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“Ho amigos míos, no hay amigos” es la frase que atribuye Montaigne a Aristóteles y
que sirve como motor de arranque a Derrida para escribir Políticas de la amistad. Esta
enigmática frase conecta a ambos autores, Aristóteles y Derrida, para hacer una disertación
respecto a los conceptos aristotélicos de la amistad y la política que la autora Sandra Lynch
manera clara las principales críticas de Derrida a Aristóteles, también suma reflexiones
Políticas de la amistad, que es un uso retórico que sirvió al filósofo griego pero que,
sabiéndolo Derrida, también se sirve para dar paso a una serie de analogías entre la amistad
y la política (en especial los sistemas democráticos) que comparten ciertas igualdades. Las
tres que abarca el texto son: La fraternidad, los crímenes políticos y el simulacro. A cada
uno le dedica su espacio luego de dar una breve acepción de lo que es la amistad para
Aristóteles1.
1
A la hora de realizar esta reseña no se ha comprobado de manera extensa si lo dicho por la autora es cierto
o no, si es una interpretación algo descarada o una de gran sabiduría. Ante la ignorancia frente a los textos
que se citan, se opta por tomarlos con una buena voluntad hermenéutica y pensar que estos están siendo
bien utilizados.
Cuando Aristóteles estructura la amistad lo hace con base a que el amigo es otro yo,
y es por esto que la virtud del cuidado de sí mismo permanece y se extiende en ese otro yo.
Lynch defiende las acusaciones de que hay contradicción en el autor puesto que, por un
lado, se habla de que prima el cuidado de uno, y por el otro, es cosa digna el perder dinero
o bienes si un amigo los necesita. Como suele ocurrir con El filósofo las cosas se dicen de
muchas maneras, cuando se menciono cuidado propio uno hace referencia a una falsa
imagen de regocijo en la avaricia o el placer propio, mientras que existe un interés propio
que reconoce las bondades del alma no solo en el beneficio propio sino en el que se da a
otros.
Es buen indicio de un texto el que mencione las posibles objeciones y defienda las
ideas del autor que se quiere debatir. Esto muestra una buena voluntad en no recrear
muñecos de paja argumentativos que en nada sirven a una verdadera discusión que busque
la verdad/el conocer.
amistad y luego la política como un acto comunitario que busca ese bien común y no
meramente el propio. El problema yace en varios aspectos que Derrida nota y que se
autores como Montaigne que sigue a Aristóteles pecan de ser tremendamente idealistas, no
solo respecto a ese otro que es otro yo, sino que se recrea una idea paternalista de la
parte afectiva que tiene la amistad y la inclina de manera absoluta a algo valioso en cuanto
me/nos otorga virtud. No es que se caiga en el utilitarismo, Lynch no defiende esa idea,
pero si que es algo mucho más racional que emocional, cosa que parece no replicarse en la
realidad. Por otra parte, la autora también señala que el conflicto o el rompimiento de la
conflicto.
Es aquí donde Lynch introduce ese tema que tanto ha caracterizado a Derrida que es
la diferencia. La diferencia tiene un peso gigantesco dentro de la obra del autor francés,
como también lo es sus críticas, justificadas o no, a la unilateralidad, cosas que reúnen la
concepción de amistad que trabajó Aristóteles. Se critica entonces una idea de idealización
de la amistad por cierta nostalgia a querer ver en los otros lo que se desea ver en uno. Una
idea que niega los valores del conflicto y la diferencia que son en sí lo que permite la
relación, pues si no hay diferencia sino igualdad, no puede existir verdadera relación pues
son las distancias las que permiten el acercamiento o la lejanía. Lo igual permanece igual a
sí mismo.
Para continuar con las referencias políticas que tienen mayor peso a partir de la
mitad del texto, se señala que el lenguaje político, en especial el referente a crímenes
políticos, es muy indicado para hablar con analogía sobre amistad y política. Hasta este
momento Lynch logra de manera muy clara y concisa lo que ni el propio Derrida parece
haber logrado, es decir, hacer posible que se le entienda rápido y fácil (o de plano que se le
entienda). La autora logra hilar de buena manera los problemas más generales que tiene
Derrida frente Aristóteles, y que también son base de toda la filosofía, que es la igualdad y
cuenta de ese paso por la metafísica, se llega se sopetón a reflexiones concretas sobre la
ninguno de los puntos no se siga de los otros, a lo mucho se puede dudar de alguno de ellos
como la comunicación política y su analogía con la amistad, o si en verdad cuando nos
acercamos con gentileza a alguien se un simulacro de gentileza que abran paso a una
verdadera. Aún y con todo lo mencionado, el texto logra de buena manera mostrar el valor
que Derrida pone en la diferencia y el conflicto de las relaciones humanas para verlas como
The achievement of friendship is the development of the relation despite its fragility,
despite our ‘fundamental separation’ from the other and the potential for enmity. To
be able to honour in the friend the enemy he can become might well require giving
something which we have never ourselves received. It may require being prepared to
which demands sacrifice. The balance between identity and difference upon which it
depends is never simply given and the tension between these two concepts must be
continually worked out via our generosity, courage, sensitivity, perceptiveness, and
honesty. Nietzsche, who dismissed the possibility of noble friendships among women,
goes so far as to say that even men are only capable of comradeship. Noble friendship
requires knowing how to give, not just to the friend but also to the enemy and man
is not yet generous enough. Nietzsche’s view is that to be friends we must be friends
for Zarathustra: freedom, equality and fraternity. The fragile, unstable and recent