La reconfiguración del poder mundial, pues tras el derrumbe de la Unión Soviética,
Estados Unidos se convirtió en la única superpotencia del mundo y pasó a ejercer libremente su hegemonía cultural.
El final de la utopía comunista, no .sólo porque la Unión Soviética no sobrevivió al
prolongado conflicto con Occidente, sino porque los horrores de sus gobiernos revolucionarios iniciales y las penurias económicas a las que fue sometida su población posteriormente pasaron a ser de público conocimiento. Esta desilusión ideológica marcó el final del siglo XX y el inicio del mundo hipercapitalista globalizado.
La ruptura entre China y la Unión Soviética, a partir de la década de 1950, y la división
del mundo comunista entre la vertiente leninista y la maoísta. Esto permitió un acercamiento importante entre Estados Unidos y China durante la década de 1970.
La instauración de dictaduras y el inicio de guerras civiles, en numerosos países del
llamado Tercer Mundo, en los que ambas potencias tomaban participación y elegían bando. Las crueles dictaduras anticomunistas de la América del Sur, por ejemplo, fueron respaldadas por Estados Unidos, lo mismo que las dictaduras comunistas asiáticas y del Este de Europa, por la URSS.
La pérdida de millones de vidas humanas en los conflictos subsidiarios que se dieron a
lo largo y ancho del planeta, pero especialmente en las regiones de influencia inmediata de cada potencia: el Asia menor, América Latina, y en menor medida, África y Medio Oriente. Muchas naciones cambiaron para siempre su destino a raíz de estos conflictos.
La reunificación alemana en 1989, tras el derrumbe del muro de Berlín y la obvia
inferioridad económica, comercial y cultural de la República Democrática Alemana (RDA) que a partir de entonces dejó de existir.