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De La Logica Del Niño A La Logica Del Adolescente Ensayo Sobre La Construccion de Las Estructuras Operatorias Formales Barbel Inhelder - Pean Peaget
De La Logica Del Niño A La Logica Del Adolescente Ensayo Sobre La Construccion de Las Estructuras Operatorias Formales Barbel Inhelder - Pean Peaget
Jean Piaget
PAIDÓS
Barcelona
Buenos Aires
México
Título original: D e la logique de l ’enfant á la logique de l ’adolescent
Publicado en francés por Presses Universitaires de France, París
ISBN: 84-7509-176-8
Depósito legal: B-23/1996
Págs.
P R IM E R A P A R T E
LA C O N S T IT U C IO N D E L A L O G IC A D E LA S P R O P O S IC IO N E S
C a p ítu lo
V I. P a p e l d e la im a n ta c ió n in v is ib le y la s d ieciséis o p e ra c io n e s p ro p o s ic io n a le s
b in a r ia s . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 86
1. E s ta d io I : D is y u n c io n e s y e x c lu sio n e s p re o p e ra to ria s ( 8 6 ) . 2 . S u b
e s ta d io I I A : C o m ie n z o d e la s d is y u n c io n e s y e x c lu sio n e s c o n c r e ta s ( 8 8 ) .
3 . S u b e s ta d io I I B : L a e x c lu s ió n c o n c r e ta d e l p e s o ( 9 1 ) . 4 . E s ta d io I I I :
D is y u n c io n e s y e x c lu s io n e s p ro p o s ic io n a le s ( 9 2 ) .
S E G Ü N D A PARTE
L O S E S Q U E M A S O P E R A T O R IO S D E L A L O G IC A F O R M A L
LAS E S T R U C T U R A S D E C O N JU N T O D E L P E N S A M IE N T O FO R M AL
Págs.
X V I. E l pensam iento form al desde el p u n to de vista d el equilibrio ............. 209
1. E l pensam iento preoperatorio ( o in tu itiv o ). E l pensam iento operatorio
concreto y e l pensam iento form al ( 2 0 9 ) . 2. Lo real y lo posible en el
pensam iento form al ( 2 1 7 ) . 3. E l problem a de las estructuras ( 2 2 6 ) .
B. I. y J. P.
LA C O N S T IT U C IO N DE LA LOGICA
D E LAS PR O PO SIC IO N E S
El primer problema que hay que resolver para explicar el pasaje del
pensamiento concreto del niño al pensamiento formal del adolescente, es
explicar cómo se elabora la lógica de las proposiciones, lógica de la que
el niño del nivel concreto (nivel II: de 7-8 a 11-12 años) se muestra aún
incapaz. La experiencia muestra que, después de un largo período durante
el cual sólo se utilizan las operaciones propias de las agrupaciones de
clases y relaciones, y de las estructuras numéricas y espaciotempótales que
de ellos resultan, los comienzos dei nivel III (subestadio III A de 11-12
a 14-15 años y subestadio III B a partir de los 14-15 años) están marca
dos por la organización de operaciones nuevas que afectan a las proposi
ciones mismas y no ya solamente a las clases y relaciones que constituyen
su contenido.
Para estudiar el problema que presenta esta elaboración, hay que
analizar de qué modo se las ingenian los niños o adolescentes del nivel III
para resolver problemas que aparentem ente sólo son concretos pero que
la experiencia indica que su solución sólo se encuentra en este nivel III
y que supone en realidad el empleo de las operaciones interproposiciona-
les. La primera parte, de 1a. presente obra se consagrará a este análisis.
LA IGUALDAD DE LOS A N G U LO S DE IN C ID E N C IA
Y D E REFLEXIO N
| 1. EL ESTADIO I
D urante el estadio I (basta los 7-8 años) la atención de los sujetos
se concentra ante todo en el buen o mal resultado práctico, sin tomar
en cuenta el mecanismo e incluso dejando a m enudo de lado la inter
vención de los rebotes, Resulta entonces que, por lo general, no conci
ben la trayectoria de la bola como u n a trayectoria formada por segmentos
rectilíneos, salvo al final del estadio, sino que la piensan, como si descri
biera u n a especie de curva:
D an ( 5 ; 2 ) al com ienzo acierta: "Creo que funciona porque va en el mismo
sentido." E l m ism o ajusta e l tubo qu.e sirve para im pulsar la bola pero opera
m ed íante tanteos empíricos. L uego pregunta espontáneam ente: "¿Por qué a veces
hay que hacer girar el tu b o ? ... No, allí hay que colocarlo ( n o acierta). Si se
pudiera colocar u n poco ■ mas le jo s ..." ( l o hace y acierta). S in embargo, aunque
D a n con sigu e así dirigir la dirección de sus rebotes, n o tien e conciencia alguna
de q u e éstos form an ángulos: describe con el dedo la trayectoria como si fuera
una curva no tangente a la pared de rebote, considerando el p u n to de llegada y
e l d e partida pero sin ocuparse de los puntos d e rebote.
W ir t ( 5 ;5 ) : "Salió por allí y se fu e por allí. . . Seguro que voy a poder",
etcétera. D e tanto en. tanto acierta, pero con el dedo describe la s trayectorias única
m ente con una forma curvilínea que no toca las paredes d el dispositivo; sólo se
ocupa d e los p u n tos d e llegad a como si n o hubiera rebotes.
N an ( 5 ;5 ) se asombra p or el contrario ante el rodeo de la bola q u e com ienza
por tocar las paredes: "Siempre va para allá." Pero n o logra ajustar su tiro: "¡Oh!
Siempre va para allá. . . después irá,”
P it ( 5 ; 5 ) observa, a propósito d e u n o d e sus tiros (q u e , por otra parte,
fa lla ): "La hola fu e derechito " (¡c o m o si fu e se u n a excep ción !). ¿Por q u é no
acertaste? “Yo creí que le iba a acertar’’ ( n o h a y com p ren sión ).
A n t ( 6 ; 6 ) tom a conciencia a la v ez de la existencia de rebotes y d el carácter
rectilíneo d e los segm entos d e la trayectoria: "Ella ( la b ola) golpea ahí; luego va
para allá" (señ a la líneas recta s).
Per ( 6 ; 6 ) e n cambio, perm anece aún, a pesar de su edad, en la concepción
de las trayectorias curvilíneas: "Va allá y da vuelta para otro lado" (gesto de cu rva).
§ 2. E L E ST A D IO II (N IV E L E S I I A .y I I B )
Bend ( 8 ; 0 ) : "Es la esquina ( e l ángulo descripto por el reb ote) lo que hace
girar: se cambia el contorno ( la m agnitud d el á n g u lo ) cuando se cambia el tubo
( = la inclinación d e l tu b o ).” Com o e l sujeto anterior, ín d ica u n ángulo m uy agudo
cuando el tubo está poco in clin ado y u n án gu lo m uy obtuso cuando e l tubo tien e
u n a fuerte in clin ación. S e le pregunta a q u é llam a contorno y n o s señala la
apertura d el ángulo, con u n gesto q u e in d ica que p ien sa en la generación del
á ngulo por la rotación progresiva del tubo y por la am plitud creciente del rebote
así producido.
Des! ( 8 ; 2 ) : "La bola sube siempre más arriba cuando el tubo está más arriba",
lu e g o :"La bola irá allí ( m á s le jo s ) porque el tubo está -más inclinado: coloco hacia
arriba con los ojos C— lo c a liz o e l p u n t o d e r e b o t e ) y luego la goma ( = l a b a n d a
d e g o m a p e g a d a s o b re la p a r e d d e r e b o te ) miro los redondeles ( e s to es, la s p la c a s d e
c o n ta c to q u e s irv e n c o m o o b je tiv o ) .'’
Observamos, pues, que ■estos sujetos logran aislar todos los elementos
necesarios para el descubrimiento de la ley de la igualdad de los ángulos
de incidencia y de reflexión y, sin embargo, no logran ni construir esta
ley ni, a fortiori, formularla verbalmente. Ello se explica porque, al pro
ceder mediante simples operaciones concretas de seriaciones y correspon
dencias entre las inclinaciones de los dos segmentos de trayectorias (antes
y después del rebote), no buscan la causa de las correspondencias baila
das y sólo consideran los segmentos presentes desde el punto de vista
de sus direcciones, sin ocurrírseles dividir en dos ángulos iguales (inci
dencia y reflexión) al ángulo total que estos dos segmentos forman
entre sí.
Comparados con los sujetos del estadio I, los de los niveles IT A y
II B ya no se lim itan únicamente a actuar, sino que interiorizan sus
acciones en forma de operaciones de desplazamiento o de ubicación: to
man, pues, conciencia de que el tubo puede desplazarse según ciertas
inclinaciones a partir del hecho de que el trayecto de la bola está com
puesto por dos segmentos rectilíneos y, sobre todo, a partir de que estos
dos segmentos forman entre sí un ángulo (cuyo -vértice superior coincide
con el punto de rebote) que varía según las inclinaciones del tubo. En
tonces logran seriar estas inclinaciones en “más inclinada” o “más a la
izquierda”, “más arriba”, etcétera, o en “menos inclinada”, etcétera, lo
cual equivale simplemente a traducir en. operaciones coordinadas de se-
riación las acciones más o menos bien seriadas que saben ejecutar a partir
de! nivel I. Logran asimismo seriar las inclinaciones o las direcciones
de los segmentos de trayectos comprendidos entre el punto de rebote y
el objetivo ( ‘‘la bola sube siempre más arriba” o más adelante, la bola
“irá allí" o allá, etcétera). Por último, y sobre todo, establecen una corres
pondencia entre las inclinaciones o direcciones del tubo (y del primer
segmento de tra}'ectoria de la bola) y las inclinaciones o direcciones de
estos segundos segmentos de. la trayectoria: “cuanto más (inclinado, etcé
tera) está el tubo, etcétera, tanto más la bola irá (bacía abajo, etcétera)”.
Si simbolizamos las inclinaciones crecientes del tubo (y del primer
segmento de trayectoria de la bola que sale del tubo) mediante las letras
a , /3¡ y , etcétera, y las inclinaciones del segundo segmento de trayectoria
(entre el punto de rebote y el objetivo) mediante los signos a ’, (3’, y ,
etcétera, las operaciones de seriación y correspondencia que los sujetos
de este estadio II pueden establecer son las siguientes:
1) a < y3 < y < . . . o d < ¿8' < y < . . .
v
2) y <H?y; etcétera (donde el signo significa la
correspondencia ).
M iil ( 1 4 ; 3 ) com ienza por una sucesión de correspondencias: “Yo estaba aquí
y fue en esta d i r e c c i ó n etcétera, y: “Se cambia el ángulo para ver hacia dónde
va.” Al dism inuir sistem áticam ente el ángulo total descubre entonces la proposi
ció n fundam ental: uSi tiro derecho, con un ángulo recto (e s decir con el tu to
perpendicular a la pared de rebote ) va en linea recta.” Luego inclina progresiva
m ente el tubo propulsor, formando ángulos a,; /?,; yv, etcétera y comprueba que,
a medida que estos ángulos aum entan, sus com plem entarios a'i; p \; 7 \ dism inuyen
(a ', ¡3' son pues los ángulos com prendidos entre el tubo y la pared de rebote):
"Cnanto más chico se hace el ángulo aquí ( d \; {3's: etcétera) más grande se hace
el ángulo allá (ai; £■; 7 1 ) . ” Logra entonces la igualdad que buscaba a partir del
m om ento en q u e com prendió que en el caso de la perpendicularidad del tubo, la
bola vuelve a su punto de partida: "Este ángulo ( a ' .) es el mismo que aquél
es necesario hacerlo igual a aquél (a V ). Voy a ver qué pasa (controla for
m ando algunos ángulos d iferen tes). Sí, creo que es así: es necesario imitar exac
tamente este ángulo (lo s complementarios a \ y a\*: etcétera ).”
Pom ( 1 5 ; 5 ) también comienza estableciendo correspondencias: “Miro u n poco
el ángulo. . . Cuanto más arriba, se quiere tirar, más grande tiene que ser el ángulo
(calcu la, del m ism o m odo que \iü 3 , a partir d el com p lem en tario).’' Para verificar
esta hipótesis coloca espontáneam ente el tubo en forma perpendicular a la pared
de rebote: "Si- la -palanca, esta''derecha, la. bola- vuelve de la. misma manera ” D es
pués de lo cual ajusta el tubo en tres posiciones diferentes, pero sin desplazar el
objetivo y sin tirar, y concluye enseguida: *‘S<? necesitan das ángulos: la inclinación
de L¡\ palanca, es igual al ángulo que forma la trayectoria de la- bola ( d e ía pared
de rebote al o b je tiv o ).”
Berg ( 1 6 ; 6 ) d e sp u é s d e h a b e r d a d o ex¡:>licaciones s e m e ja n te s se lo e n f r e n ta
con u n a p a re d d e re b o te d e m a d e ra y y a n o d e g u m a : “Creo que se trata de la
misma ley. Si, estoy seguro: tomo la perpendicular y miro las distancias: sí, ahora
los ángulos deben ser iguales
5 4. C O N C L U S IO N : PASAJE DE LA C O R R E SPO N D E N C IA
(C O N C R E T A ) A LA IM P L IC A C IO N R E C IPR O C A '
(F O R M A L )
§ 1. E S T A D IO I
E l nivel I (h a sta cerca de los 7-8 años) ofrece un gran interés para
nuestro propósito: lejos de proporcionar de entrada el testimonio de la
búsqueda de u n a explicación única y n o contradictoria, los niños se sa
tisfacen en cambio con interpretaciones m últiples y, a menudo, contra
dictorias entre sí. A un más, desde el punto de vista de la clasificación
en sólo dos clases (cuerpos flotantes y n o flotantes) debe distinguir un
subestadio I A durante el cual el sujeto n i siquiera logra establecer esta
dicotomía elemental, porque sus juicios sucesivos acerca de u n único ob
jeto son aún contradictorios.
Subestadio I A
Subestadio 1 B
En el nivel I B, el niño intenta clasificar los objetos de manera es
table en objetos flotantes y no flotantes, pero no logra obtener una cla
sificación coherente por tres razones, la primera lógicamente legitima, pero
las otras dos relativas al pensamiento preoperatorio. Estas tres razones son
las siguientes: 1) al no encontrar la ley (de todos modos igualmente
comienza a buscarla) el sujeto se conforma con explicaciones múltiples;
formula entonces una serie de subclases difíciles de ordenar jerárquica
mente; 2) ante la experiencia el niño encuentra nuevas explicaciones y
agrega de este modo nuevas divisiones a su clasificación, pero sin reordenar
el conjunto; 3) algunas de estas clasificaciones son contradictorias.
Gio (6 ;0 ): "¿Estas cosas (clasificadas por él) van al fondo? Sí, esto (la bola
de madera). ¿Por qué? Porque es pesada. ¿Y éstos (la clase de los objetos que
flotan)? Nadan porque son livianos.” Se realiza la experiencia con la tapa: flota
“porque es Uñona. ¿Y á apoyas encima? (se Hunde). Porque es liviana, y cuando
algo es liviano nunca se queda arriba. ¿Y este tablón? Permanecerá arriba. ¿Por qué?
Porque es pesado'. ¿Por qué? Porque es grueso. ¿Y si apoyas encima? (lo hace).
Víielve a subir porque es liviano. ¿Y esto (tm a aguja gruesa)? Va al fondo porque
es gruesa. ¿Y esto (placa de m etal), si se apoya? Permanecerá en el fondo. ¿Por
qué? Porque es liviano".
Eli (6; 10): “¿Esto (vela)? Va al fondo. ¿Por qué? Porque es redonda.
¿Y esto (la bola)? V a encima ¿Por qué? Porque también es redonda." La contra
dicción no es pues específica del peso. “¿Y esta aguja (colocada sobre el agua)?
Flota porque es liviana. ¿Y si se apoya encima? Se irá al fondo. ¿Por qué? Porque
será pesada." L a contradicción marcha a la par con la no conservación.
§ 2. SU B ESTA D IO IIA
Ker ( 7 ; 6 ) clasifica entre los objetos q u e flotan: la madera, los fósforos, los
corchos, una tapa y broches de m etal, una goma, peq u eñ os clavos y u n pequeño
cilindro de m etal h u eco. Los objetos que n o flotan son para él: u n a llave, las
piedras, un disco de m etal, la aguja y la bola de madera pesada. D esp ués de exp e
rimentar, construye u n a tercera clase: la de los objetos q u e flotan o se hunden
según que estén vacíos o llenos de agua: la tapa y la aguja (cu yo agujero deja
pasar al agua si se la h u n d e ). E n cuanto a las dos primeras clases, las d efine
.por lo “liviano” y lo “pesado”, pero se com prueba q u e K er vacila entonces entre
los dos sentidos posibles de estas nociones: el sentido antiguo o absoluto (lo s clavos
pequeños para lo “livian o’’ y la bola de madera gruesa para lo “pesado”) y
el sentido n u evo o relativo, esto es, el peso específico: “¿La piedrita va al fon
do1? Sí. Pero ¿es liviana? N o , es piedra. ¿Y el clavo? (realiza la experiencia).
Porque es hierro.”
§3. N IV E L IIB
| 4. E ST A D IO III
Fis ( 1 2 ; 6 ) también caso interm edio entre los estadios I I y III, se acerca m ás
a la solu ción cuando afirma en el caso d e una m oneda que se t u n d e “porque es
pequeña, no está bastante extendida (d é te n d u e ). Sería necesario quefuera algo más
grande para permanecer en la superficie, algo del mismo peso y que tuviera
más extensión ( d ’éten d u e )”.
Por último el sujeto puede 110 retener u n factor porque sabe que
todas las combinaciones posibles son verdaderas. Por ejemplo si p es la
afirmación de la flotación y q la de una gran cantidad de agua en el
recipiente, los sujetos del presente nivel ya no atribuyen importancia a
la comprobación q porque saben bien que se puede observar la existencia
de las cuatro combinaciones: Cp ' <j) v (p • q ) v (p • q ) v ( p • q ) según
que un objeto flote sobre mucha o poca agua o que otro se hunda en
las dos mismas situaciones. Ahora bien, esta operación de cuatro conjun
ciones que se llama “tautología” o “afirmación completa” contiene de
nuevo la no implicación (p • q~).
V C p* q ) = Cp ’ q ) v (p • q ) v (p • q ) v Cp • q )
§ 2. ESTADIO IIA
Estos dos casos bastan para mostramos a la vez los progresos reali
zados en comparación con el nivel I y la incapacidad de los sujetos
que pertenecen al subestadio II A para disociar los factores en juego.
Los progresos en relación con el nivel I consisten, como de costum
bre, en que el sujeto se vuelve capaz de realizar una lectura sistemática
de la experiencia bruta, esto es, de los hechos tal como se presentan a
la observación sin provocárselos con el fin de verificar una hipótesis o
disociar los factores. Esta lectura es sistemática, porque en vez de sim
ples establecimientos de relaciones globales (como los encajes genéricos
sin especificación propios del nivel I ) el sujeto puede hacer clasifica
ciones diferenciadas, seriaciones o igualaciones, correspondencias, etcétera,
que, consideradas cada una de modo aislado, son todas exactas. Por
ejemplo, M or logra comparar longitudes, grosores, pesos, etcétera, sobre el
modo de la seriación, e incluso llega a establecer nn encadenamiento
serial de 5 varillas desde el punto de vista de las inclinaciones que ob
servó. Ahora bien, cada una de estas operaciones es correcta, incluida
la última q u e es la más complicada, pero su conjunto no prueba nada
cuando se libra al niño a su propia iniciativa. Cuando el experimentador
elige dos términos de comparación desde el punto de vista de un cierto
factor, permaneciendo todo lo demás igual, la operación de comparación
que realiza el niño parece entonces significativa. Pero cuando el sujeto
depende sólo de sí mismo, todo se mezcla: así la serie de las 5 inclina
ciones que construye M or como u n resumen de lo que observó por su
propia cuenta constituye un a mezcla de todos los factores, de tal modo
que de ella nada puede deducirse. Asimismo Bau, para probar el papel
de lo delgado (que* por otra parte, confunde con el peso) compara dos
varillas, una de ellas es en efecto la más delgada, pero también es la más
larga; después elige los mismos elementos para probar el papel de la
longitud y, cuando se intenta estimularlo para que disocie estos dos fac
tores, responde que más vale comparar los términos que son más diferen
tes entre sí.
Vemos, de modo claro, a propósito de estos casos., en qué consiste
la diferencia entre las operaciones formales, que harán posible la disocia
ción de los factores gracias a una combinatoria indispensable para este
efecto, y las operaciones concretas necesarias para la lectura de los he
chos, pero insuficiente para organizar la experiencia en vista a esta diso
ciación. El problema que entonces se plantea es comprender el porqué
de esta insuficiencia. Antes de buscar resolverlo, examinemos aún las
reacciones del nivel II B, que añadirán los esquemas multiplicativos ex
plícitos a las operaciones empleadas en el subestadio II A, que no recurren
todavía más que a multiplicaciones lógicas implícitas (Bau sabe que su
varilla es “más diferente” porque es “a la vez” más delgada y más larga,
pero no lo dice y procede por simples adiciones de relaciones).
§3. SU B ESTA D IO I I B
§ 4. N IV E L I I I A
§ 5. N IV E L IIIB
§ 6. LAS IGUALDADES P O R C O M PE N SA C IO N
D E FA C TO RES
4) F X L = F X L
“ —5“ “£“*■■ ^
6)
•ñ Ti
------— }\
q q
Esta expresión significa (según que se la lea en diagonal, vertical
u horizontalmente: a ) que p • q = R C p • q"); b ) que p v q = R C pv q)',
c) que f • q = R C p ’ q ) y d ) que p * p = R Cq ° ~q) ya que o = R„-
Ya volveremos a encontrar otros ejemplos de estas proporcionalidades
lógicas, ya sea independientes de todos datos métricos, o bien anteriores
a su determinación numérica. Por el momento, observemos que ya no
sólo se trata de u n razonamiento proposicional, sino además de una
estructuración formal de las nociones, tema que constituirá la segunda par
te de esta obra.
LAS O SC ILACIO N ES D EL P E N D U L O 1
Y LAS O PERACIO N ES D E EXCLUSION
$ 1. ESTA D IO I: IN D IF E R E N C IA C IO N E N T R E LAS A C C IO N E S
D E L S U JE T O Y IO S .M O V IM IEN TO S D EL PE N D U L O
Los sujetos del estadio I I son capaces de seriar las longitudes, alturas,
etcétera, y juzgar de modo objetivo diferencias de frecuencias. Logran
así establecer correspondencias exactas desde el punto de vista de la ex
periencia bruta, pero no logran disociar los factores, salvo en el caso del
impulso.
En el nivel II A, no se produce aún u n a seriación exacta de los
pesos:
Jac (8 años) después de algunos ensayos en los que hacía variar la longitud
del hilo: "Cuanto menos alto es (o sea cuanto m eno^largo es el hilo) más rápido
va." En cuanto al peso establece, en cambio, relaciones no coherentes: “los grandes
(esto es, los pesados) caen mejor, van más rápido”, por ejemplo “no es éste (500 g)
es aquél (100 g) que va más lentamente’’, pero después d e u n nuevo ensayo, dice
acerca del peso de 100 g: “va más rápido. ¿Qué Jiay que hacer para que vaya
más rápido? Poner dos pesos. ¿O bien? N o poner ninguno, va más rápido cuando
es más liviano." En cuanto a la altura de caída: "Si se suelta m uy bajo, va m uy
rápido” y “va más rápido si se suelta arriba” pero en este segundo caso Jac tam
bién acorta el hilo.
Las seriaciones establecidas son pues exactas, excepto en el caso del
peso; el sujeto puede entonces descubrir, a partir de este nivel, la corres
pondencia inversa entre la longitud del hilo y la frecuencia de las oscila
ciones. Pero como no sabe disociar los factores, el sujeto deduce que este
primer factor n o es el único que se halla en causa. Y si también atribuye
una función al peso y a la altura de caída, es porque hace variar muchas
condiciones a la vez.
A pesar de los progresos realizados, en el nivel II B, por una seria
ción exacta de los efectos del peso (en la experiencia bruta), no se diso
cian aún los factores:
Bea ( 1 0 ; 2 ) Lace variar sin orden sistemático la lon gitu d del hilo (seg ú n las
unidades 2, 4, 3, etcétera); sin embargo d educe u n a correspondencia inversa co
rrecta: “V a más. lentamente cuando es más largo." Para los pesos, compara 100 g,
con una lon gitu d de 2 o de 5, con 50 g, con u n a lon gitu d I, y de nuevo deduce
u n a correspondencia inversa entre el peso y la frecuencia. L u ego hace variar la
altura de caída sin cambiar n i el peso n i la lon gitu d (sin in ten ción de igualar,
sólo por sim plificación de sus propios m ovim ien tos) y concluye: “Las dos alturas
van a la misma velocidad." P o r últim o, varía el im pulso, siempre sin m odificar nada
y tam bién concluye: “Es totalmente lo mismo."
Los sujetos del nivel III B logran, en el caso del péndulo como en el
de la flexibilidad (cap. III), disociar todos los factores en juego mediante
el método que consiste en hacer variar sólo uno por vez y mantener
“igual todos los demás”. Pero, como sólo u n o de estos cuatro factores
en juego desempeña en este caso particular u n papel causal, los tres res
tantes deben excluirse: esta exclusión constituye pues el hecho nuevo,
tanto en oposición con el nivel III A, en el que esta operación era aún
imposible, como en comparación con la experiencia de la flexibilidad,
donde no tenía que intervenir para nada.
§ I. E ST A D IO I: IN T U IC IO N GLOBAL S IN L E C T U R A
O PE R A T O R IA D E LA EX PE R IEN C IA
Pít ( 6 ; 6 ) : “¿D ónde irá esta bola? M u y al fondo: es más pesada. M ira (s e
coloca una bola peq u eñ a q u e llega al m ism o lu g a r). Porque es alto."
Schi ( 8 ; 8 ) tam bién: “Hay que subir, bajar, etcétera.” Por últim o: d epende
del tamaña: “¡A hí N o. V an a cualquier casillero, y luego se sube para ir más
lejos", etcétera.
§ 3. E S T A D IO III: C O M P E N S A C IO N E S N EC ESA R IA S E N T R E
LA IN C L IN A C IO N Y LA D IS T A N C IA ( I I I A ), L U E G O
D E S C U B R IM IE N T O D E LA A L T U R A C O M O
F A C T O R U N IC O ( I I I B )
PAPEL DE LA IM A N T A C IO N INVISIBLE
y las dieciséis operaciones proposicionales Binarias 1
§ 1. EST A D IO I: D IS Y U N C IO N E S Y EX C LU SIO N ES
PREO PERA TO RIA S
Resulta inútil volver sobre los sujetos más jóvenes, característicos del
nivel I A, que ya hemos descripto en otra parte a propósito de la noción
de azar. En el nivel 1 B, en cambio, ya se encuentra bajo la forma de
representaciones intuitivas, un esbozo de lo que llamaremos en el nivel II
disyunciones y exclusiones concretas (por ejemplo, “allí o allí”, “no es
esto”, etcétera):
V oi ( 6 ; 5 ) piensa que el disco se detendrá en e l sector azul “porque las alas
( o sea, los frenos d el d isco) son azules” y com o se d etien e en e l verde (se colocan
m om entáneam ente las cajas con los im anes sobre los sectores verdes del platillo
dividido en sectores con distintos colores y superficies ig u a les), explica que “el
verde pega con el amarillo“ (las cajas son am arillas). Luego prevé “en el verde,
■porque siempre se detiene en el verde1’. A bre las cajas imantadas: "Hay cera”,
1 C o n la c o la b o ra c ió n de M. D enls-pE ÍT U thom . _
2 P ia g e t e I n b e U e r , La genese dé; Vütée i e hasard ches Tenfant, c a p . III.
pero n o d escutre que este h ech o constituye la explicación y agrega: “Tampoco es
por eso (lo s dibujos sobre las cajas).” S e colocan los im anes sobre el rojo: “¿Dónde
se detendrá? N o sé: allí o allí (rojo o y erd e).” Por ú ltim o se lim ita a la siguiente
explicación ''hay algo en las cajas”, pero sin decir por qué algunas detien en el
disco y otras no.
Veb ( 6 ; 9 ) : “Quizá, porque hay v,na estrella (dib u jad a sobre la caja d e los
im a n e s).” L uego: “Siempre se detendrá en el rojo. ¿Por qué? N o sé. A quí es dema
siado pesado (la s alas q u e sirven d e fren os). ¿Q ué se podría hacer para ver si
en efecto es por eso í Quitarlas (a sí se h a ce). ¿D ónde va a detenerse? Sobre lo azul.
(E xperiencia: rojo). ¿Era realm ente por eso (por la s alas)? N o. Entonces, ¿por
qu é se d etiene aquí? Porque se empuja m uy fuerte (im p u lso d el d isco ). V o y a
empujar despacio ( d e n u evo se d etiene en: el rojo). ¡Ahí ya sé: digo que es dema
siado pesado (abre las cajas y las com para). Esta es la más pesada ( la caja con
estreEas que con tien e los im anes; pero en . realidad n o es la m ás p esad a). ¿Y asi
( s e colocan los im anes en el sector azu l y el disco se detiene e n este color)? ¡Ah!
ya sé, estoy contento porque lo encontré: quizá la estrella es más útil; entonces es
más pesada ( o sea, más fu erte) porque durante la noche ilumina las calles; incluso
entre dos casas siempre se ve urna estrella. ¿Pero se trata de u n a estrella de verdad?
N o, es de papel pero tal vez está bien lograda ( ! ) . ”
§ 2. SU B E ST A D IO H A - C O M IE N Z O D E LAS D IS Y U N C IO N E S
Y E X C L U SIO N E S C O N C R E T A S
Vog ( 9 ; 1 0 ) p esó todas las cajas: “el cuadrado es más liviano, luego viene
la estrella y el redondel. E ntonces ¿por qué se d etien e frente a la estrella? Porqus
al lado de la estrella se encuentra el cuadrado que es -más liviano.”
4 V éase, La gmíese de Vidée de hasard chez Venfant, casos sem ejantes, pág, 96
(D a n . D e s p y T o s ), pág. 97 ( F u l ) y 100-101.
Ker ( 1 0 a ñ o s) tamBién form ula la hipótesis- de u n a "cuestión ele peso en las
cajas y el disco”, y tu s c a conciliario todo en el sentido del p eso m e d io , y sobre
todo d e u n a disposición de conjunto de los pesos: “¿Q uieres ver si está bien?
(Com para las cajas iguales: estrellas y red on d eles.) Esta es bastante pesada: tiene
el mismo peso que la estrella. ¿Pero dónde se detiene? Sobre la estrella. ¿Entonces
se trata d el peso? Sí. ¿Sin embargo se detuvo sobre e l redondel? No. ¿Igual crees
que se trata del peso? Seguro que se trata del peso porque está arreglado (ordenado
de cierta manera q u e va a describir señalando las cajas con e l d e d o ). Esta (rom b o)
es más pesada. Las dos redondas son del mismo peso; los dos aladrados también
(pero son m ás liv ia n o s). Entonces, estoy seguro: se trata del peso. ¿Cuáles son las
más pesadas? (M u estra los rom bos.) ¿Entonces se d etien e allí? N o . ¿Y e l peso tien e
influencia? Sí, seguro (p ie n sa en u n equilibrio entre todos los pesos, q u e provoca
una deten ción Sobre los pesos m ed io s).”
E n efecto, en La genese de l’idée de hasard chez l'enjcmt se encontrará u n
cierto núm ero de casos análogos q u e form ulan la hipótesis de q u e sólo los pesos
m edios d etienen e l disco: "Sólo las medianas detienen" ( F u l 8 ;4 ): "Es el peso de
estas cajas, porque no son n i demasiado pesadas n i demasiado livimas" (D u f 9 ; 4 ).
*> P iaget e XiiM der, Le ¿¡evebppe-ment des quantités ches l’enfani, caps.
H, VI, X y XI.
“ Se sabe por ejem plo q u e )a scriadón d e cinco pesos distintos d e igu al
volum en sólo se logra a. la edad de 10 años, segán Jos tests de Bm et-Sim on-
serváción. Sucede lo mismo con la acción de conjunta de todos los pesos
'‘arreglados” a la que Ker recurre sin poder por otra parte explicitarlo.
Pero, si la explicación por el peso no provoca exclusión precisa al
guna por las razones que acabamos de examinar, los sujetos del nivel II A
pueden en cambio producir exclusiones concretas correctas en lo que se
refiere a otros factores supuestos: los frenos del disco, el impulso, etcétera.
En estos casos la 110 correspondencia los aleja del engaño de modo más o
menos rápido.
§ 3. SU B ESTA D IO IIB : LA E X C L U S IO N C O N C R E T A
D E L PESO
San ( 1 0 ;8 ) : “E l peso, ¿in flu ye para algo? ¡Oh! no: ésta es más pesada que
la estrella ( la caja que con tien e a lo s im an es) y sin embargo se para en la estrella."
§ 4. E S T A D IO III- D IS Y U N C IO N E S Y EX C LU SIO N ES
PR O PO SIC IO N A L E S
$ 1. ESTADIO I: A SO C IA C IO N ES EM PIRICA S -
Y E X PL IC A C IO N E S PRECAUSALES
§ 2. SU B E ST A D IO II A: M U L T IP L IC A C IO N
D E LOS FA C TO R ES P O R “G”
§ 3. SU B E ST A D ÍO IIB : O PE R A C IO N ES M U L T IPL IC A T IV A S
C O N C O M IE N Z O S EM PIR IC O S D E C O M B IN A C IO N E S n a n
T u r ( 1 ! ; 6 ) com ienza por 1 X S> etcétera. “No funciona. Hay que ■mez
clar Jqs cuatro ( lo h a c e ). N ú funciona (cam b ia el orden varias veces sin éxito
alguno, luego prueba con com binaciones de dos en dos: 1 X 4 X g; ?■ X 3 X g;
3 X 4 X g y lu eg o 2 X 1 X g ) . ¡Me pregunto si -no habrá agua en todos!" Pasa
en tonces de m odo espontáneo a las com binaciones de los frascos de tres en tres
(X g ), pero sin orden: 3 X 4 X i X g: lu ego 2 X 3 X4 X g; lu ego
1 X 4 X 2 X g; lu ego 3 X 1 X 2 X S- “Ya está- ¿Q u é hay q u e hacer paja
obtener el color? Poner el 2 . ¿Son necesarios los tres? Uno por vez (siem pre con g)
no funciona. Con dos me parece que no funciona: falta u n líquido. ¿Estás seguro
de q u e probaste todo con dos? N o, no estoy seguro (prueba de nuevo 2 X 1 X g>
ya h ech o, luego 3 X 1 X §)• ¡Funcional ¡Es 1 y 31 V as a decirm e qué hacen
las botellas. 1 es -un colorante y 2 impide el color, no, no lo impide ■puesto que
funcionó. 3 quita el efecto de 2 y 4 no hace nada."
Con la aparición del nivel íoTmal las dos novedades son: el método
sistemático en el empleo de las combinaciones n a n y la comprensión
del fenómeno de que el color es el resultado de la combinación como tal:
Sur ( 1 2 ; 3 ) : “V u elve a obtener el amarillo. ¿El líquido del voso amarillo
está tomado junto con los otros cuatro? N o te lo digo. (P ru eb a de entrada con
4 X 2 X g, luego 2 X g X 4 X g .) Todavía no (busca diferenciar el olor de los
líquidos, lu ego in tenta 4 X 1 X g ) . Todavía no hay amarillo. ¡Qué misterio! (prueba
con los cuatro, luego con cada uno aparte y g, luego pasa d e m odo espontáneo
a formar diversas com binaciones de dos en dos pero siente q u e se olvida a lgu n a).
Quiero escribir para, acordarme: 1 x 4 ya está; 4 x 3 ya está y 2 X 3 . Hay varias
que todavía no hice (en cu en tra las seis, lu ego añade las gotas y encuentra el ama
rillo para la com binación 1 X 3 X g ) . ¡Ah! Se pone amarillo. Hay que poner 1,
3 y las gotas. ¿D ónde está el am arillo. . .? ¿Acá adentro (g )? N o, va junto. ¿Y ( 2 ) ?
Creo que no hace nada, es agua. ¿Y ( 4 ) r No hace nada, también es agua. Pero
quiero probar de nuevo: nunca se está demasiado seguro (prueba 2 X 4 X g ) . Déme
un vaso de agua (la tom a de la can illa y coloca 3 X 1 X agua X g ) es decir la
com binación q u e le dio el color más e l agua de la canilla sabiendo q u e 1 X 2 X 3
X 4 X g no d an n ad a). N o, no es agua. Quizás es una materia que im pide que
se forme el color (coloca 1 X 3 X 2. X g, luego 1 X 3 X 4 X g ) . ¡Ah! ¡Ya está!
Este ( 4 ) im pide el color. ¿Y esto ( 2 ) ? Es agua.”
Cha ( 1 3 añ o s): "Hay que probar con todas las botellas. Vamos a tomar la de
la punta (d e 1 a 4 can g). N o funciona. T a l vez hay que mezclar (prueba
1 X 2 X g> lu ego ] X 3 X g ) . D a amarillo: ios líquidas I y 3 al mezclarse y al
agregar g dan él color. Pero ¿hay otras soluciones? Vamos a probar (1 X 4 X g!
2 X 3 X g; 2 X 4 X g; 3 X 4 X g; sum adas a las dos com binaciones anteriores, éstas
dan las seis com binaciones de dos en dos realizadas d e acuerdo con un m étod o).
N o funciona. Sólo funciona con (1 X 3 X g ) . Sí. ¿Y entonces qué pasa con ( 2 )
y ( 4 ) r 2 y 4 y g al juntarse no dan el color. Son negativas. Quizá se podría
agregar (4) en (1 X 3 X g) para ver si lo anularía (p ru eb a ). El líquido 4 anula
al conjunto. Hay que ver si 2 tiene la misma influencia (p r u e b a ). N o, por lo
tanto 2 y 4 no son semejantes, ya qite, sobre 1 X 3 el 4 actúa y el 2 no actúa.
¿Q u é h a y en 2 y en 4? E n 4 seguramente agria. N o, lo contrario, en 2 seguro
que hay agua, ya que no actúa sobre los líquidos, los vuelve más claros, ¿Y sí te
dijese que. 4 es agua? Si este liquido 4 es agua, cuando se lo pone con (l X 3)
no impediría: del toda que se formase el amarillo. N o es agua; es algo que perjudica."
Vemos la total diferencia de actitud entre estos sujetos y los del
nivel II B, aunque estos últimos intentan ya algunas combinaciones n a n.
La actitud nueva del nivel III A se plasma a la vez en los métodos com
binatorios adoptados y en los mismos razonamientos.
Dos progresos resultan sorprendentes desde el punto de vista del
método. En primer lugar la constitución de u n a combinatoria sistemática
n a n, completa para los números en juego en esta experiencia. Por ejem
plo Sar, que tiene miedo de olvidarse algunas asociaciones, compone su
lista escrita y C ha construye sin dudar las 6 combinaciones de 2 en 2 .
Volvemos asi a encontrar, pero en u n a forma tanto más valiosa en la
medida en que se presenta de modo más espontáneo, lo que va hemos com
probado en otra parte cuando estudiamos jas operaciones de combinación
con consignas que sugieren la operación.® El segundo progreso resulta a su
vez sorprendente desde el punto de vista de la utilización de estas combi
naciones (va que con toda evidencia las necesidades vinculadas con este
empleo, en otros términos, los factores funcionales, determinan la realiza
ción acabada de la estructura correspondiente). Encontrada la buena com
binación (1 X 3 X g ) que provoca el color, el sujeto no se da por satis
fecho sino que intenta ver, como hace Cha, si no hay otras soluciones
del problema. Lo que le interesa no es pues el logro por medio de una
combinación particular, sino la comprensión del papel que desempeña
esta combinación entre el conjunto de las combinaciones posibles.
Ello nos conduce a los progresos del razonamiento. El empleo que
los sujetos hacen de las operaciones combinatorias muestra que, para ellos,
no se trata de operaciones matemáticas particulares (por otra parte estos
sujetos n o las estudian aún en la escuela), sino que se trata en efecto
de una estructura lógica general, análoga a la de las agrupaciones m ulti
plicativas empleadas en el nivel II A que tienden a completar a partir
del nivel II B. Al mismo tiempo que combinan entre sí los factores de
la experiencia (los líquidos presentados en los 4 frascos), estos sujetos del
estadio III componen sus juicios según una combinatoria semejante:
la de las 16 operaciones proposicionales binarias (combinaciones 1 a 1,
-2 a 2, 3 a 3, 4 ó 0 de las 4 posibilidades de base p ■ q v p ■q v p • q v f • q.
En otros términos, al combinar sus factores experimentales, estos sujetos
engendran al mismo tiempo u n a combinatoria por medio de los enunciados
correspondientes a los hechos observados y determinan así los vínculos
de conjunción, implicación, exclusión, etcétera, que les sirven para inter
pretar las combinaciones que establecieron en la experiencia. Esto explica
el progreso —correlativo al de las operaciones combinatorias— que se ob
serva en sus razonamientos deductivos y en los enunciados verbales.
Estos razonamientos se refieren en particular a los elementos ( 2)
y (4 ). Se piensa que el ( 2) es neutro porque a veces está presente y
otras ausente en una combinación coloreada del mismo modo, por otra
3 ) (p • q ) V (p • q ) V Cp • q ) = p /q
Cen donde q designa ahora al líquido 4 ).
Sin embargo Sar, al comprobar la asociación p • q (en las combina
ciones 1 X 4 ; 3 x 4 , etcétera) supone, en primer lugar, que ( 4 ) es tan
neutro como ( 2 ) . Entonces en una combinación O X 3 X 2 X ¿ ) reem
plaza el C2) por el ( 4 ) y comprueba que (1 X 3 X 4 X g ) se decolora,
de donde las asociaciones ( p • ’q ) v Cp • q ) que caracterizan a la exclu
sión recíproca.
Por otra parte, este modo de razonamiento formal, es decir, fundado
en las combinaciones de los factores y, en consecuencia, en las de los
enunciados mismos, conduce de modo natural al sujeto hacia una nueva
concepción de la causa del color: esta causa ya no deberá buscarse en
un elemento o en otro, sino en la reunión de ellos o, con más precisión,
en su combinación misma. Por ejemplo Sar se niega a situar al color
en g porque “va jun to ” Cesto es, la causa la constituye el conjunto
1 X 3 X g como tal); Cha habla de elementos que juntos forman o “no
al color”; y otro sujeto, Sie ( 12;6) declara: “Esto ( 3 ) junto con (1 )
Cy con g), da el color: (3 ) sola no hace nada y ( 1) solo tampoco.”
De ahí: si p, q y r = los enunciados de !a acción de (1 ), (3 ), y Cg) y
si x — al enunciado del resultado coloreado:
4 ) x 3 ( p ■ q ■r ) y ya no x3r
Vemos entonces que Vir, aun antes de pasar a las combinaciones que
superan su esquema inicial del cuadro de doble entrada, poseía ya una
interpretación combinatoria del color.
En esta experiencia sólo existe una diferencia de grado entre los nive
les III A y III B: en efecto, no es necesario aplicar aquí el método “per
maneciendo igual todo lo demás” puesto que los factores ya se presentan
en el estado de disociación. Las únicas novedades del subestadio III B
residen en que las combinacicwies, y sobre todo las pruebas, se presentan
de modo más sistemático, es decir, que aparece en este nivel como una
meseta de equilibrio en relación con el anterior que constituye una etapa
de organización:
Eng (14,-6) com ienza por 2 X g; 1 X g; 3 X g y 4 x g: “N o, ya no se
vuelve amarillo. Entonces, hay que mezclar.” Pasa a las seis com binaciones de
dos en dos y desemboca por últim o en 1 X 3 X g: “Esta vez, creo que funciona.
¿Por que? (1) y (3) son agua. ¿Piensas q u e es agua1? Sí, no hay diferencia en cuanto
al olor. Creo que es agua. ¿Puedes demostrarlo? ( . . .reem plaza g por agua 1 X 3 X
ag u a ). No, no es agua. Es u n producto químico: reacciona con (1) y (3) y entonces
el líquido se vuelve amarillo ( p a s a a las com binaciones de tres en tres com enzando
por reem plazar g por 2 y por 4, o sea 1 X 3 X 2 y 1 x 3 X 4 ) . No, estos dos pro
ductos no son iguales que estas gotas: no pueden producir color con 1 y 3 ( e n
tonces prueba I X 3 X g X 2 ). Con 2 se queda igual. Puedo probar enseguida con
4 C1 X 3 X g X 4 ) . S e vuelve a poner Manco: 4 es lo contrario de g porque 4
hace que el color se vaya mientras que g hace que venga. ¿Crees q u e hay agua
en las botellas? Voy a probar (reem plaza d e m odo sistem ático 1 y 3 por agua:
de donde 1 X g X agua y 3 X g X agua, ya había probado an tes con 1 X 3 X ag u a ).
No, quiere decir que 3 no es agua y que 1 no es agua. (O bserva q u e e l vaso
1 X 3 X g X 2 p erm aneció m ás claro q u e l 'X 3 X g .) Pienso que 2 debe de ser agua,
iT ai vez 4 también lo sea? (V u e lv e a com binar 1 X 3 X g X 4 .) Entonces no es
agita: ya no me acordaba de que se volvía Manco: 4 es un producto que hace que
se vuélva al blanco
Vemos que los resultados obtenidos son los mismos que en III A
(salvo que el carácter neutro de 2 no se establece aún de modo sistemá
tico en este último nivel). P era se los descubre por medio de u n método
más directo porque de entrada se baila organizado en función de la prueba.
Este método puede caracterizarse mediante u n a generalización de la susti
tución y la adjunción. Por ejemplo, u n a vez establecido que el color es
el resultado de (1 X 3 X ¿)> el sujeto reemplaza g por ( 2), luego por
( 4 ) para ver sí desempeñan un papel equivalente; retoma enseguida
O X 3 X .?) >’ le aSreSa alternativamente ( 2) y (4 ) para determinar lo
que producen estas adjunciones. Sin embargo debe comprenderse que ya
intervienen tanto la sustitución como la adjunción en la combinatoria
del nivel III A: cuando el sujeto construye las combinaciones (1 X 2),
( 1 X 3 ) y ( 1 X 4 ) , la construcción misma de estas asociaciones implica
sustituir ( 3 ) por ( 4 ) y luego por (2 ) ; y cuando pasa de las combina
ciones de 2 en 2 a las combinaciones de 3 en 3, agrega a una pareja
dada (por ejemplo 1 X 2 ) los elementos alternativos ( 3 ) y (4 ), o sea
C 1 X 2 X 3 ) y 0 X 2 X 4 ) . Además, como ya vimos, los sujetos del
nivel III A se sirven de estas sustituciones y adjunciones para probar
ciertos efectos. La única novedad del nivel III B reside pues, en la mayor
rapidez con que el sujeto comprende, en el curso mismo de la construc
ción de las combinaciones, el empleo que puede esperar de estas susti
tuciones y adjunciones con el fin de determinar los efectos respectivos de
los elementos en presencia. Por lo tanto debe buscarse el progreso ante
todo en la organización de la prueba y en 3a unión más estrecha entre
los métodos de descubrimiento y los métodos de prueba. En una palabra,
la combinatoria se vuelve, desde el comienzo, una deducción probatoria.
En general, la lección de esta experiencia reside pues en la estrecha
correlación existente entre la construcción o la estructura de conjunto de
las operaciones combinatorias, por una parte, y las de las operaciones for
males o interproposicionales, por la otra; al mismo tiempo que el sujeto
combina los elementos o factores dados en el contexto experimental, com
bina los enunciados proposicionales que expresan los resultados de estas
combinaciones de hechos y ' por ello construye el sistema de las opera
ciones binarías de conjunciones, disyunciones, exclusiones, etcétera. Ahora
bien, esta correlación es tanto menos sorprendente en la medida en que se
halla en la base de una identidad: el sistema de las operaciones propo
sicionales es, de hecho, una combinatoria, así como las operaciones de
combinaciones que se refieren a los datos experimentales no tienen otro
objetivo — en la m ente del sujeto— que permitirle establecer estas vincu
laciones lógicas. N o por ello era menos indispensable verificar esa rela
ción íntim a entre las operaciones combinatorias y las operaciones propo
sicionales por medio del examen de las reacciones del niño y del adolescente
ante un dispositivo establecido de tal modo que, de estas operaciones, ni
las primeras, ni las segundas, se impusieran medíante una consigna cual
quiera, sino que se descubrieran y construyeran dd modo más natural
y más espontáneo posible.
LA C O N SER V A C IO N D EL M O V IM IE N T O SOBRE
U N PLA N O H O R I Z O N T A L 1
Brei ( 6 ; 4 ) : "¿Todas irán igu alm en te lejos? N o, algunas irán más lejos.
¿Cuáles? Esta (pequ eñ a, de m adera). ¿Por qué? Porque es más -pequeña. ¿H ay
otras que irán m ás lejos? Esta (tam b ién p eq u eñ a y de m adera), porque es más
■pequeña, y ésta (grande, de metal b la n d o ). ¿Por q u é ésta? Porque es mas grande,
y también ésta (grande, de alu m in io) porque es grande.” Se le in d ica q u e nos
muestre d ón d e se detien en las cuatro bolas señaladas y responde: ‘‘Allí (7 -8 u n i
dades para la peq u eñ a d e m adera), porque es más -pequeña. Esta (grande, de
alum inio) allí ( 1 3 - 1 4 ) .” Tam bién coloca la p eq u eñ a de aluminio a los 13-14 y
hace lo m ism o con la pequeña de m etal blando; sitúa la grande de madera a 5-6
'“porque es más grande y ésta, allá (gran de, de alum inio a 19-20) porque es grande.
Esta acá (p e q u eñ a de madera a 2 4 ) porque es más pequeña'. V em os pues que
piensa q u e las pequeñas van cerca o lejos ( d e 1-8 a 2 4 ) porque son pequeñas
y Jas grandes tam bién van cerca o lejos (d e 5-6 a 1 9-20) porque son grandes.
Pasamos luego a las explicaciones todas semejantes entre sí y con un cierto agre
gado de pensam iento finalista: “N o fu e m uy lejos porque faltaba una bandera.”
N ic ( 8 a ñ o s ) : “La grande irá. más lejos porque estas pequeñas tienen más
peso.” Y “ésta irá menos tejos -porque es grande, pesada y de hierro
Hal ( 8 ;3 ) : “Las grandes van menos lejos porque las pequeñas son más li
vianas." Cuando u n a bola se d etien e n o m uy lejos: “E s porque es más pesada de
h que creía“ y, cuando compara u n a bola pequeña de metal blando y u n a grande
de alum inio afirma: “V an hasta el mismo lugar -porque tienen el mismo -peso.”
§ 3. SU B ESTA D IO I I B: C O M IE N Z O D E IN V E R S IO N
D E L PR O BLEM A E N LA D IR E C C IO N D E LAS CAUSAS
D E LA D IS M IN U C IO N D E V ELO C ID A D
Mal ( 1 2 ;3 ) : “¿Para q u e una Lola vaya lejos? Hay que aflojar ( e l resorte).
(E x p erien cia .) Entonces, ¿por qué n o fu e lejos? Sí, pero es u n terreno malo (e l
plano n o es bastante liso ): irá menos lejos."
Chap ( 1 3 ; 3 ) prevé que las gruesas van m ás lejos porque son más pesadas.
D esp ués de la experiencia invierte la explicación: ¿Por qué las livianas van más
lejos? Depende de si hay viento. ¿Cómo? El viento ( o sea, e l a ire) les impide
continuar su camino. Cuando no hay viento, las livianas van lejos porque no
hay nada que las detiene. ¿Y las pesadas? N o sé."
Desb ( 1 4 ; 9 ) : “Si se envía con el mismo impulso, esto (la d eten ción ) de
pende del peso, del roce, del volumen.” Enseguida duda d e la fu n ción del volu
m en, pero al comparar u n a pequeña y una grande, afirma: “La pequeña irá mejor
porque tiene menos roce, porque hay menos resistencia del aire.” “ ¿Nada más?
Tiene que ser bien horizontal." 3
3 V éanse otros casos de este estadio u otras afirm aciones de los m ism os sujetos
en. § 3 del capítulo X V ,
o la detención. Si designamos con p el enunciado de esa disminución de
la velocidad o la detención, y con q, r, s, t, etcétera, el roce o la resis
tencia del aire, las irregularidades de la pista, la falla eventual de su
horizontalidad general, etcétera, tenemos entonces:
1) p : ( q v t v s v t v .. .)
LOS VASOS C O M U N IC A N T E S 1
Tea (8 ;1 ): “E l agua, pasó por el tubo y se fue al otro.” “¿En qué te fijaste?
Para ver la velocidad. El agua no disminuye tan rápidamente (e n el pequeño)
como en él tubo grueso, porque él tubo es más delgado y tiene menos aire que el
grueso. M e asombra que él tubo grueso, que tiene más aire, funcione, y aquél,
que tiene menos, también funcione: tal vez sea porque es más largo. Si hay una
boca gruesa de aire, el agua andará menos rápidamente." Por lo tanto, el aire ayuda
o detiene según que empuje u ocupe ya el lugar.
§ 3. SU B E ST A D IO I I B : IG U A L D A D F IN A L D E LO S N IV ELES
D E L L IQ U ID O P E R O A U S E N C IA D E E X PL IC A C IO N
Soc ( 1 0 ; 9 ) : "E l agua está en el mismo nivel. Cuando subo acá, el agua
sube allá, pero siempre está el mismo contenido, incluso cuando sube. ¿Q u é en
tiendes por contenido? Siempre hay la misma cantidad de agua ( v e claram ente que
los vo lú m en es son d iferen tes): el agua permanece a la misma altura de los dos
lados.”
§ 4. SU B E ST A D IO 111 A: C O M IE N Z O S D E EX PLIC A C IO N
Y 'E S T R U C T U R A C IO N FO R M A L
Ean ( 1 3 a ñ o s). D ispositivo A : alza los dos recipientes a la vez: “para ver
si cuando los alzo juntos obtengo el mismo nivel para los dos como cuando estaban
abajo." L u ego: “P ara agregar una parte de agua en uno hay que quitar la misma
cantidad en el otro. Cuando coloco los recipientes en diferentes posiciones (u n o
en relación corr el o tro) siempre se obtiene el mismo nivel en los dos. ¿Y si se
pusiera una b otella delgada, en el lu gar de. ésta? Si tengo una gruesa y una pe-
qlieña no sucede así ■porque el volum en es más grueso. . . el nivel es siempre
más alto."
Pie (14;3) recipientes iguales: “Si una botella está (colocada) más arriba
qiie la otra, el agua va a la otra" porque “en la cantidad, es lo mismo”. Pero con
recipientes desiguales "cuando tengamos la misma cantidad en los dos vasos el
■nivel del tubo será ■ más alto porque es más delgado”. Cuando se oculta uno de
los recipientes, responde: “N o puedo calcidar, porque el diámetro de los dos vasos
no es el ■mismo.’’
Resulta clara la diferencia existente entre estos sujetos y los del sub-
estadio II B, por más que a veces em pleen las mismas palabras: la “com
pensación” (A n d ) es a partir de entonces u n a cuestión de “cantidades”
entendidas como fuentes de fuerzas iguales (p o r la igualdad de sus pesos
y sus volúmenes), como sucede en el caso de u n a balanza. A cantidades
desiguales deberían, pues, corresponder niveles desiguales. Guando los su
jetos comprueban que los hechos se oponen a esta idea se resignan, como
lo hace And ( “porque los hechos están a la vista”), pero se niegan a ge
neralizar para otros casos. E n resumen, ignoran el detalle de la expli
cación, pero como sólo se atienen a lo que conocen, razonan de modo cohe
rente y proporcionan u n ejemplo m uy revelador de la subordinación lógica
de la ley a la causa y de la asimilación de la causa con las transforma
ciones formales de inversión y reciprocidad proyectadas en lo real. Puede,
en efecto, sostenerse que estos sujetos son interesantes en razón misma
de la ignorancia de la explicación exacta: a pesar de no haber aún reci
bido enseñanza escolar en lo que se refiere al fenómeno de los vasos
comunicantes, no por ello dejan de esbozar u n a interpretación fundada en
la compensación (como dice A n d ), es decir, en el hecho de que cada una
de las dos cantidades de líquido ejerce u n a presión sobre el otro, y por
ello mismo las dos presiones se hallan orientadas en sentidos contrarios.
Existe pues en efecto una diferenciación y coordinación de las transfor
maciones de inversión (subir o bajar los niveles) y reciprocidad (accio
nes y reacciones de una de las cantidades de agua sobre la otra). La única
limitación de esa explicación reside en que el sujeto no sabe aún cómo
generalizarla en el caso de las cantidades desiguales, pero no por ello el
principio es menos exacto. Antes de intentar form ular estos razonamientos,
examinemos aún las reacciones del subestadio III B influidas en cambio,
por los conocimientos escolares (conocimientos que sólo se asimilan en la
medida en que corresponden al esquem a cuya construcción acabamos de
percibir).
$ 5, SU BE STA D IO IIIB: G E N E R A L IZ A C IO N FO R M A L
D E LO S C O N O C IM IE N T O S A D Q U IR ID O S
Mire (14 años): "Si se tienen dos recipientes de igual grosor o ele grosores
diferentes, en ambos el agua se encontrará en el mismo nivel porque cnanto más
grande es el recipiente mayor es la presión del aire sobre una superficie grande
y, recíprocamente, cuanto más pequeño sea el recipiente, más actuará el agua sobre
una superficie pequeña, y por lo tanto se equilibran. ¿Sucede siempre así? N o .
Pensemos en dos habitaciones: si hay más presión (de aire) en la habitación en
la que se coloca la botella de la izquierda y menos presión en la pieza en la que
se coloca la botella de la derecha, entonces el nivel de la izquierda será más bajo.”
§ 6. LA N O C IO N D E EOUIL1BRIO Y EL G R U P O
D E LAS 4 T R A N SFO RM A CIO N ES
IN T E R P R O P O S IC IO N A L E S IN R C
t I í
a2 < b, < a < ...
9) r o [ x ( p v q ) — y ( p v q ) ]
K ot (5;6 ): “Va a subir el agua (muestra el tubo B); debe llenarse para subir.
¿Y si coloco este pistón? Se va a llenar. ¿Y si coloco esta caja (500 g)? Podría
llenarse más (se prueba). Porque apoya. ¿Si quito esta caja? Va a descender.
¿Adonde? Como antes (coloca la caja de 2 k g ). U n poco más arriba (reemplaza
la caja por la de 1500g ). U n poco más abajo. Las pesadas van más abajo (¡e n B!).
Las pequeñas no pueden alzar algo m uy arriba? Las grandes y las gruesas pueden
ir m uy cerca (u n pequeño desplazamiento). Las pesadas no pueden, pero las pe
queñas van m uy arriba (contradicción). Toma las pequeñas. (Las sopesa.) Esta
debe de ser la más pequeña (¡1500 g: la coloca!). ¡Sin embargo con todo se fue
un poco arriba! Creo que la más liviana es ésta (5 0 0 g) y creo que ésta es la
más pesada (2 k g : estos dos extremos se evalúan acertadamente, pero el resto de
la seriación es falso: 1000 > 1500 g, etcétera). ¡Oh! Esta (2lcg) es la más
pequeña (las coloca todas una por u n a ). Esta es la que va más abajo (500 g).
¿Por qué? Es lei más gruesa (coloca 2 k g ). ¡Ah! Pero es la que sube más arriba;
se ve que es la más pequeña. ¿Por qué la más pequeña? Es la más liviana y tam
bién la más pequeña. ¿Es la más liviana? Lo siento cuando la levanto (las levanta
una por una sin compararlas de a dos). Sí. ¿Por qué con ésta sube más el agua?
Porque apoya, hace subir al agua. ¿Y si colocas una pequeña? Hace subir al agua
m uy arriba. ¿Y una liviana? Es como los peces que están en el agua: pueden
levantarse (coloca 1500 g y 1500 g juntos). Sube alto. ¿Por qué? Porque ésta (mues
tra un a de las dos cajas de 1500), no era pesada (!).”
Jog (6 años): "¡El agua volvió a subir! ¿Por qué? Porque pusimos el tubo
(pistón) encima, hizo subir de nuevo el agua. Y si colocamos esta caja encima,
¿cambiará? Subirá más (muestra demasiado abajo). (S e hace la experiencia y se
muestra el lugar previsto.) ¿Por qué no allí? Era demasiado pesado (por lo tanto, se
Valía la pena citar estos casos para mostrar de qué estado de incohe
rencia parten los razonamientos que term inarán por lograr el nivel de la
lógica formal. En prim er lugar se comprueba que estos sujetos no logran
seriar con corrección los pesos, n i admitir la igualdad de tamaño de las
cajas que los contienen (sin embargo todas son exactamente iguales). Por
otra parte, y en conexión con esta situación preoperatoria, lo pesado puede
a veces hacer subir más el agua y a veces menos, y lo liviano pue
de, también alternativamente, dejar de presionar sobre el agua o, por el
contrario, elevarla. Sucede incluso que dos pesos superpuestos hacen subir
bastante alto el agua porque se piensa que uno de ¡os dos (con error en
la comparación) es más liviano que el otro: la no aditividad se añade así
a las contradicciones precedentes. E n resumen, no podría todavía consti
tuirse una ley, ya que se carece de toda coherencia operatoria.
E n el nivel I B el niño comprende en términos generales que
cuanto más pesado es el peso más sube el agua en e! tubo B, pera sin
establecer seriación, correspondencia ni previsión exactas, porque las ope
raciones no se hallan acabadamente realizadas:
Jac ( 6 a ñ o s ) , d e s p u é s d e a lg u n a s p r u e b a s , p r e v é q u e la c a ja d e 150® g
p r o d u c ir á e l m is m o r e s u lta d o q u e l a d e 2 k g “porque es igualmente pesada”. E l
a g u a sube menos a lto . E n t o n c e s v u e lv e a to m a r s e l a c a ja d e 2 k g : p r e v é u n a v e z
m á s q u e e l n iv e l s e r á e l m is m o “porque son la misma cosa”. E l a g u a s u b e m á s
a r r ib a . “ ¿ P o r q u é ? Porque es más pesada. Y é s ta ( 5 0 0 g ) ¿ a d o n d e irá ? N o sé. ¿ A l
m is m o lu g a r? ¡Vo, porque es menos pesada. Y é s ta ( 1 5 0 0 g ) ¿ p u e d e s a d iv in a r a d o n
d e h a r á i r a l a g u a ? N o ( s i n e m b a rg o , p e s a ) . ¿Por q u é sabe a q u í ( B ) el agua?
P o r q u e hay algo que toca el agua, el tubo ( p i s t ó n ) empuja encima. Apoya más o
menos y siempre la hace subir.”
Del ( 7 a ñ o s ) d a la s m is m a s e x p lic a c io n e s p e r o b u s c a a d e m á s re c o n o c e r lo s
peso s p o r s u s g ro s o re s. A h o r a b ie n , la c a ja d e 5 0 0 g le p a re c e m ás g ru e s a que
la d e 1 5 0 0 g ; d e a h í q u e i n c u r r a era c o n tra d ic c io n e s : lo “p esad o ” a c o m p a ñ a a lo
“ g r u e s a ” , l o “ p e s a d o ” h a c e s u b ir m á s a l a g u a p e r o lo " m e n o s g ru e s o ” ta m b ié n .
Cor ( 7 ; 1 1 ) p r e s e n ta la s m is m a s re a c c io n e s a n t e el a g u a , d e s p u é s se co lo ca
a lc o h o l: “ ¿ P o r q u é a h o r a e s ta c a ja v a m á s a b a jo ? Porque la caja se volvió más
liviana. ¿ P o r q u é ? N o es el mismo líquido. ¿Y e n to n c e s q u é s u c e d e ? Esto ( e l lí
q u i d o ) ta l v e z silbe más arriba: porque él líquido es más pesado, hay más peso.
E s te ( e l a lc o h o l) , ¿ es m á s p e s a d o ? Sí, es más pesado ( p u e s t o q u e ) sube más arriba:
hace peso y entonces hace subir.”
§ 4. E S T A D IO III: LA R E C IP R O C ID A D D E LA A C C IO N
Y D E LA R E A C C IO N
. Riv ( 1 3 a ñ o s): E l agua va hasta ah í “porque tiene que 'volver al mismo peso
en los dos tubos. ¿Pero por q u é e l agu a n o sube m ás arriba? Porque el pistón no
puede bajar más. ¿Por qué? Porque él agua lo retiene” . A poya con la m ano sobre
el pistón, com prueba q u e éste v u elv e a tomar su p osición in icia l y dice: “S i se
apoya sobre el pistón, él agua tiene más fuerza."
lac ( 1 4 ; 6 ) : “ La presión es la misma ( d e los dos lad os) en el fondo del tubo
(véase la id ea de B o i) , No. El agua se equilibra si se comunica a través de un
tubo y la presión se comunica en su totalidad. ¿La altura desem peña algú n papel?
No, el agua transmitirá la presión de la misma manera sean altas o bajas las dos
columnas." E n cu an to a la resistencia, también es la m ism a en todas partes.
De este modo vemos que las respuestas del subestadio III B (e n las
que se siente a veces la influencia de los conocimientos adquiridos, pocas
cosas suman a las del subestadio III A que son más espontáneas.
§ 5. C O N C L U SIO N : LOS RAZO NAM IENTO S D E L ESTA DIO III
Y EL ESQ U EM A OPERATORIO FORMAL
D EL EQUILIBRIO
EL EQ U ILIB R IO DE LA B A LA N ZA 1
§ 1. E S T A D IO I: IN D IF E R E N C IA C IO N E N T R E LA A C C IO N
P R O P IA Y EL PR O C ESO E X TER IO R ( I A ); L U E G O
A R T IC U L A C IO N D E LAS IN T U IC IO N E S E N LA
D IR E C C IO N DE LA C O M P E N S A C IO N
D E LOS PESO S ( I B )
Desde los 3 hasta casi los 5 años, los sujetos presentan reacciones que
resultan instructivas desde el punto de vista que aquí nos interesa. La
causalidad en general constituye, como ya lo admitimos, una asimilación
1 C o n la c o la b o ra c ió n d e F . M a tt b je u y d e J . N ic o lá s . V é a s e c o n r e f e r e n c ia
a este te m a u n e s tu d io a n te r io r d e la s e ñ o r a R e f ia U g u r e l- S e io in , Jstcinbvl llnivers.
Yayinlmi, 1940, 110, p á g s , 7 2 -2 1 1 .
de. los procesos en juego a las acciones propias del sujeto o a sus ope
raciones, pero acompañada por una delegación de ambas a la realidad
misma. Ahora bien, en ei caso de un dispositivo como el de la balanza
o la hamaca, se construye m uy temprano la noción de equilibrio entre el
peso del propio cuerpo y otros pesos; se trata sin embargo de una noción
indiferenciada que incluye, además de los pesos en sí, la fuerza muscular
de un impulso realizado hacia arriba o incluso hacia abajo (por otra parte
el peso se concibe en relación con las acciones levantar o presionar). La
balanza se asimila pues en primer lugar a ese tipo de acciones indiferen-
ciadas y no a un sistema de operaciones de compensaciones entre pesos
ni a fortiari entre peso >< longitud. En efecto, en este nivel no existe
forma de operaciones concretas alguna, sino sólo regulaciones representa
tivas, vale decir, instrumentos de compensación global, sin reversibilidad
sistemática. A partir de esta doble situación resulta que los sujetos del
nivel 1 A no logran asegurar el equilibrio por medio de una simple distri
bución de los pesos, sino que intervienen en el dispositivo mismo me
diante sus propias acciones indiferenciadas de las acciones de los ob
jetos reales:
Mic ( 4 ; 6 ) a n te d o s m u ñ e c a s d e p e so s ig u a le s y q u e se h a lla n a la s d is ta n
c ia s 14 y 9 : “ ¿Por q u é u n a e s tá a b a jo y la o tra a rrib a ? ( S u b e y b a ja s in c e sa r
lo s b ra z o s d e l a p a r a to p o r q u e c re e q u e a s í c o n s e rv a rá n la s f u e r z a s y p o s ic io n e s q u e
le d e le g a .) ¿ P u e d e c o lo c á rse la ( g e s to h o r iz o n ta l) y q u e se q u e d e a sí solo? ( N i sí,
n i n o .) ¿C óm o e ra a n te s ? Así ( h o r i z o n t a l ) . ¿N 'o s e lo p u e d e c o n s e g u ir c o n la s
m uñecas? (S a c u d e la cabeza e in te n ta m a n te n e r la p o s ic ió n h o riz o n ta l con dos
p e so s d e s ig u a le s , s u b ie n d o y b a ja n d o lo s b ra z o s v a ria s -veces.) ¿ L o p u e d e s h a c e r s in
u sar tu m a n o ?” . . . S e le h a c e so p e s a r la s m u ñ e c a s , lu e g o M ic se e n tr e g a a n u e v o s
in te n to s . Se le s u g ie r e que a g re g u e m uñecas una al la d o de la o tra , e tc é te ra .
C o n c lu s ió n “N o se puede . ( o b t e n e r la h o r iz o n ta l) ( ! ) . ”
M ar ( 4 : 8 ) s u s p e n d e d o s m u ñ e c a s d e l m is m o l a d o sin c o lo c a r n a d a d e l o tro
la d o , p a r a o b te n e r el e q u ilib r io h o r iz o n ta l (!).
Cas ( 5 ; 9 ) : “Se podría cohcm■ una del otro lado:, la misma (coloca una
m uñeca q u e, en efecto, es igual en cuanto a l color d el vestido pero cuyo peso es
njuy d iferen te). N o funcionas quizás allá hay demasiado peso.”
A partir de entonces el niño comprende que se necesita tener un
peso de cada lado para obtener el equilibrio, e incluso los pesos tienen
que ser más o menos iguales. Sin embargo n o sabe proceder de modo
sistemático para obtener esta igualación. A partir de entonces también
consigue agregar y quitar pesos sin obtener igualaciones precisas: se trata
de correcciones sucesivas, por lo tanto, de regulaciones y aún no de ope
raciones reversibles en sentido estricto.
Estas dos clases d e .regulaciones, por igualaciones y p o r. agregados o
supresiones, proporcionan así el p unto de partida para las transformaciones
futuras mediante reciprocidad (sim etrías) e inversión, relativas a los pesos.
E n cuanto a las distancias existe u n progreso marcado por la tendencia
a la simetría (ya no sólo se colocan las muñecas a distancias iguales de
los puntos extremos, también se las coloca en las regiones vecinas) y
se descubre a veces el papel que desempeñan los cambios de distancia
(véase M al). Sin embargo, no hay aú n correspondencias sistemáticas del
tipo: más lejos = más pesado.
§ 2. SU BESTA D IO . II A : O P E R A C IO N E S C O N C R E T A S SOBRE
LOS PESO S O LAS D IS T A N C IA S PE R O S IN C O O R D IN A C IO N
S IS T E M A T IC A E N T R E ELLO S
2 E n a d e l a n te s im b o liz a re m o s a la s m u ñ e c a s s e g ó n s u p e so c r e c i e n te con
la s le tra s A, B , C , e tc é te ra , y a la s d is ta n c ia s c r e c ie n te s ( m e d id a s p o r e l n i ñ o
■con la s p e rfo r a c io n e s e q u id is ta n te s e n l a s q u e s e f i j a n lo s g a n c h o s d e la s m u ñ e
c a s ) c o n la s a f e a s 1, 2 , 3 r e tc é te ra .
otro: se mantiene derecho porque de cada lado se tiene el mismo peso.” P re v é
q u e p a ra d o s p e so s d e s ig u a le s , se n e c e s ita n d is ta n c ia s d e s ig u a le s p e ro n o e n c u e n tr a
l a le y : m á s p e s a d o ^ m á s c e rc a n o : “ S i c o lo c a m o s C y E ¿dónde h a y q u e po
Diría en u n agujero y en otro agujero ( o sea, e n d o s d is ta n c ia s d iE e re n te s )
n e rlo s?
pero no tiene que ser lo mismo ( o sea , d is ta n c ia s i g u a l e s ) , si no, no se tiene el
mismo peso."
N e m ( 7 ; 4 ) e n c u e n t r a e n la e x p e r ie n c ia q u e C a l a iz q u ie rd a , a u n a dis
ta n c ia d e 1 0 , e q u ilib r a a E , a la d e r e c h a , a u n a d is ta n c ia d e 5. S e le p i d e q u e
c o lo q u e C a la d e re c h a y E a la iz q u ie r d a , p e r o n o lo g r a in v e rtir la s re la c io n e s
d e d is ta n c ia . D e s p u é s d e p r o b a r e n la p rá c tic a , e x c la m a : “¡Ah! Hay que hacer lo
mismo que antes, pero ál revés.”
1) (B i X L x) = (B a X Lx)
Se concibe pues que uno de los pesos compensa al otro por reci
procidad.
Dos pesos iguales B 3 y B, situados a distancias desiguales Lx y L y
no se equilibran:
2 ) (Bj. X Lx) £ (B 3 X Ly) si x | y
sin embargo el sujeto no puede coordinar las relaciones en juego.
Dos pesos desiguales A i < B% situados a distancias iguales L x tam-.
poco se equilibran: •
3) (A , X Lx) < (B 2 X Lx)
§ 3. SU B E ST A D IO I I B: C O R R E S P O N D E N C IA IN V ER SA
D E LOS PESO S Y LAS D IST A N C IA S
6) (A X L i) = (B x L 2) = (G x L s) = • • ., etcétera.
Sin embargo:
M ás pesado X más lejos = indeterminado
M enos pesado X menos lejos == indeterminado
y .
M ás pesado X menos lejos = menos pesado X más lejos (pero sólo
en ciertas condiciones m étricas).
Sin embargo el sujeto de este nivel puede cuantificar los pesos (sabe
que B = 2 A; etcétera) y tam bién las distancias (que pueden medirse por
elnúm ero de perforaciones). ¿Por qué entonces debe esperarse la apari
ción del nivel formal III p ara que se constituya el esquema de las pro
porciones? Se responderá que éste es un problema de conocimiento esco
lar. Pero por el contrario vamos a proporcionar ejemplos (análogos a los
ya estudiados en otras partes)8 en los que el esquema de la proporcionali
dad se constituye antes de cualquier enseñanza. Con toda probabilidad
este esquema requiere, como condición necesaria y suficiente, un sistema
§ 4. E S T A D IO III: D E S C U B R IM IE N T O Y EX PL IC A C IO N
D E LA LEY
Estas respuestas del estadio III (las del subestadio III A como las
del III B ) nos vuelven a colocar, por una parte, ante esquemas ya cono
cidos, los del grupo IN R C bajo la forma que ya hemos encontrado
(caps. IX y X ); por la otra nos muestran en particular de qué modo
ese esquema genera] del equilibrio se diferencia, en el caso actual, por
]a construcción de las proporciones P /P ’ — L ’/ L y P /P ' — H ’/ H . Los dos
problemas que deben entonces discutirse son los siguientes: la formación
del esquema de las proporciones y también sus relaciones con el gru
po I N R C .
El grupo I N R C se encuentra en primer lugar en estas respuestas
bajo una forma que ya se podría haber descripto a propósito de las osci
laciones del líquido en los vasos comunicantes (cap. IX ): cuando uno de
los brazos de la balanza desciende por la influencia de un peso suspen
dido a una distancia dada, el otro baja a su vez por la influencia del mismo
peso suspendido simétricamente a la misma distancia: “Cada uno sube
por tum o, dice Chal y si se inclina (por debajo de la horizontal) se
restablece y desciende del otro lado.” En ese sentido interviene pues una
reciprocidad (p o £¡) = R (q o p ) donde -p y q son las enunciados de
los ascensos de las palancas. La novedad característica de la balanza re-'
side en el hecho de que intervienen dos factores y que ellos se compensan:
un peso P a una distancia L produce la misma inclinación, — cuando sólo
él está en juego— que u n peso P ’ = nP a una distancia L ’ = L / n :
Chal comprueba este fenómeno con asombro ('lo s mismos ángulos”), lue
go lo encuentra natural ya que “la distancia se compensa con el peso”.
Por lo tanto;, vuelve a encontrarse luego al mismo grupo I N R C y
bajo la misma forma que en el caso de las presiones y resistencias en el
equilibrio de los líquidos (prop. 8, cap. IX y prop. 1, cap. X ). A la ope
ración que consiste en colocar pesos sobre uno de los brazos a distancias
dadas pueden corresponderle dos clases de operaciones para restablecer el
equilibrio: la inversa N que consistirá en quitar estos pesos o la recíproca R
que consistirá en colocar pesos iguales a distancias iguales sobre el otro
brazo de la balanza; y si la inversa N anula la operación inicial, la recí
proca R la compensa sin anularla, aunque N y R desemboquen en el
mismo resultado: obtener de nuevo la posición horizontal de los brazos.
Las transformaciones descriptas en este sentido (prop. 8, cap. IX y prop.
1, cap. X ) volverán ,a encontrarse aquí con tanta m ás'facilidad en cuanto
corresponden a una comprobación intuitiva m uy simple y ya adquirida
gracias a las correspondencias cualitativas del estadio II. Sin embargo, nue
vamente aquí, debe sumarse a ello u n hecho que constituye la particu
laridad propia de la balanza: las distancias compensan los pesos.
Bajo esas dos formas, relativas a las presiones y resistencias o a las
oscilaciones e inclinaciones, el grupo I N R C se duplica aquí con un es
quema de proporciones: proporción inversa de las distancias horizontales
y los pesos P /P ’ = L’/ L para las presiones y resistencias, y proporción
inversa de las alturas y los pesos P /P 1= H '/ H para las inclinaciones.
Por otra parte, se le suma a ello u n a tercera proporción, esta vez directa,
L /L ' = H / H ’ pero de carácter puram ente geométrico y que resulta evi
dente para los sujetos (véase T is: “E n el fondo equivale a lo mismo”
medir las distancias horizontales o las alturas). El problema consiste pues
en establecer de qué modo se construyen estas primeras proporciones en
la m ente de los sujetos: ¿de modo independiente y como resultado de
u na estructuración directa de la experiencia o en relación con el esquema
operatorio del equilibrio, fundado en el grupo IN R C ?
§ 5. EL E S Q U E M A D E LAS P R O P O R C IO N E S
Y EL G R U P O IN R C
8 bis) I (p • q)
N (pvq)
R (p-q)
C (pvq)
p p nP P:n _ 2X 4 4:2
143 —_ = corresponde a — = — por ejemplo — = ------
q p nL L:n 2X § 8:2
.Estas fórmulas, de la ( 9 ) a la (1 4 ), pueden parecer muy abstractas
para explicar los razonamientos efectivos de nuestros sujetos. En realidad
y por supuesto con independencia del simbolismo introducido por nosotros,
es sin embargo efectivamente así como se descubren las proporciones. An
tes de introducir números como medidas del peso y la distancia, el sujeto
comienza en general por form ular lo siguiente:
15) p • q = R ( p • q )
(aum entar el peso y dism inuir la distancia en uno de los brazos equivale
a lo mismo que dism inuir el peso y aum entar la distancia en el otro
brazo).
Ahora bien, esta proporción (1 5 ) no es otra sino la proporción (1 2 ),
que entonces implica a (1 0 ) y ( 9 ) y conduce a la proporción métrica (1 4 ).
Las fórmulas que preceden pueden pues, considerarse como la expresión
simbólica de los razonamientos efectivamente observados.
En cuanto a la proporción entre los pesos y las alturas, todos los
sujetos, colocados ante el dispositivo de las suspensiones alternativas, com
prenden en primer lugar que un aumento de distancia q implica u n
aumento, determinado de altura ( r ) , por lo tanto que:
16) q 3 r
§ 1. E S T A D IO I: IN D IF E R E N C IA C IO N E N T R E LA PR O PIA
A C C IO N Y LOS PR O C E SO S O BJETIV O S
§ 2. SU B E ST A D IO II A : D E T E R M IN A C IO N D E L PA PE L
D E LOS P E SO S S IN C O O R D IN A C IO N O PER A TO R IA
C O N LAS IN C L IN A C IO N E S
Jan ( 1 0 ;8 ) : “Para hacerlo subir, hay que colocar im peso más pesado aquí ( P ) .
¿O ué otra cosa p u ed e hacerse? Descargar el pequeño vagón. ¿Y para q u e el va
gón se quede en su lugar? (C o lo ca 4 un idad es en e l vagón y 4 e n P .) Es el mismo,
peso. N o, no anda. ¿Se p u e d e hacer algo con la vía? T al vez bajarla: el vagón
avanzará más fácilmente porque la línea es menos alta. ¿Si se alza la vía y se
agregan pesos? Se quedará igual porque es más difícil que suba." L uego pesa
el peq u eñ o vagón y com prueba q u e vale 4 unidades: “E ntonces si se coloca e l
vagón vacío y 4 pesos aquí ( P ) , ¿se quedará en equilibrio? N o, subirá (com prende
entonces que el equilibrio d ep en d e de la in c lin a c ió n ). ¿Y si se sube la vía?
Es más difícil que suba. ¿Por qué? Porque el vagón se vuelve más pesado.”
Los dos progresos principales realizados durante este estadio son en
tonces la comprensión del hecho de que el equilibrio no es el resultado de
una simple igualdad de los pesos y la comprensión del papel de la incli
nación que requiere u n “trabajo” superior.
En cuanto al equilibrio de los pesos, el sujeto descubre en primer
'ugar que, al colocar n unidades en el contrapeso P y n en el vagón M
no se asegura el equilibrio; luego se da cuenta de que el vagón mismo tiene
un peso de 4 unidades, pero que P = 4 y M tampoco se equilibran (sólo
lo hacen si la vía se halla en posición vertical) comprobación que conduce
al sujeto al problema de la inclinación.
En efecto, ya sea por la razón precedente o bien porque modifica
de modo directo la inclinación, -el niño de este nivel descubre en - par
ticular el papel de la pendiente. “Ahora la pendiente es menor, dice
Bou, entonces es más fácil que suba.” “El vagón avanzará más fácilmente,
dice Jan, porque la línea es menos alta.” A un más, el niño comprende que
al aum entar al mismo tiempo la inclinación y el contrapeso, se conservará'
el equilibrio “porque es más difícil que suba”. Por último, prevé que
cuando los pesos en P y M son iguales el vagón subirá y que si además
se aum enta la pendiente “se vuelve más pesado” (!).
Esos últim os propósitos resultan m uy instructivos y m uestran de qué
modo la inclinación se hace homogénea al peso y se compone con él en
forma de trabajo: u n peso grande que tiene que subirse poco equivale a
u n peso más liviano que tiene q u e subirse mucho, ya que entonces la
altura compensa el peso, lo que equivale a decir que el trabajo es el mismo.
Jan lo expresa del modo más directo cuando declara que si se aumenta
la pendiente “el peso se vuelve más pesada”. El sujeto que no conoce el
paralelogramo de las fuerzas — en el cual la parte de peso soportado por
la vía (q u e alivia en la misma proporción al peso del vagón) es tanto
mayor cuanto menos inclinada es la vía, mientras, que la parte no sopor
tada por la vía es tanto mayor cuanto más inclinada es— consigue sin
embargo tener u n a intuición bastante exacta de la relación entre el peso
y la inclinación: la noción de trabajo es pues accesible a partir del nivel
concreto en forma cualitativa, como resultado de la multiplicación de las
relaciones de altura y peso.
Ahora bien, resulta sorprendente que esa relación inversa entre d
peso y la altura, característica del equilibrio del pequeño vagón, y que
esa construcción de la noción de trabajo como desplazamiento de u n peso
en altura se constituyan en el nivel II B del mismo modo que el descu
brimiento de la correspondencia inversa entre los pesos y las distancias
en el caso de la balanza. Se trata de la misma ley física; sin embargo
el niño no lo sabe puesto que frente a la balanza no piensa n i en el tra
bajo n i en la altura (salvo cuando se presenta la experiencia con el
dispositivo de las suspensiones alternativas: véase § 4, cap. X I) y que
ante la actual relación entre las inclinaciones y los pesos no piensa en
la balanza. T odo sucede entonces como si, en cierto nivel de evolu
ción, la estructuración de u n dominio delimitado como es el del equilibrio
de los pesos en función de las distancias y alturas provocase al mismo
tiempo el conjunto de las operaciones concretas posibles, en este sentido.
Las lagunas de este nivel II B consisten en cambio en que el sujeto
no logra enunciar la ley en su conjunto. Es cierto que toma en cuenta
a los tres factores: P, M e inclinación y los compara sucesivamente de
dos en dos sin modificar al tercero. Sin embargo cada vez que m antiene
invariante a u no de los factores no lo hace con intención: no lo-hace con el
fin de construir u n a prueba mediante el método "permaneciendo igual
todo lo demás”, sino por u n a razón más simple, al comparar dos factores
ya no piensa en el tercero y de este modo deja invariables a las cosas
sin pensar en ello. N o llega pues a construir la ley porque carece de
la coordinación de conjunto simultánea.
Las Tazones de ese fracaso en la coordinación de conjunto son fáciles
de encontrar y se reducen a dos razones principales, ambas inherentes a la
naturaleza de las operaciones concretas. La prim era consiste en la comple
jidad demasiado grande de las correspondencias en juego si se procede
m ediante parejas o tríos sucesivos. Es cierto que el sujeto podría llegar
a establecer un inventario suficiente, puesto que posee las operaciones
necesarias para hacerlo. N o volvamos sobre la seriación, la igualación
y la aditividad de los pesos ya descriptas en el caso de la balanza ^cap. XI,
§ § 2 y 3 ). El sujeto tam bién está en condiciones de establecer una se
riación de las inclinaciones. Podría entonces, si así lo quisiera, establecer
sucesivamente la correspondencia entre los pesos del vagón ( M ) y los del
contrapeso ( P ) , para cada inclinación, de tal m odo que el vagón se quede
en equilibrio, baje o suba. Pero se percibe entonces el tipo de complica
ción a la que llevaría el cuadro de triple entrada construido a partir de
las determinaciones empíricas. E l sujeto n i siquiera piensa entonces en
su construcción y se contenta con algunos casos particulares: ésta es la
primera razón de su fracaso.
La segunda razón es la siguiente: si en vez de proceder m ediante co
rrespondencias sucesivas, el sujeto intenta utilizar la forma de cálculo
lógico que se encuentra a su disposición, esto es, la multiplicación de las
relaciones — y así es como procede en la determinación de las relaciones
de trabajo— entonces u n cierto núm ero de productos permanecen indeter
minados. En efecto, vuelve a encontrarse en este sentido la situación para
lela a la que examinamos en el caso de la multiplicación lógica de los pesos
y las distancias que interviene en la balanza (cap. XI, prop. 7 ). Al partir
de u n punto de equilibrio:
Inclinación x [Pj, M„]
el sujeto puede concluir que si se aum enta la pendiente x y se deja in
variante y y z, el vagón desciende, si se dism inuye x el vagón sube, etcé
tera. Pero, si se aum enta la pendiente x y tam bién se aum enta el contra
peso P ( > y~), o si se aum enta la pendiente x y se disminuye la carga
del vagón M ( < z), entonces el producto se halla indeterminado: la do-
x y x z
ble relación —> X o X puede dar u n producto > , < o = en
tanto no se cuantifiquen los datos extensivamente.
Si simbolizamos con + m , — m y — m al aumento, la invariancia y
la disminución del peso que debe desplazarse en altura y con h, = h
y — h al aumento, la invariancia y la disminución de esta altura, el cuadro
de doble entrada que caracteriza a la noción de trabajo elaborada por m e
dio de una multiplicación lógica en este nivel II B implica, en efecto, dos
indeterminaciones sobre 9 productos (estos productos se expresan con + ;
—; = ; o dt = y significan “más trabajo”; “menos trabajo”; “igual tra
bajo"; o “indeterminación’');
1) —m =m ~j-m
■——
- I -
I
+
i + ¡ +
Lov ( I 0 ; 6 ad elan tad o): “Pora que suba, hay que colocar más peso ( e n P ) ,
para que baje, menos peso. ¿Q ué otra cosa p u ed e hacerse para que soba? Bajar
el riel. ¿Y pata q u e baje? Quitar iodos los pesos ( e n P ) . También se puede colocar
pesos en el -vagón. Y también colocar la vía más alta, porque el vagón desciende
entonces con más fuerza. ¿Q ué hay que hacer para que el vagón se quede en
su lugar? Depende de cómo se coloque la vía y que se pongan más o menos
■pesos en el vagón (co lo ca la vía en u n án gu lo de cerca de 45 grados y encuentra
que tres unidades en P equilibran el v a g ó n ). ¿Hay otros lugares donde el vagón
se quede sin moverse? Colocar la vía en posición horizontal y quitar los pesos de
aquí ( P ) . ” Luego m ide los pesos necesarios para la posición vertical, de la vía
después de anunciar “cuatro o cinco (unidades) porque el vagón tiene cuatro
pesos” y encuentra el equilibrio para P = 4. “E ntonces, dim e lo que h ay que h a
cer para q u e el vagón n o se m ueva. Hay que colocar la vía totalmente ahajo sin
pesos o totalmente recta con 4 pesos y también colocar el riel en posición interme
dia con dos pesos ( n o probó con una altura interm edia, o sea con 33 grados).
¿H ay otros lugares? Sí, en todas partes (en cu en tra úna unidad para 15 gra
d o s). ¿Com prendiste todo? Sí, cuanto más arriba se está ( = inclinación d el r iel) más
pesos hay que colocar para que el vagón se quede donde está, cuanto más se
desciende, menos pesos se necesitan
E nd ( 1 1 ;6 ) : “Se puede quitar un peso para que baje, colocar uno para que
suba o elevar la vía.” P rueba entonces por su cu en ta y em pieza a bajar la vía
hasta que queda en p osición horizontal, lu ego la alza hasta q u e queda en p osi
ción vertical y afirma: "Si se quiere colocar la vía derecha (vertical) hay que
poner más pesos: se necesitan 4 pesos. ¿Por qué 4? P arque con 4 no sube. Fuede
compararse con una balanza, de u n lado 400 g y del otro también 4 0 0 .” D esp ués:
"Quiero ver cuántos pesos hacen falta con 45 grados (en cu en tra 2 W )”, luego con
cluye: "Cuanto más se baja, más pesos hay que quitar. Cuanto más se sube, más
hay que agregar,”
Sea (1 1 ; 1 0 ): “Para que suba se puede bajar la vía o quitar pesos en el
vagón o colocar pesos ( e n P ) . ” B usca las posiciones de equilibrio, para ello m o
d ifica la p endiente: “Cuando está baja, no hay bastantes pesos en el vagón y el
vagón sube: el contrapeso lira más fuerte.'’ Pasa al vagón' ( M = 4 ) lu eg o prueba
con 33 grados y com prueba q u e e l equilibrio se ob tien e con P = 2: "Qué raro:
hace un rato se vio que el vagón pesaba 4 y ahora se tiene 2 (p — 2 ) y tira al
vagón que pesa 4. H ay que levantar más arriba para obtener la igualdad (4 —. 4 )
y hacer u n cálculo de las relaciones con la inclinación.'’ S u b e cada vez m ás:
“Todavía no es bastante (está en 80 grad os). Ya casi funciona. Debe ser redo
(9 0 grados). Cuando hay inclinación el equilibrio cambia y cuando está total
m ente recto, la relación es de 1 a 1.” S in embargo, para la m itad de ¡a in clin ación,
busca 45 grados, cuando ya h ab ía encontrado dos unidades para 33 grados, y n o
■com prende e l papel exclu sivo d e la altura.
Cía ( 1 1 ;6 ) : "Para que baje, se puede volver a subir la linea, o bien quitar
■pesos en el contrapeso ( P ) o bien agregar pesos en el vagón ( M ) .”
4) pv5 vi _ R pyqvr
p . q ■x p •q •r
donde q • r representan entonces un aum ento del trabajo que debe reali
zarse y f • s el aum ento del trabajo proporcionado por el contrapeso en
función de la altura total
En efecto, en virtud de las equivalencias ya planteadas entre f y r
o entre q y r así como en virtud de la equivalencia entre q y s (equivale
a lo m ism o aum entar el peso de] vagón o disminuir el valor de H ), la
proporción ( 5 ) se deduce a partir de:
Tí p
6) ~ , = R ± ,
q q
LA PR O Y E C C IO N D E SO M B R A S 1
El niño del nivel II A sabe que el tam año de las sombras depende
del tamaño de los objetos considerados, pero no sabe nada más:
Peí ( 7 ; 1 0 ) p revé con corrección q u e irn círculo de 10 ( c m de diám etro)
dará u n a som bra m ayor que un círculo d e 5; etcétera. “ Si lo desplazo de este lado,
¿dónde estará la sombra? Allí (ju s to ) ¿Guarda el m ism o tamaño, se vu elve mayor
o m ás pequeña? S e queda igual.”
Bar ( 8 ; 8 ) com ienza con las m ism as reacciones. Luego descubre en la exp e
riencia que la som bra de u n m ism o círculo varia d e tamaño en fun ción de la
distancia. S e le p id e entonces q u e form e u n a m ism a som bra con 4 círculos desiguales:
coloca el d e 2 0 a 70 cm de distancia, el d e 10 a 41 cm , el d e 5 a 23 cm y el de
10 a 11 cm.
y
5 ) í o ( p v q ), vale decir r o [(p • q ) v ( p ■q ) v ( p • q )] con exclu
sión de p • q
Y a partir de ( 2 ) deduce:
8 ) (p • q ) = R (p • q)
q q
L-± o L =r L (prop, 9)
q f q q
P • <3 q
------- = -------- . Si, desde e l reticulado d e la ló g ica d e la s proposiciones, se pasa
P pvq
a la de lo s núm eros enteros, se con oce q u e el LI ■= e l m áxim o com ú n divisor ( M C D )
y la LS := el m ínim o com ún m últip lo (MCJV1). S e tie n e entonces:
M CD y 2 6 3 3
----------- = — , por ejem plo — = — o — = •—■
-
x M CM 4 12 20 60
p ■q q _
12) = --------------- donde p = (p • q v p • q') y q = dp • q V f * <z)
p pvq
Op, q y sus n eg a cio n es tien en e l m ism o sentido q u e e n las prop. 1 a 1 1 ) .
§ 1. ESTADIO I: IN T E R P R E T A C IO N E S PR E O PE R A TO R IA S
Los sujetos menores de 7 años recurren a todas las razones para ex
plicar el orden de sucesión de las partidas, incluidos el grosor y la dis
tancia, pero no de modo exclusivo:
Pai’ ( 6 ; 2 ) : “La bola que está sobre el tercer círculo saldrá en primer lugar
porque está más cerca del borde. (G ran d e y m ediana sobre e l m ism o círcu lo.)
Juntas, N o importa que sean más grandes. (E x p erien cia .) La grande salió primero
porque es pesada. Las pesadas siempre son las primeras.”
Así pues, a partir de este nivel el sujeto puede tomar en cuenta los
dos factores presentes, con la docilidad del fenomenismo unida a la au
sencia de toda prudencia operatoria (véase Pav que pasa del “nunca” al
"siempre” confrontado coh u n solo caso) (!). Con más precisión, el niño
de este estadio observa los hechos pero no se halla a su disposición un
esquematismo suficiente acerca de la inclusión o del “todos" y el “algunos”
para establecer leyes. Se le suma a ello la tendencia a creer que todo lo
que es debe ser como es, que constituye a la vez el principio de la gene
ralización y una cierta indiferenciación entre lo moral y lo físico.
M or ( 8 añ os) desp u és de bacer com probaciones del m ism o tipo llega a la si
gu ien te m ultiplicación lógica: “¿Cómo vas a colocar las bolas ( P 1, P 2 y P 3)
para que salgan u n a después de la otra? (C oloca P 3 en D 3, P 2 en D 2y P 1
en D I . ) Porque la grande es más pesada y está más adelante, la. segunda es
menos grande y está más lejos r la tercera, la más pequeña, está aun máslejos.”
§ 3. SU B E ST A D IO I I B : C O M IE N Z O S D E LA C O M P E N S A C IO N
CONCRETA
1) ( + P) X (+ D) = antes ( = P) X (+ D) = antes
(— P) X (— D) = después ( = P) X (— D) = después
(+ P) X (— D ) = compensación ( + P) X (= D) = antes
(— P) )< (+ E>) = posible (— P) X (= D) = después
( = P ) X C = D) = igualdad
§ 4. E ST A D IO III: D IS O C IA C IO N E S P O N T A N E A
D E LOS FA C T O R E S Y C O M P E N S A C IO N
P O R PR O P O R C IO N A L ID A D
A partir del nivel III A el sujeto puede organizar por su propia cuenta
la experiencia y anticipar las compensaciones mediante un sistema de ope
raciones proposicionales sin que por ello logre establecer una deducción
completa :
§ 5. P R O P O R C IO N E S Y C O M P E N S A C IO N
3) — = — por ejemplo —™ = ——
q p Di Px
donde
p a , Pi D)
4j —- = R — por ejemplo —— = —
p q p* ds
q\ P* ^ , Pl _ P2
y) —»— — o 9 bis) — Ii —
Qi qx q¡3
Cpor ejemplo el diám etro del mayor de los dos círculos es a su distancia
en relación con la fuente luminosa — distancia que también es la mayor—
como el diámetro del pequeño círculo es a su distancia).
II. — Pero también puede tenerse (como en el casa de la fuerza cen
trífuga y 3a balanza) lo siguiente;
_10) p o r y q o i (véase prop. 1),
121íi= í 0 El= R £i
q, ji. (], ']■
Los problemas del azar interesan al pensam iento formal desde dos
puntos de vísta. D e modo general lo propio de esa forma de pensamiento
es su referencia a lo posible y no sólo a lo real. Ahora bien, la probabi
lidad de los acontecimientos constituye precisamente una relación entre
los casos realizados y los posibles. Por otra parte, la evaluación de la
probabilidad de las relaciones o de las leyes supone ciertos instrumentos
operatorios especiales como el cálculo de las “correlaciones” o las “asocia
ciones”. E n su form a más simple la noción de correlación constituye un
esquema operatorio de naturaleza formal, emparentado con el que acabamos
de estudiar y, en particular, con las proporciones. N os queda pues por ana-
lizar u n doble problema: saber cómo los sujetos de 5 a 15 años reaccionarán
a las fluctuaciones fortuitas que se producen durante las experiencias y
analizar de qué m odo construirán el esquema de las correlaciones.
$ 1. E S T A D IO I: N I C O N S E R V A C IO N N I LEY
D E D ISP E R SIO N
§ 2. E S T A D IO II: R E A C C IO N E S PR O BA BILISTICA S
D IF U S A S ( I I A ); L U E G O D E T E R M IN A C IO N
D E U N A Z O N A D E D IS P E R S IO N ( I I B )
D vb ( 7 ; 5 ) : “(L a h ola llegará) casi del mismo modo. ¿P uede llegar hasta
e l extremo? N o .”
Des ( 8 a ñ o s) prim ero, para explicar las desviaciones h a d a arriba, form ula la
hipótesis d e q u e lo s tornillos están m ás apretados, lu ego "porque depositó ( la caja)
m uy bruscamente.”
lejos O?) a — p * q c —p ” q
cerca (<j) b = p -q d = p -q
II. LAS C O R R E L A C IO N E S
8 Los núm eros de las figuras que corresponden a las cuatro com binaciones
p o á b les se hallan indicadas en e l orden a, b, c, d.
Bastan estos casos para poner en evidencia las dos dificultades prin
cipales que detienen a los sujetos del nivel 111 A. La primera, m uy visi
ble en Lyn, reside en el hecho de que, ante 4 combinaciones a ( = p • q ),
b ( = p * 7f), c ( = p • q ) y d C— f • ~q) el sujeto comprende que existe
una relación entre los cabellos negros y los ojos negros (<á) o entre los
cabellos rubios y los ojos azules ( a) pero no comprende que es la misma
relación o la relación recíproca Cp ' <?y p - c f ) : opone los casos a a los
casos b y los casos d a los casos c, sin percibir que los casos a y d se
apoyan uno sobre el otro y form an u n único toefor el de los casos favorables
a la relación de conjunta entre los colores de los ojos y los cabellos.
A partir de ahí se presenta entonces u n a segunda dificultad que
procede de la misma fuen te pero que dura más (casos Mor y Bon, que no
presentan 3a. primera dificultad pero se detienen ante la segunda): una
vez admitido que los casos a y d son favorables a la relación buscada y
que ios casos b y e son desfavorables no calculan la relación entre los
casos favorables y los casos desfavorables, o entre los casos posibles com
parando la suma ( a -}- d ) con la suma (2? -j- c ) sino que sólo comparan a
con b y d con c, cuando no se limitan auno de estos pares Cal? o cd de
jando de lado al segundo): por ejemplo, para las dos relaciones iguales
(8 + 8 contra 4 — |—4 y 11 — }- 5 contra 1 -j- 7 ), M or encuentra más favora
ble la segunda porque compara sin más 1 contra 11 con 4 contra 8.
Lyn se limita asimismo a las relaciones entre a y b y entre d y c.
U n aspecto interesante de ese razonamiento m ediante relaciones db
o cd y no por las diagonales ad y be lo constituye la reacción de los su
jetos ante la igualdad de los casos favorables y desfavorables ad = be.
Lejos de comprender que en ese caso la correlación resulta entonces nula
los sujetos de este nivel tienen tendencia a considerarla como tul caso
privilegiado porque al razonar sólo con a y b (o sólo con d y c ) hay igual
dad de las chances positivas y negativas. L yn prefiere de este modo el
conjunto (4, 4, 4, 4 ), al conjunto (6 , 2, 4, 4") porque hay "4 y 4: existen
las mismas chances”; de ello deduce también, y esta vez con razón, que
(3, 3, 4, 4 ) es más -favorable que (3, 6, 6, 4 ) pero sobre la base de la
misma equivocación: cree que hay igualdad a — b y c = d "porque se
tiene 3 y 3 y 4 y 4 ”. E ntre los sujetos citados, sólo Bon comprende que
en el caso (3, 3, 1, 5) no puede extraerse nada de a = 3 y b = 3 ( “por
que se tiene el mismo núm ero de cada lado”), pero lo hace también en
virtud de u n razonamiento referido sólo a a y b.
Cerca de la finalización del subestadio III A se encuentra en cambio
una etapa intennedia entre III A y III B. El sujeto empieza por los
mismos tipos de razonamientos pero llega poco a poco a establecer las
relaciones en diagonales y a. considerar las probabilidades combinadas
(a 4- d~) y Cb 4~ e ). Veamos algunos ejemplos:
Bab ( i 4 :3 ) en presencia del conjunto ( 5 , 2 , I, 4 ) dice: “H a y varios cabe-
11-os rubios con ojos azules, pero además hay otros (m u estra en el orden io s casos
b, ti y e). ¿Existe y na relación? Igual existe una relación: los que tienen ojos azules
tienen en su mayoría cabellos rubios y los que tienen ojos negros tienen casi todos
cabellos negros. ¿C uántas posibilidades hay d e acertar con exactitud? E n este grupo
( a ) hay 5 posibilidades y aquí ( d y c ) 4 posibilidades de acertar con exactitud
y 1 de equivocarse. ¿Y en el conjunto? 3 posibilidades de equivocarse sobre 12
[por lo tanto (b + c ) / ( a + b + c + d )] . . . 3 posibilidades sobre 12.’’
“¿Y aquí ( 6 , 0, 0 , 6 )? Se tiene el mismo número cíe chances. . . N o, se
tienen todas laschances de acertar justo. ¿Y aqüí ( 5 , I, 3, 3 )? U na chance sobre
12 de no acertar, no, además están éstos ( c ) : no, 4 chances sobre 12. ¿En coa]
de estos dos grupos ( 5 , 2, I, 4 ) y ( 5 , 1, 3, 3 ) se tienen más chances de acertar?
Es lo mismo: 5 y 5 ( c u e n t a jos a'j. es J0 mismo. ¿Y cuántas ch an ces h ay de no
acertar? 3 chances sobre 12 y 4 chances sobre 1 2 .”
“¿Y e n estos dos grupos ( 4 , 2 , 2-, 4 ) y ( 3 , 3, 1, 5 )? (C la sifica las cartas,
luego compara los casos a entre sí y los casos d entre sí, lu ego cu en ta tod o):
4 sobre 12 de no acertar aquí y allá’’ Se le pid e por últim o q u e construya un
conjunto tal q u e n o p u ed a preverse nada: construye ( 1 , 1 , 1 , 1 ) , lu e g o ( 2 , 2 , 2 ,2 ) ,
etcétera, y com prende a sí que en tales casos la correlación e s nula.
$ 5. S tlB E S T A D IO IIIB : R E L A C IO N E S P O N T A N E A E N T R E
LO S C A SO S FAVORABLES ( a + d ) Y L O S CASOS
DESFAVORABLES ( b + c ) Y C O N EL C O N JU N T O
D E LOS CA SOS POSIBLES
Estas dos prop. (4 y 5 ) definen así ante e! sujeto los caracteres pro
pios de los casos favorables a ia ley. En efecto, la prop. ( 5 ) enuncia la
ley (correspondencia entre p que afirma la presencia de los ojos azules
y q la de los cabellos rubios o entre f que afirma la presencia de los
ojos negros y q la de los cabellos negros), mientras que la prop. (4 )
enuncia la relación que une los dos pares de caracteres que in te rn e n en
en la lev.
El sujeto comprende asimismo la reciprocidad entre los casos b
C ~f •<?) }’ c ' <0-
6) p • q =r R ( p • q )
LAS E S T R U C T U R A S DE C O N T U N T O
D EL P E N S A M IE N T O FORM A L
§ 1. E L P E N S A M IE N T O P R E O P E R A T O R IO ( O IN T U IT IV O ).
EL P E N S A M IE N T O O P E R A T O R IO C O N C R E T O
Y E L P E N S A M IE N T O F O R M A L
§ 2. LO R EA L Y LO PO SIB LE E N E L P E N S A M IE N T O FO R M A L
§ 1. LAS A G R U PA C IO N E S D E L P E N S A M IE N T O CO NCRETO
A i A ií A iA fs “I- A^iAz “ f* A \A f¡
s Esta m ezcla se reduce a algo azaroso si las series causales son completa
m en te independientes, pero no es algo fortuito en la m edida en q u e presentan
entre si alguna dependencia.
lidad, m ás enfrenta u n a mezcla de regularidades parciales y excepciones
que no pueden interpretarse con certeza. Al comienzo el sujeto con
toda naturalidad no presta atención a las regularidades parciales, o sea sobre
todo a las excepciones; pero, cuando comienza a tomarse en serio las exigen
cias de la experiencia, se encuentra ante una situación sin salida desde el
punto de vista de la simple descripción concreta de los hechos brutos.
T arde o tem prano se impone entonces u n a nueva actitud experimental,
cuya observación demuestra que en m uchos casos se esboza a partir del nivel
concreto pero que sólo se generaliza en el nivel formal: trátase del intento
realizado para disociar los factores. E n este capítulo de conclusiones inten
tamos comprender: a ) bajo qué formas aparece; V) bajo qué formas se gene
raliza y por qué se generaliza tardíamente y, por último, c) cómo conduce
necesariamente a u n a combinatoria.
a) Existen ya ciertas formas de disociación de los factores en el nivel
concreto que m erecen u n atento examen. El sujeto del estadio II, al intentar
decidir si un factor determ inado desempeña o no u n papel en un resultado
dado, ya es capaz de realizar algunos procedimientos, algunos de pura obser
vación y los otros de experimentación. En los casos que corresponden al
prim er tipo, hay que mencionar aquellos que le perm iten al sujeto excluir
u n factor atribuyéndolo al azar. Por ejemplo, en la experiencia de los ima
nes (cap. V I) el sujeto, cuando ve que el disco se detiene sobre un color
determinado, puede sentirse inclinado a atribuirle una cierta causalidad: la
observación de las distribuciones fortuitas le perm itirá rechazar esta afirma
ción. A quí no debe confundirse disociación y exclusión: 3a disociación in
terviene gracias a la observación misma, que muestra casos en que el color
en cuestión está a veces presente y a veces ausente. A partir de esta diso
ciación por presencia o ausencia del factor en la observación, el sujeto del
nivel concreto procede entonces en algunas situaciones a una disociación
propiamente activa y experimental, y él mismo provoca la intervención o la
supresión del factor: así, en la experiencia del péndulo (cap. IV ) podrá
verificar el papel eventual del impulso empujando a veces al péndulo y otras
absteniéndose de sum ar todo impulso al movimiento de caída.
Pero se comprueba que, en estos dos casos (observación o experimen
tación), la disociación de los factores propia del nivel concreto es una diso
ciación por negación, vale decir, q u e el factor cuyo papel se cuestiona a
veces está presente, y otras ausente (observación), o a veces se lo introduce
y a veces se lo descarta (experim entación). Se trata pues exclusivamente
de transformaciones por inversión o negación y no por reciprocidades, por
lo tanto, de la primera forma de reversibilidad y no de las dos. E n los casos
en que u n factor no puede excluirse, porque necesariamente se encuentra
siempre presente (ejem plo: el peso de un objeto, la longitud de u n a vari
lla, etc.), los sujetos del nivel concreto no saben cómo separarlo y sólo
consiguen hacerlo variar para verificar su papel: no consiguen pues neutra
lizarlo en algunos casos sí y en otros no, como lo harán los sujetos del
estadio III.
U n a segunda diferencia entre esas disociaciones elementales del esta
dio II y la disociación formal de los factores, en el caso de dos o varios
factores x, y, etc., reside en que el sujeto sólo introduce o elimina el fac
tor x para examinar si éste desempeña u n papel activo y no para es
tudiar las variaciones de y: por ejemplo, en el caso del péndulo, sólo
introduce o separa al impulso para examinar si ese. factor ejerce u n a acción
y no para analizar los efectos de la longitud del hilo, etc. Por el contrario,
los sujetos del nivel formal descartarán u n factor a' no sólo para controlar
su influencia, sino también para analizar la de y sin perturbación alguna
por parte de x. Ahora bien, esta segunda diferencia es más importante aún
que la primera y sin duda alguna nos entrega su razón.
V) Los dos descubrimientos propios de los comienzos del nivel formal
son pues la posibilidad de disociar los factores m ediante una neutralización
así como mediante u n a exclusión, y la separación necesaria de un factor no
sólo para analizar su acción, sino tam bién para poner en evidencia la de
los otros factores presentes: estas dos novedades son las que perm itirán gene
ralizar la disociación a todos los casos del estadio III (con realización aca
bada en el subestadio I I I B ) . P or ejemplo, sea u n a varilla de meta] blando
bastante larga cuya flexibilidad es superior a la de una varilla de acero
corta: en ausencia de una disociación entre los factores metal y longitud, no
se puede llegar a la conclusión de si la primera se dobla más porque es de
metal blando o porque es más larga. Los sujetos del estadio concreto salen
del paso (cuando obtienen la solución) m ultiplicando las correspondencias
y comprobando que a veces el metal b landa es u n a causa y a veces lo es
la longitud, pero, como toda varilla tiene una m ateria y una longitud espe
cífica, no sólo no pueden excluir uno de estos factores para analizar al otro,
sino que incluso n i piensan en hacerlo. Por el contrario, los sujetos del
nivel formal saben ( a m enudo lo saben a partir del subestadio I I I A y siem
pre lo saben en el I I I B ) que para manifestar el papel de metal hay que
descartar el factor longitud y recíprocamente; esto se consigue mediante
una variación por adjunciones o supresiones del factor restante. Además,
saben que para descartar el factor no analizada no sólo es posible suprimirlo
cuando lo perm ite su naturaleza, sino que además se lo puede neutralizar
mediante una simple igualación cuando su naturaleza excluye la supresión:
m antendrán pues iguales longitudes para estudiar el papel del m etal y recí
procamente.
Se trata entonces, y aquí reside el problema central desde el punto de
vista genético, de explicar cómo estos dos descubrimientos se efectúan te
niendo como punto de partida los poderes limitados del nivel concreto.
El punto de partida de estas nuevas actitudes debe buscarse sin duda
alguna en una inversión del sentido que a su vez es el resultado de la
complicación creciente de los resultados a los que conducen los métodos
concretos. E n efecto, los sujetos del nivel II progresan continuamente ante
una dificultad, m ultiplican las correspondencias y los intentos por establecer
nuevas relaciones, esperando que la situación se aclarará junto con la abun-
dancía de los hechos. Tarde o temprano habrá que retroceder en el camino
recorrido poique, frente a relaciones demasiado complejas, los factores no
actualmente analizados actuarán como elementos perturbadores. Aparece
entonces la conducta característica del nivel III que consiste, en presencia
de las asociaciones xy , en descartar y para estudiar x sin interferencias per
turbadoras, y recíprocamente. L a necesidad de excluir u n factor para m o
dificar al otro nace pues de una. inversión de sentido en la construcción de
las correspondencias, que tienden a hacer abstracción o a disociar en vez
de multiplicar o asociar, y ello por la complejidad excesiva y las contra
dicciones propias de la experiencia bruta.
Luego, algunos factores pueden descartarse por inversión o negación,
pero no sucede así p ara todos los factores. La segunda novedad característica -
del estadio I I I consiste entonces en generalizar esta exclusión de los factores
perturbadores al caso en que éstos no supongan una negación: lo que en
tonces se niega ya n o es uno de los términos (propiedad o acontecimiento)
sino la diferencia entre ellos. E n otras palabras, el factor que debe excluirse
simplemente se neutraliza por igualación de los términos presentes, lo cual
constituye u n a reciprocidad y ya no u n a inversión: por ejemplo, para poner
de manifiesto el factor metal x de una de las varillas comparadas, el sujeto
mantendrá iguales las longitudes y, esta equivalencia resultante de la supre
sión de las diferencias entre las longitudes de las dos varillas, como la nega
ción 0 resulta de la supresión del factor mismo en el caso del impulso,
etcétera.
De ahí se sigue que la disociación de los factores propia del nivel for
mal, al utilizar las dos formas de reversibilidad de modo paralelo y al con
vertirlas en funcionalm ente equivalentes, introduce una. reversibilidad por
reciprocidad y al mismo tiempo por inversión: se ve la importancia de este
hecho en lo que se refiere a la construcción de las estructuras de conjunto
propias al estadio III.
c) Tenem os aú n que mostrar cómo estas dos novedades necesariamente
provocan la constitución de una combinatoria. En efecto, una vez que el
sujeto se ubica en la vía de la disociación de los factores se encuentra ante
nuevas posibilidades. Por ejemplo, después de haber disociado al factor lon
gitud del factor m etal, en el caso de la flexibilidad, debe neutralizar los
factores espesor, form a de sección, etc,, y, dado el método mismo que adopta,
se ve llevado a preguntarse sin cesar si no se ha olvidado de algo. ¿Cómo
puede entonces obtenerse alguna seguridad? Por supuesto, en primer lugar,
mediante la asociación de todos estos factores entre sí por la comparación
2 a 2, 3 a 3, etc.; pero ello corresponde aún a simples operaciones multi
plicativas del nivel concreto (cuadros de 2, 3, . . . entradas) y.ya compro
bamos bastante hasta qué punto estas asociaciones o correspondencias m ulti
plicativas siguen siendo insuficientes para la solución de los problemas, por
más que sea necesario comenzar por establecerlas. Sólo después, una vez
construidas estas asociaciones de base, aparece una elección de las combi
naciones probatorias dentro del conjunto de las combinaciones posibles.
Por lo tanto aquí es donde aparece necesariamente la combinatoria. E n
efecto, puede concebirse que cada u n o de estos factores asociados actúe
separadamente, por su propia cuenta, y entonces la combinación probatoria
consiste en hacer variar a uno m anteniendo invariable a los restantes (e n el
caso de la flexibilidad: cap. I I I ) . Pero también puede concebirse que dos
o tres factores deban intervenir de modo simultáneo para provocar el efecto
observado (e n el caso de los colorantes: cap. V II). O también puede ser
que el factor interviniente sea u no u otro, pero cada uno con exclusión del
otro, o uno en sentido inverso a los otros (como el decolorante del cap. V II),
etcétera. Resulta pues evidente que la disociación de los factores desemboca,
según los casos, en un cierto núm ero de posibilidades distintas que se tradu-
cen m ediante implicaciones, equivalencias, disyunciones, conjunciones, ex
clusiones, incompatibilidades, etc. C uando estas posibilidades ya existen
en la mente del sujeto, vale decir, cuando éste posee de antemano, en virtud
de sus adquisiciones anteriores, una gama suficiente de combinaciones posi
bles, resulta claro que ellas son las que orientan la disociación de los fac
tores, m ediante u n rebote fácil de comprender. Pero si el sujeto aún las
ignora y llega a descubrir el medio de disociar los factores al final del perío
do de las operaciones concretas, entonces esta disociación lo conduce por sí
misma a esta combinatoria, porque las combinaciones probatorias varían
según las situaciones y porque, en cada situación, el descubrimiento de la
combinación probatoria (descubrim iento que es el resultado de la disocia
ción de los factores) supone u n a elección entre las asociaciones posibles.
Por ejemplo, para dos factores x y y, el solo hecho de hacer variar a x de
jando a y invariable (por lo tanto xy -f- xy) constituye u n a elección de la
combinación probatoria (x y -f- x y ) entre las 4 asociaciones posibles (xy -f-
-j- xy xy -f- x y ). En u n a palabra, la disociación de los factores desemboca
necesariamente en la combinación n a n de las asociaciones de base entre sí,
por lo tanto, en la sustitución de la combinatoria característica del “conjunto
de las partes” por las simples operaciones de multiplicación o corresponden
cia que engendraron estas asociaciones de base.
(0)
( O ; ( 2 ) ; ( 3 ) ; (4 )
( 1 + 2 ) ; (1 + 3 ) ; ( 1 + 4 ) ; ( 2 + 3 ) ; (2 + 4 ) ; (3 + 4)
( 1 + 2 + 3 ) ; (1 + 2 + 4 ) ; (1 + 3 + 4 ) ; ( 2 + 3 + 4 )
( 1 + 2 + 3 + 4)
§4. LA P U E S T A E N F U N C IO N A M IE N T O D E L SIST EM A
D E LAS 16 O P E R A C IO N E S B IN A RIA S Y LA N A T U R A LEZ A
D E L R A Z O N A M IE N T O FO R M A L
(p • q v p • q v p • q ) • (q ■ r v q • r v q • r) =
= P • q • r v p ■ q • x v p ■q • r v p - q • ?
E l grupo IN R C .
lógicas) cuya necesidad el sujeto puede experimental para la solución de
algunos problemas y que logra entonces elaborar de modo espontáneo (o
simplemente logra comprender, vale decir, reelaborar, en el caso en que la
enseñanza escolar se refiera a estas nociones) mientras que hasta entonces
era incapaz de hacerlo.
Estamos pues an te u n fenómeno psicológico de gran interés: la apari
ción sincronizada de u n conjunto de nociones u operaciones cuyo parentesco
n o se percibe de entrada Cporque no son interdependientes como lo son
las 16 operaciones binarias) y que, no obstante, son solidarias entre sí en
virtud de vínculos m ás profundos cuyas raíces deben buscarse en la estruc
tura combinada del reticulado y el grupo; estructura que corresponde al
pensamiento formal.
Si n o se discierne de entrada su parentesco, es porque el sujeto cons
truye estos esquemas operatorios de tal manera que en apariencia resulta
análoga a aquella con la que elabora las diversas nociones que le son útiles:
m ediante las operaciones proposicionales, peto en función de las necesidades
imprevisibles resultantes de las condiciones de la experiencia y la naturaleza
de los problemas. P or ejemplo, durante las experiencias descriptas en los
caps. I a VI, los sujetos del estadio III elaboraron, gracias a sus operaciones
formales, nociones como las leyes de la flexibilidad, las oscilaciones del pén
dulo, la igualdad entre los ángulos que intervienen en los rebotes de una
bola, la flotación de los cuerpos, etc. Ahora bien, ninguna de estas nocio
nes es formal en su estructura misma: es cierto que sólo aparecen en el
nivel formal porque se tuvo que emplear operaciones formales para descu
brirlas o construirlas; pero no son formales en tanto nociones, puesto que su
naturaleza es de carácter sobre todo experimental o porque participan de la
geometría de los cuerpos físicos. Sin embargo, entre las nociones u opera
ciones que el sujeto aparentem ente construye de la misma manera, dedu
ciéndolas o inventándolas durante la búsqueda de y posteriormente a las
combinaciones experimentales, existen algunas que vuelven a aparecer en las
situaciones más variadas o cuando se presentan los problemas más diversos
y que, en el análisis, m uestran caracteres u n poco diferentes.
Estas son, por ejemplo, la noción de las proporciones que intervienen
en problemas que n o guardan relación alguna de contenido entre sí, la no
ción del equilibrio en tre la acción y la reacción, la de probabilidad com
binatoria o también las operaciones matemáticas de combinaciones, etc. Es
tas nociones tienen entonces los tres caracteres comunes siguientes: 1) son
más generales que las precedentes y constituyen así esquemas operatorios
susceptibles de aplicaciones variadas más que nociones en sentido estricto;
2 ) desde el punto de vista de su formación psicológica, se las descubre me
nos en los objetos q u e se las deduce o abstrae a partir de las estructuras del
sujeto; 3) todas presentan algún parentesco con las estructuras del reticulado
y del grupo v varias de ellas con el grupo de las inversiones y reciprocida
des (ÍN R C ).
Estos son los ti es caracteres que constituyen el interés de la aparición
simultánea de estos esquemas en los comienzos del estadio formal ( I I I A o B ) :
en la medida en que estos esquemas operatorios participan de la estructura
de conjunto que constituye la forma de equilibrio propio del pensamiento
formal, uno puede preguntarse, en efecto, si la capacidad de construir estos
esquemas (capacidad que, repitámoslo, no se manifiesta necesariamente sino
que se actualiza cuando lo exige la naturaleza de los problemas que deben
resolverse) no constituye u n a de las manifestaciones de estas transformacio
nes virtuales inherentes a toda forma de equilibrio, en particular, cuando
esta forma es una estructura tan compleja como el grupo y el reticulado
sumados que caracterizan al sistema de las operaciones formales.
la situación tam bién es m ixta: cada elem en to es u n a u n idad , pero elegid a dentro de
u n con jun to cualitativam ente d efin id o (co lo res). N o resulta posible, sí u n o se atiene
a los pocos ejem plos d e com binatorias q u e hem os citado, decidir cuáles son m ás sim ples
y cuáles m á s complejos: si la com binatoria proposicional es puram ente lógica, presenta
u n a d ificu ltad variable segú n Jos datos presentados; en cuanto a los otros dos casos,
presentan u n a m ezcla d e estructuras ló ^ c a s y m atem áticas y n o p u ed en compararse
sin equívoco con los prim eros.
mos que la diferencia esencial entre las agrupaciones concretas y la lógica
del estadio III se, debía precisamente a la ausencia o presencia de tal carácter.
Resulta inútil, por último, recordar en qué se relaciona con la estructura
del reticulado y la construcción del “conjunto de las partes”. N o obstante,
quisimos volver sobre las operaciones combinatorias para convertirlas en el
primer “esquema operatorio” considerado en este capítulo: en efecto, las
operaciones combinatorias n o pertenecen al conjunto de los operadores pre
posicionales (§ 3 ) y n o derivan de ellos; por el contrario, constituyen la con
dición previa de su elaboración, lo cual es m uy diferente, y, por otra parte,
pueden generalizarse a nuevas situaciones desde el momento en que sirven
para esta elaboración. Estos diversos caracteres psicológicos m uestran así que
las operaciones combinatorias sumergen su raíz en u n a realidad más profun
da: la estructura de la cual estos operadores preposicionales surgieron y estas
operaciones expresan ciertas leyes de totalidad de esa estructura,
a Ca
Ra Na
Por ejemplo:
pvq p -q psq p -q _
--------— _ ------- o __—„ = ----- — etc., que v en h can las propiedades (1) a ^4)
p /q p •q <j 3 p p •q
p •q q , ,, p •q q [p l
------ - = -------- cuya íorm a completa e s ------- - = --------
P ?vq P [q] pvq
T_ p q _ _ _„
p = Rq y — = — de donde p • p q ■q yp v p = q v q
<1 P
p p _ _
■— = R — de donde p • q = R (p • q ) '
q q
y por lo general el razonamiento del sujeto se presenta bajo esa form a: au
m entar el peso y dism inuir la distancia (p ■’q ) equivale a lo mismo (R =
= compensa) que dism inuir el peso y aum entar la distancia.
Una vez en posesión de estos dos esquemas el sujeto puede luego in
sertar los valores numéricos que sus mediciones le proporcionan, ya que
2fi Por ejem plo, en e l correlato 'lo s p elos son a los M am íferos com o ¡as plum as
son a los Pájaros”, llam em os A i a los órganos epidérm icos q u e in clu yan a lo s pelos
y las plum as 5' A \ a lo s otros órganos; y llam em os A ¡ a los órganos de los M am íferos y
A'-j a los de los Pájaros (p u esto q u e Ai + A 'i = Bi y A» -J- A'» = Bs). S e tiene, enton
ces el correlato A iA a/B iA » = A ^ V B iA '» . Pero no p u ed e concluirse q u e (A tA » -j-
- f B iA 'i) = (B iA s 4 - A iA '2) (v a le decir, los p elos d e los M am íferos m ás los órganos
de los Pájaros = los órganos d e los M am íferos m ás las p lu m as de los Pájaros}, -Etc.
Las sim ilitudes de la s relaciones se acercan en cam bio más a las proporciones preposi
cionales, pero a co n d ición de n o referirse sin o a relaciones idénticas entre sí.
** V éase P ia g et, Les notíons ie mnuveme.nl et de vitesse ¿hez Yenfant, París,
Presses U niversitaires de F la n ee, 1946, caps. V y V U L
a derecha,, y luego volver de derecha a izquierda mediante una operación in
versa que anula la anterior. Asimismo, comprenden que si el caracol se
m antiene quieta, un movimiento de izquierda a derecha del tablón lo con
ducirá al mismo punto (e n relación con referencias exteriores) que si hubie
ra caminado soío y que eí movimiento inverso ¡o volverá a llevar al punto de
partida. Pero hay que esperar el nivel de las operaciones formales para que
aparezcan las previsiones correspondientes a estas dos clases de movimientos
simultáneos, ya que en este caso se trata de coordinar entre sí dos sistemas
de referencia, uno móvil y el otro inmóvil. Por ejemplo, una de las dificul
tades consiste en comprender que u n movimiento de izquierda a derecha del
caracol pueda ser compensado con u n desplazamiento de derecha a izquierda
del tablón; en este caso el caracol se queda entonces en su lugar (en relación
con el sistema de referencia inm óvil) sin haber realizado desplazamiento in
verso alguno.
Asimismo, hicimos desfilar a u n ritmo y u n a velocidad uniformes una
cierta cantidad de pequeños ciclistas ante un observador, y nuestro problema
fue averiguar si vería más ciclistas, en u n mismo tiempo., permaneciendo
en su lugar frente a la puerta, caminando en sentido inverso al de los ciclis
tas o desplazándose en la misma dirección que ellos. D e nuevo el problema
sólo se resuelve en el -estadio III y por las mismas razones. Pero en este
nivel el sujeto m uestra u n a adecuada comprensión de la relatividad: por
ejemplo, u n sujeto nos dijo que si el observador se mueve hacia los ciclistas
"sucede como si no se moviera y como si los ciclistas fuesen más rápido’'.
E n realidad, en estos problemas la dificultad consiste en distinguir y
componer dos clases de transformaciones: 1) la anulación (por ejemplo
cuando el caracol vuelve de B hacia A después de haber ido de A hacia B ),
y 2 ) la compensaáón (p o r ejemplo cuando el caracol se mueve de A ha
cia B mientras que se desplaza al tablón de B hacia A ). Se trata pues de la
coordinación de dos sistemas que suponen cada uno una operación directa
y una inversa, pero u n o de los sistemas se encuentra respecto del otro en
una relación de compensación o simetría.
Ahora bien, se percibe de inmediato que esta coordinación es realizada
precisamente por el grupo 1N R C , puesto que N es la inversa de I y C la de
R, mientras que R. representa respecto de I una relación de simetría o com
pensación (reciprocidad). El problema consiste pues en distinguir la inver
sión N de la reciprocidad R al mismo tiempo q u e coordinarlas, y por ello su
solución no puede encontrarse sino en el nivel formal gracias a la interven
ción de u n esquema basado en el grupo IN R C .
E n efecto, si llamamos I al movimiento de A hacia B realizado por eí
caracol, N será su movimiento de B hacia A; R será el movimiento de B
hacia A realizado por el tablón (por lo tanto, R = C de N ) y C será el
movimiento de A hacia B también realizado por el tablón (por lo tanto,
C de I — N de R ). Pero resulta inútil desarrollar más profundam ente este
esquema de razonamiento cuyo equivalente analizaremos ahora a propósito
del equilibrio mecánico.
IV. La noción de equilibrio mecánico. — Cuando los diversos procesos
en juego en u n sistema en equilibrio mecánico pueden comprenderse direc
tamente gracias a la configuración perceptiva, como sucede en el caso de
una balanza con platillos fijos, donde las distancias a partir del eje 110 varían
y donde los elementos en equilibrio tienen la misma naturaleza (pesos) y
actúan de modo visible en sentidos contrarios entre sí, el sujeto no tiene gran
dificultad en captar esa igualdad de sentidos opuestos y logra hacerlo ya
desde el estadio concreto. Pero en este caso no puede hablarse de u n es
quema general del equilibrio, ello resulta claro desde, el momento en que se
coloca al sujeto ante u n dispositivo cuyos elementos en equilibrio ya no tie
nen la misma naturaleza y, sobre todo, cuya acción es la única visible m ien
tras que la reacción permanece invisible, salvo en cuanto a sus resultados.
La tardía aparición del principio de la igualdad entre la acción y la reacción
en la historia de las ciencias, desconocido por los griegos, constituye un
ejemplo suficiente de la existencia de esta dificultad. Asimismo, desde el
punto de vista individual, el esquema general del equilibrio no se constituye
antes del nivel de las operaciones formales; se trata ahora de comprender
por qué es así.
Existe para ello una primera razón m uy natural: 1a. noción de equilibrio,
que supone una compensación entre las transformaciones virtuales del siste
ma, constituye un ejemplo típico de nociones que establecen una conexión
entre lo real y lo posible y requiere entonces la constitución previa del pen
samiento formal, instrum ento adaptado especialmente para el tratamiento de
los posibles. Pero si sólo existiera esta razón, podría considerarse a la noción
de equilibrio como u n a de aquellas nociones que presuponen las operaciones
proposicionales como condiciones de su descubrimiento sin que por ello su
estructura misma sea formal.
A la primera razón se le suma pues una segunda que esta vez conduce
a la comparación del esquema del equilibrio con los esquemas operatorios de
combinación y proporción, de los que hemos examinado por qué razón son
formales en su estructura y no sólo en cuanto a los medios utilizados en su
constitución. La noción de equilibrio supone, en efecto, simultáneam ente la
distinción y la coordinación íntim a de las dos formas complementarias de
la reversibilidad: la inversión y la reciprocidad. E n u n estado de equilibrio,
hay inversión siempre que se m odifiquen los elementos del sistema por una
adjunción o una supresión, por lo tanto, cuando se producen transformacio
nes cuya forma de compensación es la operación nula. Por otra parte, hay
reciprocidad cuando las transformaciones de sentidos contrarios no se anulan
(la operación nula significa la ausencia de acciones) sino que sólo se com
pensan m ediante la equivalencia: la igualdad de la acción y la reacción cons
tituyen la forma general de esta compensación por reciprocidad. Además,
en este caso la inversión y la reciprocidad son siempre solidarias entre sí: al
añadir o suprimir ciertos elementos en una parte del sistema (inversión), se
modifican al mismo tiempo las relaciones de reciprocidad entre esta parte del
sistema y las que lo equilibran; para modificar, en retomo, a la equivalen
cia (reciprocidad) entre los elementos que actúan en sentidos contrarios,
hay que suprimir o añadir algo, éste constituye una transformación por in
versión.
Ahora bien, esta interdependencia de las transformaciones por inversión
y reciprocidad implica una estructura formal. En efecto, como ya lo hemos
visto (§ 1), estas dos formas de la reversibilidad pueden reunirse en u n siste
ma único sólo en el plano de las operaciones formales. Contrariam ente a las
agrupaciones elementales que provienen de la inversión (clases) o bien de
la reciprocidad (relaciones), todas las operaciones proposicionales suponen
una inversa (IV), una recíproca (R ) y una correlativa (C ), vale decir, la in
versa de la recíproca. Con la transformación idéntica (I), estas transforma
ciones constituyen entonces u n grupo conmutativo tal que:
N R = C ; CR = N ; CN = R y N RC = I
F-q p-q
p •q p •q
donde
( p • q ) • ( p •q ) = Cp • q ) • Cp • q ) = 0 ;
( p • q ) v (p ■q ) = N [(p • q ) v (p ■ q)]
Cp • q ) V (p •q ) = N [Cp • q ) v Cp • q)3 , Y
Cp • q ) v (p •q ) = N [Cp • q ) v Cp • q)]
30 Para la noción, de proporción lógica negativa, véase Piaget, Essai sur les
transformatiens des opératiom hgiqtt.es, París, p h if, 1 952, A p én d ice, págs. 226-227.
o pierde en una de sus dimensiones queda compensado por lo que pierde o
gana en las otras dos. Ahora bien, se trata en efecto de u n a compen
sación multiplicativa y que implica, como siempre, la construcción de pro
porciones posibles. Tomemos por ejemplo un paralelepípedo de 3 X 4 X 5
unidades que se transforma en otro de 6 X 3 X 3,33 • • • Resulta claro que,
si hay conservación del volumen a través de una compensación m ultipli
cativa de las dimensiones, es porque cuando se duplica el valor de uno de
los lados (d e 3 a 6 ) disminuye en la mitad el producto de los otros dos
(4 X 5 = 20 y 3 X 3,33 . . . =r 10). La compensación descansa pues sobre
una proporción tal que:
a.i b-a X Cj.
• •—- ~ — — o alguna o to semejante.
a-2 bj. X c-i
§ 6. LA E S T R U C T U R A D E C O N J U N T O DE LAS O PE R A C IO N E S
FO RM A LES E N T A N T O FO R M A D E E Q U IL IB R IO FIN A L
D E LAS O P E R A C IO N E S M E N T A L E S ■
E L P E N S A M IE N T O D E L A D O L E SC E N T E
7 Para 3a relación entre personalidad y obra, véase I. M eyerson, Les fon o tio n s
psychohgfttues et Ies oeuvres (Yrin),
En suma, las adquisiciones afectivas fundamentales de la adolescencia
son paralelas a sus adquisiciones intelectuales. Para poder comprender el
papel de las estructuras formales del pensamiento en la vida misma del ado
lescente, tuvimos finalm ente que insertarlas en la personalidad entera. Pero,
a su vez, no se comprendería del todo la formación de esta personalidad sin
englobar en su interior también las transformaciones del pensamiento y, en
consecuencia, la construcción de las estructuras formales.