Está en la página 1de 3

Galilea, sitio de gobierno de Josefo, antes de la primera guerra judeo-romana.

Nacido en una de las familias nobles de Jerusalén,[8] ​Josefo se present a en griego como
Iōsēpos (Ιώσηπος), hijo de Mat ías (Mat it yahu), un sacerdot e judío ét nico. Fue su segundo hijo. Su
hermano mayor t ambién se llamaba Mat ías (Mat it yahu).[9] ​Su madre era una mujer arist ócrat a que
descendía de la dinast ía real asmonea, ant eriorment e gobernant e.[10] ​Los abuelos pat ernos de
Josefo eran Josefo (Yosef) y su esposa, una mujer noble hebrea de la cual no se sabe su nombre,
parient es lejanos ent re sí y descendient es direct os de Simón Psellus (Shimon Psellos).[11] ​La
familia de Josefo era rica. Él descendía a t ravés de su padre de la orden sacerdot al de Joiarib, la
primera de las 24 órdenes de sacerdot es en el Templo de Jerusalén, de la Tribu de Leví.[12] ​
Josefo era descendient e por su madre del sumo sacerdot e Jonat án.[12] ​Fue criado en Jerusalén
y educado junt o a su hermano.[13] ​

A mediados de la veint ena, viajó a Roma para negociar con el emperador Nerón para la liberación
de 12 sacerdot es judíos.[14] ​A su regreso a Jerusalén, al est allar la primera guerra judeo-romana,
Josefo fue nombrado gobernador milit ar de Galilea.[15] ​Su llegada a Galilea, sin embargo, est uvo
cargada de división int erna: los habit ant es de Séforis y Tiberíades opt aron por mant ener la paz
con los romanos; la gent e de Séforis solicit ó la ayuda del ejércit o romano para prot eger su
ciudad,[16] ​mient ras que la gent e de Tiberíades apeló a las fuerzas del rey Agripa para
prot egerlos de los insurgent es.[17] ​Josefo t ambién se enfrent ó con Juan de Giscala, quien
t ambién t enía la int ención de t omar el cont rol de Galilea. Al igual que Josefo, Juan concent ró una
gran banda de seguidores de Giscala (Gush Halab) y Gabara,[n. 2] ​cont ando con el apoyo del
Sanedrín en Jerusalén.[21] [22]
​ ​Mient ras t ant o, Josefo fort ificó varias ciudades y pueblos en la
Baja Galilea, ent re los que se encont raban Tiberíades, Beerseba, Selamin, Yafa y Tarichaea, en
previsión de una ofensiva romana.[23] ​En la Alt a Galilea, fort ificó las ciudades de Jamnia, Safed,
Merón y Acabare, ent re ot ros lugares.[23] ​Josefo, con los galileos bajo su mando, logró somet er
t ant o a Séforis como a Tiberíades,[16] ​pero finalment e se vio obligado a renunciar a su cont rol
sobre Séforis por la llegada de las fuerzas romanas bajo el t ribuno Plácido y más t arde por el
propio Vespasiano. Josefo se enfrent ó primero al ejércit o romano en una aldea llamada Garis,
donde lanzó un at aque cont ra Séforis por segunda vez, ant es de ser rechazado.[24] ​Finalment e,
resist ió los at aques durant e el asedio de Yodfat (Jot apat a) hast a que cayó ant e el ejércit o
romano en el mes lunar de Tamuz, en el año t rece del reinado de Nerón.

Después de que la guarnición judía de Yodfat cayó bajo asedio, los romanos invadieron y mat aron
a miles; los sobrevivient es se suicidaron. Según Josefo, quedó at rapado en una cueva con 40 de
sus compañeros en julio de 67. Los romanos (comandados por Flavio Vespasiano y su hijo Tit o,
ambos post eriorment e emperadores romanos) pidieron al grupo que se rindiera, pero se negaron.
Josefo sugirió un mét odo de suicidio colect ivo;[25] ​sort earon y se mat aron ent re sí, uno por uno,
cont ando a cada t ercera persona. Quedaron dos hombres[n. 3] ​que se rindieron a las fuerzas
romanas y se convirt ieron en prisioneros.[27] ​En 69, Josefo fue liberado. Según su relat o, act uó
como negociador con los defensores durant e el asedio de Jerusalén en 70, durant e el cual Simón
bar Giora ret uvo a sus padres como rehenes.[28] ​

Mient ras est aba confinado en Yodfat (Jot apat a), Josefo afirmó haber experiment ado una
revelación divina que más t arde condujo a su discurso prediciendo que Vespasiano se convert iría
en emperador. Después de que la predicción se hizo realidad, fue liberado por Vespasiano, quien
consideró que su don de profecía era divino. Josefo escribió que su revelación le había enseñado
t res cosas: que Dios, el creador del pueblo judío, había decidido «cast igarlos»; esa «fort una»
había sido dada a los romanos; y que Dios lo había elegido «para anunciar las cosas que est án por
venir».[29] [30]
​ [31]
​ ​Para muchos judíos, t ales afirmaciones eran simplement e egoíst as.[32] ​

En el año 71, fue a Roma en el séquit o de Tit o, convirt iéndose en ciudadano romano y client e de
la dinast ía gobernant e Flavia, de ahí que a menudo se le llame Flavio Josefo. Además de la
ciudadanía romana, se le concedió alojamient o en la conquist ada Judea y una pensión. Mient ras
est aba en Roma, y bajo el pat rocinio de Flavio, Josefo escribió t odas sus obras conocidas.
Aunque ut iliza su nombre «Josefo», parece haber t omado el praenomen Tit us y el nomen Flavius
de sus mecenas.[n. 4] ​
Vespasiano arregló que Josefo se casara con una mujer judía capt urada, de quien luego se
divorció. Alrededor del año 71, Josefo se casó con una mujer judía alejandrina como su t ercera
esposa. Tuvieron t res hijos, de los cuales solo Flavio Hircano sobrevivió a la infancia. Josefo luego
se divorció de su t ercera esposa. Alrededor de 75, se casó con su cuart a esposa, una mujer judía
griega de Cret a, que era miembro de una dist inguida familia. Tuvieron una feliz vida de casados y
dos hijos, Flavio Just o y Flavio Simónides Agripa.

La hist oria de la vida de Josefo sigue siendo ambigua. Fue descrit o por Harris en 1985 como un
judío observant e de la ley que creía en la compat ibilidad del judaísmo y el pensamient o
grecorromano, comúnment e conocido como judaísmo heleníst ico.[6] ​Ant es del siglo xix, el
erudit o Nit sa Ben-Ari señala que sus obras fue prohibidas por ser las de un t raidor, cuyo t rabajo no
debía est udiarse ni t raducirse al hebreo.[33] ​Sus crít icos nunca est uvieron sat isfechos de por qué
no se suicidó en Galilea y, t ras su capt ura, acept ó el pat rocinio de los romanos.

El hist oriador E. Mary Smallwood escribió crít icament e sobre Josefo:

[Josefo] era engreído, no solo por su propio aprendizaje, sino también


por las opiniones que tenía de él como comandante tanto por los
galileos como por los romanos; fue culpable de una sorprendente
duplicidad en Jotapata, salvándose por el sacrificio de sus compañeros;
era demasiado ingenuo para ver cómo se condenaba de su propia boca
por su conducta, y sin embargo, las palabras no eran demasiado duras
cuando ennegrecía a sus oponentes; y después de aterrizar, aunque
involuntariamente, en el campamento romano, convirtió su cautiverio
en su propio beneficio y se benefició por el resto de sus días de su
cambio de bando.[34] ​

El aut or Joseph Raymond llama a Josefo «el Benedict Arnold judío», por t raicionar a sus propias
t ropas en Jot apat a.[35] ​

Importancia e impacto histórico

Historiografía y Josefo

Obra

También podría gustarte