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INTRODUCCION A LA OBRA
DE MELANIE KLEIN
Biblioteca de PSICOLOGIA PROFUNDA
Títulos publicados:
2. A. F re ud - Psicoanálisis del de - 25 . W. R. Bion - A prendiendo de la
slirrollo del niño y del adoles- ex periencia
cente 26 . E . .Iones - l .a pesadilla
4. A. F re ud - Psicoanálisis del jar- 27 . L. G rinbe rg, M . La nge r y
dín de infantes y la educación del E. Rodrigué - Psicoanálisis en
ni ño las Américas. El proceso analíti-
6 . C. G . Jung - La psicología de la co. Transjerencia y contratrans-
tram /e renci a [cr encia
7. C. G . Jung - Sím bolos de trans- 2R. C. A. Paz - Analizabilidad
[ormacion 29 . C. G . Jun g - Psicología y sim bó-
R. A . Freud - El psicoanálisis y la lica del arquetipo
crian za del ni ño 30. A . G a rma - Nu evas aportacion es
9. A. Fre ud - El psicoanálisis infan - al psicoaná lisis de los sueños
til y la clínica 31. A . Aberastury - Aportaciones al
12. C. G. Jung y W. Pauli - La inter- psicoanálisis de niños
pretación de la naturaleza y la 32 . A . Garma - El psicoanálisis.
psique Teoria. clínica y técnica
13. W. R. Bion - Atención e inter- 33. R. W. Whit e - El yo y la realidad
prelación en la teoria psicoanalitica
14. C. G . Jung - Arquetipos e in - 34 . M. Tractenberg - La circunci-
consciente colectivo sión. Un estudio psicoanalítico
15 . A . Fre ud - Neurosis y sintomato - sobre las mutilaciones genitales
logia l'I1 la iniancia 35. W. Reich La función del or-
16. C. G . Jun g - Formaciones de lo gasmo
inconsciente 36 . .l. Blcger Simbiosis y ambi-
17. L. G rinb erg y R . G rin be rg - güedad .
Identidad y cambio 37 . J . Sandler , Ch. Dare y A . Hol-
IR. A. G ar ma - Psicoanálisis del arte der - El paciente y el analista
o rnam ental 3R. M . Abadi y o tros - La fascina-
19. L. Grinberg - Culpa y depresión . ción de la muerte. Panorama, di-
Estudio psicoanalítico namismo y pre vención del sui-
20 . A. Garrn a - Psicoanálisis de los cidio
sueños 39. S. Rudo - Psicoanálisis de la con-
21 . O. Fenichel- Teoría psicoanaliti- du eto
ca de las neurosis 40 . A. Freud - Normalidad y patolo-
22 . M. Langcr - Maternidad .1' sexo gía en la ni ñez
23 . H. Guntrip - Estructura de la 41. A. Garma - El dolor de cabeza.
personalidad e interacción hu- Génesis psicosom ática y trata-
mana m iento psicoanalítico
24 . H. Segal - Introducción a la obra
de Melanie Klein (Continúa en pág. 127)
Hanna Segal

lNTRODUCCION
ALA OBRA
DE MELANIE KLEIN

ed iciones
' ~
.PAIDOS
Barcelona - Buenos Aires
Tí tulo original: lntroduction l o the work 01 Metanie Klein
Pub licado e n inglés por W. Hei ne ma nn. Lo nd res

Tra ducció n de Hebe Friede ntha l

C ubie rta de M . Es ke nazi y V. Viano

2." reimp resión en Esp a ña , 1982

© de to da s las ediciones en caste lla no .


Edito rial Pa id ós , SA IC F;
De fensa. 599: Bue nos Ai res.
© ele esta ed ición.
Ediciones Paid ós Ibéri ca . S.A .:
Ma ria no Cuhí, 92: Barcclona-21 ; Te l. 200 0 1 22

ISBN : 84-7509-055-9
De pó sito legal : B- 14.899/1982

Im pr eso e n 1. G . Socitra . S. A . ;
A rq uíme des . sin: L'Hospit ale t ele Llob rcgat

Im pr eso en Es pa ña - Printed in Spain


I ND1C E

Pág.
Presentación de la versión castella na 9
Libros de Mclanie Klc in II

Agrad ecimientos .. .. .. .. . ... . ... .. .. .. .. .. . .... ... .. .... .. ... 13

Int rodu cción .. .. . .. . . . . . . . . . . . .. . . . . .. .. . . . . . .. . . . . .. ..... . . . 15

I. Fa ntas ía . . . .. . . . . . . . . . . " . 19

Il. La posición esq u izo-para no ide . 29


III . Envidia 43
IV. Psicopa tología de la posición csq u izo-pa ra noidc . 57
V. La po sición depresiva . 71
VI. Defen sas ma níacas 85
\'1 r. R ep ar a ción 95
VII I. Los esta dios te mpra nos d el complejo de Ed ipo 107

Glosario 121
PRESENTACION DE LA VERSION CASTELLANA

La obra de Melanie Klein, una de las piedras fundamenta-


les en el "edificio del conocimiento psicoanalítico, ha llegado a
ser conocida por los lectores de habla castellana a través de la
traducción de varios de sus libros. Sin embargo; la comple-
jidad y riqueza de los conceptos desarrollados por la teoría
kleiniana resultaron sólo accesibles en forma completa a un
número limitado de personas: aquellas que poseían una larga
experiencia en el campo de la labor psicoanalítica.
Estos conceptos son los que se refieren especialmente a los
primeros estadios del desarrollo del yo, a la existencia de re-
laciones de objeto tempranas, a la influencia de la angustia a
partir del nacimiento, a la postulación de dos etapas funda-
mentales (con sus posiciones esquizo-paranoide y depresiva)
en la evolución mental y emocional del niño, a la aplicación
consecuente de las teorías freudianas acerca de la fantasía in-
consciente y los' instintos de vida y de muerte, a la aparición
más precoz del superyó y del complejo de Edipo, a la impor-
tancia adquirida por la sublimación y la reparación, etcétera.
Por tratarse de conceptos que se relacionan principalmente con
las experiencias más tempranas de la vida del individuo, han
despertado también dudas y controversias.
Todo ello justifica ampliamente, a mi juicio, la publicación
de este libro, que cumple con la finalidad de esclarecer el con-
tenido de las ideas kleinianas, permitiendo que se las pueda
apreciar en todo su valor. En la actualidad, en que el psico-
análisis ha traspasado las fronteras del consultorio psicoanalí-
tieo, es indispensable que la teoría de Melanie Klein esté al
alcance de los médicos, psiquiatras, psicólogos, sociólogos y
estudiantes de diversas disciplinas
Este ha sido el espíritu con que su autora, Hanna Segal, ha
escrito este libro, destacando que sus capítulos no pretenden
10 HANNA SEGAL

sustituir, de ningún modo, la lectura de las obras de Melanie


Kl ein, sino qu e sólo podrán ser aprovechados si se los considera
como "guía" para su lectura ulterior. En mi op inión , este in-
tento se ha vi sto coronado p or el mayor de los éxitos, ya qu e
ha logrado expone r en forma sumamen te clara y did áctica lo
m edular de los con ceptos kl einianos, ilustrándolos con el aporte
de valiosos ej emplos clínicos provenientes de su ex pe rienc ia
en análisis de niños y adultos.
H anna Segal, analist a didáctica del Instituto P si coanalitico
de Londres y miembro titular de la As ociación Psicoanalítica
Internacional, discípul a y ef icaz co la bor adora de M elanie Kl ein,
ha llegado a ocupar, a p esar de su juventud, uno de los puestos
más destacados en la así llamada "escuela kleiniana" de psico-
análisis. Sus numero sa s contr ib uc iones en artículos publicados,
aportaciones a 105 Con gresos P sicc analiticos, clases y confe-
r encias han tenido siempre una excelente aco gida por su ori-
gin alidad .
Invitada especialmente po r la Asociación P sicoan al ítica Ar-
gentina, vi sitó Buenos Aires en do s oportunidades. Desa n -olló
curs os y seminar ios so bre la s teorías psicoan al íti cas de Melan ie
Klein, dejando una impresión durad era por la capac idad y pro-
fundidad con que impartió sus conocimien tos.
Deseo destacar fin almente la m eri toria labor cumplida por
la Comisión de Publica ci on es de la Asociación P si coanalítica
Argentina en la supe rv isión de la traducción del libro, especial-
m ente en lo qu e a la terminología técnica se r efi ere.

LEÓN GRINBERG
LIBROS DE MELA NIE KLEIN

Esta bibliografía incluye sólo los libros escritos por Melanie


Klein. En el International [ournal. of Psycho-analysis, 1961,
vol. XLII , págs. 7 y 8, se puede encontrar la lista completa de
sus libros y artículos.
1932. The Psycho-analysis of Children (Londres, Hogarth;
New York, Grove Pres, 1960).
Traducciones.
Die Psychoanalyse des Kirules (Viena, Internat. Psycho-
analytischer Verlag, 1932).
El psicoanálisis de niños (Buenos Aires, Horrné, 19(4).
2da. «dición.
La Psychanalyse des Enfants (París, Presses Univ, de
France, 1959).
1948. Contributions to Psycho-onolysis, 1921·1945 (Londres,
Hogarth). Versión castellana: Contribuciones al ps~co·
anáíisis, Buenos Aires, Hormé, 1964.
1952. Developments in Psycho-analysis, Ed. J. Riviere (Lon-
dres, Hogarth). Versión castellana : Desarrollos en Psi-
coanálisis, Buenos Aires, Hormé , 1962.
1955. New Directions in Psycho-analysis, con P. Heimann,
R. Money-KyrIe y otros (Londres, Tavistock; New York,
Basic Books) _ Versión castellana: Nuevas direcciones en
psicoanálisis, Buenos Aires, Paidós, 1965.
1957. Envy and Gratitude (Londres, Tavistock; New York,
Basic Books). Versión castellana: Envidia y gratitud,
Buenos Aires, Nova, 1960.
1960. Las emociones básicas del hombre (Buenos Aires, Asoc.
PsicoanaIítica Argentina, 1960).
1961. Narrative of a Child Analysis (Londres, Hogarth; New
York, Basic Books ) . Versión castellana: Relatos del psi.
coaruilisis de un niño, Buenos Aires, Paidós, 1961.
1963. Our Adult W orld, and Other Essays (Londres, Heine-
mann; New York, Basic Books).
AGRADECIYTlENTOS

Este libro es una expresión de mi deuda para con la di-


funta Melanie Klein.
Agradezco a mis pacientes su cooperacion con la labor
analítica, y en particular a los que me permitieron utilizar su
material como ilustración. .
Agradezco a varias generaciones de estudiantes del Instituto
de Psicoanálisis de Londres el estímulo que me proporcionaron
con sus preguntas, críticas y sugerencias.
Agradezco tambíén a la Sta. Betty Joseph y al Dr. Elliot
Jaques sus valiosas sugerencias y sus críticas. También re-
cibí gran ayuda de la señora de Jean Mac Gibbon, quien cola-
boró en la revisión final del manuscrito y en la lectura de
pruebas, y compiló el índice.
Agradezco a mi esposo su ayuda y apoyo en todas las
etapas de mi labor.
H. S.
INTRODUCCION

Este libro se basa en una serie de clases que dicté durante


varios años en el Instituto de Psicoanálisis de Londres. Como
muchas veces los estudiantes me pidieron copias de las notas
que utilizaba para las clases, creí conveniente publicarlas en
forma de libro.
El propósito del curso era presentar las contribuciones de
Melanie Klein a la teoría y práctica psicoanalíticas, Como
estaba destinado a alumnos de tercer año del seminario psico-
analítico, se suponía que conocían exhaustivamente a Freud.
En ocho clases sólo es posible describir en forma bastante sim-
plificada y esquemática las contribuciones teóricas de la señora
Klein, pero como las teorías psicoanalíticas provienen de la
experiencia clínica y su objetivo es esclarecer material clínico,
confío en que los ej emplos las mostrarán más acabadamente.
Las clases son introductorias: no sustituyen, por supuesto,
el estudio de la bibliografía correspondiente. Se las puede, sí,
utilizar como guía de lecturas. En el texto no se incluyen re-
ferencias porque resultarían demasiado numerosas, pero se
adjunta a cada capítulo una lista con la bibliografía perti-
nente 1. Hice una excepción con el capítulo "Psicopatología
de la posición esquizo-paranoide", ,porque en este caso la con-
tribución del Dr. W. Bion ocupa una posición única, y yo uti-
licé su propia terminología.
El orden de los capítulos es el que finalmente adopté para
las clases, En cierto modo, el desarrollo de la teoría psicoana-
lítica siguió un curso inverso al del desarrollo del individuo. El
estudio de los adultos neuróticos llevó a Freud a descubrí-
mientes relacionados primero con la niñez y luego con la in-

1 Sólo se mencionarán artículos relacionados con la obra de Mela-


nie Klein. ya que los estudiantes utilizaron la bibliografía analítica
clásica en los primeros años de su formación analítica.
16 HANNA SEGAL

fan cia ; y cad a descubrimiento sobr e los estad ios más tempranos
del desarrollo fue enr iqueciendo y escla reciendo el conocimien-
to de los posteri ores. En forma similar Melan ie Klein descu-
br ió, al trabajar con niñ os, qu e tanto el cornplej o de Edipo
como el supe ryó se manifiestan claramente mucho antes de lo
qu e se suponía ; al proseguir sus investiga cion es llegó a las
raí ces tempran as del complej o de Edipo, luego a sus formula-
ciones sobre la posición depresiva, y por últ imo, sobre la po-
sición esq uizo-par anoide. Si se presentaran en orden cronoló-
gico las contribuciones de Melanie Klein , se vería mu cho más
clara mente cómo se vincula su obra C0n la de Freud, y se
podría seg uir paso por paso e! desarrollo de sus teorías. Decidí,
sin embarg o, adoptar otro enfoque, pues mi experiencia doc ente
me ense ñó la conveniencia de come nzar con la temprana infan-
cia y tratar de describir el desarrollo psicológico del individuo
tal como ahora lo vemos. La dificultad qu e plantea presentar
el material en .este orden es que debo comenzar con las fases
de! desarrollo J.n qu e los fenómenos psicoló gi cos están más ale-
j ado s de nu estra exper iencia adulta, son más difíciles de estu-
diar, y, por consiguiente, como era de esper ar, más discutidos.
No obstante me decid í por esta forma de encar ar la presenta-
ción porque considero que ya hemos acumulado suficientes co-
nocimi ent os, y que nuestra teoría abarca ya tantos aspectos,
que se ju stifica el intento de presentarla globalmente.
Como todos los capítulos, excepto el último, se dedican a
describir los fenómenos de la s pos iciones esquizo-paranoide y
depr esiva, creo qu e será útil desd e el comienzo tratar de dilu-
cidar el término "posición". En un sen tido, la posición esquizo-
paranoide y la posición depresiva son fases del desarrollo.
P odrían con sid erarse sub divisiones de la etapa oral, ocupando
la primera los tres o cuatr o primeros meses y siendo seguida
por la última en la segunda mitad del primer año. La posición
esquizo-paranoide se caracteriza por el hecho de qu e el bebe no
reconoc e "per sonas", sino qu e se r elacíona con objetos par-
ciales, y por el predominio de la ansiedad paranoide y de pro-
cesos de escisión 2 . El reconocimiento de la madre como objeto

2 Se ha traducido splitting por escisión cuando el t exto no indica


en cuántas partes se ha dividido al objeto o al yo , y por disoci ación
cuan do indica claramente que se lo ha dividido en dos partes. Sillilfing
proviene del verbo to split, que sign ifica hender , partir, separar, d ivi -
dir, desdoblar, d escomponer, et c. ['1".]
INTRODUCCIÓN A LA OBRA DE MELANIE KLEIN 17

total marca el comienzo de la posición depresiva, que se ca-


racteriza por la relación con objetos totales y por el predominio
de integración, ambivalencia, y ansiedad depresiva y culpa, Pe-
ro Melanie Klein eligió el término "posición" para destacar que
el fenómeno que estaba describiendo no era simplemente una
"etapa" o "fase" transitoria, como por ejemplo la etapa oral.
"Posición" implica una configuración específica de relaciones
objetales, ansiedades y defensas, persistente a lo largo de la
vida. La posición depresiva nunca llega a reemplazar por com-
pleto a la posición esquizo-paranoide ; la integración lograda
nunca es total y las defensas contra el conflicto depresivo pro-
ducen regresión a fenómenos esouizo-paranoides, de modo que
el individuo puede oscilar siempre entre ambas posiciones. Se
puede encarar cualquier problema que aparezca en estadios
posteriores, como, por ejemplo, el complejo de Edipo, con una
pauta esquizo-paranoide o depresiva de relaciones, ansiedad y
defensa, y pueden surgir defensas neuróticas en una persona-
lidad esquizo-paranoide o maníaco-depresiva , Lá forma de in-
tegración de las relaciones objeta!es durante la posición de-
presiva queda como base de la estructura de la personalidad.
Lo que sucede en el desarrollo posterior es que las ansiedades
depresivas se modifican y atemperan gradualmente.
Ciertas ansiedades paranoides y depresivas siguen siempre
activas en la personalidad, pero cuando el yo está suficiente-
mente integrado y durante la elaboración de la posición depre-
siva ha establecido una relación relativamente firme con la
realidad, los mecanismos neuróticos van sustituyendo poco a
poco a los psicóticos. De este modo , según Melanie Klein la
neurosis infantil es una defensa contra ansiedades paranoides
y depresivas subyacentes, y una forma de ligarlas y de elabo-
rarlas. A medida que continúan los procesos integradores ini-
ciados durante la posición depresiva, disminuye la ansiedad, y
la reparación, la sublimación y la creatividad reemplazan en
gran parte a los mecanismos de defensa tanto psicóticos como
neuróticos.
CAPÍTULO 1

FANTASIA

E libroelporque
LEGÍ tema de la fantasía para el primer capítulo de este
creo que se pueden resolver muchos equívo-
cos aclarando este concepto y la forma en que se lo emplea en
psicoanálisis, especialmente en la obra de Melanie Klein y sus
colaboradores.
Algunos psicólogos solían objetar la descripción freudiana
de la mente calificándola de antropomórfica. Extraña objeción,
al parecer, ya que el psicoanálisis se ocupa de describir al hom-
breo Querían decir que cuando Freud formuló ciertos concep·
tos, como por ejemplo el de superyó, parecía considerar que
la estructura mental contenía objetos antropomórficos, o de
forma humana; si se comprende el concepto de fantasía incons-
ciente, esta obj eción desaparecerá. Cuando describe el super-
yó, Freud no quiere decir que nuestro inconsciente contenga
realmente un hombrecito, sino que ésta es una de nuestras fan-
tasías inconscientes sobre los contenidos de nuestro cuerpo y
nuestra psique. Freud nunca se refiere específicamente al su-
peryó como a una fantasía; sin embargo, está claro que esta
parte de la personalidad se debe a una introyección -en la
fantasía- de una figura parental, una figura parental Ianta-
seada, distorsionada por las proyecciones mismas del niño.
Algunos psicoanalistas criticaron del mismo modo la des-
cripción kIeiniana de los objetos internos. Pero aquí sucede lo
mismo, estos objetos internos no son "objetos" situados en el '
cuerpo o en la psique; como Freud, Melanie Klein está des-
cribiendo las fantasías inconscientes que la gente hace sobre
lo que contiene. En su obra, M. Klein amplió mucho el con-
cepto freudiano de fantasía inconsciente y le dio mayor ímpor-
20 H AN NA SEGAL

rancia. Las fantasía s inconscientes están siempre presentes y


siempre activas en todo individuo Es decir que su presencia no
es índice de enferme dad ni de falta de sentido de la r ealidad,
así como no lo es la presencia del compl ej o de Edipo. Lo que
determinará el estado psíquico del suj eto es la naturaleza de
estas fantasías in conscientes y su relación con la realidad ex-
terna.
Freud no elabora sus concepciones sobre el origen de las
fantasías inconscientes ni la fase del desarrollo en qu e apare·
cen por primera vez, y cuando describe fantasías inconscientes
específicas, generalmente se refiere a la s que surgen después
del segundo o tercer año de vida. Según Melanie Klein, la Ian-
tasia in consciente es la expresión mental de los instintos y por
consiguiente existe, corno éstos , desde el comie nzo de la vida .
P or definición los instintos son buscad ores-de-obj etos. En
el aparato mental se experi encia al instinto vinculado con
la fantasía de un objeto adecuado a él. De este modo, para
cada impulso instintivo hay una fantasía corres pondiente. Al
deseo de comer, le corresponde la fantasía de algo comestible
qu e satisfaría ese deseó: el pecho . Lo que Fre ud describe como
"realización alu cinatoria de deseo s" se basa según Melanie
Kl ein en que una fantasía inconsciente acompaña y expresa al
impulso instintivo.
P or ejemplo, el bebe somnoliento qu e mueve la boca con
expresión placentera y hace ruidos de succién, o se chupa los
dedos, fantasea que está realmente succionando o incorporando
el pecho, y se duerme con la fantasía de tener el-pecho-que-
da-leche realmente dentro de si, En forma similar, el bebe hamo
bri ento , furioso , qu e grita y patalea, fantasea que está realm ente
atacando al pecho, desgarrándolo y destruyéndolo, y exp erien-
cia sus propios gritos que lo desgarran y lastiman como el
pecho desgarrado at acándolo en su propio interior. P or con-
siguiente, no sien te solament e una necesidad ; puede sentir tamo
hién qu e sus contracciones de hambre y sus propios gritos son
. un at aque persecutorio en su interior.
Crear fantasías es una función del yo. La concepción de la
fanta sía como expres ión mental de los instintos por mediación
del yo supone mayor grado de organización yoica del que pos-
tula Freud. Supone que desde el na cimi ento el yo es capaz de
establecer -y de hecho los instintos y la ansiedad lo impulsan
a establecer- relaciones objetales primitivas en la fantasía y
INTRODuccióN A LA OBRA DE MELANIE KLEIN 2]

en la realidad. Desde el momento del nacimiento el bebe se


tiene que enfrentar con el impacto de la realidad, que comienza
con la experiencia del nacimiento mismo y prosigue con innu-
merables experiencias de gratificación y frustración de sus de-
seos. Estas experiencias con la realidad influyen inmediata.
mente en la fantasía inconsciente, que a su vez influye en ellas.
La fantasía no es tan sólo una fuga de la realidad; es una con-
comitante constante e inevitable de las experiencias reales, en
constante interacción con ellas.
Se puede ver un ejemplo de fantasías que influyen en la
reacción ante la realidad en el caso del bebe irritado por el
hambre que, en vez de aceptar el pecho, se aparta de él y no
quiere mamar. En este caso, el bebe puede haber hecho la fan-
tasía de que ha atacado y destruido el pecho, al que siente
ahora malo y atacándolo a su vez. Por eso, en el momento de
la mamada, cuando reaparece el pecho externo real ya no lo
siente como un pecho bueno que lo alimenta, sino que sus fan-
tasías lo han distorsionado convirtiéndolo en un perseguidor
terrorífico. Estas fantasías se pueden observar fácilmente en
el juego de niños muy pequeños, así como en el juego y verba-
lizaciones de niños algo mayores. Pueden persistir en el in-
consciente de los niños e incluso de adultos, causando dificul-
tades en la alimentación.
Algunos analistas creen que estas fantasías surgen después
y se las proyecta retrospectivamente a la lactancia. Sin duda
es ésta una hipótesis adicional innecesaria, ya que hay una
congruencia notable entre lo que podemos observar en la con-
ducta de lactantes y fantasías que se expresan realmente cuando
se alcanza el estadio del juego y del lenguaje, o material ana-
lítico del consultorio.
En casos más complicados es posible ver cómo, aunque se
pueda percibir y observar correctamente la realidad, la secuen-
cia causal que se atribuye a los acontecimientos está determi-
nada por fantasías inconscientes. El ejemplo típico es el del
niño cuyos padres tienen realmente una mala relación y pelean.
Según se trasluce a menudo en el análisis, el niño siente que
esta mala relación es el resultado de sus propios deseos de
que los padres se peleen, y cree que al atacarlos con su orina
y heces ha embrollado y arruinado la relación entre ellos.
Si bien la fantasía inconsciente influye y altera constante-
mente la percepción o la interpretación de la realidad, lo in-
22 HANNA SEGAL

verso también es cierto: la realidad ejerce su impacto sobre la


fantasía inconsciente. Se la experiencia e incorpora, y ejerce
fuerte influencia sobre la fantasia inconsciente misma. Tome:
mos por ejemplo al bebe que empieza a sentir hambre y trata
de sobreponerse mediante la alucinación omnipotente de poseer
un pecho bueno que lo amamanta; la situación será radical-
mente distinta si se le da de mamar pronto que si se lo deja
con hambre durante largo tiempo. En el primer caso el bebe
sentirá que el pecho real que le ofrece la madre se funde con
el pecho fantaseado por él, y su propia bondad y la del objeto
bueno le parecerán firmes y duraderas. En el segundo caso
se sentirá avasallado por el hambre y la ira, y en su fantasía
se acrecentará la experiencia de un objeto malo y persecutorio,
con el resultado de que su propia ira le parecerá más poderosa
que su amor y el objeto malo más fuerte qne el bueno.
Este aspecto de la interrelación entre fantasía inconsciente
y verdadera realidad externa debe tenerse muy en cuenta cuan-
do se quiere evaluar la importancia del ambiente sobre el desa-
rrollo del niño. El ambiente tiene, de hecho, importantísimos
efectos sobre la infancia y la niñez, pero no es verdad que sin
un ambiente malo no existirían ansiedades ni fantasías agre-
sivas o persecutorias. La importancia del factor ambiental sólo
se puede evaluar correctamente si se tiene en cuenta cómo lo
interpreta el bebe en función de sus propios instintos y fanta-
sías. Una mala experiencia real se hace mucho más importante
cuando el bebe ha tenido intensas fantasías coléricas en las
que atacaba el pecho, ya que dicha experiencia le confirma,
no sólo su sensación de que el mundo exterior es malo, sino
también su sensación de que él mismo es malo, y su creencia
en la omnipotencia de sus fantasías malevolentes. Las expe-
riencias buenas, por otra parte, tienden a disminuir la ira, a
modificar las experiencias persecutorias y a estimular el amor
y la gratitud del bebe y su Creencia en el objeto bueno.
Hasta aquí hemos insistido en el papel de la fantasía
como expresión mental de los instintos, en contraposición con
la concepción que considera a la fantasía sólo como instru-
mento de defensa y medio de escapar de la realidad externa.
Pero las funciones de la fantasía son múltiples y . complicadas,
y la fantasía tiene un aspecto defensivo que se debe tener en
cuenta. Como el objetivo de la fantasía es satisfacer impulsos
instintivos prescindiendo de la realidad externa, se puede con-
Jll:THOD lJ CUÓN A L A OBnA DE J\IELANIE KLEIN 23

side ra r qu e la g rat ificación proveniente de la fantasía es una


defensa co ntra la realidad externa de la privación. Es, sin
em ba rg o, más qu e eso: es también una defensa contr a la reali-
dad interna. Cua ndo el sujeto hace una fantasía de r ealización-
de-deseos; no es tá evitando solamente la fru stración y el reco-
nocimiento de una realidad ex terna di splacentera; también está
(lo qu e es incluso más importante) defendiénd ose contra la
realidad de su propia hambre y de su propia ira, o sea, contra
su realidad interna. Ad emás, algunas fantasías se pued en uti-
lizar com o defen sa contra ot ras fantasías. Un caso típico es el
de las fant asías maníaca s, cuya finalidad principal es impedir
qu e aparezcan subyace ntes fantasías depresi vas. Una típica f an-
ta sía maníaca es la de que el Yo I contie ne un objeto id eal de-
va ra d o cuyo " resp 1an d or "n- cae so 1rre e l y o; esta
. es una
defensa cpntr a la fanta sía subyacente de contener un obj eto
irreparablemente destruido y ven gativo cuy a "sombr a" 3 cae
sobre el yo.
Al consider ar la utilización de la Iarua sia incon sciente corno
def ensa no s pr eguntamos cuál es exac tame nte su relación con los
mecanismos de defensa. En po cas palabras, la di stinción r eside
en la diferen cia entre el proceso real y su rep resentación m eno
tal detallada, espe cífica. P or eje mplo se pu ed e decir que en
un mom ento dado una persona usa como m ecanismo de defensa
los p rocesos de proyección e intr oyección. P er o la persona mis-
ma experie nc iar á dichos procesos en fun ción de fantasías, y en
esas fantasías se expresa lo que ella -sien te qu e está in corpo-
rando dentro de sí o poniendo fu er a de s í, la forma en que 10
hace y los resultados que atribuye a es tas acciones. A menud o
los pacient es describen cómo sienten el pr oceso de represión,
por ejemplo hablando de un dique dentro de ello s que podría
esta llar bajo la presión de algo simila r a un torrente, Lo que
un obser va dor puede describir como m ecanismo, la persona
misma lo siente y describe como una fantasía detallada.
. El material sig uiente presenta un e jemplo m ás complicado:
Un pacient e qu e había com enzado su análisis hacía poco tiempo

1 Se h a traducido self po r Yo, reserv ando " yo" para la d esignación


de la in stancia psíquica . Sel f (Yo) alud e a to do 10 q u e es asimilado
a u no mi smo, en referencia a la o pos ició n Yo - no· yo [T.].
2 Ah ra ha m: Breve est u d io del d esarrollo de la libido, 1917.
3 Frcud: D u elo y m elancolía, 1917.
24 HANNA SEGAL

solía llegar tarde, faltaba a menudo y olvidaba gran parte de lo


que se había analizado. Durante algunos días podíamos realizar
una labor analítica bastante útil, pero luego reaparecería con
escasos recuerdos conscientes de dicha labor y ningún efecto el:
ella en su personalidad, como si hubiera obliterado el proceso
entero y sus resultados. Tanto para mí como para mi paciente
era bastante claro (y hasta merecía ponerse rótulo al proce·
so) que en la situación analítica estaba utilizando como de-
fen sa los mecanismos de escisión y negación. Un día llegó tarde,
perdiendo exactamente la mitad de la sesión. Dijo que se había
extraviado en Loudon Hoad, una calle cercana a mi casa, y allí
había pasado la primera mitad de la sesión. Asoció Loudon
Road con "Las Brujas de Loudun"; parecía haber escindido la
sesión analítica de modo de poder preservar una buena rela-
ción conmigo durante la mitad de la sesión en tanto que la
ma Ia re lacié . did
acion, escrn l . a y aparta da 4 con una " ma Ia ,.. b rU1. a
analista la había transportado fuera de mí, a Loudon Road. Po-
cos días después surgió una oportunidad de interpretarle su
relación con el pecho, y en ese momento tuvo una fantasía muy
vívida. Se vio de pronto tomando un cuchillo enorme, cortando
mi pecho y arrojándolo a la calle. Tan vívida fue la fantasía que
el paciente se angustió mucho. Se pudo comprender entonces
que lo que se había hablado en términos de un proceso de esci-
sión y negación el paciente lo había sentido en realidad como
una fantasia extraordinariamente vívida. Había sentido real.
mente el proceso de escisión como tomar un cuchillo y escindir
- cor tar - uno de los pechos de su analista. Había sentido
también que arrojaba ese pecho a la calle y que a continuación
ese pecho se convertía en la "bruja" de Loudon Road. La neza-
ción ele sentirse perseguido por su analista la vivió como cortar
el vínculo entre los dos pechos, el bueno y el malo. Después d~
esta sesión, disminuyeron mucho la escisión y la negación y
pudo asistir regularmente al análisis.
Esta experiencia, como muchas otras, confirma el hecho de
que generalmente es ineficaz interpretar mecanismos de defen·
sa hasta tanto aparezca la oportunidad de interpretarlos en fun-

4 Se ha traducido split off por la expresión "csríndida y apartada",


para designar el resultado de uu proccs(; en el qu.: ,!esnl1{" de una
escisión se apartó o separó () :lis1ó una de las part", csdndi,J;,s (por
ejemnlo: mala relación escindida y apartada, envidia c"ci"dida y
apartada, tercer área escindida y apartada). [T-J.
INTRODUCCIÓN A LA OBRA DE MELANIE KLEIN 25

ción de lo que el paciente realmente siente que le está haciendo


con ellos al analista en la transferencia, a sus otros objetos o a
partes de su yo, y hacerlos de este modo significativos para él.
A veces en los sueños de los pacientes podemos observar
claramente esta relación entre fantasía inconsciente y mccanis-
mas de defensa, Veamos dos sueños relatados por una pariente
durante la sesión anterior a mis vacaciones. En el primer sueíio
se hallaba en una habitación oscura donde se veían dos figu-
ras humanas pa radas una cerca de la otra, además de otras
personas más borrosas. Las dos fi[(lIras eran exactamente igua-
les, pero una de ellas parecía apagada y oscura, mientras h
otra estaba iluminada. La paciente estaba segura de. que ella
era la única que podía ver a la figura iluminada - la que era
invisible para las otras personas del sueño.
Esta paciente utilizaba mucho 10,5 mecanismos de escisión,
negación e idealización. Esa misma semana había tenido opor-
tunidad de verme en una habitación llena de gente, situación
inusual para ella, y en relación con el sueño asoció que las dos
figuras me representaban. Una era la persona a quien torlos
podían ver en la habitación llena de gente, pero la otra era "Sil
analista", que le pertenecía sólo a ella. Sentí'! que no le impor-
taría que tomara vacaciones más de 10 que le había importado o
le había provocado celos el verme con otras personas, ya que
tenía esta especial relación conmigo, que nadie compartía.
En este primer sueño está claro que maneja sus celos. pro-
vocados tanto por haberme encontrado entre otras personas
como por las vacaciones analíticas, mediante escisión e ideali.
zación ; ella posee la analista iluminada, idealizada, que nadie
le puede quitar.
En el segundo sueño una niñita sentada en el .suelo recor-
taba papel con unas tijeras. Se guardaba el pedazo cortado y
el piso quedaba cubierto de papelitos descartados que otros ni -
ños recogían afanosamente. El segundo sueño es una versión
más completa del primero; muestra cómo sentía realmente esta
escisión e idealización. La escisión está representada por el acto
de recortar. Ella es la niñita que ha cortado de su analista la
figura recortada que, como la figura iluminada del primer
sueño, representa la parte buena de la analista. Las personas
que en el primer sueño sólo podían ver a la analista de figura
oscura están representadas en el segundo por los niños que sólo
tienen los papelitos descartados. La escisión del primer sueño
26 HANNA SEGAL

la vive claramente en el segundo como ataque, como cortar


realmente a la analista en una parte ideal y una parte sin valor;
y lo que en el primer sueño está representado como idealiza-
ción lo vive en el segundo como robar y retener para si los
mejores pedazos recortados de su analista. El segundo sueño
muestra claramente que esta paciente sentía los procesos de
escisión e idealización como una actividad muy agresiva, voraz
y culpable.
Cuando consideramos la relación entre la fantasía y los
mecanismos de introyección y proyección se aclara en cierta
medida la compleja relación existente entre fantasía inconscien-
te, mecanismos y estructura mental.
Freud describió al yo como un "precipitado de catexias de
objeto abandonadas". Este precipitado está compuesto por
objetos introyectados. El primero de dichos objetos descrito
por Freud mismo es el superyó. El análisis de tempranas rela-
ciones obj etales proyectivas e introyectivas ha revelado fan-
tasias de objetos introyectados en el yo desde la más temprana
infancia, comenzando por la introyección de los pechos ideal
y persecutorio. Primero se introyectan objetos parciales: el
pecho y luego el pene. Después se introyectan obj etos totales:
la madre, el padre, la pareja parental. Cuanto más temprana
es la introyección, más fantásticos son los objetos introyectados,
y más distorsionados están por lo que se ha proyectado en ellos.
A medida que prosigue el desarrollo y se acrecienta el sentido
de realidad, los objetos internos se aproximan más a las pero
sanas reales del mundo exterior.
El yo se identifica con algunos de estos objetos: identifica.
ción introyectiva, Estos obj etos son asimilados por el yo y
contribuyen a su desarrollo y características. Otros permane-
cen como objetos internos separados y el yo mantiene relación
con ellos (el superyó es uno de estos ob jetos}. También se sien-
te a los objetos internos en relación mutua; por ejemplo, se
siente que los perseguidos internos atacan al objeto ideal
tanto como al yo. De este modo se va construyendo un comple-
jo mundo interno. La estructura de la personalidad está deter-
minada en gran parte por las fantasías más permanentes del
yo sobre sí mismo y los objetos que contiene.
E! hecho de que haya tan estrecha relación entre estruc-
tura y fantasía inconsciente es importantísimo: es esto lo que
hace posible influir en la estructura del yo y del superyó me-
INTRODUCCIÓN A LA OBRA DE MELANIE KLEIN 27

diante el análisis. Pues justamente al analizar las relaciones


del yo con los objetos, internos y externos, y al modificar las
fantasías sobre estos objetos, es que podemos influir esencial-
mente sobre la estructura más permanente del yo.
Como ejemplo final tomaremos un sueño de un paciente
en su primera semana de análisis, que ilustra la relación entre
fantasía inconsciente, realidad, mecanismos de defensa y estruc-
tura yoica, Se puede tener la seguridad de que este paciente
nunca había leído líteratura analítica ni había oído hablar
de estos conceptos. Por supuesto, tampoco conocía el concep-
to de superyó . Se hace esta aclaración porque si no se po-
dría considerar este sueño con mucho escepticismo. El paciente,
que era oficial naval, soñó con una pirámide. La base de la
pirámide estaba constituida por multitud de rudos marineros,
que sostenían sobre sus cabezas un libro de oro muy pesado.
EnciriJa del libro estaba parado un oficial naval del mismo rano
go que el paciente, y sobre sus hombros un almirante. El almi-
rante, dijo el paciente, parecía ejercer a su modo tanta presión
desde arriba, e infundir tanto temor, como la multitud de ma-
rineros que formaban la base de la pirámide y presionaban
desde abajo. Después de contar este sueño, dijo "Este soy yo,
éste es mi mundo. El libro de oro representa la 'Regla áurea',
el camino en el que trato de mantenerme. Estoy aplastado entre
la presión de mis instintos y de lo que quiero hacer, y las pro-
hibiciones provenientes de mi conciencia moral". Asociaciones
posteriores le permitieron identificar al almirante con su padre.
Pero esl-e almirante, representante de su padre, era muy dis-
tinto del padre real que recordaba. El hecho de que el almi-
rante fuera tan fuerte y temible como los marineros, represen-
tantes de sus instintos, mostraba que la severidad del superyó
se debía aquí a la proyección de' sus propios instintos agresi-
vos en su padre. Podemos ver aquí la interrelación entre fan-
tasía y realidad externa, pues la proyección altera un aspecto
de la realidad: la verdadera personalidad del padre. Su princi-
pal mecanismo de defensa, la represión, está representado en la
fantasía por la presión combinada del almirante-superyó y del
oficial naval-yo, que tratan de dominar a los instintos. La es·
tructura de su personalidad está también claramente represen-
tada por las tres capas: los instintos puj ando hacia arriba, el
superyó, presionando desde arriba, y su sensar ión de tener 5U
yo apretujado y restringido entre los dos. También podemos
I-IANNA SEGAL

ver claramente la actuación de la proyección y de la introyec-


ción: proyecta su agresión en el padre, y la introyección del
padre forma su superyó.
Todo esto -··· estructura y mecanismos mentales (proyección,
introyccción y represión) - lo presentó el paciente mismo en
- y cuane1o di1JO "E'se soy yo, este
su sueno. ' es rm. mun d () " , puso
en evidencia que estaba describiendo sus fantasías sobre sí
mismo y su mundo interno.

BIBLlOGRAl'IA

I'AlJLA HEINEMAN: "Ccrtain Funetions of Introjcctiou a nd Projcctíon


in Early Infancv", Deocloinnctits in Psvch.o-anrilvsis (Cap. 4) . Hay
versión castellana: Desarrollos en j¡sü;oa1lálisis, Buenos Aires. .Hor-
mé, 1962.
SlJSAN lSAACS: "Thc Naturc and Function of Phantasy", Dcvelopments
in Psvch o-analysis (Cap. 3), l.J.P.• vol. 29 (1948). Hay versión
castellana: Desarrollos en Psicoanálisis, Buenos Aires, Hormé, 1962.
l\1ELANIE KLEIN: "011 the Dcvclopmcnt of Mental Functioning", LjP¿
vol. 39 (19:>8).
JOAN R¡Vn:RE: "011 the Gcncsís of Psychical Conflict in Eearlicst II1[an-
cy", Dcnelotnneut.s in Psycho-analvsis (Cap. 2), l.}.P., vol. 17 (\954).
H a y versión casr e lla na: Desarrollos en Psicoanálisis, l\ llenos Ai res,
Horm é, 1!)(i2.
CAPÍTULO 11

LA POSICION ESQUIZO-PARANOIDE

e OMO sugerí en el capítulo anterior, el concepto de fantasía


inconsciente tal como lo utiliza Melanie K!ein implica mayor
grado de organización yoica del que suponía Freud. La discu-
sión que sostienen los analistas sobre el estado del yo en los
primeros meses de la infancia no se reduce a una cuestión de
mutuos malentendidos o diferente utilización del lenguaje. Se
trata de una verdadera divergencia, muy importante, sobre
cómo son realmente las cosas. Por supuesto, las experiencias
atribuidas al bebe dependerán del cuadro que se tenga de su
yo en cada etapa. Para que una descripción de los procesos
implicados tenga sentido, debe comenzar describiendo al yo.
Según Melanie Klein, hay suficiente yo al nacer como para
sentir ansiedad, utilizar mecanismos de defensa y establecer
primitivas relaciones objetales en la fantasía y en la realidad.
Esta concepción no difiere por completo de la de Freud. Al-
gunos conceptos de Freud implican, al parecer, la existencia
de un yo temprano. Freud describe también un mecanismo de
defensa temprano, la deflexión del instinto de muerte, que ocu-
rre al comienzo de la vida, y su concepto de realización-alucío
natoria-de-deseos implica un yo capaz de establecer una rela-
ción objetal en la fantasía.
Suponer que desde el principio el yo es capaz de sentir ano
siedad, utilizar mecanismos de defensa y establecer relaciones
objetales no significa que al nacer el yo se parezca mucho al
de un bebe bien integrado de seis meses, no digamos al de un
niño o de un adulto plenamente desarrollado.
Al principio el yo está muy desorganizado, pero de acuerdo
con la orientnción general del crecimiento fisiológico y psicoló.
30 HANNA SEGAL

gico tiene desde el comienzo la tendencia a integrarse. A veces,


bajo el impacto del instinto de muerte yde una ansiedad into-
lerable, esta tendencia pierde toda efectividad y se produce una
desintegración defensiva, de la que luego se dirá más. Por lo
tanto, en las primeras etapas del desarrollo el yo es lábil, se ha-
Ila en estado de constante fluencia, su grado de integración
varía de día en día, y hasta de un momento a otro.
El yo inmaduro del bebe está expuesto desde el nacimiento
a la ansiedad provocada por la innata polaridad de los instin-
tos -el conflicto inmediato entre instinto de vida e instinto de
muerte. Está también inmediatamente expuesto al impacto de
la -realidad externa, que le produce situaciones de ansiedad,
por ejemplo el trauma del nacimiento, pero también le da vida,
por ejemplo el calor, amor y alimento provenientes de la ma-
dre. Cuando se ve enfrentado con la ansiedad que le produce
el instinto de muerte, el yo lo deflexiona. Esta deflexión del
instinto de muerte, descrita por Freud, consiste, según Melanie
Klein, en parte en una proyección, en parte en la conversión
del instinto de muerte en agresión.
El yo se escinde y proyecta fuera su parte que contiene
el instinto de muerte, poniéndola en el objeto externo original:
el pecho. Es así como el pecho -al que se siente conteniendo
gran parte del instinto de muerte- llega a experienciarse como
malo y amenazador para el yo, dando origen a un sentimiento
de persecución. De este modo, el miedo original al instinto de
muerte se transforma en miedo a un perseguidor. A menudo se
siente que la intrusión del instinto de muerte en el pecho escin-
de a éste en muchos pedazos, de manera que el yo se encuentra
ante multitud de perseguidores. Parte del instinto de muerte
que queda en el yo se convierte en agresión y se dirige contra
los perseguidores.
Al mismo tiempo .:;e establece una relación con el objeto
ideal. Así como se proyecta fuera el instinto de muerte, para
evitar la ansiedad que surge de contenerlo, así también se pro-
yecta la libido, a fin de crear un objeto que satisfaga el im-
pulso instintivo del yo a conservar la vida. Lo mismo que pasa
con el instinto de muerte, pasa con la libido. El yo proyecta
parte de ella fuera, y la restante la utiliza para establecer una
relación libidinal con ese objeto ideal. De este modo, muy
pronto el yo tiene relación con dos obj etos: el obj eto prima-
rio, el pecho, está en esta etapa disociado en dos partes, el
INTRODUCCIÓN A LA OBRA DE MELANJE KLEIN 31

pecho ideal y el persecutorio. La fantasía del objeto ideal se


fusiona con experiencias gratificadoras de ser amado y ama-
mantado por la madre externa real, que a su vez confirman di-
cha fantasía. En forma similar la fantasía de persecución se
fusiona con experiencias reales de !,rivación y dolor, atribuidas
por el bebe a los objetos persecutorios. Así, la gratiHcación,
no sólo satisface la necesidad de bienestar, amor y nutrición;
también se la necesita para mantener a raya la aterradora per-
secución. A su vez la privación se convierte no sólo en falta de
gratificación, sino también en amenaza de ser aniquilado por
los perseguidores. El objetivo del bebe es tratar de adquirir y
guardar dentro de sí al objeto ideal, e identificarse con éste, que
es para él quien le da vida y lo protege, y mantener fuera el
objeto malo y las partes del Yo que contienen el instinto de
muerte. La ansiedad predominante de la posición esquizo-
paranoide es que el objeto u objetos persecutorios se introdu-
cirán en el yo y avasallarán y aniquilarán tanto al objeto ideal
como al Yo. Estas características de la ansiedad y de las rela-
ciones objetales experienciadas durante esta fase del desarrollo
llevaron a Melanie Klein a denominarla posición esquizo-para-
noide, ya que la ansiedad predominante es paranoide, y el es-
tado del yo y de sus objetos se caracteriza por la escisión, que
es esquizoide.
Contra la abrumadora ansiedad de ser aniquilado el yo de-
sarrolla una serie de mecanismos de defensa . siendo probable-
mente el primero el uso defensivo de la introyección y de la ,
proyección. Hemos visto que, como expresión de los instintos
y a la vez como recurso defensivo, el yo se esfuerza por intro-
yectar lo bueno y proyectar lo malo. Pero no es ésta la única
forma en que se utilizan la introyección y la proyección. Hay
situaciones en que se proyecta lo' bueno, para mantenerlo a
salvo de lo que se siente como abrumadora maldad interna, y
situaciones en que se introyectan los perseguidores e incluso se
hace una identificación con ellos, en un intento de controlarlos.
El rasgo constante es que en situaciones de ansiedad aumenta
la disociación y se utilizan la proyección y la introyección para
mantener a los objetos persecutorios tan alejados como sea
posible de los objetos ideales, a la vez que se mantiene a ambos
bajo control. La situación puede fluctuar rápidamente, y sen-
tirse a los perseguidores ora fuera, dando la sensación de una
HANNA SEGAL

amenaza externa, ora dentro, produciendo temores de carácter


hipocondríaco.
La escisión se vincula con la creciente idealización del ob-
jeto ideal, cuyo propósito es mantenerlo bien alejado del obje-
to persecutorio y hacerlo invulnerable, Esta idealización extre-
ma se vincula también con la negación mágica omnipotente.
Cuando la persecución es tan intensa que se haee insoporta-
ble, se la puede negar completamente. Esta negación mágica
se basa en la fantasía de total aniquilación de los perseguido-
res. Otra forma de utilizar la negación omnipotente como de-
fensa contra la persecución excesiva es idealizar al objeto per-
seguidor mismo, y tratarlo como ideal. A veces el yo se identi-
fica con este objeto pseudo-ideal.
Este tipo de idealización y negación omnipotente de la
persecución se ve a menudo en el análisis de pacientes esqui-
zoides, que en su infancia fueron "bebes perfectos", que nunca
protestaban ni lloraban, como si toda experiencia hubiera sido
buena para ellos. En la vida adulta, estos mecanismos conducen .
a una falta de discriminación entre lo bueno y lo malo y a
fijaciones en objetos malos que deben ser idealizados.
De la proyección original del instinto de muerte surge otro
mecanismo de defensa, extremadamente importante durante
esta fase del desarrollo: la identificación proyectiva. En la
identificación proyectiva se escinden y apartan partes del Yo y
objetos internos y se los proyecta en vel objeto externo, que
queda entonces poseído y controlado por las partes proyec-
tadas, e identificado con ellas.
La identificación proyectíva tiene múltiples propósitos: se
la puede dirigir hacia el objeto ideal para evitar la separación,
o hacia el objeto malo para obtener control de la fuente de
peligro. Se pueden proyectar varias partes del Yo con diversos
propósitos: se pueden proyectar partes malas del Yo tanto para
librarse de ellas como para atacar y destruir al objeto; se pue-
den proyectar partes buenas para evitar la separación o para
mantenerlas a salvo de la maldad interna. o para mej orar al
objeto externo a través de una especie de primitiva reparación
proyeetiva. La identificación proyectiva comienza en cuanto
se instala la posición esquizo-paranoide en relación con el pe-
cho, pero persiste y muy a menudo se intensifica cuando se
percibe a la madre como objeto total y la identificación proyec·
tiva penetra en todo su cuerpo.
INTRODUCCIÓN A LA OBRA DE MELANIE KLEIN 33

, Un ejemplo tomado del análisis de una niñita de cinco años


ilustra algunos aspectos de la identificación proyectiva. Hacia
el final de una sesi ón que tuvo lugar pocas semanas antes de
una larga interrupción , derramó goma de pegar sobre el piso
del cuarto de juegos y sobre sus zapatos. En esa época el con-
tenido de las sesiones giraba especialmente alrededor de los
embarazos. Le interpreté que quería pegarse al suelo para no
tener que irse al final de la sesión, que representaba la inte-
rrupción del tratamiento. Confirmó verbalmente esta interpre-
tación, y a continuación se puso a embadurnar con la goma,
ensuciando más, y haciendo un verdadero "revoltijo". Con
gran satisfacción me dijo: " Pero también es un vómito, ahí
encima de tu piso". Le interpreté que no sólo quería pegarse
al interior de la habitación, sino también al interior de mi
cuerpo donde crecían nuevos bebes, y ensuciar y hacer un "re-
voltijo" en mi interior con el vómito. Al día siguiente me traj o
un gran geranio rojo. Y señalando el tallo y los numerosos
brotes que lo rodeaban, me dijo: "¿Ves? Todos estos bebes
salen del tallo. Este es un regalo para ti". Le interpreté que
ahora quería darmee1 pene y todos los bebitos que salen de él
para compensar el "revoltijo" que sentía que había hecho con
mis bebes y el interior de mi cuerpo el día anterior.
Más tarde, durante esa misma sesión, la par -iente volvió a
tomar la goma de pegar y dijo que iba a dibujar un animal
en el piso, un foxglove 1. Después vaciló, y dijo: "No, el
foxglove (dedalera) ' es una flor". Lo que quería decir era
fox (zorro) . No sabía el nombre de la flor que me había
regalado. "Puede ser un foxglove , también". Mientras pintaba
el zorro en el piso, usando la goma de pegar como pintura,
siguió hablando de zorros. " Entran arrastrándose sin que
nadie se dé cuenta. Tienen boca grande y dientes grandes y
comen pollitos y. huevos". Y agregó, con gran satisfacción:
"Este era un zorro muy resbaladizo, porque nadie lo podía ver
sobre el piso y la gente se resbalaba y se rompía las piernas".
De modo que la flor fo xglove que me había ofrecido era
una expresión de su parte de "z orra resbaladiza". Era su parte
"zorra resbaladiza", mala, dañina (identificada también con
el pene de su padre), lo que quería deslizar dentro de mí para
que siguiera viviendo en mi interior y destruyera mis huevos y

1 La paciente confunde [oxgloue (dedalera) con fox (zorro). [T .]


34. HANNA SEGAL

mi s bebes. Al hacerlo conseg uía librarse de una parte de sí


mi sma 'que no le gustaba y de la que se sentía culpable, y al
mi smo tiemp o, en su fantasía tomab a posesión del cuerpo de
su m adre-an ali sta y destruía a los otros bebes, com o había
esta do haciendo C0n su vómito en la sesión anterior. Como
se h abía librad o de su parte mala , podía sentirse buena, la
nenita bu ena que ofrece una flor a su an alista , cua ndo en reali-
dad la está dañando secr etament e. El " zorro resbaladizo" que
nadie p odí a ver se conver tía así en símbolo también de su
hipocr esía.
A la sesión siguiente le asustaba entra r en la habitación;
entró cautelosamente, examinó el piso y abrió de mala gana
su caj ón. En esa etapa de su an áli sis, ésta era una conducta
desusada y recordaba un período anteri or cn que temía al león
de juguete de su caj ón. Para ella la fant asía implicada en la
id entifi cación proyeetiva era algo mu y re al. Al día siguiente de
pintar el zorro r esb aladiz o, el cua r to de ju egos y el ca jón -que
r epresentaba mi cuerpo-,- se habían convertido en un lugar
qu e contenía un anímal peligr oso. Cuando le interpreté esto,
r ecordó qu e hab ía tenido una pesadilla e n la qu e aparecía un
animal enorme. Su ansieda d disminuyó, y abrió su cajón de
ju gu etes.
Para ella, hasta este punto, yo contenía una parte peligrosa
de ella mi sma , de la qu e ahora se sentía completamente diso-
ciada; sus asociaciones con el sueño mostraron también que
mu y poco después yo me había conver tido por enter o en el
zorro peligroso mismo. Es to se vio más tarde en la misma
sesión, cuando dijo que el animal peligroso de su sueño tenía
"anteojos, como tú , y la mi sma boca grandota".
En el ejemplo anterior, la id entificación pr oyectiva se -uti-
liza como defen sa contra la sepa r ación inminent e y como me-
dio de contr olar al obje to y de atacar a rival es -los beb es de
mi interior. La parte proyectada - el vómito y el zorro resba-
ladizo- es principalmente la parte mala, voraz y destructiva,
estando también id entificad o el " zorro r esbaladizo" con el pene
malo introyectado, lo qu e forma la base de una mala relación
homosexual. Como resultado de esta proyección, la analista
aparecía primero como conteniendo esta parte mala y siendo
contr olada por ella, pero gr adualmente la paciente llegó a iden-
tificar por completo a la analista con di cha parte.
Cuando los mecanismos de proyección, introyección, esci-
INTRODUCCIÓN A LA OBRA DE MELANIE KLEIN 35

sión, idealización, negación, e identificación proyectiva e intro-


yectiva no alcanzan a dominar la ansiedad y ésta invade al yo,
puede surgir la desintegración del yo como medida defensiva.
El yo se fragmenta y escinde en pedacitos para evitar la expe-
riencia de ansiedad. Este mecanismo, muy dañino para el yo,
generalmente aparece combinado con la identificación proyec-
tiva: de inmediato se proyectan las partes fragmentadas del
yo. Este tipo de identificación proyectiva es de carácter pato-
lógico cuando se la utiliza extensamente. Trataremos esto con
más detalle en el próximo capítulo.
El bebe utiliza diversos mecanismos de defensa para pro-
tegerse de sentir, al principio, el miedo a la muerte desde den-
tro, y a los perseguidores externos e internos, una vez que ha
deflexionado el instinto de muerte. Pero todos esos mecanismos
originan a su vez ansiedades propias. Por ejemplo, la proyec-
ción hacia fuera de malos sentimientos y partes malas del Yo
produce persecución externa. La reintroyección de persegui-
dores origina ansiedad hipocondríaca. La proyección hacia
fuera de partes buenas produce la ansiedad de quedar vacío
de bondad e invadido por perseguidores. La identificación pro-
yectiva origina diversas ansiedades. Las dos más importantes
son las siguientes: el miedo de que el objeto atacado proyecte
sobre uno en retaliación, y la ansiedad de tener partes de uno
mismo aprisionadas y controladas por el objeto en el que se
las ha proyectado. Esta última ansiedad es particularmente In-
tensa cuando se proyectaron partes buenas del Yo, lo que pro-
duce la sensación de haber sido robado de estas partes buenas
y de ser controlado por otros objetos.
La desintegración es el más desesperado de todos los inten-
tos del yo para protegerse de la ansiedad. A fin de no sufrirla
el yo hace lo que puede por no existir, intento que origina una
aguda ansiedad específica: la de hacerse pedazos y quedar
pulverizado.
El material siguiente, perteneciente a un paciente no-psicó-
tico, muestra algunos de estos mecanismos esquizoides. El pa-
ciente, un abogado de mediana edad, comenzó una sesión co-
mentando que yo me había demorado unos minutos. Agregó
que en las pocas oportunidades en que esto había sucedido ano
tes, . él había advertido que yo me retrasaba o en la primera
sesión de la mañana o en la sesión que seguía al almuerzo.
Comentó que cuando yo. me retrasaba, lo hacía porque prolon-
36 HANNA SEGAL

gaba mis momentos libres usurpando minutos de la sesion.


El, en cambio, nunca hacía esperar a un diente por alguna
razón personal, pero sí por estar ocupado con otro cliente.
En este contexto dejó entrever claramente que mi conducta
en este aspecto le parecía más recomendable que la suya. Co- _
mentó cuán incapaz se sentía de enfrentar la agresión de sus
clientes. Dijo también que por eso no podía terminar a tiempo
las entrevistas. Ambos conocíamos muy bien tanto su incapa-
cidad para manejar sus asuntos como sus ofendidas protestas
de inocencia: él nunca hacía nada por su propio bien -siempre
algunos clientes interferían con otros. Poco después de estos
comentarios dijo que había tenido un sueño relacionado con
retrasarse. En el sueño aparecían "fumadores". (Hacia muy
poco tiempo este paciente había atendido profesionalmente a
delincuentes, y se había comportado en forma muy ornnipo-
tente, Estos asuntos le proporcionaron bastante éxito y dinero,
pero después le pareció que su éxito había sido ruin, y se sin-
tió culpable y avergonzado. Algunos de estos clientes delin-
cuentes fumaban mucho, y él ocasionalmente se refería a ellos
como a los "fumadores".)
En el sueño multitud de fumadores invadían su departa-
mento y el despacho contiguo. Fumaban y bebían por todas
partes y desordenaban todo; querían que él los acompañara y
se mostraban muy insistentes. De repente se daba cuenta de que
en la sala de espera estaba el cliente citado para esa hora y
advertía que no podría entrevistarlo a causa de los fumadores
que habían invadido su departamento. Desesperado y enojado,
los empujaba para que se fueran y así poder atender a su clien-
te. Agregó que ahora, al relatar el sueño, sentía que probable-
mente se las había arreglado para echar a los fumadores y
creía que había conseguido ver a su cliente a tiempo. En algún
momento del sueño entraba su esposa y le decía que ella había
asistido a la sesión en su lugar, pues evidentemente él no podría
enfrentarse con los fumadores y con el cliente que lo esperaba,
y además llegar a tiempo a la sesión. Esto, en el sueño, lo
deprimía mucho. Sus asociaciones con el sueño se refirieron
principalmente a los "fumadores". Comentó en qué forma vo-
raz y descontrolada fumaban y bebían, qué des~)fIJli.jv_ sucios
y desconsiderados eran, y cómo habían dejado su departa-
mento hecho un "revoltijo". Estaba seguro de que estos fuma-
dores representaban la parte de él que CDIl su avidez de éxito,
INTRODUCCIÓN A LA OBRA DE MELANIE KLEIN 37

dinero y satisfacción fácil, convertía su vida y su análisis en


un "revoltijo".
Pero en sus asociaciones, por sinceras que fueran, se ad-
vertía una omisión evidente: no se había referido al hecho de
que yo misma fumaba mucho, aunque esto había aparecido
con frecu encia en su análisis, y en el pasado los "fumadores"
me habían representado a menudo como peligrosa mujer fálica.
No consigno aquí los detalles del resto de la sesión porque
el sueño en sí es muy claro y lo que nos interesa es su aspecto
teórico -la ilustración de ciertos mecanismos. Los fumadores
representaban ante todo una parte de mí. En el sueño el objeto
del paciente, yo corno representante de la figura parental, es-
taba escindido. Por una parte, estaba la analista con quien que-
ría reunirse para tener su sesión; por otra parte, la multitud
de fumadores que invadían su departamento y le impedían lle-
gar hasta ella. En la medida en que yo era un objeto bueno,
estaba representada por una sola figura, la analista, y posible-
mente también por el cliente que lo .esperaba en la sala y con
quien sentía que podía entenderse. Pero mi parte mala no
estaba representada por un solo fumador, sino por una verda-
dera multitud de fumadores . O sea que percibía al objeto malo
escindido en multitud de fragmentos persecutorios. La escisión
entre mi aspecto bueno y el aspecto fumador se mantenía tan
rígidamente que en sus propias asociaciones el paciente no
vinculó a los fumadores conmigo.
Esta escisión en el objeto se acompañaba de -yen realidad
estaba producida por- una escisión en el yo. La parte buena
estaba representada por el paciente que, en el sueño, quería
concurrir a la sesión -y a la vez el paciente que , como buen
abogado, quería entrevistar a su propio cliente a la hora conve-
nida. No podía tolerar su parte mala, su parte incontrolada,
voraz, exigente, ambiciosa y embrolladora. La escindía en múl-
tiples pedazos y la proyectaba en mí, escindiéndome entonces
también a mí en múltiples pedazos; y como no podía tolerar
la persecución resultante y la pérdida de su analista buena,
escindía y apartaba además mi parte mala fragmentada y la
desplazaba a los "fumadores", preservándome entonces en parte
corno objeto bueno.
Este material revela con bastante claridad por qué nunca
podía manej al' bien su actividad profesional y su relación con
sus clientes. En realidad, los clientes no eran personas para él.
38 HANNA SEGAL

Cada cliente representaba pedazos escindidos y apartados de


una figura parental mala, a quien yo representaba en la trans-
ferencia. Esta figura contenía pedazos de él mismo escindidos
.y apartados y proyectados. En realidad no podía manejarse
con sus clientes más de lo que había podido manejarse con estas
partes malas de sí mismo.
A la luz de este sueño se aclara también por qué le parecía
mejor retrasarse, como yo, después de las horas libres, en vez
de retrasarse, como él, cuando la culpa er a de otro - aunq ue
esto también implica una negación de mi real negligencia al re-
trasarme, Lo que trataba de expresar era que me sentía capaz
de r espon sabilizarme por mi propia mala conducta sin proyec-
tarla. El sentía que yo podía expresar mi voracidad, mi des-
controlo mi agresión, y podía también responsabilizarme total-
mente por ellos; él en cambio se sentía tan voraz, destructivo
y embrollador que no podía responsabilizarse por el control de
esta parte de sí y necesitaba proyectarla en otros, principal.
m ente 'en sus clientes.
Este sueño muestra una serie de mecanismos esquizoides:
la escisión del objeto y del Yo en una parte buena y una parte
mala; la idealización del objeto bueno y la escisión de la parte
mala del Yo en pequeños fragmentos; la proyección de partes
malas en el objeto con la sensación r esultante de ser perseguido
por multitud de objetos malos. El método de proyectar partes
malas del Yo divididas en muchos fragmentos, típico de
las defensas esquizoides, era característico de este paciente.
Una vez soñó que se enfrentaba con muchos pequeños japone.
ses enemigos. Según mostraban sus asociaciones los japoneses
representaban su orina y heces, en las que ponía partes recha-
zadas de sí mismo y luego proyectaba la orina y heces en sus
objetos. En otra oportunidad escribió un artículo para un perió-
dico extranjero, y al pensar en él durante una sesión, le pareció
que tendría muy mal efecto mo ral sobre los lectores. Se consoló
pensando que como "quedaba muy lejos" las consecuencias no
le alcanzarían. En su sueño posterior, el artículo estaba repre-
sentado por "un poquito de mierda en China".
Este paciente utilizaba mecanismos esquizoides principal.
mente como defensa contra ansiedades de la posición depre-
siva, en especial la culpa; pero la defensa en el sueño con los
fumadores resultaba sólo parcialmente exitosa porque no había
proyectado completamente los impulsos malos en los fuma-
INTRODUCCIÓN A LA OBRA DE MELANIE KLEIN 39

dores. Incluso en el sueño mismo, el paciente se sentía respon-


sable por los fumadores, culpable por su relación para con el
cliente y para conmigo misma, y muy consciente del sentimiento.
de pérdida de su objeto bueno.
Pero no sentía que la culpa del sueño estuviera directamente
relacionada con su voracidad, ambición, etcétera. Se sentía
culpable de debilidad; expresó esto al comienzo de la sesión,
diciendo que siempre se demoraba por S11 debilidad en el trato
con los clientes. Esta debilidad, que sentía consciente e intensa-
mente, se relacionaba con la proyección de su parte agresiva,
que le hacía sentirse desamparado para enfrentar la persecu-
ción de sus pedazos proyectados, de los que no podía renegar.
Al mismo tiempo, esta proyección de su parte agresiva le hacía
sentirse débil y desvalido, porque le parecía que la proyección
había vaciado a su yo, aungue fuera de partes que él conside-
raba malas.
Al describir la posición esquizo-paranoide insistí en las
ansiedades y defensas vinculadas con ella. Esto podría presentar
un cuadro engafioso xle los primeros meses del bebe. Es nece-
sario recordar que el bebe normal no pasa la mayor parte del
tiempo en estado de ansiedad. Por el contrario, en circuns-
tancias favorables pasa la mayor parte del tiempo durmiendo,
mamando, disfrutando de placeres reales o alucinados, y de
este modo asimilando gradualmente su objeto ideal e integrando
su yo. Pero todos los bebes tienen períodos de ansiedad, y las
ansiedades y defensas que constituyen el núcleo de la posición
esquizo-paranoide son parte normal del desarrollo humano.
Ninguna experiencia del desarrollo humano se borra o des-
aparece jamás; debemos recordar que hasta en el individuo más
normal ciertas situaciones removerán las ansiedades tempranas
y pondrán en funcionamiento los tempranos mecanismos de
defensa. Además, en una personalidad bien integrada, todas las
etapas del desarrollo quedan incluidas, ninguna está escindida
y apartada o rechazada; y ciertas conductas del yo en la
posición esquizo-paranoide Son realmente muy importantes para
el desarrollo posterior, del que sientan las bases. Deben des-
empeñar un papel en la personalidad más madura e integrada.
Una de las conductas de la posición esquizo-paranoide es
la escisión. La escisión es lo que permite al yo emerger del
caos y ordenar sus experiencias. Por excesivo y extremo que
pueda ser al comienzo, este ordenamiento de la experiencia que
40 HANNA SEGAL

acompaña al proceso de escindir al objeto en uno bueno y otro-


malo sirve, sin embargo, para ordenar el universo de las im-
presiones emocionales y sensoriales del niño y es una condi-
ción previa para la integración posterior. Es la base de lo que
será después la capacidad de discriminar, cuyo origen es la
temprana diferenciación entre lo bueno y lo malo. Hay otros
aspectos de la escisión que persisten en la madurez y que tienen
mucha importancia en ella. Por ejemplo, la capacidad para
prestar atención, o para suspender la propia emoción con el
propósito de formarse un juicio intelectual, no se alcanzaría
sin la capacidad para hacer una escisión temporaria y rever-
sible.
La escisión es también la base de lo que más tarde llegará
a ser la represión. Si la escisión temprana ha sido excesiva y
rígida, la represión posterior probablemente será la excesiva
rigidez neurótica. Cuando la escisión temprana ha sido menos
severa, la represión lesionará menos al su jeto, y el inconsciente
estará en mej or comunicación con la mente consciente.
De este modo la escisión, siempre que no sea excesiva y no
conduzca a la rigidez, es un mecanismo de defensa de gran im-
portancia, que no sólo sienta las bases de mecanismos poste-
riores y menos primitivos, como la represión, sino que sigue
funcionando en forma atemperada a lo largo de toda la vida.
Con la escisión se relacionan la ansiedad persecutoria y la
idealización. Por supuesto que ambas distorsionan el juicio,
cuando conservan su forma original en la vida adulta, pero al>
gun0s elementos de ansiedad persecutoria e idealización están
siempre presentes en las emociones de la vida adulta y desem-
peñan un papel en ellas. Es necesario cierto grado de ansiedad
persecutoria para poder reconocer, evaluar y reaccionar ante
circunstancias externas realmente peligrosas. La creencia en la
bondad de los objetos y de uno mismo se basa 'en la idealiza-
ción, precursora de buenas relaciones objetales. La relación con
un objeto bueno contiene generalmente cierto grado de ideali-
zación, y esta idealización persiste en muchas situaciones, como
enamorarse, apreciar la belleza, formarse ideales sociales o po-
líticos -emociones que, aunque no sean estrictamente raciona-
les, incrementan la riqueza y variedad de nuestras vidas.
También la identificación proyectiva tiene sus aspectos va-
liosos. Ante todo, es la forma más temprana de empatía, y la
capacidad para "ponerse en el lugar del otro" se basa tanto
INTRODUCCIÓN A LA OBRA DE MELANIE KLEIN 41

en la identificación proyectiva como introyectiva. En la iden-


tificación proyectiva se basa también la primera clase de for-
mación de símbolos. Al proyectar partes de sí en el objeto e
identificar partes del objeto con partes del Yo, el yo forma
sus primeros y más primitivos símbolos.
Por consiguiente, no debemos considerar a los mecanismos
de defensa de la posición esquizo-paranoide sólo como meca-
nismos de defensa que protegen al yo de ansiedades inmediatas
y abrumadoras, sino también como etapas progresivas del
desarrollo.
Esto nos lleva a preguntarnos cómo sale el individuo nor-
mal de la posición esquizo-paranoide, Para que la posición
esquizo-paranoide dé lugar, en forma gradual y relativamente
no perturbada al siguiente paso del desarrollo, la posición de-
presiva, la condición previa necesaria es que las experiencias
buenas predominen sobre las malas. A este predominio contri-
buyen tanto factores internos como externos.
Cuando las experiencias buenas predominan sobre las ma-
las, el yo llega a creer que el objeto ideal prevalece sobre los
objetos persecutorios, y que su propio instinto de vida predo-
mina sobre su propio instinto de muerte. Estas dos creencias,
en la bondad del objeto y en la bondad del Yo, van juntas, ya
que el yo continuamente proyecta fuera sus propios instintos,
distorsionando así los objetos, y también introyecta sus obje-
tos identificándose con ellos. El yo se identifica repetidamente
con el objeto ideal, adquiriendo así mayor fuerza y mayor
capacidad para enfrentarse con ansiedades sin recurrir a vio-
lentos mecanismos de defensa. Disminuye el miedo a los per-
seguidores y disminuye también la escisión entre objetos per-
secutorios e ideales. Se permite a ambos que se aproximen más
y esto los prepara para la integración. Simultáneamente, a
medida que el yo se siente más fuerte y con mayor afluencia
de la libido, 'va disminuyendo la escisión dentro del yo. Su rela-
ción con el objeto ideal es más estrecha, y le asusta menos su
propia agresión y la ansiedad que ésta le provoca; sus partes
buenas y malas pueden entrar en mayor contacto. A la vez que
disminuye la escisión y el yo tolera más su propia agresión,
disminuye la necesidad de proyectar y el yo puede tolerar
cada vez mejor su propia agresión y sentirla como parte de sí,
sin verse impulsado a proyectarla constantemente en sus ohje-
tos. De esta manera, el yo se prepara para integrar sus objetos,
42 HANNA SEGAL

para integrarse él mismo y, por la disminución de los mecanis-


mos pro yectivos, distingue cada vez mej or entre lo que es Yo
y lo que es objeto. De este modo se prepara el terreno para
la posición depresiva. Pero la situación es muy diferente cuan-
do las experiencias malas predominan sobre las buenas, situa-
ción que describiré al tratar la psicopatología de la posición
esquizo-paranoide.

BIBLIOCRAFIA

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Hay versión castellana: Nuevas direcciones en psicoan áíisis, Bue-
nos Aires. Paidós, 1965.
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HANNA SEGAL: "Sorne Schizoid Mechanisrns Underlying Phobia For-
rnation", l. ]. P ., vol. 35 (1954).
CAPÍTULO 111

ENVIDIA

e OMO dije en el capítulo anterior, para que el bebé se des-


arrolle favorablemente durante la posición esquizo-paranoi-
de es esencial que las experiencias buenas predominen sobre las
malas. Qué experiencia llega a tener realmente el bebe depende
tanto de factores externos como internos. La privación externa,
física o mental, impide la gratificación; pero aunque el ambien-
te le proporcione experiencias aparentemente gratificadoras, los
factores internos pueden alterarlas e incluso impedirlas.
Melanie Klein considera a la envidia temprana como uno de
dichos factores, que actúa desde el nacimiento y afecta funda-
mentalmente las primeras experiencias del bebe. Desde luego,
en la teoría y práctica psicoanalíticas se ha reconocido desde
hace mucho tiempo que la envidia es una emoción muy impor-
tante. Freud en especial prestó mucha atención a la envidia del
pene en la mujer. Pero la importancia de otros tipos de envidia
-la envidia por la potencia entre los hombres, la envidia del
hombre por las posesiones o posición de la mujer, la envídia
de las mujeres entre sí- no se ha reconocido tan específica-
mente. En la literatura analítica y en la descripción de casos,
la envidia desempeña un papel importante, pero con excepción
del caso particular de la envidia del pene, hay una tendencia
a confundir envidia con celos. Es interesante que en la litera-
tura analítica se encuentre la misma confusión que en la vida
cotidiana, en que por lo común se llama celos a la envidia. Por
otra parte es realmente muy raro que se describa a los celos
corno envidia; el lenguaje cotidiano -y esto también se refleja
44 HANNA SEGAL

en el lenguaje analítico- parece evitar el concepto de envidia


y tiende a reemplazarlo por el de celos.
Melanie Klein, en Envidia y Gratitud, diferencia adecuada-
mente las emociones de envidia y celos. Considera que la
envidia es la más temprana, y muestra que es una de las emo-
ciones más primitivas y fundamentales. Se debe diferenciar la
envidia temprana de los celos y de la voracidad.
Los celos se basan en el amor y su objetivo es poseer .al
objeto amado y excluir al rival. Corresponden a una relación
triangular y por consiguiente a una época de la vida en que
se reconoce y diferencia claramente a los objetos. La envidia,
en cambio, es una relación de dos partes en que el sujeto envi-
dia al objeto por alguna posesión o cualidad; no es necesario
que ningún otro objeto viviente intervenga en ella. Los celos
son necesariamente una relación de objeto total, mientras que
la envidia se experiencia esencialmente en función de objetos
parciales, aunque persista en relaciones de objeto total.
El objetivo de la voracidad es poseer todo lo bueno que
pueda extraerse del obj eto, sin considerar las consecuencias.
Esto puede tener por consecuencia la destr-ucción del objeto,
arruinándose lo que tenía de bueno, pero la destrucción es con-
tingente y no el fin que se buscaba. El fin es adquirir lo bueno
a toda costa. En la envidia el objetivo es ser uno mismo tan
bueno como el objeto, pero cuando esto se siente imposible, el
objetivo se convierte en arruinar lo bueno que posee el objeto
para suprimir la fuente de envidia. Es este aspecto dañino de
la envidia lo que la hace tan destructiva para el desarrollo,
pues convierte en mala a la fuente misma de todo lo bueno,
de la que depende el bebe, y por ende impide la realización de
buenas introyecciones. La envidia, aunque surge del amor y la
admiración primitivos, tiene un componente libidinal menos
intenso que la voracidad, y está impregnada de instinto de
muerte. Como ataca a la fuente de vida, se la puede considerar
la primera externalización directa del instinto de muerte. Surge
envidia en cuanto el bebe reconoce en el pecho la fuente de
vida y de experiencias buenas; la gratificación real que expe-
riencia con el pecho, reforzada por la poderosa idealización
de la temprana infancia, le hace sentir que el pecho es la
fuente de todo bienestar físico y mental, un reservorio inago-
table de alimento y calor, de amor, comprensión y sabiduría.
La plácida y dichosa experiencia de satisfacción que este ma-
INTRODUCCIÓN A LA OBRA DE MELANIE KLEIN 45

ravilloso objeto puede proporcionar aumenta su amor a él 'i


su deseo de poseerlo, preservarlo y protegerlo, pero la misma
experiencia le provoca también el deseo de ser él mismo la
fuente de semejante perfección; experiencia dolorosos senti-
mientos de envidia que le provocan el deseo de arruinar las
cualidades del objeto que le produce sentimientos tan peIWSOS.
La envidia se puede fusionar con la voracidad, constitu-
yendo así otro determinante del deseo de agotar enteramente al
objeto, no sólo ya para poseer todo lo bueno que éste tiene,
sino también para vaciarlo intencionalmente, a fin de que no
contenga nada envidiable. Es su mezcla con la envidia lo que
suele hacer a la voracidad tan dañina y aparentemente tan in-
tratable en el análisis. Pero la envidia no se detiene en agotar
al objeto externo. El alimento mismo incorporado, en la me-
dida en que se lo percibe como habiendo formado parte del
pecho, es en si mismo objeto de ataques envidiosos, que se diri-
gen entonces también al objeto interno. La envidia actúa ade-
más utilizando la proyección, y con frecuencia es éste su meca-
nismo principal. Cuando el bebe se siente lleno de ansiedad y de
maldad y siente que el pecho es la fuente de todo lo bueno,
quiere por envidia estropear el pecho proyectándole partes ma-
las y dañinas de sí mismo; en su fantasía, lo ataca escupiéndo-
le, orinándole, defecándole, con flatos, y con la mirada pene-
trante, proyectiva (el "mal de ojo"). A medida que prosigue el
desarrollo continúan estos ataques, dirigidos ahora al cuerpo de
la madre y a sus bebes, y a la relación entre los padres. En
casos de desarrollo patológico del complejo de Edipo, la envi-
dia de la relación entre los padres desempeña un papel más
importante que los verdaderos sentimientos de celos.
Si la envidia temprana es I!luy intensa, interfiere con el
funcionamiento normal de los mecanismos esquizoides. Como
se ataca y arruina al objeto ideal, que es el que origina envidia,
no se puede mantener el proceso de escisión en un obj eto ideal
y un objeto persecutorio, de fundamental importancia durante
la posición esquizo-paranoide. Esto conduce a una confusión
entre 10 bueno y lo malo, que interfiere con la escisión. Como
no se puede mantener la escisión y no se puede preservar un
objeto ideal, quedan gravemente interferidas la introyección
del objeto ideal y la identificación con él. Y con esto el des-
arrollo del yo debe sufrir necesariamente. Cuando la envidia
es muy intensa, lleva a la desesperación. Como no se puede
46 HANNA SEGAL

encontrar un objeto ideal, no hay ninguna esperanza de recio


bir amor ni ayuda alguna. Los objetos destruidos son fuente
de incesante persecución y posteriormente de culpa. Al mismo
tiempo, la falta de una buena introyección priva al yo de su
capacidad de crecer y asimilar (la qne disminuiría su sensa-
ción de que existe un abismo tremendo entre él y el objeto) ;
surge así un círculo vicioso, en que la envidia impide una
buena introyección y esto a su vez incrementa la envidia.
Una poderosa envidia inconsciente yace a menudo en la
raíz de reacciones terapéuticas negativas y tratamientos inter-
minables. Se puede observar esto en pacientes con una larga
historia de tratamientos anteriores fracasados. Se vio clara-
mente en un paciente que llegó al análisis luego de muchos
años de variados tratamientos psiquiátricos y psicoterapéuti-
coso Cada tratamiento le producía una mej oría, que se des-
barataba después de terminado. Cuando comenzó su análisis,
pronto apareció como problema principal la intensidad de
su reacción terapéutica negativa. Yo representaba principal.
mente un padre exitoso y potente, y por su intenso odio y
rivalidad hacia esta figura de continuo atacaba y destruía in-
conscientemente al análisis, que representaba mi potencia corno
analista. A primera vista esto parecía una rivalidad edípica
directa con el padre, pero faltaba un elemento importante para
dicha situación edípica: intenso amor o atracción hacia las
mujeres. Las mujeres sólo le resultaban deseables como pose-
siones de! padl'<' y parecían no tener valor por sí mismas. Si
podía poseerlas, ln s arruinaba y destruía en su mente, en la
misma forma en q lIC trataba de arruinar y destruir otras po-
sesiones de su )ludre , como RII pene o sus realizaciones. En
dichas circunstancias 110 podía introyectar la potencia de su
padre e identificarse con ellu, y 110 podía introyectar, preser·
var o utilizar mis interpretaciones.
En su primer año de an álisis soñó que ponía en el baúl
de su pequeño automóvil herrum lentas pertenecientes al mío
(más grande que el suyo), .pero cuando llegaba a destino y
abría e! baúl, las herramientas se habían hecho pedazos. Este
sueño simbolizaba su tipo de homosexualidad ; quería tomar
el pene del padre en su ano y robarlo, pero de hacer esto sería
tal su odio al pene, incluso ya inlroyectado, que lo haría pe-
dazos y no podría utilizarlo. En la misma forma hacía peda-
zos y desintegraba inmediatamente interpretaciones que había
INTRODUCCIÓN A LA OBRA DE MELANIE KLEIN 47

sentido completas y útiles, y así era especialmente después de


buenas sesiones, que le habían procurado alivio, cuando solía
sentirse confundido y perseguido, ya que las interpretaciones
fragmentadas, distorsionadas, recordadas a medias, lo confun-
dían y atacaban internamente. Pronto aparecieron ataques en-
vidiosos contra la pareja parental -cualquier unión entre dos
personas, sea cual fuere m carácter y el sexo de la pareja, re-
presentaba para él el envidiado coito parental que había ata-
cado y destruido. Esto le provocó dificultades para mantener
un vínculo significativo conmigo, o, internamente, cualquier
vínculo entre pensamientos, ideas y sentimientos. Al avanzar
su análisis apareció más en primer plano la transferencia ma-
terna, con desesperada envidia en relación con la figura
materna, los genitales l el orgasmo femeninos, el embarazo
y, en especial, los pechos.
Uno de sus síntomas más antiguos era su incapacidad para
comer en compañía, y particularmente, para comer comida pre-
parada por su esposa. Padecía con frecuencia ideas delirantes
referidas a que su comida estaba contaminada y envenenada, o
arruinada porque se la había dejado demasiado tiempo en el
congelador. Si su esposa o la casera hablaban mientras él co-
mía, .se sentía como si lo atacaran a mordiscos, y desarrollaba
de inmediato un agudo dolor gástrico. En la transferencia"
siempre sentía que yo me ponía de parte de su esposa, que no
reconocía la agresividad de ésta, y que al interpretarle repetía
los ataques de ella. Pronto se puso en evidencia que envidiaba
tanto a la mujer que le daba la comida, aunque ella lo estuviera
gratificando, que atacaba de inmediato la comida con orina y
heces, y de este modo la contaminaba instantáneamente.
Estos ataques envidiosos a sus objetos buenos -padre, pa-
reja parental, madre que alimenta-e- interferían con todos sus
procesos introyectivos. Como resultado, tenía dificultades para
aprender, pensar, trabaj ar, y alimentarse. Sus dificultades in-
telectuales le resultaban particularmente dolorosas, ya que en
armonía con su carácter envidioso, padecía una ambición des.
medida, insaciable.
Todos estos problemas llegaron a un punto culminante cuan-
do, después de varios años de análisis y considerables progre-
sos, tuvo que presentar por primera vez a sus colegas algunos
resultados de sus investigaciones en el laboratorio. En su fan-
tasía era un acontecimiento que conmovería al mundo. Espe-


48 HANNA SEGAL

raba que sus investigaciones harían pedazos y llenarían de en-


vidia al jefe de su departamento , a quien admiraba y envidiaba
enormemente. Al mismo tiempo le aterrorizaba la perspectiva
de convertirse en objeto de ridículo y desprecio. A veces, en
la transferencia, visualizaba el acontecimiento inminente como
un gran éxito, destinado a mostrarme que él era mucho más
creador que yo y a llenarme de envidia; otras veces iba a ser
un completo desastre, que demostraría al mundo cuánto daño
le había hecho yo y me desacreditaría para siempre. Al mismo
tiempo se daba cuenta de que no podría ni completar su tra-
bajo .ni presentarlo sin ayuda analítica y trataba de volverme
a poner, como él decía, "en mi pedestal", e identificarse con-
migo. En esos momentos sentía que yo hacía el trabajo desde
su interior.
Pocas semanas antes del día en que tenía que presentar su
trabajo, yo pude señalarle que parecía realmente incapaz de
visualizar la reunión o prever en forma realista qué recepción
tendría su trabajo. Se dio cuenta entonces por qué no podía:
.sentía que de un modo u otro acabaría en locura. Sabía que
para él no existía la perspectiva de un éxito moderado. Si su
investigación resultaba exitosa -y una palabra de elogio de
cualquiera le bastaba para sentir que era el trabajo más im-
portante que se hubiera hecho jamás sobre ese tema- temía
que nada podría contener su sentimiento de superioridad, y
enloquecería con delirios de grandeza. Por otra parte, si no
tenía éxito -y, de nuevo, sabía que tomaría cualquier crítica
como completo desastre- su depresión y persecución serían
tales que acabaría suicidándose.
Al día siguiente relató este sueño: Caminaba por Londres
de la mano de un dinosaurio. Londres estaba vacía, no se veía"
un alma. El dinosaurio estaba hambriento y ávido y el pacien-
te lo alimentaba constantemente con trocitos que sacaba de su
bolsillo, muy angustiado porque cuando se acabara la comida
el dinosaurio se lo comería a él. Pensaba que quizá Londres
estaba vacía porque el dinosaurio ya se había comido a todos
los otros habitantes." Su primera asociación fue la siguiente:
el dinosaurio debía representar su propia vanidad ilimitada.
Vinculó el sueño con el final de la sesión anterior y pensó que
representaba su dilema en relación con su trabajo. Debía ali-
mentar su vanidad o ésta lo mataría, pero si la alimentaba
INTRODUCCIÓN A LA OBRA DE MELANIE KLEIN 49

sólo conseguiría que creciera y se volviera más peligrosa. Su


vanidad era el anverso de su envidia, una expresión de ésta a
la vez que una defensa contra ella. Había producido un vacío
alrededor de él, ya que había devorado todos sus objetos, y era
una amenaza constante para su propia vida. Asociaciones pos-
teriores relacionadas con el sueño mostraron claramente que
al tratar de satisfacer su envidia sentía que lo torturaban la
soledad, el remordimiento, la culpa y la persecución, y enton-
ces su envidia aumentaba porque se sentía infeliz. Si no la
satisfacía, se llenaba de una envidia tan destructiva y devora-
dora que lo destruía y lo envenenaba a él.
Como la intensa envidia al primer objeto origina tan agudo
sufrimiento y tanta desesperanza, se movilizan contra ella po-
derosas defensas. Arruinar, que describí como uno de los pro-
pósitos de la envidia, es en parte una defensa contra ella, ya
que un objeto arruinado no provoca envidia. Se puede trocar
por desvalorización, para proteger al objeto, pues así sólo se
disminuye su valor y no se lo arruina totalmente. Este arrui-
nar . o desvalorizar se vincula habitualmente con la poderosa
proyección de sentimientos envidiosos en el objeto.
En contraste con la desvalorización y la proyección de la
envidia, se puede recurrir a una rígida idealización, en un in-
tento de preservar algún objeto ideal. Pero esta idealización
es muy precaría, ya que cuanto más ideal es el objeto, más
intensa es la envidia. Todas estas defensas lesionan al yo.
Las defensas mencionadas se veían claramente en el pacien-
te que acabp de descríbir. Por ejemplo, el análisis posterior del
sueño del dinosaurio reveló que el dinosaurio también me re-
presentaba a mí, que a mi vez representaba al padre internali-
zado. Cuando se sentía exitoso, le parecía que estaba llenando
a sus objetos con su propia envidia monstruosa. Y así llegaba
a sentir que su superyó lo envidiaba, arruinaba sus realizacio-
nes, atacaba sus trabajos y todo lo bueno que poseía.
Al mismo tiempo trataba de protegerse, en esta situación
desesperada, con ciertos intentos de escisión e idealización. En
algún punto de su material aparecía siempre un objeto ideali-
zado que él introyectaba y con el que se identificaba en parte.
Este objeto variaba y S6 modificaba rápidamente. Pero la idea-
lización requería una condición esencial: el paciente debía
sentir no sólo que el objeto ideal le pertenecía, sino que él
mismo lo había creado. Básicamente, el único objeto ideal era
so HANNA SEGAL

un pecho interno del cual él se sentía creador. Esta fantasía


era especialmente importante para comprender la excesiva duo
ración de todos sus tratamientos psiquiátricos. Necesitaba un
objeto externo que lo mantuviera total e ininterrumpidamente
satisfecho; en estas condiciones partía fantasear que él mismo
era la fuente de comida, y negar o desdeñar completamente al
objeto externo. Cualquier frustración le haría reconocer que la
fuente de vida y alimento era el pecho de la madre y no él
mismo , y esto lo llevaría inmediatamente a ataques devastado.
res. Por ejemplo, durante una sesión se demostró a sí mismo
que yo me había deteriorado completamente (el deterioro de sus
objetos era una fantasía muy repetída), ya no servía como ana-
lista y probablemente mi carrera estaba acabada. Yo estaba,
según él, "en la calle". Ese mismo día encontró una referen-
cia a mi labor en una revista popular. Esto pareció perturbarlo,
pero sólo por muy poco tiempo. Dos sesiones después alababa
el análisis y mi trabajo como nunca lo había hecho antes. El
mismo estaba sorprendido por este cambio y se preguntaba
constantemente por qué me idealizaba tanto y por qué me había
puesto en "semejante pedestal". Se vio entonces claramente que
en su fantasía aprobaba el hecho de que se me hubiera meno
cionado en el artículo porque sentía que era él quien, al idea-
lizarme, lo había logrado; él me había puesto "en este pedes-
tal". Me permitía ser ideal porque me necesitaba como objeto
ideal para contrarrestar su destructividad interna; pero sólo a
condición de poder hundirme omnipotentemente "en el arroyo"
o elevarme "sobre un pedestal". En identificación con este ob-
jeto ideal creado por él mismo se sentía omnipotente y gran-
dioso. Su ánimo fluctuaba entre una profunda depresión, cuan-
do sen tia que todo dentro de él había quedado destruido por
sus ataques envidiosos, y sentimientos de elación y de grandeza.
En este paciente tan perturbado podemos ver a la vez
cómo las defensas contra la envidia contribuyen a producir el
desarrollo psicopatológico, y cuán poco éxito tienen para im-
pedir la destructiva actuación de dicho sentimiento. Esto no
sucede en el caso de personas menos enfermas. Las defensas
contra la envidia pueden ser mucho más exitosas. Por ejemplo,
desde la temprana infancia se pueden escindir y apartar senti-
mientas y fantasías envidiosas, y el yo puede ser 10 bastante
fuerte como para impedir su re-emergencia.
Por eso quisiera confrontar el material recién presentado
INTRODUCCIÓN A LA OBRA DE MELANIE KLEIN 51

con el de una paciente mucho menos perturbada, a fin de ilus-


trar la actuación de la envidia y las defensas contra ella en
una personalidad más equilibrada.
Esta paciente, una mujer de mediana edad, feliz en su ma-
trimonio, con una profesión que la absorbía y en la que tenia
éxito. vino al análisis por una tendencia a la depresión y una
inhibición en el trabajo. Trabajaba en un cargo universitario
y aunque tenía éxito en su carrera le aparecían recurrentes
bloqueos en relación con lo más creativo y gratificador que
tenía su trabajo: la investigación.
No presentaba ninguna de las manifestaciones evidentes de
la envidia, no tenía inhibiciones para incorporar y aprender,
y podia cooperar fructíferamente con sus colegas. En la trans-
ferencia no surgían expresiones manifiestas de reacción tera-
péutica negativa, y sus progresos en el análisis parecían uni-
formes y paulatinos. En . su material no aparecía· mucho la
envidia a la madre; y aunque sentía una rivalidad muy intensa
que la llevaba a marcadas reacciones de culpa, dicha rivalidad
se vinculaba invariablemente con situaciones triangulares de
celos y de intenso amor posesivo. Durante su análisis descu-
brimos cuán intensa había sido su rivalidad con su hermana
menor, a la, que había sentido preferida por los padres, y en
especial por el padre. En su análisis revivió tanto sus celos y
rivalidad con la hermana por el amor del padre como la culpa
y depresión que la habían invadido cuando ella murió, antes
de que la paciente cumpliera cuatro años.
La envidia del pene aparecía en primer plano en su análisis
y se vinculaba con rivalidades triangulares; competía con su
padre y con su hermano mayor por el amor de la madre. Otro
factor que incrementaba su envidia del pene eran sus fuertes
impulsos reparatorios relacionados con figuras femeninas re-
presentantes de su hermana, impulsos que conducían a una
pauta homosexual latente. Lo que más le costaba aceptar en
su análisis era la idea de que pudiera sentir rivalidad con su
madre; aunque admiraba y deseaba al padre, habitualmente
desplazaba la rivalidad con la madre a figuras fraternas fe-
meninas o masculinas. En la pauta homosexual, en cambio,
reconocía más fácilmente la rivalidad con su padre y hermano
por la madre. En la transferencia, la competencia por mí
como figura materna ensombrecía completamente la rivalidad
52 HANNA SEGAL

conmigo. Pero ocasionalmente podíamos elaborar algún ma-


terial edípico directo.
Por aquel entonces. posiblemente yo no reconocía hasta qué
punto es importante la envidia escindida y apartada, pues si no
me hubiera ocupado más de detectar sentimientos de envidia
escindidos y apartados, al ver cuánta era la resistencia de la
paciente a sentir transferencíalmente la rivalidad, y al consi-
derar su marcada inhibición de la ambición. La paciente po·
día trabajar en su profesión gracias a su gran interés por el
trabajo y al intenso sentido reparatorio que tenía para ella,
pero en cuanto reconocía sus propias aspiraciones ambiciosas
le aparecían inhibiciones en el trabajo. La envidia tardó mu-
cho en surgir en su análisis y apareció cuando la mayor parte
de sus problemas parecían resueltos. La precedió una gran
perturbación y la aparición de material cuasi-psicótico. En
primer lugar reaparecieron inhibiciones en su labor creadora,
que desde mucho tiempo atrás no la habian perturbado, acom-
pañadas por depresión y ansiedad. Después fueron surgiendo
gradualmente ideas delirantes: sentía que sus colegas, en espe-
cial varones, actuaban contra ella, que su hermano había tra-
tado de conseguir una entrevista conmigo para obtener hora
para sí a sus espaldas, que su esposo podría serie infiel, et-
cétera. Cuando se le ocurrían estas ideas, sabía que eran pu-
ras fantasías, pero le perturbaban su carácter delirante y la
intensidad de sus sentimientos irracionales. Le aterrorizó ad-
vertir la fragilidad de la barrera existente entre la salud meno
tal y la locura. El contenido de sus ideas delirantes era bas-
tante evidente. Ella estaba preocupada por su rivalidad con
los hombres, y temía una retaliación ; .tambi én los reparaba en
la fantasía, al dar a su esposo una pareja mejor y menos frus-
trante, y a su hermano la buena madre-analista. Las ideas
delirantes fueron desapareciendo gradualmente, pero la pa-
ciente siguió inhibida en el trabajo y de ánimo inestable. Sen-
tía que no habíamos analizado por completo su "chifladura".
Durante varios meses tuvo una verruga en la coronilla.
Aunque aparentemente no le preocupaba, solía referirse a
ella en el análisis. Cuando se sentía molesta por sus propias
fantasías y sentimientos irracionales solía quejarse de tener
"verrugas en el cerebro". A veces asociaba la verruga con
criar un pene ubicado en su cabeza y que se manifestaba en
su trabajo intelectual. Un día contó que había asistido a una
INTRODUCCIÓN A LA OBRA DE MELANIE KLEIN 53

fiesta con su esposo; allí les habían regalado globos que ellos
llevaron a su casa para dárselos a sus hijos. Asoció esto con
recuerdos infantiles: al levantarse por la mañana después de que
sus padres habían asistido a bailes de Carnaval, encontraba en
su habitación globos, gorros y abanicos de papel. Recordaba
esto como experiencias muy felices, asociadas con padres
jóvenes y atractivos y su vida misteriosa y excitante. Sentía
que los regalos que le traían eran un intento de compartir todo
eso con ella.
Algo parecía haberla perturbado durante la fiesta. Estaban
con un grupo de amigos, entre ellos Joan, una mujer soltera.
J oan no tenía pareja de baile y se había retirado poco antes de
que la fiesta terminara. La paciente se sintió exageradamente
afligida porque J oan no los había esperado para que la lleva-
ran en auto a su casa. Joan ya había aparecido algunas veces
en su análisis; era una solterona de mediana edad con man-
chas de alopecía nerviosa en su cabeza. La paciente atribuía
la alopecía de Joan al hecho de que había quedado huérfana
siendo muy pequeña.
Al día siguiente relató un sueño: Tenia una excrecencia
en la cabeza; parecía una enfermedad de lJi piel, pero de as-
pecto muy repulsivo. Podía haber sido un tumor canceroso,
aunque en el sueño no estaba alarmada, sino sólo en parte
asqueada y en parte afligida. Notaba especialmente que esta
excrecencia se hallaba junto a la verruga y esto parecía sor-
prenderla. En el sueño había pensado. "¡ Y también la verru-
guita! ", como si hubiera esperado que la "excrecencia se des-
arrollara a partir de la verruga, o que la reemplazara, pero no
tener ambas. Le mostraba esta excrecencia a su marido como
si quisiera demostrarle algo. No estaba segura si esto signifi-
caba una confesión o un pedido para ' que la tranquilizara o
ayudara.
El sueño la dejó perpleja e intranquila. Asoció la horrible
excrecencia de su cabeza con la alopecia de Joan. Dos veces
cometió un lapsus y llamó "Jean" a Joan. Era un lapsus que
había cometido algunas veces antes, siendo Jean en cierto modo
el reverso de Joan: una bonita joven que hacía poco había
tenido un bebe. Vinculó la" aparición de la excrecencia con
diapositivas coloreadas que había visto sobre el cáncer de
matriz y de pecho. Pero seguía' sintiendo que representaba
seguramente una enfermedad de la piel. La vinculó también
54 HANNA SEGAL

con algo parecido a un globo pinchado desinflándose, pero


descartó esta asociación . Las asociaciones no le parecieron
muy sign ificati vas, pero la que se acompañaba de más afecto
era la vinculada a J oan. Recordó cuánto había ' envidiado el
hermoso cabello de su hermana, y ahora J oan le parecía su
hermana que volvía privada de todo, sin su hermoso cabello,
sin padres. Joan sin marido ni hijos representaba el hecho
ele que su hermana no había llegado a ser mujer, ya que había
muerto en la infancia. La paciente sentía que la enfermedad
de su cuero cabelludo en el sueño representaba una expiación.
Pero aunque esta asociación le procuró cierto alivio y escla-
recimiento, parecía muy incompleta. De pronto, hacia el final
de la sesión, se dio cuenta de que la enfermedad de la piel
representaba la tiña, y recordó que hacía unos días hahía oído
un proverbio español que dice: "Si la envidia fuera tiña,
i cuántos tiñosos habría!". Y con esa asociación sintió enor-
me alivio y le pareció que todo se había aclarado.
En la sesión siguiente advirtió cómo la envidia, semejante
a una tiña o cáncer (la asociación descartada representaba los
peligros que quería negar) era la verdadera "verruga de su
cerebro", y cómo invadía todas sus relaciones y actividades.
El pensamiento en el sueño ": Y también la verruguita !" re-
presentaba su súbito reconocimiento de que estaba envidiosa
y quería todo para sí: el pecho, la matriz, los bebes, todas
las realizaciones femeninas, y además el pene. Se dio cuenta
ahora de que cuando sus padres asistían a fiestas, la consumía
la envidia. Su relación con su hermanita era más compleja
de lo que parecía. No sólo competía con ella por el amor de
los padres; no sólo por celos, quería verla privada de todo,
sino también porque necesitaba una hermanita privada de
todo como vehículo para .Ia proyección. Quería que fuera su
hermanita, y no ella, quien sufriera la envidia afeadora y
perjudicial. El primer objeto de su envidia era su madre,
representada en sus asociaciones por Jean, y eran sus globos
-los pechos, la matriz- lo que ella incorporaba y arruinaba
(el globo desinflado de SUi asociaciones con el sueño) . J oan,
privada de todo, representaba a la vez a su madre y a su
hermana, y su lapsus entre J ean y J oan indicaba que eran
una misma persona. Su envidia del pene era secundaria con
respecto a su envidia a la madre. Intervenían en ella en parte
la envidia por desplazamiento del pecho y en parte la envidia
INTRODUCCIÓN A LA OBRA DE MELANIE KLEIN 55

directa del pene, pero no como atributo masculino, sino como


otra posesión deseable más que pertenecía también a la madre.
En las sesiones siguientes sintió que envidiaba a todos y a
todo. Envidiaba a los hombres su pene y el amor de la mu-
jer; envidiaba a las mujeres sus nuevos bebes; a las madres
de lactantes sus pechos; a las mujeres casadas sus maridos;
pero también envidiaba a las solteras su tiempo, libre de pre-
ocupaciones familiares o económicas, y su éxito profesional
a veces mayor.
Lo que ella misma teriía, su matrimonio, hijos, capacidad
y éxito profesional, se lo arruinaba la culpa. Todo lo sentía
conectado con la actuación de su envidia, Se sentía culpable
de voracidad, ya que realmente se las había ingeniado para
obtener realizaciones tanto femeninas como masculinas. Pero
el mayor sentimiento de culpa lo sintió al advertir que estaba
utilizando inconscientemente sus riquezas para provocar envio
dia, así como en ~l pasado había tratado de proyectar su
envidia en su hermana.
Su éxito debía ser moderado, porque se sentía demasiado
culpable de tenerlo y demasiado asustada de su envidia pro-
yectada; en especial no podía permitirse ser creadora en su
trabajo, pues esto representaba competencia con su madre
por atributos creadores, femeninos, competencia en la que, de
tener éxito, proyectaría en su madre una envidia abruma-
dora. La envidia era realmente "la verruga de su cerebro",
que interfería con toda creatividad. La verruga misma se secó
y cayó pocos días después del análisis del sueño. Al aparecer
en primer plano por completo la envidia a mí, se pudo ver
que los globos estropeados representaban también su análisis
desinflado, en el que sólo podía permitirse y permitirme un
éxito muy moderado, como forma de impedir que apareciera
la envidia en cualquiera de las dos.
En el material de esta paciente se puede ver cómo, cuando
se escinde y aparta exitosamente la envidia, la personalidad se
puede desarrollar relativamente bien, pero al precio de con-
siderable empobrecimiento. Además, la envidia escindida y
apartada sigue siendo una fuente constante de culpa incons-
ciente y una amenaza constante de irrupción de una parte
psicótica.
En un desarrollo más normal, la envidia se integra más.
La gratificación que produce el pecho estimula admiración.
56 HANNA SEGAL
,
amor y gratitud, a la vez que envidia. Estos sentirmentos en-
tran en conflicto en cuanto el yo comienza a integrarse y, si
la envidia no es abrumadora, la gratitud supera y atempera
la envidia. El pecho ideal, introyectado con amor, gratifica.
ción y gratitud, se hace parte del yo, y el yo mismo se llena
más de hondad. De este modo, en un círculo positivo, a me-
dida que aumenta la gratificación, disminuye la envidia, la
disminución de la envidia permite mayor gratificación, y esto
a su vez estimula la disminución de la envidia. Pero siempre
subsisten sentimientos de envidia en relación con el primer
objeto, aunque debilitados. Algunos de estos sentimientos se
desplazan del obj eto primario al rival, fusionándose con los
celos del rival. La envidia del pecho de la madre se desplaza
al pene del padre, incrementando la rivalidad con el padre.
Si el remanente de envidia hacia el objeto primario no es
sentido ya como algo tan destructivo y devastador, puede Ile-
gar a estimular una competencia y rivalidad con él de carácter
egosintónico y que no origina abrumadores sentimientos de
culpa y persecución.
En el desarrollo patológico, la excesiva envidia<temprana
afecta fundamentalmente el curso de la posición esquizo-para-
noide y es un factor determinante de su psicopatología.

BIBLIOGRAFIA

MELANIE KLEIN: Envy and Gratit úde, Hay versión castellana: Envidia
y Gratitud, Buenos Aires, Nova, 1960.
HERBERT ROSENFELD: "Sorne Observations on the Psycho-pathoIogy of
Hypochondriacal Sta tes", l. t. P., vol. 39 (1958).
BETTY JOSEPH: "Sorne Characteristics of the Psychopathic Personality",
l . t. P., vol. XLI (1960).
CAPÍTULO IV

PSICOPATOLOGIA DE LA POSICION
ESQUIZO.PARANOIDE

N odeles desarrollo
sorprendente que la psicopatología de la primera fase
sea el problema más oscuro y difícil de la
investigación psicoanalítica. Pues es la fase del desarrollo que
más se alej a en el tiempo del momento en que vemos a nues-
tros pacientes, quienes seguramente ya han alterado, distor-
sionado y confundido sus primeras experiencias con las pos-
teriores. Además, si observamos la conducta de los bebes,
cuanto más pequeños son éstos más difícil nos resulta ínter-
pretarla. Las dificultades que' se encuentran para estudiar
las primeras fases del desarrollo normal aumentan enorme-
mente ante fenómenos patológicos; cuanto más perturbado
está el bebe, más se alejan sus experiencias de las que el
observador adulto puede colegir por introspección.
No obstante, el estudio de esta fase es de fundamental im-
portancia. Sabemos que en los primeros meses de la infancia
yacen los puntos de fijación de la psicosis. Sabemos, además,
que en la enfermedad psíquica se produce una regresión, no
a una fase del desarrollo que fue en sí normal, sino a una
fase en la que ya estaban presentes perturbaciones patológicas,
que crearon bloqueos de desarrollo y constituyeron puntos de
fij ación. Por consiguiente, tenemos derecho a suponer (y nues-
tra experiencia clínica ha confirmado ampliamente esta suposi-
ción) que, en la medida en que el psícótíco hace una regresión
a los primeros meses de la infancia, regresa a una fase del
desarrollo que ya entonces poseía rasgos patológicos. Gracias
al estudio de las historias de pacientes esquizofrénicos y esqui.
zoides, y por la observación de bebes desde su nacimiento,
58 HANNA SEGAL

estamos más capacitados para diagnosticar rasgos esquizoidcs


en la temprana infancia y prever futuras dificultades. El psico-
análisis exhaustivo de pacientes esquizofrénicos de toda edad,
incluyendo niños psicóticos, nos aclara la dinámica de las pero
turbaciones psicológicas de la temprana infancia.
Como señalé en el capítulo anterior, en el desarrollo nor-
mal la posición esquizo-paranoide se caracteriza por la escisión
entre los objetos buenos y malos y el yo que ama y que odia,
escisión en que las experiencias buenas predominan sobre las
malas. Esta es una condición necesaria para que en estadios
posteriores del desarrollo se produzca la integración. He sub-
rayado también que en este estadio el bebe llega a organizar
sus percepciones por medio de procesos proyectivos e intro-
yectivos.
Todos estos procesos se perturban cuando, por razones
internas o externas y por lo general por una combinación de
ambas, las experiencias malas predominan sobre las buenas.
Sobrepasaría los alcances de este capítulo consignar los múl-
tiples cambios patológicos que pueden ocurrir en esta situa-
ción. Me limitaré a describir algunos fenómenos patológicos
típicos.
En condiciones desfavorables de la posición esquizo-pa-
ranoide, la identificación proyectiva se uti liza en forma dife -
rente que en el desarrollo normal. El Dr. W. R. Bion fue el
primero en describir las características de la identificación
proyectiva patológica.
En el desarrollo normal, el bebe proyecta objetos internos
y parte del Yo en el pecho y en la madre. E'stas partes pro·
yectadas casi no se alteran durante el proceso de proyec-
ción, y cuando tiene lugar la reintr oyección subsiguiente pue-
den reintegrarse al yo. Además, estas partes proyectadas si-
guen ciertas líneas de demarcación psicológica y fisiológica.
Por ejemplo, se puede proyectar lo "malo", o lo "bueno", o
ciertos órganos de percepción como la vista o el oído, o los
impulsos sexuales. El "zorro resbaladizo" del material infantil
presentado en el capitulo sobre la posición esquizo-paranoide
es un ejemplo de semejante tipo de proyección.
Pero cuando la ansiedad y los impulsos hostiles y envi-
dioses son muy intensos, la identificación proyectiva sucede
de otro modo. La parte proyectada es hecha pedazos y des-
integrada en fragmentos diminutos, y son estos fragmentos
INTRODUCCIÓN A LA OBRA DE MELANIE KLEIN 59

diminutos los que se proyectan en el objeto, desintegrándolo a


su vez en partes diminutas. El propósito de esta violenta iden-
tificación proyectiva es doble. Como en el desarrollo patoló-
gico la realidad se experimenta primordialmente como perseo
cución, se odia violentamente toda experiencia de la realidad,
externa o interna. La fragmentación del yo es un intento de
desembarazarse de toda percepción, y es al aparato perceptual
al que primordialmente se ataca, destruye y oblitera. Al mismo
tiempo, se odia al objeto responsable de la percepción, y la
proyección se propone destruir ese pedazo de la realidad -el
objeto odiado- a la vez que librarse del aparato perceptual
que lo percibió. Cuando la envidia es muy intensa, la pero
cepción de un objeto ideal es tan dolorosa como la experiencia
de un objeto malo, ya que el objeto ideal provoca una envidia
intolerable. Por esta razón, este tipo de identificación pro·
yeetiva se puede dirigir tanto al objeto ideal como al per-
secutorio.
Como consecuencia de este proceso de fragmentación no
hay una "limpia disociación" entre un objeto u objetos idea-
les y malos, sino que se percibe al objeto escindido en dimi-
nutos pedazos, conteniendo cada uno una parte diminuta y
violentamente hostil del yo. Bion describió estos pedazos bajo
la denominación de "objetos extraños". Este proceso desinte-
grador daña gravemente al yo mismo, y sus intentos de li-
brarse del dolor que le produce la percepción sólo consiguen
incrementar las percepciones dolorosas, debidas ahora tanto
al carácter persecutorio de los "objetos extraños" como a la
dolorosa mutilación del aparato perceptual. De este modo se
establece un círculo vicioso, donde el dolor que produce la
realidad conduce a una identificación proyectiva patológica,
y ésta a su vez hace que la realidad se vuelva cada vez más
persecutoria y dolorosa. El niño enfermo siente que la parte
de la realidad afectada por el proceso está llena de "objetos
extraños" cargados de enorme hostilidad, que amenazan a un
yo despojado y mutilado.
Según mi experiencia, algunos pacientes tratan de salvar
una parte escindida y apartada del objeto y lo que queda del
yo intentando escindir y apartar y aislar estos "objetos extra-
- " en una espeCIe
nos "P
ie dee " tercer area'. '
or eJemp 1o unpacien
" .e
esq uizoide fronterizo me dijo: "No puedo ponerme en contacto
con Ud. Aquí está mi cabeza sobre la almohada y ahí está
60 HANNA SEGAL

Ud. en su sillón. Pero entre la punta de mi cabeza y Ud. no


hay más que un horrible 'revoltijo sangriento'''. Prosiguiendo
el análisis, comprendimos que este "revoltijo sangriento" se
asociaba con su experiencia de mamar de un pecho en el que se
estaba formando un absceso. Sentía que el "revoltijo" era como
partículas chiquitas y mordidas del pecho, que contenían su
orina y heces y trocitos rotos de sus dientes. Podía preservar
algo de su "cabeza", que representaba su salud mental, y a
una analista remota en el sillón, pero no había ninguna rela-
ción entre él y yo. La verdadera relación entre su boca y el
pecho sucedía en la "tercer área", en el "revoltijo" escindido
y apartado tanto de la analista.madre como del paciente-bebe.
En forma similar, una adolescente hebefrénica no me pres-
taba ninguna atención; lo único que parecía interesarle era el
almohadón del diván. Según surgió en su análisis, el almo-
hadón representaba el pecho conteniendo su propia cabeza in-
- fantilproyectada. Las interpretaciones sobre el almohadón
como representante del pecho no significaban nada. para ella,
pero cuando le interpreté que el almohadón representaba el
pecho conteniendo la cabeza y que estaba escindiendo y apar-
tando esta relación cabeza-pecho de la relación entre ella mis-
ma y su madre, se produjo un cambio muy marcado en la
transferencia. La paciente empezó a reconocer mi presencia y
viven ció una transferencia abiertamente hostil y persecutoria.
En cuanto la transferencia se volvía demasiado intensa, escin-
día y apartaba otra vez la "tercer área" y sólo prestaba aten-
ción al almohadón u ocasionalmente a otras partes del diván.
El ataque a la realidad mediante la identificación proyec-
tiva se conecta con otro proceso característico de la posición
esquizo-paranoide, descrito también por Bion: los ataques al
vinculo. El bebe ataca violentamente cualquier función u ór-
gano que percibe vinculando objetos. De este modo destruye
su propia boca y el pezón porque son un vínculo entre él mismo
y el pecho. Como en el caso del paciente antes citado, en vez
de un vínculo entre el paciente y la analista (el bebe y la ma-
dre) sus ataques producían un "revoltijo sangriento". Enfor-
ma similar, la adolescente hebefrénica tenía lo costumbre de
arrancar hebras del almohadón y del diván, que luego rompía
en trocitos. En momentos de insight reconocía que estaba tra-
tando de romper sus vínculos con el mundo exterior, "sus ca-
denas", como elIa los llamaba. De este modo, se rompen y
INTRODUCCIÓN A LA OBRA DE MELANIE KLEIN 61

atacan vínculos entre el Yo y el objeto, interno y externo,


o entre diversas partes del Yo, por ejemplo el vínculo entre
las funciones de sentir y de pensar. Los vínculos entre los otros
objetos se vuelven a su vez objeto de tremendos ataques envio
diosos, pues el bebe se siente a sí mismo incapaz de vincular
y envidia especialmente la capacidad de establecer vínculos de
los demás. Por supuesto que cuanto más ataca los vínculos
entre los objetos que internaliza, menos capaz se vuelve de
establecer vínculos él mismo, y más envidioso.
Estos vínculos percibidos entre los obj etos se sexualizan
de inmediato, y muchos analistas que atienden esquízofrénicos
están convencidos de que el bebe esquizcide tiene prematuras
fantasías y experiencias genitales, prematura y violenta envidia
sexual y celos. El complejo de Edipo permanece entonces en
un nivel oral y se caracteriza no por los celos, sino por inten-
sa envidia de la relación entre los padres.
El bebe esquizoide vive en un mundo muy distinto al del
niño normal. Tiene su aparato perceptual dañado, se siente
rodeado de objetos hostiles y desintegrados, sus vínculos con
la realidad están cortados o son muy dolorosos, y su capacidad
de establecer vínculos y de integrar se ha desbaratado. Para
sobrevivir en semej antes condiciones, el bebe debe tratar de
preservar de alguna manera una parte del yo capaz de alimen-
tarse, y de establecer un objeto lo bastante bueno como para
que obtenga de él la alimentación y otros procesos introyec-
tivos, como el aprendizaje. Se encuentra ante la tarea de es-
cindir y apartar y conservar un objeto ideal protegido de los
devastadores efectos de su identificación proyectiva. Quisiera
presentar ahora un ejemplo de este tipo de intento.
El paciente que se quejaba del "revoltijo" pasó por una
fase de agudos sentimientos persecutorios relacionados con su
esposa. En especial sospechaba que ella le estropeaba inten-
cionalmente la comida y una vez hasta llegó a pensar que le
había puesto veneno. Sospechaba también que ella era peligro-
samente ambivalente e incluso cruel con su hijita. Con frecuen-
cia me acusaba de ponerme de parte de su esposa, y gradual-
mente sus sospechas fueron apareciendo más directamente en la
transferencia. Al mismo tiempo se idealizaba a sí mismo, par-
ticularmente en su relación con su bebita y con su trabajo.
Cuando habíamos elaborado parte de este material, y en espe-
cial cuando habíamos analizado en parte su auto-idealización
62 HANNA SEGAL

y la proyección de partes malas de sí mismo, reconoció clara-


mente y con afecto sus propios ataqu es anteriores al análisis,
que representaba a la vez el alimento materno y una creación
de la madre: el beb e.
A continuación de un insight particularmente intenso, llegó
a la sesión con un estado de ánimo muy distinto. Su bebi ta
había estado enferma la noche anterior v él la habia oído
llora r, pero no se había levant ado. Comparó su conducta con
la disposición inm ediata de su esposa para atender a la niñita.
su generoso amor y sus cuidados y la pac iencia que tenia ta nto
con la beba como con él. Comentó también cuá nta paciencia
tenía yo para con sus diversas acusaciones y proyecciones. Pero
agregó, con voz burlona : "como cuando yo decía cosas malas
de mi mu jer, Ud . me interpretaba qu e eran partes malas de
mí que yo ponía en ella, supongo que ahora, cuando digo cosas
tan buenas de eIJa, y de Ud ., me interpretará que son partes
buenas de mí , que yo sólo veo en los demás". Aunque su aso-
ciación era burlona, le interpreté que esto era realmente lo que
él sentía. Le sugerí que necesitaba proyectar esas par tes buenas
porque, si las retenía dentro de sí, se expondría a conflictos 'f
a obligaciones. Si retenía el amor a su bebi ta tendría qu e le-
vantarse por la noche para cuidarla. Si retenía su amor al
análisis tendría que cuidarlo dentro de sí y protegerlo de sus
propios impulsos malos.
En cuanto tomó conciencia de su propia destructividad,
tuvo que proyectar fuera su parte buena, para que su parte
ma la no la aplastara en un conflicto in terno. De este modo
nos erigió a su esposa y a mí, representantes de su madre,
en objetos ideales que contenían todas sus part es hUI ' n : I~,
dejándolo enteramente malo y despojado. Esta con ri¡: lIrn ,· j...n
correspondía a muchas situaciones en que el pacien te dejaba
todo el trabaj o por hacer a mi cargo, en la transferencia, o a
su espo sa, en su casa. Pero esta idealización era muy preca-
ria. Hacia la mitad de la sesión el paciente recordó, furioso,
q ue había cedido a su esposa la mej or parte de sus bienes, y
que la odiaba por esto. Se sentía robado y despojado. A cont i-
nuación se quej ó de que el análisis le robaba su autoes tima v
le h acía sentir que no valía nada. Su obje to ideal se convertía
in medi atamente también en perseguidor. No podía tolerar los
efectos de su propia idealización. Desde el momento en que
cedió a su objeto ideal su "mejor parte", sintió que éste le
INTRODUCCIÓN A LA OBRA DE MELANlE KLEIN 63

había robado todo lo bueno de que disponía. Al mismo tiempo,


aumentó enormemente su envidia, de modo que el objeto ideal
volvía a ser blanco de ataques y de proyecciones hostiles.
Presentaré otra ilustración de las complejas dificultades
qu e implica mantener un objeto ideal cuando prevalecen pro-
cesos esquizo-paranoides patológicos. La paciente, una mujer
de mediana edad, atravesaba una fase de aguda hipocondría
con rasgos maníacos, paranoides y depresivos. Creía estar
sufriendo de una infección microbiana gene ralizada a la que
responsabilizaba de su inestabilidad anímica y de su agota-
miento general. Describía en forma muy vívida y fantástica
cómo los gérmenes le atacaban el sistema nervioso central, per-
turbando su pensamiento y sus glándulas suprarrenales Y ago-
tándola; cómo invadían sus órganos sensoriales, provocándole
hiperagudeza visual y auditiva. No cabía duda de que sus per-
seguidores internos eran del tipo de los "objetos extraños".
Estaban escindidos y apartados de personas con las que la
paciente trataba de mantener una relación libre de persecución.
Dividía a las personas de su relación en dos categorías. A
las de la primera categoría las sentía dependientes de ella. Se
sentía responsable y preocupada por ellas y culpable si las des-
cuidaba. Según ella, todas estaban al borde de un "derrumbe
nervioso". Estas personas contenían su propio "derrumbe ner-
vioso" proyectado. La segunda categoría incluía menos gen -
te: idealizaba intensamente a su esposo y a uno o dos hom-
bres más, y dependía de ellos, aunque negaba enérgicamente
esta dependencia. Pero no pudo mantener exitosamente esta
disociación. De pronto empezó a sospechar de que uno tras otro
de sus objetos ideales padecía un "derrumbe nervioso". La
orina había desempeñado siempre un papel muy importante
en su análisis. En este contexto, sentía que la orina provenid
de una desintegración tan minuciosa de sus objetos internos y
de partes de sí misma que los había convertido en algo informe;
la sentía como un torrente de gérmenes que vertía en su objeto.
Sentía y utilizaba su forma de hablar -maníaca, verborrágica,
exigente e invasora- como un torrente de orina mediante el
cual podía proyectar su "derrumbe nervioso" en su obj eto.
Durante un tiempo se resistió mucho a las interpretaciones
transferenciales, hasta que un día dijo que había tenido un
sueño. Giraba alrededor de una bacinilla que no se podía uti-
lizar porque estaba cubierta por una tela de algodón -si·
HANNA SEGAL

tuación que, en el sueño, la llenaba de ira y desesperación.


Su asociación con este sueño fue la siguiente: cuando la tarde
anterior me había llamado por teléfono para pedirme un carn-
bio de hora pensó que yo había estado brusca y cortante duo
rante nuestra conversación telefónica.
La labor realizada a continuación de este sueño esclareció
su relación conmigo como objeto ideal. Su objeto ideal era en
ese momento una bacinilla (un pecho en el qu e pudiera verter
su orina, un objeto que pudiera contener su "derrumbe ner-
vioso" sin derrumbarse a su vez). Si sus proyecciones no pare·
cían afectarme, sentía que yo bloqueaba su identificación pro·
yectiva y que le era tan inservible como una bacinilla tapada;
la dejaba estallar de gérmenes y orina. Pero si yo parecía de
algún modo afectada por sus proyecciones, por ejemplo si esta-
ba más pálida o tenía un ligero resfrío, la paciente sentía que
todo "el derrumbe" estaba proyectado en mí, lo que en princi-
pio me convertía en objeto de preocupación, pero enseguida yo
me convertía en un perseguidor que vertía de vuelta en ella la
desintegración y los gérmenes. En raras ocasiones, cuando la
paciente lograba insight del proceso entero, me podía sentir
como el objeto ideal que satisfacía sus demandas incorporando
su "derrumbe nervioso" y tolerándolo sin derrumbarse real-
mente ni vengarse. Esta experiencia le procuraba un alivio
temporario, pero incrementaba su envidia y sus frenéticos ata-
ques urinarios. Le resultaba tan intolerable reconocer su rela-
ción con su objeto ideal original -expresada en el sueño en
que la bacinilla representaba a su analista (el pecho-bacinilIa)-
que necesitaba escindirla en tres tipos de relaciones que la
preocupaban: sus gérmenes (mera persecución), sus objetos
ideales, y sus objetos de preocupación (mezcla de depresión y
persecución). Esta escisión de su objeto la defendía de reco-
nocer que eran sus propios ataques los que habían convertido
a su objeto ideal en gérmenes-orina, y que por haber usado esa
orina infectada para atacar al objeto externo se había produ-
cido el derrumbe de su objeto ideal.
Para ilustrar mejor ciertos procesos patológicos transcri-
biré casi por completo la primera sesión de una adolescente
esquizofrénica. En pro de la claridad dividiré la sesión en
varias secuencias.
La paciente era una muchacha .de 16 años, y su esquizo-
frenia se había manifestado desde hacía mucho tiempo. Llegó
INTRODUCCIÓN A LA OBRA DE MELANIE KLEIN 65

a Londres procedente de un pueblito, X, poco después de qu~


su padre se suicidara. No le habían dicho que había muerto
por suicidio y se suponía que no lo sabia. Cuando la madre le
comunicó las disposiciones para entrar en tratamiento, sólo
hizo una pregunta: ¿Estaba casada la analista, y tenía hijos?
PRIMERA SECUENCIA: Entró, miró a su alrededor, se paseó
casi saltando por la habitación, y de inmediato empezó a ha -
blar. Dijo que venía a tratarse porque no se podía concentrar
en el trabajo, pero no creía que fuera a hablar mucho, porque
sabía que .yo esperaba que hablara, y cuando la gente quería
que hablara ella quería quedarse callada. Sólo quería hablar
cuando creía que los demás querían que se callara. De cual-
quier modo, no tenía objeto hablar; la gente siempre hablaba
de la salud, de casamientos y de tener hijos, y nada más que de
eso. Ella no tenía ninguna de esas cosas, de modo que no tenía
interés en esos temas. Luego volvió a mirar a su alrededor y
murmuró : "Yo sólo puedo hablar de enfermedad y eso hace
que todos los que me rodean se enfermen"; luego dijo en voz
más alta: "La gente habla mucho de enfermedades y eso no
me hace bien, me enferma. De cualquier modo mi familia no
hacía más que pelearse y hablar de enfermedades."
En la primera secuencia la paciente muestra un súbito cam-
bio de percepción. Al principio "la gente siempre habla de la
salud y de casamientos y de tener hijos", y al final "lo único
que hacen es pelearse y hablar de enfermedades". Tras este
cambio de percepción hay un proceso dinámico. Ve en mí una
persona sana, casada y con hijos, lo que repite su experiencia
de sus padres como matrimonio. Al compararse conmigo -le-
presentante de sus padres- ella siente que no contiene más que
enfermedad. Me envidia, como envidiaba a sus padres su sano
estado matrimonial, y siente que hablando puede proyectarles
la enfermedad ("yo sólo hablo de enfermedad yeso enferma
a todos"), de modo que en el proceso de hablar hace que su
familia se pelee y se enferme. Después ellos a su vez la invaden
con la enfermedad. La envidia a sus padres y a la analista es
inconsciente, y tiene sólo vaga conciencia de la naturaleza de
sus ataques. Pero de lo que si tiene conciencia es del peligro
de hablar 1.
1 Atendí a esta paciente antes de la publicación de Enoidia y Gra-
titud. y es interesante notar cómo, en el análisis del psic ótico, la envio
dia inconsciente aparece de inmediato en primer plano.
66 HANNA SEGAL

SEGUNDA SECUENCIA: Después de mi interpretación, en la


que le señalé su ataque y su miedo a la retaliación, la paciente
dijo que de cualquier modo no veía en la gente "más que pro-
yecciones de personajes de libros". Comentó cuánto le gustaba
leer libros; los devoraba. Dijo que los personajes de los libros
le parecían mucho más reales que cualquíer otra persona, y
sin embargo eran tan irreales. Los personajes de los libros po-
dían tener cualquier emoción, ella no tenía ninguna. Los pero
sonajes de los libros eran maravillosos porque podía hacer con
ellos lo que quisiera. Ni siquiera le importaba lastimarlos, ya
que ellos nunca cambiaban.
En la segunda secuencia la paciente muestra la disociación
que existe en su mente. Siente que sus proyecciones enferman
a las- personas reales de su alrededor, quienes se convierten en
perseguidores que a su vez proyectan en ella y la enferman.
Por eso pone todo su amor en personajes de libros y éstos se
convierten en sus objetos ideales. Cuando ha proyectado toda
su enfermedad -maldad- en personas reales, y todo su amor
y cualidades ideales en personajes de libros, ella misma se
siente completamente vacía. No tiene emociones ni contenidos,
sean buenos o malos. Para contrarrestar esto, necesita devorar
libros en un intento de introducir dentro de sí estos objetos
ideales y recuperar las partes proyectadas de sí misma que están
ahora en ellos. En esta secuencia también se trasluce por qué
convierte en objetos ideales a personajes de libros, en vez de
personas reales. Los personajes de libros satisfacen más sus
condiciones para que un objeto sea ideal. El objeto ideal no
sólo tiene que ser perfecto e indestructible, sino también com-
pletamente complaciente. ("Puedo hacer con ellos lo que yo
. ")
qUIera.
TERCERA SECUENCIA: Formulé una interpretación corta, se-
ñalando la disociación y la idealización, y al hacerlo utilicé la
frase siguiente: "Y ahora tienes que tomar esos personajes de
libros adentro de ti". Al oír la palabra "adentro", la paciente
mostró un súbito cambio de conducta. Reveló indudables signos
de que sentía una violenta persecución interna. Se retorció las
manos, se dobló en dos, gimió y musitó entre dientes, de modo
que sólo alcancé a entender las palabras "adentro", "dolores",
"sensación en el cuerpo", "dolor en la uña". Le interpreté su
miedo de que las palabras se metieran dentro de ella, contrclán-
INTRODUCCIÓN A LA OBRA DE MELANIE KLEIN 67

dola y haciéndole doler. Sin responderme, comenzó una nueva


cadena de asociaciones.
CUARTA SECUENCIA: Empezó a hablar animadamente de su
pasado: había estado pupila en una escuela desde los cuatro
años y era maravilloso. "No importaba lo que uno hacía 'f
a quién se lo hacía". Dijo entonces que ella y mamá dejaron
a papá cuando ella tenía dos años >, Habían recogido a todas
las personas enfermas del ferrocarril y del camino y habían
sido evacuadas junto con esa gente. A los cuatro años decidió
ingresar como pupila a una escuela y dejó a ambos padres.
En respuesta a mi comentario sobre dejar atrás al padre,
dijo: "Oh, no importaba en lo más mínimo. Yo no distinguía
a una persona de otra." Comenzó entonces a mirar ansiosamen-
te a su alrededor. Le sugerí que ahora estaba buscando a su
padre y que quizá lo extrañaba COIIIO lo había extrañado a los
dos años. Se rió·y dijo: "¿Extrañar a papá? ¿En Londres'?
j Eso no puede ser! i Aquí no! No se extraña a una persona
en un lugar donde nunca estuvo, Si yo hubiera estado en X
quizás habría sentido algo por él, pero no podría sentir nada
por él en Londres, después que lo dejé en X." Le interpreté
que sentía que había dejado atrás una parte de ella misma y
se había arrancado a sí misma de sus propios recuerdos, deján-
dolos en X. Entonces dijo en voz muy alta: "Oh, sí. Pero las
cosas la siguen a una, gusanos, lombrices, cosas de los sueños y
esqueletos que saltan de los aparadores." 3
En esta secuencia la paciente muestra una reintroyeceión
de la enfermedad proyectada. El padre, a quien hahía dejado
atrás, se escinde en su mente en miles de personas enfermas, a
quienes siente que debe tomar primero dentro de sí y luego
"evacuar". Muestra también algunos de sus mecanismos de
defensa contra la culpa y persecución producidas por la des-
trucción de su objeto (el padre). Por ejemplo, se escinde en
el espacio y en el tiempo, dejando una parte de sí misma en
todo lugar que abandona. Al padre, que murió en X, y a la
parte de ella que lo introyectó, los arranca de sí misma, los
deja en X, y por un momento los cree omnipotentemente ani-

2 En realidad, había sido evacuada junto con su madre a los dos


años, y a los cuatro la hablan dejado pupila en el rolegio al que asís -
tia, al parecer por insistencia propia.
3 Esta referencia inconsciente al suicidio del padre es típica del
pensamiento esquizofrénico.
68 HANNA SEGAL

quilados. Pero de inmediato confiesa el fracaso de este meca-


nismo; siente que este objeto destruido, escindido en pedacitos,
y la parte de sí misma que trató de dej al' atrás, la siguen a
todas partes en forma de gusanos, lombrices, etcétera.
La parte siguiente de la sesión giraba alrededor de su rela-
ción con su hermana menor, y no la relataré aquí porque sigue
una pauta muy similar a la de su relación con el padre. Hacia
el final de la sesión describió claramente su mundo interno.
QUINTA SECUENCIA: "Es como lo del hombre de la Biblia. El
vivía en un castillo maravilloso y allí coleccionaba toda clase
de . tesoros, pero el castillo estaba lleno de horribles criaturas
• y de bichos asquerosos, y él se tuvo que exiliar en un chale-
cito." Cuando le interpreté que así se sentía ella y que era ·en
su mundo ínterno donde estaba exiliada del castillo y debía
vivir en un chalecito, dijo muy tristemente, y pareciendo sana
por primera vez ' en la sesión, "Sí, pero él no debía haberlo
hecho, ante todo no así."
En esta última secuencia la paciente muestra muy clara-
mente cómo se siente en relación con su mundo interno. Se
siente escindida; hay una parte de ella que está llena de ri-
quezas como el castillo; sus objetos ideales con sus cualidades
maravillosas, y otra parte pobre y llena de bichos asquerosos.
Siente que ha incorporado las cosas buenas con voracidad y
envidia, y que al hacerlo privó a la gente de toda bondad. Los
demás se han vuelto vacíos y malos y se han convertido en
bichos asquerosos que la persiguen. Se siente invadida por hi-
chos asquerosos (la enfermedad del comienzo de la sesión) y
exiliada del castillo de sus sueños, y en su mundo interno tiene
que vivir en una parte de sí misma escindida y apartada y des-
poj ada -el chalecito-, desprovista de sentimientos, de sen-
saciones, y de cualquier experiencia que no sea la de pobreza
y persecución.
INTRODUCCIÓN A LA OBRA DE MELANIE KLEIN 69

BIBLIOGRAFIA

W . BION: "Language and the Schizophrenic", New Directions in Psy-


cho-analysis (Cap. 9). Hay versión castellana: Nuevas direcciones
en psicoanálisis, Buenos AiresvPaid ós, 1965.
_ "Differentiation of the Psychotic from the Non-Psychotic Part of
the Personality", l. J. P., vol. 38 (1957).
- "Attacks on Linking", l. ]. P .• vol. 40 (1959).
H. ROSENFELD: "Notes on the Psycho-analysis of the Super-ego Con-
flict of an Acure Schizophrenic Patient", l. J. P ., vol. 33 (1952).
New Directions in Psycho-analvsis (Cap. 8). Hay versión caste-
llana: Nuevas direcciones en psicoanálisis, Buenos Aires, Paid ós,
1965.
HANNA SEGAL: "Depression in the Schizophrenic", L], P., vol. 37 (1956).
CAPÍTULO V

LA POSICION DEPR ,~IVA

A cómo
describir la posición esquizo-parsnoide, traté de mostrar
L
el manejo exitoso de las ansiedades de los primeros
meses del desarrollo lleva al bebe a organizar gradualmente
su universo. A medida que los procesos de escisión, proyección
e introyección le ayudan a ordenar sus percepciones Y emocio-
nes y a separar lo bueno de lo malo, el bebe se encuentra ante
dos objetos: un objeto ideal y un objeto malo. Ama al objeto
ideal, trata de adueñarse de él, de conservarlo y de identificar-
se con él. En el objeto malo ha proyectado sus impulsos agre-
sivos y lo siente como una amenaza para sí mismo y para su
obj eto ideal.
Si el desarrollo se efectúa en condiciones favorables, el
bebe siente cada vez más que su objeto ideal y sus propios im-
pulsos libidinales son más fuertes que el objeto malo y sus
propios impulsos malos; se puede identificar cada vez más con
su objeto ideal, y gracias a esta identificación y también al
crecimiento y desarrollo fisiológico de su yo, siente que éste
se va fortificando y capacitando para defenderse a sí mismo y
al objeto ideal. Cuando el bebe siente a.ue su yo es fuerte, y a la
vez firme poseedor de un objeto ideal fuerte, sus propios im-
pulsos malos le asustan menos y se ve entonces menos impelido
a proyectarlos afuera. Al disminuir la proyección de los impul-
sos malos disminuye también el poder atribuido al objeto malo,
mientras que el yo se fortifica, pues la proyección lo empobrece
menos. El bebe tolera mejor el instinto de muerte dentro de sí
y decrecen sus temores paranoides; disminuyen la escisión y
la proyección y gradualmente puede predominar el impulso
a la integración del yo y del objeto.
72 HANNA SEGAL

Desde el principio hay tanto una tendencia hacia la inte-


gración como hacia la escisión, y a lo .largo del desarrollo, in-
cluso en los primeros meses, el bebe pasa por momentos de
integración más o menos completa. Pero cuando ros procesos
integradores se hacen más estables y continuos surge una nueva
fase de desarrollo: la posición depresiva.
Melanie Klein definió la posición depresiva como la fase
del desarrollo en que el bebe reconoce un objeto total y se rela-
ciona con dicho objeto. Este 'es un momento crucial del desa-
rrollo infantil, que el lego advierte claramente. Todos los que
rodean al bebe perciben en él un cambio y lo consideran un
pr<~geso enorme - advierten y comentan que ahora el bebe
reconoce a su madre. Como sabemos, enseguida comienza 3
reconocer también a otras personas de su ambiente, general.
mente primero al padre. Cuando el bebe reconoce a su madre,
esto significa que ya la percibe como objeto total. Cuando deci-
mosque el bebe reconoce a la madre como objeto total, con-
trastamos esto tanto con relaciones de objeto parcial como
con relaciones de objeto disociado¡ o sea que cada vez más
el bebe se relaciona no sólo con el pecho, manos, rostro, ojos
de la madre como objetos diferenciados, sino con la madre co-
mo persona total, que puede ser a veces buena y a veces mala,
que puede estar presente o ausente, y a 'la que puede amar y
odiar al mismo tiempo. Comienza a percatarse de que sus ex-
periencias buenas y malas no proceden de un ' pecho o madre
buena y de un pecho o madre mala, sino de la misma madre,
que es a la vez fuente de lo bueno y de lo malo. Este reconoci-
miento de la madre como persona total tiene muchas conse-
cuencias,'y abre un mundo de experiencias nuevas. Reconocer
a la madre como persona total significa también reconocerla
como individuo con una vida propia y con sus propias rela-
ciones con otras personas. El bebe descubre cuán desamparado
está, cómo depende totalmente de ella, y cuántos celos le provo-
can los demás.
Este cambio en la percepción del objeto se acompaña de
un cambio fundamental en el yo, pues a medida que la madre
se convierte en objeto total, el yo del bebe se convierte en un
yo total, escindiéndose cada vez menos en sus componentes
buenos y malos. La integración del yo y del objeto prosiguen
simultáneamente. Al disminuir los procesos proyectivos e In-
tegrarse más el yo se distorsiona menos la percepción de los
INTRODUCCION A LA OBRA DE MELANIE KLEIN 73

objetos, de modo que el objeto malo yel objeto ideal se aproxi-


man el uno al otro. Al mismo tiempo, la introyección de un
objeto cada vez más total estimula la integración del yo. Estos
cambios psicológicos estimulan la maduración fisiológica del
yo, que a su vez los estimula a ellos; la maduración del sistema
nervioso central permite la mejor organización de -Ias percep-
ciones provenientes de diferentes áreas fisiológicas y el desa-
rrollo y organización de la memoria. Al percibir a la madre
como objeto total, el bebe puede recordarla, o sea, recordar
gratificaciones anteriores en momentos en que la madre parece •
frustrarlo, y anteriores experiencias de frustración mientras ella
lo está gratificando. A medida que prosiguen estos procesos de
integración, el bebe reconoce más y más claramente que es una
misma persona -él mismo-e- quien ama y odia a una misma
persona -su madre. Se enfrenta entonces con los conflictos
vinculados con su propia ambivalencia. Este cambio en el es-
tado de la integración yoica y objetal trae consigo un cambio
en las ansiedades del bebe, que se centran ahora en otro punto.
En la posición esquizo-paranoide, el motivo principal de la
ansiedad es que el objeto u objetos malos lleguen a destruir
al yo. En la posición depresiva, las ansiedades brotan de la
ambivalencia, y el motivo principal de la ansiedad del bebe es
que sus propios Impulsos destructivos hayan destruido o lle-
guen a destruir al objeto amado de quien depende totalmente.
En la posición depresiva se intensifican los procesos de in-
troyección. Esto se debe en parte a la disminución de los me-
canismos proyectivos, y en parte a que el bebe descubre cuánto
depende de su objeto, a quien ve ahora corno persona indepen-
diente que puede alejarse de él. Esto aumenta su necesidad de
poseer este objeto, de guardarlo dentro de sí, y si és posible, de
protegerlo de su propia destructividad. La posición depresiva
comienza en la fase oral del desarrollo, en que el amor y la
necesidad provocan el deseo de devorar. La omnipotencia de
los mecanismos de introyección oral hace surgir ansiedad ante
la perspectiva de que los poderosos impulsos destructivos des-
truyan no sólo al objeto bueno externo, sino también al objeto
bueno introyectado. Como este objeto interno bueno forma el ·
núcleo del yo y del mundo interno del bebe, surge en el bebe
la ansiedad de poder ser él mismo el autor de la completa des-
trucción de su mundo interno.
El bebe bien integrado, que puede evocar y conservar su
74. HANNA SEGAL

amor por el objeto bueno, incluso mientras lo odia, está expues-


to a nuevos sentimientos poco conocidos durante la posición
esquizo-paranoidc: el duelo y la nostalgia por el objeto bueno
al que se siente perdido y destruido, y la culpa, una experien-
cia depresiva típica provocada por el sentimiento de que pero
dió a su objeto bueno por su propia destructividad. En la cús-
pide de la ambivalencia puede sobrevenirle la desesperación
depresiva. El bebe recuerda que ha amado, y en realidad ama
aún a su madre, pero siente que la ha devorado o destruido
y ya no puede recurrir a ella en el mundo exterior. Además,
la ha destruido también como objeto interno, al que siente
ahora hecho pedazos. Para él su mundo interno, identificado
con este objeto, también está hecho pedazos, y vivencia aguo
dos sentimientos de pérdida, culpa y nostalgia, sin esperanzas
de recuperarlo. Además de sufrir por sí mismo sufre por su
madre, pues la ama constantemente, v también porque conti-
nuamente está introyectándola e identificándose con ella. Sus
padecimientos se acrecientan porque se siente perseguido. Esta
persecución se debe en parte a que en la cúspide de los senti-
mientos depresívos reaparece cíerta regresión, por lo cual nue-
vamente se proyectan los malos sentimientos y se los identifica
con perseguidores internos, y en parte a que en cierta medida
se vuelve a sentir como perseguidor al objeto bueno hecho
. pedazos que provoca tan intensos sentimientos de pérdida y
culpa.
He aquí un sueño típico, soñado por una paciente que se
sentía amenazada de caer en desesperación depresiva. Esta pa·
ciente era una maníaco-depresiva, y en la época del sueño
atravesaba un intervalo casi libre de depresión y de manía.
El día anterior al sueño me había planteado que por dificul-
tades económicas quizá no pudiera proseguir su análisis, y me
había preguntado si yo podría seguir atendiéndola aunque no
pudiera pagarme mis honorarios por un tiempo. Como sus difi-
cultades externas parecían muy reales, le di a entender que yo
no pensaba terminar allí su tratamiento.
Al día siguiente, la paciente comenzó la sesión quejándose
de que mi sala de espera era muy fría. Por primera vez había
pensado también que parecía muy grisácea y lúgubre y deplo-
faba que le faltaran cortinas. Tras estas asociaciones contó un
sueño. Dijo que el sueño era muy simple, sólo había en él un
mar de témpanos de hielo. Los témpanos se aproximaban en
INTRODUCCIÓN A LA OBRA DE MELANIE KLEIN 75

oleadas interminables, de modo que no se· podía ver el mar, el


mar azul mismo, sino sólo esas enormes montañas blancas que
se acercaban en grandes oleadas, una tras otra. En el sueño ella
advertía claramente que esos témpanos de hielo eran muy pro.
fundos y que las montañas blancas y frías sobre la superficie
del mar eran sólo un fragmento del gigantesco hielo baj o la
superficie. Al despertar había pensado que temía caer pronto
en las garras de la depresión. Agregó que este sueño mostraba
más claramente que cualquier sueño anterior cómo sentía real-
mente su depresión -era como estar en las garras de esos tém-
panos, que la llenaban de tal modo que nada quedaba de su
personalidad-; ella misma se convertía en un témpano, sin
que quedara en ella sentimiento ni calor alguno. En asocia-
ción con los témpanos recordó un poema sobre barcos antiguos
y abandonados, que parecían cisnes dormidos. Los témpanos
le recordaban también el cabello blanco y ondulado de una
antigua amiga suya, la señora A.; esta mujer había sido siem-
pre buena con ella, ayudándola siempre, y ella no había corres-
pondido a sus atenciones, lo que le causaba mucha culpa y
aflicción.
Después de estas asociaciones, le interpreté que la sala de
espera fría representaba lo mismo que los témpanos fríos del
sueño: ella debía sentir que su pedido de pagarme menos o
no pagarme del todo me había agotado y empobrecido comple-
tamente (la sala de espera grisácea, lúgubre y sin cortinas);
en realidad, sentía que me había matado, de modo que yo me
parecía ahora a un témpano frío, y la llenaba de culpa y per-
secución.
Agregó .entonces otras asociaciones. Advirtió de pronto
que esas oleadas salvajes tenían forma de pechos. Eran como
pechos muertos o congelados, y sus bordes aserrados seme-
jaban dientes. Luego dijo que la noche anterior se había en-
contrado con la señora A. en una fiesta. Había querido alcan-
zarle una taza de té, pero la señora A. le había dicho "no,
gracias", pues prefería café. Fue en ese momento cuando sintió
que vivenciaba por primera vez en ese día una ligera premoni-
ción de que le iba a reaparecer la depresión. Le pareció que
la señora A. se mostraba fría y la miraba con desaprobación.
Se consoló pensando que quizá estaba triste porque hacía poco
tiempo había muerto su yerno.
Estas asociaciones permiten comprender mej or el sueño
76 HANNA SEGAL

En primer lugar, revelan que había vivenciado inconsciente-


mente su pedido referente al dinero como un ataque voraz en
que mordía y devoraba mis pechos. Además, se trasluce en
ellas qué le originaba realmente el sentimiento de depresión:
siente que después de este ataque no puede repararme (repre-
sentada yo por la señora A.). Hace un intento de reparación,
ofreciendo una taza de té a la señora A., pero se lc rechaza la
reparación: la señora A. prefiere café. Por otro material de
su análisis, ambas sabíamos que para ella la señora A. le había
rechazado su taza de té porque ella; la paciente, era mujer. La
señora A. quería una taza de café de su yerno, representante
del hermano de la paciente. La paciente siente que, al no ser un
hombre, no puede reparar el pecho; en ese momento desapare-
ce su deseo de reparar, y hasta su afliccíón, y la señora A. se
convierte en perseguidora: se muestra fría y la desaprueba. En
el sueño, este elemento de persecución está representado por
los témpanos-pechos dentados. Siente que así como ella nació
y mordió el pecho, ahora un pecho vacío, frío, muerto, y que
la muerde, la está llenando completamente y destruyendo su
propio yo, representado en el sueño por el mar azul no-visible,
La experiencia de depresión moviliza en el bebé el deseo
de reparar a su objeto u objetos destruidos. Anhela compensar
los daños que les ocasionó en sus fantasías omnipotentes, res-
taurar y recuperar sus objetos de amor perdidos, y devolverles
la vida y la integridad. Como cree que la destrucción de su
objeto se debe a sus propios ataques destructivos, cree también
que su propio amor y cuidados podrán deshacer los efectos de
su agresión. El conflicto depresivo es una lucha constante entre
la destructividad del bebe y sus impulsos amorosos y repara-
torios. El fracaso en la reparación conduce a la desesperación,
el éxito, a renovadas esperanzas. Más adelante analizaré algo
más sobre las condiciones necesarias para la reparación. Baste
decir aquí que el bebe resuelve gradualmente las ansiedades
depresivas y recupera externa e internamente sus objetos buenos
al reparar a sus objetos externos e internos en la realidad y
en sus fantasías omnipotentes.
La posición depresiva marca un progreso crucial en el
desarrollo, y durante su elaboración el bebe cambia radical-
mente su concepción de la realidad. Al integrarse ' mas su yo,
al disminuir sus procesos de proyección y al empezar a percibir
su dependencia de un objeto externo y la ambivalencia de sus
INTRODUCCIÓN A LA OBRA DE MELANIE KLEIN 77

propios instintos y fines, el bebe descubre su propia realidad


psíquica. Advierte su propia existencia, y la de sus objetos como
seres distintos y separados de él. Advierte sus propios impulsos
y fantasías, y comienza a distinguir entre fantasía y realidad
externa. El desarrollo del sentido de la realidad psíquica está
inseparablemente ligado al creciente sentido de la realidad
externa, y el bebe comienza a diferenciar ambas realidades.
La prueba de realidad existe desde el nacimiento, El bebe
"prueba el gusto" de sus experiencias, y las clasifica en buenas
y malas. Pero en la posición depresiva esta prueba de la reali-
dad se afirma más, se hace más significativa y se vincula más
estrechamente con la realidad psíquica. Cuando el bebe reconoce
sus propios impulsos, tanto buenos como malos, los cree orn- .
nipotentes, pero su preocupación por el objeto le hace vigilar
qué efectos tienen sobre él sus impulsos y acciones, yde este
modo prueba gradualmente el poder de sus impulsos y la resis-
tencia de su objeto. En circunstancias favorables, la reapari-
ción de la madre tras su ausencia, su atención .y sus cuidados
reducen gradualmente la creencia del bebe en la omnipotencia
de sus impulsos destructivos. El fracaso de su reparación má-
gica disminuye igualmente su creencia en la omnipotencia de
su amor. El bebe descubre gradualmente tanto los límites de su
odio como los de su amor, y a medida que su yo crece y se
desarrolla encuentra cada vez más recursos para influir real-
mente sobre la realidad externa.
Al mismo tiempo, a 10 largo del desarrollo y elaboración
de la posición depresiva el yo se fortifica, gracias al creci-
miento y a la asimilación de objetos buenos, introyectados en
el yo y en el superyó.
Una vez alcanzado este momento del desarrollo, el bebe
ha establecido su relación con la realidad. El punto de fijación
de las enfermedades psicóticas yace en la posición esquizo-pa-
ranoide y en los comienzos de la posición depresiva. Cuando
se produce una regresión a estos puntos tempranos del des-
arrollo, el sentido de realidad se pierde y el individuo se psico-
tiza. Pero si se alcanzó la posición depresiva y se la elaboró
por lo menos en parte, las dificultades que aparecen en el
desarrollo posterior no son de carácter psicótico, sino neurótico.
Con la .progresiva elaboración de la posición depresiva
cambia totalmente la relación con los objetos. El bebe adquiere
la capacidad de amar y respetar a las personas como seres
78 HANNA SEGAL

separados, diferenciados. Puede ahora reconocer como propios


sus impulsos, responsabilizarse por ellos y tolerar la culpa.
La capacidad recién adquirida de sentir preocupación por sus
objetos lo estimula a aprender gradualmente a controlar sus im-
pulsos.
o' Cambia el carácter del superyó, Los objetos ideales y per-
secutorios introyectados durante la posición esquizo-paranoide
forman las primeras raíces del superyó. El objeto persecutorio
es vivenciado como autor de castigos crueles y retaliatorios.
El objeto ideal, con quien el yo anhela identificarse, se con-
vierte en la parte del superyó correspondiente al ideal del yo,
q.u ~ tamhién resulta persecutorio por sus elevadas exigencias
de perfección.
A medida que se aproximan entre sí el objeto ideal y el
objeto persecutorio durante la posición depresiva, el superyó
se integra más y es vivenciado como un objeto interno total,
amado con ambivalencia. Los ataques a este objeto originan
sentimientos de culpa y autorreproches. En las fases tempra-
nas de la posición depresiva el superyó es vivenciado aún como
muy severo y persecutorio (el témpano con dientes del sueño
de la paciente gravemente depresiva), pero a medida que se
afirma la relación de objeto total, el superyó pierde algunos
de sus aspectos monstruosos y se aproxima más a una imagen
de padres buenos y amados. Dicho superyó no es sólo la fuente
de los sentimientos de culpa sino también un objeto de amor,
y es además un objeto que, según siente el niño, lo ayuda en
su lucha contra los impulsos destructivos.
El dolor del duelo vivenciado durante la posición depre-
siva, y los impulsos reparatorios que se desarrollan para res-
taurar los obj etos internos y externos amados constituyen
las bases de la creatividad y la sublimación. Estas actividades
reparatorias se dirigen tanto al objeto como al Yo. Se realizan
en parte por preocupación y culpa por el objeto, con el deseo
de restaurarlo. preservarlo y darle vida eterna; y en parte en
interés de laautoconservación, orientada ahora con mayor
realismo. El anhelo de recrear sus objetos perdidos impulsa
al bebe a juntar lo que ha hecho pedazos, a reconstruir lo des-
truido, a recrear y a crear. Al mismo tiempo, su deseo de pro-
teger a sus objetos lo lleva a sublimar los impulsos que siente
destructivos. De este modo, la preocupación por el objeto
cambia los fines instintivos y produce una inhibición de los
I l\TRODU CCI ÓN A LA OBRA DE MELANJ E KLEIN 79

impulsos instintivos. Además, a medida que el yo se organiza


más y las proyecciones se debilitan, la -rep r esi ón reemplaza
a la escisi ón. Los mecanismos psicóticos gradualmente ceden
su lugar a mecanismos neuróticos : inhibición. represión y des-
plazamiento.
En este punto se puede ver la génesis de la formación de
símbolos. Para proteger al objeto, el bebe inhibe en parte
sus instintos y en parte los desplaza sobre sustitutos ; aquí co-
mienza la formación de símbolos. Los procesos de sublima-
ción y de formación de símbolos están estrechamente vincula-
dos con conflictos y ans iedades de la posici ón depresiva, y
son una consecuencia de éstos.
Una de las mayores contribuciones de Freud a la psicología fu e su
descubrimi ento de que la sub li mación es el resultado de una renuncia
exitosa a un fin instintivo; quisiera sugerir aqu í que sólo a través d e
un proceso de duelo puede producirse una renuncia exitosa. La renun-
cia a un fin instintivo, o a un objeto, es una rep etición y al mismo
tiem po una rev ivencia de la renuncia al pecho. Como en esta primera
situación, resu lta exitosa si el objeto al que se debe renunciar puede
ser asimilado por el yo gracias a un proceso de pérdida y recuperación
internas. Yo su giero que un objeto asimilado de este modo se con vierte
en u n sím bolo den tro del yo. Todos los aspectos del objeto. todas las
situaciones a las que se debe renunciar durante el proceso de crecí-
mien to, dan lugar a la formación de símbolos.
Considerada de este modo, la formación de sím bolos resulta ser la
consecu encia de una p érdida; es un trabajo creativo que implica el
dolor y todo el trabajo d el duelo.
Si la re alidad psíq u ica es vivenciada y diferenciada de la re ali-
d ad externa, se d ist ingu e al símbolo del objeto 1; se lo siente como
creado p or el Yo y el Yo lo puede usar libremente 2.

De modo que durante la posición depresiva cambia entera-


mente el clima del pensamiento. Es en este momento cuando
se desarrolla la capacidad de establecer vinc ulaciones y la de
abstraer, base del tipo de pensamiento que esperamos del yo
1 Esto cont rasta con la "ecuación simbólica", en la que el símbolo
es hOIl1<¡>logado al ob jeto original. provocando el pensamiento concreto.
Vide: " Notes on Sym bol Formation", International [ournal o/ Psycho-
analysis, 1957.
2 H . Segal, "A Psychoanalytic Contribution to Aesthetics", In ter-
national [ournal o/ Psychoanalys is, 1952. Se lo encuentra en castellano
en Nuevas direcciones en psicoanálisis, Buenos Aires, Paidó s, 1965.
so HANNA SEGAL

maduro, en contraste con el pensamiento desarticulado y con-


creto característico de la posición esquizo-paranoide.
A medida que el bebe pasa por repetidas experiencias de
duelo y reparación, de pérdida y recuperación, su yo se enri-
quece con los objetos que ha debido recrear en su interior y
que ahora se hacen parte de él. Aumenta su confianza en su
propia capacidad de conservar o recuperar objetos buenos y
su creencia en su propio amor y posibilidades.
Quisiera ilustrar diversos aspectos de la integración que
tiene lugar durante la posición depresiva COlJ el material si-
guiente, tomado del análisis de Ann, una niñita de cuatro
años. Las dos sesiones de las que quiero presentar algunos ex-
tractos tuvieron lugar en vísperas de las vacaciones de Pascua,
fcriado que coincidió con el cumpleaños de Ann. La inte-
rrupción era en ciertos aspectos especialmente traumática para
esta paciente porque durante las vacaciones anteriores había
estado sin análisis mucho más tiempo que el habitual. Había
reaccionado a estas dos interrupciones fundamentalmente con
fantasías de nacimiento y temprana frustración oral.
Poco tiempo antes de la Pascua empezó a concurrir a sus
sesiones trayendo un almohadón blanco y blando apretado con-
tra el pecho y succionándose el pulgar. El contenido de las
sesiones se refería principalmente a sus dudas sobre si la ma-
dre le había dado alguna vez de mamar o desde el principio
la había alimentado con mamadera, guardándose todo el pe-
cho para sí. (En realidad, Ann había sido alimentada con
mamadera desde su nacímiento.) Alrededor de quince días
antes de las vacaciones de Pascua tuvo un fuerte resfrío y
dehió faltar a varias sesiones. Cuando reapareció después de
estas ausencias se pudo ver claramente que en su fantasía me
había matado y destruido, como representante de la madre
mala que la había privado del pecho, y ahora para eIJa su res-
frío contenía un pecho malo y envenenador' que se vengaba
dañándola. Trató de manejar esta situación mediante una in-
versión total. En la sesión siguiente a su resfrío yo debía
representar el papel de una niñita enferma en cama y ella
el papel de madre que da la leche. Pero en este rol me trataba
mal, no me alimentaba cuando yo tenía hambre, me dejaba a
cada rato sola mientras ella "se iba al teatro" y me inundaba
de regalos que mi personaje no quería, ya que no reemplaza-
ban ni su presencia ni su comida. Además me controlaba mu-
INTRODUCCIÓN A LA OBRA DE MELANIE KLEIN 81

chísimo y pronto se evidenció que necesitaba controlarme por.


que sentía que, como beba que dependía de ella y a la que
ella frustraba, yo debía odiarla. A pesar de que estaba des-
empeñando el papel de madre, a menudo se succionaba el
pulgar o se aferraba al almohadón, que llevaba consigo cuan-
do "se iba al teatro". Pude mostrarle que se identificaba con
una madre envidiada porque mamá tenía todo el pecho para
sí y podía gozar de él en todo momento, pero a pesar de po·
seer el pecho (lo que le permitía obligarme a ocupar la situa-
ción del bebe frustrado), seguía sintiéndome ella misma muy
pequeña, ya que sólo podía usarlo como lo haría un bebe,
succionándolo y disfrutando de él.
Se estaba defendiendo de la ansiedad depresiva, producida
por la separación inminente y por sus ataques al pecho inter-
no, mediante inversión e identificación proyeetiva. Proyec-
taba en mí su parte bebe, mientras ella se identificaba mági-
camente conmigo -la madre- mediante introyección. Esto
duró varios días hasta que, cuatro días antes de las vacaciones
y hacia el final de la hora me pidió que le hiciera un reloj
redondo. Por primera vez desde su resfrío admitía de algún
modo que yo era una persona mayor y buscaba mi ayuda. Le
hice un reloj de papel y me pidió que le agregara una cadena
larga. Le pregunté qué hora debían marcar las manecillas y
respondió sin vacilar "las siete". Cuando le pregunté por qué,
me dijo que era "hora de levantarse". No se le permitía ir a
la habitación de sus padres antes de las siete de la mañana.
En las interpretaciones consideré el reloj como represen-
tando principalmente su sentido de realidad. Fundamental-
mente sentía que yo era la madre con el pecho redondo repre-
sentado por el reloj, y que ella era el bebe. Le interpreté tamo
bién que sentía mis vacaciones .como la larga noche durante
la que debía estar sola, mientras yo -mamá- estaba lejos,
con papá. Pero las siete representaban la hora de levantarse,
lo que simbolizaba su esperanza de volver al tratamiento des-
pués de las vacaciones. Si tenía reloj -o sea sentido de rea-
lidad-, eso quería decir que debía pasar por la experiencia de
la larga noche -las vacaciones- y controlar. sus impulsos
de interrumpirla; pero por otra parte la reconfortaba saber
que yo volvería y que me recuperaría como recuperaba a su
madre todas las mañanas a las siete.
Comenzó la sesión siguiente haciéndome acostar otra vez
82 HANNA SEGAL

para representar a la niñita enferma, pero en seguida me pidió


que me levantara y le hiciera otro reloj. Me pidió que lo pin-
tara de celeste y le pusiera una cadena y me preguntó si le
permitiría llevárselo a casa. Yo no le había señalado el sig-
nificado de la cadena durante la sesión anterior; ahora le in-
terpreté su deseo de incorporar dentro de sí un pecho, re-
presentado por todo el tratamiento que sentía haber tenido, e
interpreté la cadena como su deseo de mantenerse en contacto
conmigo mediante esta buena internalización. Me pidió enton-
ces que le hiciera un reloj exactamente igual, pero que lo
pintara de amarillo y no le pusiera cadena. Después con-
templó ambos relojes durante largo rato. Cuando le señalé
su semejanza y la diferencia de color, dijo que eran dos "pe-
chos iguales" pero "llenos de algo distinto". Uno estaba lleno
de "colorido" y el otro lleno de "pipí" (disociación).
Como antes cuando me había hecho acostar había derra-
mado un vaso con agua sobre el diván, le interpreté ahora que
uno de los relojes era el pecho de mamá lleno de leche, mien-
tras que el otro era el pecho de mamá cuando sentía q;¡e por
estar enojada con él lo había llenado de "pipí". Le dije tam-
bién que no quería que le pusiera cadena al amarillo porque
no quería incorporar el pecho malo lleno de "pipí". Entonces,
con una sonrisa pícara, sacó del bolsillo el reloj que yo le ha-
bía hecho el día anterior y me mostró que lo había agujereado
con una tijera. De modo que ahora había tres pechos: uno
bueno lleno de leche, uno malo lleno de "pipí", y uno intermedio
que había sido bueno el día anterior, pero según me mostraba,
ella misma lo había cortado, o sea arruinado. Le interprete
que había además otra razón por la que no quería pegar una
cadena al pecho amarillo malo: no quería ver el vínculo entre.
lo que ella misma hacía cuando estaba enojada, cuando mor-
día y orinaba con furia, y el pecho que se convertía en pecho
malo. Tomó entonces los relojes amarillo y azul, los juntó
mediante la cadena, los colgó de los tiradores de los dos cajon-
citos superiores de la cómoda, y los contempló con gran satis-
facción. Le interpreté que había integrado los pechos bueno
y malo al descubrir su propia ambivalencia. En ese momento
se interesó por el último cajón de la cómoda, probó una llave
en Ia cerra dura y dIJO: '
·· " ¿ N o puedo usar este, no.?" L e )[1,.
.
terpreté que ahora los cajones superiores representaban los
pechos de mamá y el inferior su órgano genital; sentía que
INTRODUCCIÓN A LA OBRA DE MELANIE KLEIN 83

ella no podía tener este último porque pertenecía a papá y


sólo su llave -pene- encajaba en él. Le dije que veía en mí
no sólo un pecho, bueno o malo, sino una persona con un
cuerpo entero y una relación genital con papá, a la que ella
no tenía acceso.
Lo notable de este material es la estrecha vinculación entre
los diversos aspectos de la integración y el progreso en el
sentido de realidad que acompaña a dicha integración. Cuan-
do le interpreté la identificación proyectiva pudo recuperar
su parte de beba frustrada. Al ponerse en el lugar de la beba
revivió la disociación del pecho (los relojes azul y amarillo).
Mi interpretación de la disociación le hizo tomar conciencia
de su propia agresión y pudo integrar el pecho (los tres relo-
jes conectados por la cadena). Inmediatamente después de la
integración de los pechos bueno y malo, la relación de objeto
parcial se convirtió en relación de objeto total, no sólo en
función del contraste entre objeto bueno y malo, sino también
en función de! contraste entre objeto parcial y total, preparando
e! terreno para el complejo de Edípo. Junto con esto, y tam-
bién a causa de esto, Ann tomó conciencia de su propia amhi-
valencia y de sus fantasías omnipotentes. Pero al mismo tiem-
po su creencia en la omnipotencia de esas fantasías disminuyó
gracias a la prueba de realidad, que le permitió preservar mi
imagen con realismo, como persona que puede irse de vaca-
ciones y volver a la hora convenida sin haberse alterado.
La posición depresiva nunca se elabora completamente.
Siempre tenemos ansiedades relacionadas con la ambivalencia
y la culpa y situaciones de pérdida que reavivan experiencias
depresivas. Los objetos externos buenos de la vida adulta
siempre simbolizan y contienen aspectos del primer objeto bue-
no, interno y externo, de modo que cualquier pérdida de la
vida posterior reaviva la ansiedad de perder e! objeto interno
bueno y con ella todas las ansiedades sentidas originalmente
durante la posición depresiva. Si durante la posición depre-
siva el bebe ha podido establecer un objeto interno bueno su-
ficientemente afianzado, las situaciones anteriores de ansiedad
depresiva no le conducirán a la enfermedad sino a una ela-
boración fructífera, cuyas consecuencias son mayor enriqueci-
miento y creatividad.
Cuando la posición depresiva no se ha elaborado suficien-
84 HANNA SEGAL

creatividad del yo y en su capacidad de recuperar interna y


externamente objetos buenos, el desarrollo posterior es mucho
menos favorable. El yo se siente acosado por la ansiedad cons-
tante de perder totalmente las situaciones internas buenas, está
empobrecido y debilitado, su relación con la realidad es Irá-
gil, Y hay un perpetuo temor ya veces una verdadera amenaza.
de hacer una regresión a la psicosis.

BIBLIOGRAFIA

MELANIE KLEIN: "Contribution to the Psycho-genesis of Maníc-Depres-


sive Sta tes", Contributions to Psycho-analysis, pág. 282. Hay ver-
si6n castellana. ContribucionJes al psicoanálisis, Buenos Aires, Hor..
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castellana: Desarrollos en psicoanálisis, Buenos Aires, Hormé, 1962.
HANNA SEGAL: "Notes on Symbol Formation", l. J. P.. vol. 38 (1957).
- "A Psychoanalytíc Contributíon to Aesthetics", l. J. P. (1952), Noto
Directions in Psychoanalysis (Cap. 16). Hay versi6n castellana:
Nuevas direcciones en psicoanálisis, Buenos Aires, Paidós, 1965.
CAPÍTULO VI

DEFENSAS MANIACAS

L peración
experiencias de repetida depresión e incluso de deses-
AS
que acometen al bebe cuando siente que ha
arruinado completa e irreparablemente a la madre y su pecho
se le hacen intolerables, y el yo utiliza todas las defensas dis-
ponibles para evitarlas. Estas defensas 1 pertenecen a dos ca-
tegorias: reparación y defensas maníacas. Cuando se pueden
manejar las ansiedades depresivas mediante la movilización de
deseos reparatorios, dichas ansiedades conducen a un mayor
desarrollo del yo. .
No quiero decir con esto que la aparición de defensas ma-
níacas sea en sí misma un fenómeno patológico. Las defensas
maníacas desempeñan un papel importante y positivo en el
desarrollo. La resolución de la depresión mediante la repara-
ción es un proceso lento y al yo le lleva mucho tiempo ad-
quirir fuerza suficiente como para confiar en sus capacidades
reparatorias. Generalmente sólo se puede superar el dolor me-
diante defensas maníacas, que protegen al yo de la desespe-
ración total; cuando el dolor y la amenaza disminuyen, las
defensas maníacas pueden ceder gradualmente su lugar a la
reparación. Pero cuando dichas defensas son excesivamente
fuertes, se establecen círculos viciosos y se forman puntos de
fijación que interfieren con el desarrollo futuro.
La organización de las defensas maníacas durante la posi-
ción depresiva incluye mecanismos que ya se manifestaron
durante la posición esquizo-paranoide: escisión, idealización,
1 En el próximo capítulo se analizará si la reparación debe ser
considerada un mecanismo de defensa. .
86 HANNA SEGAL

identificación proyectiva, negación, etcétera. La utilización de


dichas defensas durante la posición depresiva tiene caracte-
rísticas especiales. Ahora están mucho más organizadas, de
acuerdo con la mayor integración del yo, y dirigidas especí-
ficamente a impedir la vivencia de ansiedad depresiva y de
culpa. Esta última vivencia se debe al hecho de que el yo
ha adquirido una nueva relación con la realidad. El bebe
descubre su dependencia de la madre y el valor que ella tiene
para él; junto con esta dependencia, descubre su ambivalencia
y en su relación con su objeto externo e interno, experiencia
sentimientos muy intensos: miedo a la pérdida, duelo, nostal-
gia y culpa.
La organización defensiva maníaca tiene por objeto impe-
dir que se experiencie todo esto . Como la posición depresiva
se vincula con la vivencia de dependencia del objeto, las de-
fensas maniacas se dirigirán contra todo sentimiento de depen-
dencia, que se evitará, negará o invertirá. Como las ansieda-
des depresivas se vinculan con la ambivalencia, el bebe se
defenderá de la ambivalencia renovando la escisión del objeto
y del yo. Como la experiencia depresiva se vincula con el
reconocimiento de un mundo interno. que contiene un objeto
interno muy valorado, al que los propios impulsos del sujeto
pueden dañar, se utilizarán defensas maniacas contra toda ex-
periencia de poseer un mundo interno o de contener en él obje-
tos valorados, y contra cualquier aspecto de la relación entre
el Yo y el objeto que amenace contener dependencia, ambi-
valencia y culpa.
Técnicamente las defensas maniacas son de importancia
fundamental, ya que por estar destinadas primordialmente; a
impedir que se experiencie la realidad psíquica, combaten ' el
propósito mismo del proceso analítico, en la medida en que
este propósito es procurar que se experiencie plenamente la
realidad psiquica y se adquiera insight de ella. La negación
de la realidad psíquica se puede mantener reavivando y forta-
leciendo la omnipotencia y especialmente el control omnipo-
tente del objeto.
La relación maníaca con los objetos se caracteriza por
una triada de sentimientos: control, tri unfo y desprecio. Es-
tos sentimientos se corresponden directamente con sentimientos
depresivos de valorar al objeto y depender de él, con el miedo
a la pérdida y la culpa, y sirven de defensa contra ellos.
INTRODUCCIÓN A LA OBRA DE MELANIE KLEIN 87

Controlar al objeto es una manera de negar la propia depen-


dencia de él, pero al mismo tiempo una manera de obligarlo
a satisfacer una necesidad de dependencia, ya qne un objeto
totalmente con trolado es, hasta cierto punto, un objeto con
el qu e se pu ede contar. El triunfo es la negación de senti-
mientos depresivos ligados a la valoración e importancia afec-
tiva otorgada al objeto; se vincula con la omnipotencia y
tien e dos aspectos importantes. Uno de ellos se relaciona con
el ataque primario infligido al obj eto durante la posición de-
presiva, y el triunfo experimentado al derrotarlo, en especial
cuando el ataque está fuertement e determinado por la envidia.
Pero ad emá s el sentim iento de triunfo se incrementa como
parte de las defensas maníacas, .por que sirve para mantener a
raya los sentimientos depresivos que de otro modo surgirían,
tales como sentir nostalgia del objeto, extrañarlo y echarlo
de meno s. Despreciar al objeto es también negar directamente
cuá nto se lo valora (la valoración del objeto es un aspecto muy
importante de la posición depresiva) y actúa como defensa
con tr a la experiencia de pérdida y de culpa. Un objeto des-
preciable no se merece que uno sienta culpa por él, y el des-
precio ha cia semejante objeto se convierte en justificación
para seguir atacándolo.
Qui siera ilustrar cómo funcionan las defensas maníacas
para impedir la vivencia de dependencia y amenaza de pér-
dida, con material producido por un paciente antes de una
interrupción por vacaciones. Le angustiaba pensar que yo pu-
d iern terminar prematuramente su tratamiento y que las vaca- .
ciones fueran un preludio de dicha terminación. En sus aso-
ciac iones se r efería frecuentemente a su lactancia insatisfac-
toria y al he cho de que su madre lo hubiera alimentado al
pecho sólo durante uno o dos días. Se defendía de la ansiedad
mediante defensas maníacas. Este paciente era un comer ciante
de mediana edad, que por lo general tenía éxito ' en su trabaja,
pero rol' esa época había desbaratado varios negocios parti-
cularmente promisorios. Fantaseaba con establecerse en el ex-
tranj ero, doud eyo lo visitaría durante las vacaciones y él
me hospedaría con to-lo lujo. Poco después de mencionar esta
Iantas ín relató el SUPlía siguiente :
Se dirigía a una taberna y en el camino se encontraba con
la señorita X, con quien había tenido una relación temporaria
muchos años atrás. La señorita X parecía muy desdichada y
88 HANNA SEGAL

evidentemen te deseosa por reno var su relación con él. Él se


sentía incóm odo algo culpable y un poco tentado, y sentía una
especie de deseo sexual compulsivo, que a menudo experimen-
tab a ante muj eres muy feas o desdi chadas.
Sus asocia ciones lo retrotraj eron primero a su juventud.
Era entonces subgerente de una cadena de tiendas; se sentía
muy seg uro de sí mismo y muy poderoso, feliz de manejar
gente, en especial mu cha cha s ; era mu y promiscuo y le parecía
que las empicadas de las ti endas eran las víctimas 'naturales de
los jóv enes ejecutivos. La señorita X trabajaba en la sección
lechcría. Las mu chachas de la sección lecherí a le resultaban
particularment e atractivas. Usaban un bonito uniforme con
el qu e pa recia n muy puras y severas, y le daba una especial
sensació n de triunfo conseguir qu e se acostaran con él. Recor-
dó tod o esto muy intranquilo y ansioso ; su conducta sexual
había ca mbiado completamente durante el análisis, y solía
cr iticar su pasad o promiscuo. La señ orita X lo había hecho
sentirse particularmente culpa ble, ya que la había tratado peor
qu c a las demás. Se había acostad o con ella sólo una o dos
veces y luego la ha bía descartado.
Lc interpreté que las muchachas de la sección lechería
rep resentaban a la madre qu e da el pecho; su mad re le había
dado dc mamar sólo una o dos veces, y su rela ción con la se·
ñorita X había sido una venganza dirigida a su madre. Como
la taberna del sueño era la qu e estaba situada en la esquina de
la calle en qu e yo vivía, le interpreté que la señorita X era
tambi én yo en la transferencia, y vin culé el sueñ o con su fan-
tasía de encontrarse conmigo en el extra n jero y hospedarme.
Tra s . el deseo de hospedarme estaba a la vez el deseo de inver-
ti r la situación de dependencia -que yo me volvi era pobre y
fea y quisiera renovar mi relación con él - y de tomar ven-
ganza. El paciente se rió de repente y dijo que ahora com-
prendía por qu é siempre asociaba a ' la señorita X con la se·
ñor ita Y, otra muchacha con la qu e había tenido una relación
igualmente breve en otro período de su vida. A diferencia de
sus otr as amigas, generalment e altas y atractivas, estas dos
eran muy bajitas y tenían pechos enormes, una combinación
qu e las hacía pa recer casi ridículas. P ensó que quizá no eran
para él más qu e una vagina conectada con pechos.
Pensó entonces qu e el hecho de qu e fueran tan bajitas debía
significar que representaban a una primita varios años menor
INTRODUCCIÓN A LA OBRA DE MELANJE KLEIN 89

que él, con la que de niño había tenido juegos sexuales. Le


interpreté que su fantasía atribuía a la niñita el pecho de su
madre para protegerse de sentir dependencia, con la amenaza
de pérdida que ésta implicaba. Si atribuía los pechos a la
nenita, podía poseerlos, controlarlos, castigarlos, triunfar so-
bre ellos, y usarlos sin necesidad de vivenciar jamás su de-
pendencia de ellos.
En este material se puede ver cómo el paciente se protege
de la depresión mediante defensas maníacas. La separación in-
minente podría hacerle sentir cuánta es su dependencia, ambi-
valencia y pérdida. Se defieride fantaseando que posee el pe-
cho en la persona de su primita, prototipo de todos sus objetos
sexuales posteriores. Niega completamente el amor, la depen-
dencia y la culpa, y las maneja mediante desprecio y escisión.
La primita está escindida en muchas mujeres sin importancia, .
que posee y descarta a voluntad.
El triunfo como rasgo principal de un sistema de defensas
maníacas se ve en el material siguiente, presentado por un
paciente que también tenía una personalidad maníaca típica.
A poco de empezar su análisis relató dos sueños. En el
primero se hallaba en un desierto y observaba a unas personas
armadas de cuchillos de carnicero que cortaban carne y se la
comían. Aunque no podía ver qué era exactamente lo que co-
mían, veía muchos cadáveres' esparcidos en derredor y sos-
pechaba que comían carne humana.
En un segundo sueño, de la misma noche, estaba sentado
ante el escritorio de su jefe de oficina. Se sentía distinto -se
veía muy grande, gordo y pesado, como si hubiera comido
mucho .
El paciente vinculó ambos sueños y advirtió que debía ser
él mismo quien comía carne humana. Debía haberse comido
a su patrón, representante de su padre, y así había llegado
a ocupar la silla del patrón y a sentirse tan gordo y pesado.
Estos sueños ilustran lo que Freud quería significar con la
"fiesta maníaca". Se devora al objeto, se hace una identifica-
ción con él y no se vivencian ni pérdida ni culpa algunas por
él. En el primer sueño se ve claramente que el paciente ma-
neja la culpa mediante proyección.
Pocos días después este paciente relató un sueño que ilus-
tra tanto las defensas maníacas como la situación depresiva
subyacente. Para comprender este sueño es necesario aclarar
90 HANNA SEGAL

que el paciente había tenido experiencias muy desdichadas en


su temprana infancia. A los dieciocho meses había llegado a
Londres con su madre, dejando al padre en e~ continente.
Muchos aspectos del material analítico indicaban que había
vivido esta separación como la muerte del padre. En cuanto
llegaron a Londres, la madre debió internarse en un hospital,
de modo qu e en muy poco tiempo el paciente sufrió la pérdida
del padre y de la madre.
Antes de relatar el sueño se echó a reír y le resultó muy di.
fícil controlar su risa lo bastante como para poder hablar.
Di j o que había tenido un sueño tan terriblemente cómico
la noche anterior que se había reído durante el su eño y ~e
había reído al despertar y se reía ahora al recordarlo. El sue-
ño era el siguiente: estaba en una peluquería. Un hombre lla-
mado J oe es taba sentado en la silla de la peluquería y un mono
lo afeitaba. El mono era muy oscuro y usaba anteojos; ¡era
tan cómico! El paciente se sentía muy bien dispuesto hacia
él: "era un monito tan dulce". Sin embar go le decía al mono
que en casa tenía un gatito que sabía afeitar muchísimo me-
joro Temía herirlo con eso, y lo sentía mucho porque el mono
le gustaba y él no quería ser descortés. En una parte poste-
rior del sueño, iba a la sala de espera de la peluquería y veía
una larga cola, en la que dos hombres rezongaban en alta voz
y decían qu e los peluqueros ingleses no valían ni la mitad de
los del continente. Decían que en Europa no había colas; allí
se trabajaba más rápido.
Las primeras asociaciones del paciente giraron alrededor
de los dos rezongones. Uno de ellos era un comediógrafo que
escribía farsas terriblemente cómicas; en este punto el pa-
dente se interrumpió para reírse otra vez, recordando esas
farsas tan cómicas. Este escritor sufría depresiones periódi-
cas muy graves, pero esto no importaba mucho porque en
cuanto le aparecían, le administraban electroshocks y "quedaba
como nuevo". El otro era un cirujano, un ginecólogo del que
un amigo le había hablado muy mal, describiéndolo como
"un verdadero carnicero". El paciente mismo vinculó esta
asociación con el sueño anterior, el de la gente con cuchillos
de carnicero.
El padre J oeera un amigo de la familia que se había he-
cho cargo de él por un tiempo, cuando su madre había estado
enferma al llegar a Londres. El padre J oe estaba muerto y
INTRODUCCIÓN A LA OBRA DE MELANIE KLEIN 91

el paciente comentó que siempre se había sentido vagamente


culpable porque, aunque pensaba que este hombre lo había
cuidado bien y amablemente, no se había mantenido en. con-
tacto con él ni lo había visitado años después, cuando ya el
padre Joe estaba viej o y enfermo.
Vinculó al mono conmigo y al gatito 2 con su novia, a
quien llamaban Kitty, y que a menudo competía conmigo ha-
ciéndole interpretaciones. al paciente. Al asociarme con el
mono se sintió evidentemente incómodo y me aseguró, muy
condescendiente, que el hecho de que me representara por un
mono no quería decir que me estuviera atacando, ya que se
trataba de un monito tan agradable.
Asoció la cola frente a la peluquería y las protestas con sus
frecuentes comparaciones entre el análisis rápido y fácil que
según cr eía se practicaba en Europa, en contraste con las
enormes listas de espera y el largo trabajo de análisis en In-
glaterra. De repente se interrumpió: la noche anterior había
oído sirenas a la distancia, y siempre que oía sirenas se sentía
terriblemente triste y conmovido, no sabía por qué .
Presenté las principales asociaciones con el sueño sin in-
tentar mostrar el interjuego entre las asociaciones del paciente
y los comentarios de la analista. Mi propósito al transcribir
el material es mostrar las principales ansiedades expresadas
y los mecanismos de defensa utilizados. La situación subya-
cente era que el padre J oe estaba muerto y toda la broma, toda
la .comicidad del sueño giraban alrededor de esta situación.
La peluquería representaba una situación interna en que el pa·
ciente se sentía conteniendo un padre muerto al que había
descuidado · y abandonado. El análisis era el proceso por el
que yo (como padre externo) trataba de resucitar al padre in-
terno muerto y al mundo interno del paciente. En el sueño ridi-
culizaba este análisis; era una broma ridícula tratar de resu-
citar a un hombre afeitándolo. La analista estaba represen-
tada por un monito ridículo, que trataba de resucitar a un
hombre muerto afeitándolo, e incluso en esa tarea inútil era
inferior al gatito. Toda la situación de depresión y culpa por
el objeto interno muerto estaba completamente negada, como
lo estaba también la dependencia del padre-analista externo.
y esta dependencia era realmente enorme, ya que el paciente
2 Kitty es el diminutivo de Catherine (Catalina), y significa tamo
bién gatito, minino [T.].
,

92 HANNA SEGAL

dependía de su analista para que lo salvara de su desesperante


situación interna. Negaba esta situación de dependencia y la
invertía achicando al mono, ridiculizándolo y poniéndolo ce-
loso del gatito.
La primera parte del sueño muestra la negación del amor,
del duelo y de la culpa por la figura interna y la negación de
la dependencia de la figura externa. En la parte del sueno
en' que aparece la cola están representadas otras defensas, es-
pecialmente la escisión y la identificación proyectiva. Los dos
rezongones representan partes escindidas y apartadas y pro·
yectadas de la propia personalidad del paciente. El cirujano
carnicero representa los impulsos asesinos del paciente hacia
su padre, que se habían manifestado claramente en los sueños
anteriores; además, siendo ginecólogo, introduce las ansiedades
del paciente relacionadas con su madre, que aparecieron en
primer plano en sesiones posteriores. El otro hombre, aso-
ciado con el comediógrafo, representa la profunda depresión
del paciente, a la vez que sus negaciones maníacas. De hecho,
el paciente consideraba su sueño tan cómico como las farsas
del escritor. Ambas partes de su personalidad, la que odia
y la deprimida, están escíndidas y apartadas y proyectadas;
pero el paciente no puede permitirse vincular el odio y asesi-
nato del padre con la depresión resultante, ni cuando ya están
proyectados. También niega la depresión del escritor, "está
como nuevo". Pero en la última parte del sueño la negación
se debilita, ya que los hombres rezongan por tener que espe-
rar: tras la denigración, los ataques y críticas hay una adrni-
sión parcial de la dependencia, del enojo por dejarlo espe·
rando su análisis entre sesión y sesión, y un persistente resen-
timiento por' haber esperado una vacante para comenzar su
tratamiento. Fue al asociar con esta parte del sueño cuando
recordó las sirenas. Al interpretársele el contenido depresivo
del sueño y las defensas maníacas cambió completamente su
estado de ánimo; recordó el sonido de las sirenas y las asoció
con las que debía haber oído durante su primer viaje y con
la separación de su padre, que había vivido como una muerte.
Fue entonces cuando advirtió las referencias al continente que
aparecían en el sueño.
Al final de la sesión recordó de pronto que no me había
contado que la noche anterior -o sea, la noche del sueño- su
padre había enfermado repentinamente y debieron llevarlo al
INTRODUCCIÓN A LA OBRA DE MELANIE KLEIN 93

hospital para operarlo. El paciente temía que no sobreviviría


a esta operación. Surgió entonces claramente que la broma
del sueño era una broma sobre la muerte del padre, siendo
el sueño entero un manej o maníaco de la depresión y ansie-
dad subyacentes.
Este sueño ilustra algunos de los peligros que implican
las defensas maníacas. La escisión del objeto y del yo des.
harató la integración que el paciente evidentemente había lo·
grado en la posición depresiva. Los mecanismos proyectivos
la empobrecieron. La relación de objeto total estaba ame-
nazada, la figura "simiesca" era inhumana - una regresión
parcial a una relación de objeto parcial. Para mantener la neo
gación de su ansiedad depresiva y culpa necesitaba negar
también su preocupación por el objeto, y esto renovaba los
ataques al obj eto: triunfaba sobre su padre y lo atacaba nue-
vamente despreoiándolo y ridiculizándolo.
Este material muestra cómo la necesidad constante de re-
novar el ataque al objeto original de amor y dependencia pone
en movimiento el círculo vicioso tan característico de las de-
fensas maníacas. En la posición depresiva se ataca original.
mente al objeto en forma ambivalente. Cuando la culpa y
pérdida por esta situación resultan intolerables, entran en
juego las defensas maníacas. Entonces se desprecia al objeto,
se lo controla y se triunfa sobre él. Las actividades reparato-
rias no pueden llevarse a cabo, y los ataques renovados sin
cesar incrementan a la vez la destrucción del obj eto y su reta-
liación vengativa, profundizando así las ansiedades depresivas
y haciendo cada vez más desesperada y persecutoria la situa-
. ción depresiva subyacente.
A veces se puede preservar en parte cierta preocupación
por el objeto, y los mecanismos maníacos se pueden utilizar
también en forma reparatoria, presentando la reparación ma-
níaca un problema propio muy especial.

BIBLIOGRAFIA

JOAN RIVIERE: "A Contribution to the Ana1ysis of the Negative T'hera-


peutic Reaction", l. ]. P., vol. 17 (1936).
_ "Magica1 Regeneration by Dancing", l. l- P ., vol. 1l (1930).
H. ROSENFEW: "On Drug Addiction", l. l - P., vol. 41 (1960).
CAPITULO VII

REPARACIóN

e rANDO el bebe entra en posición depresiva y siente que


ha destruido omnipotentemente a su madre, su culpa y
desesperación por haberla perdido le despiertan el deseo . de
restaurarla y recrearla para recuperarla externa e internamen-
te. Surgen los mismos deseos reparatorios en relación con
otros objetos amados, tanto externos como internos. Los im-
pulsos reparatorios hacen progresar la integración. El conflic-
to entre amor y odio se agudiza, y el amor se ocupa activa-
mente tanto de controlar la destructividad como de reparar y
restaurar el daño realizado. En el deseo y la capacidad de
restaurar al objeto bueno, interno y externo, se basa la capa-
cidad del yo para conservar el amor y las relaciones a través
de conflictos y dificultades. También las actividades creado-
ras se basan en el deseo del bebe de restaurar y recrear su
felicidad perdida, sus objetos internos perdidos y la armonía
de su mundo interno.
Las fantasías y actividades reparatorias resuelven las ano
siedades de la posición depresiva. Repetidas experiencias de
pérdida y recuperación del objeto reducen la intensidad de la
ansiedad depresiva. La reaparición de la madre tras sus
ausencias, que para el bebe equivalen a la muerte, y el amor
y cuidados constantes de su ambiente, le hacen advertir mej al"
la resistencia de sus objetos externos y temer menos los efectos
omnipotentes de los ataques que les hace en sus fantasías. Al
crecer él mismo y restaurar a sus objetos se acrecienta su con-
fianza en su propio amor, en su propia capacidad de restaurar
su objeto interno y de conservarlo como objeto bueno incluso
mientras los objetos externos le exponen a experiencias de
privación.
96 HANNA SEGAL

Esto a su vez lo capacita para soportar la privación sin


qu e lo abrume el odio. Ad emás, su propio odio le aterra me-
nos al aum entar su confia nza en que su amor pueda restaurar
lo qu e su odio ha destruido. La repetición de experiencias de
pérdida y recuperación (sentidas como destrucción causada por
el odio, y como rec reación produ cida por el am or), hace que
gradualmente el objeto bueno se vaya asimilando al yo. Pues
en la medida en que el yo ha restaurado y recreado in terna-
mente al obj eto, éste le pertenece cada vez más; el yo puede
asimilarl o y el objeto contribuye a su desarrollo. De ahí el
enriq uecimiento del yo a través del proceso de duelo. Simul-
tán eam ente con estos cambios afectivo s, la mayor destreza y
cap acidad para las actividades exter nas reales proporciona re-
petidos reaseguramient os sobre las capacidades reparator ias del
yo. En la cúspide de los impulsos reparatorios se utiliza más
la prueba de realid ad: el bebe observa con preocupación y
ansiedad qué efecto tien en sus fanta sías sobre los objetos ex-
ternos, y una parte importante de su reparación consiste en
aprender a r enunciar al control omnipotente de su objeto y
aceptarlo como realmente es. .
Ilustraré mediante un sueño algunos aspectos de la repa-
ración, especialmente en relación con los obj etos internos. El
sueño pertenece a una man íaco-depresiva, quien lo soñó en una
época en qu e sin tiéndose mucho mejor después de varios años
de análisis, estaba considerando la posibilidad de finalizarlo.
Soñó que iba al trabajo en su automóvil. En este punto del
sueño sentía cierta ansiedad porque se había cortado la co-
rriente eléctrica, pero se daba cuenta de que tenía una pila por·
tátil propia y qu e la batería fun cionaba. Al llegar al tr abajo,
esperó qu e apareciera un médico para ayudarla, pero cuando
éste apareció resultó, que no podí a ayudarla porque tenía un
brazo en cabestrillo. P oco a poco advertía que el trabajo que
se suponía debía hacer era abrir una enorme fosa común. Co-
menzaba a cavar sola a la luz de Sil pequeña pila, y mientras
cavaba se iba dando cuenta de qu e no todos los que estaban
enterrados en la fosa estaban muertos. Además, y esto la alen-
taba mucho, los que aún vivían inmediatamente se ponían a
cavar con ella. Al final del sueño sentí a intensamente que ha-
bía logrado dos cosas: una era que había rescatado de . esa
fos a com ún a todos los qlle .aún vivían, y todos se habían puesto
a ayudarla; la otra, que los muertos podían ahora salir de la

INTRODUCCIÓN A LA OBRA DE MELANIE KLEIN 97

tumba anónima y (esto en el sueño le pareció muy importan-


te) recibir adecuada sepultura con sus nombres sobre la tumba.
En algún momento del sueño había pensado que todas
las víctimas de la fosa eran mujeres.
Una de sus asociaciones con la fosa común fue ésta: había
leído un libro sobre el ghetto de Varsovia. Es imposible trans-
cribir aquí todas sus asociaciones, y ésta en particular tenía
una larga historia. Su madre era en parte judía, y su antise-
mitismo inconsciente había surgido muchas veces durante el
análisis. Ya antes habían aparecido con frecuencia fosas co-
munes o multitud de cadáveres, por lo general asociados con
ataques asesinos a la madre y a mi en la situación edípica.
El médico del brazo roto se vinculaba con su vida actual a
través de muchas asociaciones, pero representaba principal-
mente a su padre, castrado por ella en la situación edípica
temprana e incapaz de ayudarla a restaurar a la madre. El
corte de la corriente eléctrica representaba la terminación del
tratamiento, y asoció su propia pila portátil con su propio
insight, adquirido a través del análisis.
En pocas palabras, este sueño representaba para ella la
resolución gradual de sus ansiedades depresivas. Ir a trabajar
con su pequeña pila significaba enfrentar sola su situación
depresiva en todos sus alcances, enfrentar sus ' rencorosos ata-
ques a su madre y a toda figura materna, causantes de la fosa
común en su interior, la depresión anónima de la época en
que no sabía por quién estaba de duelo. En este sueño el tra-
bajo de duelo consistía en rescatar y restaurar lo que podía ser
rescatado y restaurado. Los objetos restaurados en seguida se
ponían a ayudarla; o sea, ahora asimilaba los objetos que pri-
mero había destruido y luego restaurado, y dichos objetos for-
talecían su yo.
Pero no podía restaurar todo lo destruido. Debía enfrentar
también las situaciones en que el objeto realmente estaba muer -
to, como muchos de sus parientes, y las 'situaciones en que se
sentía autora de un daño irreparable. Y aquí lo más signifi-
cativo era el hecho de nombrar y enterrar adecuadamente cada
una ' de esas situaciones y personas, lo que representaba reco-
nocerlas y hacer el duelo por ellas sin negación, sin dejarlas
on una fosa común. Al darles adecuada sepultura podría llegar
a renunciar a dichas personas y no necesitaría mantenerlas má-
98 H ANNA SEGAL

gicamente vivas, de modo que su libido qu edaría libre de su


Iij ación en ellas.
H ay, sin embarg o, un eleme nto negativo del sueno que m-
dica una organizac ión maníaca aún activa. Di ch o eleme nto es
la in sistencia de la p aci ent e en que tenía qu e h acerlo "todo
sola". Es to no es sólo su recon ocimiento d-e qu e necesita inde-
pendizarse del análi sis, es también una in sist en cia en su propia
omn ip ote nc ia . La figura paterna del sueñ o sigue castr ada y
no se le permite ayud ar. La paciente debe r estaurar sola a su
madre, si n ninguna a yuda del padre, clara indica ción de fu -
turas dificultades en relación con la situac ión edi pica, que
requiere la restauraci ón de la pareja parental.
Como dij e en el ca pítulo anterior, la reparación misma
puede formar pa rt e de las defen sas maníaca s. En ese ca so se
intenta r ep arar al ob jeto en forma m aníaca y omnipotente.
Entonces se lo puede tratar parcialmente como ob je to de preocu-
pa ción . Pero la repar ació n maní aca y no maníaca, tienen
diferen cia s muy importantes. La r eparación propiamente dicha
apenas puede conside r arse una defen sa, ya que se basa en el
reconocimiento de la re alida d psíquica, en la vivencia del dolor
qu e esta realidad causa, y en la adopción de una acción ade-
cua da pa ra remediarla en la fantasía y en la realidad. En r eali-
dad es justam ente lo opuesto a una defensa ; es un mecanismo
de gra n importancia para el desarrollo del yo y para su adap-
ta ci ón a la r ealid ad.
La r eparación m an íaca es una defen sa en la m edi da en que
su fin es r eparar al ohjeto sin qu e apa rezcan sentimientos de
culpa o de pérdida. Un rasgo esenc ial de la r ep aración maníaca
es qu e se deb e realizar sin r econocer la culp a, y por consi-
g uiente en con dic iones especiales. En primer lu gar, la repara-
ción maníaca no se dirige nunca a los objetos originales o a
los objetos int ernos, sino siempre a obj eto s más r emotos ; en
segundo lu gar, es necesario no sentir que uno mi sm o dañó
al ohjelo destinatario de la r eparación; en te rcer lu gar, se sien -
te al objeto inferior, dependiente, y más profundamente, des-
preciable. No puede haber verdadero amor ni valoración del
obje to u objetos que se r eparan, porque esto amenazaría el
r etorno de ver dade ros sentimientos depresiv os. La reparació n
maníaca no puede completarse nunca porque, de com pletarse,
el objeto plenamente restaurado se haría nuevamente digno
de am or y apr ecio, y libre del control omnipotente y del des '
INTRODUCCIÓN A LA OBRA DE l\IELANIE KLEIN 99

precio del maníaco. Restaurado plenamente a la independencia


y dotado otra vez de valor, se expondría una vez más a ser
atacado de inmediato con odio y desprecio.
Por todo esto, la reparación maníaca no consigue lo qu:,:
se proponía: aliviar la culpa subyacente, y no proporciona una
satisfacción duradera. Inconscientemente, y a veces consciente-
mente, se trata a los objetos a los que se está reparando con
odio y desprecio, siempre parecen ingratos y por lo menos
inconscientemente se los teme como perseguidores potenciales.
A veces se puede observar este tipo de reparación maníaca
en las instituciones de beneficencia, cuando sus organizadores
creen dispensar caridad y reparación a gentes indignas e ingra-
tas, a las que sienten esencialmente malas y peligrosas.
Quisiera mostrar el pasaje gradual de la reparación ma-
níaca a la verdadera reparación con material de Ann, una pa-
ciente de cuatro años. Las sesiones que deseo describir tuvie-
ron lugar pocos días antes de las vacaciones de verano, en una
época en que el material de Ann giraba especialmente alre- .
dedal' de sus ataques a mí y su necesidad de reparar. Mi par·
tida por las vacaciones representaba para ella el coito parental
y el embarazo materno. En sus juegos, la caja de pinturas ha-
bía llegado a representar principalmente el pecho de su madre,
y el cajón en que yo guardaba sus juguetes el cuerpo de su
madre lleno de bebes. En los días anteriores a las dos sesiones
que voy a describir había atacado furiosamente la caja de
pinturas, sacando las pinturas con un cuchillo, mezclándolas y
disolviéndolas en agua. Después utilizaba el agua sucia y colo-
reada para "ahogar" a los juguetes del cajón. Esto se le inter-
pretó principalmente como representación de que atacaba al
pecho de su madre con dientes y uñas, lo aguj ereaba, hacía de
él un "revoltijo" y usaba la leche hecha un "revoltijo" y con -
vertida en orina y heces para atacar el cuerpo de su madre,
hacer un "revoltijo" con los nuevos bebes y ahogarlos. Se
sentía impulsada a atacar por la privación que le traían las
vacaciones, y por sus celos y envidia al imaginar que yo, repre-
sentante de su madre, me iría de viaje para tener relaciones
sexuales y más bebes.
Un aspecto importante de esta situación agresiva era cómo
Ann atacaba mis palabras. O ahogaba mis palabras chillando y
cantando, o gritaba repitiéndolas sin sentido, cortándolas en
sílabas o gritando "bla, bla, bla". Le interpreté este ataque
100 HANNA SEGAL

a mis palabras como equivalente de un ataque a mordiscos al


pecho de la madre y a veces al coito parental, y sus chillidos y
gritos de "bla, bla, bla" como soltar heces malas y arrojár-
melas.
Hacia el final de una de las sesiones me pidió que le dibu-
jara una nenita, Dij o que la nenita era Ann y que ella le pin-
taría la cola. Puso entonces una masa enorme de pintura ma-
rrón por todo el dibujo y entre las piernas de la nenita. Cuando
le interpreté esto como las "cacas" que hacía a partir de la
comida ingerida, pintó rápidamente una masa marrón similar
que salia de la cabeza de la nenita . Pude interpretarle enton-
ces que, cuando me odiaba, hacía en su cabeza con mis pala-
bras lo que sentía que hacía en su "pancita" con la comida de
mamá. Confirmó esto diciendo que "bla, bla, bla" era en
realidad "plop, plop" (su palabra para heces).
En la sesión siguiente predominó la reparación maníaca.
En cuanto entró en la habitación se dirigió a la caja de pinturas
y advirtió que ahora estaba inutilizable. Me preguntó si le
había traído una caja nueva y al ver que no, la llevó a la
pileta y me dijo: "Tienes que arreglarla muy rápido y dejarla
exactamente como estaba antes". Trajo un poco de cola blanca
en polvo, puso algo de cola en los agujeros donde antes habían
estado las pinturas, pero advirtió que esto no serviría, y dijo:
"Hazlo tú en mi lugar, pero muy rápido, yo me encargaré de
cantar". Mientras yo llenaba los agujeros con polvo blanco y
un poco de agua, y derramaba lo que quedaba de pintura para
colorear el polvo, ella saltaba de un pie a otro, cantando a voz
en cuello: "¡A trabajar, comadrejita, que es fácil de arreglar!",
excitándose cada vez más y gritándome que me apurara. Aceptó
inmediatamente mi interpretación de que yo debía hacerlo
mágicamente y dijo que su canto era un encantamiento y que
la magia era muy rápida.
Quería una reparación rápida y mágica, y la caja "exac-
tamente como antes", para poder negar la culpa y la pérdida;
la reparación debía ser tan veloz y completa que ella no tendría
tiempo de hacer el duelo ni de sentirse culpable. La reparación
que yo podía hacer a la caja evidentemente no resultaba lo
bastante mágica como para satisfacer sus necesidades. Varias
veces interrumpió su canto y simuló dormirse, pues no quería
ver la destrucción de la caja de pinturas, mientras yo la repa-
raba con relativa lentitud. Quería encontrar todo mágicamente
INTRODUCCIÓN A LA OBRA DE MELANIE KLEIN 10l

restaurado al despertar, pero su ansiedad e impaciencia le im-


pedían dormirse, y tras uno o dos minutos corría otra vez a la
pileta y echaba un vistazo a la caja de pinturas.
Bajo la excitación iba surgiendo la ira. Una y otra vez
me sacaba de la mano la caja, creyendo poder arreglarla más
rápido; se enfurecía después con la caja, la lavaba, con 16 que
quitaba el trabajo ya realizado, me la devolvía, y después se
enfurecía conmigo por no arreglarla más rápido. Me controlaba
todo el tiempo y me gritaba cada ver. más enojada.
Su enojo con la caja representaba su enojo con el objeto
atacado original: con el pecho de su madre que, por no dejarse
reparar rápidamente, la exponía a dolorosos sentimientos de
pérdida y culpa, y por consiguiente provocaba otra arremetida
del odio. Su relación conmigo era compleja. En primer lugar,
quería negar su dependencia de mí, y anhelaba reparar la caja
con su propia magia. Sin embargo se sentía impulsada a bus-
car mi ayuda. Pero sólo podía utilizar mi ayuda tratándome
como objeto parcial, totalmente controlado por ella. Mi impre-
sión es que yo, como objeto parcial, representaba al padre, con
cuya ayuda Ann quería reparar mágicamente a la madre. Pero
debía controlar completamente a este objeto que necesitaba l
utilizaba para reparar, y lo odiaba cada vez más porque no
podía controlarlo y utilizarlo como quería. Además, tanto yo
como la caja le resultábamos cada vez más persecutorias; como
me dotaba de poderes mágicos, le parecía que yo a propósito
no reparaba la caja como ella quería, por despecho y en reta-
lia ción de sus empecinados esfuerzos por controlarme.
A lo largo de esta sesión fue atacando mís palabras cada
vez más frenéticamente. Esto era fácil de comprender: Ann
sentía que al hablar e interpretar, yo qemostraba mi existencia
independiente como persona total, con pensamientos e ideas
propios, y de cuya ayuda ella misma dependía, mientras ella
quería que yo sólo fuera un obj eto parcial completamente con-
trolado. Además, mis interpretaciones, al vincular sus activi-
dades reparatorias con el daño anterior inferido a la caj a, la
enfrentaban con la verdad misma oue Quería
". .. evitar: necesitaba
reparar porque antes había agredido. Como su reparación es-
taba destinada a negar esto, mis interpretaciones no le pare-
cían una ayuda, sino una constante interferencia con sus activi-
dades reparatorias mágicas. Pero con el transcurso de la hora
se fue tranquilizando y hasta pudo prestar atención a una inter-
102 HA NNA SEGAL

pr etación completa , en la que traté de vin cular sus actividades


y sentimientos actuales con la sesión anterior y con las vaca-
ciones inminentes.
La sesión siguiente muestra un cambio total en su estado
de ánimo, con ret roceso de los mecanism os maníacos y apari-
ció n de la verdadera r eparación . E n cua nto entró en la habita-
ción volvió a dirigirse a la ca ja, la abr ió, susp iró ligeramente
y dijo : " i Es un a lástima qu e esté tan estropeada !", después
se vo lvió hacia mí y me di jo : "Tratemos de arregla rla juntas".
Esta vez no insisti ó en la veloc idad de la reparación ni tampoco
pretendió que la caj a qu edara exactamente igu al qu e antes.
Con el polvo blan co, agua y algo de pintura que aún que-
daba nos in geniamos para r ecuperar bastante sustanc ia colo-
reada como para utilizar la caja de pinturas un día más.
Después se sentó a la mesa , pidió papel, y se puso a pintar
una casa . Como aún no podía pintar sola una casa completa,
me pidió ayuda . Me pidió también lápices para compens ar la
escasa pintura. De este modo, en parte dibuj ó y en parte pintó
una casa. Dij o qu e era una casa herm usa y me pidió que le
dibujara alred edor el contorno de otra casa, más grande. Le
p regunté si pensaba qu e la casita dentro de la casa gra nde er a
ella mi sma dent r o de mamá, per o Ann me most r ó el tech o pun-
tia gudo de la casita y me dij o con gr an convicción que la casa
er a papá dentro de mamá. Pud e int erpretarle entonces que
r e!larar la caja de pinturas significa ba repar ar el cuerpo de
mamá ; ella sentía qu e para ha cerlo necesit aba la ayuda de pa-
pá (represen tado por mí) . La casa - -papá dent r o de la casa-
mamá represent aba a mamá y papá reparados y r estituidos el
u no al otro; papá curaba a mamá y le da ha nuevos bebes. En-
ton ces Ann di o vuelta la h oja del revés, me mostró cómo estaba
man chada por la pintura marrón qu e ella había derramado
previament e sob re la mes a, y dij o " Otra vez está tod o hech o un
revoltij o". Le interpreté qu e en cua nto permitía a papá curar
. a mamá estando con ell a y dentro de ella volvía a sentirse
celosa y qu ería arrojarles sus " cacas " y convertirlos en un
"revoltijo". Pidió más lápices y quiso dibujar má s casas.
Mient ras dibujábamos y pintábamos las casas dejó caer varias
veces papelitos y viru tas del lápiz sobre mi ves tido, limpiándo-
me cuidados amen te cada vez. Siempre qu e lo hacía decía casi
ri endo : ": Pero, otra vez hi ce lo mism o ! A ca da rato tenemos
que volver a limpiar". Cun esto me dio oportunidad de ínter-
INTRODUCCIÓN A LA OBRA DE MELANIE KLEIN 103

pretarle directamente en la transferencia cómo me atacaba repe-


tidamente y cuánta era la tarea de reparación con que se veía
enfrentada si quería que yo siguiera siendo para ella una buena
analista. Después de un rato, pintó un dibujo. impreso y me
pidió ayuda para nombrar los colores, que quería memorizar.
Pude interpretarle entonces que yo representaba a su padre,
cuya ayuda necesitaba para restaurar a su madre interna y
ordenar su mundo interno; y su pedido de nombrar los colores
era un reconocimiento de que la verdadera ayuda que yo podía
brindarle era nombrar los diferentes sentimientos que tenía
dentro, ayudándola a conocerlos, a diferenciarlos, y por con-
siguiente a sentirse más capaz de controlarlos.
Como se ve, esta sesión contrasta completamente con la an-
terior. También aquí Ann se ocupaba de reparar la caja (re-
presentante de su madre), utilizando la ayuda de la analista,
(representante del padre). Pero mientras en la sesión anterior
la reparación era mágica, y se basaba en la negación completa
de la culpa y preocupación, con desconsideración hacia la ma-
dre como objeto de reparación y tratando al padre como ob-
jeto parcial, en esta sesión reparaba porque había vivenciado
la culpa y la pérdida. Comenzó diciendo qu e era una lástima
que la caja estuviera estropeada, Con este cambio se modificó
también su actitud hacia mí; me aceptó como persona total
- papá- , que las reparaba a eIJa y a la madre, y la ayudaha a
ella misma a reparar cuanto pudiera. Reconocía ahora que ne-
cesitaba a ambos padres y dependía de ellos, y que necesitaba
restaurar a ambos y contar con su ayuda en el proceso de repa-
ración. Al mismo tiempo, no sólo reconocía su agresión pasada
sino también su agresión actual y constante. Cuando permitió
a los padres juntarse, representados p.or las dos ca sas, la agre-
sión irrumpió nuevamente. Al reconocer la realidad psíquica
de sus celos y sentimientos agresivos reconoció también que
la reparación es una tarea difícil. Cuando jugó a tirarme las
virutas de lápiz y limpiarme luego, admitió que la batalla
contra su agresión debía proseguir constantemente y que no
podía ganarla mágicamente de una vez para siempre. Al mismo
tiempo se dio cuenta de que reconocer la realidad psíquica
resulta una ayuda. Hubo aquí completo insight en que la ayuda
de la analista no consistía en darle pinturas nuevas, papel,
etcetera, SIDO en "
o • nombrar",es deci ' 1 a para or-
ecir, en capacitar
denar sus sentimientos e impulsos y sus relaciones con figuras
104 HANNA SEGAL

exte rnas e internas. El progreso de Ann entre estas dos sesio-


n es fu e crucial, pues la ca pacitó p ara r enunciar, por lo menos
por el momento, al empleo mágico de su análisis, en pro de una
utilización más r ealista y con m ás insight.
Es interesante señalar que tanto el sueñ o de la paciente
adulta como el material de la niñita introducen el " nombrar "
como un elem ento importante pa ra la reparación. "Nombrar"
representa en ambos cas os aceptar la realidad , elemen to funda-
mental para la verdadera repar ación , au sente en la reparación
ma niaca, La aceptación de la realidad psíquica trae consigo
la renuncia a la omn ipo tencia y a la magia, la disminución de
la esc isión y la remoción de la id entificación proyectiva. Sig-
nifica aceptar la idea de que es un in dividuo separado de los
padres y diferente de ellos, con todos los conflictos que esto
acarrea. Implica también , como p arte de la r eparación, pero
mitir que los propios ob jetos sean libres y se am en y restauren
mutuame nte sin depender de uno. Cuando la r eparación forma
pa rte de defensas maniacas contra an sied ad es depresivas, faltan
tod os o casi todos estos elem entos.

BIBLIOGRAFIA

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CAPÍTULO VIII

LOS ESTADIOS TEMPRANOS DEL COMPLEJO


DE EDIPO

E plícito
la definición kleiniana de la posición depresiva está im-
N
que el complejo de Edipo comienza a desarrollarse
en esta fase, de la que es parte integrante. Cuando el bebe per-
cibe a la madre como objeto total, cambia no sólo su relación
con ella, sino también su percepción del mundo . Reconoce a
las personas como seres individuales . y separados y con rela-
ciones entre sí; en especial advierte el importante vínculo que
existe entre su padre y su madre. Esto prepara el terreno para
el complejo de Edipo. Pero el bebe percibe las relaciones entre
los otros en forma muy distinta al adulto o incluso al niño
mayor. La proyección desfigura todas sus percepciones, y cuan-
do se percata del vínculo libidinal existente entre sus' padres
proyecta en ellos sus propios de,seos libidinales y agresivos.
Cuando le dominan sus propios impulsos poderosos fantasea
que sus padres están en coito casi continuo, y la naturaleza de
este coito varía con las fluctuaciones de sus propios impulsos.
Seg1Í ~ los impulsos que prevalecen 6n él, y que él proyecta en
sus padres, fantasea que éstos .intercambian gratificaciones
orales, uretrales, anales o genitales. Esta simación, en que per-
cibe a sus padres en función de sus propias proyecciones, le
origina intensísima frustración, celos y envidia, ya que percibe
a los padres dándose sin cesar precisamente aquellas gratifi-
caciones que él desea para sí.
Reacciona a esta situación con más fantasías y sentimientos
agresivos. En su fantasía ataca a sus padres con todos los re -
cursos agresivos de que dispone, y en su fantasía los percibe
destruidos. Como la introyección es muy activa en este estadio
del desarrollo, introyecta de inmediato esos padres atacados ,y
lOS HANNA SE GAL

destruidos, y sient e que forman parte de su mundo interno. De


modo qu e en la sit uación depresiva el bebe no sólo se encuentra
con un pecho y una madre intern os destruidos, sino también
con la parej a parental interna destruida de la situación edípica
temprana.
Los sueños siguientes ilu stran la situación edípica temprana
de una pa ciente muy depresiva. Los síntomas de los que más
se qu ejaba cuando refi rió los sueño s eran una sensación de
mu erte por dentro, incapacidad de in corporar cosas, especial.
mente su análisis, y una sensación general de parálisis y falta
de vit alid ad . Se tra ta de tr es sueños soñados un o a continuación
del otro.
Primer sueño : Comía dulce de cerezas y tenía una sensación
horrible en la boca, de que le goteaban pedacitos de cerezas y
de jugo. Le parecía que había mordido peda citos sangrantes
de algo. Pensaba que el Dr. X tenía la culpa de todo .
Su prim er a asociación fue la sig uiente : la no che anterior
había cenado con la señorita P. La señorita P . le h abía con-
tado que cier to Dr. Y le había pedido que pronunciara una
ser ie de conferencias sobre psicol ogía en su hospital. La pa-
ciente no tenía ninguna conciencia de sentirse celosa. El Dr. X
es un j oven de quien la paciente había estado enamorada antes
de su depresión y de cuya esposa siente intensos celos. La
señor ita P. es una figura muy positiva en la vida de la paciente
y por lo general representa el aspecto bueno de la analista y de
la madre. Incluso cuando está muy deprimida tolera ver a la
señorita P ., por más que siente qu e no puede establecer contacto
con ella ni "tomar nada de ella". La noche anterior al sueño no
tenía apetito, aunque la cena de la señorita P . era muy huena.
Su segunda asociación con el sueño vinculó al Dr. Y con el
Dr. X, y a la señorita P . dando conferencias conmigo misma
dando conferencias en el Instituto. P ero el mayor caudal de
afecto del sueño se refería a los pedacitos mordidos y sangran-
tes. Sentía qu e en eso había transformado la cena de la señorita
P. Al proseguir sus asociaciones, resultó evidente que la seña-
ríta P . representaba a su analista y a su madre, que la cena re-
presentaba el pecho, y que en cuanto fue mencionado el Dr. Y,
provocando en la paciente poderosos celos edípicos in cons-
cien tes, sintió que había atacado el pecho con sus dientes y lo
había convertido en los pedacitos sangrantes representados por
el dulce de cerezas.
INTRODU CCIÓN A LA OBRA DE MELANIE KLEI N 109

Segundo sueño: Comía porridge 1 en un lindo tazoncito


con paj aritos blancos pintados, per o al comenzar a comerlo sin-
tió repugnancia y mi edo porque enc ontr ó tres objetos dentro
del porridge qu e le cortaron los labios y se le qu edaron atra-
gan tados. Los tres obj etos eran: una crucec ita rota, un mone-
dero desgarrado, y una jaula con ganch os.
Asoció los pajaritos del ta zón con mi n ombre.é Con res-
pecto a los tres obj etos, después de cierta resistencia as oció la
cruz con su propio malhumor a y el monedero con la vagina.
Yo tuve qu e suge r irle que la jaula con ganchos representaba la
va gina conteniendo el pene.
Este sueño prosigue el tema de su incapacidad para "incor-
porar", en su vinculación con las dificultades con el pecho al
enfre ntar la sit uació n edípica. El tazón de porridge rep resenta
nuevamente el pech o, pero para ella este pecho está lleno de las
partes sexuales de sus padres, como si el coito se estuviera rea-
lizando justo dentro del pecho . Siente el coito como muy malo
y los pedazos de los genitales de los padres no sólo corno
dañados (el mo nedero desgarrado, la cr uz rota) sin o también
vengándose y dañando. ·Como en el primer sueño, se halla en
una situación en qu e las ansiedades edí picas parecen interferir
con su incorporación de la comida buena proveniente de la .
madre y de fi guras maternas.
Estos dos su eños ilustran la inter acci ón entre la relación
con el pecho y los problemas ed ípi cos. La influencia de los celos
y envidia edípicos conduce al in cr emento de los ataques al
pecho y, con esto, a la inhibición de la alimentación y a la
intensificación de la depresión. Inversamente, otro material
reveló como su relación ambivalente con el pecho aumentaba
sus dificultades edípicas en la medida en qu e nunca había
afianzado suficientemente a la madre-pecho dentro de sí, como
obj eto interno bueno con el qu e pudiera identificarse.
El tercer sueño, de la misma noch e, se rel aciona con otro
asp ecto de su depresión: su sensación de parálisis y de muerte.
En este suefio, se hallaba en una fi esta qu e se desarrollaba en
un jardín y veía a un hombre yendo a un burdel "a hacer un
'jig-jig' ''. Después estaba en un lugar que parecía un jardín
1 Papilla de avena con leche y azúcar, habitual en el desayuno
inglés. [T .]
2 Segal se pronuncia en forma similar a sea gull = gaviota. [T.]
3 Cm.u significa "cruz" y también "malhumorado". [T.]
uo HANNA SEGAL

sec re to y veía dos pa jaritos pico co ntra pico, pe ro inmovili-


zados, porque el pico de un tercer p áj ar o atravesaba los suyos,
Los do s pájaros e ran blancos; no recordaba claramente el co lo r
del tercero, el qu e los traspasaba, pero cre ía que era negr o.
Asoció con El fin de la aventura de Graham Creene, en que un a
relación amorosa acaba en suicidio. En este libro aparece la
exp res ión "hacer un ji g-jig" en r elación con una for ma de-
g radada de coito; n uevamente asoció los dos pájaros con m i
ap ellido.
Este sueño tenía m uchas con exiones subyace ntes. La paciente
tenia sesi ón cas i de noche, ya qu e tUV6 qu e toma rl a en tra ta-
m iento con cierta urgen ci a y yo no di sponía de otras horas.
La sema na anterior h a bía p odid o cambiarle su hora po r otra
más temprana y habitual, y me había di cho c uá nto la alegraba
pensar que a ho ra yo po dría pasar las tardes en el j ar dí n co n
mi esposo . El jardín secreto de su su eño es una referenc ia d
u n libro qu e había leído en su in fancia y al que se había r efe-
rido a men udo durante el análisis. Cuando tenía más esperan-
zas, sen tía que en su interior había un ja rdín secreto, don de
todo era bueno y viviente, y que co n sólo po der pe ne trar allí
se pondría bi en otra vez. Este sueño la hizo sen tir especialmente
deprimida cuando al despertar se dio cu enta de que duran te J
sue ño había encontrado el j ar dín secreto, pero los pájar os del
jar dín no estaban vivos, estaba n paraliza dos .
E l su eño representa su ataque a mí y a mi esposo, r epre-
sentantes de los padres en la situación edípica . Mi jardí n,
donde yo había de pasar la s tardes con mi esposo, se conv ierte
en el ja rdín de la fiesta del sueño. Nu estro coito se convier te '
e n un a r elación sórdida, en que mi esposo va al burdel a " hacer
un j ig-j ig" , y se suicida. La alternativa de esta situació n es el
jardín secreto; allí ella incor por a a los padres en coito - los
dos pájaros blancos pico contra pico- y los inmoviliza; p ara·
liza su coito. El jardín sec reto representa su m undo int erno y
particu larmente su genital, en el que contien e la s figuras p aren-
tales paralizadas, y en identificación con ellas debe ser fr í-
gida e inmóvil. En la situación externa no puede vol verse h acia
el padre, que se ha co nvertido en un ob je to sex ual m uy m alo ,
ni hacia la madre, cuyo pecho sien te destruido en la rivalidad
edípica.
Este sueño tiene elementos genitales más manifiestos que
los dos an teriores, pero posee todas las caracterís ticas de un
INTRODUCCIÓN A LA OBRA DE M ELA NIE KLEIN 111

complejo edípico muy temprano. La paciente trata a la pareja


parental en una forma típica de la posición depresiva: la ataca
ambivalentement e, la introyecta en su mundo interno y se id en -
tifica parcialmente con ella. La parálisis de la parcj a parental,
y la idealización qu e hace de ella en este esta do paralizado son
una defensa maníaca.
Contra la sit uación de privación, celos, envidia, intensa
destructividad, y la depresi ón resultante, se despli egan, por
sup uesto, las defensas qu e describí como pertenecient es, res -
pectivamente, a las posi cion es esquizo-paranoide y depresiva.
La negación, escisión e id ealización pueden tomar diversas íor-
mas. Puede haber una esc isión entre padres bueno s, asexu ales,
y padres malos, sexuales. Puede haber una escisió n entre la
madre y el padre, convirtiéndose a uno de ellos en id eal mi en-
tras se siente al otro como perseguidor. Esta última forma de
esc isión puede parecerse estrec hame nte a un a situación edipica
genital, salvo por la extr ema idealización del progenitor deseado
y el odio y persecución extremas vivenciados en rela ción con
el progenitor rival. Además, con semej antes extre mos de idea-
liza ción y persecución, los roles de obj eto id eal y persecutorio
pasan por lo general rápidamente de un progenitor al otro.
La fantasía de los padres combinados juega un papel im-
portante en el complej o de Edipo tempran o. Esta fantasía apa·
r ece por primera vez cuan do el bebe r econoce a la madre como
obj eto total pero aún no diferencia completame nte al padre de
la madre; en su fantasía el pene o el padre son parte de la
madre, su idealización de ella le hace verla conteniendo todo
lo deseable: pecho, beb es, penes . Los ataques env idiosos, y
las proyecciones pu eden conv ertir a esta figura en un per segui-
dor terrorífico. A medida que va diferenciando más a los pa-
dres y sintiendo celos y envidia por sus relacion es sexuales, el
niño puede r egresar defensivamente a la [antasia de los padres
combinados. Niega así la r elación en tr e los padres y en su fa n-
ta sia omnipo tente la convierte en fi gura parental combinad a.
Al mismo tiempo proyecta en esta fi-gura la agresión qu e le
p rovoca el coito. Los padres en odi ado coito se con vierten en
un monstruo odioso y am enazador. Es esta figura aterr ado ra la
qu e constituye a m enudo el centro de las pesadillas y deli ri os
de persecución de los nirios.
Por lo qu e h e di cho hasta ahora r esultar á claro qu e seg ú n
Melanie Klein el niño sabe muy tempranamente cómo son los
I •

112 HANNA SEGAL

genitales masculinos y femeninos, y que la fase fálica y la Ian-


tasía de la mujer fálica son estructuras defensivas -una de las
versiones de los padres combinados.
Una figura parental combinada aparece en el sueño de una
paciente en fase maníaca, soñado justo antes de las vacaciones
de verano. Soñó que estaba en una feria, donde se representaba
una función. En esta función se exhibía un hombre monstruosa-
mente gordo, embarazado, con dientes enormes. El hombre
pronunciaba un discurso, Todos se reían y ella misma no sabía
si tenerle pena, asco, o reírse con los demás. No asoció direc-
tamente .con el sueño, situación insólita en esta paciente; pasó
gran parte de la sesión atacándome secretamente con despre-
cio y ridiculización, pero no había vinculación directa con la
situación ridícula del sueño. Sin embargo, hacia el final de la
hora mencionó que acababa de oír algo sobre mí. Algunas se-
manas antes le habían dicho que yo iba a pronunciar una con-
ferencia en Cambridge. Había pensado que sería en alguna de
las facultades importantes, pero acababa de enterarse que sería
sólo una charla para una organización estudiantil. Esta aso-
ciación aclaró inmediatamente el sueño. El tablado representaba
la organización estudiantil y el hombre gordo, embarazado y
en exhibición, era yo misma leyendo mi conferencia. La socie-
dad estudiantil, a la que ella no podía concurrir, se había con-
vertido en el miserable tablado de feria. Sabíamos, por material
anterior, que mi paciente envidiaba mucho el hecho de que Y0
leyera cualquier artículo mio; representaba para ella mi poten.
cia masculina y mi fertilidad femenina a la vez. A veces los
artículos representaban bebes hechos conjuntamente por mí
y mi esposo en un buen coito.
Esta situación, en que los padres tienen un buen coito y la
madre da a luz el bebe, es para ella la cúspide de una situa-
ción de celos y envidia. La maneja combinando a ambos pa-
dres en una figura monstruosa. Además proyecta en esta figura
su propia agresión oral, dotándola de dientes enormes. La
paciente había experienciado muy a menudo dicha figura como
enormemente amenazadora y persecutoria. Pero en este sueño
puede enfrentarla con desprecio y ridiculización maníacos. El
hombre monstruoso embarazado, como figura risible, es la
negación de sus celos y envidia de la situación parental, un
ataque a ella mediante desprecio y ridiculización, y la negación
de la persecución en relación con esta figura, a quien mediante
INTRODUCCIÓN A LA OBRA DE MELANIE KLEIN 113

control maníaco y ridiculización se la ataca y a la vez se la


hace contener la agresión proyectada.
Esta es, por supuesto, una situación muy precaria, y sueños
posteriores mostraron que cnando la paciente no puede mano
tener el desprecio y surge el miedo, en la fase maníaca lo rna-
nej a identificándose con esta figura aterradora. Así, pocas
noches después tuvo un sueño en el que se identificaba clara-
mente con un poderoso acoplado del que se estaba por perder
el control.
En los sueños que acabo de describir, soñados por pacientes
muy enfermos, podemos observar el estadio más temprano del
complejo de Edipo. Este estadio temprano se caracteriza por
la intensidad de la ambivalencia, el predominio de tendencias
orales y la incierta elección de objeto sexual. Sería difícil
deducir de cualquiera de esos sueños cuál de los progenitores
es el más deseado y a cuál se trata como rival. Ambos resultan
deseables y a ambos se los odia, y el ataque principal se dirige
a su relación mutua. En el curso del desarrollo variará la elec-
ción de progenitor y variarán también los fines libidinales
y los fines agresivos, tanto en la elección de objeto como en la
importancia de la zona libidinal. Los fines libidinales evolu-
cionan del temprano fin oral que es la incorporación oral del
pecho o pene, a través de deseos uretrales y anales, al pleno
deseo genital. Actualmente nos inclinamos a creer que las ten-
dencias genitales están presentes mucho antes de lo que solía
suponerse, aunque no predominan hasta más avanzado el des-
arrollo infantil. Este desarrollo de la posición oral a la ge-
nital de ningún modo sucede en forma directa o lineal; la
fluctuación es constante. El propio desarrollo fisiológico del
niño, a la vez que la frustración de SU5 deseos tempranos, lo
impulsan a deseos más evolucionados,
La frustración y ansiedad que aparecen en la nueva posi-
ción le hacen regresar nuevamente. De este modo hay cons-
tantes fluctuaciones, superposición y conflicto entre distintos
deseos, hasta que gradualmente se establece la primacía genital
y el niño debe experimentar y elaborar todo el impacto de los
celos genitales.
En forma similar hay una fluctuación constante en la
elección del progenitor más deseado, y ya en la situación oral
se sientan las bases tanto para la elección objetal heterosexual
como homosexual.
114 H ANNA SEGAL

Tanto para el varón como para la niña el primer objeto de


deseos es el pecho de la madre, y al padre se lo percib e pri mer o
como rival. Pero ante las ansiedades persecutorias y depresivas
exper ienciadas en relación con la madre y su pecho, el pene del
padre se convierte rápidamente, para amb os sexos , en un ob-
jeto alternativo de deseo oral ha cia el que la criatura se puede
diri gir apartándose del pecho.
Para la niñita, esta primera aprox imación oral al pene es
un paso hacia la hetero sexualidad, que prepa ra el terreno para
la situación genital y el deseo de in corporar al pene en su va-
gina. Pero al mi smo tiempo contribuye a sus tend encia s ha.
mosexuales en la medida en que, en ese estadio del desarrollo,
el deseo oral se vin cula con la incorporación y la identifica-
ción, y el deseo de ser alimentada por el pene se acompaña del
deseo de poseer un pene propi o.
P ara el varoncito este volverse hacia el pene del padre como
alt ernativa del pecho de su madre es primeram ente un movi-
mi ent o hacia la hom osexualidad pasiva, pero al mismo tiempo
la incorp ora ción del pene de su padre lo ayuda a id entificarse
con él y de este modo fortifica su heter osexualidad.
Se ría demasiado complicad o examinar todas las combina-
ciones posibles de relación oral con los pa dr es y las diversas
form as en que evoluciona hacia la relación genital. Sólo ne-
cesitamos decir que muy pronto las situaciones orales se acom-
pañan de deseos an ales, uretrales y genitales, y qu e este vol-
verse hacia el pen e del padre, tan to en el caso de la niñita como
del va ro ncito, p ronto evoluciona hacia una sit uación genital,
hacia el deseo de tener relaciones sexuales con él y de recibir
bebes de él.
Al mi smo tiemp o, por su puesto , surgen sentimientos geni-
tal es hacia la madre. El anhelo de recuperar la temprana re-
lación con el pecho se transfo rma en el deseo de unión genital,
y los sentimientos depresivos relacionados con el daño que el
niñ o siente que h a infligido al cuerpo d", la madre y a su pecho
estimulan el desarrollo de tend encias genitales, y con ellas, el
deseo de restaurar el cuerpo de la madre mediante un buen
coito que le restituya el pene y los bebes, y llene sus pechos
de leche. Esta relación con la madre se pu ede sentir pr edorni-
nantemente como relación con un objeto exter no, y en ese caso
ella se convierte en obj etivo de deseos genitales heterosexuales
en el varón y homosexuales en la niña ; o bien estos deseos se
INTRODUCCIÓN A LA OBRA DE MELANIE K1.EIN 115

pueden dirigir pri ncipalmen te hacia la madre interna, con


q uien el n iño se id en tifica . En este último caso, el deseo de
restaurar a la madre m ed iante la genita lidad incrementa l os de-
seos hetero sexuales en la n iña y homosexuales en el varón .
A med ida que avanza el desarrollo va predominando el fin
gen ital, y con su predominio fl uct úa ca da vez menos la elec -
ción entre ambos padres . Se hace una elección más definida
y duradera del progenitor del sexo opuesto como ob jeto de
deseo s libid inales, a la vez que aumenta la rivalidad y la
identificación con el progenitor del mismo sexo . El crecien-
te sentido de la realidad trae consigo la percep ción del pro-
pio sexo, y ayuda al niño a r enunciar parcialmente a sus de-
seos homosexua les y a acep tar el propio sexo . De este modo
se prepara gradualmente el escenario para el complej o de Edipo
clásico en térmi nos gen itales .
La masturbación, q ue h a sido pregenital C' genital, poco
a po co se vuelve predominante o exclusivame nte gen ita l; las
fantasías masturbatorias, vinculadas al princinio a fantasías
orales, anales y u retr ales, aun cuando l ~ masturbación fu era
genita l, em piezan a girar más consecuentemen te alrededor de
la r elación sexual genital.
Las fantasías de l varón se centran alr ededor del coito co n
la madre y los tem ores de castración; las de la niña, en el
coi to con el padre y la ansiedad de que la madre la ataque. Es-
tas ansi edades provocan a su vez r etr ocesos re gresivos, ' hasta
que la genitalidad se esta blece más fi rmemen te.
Pero por supuesto jamás nada en el desarrollo del in divi d uo
se supera por completo o se pierde por completo, de modo qu~
la situa ción edípica genital llevará vestigios de deseos an o
teriores, in cluyendo r epresentaciones simbólicas de éstos, que
pronto se ponen en evidencia durante el a ná lisis. Se concibe al
acto gen ital como in corporando y simb olizando todas las fo r-
mas anteriores de relación. Sabemos también q ue la elección
heterosex ual nunca es terminan te y que, acompañando al com-
p lejo de Ed ipo positivo clásico, encontraremos siempre en for-
ma reprimida y simbolizada su contraparte, el complejo de Edi-
po nega tivo.
El material siguiente ilustra parte de la comple jidad que
se ocu lta tras 1In aparente complej o de Edipo genital positivo.
Antes de u na interrupción por las fiestas de Navidad, que
116 HANNA SEGAL

en su mente se vin culaba con fantasía s sobre embarazo de la


analista, un paciente relató el sigui ente sueño:
Se iba de vacacion es a Sudáfr ica . El pasaj e cos taba 2 li-
bras, pero no estaba seguro de tener el dinero. Buscaba otra
vez y descubría que tenía una caja de din ero extra nje ro cua-
drado; sentía que h abía algo mágico en él, el din ero era inago-
tableo Estaba sentado en una sala del aeród romo esperando el
momento de subir al avión y se compraba dos cervezas. Habría
po dido tomar whisky también, si hu biera qu er id o. Se sentía
muy ri co y lleno de bienestar y se encaminaba lentamente hacia
el avión , mientras alguien comentaba su elegante apariencia.
Frente al avi ón veía a su hermana con su sobr ino.
Sus asocia ciones giraron primero alrededor del Dr. S., un
psicoanalista sudafr icano qu e había conocido la noche anterior.
El Dr. S. había venido a Inglaterra para proseguir sus estudios.
Mi paciente se sentía muy inferior a él, lo consideraba mucho
más ser io y valioso que él mi smo. Y sin embargo el Dr. S.
vivía en relativa pobreza; trabajand o muy duramente, incluso
pasando hambre a veces y sufriend o por el clima fr ío. Cornpa-
rad o con él mi paciente se sentía muy ri co y lleno de bienestar,
y espec ialmen te culpable porque, en contraste con el Dr. S., sus
actividades se dirigían princip alm ent e a ganar din er o. Tuvo
una serie de asociaciones con Sud áfrica como tierra cáli da, mis-
teriosa, llena de junglas, y la vin culó con su propio anhelo de
calidez. P ensó que el dinero representaba su potencia y la
llave de la s cosas anheladas. Se preguntó también si yo pasaría
mis vacaciones de Na vidad en Sud áír ica, ya que me tomaba al-
gnnos días más de lo habituaL
Ante esto el sueño se presentaba como un su eño edípico di.
recto . Durante las vacaciones navideñas se deja al paciente
fuera, a la intemp erie, al frí o, mientras se supone que su ' ana-
lista viaja a tierras cálidas en compañía del Dr. S., represen-
tante del marido o amante. En el sueño y en las asociaciones
referidas a él, el paciente invierte esta situación. Arroja fuer"
al Dr. S., para que sufra frío y hambre, mientras él mismo vía-
ja a Sudáfrica con su analista, y es él quien posee el pene po'
tente (el dinero para conseguir este obj etivo ) .
El paciente prácticamente interpretó él mi smo el sueño, y és-
te le produjo muy poca ansiedad. Toda su ansiedad se centraba
INTRODUCCIÓN A LA OBRA DE MEl.ANIE Kl.EIN 117

en un detalle del sueño -el dinero cuadrado 4_. El dinero


era siempre un tema que le traía ansiedad; gran parte de su
omnipotencia se centraba en él, y en relación con él su conducta
bordeaba la deshonestidad.
Su primera asociación fue que el dinero cuadrado era má-
gico ya que en el sueño parecía casi inagotable jen segundo
lugar, se le ocurrió que no existía nada semejante a dinero
cuadrado j asoció también "equitativo" contratos equitativos y
honestidad. Sentía que su dinero era mágico y omnipotente, y
de ningún modo habría podido obtenerlo en forma "honrada".
También sentía que podía estar usándolo en forma deshonesta.
Su asociación posterior con la palabra "square" (en el sentido
de manzana) le condujo a recuerdos infantiles. En el distri-
to en que vivía algunas zonas se llamaban "square", aunque no
tuvieran forma cuadrada. Uno de estos lugares, especialmente
importante para él de niño, era territorio prohibido, ya que los
niños que allí vivían se mostraban hostiles con los de su pro-
pia calle. Para llegar hasta él había que atravesar un pasaje
muy largo y estrecho, que a mi paciente le parecía misterioso
y muy peligroso. Meterse en él significaba meterse en pelea.
Otra característica del "square" era que los niños que allí
vivían eran más ricos y de clase más alta que mi paciente y
sus amIgos.
T odas estas asociaciones estaban cargadas de ansiedad, y
pronto se pudo vislumbrar por qué. Había dos engaños re-
lacionados con su dinero: primero había adquirido el dinero,
representante de su pene, en forma mágica y deshonesta, des-
plazando al padre y robándole; segundo, el engaño estaba en el
uso que hada de su pene y en el aparente fin de tener relaciones
sexuales (el verdadero fin era volver al útero a través del es-
trecho pasaj e, y ocupar la posición de un nuevo bebe). Estar en
Sudáfrica representaba estar en el útero y adquirir todas las
riquezas del interior del cuerpo de la madre. Asoció los dos
vasos de cerveza con los pechos, y el whisky que también habría
podido tomar, con el pene. De modo que tras el aparente
fin edípico genital estaba el deseo culpable de adquirir las
riquezas contenidas dentro de la 'mujer.
Este tema ocupó varias sesiones siguientes. Luego, la noche
4 El paciente asocia primero con square money = dinero cuadrado,
luego con la palabra square en diferentes acepciones: square deals =
tratos equitativos, honradez, y square= manzana de casas, distrito, [T.]
118 HANNA SEGAL

antes del día en que esp eraba que yo le enviara la cuenta, soñó
qu e alguien le enviaba un che que por ochenta y nueve o no-
venta y och o libras esterl inas. Prime ro asoció ocho y nueve
con los meses de embar azo. P ensó también en algunos cheques
qu e ha bía recibido, dos de los cuales era n "post mortem", pro-
veni entes de herencias. Estos cheques le hacían sentirse muy
intranquilo. Gr an parte de la ses ión giró al rededor de su an-
siedad por el futuro; se pudo ver qu e sentía principalmente qu e
seg uiría en an álisis, lo qu e en ese mom ento representaba para
él ser el beb e, ha sta qu e pudiera ser má s r ico, más gr ande y
mej or qu e su analista. Igu al qu e en el sueño anteri or, también
en éste ha y inv ersión. Esta vez invierte la situac ión de emba-
razo. El es la madre embaraza da; él r ecib e los cheques, qu e
representaban aquí el embar azo, y los che ques son "post-mor-
tem" porque son posteriores a la mu erte de la an alista, cuyo
lu gar como madre embar azada él ocupa. Su idea de seguir en
análisis ha sta volverse más r ico y mejo r que su an ali sta se
vin cula con la fantasía de perman ecer en el út ero como bebe
hasta hab er in corporado tanto de su madre rica, embarazada,
llue ella muera y él se conv ierta en ella. De modo que su po-
. sición genital (y uno de sus sín tomas in icial es er a la promis-
cuidad compulsiva ) es sólo aparente. Su fan tasía completa es
usar su pene para m eterse en el út er o, tomar posesión de éste,
primero como bebe en el út ero, per o con el fin posterior de 1'0 - .
bar a su madre y conver tirse en ella. Esto es una elaboración
genital posterior de su envidia y rivalidad ori ginal con la
madre, a las qu e se subo r din aban todos los otro s fin es.
Est o contrasta con la posici ón de otro paciente qu e, al ter-
minar su análisis, pudo incluir sa tisfac toriame nte sus compo-
nentes homosexuales en su vida heterosexual. Había perdido
a su padre a los nueve meses. Al entrevis tarse conmigo se que-
j ó principalmente de homosexualidad r elacionada con niños y
mu chachos jóvenes, e impotencia heter osexual. Pronto se puso
en evidencia que uno de sus problemas inconscientes era n sus
deseos y temores homosexuales pasivos en relación con hombres
mayores, que representaban a su padre muerto. Nunca expe-
rimentó conscienteme nte di cho s deseos, ya que d padre muerto
era también un perseguidor cuyo posible ataque le at errorizaba.
E n su patología elabo r ab a su problema mediante proyección e
inversión , poniéndose él mismo en el rol del p adre que viola
y at aca. Hacia el final del análisis sus síntomas desaparecieron
INTRODUCCIÓN A LA OBRA DE M E LANI E KLEIN 119

y se casó, siendo feliz en su matrimonio. Mejoraron también


notablemente sus relaciones personales . Poco a ntes del fin de
su análisis, cerca de Navidad, y cuando espe r ab a que su esp r)sa
estuviera embarazada, tuvo el siguiente sueño:
Soñó que Papá Noel des cendía por la chimenea y le entre-
gaba un paquete que él debía regalar a Sil ef3!"l0sa !"lara Navidad.
En es te sueño, Papá Noel m e r epresenta a mí , la analista, que le
dio el re galo de la potencia, y también al padre muerto e id eali-
zado que le da potencia y bebes para que él a su vez los dé a
su esposa. El descenso por la ch imene a representa evidente-
mente el coi to anal. P ero aquí, en contraste con el pacien te ano
terior, el rega lo homosexual que él des ea de su padre se con-
vierte en los bebes de su po tencia y creatividad en relación con
la mujer.
Asociaciones post-riores pusieron también en evidencia que
esta combinación de elementos homosexuales y heterosexuales
expresaba su deseo de reun ir simbólicamente a su padre y a su
madre en su propio ma lrimonio.
Es imposible, por supuesto, agotar el tema del complejo de
Edipo en un solo capítulo. He optarlo por comentar sólo algu-
no s aspectos, útiles para ilustrar la gran im por tancia de las
raíces tempranas de la constelación edípica, y la forma en que
se desarrolla desde la primitiva r elación oral h asta la situación-
ción genita l descrita por Freud.

BIBLIOGRAFIA

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p us Cornplex". New Directions in Psycho -ana lvsis (Cap . 2), l . ] .
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339, l. ]. P ., (1945).
GLOSAR IO

Este glosario no pretende ser exhaustivo. Contiene los tér-


minos cuya explicación los estudiantes solicitaban con frecuen-
cia. Algunos de estos términos fueron introducidos por Mela-
nie Klein y sus colaboradores, otros se utilizan habitualmente
en psicoanálisis, pero se incluyen también porque Melanie
Klein les da un sentido específico.
ANSIEDAD: es la respuesta del yo a la actividad del instinto de
muerte. Cuando el instinto de muerte es deflexionado, la an-
siedad toma dos formas principales.
Ansiedad paranoide: debida a la proyección del instinto de
muerte en un objeto u objetos, a los que entonces se siente
como perseguidores. La ansiedad se refiere a que estos per-
seguidores lleguen a aniquilar al yo y al objeto ideal. Se ori-
gina en la posición esquizo-paranoide,
Ansiedad depresiva: es la ansiedad motivada por la posibi-
lidad de que la propia agresión aniquile o haya aniquilado al
propio objeto bueno. Se la experimenta por el objeto y ' por el
yo que, en identificación con el objeto, se siente amenazado. Se
origina en la posición depresiva, cuando se percibe al objeto
como objeto total y el bebe vivencia su propia ambivalencia.
Ansiedad de castración: es principalmente de tipo paranoi-
de y se origina en la proyección que ·hace el niño de su propia
agresión, pero puede contener también elementos depresivos,
por ejemplo la ansiedad de perder el propio pene como ór-
gano de reparación.
COMPLEJO DE EDIPO TEMPRANO: es la relación edípíca tal como
la experiencia el bebe al comienzo de la posición depresiva. Se
la experiencia en términos pregenitales antes de alcanzarse la
genitalidad.
CULPA: es el doloroso reconocimiento de haber dañado al pro-

(
122 H ANN A SEC AL

pio ob jeto u objetos amados. Se or igina en la posición depre-


siva, cuando se expe riencia ambivalen cia hacia los padres per-
cibidos com o obj etos totales. Los padres ambivalent ement e
amados introyectados durante la posición depresi va forman el
núcleo del super yó .
DE FENS AS MAN ÍACAS : se desa rrolla n durante la posi ción depre-
siva como defensa cont ra la experiencia de an siedad depresiva,
culpa y pérdida. Se basan en la nega ción omnipotente de la
realidad psíquica, y las rela ciones ob jetales se car acter izan por
triunfo, contr ol y desprecio.
DE PRES IÓ N : esta do de ánimo en qn e se expe rie ncian parcial o
totalment e los dolorosos sen timientos de la posición depresiva.
P uede ser una reacción n ormal a expe riencias de pérdida, 'J
una reacción patológica de carác ter neurótico o psicótico.
ENV Ill IA TE MPRANA : el beb e la expe riencia principalmente ha-
cia el pecho que lo alim enta. Es posiblemente la primera ma-
nifestación extern a de! instinto de muerte, ya que ataca a 10
qu e se siente como la fuente de vida.
Envidia temprana exce siva : es un factor importante de la
ps icopatología .
ESC ISIÓN : pu ede implicar al yo y al ob jeto. La primera es-
cisión se hace entre Yo bu eno y Yo malo, y entre obj eto bu eno
y objeto malo. La deflexión del in stinto de mu erte implica la
escisión entre la parte qu e so siente conteni endo los impulsos
destructivos y la parte qu c ' se siente conteni endo la libido.
IDEALI ZACIÓ N: mecanismo esquizoide vinculad o con la esci-
sión y la negación. Se ni egan las carac terísticas ind eseables del
ob jeto, y el bebe proyecta en él su propia libido . Aunque per-
tenece primordialmente a la posici ón esquizo-paranoide, la idea-
liza ción puede formar parte de las defensas maníacas contra
ansiedades depresivas.
I DENTIFI CACI ÓN : se la considera siempre un r esultado de pro-
cesos introyectivos y proyectivos.
Id entificación introyectiua: el r esultado de la intro yecci ón
J el obj eto en el yo, el cua l se identifica entonc es con algunas
de sus ca r acterísticas, o con todas.
Identificación proyectiva: e! resultado de la proyección de
partes del Yo en un obj eto. Puede tener como consecuencia qu e
se per ciba al obj eto com o h abiendo adquirido las car acte rís-
ticas de la parte proyectada del Yo, pero también puede resul -
INTRODUCCIÓN A LA OBRA DE MELANIE KLEIN 123

tar en que el Yo llegue a identificarse con el obj eto de su


proyecClOn.
"-

La identiíicacion proyectiva patológica resulta de la des-


integración diminuta del Yo o de partes del Yo , que luego
se proyectan en el objeto y se desintegran; tiene como conse-
cuencia la cr eación de "objetos extraños".
MUNDO INTERNO: resulta de la actividad de la fantasía incons-
ciente, en la que se introyectan obj etos y se construye den-
tro del yo un mundo interno complejo. En el mundo interno
se siente a los objetos internos en relación .din árn ica los unos
con los otros y con el yo.
OBJETOS EXTRAÑOS: son el resultado de identificaciones proyec-
tivas patológicas, en las que se percibe al objeto escindido en
pequeños fragmentos, conteniendo cada uno una parte proyec-
tada del Yo. A estos objetos extraños se los siente cargados de
mucha hostilidad.
OBJ ETOS INTERNOS: obj etos introyectados en el yo.
OBJETOS PARCIALES: obj etos característicos de la posición es-
quizo-parnnoide. El primer objeto parcial que experiencia el
bebe es el pecho. Pronto experiencia otros objetos parciales
-ante todo, el pene.
Ob jeto ideal (pecho o pene): es experienciado por el be-
be durante la posición esquizo-paranoide como resultado de la
escisión y de la negación de persecución. E,l bebe atribuye
todas sus experiencias buenas, reales o Inntaseadas, a este objeto
ideal al que anhela poseer y con el que ansía identificarse.
Objeto malo (o persecutorio i : es experienciado como re-
sultado de la escisión ocurrida durante la posición esquizo-
paranoide. El bebe le proyecta toda s11 hostilidad y a su acti-
vidad atribuye toda experiencia mala.
Objeto bu eno: el término objeto parcial bueno se aplica ge-
neralmente al pecho o pene tal como se los experiencia en la
posición depresiva en relación con experiencias buenas. Se
siente al obj eto bueno como fuente de vida, amor ,y bondad,
pero no es ideal. Se reconocen sus malas cualidades y, en con-
traste con el objeto ideal, puede ser experienciado como frus-
. trante; se lo siente vulnerable a los ataques, y por consiguiente
se lo suele sentir dañado o destruido. Se siente que el pecho
.bueno y el pene bueno pertenecen respectivamente a la madre
buena y al padre bueno, pero se los puede experienciar antes de
que se establezca plenamente la relación de objeto total.

J
124. HANNA SEGAL .

OBJETOS TOTALES: se refieren a la percepción del otro como


persona, La percepción de la madre .como objeto total caracte-
riza la posición depresiva. El objeto total es lo opuesto tanto
del objeto parcial como de los objetos escindidos en partes
ideales ): persecutorias. La ambivalencia y la culpa se experien-
cían en relación con objetos totales.
PADRES COMBINADOS: imagen fantaseada de los padres cornbi-
nadas en coito. Se origina cu an do no se diferencia al padre de
la madre y se siente su pene como parte del cuerpo de la ma-
dre. Cuando surgen. an siedades edinicas
. esta fantasía se reac-
tiva regresivamente como medio de nl':gar el coito parental. Por
lo general se la experiencia como fignra terrorífica.
PEH SEGUIDOIU:S: son objetos en los que se ha proyectado parte
del in stinto de muerte. Originan ansiedad paranoide.
POSICIÓN DEPRESIVA: comienza cuando el bebe reconoce a su
madre como objeto total. Es una constelación de relaciones oh-
jetales y an siedades caracterizada por la experiencia del bebe
de atacar a una madre amhivalentemente amada y de perderla
como objeto externo e interno. Esta experiencia origina dolor,
culpa y sentimientos de pérdida.
POSICIÓN ESQUIZO-PARANOlDE: la primera fase del desarrollo.
Se caracteriza por la relación COL. objetos parciales, el predomi
nio de escisión en el yo y en el objeto, y la ansiedad paranoide.
REALIDAD PSíQUICA: la experiencia de la realidad psíquica e!3
la experiencia del propio mundo interno, incluyendo la expe·
riencia de impulsos y los objetos internos.
REPARACIÓN: actividad del yo dirigida a restaurar un objeto
amado y dañado. Surge durante la posición depresiva como
reacción a ansiedades depresivas y a la culpa. La reparación se
puede usar como parte del sistema de defensas maníacas, en
cuyo caso adquiere las características maniacas de negación,
control y desprecio.
SENTIDO DE REALIDAD: es la capacidad de experienciar la reali-
dad psíquica como tal y de diferenciarla de la realidad externa.
Implica la experiencia simultánea y la correlación de los mun-
dos interno y externo.
Biblioteca de PSICOLOGIA PROFUNDA

(Continuación de pág. 4)

42. S. Leclaire y J . D. Nasio - De - 60. M . Sarn i-A li - Cuerp o real, cuer-


senmascarar lo real. El objeto en po ima ginario
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43. D . Lib erman y D. Maldavsky - J. Prévost y otros - L a relaja-
Psicoanálisis y semiótica. Semi- ción. Su enfoque psicoanalítico
dos de realidad y categorizacio - 62 . W . R . Bion - Seminarios de psi-
nes estilisticas coan úlisis
44. l . Bc re nste in - Familia y enfer- 63 . J. Chasseg uc t-Smirge l - Los ca-
m edad mental minos del anti-Edipo
45. 1. Berenstein - El complejo de 64. G. G ro dde ck - Confe rencias psi-
Edipo . Estructura y significación coanaliticas para enfermos
46. A . Arm ando - La vuelta a 65 . M . A. Mattoon - El análisis [un-
Freud. Mito l' realidad guiano de los sue ños
47. L. Grinb erg - Teoría de la identi- 66 . D . Foulkes - Gramática de los
[icacion sueños
4R. J. Bowlby - El vinculo afectivo 67. A . Fr cud - El yo y los mecanis-
49. J . Bowlby - La separación afee- mos de defensa
tÍl'a 68. H. Kohut - La restauración del
5i. E . H . Rolla - Familia y p ersona- sí-m ismo
lidad 69. W . Reich y otros - Escritos psi-
52. M. She pard - Fritz Perls. La te- coanaliticos [undamentales
rapia gucst áltica 70. G . Amado - Del ni ño al adulto.
53. L. Grinbe rg (comp.) - Prácticas El psicoanálisis l' el ser
psicoanaliticas comparadas en 7i. J. Guill aurnin - Lo simios l' el
las neurosis y o . Ruptura. continuidad, crea-
54. L. G rinbe rg (comp.) - Prácticas ción en la vida psiquica
psicoanaliticas comparadas en 72 . l. Bc rc nste in - Psicoanálisis de la
las psicosis estructura familiar
55. L. G rinbe rg (comp.) - Prácticas -73 . M. A. Mauas - Parado/as psicoa -
psicoanuliticas comparadas en naliticas .
ni ños y adolescentes 74 . M. Yampey - Psicoanálisis de la
56 . 1. Be re nste iri - Psicoanálisis v se- cultura
miótica de los sueños 75 . C. M . Mcncgazzo - Magia . mito
57. A. Freud - Estudios psicoanaii- y psicodrama
ticos 76 . L. Grinberg - Psicoanálisis. As-
58. P. L. As soun - Freud: lafilosofia pectos teóricos y clinicos
y los filósofos 78. C. G . J ung - Energética psíquica
59. O . Kernberg - La teoría de las y esencia del sueño
relaciones objetales.
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