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Marihuana medicinal

Contenido
Características de la planta, aplicaciones, usos..................................................................................2
CBD Vs THC...................................................................................................................................10
Historia:............................................................................................................................................12
Antecedentes mundiales:.............................................................................................................15
Ingreso cannabis a America..........................................................................................................17
Historia uso médico cannabis:......................................................................................................18
Mercado:......................................................................................................................................19
La cadena de valor del cannabis: etapas, procesos de producción y espacios para la innovación...22
Procesos productivos:..................................................................................................................22
Eslabones de la cadena de valor...................................................................................................29
Caso colombiano..........................................................................................................................30
Desafío para pequeños y medianos productores en Colombia....................................................36
Aspectos legales...............................................................................................................................39
Creación empresa en Colombia:..................................................................................................39
Normativa del cannabis como uso medicinal y científico.............................................................40
Normativa nacional......................................................................................................................40
Proceso para laborar en la industria............................................................................................41
Aspectos técnicos.............................................................................................................................50
Cultivo:.........................................................................................................................................51
Cosecha........................................................................................................................................62
Extracción de aire.........................................................................................................................67
Mercado...........................................................................................................................................68
Principales empresas ejecutoras del proyecto cannabis en Colombia.........................................69
Ubicación empresas en Colombia................................................................................................70
Estudio financiero............................................................................................................................72
Consideración inicial....................................................................................................................72
Inversión siembra.........................................................................................................................72
Costo producción siembra............................................................................................................73
Total siembra...............................................................................................................................73
Inversión producción derivados...................................................................................................74
Costo producción derivados.........................................................................................................75
Gastos derivados..........................................................................................................................75
Total derivados.............................................................................................................................75
Medida y valor producción por cultivo.........................................................................................76
Desafíos............................................................................................................................................76

Características de la planta, aplicaciones, usos


Según una investigación del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca de Uruguay;
Cannabis sativa L. es la taxonomía de esta planta otorgada por el botánico suizo y referente
del origen de esta ciencia Carl Linnæus. Al igual que el lúpulo; el género Cannabis
pertenece a la familia Cannabaceae. En la figura 1 se describen las subespecies del
Cannabis y en la figura 2 se ilustra la morfología de las tres subespecies más reconocidas.
Cuando hablamos de cannabis nos referimos a una planta que, como lo resalta la literatura
disponible, es muy compleja en cuanto a su estructura, ya que contiene más de 550
compuestos, incluyendo flavonoides, terpenos, esteroides y, los más estudiados en años
recientes por sus diferentes propiedades, cannabinoides (Radwan et al., 2017). Entre estos
últimos (habría alrededor de 120 identificados) se destacan el delta-9-tetrahidrocannabinol
–o (−)-trans-Δ⁹-THC (el principal componente psicoactivo7 de la planta)–, junto con otros
que poseen menor o nulo efecto psicoactivo. Entre estos se distinguen los “neutros” tales
como el cannabidiol (CBD) –el más explotado comercialmente en los mercados de
cannabis medicinal al presente–, el cannabigerol (CBG), el cannabichromeno (CBC), el
cannabinol (CBN) y el cannabidivarin (CBDV), y los ácidos, como el ácido
tetrahidrocannabinólico (THCA), el ácido cannabidiólico (CBDA) y el ácido
cannabigerólico (CBGA). Los niveles de concentración de THC pueden llegar hasta 30%
de la flor seca y los de CBD hasta el 20%, aunque raramente superan el 15% (Uruguay
XXI, 2020).

La planta de cannabis es alógama (se reproduce por medio de polinización cruzada), anual,
que presenta un alto nivel de variabilidad y cuya clasificación en subespecies está todavía
bajo debate. La planta, cuyo nombre científico es cannabis sativa, se divide en dos
variedades: sativa subsp sativa y sativa subsp indica. También se menciona la posible
existencia de una tercera variedad, sativa subsp ruderalis. Sin embargo, algunos autores
defienden la idea de que se trata de tres especies diferentes (Clarke y Merlin, 2013). Otra
variante taxonómica se basa en el contenido de THC de la planta. A fines legales, los
umbrales que distinguen cannabis psicoactivo (asimilable a marihuana si se lo usa
recreacionalmente) versus no psicoactivo cambian de país a país; en Colombia y Uruguay,
por ejemplo, dicho umbral es del 1% de contenido de THC. En tanto, para la definición de
cáñamo (para uso industrial y hortícola) se suelen tomar valores menores -0,3% en Estados
Unidos y Canadá y 0,2% en la Unión Europea. En la práctica hay cientos de cepas
actualmente en cultivo en el mundo que varían en función de sus aromas, tamaño de las
plantas, composición química, formas de cultivo y características del suelo y clima; esas
cepas, a su vez, tienen diferentes rendimientos, aplicaciones y propiedades (Palmieri et al.,
2019).
El cannabis también se puede clasificar en masculino y femenino. Según el Instituto
Nacional de Investigación Agropecuaria de Uruguay:
Cannabis sativa L., aparece más comúnmente como una planta dioica (la única especie
anual conocida con esta característica), esto significa que las estructuras sexuales
masculinas y femeninas crecen en plantas separadas (Clarke, 1999a). Es difícil determinar
la expresión sexual de las plantas dioicas, pero según Clarke (1999a) es típico que los
órganos florales masculinos con estambres aparezcan 14 días antes que las flores de las
inflorescencias femeninas (como lo cita Mediavilla et al., 1998). Cannabis sativa L. es
anemófila, por lo que las flores femeninas son fertilizadas por polen masculino acarreado
por el viento, luego de lo cual desarrollan semillas, las que maduran luego de 3 a 6
semanas. Las mil semillas pueden pesar de 3 a 60 gramos dependiendo de la variedad
(comúnmente entre 15-20 gramos) y las condiciones de crecimiento (Clake, 1999a). Las
plantas femeninas producen las semillas que maduran luego de que las plantas masculinas
han comenzado a senescer, lo que ocasiona una pérdida de fibra.
Para su identificación se utilizan en general técnicas de cromatografía de gases, líquidos o
capas finas (Radwan et al., 2017), entre otros métodos, y se requiere considerar no solo los
cannabinoides más conocidos (THC y CBD), sino otros que también tienen un impacto
decisivo sobre las propiedades de las diversas cepas (Palmieri et al., 2019). La magnitud de
cannabinoides que una planta de cannabis desarrolle –así como también la de terpenos o
flavonoides–, va a estar asociada a sus características genotípicas, aunque fuertemente
afectadas por las condiciones agroecológicas a las cuales sea sometida la planta durante su
proceso de crecimiento vegetativo (Radwan et al., 2017). Si bien profundizaremos sobre
este punto más adelante, el hecho de que, a priori, no sea perfectamente controlable el
desarrollo de cannabinoides sugiere que pueden darse situaciones tales como la de un
productor que adquirió una cepa de cannabis de alto contenido de CBD y bajo THC, pero
obtiene una respuesta diferente, por ejemplo, con niveles de THC más altos de los
esperados. Esto resulta un desafío no menor para la política pública a la hora de diseñar
habilitaciones específicas para cannabis según su composición de cannabinoides. Un dato
relevante de cara a la discusión sobre las aplicaciones y usos medicinales y recreacionales
del cannabis, es que en el ser humano existe el llamado “sistema endocannabinoide”,
compuesto por los receptores cannabinoides (los dos principales son el CB1 y CB2),
ubicados en el sistema nervioso central y en tejidos y órganos periféricos, y por los
endocannabinoides (principalmente anandamida y - araquidonilglicerol). Según la
evidencia disponible, este sistema juega un rol importante en la homeostasis del cuerpo, y
tiene impacto directo sobre funciones asociadas a la memoria, el dolor, el apetito, el sistema
inmunológico y el comportamiento. Los fitocannabinoides (como el THC) producen sus
efectos a través de la interacción con los receptores cannabinoides. Actualmente hay un
extendido interés por estudiar y conocer las propiedades y potenciales efectos de los
distintos compuestos de la planta de cannabis, a fin de determinar sus posibilidades de
aplicación en diversos usos (además del continuo interés por explorar los impactos del
consumo de cannabis con fines “recreativos” sobre la salud física y mental de los
individuos).
En el campo medicinal se concentra el grueso de este interés; a junio de 2018 se registraban
alrededor de 120 ensayos clínicos solo sobre CBD en los Estados Unidos, con presencia
tanto de empresas especializadas en cannabis (e.g. la británica GW Pharmaceuticals, que
lideraba el ranking en aquel momento con 40 ensayos), como de farmacéuticas
tradicionales (e.g. Sanofi, Pfizer, Solvay). Si bien todavía menos desarrollado (en parte
debido a que al ser una sustancia psicoactiva existen mayores trabas legales y prevenciones
respecto de su uso), existe un creciente interés por la investigación medicinal vinculada a
los efectos del THC. Existe evidencia científica respecto de la efectividad de los
medicamentos basados en cannabis para el tratamiento de algunas dolencias, lo que se
refleja en la aprobación de algunos de esos medicamentos por parte de organismos tan
exigentes como la Food and Drug Administration (FDA). Sin embargo, todavía hay mucho
por recorrer para definir exactamente qué formas de administración y qué tipos de
compuestos funcionan mejor para diversas patologías. Por ejemplo, existe un debate en
torno a si los diferentes compuestos tienen efectos per se (aisladamente) o bien estos
últimos dependen de las interacciones con los otros componentes de la planta (e.g. otros
cannabinoides, terpenos) preparados “full spectrum” (también llamado “efecto entourage”).
Nótese que esto puede conducir a diferentes rutas tecnológicas y productivas, ya que en el
primer caso hablamos de aislar ciertos componentes que se supone tienen propiedades
específicas (el camino habitual en la industria farmacéutica moderna), y en el otro se trata
de utilizar toda la planta para fabricar productos medicinales. En este contexto, existen por
el momento cuatro opciones básicas para la producción y venta de cannabis medicinal
(Uruguay XXI, 2020).
 Producción del extracto básico de cannabis (preservando el conjunto de
cannabinoides de la planta).
 Producción de CBD puro.
 Producción de mezclas que no sean clasificadas como medicamentos (con
proporciones específicas de CBD y otros cannabinoides a pedido de la demanda).
 Elaboración de medicamentos con concentraciones específicas.
Pero las oportunidades de expansión para esta industria no se limitan a los mercados
medicinales y recreacionales (estos últimos incluyen no solo al tradicional del cannabis con
componentes psicoactivos que se inhala, fumado o vaporizado, sino también el que se usa
de base o como ingrediente para elaborar alimentos y bebidas alcohólicas y no alcohólicas).
Existen otras numerosas aplicaciones, más o menos consolidadas desde el punto de vista
técnico y de mercado, que incluyen cosméticos, fibras textiles, ropa y calzado,
biocombustibles, alimentación animal, materiales de construcción, papel, fertilizantes,
partes automotrices y bioplásticos, entre otras. Asimismo, variedades de cannabis con muy
bajos componentes psicoactivos pueden usarse para elaborar alimentos, bebidas e
infusiones. De hecho, según los registros arqueológicos, la humanidad viene utilizando la
planta de cannabis desde hace miles de años con fines alimenticios y medicinales, así como
para la confección de fibras, cuerdas y tejidos, papeles y otros objetos. El descubrimiento,
también de hace miles de años según la evidencia disponible, de sus propiedades
psicoactivas, lo llevó a ser usado asimismo en ceremonias religiosas o con los fines que
usualmente hoy llamamos “recreativos” (Guerra-Doce, 2015).
La diversidad de aplicaciones potenciales permite que se utilicen las distintas partes de la
planta, incluyendo las semillas, flores, tallo y hojas (Bouloc et al., 2013). Por ejemplo, las
semillas (con nula o indetectable presencia de CBD y THC) se pueden transformar en
aceites para aplicaciones en la industria de alimentos y productos de belleza; la producción
de estas semillas (conocidas como cañamón) ha venido creciendo sostenidamente en los
últimos años. A su vez, el grano de cannabis tiene un 30 a 35% de aceites con alta
proporción de ácidos grasos esenciales, lo cual le da potencial para penetrar en el mercado
de aceites de mesa solo o combinado con aceite de oliva. También las harinas remanentes
de la extracción de aceites tienen alto contenido de proteínas, carbohidratos y fibras. El
cannabis sin THC y sin nicotina puede tener un mercado entre los fumadores de los países
de altos niveles de ingresos. En el campo de las bebidas, su inclusión tanto en las
alcohólicas como en las no alcohólicas es una posibilidad de negocios que ya está en
exploración por gigantes de la industria global. En Uruguay, como se verá más abajo, ya
hay marcas de yerba mate con CBD. A su vez, de los compuestos de la planta, no solo
merecen atención comercial los cannabinoides: los terpenos –que le dan el aroma al
cannabis y otras plantas–, por ejemplo, pueden tener aplicación en cosmética y perfumería
(Uruguay XXI, 2020).15 La figura a continuación muestra algunas de las aplicaciones
actualmente conocidas para el cannabis.
CBD Vs THC
El cannabis contiene más de 100 cannabinoides, pero hay dos que son los principales, y que
tienen muy diversos efectos y situación jurídica. Se trata del THC (Tetrahidrocannabinol) y
el CBD (Cannabidiol). Cada uno produce algo diferente, y aporta tanto a la sensación que
produce la marihuana como a sus aplicaciones terapéuticas. Conocer ambos compuestos
permite elegir mejor la variedad a la hora de cultivar, así como también saber qué buscar de
a acuerdo a si se quiere algo recreativo o medicinal.
Primero, lo que tienen en común: tanto el TCH como el CDB son cannabinoides, y actúan
sobre el sistema endocannabinoide, que tienen todos los mamíferos, incluyendo al humano.
Este es un sistema de comunicación intercelular, que se activa naturalmente para crear
homeostasis, pero que puede ser estimulado por fitocannabinoides, o sea, cannabinoides de
origen vegetal, como los que se encuentran en la planta de marihuana. Estos causan efectos
diferentes a los que se producen naturalmente en el cuerpo. Los principales receptores del
sistema endocannabinoide son el CB-1 y el CB-2, que se encuentran en sistema nervioso
central y el inmunológico.
El THC es el componente psicoactivo del cannabis, y se vincula con estos dos receptores
en el cerebro humano. El CB-1 influencia el placer, el apetito, la memoria y la
concentración, mientras que el CB-2 modera la sensación de dolor, y juega un rol en las
homeostasis en ciertas partes del cuerpo, tales como el riñón y el hígado.
Además, el THC es el componente responsable de que, después de fumar un porro, te den
ganas de comer una pizza e irte a dormir. Incrementa el apetito y la aumenta la sensación de
placer al comer, además de que produce somnolencia. Es por esto que se utiliza en
tratamientos contra el insomnio y la pérdida de apetito. También es el THC el que afecta la
memoria a corto plazo, así que échale la culpa también la próxima vez que digas “¿de qué
estaba hablando?” en el medio de una conversación cuando estés fumado. En general, las
variedades con mayor THC son las más buscadas para uso recreativo. También es el
componente mayoritariamente prohibido o restringido por la mayoría de los países del
mundo.
El CBD, por su parte, interactúa con receptores como el GPR55 o el 5-HT1A. No es
psicoactivo, aunque trabaja de muchas formas con el THC para contribuir al efecto del
cannabis. De hecho, contrarresta en varios aspectos a los efectos del THC, por lo que su
proporción es importante para determinar la sensación que produce la marihuana. El CBD
reduce la sensación de ansiedad que causa característicamente el THC, y tiene propiedades
antipsicóticas que balancean los efectos más fuertes del colocón . Además, está asociado
con el desvelo y la energía, por lo que también se complementa con el THC, aunque si se
busca un efecto sedante lo mejor es que la proporción de CBD sea baja. En cuanto a la
memoria, también reduce el deterioro causado por el THC, así que las variedades con bajo
CBD son las que más te harán quedarte preguntándote dónde habrás dejado las llaves que
en realidad tienes en la mano.

El CBD es también el componente más buscado en las variedades para uso medicinal.
Tiene propiedades antiinflamatorias muy superiores a las del THC y sin los efectos
psicotrópicos, por lo que es seguro para cualquier paciente. Se utiliza mucho en aflicciones
como la artritis y el reumatismo. El CBD también tiene efecto anticonvulsivo y reduce los
espasmos musculares, y es por esto que se lo suele recetar para la epilepsia refractaria. Es
también ansiolítico y antipsicótico, con estudios que avalan su uso para el tratamiento de la
esquizofrenia.

Ambos cannabinoides juegan roles importantes y funcionan perfectamente en conjunto ,


regulándose mutuamente, aunque depende del efecto y uso deseado, se optarán por
variedades más ricas en uno otro compuesto. Si sufres alguna enfermedad o te has dado un
tremendo porrazo, posiblemente quieras mucho CBD, pero si tu plan es ver una peli y
terminarte solo una bolsa de patatas fritas, el THC es lo tuyo. Eso sí: recuerda que sin un
buen balance de CBD, posiblemente nunca termines la peli porque te quedes dormido, o te
olvides de qué se trataba en primer lugar. En el balance correcto está el secreto. 
Historia:
La marihuana es una sustancia con una extensa y controvertida historia. A lo largo del
tiempo, esta planta, y desde hace más de 5.000 años, ha sido utilizada para diferentes fines,
que van desde el uso lúdico y recreativo, pasando por un medio de relajación y meditación,
hasta su uso en el tratamiento de varias enfermedades o el alivio de procesos vinculados a
cierto tipo de malestares. Aunque se supuso que la marihuana tenía su origen en
Mesoamérica, ahora se sabe que es sólo una leyenda urbana de poca credibilidad y que sus
orígenes los podemos registrar en referencias médicas chinas datadas alrededor del año
2737 a. de C. Si bien esta planta no tiene un origen mesoamericano, sí ha generado interés
en el mundo, y sobre todo en Colombia. Es en este país donde el uso del cannabis ha ido
desde intereses textiles y medicinales hasta el consumo lúdico, pasando por su venta libre,
la prohibición por presiones políticas y sociales, su tolerancia y, recientemente, su
despenalización para uso lúdico y medicinal.
Dicho de este modo, el cannabis, al contrario de lo que se suponía, proviene de Asia
central, y a lo largo de más de 5.000 años ha viajado por todo el mundo con diferentes
finalidades.
El cannabis es una planta de tamaño de medio a alto, recta, de floración anual, originaria de
Mongolia y la zona sur de Siberia. Es una planta dioica, es decir, que hay plantas machos
(polen) y plantas hembras (óvulos). Originalmente se conocían dos subtipos de
cannabis: Cannabis sativa (marihuana) y Cannabis sativa L. (cáñamo); ambos se utilizaban
en la Antigüedad por igual. Actualmente, por las características físicas de la planta y por su
efecto, se sugieren tres subespecies: C. sativa sativa, C. sativa indica y C. ruderalis. La
primera tiene altas cantidades de tetrahidrocannabinol (THC), tiene efecto estimulante y se
ha utilizado contra la depresión, la fatiga y los trastornos del ánimo en general. La segunda
posee concentraciones equilibradas de THC y cannabidiol (CBD), tiene efectos sedativos y
relajantes y se ha usado contra la ansiedad, el insomnio, el dolor y los espasmos
musculares. La tercera es baja en THC y alta en CBD, un compuesto no psicoactivo, por lo
que se la ha considerado candidata para la producción de medicamentos sin los efectos
colaterales de las dos anteriores. En 2006 se propuso una nueva clasificación del cannabis
en función de las propiedades de ADN en cada subespecie (Tabla). 
Por otra parte, existe sin duda, una perfecta y armoniosa sabiduría de la naturaleza vegetal,
que precede al hombre en millones de años, adaptándose y preparando el terreno para
recibir al ser humano, colaborando en su sustento, su cuidado físico, el mantenimiento de
su salud y la sanación de enfermedades del cuerpo y del alma.
Esta naturaleza vegetal, tiene entre sus más valiosos elementos las llamadas Plantas
Maestras, o Plantas de Poder, cuyos espíritus vegetales nos pueden guiar a ampliar la
percepción de nuestro mundo, a enriquecer nuestro ser y expandir nuestra conciencia,
volviéndonos más comprensivos, sabios y amorosos.
A lo largo de la historia, las Plantas Sagradas han sido utilizada como vía de conocimiento
por muchas culturas y civilizaciones ancestrales, desde los aztecas, olmecas, mayas e incas
hasta los minoicos, persas y griegos, desde egipcios y chinos hasta los habitantes de la India
milenaria.
Para quienes se aventuran a explorar a ese inmenso y desconocido espacio interior que
poseemos, las Plantas Sagradas se constituyen en poderosas aliadas que iluminan y dan
claridad a nuestra oscuridad. Somos seres humanos más completos al poder experimentar
esa cara invisible de la realidad que permanece oculta a nuestra cognición ordinaria.
Esta expansión de la conciencia, revelación de lo invisible, tiene el potencial de ayudarnos
a evolucionar como seres humanos.
En nuestro mundo occidental esta vía de conocimiento ha experimentado un resurgir de la
mano de la botánica sagrada, con todo lo que eso conlleva; la reconexión con lo sagrado, la
unión con la naturaleza, la búsqueda del autoconocimiento, la recuperación natural de la
salud, y la posibilidad de expandir nuestra conciencia incorporando otras perspectivas para
experimentar la realidad.
Las plantas Sagradas también son portadoras de salud y por ello son conocidas como
“medicina”, por los pueblos que las utilizan. Este concepto de salud no sólo considera al
cuerpo, sino también incluye la psique y el espíritu.
Una antigua leyenda india cuenta cómo cuando los dioses batieron el océano de leche para
obtener amrita, el néctar divino, lo que obtuvieron fue cannabis (bhang en sánscrito) Los
demonios trataron también de conseguirlo pero fracasaron en su intento, por lo que los
dioses dieron al cannabis el nombre de vijaya, victoria. Desde entonces los hindúes creen
que confiere poderes extraordinarios o shidis a quien consume la planta.
En el antiguo texto del Atharvaveda, redactado entre los años 1.500 y 1.200 a.c., se
describe el cannabis como una planta mágica y con propiedades curativas.
Los preparados de cannabis también se mencionan en gran tratado de medicina Súsruta-
Samitá, redactado a finales de la pasada era. La medicina ayurvédica considera también al
cannabis como una de sus plantas más importantes.
Pero la primera mención de la que se tiene noticia sobre el uso terapéutico del cannabis
aparece en Shen Nung Ben Ts’ao, una farmacopea clásica de la medicina china; cuenta la
leyenda que fue redactada por el mítico fundador de la medicina china, el emperador Sheng
Nung, en el año 2.737 a.c.. Todavía se conserva una copia del siglo 1 d.c.
Existen también textos provenientes del Antiguo Egipto, Persia, Tíbet, Azerbaiyán, Grecia,
Israel, Palestina y otros países árabes, que documentan el uso terapéutico del cannabis. El
pueblo asirio también tenía conocimiento del cannabis y sus propiedades psicoactivas. Bajo
el nombre de “qunubu” (nombre que probablemente dio origen al posterior cannabis) lo
utilizaban dentro de sus ceremonias religiosas. El cannabis fue introducido al pueblo ario
por los escitios y tracios/dacios, cuyos shamanes (llamados kapnobatai “los que caminan
sobre el humo o las nubes”) quemaban flores de la planta para inducir estados de trance. En
el noroeste de la Región Autónoma de Uigur en Xinjiang, China, se encontró en 2003 una
canasta de cuero llena de fragmentos de hoja y semillas de cannabis al lado de un shaman
momificado, de unos 2.500 a 2.800 años de antigüedad.
Como vemos, esta planta maestra tiene un antiguo historial en rituales religiosos
pertenecientes a diversas tradiciones espirituales en todo el mundo. Arqueólogos en
Pazyryk descubrieron semillas de cáñamo que sugieren antiguas prácticas ceremoniales
tales como la ingesta de estas por los pueblos escitas durante el siglo V y II a.C.,
confirmando así anteriores informes históricos de Heródoto. Es posible también encontrar
textos que afirman que los antiguos judíos y cristianos utilizaban el cannabis como
sacramento religioso, lo que se deduce la similitud entre la palabra hebrea «qannabbos»
(«cannabis») y la frase en hebreo «Bosem qené» («caña aromática»), que era utilizada por
los musulmanes en varias órdenes sufíes desde el periodo mameluco, como por ejemplo,
los qalandars.
Avanzando en la historia, encontramos que el South African Journal of Science publicó un
estudio que reveló que «pipas desenterradas de la casa de Shakespeare en Stratford upon
Avon contenían restos de cannabis». El análisis químico se realizó después de que un grupo
de investigadores plantearan la hipótesis de que la «conocida hierba» (noted weed)
mencionada en su Soneto nº 76, y el «viaje en mi cabeza» (journey in my head) del Soneto
nº 27 podrían hacer referencia la cannabis y su uso.
Ampliamente conocido y usado fue también el cannabis en los herbolarios de la Edad
Media, como el Old English Herbarium, procedente del siglo XI.
El médico y filósofo Paracelso (1.493-.1.541) menciona al cannabis como componente del
Arcana Compositum, medicamento que él consideraba como uno de los más importantes.
Retornando a la India, ahora en plena época colonial, vemos que los británicos encontraron
que el uso de cannabis estaba muy extendido en la India colonial y se encargó un estudio a
gran escala a finales de 1890 (Iverson, 2008). Les preocupaba que el consumo de cannabis
pudiera poner en peligro la salud de la población. Los gobiernos británicos pidieron al
gobierno de la India que nombrase una comisión para investigar el cultivo de la planta de
cáñamo, la preparación de los medicamentos del mismo, su comercio e impacto social y
moral, además de evaluar si la prohibición fuera posible. Más de 1.000 entrevistas
estandarizadas se llevaron a cabo en toda la India por connotados expertos médicos
británicos e hindúes. La comisión fue sistemática y exhaustiva. La muestra incluyó a un
grupo grande y diverso de personas, desde campesinos hasta médicos. Después de años de
trabajo intenso y detallado, el informe del cáñamo indio por la Comisión de Drogas produjo
seis volúmenes de datos y conclusiones. Los Miembros de la Comisión fueron
especialmente acuciosos al observar la posibilidad de que la cannabis provocara
psicosis. Producto de esta gran investigación realizada con eficiencia y rigor, la Comisión
llegó a la conclusión de que, la supresión del uso de la hierba de cannabis (marihuana) sería
totalmente injustificada y contraproducente, considerando que su uso es muy antiguo, que
hay grupos religiosos entre los hindúes que la utilizan y que es inofensiva utilizada con
moderación. De hecho, muchísimo más daño es causado por el alcohol. Por otra parte, la
prohibición sería difícil de aplicar, alentaría protestas por parte de las comunidades
religiosos, y posiblemente llevarían al uso de drogas más peligrosas.
Estas conclusiones que emanan del informe de la Comisión de Cáñamo Indio Drogas de
1894, el que se llevó a cabo hace más de 100 años, siguen siendo relevantes y válidas hasta
hoy en día.
Así, la cannabis sigue estando disponible en la India en los siglos XX y XXI. En su revisión
a mediados de los años cincuenta, Chopra y Chopra (1957) encontraron pocos cambios
desde este informe de la Comisión de Cáñamo indio Drogas de 1894. Como ejemplo,
consigna que trabajadores de la construcción utilizan bhang para sentirse renovados al final
de su larga jornada para combatir la fatiga.
La masiva religión hindú cree que el cannabis se ha creado del dios Shiva y tiene fuertes
lazos con el elixir de la vida. El bhang es un lechoso té con especias a base de hojas y
cogollos de marihuana. Beber bhang se dice que limpia el cuerpo de pecado y ayuda al
bebedor a evitar el peligro en el más allá. El Bhang es a menudo disfrutado durante el
‘Holi’ (El Festival de los Colores) y la Maha Shivaratri (La Gran Noche de Shiva).
Por otra parte los ascetas lo utilizan para buscar la divinidad; son los Sadhus, sabios indios
que han rechazado la vida material, quienes utilizan el consumo de cannabis para buscar la
libertad espiritual. Viven simplemente en el bosque sin posesión alguna, practicando la
austeridad física a través del celibato y el ayuno. El cannabis ayuda a los sadhus a
trascender la realidad ordinaria y alcanzar la trascendencia. Hoy en día, el bhang es tan
común en algunas partes de la India que se pueden encontrar en puestos callejeros con
licencia del gobierno. En esta larga y continua historia de la planta maestra en la India, ha
sido parte durante miles de años en las aventuras de dioses y guerreros y sigue viviendo hoy
en las ceremonias religiosas y en las calles de la India.
Es recién en la primera mitad del siglo XX que ocurre la desacreditación del cannabis, tanto
como sustancia psicoactiva como en su uso medicinal.
Múltiples factores e intereses convergen para estigmatizar esta planta maestra que tantos
servicios le había brindado al hombre a lo largo de la historia.
Pero este elevado espíritu vegetal, femenino y nutritivo, no cejaría en su empeño por seguir
ayudando al ser humano en su evolución, en su camino por recobrar el equilibrio, el sentido
y la salud.

Antecedentes mundiales:
La marihuana y sus derivados, por ejemplo el hachís, son de las sustancias psicoactivas más
empleadas. Su uso ha variado dependiendo de la cultura que lo utilizó, o lo sigue utilizando,
que va de la producción de cuerdas hasta el uso medicinal o adictivo. El empleo del cáñamo
para la elaboración de prendas de vestir, cuerdas y papel, y para hacer aceites y alimentos
tiene más de 5.000 años; así lo constatan vestigios de tela hecha de fibras de cannabis
encontrados en China y Turkestán. Se sabe, por la evidencia de vasijas halladas en Taiwán,
que la utilización del cáñamo de la marihuana se inició en el antiguo período de alfarería. A
la par del uso de las fibras de cáñamo, comenzó el interés médico por C. sativa, desde la
medicina tradicional del este hasta nuestros días. La aplicación del cannabis medicinal se
puede observar en códices de la antigua China (2727 a. de C.) o en plantas de marihuana
encontradas en tumbas de las regiones sur de Siberia y noroeste de China. Esto último
sugiere que esta planta pudo haber sido parte de rituales religiosos y de entierros.
Tras extenderse por China, la marihuana llegó a Corea (2000 a. de C.) y a la India (1000 a.
de C.), donde se usó para textiles, como fuente de alimentos y medicinalmente. En el 1400
a. de C. se extendió el cultivo a Oriente Medio. Los escitas, un pueblo nómada
indoeuropeo, inhalaban la combustión de la marihuana para curar enfermedades y para
rituales religiosos y festivos. Este pueblo llevó el cannabis al sur de Rusia y a Ucrania, y de
ahí se propagó a Europa. Como refiere Heródoto (484-424 a. de C.), en Grecia se utilizaron
prendas de vestir elaboradas con cáñamo de cannabis. Alrededor del 300 a. de C., los
romanos y cartagineses se disputaban las rutas marítimas del Mediterráneo debido al gran
valor comercial de materias primas, de especias e, incluso, del cáñamo. Posteriormente
(100 a. de C.) se hace referencia a la elaboración de papel a partir de una pasta a base de
celulosa de morera y cáñamo. Por lo tanto, se puede concluir que se ha conferido al cáñamo
una gran importancia cultural. En Arabia, el médico Avicena (980-1037) mencionó el
cannabis en su compendio El canon de la medicina. Hacia el año 1150, los musulmanes
introdujeron el cáñamo en España con la finalidad de producir papel, se fundó el primer
molino en la ciudad de Alicante y se intensificó el interés por la elaboración de textiles,
vestimenta y cordelería. El cultivo y el consumo de marihuana eran una práctica común
entre las culturas, por lo que pasaban de una cultura a otra sin ninguna restricción. Por lo
tanto, debido a la influencia de Oriente Medio y la India, el cultivo de cannabis se propagó
por toda Europa, Asia y África.
Ingreso cannabis a America
El primer contacto de América con el cannabis fue a través de Cristóbal Colón, que portaba
en sus embarcaciones un estimado de cerca de 80 toneladas de velas y cuerdas hechas de
cáñamo.
Posteriormente, durante el período de la conquista (~1521), Hernán Cortés importó diversas
plantas de Europa y Asia, entre ellas C. sativa y C. indica, para levantar la economía de la
Nueva España. Según García Vallejo, Pedro Cuadrado de Alcalá fue quien, con la idea de
producir textiles, importó las primeras semillas de cáñamo y el método de cultivo. Ante el
rápido crecimiento de la agricultura de la marihuana, a los religiosos les interesó que los
indígenas cultivaran otras especies diferentes de plantas; esto, aparte de que extendería la
agricultura, serviría para mejorar la economía en función de la paga de limosnas y tributos a
manera de impuestos por la siembra y la cosecha; lo que no sucedió, pues a los indígenas
no les interesaba pagar limosnas. Independientemente de esto, el nuevo cultivo permitió
desarrollar nuevas técnicas de agricultura para especies específicas que se adaptaron con
gran facilidad a las condiciones del Nuevo Mundo. En 1532, la Segunda Real Audiencia
autorizó oficialmente, a través del gobernador don Sebastián Ramírez de Fuenleal, la
siembra del cáñamo para fines textiles. Posteriormente, el rey Carlos V extendió la
autorización a todo el territorio y ordenó que se enseñara a los indígenas a hilarlo y tejerlo.
Así fue como los indígenas americanos comenzaron con el cultivo y el procesamiento de la
marihuana. Los sacerdotes jesuitas fueron responsables de difundir el uso medicinal del
cáñamo en el noroeste de México; por ejemplo, Juan de Esteyneffer (1712), en su
tratado Florilegio medicinal de todas las enfermedades, afirmaba que las semillas de
cáñamo se usaban en horchata contra la gonorrea. En Memoria sobre el uso que hacen los
indios de los pipiltzintzintlis (1772), José Antonio Alzate describió que esta planta producía
un efecto tranquilizador y podía usarse contra el dolor muscular y de muelas.

En Canadá, el cáñamo fue introducido y cultivado en Nueva Escocia (~1606) por Louis
Hebert, que trabajó para el explorador Samuel Champlain. Se conoce que fue el primer
boticario canadiense, y tenía un interés en la jardinería, las plantas y su uso medicinal [2].

En cuanto a Norteamérica, se tiene datos de que en 1611 el rey Jacobo I de Inglaterra hizo
obligatoria la producción del cáñamo de marihuana en la colonia de Virginia. Como se ha
mencionado, en esas épocas, el cáñamo era importante para la construcción de cuerdas de
navegación y para el tejido. Tanto Massachusetts como Connecticut siguieron a Virginia,
donde incluso la planta llegó a aceptarse como moneda.

Las primeras referencias al cannabis medicinal en Occidente mencionan al médico irlandés


William Brooke O’Shaughnessy como su precursor. En su viaje por la India, aprendió el
uso del cáñamo, preparó extractos de la resina y la convirtió en píldoras o la disolvió en
alcohol para producir una tintura, con la que experimentó en animales. Convencido de su
eficacia, comenzó a usarla en humanos para el cólera, las convulsiones infantiles e incluso
el tétanos. En 1851, el cannabis se introdujo por primera vez en la tercera edición la
farmacopea de Estados Unidos y, aunque se sabía que era tóxico, también que poseía
efectos analgésicos y de inducción del sueño. A finales del siglo xix, el uso del cannabis
disminuyó debido a diferentes factores; uno de ellos fue que, tras el desarrollo de la jeringa,
se notó que el aceite del cáñamo no era soluble en agua, lo que abrió las puertas a los
opiáceos.

Por otro lado, en México, los esclavos originarios de África, al traer sus cultos y medicina-
ritual a América, introdujeron a los indígenas en el uso del cannabis; así, la marihuana se
incorporó como medicina espiritual de los chamanes. Alrededor del siglo xix, la medicina
popular se realizaba a través de curanderas a las que se les llamaba ‘Marías’ o ‘Juanas’, de
donde se cree que surge la mixtura lingüística ‘marijuana’ . Después de a las curanderas, el
cannabis alcanzó a los sectores más pobres de las zonas urbanas de la Ciudad de México.
Durante la segunda mitad del siglo xix y principios del xx, en Estados Unidos y en México,
el cannabis estaba disponible sin receta y se usaba para una amplia gama de dolencias,
incluyendo la migraña y las úlceras. Hacia 1860 era común, en la prensa de la Ciudad de
México, la publicidad: ‘Cigarros indios de Cannabis indica’, comercializados por Grimault
y Compañía, farmacéuticos de París. En cuanto a Norteamérica, a principios de los años
treinta, los migrantes mexicanos introdujeron la marihuana como una droga que se hizo
popular entre los músicos de jazz de Nueva Orleans y de ahí se extendió a otras grandes
ciudades. El gobierno estadounidense, preocupado por la vertiginosa comercialización del
cannabis, inició una campaña conocida como ‘reefer madness’ (‘locura por el porro’) para
desacreditar el consumo de dicha hierba. Así se originó la prohibición y con ella el mercado
negro y, en conjunto, la corrupción. Hacia 1930, por ‘clichés’, se asoció el consumo de
marihuana con sujetos capaces de cometer actos de delincuencia, y se creó la idea del
envenenamiento de la juventud por su introducción en los colegios norteamericanos.
En 1937, el Congreso estadounidense, en contra del consejo de la Asociación Médica
Americana, aprobó la Ley del Impuesto sobre la Marihuana, haciéndola costosa y difícil de
obtener.
El uso de la marihuana se vio acrecentado, en el mundo, durante las décadas de los sesenta
y los setenta, independientemente del endurecimiento de las penas legales en Estados
Unidos, desde la posesión (5 a 10 años de prisión) y el consumo hasta la siembra y el
tráfico (de 10 años hasta cadena perpetua). Los cambios sociales de los años sesenta
generaron que la juventud fuera en contra de los lineamientos y estereotipos como los
inculcados en los sujetos que consumían marihuana. Fue en esta época cuando empezó la
marihuana como una ‘puerta’ para drogas más fuertes.

En Colombia, las autoridades ya tenían noticia de la existencia de cultivos de marihuana en


1925, lo mismo que de su consumo por parte de marineros, estibadores y prostitutas en los
puertos (Ruíz Hernández 1979, 111). Sin embargo, sólo a partir de la presión contra la
marihuana y su ilegalización reciente en los Estados Unidos, se tuvo un efecto similar en
Colombia. Aunque ya existían medidas relacionadas con la marihuana en Colombia desde
los años 20 (Sáenz Rovner 1997, 5; López Restrepo 2000, 91), en este mismo mes, el
gobierno colombiano prohibió absolutamente, el cultivo de la marihuana; ordenó la
destrucción de las plantaciones existentes; y estableció que quienes violasen esta
disposición serían sancionados "como traficantes ilegales en drogas heroicas ... de acuerdo
con el código penal".
Historia uso médico cannabis:
Así como el uso recreativo de la marihuana, su empleo médico-terapéutico también data de
épocas milenarias. En las culturas india, persa, romana y otras se usó el cannabis para
aliviar diversos malestares, como la gota, el reumatismo, el síndrome premenstrual y el
dolor, e infecciones, como la malaria. Una enfermedad cuyos síntomas se han tratado con
cannabis ha sido la epilepsia. Documentos que datan del año 2900 a. de C. en Asia hablan
del uso del cannabis como anticonvulsionante. En Arabia (1877) se prescribieron gotas de
cannabis vía nasal para aliviar las convulsiones epilépticas. En el Reino Unido, W. Gowers
(1881) informó de que la administración de tres dosis diarias (9,8 gramos) de C.
indica durante seis meses controlaba convulsiones en un paciente resistente al bromo. Hoy
existe controversia sobre la efectividad del cannabis en el tratamiento de las crisis
epilépticas. Por ejemplo, en un estudio de 2004 se entrevistó a pacientes usuarios de
marihuana y con crisis convulsivas. De ellos, el 24% contestó que la marihuana era efectiva
para reducir las convulsiones, el 68% reconoció sentir una reducción en la intensidad de sus
convulsiones y el 54% informó de una reducción en la incidencia. Interesantemente, ningún
paciente dijo que la administración de marihuana perjudicara su condición. A partir de este
estudio, se han realizado análisis más sistematizados sobre el efecto de extractos de
cannabis, como el cannabidiol, que se administró a niños con epilepsia resistente al
tratamiento. En dicho estudio se mostró una mejora en la frecuencia y gravedad de las
convulsiones, así como un impacto benéfico en el estado de alerta, el humor y los patrones
de sueño. Estos resultados benéficos también se han descrito en adultos.
No fue sino hasta la década del 60 que un científico, el Dr. Raphael Mechoulan, de Israel,
se decide a investigar esta planta que tanto se usaba y de la que tan poco se sabía en
términos científicos. En 1964 el Dr. Mechoulan se transformó en el primer científico que
identificó y sintetizó el THC. Desde entonces prosiguió con ahínco sus investigaciones, y
en los 90’ su equipo descubrió el sistema endocannabinoide, tal vez el sistema fisiológico
más importante implicado en el establecimiento y mantenimiento de la salud humana. Los
endocannabinoides y sus receptores (CB1 Y CB2) se encuentran en todo el cuerpo: en el
cerebro, los órganos, los tejidos conectivos, las glándulas y células inmunes.
En cada tejido, el sistema cannabinoide realiza diferentes tareas, pero el objetivo es siempre
el mismo: la homeostasis, el mantenimiento de un ambiente interno estable a pesar de las
fluctuaciones en el entorno externo
Al primer cannabinoide endógeno descubierto el Dr. Mechoulan le
llamó “anandamida”, que en sánscrito quiere decir “felicidad”.
Sin embargo, este destacado científico no se limita al estudio, sino que aplica sus resultados
a sus enfermos con eficacia y espíritu de servicio.
El trabajo del equipo liderado por Mechoulan posiciona a Israel en la vanguardia de la
investigación y uso terapéutico de la Cannabis.

Mercado:
Desde la legalización del Cannabis medicinal en 1996 por parte del estado de California,
otros estados del país estadounidense, así como varios países alrededor del mundo
incluyendo a Colombia se han sumado también a esta iniciativa. Por ello, se abre una
posibilidad importante de incursionar en esos nuevos mercados teniendo en cuenta las
legislaciones respectivas, factores ambientales y demás variables claves, que clarifiquen el
panorama para conocer en cual etapa o etapas de la cadena de producción se podría
incursionar. En la figura 13 se visualiza el panorama a nivel mundial de la industria, el cual
se complementa con los datos de la figura 14.
La cadena de valor del cannabis: etapas, procesos de producción y
espacios para la innovación

Procesos productivos:
La cadena de valor del cannabis incluye una larga serie de procesos y actores que van desde
el desarrollo de insumos críticos –genética en semillas, fitosanitarios, equipamientos, etc.–,
pasando por la producción propiamente agrícola –la cual puede ser del tipo indoor, en
greenhouses o outdoor– seguida de la cosecha, hasta la transformación de la biomasa según
los usos que se le quiera dar –por ejemplo, medicinal, recreativo, industrial (ver figura 2
para un esquema simplificado de esta cadena)–. A lo largo de todas estas etapas se requiere
adicionalmente una serie de servicios asociados a la calidad, seguridad y trazabilidad de la
producción. La cadena puede estar integrada verticalmente, en cuyo caso las principales
actividades productivas son llevadas a cabo por un mismo actor, o bien puede estar basada
en modelos en los que emergen firmas especializadas en determinadas etapas.
La producción agrícola de cannabis tiene como objetivo obtener plantas, considerando las
flores, hojas, semillas, tallo e inclusive la raíz, con las características apropiadas según los
usos que posteriormente se le dará a la biomasa. En función de los objetivos buscados es
necesario definir la combinación específica de cannabinoides (THC, CBD, etc.) y otros
compuestos (terpenos, flavonoides, etc.) en las flores, así como también una variedad de
otras características deseables en las restantes partes que componen la planta cuando el
modelo de negocio pretende aprovecharlas.
Como se dijo antes, las características finales que exprese la planta –es decir, sus rasgos
fenotípicos– tendrán un correlato tanto en la genética que haya sido utilizada, como en las
condiciones agronómicas a las que haya sido sometida. El desarrollo de variedades
genéticas –comúnmente basado en la técnica de plant breeding– puede ser llevado por los
mismos actores ligados a la producción agrícola, quienes además de elaborar semillas para
uso propio pueden también venderlas a otros pares, o bien por actores que estén únicamente
dedicados a esta etapa. Ya sea por una u otra vía, quienes estén ubicados en la etapa de la
producción agrícola podrán obtener en el mercado de semillas aquellas variedades que
puedan aportar las características deseadas en la planta –como las variedades con alto
contenido de CBD y bajo de THC– y que además sean óptimas para las condiciones de
producción agrícola en las que van a ser utilizadas.
De acuerdo con lo recogido en el trabajo de campo, el proceso de producción agrícola
puede tomar entre 3 y 10 meses, dependiendo de la variedad que se esté utilizando y
las condiciones agronómicas provistas (ver también Ackrell Capital, 2018). Una vez
seleccionada la genética que será utilizada, esta etapa está compuesta por las fases de
germinación (1-4 semanas), desarrollo vegetativo (3-8 semanas), floración (6-16
semanas), cosecha (2-8 semanas) y curado (2-4 semanas). El cannabis es un cultivo
anual y estival, con un único periodo de floración. Para la fase de germinación, los
productores de cannabis pueden optar por utilizar semillas nuevas o bien hacerlo a través de
técnicas de clonación. La clonación de cultivos se basa en la extracción de esquejes de una
planta madre, a partir de la cual se elaboran plantines. Esta técnica de reproducción de
cultivo permite acelerar los tiempos del proceso, con lo que será mucho más rápido el
ingreso a la fase de desarrollo vegetativo. En términos generales, existen tres tipos de
instalaciones donde puede ser llevada a cabo la producción del cannabis: outdoor o
producción a campo, greenhouse (o invernáculos) e indoor o producción en interior. En la
producción outdoor, la planta crece en el campo y es alimentada por la luz solar; las
condiciones de su desarrollo estarán sujetas a las características agronómicas del suelo
sumadas a los fenómenos climáticos que ocurran durante el proceso. La planta de cannabis
ha demostrado ser fácilmente adaptable a diversas condiciones naturales; hay producciones
comerciales en zonas tropicales (por ejemplo, en Jamaica), así como también en regiones
desérticas, como Israel. En términos generales, el cultivo puede crecer en óptimas
condiciones con temperaturas oscilantes entre los 12° C y 30° C, siendo un factor central
para el proceso de floración la cantidad de horas de exposición a la luz solar.
Si bien este tipo de técnica de producción demanda una inversión en infraestructura
sensiblemente menor que las otras alternativas, por lo general la utilización de fitosanitarios
es más elevada dado que la planta podría ser atacada con mayor facilidad por hongos o
insectos. También, en determinados suelos suele ser indispensable la instalación de
sistemas de riego artificial. A su vez, dadas las diferencias en las condiciones agronómicas
y climáticas entre las diferentes locaciones, se hace necesario el uso o desarrollo de
variedades especialmente adaptadas a muy distintos entornos. Por último, dado que los
fenómenos climatológicos, sumados al tiempo de exposición a luz solar que tenga el
cultivo, afectarán el desarrollo de los cannabinoides y de los otros compuestos de la planta,
la producción bajo este tipo de técnica tenderá a ser más heterogénea, al menos a nivel
molecular. Por este motivo, la producción outdoor es mucho menos frecuente cuando el
cultivo de cannabis es utilizado principalmente con fines medicinales (en particular si se
quieren alcanzar los estándares de calidad generalmente impuestos en la industria). Por el
contrario, resulta más habitual cuando el cannabis será utilizado con fines recreativos o
industriales. Por otra parte, La ventaja que tienen estos cultivos es el menor costo de
producción y la exposición solar natural. Aun con esta ventaja, no es recomendable para
trabajar con fines medicinales, ya que no permite realizar un cultivo estandarizado,
teniendo en cuenta factores variables como temperatura, luz, viento, lluvia, mayor
incidencia de patógenos y hasta robos.
La producción greenhouse o en invernáculos podría pensarse como una instancia
intermedia entre outdoor e indoor. En esta modalidad, el cultivo crece bajo luz solar filtrada
y en condiciones ambientales parcialmente controladas. A su vez, el cultivo puede ser
sembrado en el suelo, en macetas (las cuales pueden usar un tipo de sustrato distinto al
disponible en condiciones naturales), o bien bajo otras técnicas, por ejemplo, la hidroponía.
Bajo este esquema de producción las condiciones de crecimiento de la planta pueden ser
más fácilmente controladas vis a vis el outdoor, aunque, como veremos, en indoor los
controles son aún mayores. En tanto, la producción greenhouse supone una demanda de
inversiones mayor que para outdoor, dadas las instalaciones que hay que construir,
pero menor que en el caso del indoor. Esta técnica de producción es ampliamente
difundida en aquellas regiones geográficas que presenten condiciones climáticas apropiadas
para el cultivo de cannabis, pero a la vez, por el modelo de negocio que se utiliza o por las
exigencias de algún otro eslabón de la cadena, se quiere tener un control relativamente alto
sobre el proceso de crecimiento de la planta.
En la producción indoor el cultivo crece bajo luz artificial y en condiciones ambientales
totalmente controladas. Esta técnica de producción es la más capital intensiva de las tres
variantes disponibles. En contraposición, los rendimientos suelen ser significativamente
mayores, además de que se puede alcanzar un producto mucho más estable en términos de
la presencia de los compuestos activos que se busca obtener. A su vez, al estar estos
cultivos aislados del resto del medioambiente, la utilización de fitosanitarios suele ser
mucho menor. Esto es relevante no tanto para ahorrar costos, sino porque evita la presencia
de residuos indeseados en el producto cosechado, lo que es un requisito para poder
certificar cannabis medicinal al menos para los mercados de las naciones desarrolladas. La
instalación y mantenimiento de los establecimientos para la producción indoor requieren de
equipamiento y proveedores especializados con mucha más intensidad que las otras
técnicas. Entre otros, son comúnmente utilizados productos de iluminación –como lámparas
fluorescentes compactas, lámparas de descarga de alta intensidad (HID) y lámparas de
diodos emisores de luz (LED)18–, generadores o embotellados de CO2, filtros de aires,
sistema de ventilación, regulación de la temperatura y humedad, así como también
infraestructura específica para ubicar las plantas –como contenedores individuales con
tierra, pero también otros sistemas más complejos, incluyendo equipos de hidroponía o de
aeroponía–.
Además de los costos relativos factoriales (tierra versus capital), la variable que se busca
optimizar en el proceso productivo (rendimiento físico versus estabilidad y maximización
de ciertos compuestos clave) y los mercados objetivo, el otro factor condicionante de la
elección de técnicas, como fue mencionado, son las condiciones geográficas y ambientales
del lugar donde se llevará a cabo el proceso de producción agrícola. Por ejemplo, mientras
que los greenhouses son típicamente empleados en Uruguay, Colombia y en algunos
estados de Estados Unidos (como California y Oregón), en aquellas regiones con
condiciones naturales menos favorables –Canadá, Europa y otros lugares en Estados
Unidos– prevalece la producción indoor.
A su vez, los productores pueden optar por una única técnica para la producción de
cannabis, o bien por una combinación de aquellas. Por ejemplo, la fase de germinación
puede desarrollarse en un invernáculo sobre un contenedor, para luego de algunas semanas
llevar la planta a campo para seguir su proceso de crecimiento outdoor. A su vez, también
puede ocurrir que, dentro de un invernáculo, en ciertas etapas del proceso de crecimiento
vegetativo y/o floración de la planta el productor complemente luz solar con artificial. Las
combinaciones de técnicas y estrategias de producción son muy variadas, por lo que este es
un espacio importante para la innovación en procesos por parte de los productores.
Recordemos que, como fue ya mencionado, además de la genética empleada, las técnicas
de producción son determinantes para el tipo de biomasa que se obtendrá luego de la
cosecha.
Por último, en la fase cosecha, el tratamiento dado al producto obtenido podrá variar según
se trate de la flor del cannabis –en la que hay mayor presencia de cannabinoides– o de
algún otro componente (hojas, tallo, raíces, etc.). A las flores, componente de la planta de
mayor valor, generalmente se las somete a un proceso de limpiado más riguroso en el cual
se le recortan partes de hojas o tallos que pudieron haber quedado. A su vez, se las pasa por
un proceso de curado bajo condiciones controladas. Tanto el momento en el cual las flores
sean cosechadas como las condiciones de curado podrán afectar el contenido de
cannabinoides, terpenos y flavonoides.
Con relación a la estructura de costos operativos de los tres tipos de instalaciones para el
cultivo de cannabis, hay poco material publicado al respecto. Los más completos y
exhaustivos son los trabajos elaborados por Caulkins (2010), quien presenta valores
estimados para producciones en greenhouse e indoor en el estado de California, Estados
Unidos; Deloitte (2016), que se basa en los costos para Australia y sobre el cual
profundizaremos a continuación; y, por último, Rubiano Moreno (2019), el más reciente
de todos, elaborado para Colombia, en el cual se presentan los resultados de una
encuesta aplicada a 32 empresas (aunque solo 15 con actividades productivas), y se
hace referencia, entre otras cosas, sobre los principales componentes de los costos de
producción. Según el trabajo de Deloitte (2016), el único de los tres mencionados que
proporciona montos absolutos de los costos según tipos de instalaciones, el costo total por
kilogramo de flor seca19 por cada método de cultivo es de USD 888 por outdoor, USD
1539 por greenhouse y USD 1909 por indoor. 20 A su vez, el cuadro presenta una
estimación de la distribución de los costos por kilogramo de flor seca.

En relación con la cantidad de trabajadores requeridos para labores a campo por tipo de
establecimiento, la información es heterogénea. Para mencionar algunos de los datos
recolectados, Rubiano Moreno (2019) afirma que se requieren 10 trabajadores por hectárea
bajo la modalidad outdoor, mientras que el trabajo de PWC (2019a), también enfocado en
outdoor, menciona que son demandados 17 trabajadores por hectárea (ambos trabajos tratan
sobre el caso colombiano). Si bien la etapa de cosecha es la de mayor requerimiento de
trabajadores, el proceso de crecimiento también es acompañado por trabajos diarios que
deben realizarse para el cuidado de la planta.
Por último, la fase de transformación industrial del cannabis es muy amplia, asociada a la
gran diversidad de productos que se pueden elaborar a partir de este cultivo. En relación
con la elaboración de aceites y resinas de uso medicinal, se utilizan como principal insumo
las flores secas. Para esto se lleva a cabo un proceso de extracción de los compuestos
activos en laboratorios especialmente acondicionados. Por lo general, este proceso se
realiza a partir del uso de solventes, técnica similar a la empleada para otros cultivos.
Luego, este extracto general de la biomasa que se quiere utilizar para la elaboración de
algún producto de uso medicinal suele someterse a un proceso de cromatografía separativa.
Este proceso es llevado a cabo en laboratorio, y permite identificar la composición del
extracto obtenido –por ejemplo, la cantidad de cannabinoides–, con lo que también será
posible reducir (o prácticamente eliminar) la proporción de algunos de estos, de forma tal
de poder elaborar un producto final según las características deseadas –por ejemplo, sin
rastros detectables de THC–. Este proceso resulta central para poder elaborar aceites o
resinas homogéneas en su composición a escala comercial para uso medicinal en diferentes
patologías.

Eslabones de la cadena de valor

Con el fin de dar cuenta a la respuesta en torno a la especificidad de la cadena de valor del
cannabis. Considero importante retomar los aportes de cadena de valor, planteado por
Michael Porter. El economista, plantea que el ciclo de valor es un modelo de representación
que integra las distintas actividades empresariales, las cuales conforma los procesos de
gestión, producción, distribución e interacción. Dentro de la cadena de valor, el margen de
rentabilidad se encuentra asegurado, a partir de la relación entre: insumos de bajo costo y
un precio de mercado, superior a este. Aplicando sus conceptos, dentro de la industria del
cannabis podemos identificar 6 eslabones en la cadena de valor. Desde agricultores, hasta
empresas radicadas en las zonas francas, el primer eslabón en esta cadena es: la creación e
innovación en la Genética de semillas. Este proceso se centra en el mercado del cannabis
recreativo y el medicinal, siendo este uno de los nichos de mercado más rentables. En la
actualidad, tiene un alto valor agregado, pues a través de la tecnología y aprovechando las
ventajas de la zona franca, se logra una rentabilidad mayor con relación a agricultores
tradicionales.

El segundo eslabón en la cadena de valores es: el Cultivo de plantines de Cannabis, el cual


incluye desde invernaderos hasta las grandes longitudes de hectáreas para su producción.
Este proceso se observa la primera injerencia a nivel valor agregado, ya que, desde aquí se
inicia el proceso de selección de producción para la cadena de valor agregado. En otras
palabras, los productores optan controlar por medios artificiales los fotoperiodos de la
planta (indoor) o eligen respetar los tiempos naturales y calendarios de la planta de
cannabis, con el fin aumentar su producción, en el largo plazo. Si bien, sabemos que la
planta de cannabis es exponencial a la cantidad de lumens para su fotosíntesis, también
conlleva el aumento de nutrientes y cuidados. El tercer eslabón es: el secado de hojas/flor,
el cual es uno de los procesos que más tiempo requieren y que no conlleva un alto valor
agregado. Al requerir grandes espacios, tiempos y personal, logra ser uno de los procesos
en la cadena que actualmente no se encuentra generando un incremento en el valor final. Si
bien es verdad que un buen proceso de secado y una buena re-humidificación, (en el sector
de bancos cannábicos a nivel internacional) son un plus a la hora de seleccionar una
genética y su procedencia; lamentablemente en el comercio

No hay un impacto del tipo económico que sea exponencial para el productor, debido a las
reglas de la competencia e impuestos agravados a las ventas en este sector. La Extracción
de Tricomas es el cuarto eslabón en la cadena, el cual se caracteriza por la automatización
de los procesos de extracción, en contraposición del modelo artesanal. La ventaja de esta
implementación es la obtención de cantidades significativas de tricomas. Podemos decir
que el valor agregado es la base para preparados de comestibles (edibles en ingles), aceites
de cannabis, componentes de calidad farmacéutica, cremas etc. Una de la forma más
industrializada es la extracción por medio de etanol.

El quinto eslabón es la modificación de los extractos del cannabis para el mercado objetivo;
ya sea la preparación de aceites y el envasado de cannabis de la industria farmacéuticas,
como el preparado de comestibles en función al mercado de los denominados “coffe
shops”. El último eslabón en la cadena de Valor es la distribución y/o comercialización de
los productos. Actualmente, nos encontramos en un mercado, en donde la exportación de
cannabis en Latino América empieza a ser una nueva forma visible este proceso de valor
agregado, para aquellos países cuyas normas vigentes y leyes lo permiten. En la industria
del cannabis, es posible hallar diferentes eslabones que intervienen dentro de un proceso
económico. En cada eslabón se añade valor, que, en términos competitivos, está entendido
como la cantidad que los consumidores, que se encuentran dispuestos a abonar por un
determinado producto.

Caso colombiano

La legalización de la industria del cannabis medicinal en Colombia data de un decreto


presidencial de fines de 2015, cuyas directrices fueron confirmadas en 2016 por la Ley
1767 (ya en 2009 se había autorizado el uso de cannabis medicinal bajo prescripción
médica). A través de estas normas se determinaron las instituciones supervisoras para esta
industria, entre ellas los ministerios de Salud y de Justicia, el Fondo Nacional de
Estupefacientes (FNE), el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) y el Instituto Nacional
de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (INVIMA). En 2017 y 2018 se generaron
complementos a esta normativa mediante decretos y resoluciones que terminaron de
conformar el actual marco legal en torno al cannabis medicinal en Colombia.
A su vez, para las actividades de seguimiento y evaluación, el Ministerio de Salud y
Protección Social y el Ministerio de Justicia y del Derecho cuentan con el apoyo del
Ministerio de Defensa Nacional, por medio de las fuerzas militares o policiales. En tanto, la
Dirección de Narcóticos de la Policía Nacional tiene el atributo de consolidar información
respecto a empresas habilitadas y está facultada para hacer controles esporádicos al campo
e informar las infracciones encontradas.
Conforme a este marco, en Colombia es legal el uso de semillas para siembra y cultivos de
plantas de cannabis para fines médicos y científicos, incluyendo tanto cannabis psicoactivo
como no psicoactivo (con THC<1%). También es legal la fabricación de derivados, y su
venta en el mercado local y externo. La normativa vigente establece preferencias para los
pequeños y medianos cultivadores, productores y comercializadores de cannabis medicinal.
Entre otras cosas, señala que se deben implementar mecanismos alternativos para los
controles de seguridad, establece que al menos el 10% del cupo asignado anualmente a las
empresas grandes para la transformación de la materia prima en productos derivados debe
provenir de ese grupo de productores, se les da prioridad en la asignación de cupos, reciben
asesoría técnica y también se les permite tramitar la licencia de cultivo para fines científicos
sin necesidad de tener una licencia de fabricación de derivados o un vínculo con alguien
que la posea, algo que es condición obligatoria para las personas naturales que desean
cultivar (Martínez-Rivera, 2019 y Ramírez et al., 2019).

Para ingresar al sector se necesitan licencias, las cuales se otorgan a personas físicas o
jurídicas, nacionales o extranjeras, por un plazo de cinco años, y son renovables. Las
instituciones encargadas de expedir licencias en las diversas etapas de la cadena del
cannabis son el INVIMA y el Ministerio de Justicia y del Derecho. Este último asigna las
licencias para la comercialización de semillas y el cultivo de cannabis psicoactivo y no
psicoactivo. En tanto, el INVIMA es una dependencia del Ministerio de Salud y Protección
Social, que se encarga del procesamiento y seguimiento de licencias relacionadas con la
producción de derivados del cannabis. El INVIMA también se encarga de la certificación
de buenas prácticas manufactureras requerida para la autorización de funcionamiento de
laboratorios farmacéuticos (para formulaciones magistrales se requieren estándares menos
exigentes, conocidos como buenas prácticas de elaboración).
A su vez, para cultivar o fabricar derivados de cannabis con un contenido mayor al 1% de
THC, también deben solicitarse cupos, los cuales tienen un año de duración, con
posibilidad de obtener prórrogas. Estos cupos reparten internamente la cuota asignada a
Colombia anualmente por parte de la JIFE, según el mecanismo citado más arriba, y son
administrados por el Grupo Técnico de Cupos, del cual forman parte los Ministerios de
Justicia y Salud, el ICA, el INVIMA y el FNE (que es el que en la práctica administra el
otorgamiento de los cupos). Por el contrario, aquellos que cultivan cannabis no psicoactivo
no requieren cupos.
A modo de resumen, el cuadro muestra los distintos tipos de licencias, su modalidad y la
institución otorgante. A su vez, existen distintos costos para cada licencia, en función de si
son modificaciones, solicitud por primera vez, expansiones, etc. A modo ilustrativo, el
cuadro 3 que le sigue muestra el costo en 2020 de tres tipos distintos de licencias, a valores
del tipo de cambio promedio de mayo-junio del mismo año.
En tanto, el ICA está encargado de las autorizaciones y registros en materia de producción,
comercio exterior, comercialización e investigación en semillas de cannabis. Según la
última información disponible, existen en Colombia 337 productores autorizados de
semillas, 37 unidades de investigación, 30 unidades de evaluación, 56 empresas con
licencias de importación y 32 con licencias de exportación. Por otro lado, 24 empresas
registraron 243 variedades de cannabis ante el Registro Nacional de Cultivadores. A su vez,
de acuerdo con lo detallado por el Ministerio de Salud y Protección Social se entregaron,
hasta marzo de 2020, 171 licencias de fabricación de derivados. Finalmente, según el
Ministerio de Justicia y del Derecho se otorgaron, hasta febrero del mismo año, 517
licencias de cultivo, de las cuales 153 fueron a psicoactivo y 364 a no psicoactivo –además
de otras 91 de uso de semillas para siembra–.
Por otra parte, cabe mencionar que en 2018 se creó la figura de “fuente semillera”, por la
cual se permitía registrar y legalizar ante el ICA, hasta fines de dicho año, las variedades de
semillas preexistentes en Colombia. Según información de prensa se recibieron 1.115
solicitudes bajo esa figura.
Este conjunto de cambios normativos, junto con las expectativas de crecimiento del
mercado internacional y la búsqueda de localizaciones productivas con bajos costos,
hicieron que Colombia en muy poco tiempo se convirtiera en un país líder en la región para
la industria del cannabis, lo que motivó a algunas de las principales empresas de Estados
Unidos y Canadá a instalarse mediante filiales propias, o compras de firmas locales y/o
asociaciones con estas, incluyendo los casos de Canopy Growth (esta empresa, con sede en
Canadá, abandonó recientemente sus operaciones de cultivo en Colombia como parte de un
achicamiento más general de sus negocios en todo el mundo), Aurora Cannabis (Canadá),
Aphria (Canadá), Cronos (Canadá) y Northern Swan (Estados Unidos) –que se fusionó con
una empresa local y actualmente opera bajo el nombre de Clever Leaves)–. Otras empresas
que tienen fuerte participación en Colombia son Pharmacielo (de capitales locales), Khiron
Life Sciences (de origen canadiense), Blueberries Medical (canadiense) y Avicanna
(también canadiense y la responsable de la primera exportación de semillas de Colombia a
través de su subsidiaria Santa Marta Golden Hemp).
En relación con el otorgamiento de certificaciones de buenas prácticas agrícolas y/o
manufactureras, estas no son de carácter mandatorio para las empresas, aunque como vimos
antes son fundamentales para el comercio exterior. En Colombia, es Control Union la que
lidera este segmento del mercado. La gran mayoría de las empresas listadas en el párrafo
anterior han obtenido o se encuentran en proceso de solicitud de estas certificaciones.
Sin embargo, en la práctica la producción comercial de cannabis ha avanzado muy poco en
Colombia. Entre 2019 y 2020 se han enviado a Europa diversas muestras de cannabis
medicinal para investigación, pero hasta el momento no hay certezas sobre si se concretarán
ventas este año. En tanto, recién en mayo de 2020 se autorizó la primera exportación de
semillas (100.000 unidades) hacia Estados Unidos. Por otro lado, como veremos más abajo,
el mercado doméstico sigue muy restringido, y es prácticamente nulo, al presente, el
registro de productos farmacéuticos. Los cosméticos son el segmento de mayor crecimiento
hasta el momento. En este caso, las empresas pueden importar CBD para agregarlo a los
cosméticos que fabrican: asimismo, el registro en el INVIMA de estos productos es más
sencillo y veloz (Marijuana Business Daily, 2019).
Si bien las dificultades para concretar exportaciones se deben a que el crecimiento del
mercado internacional va más lento que las previsiones formuladas en años previos,
sumado a los exigentes requerimientos de certificaciones por parte de los mercados
receptores potenciales, también persisten problemas en el marco regulatorio local que
obstaculizan el crecimiento del sector. Por ejemplo, en algunas de las entrevistas realizadas
se mencionaron las dificultades para obtener la habilitación de las instalaciones, a pesar de
ya contar con las licencias necesarias. A su vez, las empresas del sector también tuvieron
dificultades en el acceso al crédito y la apertura de cuentas (ver los resultados de la
encuesta presentada en Ramírez et al., 2019), algo que también ocurre en otras experiencias
nacionales, debido especialmente a las normativas bancarias vigentes en Estados Unidos.
En lo que respecta a la demora en el trámite de licencias, en el cuadro 4 se observan los
avances registrados, pero también se trata de un factor problemático para las empresas del
sector, según destacaron en la encuesta antes mencionada, en particular en el caso del
INVIMA (ver también PWC, 2019b).

Para finalizar, retomando lo mencionado respecto del mercado interno para el cannabis
medicinal, en la práctica su desarrollo ha sido dificultoso, en gran medida por los
estándares requeridos por el gobierno para garantizar la calidad, seguridad y eficacia de los
productos respectivos (Marijuana Business Daily, 2019). El acceso al cannabis medicinal se
puede dar a través de dos vías: formulaciones magistrales o productos registrados. A su vez,
la prescripción médica es un requisito para ambos canales de aprovisionamiento. El
mercado de formulaciones magistrales es menos exigente, sin embargo, ya que las firmas
que proveen los ingredientes de las formulaciones no tienen como requisito probar su
eficiencia y/o seguridad, a diferencia de lo que ocurre con los productos registrados. Pese a
esto, la información disponible sugiere que tampoco se observan ventas significativas a
través de este canal.
Las condiciones climáticas favorables, los bajos costos de producción, las posibilidades de
exportación y la legislación del país aumentaron este frenesí por hacer parte del negocio.
De acuerdo con la consultora Crop América, mientras en Colombia la producción de un
gramo de flor de cannabis vale entre 0,5 y 0,8 dólares, en Canadá puede costar 2,1 dólares.
Otro de los atractivos de Colombia es la variedad de acuerdos comerciales vigentes que
tienen con distintos países, en especial con aquellos en donde también se ha regulado el
cannabis medicinal, como es el caso de Canadá, la Unión Europea y Estados Unidos. En la
actualidad Colombia cuenta con 16 acuerdos comerciales, incluyendo tratados de libre
comercio y acuerdos de alcance parcial. Todas estas ventajas comparativas también
despertaron el interés de productores locales, que se registraron como pequeños y medianos
cultivadores, como primer paso para luego solicitar una licencia y hacer parte del mercado
en el futuro. Mientras algunas personas le apostaron al desarrollo de un tipo de licencia,
otras optaron por un modelo vertical, es decir, adquirir el paquete de cuatro licencias para
tener control sobre las semillas, el cultivo y la fabricación de derivados, y de esta forma
garantizar la calidad de los productos.
A diferencia de otros modelos de regulación adoptados en otros países, en los que los
protocolos no son tan estrictos y se basa más en la despenalización del consumo con fines
medicinales, Colombia le apostó a la creación de una industria farmacéutica y al desarrollo
científico, lo que supone la inversión de grandes cantidades de capital. Estas exigencias han
llevado a que varias empresas nacionales hagan alianzas con empresas de afuera o busquen
fuentes de financiación privada, por lo general con capital extranjero. La fiebre por el “oro
verde” se incrementó por las expectativas del mercado global de una industria naciente.
Según BDS Analytics, una firma de servicios de datos especializada en la industria del
cannabis, se calcula que para 2020 el gasto mundial en productos a base de cannabis llegará
a los 32 mil millones de dólares, mientras que un informe del Grand View Research prevé
que este mercado podría alcanzar los 63.000 millones de dólares para el 2025. A nivel
nacional, un estudio reciente de la empresa Econcept, que cuenta con el aval de los ex
ministros Juan Carlos Echeverry, Mauricio Santamaría y Tomás González, afirma que este
sector en el futuro podría generar exportaciones por más de 17.700 millones de dólares,
mayores incluso que las de petróleo, y tiene el potencial de crear 101.964 puestos en
Colombia, más de los que genera la industria de flores (83.225) o el cacao (62.000).
Desafío para pequeños y medianos productores en Colombia
Para Rodrigo Arcila, precisamente la llegada de capitales extranjeros, en especial de
Canadá, ha sido recibida con beneplácito pues es un país que ya lleva un largo camino
recorrido en cultivo y transformación de cannabis, y “estas inversiones buscan copar toda la
cadena productiva, de carácter vertical”, lo que le puede dar un impulso a la industria. Sin
embargo, la llegada de las grandes compañías ha generado incertidumbre en el sector de los
pequeños y medianos productores que ven en las multinacionales una amenaza para sus
emprendimientos locales. A pesar del entusiasmo que despertó la regulación del cannabis
medicinal y la inclusión de los pequeños y medianos productores como una medida para
hacer parte del mercado a aquellos que ya cultivaban desde la ilegalidad, las condiciones
propias de la regulación han dejado por fuera a un importante sector que también quiere
beneficiarse con el auge del mercado medicinal de cannabis.
El principal obstáculo que enfrentan los pequeños y medianos productores ha sido
precisamente la misma legislación. El tipo de regulación que adoptó Colombia explica
Andrés López, apunta a la creación de una industria farmacéutica que necesariamente
implica cumplir con ciertos estándares y protocolos de producción, que a su vez demandan
de inversiones considerables. López explica la diferencia entre lo que él llama el “modelo
norteamericano” de regulación y el “modelo farmacéutico”. El primero se fundamenta en la
despenalización del uso para fines médicos y se legaliza el cultivo, la venta de cannabis y el
autocultivo. Tampoco requiere de prescripción médica obligatoria, la venta se puede dar en
dispensarios, aplicaciones o autocultivo, y el tiempo de implementación es más corto pues
se legalizan productos ya existentes y se crea una cadena de suministro legal. El segundo
modelo, por el contrario, se basa en el uso de cannabis y cannabinoides como principios
activos para ser usados en la industria farmacéutica que debe cumplir con ciertas normas
antes de poner un medicamento a la venta. Además, la venta de productos requiere de un
registro sanitario basado en pruebas de seguridad y eficacia (que en el caso colombiano es
otorgado por el INVIMA), y sólo se venden bajo prescripción médica en farmacias o
centros de salud. El control de calidad y la investigación científica previa hacen de este
modelo de regulación mucho más demorado en su tiempo de implementación, y de
inversiones de dinero que los pequeños emprendimientos no poseen. López sostiene que
bajo este modelo de regulación es muy difícil que los pequeños y medianos campesinos
puedan competir en igualdad de condiciones. A pesar de que la regulación obliga a que el
10 por ciento de los derivados debe provenir de este sector, algunas compañías optaron por
establecer sus propios cultivos y contratar a algunos campesinos de la región para cumplir
con esa cuota (ver Los desafíos).
Ante esta situación, la formación de cooperativas aparece como una de las pocas opciones
para que esta parte de la población pueda entrar al competitivo mercado del cannabis
medicinal. Un ejemplo de lo anterior es el caso de Caucannabis, una cooperativa formada
por familias de la comunidad indígena Nasa, en el departamento del Cauca, una zona con
tradición de siembra de marihuana para el mercado ilegal. Luis Alfredo Muelas, miembro y
uno de los fundadores de Caucannabis, explica que desde hace 50 años se empezó a cultivar
marihuana en esa zona, pero a partir del 2010 empezó a ser estigmatizada cuando los
cultivos aumentaron considerablemente por la siembra de Creepy, una clase de marihuana
muy apetecida en el mercado ilegal. Con la expedición del Decreto 613, vieron una
oportunidad para saltar de la ilegalidad a la legalidad y hoy cerca de 400 familias hacen
parte de la cooperativa que ya cuenta con licencia de cultivo de cannabis psicoactivo. El
caso de Caucannabis sirve para ilustrar varios de los desafíos que enfrentan los pequeños y
medianos cultivadores. Muelas explica, por ejemplo, que uno de los requisitos para ser
miembros de la cooperativa es que los aspirantes no tengan ningún vínculo con cultivos
ilegales. “Queremos hacer las cosaS bien y atados a las normas. Si en algún momento
contribuimos al conflicto, esta es una oportunidad para ayudar en el postconflicto”, señala
Muelas. La legislación es clara al señalar que “en ningún caso los proyectos de cannabis
para fines medicinales avalados por el programa de sustitución voluntaria de cultivos de
uso ilícito podrán ser utilizados para legalizar plantaciones que preexistan a la solicitud”.
Aunque de entrada este requisito parece comprensible, puede ser contraproducente en la
medida en que esos cultivos han sido fuente de ingreso de esas familias por años y muchas
de ellas no pueden darse el lujo de destruir los cultivos de la noche a la mañana. Aunque
una de las razones de incluir a los pequeños cultivadores era ir en consonancia con el punto
cuatro del Acuerdo de Paz con la guerrilla de las FARC, que apunta a la solución del
problema de drogas ilícitas en Colombia a través de la sustitución voluntaria, no hubo una
articulación con el Programa Nacional Integral de Sustitución de Cultivos de Uso Ilícito,
PNIS. Mientras este programa está enfocado primordialmente a la sustitución de cultivos de
coca, del que se tiene un registro del número de familias que dependen de estos cultivos y
la cantidad de hectáreas sembradas en el territorio nacional, las cifras sobre familias que
dependen de cultivos de marihuana son muy escasas y no hay un mecanismo que permita
identificar con exactitud el total de cultivos de marihuana en el territorio nacional.
Otro de los desafíos es la posibilidad de que los pequeños productores también puedan
desarrollar industria. Luis Alfredo Muelas señala que a pesar de que ven con buenos ojos la
medida de exigir que el 10 por ciento de la producción provenga de pequeños o medianos
cultivadores, no quieren ser solo cultivadores sino que quieren acceder a las licencias de
semillas, por ejemplo, para tener autonomía de producción. Esta es una labor que requiere
de una inversión y un conocimiento específico, que ante la falta de una financiación estatal,
han tenido que buscar aliados e inversionistas extranjeros para financiar el proceso de
genética y así registrar las semillas al Instituto Colombiano Agropecuario, ICA, encargado
de la certificación. Además de la inversión, los estándares de calidad también han supuesto
un obstáculo para quienes no tienen ni la formación ni los recursos para cumplir con las
Buenas Prácticas de Manufactura (BPM) que la industria farmacéutica exige, en especial
para la exportación de productos terminados. Estos estándares pueden ser alcanzados por
las grandes empresas que cuentan con el capital necesario para invertir en procesos de
verificación y seguimiento, pero no para los pequeños y medianos cultivadores que a pesar
de tener el conocimiento y la experiencia agrícola, no cuentan con los recursos para hacer la
transición de cultivadores a productores.
Pero aún para aquellos que sólo quieren estar en la parte de cultivo también hay estándares
que frenan su entrada en la competencia por el mercado. Para los cultivadores existen las
Buenas Prácticas de Agricultura (BPA), que, si bien son menos estrictas y requieren menos
inversión que las de manufactura, también plantean una serie de estándares de necesario
cumplimiento. En el caso colombiano es también el ICA la entidad encargada de reconocer
a los agricultores que implementan en sus fincas una serie de medidas preventivas, con el
fin de garantizar una producción que no genere daños en la salud del consumidor. Este es
sin duda un desafío para algunas familias, muchas de las cuales utilizan métodos de
siembra tradicionales que no son aceptados bajo los estándares internacionales, lo que los
pone en una situación de desventaja. Desde la firma del Decreto 2467 sancionado por el
gobierno, Pedro Arenas, director del Observatorio de Cultivos y Cultivadores Declarados
Ilícitos (OCCDI), se refirió a este asunto al señalar que las BPM hacen parte de una
discusión de vieja data: “la reglamentación de antiguas plantas prohibidas se inserta en
lógicas de mercado y particularmente de la gran industria química y farmacéutica, que está
controlada por multinacionales que pretenden arrebatar el derecho a las comunidades de
usar sus plantas de forma tradicional”. Los miembros de Cannalivio, una de las empresas
con licencia, expresó esta misma preocupación en un concepto emitido a raíz del Decreto
2467 pero que aún aplican para las regulaciones actuales. En este documento reiteraban “la
importancia que la regulación del uso medicinal de derivados cannábicos no genere cargas
excesivas tanto económicas como administrativas para los productores y prestadores de
servicio nacionales en detrimento del derecho a la salud de las personas que sean o puedan
llegar a ser beneficiarias de la terapia cannábica”.
Y es que otro de los desafíos generales a resolver es que a pesar del promisorio panorama
que se vislumbra en torno al cannabis medicinal en Colombia, aún existen varias dudas
sobre los verdaderos alcances de esta fiebre de “oro verde”, en especial sobre los pacientes
y los alcances del mercado, especialmente a nivel nacional. Procolombia, entidad encargada
de promover el turismo, la inversión extranjera en Colombia, las exportaciones y la imagen
del país, menciona a Canadá, Australia, México y Alemania, como posibles destinos de
exportación, pero sin cifras específicas. En cuanto al mercado nacional, algunas empresas
como la colombo-canadiense Khiron han identificado 6 millones de pacientes potenciales
en Colombia, pero no hay cifras oficiales que respalden esas estimaciones. Los datos que el
gobierno ha utilizado para la implementación de la regulación del cannabis mezclan el uso
de cannabis recreacional con el medicinal. Asocolcanna ha expresado su inquietud por la
especulación que ha surgido alrededor. “Es un tema que estamos precisamente iniciando a
estudiar con mucha información y responsabilidad. Queremos salirnos del plano
especulativo e informarnos con datos provenientes de los empresarios. Es decir, pasar de la
especulación de los escritorios a solicitarle los datos a los productores” señala Mariam
Laudith Pimentel, asistente de presidencia de Asocolcanna. Por lo anterior, los
representantes de Asocolcanna anunciaron la presentación de un estudio de caracterización
de la agroindustria del cannabis elaborado por Fedesarrollo, un reconocido centro de
pensamiento en Colombia. Y es que si bien es cierto que cada vez son más los países que le
están apostando al uso de cannabis con fines médicos, y existe evidencia científica que
prueba las bondades de esta planta, aún falta claridad sobre los pacientes a quienes estos
medicamentos llegarían.
Para algunos, la carencia de información sobre los pacientes radica en que, a diferencia del
espíritu inicial de la ley, que se basó en un enfoque de salud pública y buscaba facilitar el
acceso de los pacientes a los medicamentos derivados del cannabis, ese objetivo al parecer
se desdibujó por el jugoso negocio que se abrió de repente. En un documento elaborado el
Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz, Indepaz, se menciona la falta de referencia
al paciente en toda la legislación y anota: “resulta preocupante que por ninguna parte se
considere al paciente como sujeto de estos. Estamos frente a una reglamentación que solo
se ocupa de las condiciones de desarrollo comercial de la materia para empresas y en
ningún momento considera al paciente como un actor clave en la materialización de este
sector”. Sumado a esto, son pocos los contactos que ha habido con la comunidad médica
por lo que aún surgen dudas de la posibilidad de que los profesionales de la salud receten
medicamentos a base de cannabis. La socialización de esta nueva regulación se ha hecho
por parte de las mismas empresas y no por parte del estado. Aphria, compañía de capital
canadiense, anunció a principios de 2019 un acuerdo con la Federación Médica
Colombiana para realizar cursos, entrenamientos y discusión de estudios científicos
precisamente para socializar los usos y alcances de los productos a base de cannabis.
Khiron, una de las compañías que cotiza en la bolsa de Toronto, trabaja desde 2018 con
cerca de 3.200 médicos de la Asociación Colombiana de Neurología, la Asociación
Colombiana en Medicina Interna y la Asociación para el Estudio del Dolor, para
transformar el imaginario colectivo alrededor del cannabis. Aunque este trabajo es
necesario para sensibilizar a la población sobre el cannabis medicinal y desmitificar el uso
de los derivados, el hecho de que esta socialización provenga de las mismas compañías se
ve más como una estrategia de mercadeo que una labor educativa.

Aspectos legales

Creación empresa en Colombia:


A continuación, se presenta una serie de pasos para constituir una empresa en Colombia de
acuerdo con el Grupo Bancolombia, lo cual es necesario para incursionar en la industria del
cannabis:
a) Verificar la disponibilidad del nombre de la empresa en el siguiente link
http://versionanterior.rues.org.co/RUES_Web/Consultas.
b) Consultar la clasificación por actividad económica.
c) Elegir tipo de sociedad a constituir.
d) Diligenciar formulario de registro y matricula en la Cámara de Comercio y pagar su
respectivo valor económico.
e) Inscribir el RUT ante la DIAN y obtener el NIT.
f) Verificar el estado de los trámites.
g) Realizar los trámites ante la notaría pública de constitución de la sociedad
obteniendo las copias respectivas.
h) Tramitar la escritura pública en caso de contar con más de 10 trabajadores o hasta
500 SMLV en activos fijos al momento de la constitución.
i) Abrir una cuenta bancaria en cual se deposita el capital de la empresa.
j) Inscribir los libros de comercio ante la Cámara de Comercio dependiendo de la
sociedad constituida.

Normativa del cannabis como uso medicinal y científico


Todo empieza con las Convenciones de Estupefacientes de Viena de los años 1961, 1971 y
1988 las cuales catalogan el Cannabis y su resina como estupefacientes, su producción y
uso debe limitarse a fines médicos y científicos, donde los países deben:
 Tener un organismo de fiscalización e implementación de la Convención.
 Tramitar anualmente los cupos de cultivo y de consumo ante la UNODC/JIFE.
 Tener un sistema de licencias / controles.
 Reportar periódicamente a UNODC/JIFE.
 Gestionar los permisos de exportación e importación.
 Realizar Inspección y auditoria a establecimientos

Normativa nacional
Proceso para laborar en la industria
Antes de iniciar con los requerimientos para obtener el permiso de trabajo se deben conocer
los tipos de licencia y modalidades que existen, así como sus respectivas tarifas,
información que se observa en la figura 24 y figura 25 respectivamente.
Existen requisitos y pasos comunes para las clases de licencias, así como también los
propios para cada una y sus modalidades. Por ende, se propone desarrollar todo lo
pertinente a las licencias de Fabricación de derivados de Cannabis, Uso de semilla para
siembra y Cultivo de plantas de Cannabis psicoactivo. Este cultivo se diferencia del no
psicoactivo por el contenido de THC igual o superior a 1% en peso seco de las “sumidades
floridas o con fruto de la planta de Cannabis de la que no se ha extraído la resina,
cualquiera sea el nombre con que se le designe”
Los requisitos generales se describen en el artículo 2.8.11.2.1.5 del Decreto 613 de 2017
expedido por el Ministerio de Salud y Protección Social, y son:
1. Para personas naturales:
a) Fotocopia simple del documento de identificación: - Nacionales: Cédula de
ciudadanía - Extranjeras: Cédula de extranjería vigente y, de requerirse, visa vigente
de acuerdo con la normatividad aplicable del sector de relaciones exteriores.
b) Documento que demuestre el pago de la tarifa del trámite,
c) Declaración juramentada personal de procedencia de ingresos.
2. Para personas jurídicas:
a) Indicación del número de identificación tributaria - NIT para su consulta en el
registro único empresarial y social - RUES. Si corresponde a una entidad
exceptuada de registro en Cámara de Comercio, según el artículo 45 del Decreto
2150 de 1995 o el artículo 3 del Decreto 427 de 1996, deberá aportar copia simple
del documento que acredite la existencia y representación legal.
b) Fotocopia simple de los documentos de identificación de los representantes legales
principales y suplentes: Nacionales: Cédula de ciudadanía Extranjeros: Cédula de
extranjería vigente y visa vigentes, de acuerdo con la normatividad aplicable del
sector de relaciones exteriores.
c) Documento que demuestre el pago de la tarifa.
d) Declaración juramentada de ingresos firmada por el representante legal y el
contador o revisor fiscal, según sea el caso. Para efectos del contador y el revisor
fiscal, deberán adjuntar copia de su tarjeta profesional.

El artículo 2.8.11.2.3.2 del Decreto 613 de 2017 del Ministerio de Salud y Protección
Social dicta las especificaciones para tramitar la licencia de uso de semillas para siembra,
las cuales son:
1) Descripción de los equipos y las áreas donde se realizarán las actividades según la
modalidad solicitada, que incluya medidas y dimensiones, así como los registros
fotográficos correspondientes. 2. Protocolo de seguridad, de acuerdo con la
regulación técnica que sea expedida.
2) Indicación del número de matrícula inmobiliaria en los casos de los inmuebles que
se encuentren debidamente registrados ante la Oficina de Registro de Instrumentos
Públicos respectiva. Para aquellos casos en los que el predio no esté registrado, se
deberá indicar el número de la cédula catastral del inmueble.
3) En el evento en que el solicitante no sea el propietario del inmueble o inmuebles,
deberá anexar junto con su solicitud, el documento en virtud del cual adquirió el
derecho para hacer uso del predio. A falta de este, se deberá aportar una declaración
bajo la gravedad de juramento en la que se indique la posesión o tenencia de buena
fe del inmueble
Los requisitos específicos para obtener la licencia de cultivo de plantas de Cannabis
psicoactivo se dictan en el artículo 2.8.11.2.4.2 del Decreto 613 de 2017 expedido por el
Ministerio de Salud y Protección Social, siendo los siguientes:
1) La licencia de fabricación de derivados de cannabis expedida por el Ministerio de
Salud y Protección Social a nombre de la persona natural o jurídica destinataria de
la cosecha o una constancia que la misma está en trámite. La constancia será tomada
en cuenta para iniciar el trámite, pero esta licencia no podrá ser otorgada hasta tanto
la licencia de fabricación de derivados de cannabis no haya sido expedida.
2) Cuando el destinatario de la cosecha no sea el mismo cultivador, debe presentar el
contrato o documento legal equivalente que establezca el vínculo entre el
peticionario de la licencia de cultivo y un licenciatario de fabricación.
3) Indicación del número de matrícula inmobiliaria en los casos de los inmuebles que
se encuentren debidamente registrados ante la Oficina de Registro de Instrumentos
Públicos respectiva. Para aquellos casos en los que el predio no esté registrado, se
deberá indicar el número de la cédula catastral del inmueble.
4) En el evento en que el solicitante no sea el propietario del inmueble o inmuebles,
deberá anexar junto con su solicitud, el documento en virtud del cual adquirió el
derecho para hacer uso del predio. A falta de este, se deberá aportar una declaración
bajo la gravedad de juramento en la que se indique la posesión o tenencia de buena
fe del inmueble.
5) Descripción de los equipos y las áreas donde se realizarán las actividades según la
modalidad solicitada, que incluya medidas y dimensiones, así como los registros
fotográficos correspondientes.
6) Protocolo de seguridad, de acuerdo con la regulación técnica que se expida, que en
aplicación de un enfoque diferenciado tendrá condiciones distintas para los
pequeños y medianos cultivadores, productores y comercializadores nacionales de
cannabis.
7) El plan de cultivo, de acuerdo con la definición establecida en el artículo
2.8.11.1.3del presente título. Se excluyen del cumplimiento de este requisito los
solicitantes de licencias de cultivo de plantas de cannabis psicoactivo en las
modalidades de almacenamiento y disposición final.
8) Haber obtenido concepto favorable en la visita previa de control, en los términos del
inciso segundo del artículo 2.8.11.8.2 de la presente reglamentación.
La licencia de fabricación de derivados de cannabis se puede consultar en la página del
Ministerio de Salud y Protección Social, sección Trámites y Servicios > Tramites > Persona
jurídica > Licencia de fabricación de derivados de Cannabis > Trámite en línea. Aquí se
encontrarán cuatro formatos (Se ilustran en la sección formatos del presente documento), la
cuenta corriente de Bancolombia No. 132-697113-74 a nombre de: Fondo Nacional de
Estupefacientes donde se podrá realizar la consignación de la respectiva tarifa. Las tarifas
son por costos de evaluacion y por costos de seguimiento y control.
Los requisitos especiales para la licencia de fabricación de derivados de Cannabis de
acuerdo al artículo 2.8.11.2.2.2 del Decreto 613 de 2017 del Ministerio de Salud y
Protección Social son:
1) La descripción de las áreas de fabricación en donde se realizarán las actividades
solicitadas, que incluyan medidas y dimensiones, así como los registros fotográficos
correspondientes.
2) Descripción de los equipos y zonas de procesos relacionadas con las actividades
solicitadas.
3) Protocolo de seguridad, de acuerdo con la regulación técnica que sea expedida, que
en aplicación de un enfoque diferenciado tendrá condiciones distintas para los
pequeños y medianos productores y comercializadores nacionales de cannabis.
4) El plan de fabricación de derivados de acuerdo con las actividades a desarrollar por
el solicitante. Para la solicitud de la licencia de fabricación por primera vez, este
plan deberá proyectarse por el término de un (01) año.
5) Indicación del número de matrícula inmobiliaria en los casos de los inmuebles que
se encuentren debidamente registrados ante la Oficina de Registro de Instrumentos
Públicos respectiva. Para aquellos casos en los que el predio no esté registrado, se
deberá indicar el número de la cédula catastral del inmueble.
6) En el evento en que el solicitante no sea el propietario del inmueble o inmuebles,
deberá anexar junto con su solicitud, el documento en virtud del cual adquirió el
derecho para hacer uso del predio. A falta de este, se deberá aportar una declaración
bajo la gravedad de juramento en la que se indique la posesión o tenencia de buena
fe del inmueble.
Las indicaciones para el protocolo de seguridad se encuentran en el artículo 30 del
Decreto 2467 de 2015 del Ministerio de Salud y Protección Social, dictando lo siguiente:
El Área de Cultivo y el Área de Producción y Fabricación deberán cumplir con las
siguientes condiciones:
30.1. Seguridad General
(i) El perímetro del Área de Cultivo y del Área Producción y Fabricación debe adecuarse
con una barrera física para impedir el acceso a personas no autorizadas por Licenciatario.
(ii) Debe haber solamente un punto de entrada para vehículos, personal y visitantes.
(iii) Las entradas internas deben estar equipadas con puertas que reúnan estándares
comerciales, marcos y mecanismos de cierre que den suficiente resistencia para impedir
acceso no autorizado.
(iv) Todas aperturas, ductos y conductos de paso mecánico/eléctricos deben estar
protegidos con material de seguridad.
(v) Debe haber señales externas e internas que muestren que el acceso no autorizado está
prohibido.
(vi) Debe haber una empresa de vigilancia contratada para garantizar la seguridad del Área
de Cultivo y Área Producción y Fabricación los siete días la semana, veinticuatro horas del
día.
(vii) Debe tener contratada una empresa de auditoría que revise los inventarios para
verificar el uso y destino autorizados de las semillas y plantas de cannabis.

30.2 Edificaciones
(i) Las estructuras de los edificios deben ser construidas usando materiales que resistan la
entrada forzada, y deben ser aseguradas con dispositivos de cierre en todas ventanas,
puertas y cercas.
(ii) La integridad de tales estructuras debe ser mantenida por medio de inspección periódica
y/o reparación.

30.3. Monitoreo y Detección


(i) Deben instalarse cámaras de circuito cerrado de televisión que operen todos días,
veinticuatro horas y en todo el perímetro del Área de Cultivo y el Área de Producción y
Fabricación.
(ii) Debe instalarse un sistema de detección de intrusos.
(iii) El personal entrenado debe estar preparado para reaccionar de manera efectiva ante
cualquier detección de acceso no autorizado o ante la presentación de incidentes de
seguridad.
30.4. Control de Acceso
(i) Debe instalarse tecnología control de acceso adecuada y deben adoptarse medidas
apropiadas para restringir el acceso e identificar apropiadamente a toda persona que entre o
salga del perímetro del Área Cultivo y del Área Producción y Fabricación.
(ii) Debe haber controles apropiados para la expedición de candados, llaves y códigos de
acceso.
(iii) El acceso a las áreas seguras debe estar restringido a personas cuya presencia en el área
es requerida dadas sus responsabilidades laborales. Un miembro responsable de personal
debe acompañar a los visitantes autorizados.
(iv) Debe tomarse un registro la identidad toda que entre o salga del Área de Cultivo y del
de Producción y Fabricación.

30.5. Suministro de energía eléctrica


(i) En caso de falla en el suministro energía eléctrica o manipulación del sistema de energía,
debe estar disponible para efectos de asegurar la integridad de todos los sistemas, un
suministro energía ininterrumpido alterno suficiente.
(ii) Un plan respuesta debe estar en el lugar en caso de interrupción de energía, incluyendo
reportes de incidentes y restablecimiento del servicio de energía.

30.6 Adicionalmente,
se deberán aplicar requerimientos que las autoridades encargadas de expedir las licencias
estipulen en manuales y guías con el fin de garantizar los estándares de seguridad.

Adicional a lo anterior, también es necesario tramitar un cupo para el tipo de licencia en


cuestión de acuerdo con el artículo 2.8.11.2.6.6 del Decreto 613 de 2017:
El licenciatario deberá radicar ante el Ministerio de Salud y Protección Social, a través de la
Dirección de Medicamentos y Tecnologías de la Salud, o ante el Ministerio de Justicia y del
Derecho, a través de la Subdirección de Control y Fiscalización de Sustancias Químicas y
Estupefacientes, según corresponda, la solicitud de los cupos ordinarios a más tardar el
último día hábil del mes de abril de cada año. Esa solicitud se hará efectiva para el siguiente
año, pues la solicitud de cupos a nivel internacional se hace un año por adelantado. El
licenciatario podrá solicitar excepcionalmente la asignación del cupo suplementario,
cuando se requiera ante la ocurrencia de una circunstancia especial.

Los requisitos para la asignación de cupos son dictados en el artículo 2.8.11.2.6.7 del
decreto 613 de 2017 y son:
1) El plan de factibilidad y operaciones, de acuerdo con la regulación técnica
que se expida para el efecto, y
2) El documento en el que se evidencie el vínculo cierto y obligatorio entre el
licenciatario de fabricación y el licenciatario de cultivo de plantas de
cannabis psicoactivo. Este documento deberá contener las cantidades de
cannabis psicoactivo que potencialmente se transferirán, así como las fechas
y demás especificaciones obligatorias para los licenciatarios. Sé excluye este
requisito en los casos en los que el licenciatario de cultivo de plantas de
cannabis y el licenciatario de fabricación de derivados de cannabis
psicoactivos sea la misma persona.

De acuerdo con el artículo 2.8.11.2.6.9 del decreto 613 de 2017, la asignación de cupos:
Los cupos serán asignados por la autoridad de control correspondiente, previo concepto
vinculante de evaluación del Grupo Técnico de Cupos, así:
1) Cupo ordinario: Tendrá vigencia hasta de un año y corresponde al solicitado
dentro del plazo establecido para tal efecto y que será usado durante la
vigencia inmediatamente siguiente.
2) Cupo suplementario: Corresponde al solicitado en circunstancias especiales
debidamente justificadas y que será utilizado durante el año en curso, por lo
cual su vigencia será desde su aprobación hasta el último día hábil del año
en curso.
Las circunstancias especiales serán establecidas por una reglamentación general expedida
por el Ministerio de Salud y Protección Social y el Ministerio de Justicia y el Derecho, de
acuerdo con sus competencias.

Aspectos técnicos

En este capítulo se desarrolla en detalle el ciclo del Cannabis, los factores para su cultivo y
cosecha, y finalmente el método para extraer el aceite de las flores a comercializar.
Al principio se debe tener claridad en qué variedad de planta será sembrada, es decir, que si
por ejemplo se va a realizar un cultivo en interior no es recomendable sembrar especies
sativa por su gran tamaño, puesto que la planta estará limitada por una barrera física (el
techo) que impedirá el desarrollo de todo el potencial de esta subespecie de Cannabis. Así
como el tamaño de la planta, los porcentajes de componentes químicos, tiempo de
floración, las condiciones climáticas, la clase de cultivo entre otras variables deberán ser
analizados previamente para la selección óptima de la variedad a sembrar, según el objetivo
deseado
Cultivo:
1. Germinación y Emergencia.
“Luego de que la semilla se embebe en agua, la radícula se hace visible, emerge el
hipocótilo y los cotiledones se desplegan por encima de la superficie. La
temperatura óptima para la germinación es 24ºC (Ceapoiu, 1958). Temperaturas
menores demoran el proceso, que usualmente lleva de tres a siete días (Clarke,
1997). La temperatura mínima de germinación es 0ºC (van der Werf et al., 1995a)” .
“Se recomienda con Luna Descendente, entre los 3 días anteriores a Luna Llena y
Luna Creciente. Del Cannabis, principalmente se desean sus flores, por lo que
favorece germinar las semillas al paso de la Luna por una constelación de Aire”. El
paso a paso para desarrollar esta etapa es el siguiente:
1. Humedecer las semillas en un vaso de agua durante toda la noche . Es
recomendable no alargar el tiempo que están en agua más de 48 horas pues
podrían pudrirse.
2. Una vez humedecidas, ponerlas entre servilletas de papel empapadas de
agua. Se debe mantener un ambiente cálido (21-32ºC) y oscuro. Se deben
humedecer las servilletas diariamente y mantenerlas húmedas, pero sin
exceso de agua. Una vez que es visible el brote blanco (raíz) de las semillas,
es el momento de plantarlas, con mucho cuidado de no dañarlas.
3. Lo más cómodo y seguro es sembrarlas en cubos de enraizamiento (jiffy:
pastilla de turba prensada para siembra) o una mezcla de sustrato inerte fino
y ligero. Cubrir las semillas germinadas con unos dos centímetros de
enraizamiento con el brote blanco, la raíz, hacia abajo. Al poco tiempo
saldrá el tallo principal, con el par de hojas redondas.
4. Si plantamos en sustrato, es aconsejable regar con pulverizador ya que con
esto conseguiremos no afectar el estado en que hemos colocado las semillas
ni su profundidad ya que si regamos a chorro o sin mucho cuidado
golpearemos con demasiada fuerza el sustrato con el agua y desenterrara las
semillas o las hundirá demasiado pudiendo hacer esto que se dañen y no
terminen de nacer.
2. Estado vegetativo
“Este estado se caracteriza por el crecimiento del tallo y las hojas, siendo lento al
principio, cuando se forman hasta cinco pares de hojas verdaderas y sus espacios
entre nudos son cortos. Más tarde el tallo crece rápidamente, y los espacios entre
nudos aumentan (Cepoiu, 1958; Bòcsa y Karus, 1998). Durante el estado
vegetativo, la planta forma entre siete y hasta doce pares de hojas. El primer par de
hojas tiene un solo folíolo, el segundo tiene tres, el tercero cinco y así
sucesivamente hasta alcanzar usualmente once folíolos (Clarke, 1997). Una hoja se
considera desplegada cuando sus folíolos tienen al menos un cm de largo”. La
figura contiene elementos que permitirán mejorar las características de la tierra.
“El trasplante es una operación traumática para la planta. Los minúsculos pelos de
las raíces son muy delicados a la luz, el aire o la manipulación los dañan con
facilidad. Las plantas necesitan tiempo para asentarse y restablecer el flujo de
líquidos desde las raíces hacia toda la planta. Necesitan poco nitrógeno y potasio y
grandes cantidades de fósforo. Se recomienda trasplantar por la tarde para que las
plantas tengan toda la noche para recuperarse”.
“Con Luna Descendente en fase Creciente se dan las condiciones ideales para pasar
las plantas a macetas más grandes, también para plantar las semillas germinadas. En
el caso del Cannabis, el momento más influyente, es el paso de la Luna por una
constelación Aire”.

Para aplicar el abono de crecimiento “Se recomienda en Luna Descendente y fase


Creciente si son abonos naturales o preparados, si utilizamos abonos minerales, se
recomienda en fase Menguante. Aplicando los abonos bajo la influencia de las
constelaciones Agua, la Marihuana responderá desarrollando hojas y tallos de forma
vigorosa” .

Paso a paso para el trasplante:


1. Fortalece y aclimata las plantas dejándolas en el exterior durante unas horas
cada día. Durante la noche, las dejaremos dentro de casa. Cada día pasan
más horas fuera. En una semana estarán aclimatadas.
2. Riega las plantas uno o dos días antes de trasplantarlas.
3. Prepara el agujero de plantación o la maceta.
4. Riega la tierra hasta que esté saturada.
5. Con cuidado, coge la planta junto con el cubo de enraizamiento. Si está en
tierra, procura que las raíces se mantengan en un bloque.
6. Planta el cubo de enraizamiento en el agujero de plantación. Asegúrate de
que todas las raíces estén creciendo hacia abajo.
7. Rellena el agujero alrededor de las raíces. Con delicadeza, afirma la tierra en
contacto con las raíces.
8. Riega hasta que la tierra esté completamente saturada, pero no encharcada.
9. Durante un par de días, para disminuir la cantidad de luz que reciben, sitúa
las plantas bajo una pantalla o en la sombra. Pasados tres o cuatro días
sácalas al sol poco a poco.
10. La tierra orgánica fértil aportará los nutrientes necesarios para un mes o más
de crecimiento antes de que sea necesario fertilizar.
11. Una vez que se ha creado un sistema de raíces fuerte, el crecimiento del
follaje aumenta con rapidez, las plántulas entran en el estado de crecimiento
vegetativo. Cuando la producción de clorofila va a toda velocidad, una
planta producirá tanto follaje verde como permitan la luz, el CO2, los
nutrientes y el agua. Con cuidados adecuados, puede crecer entre 3 y 6
centímetros al día.
3. Floración
“El cambio de filotaxis (posición de las hojas) de opuesta a alternada (“Punto GV”;
Bòcsa y Kraus, 1998) es un indicador del comienzo de este estadio fenológico
principal, y depende básicamente del cultivar y del largo del día.”.
“La aparición de los primordios florales, así como el proceso de floración comienza
desde la base de la planta hacia arriba, hasta la parte superior de la inflorescencia
(Clarke, 1997)”.
De acuerdo con un trabajo publicado por el Instituto Nacional de Investigación
Agropecuaria de Uruguay, la floración varía de acuerdo con el género de cada
planta así:
En las plantas dioicas macho, las flores con estambres aparecen aproximadamente
dos semanas antes que los estilos de las plantas femeninas (Clarke, 1997).
En las plantas dioicas hembras, las primeras brácteas perigonales sin estilos
aparecen justo antes de que florezcan las inflorescencias femeninas. Éstas últimas
son compactas y frondosas, y esconden dentro de brácteas perigonales las flores
femeninas que son pequeñas, verdes y pasan inadvertidas. Una misma planta
femenina posee numerosas flores en diferentes estados de desarrollo. Durante la
antesis (liberación del polen) dos estilos sobresalen desde cada bráctea perigonal, lo
que marca el comienzo de la formación de flores femeninas, y el pico de floración
femenina es alcanzado cuando el 50% de las brácteas en la inflorescencia están
formadas, independientemente de si sus estilos son visibles o no.
En las plantas monoicas se forman flores de ambos sexos, y la relación de su
número depende tanto del cultivar como del individuo. La floración de este tipo de
plantas, se refiere a las flores femeninas, y es similar a la definida para plantas
dioicas femeninas. Las flores masculinas aparecen usualmente en las puntas de las
ramas femeninas, cuando las femeninas están en plena floración. La madurez de
semilla para estas plantas se define igual que para las plantas dioicas femeninas.

“Según la Luna conviene aplicar abonos base y estimuladores de floración durante


el paso por las constelaciones Aire, favoreciendo de esta forma la formación y
engorde de los cogollos. En Luna Descendente y fase Creciente se dan condiciones
óptimas para la asimilación de nutrientes de liberación lenta por parte de la tierra.
Los abonos minerales se recomiendan en fase Menguante”.
La etapa de Floración es de suma importancia porque es aquí donde desarrollaran flores de
excelente calidad, por lo cual se recomienda.
 La planta en período de floración consume menor cantidad de agua que en el
período vegetativo. Efectuar riegos adecuados durante la floración es importante
para que las plantas puedan desarrollar los procesos químicos internos y la
producción de resina, pero no cometamos el error de restringir el agua pensando que
así la producción va a ser mayor, ya que podríamos estresar la planta y conseguir
todo lo contrario.
 Otro error que solemos cometer es cortar las hojas grandes para que la luz llegue a
las flores pequeñas o para estresar la planta. Cortar las puntas de las ramas con el fin
de iniciar un número mayor de flores, produce la dispersión de las hormonas
florales, con lo que se retarda el desarrollo. Se recomienda retirar sólo las hojas que
están ya dañadas por enfermedades o plagas.

4. Senescencia
“Luego de la floración de las plantas dioicas macho, igual que luego de la madurez
de semilla en plantas monoicas o dioicas hembras, las hojas y los tallos comienzan a
secarse, y luego de un tiempo la planta muere (en algunos lugares debido a las
heladas) y la descomposición del tejido del tallo libera las fibras del floema”.

5. Requisitos del cultivo


6. Carencias y excesos de nutrientes
7. Plagas
“En luna Descendente y fase Menguante se dan las condiciones ideales para aplicar
insecticidas para la Marihuana. La efectividad del preparado aumenta si coincide con
una constelación Agua. Los fungicidas para marihuana son más efectivos en Ciclo
Ascendente y fase Menguante”.

Cosecha
1. Limpieza de raíces
“Es lo más importante a realizar antes de recoger la cosecha, también en casos de
sobre fertilización durante el cultivo. La limpieza de raíces es capaz de retirar en su
mayoría los restos de los productos químicos, orgánicos que ha absorbido durante el
cultivo”.

“Dar con el momento oportuno para empezar a lavar las raíces las plantas depende del
método de cultivo y la cercanía al momento de la cosecha. Cuando se cultiva en sustrato,
los cultivadores suelen empezar a lavar las raíces unas dos semanas antes de cortar las
plantas, hacia el final del ciclo de vida, cuando los tricomas empiezan a adquirir colores
blanquecinos”.
“Consiste en regar la planta con el triple de agua de la capacidad de la maceta, por ejemplo,
si la maceta es de 11 litros, se aplicará un riego con 33 litros. De esta forma se garantiza el
retiro los excesos con el lavado”.

2. Corte
El momento para cortar es cuando “los tricomas de las flores han pasado de color
transparente al color lechoso (aproximadamente 70%) y ámbar (30%
aproximadamente). Para hacerlo necesitarás una lupa de al menos 10 aumentos o un
microscopio de mínimo 30 aumentos”.

Otros métodos para saber el momento de cosechar son:


 El amarronamiento del cual se van tornando los pistilos de los cogollos.
 Especificaciones del banco del cual se obtuvieron las semillas.
Se debe disponer de tijeras de podar para realizar un corte limpio, previamente
esterilizadas, esto se puede hacer dejándolas unas horas sumergidas en alcohol etílico
con el objetivo de evitar la transmisión de alguna patología. Primero se corta el tallo al
cual está sujeto el cogollo de la planta, luego las hojas más grandes y de ultimo todas
las puntas de las hojas que salen de las flores.
Consejos para realizar una buena cosecha:
 “Si las flores bajas todavía no están maduras, dejarlas un tiempo más. Tener en
cuenta que las flores más bajas, al recibir menos cantidad de luz tardan más en
madurar. De ahí que no se proceda a la cosecha de una vez, sino que se hará
respetando el tiempo de maduración: primero las flores de las puntas y
posteriormente los de las zonas más bajas”.
 “Dejar de usar abonos entre ocho y diez días antes de cortar las plantas”.
 “Dejar de regar unos tres o cuatro días antes del corte, para minimizar el
contenido en humedad”.
 “Si se quiere estimular la concentración de principios activos se recomienda
cosechar en fase de Luna Creciente o Luna Llena”.

3. Secado
“El secado convierte el THC desde su forma ácida, cruda y no psicoactiva, a su
forma neutral psicoactiva, convierte el 75% o más de la planta recién cosechada en
vapor de agua y otros gases. Para obtener los mejores resultados, el secado debe ser
lento. La temperatura ideal del aire está entre 18 y 24°C, y la humedad, entre 45 y el
55%”. El lugar donde se va a realizar esta etapa debe cumplir lo siguiente. El
espacio debe permanecer oscuro para evitar la degradación del THC.

Una vez se tiene adecuado el cuarto, se disponen las flores en este. Para ello se
puede recurrir a:
 Mallas: Existen distintos modelos, recomendadas para grandes
producciones. Están dotadas de varios niveles permitiendo clasificar las
flores por tamaño y/o tiempo de corte, evitando el contacto entre sí.
 Tendido en cuerdas: Conforme a CACTUSMARTORELL, comúnmente se
implementa en ramas de gran tamaño. Estas se cuelgan boca abajo evitando
el contacto entre ellas y adicionalmente con el suelo
El cannabis se identifica seco cuando “al doblar una rama, ésta se rompe emitiendo un
crujido en lugar de doblarse, lo que hace cuando aún conserva un poco de humedad. El
objetivo no es secarla del todo, lo ideal es que conserve un pequeño porcentaje de
humedad, así la textura de la hierba será esponjosa y no estará reseca ni quebradiza”.
Según ALCHIMIA, en referencia a la influencia de la luna, el secado se realiza en luna
descendente durante el paso por constelaciones Aire.

4. Curado
“Permite que las flores continúen secándose lentamente. La primera semana de
curado afecta a la potencia en que se elimina de manera uniforme la humedad que
hay en el interior de la flor, por lo que todo el THC se vuelve psicoactivo
prácticamente. El curado también permite que las flores se sequen lo suficiente para
que el moho no se desarrolle cuando sean almacenados”.

Es un proceso simple e importante de duración aproximada de dos meses; donde se


realiza lo siguiente según BUDDHAGENETICS:
1. Cortar las flores del tallo al cual han estado sujetas utilizando tijeras de
podar esterilizadas. También se retiran las pocas hojas que aún se encuentren
para dejar las flores limpias.
2. Introducirlas en el recipiente elegido, evitando que queden demasiado
apretadas.
3. Anotar la variedad, fecha de recolección, tiempo de secado y tiempo de
curado.
4. Guardar en espacios frescos y oscuros.
5. Durante aproximadamente 2 meses que dura esta etapa, es importante que du
todos los días de las primeras semanas se abran los contenedores una vez al
día en un tiempo de alrededor de una hora. Esto con el fin de que circule aire
entre los cogollos previniendo la aparición de moho.

Extracción de aire
Se realiza a través de un método denominado Extracción Supercrítica de Dióxido de
Carbono (CO2); esta técnica ofrece alto rendimiento, eficiencia y seguridad, genera
menores residuos, traducidos en menor contaminación respecto a las técnicas tradicionales.
Consiste en llevar el CO2 a temperaturas y presiones superiores a su punto crítico,
convirtiéndose en un formidable disolvente.
Mercado
Los proyectos de cannabis en Colombia representan una gran oportunidad para invertir.
Tienen la prometedora perspectiva de un próspero negocio en crecimiento y son además
una gran oportunidad para convertir al país en uno de los mayores proveedores de cannabis
del mundo y potenciar su economía.

Un estudio reciente de Euromonitor International indica que el mercado legal de cannabis


del mundo, estimado en 12.000 millones de dólares en 2018, alcanzará la cifra de 166.000
millones de dólares en el 2025, una cifra nada despreciable.

En el mes de febrero de 2020, recientes informaciones reseñan la existencia de más de 398


compañías dedicadas al negocio de cannabis en el país. De estas, 240 se dedican
únicamente a la producción, 120 más están integradas verticalmente es decir que cuentan
con licencias de producción y transformación y por último 38 empresas están dedicadas
únicamente a la transformación de producto.

En este sentido hasta el 31 de diciembre de 2019, el Ministerio de Justicia y del Derecho ha


otorgado un total de 530 licencias a compañías constituidas distribuidas de la siguiente
manera: 83 para uso de semillas para siembra; 313 para el cultivo de plantas de cannabis no
psicoactivo y 134 para el cultivo de cannabis psicoactivo. Así mismo, El Ministerio de
Salud ha otorgado más de 330 licencias a 158 compañías. La licencia de fabricación de
derivados de cannabis es otorgada por el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos
y Alimentos – INVIMA
Las compañías extranjeras, desde enero de 2018, han venido apostando y acelerando su
ingreso al sector de cannabis en Colombia. Según datos aportados por la organización FDI
Market, las inversiones extranjeras en el área de la producción se estiman en un valor
aproximado de 359 millones de dólares, distribuidas en 13 proyectos de
cannabis totalmente nuevos (Shehadi, S., 2019).

Las compañías de cannabis canadienses también están presentes de manera sólida y muy


visible en Colombia. Con la clara intención de tomar el liderazgo en el mercado de
cannabis terapéutico, con un aumento considerable de su presencia en el país a través de sus
inversiones en infraestructura e investigación.

Un ejemplo de esto es la compañía Canopy Growth, empresa con grandes inversiones en


Chile y Colombia, la cual es una de las mayores beneficiadas con la legalización de la
marihuana en Canadá. Que en los últimos meses ha realizado alianzas y compras de
empresas locales y terrenos, así como invertido en el desarrollo de nuevas tecnologías.

Principales empresas ejecutoras del proyecto cannabis en Colombia


 Sprectrum: Esta empresa tiene su origen en la fusión entre la compañía Colombian
Cannabis y Canopy Growth, una de las corporaciones internacionales de cannabis
medicinal más grandes del mundo.
 Khiron life sciences: Es una empresa latinoamericana que se enfoca en la
implementación de estudios clínicos con cannabis medicinal para tratar diversas
enfermedades como la epilepsia, reacciones secundarias en pacientes que reciben
quimioterapia y dolores crónicos.
 Clear leaves: Esta empresa ha crecido en el mercado debido a la fusión que realizó
con la empresa internacional Northern Swan. Esto les permitió posicionarse como
una de las compañías líderes en investigación del cannabis desde las etapas iniciales
de su producción hasta la distribución a los pacientes.
 Aphria: Esta compañía de origen canadiense estima comenzar su inversión con la
venta de medicinas a base de cannabis. Entre sus principales planes proyecta
comenzar a operar su primer laboratorio en Colombia.
 Medcann, PharmaCielo Colombia Holdings S.A.S.: PharmaCielo es una empresa
internacional cuya casa matriz está en Canadá. Tiene una subsede en Rionegro.
Ubicación empresas en Colombia

Los departamentos con mayor número de compañías son Cundinamarca, con 89, Antioquia,
con 79, y Valle del Cauca, con 41. Siendo Antioquia el departamento con mayor presencia
de compañías que se dedican a la producción con 67 mientras que Cundinamarca tiene la
mayor participación en transformación con 46 compañías licenciadas para este rubro.

Compañías más grandes de Cannabis en Colombia están verticalmente integradas, se


dedicadan a la producción y transformación de cannabis, ubicadas en el centro y occidente
del país.

Municipio Tipo de licencia Empresa


NO REGISTRA LICENCIA DE CULTIVO DE PLANTAS DE CANNABIS NO PSICOACTIVO TOP HEALTH CA
VALLEDUPAR LICENCIA DE CULTIVO DE PLANTAS DE CANNABIS NO PSICOACTIVO DUTY GREEN S
ZONA BANANERA LICENCIA DE CULTIVO DE PLANTAS DE CANNABIS NO PSICOACTIVO VDL S.A.S
JUAN DE ACOSTA LICENCIA DE CULTIVO DE PLANTAS DE CANNABIS NO PSICOACTIVO TERRAVERDE A
TUBARA LICENCIA DE CULTIVO DE PLANTAS DE CANNABIS NO PSICOACTIVO TAYRONA CAPI
SUAZA LICENCIA DE CULTIVO DE PLANTAS DE CANNABIS NO PSICOACTIVO MEDICAL GROU
BARRANQUIILLA LICENCIA DE CULTIVO DE PLANTAS DE CANNABIS NO PSICOACTIVO M.A.K. S.A.S.
TIMBIO LICENCIA DE CULTIVO DE PLANTAS DE CANNABIS NO PSICOACTIVO ROYAL PHARM

La mayoría de las empresas son de inversión extranjera y se encuentran en etapa


preoperacional.

Como fue mencionado anteriormente no hay más registros de importaciones en grandes


cantidades aparte de las antes mencionadas. Por otra parte para el momento solo tres
compañías han logrado obtener cupos para el cultivo de cannabis con fines comerciales.

 Estas compañías han elegido a Colombia como su centro de operaciones, bajo un enfoque
dirigido hacia la exportación del producto transformado para diferentes usos.

Pues, además de sus usos medicinales, las empresas del sector cannabis tienen la
perspectiva de utilizar dicha planta para crear y comercializar diferentes productos que
beneficiarán a los seres humanos. Entre los productos que se planea comercializar, destacan
los siguientes:

 Extracción de cannabidiol (CBD).


 Suplementos alimentarios.
 Productos de cuidado personal como cosméticos.
 Textiles
 Alimentos.
 Aplicaciones industriales.

Estudio financiero
Se realizara la cotización por 2500m2

Consideración inicial
Periodo vegetativo 50 dias
Periodo floracion 70 dias
Periodo secado 12 dias
Extracto sacado por cada 100 gr secos 15 ml
Precio venta por cada 10ml de extracto $42.000,00 COP
Inversión siembra
Elemento Cantidad requerida Precio total
Tarifa evaluacion Minsalud 1 $ 4.488.389
Licencia de cultivo de Cannabis no psicoactivo 1 $ 12.726.935
Pago especialista plan de cultivo 1 $ 15.000.000
Pago abogado por tramites 1 $ 50.000.000
Invernadero moderno 2500 m2 1 $ 272.895.000
Cuarto de bodega 1 $ 15.000.000
Cuarto de secado 1 $ 20.000.000
Sistema detección de intrusos 4 $ 3.160.000
Planta energía alterna 1 $ 2.500.000
Extintores 6 $ 204.000
Sistema de riego 1 $ 10.000.000
Tanque de mezcla 1 $ 11.000.000
Computadores 1 $ 1.800.000
Escritorios 1 $ 237.900
Sillas ergonómicas 1 $ 191.000
Lector huella digital acceso 2 $ 668.000
Puerta de seguridad 3 $ 6.656.700
Circuito cerrado de vigilancia por 16 cámaras 1 $ 3.000.000
Tijeras manicura básica 12 $ 92.000
Lupa microscopio 60x 12 $ 600.000
pHmetro 12 $ 934.800
Equipo de molienda 1 $ 1.148.802
Bombillo philis de 4.5 vatios cada 3 m 1220 $ 12.187.800
Cable calibre 14 por 50 mts 140 $ 2.100.000
Clavija Con Adaptador Para Bombillo Con Rosca E27. Ref Ciles 1220 $ 2.025.200
TOTAL $ 448.616.526,05

Costo producción siembra


Elemento Cantidad requerida precio
Semilla vegetativa (esqueje) hembra 15.120,0 $ 7.560.000,00
Materas 1 litro blancas 15.120,0 $ 16.027.200,00
Materas 11 litros blancas 15.120,0 $ 99.036.000,00
Sustrato Lombri Compost 50 kg + fibra de coco + perlita 1.965.5 $ 35.380.800,00
Fertilizante para crecimiento Top VEG 1 L 317.5 $ 19.051.200,00
Fertilizante Prefloración Top Bloom 1L 189,0 $ 11.718.000,00
Fertilizante Floración avanzada Top Candy 1L 113,5 $ 7.030.750,00
Aceite de Neem 1L 150,0 $ 12.750.000,00
Careta para Fumigar 10,0 $ 2.950.000,00
Traje para fumigar 10,0 $ 700.000,00
Guantes 1,0 $ 40.000,00
Overoles 10,0 $ 500.000,00
botas 10,0 $ 489.000,00
vigilancia por un celador 6,0 $ 13.200.000,00
Agrónomo $ 85.320.000,00
Obreros por 10 10,0 $ 50.000.000,00
TOTAL $ 361.752.950,00

Total siembra
TOTAL $ 810.369.476,05
INVERSION $ 448.616.526,05
COSTO $ 361.752.950,00
Inversión producción derivados
Elemento Cantidad requerida Precio total
Licencia de fabricación de derivados de Cannabis para uso nacional y exportacion 1 $ 25.293.364
Tarifa evaluacion Minsalud 1 $ 4.488.389
Licencia de uso de semillas para siembra 1 $ 10.657.616
Licencia de cultivo de Cannabis no psicoactivo 1 $ 12.726.935
Pago especialista plan de cultivo 1 $ 15.000.000
Pago abogado por tramites 1 $ 50.000.000
Página Web 1 $ 20.000.000
Invernadero moderno 2500 m2 1 $ 272.895.000
Cuarto de bodega 1 $ 15.000.000
Cuarto de secado 1 $ 20.000.000
Cuarto de extracción 1 $ 30.000.000
Sistema detección de intrusos 4 $ 3.160.000
Planta energía alterna 1 $ 2.500.000
Maquina extractora fluidos supercríticos 1 $ 90.000.000
Extintores 6 $ 204.000
Sistema de riego 1 $ 10.000.000
Tanque de mezcla 1 $ 11.000.000
Equipo de Cromatografía 1 $ 400.000.000
Software financiero 1 $ 10.000.000
Computadores 1 $ 1.800.000
Escritorios 1 $ 237.900
Sillas ergonómicas 1 $ 191.000
Lector huella digital acceso 2 $ 668.000
Puerta de seguridad 3 $ 6.656.700
Circuito cerrado de vigilancia por 16 cámaras 1 $ 3.000.000
Tijeras manicura básica 12 $ 92.000
Lupa microscopio 60x 12 $ 600.000
pHmetro 12 $ 934.800
Equipo de molienda 1 $ 1.148.802
Bombillo philis de 4.5 vatios cada 3 m 1220 $ 12.187.800
Cable calibre 14 por 50 mts 140 $ 2.100.000
Clavija Con Adaptador Para Bombillo Con Rosca E27. Ref Ciles 1220 $ 2.025.200
TOTAL $ 1.034.567.505,55
Costo producción derivados
Elemento Cantidad requeridaprecio
Semilla vegetativa (esqueje) hembra 15.120,0 $ 7.560.000,00
Materas 1 litro blancas 15.120,0 $ 16.027.200,00
Materas 11 litros blancas 15.120,0 $ 99.036.000,00
Sustrato Lombri Compost 50 kg + fibra de coco + perlita 1.965.5 $ 35.380.800,00
Fertilizante para crecimiento Top VEG 1 L 317.5 $ 19.051.200,00
Fertilizante Prefloración Top Bloom 1L 189,0 $ 11.718.000,00
Fertilizante Floración avanzada Top Candy 1L 113,5 $ 7.030.750,00
Aceite de Neem 1L 150,0 $ 12.750.000,00
Careta para Fumigar 10,0 $ 2.950.000,00
Traje para fumigar 10,0 $ 700.000,00
Guantes 1,0 $ 40.000,00
Overoles 10,0 $ 500.000,00
botas 10,0 $ 489.000,00
Costo Agua $ 10.000.000,00
Costo Luz $ 1.814.400,00
Empresa vigilancia por un celador 6,0 $ 13.200.000,00
Empresa auditora $ 10.000.000,00
Director de Operaciones $ 113.760.000,00
Agrónomo $ 85.320.000,00
Ingeniero Químico $ 56.880.000,00
Obreros por 10 10,0 $ 50.000.000,00
TOTAL $ 554.207.350,00

Gastos derivados
Asesor Legal 1 $ 113.760.000,00
Contador 1 $ 47.400.000,00
TOTAL 1 $ 161.160.000,00

Total derivados
TOTAL $ 1.749.934.855,55
INVERSION $ 1.034.567.505,55
COSTO $ 554.207.350,00
GASTO $ 161.160.000,00
Medida y valor producción por cultivo

Desafíos
La gran mayoría de la industria del cannabis medicinal está compuesta, hoy en día, por
empresas grandes, formales, y en la que participan, de manera importante, inversionistas
internacionales. La participación de los pequeños y medianos productores es marginal.
Las principales razones que explican la baja participación de los pequeños productores es
que se trata de una industria altamente regulada con muy altos estándares técnicos desde la
actividad primaria hasta la transformación. Adicionalmente, los montos de inversión
requerida en esta industria son muy altos y en caso de entrar a la industria los pequeños
productores deben seguir los protocolos de genética y seguridad de las grandes empresas. A
pesar de la relativamente alta generación de empleo por hectárea, se puede decir que es una
industria intensiva en capital. Además, las evaluaciones agronómicas resultan costosas para
el pequeño productor, que tienen que utilizar cultivares certificados, a no ser que pudiera
comprar semillas certificadas, pero como ya se señaló, el mercado de semillas certificadas
es prácticamente inexistente.
En estas condiciones, los pequeños y medianos productores difícilmente están en capacidad
de responder a los altos estándares exigidos y a las inversiones requeridas. Solo las
“alianzas productivas” (o esquemas de agricultura por contrato) con empresas
grandes y establecidas pueden darles alguna viabilidad económica y técnica. Y aún si
la empresa grande les provee las semillas a los pequeños productores bajo un esquema
que incluya la compra de la producción y de asistencia técnica, los detalles del proceso
productivo para garantizar la calidad requerida pueden generar problemas de información
imperfecta y de enforcement que hacen que la colaboración entre ambas partes no
constituya un equilibrio económico. En esas condiciones, resultan inocuas medidas como el
requisito que introduce el Decreto 613 de que al menos el 10% del cupo asignado
anualmente a una empresa grande para transformación deba provenir de producción de flor
seca de pequeños o medianos cultivadores .
Una opción contractual es un esquema de franquicia productiva en la cual la empresa
grande controla, por completo, el proceso productivo del pequeño productor. Pero quizás
una vía más promisoria para lograr una mayor participación de los pequeños y medianos
productores es ampliar el segmento para el establecimiento de “alianzas productivas” o
esquemas de Agricultura por Contrato en la producción de flor seca para productos
fitoterapéuticos, cosméticos, lociones, aceites y otros productos donde los requerimientos
técnicos sean menos exigentes. En este caso podría haber diferentes líneas en el mercado,
unas premium y otras estándar, y en estas últimas participarían los pequeños productores.
Estos esquemas implican la necesaria asociatividad de los pequeños productores para ser
viables.
De otro lado, como ya se señaló, las inversiones para producir cáñamo son más bajas y los
costos son sustancialmente menores, ampliando la posibilidad de participación de los
pequeños y medianos productores en dicha industria.

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