para la consecución de un Estado judio que no cabía
en una declaración que decía pretender no hacer nada "que pueda perjudi-
car los derechos civiles y religiosos de las comunidades no judaicas existen-
tes en Palestina".
La ambigüedad de la actitud británica la resume el islamólogo español
Félix Pareja así: "Los ingleses, durante la Primera Guerra Mundial, habían tra-
tado de Palestina con los árabes como de país independiente, con los hebreos
como de sede nacional; habían convenido con los franceses en que sería
internacionalizada, y acabaron quedándosela bajo forma de mandato" (Pareja,
1952: 1, 399).
4.6.3. El Mandato británico en Palestina
Cuando la Conferencia de la Paz se reúna en Versalles durante el invier-
no y primavera de 1919, el proyecto de tutela para la zona se había ya dibuja-
do. Así lo definía la declaración anglo-francesa de 7 de noviembre de 1918
citada más arriba, que sugería la idea de que el país tutelar o mandatario (pues
a diferencia de los protectorados del pasado siglo o de principios del siglo xx,
impuestos por un país y consensuados posteriormente por el concierto de las
naciones, la nueva fórmula revestiría la apariencia de un mandato de la comu-
nidad internacional a una nación determinada) fuera decidido libremente por
las poblaciones tuteladas.
144
En la Conferencia de Versalles se habrían de exponer, con diferente for-
tuna, los diferentes puntos de vista. Faisal, hijo del cherif Husein, convertido
en monarca de un reino impreciso y efímero con capitalidad en Damasco
desde octubre de 1918, defendió, con la legitimidad de su lucha de libera-
ción en favor de los aliados, la anulación de todos los tratados secretos y la
independencia de dicho reino en el que, naturalmente, Palestina se encon-
traba incluida. Weizmann, portavoz sionista, insistiría en su memorándum en
la vieja coexistencia de judíos y no judíos en tierra de Palestina para defen-
der el desarrollo del hogar nacional a base de una inmigración que requería
la cooperación de un Consejo representativo de los judíos de todo el mundo
con la potencia mandataria, a fin de facilitar los asentamientos de colonos y
acomodarlos a los derechos de la población no judía.
Francia e Inglaterra regatearon los límites de sus zonas de influencia. El
Presidente americano Wilson intentaría clarificar y dirimir la situación median-
te la propuesta de envío de una Comisión interaliada de estudio a la región
Siria, a fin de informar sobre la situación y voluntad de sus poblaciones. El
informe de la Comisión King-Crane, de la que se ha hablado más arriba,fue
arrumbado por la Conferencia, pero aún hoy conserva interés como docu-
mento de referencia. En lo que se refiere estrictamente a Palestina y pese a
declararse predispuesta favorablemente a ciertas tesis sionistas, la Comisión
expresa dudas importantes respecto a la viabilidad del hogar judío, dado que
el 90% del pueblo de Palestina está contra dicho proyecto que presupone
"una ilimitada emigración y presión social para dominar el terreno". Se advier-
te, con el apoyo de consultas a la oficialidad británica, que no es previsible
una vía pacítica para el establecimiento del hogar mencionado en la decla-
ración Balfour, por lo que se hace difícil cumplir la segunda premisa de la
misma por la cual se debían garantizar los derechos civiles y religiosos de
las comunidades no judías de Palestina y que resultarían sin duda lesionadas
por la presión migratoria (Benjelloun-Ollivier, 1984). Según el informe, el des-
tino de Palestina debía estar en un Estado sirio en el que los Santos Lugares
estuviesen al cuidado de una Comisión internacional supervisada por el país
mandatario y la Liga de las Naciones. No concretaba quién debía ejercer el
papel tutelar, aunque sí expresaba las reservas de la población musulmana
hacia Francia en todo el territorio de Siria.
Palestina fue definitivamente desgajada del área siria y concedida en
1920 como mandato a Gran Bretaña por la Sociedad de Naciones en la Con-
ferencia de San Remo. La potencia tutelar asumía de manera temporal todos
los poderes propios del Gobierno de un Estado soberano. El 24 de julio de
1922 sería proclamada por el Alto Comisario, Sir Herbert Samuel , una Cons-
titución que distinguía a Palestina de los demás territorios en que fue seg-
mentada la región. Si Líbano, Siria, Transjordania o Iraq se dotaban de insti-
tuciones propias a través de una sui qetieris e imperfecta autodeterminación,
'145
el régimen impuesto a Palestina se asemejaba más a la clásica fórmula de un
Gobierno colonial directo. El Mandato preveía, sin embargo, el favorecimiento 75.000
de la autonomía de las poblaciones locales. En esta dirección se alentó la crea- 70.000 ;:¡;
co
;;;
ción de una "Agencia judía" prevista en el texto del Mandato, encargada de 65.000
organizar la emigración, la compra de tierras y las relaciones exteriores de 60.000

la colonia judía. No logró, sin embargo, establecerse otra Agencia similar 55.000
50.000 ~
musulmana con el pretexto de las rivalidades entre clanes palestinos fomen-
tadas por la política de Samuel. Éste se apoyó para las tareas administrativas 45.000 ~
40.000
en el papel laico y conciliador de los Nachachibi, a uno de cuyos miembros ~ ~ ~
35.000 ó <O
designó prefecto de Jerusalén. A la familia rival Huseini reservó la presiden-
30.000
cc
'"'" in
¡;¡
~
cia del Consejo Supremo Musulmán, cargo para el que nombró al Hay Muham- ;;; ..: ~
~
25.000 ..- "': N
mad Amín, gran Muftí de Jerusalén (Reichert, 1973). cc en <O '"
20.000 ¡g <O'"
-e- "' ~
..¿...-:
~~
A las rivalidades internas de la casta aristocrática de los effendis se aña- "'O< ~
dió el hecho de que algunos eran propietarios absentistas que habitaban en
15.000 '" "''''
ó~ ó

10.000
Damasco o Beirut. La división del territorio en zonas de influencia dificultó la
relación de dichos propietarios con sus tierras, situadas en zona británica, pre- 5.00~ ~ \ll,11~III,110J Ilr) I~ijIr,l ÉÍ ~ II,II;~ 11~[¡,II\I ';1 1i:¡11t¡111¡11:;11) I¡I 1,11;1111 111 1,1 1) Irl Irl
1919 2021 22 23 24 25 26 2728 293031 32 33 34 35 363738 394041 42434445 46 47 48
firiendo venderlas a la organización sionista que llevaba una política de adquisi-
ción progresiva de terrenos para facilitar la instalación de colonias de judíos
Figura 4.1.Inmigraciónjudía a Palestinaentre 1918y 1948.Fuente: Historia, Abril de
inmigrantes. Contrapunto de este proceso fue el éxodo de una población rural
1975, según los registros oficiales británicos.
desposeída de las tierras que trabajaban. La población urbana palestina pasa-
rá de 194.000 personas en 1922 a 298.000 en 1936.
Sin embargo, el ritmo no fue constante entre 1931 y 1942. En 1931 llega-
ron 4.000 personas; en 193310 hicieron 30.000; en 1935, 62.000. Ante el creci-
4.6.4. La inmigración judía miento incesante de la población judía, en noviembre de 1935 los jefes de
cinco partidos árabes de Palestina, el Partido de la Defensa Nacional, con-
Si bien las migraciones judías anteriores a la presencia británica triplica- trolado por los Nachachibi, el Partido Árabe Palestino, ligado a los Huseini, el
ron sus efectivos entre 1880 y 1920, apenas si lograron que representasen el Partido de la Reforma, el Partido del Bloque Nacional y el Partido del Con-
10% de la población total de Palestina. Sin embargo, a raíz del establecimiento greso de la Juventud Árabe, presentarán un memorándum al Alto Comisario Ilrlí
del Mandato, la tolerancia británica fue permitiendo la llegada de unos diez Arthur Wauchope para pedir la inmediata suspensión de la inmigración, la 11

mil inmigrante s por año entre 1919 y 1931, estimulada por el control riguro- prohibición de la venta de tierras a los extranjeros y un Gobierno democrático 11

so de la inmigración en los Estados Unidos entre 1921 y 1924. El ritmo anual con un Parlamento de representación proporcional. Aprovechando una acti-
se incrementó por tres en la década siguiente, acelerado por las persecu- tud árabe que se interpreta como conciliadora, la Administración británica se
ciones naZIS. muestra favorable al establecimiento de un consejo legislativo proporcional.
11

Serán los judíos los que se nieguen para evitar quedar en minoría.
Cuadro 4.7.Población de Palestina (1922-1942). 11

Año Total Musulmanes % judíos % Cristianos % 4.6.5. Los proyectos de partición del territorio
1922 752.048 589.177 78,4 83.780 11,1 71.464 9,5
01
11

1931 1.023.734 753.812 73,3 172.028 16,9 87.870 8,8 El bloqueo de salidas políticas llevará a un sector de la población pales-
1942 1.620.005 995.292 61,4 484.408 29,9 127.184 7,9 tina a pensar en la insurrección armada como única vía. Existía el preceden-
te del movimiento clandestino de Azeddin al-Qassem, que desde 1932 lle-
Fuente: Palestine. A Study oi jewish, Arab and British Policies, Yale Univ: Press, 1947. vaba a cabo en el norte del territorio una lucha violenta en nombre de la

146 i47
"Cofradía de los Jeques insurrectos", hasta su ejecución en 1935 (Winsch,
1939: 46). En abril de 1936 van a estallar los primeros brotes de protesta que
aceleran la integración de los grupos nacionalistas en el Alto Comité Árabe,
presidido por el Muftí de Jerusalén Hay Arnín el-Huseini y que proclamará la
huelga general indefinida por el logro de las reivindicaciones expresadas al
Alto Comisario. El movimiento remitió en octubre, y se puso fin a una huelga
que tuvo costes elevados para las diferentes partes en conflicto. Aprovechando
la aparente calma, los británicos enviaron una comisión de información, la
Comisión Peele, que fue la primera en sugerir como única solución a la incom-
patibilidad de los proyectos sionista y palestino y a la impracticabilidad de la
misión mandataria, la partición del territorio devolviendo a cada una de las
partes un Gobierno propio.
Aunque limitaba las migraciones, sometía a control la venta de las tierras
y dejaba bajo tutela británica los Santos Lugares, la idea de división del terri-
torio, planteada por el informe que se publicó en 1937, relanzó la revuelta
palestina. La represión afectó al propio Alto Comité Árabe, que fue suspen-
dido, y se deportó a sus dirigentes con excepción del Hay Arnín que se exilió
a Beirut.
Resultado de la comisión Woodhead enviada en 1938, fue un segundo
proyecto de división de Palestina en el que, sin perder su unidad económica,
se insertaba en el marco de una federación controlada por los británicos. En
esta ocasión tanto los sionistas como los palestinos rechazaron la propuesta.
La prolongación de la insurrección palestina y el temor de que ésta bas-
culase por su antibritanismo hacia actitudes proclives a los nazis, movió al
país mandatario a la redacción de un Libro Blanco en mayo de 1939, autocrí-
tico y favorable a las posiciones árabes. Se declaraba oficialmente que la crea-
ción de un Estado judío en la zona contradecía los compromisos contraídos
con los palestinos, se prohibía la compra de tierras por los judíos en la mayor
parte del territorio, se limitaba la inmigración en los cinco años siguientes a
un cupo de 10.000 anuales (a los que se añadirían 25.000 refugiados de la
Alemania nazi), para evitar que los judíos superasen el tercio de la población
total y someter el control posterior de la emigración a la población palestina.
Se cifraba en diez años la permanencia de Gran Bretaña en el territorio y su
partida se consideraba punto de arranque de un Estado binacional en el que
los derechos de ambas comunidades fuesen respetados por un Gobierno
compartido.
Desconfianza palestina de un lado y condena sionista de lo que se con-
sideraba como una marcha atrás en las posiciones británicas, convirtieron en
letra muerta este Libro Blanco cargado de buenas intenciones -aunque inte-
resadas- hacia los árabes y, en realidad, con una dosis importante de utopía.
Alprincipio de la Segunda Guerra Mundial se produjo en Palestina una cier-
ta situación de tregua. Aunque varias decenas de miles de jóvenes judíos
148
se alistaron en el Ejército británico y las simpatías de ciertos elementos
palestinos, tan influyentes como el Gran Muftí de Jerusalén, se inclinaran
hacia Alemania (en octubre de 1939 el Hay Amín emigró a Bagdad y con
posterioridad se instaló en Berlín, desde donde dirigiría el programa radio-
fónico Huna Berlin, "Aquí Berlín"), Gran Bretaña buscó un difícil equilibrio
hecho de contención de la emigración judía y de contemporización con los
vecinos árabes (Egipto e Iraq sobre todo) cuya neutralidad fue defendida
a toda costa.
Cuando en la segunda fase de la guerra el peligro alemán se vio lejos del
Próximo Oriente, fueron ya las organizaciones sionistas las que quebraron
abiertamente la tregua, embarcándose en una campaña de acciones terro-
ristas contra la política de la potencia mandataria. La Agencia Judía mostraría
su disconformidad con estas acciones, preocupada por su imagen ante la opi-
nión pública mundial, interesada en que se aplicasen las conclusiones del
programa Biltmore de 1942, es decir, una política de puertas abiertas en Pales-
tina controlada por la propia Agencia, dotada de autoridad para la organiza-
ción del país, con su ejército propio y estructura estatal.
4.7. El reino de Hiyaz y la formación de Arabia Saudí
4.7.1. Larivalidad entre hachemíes y saudíes
La familia saudí , al asociarse hacia 1740 con el reformador religioso rigo-
rista Muhammad Ibn 'Abd-al-Wahhab, logró hacerse fuerte en la Península
Arábiga con el objetivo de crear un reino y expandirse desde él, tratando de
depurar al Islam que juzgaba en decadencia. Si a principios del XIX su riva-
lidad con los otomanos, con el gobernante egipcio Muhammad Alíinterpuesto,
le había hecho perder el primer ensayo de imperio saudí, a fines del siglo
van a ser precisamente los otomanos quienes protejan su reclusión en Kuwait,
mediante el pago de una pensión (Troeller, 1976: 19). Interrumpida esta pro-
tección bien por la crisis del Imperio o por actividades de 'Abd al-Aziz que
enojaron a los turcos, éste decidirá partir en 1901 camino de Riad para inten-
tar cumplir una misión similar a la de sus ancestros del siglo XVIII, contando
con el apoyo del Emir Mubarak Ibn Sabah de Kuwait.Logrará así en 1902 ase-
diar y conquistar la que había sido la antigua capital del imperio saudí, con-
trolada por la familia al-Rachid que 10 expulsara de la zona años antes. Tras
continuos combates y la toma en 1904 de la provincia de Qassim, al norte del
Nayd, lograría enfrentarse con éxito al ejército turco que acudió a socorrer a
las tropas rachidíes para proteger una zona vital para el Imperio amenazada,
el Hail. En 1906 'Abd al-Aziz había logrado reconquistar su antiguo feudo y
corazón de la Península, el NaYd.
'149
 La fuerza que va recobrando Ibn Sa'ud se encuentra en gran parte en la
Mapa n° 8
capacidad de cohesionar a sus tropas con un ideario religioso. Una vez más
CONQUISTA SAUDí DE lA PENíNSULA ARÁBIGA
el wahhabismo servirá de núcleo aglutinador en una acción no sólo militar
sino de proselitismo en las zonas circundantes del Nayd. Hay que recordar (1912-25)
los condicionantes que el medio físico y social impone a Ibn Sa'ud. El pobla- ~I
~-------------------------~~(~-----~P-----------~~.~.~/'Á-~¡%?-·
miento de Arabia está formado sobre todo por beduinos, pastores nómadas
organizados en tribus, con fuertes lazos de solidaridad familiar que constitu-
yen organismos políticos primarios pero sólidos. El medio físico, por su par-
te, cuya hostilidad obligaba a formas de organización social trashumantes,
apenas si permitía en algunas zonas de oasis una vida sedentaria con desa-
rrollo de la agricultura.
LEYENDA
Va a ser a partir de 1912 cuando organice a sus ijwans (hermanos) en
colonias de poblamiento a manera de ribets, en donde cultivaban la tierra al
trn Emiratos del Nayd (1912).
~ Expansiones (1913-1925).
tiempo que se preparaban para la guerra. En poco tiempo y a partir de la Límites actuales.
colonia asentada en los pozos de Artawiya, más de un centenar de colonias '* Capitales de Estado.
por todo el territorio del Nayd alojarían a unos 50.000 soldados-colonos que • Otras ciudades.
compondrían el núcleo del cuerpo expedicionario que le haría conquistar en Carreteras.
dos décadas casi toda la Península Arábiga (Tomiche, 1979: 42). ESCALA GRÁFICA

La siguiente fase en la expansión saudí vino como consecuencia de la JOOkm

guerra balcánica en 1913, con lo que los turcos debieron desprotejer la región
de al-Ahsá, entre el Nayd y el Golfo Pérsico. 'Abd a-Aziz aprovechó la oca-
sión para ocupar el territorio que le dio acceso al mar. Para protejerse de una
posible reacción otomana buscó el apoyo británico, sin saber que por enton-
ces, en vísperas de la Primera Guerra Mundial, Inglaterra y TUrquía busca-
ban una entente para el reparto de la península. Ibn Sa'ud ensayó incluso un
retorno a la protección turca siempre y cuando se le reconociera su derecho
a la soberanía. Fue el comienzo de la guerra el que permitió aclarar una situa-
ción confusa. Y fue entonces cuando los británicos lo reconocieron como
monarca hereditario del Nayd, de al-Ahsa, Qatify Yubail, llegando incluso a
firmar un tratado el 2~ de diciembre de 1915 que le permitió recibir una sub-
vención mensual de 5.000 libras del Indian Office y que le impedía entrar en
tratos con ninguna otra nación o poder extranjero (Sadria, 1989: 165-167).
La conquista del la región de Hail hasta acabar con el poder de su rival
al-Rachid, se reemprendió una vez terminada la Guerra Mundial. El Yebel
Charnmar fue conquistado y la ciudad de Hail tomada en 1921, tras unos años
de asedio en los que recibió el apoyo económico del Gobierno de la India,
lo que provocó una cierta desconfianza de los ijwens hacia lo que considera-
ban una cierta dependencia de los británicos, motivando una primera adver-
tencia de aquéllos hacia Ibn Sa'ud por su rechazo a recibir órdenes de un
extranjero.
Pero la conquista del Hiyaz iba a unificar de nuevo los rangos en el cam- Fuente. Drysdale·Blake. 1985; pág. 69.
Cartografía: Dámaso Munárriz Guezala

po saudí. La pugna con los jerifes de La Meca provenía, por otra parte, de

·151
150
 antaño. No hay duda de que la importancia simbólica de los Santos Lugares
del Islam de un lado, y el papel económico decisivo que aportaba el pere-
grinaje, de otro, hacían que la región del Hiyaz, a cuyo frente los otomanos
siempre habían respetado la tutela de una noble familia de jerifes, atrajera la
atención de los Ibn Sa'ud, que. ya la habían poseído entre 1804 y 1812. A
comienzos del siglo xx la zona se había revalorizado con la construcción del
ferrocarril Damasco-Hiyaz que permitía, al margen de ventajas de cara al
transporte de peregrinos, un control más efectivo por parte de los otomanos,
que sentían el orgullo de haber realizado la obra con sus propios medios. El
Sultán Abdul Hamid, cuenta T E. Lawrence, trató de subordinar la región afir-
mando su autoridad junto a la del jerife, llegando a reducir la autonomía de
que éste había gozado hasta entonces, incluso llegando a promover disen-
siones entre clanes rivales de la familia del jerife y hasta mantener en "hono-
rable cautiverio" a algunos miembros de su familia. Ése fue el destino de
Husein Ibn Alí, de la familia Hachemí, que permaneció 18 años retenido en
Estambul, hasta que con la caída de Abdul Hamid en 1909, fuera enviado al
Hiyaz como guardián de los Santos Lugares, ocupando sus hijos puestos de
relevancia (Lawrence, 1985: 10).
El papel jugado por Husein y sus hijos durante la Primera Guerra Mun-
dial ha sido analizado más arriba. Interesa ahora revisar su confrontación con
'Abd al-Aziz Ibn Sa'ud en su proceso de expansión por la Península Arábiga.
El control del oasis de [orrna, a caballo entre el Hiyaz y el Nayd, va a servir
de pretexto para reemprender la pugna al término de la guerra. Aunque no
se trataba de un territorio económicamente importante, sí lo era desde un
punto de vista estratégico y militar. De ahí que Husein intentase apropiárse-
lo, por lo que sus habitantes recurrieron a Ibn Sa'ud que la ocupó en 1919,
derrotando a 'Abdallah Ibn Husein en Turaba, incorporando al Nayd los dos
oasis que van a servirle de base de operaciones para del asedio y conquis-
ta, primero del Asir en 1920 (la región limítrofe entre el Nayd y el Yemen, con
capital en Abha) y más tarde del Hiyaz.
Los reajustes llevados a cabo por los aliados en los territorios desqaja-
dos del Imperio Otomano dejaban instalados a miembros de la familia
hachemí por todo el norte y oeste del reino saudí: Husein en el Hiyaz, 'Abda-
llah en Transjordania y Faisal finalmente en Iraq. Ibn Sa'ud no lo vería sin
recelo, cuando hubo de asistir, por invitación de Gran Bretaña, a una larga
conferencia con los soberanos árabes de la región, celebrada en Uqair en
noviembre de 1922 y que se prolongaría hasta abril de 1923. El objetivo de
la reunión era tratar de regular mediante acuerdos fronterizos el uso de pozos
de agua usados por las tribus de los diferentes estados. Surgierqn así los tra-
zados fronterizos de Iraq, Kuwait, el Nayd y Transjordania, creándose dos
"zonas neutras" de propiedad mancomunada entre el Nayd y los nuevos
Estados de Iraq y Kuwait.
152
4.7.2. La conquista del Hiyaz
Pero las dificultades económicas del reino saudí, de ningún modo supe-
radas con la modesta asignación obtenida por la primera concesión de pros-
pección petrolera firmada en 1922 con la Eastern General Syndicate, esti-
mularán el interés por la conquista del Hiyaz, acrecentado por lo que
considerará una provocación: la autoproclamación como califa del jerife
Husein al ser abolido el califato en 1924 por la República kemalista. La ofen-
siva, preparada desde 1923, tuvo su mayor confrontación en 1925, y obligó a
los ingleses a intervenir para negociar sus fronteras comunes, manteniéndo-
se al margen en el conflicto interárabe.
El acuerdo de Bahra de 2 de noviembre de 1925 concedía a Ibn Sa'ud el
puerto de Aqaba y otros territorios al norte del Hiyaz, a cambio de una zona
al norte de al-Yufque restringiría el pasillo de unión entre Transjordania e Iraq
(Boustani-Fargues, 1990: 25-26). Yedda cayó en manos saudíes en noviem-
bre de 1925. Ibn Sa'ud se proclamó rey del Hiyaz e18 de enero de 1926 y fue
reconocido en primer lugar por la URSSy poco después por Gran Bretaña y
otros países. Por parte de los países musulmanes hubo ciertas reticencias por
los riesgos de alteración de la peregrinación. Con este fin Ibn Sa'ud reunió
una conferencia intermusulmana en el verano de 1926 con el objetivo de dar
seguridades.
Igualmente con la idea de dar una imagen positiva de su reino hizo pro-
mulgar una Ley Fundamental o Constitución (Qanun al-Hiyéz el-esési) el 31
de agosto de 1926. Es significativo que el texto concerniera sólo al Hiyaz mien-
tras Ibn Sa'ud era asimismo rey de otras dependencias de la Península, espe-
cialmente del NaYd. El Hiyaz se declaraba "Estado monárquico, constitucio-
nal, musulmán e independiente", si bien el carácter constitucional poco tenía
que ver con el concepto europeo. El ejercicio de investidura del poder venía
mediado por la figura de los ulu' al-arnr o detentadores del poder, notables,
jefes de tribu y ulemas que asesoraban al soberano en el al-MayJis al-chura
o Consejo Consultivo. Ningún grado de representatividad estaba previsto por
este texto, que nunca pasó de ser documento de fachada (Khalil,1962: I, 235).
E129 de enero de 1927 Ibn Sa'ud ampliaría su título al de Rey del Hiyaz,
del Nayd y sus dependencias. La organización del nuevo Estado le obligaría
a ampliar contactos con el exterior, a contemporizar con los hábitos adquiri-
dos por los diversos estados islámicos durante el desarrollo de la peregri-
nación, así como a pactos con los nuevos reinos árabes vecinos y con su país
tutelar, Gran Bretaña. Los ijwan van a reprochar al soberano su excesiva tole-
rancia en la admisión de costumbres que debían ser rechazados como bid'e
o innovaciones pecaminosas, llegando hasta provocar incidentes durante el
curso de la peregrinación, muy especialmente contra la delegación egipcia
que se reservaba desde antaño ciertas prerrogativas (entre ellas el mahmal
153

o litera) acompañadas de música, escolta y boato, entendidos por los ijwen
como profanación de los Santos Lugares. En los incidentes llegaron a morir
veinticinco peregrinos, provocando la interrupción de las relaciones diplo-
máticas con Egipto. Todo ello obligó al monarca a convocar primero una con-
ferencia de jefes religiosos para tratar de delimitar las interferencias de la reli-
gión en la cotidianeidad (se terminó por aceptar en ella el uso del teléfono)
pero más tarde hubo de llegar a las armas contra los más rigorista s de los
ijwen, acabando así con un movimiento que había cumplido una etapa impor-
tante en el proceso de sedentarización de los beduinos.
4.7.3. El nacimiento de Arabia Saudí y las peregrinaciones
A partir de septiembre de 1932 el reino empieza a denominarse Ara-
bia Saudí, en un momento en el que la crisis económica mundial se deja
sentir también en la Península. La misma peregrinación se va a ver afecta-
da como muestra el gráfico adjunto. Casi cien mil peregrinos de los diversos
países musulmanes acudían anualmente entre 1925 y 1928. En los años
siguientes, con el mínimo en 1931 (20.181), va a decrecer sensiblemente
su número durante un período que se prolonga varios años para recupe-
110.000
100.000
90.000
80.000
rarse en 1936 (76.224), sin duda influido por el restablecimiento de rela-
ciones con Egipto, hasta volverse a ver interferido negativamente de nue-
vo por la Segunda Guerra Mundial, que hará caer la peregrinación en 1939
a apenas nueve mil personas. Esto va a suponer una caída de rentas grave,
que moverá a Ibn Sa'ud a encontrar otras fuentes económicas alternativas.
Una de ellas será la expansión territorial, sólo posible hacia el sur, bien por
la zona desértica del Rub al-Jali o por el Yemen, país con el que se mante-
nían ciertos roces por cuestiones fronterizas. Una campaña va a ser lanzada
contra el imam Yahia, que concluyó con la derrota de éste, con la firma de
la paz de Taef en 1934, con la negociación de la frontera común, así como
con el pago de una indemnización de guerra.
La otra salida fue la concesión del derecho a efectuar prospecciones petro-
líferas a la Compañía Standard Oil Co. en 1933. En años sucesivos se darán
otras autorizaciones Y la producción comenzará en 1938. Las concesiones
petrolíferas que transformarán al nuevo Estado, se justificarían ante los tradi-
cionalistas,lo mismo que otras medidas de modernización (caso de la radio),
echando mano de todo un arsenal de nociones islámicas tales como la "vivi-
ficación de tierras muertas" (iby« el-tnewét), concesión (iqte'), arrendamien-
to (iyara) o, en última instancia, la maslaha, "utilidad pública", que el derecho
hanbalí que sigue el wahhabismo revaloriza especialmente.
Va a ser en plena Guerra Mundial, de la que Abd al-Azizhabía logrado
escapar, cuando los americanos creen en 1944 la ARAMCO(Arabian Ame-
rican Oil Company) que llegará a controlar el monopolio de la explotación
del petróleo saudí. Instalarán en Dahran, en el Golfo Pérsico, una base de
operaciones militar desde la que se ejercía el control de la economía saudí
pero también desde la que iniciaron su presencia permanente en la zona de
Oriente Medio.

70.000

60.000

50.000 III Ir" I11 III I

'",~-*, B
40.000

30.000

20.000 J !'EII
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Figura 4.2. La peregrinación a La Meca. Peregrinos no saudíes de 1925 a 1945.

Fuente: Pélerinege élla Mecque, La Bibliothóqus des Arts, Paris, 1977.

-155
154
 5.
El Magreb colonial en el siglo xx

5.1. Protectorado franco-español Ynacionalismo marroquí

5.1.1. La crisis dinástica alauí

Se ha visto en el Capítulo 3 la crisis interna que mina la autoridad del

poder central en Marruecos a fines del siglo XIX, A la disidencia de ciertas
grandes familias va a sumarse la emergencia de poderes locales, sean estos
de origen religioso (las zagüías, focos de poder político y económico, árbi-
tros inter-tribales a escala local), o político-religioso (los "principados mora-
bíticos" de los Uazzani en el norte o los Banu Hachim en Tazerwelt de que
habla Abdallah Laroui), sean revueltas de carácter urbano o rural, protago-
nizadas por corporaciones, cofradías o tribus, Y a todo ello va a añadirse una
disputa dinástica a la muerte de Hasan 1en 1894 que opondrá a Muley Abde-
laziz, instalado en el trono por los manejos del gran visir Ba Ahmed, sin la con-
sulta de rigor de los ulemas y con la oposición de las tribus de la región de
Tadla que apoyaban la candidatura de su hermano mayor, Muley Muhamrnad,
que acabará siendo encarcelado,
El reinado de Abdelaziz no sólo empieza mediatizado por el visir -de
hecho hasta la muerte de éste el soberano no toma las riendas de la situación-
sino que se verá amenazado por una crisis económica grave y por una fuer-
te presión exterior. Respecto a lo primero, intenta una reforma fiscal apoyada
en la sustitución de los impuestos coránicos por el tertib, impuesto igualitario

157
 que provoca descontentos entre los privilegiados con exenciones fiscales y
entre los mismos agentes perceptores que sabotearán el proyecto condenan-
do por supuestos motivos burocráticos a las arcas del Majzén a no recaudar
durante dos años ningún impuesto. Como antes ocurrió en Túnez y en Egip-
to, la necesidad de préstamos llevará a Marruecos al endeudamiento y a la
dependencia. En origen, los préstamos se habían hecho imprescindibles para
el pago de la deuda de guerra de 100 millones de francos, pagaderos en ocho
meses, que el Gobierno marroquí debió pagar al español en 1860. El sultán
consultó entonces a los ulemas el mejor modo de elevar los impuestos sin pro-
vocar a una población sobrecargada y con "los beduinos en las puertas de las
ciudades" (Laroui, 1997: 316).
Para asegurarse rentas que permitan el pago de la deuda, en crecimien-
to a principios del siglo xx, controladores franceses perciben en los puertos
el 60% de los ingresos, con el efecto que ello produce en una opinión ante la
CI4eel Sultán está día a día más desacreditado.
Pero no sólo en el terreno económico puede cifrarse la presión exterior.
También la presión diplomática, con la ofensiva de la conferencia de Algeci-
ras, desempeña un papel importante. Hay que tener en cuenta también la que
se ejerce en el terreno militar. Francia avanza por el Sahara (donde Ma el Ainin
organizará una resistencia, llegando a pedir en 1906 su apoyo al Sultán, aun-
que acabará replegándose e instalándose en la región de Tiznit hacia 1910)
y amenaza desde Argelia por la región oriental. Estos son algunos de los fac-
tores que llevarán a la deposición de Abdelaziz por los ulemas de Marrakech,
que entronizarán, con el apoyo de los jefes de las principales tribus, a su her .;
mano Muley Hafid, que asume el trono en agosto de 1908 en medio de un
mar de disidencias que debe sofocar: la del caudillo Raisuni en el norte, la
del Rogui Bu Hmara, la revuelta urbana de Fez acaudillada por la familia Ket-
tani, la rebelión del Glaui en el sur. Pero esa crisis ha sido aprovechada por
Francia que comienza su ocupación del territorio, primero en la región de
Uxda y poco después a partir de Casablanca. Un ejército permanente fran-
cés se establece en el.territorio, mientras España inicia un asentamiento a
partir de sus plazas de Ceuta y Melilla, con construcción de carreteras (hacia
Tetuán y Zeluán respectivamente) y con el comienzo de la explotación de las
minas del Rif. Una explotación conflictiva, pues la población local va a ofre-
cer una resistencia organizada que llevará en 1909 a los desastres del Barran-
co del Lobo y de la Semana Trágica de Cataluña.
5.1.2. La Conferencia de Algeciras
Desde finales del siglo XIX Francia se había convertido en la sombra del
Sultán de Marruecos. Si se leen la contribuciones de los africanistas hispa-
158
nos que intervendrían en el mitin del Teatro de la Alhambra en Madrid en
Marzo de 1884, el recelo hacia una Francia que se extiende desde Argelia a
Túnez y que amenaza Marruecos, bien con la concesión de protección al jeri-
fe de Uezzán, bien con paseos militares por la frontera oriental, se convierte
en una obsesión para nuestros políticos que consideran, como señalara Fer-
nando Coello, que "el menor ataque a la independencia de Marruecos, es
un ataque hecho a nuestra nación" (Coello, 1951: 7). Unos años más tarde, al
iniciarse el nuevo siglo, Gabrie1 Maura y Gamazo hará repaso en 1905 de la
creciente presión francesa a lo largo del período de tiempo transcurrido.
Citando a parlamentarios y políticos franceses, llega a concretar esa sombra
que se cierne sobre el que llama el Imperio de Poniente. En boca de Réné .
Millet concreta Maura la actitud francesa: "El verdadero papel de Francia con-
siste (...) en hacer valer los derechos que su vecindad y su carácter de gran
Potencia musulmana la confieren, no dejando de la mano al Sultán, instalán-
dose frente a él en su vetusta capital e imponiéndole un diálogo seguido, en
términos amistosos, hasta donde sea posible" (Maura, 1905: 117). Y en boca
de Jean Jaurés pone lo que terminaría siendo una premonición de la políti-
ca de Lyautey y de la función que acabaría desempeñando Francia como
principal sostén del Majzén: "No tendremos una guerra en contra del Sul-
tán, pero temo que nos veamos obligados a hacerla a favor del Sultán y en
contra de la mayor parte de Marruecos" (Maura, ib.).
La política de statu qua defendida por las potencias en Marruecos y que
consistía en mantener formalmente la unidad del Imperio jerifiano y las pose-
siones del Sultán, había sido de facto alterada por Francia que adquirió una
posición de privilegio en lo económico y aun en lo político. Pero España mira-
rá con recelo esa preeminencia, patente ya desde finales de siglo. Un inten-
to de coordinarse con Francia se plasmará en un proyecto de tratado que dis-
cutirá el Embajador de España en París, Fernando León y Castillo, con Teófilo
Delcassé en 1902 (Morales Lezcano, 1975). El Tratado, generoso, pretendía
conceder a España una importante zona de influencia en el norte que llega-
se hasta la vega del Sebú y que incluyese la cuenca del Muluya y la capital,
Fez, al tiempo que por el sur se elevaba desde el paralelo 27,40° hasta el río
Masa, cerca de Agadir. La llegada al poder de los conservadores en España
a fines de 1902 dejó sin firmar el tratado. Por otra parte, mientras se discutía
ese tratado, finalmente non nato, Paul Cambon, embajador en Londres, ini-
ciaba una aproximación hacia el Gobierno británico que concluiría con la fir-
ma de la Declaración franco-británica relativa a Egipto y Marruecos de 8 de
abril de 1904, conocida como la "Entente cordiale", por la que Francia se
comprometía a no poner obstáculos a la política británica en Egipto mientras
Inglaterra reconocía a Francia, en razón de su vecindad, capacidad para "velar
por el orden en este país y facilitarle ayuda para todas las reformas adminis-
trativas, económicas, financieras y militares que necesite" (Pereira y Martí-
i59
 nez Lillo,1995: 137). Ambos países reconocían, eso sí (Art. VIII)que, "inspi- m

rándose en sus sentimientos de sincera amistad con España, toman en espe- ~

cial consideración los intereses que este país deriva de su posición geográ- '"
:~
fica y de sus posesiones territoriales en la costa marroquí del Mediterráneo", '" :ii:
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dejando a Francia libertad para entenderse con España. Si bien, marcaba el g ,c:. E E
c::t ~.~ ~ ~
tratado, en la zona entre el Estrecho de Gibraltar y la orilla derecha del río n.o ~
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Sebú (en cuyo interior habría de instalarse la zona de influencia española) se •••• .- X « g
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prohibiría el levantamiento de fortificaciones y obras estratégicas con el fin ~

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de asegurar el libre tránsito del Estrecho de Gibraltar. •••••• Q) c: ~
o&., ~ ~ E
Este predominio francés en Marruecos inquieta, sin embargo, a Alema-
'"
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Q) Q)
(Il
nia, que desde 1885 había incitado a sus armadores y comerciantes de Ham- C( ~ 6 ~
burgo a estar de alguna manera presentes en Marruecos (Allain, 1976: 19).
Pero el interés alemán es más servirse de Marruecos como "objeto de com- en I~~ [:;>
pensación" en una transacción de mayor envergadura a escala del conti-
nente africano, lo que no impide que en junio de 1890 se firme en Tánger
~ '"
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un tratado de comercio que le llevará a convertirse en el tercer socio comer-

cial en 1904, y en proveedor clave de armamento para el Imperio jeriíia- « - le
UJ ~ ~,§~
no. La visita del káiser Guillermo II a Tánger el 31 de marzo de 1905 cum- ~ E '¿¡; ~
Q o(.J,~Q)á3o
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plirá la función de advertencia de que la modificación del estatuto de ~~@~~~
Marruecos no podía hacerse sin el consentimiento de las grandes poten- ~
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cias. Unos años más tarde, la crisis de Agadir en 1911 mostrará la natura- "b.<:-
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~E~Q):::ltl:
leza de la compensación que Alemania buscaba presionando por Marrue- be('
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0rcs0-ocn
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cos: un tratado franco-alemán de 4 de noviembre de dicho año fijará la
cesión por Francia a Alemania de una parte del Congo francés, asegurán-
dose el mantenimiento de la igualdad económica en Marruecos.
De Tánger nace la necesidad de una Conferencia internacional para
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arreglar la cuestión marroquí, que acogerá finalmente España en la Ciu-

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dad de Algeciras a partir del 15 de enero de 1906 y a la que asistirán once en ¡g
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potencias europeas, los Estados Unidos y el propio Marruecos. Las nego- C\l
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ciaciones por parte de Marruecos fueron dirigidas por Muhammad Ben LIJ :;~...... S ~ 'g
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Larbi Torres, pero concluyeron en un Acta que ponía fin de [acto a la sobera-
nía del Sultán Abdelaziz. Aunque invocando a ésta, se reconoce la ne-
cesidad de introducir reformas que afectarían a diversos órdenes de la
Q :2>·(·~DI
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a.
organización del Majzén. Se imponían oficiales y suboficiales franco-espa-
ñoles como instructores para la policía del Sultán en los ocho puertos comer-
ciales de Marruecos; se ponía bajo vigilancia toda entrada de armamen-
tos en el país para impedir el contrabando de éstos; se establecía en Tánger
un Banco de Estado de Marruecos con participación de las potencias pre-
en
sentes en Algeciras; se reestructuraba la percepción de los impuestos y o
e
se fijaban los derechos de los extranjeros a la propiedad en el reino; se C\l
C.
establecía una comisión de valores aduaneros y un comité de aduanas con C\l
:¡;
participación del cuerpo diplomático extranjero con el fin de inspeccionar

160 '161
las fuentes de ingresos del Imperio; y, por último, se garantizaba que nin- europea en la zona francesa alcanzaba casi las 400.000 personas (de un total
guno de los servicios públicos pudiera ser enajenado, al tiempo que se de 7 millones) y en el norte hispanizado las 50.000 entre apenas un millón.
regulaba la concesión y explotación de las minas para adecuarlas a la legis- Pero la gran mayoría de los europeos se establece en los núcleos urbanos
lación internacional. que crecerán considerablemente con la colonización. Unas cincuenta mil per-
sonas de origen europeo, procedentes en buena parte de Argelia, se insta-
larán entre 1915 y 1921 en Marruecos. Más de la mitad de la población
5.1.3. Lacolonización económica de Marruecos europea en tiempos del Protectorado se concentrará en el eje urbano atlán-
tico (Casablanca-Rabat-Kenitra). El prototipo de ciudad colonial será Casa-
Si la razón esgrimida para la deposición de Abdelaziz fue el haber pues- blanca, que superará en 1936 el cuarto de millón de habitantes, más de un
to el país a merced de los extranjeros, Muley Hafid no va a poder parar esta cuarto europeos, siendo apenas un pueblito en 1907.
dinámica que Algeciras no hará sino profundizar. Concesiones de terrenos, La minería ocupa también un papel importante como en Túnez entre las
asentamientos de población y avance militar sobre la capital, son algunos de motivaciones de la ocupación colonial. No olvidemos que en el imaginario
los episodios que culminan con la imposición por Francia del tratado de Pro- hispano las viejas guerras de Melilla en 1893 y 1909 se harán por las llama-
tectorado el 30 de marzo de 1912, que le hará abdicar en su hermano Muley das "Minas de Marruecos".
Yusef. A partir de entonces, como se señala en el tratado, se inicia un "Maj- La colonización en este país, como en los otros países del Magreb, res-
zén jerifiano reformado", en el que bajo la vigilancia de Francia se manten- ponderá a un modelo diferente del británico en Egipto: es una colonización
dría el prestigio tradicional del Sultán, responsabilizándose la potencia pro- directa, ejercida sin participación política de la población indígena, con una
tectora de llevar a cabo las "reformas administrativas, judiciales, escolares, hipertrofia del papel de los colonos europeos que se disputarán con los mili-
económicas, financieras y militares que el Gobierno francés juzgase útil intro- tares el control de los asuntos públicos, convirtiéndose en una fuerza muy
ducir" (art. 1).Se cumplía así la "profecía" de [aures de ver convertida a Fran- poderosa para impedir cualquier flexibilizaciónen la política autoritaria ejer-
cia en defensor de Su Majestad Jerifiana "contra todo peligro que amenaza- cida en contra de los colonizados.
se a su persona o su trono o que comprometiese la tranquilidad de sus
Estados" (art. 3). . Cuadro 5.1.Poblaciónde las principalesciudades de Marruecosy de las zonasde
El general Lyautey será nombrado Residente general, organizando protectorado.
una administración paralela encargada de los asuntos económicos y del
control político y militar del territorio, mientras se mantenía la ficción de 1900 1930
un Sultanato con apenas poderes en la esfera religiosa y del derecho Ciudades Musulmanes judíos Europeos Musulmanes judíos Europeos
privado.
Tánger 27.000 10.000 6.000 35.000 13.000 12.000
En Marruecos la motivación económica de la colonización fue eviden-
Tetuán 15.000 6.500 500 19.000 7.000 9.000
te desde el primer momento. La conquista ardua del territorio, que llegó '·1
Fez 90.000 8.000 - 90.840 7.826 13.797
a movilizar a más de cien mil soldados franceses y alcanzó la cifra de
Casablanca 15.000 5.000 600 85.670 19.960 57.478
325.000 en los días difíciles del final de la guerra del Rif, se inicia por las
Marraquech 80.000 15.000 - 165.034 21.607 8.481 :IJ
llanuras, por las regiones fértiles de Mequínez, el Sais en Fez, el Garb, la
Chauía en Casablanca, el Hauz en Marrakech, el Lukus en Larache; encontró Rabat 25.000 5.000 50 28.298 4.218 22.832
resistencias importantes en las regiones montañosas, bien del Medio Atlas, Mequínez 25.000 5.000 - 36.799 7.745 12.460
del Rif (que no será ocupado efectivamente hasta el fin de la guerrilla de Uxda 10.000 - - 16.472 1.890 11.788
Abdelkrim el Jattabi) o del Alto Atlas. Hasta 1934 no se liquidan los focos Mazagán 7.000 3.000 300 15.474 3.288 2.072
militares de resistencia en Marruecos, que se servían en el Anti Atlas del Población total del Protectorado español en 1930 690.000 12.000 48.000
santuario del territorio de Ifni,no ocupado efectivamente por España hasta Población total de Tánger en 1930 48.000 15.000 11.000
este año. Población total del Protectorado francés en 1930 5079426 124585 160798
La colonización agraria llegó a alcanzar hacia los años treinta a unas
850.000 hectáreas repartidas entre unos 3.500 colonos, si bien la población Fuente: Ganiage, 1994: 360 y 463.

162 163
 6.1.4. El protectorado español Cuadro. 5.2. Residentes generales y altos comisarios en Marruecos.

El papel subordinado de España en Marruecos queda patente desde la Fechas Residente Alto comisario Fechas Residente Alto comisario
Entente cordiale franco-británica. . 28-05-1912 Lyautey 21-03-1935 Peyrouton
El sub-protectorado "tapón" que España va a ejercer en un cinco por 13-04-1913 Alfau 03-03-1936 Moles
ciento del territorio (unos 20.000 kilómetos cuadrados), será una concesión 15-08-1913 Marina 17-07-1936 Saenz Buruaga
de las dos grandes potencias que Francia le otorgará, habida cuenta que es 09-07-1915 Gómez Jordana 22-07-1936 Franco
ella la que firma el Tratado de Fez en 1912. Era, por otra parte, en expresión 25-01-1919 Berenguer 08-08-1936 Orgaz
de uno de los primeros exploradores del Rif, el geólogo Lucas Fernández 15-07-1922 Burguete 16-09-1936 Noques
Navarro en su artículo "La pobreza de Marruecos", publicado en la revista 02-01-1923 Villanueva 13-03-1937 Beigbeder
España (15-01-1922), una zona "hoy francamente miserable y no pasará nun- 17-02-1923 Silvela 17-08-1939 Asensio
ca de pobre, aún alumbradas sus modestas fuentes de riqueza" (López Gar- 13-09-1923 Aizpuru 12-05-1941 Orgaz
cía, 1988: 360). 16-10-1924 Primo Rivera 07-07-1943 Puaux
Francia se había encargado de circunscribirla a la mitad de lo proyec- -10-1925 Sanjurjo 12-04-1945 Varela
tado en 1902, privándola de la llanura del Garb y de toda la margen dere- 11-10-1925 Steeg 16-03-1946 Labonne
cha del río Sebú, así como de la región del Sais en torno a Fez. De la zona 08-10-1928 GÓm. [ordana JR 14-05-1947 [uin
norte se había seccionado la región de Tánger, que en el tratado hispano- 02-01-1929 Saint 31-04-1951 García Valiño
francés de 1912 se había convenido que quedaría, junto con sus alrede- 23-04-1931 Sanjurjo 28-08-1951 Guillaume
dores, dotada "de un régimen especial que será determinado ulterior- 06-06-1931 López Ferrer 21-05-1954 Lacoste
mente". 20-01-1933 Moles 20-06-1955 Grandval
No debe olvidarse que Tánger había sido identificada en 1902 como 16-07-1933 Ponsot 30-08-1955 Boyer dI Tour
"el" interés británico por excelencia en Marruecos, en expresión de Paul 23-01-1934 Rico Avelló 06-11-1955 Dubois
Cambon al ministro de Exteriores Lord Lansdowne, por lo que propondría
"neutralizarla" para evitar un conflicto anglo-francés (Morales, 1975: 183). A la llegada de España a su zona, varios focos de tensión se mantenían en
Es en esta línea en la que hay que entender la internacionalización de Tán- la región. Sofocado pocos meses antes de la firma del protectorado el foco re-
ger, que arranca de las conversaciones tripartitas de 1913 entre Gran Bre- belde animado por El Mizzian en las márgenes del río Kert, no lejos de Melilla,
taña, Francia y España y que, interrumpidas durante la Primera Guerra la figura de Ahmad el Raisuni, gobernador inestable en la zona atlántica, va a
Mundial, se habrían de reemprender en 1923, año en que se aprobaría el protagonizar una acción de rebeldía que se extendería por toda la región de
Estatuto de la ciudad. Un mendub o delegado representaría al Sultán quien Yebala y las estribaciones del pre-Rif hasta 1919. Personaje rodeado de leyen-
también designaría a un Administrador a propuesta de un Comité de Con- da, sostuvo una compleja relación con Manuel Fernández Silvestre, el militar que
trol integrado por los cónsules acreditados en la ciudad -cuya presiden- años más tarde sería responsable del trágico episodio de Annual. Los primeros
cia era rotativa- y de la Asamblea Legislativa. años del establecimiento de España son costosos en lo militar y en lo económi-
A semejanza de la estructura implantada en el sur por Francia, España co, teniendo profundas repercusiones en la agitación social en la Península (López
reproduce una administración paralela (Morales, 1976: 115) en su zona deno- García, 1976: 24; Bachoud, 1988: 165), véase Texto gráfico n.o 5 en Apéndice.
minada jelitians. El nombre viene del jalifa o representante del Sultán, elegi- Pero el momento más crítico va a tener lugar en 1921 cuando, bajo la dirección
do entre los miembros de la propia familia alauí, que se establece en Tetuán, de Abd el-Krim el ]attabi, los rifeños de la tribu de Beni Urriaguel provocarán el
siendo el primer jalifa Muley el Mehdi Ben Ismail. En la zona, el Alto Comi- hundimiento de la comandancia de Melilla como consecuencia de los millares
sario ejerce los efectivos poderes políticos, económicos y militares. El primer de muertos en la emboscada de Annual (Leguineche, 1996). Éste fue el arran- 11II11

Alto Comisario español fue el Teniente General Felipe Alfau, al que habrían que de una insurrección generalizada a gran parte de la zona española que no
de sucederle los Generales Marina, Gómez ]ordana y Dámaso Berenguer, en acabó hasta el desembarco de Alhucemas en 1925 y gracias a la alianza militar
una tradición de militares en el cargo que no sería interrumpida hasta el adve- hispano-francesa que acabó derrotando al líder rifeño. Abdelkrim, que fundó
nimiento de la República. una República rifeña y contó con apoyos exteriores, acabó convertido en pre-

164 165
cursor de los movimientos guerrilleros de liberación en los países del Tercer
Mundo que promoverían sus independencias nacionales treinta años después
(véase Texto gráfico n.o 6 en Apéndice).
La difícilpacificación de la zona española del Protectorado alcanzó en sus
repercusiones a la metrópoli (Madariaga, 1976). La enorme crisis de 1921
estuvo detrás del golpe militar que llevó al poder en Madrid al general Pri-
mo de Rivera. El peso de los militares africanistas, acostumbrados a la gue-
rra, estuvo en el origen del levantamiento insurrecto del 17 de julio de 1936
que partió de la ciudad de Melilla.
5.1.5. El desarrollo de un nacionalismo urbano marroquí
En paralelo al final de la resistencia armada empieza a desarrollarse en
medio urbano, tanto en la zona francesa como en la española, un movimiento
nacionalista inspirado ideológicamente por el ideario de la salafiya, que había
penetrado en Marruecos ya a principios de siglo. Figuras prestigiosas como el
jeque Abu Chuaib Dukkali o Muhammad Ben Larbi Alaui habían difundido por
el país la conciencia de que sólo un retorno al Islam podría acabar con la deca-
dencia que vivía al país. Se sumaba a esta corriente el ideario panárabe defen-
dido por un nacionalista de origen siro-libanés, Chakib Arslán, exiliado en Gine-
bra y que mantuvo contacto con todos los cenáculos magrebíes nacionalistas
que se gestaban en el período de entreguerras.
La extensión de estas ideas, que avivaban el sentimiento de resistencia
política a la colonización, encontraba eco en la situación de depresión social
y económica en que se hallaba la clase media urbana nativa como conse-
cuencia de la competencia con el comercio y la industria europeos, intro-
ducidos en Marruecos. El artesanado local, así como los comerciantes tradi-
cionales, van a sufrir una profunda crisis con esta competencia. Vinculada a
estas clases, una generación de jóvenes formada en centros tradicionales de
enseñanza como la Universidad Qarawiyin de Fez, en la que las ideas salafíes
arraigan, será la protagonista de un movimiento cultural y político naciona-
lista que tomará el relevo de una resistencia a la colonización a la que acu-
saba de relegarla a un segundo plano (Le Tourneau, 1962: 179).
Entre 1926 y 1930 se gestan los primeros núcleos de un reformismo nacio-
nalista marroqui en el que pronto se dibujan dos tendencias: una religiosa y tra-
dicional, aglutinada en torno al magisterio del alfaqui Bel Ghazi en la ciudad de
Fez y en la que destacaría la figura de Allal el-Fassi; la otra tendencia, más laica
y modernista, se agrupa en torno a Ahmed Balafrey que organiza en Rabat una
"Sociedad de Amigos de la Verdad". Ambos grupos se ligan en 1927, año en
el que sube al trono Muhammad ben Yusef, que acabaría por convertirse en los
años venideros en el sultán nacionalista. Sin embargo, estos grupúsculos no van
166
a pasar a la acción hasta la promulgación de un famoso decreto, el dahir berber
(16 de mayo de 1930), mediante el que la Administración francesa pretendía
dividir el territorio de Marruecos en dos zonas jurídicamente diferenciadas,
que coincidían con el mundo urbano y arabizado, y el rural berberista, recu-
perando así la vieja divisoria del país en un bled majzén y un bled siba. En el pri-
mero regiría el imperio de la chari'a (leyislárnica), mientras en el segundo, apro-
vechando la menor rigidez del vigente derecho consuetudinario, se iría
introduciendo la ley francesa y sustrayéndole de la jurisdicción del sultán. Robert
Montagne, estudioso vinculado a la colonización, explica este decreto como la
plasmación de las tendencias asimiladoras, ligadas al ideal de los "Derechos
humanos", que pretendían utilizar políticamente a los bereberes para oponer-
los a los considerados "excesos peligrosos" del nacionalismo árabe. "No se tra-
taba de un simple cálculo maquiavélico -dirá Montagne-, sino de un deseo más
profundo de afrancesar, a la larga, a las viejas poblaciones africanas que la civi-
lización árabe no había ganado aún" (Montagne, 1953: 371-372).
Pero el decreto provocó enorme revuelo, siendo explotado con inteligen-
cia por el embrión del movimiento nacionalista, opuesto con firmeza a que la
ley musulmana dejase de regir en parte de Marruecos. La protesta alcanzó al
norte del país, en donde un núcleo nacionalista había mantenido vivo un foco
de ideología salafí. Se aglutinaba este núcleo en torno de Abdesalam Bennu-
na, principal animador del envío de los hijos de la élite tetuaní a cursar estu-
dios a El Cairo y diversas ciudades de Palestina, lo que contribuiría a fomentar
una solidaridad panarábiga. La visita que el líder panislámico Emir Chakib Ars-
lán efectuó a la zona norte, en agosto de 1930, con el motivo de apoyar al nacio-
nalismo marroqui en este trance, fue síntoma de la dimensión internacional que
llegó a cobrar el asunto. Arslán, había servido de puente entre el Machreq y el
Magreb contribuyendo a arraigar en Marruecos los ideales del panislamismo
y del panarabismo. De ahí que el nacionalismo marroqui esté presente en con-
gresos como el panislámico de Jerusalén de 1931 (Khatib, 1996: 42).
El movimiento se organizó en 1930 en una Zagüia, que englobaba a la Tai-
fa, una estructura celular clandestina para captar adeptos. En los años que siguie-
ron, el movimiento encontró otros aglutinante s en la publicación de revistas
como L'Action du Peuple (1933), en la que tendría un papel preponderante otra
figura, Muhammad Hasan Uazzani, de la familia del cherif de Uezzán y forma-
do en Francia. Otros periódicos se editarían en la zona norte, como Al-Hayat o
Al-Salam. Pero la primera iniciativaconjunta fue la creación de lo que puede con-
siderarse el primer partido político marroqui, el Comité de Acción Marroqui (la
Kutla al-'amal al-wataní), que ell de diciembre de 1934 presentó al Sultán, al
Residente General y alJefe del Gobierno Francés un Plan de Reformas en el que
se reclamaba la supresión de todos los aspectos de la administración directa, la
participación de los marroquíes en la administración del país, la democratiza-
ción de la vida pública, con separación de poderes, creación de instituciones
167
representativas como Consejos municipales, Asambleas provinciales y una nacio- Cuadro 5.3. Evolución de la población musulmana argelina (primer tercio del siglo xx).
nal, así como establecimiento de Cámaras de Comercio con acceso a los marro-
Año Musulmanes Europeos
quíes. A estas medidas políticas se añaden otras económicas de protección fren-
1911 4.711.276 752.043
te a la concurrencia extranjera u otras que afectaban a la enseñanza o a la
1921 4.890.756 791.370
extensión de un sistema judicial único. El Plan no ponía en cuestión el Protecto-
1926 5.115.980 833.359
rado aun cuando el objetivo de los nacionalistas era sin duda terminar con el
1931 5.548236 881.584
réqimen colonial.
1936 6.160.930 946.013
La victoria del Frente Popular en mayo de 1936 en Francia crea cierta ilu-
sión entre los nacionalistas marroquíes, que creen en la llegada de un nuevo Fuente: Roger Le Toumeau, Evolution ..., p. 306.
clima que acabe con las restricciones de libertades que habían sufrido hasta
entonces. Sin embargo, el nombramiento del general Nogués como Residen- Dejando a un lado las imprecisiones de unos censos primitivos, un hecho
te General y la actitud de frialdad ante el recordatorio de la necesidad de poner evidente es el crecimiento de la población en Argelia, consecuencia en par-
en práctica el Plan de 1934, llevarán a los nacionalistas a programar una serie te de una transformación de condiciones gracias a la introducción en los cam-
de acciones en favor de las libertades democráticas y a ejercer una serie de pos de vacunas y cuidados médicos desde 1891. Sin embargo, las condicio-
pruebas de fuerza frente a las autoridades, que concluyeron con la suspen- nes sociales de los musulmanes, rurales en un 92% aún en 1914, seguían
sión del Comité en marzo de 1937. Éste, dividido por la oposición persona- marcadas por un Código del indigenato de 1881 que "instauraba un réqimen
lista entre sus líderes al-Fassi y Uazzani -éste se sintió humillado por la elec- judicial y represivo que sacaba de quicio el derecho común francés" (Gania-
ción del primero al frente de la Kutla-, acabó escindiéndose en dos grupos ge, 1994: 243). Impedimentos a la libre circulación y carencia de libertades
encabezados por estos dirigentes, el Partido Nacional para la realización de se añadían a unas condiciones de vida miserables que hacían más duro este
Reformas y el Movimiento Nacional (Haraka Qawmiya). En la rivalidad entre crecimiento demográfico. En el plano educativo apenas un 5% de los niños
ambos líderes pesará desde luego una diferencia inicial de formación, árabe en edad escolar asistían en 1914 a la escuela francesa, habiendo concluido
en el primero y francesa en el segundo, religiosa una y laica la otra. Uazzani sus estudios de bachillerato tan sólo 34 individuos.
había estudiado en la Escuela de Ciencias Políticas y se sentía llamado a liderar
el movimiento. Su grupo, sin embargo, iría perdiendo, como él, influencia. Cuadro 5.4. Estudiantes europeos Ymusulmanes en Argelia en el curso 1920-1921.
El crecimiento de la agitación promovida sobre todo por la Kutla termina-
Musulmanes Europeos
rá con la detención de al-Fassi y algunos de sus compañeros el 25 de octubre
de 1937 y con el exilio en Gabón del primero, de donde no retornaría hasta Enseñanza primaria 42.904 112.223
Enseñanza secundaria pública 434 9.000
1946. Pocos días después Uazzani sería arrestado y recluido en el Sahara.
Enseñanza secundaria privada 24 9.929
Una historia aparte sería la del movimiento nacionalista en la zona norte.
Escuelas Normales 51 347
El estallido de la Guerra Civil española forzó a una búsqueda de entendi-
Licenciatura Derecho 21 632
miento del general Franco con los nacionalistas del protectorado. Un clima de 289
Licenciatura Ciencias 4
cierta tolerancia política posibilitará la creación de partidos políticos como 17 263
Licenciatura Letras
al-Islah o de las Reformas nacionales de Abdeljalak Torres o el de la Unidad 10 310
Licenciatura Medic.lFarm.
Marroquí (al-Wahda al-magribiya) del Makki Nasiri.
Fuente: Mahfoud Kaddache, Histoire ..., p. 39.

5.2. La aparición del nacionalismo argelino Opuestos a la política de asimilación que la colonia les imponía, algunos
musulmanes optaron por el éxodo hacia Oriente para vivir entre correligio-
5.2.1. Demografía y sociedad en la Argelia de 1900 narios. Desde 1830 se habían observado migraciones que se intensificaron
entre 1875 Y 1911. Pero fue en esta fecha cuando tuvo lugar el más impor-
Al comienzo del siglo xx la población musulmana de Argelia se situaba en tante éxodo de habitantes de Tremecén y Nedroma que marcharon hacia
torno a los cuatro millones de habitantes, mientras en 1881se cifraba en 2.800.000. Egipto y Siria. Aunque las cifras de familias emigradas oscilasen entre las 200

'169
168

y las 800 en esa fecha, según las fuentes, no puede menospreciarse la impor-
tancia del fenómeno. Según los informes de la época establecidos por el ara-
bista William Marcáis. por entonces profesor de la madrasa de Tremecén, un
éxodo semejante no podía explicarse más que como una "dimisión pura y
simple" frente a una colonización que le había hecho perder el gusto de vivir
tras quebrar sus condiciones tradicionales de vida (julien, 1952: 106).
~~
Esto hará que el Islam popular de las zagüías tampoco cuente con una bue-
na imagen entre los focos del reformismo religioso que empiezan a organizar-
se a principios del siglo xx, en torno a las primeras publicaciones en lengua
árabe como Al-Magrib en Argel o Al-Misbah en Orán, aparecidas en 1903-1904.
5.2.3. Los Jóvenes Argelinos

5.2.2. El Islam argelino a comienzos del siglo xx En paralelo a este resurgir de una espiritualidad reformista, otros núcleos
de carácter laico empiezan a organizar a una juventud musulmana urbana.
Tres cuartos de siglo de ocupación francesa con una política de práctico Se trata de los Jóvenes Argelinos, movimiento cultural surgido entre jóvenes
apartheid de la población musulmana no había logrado modificar el estatuto del intelectuales de formación occidental muy vinculado al movimiento de los
Islam en la sociedad argelina. Convertido en elemento identificativo del seg- Jóvenes Tunecinos, que buscaba una aproximación entre las dos sociedades
mento numéricamente más importante de la población, en "única patria de refe- que se yuxtaponían en Argelia, luchando por una mayor asimilación a la so-
rencia ideológica para la masa de los argelinos musulmanes" (Stora, 1991:41), ciedad francesa de los argelinos. A partir de 1907 se organizan pequeñas
el Islam argelino era a principios del siglo xx tradicional, conservador e inclu- sociedades como el Círculo Salah Bey en Constantina, o el de los Jóvenes
so arcaico, según lo percibiera Muhammad Abduh, el muftí de El Cairo refor- Argelinos de Tremecén o los de la Media Luna o el del Progreso de Bona.
mador y salafi que visitó Argel en 1903. Fuera de reducidos cenáculos intelec- Algunos de estos grupos contaban con publicaciones en francés o bilingües
tuales en las ciudades, el Islam argelino seguía siendo del dominio casi exclusivo como El-Hillal de Argel (1906-1907), Le Musulman de Constantina (1909-1910),
de las cofradías religiosas que se extendían por todo el mundo rural. La más L'Islam (1909) Y L'Etendard Algérien (1910) de Bona o El-Hack (1911) de Orán.
influyente de todas era la Rahmaniya, fundada en la segunda mitad del siglo XVIII En 1911 el periódico L'Islam resumía las principales reivindicaciones argeli-
por Muharnrnad ben Abderrahmán el Guechtuli y que, poco más de un siglo nas: alcaldes electos, reparto justo de impuestos, primacía de los intelectua-
después, llegaría a contar con unos 160.000 afiliados repartidos por todo el terri- les en la representación y reformas administrativas (Kaddache, 1993: 1,p. 75).
torio del país. Esta cofradía había sido el alma de la revuelta de Moqrani en 1871. Publicaciones y asociaciones van creando cauces para la expresión de las
Octave Depont y Xavier Coppolani en su clásica obra de 1897 calificaban a las reivindicaciones indígenas, que fueron de carácter asimilacionista y en las que
cofradías de "hogares de fanatismo,focos de sentimientos hostiles a todo gobier- la cuestión nacional no llegó a abordarse, de tal modo que la soberanía fran-
no" aunque reconocían que algunos jeques y almocádenes de determinadas cesa no era cuestionada.
zagüías se habían rendido al colonizador prestándoles buenos servicios. En vísperas de la Primera Guerra Mundial, Cherif Benhabyles publicará su
obra L'Algérie franc;aise vue par un indiqene (1914), que pretendía señalar las
Cuadro 5.5. Principales cofradías en Argelia hacia finales del siglo XIX. incongruencias de una política discriminatoria, aunque sin salirse del marco de
la pertenencia a Francia de Argelia. Otra obra, de la misma fecha, Interpellation
Nombre de la cofradía N o de zagüías N o afiliados
sur la politique ináiqene en Algérie, redactada por Ornar Buderba, el Doctor
Rahmania 177 156.214
Benthami Uld Hamida y el Emir Jaled, nieto del emir de la resistencia de 1830
Tiyanía 32 25.323
Qadria
Abd el Kader, sirvió de aglutinante para la fundación de la Alianza franco-indíge-
33 24.578
Taibía 9 22.148
na que agrupó a diputados como Abel Ferry o JeanJaurés y a otros intelectua-
Chadlía 11 14.206 les y profesores como el economista Charles Gide o el jurista Émile Larcher.
Cheijía 4 10.216
Derqaua 10 9.567
Otras 73 32.937 5.2.4. Organización administrativa y estatuto jurídico: 1896-1919
Conjunto 349 295.189

Fuente: Depont, Octave y Coppolani, Xavier: Les Confréries. El debate entre el colono y el indígena ha marcado la historia argelina
p.215. hasta la tragedia. Jules Ferry llegó a escribir en 1892 que "es difícil hacer

170 171
 entender al colono europeo que existen otros derechos que los suyos en país
árabe y que el indígena no es una raza destinada a ser explotada a su mer-
ced" (julien, 1952: 28). De ahí su resistencia a admitir como socio al indíge-
na en la vida política argelina.
Desde 1881 cunde la idea de que es necesario extender los poderes del
gobernador general, acompañándolo de un consejo elegido con competencias
administrativas y presupuestarias. En 1896 se llegó así a la promulgación de un
decreto que establecía, a manera de Parlamento argelino, las Delegaciones fi-
nancieras. Se trataba de un Consejo consultivo de 69 miembros dividido en tres
secciones, cada una con representación de los colonos agrícolas (24), de los
franceses no colonos (otros 24) Yde los indigenas (21, 6 de los cuales de Kabilia)
(Ganiage, 1994: 250). Pero mientras los franceses se elegían por sufragio uni-
versal, los indígenas lo eran de manera indirecta a través de colegios musulma-
nes restringidos integrados por los consejeros municipales musulmanes, unos
15.000 en total hasta 1919. El apodo que recibieron los representantes musul-
manes, los Beni Oui Oui, indica, además, su falta de autonomía respecto de las
decisiones de los colonos, factor decisorio en la Argelia colonial.
Esta situación fue algo modificada por la ley de 4 de febrero de 1919, que
definió la situación jurídica de los musulmanes hasta 1947. La ley pretendía
regular la obtención de la ciudadanía francesa, ampliando la gama de quie-
nes tendrían derecho a ella, siendo siempre necesario la petición por el inte-
resado de la naturalización cuando se cumplieran determinadas condiciones,
escapando así al código delindigenato. El nuevo ciudadano gozaba así de
los mismos derechos que los franceses.
La nueva ley definía una categoría intermedia entre los súbditos y los ciu-
dadanos, la de electores a título indígena, definida por el carácter de pro-
pietario, empleado de la administración colonial, miembro de una Cámara
..agraria o comerciante, alfabetizado en francés, o militar o pariente cercano
de militar en el Ejército francés. En 1914 esta categoría afectaba a unos 57.000
electores. En 1919 quedó ampliada a 421.000. Pero a pesar de esta exten-
sión, la evidente discriminación entre colonos e indígenas siguió siendo la
norma del estatuto de las personas en Argelia.
La figura que rechazó la ley de 1919 y que concretó las reivindicaciones
de los Jóvenes Argelinos en un primer programa coherente, fue el Emir [aled,
En su telegrama al presidente Herriot a su subida al poder en 1924, resumi-
ría Jaled las esperanzas de cambio:
"Vemos en vuestra llegada al Poder presagio era nueva para entrada Indígenas
Argelia en vía emancipación, supresión leyes y medidas excepción, su represen-
tación en Parlamento, amnistía política general, libertad enseñanza, igualdad cargas
militares, porque deberes implican derechos. Esperemos eso de vuestro espíritu
liberal" (Kaddache, 1993: 108-109).
172
El propio Jaled había intentado defender sus ideas mediante la creación
de un movimiento político, La Fraternidad Argelina, que pretendió lograr la
representación parlamentaria de los indígenas, a la que no tenían acceso.
Pero acabó chocando con los notables más reaccionarios, con los Beni Oui
Oui y con los colonos, viéndose obligado a partir hacia un exilio en Egipto en
1923, desde donde marcharía a Francia en 1925. En su figura llegó a ver el
gobernador general de Argelia Theodor Steeg al "único jefe representativo
del "Partido árabe anti-francés" que personificaba "la independencia musul-
mana de Argelia" (Kaddache, 1993: 119).
5.2.5. Migraciones, éxodo rural y desarrollo del nacionalismo:
La Estrella Norteafricana
La Primera Guerra Mundial es responsable de un movimiento que tendrá
consecuencias importantes en la sociedad argelina. Elreclutamiento de 173.000
militares indígenas, de los cuales 87.500 marcharían al frente, al que hay que
sumar los 119.000 que fueron llevados a la metrópoli para sustituir a la mano
de obra francesa en lucha, puso en contacto a una parte no despreciable de
la población argelina con la verdadera sociedad francesa, con sus sindicatos,
sus fuerzas políticas, etc. Ése fue el comienzo de una emigración que conti-
nuaría después de la guerra, cuando las necesidades de reconstrucción de la
metrópoli obligaron a recurrir a una mano de obra inmigrada. Entre 1919 y
1924,218.591 argelinos marcharon a Francia, mientras entre las mismas fechas
la cifra de retornos no alcanzó más que a 173.161 (Stora, 1991: 52). Pero el
éxodo, que afecta a una juventud desencantada por una legislación discrimi-
natoria, no tiene como destino sólo la metrópoli. El mundo rural empieza a vol-
carse hacia las ciudades, hasta entonces feudo de los colonos. Entre ·1931y
1936, años críticos, la población musulmana en las pricipales ciudades pasó
de 375.471 a 505.639 personas, lo que supone un incremento del 35%, frente
al 20% de crecimiento de la población europea en el mismo período, llegan-
do en la segunda de las fechas a casi equipararse musulmanes y europeos.
La emigración va a ser el terreno en el que florezca el primer grupo polí-
tico-social argelino: La Estrella Norteafricana. Vinculada al Emir [aled, que
será nombrado presidente de honor, fue fundada en 1926 por Messali Hay
bajo los auspicios del Partido Comunista francés, que la consideró en sus orí-
genes una filial, reuniéndose al principio en los locales de la CGTU. En una
asamblea de militantes en 1928 se decidió por unanimidad constituir una
organización independiente de base nacional, que la desgajó de la depen-
dencia del Partido. A partir de 1933, año en que celebró una asamblea gene-
ral de la que saldrá bien estructurado su programa, este grupo se encontra-
rá en vanguardia de las aspiraciones de los argelinos. Su programa pedía la
'173
abolición inmediata del código del indigenato, amnistía general, libertades
de movimiento y expresión, instrucción obligatoria en lengua árabe y otras
medidas sociales y políticas contra la discriminación. Pero era al mismo tiem-
po un manifiesto que pedía también la independencia total de Argelia, con
retirada de las tropas de ocupación, una asamblea constituyente elegida por
sufragio universal y medidas económicas tendentes a la nacionalización de
lo acaparado por el colonizador y los feudales aliados de éste.
Su diario E1-0umma se convertiría en portavoz del ideario independen-
tista, tirando unos 3.000 ejemplares, una buena parte de los cuales se expe-
dían a Argelia donde, a pesar de los secuestros, se convirtió en un instrumento
de propaganda que acabaría en el punto de mira de los colonos y la Admi-
nistración. Desde la asamblea de mayo de 1933 realizada en Argel, numero-
sas secciones se fueron abriendo en otras ciudades de Argelia, en Bufarik,
Blida, Trernecén, Constantina y Philippeville.
Disuelta en febrero de 1935, la Estrella Norteafricana, se convertiría en
Unión Nacional de los Musulmanes Norteafricanos, asociación plenamente
argelinizada en su problemática y militancia, que pasó a integrarse con otras
organizaciones progresistas argelinas como el PC y los sindicatos en un fren-
te antifascista organizado en Argel.
5.2.6. El movimiento reformista islámico: los ulemas
Otra corriente que ha estado presente en la historia argelina desde los
años veinte ha sido el movimiento islámico. Si bien, como reconocen [ulien
(1953) Y Kaddache (1993), las ideas de renovación religiosa -la sa1afiya- y
cultural-la Nahda-llegaron a Argelia más tarde que a otros países de Orien-
te y aun del Magreb, un despertar cultural se inicia desde el final de la Pri-
mera Guerra Mundial. Las figuras que lo animan van a ser Abdelhamid Ben
Badis, nacido en 1889 en Constantina, Tayeb el-Okbi, nacido en 1888 y emi-
grado durante un tiempo a La Meca y Tawfiq al-Madani, nacido en Túnez en
1899, pero de familia argelina (Merad, 1967). Va a ser entre 1925 y 1930 cuan-
.do empiecen a publicarse periódicos islámicos en lengua árabe como a1-
Muntaqid, el-Cbibeb o a1-ls1ah, no sin dificultades de censura. Partiendo de
una actitud política que encontraba en la religión la base de un patriotismo
argelino, este grupo buscó ante todo llevar a cabo una labor de formación en
la tradición, cuidando mucho de no entrar en contradicción abierta con Fran-
cia, a pesar de ciertas ambigüedades que les procuró la enemistad de cier-
tos medios colonialistas. El propio al-Madani en su Kitab a1-Yaza 'ir (Ellibro de
Argelia, 1930) imprimió en la portada de su libro una divisa que acabaría
convirtiéndose en todo un manifiesto político: "El Islam es nuestra religión,
Argelia nuestra patria, el árabe nuestra lengua" .
174
"'"
La idea de crear un partido religioso fue lanzada desde el periódico a1-
Chihab en 1925, pero no se materializará hasta el 5 de mayo de 1931 en que
se constituyó la asociación que lo promovía con Ben Badis como presidente,
Bachir al-Ibrahimi como vice-presidente y, en los demás cargos directivos,
Lamin Lamudi, Tayeb al-Oqbi, Mbarek al-Mili e Ibrahim Bayud. La celebra-
ción, un año antes del centenario de la presencia francesa en Argelia fue un
acicate más para forzar a crear un grupo que actuase, de un lado, contra las
supersticiones de la religiosidad popular, con vistas a una purificación de la
religión y, de otro, para procurar un retorno de Argelia al Islam.
La Asociación de los Ulemas reformistas, aunque preocupada por la pre-
servación de una personalidad argelina propia, la qawmiyya (Kaddache, 1993:
335), se preocupó de no suscitar temas como la cuestión nacional que pudie-
ran provocar susceptibilidades a Francia. Sin embargo, detrás de su ambigüe-
dad y de su apoliticismo, la propia realidad les obligaba a adoptar posiciones
políticas. El rechazo de la naturalización individualizada, la crítica al morabitis-
mo manipulado por la colonia, la defensa de la lengua árabe, iba más allá de
lo cultural y religioso para adentrarse de lleno en lo político.
5.2.7. El movimiento laico de los Electos
Otra corriente de pensamiento argelino que se encuentra en la raíz de su
nacionalismo es la integrada por los electos musulmanes. Pertenecientes a una
élite moderada, algunos de cuyos miembros habían sido elegidos para los
Consejos municipales o generales o para las delegaciones financieras, tuvie-
ron su primer congreso en septiembre de 1927 en el Círculo Musulmán de
Argel, buscando organizarse en el marco establecido por la ley francesa, a ima-
gen y semejanza de organizaciones como la de Alcaldes de Argelia, que tra-
taron en 1919 de oponerse a la ley de aquel año que ampliaba los derechos de
los musulmanes. Se trataba ahora de trazar un programa que clamara por la
representación de los indígenas en todas las instancias, incluido el Parlamen-
to, de acabar con todo tipo de discriminación, así como de aplicar a los indí-
genas las leyes sociales. Se llegó así a la creación, en enero de 1928, de una
Confederación de Electos que aglutinó a 176 cargos. Sin embargo, su tono
moderado les grangeó la simpatía de los franceses "indiqenófilos" y de cier-
tos partidos, pero también la oposición de otros como el Comunista, más radi-
cal en sus posiciones. Demasiado complacientes con la colonización, empe-
zaron a ser desbordados y criticados por algunos electos como Ferhat Abbas,
nacido en 1899 y el Dr. Benyellul, de la Federación de Electos de Constantina,
que denunciaron desde el periódico L'Entente la manipulación de la que eran
objeto las elecciones. Es así como surgirá a partir de abril de 1935 un grupo
político musulmán dirigido por los electos más radicales, diseñado ya en la obra
175
 do proclamará en al-Chihab "que la nación argelina se ha formado y existe,
de Ferhat Abbas, De la colonie vers la province. Le Jeune Algérien, recopilación
como se han formado todas las naciones de la tierra", que "el pueblo musul-
de sus artículos aparecida en 1931, antes de haber escalado algunos puestos
mán argelino no es Francia, no puede ser Francia y no quiere serlo (...) porque
electos como Consejero general (1933), municipal (1935) y delegado financie-
es un pueblo muy alejado de Francia por su lengua, sus costumbres, su origen
ro (1936). Un primer objetivo de este grupo sería la integración gradual de la
y su religión" (López García, 1989: 42-45; Kaddache, 1993: 420-426).
élite indígena en la nacionalidad francesa sin tener que abandonar el estatuto
personal, comenzando por un contingente de entre 20.000 y 30.000 argelinos,
antiguos oficiales, diplomado s de la enseñanza superior, funcionarios y caídes,
electos y miembros de las cámaras económicas (Stora-Daoud, 1995: 59). 5.2.9. El Congreso Musulmán de 1936 en Argel
Ya hemos visto como este tema es recurrente en la historia argelina. En
La victoria del Frente Popular creó ciertas expectativas entre el movimiento
el Capítulo 3 vimos cómo el código del indigenato de 1865 establecía dos
nacionalista emergente en Argelia. La presencia en el Gobierno de Maurice
niveles de ciudadanos con distinto nivel de derechos, siendo el nivel supe-
Violette, gobernador en Argelia entre los años 1925-1927, que había diseña-
rior el de los naturalizados franceses, que renunciaban al estatuto personal y
do -sin gran éxito- un proyecto de ley para la representación de los indíge-
se acogían con plenitud a la jurisdicción civil francesa. De hecho, la inca-
nas que disociaba los derechos políticos del estatuto privado, suscitó ciertas
pacidad de integrar las dos lógicas jurídicas civil (ley francesa) y religiosa
esperanzas, pronto decepcionadas por la fuerza en el Parlamento de un blo-
(estatuto personal), bloqueó la posibilidad de un entendimiento entre las dos
que colonial potente y bien organizado. El mismo Ministro de Colonias Mou-
comunidades y las acabó llevando al enfrentamiento. ¿Eran acaso concilia-
tet se encargó de clamar contra los que asociaban erróneamente el pen-
bles? ¿Se trataba, al fin y al cabo, de una cuestión de estatuto de la mujer, de
samiento de izquierda al anti-colonialismo. Ello no impedirá que salte a la
la legalidad de la poligamia? ¿O eran éstos, acaso, pretextos para mantener
palestra de inmediato en Argelia el tema de la representación de los indíge-
separadas las dos comunidades? No se olvide que el episodio del dahir beré-
nas y que se organicen reuniones de concertación entre los grupos para recla-
ber en Marruecos en 1930 se trataba también de una cuestión de separación
marlo, la más importante de las cuales será el Primer Congreso Musulmán
de mundos y de asimilación por afrancesamiento. Pero la realidad es que cier-
Argelino organizado por los nacionalistas el 7 de junio de 1936 en Argel y en
ta élite argelina supo conciliar individualmente su renuncia al estatuto y su
el que participarán el movimiento de los Ulemas, la federación de los Elec-
musulmaneidad. Fue precisamente esta élite la que reclamó que no fuera
tos y el Partido Comunista. Una Carta reivindicativa del Pueblo argelino musul-
necesaria esta renuncia para acceder, todos, a la plena ciudadanía.
mán se adopta a manera de programa, en la que se pedía la supresión de
todas las leyes e instituciones de excepción,el mantenimiento del estatuto
personal con una reorganización de la administración judicial musulmana en
5.2.8. La patria argelina: afirmaciones y negaciones
conformidad con el derecho islámico, libertades de expresión y enseñanza
en la lengua árabe, diversas reivindicaciones sociales y económicas como
Los años clave de gestaCión del nacionalismo argelino son los transcurri-
instrucción obligatoria o igualdad salarial, para concluir con la demanda de
dos entre 1930 y 1936. Dos hechos marcan la evolución de la conciencia nacio-
una amnistía, de un colegio electoral común Y del sufragio universal para la
nal: de un lado, ya se ha señalado, la celebración del centenario de la conquista
de Argelia, manifestación que acabó por constituir una provocación contra los representación en el Parlamento.
El Congreso envió una delegación a París que fue recibida por el Presi-
indígenas; de otro, la victoria del Frente Popular y la llegada de la izquierda al
dente del Consejo, Leon Blum, el 23 de julio de 1936, al que se entregó una
poder en Francia. Sin embargo, no todos los grupos ni las corrientes de opi-
serie de peticiones concretas derivadas de la carta reivindicativa. Ben Badis,
nión argelinas maduraron al par, por lo que encontramos, aún en 1936, posi-
Benyellul, Abbas, el-Okbi, Lamudi y otros integraron dicha delegación. Algu-
ciones contrapuestas en torno a la cuestión central de la "patria argelina". En
nos de sus miembros se entrevistaron también con Maurice Thorez y la direc-
una obra de 1952, Charles-André [ulien recogía la polémica que enfrentó a Fer-
ción del PCF, que dio su aval a las peticiones presentadas. Messali HaY,que
hat Abbas y al jeque Ben Badis a este propósito: mientras el primero confiesa
no había sido invitado al congreso y que residía por entonces en París, se entre-
en L'Entente que "si yo hubiera descubierto la nación argelina, sería naciona-
vistó también con la delegación, manifestando posiciones encontradas con las
lista y no me ruborizaría de ese crimen", asegurando no haberla descubierto
de los delegados, maximalistas a juicio de éstos últimos. En la sesión pública,
ni en la historia, ni entre los vivos ni los muertos, ya que "nuestro porvenir",
en el estadio municipal de Argel en la que la Comisión presentó su informe el
dirá, está ligado "definitivamente al de la obra francesa en este país", el segun-

177
176
 2 de agosto de 1936 delante de una muchedumbre, el propio Messali irrum- Por su parte, el PPAva a iniciar una campaña de presencia en la sociedad
pirá lanzando una proclama independentista que pretendia forzar el debate argelina que pasa por la presentación a las elecciones, creando una dinámi-
contenido hasta entonces en unas reivindicaciones concretas y realistas. ca nueva. En 1937 y 1938 presentó candidatos en varias elecciones munici-
Pero el clima va a enrarecerse en los meses siguientes. El asesinato del pales y cantonales frente a los candidatos del PCA, de los Electos o del Con-
muftí de Argel, representante de un Islam oficial que había criticado la repre- greso. Messali llegó a salir elegido por Argel, pero las autoridades decidieron
sentación que los ulemas asumían de todo el pueblo argelino, se volvió en proclamar frente a él a un candidato Beni oui oui, Zerruk Mohiddin. En abril
contra de ellos, acusados de instigar el crimen. Por su parte, el Dr. Benyellul de 1939 se repitió la misma operación de castigo al PPA,cuyo candidato obtu-
se desmarcó de los comunistas, creando un clima de desunión entre las fuer- vo 5.590 votos frente a los 4.539 de Zerruk.
zas asociadas en el Congreso de junio de 1936. Reformistas y radicales van En vísperas de la segunda Gran Guerra, la defmición del partido de Mes-
a adoptar posiciones en conflicto a propósito de los temas concretos plan- sali en pro de la independencia había marcado un hito en la historia del nacio-
teados por la política gubernamental. El proyecto de ley Viollette, presentado nalismo argelino, que acabará por arrastrar a las otras tendencias en el cur-
en la Cámara de Diputados ell de enero de 1937, suscitó el apoyo de los so de la contienda mundial. Ello le va a costar al PPA el encarcelamiento de
electos y de los comunistas, mientras encontró algunas resistencias entre los varios de sus líderes, incluido el propio Messali, así como convertirse en el 11,,·
ulemas y el rechazo total de la Estrella Norteafricana, asentada cada vez más chivo expiatorio de una época de crisis.
en Argelia y donde su actitud intransigente provocó su ilegalización el 26 de
enero de 1937. Dos meses más tarde, en marzo, Messali creará el Partido Cuadro 5.6. Población de Argelia y Túnez (1921-1936) (en miles).
Popular Argelino. Entre tanto, los alcaldes y adjuntos de Argelia amenazaron
. al Gobierno el 8 de febrero con una dimisión masiva y una huelga adminis- 1921 1936
trativa si el proyecto iba adelante. Pobl. Musul- Euro- % Pobl. Musul- Euro- %
País total manes Judíos peos europ. total manes peos europ.
La respuesta musulmana para apoyarlo fue en cambio mucho más lenta
Argelia 5.790 4.925 74 791 16,1 7.147 6.201 946 15,2
y débil. El segundo Congreso Musulmán Argelino tuvo lugar en julio de 1937
Túnez 2.142 1.938 48 156 8,04 2.608 2.395 213 8,8
en Argel, con la asistencia de 154 representantes, casi la mitad de ellos del
departamento de Constantina. Ausente el PPA por considerar las organiza- Fuente: Moncer Rouissi, 1977: 81 y 84.
ciones convocantes que su propuesta de independencia de Argelia no era
realista, el Congreso se debatió entre convertirse en un partido o en un movi-
miento sociopolítico amplio para apoyar la Carta reivindicativa. Pero aunque Cuadro 5.7. Población de las principales ciudades de Argelia y Túnez
el segundo Congreso expresara su frustración por los escasos logros de la por comunidades (1931).
política colonial del Frente Popular, la marginación de los nacionalistas y el
Europeos y judíos Musulmanes Total
desenganche de los ulemas, acabó por convertir la reunión en un tímido ele- Ciudades
mento de promoción del proyecto de ley Blum-Viollette. Argel y entorno 223.658 (7%)* 112.920 (33,5%) 336.578
La Federación de los Electos, uno de los pilares esenciales del Congreso, Orán y entorno 135.799 (11%)* 36.667 (21,2%) 172.466
adoptó la decisión, para presionar por las reformas pretendidas, de hacer di- Constantina 51.142 (12%)* 53.760 (51,2%) 104.902
Bona 38.064 30.714 (44,6%) 68.778
mitir a los electos de sus respectivas organizaciones. La medida, respuesta tar-
Philippeville 23.773 23.977 (50,2%) 47.750
dia a los alcaldes y que implicaba un cierto boicot a las instituciones francesas, 46.060
Tremecén 12164 33.896 (73,6%)
fue amplia, pero desigualmente seguida en el territorio de Argelia y sus efec-
Túnez y entorno 131.247 (15%)* 102.873 (43,9%) 234.120
tos muy populares entre la opinión musulmana. Pero, careciendo este gesto tes-
Sfax 11.235 28.734 (71,9%) 39.969
timonial del peso de la amenaza de los alcaldes, no se llevó además hasta sus 13.298 (52,5%) 25.324
Susa 12.026
últimas consecuencias, retornando a sus puestos progresivamente a comienzos 9.221 13.985 (60,2%) 23.206
Bizerta
de 1938,cuando el proyecto Blum-Viollettehabía definitivamente fracasado como Kairauán 1.030 20.502 (95,2%) 21.532
consecuencia de la firme oposición de los colonos. A juicio de Abbas, "este fra-
* Los porcentajes con asterisco se refieren a los judíos respecto del total de la ciudad.
caso hizo sonar las campanas de la política de integración y sin duda, las de la
coexistencia pacífica de franceses y musulmanes en Argelia" (Abbas, 1984). Fuente: Ganiage, 1994: 460.

178 179
5.3. El desturianismo tunecino La población europea también ha crecido sensiblemente en este perío-
o. Censada en unas 150,000 personas en 1911, en su mayoría italianas como
5.3.1. Demografía y estructura social e dijo más arriba, ascenderá a 213,000 en 1936, año en el que los franceses
on ya mayoritarios: 108,000 frente a 94,000 italianos y 7,200 anqlo-malteses.
A partir de 1911 la población tunecina es censada regularmente, si bien Esta población europea muestra progresivamente su arraigo, siendo desde
los datos no son, en un primer momento, de una excesiva fiabilidad, De algo 1921 más numerosos los nacidos en Túnez que los inmigrados procedentes
más de millón y medio de personas al comenzar el siglo, va casi a duplicar- del continente o de Argelia, Por otra parte los europeos viven sobre todo en
se al término de la Segunda Guerra Mundial. las ciudades, llegando a la cifra del 83% en 1946, En su mayoría se emplean
'1111
en el sector terciario, tanto en la administración como en los servicios, en las
Cuadro 5,8, Evolución de la población tunecina musulmana, actividades para-industriales y el comercio, en el que los israelitas (unos
30,000 que habían tomado la nacionalidad francesa), desempeñaban un papel
Año Población Cree, neto % Cree. anual
importante, En la cúspide social se encontraban los preponderantes, burguesía
francesa que había logrado controlar los sectores agrario y comercial. Ape-
1911 1.740,000
nas un 1% de los europeos, los grandes colonos, propietarios agrícolas vin-
1921 1.890.000 150,000 0,86
1,43
culados a las sociedades financieras, dominaban las instancias políticas, por
1931 2.160.000 270.000
encima de los comerciantes acomodados, otro 1%,
1936 2.340.000 180.000 1,66
La élite tunecina musulmana va a sufrir doblemente el impacto, de un lado
1946 2.920.000 580.000 2,47
de la expansión de la colonia europea y, de otro, de la "marea rural" (Kassab,
Fuente: A. Kassab, Histoire de la Tunisie. L'époque contempo- 1976: 209) que inunda literalmente el mundo urbano en el primer tercio del
reine. siglo, Las viejas familias beldis (de cepa, del terruño), tanto la vieja casta
mameluca, ya en declive, como la burguesía agraria absentista de la que se
Pero lo más significativo será su ritmo de crecimiento, que se incremen- extraían los cuadros del Antiguo Régimen, abandonarán la vieja medina de l'

ta cada década conforme se controlan las epidemias, se extiende la sanidad la capital frente a la invasión de barranis (forasteros) rurales, instalándose en '1
,1

por los campos y se dejan sentir sin duda los efectos modernizado res de la barrios residenciales de la periferia, junto a los que crecían también barrios
acción colonial. Aunque la mortalidad infantil sigue siendo importante, sobre de chabolas. 1\1

todo en las zonas rurales, la pirámide de edad empieza a manifestar una ancha El poder político en el protectorado tunecino estaba reservado a la mino-
base compuesta de un 50% de menores de 20 años, ría de los preponderantes que controlaban las instituciones, especialmente la l'

La colonización comporta, sin embargo, otros efectos socialmente perni- Conferencia Consultiva, creada en 1891 y compuesta por 3 colegios, dos de 1'1'"

las Cámaras de Comercio y de Agricultura, y un tercero de los profesionales, I

ciosos: la desintegración de la organización social tradicional, conforme el cam-
pesino se ve separado de sus tierras y obligado a un éxodo rural que dese- incorporando tanto a las profesiones liberales como a los obreros franceses, 1

quilibrará la distribución geográfica en el país, La crisis económica de los años
treinta acelerará este proceso sobre todo en la región de Túnez, la capital, don-
de si el crecimiento en la década de 1926-1936 se sitúa en un 2,2% anual, entre
los años 1936-1946 se elevará a un 7,2%, doblando su población en diez años
y acrecentando notablemente el proceso de ruralización iniciado ya en los años
de la primera guerra, Abdelaziz Taalbi, uno de los pioneros del movimiento
nacionalista tunecino, describirá dramáticamente esta situación en 1920 en su
obra La Tunisie mertyre. Ses revindicetions: "Los fellahs se han convertido en la
plebe de los nuevos dueños, caminando a lo largo de los caminos víctimas del
hambre como mala consejera; desolan las ciudades con su miseria abruma-
dora; se dirigen hacia el desierto árido y trágico persiguiendo una subsisten-
cia cuyo espejismo se aleja eternamente" (Taalbi, 1920: 112),
A partir de 1907 se incorporó una sección tunecina, integrada por 16 miembros
indígenas, La Conferencia sería posteriormente modificada para convertirse
en el Gran Consejo a partir de 1921, Pero los preponderantes eran además
fuertes a través del control de poderosos órganos de prensa como Le Colon
franc;ais o La Tunisie Irenceise.
5.3.2. La emergencia del nacionalismo tunecino
El viejo reformismo tunecino de la segunda mitad del siglo XIX, encarna-
do en [aireddin el-Tunsi, había promovido una enseñanza bilingüe en institu-
ciones como la Escuela Saddiqi o la Jalduniya que pretendían iniciar a los tune-

181
180
 En 1907, un grupo de jóvenes educado bajo el Protectorado y de for-
cinos en las ciencias modernas. Por otra parte, la colonización había promo-
vido en los comienzos de la presencia francesa la enseñanza en esta lengua mación bilingüe va a fundar un periódico en lengua francesa, Le Tunisien,
y un partido denominado Joven Tunecino que pretende resucitar la vieja
entre las élites, no sólo europeas sino musulmanas e israelitas, eso sí, con los
reparos de los preponderantes que expresaron sus temores ante la promoción Constitución tunecina de 1861, convirtiéndola así en bandera. De diversos
orígenes como había sido habitual en el viejo Túnez otomana, algunos de
de los indígenas. De este modo, entre 1885 y 1891, las escuelas francesas
habían pasado de 24 a 83, elevándose el número de alumnos de 4.390 a 10.900. ellos eran originarios de Turquía, como Alí Hach Bamba o Sadok Zmerli, y
otros de Argelia, como Hasin Yaziri, Hasan Guellagti o Abdelaziz Taalbi,
Lo significativo es que más de la mitad eran tunecinos, bien judíos (3.733) o
musulmanes (2.471), seguidos de los italianos (1.730), franceses (1.494) y mal- pero a todos les unía un sentimiento común por la promoción de Túnez y
teses (1.394). Unos años después, en 1897, el número de musulmanes era de los tunecinos.
Los Jóvenes Tunecinos van a encontrarse frente a una opinión pública
casi 5.000, y constituían la categoría más numerosa, para decrecer progresi-
vamente al comenzar el siglo. Los israelitas en cambio conservaron un peso francesa hostil, no sólo de los preponderantes y de sus medios de informa-
ción, sino de hasta ambientes socialistas ligados a la SFlO que los converti-
importante, conformando un grupo clave sobre el que se apoyaría el cuerpo
rán, en las páginas de su órgano de prensa Le Socialiste, en "ineptos fanati-
de profesionales y cuadros administrativos en el primer tercio del siglo.
La disminución del alumna do musulmán en el nivel primario iba a en- zados", "intelectuales de parada", responsabilizados en noviembre de 1911
de soliviantar a las masas tunecinas a raíz de la expropiación del cemente-
contrar aún mayores dificultades en el secundario, mientras se trataba de
rio musulmán de Yellaz, que motivó unos incidentes violentos contra italianos
orientarlo hacia la enseñanza profesional. Las cifras son significativas: once
y franceses y una represión contra los tunecinos que culminó con el esta-
años después de ser establecido en 1911 el Diploma de fin de estudios secun-
blecimiento de un estado de sitio que se habría de prolongar hasta 1920.
darios del Colegio Saddiqi, único establecimiento secundario para musul-
Pocos meses más tarde, el malestar acumulado desde el inicio de la guerra
manes, tan sólo habían optado a él 69 candidatos, obteniéndolo sólo 34 de
ítalo-turca (septiembre de 1911), que tuvo por escenario la vecina Libia,
ellos. Las minorías europea y judía sí que contaban en cambio con una infra-
volvió a estallar en febrero de 1912 en respuesta al atropello de un niño tune-
estructura educativa adecuada: en 1920 acaparaban los tres cuartos de los
cino por uno de los tranvías de la capital. Esto va a provocar el llamamiento
efectivos escolares en primaria, que se elevaban a 44.000 alumnos, contan-
al boicot de los tranvias por un comité dirigido por el Joven Tunecino Ali Hach
do con una amplia red de liceos en secundaria.
Bamba, boicot que se prolongará durante más de un mes y que concluirá
Ello no va a impedir que, por diversos medios, la burguesía y la clase
media musulmana presione para ampliar su presencia, consiguiendo en con la detención de los promotores.
Los años de la Primera Guerra Mundial van a ser vividos en Túnez en
vísperas de la Segunda Guerra Mundial contar con un núcleo que será el
calma. Habrá una promoción de la inversión, de las infraestructuras, con
que impulse el movimiento nacionalista. En palabras de Charles André Julien,
una expansión de la producción. Participarán 63.000 tunecinos en la con-
"de la decepción de la élite al verse marginada de la actividad pública" va
tienda en el ejército francés, y el llamamiento del Sultán otomana para que
a nacer la conciencia nacional tunecina (julien, 1952: 68).
Pero no puede olvidarse que en la prehistoria de este movimiento se encuen- sus súbditos se opusiesen a Francia, no tuvo ningún eco en el país. Sí en
cambio los catorce puntos del Presidente Wilson que llamaban a la auto-
tra un movimiento paralelo al de los Jóvenes Argelinos. La ampliación de la Ley
determinación de los pueblos y que van a hacer que los Jóvenes Tunecinos
de prensa en 1904 va a permitir la publicación, en septiembre de 1905, del
se transformen en Partido Liberal Desturiano (o Constitucional, PLD). El libro
periódico Al- Taraqi, en lengua árabe, órgano de expresión de un grupo libe-
antes citado de Taalbi, redactado con el abogado Ahmed Saqqa, asentado
ralliderado por Salah Ben Mahmud. En él se defenderá la presencia de los
en Francia, se va a convertir en el manifiesto tunecino que contendrá las
tunecinos en las instituciones del país, como lo hará también desde 1906 el
quejas de los musulmanes. Taalbi se inslada en París a partir de 1919 don-
periódico francés dirigido por René Bouyac Le Libéral de Tunisie (11ili,1978: 1,
de redactará una memoria con 18 reivindicaciones de los tunecinos que
28-29). Es por estas fechas cuando puede censarse el nacimiento del movi-
presentará al Parlamento francés en junio de 1920 y tomará contacto con la
miento de los Jóvenes Tunecinos: en el discurso pronunciado por Bechir Sfar, ..11
izquierda francesa para sensibilizarla a favor de la recuperación de un sis-
uno de los fundadores de la Jalduniya y presidente de la Junta de Habices, orga-
tema constitucional para Túnez, con una asamblea tuniso-francesa elegida
nismo que gestionaba los bienes religiosos, al inaugurar un centro de benefi-
por sufragio universal y el logro de un clima de libertades que eliminase la
cencia. Se expresaban así, de paso, las primeras reivindicaciones de repre-
discriminación que sufrían los indígenas. Sin embargo, Taalbi va a ser en-
sentación y participación de los tunecinos.

1'83
182
carcelado por expresar estas reivindicaciones, acusado de atentar contra
la seguridad del Estado.
Taalbi había elevado también sus reivindicaciones ante el Bey Naser, con
la esperanza de que éste presionara ante las autoridades francesas para su
consecución. En 1922, un año antes de su muerte, el Bey protagonizará un
incidente a raíz de la visita al norte de África del Presidente francés Alexan-
dre Millerand, amenazando con dimitir si no eran concedidos los 18 puntos
del desturianismo. Aunque se volvió atrás, su gesto contribuyó a hacer pro-
paganda de la necesidad de reformas.
5.3.3. El nacimiento del sindicalismo tunecino
Desturianismo y sindicalismo van a ser los dos pilares sobre los que
se construya el Túnez independiente. El segundo de ellos va a comen-
zar a organizarse en la década de los años veinte, bajo impulso de los
comunistas que quieren mostrar su sensibilidad diferenciada de los socia-
listas en la cuestión colonial. Si éstos y la central obrera CGT tradicional
habían mostrado indiferencia por las reivindicaciones tunecinas, los comu-
nistas llamarán a la afiliación en una central autónoma a los obreros tune-
cinos. En colaboración con el PLD van a convocar una huelga en marzo
de 1924, que está en el origen de la creación de la Confederación Gene-
ral Tunecina del Trabajo (CGTT) por Muhammad Alí y J. P Finidori que
responde, en palabras de N. Sraieb, al deseo precoz de autonomizarse
de los sindicatos coloniales por parte de obreros indígeneas en sectores
no industriales (Sraieb, 1985: 6-7). La nueva central va a ver coaligarse
en contra de ella a la Residencia y a la CGT tradicional, promoviendo una
serie de procesos contra comunistas y desturianos en 1925 que acaba-
rán en penas de hasta 10 años de prisión por complot contra la seguri-
dad del Estado.
Este primer ensayo de sindicalismo autónomo, si bien representa un
hito social decisivo, no va a tener continuidad. Su desgraciado desenlace
está ligado sin duda a que sacó prematuramente a la luz pública cuestio-
nes como la liberación nacional, mientras el sindicalismo socialdemócra-
ta seguía atado a la idea colonial de la "misión civilizadora" de Occiden-
te. Sin embargo, la crisis económica de 1930-1931, versión tunecina de la
mundial de 1929, provocará la necesidad de organización obrera. Aunque
date de noviembre de 1932, la legalización del derecho sindical en Túnez,
hasta entonces no regulado y tolerado sólo para los europeos, se va a demo-
rar hasta junio de 1936: una segunda experiencia de sindicalismo indíge-
na, una segunda CGTT ligada ésta al movimiento desturiano renovado del
que se hablará a continuación.
184
6.3.4. La ruptura generacional del Neo-Destur
La represión del movimiento desturiano revela sus debilidades y la nece-
sidad de una renovación. El retorno de Francia, en donde habían cursado sus
carreras universitarias, de una nueva generación de patriotas en torno a los
años 1926-1927, coincidiendo con el momento de hibernación del desturia-
nismo, hace aparecer en escena a figuras como el médico Mahmud Matiri,
nacido en 1897 o el abogado Habib Burquiba (nacido en Monastir en 1900),
que emprenden la tarea de publicar un periódico en octubre de 1930,La VOIX
du Tunisien, dirigido por Chadli}airallah y en el que colaboran otros jóvenes
con sensibilidades próximas a los desturianos y a los socialistas como Bahri
Guiga, Tahar Sfar o el hermano de Burguiba, Muhammad. En el periódico
"proclaman la intangibilidad de la personalidad nacional y de la soberanía
política del pueblo tunecino y preconizan un nacionalismo que lucha contra
un régimen y no contra una civilización" (Bessis-Belhassen, 1988: 51). Su
popularidad y el tono abiertamente nacionalista harán intervenir en su con-
tra a los preponderantes, iniciándose un proceso contra los redactores en
junio de 1931 que les acabará enfrentando con la dirección del periódico,
más complaciente. De ahí que, abandonándolo, decidan editar uno nuevo,
L'Action tunisietuie, que aparecerá el 1 de noviembre de 1932 con un artícu-
lo de Habib Burguiba sobre "El presupuesto tunecino" en el que concluía:
''Veremos si el Protectorado, que es un régimen esencialmente provisional, es
considerado, como lo afirman irúatigablemente todos los discursos oficiales, como
una tutela sincera y leal destinada a encaminar progresivamente al pueblo tune-
cino hacia un estado de madurez política próximo a la independencia, o si no
constituye, a los ojos del Quai d'Orsay; una fórmula cómoda para realizar sin cho-
ques, y so pretexto de una colaboración de pura forma, el empobrecimiento pro-
gresivo del pueblo tunecino por medio de un desplazamiento sistemático de sus
riquezas" (Bourguiba, 1967: 102).
No puede olvidarse el momento en que esta revista ve la luz, en plena
crisis económica tunecina. La denuncia de la hambruna que padecen cier-
tas regiones, la crítica de las tímidas medidas sociales con que el Protecto-
rado pretende hacerle frente, ocupan muchas páginas del periódico pero no
son más que un pequeño episodio de una lucha llevada a cabo por esta nue-
va generación de políticos nacionalistas. Van a dar el salto definitivo en el
congreso del Partido Desturiano que se celebrará los días 12 y 13 de mayo
de 1933 en protesta por un decreto que permitía el arresto domiciliario de
los tunecinos acusados de hostilidad al Bey a la nación o a la administración
protectoras. Burguiba, en un artículo en L'Action tunisienne publicado el 12
de mayo, denuncia la inquisición administrativa contra todo acto político o reli-
185
gioso como el único método al que es capaz de recurrir el Gobierno, al tiem-
po que arremete contra el Bey que aportó su aval al decreto, proclamando:
"La noble causa que defendemos -la liberación de todo un pueblo- tiene
necesidad de mártires para entrar en su fase decisiva".
Tres días después, en otro artículo titulado "Un Congreso histórico. Rea-
grupamiento de las fuerzas tunecinas", dará cuenta de los resultados de un
Congreso que, a juicio de Burguiba, revelaba hasta qué punto el viejo PLD
era incapaz de hacer frente a los acontecimientos ni de responder a las aspi-
raciones del pueblo. Tomando la palabra, el propio Burguiba preconizará' 'la
independencia de Túnez, completada por un tratado de amistad y unión con
la gran República Francesa, garantizando a Francia sus intereses legítimos y
los de toda la colonia extranjera", llamando a "una entente espontánea entre
dos pueblos libres, sin ninguna idea de preponderancia o de dominación".
La respuesta de la Residencia será la suspensión del PLD y de los periódicos
nacionalistas, en medio de un clima de agitación político-religiosa produci-
do, entre otros temas, por la fatua pronunciada por el muftí de Bizerta prohi-
biendo enterrar en los cementerios musulmanes a los que se habían natura-
lizado franceses, al considerárseles como apóstatas. Burguiba (en un artículo
del 20 de abril de 1933) y los nacionalistas, entrarán en la polémica que será
uno de los elementos que mantendrá en tensión a la sociedad tunecina. El
poder opondrá otra fatua, pronunciada por ulemas oficiales, suscitándose una
guerra de opiniones hábilmente manipuladas políticamente e incluso parece
que sostenidas por el Gobierno italiano que también veía con malos ojos la
naturalización de sus súbditos (Bessis-Belhassen, 1988: 57).
En marzo de 1934 Burguiba y su grupo de jóvenes nacionalistas rompe-
rán con el paleo-Destur en el Congreso de Ksar Hellal, en el Sahel, creando el
Neo-Destur, con el Dr. Matiri como presidente y Burguiba como secretario
general. Crearán su propio periódico en lengua francesa, Al-Amal (La acción)
y lanzarán una campaña contra el pago de impuestos y un boicot a los pro-
ductos franceses. Para intentar frenar las consecuencias de la campaña, el Resi-
dente deportará al sur tunecino, e13 de septiembre de 1934, a cuatro dirigentes
comunistas judíos y a ocho neo-desturianos, entre ellos los hermanos Burgui-
ba y el Dr. Matiri. Unos meses más tarde, en una nueva ola de deportados se
incluiría a Salah Ben Yussef. En febrero de 1936, en vísperas de la victoria del
Frente Popular, se elevaban a 68 los detenidos, 53 de ellos del Neo-Destur.
5.3.5. El Frente Popular y la experiencia franco-tunecina
Aunque breve, la experiencia del Frente Popular en Túnez va a cambiar
la situación tan deteriorada. El nuevo residente, el ex-sindicalista Armand Gui-
llon, promulgará decretos sociales que incluyen la libertad sindical y de opi-
186
nión para los tunecinos, regulación de los salarios y despidos, comisiones de
negociación laborales. Una guerra se inicia entre los preponderantes y los
patronos en contra del residente y de los sindicatos. Los primeros obstaculi-
zarán todo lo posible la puesta en práctica de unos decretos que les privaban
de privilegios. Y para ello movilizarán todas sus fuerzas, incluyendo su influen-
cia en el aparato policial del Protectorado. En este marco de crisis política, los
dos partidos desturianos plantearán su reivindicación de un tratado con Fran-
cia equivalente al firmado en Egipto en agosto de 1936 por Gran Bretaña o en
Siria en septiembre de ese año por Francia. Aunque el Gobierno del Frente
Popular, a través del subsecretario de Estado para Asuntos Exteriores, Pierre
Vienot, declaró en Radio Túnez a principios de 1937 que estaba dispuesto a
hacer frente a "ciertos intereses privados de franceses que no deben-confun-
dirse necesariamente con los intereses de Francia" (julien, 1978: 177-178),
fueron finalmente más fuertes los colonos, que acabaron por imponer sus pun-
tos de vista y acabar con esta experiencia franco-tunecina.
La caída del Frente Popular a fines de junio de 1937, la repercusión en
Túnez de la represión contra los nacionalismos argelino y marroquí en noviem-
bre de 1937 Y la radicalización de los neo-desturianos, que declaran deci-
dirse definitivamente por la lucha, contribuyen a deteriorar el clima sin que
la mediación del viejo líder Abdelaziz Taalbi, retornado tras 14 años de exilio
en el Oriente árabe, pueda contribuir a distensionar. EllO de abril de 1938,
un día después de una violenta jornada de protesta, 29 dirigentes neo-des-
turianos fueron acusados de complot contra la seguridad del Estado. Veinte
de ellos, entre los que se encontraban los dos hermanos Burguiba, Hedi Nuira
y Salah Ben Yusef fueron procesados. En noviembre de 1939, pendientes aún
del procesó, fueron transferidos de la prisión de Túnez a la de Tebursuk y de
ahí a Marsella, donde habrían de ser liberados por los alemanes en diciem-
bre de 1942.
5.4. El Magreb: de los manifiestos a la independencia
5.4.1. De la conquista italiana de Libia a la Segunda Guerra Mundial
En la historia tunecina contemporánea aparece una interferencia libia en
determinados momentos: refugio de resistentes a la colonización en 1884, re-
ferente de solidaridad en momentos de crisis, plataforma de agresión en situa-
ción de guerra. La posición geográfica de Libia, a medio camino de los inte-
reses británicos en el Canal y Egipto y de los franceses en Argelia y Túnez,
cuenta con un dato añadido, su vecindad a Italia, que hará que ésta se sienta
atraída por aquel territorio, cierto que de rechazo tras la frustración italiana
por no haber podido adelantarse a la conquista francesa de Túnez. Si bien
187
 ésta se produjo con el beneplácito británico, las rivalidades suscitadas a par-
tir de 1882 entre las dos potencias en el Mediterráneo, beneficiarán a una Ita-
lia que, aunque instalada en la Ttiplice Alianza, ha sabido conservar su papel
de "hombre de confianza de Gran Bretaña en el Mediterráneo" (Mieqe, 1968:
37), firmando ambos países en febrero de 1887 el acuerdo secreto -que se
extiende a España- y que afecta directamente a la cuestión marroquí. En la
renovación de la Triplice, también en febrero de 1887, se introduce una cláu-
sula por la que Alemania apoyaría a Italia en caso de que Francia decidiese
intervenir en Marruecos o en Tripolitania. Ese juego sutil diplomático italiano,
sabiendo "obtener beneficio del equilibrio de las fuerzas internacionales"
(Gramsci, 1974: 294), a pesar de su falta de autonomia internacional, dará tam-
bién sus frutos en la expansión colonial.
Sin embargo, la prudencia fue el rasgo dominante de la política italiana
en la aún provincia otomana, pues dio prioridad, en una primera etapa, el
desarrollo de los intereses económicos italianos, y consiguió el primer pues-
to en el comercio marítimo desde 1894, con más del 45% de las operaciones
del puerto de Trípoli a principios del siglo xx. La emigración fue otro de los
elementos que desempeñaron su papel en esta etapa previa. En Túnez la pre-
sencia de una importante colonia italiana fue un elemento del juego diplo-
mático y político y, aunque en Tripolitania era más difícil de proyectar una
colonización de poblamiento, ésta también se puso en práctica en el momen-
to de la conquista, si bien apenas llegaba la colonia italiana al millar de per-
sonas. La emigración era no obstante uno de los principales argumentos para
la justificación, hasta en ambientes de izquíerda, de la expansión imperialis-
ta pues, no se olvide, la envergadura del problema migratorio en Italia llegó
a alcanzar en los veinte años que van de 1896 a 1915 a diez millones de per-
sonas. El socialista Antonio Labriola invitaba en 1902 a la ocupación de Tri-
politania como canalización de esa hemorragia humana (Mieqe, 1968: 84).
El vilayato de Trípoli se componía en realidad de tres territorios, Tripoli-
tania en el oeste, el Fezzan al sur y la Cirenaica al este. Desde 1712 una dinastía
de beys había logrado, como en Túnez, autonomizarse, pero desde 1835 el
Imperio había re asumido el Gobierno directo del territorio, mediante el envío
frecuente de valíes (veinticinco entre 1835 y 1881), pero debiendo compartir
el control efectivo en Cirenaica con la cofradía Sanusí. Fundada en 1827 en La
Meca por Ali al-Sanusi, había logrado extender toda una red de zagüías por el
territorio libio, Egipto, Chad y la costa del Hiyaz (Evans-Pritchard, 1963: 24-25),
a partir de la zagüía madre de Yagbub, en los límites egipcio-libios, en Cire-
naica. Desde allí, Muhammad Ben Alí, autoproclamado Mahdí, logrará exten-
der un imperio más allá de la región de al-Kufra,colindante con Egipto y Sudán,
y llegar al Chad, mucho más allá de donde los otomanos habían logrado esta-
blecerse. Cirenaica se convierte así en un territorio autónomo del vilayato de
Trípoli, donde la soberanía del sultán es puramente espiritual.
188
Habiendo evolucionado la cuestión del statu qua en Marruecos, Francia
va a llegar con Italia al Acuerdo de diciembre de 1900, por canje de notas
entre el Ministro de Negocios Extranjeros italiano, Marqués de Visconti y el
Embajador de Francia en Roma, M. Barreré (Ruiz de Cuevas, 1971: III, 245).
La primera busca manos libres para actuar en Marruecos, mientras la segun-
da consigue reconocimiento para su empresa en Tripolitania. Pero la pru-
dencia italiana de la que se ha hablado más arriba, nacida de una compren-
sión realista de su posición internacional, hará que tarde once años aún en
~,
encontrar la ocasión para iniciar la conquista de Libia. La fecha escogida para
la intervención es significativa: fines de septiembre de 1911, a dos meses del
episodio alemán de Agadir y menos de medio año antes del asalto a Fez. El
método, el clásico de las conquistas coloniales: encontrar un pretexto fácil, la
inseguridad de sus conciudadanos y lanzar un ultimátum a Estambul.
Pero, lo que se pensó una conquista fácil, va a ser una larga guerra que
se prolonga hasta 1932, con un período de tregua entre 1917 y 1923. La
ocupación de los puertos de Trípoli y Cirenaica fue rápida. El Gobierno
"joven turco" intentó una negociación que le permitiera conservar la sobe-
ranía política y espiritual sobre el territorio, aun cediendo el litoral a los ita-
lianos, pero éstos pretendían la cesión total de los territorios (Ganiage, 1975:
299), que anexionaron al reino de Italia. Con lo que no contaron fue con la
resistencia de las tribus lideradas por la cofradía Sanusí, bien asentada en
las distintas regiones del país, especialmente en Cirenaica. Estas tribus con-
tinuarán la guerra en nombre del sultán, incluso después de que éste firme
la paz en octubre de 1912, mediante el tratado de Ouchy, y consienta así en
retirarse de su última provincia africana, lo que condicionará hasta la re-
tirada italiana de las islas del Dodecaneso ocupadas durante la breve gue-
rra italo-turca.
La penetración italiana hacia el interior se hace a lo largo de 1913, con las
conquistas de Gat, en el extremo meridional de los confines tuniso-libios, y de
Gadames, al sur del Feddan. La entrada en la Guerra Mundial de Italia vino
precedida de negociaciones con los aliados sobre la ampliación de los domi-
nios coloniales. Los otomanos por su parte, en alianza con los sanusis, van a
aprovechar la guerra para intentar promover una rebelión que se extienda a
los dominios coloniales franco-británicos, intentando repetir lo que éstos habían
hecho con los hachemíes, pero sin medios ni resultados (Martel, 1985: 86).
Los sanusis, que deben afrontar a los franceses por el sur y a los británicos
por el este, sin el apoyo militar de los ·turcos, optan por el entendimiento con
los aliados en el pacto de Acroma de 17 de abril de 1917, lo que se conocerá
como el modus vivendi, transacción de compás de espera por la que Muham-
mad Idris, en nombre de la cofradía, reconocerá a los italianos la posesión del
territorio. Terminada la Guerra Mundial, Italia va a establecer en el territorio
dos provincias, Tripolitania y Cirenaica, y promulgará el Statuto de 1919 que
189
 pretende conceder autonomía al territorio, con instituciones propias y gobier-
no indirecto. Sin embargo, ni esta política ni los ensayos de volver a una nueva
"penetración pacífica" como la de antes de la conquista por medio de la atrac-
ción económica de las poblaciones, acaban por satisfacer a la cofradía. La ocu-
pación de Misurata va a hacer reempreder la rebelión, que se va a prolongar
hasta 1932. Ornar al-Mujtar, en nombre de Muhammad Idris, exilado en Egipto,
conducirá la lucha hasta su captura en 1931.
Terminado el conflicto, en 1934 se decreta la unificación de las dos pro-
vincias en una sola, Libia, tras haberse eliminado oficialmente el Statuto en
1927. Dos años más tarde, la fundación del Impero por Mussolini vincula a la
colonia norteafricana de una manera más directa a la metrópoli, para proce-
der a la anexión en 1939, dividida ahora en cuatro provincias: Bengazi, Der-
na, Trípoli y Misurata, quedando el Fezzan bajo una administración militar espe-
cial. Unos 120.000 italianos habían logrado establecerse en este territorio.
Cuando Italia, en mayo de 1940, entre en la Segunda Guerra Mundial,
esta vez al lado de los alemanes, Libia, a cuyo frente se encuentra el Maris-
cal Graziani, pretende quedar al margen para retrasar la ofensiva contra Egip-
to. Pero el ataque británico a Cirenaica en diciembre de ese año le obliga a
recurrir al ejército alemán. Los sanusis van a ser instrumentalizados por los
ingleses y a contribuir con su guerrilla a hostigar al ejército italiano. Pero el
general alemán Rommellogrará con el Afrika Corps recuperar Cirenaica en
la primevara de 1941, llegando hasta 100 km de Alejandría. Tras el desem-
barco aliado de noviembre de 1942 en el norte de África, que decide el cur-
so de la guerra, Trípoli será ocupado por los británicos en enero de 1943,
acabando el dominio italiano sobre el territorio.
5.4.2. La Segunda Guerra Mundial en el Magreb
Proclamada la guerra, África del Norte vive un período de espera en el
que el clima vivido en Europa parece alejado. Sin embargo, el armisticio del
25 de junio de 1940, deja sentir los primeros efectos con el ataque británico
a la armada francesa de Mers el Kebir para evitar que cayese en manos ale-
manas. El general Weygand se convertirá en delegado general para todo el
norte de África francés, con poderes sobre Residentes y Gobernadores de
los tres países. Los 110.000 hombres del ejército colonial, si bien seguirán
bajo mando francés, estarán sometidos a un control de alemanes e italianos.
Se llevará a cabo una política antisemita, con la abolición del decreto Cre-
mieux por el que los judíos habían accedido a la ciudadanía francesa, al tiem-
po que se pone en práctica una política de aproximación hacia las poblacio-
nes musulmanas -de la que habría de ser responsable Augustin Berque- que
implica tanto el diálogo con los notables como la firmeza con los agitadores.
190
La represión fue sistemática contra los sindicalismos inspirados por los parti-
dos de izquierda, si bien los nacionalistas se verán tolerados en un intento de
manipularles. Sin embargo, esta primera etapa de la guerra no supone el cese
de las actividades de éstos últimos. En Argelia, algunos musulmanes son incor-
porados de manera formal al Consejo Nacional, pero la pauperización creciente
de las masas populares motivará un informe de Ferhat Abbas que elevará en
abril de 1941 al general Pétain con el título de La Argelia de mañana. Sin poner
en duda el carácter francés de Argelia, denuncia en él la segregación que
siguen padeciendo los musulmanes y el contraste de vida con los europeos.
Ambos factores dificultan, a su juicio, el deseo de convivencia, elemento esen-
cial para la existencia de una nación, como se permite recordar Abbas con
palabras de Ernesto Renán. En Túnez, decapitado el Neo-Destur, la actividad
de los nacionalistas es vigilada estrechamente, siendo encarcelados algunos de
sus militantes como el Dr. Tamer. La accesión al poder del Bey Moncef en junio
de 1942 lo convertirá en el primer nacionalista del país, haciendo suyo el pro-
grama desturiano, lo que terminará por crearle problemas con el Residente.
En Marruecos, deportados los principales líderes del movimiento nacional,
éste se mantiene inactivo mientras el Sultán, Muhammad Ben Yussef, que había
corrido en la primera hora a expresar la solidaridad franco-marroquí, se man-
tiene receloso hacia el régimen de Vichy:
Pero la propaganda nazi va a intentar hacer mella en el movimiento nacio-
nalista magrebí. Ahmed Balafrey y Abdeljalak Torres, del lado marroquí y en
representación de los nacionalismos del sur y del norte, viajarán a Berlín (Wolf,
1994: 227-228), mientras agentes alemanes contactan a Messali Hay y a diri-
gentes del PPA argelino, al tiempo que España expresaba ante las potencias
del Eje su voluntad de suplantar a Francia al frente de las colonias de África del
Norte (Morales Lezcano, 1990), como expresaba la obra de Areilza y Castiella
Reivindicaciones de España de 1941. 1•• ,
5.4.3. El Manifiesto del Pueblo Argelino
Sin embargo, el desembarco aliado del 8 de noviembre de 1942 en Casa-
blanca va a modificar sensiblemente el panorama. Los movimientos nacio-
nalistas, viendo aparecer unos nuevos dueños de la situación, se volverán
hacia ellos para plantear sus reivindicaciones ofreciendo a cambio su cola-
boración. El primero en tomar la iniciativa será Ferhat Abbas en Argelia, des-
de donde dirigirá a mediados de diciembre un "Mensaje de los represen-
tantes de los musulmanes argelinos a las autoridades responsables", firmado
por 24 electos y notables, con el objetivo de conseguir la convocatoria de una
conferencia que reuniese a los electos y a los representantes "cualificados"
de todas las organizaciones musulmanas argelinas, a fin de elaborar un esta-
I91

tuto político, económico y social de los musulmanes argelinos. Sin ese estatu-
to, "basado en la justicia social", aseguraba el documento, no tenía sentido
reclamar deberes en una circunstancia como aquélla. El documento señala-
ba la contradicción de que el Presidente de los Estados Unidos defmía la gue-
rra como de "liberación de los pueblos e individuos sin distinción de razas
ni de religión", mientras las poblaciones representadas por los firmantes se
encontraban' 'privadas de derechos y libertades esenciales de las que gozan
los otros habitantes de este país". Dejaba entender a su vez que los argeli-
nos se comprometerían en esa lucha libertadora, "asegurando así su propia
liberación política al tiempo que la de la Francia metropolitana", si se daban
pasos positivos plasmados en un estatuto justo.
El mismo documento fue entregado a las autoridades francesas, dejando
constancia de que la liberación política de los argelinos se haría "en un marco
esencialmente francés", aunque se añadia la necesidad de "realizaciones tan-
gibles e inmediatas" que demostraran la voluntad resueltamente reformadora
de Francia (Collot-Henry; 1978: 153-155).
Se llegó así a la redacción de una extensa memoria el 31 de marzo de
1943, entregada al gobernador general de Argelia Peyrouton por Ferhat Abbas,
Benyellul, el Dr. Tamzali, Abdelkader Sayah y Mohiddin Zerruk, titulada Arge-
lia ante el conflicto colonial. Manifesto del Pueblo Argelino, memoria consen-
suada con el mayor número de fuerzas políticas, planteada "más que como
un lamento, como un testimonio y un acto de fe". Sin renegar de la cultura
francesa y occidental recibida y apreciada, el Manifiesto hace un repaso de
la historia del régimen colonial, de los esfuerzos y sufrimientos de las po-
blaciones musulmanas, del fracaso de todas las medidas reformistas intenta-
das ante el muro insensible de los colonos que, tras el desembarco aliado,
aprovechan para acusar a los nacionalistas de "germanófilos, salvajes, ladro-
nes y degenerados". Concluye el manifiesto "que el problema argelino es
esencialmente de orden racial y religioso", que ambos bloques, europeo y
musulmán, carecen de un alma común, "el uno, fuerte de sus privilegios y de
su posición social, e! otro amenazante por el problema demográfico que ha
creado y por el lugar al sol que reivindica y le es rechazado", El documento
concluye con la condena de la colonización y la necesidad de su abolición, con
la afirmación del derecho de autodeterminación para todos los países, con la
demanda de reivindicaciones como una reforma agraria, el reconocimiento del
árabe como lengua ea-oficial, libertades, instrucción, participación en el gobier-
no y amnistía, planteando todo ello como llave para aceptar nuevos sacrificios
(Collot-Henry; 1978: 155-165) (véase Texto 4 en el Apéndice).
El Manifiesto se habría de convertir en la referencia por excelencia de la
liberación de Argelia. Las reformas que lleva a cabo el general Catroux, oriun-
do de Argelia, al ser nombrado gobernador tras la instalación del general De
Gaulle en Argel para dirigir el Comité Francés de Liberación Nacional, serán
192
1 11
1 1
consideradas insuficientes por todos los nacionalistas. Ferhat Abbas creará
la Asociación de Amigos del Manifiesto el 14 de marzo de 1944 para tratar de
conseguir sus reivindicaciones, convertida en febrero de 1945 en Comité Pro-
visional de la Argelia musulmana. 1
1
111
5.4.4. La ocupación de Túnez por los alemanes '1:
1
111111
El desembarco americano en Marruecos y Argelia provoca la ocupación de
Túnez por los alemanes, 24 horas más tarde. El 12 de noviembre de 1942 las
tropas francesas abandonan la costa replegándose hacia el oeste, dejando cam-
po libre a las fuerzas de ocupación del Eje. Muchos tunecinos, sin embargo, a
pesar del llamamiento neo-desturiano, simpatizarán con los nazis y su propa-
ganda anti-judia y antifrancesa, recibiendo apoyo logística de prensa y radio. El
Bey y tras él una burguesía tanto modernista como tradicional, se mantuvieron
al margen a la espera de acontecimientos, El primero de enero de 1943 el Bey
nombró un gabinete, sin consultar al residente, a cuyo frente instaló al aliadófi.-
lo Muharnmad Chenik, designando al Dr. Matiri, que había escapado a la repre-
sión de 1938, ministro del Interior, así como al paleo-desturiano Salah Farhat,
ministro de Justicia. Este gabinete, moderado, logró mantener su neutralidad,
Los desturianos detenidos en Marsella fueron liberados por los alemanes
y trasladados a Roma en diciembre de 1942, donde se trató de negociar con
ellos su colaboración. Jugando con prudencia y ambigüedad, Burguiba logró
su libertad para poder asistir el 9 de abril de 1943 a la celebración del quin-
to aniversario de la masacre de 1938, en un momento en que los ingleses
ocupaban Sfax y Kairauán.
Una vez en Túnez, Burguiba tomó contacto con el Bey y con un partido des-
garrado en el que algunos de sus militantes, como Rachid Driss y Habib Tarner,
habían optado abiertamente por el Eje, viéndose obligados a huir con los ale-
manes al llegar a la capital los aliados el 12 de mayo. El general Van Arnim fir-
mó una rendición que produjo casi un cuarto de millón de prisioneros alema-
nes e italianos. Burguiba en cambio aparecerá a la luz pública, tras la liberación,
con un Manifiesto de carácter antifascista titulado Por un Bloque Franco- Tune-
cino, en el que recalcaba su obstinación, durante su estancia en Roma, a
negarse a pronunciar una sola palabra de hostilidad o venganza hacia Francia
o los aliados. Manifiesto exculpatorio y personalista, era también un llamamiento
a la reconstrucción del pais "cubierto de ruinas" que dejó el Eje, así como a la
formación de un bloque franco-tunecino (''fuera de Francia no hay salvación' '),
que antepusiera a todo la ayuda para ganar la guerra, "cuestión de vida o muer-
te" para la comunidad humana (Le Tourneau, 1962: 105-107).
El Bey no tuvo la misma suerte que Burguiba y fue obligado a abdicar el
14 de mayo, acusado de colusión con los alemanes y deportado a Laguat,
193

siendo sustituido por el Bey Lamin. Como señala Jean Ganiage (1994: 508),
lo que pagó el Bey Moncef fueron más sus veleidades independentistas que
sus relaciones con los alemanes. El último período de la guerra fue de rees-
tructuración del campo político tunecino. La muerte del viejo líder Abdelaziz
Taalbi, en octubre de 1944, creó un clima de acercamiento entre las diferen-
tes corrientes políticas, tanto desturianas como otras, que se concretó en un
Manifiesto del Frente Tunecino que lanzaba ya la idea de una "autonomía inte-
rior", base de lo que sería la autonomía interna reclamada y obtenida por el
Neo-Destur en 1954. Pero Burguiba había perdido elliderazgo que ejercía
en la anteguerra, sustituido por la popularidad del Bey ahora en el exilio. Otros
grupos políticos, incluso los sindicalistas de la UGTI, aunque ligados al des-
turianismo, habían recuperado prestigio. En este contexto Burguiba va a de-
cidir abandonar Túnez el 26 de marzo de 1945 para instalarse en El Cairo,
sede de la reciente Liga de Estados Árabes, a la búsqueda de un baño de
arabidad como harán también otros líderes magrebíes.
5.4.5. El Manifiesto del Istiqlal
Como en Argelia, el desembarco aliado produjo en Marruecos un cam-
bio rotundo, no sólo en el curso de la contienda sino en la propia marcha del
proceso independentista. El Sultán parece que logró convencer al Residen-
te francés de la inutilidad de una resistencia y se negó a sequirle en su replie-
gue. La conferencia de Anfa, en enero de 1943, va a reunir en el barrio resi-
dencial casablanqués al Presidente americano Roosevelt, a Winston Churchill
y a los generales franceses De Gaulle y Giraud. Para el primero, el fin de la
era colonial había llegado, y así pareció demostrarlo al entrevistarse a solas
con el Sultán sin representante alguno de Francia, en la que, según cuenta
Hasan II en su obra Le défi (1976), aquél le confesó que la era de la coloni-
zación había terminado y le prometió apoyo económico para una indepen-
dencia que veía con buenos ojos.
o El nacionalismo, aunque con sus dos líderes el-Fassi y Uazzani todavía
en el exilio, aprovechará el clima para reconstituirse en torno a Ahmed Bala-
frey La idea de condensar sus reivindicaciones en un Manifiesto, al estilo del
argelino, irá ganando terreno. Van a firmar 58 personalidades de las dife-
rentes tendencias, unidas a instancias del Sultán, el documento del 11 de
enero de 1944, que se convierte en el acta fundacional del Partido del Istiq-
lal o de la independencia. El documento denunciaba que los propósitos refor-
madores iniciales del Protectorado se habían trocado en pura administración
directa donde la arbitrariedad, en beneficio de la colonia francesa, había
sido la norma. Recordaba que "Marruecos constituye una unidad homogé-
nea que, bajo la alta dirección de su soberano, toma conciencia de sus dere-
194
1111
chos y deberes". Y concluía con la demanda de la independencia "en su inte-
gridad territorial bajo la égida de Su Majestad Sidi Mohamed Ben Yussef",
solicitando a éste que emprendiese las reformas y las acciones pertinentes
para establecer un régimen democrático. La consideración del trono como
símbolo de la nación, permitirá al movimiento una cohesión que el propio
Sultán buscará mantener hasta la independencia. Las referencias a la integri-
dad territorial, en alusión al descuartizamiento del territorio en dos protectora-
dos y en una zona internacional en Tánger (ocupada desde 1940 por las tro-
pas franquistas), se convertirán en el leitmotiv de las reivindicaciones del l¡1
movimiento nacional marroquí a todo lo largo de su historia e incluso hasta
la actualidad.
El eco del Manifiesto desbordó a sus firmantes, provocando una inquie-
tud entre la colonia francesa, llegando a encarcelarse a Balafrey y a otros nacio-
nalistas a finales de enero , acusados de hacer el juego a los alemanes lo que,
lejos de frenar la agitación, incitó aún más a un ambiente de revuelta que pro-
dujo los incidentes más graves desde el establecimiento del Protectorado.
Una serie de reformas administrativas, judiciales y educativas se pusieron en
práctica con vistas a calmar unos ánimos en los que había calado profunda-
mente el llamamiento a la independencia.
5.4.6. El retorno del espectro de la colonización
Las ilusiones despertadas por la concreción de los ideales independentis-
tas en los distintos Manifiestos magrebíes se verán quebradas por el [m de la
guerra. Si unas ciertas concesiones demagógicas habían sido necesarias para
asegurarse el esfuerzo que las poblaciones del norte de África hicieron por la
liberación de Francia, el retorno al régimen represivo anterior será visible des-
de el día siguiente del armisticio. Ellova a ser especialmente visible en Argelia,
donde la celebración del fin de la guerra el día 8 de mayo de 1945 va a provo-
car incidentes gravísirnos en Setif y otras ciudades del país, que se saldaron,
tras varios días de insurrección y represión, con 97 muertos franceses y 1.500
musulmanes, además de 4.500 detenciones, 2.000 condenas, de ellas 151 a
muerte. Se acusará a los messalistas como responsables y se tratará de reducir
los sucesos a la obra de "agentes hitlerianos del PPA" (Madjarian, 1977:83-84),
pero el foso abierto entre los dos mundos parece ya insalvable, a pesar de que
los decretos de 1944 y 1945 habían ampliado la participación de los argelinos
musulmanes, que podrían enviar al Parlamento de París el mismo número de
diputados que los del colegio electoral de los franceses de estatuto civil.
En los varios procesos electorales que se desarrollaron desde el fin de la
guerra hasta noviembre de 1946, dos constituyentes y uno legislativo, el cuer-
po electoral musulmán del segundo colegio, que se elevaba a 1.300.000 per-
195
sanas (frente a un primer colegio de medio millón de votantes franceses de
pleno derecho, de ellos unos 58.000 musulmanes) se abstuvo en una gran
parte (46%, 52% Y 61% respectivamente), reflejando tanto la desconfianza
hacia las elecciones como los titubeos de las fuerzas políticas argelinas que
iban desde preconizar el boicot hasta promover la participación según la
coyuntura. Primero los moderados del Dr. Benyellul, más tarde los seguido-
res de Ferhat Abbas que había transformado su Asociación en Unión Demo-
crática del Manifiesto Argelino (UDMA) y, por último, las listas de coopera-
ción franco-musulmana, obtendrán la mayoría de la representación indígena
sin que su papel en el Parlamento de París obtuviera ningún logro en su inten-
to de hacer votar un estatuto para Argelia. El propio Abbas había llegado a
definir su propuesta de una "República Argelina autónoma federada a una
República francesa renovada, anticolonial y anti-imperialista" , pero no obtu-
vo éxito en su defensa. Será la Asamblea legislativa la que finalmente aprue-
be un estatuto argelino e120 de septiembre de 1947 que desagradará por
igual a colonos y musulmanes. Rechazando el estatus de "Estado asociado"
preconizado por la UDMA,definía a Argelia como "grupo de departamentos
con personalidad civil, autonomía financiera y organización particular" (Ga-
niage, 1994: 525), con un gobernador que ejercería el poder ejecutivo y un
poder legíslativo repartido entre el Parlamento francés y una Asamblea arge-
lina que sería elegida a partes iguales por la población francesa (12% del
total) y la argelina. Las elecciones van a celebrarse por primera vez en abril
de 1948, en un clima de conflicto que dio por resultado una mayoría de inde-
pendientesoficialistas en el segundo colegio, con una minoría integrada por
9 messalistas (del recién fundado Movimiento por el Triunfo de las Liberta-
des Democráticas, MTLD)y 8 de la UDMA.
La vía electoral, visiblemente manipulada, no hace sino acumular frus-
traciones entre la población, que tiene la sensación de que la nueva situación
ofrece menos salidas que la de pre-guerra. Las dificultades de entendimien-
to entre las distintas formaciones, las tensiones en el seno de los propios par-
tidos' harán que la iniciativa acabe por ser tomada por un grupo clandestino
creado en 1948 por el PPAy dirigido por Ahmed Ben Bella, la Organización
Secreta, desde donde se prepara la insurrección armada, contemplada como
única salida ante la insensibilidad de colonos y autoridades.
5.4.7. Lamecamagrebí de El Cairo
Como Burguiba en 1945, otros dirigentes magrebíes se habían asilado en
Egipto buscando la protección de la Liga Árabe. Va a ser el caso de Allal el-
Fassi, instalado primero, tras su retorno del exilio gabonés en 1946, en la ciu-
dad de Tánger y más tarde en El Cairo. El clima que vivía el nacionalismo
196
marroquí en la posguerra hizo juzgar a el-Fassi más prudente y rentable un
retiro a la ciudad que ejercía de Meca del arabismo (ElAlami, 1972: 92). Allí
se encontrará con otros exiliado s marroquíes como los miembros del Partido
de la Reforma Nacional (PNR) tetuaní Abdeljalak Torres y Abdessalam Ben-
nuna que animaban, junto con elementos istiqlalianos, una Liga para la de-
fensa de Marruecos, así como, con otros tunecinos y argelinos, la Oficina del
Magreb Árabe. Será en El Cairo donde el 5 de enero de 1948 miembros de
los dos partidos desturianos tunecinos, junto con otros del PPAargelino, de los
marroquíes PRN, PDI de Uazzani, al-Uahda de Nasiri y del Istiqlal, apoyarán
el Manifiesto de Abdelkrim el [attabi, recién liberado e instalado en la capi-
tal egipcia, por el que se creaba el Comité de Liberación del Magreb Árabe
y en el que se expresaba la primacía de la obtención de la independencia
para los países del Magreb, en un pacto que debía ir hasta la liberación total
de los tres países.
5.4.8. El Sultán de las ciudades
La toma de posición nacionalista del monarca, distanciándose de la Resi-
dencia en su famoso discurso del 10 de abril de 1947, durante su visita ofi-
cial a Tánger y en el que proclamó la decisión de Marruecos de recuperar
todos sus derechos y adherirse a la Liga Árabe, empieza a acrecentar la au-
reola popular del Sultán que iría en aumento en los años siguientes. En octu-
bre de 1950, durante su visita a París, presentó al Presidente de la República
un memorándum pidiendo la revisión del tratado de Fez de 1912. En conni-
vencia con el Sultán, consejeros marroquíes denunciaron el presupuesto en
la sesión dedicada a él del Consejo de gobierno en diciembre de 1950. Unos
días después, el pachá de Marrakech El Glaui, alineándose con las posicio-
nes de la Residencia, acusaría al Sultán, en una audiencia, de haberse con-
vertido en "el Sultán del Istiqlal". Un mes más tarde, el Residente, general
Juin, lanzó un ultimátum al monarca para que optara entre el Istiqlal o el Tro-
no, contando con la presión de varios caídes acompañados de los caballeros
de sus tribus, ejercida frente al palacio de Rabat. Pero aunque el Sultán cedió
aparentemente para evitar una repetición del episodio de su ancestro Abde-
laziz, instauró una especie de "huelga del sello" que llegó a paralizar la rea-
lización de numerosos proyectos de la Residencia por falta del obligatorio
aval sultaniano.
Robert Montagne, en su obra Révolution au Maroe (1953: 12), analizará
este período a la luz de una escisión entre los campos y las ciudades de
Marruecos. Habiéndose convertido Muhammad Ben Yusef en el sultán de
las ciudades, la ignorancia de la vida de las tribus va a conducirle, según
Montagne, a la pérdida de su trono. El libro aparece antes de la conclusión
197

de todo este proceso, por lo que queda como una obra que apostó por la
maniobra colonial que depuso al sultán, una vez más en colaboración con
los rurales defensores del orden establecido. Pero no obstante este error de
prospectiva, acierta en la calificación de Ben Yusef como el Sultán de las ciu-
dades, habida cuenta que el movimiento nacional encarnado en el Istiqlal es
profundamente urbano y alejado de esa realidad tradicional de las tribus.
Paradójicamente, unos años después de la independencia, la propia lógica
de los acontecimientos volverá a divorciar el país rural del urbano, habien-
do de apoyarse el trono, para conservar el poder, en el fellah, como reza la
obra de Rémy Leveau (1976).
El desencadenante de estos acontecimientos decisivos va a ser la huel-
ga de protesta por el asesinato del sindicalista tunecino Ferhat Hached, el 8
de diciembre de 1952 y los incidentes que se produjeron durante ella, que
provocarán una feroz represión que afectó a 400 nacionalistas, tanto del Istiq-
lal como comunistas o sindicalistas, Con los representantes del mundo urba-
no encarcelados, el mundo rural recobra posiciones detrás de El Glaui, que
aglutina a 318 pachás y caídes (de un total de 348 en todo el país), que piden
la deposición del Sultán y acaban por proclamar como imam a Muhammad
Ben Arafa, de la familia reinante, convertido en el Sultán de los campos. El
chantaje de El Glaui llega hasta el fin, logrando que Francia envíe al exilio a
Mohammed Ben Yusef el 20 de agosto de 1953,
Sin embargo, el nacionalismo se organiza clandestinamente, y aparece
un Ejército de Liberación Marroquí en las montañas y una Munaddama sirri-
ya (Organización secreta) en las ciudades, que organizan la resistencia rural
y urbana. El desarollo del sindicalismo, promovido por el Istiqlal a través de
Mahyub Ben Seddiq que crea un Comité de organización para el estableci-
miento y desarrollo del sindicalismo libre, prepara el terreno para la consti-
tución de la Unión Marroquí del Trabajo (UMT)en marzo de 1955, que desem-
peñará un papel importante en la propagación de las ideas independentistas
y en el retorno del Sultán en octubre de ese año.
5.4.9. Sindicalistas y desturianos: la autonomía interna
El 20 de enero de 1946 va a constituirse la Unión General Tunecina del
Trabajo, de la que se convertirá en secretario general Ferhat Hached. Proce-
dente del sindicalismo de la CGT aunque ligado al movimiento desturiano,
este dirigente había preconizado siempre la autonomía sindical frente a los
partidos, centrales sindicales extranjeras o el Gobierno.
La larga ausencia de Burguiba empieza a resultar peligrosa para las ambi-
ciones del líder. En el seno del partido, figuras como Salah Ben Yusef han
alcanzado popularidad gracias a su llamamiento a la independencia efec-
198
tuado en el congreso de un Frente nacional tunecino que reunió, en el vera-
no de 1946, a gran parte de las fuerzas políticas, desturianos de las dos ten-
dencias y comunistas sobre todo. Burguiba va a decidir, en septiembre de
1949, retomar de improviso, y dedicar al Bey su primera visita protocolaria, I
en señal de reconocimiento del papel unificador de la institución.
En abril de 1950, Burguiba definirá en París, a donde acude a difundir las
I~
reivindicaciones tunecinas entre la opinión pública progresista, un programa 1,
que incluye, en primer lugar, un Gobierno homogéneo presidido por el Bey,
una Asamblea Constituyente elegida por sufragio universal y la supresión de I
instituciones francesas como el secretariado general, los controladores civi-
les y la gendarmería. En sus negociaciones, el acuerdo se produjo a propó-
1
sito de la progresiva incorporación de los tunecinos al co-gobierno del país, 1
pero los plazos para conseguirlo parecieron demasiado lentos a los ojos de
los nacionalistas. Éstos, entre ellos Ben Yusef, se incorporaron a un nuevo
Gabinete presidido por Muhammad Chenik en agosto de 1950.
El 15 de mayo de 1951 fue el propio Bey quien, en el octavo aniversario
de su subida al trono, pronunció un discurso, sin consultar con la Residencia, I
que se alineaba con el programa defmido por Burguiba un año antes. El ejem-
plo del sultán de Marruecos aparecía en el fondo provocando malestar en el
Gobierno francés. No obstante, éste asumió la necesidad de reformas, pro-
poniendo la elección de ayuntamientos en los que los franceses estarían re-
presentados, a cambio de la legalización del Neo-Destur, que seguía prohi-
bido a pesar de su actuación a la luz pública.
Un cambio en la correlación de fuerzas en el Parlamento francés dificul-
tará las reformas, contribuyendo a crispar la situación, complicada por la deci-
sión de dos ministros del Bey; Ben Yusef y Badra, de someter al Consejo de
Seguridad de la ONU la cuestión tunecina en enero de 1952, Ante el recha-
zo del Bey de destituir al Gabinete, el Residente optó por encarcelar a los
dirigentes desturianos. El propio Burguiba fue internado en Tabarka y en la
isla de Galite durante dos años.
Una pugna enfrentó al Bey y al Residente a lo largo de 1952, teniendo
como fondo las reformas municipales, que los desturianos consideraban una
trampa para hacerles aceptar el principio de la co-soberanía, contrario a su
idea de independencia. El propio Bey hizo plebiscitar a una asamblea de 42
notables su rechazo de las reformas, La tensión se extenderá a la calle, don-
de el terrorismo y contra-terrorismo comenzará a cobrarse vidas humanas,
entre ellas, como se ha dicho, la del sindicalista Ferhat Hached el 6 de diciem-
bre de 1952.
Aunque en marzo de 1954 un nuevo Gabinete presidido por Mzali impon-
drá una serie de reformas, consentidas finalmente por los franceses, que
daban casi todo el poder legislativo a una asamblea tunecina integrada por
43 musulmanes y dos judíos, la intransigencia desturiana, con la presión aho-
199
ra de los fellaga o guerrilleros rurales, no aceptará el régimen establecido.
Será la caída de Dien Bien Fu, que provocará la del gabinete Laniel y la subi-
da al poder de Pierre Mendés-France el18 de junio de 1954, lo que precipi-
tará la concesión de la autonomía interna. En el Palacio de Cartago, el 30 de
julio de ese año, el Presidente del Consejo francés la proclamaría como una
necesidad "del grado de evolución alcanzado por el pueblo tunecino (...) y
del valor notable de sus élites", que justifican que "este pueblo sea llamado
a gestionar por sí mismo sus propios asuntos". Unos días más tarde el Bey
6.
Lamin nombraría a Ben Arnnrnar al frente de un Gabinete en el que tres des-
turianos se encargarían de llevar a cabo las negociaciones con Francia para El Oriente Medio de la
la transferencia de la soberanía.
segunda posguerra: Revolución
V Panarabismo (19"6-1973) ~¡

6.1. De la creación de la Liga Árabe a la Guerra de Palestina

6.1.1. LaLiga de Estados Árabes: rivalidades por elliderazgo

La "recuperación de su unidad histórica", en expresión del pensador siro-

libanés Amín al-Raihani (Ruiz Bravo, 1976: 469), era una aspiración manifesta-
da desde sus orígenes por el nacionalismo árabe. Abdallah Laroui (1984: 57)
señala que para los árabes contemporáneos la unidad de referencia es el con-
junto árabe, ya que su conciencia política se encuentra estructurada en torno
a la problemática unitaria. Para él se trata de una "simple traslación de la utopía
unitaria del califato". La nostalgia del califato se ha tornado, en el siglo xx, en
utopía unionista.
Palestina va a ser en los años treinta el "motor de la resurgencia de la idea
unitaria árabe" (Laurens, 1991: 47). Y en alguna medida los británicos van a
ser sus parteros. Confrontados desde fines de esa década con la necesidad
de encontrar una salida al conflicto que opone a palestinos y sionistas, Gran
Bretaña buscará la mediación de los Jefes de Estado árabes. Entre éstos, los
dos soberanos hachemíes de Iraq y Transjordania conciben proyectos unita-
rios, el del Creciente Fértil y el de la Gran Siria. Pero ambos proyectos cho-
caban con los intereses franceses en la región, al par que con las rivalidades
de egipcios y saudíes, por lo que contaban con pocas posibilidades de éxi-
to. Pero en la propia Gran Bretaña y en el mismo seno del Gobierno habrá

200 201

posiciones encontradas a propósito del contenido que haya de cobrar esta
unidad árabe, encarnadas en los años de la Segunda Guerra Mundial, en las
posturas de Churchill y de su ministro de Exteriores Eden, partidario éste últi-
mo de "un mayor grado de unidad" en el mundo árabe.
Es en este contexto cuando los dos primeros ministros de Iraq y Egipto,
Nuri Said y Mustafa Nahhas, propondrán sus proyectos rivales. El primero, en
enero de 1943, aprovechando la hegemonía británica en la región como con-
secuencia de la debilidad de Francia, enviará una nota al Ministro de Estado
británico en el Medio Oriente, proponiendo la unificación de Siria, Líbano, Pales-
tina y Transjordania en una Gran Siria, que se federaría con Iraq en una Liga
Árabe a la que eventualmente podrían incorporarse cuantos estados indepen-
dientes lo deseasen. El segundo proyecto, el egipcio, se plantea en marzo del
. mismo año. Apadrinado por los ingleses, ya que no plantea problemas con
Francia o los judíos, concluye con una reunión preparatoria en Alejandría a fines
de septiembre de 1944 y con la firma del protocolo el 7 de octubre. En él se
expresa el apoyo a la causa Palestina, a sus aspiraciones legítimas que debe-
rían ser tenidas en cuenta si no se quería poner en riesgo la paz y la estabili-
dad del mundo árabe. Se avalaba el Pacto Nacionallibanés de 1943 y se adver-
tía de que nada sería más arbitrario e injusto que pretender arreglar la cuestión
de los judíos de Europa a costa de los Árabes de Palestina.
Va a nacer así la Liga de los Estados Árabes, fundada oficialmente en El
Cairo e122 de marzo de 1945 y que engloba como estados miembros a Egip-
to, Iraq, Siria, Líbano, Transjordania (pese a que aún no había recuperado su
independencia), Arabia Saudí y Yemen, incorporándose Palestina a través de
un representante designado por el Consejo de La Liga, Musa Alami. Entre sus
objetivos, el artículo 2 de su Constitución (Pereira-Martínez Lillo, 1995: 322)
establecía que "la Liga se propone fortalecer las relaciones entre los Estados
miembros, coordinar sus políticas para realizar la cooperación entre ellos y
salvaguardar su independencia y soberanía y, en general, cuanto afecta a los
asuntos e intereses de los países árabes". La cooperación se definía espe-
cialmente en asuntos económicos, comunicaciones, relaciones culturales y
políticas y bienestar social. Se creaba un Consejo integrado por represen-
tantes de los países miembros, en el que cada estado contaba con un voto,
siendo necesaria la unanimidad para llegar a acuerdos vinculantes. En los
asuntos en que no la hubiese, la decisión mayoritaria sólo afectaría a los paí-
ses que la votasen. La fuerza quedaba excluida para la resolución de con-
flictos entre los países miembros, en línea con la Carta del Atlántico de 1941.
La Liga se reservaba el derecho de excluir a algún miembro que incumplie-
ra sus obligaciones, lo que, con el tiempo, sería aplicado contra Egipto tras
los acuerdos con Israelen 1978.
Sin embargo, este proyecto confederador del mundo árabe dista mucho
de la aspiración a la unidad. De ahí que, en el interior de diversos países de
202
la región, grupos políticos como el Baaz preconicen una unidad más estre-
cha, o líderes como Gamal Abdel Naser busquen realizarla por otros méto-
dos como la integración progresiva de diversos estados en una entidad polí-
tica superior, como será el caso de la República Árabe Unida (RAU).
6.1.2. 1947: Palestina dividida en la ONU
Con el fin de la guerra, la presencia norteamericana empieza a aparecer
en el destino del problema de Palestina. La importancia del lobby judío en la
política americana y su apoyo a la elección del Presidente Harry Truman harán
intervenir directamente a éste, que recomendará a los británicos la admisión
de 100.000 inmigrante s nuevos en Palestina, el número de refugiados en los
campos de Europa. De estas presiones surgirá la idea de una comisión mixta
angloamericana para el estudio del problema en octubre de 1945, cuyas reco-
mendaciones, por utópicas (compromiso entre las partes, Estado binacional) o
conflictivas (autorización a cien mil inmigrante s en 1946), fueron postergadas.
La Liga, pese a sus afirmaciones en el protocolo de Alejandría, nunca actuó
en el problema de Palestina con la fuerza de retaguardia con que las organi-
zaciones sionistas mundiales apoyaron a la Agencia Judía. La Conferencia de
Londres, convocada el 25 de julio de 1946, pretendió reunir para negociar a las
diferentes partes interesadas: Liga Árabe, Agencia Judía y Alto Comité Árabe,
restablecido con la presidencia del controvertido Hay Amín al-Huseini. Pero la
conferencia, saboteada por las partes en liza, no logró objetivo alguno.
Disuelta la Sociedad de Naciones que era la que había conferido el man-
dato a Gran Bretaña, ésta decide desentenderse del problema de Palestina y
confiarlo a las Naciones Unidas, lo que propondrá oficialmente a su Secretario
General el 2 de abril de 1947. Mes y medio más tarde, el15 de mayo, la Asam-
blea General establece un Comité especial sobre Palestina (UNSCOP), inte-
grado por representantes de países neutrales y alejados de la región como
Australia, Canadá, Checoslovaquia, Guatemala, Holanda, India, Irán, Suecia,
Uruguay y Yugoslavia. La comisión propondrá dos soluciones que preveían dos
planes de partición diferentes. El plan de la mayoría atribuía al Estado judío un
55% del territorio formado por los distritos de Safad, Tiberíades, Haifa y Bei-
san al norte, Yaffa(sin la ciudad, incluida a última hora en el sector árabe) y la
mitad de Thlkarm al oeste y Beersheba al sur, poblados en un 48% por árabes.
En el Estado árabe, formado por las provincias de Acre y Nazaret al norte, Yenin,
Nablus, Ramala, Ramle y Hebrón en el centro y Gaza al sudoeste, apenas si el
dos por ciento de su población era judía. Jerusalén quedaría internacionaliza-
da bajo control de las Naciones Unidas, aunque unida económicamente al res-
to del territorio. El plan de la minoría, defendido por India, Irán y Yugoslavia,
pretendía federar las dos comunidades, árabe y judía estableciendo la capita-
803
 lidad de un único estado en Jerusalén. El plan de la mayoría sería el aceptad
por la Asamblea General de la ONU el 29 de noviembre de 1947 (Resolución
181), por 33 votos (USA,URSS,países europeos y americanos, Australia, Nue-
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Bretaña, decidida a desentenderse del problema). ,~¡¡;:~
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Los meses que precedieron a la salida de los británicos fueron de enfren- <:

tamiento comunitario, haciendo presagiar que la partición no sería un hecho 5'~ I

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pacífico, Aunque los judíos, con excepción de los extremistas, aceptaron la ~~g 1*%1} Km ¡fK@¡ SWik 'S '" "'... i
resolución de la ONU, los árabes desencadenaron una huelga general para CI)
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expresar su rechazo de la resolución 181 y trataron de organizar un Ejército
Árabe de Liberación, integrado por voluntarios reunidos en Siria por el comi-
té militar de Damasco, por un grupo de "hermanos musulmanes" egipcios y
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con el apoyo ocasional de unidades de la Legión Árabe jordana, presentes eCl)
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en zonas de ocupación militar británica. Pero no lograron controlar el territo- ~¡j
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rio como lo hacían las organizaciones paramilitares sionistas (Hagana, Irgun, UJUJ
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Finalmente, la partida de los británicos fue la señal para la proclamación ..•

por los sionistas del Estado de Israel, el 14 de mayo de 1948. UJ ~*
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Cuadro 6.1. Tierra y población de Palestina en el momento de la partición.

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(.)1-'
Nombre Tierra Tierra :Sffl
Tierra Población Población OO...J
Distrito Palestina Judía Pública Zona OUJ
1 Palestina Judía a.z
Safad 68% 18% 14%
UJ
87%
Acre 87%, 3% 10% 96%
13%
4%
Judía
Árabe
.-.:
Tiberiades 51% ~
38% 11% 67% 33% Judía en
Haifa 42% 35%
't"'"
23%. 53%
Nazaret 52% 28% 20% 84%
47% Judía <i.
Árabe
Beisan 44% 34% 22%
16%
z
Yenin 84%
70% 30% Judía ¡:::
Tulkarm
menos 1% 16% 100% - Árabe en
78% 17% 5% 83% 17% Arl]u w
..J
Nablus 87% menos 1%
Yaffa
13% 100% - Árabe
47% 39% 14% 29% 71% Arl]u
~
Ramalia 99% menos 1% W
1% 100% - Árabe
Rarnleh 77% 14% 19% 78%
e c:,o f/)

Jerusalén 84% 2% 14% 62%

22% Árabe
z ~
~~~
~.;:~
Gaza 75% 4%
38% Inter, O
21% 98% 2% Árabe ~Qi ~~ ~
~()
Hebrón 96% menos 1% ~~~.ro ~
Beersheba
4% 99% 1% Árabe °c ¡::: .§-; .§ g¡ .§
85% menos 1% 15% 99% 1% Judía
IV o::: ....J"'C -..J'O ....J

Fuente: Comité Nacional Palestina para el Año de Palestina, ~~ I I

204
·205
6.1.3. Palestina en guerra
Los Ejércitos de los países árabes vecinos van a intervenir en el territo-
rio de Palestina para evitar la consolidación del nuevo Estado que empeza-
ba a reconocerse intemacionalmente. Los egipcios, desde el Sinaí y a través
del pasillo de Gaza, avanzaron hacia Yaffade un lado, y de otro, en dirección
a Jerusalén para unirse con la Legión Árabe transjordana que atacaba desde
el este.
Una crónica vivida desde dentro de la guerra será narrada por el diplo-
mático español Pablo de Azcárate (1968).
En la primera fase de la guerra, los dos ejércitos vecinos no lograron
encontrarse, haciéndose fuertes los judíos en el norte y oeste del territo-
rio. Puede hablarse no obstante de hegemonía árabe hasta que se llegó,
el 11 de junio, a una tregua negociada por el mediador de las Naciones
Unidas, Conde Folke Bemadotte. El armisticio sirvió para preparar un nue-
vo plan de división del territorio que, al no convenir a ninguna de las par-
tes, no pudo evitar que se reemprendieran las hostilidades apenas un mes
después.
En una nueva fase de la guerra la iniciativa se desplaza a los israelíes que,
ocupando Lidda y Ramala empiezan a avanzar hacia el sur. Aunque el 19 de
julio se concretara otra tregua, la desunión en el campo árabe, la desconfianza
ante los planes de anexión de Palestina por el emir Abdallah de Transjorda-
nia y el asesinato de Bemadotte el 17 de septiembre, al día siguiente de la
publicación de su informe, contribuyeron a que en la fase definitiva del con-
flicto los israelíes consolidaran sus posiciones, obligando a los egipcios a un
alto el fuego e18 de enero de 1949.
Los armisticios se fueron firmando entre febrero y julio de dicho año por
los diferentes vecinos árabes del nuevo Estado judío. Egipcios, libaneses,
transjordanos y sirios delimitaron así, mediante estos tratados, el trazado'
fronterizo que Israel conservaría hasta 1967 y que incluía el 78% del terri-
torio de Palestina, es decir, todo lo atribuido por la partición de la ONU más
casi la mitad de lo que correspondía a los árabes, incluida parte de la ciu-
dad de Jerusalén. La otra mitad quedaba ahora en manos de los egipcios y
transjordanos. Los primeros administrarían la banda de Gaza. Los segundos
conservarían Cisjordania, incluida la ciudad vieja de Jerusalén y los Santos
Lugares.
El proyecto de instalar en la zona conservada por los árabes un Gobier-
no palestino con su Asamblea Constituyente, concebido por el Muftíde Jeru-
salén, Hay Amín, no se hizo realidad. El emir Abdallah se anexionará en junio
de 1949 los territorios palestinos bajo su control, modificando el nombre de
su reino (Transjordania) por el de Jordania. La Asamblea jordana confirmaría
esta decisión e124 de abril de 1950.
206
6.1.4. El problema de los refugiados
El éxodo de los palestinos comenzó desde la víspera de la primera gue-
rra árabo-israelí y llegó a contabilizar, en esta primera diáspora, 710.000
personas, es decir, prácticamente las tres cuartas partes de la población
palestina que vivía en el territorio que le correspondió en el reparto de la
ONU al Estado judío (Chagnollaud, 1985: 147). Más del 85% de los 40.000
habitantes árabes de la ciudad de Yaffa,enclave árabe en zona israelí según
la partición de 1947, la habían abandonado ante la entrada de las fuerzas
judías. Tan sólo unos 170.000 permanecieron en Israel. Alrededor de 190.000
1""
refugiados, el 26%, se instalaron en la zona de Gaza. 280.000, el 39%, pasa-
ron a Cisjordania. El 14% se marchó a Líbano, un 10% a Siria y otro tanto a
Transjordania y tan sólo un 1% a Egipto. Pero las condiciones de vida de
estos exiliados, que pasaron a depender en un 80% de la Agencia de Auxi-
lio y de Trabajo de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina, I
l •.•
fueron siempre miserables, agravadas por la Ley israelí de Retorno de julio
de 1950 que consideraba extranjero a todo palestina que quisiese volver a
su tierra.
Entre 1948 y 1951 los inmigrante s judíos que se instalan en Israel fueron
687.000, una cifra casi idéntica a la de palestinos expulsados. Como refiere
Chagnollaud, "el intercambio demográfico es casi perfecto" ...
6.1.5. Egipto: los Oficiales Libres y la revolución
El fracaso de los regímenes árabes en su intento de salvar a Palestina,
deja al descubierto a unos sistemas tradicionales antipopulares. Pero aunque
se han producido cambios en la esfera política, las nuevas fuerzas surgidas
son incapaces de dirigir unos cambios históricos, de suplantar a partidos
anquilosados como el Wafd o el Bloque Nacional, La debilidad de una bur-
guesía nacional se traduce en este raquítico panorama político en el que sólo
el Ejército, como señala Gamal Abdel Naser en su Filosofía de la Revolución,
aparecía como la única fuerza organizada "capaz de emprender una acción
decisiva" (1970: 28), El pronunciamiento -como en la España del siglo XIX y
en ausencia de una clase burguesa organizada y fuerte- se convierte en la
fórmula política para el relevo en el poder en la región. Los Ejércitos del Medio
Oriente se habían convertido en canal de ascenso social de sectores de la
pequeña burguesía, tras la modificación del acceso y composición consecuente
de las Escuelas Militares, Miembros de las minorías confesionales margina-
das en Siria -alauíes- o las clases medias en Egipto, van a ser reclutados por
estas instituciones a partir de [males de los años treinta y los "Oficiales Libres' ,
egipcios serán una buena prueba de lo que dará de sí este cambio estruc-
'207
tural de su personal. En palabras de Naser, que resumen esta mística popu-
lista y salvadora ,
"la situación de Egipto exigia, en efecto, la actuación de una fuerza concentra-
da en una organización o estructura que alejase, en cierta medida, a sus miembros
del riesgo de una lucha constante entre clases e individuos; una fuerza extraída del
propio pueblo cuyos miembros confiaran, plenamente en sus compañeros y en sí
mismos; una fuerza equipada de forma que pudiese lanzarse, en cualquier momen-
to, a una acción rígida y decisiva. Estas condiciones sólo las reunía el Ejército".
Los "Oficiales Libres" constituyeron, en 1949, una sociedad secreta diri-
gida por un Consejo del Mando de la Revolución, presidido por Naser e inte-
grado por 10 miembros, entre los que detacaban Abdel Hakirn Amer, Salah
Salem y Anuar al-Sadat. La depuración de responsabilidades en el Ejército
tras la derrota de Palestina, la liberación de la ocupación británica que aún
perduraba y el establecimiento de un Gobierno justo, eran los tres objetivos
del grupo, empeñado en una doble revolución, política y social. Mucho se ha
hablado sobre la relación entre los Oficiales Libres y los Hermanos Musul-
manes. Desde 1944 existen contactos entre Naser y el-Banna, y tal vez aquél
llegase a militar en la organización islamista. Se ha llegado incluso a consi-
derar a los Oficiales libres como "un grupo militar extremista, escindido de
los Hermanos Musulmanes, cuyo jefe, Naser, tuvo el arte y el modo de utili-
zar hasta el fin a la asociación madre para liquidarla una vez seguro, gracias
a ella, de su poder personal absoluto" (Carré-Michaud, 1983: 29).
La crisis que vive Egipto en 1950 lleva una vez más al Wafd al poder, tras
unas elecciones en las que obtiene los dos tercios de la Asamblea. Las medi-
das nacionalistas que propone, como la denuncia del tratado anglo-egipcio
de 1936 o de las convenciones de 1899 sobre Sudán, constituye un progra-
ma demasiado tímido que será desbordado por una guerrilla, animada por
los Hermanos Musulmanes, que en 1951 surge en el Canal en contra de la
presencia británica. La tensión llegará a su punto álgido el 26 de enero de
1952, con el incendio de la capital-con sus casi trescientos focos- en un cli-
ma generalizado de amotinamiento que significará la entrada en escena del
Ejército, consciente de su fuerza y determinado a intervenir en la política inte-
rior (Tomiche, 1976: 70). Una vez más, el Palacio decide sustituir al Gobier-
no del Wafd, pero la crisis de este partido y las tensiones entre facciones
hacen ingobernable el país y precipitan el golpe del 23 de julio.
El monarca Faruk es obligado a abdicar en su hijo Ahmed Fuad II y par-
tirá al exilio. El poder va a quedar en manos del Consejo de la Revolución,
cuya figura visible será el General Naguib, hombre prestigioso e íntegro que
será nombrado Comandante en jefe de las Fuerzas Armadas. A partir del 7
de septiembre termina un período provisional en el que un civil, Ali Maher,
208
varias veces primer ministro, se había hecho cargo del Gobierno. Si bien éste
había permitido una transición con el sistema anterior, trató de bloquear toda
reforma. Naguib se convierte en Presidente del Consejo y Ministro de Gue-
rra y Marina. Inmediatamente se lanza una primera medida revolucionaria,
la Ley de Reforma Agraria, impulsada por Jaled Mohiddin y el ala izquierda
de los Oficiales Libres, que busca atacar de raíz el viejo sistema de la aristo-
cracia terrateniente. Limitará la propiedad a 200 feddans; expropiando e
indemnizando a los propietarios, tratará de distribuir a los fellahs, en un pla-
zo de 5 años, las tierras expropiadas y creará cooperativas agrícolas para los
pequeños propietarios de menos de 5 feddans (Abdel Malek, 1967: 94-96). ~
Pero como ocurrió en la desamortización española, la medida no logrará los
fines pregonados sino que creará una nueva clase burguesa adicta al régi-
men. La medida, simbólica ante todo, afectaría a poco más de un diez por
ciento de la tierra cultivada ya 226.000 familias.
Cuadro 6.2. Efectos de la reforma agraria egipcia, evolución del número
de propietarios (en miles).
Categorías 1916 1956
Menos de 1 feddan 1.006 2.123
De 1 a 5 feddans 472 660
De 4 a 20 feddans 113 129
Más de 20 feddans 32 35
Fuente: Riad, 1965: 32.
La nueva política no creó sólo descontentos entre las clases dominantes,
sino que produjo malestar en las formaciones de izquierda y sindicatos, que
pronto van a sufrir la represión. El lema de la revolución de "Disciplina, Uni-
dad y Trabajo" se acabará imponiendo en la proclamación del 16 de enero
de 1953, por la que se disuelven los partidos políticos y se crea el Reagru-
pamiento para la Liberación, partido único que pretende acabar con el ambien-
te de desunión y dirigir una etapa transitoria de tres años. Un mes más tarde,
ellO de febrero, se promulga la Constitución provisional que otorga poderes
absolutos al Comandante del Consejo de la Revolución, con capacidad para
nombrar y cesar a los Ministros. El Consejo y el Gabinete constituyen un
Congreso ejecutivo y legislativo a la vez que rige la política general del Estado.
La prohibición de los partidos tiene una excepción, la cofradía de los Her-
manos Musulmanes. Todavía el 13 de febrero de 1953 Naser y Naguib acu-
den en peregrinación a la tumba de el-Banna en el cuarto aniversario de su
asesinato (Eickelman, 1996: 165). Un año más tarde, sin embargo, tras un aten-
tado que sufre Naser en Alejandría, en octubre de 1954, del que es respon-
209

sable un hermano musulmán, se desencadena la represión sobre el movimiento
que queda disuelto. En este combate Naser/Hermanoshay una lucha de fon-
do por la apropiación de la revolución. Los dos protagonistas la consideran
propia y los sequndos estiman que Naser les ha quitado el papel. Este com-
bate no terminará con la prohibición del grupo. Juicios y condenas como los
de Sayid Qutb, ahorcado en 1966, cubrirán todo el período naserista.
La Monarquía fue abolida el18 de junio de 1953, casi un año después de
la revolución. Pero la nueva República que nace se debate entre dos proyec-
tos contradictorios que polarizan las dos figuras centrales de la revolución,
Naser, convertido en vice-presidente del Consejo y Naguib, Presidente de la
República y Jefe del Gabinete: abocar a un régimen autoritario o convocar
elecciones libres que lleven a una Asamblea Constituyente. Será el primer
proyecto el que triunfe en un conflicto en el que las dos figuras tratan de anu-
larse. Naguib abogará por el restablecimiento de las libertades y autorizará
los partidos entre e125 y e129 de marzo de 1954; Naser pretende obtener
rentabilidad política apelando a la fibra nacionalista, con la firma de acuer-
dos con la ex-potencia el 19 de octubre de ese año para la evacuación del
Canal en junio de 1956, si bien estos acuerdos encerraban cláusulas que pre-
tendían introducir indirectamente a Egipto en el sistema defensivo de la
OTAN, al reservarse Gran Bretaña una cláusula que le permitía reocupar el
Canal en caso de crisis, incluso si Turquía se veía amenazada. La pugna
Naguib-Naser alcanza su cénit e126 de octubre, cuando el sequndo sufre un
atentado. Unos días más tarde, el 14 de noviembre, el general Naguib cesa-
rá en todos sus cargos y será sometido a arresto domiciliario. Naser se con-
vierte desde entonces en la cabeza de la revolución.
Hasta este momento, ¿qué imagen desprende el nuevo régimen hacia un
mundo en el que la bipolaridad se afirma? Se ha dicho que hasta 1955 se acu-
sa a los militares egipcios de estar manipulados por los americanos que ayu-
dan económicamente al nuevo régimen y favorecen la evacuación de los bri-
tánicos de la región (Derriennic, 1980: 156). Las relaciones con los franceses
e ingleses son más tirantes, remisos como son a entregar a Egipto las armas
que solicita para su defensa contra Israel, país con el que se producen roces
y escaramuzas con frecuencia. Los franceses reprochan al nuevo régimen el
apoyo al FIN argelino y los ingleses ven polarizar en su contra el propio nacio-
nalismo egipcio, sin lograr implicar al régimen militar en la alianza inspirada
por ellos, el pacto de Bagdad.
La conferencia de Bandunq en abril de 1955, conocida como "los estados
generales del Tercer Mundo" (Conte, 1965), convirtió a Egipto en uno de los
líderes de una nueva filosofia política, el neutralismo positivo, que iba a des-
pertar mayores recelos occidentales hacia Naser. Éste, junto con los go-
bernantes de Yugoslavia (Tito)y de la India (Nehru), se convierte en el defen-
sor de un no-alineamiento con los bloques ni las superpotencias. Eso no
210
Impide la firma de un acuerdo con la Unión Soviética para la provisión dI
nrmas, en julio de ese mismo año, que contribuirá a inclinar a Egipto haci
ste lado de la balanza en illla guerra fría que se apoderaba poco a poco del
Oriente Medio.
6.1.6. La crisis de Suez
La ayuda militar francesa a Israel en marzo de 1956 y la negativa franco-
británica a ofrecer una ayuda complementaria para la construcción de una
inmensa presa sobre el Alto Nilo en Asuán, condición requerida por el Banco
Mundial para conceder un préstamo solicitado por Egipto, terminarán por lle-
var a Naser a una postura de fuerza anti-occidental que consistirá en la nacio-
nalización del Canal de Suez el 26 de julio de 1956, como fórmula para la finan-
ciación del proyecto. Un Naser reafirmado como Presidente por un referéndum
celebrado tan sólo un mes antes, afianzado en sus poderes como Presidente
del Consejo del Mando de la Revolución por la reciente Constitución de 1956,
va a provocar con la medida una unanimidad nacionalista, no sólo en el inte-
rior de las fronteras del país sino en toda la "nación árabe" de la que se con-
vierte en campeón.
La nacionalización va a provocar una crisis importante. Tras el fracaso
de negociaciones propiciadas por los Estados Unidos, acuerdan intervenir
en el Canal Gran Bretaña, Francia e Israel en una conferencia secreta cele-
brada en Sévres el 24 de octubre, a la que asisten el Primer Ministro fran-
cés, Guy Mollet, el Ministro de Exteriores británico Selwyn Lloyd y el Pre-
mier israelí Ben Gurion. Un raid israelí desencadena las operaciones el 29
de octubre, que preveían la interceptación de la navegación y la justifica-
ción de un ultimátum con la posterior intervención franco-británica. Las dos
superpotencias se opondrán en las Naciones Unidas a la acción militar, encon-
trando la resistencia diplomática de Francia e Inglaterra, que continúan las
operaciones hasta el 6 de noviembre en que acabarán por aceptar, tras pre-
siones políticas y económicas del Presidente Eisenhower, el alto el fuego. La
retirada de sus tropas se va a demorar hasta el 22 de diciembre, mientras
los israelí es no terminan su evacuación gradual, vigilada por las Naciones
Unidas, hasta marzo de 1957.
Esta guerra consagra el fin de los imperios coloniales tradicionales en
Oriente Medio e inicia de hecho la guerra fría y la batalla de las superpo-
tencias por el control de la región. Los soviéticos ganarán en influencia ofre-
ciendo su ayuda a Egipto para la construcción de la presa de Asuán. Los ame-
ricanos, por su parte, definirán a raíz de esta crisis la "doctrina Eisenhower"
por la que expresan su decisión de apoyar a todo régimen de la zona ame-
nazado por el comunismo internacional, contando con el apoyo de los regí-
211
 presidente al-Atasi y se detiene al Gobierno, El propio Chichakli se convier-
menes conservadores de Iraq, Líbano y Arabia Saudí, además de Israel, que
te en Jefe de Estado Mayor, vicepresidente del Consejo y Ministro del Inte-
se convierte cada vez de manera más clara el aliado estratégico indispensa-
rior, designando a Fawzi Delo como figura visible al frente de la República y
ble de la política americana, del Gobierno, Tras la prohición de los partidos en abril de 1952, creará el
Movimiento de Liberación Árabe, partido único que no tendrá continuidad,
La nueva Constitución presidencialista, redactada a la medida de Chichakli,
6.1.7. Siria: entre los golpes militares y el Estado social
que se convertirá en Jefe del Estado ellO de julio de 1953, restaura los par-
tidos políticos, Pero éstos a su vez maniobrarán a través del Frente de Opo-
La Siria que deja Francia tras su evacuación en 1946, era un país controla-
sición Nacional para conseguir la caída de Chichakli auspiciando el golpe de
do por una oligarquía tradícional que había nutrido la élite nacionalista, Como
Estado del 25 de febrero de 1954, del que fue responsable el capitán Musta-
en Líbano, la política es un asunto de familia y los nombres de los Atasi de
fa al-Hamdún. Restaurada la Constitución de 1950, en septiembre se cele-
Homs, los Hurani y Barazi de Hama, los Mardam y 'Azm de Damasco, de fami-
brarán elecciones en las que, si bien obtendrán la mayoría los partidos tra-
lias de ricos propietarios agrícolas o grandes comerciantes, se repiten en
dicionales con su clientela nutrida de independientes, va a aparecer en el
Gobiernos o Parlamentos (Picard, 1980: 143), Al viejo Bloque Nacional van a
Parlamento un bloque arabista de izquierda que impulsará, en paralelo con
relevarlo otros partidos como el Partido Nacional de Chukri al-Quwatli, presi-
la evolución de los acontecimientos en Egipto, la fusión con este país,
dente de la República desde 1943, o el Partido del Pueblo, liderado por Hachim
al-Atasi con el concurso de familias influyentes de Alepo y Homs. De "Repú-
Cuadro 6,3, Los partidos sirios en las elecciones de 1954,
blica de patricios" calificará Palazzoli (1977: 147) a la Siria de esta época,
La guerra de Palestina tendrá sus consecuencias dírectas sobre la políti-
Número Fecha
ca siria La humillación de la derrota árabe estará detrás del golpe militar que Principales líderes
Nombre
escaños fundac.
el general Husni Zaim dará e130 de marzo de 1949, al frente de unidades MaarufDawalibi, Ruchdi
Partido del Pueblo 30 1947
replegadas desde el frente de Palestina, En su proclama afirmaba querer' 'ven-
Keyia, Nazem Qudsi
gar a Palestina y depurar al país de la vieja clase de políticos que lo han con-
19 1947 Chukri al-Quwatli, Sabri
ducido al borde del abismo" (Palazzoli, 1977: 153), Derrocando a al-Quwatli, Partido Nacional
el-Assali, Rachid Yabri
que se había hecho reelegir modificando en 1948 la Constitución, Zaim sus-
22 1947 Salah Bitar, Michel Aflaq
penderá ésta y se convertirá por referéndum en presidente de la República, Partido Baaz
2 1933 AntúnSaadé
Autoritario, kemalista en su reformismo laico, será depuesto a su vez y eje- Partido Popular Sirio
Partido Socialista Cooperativo 2 Faisal el-Assali
cutado por un nuevo golpe de Estado protagonizado por el coronel Sami Hin-
Movimiento Liberación Árabe 2 1952 Adib Chichakli
naui el 14 de agosto de 1949, que convocará elecciones en las que saldrá vic-
Partido Comunista Sirio 1 1933 Jaled Bagdach
torioso el Partido del Pueblo, convirtiéndose provisionalmente al-Atasi en
Independientes 64
Presidente de la República, hasta la aprobación por el Parlamento de la nue-
va Constitución, Total escaños 142
Pero un nuevo golpe tendrá lugar antes de fin de año, Adib al-Chichakli,
coronel de origen kurdo, no asumirá directamente la Jefatura del Estado, y se
limitará, en un primer momento, al papel de Jefe de Estado Mayor adjunto
6.1.8. El partido del Renacimiento Árabe Baaz
con capacidad de vigilar el proceso de díscusión de la Asamblea Constitu-
yente, La Constitución será promulgada e15 de septiembre de 1950, convir- En 1947 había surgido, de la unificación de dos grupos diferenciados, el
tiéndose en un texto de referencia del constitucionalismo árabe, Aunque Cons- Partido del Renacimiento Árabe Baaz (ba'az = resurgimiento en árabe): de
titución de compromisos (Chebat, 1969: 164) entre laicismo y confesionalidad, un lado, la vieja Liga de Acción Nacionalista de carácter pan-árabe, fundada
entre socialismo y liberalismo, tiene la huella impresa por los diputados baa- por Zaki Arsuzi y trasformada en 1940 en Partido del Resurgimiento Árabe;
zistas de su carácter social y de su vocación arabista. de otro, el círculo Al-Ihya al-'arabi (Resurrección Árabe), fundado por los inte-
Pero un atentado contra Chichakli romperá el curso de los acontecimientos, lectuales Salah Bitar,profesor de Física, sunní de confesión y formado en Fran-
El 29 de noviembre de 1951 se suspende la Constitución, se hace dimitir al

213
212
cia, y Michel Aflaq, profesor de Historia, griego-ortodoxo, ambos de la media-
na burguesía damascena, Del pensamiento de este último se ha dicho (Djait,
1996: 85) que está imbuido de "pasión nacionalista", de "cierta forma de
idealismo que roza por momentos la utopía", e incluso de "mesianismo",
En la Constitución del Partido de 17 de junio de 1947, se establecía que
"el territorio árabe constituye una unidad política y económica individual, de
manera que ninguno de los países árabes puede cumplir todas las condicio-
nes necesarias para su vida, independientemente de los demás" (Rayrnond,
1980: 207), La unidad árabe era, pues, el objetivo del partido que adoptaba
la estrategia de crear secciones regionales en los países árabes, unificadas
por una dirección común a escala "nacional" árabe,
La influencia del partido va a ser escasa durante sus primeros años, a pesar
de que Aflaq asume por breve tiempo la cartera de Educación en la época de
Hinnaui. Sus cuatro diputados en la Cámara de 1949 se dejarán sentir con sus
ideas panarabistas en el texto constitucional, pero el partido no deja de ser
una élite con escasos seguidores, Sin embargo, en las elecciones de 1954 se
va a convertir en el segundo partido en la Asamblea, En este año se funde con
el Partido Socialista Árabe de Akram Hurani, abriéndose tanto a los medios
rurales como al Ejército, En la Academia militar de Homs, las ideas socialistas
y progresistas de Hurani habían encontrado eco, El mismo capitán Hamdún
era amigo de Hurani y puede decirse (Palazzoli, 1977: 167) que a mediados
de los años cincuenta son cada vez más visibles los lazos entre una izquierda
que va controlando parcelas de poder (Hurani se convertirá en Presidente de
la Asamblea en 1957) Yunos jóvenes militares dispuestos a intervenir en polí-
tica, identificados con el Baaz en sus proyectos de independencia nacional y
unidad árabe,
La influencia creciente de la Unión Soviética, con la que Siria había lle-
gado a firmar en 1956 un tratado militar, seguido en 1957 de un tratado de
cooperación económico es, en cierta medida, consecuencia del estrecha-
miento de lazos entre el Baaz y el PC sirio que establecen en 1956 un Pacto
Nacional para la realización de reformas democráticas y en defensa del neutra-
lismo, ganados por la ideologia expandida desde la Conferencia de Bandung,
y que habían hecho que Siria no se uniera, pese a las presiones británicas, a
la alianza iraco-turca del Pacto de Bagdad en 1955,
6.1.9. La República Árabe Unida
La pertenencia de Egipto a un "Círculo Árabe" es el hecho geográfico y
político más importante que, según resalta Naser en su libro Filosofia de la Revo-
lución, afecta a Egipto, La imbricación de intereses entre los países pertene-
cientes a ese círculo, es un factor decisivo que les hace tender a la unidad (véa-
214
se Texto 7 del Apéndice), El prestigio que adquiere la figura del ra'istras el epi-
sodio de Suez, hará que converjan en él muchas de las miradas de los pana-
rabistas vecinos que sueñan, no ya con un liderazgo único para una quimérica
nación árabe, sino con un proceso progresivo de unificación real de Estados,
No deja de ser curioso que Naser, el primer egipcio en gobernar su país des-
de el advenimiento del Islam, no piense en categorías nacionales locales, sino
en la unidad panarabista Aunque ello esconde, tal vez, ambiciones hegemó-
nicas de las que el ra 'is no fue, en la historia egipcia, el único protagonista,
Es en Siria donde esta aspiración panarabista cuenta con seguidores que
han ido adquiriendo peso en la escena política, El partido Baaz propone la
unificación de los dos Estados, lo que se efectuará el 1 de febrero de 1958
con la proclamación por los presidentes de Egipto y Siria, Naser y Chukri al-
Quwatli, de la República Árabe Unida, El proyecto, aunque se materializa en
una Constitución aprobada el 5 de marzo de dicho año, plantea todo tipo de
problemas, Diferentes legislaciones, clases políticas en divergentes estadios
de composición y estatus, aparte de los nacionalismos peculiares que el pro-
ceso de convergencia exacerba, acabarán en el golpe militar sirio de 28 de
septiembre de 1961, por el que se pone fin a esta experiencia, percibida
como una anexión de Siria por el hegemónico Egipto,
6.2. Crisis y revolución
6.2.1. Lacrisis civillibanesa de 1958
Desde la independencia, el papel de Líbano en la región es replanteado
no sólo en su dimensión política, confesional y cultural, sino muy especial-
mente en la económica, Un debate acerca del papel del Estado será ganado
por los Nuevos Fenicios, la burquesía favorable al liberalismo económico, no
exclusivamente cristiana, En 1948 se escoge la zona del franco, dos años más
tarde se rompe la unión aduanera con Siria, convirtiéndose en país de tránsi-
to, sin restricciones aduaneras, polo de atracción de capitales extranjeros, que
hará crecer al sector bancario que acumula una buena parte de las rentas
petroleras de la región, Aunque ello acarreará el debilitamiento de la agricul-
tura y la industria, en un proceso de terciarización que ocupará a la mitad de
la población entre los años del llamado milagro libanés -desde los años cin-
cuenta a los setenta- y producirá las dos terceras partes de las rentas del país,
La prosperidad libanesa produce cambios importantes de estructuras,
con la aparición de nuevas clases sociales como una gran burguesía de nego-
ciantes y banqueros, nueva élite que acaparará la vida política en alianza con
los grandes patrones comunitarios, defensores del statu qua del Pacto Nacio-
nal. En el otro polo social, se formará también un subproletariado de joma-
215

leros procedentes de la periferia libanesa, de los latifundios cerealeros del
Akl<ar,Hermel, la Beqaa, de los olivares del Yebel 'Amelo de las huertas de
Saida y Tiro, que inundarán los suburbios de la capital junto con los refugia-
dos palestinos y muchos millares de sirios, obreros permanentes o tempora-
les a la búsqueda de empleo (Picard, 1988: 153). Beirut irá concentrando una
buena parte de la población libanesa. Si en 1922 era una ciudad de 77.820
habitantes, diez años después se había duplicado (161.382 en 1932) para
convertirse tras los difíciles años de la crisis y guerra civil, en una ciudad de
1,2 millones de personas, un tercio de la población del país.
Pero el sistema político libanés siguió en manos de unas 200 familias (65
maronitas, 50 sunníes, 34 greco-ortodoxas, 26 chiíes, 13 greco-católicas y
9 drusas). El 85% de los escaños del parlamento libanés entre 1920 y 1972
fueron heredados por vía familiar, y 26 familias controlaron un tercio de los
escaños en todo este tiempo (jalaf, 1985: 192). El sistema presidencialista esta-
ba fundado sobre el de patronazgo y clientelismo y, a pesar de los amplios
poderes que otorgaba al jefe del ejecutivo la Constitución, éste era en cier-
to modo rehén de las ententes entre los grandes patrones o zu 'ama (singu-
lar: ze'im, patrón). Los dos primeros presidentes tras la independencia,
Bichara el-Juri (1943-1952) Y Camille Chamun (1952-1958), fueron víctimas
de sus intentos de prolongarse en el poder y cayeron fruto de alianzas entre
los grandes señores rivales. Aunque el primero lograse hasta modificar la
Constitución para ser reelegido para un segundo mandato, su ejercicio del
poder patrimonialista y nepotista le granjeó la enemistad general, y su caí-
da, tres años antes del fin de su segundo mandato, fue fruto de la moviliza-
ción popular dirigida por una alianza interconfesional que agrupó a cristia-
nos como Eddé, Chamun, Franyié, y a drusos como Yumblat. El segundo,
Camille Chamun, añadió para aumentar su impopularidad el haber ido a
contracorriente del anti-occidentalismo que se desarrollaba con el auge del
naserismo entre las masas árabes. Visitando Turquía tras su inclusión en el
Pacto de Bagdad, manteniendo relaciones con Francia e Inglaterra tras la
agresión a Suez y adscribiéndose a la doctrina Eisenhower, a quien recibió
en marzo de 1957, logró concitar en su contra a un bloque, musulmán mayo-
ritariamente, integrado por los líderes de la comunidad sunní de Beirut y
Trípoli como Saeb Salam y Rachid Karamé, los chiíes del sur y de Hermel
coordinados por Sabri Hamadé y los drusos de Kamal Yumblat, pero al que
se sumaron líderes maronitas como Suleyman Franyié -hasta el patriarca
Monseñor Butros Meuchy- o de la comunidad greco-ortodoxa de Beirut
como Henri Pharaon. Enfrente, y apoyando al presidente, se encontraban
los grupos maronitas de las Falanges de Pierre Yemaiel y el Bloque Nacio-
nal de Raymond y Pierre Eddé, el partido armenio Tachnag, la clientela sunní
del primer ministro Sami el-Solh, en clan druso rival Yasbakí y el Partido
Popular Sirio.
216
Esta escisión del país, ligada en principio a la campaña electoral al venoer
el mandato de Chamun en el verano de 1958, se precipitó en un clima de insu-
rrección, tras la muerte el 7 de mayo del periodista cristiano-progresista Nas-
sib Matni, que se prolongó más de dos meses, produciendo entre dos mil y
cuatro mil víctimas. Esta crisis, en la que se ha visto la revuelta del Libano peri-
férico contra el central de la montaña libanesa, fue protagonizada muy es-
pecialmente por la alianza de los nacionalistas árabes con la izquierda, baa-
zistas, comunistas, social-progresistas del Partido Socialista Progresista de
Yumblat y el Nayadé, unidos en torno a un programa social que defendía el
refuerzo del papel del Estado, con la creación de una Banca Central, de una
Oficina de Desarrollo y la Seguridad Social.
En este clima de conflicto, que premoniza lo que habría de ser la guerra
civil de dos décadas más tarde, el Ejército permanecería neutral, salvo para
arriar la bandera de la RAUizada en Trípoli y cortar el paso a las tropas dru-
sas mandadas por el ex-jefe del Estado Mayor del Ejército sirio, en avance
sobre Beirut. El presidente, sin control de la situación, pide ayuda a los Esta-
dos Unidos que dudan en intervenir hasta que, otro hecho coetáneo, la revo
lución iraquí del 14 de julio, anima la llegada de 15.000 marines, bajo cuya
vigilancia se celebra, el 31 de julio, el nombramiento por el Parlamento liba-
nés del general Fuad Chihab como presidente (1958-1964).
Chihab logrará un pacto civil entre insurgentes Y chamunistas, llamando
al frente del Gobierno a uno de los jefes de la rebelión, Rachid Karamé, pero
integrando en el gabinete a figuras relevantes del bando contrario como Yemaiel
y Raymond Eddé. Pero aunque Chihab intente una reforma del Estado, no va
a lograr modificar ni la naturaleza confesional del mismo ni las bases del domi-
nio del sistema de patronazgo. Realizará, eso sí, alguna de las reivindicacio-
nes de la revuelta, el establecimiento de la Seguridad Social, así como una
política de integración socio-económica de las regiones musulmanas pobres,
aunque sin olvidar otras de poblamiento maronita (Corm, 1992: 303).
6.2.2. La revolución iraquí
Los cambios que el naserismo promueve en la región, van a afectar de mane-
ra directa a Iraq. Por un lado, la monarquía hachemí, inquieta por su futuro, se
protege militarmente en el Pacto de Bagdad que, bajo la batuta británica, liga a
Iraq con Thrquía y al que se sumarán Pakistán e Irán. De otro, la creación de la
RAUse convierte en una referencia que Iraq busca contrapesar políticamente
con la creación de la Unión Árabe jordano-iraquí. Esta federación, que contó con
su Constitución del 29 de marzo de 1958, convertía al monarca iraquí en
presidente y preveía la fusión de los dos ejércitos, así como la supresión de las
fronteras. Pero va a producir, en el interior del país, malestar en sectores clave
,217
como el Ejército, en cuyo seno se organizaban, ya desde el golpe egipcio de Una Constitución provisional es promulgada e127 de julio, defmiendo al
1952, dos grupos diferentes de "oficiales libres" sin contacto entre sí. La crea- Estado como "República independiente plenamente soberana", que consi-
ción de la Unión Árabe será la ocasión propicia para que ambos grupos se fun- dera a árabes y kurdos "compañeros en esa patria" y con "sus derechos
dieran para preparar un golpe que derrocara a la impopular monarquía. nacionales dentro de la unidad de Iraq reconocidos" (art. 3) (López García y
El autoritarismo del régimen, manifestado tanto en contra de los movi- Fernández Suzor, 1985: 157). E13 de septiembre se promulga una Ley de
mientos autonomistas (la insurrección kurda de 1945-1946 fue duramente Reforma Agraria que limita la propiedad y que inicia un programa de medi-
reprimida), como de los partidos políticos (en febrero de 1949 fue ejecuta- das populistas que afectarán a la mejora de la salud, vivienda y educación.
do el secretario general comunista Yusef Salman) y de los conflictos sociales Iraq cambia su orientación estratégica en los primeros meses tras la revolu-
(protestas obreras e intelectuales en el momento de la renovación de los acuer- ción. En febrero de 1959 se negocia con la URSSun acuerdo de ayuda técni-
dos con la Irak Petroleum Company en 1952), mantenía al país en un régimen ca e industrial, lográndose un préstamo importante para financiar 25 proyec-
de dictadura que no facilitaba la gobernabilidad, hasta el punto de que, en tos industriales. El 27 de marzo se denuncia el Pacto de Bagdad, ya que se
los 37 años de monarquía (1921-1958), se van a suceder 59 gabinetes. Aun- define en su alineamiento anti-occidental
que Iraq fuese el tercer país productor de petróleo de la región y ello le pro- Pero las relaciones con la RAUse deterioran pronto, una vez que Qasem
veyese de un quinto del PNB,la riqueza del Estado no se traduce en bienes- renuncia a integrarse y elimina a Aref, principal defensor de la unión, que se
tar popular. El malestar generalizado va a producir la Constitución de un Frente había entrevistado con este fin con Naser en Damasco cinco días después de
Nacional clandestino que agrupará en 1957 a diversos partidos entre los que la revolución. En algunos de los golpes promovidos en contra de Qasem (el
se contaban el PCI y el Partido Baaz. de diciembre de 1958 dirigido por Rachid Ali Gailani; el de marzo de 1959
El Ejército, como en Egipto, será la fuerza que tome la iniciativa el 14 de por el comandante de la zona de Mosul, Shawaf) o en el atentado que el pre-
julio de 1958, pero el golpe será muy cruento, y en él perecerán el monarca sidente sufre el 7 de octubre de 1959 y en el que será gravemente herido,
Faisal II, el antiguo regente Abdulillah y el premier Nuri Said. Al contrario que organizado por el Baaz iraquí y en el que participó el joven Sadam Husein,
en Egipto, la participación ciudadana (a través de la Fuerza de Resistencia podría verse la instigación del naserismo.
Popular, encuadrada por el PC) es decisiva para el éxito del movimiento que, Debilitado interiormente y carente de alguno de los apoyos básicos de
dirigido por Abd al-Karim Qasem, va a establecer la República iraquí, a cuyo la revolución, como el del PCI, duramente perseguido por Qasem desde fmes
frente se instalará un Consejo de Soberanía integrado por tres militares, uno de 1959, éste va a promover una tímida apertura hacia ciertos grupos políti-
sunní, otro kurdo y un tercero chií, que representan los tres conjuntos étnico- cos que serán autorizados en enero de 1960, como el Partido Nacional Demó-
confesionales del país. Pero el verdadero hombre fuerte es Qasem, nombra- crata o el Partido Democrático del Kurdistán, fundado por Mustafa Barzani en
do Jefe de las Fuerzas Armadas, del Gabinete y Ministro de Defensa. Abd-al- 1946. Pero la política de arabización emprendida por Qasem en el Kurdistán
Salam Aref se convertirá en vice-primer Ministro, Comandante en Jefe adjunto será el detonante de la insurrección kurda de septiembre de 1961, punto de
y titular de Interior hasta su arresto el 30 de septiembre. arranque de una guerra civil que se prolongará, en su primer episodio, durante
14 años, en primer plano de los problemas del país.
Cuadro 6.4. Reforma agraria y estructura de las explotaciones en Iraq (1958-1970). Al aislamiento interior de Qasem, convertido en dictador personalista, va
a añadirse el exterior, incluido el propio entorno árabe, enfrentado por la rei-
1958 1970
vindicación iraquí de Kuwait, país que había recuperado su independencia
Número acumulado Superficie Número acumulado Superficie
de explotaciones acumulada de explotaciones acumulada
en 1961.
Categorías (000) % (000 Ha) % (000) % (000 Ha) %
Menos de 5Ha 71 39,4 164 2.0 292 49,5 447 7.8
6.2.3. Egipto, del socialismo a la muerte de Naser
De 5 a 20 Ha 133 73,7 805 10,0 529 89,4 2.735 47.7
De 20 a 50 Ha 162 90,2 1.690 21,0 582 98,4 4.228 73,7
28,4
La desaparición de la RAUproduce en Egipto un vacío político que sólo
De 50 a 100 Ha 171 95,2 2.800 588 99,4 4.603 80,2
podrá ser salvado mediante un impulso populista de movilización ideológi-
Más de 100 Ha 180 100 8.013 100 591 100 5.732 100
ca. En línea con las medidas estatalizadoras de sectores clave de la econo-
Fuente: Arnin, 1982: 30-31. mía, en junio de 1961, el socialismo corporativista egipcio va a proveer las

,,,.,1
218 219
 nuevas bases ideológicas, tratando de neutralizar a la burguesía (Abdel Mal ,Irlllde ahora Unión Socialista Árabe, en cuyo seno, como en las demás insti-
1967, 193), Tras la secesión de Siria y al tiempo que se lanza una campa uunones del Estado, la mitad de sus miembros deberán pertenecer a los
contra los intereses de los que son acusados de "capitalistas reaccionarios'', íllJloctivosconsiderados como "obreros" y "campesinos",
algunos de ellos antiguos miembros del partido Wafd, se va a convocar on En línea con la nueva definición del régimen, se promulgará una segun-
octubre de 1961 un magno Congreso Nacional de las Fuerzas Populares inu , It I ley de reforma agraria que limita otra vez la propiedad agraria, ahora a un
grado por 1750 miembros de todas las capas sociales para debatir en él una .núximo de 100 feddans, promoviendo la cooperativización de los campesi-
Carta Nacional que condense los principios de orientación de la nueva etapa IIOS, Pero una vez más no logrará remover verdaderamente las estructuras,
de la revolución, Bases a partir de entonces del régimen político naserista, ínn sólo afectando a un 17% de las tierras cultivables y al 8% de los campe-
375 campesinos y 300 obreros se integrarían en el Congreso junto con 150 linos, mientras el 80% de los campesinos siguen sin tener tierra para cultivar
representantes del capital nacional, 225 sindicalistas de las diferentes ramas (Riad, 1965: 268).
profesionales, 135 funcionarios, 105 profesores universitarios, 105 estudian- El programa de nacionalizaciones se prolongará a lo largo de 1962 y 1963,
tes, 105 representantes de las Asociaciones femeninas y otros elementos de refundiendo sociedades privadas en entes públicos, creando cooperativas
la sociedad egipcia, El peso social de cada sector del que se extraía su repre- comerciales, prohibiendo a los extranjeros la posesión de tierras, con excep-
sentación en el Congreso, fue obtenido por un Comité Preparatorio del Con- ción de los palestinos y fusionando los bancos privados en cinco grandes vin-
greso, en función de su peso demográfico, de su nivel de afiliación a las orga- culados a un Organismo Público de Banca. El sector público va a definirse
nizaciones estatales y de su aportación a la renta nacional, ponderándolo con desde entonces como el primer capitalista del país. Según Anouar Abdel
otros factores sociales, De este modo la mujer o los estudiantes, a los que no Malek, detenta plenamente los bancos, las compañías de seguros, la indus-
se les hacía aportar nada a la renta, acababan pesando cada uno un 7% de tria pesada, las industrias básicas, los transportes, el comercio exterior, con-
los efectivos de los congresistas, trola el 50% de gran parte de las industrias ligeras y sociedades medianas
(Abdel Malek, 1967: 202), Una "nueva tecnocracia", inicialmente de forma-
Cuadro 6,5,Fuerzas sociales y peso económico en el Egipto de 1962, ción extranjera, pero que paulatinamente se irá nacionalizando, se hará car-
go de la gestión de la economía pública. El balance de este nuevo impulso
Contrib. Peso
de la economía egipcia presentará sus luces y sus sombras, Si bien entre 1960
Población Mili.
Sector social RentaN social
y 1967 el país socialmente progresa, con un incremento del salario medio en
enmiI. orqeniz.
MilI. L.E, en%
un 51 %, con la creación de UÍl. millón y medio de empleos, la duplicación del
Fellahs 3,2 1154.332
alumnado de secundaria y el aumento en un 42% del de primaria, una gran
173 25
Obreros 1,6 466,328 parte de los empleos serán improductivos, creados en una campaña volun-
200 20
Capitalismo Nacional 0,6 276,824 tarista que forzó la ocupación de los titulados. Por otra parte la hipertrofia de
56,2 8,7
Sindicatos Profesionales 0,17 172,957 143,2
una burocracia militar se convertirá en una traba para el desarrollo (Martín
15
Funcionarios 0,7 194.000 71,3 9 Muñoz, 1993: 20).
Profesores universitarios 0,007 7500
El encuadramiento de la población en el partido único será la meta del
6,3 7
Estudiantes 0,3 305.000 régimen dirigista, llegando a admitir como miembros activos de la organi-
O 7
Mujeres 6,5 25,457 zación a 4,875.375 ciudadanos en abril de 1963 (Martín Muñoz, 1992: 271).
O 7
Totales 13,077 2,602,398
La confusión entre Estado, partido y sociedad es casi total.
650 98,7
A pesar de estas piruetas ideológicas y del aparente apoyo populista que
Fuente: A. Abdel Malek, 1967: 218-220, reciben, el régimen de Naser se encuentra en una fase abierta de crisis, tan-
to a nivel interno como externo. Dentro del país la legitimidad del naserismo
La Carta de Acción Nacional, aprobada por el Congreso el 30 de junio es cuestionada por grupos clandestinos entre los que destacan los Herma-
de 1962, opta abiertamente por el socialismo, término hasta entonces nunca nos Musulmanes. En el verano de 1965 es descubierto un complot atribuido
asumido plenamente por el naserismo. Se producirá una rehabilitación del a este grupo que va a llevar a la ejecución de algunos de sus líderes, entre
'! lenguaje de izquierda, incluso de cierto comunismo "local" no sometido a ellos el ya mencionado Sayid Qutb. En el plano internacional, la implicación
disciplina del exterior, El partido único, la Unión Nacional, va a denominarse egipcia en la guerra civil del Yemen del Norte, en apoyo del bando republi-

220 221
 cano del general Sallal, desemboca en un enfrentamiento con Arabia Saudí,
partidaria del imamato. La guerra se prolongará de 1962hasta 1969, en qu
la reconciliación nacional da lugar a la República conservadora de Sanaa, con
un régimen enfeudado con el saudí.
6.2.4. La derrota de junio de 1967
Pero el acontecimiento decisivo será la guerra de junio de 1967. Entre
sus antecedentes hay que señalar el clima de tensión que la precedió y en
el que el papel de Siria, gobernada por un equipo radical en su arabismo,
será decisivo. Incidentes armados tienen lugar desde el mes de abril en la
frontera sirio-israelí y preparan un ambiente de guerra al que Egipto con-
tribuye con la solicitud a las Naciones Unidas de la retirada de los cascos
azules de la frontera del Charm al-Cheij, lo que se llevará a cabo el18 de
mayo. Al día siguiente los israelíes se movilizan advirtiendo de los riesgos
de un bloqueo egipcio del estrecho de Tiran y del puerto israelí de Eilat.
Bloqueo que se produce para la navegación israelí en un marco de euforia
que años más tarde el monarca marroquí Hasan Ir calificará de "intoxica-
ción". La respuesta israelí tardará aún dos semanas en calcularse, mientras
ve a Jordania aliarse con Egipto y Siria e130 de mayo. Recibirá, de un lado,
presiones americanas que le aconsejaban prudencia, y, de otro, armamen-
to de parte de Francia. Los combates se inician finalmente de manera sor-
presa el 5 de junio, en que la aviación israelí ataca los aeropuertos egipcios
impidiendo el despegue de sus aviones. La Guerra de los Seis Días se deno-
mina así por su carácter de blitzkrieg. Participaron en ella 275.000 solda-
dos israelíes, 200.000 egipcios, 65.000 sirios y 55.000 jordanos. A los egip-
cios les costó más de 10.000 vidas humanas mientras a los judíos 800. Para
los Gobiernos árabes que participaron en ella, costó, además, la pérdida
del Sinaí egipcio, del Golán sirio, aparte de los territorios palestinos con-
trolados por Egipto (Gaza) y Jordania (Cisjordania). Unos días más tarde, el
Parlamento israelí declarará reunificada la ciudad de Jerusalén, al anexionar
la parte oriental, en manos jordanas desde 1948. Unos meses más tarde, el
Consejo de Seguridad de la ONUadoptaría la resolución 242 el 22 de noviem-
bre de 1967, que declaraba inadmisible las conquistas territoriales, exigía
la retirada de las fuerzas israelíes de los territorios ocupados y proclamaba
el derecho de todos los pueblos de la región a vivir en paz y con fronteras
seguras. La aceptación de los distintos términos contenidos en esta resolu-
ción tardaría aún un cuarto de siglo en convertirse en un gesto comúnmen-
te admitido.
II La derrota árabe lo será en el terreno político-militar, pero sus conse-
cuencias van mucho más allá en toda la sociedad árabe del momento. Lle-
222
1jnrá a inundar la "totalidad de planos y facetas de la existencia árabe con-
Illmporánea" (Martínez Montávez, 1974: 252). Supondrá, además, la quie-
bra del naserismo, a punto de sucumbir con la dimisión del ra 'is. Única-
mente la movilización de las masas en la calle logrará que el presidente
ioconsidere su postura y asuma de nuevo el poder. Pero aunque su caris-
ma le haga seguir desempeñando un papel de mediador en algunos de
los conflictos inter-árabes, sobre todo en lo que a Palestina afecta (apadri-
namiento del pacto de 1969 entre el ejército libanés y los fedayines, media-
ción en el septiembre negro jordano), los últimos años de su vida, hasta su 11
muerte en septiembre de 1970, estarán marcados por el declive egipcio, 11
mientras emerge, con influencia creciente, económica sobre todo, Arabia
1I1
I
Saudí, convertida en árbitro de la región tras la Cumbre Árabe celebrada
en Jartum en septiembre de 1967, en que decidirá asumir los costos de la
derrota.
6.2.5. La emergencia del Baaz en Siria e Iraq
La ruptura (inJisal) con la RAU,inicia un período transitorio en Siria en
el que la clase política tradicional intenta recuperar las posiciones perdidas
durante la hegemonía naserista. Esta clase, fundamentalmente sunní y urba-
na, trata de abolir en la Asamblea constituyente, en la que ha obtenido cier-
tas posiciones en las elecciones de diciembre de 1961, a través de los par-
tidos tradicionales, la política de nacionalizaciones y de limitación de la
propiedad agraria de la etapa anterior, pero la presencia importante de
grupos considerados progresistas como el Baaz, dificultará el proceso. Una
ley de 1958 había limitado la propiedad agraria a 80 Ha en regadío y a 300
en secano, permitiendo confiscar unas 600.000 Ha (16,4% de la tierra cul-
tivable) para redistribuir a unas 60.000 familias (un 10%de las campesinas)
en lotes de 8 y 30 Ha según se tratase de uno u otro tipo de cultivo (Amin,
1982: 28).
El espectro militar sigue flotando sobre Siria, que vivirá un nuevo golpe,
el 28 de marzo de 1962,que depondrá al presidente Nazim al-Qudsi, del Par-
tido del Pueblo, abriéndose una lucha sorda entre tradicionales e innovado-
res. La Constitución de 1950 es restablecida por influencia de los primeros.
Pero van a ser los segundos los que inspiren el golpe baazista del 8 de mar-
zo de 1963, que inaugura una larga etapa de dominio del Baaz de la que aún
no ha salido el país, si bien pueden subdividirse momentos bien diferencia-
dos políticamente en este extenso período de 33 años. Pero hay rasgos comu-
nes y decisivos en todo este tiempo, como el fin de la hegemonía de las éli-
tes sunníes y la emergencia de las minorías confesionales como los alauíes,
drusos o ismailíes (Picard, 1980b: 12).
223
Cuadro 6.6. Porcentaje de las principales comunidades religiosas en las instancí 1111)8, establecía la necesidad de la revolución árabe completa, en una nación
dirigentes sirias. 1IIIbeunificada y socialista.
El Gobierno radical sirio estará a punto de intervenir en Jordania duran-
Mando Regional Militares en
111 los incidentes del Septiembre negro, Para evitarlo, el general Hafez al-Asad
% en Gabinetes Min. 11imará el poder en el movimiento de la tachihiya o rectificación, el 13 de
Comunidad I (M. R) Baaz M. R. Baaz
país %(1) %(2) %(1) %(2) %(1)
noviembre de 1970. Su período, prolongado hasta hoy; intentará una apertu-
77,1 43,4
111económica (infitah), sin renunciar a la alianza estrecha con la Unión Sovié-
Sunníes 70 82,2 58,2 69,2
5,4
uea En lo político, el encuadramiento rígido de la población será compensado
Cristianos 13 6 3,9 4,7 O
9,4 9,4
por la presencia de algunas formaciones políticas toleradas que integrarán
Alauíes
Orusos
12
4 3,8 2,2
20
10,6
21,4
3,6
37,7
9,4 'on el Baaz, siempre dominante, el Frente Nacional Progresista, ..
1

3,4 9,4
También en Iraq el partido Baaz entra en la escena política, Pero las riva-
Ismailíes 0,5 2,2 6,5 O
lidades entre "nacionalistas" y "regionalistas" van a tener su propio color. El
(1) Período 1963-1978 (2) Período 1970-1978
8 de febrero de 1963 el general Abd al-Salam Aref derroca el régimen de
Fuente:E. Picard (1980b), p. 12, tomado de N. Van Dam, Middle Eastjoumal, 32, 2 (1978). Qasem y ejecuta al dictador. El general baazista Ahmad Hasan el-Bakr asu-
me la Jefatura del Gobierno. Las simpatías pro-naseristas de Aref, converti-
Tres son las etapas que vive el réqimen sirio dirigido por una alianza mili- do en Presidente provisional de la República, le llevarán a un nuevo acerca-
miento a Egipto en el que se incluye a Siria, En abril se intenta reconstituir la
taro-baazista. Una primera dura de 1963 hasta el golpe del 23 de febrero de
1966 y se caracteriza por el enfrentamiento entre dos polos del propio partido:
de un lado el Mando Nacional, integrado por la vieja guardia del Baaz, Aflak,
RAUcon tres territorios federado s, pero las divergencias entre las dos ramas
del Baaz, siria e iraquí, harán que el proyecto quede en suspenso,
Dos facciones se oponen en el seno del Baaz iraquí. Un ala radical es ani-
r
Bitar, Hurani y Amin Hafez, civiles de tendencia más liberal; de otro, el Mando
Regional (los qutriyun o regionalistas), militares radicales entre los que pesan mada por Alí Saleh al-Saadi, vice-presidente y Ministro del Interior y preten- JI."

los que pertenecen a minorías confesionales, entre ellos Salah Yedid, que será
el hombre fuerte de la etapa posterior. La diferencia entre "nacionales" y "regio-
nalistas" estriba en que los primeros aspiran a controlar el partido por encima
de las fronteras de cada país, al nivel de toda la "nación árabe", identificando en
ellenguaje ideologizado baazista "país" con "región". En esta primera etapa es
el Mando Nacional el que controla el poder, promulgando la Constitución pro-
visional del 25 de abril de 1964, bajo el lema de "Unidad, libertad y socialismo",
Con el pretexto de acabar con la militarización de la política, el Mando Nacio-
nal suprime al Mando Regional, lo que dará lugar a la reacción de éste promo-
viendo el golpe mencionado de 1966, que llevará a Aflak ya Bitar al exilio.
Será una etapa radical, de aproximación a la URSS, al frente de la cual
estará el presidente Nureddin al-Atasi, en la que el Mando Regional asume
el poder y adoptará medidas nacionalizado ras y socialistas en la economía.
El líder comunista Jaled Bagdach retorna del exilio, inspirando el ideario de
los neobaazistas del Mando Regional. Esta política radical se plasmará tam-
bién en política exterior, provocando una escalada de tensión con Israel que
acabará arrastrando a Egipto a la Guerra de los Seis Días, Tras la derrota, el
equipo dirigente sirio adoptará una política de rechazo de la resolución 242
de las Naciones Unidas, retirándose de la cumbre árabe de [ar.um e inspi-
rando la resistencia palestina a través de la creación de la Saiqa, en octubre
de 1968. La Constitución, también provisional, que aprueban en mayo de
de implantar el socialismo desde arriba, Este ala inspira la creación de una
Guardia Nacional, convertida en policía política, que lleva a cabo una depu-
ración en todo el país, que afecta muy especialmente a los comunistas que
se habían resistido al golpe del 8 de febrero, Enfrente hay un ala moderada
encabezada por Hazem Yawad, defensora del sector privado en la economía
y más reticente con la implantación del socialismo, La pugna entre ambas fac-
ciones se lleva al congreso "regional" del Baaz elll de noviembre de 1963,
saldándose con la exclusión de al-Saadi y del ala radical, La Guardia Nacio-
nal sale a la calle a defender las posiciones de esta facción, siendo necesa-
rio para la pacificación la intervención del Mando nacional del partido, a tra-
vés de Michel Aflak, que anulará las decisiones del Congreso, tomando
represalias contra algunos ministros pertenecientes al ala moderada,
En este punto, el general Arefinterviene militarmente para eliminar la influen-
cia del Baaz sobre el Gobierno, expulsando a Aflak del país y provocando la
ruptura con Siria, El general el-Bakr se retira de la vida pública y no reaparece-
rá hasta el movimiento militar del 17 de julio de 1968, que derrocará al régimen
patrimonial del clan Aref. Abd al-Salam fallecería en abril de 1966 en un extra-
ño accidente de aviación y será sustituido por su hermano Abd al-Rahmán,
El réglinen de Aref busca en un primer momento la sintonía con Egipto,
prohibiend.o los partidos políticos y aprobando una Constitución interina el
10 de mayo de 1964, que sigue de cerca la Ley Orgánica de la RAUde 1964,

225
224
inspirada en la Carta Nacional y que tiende a la unificación de los dos Esta-
dos a través de un Mando político único integrado por los dos presidentes.
Se crea en Iraq la Unión Socialista Árabe como partido único. Pero a partir de
1965 el régimen, que había empezado una campaña de nacionalizaciones,
se conservaduriza iniciando un distanciamiento del naserismo.
6.3. La emergencia del problema palestino
6.3.1. La organización de la resistencia palestina
Aunque la resistencia palestina tiene sus antecedentes remotos en los
movimientos contra el mandato y la implantación sionista, hay que buscarlos
inmediatos en los años que siguen a la derrota árabe de 1948. Publicaciones
como Nachrat al za 'r (Boletín de la venganza), aparecida en 1952 de la mano
de un "Comité de resistencia a la reconciliación con Israel", inspirado por el
Movimiento de los Nacionalistas Árabes de Georges Habach o la revista Nues-
tra Palestina editada en Kuwait y Beirut en 1959 por el grupo Fatah -apareci-
do tres años antes-, sirven de aglutinante teórico de tendencias dispersas,
pero que coinciden en paJestinizarla resistencia, Algo que los Gobiernos ára-
bes vecinos, erigidos en tuteladores de Palestina, no estaban plenamente dis-
puestos a consentir, a pesar de que la liberación de Palestina se hubiera con-
vertido en el primer eslogan movilizador para los nacionalistas árabes.
Naser, Qasem, Husein de Jordania, conciben sus proyectos y soluciones
para Palestina. Desde los primeros comandos contra Israel entrenados por
Egipto en 1953, la propuesta de creación de una "entidad palestina autóno-
ma" en Gaza y Cisjordania efectuada por el gobernante iraquí en 1959 y el
Congreso Palestina presidido por el monarca hachemí en 1960, varios son
los planes previstos para la liberación de Palestina, pero en los que los pro-
pios palestinos sólo cumplen un papel dirigido. En esta misma linea se lle-
gará, el 15 de septiembre de 1963, a la decisión del Consejo de la Liga Árabe
de crear una organización palestina de liberación. Será la Conferencia de El
Cairo, primera cumbre árabe celebrada en enero de 1964, el marco para su
Constitución y Ahmed Chukeiri, abogado palestino, el encargado de fundarla.
Un Congreso Nacional Palestina reunirá en mayo de aquel año a cerca de 400
delegados que aprobarán la primera Carta Nacional Palestina. La nueva Orga-
nización para la Liberación de Palestina (OLP), se dotó de un Ejército de Libe-
ración subordinado a los demás ejércitos árabes, dependencia que los movi-
mientos palestinos autónomos que empezarán a proliferar le reprocharán. Es
lo que harán desde el 1 de enero de 1965 en que aparece el primer comu-
nicado de AJ-Assifa (La Tempestad), rama militar del Fatah, o un año después
Abtal al-awda (Los héroes del retorno), rama militar del Movimiento de los
226
NacionalistasÁrabes, del que también se segrega la Munaddama Chabab aJ-za'r
(Organización de los Jóvenes de la Venganza), surgida en 1967. También hará
su aparición, en vísperas de la Guerra de los Seis Días, el Frente de Libera-
ción de Palestina, creado por Ahmed Yibril y Ahmed Za'rur, reclutando en los
campos de refugiados sus militantes.
6.3.2. El giro de la OLPtras la guerra de 1967
La aparición de la resistencia, las represalias israelíes sobre los vecinos
jordano y sirio, las difíciles relaciones jordano-palestinas, la mediación nase-
rista a esta tensión que concluye en el pacto de mutua defensa egipcio-jor-
dano, el cierre del golfo de Aqaba a la navegación israelí y, sobre todo, la
agresión israelí del 5 de junio, con la ocupación de Cisjordania, Gaza, el Sinaí
y el Galán, forman parte de un todo de graves consecuencias políticas y psi-
cológicas para el Mundo Árabe (Soler, 1967). La derrota de 1967 modificará
el enfoque que de la cuestión palestina tienen los diferentes regímenes ára-
bes, iniciándose una etapa de descompromisos que dejará a la resistencia
palestina enfrentada a la responsabilidad de valerse por sí misma.
La Cumbre Árabe dedicada al análisis de la derrota (Iartum, septiembre de
1967), se pronunciará por un triple no al reconocimiento, a la negociación y a la
paz con Israel. Sin embargo, cuando e122 de noviembre del mismo año el Con-
sejo de Seguridad de las Naciones Unidas emita la Resolución 242 por la que
se conmina a Israel a retirarse de los territorios ocupados, al tiempo que se afir-
ma el derecho de todos los Estados de la región a vivir en fronteras seguras, la
actitud de determinados Gobiernos árabes va a contradecir las proclamacio-
nes de Jartum. Naser acepta dicha resolución, apostando por un arreglo nego-
ciado del conflicto, confirmado tres años después al aceptar en julio de 1970 el
Plan Rogers, inspirado en el espíritu del documento del Consejo de Seguridad.
Para los palestinos, la resolución ignoraba sus derechos, pues reducía la
cuestión a un problema de refugiados, sacrificando el principio sagrado de
su autodeterminación. Sólo sirvió para radicalizar el movimiento. Ahmed Chu-
kairi deberá dimitir de la presidencia de la OLP en diciembre de 1967 y será
sustituido hasta el quinto Congreso (febrero de 1969) por Yahia Hammuda.
Entre tanto, nuevas organizaciones han hecho su aparición, destacando las
que organizan la resistencia en la tierra ocupada. Inmediatamente después
de la Guerra de los Seis Días, el Fatah inicia sus acciones guerrilleras en Cis-
jordania y sitúa la dirección de AJ-asslfa en los campamentos de refugiados.
En junio de 1968 coordina sus acciones con la Saiqa, el grupo guerrillero
palestina de obediencia baazista apoyado por el grupo radical que gobier-
na desde 1966 en Siria. En noviembre de 1967 nace a su vez el Frente Popu-
lar de Liberación de Palestina, producto de la fusión de tres grupos de feda-
227
 ,Iu envergadura. Desde ese mismo año, un tipo especial de acciones testi-
yines ya mencionados, los Héroes del Retorno, los Jóvenes de la Venganza y
uroniales se iniciaba con la ocupación, durante unas horas, de un puesto militar
el Frente de Liberación, que inicia sus operaciones militares en 1968 (Cob
() una aldea del territorio cisjordano. Pero se trataba de acciones limitadas,
ban, 1989: 301). Pero este año será también la fecha de una profunda crisis
aparecida en el Congreso de agosto del FPLp,de la que saldrán tres tenden uondenadas al fracaso de antemano.
El escenario de las acciones fue otras veces exterior. Desde los prime-
cias: el Frente de Yibril, que se desplazará hacia las posiciones del Fatah; el
lOSsecuestros de aviones organizados por el FPLP en protesta por el Plan
ala izquierda, con apoyos en los campamentos y en [ordania, que se consti-
Rogers (1970), al del navío Aquille Lauro en 1985, o atentados como el de
tuirá en Frente Democrático Popular de Liberación de Palestina (FDPLP),bajo
Munich en 1972, acciones desesperadas que buscaban dar publicidad a la
la dirección de Nayef Hawatmeh; y el grupo de Georges Habach que con-
causa palestina, acababan en la identificación por la opinión pública de terro-
servará el nombre de FPLP
Todos estos cambios afectan a la OLP que, reunida en El Cairo en febrero rismo y palestinos.
de 1969 en su quinto Consejo Nacional, elegirá al portavoz del Fatah,YasirArafat
Cuadro 6.7. Operaciones palestinas en Israel y territorios ocupados (1967-1977).
(Abu Ammar), como presidente de un Comité Ejecutivo dominado por la entente
Fatah-Saiqa. Ambos grupos controlaban a su vez el 43% de los miembros del Media
Número de
máximo organismo palestino, el Consejo Nacional, que agrupaba a los diferen- Años diaria
operaciones
tes movimientos de la resistencia. El FPLP,a pesar de sus reticencias, se adhie-
1967 145 0,39
re en diciembre de 1969 a la OLP ingresando en su Comité Central en junio de
1968 789 2,16
1970, lo que ya había hecho el FDPLPdesde septiembre del año anterior.
1969 2.350 6,55
1970 2.256 6,18
545 1,49
6.3.3. La estrategia palestina 1971
1972 326 0,85
1973 637 1,75
Se ha señalado que la especificidad de la resistencia palestina con res- 1.07
1974 390
pecto a otros movimientos de liberación estriba en haber convertido en per-
1975 411 1,13
manente' en estrategia obligada (Benjelloun-Ollivier, 1984), la táctica terroris-
1976 244 0,67
ta de atentados puntuales que persiguen objetivos políticos manteniendo viva 0,43
1977 156
en la opinión pública la existencia del problema palestino. De hecho esto ha
sido así hasta la aparición de la Intifada en la que los protagonistas no son ya Fuente: Benjelloun-Ollivier, 1984: 72.
los fedayines sino la juventud de los territorios ocupados. Hasta 1987, pues,
la decisión de mantener posiciones maximalistas de rechazo a la negociación, El momento álgido de la actividad guerrillera palestina se cifra, como
a partir de bases de partida como las que proponía la resolución 242, unido
puede verse en el cuadro, en los años que siguieron a la derrota de 1967. El
a la imposibilidad de llevar a cabo en el interior de Israel operaciones de reflujo que se observa desde 1971 es, sin duda, el resultado del escaso valor
envergadura, ha condicionado la forma de organización de la resistencia en
práctico de las acciones testimoniales. Por otra parte la desproporcionada
comandos reducidos, con los riesgos de atomicidad y descoordinación del
respuesta israelí a estos movimientos de resistencia o lucha armada, ejerci-
movimiento. Ello no impide que la resistencia cuente con material abundan-
da sobre poblaciones civiles de los territorios ocupados y de los estados veci-
te, de procedencia generalmente soviética o china, no sólo armamento indi-
nos, ha dado una dimensión nueva al conflicto árabe-israelí, como demues-
vidual sino pesado, si bien éste último sólo ha podido utilizarse en el conflic-
tran las diversas invasiones del Líbano, de las que se hablará más adelante.
to del Líbano o en las acciones contra Galilea desde territorio del Sur libanés. Desde el punto de vista político, los años que suceden a la Guerra de los
Durante años, pues, los atentados en Cisjordania, en el territorio de Gaza,
Seis Días son también tiempo de análisis, de autocrítica y reflexión. La OLP
en otras regiones como el Neguev o Galilea así como en las grandes ciuda- evoluciona desde las posiciones maximalistas de tiempo de Chukairi, simila-
des (jerusalén o Tel Aviv), han sido el testimonio de la presencia de la resis-
It, res a los planteamientos demagógicoS del primer naserismo, que hablaban
tencia en todo el territorio reivindicado de Palestina. En junio de 1969 el Fatah
de arrojar a los judíos al mar. Los objetivos definidos por el quinto Consejo
dinamitaba las instalaciones petrolíferas de Haifa, primer objetivo industrial

-229
228
 ,1,I ( le las acciones palestinas, lo que eleva al límite los riesgos de conflicto de
Nacional Palestino (1969) son "el establecimiento de un Estado democráti
1:1l,lolcon sus vecinos. En ese punto, e16 de diciembre de 1969, las Naciones
en Palestina en cuyo seno musulmanes, judíos y cristianos gocen de los m'
1I111dasaprueban una resolución sobre los derechos inalienable s del pueblo
mos derechos", Pero se está lejos todavía, no ya del reconocimiento de Isra
pnlostino, que da estatuto de movimiento nacional reconocido a la resistencia
el sino de admitir la creación de un Estado palestino sobre parte del territorio,
y oorriqe en cierto modo las deficiencias de la resolución 242 de 1967. El plan
.unericano de negociación de junio de 1970, propuesto por el Secretario de
I:IJtado William Rogers, insiste sobre modalidades de aplicación de la resulu-
6,3.4. Septiembre negro: Jordania y los palestinos
1J16n242 y propone un alto el fuego renovable cada tres meses. Egipto, [or-
rlania e incluso Israel lo aceptan, pero va a ser terminantemente rechazado
La resistencia palestina, privada de territorio propio, buscó en los estados
por la OLP en un Consejo extraordinario celebrado en agosto de ese año en
vecinos una base de operaciones para su lucha, El nuevo éxodo provocado por
/\mmán, en línea con la oposición a lo que llaman" soluciones pacíficas", tal
la ocupación israelí de Cisjordania en 1967 -unas 200,000 personas cruzan el t'' 1
y como vienen manteniendo desde la guerra de 1967. El Plan Rogers será la
Jordán en los meses de junio a agosto-, aumenta la presencia palestina en los
primera de las propuestas de mediación americanas en las que se inscribi-
Estados vecinos de Líbano y Jordania. La radicalización de la OLP tras su remo-
rán Camp David, el plan Reagan (1982), Madrid y Washington.
delación en febrero de 1969, busca la movilización de las poblaciones de los
La situación en Jordania no había dejado de ser muy tensa entre Ejército
campos, usando a éstos para el encuadramiento de sus comandos. Y ello aca-
y resistencia. EllO de febrero de 1970, presiones ejercidas sobre el monar-
ba replanteando la relación de los palestinos con los Gobiernos árabes.
ca hachemí, llevaron a implantar una reglamentación estricta y severa de las
Si hasta entonces la no injerencia en los asuntos internos de los Estados
actividades de los palestinos. Se prohibió llevar armas en público, almace-
árabes, preconizada en el artículo 26 de la Carta Palestina, era una conse-
nar explosivos y municiones en domicilios, publicar periódicos sin autoriza-
cuencia de la debilidad del movimiento y de la situación de tutela a la que lo
ción u organizar manifestaciones sin permiso del Ministerio del Interior. La
sometían sus regímenes, especialmente los de Egipto y Jordania, a partir de
resistencia consideró estas medidas como ruptura del acuerdo verbal de
1968-1969 la resistencia procura una autonomía de acción especialmente visi-
noviembre de 1968 y aprovechó la ocasión para crear un Mando Unificado
ble en Jordania y Líbano, que se plasmará en acuerdos como el verbal del f
de la Resistencia Palestina (MURP), que agrupó a las diez organizaciones
de noviembre de 1968 en Jordania y el del 3 de noviembre de 1969 en Líba-
palestinas existentes. Una medida de fuerza es llevada a cabo por el FDPLP,
no. El primero es una consecuencia de los forcejeos entre el Ejército Real y
que convocó al día siguiente una manifestación no autorizada que se saldó
los fedayines, que pretenden defender su influencia en el país, tras el anun-
con la muerte de seis fedayines y varios integrantes de las fuerzas de segu-
cio del proyecto del antiguo Primer Ministro, Wasfi Tall, de integrar los coman-
ridad. En apoyo de la resistencia, Iraq y Siria prometen todo su apoyo moral
dos palestinos en un plan de defensa jordano, que implicaba la restricción de
y material, mientras Naser hace gala de prudencia. Por su parte, el Gobier-
una autonomía, sentida como amenaza contra el régimen hachemí. La crisis
no jordano decide replegarse. El mismo monarca calificará el 14 de febrero
concluyó en un acuerdo verbal por el que la resistencia reconocía la sobe-
de "error" las medidas restrictivas que habían sido impuestas.
ranía jordana, al tiempo que su presencia se reconocía como un hecho esta- El 6 de mayo de 1970 el MURP acuerda en Amrnán un Programa de acción
blecido. El segundo'acuerdo, firmado un año después por Yasir Arafat y el
política y militar basado en la unidad popular jordano-palestina, en el recha-
generallibanés Emile Bustani en El Cairo, con la mediación de Naser, garan-
zo de un mini-estado y de cualquier solución negociada, así como en la ple-
tizaba la líbertad de acción en territorio libanés de los guerrilleros palesti-
na libertad de acción en los países árabes de la región, para los que se pide
nos. Fue mantenido secreto hasta 1976 para evitar las protestas de los secto-
sea armada su población. Este programa, que supone una radicalización res-
res de la población libanesa contrarios a su permanencia.
pecto a la Carta Nacional, merced a la influencia ejercida por el FPLP, sería
En Jordania, la presencia palestina, además de una realidad demográfica
aprobado por el séptimo Consejo Nacional Palestina celebrado en El Cairo
(la cuarta parte de la población son refugiados y la mitad, al menos, origina-
e14 de junio de 1970, primero en el que todas las organizaciones palestinas
riamente palestina), es también una realidad política y militar, presente en los
estarán presentes con excepción de los Ansar (los "partisanos"): rama mili-
contactos con la oposición jordana y hasta en determinados miembros del
tar del PC jordano que había pedido la adhesión al MURP y no había sido
Gobierno favorables a la resistencia. Pero en el Ejército se encuentran ele-
admitida en razón de sus posiciones pro-soviéticas y, por tanto, favorables a
mentos contrarios que preparan la batalla a la OLP para evitar represalias israe-
líes y asegurar el trono. Como se ha visto, 1969-1970 constituye el punto álgi- la resolución 242.

:231
230
 En los primeros días de junio que siguen a la celebración del Consejo
palestina, tendrán lugar choques violentos en las inmediaciones de Arnmán
entre los fedayines y las Fuerzas especiales jordanas, que desbordarán hacia
la capital. La tensión se complicará con el atentado sufrido por Husein el 9 de
junio, del que escapará ileso y el asalto a dos grandes hoteles de Arnmán, lle-
vado a cabo por el grupo de Habach con la toma de rehenes occidentales.
Los objetivos inmediatos del FPLP son, entre otros, la dimisión del coman-
dante de la Tercera División blindada, Zeid Ben Chaker, primo del rey, que
7.
será relevado de su puesto el 12 de junio.
Pero, sin duda, lo que va a acelerar la crisis palestino-jordana será la pro-
El Wlagreb: de las independencias
puesta de paz americana hecha pública por el Secretario de Estado William
Rogers y aceptada -como anunciará a fines de julio el presidente Nixon- por
al conflicto del Sahara (1956-1975)
Egipto, Jordania e Israel. Los combates, tras una reunión extraordinaria del
Consejo Nacional Palestina, se remprenderán en septiembre. Ante la enver-
gadura de éstos, Husein -que ha escapado el primero de septiembre a un
nuevo atentado- forma un Gobierno militar e inicia una represión en las ciu-
dades contra la resistencia. El único apoyo con el que cuentan los palestinos
es el Ejército sirio, algunas de cuyas unidades acorazadas penetran en [or-
dania. Las tropas iraquíes estacionadas en el reino hachemí se mantienen al
margen, e israelíes y americanos preparan una intervención en caso de que
el conflicto se agrave. El Ejército jordano, integrado por 55.000 soldados regu- 7.1. La independencia de Marruecos
lares y un importante contingente de fuerzas paramilitares, se enfrentará,
pues, contra 5.000 fedayines, 10.000 milicianos y unos 3.500 soldados del 7.1.1. El retorno del Sultán y la bipolaridad política marroquí
Ejército de Liberación de Palestina (encuadrado por oficiales de diversos paí-
ses árabes), cobrándose al menos 3.000 vidas palestinas y tres veces más de La prolongación de la crisis marroquí por las actividades armadas del
heridos. La calma retorna tras la mediación de una cumbre árabe, que se Ejército de Liberación, obligó a las autoridades francesas a negociar el retor-
celebra en El Cairo, a partir del 23 de septiembre que concluye con un acuer- no del Sultán con los nacionalistas marroquíes en agosto de 1955 en Aix -les-
do entre Arafat y Husein el día 27, veinticuatro horas antes de la muerte del Bains. Ben Arafa deja el trono el primero de octubre. Dos semanas después
ra 'is egipcio Naser. Según este acuerdo, corroborado en el plano militar y se instituye, a manera de Gobierno de transición, un Consejo del Trono, inte-
político por el firmado en Arnmán el 13 de octubre, Husein hacía concesio- grado por viejas personalidades del Marruecos tradicional, algunos de los
nes verbales a la resistencia, a la que se brindaba el territorio jordano como cuales, como el antiguo pachá de Sefru, Si Bekkai, se habían mantenido fie-
base de la revolución palestina, se reconocía a la OLP como único represen- les a Muhammad Ben Yussef.
tante de su pueblo y se liberaba a los prisioneros políticos. Pero Husein ase- A su retorno del exilio, el 31 de octubre de 1955, el monarca se instala
guraba al mismo tiempo sus posiciones para emprender, de una manera len- para las negociaciones de rigor en París. Se entrevistará el 6 de noviembre
ta y selectiva, la liquidación. de la resistencia sobre su territorio. con el Presidente del Consejo, Antoine Pinay, en La Celle-Saint-Cloud, Y se
Los palestinos abandonan la capital y las ciudades y se asientan en las publicará un comunicado que reconocía de hecho la independencia de
líneas de cese el fuego con Israel y en el norte de Jordania, de donde serán Marruecos, "unido a Francia por lazos permanentes de una interdependen-
desalojados en julio de 1971. Las organizaciones guerrilleras trasladarán sus cia libremente consentida y definida" (Le Tourneau, 1962: 247). La vuelta a
efectivos al sur de Líbano, mientras Husein, recuperado todo su poder, ensa- Marruecos para asistir a la fiesta del trono del 18 de noviembre, supuso un
ya en marzo de 1972 la creación de un Reino Árabe Unido que federe, si la re encuentro en loor de multitud con su pueblo. Pero al designar un Gabine-
resolución 242 llegase a aplicarse, la provincia de Cisjordania, con capital en te, integrando a todas las tendencias políticas, incluidos los independientes,
Jerusalén, a la de Transjordania, con Arnmán como capital. fieles al soberano, evidenció una fisura importante en la construcción del nue-

'233
232
 vo Estado: recuperando el papel de Sultán de los dos Marruecos, el urbano
y el rural, así como garantizando el mantenimiento de lazos solidarios espe-
ciales con Francia, empezaba a ser visible un cierto divorcio con el movi-
miento nacionalista urbano, especialmente el partido del Istiqlal, que aspira-
ba a asumir un Gobierno homogéneo y que se veía ahora abocado a compartir
el poder con fuerzas políticas rivales, algunas de las cuales ni siquiera habían
desempeñado un papel importante en el logro de la independencia, Las nego-
ciaciones definitivas, con el reconocimiento al derecho a una diplomacia y un
ejército propios, tuvieron lugar en París entre fines de febrero y principios de
marzo de 1956, La independencia suponía la abolición del protectorado y la
desaparición de las divisiones del territorio, El "Marruecos español" dejaba
también de existir, sin que España fuese consultada para ello, lo que produ-
jo el malestar del régimen franquista hacia Marruecos, al que se volverá la
espalda durante largo tiempo, La prensa oficial de entonces reflejaría así este
malestar, a raíz de la visita de Mohamed V a Madrid a principios de abril de
1956: "Ante los intentos fallidos de una negociación tripartita para la inde-
pendencia de Marruecos y ver que Francia hacía caso omiso de nuestros
derechos, a España no le cupo otra opción que el trato directo con el sobe-
rano de una nación soberana" (ABC, 08-04-1956),
7.1.2. La Asamblea Consultiva
Dos polos políticos se dibujan, pues, en el Marruecos de la independen-
cia: el del Majzén, encarnado ahora en el nuevo monarca y el del Movimien-
to nacionalista, El primero preconizará un retorno a la tradición, a las formas
de Gobierno consultivo, consensuado, mientras el segundo se mostrará par-
tidario de un nuevo poder constituyente,
La opción del soberano por un Gobierno consultivo ahorraba el riesgo de
una monopolización del poder legislativo por el partido del Istiqlal, como había
ocurrido con el Neo-Destur en Túnez en las elecciones de marzo de 1956, La
transición hacia un régimen representativo llevada a cabo de manera contro-
lada, permitiría al Majzén seguir cumpliendo su papel de árbitro entre una
panoplia de formaciones y grupos, algunos de los cuales necesitaban aún
tiempo para consolidarse, evitando que el Istiqlal ganase la partida,
La Asamblea Nacional Consultiva, inaugurada el 12 de noviembre de
1956, permitía al soberano asociar a las diferentes fuerzas del país a la tarea
de Gobierno, pero entendiendo dichas fuerzas de una manera amplia, En ella
se encontraban los partidos y las fuerzas políticas, pero también los sindica-
tos, las Cámaras de Agricultura, Industria y Comercio, diversas fuerzas socia-
les como los profesionales, las mujeres, representantes de las confesiones
rf,
religiosas y de los territorios aún no reincorporados al país tras la descoloni-
234
1"
Leyenda
[]Istiqlal
~PDI
• Independientes
.UMT
DAgricu,tores
~lndus.lCom,
• Fuerzas Sociales
r::l'
~ Ulemas
• Rabino
Figura 7,1.Asamblea consultivamarroquí (noviembre 1956-mayo1959),
zación. De sus 76 miembros, todos designados por el soberano, 10 pertene-
cían al Istiqlal, 6 al PDI, otros 6 a los independientes, próximos a Palacio, 10 1
a la UMT, 18 a los agricultores, 9 a industriales y comerciantes, 12 a las fuer-
1
zas sociales, 4 a ulemas y uno a un rabino de la comunidad judaica de Marrue-
I
cos, La Asamblea, a cuyo frente fue elegido Mehdi Ben Barka, istiqlaliano radi-
cal, tenía como tarea la revisión de los presupuestos, el control del Gobierno
por medio de interpelaciones y el asesoramiento en la política general. Pero,
aunque primer ensayo de Gobierno representativo, su vida conflictiva en sus
dos legislaturas y media reveló las contradicciones de la hora, De un lado,
11
como señaló el propio Ben Barka en su discurso de apertura de la que sería
la última de sus sesiones, el 8 de noviembre de 1958, la Asamblea marcó las
directrices de una política exterior de no alineamiento, mostrándose parti-
daria de una política de desarrollo económico y social planificada, Pero de
otro, estas opciones progresistas encontraron resistencias claves en el inte-
rior de la Asamblea -e incluso en el seno del propio Istiqlal- que terminarían
tanto con la unidad istiqlaliana como con la existencia de la Asamblea,
7.1.3. La liquidación del Ejército de Liberación
La pervivencia del Ejército de Liberación (ELM) más allá de la indepen-
dencia ponía al descubierto, de un lado, el problema de la integridad terri-
torial, aún no resuelto en la opinión de los nacionalistas y, de otro, profundos
problemas sociales y de vertebración del país, La formación de las Fuerzas
Armadas Reales (FAR)tras la independencia, de las que se convierte en Jefe
de Estado Mayor el príncipe heredero Hasan, tratará de integrar al ELM,Pero
en ciertas zonas montañosas del país permanecerán grupos armados ani-
mados de espíritu revolucionario, dispuestos a impedir que Marruecos se
"235
 convierta en base de operaciones francesa contra la Argelia insurrecta, sir-
viendo de "aguijón para una orientación más revolucionaria del país" (Daoud- ~
Monjib, 1996: 173). Otros serán favorables a transacciones de todo género, '"
utilizando el ingrediente de las reivindicaciones berberistas. :1
::;;
,,
La unificación del país se había llevado a cabo entre la zona francesa y la , ~~~
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española en 1956, a las que se añadió unos meses más tarde Tánger, median- o ~
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te la supresión de su estatuto internacional. Pero otras zonas eran reivindica- ~ o ~

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das desde hacía tiempo por el nacionalismo marroquí: la zona de Tarfaya, O> <3
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antigua zona sur del protectorado español, Ifniy el Sahara Occidental, todos e
ellos colonizados por España, las ciudades de Ceuta y Melillay diversos terri- m '
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torios situados en los confines argelo-marroquíes, como Bechar o Tinduf, (/JO>
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incorporados por Francia a Argelia en diversos momentos de su ocupación 'g'~
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del territorio. Incluso Mauritania era reivindicada por el Istiqlal y hasta por el 0:-5
Partido Comunista Marroquí. Una experiencia de "servicio cívico nacional", (/J>-

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que expresa muy claramente el espíritu unitario "de movilización de las fuer- "o
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zas vivas del país por la edificación de nuestra independencia" fue la cons- "'1)
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trucción por 4.000 jóvenes voluntarios, dírigidos por la Bunat el-istiqlsl (Asso- ~~~
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ciation des Battisseurs de l'independance, 1958) y coordinados por Mehdi E~~~
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Ben Barka, de la carretera de la unidad, que unió Taunat, en la zona francesa, ...Jüüa:

con Ketarna, en la zona española, durante el verano de 1957 (véase Mapa 11). :~ 11
La presión sobre Ifnipor partidas del Ejército de Liberación en noviem-
bre de 1957, apenas unos días después de haberse comunicado por el Gobier-
no español al marroquí la intención de retroceder la región de Tarfaya, y la
extensión, más tarde, al Sakiet al-Harnra en el Sahara Occidental, de la actua- '"eo ui
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ción de los grupos armados marroquíes, servirán a la vez de maniobra de ..!!! 's
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distracción contra el Ejército de Francia en Argelia, que tendrá que acudir en "O ea
socorro de las tropas españolas en peligro (Diego Aguirre, 1993). I~

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Otra zona sensible en donde los grupos armados no habían desapareci- w(/J
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do va a ser el Rif,en los confmes de los dos protectorados el hispano y el fran- (/J
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cés, entre las provincias de Taza y Uxda. Cuna del Ejército de Liberación, esta e
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zona de la región montañosa rifeña protagonizó en octubre de 1955 su pri- (/J • « O>
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mer episodio armado, cuya responsabilidad se atribuyó al Doctor Jatib y a ~g~'5
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Abbás Messaadi. Éste últírno habría de morir en extrañas circunstancias en ~w2U)
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1956, en un momento en que el Partido del Istiqlal, a través de Ben Barka, a:~~2
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intentaba controlar al movimiento de resistencia. Unos años más tarde, en ..2'0"'0 co

octubre de 1958, la conmemoración del levantamiento de 1955 adquirió tin- ~E~~

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tes de revuelta generalizada en el Rif, desde Alhucemas a Taza, extendién- Q)-Q)Q)

dose más tarde hacia la región de Ulmés. Los dirigentes del Movimiento Po- E 'H
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pular, partido berberista fundado por el citado Jatib y el capitán Mahyubi
Ahardán, fueron detenidos en el marco de una represión llevada a cabo por ill
I1, las FARbajo la dirección del príncipe Hasan, que está en el origen de un con-
tencioso no resuelto entre esta región rifeña y el actual Jefe del Estado. No

236
·237
hay que olvidar que la envergadura que cobró esta insurrección armada, de
la que se atribuyó cierta responsabilidad a España, acusada por la prensa
istiqlaliana de haber fomentado la rebeldía y el contrabando de armas, tenía
una buena parte de sus raíces en la mala inserción de la zona norte en el
Marruecos independiente, en el que fue absorbido con la marginación de
unos cuadros bien arabizados pero no afrancesados. Rémy Leveau conside-
ra una torpeza la aplicación, sin más, al norte por Rabat, de un "deseo de uni-
formización impuesto" en diferentes dominios, lo que sin duda "no será extra-
ño a la revuelta del Rif" del otoño de 1958 (Leveau, 1985: 35).
La revuelta rifeña debe ser interpretada también en claves de política
interior marroquí. Iniciada por los líderes del Movimiento Popular, tuvo en su
origen un tinte anti-istiqlaliano, en respuesta a la formación en mayo de 1958
de un Gobierno Balafrey casi homogéneamente del Istiqlal, partido al que
acusaban de la responsabilidad del asesinato de Abbás Messaadi, al que se
le tributó homenaje en los actos iniciales del levantamiento, Finalmente, las
consecuencias de éste sirvieron para poner fin al Gobierno Balaírey minado
por las disensiones en el seno del partido del Istiqlal. Abderrahim Buabid,
Vicepresidente y Ministro de Economía Nacional y Agricultura, identificado
con el ala radical, presentaría su dimisión el 22 de noviembre de 1958, lo que
precipitó la caída del Gabinete.
7.1.4. El Gobierno Ibrahim y la escisión del Istiqlal
La existencia de dos tendencias en el Istiqlalno era un asunto reciente. Des-
de antes de la independencia habían convivido la corriente salafiy conservadora
encarnada por el za 'im Allal el Fassi y la corriente obrerista y sindicalista
representada por Ben Barka y Buabid. Por razones tácticas, una y otra se habían
necesitado en diferentes coyunturas, pero la prueba del Gobierno había demos-
trado cuán alejadas se encontraban en sus opciones estratégicas.
Puede parecer paradójico que a la salida de la crisis rifeña el monarca
Mohamed V opte por llamar a formar Gobierno a uno de los más destacados
representantes del ala radical istiqlaliana, Abdallah Ibrahim, antiguo Ministro
de Trabajo y Cuestiones Sociales del Gabinete Bekkai. En la nueva formación
los puestos claves están desempeñados por istiqlalianos progresistas: la pre-
sidencia y Asúntos Exteriores en manos de Ibrahim; la vicepresidencia y Eco-
nomía, para Buabid; e Interior, lo que fue motivo de tensión con Palacio, recae-
ría en Dris M'harmnadi. Cierto, no obstante, que la policía quedó en manos de
Mohamed Lagzaui, del círculo de amigos del Rey En el resto de las carteras se
alternaban istiqlalianos e independientes. Jean Lacouture, corresponsal de Le
Monde en Rabat, se preguntaría el 26 de diciembre de 1958, si el gesto del
monarca se trataba "de una simple operación táctica que pretende usar a la
238
'\Iizquierdaen una situación difícil,para quebrarla sobre los arrecifes de la disi-
dencia rural" o, por el contrario, de una "conversión del trono cherifiano al socia-
lismo". Iba a ser evidente que se trataba de la primera de las alternativas, con-
I¡tribuyendoa la aceleración de las contradicciones en el seno del Istiqlal.
E125 de enero de 1959 va a ver la luz la Confederación Nacional del Par-
tido del Istiqlal, grupo disidente animado por Mehdi Ben Barka y embrión de
la Unión Nacional de Fuerzas Populares (Rayrnond, 1959: 29). Este grupo, con
estructura más de movimiento social que de partido, fue constituido el 15 de
noviembre de 1959 en Casablanca y contaba con el apoyo de la UMT y de
elementos de la resistencia como el Fqit: Mohamed Basri. La entrada en liza
de la UNFP supondrá una merma importante para la influencia del Istiqlal. En
las elecciones municipales celebradas el 29 de mayo de 1960, de los 10,200
puestos de concejales, el Istiqlal obtuvo 4.500 y la UNFP 2.366, controlando
una gran parte de las grandes municipalidades urbanas,
El período de Gobierno de Abdallah Ibrahim supuso sin duda el principal
esfuerzo por la democratización real del país desde la independencia, tratan-
do de frenar el poder muy amplio del soberano, Por primera y única vez un
Gobierno se atreverá a refutar el dominio reservado de la Monarquía, inten-
tando que la policía pasase a control del Gobierno, que el Ejército no pudiese
participar en la represión interna sin la decisión del Primer Ministro. Esto no
hubiera podido intentarse sin los fuertes apoyos sindicales de que gozaba el
Gobierno, pero fue la causa de la caída del Gabinete (Bendourou, 1986: 78-79),
7.1.5. La muerte de Mohamed Vy la Constitución de 1962
Cinco días antes de la celebración de las elecciones municipales, el pro-
pio monarca asumió la dirección de un nuevo Gabinete que incorporó a todas
las sensibilidades políticas con exclusión del ilegalizado PCM. En su discur-
so de investidura prometió la elaboración de una Constitución para antes de
[mes de 1962. Con este fin se creó un Comité Constitucional de 78 miembros,
designados por dahir. Cuarenta de ellos eran doctores en la chari'a, técnicos
o dirigentes de partidos, con excepción de la UNFP,que se había mostrado
partidaria de una Asamblea Constituyente. El resto representaban a las 16
provincias en que el país había sido organizado administrativamente (Le Tour-
neau, 1962: 271). Pero la actuación de este Comité fue poco operativa, y fue
criticada por varios grupos la elección de Allal el-Fassi como Presidente.
La muerte de Mohamed V el 24 de febrero de 1961, dejará pendiente el
problema constitucional. Hasan IIpromulgará, el 2 de junio de 1961, la Ley Fun-
damental para el Reino, que no se pronuncia, sin embargo, sobre el contenido
futuro de la organización de los poderes en el Estado. Optando por la fórmula
de confiar su redacción a un pequeño grupo de expertos, bajo la propia direc-
-239
 ción del soberano (que llegará a decir que la elaboró con sus propias manos)
y del Jefe de su Gabinete Real, Ahmed Reda Guedira, la Constitución ser
hecha pública el 5 de noviembre de 1962 y sometida a referéndum el 7 de
diciembre, tras una campaña en la que la UNFp,la UMT,el PCM y el PDC se
opusieron por su método de redacción y por su contenido, mermados los pode-
res del Parlamento e hipertrofiados los del soberano.
7.1.6. La independencia mauritana
Mauritania, colonia francesa desde 1904, en el punto de encuentro entre
el Sahara y el Sahel, entre el mundo árabe y el subsahariano, no llega a ser
controlada totalmente hasta treinta años después, al término de la pacifica-
ción de Marruecos. Incorporada a la Unión Francesa tras la Segunda Guerra
Mundial, su interés era puramente estratégico hasta el descubrimiento, en los
años cincuenta, de los ricos yacimientos de mineral de hierro en el norte del
país. En realidad, se ha dicho, el país no era sino un "coto privado" del con-
sorcio entre el senador Razac, la familia del jeque Sidya de Butilimit,los repre-
sentantes de la Sociedad Lacombe, que monopolizaba los transportes, y el
Secretario General del Gobierno, Poulet (Assidon, 1978: 23-24).
Territorio reivindicado por el nacionalismo marroquí, va a conseguir una
semi-autonomía para escapar a la amenaza del país vecino por medio de la
Ley Marco del 23 de junio de 1956 y los decretos derivados de la misma de
abril de 1957. Consigue así tener un Consejo de Gobierno elegido por su
Asamblea Territorial, con sede en Nuakchott, la capital y con un joven abo-
gado, Mojtar Uld Daddah a su frente. Con habilidad, conjugará los diferentes
elementos politizados formando el Partido del Reagrupamiento Mauritano.
Como Estado Autónomo dentro de la Comunidad Francesa, Mauritania se
convierte oficialmente en 1958 en República Islámica, dotándose de una Cons-
titución parlamentaria provisional en marzo de 1959, aunque no alcanzará la
plena independenciahasta e128 de noviembre de 1960.
La sociedad mauritana, compleja, multicultural y pluriétnica, se dividía
en dos grupos humanos principales, los moros y los negro-africanos. Los pri-
meros, mayoritarios y de cultura árabe, han ejercido tradicionalmente el poder
frente a los segundos, de diversos grupos étnicos como los halpulaaren, los
soninké y los wolof. Entre ambos, los harratines, negros pero de cultura ára-
be, habían constituido la antigua clientela servil de los primeros (Marchesin,
1996: 285). Profundamente jerarquizada y estratificada en castas, apenas
comenzó a transformarse lentamente después de la Segunda Guerra Mun-
dial en que la esclavitud, hábito perpetuado en Mauritania, comenzó a verse
11, oficialmente con malos ojos por miedo a las repercusiones en la metrópoli
(Babá Miské, 1970: 446). Los cambios sociales afectaron a los valores y a la
240
¡propia estructuración de la sociedad. Aunque aún en 1950 tan sólo unas 7.000
personas, apenas un uno por ciento de su población, vivía en núcleos urba-
nos Zuerat, Nuadibu, Nuakchott), el último período de la colonización, con el
I desarrollo de la explotación del hierro, verá acrecentar la importancia de
éstos con una modificación sensible de la estructura social.
Mojtar Uld Daddah se convertirá en las elecciones presidenciales del 20
de agosto de 1961, en el primer Presidente del país, plebiscitado como can-
didato de unidad nacional y dotado con plenos poderes por una nueva Cons-
titución presidencialista, aprobada tres meses antes. Durante su primer man-
dato, llevará a cabo una pugna sorda con el Parlamento y con los elementos
más conservadores de su partido, con el apoyo de los elementos más diná-
micos de la población, convirtiendo al Partido del Pueblo Mauritano, nacido
en 1961, definido por la modificación constitucional de 1965 como "Partido
del Estado", a través del que se expresa la voluntad popular. Institución prio-
ritaria, va a ser durante más de una década el centro de la vida política.
La cuestión de la relación con Marruecos será siempre un tema recu-
rrente y movilizador, que Uld Daddah utilizará en su lucha contra los viejos
notables. La insistencia de los partidos nacionalistas marroquíes en el no reco-
nocimiento de la "entidad fantoche" mauritana -según la llamaban-, retardó
el establecimiento de relaciones diplomáticas hasta 1969.
7.2. La independencia tunecina
7.2.1. De la crisis del yusefismo a la República tunecina
La autonomía interna, concedida por los acuerdos firmados el 3 de junio
de 1955, cuatro días después del retorno triunfal del exilio de Burguiba, com-
prometía al propio Neo Destur en cuyo nombre Monyi Slim había estampa-
do su firma junto con la de Tahar Ben Arnmar, en representación del Gobier-
no del Bey Lamin. Pero la política de petit pas y de acceso gradual a la
independencia, defendida por Burguiba, va a tener sus detractores. Salah Ben
Yusef, secretario general del partido, retornará de su exilio desde El Cairo el
13 de septiembre de ese año con unos planteamientos pan-árabes cercanos
al naserismo, más radicales en su defensa de la unidad magrebí y contrarios
a la lentitud del proceso de independencia y a la garantía y privilegios ofre-
cidos a los franceses. Afrontando una oposición abierta a Burguiba desde el
mismo momento de su llegada, es excluido de la dirección de partido acu-
sado de indisciplina. La guerra es total entre los dos líderes, movilizándose
en la liza todas las fuerzas del país. Ciertas instituciones religiosas, entre ellas
la más prestigiosa del país, la Zituna, Gran mezquita y universidad de la capi-
tal, optaron por Ben Yusef y habrían de pagar por ello. La UGTT apoyará a
'241
Burquiba y, finahnente, el Congreso del partido, celebrado en Sfax en noviem-
bre, elimina a los seguidores de Ben Yusef. Se llega al punto de una guerra
civil, combatida con una firme represión en la que Burguiba hubo de recu-
rrir a los franceses. Salah Ben Yusef decide finahnente escapar a Trípoli el 28
de enero de 1956, cesando así una pugna por elliderazgo que terminaría,
unos años después, con la eliminación física de Ben Yusef en el aeropuerto
de Frankfurt.
El retorno del Sultán a Marruecos y los acuerdos de reconocimiento de
la independencia de este país, iban a influir directamente en la turbulenta
situación tunecina. No tenía ya sentido que se aboliera el protectorado en un
punto y no en otro del Magreb, precisamente donde las cosas habían madu-
rado más. El Gobierno de Ben Arnmar convocará, como su último acto, elec-
ciones a una Asamblea Constituyente, que tendrán lugar el 25 de marzo, cin-
co días después de quedar abolido el tratado de El Bardo mediante el
protocolo franco-tunecino. El Bey dejaba sus viejos títulos y se transformaba
en Lamin I, soberano de un reino independiente.
La ley electoral y la estrategia del Neo Destur habían dispuesto las cosas
para que la nueva Asamblea Nacional resultase copada íntegramente por
el partido hegemónico. Éste se había presentado en una coalición de Fren-
te Nacional, junto con el sindicato y otras organizaciones nacionalistas por
él controladas, frente a candidatos independientes y algún comunista. Con-
trolando a los 98 diputados, el Combatiente Supremo (el muyahid al akbar,
como se le conocía), pudo así convertirse sin dificultad en Presidente de la
Asamblea y en Jefe del Gobierno.
Entre las primeras medidas que el nuevo Ejecutivo va a tomar, van a estar
las encaminadas a promover la laicidad en la vida social y política. Y ello no
sólo por mor de modernidad, sino también para atacar las bases y apoyos
del yusefismo. Hasta la Gran Mezquita fue afectada con los decretos de refor-
ma de abril de 1956 y en mayo fue prohibido el establecimiento de nuevos
bienes habices. Aunque el gran paso en este sentido se dio con la promul-
gación, ella de agosto, de la Meyella o código de estatuto personal, que por
primera vez en el mundo árabe prohibía la poligamia y sustituía el repudio
por un divorcio pronunciado judiciahnente. Otras medidas afectaron a la tuni-
ficación de la Administración, lo que provocó un éxodo, primero paulatino y
más tarde masivo, de la población francesa y extranjera. A comienzos de 1959,
los efectivos de europeos apenas alcanzaban los 85.000, la mitad que en el
momento de la independencia (Ganiage, 1994: 564), contribuyendo a dete-
riorar, con la fuga de capitales, el clima económico del país. Lo mismo ocu-
rrirá con la minoría judía, reducida a unas 60.000 personas por la emigración
masiva a Israel y a Francia, sobre todo.
La Asamblea va atribuyéndose competencias ejecutivas, marcando la línea
política del Estado, llegando hasta asumir prerrogativas del soberano, como
242
In elección del Jefe de Gabinete. La institución del monarca pierde sentido,
máxime después de una campaña de desprestigio del antiguo Bey,como cóm-
lice del movimiento yusefista. De este modo la Asamblea declarará depues-
to al soberano Lamin I a sus 76 años y proclamará la República el 25 de julio
de 1957. La proclamación republicana, que se convertirá en un documento
anejo a la futura Constitución, lo justificará "con el [m de consolidar las bases
de la independencia del Estado y de la soberanía del Pueblo". La propia Asam-
blea proclamará a Habib Burguilia, unánimemente, como el primer Presidente
de la República, manteniendo sus funciones de Primer Ministro.Burquiba fue
afirmando el proceso de personalización del régimen, en paralelo al control
que el partido establece sobre toda la población. Pero opositores no faltan y
van a ser reprimidos con dureza, sobre todo a raíz del atentado que sufre en
octubre de 1958, fomentado por Egipto en donde se encuentra exiliado Ben
Yusef, sobre quien recaerán las sospechas.
El 1 de junio de 1959 va a ser aprobada la Constitución tunecina. De
carácter presidencialista, ignora paradójicamente a los partidos y no hará
referencia alguna al Neo-Destur, que actúa de hecho como partido único.
Sólo el PCT convivirá, en la marginalidad, con él hasta ser declarado ilegal
en 1963.
7.2.2. La crisis de Bizerta y la alternativa Ugetista
Las relaciones con Francia habían encontrado un modus vivendi a pesar
de la salida de los colonos y de la guerra argelina. El tema más conflictivo,
relacionado con éste último, era el de las tropas estacionadas en el país, según
los acuerdos de independencia de 1956. Una vez alcanzado el poder por De
Gaulle, éste aceptó, en junio de 1958, acceder a la reclamación tunecina de
evacuación, pero manteniendo la base de Bizerta. La situación se tensó brus-
camente en julio de 1961. Por razones de política interna y para dar una salida
al descontento que la crisis económica estaba generando en el país, la direc-
ción del Neo Destur decide dar prioridad a la cuestión de la evacuación de
Bizerta. El Gobierno sigue al partido en esta línea y se lanzará a la población
voluntaria y al ejército en contra de la base francesa, instando a una evacua-
ción inmediata. El episodio, que tal vez buscaba prestigio nacionalista para
facilitar la reconciliación con Egipto, es más chocante porque se liga la recla-
mación a otra sobre delimitación de fronteras en el sur, probablemente para
anticiparse a la solución del conflicto argelino y poner ante el hecho consu-
mado a sus vecinos (Le Tourneau, 1962: 161). En cualquier caso, el episodio
terminó en una sangrienta masacre en la que perecieron unos 5.000 tuneci-
nos. Los efectos de la crisis de Bizerta -aunque los combates sólo duraron del
19 al 22 de julio- se prolongaron hasta septiembre, siendo significativo que
243
el asesinato de Ben Yusef se produjera en medio de esta tensión, el 12 de
agosto. Una vez más, la crisis va a acelerar el éxodo de franceses y capitales.
7.3. El combate por la independencia en Argelia
7.3.1. La guerra de liberación argelina
"Sé que hay una prioridad de la violencia. La prolongada violencia colo-
nial explica la de la rebelión" dirá Albert Camus en su Argelia desgarrada,
para situar las razones de un conflicto que no supo evitarse y que acabará en
la independencia del país (Camus, 1996: 562).
Los militantes de la Organización Secreta, surgida, como se dijo más arri-
Argel", que ocupó casi todo 1957 de enero a septiembre. La primera será una
fase determinada por la acción militar,mientras en la segunda el aspecto diplo-
mático -que se había iniciado ya en la primera fase, con la inscripción del tema
argelino en la ONU, el 30 de septiembre de 1955- prima sobre el armado.
La extensión de la lucha obligará al Gobierno francés a incrementar los
56.500 hombres iniciales hasta los 83.400 de febrero de 1955. Antes de [m de
ese año, el episodio sangriento del norte del constantinado obligó a llamar a
reservistas, elevando el contingente a 120.000 soldados. A lo largo de 1956
la cifra llegó a alcanzar los 400.000.
Cuadro 7.1. Evolución del nacionalismo y de la revolución argelina.
1907 Jóvenes Argelinos

ba, del PP Argelino en 1948, crearon la plataforma del Comité Revolucionario 1926 Estrella Norteafricana
Messali Haj'
de Unidad de Acción, desde la que lanzarán la "Proclamación del Frente de Asociación Ulemas Reforrnistas
Liberación Naciona}"el1 de noviembre de 1954. Se había formado elFLN des- A. BenBadis
de tres grupos de militantes, dos en el interior y uno en el exterior. Los prime- 1935 Federación Electos Musulmanes
ros se encargarían de la dirección militar del movimiento y los integraban, de Ferhat Abbas

un lado, el primer Consejo de la Revolución, constituido en junio de 1954 por 1937 PPA I
Manifiesto Argelino
Mohamed Budiaf, Mustafa Ben Bulaid, Rabah Bitat,Murad Diduch y Mohamed
Larbi Ben Mhidi:y de otro, Belqasem Krim, que dirigía el maquis de Kabiliades-
1942

1946 M1W
I UDMA

de 1947. El tercero de los grupos ejercía la dirección política y lo constituían los 1948 Organización
tres exiliados en El Cairo desde 1951:Ahmed Ben Bella,Mohamed Jider y Hocein Secreta
AitAhmed. Estos nueve dirigentes se conocerían como los "nueve históricos", 1953 Messalistas Centralistas.
responsables de la lucha de liberación desde el interior, el exilio o la cárcel, 1954 CRUA
9 históricos FLN
pero su destino posterior a la independencia será muy variado y accidentado.
La Proclamación del 1 de noviembre, hecha pública al tiempo que se pro- I
MNA
Grupo Exteri
Ben
I

Consejo Revolución
Bella Budiaf
Maquis Kabilia:
B.Krim
ducían unas 70 acciones armadas, expresaba como fines de la insurrección Bulaid
Jider
"la restauración del Estado argelino soberano democrático y social en el mar- AitAhmed Bitat
co de los principios islámicos", así como "el respeto de todas las libertades Diduch
fundamentales sin distinción de raza ni confesión". Aparte de unos objetivos BenMhidi
interiores, que pretendían "reunir y organizar todas las energías sanas del dirección política dirección militar

pueblo argelino para la liquidación del sistema colonial", se proponían otros FRENTE D E LIBERACIÓN NACIONAL
exteriores, como la internacionalización del problema argelino, así como la C N R A
unidad norteafricana "en su marco natural árabe-musulmán". Para Ahmed Comité Coordinación y Ejecución:
Ben JeddalA. Idir/A. Rarndán
Francis, compañero de Ferhat Abbas, el significado de los acontecimientos B.KrimIBen Mhidi
del primero de noviembre no era sino "la consecuencia de una política ana- 1958 GPRA(Abbas. Madani, Yazid..)
crónica que rechaza tener en cuenta la evolución del mundo y la toma de con- 1962 Comité Interministerialde Guerra (Krim, Ben 'Ibbbal, YusuQ
ciencia del pueblo argelino", como expresaría en una moción en la Asam- BP: Ejecutivo Provisional "Clan de GPRA
Uxda"
blea argelina e124 de noviembre de 1954 (Stora-Daoud, 1995: 205).
La guerra argelina, que dura de noviembre de 1954 a marzo de 1962, va
Ben BellaIJiderlMoharnmedi
Ait AhmedlBitatlBudiaf/Ben Allab ... I
E;tRCITO
I
ASAMBLEANACIONAL
FLN: PARTIDO GOBIERNO
a estar marcada por dos fases, separadas por el episodio de "la batalla de BenBella Bumedian Ferhat Abbas

244 245
 Un auténtico régimen del sable se hace cargo del país (Ageron, 1990: 100),
abandonando la política de integración y el desarrollo de una "aplicación
leal" del estatuto de 1947. Será entonces cuando Albert Camus clame po
una tregua civil en sus artículos de L'Express, a principios de 1956. El nuevo'
FLN, aunque surgido de antiguos militantes del PPA y del MTLD,pretende
haber superado las viejas formaciones políticas. De hecho el MTLDse había
escindido entre los centralistas y los messalistas. Los primeros van a incor-
pararse al Frente mientras los segundos, con Messali Haya ia cabeza, for-
marán el Movimiento Nacional Argelino (MNA)que quedará aparcado al mar-
gen de la lucha, aunque en rivalidad abierta hacia el FLN En el campo de la
UDMA, Ferhat Abbas va al encuentro del FLN, que necesita hombres de su
talla, como se le hará saber en el primer encuentro que tiene lugar en mayo
de 1955 entre Abbas y Aban Ramdan. La propia UDMAva a desaparecer para
"fundirse en el gran río popular", en expresión de Alí Bumenyel, uno de sus
dirigentes que moriría bajo la tortura en 1957. Ferhat Abbas optaría por el
exilio en abril de 1956 para instalarse en El Cairo, en el marco de una Dele-
gación Exterior que contribuiría eficazmente a la internacionalización y difu-
sión del problema argelino. En El Cairo residían ya, aparte del grupo exte-
rior del FLN, algunos de los principales dirigentes de la Asociación de los
Ulemas argelinos, como su presidente, el jeque El Bachir el Ibrahimi, que se
habían incorporado igualmente al Frente.
Pero las tareas desempeñadas por Abbas en diversos países de Europa,
del Mundo Árabe o de América Latina, lo mantuvieron alejado de la organiza-
ción que, por aquel entonces, iba a vivir su primer congreso, organizado por
los del interior (Belqacem Krim, Larbi Mhidi y Aban Ramdan) en agosto de
1956. Este congreso tendrá lugar en el valle del Summam, al este de Argel, en
la región de Kabilia y en ausencia del grupo del exterior, que no será infor-
mado, hasta varias semanas después, de unas decisiones que iban a marcar el
futuro de la revolución argelina. Por una parte, el congreso definió en la "Plata-
forma de Sumam" las nuevas estructuras organizativas y de coordinación del
Frente, estableciendo un Consejo Nacional de la Revolución Argelina (CNRA)
de 34 miembros, al que pertenecerían los jefes históricos, algunos de los nue-
vos incorporados -como Abbas o Thwfi.qel-Madani de los Ulemas- y los coman-
dantes de las seis wilayas o regiones en las que se divide el espacio argelino
a efectos de la organización militar de la lucha. Un Comité de Coordinación y
Ejecución (CCE) de cinco miembros (Ramdan, Krim, BenJedda, Ben Mhidi y
Aissat ldir), responsable ante el CNRA,dirigirá en realidad el Frente. Pero aun-
que en el congreso prime lo político sobre lo militar, consagrará a su vez el for-
talecimiento de los coroneles y del maquis, de los militantes del interior frente
a los del exterior.
11, Las pugnas en el seno de la dirección de las diferentes instancias del FLN,
serán una norma. Militares contra políticos, wilayistas contra los coroneles,
246
clandestinos del interior frente a la Delegación exterior (que sufrió una nota-
ble pérdida con la detención por las autoridades francesas de Ben Bella, Jider
y AitAhmed, tras el secuestro del avión en que viajaban en octubre de 1956),
han sido una constante con graves repercusiones durante la propia guerra.
Prueba de ello son, la ejecución de Aban Ramdán en diciembre de 1957 en
Marruecos, de la que asumirá la responsabilidad el propio Krim, o el com-
plot fracasado contra éste, que habrán de prolongarse una vez terminada la
guerra en los incidentes del verano de 1962.
El CCE se ampliará a nueve miembros en agosto de 1957. Cinco coro-
neles, Krim, Bussuf, Lajdar Ben Tobbal, Amar Uamran y Mahmud Cherif, com-
partirán el comité con cuatro políticos: Ramdán, Abbas, Lamin Debaguin y
Abdelhamid Mehri. La primacía de los primeros es sintomática. Un año más
tarde, el Comité se transformará en Gobierno Provisional de la República
Argelina (GPRA) que recoge en su seno a todas las tendencias integradas en
el Frente: los centralistas Yazid y BenJedda, el ulema Tawfiq el Madani, Abbas
y Francis de la antigua UDMA. Pero aunque Ferhat Abbas se conviertiera en
el hombre visible y y primer Presidente del Gobierno provisional, el poder
virtual recae en lo que se denomina el Comité Interministerial de Guerra,
integrado por los coroneles Krim, Ben Tobbal y Yusuf.
La actitud de los colonos había sido en todo momento la de boicotear cual-
quier posible arreglo de la cuestión. Cuando el General De Gaulle se haga
cargo en 1958 del poder en Francia, en un último intento desesperado de
encontrar una vía de solución a la cuestión argelina, su actitud va a estar diri-
gida directamente contra los colonos. Haciendo un llamamiento en Argel a la
reconciliación, más allá de una integración que se había demostrado inope-
rante, propondrá reformas, entregas de tierras y viviendas, creación de empleos.
Propone incluso la "paz de los valientes", que hace pensar que las ne-
gociaciones van a comenzar con el GPRAPero hará falta un año más para que,
el 28 de septiembre de 1959, el GPRA acepte conversaciones para el cese el
fuego y la paz, una vez que De Gaulle hubiese, doce días antes, expresado el
derecho de los argelinos a la autodeterminación después del establecimien-
to de la paz. Colonos y militares franceses disidentes pasaron a la acción,
organizando disturbios en contra del Presidente.
Entre tanto, los logros diplomáticos de la revolución argelina se iban con-
cretando. Diversos Estados iban reconociendo al GPRA.A fines de 1960, 54
países reconocen en las Naciones Unidas el derecho del pueblo argelino a la
autodeterminación, pidiendo la celebración de un referéndum. Sólo 24 países
votan en contra. Pero el referéndum que De Gaulle propone para el 8 de ene-
ro de 1961, es para todo el pueblo francés. Ferhat Abbas, en nombre del GPRA,
defiende el boicot. Un 40% de los musulmanes argelinos no votarán. Pero será
entonces cuando las verdaderas negociaciones empiecen, tras decidir el
Gobierno provisional, el 16 de enero, estar preparado para ello. En Evian, los
247
 preparativos están hechos para el 7 de abril, Pero el ambiente de tensión y el
golpe militar de los generales Salan, Challe, [ouhaud y Zeller, que constituyen
el día 21 una junta militar para hacerse con el poder en Argel, lo retrasarán
hasta el18 de mayo, al mismo tiempo que se liberaba a unos 6,000 detenidos,
Las conversaciones son duras, mientras hace su aparición la OAS,agrupando
a colonos y militares en la clandestinidad, que buscan por todos los medios
impedir las negociaciones, La incorporación del Sahara argelino, el rechazo
de la asociación entre Argelia y Francia y el no reconocimiento de ninguna
garantía especial a los europeos, fueron algunas de las exigencias más duras
que el CNRAimpuso a los negociadores argelinos en su reunión en Trípoli, de
agosto de 1961, Ferhat Abbas va a ser destituido, acusado de pretender una
solución neo colonialista que sacrificase en las negociaciones la revolución por
la cooperación con Francia (Stora-Daoud, 1995: 347), siendo sustituido por Ben-
yusefBenJedda, más radical,
Otra fuerza decisiva que ha ido cobrando peso en Argelia, será el Ejér-
cito regular revolucionario, que comienza a organizarse por decisión del
CNRA a partir de marzo de 1960, tarea que lleva a cabo el coronel Huari
Bumedian, nombrado Jefe del Estado Mayor del Oeste, con base en la región
marroquí de Uxda. Es el embrión el Ejército de Liberación Nacional, que se
prepara para el momento de la independencia, Junto con Abdelaziz Butefli-
ka, Cherif Belqasem y A. Medegri, componen lo que se conocerá come el
"clan de Uxda" que habría de intervenir decisivamente en la vida militar y
política posterior, El excesivo poder que empiezan a controlar llevará en vano
al GPRAa tratar de lirnitárselo en el otoño de 1961, Para contrarrestar la manio-
bra, el "clan" establece contactos con Ben Bella y sus compañeros detenidos,
7.3.2. De la independencia de Argelia a la caída de Ben Bella
Los acuerdos de independencia no llegarán hasta el 18 de marzo de 1962,
en Evian. Garantizaban a los franceses de Argelia la doble nacionalidad duran-
te tres años, disfrutando de todos los derechos cívicos y con derecho a sus pro-
piedades, Sin embargo, la acción suicida y saboteadora de la OAScreó tal situa-
ción de pánico, que 800,000 franceses, a pesar de que el 90% de ellos habían
expresado su acuerdo a la independencia en el referéndum del 8 de abril, par-
tieron precipitadamente, dejando un vacío en campos y viviendas que, aunque
pronto sería ocupado por los argelinos, sumiría al país en una situación de caos,
Los argelinos, al fin,van a votar masivamente la autodeterminación el 1 de julio,
El debate -y las luchas- en el seno de las instituciones argelinas van a
imponer en Trípoli, en la reunión del CNRA del 27 de mayo al 7 de junio, la
~I línea política de la futura revolución: la vía socialista, la revolución democrá-
tica popular, tarea del "campesinado, los trabajadores y los intelectuales revo-
248
lucionarios''. Pero los nuevos focos de poder son diversos y enfrentados, De
un lado el GPRA, instalado en Argel desde el 3 de julio y enfrentado al Esta-
do Mayor, al que llega a destituir, Ciertas wilayas descontentas con el esca-
o papel reservado a los muyahidines en la nueva Argelia, apoyarán al pri-
mero. De otro, el Buró Político del FLN,dirigido por Ben Bella y constituido el
20 de julio en Tremecén, contará con el apoyo del Estado Mayor, Por su par-
te, los berberistas de la Kabilia y los menos conciliadores (Krirn y Budiaf),
integrarán otro grupo contra los manejos del Estado Mayor,
A estas dos instancias enfrentadas -GPRA y Buró Político (BP)-, hay que
añadir el Ejecutivo provisional, surgido de Evian y en el que Ben Bella es el
hombre puente con el BPTodos ellos embarcan al país en casi una guerra civil,
que provocará miles de muertos entre los harkis y demás musulmanes pro-
franceses, con su consiguiente secuela de pánico y éxodos. La situación se
normaliza finalmente el 4 de septiembre. El día 20 se elegirá la Asamblea
Constituyente, cuyos candidatos únicos habían sido cooptados por el BP bajo
la mirada vigilante del Estado Mayor. Asumiendo todos los poderes del Ejecu-
tivo provisional, la Asamblea proclama la República Argelina Democrática y
Popular, elige a Ferhat Abbas como Presidente de la misma y a Ben Bella como
Jefe de Gobierno. Éste, proclamará la fidelidad al Programa de Trípoli, con su
aspiración al socialismo, el respeto a los acuerdos de Evian, el proyecto de una
reforma agraria, la reconversión del Ejército en Ejército Nacional Popular y la
argelinización de la función pública (López García-Fernández Suzor, 1985:
263-264). Al Gobierno no se incorporó ningún miembro del GPRApero sí, y
en los puestos clave, cinco militares, entre ellos el coronel Bumedian.
La principal tarea de la Asamblea fue la redacción de la Constitución,
aprobada por referéndum el 8 de septiembre de 1963. Establecía un "régi-
men de Gobierno por el partido", que conserva el papel de inspirador de la
acción del Estado y de la política de la nación. Pero también el Ejército ve
reconocida su participación en la política y en la "edificación de las nuevas
estructuras económicas y sociales del país", aunque, según el texto, subor-
dinado al FLNPero el partido seguía siendo una entelequia en manos de una
serie de sus dirigentes, muchos de ellos con contenciosos no resueltos entre
sí. Por otra parte, era necesario definir sus estructuras y el papel de las dis-
tintas tendencias que se habían incorporado a él a lo largo de la guerra.
Se hacía imprescindible, pues, un congreso que definiera el tipo de par-
tido y escogiera entre dos opciones que contaban con defensores cualificados:
de un lado, un partido de masas, que recogiera, en la linea del Frente, las dife-
rentes aportaciones de las distintas corrientes; de otro, un partido de cuadros
y vanguardia, Era ésta la tesis defendida por Ben Bella frente a Mohamed Jider.
El congreso se realizó en abril de 1964, en presencia de 1.800 delegados que
provenían de todas las categorías y etapas de la revolución argelina: el GPRA,
el CNRA, el BP,las federaciones del FLN,la Asamblea Nacional y el ENP Este
'249
 pluralismo de fuentes fue respetado en el Comité Central resultante, de 80 miem
bros y 23 suplentes, pero dentro de una estructura centralista, de corte leninista.
El Buró Político, de 15 miembros, siete de los cuales ocupaban carteras clav
en el primer Gobierno argelino, formado tras la aprobación de la Constitución,
era cooptado por el Secretario General, Ben Bella.
Aprovechando la partida de los colonos y la conversión en "bienes vacan-
tes" de sus tierras, se van a nacionalizar, ell de octubre de 1963, todas las tie-
rras que habían pertenecido a franceses, surgiendo así el sector socialista que
reagrupaba las tierras en unidades agrícolas autogestionadas, alcanzando en
1965los 2.302.280 Ha, generalmente las mejores tierras de la agricultura moder-
na. Comités de gestión se encargaban de su explotación. En el esquema socia-
lista de la Argelia de Ben Bella, el modelo autogestionario se aplicaba también
al sector industrial y comercial. Pero la precipitación con la que se produjo este
cambio tan radical en las estructuras de gestión de la economía argelina, uni-
do a la falta de cuadros y técnicos preparados para ello, contribuyó a crear una
situación de crisis dramática. A los dos millones de parados en 1963, había que
sumar más de dos millones y medio de personas sin recursos (Ageron, 1990:
119), lo que mantuvo una gran inestabilidad en el interior del país. La produc-
ción sufre también una crisis, tanto en la agricultura como en la construcción,
en la minería y en la industria. Más de cien mil argelinos optan por la emigra-
ción a Francia entre 1962 y 1965, siendo ya en ese país casi medio millón.
Desde junio de 1963, con la detención de Budiaf, se inician las primeras
purgas del régimen. Se condena a muerte a Chabani, de la tendencia de los
ulemas, Belqasem Krim deberá huir al extranjero. El propio Ferhat Abbas dimi-
te como presidente de la Asamblea antes de que la Constitución fuese apro-
bada y para manifestar su desacuerdo con ella. En julio de 1964, Abbas será
detenido e internado en el desierto casi un año. Pero las purgas alcanzarán al
propio presidente de la República, acusado de personalización del régimen
y convertido en chivo expiatorio de la crisis. El 19 de junio de 1965 es dete-
nido, para permanecer hasta 1980 en arresto domicialiario. Su vice-presidente
y ministro de Defensa, Huari Bumedian, se hará cargo del Gobierno, iniciando
una "rectificación" de la vida política y económica.
7.4. Las primeras crisis de la independencia
7.4.1. De la Guerra de las Arenas al estado de excepción marroquí
Los nuevos acontecimientos sobrevenidos en Argelia van a tener sus reper-
cusiones en los vecinos. De un lado, las "fuerzas populares" se sienten apo-
yadas por la revolución instaurada en su frontera este, mientras de otro, el Tro-
no ve con recelo los cambios, que cuestionan su modelo político y económico.
250
Aprobada la Constitución marroquí en diciembre de 1962, el país debe afron-
tar ahora, en medio de este debate, la elección de su primer parlamento. Pero
antes de someterse al voto popular, era imprescindible clarificar las posicio-
nes de los diferentes contendientes, habida cuenta que el referéndum cons-
titucional había creado un espejismo de consenso entre el Istiqlal y el Pala-
cio. En enero de 1963, este partido abandona el Gobierno y se prepara para
convertirse en partido mayoritario en la Cámara de Representantes, elegida
por sufragio universal. La coalición gubernamental, liderada por el Conseje-
ro Real y Ministro del Interior, Reda Guedira, está integrada por la élite liga-
da al Palacio, por el Movimiento Popular, con arraigo en el mundo rural y por
el PDC que, tras su abstención en el referéndum, vuelve a alinearse en contra
del Istiqlal. En el otro campo estará un bloque opositor, que enfrenta en su
seno al Istiqlal y a la UNFP
El 20 de marzo de 1963 se va a constituir, con el primer bloque, el Fren-
te para la Defensa de la Instituciones Constitucionales. El sistema electoral,
mayoritario a una vuelta, obligaba a no proliferar las candidaturas y a cerrar
las filas. Tras una campaña electoral dura y desigual (López García, 1979: 18),
estas primeras elecciones, las más libres de las celebradas en este país, arro-
jarían el17 de mayo un resultado sorprendente: 1.132.595 votos para el FDIC,
con 69 escaños y otros tantos puestos para la oposición que, aunque había
superado en más de medio millón de sufragios a la coalición gubernamen-
tal, no ganaba en puestos a ésta por presentarse dividida. El Istiqlal obtendrá
41 escaños y 998.478 votos y la UNFP 28 escaños y 753.800 sufragios. De nue-
vo, como en las municipales de 1960, aparecían dos Marruecos, el de las ciu-
dades, en manos de la oposición y el rural, sostén del trono.
Pero el sistema constitucional preveía la existencia de una segunda Cáma-
ra de los Consejeros, con capacidad para limitar la no muy amplia libertad
legislativa de la Cámara Baja. Compuesta de representantes de las Cámaras
económicas y de los concejales de los ayuntamientos, estuvo copada por los
candidatos oficialistas, que aprovecharon la coyuntura de la abstención de la
oposición en las nuevas elecciones municipales que se celebraron el 28 de
julio. Esta decisión vino tomada por el deterioro del clima político tras el des-
cubrimiento, dos semanas antes del escrutinio, de un supuesto complot con-
tra la seguridad del Estado en el que estaban implicados dirigentes del par-
tido de Ben Barka, pero que acababa salpicando al propio Istiqlal.
La legislatura, inaugurada en el otoño de 1963, estará marcada por ten-
sos enfrentamientos entre las tendencias. Pero también por un clima exterior
enrarecido por la "guerra de las arenas", conflicto armado con Argelia, en
octubre de ese mismo año, motivado por un trazado fronterizo pendiente de
definición. Apenas unas semanas antes, Marruecos se había adherido a la
Carta de la Organización de la Unidad Africana, estableciendo las reservas
oportunas a propósito del tema de las fronteras heredadas. El conflicto ser-
251
 virá a los dos regímenes en crisis, siendo el gran perdedor el partido de Ben
Barka que, en medio de su enfrentamiento con el Majzén, sólo supo ver lo
que había de maniobras de éste, pero no las del régimen de Ben Bella, que
había faltado a la palabra, dada por Ferhat Abbas a Mohamed V,de solucio-
nar el conflicto fronterizo en la paz y la fraternidad. El llamamiento del Meh-
di Ben Barka al pueblo marroquí ponía en guardia contra la "sincronización
entre esta campaña de reivindicaciones territoriales, acompañada de inci-
dentes fronterizos, y la represión que ha alcanzado a todas las organizaciones
populares progresistas marroquíes" y veía a Marruecos en una trampa necco-
lonialista, convertido en "plataforma de agresión contra la revolución argelina"
(Ben Barka, 1967: 191-192). Desde el exilio a que el complot de julio le había
obligado, su posición será un elemento más, a explotar por el poder, para
justificar la injerencia de Argelia en los asuntos internos de Marruecos, apa-
reciendo así la UNFP como un agente argelino.
El discurso del Trono del 3 de marzo de 1965 reconocerá la crisis social
y económica que vive el país. El 23 de ese mes tendrán lugar los incidentes
de Casablanca, que obligarán al Ejército a intervenir una vez más en la repre-
sión. Paradójicamente, de resultas de esta situación, el monarca propone un
Gobierno de unión nacional que dé salidas a la crisis. Pero no hay acuerdo
con la oposición y el Rey opta por suspender el Parlamento y la Constitución,
estableciendo el estado de excepción el 7 de junio de 1965. Esta medida no
provoca, sin embargo, malestar unánime en la oposición. Si la condena el
Istiqlal, la UNFP llega a imaginar en ella, a través de la explicación dada por
el soberano, un gesto "anuncio de la voluntad de comprometer al país en una
era de transformaciones radicales", según escribía el diario del partido, Al-
Muharrir(Palazzoli, 1974: 270). Desgraciadamente, lo que la UNFP no llegó
a intuir con claridad fue el sentido de esas transformaciones, aunque pronto
habría de verlo en el secuestro y desaparición de Ben Barka en octubre de
1965.
7.4.2. Del socialismo cooperativo al liberalismo económico en Túnez
La crisis de Bizerta y sus secuelas económicas tras la partida de muchos
franceses, deja al país enfrentado a la necesidad de dar un salto. El hombre
llamado a hacerlo va a ser Ahmed Ben Salah, sindicalista con una larga expe-
riencia en la UGTT, de la que había sido nombrado secretario general en
1954. Responsable del Informe económico publicado en septiembre de 1956
por la central, que preconizaba una opción socialista para Túnez, va a ser
apartado del cargo y sustituido por Habib Achur por aparecer en ese momen-
to como en oposición a las opciones del régimen. Recuperado por el poder
en 1958 para asumir la cartera de Sanidad, será nombrado en enero de 1961,
252
en vísperas del episodio de Bizerta, cuando la crisis económica es ya evi-
dente, al frente de la Secretaría de Estado para la Planificación.
La nueva etapa que se abre, bajo la apariencia de un desarrollo socialis-
ta, sumerge a Túnez "en la vía de un crecimiento 'ricardiano', regido princi-
palmente por la acumulación de capital" (Camau, 1989: 78). El Estado se con-
vierte en el motor de la economía, haciendo un considerable esfuerzo en las
inversiones en infraestructura, controlando los sectores clave, orientando la
inversión privada, reformando las estructuras agrarias, a través de un proce-
so de cooperativización que René Dumont llama "colectivización forzada"
(Dumont, 1975: 95) y que llegó a cuadruplicar la superficie ocupada por las
unidades cooperativas, que ocupaban las mejores tierras, entre 1963 y 1968
(López García, 1989: 159).
El socialismo desturiano se fue convirtiendo en la filosofía dominante de '
Túnez en los años sesenta, hasta el punto de cambiarse el nombre al partido
que se llamará, desde 1963, Partido Socialista Desturiano. Ben Salah se trans-
formó en el segundo hombre fuerte del régimen. Fue acumulando las diver- ~
sas carteras de Economía, Agricultura, hasta asumir también la de Educa-
ción, con el pretexto de formar desde la escuela un hombre nuevo. El dirigismo
en la gestión le llevó a intentar domesticar la única voz crítica del régimen,
el sindicato, a través de su secretario, Ahmed Tlili,que fue sustituido una vez
más por Achur, hombre seguro del partido. Pero las críticas a la gestión de
Ben Salah siguieron viniendo desde la UGTT, desde los campesinos que se
sentían, de nuevo, desposeídos y desde otros sectores del régimen que veían
con malos ojos la acumulación de poder por Ben Salah, que había prosegui-
do su fiebre cooperativizadora ampliándola a los establecimientos comer-
ciales. Finalmente, e17 de septiembre de 1969, ante el incremento de las crí-
ticas que le reprochaban el aumento del paro y la pauperización de asalariados
y agricultores, Ben Salah era depuesto por Burquiba Su caída concluirá con
su expusión del Comité Central del partido y con su encarcelamiento en marzo
de 1970, con condena subsiguiente a diez años de trabajos forzados por alta
traición.
Hedi Nuira se convertirá en Primer Ministro y comenzará el desmantela-
miento del sistema cooperativo instaurado por Ben Salah. El impulso del sec-
tor privado y el liberalismo económico, introducen al país en una fiebre de
crecimiento (superior al 8% anual) entre 1970 y 1974. Pero los problemas
estructurales prosiguen y la conflictividad laboral crece en este clima. Si en
la década anterior la media anual de horas perdidas por huelga apenas lle-
gó a las 30.000, en 1973 se multiplican por diez y; en 1977, por cuarenta (más
de un millón doscientas mil horas), preludio del "jueves negro" de enero de
1978. A la filosofía de la "unidad nacional" que había presidido la ideología
dominante en lo que a la relación entre clases se refería, va a oponerse por
Hedi Nuira, a partir de 1975, otra nueva, la del "pacto social", condensada en
253
 su fórmula del contrato de progreso. La UGTT se encontrará desgarrada
entre su papel de moderadora de la conflictividad laboral e impulsora de
la defensa de los trabajadores. La firma del Pacto social en enero de 1977,
en cierta medida impuesta desde el Gobierno, no impide que a lo largo del
año tengan lugar 452 huelgas, ni que el malestar se extienda a todas las
capas trabajadoras.
7.4.3. Revolución en Libia
Libia había sido el primer país del Magreb en alcanzar la independen-
cia. La ocupación colonial italiana, va a ser sustituida desde enero de 1943
por un control directo de la Administración militar británica. La población libia,
bajo el impulso y liderazgo de la cofradía Sanusiya, empieza a cobrar con-
ciencia de la posibilidad de la independencia. El país se encontraba dividi-
do en tres regiones: 'Iripolitanía, mediterránea y limítrofe con Túnez; Cirenaica,
vecina de Egipto y Sudán; y el Fezzán, sahariana, como parte de la anterior
y contigua a Argelia y Níger. Será en la segunda de ellas donde el Partido del
Congreso Nacional, nacido en 1945, obtenga de Inglaterra, ell de junio de
1949, la independencia de un Emirato bajo la autoridad del monarca sanusí
Idris.
Tripolitania, más alejada de la influencia religiosa de la cofradía y más
atrasada en su organización, con mayor presencia de las tribus en su evolu-
ción política, tardará aún en aceptar la vertebración en un único Estado y la
autoridad de Idris. En el Fezzán era Francia la que ejercía la administración
desde la guerra mundial, en colaboración con el jeque Sayid Ahmad Saif al-
Nasr.
La ONU va a recomendar en noviembre de 1949 la independencia de
Libia, estableciendo como fecha limite enero de 1952. A tal efecto se nombró
un comisario y un consejo internacional asesor, al que se denominó "Comi-
té de los 21 ", que reunía a siete representantes de cada provincia con el fin
de aproximar posiciones, y empezó sus trabajos en julio de 1950. Tras con-
flictivas deliberaciones, se designó una Asamblea Nacional, que admitió a
Idris al-Sanusí como rey de la futura Libia y se nombró una comisión que
redactaría la Constitución. El 7 de octubre de 1951, ésta fue adoptada por
unanimidad.
La Constitución establecía una monarquía hereditaria y federal, con doble
capitalidad en Trípoli y Bengasi y con fuertes poderes para el monarca que,
pronto, tras la denuncia de fraude en las primeras elecciones, suspendió los
partidos.
El régimen vivió en una dependencia estricta de Gran Bretaña y Estados
Unidos, que conservaban bases en su territorio. En Tobruk y El Adem, la pri-
254
mera estableció desde 1953 dos bases, a cambio de una ayuda anual de 56
millones de dólares. Por su parte, Estados Unidos estableció una tercera cer-
ca de Trípoli, que ocupaba a más de cien mil personas.
El año decisivo en su historia reciente fue 1953, en que se concedieron
los primeros permisos de explotación petrolífera. Hasta 1964 se firmaron 84
convenios de explotación a una treintena de consorcios extranjeros, desta-
cando entre ellos dos grandes compañías italianas, dos alemanas, una ingle-
sa, una francesa y una anglo-holandesa que ocupaban el 70% del territorio.
Los primeros beneficios van a producirse a partir de 1955, logrando en 1963
nivelar su balanza comercial dificitaria hasta entonces.
El hecho petrolero va a transformar, de alguna manera, ciertas estructu-
ras del país. Si en 1950 apenas el 19% del millón de personas de su población
vivía en las ciudades, en 1964 ese porcentaje se había incrementado casi al
30%. Esta evolución urbana del país, creará nuevas categorías sociales, como
un incipiente proletariado, una clase media burocrática ligada al desarrollo de
la Administración y un lumpen-proletariado que arriba a las ciudades al calor
de la des agregación de las estructuras tradicionales. La fórmula federal del
país, por su parte, va a dar paso en 1963 a una unitaria, por miedo a una even-
tual secesión de Cirenaica, región en la que se concentraba la mayor parte de
la producción petrolífera. Para ello se habrá de modificar la Constitución. Se
suprime así la división en tres provincias, para reestructurarla en diez unida-
des administrativas.
El desarrollo del naserismo, a las puertas de Libia, influye en la evolu-
ción de una oposición, que logra expresar con dificultad su aspiración a la
unidad árabe, su negativa a las bases extranjeras y su rechazo de una monar-
quía que, cada vez más, se aleja de las aspiraciones de la población, habien-
do contribuido a una profunda crisis de la agricultura y de los sectores tra-
dicionales. Es en este contexto en el que se desarrolla, en el interior del
Ejército, un grupo de "Oficiales Libres", liderados por el coronel Muammar
al-Gadafi, que dará el 1 de septiembre de 1969 un golpe de estado, apro-
vechando la ausencia del país del monarca Idris 1.
Las razones esgrimidas para el derrocamiento del régimen vienen expre-
sadas en una Proclamación Constitucional que se hace pública el 11 de diciem-
bre: el dominio de los recursos nacionales, la libertad y el progreso, la libe-
ración de Palestina, el anti-imperialismo y la unidad árabe "del Golfo al
Océano". Se instituye un Consejo del Mando de la Revolución, integrado por
doce militares y se proclama la República Árabe Libia.
La primera etapa del Gobierno revolucionario puede considerarse como
de transición, de preparación de la revolución popular. Se consigue en esta
etapa la evacuación de las bases militares, lo que incrementa el prestigio del
nuevo régimen. Pero sin un partido que lo apoyara, la movilización de las
masas resulta dificil (Vandewalle, 1996: 229). Para ello se va a concebir un sis-
255
 tema peculiar de participación ciudadana, a través de comités populares, lan-
zado en enero de 1971. Sin embargo, no será aplicado de inmediato, ya que
se antepone la creación, en junio de dicho año, de un partido que sintonice
con el de Egipto, la Unión Socialista Árabe (USA). No se olvide que se pre-
para por entonces, desde abril de 1971, la Federación de Repúblicas Árabes,
que pretendía ligar Libia a Egipto y Siria, segundo proyecto hacia la unidad,
de los siete que el coronel Gadafi ha ensayado a lo largo de su Gobierno. En
diciembre de 1971 se reunirá el congreso de la USA.
La segunda etapa es lo que se conoce como la revolución popular. El pro-
pio Gadafi había quedado insatisfecho con el proceso de creación del nuevo
partido único, que había resultado una "institucionalización desde arriba" que
no había logrado los objetivos de movilización real del pueblo. Va a surgir así,
en su discurso pronunciado en Zuara, el 15 de abril de 1973, el proceso inver-
so de "institucionalización desde abajo", para asentar el poder del pueblo,
base de su revolución. En la concepción de Gadafi se trata de crear una diná-
mica anti-burocrática, situando al Islam en el centro de la vida política. Sería
ahora el momento de establecer los comités populares, que se elevarían a
2.400. Lejos de simplificarse la burocracia administrativa, ésta se complicó con
las nuevas estructuras, adquiriendo los nuevos comités un papel asesor e
inspector.
El Consejo de la Revolución, integrado fundamentalmente por militares,
había sido el verdadero órgano de dirección del país desde 1969. Entre sus
primeros miembros destacaban, aparte de Gadafi, Abdesalam Ahmad Yallud,
verdadero número dos del réqirnen, Omar Muhaichi y Mohamed Mukaryif.
Existía, no obstante, un consejo de ministros dirigido al principio por un civil,
Mohamed al-Magribi, en el que la presencia de civiles fue siempre buscada
por Cadafi por razones técnicas y para un mejor control de los consejeros (Van-
derwalle, 1996: 232). Las tensiones en el seno del Consejo revolucionario se
sucedieron a lo largo de estos años, pero el punto álgido se produjo en 1974.
En el trasfondo de la polémica se encontraba el enfrentamiento entre los pana-
rabistas y los tecnócratas. De "aventuras" calificaban los segundos a los proyectos
de unidad como el que, el12 de enero de 1974, se concluye entre Gadafi y Bur-
guiba, por el que fundirían sus dos países en una República Árabe Islámica. El
episodio resultó efectivamente una aventura, ya que duró tan sólo 48 horas, pro-
vocando del lado tunecino la destitución del ministro de Asuntos Exteriores, M.
Masmudi, co-promotor de la idea.
Gadafi pierde posiciones en el Consejo y es postergado temporal-
mente, iniciando un "retiro espiritual" en el que madurará las ideas de lo
que luego será el Libro verde, folleto que se presenta como la "Base polí-
tica de la Tercera Teoría Universal" y que preconiza una democracia direc-
ta ejercida por las masas. Como derivación de esta pugna en el seno del
II1
Consejo, tuvo lugar en agosto de 1975 un intento de golpe protagonizado
256
por Muhaichi y Hawadi, que obligó a Gadafi a transformar el Consejo en
un grupo más reducido de cinco miembros. Aparte de Gadafi y Yallud, lo
integrarían Yunis, Jarrubi y Hawadi que, hasta la actualidad, continúan ejer-
ciendo su poder.
Es en esta coyuntura cuando Gadafi aporta como elemento de ideologi-
zación su Libro verde, publicado a finales de 1975.
7.4.4. La crisis de la Monarquía y los golpes militares en Marruecos
El asesinato de Ben Barka, en el que estaba implicado el Majzén a través
del ministro de Interior, Mohamed Ufk:ir,y de altos responsables de la segu-
ridad como Dlimi, no sólo inaugura uno de los períodos más negros de la
historia de Marruecos, que han lastrado su imagen posterior, sino que pro-
voca una ruptura temporal con Francia, en cuyo territorio se había cometi-
do el secuestro. El General De Gaulle lo convirtió en cuestión personal y no
cejó hasta que la Justicia llegó a condenar a los responsables visibles del
mismo, incluido el propio ministro que vería prohibida así su entrada en
Francia.
Pero el estado de excepción pretendía poner coto a la politización de la
vida política. Apartando a los partidos del Gobierno y del debate parlamen-
tario, llevando a cabo una represión selectiva de sus actividades (prohibición
de algunos congresos, detención de militantes), fomentando la escisión en
algunos de ellos, incluidos los más conservadores (en 1967 el Dr. Jatib aban-
dona el MP para fundar el MPDC) , castigando a los sindicatos para obligar-
les a una despolitización de su actividad y reducir la conflictividad laboral
(estos años de excepción se evidenciará un reflujo notable de las huelgas),
impulsando, en suma, una política populista de movilización ciudadana des-
de las instancias del Majzén, se fue poniendo en manos del Ministerio del
Interior todo un arsenal de claves para dirigir la vida política y coordinar una
"acción global de desarrollo" (Rousset, 1968: 105).
La oposición va a tratar de hacer frente a este proceso, intentando una
aproximación entre sí. La detención del dirigente de la UMT,Ben Seddiq,
por haber expresado en nombre de la Central una denuncia de colusión
del aparato del Estado marroquí con el sionismo, unas semanas después
de la Guerra de los Seis Días, va a servir de catalizador de un acercamiento
entre centrales y partidos, que dará lugar, en 1969, a una acción conjunta
contra las elecciones municipales y, en julio de 1970, a la creación de la
Kutla al-wataniya que reunía, para oponerse a la nueva Constitución de 1970,
al Istiqlal, a la UNFP,a los sindicatos e incluso al ilegal PCM, que había logra-
do una efímera legalidad con el nombre de Partido de la Liberación y del
I
Socialismo (PLS) entre 1967-1969. La Constitución de 1970, aunque pre-
'257
tendía poner fin oficialmente al estado de excepción, no hacía sino institu-
cionalizarlo, aumentando los poderes del Ejecutivo y marginando el papel
de un Parlamento cuya Cámara única era elegida en sus dos tercios por
sufragio indirecto.
En estos años de excepción se produce también otro fenómeno que ten-
drá consecuencias directas sobre la vida política. Es la autonomización, con
respecto al Gobierno, del Ejército, tras la reorganización de su Estado Mayor,
la reducción de competencias del Ministerio de Defensa y la creación de la
Casa Militar Real, a cuyo frente se situará a un general de confianza, Med-
buh. Será precisamente éste el que, ellO de julio de 1971, dirija un golpe
militar contra la.residencia de verano del soberano en Sjirat, que fracasará.
El general Ufkir es designado ministro de Defensa, pero será él mismo el
que coordine un segundo golpe, en agosto de 1972, del que el Rey saldrá
ileso en un ametrallamiento del avión real en el que volvía de una visita a
Francia. Ufkir, convocado en presencia del soberano, se suicida en extrañas
circunstancias.
Los dos atentados revelan al monarca los riesgos de un aislamiento
político del Trono, por lo que decide recurrir a un acercamiento a los par-
tidos para recuperar una legitimidad perdida. La misma redacción de una
nueva Constitución, en marzo de 1972, pretendía ya, antes del segundo
golpe, tratar de implicar a los partidos en un proceso de apertura que, sin
embargo, no mereció su confianza. El 23 de septiembre de 1972, un mes
después del segundo atentado, el Rey dirige una carta a los dirigentes polí-
ticos de los partidos, con vistas a la formación de un Gobierno de unión
nacional. Pero, otra vez sin condiciones ni garantías suficientes, responde-
rán negativamente.
Aunque se mantiene el clima de represión contra las organizaciones juve-
niles (disolución de la UNEM,sindicato estudiantil en enero de 1973) y se acu-
sa a la UNFP de un nuevo complot en marzo, ciertas medidas nacionalistas
adoptadas pretenden agradar a la oposición. En el discurso del Trono de 1973
se anuncia la marroquinízación de los sectores de la economía aún en manos
extranjeras, así como la recuperación de dos millones y medio de hectáreas
en poder de colonos. Las conversaciones con las fuerzas de oposición pro-
siguen, pero no darán sus frutos hasta el verano de 1974. Se inicia entonces
un proceso consensual entre los partidos y el Trono, en torno a un objetivo
nacionalista común, la recuperación del Sahara Occidental, vieja reivindica-
ción del movimiento nacional marroquí. Se autorizan nuevos partidos de
izquierda, como la Unión Socialista de Fuerzas Populares (USFP), grupo escin-
dido de la UNFP,bajo la dirección de Abderrahim Buabid y el Partido del Pro-
greso y del Socialismo (PPS), ex-PCM, de Alí Yata. Un clima de apertura se
respira, aunque la oposición debe acatar el marco restrictivo impuesto por la
Constitución de 1972.
258
7.4.5. El bumedianismo
La "rectificación" de 1965 implica un retorno al pragmatismo en la polí-
tica argelina. Las instituciones apenas ofrecieron resistencia a un cambio, que
no pasó de una nueva purga interna. Pero la Constitución fue suspendida y el
país va a vivir más de una década sin instituciones elegidas, ni siquiera a tra-
vés del rígido filtrodel partido único. La institución emergente va a ser el Con-
sejo de la Revolución, integrado por 26 miembros y "depositario de la auto-
ridad soberana", según la proclamación revolucionaria de 1Ode julio de 1965,
que designaba un nuevo Gobierno en el que permanecerá la mayoría de los
ministros del anterior Gabinete, .con Huari Bumedián como Presidente del
Consejo de Ministros y encargado de la Defensa. En el Consejo de la Revo-
lución dominaba el clan de Uxda, pero coexistían otras dos facciones del Ejér-
cito, los muyahidines o ex-combatientes liderados por Zbiri y los comandan-
tes de las regiones militares. Funcionando como Gabinete en la sombra,
confundido muchas veces con el Gobierno, este Consejo realizará su último
acto interviniendo en la elección del sucesor de Bumedián, Chadli Benyedid
en enero de 1979.
Todo el período del bumedianismo está marcado por una gran estabili-
dad de Gobierno (entre 1965 y 1977 sólo dos Gabinetes dirigieron Argelia)
y por un plan político y económico bien trazado. En lo político se levantó un
sistema institucional de abajo a arriba, que afectó en primer lugar a las estruc-
turas del partido, imbricándolas con las del Estado. La reestructuración comu-
nal y departamental culminó en la reforma del Estado plasmada en la Carta
Nacional de 1976, documento en la línea programática de los de Sumam, Trí-
poli y Argel, que marcaron los primeros tiempos de la revolución. Esta Car-
ta inspiraba la orientación de la Constitución de este año, que establecía un
régimen presidencialista, con una Asamblea Nacional cuyos miembros eran
designados por el F1N a cuya cabeza se encontraba el Presidente. Este fun-
cionamiento del sistema en circuito cerrado, contribuyó a la estabilidad apa-
rente del mismo, pero fue encerrando a éste en una dinámica de la que sólo
se podría salir mediante una ruptura violenta.
En el plano económico y tras fracasar las negociaciones con el Banco
Mundial en 1965 para lograr un sistema de planificación, fuera de los cáno-
nes liberales, se recurre al GOSPLAN de la Unión Soviética, cuyos expertos
trazarán las líneas de la nueva planificación argelina. Surge así el modelo de
"industrialización industrializante", en el que la inversión en la industria pasa
a ocupar más de la mitad de la inversión total, frente a un 13% a principios de
la revolución (Ecrement, 1986: 28), dando la prioridad a las industrias de base
(siderurgia y química) y de equipo, con el fin de crear un sector industrial
coherente e integrado. Pero esta vía creó desequilibrios, y no se logró el cre-
cimiento previsto, pues quedaron marginados la inversión y el desarrollo agra-
'259
 Pero una realidad nueva había aparecido en el territorio ocupado por Espa-
rios y se produjo lID fuerte endeudamiento exterior. Las consecuencias socia-
les negativas pasaron, sin embargo, largo tiempo desapercibidas como con- ña: el nacionalismo saharaui. Ocupada la oposición marroquí en una lucha por
secuencia del incremento del precio del petróleo (desde 1971, el 51% de las su supervivencia en el interior de Marruecos, abandonó en gran medida, des-
sociedades petroleras, el 77% de la producción de petróleo y el total del gas, de las acciones del Ejército de Liberación en el territorio del Sahara, las rela-
así como el transporte y distribución, se encontraban nacionalizados) a raíz ciones con el interior de la colonia. Era tan evidente para sí la marroquinidad
de la crisis de 1973-1974. del territorio que no hizo suficiente caso de la aparición de lID nacionalismo
saharaui, cargado de prevenciones hacia las intenciones asimilado ras de los
vecinos, y cuyos más jóvenes y preparados elementos, alqunos de los cuales
7.4.6. El Sahara Occidental en víspera de la Marcha Verde se habían formado en la escuela de los partidos marroquíes, tenían los ojos
bien abiertos ante los sufrimientos de la oposición marroquí en su propio terri-
El consenso interior en Marruecos para la recuperación del Sahara Occi- torio (López García, 1994: 324). Tan sólo lID grupo político en el interior de
Marruecos sería partidario de la autodeterminación del Sahara, el ilegalIla al-
dental, se plantea en una coyuntura en la que es urgente neutralizar las resis-
Amaro, de tendencia marxista-leninista, dirigido por el poeta Abdellatif Laabi
tencias magrebíes al proceso. Desde 1966, el Marruecos oficial plantea en el
y el ingeniero Abraham Serfaty; detenidos a principios de 1972. En la revista
Comité de los 24, en Addis Abeba, la necesidad de autodeterminación del
territorio, pero más tarde, en 1974, será España la que se adhiera a la estra- ligada a este grupo, Souffles/Anfas, aparecería el único artículo disidente de la
postura unánime de las fuerzas marroquíes, sean éstas oficialistas o de opo-
tegia del referéndum autodeterminador, como única salida para intentar una
independencia en la órbita hispana. sición, de defensa de la marrcquinidad del Sahara. El artículo llevaba el sig-
La cumbre de Nuadibú, que había reunido el 14 de septiembre de 1970 nificativo título de "Nueva Palestina en tierra del Sahara ".
El nacionalismo saharaui tuvo su primera expresión política en lID movi-
a los Jefes de Estado de Mauritania, Marruecos y Argelia, había adoptado una
postura de concertación común y de armonización de políticas a escala regio- miento heterogéneo, el llamado Partido Musulmán, surgido en 1966 de la mano
nal e internacional, pareciendo superar el bilateralismo en el que se había de El Jatri Uld Yamani y Mohamed Basiri y su primera acción pública fue la
movido el tratamiento de la cuestión hasta entonces, en los encuentros de manifestación de [atarrambla, el17 de junio de 1970 (Diego Aguirre, 1988:
Ifran entre Bumedián y Hasan en enero de 1969 y de éstos mismos en Tre- 579), tras de la cual, y de la represión con que fue dispersada, el movimiento
mecén, en mayo de 1970, o del monarca marroquí y Uld Daddah en junio de se dividió entre los partidarios de la vía neo colonizadora, encarnados en el
ese año en Casablanca. primero de los dos líderes citados, y los partidarios de la autonomía, entre los
Pero la maniobra española y los recelos intermagrebíes, acrecentados que surgiría en 1973 el Frente Polisario y cuyo primer dirigente fue El Uali.
Este movimiento de liberación contó inicialmente con la ayuda libia y más tar-
por la intensificación de la cooperación económica de España con Argelia,
precipitarán los acuerdos entre el Trono y la oposición marroquí. La apli- de con Argelia, instalando su cuartel general en este país.
cación de un estatuto de autonomía en el Sahara, será interpretada por
Marruecos como preparación de lID referéndum manipulado, lo que lleva-
rá a Hasan II a enviar un mensaje de advertencia al Gobierno español. La
visita a Madrid del primer ministro marroquí, Ahmed Osmán, en agosto de
1974, logra paralizar el estatuto. Una semana más tarde, el representante
español en Naciones Unidas, Jaime de Piniés, informará de la decisión de
celebrar lID referéndum en el Sahara en el primer semestre de 1975. Será
entonces cuando, para ganar tiempo, Marruecos recurra al arbitraje del Tri-
bunal Internacional de Justicia de La Haya, solicitado a través de la Asam-
blea General de la ONU Se preguntaba al Tribunal si el territorio del Saha-
ra había sido una terra nullius antes de la ocupación española y qué lazos
jurídicos lo habían ligado con el reino de Marruecos y el conjunto maurita-
no, pidiendo a su vez a España que esperase a la respuesta del Alto Tribu-
nal para la celebración de la consulta (Berramdan, 1992: 29).

261
260
 8.
El Mundo Árabe actual (1973-1996) I,t!
II
'
I

Los años de 1973-1974 constituyen una bisagra en la historia reciente del

Mundo Árabe, tanto en el Machreq como en el Magreb. En el Oriente árabe,
la guerra de 1973 aparece como la primera victoria de un ejército árabe fren-
te al "enemigo federador" , Israel (Lemarchand, 1993: 85), pero en realidad
es el punto de partida de un descompromiso con un arabismo intransigente,
que cambiará la dinámica en la conflictiva relación árabe-israelí y que lleva-
rá primero a Camp David y más tarde a Oslo, En el Occidente árabo-beré-
ber, 1974 es el año de la precipitación de los acontecimientos en el Sahara
Occidental, creando una nueva lógica de relaciones entre los países del
Magreb, tanto en los directamente implicados por la cuestión como en la de
los que se convierten en sus intrumentalizadores, transformando el tema en
peculiar "manzana de la discordia", en "talón de Aquiles" de la Unión del
Magreb Árabe (UMA)(Balta, 1994: 283),
Por ello arranco de estas fechas lo que denomino "el mundo árabe actual",
No se debe olvidar, tampoco, que es el momento de la primera crisis petro-
lera, de tantas consecuencias internacionales y muy en especial para el mun-
do árabe, con su incidencia directa sobre el incremento de la deuda o sobre
la creación de espejismos económicos, Los cambios históricos se producen
poco a poco y sus consecuencias no son visibles más que transcurrido un
plazo medio que deje vislumbrar, detrás de los acontecimientos, de la histo-
ria évenementlelle a que hacía referencia Braudel, el sentido de la historia,
"El tiempo corto -decía- es la más caprichosa, la más engañosa de las dura-

263
 1:\)
Q)
.p,. Mapa nO 12a

ASIMILACION DEL SIONISMO AL RACISMO. 1975.

VOTO EN LA ASAMBLEA GENERAl DE LAS NACIONES UNIDAS (1975)

m Países en contra § Países no participantes

liIIl Países a favor.
T.SV Países no miembros. Colonias o territorios sin voto
_ Países que se abstienen

Fuente. Lemarchand, P.; 1993

Cartografía: üámaso Munárriz Guezala

Mapa nO 12b

ANULACION DE LA ASIMILACION DEL SIONISMO AL RACISMO. 1991.

VOTO EN LA ASAMBLEA GENERAl DE LAS NACIONES UNIDAS (1991)

[2J Países a favor. § Países no participantes

lIlIII Países en contra. T.SV Países no miembros. Colonias o territorios sin voto
_ Países que se abstienen
1:\)
Q)
Fuente. Lemarchand, P.; 1993 Cartografía: Dámaso Munárriz Guezala
en

ciones" (Braudel, 1968: 66), para terminar afirmando que "la ciencia social
casi tiene horror del acontecimiento". De ahí la incomprensión que a menu
do se produce entre el historiador y el periodista, cada uno apegado a unn
medida de duración distinta.
Los cambios intervenidos en el mundo árabe en estas dos décadas s
deben, en una gran medida, a un contexto internacional profundamente trans-
formado entre tanto. Pero hay también una dinámica propia, hecha de luchas
de las diferentes sociedades civiles contra sus regímenes, de rivalidades inte-
restatales entre países que aspiran a liderazgos regionales, de tensiones fron-
terizas, que ha hecho cambiar la fisonomía de un mundo que soñaba aún con
la unidad árabe hace veinte años y que hoy la ve fragmentada y como un ves-
tigio ideológico de un pasado que difícilmente volverá. Probablemente la
imagen gráfica de esos cambios, internacionales y árabes, nos la de la re-
presentación, en un mapamundi, del voto ante la Asamblea General de la
ONU en torno a la asimilación del sionismo con el racismo en dos momentos,
en 1975 yen 1991, como se hace en el Atlas géopoliú'que du Moyen-Orient et
du Monde Árabe. La sintonía del mundo árabe e islámico con la condena del
sionismo coincidía con la de los países del bloque del Este y una gran parte
de los del Tercer Mundo. La anulación de la condena tras la Guerra del Golfo
deja aislado y dividido al mundo árabe e islámico, con importantes países
como Egipto, Marruecos, Túnez u Omán que no participaron en el voto. No
es sólo la caída del muro de Berlín lo que explica estos cambios, sino una
visión más pragmática y menos ideologizada de la política que ha llevado
hasta a los propios palestinos a buscar fórmulas de entendimiento y una salida
pacífica al conflicto (véanse Mapas 12a y 12b).
56
51
40
41 í~
36 I \
31 I '-\
26
8.1. Ell'etol'no dellibel'alismo
8.1.1. La guerra de octubre de 1973
A la muerte de Naser, el poder en Egipto recae en el vice-presidente
Anuar al-Sadat, frente a otros candidatos como Alí Sabri, hombre fuerte
dentro de la estructura del partido (la USA) Y del aparato del régimen Y
cercano a la URSS. Sin embargo, Sadat logrará ser designado el candida-
to único del partido, para convertirse en presidente mediante referéndum
el15 de octubre de 1970. El proceso de desnaserización del régimen (Mar-
tín Muñoz, 1992: 293) se inicia paradójicamente con un nuevo ensayo fede-
rador de Egipto con Libia, Siria y Sudán, proyectando la Federación de
Repúblicas Árabes en abril de 1971. En la obligada reestructuración de la
cúpula de la USA, Sadat buscaba, en expresión de Muhammad Hasanein
Haykal, deshacerse de Alí Sabri y del ala izquierda del partido, lo que pon- II\P'
drá en práctica, acusándolo de complot, a principios de mayo. A la serie
de medidas para controlar el aparato estatal que Sadat lleva a cabo enton-
ces, se le conoce como "la revolución del 15 de mayo" que, a decir de cier-
tos autores, no será sino una "contra-revolución" (Shoukri, 1979). No obs-
tante, a pesar de haberse deshecho de los elementos pro-soviéticos en el
régimen, el 29 de mayo firmará con la URSS un acuerdo de amistad y coo-
peración.
En su balance ante el segundo congreso de la USA,en julio de 1971, afir-
mará la línea socialista de desarrollo político y económico, que consagra la
Constitución permanente de la que se llamará República Árabe de Egipto,
abandonando el nombre, ahora retórico, de la RAU.La Constitución es apro-
bada el 11 de septiembre con la incorporación de una serie de artículos que
imprimen un cierto tono confesional al texto.
Las relaciones con la URSS se han deteriorado en la segunda mitad de
1971. En julio, Egipto, con la colaboración de Libia, ayuda a retornar al diri-
gente sudanés Numeiri, derrocado por un golpe pro-comunista en el que se
ve la mano de la URSS Posteriores tensiones, con el pretexto de la negativa
soviética a entregar a Egipto armas para su defensa frente a Israel, justifica-

I
--- ~
/
\
rán la expulsión, el18 de julio de 1972, de los 21.000 técnicos soviéticos ins-
21 talados en Egipto (Rondot, 1982: 26).
16 I ~
~
~ Los meses que precedieron a la guerra de octubre de 1973 fueron ocu-
"
I '- pados por Egipto en una intensa diplomacia tendente a contar con los apo-
/ yos que le permitiesen desbloquear la insoportable situación de "ni guerra
ni paz" con Israel. Para ello concibe efectuar una guerra limitada que le per-
Ironrorooo~~roM~OO~OOOOOO~~~M
81 ea ss M~OO8700 000091 ~93M mitiera conquistar posiciones desde las que negociar un acuerdo duradero.
En esta línea se sitúa, en agosto, la visita a Arabia Saudi , en busca de la posi-
Figura 8.1. Evolución del precio del petróleo (precio del barril en $ USA 1994). Fuente: ble utilización del arma del petróleo, y en septiembre, la normalización de
Richard-Waterbury; 1996: 57.
'267
266

relaciones con [ordania y el acuerdo con Siria, para preparar conjuntamente
con esta última la guerra.
La guerra se inicia el 6 de octubre de 1973 y aunque no logró todos los
resultados previstos, cumplió con el objetivo primordial de servir de ulterior
palanca negociadora, Si el Golán fue inicialmente recuperado, se perdió en
el momento del cese de las hostilidades; y si Egipto había logrado hacer mella
en el frente israelí, también el Ejército judío había logrado cruzar el canal.
Unos 2.500 soldados israelíes perdieron la vida en los combates y, de parte
árabe, unos 11.000, en sus dos terceras partes egipcios. Pero su resultado
, principal fue el desbloqueo del impasse en que se encontraba el conflicto ára-
be-israelí y el inicio de un proceso que habría de llevar a Anuar al-Sadat, en
nombre de Egipto, a una paz separada, lo que habría de ser considerado por
los regímenes árabes como la defección de Egipto de la causa palestina.
Un hecho importante derivado de esta guerra es el papel decisivo desem-
peñado por las dos superpotencias, en una extraña amalgama de "colusión
y rivalidad" (Rondot, 1982: 28). Por una lado, desplegarán sendos puentes
aéreos para la ayuda de su bando respectivo. Por otro, mantienen durante el
conflicto una intensa actividad diplomática, que incluye reuniones conjuntas
para poner fin a la contienda. Finalmente, serán ellas las que logren imponer
al Consejo de Seguridad de la ONU la resolución 338 el 22 de octubre, que
implicaba el alto el fuego in situ, la apertura de negociaciones inmediatas con
un patrocinio no defmido y la aplicación de la resolución 242, es decir, la devo-
lución de los territorios ocupados en 1967.
Otra consecuencia que trasciende la región será la utilización, por pri-
mera vez, del arma del petróleo. A ella había hecho una referencia indi-
recta el propio Naser en su Filosofia de la Revolución, al considerar al petró-
leo como uno de los tres elementos de los que el mundo árabe extrae su
fuerza: su unidad de civilización, su posición estratégica y sus reservas
petrolíferas. Se daba la circunstancia, en 1973, de que en la mayor parte
de los países árabes petroleros (Argelia en 1971, Iraq en 1972, Libia, Ara-
bia Saudí, Qatar, Kuwait y Abu Dabi en 1973) se había nacionalizado una
buena parte de su producción (Laurens, 1991: 254). El 17 de octubre de
1973, diez estados de la OPAEP (Organización de Países Árabes Exporta-
dores de Petróleo), fundada en 1968 y vinculada a la OPEp, se reúnen en
Kuwait y deciden reducir un 5% de su producción, además de un 5% suple-
mentario mensual, para presionar a Israel a retirarse de los territorios ocu-
pados y a restablecer los derechos de los palestinos. Se decide además
el embargo de la exportación de petróleo a países considerados "enemi-
gos", como los Estados Unidos, Holanda, Portugal y África del Sur. Estas
medidas, que causarán inquietud en el mercado del petróleo, producirán
una cuadruplicación del precio del crudo, que va a pasar de 3,5 dólares
el barril a 12 (Khader, 1988: 58). Afectarán, sin embargo, más a los países
268
vulnerables de la CEE, dependientes del petróleo medio-oriental entre un
60% y un 85%, que a la propia USA, que importaba de esta región tan sólo
un 6%.
Como resultado de la guerra hay que notar también el restablecimien-
to de relaciones entre los Estados Unidos y Egipto, rotas desde 1967. Las '111~li
conversaciones de paz se inician en Ginebra el 21 de diciembre, bajo pre-
sidencia del secretario general de la ONU, institución que, sin embargo, no
había desempeñado una gran función en la resolución del conflicto. Aunque
invitada, junto con J ordania, Egipto, Israel y las dos superpotencias, Siria se
negará a conversar directamente con Israel. No obstante, las negociaciones
serán, en realidad, tripartitas entre Egipto e Israel bajo el patrocinio ameri-
cano, y en ellas tendrá un papel clave el Secretario de Estado, Henry Kis-
singer, que efectuará numerosas giras por la región tratando de salvar los
escollos que iban surgiendo entre las partes. El18 de enero de 1974 se fir-
mará el acuerdo con Egipto. En marzo se levanta el embargo petrolero y el
31 de mayo se logra la firma con Siria. Un año más tarde, el tráfico queda
restablecido en el Canal de Suez, frente principal, del lado egipcio, duran-
te el conflicto.
8.1.2. La OLP, único representante del pueblo palestino
Una vez más, en la guerra de 1973 los palestinos han quedado al margen.
La contienda se hace por razones de política interior de los contendientes.
En el debate palestino posterior a la guerra de octubre, la cuestión clave es
la creación de un Estado palestino, para evitar que se consolide la tesis que
defiende la Constitución de una federación jordano-palestina, Y que subya-
ce en los proyectos de negociaciones en curso Y en otros por venir. El Fatah,
el FDPLP y la Saiqa, se definen a favor de la creación gradual de dicho Esta-
do, a través de una acción política y de resistencia que no cuente con la acción
militar de los vecinos árabes, que empiezan a demostrar su voluntad de des-
compromiso. El FPLP por el contrario, encabeza un Frente del Rechazo que
se opone a la creación de un microestado sobre una parte del territorio por-
que ello implicaría, en su análisis, hacer concesiones.
El debate se llevará al12 Consejo Nacional Palestino reunido en El Caí-
ro en junio de 1974, un mes después del Pacto de honor firmado en Beirut
por los siete jefes históricos de la resistencia: Yasir Arafat, Faruq Kaddumi
(Fath), NayefHawatmeh (FDPLP), Zoheir Mohsen (Saiqa), Ahmed Yibril, Abdel
Wahab el Kayali (FLA)y Georges Habach (FPLP).Este pacto de diez puntos,
base de discusión del Consejo Nacional, implicaba el rechazo de la resolu-
ción 242, por entender que reducía el problema palestino a un cuestión de
refugiados, así como la negativa a aceptar toda entidad palestina que signi-
. 269
 ficase el reconocimiento del enemigo. El pacto comprometía también a la
En 1967 Líbano debe acoger una nueva oleada de refugiados. No ser
lucha por la edificación de una autoridad nacional independiente y comba-
la última, pues en 1970, las consecuencias del Septiembre negro contribuyen
tiente sobre cualquier parte del territoriopalestino liberada. Primer paso, pues,
a la palestinización de la sociedad libanesa, que llega a contar por enton-
hacia la creación del Estado, que aún tardaría tres lustro s en ser proclamado
en Argel en 1988. ces con unos 400.000 palestinos, un 15% de su población total. Es en el sur
donde las consecuencias de esta instalación es más visible. Allí se instala-
La representatividad de la Organización para la Liberación de Palesti-
rán las bases de operaciones de la OLp,lo que contribuye a ir involucran-
na no admite ya dudas en el campo árabe. La cumbre celebrada en Argel
do paulatinamente a Líbano en el conflicto árabe-israelí. Por otra parte,
en noviembre de 1973 lo atestigua, la Conferencia islámica de Lahore de
desde 1966 se producen enfrentamientos entre el Ejército libanés y las
febrero de 1974 lo confirma, el comunicado común de la reunión egipcio-
fuerzas palestinas, intensificados entre 1968-1969, produciendo tensiones
sirio-OLP de septiembre de 197410 ratifica. Pero será la cumbre árabe de
entre el presidente Charles Helu (1964-1970) y su primer ministro Rachid
Rabat de octubre de 1974la que proclame el principio del "derecho del
Karamé. Como se dijo más arriba, el Ejército libanés llegará a firmar en
pueblo palestino a establecer un poder nacional independiente bajo la
1969 un acuerdo secreto con la OLP por el que se da libertad de movi-
dirección de la OLP en su calidad de único y legítimo representante del
mientos a los Iedeyines, lo que produjo desgarros en las diferentes comu-
pueblo palestino sobre todo territorio liberado". Husein de ]ordania se verá
nidades confesionales.
forzado por la unanimidad árabe a renunciar a sus veleidades de repre-
La cuestión palestina politiza a la sociedad libanesa y la escinde. Y todo
sentar a los palestinos, reconciliándose con éstos y reconociéndoles su
ello será explotado por el Ejército israelí, que intensifica sus reids de hosti-
autonomía. Aunque, de hecho, no lo llevará hasta sus últimas consecuen-
gamiento de la población civil, atacando no sólo los enclaves palestinos del
cias hasta el 31 de julio de 1988, al romper todos los lazos jurídicos y de
sur, sino las capitales, incluida Beirut (bombardeo del aeropuerto en diciem-
soberanía que ligaban a ]ordania con Cisjordania desde su anexión en
1949. bre de 1968, invasión hasta el río Litani en septiembre de 1972). El objetivo
es hacer reaccionar al Estado o, en su defecto, a ciertas fuerzas libanesas.
El 14 de octubre de 1974 la Asamblea General de las Naciones Unidas
Será lo que hagan las Kata'eb o Falanges libanesas, que contaban con la mili-
consideraba al pueblo palestino principal parte interesada en la cuestión pales-
cia más poderosa del país después de los palestinos. Desde 1970, armadas
tina, e invitaba a la OLp,como representante suyo, a participar en las delibe-
por Israel, promoverán acciones contra los palestinos que preludian la gue-
raciones sobre la cuestión. 105 países estuvieron a favor, 20 se abstuvieron y
rra civil. El enfrentamiento en Ain er-Rumman el18 de abril de 1975, será el
sólo Israel, Estados Unidos, Bolivia y la República Dominicana expresaron su
inicio visible de la contienda.
disconformidad. Un mes más tarde, la propia Asamblea General reconocía a
la OLP el estatuto de observador. Los campos están delimitados. Pero la divisoria confesional (musulma-
nes/cristianos) no debe hacer perder de vista el carácter ideológico del
enfrentamiento, convertido en un asalto revolucionario de la alianza palesti-
8.1.3. Laguerra civillibanesa no-progresista, liderada por el druso Kamal Yumblat, contra las bases del
orden establecido en 1926 y sobre todo en el Pacto Nacional de 1943. Los
cambios sociales producidos por el desarrollo económico libanés, habían
Las guerras árabo-israelíes de 1948 y 1967 no afectaron territorialmente
contribuido a la politización de los sectores marginados y al crecimiento de
a Líbano, al contrario de a los demás vecinos árabes de Israel. El armisticio
la izquierda. Nuevos partidos, legalizados durante el paso de Yumblat por
de 1949 mantuvo estables y reconocidas de [acto las fronteras israelo-liba-
el Ministerio del Interior en los últimos años del mandato de Helu (PC, las
nesas durante dos décadas. Sin embargo, desde el primer momento del con-
dos ramas del Baaz y otros), contaban con una buena implantación en el sur,
flicto, Líbano se vio afectado por la llegada a su territorio de 140.000 pales-
donde habían organizado las luchas sociales de principios de los años seten-
tinos expulsados de Galilea en el verano de 1948, e instalados en una quincena
ta. Constituirían, junto con el Partido Socialista Progresista de Yumblat, el Par-
de campos de refugiados en la periferia de Beirut, Saida, Trípoli y en las regio-
tido Social-nacionalistra Sirio (ex-PPS), los Murabitun sunníes y otros, un rea-
nes de Tiro y Nabatiya al sur. Fue una migración temporal, convertida en defi-
grupamiento progresista que se federaría en el Movimiento Nacional Libenés,
nitiva al impedírsele el retorno. Líbano, lugar de refugio una vez más, saca-
decidido a dar su apoyo a la OLP y a reconstruir la sociedad libanesa sobre
ría partido de estas poblaciones, bien como mano de obra barata o
unas bases laicas y anti-feudales. En el bando conservador, bajo la hege-
promocionando a una burguesía emprendedora que se instalaría en Beirut.
monía de las Kata 'eb y de la minoría cristiano-maronita, se producirá otro

270
. 271
 reagrupamiento de fuerzas, defensor del orden establecido. Diferentes
milicias ligadas a partidos (el Partido Nacional Liberal de Chamún) , o a gran-
des familias (como la de Sulaimán Franyié, presidente entre 1970-1976), orga-
nizaciones extremistas como los Guardianes del Cedro y otras, compondrán
el Frente Libanés.
La guerra civil ha sido sintetizada por el historiador libanés Georges
Corm (1986) en tres fases. Una primera, de revolución armada triunfante,
que va de abril de 1975 a abril de 1976. A fines de 1975 era evidente la
victoria de musulmano-progresistas y palestinos, confinando a los cristia-
nos en un reducto al este de Beirut y la zona montañosa al norte de la capi-
tal, no más de un quinto de la superficie del país. El vecino sirio vigila, pre-
tendiendo desempeñar un papel moderador e interviniendo para el logro
de una tregua en enero de 1976. Pero los combates se re emprenden en
una guerra abierta a partir del 18 de marzo, tras el rechazo por Kamal Yum-
blat de un proyecto de reforma de 17 puntos, propuestos por el presidente
Franyié, que pretendía atenuar el confesionalismo con la creación de tres
vicepresidencias. Con el apoyo de un sector del Ejército, dirigido por el
comandante Ahmed al-Jatib, se pretende atenazar el reducto maronita
(denominado por algunos Marunistán) y amenazar al presidente. Siria se
decanta entonces del lado cristiano. Primero a través de las unidades de
palestinos disidentes pro-sirios, la Saiqa, y cerrando su frontera a las entre-
gas de armas a los progresistas. Más tarde, en mayo, con la intervención
de un ejército de 30.000 hombres, autorizado por los dirigentes cristianos
y con el apoyo, abierto o encubierto, de los Estados Unidos e Israel, aun-
que con la condena de Iraq, Libia y la desaprobación de la URSS.Es lo que
Corm llama la muerte árabe del Che Guevara. El Ejército sirio ocupa la
mayor parte de Líbano, con excepción del sur (que sigue bajo control de
los palestinos y el MNL) y del Marunistán, permitiendo a los cristianos la
reconquista del campo palestino de Tell ez-Zaatar, situado en el sector
Este de Beirut. Bajo vigilancia siria, dos tercios de los diputados, tanto los
partidarios del Frente Libanés como los grandes patronos musulmanes,
elegirán a Elías Sarkis (1976-1982) como Presidente, frente a los diputa-
dos del Movimiento Nacional, aliados con el maronita disidente Raymond
Eddé.
La última fase del conflicto larvado, la de la revolución banalizada según
Corm, tiene lugar a partir de octubre de 1976, cuando se reúne en Riyad una
conferencia árabe, que legitima la presencia siria con la creación de la Fuer-
za árabe de disuasión, destinada a mantener la paz en Líbano y constituida
básicamente por las tropas sirias. Atrás queda el pesado balance de la gue-
rra, más de 50.000 muertos, el doble de heridos, el país dividido, destruido
y con todos los problemas pendientes. El término de la guerra es sólo una
ilusión, ya que en realidad no termina hasta 1990. . Madrid del 14 de noviembre de 1975. El territorio quedó repartido entre los
272
8.1.4. La Marcha Verde y los Acuerdos de Madrid
Marruecos es un país que, a pesar de su lejanía del Machreq, ha busca-
do estar presente en los temas decisivos en la historia de esta región. Desde
la presidencia del Comité al-Quds (lerusalén) de la Conferencia Islámica, el
monarca ha tendido puentes hacia el diálogo árabe-israelí, aprovechando la
circunstancia de la pleitesía que aún le rinden los viejos emigrantes judíos de
origen marroquí instalados, bien en Israel o en otras partes del mundo. Cir-
cunstancias dificiles internamente no le han impedido a Marruecos enviar un
contingente de tropas para participar en el conflicto armado, como fue el caso
durante la guerra de octubre de 1973, presente en los Altos del Golán. De
todo ello obtuvo su rentabilización en la política interior, habida cuenta del
valor afectivo y movilizador del tema palestino.
Pero va a ser la cuestión del Sahara , mucho más inmediata y caballo de
batalla del nacionalismo marroquí, la que se convierta en el tema cohesi-
vo de un consenso entre oposición y Trono en 1974. No es fácil aseverar
quién de los dos es el impulsor de esta alianza, porque aunque el más bene-
ficiado sea el Trono, por la legitimización que aporta a la dinastía el título
que Hasan II asume de El re unificador, aparte otras ventajas añadidas como
el apartamiento del Ejército de la escena política, entretenido en el con-
flicto, no hay duda de que la oposición obtenía con este pacto, de un lado,
un nuevo estatuto en el sistema, marginada como quedó de los años de
excepción y, de otro, satisfacción a una vieja reivindicación territorial.
El dictamen del Tribunal de La Haya sobre el Sahara se dio a conocer el
16 de octubre de 1975. Reconocía que en el momento de la colonización
(1884), no era una tierra de nadie, sino habitada por unas poblaciones orga-
nizadas en tribus con las que el colonizador hubo de pactar. Respecto a su
relación con el imperio jerifiano, el Tribunal negaba los vínculos de sobera-
nía territorial alegados por Marruecos, pero se reconocían vínculos jurídicos
de vasallaje entre el Sultán y algunas tribus de la zona (Villar, 1982: 317). Esta
interpretación de compromiso, pero no por ello menos comprometida (Berram-
dan, 1992: 35), trataba de contentar a las diferentes partes, con lo que cabían,
y así se produjo, interpretaciones varias. La ofrecida por el Soberano marro-
quí entendía que el Tribunal había dado la razón a Marruecos, lo que justifi-
có el lanzamiento de la Marcha Verde. Una marcha pacífica de 350.000 volun-
tarios, reclutados en todos los rincones del país, transportada hasta la frontera
del Sahara y que pretendía cruzarla a pie con Coranes y banderas marro-
quíes, para presionar y obtener así el traspaso de soberanía del territorio. La
Marcha tenía lugar en un momento crítico de la historia de España -la ago-
nía de su dictador- por lo que contribuyó a la aceleración de unas negocia-
ciones, en las que participó Mauritania y que concluyeron con el Tratado de
273
dos vecinos, controlando Marruecos el Sakiet al-Hamra y Mauritania el Río
de Oro (Wadi al-dahab), quedando ocupado realmente por las fuerzas arma-
das de los Estados beneficiarios, bajo una administración temporal que impli-
có aún, durante unos meses, a la antigua potencia colonial.
Entretanto, una parte de la población saharaui abandona el territorio y se
instala en campamentos de refugiados en Tinduf, en el sur Argelino, próximo
a la frontera del Sahara, constituyendo el embrión humano sobre el que el Fren-
te Polisariohabria de proclamar la RASDel 26 de febrero de 1976, en el momen-
to de producirse la retirada de las últimas tropas españolas del Sahara. Arge-
lia será el primer Estado en reconocer, el 6 de marzo, a la República saharaui
(8 Estados africanos y Corea del Norte la seguirán ese mismo mes), convir-
tiendo su defensa en un conflicto regional. Marruecos romperá sus relaciones
con Argelia, que no restablecerá hasta 1988, año en el que la ONU plantea un
plan de paz a través de su secretario general, Pérez de Cuéllar, que propuso
un plazo para la celebración de un referéndum de autodeterminación. Hasta
esa fecha 71 EstadoshabíanreconocidolaRASD (Batta, 1994: 148).
La guerra entre el Polisario y las FARtendrá sus momentos en los que el
conflicto llegue a enfrentar directamente a los ejércitos marroquí y argelino
(Guelta Zemmur). La construcción de muros de contención en el interior del
territorio del Sahara, para proteger las zonas pobladas y productivas (los fos-
fatos de Bucraa), resultarán eficaces militarmente, transformando el conflic-
to en un enfrentamiento diplomático, secuela de la guerra fría, que aún dura,
complicado por las vicisitudes de la crisis argelina y de unas negociaciones
secretas que pretenden desbloquear el fracaso de la organización del refe-
réndum.
A escala interna, la cuestión del Sahara creó en Marruecos un clima de
euforia nacionalista y distensión política. Se refuerzan las competencias de los
ayuntamientos en 1976, y en las elecciones municipales de noviembre de ese
año, la oposición vuelve a adquirir posiciones importantes en los grandes
núcleos urbanos. En las legislativas de 1977 se elige, tras doce años de ausen-
cia de vida parlamentaria, una Cámara en la que todos los grupos opositores
se encuentran representados. El triunfo será, sin embargo, de los candidatos
independientes, que obtuvieron el 53% de los escaños. Con ellos, el Primer
Ministro,Ahmed Osmán, creó un partido centrista de carácter oficialista,el Rea-
grupamiento Nacional de los Independientes (RNI).El Istiqlal, con sólo un 19%,
pasó a incorporarse al nuevo bloque de gobierno, asumiendo la decisiva para
el momento cartera de Exteriores en la persona de su secretario general, Moha-
med Bucetta, heredero del za 'im Allalel-Fassi, fallecido en 1973. En un momen-
to en que la cuestión del Sahara centraba la vida interna y las relaciones inter-
nacionales en Marruecos, este nombramiento era, por más de un motivo
siqnificativo, dado que el Istiqlal era el partido en cuyo programa la cuestión
del irredentismo era más llamativa. La USFP,en cambio, sólo obtuvo 15 esca-
274
ños, apenas un 6% de la cámara, mientras el PPS obtuvo un diputado, su secre-
tario AlíYata.
8.1.5. El "jueves negro" tunecino
El fracaso de la política social de Hedi Nuira en Túnez, va a llevar a la
UGTT,liderada por entonces por Habib Achur, a lanzar una convocatoria de
huelga general para el 26 de enero de 1978, la primera en la historia tuneci-
na desde la independencia. El propio secretario sindical se decide a aban-
donar el BP del partido para manifestar su descontento. El Ejército, que ya
había intervenido por primera vez para reprimir una huelga el Ksar Hellal, en
octubre de 1977, saldrá a la calle el jueves 26 de enero para perseguir a una
muchedumbre que reclama mejoras. El balance oficial será de 51 muertos
(unos 400 según la central sindical), con centenares de heridos y más de mil
detenciones, entre ellas los dirigentes del sindicato. El poder, imponiendo
una nueva dirección a la UGTT y organizando un congreso oficialista el 25 de
febrero, pretende domesticarla una vez más.
Los acontecimientos de 1978 aparecen en un momento en el que en Túnez
se estaban dando los primeros pasos para una apertura en la sociedad civil,
con la aparición de unas "nuevas clases medias" que impulsarán asociacio-
nes y movimientos de defensa de las libertades, con la formación de em-
briones de partidos, alimentados por antiguos disidentes del PSD, como
Ahmed Mestiri, o con la gestación de movimientos islamistas surgidos de la
crisis social y manipulados por el poder para debilitar en las Universidades
a una oposición juvenil de izquierda.
El primer aniversario del "jueves negro" será conmemorado trágicamente
con una acción terrorista impulsada por Libia en la región minera de Gafsa.
Pero, lejos de lo que ésta acción pretendía, contribuir a una sublevación de la
población, produjo un movimiento reflejo de rechazo e identificación nacional
con el poder. Éste, consciente de que la instalación en Túnez de la sede de la
Liga Árabe -tras la expulsión de Egipto- exigía estabilidad interior, se decide
a iniciar un proceso tímido de democratización, convocando elecciones anti-
cipadas para el 1 de noviembre de 1981. El primer ministro, Mohamed Mza-
li, de una vieja familia nacionalista, autorizaría la presentación de candidaturas
a grupos distintos del PSD, como el Partido Comunista 1\.mecino de Mohamed
Harmel, que recuperó entonces su legalidad, el Movimiento de los Demócratas
Socialistas de Mestiri o una de las ramas del Movimiento de Unidad Popular,
creado por Ahmed Ben Salah, tolerados aunque sin legalizar. No pudo presentar,
sin embargo, sus candidatos el Movimiento de la Tendencia Islámica de Abdel-
fattah Muru y Rachid Gannuchi, iniciándose ya entonces un pulso del Gobierno
con el movimiento islamista.
27'5
 Cuadro 8.1. Evolución de la pobreza en Egipto, Túnez y Marruecos en porcentaje 8.1.6. Los Acuerdos de Camp David
de la población
El establecimiento de relaciones económicas con los Estados Unidos corre
Nivel 1958/1959 1967 1974/1975 1981/1982 1984/1985 1990/1991 paralelo de la corrección del modelo económico en Egipto, La liberalización
EGIPTO
de la economía, que se inicia en 1974, exige el sometimiento a las leyes del
Rural 35 - 44,0 24-30 - 54,5 mercado, el [m de las nacionalizaciones y la apertura al capital privado y al
Urbano 30 - 34,5 22-30 - 35,9 extranjero. Es lo que se conoce como la infitah. Todo un conjunto de leyes
TÚNEZ
levantan un sistema abierto hacia el exterior, que encontrará, en el seno de la
Rural - - 26,5 11,8 * 8,4 7,3 sociedad egipcia, sus defensores y sus detractores. Entre los primeros, esta-
Urbano - - 18,0 14,1 * 7,0 5,7 rán los grupos sociales y económicos influyentes, que se adaptarán muy pron-
Nacional - 33 22,2 12,9 7,7 6,7 to al nuevo sistema, que beneficiará a una clase emergente de nuevos ricos.
MARRUECOS
Entre los segundos, sectores de un islamismo, en algunos casos proveniente
Rural - - - - 32,6 18,0 de un naserismo desencantado, que insistirán en que el inlitah es sólo un cami-
Urbano - - - - 17.3 7,6 no hacia la "dependencia" (al-taba'iya) (Gómez García, 1996: 77).
Nacional - - - - 21-26 13,1 Este proceso económico llevará su correlato en lo político con un proce-
* Datos de 1980. so de tirnida apertura, que implicará la transformación del partido único para
permitir la organización de tendencias en su seno. La impulsión, en julio de
Fuente: Richards-Waterbury, 1996: 263-264.
1975, de plataformas en el seno de la USA,llevó a la formación de una dere-
cha liberal, de un centro oficialista y de una izquierda naseriano-marxista.
Con este modelo se llegará a las elecciones de octubre de 1976, que per-
100 mitieron la entrada en la Asamblea, de manera simbólica (apenas un 4% de
90
escaños para las dos plataformas opositoras) de todas las tendencias autori-
zadas. Este proceso de liberalización política apenas iría algo más lejos en
80 1978, con la autorización de nuevos partidos, como el Neo-Wafd (inspirado
en la línea del que fuera partido hegemónico durante la monarquía), el Par-
70
tido Socialista del Trabajo y el Reagrupamiento Nacional Progresista Unio-
60 nista, naserista.
En 1976, el Fondo Monetario Internacional elabora un programa económi-
50 co para Egipto que pretende acabar con el dirigismo, con la pesada carga de
40 una economía subvencionada, con los enormes gastos del Estado, con el défi-
cit presupuestario. Se preconiza que se aligere la subvención a los productos
30 30 de primera necesidad, a fin de que ésta descienda hasta los 380 millones de
20
lA ,-
2S
libras egipcias (Mirel, 1982: 129).Ante esta perspectiva, el 18 de enero de 1977
lS estalla en varias capitales del país una revuelta del pan. El Ejército será utiliza-
10 do contra la muchedumbre por primera vez, con un balance dramático de 171
muertos y centenares de heridos (Haykal, 1996). Dos semanas más tarde el
o " , I , If OWi, I , I "',' L::- I I I I I l~gN I . I Presidente convoca un referéndum para aprobar lo que se llamó la "Ley de Pro-
ARGEL EGlp IR.I\Q JORD lÍBAN MARR SUo'ÁN S'R"A TÚN'EZ YEMEN
tección de la seguridad de la patria y de los ciudadanos", un conjunto de leyes
represivas que establecían duras penas para quienes fuesen acusados de agi-
tación ciudadana. Económicamente Sadat tendrá que dar marcha atrás y dejar
Figura 8.2. Pobreza en el Mundo Árabe, porcentaje de pobres en la población rural (1988). a un lado muchos de los objetivos propuestos por el FMI Tres años más tarde
Fuente: Richards-Waterbury; 1996: 262. las subvenciones superaban el doble de la cifra propuesta para 1977.

276
277
 Para dar una salida a la crisis, Sadat piensa en la "solución libia", en una
ocupación del país vecino con el pretexto de poner coto al apoyo dado por
el coronel Gadafi al movimiento de agitación que se desarrollaba en el inte-
rior de Egipto. Las relaciones libio-egipcias habían estado marcadas, con
anterioridad, por una cierta tensión. Aunque los dos países habían entabla-
do -junto con Siria y Sudán como se vio más arriba-la creación de una Fede-
ración de Repúblicas Árabes, y se llegó incluso a un intento formal de fusión
entre los dos vecinos en 1972, los métodos utilizados por uGadafi distaban
mucho de agradar a los egipcios: en el verano de 1973 una "marcha" de
40.000 libios había intentado una invasión pacífica de Egipto, que sólo fue fre-
nada con la amenaza de la fuerza (Derriennic, 1980: 202). La "solución libia"
que en 1977 contempló Sadat y puso en práctica, no fue otra que el bom-
bardeo de una base de Cirenaica el 21 de julio. Pero la operación fue un rotun-
do fracaso. No sólo no despertó entre los egipcios el fervor patriótico que se
buscaba, sino que fue profundamente criticada por lo que conllevaba de des-
protección del frente israelí. Por otra parte, los Estados Unidos condenaron la
operación, obligando a Sadat a rectificar. Fue entonces, según Haykal, cuan-
do surge la idea de la paz con Israel.
Internacionalmente, el momento era favorable a la distensión con la nue-
va administración Carter y con Cyrus Vance al frente de la Secretaría de Esta-
do. El presidente americano, en una intervención pública en Massachusetts
el 16 de marzo, había planteado la necesidad de una homeland para los refu-
giados palestinos, abogando por una solución del problema (Laurens, 1991:
292). Aunque a escala regional, el nuevo equipo israelí del Likud, que por pri-
mera vez gana, con Menagen Beguin al frente, las elecciones en mayo de
1977, no favorece la esperanza de una solución del conflicto. No obstante,
Sadat recibe información de Nahum Goldman, ex-presidente del Consejo
Mundial Judío, vía Hasan II de Marruecos, de que no todas las puertas están
cerradas con la administración del Likud.
Va a ser el apadrinamiento americano el que haga avanzar las cosas. En
llila carta enviada por Garter a Sadat, le indicará que "ha llegado el momen-
to en el que necesito vuestra ayuda. Estamos en un callejón sin salida; vues-
tra adhesión pública a nuestra política podría constituir un sostén importan-
te -tal vez vital- para progresar hacia un acuerdo". Se va a llegar así a un
primer contacto secreto, que tendrá lugar en Marruecos, entre Moshe Dayan,
el general vencedor de 1967 y Hasan Tuhami, vice-primer ministro y anti-
guo miembro de los "oficiales libres", en la que éste expresará la reivindi-
cación egipcia de la devolución de los territorios ocupados en 1967 a cam-
bio de la paz.
Es en este contexto cuando Sadat pronuncia, el 7 de noviembre, su con-
trovertido discurso en la Asamblea egipcia en el que dijo estar "dispuesto a
ir al fin del rnundo por la paz, incluso a la Knesset (Parlamento israelí)" (Hay-
278
kal, 1996). Con esta idea ya lanzada, Sadat visitará algunos países árabes para
intentar encontrar aliados en su gestión, encontrando la oposición radical de
los sirios y apareciendo reticencias en instituciones egipcias como el Con-
sejo Nacional de Seguridad, uno de cuyos miembros, Ismail Fahmi, dimite.
Finalmente, menos de dos semanas más tarde, el19 de noviembre, Sadat
efectuará su viaje a Jerusalén con Hasan 'Iuhami, Butros Gali y uno de los pro-
totipos de la nueva élite surgida de la iniiteb. el constructor Osmán Ahmed
Osmán.
La reacción árabe a la iniciativa de Sadat será una cumbre árabe restringi-
da, celebrada en Trípoli el 2 de diciembre, entre los países árabes consi-
derados progresistas: Argelia, Libia, Iraq, Siria, Yemen del Sur y la OLP El
frente de rechazo palestina e Iraq mostrarán una actitud más intransigente,
abandonando la reunión, que concluirá con la suspensión de relaciones diplo-
máticas con Egipto por parte de los cuatro países que permanecieron y de
la OLP.Por su parte, Sadat romperá los lazos con ellos. Otra cumbre restrin-
gida se celebra en Argel en febrero de 1978, en la que se formará el frente
árabe de la firmeza, que reunirá a los aliados de Siria, favorables a una acti-
tud más intransigente hacia Israel.
El proceso de paz egipcio-israelí continúa, pero orientándose hacia un
arreglo bilateral que afectará a la evacuación del Sinaí. Con la intervención
decisiva del presidente Carter, éste logra convocar en Camp David, del 5 al
17 de septiembre de 1978, una reunión en la cumbre en la que Beguin y Sadat
firmarán un acuerdo ventajoso para Egipto. El documento de Camp David con-
sideraba a la resolución 242 como la base para una solución pacífica del
conflicto entre Israel y sus vecinos. Ofrecía a los palestinos un auto gobierno
para Cisjordania y Gaza, a través de un Consejo Administrativo establecido
por un período transitorio de cinco años, que recuerda demasiado de cerca
los acuerdos de Oslo de 15 años después. Pero para los palestinos, quedaba
vago e indefinido el estatuto futuro de los territorios palestinos ocupados. Por
otro lado, la tutela que consideraban habrían de ejercer sobre ellos Egipto y
Jordania ofendía, por hablar de "representantes del pueblo palestino" y no
reconocer a la OLP como su único representante.
Camp David va a ser considerado por la comunidad árabe como una paz
separada a la que los egipcios, por su carácter de padrinos de oficio de los
palestinos, no tendrían derecho. El tratado, que se firmó el 20 de septiembre
de 1978 y se ratificó definitivamente el 26 de marzo de 1979, provocó el recha-
zo casi unánime de los países árabes, con la excepción de Marruecos, Sudán
y Omán. Hasta los países del Golfo criticaron el acuerdo por la marginación
de la OLP y el mismo rey de Jordania lo rechazó por haber sido implicado sin
su consentimiento. En la cumbre árabe de Bagdad, en noviembre de 1978,
se condena el acuerdo y, fmalmente, e131 de marzo de 1979, Egipto es expul-
sado de la Liga Árabe, trasladándose su sede de El Cairo a Túnez.
279
 Las relaciones egipcio-israelíes sufrirán altibajos con la anexión del sec-
z
tor árabe de Jerusalén por la Knesset, pero el calendario de evacuación del
Sinaí seguirá sus pasos hasta completarse el 25 de abril de 1982, unos meses
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después del asesinato de Sadat en septiembre de 1981. C!: .~
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8.2. Petróleo V hegemonía en el Medio Oriente

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8.2.1. De la cuestión kurda a la guerra iraco-iraní

El régimen iraquí del Presidente Aref, que sufre una crisis acelerada por '-
Q
;:)
la derrota árabe de 1967 y por una tensión iraco-siria, que tiene raíces eco-
q:
nómicas pero también políticas, es emplazado por un sector del Ejército, pró- CI)

ximo al partido Baaz y encabezado por Ahmad Hasan al-Bakr, Saleh Mahdi
q:
Arnmach y Hardan al-Takriti. Estos opositores exigen cambios y la elección
de una Asamblea Nacional. Ante el inmovilismo del régimen, el 17 de julio -q:
!Xl
de 1968 derrocarán a Aref en nombre de un Consejo del Mando de la Revo-
a::
lución (CMR), que integrarán junto con otros oficiales. Al-Bakr se convierte q:
en Presidente de la República. Apenas dos semanas después, el 30 de julio,
un nuevo golpe interno prescinde de algunos nombres del CMR y concentra
el poder en manos del partido Baaz, cuyo secretario general adjunto, Sadam
Husein al-Thkriti,se convertirá más tarde en vice-presidente del CMRy segun-
do hombre fuerte del país. Una buena parte del nuevo gabinete pertenece,
como el propio al-Bakr, al denominado "clan de los Takriti", árabes sunníes
oriundos de Takrit, pequeña localidad situada junto al Tigris a unos 150 km
al norte de Bagdad. Este hecho les confiere una fuerte asabiya o solidaridad.
La gran baza del régimen, que hará recuperar a Iraq sus ambiciones de hege-
monía regional, será la nacionalización del petróleo en 1973, proceso que
culmina en diciembre de 1975. La construcción de varios oleoductos para el
transporte del crudo o del refino, bien hacia el Mediterráneo, vía Siria o Tur- ,Q
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quía' bien hacia el Golfo árabo-pérsico, encontrarán dificultades en unas rela- ~ >-ro _c» ID (/) Q)
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ciones de vecindad conflictivas. >. =c.o § "O '::; o ID ~.c~
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La cuestión kurda es uno de los grandes desafíos del nuevo régimen.
Aunque la Constitución provisional de 1958 había proclamado la igualdad
de árabes y kurdos, la arabización emprendida en el Kurdistán por el
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Kurdistán (PDK) de Mustafa Barzani, que animará un estado de revuelta en

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la región que va a prolongarse hasta 1966. Los acuerdos firmados entonces

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kurda y una participación en la vida pública institucionalizada de la po- o
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blación kurda. Pero no van a pasar de letra mojada, por lo que la revolución
de 1968 debe retomar las conversaciones con el PDKpara llegar a un nue-
cu
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280
281
vo acuerdo en marzo de 1970, por el que se garantiza la autonomía inter-
na del Kurdistán iraquí y se incorporan al Gobierno cinco ministros kurdos.
Pero esta cuestión crea cierto malestar en las Fuerzas Armadas, produ-
ciéndose el apartamiento de algunos oficiales y un mayor control por parte
del ala civil del partido Baaz. Paralelamente, y para reforzar el frente inte-
rior y ciertos apoyos decisivos en el exterior (el de la Unión Soviética, con
la que se firma un tratado de amistad y cooperación en abril de 1972), se
firman acuerdos con el PCI y con un sector del PDK, que llevarán a la firma
del Pacto Nacional ya la creación, el17 de julio de 1973, del Frente Nacio-
nal Progresista: una forma de gobierno bajo la hegemonía del Baaz, pero
que integra a comunistas en el Gabinete, hasta que, a fmes de los años seten-
ta, el PCI caiga en desgracia y sus líderes y militantes sean perseguidos,
conforme se afirman lazos económicos con el mundo occidental y se debi-
lita la relación con la URSS.
La cuestión kurda se encuentra interferida por unas conflictivas relacio-
nes con Teherán, que durante años ha fmanciado, con el apoyo de la CIA ame-
ricana, la guerrilla en el Kurdistán iraquí, con el ánimo de desestabilizar al
régimen. La Ley de Autonomía, otorgada en marzo de 1974 a la región nor-
te de Iraq por el presidente al-Bakr, no satisface al PDK,que reemprende otra
vez la lucha con el apoyo de Irán, en el más encarnizado de los episodios.
Tras varios meses de guerra abierta se llega en Argel a un acuerdo irano-ira-
quí que pone fin al conflicto, así como al apoyo iraní a la guerrilla kurda. Este
acuerdo aporta como contrapartida la soberanía iraní sobre la mitad de las
aguas del Shatt al 'Arab, viejo contencioso fronterizo entre Irán e Iraq. El tra-
tado de Erzerum en 1847, fijóel límite en la orilla este del Shatt al 'Arab, desem-
bocadura común, a lo largo de un centenar de kilómetros, de los ríos Tigris
y Eúfrates. El acuerdo de Argel del 6 de marzo de 1975, establecía un nuevo
trazado por el interior del río, que dejaba cada orilla bajo la soberanía de un
Estado.
La cuestión kurda, sin embargo, se encuentra lejos de una solución defi-
nitiva. Aunque al amparo del acuerdo con Irán se vaya asentando la región
autónoma con sus propias instituciones, el clima va a volver a deteriorarse
por tensiones internas entre grupos rivales (PDKde Barzani, Unión Patrióti-
ca del Kurdistán de Yalal Talabani y varias escisiones de estos partidos) así
como por la siempre presente acción exterior que compromete, entre otros
regímenes, al de la vecina Siria. Barzani por su parte acaba en los Estados
Unidos donde morirá.
La caída del régimen del Sha Reza Pahlevi, en enero de 1979 y el triunfo
de la revolución islámica en Irán, con la proclamación de la República Islá-
mica el 31 de marzo, van a introducir un nuevo elemento en la escena medio-
riental. El Gobierno iraquí saluda oficialmente el advenimiento del nuevo régi-
men, pero en realidad lo teme por las repercusiones que pueda tener en su
282
política interna. No se olvide que hasta fines de 1978 el imamJomeini estuvo
asilado en Iraq en un largo exilio que duraba desde 1964, utilizada su pro-
tección como un elemento más en la pugna irano-iraquí. Pero el régimen baa-
zista desde 1968 vivía una confrontación con el clero chií, uno de cuyos aya-
tolas más prestigiosos, Muhammad Bakr al-Sadr, defensor de un Estado
islámico, llegó a hacer pública una fetua en la que consideraba impío la mili-
tancia en el partido Baaz. Su ejecución el 9 de abril de 1980 es especialmente
significativa por la fecha en que se produce, en el marco de una tensión ira-
no-iraquí que iba a estallar en enfrentamiento abierto.
Los primeros incidentes fronterizos entre los vecinos datan de abril de
1979. En julio, Sadam Husein sucede en la Jefatura del Estado a Hasan al-Bakr
y en octubre comienza la tensión entre ambos regirnenes. Primero motivada
por las acusaciones mutuas de intervención en el Juzistán (la región arabiza-
da de Abadán, al otro lado del Shatt al 'Arab, conocida como Arabistán): los
iraníes acusan a los consulados iraquíes de buscar su desestabilización, mien-
tras los iraquíes reprochan a Teherán violar esos espacios diplomáticos. Más
tarde, a fmes de octubre, pocos días antes de la toma de rehenes en la Emba-
jada americana de Teherán (4 de noviembre), Bagdad formula la primera
demanda de revisión del acuerdo de Argel.
Diversos atentados a responsables iraquíes, como el vice-primer minis-
tro TarekAziz, acusaciones de nazismo al régimen del Baaz por el presiden-
te iraní Bani Sadr, se alternarán con la represión de los clérigos chiíes en Iraq
y la expulsión de 20.000 iraníes de Iraq, contribuyendo a degradar una situa-
ción hasta llegar a enfrentamiento s militares que preludian la guerra. Final-
mente, el 17 de septiembre de 1980, Sadam Husein declara nulos ante la
Asamblea Nacional los acuerdos de 1975 y restablece unilateralmente la sobe-
ranía sobre las aguas del Shatt al 'Arab. Cinco días más tarde, el Ejército ira-
quí invade el Arabistán pensando que un Irán en crisis no habría de sopor-
tar su ataque. Pero éste actuará de aglutinante de un país en revolución y el
conflicto habrá de prolongarse hasta 1988.
Se han señalado tres grandes etapas en este sangriento conflicto (Bal-
ta, 1989: 33). Una primera (1980-1982), en la que se desarrolla la ofensiva
iraquí sobre Jorramchahr, Ahwaz y Abadán, hasta septiembre de 1981, así
como la reconquista iraní del territorio en los meses que van hasta junio de
1982. Una segunda etapa más larga (1982-1987), caracterizada por la pre-
sión iraní sobre todo Iraq, en un intento de aniquilar al régimen de Sadam
Husein, moviliza a centenares de miles de combatientes, verdaderas "olea-
das" humanas y no ahorra los bombardeos sobre el adversario. La inter-
nacionalización del conflicto es evidente ya en esta segunda fase. El escán-
dalo Irangate, descubierto a fines de 1986, reveló que los Estados Unidos
contribuyeron al armamento de Irán, pese a sus declaraciones de embar-
go, por vías informales que sirvieron para la financiación de la contra nica-
283
ragüense. En total, entre 1984-1987, 53 países participaron en la venta de 8.2.2. El hegemonismo saudí y el Consejo de Cooperación del Golfo
armas, 27 de ellos a los dos contendientes, ascendiendo a 70 mil millones
de dólares el volumen total de ventas en ese período. Por fin, una tercera y Arabia Saudí emerge en el Mundo Árabe como consecuencia de su
final (1987-1988), que afecta al libre aprovisionamiento de los mercados potencial económico, que le permitirá jugar un papel decisivo para sufragar
petroleros y fuerza a las dos superpotencias a aprobar, en el Consejo de los costes de la derrota árabe de 1967. Será la revancha de un conflicto que
Seguridad de Naciones Unidas, la resolución 598, de 20 de julio de 1987, la enfrentaba con el Egipto de Naser, bien en la guerra del Yemen desde
que exige un alto el fuego negociado entre las partes, con retirada de los 1962, o bien en ensayos de liderar un frente de países árabes e islámico s
territorios ocupados, intercambio de prisioneros y pide al Secretario Gene- conservadores, para frenar los avances del nacionalismo árabe progresista.
ralla intervención de la ONU para enviar observadores a fin de lograr "un Faisal,uno de los hijos de Abdelaziz, el fundador del reino, logrará, tras varios
arreglo global, justo y honorable" del conflicto, del que se deplora su vio- años de presidencia del Consejo de Ministros, hacerse con el trono a partir
lencia y su continua violación de los acuerdos internacionales. Pero se va a de 1964 frente a su hermano Saud. La Guerra de los Seis Días le brindará la
tardar aún un año hasta que Irán se decida a aceptar incondicionalmente ocasión de convertirse, a partir de la cumbre árabe de Jarturn, en septiem-
esa resolución, el 18 de julio de 1988. A ello contribuirá el aislamiento inter- bre de 1967, en árbitro de la situación. Impondrá la retirada egipcia de Yemen
nacional del país, consecuencia de incidentes graves como el intento de en 1968, liderará a los nuevos emiratos surgidos en 1971 de la evacuación
ocupación de los Santos Lugares de La Meca por peregrinos iraníes en el del Golfo por los británicos, y propiciará la utilización del arma petrolífera
verano de 1987, o los choques con la flota americana en el Golfo, en lo que tras la guerra de 1973. Sus sucesores, Jaled desde 1975 y Fahd desde 1982,
se conoció como la "guerra de los petroleros" durante la última fase de la afirmando su control sobre los asuntos internos del país a partir de un pro-
contienda, en la que Iraq asoció todo su potencial bélico, desde misiles a gresivo control de la principal fuerza de riqueza del país, el petróleo (en
armas químicas, para recuperar la península de Fao,las islas Maynun y algu- 1980 el Estado saudí completa el dominio total de las acciones de la ARAM-
nas montañas del Kurdistán. CO), conseguirán una presencia activa y decisiva en la escena árabe, inter-
viniendo en la pacificación de conflictos como los de Palestina o Líbano, lan-
zando propuestas como el Plan Fahd en 1982 o auspiciando acuerdos como
Cuadro 8.2. Peso económico del gasto militar en el Medio Oriente (1979-1993). los de Taef en 1990.
El ataque a La Meca durante la peregrinación, en noviembre de 1979 y
Crecimiento Gastos militares
la ocupación de los Santos Lugares durante dos semanas, así como el miedo
País medioPNB % Gastos al contagio de la revolución jomeinista, van a servir de ocasión, con el tras-
%enPNB
Gobierno Central
% fondo del conflicto iraco-iraní, para una concertación entre las monarquías,
Arabia Saudí -3,6 19,44 40,30 emiratos o sultanatos del Golfo árabo-pérsico: Arabia Saudí, Kuwait,Bahrain,
Bahrain -2,9 5,93 15,01 Qatar, Emiratos Árabes Unidos y Omán. La creación en Riyad, el 4 de febre-
Egipto 2,8 9,33 16,75 ro de 1981, del Consejo de Cooperación del Golfo,va a dar lugar, de hecho,
Emiratos Árabes -4,4 6,62 50,52 al primer conjunto regional que surja dentro de la Liga Árabe, construido
Irán 2,6 6,77 28,60 sobre intereses estratégicos y no políticos o ideológicos. Tanto la riqueza
Iraq -11,5 35,68 59,31 petrolera, como la debilidad demográfica y la vulnerabilidad militar (Zorg-
Israel 2,0 17,65 26,17 bibe, 1991: 87), aproximan a estos Estados, que instituyen un Consejo Supre-
[ordania 1,2 15,90 35,77 mo que reúne a los seis Jefes de Estado. Aunque insistiendo sobre los aspec-
Kuwait -4,3 19,95 30,97 tos de concertación y cooperación económica, la creación del Consejo
Omán 3,4 22,35 42,65 obedecía a razones de seguridad y defensa, que le llevaron a implicarse a
Siria 2,4 15,05 42,25 favor de Iraq en el primer conflicto del Golfo.
Turquía 2,4 4,23 18,95 Con unas reservas petrolíferas de 370 mil millones de barriles, lo que
Yemen del Norte 3,8 9,87 28,29 supone casi el 40% de las reservas mundiales, una población que apenas
Yemen del Sur -1,5 16,30 23,19 alcanza los 25 millones de personas (un 10% de todo el mundo árabe), de la
Fuente: Richards- Waterbury, 1996: 336.
cual un quinto es inmigrada, y unas rentas de más de 5.000 dólares por cabe-

285
284
za, los países del Golfo, que han buscado diversificar sus rentas mediante una ducción en el valle de la Beqaa de cohetes SAM soviéticos en 1981). El más
política de inversiones en los países desarrollados occidentales, se encuen- violento de estos ataques tuvo lugar en julio de 1981 en la misma capital,
tran cada vez más implicados con ellos en un alineamiento que habría de en Beirut Oeste.
tener en la segunda Guerra del Golfo, tras la invasión de Kuwait, su momen- Un año más tarde, e16 de junio de 1982, se llega a la operación "Paz para
to culminante. Galilea", invasión de 60.000 soldados israelíes dirigida por el ministro de
Defensa Ariel Sharon del Gobierno del Likud y el Jefe de Estado Mayor Rap-
hael Eitan, con el objetivo de erradicar a la resistencia palestina del territo-
rio libanés. Tras una semana de violentos combates con las milicias palesti-
na-progresistas' que producirá más de 2.000 muertos y 7.000 prisioneros, se
140.000
produce el asalto de Beirut Oeste, donde se habían hecho fuertes más de
130.000
Países 10.000 fedayines, 2.500 combatientes del Movimiento Nacional Libanés, unos
120.000
-ARGELIA
1.500 de la milicia chií AMALy unos 2.000 soldados sirios. El asedio será lar-
110.000
go y costoso, con un balance, según datos de UNICEF,de 29.506 muertos y
100.000 ...... IRÁN
heridos, 11.840 de ellos niños. Las presiones internacionales para detener los
90.000 -.-IRAQ combates no impiden el objetivo de la acción israelí: la expulsión de los feda-
80.000
---KUWAIT yines palestinos. Por mediación del emisario americano Philip Habib, 15.000
70.000
----LlBIA guerrilleros palestinos abandonarán con sus armas el país. Yasir Arafat será
60.000
de los últimos en abandonar Líbano, camino de Grecia, para instalar el cuar-
50.000 - ARABIASAUDí
tel general de la OLP en Túnez. Lo mismo que los palestinos, los israelíes tam-
40.000
poco saldrán indemnes de esta desventurada operación. La invasión de Líbano
30.000 .__./-'"
constituirá una profunda sacudida para la sociedad israelí que empieza a notar
20.000 ·.. ····.. ···· .. ·····/7~~ .v _ . la carga y la injusticia del mantenimiento del conflicto árabe-israelí. El movi-
10000
. o
~_~:
-~------------~~,.
.. -:,",,:""".~
..~_.~--- ~.,.~~---~_':\. ~~~ miento "Paz Ahora", creado en 1978, aparece tras esta guerra como agluti-
74 7576 77 78 79 80 81 8283 83 87 8889 90 91 9293 94
nadar de un sentimiento de protesta.
No termina así el drama libanés del verano de 1982. La presión israelí ha
servido también para' condicionar la elección de un nuevo presidente libanés
Figura 8.3. Evolución de las rentas del petróleo. Países árabes e Irán (1974-1994) en tras el término del mandato de Elías Sarkis (1976-1982). Bechir, hijo del funda-
millones $ USo Fuente: Richards-Waterbury, 1996: 59. dor de las Falanges Libanesas, Pierre Yemaiel, joven caudillo de la milicia de
este partido, conocido por sus métodos violentos para imponer su hegemo-
8.2.3. La invasión del Líbano y la expulsión de la OLP nía en el Frente Nacional, que reúne a las fuerzas conservadoras de mayoría
cristiana, es elegido presidente por el Parlamento libanés a fines de agosto.
Desde la conclusión del primer tiempo de la guerra civillibanesa en Apareciendo como un candidato del agrado de los nuevos invasores, es asesi-
1976, este país, dividido en zonas de influencia y convertido en el "último nado, presumiblemente por agentes sirios, el 14 de septiembre antes de tomar
bastión autónomo de los palestino s en el mundo árabe" (Rondot, 1982: 179), posesión, motivando la represalia de sus correligionarios en contra de las pobla-
se va a ver sometido a una presión continua de Israel que, en marzo de ciones civiles de los campos palestinos de Sabra y Chatila, en los que murie-
1978, intervendrá en el sur del territorio llegando hasta el río Litani, para ron 1.300 refugiados. Amin Yemaiel, hermano de Bechir, será el nuevo elegido
tratar de acabar con las bases palestina-progresistas. Va a establecer allí, por el Parlamento para ejercer una presidencia que se inició en este clima de
de manera permanente, un enclave militar que denomina "franja de segu- violencia, con la esperanza de una reconciliación, que estuvo lejos de alcan-
ridad" que controla a través del comandante libanés disidente Saad Had- zarse en los seis años de su mandato (1982-1988).
dad. Ataques de la aviación israelí a los asentamientos palestinos, van a ser El acuerdo israelo-libanés firmado el 17 de marzo de 1983, pretendía
frecuentes en respuesta a acciones de éstos en su territorio o a movimien- sellar una paz separada como la de los acuerdos de Camp David. Pero la pre-
tos del ejército sirio en la zona, que Israel interpreta como amenazas (intro- sión siria sobre el Gobierno libanés, hará que éste lo anule en febrero de

286 2f;37
1984. La retirada israelí de la mitad sur de Líbano no se produce hasta junio
Mapa nO 14
de 1985 (con la excepción de la franja de 10 kilómetros fronteriza), provo-
cando el retorno de la guerra civil entre las distintas facciones libanesas, que LlBANO: GUERRA DE TAIFAS. 1981.
emprenden una guerra abierta para lograr el control del territorio abando-
nado. Líbano se convierte, más que nunca, en un mosaico de taifas que con-
trolan milicias rivales. Se habla de varias decenas de organizaciones milita-
res que se reparten el país y luchan entre sí por su supervivencia (Picard,
1988: 210). Siguiendo el modelo que desde 1978 venían implantando las Fuer-
zas Libanesas en el territorio maronita, en otras zonas del país se van a ins-
taurar verdaderas fronteras internas, que producen una auténtica cantonali-
zación del país, acelerada por las guerras intra-musulmanas desde 1985, bajo
la tutela militar, política y económica de las milicias de uno y otro campo. A
ellas les corresponde establecer el orden, el control de la información, la uti-
lización de los recursos del Estado, así como el establecimiento de impues-
tos e incluso la regulación de la vida económica. ~
Del lado cristiano destacan los cantones controlados por las Fuerzas Liba- ~
nesas (en el triángulo demarcado por Batrún al norte, Beirut este y Zahlé al ~
'",::
sur, constituyendo un auténtico Estado dentro del Estado con sus impuestos I:i:::
especiales), por la milicia Marada ligada al clan de los Franyié, en torno a Q:;
Zgorta, y por la milicia cristiana disidente de Elie Hobeiqa en Zahlé. Del lado Nq
musulmán son los milicianos drusos del PSP de Walid Yumblat quienes con- f-.,
".;
trolan la región del Chuf, al sur de la montaña libanesa; la milicia AMAL(acrós-
q
tico de Afwa-Muqawama al-lubnaniya, Grupos de Resistencia Libanesa), que
~
cuenta con el apoyo de Damasco, es fuerte en el sur y en los barrios chiíes
de la capital (BirAbeid, Bir Hasan y Uzai). Por último en la región de la Beqaa,
el Hizb Allah o partido de Dios, también chií, es fmanciado por Teherán.
Este reinado de las milicias convierte en un fracaso el mandato de Amin
Yemaiel. Han resultado los años más cruentos de la guerra civillibanesa en
los que la estrategia de internacionalización del conflicto lleva a atentados
apocalípticos como los asaltos al cuartel general de los "marines" y al de los
paracaidistas franceses el 23 de octubre de 1983, con un saldo de 297 "sol-
dados de la paz" muertos. O a la larga cadena de secuestros de funcionarios
internacionales, diplomáticos, periodistas, profesores (el arabista francés
Michel Seurat, autor de numerosos trabajos sobre Siria, que morirá sin ser I SRA EL ~afed

liberado) que se llevan a cabo entre 1985 y 1988. Cuando en septiembre de REPARTO DE ÁREAS DE INFLUENCIA. 1981
1988 Yemaiel abandone el poder, el Parlamento libanés, no reelegido desde ~ Enclave controlado por el Comandante Haddad
_ Límite de Estado
@ Capital de Estado
1972 por las circunstancias de la guerra, y mermado en número y represen- _ Fuerzas libanesas (Falangistas)
00 Ciudades importantes
§ Sector palestino progresista
tatividad, será incapaz de elegir un nuevo presidente, dejando un Líbano divi- = Carreteras principales
E2l Tropas sirias
dido con dos gobiernos, uno cristiano, presidido por el comandante en jefe _ Despliegue de Tropas de la FINUL -- Rlos
ESCALA GRÁFICA
del Ejército, el general Michel Aún, y otro musulmán, a cuyo frente se encon- o!"'".iiiiP"'i- i

traba el primer ministro interino Selim Hoss. Una situación que se prolongará Ü Zona de Seguridad impuesta por Israel "S km

Cartografía: Dámaso Munárriz Guezala

durante trece meses.

289
288
 Cuadro 8.3. Dos estimaciones de la población libanesa en 1983 por confesiones. y a la que pone fin Numeiri, de manera provisional, mediante el acuerdo de
Addis Abeba en 1972, que promete un gobierno autónomo con instituciones
Middle Eastern Studies MiddleEasl
Confesiones propias que la Constitución de 1973 llega a recoger.
Población % Población % Pero la evolución del régimen de Numeiri busca conciliarse con las vie-
Total Cristianos 965.000 36,6 1.525.000 42,6 jas fuerzas de oposición religiosa, tolerando desde 1977 a los Hermanos
Maronitas 580.000 21,0 900.000 25,0 Musulmanes, a cuyo frente se encuentra Hasan al-Turabi, y respetando a la
Griego Ortodoxos 185.000 6,8 250.000 7,0 cofradía Mahdiya, dirigida por Sadiq al-Mahdí. Esta retradicionalización de
Griego Católicos 115.000 4,2 150.000 4,2 su régimen, le va a llevar a tratar de implantar la charia, en 1983, a todo el
Armenios 70.000 2,6 175.000 4,9 territorio sudanés, incluido el sur, lo que provocará el retorno de la guerra
Otros 40.000 1,5 50.000 1,4 civil en el sur, con la creación del Movimiento de Liberación del Pueblo de
Total Musulmanes 1.435.000 60,2 2.050.000 57,6 Sudán dirigido por [ohn Garang. Esta rebelión, unida a la crisis social y eco-
Sunnies 600.000 25,0 750.000 21,0 nómica, van a provocar la caída de Numeiri, que se exiliará en Egipto en 1985.
Chiíes 665.000 27,5 1.100.000 31,0 Sudán retorna a un régimen pluralista bajo la hegemonía del Partido de
Drusos 180.000 7,7 200.000 5,6 la Umma, victorioso en las elecciones de 1986, que gobernará en coalición
Total 2.400.000 100 3.575.000 100 con el Partido Unionista Democrático vinculado a la cofradiaJatmiya. Dos años
Fuente:Richards-Waterbury, 1996: 97.
más tarde y ante la persistencia de la crisis, los Hermanos Musulmanes entra-
rán en el Gobierno imprimiendo al régimen una línea islámica, tanto en su
política interior como exterior. Pero el golpe militar de 1989 supone el inicio
8.2.4. La caída de Numeiri en Sudán y la relación con Egipto de un régimen de alianza entre militares e islamistas, en el que el ideólogo
es al-Turabi, convertido en Presidente del Parlamento tras las elecciones de
La historia contemporánea de Sudán ha mantenido un estrecho con- marzo de 1996, boicoteadas por la oposición de Sadiq al-Mahdí.
tacto con la egipcia. Los vínculos fronterizos y geográficos han influido en
que la política en [artum haya sido muchas veces decidida desde El Cai-
ro o ha tenido como referente lo que ocurriera en el norte. El régimen del 8.2.5. Los "años de brasa" de la OLP
General Yaafar Muhammad Numeiri, surgido del golpe militar dado por
un grupo de "oficiales libres" el 25 de mayo de 1969, manifiesta una cla- Yasir Arafat calificó en la Revue d 'Etudes Palestiniennes a los cinco años
ra vocación naserista desde sus comienzos y se alineará más tarde con el que siguieron al asedio de Beirut (1982-1987), como "los más difíciles de
modelo de régimen que Sadat implanta en Egipto. La Constitución per- nuestra historia reciente", como verdaderos años de brasa. A la expulsión de
manente de Sudán de 1973, sigue de cerca la egipcia de 1971, instituyendo Beirut se añadió una nueva expulsión de territorio libanés, impulsada esta
un partido único, la Unión Socialista Sudanesa. Trata así de borrar la hue- vez por Siria, único país árabe abiertamente contrario a la OLP El 20 de diciem-
lla de los viejos partidos conservadores como el de la Umma, el Nacional bre de 1983, Yasir Arafat abandonaba de nuevo Líbano desde Trípoli, esta
Unitario o el Demócrata Popular, con orígenes en las cofradías religiosas vez con 4.000 guerrilleros palestinos, en varios barcos griegos con pabellón
como la Mahdiya. Pero también de la del influyente Partido Comunista Suda- de la ONU y protección francesa. El que no sea ahora el ejército israelí quien
nés, duramente reprimido en julio de 1971, acusado de inspirar un golpe lo expulse del territorio libanés sino un Gobierno "revolucionario" árabe y
militar. en nombre de la defensa de la causa palestina, constituye sin duda una lla-
Pero al sur del paralelo 10 el país se transforma, física, climática y demo- mada a la reflexión. La primera escala del líder de la OLP será El Cairo, don-
gráficamente. Si las provincias Septentrional, Occidental, Kordofan y Darfur de se entrevistará con el presidente egipcio, Hosni Mubarak, quien ha reem-
constituyen una prolongación del sur egipcio, con su población mayoritaria- plazado a Sadat tras su asesinato en 1981. Esta escala constituirá un gesto
mente musulmana, las del Bahr al-Gazal, el Alto Nilo y Ecuatoria agrupan a inequívoco de cambio en los planteamientos de la OLP Egipto es todavía un
una multitud de etnias, animistas en su mayoría y con un porcentaje de cris- país que no ha retornado a la Liga Árabe, el primero que ha abandonado una
tianos entre el 10% y el 20%. Desde 1955, poco antes de la independencia, línea maximalista en su tratamiento del conflicto árabo-israelí y que tiene
estalla en esta zona una revuelta que se prolonga durante casi dos decenios puentes abiertos con los Estados Unidos, cuyo presidente, Ronald Reagan,

290 291
presentó e11 de septiembre de 1982 una nueva propuesta de paz, continua-
dora de Camp David. Pero esa escala sólo es un gesto, por el momento.
El alejamiento del cuartel general de la OLP del teatro de operaciones,
estableciéndose en Túnez, coincide con un reflujo del movimiento. Se lle-
ga incluso a esbozar una estrategia, que diluye el proyecto palestino de
autodeterminación en una confederación jordano-palestina. En noviembre
de 1984, en el Consejo Nacional Palestino celebrado en Arnmán, el monar-
ca jordano Husein propone a la OLP actuar conjuntamente para conseguir
una Conferencia Internacional de Paz, tomando como punto de partida la
resolución 242, en línea con lo propuesto en la Cumbre Árabe celebrada
en Fez en septiembre de 1982. El Plan Fahd, surgido de esta cumbre, muy
próximo al plan Reagan, fue valorado positivamente en el 16 Consejo Nacio-
nal Palestino, que tuvo lugar en Argel en febrero de 1983. Los palestinos,
estando de acuerdo con la propuesta de Husein, no lo están con el punto
de partida. Pero pocos meses después, el l I de febrero de 1985, Arafat fir-
mará con Husein el llamado Acuerdo de Ammán, por el que la OLp, en un
momento de debilidad y aislamiento internacional, acepta integrar una dele-
gación común jordano-palestina en una Conferencia internacional sobre la
cuestión, subordinando la proyectada autodeterminación a ejercerla "en el
marco de una futura confederación árabe entre dos Estados, [ordania y Pales-
tina". Pero siguen existiendo apreciaciones distintas: mientras [ordania insis-
te en las resoluciones 242 y 338 como punto de arranque de las negocia-
ciones, los palestinos exigen que se parta de todas las resoluciones, las que
reconocen el derecho de los palestinos a construir su Estado (noviembre
de 1947), las que asimilan el sionismo al racismo (11 de noviembre de 1975)
yotras.
A partir de este acuerdo, Husein y Mubarak, los árabes moderados, via-
jan a Washington en marzo de 1985 para presionar a los Estados Unidos a
aceptar la celebración de la Conferencia. Sin embargo, el año 1985 va a estar
cargado de malos presagios, de actos que torpedean cualquier iniciativa de
paz. Atentados contra ciudadanos israelíes en septiembre, tomados como
pretexto por el Gobierno judío para atacar, el primero de octubre, el cuar-
tel general de la OLP en Túnez, en un bombardeo que produce 70 muertos
y un centenar de heridos. Unos días más tarde, el FLN, integrado en la OLp,
secuestra en Alejandría el tras atlántico italiano Achille Lauro. Tras dos días
de crisis, los secuestradores se entregan a las autoridades egipcias que los
devuelven a la OLP en Túnez, para ser juzgados. Pero el avión que los trans-
porta es interceptado por cazas USA que los llevan a una base de la OTAN
en Sicilia.
A fines de diciembre de 1985, nuevos atentados contra la compañía is-
raelí El Al, en Viena y Roma, pretenden acusar a la organización palestina. Se
establecerá, sin embargo, que son obra del grupo de Abu Nidal, enfrentado
292
abiertamente a la OLP desde su ruptura en 1974 y que busca poner todo tipo
de trabas a cualquier intento de diálogo, llegando hasta el asesinato de aquellos
líderes que habían desempeñado funciones negociadoras, como es el caso
de Sartawi asesinado en el Algarve. Esto crea, a pesar de todo, el clima para
la abrogación unilateral por Husein del Acuerdo de Arnmán, el 19 de febrero
de 1986.
Un año más tarde, en el Consejo Nacional Palestino de Argel, en abril de
1987, se consigue uno de los hitos más importantes para la resistencia pales-
tina, la unidad de todos sus rangos. Significa preparar el camino para una
acción política realista que conducirá, dieciocho meses más tarde, a la pro-
clamación del Estado de Palestina.
8.2.6. La Intifada
Hacia 1986, como se ha visto, la cuestión palestina ha pasado a una posi-
ción relegada en el marco internacional. Todos pretenden convertirla en ins-
trumento, sin darle verdadero protagonismo a los palestinos. En julio de 1986,
el rey de Marruecos se entrevista con Shimon Peres en su palacio de Ifran,
en su calidad de Presidente del Comité al-Quds de la Conferencia Islámica.
Tanto Peres como Hasan II tenían razones particulares para el encuentro, elec-
toralistas el primero y de mejora de imagen de cara a Occidente el segundo,
puesta en entredicho por la creación, en agosto de 1984, de la Unión Árabo
Africana, alianza establecida con Gadafi, convertido, a ojos de los Estados
,J
Unidos y del Reino Unido, en "gran encubridor del terrorismo internacional".
Marruecos atravesaba un momento económico grave en el que su depen-
dencia del exterior obligaba a gestos de este género. Se buscaba con la entre-
vista, de hecho, otro objetivo psicológico de mayor alcance: desmitificar al
enemigo, encontrarse al más alto nivel cara a cara, rompiendo así el malefi-
cio de los encuentros secretos.
Cuando en noviembre de 1987 se celebre en Arnmán una cumbre árabe
para tratar la cuestión del Golfo, juzgada prioritaria por los árabes, la cues-
tión palestina queda relegada. Es en este marco de marginación incluso en
el seno de la Liga Árabe cuando surge la Intifada, la insurrección de los jóve-
nes de los territorios ocupados, el 9 de diciembre de 1987. Este movimien-
to espontáneo va a aparecer como el instrumento por el que los palestinos
del interior recuperan, al fin, su papel de "actores históricos, portadores de
un proyecto autónomo de renacimiento nacional" (Khader, 1989: 159). La
emergencia de los palestinos del interior supondrá una llamada de atención
a la OLP Aunque ésta intente recuperar el movimiento, queda patente el divor-
cio entre las viejas generaciones de los refugiados de 1949 y 1967, en los que
se apoya la organización de Yasir Arafat, y las gentes del interior.
'293

La continuidad que supo dársele al movimiento, a pesar de que costó más
de seis centenares de muertos, fue fruto de la coordinación del mismo, tanto
dentro como fuera de los territorios ocupados. Una Dirección nacional unificada,
integrada por representantes del Fath, del FPLp,del FDPLp,comunistas y -en
la zona de Gaza- por el grupo Yihad islámica, coordinó este movimiento que
movilizó a la juventud, promoviendo la desobediencia civil (boicot a los impues-
tos) y presionando para una solución definitiva del conflicto.
La Intifada fue el telón de fondo de una actividad política que llevó, a la
cúpula de la OLp,a un primer reconocimiento implícito del Estado de Israel.
A Husein de Jordania le obligó a renunciar a los lazos jurídicos que unían Cis-
jordania con su Reino, dejando así a los palestinos libres de tutelas impues-
tas, que sólo fomentaban la ambigüedad de convertir a Jordania en el inter-
mediario nato con los palestinos. Al Consejo Nacional Palestino, celebrado
en Argel en noviembre de 1988, le movió a aceptar las resoluciones 242 y
338, con el reconocimiento del derecho de todos los Estados de la región a
vivir en fronteras seguras. Se incluía también el de Palestina, proclamado en
el propio Consejo el 15 de noviembre de 1988.
8.3. La emergencia del Movimiento Islamista
8.3.1. Religión y política en el Islam
Cuando en 1953 Naser publicara su Filosofía de la Revolución, el islam se
encontraba en un segundo plano de su discurso. Uno de los tres círculos en los
que consideraba inmerso a Egipto, y de los que se ha hablado más arriba, era,
junto con el árabe y el africano,el islámico,pero no se hacía de éste bandera (véa-
se Texto 7 en el Apéndice). Aun cuando el la 'is intuyera en este panfleto el "poder
ilimitado" de una cooperación entre "los cientos de millones de musulmanes uni-
dos en un todo homogéneo, por una misma fe (...) sin menoscabar en nada su
lealtad a sus países de origen", consideraba al círculo árabe como el más impor-
tante. Es más, Naser siempre estuvo contra la explotación política del islam, sobre
todo cuando eran otros los que sacaban partido de ella, lo que no le impidió legi-
timar, a la luz del islam, su evolución hacia el socialismo en los primeros años
sesenta, llegando a calificar de "socialista" a la religión islámica en 1964, ante la
Asamblea Nacional, al haber llevado a cabo, argumentaba, en la Edad Media, "la
primera experiencia socialista en el mundo" (Balta-Rulleau,1982: 131).Algo simi-
lar puede decirse de otras filosofiaslaicas también y dominantes en los años sesen-
ta en el mundo árabe, como el baazismo o el burguibismo. Distinguiendo entre
el islam-religióny el islam-culturanacional árabe, MichelAflaq, el teórico del par-
tido Baaz, procuró delimitar las dos esferas, la de lo religioso y la de lo temporal,
pero encontrando en el islam el alma de la arabidad (Carré, 1980: 200).
294
El islam es, pues, considerado como un dato de base presente e111<1
sociedad, del que puede servirse para legitimar una lucha cuyos ingre-
dientes principales son nacionales, políticos en suma. El propio y laico Bur-
guiba, acusado por algunos de "desenraizar el islam" de su país, recurrió
con frecuencia al patrimonio cultural islámico para reforzar el papel presi-
dencial en su al-yihad al akbar, en su guerra suprema contra los malos ins-
tintos. Su mismo sobrenombre de Combatiente supremo (al-muyahid al-
akbar) remite al término islámico de yihad, que no tiene necesariamente
una acepción de "guerra santa" sino de "esfuerzo máximo" para la defen-
sa del islam.
¿Es acaso esta situación la misma que se vive en los años ochenta y
que permite que se hable con frecuencia, en medios de comunicación, en
referencias políticas, de la "emergencia del islam"? Evidentemente que
no, pues hay un cúmulo de factores que han transformado la conciencia de
muchos musulmanes que creen hoy, como Yamaleddín al-Afgani hace cien
años, encontrar en el islam la salvación. Pero hoy, como ayer, como deja
constancia de ello Bernard Lewis (1990: 18), en el mundo musulmán "el
islam proporciona el sistema de símbolos más efectivo para la moviliza-
ción política" y sigue siendo para la mayoría de los musulmanes la refe-
rencia obligada, la base de autoridad más aceptable, sobre todo en tiem-
pos de crisis.
Lo que ha cambiado es el contexto mundial en el que el islam se inser-
ta. El "neoislam" -o el "neotradicionalismo"- como llama Abdallah Laroui al
islamismo, surge Y se desarrolla en coincidencia con el fenómeno mundial
del resurgir de la tradición. Por algo un estudioso del tema como Gilles Kepel
ha analizado en paralelo, en su obra La revancha de Dios, el desarrollo de los
fundamentalismos en las tres religiones reveleladas, señalando que "los años
setenta fueron una década bisagra para las relaciones entre religión y polí-
tica, que en el último cuarto de nuestro siglo están sufriendo una transfor-
mación inesperada" (1990: 13). En el mundo musulmán, este "neotradicio-
nalismo" fue una ideología fomentada desde los países ricos del mundo
árabe-musulmán, como Arabia Saudí , para minar a los regímenes más secu-
larizados como Siria o Túnez, pero también fue apoyada por regímenes libe-
ralizadores como el de Sadat o el burguibista de los años setenta para pro-
curar el desmantelamiento de los socialismos de Estado y las ideologías
izquierdistas. Lo paradójico es que el asesinato del primero provenga de las
Yama'at islamiya que trató de manipular, y la muerte política del segundo se
produjera para evitar la ejecución de líderes islamistas. Pero, dicho eso, no
debe verse el desarrollo de los movimientos islamistas en países como Egip-
to como un simple producto de la manipulación de la policía política, sino
como el fruto de una "dinámica propia que [esos movimientos] han sabido
impulsar" (Kepel, 1984: 131).
.295
8.3.2. Islam y laicismo los trabajos de Miguel Asín Palacios. Aunque actitud individual, el misticis-
mo dio origen a agrupaciones colectivas, con prácticas y ritos propios que
El islam es, a la vez, "religión, comunidad, civilización, cultura" (Gardet, tuvieron gran eco popular. En determinados países árabo-islámicos, las cofra-
1984: 14). El islam predica la unicidad del tándem DIN/DUNIAlDAWLA,es días (tariqas) llegaron a ser la trama de una religiosidad popular que se pro-
decir, de las esferas de lo espiritual (Din, Religión), de lo temporal (Dunia, lo ponía como alternativa a la organización estática, convirtiéndose en elemento
Mundano) y de lo político (Dawla, Estado). Pero hay maneras diversas de mez- de oposición permanente a los poderes establecidos en el caso del Marrue-
clar esos ingredientes con lo que surgen, al menos, cinco actitudes distintas, cos del siglo XIX, o en embrión de estados de resistencia como en la Argelia
de las cuales el laicismo es una de ellas. El siguiente cuadro, adaptado del de Abd al-Qader.
que ofrece Abderrahim Lamchichi en su obra Islam et contestation au Ma- La tercera actitud, el tradicionalismo, pretende someter la organiza-
ghreb, permite distinguir laicismo, sufismo, tradicionalismo, salafismo e isla- ción de lo mundano a la ley revelada, negándose a una evolución tanto de
mismo (López García, 1995: 114). lo prescrito en el Corán o en la Sunna (tradición profética), como de sus
interpretaciones, así como de las costumbres en las diferentes socieda-
Cuadro 8.4. Relaciones religión-Estado: actitudes islámicas. des islámicas. El tradicionalismo ha sido una actitud dominante en algu-
nas escuelas jurídicas del islam sunní, como la hanbalí que limita rígida-
Secularidad Sufismo Tradicionalismo SaIafismo Islamismo mente el qiyas (razonamiento por analogía) y, en menor medida, la escuela
Islam = Din Desprecio del Sometimiento Concorancia Din/Dunia/ malikí. Desde época muy temprana del islam, se cierra lo que se consi-
La religi6n en Dunia (lo munda- del Dunis al Din, entre Din y 'AqI /DawIa, dera como el período creativo del derecho, en el que los jurisconsultos,
esfera de lo pri- no). Oposici6n alanorma (raz6n). inseparables. aplicando el iytihad o esfuerzo personal de interpretación, codificaron las
vado. Din-Dunia. escrita y La organizaci6n prácticas y los hábitos en un sistema de Derecho que cometió el error de
Ascetismo. revelada. politica y admi- fosilizarse. La bid'e o innovación se convierte en el gran enemigo de la tra-
nistrativa se des- dición y el taqlid o imitación, en la norma. De tradicionalista podríamos
liga de la esfera considerar el proyecto pietista de islamización desde abajo, que opone
del DÚl. Gilles Kepel a la reislamización desde arriba practicada por los movimientos
Fuente: Lamchichi, 1989: 32. islamistas.
El salafismo, del que hemos hablado al estudiar el momento de su crea-
ción, el Egipto de fines del siglo XIX, es la cuarta actitud de las señaladas y,
La primera de las actitudes, el laicismo (o cabría mejor decir seculari- por paradójico que resulte, es un fundamentalismo para la modernidad.
dad), no es propiamente islámica, si bien del islam se ha dicho que es "teo- Pretendiendo retornar al islam de los ancestros, los salafíes buscan la pure-
cracia laica". Sería, sin embargo, absurdo negarse a reconocer que en el mun- za de la religión en sus fuentes, reconociendo que la historia ha producido
do islámico existen actitudes laicas que pretenden separar la esfera de lo desviaciones de las que la práctica debe separarse. Desde su aparición,
religioso de la de lo político, que buscan la reducción del islam, de la fe, a la el salafismo ha pretendido adecuar el fondo de la doctrina religioso-políti-
esfera de lo privado, en una acepción del laicismo próxima de la de nuestras ca del islam a un mundo que se abría a la modernidad, tratando de demos-
latitudes. Actitudes laicas diferenciadas de cierto laicismo de naturaleza confe- trar, en famosas polémicas como la de Yamaleddin al-Afgani con Ernest
sional, de cierta laicidad interior (Sanson, 1983: 11), que designa lo que, des- Renan, la adecuación entre el islam y las ciencias y técnicas necesarias
de dentro de la confesionalidad, se opone a lo clerical. Se trata además de para la vida moderna. El salafismo, inspirado al mismo tiempo en un fuer-
actitudes propias del mundo contemporáneo que reconocen la presencia viva te sentimiento de protección de la cultura autóctona frente a la dominación
del islam como cultura y como legado en las sociedades árabo-islámicas occidental, se convirtió en el siglo xx en ideología de combate, confun-
actuales. diéndose, como vimos, con algunas corrientes del nacionalismo árabe,
La segunda actitud es la del ascetismo islámico o sufismo. Oponiendo la sobre todo en el norte de África, hasta el punto de convertirse en ideolo-
religiosidad del Din a lo mundano (Dunia), llegan hasta el desprecio de éste. gía oficial de los Estados del Magreb tras las independencias (Laroui, 1994a:
Si bien el islam pasa por ser la más terrena y menos ascética de las religio- 62). Estatalizando y burocratizando la esfera de lo religioso, funcionarizan-
nes, fue, sin embargo, escuela del misticismo cristiano como demostraron do el cuerpo de los ulemas o doctores de la ley religiosa y de los predica-

296 '297
 dores, han permitido que la esfera de lo político tenga su autonomía y domi- Cuadro 8.5. Derecho de Familia en el mundo árabe, reglamenteción existente (+)
ne incluso sobre lo religioso que aparece como subordinado a la razón de o no (-).
Estado.
País (año del código
1 2 3 4 S 6 7 8 9
o de reforma)
8.3.3. Los movimientos islamistas Turquía 1926* + + + + + + + + +
Túnez 1956 + + + + + + + - -
La última de las actitudes es el islamismo. Con puntos comunes en su Yemen del Sur 1974 + + + + + + + - -
ideología antioccidental con el salafismo, con formas externas compartidas Siria 1953 + + + + + - - - -
con las órdenes sufíes y las cofradías populares (aW1cuando en espíritu radi- Marruecos 1957; 19931 + + + + + - - - -
calmente opuesto a prácticas religíosas que considera deformantes), el isla- Iraq 19592 + + + + + - - - -
mismo, integrado por grupos diversos, por asociaciones de carácter políti- Egipto 1929; 1946;
co-religíoso, se niega a separar los tres niveles de lo religioso, lo mundano y 19793; 19843 + + + + - - - - -
lo estatal. Fenómeno que cuenta ya con casi tres cuartos de siglo desde que [ordania 1951 + + + - - - - - -
en 1928 se fundara en Egipto la asociación de los Hermanos Musulmanes, ha Argelia 1984 + + + - - - - - -
cobrado un especial auge a raíz de la doble crisis ideológica que sufre el Sudán + - + - - - - - -
mundo árabo-islámico tras el fracaso del nacionalismo y del socialismo de Libia + + - - - - - - -
corte naseristas. Arabia Saudí - - - - - - - - -
Es evidente que lo que visibiliza al islamismo en los años ochenta es el Mauritania - - - - - - - - -
triunfo de la revolución islámica en Irán que marca un camino y W1modelo * Turquía aparece a modo de referente.
en la toma del poder para los movimientos islamistas, denominados por unos J Modificación parcial de la Mudawana.
"fundamentalistas ", "integristas" por otros. Pero estos movimientos preexis- 2 Restricción en 1963 por el primer régimen baazista, eliminada en 1978.
ten en los años setenta donde cobran un desarrollo en países como Egipto, 3 Decretos que modifican levemente la ley de 1929 (fracaso del proyecto de 1974), en favor de
en Siria, donde se convierten en el enemigo público número uno del baa- la mujer repudiada.
zismo, protagonizando en febrero de 1982 la insurrección de la ciudad de
1: Fijación de la edad mínima de matrimonio
Hama que fue aplastada con un saldo, según estimaciones, de alrededor de
2: Obligación de registro del matrimonio
20.000 víctimas. Pero también en Túnez, donde aprovecha la rigidez del mar-
co desturiano para convertirse en alternativa. 3: Disolución del matrimonio
4: Reforma de la herencia
Uno de los ámbitos de visibilización del movimiento islamista a partir de
5: Regulación de la poligamia
los años ochenta es el jurídico, terreno en el que tratan de llevar un combate
6: Abolición del repudio unilateral, talaq, por su invalidez legal
contra los poderes establecidos acusados de ilegítimos si no aceptan la pro-
7: Abolición de la poligamia
gresiva penetración de la charia en la sociedad. Los Gobiernos se ven así
8: Derecho secular de la herencia
obligados a ceder terreno a lo religioso. En Siria incluso, el régimen baazis-
9: Código Civil en lugar de leyes religiosas
ta hubo de dar marcha atrás al promulgar la Constitución de 1973 en la que
no había previsto que el islam debía ser la religión obligada del Presidente. Fuente: White, 1978: Carré, 1990: 63.
En Egipto las enmiendas constitucionales de 1980, aún en vida de Sadat, con-
vertían la charia en la fuente principal de la legislación y no en una fuente
como decía el texto de 1971. 8.3.4. Las revueltas del pan en el Magreb
Pero el campo de excepción en el que puede verse el grado de presen-
cia de lo religioso en la cotidianeidad de la sociedad civil es el Derecho de A comienzos de los años ochenta, las economías de los países del Magreb
Familia, ámbito en el que los movimientos islamistas más tradicionales se nie- muestran síntomas evidentes de crisis. La tasa de crecimiento anual de estos
gan a aceptar cambios. países entre 1980-1985 va a ser negativa o nula (-0,2% en Argelia, -2,8% en

298
·299
 Túnez, 0,3% en Marruecos) (Talha, 1995: 60), Se revela que la causa de estas
crisis no obedece sólo a una coyuntura negativa en el exterior (caída de los
precios de los fosfatos y del petróleo, endeudamiento), sino a profundos desa-
justes internos que hacen pensar en la urgencia de reformas, Algunos de
estos desajustes son la hipertrofia del sector público, la pesada carga de las
subvenciones de los productos de primera necesidad, la fiscalidad inade-
cuada, las rigideces en la política económica (Khader, 1995: 6), Van a surgir
así los planes de ajuste estructural, negociados con el FMI, empezando por
Marruecos en septiembre de 1983 (López Garda, 1996: 248), seguido de
Túnez en 1986, con su programa de "reestructuración",
Tanto las crisis como los reajustes económicos, van a tener sus efectos
sociales, a lo largo de la década, en varios estallidos populares, En Marruecos,
la crisis social y económica contribuye a romper el clima de consenso pro-
movido por la recuperación del Sahara , La respuesta a la elevación de los pre-
cios de los productos básicos en mayo de 1981, provocará dos jornadas de
huelga general convocadas por los sindicatos UMTy CDT, la segunda de las
cuales (20 de junio), desemboca en una revuelta de los marginados de Casa-
blanca, reprimida duramente por el Ejército, En Túnez, dos años más tarde, el
Gabinete de Mohamed Mzali, con el [m de atenuar el déficit de la Caja de com-
pensación, anuncia a fines de 1983, subidas de hasta el 70% de algunos pro-
ductos de primera necesidad (sémola, harina...). La respuesta popular no tar-
da, y se extiende en los primeros dias de 1984 a una gran parte del país, sobre
todo en las zonas más desheredadas (López Carcía, 1989: 176), El sindicato
UGTT,sumido en una fuerte crisis, es desbordado y va a tener que ser el pro-
pio Burguiba el que anuncie la suspensión de los aumentos para poner fin a
una crisis que había hecho intervenir de nuevo a las Fuerzas Armadas, Sin
duda, la envergadura de la "revuelta del pan" fue estimulada por las luchas
internas en el seno del PSD,que obedecían a la guerra por la sucesión del Pre-
sidente, cuyo puesto, vitalicio desde 1975, resultaba de dificil relevo,
Los sucesos de Túnez tuvieron un eco casi inmediato en Marruecos, don-
de rumores de alzas de precios difundidas por la prensa, unidas a un tenso
clima social, con cierres de fábricas, despidos de trabajadores, huelgas, a los
que se añadió una tasa de frontera que afectaba especialmente a decenas de
millares de familias que se dedicaban al contrabando en pequeña escala en
las provincias del norte, provocaron disturbios en ciudades como Casablan-
ea, Marrakech, Tetuán y Nador, El movimiento, espontáneo, fue también repri-
mido con la intervención del Ejército, provocando centenares de muertos,
detenciones y condenas, En su discurso tras los acontecimientos, Hasan II acu-
só a movimientos marxistas, sionistas y jomeinistas de responsabilidad en unos
acontecimientos que habían pretendido desestabilizar el país en un momen-
to en que se celebraba en Casablanca una Cumbre Islámica (Del Pino, 1990:
153), Va a ser significativo que en las elecciones legislativas que habrían de
300
tener lugar en septiembre de 1984, las más manipuladas por otra parte de la
historia marroquí, se prohibiera expresamente a candidatos independientes
no vinculados a partidos su presentación a los comicios, a fin de evitar que
elementos islamistas pudieran caer en la tentación electoral (López Carcía,
1985: 251), Unos islamistas, los marroquíes, considerados tradicionalmente
como moderados, liderados por Abdesalarn Yasin, autor en los años setenta
de una famosa requisitoria contra el soberano (El Islam o el diluvio) por la que I
fue perseguido y que en este año electoral de 1984 volvió a ser juzgado (Del
Pino, 1990: 213), En reclusión domiciliaria desde mediados de los años ochen- I
ta, dirige hoy el movimiento ilegal al-'adl wa-l-ihsan (justicia y Caridad), !.
8.3.5. La deposición de Burguiba y el islamismo en Túnez
Uno de los protagonistas decisivos del Túnez de los años ochenta va a ser,
sin duda, el movimiento islamista que aspira, en un momento de fin de régimen,
a aglutinar en torno suyo una unidad popular que "dé alma al cuerpo doliente
de Túnez" (Zemzemi, 1987: 47). Desde su aparición pública en una rueda de
prensa el 6 de junio de 198'1,el Movimiento de la Tendencia Islámica (MTI),en
pleno momento de la liberalización fallida de Mzali, va a definir sus objetivos;
resucitar la personalidad islámica del país, renovar el pensamiento islámico,
aportar a las masas tunecinas capacidad para disponer de sí mismas, devol-
viendo el islam al centro de una vida económica y política más humana y justa,
Pero el movimiento es acusado de explotar el sentimiento religioso y de practi-
car la violencia, por lo que en agosto de ese año, en víspera del inicio de la cam-
paña electoral, sus dirigentes van a ser encarcelados y condenados a duras
penas de cárcel, acusados de atentar contra la dignidad del Jefe del Estado,
Mohamed Mzali, en su Carta abierta a Habib Burguiba, hablaría más tarde de la
personalización de la represión al islamismo en Túnez y del miedo del "Com-
batiente Supremo" a una república iraní en tierra tunecina (Mzali, 1987: 44 y 99),
Pero el islamismo, en Túnez como en otros países musulmanes, no sólo
es un actor social por sí mismo, sino una pieza de juego en las luchas de otros,
Tolerado cuando se veía necesario hacer frente a los movimientos marxistas
en las Universidades, reprimido cuando se le ve convertido en posible alter-
nativa política, puede ser un buen aliado en luchas de camarillas y serrallos
como la que vive Túnez en los años ochenta, En 1984, Mohamed Mzali nego-
cia la libertad de los condenados del MTI de 1981 y logra que, e13 de agos-
to, en el 82 cumpleaños de Burguiba, éste los amnistíe, inaugurándose un
período de semi-libertad para los islamistas (Burgat, 1988: 220), amparado
por una actitud moderada, que busca la participación legalista para inser-
tarse en el sistema con normalidad, En un comunicado hecho público, se reco-
nocerán como el primer movimiento islamista que en el mundo árabe toma
. 301
claramente posición en favor de la democracia y del respeto Y!J reconocimiento
del derecho de todos a la alternancia.
Con Mzali queda siempre abierta la puerta a una lega4;ación que, final-
mente, no se produce. Pero hay también los riesgos visibles de que esa entente
no sea más que puro juego en la guerra del Primer Ministro para conservar el
delfínato, contestado por sectores del partido y del entorno del Presidente, muy
mermado en sus facultades fisicas. Paralelamente, la opción legalista del MTI
comporta el riesgo, para la propia formación, de convertirse en una alternativa
más entre las que proponen otras fuerzas políticas, lo que crea en algunos sec-
tores del islamismo la necesidad de una radicalización de la acción. Algunos gru-
pos, como Yihad islámica, escindidos del movimiento, van a optar por la violen-
cia en 1986. La detención de algunos de sus miembros en el verano de ese año,
va a coincidir con la sustitución de Mzali por Rachid Sfar y va a servir de pretex-
to para una ola de detenciones que, alcanzando el 9 de marzo de 1987 al emir
del MTI,Rachid Gannuchi, confundirá a todas las tendencias islamistas. Se habla
de una auténtica cruzada que Burguiba emprende contra los juanyía, expresión
tunecina despectiva para referirse a los ijwan o "hermanos musulmanes", con-
vertidos en una verdadera obsesión para el presidente (Bessis-Belhassen, 1989:
220). La confrontación Burguiba-islamismo alcanza su momento culminante el
27 de septiembre, cuando se pronuncian siete condenas a muerte y duras penas
de prisión (Gannuchi sería condenado a cadena perpetua) para los islamistas.
Unos días más tarde, el 2 de octubre, Zin el Abidin Ben Alí, antiguo director
de la seguridad military de la nacional, Ministrodel Interior desde abril de 1986,
nombrado Ministro de Estado para la misma función el 16 de mayo de 1987, Y
responsable, por tanto, del proceso represivo emprendido, es designado Pri-
mer Ministro, convirtiéndose así en nuevo delfín de Burguiba. Pero la tensión y
las presiones internacionales que las condenas a muerte han provocado, con-
vierten a este nombramiento en una palanca para acabar con el principal fac-
tor de la inestabilidad tunecina, derivado de las dificultades para la sucesión
del Presidente. Ben Alí va a preparar un "cambio en la legalidad", haciendo
intervenir a los médicos d~ la "corte" que certificarán, en un comunicado publi-
cado el 7 de noviembre de 1987 a las 6 de la madrugada, que el estado de
salud de Burguiba "no le permite ejercer más las funciones inherentes a su car-
go", impedimento contemplado en el artículo 57 de la Constitución.
El nuevo régimen busca la distensión interior y exterior desde sus prime-
ros días. Paulatinas medidas de gracia van liberando a condenadosislamistas.
Aunque una pena de muerte y las duras condenas del 27 de septiembre son
confirmadas por el Tribunal de la Seguridad del Estado el 28 de noviembre, dos
semanas más tarde la pena capital es conmutada y el 25 de diciembre es supri-
mido incluso dicho Tribunal de excepción. Gannuchi no será graciado hasta el
mes de mayo siguiente. El multipartidismo es autorizado por ley;y se prepara
un Pacto Nacional entre todas las fuerzas políticas en el que los islamistas del
302
\ \
MI'I participan. lli el plano internacional, se restablecen las relaciones con Libia,
interrumpidas desde la expulsión, en agosto de 1985, de 30.000 tunecinos que
vivían en el vecino país. El coronel Gadafl visitará Túnez a principios de febre-
ro de 1988 en un clima de unidad magrebí, que dará sus primeros frutos en la
Cumbre Árabe de Argel, unos meses más tarde.
8.3.6. La explosión de la Argelia de Chadli
El mito de la estabilidad del régimen argelino, imagen que el bumedianis- ,!II'
mo logró asentar en la opinión internacional, empieza a resquebrajarse confor-
me aparecen los primeros síntomas de la crisis. La conflictividad laboral, a
pesar de la prohibición de la huelga en el sector público por la Constitución de
1976, será especialmente activa en años como 1977 Y 1980,pero logra ser silen-
ciada por el control de los medios de comunicación. No es, sin embargo, un
factor que altere realmente el equilibrio del sistema, hasta que deje de vivir
Argelia sus años fastos, cuando sus rentas caigan de 12.500 millones de dóla-
res anuales entre los años 1979-1985 a los 6.500 de 1986, cifra en la que se man-
tendrá en los tres años siguientes. La visibilidad de la crisis y la inestabilidad del
sistema son entonces patentes. Casi un cuarto de millón de demandas de empleo
sin satisfacer, un cuarto de la población activa en paro, lo que afecta muy espe-
cialmente a la juventud, más de la mitad del censo del país, una deuda exterior
de 26.000 millones de dólares. En este contexto, la conflictividad laboral que el
país vive en septiembre de 1988, tiene otra signiflcación Y obliga al presidente
Benyedid a una intervención pública, llamando la atención sobre las dilicultades
del momento. Pero es sólo el inicio de una iptifada o estallido de la juventud, que
a partir del S de octubre se extiende por el país, desbordando al poder y obli-
gando a intervenir, con gran violencia, al Ejército, en una represión que produ-
cirá medio millar de muertos. Se ha especulado sobre los cálculos del Presi-
dente para convertir este episodio en un punto de no retorno, sirviendo de gran
justiflcación para emprender las reformas políticas y económicas que un apa-
rato esclerotizado del FLNle impedía llevar a cabo. Lo que es cierto es que la
revuelta de la juventud argelina fue el "acta de defunción del populismo, mito
político utilizado en la confIscación Y conservación del poder" (Addi, 1990: 10)
y punto de partida de un conjunto de reformas que el presidente Benyedid impon-
drá a golpe de refrendos (MartínMuñoz, 1991: 113):modificaciones en la Consti-
tución e13 de noviembre, reelección como Jefe del Estado el 22 de diciembre,
tras la celebración de un congreso del FLNen el que se pretendió su flexibili-
zación y;por último, la aprobación de una nueva Constitución, de corte liberal,
el 23 de febrero de 1989. Constitución que abandonaba el socialismo, garanti-
zaba el derecho a crear asociaciones de carácter político, privando de la pri-
macía al FLNy silenciando el papel del Ejército como adarga de la revolución.
. 303
 8.3.7. La UIÚóndel Magreb Árabe
La unidad del Magreb Árabe, referencia obligada en las primeras consti-
tuciones norte africanas promulgadas tras las independencias, no pasó de ser
un eslogan retórico hasta fines de los años ochenta. PrirnÍero,porque detrás
de su bandera militaron algunos opositores, como Salah Ben Yusef, el Fquih
Basri o el mismo Ben Barka, que criticaron los egoísmos nacionales en la obten-
ción de las independencias, mientras la lucha de liberación argelina perdura-
ba. La conferencia de Tánger de 1958 venía a paliar este hecho, tranquilizan-
do algunas conciencias. Segundo, porque la afirmación de las vías nacionales
en cada uno de los países fue haciendo aparecer rivalidades en la aspiración
a ejercer una hegemonía en la región, así como diversos litigios fronterizos.
Aunque en 1964 se constituya un Comité Permanente Consultivo
Magrebí, surgido de la primera conferencia magrebí de ministros de eco-
nomía, la integración económica está lejos de lograrse en un marco de
intercambios casi inexistentes. Los acuerdos con la CEE se firmarán por
separado en 1976 por cada uno de los tres países del Magreb central (Her-
nando de Larramendi, 1990: 30).
La rivalidad argelino-marroquí por el Sahara Occidental, va a provocar
alianzas encontradas entre los países magrebíes. 'Iras un primer encuentro fra-
casado entre Chadli Benyedid y Hasan II, en marzo de 1983, Argelia y Túnez
firman un tratado de fraternidad y concordia. La Unión Árabo-Africana entre
Libia y Marruecos, sellada en agosto de 1984, será una respuesta al mismo.
Finalmente, después de doce años de ruptura argelino-marroquí, en los que el
conflicto entre el Frente Polisario y las FARmarroquíes pasa de una fase de
combates abiertos a otra de repliegues tras los muros defensivos que protegen
las dos terceras partes del territorio, el 16 de mayo de 1988 Argelia y Marrue-
cos restablecen sus relaciones diplomáticas. Unos días después, en el marco
de la Cumbre Árabe de Argel, un primer encuentro entre los cinco Jefes de
Estado de los países del Magreb tiene lugar en Zeralda. Un plan de paz, pro-
puesto por el Secretario General de la Naciones Unidas en agosto, es acepta-
do por las partes, y produce como efecto derivado un relanzamiento de la cues-
tión de la unidad magrebí, que parece poder dar una salida a este conflicto.De
este modo, y tras un primer encuentro entre responsables del Polisario y el rey
Hasan II (enero de 1989), se llegará a la creación de la Unión del Magreb Árabe
en la Cumbre de Marrakech del 17 de febrero de ese año. El tratado (Balta,
1994: 285-290; Segura, 1994: 365-368), firmado por los Presidentes Ben Alí de
Túnez, Benyedid de Argelia, Uld Sidi Ahmad al-Taya de Mauritania, el "guía"
de la Yamahiría libia Gadafi y el monarca marroquí Hasan II,se propone refor-
zar lazos fraternales entre los países, de cara a la elaboración de políticas comu-
nes y el establecimiento de una libre circulación entre los Estados, si bien pre-
servando la independencia de cada uno de sus miembros. Aunque el artículo
304
15 establecía el compromiso de los cinco Estados a no admitir en sus territo-
rios ninguna actividad u organización que atentase contra la seguridad o la inte-
gridad territorial de cualquiera de ellos, el estatus de la RASDy los campa-
mentos del Polisario en Tinduf, en el sur argelino, no se vieron afectados, y
Argelia mantiene su papel protector en los años siguientes, a pesar de la crisis
política que ese país vive. Si la UMAse encuentra bloqueada de hecho desde
1990, no será tanto por esta cuestión como por la incómoda presencia de Libia,
país que sufre un boicot internacional, convertido en uno de los chivos expia-
torios del "nuevo orden internacional", que dificulta sus relaciones con los veci-
nos. Si, por otra parte, la UMAsurge como un acuerdo para afrontar concerta- IUI:'
damente el reto de la ampliación mediterránea de la CEE, que afectó
directamente a los países del Magreb, las urgencias de cada país en buscar un
espacio propio y proponer unas nuevas relaciones con Europa, llevarán una
vez más a la firma por separado de acuerdos de asociación en 1995-1996.
8.4. La Guerra del Golfo Vlos cambios en el Machreq
8.4.1. El fin de la guerra libanesa
La guerra del Líbano llegó a ser una reproducción, a pequeña escala, de
todos los conflictos de intereses que desgarraban el Oriente Medio durante
la guerra fría. Bajo la mirada rival de las dos superpotencias, que movían como
peones a los diferentes Estados de la zona, cada actor estatal de la región tenía
a su vez su apéndice en el terreno de juego libanés, ya fuera Israel con sus
mercenarios en el Sur, Irán con el Hezbolá, Iraq con el general Aún, Siria con
AMALo el PSP,o los propios palestinos con sus fedayines. Una interpretación
simplista pero certera de este conflicto ve, al fin de la guerra fría, establecer-
se la hegemonía de Estados Unidos en Líbano -y en la región- con ayuda de
los que denomina "sus 'mamelucos' saudíes, israelíes y sirios" (Corm, 1992:
428). El fin de la guerra libanesa no es más que el fruto de la puesta de acuer-
do entre sí del patrón y sus peones: "La muerte ha partido porque los mame-
lucos, bajo la égida de un sólo dueño, no disputan", dirá Corm.
Los acuerdos de Taef se firman en octubre de 1989, en pleno período de la
"República de los dos Líbanos", bajo la presión Siria y el amparo saudí. El docu-
mento de entente nacional resultante, supone el findel Pacto Nacional de 1943 y
un nuevo acuerdo interconfesional que. consagra los cambios demográficos ope-
rados, tanto por el crecimiento diferenciado de cada comunidad, como por las
migraciones engendradas por la guerra. Le Monde del 6 de julio de 1990 avan-
zaba los datos de una encuesta, según la cual sólo el 38% de la población era cris-
tiana en esa fecha, de los cuales un 23% maronitas, mientras los musulmanes se
elevarían al 62%, un 31 % de chiíes y un 27% de sunníes (véanse otras estimacio-
'305
 8.4.2. Apertura jordana: la integración islamista
nes de la población en el Cuadro 8.3). Según el periódico, la mitad de la pobla-
ción cristiana había abandonado el país desde 1975. No hay pues ya, según los Otra restauración parlamentaria tiene lugar en [ordania, donde se cele-
acuerdos de Thef,lugar para una primacía cristiano-maronita sfuoun reparto igua- bran elecciones legislativas e18 de noviembre de 1989. Unas elecciones que
litario del poder entre musulmanes y cristianos. El confesionalismo debe tender tienen una significación especial, en un momento de afirmación de identidad
a ser abolido y así lo proelama la Constitución de septiembre de 1990, que incor- tras la ruptura administrativa con Cisjordania en septiembre del año anterior,
pora lo decidido en Taef, transformando el sistema presidencialista en otro que y en medio de una crisis económica palpable por el hombre de la calle que
refuerza el papel del Gobierno (véase Texto 8 en el Apéndice). Pero el consen- debe soportar una inflación en esa fecha del 31%.
so en los acuerdos empieza pronto a tener opositores, como van a revelar las elec- La historia parlamentaria jordana ha sido tormentosa (Rondot, 1980: 70):
ciones legislativas del verano de 1992, las primeras en veinte años, que boico- de las 9 Asambleas elegidas entre 1947 Y 1967, 8 fueron disueltas anticipa- ,
tearán la mayoría de los grupos políticos influyentes del campo cristiano (las damente. La elegida en 1967, aunque disuelta, había sido convocada en sesio-
Fuerzas Libanesas, el Bloque Nacional de Eddé, el Partido Nacional Liberal de los nes especiales cuando el monarca decidía, en virtud de las enmiendas cons-
Chamún o los seguidores de AÚIl).Como resultado, el Parlamento, aunque con titucionales de 1976. Las elecciones de 1989 pretenden romper con esta
presencia cristiana (64 diputados, el 50%) en virtud de una ley electoral que obli- tradición, abriéndose, a pesar de un clima de auto censura y semiclandesti-
ga a candidaturas multiconfesionales, se encontraba mermado en su representa- nidad para los partidos, prohibidos por una ley de 1957, a candidaturas múl-
tividad y atomizado en grupos y coaliciones de coyuntura (Bahout, 1993: 79). tiples, independientes en su mayoría, aunque con algo más de un 10% vin-
Tras los acuerdos de Taef, el Parlamento libanés, reunido en una base culados a grupos como los Hermanos Musulmanes, el Pej, el Baaz jordano o
militar bajo control sirio, en el norte del país, elige a principios de noviem- algunas formaciones palestinas jordanizadas (Duelos, 1990: 51).
bre de 1989 a René Moawad como presidente. Como antes ocurriera con Con una participación del 55% de los electores inscritos, los 99 escaños
Bachir Yemaiel, apenas dos semanas después es asesinado. Unos días des- fueron cubiertos por 42 islamistas, 37 conservadores y 20 progresistas. Se
pués es reemplazado por Elías Haraui. iniciaba así una experiencia política nueva, no sólo por el pluralismo que era
de hecho reconocido en el país, sino por la responsabilidad asumida por un
Cuadro 8.6. Distribución de escaños por confesiones y regiones en el Parlamento movimiento islamista en una participación democrática. Jordania, sin embar-
libanés de 1992. go, se vería envuelta en el conflicto del Golfo en medio de una "prudencia
ambigua" (Gratier, 1993: 38).
Monte
Confesión Beirut Sur Beqaa Norte Total
Líbano
Musulmanes 9 10 18 14 13 64 8.4.3. La invasión de Kuwait
Surmies 6 2 3 5 11 27
Chiles 2 3 14 8 - 27 La invasión de Kuwait por Iraq, e12 de agosto de 1990, tuvo como justifi-
Drusos 1 5 1 1 - 8 cación un contencioso territorial a propósito de la soberanía kuwaití de las
Alauíes - - - - 2 2 islas de Warba y Bubian en la desembocadura del Shatt al 'Arab, que Iraq ha
Cristianos 10 25 5 9 15 64 reclamado desde hace tiempo. La propia existencia de Kuwait, protectorado
Maronitas 1 19 2 3 9 34 británico hasta 1961, es cuestionada por su vecino septentrional, habiendo
Griego-Católicos 1 2 2 3 - 8 amenazado ya el territorio en tiempo de Qasem. Pero Sadam Husein, con un
Griego-Ortodoxos 2 3 1 2 6 14 país endeudado por las consecuencias del conflicto irano-iraquí (la deuda en
Protestantes 1 - - - - 1 1988 ascendía a más de 15.000 millones de dólares, sin contar las deudas de
Armenio-Católicos 1 - - - - 1 guerra a los países del Golfo, a los países occidentales y a la URSS, que la
Armenio-Ortodoxos 3 1 - 1 - 5 multiplicarían por cuatro), decide pasar su factura a las petro-monarquías por
Minorias 1 - - - - 1 su papel de protector, desempeñado durante casi una década, para defen-
Total 19 35 23 23 28 128 derlas de la "amenaza iraní". Es lo que Ghassán Salamé llama la "teoría de
Al Capone" en relaciones internacionales (Salamé, 1990: 11). Primero recla-
Fuente: Bahout, 1993: 59.

307
306
ma, en febrero de 1990, en una reunión en Arnmán, la anulación de la deuda
árabe (de unos 30.000 millones de dólares). Más tarde en mayo, en una reu- Mapa n° 15
nión de la Liga Árabe en Bagdad, acusa a los países del Golfo de abaratar, LA GUERRA DEL GOLFO
con su sobreproducción, el precio del petróleo, lo que produce a Iraq enor-
mes pérdidas. Por último, y en víspera de la invasión, en julio acusa a Kuwait
de aprovecharse del yacimiento fronterizo de Rumaila. Unos días después, el
25 de julio, la expresión de la embajadora americana en Bagdad, April Glas-
pie, de que los Estados Unidos no tenían forjada una opinión a propósito del
contencioso territorial, será interpretada como luz verde por Sadam. Se deci-
de así a forzar la nueva coyuntura del fin de la guerra fría, si bien la reacción,
tanto de las superpotencias como de la comunidad internacional en general, LEYENDA
convertirá al pueblo de Iraq, tras una larga crisis de seis meses y una guerra PAiSES CON EFECTIVOS MILI-
TARES I:>i:::SPLAZADOS EN ARABlA
ssuor o TURoufA
corta que no pudo ser evitada, en el verdadero perdedor, mientras Sadam ti HOI'T'bres

Husein conservaba el poder sobre un país destruido y con un futuro empe- -..
••••
Tanques
Blindados
ñado a muy largo plazo. ~Millerra
~ Aviones de combate
~ Hetcépteros de combate
~ Barcos de guerra
Cuadro 8.7. El coste de la Guerra del Golfo para Iraq. ~ Arsenal nuclear I quimico

~ Zona de Combates
Según Abbas al-Nasrawi en lraqi lssues, 2, 3 (1995), recogido por Richards-Waterbury
01 ..lol.lmpactos de misiles lanzados por lraq
(1996: 330), al ñnalízar la operación "Tormenta del Desierto", el coste para Iraq de las dos '/~
-"";, ESC"'''''' GRÁFICA
....o o JOOkm
guerras del Golfo, incluyendo las obligaciones externas contraídas, se eleva a 600 billo- ",'
nes de $ US,lo que equivale a unas tres veces el total de sus rentas producidas por el petró-
leo entre 1931 y 1990. He aquí el desglose:
232 billones $ US: Coste de la reparación de daños.
67 billones $ US: Valor de activos destruidos.
97 billones $ US: Pago de compensaciones a Irán.
100 billones $ US: Pagos a la ONU para el Fondo de las víctimas de la ocupación
de Kuwait.
100 billones $ US: Deuda exterior iraquí relacionada con la guerra.

El 17 de enero de 1991, se inicia la operación' 'Tormenta del desierto"

para liberar Kuwait. La guerra se prolongará hasta el 26 de febrero, en que
se inicia la retirada del emirato. Treinta países participan en la coalición
internacional, con un total de 750.000 hombres, un 57% de los cuales eran
americanos. Países árabes como Arabia Saudí, Emiratos Árabes, Egipto,
Siria, así como una presencia de tropas de Bahrain y Marruecos meramente
testimoniales, participan con un cuarto de los efectivos. Iraq, sin ningún aliado
militar, resistiría con un ejército de 590.000 soldados. La presencia de Siria en
la coalición, en el índice de los países occidentales hasta el día de antes de la
guerra, se explica tanto por su rivalidad tradicional con Iraq, con la ene-
mistad histórica entre las dos ramas del Baaz --en la primera Guerra del Gol-
Cartografia: Dámaso Munárriz Guezala
fo ya había tomado partido por Irán-, como por la búsqueda de nuevas Fuente. Le Monde. Dossiers. Noviembre de 1991.

·309
308
alianzas ante la perspectiva de un hundimiento de su patrón hasta enton- dose por las fuerzas de la coalición (americanos, franceses y británicos) una
ces, la Unión Soviética. "zona de seguridad" al norte de Iraq, que pretende proteger a los refugia-
La guerra, convertida en verdadera cruzada del presidente Bush, pre- dos kurdos en torno a las localidades de Zajo y Dohuk.
tendía marcar la hegemonía americana y el fin de la bipolaridad en un "nue-
vo orden internacional" que estaba por definir. Sadam Husein, que desde un Cuadro 8.8. Los kurdos: población y organizaciones políticas.
primer momento trató de explotar los sentimientos de las masas deshereda-
das del mundo árabe e islámico, convirtiéndose en abogado defensor de los País PobI. kurda % Organizaciones políticas
pobres frente a las pletóricas monarquías del Golfo, jugó con los sentimien- Turquía 12.000.000 24 TKSP (1974), PKK (1978), PDKT (1965), PPKK (1983)
tos del arabismo y del islam, para conseguir un apoyo sentimental en las opi- 6.000.000 16 PDKI (1945), Komala (1969), OGFPI (Fedayin 1970)
Irán
niones públicas del mundo árabe, que se convirtió en frustración profunda 4.000.000 27 PDK (1946), UPK (1975), UDK (1977), PSKI (1981)
Iraq
tras la derrota y en un nuevo motivo para agrandar un foso difícil de saltar 800.000 9 PDKS (1957)
Siria
entre las poblaciones del mundo árabo-islámico y las del mundo occidental. 56000 2
Armenia
Siria obtendría a cambio de su presencia en la coalición garantía para 150.000 2
Azerbaiyán
prolongar su presencia en Líbano. J ordania tuvo que pagar la ambigüedad 21.000 0,4
Georgia *
de no oponerse abiertamente a Iraq por su posición incómoda de vecino vul- 12.000 0,1
Kazajstán *
nerable. Los dos Yemen, unificados en mayo de 1990, pagarán también su no 1,4
Turkmenistán * 50.000
incorporación a la coalición en las dificultades que hubieron de soportar el
millón y medio de yemeníes que viven en el reino saudí. En 1994, una gue- Fuentes: More, 1984: Chaliand, 1981: Sellier, 1993.

rra civil enfrenta de nuevo el Norte al Sur, revelando que los procesos de inte-
gración voluntarista no pueden borrar fácilmente decenios de historia. Las
elecciones legislativas yemeníes de abril de 1993, mostraron las diferentes
sensibilidades políticas entre los dos territorios, con una desequilibrada pre-
sencia de las fuerzas islamistas (partido del Islah) con predominio en el Yemen
del Norte, país más tradicional (Lefresne, 1993: 27). La OLP hubo de pagar
cara su euforia en favor de Sadam. Aunque en mayo de 1991, apenas dos
meses tras la guerra, aparecía como indiscutible "que su desenlace está influ-
yendo ya de manera muy directa en las perspectivas de paz y negociación
en la zona" (Bastenier, 1991: 139), al convocarse la Conferencia de Madrid
en noviembre de 1991, la OLP sólo pudo asistir en el marco de una delega-
ción conjunta jordano-palestina en la que los hombres y mujeres del interior
de los territorios ocupados tuvieron un papel relevante. No obstante, por pri-
mera vez de manera abierta, delegaciones israelí y palestino-jordana se ha-
brían de encontrar y comenzar un desbloqueo que llevaría en los años siguien-
tes a los acuerdos de Oslo y Washington.
La Guerra del Golfo reveló, una vez más, las dificultades para resolver la
cuestión kurda, que sigue envenenando las relaciones entre los países de la
región. Si en la primera Guerra del Golfo hubieron de soportar traslados masi-
vos al sur de Iraq de medio millón de personas, sufriendo operaciones de
exterminio masivo como en 1988 en Halabya, optan en 1991, tras la destruc-
ción de más de 4.000 localidades, por el éxodo en masa. Más de dos millo-
nes de refugiados se instalan como consecuencia de la segunda Guerra del
Golfo en las fronteras con Turquía e Iraq (Cleveland, 1994: 435), establecién-
8.4.4. El Magreb: entre la zona de libre cambio y la guerra civil argelina
En el epílogo para la edición castellana de la Historia del Magreb, Abda-
llah Laroui decía en 1994 que "creer, o hacer creer, que el Estado está siem-
pre en un tris de verse sumergido por la marejada desbordante de la barba-
rie, es el mejor medio para que nunca surja entre la población una conciencia
civil responsable" (Laroui, 1994: 375). La frase resume la difícil coyuntura que
viven los pueblos del Magreb, que aspiran a una democratización que nun-
ca se logra con el pretexto del riesgo de la resurrección de fantasmas como
la "desintegración nacional" o el retorno al tribalismo. La experiencia vivida
por el Magrebtras la crisis del Golfo, que tanto "fracturó la comprensión entre
el mundo europeo Y el árabe" (Moratinos, 1994: 15), muestra que las transi-
ciones hacia la democracia encuentran resistencias profundas en unos apa-
ratos estatales que no renuncian, con la coartada de la barbarie, al encua-
dramiento -casi militar- de las poblaciones, incapaces de dirigirlos, mediante
la información y la persuasión en tanto que ciudadanos libres y responsables
(Laroui, 1994: 374).
Lo que ocurre hoy en Argelia, el clima de guerra civil generado tras la
suspensión de las elecciones en enero de 1992, ante unos resultados que
desagradaban a más de un responsable, debe ser interpretado más como
fruto de esas resistencias, que como la expresión exclusiva de la emergen-
cia de la barbarie. Las elecciones municipales del 12 de junio de 1990 die-

310 311
 hombre providencial era más el fruto de la "improvisación en la urgencia"
ron el triunfo al Frente Islámico de Salvación (FIS), que recogió todo el voto (Roussillon, 1996: 173) que un cálculo político. La represión e ilegalización del
de castigo de una población hastiada por casi 30 años de dictadura del FLN FIS sumirán al país en una guerra civil, con el asesinato en junio de 1992 de
Con el 33,7% de los inscritos y el 51,7% de los votantes, obtuvo el control de Budiafy la visibilización cada vez mayor del Ejército en la vida política, hecho
53 de los 54 ayuntamientos de las ciudades de más de cien mil habitantes y constante en la política argelina, salvo en el período 1989-1991. Alí Kafi,secre-
de 267 de los 317 municipios mayores de veinte mil. tario general de los ex-combatientes, uno de los pilares del bunker político en
Argelia, se hará cargo de la presidencia del Alto Comité de Estado en sustitu-
Cuadro 8.9. Resultados electorales comparados, Argelia 1990y 1991. ción de Budiaf.Altérmino del mandato del Comité, en enero de 1994, es desig-
nado el general Liamin Zerual como presidente de la República. Los intentos
Municipales Junio 1990
Legislativas l.
diciembre 1991
a vuelta de diálogo no han dado nunca fruto, radicalizado el enfrentamiento entre la ,
guerrilla islámica del GlA y el Ejército, En las elecciones presidenciales de
Inscritos 12.841.769 100 13.289.540 100 noviembre de 1995, que pretendieron dar la iniciativa al Gobierno frente a los
Votantes 8.366.760 65,1 7.752.172 58,3 partidos firmantes de la plataforma de diálogo de Roma (enero de 1995), par-
FLN 2.245.798 17,5 1.612.947 12,1 ticiparon como candidatos junto con Zerual (61,3% de los votos), un islamista
F1S 4.331.472 33,7 3.260.222 24,5 moderado, Mahfud Nahnah (25,3%), un berberista, Said Saadi del RCD (9,2%)
ReD 166.104 1,3 200.267 1,5 y Nureddin Bukruh (3,7%). Pero las esperanzas suscitadas desaparecieron con
PNSD 131.100 1,0 48.208 0,3 la modificación de la Constitución aprobada por referéndum en noviembre de
FFS (AitAhmed) - - 510.661 3,8 1996 que prohibe los partidos de corte religioso y regionalista.
MDA (Ben Bella) - - 135.882 1,0 En Túnez, la crisis del Golfo interviene en un momento en el que el diá-
Hamas - - 368.397 2,7 logo entre el Gobierno y los islamistas parece roto tras las elecciones legis-
Nahda - - 150.093 1,1 lativas y presidenciales de abril de 1989, A pesar de su compromiso en la
Independientes 931.278 7,2 309.264 2,3 aceptación del Pacto Nacional y la adecuación de los estatutos del MTI a la
Otros partidos 179.036 1,4 301.478 2,2 ley; convirtiéndose en el partido de la Nahda, el movimiento no fue legaliza-
do, y sus candidatos se debieron presentar a las elecciones legislativas como
Fuente: Al-Moudjahid, 15-21 de junio 1990 y 1 de enero de 1992.
independientes. El que sus candidaturas recogiesen el 13,6% de los votos en
las legislativas a nivel nacional y alcanzasen el 30% en la capital, alarmó al
poder, que inicia desde entonces un nuevo combate contra el islamismo que
La crisis del Golfo será un motivo más para la radicalización de la situa- alcanzará su cénit a raíz del atentado en febrero de 1991 a una sede del par-
ción. El presidente Benyedid intenta mediar entre Iraq, la CEE y otros gobier- tido oficialista RCD (Reagrupamiento Constitucional Democrático), nuevo
nos islámicos, pero su postura será juzgada ambigua a los ojos de la oposi- nombre del PSD desde su renovación en julio de 1988.
ción islamista, que ejerce ya parcelas de poder municipal. Explotando la Los sucesos del Golfo fuerzan al Gobierno y a los partidos a una toma de
frustración de la opinión pública tras la guerra, rechazará la nueva ley elec- posición, marcada por una actitud pro-iraquí de buena parte de la opinión
toral, que juzga redactada por el Gobierno para atenuar su victoria en las pública. Rachid Gannuchi, líder de Nahda, poco antes de verse obligado a
legislativas, convocadas para junio de 1991. La tensión, con la detención de marchar al exilio considerará el acontecimiento, la entrada de las tropas ame-
los líderes islamistas Abbasi Madani y Ali Belhay, obligará a modificar la ley ricanas en el país de los Santos Lugares del Islam, como la mayor desgracia
ya aplazarlas hasta el 26 de diciembre. Pero la intervención del Ejército hace sobrevenida a la umma desde la caída del califato. Sin llegar a esa hipérbo-
prever lo que ocurrirá en enero de 1992. le, un intelectual como Hichem Djait, con un gran prestigio en el país, anima-
Una nueva victoria del FIS en la primera vuelta, que le asegura la mayoría rá un "Comité nacional de apoyo a Iraq" respaldado por buena parte de los
absoluta del Parlamento, provoca miedo en el poder y en las cancillerías occi- intelectuales y considerará que Iraq, aunque hubiese perdido la guerra, jugó
dentales. La intervención del Ejército obliga a dimitir al presidente Benyedid, un papel clave "en la dinamización de la historia" (Djait, 1991: 185).
suspende la segunda vuelta electoral y establece un directorio cívico-militar El benalismo parece conducir a Túnez, tras este episodio, más por la sen-
presidido por un histórico de la guerra de liberación, Mohamed Budiaf, que da del "encuadramiento" rígido de la población que por la de la democrati-
se encontraba exiliado en Marruecos (Guerfi-Chaib, 1992). El recurso a un

813
312
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zación. Los partidos de oposición (MDSy otros) y las organizaciones CÍvicas

como la Liga Tunecina de los Derechos Humanos, sufren una persecución ~
mientras el RCD no parece dispuesto a dejar de funcionar como partido hege- '"
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mónico y vivero del aparato del Estado. La apuesta por la liberalización eco- '@
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nómica, con el ajuste estructural de 1986, debe afrontar retos como el creci- o

miento de la población en edad activa, que ha pasado del 53% en 1966 al .~

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62% en 1990 o el crecimiento del paro de la juventud. Pero los dirigentes ~

tunecinos son conscientes de que esas cifras revelan procesos de trans- ~
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formación positivos en el seno de la sociedad, como la incorporación de la o
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mujer al trabajo, que ha pasado de constituir el 6% al 21% de la población :2
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activa entre 1966 y 1989, o la erradicación del analfabetismo, cuya tasa ha <::) io c;:: ea
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descendido entre 1975 y 1989 del 56% a137%. ¡,,¡
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La opción tunecina parece pues dispuesta a convertir al país en el buen ~
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alumno del FMI en el Magreb y en esa línea se sitúa el acuerdo de asocia-
ción con la Unión Europea del 12 de abril de 1995, sin reparar en los costes
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políticos de un amordazamiento de la oposición.
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En Mauritania una transición democrática se inicia desde fines de 1991, ¡,,¡

pretendiendo conjurar así el aislamiento diplomático, ligado tanto a la explo- ~

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sión étnica que crispa sus relaciones con los vecinos, como a las consecuen- Cl:; g~~~~
cias de la Guerra del Golfo, en la que el presidente Uld Taya adoptó una posi- "'"
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ción pro-iraquí. Pero la democracia, en un país con un analfabetismo que I~
afecta al 72% de los hombres y al 90% de las mujeres, resulta un proceso lento
de asimilar, siendo el polo étnico y el polo tribal los más" omnipresentes a la
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luz de la historia política reciente de la nación" (Marchesin, 1996: 347). en I.~

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Para Libia, la Guerra del Golfo fue una ocasión para demostrar las fala- -l
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cias de una propaganda occidental, que la convertía en el principal anima- W
dor del terrorismo internacional. El Coronel Gadafi dio muestras de mode- e
ración durante el conflicto pero, a pesar de lo que se ha denominado la al rn
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perestroika libia, no logró convencer de su sinceridad, manteniéndose el boi- o::: ~

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cot, con un embargo de Naciones Unidas, ante su negativa a entregar a los o
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acusados de los atentados aéreos de 1988 y 1989. La infitah económica que ::!: ::l rn·c:::..... lO
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Libia emprendiera en 1986-1987, no logra hacer frente a la crisis económica, -l
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producida, entre otros factores, por la caída de los precios del petróleo. Libia :2! ~ ~.!!

deja de ser un estado rentista y una tierra de inmigración, como demuestra Z m

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la expulsión de ciudadanos árabes y africanos en septiembre de 1995. en
El proceso de democratización sólo ha logrado ciertos progresos en
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Marruecos donde la crisis del Golfo, que facilitó la aproximación por vía sin-
dical de la oposición democrática, motivó ciertos avances del régimen en
materia de derechos humanos. La nueva Constitución de 1992 proclamará en
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su preámbulo su defensa de esos derechos' 'tal y como son reconocidos uni- e W
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versalmente". La creación de la Kutla democrática, bloque de unión de par- C.
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tidos como el Istiqlal, la USFp,el PPS o la OADp,generará esperanzas en las :lEe:( O

314
315
 los problemas de la región. La conferencia fue fruto de las ocho giras que el
elecciones legislativas de junio de 1993, al obtener el 25,4% de los votos la
secretario de Estado americano [ames Baker realizó al Oriente Medio des-
coalición de los dos primeros, así como el 41% de los escaños (López Gar-
de el fin de la guerra. Los Gobiernos invitados fueron los de Israel, Siria, Líba-
cia, 1992: 421), pronto destruidas por la manipulación administrativa de las
no y Jordania, junto con los palestinos que participarían como parte de la dele-
elecciones indirectas, que impedirán una alternancia. Sin embargo, ésta se
gación jordano-palestina. Como participantes, también estuvieron invitados
convierte en el leitmotiv de los discursos del monarca, que por dos veces
Egipto y la Comunidad Europea, asistiendo como observadores las Nacio-
ofrece a la oposición el Gobierno. Pero la oposición, ante las limitaciones
nes Unidas y el Consejo de Cooperación del Golfo.
impuestas, ha jugado la carta de apostar por un nuevo cambio constitucio-
Tras la Conferencia, un proceso largo de discusiones bilaterales de Israel
nal, plasmado en el texto aprobado por referéndum en 1996 y que amplía las
con sus vecinos, ha buscado lograr tratados permanentes de paz, lográndose,
prerrogativas del Parlamento y del Gobierno.
aparte de con la OLP,con Jordania, el 26 de octubre de 1994. En lo que res-
pecta a los palestinos, el proceso de negociación ha sido arduo y sus logros
Cuadro 8.10. Evolución del voto en las elecciones legislativas marroquíes de
evidentes, muy cuestionados. Negociaciones secretas entre la OLP e Israel,
1963 a 1993.
llevadas a cabo en Oslo, concluyeron en la firma por Shimon Peres y Mah-
mudAbbas, en Washington, el 13 de septiembre de 1993, de la "Declaración
1963 1977 1984 1993
de principios sobre los acuerdos interinos de autonomía", que habrían de apli-
A. Censo electoral 4.784.478 6.520.545 7.414.846 11.398.987 carse, en un primer tiempo, en Gaza y [ericó y que preveía la elección de un
B.Votantes 3.492.629 5.369.431 4.999.646 7.153.211 Consejo palestino, con poderes para dirigir la autonomía palestina por un
C. Participaci6n % 73 82,36 67,43 62,7 período transitorio de cinco años, así como un repliegue paulatino de fuerzas
D. Votos válidos 3.370.783 5.045.368 4.443.004 6.222.218 militares israelíes. Unos meses más tarde, en El Cairo, se ratificarían acuerdos
E. Votos Istiqlal 998.478 1.090.960 681.083
concretos de seguridad, con la creación de una Policía palestina y la regula-
E Votos USFP 753.800* 738.541 550.291 ción estricta de los desplazamientos de los palestinos, uno de los acuerdos
G. Votos E + F (Kutla) 1.752.278 1.829.501 1.231.374 1.580.723
que sería más criticado.
H.%GenD 51,98 36,25 27,71 25,4 Una segunda fase de las negociaciones entre palestinos e israelíes la cons-
I.%GenA 36,62 28,05 16,6 13,86 tituyen los Acuerdos de Taba (Oslo II), firmados también en Washington el 28
Fuentes: L6pez Garda, 1992 (a) y (b). de septiembre de 1995 y en los que se regulan las modalidades del replie-
gue del Ejército israelí en Cisjordania, dividiendo el territorio en tres zonas:
(A) la de las grandes ciudades palestinas (Yenin,Nablus, Tulkarern, Kalkilya,
Ramalá y Belén), en las que en seis meses habrían de retirarse completa-
mente las fuerzas israelíes: (B) la integrada por 450 pequeñas localidades
8.4.5. La autonomía palestina y el proceso de paz
donde habita el 65% de la población palestina y el 23% del territorio, y en la
que Israel controlaría la seguridad pero no el poder civil; y, por último, (C)
Hichem Djait vaticinB.baen los días inmediatamente posteriores a la Gue-
zonas estratégicas para Israel, o colonizadas por población judía o simple-
rra del Golfo, que uno de los resultados importantes de ésta sería el proce-
mente despobladas, en las que Israel seguiría ejerciendo el pleno dominio.
so que condujera a "una solución de compromiso al problema palestino y la
Previstas también en este segundo acuerdo de Washington, las elecciones
desaparición del complejo árabe hacia Occidente" (Djait, 1991: 185). Es más
del Consejo palestino se llevaron a cabo el 20 de enero de 1996. Los oposi-
que probable que la segunda predicción esté lejos de haberse cumplido por
tores a Yasir Arafat, especialmente el movimiento islamista Hamasy la izquier-
ahora, pero es evidente la justeza del primer vaticinio. La convocatoria de la
da palestina, boicotearon la consulta, en la que los candidatos del Fatah obtu-
Conferencia de Madrid, e130 de octubre de 1991, realizada bajo los auspi-
cios de las dos superpotencias, una de las cuales, la URSS,estaba a punto de vieron la victoria.
Los acuerdos especiales para una ciudad como Hebrón, excepcional-
dejar de existir, suponía un primer gesto imprescindible para compensar,
mente no incluida en la zona A por la presencia de 450 colonos judíos, así
tras tan impresionante movilización internacional por la ocupación de un país
como el aplazamiento de la discusión de la decisiva cuestión del estatuto de
(Kuwait),la pasividad con que se había consentido, durante un cuarto de siglo,
Jerusalén, demuestran cuán precaria y dificil es una paz que nace tan vigila-
otra ocupación (Cisjordania y Gaza), que se encontraba en la raíz de todos

317
316
da y con el permanente riesgo de involución. El asesinato de Itshak Rabin,
atentados de movimientos extremistas palestinos, acciones incontroladas de
fanáticos sionistas, ponen a prueba cada día este controvertido proceso de
paz. Se señala que los acuerdos de paz "quedan por debajo de las resolu-
ciones de la ONU (...) Yno entran a fondo en algunas de las cuestiones cru-
ciales aún presentes" (Martínez Montávez, 1994: 729). Se denuncia la desin-
formación del proceso y su mixtificación, ya que elude la cuestión central de
9.
la soberanía y la autodeterminación real de los palestinos (Said, 1997). Sien-
do tan decisiva la cuestión palestina para todo el mundo árabe y para la desa-
Apéndice:
parición de ese complejo árabe hacia Occidente de que hablaba Djait, que
tanto interfiere un diálogo cultural y político euro-árabe -y aún más allá, isla-
Selección de textos
me-occidental- es importante que los logros surgidos de los acuerdos de paz
sean tangibles, mejoren colectivamente la situación de quienes viven aún la
ocupación para eliminar así la sensación de frustración en la opinión. Dificil
tarea, no obstante, ya que el objetivo perseguido por Israel, con su política
de asentamientos tras la ocupación en 1967, fue la instalación estratégica y
calculada de colonos en aquellos territorios que hicieran más dificil la eva-
cuación reclamada por la comunidad internacional.

Cuadro 8.11. Las elecciones palestinas del 20 de enero de 1996. Participación y Texto 1
escaños por tendencias.
El choque con Occidente. Proclamación de Napoleón Bonaparte. Alejan-
% %A1rede- Indepen- dría 1798
Circunscripción Fatah UDP RDN
Ciudad dores dientes
"En el nombre de Dios Clemente y Misericordioso, no hay más dios
Ramalá 60 85-90 2 I - 3 que Dios, no hay hijo ni asociado en su reino.
Belén 60 85 - - - 3 De parte de la República [yumhur] francesa fundada sobre la base de
Hebr6n 55 70-75 8 - - 2 la libertad e igualdad, el general [sar 'askar] Bonaparte jefe del Ejército
Jerusalén 30 60-65 4 - - 3 francés hace saber al pueblo [ahall] de Egipto que desde mucho tiempo
Kalkilya 60 80 I - - I ha los beys que gobernaron Egipto insultan a la nación francesa y cubren
Salfit 60 - I - - - a sus negociantes de vejaciones: la hora de su castigo ha llegado.
Tubas 85 - - - - I
Desde hace demasiado tiempo, este montón de esclavos comprados
[ericó
en el Cáucaso y Georgia tiraniza a la más bella parte del mundo; pero Dios,
85 - - - - 3
el Señor de los Mundos, el todo poderoso, ha ordenado que su imperio
Yenin 60 70-75 5 - - I
Nablus 80 - 4 - - 3
termine.
Egipcios, se os dirá que vengo para destruir vuestra religión. Es una
Tulkarem 75-80 - 2 - - 2 mentira, no lo creáis. Responded que vengo para restituir vuestros dere-
Gaza 90 - 20 - I 15 chos frente a los usurpadores; que respeto, más que los Mamelucos, a Dios,
Total - - 47 I I 37 a su Profeta Mahoma y al glorioso Corán.
Decidles que todos los hombres son iguales ante Dios;la inteligencia, los
Fuente: Lemarchand-Radi, 1996: 35.
talentos y las virtudes son las únicas que establecen las diferencias entre ellos.
Sin embargo, ¿qué inteligencia, qué talentos, qué virtudes, distinguen
a los Mamelucos para que tengan en exclusividad todo lo que hace agra-

.319
318
 dable la vida? ¿Hay una tierra hermosa? Pertenece a los Mamelucos. ¿Hay
una bella esclava, un bello caballo, una bella casa? Pertenecen a los Mame-
lucos. Si la tierra de Egipto es su granja, que demuestren que es Dios quien
se la ha alquilado. Pero Dios es justo y misericordioso para el pueblo. Con
su ayuda, a partir de hoya ningún egipcio se podrá impedir llegar a las
dignidades más elevadas; los más inteligentes, los más instruidos, los más
virtuosos, dirigirán los asuntos y el pueblo será más feliz.
En otro tiempo había entre vosotros grandes ciudades, grandes cana-
les, un gran comercio. ¿Quién ha destruido todo, sino la avaricia, las injus-
ticias y la tiranía de los Mamelucos?
Cadíes, jeques, chorbayis, decid al pueblo que los Franceses son tam-
bién verdaderos musulmanes. ¿No somos nosotros quienes hemos des-
truido al Papa que decía que había que hacer la guerra a los Musulmanes?
¿No somos nosotros quienes hemos destruido a los caballeros de Malta,
porque estos insensatos creían que Dios quería que hicieran la guerra a
los Musulmanes? ¿No somos nosotros quienes hemos sido en todos los
siglos los amigos del Gran Señor [que Dios cumpla sus deseos] y el ene-
migo de sus enemigos? ¿No son por el contrario los Mamelucos los que
se han rebelado siembre contra la autoridad del Gran Señor, a quien des-
conocen aún? No hacen más que sus caprichos.
Tres veces felices los que estén con nosotros. Prosperarán en su for-
tuna y rango. Felices los que sean neutrales. Tendrán tiempo para apren-
der a conocemos y se colocarán a nuestro lado. Pero desgracia, tres veces
desgracia a los que se armen a favor de los Mamelucos y combatan con-
tra nosotros. No habrá esperanza para ellos: perecerán. (...) Todos los Egip-
cios agradecerán a Dios la destrucción del gobierno de los Mamelucos;
dirán en voz alta: "¡Que Dios conserve la gloria del Sultán! ¡Que Dios con-
serve la gloria del ejército francés, su amigo! ¡Que Dios maldiga a los Mame-
lucos y haga feliz la suerte del pueblo egipcio!".
Extraído del libro de Henry Laurens (1989):
L'expédition d'Egypte, Armand Colin, pp. 75-77.
Texto 2
Las reformas, El Pacto Fundamental Tunecino de 1857
"En el nombre de Dios clemente y misericordioso (...)
Para conseguir mejoras es necesario, ante todo, establecer las bases
generales. Querer llegar a ello de un primer golpe, sin apoyarlo sobre estas
bases, sería crear insuperables dificultades.
Estamos convencidos de que la mayor parte de los habitantes de
nuestros Estados no tienen plena confianza en lo que nosotros hemos
320
llevado a cabo con las mejores intenciones. Es una ley dlll!1 1"'1111111
que el hombre no pueda llegar a la prosperidad más que 1:1111\11\1"" \01' I
le está garantizada por entero, si ha encontrado un abrigo sequio UIIII
tra la opresión detrás del muro de la justicia y si ha visto sus derecho
respetados hasta el día en que pruebas irrecusables demuestren su cul-
pabilidad y no por medio de meros testimonios aislados (...)
El corazón del hombre que tiene fe en su libertad se siente seguro y
se reafirma (...)
He aquí las bases:
1
Se garantiza formalmente una completa seguridad a todos nuestros
súbditos, a todos los habitantes de nuestros Estados, cuales sean su reli-
gión, su nacionalidad y su raza. Esta seguridad se extenderá a su persona
respetable, a sus bienes sagrados y a su reputación honorable.
Esta seguridad no sufrirá excepciones más que en los casos legales
que serán instruidos por los tribunales; la causa nos será de inmediato
sometida y nos corresponderá bien ordenar la ejecución de la sentencia,
bien conmutar la pena, o bien prescribir una nueva instrucción.
II
Todos nuestros súbditos estarán sometidos al impuesto existente hoy
-o al que podrá ser establecido más tarde- proporcionalmente en función
de la posición de fortuna de los individuos, de tal suerte que los grandes
no estarán exentos del Canon por causa de su posición elevada, y que los
pequeños tampoco estarán exentos por su debilidad. El desarrollo de este
artículo tendrá lugar de manera clara y precisa.
III
Los Musulmanes y los otros habitantes del país serán iguales ante la
ley; porque este derecho corresponde de manera natural al hombre, sea
cual sea su condición.
La justicia sobre la tierra es una balanza que sirve para garantizar el
buen derecho contra la injusticia, al débil contra el fuerte.
N
.Nuestros súbditos israelitas no sufrirán ninguna coerción para cambiar
de religión y no serán impedidos para el ejercicio de su culto; sus sinago-
gas serán respetadas y estarán al abrigo de todo insulto, dado que el esta-
do de protección en el que se encuentran debe asegurarles nuestras ven-
tajas, pero también debe imponemos su carga.
V
Dado que el Ejército es una garantía de la seguridad de todos y que la
ventaja resultante lo es en beneficio del público en general; considerando, por
otra parte, que el hombre tiene necesidad de consagrar una parte de su tiem-
po a su existencia ya las necesidades de su familia,declaramos que no reclu-
taremos a los soldados más que según un reglamento y un modo de enrola-
miento por sorteo. El soldado no quedará vinculado al servicio más que por
un tiempo limitado, lo que quedará especificado en un código militar.
321
 VI
Cuando el tribunal de lo criminal deba pronunciarse sobre la penali-
dad que afecte a un súbdito israelita, se adjuntarán al mencionado tribunal
asesores igualmente israelitas. La ley religiosa los hace, por otra parte, obje-
to de recomendaciones favorable.
VII
Estableceremos un tribunal de comercio, compuesto de un presiden-
te, de un secretario y de varios miembros escogidos entre los Musulmanes
y los súbditos de las potencias amigas. Este tribunal, que tendrá que juzgar
las causas comerciales, entrará en función después de que nos hayamos
entendido con las potencias extranjeras, nuestras amigas, sobre el modo a
seguir para que sus súbditos seanjusticiables por este tribunal (...).
VIII
Todos nuestros súbditos, Musulmanes o no, serán sometidos igual-
mente a los reglamentos y usos en vigor en el país; ninguno de ellos goza-
rá a este respecto de privilegios sobre los demás.
IX
Libertad de comercio para todos y sin ningún privilegio para nadie. El
Gobierno se prohíbe efectuar todo tipo de comercio y no impedirá a nadie
dedicarse a ello. . te. Y pese a ello Dios los elevó al más alto grado del poderío. Así, pudie-
El comercio, en general, será objeto de una solicitud protectora, y todo
lo que pudiese causarle trabas será prohibido.
X corazones. Su aspecto terrorífico hizo temblar los cuerpos y estallar las
Los extranjeros que quieran establecerse en nuestros Estados podrán
ejercer todas las industrias y todos los oficios, a condición de que se some-
tan a los reglamentos establecidos y a los que puedan ser establecidos
más adelante, en igualdad con los habitantes del país. Nadie gozará a este
respecto de privilegio alguno (...).
XI
Los extranjeros pertenecientes a los diversos gobiernos, que quieran
establecerse en nuestros Estados, podrán comprar toda clase de propie-
dades, tales como casas, jardines, tierras, al igual que los habitantes del
país, a condición de que se sometan a los reglamentos existentes o que
puedan establecerse, sin que puedan escaparse a ellos (...)
Juramos por Dios y por el Pacto sagrado, que pondremos en ejecución
los grandes principios que acabamos de plantear (...)
Nos comprometemos no solamente en nuestro nombre, sino en nom-
bre de nuestros sucesores: ninguno de ellos podrá reinar más que después
de haber jurado la observación de estas instituciones liberales, resulta-
do de nuestros cuidados y de de nuestros esfuerzos; tomamos por testigo,
ante Dios, a esta ilustre Asamblea compuesta de representantes de las gran-
des potencias amigas y de altos funcionarios de nuestro Gobierno (...)",
Extraído de HachemiJegham, La constitution
tunisienne de 1861, Ed. Chems, Túnez, 1989, pp. 129-134.
322
Texto 3
El Salafismo. Yamaleddin Al-Afgani: de las causas de la debilidad del Islam
"Dios no cambiará la condición de un pueblo mientras éste no cam-
bie lo que en sí tiene. Esto es así porque Dios no modifica la gracia que
dispensa a un pueblo mientras éste no cambie lo que en sí tiene" 1
El Corán es el libro de Dios. Ha sido enviado para guiar y dirigir a
los hombres. Ha sido concebido en árabe simple y claro. En él se
encuentra prescrito todo aquello de que el hombre tiene necesidad,
todo lo que le puede servir en su vida presente y futura (...). El Dios
Altísimo, en su libro ilustre, nos ha hecho, a todos los musulmanes, milla-
res de promesas. Nos ha anunciado la buena nueva según la cual el
Islam debería ocupar un rango superior al de las demás religiones. Los
musulmanes deberían ser los mejores de los humanos y los señores de
la humanidad (...).
Cuando Dios dio nacimiento a los pueblos musulmanes, éstos últimos
eran poco numerosos y no formaban más que una población insignifican-
ron conducir sus pasos hasta las cumbres de las cadenas elevadas y su
poderío hizo vibrar las montañas. El eco de sus nombres hizo sacudir a los
vísceras de los valientes. Su extraña aparición inspiró temor a todos. Su
avance extraordinario conmovió a los espiritus. El mundo entero quedó
perplejo ante este sorprendente progreso realizado en tan corto período.
Se preguntaba de dónde vendría este "tren eléctrico" que le permitía reco-
rrer millares de kilómetros en un guiño (...).
Nadie pudo imaginar que este pequeño y débil grupo de hombres lle-
vara a la derrota a tantas naciones poderosas e implantara así en el mun-
do entero su propia religión: la del Islam (...). ¿Cuáles fueron las razones?
Que los musulmanes quedaron fieles a los compromisos que habían con-
traído hacia Dios. También Dios les acordó en este mundo y en el otro su
abundante gratitud: la gloria en éste y el honor en el otro (...)
, Echemos ahora un breve vistazo a la situación actual de los musul-
manes y comparémosla con su condición pasada. Hoy; en el mundo, el
número de los musulmanes sobrepasa los 600 kurur (l kurur = 500.000):
eso significa que multiplican por 2.000 el número de los que conquista-
ron los otros países. Su territorio, desde el océano Atlántico (...) hasta el
1 Cita compuesta de dos versículo s extraídos de dos azoras: de la 13 ("El True-
no"), aleya 11 y de la azora 8 ("El Botín"), aleya 53. Se ha reproducido la versión espa-
ñola de El Corán de Julio Cortés, Editora Nacional, Madrid, 1980.
323
 corazón de China, comprendía países independientes y prósperos. Eran
las mejores regiones del mundo, dotadas de una naturaleza bella, de un
clima puro, de tierras fecundas de todas las riquezas (los dones de Dios,
aptas para todos los cultivos, centros de todos los recursos y fuentes de
todas las ciencias y los conocimientos (...)
A pesar de eso y desgraciadamente, hoy las ciudades musulmanas
son saqueadas y despojadas de sus bienes, los países del Islam domina-
dos por los extranjeros y sus riquezas explotadas por otros. No transcurre
un día sin que los Occidentales pongan la mano sobre una parcela de estas
tierras. No pasa una noche sin que pongan bajo su dominio una parte de
estas poblaciones que ellos ultrajan y deshonran.
Los musulmanes no son ni obedecidos ni escuchados. Se les ata con
las cadenas de la esclavitud. Se les impone el yugo de la servidumbre.
Son tratados con desprecio, sufren humillaciones. Se quema sus hoga-
res con el fuego de la violencia. Se habla de ellos con repugnancia. Se
cita sus nombres con términos groseros. A veces se les trata de salva-
jes (...)
¡Qué desastre! ¡Qué desgracia! Y ¿eso por qué? ¿Por qué tal miseria?
Inglaterra ha tomado posesión de Egipto, del Sudán y de la península de
la India, apoderándose así de una parte importante del territorio musul-
mán. Holanda se ha convertido en propietaria omnipotente de Java y las
islas del océano Pacífico. Francia posee Argelia, Túnez y Marruecos. Rusia
tomó bajo su dominio el Turquestán occidental, el Cáucaso, la Trans-Oxia-
na y el Daguestán. China ha ocupado el Turquestán oriental. Sólo un peque-
ño número de países musulmanes han quedado independientes, pero en
el miedo y el peligro (...). En su propia casa son dominados y sometidos
por los extranjeros que los atormentan a todas horas mediante nuevas arti-
mañas y oscurecen sus días a cada instante con nuevas perfidias. Los
musulmanes no encuentran ni un camino para huir ni un medio para com-
batir (...)
¡Oh, qué gran calamidad! ¿De dónde viene esta desgracia? ¿Cómo
han llegado a este punto las cosas? ¿Dónde la majestad y la gloria de
antaño? ¿Qué fue de esta grandeza y este poderío? ¿Cómo han desa-
parecido este lujo y esta nobleza? ¿Cuáles son las razones de tal deca-
dencia? ¿Cuáles son las causas de tal miseria y de tal humillación? ¿Se
puede dudar de la veracidad de la promesa divina? "¡Que Dios nos
preserve!". ¿Se puede desesperar de su gracia? "¡Que Dios nos pro-
teja!".
¿Qué hacer, pues? ¿Dónde encontrar las causas de tal situación? ¡Dón-
de buscar los móviles y a quién preguntar, sino afirmar: "Dios no cambia-
rá la condición de un pueblo mientras éste no cambie lo que en sí tiene".
Extraído de la obra de Homa Packdamar,
Djamal al-Din Assad dit al-Afghani,
París, 1996, pp. 268-274.
324
Texto 4
Anticolonialismo argelino. El Manifiesto del pueblo argelino: 31 de mar-
zo de 1943
"Argelia se encuentra desde e18 de noviembre último bajo ocupación
de las fuerzas angla-americanas.
Esta ocupación, al aislar la colonia de la metrópoli, ha provocado entre
los franceses de Argelia una verdadera carrera por el poder. Republica-
nos, gaullistas, realistas, israelitas, cada grupo, por su lado, intenta revalo-
rizar su colaboración a ojos de los Aliados, y vigila en defensa de sus inte-
reses particulares.
En medio de esta agitación cada uno parece ignorar hasta la misma
existencia de los 8 millones y medio de indígenas.
Sin embargo, la Argelia mnusulmana, aunque indiferente a estas riva-
lidades, queda vigilante y atenta a su destino.
Hoy;los representantes de esta Argelia, respondiendo al voto unánime
de sus poblaciones, no pueden sustraerse al imperioso deber de plantear
el problema de su porvenir.
Al hacer esto, en nada pretenden renegar de la cultura francesa y occi-
dental que han recibido y que les es tan querida. Por el contrario, es extra-
yendo de las riquezas morales y espirituales de la Francia metropolitana y
de la tradición de libertad del pueblo francés, donde encuentran la fuerza
y la justificación de su acción presente.
Conscientes de sus responsabilidades ante Dios, estos representan-
tes traducen aquí, sincera y fielmente, las aspiraciones profundas de todo
el pueblo argelino musulmán.
Este Manifiesto, más que una requisitoria, es un testimonio y un acto
de fe.
Por segunda vez a lo largo del siglo xx, el mundo entero combate por
el triunfo de la Justicia y del Derecho, por la liberación de los pueblos (...)
La paz de 1918 ha costado cara. El sacrificio de los combatientes, de todas
las nacionalidades y religiones, ha sido vano. Las ambiciones de los pue-
blos fuertes y la injusticia que engendean, han sobrevivido al supremo
sacrificio de los muertos.
Hoy;las declaraciones de ciertos hombres de Estado están tan llenas
de contradicciones y ambigüedad que es de temer que la paz de mañana
contenga, por el egoísmo y el imperialismo de las grandes naciones, por
la debilidad y pusilanimidad de los pequeños pueblos, los gérmenes de
una guerra futura.
No obstante, las responsabilidades que pesan sobre las grandes nacio-
nes pesan también sobre los pequeños pueblos y los individuos. Coloca-
do frente a esta reponsabilidad, el pueblo argelino, en su deseo de servir
a la vez a la Paz y a la Libertad, eleva su voz para denunciar al régimen
325
 colonial que le ha sido impuesto, para recordar sus protestas anteriores y Te~to 5
reivindicar su derecho a la vida (.,,)
Orgulloso de esta declaración, el pueblo argelino pide, desde hoy; a Anticolonialismo y guerra de Marruecos. El humor gráfico de El Socialista
fin de evitar todo malentendido y cerrar el camino a las pretensiones y contra la guerra colonial.
ambiciones que pudieran nacer mañana:

a) La condena y abolición de la colonización, es decir, de la anexión y

explotación de un pueblo por otro (".)

b) La aplicación para todos los países, pequeños y grandes, del derecho

de los pueblos a disponer de sí mismos. EL PROTECTORADO
e) La dotación a Argelia de una Constitución propia que garantice:
l. ° La libertad e igualdad absoluta de todos sus habitantes sin distinción
de raza o religión.
2.° La supresión de la propiedad feudal por una gran reforma agraria y
el derecho al bienestar del inmenso proletariado agrícola.
3.° Elreconocimiento de la lengua árabe como lengua oficial, al mismo
título que la francesa.
4.° La libertad de prensa y el derecho de asociación.
5.° La instrucción gratuita y obligatoria para los niños de ambos sexos.
6.° La libertad de culto para todos los habitantes y la aplicación a
todas las religiones del principio de la separación de la Iglesia y
del Estado.

d) La participacióninmediata y efectiva de los musulmanes argelinos en

el gobierno de su país (".) Sólo este gobierno podrá realizar, en un cli-
ma de unidad perfecta, la participación del pueblo argelino en la lucha
común.

e) La liberación de todos los condenados y presos políticos, al margen de

su filiación.
La garantía y realización de estos cinco puntos asegurará la entera y sin-
cera adhesión de la Argeli~ musulmana a la lucha por el triunfo del dere-
cho y la libertad (".).
Acepta [el pueblo argelino 1 todos los sacrificios. Corresponde a las auto-
ridades responsables aceptar su libertad. Hecho en Argel a 10 de febre-
rode 1943".

Extraído de la obra de Claude Collot y]ean-Robert Henry;

Material científico para la acción cultural en nues-
Le mouvement national algérien. Textes 1912-1954, tra zona marroquí.
L'Harmattan, París, 1978, pp. 155-165.
El Socialista, n." 1.836, 3-VI-1914

. 327
326
 Texto 6
Texto 7
Manuscrito de Muhammad Ben Abdelkrim en el periódico La Libertad
El Naserismo. Gama! Abdel Naser: Filosofía de la revolución, 1953
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"(...) El destino no puede ser confundido con un juego de azar. Los
acontecimientos no se producen casualmente. La existencia no procede
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ble que podamos ignorar la existencia de un Círculo Árabe que nos rodea,
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~. :~:'!:;..'i.'.:'í!:,;) mos, no podemos ni olvidarlos, ni pretender desentendemos de ellos.
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No sé exactamente por qué recuerdo siempre, al llegar a este punto
de mis reflexiones, la obra de Pirandello, Seis personajes en busca de autor;
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una de las comedias más conocidas del famoso escritor italiano .
La Historia está llena de las gloriosas proezas de nuestros héroes, que
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t:; .i.~::~::; supieron ser protagonistas, en el escenario de la Patria, heroicamente. Pero
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también en la Historia hay papeles grandes y heroicos que no encontraron
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- ••'''n•.. el autor que los captase en momentos decisivos.
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1010
""P""VlellOlO

:±E~7¿~.l0
4"" No sé de manera exacta por qué causa imagino, constantemente, que,
en esta parte del mundo en que vivimos, existe un papel sin autor; un papel
grandioso que busca, constantemente, alguien que sepa representarlo. Y

328
329

no sé por qué me imagino que este papel--esta misión, estaría mejor expre-
sado-, va errando a lo largo de la extensa zona que nos rodea en busca de
quien sea capaz de desempeñarle y acaba por caer agotado junto a nues-
tras fronteras exigiendo que actuemos con el fin de encarnarlo, ya que
nadie lo podrá hacer más que nosotros.
Me apresuraré a manifestar que no se trata de una misión de caudi-
llaje, sino de una misión de acción conjunta y coordinada, de experimen-
tación con todos los factores que en ella participan, de una misión enco-
mendada a nosotros para que pongamos en movimiento la poderosa energía
latente en cada rincón de este vasto territorio del mundo y utilicemos esa
fuerza tremenda haciéndole desempeñar un papel decisivo para mejorar
el futuro de la Humanidad (.«)".
Extraído de la 4." edición española, patrocinada "por los despachos de Prensa
y Cultura de la Embajada de la República Árabe Unida, en Madrid", Madrid,
1970, pp. 58-59. La traducción es de Luis Antonio de Vega, Joaquín G. Astudillo,
Hussain Mones, Abdel-Harnid Awad y Mahmud Makki.
Texto 8
El Confesionalismo Libanés. Ley Constitucional N.O 18 de 21 de septiembre
de 1990
"ARTÍCULOPRIMERO:Se modifican las disposiciones de la Constitu-
ción del siguiente modo:
Preámbulo de la Constitución
a) El Líbano es una nación soberana, libre e independiente, nación filial
para todos sus hijos; es una unidad territorial, popular, institucional, den-
tro de las fronteras estipuladas en esta Constitución y reconocidas inter-
nacionalmente.
b) El Líbano es una nación de identidad y pertenencia árabes, y es miem-
bro fundador y activo de la Liga Árabe respetando sus acuerdos. Asi-
mismo es miembro fundador y activo de la Organización de las Nacio-
nes Unidas y repeta sus acuerdos y la Declaración Universal de los
Derechos del Hombre. El Estado encarna estos principios en el conjunto
de los ámbitos y dominios sin excepción.
c) El Líbano es una República Democrática Parlamentaria, basada en el
respeto de las libertades públicas y sobre todas ellas la líbertad de opi-
nión y de creencia, así como en la justicia social y la igualdad de de-
rechos y deberes entre el conjunto de los nacionales sin discriminación
ni preferencia.
330
d) El pueblo es la fuente de los poderes y es el titular de la soberanía, ejer-
ciéndola a través de las instituciones constitucionales.
e) El régimen se basa en el principio de separación de los poderes así
como en su equilibrio y cooperación.
1) El régimen económico es libre, garantizándose la iniciativa individual y
la propiedad privada.
g) El desarrollo cultural, social y económico equilibrado en las distintas
regiones es un elemento básico para la unidad de la nación y la estabi-
lidad del régimen.
h) La abolición del confesionalismo político es el objetivo nacional básico
que exige una realización según un plan progresivo.
i) La tierra del Líbano es una tierra para todos los libaneses. Todo libanés
tiene derecho a la residencia en cualquier parte de la nación y a su
disfrute sin perjuicio de lo dispuesto en las leyes, de modo que no haya
separación del pueblo basada en pertenencia alguna, ni partición, ni
división ni implantación.
j) Es ilegítimo cualquier poder que contradiga el pacto de vida común. (oo.)
Artículo 24: Se añade al artículo 24 de la Constitución el párrafo siguiente:
y hasta que la Cámara de Diputados establezca una Ley electoral fue-
ra de la restricción confesional, se distribuyen los escaños de diputados
según las siguientes normas:
a) En igualdad entre cristianos y musulmanes.
b) Proporcionalmente entre las confesiones de cada uno de los dos grupos.
c) Proporcionalmente entre las regiones.
De modo excepcional y por una sola ocasión, se ocupan, por determi-
nación única del Gobierno del Pacto Nacional y por mayoría de dos ter-
cios, los escaños vacantes en la fecha de promulgación de esta ley y los
escaños que se creen en la Ley electoral, aplicándose la igualdad entre
cristianos y musulmanes, según el documento del Pacto Nacional. La
Ley electoral fijará los detalles de lo establecido en este artículo (oo.)
Artículo 95: El antiguo artículo 95 queda abolido y sustituido por el
siguiente texto:
Debe la Cámara de Diputados, elegida sobre la base de reparto entre
cristianos y musulmanes, tomar las medidas adecuadas para realizar la
abolición del confesionalismo político de acuerdo con un plan progresivo,
así como para formar un órgano nacional bajo la presidencia del Presidente
de la República, que acoja además del Presidente del Consejo de Minis-
tros y el Presidente de la Cámara de Diputados, a otras personalidades polí-
ticas, intelectuales y sociales.
La función de tal órgano es el estudio y la proposición de las vías que
garanticen la abolición del confesionalismo, su presentación a la Cámara
de los Diputados y al Consejo de Ministros ,yel seguimiento de la ejecu-
ción del plan progresivo.
331
 Yen el período transitorio:
a) Se representan las confesiones de forma justa en la formación del¡
Gobierno.
b) Se abolirá la norma de representación confesional adoptándose los cri-
terios de especialización y capacidad para las funciones públicas, los
juzgados, las instituciones militares y de seguridad, y las instituciones
públicas y mixtas según lo establecido en el Pacto Nacional (con excep-
ción de los principales cargos del Estado y similares, funciones que se
reparten entre cristianos y musulmanes) sin reservar función alguna a
confesión alguna, de acuerdo con los principios de especialización y
capacidad (...)".
Extraído del Boletín Oficiallibanés del 27 de septiembre de 1990,
anexo especial del número 39. Traducción de Daniel González Sanz.
Texto 9
La Autonomía Palestina. Acuerdo de Washington entre Israel y la OLP
13 de Septiembre de 1993
"(...) ARTÍCULO1:
EL OBJETNO DE LASNEGOCIACIONES
El objetivo de las negociaciones israelo-palestinas, en el marco del
Proceso de Paz del Próximo Oriente en curso es, entre otros, establecer
una autoridad provisional palestina de autonomía, el Consejo elegido por
los palestinos de Cisjordania y de la banda de Gaza, por un período tran-
sitorio que no exceda cinco años y que lleve a un arreglo permanente fun-
dado en las resoluciones 242 y 338 del Consejo de Seguridad.
Se entiende que los arreglos provisionales son parte integrante del
proceso de paz en su conjunto y que las negociaciones sobre el estatu-
to permanente deberán conducir a la aplicación de las resoluciones 242
y 338 del Consejo de Seguridad ..
ARTÍCULOII:
EL MARCO DEL PERÍODO INTERINO
El marco adoptado para el período interino es presentado en esta
declaración de principios.
ARTÍCULOIII:
ELECCIONES
l. ° Para que los palestinos de Cisjordania y de la banda de Gaza puedan
gobernarse según los principios democráticos, el Consejo organizará
elecciones políticas generales, libres y directas, bajo supervisión mutua-
332
mente aceptada y bajo observación internacional, mientras que la poli-
cía palestina asegurará el orden público.
2.° Se concluirá un acuerdo sobre las modalidades y las condiciones pre-
cisas de las elecciones, conforme al protocolo adjunto al Anexo 1, con
el objetivo de que las elecciones tengan lugar, como muy tarde, en los
nueve meses posteriores a la entrada en vigor de esta declaración de
principios.
3.° Las elecciones constituirán una etapa provisional significativa, con vis-
tas a la realización de los derechos legítimos del pueblo palestino y de
sus justas reivindicaciones.
ARTÍCULON:
JURISDICCIÓN
La jurisdicción del Consejo se extenderá al territorio de Cisjordania y
de la banda de Gaza, exceptuando las cuestiones que serán discutidas
durante las negociaciones sobre el estatuto permanente. Las dos partes
consideran Cisjordania y la banda de Gaza como una unidad territorial úni-
ca, cuya identidad será preservada durante el período provisional.
ARTÍCULOV:
ELPERÍODOTRANSITORIOY LASNEGOCIACIONESSOBREELESTA-
TUTOF1NAL
1°. El período transitorio de cinco años empezará con la retirada de la ban-
da de Gaza y de la zona de Jericó.
2.° Las negociaciones entre el gobierno de Israel y los representantes del
pueblo palestino sobre el estatuto permanente comenzarán lo antes
posible y, como muy tarde, al principio del tercer año del período tran-
sitorio.
3.° Se entiende que estas negociaciones cubrirán las cuestiones pendientes,
incluidas: Jerusalén, los refugiados, los asentamientos, los acuerdos de
seguridad, las fronteras, las relaciones y la cooperación con los otros
vecinos y los demás temas de interés común.
4.° Las dos partes convienen que los acuerdos alcanzados durante el
período transitorio no deben perjudicar el resultado de las negocia-
ciones-sobre el estatuto permanente, ni anticiparlo. (...)".
Extraído de la revista Palestina, octubre de 1993, pp. 18-21.
. 333
\

Glosario de términos árabes

Para la confección de este glosario se ha tenido en cuenta la obra de Felipe Maillo

Salgada, Vocabulario de Historia Árabe e lslámica, Akal Universitaria, Madrid, 1996.
Para las transcripciones de los términos árabes en esta obra se ha buscado la caste-
llanización de los mismos a partir de su pronunciación más común.

Amín. Patrón de una corporación o gremio.

Asabiya. Espíritu de cuerpo o clan. Cohesión tribal. Término clave en el
ideario ibn-jalduniano.
Bai'a. Pleitesía reconocida al soberano. Forma de Gobierno contractual entre
gobernantes y gobernados.
Bey. Señor en turco. Título de un jefe militar o jefe de tribu. En Túnez llegó a
ser sinónimo de Regente o gobernador del territorio.
Bid' a. Innovación reprobable contraria a la sunna.
Caza. Pequeña unidad territorial de carácter administrativo y judicial en el
Imperio Otomano.
Chari'a. Ley canónica del Islam, Son fuentes jurídicas de la chari'a el Corán,
la Sunna, el Quiyas, el lyma '.
Cheij. Jeque. Puede estar al frente de una tribu o de una tariqa o cofradía reli-
giosa.
Chía, chií. Partido,fracción.Se conoce con ese nombre a la rama dellslam que de-
fiende la legitimidad del Gobierno de la umma por Alí,cuarto califay yerno de
Mahoma, así como de sus descendientes. Los chiíes son sus seguidores,
Chura. Consulta a los doctores de la ley religiosa, En un sentido más amplio
se usa para designar al Gobierno consultivo.

335
 Dey. Titulo honorífico turco. En Argelia pasó a significar el jefe supremo de )
Regencia,
Dirnrní. Protegido en tierra de Islam, judío o cristiano que paga un tributo per
sonal por conservar su religión,
Diwan. Registro, departamento administrativo, Es el nombre con el que se co-
nocía en las provincias otomanas del Magreb a la Asamblea de notables
y jefes militares que coordinaba los asuntos de las regencias,
Fedayin. De fida'i, resistente, héroe, el que se sacrifica, Se denominó así a los
guerrilleros palestinos.
Feddán. Medida de superficie equivalente desde el año 1814 a 4,200 metros
cuadrados,
Fellaga. Guerrillero rural en la lucha de independencia tunecina,
Fellah. Campesino,
Fetua. Decisión o dictamen jurídico de un muftí o jurisconsulto,
Hanafi. Seguidores de la escuela jurídica de Abú Hanifa. Oficial durante el
Imperio Otomano, es hoy dominante en países árabes como Siria, Iraq,
Egipto, coexistiendo con la malikí en Túnez y Argelia,
Hanbalí. Escuela jurídica fundada por Ahmad Ben Hanbal, se apoya casi
exclusivamente en el Corán y en la tradición,
Ijwán. Hermanos, Se denominan así los Hermanos Musulmanes y por ex-
tensión los islamistas militantes,
Infitah. Apertura liberalizadora en las economías del Oriente Medio,
Intifada. Sublevamiento, rebelión, Por antonomasia, la revuelta de los jóvenes
del interior de Palestina en 1987,
Istiqlal. Independencia,
IYma'. Consenso o unanimidad de la comunidad musulmana, Es una de las
fuentes del derecho sunní. Entre los chiíes no se admite,
IYtihad. Esfuerzo personal de reflexión para interpretar las fuentes de la ley
islárnica. Fue realizado por los fundadores de las escuelas jurídicas y sus
seguidores, cerrándose a partir del siglo x el iytJhad en el islam sunní, dan-
do lugar a un anquilosamiento del Derecho,
Jalifa, califa. Lugarteniente, Nombre de la máxima autoridad religiosa y po-
lítica en tierra del Islam, Los sultanes otomanos llevaron este título hasta
1924, La zona del protectorado español en Marruecos se denominaba ja-
lifiana, porque a su frente tenía un jalifa o lugarteniente del sultán de
Rabat.
Jedive. Nombre con el que se designa al Virrey, Pachá o gobernador en
Egipto a partir de 1867, Se convierte en cargo hereditario y con poderes
para gestionar una política exterior.
Jerife, xerife, cherife. Noble, descendiente del Profeta Mahoma, Marruecos
se conoce como el Imperio jerifiano en razón de que varias de las dinastías
allí asentadas fueron fundadas por jerifes,
336
Majzén. Se denomina así la Administración central en Marruecos, Viene de la
misma raíz que almacén en virtud de que el Estado central almacenaba los
impuestos recogidos en especie, Bled majzén es el territorio sometido al
Majzén.
Malikí. Escuela jurídica fundada por Malik Ben Arias. Fue doctrina oficialen Al-
Andalus y hoy lo es en el norte de África, con amplia extensión por todo
el continente,
Mendub. Delegado del Sultán, Se conoce así al representante de éste en la
zona internacional de Tánger durante el Protectorado,
Millet, milla. Términos turco y árabe para designar la secta o comunidad re-
ligiosa, En el Imperio Otomano gozaban de cierta autonomía, rigiéndose
cada una por el derecho privado de sus estatutos personales,
Multazim, iltizam. Encargado del iltizam o territorio que se concedia para in-
centivar la recaudación de los impuestos en el Imperio Otomano: No
siendo propietario de las tierras concedidas, el concesionario llegaba a
disponer en algunas zonas un amplio poder sobre las personas,
Mussem. Feria, romería en torno a un santón o morabito,
Muyahid, muYahidines. Combatiente por la fe, Se denomina así en la ac-
tualidad a los ex-combatientes de la guerra de liberación en Argelia,
Nahda. Renacimiento, Se denomina así al movimiento cultural de renovación
de la cultura árabe que tiene lugar a fines del siglo XIX y principios del xx.
Qiyas. Razonamiento por analogía, Es una de las fuentes del Islam,
Quds. Sagrada, Al-Quds es el nombre árabe de Jerusalén,
Ra'is. Arráez, caudillo o jefe, Se denominaba así al Presidente Naser.
Ribat. Ermita o convento fortificado en tierra del Islam, generalmente ligada
a la guerra santa o yihad,
Siba. Rebeldía, Los territorios en siba se negaban a pagar el impuesto al po-
der central en Marruecos,
Sunna, zuna. Conjunto de textos o hadices que recogen las tradiciones de la vi-
da de Mahoma y que sirven de uno de los fundamentos de la ley islámica
o cneri'e. Zuna es el término hispanizado. Sunní, el derivado de la sutme.
Tariqa. Cofradía o hermandad musulmana, El término significa camino, regla
de vida en común,
Umma. Comunidad de creyentes en el Islam, En algunos contextos pasa a sig-
nificar "nación-matriz",
Wahhabí, wahhabismo. Comunidad religiosa islámica sunní fundada en el si-
glo XVIII en la Península Arábiga por Muhammad Ibn Abd al-Wahhab.
Sigue la escuela jurídica hanbalí, se caracteriza por un rigorismo purita-
noy es doctrina oficial de Arabia Saudí.
Waqf, habus. Bienes amortizados de carácter religioso, así como las rentas
que producen, El primer término se usa en el Machreq y el segundo, en
el Magreb, del que proviene el arabismo español habiz, bebices.
337
Wilaya, eyalet. Provincia, a cuyo cargo hay un walí o valí. Eyalet es el término
usado en el Imperio Otomana.
Yarnaa.
A
Asamblea de tribu.
Yihad. Esfuerzo supremo o guerra santa para defender el Islam.
Za'im. Líder.

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