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SISTEMA FORMAL
RESUMEN
El c o n c e p t o d e e s t il o
Form a fílmica
interactúa con
Sistema formal -*< -► Sistema estilístico
Ni una sola película utiliza todas las posibilidades técnicas que hem os exa
m inado. En prim er lugar, las circunstancias históricas lim itan las posibilidades
que tienen los cineastas. Antes de 1928, por ejem plo, la mayoría de los cineastas
no tenían la posibilidad de utilizar el diálogo sincronizado. Incluso hoy en día,
cuando la gama de posibilidades técnicas parece m ucho más amplia, todavía
hay límites. Los cineastas, ahora, no pueden utilizar la obsoleta película orto-
crom ática del período m udo, aunque en algunos aspectos era superior al m ate
rial contem poráneo. Igualm ente, todavía no se ha inventado un sistema exitoso
para crear im ágenes cinem atográficas tridim ensionales sin que los espectadores
tengan que llevar gafas. Hay otra razón por la que sólo se pueden p o ner en prác
tica algunas posibilidades técnicas dentro de una misma película. En una situa
ción de producción concreta, el cineasta tiene que elegir qué técnicas em plear.
Por lo general, el cineasta hace ciertas elecciones técnicas y se limita, a ellas a lo
largo de toda la película. Por ejem plo, un cineasta utilizará de m odo caracterís
tico el sistema de ilum inación de tres puntos, el m ontaje continuo o el sonido
diegético a lo largo de toda la película. Un segm ento podría sobresalir por alte
rar el tratam iento habitual de la película, pero en general una película tiende a
confiar en un tratam iento coherente de determ inadas técnicas. El estilo de una
película es el resultado de una com binación entre las lim itaciones históricas y la
elección deliberada.
El espectador tam bién m antiene una relación con el estilo. A unque muy
pocas veces somos conscientes de este hecho, tendem os a m antener expectati
vas en torno al estilo. Si vemos a dos personajes en un plano general, esperam os
un corte a una im agen más cercana. Si u n actor cam ina hacia la derecha, cuan
do está a punto de salir de cuadro esperam os que la cám ara panoram ice o que
haga un travelling a la derecha que m antenga a la persona encuadrada. Si un
personaje habla, esperam os oír un sonido diegético que sea fiel a su fuente.
Al igual que otros tipos de expectativas, las estilísticas derivan de nuestra ex
periencia del m undo en general (la gente habla, no gruñe) y de nuestra expe
riencia del cine y otros medios. El estilo de una película concreta puede confir
m ar nuestras expectativas, modificarlas, defraudarlas o desafiarlas.
M uchas películas utilizan las técnicas de m odo que condicionen nuestras
expectativas. Por ejem plo, las convenciones del cine clásico de Hollywood y de
géneros concretos proporcionan una base firme para reforzar nuestras suposi
ciones previas. Otras películas nos exigen reajustar o m odificar de algún m odo
nuestras expectativas. La ley de la hospitalidad, de Keaton, nos acostum bra a es
p erar m anipulaciones espaciales con respecto a las figuras y objetos. La gran ilu
sión, de Renoir, crea expectativas concretas sobre la probabilidad de los movi
m ientos de cámara. Sin em bargo, en otras películas se hacen elecciones técnicas
muy poco com unes, y para entenderlas debem os crear expectativas estilísticas a
las que no estamos acostum brados. Las discontinuidades del m ontaje en Octu
bre, de Eisenstein, y el uso de minuciosos sonidos en off e.n Un condenado a muer
te se ha escapado, de Bresson, nos piden que advirtamos las m anipulaciones esti
lísticas. En otras palabras, el director no sólo dirige al reparto y al equipo
técnico, tam bién nos dirige a nosotros, dirige nuestra atención y condiciona
nuestra reacción. De este m odo, las decisiones técnicas del cineasta establecen
u na diferencia entre lo que percibim os y cóm o respondem os.
Podem os hablar no sólo del estilo de una película individual, sino tam bién
del estilo de un cineasta. Por tanto, nos estamos refiriendo principalm ente a las
técnicas concretas que generalm ente utiliza u n a persona y a la form a única en
que esas técnicas se relacionan entre sí en las obras de un cineasta. C uando exa
m inábam os el sonido de Un condenado a muerte se ha escapado, caracterizamos a
Bresson como un director que hace que el sonido sea particularm ente im por
tante en sus películas; analizamos varias formas im portantes en que el sonido se
relaciona con la imagen en Un condenado a muerte se ha escapado. Este uso del so-
EL A N Á L I S IS DEL ESTILO DE l 'N A FEU
nido es u n aspecto del estilo único de Bresson. Igualm ente, consideram os L a ley
de la hospitalidad en térm inos de cóm o está organizada su puesta en escena en
to m o a u n uso coherente de los planos generales; esto tam bién form a parte del
estilo de Keaton en otras películas. T anto Bresson como Keaton tienen estilos
distintivos y podem os familiarizarnos con ellos analizando el m odo en que utili
zan las técnicas d en tro de sistemas fílmicos globales.
Finalm ente podem os h ablar de estilo de grupo: el uso coh eren te de las téc
nicas a lo largo de la obra de varios cineastas. Podem os hablar del estilo del ex
presionism o alem án o del estilo del m ontaje soviético. En la quinta parte co n
siderarem os algunos estilos significativos que han surgido en la historia del
cine.
El estilo, pues, es aquel sistema form al de la película que organiza las técni
cas cinematográficas. T oda película ten d erá a recurrir a opciones técnicas con
cretas para crear su estilo, elegidas p o r los cineastas dentro de las limitaciones
de las circunstancias históricas. Tam bién podem os aplicar el térm ino «estilo»
para describir el uso característico de técnicas que hace un único cineasta o un
grupo de ellos. El espectador tal vez no advierta conscientem ente el estilo cine
m atográfico, pero, desde luego, realiza u n a im portante contribución al efecto y
el significado global de la película.
El. A N Á L I S I S DE L E S T I L O DE U N A P E L Í C U L A
4. Proponer funciones para las técnicas destacadas y los patrones que forman.
En este caso, el analista exam inará el papel que desem peña el estilo en la
form a global de la película. ¿Tiende a crear suspense el uso de los movimientos
de cámara, retardando la revelación de inform ación de la historia, como al co
mienzo de Sed de maB¿Crea el uso del m ontaje discontinuo una omnisciencia
narrativa, com o en la secuencia que hem os analizado de Octubre? ¿Tiende la or
ganización del plano a hacer que nos centrem os en detalles concretos (figura
5.74), com o el plano del rostro de Ana en Dies Irae) ?¿Crea sorpresa la utilización
de la música o los efectos sonoros?
U n m odo directo de advertir las funciones es observar los efectos de la pelí
cula. El estilo puede intensificar aspectos emocionales de la película. El m ontaje
rápido de Los pájaros evoca el sobresalto y el terror, m ientras que la música de
M ozart en Un condenado a muerte se ha escapado ennoblece la rutina de vaciar los
cubos.
El estilo tam bién crea significado. Por ejem plo, en L a gran ilusión el contras
te entre Rauffenstein y Elsa se subraya m ediante los planos de traveüing análogos
de R enoir. Sin em bargo, deberíam os evitar «hacer una lectura» de elem entos
aislados de form a atomística, sacándolos de su contexto. Como afirmábamos en
la página 214, un ángulo en contrapicado no significa autom áticam ente «infe
rioridad», del mismo m odo que u n ángulo en picado no significa autom ática
m ente «poder». No existe ningún diccionario al que podam os acudir para bus
car el significado de u n elem ento estilístico concreto. En vez de ello, el analista
tiene que escrutar toda la película, los patrones de las técnicas en sí y los efectos
concretos de la form a cinem atográfica. El significado es solam ente un tipo de
efecto, y n o hay razón para esperar que tocio rasgo estilístico posea u n a signifi
cación distintiva. U na parte del trabajo del director es dirigir nuestra atención
y, por lo tanto, el estilo funcionará a m enudo de form a perceptiva: para que per
cibamos las cosas, para enfatizar u n a cosa más que otra, para dirigir engañosa
m ente nuestra atención, para clarificar, intensificar o com plicar nuestra com
prensión de la acción.
U na m anera de agudizar nuestra percepción de las funciones que desem
p eñan técnicas concretas es imaginar alternativas y reflexionar sobre las diferen
cias que podrían resultar. Supongam os que el director hubiera elegido u n a téc
nica diferente: ¿cómo crearía ésta u n efecto diferente? L a ley de la hospitalidad
construye los gags colocando dos o más elem entos dentro del mismo plano y de
ján d o n o s observar la yuxtaposición cómica. Supongam os que Keaton hubiese
aislado cada elem ento en u n único plano y que luego vinculara ambos elem en
tos m ediante el m ontaje. El significado p odría ser el mismo, pero los efectos
perceptivos variarían: en vez de una presentación sim ultánea que hiciera que
EL E S T I L O C O M O S I S T E M A F O R M A L : RESUMEN
E l e s tilo en c iu d a d a n o k a n e
rsoacio) y el sonido. Podem os ver las expresiones porque los actores actúan de
rrente (fig. 9.6). Además, el encuadre pone de relieve a determ inadas figuras
: : locándolas en prim er térm ino o totalm ente centradas (fig. 9.7). Y desde lue
go nuestra atención salta de u n personaje a otro m ientras pronuncian sus frases.
A unque Welles elude la convención del Hollywood clásico respecto a m ontar
e;:e tipo de escenas, utiliza técnicas cinem atográficas que nos ayudan a form u
lar las suposiciones y deducciones correctas.
La n arració n de Ciudadano Kane tam bién incluye las objetivas pero lim ita
rais versiones de los n arrad o res d e n tro de contextos más amplios. La investi
gación de T hom pson vincula los diferentes relatos, por lo que sustancialm en-
le sabem os lo que sabe él. Sin em bargo, no puede convertirse en el pro-
a g o n ista de la película, ya que desplazaría a Kane del centro de interés. We- Fig. 9.7
iles efectúa aquí u n a elección estilística crucial. Gracias al uso de una ilum i
nación selectiva de tono bajo y de la form a de escenificar y encuadrar, T hom p-
5: n resulta prácticam ente inidentificable. A parece de espaldas, colocado en la
esquina del cuadro y n orm alm ente a oscuras. La m anipulación estilística le
convierte en u n investigador neu tral, en u n canal de inform ación en vez de en
an personaje.
De form a aún más general, hem os visto que la película enm arca la búsque
da de T hom pson d entro de u n a narración más om nisciente. N uestro com enta
rio de los planos iniciales de X anadu es relevante aquí: el estilo de la película se
utiliza para transm itir un enorm e grado de conocim iento que no se centra en el
personaje. Pero cuando entram os en la cám ara m ortuoria de Kane, el estilo
;am bién sugiere la habilidad de la narración para sondear las m entes de los per
sonajes. Vemos planos de nieve cubriendo la im agen (por ejemplo, fig. 9.8) que
insinúan u n a visión subjetiva. Más adelante, los movimientos de la cám ara nos Fig. 9.8
recuerdan ocasionalm ente la esfera de conocim iento más amplia de la narra
ción. Por ejem plo, d urante la prim era versión del estreno de la ópera de Susan
(en la historia de Leland, segm ento 6), la cám ara registra u n plano de grúa ha
cia arriba desde el escenario para revelar algo que ni Leland ni Susan podían sa
ber: los tramoyistas m iran la actuación. La secuencia final, que responde par
cialm ente al m isterio de «Rosebud», tam bién utiliza un amplio movimiento de
cám ara para ofrecernos u n a perspectiva om nisciente. La cámara, sobre una
grúa, se mueve p o r encim a de los objetos de la colección de Kane, desplazán
dose hacia adelante en el espacio, pero hacia atrás en la vida de Kane, para cen
trarse en su p rim er recuerdo, el trineo. De nuevo, una técnica destacada se ajus
ta a la estructura proporcionándonos u n conocim iento que ningún personaje
llegará a tener.
Al exam inar el desarrollo de la form a narrativa de Ciudadano Kane, vemos
cómo Kane pasa de ser u n joven idealista a ser u n hom bre solitario y sin amigos.
La película establece u n contraste entre los prim eros tiem pos de Kane como
editor y su posterior abandono de la vida pública, después de que fracase la ca
rrera operística de Susan. Este contraste se percibe más fácilm ente en la puesta
en escena, concretam ente en los decorados de la oficina del Inquirer y Xanadu.
La oficina del Inquirer es al principio u n lugar com petente pero desordenado.
C uando Kane se hace cargo de el periódico, crea un am biente eventual trasla
dando sus m uebles y viviendo en la oficina. Los contrapicados de la cám ara tien
den a enfatizar las finas colum nas de la oficina y los techos bajos, blancos, uni
formes y brillantem ente ilum inados. X anadu, por el contrario, es enorm e y está
escasam ente am ueblada. Los techos son dem asiado altos com o para que se vean
en la mayoría de los planos, y los pocos m uebles están muy dispersos. La ilumi
nación, a m enudo, repercute sobre las figuras intensam ente desde atrás o des
de u n lado (como en el plano de Kane bajando por u n gran escalera en la figu
ra 5.29), lo que crea unas pocas zonas de luz dura en m edio de la oscuridad
general.
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Los patrones de m ontaje tam bién p u eden sugerir similitudes entre las esce
nas, com o cuando Welles com para dos m om entos en los que Kane se presenta
a gobern ado r y hace u n discurso en u n m itin m ultitudinario. Esta escena está
organizada principalm ente en torno a un patrón de m ontaje que m uestra uno
o dos planos de Kane hablando, luego uno o dos planos cortos de pequeños
grupos de personajes del público (Emily y su hijo, Leland, Bernstein, Gettys) y
luego otro plano de Kane. El m ontaje establece los personajes que son im por
tantes p o r las esperanzas que tienen puestas en Kane. Al últim o que se m uestra
en escena es al g obernador Gettys, del cual esperam os que tom e represalias
contra Kane.
Después de su derrota, Kane se prop one convertir a Susan en una estrella
Fig. 9 .9
de la ópera y de este m odo justificar su interés por ella ante el público. En la es
cena paralela al discurso electoral de Kane, el debut de Susan, la organización
de los planos es similar a la del m itin político. U na vez más, la figura en el esce
nario, Susan, sirve com o eje para el m ontaje. A uno o dos planos de ella le si
guen unos cuantos planos de varios oyentes (Kane, Bernstein, Leland, el profe
sor de canto), luego se vuelve a Susan, y así sucesivamente (figs. 9.9, 9.10). Los
paralelismos generales de la narración y las técnicas narrativas estilísticas articu
lan dos fases del ansia de pod er de Kane: prim ero en sí mismo, después en Su
san com o sustituto.
Como hem os visto en el capítulo 8, la m úsica tam bién puede resaltar para
lelismos. Por ejem plo, el canto de Susan es crucial, desde el punto de vista cau
sal, p ara la narración. Su elaborada aria en la ópera Salammbo contrasta vi
vam ente con el resto de la música diegética principal, la cancioncita sobre
«Charlie Kane». A pesar de las diferencias entre las canciones, hay un paralelis
Fig. 9 .1 0
m o en tre ellas, ya que ambas aluden a las am biciones de Kane. La cancioncita
«Charlie Kane» parece sin trascendencia, pero su letra m uestra claram ente que
Kane p reten d e que sea u n a canción política, y la convierte más tarde en la m ú
sica de la cam paña electoral. Además, las coristas que cantan la canción van ves
tidas con som breros y botas y llevan rifles de juguete. Así, el deseo de Kane de
declarar la guerra a España se h a incluido en u n a fiesta de despedida, aparen
tem ente simple, para celebrar su partida a Europa. C uando las am biciones po
líticas de Kane se ven defraudadas, intenta crear una carrera pública para su
m ujer, pero ella no está capacitada para cantar grandes óperas. U na vez más, las
canciones crean paralelismos narrativos entre las diferentes acciones de la ca
rrera de Kane.
Como ya hem os visto al exam inar la narración de Ciudadano Kane, el noti
ciario es u n a secuencia muy im portante, en parte porque proporciona un
«mapa» de los futuros hechos del argum ento. Debido a su im portancia, Welles
contrapone el estilo de esta secuencia al del resto de la película m ediante técni
cas características que no vuelven a aparecer en el filme. Tam bién necesitamos
creer que se trata de u n noticiario real para justificar la búsqueda de T hom pson
de la clave de la vida de Kane. La realista secuencia del noticiario tam bién ayu
da a establecer el p o d er y la riqueza de Kane, que serán la base de una gran par
te de la acción futura.
Welles utiliza varias técnicas para conseguir el aspecto y el sonido de un no
ticiario de la época. Algunas de ellas son muy sencillas. La música es la de los no
ticiarios auténticos y los títulos de transición, pasados de m oda en las películas
narrativas del m om ento, eran todavía una convención en los noticiarios. Pero
adem ás de esto, Welles em plea un b uen núm ero de sutiles técnicas cinem ato
gráficas para conseguir la cualidad del «documental». Puesto que se supone que
parte del m aterial del noticiario se había film ado en el período m udo, utiliza va
rios tipos de película p ara que parezca que los distintos planos proceden de
fuentes muy diferentes. Parte del m aterial se h a positivado de form a que se con
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sigan los movimientos bruscos del cine m udo proyectado a la velocidad del so
noro. Welles tam bién rayó y decoloró este m etraje para otorgarle el aspecto de
u na película antigua y deteriorada. Esto, com binado con el maquillaje, crea un
extraordinario efecto de m aterial docum ental de Kane con Teddy Roosevelt,
Adolf H itler (fig. 9.11) y otros personajes históricos. En las últimas escenas,
cuando pasean a Kane en una silla de ruedas por su hacienda, la cám ara en
m ano, las verjas y las barreras (fig. 9.12) y el picado dan la im presión de que se
tratara de un reportero de noticiarios film ando a Kane a escondidas. Todas es
tas convenciones del «documental» están realzadas por el uso de un n arrador
cuya resonante voz tam bién im ita el típico com entario de los noticiarios de la
época.
Fig. 9 .1 1
U no de los rasgos form ales más sobresalientes de Ciudadano Kane es la for
m a en que el argum ento m anipula el tiem po de la historia. Com o hem os vis
to, este proceso está motivado p o r la investigación de T hom pson y el o rden en
que entrevista a los narradores. Son varias las técnicas que participan en la m a
nipulación del o rd en y la duración. El cam bio de la narración presente de un
n arra d o r a un hecho pasado se ve reforzado a m en u d o por un corte «brusco».
U n corte brusco crea u n a yuxtaposición discorde, norm alm ente m ediante un
cam bio rep en tin o a un volum en sonoro más alto y a u n a considerable discon
tinuidad gráfica. En Ciudadano Kane se p u ed e n hallar varios ejemplos: el brus
co com ienzo del noticiario después del plano del lecho de m uerte, el cambio
de la tranquila conversación en la sala de proyección del noticiario a los rayos
y truenos en el exterior de El Rancho, y la rep en tin a aparición de u n a cacatúa
chillando en prim er térm ino cuando em pieza el flashback de Raymond. Estas
Fig. 9 .1 2
transiciones crean sorpresa y separan claram ente u n a parte del argum ento de
otra.
Las transiciones que suprim en o com prim en drásticam ente el tiem po son
m enos bruscas. R ecordem os, p o r ejem plo, las lánguidas im ágenes del trineo
de Kane g rad ualm ente cubierto p o r la nieve. U n ejem plo más am plio es la se
cuencia de m ontaje del desayuno (segm ento 6), que sigue elípticam ente el
declive del p rim e r m atrim onio de Kane. C om enzando con u n a cena de re
cién casados ofrecida en un travelling hacia adelante y u n a serie de
p lan o s/c o n tra p lan o s, la secuencia atraviesa varios episodios breves que cons
tan de cam bios de p la n o /c o n tra p la n o unidos m ediante panorám icas de ba
rridos. (Un barrido es u n a panorám ica muy rápida que crea u n m ovim iento
borroso a lo largo de la pantalla. N orm alm ente se utiliza com o transición e n
tre escenas.) En cada episodio, Kane y Emily dem uestran u n a mayor hostili
d ad m utua. El segm ento finaliza m ostrando la so rp ren d en te distancia que les
separa en la mesa.
La música refuerza tam bién el desarrollo de la secuencia. La cena inicial
está acom pañada por un melodioso vals. En cada transición a un tiem po poste
rior, la música cambia. A su declaración inicial le sigue una variación cómica del
vals, luego u n a tensa; más tarde, las trom pas y trom petas repiten el tem a de
Kane. La parte final de la escena, con un silencio sepulcral entre la pareja, va
acom pañada de u n a lenta y misteriosa variación del tem a inicial. La disolución
del m atrim onio queda subrayada por el acom pañam iento del tem a y las varia
ciones sobre el mismo. U na especie de com presión tem poral y elaboración so
n ora similar se pueden hallar en la secuencia de m ontaje de la carrera operísti
ca de Susan (segm ento 7).
N uestro breve exam en del estilo de Ciudadano Kane h a puesto de relieve
sólo unas cuantas de las estructuras principales de la película. Podríam os des
cubrir otras: el motivo de la «K» que aparece en el vestuario de Kane y en los
decorados de X anadu; la form a en que el decorado de la habitación de Susan
en X anadu revela la actitud de Kane hacia ella; los cam bios en la in te rp re ta
EL E S T I L O E X O I
E l e s tilo en o l im p ía d a , se g u n d a p a r te
Estos planos contrastan con las im ágenes de los atletas recortadas sobre el cielo,
tom adas en contrapicado, que elim inan al público (figs. 4.9 y 4.21). Como vi
mos en el capítulo 4, la aparición de planos del cielo en contrapicado form aba
parte de un m odelo de desarrollo; se producía hacia el final de las pruebas de
gimnasia (segm ento 2) y de salto (segm ento 11).
O tras técnicas de encuadre tam bién desem peñan un papel en el desarro
llo estilístico de la película. La colocación de u n a hilera de veleros muy baja
en el cuadro (fig. 9.13) crea u n a so rp ren d en te com posición y enfatiza el m o
tivo del cielo u n a vez más. Algunos encuadres p o n en de relieve la yuxtaposi
ción de los planos de prim er térm ino y fondo con profundidad , com o cuando
Fig. 9 .1 6 u n a ram a y el estadio a lo lejos destacan el motivo de la naturaleza (fig. 4.6) o
cuando los ciclistas franceses ganadores observan cóm o izan sus banderas (fig.
9.14). En los segm entos más personalizados, determ inadas técnicas intensifi
can el fin global de los segm entos, com o cuando u n a sobreim presión crea un
efecto subjetivo de velocidad m ientras un ciclista corre para llegar a la línea
de m eta (fig. 4.16).
Con u n a enorm e cantidad de m etraje a su disposición, R iefenstahl se e n
frentó a una gran labor de m ontaje. De hecho, la película no se estrenó hasta
1938, dos años después de que se celebraran los Juegos, en parte debido a las
dim ensiones del trabajo de posproducción. Pero las m uchas horas de película
tam bién ofrecían posibilidades para dinám icas yuxtaposiciones gráficas y rít
micas. Olimpíada, segunda parte, contiene u n gran abanico de técnicas de
m ontaje. Algunos m om entos explotan las posibilidades gráficas, com o cuando
se insertan ju n to s toda u n a serie de planos de panorám icas de diferentes co
Fig. 9 .1 7 rredores partien d o del p u n to de salida en el p entatlón. Sin em bargo, en otros
segm entos sobresalen las discontinuidades gráficas. Las diagonales que fo r
m an las barras paralelas en un plano (fig. 9.15) contrastan con las del plano
siguiente (fig. 9.16). Ya hem os visto cóm o este tipo de com posiciones con án
gulos en contrapicado ante el cielo com paran los segm entos de gim nasia y
pruebas de salto, reforzando el m odelo de desarrollo de la película. La dis
continuidad gráfica tam bién funciona para crear u n a com paración en tre es
tos dos segm entos. M uchos planos de los saltadores con tien en direcciones
contrarias, culm inando en el espectacular final, cuando, un o a uno, saltan al
espacio once saltadores y prácticam ente en cada corte el p u nto de salida del
saltador cam bia de u n lado de la im agen al otro (figs. 9.17, 9.18). C om binado
con un ritm o de m ontaje rápido, este ju eg o gráfico crea un vigoroso final para
este subsegm ento.
Los ritmos del m ontaje tam bién abarcan u n a gam a considerable. Aunque
Fig. 9.18 los planos tienden a seguir u n a pauta m oderada o rápida, hay de vez en cuando
planos largos. Por ejemplo, Riefenstahl m antiene un plano de un gimnasta cam-
EL E S T I L O E X OLIMPS
biando de posición en las anillas (fig. 9.19, 9.20). Sus m ovimientos lentos y con
trolados, com binados con el uso del teleobjetivo, que le sitúa ante el público dis
tante, crean u n a sensación de tensión d en tro del plano. Igualm ente, algunos
planos de la prueba de hípica se recrean en los divertidos intentos de los corre
dores para convencer a los caballos de que salten, o en los perdedores después
de caer en u n foso.
Riefenstahl tiende a reservar los ritm os de m ontaje rápidos para los m o
m entos más dinámicos. Las pruebas de rem o contienen algunas alternancias rá
pidas en tre planos de los rem os atravesando el agua y del público anim ando con
aplausos. Más espectacularm ente, la secuencia de las pruebas de salto construye
el tempod e l m ontaje gradualm ente. U n rápido aluvión de diferentes planos des
truye toda huella del espacio y el tiem po concretos de la prueba. Pasamos a ver
u na serie de cuerpos elevándose p o r el espacio. Riefenstahl intercala algunos
planos m archa atrás, para que los saltadores vuelen hacia arriba, e incluso un pla
no al revés y m archa atrás (fig. 9.21). Como los saltadores se m ueven en todas
direcciones, parece que se desafía la gravedad y se intensifica la sensación de un
m ovim iento similar al de los pájaros.
La banda sonora de Olimpíada es sencilla pero intensa. La música rom ánti
ca y de estilo w agneriano de H erb ert W indt acom paña a m uchas pruebas, y es
especialm ente im portante en aquellos segm entos del comienzo y posteriores en
que la voz del locutor no nos proporciona inform ación sobre las pruebas. Esta
m úsica hace que reaccionem os de determ inados modos: música lenta y majes
tuosa para el comienzo en el bosque; ritm os más ligeros para los fragm entos de
ejercicios del segm ento 2; m úsica solem ne y eufórica para la escena de las prue
bas de salto. En pos de la variedad, unas cuantas escenas no tienen música, con
centrándose en la voz del n arrad o r (como en la secuencia de hockey del seg
m ento 7). Esta voz tam bién provoca u n a respuesta y tiene u n a im portancia
crucial en los segm entos personalizados de la narración en la parte central de la
película. En el p entatlón y el decatlón, el n arrad o r crea suspense haciéndonos
observar a determ inados atletas. Su voz ligeram ente baja sugiere que él tam bién
está esperando el desenlace de las pruebas (aunque la banda sonora se añadió
m ucho después de que se conocieran los resultados). En ocasiones, hay efectos
sonoros que supuestam ente provienen de las pruebas —el público aplaudien
do, el viento, etc.— , pero la película se centra en la música y en las palabras del
n arrad o r para guiar nuestra atención.
Vimos en el capítulo 4 cóm o Olimpíada, segunda parte, crea significados
referenciales y explícitos que tienen que ver con los propios Juegos O lím pi
cos, m ientras que los significados im plícitos y sintom áticos surgen de la id eo
logía de sus artífices nazis. El estilo de la película desem peña un im portante
papel p ara com unicar significados sintom áticos. Los grandiosos decorados y
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los patrones de en cuadre y m ontaje que convierten a los atletas en seres so
b rehum anos transm iten elem entos de la m itología nazi referentes a la supre
m acía de ciertas razas. La m úsica w agneriana concuerda con las norm as de la
cu ltura oficial nazi. A fortunadam ente, estas ideas tienen poco atractivo para
nosotros hoy en día y es-poco probable que el público m oderno responda ante
Olimpíada del mismo m odo que podían hacerlo los alem anes de finales de los
años treinta. Pero al señalar las categorías y exp o n er los m odelos de d esarro
llo, el estilo p u ede d o tar a la form a categórica de u n a b u en a dosis de interés y
em oción.
E l e s tilo en t h e river
Fig. 9 .2 5
Fig. 9 .2 7
dose, prim ero en pequeñas cantidades (fig. 9.26), luego en corrientes, arras
trando la tierra a su paso. El narrador empieza a proporcionarnos fechas, que a
su vez coinciden con cada uno de los planos: «Mil novecientos siete» (fig. 9.27);
«Mil novecientos trece» (fig. 9.28); «Mil novecientos dieciséis» (fig. 9.29); y así
hasta 1937. En el plano correspondiente a «1916» (fig. 9.29), vemos que se ha
form ado una pequeña cascada, y en las tomas sucesivas las corrientes se convier
ten en verdaderos ríos.
Cuando la secuencia de la torm enta y la inundación se intensifica, se inter
calan breves planos de rayos con planos del agua embravecida. La dram ática
música se vuelve abrum adora po r las estrepitosas sirenas y rudos. Las técnicas es
tilísticas se han com binado para crear un clímax de creciente tensión, conven
ciéndonos de la am enaza del agua. Si no entendiéram os esa amenaza, tanto ob
jetiva como em ocionalm ente, la argum entación global de la película nos
afectaría menos. A lo largo de toda la película, la voz, la música, el m ontaje y el
movimiento dentro del plano se utilizan para construir un ritm o que consiga es
tos fines retóricos.
Esta utilización del estilo nos incita a establecer com paraciones entre dife
rentes segmentos de la película. Además, The River em plea técnicas a pequeña
escala para aum entar el im pacto de cada escena individual. Puesto que la pelí
cula no presenta una narración con unos personajes y una acción continuos, no
necesita utilizar el sistema de m ontaje continuo ni m antener un estilo discreto.
Por ejem plo, las discontinuidades gráficas pueden crear transiciones sorpren
dentes. Lorentz corta de un plano de u n a carretilla llena de barro tirada por
muías m oviéndose de derecha a izquierda (fig. 9.30) a u n plano con un encua
dre similar de u n arado yendo de izquierda a derecha (fig. 9.31). Este corte lie-
EL E S T I L O
Fig. 9 .3 6
prolongada serie de planos breves, advertimos variaciones. Transcurrida apro
xim adam ente u n a tercera parte del fragm ento, cam bian las direcciones: el za
pato se aparta de la izquierda brevem ente y el som brero tam bién se mueve. Lue
go vuelven a sus posiciones originales y el ritm o del m ontaje se acelera. Al final,
los planos son tan breves que parece casi como si viéramos un único objeto blan
co latiendo, cam biando rápidam ente de u n círculo a un rom bo y a un círculo
de nuevo. En este caso, los cineastas han subrayado cóm o el fenóm eno del m o
m e n t o aparente nos hace ver movim iento en una tira de imágenes estáticas le
vem ente diferentes. Este es el proceso que hace posible el cine. (Véase el capí
tulo 1.)
Incluso cuando no hay similitudes o contrastes gráficos específicos, el m on
taje de Ballet mécanique sugiere otras com paraciones. Al colocar el plano del ojo
de una m ujer después del plano de u n a m áquina, o al interrum pir la repetida
ascensión de unas escaleras p o r parte de u n a lavandera con un eje que gira rít Fig. 9 .3 7
m icam ente, la película crea u n a sim ilitud m etafórica entre el m ovim iento hu
m ano y el m ecanizado. Estas repetidas com paraciones ayudan a organizar el de
sarrollo global de la form a de la película.
El movim iento rítm ico de las figuras, la rítm ica movilidad del encuadre y el
m ontaje rítm ico funcionan para hacer que los objetos se muevan por la panta
lla. Es difícil no ver los rápidos planos de las piernas de los m aniquíes (fig. 4.42)
en el segm ento 7 com o si ejecutaran u n baile, aunque la mayoría de los planos
individuales no tiene ningún movimiento. Este pasaje difiere m ucho del simple
plano de la m ujer colum piándose que vemos al comienzo. Sin em bargo, sin ha
cer ningún uso de la lengua, aparte del propio título, para dirigir nuestras ex
pectativas, Ballet mécanique ha em pleado las técnicas cinematográficas para ha
cernos ver una similitud entre dos m om entos tan opuestos. Los objetos fortuitos
parecen em parejarse entre sí y late u n ritm o m ecánico tanto en los objetos Fig. 9.38
com o en los seres hum anos.
554 EL E S T I L O C O M O S I S T E M A F O R M A L : RESUMEN
E l e s tilo en a m o v ie
cán «pasa al frente» de la pirám ide, el oficio eclesiástico se mezcla brevem en
te con el hum o del volcán, etc. Esta serie crea un vínculo muy fuerte en tre ele
m entos dispares, intensificando nuestra sensación del inevitable y rítm ico flu
jo de este grupo de siniestras imágenes.
El sonido es crucial para varios efectos de A Movie. En el capítulo 4 vimos
cómo las divisiones entre los segmentos 2, 3 y 4 coinciden con pausas entre frag
m entos de Pini di Roma, de Respighi. Las considerables diferencias de tono en
tre estas partes tam bién nos proporcionan pistas sobre cóm o reaccionar ante las
imágenes. Los planos del comienzo del segm ento 3 —las m ujeres llevando tó-
tems, el «Hindenburg» los acróbatas— adquieren su tono misterioso y ligera
m ente siniestro a partir casi exclusivamente del acom pañam iento musical. Ade
más, la m úsica intensifica la respuesta em ocional. A unque la serie de desastres
del segm ento 4 es h o rren d a en sí misma, la música lenta y pesada hace que se
convierta en un bullicio precipitado y apocalíptico.
El sonido es siempre no diegético, y no oímos voces o efectos sonoros pro
cedentes de las escenas concretas. Sin embargo, C onner ha m ontado los planos
de m odo muy cuidadoso para crear ritmos que se correspondan con el movi
m iento de la imagen, el montaje y la música. Por ejemplo, la frenética utilización
del rápido pasaje de Pini di Roma hacia el final del segm ento 2 acom paña a la se
rie de choques entre los automóviles de carreras. Frases estrepitosas y disonantes
comienzan a interrum pir la música a intervalos regulares. C onner las regula para
que coincidan con los choques concretos, intensificando considerablem ente su
efecto visual. Más adelante, en el segmento 4, el plano del flautista (fig. 4.56) coin
cide con un pasaje de música de flauta y oboe, de form a que por un m om ento casi
creemos que el sonido es ahora diegético. Esta impresión intensifica el carácter
idílico de estos exóticos planos justo antes de volver a los desastres. De este modo,
aunque C onner elige una pieza musical ya existente, la ha adecuado a las imáge
nes y la ha utilizado para que ayude a crear el tono y la form a de A Movie.
El m ontaje fue la única técnica que C onner controló por com pleto en A Mo
vie y a él se deben m uchos de los efectos más espectaculares. Por supuesto, las
com paraciones asociativas básicas se hacen m ontando seguidas series de planos
procedentes de diferentes fuentes. Pero C onner no se conform a con yuxtapo
n er los hechos m ediante el m ontaje. Tam bién explota las relaciones gráficas, es
paciales y tem porales entre los planos.
Algunos cortes se sirven de los principios de continuidad para asociar pla
nos que en realidad no estarían en el mismo espacio, creando de este m odo una
continuidad «imposible» que proporciona a la película gran parte de su hum or.
A hora podem os ver que el gag del oficial del subm arino «mirando» a la m ujer
en bikini (figs. 4.50 y 4.51) se debe al hecho de que se trata de un falso em pa
rejam iento del eje de miradas. Igualm ente, las diferentes carreras de caballos,
elefantes y tanques en la prim era parte del segm ento 2 están vinculadas parcial
m ente por el hecho de com partir la dirección de la pantalla. La mayoría de los
m ovimientos son de izquierda a derecha, o avanzan directam ente hacia la cá
mara, direcciones que se podrían m ontar ju n tas correctam ente en el sistema de
m ontaje continuo. De este m odo podem os im aginarnos a todos estos vehículos
y animales corriendo ju n to s en un espacio amplio. Sin em bargo, la evidente im
posibilidad de la yuxtaposición hace que esta idea resulte divertida. Más tarde,
en el segm ento 3, C onner varía esta técnica m ontando seguidos a varios esquia
dores acuáticos y lanchas, algunos con una dirección del movimiento similar,
otros con direcciones contrarias, pero todos ellos com parados m ediante las si
militudes generales de series de planos.
Al igual que Ballet mécanique, A Movie utiliza los em parejam ientos gráficos
para crear com paraciones. D urante la misma serie de movimientos rápidos que
se m ontan seguidos en el segm ento 2, vemos por prim era vez el plano de una
Fig. 9 .4 6 Fig. 9 .4 7
carreta apartándose a u n lado del plano (fig. 9.46), luego un plano gráficam en
te similar de u n tanque filmado en contrapicado (fig. 9.47). Com binados con el
tempo rápido del ritm o del m ontaje, estos m om entos contribuyen al frenético jú
bilo que genera este segm ento. Al descubrir similitudes de este tipo entre pla
nos tom ados de diferentes fuentes, C onner tam bién aum enta las conexiones
asociativas en tre los planos. Los vínculos estilísticos tam bién nos llevan a descu
brir vínculos em ocionales y conceptuales.
La organización form al global de A Movie, con su h u m o r inicial y su evo
lución hacia u n tono am enazador y finalm ente el desastre, se basa en gran
parte en el uso repetid o de técnicas estrictam ente cinem atográficas. El m o n
taje yuxtapone elem entos, la puesta en escena y la fotografía enfatizan las si
m ilitudes y los contrastes en tre ellos, y la m úsica desarrolla y unifica el tono
em ocional. Como resultado, incluso u n a película muy corta com o ésta puede
o b ten er u n a am plia gam a de respuestas p o r parte del espectador. Aquí, com o
en todos los tipos de form a n o narrativa, podem os ver que el estilo desem pe
ñ a u n papel crucial en la form a total de u n a película y en la experiencia del
espectador.
N o t a s y c u e s t io n e s
películas tienen estilo, porque todas las películas hacen algún uso de las técnicas
del medio, y estas técnicas se organizarán forzosam ente de algún modo.
Para un exam en del concepto de estilo en las diferentes artes, véase Aesthe-
tics: Problems in the Philosophy of Criticism (Nueva York, H arcourt, Brace & W orld,
1958), de M onroe C. Beardsley; The Problem ofStyle (Greenwich, Conn., Fawcett,
1966), de J. V. C unningham (comp.); y The Concept ofStyle (Ithaca, Cornell Uni
versity Press, 1987), de Berel Lang (com p.).
Estudios pioneros sobre el estilo en el cine son «Style and M édium in the
Moving Pictures» (originalm ente publicado en 1934), de Erwin Panofsky, en
Film: An Anthology (Berkeley, University o f California Press, 1970), págs. 13-32,
de Daniel Talbot (com p.); Films and Feelings (Cambridge, Mass., MIT Press,
1967), de Raymond Durgnat; y «Pour une stylistique du film», de Raymond Be-
llour, en Revue d ’esthétique, 19, 2 (abril-junio de 1966), págs. 161-178. La mayoría
de las obras citadas en la sección «Notas y cuestiones» de los capítulos de la ter
cera parte ofrecen estudios concretos de aspectos del estilo cinematográfico.
U n análisis plano a plano de Ballet mécanique se puede hallar en The Cubist
Cinema (Berkeley, University of California Press, 1975), de Standish Lawder.
Se ha escrito todo un libro sobre la producción de Ciudadano Kane que arro
ja m ucha luz sobre cóm o se creó su estilo: The Making of Citizen Kane (Berkeley,
University of California Press, 1985; trad. cast.: Cómo se hizo Ciudadano Kane, Bar
celona, U ltram ar, 1987), de R obert L. Carringer. Entre otras cosas, C arringer
revela hasta qué grado Welles y sus colaboradores utilizaron los efectos especia
les para m uchas de las escenas de la película. Un hom enaje a la película, y una
reim prensión del informativo artículo de Gregg T oland sobre ella, «Realism for
Citizen Kane», está disponible en American Cinematographer, 72, 8 (agosto de
1991), págs 34-42. G raham Bruce explica la banda musical de B ernard Herr-
m ann para Ciudadano Kane en Bernard Herrmann: Film Music and Narrative (Ann
Arbor, UMI Research Press, 1985), págs. 42-57. Véase tam bién A Heart at Fire’s
Center: The Life and Music of Bernard Herrmann (Berkeley, University o f California
Press, 1991), de Steven C. Smith.