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Ejercicio 2: Realiza un resumen de la unidad No.

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La Guerra Fría.
La Guerra Fría fue uno de los mayores conflictos militares, económicos, culturales y
sociales del siglo XX, que enfrentó ideológicamente a las dos superpotencias de la
época: la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas (URSS) y los Estados Unidos de
América (EEUU), por la supremacía del mundo. Los primeros eran promotores del
modelo comunista, mientras que los últimos defendían el modelo capitalista.
Formalmente, la Guerra Fría inició tras el fin de la Segunda Guerra Mundial en 1945, y
culminó en diciembre de 1991 con la disolución política de la Unión Soviética y el
triunfo mundial del modelo capitalista.
La Guerra Fría fue un conflicto central en la historia contemporánea, que cambió para
siempre el balance internacional de poderes y dejó una huella permanente en la
configuración política, económica y social de regiones enteras. Además, marcó una
época de tensiones mundiales, en la que surgió por primera vez el miedo a una guerra
atómica, cuyos efectos devastadores podrían poner en jaque la vida humana en el
planeta.
Las causas de la Guerra Fría pueden resumirse en:
El miedo y el sentimiento anticomunista que el surgimiento del comunismo
desató entre los sectores de poder en Europa y Estados Unidos, a partir de la
Revolución Rusa de principios de siglo XX, y del estallido de la Guerra Civil
China en 1927.
El derrumbe de Europa como potencia mundial tras la Segunda Guerra Mundial,
cediendo su lugar en el orden mundial a Estados Unidos y a la Unión Soviética,
los dos países que vencieron a los nazis.
Las tensiones propias del reparto político-territorial de Alemania entre las
fuerzas aliadas de Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia, por un lado, y la
Unión Soviética, por el otro, especialmente cuando empezó el flujo masivo de
pobladores hacia las naciones occidentales, escapando del comunismo.
La creciente injerencia estadounidense en Europa, fruto tanto de la Segunda
Guerra Mundial, como del Plan Marshall de recuperación económica con el que
los Estados Unidos impulsaron a Europa a levantarse más rápidamente.
La ocupación rusa de los territorios europeos del Este, previamente conquistados
por los nazis, desde su liberación en 1945 por parte de las fuerzas militares de la
Unión Soviética.
Las consecuencias de la Guerra Fría fueron inmensas y profundas en la historia
contemporánea, y pueden resumirse en:
La reconfiguración del poder mundial, pues tras el derrumbe de la Unión
Soviética, Estados Unidos se convirtió en la única superpotencia del mundo y
pasó a ejercer libremente su hegemonía cultural.
El final de la utopía comunista, no sólo porque la Unión Soviética no sobrevivió
al prolongado conflicto con Occidente, sino porque los horrores de sus
gobiernos revolucionarios iniciales y las penurias económicas a las que fue

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sometida su población posteriormente pasaron a ser de público conocimiento.
Esta desilusión ideológica marcó el final del siglo XX y el inicio del mundo
hiper-capitalista globalizado.
La ruptura entre China y la Unión Soviética, a partir de la década de 1950, y la
división del mundo comunista entre la vertiente leninista y la maoísta. Esto
permitió un acercamiento importante entre Estados Unidos y China durante la
década de 1970.
La instauración de dictaduras y el inicio de guerras civiles, en numerosos países
del llamado Tercer Mundo, en los que ambas potencias tomaban participación y
elegían bando. Las crueles dictaduras anticomunistas de la América del Sur, por
ejemplo, fueron respaldadas por Estados Unidos, lo mismo que las dictaduras
comunistas asiáticas y del Este de Europa, por la URSS.
La pérdida de millones de vidas humanas en los conflictos subsidiarios que se
dieron a lo largo y ancho del planeta, pero especialmente en las regiones de
influencia inmediata de cada potencia: el Asia menor, América Latina, y en
menor medida, África y Medio Oriente. Muchas naciones cambiaron para
siempre su destino a raíz de estos conflictos.
La reunificación alemana en 1989, tras el derrumbe del muro de Berlín y la
obvia inferioridad económica, comercial y cultural de la República Democrática
Alemana (RDA) que a partir de entonces dejó de existir.
Fin de la Guerra Fría
La Guerra Fría culminó formalmente con el desplome de la Unión Soviética en 1991,
luego de años de crisis y de una merma significativa en su influencia internacional.
Ya en los últimos años de la década de 1980 su capacidad de inyectar recursos e
influencia en las naciones socialistas del Este de Europa había sufrido numerosos
embates. Además, muchos de sus antiguos aliados ideológicos comenzaron de un modo
u otro la transición hacia el libre mercado.
Los procesos de cambio y restructuración emprendidos durante el mandato de Mijaíl
Gorbachov (1931-), conocidos como perestroika (restructuración) y glásnost (apertura)
intentaron atajar el derrumbe económico y social del coloso soviético, pero al mismo
tiempo fueron interpretados como un reconocimiento internacional del fracaso
comunista.
En ese período, muchas de las naciones que conformaban la URSS comenzaron sus
respectivos procesos de independencia, desmembrando la nación luego de 73 años de
existencia.

Caída del Muro de Berlín y el desarrollo de la democracia capitalista.


En septiembre de 1990, un mes antes de la reunificación alemana, las cuatro potencias
aliadas y los dos Estados alemanes firmaron un tratado en Moscú, el Tratado Dos más
Cuatro, a través del cual se puso fin a los derechos y las responsabilidades de los
poderes aliados respecto de Alemania. Las fuerzas soviéticas que todavía se ubicaban en
la Alemania Oriental completaron su retiro el 31 de agosto de 1994 y una semana
después le siguieron las fuerzas aliadas.

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La caída del muro fue el resultado de un largo proceso. Entre las causas que le dieron
inicio se encuentran la situación de ruina económica de los países de Europa Central
Oriental que se hallaban bajo regímenes comunistas y la apertura de fronteras entre
Austria y Hungría en mayo de 1989 debido a la gran cantidad de alemanes que viajaban
a Hungría para pedir asilo en las distintas embajadas de la República Federal Alemana.
Este hecho motivó enormes manifestaciones en Alexander Platz que llevaron a que, el 9
de noviembre de 1989, el Gobierno de la RDA afirmara que el paso hacia el oeste
estaba permitido. Ese mismo día, miles de personas se agolparon en los puntos de
control para poder cruzar al otro lado y nadie pudo detenerlos, de forma que se produjo
un éxodo masivo.
Entre 1989 y 1991, el mundo experimentó, en secuencia rápida, una serie de
acontecimientos drásticos para la historia de Alemania y el mundo debido a lo que
significaron. La dimensión de la caída del muro se multiplicó de forma exponencial al
representar no solo el inicio de la reunificación alemana, una nación que debió
permanecer separada forzosamente, dividiendo a una nación, sino que este suceso
también representa hasta hoy la caída del bloque comunista y la piedra angular del fin
de la Unión de Repúblicas Soviéticas, y la independencia de muchos países que dejaron
de formar parte de la Confederación para pasar a ser países soberanos. Dejaron atrás el
régimen soviético para, en la mayoría de los casos, transformarse en repúblicas
democráticas.
La democracia en Alemania, además de ser el sistema político y la forma de gobierno,
se transformó en un símbolo de libertad y de unión para todo el pueblo alemán, que
después de décadas de vivir separado y bajo condiciones de aislamiento, lo que fomentó
la divergencia entre las idiosincrasias germano-occidental y germano-oriental, pudo
ejercer el control total de su nación e incluir a la totalidad de sus habitantes, sin sufrir
por falta de libertad de expresión e información.

Impacto de la caída de la Unión Soviética en las relaciones


internacionales.
Posterior al discurso político del ex presidente de la Unión de Repúblicas Socialistas
Soviéticas (URSS), Mijaíl Gorbachov en 1991, se derivó un reestructura miento en el
sistema internacional, a raíz del anuncio oficial de su desmembramiento territorial,
dando pauta para la reaparición de países que en un primero momento fueron soberanos,
conllevando así al ingreso de más miembros dentro de la Organización de Naciones
Unidas (ONU), que a su vez promovieron el cambio de representación legítima del
Estado soviético, siendo este, la Federación de Rusia (RUS); paralelamente, se
produjeron guerras civiles para determinar el estatus político a adquirir, aunado de
controversias de soberanía entre ellas por los nacionalismos y arraigo histórico;
asimismo, representó la finalización de la Guerra Fría, ocasionando la consolidación
del modelo occidental en términos de desarrollo. Por esta razón, el objetivo del presente
escrito es analizar las principales repercusiones políticas generadas tras la disolución de
la Unión de Repúblicas, tales como: conformaciones y proclamaciones de territorios
independientes, así como de reconocimiento limitado, establecimiento y mejoramiento
de las relaciones diplomáticas e instauración de un mundo multipolar en la dinámica de
las relaciones internacionales; que se detalla a continuación.

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Cabe destacar que, a partir de 1922 la URSS se institucionalizó formalmente, adoptando
un sistema político de carácter socialista (Krutogolov, 1976). En tal sentido, buscaba
consolidar su causa en el escenario internacional mediante reformas basadas en la
planificación estatal, de la mano con la exportación de su modelo político-económico a
terceros Estados, sin embargo, fue hasta la culminación de la Segunda Guerra Mundial
que logró un mejor posicionamiento frente a los demás actores interestatales,
permitiendo mayores adeptos a sus pretensiones de política exterior, dado que se había
convertido en una potencia mundial junto con los Estados Unidos de América (EE.UU).
En este marco, la desintegración de la URSS facilitó el aumento de más miembros en la
CEE (denominada posteriormente Unión Europea), lo que seguidamente provocó la
firma del Tratado de Maastricht en 1992, llevando consigo reformas importantes en el
proceso integrativo en aras de consolidar la unidad política y económica en el viejo
continente. Al mismo tiempo, la admisión de ellos también respondía a intereses
económicos, tales como: la búsqueda de otros mercados y la comercialización de sus
recursos naturales y energéticos. Cabe enfatizar que, pese a la existencia de
incertidumbre sobre los posibles inconvenientes para la consolidación de la integración,
no supuso un óbice en el momento de implementar medidas intempestivas después a su
adhesión como la creación de una moneda común (Euro), ni tampoco obstáculo en la
creación de normas comunitarias, las cuales tendrían que adecuar en su ordenamiento
jurídico, aun cuando subsistían sectores con un marcado arraigo soviético.
Por consiguiente, se estableció una nueva dinámica en las relaciones internacionales,
tanto a nivel de desarrollo económico como político, debido a los nuevos actores que
buscaban un protagonismo en la palestra mundial. En ese sentido, la interacción entre
los Estados cambió considerablemente siendo más asertiva y pragmática, cuestionando
el esquema de alineación hacia un polo de poder de cierta manera, donde estaría
promoviendo la creación de organismos regionales incluyentes, ocasionando el
incremento de las relaciones comerciales como diplomáticas, y mayor confianza en
participar en la introducción de problemáticas de interés dentro del multilateralismo,
siendo importante en la transformación del sistema internacional.
En conclusión, la disolución de la URSS significó una serie de repercusiones en el
sistema internacional, por un lado, permitió la reaparición de territorios que alguna vez
fueron independientes, quienes demandaron oportunamente su reconocimiento como tal,
los cuales atravesaron situaciones de crisis a nivel interno, por el surgimiento de
movimientos nacionalistas que pregonaban una división territorial, en aras de conformar
su entidad política. Por otra parte, posibilitó la apertura de una mayor interacción entre
los países de ambos bloques (occidental y oriental), donde anteriormente sus relaciones
diplomáticas se limitaban en cuanto a preferencias ideológicas; de igual manera, EE.
UU fue la mayor beneficiada en su posicionamiento político-económico frente a los
demás actores, tras la finalización de la guerra fría, y con ello, mantenerse firme con su
ideal imperativo de desarrollo.

Ejercicio 3: Repasando las dos guerras mundiales.


¿Cómo se llamó la política reformista que empleo Migail Gorbachov,
la cual puso fin a la Unión Soviética?

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La perestroika fue una reforma basada en la reestructuración del sistema económico
soviético realizada en la década de 1980.

¿Cómo se desarrollaron las relaciones diplomáticas durante la Guerra


Fría entre los países involucrados?
Las relaciones internacionales en los cuarenta y cinco años que siguieron a la
conclusión de la Segunda Guerra Mundial fueron dominadas por el conflictivo
enfrentamiento entre las dos superpotencias que emergieron como grandes triunfadoras
al acabarse la contienda en 1945: Estados Unidos y la Unión Soviética.
Por estos años, en el campo de las relaciones internacionales, se produjo el traspaso de
un mundo multipolar a un mundo bipolar, el cual se caracterizó por la permanente
amenaza de los dos polos de poder que constituían este “nuevo orden mundial”.
En este contexto de confrontación ideológica, se era capitalista o comunista; los
diferentes países del denominado “Tercer Mundo” se reconocían dentro de uno u otro
de los bandos en particular, pasando a ser territorios periféricos en los cuales se
desarrollaba verdaderamente esta “guerra”. La Argentina, como la mayoría de los países
del Bloque Occidental, estaba bajo la influencia del primero de los sistemas.

¿Cómo se desarrollaron las relaciones diplomáticas después de la


Guerra Fría y la disolución de la Unión Soviética?
En este marco, la desintegración de la URSS facilitó el aumento de más miembros en la
CEE (denominada posteriormente Unión Europea), lo que seguidamente provocó la
firma del Tratado de Maastricht en 1992, llevando consigo reformas importantes en el
proceso integrativo en aras de consolidar la unidad política y económica en el viejo
continente. Al mismo tiempo, la admisión de ellos también respondía a intereses
económicos, tales como: la búsqueda de otros mercados y la comercialización de sus
recursos naturales y energéticos. Cabe enfatizar que, pese a la existencia de
incertidumbre sobre los posibles inconvenientes para la consolidación de la integración,
no supuso un óbice en el momento de implementar medidas intempestivas después a su
adhesión como la creación de una moneda común (Euro), ni tampoco obstáculo en la
creación de normas comunitarias, las cuales tendrían que adecuar en su ordenamiento
jurídico, aun cuando subsistían sectores con un marcado arraigo soviético.
Por consiguiente, se estableció una nueva dinámica en las relaciones internacionales,
tanto a nivel de desarrollo económico como político, debido a los nuevos actores que
buscaban un protagonismo en la palestra mundial. En ese sentido, la interacción entre
los Estados cambió considerablemente siendo más asertiva y pragmática, cuestionando
el esquema de alineación hacia un polo de poder de cierta manera, donde estaría
promoviendo la creación de organismos regionales incluyentes, ocasionando el
incremento de las relaciones comerciales como diplomáticas, y mayor confianza en
participar en la introducción de problemáticas de interés dentro del multilateralismo,
siendo importante en la transformación del sistema internacional.
En conclusión, la disolución de la URSS significó una serie de repercusiones en el
sistema internacional, por un lado, permitió la reaparición de territorios que alguna vez
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fueron independientes, quienes demandaron oportunamente su reconocimiento como tal,
los cuales atravesaron situaciones de crisis a nivel interno, por el surgimiento de
movimientos nacionalistas que pregonaban una división territorial, en aras de conformar
su entidad política. Por otra parte, posibilitó la apertura de una mayor interacción entre
los países de ambos bloques (occidental y oriental), donde anteriormente sus relaciones
diplomáticas se limitaban en cuanto a preferencias ideológicas; de igual manera, EE.
UU fue la mayor beneficiada en su posicionamiento político-económico frente a los
demás actores, tras la finalización de la guerra fría, y con ello, mantenerse firme con su
ideal imperativo de desarrollo.

¿Cómo se desarrollaron las relaciones diplomáticas entre los Estados


Unidos y la Unión soviética?
Las relaciones entre los Estados Unidos de América y la Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas (1922-1991) sucedieron a las relaciones anteriores entre el
Imperio Ruso y los Estados Unidos de 1776 a 1917 y precedieron a las relaciones
modernas entre la Federación de Rusia y los Estados Unidos, que comenzaron en 1992.
Las relaciones diplomáticas plenas entre ambos países se establecieron en 1933, debido
a que se habían retrasado por la hostilidad mutua de los países. Durante la Segunda
Guerra Mundial, ambos países fueron brevemente aliados. Al final de la guerra, los
primeros signos de desconfianza y hostilidad de la posguerra comenzaron a aparecer
entre los dos países, escalando hacia la Guerra Fría; un período de tensas relaciones
hostiles, con períodos de distensión.

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