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EL MISTERIO DE LA ADOPCION

(Esta conferencia no ha sido revisada por el hno. Miguel Bermúdez Marín;


por tal motivo no debe ser publicada en tomos ni en folletos.
Favor notificar si encuentra algún error en la transcripción a info@carpa.com)

Por William Soto Santiago


Jueves, 11 de febrero de 1999
Lago Agrio, Ecuador

Muy buenas tardes, amados amigos y hermanos presentes aquí en Lago Agrio, República del
Ecuador; es para mí una bendición grande estar con ustedes nuevamente; ya hace... ¿cuánto tiempo
habíamos estado aquí? Cerca de dos años habíamos estado con ustedes, y para mí es un privilegio
estar de nuevo con ustedes para pedirle a Cristo Sus bendiciones sobre cada uno de ustedes: Que las
bendiciones de Jesucristo, el Angel del Pacto, sean sobre todos ustedes y les bendiga espiritualmente
y materialmente, les prospere espiritualmente y materialmente, y les use espiritualmente y
materialmente también en Su Obra, y se complete acá en esta área el número de los escogidos de Dios
pronto, y pronto se complete también el Cuerpo Místico de Cristo, y seamos transformados y llevados
a la Cena de las Bodas del Cordero. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Nos dice San Pablo en su carta a los Romanos... Es un saludito, pero vamos a leerlo aquí... Aquí
algo... Dice (a leer siempre algo de la Palabra)... Dice (Romanos 8:14 - Editor):
“Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.
Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis
recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!
El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.
Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos
juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.
Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria
venidera que en nosotros ha de manifestarse.
Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios.
Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que
la sujetó en esperanza;
porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad
gloriosa de los hijos de Dios.
Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta
ahora;
y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu,
nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de
nuestro cuerpo.
Porque en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que
alguno ve, ¿a qué esperarlo?
Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos.”
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Por estas palabras que el apóstol San Pablo nos habla aquí, podemos ver que Dios en Su
Programa tiene para llevar a cabo una Adopción: la Adopción de los hijos e hijas de Dios; y esta
Adopción es la redención del cuerpo, o sea, la resurrección de los muertos en Cristo y la
transformación de nosotros los que vivimos, para tener un cuerpo igual al cuerpo de Jesucristo,
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eterno y glorificado, y así ser restaurados a todo lo que perdió Adán y Eva en la caída, ser restaurados
a la vida eterna, de la cual cayó Adán y Eva en el Huerto del Edén, y por consiguiente perdieron ellos
el derecho a ser Reyes en este planeta Tierra; perdieron el derecho a vivir eternamente en este planeta
Tierra; y Adán sería pues el rey del planeta Tierra todo el tiempo, porque no moriría; pero Adán tenía
que tener una temporada trabajando en el Programa de Dios, trabajando en las cosas que Dios le dio
para llevar a cabo, y luego de terminada esa etapa de labor que cubría lo material y también lo
espiritual, luego él tendría el tiempo en el cual sería adoptado; y ya de ahí en adelante ya no habría
lugar para pecar y para morir, porque ya de ahí en adelante ya estaría adoptado totalmente. Pero él
no esperó y Eva no esperó tampoco; ellos tenían que esperar a que el Arbol de la Vida, que es Cristo,
el Verbo que era con Dios y era Dios, se hiciera carne para entonces poder comer del Arbol de la
Vida.
Por eso ustedes encuentran que cuando Cristo estuvo aquí en la Tierra en carne humana, era nada
menos que el Verbo que era con Dios y que era Dios y que creó todas las cosas, el cual se hizo carne
y habitó en medio de los seres humanos, en la tierra de Israel.
Y ahora, vean cómo El nos dice: “Yo soy el pan de vida.” Y también nos dice: “El que come de
este pan vivirá eternamente.” Y también El nos dice: “El que no coma mi carne y beba mi sangre, no
tiene vida permaneciente en sí.” O sea, que nos habla de comer de El; eso es comer del Arbol de la
Vida.
Tenía que hacerse carne el árbol de la vida del Huerto del Edén, que es Cristo, el cual estaba en
Su cuerpo teofánico allá en el Huerto del Edén, y el cual le aparecía a Adán cada día, en cierto
horario del día; pero todavía no se había hecho carne.
Pero también allí estaba el diablo, que es el árbol de ciencia del bien y del mal, el cual se hizo
carne en la serpiente; y estando en la serpiente el diablo ungió la serpiente; y por medio de la
serpiente, que era el eslabón perdido que la ciencia está buscando... era el animal más parecido al ser
humano, al hombre: hablaba, razonaba y tenía conocimiento de cómo reproducirse tanto los animales
como el ser humano, en una forma terrenal, en una forma humana o animal.
Y Eva comió del árbol de ciencia del bien y del mal, y luego hizo también que Adán comiera;
y ambos murieron; pero vimos que continuaron viviendo, pero espiritualmente ellos murieron, y toda
la descendencia de Adán y Eva cayó en muerte (porque la paga del pecado es muerte) y perdieron
los derechos que ellos tenían de parte de Dios.
Ellos perdieron el derecho a la vida eterna, y por eso vivió Eva una cantidad de años y luego
murió, y también Adán vivió unos 930 años y luego murió también; porque ya Dios había establecido
que el día que comiera Adán del árbol de ciencia del bien y del mal, ese día moriría.
Ahora vean cómo todo esto se fue cumpliendo. Adán vino a ser mortal, antes no estaba como
mortal; o sea que antes estaba en una etapa de prueba, y de comer o no comer dependía si moriría
o si viviría eternamente en aquel cuerpo que él tenía y en el que Eva tenía. Pero, vean ustedes, no se
mantuvo firme en la Palabra Eva, y por consiguiente luego Adán sabiendo las consecuencias se hizo
responsable también de Eva y con Eva, y también perdió la bendición de Dios; y solamente pudo
durar 930 años conforme al Génesis, capítulo 5 y verso 5. Y de ahí en adelante todos los hijos, todos
los seres humanos que vendrían a este mundo, vendrían por medio de la unión de un hombre y de una
mujer, y por consiguiente vendrían en una etapa o fase de muerte; nacerían, vivirían un tiempo y
después morirían. Y la ciencia todavía no ha podido superar esa situación del ser humano.
Ahora miren, Adán vivió 930 años y Enoc vivió... no Enoc el que fue transportado, sino otro
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Enoc ¿vivió cuánto?- Jared, vivió 962 años, y Enoc el que fue arrebatado al cielo vivió 365 días y
luego fue arrebatado al cielo (él es tipo y figura de los que estando vivos serán transformados y
llevados al Cielo, a la Casa de nuestro Padre celestial).
Siendo que el año tiene, el año que se usa entre los gentiles, tiene 365 días y cuarto, miren
ustedes, siempre cuando se habla de un día, un día tiene 24 horas, pero cuando se habla de un Día
delante de Dios, ¿tiene cuántos? ¿cuántos años? Un Día delante de Dios son mil años, dice Segunda
de Pedro, capítulo 3, verso 8, y también el profeta Moisés en el Salmo 90 y verso 4.
Y ahora, también una semana de días puede representar una semana de años, que serían 7 años,
como en las setenta semanas de la profecía del profeta Daniel y como también encontramos en la
fiesta del año del jubileo, donde son 7 semanas de años que sumados son 49 años, y luego viene el
año 50, que es el año del jubileo. Esas 7 semanas de años, que son 49 años, representan las 7 etapas
o edades por las cuales la Iglesia de Jesucristo ha pasado y cada cierto tiempo Dios ha enviado un
mensajero. Cada 7 años, el año séptimo, era de reposo para la tierra, o sea, de descanso, era año
sabático.
Ahora, encontramos que luego de esos 49 años, donde hay 7 años sabáticos, porque el año
número séptimo de cada semana de años era de descanso, de reposo, para la tierra; luego de esos
7 años sabáticos que están contenidos en esas 7 semanas de años, que son 49 años... o sea, que en
49 años hubo 7 años sabáticos, cada 7 años llegaba el año séptimo, que era el año sabático, y luego
de los 49 años llegaba el año 50, que era el año del jubileo.
Y el año del jubileo, así como cada una de esas semanas y el año sabático de cada semana,
representan cada edad de la Iglesia de Jesucristo entre los gentiles.
Ahora, el año número 50 representa el año del jubileo, o sea, el Año del Jubileo es la Edad de
la Piedra Angular; el 50 habla de Pentecostés y es el ciclo divino en donde Dios imparte al ser humano
de Su naturaleza. Por eso también en el día de Pentecostés, que fue el día 50, Dios impartió de Su
Espíritu a 120 personas que allí estaban reunidas, y eso El lo ha estado haciendo a través de todos
estos años que han transcurrido del día de Pentecostés hacia acá, con todos los que han creído en
Cristo como su Salvador y han lavado sus pecados en la Sangre de Cristo y han recibido Su Espíritu
Santo y por consiguiente han recibido un cuerpo teofánico, un espíritu teofánico, de la sexta
dimensión, y así han recibido el Espíritu de Adopción. Pero les falta, a los creyentes de las edades
pasadas como también a nosotros, nos falta el cuerpo de la Adopción, porque ya hemos recibido el
Espíritu de la Adopción, que son las primicias del Espíritu.
Y ahora, en el día de Pentecostés es que se recibía el Espíritu Santo, por lo tanto, de Cristo hacia
acá se ha estado viviendo también, en el campo espiritual, en el Día de Pentecostés; y ya han
transcurrido alrededor de dos mil años de Cristo hacia acá, han transcurrido alrededor de dos mil años
del día de Pentecostés hacia acá.
Toda persona que va a ser adoptada para ser a imagen y semejanza de Jesucristo, primero tiene
que pasar por la etapa de recibir a Cristo como su Salvador, lavar sus pecados en la Sangre de Cristo
y recibir Su Espíritu Santo, para así tener las arras de nuestra salvación, las arras de la Adopción;
como dice San Pablo en su carta a los Efesios, en el capítulo 1 y versos, vamos a ver... capítulo 1,
versos 13 al 14, dice:
“En él también (en Cristo) vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de
vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa,
que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza
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de su gloria.”
Y ahora en el capítulo 4, verso 30, nos dice San Pablo:
“Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la
redención.”
Y así como en las leyes y ordenanzas y estatutos divinos dados por Dios a través del Profeta
Moisés al pueblo hebreo estaba el año de la redención, el año del jubileo, en el Programa de Dios
para la redención de nuestros cuerpos, o sea, la transformación de nuestros cuerpos, para ser a
imagen y semejanza de Cristo y para los muertos en Cristo resucitar en un cuerpo eterno y glorificado
como el de Jesucristo, en el Programa de Dios se estará cumpliendo, actualizando, el Año del Jubileo;
o sea que en el Cielo se estará cumpliendo ese ciclo divino en la Iglesia de Jesucristo como Cuerpo
Místico de creyentes, se estará cumpliendo ese ciclo divino, que es el ciclo divino correspondiente
a la Edad de la Piedra Angular.
Ese es el ciclo divino del Año del Jubileo actualizado en la Iglesia de Jesucristo, en el Día
Postrero, para la redención del cuerpo, o sea, la transformación de nuestros cuerpos y resurrección
de los muertos en Cristo en cuerpos eternos, para ser a imagen y semejanza de Jesucristo y así ser
restaurados y tener la imagen y semejanza de Dios; pues miren, la imagen de Dios es Cristo en Su
cuerpo teofánico, o sea el espíritu teofánico, el cuerpo teofánico, de la sexta dimensión, llamado el
Angel del Pacto ó Angel de Jehová, que es un hombre de la sexta dimensión, el cual creó los Cielos
y la Tierra, pues en ese cuerpo es que Dios ha habitado y desde el cual creó los Cielos y la Tierra.
Esa es la forma visible, en forma de un hombre de Dios de la sexta dimensión; por eso El apareció
en esa forma a muchos profetas del Antiguo Testamento. A Abraham le apareció como Melquisedec
y también le apareció como Elohim; y luego Jacob luchó con un Varón, con un Angel, hasta que
rayaba el alba y el Angel le dijo: “Suéltame que ya raya el alba,” y Jacob le dijo: “Yo no te soltaré
hasta que me bendigas.” Y el Angel le preguntó: “¿Cuál es tu nombre?” Jacob le dijo: “Jacob.” El
Angel le dijo: “No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel, porque has luchado (o sea, has peleado)
con Dios y con los hombres, y has vencido.” Y para el vencedor siempre hay una bendición de parte
de Dios y hay un Nombre Nuevo para el vencedor.
Y ahora, Jacob luego le llamó, al lugar donde estaba: Peniel, porque dijo: “Vi a Dios cara a cara.”
Y la Escritura dice que nadie jamás ha visto a Dios y Jacob dice que sí, que vio a Dios, y Abraham
también vio a Dios, y los padres de Sansón también dicen que vieron a Dios, y otras personas dicen
que vieron a Dios; pero Dios le dijo al Profeta Moisés, cuando Moisés quiso ver a Dios, dijo: “No
me verá hombre y vivirá. Yo voy a poner mi mano sobre ti, voy a cubrir tu rostro, te voy a cubrir,
te colocaré tras, sobre la hendidura de la peña, y yo pasaré y glorificaré el Nombre de Jehová, y luego
quitaré mi mano y tú verás mis espaldas.”
Ahora, vean ustedes, Dios en Su cuerpo teofánico ha sido visto en el Antiguo Testamento, y por
eso es que Jesús podía decir: “Abraham deseo ver mi día, lo vio y se gozó.” Le dicen: “No tienes 50
años ¿y dices que has visto a Abraham?” Jesús les dice: “Antes que Abraham fuese, yo soy.” Y por
poco lo matan, por poco lo apedrean, porque dijo que antes que Abraham fuese, El era.
Jesús era antes que Abraham en Su cuerpo teofánico, y luego se hizo carne y habitó en medio del
pueblo hebreo; pero antes de tener el cuerpo de carne, tenía Su cuerpo teofánico de la sexta
dimensión, que es un cuerpo parecido a nuestro cuerpo, pero de otra dimensión, de otro mundo, y
es un cuerpo angelical, un cuerpo como el de los ángeles; por eso es que siempre que aparecía Dios
en forma visible a los profetas o en la columna de fuego, le llamaban el Angel de Jehová.
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El Angel de Jehová fue el que libertó al pueblo hebreo, el Angel de Jehová fue el que llevó al
pueblo hebreo por el desierto, el Angel de Jehová fue el que colocó al pueblo hebreo en la tierra
prometida, el Angel de Jehová fue el que habló a través del Profeta Moisés y llevó a cabo esa Obra
del éxodo, el Angel de Jehová fue el que obró por medio del profeta Josué, el Angel de Jehová fue
el que obró por medio del profeta Samuel y por todos los demás profetas como el profeta Elías; y fue
el Angel de Jehová el que habló por medio de todos los profetas y luego se hizo carne y habitó en
medio de los seres humanos y el velo de carne tuvo el nombre de Jesús, para llevar a cabo la Obra
de Redención en la Cruz del Calvario; y por medio de ese velo de carne, Jesús, habló Dios, el Angel
del Pacto, al pueblo hebreo.
Ahora vean cómo San Pablo nos habla en su carta a los Hebreos, en el capítulo 1 y verso 1 al 3.
Dice:
“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por
los profetas (¿cómo dice que ha hablado? Por medio de los profetas),
en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por
quien asimismo hizo el universo.”
¿En los Postreros Días ha hablado por medio de quién? Por medio de Su Hijo, por medio de
Jesucristo; pero ya han transcurrido dos mil años de Jesucristo hacia acá, y San Pablo está diciendo
que aquellos eran los Postreros Días en los cuales Dios estaba hablando por medio de Jesucristo
¿Y por qué eran los Postreros Días? Porque un Día delante del Señor es como mil años y mil años
como un Día; y los Postreros Días delante del Señor son los milenios postreros para los seres
humanos; y los milenios postreros para los seres humanos, comenzaron cuando Jesús tenía de 4 a 7
años de edad, y por consiguiente Dios estaba en Jesucristo hablándole al pueblo hebreo en los
Postreros Días y estaba luego muriendo en la Cruz del Calvario en los Postreros Días.
Ahora vean cómo San Pedro también dice acerca de la muerte de Jesucristo en la Cruz del
Calvario, dice, hablándonos de la forma en que hemos sido nosotros llamados y hemos sido nosotros
rescatados. Dice Primera de Pedro, capítulo 1, verso 19 en adelante:
“Sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación,
ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos
por amor de vosotros.”
Vean, estaba predestinado, destinado, desde antes de la fundación del mundo, estaba destinado
desde antes de la Creación del universo, todo eso ya estaba destinado en la mente de Dios, en el
Programa de Dios, pero manifestado en los Postreros Días, porque en los Postreros Días fue que
apareció Jesús en Su Ministerio y murió en la Cruz del Calvario, en el primero de los Postreros Días,
en el primero de los tres milenios postreros, o sea, que apareció en el quinto milenio, y en el primer
tercio del quinto milenio tuvo Su Ministerio y llevó a cabo la Obra de Redención en la Cruz del
Calvario.
Ahora, hemos visto lo que son los Días Postreros; y para el Día Postrero Cristo ha dicho acerca
de los creyentes en El que han partido, El dice: “Y yo le resucitaré en el Día Postrero.” La
resurrección de los muertos en Cristo será para el Día Postrero, conforme a Cristo ha dicho en San
Juan, capítulo 6, versos 39 al 40; y vamos a ver aquí cómo El lo dijo: Capítulo 6, verso 39 al 40 de
San Juan, dice:
“Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo
nada, sino que lo resucite en el día postrero.
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Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga
vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.”
Dos veces aquí hemos escuchado las palabras de Jesús: “Y yo le resucitaré en el Día Postrero.”
Y el Día Postrero es el milenio postrero, el séptimo milenio, de los siete milenios de Adán hacia acá;
y de Cristo hacia acá ya han transcurrido dos mil años, que son dos milenios si le añadimos al
calendario los años de atraso que tiene; y si dejamos el calendario tal y como está, pues solamente
falta un año con diez meses y algunos 15 a 17 días para llegar al tercer milenio.
La humanidad, los pueblos, los gobiernos, las naciones, se están preparando para el tercer milenio,
han proclamado, y el tercer milenio es el tercero de los Días Postreros y por consiguiente es el último
de los Días Postreros, es el Día Postrero delante de Dios, que para los seres humanos es el milenio
postrero. Para ese milenio postrero es que Cristo ha prometido llevar a cabo la resurrección de los
muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos; y eso es la Adopción de los hijos
e hijas de Dios.
Hemos venido a este planeta Tierra para pasar por la etapa de prueba; para al final, en el fin del
siglo, o sea, en el fin del tiempo, en el fin de los Días Postreros, en el Día Postrero, en el séptimo
milenio, ser llamados los últimos escogidos de Dios y ser preparados para ser transformados y ser
llevados a la Cena de las Bodas del Cordero. Y ‘ser transformados’ eso es la Adopción de los hijos
e hijas de Dios; y seremos iguales a Jesucristo, con un cuerpo físico eterno y glorificado y con un
espíritu de la sexta dimensión eterno; y así seremos a imagen y semejanza de Jesucristo, y así seremos
restaurados como hijos e hijas de Dios, a imagen y semejanza de Dios.
Ahora vean que es un Programa sencillo, pero es un Programa el cual está siendo llevado a cabo
por Cristo de etapa en etapa, hasta llegar a este tiempo final, en donde son llamados y juntados los
escogidos del Día Postrero.
Y así como hubo un llamado en cada territorio para cumplirse cada edad y ser recogidos los
escogidos de cada edad, para este tiempo final el llamado de la Gran Voz de Trompeta del Evangelio
del Reino ha surgido, ¿dónde? pues en la América Latina y el Caribe; y por eso es que nos
encontramos en esta ocasión reunidos aquí, escuchando la Voz de Cristo para este tiempo final, para
el Día Postrero, escuchando el Mensaje de Jesucristo para el Día Postrero, para la séptima
dispensación y séptimo milenio, con el cual “será llena la Tierra del conocimiento de la Gloria de
Jehová, como las aguas cubren el mar,” como nos dice el profeta Habacuc, capítulo 2, verso 14, e
Isaías, capítulo 11, verso 9.
Ahora, nos ha tocado a nosotros en este tiempo final ser las personas más privilegiadas que viven
en este planeta Tierra para escuchar la Voz de Cristo, esa Gran Voz de Trompeta, el Evangelio del
Reino, que gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo, para así ser llamados, juntados y
preparados, para ser transformados en este tiempo final.
Ahora, no sabemos en qué año del Día Postrero, no sabemos en qué año del séptimo milenio, los
muertos en Cristo serán resucitados y nosotros los que vivimos seremos transformados, no sabemos
en qué año; pero lo importante es haber sido llamado, juntado y estar escuchando la Voz de Cristo
y estar sirviéndole a Cristo con Amor divino y estar viviendo conforme a la voluntad de Dios, con
temor y temblor, y estar trabajando en la Obra de Cristo de este Día Postrero, y poder decir como
dijo Jesucristo en San Lucas: “En los Negocios de mi Padre me conviene estar.” Y a nosotros nos
conviene estar en los Negocios de nuestro amado Señor Jesucristo. En los Negocios de nuestro
amado Señor Jesucristo nos conviene estar como le convenía estar a Jesús en los Negocios de Su
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Padre celestial. San Lucas, capítulo 2, verso 49.
Y ahora nosotros estamos en los Negocios de Jesucristo, nuestro Salvador, correspondientes a
este Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular; porque ya los Negocios de Cristo de las edades
pasadas, ya fueron realizados por Cristo a través de los mensajeros y del grupo de escogidos de las
edades pasadas; y ahora nos ha tocado a nosotros en la América Latina y el Caribe, para luego que
termine nuestra labor ser adoptados en este tiempo final.
Luego que termine nuestra labor y haya sido llamado hasta el último de los escogidos y haya sido
reunido en el Cuerpo Místico de Cristo, en la Edad de la Piedra Angular, entonces ya estará completo
el Cuerpo Místico de Cristo y Cristo habrá hecho intercesión hasta por el último de Sus escogidos,
y luego saldrá del Trono de Intercesión, y luego es que los muertos en Cristo resucitarán en cuerpos
eternos y nosotros los que vivimos seremos transformados. Y esa resurrección de los muertos en
Cristo en cuerpos eternos y esa transformación de nosotros los que vivimos para tener un cuerpo
eterno, glorificado e inmortal, es la Adopción de los hijos e hijas de Dios; y para eso es que estamos
nosotros viviendo en este tiempo final, en la América Latina y el Caribe, aunque también algunos se
han ido a vivir a otros continentes o a otras naciones, buscando mejores condiciones de trabajo y de
estudios y de una mejor vida económica, pero hasta ellos les llega también el Mensaje si tienen sus
nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero.
Ahora, hemos visto este misterio de la Adopción y hemos visto el porqué el Mensaje del
Evangelio del Reino, de la Gran Voz de Trompeta, que gira alrededor de la Segunda Venida de
Cristo, como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de
Reclamo, ha surgido ¿dónde? Pues en la América Latina y el Caribe. Es porque Dios va a adoptar a
Sus hijos en este tiempo final, en el Día Postrero, en el séptimo milenio.
Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes dándoles este saludo. Ya nos
encontraremos nuevamente en este mismo lugar (¿a las qué?.. ¿A las 7 es la conferencia o el
devocional? ¿No hay transmisión de radio? ¿A qué hora? Es que no puede haber devocional y
predicación a la misma vez a las 7...) A las 6:30 ya comienzan el devocional entonces, y ya a las 7:00
se estará en la transmisión. Así que les voy a dejar para que puedan irse preparando para la actividad
de la noche; a almorzar, y así estar listos para la actividad de la noche; yo también estaré
preparándome para la actividad de la noche, para así estar con ustedes hablándoles bajo el tema:
“Haciendo la voluntad del Padre.”
Para poder ser adoptados hay que estar haciendo la voluntad del Padre. Adán no hizo la voluntad
del Padre y no fue adoptado. Jesús hizo la voluntad del Padre y fue adoptado. Y nosotros pues
estamos haciendo la voluntad de nuestro Padre celestial para ser adoptados en este Día Postrero, o
sea, en el séptimo milenio. Bueno, ese es el tema para la noche. Les di ese aperitivo, pero lo dejamos
todo para la noche.
Que Dios les bendiga, que Dios les guarde, y hasta la noche, o sea, las 6:30 ya van a comenzar
el devocional, para luego a las 7:00 ya tener la transmisión de radio y televisión. Que Dios les
bendiga, les guarde, y les use grandemente en Su Obra, y sean también todos preparados, y estén
listos para ser adoptados en este Día Postrero. Continúen pasando una tarde llena de las bendiciones
de Jesucristo. Vamos a tener por aquí al Rvdo. Tirzo Ramiro Girón para continuar.
Tiene, parece, un cántico: “Dios grande es tu Amor.” Grande es Su Amor para con nosotros.
Miren cómo en la Mente de Dios El nos tenía, El nos tenía en Su Mente; y aunque quizás algunas
personas pensaban que todas las bendiciones habían sido dadas en otras naciones, Dios tenía la
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bendición más grande para darla a los latinoamericanos y caribeños; y eso es lo que está pasando en
este Día Postrero.
Grande es Tu Amor, oh Dios, y eso es Amor Eterno; y con Amor Eterno es que El nos ama.
Amor Eterno, ese es el Amor divino, ese es el Amor Agape, el Amor de Dios. “Amor Eterno.” Todos
los que lo sepan nos pueden acompañar y los que no lo sepan lo pueden aprender.
//Dios, grande es Tu Amor, Tu gran Amor por mí
Admirable Amor, que durará sinfín
Es divino y santo, ancho cual es el mar
alto más que los cielos es Tu Amor por mí.//
Y ahora, sabiendo que Su Amor es tan grande por nosotros, ahora nosotros decimos: Y ahora
yo sigo a Cristo, y lo sigo con Amor, desde lo profundo de mi corazón; así es como seguimos a
Cristo, con ese Amor divino y eterno manifestado en nuestras almas, en nuestros corazones.
//Sigo, sigo, sigo a Jesucristo
Tras Jesús, en la Luz, yo le seguiré
Sigo, sigo, sigo a Jesucristo
Dondequiera que El me guíe seguiré.//
Y ahora ¿cómo seguimos a Cristo? Con Amor divino en nuestras almas y con y por y con la fe,
“con la fe puesta en Cristo”; sabiendo que lo que El ha prometido El lo está cumpliendo en nuestras
vidas, y lo seguirá cumpliendo y nos transformará en este tiempo final, en el Día Postrero, o sea, en
el séptimo milenio. ¿En qué año? Esperemos que ocurra la resurrección y que seamos transformados,
y entonces miremos el calendario y nos diremos los unos a los otros: “¡Mira el año en que El nos iba
a transformar!” ¿Y cómo podremos mostrarnos el año? Porque diremos: “Mira el año aquí, y mira
el cuerpo ya transformado.”
Con la fe puesta en Cristo nunca más he de temer
Con la fe puesta en Cristo nunca más he de llorar
Con la fe puesta en Cristo listo estoy a testificar
//Porque Cristo es mi roca y mi fuerte Salvador//
“EL MISTERIO DE LA ADOPCION.”

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