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Universidad Nacional de Colombia

Maestría en Hábitat
Vivienda Social en Colombia
Ensayo Libre

Visita de Campo en los Asentamientos Humanos de Ciudad Bolívar en Bogotá.

Con la visita a ciudad Bolívar, mi noción de los límites de la ciudad se expandió en varios
sentidos, físicos, teóricos, económicos, sociales y culturales. Primero, físicamente
identifique que el límite observado era difuso; no era claro cuando terminaba el suelo urbano
y cuando empezaba el rural, salvo por notar que la presencia del estado y del distrito llega
con grandes dificultades hasta dónde terminaba el suelo urbano.

El crecimiento de las franjas periféricas rur-urbanas donde la vivienda informal en


condiciones de precariedad se asienta, es un fenómeno que por su rápida capacidad de
crecimiento presenta un reto a las instituciones estatales para poder controlarle y
contrarrestarle.

Sin embargo, la responsabilidad no es exclusiva del estado, pues el crecimiento también


obedece a las dinamicas del sistema económico, el cual influye sobre el político y social. La
necesidad es mayor que las opciones ofertadas por el mercado. Pese a ello, hay toda una
economía de la informalidad que debe ser sujeto de análisis.

Al respecto, me llamó la atención durante como algunas empresas de servicios públicos


efectivamente si llegaban a estas zonas, aún cuando el estado no lo hace completamente,
evidenciando esa condición ambivalente del mercado y el estado, en los cuales el mercado
tiene mayor facilidad para llegar a estas zona alejadas, siguiendo su lógica de expansión
del mercado en nuevas zonas, incrementando así la oferta para crecer; lo cual no puede
hacerlo al mismo ritmo el estado como oferente de bienes y servicios.

Esta limitación del estado, no solo depende a las capacidades técnicas y económicas del
mismo, también tiene influencia política, en el pasado, la estrategias para contener el
crecimiento de la informalidad desincentivaban la llegada del estado a través de servicios
públicos, equipamientos e infraestructura, pese a estas decisiones políticas, la informalidad
se expandió, encontrando siempre la manera de resolver las necesidades más básicas de
la gente, bien sea por medio de la ilegalidad como las conexiones ilegales a las redes
hidráulicas, o por lo que popularmente se llama “recursividad” como con el burro ducto, o
en algunos casos con la ayuda del mercado precarizado como intermediario para satisfacer
las necesidades.

La no presencia del estado de hecho no ha desincentivado completamente el crecimiento


informal, y mucho menos lo ha contenido, sin embargo, si es cierto que cuando el distrito
llega con infraestructura de transporte y equipamientos públicos a estos territorios, la
informalidad encuentra en estos servicios urbanos, nuevas centralidades que mejoran la
calidad de vida de las personas, y al hacerlo, generan tensiones que incrementan la
informalidad.

Por consiguiente, si se ha demostrado que contener la informalidad por medio de


equipamientos “bien” planificados no es tampoco la manera apropiada pero si una de las
más necesarias para mejorar la calidad de vida de la gente, se podría pensar en contener
la precariedad de la informalidad antes que la informalidad per se, al pensar formas dignas
por medio de las cuales las gente pueda acceder a la vivienda; en el marco del
reconocimiento de la supremacía del sistema económico como generador del problema de
imposibilidad de acceso a la vivienda.

Un hecho que observé, y me pareció curioso, fue como cerca al sector de Bella Flor, una
señor y su familia (una mujer y un niño) autoconstruían su vivienda, estaban armando la
estructura de una columneta con pedazos de varilla, a tramos, los cuales en la práctica no
funcionan salvo parcialmente. Así mismo, las medidas ofrecidas por el gobierno y el
mercado parece que fueran parciales, por cumplir metas, sin un sentido a largo plazo; se
construyen parques pero solo accede el que puede pagar porque lo administran terceros,
se construyen equipamientos como colegios pero estos no funcionan de forma territorial y
tampoco responden a las condiciones sociales y culturales, se mejoran fachadas y vías pero
no las condiciones de habitabilidad al interior de las viviendas.

Finalmente, respecto a los modos de habitar, noté que en algunos sectores, como Bella
Flor, hacia la IED José María Vargas Vila hay una fuerte presencia de drogas, por ende las
fronteras invisibles territorializan complejizando el habitar de la gente que vive allí cerca, sin
embargo, en otras zonas, como en Quiba, se observa un habitar de vecindario, en el cual
una niña puede ir a la tienda y correrá con la suerte de que la vigilen sus vecinos, para que
en el camino no le ocurra nada. Estas acciones fortalecen las relaciones sociales
comunitarias, las cuales, con liderazgos y organizadas pueden llegar a ser potenciales de
transformación y mejoramiento social y físico de frente a la desarticulación y precarización
que hay en el sector.

Son muchos los aspectos que se pudieron tener en cuenta, sin embargo, hice mención de
alguno por la resonancia que dejaron en mí, esperando poder presentar un panorama
general de los intereses que serán abordados en la asignatura de vivienda social en
Colombia.

Elabora: S. Wólfram David Cañas G.

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