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MAEIA

EN E L NUEVO
TESTAMENTO
RE. Brown-KE Donfried
J A Fitzmyer-J Beumann

SÜ3UEME
BIBLIOTECA DE ESTUDIOS BÍBLICOS MARÍA EN EL NUEVO
49
TESTAMENTO
UNA EVALUACIÓN CONJUNTA DE ESTUDIOSOS
CATÓLICOS Y PROTESTANTES

Preparada por:
RAYMOND E. BROWN - KARL P. DONFRIED
JOSEPH A. FITZMYER - JOHN REUMANN

En base a discusiones de:


PAUL J. ACHTEMEIER KARLFRIED FROEHLICH
MYLES M. BOURKE REGINALD E. FULLER
RAYMOND E. B R O W N GERHARD KRODEL
SCHUYLER BROWN J. LOUIS MARTYN
KARL P. DONFRIED ELAINE H. PAGELS
JOSEPH A . FlTZMYER JOHN REUMANN

Patrocinada por:
El Diálogo Luterano-Católico Estadounidense

(SEGUNDA EDICIÓN)

EDICIONES SIGÚEME - SALAMANCA - 1986


CONTENIDO

Prefacio 9
1. Origen del estudio 13
2. Presupuestos del estudio 19
3. El nacimiento de Jesús en los escritos paulinos 43
4. María en el evangelio de Marcos 59
5. María en el evangelio de Mateo 79
6. María en el evangelio de Lucas y en los Hechos de los
apóstoles 107
7. La madre de Jesús en el evangelio de J u a n 175
8. La mujer de Apocalipsis 12 211
9. María en la literatura del siglo II 231
10. Conclusiones de este estudio 271

Tradujo: Luis Huerga


Sobre el original: Mary in íhe New Testament
© Fortress Press, Philadelphia 1978
@ Ediciones Sigúeme, S. A., 1982
Apartado 332 - 37080 Salamanca (España)
ISBN: 84-301-0881-5
Depósito legal: S. 842-1986
Printed in Spain
Gráficas Visedo, s.a.l.
PREFACIO

En 1973 un equipo de estudiosos del NT presentaba un


estudio conjunto titulado Pedro en el nuevo testamento.
Habíase llevado a cabo este trabajo por deseo de los parti-
cipantes en el National Dialogue entre teólogos luteranos
y católicos, que entonces preparaban un estudio sobre la
Primacía papal y la iglesia universal, el vol. V de la serie
Lutherans and Catholics in Dialogue (Minneapolis, 1974).
Todo el National Dialogue y su serie de volúmenes se
había guiado por el esfuerzo para ver a una nueva luz los
viejos problemas que separan a las iglesias. Uno de esos
problemas era ciertamente el papado, en cuanto que invo-
cando la sucesión de Pedro, reclama autoridad sobre todas
las iglesias. Mientras discutían esta pretensión, los teólogos
del National Dialogue creyeron serviría de ayuda el ver
lo que modernos biblistas de diferente historial eclesiástico
podían colectivamente suscribir sobre la función de Pedro
en tiempos neotestamentarios. Pedro en el nuevo testa-
mento fue bien recibido en los círculos científicos, no sólo
por la competencia de sus autores, sino también por la
dimensión ecuménica del trabajo, que aportaba nuevas y
penetrantes visiones. El mejor testimonio de lo que esa
aportación supone son quizá las traducciones que de la
obra se han hecho al alemán, francés, español, holandés y
japonés, juntamente con la edición británica. Se la ha
citado asimismo en diversos coloquios íntereclesiales y ecu-
ménicos, sobre la autoridad de la iglesia, en relación con
el papado.
¡o Prefacio Prefacio 11

Los estudiosos que tomaron parte en las discusiones cipios de la pedagogía. Los estudiosos que colaboran en
subyacentes a Pedro en el nuevo testamento informaron ella se dieron a entender que no hablaban sólo a otros es-
de que el trabajo conjunto había sido una experiencia ins- tudiosos; se dirigen también al clero parroquial y al lai-
tructiva que deseaban continuar, y propusieron acometer cado instruido. Esperamos que esta amplia mira haga de
el estudio de otro foco de divisiones para la cristiandad, a María en el nuevo testamento un libro útil en las aulas
saber, la función de María en el pensamiento cristiano. del colegio, la universidad y el seminario, no ráenos que
Como anteriormente, tampoco ahora esperaban dar solu- en los grupos de discusión y en las clases de formación
ción ecuménica a la cuestión bajo todos los aspectos, sino para adultos. Se suministra vasta documentación y notas
sólo determinar lo que podían decir en común unos estu- a pie de página; la experiencia del anterior volumen sobre
diosos modernos sobre la imagen de María en los diversos Pedro demuestra que semejante estudio bíblico-ecuménico
escritos del NT. Acudieron a los teólogos del Diálogo Na- puede servir como fuente en la enseñanza superior de la
cional Luterano-Católico para saber si semejante trabajo religión y en los seminarios de las escuelas teológicas.
bíblico sería de utilidad en sus discusiones, como lo había Cuantos se beneficien de la presente obra compartirán
sido Pedro. Los teólogos habían comenzado por este tiempo nuestra deuda con los doce estudiosos que trabajaron sin
a discutir la infalibilidad y autoridad doctrinal del papa. honorarios ni derechos. Su generosidad atestigua la impor-
No era un tema mariano; pero la definición de los dogmas tancia que atribuyen a un estudio virtualmente único en
de la inmaculada concepción y de la asunción de María cuanto aportación ecuménica. Como portavoces del Natio-
representaban sendos y máximamente claros ejercicios de nal Dialogue expresamos nuestra estima por la Catholic
la infalibilidad que el papa reivindica, por lo que un estu- Biblical Association of America y los Lutheran World
dio mariano no carecía de relación con los fines del diálogo. Ministries, que contribuyeron a la financiación del pro-
Fue en consecuencia patrocinado, como ya se había hecho yecto, y por el Auburn Program of Union Theological Se-
para Pedro, el estudio de María en el nuevo testamento. rránary (N. Y. C), que puso la biblioteca y la sala de
Repetimos aquí algo que hemos afirmado antes. Sabe- lectura a disposición del equipo siempre que precisó re-
mos de voces en la cristiandad que han cuestionado tanto unirse.
la oportunidad como la fiabilidad de la aproximación crí-
tica a la investigación bíblica de que son ejemplos los PAUL C. EMPIE T. AUSTIN MURPHY
volúmenes dedicados a Pedro y a María. Reconocemos ía Obispo auxiliar de Baltimore
Anterior secretario general
propia limitación en punto a conseguir conclusiones teoló- Comisión episcopal de asuntos
Comité nacional estadounidense
gicas finales. Tenemos empero la convicción de que una ecuménicos e interreligiosos
Federación luterana mundial
investigación responsable del material originario en sus
fuentes es tarea necesaria y debiera ampliar nuestra com-
prensión alternativa de ciertas cuestiones que han crispado
durante siglos las relaciones entre cristianos. Nos alegra-
mos de que el equipo, compuesto por cuatro miembros
luteranos y cuatro católicos, recibiera la participación adi-
cional de dos miembros episcopalianos y dos de la tradición
reformada. Este estudio bíblico-mariológico es, por lo que
nos consta, una primacía en cuanto al tema, dentro de las
actuales discusiones ecuménicas, y debiera ser útil a no
pocos diálogos intercristianos.
Esta obra ha sido elaborada con ayuda de todas las
técnicas científicas; aun así, los redactores adoptan un te-
nor generalmente inteligible y consecuente con los prin-
1
ORIGEN DEL ESTUDIO *

Como la obra anterior sobre Pedro ', este estudio sobre


María en el NT y otras primitivas fuentes cristianas deriva
del National Lutheran-Catholic Dialogue, patrocinado por
USA, Committee of the L u t h e r a n World Federation (ahora
Lutheran World Ministries) y la National Conference of
Catholic Bishops. Teólogos de una y otra tradición están
comprometidos a dialogar desde 1965, y han emitido decla-
raciones conjuntas sobre el credo, el bautismo, la eucaris-
tía, el ministerio y la primacía papal, publicadas en una
serie de cinco volúmenes, los cuales reflejan frecuente
acuerdo en punto a cuestiones que vienen siendo causa de
división desde la Reforma 2 . Esos hallazgos han sido discu-
tidos y valorados muy por encima de los círculos luteranos
o católicos, y a veces se los cita en otros diálogos bilate-
rales, como también, con ánimo ecuménico, en coloquios
cristianos de todo el mundo.

* John Reumann redactó el borrador de este capítulo.


1. Peter in the New Testament: a collaborative assessment by Protestant
and Román Catholic scholars, ed. R. E. Brown, K. P. Donfried and J. Reu-
mann; Minneapolis-New York 1973. Edición inglesa, London 1974. Traducción
al francés por J. Winandy, Saint Pierre dans le Nouveau Testament, París
1974. Traducción al español por J. Garcia-Abril Pérez, Pedro en el Nuevo
Testamento, Santander 1976. Traducción al holandés (excluidas las notas a
pie de página) por E. de Bekker, Petras in het Geloof van de Jonge Kerk,
Boxtel 1976, introducción de F. Haarsma. Traducción al alemán por R. Mohr,
Der Petrus der Bibel: Eine ókumenische Untersuchung, Stuttgart 1976, intro-
ducción de F. Hahn y R. Schnackenburg. Traducción al japonés por E. Ma-
gaki, Tokyo 1977, introducción de J. Reumann.
2. Lutherans and Catholics in dialogue, conjuntamente publicado por re-
presentantes del Comité Nacional de USA, de la Federación Mundial Lu-
terana (New York) y el Comité Episcopal para Asuntos Ecuménicos e Interre-
ligiosos (Washington, DC) : I. The Status of the Nicene creed as dogma of
the church (1965); II. One Baptism for the remission of sins (1966); III. The
eucharist as sacrifice (1967); IV. Eucharist and ministry (1970); el quinto vo-
lumen, Papal primacy and the universal church, fue publicado por Augsburg
(Minneapolis 1974), que reimprimió asimismo los volúmenes I, II y III en
tomo único.
14 Origen del estudio Origen del estudio 15

El estudio de Pedro proyectaba incluir a otros estudio- en el N T 4 . Fruto de esa autorización es el presente volu-
sos, además d e los luteranos y católicos, no sólo para be- men. Pero mientras que el grupo que estudiaba a María
neficiarse de su saber y puntos de vista, sino además para ha mantenido informado de su proceder y marcha al Na-
que los resultados tuviesen una repercusión más amplia. tional Dialogue, María en el nuevo testamento es un pro-
Aun cuando Pedro en el nuevo testamento fuera impor- yecto independiente 5 . Esperamos que sirva de ayuda al
tante para el diálogo luterano-católico sobre la primacía Diálogo luterano-católico estadounidense, no menos que a
papal 3 , la decisión de publicarlo en u n volumen aparte otros cristianos en discusión ecuménica, y a los estudiosos
provino ante todo del deseo de hacerlo más prestamente del NT y orígenes cristianos.
disponible a los estudiosos del NT, historiadores y otros El National Dialogue nombró y autorizó a cuatro per-
no tan específicamente envueltos en diálogos sobre el pa- sonas para que formasen la j u n t a de gobierno y redactasen
pado. Estos hechos, y también la experiencia que supuso este estudio sobre María. Comenzando por los que habían
el equipo petrino de trabajo, estaban presentes a los parti- tomado parte en el proyecto petrino, el grupo de estudio
cipantes en aquel estudio, cuando manifestaron la voluntad se amplió, de modo que incluyera a u n número mayor de
de proseguir su trabajo conjunto, asumiendo la cuestión de estudiosos cristianos afiliados a confesiones distintas de la
María en el NT, como nota el prefacio. luterana y romanoeatólica, mirando expresamente a ase-
El Diálogo Nacional de Estados Unidos ha dividido su gurar el equilibrio en la representación de diversas áreas
aproximación al papado en dos partes; trata primero de la de especializacion. El grupo de estudio quedó formado por
primacía (1970-1973), y luego de un asunto aún más con- las personas siguientes:
trovertido: la "infalibilidad" (1973-1978), tema enorme, con
ramificaciones que afectan a la función docente de la iglesia 1. Rev. Dr. Paul J. Achtemeier, Union Theological Se-
y a la "verdad del evangelio" mismo (Gal 2, 14). El Natio- minary, Richmond, Virginia.
nal Dialogue emitirá un pleno informe propio sobre la in- 2. Rev. Msgr. Myles M. Bourke, rector de la Corpus
falibilidad y la autoridad doctrinal en la iglesia bajo el Christi Church y profesor adjunto en la Fordham
título Lutherans and Catholics in dialogue, volumen VI. University, New York, New York.
Relacionadas con esta cuestión y particularmente neurál-
3. Rev. Dr. Raymond E. Brown (junta de gobierno),
gicas para los extraños al catolicismo romano son las defi-
Union Theological Seminary, New York, New York.
niciones de la Inmaculada Concepción de la bienaventurada
4. Rev. Dr. Schuyler Brown, General Theological Se-
virgen María por Pío IX (1854) y la de su Asunción por
minary, New York, New York. 6
Pío XII (1950). Una y otra se han convertido en ejemplo
5. Rev. Dr. Karl P. Donfried (junta de gobierno),
de esa infalibilidad que el Vaticano I (1870) proclamó, aun
Smith College, Northampton, Massachusetts.
cuando el concilio Vaticano II haya avanzado más ecle-
siológicamente en lo q u e atañe a la iglesia y a María. El
National Dialogue p r e s t ó cierta atención a las definiciones
marianas, pero sólo como estudios casuísticos en el ejer-
cicio de la infalibilidad papal, más que como tema inde- 4. Emprendióse esta acción en la vigésima reunión del Diálogo Nacio-
nal, St. Louis, 31 de enero de 1975, autorizando "un estudio sobre María en
pendiente. el NT. Los profesores R. E. Brown, K. P. Donfried, J. A. Fitzmyer y J. Reu-
mann redactarían la propuesta del procedimiento, que remitirían al Diálogo
Reconociendo empero la mariología como tema impor- Nacional". El debate habido en la vigésimoprimera reunión, Washington DC,
del 18 de septiembre de 1975, reafirmaba el patronazgo del diálogo, mas con
tante y controvertido en la discusión interconfesional, el la advertencia de que los hallazgos pudieran no estar tan íntimamente liga-
dos al referido Diálogo como fue el caso de Pedro y Papal primacy.
National Dialogue autorizó en 1975 un estudio sobre María 5. Han presentado relaciones los profesores Fitzmyer, Froehlich y Reu-
mann, quienes toman parte en ambos, Diálogo Nacional y grupo de estudio
mariológico; pero no ha habido intento alguno de configurar los resultados
del estudio sobre María de suerte que éste formase el volumen VI del Diá-
logo Nacional.
6. Directivo de la American Bible Society, New York City, desde el 1 de
3. Cf. Papal primacy and the universal church, 11, 13-16, 29, 34 y 38-42. septiembre de 1977.
16 Origen del estudio Origen del estudio 17

6. Rev. Dr. Joseph A. Fitzmyer (junta de gobierno), las Escrituras hebreas y sus traducciones griegas); pero en
The Catholic University of America, Washington, la reunión de enero, 1976, moderada por Schuyler Brown,
D. C. 7 fueron estudiados corno tema aparte. A cada porción del
7. Dr. (Theol.) Karlfried Froehlich, Princeton Theolo- NT, cual lo reflejan los capítulos de este libro, le fue dedi-
gical Seminary, Princeton, New Jersey. cada una o más sesiones. Se hacía habitualmente relación
8. Rev. Dr. Reginald H. Fuller, Protestant Episcopal detallada, basada a veces en grabaciones magnetofónicas,
Seminary, Alexandria, Virginia. y distribuíase copia de ella, con objeto de formular por
9. Rev. Dr. Gerhard Krodel, Lutheran Theological Se- escrito el acuerdo o desacuerdo sobre un punto u otro.
minary, Philadelphia, Pennsylvania. 8 La redacción y elaboración del libro, capítulo por capí-
10. Dr. J. Louis Martyn, Union Theological Seminary, tulo, comenzó en 1976 y duró hasta entrado 1978. En cada
New York, New York. caso se preparaba un borrador, que era comunicado a los
11. Dr. Elaine H. Pagels, Barnard College, New York, doce participantes 12. Quienes tuvieran algo que alegar, en-
New York. viábanlo a R. E. Brown, y éste preparaba otra redacción
12. Rev. Dr. John Reumann (junta de gobierno), Lu- a base de tales comunicados. El nuevo documento era asi-
theran Theological Seminary, Philadelphia, Penn- mismo comunicado y corregido conforme a las reacciones
sylvania. que provocaba. Cuando se estimaba útil, la redacción en
ciernes era sometida a discusión en sesión plenaria; y se
En primavera y verano de 1975 se hicieron planes y discutían a menudo, en las reuniones de los cuatro redac-
asignaron tareas en orden al estudio conjunto. Entre sep- tores, puntos en los que la revisión tocaba a lo esencial
tiempre d e 1975 y diciembre de 1976, el grupo de estudio (mayo, diciembre 1977; marzo 1978), previa invitación a los
celebró diez sesiones (de las que una fue doble), que nor- participantes que podían asistir. Una última reunión ple-
malmente duraban tres horas y media. Las reuniones te- naria tuvo lugar en abril de 1978, para asegurar una amplia
nían lugar en New York, Auburn Library, Union Theolo- consulta antes de que el libro entrara en prensa. Las bi-
gical Seminary 9 . El grupo partía de las pautas científicas bliografías (extraídas a veces de la documentación anexa
esbozadas por la junta de gobierno; y había, para cada a cada capítulo) fueron preparadas por K. P. Donfried y
parcela del tema, una batería de preguntas, una directriz Schuyler Brown.
de estudio, o bien una exposición bastante extensa a cargo El grupo que había trabajado para Pedro en el nuevo
del miembro que debía moderar la sesión I0. A veces, en testamento hizo un comentario a este propósito, que merece
cuestiones particularmente difíciles, los participantes escri- reproducirse aquí por el gran parecido entre aquella expe-
bían y presentaban u n memorial. Pasajes que directamente riencia y la de los colaboradores a María en el nuevo tes-
mencionan a María, o se han asociado con ella, eran pri- tamento:
mero examinados en los evangelios, por el orden: Marcos,
Mateo, Lucas-Hechos, J u a n " ; luego en Pablo, Apocalipsis,
fuentes no canónicas, escritos patrísticos y gnósticos. Se Es significativo el que cuantos tomaron parte en el trabajo
de equipo disfrutaran con esa forma de estudio en colabo-
acometían pasajes y motivos veterotestamentarios, si hacían ración y aprendieran mucho de ella. El intercambio abrió
al caso en punto a NT (donde éste trae citas directas de a todos nuevos horizontes, de suerte que el resultado final
no debe tanto al compromiso y a la concesión, cuanto al
descubrimiento mutuo y creatividad del conjunto. 13
7. Weston School of Theology, Cambridge (Massachusetts), hasta agosto
de 1976.
8. Lutheran Theological Seminary, Gettysburg, Pennsylvania, desde el
1 de septiembre de 1977.
9. Debemos a los seminarios Union y Auburn su hospitalidad.
10. Una nota al comienzo de cada capitulo indicará quién moderó la se- 12. La primera nota de cada capítulo indicará asimismo quién redactó su
sión o sesiones sobre la cuestión, y el momento de la sesión o sesiones. borrador.
11. Cí. cap. 2, II, 3-6, para el razonamiento que fundamenta la sucesión. 13. Pedro en el nuevo testamento, 10.
18 Origen del estudio

Tenemos nuevamente la sensación de haber aprovecha-


do en formas que no siempre cuajan en las reuniones de 2
biblistas profesionales. Todos hemos aprendido haciendo
sugerencias y viendo la oposición y aun derrota con que PRESUPUESTOS DEL ESTUDIO *
tropezaban en la discusión de grupo, sin que nadie experi-
mentara confusión. Supimos lo que pensaban de María
otros que la contemplaban partiendo de otras tradiciones.
Aun así, todos compartíamos la misma veneración por la
"madre de Jesús", como consecuentemente la llama el
cuarto evangelio. En cuanto a las imágenes que de ella
transmite el NT, de nuevo hemos aprendido algo de lo
que la fe y el discipulado debieran significar en la familia
de Dios. Al estudiar el puesto de María en los escritos del NT,
Como en el libro sobre Pedro, concluimos con una ob- seguiremos los métodos y procedimientos empleados en el
servación: he aquí una estimación de María, producto de estudio de esos escritos. Convendrá indicarlos desde un
un estudio colectivo, verdadero índice de las discusiones principio y preparar al lector para los capítulos sucesivos.
de un grupo de estudiosos. A menudo el producto final no
es lo que cada cual por sí hubiese escrito; pero cada miem-
bro del grupo ha contribuido a él de muchas formas.

En la publicación de nuestro esfuerzo conjunto, ha habido I. NATURALEZA DE LOS ESCRITOS DEL NUEVO TESTAMENTO
quienes consintieron en considerar seriamente modos de ver
que por sí mismos nunca hubiesen suscrito. No era nor-
mativo el acuerdo total, sino un consenso en cuanto a los Para acometer una cuestión cualquiera en el cristia-
razonables límites de la plausibilidad. La redacción, consis-
tente más que nada en una inteligible expresión y orde- nismo con raíces en el NT, es preciso contar tanto con los
namiento de conceptos variados, ha respetado asimismo la hechos que suministra ese mismo NT, en sus 1.900 años
naturaleza de un trabajo en colaboración. I4 de existencia, como con las subsiguientes tradiciones cul-
turales y eclesiásticas que han marcado su interpretación
cristiana. La intervención de las tradiciones plantea un
problema particularmente agudo en el caso de María, la
madre de Jesús, pues difieren mucho entre sí las actitudes
mariológicas del occidente posterior a la Reforma. Antes
que caer en anacronismos e imponer al NT cuestiones sus-
citadas por tradiciones posteriores, nos atendremos al me-
jor método para que sus escritos hablen por sí y nos im-
partan de nuevo su enseñanza. Estimamos que el método
crítico-histórico', aplicado con inteligencia, es el mejor

• El borrador de este capítulo fue obra de P. J. Achtemeier, quien se


guió por el capítulo similar de Pedro en el nuevo testamento.
1. Este método, que en sí mismo no envuelve negación alguna de la
inspiración divina, pide que. en la interpretación de las Escrituras, los estu-
diosos apliquen a éstas las reglas ordinarias aplicadas a otras literaturas.
Ver E. Krentz. The historical-critical method. Philadelphia 1ÍI75. Fueron es-
tudiosos protestantes los primeros en conseguir que se reconociesen las im-
14. Ibid., 9-10. plicaciones de la crítica histórica. Esa crítica ha sido adoptada posteriormente
La composición de los libros del NT 21
20 Presupuestos del estudio

1. Las cartas de Pablo


instrumento en la obtención de tal resultado. Esperamos
que el intento de que se oiga a los primeros cristianos en El apóstol Pablo no nombra a María en carta alguna,
cuanto al lugar de María en el divino plan de salvación pero hace algunas referencias ocasionales al nacimiento de
sirva a quienes desean entender y valorar las tradiciones Jesús (Rom 1, 3-4; Gal 4, 4-5), y otras más generales al
eclesiásticas posteriores. En realidad, tratando brevemente modo de ese nacimiento (Gal 4, 28-29). Examinaremos di-
algunos desarrollos en las actitudes marianas del cristia- chos pasajes y veremos si clarifican la maternidad de Ma-
nismo en el siglo II (cf. infra, 4 III), procuraremos tender ría. En las cartas que nos atañen 2, fechadas generalmente
un puente al estudio atento de la relación entre las refe- en la década de los cincuenta, quiere Pablo asentar en sus
rencias marianas del NT y la mariología posterior. Pero lectores u oyentes algunos puntos de teología. El grupo de
deseamos precavernos contra la confusión de uno y otro estudiosos interesados en María que examina pasajes espe-
ámbito, en nuestro celo por la rigurosa investigación his- cíficamente paulinos no desdeñará las miras más amplias
tórica. con que fueron escritos, miras tal vez muy otras de las
Aun cuando primordialmente atendamos al testimonio que forman el objeto de nuestra indagación.
del NT, no insinuamos que ese NT constituya pura y sim-
ple historia, o una relación desapasionada. Como hechura
de creyentes que es, la historia que encierra fue conse-
2. Los evangelios
cuentemente percibida "en la fe". En las páginas que si-
guen queremos hablar de la "María histórica", pero cons-
cientes de extraer nuestras afirmaciones de escritos cuyo La madre de Jesús aparece en los cuatro evangelios, los
fin es transmitir la fe de las primitivas iglesias. Nos in- cuales constituyen el testimonio capital de María en el NT.
cumbe la tarea de determinar la forma en que los cristianos Puede que los cuatro contengan datos y recuerdos comunes
modelaron los hechos históricos, en su esfuerzo por com- en la semblanza que hacen de María, pero cada uno de
prender el papel de María dentro del plan de Dios en ellos será examinado en particular.
Jesucristo, y esa tarea hace que nos preguntemos por la
composición del NT.
a) Estadios en la formación de los evangelios

El -primer estadio representa el nivel más primitivo y


básico; contiene hechos y dichos históricos sobre los que
II. LA COMPOSICIÓN DE LOS LIBROS DEL NUEVO TESTAMENTO
se ha basado el relato evangélico. El segundo estadio se
Y SU CONTENIDO MARIANO
caracteriza por la formación de tradiciones sobre los acon-
tecimientos tal como aparecían en una visión de fe. Los
Decididos a examinar a grandes rasgos la sucesión cro- primeros cristianos, conforme a sus diferentes situaciones
nológica de los escritos del NT que aluden a María, toma- y preocupaciones, escogían hechos y dichos, los contaban y
remos partido en cuanto al tiempo y forma de su compo- reflexionaban teológicamente sobre ellos, Fue ésta una obra
sición. Importa preguntar qué entendían los primitivos tanto de comunidades como de individuos, en especial, de
oyentes y lectores, no menos que lo que intentaba cada predicadores apostólicos. El tercer estadio es el de la com-
autor, y de ahí la atención que reclaman las circunstancias, posición escrita, cuando cada evangelista emprende el pro-
carácter e intereses de la comunidad a la que los escritos
se dirigen.

2. O sea, Flp, Rom y Gal. Para los efectos de la discusión, importa poco
por los estudiosos católicos, en particular al admitirse para la Biblia la vi- que las cartas paulinas auténticas sean siete (1 Tes, Gal, Flp, 1-2 Cor.
gencia de dilerentes géneros literarios (principio que invocó el papa Pío XII Rom, Flm) o diez (admitiendo asimismo 2 Tes, Col, Ef). Y no afecta a nues-
en su encíclica Divino afilante spiritu, de 1943). Cf. CBSJ, art. 41 y 71. tro estudio el carácter deuteropaulino de las pastorales (1-2 Tim, Tit).
22 Presupuestos del estudio LÍI composición de los libros del JVT 23

ceso de selección, combinación y revisión de las tradiciones ahora bien, por escaso que sea el material evangélico que
preevangélicas con el fin de configurar un relato que re- atañe a Pedro, es menor aún el que concierne a María, lo
presente su peculiar visión teológica de Jesús, y —es de que hace nuestra búsqueda mucho más ardua. Fuera de los
suponer— peculiar asimismo, en gran medida, de su co- cuatro capítulos que tienen por objeto la infancia de Jesús
munidad. en Mateo y Lucas, la narración evangélica recoge el minis-
Antes de contestar preguntas acerca de María, es pre- terio de Jesús; y hay indicaciones de que María no seguía
ciso que vayamos viendo esos tres estadios. Como poseedo- a Jesús en ese ministerio, sino que permaneció en casa
res de los evangelios en su composición final, sabemos más junto a su familia \ De ahí que se la mencione sólo algunas
del tercero que de los dos previos. Pensamos que nos in- veces y no tengamos apenas datos para determinar qué
cumbe ante todo exponer la idea que cada uno de los sintió o hizo durante ese tiempo. Puede que todo consista,
cuatro evangelistas se hace de María y su función en la por lo que hace al primer estadio, en decir que es diferente
salvación que tiene lugar en y por Jesús; Jesús es de inte- de los estadios segundo y tercero. En el período precrí-
rés primario para el evangelista, y no seríamos justos de tico de la interpretación bíblica, suponíase a menudo que
no reconocerlo así. María, por ejemplo, juega un papel los evangelistas referían una historia exenta de interpre-
prominente en el relato lucano de la infancia; ese relato tación, y que una vez obtenido el significado del evangelio
nos dice, con todo, mucho más sobre la visión lucana de se poseía el significado de la historia. Tanto los investiga-
Jesús que sobre las reacciones psicológicas de María. Como dores como las iglesias han dejado atrás una comprensión
además respetamos la teología de cada evangelista, seremos tan simplista. Pero aun con el advenimiento de la crítica,
cautos al tropezar con una misma escena en dos o más subsiste una tendencia a confundir el segundo estadio con
evangelios, ya que puede adquirir un matiz diferente en el primero, en la idea de que uno llega a la historia, si
cada caso. Del mismo modo, para determinar el significado logra situarse en las fuentes preevangélicas. Si insistimos
que un pasaje evangélico encierra, no apelaremos a otra en distinguir los tres estadios, no es a impulsos de un es-
instancia que la del texto tal cual es, absteniéndonos de píritu negativo o escéptico, sino por el respeto que nos
reconstrucciones para las que antiguos textos y versiones merece la naturaleza de los evangelios, en cuanto que son
carecen de pruebas. Ello reviste particular importancia en obra de la fe, destinados a esclarecer la significación reli-
el caso de Juan, de cuyo material se han propuesto rebus- giosa de lo que refieren, no a satisfacer en nosotros la cu-
cados arreglos, en la pretensión de llegar a determinar su riosidad histórica.
"evangelio original".
Donde sea posible, nos conviene también alcanzar el
segundo estadio y recuperar las tradiciones preevangélicas b) Los relatos de la infancia
sobre María. Aunque con cautela, reconoceremos en algu-
nos casos lo que es tradición (es decir, preevangélica), a Por vía de excepción a las afirmaciones que preceden
diferencia de lo que es redacción (obra del evangelista). La sobre la formación del evangelio en general, son precisas
tradición tenía a menudo una mira teológica peculiar, e algunas observaciones a los "relatos de la infancia" que
importa en verdad para el segundo estadio, si esa mira introducen los evangelios de Mateo y Lucas. Cada uno de
teológica de la tradición preevangélica sobre María es con- esos relatos tiene sus peculiaridades, que examinaremos
servada o cambiada por el evangelista respectivo.
Sólo cuando conseguimos llegar al primer estadio alcan-
zamos a la "María de la historia". Sabemos bien cuántos 3. En Me 3, 31 y Le 8, 19 María va con los hermanos de Jesús adonde
obstáculos presenta la búsqueda del Jesús histórico, pese éste está, y Me 3. 21 da a entender que emprenden el viaje desde otro punto.
En Me 6, 1-» y Mt 13, 53-55, cuando Jesús deja el mar de Galilea y llega a
a ocupar Jesús el centro del material reunido por los evan- "su tierra", la gente de la región dice que están entre ellos la madre, los
gelios. Con Pedro en el nuevo testamento no hemos des- hermanos y las hermanas de Jesús. María aparece en Cana de Galilea (cerca,
pues, de Nazaret) en Jn 2, 1-11; y luego (2, 12) ella y los hermanos de Jesús
cuidado la búsqueda del Simón histórico (Cefas, P e d r o ) ; bajan con éste a Cafarnaum. donde permanecen sólo algunos días.
24 Presupuestos del estudio La composición de los libros del NT 25

más a fondo al estudiar el papel que Lucas y Mateo asig- nacido el Mesías; que Jesús hubiera estado en Egipto. Al-
nan a María. Aquí nos ocuparemos de lo que distingue a gunos de estos puntos, en los relatos de la infancia, son
este material del material evangélico restante. de hecho muy arduos de conciliar con numerosos pasajes
Es esencial al primer estadio, centrado según dijimos evangélicos del ministerio de Jesús. Si el Bautista era pa-
en los hechos y dichos históricos de Jesús, el haberse hecho riente de Jesús (Le 1, 36) muy torpe es su presentación en
miembros de la iglesia posresurreccional algunos de los que el cuarto evangelio (1, 33), donde Jesús dice: "Yo mismo
siguieron a éste en su ministerio, pues muy probablemente, no le conocía". Si tantos sabían que Jesús había nacido en
o aun con certeza moral, aportaron a la tradición cristiana, la ciudad davídica de Belén y conocían su pretensión me-
como testigos oculares, sus recuerdos de lo que Jesús hizo siánica, ¿cómo pueden quedar estupefactos quienes le han
y dijo. En Hech 1, 21-22 habla Lucas de "los varones que tratado tanto en Nazaret, cuando da señales de grandeza
nos acompañaron todo el tiempo que Jesús entró y salió y manifiesta una vocación religiosa? (Mt 13, 53-58). Si He-
entre nosotros, desde el bautismo de J u a n hasta el día en rodes el Grande tuvo noticia del nacimiento de Jesús y
que nos fue tomado". Mas para informarnos de los hechos persiguió a éste, ¿cómo no sabe nada de Jesús el hijo de
que rodearon el nacimiento de Jesús, no podemos apelar Herodes el Grande y le confunde con el Bautista? (14, 1-2).
a semejante testimonio ocular de los apóstoles; nadie su- Si Jesús era conocido como Mesías e Hijo de Dios desde
gerirá en serio que Pedro, Andrés o los hijos de Zebedeo su infancia, ¿por qué esa sorpresa en el descubrimiento y
estuvieron en Belén. De ahí que no haya modo de saber revelación posterior? (Mt 16, 16-17).
si las narraciones de la infancia tienen su fundamento en La segunda dificultad que encuentra el suponer una
un testimonio ocular parejo al que es fuente de la tradi- detallada tradición de testigos oculares tras los relatos de
ción evangélica en relación al ministerio público de Jesús. la infancia, es que Mt 1-2 y Le 1-2 convienen bajo muy
Como José es figura prominente en el relato mateano pocos aspectos 5. En Lucas se anuncia a María la inminente
de la infancia y María en el de Lucas, ha habido quien concepción de Jesús; pero según Mateo, nada sabe José
sugiriera (al menos en la época precrítica de los estudios aun mucho después de quedar María embarazada. Mateo
bíblicos)' que José y María avalaron con su testimonio no menciona el censo (lucano) que se supone llevó a José
ocular el material narrativo de la infancia. Señalemos que y María de Nazaret a Belén, y más parece indicar que
eso es simple conjetura sin fundamento en nada que el María y José eran oriundos de Belén, donde habitaban una
NT diga luego de María y, a jortiori, de José (quien nunca casa (2, 11). Lucas nada dice de los magos, ni que Herodes
aparece en el ministerio público de Jesús, y aun habría persiguiese a Jesús. En realidad, el que María y José
muerto ya para entonces). Esa teoría, que supone una tra- pudiesen peregrinar de Belén a Jerusalen (Le 2, 23-40) y
dición familiar de testigos oculares, encuentra además dos volver sin novedad a Nazaret contrasta mucho, y aun se
serias dificultades. contradice, con la huida de Belén a Egipto para que el
Primera, ni un solo punto informativo en los relatos niño escape a la muerte.
de la infancia halla claro refrendo en otra parte del NT 4 , Estos dos obstáculos, al supuesto de tradiciones conoci-
por ejemplo, que J u a n el Bautista fuese de ascendencia das tras los relatos de la infancia, se refuerzan con el sin-
sacerdotal y estuviese emparentado con Jesús; que Jesús gular colorido veterotestamentario de la narración. El José
hubiera sido concebido virginalmente y naciera en Belén; de Mateo refleja la semblanza que el Génesis hace de José,
que personas como los magos, el rey Herodes el Grande, quien tiene revelaciones en sueños (37, 19: "el soñador"
los jefes de los sacerdotes y los pastores oyeran que había

5. Brown (Birth. 34-35) cuenta once coincidencias; las más importantes


4. Una excepción a esta regla es Le 3. 2, que llama a Juan "hijo de Za- son: una referencia cronológica al reinado de Herodes el Grande; los padres,
carías", única referencia al Bautista fuera del relato lucano de la infancia. María y José, que están casados, pero no han comenzado a vivir juntos;
Mas siguiendo inmediatamente a los cap. 1-2. esa excepción no es significa- . José es de estirpe davídica; un ángel anuncia la concepción del niño por
tiva. sino que sirve a Lucas para armonizar la materia del cap. 3. que atañe obra del Espíritu santo y ordena que reciba el nombre de Jesús; el nacimien-
a Juan el Bautista, con lo que precede. to tiene lugar en Belén; la familia va por fin a Nazaret.
26 Presupuestos del estudio
La composición de los libros del NT 27

[literalmente, "el señor de los sueños"]) y va a Egipto. La


relación que hace Mateo de la matanza de niños perpetrada material común a esos dos evangelistas 7 . Pero ninguno de
por el rey Herodes en Belén, y a la cual escapa el niño nosotros acepta dicha hipótesis, y dar al estudio de María
Jesús, evoca el exterminio de niños hebreos decretado por una base tan minoritaria viciaría nuestra idea de ofrecer
Faraón, y al que escapa el niño Moisés (Mt 2, 20b cita vir- resultados aceptables a una mayoría de especialistas. Indi-
tualmente Ex 4, 19). Lucas describe a Zacarías e Isabel en caremos aun así, de vez en cuando, el grado en que afec-
forma que éstos recuerdan a Abraham y Sara en el Génesis tarían a las conclusiones por nosotros alcanzadas diversas
(cf. Le 1, 18 y Gen 15, 8; 17, 17). Cuando Lucas refiere la soluciones minoritarias del problema sinóptico. Señalamos
presentación de Jesús por sus padres en el templo, donde además, que una aceptación general de la prioridad de
es acogido por Simeón, recuerda la presentación de Samuel Marcos sobre Mateo y Lucas, no nos sujeta a la tesis de que
por sus padres en el santuario central, donde es acogi- la versión marcana de una escena tenga siempre mayor
do por Eli (1 Sam 1, 24; 2, 20); el mismo Magníficat de la antigüedad. 8
madre de Jesús se hace eco del cántico de Ana, madre de Ya primitivamente se reconoció que el autor llamado
Samuel (1 Sam 2, 1-10). Semejantes analogías dan pie a la Marcos no es testigo ocular del ministerio de Jesús. Em-
posibilidad de que mucho, en los relatos de la infancia de pero (según una tradición que recoge Papías), cunde en el
Jesús, no sea atribuible a recuerdos de testigos oculares, siglo II la insinuación de que Marcos sea "el intérprete
sino que se modele por patrones veterotestamentarios, de de Pedro", que incorpora al evangelio el testimonio ocu-
acuerdo a la convicción de que la infancia de Jesús consti- lar de dicho apóstol. Interesaba más esta hipótesis en el
tuye la transición entre la historia de Israel y el ministerio libro Pedro en el nuevo testamento que en el momento de
evangélico de Jesús. Observaciones que deberán precaver- examinar pruebas concernientes a María. Teníamos allí
nos en la recuperación de los hechos históricos a partir de bastantes razones para no aceptar por las solas apariencias
la semblanza de María que hacen los relatos de la infancia. la tradición de Papías 9 , y nada hace que cambiemos de
opinión. Marcos seguirá siendo empleado como designación
tradicional, mas admitiendo no poseer noticias seguras so-
bre su identidad o la de quienes dieron forma a las tradi-
3. El evangelio de Marcos ciones que lo nutren. Lo que Marcos brinda ha de ser
evaluado según méritos propios, y no por respeto a anti-
Hemos procedido en la suposición de que Marcos fuese guas identificaciones del autor o de su fuente.
el más antiguo de los evangelios escritos, y que constitu- Escrito en los tempranos años sesenta (?), Marcos sumi-
yese la fuente con la que cuentan Mateo y Lucas para nistra las referencias nominales más antiguas del NT a
amplios fragmentos de su material 6 . Claro que esta no es María 10. Están en 3, 20-35 y 6, l-6a. Por fortuna, el conoci-
la única solución posible al problema de cómo se relacio- miento de la crítica formal y de las técnicas marcanas de
nan entre sí los evangelios sinópticos. Así, un reducido tratamiento redaccional nos permiten detectar en uno y
número de especialistas, protestantes y católicos, creen que
Marcos se escribió después de Mateo y Lucas y extrae del
7. B. O r c h a r d . Matthew, Lukc and Mark: the Griesbach sníutian ro tlie
syno¡)tíc question, M a n c h e s t e r lí)7fi.
8. J. /*. T. Robinson {Redatiug. 94) afirma: "Más bien creo s u b y a c e a
ellos líos s i n ó p t i c o s ! la tradición escrita (lo m i s m o que o r a l ) , g u a r d a d a en
6. Cf. B, H. S t r c e t e r , The foar yospels: a studp oj uriains treating of the su m á s o r i g i n a l forma u n a s veces por Mateo, o t r a s por Lucas, y lo más
manuscript truditinn. sources. <( íiViorshíp, and dates, Londotí 1!)27: B. de So- a m e n u d o , a juicio mío. por Marcos". Esta afirmación (le p r i o r i d a d m a r c a n a
lages. A Greek synrnisis o] ttie ffosjiels: a new way of stdviiig the synoptic g e n e r a l i n t e r e s a en Robinson todavía m á s a la luz de su postura e x t r a o r d i -
probleni. Leiden l!)5í); W. G. K ü m m e l , Introduction. 56-80: J. A. Fitztnyer, naria (y v i r t u a l m e n t e solitaria) propicia a d a t a r todos los libros del NT
The prioritíf of Mark and the "Q" source in Lukc, en Jesús and maii's hape, a n t e s del 70.
P i t t s b u r g h 1070, 1, 1 :il-170: F. N e i r y n c k . La matierc ¡uarcíenne dans l'óvnn- í). Cf. Pedro en el nuevo testamenta, 21. nota 24.
aile de Luc: proldemes littéritirt's ct thóologiqucs: memorial Lucicn Cerfau;r, 10. Se d i s p u t a si contenía o no referencias a María la fuente "Q", h i p o t é -
BETL .'¡2, G e m b l o u x ] 37:i, 158-2U1. Más bibliografía en las notas a estos e s - tico d o c u m e n t o escrito ( c o m p a r a b l e a Me en a n t i g ü e d a d ) del q u e se han
critos. servido Mt y Le. Sólo Mt y Le, en todo caso, h a b r í a n t r a n s m i t i d o p o r escrito
esa t r a d i c i ó n .
28 Presupuestos del estudio
La coviposición de los libros del JVT 29

otro caso posibles dichos y tradiciones premarcanas. Este


primerísimo material nos proveerá en verdad de ejemplos no excluimos a priori la posibilidad y aun verosimilitud
para ilustrar al lector de la verosimilitud de visiones dis- de que Mateo haya tenido acceso ocasional a tradiciones
crepantes de María para los estadios segundo y tercero, más antiguas que las contenidas en Marcos, pero el mate-
como arriba indicábamos. Aunque no hace afirmación es- rial examinado deberá ratificar en cada caso dicha pre-
pecífica alguna sobre la gravidez virginal de María, exa- tensión.
minaremos con atención ciertos pasajes que, para algunos Al referir el ministerio de Jesús, Mateo expone pasajes
estudiosos, contienen pruebas de ella, por ejemplo, Me 6, 3. paralelos (12, 46-50; 13, 53-58) a las dos escenas marcanas
Sólo en la época que sigue al NT hallamos indicios de un en que aparece o es nombrada María, aunque con varian-
debate sobre si, después de Jesús (primogénito de María: tes, si bien éstas son atribuibles, lo veremos, a que Mateo,
Mt 1, 25; Le 2, 7), ella y José tuvieron otros hijos. Estudia- a diferencia de Marcos, tiene "relato de la infancia", donde
remos con todo la posición de Marcos en cuanto a los narra la concepción de Jesús por María. Ese relato, que
"hermanos" y las "hermanas" de Jesús, y si es posible ocupa en Mateo los dos primeros capítulos, tiene un único
determinar el grado exacto de parentesco entre uno y paralelo canónico en Lucas; clave principal de su signifi-
otros ". Tendremos que preguntar si Marcos delata un con- cado será, por consiguiente, su acuerdo o desacuerdo con
cepto negativo de la familia de Jesús (incluida María) y, en el estilo y teología del Mateo restante. Habremos de esta-
tal caso, si él es el que origina ese concepto o lo comparte blecer qué dice el propio Mateo sobre María en la genea-
con su fuente. logía (1, 2-17), la anunciación (1, 18-25), las citas formu-
larias de la Escritura (por ejemplo, de Is 7, 14 en Mt 1, 23)
y un pasaje como 2, 11 (donde los magos hallan al niño
con "María, su madre"). Sin embargo, lo hemos dicho, ten-
4. El evangelio de Mateo
dremos en cuenta que tanto el estar ese material al co-
mienzo del evangelio, como la sucesión narrativa de toda
Como queda dicho, aceptamos la opinión de los espe- la infancia muestran que el interés primario de Mateo
cialistas, según la cual, este evangelio recoge bastante de recae sobre Jesús, y no sobre María. Con sus mismas pala-
Marcos y de "Q" (una colección de dichos que también bras, Mateo nos habla del nacimiento de Jesucristo (1, 8);
Lucas conoce). Esto armoniza con la tesis, más extendida y en 2, 11. 13.14. 20. 21 ("el niño y su madre") es primaria-
aún í2, de que el evangelista no es Mateo (o Leví), uno de mente el niño quien reclama la atención. Establecido el
los doce que seguían a Jesús, de cuyo ministerio tampoco propósito de Mateo al relatar la infancia, preguntaremos
es testigo ocular, sino algún cristiano desconocido de la si toda ésta es de composición mateana o hay en el subsuelo
"segunda generación" que escribe en el último tercio del alguna tradición previa sobre María, sobre el nacimiento
siglo I (¿los años ochenta?). Pese a lo tardío de la fecha, de Jesús.

11. No será preciso reiterar el tratamiento de la cuestión en el capítulo


dedicado a Mateo, quien sustancialmente coincide con Marcos en este punto. 5. El evangelio de Lucas
12. Entre los que anteponen la composición de Mt a la de Me, muchos
rechazan cualquier teoría de que Mt sea obra de un testigo ocular. Aunque
en lílll, la Pontificia Comisión Bíblica enseñaba la prioridad mateana así Suponemos que, como el evangelio de Mateo, también
como la atribución sustancial de este evangelio a un testigo ocular, en 1955
los católicos recibieron piena libertad en relación con semejantes decretos el de Lucas se escribió al final del siglo I, haciendo acopio
(CBSJ, art. 72, (^ 5, 6, 25, 28). Según antigua sentencia de Papías (Eusebio,
Historia, 3. 39, 16), Mateo "compiló los dichos [logia] en lengua hebrea": mas de Marcos, " Q " y algún que otro material especial ". Nadie
la evaluación de esa sentencia implica no pocas dificultades: (a) no posee-
mos tal colección, ni en hebreo ni en arameo; (b) ignoramos si fue un
evangelio similar a los canónicos; (c) no tenemos idea de la forma en que
esa colección de dichos se relacionaba con el evangelio griego de Mateo; 13. La hipótesis de un proto-Lucas, lanzada por B, H. Streeter en 1ÍI24,
(d) no estamos seguros de la exactitud de Papías, pues era, según Eusebic complica la cuestión de la fuente o fuentes especiales de Lucas. Streeter
(3. 39, 13), "hombre de muy escasa inteligencia"; (e) en lo que toca a Marcos, sostenía que Lucas extrajo de una antigua fuente narrativa, independiente
la información de Papías no parece exacta (cf. supra, n. 23). de Marcos, con la que ya estaba fundida la materia de "Q". Proto-Lucas y
Marcos eran considerados por el como de valor histórico aproximadamente
30 Presupuestos del estudio La composición de los libros del NT 31

en la antigüedad afirma que el autor fuese testigo ocular averiguar si hay unidad entre la imagen lucana de María
del ministerio. Conservaremos la designación tradicional de que diseña el relato de la infancia y la que se perfila una
Lucas, pero no necesitamos entrar en el debate de si es o vez que Jesús emprende el ministerio público. Nos inte-
no el Lucas real, compañero de Pablo. Después del evan- resarán asimismo las posibles tradiciones —y empleamos
gelio, ese mismo autor escribió Hechos 14, donde sólo una deliberadamente el plural— prelucanas, pues el material
vez (1, 14) aparece María, y ello antes que comience la hímnico (por ejemplo, el Magníficat) puede tener origen
narración principal, por lo que intercalamos sus noticias diferente. Y si, rebasado el segundo estadio, alcanzamos el
al presentar el cuadro que de María diseña el evangelio primero, la cuestión de la "María histórica" se agudiza
lucano. entonces de modo particular; pues la alusión lucana a tes-
En él la narración del ministerio (8, 19-21; 4, 16-30) con- tigos oculares (1, 2) envuelve, para algunos, a María, quien
tiene paralelos a las escenas de Marcos donde aparece o es habría meditado en su corazón los sucesos de la infancia
nombrada María, pero con variantes mayores aún que en (2, 19. 51). De otro lado, deberán tenerse en cuenta las
el evangelio de Mateo; de hecho, puede que en 4, 16-30 dificultades históricas en la información de Lucas sobre el
Lucas se apropie una tradición alternativa a Me 6, l-6a. Lu- censo (2, 1-4) y las costumbres que rodeaban presentación
cas hace además una referencia adicional a María en 11, y purificación (2, 22-24). 15
27-28; se asemeja al motivo de 8, 19-21, y hay quienes Como dejamos advertido, cuando se estudia a María en
hablan de una tradición duplicada. los evangelios, no debe oscurecerse el objeto que primaria-
Más que las referencias adicionales a María en los He- mente interesa a los evangelistas, o sea, Jesús. Cautela
chos y durante el ministerio de Jesús, se cierne sobre la necesitada de renovado énfasis en Lucas, cuya obra es or-
fantasía popular la imagen de María que Lucas diseña en questada por el servicio a una teología y a una cristología
el relato de la infancia. Al igual que hizo el autor de Ma- que la dominan por entero. Así, el interés lucano por los
teo, Lucas introduce su evangelio con dos capítulos que padres de Jesús en la infancia de éste, está en parte deter-
recogen los hechos relacionados con la concepción de Je- minado por el paralelismo que se establece entre ellos y
sús, su nacimiento y su juventud. Más prolijo que Mateo, los padres de J u a n el Bautista. Y su interés porque el niño
asigna un prominente lugar a J u a n el Bautista, ausente Jesús sea presentado en Jerusalén al comienzo del evan-
del relato mateano. Pero importa más a nuestro propósito gelio obedece a que, paralelamente, Jesús vuelve a J e r u -
el realce que María cobra en la narración lucana. El anun- salén cuando el evangelio concluye.
cio del nacimiento de Jesús, que en Mateo era hecho a
José, se lo hace en Lucas un ángel a la Virgen María (Le
1, 26-38); ésta visita a su pariente Isabel, quien la saluda 6. El evangelio de Juan
como a "la madre de mi señor" (1, 43); según la mayoría
de los testimonios textuales, recita también un himno de Pese a que el cuarto evangelio se atribuye de muy an-
alabanza, el Magníficat (1, 46-55); da a luz a Jesús en Belén tiguo a J u a n , hijo de Zebedeo y acompañante de Jesús,
(2, 1-20), lo presenta al templo y es recibida por Simeón adoptamos la persuasión común a los estudiosos de que fue
(2, 22-40); está en primer plano cuando, a los doce años, escrito por un cristiano anónimo de "la segunda genera-
Jesús es hallado en el templo (2, 41-52). Como Lucas afir- ción" '6. El cuarto evangelio se escribió probablemente en
ma dos veces que María guardaba todas estas cosas, consi-
derándolas en su corazón (2, 19. 52), nos interesa ante todo
15, Debería tenerse en cuenta asimismo que es muy difícil reconciliar
entre sí los respectivos relatos de la infancia en Mt y Le. aunque algunos
defensores d e la historicidad lucana consideran el relato mateano una ver-
igual. Sin comprometernos con esta teoría, reconocemos la posibilidad de que sión libre de historias veterotestamentarias (por ejemplo, el nacimiento de
Lucas dispusiera de materia independiente ("L"). Cf. un tratamiento recien- Moisés).
te de las fuentes lucanas en Fitzmyer. The priority of Mark, suryra, n. 20. 16. No identificamos al evangelista con "el discípulo al que Jesús amaba"
14. Hech 1, 1 menciona un primer libro; en cuanto a la sucesión de los (mencionado por Jn 19, 35 y 21. 24 como fuente testimonial del evangelio).
escritos lucanos. cf. W. G. Kümmel, /nlroduction, 150-151. Aquí no necesitamos tomar partido en cuanto a si el discípulo amado era
32 Presupuestos del estudio Método teológico en la evaluación de contenidos 33

último lugar (¿años noventa?). No nos atañe aquí la cues- ción sistemática de remotos acontecimientos futuros, y aun
tión disputada de la relación de este evangelio con los si- del fin del mundo. En parte se lo ha de interpretar por su
nópticos 17, pues ningún pasaje de los sinópticos donde afinidad a obras judaicas con vetas apocalípticas (Ezequiel,
figure María tiene réplica en Juan. Sin ser jamás llamada Daniel, 4 Esdras, 2-3 Baruc), escritas asimismo en épocas
por su nombre, la madre de Jesús aparece en J u a n al co- de persecución y con abundante y reiterado simbolismo.
mienzo del ministerio como aquella cuya petición en Cana No contiene el Apocalipsis mención alguna nominal de
hace que el agua sea convertida en vino, primero entre María. En 12, 1-17, sin embargo, se presenta con alto sim-
los signos de Jesús. Cuando el ministerio concluye, aparece bolismo a una mujer dando a luz a un niño "que va a regir
de nuevo, junto con "el discípulo al que Jesús amaba"; con férrea vara todas las naciones", descripción tomada del
ambos están al pie de la cruz, y allí les habla Jesús, crean- salmo 2 para caracterizar al niño como mesías davídico. La
do entre ellos un nuevo vínculo familiar. No conoce la mariología posterior identificó a esa mujer con María; y
tradición sinóptica estas escenas, aunque se ha sugerido debemos comprobar si tal identificación se concilia con las
la posibilidad de que sean correspondencias joánicas a mo- intenciones del profeta Juan, a nivel primario o secundario.
tivos sinópticos. Siendo escenas típicamente joánicas, la La alusión al "resto de la descendencia" en 12, 17 (que
empresa de alcanzar tradiciones previas (segundo estadio), parecen ser los cristianos) y la descripción de la mujer
y aun la historia (primer estadio), resulta bastante ardua. manifestándose en el cielo, circundada del sol, la luna y
Brindan, sin embargo, abundante materia al estudio del las estrellas (12, 1), como el que, apenas nacido, se arrebate
tercer estadio: el simbolismo que para el evangelista ad- al niño para llevarlo ante Dios (12, 5), todo ello complica
quiere la madre de Jesús; el papel por ella desempeñado la identificación de María con la mujer que da a luz al niño
para con Jesús y para con la comunidad joanea; los posi- mesiánico.
bles ecos veterotestamentarios que en Juan emiten el diá-
logo y la descripción.

7. El Apocalipsis
III. MÉTODO TEOLÓGICO EN LA EVALUACIÓN DE CONTENIDOS
Hemos rechazado la teoría (debatida ya en la antigüe- NEOTESTAMENTARIOS
dad) de que el Apocalipsis fuese escrito por el autor del
cuarto evangelio. Ninguna razón, sin embargo, impide atri-
buirlo a un profeta cristiano por nombre J u a n (1, 1) del No es muy difícil alcanzar un grado bastante alto de
que no tenemos otra noticia 1S. Este escribía probablemente avenencia en cuanto a autor y fecha de composición para
a finales del siglo I (¿años noventa?) para confortar a los los escritos del NT que hacen al caso, y reconocer los pa-
fieles de Asia menor, que eran perseguidos por la autoridad sajes q u e han de estudiarse. Pero la principal y más ardua
romana. Consideramos vano y contrario al género literario tarea de este libro consistirá en interpretar esos pasajes.
apocalíptico todo intento de ver en este libro una predic- Cierto m a r g e n de discrepancia en la interpretación será
inevitable, y expondremos las diferentes opiniones (atra-
viesen o no demarcaciones confesionales), de suerte que la
Juan, el hijo de Zebedeo, o si el evangelista era un seguidor del discípulo obra sirva en verdad a quienes desean saber "qué dicen
amado, teoría capaz de establecer una cadena en la transmisión del testi-
monio ocular. los especialistas". Sin embargo, errará el alcance de nuestro
17. En la investigación del cuarto evangelio, ha llegado a ser opinión relativamente amplio consenso quien no lea en él un con-
mayoritaria la tesis de que Jn es básicamente independiente de los sinóp-
ticos. Bajo este aspecto ejercieron especial influjo los trabajos de P. Gardner- senso análogo para ciertas implicaciones teológicas en la
Smith, Saint John and the synoptic gospels. Cambridge 1938, y C. H. Dodd,
La tradición histórica en el cuarto evangelio, Madrid 1978. exégesis del NT. Parece, pues, prudente determinar esas
18. Hay poco que recomiende ciertas teorías según las cuales sería algún actitudes consensúales ya al comienzo de nuestro estudio.
otro Juan del siglo I (el presbítero, que menciona Papías, o el bautista).
34 Presupuestos del estudio Método teológico en la evaluación de contenidos 35

1. Pluralismo del nuevo testamento conocieran semejante tradición, rechazamos empero la idea
de que tuviesen noticia cierta de lo referido por Lucas y
Hemos admitido que existen claras diferencias de infor- Mateo. En nuestro sentir, recae el peso de la demostración
mación y de juicio entre los autores del NT. Reconocién- sobre la parte opuesta, es decir, sobre quienes desean pro-
dolo así, no negamos que las Escrituras sean palabra del bar un conocimiento implícito de la concepción virginal
Dios uno; afirmamos más bien que esa palabra se ha expre- en escritos que no hacen a ella referencia alguna 20 . Ade-
sado por la comprensión y acción de escritores humanos, más, no nos sentimos impulsados a conciliar información
ninguno de los cuales posee más que una visión parcial de diversa 21 . El relato mateano de la infancia parece dar por
"la anchura y longitud, altitud y hondura" de la revelación sentado que María y José vivían en Belén antes de huir
de Jesucristo. La sensibilidad a esta diversidad o plura- a Egipto: se los representa habitando allí una casa a la
lismo es antigua, pues la iglesia resistió a intentos que llegada de los magos (2, 11), y se toma no pocas molestias
pretendían asignar a las Escrituras cristianas de una uni- para explicar que no volvieron de Egipto a Judea, sino
formidad mayor, así es el caso de Marción, quien hubiese que fueron a Galilea. Lucas, por otra parte, deja bien
adoptado un canon breve de escritos neotestamentarios ", claro, que Nazaret era "el pueblo de" José y María (2, 39;
interpretable como repulsa de la herencia veterotestamen- 1, 26-27); introduce en consecuencia el motivo del censo,
taria; el de Taciano, cuyo Diatessaron armonizaba los cua- de suerte que se explique cómo aciertan a estar en Belén
tro evangelios para que formasen una única vida de cuando nace Jesús (2, 1-6). Nos cerciora de que no tenían
Cristo. Hoy, sin embargo, merced a una exégesis más crí- casa propia en Belén por el modo en que refiere las inci-
tica, nos apercibimos de divergencias que nuestros ante- dencias del nacimiento (2, 7).
cesores armonizaban y pugnamos por ver respetada esa Segundo, y más importante, damos cabida a muy dife-
mayor sensibilidad. rentes conceptos de María entre los autores del NT. María
Primero, no hemos querido, en el plano exegético, in- no tiene relieve alguno en Pablo, pero ese silencio no nos
terpretar a un autor por la información u horizonte teoló- lleva a conclusiones demoledoras, pues sus cartas respon-
gico de otro. Así, la profecía de Simeón en Le 2, 35, de que den al planteamiento de una problemática. Las referencias
una espada traspasará el alma a María, es ciertamente marcanas, al menos en la interpretación para nosotros plau-
oscura, mas insistimos en que debe explicarse con los da- sible, no muestran que, durante el ministerio, María per-
tos de Lucas y Hechos. Hemos rechazado, pues, toda idea tenece a la nueva familia de Jesús, constituida por la pro-
de interpretarla a la luz de la escena joánica (19, 25-27) clamación del reino, caracterizada por el seguimiento y el
que muestra a la madre de Jesús en pie junto a la cruz. cumplimiento de la voluntad de Dios (3, 31-35). En Marcos,
Lucas no delata conocimiento de tal escena: en la cruci- hasta Jesús mismo parece blanco de incomprensión y des-
fixión lucana, las mujeres de Galilea se mantienen distan- dén por lo que hace a sus parientes (3, 21; 6, 4). En cambio,
tes (23, 49), y la madre de Jesús nunca es contada entre las
mujeres que presencian el espectáculo de la crucifixión y
de la tumba vacía (24, 10). O para traer otro ejemplo, las
únicas referencias a la gravidez virginal de María están 20. Así M. M i g u e n s , Virgin birth.
21. S e g ú n a l g u n o s , esto s e r í a como r e c h a z a r la i n e r r a n c i a bíblica. P e r o
en los relatos mateano y lucano de la infancia. Discutimos el c o n c e p t o de " i n e r r a n c i a " n o ha r e c i b i d o u n a a c e p t a c i ó n u n i f o r m e en las
t r a d i c i o n e s de las d i f e r e n t e s iglesias, a l g u n a s de las c u a l e s hasta la r e c h a -
gustosamente la posibilidad de que Pablo, Marcos y Juan z a r í a n como e x t r a ñ a a la Biblia. En A. C. P i e p k o r n , Vfhat does "inerrancy"
mean?: C T M 36 (1S65) 577-59.1, se e x p o n e n las reflexiones de un estudioso
l u t e r a n o . Los l e c t o r e s católicos de este libro n o t a r á n que el V a t i c a n o II deli-
mita la e x t e n s i ó n d e la i n e r r a n c i a bíblica. " D e b e r e c o n o c e r s e que los libros
de la E s c r i t u r a e n s e ñ a n firmemente, con fidelidad y sin e r r o r a q u e l l a v e r d a d
q u e Dios q u i s o d e p o s i t a r en los escritos s a g r a d o s con m i r a s a n u e s t r a salva-
19. El canon de Marción c o n s t a b a del e v a n g e l i o según L u c a s (menos el ción" \Dei Verbuin, I I I , 11). En el e j e m p l o que el texto a d u c e , el católico leal
relato de la infancia) y diez c a r t a s p a u l i n a s (sin las p a s t o r a l e s ) ; la oposición al Vaticano II p u e d e t o l e r a r la confusión en uno o ambos hagiógrafos p o r lo
de P a b l o a la ley e r a e n t e n d i d a como repulsa del AT. P o r catálisis, esta q u e hace a la r e s i d e n c i a o r i g i n a l de María, ya q u e tal noticia geográfica
postura dio l u g a r a q u e la iglesia fijara un canon a m p l i o y m o s t r a r a u n j u s t o a p e n a s c o n s t i t u y e u n a verdad m a n i f e s t a d a por Dios "con m i r a s a n u e s t r a
a p r e c i o del AT. salvación".
36 Presupuestos del estudio Método teológico en la evaluación de contenidos 37

para Lucas, María es la primera en oír y acoger la voluntad res del NT horizontes múltiples. Si los cristianos han de
de Dios sobre Jesús (1, 38); y durante el ministerio, Lucas responder hoy a la imagen bíblica de María, ¿cómo proce-
parece poner a la madre y a los hermanos de Jesús como derán, siendo múltiple esa imagen? En realidad sospecha-
ejemplo de la semilla echada en suelo fértil, de los que mos que los cristianos del pasado admitieron diversos hori-
oyen la palabra de Dios y la cumplen (8, 15. 21). Una ge- zontes en el NT y que, haciendo justicia a éste, supiéranlo
neración anterior de exegetas tendería, bien a leer a Marcos o no, hacían justicia a ciertas secciones de él, descuidando
según la visión de Lucas, o bien a interpretar a Le 8, 19-21 levemente otras. Mas aparte juicios sobre el pasado, un
por el paralelo más negativo de Marcos (3, 31-35). Nosotros reconocimiento formal hace más difíciles las preferencias
respetamos las discrepancias de una y otra versión. implícitas o inconscientes. En el deseo de que se reconozca
Además de aceptar esas discrepancias, insistimos en que el problema con una franqueza mayor, la moderna inves-
todas ellas integran "la imagen de María en el NT", que tigación ha pedido se advierta que existe un canon dentro
ahora cesa de ser unitaria. En las discusiones a que daba del canon a —es decir, a menudo se toma de la colección
lugar Pedro en el nuevo testamento, hablábamos de que los completa de los 27 libros del NT un conjunto selecto de
conceptos que el NT se forma sobre Pedro recorrían una escritos, los cuales (por razones históricas y / o teológicas)
"trayectoria'. Tal vez el término "trayectoria", que toma- pasan por más céntricos y normativos que los demás y, en
mos a la programación de misiles, resulte demasiado me- virtud de ello, hasta cierto punto por más canónicos. Así,
cánico para expresar lo que queremos; puede en efecto en el caso presente, podrían argüir algunos que, si hay
significar el solo avance, determinado por el lanzamiento n. diferencias entre las imágenes marcana y lucana de María,
Optamos aún así por mantener la idea de que el NT no Marcos reclamaría mayor crédito, por ser el evangelio más
arroja una imagen fija ni uniforme, que se producen cam- antiguo. Pero otros argüirán que, movido del Espíritu, Lu-
bios de un período a otro, que hay diversidad aun entre cas no estimó adecuada la visión de Marcos, y que la ver-
comunidades cristianas, para los efectos, contemporáneas. sión lucana ostenta un equilibrio y una madurez mayores.
Más adelante veremos además, y deseamos puntualizarlo, Tal selectividad se expondría, pues, a tratar impropiamente
que esa imagen no concluye con el NT, sino que, en el la discrepancia.
siglo II, siguen desarrollándose ciertas líneas del diseño Como estudiosos de diversa adhesión confesional, reco-
bíblico. nocemos que, en muchos puntos de teología, nuestras igle-
sias (quizás de nuevo sin advertirlo) han dado preferencia
a lo que, en relación con el NT, aparecería hoy como una
posición, cuando de hecho existen otras. No denigramos
2. La posición canónica de un nuevo testamentó forzosamente esa preferencia, pues podemos creer que Dios
pluralista guió a nuestras confesiones o tradiciones, en l a . elección
que hicieron. Por el contrario, si exponemos el variado
Todos los especialistas participantes en esta obra (y las cuadro del NT, comprobaremos que puede haber garantía
confesiones a que pertenecen) convienen en un canon de o base bíblica para los aspectos subrayados por otras con-
27 libros para el NT. Por definición, canon o norma equi- fesiones cristianas. De ahí que el verdadero reto pueda
vale a responsabilidad de las iglesias hacia esos libros y consistir en una invitación a las diferentes confesiones
el mensaje que proclaman. Es obvio que el ejercicio de esa ante las que goza de canonicidad un NT en contraste con-
responsabilidad se haga más difícil al admitir en los auto-

22. En cuanto a las objeciones del término "trayectoria", cf. J. Reumann 23. Este complicado problema se estudia en E. Kásemann, The canon of
Exegetes, honesty and faith: CurTM 5 (1978) 16-32. Un término mejor es tal the new testament and the unity of the church, en Essays on new testament
vez "linea de desarrollo", traducción de Entwicklungslinie; mas recordemos thcm.es, SBT 41, London 1964; R. E. Brown, CBSJ. art. 67, $$ 92-97; W. Marx-
que todos estos términos se emplean analógicamente. sen. The new testament os the church's book, Philadelphia 1972.
Método teológico en la evaluación de contenidos 39
38 Presupuestos del estudio

neral de la seguridad lucana. Hay que estudiarlo en base


sigo mismo, para que respeten la diversidad, dentro de su
a las pruebas que brinden la historia romana y la historia
posición propia, frente a un tema como la mariología, y
judía. Demos que las probabilidades contrarias a la histo-
presten mayor atención a actitudes hasta ahora en sordina.
ricidad son fuertes: no habría habido censo cual Lucas se
Así concebida, la diversidad no amenaza a la canonicidad,
lo representa; pues bien, será una evasiva replicar que no
sino que la refuerza contra inconscientes discriminaciones;
hay aún certeza exhaustiva, como si hubiese que presumir
no atenta contra el carácter peculiar de las distintas confe-
la historicidad mientras no se pruebe lo contrario. Tal
siones, sino que reclama aprecio para una riqueza, expuesta
presunción es inválida para escritos que no tienen a la
de otro modo al olvido.
historia por meta primaria.
Segundo, la incertidumbre histórica de ciertos hechos
y dichos que envuelven a María no hace estéril nuestro
estudio. Justo como trasuntos de la fe que son, los escritos
3. Relación entre historia y tradición del NT dejan, por connaturalidad, un mayor radio de ac-
ción a la determinación de la teología del autor y de su
Al estudiar antes los tres estadios de formación en los comunidad. Basada o no en la historia, se perfila una ma-
evangelios, insistíamos en que. a menudo, la investigación riología de Marcos, Mateo, Lucas y Juan; sabemos así cómo
bíblica muestra la máxima competencia en el tercer esta- miraban a María nuestros predecesores cristianos. Hay lec-
dio: lo que el evangelista quiere expresar y su concepto tores modernos a los que sólo la historia importa; pero ha
teológico de María. A medida que la investigación se in- importado más en la teología cristiana el que la fe de la
terna en el segundo estadio, es decir, en la existencia de era apostólica tuviera sucesión. Si María fue o no la pri-
tradiciones preevangélicas y la imagen de María en tales mera discípula cristiana, podría interesar menos que su
hipotéticas tradiciones, el terreno se va haciendo más es- presentación como tal por Lucas 24, de llegarse a tal con-
peculativo. Y hemos admitido las severas limitaciones im- clusión. Después de todo, los cristianos que en alguna for-
puestas por la materia misma a la investigación en su ma juzgan inspirada a la Escritura, reconocerán que el
intento de alcanzar el primer estadio y determinar los Espíritu santo quiso darnos la semblanza lucana de Jesús,
acontecimientos que constituyen el historial de María. La y no la relación verbal de un testigo ocular que escribiese
certeza, pues, que una investigación como la nuestra ob- sobre la marcha.
tiene en teología, superará con mucho a la que jamás
obtenga en historia. Precisa tomar en serio esta limitación
y, al mismo tiempo, evaluarla justamente.
Primero, debemos resistir al deseo de abandonar en
uno u otro sentido nuestro limitado control de la histori- 4. Relación de los datos bíblicos con la mariología
cidad. Si por la izquierda tendemos a no considerar histó- posterior
ricos los acontecimientos cuya historicidad nos es imposible
probar, por la derecha tendemos aún más a juzgar histó- Con el paso de los siglos, la mariología llegó a experi-
ricos esos mismos acontecimientos en gracia al tradicional mentar un enorme desarrollo 25, gran p a r t e del cual no se
respeto cristiano para con la veracidad de las Escrituras. dejará recoger por nuestro estudio. Hay sin embargo un
Realmente, nadie puede establecer a priori verosimilitud área de la mariología posbíblica t a n aneja a él, que ocupa
alguna en esta cuestión. Cuando no es posible establecer un capítulo del presente libro: son los datos marianos del
la historicidad con probabilidad abrumadora, si la histori- siglo II en los evangelios apócrifos y en los escritos patrís-
cidad es o no verosímil, debe asentarse en base a las prue-
bas de cada hecho o dicho transmitido por el NT o los
24. Cf. el a t e n t o e s t u d i a de P . M i n e a r , The interpreter and the birth
evangelios. Así, en el caso del censo citado por Lucas, no narratives: S y m B U 13 (1950) 1-22.
ha de suponerse historicidad, fiándonos en el crédito ge- 25. H. Graef, Mary, b r i n d a u n a e x p o s i c i ó n m u y l e g i b l e .
40 Presupuestos del estudio Método teológico en la evaluación de contenidos 41

ticos. Hemos advertido múltiples conceptos de María en el Algunos de estos pasajes se citan explícita, o tal vez
propio NT, y ciertas posibles líneas de desarrollo entre un implícitamente en el NT, y los tratamos en lugares apro-
concepto y el inmediato; de ahí que nos importen los pro- piados de este libro w ; pero no estarán aquí fuera de lugar
gresos del siglo II, pues puede que prolonguen ideas del algunas observaciones generales sobre el empleo cristiano
siglo I y corroboren nuestro diagnóstico. Estimamos además del AT. Veces hay en que la teoría, según la cual, el nuevo
que la exploración del siglo II servía de oportuno puente testamento está prefigurado en el antiguo, delata una com-
a los investigadores deseosos de estudiar la teología ma- prensión ingenua o precrítica de la profecía, como si los
riana posterior en relación al NT. profetas israelitas hubiesen previsto en sus detalles la vida
El estudio serio de otras cuestiones mariológicas, aun de Jesús. Los estudiosos modernos, en su mayoría, sosten-
de las que dicen cierta relación a la Biblia, no caería en drán que los profetas del AT hablan de su época y de la
el campo que nos hemos acotado. Se estudia, por ejemplo, que a ella seguirá, no de la remota historia cristiana. Bajo
en cierta mariología católica, la función de María en cuan- una forma algo más sutil, la teoría de la prefiguración ve
to prefigurada por ciertos pasajes del AT, invocando el reflejarse en ciertos pasajes del AT una intención de Dios
principio de que, así como Dios preparó el camino para su que el autor humano ignora; de ahí que reclame un
Hijo en la historia de Israel, así también lo preparó para sensus plenior M, infundido por Dios a las Escrituras para
la madre de su Hijo. Entre los pasajes que más se prestan que se descubra en época posterior. Otros estudiosos
a semejantes discusiones están: (a) Gen 3, 15, donde Dios rehusan especular sobre lo que Dios ha intentado al
dice a la serpiente, "Pondré enemistades entre ti y la mu- inspirar un pasaje del AT, susceptible de interpretación
jer, entre tu simiente y la suya; ella [la simiente] herirá cristiana, y prefieren concentrarse sobre lo que el autor
tu cabeza, y tú herirás su talón" 26; (b) Is 7, 14, donde el del nuevo testamento lee en el antiguo. Pero aun en-
profeta dice al rey Ajaz, "He aquí que la doncella está (o tonces es arduo decidir cuándo una interpretación cris-
estará) encinta, y dará a luz un hijo, y le pondrá por nom- tiana del AT es ex-égesis legítima, que apura potenciali-
bre Emmanuel" 2 7 ; (c) la representación de la "Sabiduría" dades reales, y cuándo llega a ser eis-égesis, de puro ima-
bajo figura de mujer en Prov 8; Eclo 24; Sab 7, 24 s.28; (d) la ginativa. No existen claros criterios de evaluación para
personificación femenina de Israel o Sión, y la figura de una interpretación más que literal del AT, aunque en
la Hija de Sión, en especial cuando está encinta y le es muchas tradiciones el consenso d e los padres de la iglesia
prometido el gozo una vez nazca su hijo (Is 66, 7-14; Sof haya recibido gran ponderación.
3, 14-20). Un problema afín es la evaluación de ulteriores posibi-
lidades de significación, obtenidas por libros que una vez
estuvieron aislados, y entraron luego a integrar la colec-
ción canónica que denominamos Biblia. Por lo que atañe
26. El t e x t o h e b r e o de Gen 3, 15 e m p l e a p a r a " s i m i e n t e " el s u s t a n t i v o
al estudio de María, esta cuestión, que a veces se designa
m a s c u l i n o ^era', con el sentido colectivo de " d e s c e n d e n c i a " . Todo lo recoge, "crítica del canon", afecta, no sólo a la relación entre am-
en la s e g u n d a p a r t e del versículo, el p r o n o m b r e m a s c u l i n o hü', cuya t r a d u c -
ción d e b e r á e x p r e s a r la r e f e r e n c i a a esa d e s c e n d e n c i a colectiva. P e r o la bos testamentos, sino a las relaciones que median entre
t r a d i c i ó n cristiana e n t e n d i ó h a b i t u a l m e n t e q u e el p r o n o m b r e m a s c u l i n o sin- diversas partes, en este caso, del nuevo. Veremos, por ejem-
g u l a r hacía referencia a Cristo, y la t r a d u j o por "él", en el s e n t i d o de un
único d e s c e n d i e n t e . Como la tradición m a s o r é t i c a ponia a l g u n a s veces la p u n - plo, la dificultad de determinar si el paralelismo entre Ma-
tualización f e m e n i n a a las c o n s o n a n t e s h-w' ihi' - cf. Gen 3, 20; 23, 15), de
ahí q u e diera pie a la l e c t u r a ipsa, "ella" en los m a n u s c r i t o s latinos de la ría y Eva estaba en la mente del c u a r t o evangelista, cuando
Vulgata. Esta l e c t u r a h a c e q u e la cabeza de la s e r p i e n t e sea pisada por presentaba a la madre de Jesús e n Cana (2, 1-11) y al pie
la mujer, lo que ha reforzado el significado mariológico de Gen 3, 15 en la
iglesia occidental. de la cruz (19, 25-27), o lo tenía en cuenta el autor del
27. Los cristianos a d u c e n este pasaje según LXX, c o n f o r m e a la cita de
Mt 1, 22-23: "He aquí que la virgen está e n c i n t a " {cf. infra, cap. 5).
28. Ya el NT p r e s e n t a a J e s ú s como s a b i d u r í a divina ( c o m p a r a r Le 11, 49
con Mt 23, 34; cf. asimismo Heb 1, 2-3; 1 Cor 1, 24; Col 1, 15). Mas como
sabiduría t i e n e g é n e r o f e m e n i n o t a n t o en h e b r e o como en griego, y según
ciertos pasajes (Prov 8, 22) es c r e a d a p o r Dios, de ahí que, e s p e c i a l m e n t e en 29. Cf. infra, p. 95-96. 123-125. 129-134.
la liturgia, d e j a r a de d e s i g n a r a J e s ú s p a r a d e s i g n a r a M a r í a . 30. CBSJ, art. 71, $$ 56-70.
42 Presupuestos del estudio

Apocalipsis, cuando describía la lucha entre la madre del 3


niño mesiánico y el dragón, que es la antigua serpiente
(cap. 12). Mas una vez que J n y Ap entran en un mismo
canon, puede tener lugar una acción catalítica, de suerte
EL NACIMIENTO DE JESÚS EN LOS
que se fundan las dos mujeres, y el paralelismo se haga ESCRITOS PAULINOS *
más probable. Aunque no podemos resolver problemas her-
menéuticos de ese tipo, ni siquiera dedicar a ellos mucho
espacio, los hemos tenido presentes si el caso lo requería.
Concluido este capítulo general sobre el método, con-
tenido y presupuestos de nuestro estudio, nos disponemos
a acometer la investigación del papel desempeñado por
María en el NT.
María no es mencionada por la colección de escritos
paulinos. Pero hay en Pablo versículos que, a veces, se ha
creído interesantes para la más amplia cuestión de María
en el NT, pues tocan de algún modo el nacimiento de
Jesús. Hállanse en Gal 1, 19; 4, 4-5; 4, 28-29; Rom 1, 3-4;
Flp 2, 6-7. Dedicamos el grueso del presente capítulo a los
textos de Gal; pero antes reclaman nuestra atención Rom
1, 3-4 y Flp 2, 6-7, que puede contengan fórmulas o ideas
prepaulinas, y de ese modo sean posibles testimonios de
una tradición cristiana anterior.

I. POSIBLES FORMULACIONES PREPAULINAS EN F L P Y ROM

Comenzamos por el pasaje de Flp, que para nuestro


objeto necesita sólo breves palabras, mientras que el pa-
saje de Rom 1, 3-4 va a requerir más prolija discusión.

1. La preexistencia en Flp 2, 6-11

La mayoría de los estudiosos ve en Flp 2, 6-11 un pri-


mitivo himno cristiano, tomado tal vez a un encuadre litúr-
gico prepaulino e incorporado a la carta por el apóstol. Los
dos primeros versículos hablan de Cristo Jesús, quien "aun-
que existía en forma de Dios... se despojó, tomando forma

* Moderó el debate en torno a este capítulo J. A. Fitzmyer, quien re-


dactó también su borrador. Los participantes dedicaron media sesión (sep-
tiembre de 1976) al examen de los datos paulinos.
44 El nacimiento de Jesús en los escritos paulinos Posibles formulaciones prepaulinas en Flp y Rom 45

de siervo, naciendo {genomenos, de ginesthai] a semejan- c. según la carne c. conforme a un espíritu


za de los hombres". Estos versículos sólo interesarían a de santidad
nuestra discusión, si contuvieran alguna connotación de
preexistencia '. Si Pablo se hubiese propuesto connotarla, d. a partir de la resurrec-
no habría visto él entonces contradicción entre la preexis- ción de entre los
tencia y la estirpe davídica de Jesús (que invoca en Rom muertos. •'
1, 3). En cualquier caso, falta toda referencia a la concep-
ción virginal de Jesús. De hecho, es significativo que nunca Este paralelismo, junto con otros rasgos gramaticales 4 ,
se asocien, en el NT, la concepción virginal y la preexis- provee de base a la convicción, en muchos intérpretes, de
tencia, ni haya indicación, aun mínima, de que se condi- que los v. 3-4 provienen de una fórmula prepaulina. A jui-
cionen entre sí. Así pues, aun una posible connotación de cio de algunos, Pablo mismo habría modificado el frag-
preexistencia en Pablo dejaría intacta la cuestión del modo mento kerigmático, añadiendo la frase introductoria con
en que Jesús fue concebido. la expresión "su Hijo", y la frase final, que llama a Jesús
"nuestro Señor", ambos títulos cristológicos de notorio em-
pleo paulino 5. Otros quieren atribuir a Pablo expresiones
2. Estirpe davídica y filiación divina en Rom 1, 3-4 como kata sarka (según la carne) y kata pneuma (hagiosy-
nes — conforme a un espíritu de santidad). Así, R. Bult-
El sobrescrito, o praescriptio, de la carta de Pablo a los mann 6 cree que la fórmula prepaulina fue construida ori-
romanos (1, 1-7) es bastante extenso; lo forman la intro- ginariamente de este modo (con ajustes a tenor de nuestra
ducción de ideas que son expuestas luego en el cuerpo traducción):
epistolar y, según no pocos intérpretes, un fragmento ke-
rigmático de la primitiva predicación prepaulina 2. Halla- (Jesucristo) el Hijo de Dios,
mos dicho fragmento en los v. 3-4: nacido de la simiente de David,
designado Hijo de Dios en poder a partir de la resurrec-
...(la buena nueva) tocante a su Hijo, quien nació de la si- ción de entre los muertos.
miente de David según la carne: (4) designado Hijo de Dios
en poder conforme a un espíritu de santidad a partir de la Parte del problema es aquí, qué sentido tiene el con-
resurrección de entre los muertos, Jesucristo nuestro Señor
(v. 3). traste entre carne y espíritu de kata sarka y kata pneuma
hagiosynes. Cierto, Pablo no trae a colación tales expre-
El paralelismo que el texto, en su estado actual, encie- siones para indicar la mutua oposición que envuelven en
rra, se presta al siguiente ordenamiento: otros escritos suyos kata sarka y kata pneuma (Rom 8,
4-9; Gal 3, 2-3; 5, 16-25; 6, 8; F l p 3, 3) 7. Ahora bien, p r e -
a. nació a. designado
b. de la simiente de David b. Hijo de Dios en poder 3. O. Michel, Brief, 38. Puede cuestionarse eí que este análisis sea del
todo adecuado, pues descuida el contraste entre tou huiou autou, "su Hijo"
(v. 3), y huiou tou theou en dynamei, "Hijo de Dios en poder" (v. 4). Cf. ade-
más infra. La traducción "a raíz de la resurrección de entre los muertos", ex
1. Afirma la preexistencia M. Hengel, El Hijo de Dios; cf. además anastaseos nokron, encubre de hecho varios problemas: por ejemplo, si
R. P. Martin, Carmen Christi: Philippians II, 5-13 in recent interpretation ex significa "por, a través" o bien "desde el momento de", y si nekron
and tn the setting of early christian worship, Cambridge 1967, cap. V: The debiera traducirse por "de entre los muertos" o bien "de los muertos".
pre-existing being. En cuanto a otros estudiosos contrarios a que los vv. 6-7 Cf. infra, n. 65.
connoten preexistencia, cf. H.-W. Bartsch, Die konkrete Wahrheit un die 4. Cf. además E. Kasemann. Rómer, 8.
Liicie der Spekulation, Frankfurt-Bern 1947; P. Grelot, Bib 53 (1972) 495-507; 5. Cf. O. Michel, Brief, 38.
J Murphy-O'Connor, RB 83 (1976) 25-50; C. H. Talbert, JBL 86 (1967) 141-153. 6. Teología, 94.
2 Cf. C. H. Dodd, La predicación apostólica y sus desarrollos, Madrid 7. En estos otros pasajes sarx, "carne", y pneuma, "espíritu", son mutua-
1974; R. H. Fuller, Foundations, 165-166, 187-189: E. Kasemann, Rbmer, 8-11; mente conflictivos, más que complementarios como en Rom 1, 3-4. Aunque
O. Kuss, Romerbriej, 1. 4. frecuente en Pablo, el conflicto entre sarx y pneuma aparece en otros lugares
del NT (Jn 6, 63) y puede no ser de origen paulino.
46 El nacimiento de Jesús en los escritos paulinos Posibles formulaciones prepaulinas en Flp y Rom 47

cisamente la diferencia de matiz, y el giro pneuma hagio- gennan, "engendrar", "dar a luz" (en pasiva "nacer") ". La
synes, que no vuelve a aparecer en los escritos paulinos 8 misma fluctuación textual aparecerá más adelante, cuando
(donde es más frecuente [to] pneuma hagion, 1 Tes 4, 8; examinemos Gal 4, 4. Como genomenou es la mejor lectura
Rom 15, 13. 16. 19), es lo que sugiere el prepaulinismo de tanto en Rom 1, 3 como en Gal 4, 4, y se emplea además
la formulación. Pero diga uno lo que quiera sobre el signi- otra forma de ginesthai en Flp 2, 7 (cf. supra), arguyen
ficado de la segunda expresión, la primera, /caía sarka, no algunos comentaristas que Pablo recurrió a este verbo en
es extraña al empleo que de ella hace Pablo en Rom 9, los tres pasajes precisamente porque se apercibía de que
3. 5 9, donde denota relación humana por linaje o paren- Jesús había sido concebido virginalmente l4; no habría sido
tesco. "engendrado" (de gennan, es decir, por un padre humano),
Con su empleo de una fórmula cristiana anterior en sino que sencillamente había "llegado a ser" (de ginesthai)
Rom 1, 3-4, suscita Pablo dos cuestiones que nos atañen, al Dista, sin embargo, mucho de ser cierto, que Pablo prefirie-
menos de modo indirecto, en el estudio de María, a saber, se genomenou — "llegado a ser" a "nacido", pues ginesthai
la estirpe davídica de Jesús y su condición de Hijo de Dios. se usaba a menudo con sentido de "nacer" (cf. Tob 8, 6; Sab
7, 3; Eclo 44, 9) ,s. Mucho dudamos de que Pablo tuviese
La estirpe davídica de Jesús. En Rom 1, 3 Pablo da en cuenta la sutil distinción entre "nacer" y "acceder a la
por sentada esa estirpe y la atestigua ,0, como hacen otros existencia", y tanto menos si se apercibía de la concepción
pasajes del NT, así los relatos de la infancia en Mt y Le, virginal de Jesús. (Notemos que, los autores neotestamen-
2 Tim 2, 8 (efc spermatos Dauid) ", Me 12, 35-37 y par. Mas tarios al corriente de la concepción virginal de Jesús, se
la principal afirmación de estos versículos incide sobre lo sirven del verbo gennan [Mt 2, 1. 4; Le 1, 35], ¡supuesta-
dicho del Jesús resucitado, que contrasta con su condición mente esquivado por Pablo, en su idea de aludir a la con-
"según la carne". No reviste para Pablo importancia mayor cepción virginal!). Como reconoce O. Michel, ginesthai ek
el que Jesús cuente a David entre sus progenitores, aunque puede significar, bien nacimiento, bien origen l6. El objeto
pueda servir de base a su reconocimiento como Christos. de Pablo en el paralelismo de Rom 1, 3-4 no es tanto poner
El verbo griego de la frase "nacido de la simiente de a Jesús en la descendencia de David, cuanto afirmar que
David", en el v. 3, ha sido objeto de hipótesis que interesan Jesús, el mesías davídico, ha resucitado. Y es extremar la
a la figura de María. Los mejores manuscritos griegos os- interpretación hasta el punto de una eiségesis, ver algo
tentan tou genomenou, participio medio de ginesthai, "ha- más en el empleo del verbo ginesthai por Rom 1, 3 (o, para
cerse", "llegar a ser", "nacer" l2. Pero algunos manuscritos el caso, por Gal 4, 4 y Flp 2, 7).
minúsculos muestran el participio pasivo, genomenou, de En cuanto a la mención de la "simiente [sperma] de
David" en Rom 1, 3, es patente que Pablo usa sperma en
sentido figurado, cual lo conoce bien el AT (cf. Gen 12, 7;
Sal 89, 4). Malamente indicaría de modo específico el semen
8. El T. Levi 18. 11 trae en griego pneuma hagiosynes. Es una expresión viril; significa progenie. Si la expresión, por consiguiente,
semítica que traduce exactamente rúah qodes, cual aparece en textos hebreos
de Palestina provenientes de Qumrán (1 QS 4, 21; 9. 3). La forma hebrea con no es argumento e n favor de la concepción virginal, no
sufijo posesivo, "su santo espíritu", halla refrendo en el AT (Is 63. 10-11; arguye tampoco en contra de ella.
Sal 51. 13) al igual que en la literatura qumranita (1 QS 8. 16; CD 2. 12; 1 QH
7, 6-7; 9, 32), frase que los LXX traducen por to pneuma to hagion sou/
autou. Aunque emplean hagiosyne (Sal 30, 4), los LXX no lo construyen con
pneuma. Puede que el invariable uso paulino de pneuma hagiosynes refleje
en consecuencia una formulación palestinense. 13. MSS 51, 61*. 441; algunas antiguas versiones (Syrh) y citas patrís-
9. Cf. C. F. D. Moule, IBNTG. 59. Quizá debiera compararse también su ticas (Agustín) se nacen también eco de genuomenou. Esta variante no es
uso en Gal 4. 28-29; cf. infra. aún así mencionada en el aparato critico por UBSGNT ni estimada digna
10. En verdad sólo aquí, de los escritos unánimemente atribuidos a Pa- de comentario por B. M. Metzger, TCGNT. 505. La ulterior variante genno-
blo, aparece la descendencia davídica de Jesús (cf. supra. cap. 2). lo que menon aparece en algunos códices minúsculos de Gal 4. 4 (917. 88. 9Í9, 436.
puede que indique origen prepaulino. 206, etc.).
11. Así aparece la frase en una carta pastoral posterior, aunque poco 14. Cf. J. M c H u g h . M o t h o r , 274-277; D. E d w a r d s , Virgin birth, 68-78.
relacionada con el contexto inmediato. Bultmann {Teología, 94) la considera 15. J. McHugh, sin embargo, Mother. 274. cuestiona el que tenga alguna
durlvaclón de una tradición cristiana anterior. vez ese significado en el NT, aun en Jn 8. 58.
12. Cf. 11AO. 157-159. 16. O. Michel. Brief. 39.
48 El nacimiento de Jesús en los escritos paulinos Posibles formulaciones prepaulinas en Flp y Rom 49

La filiación divina de Jesús. Con el linaje davídico de vida". Es decir, a raíz de la resurrección, Jesús se ha hecho
Jesús "según la carne" contrasta, en Pablo, la afirmación principio vivificador, que infunde nueva vida en los cris-
de que Jesús ha sido "designado Hijo de Dios en poder a tianos; y ello por virtud del Espíritu: pneuma, pneuma
raíz de la resurrección de entre los muertos" (v. 4). Algu- hagion, o —en formulación prepaulina— pneuma hagio-
nos comentaristas consideran que la expresión en dynamei, synes. 20
"en poder", se relaciona con el participio horisthentos, "de- Claramente, hablando de Jesús en esta forma, Pablo
signado" '7; pero es más comúnmente relacionada con la hace resaltar "a partir de la resurrección de los muertos" 21.
expresión huiou theou, a la que sigue, "Hijo de Dios en No se refiere al Jesús del ministerio público, ni menos al
poder" IS. Eso ha llegado a ser Jesús "a raíz de la resurrec- del nacimiento 2 2 . Nunca habla Pablo (ni, en cuanto sabe-
ción". Semejante estado contrasta, no sólo con su proce- mos, tiene noticia) de la acción del Espíritu como principio
dencia "de la simiente de David", sino indirectamente generador en el nacimiento de Jesús, cual la atestiguan
también con su condición de "Hijo" (es decir, de Dios). A los relatos de la infancia (Mt 1, 20; Le 1, 35). Sin duda, es
su vez, "Hijo de Dios" al comienzo del v. 3 se refiere por posible que la especie de tradición prepaulina subyacente
lo menos al Jesús terrestre, envuelva o no su estado de a Rom 1, 3-4, con su mención de Dauid, dynamis y sperma,
preexistencia. fuese heredada asimismo por Lucas, quien relacionaría
El Jesús resucitado se ha convertido en el "Hijo de Dios luego esos términos con la concepción virginal, sirviéndose
en poder", kata pneuma hagiosynes. De dondequiera pro- de ellos para acuñar fórmulas propias (Le 1, 32. 35) 2 \ Este
venga la expresión "espíritu de santidad", de Rom 1, 4 uso lucano del material representaría un eslabón entre
(supra), se echa de ver que, en la teología paulina, no di- la acción (originariamente postresurreccional) del Espíritu
fiere de pneuma hagion, "Espíritu santo". (Cierto, enten- y la concepción de Jesús; sería así un desarrollo propio de
demos que ninguna de ambas expresiones tiene el pleno la cristología neotestamentaria, y diferiría de la cristología
sentido trinitario de la teología posterior). Mas el contraste que hallamos en los escritos de Pablo.
entre kata pneuma hagiosynes, "conforme a un espíritu
de santidad", y kata sarka, "según la carne", demuestra
no poder entenderse lo primero como algo distinto de Je-
sús; denota, antes bien, algo que le constituye y es inhe-
rente a él. El contraste expresado por kata parece señalar
esferas o modos de considerar a aquel que es Hijo: según
la carne, es una cosa; según el espíritu de santidad, es
otra lt>. Lo que aquí se afirma con kata pneuma hagiosynes,
debe entenderse a la luz de lo que Pablo escribe en 1 Cor 20. El e n i g m a d e la d e c l a r a c i ó n p a u l i n a d e p e n d e en p a r t e del m o d o c o m o
relaciona kyrios a pneuma. Habla n veces de kyrios sin d i s t i n g u i r l o c l a r a -
15, 45: "El último Adán se convirtió en espíritu dador de m e n t e d e pneuma, m i e n t r a s q u e o t r a s veces alinea t e x t o s t r i á d i c o s q u e se
c o n v i r t i e r o n en t r a m p o l í n de p o s t e r i o r e s f o r m u l a c i o n e s t r i n i t a r i a s . Cf. J. A.
F i t z m y e r , Pauline theology, 41-4.'!; J. S. Vos, Traditionsgeschichtliche Unter-
suchungen zur paulinischen Pneumaíologie, Assen 1973.
21. A r r i b a p r e f e r í a m o s el s e n t i d o t e m p o r a l d e ex ai}astaseos nekroii (con
17. Cf. W. S a n d a y - A . C. H e a d l a m . Romans, 9. E. G o o d s p e e d t r a d u c e " d e - Craníield. Romans, 62; K a s e m a n n , Rórner. 9). P e r o dista m u c h o de e x c l u i r s e
c i s i v a m e n t e d e c l a r a d o " ; N E B , "por u n a acción p o d e r o s a " . el significado de "a raíz de", "por" (J. M u r r a y . Romans. 10-11).
18. En C. E. B. Cranfield, Romans, 1. 62, se e x a m i n a n las r a z o n e s q u e 22. H a y c o m e n t a r i s t a s d i s p u e s t o s a c o n s i d e r a r en dynamei y ex anasta-
r e c o m i e n d a n la r e f e r e n c i a de en dynamei a huiou theou. Nótese a d e m á s seos nekron como a d i c i o n e s (¿paulinas?) a la fórmula original. Estos v e r í a n
q u e en el v. 4 huioiu theou hace el p a p e l de p r e d i c a d o n o m i n a l con horis- en u n a hipotética f ó r m u l a a n t e r i o r un p a r a l e l i s m o no e x e n t o de referencia
thentos, por lo que n o lleva artículo. Cf. ho dikaios ek pisteos, " j u s t o p o r la al n a c i m i e n t o de J e s ú s ; "Nacido de la s i m i e n t e de David s e g ú n la c a r n e " / /
fe". Gá] 3. 11 (al d e c i r de a l g u n o s i n t é r p r e t e s ) . " d e s i g n a d o Hijo de Dios s e g ú n u n espiritu de s a n t i d a d " . Si tal fuese la
10. ¿ P u e d e t r a d u c i r s e kata pneuma hagiosynes por " p o r el e s p í r i t u d e fórmula original, e n t o n c e s la f o r m u l a c i ó n de Le 1, 32. 35 e s t a r í a a ú n m á s
s a n t i d a d " ? Sería éste u n e m p l e o p e c u l i a r d e kata, si e x p r e s a r a a q u í la acción c e r c a n a a ella. P e r o — a p a r t e el c a r á c t e r e s p e c u l a t i v o que d e t e r m i n a s e m e -
de un a g e n t e . ¿Existen t e s t i m o n i o s en otro s e n t i d o ? P o r o t r a p a r t e , kata con j a n t e s "adiciones"— la forma de Rom 1, 3-4 es tal, q u e el p a r a l e l i s m o c l a r a -
a c u s a t i v o p u e d e significar "meta, p r o p ó s i t o " (BAG. 407) y se r e l a c i o n a r í a m e n t e i m p l i c a al J e s ú s r e s u c i t a d o , a cuyo e s t a d o afecta la i r r a d i a c i ó n del
con el uso q u e de eis h a c e 1 Cor 15, 45. P e r o kata se e m p l e a aquí, b i e n con Espíritu.
el s e n t i d o d e "relación" (BAG. 408, § 6), o bien tal vez de " n o r m a " (BAG, 23. C o m o p a r e c e h a b e r e m p l e a d o f ó r m u l a s ya e x i s t e n t e s , así " l l a m a d o
408, § 5). Cf. a d e m á s D. C. Duling, NTS 20 (1373-1974) 73, quien d i s t i n g u e Hijo del Altísimo", " l l a m a d o Hijo de Dios", e t c . (cf. J. A. F i t z m y e r , N T S 20
t r e s d i f e r e n t e s e m p l e o s d e kata, " t e m p o r a l " , "espacial" e " i n s t r u m e n t a l " . 11973-1974] 393-394).
50 El nacimiento de Jesús en los escritos paulinos Pasajes de posible relevancia mariana en Gal 51

II. P A S A J E S DE POSIBLE RELEVANCIA MARIANA EN GAL varios elementos en la historia genesíaca de Abraham (3,
6-4, 31). La interpretación de esa historia apela a un razo-
Si del material prepaulino pasamos, entre los textos que namiento que estriba sobre cierta institución de la época:
nos atañen, a aquellos cuyo origen paulino es claro, todos el derecho a heredar, fundado en una última voluntad o
los encontraremos en Gal, una carta que generalmente se testamento. Esa institución es confrontada con los efectos
cree escrita en la década de los cincuenta, es decir, con de la ley mosaica. Bajo la ley era inferior la condición de
anterioridad a los evangelios. hombres y mujeres, impropia de "la descendencia de Abra-
ham" (3, 29). Uno era en esa condición como un niño, u n
menor, sujeto a "guardián" (3, 25), a "guardianes y tutores"
1. Santiago, el hermano del Señor (Gal 1, 19) (4, 2). Pero llegado el tiempo de que el niño alcanzase la
mayoría de edad y se emancipase de los ayos, el Padre
Interesa indirectamente a nuestro estudio de María una envió a Cristo Jesús para redimir a quienes pongan la fe
personalidad de la iglesia jerosolimitana muy relevante, a en él y garantizarles la posición de verdaderos hijos y
quien, según Gal, presenta sus respetos Pablo apenas con- herederos, como descendencia de Abraham.
vertido. Tres años después que vuelve de Arabia a Damas- El acontecimiento que tiene lugar en Cristo es objeto
co, Pablo sube a Jerusalén (1, 17-18); en Jerusalén se ve de una exposición figurada, como parte de la cual, escribe
con Cefas, y "a ningún otro apóstol ve, excepción hecha de Pablo (4, 4-5) 26:
Santiago, el hermano del Señor" (1, 19) 24. Mencionar aquí
a ton adelphon ton Kyriou tiene importancia para el estu- (4) Mas cuando llegó plenamente el tiempo, Dios envió a su
dio de María en el NT, pues se preguntará qué sentido Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley, (5) para r e -
encierra ton adelphon. ¿Es "el hermano" de Jesús hijo de dimir a los que estaban bajo la ley, de suerte que fuésemos
María? Como rasgo que le identifica, a la larga se le cote- adoptados como hijos.
jará con Me 6, 3: Jesús es allí identificado como "hermano
de Santiago" (adelphos Iakobou); esperaremos, pues, a exa- En estos versículos interesa sobre todo a Pablo relacio-
minar el significado de adelphos en el pasaje mareano 2 5 . nar la redención y filiación adoptiva (así como la sucesión
Una referencia aislada no permite determinar el significado hereditaria) con u n momento de la salvación, a saber, el
atribuido por Pablo a algo que, con toda evidencia, circu- momento en que Jesús se hizo miembro de la raza humana
laba como identificación cristiana de este Santiago de J e - y del pueblo judío. Por formar parte de ese interés, dice
rusalén. que "Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer, nacido
bajo la ley" 27 . Es debatible si la expresión "su Hijo" im-
plica o no preexistencia, pero Pablo recalca en todo caso
2. Nacido de una mujer (Gal 4, 4) la humanidad de Jesús (alguien que nació de una mujer)
y su relación con Israel (alguien que nació bajo la ley).
Los capítulos 3 y 4 de Gal contienen la argumentación
en que basa Pablo su tesis de la justificación por la fe, y 26. J. C. O'Neill. The Recovery of Paul's letter to the galatians, London
no por la ley, propuesta en 2, 15-21. Los argumentos invo- 1972. c o n s i d e r a r í a los v. 4-5 "como c i t a s d e la liturgia j u d e o c r i s t i a n a , y no
escritos o r i g i n a r i a m e n t e p o r P a b l o . . . " (p. 59), y como " u n a f o r m a poética de
can la recepción del Espíritu, experimentada por los cris- afirmación confesional" (p. 28). Estos v e r s í c u l o s serían u n a glosa a ñ a d i d a al
tianos gálatas (3, 1-5), y se avocan a la comprensión de a r g u m e n t o p r o p i a m e n t e p a u l i n o : tal la " p r i m e r a adición, q u e h a b r í a p r o v o -
cado la s e g u n d a " , v. 1-3, 8-10 (íbid.). L a h i p ó t e s i s de O'Neill es m u y e s p e c u -
lativa; se basa a n t e todo en la q u e c o n s i d e r a "estricta i n c o m p a t i b i l i d a d " de
i m á g e n e s (p. 56) de los v . 1-3 y 4-7; d e a h í q u e c o n v e n z a poco. Cf. juicios
de su t r a b a j o p o r J. D r u r y , J T S NS 24 (1973) 551-552; J . A. F i t z m y e r , TS 34
24. Varios aspectos de este versículo se d i s c u t i e r o n ya en Pedro en el (1973) 150-152; J. M u r p h y - O ' C o n n o r , R B 82 (1975) 143-144.
nuevo testamento, 38. 27. Como en Rom 1, 3, se prefiere leer a q u í d e n u e v o genomenon, que
25. Cf. infra. Se r e c o r d a r á a q u í el e x c u r s o de J. B. Lightfoot, The t r a d u j i m o s p o r "nacido"; cf. infra. M u c h o s e s c r i t o r e s p a t r í s t i c o s leen genno-
brethren of the Lord, f a v o r a b l e a la posición de Epifanio, p a r a quien los menon. y era c o m ú n v e r e n u n a u o t r a l e c t u r a d e Gal 4, 4-5 u n a r e f e r e n c i a
h e r m a n o s de J e s ú s e r a n hijos de J o s é h a b i d o s en m a t r i m o n i o a n t e r i o r . a la concepción v i r g i n a l d e J e s ú s p o r M a r í a . Esa i n t e r p r e t a c i ó n r e b a s ó con
( 7 hifra, cap. 9. m u c h o el p e r í o d o p a t r í s t i c o , como lo e s c l a r e c e E. de R o o v e r {La maternité).
Pasajes de posible relevancia mariana en Cal 53
52 El nacimiento de Jesús en los escritos paulinos

tarnentarios posteriores a él, quienes sostienen la concep-


La expresión genomenos ek gynaikos, "nacido de mu-
ción virginal.
jer", es de uso frecuente en el judaismo para designar la
condición humana en alguien. Resuena ahí Job 14, 1 'adam Hasta qué punto careciese de importancia para Pablo
yelüd 'issah, "el ser humano (que) nace de mujer..." 2 " (cf. la frase "nacido de una mujer", lo demostrará un hecho:
Job 15, 14; 25, 4). En el mismo NT reaparece esa expresión tres son las atribuciones de Jesús en el v. 4 (hijo, nacido
aplicada a Juan el Bautista, en gennetois gynaikon, "entre de una mujer, nacido bajo la ley); pues bien, sólo la pri-
los que han nacido de mujeres" (Mt 11, 11; Le 7, 28). Se mera y tercera son recogidas por el v. 5 (redimió a los que
encuentra asimismo en la literatura palestina de Qumrán 29, estaban bajo la ley; logró que obtuviésemos la filiación
como giro semítico. Tal descripción sencillamente recalca adoptiva 12 en la descripción paralela de los cristianos.
la condición humana de Jesús. De ella no puede extraerse Citaremos por fin a un autor cristiano muy consciente
argumento alguno que convenza, en cuanto a tener Pablo de la concepción virginal, para demostrar cómo usa frases
presente la concepción virginal —como tampoco se extrae afines a Gal 4, 4 y Rom 1, 3, sin que su intención deje lugar
de que use genomenon (ginesthai) por gennomenon (gen- a dudas. Su fraseología está en fuerte contraste con ambos
nan, cf. supra), ni mencione al padre ,0. El supuesto de que pasajes paulinos. Con clara dependencia de Rom 1, 3 escri-
Pablo debiera haber escrito "engendrado por un hombre", bía a los cristianos de Esmirna Ignacio de Antioquía (1. 1):
carece de fundamento, pues no hay pruebas de que exis-
tiera tal giro alternativo a yelúd 'issah. A lo que parece, el Doy gloria a Jesucristo, el Dios que os ha dado tal sabiduría.
Pues he observado que estáis establecidos en fe inconmovi-
apóstol hace simple uso de una fórmula estereotipada, sin ble, como clavados a la cruz del Señor Jesucristo, tanto en
intención de suministrar detalles sobre cómo el Hijo se hizo carne como en espíritu, y que estáis confirmados en el amor
hombre. por la sangre de Cristo, y que estáis plenamente persuadi-
A la pregunta de cómo pudo escribir Pablo que Jesús dos por lo que atañe a nuestro Señor, que es en verdad de
la familia de David según la carne [ek genous Daueid kata
"nació de una mujer", o aun que "se hizo de una mujer" sarka], Hijo de Dios por la voluntad y poder de Dios, ver-
sin hacer referencia a María, deberá responderse que Pablo daderamente nacido de una virgen [gegennemenon alethos
habla indirectamente de ella. Mas lo hace sólo en cuanto ek parthenou], y bautizado por Juan "para que en él se
madre, en cuanto que incumbe a María la función maternal cumpliese toda rectitud".
de dar a luz a Jesús y traerlo al mundo. No hay en ello
Este pasaje muestra con claridad lo que acontece a las
indicación alguna de que Jesús sea el primogénito (cf. Le
2, 7), o de que María sea virgen. Simplemente, Pablo no frases tradicionales, cuando son pronunciadas por alguien
menciona la concepción virginal", y no hay razón para consciente de la concepción virginal.
pensar que tuviese noticia de ella. Por otro lado, una afir-
mación cristológica como la hecha aquí por Pablo nada 32. P u e d e q u e v a y a i m p l i c a d a aquí u n a composición q u i á s t i c a : (a) " n a c i -
tiene de incompatible con la cristología de autores neotes- do de u n a m u j e r " , (b) "nacido bajo la ley"; (b') " p a r a {hiña) r e d i m i r a
q u i e n e s e s t a b a n bajo la ley", (a') "de modo q u e (hiño) recibiésemos la a d o p -
ción de hijos". Esta composición sugiere, se ha a r g ü i d o , q u e J e s ú s n a c i ó
bajo la ley p a r a l i b e r a r a q u i e n e s el d o m i n i o de ella t e n í a sometidos, y q u e
nació d e m u j e r p a r a que los así nacidos recibiesen la filiación a d o p t i v a (de
Dios). En v e r d a d M. Dibelius (Jungjrauensohn, p. 29. n. 47) c o n c l u y e , a m á s
28. Los L X X t r a d u c e n esta e x p r e s i ó n h e b r e a p o r b r o t o s gar gennetos de a r g ü i r en esa f o r m a ; "El pasaje p r e s u p o n e c l a r a m e n t e q u e Cristo nació de
gynaikos en 14, 1; en 15. 15 y 25, 4 se pone a brotos en p a r a l e l o con genne- u n a m u j e r en el m i s m o s e n t i d o y del m i s m o modo q u e los d e m á s seres
tos gynaikos. h u m a n o s . Si d i j e r a : genomenon ek parthenou, la e x p r e s i ó n p e r d e r í a todo
29. 1 QH 13, 14, w m h ylwd 'sh b k w l [ m ' s y k h ] . "y ¿qué es u n ser h u - s e n t i d o " . P e r o es d e b a t i b l e si esa composión quiástica e x p r e s a t o d a la i n t e n -
m a n o [lit., un nacido d e m u j e r ] e n t r e todas t u s o b r a s ? " ; 1 QS 11, 21. w y l w d ción del p a s a j e p a u l i n o . ¿Dónde está el v e r d a d e r o c o n t r a s t e ? ¿ E n t r e J e s ú s y
'sh m h ysb [ q u e tal vez d e b a leerse y h s b ] l p n v k . "v ¿(por) q u é [ha d e j ser nosotros (quienes así r e c i b i r í a m o s la filiación a d o p t i v a ) , u n o y otros n a c i d o s
I t e n i d o ] u n ser h u m a n o a n t e ti?". Cf. 1 QH 18. 12-13. 16. 23-24. de m u j e r ? ¿O m á s bien e n t r e "su Hijo", e n v i a d o p o r Dios, y la "filiación"
30. Así h a n a r g ü i d o , d e s d e luego, a l g u n o s c o m e n t a r i s t a s , t a n t o p r o t e s t a n - q u e nosotros recibimos? ¿No c o n t r a s t a n e n t r e sí huion ("Hijo") y h u i o t h e -
tes como católicos; cf. C. E. B. Cranfield, Romans. 59; H. E. W. T u r n e r , E x - stan ("filiación a d o p t i v a " ) ? En caso afirmativo, se h a c e dudoso el i n t e n t o de
positor!/ problems: the virgin birth: ExpTim 68 (1956-1957) 12; J. M c H u g h ,
Mother. 175-176; Miguens, Virgin birth, 46-53. P e r o ¿ c o n c l u y e v e r d a d e r a - m i r a r estos versículos bajo forma de composición quiástica. M u c h o m á s i m -
m e n t e su a r g u m e n t a c i ó n ? p o r t a n t e es, de todas formas, p a r a Pablo, la d o b l e " m i s i ó n " del Hijo y la
31. Cf. A. Legault, Saint Paul, en c o n t r a s t e con la visión de R . . J . Cooke, 'misión" del e s p í r i t u del Hijo (v. 6), por el q u e se c o n s t i t u y e la filiación
G. A. Danell y W. C R o b i n s o n . a d o p t i v a (cf. R o m 8, 14-16) o p o r lo m e n o s se manifiesta. Cf. E. Schweizer,
ZNW 57 (1966) 199-210; T D N T 8. 375-376.
54 El nacimiento de Jesús en los escritos paulinos Pasajes de posible relevancia mañana en Gal 55

3. Nacido según el Espíritu (Gal 4, 28-29) Pablo hace aquí que una categoría de la experiencia cris-
tiana (kata sarka / kata pneuma) refluya sobre la realidad
El último pasaje paulino de algún interés para el naci- bíblica por la que es prefigurada en la alegoría. Al referir
miento de Jesús sólo importa de modo indirecto. Es cuando la historia genesíaca se introduce el pneuma, mas sólo para
Pablo interpreta alegóricamente la historia de Agar y Sara garantizar al mensaje cristiano que donde está el Espíritu,
en Gen 16, 15 y 21, 1-14. Llegado a un punto, Pablo intro- hay libertad (cf. 2 Cor 3, 17). Pablo introduce el Espíritu
duce un elemento que no está en el relato mismo del Gé- para recalcar la condición del hijo que nace de Sara, a
nesis, a saber, el nacimiento de Isaac "según el Espíritu". saber, libre. ,4
He aquí cómo discurre el texto paulino: Pero, ¿podría Pablo ir más lejos con el contraste ho kata
sarka gennetheis y ton kata pneuma? ¿Supondría que Isaac
(27) Pues está escrito, fue concebido por la acción del Espíritu sin la intervención
"Alégrate, estéril que no das a luz; de un padre? Tal es la interpretación de este pasaje pau-
prorrumpe y grita, tú que no tienes dolores de parto;
porque los hijos de la desolada son muchos más que los de lino, propuesta entre otros por C. Ciernen 35 y M. Dibelius 36.
la casada [Is 54, 1], Y si Pablo aludiese a semejante comprensión del naci-
(28) Así 29nosotros, hermanos, como Isaac, somos hijos de pro- miento de Isaac, ¿supondría ello entonces conciencia de la
mesa. ( ) Mas como en aquel tiempo, el que había nacido concepción virginal de Jesús? ". En caso afirmativo, el pa-
según la carne perseguía al nacido según el Espíritu, otro
tanto sucede ahora. (M) Pero ¿qué dice la Escritura? "Echa saje paulino representaría un estadio intermedio de des-
a la esclava y a su hijo; pues el hijo de la esclava no here- arrollo entre la interpretación milagrosa del nacimiento de
dará con el hijo de la mujer libre". Isaac en cuanto concepción virginal, y la narración lucana
(o mateana) de la acción del Espíritu en la concepción de
El relato genesíaco deja en claro que Isaac nació como Jesús.
hijo de promesa (cf. Gen 21, 1-2; 18, 10. 14). Antes, en este Dibelius arguye que, en el judaismo contemporáneo de
capítulo de Gal (4, 23), Pablo establecía un contraste entre Pablo, existían dos tradiciones sobre el nacimiento de Isaac.
dia tes epangelías, "por promesa", y kata sarka, "según la Una de ellas, propia del judaismo rabínico conservador de
carne". En tal contraste, kata sarka sólo puede significar Palestina, explicaba el nacimiento en términos de una asis-
algo como "de modo natural", o "conforme al obrar común tencia milagrosa de Dios, que facilitaba el curso de los
de la naturaleza". Pero aquí, Pablo usa la misma expresión hechos naturales, de suerte que no excluía la acción marital
para crear el contraste kata sarka / kata pneuma (v. 29),
de suerte que Isaac se convierte en hijo "nacido conforme
al Espíritu" (Gal 4, 29).
El argumento de Pablo tiene un sentido claro: así como
Ismael, nacido kata sarka, perseguía 33 a Isaac, nacido kata 34. Otro e j e m p l o d e este reflujo h a y en el uso q u e 1 Cor 10, 1-11 h a c e d e
pneumatikos. Cf. P . Grelot. La naissance, 475-477, p a r a u n a e x p l i c a c i ó n m á s
pneuma, del mismo modo ahora, aquellos cuyo interés es amplia de esta m o d a l i d a d i n t e r p r e t a t i v a . Cf. A. Sand, Der Begrlff "Fleisch"
in den paulinischen Hauptbriefen, R e g e n s b u r g 1967, 154-155, n. 2: "En la
kata sarka, es decir, los oponentes de Pablo, molestan e p r e s e n t a c i ó n global es obvio el d o m i n i o d e u n a i d e a : la del a g e n t e ' m i l a g r o -
inquietan a quienes renacieron kata pneuma (en el sentido so', p e r o no referido a la i m p o t e n c i a física, sino a la liberación de la escla-
vitud". El c o m e n t a r i o de Sand es u n claro — a u n q u e implícito— c o r r e c t i v o
paulino de la experiencia cristiana). Pablo resume su con- a lo q u e Dibelius (Jungfrauensohn, 28, n. 45) considera aspecto m i l a g r o s o
del pasaje, o creación del E s p í r i t u : "El a s p e c t o milagroso del n a c i m i e n t o
sejo en la cita de Gen 21, 10, "Expulsa a la esclava y a su está de cierto en la g e n e r a c i ó n " .
hijo"; e insta a los gálatas a que no mantengan relación 35. Religionsgeschichtliche Erklarung des Neuen Testaments: Die Abhán-
gigkeit des altesten Christentums2 Don nichtjüdischen Religionen und phllo-
alguna con los adversarios; los gálatas son en efecto libres, sophischen Systemen, Giessen 1924, 119-121.
36. Jungfrauensohn, 1-78.
"hijos d e la mujer libre". 37. Dibelius (íbid., 29) niega en P a b l o t o d a aplicación d e esta idea a la
concepción de J e s ú s : "En n i n g ú n lado h a b l a P a b l o d e l n a c i m i e n t o milagroso
d e J e s ú s , y manifiesta con c l a r i d a d u n a d i r e c c i ó n d e su i n t e r é s d i a m e t r a l -
m e n t e opuesta, p o n i e n d o el acento decisivo en el h e c h o d e q u e Cristo co-
33. P a b l o i n t r o d u c e a q u í u n a noticia n o consignada p o r el G é n e s i s : q u e m e n z a s e su e x i s t e n c i a t e r r e n a como c u a l q u i e r otro s e r h u m a n o , con u n n a c i -
Ismael " p e r s e g u í a " a Isaac. Cf. R. Le D é a u t , B i b 42 (1961) 28-48, e s p . 37-43. miento natural".
56 El nacimiento de Jesús en ío.v escritos paulinos Pasajes de posible relevancia mariana en Gal 57

de Abrahaoi ,s. La otra, propia del judaismo helenístico, carácter alegórico del escrito, para concluir que no existe
había sufrido el influjo de la mitología y alegoría griegas, el teologúmeno invocado por Dibelius 41 . Ha demostrado
y explicaba ese nacimiento como fruto de una concepción que el texto de Filón más bien tiene por objeto el origen
obrada por el Espíritu santo, sin que Abraham interviniese. divino de la virtud, los frutos que produce y las condicio-
Dibelius rastreaba hasta Filón de Alejandría esta compren- nes necesarias al alma para producirlos —siendo el alma
sión de la concepción de Isaac por el espíritu creador de considerada como virgen cuando los produce. De ahí que
Dios. En su tratado De •Cherubim (13. 45), Filón alude a sea muy cuestionable la medida en que el texto de Filón
Gen 21, 1, "El Señor visitó a Sara según había dicho, y el dice algo sobre la interpretación de Gen 21, 1 en términos
Señor hizo con Sara según había prometido". Sobre este de una concepción de Isaac efectuada por el Espíritu. 4 2
versículo, dice: "El [Moisés, tomado por autor del Génesis] Hay además otra carta que también toca el nacimiento
nos muestra a Sara concibiendo, a tiempo que Dios la visita de Isaac, y Pablo parece allí entender a Abraham como
en su soledad". Dibelius sostiene que el describir Filón a padre en el verdadero sentido. En Rom 4, 19 dice: "El
Sara como monotheisa, "en su soledad" (es decir, añadiendo [Abraham] no vaciló en la fe, viendo el propio cuerpo, que
un detalle a la descripción del AT) es indicio de que piensa para los efectos estaba muerto, pues tenía unos cien años,
en Isaac como concebido en ella por "la acción del «Espí- o al ver el estéril vientre de Sara" 4 '. Este pasaje da lugar
ritu santo» creador", con "exclusión del marido". " a una pregunta: ¿por qué hacer que Abraham considere
Ahora bien, esta comprensión del nacimiento de Isaac "el propio cuerpo", si no entra de algún modo en el acto
que Dibelius postula para el judaismo helenista, era tam- generador de Isaac? Además, en Rom 8, 9-10 Pablo parece
bién hipotéticamente la que "Pablo aprendió y enseñó" 40. dar por supuesto que los hijos de los patriarcas eran con-
La interpretación que Dibelius hace del pasaje paulino en cebidos en coito.
Gal, no depende sólo de que se emplee la expresión kata De ahí que sea aún problemático si Pablo, al idear la
pneuma; él da mucha importancia al uso que hace Pablo alegoría de Sara y Agar, se refería al nacimiento de Isaac
de Is 54, 1 en la alegoría, y del contraste entre Sara, "la por fecundación divina, o si su empleo de Is 54, 1 quiere
desolada" (he eremos) y "la que tiene marido". El contras- sugerir ese matiz preciso 44. Y es más cuestionable todavía,
te sugiere que Sara estaba "desolada" porque, para el caso, si ese nacimiento "según el espíritu" arroja alguna luz
no tenía marido. Pablo, pues, diría de ella lo mismo que sobre el problema de la concepción virginal de Jesús en
Filón con el empleo de monotheisa, "en su soledad"; y el NT. 45
Pablo pensaría que a Abraham le nació Isaac por la acción
del espíritu creador de Dios, y sin que Abraham mismo
interviniera físicamente.
Pero la interpretación dada por Dibelius al De Cheru- 41. La naissance, 469-471, 561-570. Cf. T. Bolsooper, Virgin birth. 194: "la
bim filoniano no ha podido eludir la interpelación. P. Gre- falta está en c r e e r q u e Filón habla del ' n a c i m i e n t o v i r g i n a l ' , con lo q u e su-
m i n i s t r a r í a un p a r a l e l o j u d e o h e l e n í s t i c o del e v a n g e l i o " .
lot la ha cuestionado seriamente; ha analizado a fondo el 42. Dibelius (Jungfrauensohn, 30) da g r a n i m p o r t a n c i a al m o d o d i s t i n t i v o
como se e n t e n d í a espíritu en la i n t e r p r e t a c i ó n r a b í n i c a de P a l e s t i n a ("órgano
de inspiración, y no. en general, p r i n c i p i o c r e a d o r d e v i d a " ) , f r e n t e por
frente de su noción h e l e n i s t i c o j u d í a , y en especial filoniana, en c u a n t o " p o -
d e r d a d o r de vida". De aquí que h a g a f r e c u e n t e r e f e r e n c i a a la a c t i v i d a d
c r e a d o r a del espíritu en la concepción de Isaac. P e r o en De Cherubim 12-13
38. Cf. Génesis Rabbah, 47 y 53 (sobre Gen 17, 16 y 21, 1). Dibelius r e m i t e (§ 40-53), que amplía la historia d e Sara, Filón h a b l a h a b i t u a l m e n t e de
a un m a e s t r o del siglo III, Resh Laqisti, del q u e se dice explicó cómo Dios "Dios" (theos). y ni p o r u n a vez dice " e s p i r i t u " (pneuma). Dibelius m i s m o
p r o v e y ó a Sara de ovario. Ya es p r o b l e m á t i c a ]a conexión d e esta tardía ha i n t r o d u c i d o al espíritu en la versión filoniana de la historia d e Isaac.
tradición j u d a i c a con el j u d a i s m o palestino del siglo I; p e r o nótese q u e n a d a Cf. P. Grelot, La naissance. 472.
en estos pasajes dice cosa a l g u n a e x p l í c i t a sobre la p a r t e de A b r a h a m en el 43. Dibelius (Jungfrauensohn, 29) a d u c e Rom 4, 18-21, m a s sólo p a r a d e d i -
n a c i m i e n t o de Isaac. Cf. J. T h e o d o r - C. Albeck, Bereschit Rabba mit kri- carle escasa atención.
tischem Apparat und Komrnentar, Berlín 1912-1927. 1. 472 (§ 47: 2). 534-560 44. Es por lo d e m á s del todo i n t e l i g i b l e el uso d e Is 54, 1 en la alegoría,
(§ 53: 1-5); cf. H. F r e e d m a n - M. Simón, Midrash Rabba: translated into sin que se e x p l o t a a S a r a como "desolada", en el s e n t i d o q u e Dibelius
English with notes, glossary and Índices, L o n d o n 1939, 1. 400, 461-465. quiere.
39. Jungfraitensohn, 30. 45. Si se c o n v i e n e en q u e Gal no e x c l u y e la i n v o l u c r a c i ó n de A b r a h a m
40. 7bid. Sostiene la i n t e r p r e t a c i ó n paulina de Dibelius R. H. Fuller, CBQ en el n a c i m i e n t o de Isaac, P a b l o p u e d e h a b l a r e n t o n c e s del n a c i m i e n t o de
40 (1978) 119-120 (contra B r o w , Birth, 524). u n niño "según el e s p í r i t u " , sin c o n n o t a r p a r a n a d a la c o n c e p c i ó n v i r g i n a l .
58 El nacimiento de Jesús en los escritos paulinos

Hemos discutido aquellos pasajes paulinos que, directa


o indirectamente, tocan al nacimiento de Jesús. Lo que se 4
dice de ese nacimiento, es formulado aquí y allí, en medio
de otras cuestiones teológicas que importan a Pablo. Para MARÍA EN EL EVANGELIO DE MARCOS *
cada caso, hemos querido recalcar el interés principal de
Pablo en esos pasajes, y referir a tal interés lo que, de otro
modo, sólo incidentalmente atañe al nacimiento de Jesús.

María aparece en una única escena del evangelio de


Marcos (3, 31-35); hay otra en la que es claramente men-
cionada (6, 1-6); y algunos estudiosos creen ver ulteriores
referencias a ella en 15, 40. 47; 16, 1. Estas serán las tres
subdivisiones de nuestra exposición.

I. ¿QUIÉNES FORMAN LA FAMILIA DE J E S Ú S ? (3, 31-35)

El pasaje es como sigue 1 :


(3I) Y llegaron su madre y hermanos; y quedándose ellos
fuera, le madaron llamar. (32) Y una multitud estaba sen-
tada alrededor de él; y le dijeron, "Tu3Jmadre y tus herma-
nos están fuera preguntando por ti". ( ) Y replicó, "¿Quié-
nes son mi madre y mis hermanos?". Y mirando en torno

* P. J. Achtemeier moderó la discusión que refleja este capitulo, cuyo


borrador fue redactado por K. P. Donfried. El equipo dedicó a los datos
márcanos sesión y media (septiembre y octubre de 1975).
1. Hemos hecho la misma elección que los comités de RSV y UBSGNT
al aceptar la lección más breve del v. 32, cual aparece en las familias manus-
critas alejandrina y cesariense. El Códice de Beza y la tradición bizantina
posterior muestran una lección más larga: "Tu madre, y tus hermanos, y
tus hermanas están fuera". Cf. Metzger, TCGNT, 82. Mucho depende de la
relación entre el v. 32 (como parte del 31-34) y el v. 35, que contiene "her-
mano mío, hermana y madre". Los que prefieren en 32 la lección más corta,
arguyen que la referencia a "hermanas" proviene de 35, y fue retroyectada
por un copista para armonizar ambos versículos —mas nótese el diferente
orden verbal, el plural en contraste con el singular, y la falta de una "re-
troyección semejante" en 31 (donde casi sería de esperar) y 33—. Quienes
sostienen una lección más corta señalan que no hay referencia a hermanas
en los pasajes paralelos de Mt 12, 47 y Le 8, 30 —pero tal sería precisamente
el motivo para que un copista interesado en armonizaciones omitiera las
"hermanas" de Me—. Notemos que Hech 1, 14 menciona a María y a los
hermanos, no a las hermanas, Evangelio de Tomás, logion 99; 2 Clem 1, 11,
mientras que se las menciona cuando, en Me 10, 29, trata Jesús la relación
familiar. Es difícil decidir cuál sea la lección original, y no reviste significa-
ción particular para el retrato mariano del NT.
60 María en el evangelio de Marcos
¿Quiénes forman la familia de Jesús? 61

a los que se sentaban en su derredor, dijo, "¡Ahí tenéis a


mi madre y a mis hermanos! (is) Quienquiera haga la vo- hacen la voluntad de Dios. Cuál sea el requisito para per-
luntad de Dios, es mi hermano, mi hermana y mi madre". tenecer a la familia escatológica, lo destaca el contexto en
los v. 31-34: en cuanto constituida por el cumplimiento de
Examinemos primero el pasaje en sí, y luego en su con- la voluntad de Dios, la familia escatológica no coincide
texto marcano. con la biológica, física o natural (madre, hermano), que
constituye el parentesco humano. ¿Es muy vivo el contras-
te? ¿Qué nos dice 3, 31-35 por sí mismo sobre la actitud
1. El pasaje en sí mismo de Jesús hacia su familia física? Esa familia física está
fuera y pregunta por él; la familia escatológica está dentro
En la terminología de la crítica formal (es decir, la y se sienta en derredor suyo. ¿Significa esto que Jesús ha
clasificación de unidades escriturísticas según su género rechazado a su familia física, o la ha cambiado por la
literario), este pasaje ha sido considerado casi como el familia escatológica? Lo menos que parece significar es
ejemplo clásico del apotegma biográfico: breve unidad, que la familia física carece de verdadera importancia en
consistente en un dicho de Jesús, enmarcado por una na- la nueva escala de valores que establece la proclamación
rración corta 2 . El dicho de Jesús, conforme a este análisis, del reino; la familia que verdaderamente importa a Jesús
sería el v. 35, mientras que los v. 31-34 formarían el con- es la escatológica. Aunque la contraposición de "dentro"
texto narrativo inmediato. (Este contexto, para algunos y "fuera" indica que los miembros de la familia física no
estudiosos, se habría inventado y sería ficticio; para otros, están entre aquellos a los que Jesús considera por ahora
habría sido tomado de la tradición y adaptado como marco; miembros de su familia escatológica, en sí el pasaje no
tiene en todo caso, con respecto al dicho, importancia se- excluye a los miembros de la familia física de una eventual
cundaria). Que el tal v. 35 circuló originariamente aparte participación en la familia escatológica 4. Aun así, pueden
del actual contexto, puede probarse con varios argumentos. participar sólo si hacen la voluntad de Dios. La intención
Primero, Lucas tiene un dicho algo semejante en un con- del pasaje es definir la familia escatológica, no excluir a
texto bastante diverso (11, 28): "Dichosos [makarioi] más la familia física. El pasaje está, pues, en armonía con las
bien los que oyen la palabra de Dios y la guardan", ben- miras que manifiesta Me 10, 29-30: "En verdad os digo,
dición con la que responde Jesús a una mujer que ha nadie hay que haya dejado hermanos, hermanas, padre,
bendecido a su m a d r e (11, 27). Segundo, falta consecuencia madre, hijos o tierras, que no reciba ya ahora el céntuplo:
entre los v. 32 y 35 en cuanto al orden, número y carácter casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y tierras, con
de los miembros de la familia. persecuciones; y que no reciba en la edad venidera vida
Considerado en sí mismo, el v. 35 nos dice quiénes for- eterna".
man la familia de Jesús —familia que, a falta de otra pa-
labra mejor, llamaremos "escatológica"—, es decir, la que
existe merced a que Jesús proclama el reino. Forman esa 2. El pasaje en el contexto marcano de 3, 20-35
familia escatológica (hermano, hermana, madre) ' cuantos
Marcos ha encuadrado el pasaje en una sucesión de
acontecimientos, y ello puede servirnos para determinar
2. Es la terminología que Bultmann prefiere, Die Ceschichte der synop- cómo interpreta él la actitud de Jesús para con su familia
tischen Traditlon, Gottingen «1980, 8, 26. Otros emplean el término "para-
digma", así M. Dibelius, Die Formgeschichte des Evangeliums, «1971; o bien
pronouncement story, así V Taylor The formation of the gospel tradition,
London 1936, 71-72.
3. Se observará que Jesús no menciona ai padre. Parece implicarse que, 4. No hay prueba histórica de que los parientes más cercanos de Jesús
en la familia escatológica, ningún ser humano es padre de Jesús, pues Dios fuesen discípulos activos suyos durante el ministerio, se adhiriesen a él y
es su padre (Me 14. 36; cf. Mt 23, 9). Hay quienes verían asimismo implicada le siguiesen, En Jn 2, 12 se hace distinción entre "su madre y sus hermanos"
a la familia física de Jesús, esto es. el que no tuviera padre humano; pero y "sus discípulos"; cf. también la distinción entre los hermanos de Jesús y
esto se tratará iníra. sus discípulos en Jn 7, 3 1 Cor 15, 7 menciona una aparición postresurreccio-
nal de Jesús a su hermano Santiago.
62 María en el evangelio de Marcos ¿Quiénes forman la familia de Jesús? 63

(es decir, nos ayudará a captar la teología redaccional de a la segunda (1973) —"su familia"—. En sí, la expresión
Marcos). Hay indicios de que para Marcos, los sucesos hoi par' autou es ambigua, y simplemente podría significar
de 3, 20-35 integran una unidad, cuyo esquema podría ser los que habitualmente le rodeaban 6 . Y si la unidad de este
el siguiente 5 : pasaje es hechura de Marcos, estaríamos en grave aprieto
cuando tuviéramos que determinar quiénes eran "los su-
Introducción (20) yos", antes que el actual v. 21 ocupara el lugar presente,
mientras formaba un fragmento aislado en la tradición 7 .
(A) Los "de" Jesús salen con objeto de detenerle (21) Empero, el contexto marcano nos induce con fuerza a
21a: "Los suyos" tienen noticia de sus actos y salen concluir que Marcos entendió se hacía referencia a los
para detenerle parientes de Jesús (y convenimos así con la más reciente
traducción de la RSV).
21b: Su cargo: "está fuera de sí". Si prestamos atención a ese contexto, veremos que Jesús
(B) Diálogo entre Jesús y los escribas jerosolimitaños (22-30) ha iniciado el ministerio junto al mar de Galilea (3, 7), por
lo que Marcos puede ya hablar de Jesús como de quien
22a: Primer cargo de los escribas: "Está poseído por tiene su hogar en ese ámbito (3, 19b. 20a). Atraída por
Belcebú". Jesús, la multitud se agolpa en su casa, "de suerte que ni
comer podían" (3, 20b); no se dice quiénes. Somos enton-
22b: Segundo cargo de los escribas: "Por el príncipe ces informados de que "los suyos" oyeron esto y salieron.
de los demonios expulsa él demonios". ¿Salieron de dónde? Quienes entienden "los suyos" como
23-27: Jesús replica al segundo cargo de los escribas aquellos que rodeaban a Jesús, entienden que Marcos quie-
re decir: salieron de casa en dirección a la multitud. Pero
28-30: Jesús replica al primer cargo de los escribas eso no es verosímil, pues nada sigue a la afirmación mar-
cana: "los suyos" nunca se acercaron a la multitud. Ade-
(A') La madre y los hermanos de Jesús van en busca de
más, en 3, 31-35 los discípulos de Jesús están aún con él
él, quien concluye por declarar quiénes forman su
dentro de casa. Una interpretación más probable es que
familia (31-35).
"los suyos" se refiera a los parientes de Jesús en Nazaret,
quienes han oído lo que está ocurriendo en Cafarnaum, y
El examen de este esquema suscita una doble cuestión salen para detenerle. Sugiere que Marcos se represente a
en cuanto a la relación entre A y A'. ¿Quiere Marcos "los suyos" como distantes, el que, con el diálogo entre
identificar a los de Jesús con la madre y hermanos de éste; Jesús y los escribas (3, 22-30), se salve el trecho que me-
quiere que Jesús replique a los "suyos", quienes le acusan dia, hasta que llegan la madre y los hermanos (3, 31). Es
d e estar fuera de sí, con la definición de su familia escato- un ejemplo de la Schachteltechnik (técnica del encajona-
lógica? Una cuestión ulterior concierne a la relación entre miento o emparedado) marcana, similar al de la sucesión
A y B: ¿Se equiparan los "suyos" a los escribas en la hos- 5, 21-24. 25-34. 35-43. Jesús sale allí en dirección a la casa
tilidad para con Jesús? de Jairo; la escena de la hemorroísa ocupa la duración del
Teniendo en cuenta esas cuestiones, comenzaremos por camino; Jesús se acerca después a la casa de Jairo (5, 35).
el significado de "los suyos" (hoi par' autou) en el v. 21. La comparación de un pasaje con el otro permite ver
H a y diversas traducciones, y merece atención el que la
R S V haya variado de la primera edición —"sus amigos"—
6. Cf. BAG, 614-615. Es principalmente en el griego de la koiné donde
se encuentran los significados de "familia, parientes".
5. CC. E. Sc-hweizer, Mark. 82-84. Al considerar el v. 20 como introduc- 7. Si, aun como tradición aislada, el v. 20 hiciese únicamente referencia
ción, rechazamos la tesis de que el referido versículo pertenece a la perícopa a los parientes de Jesús, puede haberse referido sólo a sus "hermanos".
precedente, cual la sostiene Crpssan, Mark. Lambrecht, Relatives, responde En Jn 7, 4 se dice de los hermanos de Jesús que no creían en él, mas no
a Crossan en detalle. hay versículo en el NT que diga lo propio de la madre de Jesús.
64 María en el evangelio de Marcos ¿Quiénes forman la familia de Jesús? 65

cómo, para Marcos, "la madre y los hermanos" de 3, 31, Lo veremos en cuanto hagamos un cotejo de A con B
que llegan (a la casa de Cafarnaum) preguntando por Je- en nuestro esquema. Es probable que Marcos se proponga
sús, son idénticos a "los suyos" de 3, 21, que se ponen en trazar un paralelo entre 21 y 22. El versículo 22 dice: "Y
camino (de Nazaret) para detenerle. 8 los escribas que habían bajado de Jerusalén decían, «Está
Pero aun siendo probable que Me entienda "los suyos" poseído de Belcebú. Y es por el príncipe de los demonios
como la familia de Jesús, las reacciones de éstos, como como expulsa él demonios»". En ambos versículos, 21 y 22,
las describe el v. 21, no están exentas de dificultad. A juicio actúa un grupo ("los suyos" y los escribas); en ambos hay
nuestro, el significado del versículo es: "Y al oírlo sus pa- un giro participial que fija la escena ("al oírlo" y "que
rientes, salieron para detenerle; pues decían: «está fuera habían bajado de Jerusalén"); y en ambos figura el im-
de sí»". Hay sin embargo tres puntos en los que el griego perfecto elegon, "decían". Si en el v. 22 "decían" tiene por
de Marcos permite otras traducciones, explotadas por cuan- sujeto a los escribas, el paralelismo sugiere que "decían"
tos desean se guarde mejor impresión de los parientes de tenga por sujeto a "los suyos" en el v. 21. Y si el juicio
Jesús. El primero es auton, objeto del verbo "detener"; ese de los escribas en el 22 claramente concierne a Jesús, a
auton pudiera ser la multitud; y entonces querría indi- él concierne también por paralelismo el juicio de los suyos
carse que los parientes de Jesús salieron, para impedir que en el 21. El juicio de 22 es un áspero cargo doble contra
la multitud le infiriese daño alguno. El segundo atañe al Jesús, y no permite que 21 se reduzca a una ligera pre-
sujeto del verbo "decían"; traducir: "pues los circunstantes ocupación por su fatiga. Afloramos, pues, con la correspon-
decían" (RSV 1973), supone que "ellos" —quienes así ha- dencia:
blaban— no eran los parientes de Jesús, sino otros distin-
tos. El tercero concierne al verbo existemi, "estar fuera Los suyos decían: "Está fuera de sí".
de sí". Hay quienes proponen un sujeto diverso de Jesús Los escribas decían: "Está poseído de Belcebú. Es por Bel-
("la multitud está fuera de sí [de entusiasmo]"); otros con- cebú, príncipe de los demonios, como expulsa él demonios".
ceden que Jesús sea el sujeto, pero suavizan el impacto del
verbo hasta que significa poco más que "extenuado" 9. En Ambos grupos miran adversamente a Jesús. Marcos —se
abstracto tales traducciones no son imposibles l0, pero el ha sugerido— halló tan asombroso el concepto que los pro-
texto de Marcos es contrario a ellas. pios parientes se habían formado de Jesús, que lo y u x t a -
puso al de los escribas, más áspero aún, para que, en com-
paración con éste, aquél no sonase tan mal ". S e m e j a n t e
8. Tanto Mt como Le omiten Me 3. 20-21, razón adicional que se brinda razonamiento parecerá arbitrario, pero sugiere posibles
a esta interpretación de Me. Un motivo plausible de esta omisión es el haber
leído Jos referidos versículos como alusivos a la madre y hermanos de grados en la intensidad que Marcos atribuye, p r i m e r o a
Jesús, lo que se estimó penoso; ello reflejaría una incipiente preocupación
mariológica, o bien respeto por Santiago, que había sido cabeza de la iglesia un grupo y luego al otro, según el motivo por el q u e "los
jerosolimitana y sufrió el martirio. suyos" quieren detener a Jesús —¿es en bien de J e s ú s
9. Entre los intentos más recientes por suavizar el carácter en aparien-
cia hiriente de Me 3, 21, pueden citarse los estudios y la bibliografía para este mismo? 12
capítulo de Hartmann, Schroeder, Wansbrough. En particular Wansbrough
traduce 3, 21 así: "Cuando la (multitud) oyeron, sus seguidores salieron para
aplacarla, pues decían que el entusiasmo hacia que se desmandara".
Wenham, Meaning, refuta eficazmente esta traducción; admite aun así que
Wansbrough puede tener razón cuando sostiene estar la multitud, y no 11. E. Haenchen, Weg, 139s.
Jesús, "fuera de sí". Esto depende en parte de la dificilísima relación entre 12. Escasamente atribuye Me a la familia de Jesús la hostilidad atribuida
Me y Q por lo que hace a esta perícopa. Mas nos inclinaríamos a admitir a los fariseos (y puede presumirse que también a los escribas) en 3. 6, pues
que, a nivel premarcano, pudo la multitud haber sido objeto de tal acusación íos segundos quieren destruirle. Hay, sin embargo, quienes equipararían la
{nótese el énfasis de Q sobre el "asombro de la muchedumbre", según ates- actitud de Me para con la familia de Jesús a su actitud para con los Doce;
tiguan Mt 12, 23 y Le 11, 14c). Pero ei paralelismo establecido por Me entre pero, en sentir de algunos estudiosos, los Doce adoptan una posición teológica
21 y 22 significa que, según él, Jesús es el blanco de la acusación. a la que Me se opone; cf. T. J. Weeden, Mark - Traditions in conflict, Phila-
10. Pero hay dificultades, como señala Best. Mark III. Me usa por lo ge- delphia 1971, 23-51; W. Kelber, The Kingdom in Mark, Philadelphia 1974,
neral el plural del pronombre cuando hace referencia a una multitud; 25-27; E. Trocmé, Jesús de Nazaret visto por los testigos de su vida, Barcelo-
apenas diría, pues, "hacerse con effa" en el sentido de detener a la muche- na 1974. Pero la actitud marcaría hacia los Doce admite otra interpretación
dumbre. No se ve fácilmente que el verbo c.ristemi signifique "rebosar, de menos pesimista, cf. Pedro en el nuevo testamento, 59s; P. J. Achtemeier,
entusiasmo". Es torpe la propuesta de dos sujetos distintos para "salieron" Mark, 92-100; E. Best, The role of the disciples in Mark: NTS 23 (1976-1977)
y "decían". 377-401.
66 María en el evangelio de Marcos Repulsa de Jesús en la propia tierra 67

Esto nos lleva a un punto final: la reacción de la familia quirido este hombre todo eso? ¿Qué sabiduría se le ha dado?
natural en A (según el esquema), en cuanto contrasta con ¿Qué prodigios se obran por sus manos? (') ¿No es éste el
carpintero, el hijo de María, y hermano de Santiago, José,
la de los discípulos de Jesús en A'; y aun es posible que, Judas y Simón? ¿Y no están sus hermanas aquí entre nos-
así como Jesús responde sistemáticamente a los cargos de otros?". Y se escandalizaban a causa de él. (4) Y Jesús les
los escribas en B, del mismo modo sus palabras en A' sean decía: "Un profeta no está sin honor más que en la propia
una respuesta implícita al cargo de su familia en A. Lo tierra, entre los propios parientes y en la propia casa". (5) Y
no podía hacer allí ningún prodigio, sino que sólo impuso
menos que cabe concluir de la discusión que precede es: las manos a algunos enfermos y los curó. (6) Y se maravi-
Jesús es objeto de incomprensión para su familia, que le llaba a causa de su incredulidad.
juzga fuera de sí. Con mayor aspereza aún reaccionan ante
Jesús los escribas, quienes le achacan estar poseído del Examinemos primero lo que Marcos dice sobre María en
demonio. Pero con la abierta hostilidad de los escribas y este pasaje, y atenderemos luego, en forma de corolario, a
con la repulsa de los parientes contrasta la reacción de la cuestión planteada por los hermanos de Jesús.
los escogidos por Jesús para que estén con él (3, 14). Estos
forman una multitud sentada en derredor suyo (3, 32), que
claramente no le cree fuera de sí ni poseído del demonio.
Ya con estar presente demuestra apertura a la voluntad 1. El carpintero, el hijo de María
de Dios, por lo que Jesús la declara verdadera familia
suya escatológica, hermano, hermana y madre. Así pues, También en la terminología de la crítica formal, este
el contexto marcano perfila considerablemente el signifi- pasaje se ha clasificado como apotegma o paradigma 15, di-
cado de 3, 31-35; es como si, para Marcos, la familia esca- cho de Jesús o a él concerniente, asentado en un breve
tológica sustituyese a la familia natural. Y esa familia contexto narrativo. Ese dicho es aquí el proverbio del v. 4
escatológica está con Jesús dentro de "la casa" —posible (o más bien de su primera parte), que se asociaba tradi-
alusión a la iglesia. " cionalmente con Jesús: "Un profeta no está sin honor más
que en su propia tierra" '6 —la referencia a parientes y casa
en la segunda parte del versículo puede ser una extensión
II. REPULSA DE JESÚS EN LA PROPIA TIERRA (6, l-6a)
marcana que sirviera de nexo con 3, 20-35. En cualquier
caso, la forma actual del v. 4 refuerza la interpretación
de la sección precedente, esto es, que Marcos creía a Jesús
Esta escena, que se supone tiene lugar en Nazaret, nos incomprendido por su familia. "
es referida del modo siguiente l4: De nuevo, los estudiosos discreparán en cuanto a si el
(') Marchó de allí y fue a su tierra, y le siguieron sus dis- marco que proveen 1-3 y 5-6 es pura creación, o más bien
cípulos. (2) Y el sábado comenzó a enseñar en la sinagoga; y proviene de la tradición y ha sido adaptado; aun así, la
al oírle la multitud, se asombraba y decía: "¿Dónde ha ad- mayoría convendrá en que es transmitido por el evange-
lista con vistas al proverbio. En realidad se deja sentir
13. No podemos decir, aun así, que Me pretenda impedir permanente-
mente a la familia natural el seguimiento de Jesús. Podemos asumir que los
parientes pudieran hacerse discípulos por la misma vía que otros.
14. Una mayoría abrumadora de testimonios textuales griegos, y su adop- 15. Cf. supra, nota 2.
ción por las mejores traducciones recientes que se conocen, sustentan la 16. En el papiro 1 de Oxirrinco, líneas 31-36. leemos: "Jesús dice, 'un
lección: "el carpintero, el hijo de María", en 6, 3. Sin embargo, P45 (el ma- profeta no es aceptado en la propia tierra: ni un médico efectúa curaciones
nuscrito marcano de mayor antigüedad) y el códice minúsculo 656, así como entre quienes le conocen'". En el Evangelio de Tomás, logrón 31, se concibe
algunas ramas de la Vetus Latina (Italia) y de la Vulgata, leen "el hijo del de esta forma: "Ningún profeta es acepto en su aldea natal; ningún médico
carpintero y de María", que Taylor prefiere, Evangelio según san Mar- cura a quienes le conocen".
cos, Madrid 11)79, 347-348. Para un examen detallado, cf. H. K. McArthur, 17. Y una vez más (cf. supra, cap. 3. nota 35) ninguno de los evangelistas
Son, 47-52. Según advertiremos en el texto, los restantes tres evangelios que tienen noticia de la concepción virginal deja sin modificar el pasaje
hablan de Jesús en circunstancias similares como del "hijo del carpintero" o marcano: en Mt 13, 35 no hay referencia a una falta de honor "entre los
"del hijo de José", de suerte que la variante puede representar el intento de propios parientes": y en Le 4, 23 se omite tanto "entre los propiocs parien-
un copista por nrmnni/ar a Me con los demás evangelios. tes" como "en la propia casa".
Repulsa de Jesús en la propia tierra 69
68 María en el evangelio de Marcos

El segundo punto interesa mucho más a nuestro asunto.


cierta tensión entre el contexto narrativo y el v. 4, lo cual ¿Por qué no menciona Marcos a José, o al padre de Jesús,
sugiere la aglutinación de diversos elementos. El contexto como los demás evangelistas? (Notemos que José tampoco
atañe a los aldeanos, a los que extraña el hiato que separa aparece en 3, 31, donde Marcos habla de la "madre y her-
las enseñanzas de Jesús de sus humildes orígenes, y ter- manos" de Jesús, pero está ahí de acuerdo con Mateo y
minan por no creer en él. El dicho del v. 4 no se contenta Lucas). ¿Y por qué emplea Marcos la expresión "hijo de
con señalar que un profeta carece de honor en la propia María", único caso en todo el NT? Discutamos cuatro expli-
tierra (como cuadraría al contexto); señala además la falta caciones diferentes que se han dado 19:
de honor entre los propios parientes y en la propia casa.
En 4 es consciente Jesús de que u n profeta no recibe honor (a) Marcos querría acentuar los rasgos humanos de
en su patria; se maravilla aun así en 6 de la incredulidad Jesús, y refutar de este modo las exageradas pretensiones
que su patria le opone. El final del v. 2 presume al pare- sobrenaturales de la comunidad marcana —Jesús es hu-
cer que Jesús ha hedho grandes prodigios a la vista de la mano, ejerció el oficio de carpintero y nació de una mujer.
gente; pero en el v. 5 que no pudo hacer allí prodigio "Hijo de María", por consiguiente, significa aquí poco más
alguno. que en Pablo "nacido de mujer" (Gal 4, 4 —cf. swpra,
Concedamos la verosimilitud de que la escena esté cons- cap. 3). Gustan de esta explicación algunos intérpretes de
truida, ¿qué nos dice sobre María? La clave es esa expre- Marcos, cuyo evangelio no cesaría, según ellos, de recalcar
sión empleada por los aldeanos para describir a Jesús tal que Jesús es más el Crucificado que el sobrenatural tau-
como ellos le han conocido: "¿No es éste el carpintero, el maturgo 2 0 . Aparte lo discutible de enjuiciar así el propósito
hijo de María?". Expresión que podemos comparar a pasa- marcano, hay que preguntar si la escena, cual la presenta
jes paralelos en los demás evangelios 18: Marcos, pretende polemizar contra Jesús como taumaturgo.
Son además tachados de incrédulos los personajes que re-
prochan a Jesús el ser carpintero e hijo de María, de
Mtl3,55: "¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se suerte que el lector escasamente convendrá con ellos en
llama su madre María?" el concepto que se forman de Jesús, ni se avendrá tampoco
Le 4, 22: "¿No es éste el hijo de José?" a que es deseo de Marcos inculcar ese concepto.
J n 6, 42: "¿No es éste Jesús, el hijo de José? ¿No co- (b) Marcos aludiría a la concepción virginal de Jesús 2 1 .
nocemos a su padre y a su m a d r e ? " Como Marcos no menciona la concepción virginal, esta in-
terpretación es sugerida sólo por las noticias de Mateo y
Dos puntos son dignos de notar: primero, sólo la ver-
sión marcana llama a Jesús carpintero; segundo, la mención 19. Se h a s u g e r i d o q u e "hijo d e M a r í a " n o sea m á s q u e u n a d e s i g n a c i ó n
del padre de Jesús sólo en la versión marcana falta. En v u l g a r del v e c i n d a r i o , como si h o y día d i j é r a m o s : " a h sí, el chico d e M a r í a ,
la q u e vive calle a b a j o " . Cf. H. K. M c A r t h u r , Son, 57. Lo q u e a u n así no
cuanto al primer punto, tiene importancia menor para e x p l i c a el q u e Me j a m á s m e n c i o n e al p a d r e d e J e s ú s e n las e s c e n a s d e l m i -
nuestros intereses. Quienquiera fuese el carpintero —Je- n i s t e r i o . Y p u e d e p r e g u n t a r s e a q u é ese c o l o q u i a l i s m o en u n p a s a j e t a n
dramático.
sús, su padre o ambos—, la cuestión es destacar los hu- 20. S e m e j a n t e a p r o x i m a c i ó n a 6, l-6a halla apoyo en G. W. L a t h r o p ,
Who, 35. C o m p a r á n d o l o s con 15, 27-39b, i n t e n t a él d e m o s t r a r q u e 6, l-6a se
mildes orígenes de Jesús, en cuanto contrastan con su relaciona í n t i m a m e n t e con la theologia crucis de M e :
actual reputación de maestro y taumaturgo. 6, l-2a 15, 22-27: encuadre.
6, 2b-3a 15, 29-32: a c t i t u d de los a d v e r s a r i o s .
6, 3c-5a 15, 33-39a: i n c a p a c i d a d de J e s ú s , q u e i n t e r r u m p e u n a de
sus frases.
6, 5b 15, 39b: i r r u p c i ó n d e la r e v e l a c i ó n en esa i n c a p a c i d a d .
21. P o r e j e m p l o , Miguens, Virgin birth, 6-27, q u i e n a r g u y e , c o n t r a
18. Las escenas d e Mt 13, 53-58 y Le 4, 16-30 son c l a r a m e n t e p a r a l e l a s a B r o w n , Virginal conception, 57-59, y F i t z m y e r , Virginal conception, 556-558,
Me 6, 1-6, a u n q u e n o es n e c e s a r i o q u e Le la e x t r a i g a de Me en u n a e s c e n a a favor de la noticia m a r c a n a de la concepción v i r g i n a l . Es tesis g e n e r a l d e
n a z a r e t a n a q u e él p r o l o n g a m u c h o m á s . J n 6, 42 t i e n e u n e n c u a d r e d i f e r e n t e M i g u e n s q u e los a u t o r e s n e o t e s t a m e n t a r i o s e n su m a y o r í a , y n o sólo M t
(la q u e j a d e los j u d í o s a la orilla del lago d e G a l i l e a ) , m a s ese v e r s í c u l o a p a - y Le, c o n o c i e r o n la c o n c e p c i ó n v i r g i n a l (incluímos P a b l o y J u a n ) .
rece como el e q u i v a l e n t e j o á n i c o de Me 6. 3.
70 María en el evangelio de Marcos Repulsa de Jesús en la propia tierra 71

Lucas —una dificultad metodológica. Para obviar esa difi- así designado porque existen dudas sobre el padre. En otros
cultad, se aduce la forma en que los aldeanos preguntan, la términos, Jesús es implícitamente tachado de ilegítimo.
cual ostentaría una aproximación mayor a la fórmula ori- Hay algunas pruebas de que la sola filiación materna de
ginal premarcana. Marcos (con independencia de Mateo y un hombre es señal de ilegitimidad 21 ; en la Biblia, sin
Lucas) u habría alterado la fórmula original, "el hijo del embargo, no se atestigua tal uso 24. Cierto, podrían citarse
carpintero y de María", convirtiéndola en "el carpintero, otros pasajes que refrendaran la acusación de ilegitimi-
el hijo de María", con objeto de no dar a Jesús un padre dad 2 5 ; pero la alusión marcana sería muy sutil, y apenas
humano. Esta explicación tropieza con graves objeciones. inteligible para un público gentil al que. en otros casos,
Primero, los evangelistas que hablan de la concepción vir- Marcos debe explicar las costumbres judías más elemen-
ginal (Mateo y Lucas) no tuvieron inconveniente en de- tales (7, 3). Además, de entender Marcos así la expresión
signar a Jesús como "el hijo del carpintero" y "el hijo "hijo de María", ¿por qué menciona luego a hermanos y
de José"; de ahí que arguyan con rara lógica quienes su- hermanas? ¿Eran también ellos considerados ilegítimos?
ponen al evangelista que no habla de la concepción vir-
ginal alterando la frase para dar idea de aquélla. Segundo, (d) El padre de Jesús ha muerto, por eso no se hace
en 6, 3 tal referencia implícita a la concepción virginal mención de él. Es la explicación más simple y satisfactoria
estaría en boca de los aldeanos. Habría que explicar cómo de la ausencia de José, tanto en 3, 31-35 como en 6, 1-6. Los
tuvieron noticia de ella, o por qué Marcos quiere trans- aldeanos señalan a los parientes de Jesús que viven en
mitir semejante noción cristiana por boca de los que Jesús Nazaret y a todas luces delatan lo ordinario de su origen.
considera incrédulos. Tercero, si Marcos tenía noticia de la No señalan a José, porque no está entre ellos, y llaman a
concepción virginal, ¿por qué presenta a la familia de Je- Jesús "hijo de María", porque ésta se halla presente. Apro-
sús (madre incluida) segura de que Jesús está fuera de bando esta teoría no argüimos que se designe normalmente
sí? (3, 21); ¿y por qué hace a Jesús manifestar indirecta- a los hijos de viuda por la filiación materna 2 6 . Tampoco
mente que no es aceptado por los propios parientes? En sostenemos que "hijo de María" fuese la designación ordi-
María, una actitud tan negativa para con Jesús no parece naria de Jesús; habitualmente se le conocía por "el hijo
conciliarse con la conciencia de ser aquél un hijo mila- de José". El empleo anómalo de la filiación proviene aquí
groso, concebido sin padre humano. Al menos los dos evan- del contexto en que la parentela de Jesús es señalada por
gelistas conscientes de la concepción virginal no vieron los aldeanos. (Un contexto similar hace comprensible el
que tal actitud se conciliase con la tradición, pues ambos empleo de Lucas en 7, 12, donde se identifica al muerto
omitieron el pasaje marcano acabado de citar. Así pues, como "único hijo de su madre, la cual era viuda"). No
hay poco que recomiende esta interpretación de Marcos, advertimos, pues, significación mariana profunda en el
(c) Los aldeanos intentan poner una mancha en Jesús: hecho de ser llamado Jesús "hijo de María".
es carpintero, un común artesano; y es el hijo de María,

22. Se ha i n v o c a d o otra teoría que p r e s u m e en Me c o n o c i m i e n t o de Mt 23. Cf. E. Stauffer, Jeschu, q u i e n b r i n d a n u m e r o s o s a r g u m e n t o s f a v o r a -


y Le. p a r a f u n d a m e n t a r la conciencia m a r c a n a de la concepción virginal. bles a esta posición. A r g u y e , en p a r t i c u l a r , q u e "Jesús, hijo de M a r í a " sería,
Aducíamos en el cap. 2, n. 7, la solución de G r i e s b a c h al p r o b l e m a sinóptico, en u n c o n t e x t o s a m a r i t a n o y m a n d e o , d e s i g n a c i ó n con mal s e n t i d o . En su
que no a c e p t á b a m o s . Según W. R. F a r m e r , The synoptic problern: a critical libro Jerxisalem und Rom. Bern 1957. 118, S t a u f f e r señala un p r i n c i p i o legal
anulysís. New Y o r k 1964, 232. si Me conociese Mt, podría h a b e r p u e s t o "el j u d í o : C u a n d o recibe el n o m b r e de su m a d r e , un h o m b r e es ilegítimo, p o r q u e
c a r p i n t e r o " p o r "el hijo del c a r p i n t e r o " , pues sabría q u e "los relatos del el b a s t a r d o no t i e n e p a d r e .
nacimiento v i r g i n a l e r a n conocidos y e n t e n d i d o s en forma tal, q u e e x c l u í a n 24. M c A r t h u r . Son, tiene u n p o d e r o s o a r g u m e n t o c o n t r a la i n t e r p r e t a c i ó n
toda noción d e u n p a d r e h u m a n o de J e s ú s " . Mas si se desea a r g ü i r a base de ilegitimista.
la hipótesis de G r i e s b a c h y sentar la d o c t r i n a m a r c a n a de "una d o c t r i n a en 25. En Mt 1, 18-19 la sospecha es r e l a t i v a m e n t e c l a r a ; en J n 8, 41 está a
estado de d e s a r r o l l o r e l a t i v a al n a c i m i e n t o j e s u á n i c o de u n a virgen", ¿cómo lo s u m o implícita en la r e s p u e s t a q u e los j u d í o s d a n a J e s ú s : "Nosotros no
explicar e n t o n c e s el q u e Me añada a Mt y a Le pasajes b a s t a n t e a d v e r s o s a n a c i m o s de fornicación", si el énfasis s o b r e " n o s o t r o s " significa "no nosotros,
María, tales p o r e j e m p l o 3, 21 (en c u a n t o i n t r o d u c t o r i o de .'í, 31-35) y las sino tú". Cf. infra, cap. 7.
cláusulas finales d e 6, 4 ("y e n t r e los propios p a r i e n t e s , y en la propia casa")? 26. En 1 Re 17. 17 se llama "el hijo de la m u j e r " al hijo de la v i u d a de
Cf. infra, cap. 5. Aquí, como en otras partes, la hipótesis de G r i e s b a c h p a r e c e S a r e p t a , m a s eso e s c a s a m e n t e p r u e b a n a d a , c o m o s e ñ a l a M c A r t h u r , Son,
suscitar m á s p r o b l e m a s de los que r e s u e l v e . 44-45, 52.
72 María en el evangelio de Marcos Repulsa de Jesús en la propia tierra 73

2. Los hermanos y las hermanas de Jesús que significa tanto "hermano (consanguíneo)" como "pa-
riente". Idéntica extensión semántica se comprueba al pa-
Me 6, 3 nombra a cuatro hermanos de Jesús y hace recer para el arameo 'aha'. M
mención de sus hermanas. Esta referencia a la parentela Admitido el sentido lato en el uso griego de adelphos,
de Jesús adquirió significación mariana sólo en siglos pos- se preguntará si Me 6, 3 puede emplear adelphos (y su
teriores, al debatirse entre los cristianos si María había femenino adelphe) en ese lato sentido de "pariente" o
permanecido virgen después que naciera Jesús 2 7 . Si los "deudo", de modo que los hombres y mujeres mencionados
hermanos nombrados en Me 3, 31 y 6, 3, y las hermanas no tuviesen lazos de hermandad consanguínea con Jesús M.
de que hace mención 6, 3 son todos ellos hijos de María, El griego reflejaría entonces la idea del hebreo y arameo
obviamente no permaneció virgen; si no lo son, puede sos- que a él subyace; tal explicación, empero, tendría validez
tenerse su virginidad perpetua 2 8 . Objeto de la discusión metodológica sólo si hubiera razones para sospechar un
será, primero, el significado de adelphos, "hermano" 2 9 , y fondo semítico. Pues bien, no falta plausibilidad a la supo-
después qué conclusión se deja extraer de los nombres de sición de que se recordase a los parientes de Jesús por su
los hermanos. designación aramea o hebrea. Se sitúa además esta escena
El vocablo adelphos, empleado por Marcos en 6, 3, de- en Nazaret, y los aldeanos que interrogan sobre la paren-
notaría normalmente hermano consanguíneo, "hijo de una tela de Jesús, es de presumir hablasen arameo. Mas, como
misma madre" 30, frater germanus. Bien sabido es que el ya se dijo, no hay acuerdo entre los estudiosos en cuanto
NT emplea a veces adelphos para designar otras relacio- a si el contexto se ha creado o deriva más bien de la
nes 31, por ejemplo, "correligionario" (Rom 9, 3, donde apa- tradición. (Si se da una tradición en el contexto, aún sería
rece en plural, y es ulteriormente especificado, de suerte preciso distinguir entre el sentido que pudo tener la expre-
que signifique parientes syngeneis según la carne); "veci- sión premarcana [tal vez "parientes, deudos"] y el modo
no" (Mt 5, 22-24) —pero son casos que no sirven al asunto de entenderla Marcos ["hermanos"]). Más aún, puesto que
que tratamos, pues en éste entran también la madre y las se menciona dos veces a los hermanos juntamente con Ma-
hermanas de Jesús. Haría más al caso el empleo de adel- ría 35, y siendo el significado normal de adelphos "hermano
phos con sentido de hermanastro en Me 6, 17-1832. En el consanguíneo", sospechar un fondo semítico no basta ello
AT griego, adelphos se emplea a veces con el sentido de solo a garantizar una más amplia traducción. Claramente
"pariente, deudo", por ejemplo, Gen (LXX) 29, 12, donde es la tradición eclesiástica posterior quien condujo a que
Jacob se declara "adelphos (pariente)" del "padre de" Re- muchos propugnaran esa traducción amplia, pues ya me-
beca; lo mismo acontece en Gen 24, 48. El griego refleja diado el siglo II, el Protoevangelio de Santiago 9, 2 expli-
aquí a ojos vistas la acepción subyacente del hebreo 'ah, caba a los cristianos que aquellos "hermanos" eran hijos
habidos por José d e un matrimonio previo. 3 6

27. El título " S i e m p r e v i r g e n " (aeiparthenos, semper virgo) s u r g i ó p r o n t o


en el cristianismo; el p r i m e r caso es u n pasaje dudoso en P e d r o de A l e j a n -
d r í a (m. 311 - cf. P G 18. 517b). F u e u n a frase e s t e r e o t i p a d a d u r a n t e la e d a d 33. Cf. J. A. F i l z m y e r , J N E S 21 (1962) 16-17, d o n d e un p a d r e e s c r i b e a
m e d i a y continuó u s á n d o s e en los escritos confesionales p r o t e s t a n t e s (Lutero, su h i j o : "A mi hijo de tu h e r m a n o " . P e r o ese giro a r a m a i e o p l a n t e a u n p r o -
Calvino, Zuinglio, A n d r e w e s ; Libro de Concordia, A r t í c u l o s de E s m a l c a l d a ) . b l e m a : p u e d e q u e sea u n m o d o estilizado de d i r i g i r s e u n o a o t r o de "igual
En c u a n t o a la visión o p u e s t a de T e r t u l i a n o y Helvidio, cf. infra, cap. 9. r a n g o social". Cf. asimismo el Apócrifo del Génesis, de la Cueva 1 de Q u m -
28. La discusión sobre este p u n t o olvida en p a r t e que, p a r a e s t a b l e c e r la r á n (2, 9), d o n d e u n a m u j e r llama " h e r m a n o " a su m a r i d o , y u n e j e m p l o de
p e r p e t u a virginidad de María, no basta con la c a r e n c i a de m á s hijos. eso m i s m o en p a p i r o s griegos, en U. W i l c k e n s , Urkunden der Ptolomaerzeit,
29. Nos c o n c e n t r a r e m o s sobre adelphos, e n t e n d i e n d o q u e o t r o t a n t o se B e r l í n 1927, 1. 300, n o t a 59.
aplica a adelphe, " h e r m a n a " . Sólo Me 6, 3 y Mt 13, 56 m e n c i o n a n a las " h e r - 34. Se h a l l a r á la defensa m á s c o m p l e t a d e e s t o en J . Blinzler, Die Brüder.
m a n a s " de Jesús. 35. Los adelpfiot se asocian a m e n u d o con M a r í a . Q u i e n e s n i e g a n q u e
30. Liddell-Scott-Jones, A Greek English Lexicón, Oxford, 1940, 1. 120. son hijos suyos d e b e n b u s c a r u n a e x p l i c a c i ó n al h e c h o d e q u e se los p r e s e n t e
31. Cf. BAG, 15-16; asimismo J. J. Collins, T S 5 (1944) 484-494. Según v a r i a s veces en c o m p a ñ í a d e ella. De ser p r i m o s d e J e s ú s , ¿serán s o b r i n o s
vimos en Me 3, 34-35, " h e r m a n o ( s ) " se aplica a los discípulos en c u a n t o d e María, q u e c u i d a n de su tía v i u d a ? De ser h e r m a n a s t r o s de J e s ú s , a h o r a
m i e m b r o s de la familia escatológica. q u e J o s é ha m u e r t o , ¿está María al c u i d a d o de esos hijos de él, h a b i d o s en
32. Felipe, a quien Me llama el adelphos de H e r o d e s , e r a h e r m a n o de anterior matrimonio?
éste, a u n q u e podría a r g ü i r s e (no sin riesgo) q u e M e lo c o n s i d e r a b a h e r m a n o 36. El Protoevangelio se o s t e n t a a j e n o a la h i s t o r i a en casi t o d o s los
consanguíneo. d e m á s p u n t o s c o n c e r n i e n t e s a la j u v e n t u d de M a r í a , p o r e j e m p l o , el q u e s e
74 María en el evangelio de Marcos María, Santiago y José 75

En cuanto a si María tuvo o no otros hijos, no son las José) son hijos de ella. Si esa María no es la madre de
referencias que a adelphoi y adelphai hace Marcos los Jesús, debemos preguntar si sus hijos Santiago y José son
únicos hechos. Hay textos en los relatos de la infancia los llamados adelphoi de Jesús. Y si lo son tendríamos
mateano y lucano que, en sentir de algunos, indican tuvo pruebas concluyentes de que esos adelphoi (a traducir en-
más hijos después de nacido Jesús (Mt 1, 25; Le 2, 7); mas tonces por "parientes") no son hijos de la madre de Jesús.
dejemos el examen de ellos para los capítulos 5 y 6. Aquí Comencemos por esclarecer en lo posible la identidad
debemos discutir todavía otros datos que brinda el catá- de esa María que aparece en la escena de la crucifixión
logo nominal de los hermanos de Jesús en Me 6, 3, "San- según Marcos y Mateo. También J u a n presenta a un grupo
tiago y José, Judas y Simón". Y aún debe preceder al de mujeres en dicha escena, pero están al pie de la cruz,
estudio de esos nombres la consideración de María, madre mientras que las de Mateo y Marcos se hallan a cierta
de Santiago y José, a quien nombra Marcos, cuando refiere distancia. Esta diferencia de ubicación puede obedecer a
la muerte y sepultura de Jesús. diferencias en los intereses temáticos de los evangelistas w;
de ahí que valga la pena cotejar entre sí la respectiva
transmisión de los nombres. Si entendemos el pasaje de
J n 19, 25 de forma que se cuenten cuatro mujeres' 9 , saca-
III. MARÍA, SANTIAGO Y JOSÉ (15, 40. 47; 16, 1) remos en limpio el esquema que sigue:

Según Me 6, 3, Jesús es "el hijo de María y hermano de Me 15, 40 Mt 27, 56 Jn 19, 25


Santiago, José, Judas y Simón" •"; según Mt 13, 55, su ma- María Magdalena. María Magdalena. La madre de Jesús.
dre se llama María, y sus hermanos son "José, Simón y María madre de San- María madre de San- La hermana de su
Judas". En consecuencia, los dos primeros hermanos son tiago el Menor y de tiago y de José. madre.
Santiago y José. En la lista marcana de las mujeres que José. La madre de los hi- María mujer de
miran hacia la cruz de lejos (15, 40), además de María y Salomé. jos de Zebedeo. Cleofás.
Salomé, hay cierta "María, madre de Santiago el Menor María Magdalena.
tou mikrou y de José"; si esa María no es otra que la
madre de Jesús, tendríamos pruebas concluyentes de que
también los hermanos de Jesús (en concreto Santiago y En la escena joánica formada por 19, 25-27, la única
mujer merecedora de atención es la madre de Jesús, a la
que se asocia con el discípulo amado. Esto induce a suge-
c r i a s e en el t e m p l o . De ahí q u e su t e s t i m o n i o s o b r e hijos a n t e r i o r e s de J o s é
rir que J n añadió su nombre a la lista tradicional de tres
( h e r m a n a s t r o s de Jesús) no inspiro m u c h a confianza, a u n q u e se a c e p t a s e mujeres 40, y trasladó toda la escena al pie de la cruz, de
t o d a v í a en el siglo IV. época de Epifanio de S a l a m i n a . Otra tesis, que p r o -
viene de J e r ó n i m o , en el siglo IV, sostiene que los adelphoi fuesen p r i m o s
d e J e s ú s , bien p o r la h e r m a n a de María, bien por u n a h e r m a n a o u n h e r -
m a n o de José. J n 19. 25 m e n c i o n a a una h e r m a n a de María; y m á s a d e l a n t e
e x a m i n a r e m o s el p r o b l e m a que suscita María de Cleofás, a quien J e r ó n i m o 38. P u e d e q u e los sinópticos p e n s a r a n en Sal 38. 12 (11); "Mis d e u d o s se
c o n s i d e r a hija de Cleofás y h e r m a n a de la Virgen —pensaba él fuese la h a n a l e j a d o de m í " (asimismo Sal 88, !) 181; J n t i e n e q u e a c e r c a r a la m a d r e
m u j e r de Alteo (cf. Santiago, hijo de Alfeo. en la lista de los apóstoles; y al discípulo a m a d o de J e s ú s , de s u e r t e q u e éste p u e d a dirigirse a ellos.
Í7ijra, nota 46)—. I m p o r t a nos p e r c a t e m o s de q u e , m i e n t r a s Epifanio y J e r ó - T a m b i é n ha p r o c u r a d o la a r m o n i z a c i ó n ; al p r i n c i p i o se mantenían distantes,
n i m o a r g u y e n t r a t a r s e de h e r m a n a s t r o s o primos, Helvidio y otros los esti- p e r o en la o s c u r i d a d que c u b r e la t i e r r a se a p r o x i m a n .
m a n h e r m a n o s c o n s a n g u í n e o s . McHugh, Mother, 200-254, lo e x a m i n a todo
p r o l i j a m e n t e , y opta p o r la tesis de q u e fuesen hijos de u n c u ñ a d o de José, 39. P u e d e leerse a J n de s u e r t e q u e i m p l i q u e a dos m u j e r e s (a la m a d r e
a los q u e éste h a b i a criado, m u e r t o el p a d r e . Casi nadie, e n t r e los q u e hoy de J e s ú s y a la h e r m a n a de ésta, es decir, a María de Cleofás y a María
n i e g a n la c o n s a n g u i n i d a d , hace esfuerzo alguno por d e t e r m i n a r el p a r e n - M a g d a l e n a ) ; mas es r a r o que la m a d r e d e J e s ú s r e s u l t e ser "María de Cleo-
tesco, en la sospecha de que la a n t i g ü e d a d no r e c o r d a b a sino q u e e r a n fás". (María sería e n t o n c e s por cierto hija o m a d r e d e Cleofás. no su m u j e r ,
p a r i e n t e s . Si se h u b i e s e r e c o r d a d o un p a r e n t e s c o específico, por e j e m p l o el p u e s en c u a n t o m a d r e de J e s ú s , es m u j e r d e J o s é ) . De ahí que otra lectura
de primos, a l g ú n g r e c o p a r l a n t e h u b i e s e c o m e n z a d o a u s a r el vocablo a p r o - de J n i m p l i q u e a t r e s m u j e r e s (su m a d r e , la h e r m a n a de su m a d r e María d e
piado, por e j e m p l o anei>sios, usado por el NT en Col 4, 10. Cleofás. y María M a g d a l e n a ) : pero es i m p r o b a b l e q u e dos h e r m a n a s lleven
el n o m b r e de María.
37. Variantes m e n o r e s en algunos m a n u s c r i t o s afectan al n o m b r e de José, 40. R. T. F o r t n a . The gospel oj signs. C a m b r i d g e 1970, 130. piensa a u n
p o r ejemplo Yoses. o bien Yosef —en el s e g u n d o caso tal vez p o r deseo de así q u e t o d a s c u a t r o m u j e r e s e s t a b a n en la fuente p r e j o a n i c a . a ñ a d i e n d o a
a r m o n i z a c i ó n con Mt 13, 55. ellas J n sólo el discípulo a m a d o .
76 María en el evangelio de Marcos
María, Santiago y José 77

suerte que Jesús pudiese hablar a su m a d r e y al discípulo


amado. Si esta sugerencia tiene algún mérito, tendríamos que se hace referencia a los hijos de María durante la
que cotejar entre sí a las tres mujeres de Mc/Mt y a las que crucifixión o después de ella. La mujer que está con María
menciona J n después de la madre de Jesús, María Magda- Magdalena se describe así u:
lena es obviamente la misma en las tres listas. En cuanto
a la Salomé mencionada por Me, podría sugerirse que es Me 15, 40 María madre de Santiago el Menor y de José
la madre de los hijos de Zebedeo (lista de Mt) y hermana Mt 27, 56 María madre de Santiago y de José
de María, la madre de Jesús (lista de J n ) . Tal identidad Me 15, 47 María (madre) de José
explicaría la tradición en la que la madre de los hijos de Mt 27, 61 la otra María
Zebedeo pide para éstos una especial consideración de Je- Me 16, 1 María (madre) de Santiago
sús (Mt 20, 20), otro caso de instancias familiares hechas Mt 28, 1 la otra María.
a Jesús y que él rechazará. Finalmente podría hacerse una
única persona de dos Marías: la madre de Santiago el Me- Es preciso hacer dos preguntas. Primera, ¿por qué se
nor y José (listas de Mc/Mt) y la esposa de Cleofás (lista llama a Santiago ho mikros, "el menor"? Conforme a la
de Jn) 41. Hay demasiados "condicionales" en esta hipótesis, explicación tradicional sería a fin de no confundirlo con
que aun así da motivo para pensar que la María llamada Santiago, el hijo de Zebedeo, a quien la tradición posterior
madre de Santiago y de José no es esa otra María madre llama "el mayor". Mas esto equivalía ordinariamente a
de Jesús. Además no es verosímil que Me presentara a la presumir que Santiago "el menor" fuese idéntico a San-
madre de Jesús crucificado (a la que llama madre de él en tiago, el hermano del Señor (Gal 1, 19; cf. 2, 9; 1 Cor 15,
3, 31) sencillamente como madre de Santiago y de José. 4 2 7), quien por su parte era tenido a menudo (y errónea-
Mas si parece probable que María, la madre de Santiago mente) 45 por "Santiago (el hijo) de Alfeo", presente en
y de José, no sea la madre de Jesús, ¿quiénes son esos los cuatro catálogos de los doce 4 é . La designación de
Santiago y José que mencionan Me 14, 40 y Mt 27, 56? ¿Son "menor" se ha explicado otras veces por referencia a su
los mismos que aparecen por primera vez entre los adel- hermano más grande, Jesús. Como el NT desconoce un
phoi de Jesús en Me 6, 3 y Mt 13, 55? 43 De serlo, esos Santiago con el apelativo de ho makros, "el mayor", no
adelphoi no figurarán como hijos de la madre de Jesús. estamos ciertos de que se pretenda comparación alguna.
Hay quienes aducen la inconsecuencia de distinguir entre Ho mikros pudo significar que el Santiago en cuestión era
u n a y otra María y al mismo tiempo en identificar un de baja estatura. 4 7
grupo de hijos con el otro, sobre todo cuando, en el primer La segunda pregunta atañe al orden en que fueron
caso, los hijos son cuatro, mientras que en el segundo sólo escritos los tres textos márcanos sujetos a discusión. Si
se recuerda a dos. Además, Me llama "el Menor" a San- 15, 40 fue la designación originaria ("María m a d r e de San-
tiago en 15, 40, pero no en 6, 3. Otros propugnan la iden- tiago el menor y de José"), puede subyazca a 15, 47 y 16, 1,
tidad apoyados en la variante Ioses/Ioseph, que atestiguan donde figura el nombre de un solo hijo, una especie de
ambos catálogos en Mc/Mt. Con el fin de evaluar los ar- abreviatura. Mas se ha replicado 4 8 que la sucesión de los
gumentos, echemos una mirada a los tres pasajes en los
44. De los t r e s t e x t o s m á r c a n o s , sólo el p r i m e r o c o n t i e n e el v o c a b l o g r i e -
go p o r " m a d r e " .
41. Si Santiago y J'osé son adelphoi (parientes) d e J e s ú s —cf. infra—, 45. D e c i m o s e r r ó n e a m e n t e p o r q u e H e c h 1, 13 y 1. 14 d i s t i n g u e n n e t a -
t a m b i é n lo e s la m a d r e de ellos, y o t r o t a n t o s e r í a n , s e g ú n eso, casi t o d a s m e n t e e n t r e " S a n t i a g o de Alfeo" (en la lista de los once) y los h e r m a n o s de
las m u j e r e s que asistieron a la crucifixión. J e s ú s . 1 Cor 9, 5 d i s t i n g u e e n t r e "los d e m á s apóstoles" y "los h e r m a n o s del
42. Cf. J. Blinzler, Die Briider, 73-82. Cierto, Me p u d o i g n o r a r q u e la Señor". Cf. supra, n o t a 4.
m a d r e de S a n t i a g o y de J o s é lo era t a m b i é n de J e s ú s . ¿O p u d o Me i n d i c a r 46. De m o d o s i m i l a r (y t a m b i é n e r r ó n e a m e n t e ) se h a n c o n s i d e r a d o i d é n -
a la m a d r e d e J e s ú s p o r sus otros dos hijos (Santiago y J o s é ) , u n a vez i d e n - ticos a J u d a s , u n o de los dos ú l t i m o s q u e m e n c i o n a n Me 6, 3 y Mt 13, 55, y
tificado J e s ú s como "Hijo de Dios" en 15, 39? " J u d a s d e S a n t i a g o " (que se e n t i e n d e c o m o " J u d a s , h e r m a n o d e S a n t i a g o " ;
43. La frecuencia en el siglo I de n o m b r e s p a t r i a r c a l e s tales como S a n - cf. J d s 1) en la lista l u c a n a d e los doce (Le 6, 16 y Hech 1, 13).
tiago (la/cobos) y J o s é nos p o n e en g u a r d i a c o n t r a u n a identificación a la 47. Cf. BAG, 523a, y los p a r a l e l o s allí citados en el uso g r i e g o de mikros.
ligera. 48. Cf. L. S c h e n k e , Auferstehungsverkündigung und leeres Grab: Eine
Traditionsgeschichtliche Untersuchung uon Mfc 16, 1-8. S t u t t g a r t 1968, 25-37.
78 María en el evangelio de Marcos

nombres es inversa, y que 15, 40 conglomera dos pasajes, 5


16. 1 y 15, 47, donde sólo figura un nombre: "María madre
de Santiago" y "María madre de José" han convenido de MARÍA EN EL EVANGELIO DE MATEO *
manera que formen "María madre de Santiago el menor
y de José" m. Ambas aproximaciones encierran dificultad, y
es evidentemente posible que se confundiesen los nombres.
Hubo acuerdo entre los miembros del equipo en que no
se puede asegurar que la evidencia de Me 15, 40 (y 15, 47;
16, 1) es prueba suficiente para esclarecer el tipo de rela-
ciones que unían a Jesús con los que Me 6, 3 llama sus
hermanos y hermanas. Ni siquiera nos avinimos en cuanto
a la solución más probable. Convinimos aun así respecto a Los pasajes de este evangelio en los que aparece María
los siguientes puntos: pueden dividirse en dos clases: primera, un número de re-
ferencias exclusivamente mateanas en los relatos de la
(1) La perpetua virginidad de María, después que Je- infancia, cap. 1-2; segunda, textos matéanos con pasajes
sús nació, no es cuestión directamente suscitada paralelos en Me que hemos ya estudiado. Esta última clase
por el NT. incluye Mt 12, 46-50, paralelo a Me 3, 31-35 (la cuestión
(2) Una vez surgida en la posterior historia de la igle- de quiénes forman la familia de Jesús); y Mt 13, 53-58,
sia, hizo recayera la atención sobre la relación paralelo a Me 6, l-6a (el rechazo de Jesús en su propia
exacta, de sus "hermanos" (y "hermanas"), con tierra) '. Son textos que importarán a nuestra discusión
Jesús. en cuanto que Mt difiere de Me, con lo cual demuestra
(3) Atraída de este modo la atención sobre ellos, no intereses propios (es decir, su teología redaccional). Pa-
puede decirse que el NT los mire, por encima de rece más aconsejable comenzar por el tratamiento que
toda duda, como hermanos y hermanas de Jesús María recibe en la serie textual que encabeza el evangelio.
en sentido estricto, y por lo tanto como hijos de Cabe presumir una cierta homogeneidad en la concepción
María. mateana de María, por lo que la visión derivada de esos
textos iniciales hará comprendamos mejor por qué, en las
(4) La solución preferida del estudioso dependerá en
escenas comunes a ambos, Mateo se aparta de Marcos.
parte de la autoridad que atribuya a visiones ecle-
siásticas posteriores. *'

I. MARÍA EN EL RELATO DEL NACIMIENTO (cap. 1-2)

A diferencia de Marcos, Mateo inicia la narración evan-


E n t i e n d e q u e Me 15. 42-47 y 16, 1-8 c o n t i e n e n t r a d i c i o n e s o r i g i n a l m e n t e i n d e -
gélica con dos capítulos que atañen a la concepción, naci-
p e n d i e n t e s , m i e n t r a s q u e 15, 40-41 es u n a composición m a r c a n a c o n c e b i d a a miento e infancia de Jesús; sólo después (cap. 3) se atiene
m o d o de e s c e n a r i o p a r a los pasajes referidos. Cf. a d e m á s J. Blinzler, Die
Brüder, 82-86.
49. La tradición de "el menor", según esta teoría, p r o v e e r í a un e p í t e t o
distintivo, pues Me sabía de otros q u e se l l a m a b a n S a n t i a g o en el m o v i m i e n t o
c r i s t i a n o , por ejemplo, por la lista de los doce. * El d e b a t e q u e recoge e s t e c a p í t u l o fue m o d e r a d o p o r K. P . Donfried
50. El reciente c o m e n t a r i o de un católico, R. Pesch, Das Markusevange- y M. M. B o u r k e ; K. P. Donfried hizo u n a p r i m e r a r e d a c c i ó n de él. Una
liutn, F r e i b u r g 1976, 322-325, considera a estos p a r i e n t e s h e r m a n o s y h e r m a - sesión del e q u i p o se dedicó a los datos m a t é a n o s ( n o v i e m b r e de 1975), con
nas c o n s a n g u í n e o s de J e s ú s e hijos de María. En o b r a s católicas de teología la adición de lo discutido en las sesiones m a r c a n a s .
se ha afirmado de la p e r p e t u a virginidad de María ser m a t e r i a de fe (dog- 1. He a h í a d e m á s Mt 27, 56. 61; 28. 1 f o r m a n d o p a r a l e l o con Me 15, 40. 47;
ma a t e s t i g u a d o en la e n s e ñ a n z a c o n s t a n t e de la iglesia); cf., p o r e j e m p l o , 16. 1 en relación con María. S a n t i a g o y José, y el p r o b l e m a de la i d e n t i d a d
K. Tíahner, María, madre del Señor, Barcelona 1967. De ahí q u e esté p o r v e r de "los h e r m a n o s " de J e s ú s . P e r o ya en el cap. 4 e x a m i n a m o s d e t a l l a d a -
si la a u t o r i d a d eclesiástica tolera la teoría de Pesch. m e n t e esos textos, p o r lo q u e no es n e c e s a r i o volverlos a m e n c i o n a r .
80 María en el evangelio de Mateo María en el relato del nacimiento 81

al esquema marcano, con el episodio del bautismo de Je-


Una conclusión plausible consiste en representarse a la
sús. En cuanto a si estos capítulos constituían una unidad
comunidad mateana como mixta, con base judaica, pero
preliminar en el plan evangélico mateano (lo cual sospe-
admitiendo a más y más conversos gentiles 6 . Mt querría
charíamos, juzgando por su paralelismo con Marcos), o el
entonces presentar un Jesús que convenciese a ambas par-
preliminar continuaba hasta Mt 4, 17, no convienen los
tes. De un lado fortalecería a los judeocristianos en la po-
estudiosos 2 . Partidarios de una y otra teoría convienen, sin
lémica antijesuánica de sus cohermanos judíos, adictos al
embargo, en que el relato de la infancia forma parte in-
magisterio de Jamnia: Mt les suministraría un arsenal de
equívoca del evangelio mateano e integra la visión teoló-
citas escriturarias para ilustrar el puesto de Jesús en el
gica de él propia. Antes, pues, de acometer los pasajes
divino plan de salvación. De otro lado, Mt querría justifi-
mariológicos, vienen a cuento algunas observaciones gene-
car la creciente presencia de gentiles en la comunidad
rales sobre la teología de Mateo y los relatos de la infancia.
probando la incongruencia del exclusivismo (3, 7-10), y que
Primero, la teología matearía en general. Corno los de-
Dios tenía desde el comienzo proyectada la inclusión de
más evangelistas, Mt modela su teología atento a la vida
los gentiles.
de su comunidad. Las frecuentes citas veterotestamentarias
y la extensa cadena de dichos con los escribas y fariseos Segundo, la teología del relato de la infancia. Para este
por blanco (cap. 23) conduce a que virtualmente todos los relato, al igual que para el evangelio, aparecen fundamen-
comentaristas reconozcan un supuesto, a saber: que en tables diversas organizaciones del material 7 . Una teoría
cierto momento del historial de esa comunidad hubo un destaca la quíntuiple cita de cumplimiento, entreverada en
diálogo intenso con los judíos, contra cuyas autoridades, o la narración que sigue a la genealogía de 1, 1-178 —Mt
las posturas por éstas adoptadas, se polemizó. Hay de he- pretendería demostrar que Dios había provisto al adveni-
cho quienes especifican que el judaismo en cuestión sobre- miento de su Mesías, tanto a través de generaciones cuida-
vivió a la destrucción del templo en el 70 d. C. y tenía a damente proporcionales (1, 17) como por vía de predicción.
los maestros de Jamnia por exponentes 3. No podemos de- Otra teoría cree sabia la división del relato de la infancia
terminar con certeza si esa polémica pertenecía al reciente en dos partes, una que termina donde se impone al niño el
pasado o continuaba aún y era, por consiguiente, contem- nombre de Jesús (1, 25), y otra que concluye donde éste
poránea a la composición del evangelio 4 . En éste no es es designado Nazoreo (2, 23). 1, 1-25 aparece en cualquier
tampoco el interés judaico la única óptica, pues Mt/acentúa forma dominado por el tema de la identidad de Jesús como
la misión a los gentiles como el que más (28, 19) s. El reino Hijo de David y Emmanuel, no menos que por el modo
de Dios será arrebatado a los pontífices y fariseos, para en que Jesús posee una y otra identidad. 2, 1-23, en cam-
ser entregado a una nación que produzca fruto (21, 43. 45). bio, aparece dominado por una noción de geografía teoló-
gica, con el nacimiento en Belén, la huida a Egipto y la
vuelta a Nazaret 9 . Importa notar que 1, 1, posible título,

2. J. D. Kingsbury, Matthew, 1-17. 6. Cf. W. G. Kümmel, Die Theologie des NT, Gottingen "1980, 112. Es
3. Cf. en especial W. D. Davies, El sermón de la montaña, Madrid 1975. probablemente la visión aceptada por la mayoría de los estudiosos; hay aun
Fue por instigación de los maestros de Jamnia como se introdujo la duo- así otros que acentúan casi sólo los aspectos judío o gentil. Cf. respectiva-
décima —Birkat ha-Minim— de las dieciocho bendiciones {Shemone Esre), mente R. Hummel, Die Auseinandersetzung zwischen Kirche und Judenturn
que invoca la maldición sobre minim, es decir, extraviados o herejes, donde im Mattháusevangelium, München 1961. y P. Nepper-Christensen, Das Mat-
entran los cristianos. De entonces (58, más o menos, d. C.) en adelante fue thausevangelium - ein judenchristliches Evangelium?, Aarhus 1958.
cada vez más difícil para los creyentes en Jesús permanecer afiliados a las
sinagogas judías. 7. De aceptar la tesis de las fuentes premateanas, el análisis puede ser
4. Es un dicho semejante al de Mt 23, 2, "Los escribas y fariseos están diferente según cuál de estas dos cosas tenga preferencia, la forma de las
sentados en la cátedra de Moisés; haced, pues, y observad lo que os dicen", fuentes (apenas bajo la superficie), o la de la redacción final.
eco de pasadas situaciones en la historia de la comunidad mateana; ¿o re- 8. Is 7, 14 en Mt 1, 22-23; Miq 5. 1 [2] y 2 Sam 5. 2 en Mt 2, 5b-6; Os
presenta la actitud del evangelista al momento de escribir el evangelio? ¿Es 11, 1 en Mt 2. 15b: Jer 31. 15 [LXX 38, 15] en Mt 2, 17-38; una cita descono-
el evangelista un judío, y aun tal vez un escriba converso (13, 52), o tal vez cida (Is 4, 3?; Jue 16, 17?) en Mt 2, 23b. Quienes basan el plan del relato de
un gentil? (Strecker, Weg, 34; asimismo K. W. Clark, JBL 66 [1947] 165-172). la infancia en esas dos citas claramente prefieren la redacción de Mt a sus
5. Esto es cierto, sea que panta ta ethne, de 28, 19, signifique "todas las posibles fuentes.
naciones (incluido Israel)", o bien "todos los gentiles"; cf. D. R. A. Haré - 9. Stendahl da la clave de este análisis en su artículo Quis et unde.
D. J. Harrington, CBQ 37 (1975) 359-369. ("¿Quién?" hace referencia al cap. 1; "¿De dónde?" la hace al cap. 2). Pero
82 María en el evangelio de Mateo María en el relato del nacimiento 83

no sólo de la genealogía, sino aun de todo el relato de la María: (a) la ruptura con el esquema "A engendró [o fue
infancia, llama a Jesús "hijo de David" e "hijo de Abra- padre de] B", empleado para todos los demás nacimientos,
ham". La anunciación recoge claramente el motivo de "hijo cuando llega el nacimiento de Jesús. 1, 16 habla más bien
de David" haciendo que José, hijo de David (1, 20), reco- de "María, de la que fue engendrado Jesús" ". (b) En 1,
nozca por hijo suyo a Jesús y le imponga el nombre. A su 18-25 quiere aún esclarecerse el porqué de no haber dicho
vez, la llegada de los magos, claramente gentiles, puede en 1, 16 "José engendró [fue el padre de] Jesús por María".
recoja el motivo de "hijo de A b r a h a m " '". Mt se estaría Puede que exagere Stendahl' 4 cuando llama a 1, 18-25 "la
dirigiendo en tal caso, por uno y otro título, ya al uno, ya nota ampliada al punto crucial en la genealogía", pero
al otro grupo de su comunidad. Pero aun sin el doble anda muy acertado en cuanto a subrayar instintivamente
enclave de los títulos, son héroes del relato mateano José, la continuidad del pensamiento, (c) María no es la única
un judío obediente a la ley (1, 19), y los magos, gentiles mujer en la genealogía, y al incluir a otras cuatro, todas
dóciles a la revelación estelar; de villanos, en cambio, ha- ellas del AT (Tamar, Rahab, Rut, la mujer de Urías) puede
cen el rey de los judíos, los pontífices, los ecribas y todo que se esté llamando la atención sobre el papel jugado por
Jerusalén (2, 3-4) ". Poca duda cabe, pues, de que, en su María.
narración, Mt es consciente de la doble alineación dentro Vale la pena que notemos este último punto, pues en
y fuera de la comunidad cristiana a él contemporánea. el judaismo del siglo I era raro nombrar en una genealogía
Y tras estas observaciones generales nos disponemos a a una mujer, no digamos cinco, como en el caso de la lista
analizar la función de María en varios puntos del relato mateana 15. Las aparentes excepciones bíblicas (1 Crón 3,
de la infancia. 1-10, que nombra a ías mujeres de David) no son en rea-
lidad paralelos; y las listas veterotestamentarias más
próximas a la primera y segunda partes de la genealogía
1. María en la genealogía (1, 1-17) mateana (desde Abraham hasta la cautividad babilónica),
o sea, Rut 4, 18-22 y 1 Crón 2, 5-15; 3, 10-19, no explican
Mt divide su genealogía en tres subsecciones de catorce adecuadamente el que Mt incluya a cuatro mujeres de
generaciones cada una (1, 17). Su matemática plantea bas- renombre bíblico, pues no hay genealogía veterotestamen-
tantes problemas, y no menos problemas plantean los nom- taria donde aparezcan las mujeres en tal proporción. De
bres catalogados, así como su historicidad y ciertas omi- ahí que razonablemente pueda suponerse a Mt responsable
siones; pero aquí no hemos de entrar en ello 12. Nos importa de que esas mujeres figuren en su genealogía, sea que com-
sólo la luz que la genealogía de Mt arroja sobre María, a pusiera la lista de los progenitores de Jesús con sus solas
quien la lista de progenitores nombra en último lugar
(1, 16). Tres observaciones sugieren el especial interés por

13. No puede establecerse si egenethe en 1, 16 se debe traducir por "fue


engendrado" o bien "nació". Sugiere lo primero el que, en el resto de la
genealogía, el verbo gemían significa "engendrar", y el que, en 1, 20, una
Paul, L'évangile, 96, sugiere con tino que es preciso añadir un "Comment?" forma afín, togennethen, haga clara referencia al niño engendrado en Maria.
y un "Quand?" al "Qui et d'ou?" —caso en el que el cap. 1 tiene por objeto Suponemos ser correcta la lección "Jacob fue padre de José, el marido de
el Quis et quomodo? (quién y cómo), mientras que el 2 examina el Ubi et María, de la que fue engendrado Jesús, que es llamado el Cristo". Esta lec-
unde? (dónde y de dónde)—. Cf. Brown, Birth, 52-54. tura se apoya en una mayoría abrumadora de manuscritos. En particular, no
10. Algunos estudiosos suponen que el modo en que Paljio ve a los cris- aceptamos la lección que sólo sostiene la antigua versión siríaca (Sinaiticus) :
tianos gentiles como herederos de las promesas de Abraharri (Gal 3, 6-9) era "Jacob fue el padre de José; y José, con quien se había prometido la virgen
público y conocido de Mt. Pero mientras que Mt 3. 7-10 acentúa la posibili- María, fue el padre de Jesús, llamado el Cristo". Esta lectura resultó proba-
dad de que fariseos y saduceos sean reemplazados por nuevos hijos de blemente de haber intentado un amanuense hacer que el último eslabón de
Abraham, no es tan claro que se indique a los gentiles. Tal vez ¡a promesa la genealogía cuadrase con los demás. Pese a argüir ciertos estudiosos que la
veterotestamentaria de una bendición universal por Abraham (Gen 22, 18) lección sinaítica niega la concepción virginal, bien pudo acontecer que un
bastara para efectuar la asociación. amanuense estimase la anteposición de "virgen" a "María" como protección
11. Herodes es el mayor bellaco; pero en Mt 2, 20 se le asocian otros, a del carácter no físico de la generación. Cf. Metzger, TCGNT, 2-7.
quienes en 2, 4 hace que averigüen dónde nacerá el Mesías. 14. K. Stendahl. Quis, 102.
12. Cf. el amplio examen en Brown. Birth. 57-59. 15. Johnson. Purpose, 153s.
María en el relato del nacimiento 85
84 María en el evangelio de Mateo

Teoría I: Las cuatro mujeres veterotestamentarias fue-


pesquisas y reflexión, o que la extrajera de formas popu- ron gentiles o extranjeras 16. Según la narración bíblica, tres
lares de linajes regios y mesiánicos. La presencia de ellas de ellas no eran israelitas (Tamar, Rahab, R u t ) ; la cuarta
serviría a los propósitos de él. Debemos en consecuencia (Betsabé), aunque israelita, no es llamada en Mt por su
hacer dos preguntas: ¿Qué tienen entre sí de común esas nombre, sino designada como la mujer de Urías, un hitita.
cuatro mujeres veterotestamentarias? ¿Cómo conducen al Su mención puede interpretarse como divina preparación
nacimiento de Jesús y hasta María, la cual figura en quinto para que nazca a los gentiles un mesías, y aun tal vez para
lugar? A estas dos preguntas se han dado múltiples res- que éste demuestre ser "el hijo de A b r a h a m " ". Hay, sin
puestas hipotéticas, entre las que por su importancia des- embargo, algunas dificultades: (a) Mt no observa que Urías
tacan las siguientes: fuese hitita; (b) los tardíos escritos judíos (lo hemos ad-
vertido) no miran primariamente a esas mujeres como
I: Las cuatro mujeres veterotestamentarias fueron gentiles, sino como prosélitas o conversas 1 8 ; (c) en esta
teoría (invocada por el Tercer Reich en prueba de que
gentiles o extranjeras.
María no era judía) nada de común tienen con ella las
II: Eran objeto de controversia en el debate judaico otras cuatro mujeres, y es un tanto sutil la idea de que,
sobre el mesías davídico. en el tronco genealógico de Jesús, dichas cuatro mujeres
III: Habían sido pecadoras. constituyan la rama gentil, y María sea la rama judía.
IV: Aunque señaladas por su irregular unión marital,
fueron vehículo del divino plan mesiánico. Teoría II: Las cuatro mujeres veterotestamentarias
eran objeto de controversia en el debate judaico sobre el
mesías davídico 19. Armoniza con la teoría general de que
Discutiremos esas cuatro teorías una por una, pero antes Mt contiene un motivo apologético en el relato de la in-
conviene señalar una dificultad general. Al determinar lo fancia y en la genealogía: quiere probar que Jesús es el
que esas cuatro mujeres tienen de común, no podemos de- Mesías, contra una pretensión contraria (cuya difusión sólo
pender únicamente del AT; hemos de tener asimismo en podemos sospechar), según la cual Jesús sería ilegítimo 20,
cuenta cómo se las consideraba en el judaismo contempo- no habría nacido en Belén 2I, no era de ascendencia daví-
ráneo de Jesús. La perspectiva teológica del siglo I, con dica real 2 2 , etc. Los tardíos escritos judaicos (de nuevo,
la que leían la Escritura los judíos, era muy diversa de según advertíamos) muestran debates entre rabinos sobre
aquella en la que había sido concebida; y los estudiosos el carácter equívoco de algunas mujeres en el linaje de
cuentan con limitados recursos —tardía literatura inter- David 2'. Esta teoría podrá tener algunos elementos mere-
testamental, los manuscritos del Mar Muerto, Filón y Jo-
sefo, indicaciones del NT— cuando quieren saber cómo
reaccionaban a la mención de esas mujeres los judíos del 16. T e o r í a q u e sostuvo M a r t í n L u t e r o . es d e f e n d i d a con fuerza p o r S t e -
tiempo de Jesús. Esos estudiosos aducen posturas del ju- g e m a n n , Uria.
17. Cf. la dificultad en nota 10 supra.
daismo tardío, representadas en la literatura rabínica (Tal- 18. A. P a u l , L'évangile, 32-33; ( S t r a c k - ) Billerbeck, 1. 22.
mud y Midraschim), cuando proponen alguna de las teorías 19. Defiende esta teoría J o h n s o n . Purpose, según el cual es difícil h a l l a r
algo q u e las c u a t r o m u j e r e s c o m p a r t a n .
consignadas. Pero la literatura rabínica, que se forma en 20. Los Hechos de PUato, 2. 3. del siglo II. al igual q u e la o b r a de Celso
(Orígenes. Contra Celso. 1, 28. 32. 69), c o n t i e n e n la acusación d e i l e g i t i m i d a d
el decurso del primer milenio cristiano, es un guía dudoso (Brown, Birth, 534-542). De ella se h a c e n eco las t a r d i a s l e y e n d a s r a b í n i c a s
en el judaismo contemporáneo de Jesús, en cuanto que sobre Ben Stada. Cf. el e x a m e n de J n 8, 41 en el cap. 7 infra, en p u n t o a
posibles p r u e b a s del siglo I sobre esta a c u s a c i ó n .
sólo ilustra el desarrollo cronológico del fariseísmo, una 21. J n 7, 40-43 recoge esta objeción c o n t r a J e s ú s .
22. E x c e p t o en c u a n t o p a r t e de la a c u s a c i ó n de ilegitimidad, no t e n e m o s
entre otras corrientes de él. Consignaremos los juicios ha- p r u e b a s de que la a n t i g ü e d a d n i e g u e los o r í g e n e s davídicos de J e s ú s .
llados por los estudiosos en los escritos rabínicos, pero 23. En el Midrash Rabbah VIII, 1, s o b r e R u t 4, 18-21. de la e d a d m e d i a ,
se r e p r e s e n t a a David i m p u g n a n d o el cargo de q u e Rut, la m o a b i t a , a r r o j a
atentos a lo que puedan ayudarnos en la averiguación de una m a n c h a sobre su linaje; él replica q u e toda la t r i b u de J u d á d e s c i e n d e
de T a m a r , c u y a unión con a q u é l es m e r e c e d o r a de r e p r e n s i ó n .
los propósitos de Mt.
86 María en el evangelio de Maleo María en el relato del nacimiento 87

cedores de consideración, pero la estimamos insatisfactoria miñosa (real sólo en el caso de Betsabé), sino la irregula-
por lo tardío e incierto de las pruebas tomadas al judaismo. ridad y el desuso de una unión, objeto de desdén para
extraños 2 9 . Empero por tales uniones, y siendo a menudo
Teoría III: Las cuatro mujeres veterotestamentarias heroica la mujer, cumplió Dios su promesa y ejecutó su
jueron pecadoras M. Según la Biblia, Tamar se fingió ramera plan. Tamar fue instrumento de la gracia divina para que
y sedujo a su suegro (Gen 38, 24); Rahab era ramera (Jos Judá propagase la estirpe mesiánica; Israel entró en la
2, 1); puede mirarse a Rut como seductora de Booz 25 ; la tierra prometida gracias al valor de Rahab; merced a
mujer de Urías perpetró adulterio con David (2 Sam 11). la iniciativa de Rut, ésta y Booz se convirtieron en pro-
Mt pudiera tener razones teológicas para introducir a se- genitores del rey David; y el trono davídico pasó a Salo-
mejantes pecadoras. Una vez más, existen bastantes difi- món por haberse interpuesto Betsabé. Esta teoría tiene
cultades: (a) Gen 38, 26 26 reconoce a Tamar su derecho; no la ventaja de no rebasar los datos bíblicos y atribuir a
hay prueba clara de que el hagiógrafo considere pecadora esas mujeres algo que se dará también en María, como
a su heroína Rut; y Rahab es ejemplar según escritos del demuestra Mt 1, 18-25. Explica asimismo el porqué de
siglo I (Heb 11, 1; Jud 2, 25; 1 Clem 12, 1); ni siquiera el escoger Mateo a personajes tan inesperados como ellas
adulterio de Betsabé es siempre condenado en la literatura —otras más conocidas (Sara, Rebeca y Raquel), mujeres
judaica tardía (pero véase la advertencia hecha), pues lue- de patriarcas, que figuran en la genealogía mateana, no
go da a luz a Salomón 27 . No es por consiguiente cierto habrían compartido con María lo irregular y extraordinario
sin más, que los lectores de Mt tuviesen a dichas mujeres de su unión marital*'. Las mujeres, en cuanto personajes
por pecadoras, (b) La idea de que Mt asignara una función providenciales, están por último en armonía con el tema
teológica a la mención de mujeres pecadoras está algo de otros pasajes en los que Mt abandona también el es-
traída por los pelos, pues bastantes hombres pecadores hay quema "A engendró [fue el padre de] B", por ejemplo,
ya en el linaje de Jesús, para demostrar los vínculos de Judá y sus hermanos, Peres y Zerah; Jeconías y sus her-
éste con una raza pecadora, (c) No menos dudosa es una m a n o s " . En uno y otro caso hay selectividad y ejercicio
apologética por la que, aduciendo el pecado de otras mu- de la divina providencia, que escoge a uno para que pro-
jeres, se pretendiese responder a (presuntas) acusaciones pague la estirpe mesiánica.
judías de que también María lo fue. ¿Haría eso menos Aunque haya elementos de verdad en las tres primeras
objetable el sospechoso origen de Jesús? teorías, la expuesta en último lugar parece ser más pro-
bable. Si se la acepta, significa que, ya antes de referir
los hechos de 1, 18-25, Mt pide atención para María, ins-
Teoría IV: Las cuatro mujeres veterotestamentarias, trumento de la divina providencia en el plan mesiánico.
conocidas por lo irregular de sus uniones, jueron vehículo A ese fin dice en 1, 16: fue "María de quien nació Jesús,
del divino plan mesiánico 28. Según esta proposición, lo que llamado el Cristo".
resulta común a esas cuatro mujeres no es la unión peca-

24. Ya J e r ó n i m o la propuso, In Matt. 9; P L 26. 22. Cf. Spitta, Die Frauen,


p a r a u n a concienzuda refutación.
25. Cf. el t r a t a m i e n t o de Rut 3, 1-18 en E. F. Campbell, Ruth, G a r d e n
City 1975, 131. 29. I l u s t r a n esto los m i s m o s relatos bíblicos de T a m a r y J u d á , Rut y
26. Cf. asimismo Filón, Sobre las virtudes, 213. Booz. B e t s a b é y David. Nada s a b e m o s de la unión de R a h a b con S a l o m ó n ,
27. (Strack-) Billerbeck, 1. 18. q u e en n i n g ú n o t r o l u g a r está d o c u m e n t a d a , m a s no debió de e s t a r e x e n t o
28. Cf. en especial R. Bloch, Juda engendra Pharés et Zara, de Thamar de i r r e g u l a r i d a d el . m a t r i m o n i o con la que h a b í a sido p r o s t i t u t a .
(Matt 1, 3), en Mélanges bibliques rédigés en l'hnnneur_ de Andró Robert, 30. El q u e esas c u a t r o p r e d e c e s o r a s c u y a unión no fue r e g u l a r , p o r a ñ a -
P a r i s 1957, 381-389; a s i m i s m o P a u l , L'évangile, 30-37. S e ñ a l a n estos a u t o r e s d i d u r a no f o r m a s e n p a r t e de Israel o se c a s a r a n con no israelitas (teoría I ) .
q u e , en o b r a s r a b í n i c a s posteriores, la e x p r e s i ó n " E s p í r i t u s a n t o " se e m p l e ó p u e d e h a b e r sido razón de m á s en la m e n t e de Mt.
p a r a describir el uso q u e hizo Dios de estas m u j e r e s , cual (bajo otra forma) 31. C. T. Davis, Fulfillment, 523. j u n t a cinco pasajes en los q u e se r o m p e
a p a r e c e en Mt 1, 20; p e r o cf. supra la cautela en p u n t o a aplicabilidad de la f ó r m u l a de la genealogía, y los considera como p u n t o s críticos del c u m -
referencias rabínicas. p l i m i e n t o de la p r o m e s a de Dios.
88 María en el evangelio de Maleo María en el relato del nacimiento 89

2. María y la concepción de Jesús maritales del novio eran atropellados, se cometía un adul-
terio, que era castigado como tal. Aun así, la novia seguía
Con el v. 18 damos comienzo a la narración propiamente viviendo en la casa paterna un año aproximadamente, (b)
tal de la concepción y nacimiento de Jesús. Es una narra- Después la novia era llevada a casa del novio (Mt 25, 1-31).
ción que Mateo bien pudo extraer de fuentes anteriores; Llamábase este traslado nisü'in, y a partir de él asumía el
pero discutamos antes el papel de María en la narración novio el sustento de su mujer. Según Mt, José y María se
tal como está, y luego atenderemos a los estratos prema- hallaban entre esos dos términos; de ahí que el embarazo
teanos (segundo estadio, según lo describe el cap. 2). de María, quien no había concebido de José, parezca fru-
to de un adulterio. Se informa al lector cristiano de que
la concepción es obra del Espíritu santo —Mateo cuida de
a) Papel de María en la visión mateana no dar lugar a malentendidos escandalosos en su auditorio.
José, en cambio, no ha sido informado y, como varón justo,
El v. inicial (18), "El nacimiento, pues, de [Jesús] Cris- se apresta a repudiar a María, sospechosa de adulterio. i S
to tuvo lugar en esta forma", conecta la narración subsi- A tal sazón se aparece en sueños el ángel del Señor a
guiente con la genealogía en general, y en particular con José, de modo que éste actúa en otra forma. Hay dos
la descripción del nacimiento de Jesús en el v. 16 ,2. Aun- puntos de importancia básica en el anuncio del ángel: el
que Mt ha conducido la estirpe davídica de Jesús hasta primero atañe a la causa del embarazo de María, o sea,
José, no afirma, sin embargo, que éste engendrase a Jesús. "el niño en ella engendrado es del [o «lo ha sido por obra
Su peculiar manera de referirse al nacimiento precisa, del» —ek] Espíritu santo"; el segundo toca a los deberes
pues, de una explicación. El acceso mateano al aconteci- de José para con la madre y el hijo, o sea, tiene que llevar
miento presupone las costumbres nupciales de los judíos, a término el desposorio recibiendo a María en su casa y,
como nosotros las conocemos por los escritos rabínicos, pero cuando nazca el niño, ponerle por nombre Jesús. Estos dos
con suficiente confirmación por el NT 3 3 . Había dos etapas: puntos explican por qué Mt en 1, 16 no dice que José
(a) un intercambio de consentimientos ante testigos (Mal engendró a Jesús, aunque ha conducido la estirpe de Je-
2, 14), llamado 'erüsín, habitualmente traducido por "des- sús hasta José. El niño ha sido concebido por obra del
posorio", aunque constituía un matrimonio legalmente
ratificado, pues daba al novio ciertos derechos sobre la
novia ,4. Esta era a partir de entonces su mujer (nótese el 35. Tal nos p a r e c e la m e j o r c o m p r e n s i ó n de 1. 19; i n t e r p r e t a dikaios,
término gyne, "mujer" en Mt 1, 20. 24); si los derechos " j u s t o " , en el s e n t i d o d e alguien q u e o b s e r v a la ley (cf. Le 1, 6), y e n t i e n d e
como e x c e p t i v a la frase q u e s i g u e : " m a s no q u e r i e n d o e x p o n e r l a a público
d e s h o n o r " . La ley en cuestión p u e d e h a b e r sido Dt 22. 20-21, q u e pide sea
lapidada la doncella de Ja q u e se a v e r i g u a ha p e r d i d o la v i r g i n i d a d en el
m o m e n t o d e ser e n t r e g a d a a su m a r i d o . Es de p r e s u m i r q u e , en u n sistema
32. La p a l a b r a " n a c i m i e n t o " en 1, 18, génesis (según los m e j o r e s t e s t i m o - legal m e n o s severo, el m a n d a t o de " p u r g a r este m a l " p u d i e r a c u m p l i m e n t a r s e
nios t e x t u a l e s ) es la m i s m a q u e e m p l e a el t í t u l o de la genealogía en 1, 1; con el divorcio, no la lapidación. O tal vez José, en c u a n t o " j u s t o " o b s e r -
y la frase inicial de 1, 18, " A h o r a bien, en c u a n t o a [ J e s u ] Cristo", enlaza v a d o r de la ley. d e s e a r a r e s c i n d i r su u n i ó n con u n a sospechosa de a d u l t e r i o ,
con las ú l t i m a s p a l a b r a s de 1, 16: "María de la q u e fue e n g e n d r a d o J e s ú s , no p o r q u e así se lo dictase u n a d e t e r m i n a d a ley. sino p o r r e p u g n a n c i a a
q u e es l l a m a d o el Cristo". casarse con u n a m u j e r q u e la h a b í a infringido. Cf. M. M. B o u r k e , CBQ 40
33. J. J e r e m í a s , J e r u s a i é n , 365s; (Strack-) Billerbeck, 1. 45-47; 2.393. (1978) 121-122.
34. Mt p a r e c e p r e s u m i r que se e s p e r a b a v i r g i n i d a d en María a n t e s q u e S e h a n d a d o o t r a s dos e x p l i c a c i o n e s de d i k a i o s : (a) " b e n é u o l o [ c o m -
J o s é la llevase consigo a casa. Según p o s t e r i o r c o m e n t a r i o j u d a i c o (m. Ke- p r e n s i v o ] , y en consecuencia no q u e r i e n d o . . . " ; así C. Spicq, RB 71 (1964)
tubot 1, 5; b. Ketubot 9b, 12a), h a b í a p a r t e s en J u d e a d o n d e no era r a r o q u e 206-214; (b) "por respeto [ t e m e r o s o de D i o s ] " ; esta teoría s u p o n e en José
el esposo se e n c o n t r a s e a solas con la esposa al m e n o s u n a vez d u r a n t e el noticia d e q u e el n i ñ o era del E s p í r i t u s a n t o ; y no p u d i e n d o t o m a r como
i n t e r v a l o q u e m e d i a b a e n t r e el m u t u o c o n s e n t i m i e n t o y el t r a s l a d o (por lo esposa a la m u j e r escogida p o r Dios p a r a ser s a g r a d o vaso suyo, se d i v o r -
q u e no se c o n d e n a b a n sin m á s las relaciones m a r i t a l e s q u e e n t r e u n o y o t r o ciaría de ella sin e s t r é p i t o . D e s i g n a d a a m e n u d o como hipótesis del " m i e d o " ,
m o m e n t o tuviesen l u g a r ) . Mas tal indulgencia no era t o l e r a b l e en Galilea, a diferencia de la hipótesis de la "sospecha", q u e nosotros a c e p t a m o s , esta
sino que la m u j e r debía ir virgen a la casa del m a r i d o . A m e n u d o se ha teoría h a c e q u e el ángel diga a José en el v. 20: "No t e m a s l l e v a r t e a casa
a p l i c a d o esta diferencia d e sensibilidades al relato m a t e a n o con o b j e t o de a María c o m o esposa; cierto ígar], el n i ñ o en ella e n g e n d r a d o es del E s p í r i t u
a c e n t u a r s u h i s t o r i c i d a d : José se c o m p o r t a r í a como galileo. José, sin e m - santo, p e r o d a r á a luz...". Cf. X. L. Dufour, L ' a r m o n c e . Hay u n a objeción de
b a r g o , según Mt 1-2, no es galileo, sino que t i e n e u n a casa en J u d e a (2, 1. i m p o r t a n c i a , y es q u e en el m o d e l o e s t e r e o t i p a d o del a n u n c i o celestial de u n
11). A d e m á s , la licencia p a r a v e r s e los esposos p u d o o r i g i n a r s e en J u d e a n a c i m i e n t o en el AT, la r e v e l a c i ó n manifiesta al v i d e n t e algo a ú n no sabido;
después del 70 d. C , c u a n d o las doncellas se e x p o n í a n a ser forzadas p o r la y la idea m á s obvia a q u í es q u e J o s é desconocía el origen del e m b a r a z o
t r o p a r o m a n a de o c u p a c i ó n . de María.
90 María en el evangelio de Mateo María en el relato del nacimiento 91

Espíritu santo; es aun así un davídida genuino, pues José, objeto de cuidados para José (2, 13-14. 20-21); y José es
"hijo de David" (1, 20) lo ha reconocido y le ha impuesto quien ocupa el puesto central del drama. Contrasta aquí
un nombre. Mt añade una cita formularia (1, 22-23) al poderosamente con el tercer evangelio el relato mateano
anuncio que hace el ángel de que el niño ha sido conce- de la natividad.
bido, para demostrar que se cumple una profecía de Isaías, Antes de abandonar el plano de la intención mateana,
en la cual una virgen concibe y da a luz. A continuación nos detendremos en la declaración de 1, 25, donde se nos
nos cerciora de que José ejecutó lo mandado por el ángel cerciora de que José no accedió maritalmente a María
—y por cierto con tal exactitud, que María, quien ha ("no la conocía hasta") antes que ella diera a luz a Jesús.
concebido todavía virgen, continúa virgen hasta que da a Sin duda interesa primariamente a Mateo lo que precede
luz a Jesús. al nacimiento de Jesús y cómo tiene cumplimiento Is 7, 14,
En la intención mateana, pues, la narración refuerza que atribuye a la "virgen" la doble función de concebir
y especifica algo que ha sido ya objeto de alusión, cuando y dar a luz un hijo. Los v. 18-22 nos dicen que María era
en el linaje de Jesús aparece María, después que se han virgen cuando concibió por obra del Espíritu santo; el v. 25
mencionado otras cuatro mujeres del AT. No son normales nos informa de que permaneció virgen hasta que Jesús
las circunstancias de su matrimonio: José tenía el derecho hubo nacido 38. Sólo cuando este versículo se combina con
de que su prometida le fuera llevada virgen a casa —ella la referencia de Mateo a María y a los hermanos de Jesús
lo era en efecto, aunque estaba embarazada y podía dar (12, 46), lo mismo que a sus hermanas (13, 55-56), surge
lugar a escándalo 36. Esas anomalías y la ocasión de escán- cierta verosimilitud de que (en sentir de Mt) José hubiera
dalo hacen que la situación conyugal de María evoque a accedido a María una vez nacido Jesús, de suerte que
Tamar, Rahab, Rut y Betsabé. De la situación de cada una ambos tuviesen hijos. No es posible saber si, independien-
de estas mujeres, además, sirvióse Dios para ejecutar su temente, Mt tuvo información al respecto o seguía sin más
propósito mesiánico; ahora hace que María conciba al pro- las indicaciones aparentes de Me , 9 . (Cf. supra, final del
pio Mesías, creando una situación todavía más extraña cap. 4, discutida la identidad histórica de esos "hermanos").
que las anteriores. Ese Mesías es hijo de David en virtud
del nombre que le impone el davídida José; mas en vir-
tud de la concepción por obra del Espíritu santo, el Mesías b) Posibles visiones premateanas de María
es Emmanuel, "Dios con nosotros". El niño que María lleva Fuera de la narración de 1, 18-25 (y asimismo del cap. 2),
ei^ sus entrañas es el Hijo de Dios (2, 15). con huellas claras del pensamiento y estilo matéanos, mu-
Claramente pues, en el plan salvífico de Dios, María chos estudiosos han detectado fuentes o muestras de tradi-
tiene por función salvar al pueblo escogido, y en esa luz ción premateanas 4 0 . Las más frecuentemente mencionadas
se la ve ya desde el tiempo de Isaías ", como a la virgen incluyen:
de la que nace Emmanuel. En la narración mateana María
aparece como instrumento de la acción de Dios, de suerte
38. C u a n d o en n u e s t r a s l e n g u a s se niega q u e algo o c u r r i e s e hasta u n
que nunca se hace referencia a sus actitudes personales. m o m e n t o d e t e r m i n a d o , de o r d i n a r i o se lo p r e s u m e a c o n t e c i d o d e s p u é s . P e r o
Cuando ha alumbrado a Jesús, ella y el niño se hacen al e x a m i n a r el griego heos hou s i g u i e n d o a u n a n e g a c i ó n ("no... hasta", " n o . . .
a n t e s " ) . K. Beyer, Semitische Syntax im Neuen Testament, G ó t t i n g e n 1962,
1.132, n. 1, señala q u e en griego y l e n g u a s semíticas ( a r a m e o , h e b r e o ) , a
m e n u d o este tipo de negación no implica en modo a l g u n o lo q u e a c o n t e c e r á
d e s p u é s q u e el límite fijado p o r " h a s t a " sea alcanzado.
36. Es difícil a s e g u r a r si "se a v e r i g u ó que e s t a b a e m b a r a z a d a " ; en 1, 18 39. Los cristianos q u e a c e p t a n la p e r p e t u a v i r g i n i d a d de María d e s p u é s
indica sólo el h e c h o del e m b a r a z o o implica el q u e la g e n t e t u v i e s e noticia de n a c i d o J e s ú s isemper virgo; virginitas post partum) h a n sostenido g e n e -
de el.- ¿Quién es el a g e n t e de eurethe1? r a l m e n t e que Mt no establece con c l a r i d a d ese p u n t o (lo q u e es c i e r t o ) .
37. Cf. supra, cap. 2, en p u n t o al e x a m e n de u n a prefiguración profética. E n t e n d i e n d o con u n a sutileza m a y o r la " i n e r r a n c i a " bíblica (cf. supra, cap. 2).
A u n q u e como e x p l i c a r e m o s infra, no c r e e m o s q u e Isaías escribiese p r e v i e n d o tales cristianos a d m i t i r í a n t e ó r i c a m e n t e q u e Mt p e n s ó (sin v e r d a d e r a infor-
el n a c i m i e n t o de J e s ú s , tal fue la i n t e r p r e t a c i ó n de Mt. No s o r p r e n d e , en un mación) h a b e r t e n i d o María otros hijos.
j u d a i s m o que se fingía a los a n t i g u o s p r o f e t a s p r e d i c i e n d o el r e m o t o f u t u r o , 40. C. T. Davis, Tradttion; S o a r e s P r a b h u , Formula; y B r o w n , Birth,
c o m o lo p r u e b a el c o m e n t a r i o q u m r a n i t a (pesher) a H a b : " M a n d ó a H a b a c u c 109-119. los t r e s r e c o n s t r u y e n las fuentes p r e m a t e a n a s con m á s o m e n o s
Dios e s c r i b i r lo q u e a c o n t e c e r í a al fin de la g e n e r a c i ó n , p e r o Dios no le dio u n s e t e n t a y cinco p o r ciento de coincidencia en c u a n t o a la n a t u r a l e z a
a c o n o c e r c u á n d o concluiría el t i e m p o " (1 Q p H a b 7, 1). de ellas.
92 María en el evangelio de Mateo
María en el relato del nacimiento 93

—Una narración que gira en torno a la triple aparición de


técnico, fuera de nuestra área de interés. Principal argu-
un ángel en sueños a José, 1, 20-21. 24-25; 2, 13-15a; 2,
mento en que estriba es que también Le contiene un
19-2141. De acuerdo con esta narración, por la huida a
anuncio de nacimiento; podría suponerse que existió una
Egipto Dios protege al niño salvador del inicuo rey He-
tradición común de tal anunciación, adaptada luego a las
rodes, quien degüella a muchos niños varones, confiando
necesidades de cada evangelista: Mateo habría atribuido
en que uno de ellos sea Jesús. Dícese en general, que
semejante anunciación a José y Lucas a María. Pero el
este relato hace eco a otros en el AT, donde José ("el
anuncio de nacimientos está tan estereotipado en el AT u,
señor de los sueños" de Gen 37, 19) baja a Egipto, o
que ambos evangelistas lo hubiesen podido adoptar sin
Moisés escapa del inicuo Faraón para, muerto éste (Ex
acudir a fuentes cristianas preevangélicas. De todas formas
4, 19), volver y sacar a Israel de Egipto. 42
habría tocado a María, en esa supuesta anunciación pre-
—Una narración (entretejida a 2, 1-12) en la que los magos evangélica, concebir virginalmente y por obra del Espíritu
de oriente, llegados cuando hubieron visto la estrella del santo —los dos puntos que arriba venían en último lugar.
Mesías, burlan al inicuo rey Herodes y regresan a su Discutamos minuciosamente la posibilidad de un estado
tierra. Hay quienes oyen ahí un eco de la historia de premateano para esos dos puntos.
Balaam, a quien Filón 4 3 llama magos: viene del este
(Núm 23, 7 L X X ) , predice la futura grandeza de Israel, Concepción por obra del Espíritu santo. La idea de que
simbolizada en una estrella que surge de entre Jacob Dios engendra o reconoce a Jesús por Hijo, y el papel
(Núm 24, 17 LXX) y, bien a disgusto del inicuo rey Ba- desempeñado por el Espíritu santo en esa filiación, apa-
lak, vuelve a casa. recen en otros lugares del NT. El moderno estudio de la
cristología del NT acentúa la antigüedad de la resurrección
—Un anuncio angélico del nacimiento del Mesías a José como momento crucial en la comprensión de Jesús por los
en 1, 18-25, entrelazado con el sueño profético. cristianos, de ahí que no sorprenda hallar en Hech 13, 32-33
—El tema de la concepción del Hijo de Dios por obra del la referencia a la resurrección como acto por el que es
Espíritu santo (1, 20-21). engendrado Jesús: "Lo que Dios prometió a nuestros pa-
dres, él lo ha ejecutado en bien de sus hijos, resucitando
-—El tema de María, que concibe virginalmente a Jesús. a Jesús, como está escrito en el salmo segundo: «Tú eres
mi hijo; yo te he engendrado hoy»" 45 . El Espíritu de san-
En verdad sólo las dos últimas nos importan en este tidad (¿Espíritu santo?) penetra en el cuadro de la filiación
libro. Con la posible excepción de 2, 11, María no desem- resurreccional de Rom 1, 3-4: "Nacido de la simiente de
peña papel alguno en Mt 2, que contendría en sustancia David según la carne; designado Hijo de Dios en poder
las dos primeras supuestas fuentes. (Tampoco nos ocupa según un espíritu de santidad a partir de la resurrección
aquí la cuestión de si esas dos primeras supuestas fuentes de entre los muertos" *". Ahora bien, los evangelios se es-
son históricas, aunque los paralelos del AT hacen clara- cribieron en un estadio de la cristología para el que la
mente posible que sean construcciones imaginarias del resurrección revelaba lo que Jesús ya había sido durante
cristianismo). La tercera fuente premateana avanzada, el el ministerio. Así pues, el comienzo del ministerio público
anuncio de un nacimiento, cae asimismo, bajo su aspecto en los cuatro evangelios hace que Jesús acceda a J u a n

41. D e b e n los estudiosos esta i n f o r m a c i ó n a W. K n o x , The sources of the 44. Cf. infra; a s i m i s m o los a n u n c i o s natalicios de Ismael (Gen 16, 7-12),
synoptíc gospels, C a m b r i d g e 1953-1957, 2.122. a u n q u e en el d e c u r s o de ia i n - Isaac (17, 1-21: 18, 1-12), y S a n s ó n ( J u e 13, 3-23). y la tabla de rasgos p a r a l e -
vestigación se fue p r e c i s a n d o cada vez m á s c u a n t o el h a b í a s u g e r i d o . los en B r o w n . Birth, 156: L é o n - D u f o u r , L'annonce, 77.
42. Otra posible fuente v e t e r o t e s t a m e n t a r i a es la historia de J a c o b / I s r a e l , 45. Lo dice P a b l o en u n discurso. Se r e c o n o c e g e n e r a l m e n t e a esos d i s -
al q u e p e r s i g u e L a b á n , y q u e m á s t a r d e baja a Egipto. Cf. M. B o u r k e , Llte- cursos como composiciones l u c a n a s . p e r o p u e d e n ser restos de teología c r i s -
rarxj aenius. tiana p r i m i t i v a . Cf. E. Schweizer, Concerning the speeches in Acts, en
43. Vida de Moisés, 1. 50 (§ 276). L. E. Keck - J. L. M a r t y n (ed.). Studíes in Luke-Acts. New York 1966. 208-216.
46. Cf. supra el e x a m e n de este t e x t o , cap. 3.
94 María en el evangelio de Mateo María en el relato del nacimiento 95

el Bautista y Dios revele que tiene a Jesús por Hijo, cuan- concepción 50, y no se hizo tal en el bautismo. En su aproxi-
do el Espíritu desciende sobre él 47 . La primera parte del mación, hay tras el anuncio del ángel una tradición pre-
versículo del Sal 2 arriba citado en relación con la resu- mateana (corroborada por el ángel lucano quien, aun
rrección halla eco en una voz celeste, según los evangelios empleando un vocabulario algo diverso, es portador de
sinópticos, durante el bautismo de Jesús; de hecho citan idéntico mensaje cristologico —Le 1, 35); pero dicha tradi-
íntegramente el versículo "Tú eres mi hijo; yo te he en- ción carece de especial contenido mariano a no ser el
gendrado hoy" el Codex Bezae y Vetus Latina de Le 2, 22. "momento cristologico", que la concepción constituye, como
En el AT, la generación del rey en cuanto hijo de Dios, el bautismo y la resurrección.
a la que el salmo se refiere, era una generación figurada
que se efectuaba por la coronación y adopción. Cuando el Concepción virginal. La tradición de la concepción
salmo se acomodó a la resurrección, y aun al bautismo, virginal es vehículo más verosímil de una mariología ma-
tuvo también el sentido de una generación figurada, aun teana (aun cuando la concepción se consigne primariamente
cuando los cristianos que hacían uso de él miraban a Jesús por un contenido cristologico). Concedida la posibilidad de
como Hijo de Dios en una perspectiva superior a la del que "engendrar al Hijo de Dios", con una referencia al
AT (como lo atestigua el papel del Espíritu santo —el es- Espíritu santo, pueda representar una primitiva teología
píritu de Dios poseía a Jesús y moraba en él de modo cristiana, que ahora se aplica a la concepción de Jesús,
único). Empero, cuando la reflexión cristológica retrocedió ¿por qué hace Mt a ésta precisamente virginal? La idea
aún más 4 8 y se fijó en el comienzo de la vida de Jesús, de una concepción virginal ¿es adición peculiar de Mt, o
hubo de producirse una tendencia a considerar esa gene- preexiste a él?
ración más literalmente (aunque una generación por el No es impensable que fuese Mateo, quien personalmente
poder del Espíritu santo siempre resultará analógica res- introdujera el tema de la concepción virginal. Sólo en 1,
pecto de la generación humana). Así pues, en el mensaje 23, de todo 1, 18-25, aparece "virgen", en la cita isaiana de
que celestialmente se revela en Mt 1, 20, "el niño en ella cumplimiento; y cree la mayoría de los estudiosos haber
engendrado lo es por [o «del»] Espíritu santo", muchos sido el mismo Mateo quien reunió tales citas de cumpli-
estudiosos verían una terminología cristológica, antes em- miento 51. Deberá empero notarse que, no por haber vero-
pleada para la resurrección y el comienzo del ministerio símilmente añadido Mateo Is 7, 14 a la escena, proviene
público, que ahora se aplica a la concepción de Jesús. Mt de él la idea de la concepción virginal 5 2 . Si se estudian
sabe tan bien como los demás evangelistas, que Jesús no las técnicas que Mateo emplea en las citas de cumplimien-
se hizo Hijo de Dios por la resurrección; lo era ya durante to, será de advertir que puede recurrir a ellas con objeto
el ministerio (3, 17; 14, 33; 16, 16). Y Mateo sabe mejor de ilustrar un tema contenido ya en su fuente. (Por ejem-
que Marcos 49 , que Jesús era Hijo de Dios ya desde su plo, la idea de que, a poco de su bautismo, Jesús se dirigió

50. No h a y indicación de p r e e x i s t e n c i a en Mt (cf. n. 48). En 1, 18-25 no


47. Me 1, 11; Mt 3. 17; Le 3, 22. "Hijo de Dios" leen en J n 1, 34 la m a y o r í a e m p l e a Mt la e x p r e s i ó n "Hijo de Dios", p r o b a b l e m e n t e p o r q u e q u i e r e r e s -
de testimonios textuales. p e t a r la a t e n c i ó n q u e la profecía isaiana presta a " E m m a n u e i , es decir. Dios
48. Se deja en p a r t e a d v e r t i r u n a sucesión c r o n o l ó g i c a ; e n ella, u n m o - con n o s o t r o s " . Q u e esta designación e q u i v a l e a la d e "Hijo de Dios" p u e d e
m e n t o de la visión cristológica es r e t r o t r a í d o , de la r e s u r r e c c i ó n (predicación d e d u c i r s e de 2. 15.
p r i m i t i v a ) al b a u t i s m o y al m i n i s t e r i o (Me), y finalmente a la concepción 51. P a r a u n e x a m e n de las citas de c u m: p l i m i e n t o en Mt. cf. K. S t e n d a h l ,
(MI, Le). No c r e a m o s con todo que el p e n s a m i e n t o de todos los cristianos The school of st. Matthew, P h i l a d e l p h i a 1968; R. H. G u n d r y , The use of
iba en esta d i r e c c i ó n : p u e d e q u e algunos c o n t i n u a s e n afirmando h a b e r sido the oíd testament i-n st. Matthew's gospel, Basel 1969, y el análisis s u m a r i o
J e s ú s " a d o p t a d o " por Dios en el b a u t i s m o , c u a n d o Mt y Le lo n e g a b a n . H u b o de los juicios de F. v a n S e g b r o e c k en Didier, L'évaugilc, 107-130. En c u a n t o
a d e m á s o t r a s líneas de d e s a r r o l l o : r a s t r o s de u n a cristología de p r e e x i s t e n c i a a p r u e b a s d e q u e Mt a ñ a d i ó las cinco citas f o r m u l a r i a s (cf. supra. n. 8) al
(que n u n c a h a b l a de concepción o n a c i m i e n t o ) se h a l l a r á n en las c a r t a s relato d e la infancia, cf. Davis. Tradition: Soares P r a b h u . Formula; y
p a u l i n a s (Flp 2, 5-7; 1 Cor 8, 6; Col 1, 15-17) y en J n (1, 1. 14; 17. 5). Cf. supra, B r o w n , Birth. 96-104.
cap. 3. 52. En p a r t e , la p r e s e n t e discusión será de u n signo u otro, según que
4í). Decimos " m e j o r que Marcos", sin j u z g a r si Me era o no del p a r e c e r Is 7, 14 h a y a influido o no en la descripción q u e Le h a c e de la concepción d e
q u e J e s ú s se convirtió en Hijo de Dios con motivo del b a u t i s m o . Las ideas J e s ú s . Q u i e n e s se p r o n u n c i a n por la afirmativa, a t r i b u y e n a Is 7. 14 un m a y o r
cristológicas de Me no d e b e n en n i n g ú n caso i n t e r p r e t a r s e según c a t e g o r í a s papel f o r m a d o r en la configuración t a n t o de Mt c o m o de Le, a u n quizá a
cristológicas de la controversia adopcionista posterior. nivel p r e e v a n g ó l i c o .
96 María en el evangelio de Mateo María en el relato del nacimiento 97

a Galilea, teníala Mt en su fuente [Me 1, 14]; pero intro- el Espíritu santo" era un modo de describir teológicamente
dujo una cita de Is 9, 1-2 [Mt 4, 12-16], porque en el itine- la filiación divina, que en el relato de la infancia se aso-
rario galileo vio cumplidas las palabras del profeta). Ade- ciaba a la concepción de Jesús. ¿Habría concluido un cris-
más, en la versión hebrea y de los LXX de Is 7, 14 ", no hay tiano como "Mateo" que, siendo Jesús Hijo de Dios, carecía
referencia alguna a la concepción virginal. El hebreo de de padre humano? No habría en el AT precedente alguno
Is 7, 14 habla sólo de la concepción de un niño por una a semejante conclusión: Dios podía llamar al rey hijo suyo
doncella M. Los LXX emplean el vocablo griego que significa (Sal 2, 7), aun cuando todos en el país supiesen quién era
normalmente virgen (parthenos) 55, mas la concepción va el padre terrestre del rey —su derecho a la realeza deriva
a producirse en el futuro —la doncella, ahora virgen, con- del linaje paterno. Quieren algunos buscar ese precedente
cebirá en el futuro un niño, presumiblemente por vía en el paganismo grecorromano u otro, donde hay dioses
natural. Todo el contexto del pasaje isaiano indica que el que tienen hijos de mujeres 5 7 . Mas antes de aceptar lo ahí
profeta hablaba de una contemporánea suya, y no anun- sugerido, necesitamos pruebas de que Mt tiende a extraer
ciaba un alumbramiento que tendría lugar 700 años des- elementos religiosos del ámbito gentil y halla a los mitos
pués. Es por consiguiente poco verosímil, que Mt tuviese sexuales del paganismo aptos para la adaptación. Ten-
la idea de la concepción virginal por haber reflexionado dríamos que explicar por qué da una idea del todo asexual
sobre Is 7, 14, pues en cuanto sabemos, ningún judío había de la concepción de Jesús (Dios no es el agente viril; dis-
visto indicado en este texto semejante origen del Mesías. cretamente, la concepción es "del Espíritu santo"), por
Mas si preexistía la noción de que Jesús había sido con- qué esa concepción pagana se insertó en una historia de
cebido virginalmente, ello pudo recordar a Mt Is 7, 14, que trasfondo judío (el patriarca José, el nacimiento de Moi-
entonces habría él reinterpretado como predicción de tal sés, arriba mencionados), y a qué objeto se presuponen
concepción. 56 las costumbres nupciales de los judíos. Mayor seriedad
Independientemente del pasaje isaiano, ¿hay otras vías, reviste la hipótesis de una influencia mixta judaico-greco-
por las que el propio Mt pudo tener idea de una concep- romana, ante todo, en el pensamiento de judíos criados
ción virginal, sin presuponer una tradición premateana? fuera de Palestina. Arriba discutimos (cap. 3) la descrip-
Algunos estudiosos proponen que fue pura deducción de la ción filónica de la generación de las virtudes en el alma
teología cristiana. Vimos arriba cómo la "generación por humana S 8 , para la que utiliza historias natalicias de los
patriarcas, engendrados por un poder de Dios, por ejem-
plo, "Rebeca, que es la perseverancia, quedó embarazada
por virtud de Dios". Veíamos entonces cómo podía subyacer
53. Es e n o r m e la l i t e r a t u r a sobre este versículo, p e r o R. G. B r a t c h e r , BT
9 (1958) 97-126, r e s u m e c o n v e n i e n t e m e n t e los detalles. a la alegoría filoniana una teoría judeohelenística en la
54. La p a l a b r a h e b r e a •alma, e m p l e a d a n u e v e veces p o r el AT, significa
m u j e r j o v e n q u e ha alcanzado la p u b e r t a d y es p o r c o n s i g u i e n t e n u b i l .
que los patriarcas habrían sido engendrados directamente
(Nunca significa m u j e r casada, a u n q u e en el t e x t o u g a r í t i c o de Keret, II, por el poder de Dios, sin un agente viril. Pero vimos
21-22, la p a l a b r a afín glmt forma p a r a l e l i s m o poético, y p o r ello se c o r r e s -
p o n d e a g r a n d e s rasgos con 'att, "esposa"). Esa p a l a b r a no a c e n t ú a la v i r g i - asimismo que esa interpretación es cuestionada; continua-
n i d a d , a u n c u a n d o p o r razón de los criterios éticos y sociales del j u d a i s m o , la
m a y o r í a de las m u c h a c h a s c o m p r e n d i d a s en esa e d a d f u e r a n de h e c h o vír-
mos, pues, sin prueba concluyente de que existiera en el
genes. A u n así, en C a n t 6, 8 significa m u j e r e s del real h a r é n ; cf. a s i m i s m o judaismo la idea de una concepción virginal, la cual habría
P r o v 30, 19.
55. El a d v e r s a r i o j u d í o de J u s t i n o en el Diálogo con Trifón, 43. 8;
inducido a Mt (o a la tradición preevangélica) a insertar
67. 1, etc., señala c o r r e c t a m e n t e que neanis, " m u c h a c h a " , t r a d u c i r í a 'alma dicho motivo en la historia natalicia de Jesús.
m e j o r q u e p a r t h e n o s (mas nótese q u e j a m á s niega la p r o t e s t a explícita de
J u s t i n o de ser parthenos la l e c t u r a de los L X X ) . El Liddell and Scott Creek
Lex-icon da varios e j e m p l o s del uso laico griego de parthenos para mujeres
q u e no son vírgenes. P e r o esta p a l a b r a p a r e c e h a b e r s e especializado m á s en
el griego p o s t e r i o r ( B r a t c h e r [nota 53 supra], 112), y la m a y o r í a de los
65 e m p l e o s en los L X X h a c e clara r e f e r e n c i a a v í r g e n e s . 57. No todas éstas e r a n c o n c e p c i o n e s virginales; e r a n c o n c e p c i o n e s por
56. C r e e r í a sin d u d a d e s c u b r i r el significado v e r d a d e r o del t e x t o . Los sec- i m p r e g n a c i ó n divina, sin p a d r e humano. Se h a n p r o p u e s t o p a r a l e l o s en el
t a r i o s de Q u m r á n , q u e veían en profetas como H a b a c u c r e f e r e n c i a s a su área de las religiones u n i v e r s a l e s , p o r e j e m p l o , la concepción de B u d d h a y
propia c o m u n i d a d , sostenían h a b e r concedido Dios a su M a e s t r o de J u s t i c i a del hijo de Z o r o a s t r o . Boslooper, Virgin birth, h a c e u n e x a m e n d e t a l l a d o de
el e n t e n d e r los misterios de las p a l a b r a s proféticas (1 Q p H a b 7, 3-5). Asi- los referidos paralelos.
m i s m o cf. supra, cap. 2. 58. Filón, Sobre los querubines, 12-15.
98 María en el evangelio de Mateo
María en el relato del nacimiento 99

Otra hipótesis, según la cual, la concepción virginal


provendría de una conclusión lógica, es aún más compli- posibilitan el argüir que fue el evangelista quien primero
cada, pues supondría que se combinan historia y teología. tuvo esa idea y la introdujo en el relato natalicio. Hemos
En ella, la situación presentada por Mt sería históricamente visto que tales explicaciones envuelven multitud de difi-
correcta, es decir, María habría concebido en el intervalo cultades. Así pues, con algunas diferencias de acento entre
del mutuo consentimiento ('erüsin) y el traslado a casa nosotros, reconocemos la posibilidad, y aun probabilidad,
de José (nisü'in). Esta suposición tiene un apoyo en el de una aceptación preevangélica de la concepción virginal. w
relato de Le, donde María es todavía virgen, y aun así está Para los investigadores que deseen rebasar el segundo
desposada (1, 27), lo que al parecer presupone la misma estadio de la formación del evangelio y alcanzar el primero
situación de intervalo. Si esa situación de intervalo fuera (supra, cap. 2), con el fin de preguntar por la historicidad
sencillamente ficticia, no aparece cómo pudo la invención jactual de la concepción virginal, las pruebas disponibles
cristiana situar tan torpemente el momento de la concep- al examen crítico son todavía más escasas. La idea de que
ción —por ejemplo, si se imaginase a María, concibiendo se transmitiese en círculos familiares el recuerdo de una
por el Espíritu santo la noche en que es llevada a casa del concepción virginal (partiendo bien de José, bien de Ma-
marido, justo antes de que normalmente den comienzo las ría), publicada luego en el período preevangélico, tropieza
relaciones conyugales, Jesús habría nacido en el plazo con dos graves objeciones 6 '. Primera, ¿por qué no hay
debido, sin motivo de escándalo. Pero tal como ocurre, el clara relación de ella (y a menudo ni siquiera noticia) en
relato mateano postula que Jesús nazca muy pronto des- algún otro testigo del NT aparte del Mt y Le? La igno-
pués que sus padres han comenzado a vivir juntos. De ahí rancia de la concepción virginal por p a r t e de muchos
que pudiera haber alguna irregularidad en el nacimiento primitivos cristianos resulta más peculiar aún, si se había
de Jesús, la que sus oponentes interpretan en términos de difundido una calumnia, consistente en la imputación de
ilegitimidad y pecado por parte de María 5 9 . Un cristiano ilegitimidad a que daba pie la irregularidad del plazo en
como Mateo, convencido de la impecabilidad de Jesús 6 0 , que había nacido Jesús. ¿Cómo responderían a esa impu-
posiblemente creyó que la exclusión de pecado hubo de tación los cristianos ignorantes de la concepción virginal?
alcanzar hasta los propios orígenes, concluyendo con la Segunda, ¿no se habría transmitido la noticia de las cir-
idea de una concepción virginal 61 . Dado que tales ideas cunstancias que rodearon el nacimiento de Jesús, al igual
surgen independientemente aquí y allí, podría argüirse que que el simple hecho de la concepción virginal? Y en todo
Le llegó a idéntica conclusión. Pero si uno acepta tal expli- caso ¿cómo es tan diversa la historia en Mt y Le?
cación (débil a todas luces) de la provenencia de la idea En suma, no vemos cómo la moderna aproximación
de la concepción virginal, más fácil es presumir que tanto científica a los evangelios pueda establecer la historicidad
Mt como Le tuvieron noticia de ella por una previa inter- de la concepción virginal (ni tampoco rechazarla). Esto no
pretación teológica de los hechos que rodearon el naci- es negar en modo alguno la posición de muchos cristianos
miento de Jesús. que aceptan la historicidad de la concepción virginal M ,
No hemos agotado todas las posibles explicaciones del 62. Si h u b o u n relato p r e m a t e a n o de los magos, como s u g i e r e n m u c h o s
origen de la creencia cristiana en una concepción virginal; estudiosos (cf. supra, n. 40), ¿ p r u e b a la indicación de 2, 11 —"vieron al n i ñ o
con María, su m a d r e " (sin m e n c i ó n de J o s é ) — q u e la historia de los magos
pero nos hemos concentrado lo bastante en aquellas que p r e s u p o n e u n a concepción virginal? La referencia es d e m a s i a d o fugaz como
para c o n s t i t u i r u n a r g u m e n t o real.
63. Ha sostenido los a r g u m e n t o s c o n t r a r i o s a u n a t r a d i c i ó n familiar el
e s t u d i o s o católico A. Vógtle, B i b L e b 11 (1970) 51-67.
59. Cf. supra. n. 20; e infra, cap. 9, respecto a p r u e b a s en el siglo II, 64. Decimos " m u c h o s " cristianos, p o r q u e se d i s t i n g u e a u n en d e c l a r a c i o -
c o n c e r n i e n t e s a la acusación judía de q u e J e s ú s era ilegítimo. nes eclesiásticas oficiales, por ejemplo, Doctrine in the chureh of England:
60. Como p r u e b a de h a b e r s e difundido m u c h o la idea de q u e J e s ú s no the r e p o r t o/ the Commission on Christian Doctrine appointed by the arch-
e s t a b a en sus cabales, cf. 2 Cor 5. 21; 1 P e 2. 22; Heb 4, 15; 1 J n 3, 5. H a y u n a bishops of Canterbury and York in 1922. L o n d o n 1938, 82: "Muchos de noso-
posible alusión a esa d e m e n c i a en Mt 3, 14: pero, cf. G. B o r n k a m m , Jesús de tros sostienen... que la c r e e n c i a en el Verbo h e c h o c a r n e va í n t i m a m e n t e
Nuzaret, S a l a m a n c a 21977, 55s. u n i d a con la c r e e n c i a en el n a c i m i e n t o virginal... P e r o algunos de e n t r e
61. En esta teoría la concepción virginal no es p u r a d e r i v a c i ó n de u n nosotros sostienen que u n a creencia plena en la e n c a r n a c i ó n histórica es
p r i n c i p i o teológico; h a y u n catalizador histórico. Otro catalizador, en especial m á s c o n s e c u e n t e con la suposición de que el n a c i m i e n t o de N u e s t r o Señor
p a r a la f o r m u l a c i ó n m a t e a n a , p u d o ser Is 7, 14. se p r o d u j o según las c i r c u n s t a n c i a s n o r m a l e s de la g e n e r a c i ó n h u m a n a " .
100 María en el evangelio de Mateo
María en el ministerio público 101

porque acatan la autoridad de los evangelistas o de sus II. MARÍA EN EL MINISTERIO PÚBLICO
fuentes, o bien porque creen en la inerrancia bíblica,
cuando la materia es de tal importancia 65 o, en fin, porque El lector de Mt ha recibido sus primeras impresiones
tal es la enseñanza de su iglesia en cuanto al nacimiento sobre María en la narración de la infancia. Mientras que
virginal 6 6 . Y por supuesto, el que sean escasas las posibi- sólo es objeto de breve mención, tanto en la genealogía
lidades de una indagación histórica, nada quita a la clara como en el relato subsiguiente de la concepción, María
intención cristológica de los evangelistas, la cual modeló ocupa indudablemente un lugar positivo en la historia del
ya en los primeros tiempos la expresión confesional: "Na- nacimiento del rey mesiánico; ¿cuál es su puesto una vez
cido de la virgen María". 67 comienza ese Mesías a proclamar el reino? Que éste es un
Una vez más, lo que ante todo nos interesa, y para lo interés primario de Mt, lo sugiere el que su relación del
que estamos capacitados, es determinar la actitud de Mateo ministerio público no contiene otras referencias que las
para con María en el relato de la infancia (tercer estadio de Me. Aun así, los dos pasajes relevantes en relación con
en la formación de los evangelios): ¿qué añade a dicha María paralelos a Me ostentan significativas divergencias
actitud el que aparezca una posibilidad, y aun verosimili- respecto al segundo evangelio 6 8 ; de suerte que podemos al
tud, de que la concepción virginal hubiese sido aceptada menos comprobar la consecuencia de la visión mateana
antes de Mt? Significaría al menos que, ya en fecha muy de María a lo largo del respectivo evangelio, aunque tal
temprana, se miraba a María como especial y admirable- tema no sea relevante.
mente dedicada por Dios al proyecto suyo de enviar al
Mesías, su Hijo. Nos ocuparemos luego del efecto produ-
cido, siempre dentro de Mt, por esa visión mariana del 1. Los discípulos constituyen la familia de Jesús
relato de la infancia, sobre la presentación de la familia (12, 46-50)
de Jesús, incluida María: la luz algo adversa, bajo la que Al discutir en Me 3, 31-35 los pasajes paralelos en cuanto
aparece en Me el ministerio público, sufrirá una modifi- dotados de unidad propia, vimos que tenían por objeto
cación. Si hubo una visión propicia premateana del lugar determinar la familia escatológica de Jesús, constituida
de María en la infancia de Jesús, puede que esa visión sea por la proclamación del reino. Tal determinación produ-
contemporánea a la composición de Me. Tendríamos ahí cíase en tanto en cuanto fuese ejecutada la voluntad de
un temprano ejemplo del pluralismo en la mariología cris- Dios, y ello en contraste con la relación física a Jesús.
tiana, con visiones marianas muy diferentes sostenidas en Pero si el propio pasaje indicaba que la familia física
una misma época, de un lado por Me, del otro por la tra- (madre y hermanos), no importaba en la escala de valores
dición premateana, de la concepción de Jesús. de Jesús, Marcos reforzaba el impacto mediante la escena
que hacía preceder (3, 20-30). El contexto marcano intro-
ducía a la madre y a los hermanos de Jesús como "los
65. El e m p l e o del t é r m i n o " i n e r r a n c i a " no t i e n e q u e i m p l i c a r u n a a c t i t u d
suyos", quienes habían salido para detenerle, pues decían,
f u n d a m e n t a l i s t a hacia la E s c r i t u r a ; cf. supra, cap. 2, en c u a n t o a u n a m á s "está fuera de sí". Y así, para Marcos, la familia física o
sutil c o m p r e n s i ó n de la i n e r r a n c i a .
66. B r o w n , Virginal conception, 66, quien a r g u y e q u e "la t o t a l i d a d de las
p r u e b a s científicamente c o n t r o l a b l e s deja el p r o b l e m a sin resolver", p r o -
p u g n a t a m b i é n (p. 35) q u e "la concepción v i r g i n a l se clasificaría e n t r e las 68. Como se indicó en cap. 2, n o s a d h e r i m o s a la tesis d e q u e Mt fue
d o c t r i n a s infalibles e n s e ñ a d a s p o r el m a g i s t e r i o o r d i n a r i o " de la iglesia c a t ó - escrito d e s p u é s de Me y en d e p e n d e n c i a de éste. De s o s t e n e r lo c o n t r a r i o , la
lica r o m a n a . a c t i t u d de Me hacia María se h a b r í a e n d u r e c i d o m u c h o . Un Me q u e h u b i e s e
67. J. N. D. Kelly, Early Christian creeds, L o n d o n '1960, 145-146, glosa la escrito d e s p u é s de Mt h a b r í a o m i t i d o los relatos de la infancia y todas las
i n t r o d u c c i ó n de este motivo en el a n t i g u o c r e d o r o m a n o hacia el 175 d. C. r e f e r e n c i a s específicas a la concepción virginal. (Cf. supra, cap. 4). En el
F u e en parte p a r a c o n t r a r r e s t a r u n a h e r e j í a q u e c u e s t i o n a b a la r e a l i d a d de l u g a r de u n a María a la q u e Dios asigna u n a función en el a d v e n i m i e n t o
la h u m a n i d a d de J e s ú s , a u n q u e no d e b a e x a g e r a r s e el m o t i v o a n t i g n ó s t i c o . del Mesías, Me h a b r í a p u e s t o a u n a María q u e cree a su hijo d e m e n t e , c u a n -
Esta frase a c e n t u a b a m á s bien u n a afirmación cristológica de m a y o r p l e - do éste comienza el m i n i s t e r i o . La d e c l a r a c i ó n de ser J e s ú s u n profeta sin
n i t u d . Así. "nacido de María v i r g e n " no sería p r i m a r i a m e n t e mariológico; h o n o r " e n t r e los propios p a r i e n t e s " se e n c u e n t r a sólo en Me (6, 4), y pasaría
p r e s u p o n e que María ha concebido virgen, p e r o se e n c u e n t r a en u n p u n t o a ser c o r r e c t i v o del c u a d r o m a t e a n o , d o n d e María p r e s e n c i a el culto q u e los
d i v e r s o d e la m o d e r n a p r e o c u p a c i ó n p o r la historicidad de la concepción m a g o s t r i b u t a n a J e s ú s (2, 11).
virginal.
102 María en el evangelio de Mateo María en el ministerio público JO.'J

natural, que no comprende a Jesús, es reemplazada por la 2. El rechazo de Jesús en su propia tierra (13, 53-58)
familia escatológica, que le sigue para oír la palabra de
Dios y ejecutar su voluntad. Esta escena sigue en Mt al tercer discurso doctrinal de
La forma mateana del pasaje no difiere mucho de la Jesús (13, 1-52), discurso en parábolas. Y así, cuando Jesús
marcana: llega a "su propia tierra", presumiblemente Nazaret, ya
ha precedido una proclamación del reino más extensa que
(*>) Mientras aún hablaba a las turbas, he aquí que su madre en Me, lo cual realza el impacto del rechazo. De nuevo,
y sus hermanos estaban fuera preguntando por él. f4") Pero el pasaje mismo difiere sólo en ligeros detalles del relato
él respondió al hombre que se lo dijo, "¿quién es mi madre
y quiénes son mis hermanos?". (49) Y extendiendo la mano
hacia sus 50discípulos dijo: "¡He ahí a mi madre y a mis her-
manos! ( ) Pues quienquiera haga la voluntad de mi Padre
celestial, es mi hermano, hermana y madre". (-") Y cuando Jesús hubo concluido estas parábolas, se alejó
de allí; (54) y llegando a su propia tierra, enseñábales en la
sinagoga, de suerte que se asombraban y decían, ¿De dónde
Sin el textualmente dudoso v. 47, Mt dice una sola vienen a este hombre esa sabiduría y esas obras tan pode-
vez que la madre y los hermanos físicos están fuera; men- rosas? (ss) ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama
ciona además específicamente a los "discípulos" en el v. 49 su madre María? 56 ¿No son sus hermanos Santiago y José,
Simón y Judas? ( ) ¿Y no están con nosotros todas sus
(en contraste con "los que le rodeaban", de Me) 69. Aun en hermanas? ¿Dónde ha adquirido este hombre todo eso? (57)
el propio pasaje, pues, recae el acento mateano sobre la Y se ofendían de él. Pero Jesús dijo, "No falta honor al
familia escatológica de discípulos, mientras que la familia profeta más que en la propia tierra y en la propia casa".
física más sirve de catalizador que de contraste. (5S) Y no realizó allí muchos prodigios a causa de su incre-
dulidad.
Sin embargo, no es tanto en el pasaje mismo donde Mt
difiere de Me, cuanto en el contexto. Falta del todo la
escena introductoria, donde "los suyos" piensan que no Existen, sin embargo, dos significativas diferencias para
está en sus cabales. La omisión es presumiblemente deli- la mariología. En 6, 4 Marcos ha escrito: "Un profeta no
berada, y puede entenderse si Mt interpretó ese "los suyos" es privado de honra más que en la propia tierra, y entre
de Me en forma que incluyese a la m a d r e de Jesús. En la los propios parientes, y en la propia casa". La idea de que
lógica del evangelio mateano, la madre de Jesús ha con- los propios parientes no honraban a Jesús es consecuente
cebido a éste virginalmente; sabe por un mensaje angélico con la noticia marcana de que "los suyos" creían a Jesús
que él salvará al pueblo de sus pecados; ha visto cómo le fuera de sí (3, 21). No extraña el que Mateo, quien ha
protegió Dios contra un rey inicuo, cómo ha trazado una omitido una referencia anterior, omita de nuevo a los pa-
ruta terrestre a su destino, conduciéndole a Nazaret. Mala- rientes, cuando se enumeran los que no honran a Jesús 7 1 .
mente, pues, ignoraría su misión hasta tal punto, que no Una vez más, difícilmente se imagina que no honre a Jesús
le creyese en sus cabales. En consecuencia, la escena que una madre que le ha concebido por obra del Espíritu santo.
toca a la verdadera familia de Jesús es, en conjunto, mu-
cho más benigna y se presta mucho menos a ser leída
como sustitución o repulsa de la familia física.
70. A p a r t e de las p r i n c i p a l e s diferencias, q u e a c a b a m o s d e referir, p o -
d e m o s n o t a r é s t a s : (a) la tensión c r e a d a a p a r t i r del discurso en p a r á b o l a s ;
(b) en la alocución d e J e s ú s al p u e b l o de N a z a r e t —"les e n s e ñ a b a en la
69. Los m e j o r e s testimonios t e x t u a l e s o m i t e n el v. 47, c u y o c o n t e n i d o e s : sinagoga"—, se e x p r e s a m á s sin a m b a g e s q u e M e : "Comenzó a e n s e ñ a r en
"Uno le dijo 'Tu m a d r e y t u s h e r m a n o s están fuera p r e g u n t a n d o p o r ti 1 ". la sinagoga"; (c) se duplica (final de los versículos 54 y 561 lo p r e g u n t a d o
Metzger, TCGNT, 32, cree lo o m i t i e r o n los a m a n u e n s e s p o r razón del homo- p o r Me 6, 2 de u n a sola vez; (d) u n a omisión en el ú l t i m o versículo de la
teleuton. Mas p u e d e a r g ü i r s e q u e el pasaje h a c e s e n t i d o sin él y q u e fue cláusula m a r c a n a . "salvo q u e i m p u s o las m a n o s a a l g u n o s e n f e r m o s y
a ñ a d i d o por Jos a m a n u e n s e s p a r a a r m o n i z a r a Mt con Me. los s a n ó " .
La descripción m a r c a n a establece u n a dicotomía m á s á s p e r a e n t r e los 71. Es difícil a s e g u r a r cómo i n t e r p r e t ó Mt la falta de h o n o r "en su p r o -
sentados d e n t r o y la m a d r e y los h e r m a n o s q u e están fuera. Otra d i f e r e n c i a pia casa (oi/cia)", leído a c o n t i n u a c i ó n de "su propia t i e r r a " . Si q u i e r e d e c i r
m e n o r , e n t r e Mt 12, 50 y Me 3, 35 es la p r e f e r e n c i a m a t e a n a por la e x p r e s i ó n "familia", ¿resulta m e n o s p e r s o n a l q u e el m a r c a n o " e n t r e sus propios p a -
"mi P a d r e " , en c o n t r a s t e con "Dios", que e m p l e a Me. rientes"?
104 María en el evangelio de Mateo María en el ministerio público 105

La segunda diferencia entre Mt y Me es más difícil, y que Me quiera aludir a la concepción virginal mencionando
nos lleva a recordar los dichos paralelos de Le, que ya a la madre de Jesús. Vimos las razones que hacían impro-
adujimos cuando arriba tratamos a Me (cap. 4) n: bable esa tesis. Puesto que Mt y Le, los dos evangelistas
comúnmente acreditados por su reconocimiento de la con-
Me 6, 3: "¿No es éste el carpintero, el hijo de María?" cepción virginal, no vacilan en llamar a Jesús "el hijo del
carpintero" y "el hijo de José", el problema de la concep-
Mt 13,55: "¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se
ción virginal resulta, con certeza casi total, extraño a esta
llama su madre María?" prolija discusión). Hay una solución más sencilla que la
Le 4, 22: "¿No es éste el hijo de José?" de suponer a Me corrigiendo a Mt y Le. La escena de Le
4, 16-30 difiere bajo muchos aspectos de su paralela en
J n 6, 42: "¿No es éste Jesús, el hijo de José? ¿No co- Mt/Mc; y dista mucho de ser seguro que el lucano "¿no
nocemos a su padre y a su madre?" es éste el hijo de José?" representa una adaptación del
mucho más largo Me 6, 3, con su referencia a María, a los
Si Mt depende de Me, ¿por qué cambia "el carpintero" hermanos y a las hermanas 7 4 . La escena joánica del cap. 6,
en "el hijo del carpintero"? ¿Consideraba que esa desig- junto al Mar de Galilea, difiere mucho de la escena sinóp-
nación rebajaba a Jesús? 7 3 . En el versículo final de esta tica, en "su propia tierra", o Nazaret; y lo dicho en Jn
perícopa, la estima que Mt tiene de la dignidad de Jesús 6, 42 puede no depender en nada de la tradición sinóptica.
hace que cambie el "no pudo hacer prodigios allí" de Me (Si, en efecto, no depende, tampoco sorprenderá que J n se
en "no hizo allí muchos prodigios". Una "más elevada" aproxime bastante a Le; muchos estudiosos ven cierta re-
cristología puede haber llevado a que Mt prefiriese imagi- lación entre las tradiciones lucana y joanea a nivel pre-
nar a Jesús como hijo del carpintero, más bien que como evangélico). En otras palabras, ese "¿no es éste (Jesús) el
carpintero él mismo (con o sin el catalizador de alguna hijo de José?" 7 5 de Le y J n puede no tener relación alguna
noticia histórica sobre la profesión de José). con el "¿no es éste el hijo del carpintero?" de Mt. Signi-
Si se acepta esa explicación como más verosímil, ¿cómo ficaría que no tenemos tres redacciones de Me portadoras, a
justificar el que Mt, Le y J n convengan los tres en designar grandes rasgos, de un mismo contenido; lo que difícil-
a Jesús por el hijo de su padre en contra de Me? ¿Cues- mente se admitiría. Más bien sería el relato mateano un
tiona eso la tesis de que Mt y Le se basen en Me, posi- arreglo de Me, para el cual veíamos una explicación plau-
bilitando el que Me cambiase a Mt y Le? (Posibilidad que sible en el párrafo anterior.
se relaciona a veces con la tesis arriba expuesta, cap. 4, de Es además digno de nota, cómo la identidad de Jesús,
por referencia tanto al padre como a la madre, recuerda
el retrato de éstos por el que Mt comienza en el cap. 1.
72. E r a allí i n t e r é s n u e s t r o p r i m a r i o d e t e r m i n a r la significación de q u e Importaba allí, para el argumento de Mt, el que Jesús fuese
Me omitiese la m e n c i ó n del p a d r e de J e s ú s , y p a r e c í a lo m á s p r o b a b l e
q u e José h u b i e s e m u e r t o . A q u í p r e s u m i m o s lo dicho en a q u e l l a ocasión verídicamente hijo de José (porque José le había recono-
s o b r e el pasaje m a r c a n o en c u a n t o a a p o t e g m a o p a r a d i g m a , e s t a n d o en el
c e n t r o d e la a t e n c i ó n "Un profeta no está sin h o n o r m á s q u e en su p r o p i a
cido) , pues se demostraba así que Jesús era un davídida-
tierra". La mención de María inmediatamente después de José, en
73. Según e c h a m o s de v e r p o r Orígenes, Contra Celso, 6. 36, en t i e m p o s 13, 55, recordaría al lector que es la madre de Jesús por
p o s t e r i o r e s al NT, los a d v e r s a r i o s j u d í o s a c u s a b a n a J e s ú s de ser t r a b a j a d o r ;
O r í g e n e s replica q u e " n i n g ú n pasaje de los e v a n g e l i o s a c e p t a d o s por las obra del Espíritu santo, como Mt refiere en 1, 18-25.
iglesias p r e s e n t a a J e s ú s m i s m o como c a r p i n t e r o " (por d o n d e es p a t e n t e
q u e no leía "el c a r p i n t e r o " en Me 6, 3). En c u a n t o a la g a m a de tekton, que
c o m p r e n d e a los a r t e s a n o s de la p i e d r a , la m a d e r a y el m e t a l , cf. P. H. F u r -
fey, Christ as Tekton: CBQ 17 (1955) 324-325. A l b r i g h t y M a n n sostienen q u e
esa p a l a b r a significa " a r q u i t e c t o , c o n s t r u c t o r " , Matthew, 172-173, y r e l a c i o n a n
tekton con el a r a m e o naggara'. Se r e p r e s e n t a n a J o s é y a J e s ú s como c o n s - 74. H. S c h ü r m a n n . Lukasevangelium, 235-236, a d u c e c u a t r o r a z o n e s p o r
t r u c t o r e s a c o n t r a t a , que se d e s p l a z a b a n a o t r a s p o b l a c i o n e s y d e t e n t a b a n las q u e Le 4, 22 no d e b e c o n s i d e r a r s e u n a e n m i e n d a de Me 6, 3.
el r a n g o de m a e s t r o s . S o b r e las escasas p r u e b a s de dichos t a l m ú d i c o s m u y 75. El ú l t i m o e n t r e los a r g u m e n t o s d e S c h ü r m a n n (n. 74) consiste en q u e
p o s t e r i o r e s en los q u e figura naggara', G. V e r m e s , Jesús el judío, B a r c e l o n a la e x p r e s i ó n "hijo de José", d e Le y de J n , es u n a p r o b a b l e a n t i g u a t r a d i '
1977, a r g u y e m u y d u d o s a m e n t e p o r el significado de "sabio, e r u d i t o " . ción, y q u e no p u e d e p r e t e n d e r s e n e c e s a r i a m e n t e q u e el m a r c a n o "hijo d e
M a r í a " sea m á s original.
106 María en el evangelio de Mateo

Todo indicaría, pues, que la adaptación mateana de los


pasajes mariológicos, tomados en préstamo del relato mar- 6
cano del ministerio, armoniza con la visión de María que
proyectan los cap. 1-2 de dicho evangelio. La impresión MARÍA EN EL EVANGELIO DE LUCAS Y
negativa de la visión marcana se ha mitigado casi hasta
la neutralidad; mas esa neutralidad asumirá verosímilmen- EN LOS HECHOS DE LOS APOSTÓLES *
te renovado colorido, a partir de la positiva impresión
inicial que el lector recibe al comienzo del evangelio.

Como en el evangelio de Mt, así también en el de Le


pueden distinguirse dos tipos de pasajes en relación con
el estudio de María: primero, un extenso conjunto de
referencias marianas en el relato de la infancia ' de los
cap. 1-2, donde ella juega un importante papel en la anun-
ciación, la visitación, el nacimiento en Belén, la presenta-
ción y hallazgo de Jesús en el templo; segundo, cuatro
pasajes relativamente breves en el relato del ministerio
público de Jesús. Como Mt, Le tiene una genealogía de
Jesús, y el primero de los cuatro pasajes contenidos en el
relato del ministerio es una línea de dicha genealogía
(3, 23), según la cual, Jesús es, sólo "supuestamente", hijo
de José. El segundo y tercero de esos pasajes tienen para-
lelos en los otros dos sinópticos, a saber, Le 4, 16-30, que
refiere el rechazo de Jesús en Nazaret (cf. Me 6, l-6a; Mt
13, 53-58); y Le 8, 19-21, que declara quién constituye la
familia de Jesús (cf. Me 3, 31-35; Mt 12, 46-50). El cuarto
pasaje (11, 27-28), en el que una mujer de entre la multitud
proclama la bienaventuranza de la madre de Jesús, es pe-
culiar de Le. Los Hech mencionan a María sólo una vez
(1, 14), en un catálogo de los que se habían reunido para
orar en Jerusalén después de la ascensión y antes de Pen-
tecostés. Cronológicamente, es la última referencia especí-
fica a María y a su destino en la historia neotestamentaria
del movimiento cristiano.

* R. E. Brown moderó el debate en torno a este capítulo, cuya primera


redacción corrió a cargo de J. Reumann. El equipo dedicó tres sesiones
(enero, febrero y marzo de 1976) parcial o enteramente a los datos de
Lc/Hech.
1. Relato de la "infancia" o del "nacimiento" no es designación apro-
piada para los dos primeros capítulos en Mt y Le: el cap. 1 es en uno y otro
evangelio previo al nacimiento. Le contiene la complicación adicional de
una historia de Jesús a la edad de doce años (2, 41-51).
108 María en el evangelio de Lucas y en los Hechos
María en el relato del nacimiento (he 1-2) 109

El material mariano de Le es más abundante que el d e


ningún otro autor neotestamentario; y para que el c a p í w j 0 trico de lo que Dios ha obrado en Jesús se ve en relación
a él dedicado guarde proporción con el tenor y contenido con las pasadas misericordias de Dios para con su pueblo
de las demás partes de esta obra, hemos de evitar la dis- y en el contexto de su acción en la iglesia a través del
cusión detallada de muchas incertidumbres en cuanto al Espíritu 6 . Investigaremos el papel que Le asigna a María
propósito, procedimiento, fuentes, etc., de Le, remitiendo en su plan global de historia de la salvación 7. Otros pa-
sin más al curioso lector a los estudios que tratan esas sajes lucanos, de acento teológico comúnmente reconocido,
cuestiones. Intentamos, pues, examinar los pasajes mario- con interés para nosotros, incluyen la universalidad del
lógicamente relevantes de acuerdo con la sucesión que plan salvífico de Dios, el puesto especial de las mujeres,
ahora tienen en Lc-Hech, aun cuando seamos conscientes la bienaventuranza única de los pobres, la atmósfera de
de que su orden actual no reproduce el de su composición oración y piedad en el templo y la alegría de las vidas
original. Diciéndolo así, benévolamente pasamos por alto vividas en obediencia a Dios 8. Como veremos, todos estos
la posibilidad de que Le escribiese los cap. 3-24 del evan- intereses dan color al diseño lucano de María.
gelio y el libro de los Hechos antes del relato de la infancia
(1, 5; 2, 15), antepuesto luego al evangelio 2 ; o también que
Lucas editase primero un proto-Lc, al cual adicionó luego I. MARÍA EN EL RELATO DEL NACIMIENTO (Le 1-2)
material extraído de Me y otras fuentes 3. Semejantes teo-
rías nos atañerán sólo en cuanto afecten a nuestro recorrido
de los tres estadios en la formación de los evangelios (cf. su- Tras un prefacio (1, 1-4) que destaca la preocupación
pra, cap. 2), desde la narración evangélica, pasando por de Le por escribir un relato ordenado, a base de noticias
las fuentes preevangélicas, hasta la situación histórica de comunicadas ("transmitidas") por "testigos oculares y mi-
Jesús. La prioridad de nuestras opciones obedece a que nistros de la palabra" 9, el evangelista nos brinda dos capí-
estamos convencidos de que es preciso dar la preferencia tulos con material que, en alternativa sucesión, atañe a
a aquella visión de María que conservó la comunidad cris- J u a n el Bautista y a Jesús:
tiana en la forma final de Lc-Hech, única de la que po-
demos estar ciertos. 4 Juan el Bautista Jesús
Teológicamente Lc-Hech refleja un programa o plan Anunciación y nacimiento Anunciación y nacimiento
determinado, que con propiedad designaríamos aproxima-
(1, 5-25) (1, 26-39)
ción histórico-salvífica 5 . Le se delata en mayor grado que
los demás evangelistas, consciente de la historia universal Visitación de María a Isabel
(Le 3, 1). El propósito que expresa en 1, 1-4 tiene resonan- (1, 39-56)
cias históricas, y Lc-Hech muestra cierto parecido con el "Magníficat", versículos 46-55
estilo de algunas historias griegas y judías que circulaban
en el siglo I d. C. Esta actitud de historiador modeló su
presentación del tema de la salvación, y el carácter cén- 6. Se acepta ampliamente una general visión lucana tripartita de la his-
toria de salvación, que atañe a Israel, a Jesús y a la iglesia, mas sin ningún
compromiso de nuestra parte con la idea que Conzelmann se hace de las
referidas divisiones, por ejemplo, poniendo a Juan el Bautista en el período
de Israel.
2. Variantes de esta posición invocan Conzelmann y Oliver. que impug- 7. Ráisánen, Mutter, titula una sección de su estudio lucano: María tn
nan (diversamente) Tatum y Minear (cf. bibliografía). der Heilsgeschichte.
3. Cf. supra, cap. 2, nota 13; asimismo V. Taylor, Evangelio según san 8. Cf. Kümmel, Introduction, 139-147 (ed. original: Einleitung in das
Marcos, Madrid 1980. NT); Taylor, Luke. 183-184 (ed. cast.: 1980) J. Navone, Them.es of St. Luke,
4. Seremos conscientes de que, en el actual canon del NT, Hech sigue Rome 1970.
a los cuatro evangelios y está separado de Le por Jn. Ello hace todavía más 9. Esto puede representar una sucesión de originarios "testigos ocula-
decisiva y culminante, en términos de una "hermenéutica canónica" del pa- res", seguidos por "ministros de la palabra", para culminar en Lucas mismo
saje, la referencia de Hech 1, 14 a María. y en cristianos de la segunda y tercera generación. Cf. Klein, Lukas 1, 1-4
5. Las obras de Conzelmann, Flender y Marshall explican profusamente ais theologischer Programm, en Zeit und Geschichte: Dankesgabe an Rudolf
la peculiar combinación lucana de teología e historia. Bultmann, Tübingen 1964. 192-216, esp. 208-209. En cuanto a si esos "testigos
oculares" deben incluir a María, cf. injra.
110 María en el evangelio de Lucas y en los Hechos
María en el relato del nacimiento (Le 1-2) \\\

Nacimiento de J u a n Nacimiento de Jesús (2, 1-10) una fuente que los seguidores de éste compusieron sobre
(1, 57-58) "Gloria in excelsis", versíc. 13-14 su maestro? Los estudiosos están tan divididos en torno a
Circuncisión (1,59-79) Circuncisión (2, 21) estas cuestiones", que poco se podría fundamentar con
"Benedictus", certidumbre en el modo de responderlas que escogiésemos.
versículos 67-79 Por fortuna esas respuestas no son cruciales para nuestro
Purificación en el templo y bendi- estudio.
ciones de Simeón y Ana (2, 22-38) Crucial es nuestra evaluación de la antigua hipótesis de
"Nunc dimittis", versículos 28-32 que María fuese una de las fuentes de Lucas, de forma que
mucho de los cap. 1-2 reflejaría la relación de un testigo
Regreso a Nazaret (2, 39) ocular '2. Esta hipótesis no estriba sobre testimonio espe-
Crecimiento del niño Crecimiento del niño (2, 40) cífico de escritor eclesiástico alguno en los primeros siglos,
sino que es una inferencia que fluye de dos observaciones:
(1, 80)
Hallado en el templo a la edad de primera, Le habla de testigos oculares en 1, 2, poco antes
doce años (2, 41-51) de iniciar la narración de la infancia; segundo, María es
el único ser humano que pudo tener noticia personal de
Crecimiento del niño (2, 52) lo que se cuenta en 1, 26-38.
Es preciso delimitar la primera observación mediante
Aunque en este paralelo se corresponden en general lo algunas reservas. La referencia de Le a "los que fueron
dicho del Bautista y lo dicho de Jesús, Jesús aparece con testigos oculares desde el comienzo" [ap' arches], en 1, 2,
claridad como alguien superior, cuya significación dejará evoca ante todo el grupo descrito por Pedro en Hech 1,
atrás a la de Juan (1, 41-44; cotejar asimismo 1, 80 con 21-22, "los hombres que nos han acompañado todo el tiempo
2, 40. 52). Los cuatro himnos de alabanza ahí señalados, que el Señor entró y salió entre nosotros, comenzando
las promesas poéticas (1, 14-17. 32-33. 35. 41-44; 2, 33-35) y [arxamenos] desde el bautismo de Juan". Le habla prin-
el acento sobre el papel del Espíritu (1, 15. 17. 35. 41. 47. 67. cipalmente del testimonio ocular del ministerio, es decir,
80; 2, 25-27) crean una atmósfera no distinta de la que "de las cosas que se han efectuado entre nosotros" (1, 1).
envuelve a pentecostés en Hech 2 10. En esa atmósfera Lu- No puede excluirse la posibilidad de testimonios oculares
cas confiere a María una prominencia muy real, en la línea para el período anterior al bautismo (referido en 3, 1-21) '-',
de Jesús, paralela a la de Juan, y en la visitación, que pero tampoco puede presumirse de que exista una refe-
enlaza a ambas líneas. rencia a ese período 14 . Se requiere además cautela en
Estos dos capítulos han sido objeto de considerable tra- cuanto al alcance general de la referencia lucana a los
tamiento científico. En ellos emplea Lucas un estilo griego testigos oculares. Está haciendo su introducción (1, 1-4)
notablemente semitizado: ¿es indicio de que, para escri- según un modelo conocido a los historiadores helenísticos,
birlos, recurrió a fuentes hebreas o arameas, o simplemen- cuya invocación de testigos oculares no siempre ha de
te imitó el griego semitizante de LXX, tal vez por tener tomarse al pie de la letra; puede que sólo suponga una
esta narración tanto sabor ve tero testamentario? ¿Extrajo
de una colección ya existente (cristiana o judía, semítica
o griega) para el "Magníficat", "Benedictus", "Gloria" y 11. Para las diversas posiciones, cf. McHugh, Mother, 435-437; Brown,
Birth, 239-250: Turner. Relation; W. Wink. John the Baptist in the gospel
"Nunc dimittis", himnos que muestran ciertas semejanzas traditíon. Cambridge 1968. 56-86; J. R. Wilkinson, A Johannine document in
recíprocas? ¿Tomó el material concerniente al Bautista de the first chapters of St. Luke's gospel, London 1902.
12. De esta hipótesis se hace a menudo una narración romántica que
afecta a Juan, hijo de Zebedeo {cf. infra, cap. 7).
13. En 1, 3 dice Le haber investigado estas cosas atentamente anothen
("de algún tiempo acá", "desde el comienzo") ; Hech emplea la misma pa-
labra en 26, 4 para el comienzo de la vida de Pablo.
10. Cf. P. Minear, Luke's use, 128-129. 14. Cf. supra, cap. 2, en cuanto a diferencias entre relatos de la infancia
y resto de los evangelios.
112 María en el evangelio de Lucas y en los Hechos María en el relato del nacimiento (Le 1-2) JJ^

exigencia de credibilidad l 5 . Finalmente, el deseo lucano excluyendo la posibilidad y aun probabilidad de que llega-
de escribir una relación "exacta" (akribos) no envuelve sen hasta Lucas 2 0 algunos elementos de información his-
necesariamente la historicidad, como fluye del estudio de tórica sobre el nacimiento de Jesús, no operamos sobre la
aquellas secciones en Lc/Hech para las que disponemos hipótesis de que nos esté dando sustancialmente las me-
de material comparativo. 1 6 morias de María. Se acentuará más bien la posibilidad de
La segunda objeción tocante al testimonio personal de que construyera su narración a la luz de temas e historias
María en cuanto a la anunciación tiene validez sólo si la veterotestamentarios. 2 1
escena que contiene su diálogo con el ángel es una narra-
ción histórica; de serlo, María es la fuente más decisiva.
Era presumible la intención histórica cuando se conside-
raba a los evangelios biografías, y virtualmente toda la 1. María en la concepción de Jesús (1, 26-38)
Biblia era considerada como historia. Los intérpretes re-
conocen hoy en la Biblia toda una biblioteca, que consta
de libros, o partes de libros, clasificables según muy dife- La primera referencia a María en Le tiene lugar cuando
rentes categorías literarias, entre ellas la ficción didáctica, el ángel Gabriel es enviado a Nazaret "a una virgen des-
la parábola y el recuento imaginativo. La intención (y posada con un varón de la casa de David, cuyo nombre
capacidad) de un autor para escribir una narración histó- era José; y la virgen se llamaba María" (1, 26-27). El anun-
rica han de ser discutidas. La mayoría de los estudiosos cio de Gabriel atañe a la futura grandeza de Jesús, y su
se harían hoy serias preguntas sobre la historicidad global acento primario es escatológico. No debiéramos olvidar
del relato de la infancia en Le, y señalan las inexactitudes esta cristología, aun cuando la escena haya dado lugar a
en la referencia al censo de Quirinio, en cuanto marco más reflexión (y literatura) marianas que ninguna otra
para el nacimiento de Jesús 17, y en la descripción de las en el NT.
costumbres de la purificación y presentación 18. María está
íntimamente envuelta en esas dos escenas del cap. 2 y tales
inexactitudes hacen inverosímil que, como testigo ocular, a) Las implicaciones marianas del cuadro
fuese la fuente de la narración básica". Y así, aun no de la anunciación

El anuncio del ángel Gabriel a María tiene estrechas


semejanzas con el dirigido a Zacarías por ese mismo ángel,
15. Se ha e x a g e r a d o a veces el papel de los testigos o c u l a r e s en Hech como parte del paralelismo Juan el Bautista/Jesús, arriba
p o r d e s p r e c i a r ciertos paralelos de estilo lucano; V. K. Robbins, BR 20 (1975)
5-18, señala que son c a r a c t e r í s t i c o s de a n t i g u o s relatos de n a v e g a c i ó n los examinado 2 2 . Son semejanzas muy estrechas, y algunos
"pasajes-nos", y no indican p o r fuerza q u e el a u t o r fuese testigo o c u l a r de
los a c o n t e c i m i e n t o s n a r r a d o s . estudiosos han argüido que Lucas construyó la anunciación
16. La idea q u e L u c a s se hace del o r d e n le p e r m i t e a l t e r a r la sucesión a María tomando por modelo la anunciación a Zacarías,
m a r c a n a de la l l a m a d a de P e d r o y la c u r a c i ó n de la s u e g r a de éste (Me 1,
16-31; Le 4, 38-39; 5, 1-11). La cronología de Hech s e g ú n la cual el d i s c u r s o hallada en una hipotética fuente que se remontaba hasta
d e G a m a l í e l p r e c e d e a la conversión de P a b l o significaría q u e , m e d i a d a la
d é c a d a de los años 30, G a m a l i e l hace referencia al m o t í n de T e u d a s , o c u r r i d o
bajo F a d o (44-46 d. C ; cf. Josefo, Ant. 20, 5. 1; § 97-99), q u e él p a r e c e s i t u a r
a n t e s de la sedición de J u d a s el Galileo, o c u r r i d a el a ñ o 7 d. C. (Hech 5, 37- i m p l i c a r í a la parcial p r o v e n i e n c i a m a r i a n a del cap. 1, p e r o no así del cap. 2.
Josefo Ant. 18, 1. 6; § 23). Es con todo poco c o n s e c u e n t e el q u e María s u m i n i s t r e i n f o r m a c i ó n sobre la
17. J. Finegan, Handbook of Biblical chronology, P r i n c e t o n 1964, 235-238- concepción del n i ñ o y no h a g a lo p r o p i o s o b r e su n a c i m i e n t o .
G. Ogg, E x p T i m 79 (1967-1968) 231-236; B r o w n . Birth, 547-556. 20. M e r e c e n especial consideración los escasos p u n t o s s u s t a n c i a l e s en los
18. Le 2, 22 dice "purificación de ellos", p e n s a n d o al p a r e c e r q u e se p u r i - que Mt y Le c o n v i e n e n (cf. supra, cap. 2) ; la a s c e n d e n c i a davidica de J e s ú s ,
ficaron a m b o s , p a d r e y m a d r e , c u a n d o sólo a la m a d r e hacía r e f e r e n c i a la la acción del E s p í r i t u santo, la concepción virginal, el n a c i m i e n t o en Belén.
c o s t u m b r e . P a r e c e se piensa a s i m i s m o ( e q u i v o c a d a m e n t e ) q u e la ley exigía 21. A veces se llama midrash a la i n t e r p r e t a c i ó n del n a c i m i e n t o de J e s ú s
se p r e s e n t a s e al p r i m o g é n i t o en el t e m p l o . En 2, 24 Le llama a las p a l o m a s o q u e t i e n e t e x t o s d e l AT como fondo; pero es c u e s t i o n a b l e t a n t o la definición
pichones ofrenda, con motivo de la p r e s e n t a c i ó n , m i e n t r a s q u e según Lev como la aplicabilidad de s e m e j a n t e t é r m i n o . Cf. A. Wright. The literary
12. 6 lo e r a n de la purificación. Cf. Rkisánen, Mutter, 125-127; B r o w n , Birth genre of Midrash, S t a t e n Island'1967, 139-142; R. Le D é a u t . Int 25 (1971) 259-
447-451. 282; B r o w n . Birth, 557-563.
19. En el c o n t e x t o del cap. 2 e x a m i n a r e m o s la posibilidad de q u e se base 22. Le llega a f e c h a r la a n u n c i a c i ó n de María "en el m e s s e x t o del e m -
en fuentes d i s t i n t a s de las q u e s u b y a c e n al cap. 1. En teoría, esa hipótesis b a r a z o de Isabel, la m a d r e de J u a n el B a u t i s t a " (1, 26. 36).
114 María en el evangelio de Lucas y en los Hechos
María en el relato del nacimiento (Le 1-2) 115

Juan el Bautista 23. Sin embargo, la cuestión de la inter-


dependencia se torna más complicada cuando observamos 3. Anuncio del nacimiento de un hijo:
que esos dos anuncios lucanos de nacimiento ostentan gran
semejanza de detalles con otros anuncios angélicos, por a. Llamada por nombre o título:
ejemplo, "la tercera anunciación lucana" a los pastores —Zacarías (Le 1, 13), María (1, 28-30)
(2, 9-12); la anunciación mateana a José (Mt 1, 20-23); y —José (Mt 1, 20), Abraham (17, 5)
las anunciaciones veterotestamentarias a Abraham (del na- —Moisés (Ex 3, 4), Gedeón (Jue 6, 12)
cimiento de Isaac, Gen 17), a los padres de Sansón (Jue
13), a Moisés (Ex 3) y a Gedeón (Jue 6) 24. Para valorar b. La mujer concebirá (o ha concebido) y dará a luz
la reacción de María en Le importa exponer punto por un hijo:
punto los patrones casi fijos del anuncio angélico. 2S —Zacarías (Le 1, 13), María (1, 31), los pastores
(2, 11)
—José (Mt 1, 20-21), Abraham (Gen 17, 16. 19), los
padres de Sansón (Jue 13, 3)
PATRÓN DE LAS ANUNCIACIONES c. Imposición de un nombre al niño, a veces con
etimología:
1. Se aparece un ángel (del Señor, o bien el Señor mismo): —Zacarías (Le 1, 13), María (1, 31), los pastores
(2, 11)
—a Zacarías (Le 1, 11), a María (1, 26-27), a los pastores —José (Mt 1, 21), Abraham (Gen 17, 19)
(2,9)
—a José (Mt 1, 20), Abraham (Gen 17,1), a los padres d. Los futuros hechos del niño:
de Sansón (Jue 13, 3. 9. 11)
—a Moisés (Ex 3, 2), a Gedeón (Jue 6, 11-12) —Zacarías (Le 1, 15-17), María (1, 32. 33. 35), los
pastores (2, 11)
—José (Mt 1, 21), Abraham (Gen 17, 19), los padres
2. Reacción de temor, a la que replica (a veces) un de Sansón (Jue 13, 5)
"no temed": —futuro de Moisés (Ex 3, 10), de Gedeón (Jue 6, 14)
—Zacarías (Le 1, 12-13), María (1, 29-30), los pastores
(2, 9-10)
4. La persona a la que se dirige el anuncio objeta:
—José (Mt 1, 20), Abraham (Gen 17, 3), los padres de
"¿cómo?":
Sansón (13, 6. 22)
—Moisés (Ex 3, 6), Gedeón (Jue 6, 22-23) —Zacarías (Le 1, 18), María (1, 34)
—Abraham (Gen 17, 17), los padres de Sansón (Jue
13, 17)
23. Ci. supra, n o t a 11. Como v a r i a n t e a esto se s u g i e r e que, o r i g i n a r i a - —Moisés (Ex 13, 11), Gedeón (Jue 6, 15)
m e n t e , la a n u n c i a c i ó n d e 1, 26-38 estaba dirigida a Isabel y a t a ñ í a a J u a n el
B a u t i s t a : G. E r d m a n n , Vorgeschichten, ¡)-ll; P. Winter. Proto-source. 186.
24. En el elenco de paralelos que m u e s t r a la tabla a d j u n t a , la p r i m e r a
línea de cada subdivisión recoge a n u n c i a c i o n e s l u c a n a s ; la s e g u n d a , otros
a n u n c i o s de n a c i m i e n t o ; la tercera, a n u n c i o s (a Moisés, a Gedeón) no refe- 5. Se da una señal que cerciora al beneficiario:
r e n t e s a n a c i m i e n t o a l g u n o y d o n d e o b v i a m e n t e no hallan aplicación 3b
y 3c. La a n u n c i a c i ó n lucana a los pastores, q u e sigue al n a c i m i e n t o , i n e v i -
t a b l e m e n t e difiere bajo algunos aspectos de a n u n c i o s q u e p r e c e d e n a aquél —Zacarías (Le 1, 20), María (1, 36-37), los pastores
(3b y 4).
25. Más detalles e s t r u c t u r a l e s de estos a n u n c i o s en X. L é o n - D u f o u r , (2, 12)
L'Annoce, 77; S. M u ñ o z Iglesias, El e r í / n a r l i o de la infancia en san Lucas y —los padres de Sansón (Jue 13, 9. 18-21)
las infancias de los héroes bíblicos: EstBib 16 H!i57) 320-382.
—Moisés (Ex 3. 12). Gedeón (Jue 6, 19-20)
María en el relato del nacimiento (Le 1-2) 117
US María en el evangelio de Lucas y en los Hechos
y sin hijos, no armoniza con la mentalidad contemporánea
Un estudio atento de este patrón estereotipado sugiere a Jesús M. Mas si no presuponemos habérnoslas con una
que, de dondequiera proceda la información sobre el Bau- biografía, y reconocemos que la objeción figura entre los
tista y Jesús en 1, 5-25 y 26-38, su formato imita a anun- elementos del patrón bíblico de las anunciaciones, fácil-
ciaciones veterotestamentarias 26. Ese formato constituye un mente se explicará la pregunta de 1, 34 como recurso lite-
modelo bíblico empleado para preparar al lector cuando rario que tiene por función anticipar el suceso y el diálogo.
se introduce un personaje destinado a jugar un papel Brinda al ángel una oportunidad para exponer que la
significativo en la historia de la salvación que el autor concepción será virginal y dar como señal el embarazo de
ya conoce. El anuncio del nacimiento de Jesús refiere dicho Isabel, preparando así la visitación. Mas comprobado que
acontecimiento a una historia veterotestamentaria en la el "cómo" de la pregunta es u n recurso literario normal
« que había habido anunciaciones similares. en el patrón de las anunciaciones, ello no nos exime de
Conocido el patrón de las anunciaciones, se esparce luz examinar por qué esa pregunta y la respuesta del ángel
sobre la pregunta de María en Le 1, 34, cuya versión involucran la concepción por una virgen.
literal suena: "¿Cómo acontecerá eso, si no conozco a un
varón?" 2 7 . Demasiado a menudo se ha considerado esta
pregunta como declaración biográfica de la perplejidad de
b) Implicaciones marianas de 1, 34-35. 38
María. Deseosos de evitar la banal explicación de que
María ignora cómo se conciben los niños, los santos padres
del siglo IV 28 argüyeron que la pregunta tenía sentido, si El papel jugado por la concepción virginal es más com-
María estaba ya resuelta (y aun tenía voto de ello) a per- plicado y objeto de un debate mayor en la anunciación
manecer virgen, de suerte que su objeción adopta el tono lucana que en la mateana. Tendremos que limitarnos a los
de un propósito: "¿Cómo puede acontecer eso, si no he de aspectos más importantes de las disputas académicas.
conocer a un varón?". Veíase confirmado este voto hipoté-
tico por una tradición posterior al NT según la cual, tras ¿Interpolación? Las dificultades que, según arriba ex-
su concepción virginal, María permaneció virgen el resto pusimos, plagan la lógica de la pregunta de María, han
de su vida 29 . Semejante interpretación de 1, 3, empero, llevado a que algunos estudiosos sugieran que la narración
proyecta sobre el texto otros problemas 30, y la idea de que de 1, 26-38 está complicada por adiciones. Si se sospecha
una campesina galilea, que ya había contraído matrimonio, una contradicción entre el estado de María "desposada (ca-
lo hubiera hecho con la intención de permanecer doncella sada) con un hombre llamado José" y su estado de virgen,
debiera mirarse como elemento secundario ,2 la referencia
al desposorio, de modo que originariamente la anunciación
concerniese a una muchacha soltera. Mas como esa teoría
26. En c u a n t o al e m p l e o del t é r m i n o midrash, cf. supra, nota 21.
E. B u r r r o w s , The gospel of the infancy and other biblical essays, L o n d o n todavía presupone una concepción virginal (lo que enton-
1940, 1-58, h a b l a d e "historiografía imitativa". ces facilita la pregunta de María), cuestiona la compren-
27. "Conocer" se e n t i e n d e s e x u a l m e n t e , como en Mt 1, 25. La RSV t r a -
d u c e 1, 37 por " p u e s t o q u e no tengo m a r i d o " , o s c u r e c i e n d o el h e c h o d e q u e sión tradicional de la escena menos que si se sugiriese una
M a r í a lo tiene, José. Al h a b l a r de esponsalicio en 1, 27, Le parece s u p o n e r el
m i s m o doble estadio de iniciación m a t r i m o n i a l q u e explícita Mt 1, 18-25. interpolación en 1, 34c ("puesto que no conozco varón"), o
El m a t r i m o n i o l e g a l m e n t e c o n t r a í d o —'erúsin— ha t e n i d o lugar, p e r o M a r í a bien en toda la pregunta de María y la primera parte de
n o h a c o m e n z a d o a ú n a c o m p a r t i r con su esposo el lecho y la mesa —nisü'ln,
cf. supra.
28. G r e g o r i o Niseno, Ambrosio y Agustín a p o r t a n los t e s t i m o n i o s m á s
a n t i g u o s . Cf. G r a y s t o n e , Virgin.
29. McHugh, M o t h e r , 193-199, sostiene q u e Le escribió 1, 34 a la luz de la
noticia de la p e r p e t u a virginidad de María. 31. La (insegura) p r á c t i c a del celibato en Q u m r á n ha de r e l a c i o n a r s e
30. P u e d e q u e s u p o n g a un " m a t r i m o n i o e s p i r i t u a l " , m e d i a d o el siglo II, el con los ideales levíticos y escatológicos de a q u e l l a c o m u n i d a d y no b r i n d a
Protoevangelio de Santiago, d o n d e José, viudo de e d a d , se resiste al m a t r i - u n v e r d a d e r o p a r a l e l o a un m a t r i m o n i o vivido v i r g i n a l m e n t e . Cf. CBSJ,
m o n i o : "Yo tengo ya hijos y soy viejo, m i e n t r a s q u e ella es u n a n i ñ a " <9, 2), art. 68. § 95; y H. H ü b n e r . Zólibat in Qumran?: N T S 17 (1970-1971) 153-167.
y María se p r e g u n t a si concebirá como o t r a s m u j e r e s (11, 4). H. Graef, Mary, 32. P u e d e , pues, q u e la i n t e r p o l a c i ó n de 1, 27 deba e x t e n d e r s e a la m e n -
1. 50 (ed. cast.: María, Barcelona 1968), dice h a b e r influido m u c h o en la ción del "desposorio" de María en 2, 5. S o b r e estas i n t e r p o l a c i o n e s se p r e s u -
r e p r e s e n t a c i ó n m a r i a n a del siglo IV el m o v i m i e n t o f e m e n i n o de v i r g i n i d a d miría la influencia de Mt 1, 18.
c o n s a g r a d a en el d e s i e r t o egipcio.
Í18 María en el evangelio de Lúeas y en los Hechos María en el relato del nacimiento (Le 1-2) J/y

la respuesta del ángel en 1, 34-35, y aun en el diálogo la pregunta (1, 34), la respuesta (1, 35) y la señ.al (1, 36)
entero de 1, 34-37 •". Sin estos versículos, se dice, el anuncio son muy propios de una anunciación y del todo paralelos
atañe al nacimiento del Mesías según unas relaciones nor- a rasgos similares en la anunciación de Zacarías (1, 18-20).
males entre María y José. En realidad, dada la tendencia lucana a hacer de Jesús
Cuando esta última teoría introduce a un amanuense alguien mayor que Juan el Bautista, el que éste fuese
postlucano, el cual añadiría los versículos problemáticos engendrado por padres ya de edad y estériles casi pide
para armonizar a Lucas con Mateo (lo que sienta una una concepción de Jesús más elevada aún, como la descrita
concepción virginal), tropieza con una doble objeción. Pri- en 1, 34-35. De ahí que nuestro equipo no considerase per-
mero, no hay pruebas textuales serias de esa escena sin suasiva la teoría de la interpolación.
la pregunta de María 34 . Segundo, el estilo de estos ver-
sículos acierta a ser tan lucano como el que más en la Orígenes de la cristología. Si se conviene en que 1,
anunciación 35. Ambas objeciones se evitan si la teoría sen- 34-35 es parte integral de la escena de la anunciación, y no
tara que Lucas mismo interpoló una edición anterior o una interpolación, ¿qué origen tiene el mensaje teológico
forma prelucana de la escena 36 . Mas la tesis de la inter- ahí encerrado, en especial la cristología y concepción vir-
polación lucana debe arrostrar otras dificultades. Primero, ginal? (Es una pregunta pertinente, ya se estime a Lucas
es débil el argumento que la sostiene 37. Se dice a veces autor de la escena, ya se juzgue que la extrajo de una
que la referencia a Jesús en cuanto "Hijo de Dios" en fuente. Nuestro equipo tendía a considerarla composición
v. 35 reitera su designación de "Hijo del Altísimo" en v. 32. lucana original). Si comenzamos con la cristología, la des-
O bien se invoca el argumento opuesto, de que "Hijo de cripción de Jesús como Hijo de Dios es común al NT. En
Dios" en el contexto del v. 35 refleja una cristología hele- otros pasajes de Lc/Hech se la asocia, tanto con la resu-
nística, algo en pugna con el retrato del "Hijo del Altísimo" rrección (Hech 13, 32-33) como con el bautismo de Jesús
en v. 32. Mas como vimos al examinar Rom 1, 3-4 no hay (Le 3, 22), reflejando una y otra vez Sal 2, 7 ("Tú eres mi
inconveniente en pasar del retrato davídico de Jesús a su hijo, yo te he engendrado hoy") 39. La posibilidad de que
presentación como Hijo de Dios. Además, un fragmento 1, 35 aplique a la concepción de Jesús un tipo de fórmula,
arameo 3 8 de Qumrán hace paralelos a "Hijo de Dios" e empleado ya para la resurrección y el bautismo, aumenta
"Hijo del Altísimo", así que resulta muy dudosa la atri- cuando volvemos sobre el estudio antes hecho de Rom
bución del título de Le 1, 35 a una cristología de importa- 1, 3-4, "...el evangelio concerniente a su Hijo, que nació
ción helenística. Segundo, el patrón de las anunciaciones de la simiente de David según la carne, designado Hijo de
arguye en pro de la integridad de 1, 26-38: el "cómo" de Dios en poder según un Espíritu de santidad a partir de la
resurrección de entre los muertos, Jesucristo, nuestro Se-
ñor". Las claves terminológicas de Rom 1, 4, "Hijo de
Dios", "poder" y "Espíritu de santidad" (entendido como
33. E n t r e q u i e n e s sostienen a l g u n a forma de esta teoría e s t á n B u l t -
m a n n , C h e y n e , C o n y b e a r e , H i l l m a n n . H o l t z m a n n . Loisy, S c h m i e d e l , Usener. Espíritu santo; cf. supra, cap. 3) aparecen en el relato del
J. Weiss. y Z i m m e r m a n n . Un a r t í c u l o influyente en esa dirección fue el de
A. von H a r n a c k , ZNW 2 (1901) 53-57. bautismo de Jesús, cuando el Espíritu santo desciende so-
34. Cf. B. B r i n k m a n n . Bib 34 (1953) 327-332. bre éste y la voz de Dios le designa Hijo suyo, de modo
35. Taylor, Historical evidence, 40-87. (En 1. 34 sólo la c o n j u n c i ó n causal
epei no es usual en L u c a s ) . Sin e m b a r g o , Ráisánen, Mutter, 95, a t r i b u y e aquí que, en el poder del Espíritu, puede volver a Galilea (Le
a Lucas, p o r r a z o n e s de vocabulario, el e m p l e o de u n a fuente. 3, 22; 4, 14). Estos mismos tres términos aparecen en el
36. Esto tiene relación con la tesis de q u e L u c a s a ñ a d i ó "según se creía"
a la noticia genealógica de ser J e s ú s hijo de José en 3, 23. mensaje de la concepción, 1, 35: "El Espíritu vendrá sobre
37. B u t t m a n n a r t i c u l a s u c i n t a m e n t e los a r g u m e n t o s , History, 295-296 (ed.
orig.: Die Geschichte der synoptischen Tradition, ''1980). P a r a los a r g u m e n t o s ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por
en favor de la i n t e g r i d a d , cf. Machen, Virgin birth, 119-168.
38. 4 Q 246 o 4 QpsDan A»: "Será a c l a m a d o (como) el Hijo de Dios, y le
l l a m a r á n Hijo del Altísimo". Cf. J. A. F i t z m y e r , NTS 20 (1973-1974) 391-394.
En c u a n t o a las p r e c a u c i o n e s q u e d e b e n r o d e a r la p r e s u n c i ó n de q u e "Hijo
de Dios" n e c e s a r i a m e n t e refleje u n a cristología helenística, cf. Fuller, Fun-
damentos, 39-41; asimismo F o h r e r , huios, TDNT, 8. 347-353 (ed. o r i g . : T W N T I ; 39. Hech 13, 33 y la tradición occidental de Le 3, 22 (Codex Bezae, Vetus
M. Hengel, El Hijo de Dios. ítala; asimismo citas de J u s t i n o Mártir, C l e m e n t e A l e j a n d r i n o , Orígenes)
citan específicamente este versículo del salmo.
120 María en el evangelio de Lucas y en los Hechos María en el relato del nacimiento (he 1-2) 121

eso el niño que va a nacer se llamará santo, Hijo de Dios" 40. María antes de nacer Jesús, ni en María debe presumirse
En el bautismo no entra el cubrir con la sombra, episkia- conocimiento explícito de Jesús como "Hijo de Dios" en
zein, término que figura, en cambio, en la transfiguración vida de él 44 . Como veremos, al igual que otros seguidores
(9, 34), donde la voz divina repite el mensaje del bautismo. de Jesús, la María lucana llegó a formar parte de su gran
En la transfiguración, la nube que oculta es paralela al familia escatológica (madre, hermano, hermana) merced a
Espíritu que desciende en el bautismo, de igual modo que una respuesta obediente a la palabra y voluntad de Dios
ambas figuras son paralelas en 1, 35. 4I (Le 8, 21). Presumiblemente tras la resurrección (cf. Hech
La proximidad del mensaje lucano de la anunciación 1, 14) fue expresando su fe en Jesús en el lenguaje cristo-
a Rom 1, 3-4 se hace más obvia cuando nos apercibimos lógico que hemos examinado. No negamos una posible
d e que la parte anterior del mensaje en 1, 32-33 acentúa revelación a María cuando concibe a su Hijo 45 , pero en la
el papel davídico de Jesús 4 2 , de modo idéntico a como anunciación lucana escuchamos una revelación vertida en
Rom 1, 3 muestra a Jesús nacido de la simiente de David. lenguaje postresurreccional.
Sin embargo, mientras que en la fórmula (prepaulina) de
Rom contrastan entre sí las filiaciones davídica y divina Orígenes de la concepción virginal. Lo observado sobre
como sendos estadios (uno según la carne y el otro a partir el origen de la cristología en 1, 35 no resuelve la cuestión
de la resurrección), en Le 1, 32-33. 35 ambas filiaciones se de por qué esa cristología de la divina filiación va aneja
producen en virtud de la concepción. a la concepción de Jesús por una virgen. Deseosos de res-
Propugnamos, pues, que el mensaje de la anunciación ponder a esta pregunta, comenzamos advirtiendo al lector
lucana es lenguaje cristológico reflexivo y formulación de no ser para todos obvio que Lucas intentase describir una
la iglesia posterior a la resurrección. P a r a decirlo de otro concepción virginal. Aunque María es claramente presen-
modo, las palabras del ángel a María dramatizan vivida- tada como virgen al tiempo de la anunciación (parthenos
mente lo que la iglesia ha dicho sobre Jesús después de dos veces en 1, 27; cf. 1, 37), le es dicho "concebirás" (1,
resucitado éste, y asimismo sobre el ministerio que sigue 31) 4é. Esta futura concepción puede entenderse como sién-
a su bautismo. Ahora bien, esa cristología ha sido retro- dolo, "...en la forma humana ordinaria, de un niño agra-
traída y se aplica a Jesús ya desde su concepción en el ciado con el favor especial de Dios, que va a nacer merced
seno materno 4 3 . Hallamos en Mt (supra) una situación a la intervención de su Espíritu y será reconocido heredero
muy similar; para uno y otro evangelista, Jesús es el Hijo del trono de David, Mesías e Hijo de Dios" 47 . Esta inter-
de Dios desde el comienzo mismo de su vida.
Todo esto significa que 1, 32-33. 35 difícilmente puede
considerarse palabras explícitas divinamente reveladas a 44. La o b r a de R. L a u r e n t i n , Jésus au temple, está escrita d a n d o p o r
s e n t a d o q u e María supo desde el m o m e n t o de la a n u n c i a c i ó n q u e J e s ú s era d e
n a t u r a l e z a divina. Si no se s u p o n e a María o c u l t a n d o tal noticia a los s e g u i -
d o r e s de J e s ú s , s e m e j a n t e p r e c o g n i c i ó n de su d i v i n i d a d h a c e ininteligible la
larga lucha p o s t r e s u r r e c c i o n a l p o r la conquista de esa v e r d a d . La r e p r e s e n -
40. "Espíritu s a n t o " está en el original griego sin a r t í c u l o , p o r lo q u e "el tación m a r c a n a del secreto m e s i á n i c o y el diseño q u e Me traza de María,
Espíritu s a n t o " es i n t e r p r e t a c i ó n t a n t o de pneuma hagion (Le 1, 35) como de quien n a d a c o m p r e n d e , se c o n v e r t i r í a n en g r a v e s distorsiones.
pneuma hagiosynes (Rom 1. 4). P a r a o t r a s t r a d u c c i o n e s posibles de las ú l t i - 45. Si se acepta la historicidad de la concepción virginal, ese a c o n t e c i -
m a s p a l a b r a s del versículo ("el santo niño será l l a m a d o Hijo de Dios"; "el m i e n t o t u v o q u e c o n s t i t u i r u n a especie de revelación p a r a María, a u n q u e
n i ñ o será santo, se l l a m a r á Hijo de Dios"), cf. B r o w n , Birth, 291-292. costase a ésta toda u n a vida el hallazgo de u n l e n g u a j e cristológico en q u e
41. El título " s a n t o " (El Santo) de Le 1, 35 no es d a d o a J e s ú s en el verterla.
b a u t i s m o , sino q u e a p a r e c e poco d e s p u é s en Le 4, 34. 46. Syllempse es en griego u n f u t u r o . No a c e p t a m o s la tesis de q u i e n e s ,
42. Las ideas clave de 1, 32-33 (de q u e J e s ú s s e r á g r a n d e , se le l l a m a r á p r e s u m i e n d o un original semítico, alegan q u e el s u b y a c e n t e harah h e b r e o ,
Hijo del Altísimo, a él se d a r á el t r o n o de David, en c u y a casa r e i n a r á , c a r e n t e de v a l o r t e m p o r a l e x a c t o , q u i e r e d e s i g n a r u n a acción p r e s e n t e : "Has
r e i n o eterno) están todas en la p r o m e s a de N a t á n a David de 2 Sam 7, 9, 13. concebido en este i n s t a n t e " . Así G. H. Box, V¡rgi?i birth, en J. Hastings (ed.),
14. 16. P a r a la c o m p o n e n t e davídica de la cristología del NT, cí. Fuller, Fun- A d i c t i o n a r y o/ Christ and the gospels, 1912, 2.806. G r a y s t o n e , Virgin, 89-93.
damentos, 120-124; 172-175; 197-201; E. Lohse, huios Dauid, TDNT, 8. 484-487 a d u c e i n t e n t o s de leer el f u t u r o griego como r e f e r e n c i a al p a s a d o . Refutan
<ed. orig.: T W N T ) . esa tesis los n u m e r o s o s f u t u r o s v e r b a l e s en el c o n t e x t o de 1, 31-33. 35. y el
43. Al aplicar a la r e s u r r e c c i ó n y al b a u t i s m o el lenguaje de la divina h e c h o de que es imposible q u e María h a y a concebido a n t e s de r e s p o n d e r
g e n e r a c i ó n , éste se h a c e o b v i a m e n t e simbólico. La posibilidad de realismo es a f i r m a t i v a m e n t e en 1, 38. Cf. Taylor, Historical evidence, 38-40; J. Gewiess,
m a y o r h a b l a n d o d e u n a concepción, en especial faltando p a d r e h u m a n o . Die Marienfrage Lk 1, 34: BZ 5 (1961) 221-254.
P e r o ni s i q u i e r a u n a cristología concepcional hace referencia a la filiación 47. F i t z m y e r , Virginal conception, 567 —visión q u e i m p u g n a R. E. B r o w n ,
o n t o lógica. Luke's description of the virginal conception : TS 35 (1974) 360-362.
122 María en el evangelio de Lucas y en los Hechos María en el relato del nacimiento (Le 1-2) 123

pretación no se refuta con la simple alegación de que la


con su sombra" provienen, según hemos visto, de formu-
concepción futura va a ser obra del Espíritu santo (1, 35),
laciones cristológicas neotestamentarias en las que no cabe
pues hemos visto (cap. 3) que tampoco la referencia de
contenido s e x u a l " . Dios no es, en la concepción de Jesús,
Pablo a Isaac como "nacido según el Espíritu" (Gal 4, 29)
un compañero sexual, sino un poder creador 52. El aspecto
necesita implicar falta de padre humano. 4 8
maravilloso de éste, por virtud del cual un niño es engen-
En el equipo, sin embargo, la mayoría estaba persuadida drado de una virgen, no envuelve devaluación de la gene-
de que Lucas realmente supuso e intentó describir una ración humana, que en el pensamiento hebreo (Gen 1, 28;
concepción virginal, aunque no esclarece ese punto también 8, 17) es prosecución preceptuada y participación en la
como Mateo. Para llegar a esa conclusión, no hemos inter- acción creadora de Dios. La tesis de una teología posterior,
pretado a Lucas sirviéndonos de Mateo, sino que nos hemos según la cual, Jesús tuvo que ser concebido por una vir-
ceñido a la estructura y patrón del relato lucano de la gen, debido a que la transmisión del pecado original se
infancia. El paralelismo entre Jesús y J u a n el Bautista relaciona con la naturaleza sexual de la propagación hu-
tiene por designio demostrar que Jesús es el más grande. mana, para nada aparece reflejada en Le (ni en Mt) 5!. Por
En el caso del Bautista, la edad y esterilidad de los padres fin, al interpretar la concepción virginal de Jesús como la
son obstáculo que ha de superar una intervención divina; del Hijo de Dios 54 , reconocemos que Lucas no habla de
se esperaría una intervención mayor en el caso de Jesús, la encarnación de un preexistente ser divino. La idea de la
la que no se verifica, si no es concebido con el auxilio preexistencia se encuentra en otros libros neotestamenta-
divino, y sí, en cambio, admirablemente, cuando su con- rios (supra, cap. 5) y representa una cristología diversa de
cepción es virginal. Estableciendo, además, la esterilidad la que supone la concepción virginal. (Es digno de notar
y edad de los padres del Bautista en 1, 7 se hace real la que, tanto la cristología preexistencial como la de la con-
pregunta "cómo" en 1, 18, y el obstáculo que ha de superar cepción, implícitamente repelen la tesis de que Jesús fuese
el poder divino según la respuesta del ángel (1, 19-20). De un hombre al que Dios adoptó como hijo durante la vida
manera análoga la virginidad de María, descrita en 1, 27, o en el bautismo). Sólo en el período posterior a Le (y
es la base de su pregunta "cómo" en 1, 34, u obstáculo a después de Mt) hallamos atestiguado el nexo de una y otra
superar por el poder divino según respuesta del ángel, 1, cristología, merced al cual el verbo divino preexistente
35. Ultima razón para ver en Lucas a un adicto de la con- toma carne (ideas joaneas) en el seno de la virgen María
cepción virginal es que, de haber sido Jesús engendrado (ideas lucanas y mateanas). 5 5
por José, apenas tendría sentido la referencia al primero
como "supuesto" hijo del segundo en 3, 23. Atendemos ahora a la cuestión específica del origen de
la noción lucana de que Jesús fuese concebido virginalmen-
Sin embargo, al aceptar la tesis de que Lucas se repre- te. Hemos visto cómo Mt 1, 22-23 hace de Is 7, 14 una cita
sentaba una concepción virginal en 1, 34-35, deseamos evi-
tar ciertas malas interpretaciones de ella. Lo que ahí se
describe no es un hieros gamos, "matrimonio sagrado" o desde el de las religiones m i s t é r i c a s del p a g a n i s m o (H. Leisegang, Pneurna
unión entre un dios y una mortal 4 9 . Lucas no entiende que Ungían, Leipzig 1922, 25-33). Cf. refutación en Dibelius, Juiíti/rauensohn,
19-22.
Dios o el Espíritu santo sustituyan a la parte masculina; 51. Cf. supra. La función del E s p í r i t u en J e s ú s p r e p a r a a la s a b i d u r í a
"cubrir con la sombra", en 1, 35 carece de implicación j e s u á n i c a d e m o s t r a d a en 2, 46-52: J e s ú s es capaz de b a u t i z a r con el Espíritu
(3, 16) y, t r a s su propio b a u t i s m o , está r e p l e t o de él (4, 1), P a r a " c u b r i r con
sexual 50 . La acción del Espíritu y la expresión "cubrirá su s o m b r a " cf., a d e m á s de la transfiguración 19, 34), Ex 40, 35.
52. Cf. L. L e g r a n d , Fc'comiitc' virrpitale sclnn l'Es¡>rit iians íe nauveau
testament: N R T 84 (1962) 785-805,
53. B r o w n , Virginal conception. 38-41.
54. Nótese la lógica de 1, 35: p o r q u e el Espiritu santo d e s c i e n d e sobre
48. W. E. P h i p p s . Was Jesús rnarried?, New York 1970, 39-46. postula una María, el niño q u e va a n a c e r se llamará " s a n t o " : p o r q u e el p o d e r del Altí-
doble p a t e r n i d a d de J e s ú s : la del Espíritu s a n t o y la de un p a d r e h u m a n o . simo la c u b r e con su s o m b r a , el n i ñ o q u e va a n a c e r será llamado "Hijo de
49. Ciertos lectores griegos de historial p a g a n o p u d i e r o n sin d u d a i n t e r - Dios". Ese versículo articula el r e s u l t a d o de la generación divina. Capta
p r e t a r la escena l u c a n a en esta forma. dicha idea el dio, "por eso", q u e i n t r o d u c e la última linea de 1, 35, pues p r o -
50. " C u b r i r con su s o m b r a " ha estado sujeto a i n t e n t o s de i n t e r p r e t a c i ó n b a b l e m e n t e connota causalidad (cf. Flp 2, 9).
sexual, ya desde el c a m p o rabínico (D. Daúbe, ZNAV 48 119571 119-120), ya 55. Ignacio, Magn 8, 2 (Jesús en c u a n t o P a l a b r a ! : Ef 19, 1 (virginidad de
M a r í a ) ; asimismo Arístides, Apología, 15, 1: J u s t i n o , Apología, 1, 21 y 23.
224 María en el evangelio de Lucas y en los Hechos
María en el relato del nacimiento (Le 1-2) 125

de reflexión cuando el ángel anuncia la concepción virgi-


nal. Aunque concluíamos que Mt probablemente ha aña- realidad un paralelo significativo, pues la declaración
dido esa cita a una narración preexistente que contenía forma parte del anuncio estereotipado de un nacimiento
la concepción virginal, debemos ahora suscitar la cuestión (cf. 3bc en el cuadro supra). Una vez que había un mo-
del posible influjo sobre Le de Is 7, 14. No hay cita espe- delo veterotestamentario, apenas podía expresarse Le en
cífica lucana del pasaje isaiano, pero un número de comen- otra forma, en su deseo de articular el mensaje del futuro
taristas propugna que Is 7, 10-14 ha influido en la escena nacimiento.
lucana de la anunciación 5Ó . Cataloguemos los puntos de
contacto sugeridos y evalúennoslos: Globalmente los puntos de contacto entre Le e Is 7 no
nos resultan lo bastante específicos como para sentar una
—"virgen" (parthenos) tanto en Le 1, 27 (dos veces) como dependencia del primero con respecto al segundo. Le de-
en Is 7, 14. Es un paralelo relevante; pero vimos en el pende del patrón anunciacional veterotestamentario, y he-
relato mateano la posibilidad de que estuviese influido mos de ver cómo la historia del nacimiento de Samuel ha
por Dt 22, 23, ley de la "doncella prometida", que puede dejado en la narración lucana huellas mucho más ciertas
haber sido un factor en cualquier tradición preevangélica que Is 7.
de que Jesús haya sido virginalmente concebido; Queda, pues, en pie el problema con que tropezamos
al considerar Mt 1, 18-25. Si la idea de una concepción
—"casa de David" tanto en Le 1, 27 como en Is 7, 12. De virginal no vino sencillamente de meditar Is 7, 14, ¿de
nuevo relevante, aunque su empleo es diferente: en Is es dónde vino? Más arriba examinábamos soluciones diversas
un llamamiento, en vocativo, al rey; en Le un elemento que los estudiosos proponen: origen puramente teológico
determinante de la genealogía de José, análogo al que (teologúmeno) 59, en cuanto que se escenifica el hecho de
caracteriza a Zacarías cuando se le anuncia el nacimiento ser Jesús Hijo de Dios por el Espíritu santo —escenificación
del Bautista (1, 5). Puesto que Le 1, 32-33 se hace eco de coloreada por una conjetural tradición judeo-helenística,
2 Sam 7 (cf. supra, nota 42), "casa de David" puede pro- según la cual, los patriarcas habrían sido concebidos vir-
venir de 2 Saim 7, 11. 13. 16; ginalmente; origen en parte histórico, en parte teológico,
donde el supuesto nacimiento de Jesús, en un plazo a todas
—"el Señor" en Le 1, 28 e Is 7, 10 57. Es una expresión bíblica luces demasiado corto después que María y José comen-
demasiado común como para que signifique un paralelo; zaron a vivir juntos, se interpretó, no en términos de
—"concebirás en tu seno y darás a luz un hijo al que pon- relaciones pecaminosas entre sus padres, sino dando por
drás por n o m b r e . . . " en Le 1, 31, en Is 7, 1458. No es en sentada la santidad de éstos y la impecabilidad de aquél;
origen puramente histórico, que supondría una tradición
familiar transmitida por María. Como se vio, todas las
56. A. Vbgtle, Offene Frage, 46; H. S c h ü r m a n n , Lukasevangelium, 62-63;
teorías propuestas entrañan dificultades. En lo que sí con-
J . - P . A u d e t , L'annonce á M a r t e : RB 63 (1956) 364-374. C o n t r a r i a m e n t e F í t z - vinimos, salvo alguna diferencia de acento entre nosotros,
m y e r , Virginal conception, 568, n. 89: "No se p r u e b a en lo m á s m í n i m o q u e
L u c a s h a y a configurado su a n u n c i a c i ó n en d e p e n d e n c i a de Isaías". fue en la "posibilidad y aun probabilidad de una aceptación
57. A u n q u e nos es conocida la p r e s e n c i a en Is 7, 14 (LXX), de kyrios preevangélica de la concepción virginal". Dicho de otro
q u e Le e m p l e a , no h a y p r u e b a s ciaras de q u e , en el siglo I d. C , las v e r s i o -
nes g r i e g a s de ia Biblia h e b r e a e m p l e a r o n kyrios para traducir YHWH. modo, recordando los tres estadios en la formación de los
Cf. J. A. F i t z m y e r , The Semitie background for tile new testament Kyrios
titíe, en A wandering Aramean: collected Aramaic studies, Missoula 1978;
cf. G. H o w a r d , The tetragram and the new testament: J B L 96 (1977) 63-83.
P e r o a u n no escribiéndose kyrios, p u e d e se p r o n u n c i a s e , si e] lector griego
veía t r a n s c r i t o el divino n o m b r e h e b r e o en la Biblia griega. Ziegler. La lección s i m i l a r es quizá el esfuerzo de un a m a n u e n s e cristiano
58. El griego de L u c a s es m u y afín al de Isaías, con la posible e x c e p c i ó n por a c o m o d a r el t e x t o de Is a Le. Todos estos m a n u s c r i t o s son copias cris-
d e " c o n c e b i r á s en t u v i e n t r e " . Le 1. 31 dice syllcmpse en gastri; a t e s t i g u a n t i a n a s del AT.
los códices B y C, a l g u n o s m i n ú s c u l o s y la S i r o h e x a p l a u n a lección m u y 59. Como señala McHugh. M o t h e r , 309-321, se usa este t e c n i c i s m o al m e -
s i m i l a r de Is 7, 14, en gastri lempsetai, a c e p t a d a p o r Swete. La lección v a - nos desde el Jungfrauensohn de Dibelius. P e r o en g e n e r a l lo evitamos, por-
r i a n t e , en gastri hexei, " t e n e r en el v i e n t r e " , q u e a t e s t i g u a n los códices q u e e n c i e r r a diversos significados; cf. F i t z m y e r , Virginal conception. 548-549.
Sinaítico y A l e j a n d r i n o , y m u c h o s m i n ú s c u l o s , es a c e p t a d a p o r Rahlfs y en especial, notas 25, 26. Hay q u i e n e s lo usan p a r a d e s i g n a r el t r a s l a d o de un
c o n c e p t o p u r a m e n t e teológico a u n a n a r r a c i ó n en a p a r i e n c i a histórica.
126 María en el evangelio de Lucas y en los Hechos María en el relato del nacimiento (Le 1-2) 121

evangelios, cf. cap. 2, hemos perseguido la concepción vir- familia escatológica que Jesús va a reunir. Aunque le ha
ginal hasta el segundo estadio, pero reconocemos a la mo- sido dada una señal (1, 36-37), es una creyente a quien
derna aproximación científica incapaz de alcanzar el pri- basta la palabra de Dios 62 . Para Lucas es la primera dis-
mero o histórico, lo que no es negar en modo alguno la cípula cristiana. Lucas mostrará luego en Hech que el
historicidad. Ml Espíritu santo es el primer motor de la comunidad cris-
tiana —Espíritu idéntico al que actúa ya en María (1, 35).
La respuesta de María. Lo hasta aquí expuesto sobre
1, 34-35 no nos dice mucho en cuanto a la visión lucana de
María. Hemos visto cómo su pregunta en 1, 34 no revela la c) Implicaciones marianas de 1, 28
actitud personal que adopta hacia la virginidad, sino que
conduce más bien a la declaración cristológica del ángel Las primeras palabras del ángel Gabriel a María son
en 1, 35: Jesús es el Hijo de Dios, concebido por el adve- una salutación bien conocida, cuya traducción no carece
nimiento del Espíritu santo. Esta concepción admirable, sin de problemas:
la intervención paterna, muestra el poder creador de Dios
en acción, pero sobre María no dice sino que es su ins- chaire, kecharitornene, ho kyrios meta sou (Nestle,
trumento. La estima que Lucas realmente tiene de María UBSGNT).
se manifiesta sólo en 1, 38, cuando ella reacciona a la
Salve, oh agraciada, el Señor está contigo (RSV).
revelación cristológica del ángel: "He aquí la esclava del
Señor. Hágase en mí según tu palabra". Si, según vimos, Salve, llena de gracia, el Señor está contigo:
1, 32. 33. 35 contiene una proclamación postresurreccional
básica de la fe cristiana, entonces se hace de María la bendita eres tú entre las mujeres (Douay, de la Vul-
primera que escuchó el evangelio. gata).
Más adelante examinaremos Le 8, 19-21, forma lucana Alégrate, ¡oh hija sobremanera agraciada! El Señor está
de Me 3, 31-35 y Mt 12, 46-50, donde aparecen los que contigo.
componen la familia escatológica de Jesús. Lucas modifi-
cará esa escena por lo que toca a la familia física, pero Bendita eres tú entre las mujeres (NAB, del griego).
mantendrá en sustancia el principio de lo que constituye
al discípulo ideal, a saber, oír la palabra de Dios y ejecu- Hay algunos puntos de menor importancia. La cláusula
tarla (8, 21; cf. asimismo 8, 15: oír la palabra y retenerla). final "Bendita eres tú entre las mujeres", aunque figura
En esta luz es significativa la reacción de María a la pro- en algunos testigos g r i e g o s " y en la Vulgata, es con toda
clamación del ángel que inaugura el evangelio. Su "he certeza adición posterior al texto de Le: el copista tomó
aquí la esclava del Señor" hace eco a la descripción bíblica esas palabras del saludo de Isabel en Le 1, 14. "El Señor...
de la piadosa madre de Samuel (1 Sam 1, 18). Pero María contigo" (el texto griego no lleva artículo) M es un saludo
es más que una santa del AT 6 1 ; pues el que oiga la palabra
de Dios y la reciba, significa que cumple el requisito de la
62. Así Raisánen, Mutter, 104-106. C o n v i e n e con F. M u s s n e r en c o m p a r a r
la fe de M a r í a con la d e A b r a h a m cual la p r e s e n t a Rom 4. Muchos ven
a s i m i s m o el c o n t r a s t e e n t r e el acato de María y la i n c r e d u l i d a d de Z a c a -
60. E. C. H o s k y n s - F. N. Davey, The riddle oí the neiü testament, Lon- rías (1, 20).
don '1947, 98-99: "Nada p u e d e decir el h i s t o r i a d o r crítico p o r lo que a t a ñ e a 63. Códices A. C, D, Zeta; la t r a d i c i ó n t e x t u a l b i z a n t i n a ; a s i m i s m o algu-
la creencia en el n a c i m i e n t o virginal... Este único p u n t o de coincidencia n a s v e r s i o n e s a d e m á s d e la latina. No es exclusivo de las t r a d u c c i o n e s c a t ó -
i e n t r e a m b o s relatos de la infancia) p r u e b a sólo q u e n i n g u n o de los dos licas, p u e s a p a r e c e en la K J V ; pocos estudiosos e m p e r o lo d e f e n d e r í a n hoy.
e v a n g e l i s t a s es r e s p o n s a b l e de h a b e r o r i g i n a d o la creencia... Mateo y L u c a s Cf. Metzger, T C G N T . 129.
d a n carta de adopción ai n a c i m i e n t o virginal en sus r e s p e c t i v a s narraciones... 64. P u e d e a ñ a d i r s e u n o p t a t i v o ("Que el S e ñ o r esté contigo"!, pero aquí
Ningún crítico p u e d e decir si su acción estaba justificada", t i e n e m á s bien fuerza d e c l a r a t i v a : "El S e ñ o r está contigo". Cf. W. C. van
61. La última frase del ángel en 1. 37. " P a r a Dios no h a y p a l a b r a [o cosa. Unnik, D o m i t m s vobiseum: the background uf a liturtiiciit formula, en New
re»]" I imposible", es eco de Gen 18. 14 (LXX), " ¿ H a b r á p a r a Dios alguna testament essays: studies in m e t n o r y of Thomns Wcilter Mímxou, M a n c h e s t e r
p a l a b r a lo cosa, reinal imposible?", q u e se p r e g u n t a en relación a Sara. 1959, 270-305, esp. 288-289.
128 María en el evangelio de Lucas y en los Hechos
María en el relato del nacimiento (he 1-2) 129

bastante habitual, por ejemplo, J u e 6, 12. Se ha alegado


que semejante saludo no es dirigido normalmente a una ha creado dificultades, no al nivel de la intención lucana,
mujer en Israel o el judaismo 6 5 ; el que María se turbe sino en los términos de la teología posterior. Le no atribuye
ante "lo que pudiera significar aquel saludo" (1, 29), puede exuberancia o plenitud al "favor" de la generación del
referirse más al hecho de ser saludada por un ángel, que Hijo de Dios; esa generación, descrita en 1, 32-33. 35, im-
al saludo mismo. En cualquier caso, no ha de tomarse al plica, según vimos, una anticipación de la buena nueva
pie de la letra, en el sentido de una concepción que ha cristológica proclamada por el cristianismo postpascual. La
tenido lugar, es decir, el Señor (Jesús) está contigo. La rnariología posterior, sin embargo, tomó literalmente la
diferencia en la traducción de chaire, por "salve" o por plenitud, en el sentido de posesión personal de gracias y
"alégrate", tiene importancia, pero será tratada más ade- privilegios por parte de María, como lo ilustra el principio
lante. numquam satis, "nunca se dirá lo bastante de María, pues
Nuestro principal interés aquí es la traducción de ke- está «llena de gracia»". Se ha objetado también cuando
charitomene. Aunque su empleo conlleva una aliteración "gracia" ha correspondido, no sólo a gracia o favor divino
con chaire, ese vocablo es voz pasiva del participio pasado conferido a María, sino además a la gracia que ella debe
de charitoun, verbo denominativo relacionado con charis conceder a otros ". Los debates en torno a estos puntos no
("favor, gracia"), que significa "otorgar gracia, ser favo- caen dentro del ámbito de nuestro estudio, aunque conve-
rable, bendecir" (cf. Ef 1, 6) 66. Atañe a María, como a quien nimos en que tales interpretaciones claramente rebasan el
ha sido "agraciada y favorecida (por Dios)" 6 7 , y es expli- contenido del texto lucano. 1 1
cado por Le en v. 30, "has hallado gracia ante Dios", es
decir, María ha sido elegida por Dios para que conciba al
Mesías (31-33) y dé a luz al Hijo de Dios (35). d) ¿María como "Hija de Sión", y simbolismo afín?
Aunque el verbo denominativo es habitualmente ins- (1, 28. 35. 43)
trumental o factitivo (charitoun significa constituir a al-
El problema de si traducir el chaire de 1, 28 por "salve",
guien en charis), ocasionalmente tiene un sentido de ple-
o bien por "alégrate" (en especial NAB, "Alégrate, oh hija
nitud 6S, de donde la traducción "gentilmente o sobremanera
sobremanera agraciada") nos introduce en una inmensa
favorecida". Es lo que refleja la versión latina de la Vul-
literatura, centrada en un simbolismo lucano propuesto
gata "(Ave) gratia plena", que aparece en la famosa ora-
para María en cuanto Hija de Sión 73 , personificación feme-
ción del "Ave María" 0 9 . La traducción "llena de gracia", que
nina del pueblo de Dios (Israel, la iglesia), y Arca de la
no es literal y va cambiando en los traductores católicos 70,
alianza. Aunque expuesto mayormente en francés para
católicos romanos 7 4 (con poca aceptación empero de sus
65. G r u n d m a n n , Lukas, 55-56. En Rut 2. 4 e m p e r o se dirige a un a u d i t o r i o correligionarios germánicos), ese simbolismo encontró tam-
que integran hombres y mujeres.
66. H. C o n z e l m a n n , •'charis...", T D N T í). 392-393, n. 148, 168 (ed. o r i g . :
T W N T ) . A s i m i s m o M. C a m b e . La charis chez saint Luc: remarques sur
quelques textes, notamrnent le k e c h a r i t o m e n e : RB 70 (1963) 193-207. 71. Cf. P l u m m e r , Luke, 22: "El gratia plena d e la Vulgata es m u y i n d e -
67. Ver t a m b i é n u n a referencia a Ana, la m a d r e de S a m u e l (1 Sam 1-2), t e r m i n a d o . Es c o r r e c t o si significa 'llena de gracia, que has recibido'; inco-
p o r p r o v e n i r su n o m b r e de la raíz hnn, "favorecer"; c o n v e n c e sólo a los ya r r e c t o si 'llena de gracia, que has de conceder'".
c o n v e n c i d o s de q u e s u b y a c e a esta sección de Le u n a f u e n t e h e b r e a , por 72. En cap. 2. reflexionamos sobre la fina línea q u e s e p a r a la eiségesis
e j e m p l o , L a u r e n t i n (supra, nota 11). d e u n a exégesis p e r c e p t i v a y m á s q u e literal de la E s c r i t u r a en la teología
68. E x a m i n a d o p o r Moulton, GNTG, 2, 393-397. cristiana posterior.
69. Un trozo de esa oración, q u e c o m b i n a 1, 28 con 1, 42 de la Vulgata 73. Sión se l l a m a b a u n a p a r t e d e J e r u s a l é n o u n a colina de esa c i u d a d ;
l"Salve, María, llena de gracia, el S e ñ o r es contigo; b e n d i t a tú e r e s e n t r e las llegó a d e s i g n a r a J e r u s a l é n m i s m a . En c u a n t o e n t i d a d geográfica, "hija"
m u j e r e s y b e n d i t o es el fruto de tu vientre") se r e m o n t a p o r lo m e n o s al d e n o t a subdivisión, por ejemplo, u n a ciudad, población o aldea. El AT m e n -
Líber Antiphonianus, a t r i b u i d o al p a p a G r e g o r i o Magno (m. 604). Hacia 1198 ciona a u n a "hija" de Egipto, Babilonia, Edom, Dibón, etc. H. Cazelles, Filie
se reconoció como f ó r m u l a a e n s e ñ a r j u n t a m e n t e con el c r e d o y eí p a d r e - de Sion et thcologie mariale dans la Bible: B S F E M 21 (1964) 51-71, ha sos-
n u e s t r o . La s e g u n d a p a r t e de ella, q u e a d a p t a las p a l a b r a s de Le 1, 43 ("ma- tenido q u e "Hija de Sión" hacía o r i g i n a r i a m e n t e referencia a u n b a r r i o
d r e de mi S e ñ o r " ) , se a ñ a d i ó en el siglo X V : " S a n t a María, M a d r e de Dios, n u e v o de J e r u s a l é n q u e h a b i t a b a n p o b r e s refugiados n o r t e ñ o s d e s p u é s q u e
ruega p o r n o s o t r o s p e c a d o r e s a h o r a y l e n ] la hora de n u e s t r a m u e r t e " . cayó S a m a r í a en 721 (cf. Miq 4, 8. 10. 13). P e r o llegó a significar toda J e r u -
70. Cf. NAB; McHugh, Moiher, 48, "favorecida con gracia d i v i n a " ; S c h ü r - salén, y a u n todo J u d á o Israel. C. M c H u g h , Mother, 438-444.
m a n n , Lukasevangelium, 41, " b e g n a d e t e " ( a g r a c i a d a ) . 74. L a u r e n t i n , S t r u c t u r e , 64-81. 148-161, s u m i n i s t r a u n r e s u m e n de m u c h o s
a r g u m e n t o s suyos.
130 María en el evangelio de Lucas y en los Hechos María en el relato del nacimiento (Le 1-2) 131

bien entre los no romanos a fuertes adictos, particularmen- Chaire, "alégrate". El verbo chairein (imper. o infinit.,
te en las décadas cuarta y quinta de este siglo 75. Con vasto sing. o plur.) se empleaba en el griego profano normal
apoyo en una concordancia de LXX, los exponentes de ese para saludar o decir hola a alguien (Mt 26, 49; 28, 9), o
simbolismo propugnan a menudo que, hallándose en cierto bien al comienzo y fin de una carta (Jds 1, 1; Flp 3, 1; 4, 4),
pasaje veterotestamentario un término empleado por Le, y de ahí que en Le 1, 28 se lo traduzca por el latino "ave"
era intención de éste invocarlo, no menos que su contexto (esp. "salve", "hola"). Semejante traducción armoniza con
y pasajes relacionados con él. Ahora bien, no es ni impo- la referencia en 1, 29 a "este saludo". Sin embargo, S. Lyon-
sible ni improbable que, con su vocabulario, Le haya que- net 7 b propugna que chaire debe traducirse literalmente por
rido hacer referencia implícita a cierto pasaje del AT, o "alégrate", pues en las escenas que tienen fondo semítico
que en el relato de la infancia retrate a María contra un Le emplea eirene, "paz" (hebr. Shalóm), no chaire, como
fondo simbólico veterotestamentario —el relato lucano de saludo ordinario (10, 5; 24, 36). De entre unas ochenta
la infancia abunda en ecos de Abraham y Sara, de la des- acepciones de chaire en LXX, cerca de doce hacen refe-
cripción daniélica de Gabriel, de la historia de Samuel, de rencia al gozo con que se reacciona a un acto salvador
la promesa hecha a David, de patrones de anuncios nata- divino (Ex 4, 31; 1 Re 5, 21; Is 66, 7); y esa es la clase
licios. Sin embargo, cuanto más sutil es la influencia vete- de gozo a la que Lyonnet cree hace referencia Le. La forma
rotestamentaria en Le, tanto mayor es la necesidad de específica de chaire se usa en L X X cuatro veces, en tres
pruebas, especialmente si el simbolismo no está bien ates- de las cuales va dirigida a la Hija de Sión. Dos son par-
tiguado en otros contextos del primer siglo cristiano. Vie- ticularmente importantes:
nen a cuento aquí algunas consideraciones metodológicas.
Si el término griego en cuestión no es raro, tampoco puede Zac 9, 9 (citado en Mt 21, 5 y Jn 12, 15);
presumirse que Lucas lo tomara en préstamo a LXX; si es ¡Alégrate [chaire] sobremanera, oh Hija de Sión!
común en LXX, debe probarse que Lucas miraba a un ¡Prorrumpe en gritos, oh hija de Jerusalén!
cierto pasaje más bien que a otros; y no deben suponerse He aquí que tu rey viene a ti;
en poder de Lucas unas concordancias que le permitiesen triunfante y victorioso es él,
humilde, cabalgando sobre un jumento,
relacionar todos los pasajes en los que figura un término. sobre un pollino, cría de asna.
Por fin, aun establecida cierta posibilidad de referencia
sutil al AT, debe preguntarse aún, si habría captado esas Sof 3, 14-17 (LXX) "
sutilezas algún auditorio falto de clara indicación por parte Alégrate [chaire], oh Hija de Sión...,
de Lucas. De otra suerte, el posible simbolismo no ayudaría el rey de Israel, el Señor, está en medio de ti [en meso sou]...
realmente a determinar el primitivo pensamiento cristiano Ten ánimo, Sión...
El Señor tu Dios está en ti [en soi]
sobre María. No convenció al equipo gran parte del simbo- el poderoso te salvará.
lismo propuesto, aunque haya optado por examinarlo bre-
vemente.
• La tesis de que Lucas tuvo en cuenta tales pasajes se
realiza a veces señalando que en 1, 27 llama dos veces
75. A. G. H e b e r t , The Virgin Mary as the Daughter of Zion: T h e o l o g y virgen a María, y que el AT habla de la virgen Hija de
53 (1950) 403-410; G. A. F. K n i g h t . The Virgin and the oíd testament: The Sión o virgen Israel; se alega también el paralelismo entre
R e f o r m e d Theological R e v i e w (Australia) 12 (1953) 1-13; and The Protestant
world and mariology: S J T 19 (1966) 55-73; M. T h u r i a n , Maria, madre del
Señor, Zaragoza 1968. Rico en detalles es H. Sahlin, Messias; p e r o el valor
d e los c o m e n t a r i o s q u e h a c e d e p e n d e en p a r t e de su teoría (p. 9-10. 56-69).
p o r la q u e . hacia el 50 d. C , cierto j u d í o a n t i o q u e n o escribió u n p r o t o - L c
semítico, t r a d u c i d o p r o b a b l e m e n t e al griego con adiciones p o r L u c a s e n t r e 76. Cf. los a r t í c u l o s Chaire hecharitomene y Le récit; a s i m i s m o L a u r e n -
el 60 y el 65. Según i m a g i n a t i v a r e c o n s t r u c c i ó n de Sahlin. el p r o t o - L c o s t e n - tin, Structure, 64-71; M c H u g h , Mother, 38-47. Desde O r í g e n e s hasta el p e r i o d o
t a b a un m a y o r simbolismo v e t e r o t e s t a m e n t a r i o , p o r ejemplo, el Magníficat bizantino, los a u t o r e s griegos e n t e n d i e r o n el c h a i r e lucano como " a l é g r a t e " .
fue p r o f e r i d o p o r Zacarías al respecto d e Sión, la sierva del Señor. P a r a 77. C i t a m o s a Z a c a r í a s p o r el h e b r e o y a Sofonías p o r los LXX ¡.ara d e -
Sahlin, María fue el símbolo literario de Israel; e n c a r n a b a en c a m b i o la m o s t r a r q u e los e x p o n e n t e s d e la teoría i n v o c a n u n a y otra lenguu, y a u n
" p e r s o n a l i d a d c o r p o r a t i v a " de éste, siendo ella m i s m a histórica, p a r a a l g u n o s realzan las s e m e j a n z a s p a s a n d o del h e b r e o al griego y viceversa en el m i s m o
católicos. pasaje. Ni a u n m í n i m a m e n t e se p r u e b a q u e el a u t o r de Le supiese h e b r e o .
María en el relato del nacimiento (Le 1-2) 133
132 María en el evangelio de Lucas y en los Hechos
negamos posibilidad a la tesis de Lyonnet, pero según estos
el lucano "El Señor está contigo [meta sou]" y "El Señor argumentos, nada cierto o probable puede asentarse sobre
está en medio de ti... en ti" 7 8 , de Sofonías. ella.
Cataloguemos algunas de las dificultades con las que
esta tesis tropieza 7 9 : (a) Chaire era entre los grecoparlan- El arca de la alianza. Intimamente relacionada con la
tes una interjección tan común como puede serlo "adiós"; tesis que venimos discutiendo está otra figuración que ve
sin una advertencia, ¿adivinarían los lectores de Lucas, que en la María lucana el arca de la alianza o el tabernáculo 8 1 .
lo que normalmente significaba "hola", debía revestir el En 1, 35 le es dicho a María, "El poder del Altísimo te
significado de "alégrate", más que lo haría un auditorio cubrirá con su sombra [episkiazeiny'. Ese mismo verbo
actual, del que sin previo aviso se quisiera tomase "adiós" se emplea cuando la nube de la gloria de Dios cubre con
literalmente por "ir con Dios"? (b) P u r a m e n t e hipotética su sombra el tabernáculo en el desierto (Ex 40, 35; Núm
es la pretensión de que Lucas emplease eirene m, no chaire, 9, 18. 22), como cuando cubren con su sombra el arca los
para referirse al saludo normal, porque el fondo sea aquí querubines alados (Ex 25, 20; 1 Crón 28, 18). En Le 1, 43,
semítico. Lucas emplea chairein como saludo normal en Isabel saluda a María con la expresión: ¿"Cómo viene a
Hech 15, 23 y 23, 26. (c) La conexión entre María la "vir- mí la m a d r e de mi Señor?". En 2 Sam 6, 9 David pregunta,
gen" y María la "Hija de Sión" es dudosa, pues casi todas "¿Cómo puede venir a mí el arca del Señor?" 8 2 . En la vi-
las referencias veterotestamentarias a la virgen Sión y a sitación María permanece unos tres meses con Isabel (Le
la virgen Israel son complementarias, y retratan a ésta en 1, 56); el arca de la alianza permanece tres meses en casa
estado de opresión, desvío o liviandad, (d) El cuarto pasaje de Obededom (2 Sam 6, 11). Si se combinan Le 1, 31 y Jn
con chaire en LXX, único no dirigido a la Hija de Sión, 1, 14, resulta que la palabra de Dios se hace carne y "pone
es Lam 4, 21: "Alégrate... Oh Hija de Edom... te embria- su tienda" entre nosotros (skenoun, de skene, tienda, taber-
garás y te desnudarás". Cuando Lucas emplea chaire, ¿qué náculo), en el seno de la virgen María.
fundamento tiene para pensar en Sof 9, 9, más bien que Una vez más, todas estas observaciones encubren ver-
en Lam 4, 21? (e) Según vimos, "El Señor está contigo" es daderos problemas. Veíamos que el lenguaje de Le 1, 35
un saludo común cuyo significado normal no es que el es retroyección de un lenguaje cristológico, unido antes a
Señor esté en medio de ti o en ti. (f) Cuando en LXX la resurrección y / o al bautismo de Jesús. Si las palabras
chairein no hace referencia al gozo del pueblo de Dios, va del ángel a María, "El Espíritu santo vendrá sobre ti...,
normalmente acompañado de un refuerzo o esclarecimiento por lo que el niño que va a nacer se llamará santo, Hijo
verbal, por ejemplo, "Alégrate y rebosa de gozo" (Jl 2, 23; de Dios", ostentan semejanzas con el descenso del Espíritu
Lam 4, 21; Is 66, 10; Tob 13, 13: euphrainein o agallian). santo en el bautismo, cuando Dios dice, "Tú eres mi Hijo" 8},
Lucas es consciente de esa combinación (cf. 15, 32); si que- la frase del ángel, "El poder del Altísimo te cubrirá con su
ría que chaire significase "alégrate" en 1, 28, pudo haberla sombra" semeja la transfiguración en Le 9, 34-35, donde
empleado, y no poner ante sus lectores una palabra que una nube cae sobre Jesús, le oculta y emite una voz que
casi ciertamente iban a tomar por un saludo corriente. No dice, "Este es mi Hijo". La escena de la transfiguración
está obviamente afectada por relatos veterotestamentarios

78. En u n p a s a j e r e f e r e n t e a la Hija d e Sión como Z a c 9, 9, se ve el m o -


tivo de la h u m i l d a d r e l a c i o n a d o con 1, 38. 48, q u e p r e s e n t a n a María como
sierva. Se ve asimismo a Maria e v o c a r a la Hija de Sión, quien d e b e c r e e r 81. L a u r e n t i n , Structure, 73-81. 159-161; M c H u g h , Mother, 56-63. M c H u g h
en c u a n t o el S e ñ o r ha p r o m e t i d o , en 1, 45, " B i e n a v e n t u r a d a la q u e c r e y ó se a d m i t e la i n c e r t i d u m b r e de q u e tal s i m b o l i s m o estuviese en la m e n t e de
c u m p l i r í a c u a n t o a ella dijera el Señor"; cf. L e a n e y , Luke, 86. Lucas; s u g i e r e a u n así q u e L u c a s p u d o " a d a p t a r u n p r i m i t i v o midrash cris-
79. L a r e c h a z a n con r a z o n e s A. Strobel, Der Gruss, y R a i s a n e n , M u t t e r , tiano sobre el Arca de la alianza".
86-92; cf. a s i m i s m o S c h ü r m a n n , Lukasevangelium, 43-44. 82. Este p a r a l e l i s m o se h a c e fantasioso c u a n d o se c o m p a r a la d a n z a de
80. La tesis s e g ú n la cual u n a u t o r griego e m p l e a r í a el s a l u d o eirene si David a n t e el Arca (2 Sam 6, 14) con los b r i n c o s del n i ñ o en el seno de Isa-
se r e p r e s e n t a b a un fondo semítico, y chaire si se lo r e p r e s e n t a b a helénico, bel, c u a n d o esta saluda a María (Le 1, 41. 44).
e s t r i b a p a r c i a l m e n t e en el s u p u e s t o de q u e los LXX r e s e r v a n chaire a los 83. Cf. supra, nota 39, en c u a n t o al t e x t o o c c i d e n t a l de Le 3, 22: "Tú e r e s
libros o r i g i n a l m e n t e escritos en griego; así McHugh, Mcther, 39. S u p u e s t o h i j o m í o ; yo te h e e n g e n d r a d o hoy".
falso, p u e s t a n t o 1 Mac como Tob conocieron originales semíticos.
134 María en el evangelio de Lucas y en los Hechos María en el relato del nacimiento (Le 1-2) 135

en los que la gloria de Dios cubre con su sombra el taber- 2. La visitación de María a Isabel (1, 39-56)
náculo y el templo, pero con la relación entre Le 1, 34 y
la transfiguración, cesa de ser seguro que el empleo del En la anunciación (1, 36), por vía de señal, el ángel
verbo "cubrir con su sombra" necesariamente, evoque el informaba a María de la avanzada gravidez de Isabel, su
tabernáculo o el arca de la alianza en cuanto simbolizados pariente 8 \ Le prosigue el retrato de María como sierva
por María 84 . Si la pregunta de Isabel a María se asemeja obediente del Señor (1, 38) haciendo que responda con pre-
a la de David sobre el arca, se asemeja también a la de mura y vaya a casa de Zacarías para saludar a Isabel (1,
Arauna sobre David en 2 Sam 24, 21, "¿Qué es esto? ¿Viene 39-40). Esta visitación, que reúne a los protagonistas de
el rey, mi Señor, a su siervo?". El que María permanezca entrambas escenas anunciacionales (cf. cuadro supra), es
tres meses con Isabel no tiene que encerrar simbolismo ocasión tanto de revelación como de exaltación hímnica.
alguno recóndito. Isabel lleva seis meses de embarazo (1, Al oír Isabel el saludo de María, brinca el niño en su
36) cuando María llega, y una permanencia más larga haría vientre, y ella se llena del Espíritu santo; y el oráculo o
que María presenciara el nacimiento de Juan, trayendo de himno (1, 42b-45) 86 en que inmediatamente prorrumpe,
ese modo a Isabel al proscenio. Combinando a la ligera proclama a María "madre de mi Señor"; Isabel sabe ahora
Le 1, 32-33. 35 con J n 1, 14, se mezclarían dos cristologías el secreto del anuncio de Gabriel a María. Si Isabel ensalza
diferentes, que en el NT son del todo independientes entre a María, María a su vez alaba a Dios en el himno del
sí. Y así, de nuevo, nada cierto o probable se puede edificar Magníficat (1, 46-55) 87. Claramente pone Le a María en el
con la aplicación de estas figuras a María. proscenio y centro de esta escena.
En la narración de la infancia, Lucas perfila a sus per-
sonajes adultos contra un fondo veterotestamentario; sor-
prendería que no presentara también a María contra ese
fondo. (Cuando examinemos el Magníficat, plantearemos a) Las palabras de Isabel a María (1, 42b-45)
la cuestión de si María es portavoz de los anawim o pobres
de Israel). Sin embargo, no hay, a juicio nuestro, pruebas Puesto que esas palabras constituyen el menos familiar
convincentes de que Lucas hiciese específicamente de Ma- de los dos himnos en la escena —si en verdad es apropiada
ría una hija de Sión o un arca de la alianza simbólicas. la designación de "himno"—, puede resultar útil al lector
Como en otro tiempo a las madres de los grandes perso- una traducción literal:
najes veterotestamentarios, así anuncia ahora un ángel a
María el próximo nacimiento de un niño que ocupará un 42b Bendita [eulogemene] eres tú entre las mujeres,
puesto único en la historia de la salvación. La obediente y bendito [eulogemenos] es el fruto de tu vientre.
respuesta a ese anuncio, no sólo evoca la santidad de sus
predecesores, sino que anticipa también las características
de un discípulo de Jesús. 85. Le 1, 36 es el único pasaje del NT q u e establece vínculos familiares
e n t r e María e Isabel, e i m p l í c i t a m e n t e e n t r e J e s ú s y J u a n el Bautista. De
a t e n e r n o s a las relaciones que e n t r e estos últimos manifiesta el ministerio
público de a m b o s , n u n c a s o s p e c h a r í a m o s en ellos un lazo familiar; y un
pasaje como el de J n 1, 33, d o n d e el B a u t i s t a dice "Yo n o le conocía", pone
en d u d a la historicidad de la i n f o r m a c i ó n lucana. Cf. B r o w n . Birth, 282-285.
La s u p u e s t a relación e n t r e Isabel y María dio pie a la noción de que, como
Isabel, t a m b i é n María tenia a s c e n d e n c i a levítica (Le 1, 5; cf. infra. nota 131).
84. La acción de c u b r i r con u n a s o m b r a se p r o d u c e o t r a s veces en el A T . 86. P l u m m e r , Luke, 27, d i v i d e estas líneas en dos estrofas de c u a t r o
p o r ejemplo, del m o n t e Sión (Is 4, 50), d e los israelitas ( N ú m 10. 34 [36]), de versos cada una. P e r o h a y algunos versos de dudosa poesía; sólo 1. 42b dela-
los escogidos por Dios (Dt 33, 12; Sal 91, 4). N o t a m o s la p a r t i c u l a r dificultad ta el p a r a l e l i s m o c a r a c t e r í s t i c o de la poesía h e b r e a . F a v o r a b l e al t r a t a m i e n t o
con q u e tropieza el simbolismo de María en c u a n t o t a b e r n á c u l o , s e g ú n cómo h í m n i c o de los referidos versos es el q u e anaphonein se r e s e r v a con asidui-
i n t e r p r e t e u n o la a c t i t u d de L u c a s en Heeh 7, 44-49 p a r a con el d i s c u r s o de dad en los LXX a la música litúrgica. McHugh, sin e m b a r g o , Mother, 71-72,
E s t e b a n . Este dice q u e el Altísimo no m o r a en casas que sean h e c h u r a m a - va m á s lejos al p r e s u m i r u n h i m n o p r e l u c a n o a María. Mucho m á s p r o b a b l e
n u a l ; H a e n c h e n , Acts, 284, n. 3 (ed. orig.: Dte Aposteigeschiclite, "1977), es que t e n g a m o s ahí u n a composición l u c a n a . p r i m e r a de los h i m n o s cris-
tianos en alabanza de María.
c r e e e n t r a n a q u í el t a b e r n á c u l o del desierto y el t e m p l o de S a l o m ó n . Si tal
es la teología de Lucas, p u d i e r a no ser f a v o r a b l e a María la c o m p a r a c i ó n 87. Más a d e l a n t e e x a m i n a r e m o s si Le 1. 46 t u v o en el texto original a
e n t r e ella y el t a b e r n á c u l o . María p o r locutora del Magníficat.
136 María en el evangelio de Lucas y en los Hechos María en el relato del nacimiento (Le 1-2) l'J7

43 ¿De dónde a mí este (don), de María, en cuanto madre, con el niño que es "llamado
que la madre de mi Señor venga a mí? santo, Hijo de Dios" (1, 35). Pero 1, 45 deja en claro que
44 Pues he aquí que cuando la voz de tu saludo llegó la maternidad física no es razón única para la bendición
a mis oídos, de María. Más adelante en el evangelio (6, 20-22), el Jesús
el niño en mi vientre brincó de alegría [agalliasei]. lucano pronunciará sobre sus discípulos bienaventuranzas
45 Y dichosa [makaria] es la que creyó o macarismos tales como: "Dichosos [makarioi] sois vos-
que se cumplirían las cosas a ella dichas por el otros, los pobres, porque vuestro es el reino de Dios". Justo
Señor. m es que, si en 1, 38 María es la primera en ostentar la reac-
ción del discípulo cristiano, se pronuncie sobre ella el -pri-
En el AT la frase inicial es dirigida a mujeres famosas mer macarismo del evangelio, por su fe en las cosas que
de la historia israelita cuando, ante un peligro, colaboran a ella ha dicho el Señor. Las palabras elogiosas de Isabel
a liberar el pueblo de Dios: J u e 5, 24, "Bendita sea Jael culminan destacando que Dios ha escogido a María, y ésta
entre las mujeres"; en Jdt 13, 18, "Oh hija [Judit], bendita ha respondido con fe.
eres del Dios altísimo sobre todas las mujeres de la tierra" El equipo se sintió impresionado por la armonía de este
(asimismo Gen 14, 19-20). Por un lado, semejante bendi- retrato de María, como "la que creyó", con el retrato que
ción invocada sobre María reconoce que Dios la ha em- de ella hace el relato lucano del ministerio. Ya llamamos
pleado en su plan de salvación 89 ; por otro lado, el que la atención sobre la semejanza entre 1, 38 y 8, 19-21 (supra).
semejante bendición se invoque sobre otros, nos impide Pueden compararse también 1, 42. 45 y 11, 27-28, la escena
tomarla demasiado en absoluto, como si entre todas las donde una mujer en la multitud alza la voz para decir a
mujeres de la historia, María fuese objeto de la mayor Jesús: "Dichoso [marcaría] el vientre que te llevó y los
bendición. La mariología posterior hará que María supere pechos que te amamantaron"; pero Jesús responde, "dicho-
en santidad a todos los ángeles y santos, lo cual no puede sos más bien quienes oyen la palabra de Dios y la guar-
inferirse de este versículo. La segunda frase de 1, 42b tiene dan". En ambos casos hay una bendición o bienaventuranza
también un eco veterotestamentario en la promesa de Moi- referida a la maternidad física; y a continuación un énfasis
sés a Israel, obediente a la voz de Dios: "Bendito sea el mayor sobre la que cree en las cosas a ella dichas, o quien
fruto [LXX: prole] de tu vientre" (Dt 28, 1. 4). Si tal es oye la palabra de Dios y la guarda. María, la esclava del
el fondo que Lucas se representa, la bendición que recae Señor (1, 28), cumple con el requisito y merece la bienaven-
en María es del todo apropiada, en cuanto que María ha turanza de los oyentes cristianos a quienes Hech 2, 18 llama
demostrado obediencia a la palabra de Dios en 1, 38. siervos y siervos del Señor. *
Hemos examinado la dudosa pretensión de que 1, 43
confirme el simbolismo de María en cuanto arca de la
alianza. Sin embargo, expresiones semejantes de temor en b) El Magnificat de María (1, 46-55)
2 Sam 6, 9 y 24, 21 confirman la actitud ya presente en la
doble bendición de 1, 42b; temor y respeto por la relación El Magnificat es mucho más claramente poético que las
palabras de Isabel 91 . Hay, sin embargo, considerable des-
88. Otra posible t r a d u c c i ó n de esta frase s e r í a : "pues t e n d r á n c u m p l i -
acuerdo en cuanto a la clasificación del poema (¿un himno
m i e n t o . . . " . A u n q u e m u c h o s t r a d u c t o r e s p o n e n " B i e n a v e n t u r a d a " t a n t o en de alabanza?); el número de sus estrofas (¿dos, cuatro,
el v. 42b como en el 45, no es lo mismo eulogemenos (que e q u i v a l e al h e b r e o
barufc) q u e rnakarios (hebreo 'asre). Este ú l t i m o vocablo, e m p l e a d o p a r a las cinco, nueve?); su metro; si tuvo o no original semítico.
b i e n a v e n t u r a n z a s o m a c a r i s m o s , no confiere n o r m a l m e n t e la bendición, sino
q u e r e c o n o c e u n a situación d a d a de dicha. El p r i m e r o e n c i e r r a en g e n e r a l
u n deseo en a l a b a n z a de alguien.
89. Al a r g ü i r p o r el uso v e t e r o t e s t a m e n t a r i o g e n e r a l , no t o m a m o s p a r - 90. Cf. supra, nota 10, p a r a las s e m e j a n z a s e n t r e el relato de la infancia
tido en c u a n t o a si L u c a s t u v o como m o d e l o los pasajes de J d t (cf. d e b a t e y los p r i m e r o s días de la iglesia en Hech 1-2.
e n L a u r e n t i n , Structure, 81-82; McHugh, Mother. 69-72; Ráisanen, Mutter, 91. Cf. supra, nota 88. Los versículos 1, 46b-47. 53 se citan en los m a n u a l e s
108). La elogiada J u d i t e n t o n a u n cántico a Dios (16, 1-17) p a r a l e l a m e n t e a como e j e m p l o s respectivos de p a r a l e l i s m o s i n ó n i m o y a n t i t é t i c o típico de la
como María recita el Magnificat. poesía h e b r e a .
138 María en el evangelio de Lucas y en los Hechos
Mana en el reíalo del nacimiento (Le 1-2) 139

Pueden verse detalles y bibliografía en diversos comenta-


rios a Le; pero estas disputas no atañen directamente a María (1. 38. 42. 45), mientras que la expresión "bajeza"
nuestro estudio. Sí nos conciernen tres cuestiones: primera, conviene más a Isabel (1, 25). Este himno es paralelo al
¿quiso Lucas que fuese María quien pronunciase el Mag- de Ana, la madre de Samuel (1 Sam 2, 1-10); en 1, 5-7.
níficat?; segunda, en ese caso ¿fue ella quien lo compuso?; 24-25 Isabel, que en su esterilidad anhela un hijo, se ase-
tercera, ¿qué nos dice el Magníficat sobre la idea general meja mucho a Ana, a la que se asemeja no menos María
que Lucas se forma de María? en 2, 22-40, donde presenta al niño en el templo y se en-
Primero, en el texto de Le ¿quién pronunció origina- cuentra con Simeón (1 Sam 1, 21-28; 2, 19-20). La propuesta
riamente el Magníficat'? Aunque casi todos los manuscritos de que los dos cánticos del cap. 1 estarían con más pro-
griegos y antiguas versiones lo asignan a María, según piedad en labios de los padres de Juan el Bautista, en
ciertas pruebas lo habría pronunciado I s a b e l n . Desde fina- los de Isabel el Magníficat, el Benedictus en los de Zaca-
rías, se rebate arguyendo que sería aún más propio hacer
les del siglo pasado hay eminentes estudiosos que sostienen
fuesen declamados por los beneficiarios de una y otra
su atribución a Isabel 9 '; son, sin embargo, minoría. La base
anunciación, María y Zacarías. Hallando poco convincentes
textual de tal atribución, mayormente latina, es tan débil, tales argumentos 9 5 , el equipo dejó que el enorme peso de
que podría olvidarse, si no fuese por el principio de que los testimonios textuales en favor de María decidiera el
debe preferirse la lectura más difícil, es decir, uno puede pleito.
entender que copistas posteriores cambiasen de Isabel a
María, pero no viceversa. (Se ha propuesto, sin apoyo Segundo, si "y María dijo" es la lectura original, ¿com-
textual alguno, que el original contenía: "Y ella dijo", y puso el Magníficat María misma? Puede que sorprenda
que los copistas sustituyeron "ella" por "María", o bien a los lectores saber que hoy difícilmente se hallaría un
"Isabel"). Pero la torpeza de atribuir sucesivamente dos solo escriturista dispuesto a responder afirmativamente. Ya
acciones a María (1, 46, "Y María dijo"; 1, 56, "María, pues, el AT tenía por práctica poner cánticos en boca de per-
permaneció") pudo conducir a que el copista alterase la sonajes bien conocidos, para hacerles articular apropiados
primera acción y la atribuyese a Isabel. 94 sentimientos de alabanza en una manifestación particular
de Dios, por ejemplo, el himno de acción de gracias de
No son conclusivos los argumentos sobre si el contenido Jonás (2, 2-9). El que esos cánticos no fuesen composiciones
del Magníficat se acomoda a la una más que a la otra (en originales, para las situaciones en que ahora los hallamos,
parte porque algunos versículos, como 51a. 51b. 52a, no nos ayudará a apercibirnos de su técnica. En particular, el
cuadran a ninguna de las dos). Por ejemplo, en 1, 48 las cántico atribuido a Ana en 1 Sam 2, 1-10 dirige a Dios
expresiones "esclava" y "todas las generaciones me llama- alabanza poética, en acción de gracias por el don de un
rán bienaventurada" [makariousin] se acomodan bien a hijo a una mujer estéril; pero el carácter guerrero de sus
últimos versículos hace pensar a los estudiosos que aquí
se han reclamado los servicios de un salmo más general.
92. T r e s m a n u s c r i t o s latinos de e n t r e los siglos IV y VIII l e e n : "E Isabel De modo semejante, los poéticos versículos del Magníficat,
(Elisabel, Elisabet o Elisabeth) dijo". A p o y a n esta lección pasajes d u d o s o s en
las t r a d u c c i o n e s de I r e n e o , Orígenes y el obispo yugoslavo Nicetas d e R a m e - cincelados con tanto esmero, escasamente serían expresión
siana (hacia el 400 de n u e s t r a e r a l . Cf. B r o w n , Birth, 334-336.
93. E n t r e ellos están B u r k i t t , Creed, J. G. Davies, Easton, Goguel. poética instantánea, y los tiempos pasados que dominan
J. R. H a r r i s , H a r n a c k , K l o s t e r m a n n , Loisy. Winter. Cf. S. B e n k o , The el cántico sugieren que, en su origen, este himno cantaba
Magníficat: a history of the controversy: J B L 86 (1967) 263-275. E x a m i n a
los a r g u m e n t o s R. L a u r e n t i n , Bib 38 (1957) 15-23. retrospectivamente la salvación (después de la resurrec-
94. La l e c t u r a de Isabel, e m p e r o , en n a d a m e j o r a el n e x o , p o r q u e e n t o n - ción) , más bien que cuando era inaugurada. Versículos
ces c o r r e s p o n d e n a ella dos e x p r e s i o n e s c o n s e c u t i v a s : 1, 4: "Isabel procla-
mó", y 1, 46: "E Isabel dijo". Todo el d e b a t e en t o r n o a la sucesión se rela- como "ha demostrado fuerza con su brazo"; "ha desbara-
tiviza, si se c o n v i e n e con B r o w n (Birth, 346-369) y otros en q u e los cánticos
c o n s t i t u y e n u n a inserción s e c u n d a r i a en el relato de la infancia l u c a n o . Un
o r d e n p r e e v a n g é l i c o p o n d r í a de ese modo la p r o c l a m a c i ó n de Isabel en 1,
42-45 seguida i n m e d i a t a m e n t e de 1, 56: "Y María p e r m a n e c i ó " . En esta h i p ó -
tesis, la inserción s e c u n d a r i a del cántico, i n t r o d u c i d a p o r "Y M a r í a dijo", 95. Un a r g u m e n t o m e n o s c o n v i n c e n t e a ú n . con base en u n s u p u e s t o o r i -
o r i g i n a b a tensión con 1, 56: "Y María p e r m a n e c i ó " : tensión q u e u n a m a - ginal h e b r e o , a t r i b u y e a M a r í a : "Y María ÍMiryam) dijo. ' E n g r a n d e c e
n u e n s e p o s t e r i o r i n t e n t a r í a e l i m i n a r h a c i e n d o de Isabel la locutora. irnerivaah] mi alma al S e ñ o r ' . P e r o distan m u c h o de ser ciertos t a n t o la
suposición s u b y a c e n t e como el j u e g o de p a l a b r a s en h e b r e o .
140 María en el evangelio de Lucas y en los Hechos
María en el relato del nacimiento (Le 1-2) 141
tado a los orgullosos, cuyos corazones maquinaban"; "ha
echado de sus tronos a los poderosos y exaltado a los de cántico, lo adoptó por hallar la teología que contiene com-
baja condición", no son en realidad sentimientos propios patible con la suya propia 98 . Por ejemplo, el tema del
de una doncella que aún no ha alumbrado al Mesías; lo gozo en el dístico inicial (1, 47: "Mi espíritu se alegra
son mucho más de quien compone sabiendo que, por la [agallian] en Dios mi salvador"), no sólo prolonga las
resurrección, Dios ha invertido el estado de cosas que palabras dichas por Isabel al sentirse llena del Espíritu
la crucifixión había creado. santo (1, 41. 44: "La criatura en mi vientre brincó de gozo"
Si María no compuso el Magníficat, ¿quién lo hizo? Los [agalliasis]), sino que anticipa además una declaración
estudiosos están divididos 96 en cuanto a si el Magníficat sobre Jesús, exclusivo de Le (10, 21, "Se alegró [agallian]
(junto con el Benedictus, el Gloria in excelsis, el Nunc en el Espíritu santo"). 9 9
dimittis) es composición lucana original, o bien adoptada En el núcleo del Magníficat contrastan la diversa suerte
y adaptada (con la provisión de 1, 48) por Lucas de una de los orgullosos/poderosos/ricos y de los humildes/ham-
colección de himnos cristiano-judíos 97. Buenos argumentos brientos: los primeros son dispersados, derribados y des-
apoyan una y otra posición; pero los indicios antes seña- pedidos hambrientos, mientras que los segundos son exal-
lados, de que el Magníficat no cuadra del todo en labios tados y saciados (1, 51-53). En los tres evangelios sinópticos
de María, favorece la adopción más que la composición se dirige Jesús a los descastados; pero Le pone especial
original lucana, por el principio de que Lucas hubiese énfasis en los "marginados", los aplastados, pecadores, mu-
hecho que una composición original cuadrase mejor a jeres, viudas, samaritanos (7, 11-17. 36-50; 10, 29-37; 17,
quien la pronunciaba. Pero no estimamos tener que decidir 11-19). En particular escenifica Le el tema de la inversión,
este pleito, ya que, en cualquier caso, Lucas puso el cántico donde los ricos y poderosos quedan frustrados, mientras
en labios de María porque, en general, expresaba senti- son engrandecidos los pobres y humildes (cf. la parábola
mientos compatibles con su idea de María. del rico necio [12, 16-21], la de los invitados al banquete
Tercero, ¿qué aporta el Magníficat al retrato lucano de [14, 7-11], de Lázaro y el rico 16, 19-31). Esta inversión se
María? Hay muchos paralelos entre los temas del Magní- articula con gran dramatismo en las bienaventuranzas que
ficat y otros que encontramos en el cuerpo del tercer abren la versión lucana del sermón del monte (6, 20-26):
evangelio. Así, aunque Lucas mismo no compusiera el "Dichosos [makarioi] sois vosotros los pobres... vosotros
los que ahora pasáis h a m b r e . . . vosotros los que ahora
lloráis... Pero ay de vosotros los que ahora sois ricos...
los que ahora estáis repletos... los que ahora reís". Po-
96. En relación con diversas teorías, cf. R. A. A y t o u n , The ten Lucan
hymns of xhe nativity in their original language: J T S 18 (1917) 274-288; niendo el Magnificat en labios de María, quien ya ha sido
D. R. J o n e s , The background and character of the Lucan psalms: J T S 19 declarada makaria (1, 45, "dichosa la que creyó"), la hace
(1968) 19-50; F. Gryglewicz, Die Herkunft der Hymnen des Kindheitsevange-
liums des Lukas: N T S 21 (1974-1975) 265-273: a s i m i s m o la s u m a r i a exposición Lucas portavoz del tema de la inversión, parte vital del
de B r o w n , Birth, 346-355.
97. El e q u i p o no a c e p t a b a la tesis de q u e los h i m n o s fuesen de origen mensaje evangélico. Si, por su aceptación de la palabra
no cristiano, p o r e j e m p l o , que el Magníficat h u b i e r a sido u n h i m n o s o b r e de Dios, Jesús (1, 38. 45), María es la primera discípula
J u a n el B a u t i s t a (en asociación con la l e c t u r a : "E Isabel dijo", de 1, 45), o
q u e t a n t o el Magníficat como el B e n e d i c t u s f u e r a n h i m n o s judíos, m á s e s p e - cristiana, primera en reunir las cualidades exigidas por la
cíficamente, h i m n o s g u e r r e r o s m a c a b e o s ( B o r n h a u s e r , G u n k e l , K l o s t e r m a n n ,
Mowinkel, S p i t t a ) ; cf. P. Winter, B J R L 37 (1954-1955) 328-357. Las c l a r a s a l u - familia escatológica de Jesús (8, 21), ella proclama ahora
siones v e t e r o t e s t a m e n t a r i a s en a m b o s cánticos d e j a n p l a n t e a d a la cuestión por anticipado el evangelio.
de si el a u t o r o los a u t o r e s fueron j u d í o s o j u d e o c r i s t i a n o s , p e r o la idea de
u n a salvación efectuada "en la casa de David su s i e r v o " (1, 69), que e x p r e s a n
los t i e m p o s p a s a d o s del verbo, favorece la composición j u d e o c r i s t i a n a : ha
v e n i d o el m e s í a s davíciico. La "cristología" de los cánticos es r e l a t i v a m e n t e
sencilla: Dios ha c u m p l i d o sus p r o m e s a s a A b r a h a m y David —no se oye 98. Esta c o m p a t i b i l i d a d ha i n d u c i d o a s u g e r i r que L u c a s t o m ó los c á n t i -
eco a l g u n o de la concepción del Hijo de Dios en la Virgen María (1, 34-35) cos de u n a colección c u y o s o r í g e n e s e s t a r í a n en la p r i m i t i v a c o m u n i d a d d e s -
por el E s p í r i t u santo—. El no h a b e r tenido en c u e n t a las diferencias c r i s t o - crita p o r Hech 2, 41-47 (Benoit. Gryglewicz; cf. B r o w n . Birth, 354-355).
lógicas del cap. 1 priva de validez al i n t e n t o de M i g u e n s (Virgin birth, 148; 99. S e m e j a n t e s c o n e x i o n e s i n t r a l u c a n a s no r e s u e l v e n el p r o b l e m a de la
cf. 140. 147), el cual q u i e r e q u e p r o v e n g a de María el relato de la c o n c e p - composición del Magnificat en favor de Lucas, p u e s t a n t o este s e g u n d o como
ción, "de c o n t e n i d o cristológico m u y primitivo". en c o n s o n a n c i a con el h i s - aquel p r i m e r o p u e d e n h a c e r s e eco del AT, p o r e j e m p l o . H a b 3. 18: "Me
torial j u d í o de M a r í a . a l e g r a r e [agallian] en el Señor; m e regocijaré en Dios mi Salvador'*; Sal
35, 9: " E n t o n c e s se a l e g r a r á 1 agallian 1 mi alma en el Señor; se c o m p l a c e r á
en su salvación".
142 María en el evangelio de Lucas y en los Hechos María en el relato del nacimiento (Le 1-2) ]4'A

Pero si la María lucana se convierte en portavoz de los rece en los salmos. Como portavoz de este tema, María
discípulos cristianos, lo hace representando a los piadosos prolonga cierto estilo de piedad israelita y anticipa el es-
de Israel. (El papel de María no es único en el relato píritu de los primeros cristianos, que Lucas describirá
lucano de la infancia, puesto que Zacarías, Isabel, los pas- luego pasado pentecostés. Si, como vimos (nota 6. supra).
tores. Simeón y Ana comparten una piedad común). Se ha la visión lucana de la historia de la salvación implica una
sugerido, en particular, que María representa la piedad de sucesión de Israel, Jesús y la iglesia, el tema de que Dios
los anawim, "los pobres" ""1. Puede que este término de- defiende a los pobres y humildes atraviesa esos tres esta-
signara originariamente a los económicamente pobres (y dios. Asociándola con este tema, Lucas atribuye a María
aun los incluyese). pero vino a referirse más ampliamente un importante papel en esa historia de salvación, un papel
a quienes no podían confiar en la propia fuerza: los aplas- representativo que, partiendo del relato de la infancia,
tados, los pobres, los humildes, los afligidos, las viudas y penetrará en el ministerio de Jesús y llevará por fin a la
huérfanos. Opuestos a los anawim eran, no solamente los iglesia primitiva.
ricos, sino además los orgullosos y autosuficientes, que
confiaban en su propia fuerza y no mostraban necesidad
de Dios. Se debaten mucho los orígenes preexílicos de los
anawim en Israel, el grado en que constituían una clase o 3. María y el nacimiento en Belén (2, 1-20)
comunidad. En Sal 149. 4 son equiparados al pueblo de
Dios: "El Señor se complace en su pueblo; adorna a los Después de la visitación nos dice Le que María regresó
pobres con la victoria" "". Se ha sugerido que la comunidad a casa (1. 56); y no le asigna ningún otro papel en el cap. 1,
qumranita era un grupo sectario de anawim, y ciertamente concentrado en el nacimiento, imposición de nombre y cir-
el autor de los Hodayot (salmos de acción de gracias) a cuncisión de Juan el Bautista (1, 57-80). Sin embargo, en
sí mismo se caracteriza como "pobre" '"-. La comunidad la escena paralela del nacimiento, circuncisión e imposi-
cristiana de Jerusalén descrita en Hech 2, 43-47; 4, 32-37 ción de nombre a Jesús (2, 1-21), María reaparece de
ostenta algunas semejanzas con los anawim, combinando manera significativa. Aunque este paralelismo entre el
la estima de la pobreza con la piedad del templo, rasgo Bautista y Jesús prolonga el patrón establecido por las
a veces también de "los pobres" 10\ Sin comprometerse en anunciaciones del cap. 1 (supra), los estudiosos han notado
cuanto a los perfiles disputados con la teoría de un grupo que, bajo muchos aspectos, el cap. 2 es independiente del
de anawim claramente delimitado, el equipo convino en cap. 1 m. No es sólo que nunca se mencione en el cap. 2
que el Magníficat prolonga el tema de los pobres que apa- al Bautista 10\ sino que además ningún hecho del cap. 1 se
presupone en el cap. 2. Por ejemplo, en 2, 4 se dice de
nuevo al lector que José era de la casa de David, y en 2, 5
se reintroduce a María, en cuanto prometida de José, como
100. Este vocablo es el plural h e b r e o 'anaw que, con su afín 'ani, d e n o t a
"pobre, h u m i l d e , afligido". Cf. A. Gelin, Les pauvres de Yaliue. P a r í s 1953;
si tales hechos no hubiesen sido mencionados en 1, 27. No
y M. Dibelius, James. P h i l a d e l p h i a 1976. 39-45 led. orig.: Der Brief des se alude a la concepción virginal; y si sólo tuviésemos el
Jakobus, "1982).
101. Los Salmos dicen que Dios p r o t e j e , defiende, salva y r e s c a t a a los cap. 2, no habría otro medio de averiguar la forma extraor-
anawim i n d i v i d u a l y c o l e c t i v a m e n t e . Los anawim i m p l o r a n a Dios y a l a b a n dinaria en que Jesús procede de José y María '*. José, a
su n o m b r e . Cf. A. Rahlfs, 'Ani uncí 'Anaw in den Psalmen, Leipzig 1892;
H. B i r k e l a n d . ' A n i mid -Anaw in den P s a l m e n , Oslo 1933; P . Van den B e r g e ,
'Ani et 'Anaw dans les psaumes. en R. De L a n g h e íed.) Le psautier, Louvain
1962, 273-295.
102. 1 QH ii 34-35. Hay referencias a todo el g r u p o de Q u m r á n como 104. Sostienen esta teoría t a n t o B u l t m a n n tHistory, 294 led. orig.: Die
anawim y c o m u n i d a d de p o b r e s febyónim) en 1 QH 18, 14; 1 QM 11, 9; Gescfitcíite]) como Dibelius (cf. McHugh. Mother, 311-321). Es digno de
4 QpPs» 1-2 ii 9; iii 10. n o t a r q u e Mt 2 p u e d a t a m b i é n leerse con i n d e p e n d e n c i a de Mt 1. Esto su-
103. El m o v i m i e n t o asideo (una r a m a del cual se considera a veces h a b e r giere al m e n o s que no h a y u n a c o n e x i ó n n e c e s a r i a e n t r e la concepción
d a d o origen a la c o m u n i d a d de Q u m r á n ) p r e o c u p á b a s e m u c h o de la pureza virginal (Mt 1; Le 1) y el n a c i m i e n t o en Belén (Mt 2; Le 2).
cultual, de la del t e m p l o y del sacerdocio. A u n q u e L u c a s s u b r a y a la c o m u - 105. En 3, 20, como en 1, 80, refiere Le la futura historia del B a u t i s t a a n t e s
nidad de bienes e n t r e los cristianos j e r o s o l i m i t a n o s , L. E. Keck, ZNW 56 de d e j a r a éste p a r a c o n c e n t r a r s e en J e s ú s .
(1965) 100-129; 57 (1966) 54-78, ha aducido c o n v i n c e n t e s a r g u m e n t o s c o n t r a la 106. Le 2, 27, 41, 43 dicen los p a d r e s de J e s ú s ; se llama a J o s é p a d r e de
tesis de que "los p o b r e s " designase a la p r i m i t i v a iglesia. J e s ú s en 2, 33, 48.
144 María en el evangelio de Lucas y en los Hechos María en el relato del nacimiento (Le 1-2) 145

quien el cap. 1 nombra apenas, emerge en el relato del se había desposado con José, pero no había sido aún lle-
cap. 2 casi como parigual de María. I07 vada a vivir con él (supra). Ahora, sin embargo, María
Estas diferencias han inducido a sugerir que, para con- viaja con José y su estado de gravidez es muy avanzado;
cebir el cap. 2, Lucas usó otras fuentes distintas de las del por lo que puede suponerse que ha tenido lugar la segunda
cap. 1. Una tesis común es, por ejemplo, que Lucas ante- fase del matrimonio, o sea, que María ha sido llevada a
puso el prefacio de 2, 1-5 a una historia prelucana subya- casa de José en calidad de esposa (Mt 1, 24: paralambanein
cente a 2, 6-20 '°8. (Como hemos visto, nota 17, el censo de ten gynaika). Sorprende algo, pues, hallar a Lucas hablan-
2, 1-5 es muy verosímilmente un cuadro incorrecto del do aún de María como de la "prometida" de José, y no de
nacimiento de Jesús; esta teoría atribuiría la falta a Lucas, su "mujer" (gyne). ¿Sabía Lucas que las costumbres nup-
y no a sus fuentes). El equipo no tributó firme adhesión ciales judías constaban de dos fases (supra, nota 27) ? ¿O
a la teoría de fuentes prelucanas para el relato del cap. 1; simplemente repitió, sin reflexionar ni atribuir a ello ma-
ni se convenció tampoco de que sea preciso invocar seme- yor significación, la relación entre José y María que había
jante teoría para el relato del cap. 2 (o al menos para descrito en 1, 27? ¿O alude tal vez en 2, 5 a la concepción
2, 1-40). Muchos temas veterotestamentarios han sido pro- virginal, previamente descrita en 1, 26-35, informando qui-
puestos como fondo de 2, 1-20 lw ; y cualquiera de ellos o zás adicionalmente de que, tras haber concebido, María
todos pudieron haber sido elaborados, hasta formar una seguía siendo virgen?
narración, tanto por Lucas como por putativas fuentes La situación se complica a causa de una lección variante,
prelucanas. Afortunadamente una vez más, no es preciso pobremente atestiguada, pero importante, del Sirosinaítico
resolver el pleito entre fuentes prelucanas y composición y algunos manuscritos de la Vetus Latina: "con María su
original de Lucas, para examinar la importancia de María esposa" (gynaiki autou) "°. Cierto número de estudiosos
en la escena, aunque resultan implicados dos versículos ha argüido ser ésta la lección original de 2, 5 '", sosteniendo
que hemos de discutir. algunas veces que provino de una fuente (o aun de un
estadio en la composición lucana), donde no existía noticia
a) "Con María su prometida" (2, 5) de la concepción virginal; en otras palabras, antes que el
material ahora presente en 1, 27, 34-35 precediese al del
Una mayoría abrumadora de manuscritos griegos y de cap. 2. Uno podría argüir de otra forma, sin embargo, si
versiones apoya la lectura del v. 5, según el cual, José va "mujer" era la lección original, a saber, que Lucas guar-
a Belén para hacerse empadronar en el censo con María daba fidelidad a los dos estadios en las costumbres nup-
te emnesteumene auto ("la desposada con él", "su prome- ciales judías (llamando a María "prometida" antes que
tida"). El verbo es mnesteuein, empleado en Mt 1, 18 ("Su fuese a vivir con José, y "mujer" después), y suponía en
madre, María, se había prometido a José") y Le 1, 27 ("Una todo momento la concepción virginal, al igual que Mateo,
doncella prometida a un hombre de la casa de David cuyo quien emplea primero el término "prometida" y luego
nombre era José"). Antes, en uno y otro caso, María ya "mujer", para hacer referencia a uno y otro estadio matri-
monial. En tal caso u n copista, desconocedor de esas cos-
tumbres, pudo considerar "mujer" como término que no
107. Le 2, 4. 16, 22 ("purificación d e ellos"), 27, 33, 39, 41-51.
108. T i e n e n esta visión estudiosos c o m o Dibelius, K. L. S c h m i d t , y F. H a h n . hacía justicia a la virginidad de María, y lo sustituyó por
Vogtle, Offene Frage, 54-56, asignaría t a m b i é n a Le los versículos 6-7. "prometida".
109. P a r a q u e s i r v a n de fondo a los t e m a s del censo, del p e s e b r e y de los
p a s t o r e s con sus r e b a ñ o s , se h a n p r o p u e s t o pasajes como los q u e s i g u e n :
(a) la versión l l a m a d a Quinta de Sal 87, 6, q u e c o n o c e m o s p o r O r í g e n e s : "En
el censo de los p u e b l o s éste h a b r á n a c i d o allí"; (b) Is 1, 3: "El asno ha co-
nocido el pesebre de su amo, p e r o a mí no m e ha conocido Israel"; (c) u n a 110. Una t e r c e r a lección h a c e r e f e r e n c i a a María como "esposa a él p r o -
exégesis q u e hace coincidir el Belén de Miq 5, 1 (2) y Migdal Eder, la m e t i d a " (te memneusteumene auto gynaiki). A u n siendo ésta u n a conflación
" T o r r e del Rebaño", de Miq 4, 5, en especial i n v o c a n d o el a d m i t i d a m e n t e t a r - de las o t r a s dos, al a m a n u e n s e q u e la c o m p u s o le era conocida la lectura
dío Targum pseudo-Jonatán de Gen 35, 21, p a r a el q u e la " T o r r e del R e b a ñ o " "esposa".
e s "el l u g a r d o n d e se r e v e l a r á el rey mesías". Cf. B r o w n . Birth, 417-424, p a r a 111. Blass, H a c k e r , S c h m i e d e l , U s e n e r (citados p o r Taylor, Virgin b i r t h . 32-
la e v a l u a c i ó n de la bibliografía. 33). Dibelius, K l o s t e r m a n n , Sahlin. Cf. S c h m i t h a l s , Weihnachtsgeschichte,
281-297.
146 María en el evangelio de Lucas y en los Hechos María en el relato del nacimiento (Le 1-2) 147

De hecho, sin embargo, el equipo aceptó la lección Ahora, sin embargo, examinaremos dos textos a los que
mejor atestiguada ("prometida") como expresión lucana han recurrido muchos autores para fundamentar la tesis
original más verosímil en 2, 5. Dudábamos de que el cam- de que estamos ante unas memorias de María "2. (Estos
bio a "mujer" por iniciativa de un copista equivaliese a textos necesitan discutirse, aunque los estudiosos juzguen
negación de la concepción virginal. Si el copista desconocía que de hecho Lucas no se informó en María como en un
los usos nupciales judíos, pudo pensar que, representarse testigo ocular; pues importa saber si los lectores de Lucas
a José de camino con su prometida, aparecería como des- interpretarían los referidos textos como algo perteneciente
edificante, y lo sustituyó por "mujer". Si los usos nupciales a una tradición basada en el testimonio ocular).
judíos le eran conocidos, y estaba bajo la influencia de
Mateo, pudo estimar inexacto el "prometida" lucano, y
preferir "mujer" como técnicamente más correcto. Sólo María guardaba todas estas cosas
si se opta por una teoría de fuentes y sienta uno "mujer" (panta synterei ta remata),
como lección original en la fuente prelucana, revestirá sopesándolas (symballousa) en su corazón (2, 19).
este versículo significación mayor en la génesis de la ma- Su madre guardaba todas estas cosas
riología. (dieterei panta ta remata)
en su corazón (2, 51).

Extraña que Lucas se repita en el trecho de pocos ver-


b) "María guardaba todas estas cosas en su corazón" sículos 1L1, lo que hace se pregunten algunos estudiosos si
(2, 19. 51) una de las frases perteneció a una fuente (o estadio ante-
rior de la composición lucana) y sirvió de modelo a la
Comenzábamos nuestro examen de Lc/Hech precavien- otra "4. Sea comoquiera, la repetición suena solemne, en
do al lector contra una presunción: que, en el relato de especial porque la segunda frase cierra el relato de la in-
la infancia, le informase a Le un testigo ocular. Al estu- fancia y, en consecuencia, describe la última reacción de
diar la anunciación en 1, 26-38, sostuvimos que, con toda María.
verosimilitud, no estábamos ante los ipsissima verba de Para comenzar la interpretación de estas frases, reca-
María, sino ante un destilado' de la cristología posterior pacitemos sobre el propósito de "todas estas cosas" "5. Si
(1, 32-33. 35), y que ésta se combinaba con una formulación interesara a Lucas subrayar, bien el testimonio ocular,
cuyo objeto era el discipulado, donde se reflejaba la tradi- bien la historicidad, la expresión estaría en el lugar apro-
ción evangélica del ministerio (1, 38). En la nota 17, supra,
llamamos la atención sobre los indicios que hacen del censo
descrito en 2, 1-5 un improbable marco cronológico del
112. Bornháuser, E. Meyer, Miguens. Zahn; cf. Laurentin, Structure. 97;
nacimiento de Jesús. El número de motivos veterotesta- C. Gore, A new commentary on holy Scripture, London 1928, 316-317.
mentarios, que los estudiosos descubren haberse entrete- 113. Nótese empero repetida la declaración que atañe al crecimiento de
Jesús en 2, 40. 52. El que en uno y otro caso la segunda declaración esté en
jido con 2, 6-20 (nota 109), da pie a pensar que la historia 2, 41-45 tal vez apoye la tesis de que en esta escena, que muestra a Jesús
de doce años, fue una adición secundaria al relato de la infancia. Cf. infra,
de los pastores contiene una interpretación imaginativa o notas 142-145.
midráshica. Ninguna de estas observaciones niega la posi- 114. En cuanto a la tesis de que 2, 51 sirvió de modelo a 2. 19 (contraria-
mente a lo supuesto por la nota anterior), cf. Ráisánen, Mutter, 119. Sahlin,
bilidad (ni aun la probabilidad) de que el relato lucano Messias, 67, 69, 236-238, sostiene que 2, 19 es una composición lucana inserta
en una narración extraída del proto-Lc (cf. supra. nota 75). La forma griega
de la infancia encierre elementos de tradición histórica; de María en 2. 19 es María (según los mejores manuscritos), en que contrasta
pero sí ponen en tela de juicio la tesis de que María (di- con Mariam en el contexto (2, 15. 16. 34); también sorprende, para 2, 19 la
falta de referencia alguna a José, en estimación suya.
recta o indirectamente) suministrase a Lucas el testimonio 115. El griego rema significa "palabra", pero en la semitizante lengua del
ocular de los acontecimientos que rodearon la concepción relato lucano de la infancia asume la connotación del hebreo dabar (por ella
recogido en los LXX) : "palabra" o "cosa". En 2, 15 los pastores se animan
y el nacimiento de Jesús. entre sí a "ir hasta Belén y ver esta rema [«cosa»] que ha acontecido y el
Señor nos ha dado a conocer".
María en el relato del nacimiento (Le 1-2) 141)
148 María en el evangelio de Lucas y en los Hechos

Wettstein hace más de doscientos años, W. C. van Unnik l2ü


piado después de la anunciación, que implica la concepción
entiende que symballein hace referencia a la interpreta-
virginal. En 2, 19 "todas estas cosas" hace referencia al
ción de materias oscuras o difíciles, cuyo significado co-
hallazgo de Jesús y al desaire de éste a sus padres, dando
rrecto se establece a menudo sólo gracias al divino auxilio
primacía al deber para con su Padre. Lo que ambas escenas
(otorgado a veces en oráculos, sueños o señales). Así Jo-
tienen en común es una revelación, explícita o implícita,
sefo '21 presenta a José como al "que interpretó reflexio-
sobre el porvenir del niño. No recae el énfasis en los hechos
nando" [syllabon to logismo] el sueño del pastelero preso
mismos, sino en su significación.
(Gen 40, 16). Puede que van Unnik vaya demasiado lejos
Los sinónimos synterein y diaterein ("guardar, retener") postulando que María, cuando así interpreta, haga función
son verbos principales respectivamente en 2, 19 y 2, 51. El de profetisa, "en la línea de los capaces de interpretar la
contexto de la segunda frase sugiere que está en juego palabra de Dios"; pues, como objeta Ráisánen m, un pro-
algo más que la pura memoria; y se especifica en la pri- feta ha de proclamar, no guardar, esas cosas en su corazón.
mera frase con la presencia de un participio de symballein, Se restaura tal vez el equilibrio complementando las
el cual indica que María hace algo con lo que ha retenido. observaciones de van Unnik, espigadas en la literatura
El significado exacto de symballein, sin embargo, traducido helenística, con ejemplos de que los LXX forman el fondo
generalmente por "sopesar", no es de fácil determinación. m de varias expresiones empleadas por Lucas en 2, 19. 51. La
Como compuesto de syn, "con", y ballein, "arrojar", li- expresión synterein to rema aparece en Gen 37, 10-11:
teralmente podría significar que María combinaba las di- después que José incurre en la celotipia de sus hermanos
versas cosas que había oído, visto y retenido. Rengstorf " 7 , contándoles el sueño de las gavillas de trigo, "su padre
quien desarrolla la idea psicológicamente, interpreta a retuvo el dicho". El sentido parece ser: "continuó averi-
Lucas haciendo que María j u n t e lo relativo al censo, al guando", "retuvo con preocupación". En Dan 4, 28 L X X
viaje a Belén, al pesebre y a la señal referida por los se nos dice que, cuando el rey Nabucodonosor hubo oído
pastores (2, 12. 16), todo lo cual demostraría que, en su la interpretación hecha por Daniel del sueño del árbol,
designio, Dios tiene "un plan bien meditado para ella y "guardó las palabras en su corazón" [tous logous en te
su hijo". En esta interpretación María es responsable de kardia synterese] y es de suponer que inquieto por lo que
la narración consecutiva 2, 1-10. Un paso más en la acep- se le había revelado, y lleno de perplejidad por lo que sig-
ción literal de symballein rebasa a María en cuanto narra- nificaría ,23. Cuando Lucas combina la idea de guardar las
dora para alcanzarla en cuanto teóloga, pues hace que palabras en el corazón con symballein, puede indique que
relacione entre sí los acontecimientos y proyecte su inter- María conservó en su corazón las misteriosas palabras y
pretación en u n fondo de motivos veterotestamentarios "8. acontecimientos que rodearon el nacimiento de Jesús (o su
Dejando aparte las dificultades metodológicas inherentes hallazgo en el templo), esforzándose por interpretarlas l24.
a semejante etimología "9, hay traducciones alternativas,
basadas en el empleo de palabras clave, que brindan una
comprensión más plausible del papel de María.
Apoyado sobre un estudio del uso de symballein en la 120. Die rechte Bedeutung des Wortes treffen, Lukas 2, 19, en T. P . van
literatura helenística a partir de pasajes reunidos por B a a r e n y otros (ed.), Verbum: Essays on Some Aspects of the rcllgious
Function of Words: Festschrlft for H. W. Obbink, U t r e c h t 1964, 129-147.
121. Ant. 2. 5. 3, § 72.
122. Mutter, 121-122, n o t a 6.
123. Cf. a d e m á s el e m p l e o de synterein en Sir 39, 2: el escriba sabio q u e
estudia la ley y la s a b i d u r í a de los a n t i g u o s " p r e s t a r á a t e n c i ó n a las p r o -
fecías, guardará los p r e c e p t o s de v a r o n e s n o t a b l e s " . En el Testamento de
116. El v e r b o es e m p l e a d o p o r el N T sólo en L c / H e c h ; p e r o a q u í difiere Leví 6, 2, c u a n d o se le h a h e c h o r e c o r r e r el cielo y c o n d u c i d o al hallazgo
s u significado del d e otros pasajes " h a b l a r e n t r e sí, c o n v e r s a r " (Hech 4, 15: de u n misterioso escudo, dicel L e v í : "He g u a r d a d o estas p a l a b r a s en el
17, 18), o " c o n g r e g a r s e , r e u n i r s e " (Le 14, 31; Hech 18, 27). corazón".
117. Weihnachtserzahlung, 15, 27; a s i m i s m o G r u n d m a n n , Lukas, 86. 124. R á i s á n e n , M u t t e r , 118-122, c o m b i n a las p r u e b a s bíblicas, q u e i n c l u y e n
118. L a u r e n t i n , Structure, 97. 100. 116-119, a t r i b u y e a M a r í a la reflexión pasajes apocalípticos d e D a n i e l y del Testamento de Leví, con el e m p l e o
m i d r á s h i c a q u e m u c h o s estudiosos v e n en el relato de la infancia l u c a n o . h e l e n í s t i c o ; a s i m i s m o B r o w n , Birth, 429-431. A c e n t ú a m á s el e l e m e n t o a p o -
119 S o b r e el u s o / a b u s o de la etimología en teología biblica, cf. J. B a r r , calíptico de la a p a r i c i ó n a n g é l i c a a los p a s t o r e s , como t a m b i é n el q u e M a r í a
The semantics of Biblical language, Oxford 1961, 107-160.
250 María en el evangelio de Lucas y en los Hechos María en el relato del nacimiento (Le 1-2) 151

Significaría esto que María no captó de inmediato todo lo Le; de los dramatis personae en la narración de la infan-
oído, pero escuchaba de grado, dejando que los aconteci- cia, María es la única persona adulta que reaparecerá en
mientos calaran en su memoria, e intentando extraer de el ministerio. No interesa ella a Lucas primariamente como
ellos un significado. I25 testigo ocular o memorialista, sino como modelo del dis-
Se refuerza esta interpretación de la actitud de María cipulado cristiano. Su reacción en el relato de la infancia,
en 2, 19, cuando nos apercibimos de que su reacción es cual la describen 1, 38. 45; 2, 19. 51 es de humildad, acep-
parte de una serie de reacciones (2, 17-20). Comienzan a tación y obediencia. Pero el discipulado completo no es
reaccionar los pastores, dando a conocer el rema que se posible mientras la palabra de Dios no se haya proclamado
les ha dicho tocante al niño (2, 17), y concluyen sus actos en su plenitud, no sólo por el ministerio de Jesús, sino
retornando (a los rebaños), mientras glorifican y alaban además por la cruz y la resurrección. Como nos dirá
a Dios por lo que han visto y oído (2, 20). Después que Lucas, entre los seguidores de Jesús que oyeron la palabra
los pastores han hablado, se nos dice que cuantos lo oían del ministerio, algunos fueron incapaces de retenerla ante
se admiraban de lo referido por ellos (2, 18). La tercera la oposición diabólica de la pasión, de no ser con la ayuda
reacción es de María, que "guardaba todas estas cosas, y fortalecimiento divinos (22, 31-32). Será dicho a María
sopesándolas en su corazón" (2, 19). Puede que tengamos en 2, 25 que también su alma será traspasada por una
aquí una serie de diferentes reacciones a la palabra de espada; no será ella preservada de la prueba del discipu-
Dios (Le 8, 11-15). En esta última sección reciben la apro- lado. Pero Lucas muestra la actitud inicial de María de
bación definitiva quienes, "oyendo la palabra de Dios, la guardar "estas cosas y sopesarlas en su corazón" como
retienen en su corazón justo y bueno, y con paciencia dan algo que la introducirá en la creyente comunidad post-
fruto" (8, 15; en 8, 21 dice Jesús: "Mi madre y mis her- pascual. Si esto es lo que Le presupone en 2, 19. 51, nos
manos son los que oyen la palabra de Dios y la ponen dice algo mucho más significativo (y más cristiano) sobre
en práctica"). De manera similar aquí, en 2, 19, Lucas su idea de María, que el probar que se documenta en
puede estar reforzando su retrato de María como discí- sus memorias.
pula 126. "Cuantos oían" la relación de los pastores se ad-
miraban; su reacción es buena, pero ya no sabremos más
de ellos. María, en cambio, se atiene a la palabra y se
interroga sobre su más profundo significado. La idea de 4. María y la presentación de Jesús en el templo
su crecimiento en cuanto creyente cuadraría también a (2, 21-40)
2, 51, donde guarda en su corazón palabras difíciles de
Jesús, que encierran una reprensión para ella; palabras que Después de nacido Jesús, refiere Le dos acontecimientos
ella y José no han entendido (2, 49-50), y donde el ver- consecutivos en la infancia de éste, ambos para ilustrar la
sículo siguiente (52) acentúa que Jesús mismo crece en obediencia de los padres. El primero, mencionado sólo de
"sabiduría, estatura y favor ante Dios y los hombres". paso (2, 21), comprende la circuncisión e imposición de
Tal vez explique esto también por qué es María, y no nombre al niño "pasados ocho días"; imposición de nombre
José, quien destaca en 2, 19. 51. Nunca se dice que José que ejecuta lo mandado a María por el ángel U1. El segundo
estuviese aún en vida durante el ministerio de Jesús en es la presentación de Jesús en el templo cuando sus padres
se purifican; actos conformes a la ley de Moisés, como Le
por tres veces nos dice (versículos 22. 23. 24. 39).
c o n s e r v a r a su m e n s a j e en el corazón hasta q u e t u v o c u m p l i m i e n t o , N e y r i n c k ,
Luc, 51-57; a s i m i s m o su a r t í c u l o en h o l a n d é s s o b r e 2, 19. 51 en Collationes
B r u g e n s e s et G a n d a v e n s e s 5 (1959) 433-466.
125. Cf. Le 9. 43-44: m i e n t r a s q u e a p e n a s en 2, 18 "todos" los d e m á s se
a s o m b r a n , dícese a los discípulos: "Que estas p a l a b r a s p e n e t r e n en v u e s t r o s 127. Sin e m b a r g o , m i e n t r a s el ángel ha m a n d a d o a María q u e llame J e s ú s
oídos". Cf. a d e m á s 21, 14-15. al n i ñ o (1, 32), Le e m p l e a la p a s i v a en 2, 21 ("le será i m p u e s t o el n o m b r e d e
126. R a i s a n e n , Mutter, 122-124, s u g i e r e q u e L u c a s p o n e a María como J e s ú s " ) , de s u e r t e q u e elude i n d i c a r cuál de a m b o s p r o g e n i t o r e s se lo i m -
figura p a r a d i g m á t i c a a n t e u n lector como Teófilo (Hech 1, 1). pone. En Mt 1, 21. 25 se lo i m p o n e J o s é .
252 María en el evangelio de Lucas y en los Hechos María en el relato del nacimiento (Le l-'¿) Jft'J

a) Cuestiones mañanas en 2, 22-24 Isabel (1, 36), que era de estirpe davídica (1, 5)? Lucos, sin
embargo, claramente piensa en Jesús como en un duvídida
Los detalles que da Lucas de presentación y purificación (1, 32; 3, 23. 31; 18, 38); y nada específico nos dice jumas
delatan confusión en punto a costumbres judaicas, lo que sobre el origen de M a r í a . ' "
es adverso a la tesis de que esté refiriendo testimonios Cuarto, al cumplir con el ritual de la presentación y
oculares de María m. Breve como es la referencia, contiene purificación, padre y madre se manifiestan obedientes a la
cuatro puntos considerados de interés mariano. ley. En 2, 41 se nos dirá que subían todos los años a Jeru-
Primero, Le dice de Jesús que es presentado en Jeru- salén por la fiesta de la pascua. Vimos ya (supra) que
salén según la ley de Moisés, es decir, la l&y concerniente Lucas retrata a María en cuanto que representa a los pia-
a los primogénitos cual la expone Ex 13, 1. 11-16. Ello está dosos de Israel, y las dos escenas del templo que cierran
en armonía con la declaración preparatoria de Le 2, 7: el relato de la infancia refuerzan esa visión.
"Dio a luz a su hijo primogénito"; y aquel niño tendría
los privilegios y obligaciones que la ley estipulaba para los
primogénitos. No hay pruebas de que, al usar el térmi- b) Las palabras de Simeón a María (2, 34-35)
no primogénito, Lucas pensara en absoluto sobre si María
tuvo o no otros hijos después de Jesús y, partiendo de su Lucas hace que Simeón pronuncie dos bendiciones cuan-
terminología, no hay posible respuesta, lógicamente dedu- do se encuentra al niño Jesús con motivo de la ceremonia
cida, a esa pregunta. 129 de la presentación en el templo: la primera, el Nunc di-
Segundo, al citar la ley de los primogénitos, Le describe mittis, es una alabanza a Dios (2, 28); la segunda es una
a Jesús con gráficas figuras bíblicas, así "un varón que bendición de los padres del niño dirigida a María (2, 34).
abre el vientre" (2, 23). Aunque esta frase ha creado un Una traducción literal de este segundo oráculo nos servirá
problema a la disputada idea cristiana posterior, según la de ayuda en la discusión:
cual María habría alumbrado milagrosamente a Jesús (vir-
ginitas in partu), sin ruptura del himen, puede que Le 34c He aquí que este [niño] está puesto para caída y
esté empleando un patrón lingüístico veterotestamentario alzamiento de muchos en Israel
(cf. Ex 13, 2. 12. 15 LXX), sin que nada específico diga en 34d y como signo contra el cual se habla [o se hablará].
cuanto al modo de nacer Jesús. 13° 35a Y una espada atravesará tu propia alma
Tercero, no se hace mención alguna de los cinco siclos 35b para que los pensamientos [dialogismoi] de muchos
que los padres debían pagar por el rescate del niño Jesús corazones se revelen.
quien, consagrado al Señor, quedaba de otro modo al ser-
vicio del templo; el pago especificado en Núm 18, 15-16 La "poesía" de estos versículos es más irregular que la
para los no levitas. Esto ha conducido a preguntar si Lucas del "Magníficat", "Benedictus" o "Nunc dimittis". Además
creía a Jesús levita, que iba a permanecer en el servicio esos cánticos lucanos tienden a hablar de la liberwiún o
del Señor. ¿No describe él a María como emparentada con salvación de Dios como de algo ya acontecido; este oráculo
habla más específicamente del porvenir del niño y <lr su

128. Cf. supra, nota 18. B r o w n , Messiah, 438. 447-451, señala los e l e m e n t o s
de confusión y los ingeniosos i n t e n t o s d e disiparla. 131. Hay en la e s t i r p e de J e s ú s n o m b r e s levlticos (Le 3, 2:1-1111), |»>i n|fiti-
129. El t e x t o griego de u n a inscripción sobre la t u m b a de u n a j u d í a cerca plo, Eli, M a t a t í a s , Leví —asimismo Sadoc en Mt 1, 14—, Cf «Mprii, IIIIIH 115.
de Leontópolis, en Egipto, y q u e d a t a del a ñ o 5 a. C , r e z a : "El h a d o m e M i e n t r a s q u e Hipólito y Efrén conocían tradicioneK que r n |titi'lr IINIM>"II>MII
e m p u j ó al e x t r e m o d e la v i d a e n los dolores de p a r t o de mi p r i m e r hijo". a J e s ú s o r í g e n e s levíticos (por M a r í a ) , A g u s t í n , Cmitru FtiiMtum Miiiilchin'uní
No s u c e d i e r o n n a t u r a l m e n t e otros al p r i m o g é n i t o . Cf. R. F. Stoll, Her first- 33. 9, n e g a b a que M a r í a fuese hija de s a c e r d o t e . E» m u c h o iiiAn CIIIUÚII la
born son: AER 108 (1943) 1-13; J . - B . F r e y , La signification du term p r o t o t o k o s tesis de que M a r í a fuese de origen davídico (tnl vez yn Itinnclcí, Iflf lll, 2),
d'aprés une inscription iulve: Bil 11 (1930) 373-390. con la lección e v e n t u a l d e la frase "de la casa de Duvld" <*n I, ¡Í7 rnlVrldn
130. No es p r o b a b l e , e m p e r o , q u e L u c a s h u b i e s e u s a d o s e m e j a n t e e x p r e - a la v i r g e n m á s bien q u e a J o s é . Cf. J. Fischer, Diu davidlitchii Alikuntl der
sión, de h a b e r l e sido familiar la t r a d i c i ó n según la cual el h i m e n no sufrió Mutter Jesu: Biblischpatristische Untersuchunu: Weldennu«r»tU(l|pii I (lllll)
r u p t u r a (J. Galot, N R T 82 [1960] 453). Cf. infra. 1-115.
154 María en el evangelio de Lucas y en los Hechos María en el relato del nacimiento (Le 1-2) J55

madre. Las diferencias han conducido a que algunos estu- creyente, o son los pensamientos hostiles (dialogismoi) de
diosos atribuyan 2, 34-35, del todo o en parte, a una fuente quienes hablan contra el signo ofrecido por Jesús. Pero
prelucana "2, o a un estadio lucano de composición más entonces podemos preguntar: ¿dónde halla cumplimiento
antiguo (anterior a la adición del Nunc dimittis) "3. Es el que la espada atraviese el alma de María?
lástima que no se pueda tener certidumbre en esta cues- Como respuesta a esa pregunta los escritores eclesiás-
tión, pues si 35a fuese prelucano, aumentaría nuestro co- ticos han hecho muchas sugerencias: María llegó a ver
nocimiento de la antigüedad y del desarrollo del primitivo cómo Israel rechazaba a Jesús, o la trágica caída de Jeru-
interés cristiano en María. salén; María misma sufrió viendo la muerte de Jesús, o
Aunque nos limitamos al nivel intencional de Lucas, no aun murió mártir por la espada; María fue difamada con
es claro si 35a, donde se habla a María en segunda persona acusaciones de ilegitimidad lanzadas contra Jesús; María
de singular, es un paréntesis, de suerte que 35b deba leerse llegó a dudar de Jesús, especialmente durante la pasión,
a continuación de 34cd. En cualquier caso, el contexto in- etc. 136 . Nuestro equipo rechazó todas estas explicaciones
mediato de 35a atañe a los resultados negativos del juicio por no ver que les prestaran apoyo Lc-Hech, y porque la
provocado por Jesús: está puesto, primero, para la caída interpretación de 2, 35a no debiera requerir información
de muchos en Israel; es un signo de contradicción; bien él, que Lucas no provea y sus lectores puede que nunca hayan
bien María, dará lugar a que se descubran los pensamien- tenido. Este mismo principio nos indujo a rechazar la in-
tos hostiles de muchos, si dialogismoi, de 35b, tiene su terpretación más común de la espada: la angustia de Ma-
habitual connotación peyorativa 1 M . ¿Cómo se adapta al ría, quien, al pie de la cruz, ve morir a su hijo 137. Sólo
contexto la espada que atraviesa el alma de María? El J n 19, 25-27 muestra a la madre de Jesús presente en el
lenguaje simbólico de una espada que atraviesa se en- Calvario. En el contexto de la muerte y entierro de Jesús,
cuentra en Ez 14, 17: "Que una espada atraviese la tierra, Lucas muestra a mujeres (23, 49: "Las mujeres que le
y así degollaré a hombres y bestias". La expresión vuelve habían seguido desde Galilea estaban a cierta distancia
a aparecer en los Oráculos sibilinos (3, 316) para describir y vieron estas cosas"; 23, 55) y suministra una lista de
la invasión de Egipto por Antíoco IV Epífanes (170 a. C. sus nombres (24, 10); pero María, la madre de Jesús, no
aprox.): "Pues una espada pasará a través de ti" 135. Así está entre ellas, por lo que malamente podía Lucas esperar
Lucas puede estar pensando en la espada de un juicio que el lector de 2, 35a pensase en. María al pie de la cruz. 138
discernidor que separa a buenos de malos (la "caída y Si hay que deducir el significado de 2, 35a de referencias
alzamiento" de 34c) al que también María estará sujeta, a María en Lc-Hech, el sentido es entonces que ella, como
para que se manifieste si sus pensamientos son los de una parte de Israel, debe ser juzgada por su reacción última
hacia el niño puesto para caída y alzamiento de muchos.
Aunque una mujer de entre la multitud la bendiga por
132. Sahlin, Messias, 272-276. a t r i b u y e 34-35 al p r o t o - L c . R a i s a n e n , Mutter, su relación física con Jesús, éste insistirá en que también
129. e m p e r o , n o m b r a a Bartsch, Dibelius, G r u n d m a n n , Hirsch, K r a e l i n g , e n -
t r e los q u e sostienen q u e Le a ñ a d i ó el oráculo poético (34cd-35ab) a un
m a t e r i a l p r e l u c a n o . y Krafft e s t i m a r í a l u c a n o s los versículos 34-35.
133. Cf. B r o w n , Birth, 454-456: The problem of the two oracles.
134. Creed, K n a b e n b a u e r . L a g r a n g e , P l u m m e r . Z a h n están e n t r e los q u e 136. Cf. Feuillet. L'épreuve. 248-249; B r o w n , Birth, 462-463.
c o n s i d e r a n los " p e n s a m i e n t o s " de 35b lo m i s m o b u e n o s q u e malos, en c o n s o - 137. Cf. M c H u g h , Mother, 110-111. El m i s m o sigue a Benoít ("'Et toi-
n a n c i a con "ascenso y caída" de 34c. P e r o la ilación p u e d e a c e n t u a r el t o n o m é m e ' " ) en la visión d e María c o m o personificación de I s r a e l : "Y tú misma,
m á s n e g a t i v o de 34d ("señal a la q u e se c o n t r a d i c e " ) , p u e s los t r e c e e m p l e o s oh Israel, s e n t i r á s u n a e s p a d a a t r a v e s a r t e el a l m a " . M c H u g h sostiene q u e , en
de dialogismos en el NT son p e y o r a t i v o s , con la hostilidad, la d u d a y la c u a n t o Hija de Sión, María sería m á s consciente q u e n a d i e del d e s t i n o del
v a n i d a d p o r c o n t e n i d o . Los cinco e j e m p l o s r e s t a n t e s en Le (5, 22; 6, 8; 9, n i ñ o ; u n a estimación q u e se desliza del simbolismo hacia la historicidad.
46-47; 24, 38) h a c e n referencia a p e n s a m i e n t o s d e hostilidad hacia J e s ú s R a i s a n e n , Mutter, 133, h a c e r e f e r e n c i a a María en c u a n t o m a t e r doloroso,
o q u e p o n e n a éste en tela de juicio. G. S c h r e n k , T D N T . 2. 97 (ed. orig.: a u n r e c o n o c i e n d o no r e f e r i r s e L u c a s e x p r e s a m e n t e al dolor de María en la
T W N T ) , ve e n 2, 35 "malos p e n s a m i e n t o s " q u e se r e v e l a r á n "en el j u i c i o m u e r t e de J e s ú s .
divino". 138. Goza de a m p l i o r e c o n o c i m i e n t o la existencia de p a r a l e l o s e n t r e Le
135. W. Michaelis, T D N T . 6. 995-996 (ed. o r i g . : T W N T ) , se m u e s t r a a d v e r - y J n , en c u a n t o que, m u y a m e n u d o , u n o y otro e v a n g e l i o e x p r e s a n cada
sario de la relación e n t r e L u c a s y estos dos pasajes; e s t i m a que Sal 37, 15 cual a su m o d o la c o m ú n t r a d i c i ó n q u e a ellos s u b y a c e (cf. J. A. Baily. The
ha influenciado a L u c a s : "La espada de ellos [los m a l v a d o s ] p a s a r á a su traditions common to the gospels oí Luke and of John, Leiden 1963). Lo cual
p r o p i o corazón". Difiere sin e m b a r g o el v e r b o del s a l m o (eiserchesthai) que no justifica el q u e u n dicho oscuro de Le se i n t e r p r e t e por u n a escena de
c o m p a r t e n Le. Ez y los Oráculos Sibilinos (dierchesthai). J n q u e Le no d e m u e s t r a conocer.
256* María en el evangelio de Lucas y en los Hechos María en el relato del nacimiento (Le 1-2) 157

a ella se aplica el criterio de bendición aplicado a otros: que esas primeras palabras demuestren la comprensión que
"Dichosos [makarioi] más bien los que oyen la palabra Jesús tiene de su relación con Dios en cuanto Padre. ""
de Dios y la guardan" (11, 27-28). Si María quiere al fin El no armonizar fluidamente con lo que precede ,42, al-
ser introducida a la familia escatológica de los que res- gún indicio de diferente estilo griego 143 y el que la historia
ponden a la palabra de Dios (Hech 1, 14), ello acontecerá refiere otro estadio en la vida de Jesús, diferente tanto de
en virtud del juicio emitido por Jesús: "Mi madre y mis la infancia como del ministerio, todo ello se combina para
hermanos son los que oyen la palabra de Dios y la eje- persuadir a muchos estudiosos de que el relato subyacente
cutan" (8, 21). Con la figura de una espada atravesando el a 2, 41-52 ha tenido un historial aparte. Se relaciona con
alma de María, Lucas describe presumiblemente el difícil esta teoría la sugerencia de que el relato original llegó a
proceso por el que aprende que la obediencia a la palabra Lucas como unidad 144; Lucas lo habría pospuesto a una
de Dios trasciende los lazos familiares 139 . Hasta ahora narración de infancia que antes concluía con 2, 40 145 y, al
ha presentado a María pasando la prueba de la obediencia adaptarla, daría a ella un nuevo final (2, 52, a imitación
(1, 38. 45), pero ha insinuado también que el aprendizaje de 2, 40), para que sirviese de transición al ministerio. Es
constituye un proceso incesante (2, 19), y aquí insiste en presumible que esta historia perteneciera originariamente
que ese proceso no es inmune a peligros y sufrimientos. a una categoría de relatos (tal como nos los dan a conocer
los evangelios apócrifos) l46, cuyo tema era el joven Jesús,
viviendo, hablando, haciendo prodigios en el seno de su
familia, hechos todos que preceden al ministerio. La cris-
5. María y el hallazgo de Jesús en el templo (2, 41-52)
tología de esos relatos anticipa la cristología de los relatos
del ministerio. Al examinar la cristología de los dos rela-
En la escena que cierra los cap. 1-2 Le hace que el lector tos de la infancia, vimos cómo la revelación de que Jesús
vuelva al templo, donde había comenzado la historia de es Hijo de Dios, una vez asociada con la resurrección y
la infancia doce años antes con las palabras de Gabriel a luego con el comienzo del ministerio (bautismo), se asocia
Zacarías. Introducen a esa escena los versículos 2, 41-42, de ahora a un momento anterior, o sea, a la concepción de
un tenor semejante al de los que introdujeron antes la Jesús, cual un ángel la interpreta al padre y a la madre.
escena del templo (2, 22-24) 140; pese al interludio que se- Sin embargo, es concebible que, en otros círculos, un es-
para las dos ocasiones en que padres e hijo acuden al
templo, la atmósfera de piedad es idéntica. Los padres
obedecen la práctica cultual subiendo a Jerusalén por la 141. Esto sigue siendo cierto a d e s p e c h o de la t r a d u c c i ó n q u e u n o h a g a
fiesta de pascua; sólo que Jesús está ahora lo bastante d e l a m b i g u o en tois tou patros mou d e 2, 49: "en la casa de mi P a d r e " ; "en
los a s u n t o s de mi P a d r e " ; " e n t r e los p a r i e n t e s de mi P a d r e " (es decir, los
crecido como para acompañarles a título propio. El que m a e s t r o s de la l e y ) .
Jesús no vuelva con ellos a casa da lugar a una reunión 142. O t r o posible indicio de falta d e a r m o n í a es la referencia a José en
c u a n t o p a d r e de J e s ú s en 2, 48, c o m o si no h u b i e s e h a b i d o concepción vir-
dramática, tras su ansiosa búsqueda; esa reunión gira en ginal. L u c a s es capaz d e u n c u i d a d o m a y o r , como v e m o s p o r 3, 23, d o n d e
h a b l a d e J e s ú s como hijo " s u p u e s t o " d e José. Cf. nota 106 supra y 151 infra.
torno a un careo entre los padres y el hijo, donde se 143. Se c o n s i d e r a el griego de 2. 41-52 m e n o s influido p o r los s e m i t i s m o s
registran las primeras palabras de Jesús en el tercer evan- t a n p a t e n t e s en o t r a s p a r t e s del r e l a t o de la infancia; cf. L a u r e n t i n , Structu-
re, 142; S c h l a t t e r , Lukas, 205.
gelio (2, 48-49). Habiendo Lucas rodeado la escena de re- 144. Van Iersel, Finding, o s t e n t a el t r a t a m i e n t o m á s c o n c i e n z u d o de la
ferencias a la sabiduría de Jesús (2, 40. 52), no sorprende c u e s t i ó n ; la n a r r a c i ó n f u n d a m e n t a l está p a r a él e n los versículos 41-43. 45-46.
48-50, con adiciones i n t e r n a s d e L u c a s en los versículos 44, 47. Ráisaneni
Mutter, 134, sigue a Van Iersel, m a s piensa al p a r e c e r q u e el versículo 46
forma a s i m i s m o p a r t e del m o t i v o l u c a n o del "niño p r o d i g i o "
145. B r o w n , Birth, 479-484.
139. Cf. Le 12, 51-53 y nótese q u e las frases l u c a n a s "¿Creéis q u e he v e - 146. El m e j o r e j e m p l o es el Evangelio de la infancia, de Tomás, donde se
nido p a r a t r a e r paz a la t i e r r a ? No, os digo, sino a n t e s división", a p a r e c e n refiere lo q u e J e s ú s hizo a la e d a d d e cinco, seis, ocho y doce años, versión
en Mt 10, 34 así: "No h e venido a t r a e r paz, sino u n a e s p a d a " ("espada" en apócrifa esta ú l t i m a de Le 2, 41-52. En el cap. 7, e x a m i n a r e m o s la posibilidad
M t es machaira, no romphaia como en Le 2, 35a). d e q u e , a nivel p r e e v a n g é l i c o , la historia del milagro o b r a d o p o r J e s ú s en
140. Los q u e p r e t e n d e n u n a fuente p r e l u c a n a p a r a la historia del h a l l a z g o Cana (Jn 2, 1-12) en p r e s e n c i a de su m a d r e y h e r m a n o s sea o t r o relato del
en el t e m p l o a d m i t e n el e n c u a d r e r e d a c c i o n a l l u c a n o , p o r e j e m p l o , en los m i s m o g é n e r o . En la petición de la m a d r e , que J e s ú s da la impresión de
versículos 39-40. 41. 51c-52. r e c h a z a r , d e Le 2, 48-49, h a y e l e m e n t o s d e p a r a l e l i s m o con la historia
d e Cana.
258 María en el evangelio de Lucas y en los Hechos María en el relato del nacimiento (Le 1-2) 159

tadio i n t e r m e d i o w implicara la asociación de esa cristo- La quejosa pregunta de María en v. 48 tiene el aspecto
logia con la juventud de Jesús, de suerte que cuando éste de-un reproche a Jesús 1 5 1 : "Hijo, ¿por qué nos has tratado
empieza a hablar, él mismo revela a sus padres por pri- así? Mira, tu padre y yo te hemos buscado ansiosamente".
mera vez la propia identidad y la prioridad de su Padre ¿Cómo debemos interpretar la respuesta de Jesús a sus
celestial. Según esta teoría, la forma original de 2, 41-52 Padres en 49: "¿Cómo es que me buscabais? ¿No sabíais que
no presupondría concepción virginal de Jesús ni revelación me es preciso estar en la casa de mi Padre [ocuparme en
alguna previa de su filiación divina, de suerte que las !os asuntos de mi Padre]?" 1 5 2 . No es un desaire áspero,
tradiciones en las que se basó Lucas, algunas tenían noticia sino que transpira más bien pena por haberle sus padres
de la concepción virginal (como se refleja en 1, 26-38) y conocido tan poco; anticipa la declaración en v. 50 de que
otras no. no entendieron. Sin embargo, distancia a Jesús de sus
La importancia de esta teoría para la historia de la padres terrestres, para realzar la relación que tiene con
cristología y las líneas de desarrollo para la comprensión su Padre celestial l53 . Cuando estudiemos Le 8, 19-21, ve-
cristiana de María es obvia, pero nos faltan las pruebas 148. remos que trata a la madre y hermanos de Jesús mucho
Ante tal incertidumbre, el equipo optó de nuevo por no más benignamente de cuanto lo hace Me 3, 31-35. El tono
comprometerse en punto a los orígenes prelucanos del ma- de 2, 48 (que puede sea prelucano) se acerca algo más a
terial, sino concentrarse en la significación mariana de la Me. En palabras de un comentarista, esta historia "es una
escena como la presenta el actual ordenamiento del evan- especie de compensación por algunas tradiciones sobre las
gelio. Dan la clave los versículos 48-50. Quienes vieron a relaciones de Jesús con su familia que Lucas encontró en
Jesús escuchando a los maestros en el templo y le oyeron sus fuentes y que suprime o trata con delicadeza l54. En el
hacer preguntas se extrañaban de su inteligencia y res- presente orden lucano, María descubre el significado de la
puestas (46-47). Le añade entonces (48): "Al verle, se ad- profecía que Simeón había proferido doce años antes:
miraron". No dice "quiénes", pero la sucesión del v. 46 "Una espada te atravesará el alma" (2, 35); aprende cómo
parece pedir que "ellos" sean sus padres 149, de forma que Jesús pone la relación con su Padre por encima de los
Le nos prepare a la incomprensión de éstos, cuando los vínculos familiares.
especifique en v. 50. En lo sucesivo, la madre servirá de En 2, 50-51 Le prosigue en el tema comenzado en 2, 19:
portavoz a los padres. Puede que esto simplifique el "eclip- llevará tiempo a María entender todo esto. Dice en 2, 50:
se de José", quien, aunque presente durante todo el capí- "Ellos no entendieron la-palabra" [rema] que él les dijo" ,55;
tulo y nominalmente mencionado en 2, 4. 16, no aparecerá
en Lc-Hech (exceptuada su mención en la genealogía de
151. S e m e j a n t e r e p r o c h e delata u n a falta d e a r m o n í a con la r e v e r e n c i a
3, 23). Fenómeno idéntico al de J n 2, 1-11, donde, de ellos q u e hacia J e s ú s p e d i r í a n r e v e í a c i o n e s p r e v i a s . Es p a t e n t e q u e p o s t e r i o r e s
dos, sólo se muestra María, y así comienza a hablar con a m a n u e n s e s h a l l a r o n la r e f e r e n c i a a José en c u a n t o " p a d r e " de J e s ú s difícil
de a c e p t a r , p u e s las v e r s i o n e s s i r o - c u r e t o n i a n a y V e t u s L a t i n a p o n e n " h e m o s
Jesús. 15° buscado", en l u g a r de "tu p a d r e y yo h e m o s b u s c a d o " .
152. Cf. supra, nota 141. La p r e s e n c i a de dei en esta d e c l a r a c i ó n , "es p r e -
ciso", t i e n e i m p o r t a n c i a ; es u n t é r m i n o q u e r e m i t e al d e s t i n o de J e s ú s , en
c u y a s p r e d i c c i o n e s de m u e r t e y r e s u r r e c c i ó n r e a p a r e c e r á (Le í), 22; 13, 33;
17, 25; 22, 37). Ello no implica, e m p e r o , q u e J e s ú s se refiera a su pasión en
2, 49, razón t r a í d a p o r los pelos de q u e sus p a d r e s no c o m p r e n d a n .
147. En c u a n t o a q u e la n a r r a c i ó n de la niñez l l e n e la laguna q u e s e p a r a 153. R á i s a n e n , M u t t e r . 134. Obsérvese q u e María habla de "tu p a d r e
al r e l a t o d e la infancia y el ministerio, cf. B u n d y , Jesús, 23, q u i e n se refiere LJoséj", m i e n t r a s que en ia r e s p u e s t a de J e s ú s figura "mi P a d r e [Diosl".
a Loisy y a G u i g n e b e r t . Esto, m á s el p l u r a l en q u e J e s ú s r e s p o n d e a María, lo cual h a c e se dirija a
148. Con m a y o r convicción p u e d e a r g ü i r s e , sin e m b a r g o , en favor de u n a a m b o s , r e d u c e el posible e l e m e n t o de r e p r o c h e a María.
f u e n t e p r e l u c a n a p a r a el caso de 2, 41-52 q u e p a r a el d e c u a l q u i e r o t r a sec- 154. B u n d y , Jesús, 24, q u i e n e n t r e otros cita a H o l t z m a n n .
ción n a r r a t i v a de los c a p í t u l o s 1-2. B r o w n , Birth, 239-253, se d e c l a r a c o n t r a r i o 155. P a r a rema, cf. supra, n o t a 115. Según vimos, el "ellos" del v. 48 p r o -
a u n a teoría g e n e r a l d e fuentes p r e l u c a n a s p a r a el relato de la infancia, e x - b a b l e m e n t e designa a los p a d r e s de J e s ú s . Hay con todo i n t é r p r e t e s a q u i e -
c e p t u a d o s los cánticos y 2, 41-52. nes escandaliza e n p a r t i c u l a r el q u e María no e n t i e n d a la r e f e r e n c i a de
149. Se e x p l i c a la dificultad si Van l e r s e l t i e n e razón (cf. supra. n o t a 144) J e s ú s a su P a d r e celestial. (Esto refleja a veces u n a vez m á s la d u d o s a teoría
e n c u a n t o a q u e v. 47 sea u n a inserción posterior, y v. 48 siguiera o r i g i n a r i a - de q u e la d i v i n i d a d de J e s ú s fuese conocida p o r María desde a n t e s de la
m e n t e a v. 46. a n u n c i a c i ó n ; cf. supra, nota 44). Han a r g ü i d o en c o n s e c u e n c i a que el "ellos"
150. S e g ú n vimos en el cap. 4, la explicación m á s p r o b a b l e consiste en designa a los c i r c u n s t a n t e s , o a J o s é solo; o bien s u p o n e n q u e J e s ú s h a b í a
q u e José h a b í a m u e r t o a n t e s q u e c o m e n z a r a el m i n i s t e r i o de J e s ú s , d e d o n d e i n f o r m a d o a sus p a d r e s de q u e p e r m a n e c e r í a en el t e m p l o (información q u e
s u total a u s e n c i a (aun nominal) del relato m a r c a n o del m i n i s t e r i o .
160 María en el evangelio de Lucas y en los Hechos María en el ministerio público 161

y en 2, 51: "Su madre retuvo todas estas cosas en su era un niño, ninguna otra figura fuera de la madre podía
corazón". Como vimos (supra), es idea de Lucas que la ilustrar el discipulado: ella subsistiría luego a través del
completa aceptación de la palabra de Dios, completa com- ministerio y aun alcanzaría los comienzos de la iglesia.
prensión de lo que Jesús es, y completo discipulado, no Pero en la narración del ministerio de Jesús, el discipulado
son aún posibles. Lo serán por el 'ministerio de Jesús y en puede ilustrarse en un círculo más amplio de figuras, en
particular por la cruz y la resurrección. No es accidente especial los doce. La madre es mencionada sólo en dos
el que la reacción final de los padres de Jesús en la narra- escenas, que acentúan la continuidad del discipulado; aun
ción de la infancia ostente gran parecido con la reacción así, esa misma continuidad hace que las referencias lucanas
de los discípulos de Jesús al tercer anuncio de la pasión: a ella sean más positivas e irónicas que las marcanas o
"No entendieron ninguna de estas cosas, y esta palabra mateanas.
[rema] estaba oculta a ellos" (18, 34) 156. Pero Le no deja
a María con la nota negativa de la incomprensión, sino
que, en 2, 51b recalca lo que ha retenido sin que lo en-
tienda todavía e (implícitamente; cf. 2, 19) su insistente 1. La genealogía del "supuesto" hijo de José (3, 23)
búsqueda de comprensión. Así prepara al lector para aque-
llas escenas del ministerio público, próximas a ser exami- La genealogía de Jesús en 3, 23-38 importa indirecta-
nadas, donde se estimará a María por el criterio del disci- mente a María. Ha puesto Mt su genealogía al comienzo
pulado, y para la escena final de Hech 1, 13-14, donde se del evangelio (1, 1-17), precediendo a la historia de la con-
unirá a los otro tiempo igualmente perplejos discípulos en cepción de Jesús. Establecidos los eslabones de Abraham
la comunidad postresurreccional; una comunidad a la que a David, Mt hace uso de la genealogía en parte para expli-
Jesús resucitado ha interpretado la pasión (24, 25-27. 44-46). car por qué se llama a Jesús "hijo de David, hijo de
A b r a h a m " (1, 1), en parte para afirmar que Jesús descien-
de de David, aunque el dividida José no le haya engen-
drado (1, 16; cf. supra, cap. 5). Le pospone su genealogía
al bautismo de Jesús, cuando la voz del cielo le ha iden-
II. MARÍA EN EL MINISTERIO PÚBLICO tificado como hijo amado de Dios (3, 22). No choca, pues,
que Le reconduzca la estirpe de Jesús hasta Adán y Dios
Nunca es María llamada por su nombre en el relato (3, 38) 157. La situación de la genealogía mateana tenía un
lucano del ministerio de Jesús, su muerte y resurrección antecedente bíblico, por ejemplo, en Gen 5-9, donde una
(cap. 3-24), aunque hay dos referencias a la madre de genealogía prologa la historia de Noé. Pero la situación
Jesús (8, 19-21; 11, 27-28). Así, lo que oímos sobre María lucana, donde la genealogía sucede al bautismo y precede
en este período no excede en mucho a la información de al ministerio de Jesús, también tiene antecedente bíblico:
Me. El relativo silencio de Le sorprende, supuesto su gran la genealogía de Moisés en Ex 6, 14-25, después que Moisés
interés por María en la narración de la infancia. Sin em- ha sido llamado, y justo antes que dé comienzo su misión
bargo, una vez nos apercibimos de que tal interés no recae de sacar a las tribus de Egipto. Con todo, los estudiosos
primariamente en María en cuanto persona, sino más bien se han servido de la disposición lucana a modo de argu-
en cuanto símbolo del discipulado, se hace más compren- mento en apoyo de que Lucas comienza a escribir en 3, 1,
sible la alternancia de acentos lucanos. Mientras Jesús
157. Aunque tanto Le como Mt dan las genealogías de Jesús por José,
éstas difieren más que en longitud (en Mt 42 generaciones de Abraham a
Le no registra), palabra que, según Le. sus padres no habrían entendido. Jesús [3 X 14]; unos 77 nombres de Jesús a Dios en Le, con variantes).
Cf. los artículos que apuntan en esta dirección de M. A. Power, ITQ 7 (1912) Una y otra genealogía difieren del todo en los nombres que unen a José
261-281. 444-459; 3. B. Cortés - F. M. Gatti, Marianum 32 (1970) 404-418. Todo con David; la lista de Mt baja desde Abraham hasta Jesús, mientras que la
este esfuerzo raya en eiségesis. de Le sube desde Jesús hasta Dios; Mt emplea la fórmula "A engendró [fue
156. Raisanen, Mutter, 136. Cf. supra, nota 152, para det, aunque esa pa- el padre de] B"; y la fórmula de Le es "A [que fue hijo] de B".
labra no aparece en la predicción de 18, 34.
162 María en el evangelio de Lucas y en los Hechos María en el ministerio público 163

y sólo cuando ha concluido el evangelio (y Hech) antepone capítulos proclamando el reino; en Mt antecede un período
a ellos la narración de la infancia. Propugnan que la ge- todavía más largo de proclamación.
nealogía precedió a la composición del relato de la infancia Al comienzo mismo del relato lucano del ministerio,
(supra), pues no delata conciencia de la concepción virginal inmediatamente después que Jesús ha vuelto del valle del
de Jesús. La clave de esta teoría está en 3, 23-25 158: Jordán a Galilea (4, 1. 14), hay una escena (4, 16-30), más
prolija que la de Mc/Mt, en la que Jesús llega a Nazaret
Jesús mismo, pues, cuando comenzó su ministerio tenía y enseña en una sinagoga. Se nos dice que los oyentes
unos treinta años de edad, "estaban maravillados ante las palabras de gracia que sa-
siendo hijo, según se suponía, de José lían de su boca", a la luz de sus orígenes familiares cuales
el hijo de Eli [Helí], ellos los conocían. De hecho las expresiones de Jesús les
el hijo de Mattat... enojaron hasta el punto de que lo sacaron de la ciudad
e intentaron echarlo de cabeza desde un cerro. "Mas él,
¿Indicaba una versión más antigua de la genealogía que pasando entre ellos, se alejó" (4, 30).
Jesús era hijo de José, de forma que Lucas insertara des- Hay bastantes semejanzas con Mc/Mt como para hacer
pués la cláusula, "según se suponía" LW, para dar cabida a improbable que nos encontremos con una escena muy dife-
la concepción virginal, introducida entonces en 1, 26-38? rente. Sin embargo, ¿qué acentos teológicos especiales de
¿O contuvo la genealogía esa cláusula desde el comienzo, Le responden del orden y forma lucanos de la escena?
y sobre lo insinuado por ella elaboró Lucas la historia de ¿O debiera preguntárselo a la narración mateo-marcana,
1, 26-38? Obviamente, no hay modo de resolver tales cues- presumiendo la forma lucana ser más inteligible que el
tiones, pero la frase de 3, 23 es un raro ejemplo de acuerdo relato primitivo? ¿Está Le osadamente reescribiendo a Me,
detallado entre la narración de la infancia y la del minis- o se basa en otra fuente (cf. supra, cap. 2) ? Por suerte no
terio público (supra, cap. 2). requiere el propósito de este libro que respondamos a esas
preguntas l60. Hay sólo en la escena dos puntos de cierta
importancia.
2. El rechazo de Jesús en Nazaret (4, 16-30) Primero, la cuestión referente a la familia de Jesús. En
Le 4, 22 preguntan los maravillados oyentes, "¿No es éste
Vimos a Me 6, l-6a y Mt 13, 53-58 referir la escena en el hijo de José?". Nadie hace referencia al carpintero, Ma-
que Jesús llega a "su propia tierra"; y cuando comienza ría, los hermanos o las hermanas, como en Mc/Mt, aunque
a enseñar en la sinagoga, los oyentes se e x t r a ñ a n de su en los tres evangelios la objeción basada en el origen físico-
sabiduría y obras, buscando modo de explicárselo por lo familiar delata ignorancia de la categoría real de Jesús y
que saben de su familia (el carpintero, María, Santiago, lo que él valoraba l 6 '. Si Le redacta a Me, el que omita
José, Simón, sus hermanas). Por ello se sienten agravia- a madre y hermanos puede reflejar repugnancia a su men-
dos; y él no hace, o no puede hacer ningún prodigio a ción en contextos de incredulidad; pues como veremos en
causa de su incredulidad. En Me esta escena se produce 8, 21 y Hech 1, 14, Le piensa bien de esos madre y herma-
después que Jesús ha sido presentado a lo largo de varios nos. La referencia a Jesús como "hijo de José" sería en-

158. Mt 1, 15-16 d i c e : "Matan fue el p a d r e de J a c o b ; J a c o b fue el p a d r e 160. P a r a u n t r a t a m i e n t o e n j u n d i o s o de los p u n t o s p r i n c i p a l e s en esta


de José, el m a r i d o d e María, de la q u e nació J e s ú s " . El conflicto e n t r e a m b a s escena, cf. los a r t í c u l o s de H. A n d e r s o n , Int 18 (1964) 259-275; D. Hill, NovT
listas de a n t e p a s a d o s , la m a t e a n a ( M a t á n - J a c o b - J o s é ) y la l u c a n a (Matatt- 13 (1971) 161-180. A s i m i s m o J. J e r e m í a s , Jesus's promise U> (he natinns.! Lon-
Elí-José) es obvio y ha i n d u c i d o a i n t e n t a r no sin ingenio leer u n a de ellas don 1948, 44-46 (ed. o r i g . : Jesu Verheissung für dic Volkcr, S t u t t g a r t 1959).
c o m o a s c e n d e n c i a de María. Cf. B r o w n , Birth, 88-90, 497-499. El e q u i p o 161. Esto es m u y p a t e n t e al lector de Lucas, p a r a el q u e J e s ú s es sólo el
a c e p t ó la clara m e n c i ó n q u e de José hacen a m b o s e v a n g e l i s t a s y no halló
p r u e b a de q u e u n a u otra consignasen la a s c e n d e n c i a de M a r í a : cf. supra. " s u p u e s t o " hijo d e J o s é (3, 22), s i e n d o en realidad el Hijo de Dios (1, 35).
nota 131. Muy poco p r o b a b l e es la psicologización de K r a e l i n g , F<mr gospeís, 208. para
q u i e n la p r e g u n t a "¿No es éste el hijo de J o s é ? " p u e d e ser un feliz r e c o n o -
159. No h a y razón t e x t u a l p o r la que d e b a a t r i b u i r s e a un a m a n u e n s e c i m i e n t o de J e s ú s , d i s t a n c i a d o de N a z a r e t hasta tal p u n t o q u e a p e n a s le
posterior. conoce la g e n t e .
164 María en el evangelio de Lucas y en los Hechos María en el ministerio público ;«.')

tonces una designación convenida y por ello mismo neu- bra de Dios y la ejecuta, como quien conserva y guarda
tral 162, no envolviendo tacha para José. Sin embargo, como los misteriosos hechos que rodean a Jesús por ella oídos,
vimos al estudiar Me 6, 3, la primera parte de J n 6, 42 escasamente puede entrar en la categoría de los que no
("¿No es éste Jesús, el hijo de José?") es muy semejante aceptan a Jesús. Tampoco podían hacerlo los hermanos
a la pregunta de Le, de donde puede que la forma lucana de Jesús, presentados por Le, junto con la madre, como
no sea una corrección de Me, sino que conserve otra tra- sus secuaces (Hech 1, 14). Así, una vez más, la escena no
dición atestiguada asimismo en Jn. En uno y otro caso, la añade relevancia mariana al diseño del ministerio jesuá-
escena ha perdido toda posible relevancia mariana para Le. nico; pero tampoco sustrae nada al positivo cuadro lucano
Segundo, la declaración que atañe al profeta. En Me de la madre de Jesús.
6, 4 dice Jesús, "Un profeta no está sin honor más que en
su propia tierra, y entre sus propios parientes, y en su
propia casa". Al examinar esto, dimos como posible adición 3. La madre, los hermanos y la familia de Jesús
marcana lo puesto en cursiva, que armonizaría con el di- (8, 19-21)
seño de 3, 20-35, donde los deudos de Jesús (es decir, su
madre y hermanos) creen a éste fuera de sí y salen en Como en los demás evangelios sinópticos, hay en Le
su busca para llevárselo, mientras que Jesús rechaza las una declaración sobre los miembros de la familia escato-
demandas de su familia física para atenerse a la escatoló- lógica, constituida por la relación que tiene con Dios. El
gica, constituida por la obediencia a la voluntad de Dios. pasaje reza:
En Mt 13, 57 Jesús dice, "Un profeta no está sin honor
más que en su propia tierra y en su propia casa". La (l9) Llegaron, pues, a él su madre y sus hermanos, pero no
pudieron acercársele a causa del gentío. (2a) Se le anunció,
primera de las dos frases marcanas en cursiva, de reproche "Tu madre y tus hermanos están fuera, con deseo de verte".
a los parientes de Jesús, ha sido omitida. La omisión de (2I) Pero él replicó y les dijo, "Mi madre y mis hermanos
Mt, como vimos (cap. 5), coincide aquí con la omisión son los que oyen la palabra de Dios y la ejecutan".
previa de la adversa referencia marcana a los "deudos"
de Jesús, no menos que con la encarnación de Jesús por En Me 3, 20-35, tanto el contexto como la forma del
obra del Espíritu santo en el seno de María cual la pre- dicho delatan una actitud negativa hacia la familia de Je-
senta Mt en 1, 20. En Le 4, 24 dice Jesús, "En verdad os sús; Mt 12, 46-50 no tiene contexto negativo, pero conserva
digo, ningún profeta es bien recibido en su propia tie- la forma marcana del dicho 165. Le provee de contexto y
rra" m. No sólo (como en Mt) falta la adversa referencia forma positivos al dicho por lo que atañe a la familia física
a los parientes de Jesús, sino que tampoco se la hace a de Jesús. Comencemos por el dicho mismo.
"su propia casa". En general, Le es más benigno que Me
o Mt para con los que rodean a Jesús IM; pero su sensibi- El dicho de Jesús. Me y Mt refieren que la madre y
lidad para con los parientes y deudos de éste puede ser los hermanos de Jesús estaban fuera, sin explicar por qué
más que un ejemplo de benevolencia general. La madre, no llegaron a la presencia de Jesús; es en realidad dra-
elogiada en 1, 38. 42. 45 y 2, 19. 51 como quien oye la pala- mático el contraste entre la familia física fuera y la de los
discípulos dentro. Le quita todo elemento hostil al hecho
de estar fuera la madre y los hermanos: "No pudieron
162. N a d a nos dice la p r e g u n t a sobre si J o s é vive o n o . acercársele a causa del gentío". Cuando en Mc/Mt se da
163. P a r a la s o l e m n i d a d de los dichos lucanos con " a m é n " , cf. J. C. O'Neill,
J T S NS 10 (1959) 1-9. En c u a n t o a posibles significados de este dicho, cf.
la noticia de que están fuera la madre y los hermanos,
R. C. Tapnehill, The mission of Jesús according to Luke IV 16-30, en E. G r a s - Jesús replica con una pregunta que pone en tola de juicio
s e r (ed.), Jesús in Nazareth, Berlin 1927, 57.
164. J e s ú s , p o r e j e m p l o , dice a los apóstoles en la ú l t i m a c e n a : "Vosotros
sois los q u e h a b é i s c o n t i n u a d o c o n m i g o en mis p r u e b a s " (22, 14. 28), y a s e -
g u r a a S i m ó n P e d r o de que "no Maqueará su fe, y d e q u e v o l v e r á d e n u e v o " 165. Si se a t i e n d e al t e x t u a l m e n t e dudoso Mt 12, 47, Le enlti mns p r ó x i m o
(22, 32). Los d e m á s evangelios d e s c r i b e n a J e s ú s m á s c o n s e c u e n t e m e n t e p e s i - a Mt q u e a Me (cf. supra, cap. 5, n o t a 69).
m i s t a p a r a con sus seguidores en la ú l t i m a cena.
IQQ María en el evangelio de Lucas y en los Hechos María en el ministerio público 167

el que pertenezcan a la verdadera familia de él: "¿Quiénes 1-20), puede que sea eco de las partes contrapuestas en
son mi madre y mis hermanos?". En Le no se hace tal 3, 20-35: la familia física, los escribas hostiles, los obe-
pregunta. En Mc/Mt Jesús mismo la responde señalando dientes discípulos —que participan en las diversas suertes
a los discípulos sentados en torno, a los que identifica como de la semilla (palabra) esparcida por el sembrador, siendo
familia suya: "Mirad, [aquí están] mi madre y mis her- los discípulos que hacen la voluntad de Dios (3, 35) com-
manos". Ni el ademán con el que señala a los que le rodean, parables a quienes oyen la palabra de Dios y la aceptan
ni la declaración de Jesús aparecen en Le. En la sucesión (4, 20).
de Mc/Mt la declaración final de Jesús ("Quienquiera hace El paralelo en Mt 12, 46-50 sólo parcialmente conservó
la voluntad de Dios [mi Padre en los cielos] es mi her- el contexto marcano; pues.Mt ha omitido del todo la refe-
mano, hermana y madre") designa como familia escato- rencia a "los suyos", que le creen fuera de sí, y ha separado
lógica a los discípulos que están dentro, en contraste con la acusación de connivencia con Belcebú (12, 22-32) de la
la familia física, la de su madre y hermanos, que está escena relativa a la madre y los hermanos, de suerte que
fuera. La sucesión lucana no envuelve contrastes: habiendo no hay conexión obvia entre una y otra. Sigue aún la
oído que están fuera su madre y sus hermanos, Jesús co- parábola del sembrador y la semilla, pero uno estaría aho-
menta en elogio de ellos: "Mi madre y mis hermanos son ra en grave aprieto, si hubiera de relacionar los diferentes
todos los que oyen la palabra de Dios y la ejecutan" "*. episodios en Mt 12 con las diferentes suertes de la semilla
Los dos últimos verbos son participios de presente y sugie- en Mt 13.
ren "continuidad en oír y ejecutar" —punto que armoniza Le ha alterado drásticamente el contexto. No sólo falta
con el acento de Lucas sobre el discipulado cotidiano ,67. La en él la referencia al pasaje marcano tocante a "los suyos",
noción lucana de lo que constituye el discipulado y hace sino que la controversia sobre Belcebú se produce sólo
a uno miembro de la familia escatológica de Jesús no pasados tres capítulos (11, 14-21). Ahora la parábola del
difiere mucho de esa misma noción cual se encuentra en sembrador y la semilla (8, 4-15) precede al pasaje que
Me y Mt, a saber, obediencia a Dios. Le, sin embargo, es atañe a la madre y a los hermanos (8, 19-21). En 8, 15 la
mucho más claro que Me y Mt en cuanto a insistir en que línea que cierra la explicación de la parábola hace refe-
la madre y los hermanos de Jesús satisfacen a este criterio. rencia a. la semilla que cayó en buen suelo y produjo el
ciento por uno (8, 8): "En cuanto a la semilla caída en
El contexto. El impacto negativo del dicho de Me 3, 35 buen suelo, son los que, oyendo la palabra, la retienen
está subrayado por el contexto de que Me rodea la escena. y, en un corazón justo y bueno, dan fruto con paciencia".
Sigue 3, 21, donde "los suyos" tienen noticia de su acti- Cuando algunos versículos después dice Jesús (8, 21): "Mi
vidad y salen para apresarlo, porque lo creen fuera de sí madre y mis hermanos son los que oyen la palabra de
—eso explica por qué la madre y los hermanos han venido Dios y la ejecutan", el nexo es obvio; en realidad este
preguntando por Jesús en 3, 31-35. La escena intermedia último dicho probablemente haya sido rehecho por Le a
(3, 22-30) contiene la carga hostil a la que responde Jesús. la luz del anterior l68. El contexto lucano subraya el que
En ese contexto, la declaración de Jesús, "Quienquiera hace
la voluntad de Dios es mi hermano, hermana y madre", es
casi una réplica al cargo de "los suyos", para quienes 168. Contrariamente a la postura de Conzelmann, Theology, 35. 47-48 (ed.
cast.: El centro del tiempo, Madrid 1974), para quien Le no "suaviza" el di-
está fuera de sí. Aun la parábola que sigue de inmediato seño marcano de la madre y de los hermanos; síguenle Braumann y Flender
sobre el sembrador y la semilla, con su explicación (4, (cf. Ráisanen, Mutter, 138). Conzelmann sostiene que la llegada de la madre
y de los hermanos en 8, 19 esclarece 8, 18: "Al que tiene, más se dará, y del
que no tiene, aun lo que cree tener se quitará". Propugna que, con su deseo
de ver a Jesús (8, 20), los parientes quieren verle ejecutar milagros {en la
forma que ansia verlo Herodes en 9, 9; 23, 8). Es todo ello forzado, pues no
166. Lo cual podría leerse resumiendo: "Mi madre y mis hermanos; ésos hay indicio en Le de razón siniestra alguna por la que los parientes deseen
son los que oyen la palabra de Dios y la hacen". La fraseología de este dicho ver a Jesús; nada indica tampoco que vaya a "quitarse" algo en la favorable
concuerda con la teología lucana, por ejemplo, "palabra de Dios" es frase declaración de 8, 15 relativa a los parientes. Conzelmann yerra del todo el
favorita de Lucas (Le 5, 1; 8, 11; Hech 4, 31; 6, 2. 7; cf. Le 3, 2). exacto paralelo verbal entre 8, 15 y 8, 21; y reconstruye la teología lucana
167 Cf Hech 2, 46; 3. 2; 17, 11; cotéjense Le 9, 23 y Me 8, 34. sin recurrir al diseño mariano de los relatos de la infancia.
IdS María en el evangelio de Lucas y en los Hechos María en el ministerio público 169

madre y hermanos sean ejemplo de la suerte corrida por Al leer ese pasaje por primera vez, 11, 27-28 se muestra
la semilla que cayó en tierra buena. Eso armoniza del todo algo más negativo hacia la madre de Jesús que 8, 19-21 '".
con la forma en que Lucas describe la primera respuesta Ello depende en parte del fuerte contraste que establece
de María a la palabra de Dios en 1, 38: "He aquí la esclava entre una y otra bienaventuranza la partícula menoun, que
del Señor. Hágase en mí según tu palabra". Esta primera hemos traducido por "más bien". Empleada para responder,
y única mención de los hermanos de Jesús en 8, 21, y la esa partícula puede corregir lo previamente dicho: "No,
asociación de ellos a la madre en términos de discipulado, más bien"; o puede también modificarlo: "Sí, pero más
anticipa Heoh 1, 14 y la presencia de "María, la madre de aún" 174. Esta ambigüedad nos impele a estudiar con mayor
Jesús... con sus hermanos" en la comunidad creyente. atención ambas bienaventuranzas. En apariencia la bien-
aventuranza proferida por la mujer es un elogio de Ma-
ría l75. Sin embargo, literalmente el elogio se hace al vientre
"que te dio a luz" y a los pechos "que mamaste". El con-
4. Bienaventuranza de la madre de Jesús junto de vientre y pechos es un circunloquio judaico
(cf. 23, 29) l76, y la bienaventuranza de la madre puede
La última referencia a la madre de Jesús en el tercer consistir en el hijo que ha tenido; de suerte que el objeto
evangelio implica un intercambio de bienaventuranzas o primario del macarismo es el hijo, no la madre. En cual-
macarismos 169: quier caso, la dichosa alternativa que profiere Jesús en
v. 28 significaría que no se debe juzgar la bendición de
(27) Y aconteció mientras él decía estas cosas, que una mujer Dios por palabras maravillosas y exorcismos (11, 24-26),
de entre la multitud, alzando la voz, le dijo, "Dichoso [ma- sino por la obediente retención de la palabra de Dios.
karia]28 el vientre que te dio a luz y los pechos que mamas-
te". ( ) Pero él dijo, "Dichosos más bien los que oyen la Sin embargo, tal interpretación separa muy tajante-
palabra de Dios y la guardan". mente a la madre del hijo. Cuando examinamos 1, 42b,
vimos una bendición semejante (eulogemenos, aun así, no
Este pasaje es exclusivo de Lucas; pero el dicho de rnakarios) que Isabel dirige a María: "Bendita tú entre
Jesús suena como una variante del que concluye la escena las mujeres y bendito el fruto de tu vientre". Eso implica
anterior: en una y otra se pone la estima, no sobre la que María es bendita por haber concebido un hijo como
relación física, sino sobre la escucha de la palabra de Dios Jesús; ella misma es, con todo, verdadero objeto de la
y su ejecución o retención. La posibilidad de una variante alabanza. En 1, 45, Isabel manifiesta que la participación
conservada en otra tradición aumenta cuando advertimos de María en esa alabanza no es puramente física: "Dichosa
que el contexto lucano consta de materiales "Q", y que el la que creyó se cumplirían las cosas a ella dichas por el
dicho sigue a la controversia en torno a Belcebú del relato Señor". Puede que esté aquí en juego el mismo contraste:
lucano (11, 14-23, de Me y "Q"), como sigue a esa misma la mujer elogia a María porque ha dado el ser a un hijo
controversia el paralelo marcano a Le 8, 19-21. Así 8, 21
podría ser un dicho llegado a Le por Me, y 11, 28 otro
llegado a él por "Q" 17°. Sin embargo, 11, 27-28 puede pro- 173. El c o n t e x t o no p r e s t a p a r t i c u l a r a y u d a , p o r ser laxa la relación e n t r e
venir de una fuente lucana especial "', o de la reelabora- los i n c i d e n t e s del cap. 11. Lo q u e de i n m e d i a t o p r e c e d e podría i n d i c a r que
ción, redacción lucana de 8, 19-21.172 las p a l a b r a s de J e s ú s sobre los e x o r c i s m o s provocaron, el a r r a n q u e de la
m u j e r , m a s ello p a r e c e t r a í d o p o r los pelos. Lo q u e sigue es la evaluación
n e g a t i v a de u n a g e n e r a c i ó n m a l v a d a .
174. B D F § 450, 4. Cf. Rom 9. 20; 10, 18 p a r a lo p r i m e r o . Flp 3, 8 p a r a lo
s e g u n d o . Cf. a d e m á s M. E. T h r a l l . Greek partióles in the new testament,
L e i d e n 1962, .15; a p o y a el s e n t i d o de c o r r e c t i v o .
169. Cf. supra, nota 88, sobre los m a c a r i s m o s . 175. B u n d y , Jesús, 349: "Una d e las r a r a s indicaciones en la tradición
170. Esta ú n i c a p r u e b a t e n d r í a m o s en c u a n t o a la función o e s t i m a de sinóptica, s u g e r e n t e s de u n a disposición religiosa que m á s t a r d e se p l a s m a r í a
María p o r "Q". p l e n a m e n t e en la m a r i o l a t r í a [ s i e l " .
171. Cf. cap. 2, n o t a 13. Ráisanen, Mutter, 139, o p t a p o r esta d e r i v a c i ó n del 176. (Strack-) Billerbeck, 1. 161, 188. El midrash t a r d í o Génesis Rabbah
m a t e r i a l , como t a m b i é n K r a e l i n g . 98. 20 sobre Gen 49, 25 i n t e r p r e t a la bendición de José ("bendición de los
172. Creed, Luke, 162, y B u n d y , Jesús, 349, o p t a n p o r esta d e r i v a c i ó n . p e c h o s y del v i e n t r e " ) como bendición de Raquel, su m a d r e .
170 María en el evangelio de Lucas y en los Hechos M a r í a en la comunidad jerosolimitana 171

como Jesús; pero Jesús subraya que la bienaventuranza de su presencia en Hech 1, 14, pasada la ascensión de
real viene de oír la palabra de Dios y guardarla l77. La se- Jesús y antes de pentecostés. Lucas nos dice que los após-
gunda bienaventuranza, un plural generalizador ("los que toles escogidos por Jesús (1, 2) habían vuelto del monte
oyen"), no contrasta con la primera porque contraponga Olívete a Jerusalén y subieron a la estancia superior,
los que son "dichosos" a los que no lo son. Contrapone más donde moraban (1, 12-13). Se interrumpe entonces para
bien las razones de la dicha. Como Le 1, 45 no niega la catalogar nominalmente a los once, y hace que siga este
bendición de 1, 42b, tampoco 11, 28 niega el macarismo comentario l8°:
de 11, 27, sino que esclarece las prioridades de Jesús. En
el retrato lucano global de María, 11, 28 destaca que la Todos estos se entregaban unánimemente a la oración, junto
con mujeres, y María, la madre de Jesús, y los hermanos
madre de Jesús es digna de dicha, mas no simplemente de éste.
por tener un hijo. Su dicha debe basarse en que ha oído,
creído, obedecido, guardado y sopesado la palabra, y lo Es habitual considerar este versículo como una entre
continúa haciendo (Hech 1, 14). Implícitamente 11, 28 es las exposiciones sumarias de que se vale Lucas para esla-
un modo más positivo de manifestar que, como otros, tam- bonar la acción de sucesivas escenas en Hech l81. El nexo
bién María tiene que satisfacer a un criterio de discipulado de esas frases con el contexto es más literario y teológico
(cf. 2, 35a: "Una espada atravesará tu alma"). Ella misma que histórico, lo cual recomienda precaución en cuanto a
había predicho: "He aquí que en adelante todas las gene- si con 1, 14 Lucas está o no dándonos el preciso memorial
raciones me.llamarán bienaventurada" (1, 48 —makarioun), histórico de una escena particular. Por otro lado, puesto
mas ya sabemos al fin por qué. m que María ya no será nombrada en ningún otro sumario
(ni en el resto de Hech), existe cierta deliberación en
cuanto a nombrarla ahora 182. ¿Qué valor histórico tiene la
visión lucana general, de que María y los hermanos de
III. MARÍA EN LA COMUNIDAD JEROSOLIMITANA DE HECH 1, 14 Jesús eran miembros creyentes de la comunidad cristiana
posterior a la resurrección? En la respuesta a esa pregunta
Como Mc/Mt (cf. supra, cap. 4), Le menciona la pre- cuidaremos de no confundir entre sí las pruebas de dife-
sencia de mujeres que habían seguido a Jesús; lo hace al rentes escritos neotestamentarios, ni tampoco lo dicho de
referir la crucifixión, el sepelio y el hallazgo de la tumba los hermanos con lo dicho de María.
vacía; suministra además algunos de sus nombres; pero Primero, por lo que atañe a María, no hay pasaje en
coincide con ellos dos en discrepar de Jn 19, 25-27, por el NT que la tache de incrédula. Vimos que Me 3, 20-35
cuanto no declara presente a la madre de Jesús l79. Es, asocia una declaración de que "los suyos" creían a Jesús
por consiguiente, algo inesperado encontrar una indicación fuera de sí con la escena en que madre y hermanos de
Jesús llegan preguntando por él; y así, para Me, esa madre
cree también en apariencia fuera de sí a Jesús. En reali-
177. Como en 8. 21. Lucas e m p l e a participios q u e c o n n o t a n u n a acción r e - dad, sin embargo, no en vano falta de 3, 21 toda mención
p e t i d a : "oyen y g u a r d a n sin d e s m a y o " . En c u a n t o a este e m p l e o del v e r b o de la madre; por lo que puede que Me nos esté dando su
" g u a r d a r " iphylassein), cf. Le 18. 21 y Hech 7, 53.
178. Ráisánen. Mutter. 141, califica la relación de María con los c r e y e n t e s
de prima ínter pares ( p r i m e r a e n t r e iguales).
179. En 24, 10 m e n c i o n a a María Magdalena, J u a n a y María de S a n t i a g o
( p r e s u m i b l e m e n t e m a d r e de éste). María, m a d r e de J e s ú s , p u d o c i e r t a m e n t e 180. La g r a m á t i c a es torpe, y el s e g u n d o " j u n t a m c N t c con" («I/III falta en
h a b e r estado e n t r e las " m u j e r e s " de 23, 49, o "las m u j e r e s que h a b í a n v e n i d o los códices A, D, S y n u m e r o s o s minúsculos. P u e d e que la omisión sea
con él desde Galilea" (23, 55), "las d e m á s m u j e r e s " de 24, 10, o a u n e n t r e e n m i e n d a de a m a n u e n s e ; pero Met/.ger, TCCíNT. 2H4-2II5. sospecha q u e un
"sus conocidos" IgnostoiJ de 23, 49. (Bundy, Jesús, 549, sostiene q u e estos a m a n u e n s e a ñ a d i e r a la frase al o b j e t o de que María a p a r e c i e s e s e p a r a d a de
ú l t i m o s [en m a s c u l i n o 1 incluyen a m i e m b r o s de la familia de J e s ú s , y ve en los h e r m a n o s , d e m o s t r á n d o s e así sensible a la virginidad p e r p e t u a y con-
Le u n t é r m i n o m e d i o e n t r e Mc/Mt, q u i e n e s no h a c e n m e n c i ó n de p r e s e n c i a v e n c i d o de q u e los " h e r m a n o s " no e r a n hijos de ella.
familiar alguna, y J n , quien m e n c i o n a a la m a d r e y al discípulo a m a d o ) . 181. Cf. CBSJ a r t . 45, § 4 y la bibliografía ¡lili citada en p u n t o a s u m a r i o s .
P e r o el q u e Le no la n o m b r e significa c i e r t a m e n t e q u e el lector ignora su P a r t e del v o c a b u l a r i o , por e j e m p l o , "de común a c u e r d o " (homof/iymadoT!,
p r e s e n c i a en la crucifixión y que no i m p o r t a a Le esa presencia (cf supra diez veces en H e c h ) , " d e d i c a r a" (pro.sk«rferei?i en Hech 2, 42. 48; 6, 4).
nota 138). 182. Lo q u e t a m b i é n se aplica a la mención de los " h e r m a n o s " de J e s ú s .
172 María en el evangelio de Lucas y en los Hechos María en la comunidad jerosolimitana 173

propia comprensión de la tradición. Un diseño evangélico sobre ellos en la literatura joanea. Mas puede oigamos
más común de María implica el que no fuese discípula, ahí el juicio adverso que Jn emite sobre la torpe cristo-
es decir, secuaz activa de Jesús durante el ministerio. En logia de los judeocristianos, y no una afirmación histórica
Mc/Mt hace (con los hermanos) su aparición durante el en cuanto a que ninguno de aquellos hermanos pasó al
ministerio una única vez, y en ella se la distingue nítida- cristianismo 186; afirmación que refutan en masa los testi-
mente de la familia escatológica que forman los discípulos monios del NT y del judaismo en lo que concierne a San-
de «Jesús. En J n 2, 1-12 se muestra a Jesús no comprendido tiago, el hermano del Señor l87. ¿Cuándo pasaron los her-
por su madre y, con los hermanos, aquélla es catalogada manos, de no ser, a ser discípulos? Puede nos ayude a
aparte de los discípulos de Jesús. Así, pues, cuando en responder 1 Cor 15, 7, pues menciona una aparición de
Hech 1, 14 aparece en compañía de los discípulos tras la Cristo resucitado a Santiago. Lo extraño es que Lucas,
resurrección y ascensión, puede lícitamente preguntarse quien menciona a los "hermanos" de Jesús en Hech 1, 14,
cuándo y por qué se adhirió al grupo de los discípulos m. ya nunca haga mención de ellos en la historia que dicha
No es ésa, con todo, cuestión que hayamos de plantear a obra relata, ni aclare que Santiago, el jefe de la comunidad
Lucas; pues Lucas (a diferencia de los demás evangelios) jerosolimitana (12, 17; 15, 13; 21, 18), ¡es un hermano de
ha retratado a María como discípula desde el momento Jesús! (Cf. Gal 1, 19).
en que fue concebido Jesús, y en 8, 19-21 demostró que
Dejada ahora a un lado la cuestión de la historicidad, y
ella (con los hermanos) satisfacía al criterio de miembro
vueltos hacia la intención de Lucas en Hech 1, 14, notemos
de la familia escatológica de Jesús. Curiosamente Jn, pese
ante todo los dramatis personae: los once, junto con "mu-
a lo negativo en la escena inicial de Cana, retrata también a
jeres", María y los hermanos. "Mujeres" son, es de pre-
María en la crucifixión como discípula creyente, unida en
sumir, las mencionadas en la crucifixión, sepelio y tumba
lazo familiar al discípulo por excelencia, el discípulo amado
vacía (Le 23, 49. 55; 24, 10; cf. asimismo 8, 2-3) l88. Y así
(19, 25-27). El acuerdo de Jn y Le sobre este punto ,M, junto
ha introducido Lucas en Hech algunos entre los principales
con la favorable visión de la madre de Jesús en el cris-
testigos de la historia evangélica. El grupo de los once
tianismo posterior, llevó a que el equipo rechazara con
incluye, en palabras de Pedro (Hech 1, 21-22), a "los va-
firmeza el escepticismo de Goguel, para quien María nunca
rones que nos han acompañado durante todo el tiempo
formó parte de la iglesia l85. Puede que Lucas conociese
que el Señor Jesús entró y salió entre nosotros, comen-
escasos particulares sobre cómo María llegó a ser discípula
zando por el bautismo de Juan, hasta el día en que Jesús
oficial; y el que calle a su respecto en el resto de Hech,
nos fue tomado". Aun así, no se los declara presentes a la
significa tal vez que ignoraba los detalles de su ulterior
escena crucial de la crucifixión y sepelio, ni han descu-
trayectoria; pero la fundamental afirmación de Hech 1, 14
bierto la tumba vacía (Le 24, 10); testigos de esos sucesos
malamente será el producto de una fantasía.
habrán sido las mujeres. Y María era la que guardaba
Segundo, por lo que atañe a los hermanos, podemos en su corazón sopesándolos, todos los acontecimientos que
expresarnos más brevemente, puesto que Me, Mt y Le no rodearon el nacimiento e infancia de Jesús (2, 19. 51).
hacen distinción entre María y los hermanos cuando narran Claramente hay continuidad entre los varios discípulos de
el ministerio de Jesús. El problema es Jn 7, 5, que presenta la historia jesuánica y la comunidad creyente de la historia
como descreídos a los hermanos de Jesús, juicio terminante eclesiástica.

183. Se ha replicado a veces s u p o n i e n d o que el J e s ú s r e s u c i t a d o se a p a - 186. P u e d e u n o s i e m p r e p r o p u g n a r q u e J n 7, 5 sólo hace r e f e r e n c i a al


reció a su m a d r e , a p a r i c i ó n q u e el NT ignora (cf. infra, cap. 7, n o t a 80; m i n i s t e r i o de J e s ú s , y que p a r a J n y sus lectores era u n h e c h o q u e los
cap. 9, n o t a s 77-79). h e r m a n o s se h a b í a n c o n v e r t i d o d e s p u é s de ese m i n i s t e r i o . P e r o es a r r i e s g a d o
184. Cí. infra, cap. 7. El paralelo con Le resalta a ú n m á s c o n s i d e r a n d o e s p e c u l a r d e ese m o d o sobre los p r e s u p u e s t o s del c u a r t o e v a n g e l i o . Cf. s u p r a ,
q u e la crucifixión j o a n e a es v i r t u a l m e n t e ascensión o elevación de J e s ú s cap. 7.
(12. 32-33), d e forma q u e a m b o s evangelios h a c e n q u e María esté p r e s e n t e , 187 1 Cor 15, 7; Gal 1, 19; 2, 9. 12; Sant 1, 1; J d s 1; cf. infra, cap. 7, nota 38.
con u n o o m á s discípulos-modelo, d e s p u é s q u e J e s ú s es e l e v a d o . 188. La falta d e a r t í c u l o definido da lugar a cierta d u d a , como se echa de
185. M. Goguel, La naissance du chrlstianisme, 1946, 141. ver p o r el Codex B e z a e : "las m u j e r e s y n i ñ o s " (cf. Hech 21. 5); lección q u e
h a c e p e n s a r en las esposas e hijos de los once.
J 74 María en el evangelio de Lucas y en los Hechos

Se presenta a los once en la "estancia superior" (1. 13) 7


entregados a la oración l89. Cuando Lucas dé comienzo al
relato de pentecostés en 2, 1, dirá, apenas mencionados
Matías y los once, "estaban todos juntos en el mismo lu- LA MADRE DE JESÚS
gar", al tiempo que sobrevino el estruendo del cielo y el EN EL EVANGELIO DE JUAN *
viento llenaba la casa. Puesto que las mujeres, María y
los hermanos están asociados a los once en 1, 14, la mayoría
presume que también lo están a los doce en pentecostés,
aun no especificándolo Lucas, contento con mostrar a Ma-
ría, cuando la nombra por última vez, unánime con quie-
nes constituían la naciente iglesia pentecostal en la entrega
a la oración que tanto marcaría la vida de aquella iglesia
(Hech 2, 42; 6, 4; 12, 5). Puede no supiera mucho más de Podemos distinguir en este evangelio dos tipos de pa-
su ulterior vida ,90, mas ha cuidado de trazar un diseño sajes que interesan al estudio de María: primero, dos es-
coherente de ella desde el primer anuncio de la buena cenas donde la "madre de J e s ú s " ' hace su aparición, a
nueva hasta la víspera del advenimiento del Espíritu, que saber, en las bodas de Cana (2, 1-11. 12) y al pie de la cruz
impulsaría su difusión desde Jerusalén hasta el confín de (19, 25-27); segundo, algunos versículos, que pueden o no
la tierra (Hech 1, 8). La primera respuesta de María a la ser relevantes a las cuestiones mariológicas, por ejemplo,
buena nueva fue, "He aquí la esclava del Señor. Hágase la concepción virginal (1, 13; 6, 42; 7, 41-43; 8, 41) y los
en mí según tu palabra". La verdadera relevancia de Hech hermanos de Jesús (2, 12; 7, 1-10). Trataremos estos pasa-
1, 14 está en recordar al lector que su actitud no había jes por el orden en que aparecen en el evangelio, reuniendo
cambiado. los que atañen, al ministerio público (cap. 1-12) y discu-
tiendo luego la reaparición de la madre de Jesús en el
relato final (cap. 13-21).
Como preliminar expongamos algunas aproximaciones
académicas a la composición del evangelio 2 . Aunque los
estudios joaneos no son unánimes, hay una vasta coinci-
dencia en cuanto a tres estadios de su composición: (1) Un
cuerpo de material jesuánico preevangélico. Hablarían al-
gunos de tradiciones, otros preferirían fuentes escritas, es-
pecialmente con referencia a los "signos" de Jesús. La
mayoría de los estudiosos opina que este material tomó
cuerpo dentro de la comunidad joánica (o porciones de
ella), en oposición a la teoría de que el evangelista adoptó

* G. K r o d e l m o d e r ó el d e b a t e q u e recoge este c a p i t u l o , c u y o b o r r a d o r
r e d a c t ó K. P. Donfried. T r e s sesiones del e q u i p o (marzo, abril y o c t u b r e
de 1976), en todo o p a r t e , o c u p a r o n los datos de J n .
189. El q u e "oración" lleve a r t í c u l o definido posibilita t e ó r i c a m e n t e la 1. N u n c a a p a r e c e en el c u a r t o e v a n g e l i o el n o m b r e p r o p i o (María) de
referencia a "la o r a c i ó n " del t e m p l o (Hech 3, 1). de la sinagoga o l u g a r la m a d r e de J e s ú s , c h o c a n t e omisión, p u e s t o que el a u t o r no es c o n t r a r i o
d o n d e se e n s e ñ a b a la doctrina. íCf. The beginníngs of Christitmity, 4. 10-11). a la m e n c i ó n n o m i n a l d e las m u j e r e s , y c o n t i e n e u n a s q u i n c e referencias a
Más o b v i a m e n t e , e m p e r o , significa la oración en la estancia s u p e r i o r . o t r a s M a r í a s (la h e r m a n a de Marta, la M a g d a l e n a y la esposa de Cleofás).
190. C o n z e l m a n n , Theology, 172 (ed. cast.: El centro del tiempo), adjudica 2. En c u a n t o a los estudiosos que m a n t i e n e n u n a u otra posición, cual
a L u c a s escasas noticias c o n c r e t a s s o b r e María y considera Hech 1, 14 como las m o s t r a r á n los a r g u m e n t o s a favor o en c o n t r a , f á c i l m e n t e se h a l l a r á n en
i n t e r p o l a c i ó n . Merced a que p o r sistema hace caso omiso del relato de la in- la i n t r o d u c c i ó n a n u m e r o s o s c o m e n t a r i o s de J n , p o r e j e m p l o , B r o w n , El
fancia, p u e d e luego h a c e r esta declaración s o r p r e n d e n t e : "María d e s a p a r e c e evangelio según san Juan, M a d r i d 1980. K y s a r , F o u r t h evangelist, suministra
m u c h o m á s en Le que en Me y Mt". u n a concienzuda r e s e ñ a de la investigación a c t u a l .
176 La madre de Jesús en el evangelio de Juan Pasajes de relevancia mariana en los cap. 1-12 177

material modelado ya por círculos exteriores a la comu- (12) pero a todos los que le aceptaron, que creyeron en su
nidad. Probablemente, empero, ningún juicio particular nombre, dioles poder de hacerse hijos de Dios — (") los que
en cuanto a procedencia hace justicia a todo el material nacieron, no de sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de
joaneo. (2) La obra del evangelista. Por "evangelista en- la voluntad del hombre, sino de Dios.
tendemos la persona que compuso la parte principal del
Todos los manuscritos griegos del evangelio apoyan la
cuarto evangelio, recogiendo tradiciones previas, aportando
lección plural del v. 13, que así hace referencia a la gene-
sus propias contribuciones, fundiendo unas y otras en un
ración (o nacimiento) de los creyentes cristianos •'. Aun así,
todo coherente. Para el presente libro no hemos visto
"el que fue engendrado", en singular, aparece en manus-
necesidad de decidir sobre la identidad del evangelista,
critos de la Vetus Latina 4, y es sostenido por Tertuliano,
aunque de hecho nadie entre nosotros lo identifica con
Ambrosio, Agustín (y las versiones latinas de Ireneo y
Juan, el hijo de Zebedeo. (3) La cbra del redactor. La ma-
Orígenes). Bastantes estudiosos modernos, en particular
yoría de los estudiosos supone que un personaje trató con
católicos francófonos, toman partido por un original sin-
fines editoriales el evangelio dejado por el evangelista o
gular 5. Así leído, el versículo se convierte en posible refe-
le hizo adiciones. (El cap. 21 es la añadidura sobre la que
rencia a la concepción virginal de Jesús.
más se conviene). Menor es el acuerdo sobre si fue un
discípulo del evangelista, atento sólo a completar el evan- Nosotros convinimos con la abrumadora mayoría de
gelio (aunque con tono ligeramente diverso), o bien aco- críticos textuales y traductores para los que la lección
metió con ánimo de censurarlo la corrección del evange- original es plural. No sólo es un procedimiento dudoso
lista, dando al evangelio una orientación muy diferente dar fe a una lección no atestiguada por un solo texto
(en la idea de acomodarlo a la iglesia institucional). La griego, sino que también el contexto prefiere entender la
fecha más frecuentemente avanzada para la redacción final naturaleza de los creyentes, en contraste con "los suyos",
del evangelio sería posterior al 85 de nuestra era, mas esa que no le aceptaron. Es dudoso además que un escritor
fecha reviste escasa significación, si los estadios primero a joaneo presente a Jesús como "engendrado" 6 , siendo ésa
tercero se suceden a lo largo de varias décadas. la común designación joánica de los creyentes (Jn 3, 3-8;
1 J n 3, 9; 4, 7; 5, 1-4; 5, 18a).
Aun cuando el original fuese singular, dista mucho de
estar claro que constituya una referencia joánica a la con-
cepción virginal, idea que Juan no expone en ningún otro
I. PASAJES DE RELEVANCIA MARIANA EN LOS CAP. 1-12
lado. Si Jn 3, 1-5 se considera paralelo a 1, 12-13, el con-
traste entre ser engendrado de la carne y serlo por Dios
El solemne juicio sobre el ministerio público de Jesús (o el Espíritu) no dice relación alguna a falta de padre
en 12, 41-43 y el énfasis puesto sobre la "hora" de Jesús al
comienzo de la última cena (13, 1) conducen a que muchos
estudiosos dividan el evangelio en dos partes: cap. 1-12 y
cap. 13-21 (entendiendo que el cap. 21 es una adición); los 3. El aoristo pasivo de gennan {egennethesan) puede significar nacer de
una mujer o ser engendrado por un varón (cf. supra. cap. 5. nota 13). La re-
cap. 1-12 abarcan el ministerio público; los cap. 13-21 la ferencia a "la voluntad de varón" {aner) apoya la opción por ser engendrado.
Es idea netamente joanea (1 Jn 3, 9), en conexión con la semilla de Dios, la
"hora" en que Jesús vuelve al Padre. de ser engendrado por Dios, más bien que la de nacer de Dios.
4. Las pruebas aportadas por la sirocuretoniana y seis manuscritos de
la Peshitta son ambiguas, pues siendo plural el sujeto "los que", el verbo
parece singular "fue engendrado Inaciól". si bien puede representar un plu-
ral alternativo.
1. Nacidos de Dios (1, 13) 5. Por ejemplo, Boismard. F.-M. Braun. Dupont y Mollat. Máximo de-
fensor del singular es J. Galot, Etre né de Dieu: Jean 1. 13. Roma 1969. Entre
otros partidarios del singular están Büchsel, Blass, Burney, Loisy, Resch.
En el prólogo al evangelio contrastan entre sí dos tipos Seeberg y Zahn.
ti. 1 Jn 5. 18bc es el único caso posible de gennan que se aplica a Jesús.
de gente: los cercanos a Jesús, que no le aceptaron (1, 11), Comentaristas como Westcott. Plummer, Brooke. Dodd y Bultmann consi-
y los que le aceptaron: deran a Jesús "el engendrado por Dios" en ese versículo, mientras que Beyer
y Schnackenburg aplican esa referencia al cristiano.
178 La madre de Jesús en el evangelio de Juan Pasajes de relevancia mariana en los cap. 1-12 J79

— h a c e r e f e r e n c i a a dos e s f e r a s , esto es, la d e a b a j o o d e bado el agua convertida en vino (no sabía él de dónde
la t i e r r a y la d e a r r i b a o del cielo. T a m p o c o p u d o 1, 13 provenía; sólo los sirvientes que habían sacado el agua sa-
s e r e n t e n d i d o p o r los c o p i s t a s g r i e g o s c o m o r e f e r e n c i a a bían), llamó el mayordomo al novio ('") y le dijo, "todos
sirven primero el buen vino; luego, cuando ya los convida-
la c o n c e p c i ó n v i r g i n a l d e J e s ú s , p u e s ¿ c ó m o h a b r í a n o s a d o dos han bebido bastante, el vino inferior. Pero tú has guar-
c a m b i a r el p r e t e n d i d o s i n g u l a r del o r i g i n a l p o r u n p l u r a l dado el buen vino hasta ahora". Esta es la primera de las
c u y a a p a r i e n c i a e l i m i n a b a la r e f e r e n c i a d i c h a ? La t e n - señales que Jesús hizo en Cana de Galilea, y manifestó su
d e n c i a d e la e x é g e s i s a p u n t a b a casi con s e g u r i d a d en d i - gloria; y sus discípulos creyeron en él.
r e c c i ó n o p u e s t a ; a l g u n o s e s c r i t o r e s l a t i n o s , al t r o p e z a r s e
O p e r a n d o con la m e t o d o l o g í a j o a n e a a r r i b a e x p u e s t a ,
c o n el p r o n o m b r e qui, c u y o significado p u e d e s e r "los q u e "
d i s c u t i r e m o s p r i m e r o el p o s i b l e h i s t o r i a l p r e e v a n g é l i c o de
o " e l q u e " , v i e r o n la o c a s i ó n d e r e i n t e r p r e t a r la a f i r m a c i ó n
e s t e r e l a t o ; p e r o l u e g o , y con t a n t a m a y o r a t e n c i ó n , nos
j o á n i c a g l o b a l s o b r e los c r i s t i a n o s , d e s u e r t e q u e se c o n -
c e n t r a r e m o s e n el significado d e la e s c e n a d e n t r o del e v a n -
v i r t i e s e e n u n a r e f e r e n c i a a J e s ú s ; y c o n o c i d o s los r e l a t o s
gelio. s
d e la i n f a n c i a m a t e a n o y l u c a n o , p r o y e c t a r o n s o b r e 1, 13
la r e f e r e n c i a a la c o n c e p c i ó n v i r g i n a l . La tradición preevangélica. I n v o c a n d o la r e f e r e n c i a del
S i r E d w y n H o s k i n s 7 h a s o s t e n i d o ser el p l u r a l la l e c - propio evangelio a múltiples señales obradas por Jesús
ción o r i g i n a l , m a s lo e s t i m a c o n c e b i d o e n f o r m a q u e e v o q u e (20, 30) y e m p l e a n d o el i n s t r u m e n t a l d e l a n á l i s i s de fuen-
el n a c i m i e n t o v i r g i n a l d e J e s ú s . U n o d e e n t r e n o s o t r o s se tes, m u c h o s e s t u d i o s o s h a n s u p u e s t o q u e , p a r a e s c r i b i r el
dejó p e r s u a d i r p o r H o s k i n s ; los d e m á s n o v i m o s r a z ó n c u a r t o e v a n g e l i o , el e v a n g e l i s t a e x t r a j o d e u n a f u e n t e q u e
c o n v i n c e n t e en p r o d e u n a r e f e r e n c i a s i q u i e r a i n d i r e c t a d e c o n t e n í a los s i g n o s : u n a colección d e los m i l a g r o s d e J e -
J n 1, 13 a la e n c a r n a c i ó n d e J e s ú s e n M a r í a . sús \ Algunos soponen una fuente extensa, que comprendía
el r e l a t o d e la p a s i ó n ; o t r o s se i n c l i n a n p o r la f u e n t e m á s
r e s t r i n g i d a d e u n a t r a d i c i ó n d e los signos. P e r o u n a vez
2. La escena de Cana (2, 1-11) se a c e p t a e s t a t e o r í a e n a l g u n a f o r m a , p r e c i s a h a b i t u a l -
m e n t e i n c l u i r las dos s e ñ a l e s d e C a n a , 2, 1-11 y 4, 46-54,
E n el c u a r t o e v a n g e l i o , este e p i s o d i o t i e n e l u g a r d e s - p o r r a z ó n d e q u e así l a s c u e n t a J u a n : " E s t a es la p r i m e r a
p u é s q u e los p r i m e r o s d i s c í p u l o s s e h a n u n i d o a J e s ú s e n t r e las s e ñ a l e s q u e J e s ú s o b r ó e n C a n a d e G a l i l e a " (2,
(1, 35-51) y a n t e s q u e é s t e s u b a a J e r u s a l é n y p u r i f i q u e el 11); " E s t a fue, p u e s , la s e g u n d a s e ñ a l q u e J e s ú s o b r ó
t e m p l o (2, 13-22). La frase con la q u e s e inicia ("al t e r c e r c u a n d o v o l v i ó d e J u d e a a G a l i l e a " (4, 54). 10
d í a " ) v i n c u l a la e s c e n a d e C a n a a lo q u e a n t e c e d e ; la u n e
a lo q u e sigue el t r a n s i c i o n a l v. 12.
8. No ha habido esfuerzos de importancia por atribuir esta historia, o
amplias partes de ella, al redactor, por lo que no debe ocuparnos aquí el
(') Al tercer día, pues, había una boda en Cana de Galilea, periodo postevangélico de composición.
y la madre de Jesús estaba allí. (2) También Jesús 3 fue invi- 9. Cf. Kysar, Fourth cvangelist, 13-37. para el examen de recientes teo-
tado a la boda juntamente con sus discípulos, ( ) Cuando rias sobre la composición. Jn no emplea el término "milagro"; y aun cuando
casi todos los relatos de signos contienen milagros, no están seguros los
faltó
4
el vino, la madre de Jesús dijo a éste, "No tienen vino". estudiosos de que. en el pensamiento joánico, el signo implique una acción
( ) A ella empero dijo Jesús, "Mujer, ¿qué tienes tú que milagrosa, por ejemplo, ¿es una señal la purificación del templo? No esti-
mamos propio de nuestros fines el examen detenido de la tesis bultmanniana
ver conmigo? Mi hora no ha llegado aún". (s) Su madre (Das Evangelium des Johamies. Gottingen '"1978. 8,'is) para la cual la historia
dijo a los sirvientes, "Haced cuanto él os diga". Había, pues,' de Cana se basa en la leyenda pagana que se relaciona con el dios Dionisos
allí seis tinajas de piedra para tos ritos judíos de 7purifica- y las fiestas de la vendimia. Semejante tesis gozó de escasa aceptación;
cí. H. Noetzel, Christus und Dioni/sos, Stuttgart 1960, pero también E. Linne-
ción, de dos o tres metretas de capacidad cada una. ( ) Jesús mann, Die Hochzeit zu Kana und Dionysos: NTS 20 (1973-1974) 408-418.
les dijo, "Llenad de agua estas tinajas". Y las llenaron hasta 10. Brown, Gospel, 1, 195 (ed. cast.; El evangelio segiín san Juan, Madrid
el borde. (*') "Sacad ahora", díjoles, "yg llevadlo al mayor- 1980) : "[Yol no he aceptado una teoría de fuentes para la composición de
domo de la fiesta". Y se lo llevaron. ( ) Apenas htibo pro- Juan, al menos en sentido bultmanniano. Es empero razonable suponer la
existencia de colecciones de milagros en el corpus joánico. cuyo material
fue dispuesto de forma que constituyera el evangelio. Puede que en un
estadio de ese arreglo se separasen dos milagros Ide Canal íntimamente
relacionados entre sí para formar el comienzo y el final de la segunda par-
7. Fourth gospel, 164-165. te..." (De Cana a Cana).
Pasajes de relevancia mariana en los cap. 1-12 ]#]
180 La madre de Jesús en el evangelio de Juan
agua en vino. La madre de Jesús esperaba de éste que
Si creemos, pues, seriamente posible la forma preevan- obrase prodigios; y el prodigio fue otorgado por interven-
gélica del relato de la boda de Cana, ¿cuál habría sido? El ción familiar sin que Jesús vacilase. María emerge así
intento mejor elaborado de reconstruir el material de los como creyente en Jesús, aun siendo el Jesús objeto de su
signos subyacente al evangelio es el de R. T. Fortna, quien fe primariamente un taumaturgo (visión que no sorprende
brinda la siguiente forma del relato de Cana ": en una colección de milagros o signos).
En realidad Lindáis y Brown estiman poderse plausi-
Hubo, pues, una boda en Cana de Galilea, y estaba allí la blemente fundamentar la consideración de que el origi-
madre de Jesús. Jesús mismo fue invitado a la boda con nario relato de Cana sea una narración "preministerial" '•',
sus discípulos. Pero no tenían vino, por haberse consumido en la que Jesús no ha iniciado aún su ministerio público,
el previsto para la boda. La madre de Jesús dijo a los sir-
vientes, "Haced cuanto él os diga". Había, pues, allí seis sino que es aún joven, está todavía con su familia ("su
tinajas de piedra, cada una con una capacidad de dos o tres madre y sus hermanos" en v. 12 —cf. infra, sección I, 3), y
metretas. Jesús dijo a tos sirvientes, "Llenad de agua esas actúa en forma prodigiosa a petición o conveniencia de
tinajas". Y las llenaron hasta el borde. "Sacad ahora algo", ellos. Muchas narraciones preministeriales, o de la "vida
díjoles, "y llevadlo al mayordomo de la fiesta". Ellos lo lle-
varon. Tan pronto hubo probado el agua convertida en vino, oculta", son referidas en forma imaginaria por los evan-
el mayordomo llamó al novio y le dijo, "Todos sirven pri- gelios apócrifos, especialmente en el Evangelio de la infan-
mero el buen vino; luego, cuando los convidados han bebido cia según Tomás; pero tenemos un ejemplo canónico en
bastante, el vino inferior. Tú, empero, has guardado el buen Le 2, 41-51. donde Jesús, a la edad de doce años, asombra
vino hasta ahora". Este fue el primero entre los signos que
obró Jesiís. y sus discípulos creyeron en él. a sus padres con su sabiduría (2, 48) H. Esa tendencia pre-
evangélica a anteponer, en el contexto del círculo familiar,
la sabiduría posterior y el poder del ministerio de Jesús
El relato preevangélico según Fortna lo reconstruye, es
contrariaría fuertemente a la actitud que vimos en Me,
un milagro, narrado con bastante sencillez, que Jesús hace
donde se recortan abruptamente la familia natural y la de
a petición de su madre. Para nuestros fines, es particular-
los discípulos de Jesús. Pudiendo haber sido la tradición
mente significativo que falte en la reconstrucción el diá-
preevangélica joanea contemporánea a la composición del
logo entre Jesús y su madre, donde ésta aparece repren-
evangelio marcano, se nos brinda otro ejemplo de visiones
dida y aun rechazada por aquél. Realmente, la torpeza de
muy diferentes de María y de la familia que se dan simul-
ese diálogo evangélico, que hace seguir a la negativa la
táneamente.
concesión de lo negado, es una razón para ver en el relato
estratos de composición, especialmente en cuanto que al
menos parte del diálogo ostenta rasgos característicos del Interpretación a nivel evangélico. Hemos estudiado
cuarto evangelista n. Si se acepta la hipótesis de un relato la posibilidad de una forma preevangélica del relato de la
preevangélico sin la totalidad del diálogo de 2, 3-4 (sin la boda de Cana precisamente porque, de uno u otro modo,
referencia a la "hora" por lo menos), la significación del la suponen muchos de entre los estudiosos modernos. Pero
signo parece haber estado en el maravilloso cambio del carecen de pruebas las especulaciones sobre tradición pre-

11. Fortna. Cospel, 38, propone el texto griego de 2, 1-11 previo al evan-
gelio con numerosas siglas que indican omisiones o dudas en la reconstruc- 13. B. Lindars, NTS 16 (1969-1970) 318-324; Brown, Roles, 695-699.' Este
ción. La traducción que damos está adaptada a la que antes hicimos del fondo explicaria rasgos peculiares en el relato de Cana: Jesús está aún en
evangelio. Se omiten las diversas siglas con las que Fortna señala la in- las tierras altas de Galilea (donde no hace milagros, según la tradición sinóp-
seguridad. tica); aún no ha dejado el país natal para desplazarse a Cafarnaún (2. 12),
12. Entre las características joaneas pueden señalarse: el empleo de que será el centro de su ministerio público: está en el círculo familiar de
"mujer" en Jesús para dirigirse a su madre; el empleo de oupo. "aún no", su madre y hermanos; el milagro que hace a petición de su madre y en
en relación al tiempo o la hora; el empleo teológico de "hora". Cf. McHugh, atención a los amigos de la familia es exuberante (400 litros de vino aproxi-
Mother, 462-466, en cuanto a la base de que Jn 2, 3-4 sea una adición al madamente) . Ninguno de estos rasgos aparece en los milagros del ministerio,
relato prejoánico; pasa revista a diferentes aspectos. La fuente de los signos sino que más bien son típicos de los relatos apócrifos que rodean la adoles-
sentada por Bultmann, empero, adjudicaría el diálogo de 2, 3-4 al estadio cencia de Jesús.
preevangélico (Smith, Composition, 39); y Nicol. Semeia, 30, ve característi- 14. Cf. supra, p. 157.
cas joánicas sólo en la segunda mitad del v. 4; "Mi hora no ha llegado aún".
182 La madre de Jesús en el evangelio de Juan Pasajes de relevancia mariana en los cap. 1-12 IH.i

evangélica alguna, lo que hace no ocupen el centro de sículo, que provee de marco a la escena, y el que ella
nuestro interés. Interés capital nuestro es cómo presenta plantee la cuestión del vino, claramente endereza la aten-
el cuarto evangelio a la madre de Jesús, y hacia ello nos ción del lector hacia ella y sus expectativas.
volveremos ahora. Recorramos ahora punto por punto los elementos de la
Reconocemos el acuerdo común entre los estudiosos, de escena considerados por los comentaristas como significa-
que el evangelista expone en la escena de Cana primaria- tivos para la visión joanea de la madre de Jesús.
mente un mensaje cristológico ,5, no mariológico. (Existe
también la posibilidad de un significado secundario, sacra-
mental o eucarístico, de la escena, pero ello no nos con- a) "No tienen vino" (2, 3)
cierne aquí, pues no acometemos una exégesis completa).
Bajo alguna forma el suceso entra a integrar la "hora" de ¿Pide la madre de Jesús un milagro para remediar la
Jesús; el agua destinada a los ritos judíos de purificación falta? Ello implicaría al menos fe en Jesús como tauma-
se ha convertido en un vino mucho mejor que los hasta turgo —y aun tal vez una fe mayor, pero al menos ese
ahora presentados; vino que por su calidad, y quizás por grado de fe. Semejante fe es comprensible, si suponemos
abundancia, revela la gloria de Jesús a los discípulos l 6 una colección preevangélica de milagros hechos por Jesús
en el marco de una boda. Ya en la sección precedente han dentro del círculo familiar, como arriba dijimos; pero
reconocido ellos en Jesús al mesías anunciado por Moisés extraña más al nivel del propio cuarto evangelio, donde
y ios profetas, al rey de Israel e Hijo de Dios. Pero Jesús hasta el momento Jesús nada maravilloso ha hecho. En
había replicado, "cosas mayores que éstas veréis" (1, 50). consecuencia, rehusan algunos estudiosos suponer expec-
Los discípulos comienzan ahora a ver realizada esa pro- tativa alguna de milagro en María. Tal vez, especulan, in-
mesa: la gloria que en Cana manifiesta el primero entre formaba simplemente a Jesús de una situación dificultosa
los signos de Jesús es la "del Hijo unigénito del P a d r e " a la que no se veía solución. (Haría eco entonces su obser-
(1, 14).' 7 vación a la angustiosa queja de los discípulos en Me 8, 2,
Sin embargo, y aun siendo cristológico el motivo domi- "¿Cómo podrán saciarse de pan esos hombres en este de-
nante en Cana, la madre de Jesús tiene un importante sierto?"). Ramplonamente hay quien ha querido ver en
papel en los sucesos que conducen al signo. (De suponerse sus palabras la insinuación de que Jesús se despida. La
un relato preevangélico en el que faltase parte del diálogo respuesta algo brusca de éste, sin embargo, claramente
de 2, 3-4, su forma evangélica pudo asignar un más promi- indica que su madre le atribuye cierta responsabilidad, por
nente papel a la madre de Jesús, aunque hayamos de tener lo que debiéramos reconocer en ella cierta esperanza de
en cuenta el nuevo tono que revestiría). El propio hecho que Jesús remedie la falta. Si no hay preparación lógica
de que se mencione a la madre de Jesús en el primer ver- para que se estime capaz de ello a Jesús, tampoco la hay
cuando Juan el Bautista le reconoce en Jn 1, 29, o le con-
fiese Natanael en 1, 49. Rodea al Jesús joánico un aire de
is. A este respecto es aún muy efectiva, y útil en la repulsa de la misterio, lo cual lleva a que algunos reaccionen siquiera
exagerarla interpretación mariana, la obra del estudioso católico alemán con un vislumbre de la realidad celeste que se tropiezan.
R. Schnackenburg, Das erste Wunder Jesu, Freiburg 1951. Para las diversas
interpretaciones de la escena en relación con Jesús y sus discípulos, cf. Ese vislumbre no impide por necesidad el malentendido
Brown, Cospel. 1, 104-107 (ed. cast.: El evangelio según san Juan).
16. Calculando que unas seis tinajas de vino hicieran unos 480 litros, los (que el diálogo demostrará en María); el reconocimiento
comentaristas han señalado textos que prometen abundancia de vino en los inicial de ésta no puede negarse por la duda que sugiere
últimos dias: Am 9. 13-14: Os 14. 7; Jer 31, 12; y 2 Baruc. 29, 5. Otros han
acentuado el motivo del vino bueno o selecto, en contraste con el vino esta pregunta: "¿Cómo iba a saber María que Jesús pu-
inferior, y comparado el dicho de 2. 11 al dicho sinóptico en que Jesús llama diera solucionar tal problema?" Esa pregunta no hace jus-
vino nuevo, por oposición al viejo, a la obra buena (Me 2, 22 par). Aun otros
han llamado la atención sobre los motivos de la boda y del banquete en la ticia al género literario ni a la atmósfera de la narración
tradición sinóptica (Mt 8, 11; 22, 1-14; Le 22, 16-18).
17. Piensan algunos estudiosos que el prólogo fue añadido por el redactor joánica.
final de Jn (Brown. Cospel, 1, 21-23); es con todo muy conveniente comentar
el evangelio tal como ahora se presenta.
184 La madre de Jesús en el evangelio de Juan Pasajes de relevancia mariana en los cap. 1-12 185

b) "Mujer" (2, 4) mujer: la semilla de la mujer herirá la cabeza de la ser-


piente. El cuarto evangelio ve la pasión y muerte de Jesús
No hay precedente en hebreo, ni, por lo que sabemos, como triunfo de Jesús sobre el príncipe de este mundo
en griego, de un hijo dirigiéndose en esa forma a su ma- (12, 31; 14, 30); María retorna a la escena en el momento
dre; de ahí que la mayoría de los estudiosos atribuya a ese de ese triunfo, es llamada "mujer", y entra en la familia
término un significado especial. No es una mala manera, de los discípulos. En otras palabras, las dos escenas joá-
y los evangelios atestiguan ser ésa la manera normal de di- nicas que llaman "mujer" a María pueden verse como una
rigirse Jesús a las mujeres '8. Puesto que acontece de nuevo reiteración temática de Eva, pero con un desenlace mejor. 20
cuando María está al pie de la cruz y Jesús la encomienda Cierto, muchos padres de la iglesia relacionaron a María
al discípulo amado, escasamente puede interpretarse esa con el motivo de la nueva Eva 2I, pero ¿no es esa una apli-
expresión como índice de poco afecto. Pero el que Jesús cación simbólica posterior, más que una interpretación de
hable a su madre de la misma forma que a la samaritana las propias intenciones joánicas? ¿Por qué, preguntan mu-
y a la Magdalena (4, 21; 20, 13), puede significar que no chos, debe tener "mujer" en Jn mayor importancia sim-
pone énfasis especial en la maternidad física. Esta inter- bólica cuando se dirige a la madre de Jesús, que cuando
pretación, sobre la que volveremos más adelante, haría lo hace a la samaritana o a la Magdalena? Puede respon-
que Jn concordase con los sinópticos, donde, según vimos, derse que las dos escenas en que aparece la madre de
una familia de discípulos tiene preferencia sobre la familia Jesús están más estratégicamente puestas en el evangelio,
natural y sus demandas. Si se objeta que Jn no querría una al comienzo, otra al final de la vida pública de Jesús,
rebajar la maternidad física, pues llama a María "madre por lo que su simbolismo atrae más la atención del lector.
de Jesús" cuatro veces en 2, 1-12, puede responderse que Además, el evangelio comenzó con las palabras iniciales
la última escena en que ella aparece (19, 25-27) esclarecerá del Génesis ("En el principio"), ulteriores ecos del cual
por qué es verdadera madre para Juan: satisface al criterio notan muchos en el prólogo y en el cómputo de (siete)
del discipulado. días de 1, 19; 2, 1 u. Se ha argüido que eso prepararía al
Bien como adición a la interpretación acabada de expo- lector para reconocer el motivo de Eva en 2, 1-11. En el
ner, o aun en oposición a ella, se ha considerado la expre- equipo no se inclinaba la mayoría a aceptar el simbolismo
sión, "mujer", como evocación simbólica de Eva en Gen de Eva para 2, 1-11 a nivel intencional del evangelista;
3 l9. Para abarcar el argumento que fundamenta esta tesis, pero el que lo acepten muchos estudiosos, incluido al menos
debe apercibirse el lector de ciertas exégesis sugeridas uno de entre nosotros, manifiesta lo difícil que resulta
para Jn 19, 25-27 y Ap 12, pasajes todavía por examinar. poner límites hermenéuticos a un evangelio que privilegia
Mas pueden señalarse aquí por lo menos las siguientes los símbolos y los signos.
analogías: (1) En el relato genesíaco se llama a Eva mujer,
per instigación de la cual desobedece Adán el precepto de
Dios. María, que es llamada "mujer", puede representarse
pidiendo aquí a Jesús que abuse de su poder y se convierta
en taumaturgo; Jesús, por el contrario, rechaza la petición 20. Esto implicaría o b v i a m e n t e u n a i n t e r p r e t a c i ó n cristiana de Gen 3, 15:
m a s c u a n t o s sostienen esa teoría no sugieren que el a u t o r de Gen 3, 15 vis-
y ejecuta una señal que refleja su verdadera gloria. (2) En l u m b r ó a Cristo o a María. La posible referencia j o a n e a a Gen 3, 15 no com-
p r o m e t e t a m p o c o a la (errónea) t r a d u c c i ó n de la Vulgata, según la cual la
Gen 3, 15 no se deja a la mujer sin esperanza; se anuncia m u j e r aplasta la cabeza de la s e r p i e n t e . Cf. supra, cap. 2. nota 26.
más bien que habrá enemistad entre la serpiente y la 21. P a r a las referencias, cf. H. de L u b a c , Meditación
Bilbao 1955, cap. IX. Asimismo infra, cap. 9.
sobre la ialesia,
22. Cf. e j e m p l o s en B r o w n , Cospel. 1, 26-27. 105-106. T a m b i é n se han
h a l l a d o motivos genesiacos en el c o n t e x t o de la s e g u n d a escena de J n , por
e j e m p l o , un u l t e r i o r c o n j u n t o de siete días al final del e v a n g e l i o (20, 26).
Feuiilet. L ' h e u r e , sostiene que 16. 21, "por la alegría de h a b e r nacido un
18. Mt 15, 28; Le 13, 12; J n 4, 21; 8. 10; 22, 13. h o m b r e al m u n d o " , hace eco a Gen 4, 1, d o n d e Eva e x c l a m a al d a r a luz. "he
19. Los t r a b a j o s d e F.-M. B r a u n y A. Feuiilet (bajo aspectos l i g e r a m e n t e o b t e n i d o u n h o m b r e (hijo) con la a y u d a del Señor"; con lo que el gozo in-
diversos) son las exposiciones m á s c o m p l e t a s de este simbolismo. Cf. un r e - v i e r t e la p e n a de 3, 16, de m o d o s e m e j a n t e a como la alegría sucede a! dolor
s u m e n en B r o w n . Gospel. 1, 107-109; McHugh. Mother, 373-387. en J n 16, 19-22.
186' La madre de Jesús en el evangelio de Juan Pasajes de relevancia mariana en los cap. ¡-12 187

c) "¿Qué tienes tú que ver conmigo?" (2, 4) Pero aplicada a Jesús en cuanto que se disocia de su ma-
dre, la declaración podría significar que, llegada la hora
El significado del semitismo, "¿A mí y a ti qué?", pre- de la glorificación, tocará a la madre hacer un papel. Jesús
senta al menos dos matices en el hebreo del AT: (1) Cuan- no dirá ya entonces, "Mujer, ¿qué tienes tú que ver con-
do una parte veja a otra, el agraviado puede emplear esa migo?"; así muchos querrían ver en 2, 4 una preparación
expresión, con el significado de, "¿qué te he hecho yo, para para cuando María reaparezca al pie de la cruz y Jesús
que me hagas eso tú?". Ejemplos, J u e 11, 12; 2 Crón 35, 21; diga, "mujer, he ahí a tu hijo". De todos modos, la pro-
1 Re 17, 18. (2) Cuando se pide la intervención de alguien puesta de que la hora de Jesús es la de su paso de este
en cosa que siente le es ajena, él puede usar esa expresión mundo al Padre (13, 1), significa que el disociarse él de su
con el significado de: "es cosa tuya; ¿a mí qué?". Ejemplos, madre terrenal tiene que ver con los designios del Padre
2 Re 3, 13; Os 14, 8. Aunque hasta en la antigüedad hubo celestial; y así en J n 2, 3-4 nos aproximamos mucho a la
quienes vieron un reproche a María según el tenor de (1), tradición sinóptica, donde Jesús contrapone las demandas
la mayoría lee este pasaje según el tenor de (2) y entiende de la familia terrestre a la voluntad de Dios (Me 3, 31-35
que Jesús se disocia de María. Así, por lo menos lo que par). En realidad hay un paralelo muy estrecho a la reac-
María pide, o el aspecto bajo el que se dirige a Jesús, no ción de Jesús para con su madre en el relato de Le 2, 41-52.
cabe en la idea que éste tiene de la obra cuya ejecución Cuando su madre le hace allí un cargo familiar ("¿Por qué
le ha encomendado el Padre. nos has tratado así? Mira, tu padre y yo te hemos buscado
ansiosamente"), Jesús responde, "¿Cómo es que me bus-
cabais? ¿No sabíais que es preciso esté en la casa de mi
d) "Mi hora no ha llegado aún" (2, 4) Padre?" 2 4 . Interpretando 2, 4, en parte o del todo, como
adición joánica a la narración preevangélica de un mila-
En griego oupo hekei he hora mou puede entenderse gro, el evangelista habría insertado el tema de la primacía
también como pregunta, "¿No ha llegado mi hora?". En de Dios sobre la familia natural, haciendo que la narración
cuanto a decidir qué es preferible, si la interrogación o la armonice con el tema general del evangelio. Este relato
declaración, mucho depende de lo que "mi hora" signifique. puede ahora servir de vehículo a una cristología que ve
¿Es la hora del ministerio público? Sería entonces prefe- en Jesús algo más que un taumaturgo.
rible la interrogación; y al preguntar, "¿qué tienes tú que
ver conmigo?", Jesús habría disociado del suyo el interés
de la madre. Cuando de nuevo pregunta, "¿no ha llegado e) "Su madre dijo a los sirvientes, «Haced cuanto
mi hora?", justificaría esa disociación, es decir, ha comen- él os diga»" (2, 5)
zado el ministerio, acuden los discípulos, y queda atrás una
situación en que determinaban su vida intereses de fami- Esta frase y lo que a ella sigue encierran gran dificultad
lia 2!. Esta interpretación tropieza con una grave dificultad, en la lógica de la narración joánica. Después que Jesús ha
y es que Jn dice inequívocamente varias veces a lo largo contestado a su madre, ¿por qué persiste ésta en la idea
del ministerio (7, 30; 8, 20) no haber llegado la hora de de que remedie la falta de vino? 25 . (En virtud de ello da
Jesús, aquella en que será glorificado (12, 23). Si por hora
se entiende la glorificación última, lo mejor es entonces 24. El p a r a l e l o es m á s e s t r i c t o todavía si t r a d u c i m o s i n t e r r o g a t i v a m e n t e
leer 2, 4 declarativamente, "Mi hora no ha llegado aún". 2, 4, p u e s e n t o n c e s t a n t o Le c o m o J n h a c e n que J e s ú s r e s p o n d a a su m a d r e
con dos p r e g u n t a s c o n s e c u t i v a s , la s e g u n d a de las cuales c a r g a el a c e n t o
s o b r e la esfera q u e i n t e r e s a al P a d r e . Hemos visto ya cómo el j o a n e o e p i -
sodio d e C a n a y el lucano del n i ñ o en el t e m p l o p u e d e n r e p r e s e n t a r s e n d o s
e j e m p l o s canónicos de r e l a t o s p r e m i n i s t e r i a l e s con J e s ú s en familia p o r
tema.
23. A. V a n h o y e , Bib 55 (1974) 157-167, sostiene con í u e r z a la t r a d u c c i ó n 25. Lo h a c e d e h e c h o en u n a fraseología que evoca Gen 41, 55, d o n d e el
i n t e r r o g a t o r i a , y a r g u y e q u e la relación familiar e x i s t e n t e h a s t a a h o r a e n t r e F a r a ó n d i c e a los egipcios: "Id a J o s é ; haced c u a n t o él os diga": d e c l a r a c i ó n
J e s ú s y su m a d r e comienza a c e d e r a n t e la h o r a en q u e ha de r e c i b i r p r i - q u e e n v u e l v e la s e g u r i d a d d e q u e J o s é haría algo p o r a p l a c a r la falta d e
macía la l l a m a d a del P a d r e . víveres.
188 La madre de Jesús en el evangelio de Juan
Pasajes de relevancia mariana en los cap. 1-12 189
a entender que espera de Jesús alguna acción, cuando en
2, 3 le informa, "no tienen vino"). Y ¿por qué otorga Jesús 30-31). El que la madre de Jesús siga en compañía de éste
la petición, cuando ha dicho que esa preocupación de ella después de convertida el agua en vino (2, 12) y aparezca
no es la de él? Las interpretaciones del papel de María por último al pie de la cruz, (19, 25-27) hace probable que
forman todo un espectro 2b en la explicación de esta incon- la última entre las expuestas sea la categoría que mejor
secuencia. le cuadre a María en el espectro joánico 29. Mas hasta que
De un lado está la exégesis un tiempo popular entre aparece al pie de la cruz (19, 25-27), no es todavía modelo
Jos católicos (pero escasamente representada hoy por los de creyentes, y de hecho se la separa de los discípulos
estudiosos) de que la narración ejemplifica el poder inter- que en Cana vieron su gloria y creyeron en él (2, 11; nótese
cesor de María: fue a petición de su madre, como Jesús cómo se la sigue distinguiendo de ellos en 2, 12).
obró el primer milagro; roguemos, pues, a Jesús por María,
tal es la enseñanza. Del lado opuesto se arguye que, al
persistir en su petición tras la negativa de Jesús, María 3. El paso a Cafarnaún (2, 12)
demuestra en efecto no creer en é l v . La mayoría de los
comentaristas quisiera ocupar alguna posición intermedia. La última vez que, antes de la pasión, aparece en el
Hay un buen ejemplo sinóptico, en el que una mujer ministerio público la madre de Jesús, está en el versículo
insiste frente a la aparente denegación de Jesús, ejemplo que sigue al relato de Cana, y sirve de transición a la
donde, lejos de deplorarse, es elogiada la fe de la mujer próxima escena, que tendrá lugar en Jerusalen:
(Mt 15, 21-28). Además, la segunda señal de Cana en Jn
4, 46-54, que ostenta muchos paralelos con la primera, mues- C2) Después de esto, Jesxís bajó a Cajarnaún, junto a su
tra asimismo desdén para con el demandante, cuya insis- madre, sus hermanos y discípulos: y permaneció allí sólo
algunos días.
tencia obtiene lo pedido. No debiéramos, pues, exagerar la
faceta negativa del desdén para con la madre en 2, 3-5. El Rodean este versículo dificultades textuales que pueden
que Jesús finalmente sí aporte el vino deseado, hace vir- delatar problemas en cuanto a su origen e interpretación.
tualmente imposible mantener que la escena encierre po- Muchos manuscritos tardíos contienen la lección "sus her-
lémica áspera alguna contra la madre. Más bien entra ésta manos", pero los papiros Bodmer de Jn, del siglo II, apoyan
en la categoría general de los que, pese a sus buenas in- la omisión del posesivo. El códice Sinaítico y algunas tem-
tenciones, malentienden a Jesús (cf. Nicodemo en el cap. 3, pranas versiones omiten "y sus discípulos". Como veremos,
y la Samaritana en el 4). El que ese malentendido provoque esto refleja el problema de la relación entre hermanos y
una acción milagrosa no sorprende, pues los signos tienen discípulos. Finalmente el códice Alejandrino apoya el sin-
en J n función ambivalente 28. Veces hay en que la petición gular "permaneció", probable corrección del copista, atento
de signos delata una hostil incredulidad (2, 18); otras, el a acentuar haber sido Jesús quien permaneció sólo algunos
entusiasmo manifiesta una fe en la que Jesús no confía días en Cafarnaún (pues va a Jerusalen en el versículo
(2, 23-24); y aun hay veces en que la petición de un signo siguiente) —presumiendo, pues, que madre y hermanos
demuestra tanto ingenua confianza como falta de compren- permanecieran allí por más tiempo.
sión, conduciendo por fin a una fe sólida (4, 47. 48. 53; 20, Antes de este versículo no se ha mencionado a los her-
manos de Jesús, pues la escena de Cana implica sólo a la
madre y a los discípulos. ¿Entraban originariamente los
26. Si p o s t u l a m o s u n a forma p r e j o á n i c a del relato, d o n d e faltara en
p a r t e el diálogo de 2, 3-4, la i n c o n s e c u e n c i a es a t r i b u i b l e a la adición del
evangelista.
27. Rissi, Hochzeit, 88: las ú l t i m a s p a l a b r a s de M a r í a d e m u e s t r a n i n - 29. De p r e s u p o n e r u n r e l a t o p r e e v a n g é l i c o del milagro, la le de M a r í a
c o m p r e n s i ó n : "Si alguien no e n t i e n d e , no cree (7, 5); María r e p r e s e n t a por ha p a s a d o p a r c i a l m e n t e de ese relato a la n a r r a c i ó n evangélica, a u n q u e a h o r a
ello la i n c r e e n c i a " . se o p o n e la fe en el t a u m a t u r g o a la fe q u e remite al v a l o r real de los
28. Cf. la reseña de las reacciones a las s e ñ a l e s en B r o w n . Gospel, 1. signos. Si J n no a r t i c u l a la t r a n s f o r m a c i ó n d e la fe en Maria, d e h e s e a q u e
530-531. en C a n a le basta con l l e v a r al lector a esa t r a n s f o r m a c i ó n ¡nvocundo el
e j e m p l o de los discípulos en 2, 11.
190 La madre de Jesús en el evangelio de Juan Pasajes de relevancia mariana en los cap. 1-12 191

hermanos en ella a nivel preevangélico (en especial si se pronto, empero, reconocen que su vocación los separa de
acepta la hipótesis de un milagro en familia), y fueron él, por lo que en adelante permanecen en Nazaret, mien-
luego sustituidos por los discípulos, como parte de la adap- tras él recorre Galilea y Judea.
tación evangélica de la narración taumatúrgica?' 0 . ¿Hace
eco la adición del copista, "y sus discípulos" en 2, 12, a
dicha narración, de modo que el códice Sinaítico, el cual 4. El hijo de José (6, 42)
habla sólo de madre y hermanos, represente un texto más
original? ¿O aconteció lo opuesto: que sólo María y los En medio del discurso sobre el pan de vida, "los judíos"
discípulos estuviesen implicados, y los "hermanos" de 2, 12 m u r m u r a n incrédulos de las palabras de Jesús, "Yo soy el
fuesen originariamente discípulos, como cuando se emplea pan de vida que ha bajado del cielo". Le objetan diciendo ".
"hermanos" por discípulos en 20, 17-18?
Es posible resolver estas cuestiones de historia preevan- (42) "¿]Vo es este Jesús el hijo de José? ¿No conocemos a su
gélica. Pero observaremos no pocos detalles de interés, si padre y a su madre? ¿Por qué dice ahora, «he bajado del
aceptamos como definitivo, en la intención del evangelista, cielo»?".
el texto mejor atestiguado, que involucra a las tres dra-
matis personae (María, hermanos, discípulos). Primero, Jn Examinamos ya este pasaje en relación con Me 6, l-6a
coincide con la tradición sinóptica en asociar a María con y no repetiremos aquí lo allí expuesto sobre el historial
los hermanos de Jesús, de suerte que el considerarla madre preevangélico del dicho. Principal interés nuestro es ahora
de ellos no es extraño al referido evangelio (cf. supra, 72 s). lo que el cuarto evangelio intenta expresar con el empleo
Para una y otra tradición es digno de notar que José, el de este dicho.
padre de Jesús, está ausente de esas escenas familiares, Es este un claro ejemplo de la técnica joanea del mal-
lo cual sugiere una vez más que había muerto. Segundo, entendido, que hace hablar a Jesús en un plano y a su
Jn coincide también con la tradición sinóptica en no con- interlocutor en otro ,2. En Jn 3, 3-5, cuando Jesús habla
fundir a madre y hermanos de Jesús con los discípulos de renacer o ser reengendrado desde lo alto, plantea Ni-
de éste. No hay razón en el cuarto evangelio, como tampoco codemo lo que estima ser insuperable obstáculo, a saber,
la hay en los evangelios sinópticos, para pensar que María nadie puede retornar a las entrañas maternas y nacer de
fuese discípula de Jesús durante su ministerio. (Que en nuevo. Su afirmación es muy cierta, pero nada tiene que
ese espacio los hermanos no lo eran, es claro a la luz de ver con el tipo de nacimiento glosado por Jesús. De igual
7, 5). Tercero, particularmente con Me coincide Jn hacien- modo reconoce aquí el lector que la objeción concerniente
do que María aparezca pronto en la narración del minis- a los padres humanos de Jesús nada en realidad afecta a
terio público y en conexión con Cafarnaún (1, 21; 2, 1). Esa su procedencia de lo alto: el Hijo preexistente de Dios
parece ser la "casa" (3, 20) adonde van "los suyos" desde estaba con el Padre en los cielos antes que la Palabra se
Nazaret con objeto de hacerse cargo de él (3, 21), sólo para hiciese carne.
hallar que está rodeado de discípulos a los que da preferen- ¿Qué importa para un estudio de María este ejemplo
cia (3, 31-35). Jn y Me podrían aunarse en postular una tem- de incomprensión judaica? En la historia de la exegesis
prana tradición, según la cual, al comienzo del ministerio, ha servido, tanto p a r a probar, como para negar que Jn
Jesús deliberadamente se alejó de sus parientes, quienes creyera en la concepción virginal. Quienes optan por la
fueron a Cafarnaún con intención de seguir junto a él;
31. Al e s c o g e r "y su m a d r e " p a r a este versículo s e g u i m o s a la m a y o r í a
d e los t e s t i m o n i o s t e x t u a l e s . Es p r o b a b l e m e n t e omisión del a m a n u e n s e la
30. En el relato d e Cana, cual a p a r e c e en la Epistula apostolorum (¿co- q u e se o b s e r v a en Codex S i n a i t i c u s y en la A n t i g u a versión Siríaca. Cf.
m i e n z o s del siglo II?). l e e m o s : " E n t o n c e s h u b o u n a boda en Cana de Galilea, Metzger, T C G N T , 213.
y fue i n v i t a d o él ($on su madre y sus hermanos" (cap. 5; HSNTA 1. 193): 32. Cf. u n a sucinta explicación de este rasgo estilístico j o a n e o en B r o w n .
a s i m i s m o Crisóstomo y Epifanio. B o i s m a r d , Synapse, 3. 100. sostiene q u e el Gospei, 1, C X X X V - C X X X V 1 ; a s i m i s m o W e a d . L i t e r n r y devices; y H. L e r o y ,
t e x t o original de J n 2. 1 dice " h e r m a n o s " , no "discípulos". Ratsel und Missverstandnis, B o n n 1968.
192 La madre de Jesús en el evangelio de Juan Pasajes de relevancia mañana en los cap. 1-12 193

creencia de J n en esa concepción, estiman que el malen- podemos asegurar que el evangelista lo supiese —tanto más,
tendido judaico reputaba a Jesús hijo de José. Teórica- cuanto que, con la inmensa mayoría de modernos estudio-
mente es posible que el malentendido joaneo estribe sobre sos, no creemos a éste testigo ocular de aquel ministerio.
una falsa declaración del interlocutor, como también sobre "Hijo de José" es en él designación normal de Jesús (1, 45
la falsa inteligencia de lo que esa declaración implica en también). En su intento de emplearla como designación
cuanto a las pretensiones de Jesús. Mas como el ejemplo básica de los judíos que objetan al origen celeste de Jesús,
de Nicodemo enseña, lo afirmado por el interlocutor es del puede estimara el evangelista del todo natural la mención
todo cierto en el plano sobre el que éste discurre (cf. 2, 20; de padre y madre, sin especular sobre si viviría aún José
4, 11; 8, 57). De ahí que resulte insostenible la idea de que al tiempo del ministerio, o aun sobre si la frase quedaba
J n desee que su lector compruebe el error de "los judíos", concebida en forma que despertase tal sospecha en el
cuando pretenden que Jesús es hijo de José, excepto si lector 33 . De nuevo, pues, hemos de ser cautos en cuanto
claras indicaciones en otros pasajes joaneos dan lugar a a extraer conclusiones marianas de pasajes, cuyo interés no
reconocerlo de ese modo. En realidad, sin embargo, Jn recae sobre María ni sobre su situación entre los parientes.
ninguna mención hace de la concepción virginal, sino que
es la suya una cristología de preexistencia, donde cabe la
filiación divina independientemente de la concepción vir-
ginal. 5. Los incrédulos hermanos de Jesús (7, 1-10)
Por otra parte, no es metodológicamente correcto pensar
que en 6, 42, Jn niegue explícitamente la concepción vir- La multiplicación de los panes y el discurso del pan de
ginal para, frente por frente de ella, afirmar que Jesús es vida (cap. 6) tuvieron lugar en Galilea. El capítulo inme-
hijo de José. Ante todo, una referencia a Jesús "el hijo de diato comienza con la posibilidad de que Jesús deje Galilea
José" no contradice por sí misma a la concepción virginal, para ir a Judea:
ya que Lucas que escribió el relato de la infancia y ad- (') Ahora bien, después de esto Jesús andaba por Galilea,
mitió la concepción virginal (interpretación mayoritaria de pues, acechando los judíos para darle muerte, no podía an-
Le 1, 26-35) afirma sin dificultad en 4, 22 ser Jesús "el hijo dar por Judea. (2) Estaba sin embargo próxima la fiesta
de José". En segundo lugar, no hay indicación de que la judía de los Tabernáculos; (3) dijéronle, pues, sus herma-
tesis de la concepción virginal fuese siquiera conocida de nos, "Deja esto y ve a4 Judea, para que vean tus discípulos
las obras que haces; ( ) porque nadie que quiera ser públi-
Jn, estando atestiguado su conocimiento sólo por Mt y camente conocido actúa en secreto. Si vas a hacer esas cosas,
Le. Cierto, Jn no nos da pie para pensar que no miraba manifiéstate al mundo". (65) (En realidad ni sus mismos
a Jesús como hijo físico de José, pues nada hace por corre- hermanos creían en él). ( ) Jesús les dijo, "Mi tiempo no
gir la presunción judía a ese respecto. Mas el silencio no ha llegado aún, el vuestro en cambio siempre está ahí. (7)
A vosotros no puede odiaros el mundo, a mí por el contrario
es garantía del paso a la negación explícita de la concep- me odia, porque atestiguo contra él que sus obras son malas.
ción virginal. 6, 42 nos cerciora a lo sumo de que, en Jesús, (s) Id vosotros a la fiesta; yo no9 subo a ella, pues mi tiempo
la paternidad humana no obsta a los orígenes divinos. no ha llegado aún del todo". ( ) Dicho lo cual, permaneció
en Galilea. ('") Sólo después que sus hermanos subieron a
Otro punto de interés mariano deriva de la segunda la fiesta, subió entonces también él, no abierta, sino pri-
pregunta en 6, 42: "¿No conocemos a su padre y a su vadamente.
madre?", pregunta que parece implicar el que José viva
aún. Tal vez debamos distinguir entre hecho histórico y La última parte del capítulo anterior exponía diversas
noticia joánica. Dado que ni en el cuarto (ni en ningún reacciones provocadas por Jesús: "los judíos" no creen en
otro) evangelio aparece durante el ministerio de Jesús, aun
en escenas donde se esperaría su presencia (por ejemplo,
junto a María en Cana o al pie de la cruz), la mejor supo- 33. Después de todo, no es el mismo encuadre que en Me 6. l-6a, donde
Jesús está en Nazaret, y ¡a gente señala a sus parientes, que están "aquí con
sición histórica es que su padre había muerto. Pero no nosotros".
294 La madre de Jesús en el evangelio de Juan Pasajes de relevancia mariana en los cap. 1-12 295

él (6, 41. 52); entre sus discípulos muchos tachan de dicho El áspero juicio de J u a n sobre los hermanos se realza
duro el discurso sobre el pan de vida y abandonan su por ser ésa la última vez que los escritos joánicos hacen
compañía (6, 60-66); portavoz de los doce, Simón Pedro mención de ellos. En Hech 1, 14 son presentados por Lucas
rehusa abandonar a su Señor por comprender que Jesús como parte de la comunidad creyente anterior a Pente-
tiene palabras de vida eterna (6, 67-69); incluso entre los costés; y Hech, Pablo, las cartas de Sant y Jds 37 demuestran
mismos doce, Judas es un demonio, que entregará a Jesús que un hermano, Santiago, alcanzó prominencia en la co-
(6, 70-71). Esta serie de reacciones se prolonga con una munidad cristiana. De hecho Santiago murió mártir en
referencia a los incrédulos hermanos de Jesús. Jerusalén ,8. Mas el cuarto evangelio no ostenta nota al-
En 2, 12 se mencionaba j u n t a m e n t e a madre y hermanos; guna que rehabilite a esos hermanos. Puede que Jn se
eran aún así distinguidos de los discípulos. Claramente, ciña al solo ministerio público de Jesús, período en el que
tampoco aquí los hermanos son discípulos; de hecho en los hermanos no se habían convertido aún. Más probable-
v. 3 los primeros hablan de los segundos como de grupo mente, en sentir de algunos estudiosos", puede que el
aparte. Hay paralelos ciertos a la escena de Cana que evangelista refleje las divisiones al fin del siglo, cuando
implican a la madre. En 2, 3. 5 María abrigaba la espe- la comunidad joanea no armoniza con las comunidades
ranza implícita de que Jesús remediase la falta de vino, judeocristianas; éstas veneran la memoria de los hermanos
era de presumir que mediante un milagro; en 7, 3-4 los del Señor, pero (a juicio joánico) no están lo bastante
hermanos piden a Jesús que ejecute acciones milagrosas M. desarrolladas en punto a cristología. Comoquiera que fue-
A su madre respondía Jesús indicando que su hora no re, la hostil imagen de esos hermanos hace que resalte
había llegado aún (2, 4); a sus hermanos responde decla- tanto más la imagen favorable de la madre al fin del
rando reiteradamente no haber llegado aún su tiempo evangelio.
(7, 6. 8). Aunque Jesús parece desairar tanto a la madre
como a los hermanos, en último término hace lo que una
y otros piden: convierte el agua en vino y sube a Judea. 6. El mesías ¿no tiene que venir de Belén? (7, 42-43)
F u e por razón de este paralelismo como Rissi apeló a 7, 5,
"Sus hermanos no creían en él", en prueba de que también Cuando Jesús va efectivamente a Judea y Jerusalén
María en Cana era un ejemplo de incredulidad 35. El evan- con motivo de la festividad de los Tabernáculos en el
gelista, sin embargo, que aquí sentencia sobre los herma- cap. 7, su mera presencia provoca discusión en torno a él
nos, no hace lo propio en Cana con María, a la que no y divide a "los judíos" (7, 10-13; 25-36). Alguna gente,
declara incrédula ni asocia con "el mundo" (7, 4. 7). De refiere Jn, reacciona el último día a sus palabras con la
ahí que pueda propugnarse en oposición a Rissi: después expresión, "este es verdaderamente el profeta".
de 2, 12, madre y hermanos salen a escena una vez en cada
caso; específicamente se tacha de incrédulos a los herma- (4I) Otros decían, "Este es el mesías". Pero objetaban algu-
nos, "¿Es que el mesías va a venir de Galilea? (42) ¿No dice
nos; la madre recibe trato de favor, es asociada al discípulo la Escritura que el mesías viene de la semilla de David y de
amado y entra a integrar la familia creyente de Jesús Belén, lugar del que David era?". (4i) LÍÍ multitud, pues,
(19, 25-27).* estaba dividida con respecto a él.

34. P u e s t o q u e esta escena sigue a la de la m u l t i p l i c a c i ó n de los p a n e s , 37. Cf. s u p r a , cap. 6. nota 187. Casi u n l v e r s a l m e n t e se a d m i t e que el
poca d u d a c a b e d e q u e e r a n o b r a s milagrosas lo q u e los h e r m a n o s d e J e s ú s " S a n t i a g o " m e n c i o n a d o p o r las c a r t a s de S a n t i a g o y J u d a s q u i e r e referirse
p e d í a n q u e éste hiciese en J u d e a p a r a q u e las v i e r a n sus discípulos. " O b r a s " al " h e r m a n o del Señor".
(erga) y "signos" (semeia) son t é r m i n o s q u e a m e n u d o se i n t e r c a m b i a n en 38. Cf. Josefo, Ant. 20. 9, 1, § 200: se cita a Hetfeslpo en Euseblo. Historia
J n . Cf. B r o w n , Cospel, 1, 525-532. 2. 23, 3-25.
35. Cf. supra, n o t a 27. 39. J. L. M a r t y n , History and theology ín the jourth yo.s-pcí, New York
36. Vimos al e x a m i n a r Me 3, 21 y 3, 31-35 cómo, a u n q u e los propios de 1968; ed. rev... Nashville 1979, s o s t u v o con perspicacia que las discusiones
J e s ú s se asocian con la m a d r e y los h e r m a n o s de éste, lo dicho s o b r e ellos j o a n e a s e n t r e J e s ú s y sus a d v e r s a r i o s reflejan a m e n u d o la situación de la
(le a c u s a n de e s t a r fuera d e sí) es m á s á s p e r o q u e lo c o n c e r n i e n t e a m a d r e iglesia a finales del siglo. R. E. B r o w n , O t h e r sheep nnt of this ¡oíd: J B L 97
y h e r m a n o s . E n n i n g ú n l u g a r se p r e s e n t a a M a r í a c o m o hostil a J e s ú s , a u n - (1978) 5-22, ha aplicado esto a la d i s p u t a e n t r e J e s ú s y los h e r m a n o s del
q u e h a y p r u e b a s d e s e r la familia hostil hacia él. Señor.
Pasajes de relevancia mariana en los cap. 1-12 l¡)7
196 La madre de Jesús en el evangelio de Juan

7, 42 puede leerse también en forma del todo distinta.


¿Qué actitud debe atribuirse a Jn para con los objeto res Tal vez sea un ejemplo de la figura joanea de dicción
entre la multitud, quienes ponen en duda la mesianidad llamada ironía 41. Según ella se presenta a los oponentes
de Jesús 4 0 , por razón de que el mesías debiera haber na- haciendo sobre Jesús afirmaciones despectivas o incrédulas,
cido en Belén? pero verdaderas bajo un aspecto que ellos no perciben. La
Jn 7, 42 puede ser un caso de malentendido joánico, no Samaritana, por ejemplo, ilustra esa ironía cuando pre-
diverso del de 6, 42, arriba examinado. La facción de la gunta, "¿Eres tú por ventura mayor que nuestro padre
multitud que suscita la cuestión discurriría en términos Jacob, el cual nos dio este pozo?" (4, 12). La negación im-
de lo de "abajo" o "de esta tierra"; su objeción a Jesús plícita revela al lector atento que Jesús es en realidad
en cuanto mesías no tendría más valor que la de "los ju- mayor que Jacob, aunque la Samaritana lo ignore. Pre-
díos", cuando aseguran conocer al padre y a la madre de guntaremos por consiguiente, sí los que entre la multitud
Jesús. Jesús sería el mesías (en sentir de J n ) , descienda se pronuncian por la negativa, revelan también al atento
o no de David y dondequiera h a y a nacido, pues en verdad lector la verdad de que Jesús desciende de David y ha
procede de Dios y del cielo. Según esta interpretación (que nacido en Belén, aunque ellos mismos ignoren el pasado
hasta ahí refleja una lectura correcta de la cristología joa- histórico.
nica) la objeción formulada en 7, 42 bien puede ser tác- La mejor conclusión es quizás que no hay modo de es-
ticamente verdadera en términos de lo de "abajo". Al exa- tablecer, ya la ignorancia o noticia de la ascendencia da-
minar 6, 42 no oíamos protesta joánica alguna de que los vídica de Jesús y su nacimiento en Belén, ya la intención
judíos errasen, por ser José el padre de Jesús; concluíamos, joánica de refutar tales ideas. Sabemos sólo que, en la
pues, ser del todo posible, en la idea de Jn, que José cristología de Jn, semejantes puntualizaciones históricas 42
hubiese engendrado a Jesús. Tampoco oímos aquí protesta apenas tendrían relevancia teológica. Nuestra más poderosa
alguna de que Jesús desciende en realidad de David y ha razón de haber penetrado en esta cuestión tan intrincada
nacido en Belén; Jn puede haber pensado que Jesús no era es la conclusión extraída de 7, 42 por algunos estudiosos, a
un davídida y habría nacido en Nazaret. Aun es posible saber, que J n sabía que Jesús había nacido en Belén y, en
una polémica joanea contra la ascendencia davídida de consecuencia, había sido virginalmente concebido 41 . Su
Jesús y su nacimiento en Belén, en el sentido dado a esas metodología es doblemente defectuosa. Primero, hay va-
ideas por algunos cristianos del siglo primero, ya porque rios modos de interpretar 7, 42, sólo uno de los cuales
semejante cristología fuese falsa (no siendo un davídida, apoya la noticia del nacimiento en Belén**. Segundo, el
Jesús tampoco habría nacido en Belén), ya porque sub- nacimiento en Belén no envuelve por necesidad la con-
raya indebidos hechos (¿qué importa dónde haya nacido cepción virginal de Jesús. Verdad es que una y otra idea
Jesús y a qué estirpe pertenece?). El mayor obstáculo con aparecen en los relatos mateano y lucano de la infancia,
que esta teoría tropieza es que, en punto a ascendencia pero no en la misma parte de esos relatos. Para ambos
davídica, enfrenta a Jn con casi todo el NT. Una cosa es
sugerir que J n nada supiese del nacimiento de Jesús en
Belén, y aun lo negase, pues Mt 2 y Le 2 sitúan en Belén 41. Cf. B r o w n , Gospel, 1, CXXXVI; H. Clavier, L'irtmie daña (<• i | u a t n é ) » c
el nacimiento de Jesús; algo muy diverso es que Jn no évangile, en SE 1. 261-276; Weacl. Literari/ deviecs.
42. Claro que éstos no e r a n s i m p l e s detalles historióos pura los a u t o r e s
conociese, y aun negase, la ascendencia davídica de Jesús, n e o t e s t a m e n t a r i o s que los a d u c e n , sino q u e c o n t e n í a n n m e n u d o significación
pues afirman ésta Pablo, Me, Mt, Le, las pastorales y Ap cristológica.
43. Cf. las afirmaciones e s l a b o n a d a s en McHugh. Morder, 27:); J u a n su-
(a menudo con implicaciones cristológicas). p o n e al lector i n f o r m a d o de q u e J e s ú s nació en Belén (pues hay e v i d e n t e
i r o n í a ) ; los lectores lo sabían sólo por Mt y Le; c u y a s n a r r a c i o n e s de la in-
fancia e n v u e l v e n la historia de la concepción virginal. Y c o n c l u y e : "Si se
toma este pasaje d e J n 7 a u n a con 1, Ki, no es por cierto I m p r o b a b l e que
los lectores de J n , p r e s u m i b l e m e n t e Informados del n a c i m i e n t o en Belén, se
c o n s i d e r e n t a m b i é n s a b e d o r e s de la concepción virginal de J e s ú s " . McHugh
combina, en estimación n u e s t r a , lo i n d e m o s t r a b l e con lo i m p r o b a b l e , que no
40. Christos es el t é r m i n o griego en 7, 41-42. T é r m i n o a d m i t i d o normal- p r o d u c e verosimilitud a l g u n a .
mente de que significa en labios cristianos m á s q u e m e s í a s ; p e r o " m e s í a s " 44. Cf. S t e n d a h l , Quis et unde, 97-98.
parece aquí la t r a d u c c i ó n a d e c u a d a , en c u a n t o objeción j u d í a c o n t r a J e s ú s .
198 La madre de Jesús en el evangelio de Juan Pasajes de relevancia mariana en los cap. 1-12 JU<)

evangelios se produce el nacimiento de Belén en el cap. 2 Como tal se invoca ese versículo en relación a la concep-
(que el cap. 1 ignora), y en ninguno de ellos implica ese ción virginal, pues Mt 1, 18-20 asocia entre sí dos hechos,
nacimiento necesariamente la concepción virginal del cap. 2 la sospecha despertada por el modo de quedar encinta
(supra). Una y otra idea tienen historiales diferentes, y María, y la respuesta angélica de haber sido por obra del
conocer la una no supone que forzosamente se conoce la Espíritu santo.
otra. Dos comentarios podríamos hacer. Primero, toda suge-
rencia de ilegitimidad en 8, 41 sería de extrema sutileza,
en especial cuando J n (6, 41) ha hecho ya decir a "los
7. ''Nacidos de fornicación" (8, 4) judíos" que Jesús es hijo de José, y que les son conocidos
tanto el padre como la madre de Jesús 4 7 . Quien haya leído
En 8, 31 4 5 comienza el amargo debate con los judíos que esa referencia a los padres de Jesús, ¿captará en virtud
han creído en Jesús. Pronto surge la cuestión del rango de un simple "nosotros" enfático la imputación totalmente
que les cabe como hijos de Abraham (8, 33. 37. 39). Esa opuesta de nacimiento ilegítimo? Segundo, aun concediendo
cuestión culmina en el diálogo de 8, 40-41, cuando Jesús leve posibilidad a la insinuación de ilegitimidad en 8, 41,
lanza un reto a sus oponentes: el salto a la afirmación joanea de la concepción virginal
(4ii) "Intentáis, pues, matarme, a mí que os he dicho la ver-
sería extraordinario. La conclusión más lógica supondría
dad oída de Dios. No es eso lo que Abraham hizo. (4I) Ha- que, insinuando la ilegitimidad de Jesús, sus oponentes
céis lo que hizo vuestro padre". Dijéronle, "No hemos nacido negaban el que pudiera referirse a Dios como a Padre;
de fornicación. Tenemos un único padre, Dios mismo". pues su origen divino continúa siendo objeto de debate el
resto del capítulo. No sería atacada su ascendencia humana,
No está del todo claro si, diciendo a esos "judíos" cuyo sino su procedencia divina.
intento es darle muerte, que hacen lo que su padre hizo, Siendo este el último texto que consideramos en el mi-
Jesús insinúa ya que tienen por padre al diablo, asesino nisterio público de Jesús, notemos sumariamente que no
desde el comienzo (cf. 8, 44). En todo caso "los judíos" estimamos plausibles las tenues referencias a la concep-
consideran sus palabras un reto a su legitimidad religiosa, ción virginal, cuales place a varios investigadores hallar
y replican con vigor. en 1, 13; 6, 42; 7, 42 y 8, 4 1 4 \ Significa que, en la primera
¿Cómo debemos entender la protesta, "no hemos nacido parte del evangelio, únicamente prestan verdadera aten-
de fornicación"? ¿Es una simple afirmación de legitimidad ción a María la escena de Cana en que ella aparece, el
en "los judíos que no habían creído en él", como hijos de versículo transacional que sigue (2, 1-12), y la referencia
Abraham y / o de Dios? ¿O encierra además el pronombre al padre y a la madre de Jesús en 6, 42. Jn difiere mucho
personal griego (primera persona del plural: hemeis, "nos- de Mt y, a jortiori, de Le en cuanto a especular sobre el
otros") un matiz de contraste: "no somos nosotros los papel jugado por María en la concepción y nacimiento de
nacidos de fornicación" (tú en cambio sí, o tal se te repu- Jesús, lo que desde un principio la compromete con la
ta) ? Jn 8, 41 es de hecho uno de los pasajes aducidos en cristología. La aproximación de J n a Me es máxima en
la imputación judaica a Jesús de nacimiento ilegítimo 46 . cuanto a aparecer María una sola vez, a la cual sucede
un diálogo en el que otros la consideran madre de Jesús.
45. Es difícil a s e g u r a r q u i é n e s sean los a l u d i d o s al nivel deí e v a n g e l i o y
Puede que J n presente la intervención de María en Cana
en la idea que el evangelista se h a c e del c r i s t i a n i s m o . P u e d e sean j u d e o - algo más positivamente que lo hace Me en Cafarnaún (Me
cristianos de la sinagoga los que, en s e n t i r de J n , no difieren de "los j u d í o s "
que no c r e e n en J e s ú s . Cf. B. Schein, Qur father Abraham, Disertación de
la U n i v e r s i d a d de Yale, Ann A r b o r (MI), microfilm 1972. En todo caso,
p r o n t o se a l u d e a ellos s i m p l e m e n t e como " j u d í o s " (8, 48), a los q u e se
p r e s e n t a i n t e n t a n d o a p e d r e a r a J e s ú s (8, 59). El d e b a t e e n t r e ellos y los c r i s - 47. Si 8, 41 c o n t i e n e u n a tradición p r e e v a n g é l i c a , el a r g u m e n t o q u e
tianos j o a n i t a s v e r s a r í a e n t o n c e s s o b r e el m o n o t e í s m o , en c u a n t o q u e u n estriba sobre el c o n t e x t o j o á n i c o no sería aplicable a ese h i p o t é t i c o nivel
J e s ú s p r e e x i s t e n t e e q u i v a l í a a o t r o Dios y e n v o l v í a diteísmo, m á s v e r o s í - anterior.
m i l m e n t e q u e sobre la legitimidad de la concepción d e J e s ú s p o r María. 48. Como se ha dicho, u n m i e m b r o d e l g r u p o c o n v i n o con H o s k y n s en
46. P a r a otros pasajes, cf. B r o w n , BiHh, 534-542. cuanto a v e r reflejada en 1, 13 la noticia del nacimiento virginal.
200 La madre de Jesús en el evangelio de Juan La madre al pie de la cruz 201

3, 21. 31-35), pero ambos evangelios muestran a Jesús re- La tradición preevangélica. Al estudiar la presencia
chazando cualquier demanda suya sobre él en razón de de mujeres en la crucifixión, Me 15, 40 (supra, cap. 4), hi-
la maternidad física. Jn, empero, difiere mucho de Me, cimos algunas observaciones que pueden recordarse aquí
porque cuando concluye el evangelio, reintroduce a una sumariamente. Convinimos en que Jn cuenta aquí con toda
madre de Jesús favorablemente encuadrada, escena que probabilidad cuatro mujeres 5 0 . También convinimos en
examinaremos ahora. que, dejada por el momento a un lado la madre de Jesús,
Jn 19, 15 nombra a tres mujeres, equiparables a las tres Sl
de Me 15, 40 y Mt 27, 56, con los resultados siguientes:
II. LA MADRE AL PIE DE LA CRUZ (19, 25-27) María Magdalena es claramente la misma en las tres listas;
puede que la "María mujer de Cleofás" joánica coincida
El que la segunda mitad del evangelio contenga un claro con la "María madre de Santiago (el Menor) y de José"
pasaje mariano es significativo, por ser ésa la sección joa- marcano-mateana; mas será pura adivinación la identidad
nica donde Jesús conversa con "los suyos" en "la hora" entre la "joánica hermana de su madre", la "Salomé" mar-
cuando va a salir de este mundo hacia el Padre. El factor cana y la "madre de los hijos de Zebedeo" mateana. Las
controversial (bien con judíos sinagogales o con cristianos solas diferencias hacen improbable el que J n tomara a
no bien definidos) es aquí menor, mientras que aumenta Mc/Mt 5 2 los nombres de las tres mujeres; aun así, la pre-
la instrucción y cultivo de los que Jesús considera sus sencia de tres mujeres (además de la madre de Jesús) en
discípulos. Situar a la madre de Jesús en esta atmósfera, Jn, así como en los sinópticos, da pie a la posibilidad de
es introducirla en el contexto del discipulado. que quedara fijado en la antigua tradición cristiana un
El relato joaneo de la crucifixión (19, 16-42) incluye catálogo de tres mujeres.
una serie de breves episodios teológicamente repletos de Ello plantea un problema al análisis de la lista jcanea
simbolismo. Casi en el propio comedio del relato 4 9 tiene (19, 25) en su estructura actual. Si ese versículo es de
lugar la escena en que aparece María junto a la cruz de algún modo creación imaginativa de un evangelista, ¿qué
la que pende Jesús. Precede la narración (19, 23-24) en que combinación de tradición preevangélica y creación del
cuatro soldados se reparten las ropas de éste y echan a evangelista se produjo en la estructura actual? ¿Halló el
suertes su túnica inconsútil. Siguen el ofrecimiento de vino evangelista una tradición de tres mujeres, añadiendo la
para que Jesús mitigue su sed y las palabras de éste antes madre de Jesús en previsión de 19, 26-27, pasaje que se
de morir: "Está consumado". centra en ella? ¿O se hallaba ya ella en la tradición pre-
evangélica? 5 \ Los tres sinópticos (Me 15, 40; Mt 27, 55-56;
(2S) Estaban entre tanto junto a la cruz de Jesús, su madre, Le 23, 49) mencionan la presencia de mujeres sólo tras
la hermana de su madre, María mujer de Cleofás, y María referir la muerte de Jesús. El que J n sitúe la escena en la
Magdalena. (2Ó) Cuando vio Jesús a su madre y al discípulo
que amaba, dijo a su madre, "¡Mujer, he ahí a tu hijo!".
(27) Luego dijo al discípulo, "¡He ahí a tu madre!". Y el
discípulo la acogió desde aquel momento entre los suyos. 50. Cf. supra, cap. 4, nota 39; asimismo B r o w n , Gospel, 2, 904-906. P u e d e
sea i n t e n c i o n a d o el c o n t r a s t e de las c u a t r o m u j e r e s con los c u a t r o soldados
asimismo p r e s e n t e s j u n t o a la cruz.
Según hicimos con la escena de Cana, también aquí 51. P a r a ser precisos, t a n t o Me como Mt h a b l a n de b a s t a n t e s m u j e r e s ,
" e n t r e las q u e " se n o m b r a a tres. Le 23, 49 no da n o m b r e s , p e r o h a b l a d e
plantearemos la posibilidad de una tradición preevangélica, m u j e r e s q u e h a b í a n seguido a J e s ú s desde Galilea; p a r e c e a u n así verosímil
antes de concentrarnos sobre el significado pretendido por que Le 24, 10 a l u d a a e s t a s m i s m a s m u j e r e s c u a n d o , j u n t o a la t u m b a , m e n -
ciona a "María M a g d a l e n a , y J u a n a , y María la m a d r e de S a n t i a g o y con
el evangelista. ellas las d e m á s m u j e r e s " .
52. No d e p e n d e t a m p o c o J n d i r e c t a m e n t e de la t r a d i c i ó n o b t e n i d a com-
b i n a n d o los n o m b r e s d e L e 23, 49 con los de 24, 10, pese a c o m p a r t i r u n o
(Jn 19, 25) y o t r o (Le 23, 49) la forma v e r b a l griega heistekeisan, "estaban
49. Cf. en B r o w n , Cospel. 2, 910-912, el e x a m e n de la e s t r u c t u r a de este de pie".
relato joánico, con la posibilidad d e u n a disposición quiástica en siete e p i - 53. B u i t m a n n , Das Evangelium des Johannes, 520, b r i n d a a ú n otra posi-
sodios, de los q u e el c o n c e r n i e n t e a María sería el c u a r t o . bilidad: "No h a y r e s p u e s t a p a r a la p r e g u n t a de si la e n u m e r a c i ó n de las
c u a t r o m u j e r e s es cita de la fuente, o bien s u s t i t u y ó el evangelista u n o de
los c u a t r o n o m b r e s t r a d i c i o n a l e s p o r el de la m a d r e d e J e s ú s " .
202 La madre de Jesús en el evangelio de Juan
ha madre al pie de la cruz 203
vida de Jesús, ¿es dato de la tradición preevangélica? ¿O
desplazó el evangelista ese escena al lugar que ocupa ac- (a) Ningún otro libro del NT 58 supone a María, madre de
tualmente, de suerte que preparase 19, 26-27? M . Por úl- Jesús, presente en Jerusalén durante la pasión, (b) Me
timo, en los sinópticos las mujeres se mantienen a distan- 14, 50; Mt 26, 56; J n 16, 32 insisten en que los discípulos
cia, con el empleo por los tres de la misma expresión (varones) de Jesús habían huido o andaban dispersos; in-
griega, apo maícrothen. ¿Era ésa también su situación en sistencia que deja poca posibilidad a la presencia asidua
la tradición joánica, convertida por el evangelista en para de un discípulo creyente, (c) El que en otras escenas donde
to stauro ("junto a la cruz")? 5 5 . No es posible dar a seme- entra el discípulo amado, su presencia esté en aparente
jantes preguntas una respuesta taxativa, pero mucho de lo conflicto con la idea sinóptica 5<). (d) La presencia de mu-
sugerido por los estudiosos en cuanto al contenido de la jeres al pie de la cruz, y no a distancia (como en los sinóp-
tradición preevangélica y lo añadido por el evangelista, ticos) , sirve de acomodo teológico a Jn m. Una vez más, no
significaría que éste realzó la importancia dramática de hay modo de resolver el pleito con certidumbre. Paradó-
la escena y asignó a María un papel más relevante. jicamente, si la escena no es histórica, sino que madre de
Hemos examinado hasta ahora el papel de las mujeres Jesús y discípulo amado están presentes por inventiva
en la hipotética tradición subyacente a 19, 25. Los dos teológica de Jn, puede que eso subraye la importancia de
versículos que siguen sólo mencionan a una de ellas, la María en la comunidad joánica; escasamente hubiese crea-
madre de Jesús, quien es asociada al discípulo amado. Muy do el evangelista la escena central de la crucifixión, si no
pocos estudiosos pondrían una tradición escrita preevan- revistiese un significado.
gélica tras 19, 26-27; pues el papel del discípulo amado es
tan propio del cuarto evangelio, que prácticamente todos Interpretación a nivel evangélico. Volvámonos ahora
los análisis de fuentes atribuyen al evangelista las escenas hacia el significado que el evangelista quiso dar a la escena,
en que aparece. 5 é bien fuese su origen preevangélico o bien histórico. La
Es adecuado que aquí rebasemos la fuente preevangé- primera pregunta atañe a la relativa importancia del dis-
lica para preguntar por la historicidad. Sólo Jn pone a la cípulo amado y de la madre de Jesús en 19, 26-27. Aunque
madre de Jesús y al discípulo amado junto a la cruz. ¿Es con frecuencia se la nombra en las "escenas del discípulo
histórica esa información? No obstaría a la historicidad 57 amado", los puros datos de esos versículos nos inducirían
el que ni una ni otro apareciesen en la tradición preevan- a creer que ninguna de las dos figuras tiene más impor-
gélica joanea; podría suponerse que el evangelista (distinto tancia que la otra. La escena concluye con una declaración
del discípulo amado) completó el material preevangélico concerniente al futuro cuidado de la madre, más que al
escrito con noticias sobre el discípulo amado, quizás tan
conocidas en la comunidad, que no hubiese sido preciso
58. Al e s t u d i a r Me 15, 40 y Mt 27, 56 vimos la p r o b a b i l i d a d de que "María
hasta entonces escribirlas. Contra la historicidad se aduce: m a d r e de S a n t i a g o y de J o s é " no fuese "María m a d r e d e J e s ú s " . María la
m a d r e de J e s ú s e n t r a e n escena poco d e s p u é s de r e s u c i t a r J e s ú s en Hech 1,
14; p e r o esa m i s m a r e f e r e n c i a l u c a n a h a c e i n v e r o s í m i l q u e L u c a s no n o m b r e
a María en la crucifixión y e n t i e r r o , si sabía p o r u n a tradición que e s t u v o
54. B u l t m a n n . F o r t n a y D a u e r o p t a n todos ellos p o r u n a situación pos- presente.
t e r i o r a la m u e r t e en la fuente j o á n i c a . 59. S c h n a c k e n b u r g , p o r e j e m p l o , Origin, 240 estudia los relatos sinóptico
55. B u l t m a n n . Das Evangelium des Johannes, 520, sugiere q u e lo ha h e - y j o a n e o de la ú l t i m a c e n a : "Bajo u n p u n t o d e vista histórico, el discípulo
cho, pero F o r t n a . Gospel. 130, nota 1, estima q u e las m u j e r e s e s t a b a n j u n t o a m a d o c i e r t a m e n t e no asistió (cf. Me 14, 17 p a r ) " . En c u a n t o a 20, 2-10,
a la cruz ya en la fuente. m i e n t r a s q u e J n h a c e q u e el discípulo a m a d o a c o m p a ñ e a P e d r o hasta la
56. Hay en 19, 26-27 claros rasgos de estilo j o a n e o , p o r ejemplo, el q u e t u m b a , Le 24, 12 n o m b r a sólo a P e d r o (pero cf. Le 24, 24: "Algunos de los
J e s ú s t r a t e a su m a d r e de "mujer"; la fórmula "he a h í " (cf. infra, n o t a 66). q u e e s t a b a n con n o s o t r o s fueron hasta la t u m b a " ) . Claro q u e el d e s a c u e r d o
De a t r i b u i r s e el cap. 21 a u n redactor, t a m b i é n en su o b r a a p a r e c e r í a el dis- e n t r e J u a n y los sinópticos no ha d e resolverse p o r el p r i n c i p i o global de
cípulo a m a d o : a m e n u d o se ha a t r i b u i d o a s i m i s m o a u n r e d a c t o r el p a r é n t e s i s q u e los sinópticos son m á s históricos. Se p l a n t e a a d e m á s u n p r o b l e m a , si
q u e s u p o n e 19, 35. d e s c o n t a m o s todo p a s a j e j o á n i c o en q u e a p a r e z c a el discípulo a m a d o : es el
57. N i n g u n a de a m b a s figuras en la tradición p r e e v a n g é l i c a a s e g u r a r í a t e s t i m o n i o h u m a n o p o r excelencia de la c o m u n i d a d j o a n e a (19, 35; 21, 24).
con su p r e s e n c i a la historicidad. Todas las hipotéticas fuentes p r e e v a n g é l i c a s y ¿cómo e x p l i c a r ese h i n c a p i é , si el evangelista s u p i e r a q u e dicho discípulo
d i s t a n en el t i e m p o de la vida real de J e s ú s , y u n o ha de d i s c e r n i r la h i s t o - a m a d o no h a b í a p r e s e n c i a d o en realidad n i n g u n o de los a c o n t e c i m i e n t o s q u e
ricidad de las fuentes de modo idéntico a como lo h a c e con los e v a n g e l i o s pretende atestiguar?
mismos. Cf. supra, en c u a n t o a la exposición del primer estadio en la f o r m a -
ción d e los evangelios (cap. 2, II 2a). 60. E m p e r o , como s e ñ a l a m o s en cap. 4, nota 38, el a p o makrothen de los
e v a n g e l i o s sinópticos p u e d e ser no m e n o s teológico, en c u a n t o q u e hace eco
a los salmos.
204 La madre de Jesús en el evangelio de Juan
La madre al pie de la cruz 205

discípulo amado, como su lógica requiere. Para hacer


plausible el relato, Jesús agonizante debe mostrarse más Segundo, es el testigo por excelencia (19, 35; 21, 24), ga-
preocupado por la custodia de su madre que por un dis- rante de la validez de la comprensión de Jesús que tiene
cípulo (varón) capaz de cuidar de sí. Esto, sin embargo, no la comunidad joánica, la cual adquiere un rango no infe-
debe inducir a que concluyamos que el interés primario rior al de otras iglesias que reivindican a Pedro y a los
del evangelista es biográfico, es decir, referir sin más que, doce como fundadores o fundamento.
muerto Jesús, su madre pasó a vivir en casa del discípulo Concedido todo esto, ¿qué da a entender Jesús cuando
favorito 61 . Interpretar de ese modo a J n sería malentender dice a su madre en relación al discípulo amado, "mujer,
el simbolismo y la significación por él atribuidos al discí- he ahí a tu hijo"? Inicialmente es significativo que la
pulo amado. Además, cualquier otro episodio en la cruci- escena reúna a dos figuras cuyos nombres propios Jn nunca
fixión joanea reviste un claro significado simbólico y teoló- da. Puede indicar que la significación de ambas está en sus
gico, y por analogía debería suceder lo mismo con 19, 25-27. respectivos papeles M. Aun así, no sería papel primario de
Antes que discutamos el valor simbólico de la madre la madre su maternidad física, puesto que en esta escena,
de Jesús en esta escena, glosemos brevemente la figura del más benévola que la de Cana, Jesús la llama de nuevo
discípulo amado, figura misteriosa y objeto de numerosos "mujer", designación que vimos emplea para con todas
estudios "2. Aceptamos (según hicimos para Pedro en el las mujeres. Su papel maternal concierne más bien al dis-
nuevo testamento) la hipótesis de trabajo según la cual cípulo amado, del que no es madre física. Siendo un papel
el discípulo amado fue alguien real, aunque ya no identi- que recibe sólo cuando Jesús muere y va al Padre —a ella
ficable, y ciertamente compañero de Jesús. Fuera o no el asignado en "la hora" de Jesús (13, 1)— para nada atañe
fundador de la comunidad joánica, para ésta tenía al me- al ministerio terrenal de Jesús, sino más bien a la historia
nos una doble significación. Primero, es presentado como cristiana subsiguiente, la era de la comunidad después que
el discípulo ideal o modélico de Jesús, quien le tiene un Jesús ha sido glorificado. A menudo se ha observado que,
amor especial. Sintoniza de una manera especial con él, para Jn, la elevación de Jesús sobre la cruz es parte de
nunca abandona a Jesús, de tal manera que creyó en el re- su retorno al Padre, y pentecostés se anticipa sobre la
sucitado antes que ningún otro (20, 8; 21, 7). Los peculiares cruz en referencias simbólicas al Espíritu "5. En la cruz, por
privilegios del discípulo amado aparecen muy a menudo consiguiente, Jesús no muere abandonado: queda al pie
en contraste con Pedro, portavoz de los doce (6, 67-68) 61. de ella una comunidad formada por algunos discípulos
creyentes, el tipo de comunidad que para otros escritos
del NT se forma en el período postresurreccional o pente-
61. Esta a p r o x i m a c i ó n simplista es la r e s p o n s a b l e de m u c h a l e y e n d a m a -
ñ a n a , por e j e m p l o , q u e c u a n d o el discípulo a m a d o , al q u e se identifica con
costal. Quizá sea ésa la razón de que, tras la escena en
J u a n el hijo de Z e b e d e o , fue a vivir en Efeso (domicilio que d e t e r m i n a en que aparecen la m a d r e de Jesús y el discípulo amado,
p a r t e la a t r i b u c i ó n del Apocalipsis a J u a n de Zebedeo; cf. Ap 1, 1: 2, 1).
María le a c o m p a ñ ó ; de ahí la tradición de u n a casa de María en la región refiera Jn cómo sabe Jesús que ahora todo se ha cumplido
efesina ( P a n a y a K a p u í u ) , q u e r e c u e r d a u n a iglesia en el e m p l a z a m i e n t o . Se (telein en 19, 28): la consumación de su obra está exigiendo
s u p o n e q u e , ya en P a l e s t i n a o bien en Ei'eso, L u c a s (quien viajaba con
Pablo) vio a María, a J u a n , o a ambos, y de a m b o s , o de u n o de los dos la creación de la comunidad cristiana.
recibió las noticias de la concepción y n a c i m i e n t o j e s u á n i c o s cuya relación
nos hace en Le 1-2. Este s u p u e s t o e n c u e n t r o ha q u e r i d o e x p l i c a r m u c h a s
s e m e j a n z a s e n t r e los evangelios lucano y j o a n e o . Ha q u e r i d o asimismo p r o -
b a r s e con la escena q u e María no t u v o hijos fuera de J e s ú s , p u e s de o t r a
s u e r t e éstos, los h e r m a n o s de J e s ú s , h a b r í a n s e h e c h o cargo de ella. Este a r g u - j o a n e o , u n p e r s o n a j e histórico, discípulo del Señor, pero no u n o de los
m e n t o desconoce el h e c h o de que J n 7, 1-10 p r e s e n t a a los h e r m a n o s de d o c e " . De m a n e r a análoga, B r o w n , Int 31 (1977) 386-388. En c u a n t o a la r e l a -
J e s ú s como hostiles i n c r é d u l o s . ción del discípulo a m a d o con P e d r o , cf. Pedro en el nuevo testamento.
62. En c u a n t o a detalles, t e o r í a s y bibliografía, cf. B r o w n . Gospel, 1, 64. Cf. supra, nota 1. Es s e g u r o q u e la c o m u n i d a d j o a n e a sabía el n o m b r e
XCII-XCVIII, CIV. p r o p i o de la m a d r e de J e s ú s , como t a m b i é n el del discípulo a m a d o . R e c o r -
63. M u c h o s estudiosos p r o p u g n a n hoy que el discípulo a m a d o no e r a u n o d e m o s q u e la c o m u n i d a d d e Q u m r á n n u n c a n o m b r a al p e r s o n a j e p o r ella
de los doce. Es significativo q u e t a n t o S c h n a c k e n b u r g como B r o w n , q u i e n e s h o n r a d o como M a e s t r o de Justicia (posible f u n d a d o r y s u m o m a e s t r o del
c o m e n z a r o n identificando al discípulo a m a d o ( a u n q u e no al evangelista) g r u p o ) , a u n q u e es s e g u r o q u e conocían su i d e n t i d a d .
como J u a n el hijo de Zebedeo, h a y a n c a m b i a d o de idea y c o n v e n g a n en la 65. Posibles r e f e r e n c i a s h a y en J n 19, 30: "Inclinó la cabeza y e n t r e g ó el
plausibilidad de que no f o r m a r a p a r t e de los doce, con los q u e se le h a c e e s p í r i t u " ; y en 19, 34: "Al i n s t a n t e salió [del costado p e r f o r a d o de J e s ú s ]
c o n t r a s t a r ( e s p e c i a l m e n t e en la persona de P e d r o ) . Cf S c h n a c k e n b u r g , On s a n g r e y a g u a " (si se lo i n t e r p r e t a a la luz de 7, 38-39: "De d e n t r o de él
the origin, 239: " T e n e m o s en el discípulo a m a d o a la a u t o r i d a d t r a s el círculo fluirán ríos d e agua viva. Dijo esto del E s p í r i t u q u e iban a r e c i b i r los q u e
en él c r e y e s e n " ) .
206 La madre de Jesús en el evangelio de Juan La madre al pie de la cruz 207

A la luz de esta forma de pensar, se ha sugerido que discipular de la escena bien puede ser más plausible que
la nueva relación materno-filial proclamada por Jesús <* en algunas entre las que ahora expondremos (simbolismos no
Jn 19, 26-27 refleja la sustitución de su familia natural por forzosamente contrarios al primario, basado en la familia
una familia de discípulos, la familia escatológica de que discipular, y más bien secundarios y complementarios).
hablamos en Me 3, 31-35. Vimos que, en sentir de Me, los Primero entre los que sugieren como simbolismos
miembros de la familia física no están entre los que Jesús complementarios está una interpretación hecha famosa
señala como su familia escatológica de discípulos, es decir, por Bultmann 69: "La madre de Jesús, perseverante junto
de los que dice "¡He ahí a mi madre y a mis hermanos!". a la cruz, representa al cristianismo judaico, que supera
Le 8, 19-21, sin embargo, modificó el tenor de la escena, el escándalo de la crucifixión. El discípulo amado repre-
incluyendo a miembros de la familia física en la de los senta al cristianismo gentil, urgido para que honre al
discípulos: "Madre y hermanos míos son quienes oyen la judaico como a madre de la que procede, parejamente a
palabra de Dios y la ejecutan". Conozca o no la escena como se urge al cristianismo judaico para que se sienta
marcana, también Jn altera la visión de Me en el sentido «en casa» dentro del gentil". Aunque atrayente, esta con-
de Le. El desaire a María en Cana y la cuidada distinción cepción se enfrenta a dificultades casi insuperables. Más
entre madre-hermanos y discípulos en Jn 2, 12 armonizan y más estudiosos convienen en que el cristianismo joaneo
con el tema marcano; mas desde la cruz, Jesús otorga a su tiene orígenes judaicos, y no gentiles 70 . Hay, pues, poco
madre física una función espiritual en cuanto madre del que recomiende la tesis de Bultmann, en la que el discí-
discípulo por excelencia, quien en cuanto hijo de ella, pulo amado representa al cristianismo gentil, debilidad que
desempeñará asimismo una función. Emerge así una rela- hace dudosa la representación del cristianismo judaico por
ción de familia en términos de discipulado. Como en Le, María. Algo podría tal vez rescatarse si postulásemos que
la madre física de Jesús satisface al criterio de la familia la madre represente a Israel, queriendo Jn decirnos que lo
escatológica; no así sus hermanos físicos (7, 1-10 —donde Jn válido en Israel ha pasado al cristianismo, donde halla un
discrepa de Le). Sustituye a éstos el discípulo amado, nin- hogar, en contraposición a la sinagoga de "los judíos" 7 1 .
gún pariente natural, sino alguien especialmente querido. O bien podría pretender J n que lo más auténtico en el
Esta interpretación no está exenta de dificultades. No se historial familiar de Jesús pasó al cristianismo joánico, y
dice "hermano" en 19, 26-2767, por lo que la fraternidad no al que preconizan los hermanos de Jesús (¿en especial
es sólo deducción lógica de que la madre de Jesús tiene Santiago?), quienes nunca creyeron en él. Semejante sig-
un nuevo hijo. Además, el que María vaya a tener una nificado se habría hecho más fácil, si María practicó el tipo
función perpetua en cuanto discípula, no hace plena jus- de cristianismo estimado por Jn, y no el que se asociaba
ticia a la declaración de Jn, "y desde aquella hora la acogió con Jerusalén y Santiago 7 2 . Pero tal teoría es poco más
el discípulo entre los suyos" 68 . Aun así, la interpretación que una sospecha.

66. No h a y a c u e r d o e n t r e los estudiosos en c u a n t o al c o n t e n i d o e x a c t o de a b a n d o n a d o el Calvario i n m e d i a t a m e n t e a n t e s de m o r i r J e s ú s . (Parece e s t a r


la f ó r m u l a "He ahí a tu hijo... He ahí a tu m a d r e " . B a r r e t t , Gospel, 459, y p r e s e n t e d e s p u é s q u e J e s ú s ha m u e r t o en 19, 35). P u e d e significar "desde
D a u e r , Das Wort. 81, la c o n s i d e r a n f ó r m u l a de adopción. Mas las f ó r m u l a s e n t o n c e s en g e n e r a l " , o a u n d e s d e "la h o r a " de la glorificación de J e s ú s . "En
d e adopción h a l l a d a s en la E s c r i t u r a se a t i e n e n g e n e r a l m e n t e al m o d e l o "tú su p r o p i e d a d " q u i e r e p r o b a b l e m e n t e decir "en su p r o p i a casa", como en Est
e r e s " , p o r e j e m p l o . Sal 2, 7: "Tú e r e s mi hijo; yo te h e e n g e n d r a d o h o y " 5, 10; 3 Mac 6, 27; Hech 21, 6. De n u e v o , sin e m b a r g o , no s e a m o s d e m a s i a d o
(asimismo 1 S a m 18, 21; T o b 7, 12); y no h a y p a r a l e l o preciso en el q u e la literales y p e n s e m o s q u e el discípulo a m a d o t e n í a casa en J e r u s a l é n . d o n d e
m a d r e sea la p r i m e r a i n t e r p e l a d a . Otra posibilidad es la de v e r en la f ó r m u - recibió a María. La frase e n c i e r r a la c o n n o t a c i ó n de c u i d a d o .
la de J n un e j e m p l o de u n modelo d e revelación s e ñ a l a d o p o r M. de Goedt,
N T S 8 (1961-1962) 142-150, p r i n c i p a l m e n t e c u a n d o u n m e n s a j e r o de Dios dice 69. B u l t m a n n , Das Evangelium des Johannes, 521.
de ia p e r s o n a a q u i e n ve " H e ahi [ i d e j " , a lo q u e h a c e siga u n a descripción 70. Cf. J. L. M a r t y n , en L'évangile de Jean: sources, rédaction, théologle,
q u e p e n e t r a la misión de esa persona. Ejemplos son J n 1, 29. 36, "He ahí al G e m b l o u x 1977, 149-175; G. Richter, r e s u m i d o p o r A. J. Mattill, TS 38 (1977)
c o r d e r o de Dios"; y 1, 47, "He ahi a u n v e r d a d e r o israelita". 294-315; R. E. B r o w n , Int 31 (1977) 379-393.
71. Así R. H. S t r a c h a n , Fourth gospel, 319. J n p a r e c e e m p l e a r f a v o r a b l e -
67. Esto h a c e dudosa la p r e t e n s i ó n de Dauer, p a r a q u i e n el fin p r i n c i p a l m e n t e el t é r m i n o " I s r a e l " (1, 31. 50; 3, 10; 12, 13), a u n q u e en g e n e r a l e m p l e a
d e la escena es a c e n t u a r la i m p o r t a n c i a del discípulo a m a d o , como se ve en d e s f a v o r a b l e m e n t e "los j u d í o s " .
el h e c h o de q u e J e s ú s le eleve al r a n g o de v e r d a d e r o h e r m a n o s u y o . 72. Cf. supra, nota 39. El h i n c a p i é q u e J n h a c e sobre la i n d e p e n d e n c i a
68. Esta f ó r m u l a no d e b i e r a t o m a r s e d e m a s i a d o a la letra. No t i e n e q u e e n t r e la función de María y su m a t e r n i d a d física p u e d e q u e polemice contra
significar "desde a q u e l m i s m o i n s t a n t e " , como si el discípulo a m a d o h u b i e s e
208 La madre de Jesús en el evangelio de Juan La madre al pie de la cruz 209

El simbolismo acabado de examinar debe habérselas mujer que alumbra al nuevo pueblo (Is 49, 20-22; 54, 1;
con la última frase de 19, 26-27, "Desde aquella hora el 66, 7-8). Pero J n no muestra interés por una madre de
discípulo la acogió entre los suyos", es decir, en cuanto Jesús con derechos maternos sobre el mesías, pues el Jesús
que carga el acento sobre la acogida o cuidado de la madre joaneo es el mesiánico Hijo de Dios, no por su nacimiento
por parte del discípulo-hijo. Otra interpretación metafórica terrenal de María, sino por su preexistencia celeste junto
desplaza el acento hacia algo que Jn no menciona: el al Padre. Significa que no interesan al evangelista las po-
cuidado del hijo por parte de la madre. En escritos ecle- sibilidades simbólicas de María en cuanto Israel que alum-
siásticos posteriores, que penetran en el moderno catoli- bra a Jesús; pero puede le interese el simbolismo de un
cismo, se recurre a esta escena para fundamentar la ma- Israel que alumbra a la comunidad cristiana76 por el dis-
ternidad espiritual de María, o para que María aparezca cipulado y la acogida de Jesús. Si el discípulo amado era
como madre de los cristianos ". A María fuele denegado el modelo especial de los cristianos joánicos, y éstos tenían
en Cana un papel salvífico para el período del ministerio; orígenes judíos, Jn vería entonces a Israel como verdadera
ahora que Jesús es glorificado, ocupa María su puesto en madre del cristianismo judaico (joaneo); entre esos judeo-
la historia de salvación. Esta interpretación tropieza con la cristianos tendría su hogar la genuina herencia de Israel.
dificultad adicional de que 19, 25-27 requiere que se trate Se ha invocado Ap 12, 1-5. 17 en apoyo de este simbolis-
a la madre de Jesús individualmente, mientras que el dis- mo. La "mujer" que allí aparece, circundada de sol, luna
cípulo amado pasa a ser símbolo general de todo cristiano. y doce estrellas (como en el simbolismo de Gen 37, 9, rela-
Un modelo simbólico ordinario trataría a una y a otro, ya tivo a Jacob/Israel y los doce hijos de los que proceden
como individuos, ya como entidades más amplias. Una va- las tribus) alumbra a un niño mesiánico; sobrevive después
riante mejor a esta aproximación (atestiguada desde muy que ese niño es arrebatado para que aparezca "ante Dios
antiguo, ante todo por Orígenes) es tratar a la madre de y su trono", y vive ulteriormente en la tierra con su prole
Jesús como símbolo general de la iglesia, de forma que Je- (semilla), que forman los discípulos cristianos ("los que
sús la deje por madre de los cristianos 7 4 . Es una interpre- guardan los preceptos de Dios y dan testimonio de Jesús").
tación que hace alguna justicia al "he ahí a tu hijo... he Ap 12, pues, parece apelar al simbolismo de una mujer
ahí a tu madre", pero deja planteado el problema de por que se presenta como Israel, madre del mesías y de los
qué la última frase inculca en los cristianos la solicitud discípulos cristianos {infra, cap. 8).
para con la iglesia, más bien que a la inversa. En relación con lo dicho está también el posible simbo-
Una síntesis de las mejores ideas contenidas en estos lismo María/Eva en Jn 19, 25-27. Nos referíamos a él con
variados simbolismos puede hacerse como sigue. Sabemos motivo de la escena de Cana 77 . Estriba ante todo en que
que los primitivos cristianos leían ciertos pasajes proféticos la mujer de Ap 12 es hostilizada por el dragón, idéntico,
relativos al nacimiento de un rey davídico (cf. Is 7, 14) según 12, 9, a la antigua serpiente del relato genesíaco.
como referencia al nacimiento o advenimiento de Jesús. Según Gen 3, 15, habrá enemistad entre la serpiente y la
Hay otros pasajes del AT 7 5 donde Israel o Sión es una "mujer", entre la semilla (prole) de la serpiente y la se-

la i m p o r t a n c i a a t r i b u i d a a los h e r m a n o s , q u e i n v o c a n su relación física con


J e s ú s . (Para la precisa relación física de estos " h e r m a n o s " con J e s ú s y María, algo en lo alegórico, p e r o su a r t í c u l o t r a t a d e t a l l a d a m e n t e pasajes a los q u e
cf. la cuestión de h e r m a n o s y h e r m a n a s en cap. 4, 112). a t a ñ e n d i v e r s a s discusiones en t o r n o al simbolismo j o a n e o .
73. Cf., p o r ejemplo, D. U n g e r , The meaning of John 19, 26-27 tn the Ught 76. P a r a c o m p l e t a r J n 19. 25-27 t r á e s e con frecuencia a c u e n t o J n 16,
oí papal documents: M a r i a n u m 21 (1959), 186-221. Los católicos d i s t i n g u i r í a n 17-22, d o n d e J e s ú s d i r i g i é n d o s e a sus discípulos, c o m p a r a su partida por la
hoy m e j o r e n t r e lo que e n s e ñ a n la iglesia y la E s c r i t u r a sobre esta cuestión. m u e r t e y vuelta t r a s la r e s u r r e c c i ó n a u n a " m u j e r " q u e e x p e r i m e n t a p e n a
P u e d e n a c e p t a r la m a t e r n i d a d e s p i r i t u a l de María sin r e i v i n d i c a r su e n - m i e n t r a s sufre los dolores del p a r t o , p e r o se alegra al n a c e r su hijo. Cf. su-
señanza p o r la E s c r i t u r a . pra, n o t a 22.
74. T. K o e h l e r d o c u m e n t a bien la historia de esta e x é g e s i s : Les princi- 77. En Cana y al pie de la cruz son las dos únicas e s c e n a s joánicas d o n d e
pales interprétations traditioneiles de Jn 19. 25-27 pendant les douze prerniers a p a r e c e la m a d r e de J e s ú s ; en a m b a s se la i n t e r p r e t a como "mujer"; en
siécles: E t u d e s m a r i a l e s 16 (195U) 119-155. Cf. infra. cap. 9. Cana a ú n no ha llegado la h o r a ; en la cruz la h o r a ha llegado (13, 1).
75. Cf. A. K e r r i g a n , Jn 19, 25-27 in the Ught of Johanine theology and Cf. en McHugh, Mother, 361-387. u n e x a m e n del i n t e n t o d e F.-M. B r a u n p o r
the oíd testament: A n t o n i a n u m 35 (1960) 396-416. El m é t o d o de K e r r i g a n raya r e l a c i o n a r a m b a s e s c e n a s m e d i a n t e el motivo de Eva.
210 La madre de Jesús en el evangelio de Juan

milla (prole) de la mujer. Si la madre de Jesús, a la que 8


el evangelista llama "mujer", es una Eva simbólica, éste
sería para ella el momento de convertirse en madre, con LA MUJER DE Ap 12 *
una semilla (prole), el discípulo cristiano; y habría luego,
en el lenguaje de Ap 12, 17, guerra entre el dragón/ser-
piente, por un lado, y la mujer y su descendencia por el
otro.
Ninguno de los simbolismos sugeridos puede probarse:
es posiblemente lo más que uno puede decir de ellos. En
su mayoría, el equipo convino en avenirse respecto a un
simbolismo primario de 19, 25-27; estribaría éste sobre el
discipulado, creador de una nueva relación familiar esca-
tolcgica con Jesús; no se comprometería con un simbolismo Apocalipsis es un término griego equivalente al latino
secundario, donde la madre de Jesús fuese Israel, Sión o "revelación"; ambos encierran la idea de "descubrir". Del
la nueva Eva 78. La invocación de Ap 12 (que examinará primer vocablo deriva el que se denomine apocalíptico a
el capítulo siguiente) causó malestar a muchos en el grupo, todo un género literario en la Biblia'. Antes, pues, de aco-
pues distan mucho de estar claros el significado de ese meter el pasaje de Ap posiblemente relativo a María,
capítulo y su relación con María. Aun cuando uno y otra importa situar toda la obra en el contexto general de las
fuesen claros, nadie nos aseguraría que el auditorio del de su naturaleza. Debemos asimismo revisar las variadí-
cuarto evangelio estuviese familiarizado con el Apocalip- simas interpretaciones que se le han dado. Una y otra
sis, obra cuya relación con el pensamiento joáníco se pone consideración harán explicable nuestra cautela ante cual-
en entredicho 7 9 . Reconocemos, sin embargo, que algunos quier propuesta de haber definitivamente interpretado
especialistas ven en 19, 25-27 alguno de esos simbolismos Ap 12.
complementarios, así como la dificultad de establecer con
certidumbre los límites del simbolismo joánico. En el pe-
ríodo inmediatamente posterior al NT se atribuyó a María
mucho simbolismo, por ejemplo, de la iglesia, de Eva. Es-
tuviese o no en la mente del cuarto evangelista, su propio
tratamiento simbólico de María desencadenó un proceso I. OBSERVACIONES GENERALES A LA APOCALÍPTICA Y AL
que continuaría. 8 0 APOCALIPSIS

78. Dijimos ya q u e u n o de nosotros a d j u d i c a al e v a n g e l i s t a la inclusión 1. El género llamado "apocalíptico"


de ese s i m b o l i s m o s e c u n d a r i o . Otro sostenía la i n t e r p r e t a c i ó n simbólica Ma-
r í a / I s r a e l / E v a a nivel canónico, es decir, no en c u a n t o e x p r e s a m e n t e q u e r i d o
por el e v a n g e l i s t a , sino en c u a n t o p o t e n c i a l m e n t e realizado c u a n d o , en el
NT, J n se u n i ó a Le 1 y A p 12.
Diversos libros bíblicos muestran semejanzas con ciertos
79. Cf. infra. cap. 8, n o t a s 31, 35. aspectos de Ap, por ejemplo, Is 24-27. 34-35 y Dan; otro
80. D i g a m o s p a r a c o m p l e t a r , q u e en a l g u n a s t r a d i c i o n e s p o s t e r i o r e s se tanto acontece con algunas obras no canónicas (1 Enoc,
r e p r e s e n t ó a María m a d r e de J e s ú s como p r e s e n t e en la visita a la t u m b a
q u e refiere J n 20, 1-18. El t e x t o g e n u i n o de J n 20, 1 h a b l a de "María M a g -
dalena", p e r o el códice sinaítico de la a n t i g u a versión siríaca o m i t e " M a g d a -
lena" en 20, 1 y 18, y c o n t i e n e sólo "María". Desde la época del Diatessaron
de T a c i a n o (siglo II) a l g u n o s p a d r e s d e la iglesia, e s p e c i a l m e n t e los q u e e s -
c r i b í a n en siríaco, t o m a n a esta M a r í a p o r la m a d r e de J e s ú s , p o r e j e m p l o , * J. A. F i t z m y e r m o d e r ó el d e b a t e en t o r n o a e s t e capítulo, c u y o b o r r a -
Efrén, S o b r e el Diatessaron, 21. 27; CSCO 145 ( A r m e r i o 2). 235-236. Loisy d o r r e d a c t ó R. H. Fuller. Los datos de Ap 12 o c u p a r o n media sesión (no-
e s t i m ó dicha i n t e r p r e t a c i ó n como p o s i b l e m e n t e original, m a s no t i e n e hoy v i e m b r e de 1976) del e q u i p o .
día s e g u i d o r e s . En la a n t i g ü e d a d i m p o r t a b a corno p a r t e d e u n a t r a d i c i ó n 1. Un género afecta a un c o n j u n t o d e escritos, m a r c a d o s por u n a s r e i -
m á s amplia, s e g ú n la c u a l J e s ú s h a b í a s e a p a r e c i d o a su m a d r e en p r i m e r t e r a d a s c a r a c t e r í s t i c a s , f o r m a n d o u n reconocido y c o h e r e n t e tipo de lite-
lugar; t r a d i c i ó n p r i v a d a sin f u n d a m e n t o bíblico a l g u n o . r a t u r a . Cf. J. J. Collins. / I p o c a í y p s e . 359.
Observaciones generales a la apocalíptica 213
212 La mujer de Ap 12

tica con profetas 2 y sapienciales ': a cuáles sea más afín


2 Baruc, 4 Esdras): conjunto literario que data de los si-
y de cuáles derive. Hasta detectan algunos en la apoca- •
glos que inmediatamente preceden y siguen al comienzo
líptica fuerte influjo exterior a Israel, por ejemplo, del
de nuestra era. Señalaremos dos entre los rasgos literarios
determinismo, dualismo y demonología persas, de la astro-
que caracterizan a semejantes obras. Primero, hay habi-
logia babilónica, de la mitología griega. Muy relacionado
tualmente un marco en el que un vidente recibe en sueños
con esta cuestión se discute si ciertas obras del siglo V
una revelación, visión o indicación angélica. Contiene esa
precristiano (Ez, Zac) pueden llamarse "apocalípticas", o
comunicación, en general, una realidad trascendente, por
al menos "protoapocalípticas". Esos debates no afectan
ejemplo, lo que acontece en uno o varios cielos, junto con
m a y o r m e n t e 4 a nuestro examen de Ap 12, aunque nos
lo que acontecerá en el futuro o al final de los tiempos.
previenen de que es arriesgado estudiar dicho capítulo
Con frecuencia verá el vidente a un mismo tiempo acon-
aisladamente de otras, y aun anteriores, formas de la apo-
tecimientos en el cielo y en la tierra, tanto presentes como
calíptica.
futuros; ambas categorías de acontecimientos se corres-
ponderán, de suerte que la narración podrá atender a una
y otra de una forma curiosa. Segundo, es típico el exube-
rante empleo de imágenes simbólicas (mujeres, animales, 2. Varias interpretaciones del Apocalipsis
monstruos, trompetas, vasos) y números (cuatro, siete, doce, Siendo de por sí ya muy compleja la literatura apoca-
etc.). Un mismo conjunto de acontecimientos o personajes líptica, la oscuridad que envuelve a Ap es tan densa, que
puede describirse reiteradamente o recapitularse bajo di- ha dado lugar a las más opuestas interpretaciones en el
versas imágenes sucesivas. Esto nos previene contra su- curso de la historia cristiana, de las que será instructiva
puestas consecuencias lógicas entre una escena y la si- para el lector una breve revisión \ (1) Los escritos patrís-
guiente, o la precipitada atribución de un único significado ticos del siglo II (Justino mártir, Ireneo y otros) atestiguan
al simbolismo que encierra Ap 12. la interpretación más antigua; es quiliástica o milenarista,
La apocalíptica ostenta asimismo patrones comunes de y su clave los mil años que reinará Cristo en la tierra (Ap
pensamiento. Por ejemplo, la atmósfera apocalíptica ge- 20, 1-6). (2) En el siglo IV (por ejemplo Victorino de Pet-
neral es de tiempos adversos y persecución; de ahí que tau) cunde la interpretación recapituladora, que ve en vi-
la revelación apocalíptica tienda a concentrarse en la libe- siones similares (siete sellos, siete trompetas, siete copas),
ración que Dios va pronto a efectuar. El elemento de per- no una sucesión de acontecimientos en el curso progresivo
secución hace que el mundo se divida dualísticamente en de la historia, sino reiteradas descripciones, bajo diferentes
fuerzas buenas y malas; apoyan a las segundas entidades figuras, de unos mismos acontecimientos. La interpretación
diabólicas del otro mundo. La esperanza deriva de un de- recapituladora penetra en la temprana edad media, y os-
terminismo según el cual, Dios ha trazado todo el curso tentan aún elementos de ella algunos comentarios moder-
de la historia en la forma de un patrón fijo (a menudo nos 6 . (3) Cuando finaliza el siglo XII, especialmente en
numéricamente determinado y consignado ya en un libro).
Al término de ese patrón preestablecido concluye la his-
toria, son destruidas para siempre las fuerzas del mal, y 2. Como el vidente apocalíptico, se ha iniciado al profeta en los miste-
rios de la corte celestial. Pero la literatura profética, a diferencia de la
los buenos reciben su eterna recompensa. apocalíptica, se escribe a menudo como correctivo en los buenos tiempos
("buenos" en sentido naturalista y secular), más bien que en tiempos de
Aunque van generalmente juntos los rasgos literarios persecución; en general, el profeta ve además premio y castigo en un con-
distintivos y los patrones del pensamiento, no coinciden texto histórico prolongado, más bien que fuera de la historia.
3. Ciertos rasgos apocalípticos (patrones numéricos, elencos de objetos
los estudiosos en señalar el factor más importante para conocidos) aparecen en la tradición sapiencial.
diagnosticar la presencia de una "apocalíptica"; de ahí la 4. Cf. el estudio de estos puntos en Hanson, Dawn, 1-31.
5. Se hace mención de las principales interpretaciones, pero sin inten-
falta de acuerdo sobre la inclusión en dicha categoría de ción exhaustiva. Cf. además Goppelt, Theologie, 2. 511-514; Feuillet, Apo-
calypse, 11-21.
una literatura dotada de un factor y privada del otro. Hay 6. A. Y. Collins, Combat. 32-44 se pronuncia con fuerza por la recapitu-
también desacuerdo en cuanto a los nexos de la apocalíp- lación como clave del Apocalipsis.
214 La mujer de Ap 12 Interpretación de Ap 12 215

Joaquín de Fiore, Ap se interpreta como descripción de historia hermenéutica del libro indica que el significado
siete períodos de la historia de la iglesia en el mundo, por originariamente querido por su autor influyó tal vez poco
ejemplo, los tres primeros capítulos referirán la lucha de en los intérpretes anteriores al siglo XVIII. Realmente
los apóstoles contra los judíos; los cap. 4-7, la de los már- sólo ahora está llegando a ser una fuerza dominante en la
tires contra los romanos; a la época misma de Joaquín exégesis.
aplicábanse los cap. 15-17; en ñn, los últimos capítulos
harían referencia al futuro 7. Este tipo de interpretación,
sujeto a diversas revisiones según han transcurrido los
siglos, halla eco todavía hoy en algunos círculos cristianos.
II. INTERPRETACIÓN DE A P 12
(4) Producto de la Reforma, los teólogos protestantes ten-
dieron a ver en la iglesia romana a la mujer y a la bestia
de Ap 17, 9, prolongando algunas corrientes de la exégesis Antes de acometer la exposición del capítulo, vamos a
medieval adversa al papado. (5) En los siglos XVI (por diseñar el esquema global del libro.
ejemplo, F. Ribeira) y XVII, en parte como reacción cató-
lica, todo Ap se interpreta escatológicamente, es decir,
como predicción del fin del mundo y de las señales que a 1. Lugar que ocupa en el plan de Ap
él precederán. Elementos de esta interpretación subsisten
aún en muchos comentarios. (6) En el siglo XIX, con el No hay unanimidad entre los estudiosos respecto al plan
advenimiento de la crítica bíblica, Ap se interpreta en concebido por el autor en la composición de este libro;
términos de la historia contemporánea a su autor, cuyas algunos llegan a proponer que incorpora y yuxtapone dos
visiones se consideran trasunto de la persecución cristiana apocalipsis diferentes. Puede, sin embargo, prestarse aten-
del siglo I por parte de judíos y romanos. Este modo de ción a la tesis de que el cap. 12 pertenece a la segunda
interpretar, que ha llegado a hacerse dominante, se com- mitad del libro. Si se considera introductorios a los tres
bina a menudo con la idea de que Ap brinda a los cris- primeros capítulos, que contienen la visión inaugural y
tianos representaciones de valor permanente, sobre todo las siete cartas a las siete iglesias, muchos verían entonces
en tiempos de persecución. (7) Hacia el final del siglo XIX en los cap. 4-11 la primera parte de Ap, y en los cap. 12-20
(Gunkel, Bousset) se abre paso una interpretación de Ap la segunda, seguida de una conclusión (21-22) 8. Para que
muy dependiente del estudio comparado de las religiones: el lector se familiarice con lo que precede al cap. 12, el
se busca en el folklore, el mito o la astrología de otros contenido de los cap. 4-11 (la primera parte) puede redu-
pueblos el origen de las diversas figuras de Ap. Ciertos cirse al siguiente esquema:
elementos de esta interpretación son aceptados como fondo
por casi todos los comentaristas modernos, pero apenas cap. 4-5: Prefacio en el cielo, donde aparecen los sentados
ofrecen algo que ayude a descifrar el significado total del en tronos, el cordero y el rollo de los
libro. siete sellos.
Nuestra exégesis de Ap 12 se guiará en general por el cap. 6-11: El rollo de los siete sellos.
sexto modelo de interpretación: tras la narración con sus
imágenes y acción, hay una referencia a algo acontecido Se abren seis sellos (cap. 6).
en la reciente historia israelita y cristiana del siglo I. La
Interludio (cap. 7).
mayoría de los comentaristas convendrá en esa aproxima-
ción general; mas su aparición relativamente tardía en la
8. La conclusión haría entonces eco estructuralmente a la introducción
en los capítulos 1-3. Mas en cuanto al contenido, esa conclusión hace refe-
7. En esta interpretación el cap. 12 correspondía a la lucha de las órde- rencia al Todopoderoso y al Cordero, y responde al prefacio de la primera
nes religiosas contra los musulmanes en tiempo de las cruzadas. parte (capítulos 4-5).
216 La mujer de Ap 12 Interpretación de Ap 12 217

Se abre el séptimo sello (8, 1), dando lugar veces consecutivas bajo las figuras de los siete sellos, las
a que suenen las siete trompetas. siete trompetas y las siete copas. En favor de la recapitu-
Suenan seis trompetas (cap. 8-9) lación puede aducirse lo común de este rasgo en la apo-
calíptica y la semejanza de las siete copas (15-16) con las
Interludio (10, 1-11, 14). siete trompetas (8-9). Mas quienes propugnan la sucesión
de nuevos acontecimientos señalan en la segunda parte
Suena la séptima trompeta (resto del cap. 11), la presencia del dragón y de las dos bestias (cap. 13) que
para proclamar el triunfo de Cristo, quien representan a Roma, en contraste con su ausencia de la
reinará por siempre. primera parte. Según un análisis asimismo muy generali-
zado, una sucesión de diferentes hechos pediría que en la
Si se considera al cap. 12 como principio de la segunda primera parte se viese ya ejecutado el juicio de Dios sobre
parte, ¿qué relación tiene con cuanto precede? Puede en- los judíos, los cuales rechazaron a Jesús y han perseguido
tenderse como parte del prefacio a esa segunda parte, pa- a los cristianos (particularmente durante la rebelión y en
ralelo al de la primera (cap. 4-5); se desenvolvería en cielo la época que precede al 70); el juicio culmina con la en-
y tierra, a diferencia de su paralelo, que hace lo propio trega del atrio del templo a los gentiles (11, 12); contenido
sólo en el cielo. A continuación, los ángeles que aparecen de la segunda parte sería el presente y futuro juicio de
en el cap. 14 (una serie de siete, pero que el autor no los Dios sobre Roma y el culto imperial, culminando con el
cuenta) 9, las siete copas de los cap. 15-16, y el triunfo final fin del mundo.
de Cristo en los cap. 19-20; en fin, una situación muy pa-
recida a la de la primera parte. Para realce del paralelismo El que los estudiosos no puedan convenir en un punto
entre los cap. 4-5 y el cap. 12, podemos aducir la teoría tan fundamental como es, si nos hallamos ante una reca-
de que, así como el rollo de los siete sellos caracteriza al pitulación o más bien ante una sucesión, demuestra lo
cap. 5, del mismo modo debiera entenderse el cap. 12 como difícil de argüir partiendo del contexto, con miras a ob-
apertura un tanto retrasada del rollo menor mencionado tener el significado de Ap 12.
por primera vez en 10, 8-10. ,0
Pero aun cuando todo este paralelismo tiene alguna
plausibílidad, no está claro si la segunda parte en general, 2. Estructura de Ap 12
y en particular el cap. 12, recapitulan lo acontecido en
la primera (es decir, expresa en diferentes figuras los acon- Comencemos por traducir el pasaje:
tecimientos ya referidos), o más bien relata acontecimien-
tos nuevos, que históricamente suceden a los de la primera (') Y apareció una gran señal en el cielo, una mujer reves-
parte. De la teoría recapituladora parte un análisis muy tida del sol, con la luna bajo sus pies y en la cabeza una
generalizado, para el que todo lo contenido en los cap. 4-20 corona de doce estrellas. (2) Estaba encinta; y gritaba de
es autobiográfico, es decir, atañe a la vida eclesiástica bajo dolor por el parto, en la angustia de dar a luz. (s) Y apa-
reció otra señal en el cielo: he aquí un gran dragón rojo,
Domiciano (81-96) M; los acontecimientos se exponen tres con siete cabezas y diez cuernos, y en las cabezas siete
diademas. (4) Su cola barría la tercera parte de las estrellas
del cielo y las lanzaba a la tierra. Y el dragón se puso frente
9. En cualquier esquema del Apocalipsis ha de reconocerse que los
patrones numéricos de la segunda parte son menos precisos que los de la
primera. domiciana sería la pretensión de estar escribiendo antes, aunque el autor lo
10. Cí. A. Y. Collins, Combat, 21-28. hiciese en dicha época, fingiéndose, por ejemplo, en la de Vespasiano;
11. Según una declaración (¿de Papías?) que cita Ireneo. Adversas hae- frecuente fenómeno en la apocalíptica. Clave de esta tesis es cierta inter-
reses, 5. 30, 3, "el Apocalipsis se reveló no hace mucho, casi en nuestra gene- pretación de los siete reyes en 17, 10-11 que se propone. Los cinco que han
ración, cuando concluía el reinado de Domiciano". Los comentaristas se atie-
nen mayormente a esta datación en los años 90. aunque se propone de vez caído serían Augusto. Tiberio, Calígula, Claudio y Nerón: el que es sería
en cuando una fecha anterior dentro del mandato de Nerón (54-68); cf. Vespasiano (69-79), el que va a venir y sólo durara un poco seria Tito (79-81).
J. A. T. Robinson, Redating, 221-253. Variante de importancia en la datación y el octavo que forma parte de los siete sería Domiciano, o el Ñero redi-
vivus. Un estudio más pleno de la datación en Kümmel. Introduction, 466-469
(ed. orig.: Einleitung in das NT, "1978).
218 La mujer de Ap 12 Interpretación de Ap 12 219

a la mujer que iba a dar a luz un niño, para devorarlo


apenas hubiese nacido. (s) Ella dio a luz un hijo varón, que v. 13-17: Escena III, en la tierra, con el dragón, la
regirá a las naciones con férrea vara, pero el 6niño fue arre- mujer y el linaje de ésta por personajes.
batado y llevado a Dios y ante su trono. ( ) Y la mujer
huyó al desierto, donde Dios tiene dispuesto un lugar para No es fácil discernir la relación entre las escenas, y la
ella, en el que va a ser alimentada por espacio de mil dos-
cientos sesenta días. dificultad gira mayormente en torno a la escena II. Como
la escena I muestra el nacimiento del niño que, arrebatado
C) Estalló entonces la guerra en el cielo, luchando Miguel
y sus ángeles contra el dragón: lucharon también el dragón y al dragón, es llevado ante Dios, se hubiese esperado que
sus ángeles, 9(s) mas fueron derrotados, y el cielo ya no les ese niño, una vez crecido, fuese el adversario que (en la
dio cabida. ( ) Y fue expulsado el dragón, esa antigua ser- escena II) expulsara del cielo al dragón. La gesta es en
piente, llamada diablo y Satanás, que engaña al mundo cambio llevada a cabo por Miguel, que aparece repenti-
entero; fue arrojado a la tierra, y con él lo fueron sus án-
geles. (">) Y oi una fuerte voz en el cielo que decía: namente. Esto conduce a que muchos sugieran que se han
unido aquí dos relatos diversos, y que la escena II se in-
"Ahora han llegado la salvación y el poder serta en la narración originariamente separada de las es-
y el reinado de nuestro Dios
y la autoridad de su Cristo, cenas I y III. Si se mira a los versículos 6 y 13a como
pues ha sido echado el acusador de nuestros hermanos, adiciones redaccionales destinadas al ajuste de la inser-
que los acusa día y noche ante nuestro Dios. ción, la transición de 1-5 a 13b-17 será efectuada con rela-
(") Y le han vencido por la sangre del cordero tiva suavidad. I2
y por la palabra de su testimonio,
pues no amaron sus vidas, sino que se expusieron a la Sea comoquiera, las actuales tres escenas narrativas
muerte. plantean una dificultad similar a la planteada por Ap en
¡ C2) Regocijaos, pues, cielos, su conjunto: ¿se suceden en verdad hechos nuevos de una
y los que en ellos moráis! a otra escena, o estamos ante una recapitulación y, bajo
Pero ¡ay de vosotros, tierra y mar,
pues a vosotros ha bajado con gran cólera el diablo, figuras nuevas, leemos acontecimientos ya relatados? ¿Es,
sabedor del escaso tiempo que a él resta!". por ejemplo, la escena II otra versión de lo acontecido en
(I3) Y cuando vio el dragón que había sido echado a la tie- escena I? La respuesta sería más fácil si las escenas estu-
rra, persiguió a la mujer que había dado a luz el niño. (M) viesen mejor localizadas. Cierto, en la escena III, están en
Mas fueron dadas a la mujer dos alas del águila grande, para la tierra tanto el dragón como la mujer. La escena II re-
que huyese de la serpiente al desierto, al lugar donde va a fiere que el dragón comienza en el cielo, para terminar
ser alimentada por tiempo, y tiempos, y medio tiempo. (I5)
La serpiente arrojó agua por la boca como un rio en pos arrojado a la tierra, mas en parte ninguna se nos refiere
de la mujer para que su corriente la arrastrase. (I6) Pero cómo bajó a la tierra la mujer, que ha comenzado en el
fue la tierra en ayuda de la mujer, abrió nsus fauces y sorbió cielo. Muchos intérpretes presumen que está ya en la tie-
la corriente lanzada por las del dragón. ( ) Airóse entonces rra, cuando da a luz al niño en la escena I ". Significaría
el dragón contra la mujer y fue a guerrear contra el resto
de su linaje, los que guardan los preceptos de Dios y dan que, tanto la escena I como la II, comienzan en el cielo
testimonio de Jesús. Y se detuvo en la arena del mar. y terminan en la tierra, suscitando la posibilidad de que
la escena II recapitule la I. Mas se argüirá que, por ser
Como insinúa el espaciamiento de la traducción, hay paralelas, ninguna de las dos escenas recapitula a la otra:
en la narración tres secciones diversas: la primera refiere que la mujer baja del cielo para alum-

v. 1-6: Escena I, en el cielo, con la mujer, el dragón


y el niño por personajes. 12. V. 13b diría entonces: "El dragón persiguió a la mujer que habla dado
a luz a un niño varón".
v. 7-12: Escena II, que comienza en el cielo, pero 13. Refuerza esta posición el v. 6 con su mención del desierto, pues en
el v. 14 el desierto está claramente en la tierra. El argumento del v. 6 no
desciende a la tierra, y tiene como personajes debe descartarse aduciendo su carácter redaccional. destinado a unir la es-
cena primera con la tercera, pues el autor de la obra habría suministrado
a Miguel y al dragón. entonces el eslabón; y es de interés para nosotros si éste quiso que la pri-
mera escena implicase a la tierra lo mismo que al cielo.
220 La mujer de Ap 12 Interpretación de Ap 12 221

brar al hijo en la tierra; la segunda cuenta cómo cae el perciben en el relato de Ap un reflejo, aunque distante,
dragón a la tierra desde el cielo; la tercera relata lo que de este mito guerrero, sospechan también un paralelismo
acontece en la tierra. La oscuridad crea aquí un serio pro- más claro, cuando no figuraba aún en el pasaje la sección
blema a nuestros fines, pues si el nacimiento tiene lugar de la escena II que atañe a Miguel: el dragón sería en-
en el cielo, decrece mucho toda posible referencia a María. tonces expulsado del cielo por el hijo de la mujer que
había sido conducido ante Dios. Pero aun en la actual for-
ma de Ap, claramente es Cristo quien inflige al dragón
3. Posibles fuentes de las figuras y de la narración la última derrota en 21, 7-10.
Aunque tal mito haya suministrado el motivo guerrero
Antes de averiguar qué propósito tenía concebido el a Ap 12, nos interesa precisar más todavía el fondo del
autor de Ap, examinemos brevemente el posible trasfon- capítulo en cuanto a detalles y símbolos. Los más impor-
do de sus materiales. Subyazcan o no al cap. 12 dos relatos, tantes pueden catalogarse como sigue:
puede que el material de la escena II no tenga el mismo (a) El dragón de siete cabezas y diez cuernos, corona-
origen que el resto del capítulo. La batalla celeste de dos por siete diademas (12, 3) evoca la descripción danié-
Miguel y sus ángeles contra el dragón en los versículos lica de la bestia de diez cuernos (Dan 7, 8. 20. 24). Es el
7-9 '" tiene ciertamente por fondo un mito judío en el que cuarto y peor de los imperios mundiales que han perse-
caen del cielo los ángeles malos, como bajo diversas formas guido a los judíos, el reino sirio o seléucida, en cuyo origen
lo refieren Gen 6, 1-4; 1 Enoe 6-19; Jubileos 5; Adán y Eva está el general griego de Alejandro Magno. De manera
12-17. Puede que influya en particular sobre Ap la batalla análoga relaciona Ap al dragón con las dos bestias que
entre Miguel (ángel guardián de Israel) y el ángel guar- representan la autoridad y religión romanas en el cap. 13.
dián de Persia, enemigo de Israel, en Dan 10, 13. 20; 12, 1-2. (b) Según Ap 12, 9 el dragón es idéntico a la antigua
Más importante para nuestros fines es la pelea entre el serpiente (de Gen 3) n . Significa que la lucha del dragón
dragón y la mujer que alumbra al regio niño en las escenas con la mujer y su linaje puede tener por objeto la evoca-
segunda y tercera. Es muy plausible su relación con el ción de las palabras dirigidas a la serpiente en Gen 3, 15:
antiguo mito del combate contra el monstruo ofídico, cual "Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu semilla
lo atestiguan la Biblia y las culturas que circundaban a y la suya; ella [la semilla] herirá tu cabeza y tú herirás
Israel 15 . Los rasgos comunes del mito en su versión com- su talón" l8. En 2 Cor 11, 13 (posiblemente también en Rom
pleta incluyen un poder maligno, representado por un 16, 20) el cristianismo se muestra consciente de la pugna
dragón o serpiente, que ataca a un joven dios y lo derrota, entre Eva y la serpiente.
instaurando así el reino del mal. Sin embargo, gracias a (c) El hijo varón de Ap 12, 5 que "regirá a todas las
una mujer, que deshace la obra del dragón, el dios recobra naciones con férrea vara" hace eco a la descripción del rey
la vida, para emprender la batalla final con el dragón, davídico en Sal 2, 9; y sabemos que el Sal 2 (especialmente
vencer al mal y establecer el propio poderío 16. Quienes v. 7) es a menudo empleado por el NT en relación al Mesías
(Le 3, 22; Hech 13, 33, etc.). El volver a usar esta misma
descripción y aplicarla al "Verbo de Dios" en Ap 19, 15
14. El himno de los versículos 10-12 puede tener una procedencia dife- nos cerciora de que el autor quiere referirse aquí a Cristo.
rente del resto de la segunda escena, pues hace referencia a la victoria
sobre el "Acusador de nuestros hermanos" por la sangre del cordero. Es
grande el contraste con la victoria de Miguel sobre la serpiente.
15. Cf., por ejemplo. Is 27, 1. Se estudian a fondo los posibles paralelos
en A. Y. Collins, Combat, 61-71. Ve ella el paralelo más afin en el relato
griego de la victoria de Apolo sobre Pitón con la ayuda de Letona. Entre expulsado de la ciudad y llevado a un lugar desierto, donde es alimentado;
otros que suponen la influencia del mito no judaico están Vogtle, Mythos en busca de él fueron demonios y aun dragones.
399-400; Lohse, Offenbarung, 68; Caird, Revelation, 147-148. 17. Si se sienta una fuente tras de este capitulo, más probable sería que
16. El Apocalipsis de Adán procedente de Nag Hammadi da muestras de la identificación del dragón como "la serpiente antigua que se llama Diablo
ser obra gnóstica con fondo judaico de los siglos primero o segundo. Hay y Satán" en 12, 9 es obra del autor de Ap, pues esa designación reaparece en
en V, 78-80 una serie de mitos sobre el iluminador: alimentado en los cielos, 20, 2 (cuya fuente difícilmente es la misma que subyace al cap. 12). Signifi-
bajó al seno de su madre y del agua (cf. Ap 12, 15-16), con su madre fue caría que el propio autor quiso subrayar la referencia genesíaca.
18. Cf. supra, cap. 2, nota 26.
222 La mujer de Ap 12 Interpretación de Ap 12 223

(d) La mujer que aparece "revestida de sol, con la 4. Significado primario de Ap 12


luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas en su
cabeza" (Ap 12, 1) evoca el sueño de José en Gen 37, 9, Globalmente el autor de Ap quiere asegurar a sus lec-
donde el sol es Jacob/Israel, Raquel es la luna, y las doce tores la victoria última en tiempos de persecución. Cuadra
estrellas son los hijos de Jacob, que fundarían las tribus al fin general la historia del dragón y la mujer: el dragón
de Israel. [l> no puede devorar al niño; la mujer y su linaje reciben en
(e) La mujer que grita por los dolores del parto, en el desierto la protección de Dios contra el dragón. Ahora
la angustia de dar a luz (Ap 12, 2), puede estar diseñada bien, ¿qué intenta el hagiógrafo con el símbolo de la mu-
para que evoque las descripciones del pueblo de Israel jer? Como muy pocos intérpretes verán hoy una referencia
o Sión como parturienta (Is 26, 17; 54, 1; 66, 7-9; Miq 4, 19). primaria o exclusiva a María, pospondremos momentánea-
Los dolores de parto son los tiempos confusos que intro- mente esa cuestión, e inquiriremos sobre la que una ma-
ducen la era mesiánica. Se ha llamado particularmente la yoría de autores considera referencia primaria, a saber, el
atención sobre el pasaje de un rollo de Qumrán: describe pueblo de Dios (Israel, la iglesia, o uno y otra). 2 I
éste a una parturienta que da a luz a un admirable conse- Para Adela Collins, subyacen a Ap 12 fuentes judías;
jero (designación del príncipe davídico en Is 9, 6); con- sostiene ella, pues, que sólo a nivel judío tiene sentido la
junta va la referencia a una mujer encinta de un áspid narración. Esta concierne al nacimiento del mesías, no a
o víbora (1 QH 3, 7-10. 12), pero nada indica oposición entre su muerte; también de su vida y hechos falta todo dato; su
esa víbora y la mujer, por lo que no puede saberse si está función mesiánica parece en realidad proyectada hacia el
el simbolismo qumránico en el trasfondo de Ap. 2 0 futuro, implícitamente cuando haya crecido; nada de lo
(f) El motivo de la mujer en el desierto, de Ap 12, 6. cual hace posible u n origen cristiano 2 2 . Admite sin em-
14 tiene como probable destino recordar a Israel y el éxodo. bargo que, independientemente de cuál haya sido su ori-
La historia del éxodo demuestra ciertamente cómo ha gen, la narración, cual la presenta Ap, se sitúa ahora en
protegido Dios a Israel en el desierto, y aun le ha alimen- un contexto cristiano.
tado en él (cf. Ap 12, 14 y Ex 16, 4-17); la mujer trans- Esta teoría esclarece algo sugerido ya con vigor por el
portada por "las alas del águila grande" (Ap 12, 14) re- trasfondo, como demostraba la sección anterior (en espe-
cuerda las palabras de Dios a la casa de Jacob/Israel en cial los apartados d - f), y es que muy probablemente la
Ex 19, 4: "Te he llevado sobre alas de águila" (asimismo mujer encarna a Israel, pueblo de Dios en el AT; la adap-
Dt 32, 11-12). tación cristiana del símbolo hace que, dado a luz el niño
(g) El "tiempo, y tiempos, y medio tiempo", de Ap mesiánico, la mujer se convierta en la iglesia, pueblo de
12, 14 hace eco a Dan 7, 25, donde los santos del Altísimo Dios en el NT 2 3 . Principal objeción a esta teoría es que se
(Israel) son abandonados a la cuarta bestia por ese espacio
de tiempo.
21. Una reseña d e las r e c i e n t e s i n t e r p r e t a c i o n e s d e la m u j e r en Ap 12
en J. Michl, Deutung, 309. E n t r e m u c h o s a u t o r e s r e c i e n t e s que i n t e r p r e t a n
la figura de la m u j e r en s e n t i d o colectivo, p o d e m o s m e n c i o n a r a Fóret (1943),
S i c k e n b e r g e r (1945), W i k e n h a u s e r (1949), Bratsiotis (1950), B o n s i r v e n (1951),
K e t t e r (1953). M e i n e r t z (1955), S t e f a n i a k (1957), Giet (1957), Kassing (1958).
Cf. a s i m i s m o n o t a s 26 y 28 injra. Visión i n u s i t a d a , q u e n i n g ú n o t r o estudioso
19. M c H u g h , 421-429. quien sigue a Gollinger, prefiere C a n t 6, 10 como respalda, es la de L o h m e y e r (1953): identifica este a la m u j e r con Sophia,
fondo; el pasaje hace sin d u d a referencia a alguien " h e r m o s a como la luna, la personificación de la S a b i d u r í a de Dios; la cual da a luz al divino logos.
r e s p l a n d e c i e n t e como el sol, majestuosa como formación de estrellas", m a s S e m e j a n t e teoría en r e a l i d a d no explica n a d a en la n a r r a c i ó n , si no es el n a -
d e las doce estrellas no hace m e n c i ó n . M c H u g h acepta u n a r e f e r e n c i a a l e - cimiento.
górica del c á n t i c o a I s r a e l . 22. A. Y. Collins, C o m b a t , 104-107. P . 130-145 e s t u d i a n la r e i n t e r p r e t a c i ó n
20. El pasaje h í m n i c o (de los Hodayoth) es f r a g m e n t a r i o y o s c u r o ; no se cristiana.
a v i e n e n los c o m e n t a r i s t a s en c u a n t o a su significado. A u n q u e los p r i m e r o s 23. P u e d e a c e p t a r s e esta i n t e r p r e t a c i ó n g e n e r a l del s i m b o l i s m o sin con-
t r a d u c t o r e s t e n d i e r o n a i n t e r p r e t a r el h i m n o m e s i á n i c a m e n t e , a la mesiánica v e r t i r Ap 12 en u n a alegoría d o n d e cada d e t a l l e c o r r e s p o n d a a un a c o n t e -
ha sucedido u n a i n t e r p r e t a c i ó n escatológica. Cf. t r a d u c c i ó n , e x a m e n y biblio- c i m i e n t o histórico, p o r e j e m p l o , el r a p t o del n i ñ o sería la ascensión; la h u i d a
grafía en el a r t í c u l o d e S. B r o w n , N T S 14 (1967-1968) 247-259; y A. Y. Collins, al d e s i e r t o sería la evasión de la iglesia j e r o s o l i m i t a n a a Pella a n t e s de c a e r
Combat, 92. la c i u d a d ; la i n u n d a c i ó n r e p r e s e n t a r í a ft las h e r e j í a s de finales del siglo.
224 La mujer de Ap 12 Interpretación de Ap 12 225

describa a la mujer en el cielo (12, 1), donde ni Israel ni de haber nacido el mesías, el dragón ya ha sido derrotado
la iglesia están 2 4 . Pero no es una objeción insuperable. en el cielo. La caída de Satán, que en el pensamiento judío
Conforme a una teoría de fuentes, ese elemento pudo al se asociaba con los tiempos primitivos, es reasociada con
principio formar parte de la lucha entre Miguel y Satán la acción que lleva al mesías ante Dios y su trono. Vesti-
(12, 7-9), no de la lucha entre la mujer y el dragón. Mas gios de lo cual hay en el cuarto evangelio, donde el Jesús
estando ahora referida a la mujer, la expresión "en el joánico ve la hora en que va a ser glorificado, como aquella
cielo" se explicaría como reflejo del apocalíptico sentido en que se expulsa al señor de este mundo (Jn 12, 27-31) 2S.
de simultaneidad, es decir, realidades celestes y terrestres Pero tal victoria en el cielo no destruye al dragón; lleva
presentadas a un mismo tiempo. Ya el AT sugiere este más bien a una continua lucha en la tierra: visión proce-
mismo contexto, por ejemplo, en Os, donde la relación dente de la experiencia cristiana, para la que nunca cesa
entre el profeta y su infiel esposa representa la relación el combate con las fuerzas satánicas (Ef 6, 12; 2 Tes 2, 9).
entre Yahvé e Israel. En Is 54 Dios llama a Israel, o Jeru- Esta lucha incesante significa que la iglesia, formada
salén, que es estéril, a ser esposa suya, y la adorna de tal por los que guardan los preceptos de Dios y dan testimonio
modo que parece un ser celestial. de Jesús (Ap 12, 17), atraviesa una experiencia idéntica
Lo anteriormente debatido en cuanto a si el autor in- a la del desierto para el Israel veterotestamentario. El
tentaba situar el nacimiento del niño mesiánico en el cielo que la mujer represente tanto a Israel como a la iglesia
o en la tierra se resuelve también del mejor modo en esta es menos incómodo si vemos que en la mente del autor
forma: tiene aspectos terrestres y celestes. Los dolores de cobran de nuevo vida en la iglesia determinados hechos
parto y el parto mismo son descritos en términos vetero- de la historia israelita. Como se expondrá inmediatamente
testamentarios (según vimos arriba en e), pues aun cuando después, el culto al emperador romano es hostil a la igle-
el autor cristiano y su comunidad entendieran se refería sia; ello recuerda al hagiógrafo la lucha de Israel contra
a Jesús, el relato no sufrió remodelación para que corres- el emperador seléucida Antíoco IV Epífanes, quien quiso
pondiese a determinados rasgos en la vida de Jesús. El introducir un falso culto, de donde la referencia daniélica
nacimiento del mesías significa aquí que emerge la salva- a "tiempo, tiempos y medio tiempo", el período que Dios
ción mesianica. No se remodela tampoco la acción de ser tolera el mal a merced de un poderío perseguidor. El que
conducido el niño ante Dios y su trono, de suerte que la madre del mesías (Israel) pueda ser asimismo la iglesia,
específicamente aluda a la resurrección o ascensión de mujer que tiene otros hijos (Ap 12, 17), refleja tal vez la
Cristo, sino que describe en forma general la protección noción cristiana de que los fieles nacen de Dios, quien los
del mesías y promete que Dios no permitirá el triunfo engendra a imagen de Cristo. Encontramos luego la figura
final del mal sobre el pueblo. de la múltiple prole, que representa quizás un aspecto de
Probablemente debemos entender lo que sigue en la la lucha entre la serpiente y la mujer, entre las semillas
escena II como remodelación cristiana de figuras judías. de una y otra, según Gen 3, 15 (apartado b de la sección
Según se observó, esperaríamos del mesías que destruyese precedente).
inmediatamente al dragón. Pero en la experiencia cristiana En esta interpretación de Ap 12 podremos estimar uno
no es visible la victoria del mesías, aunque haya venido, u otro aspecto; a grandes rasgos, sin embargo, tal sería la
y más bien se espera en el futuro su victoria final. El postura mayoritaria de la investigación actual en cuanto
hagiógrafo, pues, cerciora al lector de que, a consecuencia a la significación primaria de la mujer.

Semejante interpretación alegórica era popular entre comentaristas ante-


riores, por ejemplo, Swete, Apocalypse. 148-143; pero la mantiene todavía
S. Giet. L'Apocalypse et Vhistoire, París 1957. 110-111.
24. Se encuentra aún así en 2 Clem. 14. 1, la idea de una iglesia espiri- 25. Cf. asimismo Col 2, 15. Un paralelo sinóptico (Le 10, 18) lee "caer
tual "creada antes que el sol y la luna". Cf. K. P. Donfried. The setting of Satán como rayo del cielo" durante el ministerio de |Jesús, como parte de la
second Clement in early Christianity, Leiden 1!)74. 160-166. misión de los setenta.
226 La mujer de Ap 12 Interpretación de Ap 12 227

cación teológica de quienes buscan apoyos bíblicos a la


5. ¿Hay referencias a María en Ap 12? doctrina mariana? 2 9
La segunda objeción es: el autor no dice explícitamente
Sentada la referencia primaria al pueblo de Dios, Israel que la mujer sea María, mientras que sin vacilar deter-
o la iglesia de la mujer descrita en Ap 12, ¿es posible una mina la identidad secundaria del dragón, "la antigua ser-
referencia secundaria a María? 26. La plasticidad del sim- piente, llamada diablo y Satán" (12, 9). Obviamente, ese
bolismo apocalíptico permite doble referencia a un único silencio debilita, aunque sin obstruirla, la causa de quienes
símbolo, y el concepto bíblico de personalidad corporativa abogan por una identidad mariana. Por su parte, el dragón
permite que un único individuo represente a la colecti- no sugiere de inmediato referencia alguna a la "antigua
vidad 27. Por la referencia a María existe principalmente serpiente". El hagiógrafo pudo pensar que en la madre
un argumento: según la narración, la mujer alumbra al del mesías se dejaba reconocer María sin necesidad de más
mesías; se preguntará: ¿hubiese hecho referencia a la ma- explicación.
dre del mesías un cristiano a finales del siglo I, sin pensar La tercera objeción consiste en que, según se describe,
en María, de la que había nacido Jesús? el nacimiento no transcurre en realidad como consta que
He aquí algunas de las dificultades que encuentran aconteció en Belén: no es claro, según Ap 12, que el na-
quienes sugieren tal referencia a María. Se objeta ante cimiento tenga lugar en la tierra; apenas nace, el niño es
todo que los primitivos escritores eclesiásticos no atribu- arrebatado, sin que se aluda siquiera al ministerio público
yen sentido mariológico a Ap 12; nuestra más temprana de Jesús. (La dificultad se agrava, si la acción de ser arre-
interpretación mariológica data en realidad del siglo IV 2li. batado el niño simboliza la resurrección y ascensión; Jesús
Pero vimos cómo, para el criterio moderno, todo Ap fue no ascendió al cielo apenas hubo nacido en Belén). Subyace
objeto de interpretaciones erróneas durante dieciséis si- a esta objeción, no obstante, un presupuesto que encierra
glos, de forma que se proyectó muy poca luz sobre lo que a su vez dificultades M: que sean comparables el nacimiento
hoy consideramos intención real del autor. Surge así una del mesías y la escena de Belén. Sólo dos pasajes del NT
cuestión: la antigua exégesis de Ap no es guía segura en refieren que Jesús nació de María en Belén (Mt 2 y Le 2);
cuanto al significado atribuido por el hagiógrafo a la mujer no es, pues, tan cierto que el nacimiento del mesías nece-
de Ap 12; es, por otro lado, bastante reciente el acento sariamente evocara Belén a la mayoría de los cristianos.
mariológico que sobre ese capítulo recae: ¿representa éste En Hech 13, 33 la generación del Hijo de Dios más bien
un análisis del texto, o es en puridad la imaginativa apli- remite a la resurrección, o al bautismo de Jesús en el
texto occidental de Le 3, 22. Y si sensatamente buscamos
una posible referencia mariana en la mujer de Ap 12, in-
quiramos sobre alguna otra presentación del nacimiento
26. En la r e c i e n t e exégesis i n t e r p r e t a n a la m u j e r p r i m a r i a m e n t e en
s e n t i d o colectivo, a u n q u e d e j a n d o espacio p a r a una aplicación s e c u n d a r i a a
que implique a María y ostente mayor afinidad a la figu-
María, B o i s m a r d (1950), A. Müller (1951), K o s n e t t e r (1952), P . H á r i n g (1955), ración de este capítulo.
M c H u g h (1975). P r i m a r i a m e n t e i n t e r p r e t a n a la m u j e r como r e f e r e n c i a a Ma-
ría, p e r o con u n a referencia s e c u n d a r i a a la iglesia. L e F r o i s (1952),
F.-M. B r a u n (1954), C e r f a u x y C a m b i e r (1955).
27. Le Frois así lo sugiere, y el s e n t i d o de ello sería m a y o r si las r e f e -
r e n c i a s m a r i a n a s fuesen p r i m a r i a s . La r e f e r e n c i a p r i m a r i a de la m u j e r a u n a 29. El q u e Ap 12 p o n g a a la m u j e r en el cielo ha s e r v i d o d e apoyo a la
colectividad dificulta m á s la invocación de la p e r s o n a l i d a d c o r p o r a t i v a . tesis de la a s u n c i ó n de M a r í a . La b u l a p a p a l sobre la asunción cita este t e x t o
28. Epifanio (Panarion 78. 11) y A n d r é s de Creta (ín Apoc. 33) refieren (Munificentissimus Deus, 1950), m a s sólo como e j e m p l o de i n t e r p r e t a c i ó n
q u e ciertos i n d i v i d u o s (innominados) identificaban a la m u j e r con María. simbólica en los teólogos m e d i e v a l e s . Cf. AAS 42 (1950) 763; Catholic Mind
Los p r i m e r o s escritores conocidos que e f e c t u a r o n esta identificación fueron 49 (1951) 72.
E c u m e n i o y P s e u d o - E p i f a n i o (siglo VI), a los q u e siguieron A m b r o s i o A u t p e r - 30. L a s dificultades a u m e n t a n u n a vez d e j a d a la l i t e r a t u r a c a n ó n i c a : del
to (m. 784) y Alcuino (m. 804). No fue en m o d o alguno opinión m a y o r i t a r i a . Protoevangelio de Santiago (17-20) en a d e l a n t e subsistió la tesis de q u e el
M c H u g h , Mother, 470-471, a la zaga de Le Frois, e n u m e r a los e s c r i t o r e s p a - n a c i m i e n t o d e J e s ú s se p r o d u j o sin dolor p o r p a r t e de María. M u c h o s c a t ó -
trísticos q u e en la m u j e r veían a la iglesia: Hipólito, Metodio, P s e u d o - C i - licos h a n e n t e n d i d o el a l u m b r a m i e n t o sin dolor como d o g m a , en c u a n t o p a r t e
p r i a n o , Ticonio, Victorino de P e t t a u , P s e u d o - A g u s t í n , P r i m a s i o , A n d r é s de d e la virginidad en el nacimiento. Con s e m e j a n t e fondo, el q u e Ap 12 p r e -
Creta, B e d a . A. T r a b u c c o (1957) indagó la historia de la i n t e r p r e t a c i ó n c a t ó - s e n t a r a a la m a d r e del Mesías p a d e c i e n d o dolores de p a r t o ha sido m o t i v o de
lica e n t r e 1954 y 1963, h a l l a n d o sólo dos i n t é r p r e t e s q u e e x c l u s i v a m e n t e veían dificultades p a r a a l g u n o s católicos q u e e s t i m a b a n t r a t a r s e d e M a r í a . Cf. Michl,
a María en la mujer, Michl, Deutung, 305-306. Deutung, 309.
Interpretación de Ap 12 229
228 Lo mujer de Ap 12

en el cuarto evangelio la madre de Jesús, designada como


La siguiente tesis se basa en el supuesto de que Ap se "mujer", presencia la escena en que Jesús muere, previa-
relacione de algún modo con el cuarto evangelio M . Este mente simbolizada por los dolores de parto, en ella María
nada dice de un nacimiento en Belén; en él la figuración no da a luz a Jesús, sino que más bien se convierte en
del nacimiento que atañe a Jesús se produce durante la madre del discípulo amado. Puede responderse que este
última cena. Jesús compara en Jn 16, 20-21 la actual pena motivo aparece también en Ap 12, donde la mujer tiene
y el futuro gozo de los discípulos a los dolores de una otros hijos, los fieles cristianos (12, 17). Debe, sin embargo,
parturienta, olvidados porque ha nacido un hombre en el reconocerse que en Ap 12 la mujer da a luz al mesías en
mundo. Los dolores del parto parecen ser las penas que primer lugar, y sólo incidentalmente se la afirma madre
rodean la despedida y muerte de Jesús, mientras que el de otra prole, mientras que en J n 19, 25-27 los acentos
nacimiento aludiría a su vuelta tras la victoria ,2. Al píe están invertidos: la que se dice madre de Jesús viene a
de la cruz, esto es, cuando Jesús muere, está presente la ser madre del discípulo amado. Tercero, si Ap 12 contiene
madre de éste, que es designada como "mujer" (Jn 19, alguna referencia a la mujer en cuanto Eva, o encierra
25-27). Esa muerte y la subsiguiente victoria, las cuales alusión a Eva la madre de Jesús en J n 2, 1-11; 19, 25-27
constituyen la hora de Jesús, señalan el momento de la (nótese: nuestro equipo niega mayoritariamente toda refe-
expulsión de Satán (Jn 12, 27-31). Tenemos, pues, en Jn rencia a Eva en el cuarto evangelio), no hay prueba de
muchos elementos que aparecen en Ap 12. Y si el naci- que así lo reconociesen los escritores eclesiásticos del siglo
miento del mesías significa que Jesús va al Padre después II, exponentes de la antítesis Eva/María. Volviéronse más
que muere, resulta entonces comprensible que Ap 12, 5 bien al relato lucano de la infancia, para establecer un
asocie el nacimiento del niño con la acción de ser éste contraste entre la obediencia de la virgen María en Le
llevado ante Dios y su trono M . Puede también traerse a 1, 38 y la desobediencia de Eva, virgen aún, en la escena
colación el motivo de la mujer/Eva en Jn 34 como paralelo del paraíso. *
de Ap 12, 9, donde se declaran idénticos el dragón y la
antigua serpiente (de Gen 3). Es por consiguiente posible, pero no segura, por lo que
hace a la intención misma del vidente, la referencia se-
Este método de investigación, que busca en Ap 12 re- cundaria a María en Ap 12. Más seguro es que el símbolo
ferencias a María, es aun así blanco de objeciones. Primero, de la mujer, de la que nace el mesías, se preste a inter-
se cuestiona la relación entre Ap y el cuarto evangelio 3 5 ; pretación mariana, cuando creció ese interés en la tardía
y aunque se admite comúnmente alguna, ésta envolvería comunidad cristiana. Al inscribirse Ap en el canon •" es-
semejanzas al igual que desemejanzas. Segundo, aunque criturístico juntamente con Le y el cuarto evangelio, las
diversas figuras de la virgen, la mujer al pie de la cruz y
la que da a luz al mesías, se reforzarían recíprocamente
31. La m á s conocida forma de la tesis es q u e el evangelio, las t r e s e p í s -
tolas j o á n i c a s y Apocalipsis fueron t o d o s ellos escritos p o r J u a n , hijo d e
(cf. supra, 2, III 4).
Z e b e d e o . J. A. T. Robinson, Redating, 255, e n u m e r a a estudiosos m o d e r n o s
q u e s o s t i e n e n a ú n esta posición. Una posición m e d i a sería la de q u e el e v a n -
gelista y el v i d e n t e del Apocalipsis e r a n d i f e r e n t e s m i e m b r o s de u n a m i s m a
escuela (J. Weiss, Bousset, Moffat, B a r r e t t . R. E. B r o w n , K. P . D o n f r i e d ) .
Cf. el e x a m e n de C h a r l e s . Revelation, 1. X X I X - X L V .
32. El Apócrifo de Pablo p r o c e d e n t e de N a g H a m m a d i , V, 18, p r e s e n t a al
Cristo r e s u c i t a d o como un niñito.
33. Cf. supra, p. 208-209, en c u a n t o a n u e s t r o t r a t a m i e n t o d e los pasajes
j o a n e o s q u e h a c e n al caso. M u c h o s e l e m e n t o s de esta tesis se t o m a n d e
Feuillet.
34. Cf. s u p r a , p. 184-185. El estudioso a n g l i c a n o A. R i c h a r d s o n , I n t r o d u c -
tion to the theology of the new testament, N e w York 1958, 176, e s t i m a b a q u e
Ap 12, 17 p o d r í a e n v o l v e r u n doble simbolismo, en el q u e la m u j e r r e p r e s e n - 36. J u s t i n o , Diálogo, 100; I r e n e o , Adversus haereses, 3. 22. 4; y cap. 9IV
t a r í a e n t r a m b a s cosas, la iglesia y E v a / M a r í a , p e r o reconoció que lo s e g u n d o infra.
no era i n m u n e a la d u d a y era objeto d e insinuación, m á s q u e de afirmación, 37. T a m b i é n a q u í sin e m b a r g o se matiza el c u a d r o , p u e s Ap e n t r ó con
35. En p a r t i c u l a r p o r E. S. Fiorenza, The quest for the Johannine school: relativa dilación en el c a n o n d e algunos sectores eclesiásticos del este
the Apocalypse and the fourth gospel: N T S 23 (1976-1977) 402-427: "El A p o - (cf. K ü m m e l , Introduction, 501-503), de s u e r t e q u e la " c a n o n i c i d a d " de
calipsis es obra de u n m i e m b r o de u n a escuela p r o f é t i c o - a p o c a l í p t i c a c r i s - e s t e s i m b o l i s m o m a r i a n o no t e n d r í a en t o d a s las á r e a s la m i s m a a n t i g ü e d a d .
tiana p r i m i t i v a , m á s bien q u e j o á n i c a " : 424.
9
MARÍA EN LA LITERATURA DEL SIGLO II *

Los capítulos que preceden han demostrado la dificultad


de que una investigación como la nuestra logre una imagen
clara de la "María de la historia" (primer estadio en nues-
tra indagación de los evangelios) '. De ahí que, en su mayor
parte, nuestro examen recayera sobre los estadios subsi-
guientes del pensamiento mariológico en el cristianismo,
es decir, sobre las tradiciones previas a la composición de
los evangelios (segundo estadio), sobre los evangelios en
su redacción final (tercer estadio) y otros escritos neotes-
tamentarios. Debemos admitir, pues, desde el comienzo que
nos asistía mayor certidumbre teológica que histórica. Cier-
to, la teología de los autores del NT forma parte de la
historia, es parte integral de la naciente iglesia, historia
con un creciente interés doctrinal por la mariología (papel
de María en el plan de salvación) y una devoción en
expansión a la madre del Señor. Debemos, por consiguien-
te, acometer algunos temas marianos en su desarrollo post-
bíblico y observar la aparición de líneas nuevas de discu-
sión, de las que fluirá un impresionante cuerpo patrístico
de doctrina y pensamiento marianos.
En este libro limitaremos la investigación postbíblica
al siglo II; abarcar ulteriores desarrollos rebasaría el pro-
pósito de nuestro trabajo y la competencia de nuestro
equipo. La literatura del siglo II es Un eslabón importante
entre el naciente campo de los escritos neotestamentarios
y el terreno más vasto de la iglesia de los padres. Por
supuesto, no encontramos en este período un sistema ple-

* E. Pagels y K. Froehlich moderaron la discusión que dio pie a este


capítulo. El segundo hizo una primera redacción de él. El equipo dedicó
media sesión (noviembre de 1976) a los datos marianos del siglo II. y parte
de la sesión plenaria. en abril de 1978.
1. Cf. supra, cap. 2 II2a.
232 María en la literatura del siglo II Ojeada a los textos 233

ñámente desarrollado de reflexión teológica sobre María: I. OJEADA A LOS TEXTOS 4


ésta aparece sólo en la orla de una discusión cristológica
más céntrica; y un interés independiente por su persona Son dos los principales conjuntos literarios de los que
y papel no pueden documentarse antes de la segunda provienen los textos marianos del siglo II: los apócrifos
mitad del siglo (y aun entonces más bien en obras al (evangelios, epístolas, apocalipsis), y los escritos patrísticos.
servicio de la piedad popular). Relevantes temas marianos
comenzaron empero a tomar forma y ganar en importancia
durante este siglo. 1. Apócrifos del NT
La indagación que acometemos tropieza con dos serias
dificultades respecto al material disponible. Primera, mu- Estos apócrifos 5 invocan en su mayoría la firma de
cha literatura cristiana extracanónica del siglo II subsiste alguna autoridad apostólica o son imitaciones anónimas
sólo fragmentariamente. Nos falta el texto de muchas de algún escrito de la era de los apóstoles. Nunca reci-
obras que sabemos fueron escritas en este siglo; y aun bieron la sanción canónica, y muchos de ellos fueron de-
los textos conservados están a menudo incompletos, osten- nunciados y rechazados como hechura de grupos heré-
tan un tenor verbal inseguro o permanecen únicamente ticos. Otros en cambio se emplearon durante siglos como
en traducciones posteriores 2 . Al reconstruir las líneas de si hubieran sido escritos en la época de la primitiva igle-
desarrollo mariologico en este período, debemos atender sia, de suerte que ejercieron gran influjo sobre la doctrina
por fuerza a los límites que nuestras fuentes imponen. y la piedad popular. Según veremos, puede que algunos
Segundo, aun en la literatura disponible, las referencias guarden una tradición independiente con respecto a los
marianas son rarísimas hasta el año 150, y las contenidas evangelios canónicos 6 y nos sirvan de ayuda al estudiar
en obras de entre 150 y 200 son a menudo difíciles de los primitivos estratos de la tradición. En muchos casos,
interpretar. Se comprende que los mariólogos .hayan estu- sin embargo, hay que situar su composición en un período
diado exhaustivamente todo el material, con la esperanza muy posterior al siglo II. Así numerosos evangelios apó-
de hallar indicios más antiguos de posturas doctrinales crifos, como el Pseudomateo latino7, el Evangelio de la
8
que integran la herencia piadosa y teológica de sus igle- infancia según Tomás , y los Hechos de Pilato (Evangelio
sias. Formando nuestro equipo estudiosos con muy diver- de Nicodemo) ' caen fuera de lo abarcado por nuestro es-
sos historiales bíblicos e históricos, entendemos nuestra tudio.
tarea de maneras diferentes. Más que estudiar todas las
posibles alusiones a temas marianos posteriores, examina- Evangelios ya conocidos. Entre los evangelios apócrifos
remos los textos más importantes que hayan identificado de tipo sinóptico 10 se estima que los judeocristianos pudie-
los especialistas modernos '. Trataremos luego de interpre- ran contener tradiciones antiguas e independientes. Los
tarlos en su contexto histórico, prestando atención a las
líneas de desarrollo mariano en cuanto pueden recons-
truirse para este período, prosiguiendo en particular líneas 4. La presente traducción simplifica a veces la estructura gramatical de
los textos, su estilo y signos diacríticos.
captadas en capítulos previos del presente estudio. 5. Son colecciones excelentes —en inglés— las de Hennecke-Schneemel-
cher (HSNTA) y James (JANT).
6. La opinión de los estudiosos difiere mucho en punto a no pocos anti-
guos apócrifos; las notas indicarán los desacuerdos importantes.
7. HSNTA, 1. 410-413 (extractos); JANT, 73-79. J. Gijsel, editor de la
nueva publicación crítica, cf. RSPT 60 (1976) 318. fecha la compilación aproxi-
madamente en el año 550 de nuestra era.
8. HSNTA. 1. 388-399; JANT. 49-65. Gero. Iníancy, concluye que la pre-
sente forma no es anterior al siglo V, aunque pudieran escribirse antes trozos
2. La colección de Nag Hammadi, ampliamente gnóstica, tiene muchos particulares.
textos completos; pero se conservan en copto. más que en el original griego. 9. HSNTA. 1. 444-484; JANT, 94-146. Existe la posibilidad de que estu-
3. Los textos relevantes están en su mayoría disponibles en las dos viese a disposición de Justino una antigua forma de este escrito. Pero la
recientes colecciones marianas de D. Casagrande y S. Alvarez Campo. Puede composición del presente texto, aun en sus partes más antiguas, se sitúa en
verse una buena selección según las mejores ediciones críticas en Delius, el siglo V; cf. HSNTA. 1. 447-448.
Texte. 10. Para las distinciones aquí hechas, cf. HSNTA, 1. 80-84: Types o/
apocryphal gospels.
234 María en la literatura del siglo II 235
Ojeada a los textos

hay de muy variada titulación: Evangelio según los he-


breos, Evangelio según los ebionitas, Evangelio de los na- Los apócrifos de Nag Hammadi. El estudio de primi-
zareos (o nazoritas), Evangelio hebreo según Mateo, Evan- tivos evangelios de carácter gnóstico cobró nuevo impulso
gelio de los doce (apóstoles) ". No es claro el número de cuando, por 1945 se produjo el espectacular hallazgo de
escritos efectivos que esos títulos señalan, pero tienen una biblioteca copto-gnóstica cerca de Nag Hammadi (no
relevancia para nuestra investigación los cuatro fragmen- lejos de la antigua Khenoboskion) en las márgenes del
tos que siguen. Nilo. Con este hallazgo se recuperaron textos originales
hasta entonces desconocidos o de los que sólo el título se
Uno alude, con la terminología de un mito cósmico, al
conocía. Como los padres del tardío siglo II y temprano
papel de María en el advenimiento de Cristo '2:
siglo III citan muchos de ellos, el hallazgo tiene gran sig-
Cuando Cristo quiso llegar a los hombres en la tierra, el nificación para nuestro conocimiento de la literatura gnós-
buen Padre citó a una gran potestad celeste, por nombre tica anterior al 200 de nuestra era , 6 . Dos "evangelios"
Miguel, y puso a Cristo bajo su cuidado. Y la potestad vino contenidos en los trece códices del hallazgo de Nag Ham-
al mundo, llamándose María, en cuyo seno estuvo Cristo madi merecen especial atención.
siete meses.
El Evangelio de Felipe, una colección de meditaciones
Probablemente del mismo evangelio proviene un dicho gnósticas qur> parecen remontarse al siglo II, contiene,
en el que Jesús considera madre al Espíritu santo °: entre otras referencias, una rara variante a las versiones
mateana y lucana de la concepción virginal que preconiza
Así mi madre, el Espíritu santo, me tomó de uno de mis una comprensión simbólica de los personajes evangélicos.
cabellos y me llevó al gran monte Tabor. José y María son llamados padre y m a d r e de Jesús, mien-
tras que se considera a la virgen madre como un poder
A otro evangelio pertenece un diálogo entre "la madre celeste, es decir, el Espíritu santo; el Padre-en-los-cielos
y los hermanos" de Jesús l4 que los evangelios sinópticos se toma por verdadero Padre de Jesús. He aquí los pasajes
no registran: relevantes 17:
He aquí que la madre y los hermanos del Señor dicen a
éste: "Juan el Bautista nos bautiza para remisión de los (55, 23) Algunos dijeron: "María concibió por el Espíritu
pecados, vayamos y hagámonos bautizar de él". Pero él les santo". Yerran. No saben18 lo que dicen. ¿Cuándo ha conce-
dijo: "¿En qué he pecado yo para que él me bautice? Excep- bido una mujer de otra? . María es la virgen no mancillada
to si lo que he dicho es ignorancia". por ningún poder. Para los hebreos, que son los apóstoles
y (los) varones apostólicos, es ella un gran anatema. Esta
virgen, a la que ningún poder mancilló (...) los poderos u
Un último fragmento corresponde al episodio sinóptico sí mismos se mancillan. Y el Señor no hubiera dicho: "Mi
concerniente a la verdadera familia de Jesús (Me 3, 13-35 (Padre que está en) los cielos", si no tuviese otro padre;
par.) en forma algo abreviada l5: sino que habría dicho sencillamente, "mi Padre".

Niegan además que fuese hombre, claramente por la frase (59, 6) Hubo tres que andaban siempre con el Señor: Miiiín,
que el Señor pronunció cuando le fue anunciado: "Mira que su madre, y la hermana de ésta, y Magdalena, la que se
tu madre y tus hermanos están fuera", a saber: "¿quiénes decía acompañante de él. Su hermana y su madre y su
son mi madre y mis hermanos?". Y extendió la mano hacia acompañante eran otras tantas Marías.
los discípulos diciendo: "Son mis hermanos, madre y her- "El Padre" y "el Hijo" son nombres individuales; "el Espí-
manas quienes hacen la voluntad de mi Padre". ritu santo" es un nombre doble. Pues están en todos Indos:

11. H S N T A , 1. 118-165.
12. Evangelio según los hebreos, 1; HSNTA, 1. 163; J A N T , 8. 16. Da u n a b u e n a o r i e n t a c i ó n J. M. Robinson, The Coptir CIIHIHIÍC Hlirnrjy
13. Ibid., 3; HSNTA, 1. 164; J A N T , 2. Esta idea se halla en el Evangelio today: N T S 14 (1968) 356-401. Robinson, Nag Hammadi, brintln i^nn t r a d u c c i ó n
gnóstico de Felipe (cf. infra, nota 17). c o m p l e t a al inglés d e todos los escritos. * •.
14. Evangelio de los nazareas. 2; HSNTA, 1. 146-147; J A N T , 6. 17. Robinson, Nag Hammadi, 134. 135-136. 143. 144; R. Mcl,'. WIIHOII The
15. Evangelio de los ebionitas, 5; HSNTA, 1. 158. gospel of Philip, N e w York, 1962, 31. 35. 47. 49.
18. El a u t o r e x p l o t a el g é n e r o f e m e n i n o de " E s p í r i t u " (rrtaíi) en h e b r e o .
236 María en la literatura del siglo U
Ojeada a los textos 237
están arriba, están abajo; están en lo escondido y están en
lo revelado. El Espíritu santo está en lo revelado: está abajo. (99) Los discípulos le dijeron: "Tus hermanos y tu madre
Está en lo escondido: está arriba. están fuera". Díjoles él: "Los aquí presentes que hacen la
Sirven a los santos poderes malignos, pues el Espíritu santo voluntad de mi Padre, ellos son mis hermanos y mi madre;
los ciega para que piensen estar sirviendo a un hombre • esos son los que entran en el reino de mi Padre".
(ordinario), cuando están haciendo (algo) por los santos. (101) [Jesús dijo]: "Quien no odia a su padre y a su madre
Por esto pidió un discípulo al Señor un día algo de este como lo hago yo, no puede hacerse discípulo mío. Y quien
mundo. Dijóle él: "Pide a tu madre y ella te dará cosas [no] ama a su padre y a su madre como yo lo hago, no pue-
pertenecientes a otro". de hacerse discípulo mío, pues mi madre [me dio falsedad],
(71, 3) ¿Está permitido proferir un misterio? El Padre de pero [mi] verdadera [madre] me dio vida".
todo se unió a la virgen que bajó, y brilló para él un fuego (105) Jesús dijo: "De quien conoce a padre y madre se dirá
aquel día... (71, 16) Adán se hizo de dos vírgenes, del Espí- que es el hijo de una ramera".
ritu y de la tierra virgen. Cristo, por consiguiente, nació
de una virgen para enderezar la caída que tuvo lugar en
el comienzo. Protoevangelio de Santiago. Sólo el que se llama Pro-
toevangelio de Santiago 2i tiene su origen en el siglo II,
(73, 8) El apóstol Felipe dijo: "José el carpintero plantó una mientras que las narraciones concernientes al nacimiento
arboleda, porque necesitaba madera para su oficio. El fue
quien hizo la cruz con los árboles que había plantado. Jesús e infancia se multiplican en la época posterior. Probable-
fue prole suya, y el plantío fue la cruz...". mente escrito como aplicación de la historia del nacimiento
de Jesús, parece haber sido la primera obra cristiana en
El Evangelio de Tornas 19 ha estado sujeto a mucha con- demostrar un interés independiente por la persona de Ma-
troversia. Su origen no sería posterior al siglo II, puesto ría. En occidente, el llamado Decreto Gelasiano (500 de
que ya Orígenes e Hipólito lo mencionan en el temprano nuestra era aproximadamente), que lo registra bajo el
siglo III. Consta ese evangelio de una serie de dichos de título Libro sobre el nacimiento del redentor y sobre María
Jesús, sin una narración que los conecte entre sí y sólo o la partera, lo estima apócrifo, "de ningún modo recibido
con un mínimo de observaciones situacionales. En su pre- por la iglesia romana, católica y apostólica" 24 . En oriente
sente forma capta la colección global ostenta claros ma- fue generalmente usado y se conocían bien en todas partes
tices gnósticos, pero varias indicaciones apuntan hacia la sus historias, difundidas por numerosos apócrifos secun-
prehistoria de una tradición anterior, tal vez de tipo si- darios que se basaban en su material. Un hallazgo reciente
nóptico 20. Los estudiosos se dividen aún en cuanto a si nos ha suministrado un texto griego fiable que se remonta
esa tradición dependía o no de los evangelios canónicos. a los siglos III o IV. Pero el libro era conocido ya a Cle-
Contiene empero varios textos de interés para nosotros. El mente de Alejandría y a Orígenes, pudiendo haber influido
logion 31 es una versión de Me 6, 4 y par. 21 . El logion 79 en Justino mártir 2 5 . En tal caso habría que suponer una
combina Le 11, 27-28 y 23, 29. Los logia 99, 101 y 105 mues- fecha de composición no posterior al año 150 de nuestra
tran cierto parecido con las expresiones sinópticas sobre era.
la familia escatológica de Jesús, aludiendo, sin embargo, a El autor se hace pasar por "Santiago", es de suponer
una verdadera o celestial madre, así como también a un que el hermano del Señor, y refiere a modo de leyenda
Padre 2 2 : la procedencia y vida de María. Da detalles sobre su pa-

19. A. G u i l l a u m o n t y otros, The gospel according to Thomas, N e w York


1959. Cf. la r e s e ñ a d e H. Quecke, L'évangile de Thomas. Etat des recherches, 23. HSNTA, 1. 370-388; J A N T , 38-39. El m a n u s c r i t o m á s a n t i g u o se titula
en E. M a s s a u x (ed.). La venue du Messie, B r u g e s 1962, 217-241. Nacimiento de María: revelación de Santiago. La d e s i g n a c i ó n de " P r o t o e v a n -
20. E n t r e c u y a s i n d i c a c i o n e s p u e d e n m e n c i o n a r s e las s i g u i e n t e s : los p a - gelio" se r e m o n t a a G. P o s t e l , e d i t o r del siglo XVI.
ralelos de t r e s p a p i r o s griegos de O x i r r i n c o ; la p r e s e n c i a d e dichos no g n ó s - 24. H S N T A , 1. 47.
ticos; la a p a r i c i ó n de dobles. Cf. H. Montefiore - H. E. W. T u r n e r . Thomas 25. Delius, Gescíiicíite, 4, considera t o d a v í a esta posibilidad. Hoy los e s -
and the evangelists. L o n d o n 1962. tudiosos p r e s u m e n en su m a y o r í a lo c o n t r a r i o , es decir, q u e el Protoevange-
21. Cf. supra, cap. 4, nota 16. lio d e p e n d e de J u s t i n o ; p o r e j e m p l o , C o t h e n e t , Protévangile, 1382; de A l d a -
22. G u i l l a u m o n t , Thomas, 51-53; Robinson, Nag Hammadi, 128-129. ma, María, 97, n o t a 80. Van S t e m p v o o r t , Protoevangelium, lo fecha e n t r e 180
y 204 d. C. P a r a el t e s t i m o n i o de C l e m e n t e y Orígenes, cf. de S t r y c k e r , La
forme, 412-413.
238 María en la literatura del siglo II i-
Ojeada a los textos 239

rentela, nacimiento, niñez en el tempo, esponsales con


Nuestro Señor Jesucristo nació de María, de la semilla de
José (al que presenta como anciano viudo con hijos), la David, al ser en ella infundido el Espíritu santo desde el
anunciación, la duda de José, la justificación de María cielo, para que viniera a este mundo y redimiera a toda
ante el sumo sacerdote, el nacimiento de Jesús en una carne por su propia carne.
cueva fuera de Belén, la adoración de los magos y, por
fin, la matanza de los inocentes con la muerte de Zacarías, Otra sentencia explica esto con más amplitud ,0:
padre de Juan el Bautista. De Strycker, estudioso jesuíta
belga y último editor de la obra, estima que el Protoevan- Dios... infundió [por el fuego] el Espíritu [santo] en María
la galilea, quien creyó con todo su corazón; y ella recibió
gelio representa un ejemplo de "hagiografía inventiva". al Espíritu santo en su vientre, para que Jesús entrara en
Pese a haber sido condenado en los documentos oficiales, el mundo.
dominó el desarrollo de la leyenda mariana, suministrando
en gran parte el material básico para la biografía de Ma- Una sección de los Hechos de Pedro en la Vetus Latina
ría. Debemos preguntar hasta qué punto conserva este (Actus Vercellenses), escrita más o menos entre 180 y 190
libro tradiciones independientes y adonde se dirigen sus de nuestra era, trae la impugnación de un dicho desdeñoso
implicaciones marianas. de Simón Mago sobre "Jesús el nazareno, hijo de un car-
pintero y carpintero él mismo, cuya parentela es oriunda
Hechos apócrifos de los apóstoles. Dos de ellos contie- de Judea". Simón es refutado en una serie de interesantes
nen importantes referencias a María. Tertuliano (m. 220 textos probatorios, canónicos y apócrifos, que apoyan la
aproximadamente) refiere que un presbítero de Asia menor concepción virginal y nacimiento milagroso de Jesús 3 ':
declaró haber forjado los Hechos de Pablo por amor al
apóstol, se supone que en las últimas décadas del siglo II 2 6 . Pero Pedro dijo: "¡Sean malditas tus palabras contra Cristo!
Hallazgos papirologicos han suministrado a los estudiosos ¿Has presumido hablar en esos términos, cuando el profeta
dice de él: «Su generación, ¿quién la declarará?». Y otro
una base textual más firme para las partes de este escrito profeta dice: «Le vimos y no tenía agrado ni belleza». Y:
que aún sobreviven 2 7 : «En los últimos tiempos nace un niño del Espíritu santo; su
madre no conoce varón, ni reclama nadie ser su padre». Y
Pues en estos últimos tiempos ha infundido Dios, por amor dice de nuevo: «Ella ha dado y no ha dado a luz». Y de
nuestro, un espíritu de poder en la carne, o sea, en María nuevo: «¿Es poco para vosotros molestar...?». (Y de nuevo):
la galilea, según la palabra profética por ella concebida y «Mirad que la virgen concebirá en su vientre». Y otro pro-
transportada, como fruto de su vientre, hasta que dio a luz feta dice en honor del Padre: «Ni hemos oído su voz, ni ha
y alumbró a [Jesús] el Cristo, nuestro rey, de Belén en entrado una partera». Otro profeta dice: «No nació del vien-
Judea. tre de una mujer, sino que bajó de un lugar celeste»".

El autor colma asimismo un hiato en la correspondencia Revisiones cristianas de escritos judíos apocalípticos.
paulina, añadiendo una carta de los corintios a Pablo y la La Ascensión de Tomás ocupa entre ellos, por su temprana
respuesta de éste (3 Cor). Los corintios piden consejo so- fecha, un lugar importante. Probablemente en el siglo II
bre los herejes; éstos sostienen, entre otras cosas, "no añadieron los cristianos una visión del profeta (cap. 6-11) •
haber venido el Señor en carne ni haber nacido de Ma- La sección que sigue, sobre la aparición milagrosa (más
ría 28. La contestación de Pablo recalca la verdadera tra- que nacimiento) del Cristo niño es una interpolación adi-
dición apostólica 29: cional de fecha insegura 3 2 :

26. T e r t u l i a n o , De Baptismo, 17; HSNTA, 2. 323. 30. Ibid., 376 (3, 12-14).
27. HSNTA, 2. 382. 31. Ibid.. 306-307 (23-24). ,
28. 7bic¡.. 374 (1, 14). 32. Ibid., 661 (11, 2-14). Cf. la i n t r o d u c c i ó n p a r a los p r o b l e m a s textuales,
29. ¡bid., 375 (3, 5-6). p . 643. De A l d a m a , María. 94, nota 66, e x a m i n a las diferencias en la dataclón.
Z a h n , Brüder. 312, ha p r e s u m i d o su d e p e n d e n c i a del Protoevangelio.
240 María en la literatura del siglo II
Ojeada a los textos 241

Y vi a una mujer de la estirpe del profeta David. Esta


mujer, llamada María, era una virgen, desposada con un entonces cobró ánimo. La Palabra entró en su cuerpo,
hombre llamado José, carpintero; y también él era de la se hizo carne andando el tiempo y en su seno adquirió vida,
estirpe de David el justo, de Belén en Judá. Y obtuvo su fue modelándose según forma mortal y llegó a ser un niño
porción. Y estando ella desposada, hallóse estar encinta; y por los dolores de parto de una virgen. Esto, maravilla
así José, el carpintero, quiso dejarla. Pero el ángel del Es- grande para los mortales,
píritu apareció en este mundo; después de lo cual José no no es gran maravilla para Dios Padre y Dios Hijo.
dejó a María. La conservó, pero a nadie reveló el asunto. Cuando el niño nació, sobrevino a la tierra el gozo,
Y no accedió a María, sino que la conservó como a una santa rió el trono celeste, y se regocijó el mundo;
virgen, aunque estaba encinta. Y pasaron [aún] dos meses una estrella de nuevo brilló, por Dios designada, fue
antes que viviese con ella. venerada por los magos.
A los dos meses estaba José en casa con su esposa María, P r o b a b l e m e n t e p e r t e n e c e n a l L i b r o I (323) v a r i o s d e
ellos dos solos. Y aconteció mientras estaban solos, que de
repente miró María y vio con sus ojos un niño pequeño; y e n t r e los v e r s o s r e c u p e r a d o s d e la Teosofía sibilina, cuya
se admiró. Disipada su admiración, su vientre resultó estar f e c h a , e m p e r o , n o es s e g u r a 3 4 :
como antes de haber concebido. Y cuando a ella dijo su
esposo José, "¿Qué te admiraba?", sus ojos se abrieron; y Cuando la doncella [damalis] dé a luz al Logos de Dios
vio al niño y alabó a Dios, que se había posesionado de su Altísimo,
porción. Y llegó a ellos una voz: "A nadie refiráis esta vi- mas como mujer casada [alochos] dé al Logos un nombre,
sión". Mas la noticia tocante al niño se rumoreó por todo entonces brillará una estrella desde el oriente en medio
Belén. Algunos decían, "la virgen María ha dado a luz sin del día.
llevar dos meses casada"; y muchos decían: "No ha dado
a luz; no ha acudido la partera, ni hemos oído gritos de
dolor". I n t r i g a a ú n a los e s t u d i o s o s l a Epistula apostolorum,
d e la q u e s e d e s c u b r i ó u n a v e r s i ó n e t i ó p i c a e n 1895. P u e d e
E n el l i b r o d e los ocho Oráculos sibilinos h a y a d i c i o n e s c o t e j a r s e con el t e x t o f r a g m e n t a r i o d e u n p a p i r o copto
c r i s t i a n a s d e l t a r d í o siglo II a u n a f u e n t e j u d e o - h e l e n í s t i c a , d e los siglos I V o V y c o n a l g u n o s f r a g m e n t o s l a t i n o s p o s -
y v a r i a s s e c c i o n e s p o é t i c a s h a c e n r e f e r e n c i a a la " s a n t a t e r i o r e s . A l g u n o s e s t u d i o s o s s i t ú a n la Epistula e n el siglo
v i r g e n " o a la " v i r g e n M a r í a " . U n a l a r g a sección p a r e c e I I p o r s u p o l é m i c a a n t i g n ó s t i c a y s u e s c a t o l o g í a arcaica.
p a r a f r a s e a r l a s h i s t o r i a s l u c a n a s d e la a n u n c i a c i ó n y del O t r o s , e m p e r o , v a c i l a n m á s , p u e s n o se c o n o c e m e n c i ó n
n a c i m i e n t o , a ñ a d i e n d o r a s g o s c o m o la r i s a d e la v i r g e n , a a l g u n a de este escrito e n la p r i m i t i v a l i t e r a t u r a cristiana35.
la q u e , d e s p u é s d e l n a c i m i e n t o , h a c e eco la risa d e l t r o n o Al c o m i e n z o d e l a Epistula, d i r i g i d a a l a s " i g l e s i a s del e s t e
celeste33: y d e l oeste, al n o r t e y al s u r " , h a l l a m o s u n a confesión d e
fe q u e m e n c i o n a l a e n c a r n a c i ó n d e l L o g o s e n la " s a n t a
Vino del cielo, y asumió forma mortal. v i r g e n M a r í a " y la h i s t o r i a a p ó c r i f a del n i ñ o J e s ú s q u e
Primero, pues, manifestóse la santa, poderosa forma de desafía a s u m a e s t r o 3 6 :
Gabriel.
Y luego el arcángel dirigió la palabra a la doncella:
"En tu seno inmaculado, virgen, recibe a Dios". Creemos que la palabra, hecha carne en la santa virgen
Así hablando, infundió Dios gracia en la doncella dulce. María, fue transportada [concebida] en su vientre por obra
Pero según escuchaba apoderáronse de ella la alarma y la del Espíritu santo, nació no por placer carnal, sino por la
admiración, voluntad de Dios, fue envuelto [en pañales], dado a conocer
y se írguió temblando — habíase turbado su mente, en Belén; y que se crió y creció según vimos.
su corazón saltaba por nuevas tan inauditas.
Mas se alegró de nuevo y el mensaje caldeó su corazón.
Y rió la doncella, sus mejillas se tiñeron de rojo,
regocijándose alegremente y tocado de pudor su corazón;
34. HSNTA, 2. 709, con n. 1.
35. M. H o r n s c h u h ha d e f e n d i d o c o n v i n c e n t e m e n t e u n a d a t a c i ó n t e m p r a -
33. HSNTA, 2. 740 (8. 458-476). Cf. p. 707-708 en c u a n t o a la fecha: y A l t a - na, Studien zur Epistula Apostolorum, Berlín 1965, 116-117, c o n t r a C. S c h m i d t
ner. Patrología, 100-101. y H. D u e n s i n g . Cf. t a m b i é n de A l d a m a , María, 19, nota 36.
36. H S N T A , 1. 192-193.
242 María en la literatura del siglo II
Ojeada a los textos 243

Es obvia en este texto la dependencia de los materiales Estáis bien persuadidos en cuanto a Nuestro Señor, que es
lucano y joaneo, mas ni el uno ni el otro pueden haber en verdad de la estirpe de David según la carne, Hijo de
sido la única fuente, como lo prueba la subsiguiente his- Dios por la voluntad y el poder divinos, verdaderamente
nacido de una virgen.
toria del maestro. "
Nuestra ojeada ha abarcado una amplia variedad de En Tralianos (9. 1) se puntualiza eso mismo:
textos apócrifos en los que se hace mención de María.
Aparte del Protoevangelio, sin embargo, nunca está ella Sed por lo tanto sordos, cuando alguien os hable aparte de
en el centro de la atención, y aun falta una reflexión cohe- Jesucristo, del linaje de David, de María, que verdadera-
rente sobre su lugar en la historia cristiana. mente nació, comió y bebió...

La doble ascendencia de Jesús es un tema central en


2. Escritos patrísticos Efesios:

Un cuadro similar se nos ofrece cuando miramos a los Hay un solo médico, tanto de la carne como del espíritu,
nacido y nonnato, Dios en el hombre, verdadera vida en la
escritores eclesiásticos del siglo II. Es rara la mera men- muerte, brotado de María y de Dios (7. 2).
ción de María en los tempranos escritos patrísticos. De
entre los "padres apostólicos" no hacen referencia alguna Pues nuestro Dios, Jesús el Cristo, según la dispensación
divina, fue concebido por Maria en su seno, de la semilla
a ella 1 Clem, Didajé, Papías, Bernabé, Hermas, la Epístola de David y del Espíritu santo (18. 2).
de Policarpo, la Epístola a Diogneto. La llamada Segunda
epístola de Clemente, una primitiva homilía cristiana (an- Efesios 19. 1 señala explícitamente el "misterio" del
terior al 150 de nuestra era) alude al advenimiento de nacimiento de Jesús:
Cristo en carne y al logion sinóptico sobre los verdaderos
parientes de Jesús (2 Clem 9. 5, 11), mas en su contexto Y escondidas del príncipe de este mundo estaban la virgi-
no aparece María. nidad de María y su alumbramiento, y asimismo la muerte
La única excepción está en las cartas de Ignacio, obispo del Señor: tres misterios que gritan por ser proclamados,
pero obrados en el silencio de Dios.
de Antioquía (110-115 de nuestra era) ,8. Sus cinco referen-
cias a María no sólo suministran un primitivo testimonio El apologeta Arístides de Atenas (145 de nuestra era
de la fe en la concepción virginal de Jesús, sino que dan aproximadamente) menciona una vez a la "virgen" en lo
lugar a algunas inferencias sobre una situación polémica que se aproxima a una fórmula de fe. El texto podría con-
en la que este tema tuvo que jugar un papel. La realidad tener interpolaciones posteriores 39:
humana del nacimiento de Jesús de la virgen María se
recalca al comienzo de Esmirneos (1. 1): Se le confiesa Hijo del Dios Altísimo, que descendió del cielo
[para la salvación de los hombres] por obra del Espíritu
santo; y [nacido] de una [santa] virgen [sin semilla y en
pureza], tomó carne...

37. "Esto es lo q u e hizo n u e s t r o s e ñ o r J e s u c r i s t o , q u e fue llevado p o r Sólo en Justino mártir, el apologeta y filósofo (muerto
J o s é y María a d o n d e p u d i e r a a p r e n d e r las letras. Y el q u e le e n s e ñ a b a , al hacia el 165 de nuestra era), ganan cierta prominencia en
h a c e r l o , d e c í a l e : 'Di Alfa'. El r e s p o n d i ó y le d i j o : ' D i m e tú p r i m e r o q u é es
B e t a ' " (HSNTA, 1. 193). Este m i s m o logion a p a r e c e en el Evangelio de la in-
fancia según Tomás {6, 3; 14, 2) y en o t r a s p a r t e s . Debe r e p r e s e n t a r u n a
t r a d i c i ó n m á s a n t i g u a . Cf. Gero. Infancy, 71-73; W. B a u e r , Leben, 92-93.
38. Siete c a r t a s se c o n s i d e r a n g e n e r a l m e n t e c o m o a u t é n t i c a s : cf. M. P.
B r o w n , The authentic writings of tgnatius: a study oí linguistic criterio,
D u r h a m 1963. La e j e c u c i ó n de Ignacio en Roma cae en el m a n d a t o de T r a - 39. Apología, 15. 1: cf. E. Goodspeed. Die altesten Cliristlichvn Apologe-
•jano (117 d. C ) . ten, G o t t i n g e n 1914, 19. En c u a n t o a los p r o b l e m a s t e x t u a l e s , cf. vori Cam-
p e n h a u s e n , Virgin birth, 19-20 (ed. orig.: Die Jungírauí-ngehurt tn der Theo-
logie der alten Kirehe, H e i d e l b e r g 1962); de A l d a m a , María, IB-I!) y 330-331.
244 María en la literatura del siglo II Ojeada a los textos 245

la discusión teológica 40 los temas marianos, en particular la Para Ireneo, los temas mariológicos se vinculan, no sólo
concepción virginal de Jesús. Es posible, según dijimos, a preocupaciones cristológicas en sentido estricto, sino,
que Justino conociese el Protoevangelio y lo usara. Pero como muestra la tipología Eva-María de la cita que pre-
su interés en María sirve básicamente a un propósito cris- cede, a su visión total de la historia de salvación y a su
tológico' y soteriológico: el que Jesús nazca de una virgen teoría de la "recapitulación". En este contexto María po-
es, por un lado, prueba de su mesianidad y, por el otro, dría aparecer como nueva Eva y en el umbral de la nueva
signo de un tiempo nuevo. Mientras la Apología de Justino humanidad, m a d r e de ésta, en quien Dios ha efectuado un
se concentra en diversos pasajes sobre la defensa de la nuevo comienzo.
tradición de una concepción virginal (que es un milagro, Las cuerdas pulsadas en Justino e Ireneo pronto fueron
aunque no increíble, a la luz de los paralelos paganos y orquestadas, muy probablemente bajo el influjo adicional
de las predicciones profeticas) 4I, su Diálogo con Trifón el del Protoevangelio, cuya popularidad debió de alcanzar su
judío añade una nueva dimensión. Encontramos aquí, qui- cima antes del siglo II. Los padres de comienzos del siglo
zás por primera vez, el paralelo tipológico entre la virgen III (Clemente de Alejandría, Hipólito, Orígenes, Tertulia-
Eva y la virgen María 4 2 : Eva creyó y obedeció a la ser- no) son propulsores de las tradiciones del siglo anterior.
piente, María creyó y obedeció al ángel. Eva se convirtió Manifiestan tener ya una considerable conciencia, tanto de
así, por su desobediencia, en madre del pecado y de la las tradiciones marianas, como de las que hallamos en el
muerte, pero María, con su obediencia, llegó a ser madre Protoevangelio y de las controversias con ellas relaciona-
de quien destruyó las obras de la serpiente. das. Aun las referencias hostiles a María del polemista
Justino fue seguido por Ireneo en esta ampliación sim- pagano del siglo II Celso, conocidas a través de la refuta-
bólica de la significación de María; Ireneo (que escribió ción de Orígenes, bien pueden estribar (aparte de que Celso
hacia el 180 de nuestra era) fijó la base de esta tipología recurra tal vez a anteriores polémicas judías) sobre la
en la analogía paulina de Adán y Cristo 4 ': ampliación hecha en el siglo II de los fragmentos de tra-
dición mariana que contiene el NT. He aquí algunas citas
El [Cristo] recapituló en sí mismo lo que se había hecho del libro de Orígenes Contra Celso 44:
desde antiguo. Así como por la desobediencia de un hombre
había entrado el pecado, y la muerte como resultado de él
adquirió poder, así por la obediencia de un hombre penetró Después de eso presenta al judío sosteniendo una conver-
la justicia, que hizo florecer la vida de los hombres antes sación con Jesús mismo y refutando a éste bajo muchos
muerta. Y así como Adán fue originariamente hecho del cargos, según piensa: primero, por haber imaginado la his-
suelo no arado y recibió su ser de la tierra virgen (pues toria de su nacimiento de una virgen; y le reprocha el
Dios no había enviado aún lluvia y el hombre no había proceder de una aldea judía, y de una pobre campesina
cultivado el suelo) y fue modelado por la mano de Dios que se ganaba la vida hilando. Dice haber expulsado a
(esto es, por la palabra de Dios "por la que todo fue he- ésta su marido, carpintero de oficio, pues resultó convicta
cho..."), de la misma suerte quien existía como Palabra, de adulterio. Dice luego que, después de expulsarla su ma-
recapitulando en sí a Adán, recibió de María, todavía vir- rido, y cuando andaba errante en forma deshonrosa, secre-
gen, un nacimiento digno de esa recapitulación. tamente dio a luz a Jesús.
Pero volvamos a las palabras puestas en labios del judío,
40. Apología, 1. 21; 22. 5; 31, 7: 46, 5; 54, 8; 63, 16. El p a s a j e m á s c o m p l e t o donde la madre de Jesús dícese haber sido despedida por
es 32, 9-35, 1. Cf. u n e s t u d i o de J u s t i n o en von C a m p e n h a u s e n , Virgin birth, el carpintero y que tuvo un hijo de cierto soldado por nom-
23-26. 31-32; Delius, Geschichte. 52-58; y las secciones r e l e v a n t e s en de A l d a - bre Panthera. Veamos si quienes forjaron el mito, de que
ma, María.
41. E n t r e los ú l t i m o s son pasajes p r o m i n e n t e s Is 11, 1: 51, 5; 7, 14; Miq la virgen y Panthera cometieron adulterio y haber sido ella
5, 2; Is 9, 6. Cf. infra, n o t a s 122-123. despedida por el carpintero, no estaban ciegos al urdirlo
42. Diálogo. 100. Una referencia en la Epístola a Diogneto, 12. 7, se e s - todo para desembarazarse de la concepción milagrosa por
tima a veces como el p r i m e r e j e m p l o ; " E n t o n c e s Eva no es seducida, y la
virgen es o b j e t o de conñanza"; cf. de A l d a m a , María, 265, nota 9. Mas la fe- obra del Espíritu santo.
cha de la epístola es m u y i n s e g u r a (Altaner, Patrología, 123).
43. Adv. haer.. 3. 21, 10; cf. 3. 22. 4; 5. 19, 1. S o b r e I r e n e o en este c o n t e x t o ,
cf. los e s t u d i o s d e P l a g n i e u x , La doctrine, y J o u a s s a r d . La théologie. Asi-
mismo secciones en de Aldama. María; Delius, Geschichte, 58-63; y von 44. 1. 28, 32, 39. ( T r a d u c c i ó n al inglés de H. C h a d w i c k , Origen: Contra
C a m p e n h a u s e n , Virgin birth, 34-44. Celsum, C a m b r i d g e 1953, 28. 31-32. 37-38).
246 María en la literatura del siglo 11 Cuestión de las tradiciones independientes 247

No creo merezca la pena rebatir un argumento que él no camino a un nuevo e independiente acento mariano 46. La
esgrime con seriedad, sino sólo por burla: ¿era entonces madre virginal de Jesús se convirtió entonces en el modelo
hermosa la madre de Jesús? ¿Y por serlo tuvo Dios trato idealizado de una santa y perfecta vida de pureza. Pero
con ella, aun no pudiendo por su naturaleza amar un cuerpo
corruptible? No parece que Dios se prendase de ella, pues ni aun en los círculos que abrazaron la nueva orientación
ni era rica ni de estirpe real: nadie la conocía, ni siquiera encontramos una mariología desarrollada y coherente. Para
sus vecinos. Es por consiguiente ridículo que diga: cuando colmo, gran parte de ese desarrollo se produjo al margen
el carpintero la aborreció y despidió, ni el poder divino del caudal cristiano, pues muchos de los escritos presen-
ni el don de persuasión la salvaron.
tados en la sección precedente surgieron o fueron emplea-
No podemos discutir al detalle en el marco de este dos en grupos repudiados por la iglesia. Algunos de ellos
capítulo los desarrollos maríanos de los padres. Pero al eran declarados heréticos por un grupo, mientras otros los
analizar el aumento de simbolismo mariano en el siglo II, tenían en la más alta estima. De una u otra forma, todos
tendremos que volver sobre los autores patrísticos. Son ellos reflejan los intereses de un grupo especial en un
testigos importantes del estado de la tradición en el tardío particular momento, y no nos sorprenderá hallar inter-
siglo II, si no antes. pretaciones conflictivas y tradicionales enfrentadas.

II. CUESTIÓN DE LAS TRADICIONES INDEPENDIENTES


SOBRE MARÍA 1. Historial y posición de María

La más reciente investigación del Protoei>cmgelio de


Si accedemos a los textos marianos del siglo II con la Santiago47 confirma el hecho de que este escrito no es
esperanza de que reproduzcan ulteriores fuentes indepen- ninguna excepción, y no suministra información nueva
dientes que impulsen nuestra investigación, puede que el alguna sobre la "María de la historia". Aunque su autor
resultado nos decepcione. Muy poca información que no escribe probablemente dentro de la iglesia, fácilmente se
brinde el NT suministra la literatura extracanónica, in- percibe en él un interés apologético, que comparte con
cluidos los apócrifos. Además, como en el NT, la madre otros escritores del mismo período. María es para él el
de Jesús aparece casi siempre relacionada con preocupa- honorable modelo de una vida virginal pura, que él realza
ciones y discusiones cristológicas. Aun cuando hubiese in- en cuanto voluntad de Dios para sus lectores. La vida de
terés por la persona de María, nadie parece haber dispuesto María se convierte de ese modo para él en vehículo de una
de recuerdos independientes sustanciales sobre su vida y teología con un acento específico. Su historia estriba sobre
función en la primitiva iglesia. Las escasas noticias con- los evangelios canónicos, en especial las narraciones nata-
tenidas en fuentes ajenas al NT son al parecer rumores, licias de Mateo y Lucas. Adiciones y modificaciones llevan
tradición oral o especulación teológica, que ni siquiera el cuño de la ampliación hagiográfica. El autor a porta
las primeras generaciones pudieron comprobar. libremente detalles con objeto de dar viveza a su relato,
Por otra parte en el siglo II los propios textos canónicos extrayendo "no de la indagación histórica, sino solamente
demostraron estar abiertos a desarrollos interpretativos, de su chispeante imaginación" 48 . Lo cual no implica que
al ser impactados por nuevos acentos del cristianismo,
disputas polémicas entre grupos opuestos (docetas, gnós-
ticos, judaizantes) y, en fin, la exposición alegórica y 46. J u n t o con el i n t e r é s preteológico en la figura de la miiilrr, 1' KiiNrh
s u b r a y a el ascetismo c o m o raíz s e g u n d a en i m p o r t a n c i a parji el d^Hiit i'ollo
tipológica de los pasajes bíblicos. El auge de las tendencias mariológico-. Martologische W e r t u n g e n . En c u a n t o a la imputUmi'ln d r Nli'lu
ascéticas y encratitas 4 5 a través de toda la iglesia abrió en este c o n t e x t o , cf. A. H a m m a n . Le Sitz im L e b e n des artes in>iwrui>>f' <'"
nouveau testament, en Studia patrística, Berlin 1966. 62-liíl.
47. Cf. supra, n o t a 25; asimismo en la bibliografía la» obniH NOIII'P al
Protoevangelio, p o r C o t h e n e t , de A l d a m a , de S t r y c k e r . Smld, vim St«mipvoort,
48. De S t r y c k e r , P r o t é u a n g i l e , 356. Cf. asimismo las obNurvitrlunrR m e -
45. Este m o v i m i e n t o a c e n t u a b a el celibato frente a las relaciones sexua todológicas de L a u r e n t i n , Court traite, 169 (ed. cast.: La cuestión mnrtuna,
y el m a t r i m o n i o . M a d r i d 1964).
248 María en la literatura del siglo II
Cuestión de las tradiciones independientes 249
determinados rasgos en el Protoevangelio no reflejen po-
sibles tradiciones independientes, en particular cuando di- dro, del nacimiento del Bodhisattva, y de la Égloga IV de
vergen de los datos bíblicos. Esas posibilidades son sin Virgilio 51 . En resumen, una cosa resulta clara: el autor del
embargo escasas, como se desprende del estudio de dos Protoevangelio no delata empleo de fuentes independientes
referencias marianas importantes que se ha supuesto en- significativas para la vida de María; tuvo al parecer como
cierran una tradición más antigua. fuente principal los evangelios canónicos.
1. Los nombres de los padres de María: Joaquín y Ana Además del "relato" del Protoevangelio, la tradición
(1-5). Son nombres que no han tenido rivales; todas las del siglo II contiene algunos detalles específicos sobre el
• referencias posteriores a la familia de María los aceptan. historial de María, que han de ser examinados aquí. Que
Ambos tienen precedentes en los LXX, de donde pueden María fuese "galilea", se dice en los Hechos de Pablo.
estar tomados: Joaquín de Dan 13 (Susana); Ana de 1 Sam Semejante información es ciertamente una inferencia del
1-2; Tob 1, 9. 20. Dado que, por ley de hagiografía, es rasgo encuadre de la anunciación lucana y en general de las
común que reciba nombre quien no lo tiene, permanece noticias evangélicas, según las cuales Jesús era oriundo
dudosa la fiabilidad histórica de nuestra información, en de Nazaret, en Galilea.
especial cuando ya Le 2 establece el paralelo entre María Con mayor fuerza todavía se reivindica en la literatura
y Ana. del siglo II que María era una davídida. Así parece supo-
2. El nacimiento de Jesús en una cueva cerca de Belén nerlo ya Ignacio (especialmente Ef 18, 2) 52; es claro en
(18, 1; 19, 1-3; 20, 3; 21, 3) 49. Semejante localización difiere Protoevangelio 10, 1, Justino, Ireneo, Ascensión de Isaías
del "pesebre" de Le 2, 7. 12. 16, pudiendo representar una y 3 Cor. Por supuesto, ya el NT dice del propio Jesús que
antigua tradición antagonista. Idéntica localización apa- era un davídida 5 \ y se refiere de "parientes del Señor"
rece en el Diálogo de Justino (78. 5; que depende tal vez que fueron acusados ante el emperador Domiciano M de
de nuestro texto), y luego en Orígenes. Del pesebre, sin pretensiones a la realeza davídica. Con toda probabilidad,
embargo, se hace ulterior mención en el Protoevangelio sin embargo, cualquier protesta histórica de ascendencia
(22, 2), como escondite en el que María pone al niño y lo davídica hacíase a través de José (Mt 1, 20; Le 1, 27). El
oculta a los soldados de Herodes. La "cueva" pudo imagi- Diatessaron, con referencia a Le 2, 4, parece haber reivin-
narse como aprisco al que los pastores conducían el rebaño dicado que, tanto como José, era María de ascendencia
(Le 2, 8), con pesebres en los que echar de comer a las davídica 55, y la atribución a ésta en el siglo II de abolengo
ovejas. 5a davídico 56 se relaciona generalmente con el título "virgen"
Ni siquiera los casos más leves en los que el autor (y por consiguiente quizás con el pasaje davídico en Is 7,
diverge de la tradición sinóptica deben mirarse como re- 13-14). Puede tengamos en esa atribución una deducción
flejo de fuentes independientes. Por ejemplo, cuando sitúa teológica que quiere reconciliar a Jesús en cuanto "Hijo
la anunciación en Jerusalén (11, 1), es sólo consecuente de David" (Rom 1, 3; cf. supra, cap. 3 III 2) con la creencia
con su cuadro geográfico general, que une a la referida en su concepción virginal. Todavía otra tradición, atesti-
ciudad toda la temprana vida de María. En el Protoevan- guada por Orígenes y Efrén Siró (muerto en 375 d. C ) ,
gelio puede percibirse el rastro de numerosos motivos lite-
rarios populares hallados en otros escritos de este género,
por ejemplo, el silencio cósmico al momento de nacer el
Salvador en 18, 2, de la relación que hace José en primera 51. Cf. Smid, Protoevangelium, 127-128. Van S t e m p v o o r t y C o t h e n e t s u b -
persona. Es una reminiscencia del nacimiento de Alejan- r a y a n el m a t e r i a l j u d e o - h a g g á d i c o aquí y en o t r a s p a r t e s . La referencia al
silencio cósmico se i n t e r p r e t a a m e n u d o como interpolación, p u e s el a n t i g u o
t e x t o papirológico B o d m e r V no lo c o n t i e n e .
52. Cf. supra, p. 243; asimismo d e A l d a m a , María, 78-80; W. B a u e r , L e b e n ,
13-15.
49. En c u a n t o al motivo del Protoevangelio q u e se cita, cf. Benz. Die 53. B r o w n . Birth, 505-512,
heilige Hohle. 54. El r e l a t o de Hegesipo se halla e n Eusebio, Historia, 3. 19-20.
50. B r o w n . Birth, 401. Hace referencia al pasaje isaiano 33, 16 (LXX) • 55. Cf. Ephrém: Commentaire de Vévangile concordant, ed. de J. Leloir,
" M o r a r á en u n a g r u t a alta de fuerte roca". P a r í s 1966, 58-60,
56. Cf. supra, c a p . 6, n o t a 131.
250 María en la literatura del siglo 11
Cuestión de las tradiciones independientes 251
57
atribuye a María origen levítico . Parece obvio que estas
particulares afirmaciones genealógicas sobre su madre fue- ticulares del material celsiano pueden entenderse como
ron modeladas según ciertos supuestos cristológicos rela- distorsiones tendenciosas de conocidas tradiciones cristin-
tivos a la provenencia del Mesías 58, y no pueden invocar nas, más que corno reflejo de fuentes independientes. Ln
otra significación que la teológica. idea de que María era una pobre campesina puede estribnr
La claridad es menor en cuanto a los detalles que el en el obvio malentendido de ser Nazaret una "aldea" judía
crítico pagano Celso consigna, en su polémica anticristiana, sin relieve. El despido de María por parte del carpintero
como los refiere Orígenes. Por toda fuente, Celso recurrió a causa del adulterio haría eco a la tradición mateana
a "un judío", y su información puede llegar sustancial- sobre la duda de José. El andar ella errante y que diera
mente hasta antes de mediar el siglo II. Por ejemplo, Celso a luz a Jesús en algún rincón recuerda el viaje a Belén,
da por padre de Jesús a Panthera ", y "ben P a n t h e r a " la cueva, el pesebre. Así, aunque la relación de Celso
(hijo de Panthera) llama más tarde el Talmud a Jesús 60. ciertamente nos familiariza con algunos temas de la pri-
El cargo de nacimiento ilegítimo se documenta una y otra mitiva polémica antijesuánica, puede que esta polémica
vez 61 ; por ejemplo, los Hechos de Pilato (2, 3) lo consignan contenga poca historia.
como acusación judía ante Pilato, si bien no hay certeza
sobre la fecha del pasaje 62 . Tertuliano refiere que, en la
polémica pagana, Jesús es llamado "hijo de un carpintero 2. María durante el ministerio de Jesús
y de una prostituta", aludiendo tal vez a Celso ". Es pro-
bable, sin embargo, que semejante polémica anticristiana Poca importancia parece atribuirse al papel de María
presuponga la reivindicación cristiana de una concepción durante el ministerio de Jesús. Sin embargo, hay en ella
virginal, a la que opone una explicación más natural. El referencias a los principales episodios de los evangelios
propio nombre del supuesto padre de Jesús, Panthera, ha canónicos, con elementos de interpretación y comentario.
sido explicado por algunos estudiosos como distorsión del En el fragmento del Evangelio de los nazareos1* arriba
vocablo "parthenos" (virgen) M. Otros lo derivan de la citado (nota 14) aparece una nueva historia. Objeto del
palabra griega por "pantera". No es raro que se llamen breve diálogo parece ser la afirmación de la impecabilidad
así algunos soldados romanos de la época 65 ; pero es vano de Jesús, quien no necesita del bautismo de Juan para el
el intento de hallar tras la historia de Panthera las "ver- perdón de los pecados 67 . Como en los sinópticos, aparecen
daderas" circunstancias del nacimiento de Jesús. Los par- juntos la madre y los hermanos. Al igual que la madre
en J n 2, 1-11 y los hermanos en J n 7, 1-9, una y otros
apremian a Jesús para que dé el paso al que él se opone.
57. Orígenes, Comentario a Romanos, 1, 15 (PG, 14. 850C); Ephrém, 58-60;
a m b o s a u t o r e s r e c h a z a n esta tradición. Cf. supra, cap. 6, n o t a s 85 y 131. Parece que madre y hermanos malentienden su verdadera
58. T. Sim. 7; T. Leví 2, 11; T. Dan 5, 10: T. G a d 8, 1; T. J o s . 19, 11 c o m -
b i n a n todos ellos las líneas de David (Judá) y Leví. d e s u e r t e q u e J e s ú s naturaleza 6 8 , pero no queda clara la intención de criticar
a p a r e z c a como r e y y s a c e r d o t e . No está claro si tales pasajes son i n t e r p o l a - a María. Se destaca fija sobre Jesús la tendencia apologé-
ciones c r i s t i a n a s de Jos Testamentos, o r e p i t e n m á s bien la e s p e r a n z a de dos
u n g i d o s (mesías); cf. CBSJ. a r t . 68 § 104, y D. S l i n g e r l a n d . The Testaments tica, mientras que María se presenta como figura secun-
of the twelve patriarcas: a critical history of research, Missoula 1977, e s p e - daria Resch, Jeremías y otros consideran al logion "in-
c i a l m e n t e 45-49.
59. Cf. supra, nota 44; Vagaggini, María, 47-65. P a r a u n a i n t e r p r e t a c i ó n
de la t r a d i c i ó n d e la " p o b r e z a " de María, cf. Vogt, Ecce ancilla, 251-256.
60. b. Sabb. 104b; b. Sanh. 67a. Cf. (Strack-) Billerbeck, 1. 36-38; M. Gold-
stein. Jesús in the Jewish tradition, N e w York 1950, 35-39. 118-122 (sobre
María). 2
66. Cf. A. Resch, Agrapha: Aussercanonisehe Schrittfragmentc, iA'lpy.ig
61. B r o w n . Birth, 534-542, suscita la cuestión de si se r e m o n t a al m i s - 1906, 233-234; J. J e r e m í a s , P a l a b r a s desconocidas de Jesús, SnliimnncH
mo NT; cf. supra, cap. 7, 17. '1979, 28.
62. HSNTA, 1. 453-454; cf. supra, nota 9. 67. Un pasaje p a r a l e l o del p s e u d o - C i p r i a n o S o b r e la rebautizados (17)
63. De spectaculis. 30. 6. a t r i b u y e la escena a cierta apócrifa y. p o r lo d e m á s , desconoctdn Prai'dtcntio
64. Cf. L. P a t t e r s o n . Origin of the ñame Panthera: J T S 19 (1917-1918) 79- Pauli: "[Allí] e n c o n t r a r é i s a Cristo, único q u e no pecó, y que dl.to hjiber
80; J. K l a u s n e r , Jesús de Nazaret, B u e n o s Aires 1971. 25. sido obligado por su m a d r e María a r e c i b i r el b a u t i s m o de J u a n cnsl c o n t r a
65. Cf. D e i s s m a n n , Der Ñame Panthera, en C. Bezold (ed.), Orientalische su v o l u n t a d . Dícese a s i m i s m o q u e a p a r e c i ó fuego sobre el agua, c u a n d o fue
Studien für Theodor Noldecke, Giessen 1906, 871-875. bautizado".
68. El paralelo de la nota a n t e r i o r h a c e a María única r e s p o n s a b l e de la
presión i m p r o p i a m e n t e ejercida sobre J e s ú s .
252 María en la literatura del siglo II
Cuestión de las tradiciones independientes 253
vención tendenciosa"; no puede, sin embargo, excluirse del
todo una tradición independiente más antigua.
De la boda de Cana se hace mención en la Epistula
apostolorum 5 M: No se le hubiera anunciado estar fuera su madre y sus
hermanos con objeto de verle, si no tenía madre y hermanos.
Entonces hubo una boda en Cana de Galilea, y fueron invi- En este contexto acentuaba él la circunstancia de que
tados él, su madre y sus hermanos. Y convirtió el agua en
vino. la m a d r e de Jesús y los hermanos de éste (a los que con-
sideraba hijos menores de María) no estuvieran entre los
La madre y los hermanos aparecen aquí en grupo, según seguidores de Jesús, sino que permaneciesen fuera como
insinúa J n 2, 21 70. No puede decirse si los cuenta entre prototipos de incredulidad 7 4 :
quienes no comprenden a Jesús o entre los discípulos.
Ireneo supone una crítica de María y de su precipitación, En la madre separada hay una figura de la sinagoga, y otra
de los judíos en los hermanos incrédulos. En ellos está fuera
cual se halla en J n 2, 4 7 ': Israel.
Cuando María urgió el admirable signo y prematuramente El logion 99 del Evangelio de Tomás contiene una forma
ansió participar del cáliz que preveía, dijo el Señor, recha- de esta tradición 7 5 . Son ahora los discípulos de Jesús quie-
zando su prisa inoportuna: "Mujer, ¿qué tengo yo que ver
contigo?". nes informan a éste sobre los hermanos y la madre, que
están fuera. El logion de Jesús sobre su verdadera familia
Es obvio que Ireneo no veía contradicción entre esta se dirige ahora a los discípulos, quienes oyen la promesa
reprensión y su exaltada imagen de María en otros pasajes. de que "éstos son los que entrarán en el reino de mi
El logion sobre la verdadera familia de Jesús (Me 3, Padre". Al parecer el contexto es la enseñanza de Jesús
31-35 par) ostenta un historial algo sorprendente e musi- sobre el seguimiento. El logion 101 vuelve sobre los requi-
tado. Cuenta Epifanio de Salamina que ciertos "ebionitas" sitos del verdadero seguimiento: con el amor a los verda-
negaban la humanidad de Jesús apoyados en este texto n. deros padres celestiales contrasta el odio a los naturales.
En realidad ya Tertuliano citaba semejante lectura como La conclusión sugeriría que Jesús rechaza a su madre
"el mayor argumento" de docetas cuales Marción y Apeles, terrestre en favor de la otra verdadera, presumiblemente
quienes sostenían que Jesús negaba en este logion su na- el Espíritu santo. (Según hemos visto, se halla en otro
cimiento carnal. Según lógica de ellos, el rechazar Jesús lugar la noción de un Espíritu santo femenino, en cuanto
a "madre y hermanos", que estaban fuera, y apelar a la madre de Jesús). El rechazo de los padres humanos apa-
familia de discípulos, que estaba dentro, equivalía a negar rece una vez más subrayado por el logion 105. Se llama
madre y hermanos naturales y, por lo tanto, el haber en él "hijo de ramera" a quien reconozca padre y madre.
"nacido". Tertuliano replicaba 71: Puede especularse que semejante expresión refleja la po-

74. De carne Christi, 7. 13. Cf. 7. 9: "Los h e r m a n o s del S e ñ o r no c r e í a n


69. H S N T A . 1. 193. en él, c o m o afirma el e v a n g e l i o d i v u l g a d o con a n t e r i o r i d a d al t i e m p o d e
70. Cf. supra, cap. 7, nota 30. Marción. De la m a d r e se dice asimismo q u e no se a d h i r i ó a él, m i e n t r a s q u e
71. Adversus haereses, 3. 16. 7. J o u a s s a r d a d m i t e "un cierto r e p r o c h e " : M a r t a , María y o t r a s g o z a b a n de su í n t i m a c o m p a ñ í a . Su i n c r e d u l i d a d se m a -
La théologie, 276. P a r a u n a i n t e r p r e t a c i ó n más b e n i g n a c o n f o r m e con otros nifiesta finalmente en este p a s a j e : M i e n t r a s J e s ú s e n s e ñ a el c a m i n o de vida
i n t e n t o s d e s a l v a g u a r d a r la inocencia de María, cf. de A l d a m a , María, 320-324. a sus a d e p t o s de fuera, faltan los m á s c e r c a n o s " . En 7. 13. T e r t u l i a n o a ñ a d e
72. Panarion, 30. 14, 5: "Niegan de n u e v o q u e sea un h o m b r e , b a s a d o s u n a r e f e r e n c i a a Le 11, 27 como si tuviese el m i s m o significado: "Del m i s m o
a p a r e n t e m e n t e en la p a l a b r a que p r o n u n c i ó el S a l v a d o r c u a n d o le fue d i - m o d o replicó a a q u e l l a e x c l a m a c i ó n , no n e g a n d o el v i e n t r e y los pechos de !a
c h o : 'He ahí q u e tu m a d r e y t u s h e r m a n o s están fuera', a saber, ' ¿ Q u i é n e s m a d r e , sino l l a m a n d o m á s b i e n a v e n t u r a d o s a los q u e o y e n la p a l a b r a d e
son mi m a d r e y mis h e r m a n o s ? ' Y e x t e n d i e n d o la m a n o hacia sus d i s c í p u - Dios".
los, d i j o : 'Los que h a c e n la v o l u n t a d de mi P a d r e son mis h e r m a n o s , m a d r e 75. Cf. s u p r a , p. 236s; Logia 99, 101, 105. C o m e n t a r i o en J . - E . M é n a r d .
y hermanas'". L'évangile selon Thomas, L e i d e n 1975, 198-200, W. S c h r a g e , Das Verh-áltnis
73. Adversus Marcionem. 4. 19, 7: cf. De carne Christi, 7. 1. cíes Thomas-Evangeliums zur synoptischen Tradition und zu den koptischen
Evangelienübersetzungen, B e r l i n 1964, 122. 185-189; B. G a r t n e r , The theology
o] the Cospel of Thomas, L o n d o n 1961, 137-138; R. McL. Wilson, Studies in
the Gospel of Thomas, L o n d o n 1960, 115-116.
254 María en la literatura del siglo II
El tema de la virginidad de Maria 255
lémica judía o pagana contra el nacimiento virginal, la
cual recibe una interpretación apta para esclarecer por qué de Nicea no nos suministra testimonio alguno sobre la
no se aplica a Jesús: Jesús puede ser el "hijo de una asunción" 8 2 . El que de hecho se haya desarrollado esta
ramera" sólo para quienes se interesan por sus orígenes tradición debe asociarse con la difusión de la devoción y
naturales, no para quienes conocen los verdaderos padres piedad marianas en siglos posteriores. La raíz histórica de
celestiales de él (y suyos). Es innegable el tenor gnóstico esa difusión está probablemente en el desarrollo que expe-
de estas interpretaciones. Sin embargo, si el Evangelio de rimenta la función mariana de virgen madre de Jesús;
Tomás, logion 99, refleja a este punto una tradición más tema de gran importancia para la primitiva cristología,
antigua, puede haber un rastro de ella en una primitiva muy fructífero en la prosecución de un interés indepen-
interpretación que refuerza el tono más negativo de Me diente por la persona de María y su potencial simbolismo.
3, 31-35 en contraste con Le 8, 19-21.
La presencia de la madre de Jesús junto a la cruz
(cf. Jn 19, 25-27) no es mencionada en el siglo II salvo III. E L TEMA DE LA VIRGINIDAD DE MARÍA
por Taciano en su Diatessaron ?6. Tampoco hallamos refe-
rencia alguna a una aparición postresurreccional de Jesús Durante el siglo II es considerable el interés por la
a María. Más tarde, el comentario de Efrén al Diatessaron concepción y alumbramiento de Jesús, que contrasta con
atribuye a la madre de Jesús 7 7 la aparición de éste a María la falta de interés por cuanto atañe al papel de María en
Magdalena junto a la tumba y el diálogo que sostiene con su ministerio. De nuevo casi todas las referencias maria-
ella (Jn 20, 15-16). No hay pruebas de que esta corrección nas parecen reconocer como base el material canónico, es
se remonte a Taciano, pero la presuponen otros textos de decir, las narraciones natalicias mateana y lucana. Cierto,
fecha posterior 7íf . En un desarrollo ulterior los Hechos hay en el siglo II, aun dentro de círculos cristianos, algu-
griegos de Tadeo '" (siglo VI) reivindican la prioridad ab- nas pruebas de creencia en una generación normal de
soluta de María en las apariciones pascuales: "Y se apa- Jesús por un padre y una madre humanos. El testimonio
abrumador, sin embargo, cae del lado de la concepción
reció en primer lugar a su madre y las demás mujeres".
virginal.
Estas fuentes del siglo II callan también en cuanto a
la residencia de María en Efeso, que puede ser una infe- En cuanto al hecho mismo del nacimiento, una línea
rencia de J n 19, 27, al presumir que el discípulo amado de pensamiento cristiano acentuó sus aspectos milagrosos:
fuese Juan de Efeso 80 . Aun cuando existiera semejante ausencia de dolores de parto, o bien una-"aparición" sin
tradición en el siglo V por el tiempo del concilio de Efeso clarificar del niño. Otra línea, que reaccionaba al aparente
(431 d. C ) , no gozó de mucha aceptación. Su desarrollo docetismo implicado en semejantes milagros, insistía en
se sitúa en el medievo. 8 I la realidad del nacimiento de Jesús, al tiempo que acen-
Además, la idea de la asunción de María al cielo ha tuaba su singularidad en términos de la concepción vir-
dejado una huella mucho mayor en la literatura del siglo ginal que a él precedía.
III que en la del siglo II. M. Jugie, la autoridad más
grande en este campo, concluía su monumental estudio
con esta frase: "La tradición patrística anterior al concilio 1. Entre judeocristianos y gnósticos

La invocación de una normal concepción humana no


76. Cf. Ephrém (supra. nota 55). 382.
se restringía a un segmento específico del movimiento
77. Ibtd.. 386-391. Cf. supra, cap. 7. nota 80. cristiano o a una herejía concreta, como si la concepción
78. Cf. W. B a u e r . Leben, 263; Gianelli, Témoignages.
79. Acta Thaddaei, 6 (Acta apostolorum apocrypha. ed. L i p s i u s - B o n n e t ,
Leipzig 1891, 1. 277).
80. Cf. B r o w n . Gospel, 2, 923: a s i m i s m o supra, cap. 7, n o t a 61.
81. Cf. M. J u g i e . La mort et l'assomption de la sainte Vierge: étude 82. íbid., 56. Cf. un t r a b a j o r e c i e n t e s o b r e la cuestión en W. B u r g h a r d t ,
historico-doctrinale. Cittá del Vaticano 1946. 96-98. Testimony; y A. Wenger, L'assomption de la tres sainte Vierge dans la tradi-
tion du VI' au X- siúele, P a r í s 1955.
256 María en la literatura del siglo II
El tema de la virginidad de María 257
virginal fuese punto de grave división en la historia de
la primitiva iglesia. Mencionamos ya la polémica tradición ban que "Jesús había nacido de José y de María" M . La
judía para la que el hijo de María era ilegítimo. La duda misma actitud se atribuye a Cerinto, a un gnóstico por
de José (Mt 1, 19-20) fue a menudo interpretada en el nombre Justino y a Carpócrates. Ilustra su forma de com-
sentido de tal posibilidad 81. Desde campos diferentes, sin binar la concepción natural del Salvador con su origen
embargo, numerosos cristianos claramente miraban a José sobrenatural el informe de Ireneo sobre un grupo innomi-
como padre natural de Jesús. Para Ireneo era señal de nado de gnósticos, según los cuales "Jesús nació de José
herejía ebionita atenerse a una generación humana de Je- y de María, y Cristo descendió a él, procedente de reinos
sús, cuando Dios había dado a la humanidad una nueva superiores, sin carne e impasible" 90 . Basados en el concepto
señal en su virginal concepción 84 . En apariencia, Ireneo de las dos naturalezas, humana una y divina otra, los
supuso el carácter polémico de esta posición judeocristia- valentinianos establecían un lazo entre la generación na-
na, presumiendo se hubiese formulado para contrarrestar tural y la intervención divina.
la tradición de la concepción virginal. Cierta confirmación Mientras que algunos gnósticos sientan una concepción
de semejante lectura puede hallarse en la noticia que y un nacimiento de Jesús del todo humanos, otros podían
Ireneo tiene de que los referidos judeocristianos leen nea- negar el nacimiento humano de Jesús, de acuerdo con
nis (doncella) en Is 7, 14, más bien que parthenos (virgen), Marción, quien sostenía que Cristo simplemente "apareció"
como los judíos contra quienes argüía Justino 8 5 que así como a d u l t o " . Compartían esta última idea Cerdón, Sa-
querían invalidar la prueba de la profecía. Es también turnino, Basílides, Apeles y Monoimo n. La apócrifa 3 Cor
posible, sin embargo, que su posición reflejase simplemente hace referencia a la opinión heterodoxa de que "el Señor
la defensa de una tradición anterior contra "nuevas" rei- no vino en carne, ni nació de María" 93. Parece que seme-
vindicaciones relacionadas con la concepción virginal, que jantes docetas consideraban impropia la idea misma de un
ellos no estaban dispuestos a admitir. La tradición herética Cristo divino que se viese sujeto a un nacimiento humano.
posterior delata una división entre los ebionitas: algunos En el siglo II lo expresaba sucintamente el profeta Mani 9 4 :
persistieron en rechazar la concepción virginal, mientras
que otros la aceptaron 86. A comienzos del siglo III Orígenes Lejos de mí confesar que Nuestro Señor Jesucristo descen-
sabe aún de cristianos gentiles, aunque en realidad esca- diera mediante los naturales órganos reproductores de una
mujer. Pues él mismo atestigua que descendió del seno del
sos, que no creían a Jesús concebido virginalmente 8 7 ; y el Padre.
NT sirosinaítico contiene correcciones textuales a Mt 1,
16. 21. 25; Le 2, 4. 5, que, según lectura de algunos, impli- El Evangelio de Tomás emplea el logion sobre la ver-
caría la paternidad natural de José. 8 8 dadera familia de Jesús para acentuar que éste procede
La mayoría de las especulaciones gnósticas sobre el de un P a d r e y de una madre celestes, mas no es posible
descenso celeste de Jesús parecen suponer a éste física- decidir si Tomás presupone la tradición sinóptica de la
mente engendrado por José y María. Según Orígenes, no concepción virginal de Jesús (aunque rechazase dicha tra-
sólo los ebionitas, sino también los valentinianos afirma- dición en cuanto a María). Aunque el Evangelio de Felipe

83. Cf. Protoevangelio, 13. 1 (HSNTA, 1. 381); J u s t i n o , Diálogo, 78. 3; 89. Orígenes, Comentario a Tito ( f r a g m e n t o latino, PG, 17. 1304).
Hechos de Pilato, 2, 3 (cf. supra, notas 9 y 62). 90. I r e n e o , Adversus haereses, 3. 11, 3.
84. Adversus haereses, 5. 1, 3. 91. Cf. T e r t u l i a n o , Adversus Marcionem, 1. 15, 19; 3. 11; 4. 7, 21.
85. Ibid.. 3. 21. 1; cf, J u s t i n o , Diálogo, 43. 7-8; 67. 1; 84. 3. P a r a el signi- 92. Cf. las r e f e r e n c i a s e n von C a m p e n h a u s e n , Virgin birth, 23, n o t a 3
ficado de Is 7, 14 en el original h e b r e o , cf. supra, cap. 5, notas 54-55. (ed. orig.: cf. n o t a 39).
86. Orígenes. Contra Celsum. 5. 61; Eusebio, Historia, 3. 27, 2-3; Epifanio, 93. Cf. s u p r a , p . 238s.
Panarion, 30. 2-3, 14. 16. Cf. el m a t e r i a l en W. B a u e r , Leben. 30-31. 94. Citado p o r los Acta Archaelai, 54 (47; GCS, 16. 80). Cf. Epifanio s o b r e
87. Orígenes, Comentario a Mateo, 16. 12 (Mt 20. 29-34). los m a n i q u e o s : Panarion, 66. 6, 9: "A tal p u n t o llegó, p u e s , su v a n a labor,
88. Cf. supra, cap. 5, nota 13; cap. 6. nota 110; B r o w n , Birth, 62-64. 130. q u e no a d m i t í a n s e r el U n i g é n i t o , el Cristo que h a b í a d e s c e n d i d o del seno
132. 396-397. del P a d r e , hijo de u n a m u j e r l l a m a d a María, n a c i d o d e la c a r n e y la s a n g r e
y otras impurezas de mujeres".
258 María en la literatura del siglo II
El tema de la virginidad de María 259
95
(supra, p. 235 s) claramente emplea los relatos mateano y
lucano, reputa aun así a Jesús descendencia de José (73, 8) 2. En los escritos patrísticos
y de María (59, 6). Niega que María concibiese sin marido
por obra del Espíritu santo, pues éste es femenino (55, 23). En el siglo II la gran mayoría de escritores eclesiás-
Afirma que Jesús nació de una virgen, como de dos vír- ticos admitía al parecer la concepción virginal como parte
genes recibió Adán el ser, "el Espíritu santo y la virgen de su reconocimiento de los evangelios mateano y lucano.
tierra" (71, 16). La virgen madre, sin embargo, no es ya Atestigua el hecho de compartir todos ellos esta creencia
un ser humano, sino el símbolo de un poder divino. (Halla- la designación de "virgen" que se da a María, reflejo de
mos una idea similar en un fragmento del Evangelio según Is 7, 14, cual lo cita Mt 1, 23 (Le 1, 32). La Epistula apos-
los hebreos). Símbolo del Espíritu santo es el nombre de tolorum 3 explica ese título refiriéndolo a J n 1, 13-14:
ella: "hermana, madre y compañera" de Cristo (59, 6). "Creemos que el Verbo, hecho carne por la (santa) virgen
Si el Evangelio de Felipe es valentiniano, parecería María, fue transportado (concebido) en su seno por el Es-
confirmado el informe de Orígenes, según el cual los "va- píritu santo y nació, no por el placer de la carne, sino por
lentinianos" consideraban a José padre natural de Jesús. la voluntad de Dios 10°. La precisa interpretación de "vir-
(Orígenes no esclarece si este grupo conocía la concepción gen", sin embargo, se fue desarrollando durante el siglo II.
virginal; y de conocerla, si la combatía o interpretaba
simbólicamente). Ireneo cita a valentinianos que se adhie- Virginitas ante partum. En las referencias a María
ren a la convicción de que Jesús "pasó a través de María como "virgen" el acento recayó sobre su virginidad antes
como agua por un caño" 96 . Apenas cabe duda de que esta de dar a luz, es decir, María concibió a Jesús sin con-
fórmula quería interpretar el nacimiento virginal. Tertu- curso de varón. Es lo que implican las narraciones evan-
liano caracterizaba una posición valentiniana con la fór- gélicas de Mt y Le. Pero semejante noción tiene que sig-
mula: per virginem non ex virgine (por la virgen, no de nificar la virginidad de María en el alumbramiento mismo,
ella) 97. Tal vez los valentinianos que aceptaban los cuatro o su perpetua virginidad después de nacido Jesús. En
evangelios canónicos aceptaban asimismo la tradición de esclarecimiento de lo cual Tertuliano, que rechazaba aún
la concepción virginal y empleaban semejantes interpre- toda interpretación más amplia, acuñó la frase "": Virgo
taciones para explicar que el Cristo divino no estaba man- quantum a viro, non virgo quantum a partu (virgen en
cillado por la mezcla de ningún elemento humano. Tene- relación a un marido, no virgen en relación al parto).
mos de 'hecho amplias pruebas patrísticas en cuanto a la Esta comprensión restringida de "virgen" es la única
figura valentiniana del "agua que fluye por un caño", enri- que puede comprobarse con certeza en las tempranas re-
quecida a veces por otras tales como "luz que pasa por una ferencias de las cartas ignacianas. En Ej 19, 1 enumera
grieta" 98. Parece también haber sido empleada por otros, Ignacio "tres misterios de silencio" que permanecieron
así los bardesanitas 9 9 . Ya Ireneo la había denunciado y ocultos al príncipe de este eón: la virginidad de María, su
repelido por doceta. Mas parece haber ejercido cierta alumbramiento y la muerte del Señor. Como la muerte
atracción sobre círculos interesados por la glorificación de se menciona aparte, el término "virginidad" hace proba-
María en cuanto virgen pura, según veremos. blemente referencia al tiempo que le precede a aquella 102.
Claramente encauza Ignacio la idea de nacimiento virgi-
nal contra quienes niegan la verdadera humanidad de
95. C o m e n t a r i o en Wilson, Gospel of Philip (supra, n o t a 17). 81-82; Jesús, dando así casi mayor importancia a la realidad del
J . - E . M é n a r d , L'évangile selon Philippe, P a r í s 1967, 136-137. 150-151. 201-203.
96. Adversus haereses, 1. 7, 2; cf. 3. 11, 3.
97. T e r t u l i a n o , De carne Christi, 20. 1; cf. 20. 2; De resurrectione carnis,
1; Adversus valentinianos, 27. Cí. p s e u d o - T e r t u l i a n o , Adversus omnes haere- 100. H S N T A , 1. 192-193.
ses, 4. 5 (CCL, 2. 1407). 101. De carne Christi, 23.
98. Cf. W. B a u e r , Leben, 37-38. 102. El t é r m i n o parthenia (virginidad) en Ef 19, 1 se h a leído a m e n u d o
99. Cf. A d a m a n c i o , De recta in deum fide, 5. 9 (GCS, 4. 1901), d o n d e s e como "estado d e v i r g i n i d a d " . Ya J e r ó n i m o citaba a Ignacio e n t r e los testigos
p o n e en labios del b a r d e s a n i t a M a r i n o . d e la p e r p e t u a v i r g i n i d a d de M a r í a . P e r o el c o n t e x t o de su e m p l e o bíblico
en Le 2, 36 p a r a la v i r g i n i d a d de Ana a n t e s d e l m a t r i m o n i o h a b l a c o n t r a esta
i n t e r p r e t a c i ó n . Cf. d e A l d a m a , María, 230-233.
260 María en la literatura del siglo II
El tema de la virginidad de María 261
nacimiento que a la concepción virginal. En comparación
con una generación natural, la concepción virginal estaría mariana, entre el tiempo en que la damalis (¿novilla?
en sí misma expuesta a connotaciones docetistas, como lo ¿doncella?) dé a luz al logos y aquel en que la alochos
sugieren las primitivas polémicas judía y judeocristiana (mujer casada) le imponga el nombre.
contra ella. Pero Ignacio no vio ahí contradicción. El que
Jesús naciera de una virgen era ya para él parte incues- Virginitas post partum, o perpetua virginidad. Con el
tionable de la tradición apostólica, que él aduce en formu- auge de las tendencias ascéticas y encratitas se produjo
laciones casi confesionales. Recalcaba él la paradoja de la u n cambio 104. Vimos cómo la admiración por la "pura" e
simultánea generación divina y 'humana de Jesús el Cristo. "inviolada" virgen María dio lugar a escritos tales como
Ambas eran necesarias para que se cumpliese el secreto el Protoevangelio, seguidos de la reflexión teológica. Un
plan universal de Dios. pseudo-Justino de finales del siglo II, cierto tratado de la
Resurrección m, preconizaban ya la necesidad de una con-
El empleo ligeramente antidocetista de la concepción cepción virginal, pues el hijo de la virgen "destruiría la
virginal continuó a lo largo del siglo II, razón por la que procreación como fruto de placer desreglado y demostraría
Tertuliano se oponía a toda extensión de la virginidad de al príncipe de este mundo que Dios puede formar un ser
María allende la concepción de Jesús. Aun siendo la con- humano sin apelar a la copulación humana". En este clima
cepción milagrosa la señal que Dios daba al mundo de que ascético no sorprende que el llamar "virgen" a María
surgía una nueva raza espiritual, el subsiguiente naci- eventualmente llegara a significar más que virgen ante
miento de Jesús era para Tertuliano del todo normal. Cual- partum (concepción virginal). Para muchos autores del
quier otra cosa era ceder a especulaciones docetistas y siglo III incluía su virginidad post partum, es decir, vir-
gnósticas. Resulta difícil ver más que la concepción vir- ginidad perpetua. En el siglo II sólo el Protoevangelio
ginal tras el empleo desarrollado de títulos como "casta parece (por implicación) suscribir el concepto, en confor-
virgen" o "virgen santa", cual se los encuentra en pasajes midad con su plan global. Las primitivas profesiones de
poéticos de los Oráculos sibilinos m. La "virgen santa" tal fe son todavía ambiguas al respecto. El credo romano, por
vez llegue a no aparecer sino como una mediadora de la ejemplo, simplemente dice: "Nacido del Espíritu santo y
gracia. Pero es una "virgen", como vaso en el que se la virgen María". Pero sínodos posteriores precisaron ex
"vertió" el cuerpo del logos, es decir, virgen antes de la María semper virgine (de María siempre virgen), como
concepción. En vena análoga distingue el fragmento arriba única lectura correcta de la frase 106. Cuándo y cómo se
citado del libro 1 (323), si es en absoluto una referencia convirtió la tradición de la perpetua virginidad de María
en el corolario dominante de la tesis del nacimiento vir-
ginal, difícilmente se determinaría. Los penetrantes aná-
lisis de Hugo Koch han probado lo problemático que
103. Cf. 8, 269-270. 357-358. No está del todo claro si son r e f e r e n c i a s m a - resulta retrotraer el concepto hacia Ireneo, Justino o
ñ a n a s , p u e s p u d i e r a n ser alusiones simbólicas a la iglesia. P a r e j a dificultad
rodea el e m p l e o del título en la inscripción de Abercio (cf. infra, p. 269). Un Ignacio 107 . Testigo efectivamente inequívoco es un frag-
e s t u d i o de estos t e x t o s en J. B. B a u e r , Oracula, y d e A l d a m a . De quibusdam
titulis, 130-132. El desarrollo de estos títulos, e m p e r o , p a r e c e s i t u a r s e m a y o r -
m e n t e t r a n s c u r r i d o el siglo II y e n t r a d o el siglo III. El título m a r i a n o d e
theotokos, p o r e j e m p l o , q u e o b t u v o luego tai p r o m i n e n c i a , no está a t e s t i - 104. Cf. s u p r a , n o t a 45.
g u a d o con c e r t i d u m b r e a n t e s de comienzos del siglo IV, r e c o n o c i é n d o s e hoy 105. F r g . 107, líneas 89-93; Fragmente vornicanischer Kirchenvater in den
como i n t e r p o l a c i o n e s los t e s t i m o n i o s de Hipólito y de O r í g e n e s que se a d u - Sacra Parallela, ed. K. Holl, Leipzig 1899, 39. Cf. s o b r e este t e x t o von C a m -
cen; cf. L a u r e n t i n , Court traite, 170 (ed. cast.: cf. nota 48). La " s a n t i d a d " d e p e n h a u s e n , Virgin birth, 56-57 (ed. orig.: cf. n o t a 39).
María, cuya idea g a n ó i m p o r t a n c i a en d i s p u t a s p o s t e r i o r e s sobre la i n m a c u - 106. P a r a u n e s t u d i o de p r i m i t i v a s confesiones de fe, cf. de A l d a m a , María,
lada concepción, está de h e c h o en el Protoevangelio, del siglo II, m a s e x - 7-32, y C a r p e n t e r , The birth. El p r i m e r sínodo de o c c i d e n t e q u e s u m i n i s t r a
p r e s a d a en t é r m i n o s de p u r e z a o s a n t i d a d ritual ante Dios. D u r a n t e b a s t a n t e c l a r i d a d r a c i o n a l a la i n t e r p r e t a c i ó n del s e m p e r virgo p a r e c e fue el de
t i e m p o c o n t i n ú a d e b a t i é n d o s e el factor é t i c o : cf. J o u a s s a r d , Le probléme. Milán en 391 d. C. (cf. A m b r o s i o , Epístola, 42, 5-7; P L , 16. 1125-1126; t a m b i é n
El t í t u l o "virgen s a n t a " a p a r e c e como tal p o r p r i m e r a vez en Hipólito (De supra, cap. 4, n o t a 27).
Christo et antichristo, 4; Contra haeresim Noeti, 17). Casos a n t e r i o r e s , asi 107. Cf. sus estudios, Adhuc virgo y Virgo Eva. Ello no e x c l u y e la posibi-
incluso los de la Epístola apostolorum, 3, han r e s u l t a d o e s p ú r e o s ; cf. d e lidad de q u e algunos t e x t o s d e I r e n e o (Adversus haereses, 4. 55, 2; De-
A l d a m a , De quibusdam titulis, 132-133. monstratio, 54) p u e d a n leerse de forma q u e i m p l i q u e n la v i r g i n i d a d en el
n a c i m i e n t o , a u n c u a n d o el a c e n t o sea cristológico. Cf. B u r g h a r d t , Western,
121-122; Delius, Geschichte, 61.
262 María en la literatura del siglo II El tema de la virginidad de María 263

mentó (siríaco) del pseudo-Justino, que hoy casi todos los mente este asunto, aunque quienes entendieran el naci-
estudiosos asignan a una época muy posterior m: miento de Jesús al modo ascético o docetista es de suponer
compartirían tal convicción. Orígenes entendió que el aser-
Justino, autor contemporáneo de Augusto, Tiberio y Gayo, to de un matrimonio sin consumar no estaba claramente
escribe en su tercer discurso: María la galilea es la madre garantizado en los escritos canónicos del NT, por lo que
de Cristo, quien fue crucificado en Jerusalén, sin haberse él no lo propugnaba exegéticamente. Consideraba esa idea
unido a su marido; y José no la repudió. José empero con-
tinuó santamente sin mujer y con los cinco hijos habidos como "apropiada", en cuanto que era el "modo prudente"
de un matrimonio anterior. Y María continuó sin marido. de pensar en relación con María, sobre la que había des-
cendido el Espíritu santo y el poder del Altísimo, pues
Una dificultad con que tropieza el aserto de la perpetua ello daba pie a la afirmación de haber sido María la pri-
virginidad de María es la mención de "hermanos" y "her- micia de las mujeres perpetuamente castas "2. Pese a sus
manas" de Jesús en los evangelios canónicos y en Pablo m. personales propensiones ascéticas, Tertuliano sostuvo sin
El Protoevangelio entiende esos vínculos como de hijos compromiso la sentencia contraria: Jesús fue concebido
habidos por José en matrimonio anterior, es decir, herma- virginalmente, pero José y María consumaron el matri-
nastros y hermanastras de Jesús (9, 2; 17, 1; 18, 1). Esta monio, fruto del cual fueron los "'hermanos" de J e s ú s m .
explicación, que aparece en Clemente de Alejandría, pronto Tal e r a para Tertuliano el probable significado de los
se admitió y llegó a ser opinio communis en la iglesia textos bíblicos. En su argumentación antidoceta y anti-
hasta mediado el siglo IV. (En occidente Jerónimo susti- gnóstica parece convencido de estar defendiendo la genui-
tuyó "hermanos" por una construcción diversa, basada en na tradición apostólica contra las innovaciones.
la lectura de "primos", o parientes más inmediatos. No Desconocemos el origen puntual de la tradición de la
hay, sin embargo, pruebas de semejante interpretación en perpetua virginidad de María, aunque el Protoevangelio
fechas anteriores y, a este respecto, puede ponerse en duda aporta noticias de él. Ese escrito influyó en la difusión
la existencia de una tradición independiente tras el Pro- de una tradición claramente relacionada con la creciente
toevangelío, aun visto su carácter secundario, para la ma- veneración de la virgen, en cuanto prototipo de una vida
yoría de los efectos de este escrito. Orígenes, que suscribe de perfección santa y virginal.
la explicación n0 , no parece considerarla antigua. La atri-
buye al Evengelio de Pedro y al Protoevangelio, y admite Virginitas in partu, o milagroso alumbramiento del niño.
que la tradición de los hermanastros de Jesús se apoya El Protoevangelio es asimismo primer testimonio de otra
en personas ansiosas de asegurar la perpetua virginidad amplificación del título "virgen" dado a María: el con-
de María. cepto de la virginidad de María in partu, es decir, haber
La idea de la virginidad perpetua de María tropieza con ella dado a luz conservando intactos sus órganos. Así lo
una dificultad ulterior, y es la necesidad de suponer que presume el episodio de Salomé en el referido Protoevan-
José, el "esposo" de María, nunca consumara con ella el gelio (19, 3-20) »«:
matrimonio u l . La literatura del siglo II no trata directa-
La partera salió de la cueva, y Salomé se la encontró. Y
dijo a ésta: "Salomé, Salomé, tengo una nueva visión que
108. B. H. Cowper, Syriac Miscellanies, L o n d o n 1861, 61. referirte: una virgen ha dado a luz, cosa que su naturaleza
109. Cf. supra, p . 50. 72s; HSNTA, 1. 418-426.
110. Comentario a Mateo, 10. 17; Comentario a Juan, 1, 4 (6); Homilía 7
no permite". Y Salomé dijo: "Vive el Señor mi Dios, si no
sobre hucas. extiendo mi dedo y compruebo su estado, no creeré que una
111. Un t r a t a d o p s e u d o - a t a n a s i a n o , De incarnatione contra Apollinarium,
1, 4, lo t o m a p o r t r a d i c i ó n g e n e r a l m e n t e a c e p t a d a : " P u e s está a t e s t i g u a d o
q u e p e r m a n e c i e r o n v í r g e n e s (athigeis)" (PG, 26. 1097). El escrito es d e Anales
del siglo IV. En o c c i d e n t e fue J e r ó n i m o q u i e n con m á s f e r v o r abogó p o r
u n a solución a l t e r n a t i v a , en la q u e " h e r m a n o s " y " h e r m a n a s " d e J e s ú s n o 112. Comentario a Mateo, 10, 17 (Mt 13, 53s).
e r a n hijos ni d e J o s é ni de María, con lo q u e p r o p i c i ó ia a c e n t u a c i ó n d e la 113. M c H u g h , Mother, 448-450, i n t e n t a n e g a r a m b a s cosas p o r lo q u e afecta
v i r g i n i d a d d e J o s é . P a r a el d e s a r r o l l o p a t r í s t i c o , cf. el (algo apologético) a T e r t u l i a n o , b a s a d o en u n a r g u m e n t o del silencio q u e n o c o n v e n c e .
l i b r o d e G.-M. B e r t r a n d , S a i n t Joseph dans les écrits des peres, de Saint 114. H S N T A , 1. 358. P a r a u n e s t u d i o s o b r e Ignacio, I r e n e o y J u s t i n o en c u a n -
J u s t i n á s a i n t P i e r r e Chrysologue, P a r i s - M o n t r e a l 1966.
264 María en la literatura del siglo 11
El tema de la virginidad de María 265
virgen ha dado a luz". Y Salomé entró, y la dispuso con
objeto de comprobar su estado. Y dijo a voz en grito: "He dencia doceta) 118. Hay otra profecía en los Hechos de Pe-
tentado al Dios viviente...".
dro: "No hemos oído grito alguno, ni ha acudido la par-
Este relato, cuyo valor histórico es muy inseguro, puede tera", cita, al parecer, de la Ascensión de Isaías. Pero la
tenga fines apologéticos. Se cita en el siglo III, por parte ausencia de partera y la falta de dolores de parto entran
en la descripción del alumbramiento de María en la 19a
de Clemente de Alejandría, y también con posterioridad
Oda de Salomón (7-9) " 9 :
a esa fecha "5. De hecho es m u y posible que numerosas
otras fuentes del siglo II compartan semejantes creencias. Así la virgen llegó a ser madre merced a grandes miseri-
Realzan éstas el misterio del nacimiento de Jesús, sugi- cordias. Sobrevínole el trance y tuvo un hijo sin dolor...
riendo que el niño sólo "aparece", sin que la m a d r e expe- No necesitó partera, pues él hizo que transmitiera la vida.
rimente los dolores del parto ni intervenga activamente. El Dio a luz por propia voluntad, como si fuera un varón.
mismo Protoevangelio habla de una gran luz, que poco a
poco cedió, hasta que el niño por fin hubo aparecido (19, 2). Difícilmente podría decirse bajo qué condiciones tuvo
En la Ascensión de Isaías hay un relato semejante "6. En origen semejante tradición. Claramente se sitúa en el siglo
casa de José, estando él presente, se produce el nacimiento II. Si la última frase quisiera hacer referencia a J n 1, 13,
de misteriosa aparición exenta de dolor, que deja "admi- toleraría una comprensión conforme a la cual dicho ver-
sículo atestiguaría la concepción y/o nacimiento virgina-
rada" a la madre, y a los extraños exclamando: "No ha
les. Una idea similar hallamos en la Ascensión de Isaías.
dado a luz; la partera no ha acudido, ni hemos oído gritos
Los Hechos de Pedro contienen una tercera profecía: "No
de dolor". Aunque en apariencia este relato contradice al
nació de las entrañas de una mujer, sino que bajó de un
episodio del Protoevangelio en el que actúa la partera, lugar celeste". En esta forma el dicho claramente encierra
delata idéntica tendencia a rodear de misterio el nacimiento connotaciones docetistas, aun no habiéndolo entendido así
y presentarlo como un milagro. su autor. Si corresponde a un logion del apócrifo de Baruc
Uno de los textos más interesantes a este respecto es (eslavo) 120 ("Este es mi ungido, mi elegido, que nació sin
el pasaje de los Hechos de Pedro, 24 arriba citado "7. El que el seno de [la madre] sufriese violación; dícese haber
contexto presenta a Simón Mago insistiendo en que Jesús nacido y sufrido"), podría inculcar la virginidad de María
es hijo de José. La respuesta de Pedro incluye una serie in partu.
de profecías, todas las cuales convergen en el carácter De hecho difícilmente se trazaría una divisoria entre la
único, misterioso, del nacimiento de Jesús. Is 53, 8; 53, 2 afirmación de la virginidad in partu y una cristología
docetista. Algunos dichos apenas citados suenan mucho a
y 7, 14 son objeto de alusión; pero a ello sigue una expre-
negaciones docetas y gnósticas del nacimiento real de Je-
sión más paradójica: "Ha dado y no ha dado a luz". (Ex- sús. Aun cuando la virginidad de María llegara a incluir
presión que debió tener cierta circulación: Clemente de su virginidad in partu como consecuencia de aguda pre-
Alejandría lo cita en relación con el episodio de la partera ocupación por el honor y la pureza de María, que da
en el Protoevangelio; Tertuliano lo toma por un dicho origen a dicha idea, como lo sugiere el Protoevangelio,
apócrifo de Ezequiel, que él rechaza a causa de su ten- fácilmente podrían admitir tal comprensión quienes sin
tó "testigos" de la virginidad de María en el alumbramiento, cf. K. Rahner,
Virginitas in partu, 147-148, nota 39. Una b u e n a reseña de las visiones a c t u a l e s
de la cuestión en L a u r e n t i n , C o u r t traite, 177-181 (ed. cast.: cf. n o t a 48). 118. C l e m e n t e , S t r o m a t a , 7, 16 (95); cf. Epifanio, Panarion, 30. 30, 3; T e r -
115. Stromata, 7, 16 (93, 7-94, 2); Orígenes, Comentario a Mateo,.10, 17. t u l i a n o , De carne Christi, 23: "Leemos e f e c t i v a m e n t e en E z e q u i e l d e a q u e l l a
116. Cf. supra, n o t a 32. P a r a la i n t e r p r e t a c i ó n , cf. de A l d a m a , María, 204- novilla q u e ' p a r i ó y no p a r i ó ' " .
205; C o t h e n e t , Marte, 79. 119. Cf. J. H. C h a r l e s w o r t h , The Odes o¡ Salomón, O x f o r d 1973, 82. En
117. Cf. supra, n o t a 31. Cf. p a r a este t e x t o el e x t e n s o c o m e n t a r i o de A l d a - c u a n t o a la fecha (150 a p r o x i m a d a m e n t e d. O , cf. H S N T A , 2. 809-810; asi-
ma, María, 122-128; a s i m i s m o L. V o u a u x , Les actes de Fierre P a r í s 1922 m i s m o P l u m p e . L t t t l e - k n o u m , 574-577; C h a r l e s w o r t h q u i s i e r a u n a fecha a n -
367-370. terior.
120. Citado p o r A. von H a r n a c k , Gescíiichte der altchristlichen Literatur
bis Eusebius, Teil II: Die Chronologie, Leipzig 1958, 561.
266 María en la literatura del siglo II Otros temas marianos 267

ambages adoptaban una postura docetista. De este modo Hay en Justino un tipo que se demostró particularmen-
naUan
l?s' a fi
nales del siglo II, una situación algo paradó- te fecundo: el cotejo de la "virgen Eva" con la "virgen
jica. Mientras que la iglesia había querido refutar el do- María" 124:
cetismo p o r razones cristológicas, afirmando la realidad
uel nacimiento virginal en cuanto nacimiento genuino, fo- Pues Eva, siendo virgen e incorrupta, concibió la palabra
mento al mismo tiempo la glorificación de la virgen María de la serpiente y dio a luz la desobediencia y la muerte.
Por razones d e ascetismo, permitiendo se interpretase el Pero María la virgen, llenándose de fe y gozo, cuando el
nacimiento en términos de inviolada virginidad, con riesgo ángel Gabriel anunció que el Espíritu del Señor vendría
«e que se insinuase el docetismo. Tertuliano lo advirtió. sobre ella... respondió: "Hágase en m í según tu palabra".
Rehusando suscribir la virginidad úe María en el parto y
espués de él, quería prolongar la antigua batalla contra Sólo Justino ostenta aquí esta tipología, aunque puede
quienes negaran la naturaleza humana del Salvador. ser más antigua y basarse e n los tipos paulinos del pri-
mero y segundo Adán (Rom 5, 12-21). El motivo d e la
segunda Eva reaparece nuevamente trabajado en Ireneo.
IV. OTROS TEMAS MARIANOS Lo enmarca el divino plan de salvación, entendido de
suerte que a la profecía corresponda precisamente su cum-
n
. l , a tradición posterior recibió nuevo apoyo la inter- plimiento 125. No sólo es María el anticipo de Eva, "desha-
pretación amplia de la virginidad de María. Hemos referido ciendo" con su obediencia el nudo de la desobediencia de
^ a que, con Gregorio Niseno y Agustín, Le 1, 34 comenzó ella, sino que Adán, nacido d e la tierra virgen, es puesto
entenderse como "voto" de perpetua virginidad por parte además en paralelo con Cristo, nacido d e la Virgen. Seme-
e María l21. A la narración de la infancia de María en el jantes paralelos revelan a Ireneo la cohesión teológica de
rotoevangelio 4, 1 subyace en efecto la idea de un ser- la divina obra de "recapitulación". Dar a luz no agota la
cío perpetuo bajo la forma d e voto por el que Ana con- función d e María. Si Eva cooperó con el demonio para
agra María al Señor. Mas con el desarrollo de la piedad traer la muerte al género humano, la obediencia de María
ariana en cuanto fenómeno a merced de su propio ritmo, fue el presupuesto d e la universal salvación y redención
q u S a ^ r ° l l á r o n s e t a m b i é n otras líneas simbólicas, al paso por Cristo.
cris
tevt t i a n o s veían la función de María con el con-
a t o más vasto de la divina historia de salvación. Muchos otros tipos, luego objeto d e elaboración sim-
Algunos d e entre estos temas simbólicos se remontan bólica en u n contexto mariológico, no p u e d e n rastrearse
ba S K ° I I - L a t e o l ° g í a apologética de Justino Mártir se en la literatura del siglo II. Por ejemplo, Gen 3, 15, q u e
fecS-a a ampliamente en el esquema contextúa! de la pro- predice el triunfo de la "semilla d e la mujer" sobre la
t i n l a y S u c u mplimiento. El A T era para él un libro de serpiente, recibió de Ireneo una t e m p r a n a interpretación
de °T a - I a e s P e r a d e su realización antitípica en la historia cristológica: Cristo e r a la semilla 126 . U n a interpretación
h 6 c i , e S U s ' ^ a concepción virginal en cuanto tal era u n explícita, sin embargo, de la mujer e n cuanto idéntica a
Jac h p r e d i c h o por Is 7, 14 m. Esto aparte, la bendición de María, o una lectura mariológica d e la segunda mitad del
lava -i e J u d á ( G é n49
> 11: " E nla san£re d e Ia uva versículo, como en la Vulgata ("ella aplastará tu cabeza"),
l a tu
virp n i c a " ) , profetizaba q u e Jesús nacería de la
la sa : p o r s u s v e n a s corría verdadera sangre, mas, como
dn
g r e de la uva, debía su origen sólo al poder de D i o s . l í 124. Diálogo, 100, 5.
125. Adversus haereses, 3. 32, 1; 22. 3-4; of. 18, 7; 21, 10; 5. 19, 1; Eptdetxis,
33. Cf. e l t e m a d e E v a y María e n Koch, Virgo Eva; v o n C a m p e n h a u s e n ,
121. C ( Virgin birth, 34-44 (ed. orig.: cf. nota 39); J o u a s s a r d , La nouvelle Eve; L a u -
}22. 4„J?aP; 6, nota 28. r e n t i n , Court traite, 42-44 (ed. cast.: cf. n o t a 48); d e A l d a m a , Mana, 273-293.
^ 4 » S a ' }• 3 3 : Diálogo, 68, 84. 126. Adversus haereses, 3. 23, 7; 4. 40, 3; 5. 21, 1; cf. L a u r e n t i n , Linterpre-
T>oiogia i. 3 2 : Diálogo, 54, 2; 63, 2; 76, 2. tation, 93-97; d e A l d a m a , María, 295.
268 María en la literatura del siglo II
Otros temas marianos 269
127
no están documentadas antes del siglo IV . Cierto, puede
ir implícita una referencia a María en el paralelismo María- ficado de la "virgen sin mancilla" en la famosa, aunque
Eva. oscura, inscripción de Abercio, procedente de Hierápolis,
La interpretación mariológica de Cant, donde María es en Frigia (180 aproximadamente d. C.) 134:
la esposa, no puede rastrearse antes de la primitiva iglesia.
Estuvo en boga durante la edad medía, comenzando con Teniendo por compañero a Pablo, la fe se abrió paso por
Ruperto de Deutz, comentarista del siglo XII. A u n el título doquier y puso ante mí como alimento el pez del manantial,
"esposa" dado a María, que podría evocarse a muchos textos fuerte y puro, que la virgen sin mancilla pescó y dio como
alimento a los amigos, siempre aprovisionada de dulce vino,
bíblicos, tiene un historial primitivo muy vacilante, y su y ofreciendo, con pan, la copa mezclada.
primera documentación clara pertenece al siglo IV. ns
Examinemos ya la referencia a la "mujer revestida del Se ha propuesto la referencia tanto a María como a la
sol" en Ap 12. Dos padres del siglo IV, Epifanio y Andrés iglesia, o a ambas juntamente. Si es posible esta última
de Cesárea, refieren que "algunos" veían en esa mujer a interpretación, tendríamos en ella un testimonio de que,
María, la madre de Jesús l29. No sabemos a quiénes aluden, por lo menos en Asia menor de finales del siglo II, era
mas esa referencia puede que no nos lleve mucho más allá aceptado el simbolismo María-iglesia.
de su propia época. La tradición anterior, a comenzar con Las dimensiones de este libro nos impiden proseguir
Hipólito, vio en la mujer una figura de la iglesia, sin ulteriormente el desarrollo de las diversas tradiciones es-
establecer su relación con María m. De hecho debe seguir bozadas. Queda ya claro cómo, aunque demostrablemente
planteada la cuestión de si hay o no tradición antigua que no se transmitieron en la literatura del siglo II relatos
vea en María un símbolo de la iglesia, bien en relación marianos significativos independientes de los del NT, po-
con pasajes bíblicos, o bien de manera independiente U l . demos aun así detectar en ella el origen de muchos des-
Varios textos del siglo III parecen apuntar en esa direc- arrollos marianos posteriores. En un contexto eclesiástico
ción, aunque no muestran más que un paralelo entre María diversificado, los textos neotestamentarios sobre María, por
y la iglesia. Clemente de Alejandría señaló que una y otra escasos que fuesen, convirtiéronse en el punto inicial de
son vírgenes, y por ello inmaculadas; ambas madres, y por un rico despliegue imaginativo en orden a un nuevo cuerpo
ello amorosas m. Tertuliano, que expone la creación de Eva, doctrinal. Esta doctrina se hacía eco de los acentos polémi-
sostiene que estaban en la mente de Dios las bendiciones cos, devocionales y éticos de la iglesia del siglo II. La his-
que acarrearía a Adán "el sexo de María y asimismo el toria de la madre de Jesús hizo surgir la historia de la
de la iglesia"; Tertuliano deja empero inconclusa la su- piedad mariana y de la mariología.
cesión Eva-María-iglesia m . Es difícil determinar el signi-

127. Cf. supra, cap. 2, nota 26. P a r a la historia de la cuestión, cf. R. L a u -


rentin, L'interprétation. D. J. Unger, The First-Gospel: Gen 3: 15, St. B o n a -
v e n t u r e , NY, 1954, lee los a r g u m e n t o s con propósito a d m i t i d a m e n t e a p o l o -
gético.
128. Cf. von C a m p e n h a u s e n , Virgin birth. 60, n o t a 2 (ed. orig.: cf. n o t a 39).
El e j e m p l o m á s t e m p r a n o p a r e c e ser Cirilo de J e r u s a l é n , Catequesis, 12, 26.
P a r a las diversas i n t e r p r e t a c i o n e s de Cant, cf. F. Ohly, Hohelied-Studien:
Grundzdge einer Geschichte der Hohenliedauslegung des Abendlandes bis
um 1200, W i e s b a d e n 1958.
129. Cf. supra, cap. 8, nota 28.
130. Cf. los t e x t o s e s t u d i a d o s p o r P r i g e n t , Apocalypse, 3-23.
131. P a r a la r e s p u e s t a positiva a esta cuestión, cf. B a r r é . Marie; y la rica
o b r a de Müller, Ecclesia-Maria. Cf. sin e m b a r g o la a t e n t a crítica de C o n g a r
en Marie. M u c h o m á s v a c i l a n t e es von C a m p e n h a u s e n , Virgin birth, 43-44
(ed. orig.: cf. nota 39).
132. Paidagogos, 1, 6 (42, 1). P e r o ni siquiera la referencia a María es del
todo clara.
133. Adversus Marcionem, 2, 4.
134. Cf. J. Quasten, Patrología I, Madrid 1961, 166-168, traducción y bi
bliografía.
10
CONCLUSIONES DE ESTE ESTUDIO *

Al concluir nuestro estudio de María en el NT, conviene


enumerar al menos las conclusiones más importantes a que
hemos llegado. El material sometido a nuestra investiga-
ción era relativamente ligero; no es frecuente en el NT la
mención de la madre de Jesús. Y por i m p o r t a n t e que sea
el puesto que a ella asignan algunos textos (por ejemplo, el
relato lucano de la infancia), otros hay que hablan nega-
tivamente de ella (Me 3, 20-35), o a lo sumo n e u t r a l m e n t e
(Gal 4, 4). No hemos querido encontrar una "alta mario-
logía" en el NT empleando el argumento del silencio, es
decir, que autores como Me, en quienes falta la mención
explícita de la concepción virginal, callen en relación a
ella porque la dan por supuesta. Hemos presumido a lo
largo de toda la obra que la imagen neotestamentaria de
María sólo puede obtenerse de lo dicho por los textos, o
que lícitamente pueden entrañar.
Al evaluar los pasajes evangélicos que n o m b r a n a Ma-
ría, hemos sido conscientes de que las imágenes marianas
de finales del siglo I, y preferidas a veces de un evange-
lista, han sido retrotraídas al ministerio de J e s ú s '. Aun-
que semejante retorno es ordinariamente de un tenor
favorable a María, no siempre tiene que ser así. La
imagen negativa de María en el evangelio marcano no
muestra por fuerza a la "verdadera" María, opuestamente
a la María creyente y obediente de Le. Lu preocupación

* M. M. Bourke hizo una primera redacción de ente capitulo, que fue


discutido en la asamblea editorial habldu en marzo de I07B. como también
en la subsiguiente y plenarla de abril de 11178.
1. Cf. supra, cap. 2. II 2a. en cuanto ul problema de 1« relación del
tercer estadio en la formación del evanüello (la vlulón del evangelista) con
el primero (el ministerio histórico de Jem'is)
272 Conclusiones de este estudio
La imagen de María en los relatos de la infancia 273

marcana por la acentuación del malentendido que los dis-


cípulos de Jesús muestran durante el ministerio de éste, indicación alguna de una función extraordinaria asignada
bien pudiera haberse extendido a la figura de María 2. Con a María en el nacimiento de Jesús, a ningún nivel, ni
esta cautela procedemos al resumen de nuestras conclu- paulino ni prepaulino.
siones.
II. LA IMAGEN DE MARÍA EN LOS RELATOS DE LA INFANCIA

I. IMAGEN DE MARÍA PREVIA A LOS EVANGELIOS Poco dice de María el relato mateano de la infancia,
aparte de la concepción virginal. Por otra parte, la valo-
Puesto que Hech menciona a María sólo una vez (1, 14),
ración evangélica que hace Le de María queda principal-
es claro que no interesaba a Le exaltar su función en la
comunidad postpascual. Corresponde sin duda al diseño mente depositada en su relato de la infancia. Gabriel la
evangélico que hace de ella el puesto que luego le asigna saluda como una favorecida por Dios (1, 28, 30); en la res-
en el grupo de creyentes; el equipo, sin embargo, no con- puesta que a él da, muéstrase ella misma como obediente
sideró Hech 1, 14 como creación lucana, sino como tradi- sierva del Señor (1, 38); "madre de mi Señor" la llama
ción merecedora de credibilidad. Aunque es imposible Isabel (1, 40) y la declara bendita a causa de cuanto Dios
determinar el momento en que María comenzó a creer, o ha hecho por ella (1, 42), creyente en el cumplimiento de
la causa que a ello la indujo, compartía la fe en Jesús la palabra a ella dicha (1, 45). La grandeza de lo hecho
con la más primitiva comunidad. Esta conclusión incide con con ella por Dios, reconócela María en el Magníficat; hu-
especial peso sobre el modo en que debe juzgarse el diseño milde sierva suya, predice que las generaciones venideras
marcano de María. Hemos dicho que su interés por acen- repetirán el macarismo o bienaventuranza de Isabel.
tuar el equívoco de los discípulos respecto a Jesús puede
comprometiera también la imagen de María. Mas siendo No adoptó el equipo la visión según la cual Le presen-
ella desde el comienzo miembro de la comunidad postpas- taría aquí a María como hija de Sión o Arca de la alianza.
cual, resulta improbable que una anterior incomprensión Reconocimos, sin embargo, que sí hace que represente a
del hijo sea simple creación de Me o de la tradición por los anawim, pobres de Israel, con cuantas connotaciones
él reproducida; pues es a duras penas creíble, de no haber ello envuelve en punto a una humilde obediencia de Dios
una base para ello, se atribuya semejante incomprensión y de su palabra. Rechazada la idea de que la información
a la madre fiel del Señor resucitado. Esa base parece haber lucana derivase de noticias suministradas directa o indi-
sido el hecho de que, en efecto, no siguió a Jesús durante rectamente por María, vimos en la imagen que de ella
el ministerio. hace el influjo de textos en ese evangelio que narran el
La única referencia a María en el escrito neotestamen- ministerio, donde la madre de Jesús aparece como fiel
tario más antiguo a ella alusivo, Gal, expone el simple oyente de la palabra de Dios. La influencia de unos y
hecho de que el Hijo de Dios "nació de una mujer" (4, 4). otros textos —de la infancia y del ministerio— es proba-
Semejante afirmación interesa teológicamente por su con- blemente recíproca. El aceptar Le la tradición de la con-
tenido cristológico y apunta hacia la verdadera humanidad cepción virginal indúcele a una presentación de María que
de Jesús. La expresión "nacido de mujer" hállase en el
hace de ésta oyente fiel de la palabra durante el ministerio
AT, en Qumrán y en otros pasajes del NT como sencilla
designación del ser humano; no hemos hallado otro sentido de Jesús; inversamente, la obediente fe que manifiestan los
de ella para el empleo paulino. Tampoco hemos hallado textos del ministerio fue retrotraída hacia los textos de
en otros textos de Pablo referentes al origen de Jesús la infancia, cuyas tradiciones delatan el tratamiento lucano.
Esta fe de María, cuya fe se remonta a la concepción de
Jesús, es sustancialmente complementada en la narración
2. Cf. supra. cap. 4, notas 8 y 12. del nacimiento, cuando Le nos la presenta meditando el
significado de las cosas que han acontecido (2, 19. 51).
274 Conclusiones de este estudio
Función de María durante el ministerio de Jesús 275
Creer para ella no equivale a comprender con claridad
todos esos sucesos; pero siendo ella la fiel sierva del Señor, lógica de Jesús sólo si hace la voluntad del Padre celestial
intenta penetrar su significado. (así Mt), u oye la palabra de Dios y la ejecuta (así Le),
de esa familia no se excluye a María. De hecho, cuando
uno lee el texto de Le a la luz de su relato de la infancia,
es patente que María poseyó desde el comienzo cualidades
III. FUNCIÓN DE MARÍA DURANTE EL MINISTERIO DE J E S Ú S para pertenecer a la familia de Jesús: era la obediente
EN LOS CUATRO EVANGELIOS sierva del Señor (1, 38). Realza esta imagen el pasaje
propio del tercer evangelio (11, 27-28) en el que Jesús
responde a una mujer que declara bienaventurada a su
1. Los sinópticos madre, a su vez declarando bienaventurados a los que
guardan y oyen la palabra de Dios. En teoría puede verse
Nos hemos referido a "una imagen negativa" de María en esa respuesta un correctivo al elogio que la mujer hace
en Me. Como se indicó en el cap. 4 I de nuestro estudio, el de María por su maternidad, y así lo han interpretado
texto principal que fundamenta semejante noción es Me algunos. A la luz empero de la positiva descripción lucana
3, 20-35. Convinimos en que el pasaje proviene de la re- de María en 8, 19-21, es más probable que Jesús recalque
dacción marcana. Reduciendo a la unidad 3, 20-21, 22-30 la bienaventuranza capital de María, consistente en la
y 31-35, muestra el evangelista cómo, en estimación suya, exhaustiva obediencia con que oye la palabra de Dios. En
María está a este punto fuera de la "familia escatológica esa línea está la versión lucana de la repulsa de Jesús
de Jesús" \ Aunque en sentir de un miembro del grupo en Nazaret, según la cual un profeta resulta inaceptable
Me bloqueaba de ese modo un desarrollo mariológico pos- sólo en la propia tierra (4, 24), con lo que elimina dos
terior, era acuerdo mayoritario el que Me no excluía la frases negativas de Me, a saber, que Jesús no recibe el
posibilidad de que María, de una mera relación natural debido honor de los propios parientes (también omitido
con Jesús, pasara a formar parte de su verdadera familia. por Mt) ni en la propia casa (que Mt retiene).
Pero si Me no excluye tal cambio, tampoco indica que se Así pues, en la caracterización sinóptica de María du-
diera. Refuerza su visión negativa 6, 4, donde Jesús la- rante el ministerio de Jesús, comprobamos un desarrollo
menta el que en ninguna parte esté un profeta sin.honor que conduce de la estimación negativa de Me a la positiva
más que en la propia tierra, entre los propios parientes y de Le, y donde Mt ocupa el puesto intermedio.
en la propia casa.
Los paralelos mateano y lucano a Me 3, 20-35 (Mt 12,
24-50; Le 8, 19-21) 4 dan una versión algo diferente, más 2. Juan
que nada por modificación del texto marcano. Uno y otro
evangelista abandonan la áspera introducción de Me 3, 20- Jn sitúa el episodio de Cana (2, 1-11) dentro del minis-
21. Le avanza aún más en la suavización del diseño mar- terio de Jesús, pero hemos acariciado la hipótesis de que
cano, eliminando además la pregunta de Jesús, "¿quiénes construyó su representación sobre un relato cuyo tema es
son mi madre y mis hermanos?", y desplazando a 11, 14-23 el período preministerial, donde María aparece como al-
la controversia sobre Belcebú. Aunque ambos evangelistas guien que cree en Jesús al menos en cuanto taumaturgo.
dejan sentado que alguien pertenece a la familia escato- En la redacción del evangelista la narración retiene pro-
bablemente esa creencia (cf. 2, 3), aunque claramente se
hace, según él, una idea errónea de Jesús. Jesús se disocia
3. Un m i e m b r o del e q u i p o sugería q u e 3, 20-21 y 31-35 e s t a b a n ya u n i d o s
en la tradición p r e m a r c a n a .
de su madre, quien no se apercibe de que la obra a él
4. 8, 19-21 es paralelo sólo d e la última p a r t e d e la escena en los o t r o s encomendada por el Padre se antepone a las demandas e
dos evangelios (Me 3, 31-35 y Mt 12, 46-50) debido a la disposición l u c a n a del
material. intereses de la familia natural (2, 4). El equívoco de María,
empero, no alinea a ésta con los incrédulos (diversamente
La concepción virginal 277
276 Conclusiones de este estudio
al cristianismo joaneo, muy distinto bajo algunos aspectos
a como acontece con los hermanos de Jesús: 7, 5). Ella del que deriva de Pedro y el resto de los Doce.
aparecerá de nuevo en el evangelio al pie de la cruz, donde La mayoría de nosotros, que veía ahí el simbolismo
se convierte en madre del discípulo amado, modelo su- primario del episodio, no excluía, si bien vacilaba mucho
premo, para el evangelista, de fe cristiana. Así el episodio en cuanto a admitirlo, un simbolismo mariano secundario,
de Cana, a nivel tanto tradicional como redaccional, coloca bien como el Israel que origina el judeo-cristianismo, dama
a María en una luz menos negativa que la arrojada sobre Sión o nueva Eva. Dudábamos como mínimo de que nin-
ella por Me; no es, sin embargo, comparable a la María guno de esos simbolismos representase el pensamiento del
creyente y obediente de Le a causa de su imperfecta fe evangelista. En el joánico tratamiento simbólico de la
en Cana. madre de Jesús vimos, en cambio, un resquicio abierto al
En su mayoría, el equipo no ve un símbolo de Eva en proceso eclesiástico de ulterior simbolización mariana.
la expresión "mujer" con la que Jesús habla a su madre,
aunque un miembro al menos lo admite.
V. LA CONCEPCIÓN VIRGINAL

IV. PAPEL DE MARÍA AL PIE DE LA CRUZ (Jn 19, 25-27)


Rechazamos, según dejamos dicho, el argumento del
silencio, por el que atestiguarían la concepción virginal
Este episodio en el relato joánico de la crucifixión es los escritos del NT. Pero se proponen varios textos, fuera
de importancia central para la idea que el evangelista de los relatos mateano y lucano de la infancia, que impli-
se hace de María. La escena, posterior al ministerio, señala carían al menos haber sido Jesús concebido virginalmente:
al futuro, a la era de los discípulos que sucederán a Jesús. Me 6, 3; J n 1, 13; 6, 42; 7, 42 y 8, 41. Aunque un miembro
Al suscitar la cuestión, no sólo de su significación histó- del equipo veía una referencia indirecta en Jn 1, 13 7 , la
rica, sino aun de su historicidad, convinimos únicamente mayoría creyó que ninguno de esos textos (como tampoco
en que no es posible satisfacer con certeza a la segunda. Gal 4, 4, según se advirtió) tenía relación alguna con la
Reconocimos personalidad histórica al discípulo amado, concepción virginal. Aparte de Mt y Le, no hallamos en
que fue también el discípulo ideal de Jesús, y el testigo el NT ninguna otra referencia a ella. 8
por excelencia, garante de que la comunidad joanea en-
tiende válidamente a Jesús. En su mayoría, el. equipo
pensaba ser éste el significado primario de la escena, a
saber, que Jesús hace surgir una nueva comunidad de 1. En los relatos de la infancia
discípulos, la "familia escatológica" descrita por los sinóp-
ticos, dando al discípulo amado por hijo a María y a María Mt. No sólo habla Mt 1, 18-25 claramente de la con-
por madre del discípulo amado. Como incrédulos que son, cepción virginal de Jesús, sino que, en opinión nuestra,
los hermanos de Jesús no tienen parte en su familia; y Jn preparan a ello las cuatro mujeres que aparecen en la
no muestra estima por el papel de Santiago, el "hermano genealogía mateana. Bien haya aderezado esa genealogía
del Señor", en la iglesia primitiva 5 . Pero María, distan- el propio evangelista, o bien forme ella parte de la tra-
ciada de los discípulos en el episodio de Cana, hácese ahora dición que éste recoge, vemos la mención de las cuatro
madre del discípulo por excelencia, y se convierte ella mujeres como obra propiamente mateana. Estimamos como
misma en modelo de fe y seguimiento 6 . Queda así asociada
7. Esta visión lee el verbo en plural, pero se atiene a la descripción
evangélica de los que nacen de Dios en cuanto dependiente de una tradición
5. El silencio que guarda el evangelio sobre Santiago puede obedecer a preevangélica, según la cual, Jesús nació virginalmente "de Dios". Cf. supra,
cierta hostilidad hacia el cristianismo con el que se identificaba. cap. 7, nota 7.
6. Siendo el discípulo amado el testigo por excelencia para el cristia- 8. Le 3, 23, aunque fuera del relato de la infancia, denota aun asi con-
nismo joánico, el que María le sea encomendada como a hijo puede indicar cepción virginal: Jesús es el hijo {según se suponía) de José.
que su fe depende del testimonio de él.
278 Conclusiones de este estudio La concepción virginal 279

razón más probable de su mención, el que las cuatro de los himnos en dicha narración y posiblemente también
ostentan una unión marital extraordinaria o irregular, por la historia de Jesús adolescente en el templo (2, 41-52).
la que Dios lleva a cabo sus propósitos. Tal es el rasgo Obviamente, eso no indica que no creamos que la narración
que comparten con María. Concebido por obra del Espíritu lucana esté compuesta de elementos tradicionales. Creemos
santo, Jesús niño es el "Hijo de Dios", Sin embargo, por en la concepción virginal como una de esas tradiciones,
la unión de María con José, el "hijo de David", que toma como lo indica la circunstancia de hallarse también en la
al niño como suyo propio, Jesús es de la familia de David, narración mateana, tan diversa.
y en él se cumplen las esperanzas mesiánicas ligadas a los
davídidas. Este último punto es de vital importancia para
Mt, de suerte que en Mt 1, 18-25, más que María, resulta 2. Posibles orígenes
José la figura central. Pero la concepción virginal, conte-
nida en la tradición que Mt recoge, recibe una acentuación El equipo convino en que ambas narraciones de la in-
ulterior al añadir el evangelista la cita formularia de Is fancia, y en especial la de Le, reflejan una cristología cuya
7, 14 y observar finalmente 1, 25 que José no "conoció" a más temprana expresión se encuentra en formulaciones
María hasta haber ella dado a luz al niño concebido por tales como Rom 1, 3-4. Ambas narraciones han retrotraído
obra del Espíritu santo. la "constitución" de Jesús como Hijo de Dios desde la
Los episodios que componen Mt 2 constan de elementos resurrección pasando por el bautismo hasta el momento de
tradicionales y redaceionales que, aun en su forma matea- su concepción. Pero semejante conclusión no implica una
na, pueden leerse de modo que nada inusitado sugieran concepción virginal, y tuvimos que indagar de dónde pro-
sobre la concepción de Jesús. Sin embargo, la narración cedía tal idea l0. Un miembro propiciaba la derivación de
mateana global imposibilita el que se la lea así. cierta hipotética tradición judeohelenística concerniente a
la concepción virginal de Isaac; a la mayoría, sin embargo,
Le. El equipo vio en la narración lucana el modelo no convenció tal hipótesis, como tampoco otras posibles
veterotestamentario de un anuncio de nacimiento al que derivaciones de fuentes judías o paganas. Tampoco se es-
el evangelista se ha atenido en su descripción de los anun- timó satisfactoria la explicación de una tradición familiar
cios paralelos de los nacimientos de Juan el Bautista y de que se remontase a María misma. Se sugirió como "cata-
Jesús. Principalmente en consideración a ese modelo, re- lizador" de la idea el que Jesús naciera prematuramente
chazamos la idea de que Le 1, 34-35 sea un relato inter- (es decir, demasiado pronto, una vez que José y María
polado en 1, 26-38. Aunque Le no es tan claro como Mt, comenzaron a vivir juntos; cf. Mt 1, 18), "hecho" que la
consideramos probabilísima una interpretación del relato parte enemiga interpretó en términos de ilegitimidad,
lucano como anuncio de una concepción virginal. No vimos mientras que por los cristianos era mirado como concep-
en v. 34 indicación alguna de que María permaneciera ción milagrosa. Se reconoció la fragilidad de semejante
virgen, o de que la concepción se hubiese ya producido hipótesis. El equipo convino en que la historicidad de la
cuando el ángel hablaba. Tomamos ese versículo como un concepción virginal no es cuestión que la exégesis crítico-
recurso literario para ampliar el diálogo; éste se expresa histórica pueda resolver, y que era probablemente decisiva
en términos que demuestran la intención lucana de afirmar la actitud de uno hacia la tradición eclesiástica para de-
que la concepción fue, en efecto, virginal. Aunque soste- terminar si la referida concepción virginal ha de mirarse
nemos que la narración mateana bien pudo haber sido como un hecho o como un teologúmeno. "
extraída de fuentes anteriores 9 , no hemos podido asegurar
con certidumbre que Le emplease fuente alguna, aparte
10. Observemos que ni Mateo ni Lucas hablan de un Hijo de Dios preexis-
tente que se encarnó, y que Juan, único evangelista que lo hace, nada sabe
en apariencia de una concepción virginal.
9. Empleamos aquí "fuente" en sentido técnico: cf. Brown, Birth, 241. 11. Será útil llamar aquí de nuevo la atención del lector sobre las obser-
nota 9: "Consecuente narración o colección de materiales oral o escrita". vaciones hechas supra, cap. 2, lili, sobre el pluralismo en el NT.
280 Conclusiones de este estudio
Después del NT 281

En cuanto a la tradición de la virginidad perpetua de


María, convinimos en que era intención de Mt 1, 25 excluir cuestiones cristológicas. Por María no se demuestra un
las relaciones sexuales entre María y José antes del naci- interés independiente hasta la última parte del siglo; el
miento de Jesús, de suerte que el versículo no indica ne- Protoevangelio de Santiago es el testimonio principal de
cesariamente lo que después aconteció en la relación ma- ese interés. El material no muestra prueba alguna de clara
rital de los mismos. El que el NT hable de los hermanos tradición histórica fiable sobre María, que no se relacione
y hermanas de Jesús no opone una barrera infranqueable con lo dicho de ella en los evangelios canónicos. Parte de
a la idea de que María permaneciese virgen, pero el NT esa literatura es francamente docetista y, por efecto de ello,
no da argumento convincente contrario al significado lite- el pasaje sinóptico sobre la verdadera familia de Jesús
ral de los vocablos "hermano" y "hermana", cuando se (Me 3, 31-35 par) se entiende como negación de su hu-
aplican a los parientes de Jesús n. Como para la concepción manidad.
virginal, también aquí será la tradición eclesiástica el fac- La literatura del siglo II se ocupa principalmente del
tor determinante en cuanto a la postura que uno adopte, tema de la concepción virginal. Las referencias a ella son
con la importante diferencia de que, mientras la tradición ampliamente afirmativas, aunque hay un elevado grado
de la concepción virginal se basa en pruebas neotestamen- de discordia. Curiosamente, esa discordia se manifiesta a
tarias, la doctrina de la perpetua virginidad de María llega veces en círculos gnósticos: Orígenes atribuye a los valen-
más allá de cuanto sobre ésta dicen las Escrituras. tinianos la idea de que Jesús era hijo de José y de María,
y otro tanto hace Ireneo. Mas este último habla de valen-
tinianos que sostenían el nacimiento virginal en sentido
VI. LA MUJER DE A P 12
docetista ": Jesús "pasó por María como el agua por un
caño", visión contra la que polemizaría Tertuliano. Aunque
En unión con muchos comentaristas de Ap, convinimos se había difundido la creencia en la concepción virginal, no
en que la mujer se refiere primariamente al pueblo de hay en el siglo II pruebas de creerse a María ulteriormente
Dios: tanto Israel, que trae el Mesías, como la iglesia, que virgen tras haber nacido Jesús, aparte lo que implique el
vuelve a atravesar las vivencias de Israel y tiene otros Protoevangelio. El desarrollo subsiguiente de esta doctrina
hijos a imagen de Cristo. Si hay además una referencia a iba de la mano de la glorificación ascética de la virginidad.
María en cuanto madre del mesías en la intención del Aunque relativamente leves, abundan más en el siglo II las
autor, mucho dependerá de la actitud que uno adopte en pruebas concernientes a una virginidad de María in partu
cuanto a la relación de Ap con Jn. Cierto es que el incluir (nacimiento milagroso), que las favorables a su virginidad
Ap en el canon bíblico, posibilitó el que se interpretase perpetua.
su figura de la mujer en los términos mariológicos de otros Otro tema mariano que adquirió gran popularidad en
libros canónicos. siglos más recientes, la tipología María-Eva, se deja ates-
tiguar ya en el siglo II, en los escritos de Justino Mártir
e Ireneo.
Nuestro estudio ha demostrado que, en el NT y en la
VIL DESPUÉS DEL NT
literatura del siglo II, la madre de Jesús no era represen-
tada de modo uniforme y, en algunos casos, ni siquiera
Restringimos al siglo II nuestra investigación de la li-
armónico (por ejemplo, las representaciones marcana y
teratura posterior al NT; el material examinado incluye
lucana; la de Tertuliano y la del Protoevangelio). Pudimos
apócrifos y padres de la iglesia. Hemos visto que las fuen-
aun así rastrear algunas líneas de desarrollo que se hacían
tes donde aparece María se relacionan principalmente con
más y más positivas en cuanto a configurar a María como

12. No debiera olvidarse el problema que Me 15, 40, 47; 16, 1 crea para la
interpretación de los "hermanos" de Jesús en Me 6, 3. Cf. supra, cap. 4III. 13. El Evangelio de Felipe (supra, cap. !)) combina también ambas vi-
siones.
282 Conclusiones de este estudio

discípula por excelencia y como virgen. Estas líneas domi-


naron y se realzaron mucho en siglos posteriores. Si hoy
las iglesias no convienen en su evaluación de María, no
es sólo porque hayan alcanzado diferentes conclusiones
sobre los desarrollos posteriores al NT, sino porque acen-
túan de manera diversa sus variados elementos. La elimi-
nación de confusiones en punto a pruebas bíblicas puede
facilitar la discusión de unas iglesias con otras; de ahí que
nos asignásemos como tarea, ver si, como grupo de estu-
diosos con un historial eclesiástico diverso, podíamos con-
venir en una presentación de los datos marianos del NT.
J u z g u e el lector si hemos conseguido ese propósito con BIBLIOGRAFÍA
exactitud y adecuación razonables.
SIGLAS

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ÍNDICE DE MATERIAS

Anawin (portavoz de los): Hermanos y hermanas (de J e -


134, 142, 273. sús) : 23, 28, 50, 60-66, 72-78,
anunciación: 93, 113-115, 130, 79, 164-168, 190-191, 193-195,
278. 234, 237, 252-253, 262-263,
arca de la alianza: 133-134, 276.
136, 273. —como creyentes: 170-174.
asunción: 14, 227, 255. —significado de adelphos: 50,
Ave María: 128-129. 72-74, 262, 280.
—nombres de: 74-77.
Belén: 25, 35. hija de Sión: 40, 129-133, 134,
155, 210, 273, 277.
Casada con José: 88-90, 116s, hijo de María: 67-71, 105.
144-146. himnos: 135.
conocimiento de la identidad
de Jesús: 25, 121, 150-151. Iglesia (símbolo de la):
209-211, 268.
Descendencia davídica: 153, Inmaculada concepción: 14,
200-206, 240, 249-250. 260.
descendencia íevítica: 135, Isabel (madre de Juan el
153, 250. bautista):
discípulo de Jesús: 18, 35-36, —y el Magníficat: 135,
39, 121, 126, 135, 137, 141, 138-139.
150-151, 160-161, 165-167, —pariente de María: 25, 135.
170, 172, 173, 184, 189, 200, Isaías 7, 14: 40, 95-96, 124-125,
205, 207, 253, 273, 275, 208, 244, 256, 259, 264, 266,
276-278, 282. 278.
Efeso: 204, 255. Jesús incomprendido: 35, 62,
Eva: véase Génesis 3, 15. 65-66, 68, 150, 156-157, 183,
188, 194, 252-253, 272, 274,
Fuente "Q": 27, 64, 168. 275-276.
Jesús resucitado: 172, 210,
Génesis 3, 15 y Eva: 40, 41-42, 254-255.
184-185, 209-210, 221, 225, José: véase casada con José,
228-229, 244-245, 267-268, virginitas ante partum y
276, 277, 281. virginitas post partum.
294 Índice de materias

Juan (hijo del Zebedeo): 204, —en Ignacio de Antioquía:


255. 53, 242-243, 259-260.
Juan el bautista: véase ísabe!. —en Juan: 34, 191-192, 199,
265, 277.
Llena de gracia: 128-129. —en Justino: 243-244.
—en Lucas: 34, 47, 68, 105,
Madre de Dios (theotokos): 115-123, 143, 145, 156-157.
260. 192, 277-278.
madre de los cristianos: —en Marcos: 28, 34, 69-70,
207-208. 104, 271, 277.
Marcos (actitud negativa de): —en Mateo: 34, 47, 68, 83-84,
28, 35, 60-66, 70, 102, 181, 95-98, 105, 273, 277-278.
254, 271, 272, 274. ÍNDICE GENERAL
—en los escritos patrísticos:
María y el AT: 16, 40-41. 243-246, 259-260.
ministerio de Jesús: 23, 35. —en Pablo: 21, 34, 44, 47-48,
mujer (designación de) : 52, 55-56, 273, 277. Prefacio 9
—en Juan: 180, 184-185, 205, —en los oráculos sibilinos:
209, 276. 241s, 260.
—en Pablo: 51-52. —José como padre físico: 1. ORIGEN DEL ESTUDIO 13
—en el libro del Apocalipsis: 255s, 281.
209, 222-230, 268-269, 280. —paralelos en la literatura 2. PRESUPUESTOS DEL ESTUDIO 19
mujeres en la genealogía de pagana: 97, 122, 244, 279.
Jesús: 28-29, 82-88. —preexistencia de Jesús: 44, I. Naturaleza de los escritos del nuevo testamento ... 19
94, 123, 191s, 259, 279.
Nunquam satis: 129. —teologúmeno: 125, 279. II. La composición de los libros del nuevo testamento
virginitas in partu (nacimiento
Pentecostés: 174, 205. milagroso de Jesús): 152, y su contenido mariano 20
Protoevangelio de Santiago: 227-228, 240-241, 255, 261,
73, 116, 227s, 237-238, 244, 1. Las cartas de Pablo 21
245, 247-248, 261, 262-265, 263-264, 281.
281. —negación de: 255, 259-260, 2. Los evangelios 21
265-266. a) Estadios en la formación de los evangelios 21
Sabiduría: 40. —implicaciones docetistas:
255, 265-266. b) Los relatos de la infancia 23
Sión: véase hija de Sión. virginitas post partum (virgi- 3. El evangelio de Marcos 26
Virginitas ante partum (con- nidad perpetua): 72-78, 259,
cepción virginal de Jesús): 261-262, 281. 4. El evangelio de Mateo 28
—y el nacimiento en Belén: —negación de: 73-74, 263, 266.
—"siempre virgen": 72, 261. 5. El evangelio de Lucas 29
143, 197-198.
—"nacido de la virgen Ma- —en Juan (19, 27): 205. 6. El evangelio de Juan 31
ría": 99-100, 243, 253, —en Lucas (2, 7): 73, 152.
—en Mateo (1, 25): 73, 92, 280. 7. El Apocalipsis 32
260-261.
—interpretación gnóstica de: —virginidad de José: 262. III. Método teológico en la evaluación de contenidos
234-235, 238-239, 253-254, —modelo de vida celibataria: neotestamentarios 33
257-258, 281. 117, 247, 254, 261, 263, 281.
—historicidad de: 98-99, —voto (intención) de virgini- 1. Pluralismo del nuevo testamento 34
121-122, 273, 279-280. dad: 116-117, 266, 278. 2. La posición canónica de un nuevo testamento
pluralista 36
3. Relación entre historia y tradición 38
4. Relación de los datos bíblicos con la mariología
posterior 39
índice general 297
"w índice general
6 M A R Í A EN EL EVANGELIO DE LUCAS Y EN LOS H E C H O S DE LOS
•t-L NACIMIENTO DE J E S Ú S EN LOS ESCRITOS PAULINOS 43 APÓSTOLES 10?

I- Posibles formulaciones prepaulinas en F l p y Rom 43 I. M a r í a en el r e l a t o d e l n a c i m i e n t o (Le 1-2) 109

1. L a p r e e x i s t e n c i a e n F l p 2, 6-11 43 1. M a r í a e n la concepción d e J e s ú s (1, 26-38) . ... 113


a) L a s i m p l i c a c i o n e s m a r i a n a s del c u a d r o d e
2. E s t i r p e d a v í d i c a y filiación d i v i n a en R o m 1, 3-4 44
la a n u n c i a c i ó n 113
II. P a s a j e s d e p o s i b l e r e l e v a n c i a m a r i a n a en G a l 50 b) I m p l i c a c i o n e s m a r i a n a s d e 1, 34-35. 38 117
c) I m p l i c a c i o n e s m a r i a n a s d e 1, 28 127
1. S a n t i a g o , el h e r m a n o d e l S e ñ o r (Gal 1, 19) . ... 50
d) ¿ M a r í a c o m o "Hija d e S i ó n " y s i m b o l i s m o
2. N a c i d o d e u n a m u j e r (Gal 4, 4) 50 afín? (1, 28. 35. 43) 129
3. N a c i d o s e g ú n el E s p í r i t u (Gal 4, 28-29) 54 2. La v i s i t a c i ó n d e M a r í a a I s a b e l (1, 39-56) 135
a) L a s p a l a b r a s d e I s a b e l a M a r í a (1, 42b-45) 135
b) El Magníficat d e M a r í a (1, 46-55) 137
4. M A R Í A EN EL EVANGELIO DE M A R C O S 59
3. M a r í a y el n a c i m i e n t o e n B e l é n (2, 1-20) 143
I- ¿ Q u i é n e s f o r m a n la familia d e J e s ú s ? (3, 31-35) ... 59 a) C o n M a r í a su p r o m e t i d a (2, 5) 144
b) " M a r í a g u a r d a b a t o d a s e s t a s cosas e n su
1. El p a s a j e en sí m i s m o 60 c o r a z ó n " (2, 19. 51) 146
2. El p a s a j e e n el c o n t e x t o m a r c a n o d e 3, 20-35 ... 61
4. M a r í a y la p r e s e n t a c i ó n d e J e s ú s e n el t e m p l o
(2, 21-40) 151
II. R e p u l s a d e J e s ú s en la p r o p i a t i e r r a (6, l - 6 a ) . . . . 66
a) C u e s t i o n e s m a r i a n a s e n 2, 22-24 152
1. El c a r p i n t e r o , el hijo d e M a r í a 67 b) L a s p a l a b r a s d e S i m e ó n a M a r í a (2, 34-35) 153
2. Los h e r m a n o s y las h e r m a n a s d e J e s ú s 72 5. M a r í a y el h a l l a z g o de Jesús en el templo
(2, 41-52) 156
III. M a r í a , S a n t i a g o y J o s é (15, 40. 47; 16, 1) 74
II. M a r í a e n el m i n i s t e r i o p ú b l i c o 160
1. L a g e n e a l o g í a d e l " s u p u e s t o " hijo d e J o s é (3, 23) 161
5. M A R Í A E N EL EVANGELIO DE M A T E O 79
2. El r e c h a z o d e J e s ú s e n N a z a r e t (4, 16-30) 162
I. M a r í a e n el r e l a t o d e l n a c i m i e n t o (cap. 1-2) 79 3. L a m a d r e , los h e r m a n o s y la f a m i l i a d e J e s ú s
1. M a r í a e n la g e n e a l o g í a (1, 1-17) 82 (8, 19-21) 165

2. M a r í a y la c o n c e p c i ó n d e J e s ú s 88 4. B i e n a v e n t u r a n z a d e la m a d r e d e J e s ú s 168
a) P a p e l d e M a r í a e n la visión m a t e a n a 88
III. M a r í a e n la c o m u n i d a d j e r o s o l i m i t a n a d e H e c h 1, 14 170
b) P o s i b l e s visiones p r e m a t e a n a s d e M a r í a ... 91

II. M a r í a e n el m i n i s t e r i o p ú b l i c o 101 7, LA MADRE DE J E S Ú S EN EL EVANGELIO DE JUAN 175

1. L o s d i s c í p u l o s c o n s t i t u y e n la f a m i l i a d e J e s ú s
I. P a s a j e s d e r e l e v a n c i a m a r i a n a e n los c a p í t u l o s 1-12 176
(12, 46-50) 101
1. N a c i d o s d e Dios (1, 13) 176
2. E l r e c h a z o d e J e s ú s e n s u p r o p i a tierra
2. L a e s c e n a d e C a n a (2, 1-11) 178
(13, 53-58) 103
a) " N o t i e n e n v i n o " (2, 3) 183
298 índice general
Índice general 299

b) "Mujer" (2, 4) 184


c) "¿Qué tienes tú que ver conmigo?" (2, 4) ... 186 III. El tema de la virginidad de María 255
d) "Mi hora no ha llegado aún" (2, 4) 186 1. Entre judeocristianos y gnósticos 255
e) "Su madre dijo a los sirvientes, «haced 2. En los escritos patrísticos 259
cuanto él os diga»" (2, 5) 187
IV. Otros temas marianos 266
3. El paso a Cafarnaún (2, 12) 189
4. El hijo de José (6, 42) 191
10. CONCLUSIONES DE ESTE ESTUDIO 271
5. Los incrédulos hermanos de Jesús (7, 1-10) ... 193
6. El mesías ¿no tiene que venir de Belén? I. Imagen de María previa a los evangelios 272
(7, 41-43) 195 II. La imagen de María en los relatos de la infancia 273
7. "Nacidos de fornicación" (8, 4) 198
III. Función de María durante el ministerio de Jesús
II. La madre al pie de la cruz (19, 25-27) 200 en los cuatro evangelios 274
1. Los sinópticos 274
8. LA MUJER DE A P 12 211 2. Juan 275
IV. Papel de María al pie de la cruz (Jn 19, 25-27) ... 276
I. Observaciones generales a la apocalíptica y al
Apocalipsis 211 V. La concepción virginal 277
1. El género llamado "apocalíptico" 211 1. En los relatos de la infancia 277
2. Varias interpretaciones del Apocalipsis 213 2. Posibles orígenes 279

II. Interpretación de Ap 12 215 VI. La mujer de Ap 12 280


1. Lugar que ocupa en el plan de Ap 12 215 VIL Después del NT 280
2. Estructura de Ap 12 217
3. Posibles fuentes de las figuras y de la narración 220 Bibliografía general 283

4. Significado primario de Ap 12 223 índice de materias 293


5. ¿Hay referencias a María en Ap 12? 226

'• MARÍA EN LA LITERATURA DEL SIGLO II 231

I- Ojeada a los textos 233


233
1. Apócrifos del NT
242
2. Escritos patrísticos
II. Cuestión de las tradiciones independientes sobre
246
María
1. Historial y posición de María 247
2. María durante el ministerio de Jesús 251

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