Correo basura, junk email, pourriel, Spam, etc. Seguro que lo
conocéis bien y no estamos hablando de la carne enlatada sino de ese tipo de correos que no has solicitado y que tienen un fin publicitario que en la mayoría de ocasiones suele ser engañoso. En 1978, un publicista llamado Gary Thuerk mandó 400 correos a direcciones de ARPANET (en ese momento había unas 2500) para mandar publicidad de la compañía en la que trabajaba. Al ser correos no deseados, obviamente la respuesta no fue muy positiva, además de que con sus mensajes ocupó la mayoría de espacio disponible. La avalancha de Spam masivos como tal, tiene su origen en 1994, cuando un matrimonio americano de abogados, Laurence Canter y Martha Siegel pusieron en marcha lo que hoy se conoce como el ‘Green Card Spam’. Consistía en una especie de lotería de Green Cards, el permiso de residencia para extranjeros, este trámite era sencillo y gratuito, pero ellos se aprovecharon del desconocimiento de la gente, cobraron por este servicio y obtuvieron una gran cantidad de dinero. Perdieron su licencia gracias al abogado activista por los derechos de los inmigrantes, Ray Everett. A pesar de ello, se convirtieron en celebridades del Spam y no dudaron en escribir dos libros sobre cómo llevaron a cabo su estafa. 2000 y actualidad: Evolución y futuro del correo electrónico En 1996 surge Hotmail, uno de los primeros servicios de correo que funcionaba con un nuevo formato de correo electrónico basado en HTML. Fue adquirido por Microsoft en 1997 y desde 2003 se llama Outlook.com. Gmail, el popular servicio de correo de Google surgió como un sistema de comunicación interno entre empleados en 2001. En 2004 se lanzó la versión beta limitada al público que duró hasta el 2009 como lo conocemos hasta ahora. Durante todos estos años se ha ido mejorando los estándares y filtros anti spam, así como la protección de datos y privacidad del usuario. Del 2010 hasta la actualidad es cuando más cambios vemos en cuanto personalización y automatización del correo electrónico. Ahora la mayor parte de los email se visualizan en móvil, mejorando las prestaciones y herramientas para que el diseño sea responsive y pueda adaptarse a todo tipo de dispositivos.
Tras este viaje de medio siglo de historia, podemos comprobar
que el correo electrónico ni mucho menos está en decadencia, todo lo contrario. Si vemos los datos, cada año se crean millones de cuentas nuevas. Se estima que para finales de 2022 haya más de 4 billones en el mundo y actualmente somos más de 7 billones de habitantes, esto quiere decir que más de la mitad de la población tiene o tendrá una cuenta de correo. Es una gran noticia, ya que tus campañas de email marketing pueden llegar donde quieras, y para ser más optimistas, la gente joven usa el correo mucho más de lo que se piensa. La generación Millennial es la que más horas pasa al día y tanto Millennials como la generación Z lo usan para el trabajo, educación, información y ocio. Hay que tener en cuenta que se necesita una cuenta de correo para todo, registrarse en una red social, solicitar un trabajo, comprar online y prácticamente cualquier acción diaria en la red. Lo que empezó como un medio de comunicación interno se ha convertido en un elemento de nuestro día a día al alcance de todos. Aunque en sus primeros años el uso del correo electrónico estaba limitado a las élites tecnológicas, la utilización del email se ha democratizado. Actualmente, el correo electrónico constituye el canal de comunicación más profesional y principal vía para establecer relaciones empresariales; a pesar de las redes sociales. En los últimos tiempos la importancia del email es tal que, en algunos casos, supone la vía de entrada a internet. Por ejemplo, sin una cuenta de correo no podríamos utilizar la gran mayoría de las aplicaciones instaladas en nuestros dispositivos móviles. Incluso podemos configurar un autorespondedor para mantener la comunicación con nuestros usuarios en todo momento. No cabe duda de que el invento de Ray Tomlinson ha simplificado nuestras vidas; a la vez que ha proporcionado nuevas formas de comunicación. Y, para comprobarlo, solo tienes que mirar la cantidad de veces que has enviado, o respondido, un correo desde cualquier lugar que no fuese tu oficina.