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joven, que representará de 18 a 21 años de edad para toda la

eternidad.
Por lo tanto, consolaos en estas palabras de San Pablo, que
leímos en Primera de Tesalonicenses; la promesa es que Cristo
resucitará a los muertos creyentes en El en cuerpos glorificados
y nos transformará a nosotros los que vivimos.
Por tanto, consolaos en estas palabras sabiendo que nuestro
hermano Manuel Cunha es un creyente, sigue siendo un
creyente allá en la sexta dimensión. Y que él trabajó en la Obra
del Señor Jesucristo como ministro, obra que quedan para que
siga adelante la congregación donde él estuvo pastoreando.
Por lo tanto, que Dios les continúe bendiciendo a todos, y
consolaos todos en estas palabras del Apóstol San Pablo, y estas
palabras que he dedicado a todos ustedes, familiares del Rvdo.
PALABRAS DE
Cunha y también a su esposa Dolores, sus hijos, y a toda la
congregación. CONDOLENCIAS
PARA LA FAMILIA
Que Dios les bendiga a todos y consolaos en estas palabras.
Dejo nuevamente al Rvdo. Miguel Bermúdez Marín para
finalizar nuestra parte de estos momentos, dirigida a la partida

CUNHA
de nuestro hermano, el Rvdo. Manuel Cunha.
Con nosotros el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín.
“PALABRAS DE CONDOLENCIAS PARA LA
FAMILIA CUNHA”

Es nuestra intención hacer una transcripción fiel y
exacta de este Mensaje, tal como fue predicado;
por lo tanto cualquier error en este escrito es
estrictamente error de audición, transcripción e
impresión; y no debe interpretarse
como errores del Mensaje.
El texto contenido en esta Conferencia, puede ser
verificado con las grabaciones
del audio o del video.
Este folleto debe ser usado solamente para
propósitos personales de estudio,
hasta que sea publicado formalmente.
(Fue tomado de una transmisión vía Internet)
PALABRAS DE CONDOLENCIAS PARA LA FAMILIA CUNHA 7
están consoladas, con las palabras que el Apóstol San Pablo nos
habló; y al final nos dijo: “Por lo tanto, consolaos en estas
palabras”.
Estas palabras bíblicas de San Pablo son de consuelo para
nuestras almas en estos momentos, en donde estamos en la
despedida del cuerpo terrenal donde habitó el Rvdo. Manuel
Cunha.
El continúa vivo en el cuerpo teofánico angelical, lo único
que terminó su tiempo fue el cuerpo físico, el cuerpo terrenal.
Por lo tanto, él nos ve desde allá hacia acá, el mira y nos ve, y
ve que estamos conscientes que él está en el Paraíso y que está
mucho mejor de lo que estaba acá en la Tierra. Y él sabe que lo
estamos esperando de regreso muy pronto, en un cuerpo nuevo
y glorificado, como Dios ha prometido para todos los creyentes
en El que han partido, y para los que permanecemos vivos
también, porque El nos dará un cuerpo nuevo, un cuerpo
glorificado cuando nos transforme.
Por lo tanto, consolaos en estas palabras, conscientes de que
luego cuando regrese, todos comenzaremos una nueva vida en
los cuerpos nuevos y glorificados e iremos con Cristo al Cielo,
a la Cena de las Bodas del Cordero, a la Casa de nuestro Padre
Celestial, que es la Séptima dimensión.
Y luego, de esa gran fiesta, de la Cena de las Bodas del
Cordero, regresaremos con Cristo a la Tierra para el glorioso
Reino Milenial de Jesucristo nuestro Salvador.
Y ahí estaremos como Reyes, como Sacerdotes y como
Jueces (en esta Tierra) de ese glorioso Reino de nuestro amado
Señor Jesucristo. Seremos Su Gabinete de Gobierno, seremos
Su Gabinete Sacerdotal y seremos Su Gabinete de la Judicatura,
o sea, del Poder Judicial.
Y con Cristo en ese Reino seremos felices por toda la
eternidad, ya no habrá más muerte física, ya no habrá más
problemas de salud, ya no habrá más problemas de que nos
pongamos viejos, nada de eso, porque estaremos en un cuerpo
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“Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde que
también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;
el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra,
para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el
poder con el cual puede también sujetar a si mismo todas las
cosas.”
Por lo tanto, la promesa es que El nos dará un nuevo cuerpo,
tanto a los que ya terminaron su vida terrenal aquí en la Tierra,
como también a nosotros los que vivimos, El nos va a
transformar también si permanecemos vivos hasta ese momento
de la resurrección. Y entonces ya todos tendremos cuerpos
inmortales y glorificados, seremos eternos físicamente también.
Por lo tanto, reconocemos que nuestra estadía aquí en la
Tierra tiene un propósito y que Dios es el que determina los
días, los años, que vamos a vivir aquí en la Tierra.
Por lo tanto, toda persona creyente en Cristo tiene una
cantidad de años para vivir en el cuerpo físico y después Dios
lo llama a descansar de sus trabajos terrenales y lo coloca en el
Paraíso, que es la sexta dimensión, en donde allí se mantiene
esperando la Venida del Señor, al Paraíso, para la resurrección.
Allí están muy contentos, muy felices, no se cansan de estar
allí, no tienen que trabajar, ni comer tampoco, y allí no tienen
que dormir tampoco, allí no hay noche y no hay ningún tipo de
problemas como los que hay aquí en la Tierra.
Por lo tanto, nuestro hermano Manuel Cunha se encuentra en
un lugar mucho mejor que aquí en la Tierra. Se encuentra en un
lugar de reposo, de descanso, ya descansó de sus trabajos
terrenales, y ahora ha pasado al Paraíso, la sexta dimensión,
donde se encuentra con las demás personas, hermanos, que
están allá en el Paraíso.
El desde allá puede mirar hacia acá y vernos a todos
nosotros, y puede ver y comprender que nosotros hemos
entendido que él ha pasado de una vida terrenal a una vida
Celestial, al Paraíso, y que nuestros corazones, nuestras almas,
PALABRAS DE CONDOLENCIAS
PARA LA FAMILIA CUNHA
Lunes, 11 de Noviembre de 2002
Desde Santiago de Chile, a Goiania Brasil
(Vía Telefónica)
INTRODUCCIÓN POR EL RVDO. MIGUEL BERMÚDEZ MARÍN
ueno, ya tenemos acá con nosotros a nuestro apreciado
B hermano y amigo William Soto Santiago, para darles unas
palabras de condolencias a la familia de nuestro hermano
Manuel Cunha y a su congregación; siendo que es una persona
que todos apreciamos, que todos amamos, y del cual pues,
estamos muy agradecidos al Señor Jesucristo, que nos haya
permitido conocer a nuestro hermano Manuel Cunha y nos haya
permitido trabajar con él en este Mensaje.
Agradecemos a Dios toda la Obra que Jesucristo hizo a través
de él, para llevar este Mensaje de la Edad de la Piedra Angular
a muchísimos lugares. Y también los hijos que Dios le dio,
junto con nuestra hermana Dolores, que han sido una bendición
para nosotros y han sido una bendición para la Obra de Dios; y
agradecemos a Dios también por ese gran fruto que dejó acá en
la Tierra nuestro hermano Manuel Cunha, en unión con nuestra
hermana Dolores.
Quiero dejar un versículo en el Libro del Apocalipsis 14, 13,
donde dice:
“Oí una voz que desde el cielo me decía: Escribe:
Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren
en el Señor.
Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus
obras con ellos siguen.”
Cuando ya hemos hecho un trabajo para el Señor, esa obra
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sigue, permanece, continúa en la presencia de Dios, cuando ese
trabajo se ha hecho con Amor, con esfuerzo, con fe, de corazón.
Eso es algo que queda en la presencia del Señor, y permanece.
Por eso es que El nos dice el espíritu... que ellos descansarán
de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen.
Y también la obra que dejó acá nuestro hermano Manuel, y
todo el fruto que dejó acá, sigue trabajando para Dios, sigue
produciendo para Dios, y sigue adelantando el Reino del Señor
Jesucristo.
Así que, lamentamos realmente la partida del hermano, pero
sabemos que él está en un lugar seguro, sabemos que fue un
buen creyente y sabemos que lo vamos a ver pronto en la
resurrección de los muertos en Cristo. Y nuestro hermano
Manuel será un gran testigo de la resurrección, porque si hay
una persona que es bien conocido ahí en Brasil y que todos los
pastores y congregaciones le conocen y le aprecian, era nuestro
amado hermano Manuel Cunha.
Por lo tanto, ya pronto lo vamos a ver. Queremos dejar con
nosotros a nuestro hermano William Soto Santiago para que él
nos de unas palabras de consuelo, de condolencias, para la
familia y también para la congregación de Goiania, allí en
Brasil.
Con nosotros nuestro apreciado hermano y amigo William
Soto Santiago:
PALABRAS DE CONDOLENCIAS POR EL HERMANO
WILLIAM SOTO SANTIAGO
Reciban mis condolencias por la partida del Rvdo. Manuel
Cunha, extiendo mis condolencias a su esposa Dolores y
también a sus hijos: Salomón, Marcos, Melquisedec, Josué y
Natán, y también a toda la congregación que él pastoreaba y
también a todos sus demás familiares.
En unos momentos así como estos, el Apóstol San Pablo
escribió una carta a la Iglesia que estaba en Tesalonicenses,
porque había partido un hermano y estaban muy tristes todos; y
a la Iglesia de Tesalonicenses él escribió, en Primera de
Tesalonicenses capítulo 4, verso 13 en adelante, las siguientes
palabras de consuelo para toda la Iglesia y todos los familiares
del que había partido, y dice:
“Tampoco queremos hermanos que ignoréis acerca de los
que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que
no tienen esperanza.
Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también
traerá Dios a los que durmieron en él.
Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que
nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida
del Señor no precederemos a los que durmieron.
Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de
arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los
muertos en Cristo resucitarán primero.
Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado,
seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para
recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el
Señor.
Por lo tanto, alentaos los unos a los otros con estas
palabras.”
Estas son palabras de aliento, de consuelo, para todos los que
tienen familiares que han partido con el Señor, pues al ser
creyentes en Cristo, son personas que están dentro del Nuevo
Pacto, y por consiguiente van al Paraíso a vivir en el cuerpo
angelical, y allí ya no tienen los trabajos y problemas que tenían
aquí en la Tierra, sino que viven allí felices con todos los que se
encuentran en el Paraíso, y esperan allí hasta que llegue el
momento que Jesucristo los resucite en nuevos cuerpos, en
cuerpos eternos y glorificados, los cuales ya Dios ha
predestinado para todos los que le sirven, y terminan sus días
aquí en la Tierra.
También en Filipenses capítulo 3, verso 20 al 21, dice San
Pablo: