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Agradecimientos
Prólogo
Introducción
Capítulo 1. Describiendo la fe
Capítulo 2. Campeones de fe
Capítulo 3. La fe y su providencia
Capítulo 4. Evidencia
Capítulo 5. Beneficios
Capítulo 6. Tipos de fe
Capítulo 7. Moviéndonos en fe
Capítulo 8. Manifestaciones
Capítulo 9. Fe y Ac tud
Conclusión
Acerca del Autor
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Agradecimientos
Primero, quiero agradecer a Dios por darme la asignación y la
encomienda de escribir sobre este tema. Sé que es una semilla que
germinará en muchos corazones. Dios me llamó desde niño para ser su
servidor, me llamó desde joven a estar en su ministerio, por poner su
fe en mí. Agradezco a mi esposa, Ana María Vientos, por empujarme a
seguir escribiendo y por creer en mí en todos mis proyectos de vida.
Agradezco a mis cuatro hijos, Damelys Rebeca, Miqueas Jr., Isaac David
y Nathan Jeremiah, por darme la bendición de ser su padre, ellos me
han ayudado a ser mejor, a formar carácter y a tener paciencia.
Agradezco a toda la congregación que pastoreo, Iglesia Torre Fuerte, y
a todos mis colegas que de una forma u otra han aportado en mi vida
para que mi fe crezca.
Prólogo
El tulo «Fe que trasciende» nos habla de la fe que se inicia en un
momento, en un punto determinado, donde se origina un evento que
marca tu vida, tu existencia, tu razón y sen do de ser en esta erra;
una fe que ha pasado por todo un proceso de crecimiento, maduración
y fortalecimiento.
Fe que trasciende es una fe que surge muchas veces en las
adversidades de la vida, que es producto de un largo camino de
sufrimiento, de padecimientos.
Fe que trasciende retrata las circunstancias de la vida en las que el
empo es el mejor aliado y muchas veces resuelve el problema, pero
que, a su vez, se puede volver un factor contrario de acuerdo y
conforme a la mentalidad, ac tud y espíritu que permee la persona
que está viviendo en carne propia dichas circunstancias.
Pero para ella, la adversidad no fue el fin, sino el camino hacia la
victoria.
Fe que trasciende retrata el cuadro en donde las adversidades no
son el fin, sino el camino hacia la victoria triunfante sin retroceso.
Fe que trasciende refleja y proyecta a la vez un cambio en nuestra
vida y an cipa el milagro portentoso que necesitamos. Usted podría
preguntarse por qué.
1. Porque la Fe que trasciende es aquella fe profunda y verdadera
que produce visión en las personas, de tal manera que pueden ver el
futuro antes de que este llegue.
2. Porque la Fe que trasciende nos libra del orgullo, del ego
enfermizo y de la vanidad en los procesos de la vida.
3. Porque la Fe que trasciende es aquella fe que supera el desgaste
sico y emocional.
4. Porque la Fe que trasciende es aquella fe que se superpone a las
crí cas, al qué dirán y a las burlas.
5. Porque la Fe que trasciende es aquella fe que mueve montañas.
6. Porque la Fe que trasciende es aquella fe que hace ver posible lo
imposible.
7. Porque la Fe que trasciende es mucho mayor que toda
jurisprudencia, legislación, dogma, doctrina, parámetro humano o
limitaciones personales.
La Fe que trasciende es la fe por excelencia producto de una certeza
inconmovible y de convicciones firmes.
¿No han oído? Antes bien, Por toda la erra ha salido la voz de ellos, Y
hasta los fines de la erra sus palabras. 19 También digo: ¿No ha
conocido esto Israel? Primeramente, Moisés dice: Yo os provocaré a
celos con un pueblo que no es pueblo; Con pueblo insensato os
provocaré a ira. 20 E Isaías dice resueltamente: Fui hallado de los que no
me buscaban; Me manifesté a los que no preguntaban por mí. 21 Pero
acerca de Israel dice: Todo el día extendí mis manos a un pueblo
rebelde y contradictor» (Romanos 10).
La fe no llega por esfuerzo humano, no llega por mo vación
personal, no llega por las personas que tenemos alrededor, ni tampoco
llega por tener amigos que enen fe, la fe viene por la palabra de
Cristo.
Cuando tenemos una experiencia con Cristo y su mensaje, vivimos
entendiendo que no hay nada que nos pueda separar de ese amor de
Cristo.
Romanos 8, si somos hijos amados, entonces somos más que
vencedores en Él.
«Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan
a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son
llamados. 29 Porque a los que antes conoció, también los predes nó
para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él
sea el primogénito entre muchos hermanos. 30 Y a los que predes nó, a
estos también llamó; y a los que llamó, a estos también jus ficó; y a los
que jus ficó, a estos también glorificó. 31 ¿Qué, pues, diremos a esto? Si
Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? 32 El que no esca mó ni a
su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos
dará también con él todas las cosas? 33 ¿Quién acusará a los escogidos
de Dios? Dios es el que jus fica. 34 ¿Quién es el que condenará? Cristo
es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está
a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. 35 ¿Quién
nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angus a, o
persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? 36 Como está
escrito: Por causa de somos muertos todo el empo; Somos contados
como ovejas de matadero. 37 Antes, en todas estas cosas somos más
que vencedores por medio de aquel que nos amó. 38 Por lo cual estoy
seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni
potestades, ni lo presente, ni lo por venir, 39 ni lo alto, ni lo profundo, ni
ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es
en Cristo Jesús Señor nuestro» (Romanos 8:28-39).
Esta fe en Cristo nos da seguridad, confianza, nos confirma como
personas dependientes de Él, nos lleva a una realidad existencial, es
la esencia necesaria para que las cosas surjan, es la base de
sustentación de lo que se espera; es decir, el fundamento que
sustenta lo que se espera.
La fe también es la convicción de lo que no se ve. Esta fe nos
convence de lo que no vemos. Por lo tanto, es la evidencia, la prueba
de lo que no se ve.
Cristo vino a vivir en nosotros para que disfrutemos su reino aquí
en la erra, no es algo que podemos verificar con nuestros cinco
sen dos sicos, pero la Palabra de Dios nos asegura este hecho, llegó
entonces a ser portador de la existencia de Cristo en mí.
«… Cristo en vosotros, la esperanza de gloria» (Colosenses 1:27).
Capítulo 4
Evidencia
«Él les dijo: —¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces,
levantándose, reprendió a los vientos y al mar, y sobrevino una
gran calma» (Mateo 8:26 RVR1995).
4. La fe que salva.
Este po de fe no necesita métodos humanos ni necesita religión.
«Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de
vosotros, pues es don de Dios; 9 no por obras, para que nadie se gloríe»
(Efesios 2:8-9).
Es una combinación o composición de fe y gracia, del original
griego pisteuo que significa tener fe con respecto a Dios, a Cristo, a su
palabra y a su poder salvador por gracia y gen leza.
«Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de
Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío, primeramente, y
también al griego. 17Porque en el evangelio la jus cia de Dios
se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe
vivirá» (Romanos 1:16-17).
5. El po de fe sencilla.
Viene del griego pehito y significa seguridad, libertad, confianza y
fidelidad a la Palabra de Dios.
Este po de fe es como una semilla que para que dé fruto hay que
alimentarla con la Palabra de Dios, para que vaya creciendo y
entendiendo las verdades de Dios y la persona se fortalezca, se
endurezca y a la vez se defienda de cualquier po de doctrina errónea.
6. La fe magna.
Este po de fe, magna, viene del griego tosoutos, es un po de fe
segura, firme y que ha madurado. Es una fe que se ha perfeccionado
por creerle a Dios, creer en el poder de Cristo y en las verdades escritas
en su Palabra.
«Entrando Jesús en Capernaum, vino a él un centurión, rogándole, 6
y diciendo: Señor, mi criado está postrado en casa, paralí co,
gravemente atormentado. 7 Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré. 8
Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi
techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará. 9 Porque también yo
soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo
a este: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace.
10 Al oírlo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os
digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe. 11 Y os digo que vendrán
muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac
y Jacob en el reino de los cielos; 12 mas los hijos del reino serán echados
a las nieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes. 13
Entonces Jesús dijo al centurión: Ve, y como creíste, te sea hecho. Y su
criado fue sanado en aquella misma hora» (Mateo 8:5-13).
Aun Jesús se maravilló de esta fe.
7. La fe perfeccionada.
Del griego pis s, que significa: credibilidad, ingenuidad, verdad,
rec tud, darle el crédito a la palabra de Dios, confianza, garan a y
esperanza segura.
Es una fe perfecta y completa. Cuando llegamos a tener este po
de fe, no dependemos de doctrinas de hombres ni de tradiciones de
hombres.
«Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que ene fe,
y no ene obras? ¿Podrá la fe salvarle? 15 Y si un hermano o una
hermana están desnudos, y enen necesidad del mantenimiento de
cada día, 16 y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos,
pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué
aprovecha? 17 Así también la fe, si no ene obras, es muerta en sí
misma. 18 Pero alguno dirá: Tú enes fe, y yo tengo obras. Muéstrame
tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras. 19 Tú crees que
Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y
emblan. 20 ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es
muerta? 21 ¿No fue jus ficado por las obras Abraham nuestro padre,
cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? 22 ¿No ves que la fe actuó
juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las
obras? 23 Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le
fue contado por jus cia, y fue llamado amigo de Dios. 24 Vosotros veis,
pues, que el hombre es jus ficado por las obras, y no solamente por la
fe. 25 Asimismo también Rahab la ramera, ¿no fue jus ficada por obras,
cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino? 26 Porque
como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está
muerta» (San ago 2:14-26).
La Teología del trabajo dice lo siguiente: «San ago retoma el tema
del trabajo de forma concreta, aunque en vez de usar la palabra
«trabajo» u «obra» en singular (del griego ergon), usa el plural
«obras» (del griego erga). Es por esto por lo que algunas personas
creen que, cuando San ago habla de «obras», se refiere a algo
diferente al «trabajo». Sin embargo, erga y ergon simplemente son la
forma plural y singular de la misma palabra. San ago está describiendo
toda clase de obra y todo po de trabajo, obras de bondad, como darle
alimento al que ene hambre, obras de ayuda con lo concerniente a la
obra de Dios; y aún más, soy de los que creen que las obras van más
allá de un simple servicio comunitario, creo que hay que trabajar
sicamente en el templo, arreglar lo que haya que arreglar para así
producir mejora en lo que es el edificio del templo y la mejoría de todo
lo que ene que ver con el culto a Dios, eso no debe ser solo por un
empo, este trabajo es con nuo.
Hay quienes solo se enfocan en la fe desde la perspec va de
Gálatas 2:16, donde dice: «el hombre no es jus ficado por las obras de
la ley, sino mediante la fe en Jesucristo», pero San ago está diciendo
otra cosa.
Lo que San ago está tratando de explicar es,
«enséñame que enes fe trabajando».
El versículo 2:14 dice: «¿De qué sirve, hermanos míos, si
alguno dice que ene fe, pero no ene obras?».
San ago no estaba hablando de las obras de la ley. Él simplemente
dijo que la fe que salva a la persona producirá obras, obras de fe.
San ago llegó a decir: «Así también la fe, si no ene obras, es
muerta en sí misma» (San ago 2:17).
La fe entonces ene que ser demostrada con trabajo, debe ser
mantenida con labor y se manifiesta haciendo obras dignas de
bendición. Tú y yo no podemos decir que tenemos fe si no lo
demostramos con nuestras acciones. Tú y yo tenemos cada día la
oportunidad de demostrar nuestra fe haciendo obras que glorifiquen a
Dios.
San ago quiere que nuestra fe esté a la par con el trabajo
que realizamos a diario. No puede haber jus ficación por
obras porque no puede haber buenas obras a menos que ya
haya fe (confianza) en Dios.
Lo que San ago quiere decir es que cualquier fe que no
conduzca a trabajar o a hacer obras está muerta, es decir, no
es fe en lo absoluto.
«Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así
también la fe sin obras está muerta» (San ago 2:26).
San ago no les ordena a los cris anos que trabajen por los
necesitados en vez o además de poner su fe en Cristo. Él
espera que los cris anos trabajen en beneficio de los que
enen necesidad como resultado de haber puesto su fe en
Cristo.
Nuestra fe cris ana siempre debe conducirnos a la
prác ca de buenas obras y con una ac tud correcta hacia el
servicio. San ago dice: «Ya ves que la fe [de Abraham]
actuaba juntamente con sus obras…» (San ago 2:22 LBLA).
Lo que Abraham entendió fue que, para creer, hay que tomar
acciones que demuestren que verdaderamente creemos y
por tanto actuaremos en movimiento a eso que se nos ha
prome do.
No podemos separar nuestra fe cris ana de nuestro
trabajo personal. NO DEBEMOS decir: «Creo en Jesús y voy a
la iglesia, pero prefiero mantener mi fe personal fuera del
trabajo». Este po de fe está muerta. En lo laboral es donde
mejor podemos demostrarle al mundo lo que creemos.
Trabajemos como para el Señor y seamos un ejemplo de
dignidad, esfuerzo y diligencia. Dios nos ha hecho luces en
medio de las nieblas; por eso, en vez de cri car las nieblas,
debemos encender una luz. Esa luz es la que el mundo
necesita para tener un encuentro con Jesús.
San ago va más allá: «Vosotros veis que el hombre es jus ficado
por las obras y no solo por la fe» (San ago 2:24 LBLA).
Adam Clark dice: «Es evidente en este ejemplo que la fe de
Abraham no era simplemente creer que hay un Dios; sino un principio
que lo llevó a dar crédito a las promesas de Dios rela vas al futuro
Redentor y a implorar la misericordia de Dios: esto lo recibió y fue
jus ficado por la fe. Su fe ahora comenzó a obrar por amor, y por lo
tanto se encontró siempre obediente a la voluntad de su Hacedor.
Produjo frutos de jus cia; y sus obras jus ficadas demostraron la
auten cidad de su fe; y siguió disfrutando de la aprobación divina, que
no podría haber hecho si no hubiera sido así de obediente; porque el
Espíritu de Dios se habría contristado y su principio de fe habría
perecido. La obediencia a Dios es un requisito fundamental para
mantener la fe. La fe vive, bajo Dios, por obras; y las obras enen su
ser y excelencia en la fe. Ninguno puede subsis r sin el otro».
Creo que nadie puede recibir todo lo que el reino ene si no pone
su esfuerzo personal para lograrlo. La Biblia dice que Dios bendice al
diligente, y la diligencia se hace al tener fe y visión en algo más grande
que lo obvio y lo natural. No estoy hablando de salvación o fe salvífica,
sino de obtener todo lo que deseamos en esta erra y en el servicio del
reino de Dios.
• «Porque en Cristo Jesús nada valen la circuncisión ni la
incircuncisión, sino la fe que obra por el amor» (Gálatas 5:6
RVC). Nuestras obras son demostradas en amor, todo lo que
hacemos para Dios, todo lo que hacemos para la gente lo
debemos hacer por amor. Hay gente que hace muchas cosas,
pero como sus intenciones no salen del corazón con amor, sino
a conveniencia, para lucrarse o para recibir aprobación de los
hombres, esta fe es vana, muerta y sin frutos. Le pido a Dios
que revele en tu vida este capítulo de San ago 2 y que en
nuestros corazones no haya acepción de personas, que todo lo
que hagamos de hoy en adelante, lo hagamos para Él, por Él y
en Él, en amor…
• «He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he
guardado la fe» (2 Timoteo 4:7). Al final de nuestra vida,
pidamos a Dios que nuestra fe se haya mantenido guardada por
Él.
Estos versos ayudarán a perfeccionar tu fe:
• 1 Pedro 1:7
«Pero cuando la fe de ustedes sea puesta a prueba, como el oro,
habrá de manifestarse en alabanza, gloria y honra el día que Jesucristo
se revele. El oro es perecedero y, sin embargo, se prueba en el fuego; ¡y
la fe de ustedes es mucho más preciosa que el oro!» (RVC).
Pedro le está dando ánimo a los cris anos para que ellos le
permitan a Dios probar su fe, y a la vez que son probados, saldrá de
ellos alabanza, gloria y honra.
1 Juan 5:4
Romanos 14:1
1 Corin os 2:5
Lucas 17:5
Habacuc 2:4
¿Qué es ac tud?
Trascender es manifestarse
Trascender es difundirse
Trascender es divulgarse
Trascender es extenderse
Trascender es propagarse
Todo el que trasciende deja frutos tangibles, no solo para sus hijos,
sino también para sus nietos. La gente ene que ver en nosotros los
resultados de nuestra fe, que muchos imiten nuestra fe, que vean que
vivimos y disfrutamos de lo que habla nuestra boca. Esto me lleva a
recordar varios tes monios que he vivido personalmente.
El bebé. En los comienzos de Torre Fuerte, a pocas semanas
después de haber inaugurado, llegó a nuestra congregación una señora
con su hija. Me di cuenta de que eran puertorriqueñas, las saludé y las
volví a invitar a nuestra reunión de la próxima semana. Cuando
llegaron el próximo domingo, mientras orábamos, Dios puso en mi
corazón orar por la muchacha; todavía no conocía su historia, pero le di
una palabra de fe: «Dios te dará hijos». Ella comenzó a llorar y
bendijimos su vida y se fue a su casa. Al mes siguiente, me llamó
asombrada: «Pastor, estoy embarazada y por muchos años tratamos de
tener hijos, pero me dijeron que era estéril, esa palabra de fe produjo el
milagro». Hoy, Denise ene una niña de doce años y un varón de siete,
eso es trascender. Hay palabras de Dios que trascienden no solo a una
generación, sino a muchas generaciones. Este tes monio es uno de
muchos, donde una palabra de fe trastorna, cambia y direcciona la vida
de una persona, una familia y una generación. Creo firmemente que
toda palabra que sale de la boca de Dios ene y debe cambiar el
rumbo de nuestras vidas, debe provocar que nos movamos, debe
provocar que se manifieste el hombre interior, que salga lo mejor de
nosotros.
Sanidad. Toda persona que trasciende en fe vivirá experiencias en
su vida que Dios usará como herramientas para su asignación y
ministerio. Nadie puede hablar con autoridad de algo que no haya
vivido, nadie puede hablar de criar hijos si nunca ha tenido uno, nadie
puede hablar de sanidad y ministrar sanidad sin que haya sido
milagrosamente sanado por el poder de Dios a través de la fe. En
octubre del año 2000, mientras iba a ver una propiedad con un amigo,
tuvimos un grave accidente, una muchacha pasó la luz roja e impactó
la movilidad (minivan) donde íbamos, impactó en la puerta del
pasajero donde yo estaba sentado. El impacto fue tan fuerte que todos
los vidrios del vehículo explotaron y nos volcamos de tan fuerte
impacto. Cuando quise salir del vehículo, mis piernas no respondían,
me sacaron y me pusieron en el pavimento, me llevaron en una
ambulancia y cuando llegamos al hospital, rápidamente me hicieron
rayos x (placas) y descubrieron que tenía mi espina dorsal destruida,
mis vértebras estaban desintegradas, los médicos le dijeron a mi
familia que nunca más caminaría, que estaría en una silla de ruedas
para siempre y que iba a tener dificultades. Me pusieron en una cama
de madera y me ataron a ella. Allí clamé a Dios, clamé como nunca.
Recuerdo que la iglesia comenzó a orar por mí, mi familia comenzó a
orar por mí; pero de alguna forma dentro de mí había un sen do de fe,
sabía que Dios podía hacer un milagro. Recuerdo que pasó el primer
día, el segundo día, todavía me tenían atado a esa cama de madera, no
podía mover sino las manos. De momento, en mi interior comencé a
declarar que Dios me podía sanar, le dije: «Dios, tu palabra dice que Tú
eres el Dios que sana, así que sana mi columna vertebral, restáurame
por completo, el mundo debe y va a ver que Tú eres el Dios que sana y
voy a tes ficar que Tú enes el poder para sanar el cuerpo y tes ficaré
de esta sanidad. Sáname para que otros crean». De momento, sen
que mis pies comenzaron a moverse, fue poderoso, en ese momento
comencé a pedir que los doctores llegaran al cuarto. Les pedí que por
favor me desataran de esa cama, les prome que me quedaría
tranquilo. Ellos vinieron y me desataron. Cuando los doctores se fueron
del cuarto, con mis brazos comencé a empujarme poco a poco hasta
que mis pies colgaran de la cama, cuando mis pies tocaron el suelo,
sen como si me hubiesen puesto electricidad, como si más de dos mil
vol os hubiesen penetrado mi cuerpo. Algo sobrenatural pasó en todo
mi cuerpo. En ese momento, me pude poner de pie. ¡Wow! Todavía
recuerdo esa experiencia tan espectacular. Llamé a los doctores y les
pedí que volvieran a hacerme los exámenes, que me hicieran placas,
que me volvieran a hacer todo po de exámenes. Cuando volvieron los
resultados, mis vértebras estaban todas en su lugar, los pedazos de
huesos habían vuelto a su lugar. El médico comparó las dos placas, no
lo podía creer. Yo les grité: «Fue Dios quien hizo el milagro, Dios sanó
mi cuerpo». Los doctores hicieron más exámenes y a los dos días ya yo
estaba en mi casa. Nunca he sufrido de la espalda, nunca más he
tenido síntomas. Dios es el que sana el cuerpo. Gloria a Dios por el
poder sanador. Eso es fe que trasciende.
Ministerio. Fue en el año 2008. Siendo un pastor de jóvenes, en
una ocasión fui a la Isla de Puerto Rico. Recuerdo que me invitaron a
un servicio especial de jóvenes. Allí, mientras escuchaba el mensaje, lo
que tenía en la mente era que en pocas horas viajaría hacia los Estados
Unidos. Recuerdo que el predicador terminó su sermón, y al terminar,
dije: «Pasaré al frente para que oren por mí y rápidamente voy al
aeropuerto». Así lo hice, pasé adelante, pero nadie oraba por mí. De
momento, pasó un joven por mi lado, puso su mano sobre mi cabeza y
me dijo: «Hoy comienza tu ministerio». Me reí por dentro: «Ja, ja, ja,
ese joven no sabe que soy el pastor de jóvenes y me di la vuelta y me
fui». Lo que no sabía era que, en ese momento, Dios estaba diciendo lo
mismo en Nueva Jersey, Estados Unidos. ¡Wow! Esas palabras
produjeron un cambio en nuestro medio ambiente, recuerdo que ahí
comenzó un proceso que en ese momento no entendía. Cuando le
comenté al pastor lo que habíamos recibido, no entendió. En fin, nadie
entendió, pero Dios sí sabía lo que estaba haciendo. Esto provocó que
unas semanas más tarde saliéramos en fe para abrir nuestro
ministerio. Todo lo que pasó y cómo Dios abrió puertas fue una
aventura de fe, hoy puedo mirar hacia atrás y ver la mano poderosa de
Dios en todo esto. La fe que trasciende provocará que pasen cosas que
no en endas, que te lances en fe y que le creas a Dios, aunque nadie
en enda. Créeme, si entendiésemos, nunca nos lanzaríamos, nunca
tomaríamos riesgos y nunca nos extenderíamos a cosas que son
hechas una realidad solo por la fe.
Tu ministerio es por fe, tu futuro está seguro en fe, tu vida está
segura en fe. Puedo mirar hacia atrás y ver las maravillas de Dios en
nuestro ministerio, puedo ver cómo Dios te da todo lo que necesitas en
el ministerio, Dios pone una visión para cumplir en el ministerio y Dios
te dará más de lo que nunca puedas imaginar en el ministerio. Cuando
Dios ene planes con go, Dios pondrá gente que rete tu fe y te ayude a
salir de tu zona de confort para cumplir la misión de Dios aquí en la
erra.
Hay otro tema que es de suma importancia, las finanzas… Muchos
creen que Dios los puede salvar, los puede liberar, los puede sanar,
pero enen dudas de que Dios le dará los mejores empos de su vida
en las finanzas. Tú puedes caminar en fe en tus finanzas haciendo lo
que la Biblia enseña, prac cando los principios bíblicos, educándonos
financieramente, trabajando en los malos hábitos que afectan el ser
diligentes, eliminando deudas innecesarias, ordenando las finanzas,
ahorrando, sembrando para recoger, invir endo en cosas tangibles y
dando con generosidad.
«La bendición de Jehová es la que enriquece, Y no añade tristeza
con ella» (Proverbios 10:22).
Es voluntad de Dios que tú y yo seamos prosperados y que
disfrutemos el fruto de nuestra labor, eso es, si lo hacemos con fe.
Eclesiastés 3:10-13 dice lo siguiente: «Yo he visto el trabajo que Dios ha
dado a los hijos de los hombres para que se ocupen en él. 11 Todo lo
hizo hermoso en su empo; y ha puesto eternidad en el corazón de
ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios
desde el principio hasta el fin. 12 Yo he conocido que no hay para ellos
cosa mejor que alegrarse, y hacer bien en su vida; 13 y también que es
don de Dios que todo hombre coma y beba, y goce el bien de toda su
labor».
Estos versos son poderosos y tenemos que reconocerlos.
Esculpidos
Cada vez que te miras al espejo, ¿qué ves? Esa pregunta se la hizo
un padre a su hijo de cuatro años. El niño sin tener la mínima idea de lo
que el padre le quería decir, dijo jocosamente: «Me veo despeinado».
El padre le volvió a preguntar y le dijo: «Sé más específico, hijo. Dime
qué ves». El niño en su ternura e inocencia le contestó: «Papi, veo que
estoy más flaco que tú». El padre se rio por el chiste que su hijo le hizo,
lo abrazó y le dio un besito. Después de abrazarlo, el papá le volvió a
preguntar: «Hijito, de veras, ¿qué ves en el espejo?». El niño esta vez
no le pudo contestar a su pregunta, pero le hizo un comentario: «Papi,
no sé». Pero en ese momento, el niño le hizo una pregunta al papá:
«Papi, ¿y qué ves tú?». El padre se rio y lo volvió a abrazar: «Si vieras lo
que yo veo, y supieras lo que significas para mí, entenderías cuánto te
amo».
Este libro está dedicado a cada individuo que hoy está luchando
con cosas que estorban su existencia, a personas que han sufrido un
trauma en su vida, a personas que le dicen a Dios: «Dios, mira la edad
que tengo y pareciera que no puedo superar esos fracasos del
pasado», a personas que trataron por todos los medios de hacer las
cosas bien y de alguna manera se les derrumbó lo que habían
construido. Está dedicado a aquellos que estamos rotos por dentro,
que, aunque riamos por fuera, estamos desesperados por que alguien
nos descubra y nos pueda abrazar, salir del anonimato emocional y ser
libres para poder gozar como otros gozan.
Los Profetas y la Profecía
Los temas que tenemos por delante son temas que todo cris ano,
todo laico y todo ministro de Jesucristo debe dominar. Hoy más que
nunca necesitamos un avivamiento de conocimiento bíblico para saber
lo que Dios está diciendo para este siglo XXI. Creemos firmemente que,
en estos empos finales, Dios está levantando el espíritu profé co
porque los empos son cortos. Desde Adán hasta hoy, Dios siempre ha
usado personas capacitadas por Él mismo para hablar a su pueblo. Los
an guos siempre solían usar a los profetas para recibir dirección de
Dios en casi todas las áreas de su vida. Los reyes consultaban a un
profeta para que les diese dirección en cuanto a si iban a la guerra o
no, y con quién. Algunos buscaban videntes para tomar decisiones en
cuanto a moverse de un lugar a otro. Otros buscaban a los profetas
para que los dirigieran y les enseñaran las Escrituras con tal de estar
alineados con el propósito de Dios.
Desde el principio, Dios ha provisto profetas para que sean la voz
de Dios en el mundo. Las Escrituras son claras en decir que los profetas
no eran para ayer, sino que son para hoy y para los días que se
avecinan. Una de las señales que muestran que estamos en los úl mos
empos es el regreso ac vo del ministerio profé co.