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INTRODUCCIÓN

La corrupción infantil no es un problema reciente, en mayor o menor medida los abusos


hacia la infancia ya sean sexuales, psicológicos o físicos son una constante que se produce en
todas las culturas, en todas las sociedades y en cualquier estatus social. Este fenómeno social
provoca importantes y perennes daños a corto y largo plazo en la moral de los niños y
adolescentes que son victimas de los delitos de corrupción cometidos contra su persona, actos
que lejos de creer que se tratan de hechos aislados son habidos de manera repitiente en una
sociedad subyugada.

La Convención sobre los Derechos del Niño, es el tratado más ampliamente aprobado en la
historia, fue adoptado el 20 de noviembre de 1989, por la Asamblea Nacional de las naciones
Unidas, en él se encuentra su articulado que contienen los principios de la Declaración de los
Derechos del Niño, los gobernantes de los países participantes entre ellos Venezuela se
comprometieron a asegurar el bienestar y el desarrollo de todos los niños del mundo, esta alianza
está reconocida en la Declaración Universal de los Derechos Humanos e incorporados a las
legislación de los países que formaron parte.

Venezuela, posterior a la Convención sobre los Derechos del Niño, se compromete a


adecuar la legislación a los edictos de la Convención, en materia contra la violencia niños y
adolescentes y procede a la redacción de una ley que se denomina Ley Orgánica para la Protección
de Niños Niñas y Adolescentes; donde surge en particular artículos que se relacionan con la
prostitución infantil, uso de niños en pornografía, abuso sexual de niños, niñas y adolescentes y
sobre el maltrato infantil; activándose un protocolo para prevenir, reprimir y sancionar la trata de
personal, en especial la de mujeres y niños; leyes que en su contexto protegen al interés superior
del niño, niña y adolescente.

La mayoría de los delitos de corrupción infantil ocurren en el entorno inmediato de la


víctima, ya sea en el propio núcleo familiar, en la comunidad e incluso en la escuela; por ello surge
la constante exposición de los niños y adolescentes a la repetición de ser la victima de
trasgresiones que atentan contra su integridad física y moral. Todo este nace como efectos de
carencias económicas, educacionales y afectivas que deben de ser cubiertas por la familia,
institución familiar que por excelencia vela por el bienestar de estos niños, niñas y adolescentes,
donde no se encuentran exentos el Estado y la sociedad por garantizar los derechos y deberes de
los que disfrutan esta población tan indefensa como son los niños y adolescentes.

En la actual sociedad existe un déficit en la aplicación de las leyes emanas de la


Constitución con un sinfín de diversos problemas socioculturales tales como: la inequidad de
género, la desintegración familiar, las diferencias sociales, poder adquisitivo disminuido, violencia
de género, entre otros, traen como consecuencia e incremento el desempleo en el país, por ello
en los estado fronterizos tiene mayor incidencia de actos lascivos ejecutados hacia esta población
vulnerable, como búsqueda a una respuesta económica y aceptación social.

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