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LA LEYENDA DEL SAJAMA

"Dios está lejos y tenemos que negociar con sus intermediarios, las montañas."  

Las cumbres de los Andes han tenido siempre un lugar importante dentro de las leyendas del Altiplano. La
más conocida es la del Sajama, volcán de más de 6500 metros de altura y el cual se encuentra ubicado en el
corazón del parque natural del mismo nombre (el primero que se creo en Bolivia, en 1941).

… Hace mucho tiempo tuvo lugar una guerra despiadada entre las montañas. El Huayna Potosí, el Condoriri,
el Ancohuma e inclusive el Illampu perseguían el mismo sueño: ¡ser el más grande de todos!

"Pacha", el creador, cansado de estas disputas, ordenó el fin de las hostilidades. En el momento de la tregua,
el Illimani era el gran vencedor. Pero un vecino ambicioso discutió su victoria. Perturbado durante su sueño,
"Pacha" decide castigar al insolente cortándole la cabeza.

“Pacha” hace girar su terrible honda... las montañas, impresionadas, se hicieron pequeñitas, el viento del
arma cósmica quemaba las heridas recién cicatrizadas que se habían inflingido los unos a los otros.
Escucharon entonces el silbido del proyectil y el terrible estruendo del impacto. Cuando el polvo desapareció,
faltaba toda la parte superior del imprudente. Su cabeza reposaba lejos en el Altiplano, los hombres lo llaman
ahora Sajama, que significa en Aymara “el que está lejos”.

En cuanto al otro, del cual se puede admirar la cumbre que tiene forma, no de una cima sino de una basta
 planicie nevada, se le llama Mururata, “el decapitado”.
 

LEYENDA DEL TATA SABAYA

Vivió antiguamente un hombre llamado Pedro Martín Capurata Condorvillca, más conocido como Tata
Sabaya, por sus dotes personale3s de inteligencia, gran fuerza física, carácter enérgico, talento organizador y
tenía una ideología expresada en la lucha para dar fin con las injusticias sociales en la región. Estos fueron
los atributos que le hicieron merecedor de la obediencia del pueblo que le considero como a su líder 
indiscutible.

Según la leyenda, Casinquira en aquel tiempo era uno de los villorrios florecientes de la región, vivía en la
comarca una mujer indígena hermosa llamada ASUNTA admirada y pretendida por todos los galanes,
quienes ocasionalmente osaban molestarla.

Cierto día cuando la bella asunta pasteaba su rebaño en el campo, habría quedado profundamente dormida
acosada por el sueño que se apodero de ella.

Dicen que soñó que un hombre la embarazaba y sintiéndose profundamente enamorada, soñó que todo
sucedía en aquellos instantes.

Al despertar, un habito de desesperación recorrió su mente y muy impresionada se retiro convencida de que
todo había sido un sueño. Pero desde aquel día ella sintió que había concebido un hijo en sus entrañas y que a
los pocos meses nació con sorprendente fisonomía: era un bebe robusto de cabellos rubios y ojos azules, al
que le puso el nombre de Pedro Martín Capurata Condor Villca.

El niño creció al cuidado de su cariñosa madre y como era de costumbre en la comunidad, ya en la infancia
Pedro Martín, ayudaba en el cuidado del ganado pasteando en las faldas de la empinada montaña Tatasabaya,
donde habitualmente venia a encontrarle un hombre según la leyenda era su padre, este le traía regalos, entre
ellos algunos libros, lo que le permitió a Pedro Martín aprehender a leer y escribir.

Ciertamente, no se sabe cuando Pedro Martín bordeaba la adolescencia se afirma que el fue llevado a España
  para que estudie. A su vuelta el joven cacique habría tomado conciencia sobre las injusticias sociales
reinantes en la región de KARANKAS.

Durante este tiempo la minería era explotada por los españoles en las minas de Todo Santos, Carangas, La
Rivera, y Negrillos, donde los aborígenes aymaras sometido al régimen esclavista venían trabajando en
condiciones inhumanas. Pedro Martín Capurata Condorvillca dándose cuenta de las barbaridades que
cometían los colonizadores con los indígenas, habría decidido enfrentarlos.

Esta actitud enfureció a los colonizadores quienes decidieron lincharlo para acabar con él. El personaje solo
 pudo salvarse milagrosamente, escapando al naciente pueblo de CHUKIQUTA, donde vivió varios años.
Convertido en el directo responsable de la histórica iglesia de esa localidad.

Después tuvo un caballo blanco, el cual llevaba en la frente un espejo adornado con plata a manera de una
estrella. Este fue adquirido en el pueblo de Chukiquta. Posteriormente viajo después hasta las minas de
Potosí, invitado como párroco a la fundación de la Villa de Carlos V. (Potosí, 1º de Abril del 1545), donde se
dice que participo en el trazado de las calles.

Llego a Casinquira su pueblo natal donde procedió a fundar el pueblo al pie de la gran montaña PUMIRE y a
la orilla del rió SIMIPAYA, con el nombre de Sabaya. Esto posiblemente al promediar el año 1550, se dice
 

que seguidamente organizo los cuatro ayllus del naciente villorrio integrado por: Qanasa, Safari, Kàmujo y
Qullana; así mismo inicio prontamente la construcción de la iglesia y torre.

Según la leyenda, esta última obra fue edificada a la memoria de los cuatro ayllus. El cimiento de la torre
actualmente tiene una llamativa construcción. Esta sostenida por cuatro pilares los que representarían a los
cuatro ayllus y hasta ahora subsiste la creencia de que en cada pilar habría sido enterrado vivo un indígena
obedeciendo a la Willancha, ofrenda para fortalecer la unidad del pueblo y a la salud de los comunarios.

Pedro Martín Capurata Condorvillca vivía convertido en el cacique más importante de la región. El
  personaje controlaba sus dominios, realizaba viajes permanentes a Choquecota, Andamarca, Salinas y
visitaba a todos sus villorrios ubicados en los confines de karankas. Pedro Martín, todavía en su plenitud de
su juventud había llegado a conocer a MARIA ROSA CALDERANA, una esbelta mujer de la comarca, de la
que se enamoro locamente. Tiempo después asistió por los consejos de sus yatiris, llego a casarse y de cuyo
matrimonio nació su hijo MARIANITO NIÑITO.

En aquel tiempo el vicariato de la Audiencia de Charcas (sucre), viendo la necesidad de catequizar a los
indígenas aymaras, estableció en Sabanilla una misión pastoral. El misionero cura según se dice entre sus
actividades fue obligado a someterse a los designios de PEDRO MARTIN CAPURATA CONDIVILLCA
así, este dispuso que las misas dominicales debían celebrarse solamente con su presencia.

El cacique vivía en casinquira. El villorio se encontraba a unos 15 km. Al oeste de Sabaya. Pedro Martín
habitualmente venia de allí montado en su famoso caballo blanco, la aparición del destello del espejo de su
caballo en la obra de PISSAYSAKASANI motivaba en primer repique de la campana en el pueblo; cuando
el espejo destellaba en media pampa, se daba el segundo repique y solo se tocaba el tercero cuando el cacique
llegaba al pueblo, el cacique arriba hasta el lugar conocido actualmente como San Sebastián.

En este lugar a sido construido un calvario que se motivo de seudos rituales ofrecidos por los jilaqatas
durante los carnavales. Desde allí PEDRO MARTIN CAPURATA ACONDORVILLCA llegaba a pie hasta
la iglesia donde le esperaba una concurrencia nutrida de indígenas. Luego respetado una concurrencia nutrida
de indígenas. Luego respetado y saludado solemnemente por sus indígenas comunarios ingresaban a la
iglesia para escuchar la santa misa.

Inquieto y viajero por naturaleza dicen que llego hasta las regiones de Tarapacá (Chile), donde compro un
 potro para llevarlo a Sabaya, Tatasabaaya nunca imagino que este seria aymara.

En efecto un día cuando el cacique se aprestaba a viajar a Sabaya el potro por desgracia se habría
encabritado torpemente y pisándole a MARIANITO NIÑITO, causándole la fractura en una de las piernas
del niño.

Con tan lamentable suceso. Tatasabaya decidió viajar a Sabaya solo dejando a su familia en Casinquira.
Mientras tanto en Sabaya el cura cansado de esperarle se dice que este había decidido oficiar la misa sin el
cacique, quien solo llego después de que la misa había concluido.

El personaje que todavía estaba asombrado por la desgracia de su hijo y al anoticiarse del desacato del fraile,
estallo de ira contra este, condenándolo al horrendo castigo de encerrarlo durante una semana en el “calabozo
Subterráneo” que tenía dentro la iglesia donde fue recluido inmediatamente.

Una vez establecido habría alimentado su funesto pensamiento de venganza. El cura al abandonar Sabaya y
en media pampa profirió una imprecación (excomunión), causar el exterminio del pueblo y de sus
habitantes.
 

Desde entonces el pueblo fue azotado por una peste desconocida que ocasiono la muerte de varios
comunarios. Dicha desgracia ocasiono también el desbande de toda la comunidad entre ellos el propio
PEDRO MARTIN CAPURATA CONDORVILLCA, de su familia además de otros indígenas Mario
Condori, Pedro Condori y otros quienes emigraron hasta Antà (Escara Qhamacha), llevando junto a ellas a
“La Virgen de Casinquira”, cuya efigie se encuentra actualmente en la iglesia de dicho pueblo.

El vicariato de la Audiencia de Charcas, teniendo conocimiento del fartal castigo que asolaba al pueblo de
Sabaya, delego una comisión integrada por tres frailes, con el fin de lebantar la terrible excomunión.

La citada comisión en su viaje paso por diversos villorrios, así lo hizo por Tayka Marcka (Choquecota,
Chuquichambi, Turco, y Urdu WANU (Huachacalla). A su llegada a Sabaya estos encontraron a su pueblo
casi sin habitantes. Encontrándose con dos mujeres, sentadas en la loma de SANTA BARBARA al lado de
una iglesia rustica en cuyo interior se dice que hallaron a una mujer llamada CANDELARIA, hermana menor 
de COPACABANA y CONCEPCION. La misteriosa mujer según la leyenda, habría referido a los curas que
había llegado recientemente en compañía de sus dos hermanas antes mencionada y cansada por el viaje, ella
se había quedado en la comarca. La presencia popular del pueblo le atribuye a esta mujer, a Candelaria como
la virgen entronizada en aquellos tiempos.

Pedro Martín Capurata Condorvillca, anoticiado del arribo de la comisión de frailes y al entregarse que el
 pueblo había sido liberado del horrendo castigo. Este decidió volver a Sabaya, donde murió a causa del
conjuro del Jesuita.

Desde entones, la trascendencia de PEDRO MARTIN CAPURATA CONDORVILLCA, adquirió


 paulatinamente un carácter milagroso y mítico de la región.

Según la creencia de los pueblos aymaras los rasgos de desarrollo alcanzados por nombrados pueblos que
 participaron en la repartición del cuerpo son debido al influjo del poder que irradio al cuerpo del cacique
Tatasabaya, esa influencia caracterizó a Salinas de Garci Mendoza, como que pueblo que alcanzo un
desarrollo floreciente ante los primeros, irradiado por la cabeza del personaje; Andamanrca y Corque, fueron
las comunidades que favorecidas por las extremidades inferiores, se caracterizaron como permanentes
viajeros (salineras) hacia los valles y el Salar de Coipasa.

Asimismo el brazo que fue llevado por Toledo determino posiblemente una condición de pueblo trabajador y
conservador de sus costumbres lo que según a dichas creencias se deberían a la falta del otro brazo.

En cuanto a Huachacalla, el miembro viril del cacique que significo para esta comunidad para que en su
tesonera lucha levantara su desarrollo como pueblo progresista. Por último el corazón y el brazo que
quedaron en Sabaya hicieron caracterizar a este pueblo por su trabajo y por su ideología política cultural
telúrica.

A la desaparición del prehistórico villorio de Casinquira, las cenizas de los restos sobrantes del cacique
Martín, embolsadas en wuallacanakas (talegitas), fueron recogidas por la comunidad de VILLA VITALINA
que formo parte de sus dominios y son guardadas actualmente en la iglesia de la comunidad.

Igualmente estos restos son motivos de algunas costumbres de ofrendas rituales aymaras que se realizan
anualmente durante los días jueves de compadres, previo a los días de carnaval de cada año a cargo del
cuerpo de Autoridades Jilacatas de Sabaya y en Villa Vitalina asimismo, el vetusto habitáculo de
TATASABAYA es visitado también por los pasantes de San Juan Bautista (24 de Junio). En dicho hogar se
realiza una Wilancha a la memoria del singular personaje y a la empinada montaña Tatasabaya que perdura
simbolizando a la mitología telúrica de la gran cultura ayamara.
 

OTRA VERSION SOBRE LA HISTORIA DEL TATA SABAYA

Según la leyenda, existía en la región una hermosa doncella de nombre Kariquima, ella pasteaba todos los
días a su ganado, su hermosura no pasó desapercibida y el mallku Tata Sabaya como el mallku Sajama quedó
enamorado de la joven.

Tata Sabaya, animado por los yatiris envió una nota de corte a la joven, esta fue aceptada con grato placer 
 por la joven, pero lastimosamente Sajama decidió vengarse por la insolencia de Tata Sabaya y lo emboscó,
utilizando su onda certera, le destrozó los dientes y éste huyó al extenso salar de Coipasa en donde esputó
sangre. Con el tiempo cada esputo fue convirtiéndose en aislados y pequeños cerros. Estos incidentes
geográficos hoy son conocidos como “Sik’a Qullu Qullunaka”.

La cúspide de Tata Sabaya dicen tiene cuatro peñascos inmensos, los morros están separados por una
 profunda hendidura horizontal que atraviesa de este a oeste, lo que según la leyenda fue ocasionado por 
Sajama, en su disputa por la esbelta Karikima.

El padre Tata Sabaya, mallku Kunturi llevó tujos (conejos silvestres), para que le comieran la espala a
Sajama, éste, despertado por el dolor ordenó a su sirviente a buscar a su hermano Illimani para traer el
antídoto.

El sirviente al retornar de su encomienda vio moribundo a Sajama y le echó el remedio cubriendo su espalda
de densa niebla que se convirtió en nieve y esta congeló a los tujos.

La parte central del volcán termina en forma de embudo. Al pie de los bloques de piedra situado en el lado
Sudeste, se encuentra la pequeña boca del volcán que permanentemente exhala humo azufrado. Sobre la
cima, se encuentra un mástil para la iza de la bandera.

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