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En un hermoso valle, rodeado de montañas y arroyos cristalinos,

vivían muchos animales diferentes. Había conejos saltarines, ciervos


ágiles, liebres veloces y zorros astutos, todos convivían en perfecta
simbiosis y se ayudaban mutuamente en todo
momento.
Sin embargo, un día llegó un zorro muy especial al
valle, su nombre era Zorro y era conocido
por ser astuto y egoísta, siempre pensaba
en sí mismo y no le importaba ayudar a los
demás. Los habitantes del valle se dieron cuenta
rápidamente de esto y decidieron mantenerse
alejados de él, sin embargo, una tarde Zorro
decidió robar todas las manzanas del árbol que
había en el centro del valle. Ese árbol era el
centro del valle por algo, representaba el amor y la armonía que
existía entre los animales. Este árbol le dio bellotas a la ardilla y sus
crías en un invierto violento, le dio sombra al ciervo bebe que estuvo
cansado de buscar a su madre para luego encontrársela debajo de
ese mismo árbol, les dio raíces a las hormigas para protegerse de la
lluvia y a cambio, ellas se comen a los bichos que tratan de hacerle
daño al árbol.
Los demás animales intentaron detenerlo, pero Zorro era muy
astuto y logró escapar con todas las manzanas sin ser atrapado.
Esto causó una gran preocupación entre los habitantes del valle, ya
que las manzanas eran la principal fuente de alimento en época de
escasez. Ese árbol era el sustento de la comunidad y todos los
animales le agradecían y racionaban las manzanas con altruismo.
Zanahoria, un astuto conejo habitante del valle, decidió
poner en marcha un plan para atrapar a Zorro y
hacer que devolviera las manzanas.
Zanahoria reunió a todos los
animales y les explicó su plan, él
quería que todos trabajaran juntos
para atrapar a Zorro y hacer que devolviera las manzanas.
Todos los animales estaban de acuerdo con el plan de Zanahoria y
empezaron a trabajar juntos. Los ciervos construyeron una trampa
sólida y fuerte, las liebres se encargaron de vigilar el árbol para
asegurarse de que Zorro no escapara, y los conejos harían una
distracción para que Zorro no se diera cuenta de que lo estaban
atrapando.
El día en que Zorro regresó para robar más
manzanas, los animales estaban listos. Zorro subió
al árbol y empezó a cortar las ramas, pero de
repente un fuerte ruido llamó su atención y él miró
hacia abajo. Los conejos habían comenzado a hacer
una gran algarabía para distraerlo. Mientras tanto,
las liebres estaban listas para detenerlo si
trataba de escapar.
Zorro, confiado en su astucia, no se dio cuenta de
que la trampa estaba justo debajo de él. Y en un vaivén de burlas
hacia los animales que veían a Zorro, este cayó en la trampa y los
ciervos lo atraparon. Todos los animales se reunieron alrededor de él
y le exigieron que devolviera las manzanas. Zorro se negó y se burló
de ellos, de nuevo, diciendo que él era más astuto y que nunca
podrían atraparlo.
Sin embargo, algo extraño comenzó a suceder, Zorro empezó a
sentir una sensación de soledad y a darse cuenta de que había sido
egoísta y cruel con los demás animales. Él se dio cuenta de que la
astucia y el egoísmo no eran la manera correcta de vivir y que debía
cambiar su actitud para poder convivir en armonía con los demás.
Zorro pidió perdón a los animales y les prometió que nunca más
robaría las manzanas ni causaría problemas en el valle. Los animales,
sorprendidos por el cambio en Zorro, aceptaron su pedido de perdón
y le permitieron quedarse en el valle.
Desde ese día, Zorro se convirtió en un animal diferente, siempre
ayudaba a los demás y trabajaba con ellos para mantener la armonía
en el valle. Se había dado cuenta de que la verdadera astucia estaba
en ayudar a los demás y vivir en armonía con la
naturaleza.
Los habitantes del valle aprendieron una
valiosa lección gracias a Zorro, ellos se
dieron cuenta de que la verdadera
sabiduría no radica en la astucia y el
egoísmo, sino en la humildad y la ayuda a
los demás. Y así, todos vivieron felices para siempre en el hermoso
valle, rodeados de montañas y arroyos cristalinos.
Fin.

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