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PRESENTACIÓN
Este trabajo surge después de haber leído un párrafo del Directorio para la
vida y la misión del presbítero diocesano de la diócesis de Ebibeyín (pp. 18)
llamándome la atención la cuestión de los sacramentales (aunque no se hable
de ello directamente) ya que es un punto que queda por aclarar a los
feligreses.
Después de todo, este trabajo se dirige sobre todo al pueblo fiel, quienes
día a día van ante el Sacerdote para pedirle una bendición, agua bendita,
imposición de las manos sobre la cabeza, etc., a fin de que ellos, puedan,
sencillamente, adherirse más a la Iglesia fielmente, sabiendo cual es el
sentido de cada uno de los actos que realiza. Al sacerdote, para que,
leyendo este minucioso y diminuto manual tome conciencia de lo que a él le
toca hacer, cual es el rol que le toca jugar como pastor de una comunidad de
creyentes.
Pascual Obama NVÓ ABEGUE
1
2. INTRODUCCIÓN
2
Dirigido especialmente:
3
3. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
He aquí que traigo este tema tan importante para exponerlo aquí e intentar
buscar una solución –algo que creo que no será tan fácil−, ya que se están
incrementando más los casos.
Muchos seguimos esperando a que llueva el maná del cielo, nos cruzamos de
brazos y nos ponemos «a mirar las estrellas» como siempre dice el P. Didier
KOLOLO Schp, esperamos que todo suceda en un santiamén; y no es por algo
que Nietzsche dijera que Dios ya está muerto, porque realmente vio esta
comodidad del hombre actual encerrado en su “mundo” sin ninguna
preocupación.
En este pueblo, aquella misma noche vi cosas tan extrañas a mi poca edad;
por primera vez presencié el acto de un exorcismo que concibo como
extracatólico, y un acto de purificación (que no tuve la oportunidad de
presenciar ya que solo era para mujeres) que se realizó en el rio del pueblo a
las doce de la noche. No cabe duda que este señor mezclaba elementos y
rituales religiosos con los tradicionales; un sincretismo total; ¿la cantidad
4
de gente exacta habida? No lo pude contabilizar porque muchos se
marchaban y otros llegaban. Buscaban algo, algún signo, milagro ¡yo qué sé!
pero lo único que sé es que buscaban algo, algún consuelo que no solo ellos se
han empeñado en obtener sino que sus antepasados también recurrieron a
otros medios diferentes a los que ellos también acuden ahora en la era
contemporánea.
Este rosario ¿tiene otra función a más de esa que todos conocemos? ¿Es que
acaso San Miguel matará a la marmota para que no consuma los alimentos
plantados en la finca?
5
La verdad es que no puedo decir que a esa gente les falte la fe; seria quizá
una sobredosis de fe o una ignorancia sobre el uso de esos objetos, pero la
verdad es que creen en algo pero ellos mismos no saben qué es porque si lo
supieran no jugarían con fuego.
Puedo decir también (y con toda seguridad) de que creemos en un Dios que
es inabarcable, desconocido; ya que el intelecto humano no puede alcanzar la
grandeza de este Ser Supremo. Por ello, intentamos crear un Dios conforme
a nuestro entendimiento, un Dios que se ajusta a nuestros límites en cuanto
al pensar y en el actuar, un Dios que obedezca nuestras órdenes a rajatabla.
Bien, eso se debe a que el hombre se acostumbra a ver o a concebir la vida
desde su justa medida, creemos que todo se puede arreglar con un
chasquido de dedos (porque realmente esa es la idea que tenemos de Dios)
siendo que se necesita otra cosa más que eso.
Hasta los más creyentes pueden encontrarse en una adversidad que les hace
cuestionar la existencia de Dios, en la existencia de los milagros y, lo más
peor, dudar de su existencia.
Pues bien, viéndolo desde este punto de vista, podemos empezar por el que
cree y en aquel que impulsa la fe para conocer el origen “real” del problema.
6
sacerdotal, profética y real de Cristo, ejercen, en la parte que les toca, la
misión de todo el pueblo cristiano en la Iglesia y en el mundo.1
San Pablo en su carta a los Romanos ya nos introduce en lo que hemos dicho
en la primera parte sobre los laicos.
Pero la cuestión está en que los tiempos cambian y las sociedades también y
con ellos la llegada de diversas corrientes en cuanto al modo de pensar, es
por ello que nuestros fieles cristianos necesitan una catequesis bien sólida
en materias y cuestiones de fe para evitar un relativismo católico y moral
de los laicos.
1
Cons. Dogmát. LG n. 31
7
Los fieles cristianos nuestros, necesitan que les enseñen para que, como
miembros vivos, procuren el crecimiento de la iglesia y su perenne
santificación con todas sus fuerzas, recibidas por beneficio del Creador y
gracia del Redentor.2
Si el sacerdote tiene buena formación, sería más fácil que el pueblo pueda
alimentarse bien de la palabra y de los sacramentos, con ello evitaríamos
muchos errores, el fiel sabría con seguridad el significado de cada
sacramento y de cada sacramental (punto que abordaremos más adelante).
2
Cons. Dogmát. LG n. 33
3
Presb. Ordinis. n. 4
4
Ídem. n. 4
8
En fin, buena formación sacerdotal, buena catequesis para los fieles, buena
catequesis para los fieles una iglesia con fieles seguros, y, con ello
evitaremos la sincretización de los actos, ritos y sacramentos de la iglesia.
Uno de los discípulos del maestro le pide a que les enseñe a orar, y el
maestro se lo concede; tal gracia seguimos recibiéndola hoy mediante la
oración personal, colectiva y cómo no la cotidiana. Pero, ¿Qué es rezar?
¿Cómo y cuándo debemos rezar?
Muchos como yo ahora también se harían esas preguntas o quizá unas más
complejas que estas.
Según Santa Teresa del Niño Jesús, la oración es un impulso del corazón,
una sencilla mirada lanzada hacia el cielo, un grito de reconocimiento y de
amor tanto desde dentro de la prueba como desde dentro de la alegría
(Santa Teresa del Niño Jesús, ms autob. C 25r)
5
Catecismo de la Iglesia Católica n. 2559
6
Ídem
9
Tras contemplar esas diferentes definiciones de lo que es la oración
podemos decir que, como cristianos la oración forma parte de nuestra vida
en todo momento, ya que sin ella nuestra vida sería un sin sentido.
El acto de la oración no solo le compete al cristiano fiel, sino que es obra del
propio presbítero ya que él es un mediador entre Dios y los hombres. Y
porque esta obligación que el sacerdote tiene de orar, y no como quiera,
está tan olvidada, incluso no conocida.8
7
AA-VV: Cuadernos de espiritualidad nº 9: la oración (I), pp. 7
8
Ídem, pp. 6
9
Ídem, pp. 6
10
jueves), nuestro manantial de agua viva. Y desde luego que, un sacerdote que
se aparta de la oración no goza de la plenitud espiritual que este necesita
para guiar al pueblo de Dios; es por ello que un sacerdote debe estar en
continua oración, lo necesita más que todos ya que el camino es largo y las
dificultades (tentaciones) oscilan a mil.
En fin, la oración debe ser el epicentro del cristiano y del presbítero ya que
en ella nos fortalecemos, obtenemos las gracias espirituales que cada día le
pedimos al Padre y, para ello, el hombre debe ser humilde, sencillo, ha de
tener fe y confiar en su propia oración porque si no confiamos en nuestra
propia oración, si no tenemos fe en la oración entonces; ¿Qué más nos cabe
esperar? La oración es el único medio por el cual podemos hablar con Dios y
Él, en su infinito amor nos responde siempre.
b) Cuestión Sacramentológica
I. El sacramento o sacramentos.
10
Cf. Catecismo de la Iglesia Católica nº 1127
11
creyente el ser hijos adoptivos de Dios. Fueron instituidos por Jesucristo11
y confiados a la Iglesia12.
Los sacramentos nos presentan una estructura por la cual se rigen y que sin
ella no serían sacramentos. La estructura del sacramento es aquello que
constituye la esencia, lo que no puede faltar para que haya un sacramento.14
11
Cf. Concilio de Trento, sesión VII, canon 1
12
Cf. Catecismo de la Iglesia Católica nº 1131
13
Cf. Ídem. nº 1210
14
Cf. J. E Oyono Nsang, Los sacramentos: lugar de encuentro con Dios y su belleza salvadora, Amigo del Hogar, Santo Domingo, 2015 pp. 53
15
Ídem
16
Ídem
17
Cf. J.E Oyono Nsang, Op. Cit., p. 53
12
como el mismo Dios es eterno, también su gracia para con nosotros es
eterna y continúa.18
En el sacramento, la celebración y la vida no se pueden separar; se
celebra aquello que se vive y se vive aquello que se celebra.19
Hemos hecho aquí un esbozo sucinto de lo que son los sacramentos y sus
características para que no haya confusiones entre el sacramento y los
sacramentales y además, no hemos querido ampliar dicho contenido ya que
no es una clase de sacramentología.
A juicio de Juan Esono, los sacramentales son todos los subsidios que usa la Iglesia
y recomienda a su feligresía para ayudarla a crecer en la fe, a fomentar su
devoción, y a convertir las circunstancias de su vida en alabanza a su creador; por
consiguiente, los sacramentales son objetos y lugares sagrados, entre otros:
Rosarios, crucifijos, medallas, escapularios, imágenes, reliquias. La atracción, el
apego y la veneración que posteriormente suscitan y se organizan en torno a tales
objetos es lo que damos el nombre de devoción.20
18
Cf. Idem. pp. 54
19
Cf. Ídem. Pp. 55
20
J.E Oyono Nsang, Los sacramentos: Lugar de encuentro con Dios y su belleza salvadora, Amigo del hogar, Santo Domingo, 2015, pp. 105
21
SC nº 60., Catecismo de la Iglesia Católica nº 1167
13
perfeccionando más hacia la santidad a la que estamos llamados. Los
sacramentales (quede bien dicho) no confieren los mismos dones que los
sacramentos, sino que actúan como medio por el cual el hombre se une más a
Dios, es decir, que los sacramentales no confieren la gracia del Espíritu
Santo a la manera de los sacramentos, pero por la oración de la Iglesia
preparan a recibirla y disponen a cooperar con ella.22
Como podemos observar, los fieles cristianos o mejor dicho, pocos de los
fieles cristianos desconocen el verdadero uso de los sacramentales, algo que
lleva al sincretismo de los objetos de devoción reconocidos por la Iglesia y
así, su uso extraoficial. Hemos de saber que estas prácticas han llegado a
convertirse a lo largo de la historia, en instrumentos eficaces para
mantener la fe del pueblo y un medio apto para luchar contra las sectas y
herejías que han surgido del seno de la Iglesia.23 Pero lo que no puede ser es
que sean estas prácticas sacramentales las que ahora vayan a ser
sincretizadas por la excesiva religiosidad sacramental.
22
Cf. catecismo de la Iglesia Católica nº 1670
23
Cf. J.E Oyono Nsang; Op. Cit. ; pp. 107
24
Cf. Idem. pp. 108
14
Pero realmente ¿dónde se encuentra el problema? Pues la respuesta la
tenemos en Víctor Codina quien dice que:
Entonces, ¿es normal que el sacramental sea “despreciado” hasta para ser
un objeto de burla? Digo burla porque se está viendo el uso despectivo que
se le da y, por más subordinado que parezca su concepción es muy
importante que el cristiano sepa cuál debería ser el uso oficial de dichos
objetos de devoción. No sirven para un uso especulativo, ficticio o
sincretizado sino que sirven de medio para hallar gracia ante Dios.
25
J. E Oyono Nsang, Op, Cit., 107. Víctor Codina, Una Iglesia nazarena, Teología de los insignificantes, Sal Terrae, Salamanca 2010, pp. 89
26
Cf. www.wikipedia.es/sacerdote.html
15
Pero esta definición, por más que sea un poco análoga a la que buscamos
para designar al sacerdote de nuestra creencia, no es del todo convincente
porque desde esta definición se puede designar al chaman, curandero,
médium, lo que nos lleva a decir que tal definición no es favorable para
definir al sacerdote católico.
Varios son los nombres o atributos por los que se le conoce al presbítero
católico. Empezaremos definiendo algunos de estos términos:
Sacerdote
Presbítero
Cura
27
RAE, XXIII Edición; edición del tricentenario, 2019
28
Cf. Ídem
29
Cf. Ídem
30
Cf. Const. Dogm. Lumen gentium, nº 28. Presb. Ord, nº 6
16
Dicha instrucción tiene como único fin la salvación de las almas, por lo que la
catequesis de los fieles o del pueblo de Dios es o debe ser una “obligación
moral” del sacerdote para con sus fieles. La feligresía necesita nutrirse de
la palabra de Dios, necesita ser instruida en los preceptos del Señor, desea
el manjar sólido (Hb, 5, 14); el cual resulta ser la Palabra de Dios.
En lenguaje más simple y sencillo, los fieles cristianos han de ser instruidos
y formados, deben conocer las verdades de su fe porque si se limitasen solo
a los sacramentos, a la celebración, ya sea diaria o dominical y no conocer el
objeto real de dichos actos es posible que no solo tengamos una comunidad
que esté al borde del sincretismo sino que también haya apóstatas. Con la
debida catequesis evitaríamos primero a que nuestros fieles no sean
engañados por otras confesiones religiosas, y segundo, lograríamos una
confianza total y personal de nuestros fieles.31
31
Digo personal en el sentido de que el propio cristiano ya no tenga dudas en lo que cree, es decir, que ya ha alcanzado una madurez en la fe y en la
doctrina la cual acepta no por obligación, o por coacción, sino porque cree.
32
Cf. www.wikipedia.es/tradición_apostólica/CatecismodelaIglesiaCatólica_nº12
17
d) Una comunidad con sed de Evangelio
Para concluir, el buen pastor no es aquel a quien buscan las ovejas sino que
es aquel que busca a sus ovejas, va a su encuentro, y es por ello que deben
reconocer a sus ovejas, e intentar atraer aun aquellas que no son de este
redil, para que también ellas oigan la voz de Cristo y se forme un solo
rebaño bajo un solo Pastor.35
33
Cf. Presbiterorum Ordinis nº 6
34
Cf. Ibídem nº 4
35
Cf. Ibídem nº 3
18
5.- CONCLUSIÓN
No queda nada más por decir, ya que casi hemos dicho todo lo que se ha
tenido que decir. Por el bien común de la Iglesia los fieles deben ser
instruidos en los preceptos y mandatos del Señor, de la santa doctrina de la
Iglesia, a fin de que todos en comunión podamos llegar a la salvación que Él
mismo nos promete.
Sirvamos al Señor con santidad todos los días de nuestra vida, a fin de que
podamos alcanzar las gracias por Él concedidas por medio de los
sacramentos y de los sacramentales, los cuales son establecidos por la
Iglesia como medios por el cual alcanzamos las gracias de Dios.
19
6.- BIBLIOGRAFÍA
20