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INDICADORES DE PROFUNDIDAD EN LA IMAGEN

El problema del diseño y lectura de la espacialidad (tres dimensiones) en una imagen de dos
dimensiones es esencialmente el de la profundidad, ya que las otras dos dimensiones se perciben en
forma directa en el plano.

Nunca las cosas están una detrás de la otra. Sé que en este mismo momento, colocado de otro modo (todavía
mejor, Dios, que está en todas partes) podría penetrar en el escondite de los pensamientos y los vería
desplegados. Lo que yo llamo profundidad es nada, o es mi participación en un ser sin restricción, ante todo el ser
del espacio más allá de cualquier punto de vista. Las cosas se usurpan unas a otras porque están fuera unas de
otras. La prueba es que puedo ver la profundidad mirando un cuadro, aunque todo el mundo estará de acuerdo en
que no la tiene, y que organiza para mí la ilusión de una ilusión.
(...) este ser de dos dimensiones que me hace ver otro es un ser agujereado, como decían los hombres del
Renacimiento, una ventana (...) pero la ventana no se abre a fin de cuentas más que a partes, a la altura y el ancho
que son vistos absolutamente con otro sesgo, en la absoluta positividad del Ser.
MERLEAU-PONTY, El mundo de la percepción

Al observar un dibujo referido a una realidad tridimensional, lo percibimos simultáneamente como una
superficie y como un sector de un espacio tridimensional.
A este fenómeno psicológico se lo llama “doble realidad perceptiva de las imágenes”.
Estas dos realidades son de naturaleza bien diferente: un dibujo está realizado sobre un soporte
plano, que puede tocarse, mientras que el espacio de tres dimensiones que se observa en él existe
solamente en nuestro interior.
En este texto vamos a analizar los indicadores espaciales, mediante los cuales podemos producir
espacialidad en una imagen plana. Tomaremos el clásico texto Fundamentos del Diseño, de Robert
Gillam Scott como guía en dos aspectos: la categorización que propone de los indicadores y el glosario.
Elegimos este autor con la idea de trabajar con términos reconocidos, evitando confusiones.

La profundidad y el plano del cuadro

Desde el Renacimiento en Occidente, hemos dependido casi exclusivamente de un único método


para organizar las indicaciones de espacio en un sistema coherente de ilusión de profundidad: la
perspectiva.
Los convencionalismos de la perspectiva con uno o dos puntos de fuga han condicionado nuestra
experiencia a tal extremo que conviene señalar cuan arbitrarios son. Estamos habituados a creer
que la perspectiva representa los objetos como los vemos. Pero si se ha trabajado mucho con
perspectivas mecánicas, se sabe lo deformadas que pueden ser.
Si miramos fijamente un punto con un ojo, nuestro sistema visual puede ser reproducido por la
perspectiva. Pero no es así como vemos las cosas. Usamos dos ojos, y desviamos continuamente
nuestro centro de atención. Nuestra impresión de la imagen es un concepto mental. La perspectiva
es un método tan arbitrario tan arbitrario para enunciar ese concepto mental, como cualquier otro.
No se trata de desacreditar la perspectiva, sino solo mostrar que no podemos aceptarla como un fin
en sí misma, como única base para crear profundidad e ilusión plástica en una imagen bidimensional.
Podemos admitir que es un método que se acerca más a la representación de nuestra impresión
visual de las cosas que otros, pero esto solo significa que la perspectiva es el mejor sistema cuando
nuestro propósito es la exactitud literal. Y no se puede confundir la fiel exactitud con la expresión.
Es posible interpretar la profundidad mediante otros métodos de organizar las indicaciones de
espacio. La variedad de expresión que ofrecen estos otros indicadores es infinitamente mayor que la
que puede obtenerse de la perspectiva sola. Debemos conocerlos a fin de hacer la mejor elección para
nuestros propósitos específicos. Por este motivo es que los iremos enunciando uno a uno.

CÁTEDRA MURGIA - INDICADORES DE PROFUNDIDAD Parte I 1


Estamos ahora en condiciones de enunciar otro problema:
La perspectiva plantea producir en el plano una suerte de “ventana” a un mundo ilusorio de tres
dimensiones. En esa operación, intenta negar la condición plana de la superficie.
Grandes maestros del barroco, por ejemplo, lograron invisibilizar el plano de tal manera, que cuesta
reconocer en sus trabajos la condición plana del soporte.

Sin embargo, no fue este el único método para buscar lograr espacialidad: podemos mantener el
plano con un mínimo de profundidad, tanto psicológica como físicamente. Para ello, al construir una
imagen, debemos usar solo los indicadores de espacio que no entren el conflicto con la naturaleza
del plano. Que conserven el planismo inherente a la imagen.
En realidad, esta ha sido la actitud dominante en la historia.
El arte occidental desde el renacimiento (la perspectiva) ha sido solo una excepción.

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Podemos, finalmente, adoptar una posición intermedia: conservar algunas cualidades del espacio
profundo, pero relacionarlas con el plano de la imagen de tal modo que no neguemos su existencia
Para esto, reforzamos los indicadores de espacio que ofrecen menos contradicción con el planismo, y
suavizamos las que penetran con demasiada energía dentro del espacio.

Resulta negativo ser dogmáticos respecto a lo bueno y lo malo que puede tener cada solución a este
problema. Mas sensato es decir que solo el propósito determina el tratamiento.
Cada método tiene sus valores y cualidades característicos, pero es evidente que estamos en mejores
condiciones para realizar lo que deseamos si comprendemos realmente las condiciones de nuestro
problema.
Generar una imagen en la que pueda reconocerse una situación espacial exige conocer y utilizar
integralmente los elementos que le permiten a un observador producir esa construcción, para que se
logren interpretar ciertos datos gráficos o visuales en términos de espacio. Los denominamos
indicadores de profundidad o de espacio
En una imagen actúan simultáneamente distintos indicadores. La posibilidad de una lectura espacial
depende de la riqueza e intensidad de cada uno de ellos, así como de su acción conjunta.

Analizaremos cada uno de los indicadores de espacio, de manera aislada, sólo con una finalidad
pedagógica.

 Contraste y gradación de tamaño


 Paralelas convergentes y movimiento diagonal
 Posición en el plano de la imagen
 Superposición
 Disminución de detalle
 Perspectiva atmosférica
 Color que avanza y retrocede
 Realce estructural: línea
 Realce estructural: valor
 Modelado con claroscuro
 Efecto plástico de la luz

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CONTRASTE Y GRADACIÓN DE TAMAÑO

Gradación de tamaño

El encogimiento es el que se produce por la acción de la repetición de una misma forma. Por este
mecanismo, suponemos que las turbinas son todas de “igual” tamaño, a pesar de que la última de la
fila se representa de un tamaño muy inferior al primero. La relación entre los tamaños relativos
entre sí de los diferentes elementos es de un encogimiento gradual y progresivo, da cuenta de las
distintas distancias.
La repetición acentúa y favorece la construcción de la tridimensionalidad.

Contraste de tamaño
Si en una imagen hay dos objetos de igual tamaño, pero de uno de ellos se sabe que en el mundo
concreto es notoriamente más grande (como muestra la figura del hombre hablando por teléfono y el
edificio que se encuentra por detrás), se infiere que el objeto que se sabe menor (el hombre) se
encuentra mucho más cerca del observador que el mayor (el edificio). Debido a esta relación de
formas podemos inferir un cierto rango de distancia entre ambas. Este fenómeno perceptual
contribuye a construir espacialidad en la imagen.
En otro orden de cosas y en el sentido inverso, podemos ver que si en el mismo plano espacial, dos
objetos que se suponen deberían ser de igual tamaño, no lo son, se piensa en la posibilidad de la
existencia de un “gigante”.

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PARALELAS CONVERGENTES Y MOVIMIENTO DIAGONAL

Paralelas convergentes
En el ejemplo que sigue podemos observar como las líneas del techo, el piso y las paredes y la
progresión de la reducción de tamaños de los asientos confluyen en dirección perpendicular al
observador hacia lo que se denomina punto de fuga. Otro ejemplo sencillo es la confluencia de
ambas vías de un tren hacia el horizonte.
En ambos casos la visión de esas líneas que confluyen es leída como “en profundidad”, es decir,
instauran la lectura de la tercera dimensión en la imagen.

De acuerdo a la complejidad del espacio representado y la


relativa del observador, podrán aparecer más puntos de fuga.

Paralelas convergentes y línea de horizonte


El mundo es el espacio que existe entre el cielo y la tierra. Nuestro
campo de experiencias se desarrolla en el centro de esta reunión
En el dibujo, la relación entre el cielo y la tierra se expresa a través
de la línea de horizonte.
La línea de horizonte es una línea imaginaria que atraviesa al
dibujo a la altura en que se encuentra la mirada del observador.
El observador es el que genera y estructura la representación.
La ubicación y dirección de su mirada determina la forma y
dimensiones de la imagen de todo lo que se encuentra por encima
y por debajo de sus ojos.

Variaciones del sistema de paralelas convergentes debidas a distintas posiciones


del observador.

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Manejo intencionado de la relación entre paralelas convergentes y línea de horizonte en la imagen.

Movimiento diagonal
Es posible también plantear líneas diagonales sin convergencia, y usarlas para crear espacio. Tal es la
base del principio habitual de la proyección isométrica.
En esto se funda también el tratamiento del espacio en gran parte del arte oriental.

POSICIÓN EN EL PLANO DE LA IMAGEN

El horizonte siempre está a nivel de nuestra propia visual. Cuanto más alto nos encontremos, al mirar
hacia abajo, el plano de tierra ocupará más espacio en el campo visual. Como resultado, los objetos
que se encuentran a distintas distancias aparentaran subir con el plano de tierra. Podemos usar este
recurso para generar espacio en la imagen. Ha sido un recurso favorito en la historia. Se lo puede
encontrar en el arte primitivo, oriental, bizantino, medioeval y moderno. Lo que hacemos es inclinar
hacia arriba el plano de tierra de modo que ocupe una buena parte del plano de la imagen. Luego, al
subir simplemente los objetos distantes con respecto a los próximos, creamos la sensación de espacio
y profundidad. Esto puede coordinarse con contraste y gradación de tamaño si se lo desea. Con este
recurso se indica profundidad sin perturbar el planismo de la imagen. Sin que intervenga la perspectiva.

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SUPERPOSICION

Hay superposición cuando hay ocultamiento parcial de una forma sobre otra. La superposición sugiere
la idea de adelante-atrás. Los objetos más cercanos al observador tapan a los más distantes.

Superposición y planos espaciales


Llamamos planos espaciales a una serie de planos imaginarios perpendiculares a la dirección de
la mirada del observador que se constituyen con los objetos presentes en el espacio. Cada plano se
concreta con los elementos que se encuentran a una distancia similar respecto al observador.
En el momento de definir un encuadre los planos espaciales son áreas que se detectan e identifican
en el espacio concreto para organizar la observación, y poder estructurar la imagen a realizar y
construir su espacialidad.
Para que un dibujo cobre espacialidad a través del indicador de planos espaciales deben reconocerse
como mínimo tres planos: un primer plano, un plano intermedio y un plano de fondo, o de cierre.
Cuanto mayor sea la cantidad de planos que se incluyan en un encuadre, mayor será la posibilidad de
generar profundidad.
El manejo intencionado del indicador de planos espaciales puede potenciar su efecto mediante la
inclusión de elementos superpuestos que confirman la presencia de los distintos planos.

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TRANSPARENCIA

El efecto de transparencia es una variación interesante de la superposición como indicación de


espacio. Para lograr este efecto no hace falta usar materiales realmente transparentes. Si el tono de un
área transparente superpuesta se adapta a las formas contiguas se producirá ese mismo efecto. La
característica más importante de este recurso es la naturaleza equívoca del área superpuesta. El tono
que tiene elementos de las cualidades de las formas circundantes es bivalente. Expresa dos o más
posiciones en el espacio. Los espacios que se separan por medio de planos transparentes, se unen
óptica y psicológicamente en un nivel más complejo de organización espacial.

DISMINUCIÓN DE DETALLE

La agudeza visual está relacionada con la distancia en que se encuentra lo que observamos.
esto significa que la cantidad de detalles y la nitidez que podemos ver dependen de la distancia
en que se encuentran las formas, respecto a nuestros ojos. Si están próximos, podemos ver el
detalle con claridad, pero al alejarse se pierden progresivamente. El uso de esta condición óptica en
la construcción de espacialidad en la imagen es muy útil, aunque sin perder de vista que la
disminución de detalle sola, por si misma, no produce espacialidad. Es necesario combinarla con otros
indicadores de espacio.

Detalles
Se refiere al tratamiento de cada superficie y su relación con asociaciones imaginarias vinculadas a
lo táctil. Como regla general podemos decir que cuanto mayor grado de detalle presente un objeto
en una imagen; este se encuentra más cercano, y se percibe una distancia entre los más y los menos
detallados.
Dentro de la temática de las texturas podemos incluir el “trazo gestual”, en tanto representación
significativa y el nivel de detalle realista.

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Nitidez
Se refiere al grado de definición, limpieza o claridad de lectura de ciertas formas en una imagen, que
permite la concreción de “acentos” en la visualización de la misma.
La elección del nivel de nitidez con el que va a tratarse cada plano espacial incide en la construcción de
la espacialidad de la imagen.

PERSPECTIVA ATMOSFÉRICA

Se refiere a la recreación de un fenómeno que se produce en las experiencias espaciales concretas:


en la observación de un gran espacio, como la de un valle extenso, los elementos que se observan
van perdiendo contraste entre sí, a medida que se alejan del observador; se modifican los tonos
aparentes y sus relaciones.
Todos los contrastes tienden a disminuir, las relaciones de matiz, valor e intensidad tienden a
estrecharse. En la dimensión del matiz, los tonos se enfrían.
La fuente de luz pierde potencia, y sobre el horizonte lejano, los límites entre los distintos elementos
se diluyen, prevaleciendo una percepción de un clima, una atmósfera, por sobre la identidad
separada de cada cosa. La perspectiva “aérea”, indagada en profundidad por los artistas del
Renacimiento, tenía especialmente en cuenta este aspecto.

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COLOR QUE AVANZA Y RETROCEDE

Temperatura
La temperatura del color es un concepto que utilizan los pintores para clasificar los colores en dos
grupos: colores cálidos y colores fríos.

El reconocimiento de colores entre fríos y cálidos es útil, entre otras cosas, porque nos permite
identificar a unos colores que producen una impresión de alejamiento (los fríos), y otros que al
contrario producen una impresión de acercamiento (los cálidos).
La temperatura de un color se puede modificar. Así un color cálido podemos “enfriarlo”
mezclándolo con blanco o con otro color frío, o colocándolo en la imagen junto a otros colores cálidos.
Del mismo modo podemos calentar un color frío mezclándolo con el negro o con colores calientes o
bien situándolo en la imagen junto a otros colores fríos.

Otros indicadores referidos al color


A la categorización del texto de Scott, sumaremos otros indicadores referidos al color, que estimamos
importantes:

Tinte
Se refiere a la relación entre los que se denominan usualmente “colores”. Se puede componer,
por ejemplo, en base a la tríada de colores primarios, o con otras armonías, como por ejemplo un
conjunto de colores análogos. La elección de los colores básicos de una imagen puede favorecer o
dificultar la lectura de la espacialidad.

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Saturación
Tomando la idea de complementariedad de los colores, se puede construir la imagen sobre la base de
un par de colores complementarios, saturados y desaturados, generando dinámicas de contraste
que construyan espacialidad.

REALCE ESTRUCTURAL: LÍNEA


La línea puede ser modulada en grosor y tono. La cualidad plástica de las formas puede aumentar si
se acentúan sus líneas estructurales, mediante un modelado sutil de los bordes que indique los
cambios de plano.

REALCE ESTRUCTURAL: VALOR


Otra posibilidad es separar los diversos planos con diferencias de tonos. No es necesario modelar.
Si lo hacemos correctamente, el simple contraste entre un plano y otro acentuara las líneas
estructurales.
Se denomina valor al grado de luminosidad que posee cada forma en la imagen. Cada área tiene un
valor de luminosidad en sí, tanto sea en una imagen de valores de gris, como en una imagen en
color. Y, además, posee un valor relativo al contexto, debido a las otras formas que participen en
ella, cuantitativa y cualitativamente.

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Dinámica de contraste
Dentro de la problemática del valor, podemos considerar la dinámica de contraste, que se refiere a
valores generales y sus relaciones, que “acercan” o “alejan” del observador las formas.

MODELADO CON CLAROSCURO


Significa modelar con luz y sombra, pero sin considerar focos de luz definidos. La gradación y el
contraste se organizan para dar una fuerte expresión a la estructura. Esto refuerza tanto las
indicaciones de espacio como las cualidades materiales de la forma.
Dado que la organización de los valores tiene ese único fin, en este caso no es necesario preocuparse
por un efecto lógico de la luz. En este caso la imagen no busca reflejar una observación del mundo
concreto. El mundo a observar es la imagen misma. La lógica que buscamos en este caso es la
lógica de la imagen. Ubicamos la luz y la sombra de cada forma de la manera en que se acentúen
sus rasgos estructurales, sin seguir una lógica lumínica general. Si cambiando la lógica lumínica
“natural” se logra reforzar la forma, ¡no hay razón para no hacerlo! El tratamiento depende del propósito.

EFECTO PLÁSTICO DE LA LUZ


En este caso, la ubicación, intensidad y color de las fuentes de luz son las que controlan la luz y la
sombra.
Las sombras propias y arrojadas, así como las áreas iluminadas, brillos y fuentes de luz dentro y
fuera del cuadro colaboran en la construcción de la espacialidad en la imagen y el reconocimiento
del espacio representado.
La imagen se organiza a partir de la lógica de la irradiación de las fuentes de luz y sus efectos sobre
las formas.
Dependiendo de la intención del diseñador, pueden obviarse algunos de estos efectos: por ejemplo,
no plasmar las sombras proyectadas. Este procedimiento de “selección de sombras” se denomina
iluminación abstracta, y busca mantener las formas iluminadas claras y simples, despojadas de
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algunas sombras superfluas que podrían complicar la lectura espacial. Dentro de un planteo de
iluminación abstracta se utilizan las sombras proyectadas solo en aquellas zonas del trabajo donde
sean útiles para la definición de la forma, o para otros propósitos expresivos.

Modalidades de trabajo con los indicadores


No solo es importante conocer los indicadores. En el momento de construir una imagen, se puede
elegir la modalidad en que cada uno de ellos se encontrara presente en la imagen. Se puede trabajar
con fuertes contrastes entre áreas de la imagen o con suaves gradientes. De acuerdo al propósito
expresivo de la misma. La variedad es infinita. Solo a modo de ejemplo, veremos este cuadro, y
posteriormente analizaremos una imagen concreta:

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ANÁLISIS DE LA ACCIÓN DE LOS INDICADORES EN UNA IMAGEN CONCRETA

Los indicadores de profundidad que acabamos de describir no actúan de manera aislada, sino que
constituyen un todo integrado que es más que la suma de las partes, siendo el aspecto relacional entre
ellos el fundante de la espacialidad en la imagen.
Tanto la textura, por ejemplo, como las paralelas convergentes o el contraste de tamaños, en este
caso, son significativos y se integran en la complejidad de su articulación y vinculación.
Vamos a observar por un momento la acción de cada uno de ellos en forma separada ya que es
importante entender el aporte de cada uno de ellos en la construcción de la imagen, sabiendo de
antemano que la integración y relación entre los indicadores resulta más importante que el relevo del
indicador en sí y que este entendimiento fragmentario, analítico, encuentra su verdadera complejidad
en la integración propia del hacer.
Analicemos esta imagen:

La relación que se establece entre el hombre y el tren en la


construcción de la espacialidad, no sólo depende de ellos.
Aparecen otros elementos que son fundamentales para la
construcción de dicha espacialidad.

1. Hombre solo Incorporación de contraste de 2. Tamaño + superposición línea de horizonte


tamaño sin relación con ningún otro elemento.

3. Tamaño + superposición + gradación de tamaños 4. Tamaño relativo + interposición + gradación de


tamaños + textura

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5. Tamaño + superposición + gradación de tamaños + 6. Tamaño + superposición + gradación de tamaños+
textura + paralelas convergentes textura + paralelas convergentes + contraste de
tamaño, en relación hombre - tren

Veamos otro aspecto separadamente: en esta imagen en particular, las paralelas convergentes de
las vías producen una espacialidad de forma más contundente que la textura.
Este dato es significativo para esta imagen en particular pero no es aplicable, quizás, a otras
imágenes. En cada imagen la fuerza de cada indicador en la construcción de la espacialidad
deberá ser analizada en el contexto de esa imagen específica.

Bibliografía

• Gillam Scott, R.: Fundamentos del diseño. Buenos Aires, Leru, 1962.

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