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PRESENTADO POR:
PROGRAMA DE FISIOTERAPIA
SEGUNDO SEMESTRE
BOGOTÁ
2022
5 años después
Habían pasado cinco años desde la última vez que visité a Dionisio, antes de que fuera transferido a otro lugar para seguir con las terapias y
reanudar sus estudios y aunque lo extrañaba mucho, sabía que era por su bien. Sonreí al imaginarme qué estaría haciendo ahora mismo,
pero unos golpes en la puerta me sacaron de mis pensamientos.
- Ya voy – Dije y me dirigí a abrir la puerta y al hacerlo no pude evitar esbozar una sonrisa. Él estaba allí, mirándome con una sonrisa en el
rostro y una maleta en su mano derecha.
- Hola mamá – Dijo para después abrazarme y entrar a la casa.
Hablamos de muchas cosas, me dijo que había salido de rehabilitación hacía tres años y se había graduado hace uno y medio. Además, tenía
un trabajo estable, una linda novia por la cual sería padre y con la cual quería casarse y estaba terminando de ahorrar para pagar su nueva
casa. Eso de verdad me hizo feliz por él y me encargué de demostrárselo con miles de besos y abrazos.
Dionisio se quedó conmigo unos días y después volvió a Medellín por motivos de trabajo, pero no pasó mucho tiempo antes de que volviera a
aparecer frente a la puerta, pero esta vez no para quedarse, sino para llevarme a Medellín, para estar con él, mi nuera y mi nieto y comenzar
por fin esa vida en familia tan anhelada.
Y así termina mi historia, hubo algunos tropiezos y obstáculos, pero me mantuve fuerte y perseverante a mis objetivos y luché hasta el final
por ellos.
Mi hijo Dionisio estaba encerrado en un callejón y luchó por salir de el y con eso logró no sólo ser lo que es ahora, sino también
hacerme ver que la vida siempre tendrá su lado positivo, sólo hay que perseverar para alcanzarlo.