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Lacan 1954 Respuesta Al Comentario de Jean Hyppolite Sobre La Verneinung de Freud (Parte2)
Lacan 1954 Respuesta Al Comentario de Jean Hyppolite Sobre La Verneinung de Freud (Parte2)
-de
TOMÁs SEGQVIA
revisada
con la colaboración del AUTOR
y de JUAN DAVID NASIO
nuevamente revisada
por
ARMANDO SUÁREZ
quien tradujo los ensayos
no incluidos anterior-m ente
íNDICE GENERA L
)J(()
siglo veintiuno editores, s.a. de c.v.
CERRO OEL AGUA 2<18, DELEGACIÓN COYOACÁN, 04310, MEXleo, D.f.
Uno
Dos
De nuestros antecedentes 59
Más a llá del "principio de real idad" 67
.EI estadio del espejo como formador d e la función del yo
lie] tal como se n os revela en la experien cia psi coa nalítica 86
La agresi vidad en psicoanálisis 94
Introducción teór ica a las funciones del psicoanálisis en
crimin ol ogía 117
Acerca de la causalidad psíquica 142
Ík
'1 íNDICE CENE.RAL INO IC !:: CENEAAL ' lO
TOMO 2
Cinco
Seis
Apéndices
¿,
RESPUESTA AL DE J EAN H YI'PO LlTE 367
RESPUESTA AL COMENTARIO DE J EAN H YPPOLlTE verd adero va lor formador para el psicoanalista, avezá ndolo, co-
SOBRE LA VER NEI NUNG DE l'REUD mo d ebe serl o, es a lgo que enseñamos expresamente, en e l ejer-
cicio de un registr o fu era d el cual su experiencia ya no es nada.
Pues no se trata de nada menos que de su adecua ción al ni-
ve l de l h ombre en que lo ca pta, piense de ello 10 que piense ; en
e l cua l es tá ll amado a res ponderle, quiera lo que quie ra, y de l
que as ume, tómelo como lo tome, la responsabilidad. Es deci r
Espero qu e la gra ti tud que sentim os todos por la merced que que no es libre de escabullirse de ello recurriendo hipócrita-
e l señor J ea n H yppolite n os h a concedid o de su lumin osa expo- mente a su califi cación médica y refiriéndose de manera inde-
sición podrá justifi car a Jos ojos de ustedes, no menos, así lo terminada a las bases de la clínica.
espero, qu e a los su yos, la in sisten cia qu e puse en rogarle que Pues n ew deal psicoanalíti co muestra más de un rostro, a
lo hiciera . decir ve rd ad ca mbia de rostro según los interloculores, de suerte
¿No ve mos, un a vez m,ls, dem ostra do qu e de proponer al es- que desde hace a lgú n ti empo tiene tantos que le sucede en oca·
píritu menos prevenido. si bi en no es por ciert o el menos ejer- sion es verse atrapado en sus propias coa rtadas, cree r en ellas
citado, e l te xto de Freud a l que ll amaré de interés más local él mismo, y au n encontra rse en ella s por erro r.
e n apa rie ncia , encontramos en él esa riqu eza nun ca agotada En cu an to a lo que acabamos de oír, quie ro úni camente indi-
de significaciones que lo ofrece po r des tin o a la disciplina del carles hoy las aveni das q ue abre a nues tras inves tigaciones más
comentario? N o un o de esos textos de dos dimensiones, infini- concretas.
tamente planos, como dicen Jos ma temá ti cos, que sólo tienen El se ño r Hyppolite, con su an áli sis, nos h a hecho fra nquear
un va lor fidu cia ri o en un discurso constituid o, sino un texto la especie de co ll ad o, ma rcado por la diferencia de n ive l en e l
vehículo de una palabra, en cuan to que ésta constitu ye una sujeto, de la creación simbóli ca de la negación en re lac ión co n
emerge ncia nueva de la verd ad . la B ejahu1lg. Es ta creación del símbolo, como él h a subrayado,
Si conviene a plicar a es ta cl ase de texto todos los recursos de ha de concebirse como un momento mítico más que como u n
nuestra exégesis, no es úni ca mente, ti enen aquí el ejemplo de momento gené tico. Pues no puede ni siqui era referirse a la
ello, para interrogarl o sobre sus rela ciones con aque l que es su constitu ción del objeto, pues to que incumbe a un a relació n de l
autor, modo de crílica histórica o literaria cu yo va lor de " resis- suj eto con el ser, y n o del sujeto con el mundo.
tencia" debe sa llar a los ojos de nn psicoanalisLa formado, sino Así pues Freud, en este corto texto, como en el conjunto de
ciertamente para hacerle responder él las preguntas que nos plan- su obra, se mues tra muy adelante de su época y bi en lej os de
tea a nosotros, tra tarl o como una pa labra verd adera, deberíamos es tar en falt a frente a los aspectos más recientes de la refl exión
d eci r, si conociéra mos nues tros propios términos e n su valor fil osófi ca. N o es qu e se adelante en nada al modern o desarroll o
d e transferencia. d el pensamiento d e la exi stencia. Pero dich o pensamien to n o
Por su puesto, esto supoue que se ]0 interprete. ¿Hay en e fec- es más que la exhibición que descubre para un os, recu bre para
to mejor méLOdo críti co que e l que apli ca a la comp re nsión de otros los contragolpes más o menos bien com prendidos de una
un mensaje los prin cipios mismos d e comprensil> n de los que meditacibn del ser, que va a impugnar rod a la tradición de
éste se hace ve hículo? Es el mooo más racional de poner a prue- nues tro pensa mien to como nacida de una confusión pri mordia l
ba su aute nt icid ad. d el se r en e l ente.
La palabra plena, en efec to, se def ine por sn ide ntidad con Ahora bi en, no puede uno dejar de queda r impres ionado por
aq uell o de que habla. Y es te texto de Freud nos ofrece un lumi - lo que se transpa renta constanteme nte en la obra de Freud de
noso ejemplo de esto al con fir mar nuestra tesis del ca r¡'lc ter trans- una proximidad de estos problemas, que deja pensa r que las
psicol{rgico de l ca mpo de l psicoanálisis, como el se ñor J ean Hyp- refe:-encias repe tidas a las doctrinas presocri ti(as no da n sim-
polite aca ba de deci rl o a ustedes en los propi os términos. plemente testimoni o de un uso discreto de notas de lectura (q ue
Por los textos de Ireud resultan a fin de cuentas ten er un sería por lo demás contrari o a la reserva casi mistificante que
[366]
376 AL COMENTARIO Dli: Jl::AN HYPPOUT¡.: ItESPUJ.:STA AL CO MfNTAH.lO 01. JE A N H) I'I' OLLT!;: 377
a pesa r de l número de explicaciones que ha recibido, y que no es la hi ancia de un vacío la qu e constituye el primer paso de
por aza r ni por gus to de la erudición recuerda Freud e n el ar- todo su movi miento dialécti co.
tícu lo del que hab lamos por el mo mento? Es ciertamen te ]0 que explica, al parec(::I', ]a insiste ncia que
Podría decirse que el sentimiento de déj.(l vu sale a l encuen tro po ne el esquizofrénico en reiterar ese pa::.o. En vano, puesto
de la alucinació n errática, que es e l eco imag inar io que surge que para él tod o lo si mbólico e:; r eal.
en respuesta a un punto de la realidad que' pertenece a l límite Bien d ifere nte en eso de l paranoico <..Icl que mostrado
donde ha sido cercenado de lo simbólico. en nuestra tesis las es tru ctu ras imagi na ri as preva lentes, es decir
Esto quiere decir que el de irrealidad exacta- la retroacción en un ti empo cícl ico que hace tan difícLl la ana m-
mente el mismo fenómeno que el sentimiento de rea lidad, si se nesia de sus perturba ciones, de fenómenos elementales que son
des igna con este término el "elic" que seña la la res urgencia, di- wlRmen te presignifican tes y qu e no logran sino después de ulla
fícil de obtener, de un recue rdo olvid ado. Lo que hace que el organi;¡-.ación discursiva larga y penosa eMablecer, consti tuir,
segundo sea sen tido como tal es que se produce en e l interior ese universo siempre parcial que llaman un uelirio. 1O
del texto simbólico que constituye el registro de la rememora- Me detengo en estas indicaciones, q ue ue volver
ción, mientras que el primero responde a las formas inmemoria- a LOmar en un trabajo clíni co, para dar un segundo ejemplo en
les que apa re cen sobre el palimpsesto de 10 imaginario, cuando el cua l poner a prueba nuestras afirmaciones de ho y.
el tex to inte rrumpi énd ose dej a al desnudo el soporte de la
rem iniscencia .
No se necesita para comprenderlo en la teoria freudiana m ¡lS Este ejemplo incumbe a otro modo ue interfe rencia entre lo
que escuchar a ésta hasta el fin , pues si toua representación no y lo rea l, esta vez no uno que sufra el sujeto, sino
vale en ella sino por lo que reproduce de la percepció n primera, que el suj e to ac tú a. Es efecli vame n Le este modo de reac ción el
esta recurrencia no puede detenerse en és ta sino él título mítico. que se desig na en la técni ca con el nombre ue acting out sin
Esta observación remitía ya a Platón a la idea eterna; preside que quede siempre bien de limitado sentid o; y va mos a ver
en nuestros días el renacimiento del arqueti po. En cuanto a que llUestras consideraciones de hoy son de na tura leza adec uada
nosotros, nos contentaremos con observar que es únicamente para renovar su noción .
por las ar ticulaciones simbólicas que lo enmarañan co n todo E l acting-out que va mos a exam ilwr, de lan poca con-
un mu ndo como la percepción toma su carácter de realidad. secuencia aparen temente p ara el suje to como la alucinac ión que
Pero el sujeto no experimentará un sentim ien to menos con- acaba de retener nuestra atención, puede ser no menos
tra tiv o. Si no ha de permiti rnos llegar tan lejos, es que el aut or
vincente al tropezar con el sím bolo que en el origen cercenó de
de l que ]0 tomamos no muestra el poder de investigación y la pe-
su Dejahung. Pues ese símbolo no encaj a por ello en lo imagina-
netració n adivinatoria de Freud, y que para sacar de él más
ri o. Constitu ye, nos dice Freud, lo que propiamente no existe; instrucción pronto nos faltará materia.
y es en cua nto ta l como ek-siste, pues nada existe sino sobre un
Es referid o en efecto por Ernst Kris, au tor que adq uiere sin
fondo supu esto de ausencia. Nada ex iste sino e n cua(lto que embargo toda su importancia por formar parte del triunvirato
no existe.
que se encargó de dar al new deal de la psicología del ego su
Es también esto lo que aparece en nuestro ej emplo. El con- es ta tlH o e n cierto modo oEcial, e incluso por con siderársele como
tenido, de la aluci nación tan masivamen te simbólica, debe en su ca beza pensante.
ella su apa rición en lo real al hecho de que no existe para el No po r ello nos da de él una fór mu la más seg ura, y los pre-
sujeto. Todo indica en efecto que éste permanece fijado en su cep tos técni cos que este ejemplo se supone ljue iluslra en el
inconsciente en una posición femenina imagi naria que quita art ículo " Ego psycho logy a nu interpre tat ion in psychoanalytic
todo sentido a su mutilación alucinatoria,
10 D e la j)syc}¡ose pararJOloque daflS ses rapportJ avec la persOfmolit¿, P arb.
En el orden simbólico, los vacíos son tan significantes como
L.e 1932. [D e la Psi cosis p(J1"OfJoi ca C1I sus n' lacioTles con la p eTSo-
los llenos; parece efectivamente, escucha nd o a Freud hoy, que y¡alidad, México, Siglo XXI, 1976).
378 RESPUE ST A AL COMENTARIO DE JEA N H 'i'fPOLlTE ill!SPUESTA AL COMENTAR I O DE JEAN H Yr>PO LITE 379
therap y" 11 desemboca n, en su e quilibrio d onde se distinguen Desde ese momen to, nos di ce Kris, la cuestión cambia d e faz .
las nos talgias del ana lista de vieja cepa, en nociones entre azul Pronto se traslu ce qu e el emin ente coleg'a se ha ap oderado de
y buen as noch es cu yo examen dej amos para más tarde, sin d ejar manera rei terada de las ideas d el sujeto, las ha arregl ado a su
d e esperar po r lo d emás la llegada del bendi l O que, ca li bra ndo g usto y simplemente las seña lado sin ha cer mención de ellas.
po r (in en su ingenui dad esa infa tuación del análisis norma li- y esto es lo que el sujeto temblaba de rob arle, sin reconocer en
za nte, le propinase, sin que nadie te nga por qué meter las na- ello su bien.
rices, el golpe definiti vo. Se anun cia una era de com prensión nu eva. Si dij ese que el
Consideremos mientras tant o el caso que nos presenta para g ra n co razÓn de Kris abrió las puertas de és ta, si n dud a no re-
arrojar lu z sobre la elega ncia co n que, pod ríamos d ecir, lo ha cogería su asent imi enl o. Me diría, co n la seriedad proverb ia l-
desbrozado, y es to en razó n de los principios de los cuales su me nte atribuida en (rancés al papa, que siguió el gra n princi-
in terven ció n decisiva mues tra la aplicación magi.s tral: e nle nda- pio de aborda r los problemas por la superfi cie. ¿Y p or qué no
mas con es to el llamado al yo de l sujeto, el a bordami ent o " por d iríamos tamb ién que los Loma por fue ra , e incluso que una
la superfi cie", la referencia a la rea lidad, y tutti q'uan ti. br izna d e quijotismo podría leerse sin que él lo sepa en la
He aq uí pues un suj eto al qu e ha tomad o en posición de se- manera en que viene a decidir tajantemente en materia tan
gund o analísta . Este sujeto se encuen tra grave mente t raba do de licada como el h ech o del plagio?
en su profesión, profesión inte leCLUa l qu e parece no es tar mn y El vuelco de intención cuya lección hemos ido a aprender hoy
alejada de la nuesLra. Esto es lo que se tradu ce diciéndon os que, de nu evo en Freud lleva sin dud a a algo, pero no está di cho que
aunque ocu pa una posición aca démica respe tada, no pod ría sea a la obje ti vi dad. En ve rdad, si podemos es tar seguros de que
ava nzar a un más alto rango, por falta de poder publi ca r sus no se sacará sin provecho a la be lla alma de su rebeldía co ntra
investigaciones. La traba es la compulsión por la cua l se sie nte el desord en de l mund o, poniéndola en g'u ardia en cua nto a la
em pujado a tomar las ideas de los otros. Obsesión pues del pa rte que le toca en él, lo inverso no es verdad, y no debe bas-
plagio, y aun del plagi aris rno. En el punto en que se encuentra, ta rnos que a lguien se acuse d e algun a mala intención para qu e
después d e haber cosechado una mejoría pragmática d e su pri- le asegu remos que no es culpable de eIJa ,
me r aná lisis, su vida gravita en torno a un brillante scholar en Era sin embargo un a magnífi ca ocasión para pode r perca tarse
e l tormen to cons tantemente a limentado d e evitar hurta rl e sus de que, si hay por lo menos un prejuicio d el que el psi coanalista
ideas. Sea co mo sea, un trabaj o es tá listo p ara aparecer. debería desp renderse por medi o del psicoanál isis, es el de la
y un buen día, h ete aquÍ qu e ll ega a la con u n aire propiedad intelectua l. f ,sto habría hecho si n duda m.1s fá cil
de triunfo, Ya tiene ]a prueba: acaba de ech ar el guante a nn para aqu el qu e seguimos aquí or ientarse en la manera en que
libro de la biblioteca que cont ie ne todas las ideas d el su yo, su pacien te lo entendía por su pa rte.
Puede d ecirse que no co nocía e l libro, puesto que le echó una y pues to que se sa lta la barrera de un a prohibición, por lo
ojeada n o hace mu cho, No obstan te, ahí 10 tenernos, plagiario demás más imaginaria que rea l, para permitir al analista un
a pesar suyo. El anali sta (la analista) qu e le hizo su primer juicio sob re las pruebas, ¿por qu é no darse cuenLa de C]ue es
trata mie nto tenía basta nte razó n cuando le decía aprox imada- q uedarse en la abstracción no mirar el contenido pro pio de las
men te "qui en ha robado robará", puesto que también en su ide3s aqní en litigio, p ues no podría se r indiferente?
pubertad bi rlaba de buen tal ante libros y go losi nas. La incide nci a VOfélcio nal, para d ecirlo de una vez, de la inhi-
Aquí es donde Ernst Kris, con su ciencia y con su auda cia, bición no es tal vez de desc uidarse enteramente, a un cuand o
interviene, no sin co nciencia de hacé rnosl as medir, senlimiento sus erectos profesiona les parecen más imponan-
en el qu e ta l vez lo aba ndon a remos a med io ca mino. P ide ve r tes en la perspectiva culturalm ente especifi cada del Sll ccess .
ese libro. Lo lee. Descu bre qu e n tl da justifi ca en él lo que el Pues, si he pod ido no tar a lguna conten ción en la ex posi ción
sujeto cree leer allí. Es él solo qui en atrib uye al autor el haber de los princ ipio'i de interpretaci6n qu e implica un psicoa náli sis
dicho tod o Jo que él quiere decir. qu e ha regresado a la ego en cambio en e l comen-
JI Aparec ido ('11 T he Psych oonalytic Qua rterly, vol. xx, núm, 1, enero. ta rio de l caso no nos perdonan nada .
A l. CO MI:.N1ARIO 1.1 1:;: JI·:AN 1I'I" ' I'OLll'f. RESl'Uf'.sTA AL (;O Mt.NTARIO VE JEAN H)' !'POL¡n:
Re confortúndose de pasada con una coincidencia qu e le d e las !Jallerns de la conducta del snj eto, es propi a mente
rece de las más felices con las fórmulas del honorable señor bir esa cond ucta en las patterns de l anal ista.
bring, el se ñor Kris nos expone su método: " Se trata de No es que no se meneen allí otras cosas, Y vemos dibujarse con
llar en UII periodo preparatorio (sic) las patlenl:i de el padre y el abuelo una situación triangular mu y atractiva de
tamiento, "re;cntes y pasadas, <lel suj eto (d. p. 24 del artículo). aspecto, tanto más cnanto que el prjmero parece haber fallado,
Se observarán :lnte todo aq uí sus actitndes de crítica y de como suele suceder, en mantenerse al nivel del seg und o, sa bio
ración para con las ideas de los otros; luego la relación de éstas distinguido en su campo. Aquí algunas astucias sobre e l abuelo
con ideas propias del paciente." Pido excusas por segu ir (grand-pére) y el padre que no era gra nde, a las que tal vez
paso a paso el tex to. Pues es preciso aquí qu e no nos deje duda hubiéramos preferido a lgu nas indicaciones sobre el papel de la
alguna so bre el pensamiento de su autor. "Una vez llegados a muerte en todo es te juego. Que los peces grandes y los chi cos
este punto, la comparación entre la productividad d el propio de las partidas de pesca co n el padre simbolicen la clásica "com-
pacie nte y la de los otros debe proseguirse con el mayor detalle. paración" que en nuestro mundo mental ha tomado el lugar
Al final, b deformación de imputar a 105 otros sus propias ideas ocupado en otros siglos por aIras más galantes, i no lo dadamosl
va a poder finalmente ana lizarse y el mecanismo 'debe y haber' Pero todo esto, si se me permite la expresión, no me p;lrece
volverse cOI1:,cien te." tomado por la punta debida.
Uno de los maestros añora dos de nuestra juventud, del que No daré de ello m,ls prueba que el cuerpo del delito prome-
-SÜl emba rgo no podemos decir que lo ha ya mos seguido en los tido en mi ejemplo, es decir justamente lo que el señor Kris nos
últimos viraje:, de su pen:,amiento, hab ía designado ya lo que produce como el trofeo de su victoria. Cree haber llegado a 1a
nos describen aquí con el nombre de "balancjsmo". Por sup uesto, meta; se lo participa a su paciente. "Sólo las ideas de los o tros
no es de de::.de ñarse hace r consciente un sí ntoma obsesivo. pero wn interesa ntes, son las únicas qu e va le la pena tomar; a pode-
sigue siendo a lgo diferente de fabricarlo de cabo a rabo. rarse de ellas es un a cuestión de saber arreglárselas" -traduzco
Abstra ctam en te planteado, este análisis, descriptivo, nos pre- así engineering porque pienso qu e hace eco al célebre how lO
ú::.an, no me parece sin embargo muy diferenciado de lo que norteamericano, pongamos, si no es eso: de
se reporta del modo de abordamiento que habría seg uid o la ción.
primera analista. Pues no nos hacen un misterio del hecho de "En ese punto - nos dice Kris- de mi interpretación, espe ra-
que se trata de la seilora Melitta Schmideberg, al ci tar una frase
ba la reacción de mi paciente. El paciente se ca ll a ba, y la lon-
extraída de un comentario que habría hecho apa recer de ese
g itud misma d e ese si lencio, afirma, pues mide sus efectos, tiene
caso: "Un paciente que durante su pubertad robó de vez en
un a signifi cación especia l. co mo domin ado por una
<:uando ... ha conservado más tarde cier ta inclinación al
iluminación súbita, profiere estas palabras: 'Todos los días a
gio... D esde ese momento, puesto qu e para él la actividad
mediodía, cuando salgo de la sesión, antes del almuerzo, y antes.
ba li gada con el robo, el e!ifuerzo científico co n el
mo, etcé tera." de volver a mi oficina, voy a dar una vuelta por la calle tal
No hemos podido verificar si esta frase agota la parte tomada (un a ca lle, nos expli ca el autor, bien co nocida por sus restau -
al aná lisis por el autor juzgado, ya que una parte de Ja rantes pequeños, pero donde es uno hien ate ndid o) y hago g ui .
tura ana líti ca se ha vuelto por desgracia muy difícil ele acceso.12 ños a los menús detrás de las vidrieras de sus enu:adas. En uno
Pero comprendemos mejor el énfasis d el autor d e qui en reci- de esos restaurantes es donde encuentro de costumbre mi plaLo
bimos el texto cuando embona su conclusión: " Es posible aho ra preferido : sesos frescos'. "
comparar los dos tipos tIe enfoqu e anal1tico." Es la palabra final de su observación. Pero el mu y vivo ill-
Pues, a medida que ha preci:,ado concretamente en qu é teres que siento por los casos de generaci<'J1l sugerida de los ra-
giste el suyo, vemos claramente lo que quiere decir ese aná lisis tones por las montañas, los detendrá a ustedes, así lo espero,
u eL s¡ se puede: Melina SCh micleberg, "Iocellekluellc Hernmung uIH! tod avía un momento, si les ruego exam inar conmigo ést.a.
E,.StOrung'·, Zlsch,.. f. PSfl. Piid., \'111, 1934. Se trata de todo <t todo de un jndividuo de la Ilamélda
R.ESPUESTA AL COMENTARIO DI': JEA N H YI'POLlTF.
RESPUESTA AL COMENTARIO DE lEAN HYl'POL¡TE 3B3
acting out, sin duda de pequeño tama ño, pero muy bien cons- defensas del que al plantear a su mundo las preguntas a
tituido. las que debería contestar él mismo, puede uno ganarse respues-
Sólo me asombra el placer qu e parece aportar a su partero. tas bien incongruentes, y cuyo valor de realidad, en cuanto a
¿Piensa acaso que ,')e trata de un a salida vá lida de ese id,13 que las pulsiones del sujeto. no es el que se da a re conocer en los
lo sup remo de Su arte ha logrado provocar? síntomas. Esto es lo que nos permite comprender mejor el aná-
Que con seguridad la confesión de ello que hace el sujeto lisis hecho por el se ñor Hyp polite de las tesis apor tad as por
tenga todo su va lor transferencial , es cosa fuera de duda, aun Freud en la Ve·mein ung.
cuando el autor ha ya lomado el partido, deliberado, él lo sub-
raya, de ahorrarnos todo detalle referen te a la articulación, y
aquí subrayo yo mismo, ent re las defe nsas (de las qu e acaba de
<lescribirnos el proceso de desmontarlas) y la 'resistenda del pa-
ciente en el análisis.
Pero del ac to mismo, ¿qué comprender? Sa lvo ve r en él pro-
piamente un a emergencia de un a relación oral primordialmente
"cercenada ", lo cual explica sin duda el relativo fracaso del
primer aná li sis.
Pero que aparezca aquí bajo la (orma d e un acto totalmente
incomprendido por el sujeto no nos parece para este nada bené-
fi co, si hicn nos muestra por otra parte adónd e conduce un aná-
lisis de las resistencias que consiste en atacar el mundo (las
patlerns) del sujeto para remodelarlo sobre el del ana lista , en
nombre del análisis de las defensas. No dudo de que el paciente
se encuentre, a fin de cuentas, muy bien sometiéndose aquí tam-
bién a un régimen de sesos frescos. Llenará así una palt e·m más,
la que un gran número de teóri cos asignan propiamente al pro-
-ceso del análi sis: a saber, la introyección del yo del analista. Hay
que esperar, en efecto, que aquí también es a la parte sana a la
-que entienden referirse, Y en este pun to las ideas del señor Kris
sob re )a productividad intelectu al nos parecen garantizadamen-
te de conformidad para Norteamérica,
Parece accesorio p regunta r cómo va a arreglárselas con los
sesos frescos, los sesos re<1 les, los que se reh ogan con mantequilla
y pimienta. para lo cual se recomienda mondarlos previamente
de la pía madre, cosa que exige mucho cuid ado. No es ésta sin
embargo una pregunta vana, pues su pónganse que hubiera sido
por los mu chachitos por los qu e hubieran descubierto en sí el
mismo g usto, ex igiendo no menores refinamientos, ¿no habría
·en el fondo el mismo malentendido? Y ese acting como
quien dice, ¿no sería igualmente ajeno al sujeto?
Esto qui ere decir que al abord ar la resisten cia del yo en las
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Redactado en marzo de 19'15. Apareci do en Les Cahien d'Arl: " 1944·
1945".
Vl agresivido.d en psicoanálisis
Informe teórico presentado a l Xl Congreso de psicoanalistns de len·
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recido en la ReiJUe dc Psychorlolyse, Ol'Jffi, 3, julio.sep ti em-
bre de 194·8, pp . 367·388.
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