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Misión
Visión
Ser la empresa referente a nivel regional que refuerza la seguridad, eficiencia y desempeño
energético con criterios de transparencia, probidad y compromiso social.
Huella ecológica
Mediante Resolución No. 2015186, en el año 2015 el Gerente General aprueba la Política de
Responsabilidad Social y Relaciones Comunitarias de la EP Petroecuador: Es el eje transversal
de la cadena de valor al que se alinean los objetivos estratégicos empresariales, para contribuir
con el desarrollo humano sostenible desde todas sus dimensiones, mediante la generación de
valor compartido y aplicando en cada una de sus prácticas los principios fundamentales del
Buen Vivir.
Para el efecto, esta Política de Responsabilidad Social Empresarial busca incidir en las prácticas
internas y en la acción pública de la EP Petroecuador con sus grupos de interés, a fin de
desarrollar programas sostenibles, en armonía con las comunidades de las áreas de influencia,
con un enfoque ético tanto para la sociedad como para la naturaleza, asumiendo los siguientes
compromisos:
El presente trabajo tiene como objetivo dar a conocer, de alguna manera, la realidad de 10 que
ha sucedido y sigue sucediendo con la industria de hidrocarburos en nuestra Amazonía. El
descuido y el deterioro ambiental por parte de las empresas petroleras han puesto en tono de
alerta a los entendidos en temas medioambientales, debido principalmente a la ostensible
reducción de la biodiversidad" existente en la zona y el caso omiso que se hace en el Ecuador
de las normas de protección ambiental.
Plan de ahorro
Nuestra propuesta se basa en la creación de valor a largo plazo para nuestro público de interés
mediante el desarrollo de un modelo de gestión responsable y comprometido con las
generaciones actuales y futuras. En ese sentido, la administración estratégica brinda la
oportunidad para determinar la situación competitiva actual y gestionar el proceso de
transición mediante una agenda coherente de acciones para alcanzar ese futuro.
El consumo excesivo y la cultura actual de “usar y tirar” han originado un nivel insostenible de
residuos que se generan a lo largo del proceso productivo: desde la fase de aprovisionamiento
de materias primas, producción, comercialización y la posterior eliminación o recuperación de
los residuos.
Para hacer frente a este problema se ha establecido la regla de las 3 r: reducir (ahorrando
materias primas), reutilizar (alargando la vida útil de los materiales) y reciclar (o reintroducir
en el sistema productivo).
Además, la adquisición de productos sanos y seguros es un derecho básico que tienen los
consumidores correspondiendo a las instituciones públicas y a las empresas la responsabilidad
de que se cumpla dicho derecho.
Sin embargo, el consumidor también debe preocuparse por el cumplimiento de este principio
y velar no sólo porque los productos adquiridos sean saludables y seguros para sí mismo, sino
también para todas aquellas personas implicadas en el proceso de fabricación del producto y
para nuestro planeta, en general.
BENEFICIOS
La empresa lograra optimizar el uso de todos sus recursos. Paralelo a esto, también se mejora
toda la gestión de residuos, creando así una disminución en los costos, una mayor rentabilidad
y, a fin de cuentas, una ventaja competitiva.
Estrategia corporativa
Si el contrato es por tiempo indefinido y a tiempo completo el empresario recibe una serie de
bonificaciones: 4.500 euros/año para personas con una discapacidad igual o superior al 33% y
5.100 euros/año para personas con parálisis cerebral, enfermedad mental y discapacidad
intelectual con un grado de discapacidad a partir del 33% y para aquéllas con discapacidad
física o sensorial con un grado igual o superior al 65%.
Sustentabilidad.
Consensos y acuerdos que institucionalicen las relaciones son imprescindibles para alcanzar
mejoras para todos. Ello requiere la participación social en el rediseño de una política pública
petrolera, que incluya un marco regulatorio de producción, participación, medio ambiente,
inversiones, distribución de la renta petrolera y compensaciones. Esto puede lograrse
eventualmente mediante un debate amplio y participativo, donde prime la equidad y donde se
persigan resultados consensuados y legítimos para todos.
El tema petrolero no ha sido ajeno a las reflexiones académicas. Una expresión de este debate
fue el seminario “Repensar la política petrolera”, que se realizó del 1 al 3 de agosto de 2005 y
cuyas ponencias se presentan en este libro. El evento fue diseñado y organizado por el
Observatorio Socio Ambiental de la FLACSO y la impresión de este libro ha sido posible gracias
al auspicio de Petrobras y el ILDIS. Destacados expertos en temas económicos, socioculturales,
representantes comunitarios de zonas de influencia petrolera, expertos y activistas en medio
ambiente y responsabilidad social expusieron criterios y alternativas que deberán ser
analizadas y tomadas en cuenta a la hora de reorientar la nueva política pública petrolera.
El siguiente paso, una vez expuestas las ideas, es profundizar el intercambio de opiniones y
visiones, para construir una agenda pública que permita lograr objetivos y soluciones
comunes. Tanto la academia, como distintos actores de la sociedad civil y política están
dispuestos a participar en este proceso y en el diseño de propuestas que logren generar una
política aceptable para todas las partes.
Desarrollo sostenible.
Este volumen, segundo de una trilogía dedicada a la relación entre petróleo y desarrollo
sostenible en Ecuador, es el producto de la confluencia de tres líneas de trabajo que se
desarrollaron en el marco del Programa de Estudios Socio Ambientales de FLACSO, en el año
académico 2003-2004. En primer lugar, recoge las mejores ponencias presentadas en el
segundo ciclo de foros organizados por el Observatorio Socio Ambiental sobre esta
problemática. En segundo lugar, refleja los primeros resultados de una investigación del
equipo, sobre el papel de la sociedad civil en la gobernabilidad democrática, en relación con
los megaproyectos extractivos en la Amazonía andina. Por último, acompaña el esfuerzo que
dedicamos a la formación de líderes indígenas amazónicos, a través del Diploma superior en
derechos indígenas y recursos hidrocarburíferos, organizado conjuntamente con la
coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA), con el auspicio del
Ministerio Federal para la Cooperación y el Desarrollo de Alemana, InWEnt, Alianza del Clima y
el Fondo Indígena.
Para la Amazonía ecuatoriana, el siglo XXI será marcado por la confrontación entre partidarios
de la expansión de las actividades extractivas y aquellos que quieren limitarlas para incentivar
la conservación – tanto en los territorios indígenas como en las áreas protegidas. Es
característico de esta tendencia, la multiplicación de los conflictos ambientales en la región en
la última década: oposición de los shuaras y achuaras a Burlington Inc. en el bloque 24
(Morona Santiago y Pastaza), enfrentamientos entre las comunidades quichuas de Sarayaku y
CGC-SanJorge en el bloque 23 (Pastaza), rechazo a la consulta prelicitatoria de los bloques 20 y
29 por parte de un grupo de comunidades quichuas del Napo y Pastaza, inicio de un conflicto
contra Petrobras en el bloque 31 (Orellana), etc. El telón de fondo de estos conflictos es la
contaminación crónica y masiva en las provincias de Sucumbíos y Orellana que, además del
juicio contra Chevron-Texaco, ha dado lugar a múltiples micro conflictos con Petroecuador.
Desde el punto de vista del Estado ecuatoriano, no cabe duda de que esta situación incide
negativamente sobre la política energética, en particular porque determinó el fracaso de la
novena ronda de licitaciones de bloques petrolíferos (declarada desierta en dos
oportunidades). A ello cabe añadir las dificultades encontradas para la reforma de la Ley de
Hidrocarburos, la reversión de la baja tendencial de rendimiento en los campos históricos del
país – Sacha y Shushufindi – y la reestructuración de Petroecuador, la incapacidad de utilizar a
plena capacidad el oleoducto de crudos pesados, la indeterminación en la forma de explotar
los considerables hallazgos del campo ITT (Ishpingo, Tiputini, Tambococha).
Ética empresarial.
Una vez aprobados los Instrumentos de Planificación, el resultado de los indicadores los planes
de acción se incorporarán en la herramienta GPR de los indicadores categorizados como N1
para su posterior seguimiento y evaluación en la herramienta, así como su complemento con
los informes de gestión presentados de manera periódica al directorio de la empresa. Uno de
los factores claves que ha considerado la nueva estructura empresarial es promover el
desarrollo y operatividad de herramientas de gestión que contribuyan al análisis, evaluación y
monitoreo de resultados con la finalidad de proporcionar criterios técnicos para la toma de
acciones y decisiones por parte de las autoridades de la empresa.
La Cuarta Reunión del Foro de los Países de América Latina y el Caribe sobre el Desarrollo
Sostenible encuentra a nuestra región en un mundo muy diferente del que se preveía cuando
se formularon la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y los Objetivos de Desarrollo
Sostenible (ODS) hace ya casi seis años. No solo se han acentuado las tendencias negativas en
materia de crecimiento, inversión, empleo, desigualdad y sostenibilidad ambiental, sino que la
pandemia de enfermedad por coronavirus (COVID-19) ha tenido efectos catastróficos sobre
nuestras sociedades. Han aumentado la desocupación, la pobreza y la pobreza extrema (con el
consiguiente riesgo de hambre) y la desigualdad, al mismo tiempo que las reducciones de
emisiones de los primeros meses de la pandemia tienden a perderse a medida que se recupera
el crecimiento sin cambios al modelo de desarrollo. Mientras se mantenga la incertidumbre
sobre la intensidad y duración de la pandemia, las economías y las sociedades seguirán con
cierres y paralizaciones intermitentes. Los avances de la vacunación presentan un ritmo
insuficiente y reflejan grandes desigualdades entre los países según su nivel de desarrollo
económico y social y, sobre todo, su capacidad financiera y de negociación para acceder a las
vacunas. Una vez más, la necesidad de avanzar en la integración regional está sobre la mesa.
La dificultad de la coyuntura de 2020 y 2021 no debe ocultar que gran parte de los
determinantes que exacerban los efectos de la pandemia ya estaban presentes en el contexto
mundial y regional, así como en las realidades nacionales. Por ello, la respuesta a la crisis
sanitaria debe acompañarse de acciones decididas para corregir cursos de acción insostenibles
como los seguidos hasta el presente.
Estos temas se sitúan en el centro de las reflexiones del presente informe, en el que
analizamos las grandes tendencias en curso en las economías y sociedades a nivel mundial,
estudiamos en detalle los efectos sanitarios de la pandemia y ponemos de relieve sus
repercusiones económicas, sociales y ambientales en nuestra región. Sobre esa base,
proponemos una estrategia para la acción: un gran impulso para la sostenibilidad basado en
los elementos centrales de la Agenda 2030 y sus 17 ODS.
La estrategia para una década de acción debe ser realista, y apoyarse en los avances y
reconocer los problemas de la implementación de la Agenda 2030, a los que dedicamos un
capítulo del documento.
Constatamos con preocupación que las tendencias que indicaban que la integralidad de la
Agenda estaba en riesgo, como se resaltó en versiones previas de este informe, se han
exacerbado con la pandemia, y casi dos tercios de las metas que destacamos serán
inalcanzables si no cambiamos sustancialmente el modelo de desarrollo. Frente a esta
realidad, los países de la región han aumentado sus esfuerzos orientados a fortalecer la
institucionalidad para la implementación de la Agenda, como lo muestran los cada vez más
numerosos exámenes nacionales voluntarios (ENV). Al mismo tiempo, el sistema de las
Naciones Unidas para el desarrollo ha encarado un profundo proceso de reforma que potencia
el trabajo entre organismos, fondos y programas para responder con más eficacia y
La Ministra del Ambiente, Lorena Tapia, informó a varios medios de comunicación en esta
semana, la posición del Ministerio del Ambiente (MAE), frente a la explotación del Bloque 43.
“Cumpliremos las más rígidas normativas ecuatorianas y estándares internacionales para un
desarrollo responsable”, enfatizó.
Asimismo, señaló que no se está hablando de una Autoridad Ambiental que como en el pasado
permitió que existan una cantidad de pasivos ambientales y sociales. “Ahora existe una
normativa adecuada y la voluntad política del Gobierno para defender los recursos naturales
de una forma eficiente”.
Para ello, el Ecuador replicará una de las herramientas más utilizadas a nivel internacional
como la Evaluación Ambiental Estratégica, que será utilizada para levantar una información
ambiental social y económica clara, para que tanto el MAE como el regulado tengan las reglas
claras sobre que indicadores se deben tomar en cuenta.
La actividad petrolera está calificada por la Autoridad Ambiental como una actividad de alto
riesgo e impacto, por lo que hay la necesidad de plantear estudios ambientales a cada una de
las fases del proceso y así lo hará el MAE, a través de sus mecanismos de control. Tapia insistió
en que no escatimarán esfuerzos para el cuidado y preservación ambiental y para minimizar el
impacto de la actividad en esa zona del país.
En ese sentido, los diferentes ministerios tendrán que emitir informes, entre ellos, el
Ministerio del Ambiente. Este informe será de carácter jurídico-técnico y en este se recogerá
toda la normativa ambiental y legal vigente (Constitución, Ley de Gestión Ambiental,
Reglamento de la Operación Hidrocarburífica), en la que se describe con exactitud cuáles son
los pasos que hay que seguir desde el punto de vista ambiental, en caso de ser autorizada por
la Asamblea Nacional.
Factor de impacto