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Polaridades

POLARIDADES

"Todo es doble; todo tiene dos polos; todo, su par de opuestos: los semejantes y los
antagónicos son lo mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza pero diferentes en
grado; los extremos se tocan; todas las verdades son semi - verdades; todas las paradojas
pueden reconciliarse"
EL KYBALION

El concepto de polaridades de la personalidad data desde los


tiempos bíblicos. Polaridades es usado hoy en terapia Gestalt, en
grupos de encuentro y de manera individual. Fritz Perls fue el
primero en usar polaridades como una teoría en sus
demostraciones en el instituto de Esalen, como una aplicación
centrada en los dos lados opuestos de la estructura de la
personalidad (top - dog y under - dog). Estas dos partes dialogan
usando la técnica de la silla vacía. El punto central de esta
confrontación es la integración de la personalidad en una sola
unidad, nuestra gestalt.

Polaridad está definida por el Diccionario de la Real Academia, en una primera acepción, como "la
propiedad de los agentes físicos para acumularse en los polos de un cuerpo"; y en la segunda
acepción -que es la que más nos interesa- como la "Condición de lo que tiene propiedades o
potencias opuestas, en partes o direcciones contrarias, como los polos".

La palabra polo de origen latino, polus y el griego polos, significan extremo. Fue significando poco a
poco el norte y de ahí, señaló el eje del mundo con sus dos extremos, con este significado de
extremo de los dos que se consideran opuestos. Los polos, los opuestos, los extremos no tienen
ninguna marca negativa, no apoyan una confrontación entre bueno / malo y capta la idea de un
continuo, de un proceso de principio y fin de algo, de un TODO, que tiene partes encontradas, incluso
opuestas pero no contradictorias. La polaridad tiene un significado que alude a unas
potencialidades, a una ambivalencia o a una dualidad, nunca a nada contradictorio y sí a un proceso
de búsqueda de esa totalidad en la que se incluyen los dos extremos. En cualquier aspecto de la
naturaleza, y en nuestro organismo TODO tiene su opuesto, como: noche-día, ying-yang, bueno-
malo, claro-oscuro, fuerte-débil. Cada parte de nosotros mismos tiene su opuesta, denominadas
polaridades. El principio de polaridad, encierra la verdad de que todas las cosas manifestadas tienen
dos lados, dos aspectos, dos polos, un par de opuestos con innumerables grados entre ambos
extremos.

Podríamos definir el yin y el yang como dos fuerzas independientes presentes en todo lo que nos
rodea y que siempre están en equilibrio. El yin es el elemento femenino y el yang es el elemento
masculino. Todos tenemos una parte yin (femenina) y todos poseemos una parte yang (masculina), y
lo importante no es que una de las dos domine a la otra, sino la vía del medio o el equilibrio donde
los dos polos se complementan y se equilibran.

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El yin no es solamente lo femenino también es la tierra, la luna, la


noche, la sombra, la quietud, el silencio, lo frío, lo blando, lo creativo, lo
intuitivo. El yang es lo masculino, el cielo, el sol, el día, la luz, la
actividad, el movimiento, lo ascendente, lo caliente, lo duro, lo agresivo,
lo racional.

Estas dos fuerzas generan ciclos constantes (como por ejemplo el


reposo y el movimiento) en el que cuando uno mengua, el otro
sobresale y viceversa (interacción).

Carl Gustav Jung se refiere a las polaridades como arquetipos culturales, los describe como la suma
de los componentes estructurales del inconsciente colectivo del individuo, una forma universal de
pensamiento o idea que contiene elementos de emociones y añade que estas manifestaciones
surgen en forma simbólica en los sueños, en los trastornos mentales (imaginación activa). Jung elige
al “demonio” co antagonista de Dios, al niño lo sitúa en contraste con el héroe, a la madre que quiere
a su hijo la polariza con la madre que odia a su hijo. Jung dice que todas estas características
contradictorias existen en el hombre como facetas que forman parte de su personalidad. Enfatiza
que los elementos básicos psíquicos, negados por la persona a nivel consciente, tienden a
desarrollarse en el inconsciente.

Considera que la personalidad contiene en esencia tendencias bipolares, como son Introversión
/extroversión, pensar/sentir, sensación/intuición. Jung percibe la vida psíquica del individuo como
compuesta de dos sistemas complementarios que interactúan entre sí; el consciente y el
inconsciente y “estos dos polos de la personalidad componen la totalidad psíquica” tanto Jung como
Perls enfatizaron el mismo principio de diferenciación de opuesto; y la integración en una sola
unidad.

Dice Perls: “La filosofía básica de la Psicoterapia Gestalt es la naturaleza entre diferenciación e
integración. La diferenciación por sí misma conduce a las polaridades. Como dualidades que son
estas polaridades lucharán entre sí y se paralizarán unas a otras, integrando los rasgos opuestos,
lograremos que la persona se complete de nuevo”. Perls retomó de Friedlander la noción de
“indiferencia creativa”, sobre esta base Perls explica que un acontecimiento dado se relaciona con un
punto cero del que la diferenciación en opuestos surge. ¿Y por qué la importancia de integrar
nuestras polaridades? El trabajo de polaridades permite el contacto con diferentes partes de uno
mismo , y ayuda a la persona a ampliar la visión y el concepto que se tiene de sí e integrar las
diferencias del conflicto y así con una toma de conciencia de los opuestos hace que la persona
maneje sus propios recursos.

Se presenta una corta historia del concepto de las polaridades desde tiempos bíblicos hasta las
aplicaciones modernas, realizadas por Fritz Perls. La teoría de las polaridades se ilustra mediante
aplicaciones en talleres de modalidad gestáltica, a diferentes personas que participan en estos
talleres. Esta aplicación se centra fundamentalmente en los dos opuestos que contiene la estructura
de la personalidad: el “Top-dog” (opresor) y el “Underdog” (oprimido), a los cuales se les hace
dialogar entre si por medio de la técnica de la silla vacía. Se tiene como objetivo en esta
confrontación de diálogo la integración, en una sola unidad o Gestalt, de esas dos partes.

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Las polaridades son extremos de identificación. En la medida en que uno se identifica con un polo,
aliena el otro polo como extraño a sí mismo. La integración requiere admitir a ambos como propios,
y el medio de conseguirlo, una vez más, es la identificación con lo alienado. El resultado esperable es
la instalación en ese punto cero de indiferencia, que permite identificarse hacia uno u otro lado
según las exigencias de la situación (P. de Casso, 2006).

Como en los esquemas de los circuitos electrónicos de cualquier transistor o televisor, todas las
personas tenemos unas polaridades que actúan como un sistema de términos opuestos. De alguna
forma, la Terapia Gestalt lo que pretende mostrar a través de este concepto es que cada uno de
nosotros tiene su correspondiente polo opuesto. Esta dicotomía emergente de las polaridades
positiva y negativa que se encuentran en cualquier persona, proviene de una antigua tradición
filosófico-espiritual, como por ejemplo, la complementariedad entre el ying y el yang del taoísmo
(Sacristán Romero, 2005).

Polster, E. y M. (1976). Terapia gestáltica, mantienen que la constatación de polaridades en el ser


humano no debe suponer para nosotros ninguna noticia relevante. Perfilan que lo novedoso en la
perspectiva de la Gestalt es “la concepción del individuo como una secuencia interminable de
polaridades”. Estas polaridades actúan de la misma manera en que operan los electrones en un
campo magnético. En un determinado momento aparecen unas y en otro distinto las otras, pero
todas están presentes y forman parte de nosotros. No existe manifiesta incompatibilidad entre
opuestos, sino que somos, nosotros, como guardianes de la ortodoxia quienes los valoramos
erróneamente incompatibles, dando como resultado el estrechamiento de la conciencia: al mirar las
cosas desde un único sitio limitamos nuestra capacidad de darnos cuenta de lo que sucede
alrededor.

En este sentido, las polaridades, lo que estarían haciendo, es restringir nuestro campo de acción
enfocando la realidad desde unos extremos que, a priori, parecen más peligrosos para situarse que
hacerlo en el medio. Fritz Perls argumenta que los opuestos o polaridades existen por distinción de
algo no diferenciado (que él concibe como prediferente) y que el punto o es el poste donde empieza
la diferenciación. El deseo explícito de que los polos opuestos se definan con precisión es vital para
llegar al reconocimiento de quienes son los contendientes reales. Los gestaltistas piensan en
términos de polaridades porque su filosofía es integrativa. El pensamiento lineal, por el contrario,
introduce dualidades y dicotomías, generadoras de disociación y de conflictos internos importantes.
Cuando en la terapia Gestalt se polariza o diferencia al individuo, no se persigue el objetivo final de
dividir a la persona sino limpiar el campo para facilitar la integración (Sacristán, 2005).

La diferenciación y la dialéctica de las polaridades

A esta altura tenemos que volver al proceso de la organización del campo. Hemos visto que la
formación de la gestalt termina con la creación de un todo unificado de significado y actividad como
resultado de la satisfacción de las necesidades del organismo. El comienzo de este proceso es un
estado diferente de integración, el punto de la indiferencia creadora. Este es el punto cero, el
principio y el centro. En este momento, después de la saciedad, nos encontramos abiertos a las
posibilidades creadoras del campo, pero todavía no estamos incluidos en ellas. Entre estos dos

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estados de funcionamiento hay un proceso de aclarar el campo y definir sus diferentes aspectos. Esto
es necesario para la formación de la figura que viene después; si tenemos que escoger elementos del
ambiente para combinarlos y formar un todo coherente, antes debemos saber de qué disponemos.

La diferenciación es el proceso de separar las posibilidades en opuestos, en polos. No podemos estar


conscientes de estas distinciones sin percibir su naturaleza polar. De esta forma, los opuestos se
necesitan mutuamente y están relacionados estrechamente. La luz se conoce en relación con la
oscuridad. El calor en relación con el frío. Izquierda es la media parte de la distinción que hacemos
entre izquierda y derecha. Son listas de distinciones. Estos dualismos llenan nuestra conducta y
nuestro pensar. Nos vemos divididos en cuerpo y mente y nuestra realidad en subjetiva y objetiva.
Nuestro desarrollo se diferencia en lo biológico y lo cultural (naturaleza y enseñanza) nuestra
expresión en poesía y prosa, trabajo y juego; la conducta es infantil y madura. Nuestras emociones se
dividen en felices y tristes, desilusiones y satisfacciones; la moral en buena y mala, la estética en
bello y feo. La vida se diferencia en positivo y negativo, forma y vacío, material y espiritual. Cada uno
de nosotros divide su mundo en gustos y disgustos, amigos y enemigos, blanco y negro, libre y
esclavo. Las polaridades están profundamente arraigadas en el funcionamiento del organismo. La sed
induce a buscar agua; si se tiene demasiado calor se trata de encontrar un lugar para refrescarse. Al
estar lleno de desperdicios se busca la forma de evacuarlos. La formación de la gestalt es en sí misma
la organización de un conjunto en los polos de figura y campo. Hay fenómenos biológicos que forman
parte de la autorregulación. La relación de los opuestos consiste en que la existencia de uno,
necesariamente exige la existencia del otro. Esto se puede observar en la relación experimental de la
calidad y cantidad de las sensaciones y las emociones. Cuando el placer sobrepasa un determinado
punto, se vuelve desagradable. Las dos están ligadas dinámicamente. Esto se refleja en el lenguaje
ordinario en expresiones como: “El amor es primo hermano del odio”; y “los opuestos se atraen”. La
interacción entre los opuestos funciona como un proceso dialéctico.

Los opuestos llegan a distinguirse y a oponerse; después, cuando entran en conflicto, se logra una
solución que une a ambos polos para formar una figura más importante que la simple combinación
de los opuestos: es una creación nueva (Latner, 2007).

La exposición clásica de este proceso es el concepto de Hegel sobre el desarrollo histórico que él
hace consistir en fuerzas que se organizan coherentemente para formar una tesis; después esa
misma tesis se contrapone por las contradicciones inherentes a ella, que se unen para formar la
antítesis. La solución de este conflicto es una síntesis que trasforma las fuerzas opuestas en una
situación nueva y unificada. Según el pensamiento dialéctico, en la terapia gestalt las dualidades no
son contradicciones irreconciliables, sino distinciones que serán integradas en el proceso de la
formación de la gestalt y en su destrucción. Si a la excitación presente al diferenciarse el campo, se le
permite desahogar en los opuestos, el resultado vendrá a ser la creación de una figura que es una
síntesis genuina de ellas y esto vendrá a concluir en un volver a lo común y al conjunto
indiferenciado. De lo anterior se puede deducir que cuanto más fuertes sean las polarizaciones, más
significativa es la síntesis. “Cuanto mayor sea el contraste”, dice Jung, “mayor es el potencial. La
energía intensa sólo procede de tensiones proporcionalmente grandes entre los opuestos”. En cada
caso, las posibilidades están contenidas en los mismos opuestos. Lo que se requiere es su
interacción, para que pueda operar la dialéctica.

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Es importante recordar que una comprensión dialéctica de la relación que existe entre los diferentes
aspectos del campo, abarca las cualidades que las separan y las que las aproximan. Se resaltan la
originalidad y oposición de los elementos del conjunto del organismo-ambiente y su
interdependencia e integración. Aun las cortaduras más profundas no causan separación. El
pensamiento dialéctico es una concepción holística de las diferencias. Ahora ya se puede volver a
explicar el proceso básico de la formación de la gestalt, teniendo en cuenta esta otra perspectiva que
permite un conocimiento de las polaridades y de su interacción.

Tomando como punto de partida el punto cero del organismo en su propio campo, éste se encuentra
indiferenciado. Las necesidades del organismo están equilibradas; estamos en un estado de
indiferencia creadora. En el transcurso del proceso, nuestro punto cero se ve alterado por un
trastorno en el equilibrio de ese campo. Durante la autorregulación del organismo, empiezan a
distinguirse aspectos del campo, de acuerdo con la importancia de su relación con las necesidades
del organismo. Por la naturaleza de este proceso, esas necesidades se distinguen en polaridades.
Después se unifica la dinámica de esas polaridades para formar una figura que abarca partes del
organismo y partes del ambiente en un todo unificado de fácil comprensión y tiene como resultado
un gesto que satisface la necesidad, destruye la figura y restablece el equilibrio organismo-ambiente.
Dicho de otra forma: estoy trabajando. Noto que tengo los labios secos y tengo sed; empiezo a
organizar mi campo para obtener el agua que deseo. Voy a la cocina, cojo un vaso de agua y lo bebo.
Refrescado y satisfecho, vuelvo a mi trabajo. Esta descripción paso a paso, necesariamente resulta
algo pomposa, pero cuando funcionamos libremente y estamos en contacto con nuestras estructuras
y procesos, un acontecimiento tal resulta coordinado y lleno de gracia. Una conducta fluida y
unificada de este tipo, viene a ser un paradigma para una conducta sana y natural en la terapia
gestalt.

TOP – DOG Y UNDER – DOG (perro de arriba – perro de abajo)

El juego de la autotortura, se trata de una guerra interna entre aspectos de uno mismo, a estas dos
partes Perls las llamó perro de arriba y perro de abajo como una polaridad entre los aspectos
autoritarios y sumisos de la misma persona. “Amo y esclavo”, “opresor y oprimido” o “mandón y
mandado”.
Muchos de los encuentros son formas de división en la personalidad: el “yo debería” versus el “yo
quiero”. Esto puede tomar la forma de un diálogo con un padre imaginado, con una auto-acusación
descarnada, con la “gente en general”, etc., pero las partes aparecen una y otra vez con el rasgo
distintivo que inspiró a Perls, a llamarlas Mandón y Mandado.

El mandón se refiere al normativo, amatonado, persistente, autoritario y primitivo y el mandado


desarrolla una capacidad para evadir los mandatos y exigencias del mandón. El mandón y el
mandado son en realidad dos payasos que representan sus raros e innecesarios juegos en el
escenario del sí mismo tolerante y mudo. La integración, o cura, sólo se puede lograr cuando cesa la
necesidad de control mutuo entre el mandón y el mandado. Sólo entonces se escucharán
mutuamente los dos maestros. Cuando se escuchen el uno al otro se da la integración.

Perls compara el Top-dog con el superego psicoanalítico, y lo caracteriza como un auto-crítico y


dictador. Es la parte de la personalidad (“self”) que juzga y le dice a la persona lo que debe hacer. El

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Top-dog al juzgar, es siempre correcto; nunca se equivoca; tiene el derecho de hacer críticas, de
regañar y de poner a la persona a la defensiva. A pesar de la fuerza aparente que tiene el Top-dog,
PerIs decía que el Under- dog siempre ganaba la lucha sirviéndose generalmente del sabotaje o
boicot de la evasión o de la posposición de situaciones.

Cuando se da en alguien esta polaridad (opresor/oprimido) la solución consiste en lograr que las dos
partes de la personalidad entablen un diálogo entre ellas, que conduce a la integración de las
mencionadas partes.

Cuando estas dos partes (Top dog y under dog) comienzan a establecer dicho diálogo, al comienzo de
éste casi siempre, ninguna de ellas escucha a la otra, lo que indica que están funcionando como
unidades desintegradas. Esto se explica así, que una de las dos es a menudo una introyección que la
persona no ha incorporado adecuadamente, o que no ha digerido completamente aún. No es
extraño encontrar a personas que no tomen conciencia de que hay “otra persona’’ que habita
dentro de ellas, este es el otro “self” o la otra personalidad introyectada.

En psicoterapia debemos tomar como urgentes las situaciones inconclusas de los pacientes, o dicho
de otra forma las situaciones pasadas no confrontadas en la situación presente. No se trata de lograr
solamente que el cliente ‘‘recuerde lo vivido”, como en el psicoanálisis ortodoxo, se trata de que la
persona llegue a descubrirse a sí misma, tome conciencia de lo que es y decida por sí misma tomar
una nueva forma, es crear una nueva Gestalt en su personalidad, Gestalt que surge del sentir (no
verbal) y no del pensar (verbal), la parte de la personalidad que ofrece resistencia dispone de una
gran fuerza y vitalidad y a menudo otras muchas calidades que se encuentran ocultas en una
multitud de introyecciones Aunque se requiere tiempo y mucha energía para lograr formar una
nueva totalidad o completar una nueva Gestalt, el no hacerlo significará privar a la persona de algo
que necesita. Esta privación puede ser innecesaria y dolorosa para el que tiene que padecerla.

El trabajar con las polaridades es el instrumento por excelencia que conduce a la integración de la
personalidad en una sola unidad que cuenta, con la fuerza ejercida por la unión de los opuestos. Y la
unión de los opuestos significa lograr la configuración de la totalidad (significado de la palabra
Gestalt) y que las dos partes se relacionesuna con otra en un proceso estructural. Conviene recordar
que para llegar a este proceso de integración de la personalidad se requiere explorar cómo el cliente
percibe la existencia en el aquí y ahora y cómo este presta atención al continuum de darse cuenta de
la experiencia que está viviendo.

Existe un número infinito de pensamientos emociones, sensaciones e impulsos que constantemente


emergen y chocan entre sí, causando ansiedad y desintegración. El mundo de una persona con
trastornos emocionales está compuesto de tales colisiones. El trabajo con polaridades se centra en
lograr que la gente llegue a tomar conciencia de cada una de las dos partes opuestas que conviven en
su personalidad (agresión/sumisión, crueldad/amabilidad). Una vez lograda esta toma de conciencia
se procede a restaurar, en el cliente, el contacto con estas dos partes opuestas, de tal forma que
estas se integren en su conciencia. Esta forma de consciencia e integración permite al cliente poder
tomar más decisiones y ejercer un mayor control sobre su propia conducta. La técnica de la “silla
vacía” es el mecanismo usado, para establecer un diálogo verbal entre las dos partes opuestas de la

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personalidad e integrarlas, esta técnica incrementa el proceso de darse cuenta de lo que significa
vivir con estas dos partes desunidas de la personalidad.

FASES DEL PROCESO

En psicoterapia Gestalt cobra un especial sentido el trabajo con polaridades. Lo esencial es que en la
gestalt consideramos que las polaridades no son pares de opuestos irreconciliables, sino al contrario,
aspectos de nuestra personalidad que podemos y necesitamos integrar para ser más completos. El
trabajo terapéutico con las polaridades nos ayuda a reconocernos y aceptarnos tal cual somos, con
toda nuestra luz y toda nuestra sombra. Es un camino hacia la reconciliación con todo lo que somos,
con nosotros mismos. Lo primero que necesita cada una de estas partes es diferenciarse y
expresarse, es decir, polarizarse, que cada uno de los polos opuestos se defina con claridad. Esta
diferenciación es importante, pues si se está inediferenciado y se boicotea la expresión y la
información no puede haber dialéctica ni conciencia de integración. Perls dice que los opuestos
existen por diferenciación de “algo no diferenciado” y que el punto 0 es el punto donde comienza la
diferenciación. En psicoterapia esta diferenciación es muy importante y se le llama polarización, es
decir, que los opuestos se definan con claridad, que extremen sus posiciones para poder reconocer
estos contendientes, para así poder establecer un diálogo entre ambos, donde se reconozcan, se
escuchen, se entiendan y puedan llegar a algún tipo de acuerdo, es decir, es incorporar a cada uno
de nuestros rasgos su opuesto con el fin de llegar a la integración entre ellos.

✓ Tomar conciencia de qué aporta o limita cada parte y como se relacionan entre sí. Es probable
que se peleen entre sí y se polaricen mutuamente.
✓ Establecer un diálogo entre las parte para que lleguen a un pacto.
✓ Vivir plenamente cada polaridad, completarse como figura antes de retraerlas al fondo.
✓ Facilitar el contacto con su opuesto.
✓ Sustituir el “pero” o el “o” por el “y”, favorece la aceptación de los opuestos.
✓ La congruencia o coherencia en la expresión, la adecuación de la forma y el contenido. Cualquier
desequilibrio en este sentido puede señalar una polaridad rechazada.
✓ Clarificar la ambigüedad expresando los sentimientos negativos. “o te quiero o te odio” tienden a
rigidizarse en dicotomía y permite el fluir creativo de las polaridades.
✓ Diálogo de los opuestos con la técnica de la silla vacía.
✓ Teatralización de una polaridad, jugar un rol para descubrir y reconocer las propias partes
proyectadas o inexploradas. Es eficaz para atravesar barreras emocionales.
✓ El juego de la reversión o inversión, se explora aspectos que la persona teme vivir o que rechaza
jugando roles que generalmente tiene rechazados por introyectos.
✓ La exageración, amplificación, repetición, como forma de ampliar el darse cuenta induciendo un
opuesto sobre el que trabajar.

Perls cortaba todas las expresiones de sus pacientes que reflejaban manipulación y patrones
neuróticos, simpatizando con las expresiones que hacía el paciente de su ser real o auténtico.
Afirmaba que a veces el terapeuta tenía que ser cruel con el fin de llegar a ser amable.

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TÉCNICAS DE LA GESTALT PARA EL MANEJO DE LAS POLARIDADES

Según el concepto de Indiferencia creativa de Friedlander, todo evento se relaciona con un punto
cero a partir del cual se realiza una diferenciación en opuestos, los cuales manifiestan una gran
afinidad entre sí. Al permanecer atentos al centro podemos adquirir una capacidad creativa para ver
ambas partes de un suceso y completar una mitad incompleta, pero usualmente, son las barreras
emocionales las que impiden al paciente integrar el opuesto rechazado, hacer figura lo que subyace
en el fondo y cerrar una gestalt, por tanto, para abordar una situación inconclusa se establece la
diferenciación.

En Gestalt, el trabajo con polaridades se centra en que el paciente llegue a tomar conciencia de cada
una de las dos partes que conviven en su personalidad, luego procede a restaurar el contacto con las
partes opuestas entre si de tal forma que estas se integren en su parte conciente, lo que permite
tomar decisiones ejerciendo control sobre su conducta. El enfoque Gestalt consiste en sentir
plenamente lo que a menudo implica ponerse en contacto con emociones indiferenciadas primarias,
diferenciando estas progresivamente hasta que sean reconocidos los polos opuestos.

Para lograr tal propósito Perls desarrollo a la técnica: Silla vacía o silla caliente: Como la técnica por
excelencia para el manejo de las polaridades, Tomando como referencia la polaridad básica perro de
arriba- perro de abajo, busca que el paciente a través de su expresión en cada uno de los polos,
reconozca y asuma la existencia de cada uno y experimente su diferencia para lograr establecer el
dialogo hasta lograr la integración, permitiendo ver como la introyeccion una vez reconocida, puede
confrontarse de dos formas: digiriéndola o expulsándola. Con esta técnica se logra descubrir la figura
introyectada que es el representante de uno de los dos perros. No necesariamente las introyecciones
necesitan ser expulsadas, alguna pueden ser digeridas de tal forma que la persona puede utilizar la
fuerza o energía que representan. Etapas en el desarrollo de la técnica:
1 Etapa: Ninguno escucha al otro, son unidades desintegradas donde una de las dos puede ser una
introyección no reconocida.
2. Etapa: Hacer que emerjan en vivo las dos partes de la personalidad detectando en el paciente, la
persona que tiene introyectada en uno de sus polos como top o como Ander.
3. Etapa: Confrontar la introyección reconocida.
4. Etapa: Resolver el conflicto, digiriendo la parte introyectada quedándose con ella. Utilizando su
energía. Expulsando la parte introyectada despide un padre o rompe un lazo.

Diálogo de los opuestos

Cuando queremos trabajar las polaridades desde el punto de vista psicológico, le proponemos a la
persona que haga un diálogo imaginario con la técnica de la silla vacía, descripta por Fritz Perls. En la
silla caliente se coloca la persona con el aspecto con el cual se siente identificado y en la silla vacía
coloca la imagen del aspecto rechazado o ajeno a la conciencia. Se presenta, se describe en sus
características y se lo expresa al aspecto que está en la silla vacía. Luego cambia de lugar y se coloca
en frente, representando al aspecto opuesto y hace lo mismo. El diálogo da lugar a los sentimientos
que cada uno tiene hacia el otro. Sus rechazos, sus diferencias, sus desacuerdos, etc. Luego,
ayudamos a encontrar los aspectos que los vinculan. Convocamos a un testigo que observe la

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relación que se está dando entre las partes. Que observen el rechazo, si existe, y que ambas partes
pertenecen a un mismo todo.
Algunas preguntas pueden resultar orientadoras de esta tarea:

¿Qué es lo que comparten?


¿Qué podrías enseñarle? ¿Qué podrías aprender de él?
¿Qué podrías aportarle? ¿Qué necesitas recibir de él?
Muchas veces la legitimación del desacuerdo resulta tranquilizadora y permite aceptar las diferencias
proponiendo formas de convivencia y acuerdos.
Básicamente buscamos la complementariedad, que descubran la posibilidad de enriquecerse
mutuamente y reconocer al sistema que las engloba. Luego, cambian de lugar y se ubica de nuevo en
el lugar de cada aspecto. Por último, les pedimos que se sienten en un lugar intermedio, como si
fueran un testigo que contempla este diálogo y que observen de qué se dan cuenta.
¿Cómo es el vínculo? ¿Cómo se relacionan? ¿Algo más descubren? Comentamos en grupo.

Referencias Bibliográficas:
1. Latner, J. (1999). El Libro de la Terapia Gestalt (2 ed.). Santiago, Chile: Eds. Cuatro vientos
2. Perls, F. (2002). Sueños y Existencia (2 ed.). Santiago, Chile: Eds. Cuatro vientos
3. Perls, F. (2007). Yo, Hambre y Agresión. México

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