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Registro Propiedad Intelectual Nº 26945467/2018
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Del TGDv al TEAvi, hay todo un proceso de colonización subjetivavii que instala la idea de
condición neurológica de nacimiento, para aplastar cualquier intento de existencia subjetiva
indomable. Domesticando como estrategia para convivir con la diferencia y desligarnos de toda
responsabilidad relacional o vincular.
ANCLAJES MUSICOTERAPEUTICOS
(Estimado lector, si lo prefiere, puede saltar esta parte ahora, continuar por ABORDAR LAS INFANCIAS y retomar la
lectura aquí luego)
Hace unos 30 o 40 años, los niños con problemas eran atendidos en ámbitos llamados
de Rehabilitación Discapacidad o de Psiquiatría y psicopatología, dividiendo así los males
orgánicos de los mentales. En tiempos del modelo rehabilitador tradicional, los niños con
discapacidad son estimulados, habilitados, rehabilitados -todo el tiempo- para lograr el
funcionamiento neuromotor y cognitivo máximo posible en el contexto de su enfermedad o
condición. El modelo rehabilitador que ubica al terapeuta frente al niño como el que sabe lo
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que falta y como darlo, parece no conocer distinción entre patología y diagnóstico. Así, cada
niño pequeño que no se manifiesta como se espera para su edad, es ingresado al ámbito
rehabilitador estimulador para enseñarlo, recuperarlo, entrenarlo: hacer que funcione.
Encajando la falta de organicidad comprobable, en algún enunciado diagnostico como
Disfunción Cerebral Mínima, Retraso Madurativo, u otros. Paralelamente los niños psicóticos,
autistas o con trastornos emocionales severos, son atendidos en el ámbito de la psicopatología
infanto juvenil, con edades no menores a los 7 u 8 años.
El cambio paradigmático del concepto de Salud Mental produce (no sin esfuerzo, no sin
lucha) nuevos modos de concebir el mundo subjetivo de los niños con discapacidad física y
neuromotríz.
Las profesiones de la rehabilitación y las de la salud mental comienzan a compartir
ámbitos, preguntas, investigaciones, conocimientos.
Avanzan los estudios y saberes acerca del desarrollo emocional temprano y la influencia
de los vínculos, los tratos, el ambiente afectivo, los cuidados, el valor del jugar en la
construcción de una vida psíquica saludable.
Hasta que el DSM-4 posterior al DSM-3-revisado, Clasifica los Trastornos de Inicio en la
Infancia, Niñez y Adolescencia, otorgando a todos los criterios, el famoso “origen
neurobiológico” de los padecimientos infantiles.
Esto significo, evidentemente, la replicación de los métodos rehabilitadores funcionales
a todos los niños con algún diagnóstico de “origen neurobiológico”, etiquetando e instalando
modelos domesticadores.
Cuando el DSM-5 pasa a enunciar dichos trastornos como Desordenes del
Neurodesarrollo, se confirma la negación de lo inefable en la constitución subjetiva. Allí
podríamos decir que se establece una batalla entre las prácticas funcionales y las subjetivantes.
Muestra de ellos son las multiterapias basadas en aplicaciones para estimular/rehabilitar cada
una de las funciones que cada niño etiquetado/diagnosticado manifiesta “inadecuadas”.
La infancia comenzó a perder su derecho a la escucha de la singularidad cuando se
describió todo padecimiento emocionalxiv infantil como de origen neurobiológico y como
desorden del neurodesarrollo. Con ese lapidario enunciado, comenzó a hacerse cada vez más
difícil dar lugar a la interioridad que se expresa en cada manifestación.
Ya Sptizxv en 1950, nos enseñó sobre el estrago causado por una ausencia afectiva de
una figura central en el desarrollo emocional y físico. No hace falta redescubrirlo ante el
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UN PANORAMA EPOCAL
Este encuentro por 6to año tiene el notable valor de sostener el rescate de la reflexión y
el intercambio. Casi como lo que nos debería generar la clínica en salud mental de las infancias:
interrogación, incertidumbre y construcción con otros. Tramar UN sujeto entre todos.
La simplificación de lo complejo y la vulgarización de los modos en que se dictamina el
futuro de un niño, son ataques que nos revelan inaceptables planteos en el nombre de “la
ciencia”: como lo “comprobado clínicamente y validado empíricamente” con lo que se
fundamentan practicas crueles.
Me refiero a la lógica tratante del “funcionamiento infantil” que implica un modelo
terapéutico funcional al sistema de consumo. Consumo de capacitaciones, técnicas, métodos,
materiales para hacer funcionar a los niños (¿rebeldes?). En perfecta coherencia con el modelo
funcional de abordaje del sufrimiento infantil, el niño diagnosticado es objeto de producción y
venta de múltiples mercancías (métodos, técnicas, juguetes, etc.), cuya implementación
supondría éxito en la medida que se cuente con la correspondiente certificación otorgada por
la marca registrada de la empresa que la vende. Dice Nora Merlinxvi: “la ciencia transformada
en tecnología, produce y oferta continuamente, a través de la publicidad y los medios de
comunicación, objetos de consumo que portan la promesa de tapar la falta estructural del
sujeto.” Pensemos, entonces, que lleva a un profesional de la salud a consumir dichos objetos y
las consecuencias que esto tiene en aquellos a quienes trata. “Convertido en un consumidor el
individuo paga sus objetos acumulables no solo con dinero sino al precio de su propio
adormecimiento” (Nora Merlínxvii)
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Nos encontramos con que las subjetividades colonizadas por el mercado exigen una
continua explicación de lo obvio y un constante recupero del sentido común.
Se crea y aumenta una demanda que alimenta el consumo para el que se necesita una
razón diagnostico epidemiológica, y así se banaliza el acercamiento al paciente y su sufrimiento,
se descuida el modo en que se les comenta a los padres las presunciones diagnósticas, se
apresura el dictamen.
El niño es consumidor o consumido, quedando atrapado en una lógica de dominación
(concepción biopolítica de la infanciaxviii), mientras las practicas subjetivantes van en franco
desprestigio tanto por el avance de la comercialización de la salud, como por el desacertado
modo culpabilizador parental de algunas orientaciones hegemónicas en el campo del
padecimiento mental infantil.
Podemos pensar también que existe cierto descuido competencial de las profesiones y
disciplinas en nombre de una sumatoria de actividades varias para paliar el desconcierto.
También una notable omnipotencia al signar un padecimiento y nombrar una marca de
moda en el mundo simbólico de unos padres desesperados, olvidando así todo resto de
vitalidad para el rescate subjetivo.
Para superar los conocimientos y prácticas hegemónicas, corremos el riesgo de
reemplazar la solemnidad por la vulgaridad que hasta llega a expresarse como un show de
stand up, banalizando el padecimiento.
Así, entre la carencia y el exceso, los niños dejan de ser identificados en su infancia para
ser nombrados en su diagnóstico, maquillado de “condición”, donde todos -menos ellos
mismos - hablan y hasta saltan de alegría.
No voy a adentrarme ahora en esto, pero quiero al menos mencionar, que cuando
Eduardo Bustelo se refiere al capitalismo infantilxix, arroja luz para comprender en el contexto
de una infancia pensada desde el biopoder, el efecto de la mercantilización de niños y niñas
cuyo resultado es el de abolir toda posibilidad emancipatoria.
ALEJANDRA GIACOBONE
MAYO 2018
Bibliografía consultada
Bordelois, I, 2009, A la escucha del cuerpo, Ed. Libros del Zorzal
Bustelo, E, 2007, El Recreo de la Infancia, Ed. Siglo Veintiuno
Gauna, Giacobone, Licastro, 2015, Musicoterapia en la Infancia, Tomo 1, Ed. Diseño.
Hoffmann, M, 2004, Los arboles no crecen tirando de las hojas, Ed. Del Nuevo Extremo.
Merlin, Nora, 2017, Colonización de la Subjetividad, Ed. Letra Viva
Stern, D, 1991, El Mundo Interpersonal del Infante, Ed. Paidos.
i
REAL ACADEMIA ESPAÑOLA (RAE): “Determinación de la naturaleza de una enfermedad mediante la observación de sus síntomas. Calificación
que da el medico a la enfermedad según los signos que advierte”.
ii
GIACOBONE, 2008, La Supervisión Clínica del equipo de Musicoterapeutas del Hospital Público: “…Cuando una disciplina es pensada y actuada
en tanto terapia, remite a la terapéutica que es en rigor “la parte de la medicina que enseña los preceptos y remedios para el tratamiento de las
enfermedades”. Alude a las instrucciones (o prescripción) que da un superior al respecto del uso y/o ejecución de los recursos que podrían
servir para el alivio de una dolencia. En este orden, la musicoterapia se reduciría a una aplicación útil y tal vez beneficiosa. Cuando pensamos en
términos clínicos, suponemos una práctica. En rigor la clínica es la parte práctica de la enseñanza del arte de curar. En salud esto alude al
ejercicio (contacto) directo con el paciente y su tratamiento. Clínica del latín clinicus: “que visita al que guarda cama” y del griego klinike: ”de la
cama”, un “inclinarse”. Nos trae la imagen de una inclinación atenta, sensible, disponible y escuchante hacia el paciente: sujeto padeciente. En
esta perspectiva podemos ubicar en la clínica de los profesionales de la salud, un acceso a la singularidad del otro en cuidado. El abordaje
musicoterapéutico supone una tarea clínica y en este sentido, la supervisión es también un acercamiento para tratar con otros los asuntos de la
relación terapeuta – paciente. Tratar, emprender, plantear, proponer, aportar, llegar: abordar.”
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iii
RAE, Op.cit
iv
RAE, Op.cit
v
Trastorno Generalizado del Desarrollo
vi
Trastorno del Espectro Autista
vii
Nora Merlin. “Consideramos que el neoliberalismo lleva a cabo una construcción biopolitica basada en la apropiación y el disciplinamiento
social, un dispositivo de colonización de la subjetividad cuyo objetivo es la producción de un hombre nuevo. A esta operación, en la que los
medios de comunicación corporativos desempeñan una papel crucial, la denominamos colonización; sus principales consecuencias son la caída
del sijeto y el desarrollo de una cultura de masas.”
viii
Hoffmann, Miguel: “capacidad humana de recuperarse de un golpe, de una impresión negativa, de un traumatismo”. Se refiere al tejido
elástico de vivencias y experiencias que constituye la base sobre la cual vamos armándonos como personas. Cuando se corta el hilo del tejido,
se hace un agujero en la trama que después hay que remendar. El tejido sigue y el agujero se remienda siempre y cuando las condiciones lo
permitan. (Se asocia con Elasticidad)
ix
“Capacidad de los seres humanos sometidos a los efectos de una adversidad, de superarla e incluso salir fortalecidos de la situación” CyrulniK,
Boris, 2004. (Se asocia con Resistencia)
x
Ley 27.153. Ley nacional de ejercicio profesional de la Musicoterapia en Argentina.
xi
Gracias a Marcela Armus por esta manera de pensar la interdisciplina.
xii
Nos referimos a la misma como condición de la especie, no como producción de la cultura.
xiii
Concepto trabajado por Licastro y Giacobone, MT en la Infancia Tomo 1, 2015.
xiv
Uso la palabra “emocional” para generalizar en el texto los padecimientos mentales, psíquicos, subjetivos, vinculares
xv
René Árpád Spitz (Viena, 29 de enero de 1887 - Denver, 11 de septiembre de 1974) fue un psicoanalista austro-estadounidense.
xvi
Nora Merlin, op cit.
xvii
Nora Merlin, op cit.
xviii
Eduardo Bustelo, 2011, El Recreo de la Infancia: “la biopolítica se centra en el análisis de las relaciones sociales como relaciones de
dominación, poniendo en evidencia el control de la vida desde la infancia temprana hasta el dominio del hombre desde su interioridad. La
biopolítica no es solo el disciplinamiento de la infancia sino también el biopoder como control de la subjetividad.”
xix
Eduardo Bustelo, op.cit.