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DISCUSIÓN

Los seres vivos de un ecosistema realizan distintos oficios, en todo ecosistema, por
complejo o simple que sea, existen unos oficios que siempre están cubiertos; productores,
consumidores (fitófagos y depredadores en sentido amplio) y descomponedores. En efecto, en
un ecosistema la diversidad biológica forma las piezas sobre las que se engranan el ciclo de la
materia y el flujo de la energía, lo que posibilita el funcionamiento del mismo.

Los insectos depredadores son organismos de vida libre a lo largo de todo su ciclo vital,
suele ser de mayor tamaño que su presa, requiere más de una presa para completar su
desarrollo y siempre mata a sus presas, Las adaptaciones de los insectos depredadores son
muy diversas, dependiendo de la forma de capturar las presas podemos pensar en
depredadores que cazan practicando una búsqueda activa, como la caza que realizan al vuelo
las libélulas, especie que espera que alguna presa potencial se ponga a su alcance utilizando
así una técnica de casa pasiva, como podemos observar en el comportamiento depredador de
los mantidos, y otros artrópodos que capturan las presas utilizando trampas, como el caso de
muchos arácnidos o de insectos como la hormiga león. Por otra parte los parasitoides no son
exclusivos de los insectos, pero es donde poseen un mayor número de representantes. Son
insectos con un estadio larval parasítico que se desarrolla alimentándose del cuerpo de un sólo
insecto o artrópodo hospedador, a diferencia de los parásitos, los parasitoides (más
concretamente, sus larvas)  Pues que cada larva sólo necesita de un hospedador del cual
alimentarse para continuar su desarrollo hacia la etapa adulta (normalmente una forma libre
herbívora o depredadora), y no de varias presas como los depredadores.

Todas las especies del ecosistema están sometidas a un control de sus densidades
poblacionales, por ejemplo, el control natural se refiere a la acción de control que ejercen un
gran conjunto de factores ambientales, tanto bióticos como abióticos, sobre las poblaciones.
Gracias al control natural la mayor parte de las especies de insectos potencialmente dañinas no
se convierten en plagas reales, resultado solo el 1% de las especies que llegan a resultar
nocivas.
La acción del hombre en el ecosistema provoca irremediablemente una pérdida de
diversidad biológica, la perdida de diversidad del ecosistema trastoca las interrelaciones del
sistema, provocándose situaciones de desequilibrio ecológico e impidiéndose el control
natural. En muchos casos los aumentos poblacionales excesivos, que acarrean problemas de
plagas, suelen estar ocasionados por desequilibrios medioambientales, directa o
indirectamente provocados por la acción del hombre sobre el ecosistema.
Los parasitoides no son exclusivos de los insectos, pero es donde poseen un mayor número de
representantes. Son insectos con un estadio larval parasítico que se desarrolla alimentándose
del cuerpo de un sólo insecto o artrópodo hospedador. A diferencia de los parásitos, los
parasitoides (más concretamente, sus larvas)  Pues que cada larva sólo necesita de un
hospedador del cual alimentarse para continuar su desarrollo hacia la etapa
adulta (normalmente una forma libre herbívora o depredadora), y no de varias presas como los
depredadores.

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