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BUENA COMIDA.

HEBREOS 5:11-14
“Sobre este tema tenemos mucho que decir aunque es difícil explicarlo, porque
a ustedes lo que les entra por un oído les sale por el otro. En realidad, a estas
alturas ya deberían ser maestros, y sin embargo necesitan que alguien vuelva a
enseñarles las verdades más elementales de la palabra de Dios. Dicho de otro
modo, necesitan leche en vez de alimento sólido. El que solo se alimenta de
leche es inexperto en el mensaje de justicia; es como un niño de pecho. En
cambio, el alimento sólido es para los adultos, para los que tienen la capacidad
de distinguir entre lo bueno y lo malo, pues han ejercitado su facultad de
percepción espiritual.

El pastor Iván recuerda que cuando niño, lo querían obligar a comer berenjena, pero, nada más el olor, lo hizo
aborrecerla. Ahora, que ya es un señor de edad, descubrió los beneficios de la berenjena y junto con su
esposa consumen: agua de berenjena, guiso de berenjena, berenjena asada, berenjena frita, berenjena al
carbón, berenjena al ajillo, berenjena a las finas hierbas, sopa de berenjena, berenjena jalapeña, berenjena
con bollo, etcétera etcétera.

Esto me lleva a pensar


Cuando somos niños, no valoramos lo que verdaderamente alimenta; pero, cuando
crecemos, también crece nuestro interés por alimentarnos y nutrirnos bien.
Lo mismo pasa en lo espiritual. Es normal, que cuando comenzamos en la fe, como niños
espirituales, nos alimentemos de leche espiritual y puré de papas y es porque no tenemos dientes
para comer otras cosas.

Pero, no es correcto que luego de un tiempo, en lugar de comer alimento sólido,


todavía andemos consumiendo aquel alimento de los primeros días.

Los bebés son maravillosos; pero, un bebé espiritual es bien molestoso.

Miremos algunas características de los bebés espirituales:

1. No retienen en sus oídos lo que oyen. “ lo que les entra por un oído les sale por el
otro”. Son lentos para oír. Tienen un oído perezoso. Eso es peor que ser sordos.
1 Corintios 3:2 :
En vez de enseñarles cosas difíciles, les enseñé cosas sencillas, porque
ustedes parecen niños pequeños, que apenas pueden tomar leche y no
alimentos fuertes. En aquel entonces no estaban preparados para entender
cosas más difíciles. Y todavía no lo están,

2. Como son bebés con bigote, creen que la iglesia es una guardería o un lugar a
donde vienen a pasar un buen rato y no a ser edificados con la Palabra. Los niños
cuando van al jardín solo piensan en jugar y encontrase con sus amigos
3. Aun teniendo una Biblia, tienen otros asuntos que consideran más importantes que
la Palabra de Dios para sus vidas . Sus prioridades son tener el celular, ver
Netflix, jugar y no leer la palabra de Dios

4. Y lo peor, es que no se han dado cuenta que son bebés espirituales. Piensan
que porque asisten a un culto, o porque dan sus ofrendas o porque dicen
amen a todo, ya no son bebés.

Pero, hoy, lo que nos interesa es saber como crecer. Como dejar de ser niños espirituales y
cada uno tomará la decisión de seguir tomando tetero o comenzar a comer alimento sólido.

1. Lo primero es la práctica.
Pero el alimento sólido es para los maduros, para los que por la práctica ( o el uso)
tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal”.
Practicar cualquier cosa es un trabajo duro y la Palabra de Dios y su lectura y estudio,
no merece menos esfuerzo; porque ella es el alimento de nuestra alma y espíritu.

2. Lo segundo es el discernir o no tragar entero. Muchas cosas espirituales que los


cristianos consumen hoy en día, saben bien, pero no alimentan. Debemos tener un
paladar exquisito. Si a alguien le gusta andar comiendo tripitas, bofe frito en manteca
vieja o arroz de payaso del que venden por ahí y un día lo llevan a comer a un
restaurante fino, una comida que uno no sabe ni pronunciar el nombre, seguramente
no podrá disfrutarla.

3. Lo tercero es renunciar a consumir de todo. Los bebés corren el peligro de llevarse


todo a la boca. Lo que encuentren, se lo quieren comer. Ore para que Dios le de
hambre de la palabra.

4. Lo cuarto es apuntar alto a la madurez o al crecimiento. Si uno apunta bajo, de


pronto ni logre lo que quiere; pero si apunta hacia la madurez y se esfuerza, crecerá.
Podemos dejar de crecer físicamente; pero, espiritualmente, nunca podemos dejar de
crecer y la Palabra de Dios, es la mejor herramienta que tenemos para nuestro
crecimiento espiritual.

¿Qué padre o madre no desea que sus hijos crezcan? También nuestro Dios lo quiere con
sus hijos.
Oremos para que nunca dejemos de crecer en el conocimiento de la palabra de Dios.

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