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Porque Dios dice NO?

Introducción:

Una de las cosas más difíciles en la vida es experimentar grandes frustraciones y golpes.
Perdemos el equilibrio emocional y buscamos respuestas mas allá de nuestras fuerzas, en esos
momentos nuestra mirada la mayoría de las veces se vuelve a quien nos ha sostenido durante
nuestra vida , y este es nuestro Padre Dios.

Cuántas veces oramos , pedimos gemimos y hemos tenido una respuesta que viene
como un bálsamo en esos momentos duros y podemos estar en paz al ver la bendición
de Dios sobre nuestras vidas y necesidades.

Pero también existe un bosque oscuro emocional , que son esos momentos que
pareciera que el Dios infinito y eterno , que tantas veces nos ha respondido simplemente
guarda silencio aparente.

Dios contesta cada oración con un “sí”, “todavía no”, “espera” y a veces “no”. Esta última
respuesta es siempre la más difícil de recibir y puede ser devastadora.

Eso nos rompe los esquemas y tendemos a preguntar Porque Dios dice NO ?

TEXTO GUIA

“Cristo, en los días de su carne, habiendo ofrecido


oraciones y súplicas con gran clamor y lágrimas al que Lo
podía librar de la muerte, fue oído a causa de Su temor
reverente” (He. 5:7).
¿Por qué, Dios?
Es muy difícil entender cin nuestra mente tan finita y sesgada la totalidad del plano que
Dios ve alrededor de nuestra linea de tiempo. Lograr ponerse en el lugar de Dios para
mirar los ¿porque? es una ambición imposible de lograr. Entender ese porque es
complejo.

El teólogo J. I. Packer ofrece las siguientes ideas:

“Tal vez quiera fortalecernos en paciencia, buen humor, compasión, humildad, o


mansedumbre. […] Tal vez quiera enseñarnos nuevas lecciones sobre abnegación y
sobre dejar de confiar en nosotros mismos. Tal vez quiera quitarnos la complacencia o
las formas no detectadas de orgullo y presunción. Quizá su propósito es simplemente
acercarnos más a sí mismo, […] o tal vez Dios nos está preparando para las formas de
servicio de las que en la actualidad no tenemos ningún indicio”.

Podemos acostumbrar a un NO como algo bien a lo lejos porque comprendemos que en


su soberanía Él puede hacerlo , pero cuando nuevamente sentimos un NO de Dios todo
vuelve a ponerse oscuro y preguntamos nuevamente ¿Porque no?.

ser adoptado como hijos nos llena de los beneficios del Reino y de la grandeza de
nuestro Padre. Pero también nos somete a la voluntad del Dios todopoderoso y amante
de sus hijos que desea formar nuestro carácter.

¿Me escuchas?
Volvamos a texto guia y veamos que sucedió a Jesus mientras vivía en esta carne que
sintió las mismas sensaciones.

“Cristo, en los días de su carne, habiendo ofrecido oraciones y súplicas con gran clamor
y lágrimas al que Lo podía librar de la muerte, fue oído a causa de Su temor reverente”
(He. 5:7).

Interesante que el texto nos enseñe que Jesús SÍ fue escuchado, solo que cual fue la
respuesta?

un rotundo No.

No parece tener sentido. Dios escuchó los llantos y las lágrimas de Jesús. Escuchó
a su amado, perfectamente obediente Hijo. Sin embargo, Jesús todavía sufrió y murió.
No fue rescatado de la cruz. Y Dios no siempre nos rescata de las pruebas que
enfrentamos.

Cuando Dios dice que no, a menudo nos preguntamos si tenemos una mala relación con
Dios:, nos culpamos de pecado, de acciones etc.. Este pasaje nos recuerda que Dios
escucha nuestras oraciones. En Cristo, somos escuchados porque compartimos su
justicia. Dios no está sordo a nuestros gritos, súplicas, y anhelos. Pero, a veces, por
razones que quizá no entendamos, su buen propósito es decir no.

¿Te importa?
El libro de Hebreos no solo nos recuerda que Dios nos escucha. También nos recuerda
que tenemos un Salvador que se preocupa: “Porque no tenemos un Sumo Sacerdote
que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino Uno que ha sido tentado en
todo como nosotros, pero sin pecado. Por tanto, acerquémonos con confianza al trono
de la gracia para que recibamos misericordia, y hallemos gracia para la ayuda oportuna”
(He. 4:15-16).

El sufrimiento era una perspectiva dolorosa para Jesús. No fue más fácil para Él que
para ti o para mí. Lucas nos dice que Jesús oró: “Padre, si quieres, pasa de mí esta
copa” (Lc. 22:42). Ofreció fuertes gritos y lágrimas junto con sus oraciones y súplicas: “Y
estando en agonía, oraba con mucho fervor; y Su sudor se volvió como gruesas gotas
de sangre, que caían sobre la tierra” (Lc. 22:44).

El “no” de Dios a nuestras oraciones es siem


“sí” a sus propósitos providenciales.

Jesús escuchó la dolorosa respuesta de Dios: “No”. Su experiencia no nos enrostra que
el FUE MAS SUFRIDO ; más bien, nos ayuda a entender en nuestro dolor. Su humildad
le permite entender nuestra humanidad. Podemos gemir buscando su compasión y
refugio , el te entenderá. El te ama con todas sus fuerzas.

un NO de Dios no es una negación a tu


pregunta es un MEJO SI .
Dios se está tomando el tiempo con el fin de lograr un fruto mayor del que esperamos.
Nos contentamos con una vida fácil. Él quiere hacernos santos, que brillemos como
estrellas en el universo (Fil. 2:15). 15 para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de
Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual
resplandecéis como luminares en el mundo;

Incluso cuando nos resistimos a su proceso, se puede confiar y creer que sus propósitos
son para nuestro beneficio.

El escritor C. S. Lewis escribio algo interesante:

“Imagínate a ti mismo como una casa viviente. Dios entra para reconstruir esa casa. Al
principio, quizás, puedas entender lo que está haciendo. Está arreglando los desagües y
deteniendo las fugas en el techo, y así sucesivamente: sabías que esos trabajos debían
realizarse y, por lo tanto, no te sorprendes. Pero en este momento comienza a golpear la
casa de una manera que duele abominablemente y no parece tener sentido. ¿Qué se
supone que está haciendo? La explicación es que Él está construyendo una casa muy
diferente a la que tú pensaste: tirar un ala nueva aquí, poner un piso adicional allí, correr
torres, hacer patios. Pensaste que te convertirían en una casita decente, pero Él está
construyendo un palacio. Él tiene la intención de venir y vivir en él”.

Los NO de Dios tienen una carga positiva a los planes eternos hacia sus hijos.

Podemos aferrarnos a Él, sabiendo que Él nos escucha, que se preocupa por nosotros y
que siempre está trabajando. Él no nos olvida ni nos falla simplemente porque nos dice
no.

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