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Pero todas estas cosas las obra un mismo y único Espíritu, distribuyéndolas a
cada uno en particular según su voluntad ( 1 Co. 12, 4-11).
Si el Señor, Dios de orden y no de confusión, es quién lo da, igual que los otros
carismas, ya se ve que San Pablo no lo cree un vulgar desequilibrio patológico
Muchas veces oímos decir: Oro en lenguas, oro con el espíritu, mi espíritu ora,
realmente expresan lo mismo, y es injusto limitar el don de lenguas solo a la
alabanza a la acción de gracias o la salmodia, también sirve para la petición o
intercesión.
Porque sino bendices mas que con el espíritu, ¿Cómo dirá amén a tu acción de
gracias el que ocupa el lugar del no iniciado, pues no sabe lo que dices? Cierto
tu acción de gracias es excelente, pero el otro no se edifica. Doy gracias a Dios
porque hablo en lenguas más que todos vosotros; pero en la asamblea prefiero
decir cinco palabras con mi mente, que diez mil en lenguas (1Co. 14, 14-19)
Varias veces San Pablo hace alusión de la embriaguez con vino, invitando en
sus cartas a llenarse del Espíritu Santo con salmos, himnos y cánticos
inspirados, cantando y salmodiando al Señor, para evitar confusión con la
embriaguez espiritual.
Según San Pablo esta embriaguez mística no hace perder el dominio de
nuestros actos y por eso da normas sobre su ejercicio y propone este orden:
“Cuando os reunís, cada cual puede tener un salmo, una instrucción, una
revelación, un discurso en lengua, una interpretación: pero todo sea para
edificación. Si alguien habla en lengua, que hablen dos o tres y por turno y que
haya un intérprete. Si no hay quién interprete guárdese silencio en la asamblea;
háblese consigo mismo y con Dios (1 Co. 14, 26-27).
Mirando bien, la frase “oraré con el espíritu pero oraré también con la mente”,
muestra que el valor de la primera cuando se hace bien, no tiene discusión,
solo que San Pablo quiere salvar también la segunda.
Puede ser que uno esté repitiendo sonidos inarticulados como un mero
desahogo emocional, igual que alguien podría estar tatareando una música
distraídamente. En ese caso se llegaría al grado extremo de que, aunque
quizás fuese oración, el fruto para el alma sería casi nulo. También en este
sentido vale, pues, la exhortación de san Pablo: “El que habla en lengua ore
para que se le conceda interpretación, porque, oro en lengua, mi espíritu ora
pero mi mente se queda sin fruto” (1 Co 14,13s).
Cuando se recibe por primera vez este don suele experimentarse un impacto
emocional para el que uno no estaba preparado, su reacción puede ser muy
efusiva. Como si hubieras recibido una noticia muy grande
Por lo tanto estamos en una forma de oración en espíritu, mas profunda, más
emocional, más estática o más sobrenatural que la ordinaria.
Este espíritu no es el Espíritu santo sino la parte mas sublime del yo (Rm 1,9;
8,16; 1Co 2, 11; 16,18; 2 Co 2, 13; 7,13) que se distingue de la carne (1Co 5,5;
2Co 7, 1) o el cuerpo ( 1Co 5, 3s; 7,34) también se distingue del alma, principio
vital (1 Ts 5,23; Hch 4,12), la cual a veces corresponde a la mente o razón
natural (Rm 7, 25; Ef 4,23). Por eso el Apóstol insiste en que no seamos
hombres psíquicos (naturales, o carnales) sino pneumáticos (espirituales) (1Co
2, 14s).
En las dos principales listas de dones no dicen lenguas a secas sino diversidad
de lenguas,( 1 Co, 12. 10, 28), como anticipando las numerosas diferencias
que existen.
La oración en lenguas brota como un desborde del amor. San Pablo después
de asentar que la caridad edifica (1 Co. 8,1) afirma: “el que habla en lenguas se
edifica” (1 Co. 14,4). Por el contrario, “aunque hablase las lenguas de los
hombres y de los ángeles, si no tengo caridad, soy como bronce que suena o
címbalo que retiñe(1 Co. 13,1). Por lo tanto, si no hay amor ni oración, podrá
haber el fenómeno psicológico de la glosolalia, pero no el carisma como tal.
“De la boca de los niños de pecho has sacado una alabanza” (Sal 8,3). “Lo
necio del mundo se lo escogió Dios para humillar a los sabios y lo débil de
mundo se lo escogió Dios para humillar a los fuertes” (1 Co. 1,27). Escogió la
alabanza de niños y recién nacidos para “confundir al enemigo”
También cuando uno recibe el don de lenguas puede parecer un bebé. Por lo
común comienza con unas pocas sílabas que repite infinidad de veces. Más
adelante quizás ira notando que su lenguaje se vuelve más variado y más
fluido. Así el principiante, dejándose llevar por el Maestro interior, practica
aquello de “Si no cambiáis y nos hacéis como niños, no entraréis en el Reino
de los cielos. (Mt. 18,3).
Sin embargo, como los corintios abusaban de este balbuceo infantil, el apóstol
dice con un poco de ironía. “cuando era un niño, hablaba como niño, pensaba
como niño, razonaba como niño. Al hacerme hombre, dejé todas las cosas de
niño” (1 Co. 13,11).
Para que se creciera en ese don espiritual con proyecto propio y de los
oyentes, así como el niñito debe de pasar de su lenguaje emocional a otro
mejor comprendido, les dice san Pablo:”“Si no dan distintamente los sonidos,
¿cómo se conocerá lo que toca la flauta o la cítara?. Y si la trompeta no da sino
un sonido confuso, ¿quién se preparará para la batalla? Así también vosotros
mediante la lengua: si no dais palabra inteligible, ¿cómo se entenderá lo que
decís? Es como si hablarais al viento. Hay en el mundo no se cuantas variedad
de palabras, seré un bárbaro para el que me habla y el un bárbaro para mí. Así,
pues, ya que aspiráis a los dones espirituales, procurad abundar en ellos para
la edificación de la asamblea. Por eso, el que habla en lenguas, pida el don de
interpretación. Porque si oro en lenguas, mi espíritu ora pero mi mente queda
sin fruto” (1 Co. 14, 7-14).
El que ora en lenguas no ora a los hombres sino a Dios. En efecto: nadie lo
entiende: en espíritu (o por el Espíritu) dice cosas misteriosas. (1 Co. 14.2).
Este es uno de los muchos casos en que no puede definirse con certeza si
“espíritu” se refiere a nuestra alma o a la Persona Divina; pero no importa
mucho, porque según se está diciendo actúan juntas.
Dios Padre, si conoce, cual es el deseo, el gusto, la aspiración del Espíritu que
está dentro de nosotros. Y esos deseos, ¡gemidos implorantes del Espíritu!,
son conformes con los designios Divinos. Por tanto, la oración del Espíritu, que
siempre pide lo que Dios quiere, es ciertamente eficaz y plenamente
escuchada”
CANTO DE ESPIRITU
Cuando muchos están cantando en espíritu, suele haber una armonía celestial,
una melodía dulcísima, que parece dirigida por el Espíritu Santo ya que de
suyo los asistentes no se preocupan por la materialidad de sus modelaciones
sino por exhalar su amor y alabanza.
El Padre José Alfaro Sch. P. la primera vez que oyó cantar en lenguas en una
reunión de Buenos Aires, la encontró tan armoniosa que le sirvió de inspiración
para el último movimiento de una cantata que compuso poco después.
Hay veces que el Espíritu Santo inspira de una manera misteriosa a todo el
grupo para que cante al unísono. En lugar de la horrible cacofonía que cabría
esperar (como sucede en el caso de los integrantes de una orquesta que se
pone a ensayar al mismo tiempo en un salón) tiene lugar una armonía jamás
escuchada a un coro de voces humanas. Y esto no solo ocurre en grupos
pequeños, ocurre en grupos que se reúnen centenares y nunca han estado
juntos, a veces es como un ritmo pulsante parecido al de las olas. Al
aproximarse a su término, la melodía va bajando de tono, hasta que de pronto
se finaliza en forma brusca y al unísono, como si un director invisible hubiese
dado la orden. Cuando menos en dos ocasiones, músicos competentes han
expresado su admiración ante esa música carismática, uno de ellos,
catedrático de música en un colegio de Toronto, manifestó: ¡Según todas las
reglas de la música, esto es imposible!
Para recibir los carismas y en este caso el de lenguas no hace falta ser un
santo, podemos encontrar personas menos santas que pueden tener más
carisma que otra. Hasta en pecado mortal puede una persona hablar en
lenguas, profetizar, hacer milagros. (1 Co 13,1-3). Si no tengo caridad ¡Nada!
En la mentalidad popular se asocia mucho los carismas con las virtudes, pero
por lo común la virtud y madurez es una buena garantía de los carismas.
Los grupos que no usan los carismas extraordinarios, decaen como grupos
carismáticos, y quedan simplemente como grupos devocionales.
DESEO SOBRENATURAL
Cuando Dios quiere darnos algo, suele empezar por vaciar el vaso que llenará
después.
No basta tener deseo sino que el deseo sea como corresponde, si lo hago para
satisfacer mis pasiones eso no es un signo de verdadero carisma sino más
bien de poderes diabólicos.
En todo caso se tratará de cumplir la pauta de san Pedro: “si alguno habla,
sean palabras de Dios, si alguno ejercita un ministerio, hágalo en virtud del
poder que brinda Dios, para que Dios sea glorificado en todo por Jesucristo”.
(1P 4, 11)
REMEDIOS
Edificación, que lenguas como otros carismas sea para provecho y edificación,
Disciplina uno tiene que ser consciente de mantener su dominio
Interpretación el que habla en lenguas pida interpretar, en la asamblea se
necesitan palabras inteligibles.
Discernimiento así como san Pablo nos pide discernimiento de espíritus, nos
recomienda que también nosotros lo sigamos ejerciendo.
Esta enseñanza esta basada en el libro LENGUAS del Padre Alberto
Ibáñez
Angel Segura
Así, ya que ustedes ambicionan tanto los dones espirituales, procuren abundar
en aquellos que sirven para la edificación de la comunidad.
Por esta razón el que habla un lenguaje incomprensible debe orar pidiendo el
don de interpretarlo. Porque si oro en un lenguaje incomprensible , mi
espíritu ora, pero mi inteligencia no saca ningún provecho. ¿Que debo hacer
entonces?. Orar con el espíritu y también con la inteligencia, cantar himnos
con el espíritu y también con la inteligencia.
1º Corintios 14, 12-14
Pero mas va a decir, es mas importante otros carismas, lo que edifican que
este don de lenguas, sino hay quién lo interprete, mucho menos. Mas aún, para
la misma oración es mejor tener una oración, dice Pablo, que se inteligible para
si mismo. El que habla lenguas, habla, no podría yo explicarlo ahora como es
porque sería un poquito complicado digamos no, yo he participado en alguna
oración, donde se habla lenguas y también donde ha habido interpretación y
realmente es sumamente edificante, pero el que habla lenguas, mas allá de
interpretación o no, pronuncia una serie de palabras que no se entienden
cuando se suelta la lengua y entonces al no entenderse dice Pablo, como de
hecho ocurre y al ser ininteligible, conviene mas bien para si mismo, hablar un
lenguaje inteligible para sacar mayor provecho en el espíritu de lo que se está
orando.
Por eso decía al principio, Pablo clarísimamente relativiza este don, cuando
decimos relativiza no es que no le de importancia, lo hace relativo a, lo
relaciona con, en este caso la inteligencia de lo que se está orando y por otra
parte la edificación de la comunidad, son como las dos grandes referencias que
Pablo pone respecto de este don, al que verdaderamente lo hace relativo.
Yo puedo decir a mi Dios me dijo tal o cual cosa y entonces como sabemos si
lo que vos decís en verdad o no es verdad, vayamos sobre lo concreto, porque
cuando Dios habla lo que dice, lo hace, cuando Dios se expresa su palabra se
hace creadora, por lo tanto el decir de Dios se traduce en cosa concreta que
puede estar antes o después, que puede ocurrir inmediatamente o lleva un
tiempo que se manifieste, por eso el discernimiento supone una prudencia
concreta respecto a si aquello que se dice es realidad.
1.- Saludos.
2.- Un cuentito. Miguelito regresa del trabajo y acepta subir al coche del hijo del
gran terrateniente. Mientras el hijo le va contando que todo lo que ve es suyo
porque es de su padre, Miguelito queda callado. Pero cuando anochece, al
mirar las estrellas, Miguelito dice: ¿Ves esas estrellas? Son mías porque son
de mi Padre.
3.- Lo que hemos visto: La razón de ser de los carismas. El Espíritu Santo nos
regala: dones, frutos y carismas. Tenemos bien claro la diferencia que hay
entre don y carisma. También vimos el carisma del amor, que es el básico; sin
él, los demás no sirven: son como campana que tañe.
EL CARISMA DE ALABANZA
a) La alabanza puede ser don o puede ser carisma. Es don cuando yo me
encierro en mi alabanza y me sirve solo para mí, para mi santificación, para
unirme más y más a Dios.
b) La alabanza, para ser verdadera, debe salir del corazón. Sale del corazón
cuando yo siento lo que estoy diciendo. Cuando yo solo repito lo que he
aprendido, como lo hace el papagayo, poco valor tiene; cuando yo hago una
alabanza rutinaria, como lo hace un casete, pierde todo el valor.
c) La alabanza de corazón lleva, se dirige al Dios Santo, y por ello, conlleva una
renovación de vida, a una vida más santa. De no ser así, no hay acercamiento
al Dios Santo, y por ende, no hay verdadera alabanza. La alabanza sincera
lleva necesariamente a acrecentar la fe, la esperanza y el amor. Incluso
despierta en otros cristianos una vida mejor.
EL CARISMA DE LENGUAS
a)- "El que habla en lenguas habla a Dios, no a los hombres". (1 Cor 14,2).
e)- "No estorbéis hablar en lenguas, pero hágase todo con decoro y orden".
(v.39).
No hay que creer que se trata del carisma clave, pero tampoco se debe
menospreciar. Solo quien lo reciba y reciba sus beneficios podrá valorarlo y
agradecerlo al Señor.
12.- Digamos, en primer lugar, que se dan cuatro modos en este carisma:
Fuera de contexto religioso, los científicos explican de ciertos casos que han
estudiado, como fruto de reencarnación, endemoniados, de trucos y engaños,
etc
b) Hablar en lenguas es un don pasajero, usado solo cuando hay una unción
del Espíritu, y necesita que haya alguien que lo interprete, lo cual no quiere
decir que lo traduzca.
b) El don de lenguas, para ser verdadero, debe salir del corazón. Por eso
decimos que pertenece al tipo de oración contemplativa.
c) El don de lenguas de corazón lleva, se dirige al Dios Santo, y por ello, conlleva
una renovación de vida, a una vida más santa.
18.- ORACION.
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INTRODUCCION
1. Hay cinco tipos de oración: La bendición y adoración, la acción de gracias, la
petición, la intercesión y la alabanza. De todas ellas: “la alabanza es la forma
de orar que reconoce de la manera más directa a Dios. Le canta por Él mismo,
le da gloria no por lo que hace, sino por lo que Él es” (Catecismo de la Iglesia,
#2639). Es totalmente desinteresada (#2649).
2. La alabanza es la expresión más desprendida del amor a Dios sobre todas las
cosas. Nos centra en Él y organiza nuestras vidas, dando el primer lugar a
quien corresponde.
5. Pablo: “Así es: los gentiles le glorifican a Dios por su misericordia” (Rom 15,
8-9). Ver salmo 116.
6. Salmos 144 a 150: Una escuela para aprender a alabar a Dios.
14. Alabanzas sin usar verbos de alabanza: Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente (Apoc 15, 3). “Poderoso eres, Señor”. “Gloria y honor
a ti por siempre”.
c) Alabar al Hijo. Ejemplos: “Alabado seas Hijo Único del Dios Vivo”.
“Alabado seas Palabra del Padre”. “Alabado seas, tú eres luz de luz”. “Alabado
seas Dios verdadero de Dios verdadero”. Etc.
d) Alabar al Espíritu Santo. Ejemplos: “Alabado seas Espíritu Santo”. “Tú eres
Señor y Dador de vida”. “Tu eres igual al Padre y al Hijo”. “Tú eres el dedo de
Dios, la mano de Dios”. “Tú eres la fuerza y el poder de Dios”. “Tú eres el
amor de Dios derramado en nuestros corazones”. Etc.
e) Alabar al Hijo de Dios hecho hombre, Jesucristo. Ejemplos: “Alabado seas
Jesucristo”. “Tú eres el Hijo de Dios hecho hombre”. “Tú eres la Palabra de
Dios que habita entre nosotros”. “Tú eres camino, verdad y vida”. “Tú eres la
luz del mundo”. “Tú eres Mesías y
Señor”. “Tú eres Señor de la historia”. “Tú eres Señor de Señores”. “Tú eres
Señor de Satanás y de todas las huestes malignas”. “Tú eres el Primero de
toda creatura, el Primogénito de entre los muertos, la Cabeza de la Iglesia, el
Primero en todo”. Etc.
Mencionemos algunos:
En ese sentido, los profetas del Antiguo Testamento hablaban de parte de Dios
y anunciaban al pueblo lo que Dios quería de ellos, las palabras que Dios les
inspiraba para la conversión del pueblo; y también en ese sentido a veces
profetizaban cosas que iban a suceder o que podían suceder dependiendo de
la actitud del pueblo. En este sentido es famosa la profecía de Isaías en qué
promete que la Virgen concebiría y daría a luz un hijo, y le pondría por nombre
Emmanuel (Is 7, 14). De hecho, una de las cosas que distinguían en el Antiguo
Testamento los falsos profetas de los verdaderos, era precisamente que su
palabra se cumplía: “«¿Cómo sabremos si una palabra la ha dicho el Señor o
no?» Si ese profeta habla en nombre del Señor, y lo que dice queda sin efecto
y no se cumple, es que el Señor no ha dicho tal palabra; el profeta lo ha dicho
por presunción; no le tengas miedo” (Dt 18, 21 – 22). Los profetas que hoy
consideramos canónicos, lo fueron porque se cumplieron las cosas que
profetizaban. Por eso se suele entender la profecía como predicción, pero en
realidad el sentido profundo del término es hablar de parte de Dios, hablar en
su nombre. De hecho, en los profetas de la Biblia encontramos muy pocas
predicciones, y sin embargo, hallamos largos capítulos en que Dios denuncia al
pueblo sus pecados y les invita a la conversión. Por eso en tantos pasajes de la
Escritura encontramos textos en los que a través del profeta Dios habla en
primera persona, con la expresión "oráculo del Señor" intercalada en el texto,
para dejar claro que es Él quien habla: "Por eso, profetiza. Les dirás: «Así dice
el Señor Dios: He aquí que yo abro vuestras tumbas; os haré salir de vuestras
tumbas, pueblo mío, y os llevaré de nuevo al suelo de Israel. Sabréis que yo
soy Dios cuando abra vuestras tumbas y os haga salir de vuestras tumbas,
pueblo mío. Infundiré mi espíritu en vosotros y viviréis; os estableceré en
vuestro suelo, y sabréis que yo, el Señor, lo digo y lo haga, oráculo del Señor»”
(Ez 37, 12 - 14) Los profetas tenían una relación especial con Dios, a quien
eran capaces de escuchar, y en cuyo nombre eran capaces de hablar, incluso
en primera persona. El carisma profético fue derramado en algunas personas
concretas del Antiguo Testamento para misiones concretas, como sucedió con
Elías, Isaías, Ezequiel, etcétera.
Pero el texto de Joel que hemos citado promete que profetizarán todos los
hombres sin distinción de sexo, edad, de casta o vocación. Efectivamente, la
doctrina de la Iglesia nos dice que por el bautismo, todos somos ungidos como
sacerdotes, profetas y reyes. En este sentido, todos estamos llamados a hablar
de parte de Dios, a transmitir su palabra y sus mensajes a los hombres de
nuestro tiempo, dentro y fuera de la Iglesia. En concreto el carisma de profecía
al que se refiere el profeta Joel y también al que se refiere el apóstol San
Pablo, es un carisma que puede recibir cualquier bautizado para edificar y
exhortar a la comunidad. En ese sentido, el carisma de profecía se da cuando
alguna persona recibe el don de hablar de parte de Dios, recibe un "mensaje"
de Dios que expresa en primera persona. Evidentemente, no hay que entender
esto ni como que Dios posee a la persona para dar un mensaje, ni tampoco
como que Dios dicta a la persona lo que debe decir, puesto que, como nos
dice la Iglesia en el Concilio Vaticano II, la revelación ya ha terminado, y no se
ha de esperar ninguna revelación pública del Señor hasta la segunda venida de
Cristo (DV 4).
En ese sentido, pienso que el carisma de profecía no se debe pedir como tal,
pero si es concedido ha de acogerse y ejercerse con humildad y
discernimiento, sabiendo que no se trata de una nueva “revelación” de Dios, ni
de un dictado de Dios, ni mucho menos de que el Espíritu Santo posea a la
persona para dar un mensaje.