LA BUENA NOTICIA
consume completamente. Pero el tiempo que tarda
Dominio de Dios, el universo es eterno. Sin princi-
pio ni fin posible, siempre existe. Las galaxias que
contiene son ruedas formadas por estrellas en mo-
vimiento que se renuevan continuamente. Estamos
dentro de uno de ellos, ya que todos ellos están
habitados por tantos mundos vivos como estrellas.
Dentro de ellas y como seres, las estrellas nacen,
pasan y desaparecen a su vez, cada una tiene una
ascendencia y una descendencia. Así como el Sol
tiene estrellas a las que está vinculado, las estrellas
tienen sus propias estrellas y brillan a través de ellas,
cada una iluminando y dando vida a su propio mun-
do en la cima del cual el hombre siempre es creado.
Nacido de otra estrella, el Sol era en tiempos remo-
tos mucho más pequeño de lo que vemos. Aún no
ha dado luz. En formación con sus planetas, era en
esos días similar a Júpiter rodeado por sus lunas.
Entonces, tan pronto como su crecimiento y el de
sus estrellas se completó, se iluminó de repente. Jú-
piter hará lo mismo cuando llegue el momento, así
como Saturno, Urano y Neptuno, que también son
estrellas en preparación.
Así que llegó el día, no hace mucho, en que la at-
mósfera del Sol explotó e iluminó el Sol. Durante
este evento, todos sus planetas fueron más o menos
empujados por su aliento, especialmente la Tierra
que se alejó y se acercó a él dos veces. Y es con el
vapor de agua de su atmósfera que fue proyecta-
do al espacio que el Sol fertilizó la Tierra cubrién-
dola con un océano al comienzo de este trastorno.
Así, cubierta de agua y desplazada varias veces a
regiones del cielo donde la temperatura solar es di-
ferente, la Tierra experimentó diferentes momentos.
Son las eras las que lo han convertido en uno de los
innumerables jardines del cielo que dan nacimiento
a mundos vivos.
Así como la partícula nace de otra partícula y la es-
trella de otra estrella, también la galaxia nace de
otra galaxia. Primero es un cúmulo de estrellas que,
como un embrión, se forma dentro de la rueda, lue-
go emerge de ella y luego crece. Cuando un cúmulo
se desprende de la rama de una galaxia que lo da
origen, tiene la forma de una bola que gira sobre
su eje y gradualmente toma una forma aplanada.
Este movimiento de rotación que adquiere la pe-
queña galaxia se debe a las estrellas que se están
extinguiendo en su centro; porque el gran vacío
causado por la súbita desaparición de la inmensa
magnetosfera de una estrella moribunda se llena
inmediatamente con las estrellas circundantes. Esto
forma una aspiración, una fuerza motriz que atrae
a las estrellas hacia esta región donde desaparecen
cuando su masa se consume completamente. Una
estrella se consume, y llega el momento en que se
una estrella en desintegrarse es infinitamente más
largo que el que tardó en formarse, y todo lo que se
diga será puesto en observación.
Por el momento, notemos que es la desaparición
de las estrellas gigantes y viejas lo que arrastra a las
otras estrellas hacia el corazón de la Rueda. Este mo-
vimiento también hace que la galaxia gire sobre sí
misma y forme sus ramas que se enrollan en espiral.
Y por la fuerza centrífuga que ejerce, esta rotación
también crea la separación de estrellas de diferente
inercia. Debido a esto, debemos imaginar las fami-
lias que son pesadas en masa (como la familia solar)
en el tercio inferior, las familias medio-pesadas en
el tercio medio, y las familias ligeras en el tercio me-
dio, formando el abultamiento de la Galaxia. Esto es
así porque una familia estelar se vuelve más ligera
en masa a medida que sus planetas destinados a
brillar la abandonan. La familia solar experimentará
este relámpago progresivo, cuando Neptuno, luego
Urano, luego Saturno, luego Júpiter se conviertan
en estrellas y lo dejen a su vez.
Aquí está nuestra Galaxia, vista desde el borde.
Esta imagen nos hace comprender que tal magni-
ficencia no puede existir en el espacio sin razón, sin
propósito, sin voluntad y sin diseño. Sin embargo,
no importa cuán grande sea, es sólo un pequeño
punto de luz entre la miríada de miríadas de pu-
ntos similares esparcidos por el espacio ilimitado.
Pero parecería como lo vemos aquí si saliéramos y
lo miráramos desde afuera. Imaginemos entonces
que nos alejamos de ella con la Tierra, hasta que se
nos apareció así en el horizonte. Es tan grande que
tienes que girar la cabeza a la izquierda y luego a la
derecha para ver sus extremidades.
Desde el borde hasta el Sol, es una pequeña dis-
tancia en la que encontramos los mundos del tipo
animal, como los que nos precedieron en la Tierra,
y el de la humanidad. Y desde el Sol hasta el centro,
hay, en esa gran distancia, los mundos de los ánge-
les en los que entramos con la familia solar que se
mueve hacia el centro de la Rueda. Pero dondequie-
ra que miremos hay tierras con vegetación, mares y
seres. Porque en esta inmensa casa no hay un solo
lugar donde no haya criaturas vivas, ni estrellas que
brillen en vano e inútilmente.
Debido a que se convertirán sucesivamente en es-
trellas, Neptuno, Urano, Saturno y Júpiter indican
cuatro épocas diferentes y un mundo siempre cam-
biante en la vida del Sol. Pero debido a que su ligero
y suave calor se extenderá casi uniformemente por
todo el globo, las reservas de hielo disminuirán a
medida que cambie su actividad. Este hielo derre-
tido compensará el crecimiento de la Tierra, y los
cuerpos de agua permanecerán. Será un mundo
cada vez más hermoso en los siglos venideros, es-
pecialmente a medida que el conocimiento continúa
aumentando y se sintoniza con él. Esto es lo que es
el futuro cercano y lejano de tu alma, hasta el fin del
Sol y la Tierra.
Destino en el más allá
Como acabamos de ver, el Sol se hará más grande y
más rojo. El mundo estará entonces en una hermo-
sa luz que ya podemos imaginar. Como resultado,
los colores y las condiciones de la vida en la Tierra
cambiarán, y también lo harán las criaturas. Nada
será entonces igual en esta marcha que lleva a la
gente a mundos cada vez más maravillosos. Estos
son los mundos del más allá (más allá de aquí) que
yacen en el camino de la vida del Sol, y los mun-
dos terrenales que tu alma te dará a conocer con
sucesivos renacimientos corporales. Ese es vuestro
futuro, que no depende en modo alguno de las
doctrinas y obras humanas, sino que sólo depende
de la Fuerza Celeste que predetermina, crea, anima
y gobierna todas las cosas.
Si por el espíritu seguís la obra de los astros, el
tiempo no tendrá sentido para vosotros; porque
podéis ir de los manantiales al mar como queráis, y
del borde al corazón de la Galaxia si así lo deseáis.
Es suficiente para seguir el electromagnetismo en
sus trabajos. Y llegará el día en que podrás excluir el
tiempo con facilidad como yo. Entonces podrás ver
como yo las imágenes del camino de la vida donde
sólo hay mansedumbre y alegría, y tus pensamien-
tos te llenarán de amor por Aquel a través del cual
todo existe.
Así que asocia los cambios venideros del Sol con
el camino de la vida, que es también el árbol de
la vida y el destino de tu alma, si hoy participas en
la resurrección de los muertos. De acuerdo con sus
elecciones, elegirán permanecer eternamente en
este camino y vivir todo lo que el universo ofrece
a las almas merecedoras. Porque eres responsable
de tu destino, que es infinito si tienes el mérito de
mantener la vida que Dios te ha dado.
grosse étoile
moyenne
étoile
coeur de la galaxie
petite étoile
Soleil d’aujourd’hui
bord de la Galaxie
Aquí, en una imagen, están los cambios solares y los
mundos del futuro, así como el camino de la vida
de tu alma si resistes las tentaciones que pueden
perderte. Por lo tanto, no te abstengas de decir: el
destino de cada hombre está trazado de antema-
no, y no importa lo que hagas no puedes cambiar
nada! Un equilibrista que camina sobre un alambre
también tiene su destino trazado delante de él; y
no dice: ¡haga lo que haga, no puedo cambiar nada
para mí! No, sabe que si mantiene el equilibrio se
mantendrá erguido y si no lo hace, se caerá. En lo
que respecta al camino de la vida, que es de hecho
el destino de cada uno, es similar. Practicando el
bien, permanecerás de pie y lo seguirás; mientras
que practicando el mal, caerás y saldrás de él defi-
nitivamente.
Si no fueras dueño de tu destino, significaría que
la elección de hacer el bien o el mal te sería arre-
batada. Serías entonces irresponsable en todas las
esferas de la vida, y la inteligencia del hombre no
sería necesaria y no existiría. Por lo tanto, muestra
la misma lucidez que el acróbata, usando la ley del
cielo como péndulo para mantener el equilibrio. En-
tonces caminarás todo el camino sin caerte nunca.
Restaurando el orden, así que intente evacuar las
ciudades tan pronto como pueda, porque serán
destruidas rápidamente. Pero para muchos será
difícil dejar sus posesiones y para otros será difícil
dejar a los miembros de la familia que, incrédulos,
no verán lo que viene. ¿Es mejor, sin embargo, salvar
la vida y conocer el reino, o perecer con los impíos
en el lago de fuego? Es bueno, es dulce estar con
aquellos a los que uno se parece, especialmente en
los días difíciles. Y esta es vuestra primera fuerza,
porque todos estáis circuncidados de corazón e in-
vocáis el nombre del Eterno. Nadie cuestionará en-
tonces mis iniciativas, porque sabéis que el éxito del
paso de este mundo por el santuario depende de la
formación de asambleas y de la confianza que se da
a Aquel que envía a su hijo a buscaros.
Las asambleas de las que hablamos son reuniones
de individuos o familias que se conocen y que creen
en el Hijo del Hombre. Por lo tanto, si eres uno de
los que ven venir el cumplimiento de la profecía, tu
movimiento hacia tu salvación consiste primero en
volver a tu país de origen si eres extranjero o hijo
de extranjeros, y luego reunirte con tus parientes y
tus compañeros en las montañas de tu país. Porque
no se puede restaurar el orden original al que per-
tenece el orden de los pueblos y cambiar el mun-
do si el mundo en el que todos los hombres están
mezclados permanece como está. Por eso, tanto si
sois del este como del oeste, del norte o del sur,
vuestras asambleas deben estar formadas sólo por
gente de vuestros países.
Los circuncidados
Pero, para escuchar, es mejor no conocer los pre-
ceptos humanos que quitan la capacidad de enten-
der la verdad. En su lugar, despójese de su equipaje
para recibir mi bautismo del que depende su sal-
vación. Si sois santos de espíritu y completamente
ignorantes de las concepciones de la vida predica-
das por el hombre, entonces estáis en las mejores
disposiciones para recibir la luz que traigo, pues
tenéis dentro de vosotros las siete virtudes princi-
pales de la circuncisión del corazón de la que habla
Moisés. Esas virtudes son la sabiduría, la compasión,
la misericordia, la justicia, el amor, la humildad y la
caridad, que juntas expresan la santidad de una per-
sona.
SABIDURÍA: la cualidad de una persona prudente y
moderada en todas las cosas.
COMPASIÓN: un sentimiento de piedad que hace a
una persona sensible a los males de los demás.
MISERICORD: una grandeza de alma que lleva a
perdonar al culpable.
RECTITUD: la lealtad de una persona honesta y justa.
AMOR: un afecto que uno siente por las personas
o algo así.
HUMILDAD: ausencia total de orgullo y respeto por
los demás, lo que impide reinar sobre sus seme-
jantes.
CARIDAD: generosidad de corazón que lleva a ayu-
dar a cualquier ser en dificultades.
La circuncisión significa cortar lo que es malo, para
que puedan desarrollarse esos sentimientos y vir-
tudes que necesariamente hacen a uno santo en
espíritu y noble en corazón. Tal persona me enten-
derá y me seguirá para su salvación y la del mundo
entero, porque lleva dentro de sí las reglas de la
existencia que Dios ha puesto allí. Siendo la ley, no
puede estar bajo la ley.
Siendo sólo capaz de añadir o quitar, el hombre
sólo puede componer a partir de lo que ya existe.
Y aunque copie la naturaleza, no puede convertir el
agua y las sales de la tierra en aceitunas, o higos, o
castañas, o manzanas, u otros frutos. Nadie puede
crear esto, pero la Tierra sabe cómo hacerlo. Tam-
bién produce toda clase de árboles, plantas, hier-
bas, flores y granos; así como insectos, peces, aves,
reptiles, cuadrúpedos, otros animales y hombres.
Ella también hace nacer las estaciones, las lluvias,
las aguas que fluyen y duermen; porque, como una
madre, provee a los seres que da a luz con todo lo
necesario para su existencia.
Vida futura
Aunque la humanidad es muy joven en la Tierra, está
a punto de acabar con toda la vida a través de sus
actividades dañinas. Pero tan pronto como los que
no tienen en cuenta a los seres hayan desapareci-
do para siempre del mundo, el mundo podrá conti-
nuar su camino libremente. Todos los ángeles del
cielo conocen este camino, que también es el suyo,
porque las estrellas siguen el mismo camino con su
propio mundo. Esto es así, porque las estrellas que
se iluminan se encuentran en el borde de la Galaxia
y luego se mueven lentamente hacia el centro de
la Galaxia donde desaparecen cuando han agotado
su materia. Durante este movimiento, las estrellas
cambian de tamaño, color y temperatura. Esto cam-
bia el mundo que iluminan a lo largo del camino.
Por eso digo que todos los ángeles (katchinas) co-
nocen este camino.
porque veremos que cuando Neptuno, luego Ura-
no, luego Saturno y luego Júpiter se conviertan en
estrellas a su vez, cada uno de ellos aumentará el
diámetro aparente del Sol al que están unidos. Así,
el propio Sol se convertirá eventualmente en una es-
trella gigante. Su luz, calidez y color serán entonces
más suaves. Como resultado, nuestro mundo cam-
biará en consecuencia y se verá diferente del mun-
do actual. Así que si miramos el mundo debajo de
la Rueda y donde estamos, tiene la apariencia que
conocemos. Pero si miramos cuando el Sol será una
estrella mediana, tiene un aspecto diferente, y más
aún cuando el Sol será una estrella roja gigante. Así
que la Tierra experimentará mundos diferentes. Y lo
mismo es cierto para todos los mundos en el cielo.
Por lo tanto, es indiscutible que estamos siendo tes-
tigos del nacimiento de una galaxia. Y esta es una
de las maravillas del cielo que estamos contemplan-
do y no la menor, porque vemos cómo se forman y
multiplican las galaxias.

Pero hasta ahora, al no ser conscientes de lo que

le souffle de Dieu :
tout l’univers
l’esprit remontant de l’âme
le corps autour de l’âme l’âme au centre du corps
Este es el aliento de Dios que desciende desde arri-
ba en la Tierra para crear al hombre y animarlo con
vida, y cómo el espíritu se forma a partir de él. Lo
que recibimos del cielo, en forma de sutiles olas, es
comparable a las escrituras ya impresas en el alma
con lo que hemos experimentado, y forma el espíri-
tu que se eleva desde el interior. De ahí la necesi-
dad de vivir desde la infancia en el medio ambiente
natural donde todo es verdad. Porque si las escritu-
ras del alma están manchadas de mentiras y malas
acciones, es cierto que el espíritu que se levanta de
ella es incapaz de captar la verdad, porque tal alma
está muerta. Mientras que si se inscribe con cosas
buenas y verdaderas, hace eco de lo que baja desde
arriba sin distorsionarlo. Entonces está vivo.
eran los días de la creación y las eras relacionadas
con ellos, los hombres vivían en la oscuridad sin po-
der leer la profecía y predecir lo que les sucedería. Y
mientras esperan ser iluminados, siguen chocando,
haciendo la guerra entre ellos y destruyendo todo.
Pero el mundo va a cambiar; pues sucedió que al
atardecer, en los tiempos mesiánicos, el que vendría
a enseñar el universo se levantaría, y los seis días
y el séptimo día, para liberar a los hombres de su
ignorancia y del sufrimiento que causa a los pue-
blos. Por lo tanto, ya que la Escritura anuncia im-
placablemente a este hombre, nadie debería sor-
prenderse hoy en día de su venida, que es natural y
predicha desde la creación del mundo. Su asombro
será grande, sin embargo, porque, al no ver en qué
tiempos se encuentra, todavía espera en muchas
cosas excepto en la venida del Hijo del Hombre
para esos tiempos. Este libro que estoy escribiendo
te mostrará que yo soy ese hombre. Te saludo.

Nacimiento de una galaxia

Se conoce esta galaxia que aparece en el plano.

Podemos ver que después de haber ido al final de
la rama, el cúmulo está en proceso de romper los
enlaces que lo conectaban a la gran rueda. Esto
sucede tanto mejor cuanto más las estrellas de la
pequeña galaxia van en dirección opuesta. Y su se-
paración es visible por la falta de estrellas en el lu-
gar indicado. También observamos el aflojamiento
de la rama madre, que se dobló bajo el esfuerzo.