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Este documento advierte sobre los peligros de la glotonería y el consumo excesivo de alimentos. Recomienda moderación y limitarse a dos o tres alimentos para evitar la guerra y división en el cuerpo, que conduciría a la expulsión de la mesa de Dios y a caer en la mesa de Satanás, donde el cuerpo será corrompido por el fuego de los pecados y enfermedades.
Este documento advierte sobre los peligros de la glotonería y el consumo excesivo de alimentos. Recomienda moderación y limitarse a dos o tres alimentos para evitar la guerra y división en el cuerpo, que conduciría a la expulsión de la mesa de Dios y a caer en la mesa de Satanás, donde el cuerpo será corrompido por el fuego de los pecados y enfermedades.
Este documento advierte sobre los peligros de la glotonería y el consumo excesivo de alimentos. Recomienda moderación y limitarse a dos o tres alimentos para evitar la guerra y división en el cuerpo, que conduciría a la expulsión de la mesa de Dios y a caer en la mesa de Satanás, donde el cuerpo será corrompido por el fuego de los pecados y enfermedades.
"Y no seáis como el sirviente avaricioso que comía siempre de la mesa de su
señor la ración de otros. Y todo lo devoraba y lo mezclaba en su glotonería. Y
viendo aquello, su señor se encolerizó con él y le expulsó de la mesa. Y cuando todos acabaron su comida, mezcló cuanto quedó en la mesa y llamó al glotón sirviente, y le dijo: "Toma y come esto junto a los cerdos, pues tu lugar está entre ellos, y no en mi mesa". "TenedIo en cuenta por tanto, y no profanéis con todo tipo de abominaciones el templo de vuestros cuerpos. Contentaos con dos o tres tipos de alimento, que siempre hallaréis en la mesa de nuestra Madre Terrenal. Y no deseéis devorar todo cuanto veáis en derredor vuestro. Pues en verdad os digo que si mezcláis en vuestro cuerpo todo tipo de alimentos, entonces cesará la paz en vuestro cuerpo y se desatará en vosotros una guerra interminable. Y se aniquilará vuestro cuerpo como los hogares y los reinos que, divididos entre sí, aseguran su propia destrucción. Pues vuestro Dios es el Dios de la paz, y nunca ayuda a la división. No levantéis, pues, contra vosotros la cólera de Dios, para que no vaya a expulsaros de su mesa y os veáis obligados a ir a la mesa de Satán, donde el fuego de los pecados, de las enfermedades y de la muerte corromperá vuestros cuerpos...” (Jesús de Nazareth, evangelio de los esenios pág. 26 y 27).