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Universidad de La Sabana

Facultad de Filosofía y Ciencias Humanas


Metodología de la Investigación
Juan Camilo Jaramillo García

Reseña a Aristotle and Derrida on Friendship

“Ho amigos míos, no hay amigos” es la frase que atribuye Montaigne a Aristóteles y

que sirve como motor de arranque a Derrida para escribir Políticas de la amistad. Esta

enigmática frase conecta a ambos autores, Aristóteles y Derrida, para hacer una disertación

respecto a los conceptos aristotélicos de la amistad y la política que la autora Sandra Lynch

recoge en su texto Aristotle and Derrida on Friendship. El texto además de mostrar de

manera clara las principales críticas de Derrida a Aristóteles, también suma reflexiones

personales de Lynch con respecto a la diferencia y el conflicto en las relaciones.

En un principio la autora aclara que la frase que Montaigne y Hesíodo atribuyen a

Aristóteles probablemente no tenga el matiz tan misterioso que se da al principio de

Políticas de la amistad, que es un uso retórico que sirvió al filósofo griego pero que,

sabiéndolo Derrida, también se sirve para dar paso a una serie de analogías entre la amistad

y la política (en especial los sistemas democráticos) que comparten ciertas igualdades. Las

tres que abarca el texto son: La fraternidad, los crímenes políticos y el simulacro. A cada

uno le dedica su espacio luego de dar una breve acepción de lo que es la amistad para

Aristóteles1.

1
A la hora de realizar esta reseña no se ha comprobado de manera extensa si lo dicho por la autora es cierto
o no, si es una interpretación algo descarada o una de gran sabiduría. Ante la ignorancia frente a los textos
que se citan, se opta por tomarlos con una buena voluntad hermenéutica y pensar que estos están siendo
bien utilizados.
Cuando Aristóteles estructura la amistad lo hace con base a que el amigo es otro yo,

y es por esto que la virtud del cuidado de sí mismo permanece y se extiende en ese otro yo.

Lynch defiende las acusaciones de que hay contradicción en el autor puesto que, por un

lado, se habla de que prima el cuidado de uno, y por el otro, es cosa digna el perder dinero

o bienes si un amigo los necesita. Como suele ocurrir con El filósofo las cosas se dicen de

muchas maneras, cuando se menciono cuidado propio uno hace referencia a una falsa

imagen de regocijo en la avaricia o el placer propio, mientras que existe un interés propio

que reconoce las bondades del alma no solo en el beneficio propio sino en el que se da a

otros.

Es buen indicio de un texto el que mencione las posibles objeciones y defienda las

ideas del autor que se quiere debatir. Esto muestra una buena voluntad en no recrear

muñecos de paja argumentativos que en nada sirven a una verdadera discusión que busque

la verdad/el conocer.

En un principio esto no parece tener inconveniente alguno, de hecho, muestra la

amistad y luego la política como un acto comunitario que busca ese bien común y no

meramente el propio. El problema yace en varios aspectos que Derrida nota y que se

podrían reunir en el problema de lo homogéneo. Se señala que la concepción de amistad en

autores como Montaigne que sigue a Aristóteles pecan de ser tremendamente idealistas, no

solo respecto a ese otro que es otro yo, sino que se recrea una idea paternalista de la

amistad. Una idea paternalista de la amistad, y por consecuente la política, distorsiona la

parte afectiva que tiene la amistad y la inclina de manera absoluta a algo valioso en cuanto

me/nos otorga virtud. No es que se caiga en el utilitarismo, Lynch no defiende esa idea,

pero si que es algo mucho más racional que emocional, cosa que parece no replicarse en la
realidad. Por otra parte, la autora también señala que el conflicto o el rompimiento de la

amistad no se vislumbra, esta es intocable y en extremo carente de multiplicidad o

conflicto.

Es aquí donde Lynch introduce ese tema que tanto ha caracterizado a Derrida que es

la diferencia. La diferencia tiene un peso gigantesco dentro de la obra del autor francés,

como también lo es sus críticas, justificadas o no, a la unilateralidad, cosas que reúnen la

concepción de amistad que trabajó Aristóteles. Se critica entonces una idea de idealización

de la amistad por cierta nostalgia a querer ver en los otros lo que se desea ver en uno. Una

idea que niega los valores del conflicto y la diferencia que son en sí lo que permite la

relación, pues si no hay diferencia sino igualdad, no puede existir verdadera relación pues

son las distancias las que permiten el acercamiento o la lejanía. Lo igual permanece igual a

sí mismo.

Para continuar con las referencias políticas que tienen mayor peso a partir de la

mitad del texto, se señala que el lenguaje político, en especial el referente a crímenes

políticos, es muy indicado para hablar con analogía sobre amistad y política. Hasta este

momento Lynch logra de manera muy clara y concisa lo que ni el propio Derrida parece

haber logrado, es decir, hacer posible que se le entienda rápido y fácil (o de plano que se le

entienda). La autora logra hilar de buena manera los problemas más generales que tiene

Derrida frente Aristóteles, y que también son base de toda la filosofía, que es la igualdad y

la diferencia, como ocurre en el Parménides y el Sofista. Y casi sin que el lector se de

cuenta de ese paso por la metafísica, se llega se sopetón a reflexiones concretas sobre la

visión de la mujer o el valor y espacio de la libertad en las democracias. No se siente que

ninguno de los puntos no se siga de los otros, a lo mucho se puede dudar de alguno de ellos
como la comunicación política y su analogía con la amistad, o si en verdad cuando nos

acercamos con gentileza a alguien se un simulacro de gentileza que abran paso a una

verdadera. Aún y con todo lo mencionado, el texto logra de buena manera mostrar el valor

que Derrida pone en la diferencia y el conflicto de las relaciones humanas para verlas como

un aspecto más heterogéneo de esta realidad que llamamos vida.

Este fragmento final me gustó mucho.

The achievement of friendship is the development of the relation despite its fragility,

despite our ‘fundamental separation’ from the other and the potential for enmity. To

be able to honour in the friend the enemy he can become might well require giving

something which we have never ourselves received. It may require being prepared to

tolerate difference, to allow for change or to accept conflict. Friendship is a relation

which demands sacrifice. The balance between identity and difference upon which it

depends is never simply given and the tension between these two concepts must be

continually worked out via our generosity, courage, sensitivity, perceptiveness, and

honesty. Nietzsche, who dismissed the possibility of noble friendships among women,

goes so far as to say that even men are only capable of comradeship. Noble friendship

requires knowing how to give, not just to the friend but also to the enemy and man

is not yet generous enough. Nietzsche’s view is that to be friends we must be friends

qua possible enemies. As Derrida puts it “friendship to come continues to mean,

for Zarathustra: freedom, equality and fraternity. The fragile, unstable and recent

motto… of a republic.” (Lynch, 2000).


Lynch, A. (2000, Noviembre). Aristotle and Derrida on Friendship.
https://philpapers.org/rec/LYNAAD

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