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Tenía los pies al rojo de tanto caminar.

Apenas y sentía mis dedos, mis músculos estaban


tensos, pero no podía detenerme. Si me detenía demasiado, me alcanzaría, y si lo hacía, no
habría Dios existente capaz de salvarme.
No sé si es peor el dolor o el hambre. Creo que es mi tercer día de caminar sin detenerme. No
sé cuánto más pueda resistir.
Lo que me enseñaron era mentira. Se suponía que, si uno se alejaba lo suficiente, esa cosa
dejaría de seguirme. Pero era mentira, una vil mentira. Hace tiempo me alejé una buena
distancia de "eso" pero no me ha dejado en paz. Me detuve poco tiempo, pensando que ya
estaba a salvo... pero me equivoqué. Fue mi último momento de descanso. Pasó una hora, una
simple hora y lo inesperado sucedió.
¡Estaba allí! A escasos metros de mí, haciendo esos sonidos indescriptibles...sigo sin saber
cómo pude escapar, porque podría haberme alcanzado con la misma facilidad con la que me
persiguió.
Sé que está jugando conmigo. Trato de mantenerme estable, pero no sé si caeré por el
hambre, por el cansancio, por el dolor, por el terror o por la desesperación. Sólo estoy
intentando salvarme. Pero se me acaban las ideas en cuanto me siento más abrumado.
Todo esto empezó con una caída. Estaba recorriendo el bosque, como acostumbro a hacer
desde que tengo memoria. Desde niño aprendí a ser cuidadoso y a respetar mi ambiente. Mis
padres, cazadores desde jóvenes, me enseñaron sobre la caza controlada, sobre los animales,
su cuidado, y cómo elegir una presa adecuada. Sin embargo, nunca me gustó cazar. Desde
que mi padre falleció, ya no realizo esa actividad.
Mi madre aún caza, de hecho, es una de las mejores de la provincia.
Pero yo, no. Yo disfruto llevando conmigo mis provisiones, caminando y disfrutando todo lo
que veo a mi alrededor.
Pero luego esa caída. Sigo sin saber en dónde estoy, lo cual es absurdo, considerando que este
bosque es parte de una reserva, de la que estoy a cargo como guardabosques. Me conozco los
caminos, recorrí el predio miles de veces, pero este lugar... no es el mismo.
Puedo jurar por todo lo más sagrado, que no es el lugar donde vivo casi todos mis días.
La caída fue fuerte, pero no lo suficiente como para dejarme imbécil. Así que la demencia no
es una opción. Mientras sigo caminando, trato de entender qué pasó. Lo poco que comprendo,
es que este sitio no es igual. Y eso me lleva a varias opciones, de las cuales, la más
inverosímil parece ser la indicada.
Asumo que, al caer, se abrió una especie de portal en otra dimensión. Algo como una
dimensión paralela a mi estancia ya conocida. ¡Sí, como en las películas y series de terror! Es

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estúpido. Aquí todo se ve igual, menos las plantas. ¡Las plantas! crecen de una manera
increíble. Si estuviera aquí mi compañero biólogo de la reserva, estaría saltando en una pata...
pero yo no. Yo me estoy carcomiendo de miedo, porque siento que los vegetales me
observan. ¡No tiene sentido, los árboles no ven, los arbustos tampoco! Menos aún las flores.
Ahh.. las flores. Traté de acercarme a una, y resultó que quería engullirme. Todo este predio,
busca engullirme. Pero no me dejaré vencer tan fácilmente.
Soy hijo de cazadores, guardabosques de una de las reservas más grandes de Latinoamérica..
¡Me rehúso a ser vencido por lo que sea que existe aquí!
Aún con todo lo que pienso, trato de no dejarme llevar por el dolor. Siento el mismo dolor
que habrán sentido los jóvenes que se estrellaron en los Andes, los que tuvieron que
alimentarse de sus muertos para seguir. Yo no tengo esa necesidad ahora, pero el hambre...
me está matando. No sólo eso, sino que no poder descansar...si tan solo pudiera pedir ayuda,
me sentiría un poco mejor...
¡Pero esa cosa sigue allí! me persigue, no me deja descansar, no sé qué quiere de mí, no
entiendo nada... no soy una mala persona, no me merezco esto...
Esa cosa es visible a ratos, e invisible la mayoría del tiempo. Le digo "cosa" porque es
amorfa, no puedo describirla de buenas a primeras. Pero ya me ha tocado el brazo izquierdo,
y desde eso, se me ha puesto gris donde se agarró, y ya no siento esa parte de mi cuerpo.
Es como si hubiera metido una parte de mi brazo en agua helada. Allí supe que no podía dejar
que me alcance. Si lo hacía, no podría volver a ver mi bosque, ni mis animales, ni a mi
familia.
Sólo de imaginar a mi amada madre llorando por mi ausencia, se me hacía trizas el corazón,
lo bueno de ello es que, por lo menos, pensar en ella me daba un poco más de fuerzas para
seguir.
Cuando puedo ver a “la cosa”, se me hace que está lejos de mí, pero cuando es invisible...
siento el frío en la nuca. Siento como si estuviera flotando cerca de mí, a mi alrededor,
encima de mí, o abajo.
La sensación de frío no llega a ser insoportable, pero ante la ausencia de descanso, me
carcome. Pronto dejaré de sentir calor, simplemente porque mi cuerpo no podrá generar
energía sin alimentos.
Hace unas horas, intenté comer una fruta de este lugar, fruta que arranqué de paso en mi
camino, porque no iba a detenerme ni medio minuto. Cuando mordí la fruta, se deshizo en
gusanos, los cuales quisieron meterse a mi interior, pero logré deshacerme de ellos al instante.
Muerto de miedo, decidí no volver a intentar algo semejante.

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Empiezo a calcular si sería buena idea comer una parte de mí mismo.
Tal vez este lugar está hecho para llevarte a la locura hasta la autodestrucción... ¿pero cómo
saberlo? soy el único aquí. ¿soy el único no? debo serlo, sino me hubiera encontrado ya con
alguien más, con la cantidad de tiempo que estoy caminando.
La cosa volvió a ser visible. Ahora la veo morada, entre la hojarasca. Suficientemente lejos
como para que no me toque. Pero debo apresurarme.
¿A dónde voy? no tengo idea. Solo camino, trato de no correr para no volver a caerme. Pero
si caigo, ¿no debería volver a mi realidad?
¿Y si todo esto es un sueño? y si lo es, ¿a qué hora despertaré? ya es una pesadilla
insoportable. Tal vez sólo sea eso, una vil pesadilla, quisiera que alguien me despierte de una
buena vez.
A lo lejos, veo una cabaña. ¿Habrá más gente? ¿Podrían ayudarme? ¿Y si son más cosas
como esta que me sigue? ¡Maldición! el temor se está apoderando de mi mente...
Me acerco a la cabaña. Veo que no hay nadie más. Estoy solo en este espacio infernal. ¿Será
este mi infierno personal? ¿Habré muerto en mi caída y estoy en propio círculo dantesco? No,
no estoy muerto. ¡Debo dejar de sucumbir a las dudas!
La cabaña está frente a mí. Trataré de entrar. Espero poder salir. Fuerzo un poco el cerrojo y
se abre. Dentro hay plantas que se comen la madera, y me siento nuevamente observado.
¿Qué acaso esto no tendrá fin? Necesito descansar. Necesito alimentarme, necesito dormir.
Debo seguir caminando, pero las raíces me hacen caer. Siento que me suben encima, como
enredaderas.. ya no puedo más.
Necesito respirar sin miedo, sólo un minuto. Saco fuerzas, las pocas que me quedan... corto
las raíces que se suben sobre mí, y veo que hay otra puerta. Me levanto, y me acerco. Esta
cede sin esfuerzo. Dentro, hay un espejo. ¿debería mirar? Dicen que los espejos son portales a
otras dimensiones. ¡tal vez sea mi salida!
Sin darme cuenta, me detuve… y fue allí donde caigo en cuenta de que había perdido la
razón...
Miro al espejo y veo que la espantosa cosa que me seguía, ya no estaba... ¡porque ahora la
cosa soy yo!

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