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Trabajo Social de grupo:

Grupos socioterapéuticos y socioeducativos.

El trabajo social de grupo es un método de trabajo que tiene múltiples aplicaciones. El trabajo
de grupo radica en la participación del grupo, consiguiendo mejorar las situaciones personales
modificando aspectos que se consideran “negativos”.
G. Konopka en 1963 definió el trabajo social como un “método de trabajo que ayuda a los
individuos a mejorar su funcionamiento social a través de experiencias constructivas y a
enfrentarse con sus problemas personales, tanto a nivel social como de grupo”.
Actualmente muchos autores resaltan algunos aspectos, como: la influencia de algún grupo
para capacitar a sus miembros y que a través de este puedan tener más “poder” social, este
último, el término emporwement lo engloba.
Todo esto nos lleva a dos preguntas muy importantes, ¿Qué es el grupo? y ¿Quién es el grupo?,
ya que muchas veces no “existe” un grupo como tal, porque no persiste más allá de la obtención
de sus objetivos y se desintegra, pero si hablamos en un sentido de experiencia emocional, no
se desvanece, ya que pervive como una experiencia y un referente para cada una de las
personas, al igual que sucede con la familia, cada miembro ha vivido la situación grupal de
diferente manera dependiendo el cómo se involucren en ella. En cambio si hablamos de un
grupo organizado y maduro, este desarrollará actividades y perseguirá objetivos que
probablemente serían más difíciles de alcanzar individualmente.
1. Inicio de una práctica no conceptualizada.

El antecedente e inicio del trabajo social de grupos surge en los EE.UU, ya que el interés,
práctica y formalización adquiere una dimensión mucho más relevante que en otros países y no
es hasta los años 60´s cuando este método se introduce en Europa, Latinoamérica y otros
países del mundo.
Como suele suceder en otros aspectos del trabajo social y el trabajo social individual (iniciado
por M.Richmond), el trabajo social de grupo se inicia con prácticas de intervención, que a lo
largo del tiempo se sistematizaron, hasta llegar a establecerse finalidades comunes, criterios
de organización y manejo de los grupos, confiriéndole un carácter de profesionalidad.
Al igual que el trabajo social individual, el trabajo social de grupos va incorporando elementos
conceptuales generados por distintas ramas de las ciencias sociales, basándose en su propio
marco de referencia.
La idea de que el TSG surge de la “práctica”, se desarrolla en base a que los centros sociales
comunitarios acogían a personas que se integraban a los nuevos suburbios de las ciudades
industriales procedentes de zonas rurales, así como se intentaba integrara a grandes grupos
de inmigrantes procedentes de culturas diversas con idiomas, valores y costumbres distintas a
la sociedad en la tendrían que vivir en un futuro.
También se ofrecía ayuda que iba desde materiales, educación informal y actividades de ocio,
con la finalidad de mejorar sus situaciones personales.
Al mismo tiempo se desarrollaban las primeras actividades de ayuda mutua, especialmente
entre personas que procedían de un mismo país o pertenecían a un mismo grupo religioso,
constituyendo lo que más tarde serían las grandes empresas económicas y las grandes
organizaciones sanitarias y sociales, que en la actualidad todavía existen.

Dentro del mismo enfoque, destacan los movimientos y organizaciones juveniles como las de
Girl Scouts o las conocidas YMCA y YWCA creados entre 1850 y 1870. En estos movimientos
sociales la educación informal y las actividades recreativas eran sustentadas sobre los valores
democráticos en los que la libertad individual, la cooperación y la responsabilidad social eran
compartidas.

Algunos autores como W. Newstetter, C Kaiser, M. Nillíamson y O. Coyle en el año 1935


manifiestan que el trabajo social de grupo tiende al crecimiento del individuo, se ajusta
socialmente por medio de las experiencias de grupo, desarrolla fines específicos y cambia
socialmente.

En 1939 psicólogos, trabajadores sociales y pedagogos fundan la Asociación Americana para


el Estudio del Trabajo de Grupo (AAETG). Abriendo un debate sobre si el TG debía constituirse
como una profesión nueva o simplemente formaba parte del trabajo social, posición que
defendida G.Coyle, o podría considerarse un método de educación, como lo sostenía
W.H.Kilpatrick.

A consecuencia de la II Guerra Mundial y sus secuelas sociales los miembros de la AAETG


tomaron la decisión de integrarse a la Asociación Americana de Trabajadores Sociales (NASW)
en 1946. Constituyendo un nuevo método de trabajo social, el cual quedaría integrado por tres
métodos tradicionales: trabajo social de casos, trabajo social de grupos y trabajo social de
comunidad, sin embargo esta idea no fue aceptada inmediatamente por todos los trabadores
sociales de la época, puesto que algunos asociaban el trabajo social con el casework.

Entre 1950 y 1960 la práctica de grupos ya está sistematizada y cuenta con una especialidad
en el campo de la salud mental, autores como G. Konopka, G. Wilson, H. Trecker, RD. Vinter,
W. Schwartz, H. Norten, C. Papell, B. Rothman y L Shulman a través de sus obras establecen
las diferencias entre el campo de la Psicología Social y el trabajo social enfocado a fines de
desarrollo individual e integración social de la psicoterapia de grupo dirigida al tratamiento de
trastornos mentales. Konopka distingue dos categorías de grupos: los grupos que ayudan al
desarrollo de la persona hacía su potencial individual para mejorar las relaciones y aptitudes de
la función social y los grupos que precisan ayuda en la “acción social”, constituidos
frecuentemente por “personas muy bien capacitadas, situadas en posición de liderazgo en sus
comunidades y que desean participar activamente en la solución de los problemas sociales”.
En 1967, R.D. Vinter de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad de Michigan publica un
libro que lleva por título “Principios para la práctica del Servicio Social de Grupos”, en el cual
intervienen varios autores, contiene avances de la sistematización y progresividad conceptual
del método de grupo e introduce también autores británicos que aportan sus investigaciones en
el campo de psicoterapia de grupo tales como S.H. Foulkes y E.J. Antony.

El trabajo social recibe conocimientos de la psiquiatría y de la psicología, su práctica clínica


debe ser cautelosa y continuamente revisada para que el trabajo social de grupo no se convierta
en una pseudoterapia, de este modo es interesante destacar que el trabajo social clínico se
desarrolló en nuestros países en los años 60’s y 70’s. Aunque esta perspectiva fue rechazada
más adelante por no comprenderse el término “clínico” y el interés por esta denominación ha
vuelto a surgir en los últimos años, principalmente por parte de los trabajadores sociales del
sector salud.

Los años 60´s constituyeron un momento de expansión para el trabajo social de grupo. A través
de programas educativos, expertos en los distintos métodos de trabajo social: individual, grupo
y comunidad, se desplazaron a otros continentes con la finalidad de ofrecer formación
especializada en los tres métodos de trabajo social.

Avanzados los años 70 surge una nueva orientación en el trabajo social americano que intenta
integrar los métodos de TS en uno sólo. Esta orientación tiene su influencia más directa en el
modelo sistémico y en la influencia que la ecología adquiere en aquel momento originado en
California.

En algunas universidades americanas llega a enseñarse solamente el llamado “método


integrado”. No obstante, a pesar del impacto del método integrado, el trabajo social de grupo
en EE.UU fue muy fuerte en la versión socioterapéutica y clínica, alejándose de esta forma de
las intervenciones en centros recreativos y comunitarios. También surge un mundo en relación
a distintas prácticas de grupo, que comprenden desde terapia de grupo, trabajo social de
grupos, grupos de ayuda mutua y distintas asociaciones.

R.M. Tolman de la Universidad Illinois y Ch.E. Molidor de la Universidad de Texas publican un


artículo en el año 1994, sobre “A Decade of Social Group Work Research: Trends in
Methodology, Theory and Program Development”, en el cual muestra la revisión sobre las
investigaciones publicadas durante la década de los años 80, y encuentran que existen 54
equipos de investigación sobre grupo que acostumbran a publicar en 9 de las principales
revistas de trabajo social americanas.
En los países de América Latina y en especial Argentina, el trabajo social de grupo entronca
con la corriente de pensamiento y producción científica que inició E. Pichon Rívíere y con la
Escuela de Psiquiatría y Psicoanálisis de la Universidad de Buenos Aíres, en Europa, y como
ejemplo en el Reino Unido, el trabajo social de grupo se inicia en los años 60 y toma un gran
vigor en la década de tos 70, cuando aparecen los textos de autores que todavía están en vigor.
En el Reino Unido los enfoques radical y feminista han tenido una gran influencia dentro del
trabajo social y los principios de prevención de la discriminación y de la exclusión social se
hallan presentes en la mayoría de trabajos de grupo.
En España el trabajo social de grupo llega “oficialmente” en el año 1964 a través de un seminario
de las Naciones Unidas dirigido por E. Fíorentino.
Kisnerman en 1971 retoma la clasificación inicial de trabajo social que plantea G. Konopka y
clasifica estos grupos en dos, los Grupos orientados hacia el crecimiento y los grupos de
acción social. Con ello se intenta enfatizar dos aspectos del mismo método, definiendo el
trabajo social de grupo donde el profesional asume al grupo como un objeto de su atención-
intervención y su función de conducción del grupo.

En un intento de actualizar y clarificar la tipología del trabajo social de grupos, se propone en la


IV Jornada Nacional de Trabajo Social y Salud, las siguientes definiciones:
a) Grupos socioterapéuticos: Se utilizan desde el trabajo social para tratar conflictos que
podrecen sufrimiento, impide un desarrollo, afectando relaciones y responsabilidades
sociales. La intervención socioterapéutica va dirigida a mejorar las vivencias y la
participación social del sujeto, lo cual implica un desarrollo de las capacidades
personales para enfrentarse consigo mismo y con el entorno.
b) Grupos socioeducativos: Se dirigen al desarrollo, adquisición de hábitos,
comportamientos y funciones, que por distintas causas, no forman parte del repertorio
comportamental de los miembros del grupo.
c) Grupos de acción social: Su finalidad es conseguir objetivos sociales que van más allá
del beneficio que puedan conseguir los propios individuos que forman el grupo.
d) Grupos de ayuda mutua: Son los que ofrecen a sus miembros la posibilidad de apoyo
mutuo para conllevar una situación que le afecta, generalmente este procesos es durante
un periodo prolongado de tiempo. Los incluimos dentro del TSG porque aunque operan
independientemente y a veces al margen de los servicios sociales o de salud, mantienen
estrecha relación con los trabajadores sociales, quienes impulsan, orientan, ofrecen
información y formación a los participantes.
En la bibliografía del trabajo social se encuentra un conjunto de principios o normas de trabajo,
tales como principios, finalidades, premisas, valores bases y propósitos que tratan de establecer
criterios propios del trabajo social para diferenciarlos de otras profesiones, y para asegurar su
buena práctica.
Estos criterios se refieren a tres aspectos principales: Los valores y finalidades del trabajo social
que presiden cualquier actividad dentro del mismo, los conocimientos sobre el objeto de
intervención, y los criterios operativos para la acción. Como síntesis de los grupos en el trabajo
social, como los socioterapéuticos y socioeducativos proponemos la estructura siguiente:
Hipótesis: Es el conocimiento relacionado con la acción que ejerce el grupo sobre los individuos
y sobre el grupo como fenómeno psicosocial, ejemplo, la relación estrecha en la participación
social y las experiencias del grupo, el sentido de pertenencia que se llega a desarrollar y las
actitudes y comportamientos que pueden modificarse con mayor facilidad dentro de un grupo
de iguales.
Finalidades: La finalidad se refiere a aquello que el profesional desea conseguir a través de su
intervención, como lo es promover y fomentar la capacidad de autonomía, la independencia, la
responsabilidad, la solidaridad, las relaciones positivas y eficaces, la participación y la justicia
social. Todas ellas finalidades que subyacen a la consecución de los objetivos del grupo.
Objetivos: Los objetivos del grupo deben responder a un área de necesidades común entre los
miembros, por tanto debe ser identificada por el profesional y por los propios miembros. N.
Kisnerman habla de tres grandes objetivos: Restauración de las relaciones sociales, provisión
de recursos sociales y personales y la prevención de los problemas relacionados con la
interacción social, mientras que A. Brown plantea una serie de objetivos posibles de alcanzar a
través del trabajo de grupo: Valoración individual o autoevaluación, apoyo y mantenimiento
individual, cambio individual, información y educación, mediación entre individuos y
organizaciones, apoyo o cambio en el grupo, cambio en el entorno y cambio social.
Como último también se debe tener en cuenta que un grupo debe planificarse cuidadosamente
y tener en cuenta los aspectos siguientes:

 Características de los miembros: edad, sexo, etnia, cultura, y características personales,


 Tamaño del grupo y criterio de abierto o cerrado: Lo más frecuente es que los grupos
oscilen entre 6 y 12 miembros, ya que no debe ser tan pequeño ni tan grande que sea
difícil mantener la atención entre unos y otros.
 Duración y frecuencia: La duración de cada sesión y frecuencia está relacionada con los
objetivos del grupo. Por lo general la duración de un grupo oscila entre 10 sesiones y 40
sesiones con una duración de 1 h y 1:30 h, aunque también depende mucho la situación
emocional y edad de los miembros.
Mientras que la frecuencia puede ser muy variada, según las sesiones, ya sea que se
lleven a cabo por semana o por mes.
 Técnicas de grupo: Podríamos distinguir entre técnicas directivas, no directivas o
semidirectivas, la técnica no directiva es la que permite la expresión libre y creativa del
grupo, el profesional conduce el grupo a partir de los fenómenos y de los contenidos que
éste produce, no debe confundirse este abordaje técnico con la pasividad o con la laissez
faire, mientras que las Semidirectivas se utilizan cuando los miembros están poco
motivados para asistir y participar en el grupo, les cuesta expresarse y no abordan
directamente los problemas.
 Evaluación: Para este punto es importante plantear bajo que parámetros podrían
evaluarse los resultados obtenidos, tomando en cuenta los resultados para cada
miembro, resultado del grupo en términos de objetivos y resultados del proceso
metodológico que se ha seguido.
Bibliografía

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