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Semanario Judicial de la Federación

Precedente (sentencia)

Registro digital: 38

Asunto: CONTRADICCIÓN DE Octava Época Fuente: Semanario Judicial de la


TESIS 39/92. Federación, Tomo XIII, Junio de
1994, página 293
Instancia: Tercera Sala

PRESCRIPCION ADQUISITIVA. PARA QUE SE ENTIENDA SATISFECHO EL REQUISITO DE LA


EXISTENCIA DE LA "POSESION EN CONCEPTO DE PROPIETARIO" EXIGIDO POR EL CODIGO
CIVIL PARA EL DISTRITO FEDERAL Y POR LAS DIVERSAS LEGISLACIONES DE LOS
ESTADOS DE LA REPUBLICA QUE CONTIENEN DISPOSICIONES IGUALES, ES NECESARIO
DEMOSTRAR LA EXISTENCIA DE UN TITULO DEL QUE SE DERIVE LA POSESION.

CONTRADICCION DE TESIS 39/92. SUSTENTADA ENTRE EL CUARTO TRIBUNAL COLEGIADO


EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO Y EL TRIBUNAL COLEGIADO DEL VIGESIMO
CIRCUITO.

CONSIDERANDO:

SEGUNDO.-El Cuarto Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito, al pronunciar
sentencias en los juicios de amparo directo números 2684/90 y 832/91, se apoyó en las siguientes
consideraciones en relación a la materia de la contradicción denunciada:

(Amparo directo DC 2684/90)

"En el apartado tercero del capítulo de conceptos de violación de la demanda de amparo, la quejosa
empieza por negar que el actor tuviera un título apto para considerarlo poseedor a título de
propietario, porque el título eficaz para este fin sólo podría provenir de Banca Confía, S.N.C., que es
la que aparece como propietaria en el Registro Público de la Propiedad.

"La argumentación de la quejosa es infundada, porque no hay disposición alguna en el Código Civil
para el Distrito Federal que prevea que para los efectos de la prescripción positiva, el título que se
invoque como causa de la posesión debe provenir necesariamente del verdadero propietario. El
artículo 826 del Código Civil para el Distrito Federal alude solamente a que la posesión que se
adquiera y disfrute en concepto de dueño de la cosa poseída puede producir la prescripción, pero
no exige que ese título de dueño tenga como causa necesaria una transmisión del legítimo
dominador de la cosa. Esto es explicable, porque en el sistema del Código de Procedimientos
Civiles para el Distrito Federal, la invocación del título y su prueba sólo tiene como función la de
establecer que quien pretende usucapir cuente con una posesión diferente a la derivada. Por tal
motivo, para la prescripción no es indispensable que se invoque como causa de la posesión un
título objetivamente válido, sino que basta con que se haga valer un título subjetivamente válido, o
sea, el que se origine una creencia fundada respecto a la transmisión del dominio, aunque en
realidad no sea bastante para la adquisición del bien.

"En el presente caso, el actor en el juicio natural invocó como causa de la posesión la existencia de
un acto traslativo de dominio, cuya demostración no se controvierte en este juicio de amparo; lo cual
implica que se alegó una causa que daba lugar a una posesión distinta a la derivada. La posesión

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así obtenida es apta para prescribir aun cuando el título de la posesión no proviniera del titular
registral.

"El criterio anterior se encuentra sustentado en la jurisprudencia número 30 de este tribunal,


integrada por las ejecutorias resueltas por unanimidad, en forma ininterrumpida, en los juicios de
amparo directos: 869/89, promovido por Gabriel Rojas Soriano; 2764/89, promovido por Pedro Mejía
Avila y otro; 3994/89, promovido por el Departamento del Distrito Federal; 4144/89, promovido por
Lilia Sabag de la Garza y 2419/90, promovido por Banca Confía, S.N.C., fallados el trece de abril, el
cuatro de agosto, el siete y catorce de diciembre de mil novecientos ochenta y nueve y el treinta de
agosto de mil novecientos noventa, respectivamente, cuyo tenor literal es el siguiente:
'PRESCRIPCION ADQUISITIVA. HECHOS SUSCEPTIBLES DE GENERAR LA POSESION APTA
PARA LA.-Conforme a los artículos 1151 y 1152 del Código Civil para el Distrito Federal, la
posesión necesaria para prescribir debe ser en concepto de propietario, pacífica, continua, pública y
por el tiempo que señala el segundo de esos preceptos, según se trate de posesión de buena o de
mala fe, o de la que hubiera sido inscrita en el Registro Público de la Propiedad y de Comercio. Esta
institución, como medio de adquisición de dominio, tiene por lo general como presupuesto la inercia
del auténtico propietario del bien, que lo deja en manos de otro poseedor, situación a la que
corresponde y acompaña, como elemento predominante, la actividad de este último que se
manifiesta en el ejercicio de la posesión que el propietario original descuidó. Por su parte, el artículo
826 del cuerpo de leyes citado establece que sólo la posesión que se adquiere y disfruta en
concepto de dueño de la cosa poseída, puede producir la prescripción. Al aludir al concepto de
'dueño o propietario', el código sustantivo emplea una denominación que comprende al poseedor
con título objetivamente válido (aquel que reúne todos los requisitos que el derecho exige para la
adquisición de dominio y para su transmisión), con título subjetivamente válido (aquel que origina
una creencia fundada respecto a la transmisión del dominio, aunque en realidad no sea bastante
para la adquisición del bien) y aun sin título, siempre y cuando esté demostrado, tanto que dicho
poseedor es el dominador de la cosa (el que manda en ella y la disfruta para sí como dueño en
sentido económico), como que empezó a poseerla en virtud de una causa diversa a la que origina la
posesión derivada. Cuando se tiene título, ya sea objetiva o subjetivamente válido, la posesión en
carácter de dueño debe emanar de un acto jurídico que por su naturaleza sea traslativo de
propiedad, como son la venta, la donación, la permuta, el legado, la adjudicación por remate, la
dación en pago, etcétera, pues nunca podrán prescribir los bienes que se poseen a nombre ajeno,
en calidad de arrendatario, depositario, comodatario, usufructuario, etcétera, porque éstos poseen la
cosa en virtud de un título que les obliga a restituirla a aquel de quien la recibieron. De esta manera,
es válido establecer que si por efecto de una venta, de una donación o de cualquier otro acto
traslativo de dominio, el poseedor de un bien recibió la cosa de una persona que creía propietaria
de ella, pero en realidad no lo era, puede adquirir por prescripción positiva el bien, si reúne los
requisitos legales a que se ha hecho referencia, porque el acto jurídico defectuoso no es el que
constituye la fuente de adquisición de la propiedad, sino que ésta se encuentra en la propia ley, que
prevé la institución de la usucapión; aquel acto sólo cumple la función de poner de manifiesto que la
posesión no se disfruta en forma derivada, sino en concepto de propietario, sobre la base de un
título que aun cuando esté viciado (si el título no adoleciera de defecto alguno, no habría necesidad
de acudir a la prescripción para consolidar el dominio), la ley le atribuye efectos, como se constata
en el texto de los artículos 806 y 807 del Código Civil para el Distrito Federal."

(Amparo directo DC 832/91)

"... La promovente del amparo invocó como hecho generador de la usucapión un contrato de
compraventa celebrado en noviembre de mil novecientos setenta y nueve con Inmobiliaria Janer,
S.A., después de haber ocupado el inmueble en calidad de arrendataria, y haberle dado
cumplimiento a esa relación; por tanto, conforme a lo dispuesto por el artículo 281 del Código de
Procedimientos Civiles para el Distrito Federal, correspondía a la actora acreditar la demostración

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de ese acto, por haber sido causa invocada como título de su derecho para prescribir, de modo que
no es verdad se hubiera invocado indebidamente el artículo adjetivo mencionado. Tal exigencia está
íntimamente relacionada con el acreditamiento del título apto para prescribir a que se refiere el
artículo 1151, fracción I, del Código Civil, por tratarse de un elemento sine qua non de la acción de
prescripción, dado que en el último numeral citado se requiere, entre otros requisitos, la
demostración de la causa invocada como título; y si en la especie, la actora señaló como tal una
operación de compraventa en los términos ya precisados, esa circunstancia es la causa de su
posesión.

"Así lo sostuvo este Tribunal Colegiado de Circuito, en la tesis elaborada al respecto, que a la letra
dice: 'PRESCRIPCION ADQUISITIVA, NO BASTA SER POSEEDOR Y COMPORTARSE COMO
DUEÑO DEL BIEN, SINO QUE DEBE PROBARSE LA EXISTENCIA DEL TITULO TRASLATIVO
DE DOMINIO INVOCADO.-De acuerdo con lo establecido por los artículos 1151, fracción I, y 1152
del Código Civil para el Distrito Federal, para usucapir un bien raíz, es necesario que la posesión del
mismo se tenga en concepto de propietario; este requisito exige no sólo la exteriorización del
dominio sobre el inmueble mediante la ejecución de actos que revelen su comportamiento como
dueño mandando sobre él y disfrutando del mismo con exclusión de los demás, sino que también
debe acreditar que dicha posesión la inició con motivo de un título apto para trasladar el dominio,
que puede constituir un hecho lícito o no, pero en todo caso debe ser bastante para que
fundadamente crea que puede transferirle el dominio del bien. Esto último determina la necesidad
de que el poseedor que alegue la prescripción en su favor, justifique la causa que invoque como
título de su derecho, por lo que no basta para demostrar la adquisición del derecho real de
propiedad que sea poseedor y se comporte como dueño del bien en un momento determinado,
pues ello no excluye la posibilidad de que inicialmente esa posesión fuera derivada."

El criterio al que se alude en primer término se fundó en los siguientes precedentes: DA 869/89, DA
2764/89, DA 3994/89 y DA 4144/89 y son del siguiente tenor, en lo conducente:

(Amparo directo DC 869/89)

"Conforme a los artículos 1151 y 1152 del Código Civil para el Distrito Federal, la posesión
necesaria para prescribir debe ser en concepto de propietario, pacífica, continua, pública y por el
tiempo que señala el segundo de esos preceptos, según se trate de posesión de buena o de mala
fe, o de la que hubiera sido inscrita en el Registro Público de la Propiedad y de Comercio. Esta
institución, como medio de adquisición de dominio, tiene por lo general como presupuesto la inercia
del auténtico propietario del bien, que lo deja en manos de otro poseedor, situación a la que
corresponde y acompaña, como elemento predominante, la actividad de este último que se
manifiesta en el ejercicio de la posesión que el propietario original descuidó. Por su parte, el artículo
826 del cuerpo de leyes citado, establece que sólo la posesión que se adquiere y disfruta en
concepto de dueño de la cosa poseída, puede producir la prescripción. Al aludir al concepto de
'dueño o propietario', el código sustantivo emplea una denominación que comprende al poseedor
con título objetivamente válido (aquel que reúne todos los requisitos que el derecho exige para la
adquisición del dominio y para su transmisión), con título subjetivamente válido (aquel que origina
una creencia fundada respecto a la transmisión del dominio, aunque en realidad no sea bastante
para la adquisición del bien), y aun sin título, siempre y cuando esté demostrado, tanto que dicho
poseedor es el dominador de la cosa (el que manda en ella y la disfruta para sí como dueño en
sentido económico), como que empezó a poseerla en virtud de una causa diversa a la que origina la
posesión derivada. Cuando se tiene título, ya sea objetiva o subjetivamente válido, la posesión en
carácter de dueño debe emanar de un acto jurídico que por su naturaleza sea traslativo de
propiedad, como son la venta, la donación, la permuta, el legado, la adjudicación por remate, la
dación en pago, etcétera, pues nunca podrán prescribir los bienes que se poseen a nombre ajeno,
en calidad de arrendatario, depositario, comodatario, usufructuario, etcétera, porque éstos poseen la

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cosa en virtud de un título que les obliga a restituirla a aquel de quien la recibieron. De esta manera,
es válido establecer que si por efecto de una venta, de una donación o de cualquier otro acto
traslativo de dominio, el poseedor de un bien recibió la cosa de una persona que creía propietaria
de ella, pero en realidad no lo era, puede adquirir por prescripción positiva el bien, si reúne los
requisitos legales a que se ha hecho referencia, porque el acto jurídico defectuoso no es el que
constituye la fuente de adquisición de la propiedad, sino que ésta se encuentra en la propia ley, que
prevé la institución de la usucapión; aquel acto sólo cumple la función de poner de manifiesto que la
posesión no se disfruta en forma derivada, sino en concepto de propietario, sobre la base de un
título que aun cuando esté viciado (si el título no adoleciera de defecto alguno, no habría necesidad
de acudir a la prescripción para consolidar el dominio), la ley le atribuye efectos, como se constata
en el texto de los artículos 806 y 807 del Código Civil para el Distrito Federal."

(Se omite la transcripción de los sumarios de los amparos directos 2764/89, 3994/89 y 4144/89, por
ser casi idénticos, palabras más, palabras menos, en relación con el tema).

Y el criterio que se sostuvo en el amparo directo DC 832/91 se sustentó en los precedentes que a
continuación se indican: DC 1168/86; DC 2498/87; DC 329/89 y DC 1584/90, los cuales en lo
conducente, establecen:

(Amparo directo DC 1168/86)

"...para usucapir un bien raíz, es necesario (entre otros requisitos), ...acreditar que dicha posesión
inició con motivo de un título apto para trasladar el dominio, que puede constituir un hecho lícito o
no, pero que en todo caso debe ser bastante para que fundadamente crea que puede transferirle el
dominio del bien. Esto último determina la necesidad de que el poseedor que alegue la prescripción
en su favor, justifique la causa que invoque como título de su derecho, por lo que no basta para
demostrar la adquisición del derecho real de propiedad que sea poseedor y se comporte como
dueño del bien en un momento determinado, pues ello no excluye la posibilidad de que inicialmente
esa posesión fuera derivada."

(Amparo directo DC 2498/87)

"...uno de los requisitos para que opere la prescripción adquisitiva es el relativo a que el bien por
usucapir se posea con el carácter de propietario, y esa calidad sólo puede ser calificada si se invoca
la causa que generó la posesión, dado que si ésta no se expone, el juzgador está imposibilitado
para determinar si se cumple con tal requisito.

"Ciertamente, en términos de lo preceptuado en el dispositivo 1151 de la ley sustantiva de la


materia, la posesión necesaria para prescribir debe ser en concepto de propietario, pacífica y
continua. El contenido de este precepto se complementa, en cuanto al primero de dichos requisitos,
con lo dispuesto en el artículo 826 del ordenamiento de referencia, en el sentido de que sólo la
posesión que se adquiere y disfruta en concepto de dueño de la cosa poseída puede producir la
prescripción. Es menester, entonces, que cuando se promueve un juicio de usucapión el actor
revele la causa generadora de su posesión, esto es, el hecho o acto que la generó, que puede ser:
a) El hecho o acto jurídico que hace adquirir un derecho y que entronca con la causa; b) El
documento en que consta ese acto o hecho adquisitivo; c) El derecho mismo que asiste a una
persona y que la legitime activa o pasivamente, tanto para que el juzgador esté en aptitud de
determinar la calidad de la posesión -originaria o derivada- cuanto para que se pueda computar el
término de ella, ya sea de buena o mala fe o por causa de delito."

(Amparo directo DC 329/89)

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"...para que opere la prescripción adquisitiva no es suficiente con realizar actos que revelen su
comportamiento como dueño, mandando sobre él y disfrutando del mismo con exclusión de los
demás, sino que esa posesión se inició con un título apto para trasladar el dominio. Así lo consideró
este Tribunal Colegiado de Circuito en las ejecutorias, cuya sinopsis es la siguiente:
'PRESCRIPCION ADQUISITIVA. NO BASTA SER POSEEDOR Y COMPORTARSE COMO
DUEÑO DEL BIEN, SINO QUE DEBE PROBARSE LA EXISTENCIA DEL TITULO TRASLATIVO
DEL DOMINIO INVOCADO.' (El texto ha quedado transcrito)."

(Amparo directo DC 1584/90)

"...conforme a lo establecido por los artículos 1151, fracción I, y 1152 del Código Civil para el Distrito
Federal, para usucapir un bien raíz, es necesario que la posesión del mismo se tenga en concepto
de propietario. Este requisito exige no sólo la exteriorización del dominio sobre el inmueble,
mediante la ejecución de actos que revelen su comportamiento como dueño, mandando sobre él y
disfrutando del mismo con exclusión de los demás, sino que también debe acreditar que dicha
posesión se inició de manera originaria, esto es, existe la necesidad jurídica de que el poseedor que
alegue prescripción en su favor, justifique la causa que invoque como título de su derecho.

"Al aplicar los anteriores conceptos al caso concreto, se tiene que como se alega, es cierto que la
parte actora en el escrito inicial especificó cuál era la causa generadora de la posesión del bien
inmueble controvertido, pues argumentó que dicha posesión era originaria en virtud del contrato
verbal de compraventa de quince de septiembre de mil novecientos cincuenta y nueve, celebrado
entre Genaro Santamaría, como vendedor y Vicente Ramírez Sánchez y Gloria Barrera viuda de
Ramírez, como compradores. Por tanto, precisamente como la causa de pedir se sustentó en el
hecho de que la posesión se inició con motivo de un título apto para trasladar el dominio, es
evidente que para usucapir el bien inmueble en comento era necesario que la posesión del mismo
se tuviera en concepto de propietario, según también lo dispone el artículo 826 del Código Civil para
el Distrito Federal que cita la propia quejosa y, por tanto, se debía demostrar, tanto la exteriorización
del dominio sobre dicho bien, mediante la ejecución de actos que revelaran el comportamiento
como dueño, como la causa invocada como título del derecho de la parte actora.

"En tales condiciones, si el recibo de seis de enero de mil novecientos sesenta, exhibido por la parte
actora, según ya se vio con anterioridad no tiene eficacia probatoria, es evidente que no se
demostró el segundo de los requisitos antes señalados y aun cuando se hubiere demostrado el
primero de ellos, no podría producirse la usucapión.

"Por otra parte, desde otro punto de vista, las alegaciones en estudio también devienen inoperantes,
en virtud de que la parte quejosa no expone argumento alguno por el que demuestre cuáles fueron
las pruebas con las que se acreditaron la procedencia de la prescripción positiva, y respecto a la
prueba testimonial, cuáles fueron los datos esenciales de los deponentes y qué se justificaba con
ellos; por tanto, ante tal deficiencia, no hay base para estimar ilegal la sentencia reclamada.

"Sirve de apoyo a lo anterior la siguiente tesis ... que dice: 'PRESCRIPCION ADQUISITIVA. NO
BASTA SER POSEEDOR Y COMPORTARSE COMO DUEÑO DEL BIEN, SINO QUE DEBE
PROBARSE LA EXISTENCIA DEL TITULO TRASLATIVO DEL DOMINIO INVOCADO.' (Ha
quedado transcrita)."

TERCERO.-Por su parte, el Tribunal Colegiado del Vigésimo Circuito, sustenta el siguiente criterio
jurisprudencial:

"PRESCRIPCION. NO ES NECESARIO ACREDITAR LA CAUSA GENERADORA DE LA


POSESION (LEGISLACION DEL ESTADO DE CHIAPAS).-No es imprescindible que la actora

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acredite la causa generadora de la posesión que invocó al ejercer su acción de prescripción,
supuesto que ello significaría probar el justo título, lo cual no lo requiere la legislación civil del
Estado de Chiapas, en razón de que una cosa es revelar la causa de la posesión (que siempre se
debe hacer, como presupuesto de la acción), y otra demostrar la causa de la posesión que sólo se
requiere cuando el legislador lo establece."

Los precedentes que formaron el criterio anterior se refieren a los amparos directos números
411/89, 421/90, 483/90, 163/92 y 287/92 y son del siguiente tenor, en lo conducente:

(Amparo directo AD 411/89)

"...cabe decir que no asiste razón a la quejosa toda vez que no es imprescindible que IRMA RUTH
CUETO ARCHILA (parte actora), debió haber acreditado la causa generadora de la posesión que
invocó al ejercer su acción, dado que ello significaría probar el justo título, lo cual no lo requiere la
legislación civil del Estado de Chiapas, amén de que una cosa es revelar la causa de la posesión
(que siempre se debe hacer, como presupuesto de la acción como en el caso), y otra demostrar la
causa de la posesión que sólo se requiere cuando el legislador lo establece, por tanto el fallo
reclamado no viola en perjuicio de la peticionaria las garantías individuales que invoca en su escrito
inicial de demanda."

(Se omite la transcripción del AD 421/90, por ser casi idéntico al AD 411/89).

(Amparo directo AD 483/90)

"...El quejoso insiste en que señaló en su escrito de demanda la causa generadora de la posesión,
específicamente en el segundo párrafo del apartado IV del capítulo de hechos, a su entender alega
que en dicho apartado con claridad nítida, expuso la causa que generó su posesión y que fue un
acto que sin constituir delito debe entenderse como de mala fe, pero con ánimo de propietario. Para
mejor comprensión es pertinente transcribir literalmente lo que el ahora quejoso conceptúa como
causa generadora de posesión: '...El día primero de febrero del año de mil novecientos cincuenta y
nueve, el suscrito en compañía de mis señores padres, esposa e hijos llegamos a vivir a los
lavaderos públicos de Chiapas, Dr. Rafael Pascacio Gambio, y desde luego que como eran galeras
únicamente le construimos sus paredes. Inmediatamente entramos a vivir; desde entonces he vivido
pacífica, pública y continuamente sin que nadie me interrumpa o perturbe la posesión, es pertinente
hacer la aclaración de que la señora Tomasa Alvarez León, tiene una escritura privada en la
Primera Avenida Norte número 2054, sin que se especifique si es oriente o poniente, y la fracción
del inmueble que poseo pacíficamente y públicamente se encuentra en la Once Norte de esta
ciudad, resultando que se trata de dos propiedades distintas'.

"En este estado de cosas debe decirse que este Tribunal Colegiado ha sentado criterio al resolver el
amparo directo 411/89, Macaria Guadalupe Trujillo Morales, veinte de junio de mil novecientos
noventa, por unanimidad de votos en el sentido de que no es imprescindible que la actora acredite
la causa generadora de la posesión al ejercer la acción de prescripción, supuesto que ello
equivaldría probar el justo título, lo cual no lo requiere la legislación civil del Estado de Chiapas, en
razón de que una cosa es revelar la causa de la posesión (que siempre se debe hacer, como
presupuesto de la acción), y otra demostrar la causa de la posesión que sólo se requiere cuando el
legislador lo establece; y, además, este propio tribunal al resolver el amparo directo 96/82,
promovido por Adán Jiménez Velázquez y otros, el ocho de agosto de mil novecientos ochenta y
nueve, por unanimidad de votos, expresó: '...por lo que se refiere a la acción reivindicatoria, también
se ha sostenido que si el reivindicante tiene título de propiedad y los demandados no poseen
ninguno, es suficiente para tener por demostrado el derecho del actor, siempre que dicho título sea
anterior a la posesión de los demandados'.

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"Si analizamos el contenido de la demanda del actor, ahora amparista, específicamente la


transcripción hecha con antelación, por ningún lado se observa que satisface el requisito
presupuestal de su acción consistente en revelar la causa de su posesión, supuesto que sólo indica
que en compañía de sus padres, esposa e hijos llegaron a vivir a los '...lavaderos públicos que
construyera el señor gobernador del Estado...', y además, que en dicho lugar vivieron
pacíficamente, en forma pública sin que nadie los interrumpiera, pues la escritura privada que
contenía un derecho de propiedad en favor de su contraparte (a quien le demandaba la
prescripción), se refería a 'una propiedad distinta' a la ocupada; pero en forma alguna se aprecia
que la posesión que detenta desde el primero de febrero de mil novecientos cincuenta y nueve,
hubiese sido, precisamente en la propiedad de su contraparte, ahora tercero perjudicado, menos
aún, que tal posesión hubiese sido en calidad de dueño, como lo exige el artículo 1139, fracción I,
del código sustantivo civil de la entidad; de ahí que no le asiste razón al peticionario de garantías
para solicitar la protección de la Justicia Federal..."

(Amparo directo AD 163/92)

"...Las consideraciones esgrimidas por la Sala civil responsable mediante las que sostiene que el
actor Antonio Gómez López no demostró la causa generadora de la posesión del inmueble, cuya
usucapión pretende, basándose para ello en que en el recibo que para ese efecto se exhibió, no
aparece que Petra Moreno viuda de Estrada haya vendido el inmueble cuestionado a Felipe Urbina
Trujillo, ya que dicho documento fue firmado por Antonio Estrada Moreno, sin que en el mismo se
identifique el bien motivo de la venta ni se especifica su ubicación, son incorrectas, ya que en el
caso no es menester que deba probarse esa causa.

"Se dice lo anterior porque este Tribunal Colegiado ha sentado criterio al resolver el amparo directo
411/89, promovido por Macaria Guadalupe Trujillo Morales, en sesión celebrada el veinte de junio
de mil novecientos noventa, unanimidad de votos, sustentando la ejecutoria que a la letra dice:
'PRESCRIPCION. NO ES NECESARIO ACREDITAR LA CAUSA GENERADORA DE LA
POSESION (LEGISLACION DEL ESTADO DE CHIAPAS). (Ha quedado transcrito)."

(Amparo directo AD 287/92)

"...el análisis de la sentencia reclamada permite constatar que la Sala responsable apoya el criterio
sustentado en ella en la consideración de que los quejosos no acreditaron la causa generadora de
la posesión, circunstancia que le lleva a concluir que esa posesión es derivada y por ende no apta
para prescribir; proceder que resulta incorrecto, en la medida en que conforme a la legislación del
Estado de Chiapas, cuando se trata de prescripción positiva no es necesario acreditar la causa
generadora de la posesión, sino sólo revelarla, pues con ese informe se podrá establecer si la
posesión es originaria o derivada, de buena o mala fe.

"En este orden de ideas, resulta claro que la Sala responsable viola garantías en perjuicio de los
quejosos, lo que obliga a este Tribunal Colegiado a conceder el amparo... ."

CUARTO.-Previamente al estudio y resolución de la cuestión planteada, por razón de método debe


precisarse si existe o no contradicción entre los criterios sustentados por los Tribunales Colegiados
de que se trata, en relación con el que se sostiene en los precedentes que han formado la tesis de
jurisprudencia 30 de rubro "PRESCRIPCION ADQUISITIVA. HECHOS SUSCEPTIBLES DE
GENERAR LA POSESION APTA PARA LA" del Cuarto Tribunal Colegiado en Materia Civil del
Primer Circuito que ha quedado transcrita, y el criterio que se sostiene en los precedentes que han
formado la tesis de rubro "PRESCRIPCION. NO ES NECESARIO ACREDITAR LA CAUSA
GENERADORA DE LA POSESION (LEGISLACION DEL ESTADO DE CHIAPAS)", del Tribunal

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Colegiado del Vigésimo Circuito, que igualmente ha quedado transcrita.

Como se advierte de los precedentes que formaron las jurisprudencias antes descritas, el tribunal
que se menciona en primer lugar sostiene, esencialmente, que la posesión necesaria para
prescribir, entre otras condiciones, debe ser en concepto de propietario, con título objetiva o
subjetivamente válido o aun sin título siempre y cuando esté demostrado que el poseedor es el
dominador de la cosa y que empezó a poseerla en virtud de una causa diversa a la que origina la
posesión derivada, posesión que se puede adquirir aun de quien no es propietario y que en tal
virtud, es válido establecer que si por efecto de cualquier acto traslativo de dominio el poseedor de
un bien recibió la cosa de una persona que creía propietaria de ella, pero en realidad no lo era,
puede adquirir por prescripción positiva el bien, si reúne los otros requisitos legales.

Y el Tribunal Colegiado del Vigésimo Circuito sostiene, por su parte, medularmente, que basta con
que se revele la causa generadora de la posesión sin que sea necesario demostrarla porque ello
significaría comprobar el título justo de la misma, cosa no exigida por el Código Civil del Estado de
Chiapas.

De lo anterior se desprende que ambos tribunales se refieren a la prueba generadora de la


posesión, sosteniendo uno que la prueba sí es necesaria, mientras que el otro manifiesta que no lo
es, pero en la tesis del Cuarto Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito de que se trata
no sólo se sostiene ese criterio, sino además el relativo a que el origen de la posesión puede
provenir de persona distinta al propietario o dueño, e incluso esta cuestión es medular en los
precedentes en los que se sostiene el mismo. Mientras que el Tribunal Colegiado del Vigésimo
Circuito desde luego que no alude a esta cuestión, ya que le es indiferente si quien transmitió la
posesión es el dueño o no lo es, pues lo que sustenta es que no es necesaria prueba alguna del
origen de la multicitada posesión.

En estas condiciones, es claro que sólo existe contradicción de criterios en el aspecto de la prueba
del origen de la posesión, mas no en el relativo a si la posesión puede provenir o no del dueño o
propietario, aspecto éste que debe quedar intocado, por no ser materia de la contradicción.

En cambio, sí existe contradicción total de criterios entre ambos tribunales, por lo que se refiere a
los sostenidos en los amparos directos que formaron la tesis de jurisprudencia 39, publicada en la
Gaceta del Semanario Judicial de la Federación número 33, página ciento nueve, de rubro
"PRESCRIPCION ADQUISITIVA. NO BASTA SER POSEEDOR Y COMPORTARSE COMO
DUEÑO DEL BIEN, SINO QUE DEBE PROBARSE LA EXISTENCIA DEL TITULO TRASLATIVO
DE DOMINIO INVOCADO" sustentada por el Cuarto Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer
Circuito y a los criterios sostenidos en los precedentes que formaron la tesis de jurisprudencia
número 22, visible en la página setenta y tres de la propia Gaceta, de rubro: "PRESCRIPCION. NO
ES NECESARIO ACREDITAR LA CAUSA GENERADORA DE LA POSESION (LEGISLACION DEL
ESTADO DE CHIAPAS)." sustentada por el Tribunal Colegiado del Vigésimo Circuito, ya que
mientras el primero de los tribunales afirma que es menester se demuestre no sólo la posesión y el
comportamiento de dueño sobre un bien, sino también la existencia del título traslativo de dominio,
el segundo de dichos tribunales sostiene lo contrario, esto es, que no es necesario acreditar el
origen de la posesión.

No es obstáculo a la conclusión anterior, el hecho de que los ordenamientos jurídicos que sirvieron
de fundamento a los tribunales para sustentar sus criterios, sean de diversa entidad federativa, ya
que son coincidentes en sus textos, como se verá a continuación.

En la tesis de jurisprudencia del Tribunal Colegiado del Primer Circuito que denuncia la
contradicción, se interpretan los artículos 1151, fracción I, y 1152 del Código Civil para el Distrito

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Federal, que a la letra dicen:

"1151. La posesión necesaria para prescribir debe ser:

"I. En concepto de propietario;

"..."

"Artículo 1152. Los bienes inmuebles se prescriben:

"I. En cinco años, cuando se poseen en concepto de propietario, con buena fe, pacífica, continua y
públicamente;

"II. En cinco años, cuando los inmuebles hayan sido objeto de una inscripción de posesión;

"III. En diez años, cuando se poseen de mala fe, si la posesión es en concepto de propietario,
pacífica, continua y pública;

"IV. Se aumentará en una tercera parte el tiempo señalado en las fracciones I y III, si se demuestra,
por quien tenga interés jurídico en ello, que el poseedor de finca rústica no la ha cultivado durante la
mayor parte del tiempo que la ha poseído, o que por no haber hecho el poseedor de finca urbana
las reparaciones necesarias, ésta ha permanecido deshabitada la mayor parte del tiempo que ha
estado en poder de aquél."

Por su parte, el Tribunal Colegiado del Vigésimo Circuito, aun cuando sólo menciona en la tesis de
jurisprudencia de que se trata a la "legislación civil del Estado de Chiapas", es claro que interpreta
los artículos 1139 y 1140 del Código Civil de dicha entidad federativa, que son los que se refieren a
los requisitos para que opere la prescripción positiva. Esos numerales establecen:

"Artículo 1139. La posesión necesaria para prescribir debe ser:

"I. En concepto de propietario;

"..."

"Artículo 1140. Los bienes inmuebles se prescriben:

"I. En cinco años, cuando se poseen en concepto de propietario, con buena fe, pacífica, continua y
públicamente;

"II. En cinco años, cuando los inmuebles hayan sido objeto de una inscripción de posesión;

"III. En diez años, cuando se poseen de mala fe, si la posesión es en concepto de propietario,
pacífica, continua y pública;

"IV. Se aumentará en una tercera parte el tiempo señalado en las fracciones I y III, si se demuestra,
por quien tenga interés jurídico en ello, que el poseedor de la finca rústica no la ha cultivado durante
la mayor parte del tiempo que la ha poseído, o que por no haber hecho el poseedor de finca urbana
las reparaciones necesarias, ésta ha permanecido deshabitada la mayor parte del tiempo que ha
estado en poder de aquél."

Como se desprende de los textos legales transcritos, ambos son coincidentes en su contenido. En

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esa virtud, sí es posible establecer la contradicción de criterios de que se trata, aun cuando los
preceptos jurídicos en los que descansa la interpretación, pertenezcan a diversas legislaciones,
pues su redacción es idéntica.

Es aplicable, a contrario sensu, la tesis LIV/91, sustentada por esta Sala, visible en la Octava
Epoca, Tomo VII Marzo, página cuarenta y ocho, que dice:

"CONTRADICCION DE TESIS. ES INEXISTENTE CUANDO LOS CRITERIOS JURIDICOS SE


BASAN EN DISPOSICIONES LEGALES DISTINTAS.-Es inexistente la contradicción de tesis
cuando los Tribunales Colegiados examinan el mismo problema jurídico pero lo hacen fundándose e
interpretando disposiciones legales distintas y no coincidentes, de tal suerte, que de lo sostenido por
uno y otro tribunales no puede surgir contradicción, pues para ello será necesario que hubieran
examinado el problema jurídico a la luz de un mismo dispositivo legal o de preceptos distintos pero
que coincidan en cuanto a lo que establecen, y que hubieran sostenido criterios diversos."

No pasan inadvertidas para esta Tercera Sala las tesis de jurisprudencia que tiene sustentadas y
que aparecen publicadas con los números un mil trescientos setenta y siete y un mil trescientos
setenta y ocho, en las páginas dos mil doscientos veintidós y dos mil doscientos veintitrés del
Apéndice editado en mil novecientos ochenta y ocho, de cuyo contenido pudiera estimarse definida
la materia de la contradicción, pues son del siguiente tenor:

"PRESCRIPCION ADQUISITIVA. NECESIDAD DE REVELAR LA CAUSA DE LA POSESION.-El


actor en un juicio de prescripción positiva, debe revelar la causa de su posesión, aun en el caso de
poseedor de mala fe, porque es necesario que el juzgador conozca el hecho o acto generador de la
misma, para poder determinar la calidad de la posesión, si es en concepto de propietario, originaria
o derivada, de buena o mala fe y para precisar el momento en que debe empezar a contar el plazo
de la prescripción."

"PRESCRIPCION ADQUISITIVA. POSESION CON JUSTO TITULO.-En los Estados de la


República donde la ley exige como requisito para prescribir adquisitivamente, que la posesión esté
fundada en justo título, como lo hacía el Código Civil del Distrito y Territorios Federales de 1884, no
basta con revelar el origen de la posesión y afirmar que se posee a título de dueño, sino además, el
actor debe probar la existencia del acto que fundadamente se cree bastante para transferir el
dominio, porque el justo título no se presume, sino debe ser acreditado."

De los textos que conforman las tesis jurisprudenciales antes transcritas, parecería válido concluir
que si la ley no exige el título justo para prescribir, el actor no está obligado a demostrar el origen de
la posesión, sino sólo revelarlo, lo que podría implicar la inexistencia de la contradicción, dado que
se estaría planteando una cuestión ya delimitada por una Sala del más Alto Tribunal de la
República.

Sin embargo, con independencia de que efectivamente la Tercera Sala ya hubiere definido o no la
cuestión que se plantea en el presente asunto, lo que sólo puede determinarse en forma fehaciente
del análisis de los precedentes que conformaron las tesis jurisprudenciales de que se trata, lo cierto
es que a ningún fin práctico se llegaría con tal determinación, pues el artículo sexto transitorio de la
Ley de Amparo, relativo a la reforma publicada en el Diario Oficial de la Federación el cinco de
enero de mil novecientos ochenta y ocho, que entró en vigor el día quince del mismo mes y año,
dispone:

"Artículo 6. La jurisprudencia establecida por la Suprema Corte de Justicia hasta la fecha en que
entren en vigor las reformas y adiciones que contiene el presente decreto, en las materias cuyo
conocimiento corresponde a los Tribunales Colegiados de Circuito de acuerdo a las propias

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reformas, podrá ser interrumpida y modificada por los propios Tribunales Colegiados de Circuito."

De conformidad con ese texto, se puede concluir que, si bien las tesis jurisprudenciales
supratranscritas, sustentadas por esta Tercera Sala, se encontrarían revestidas de la obligatoriedad
a que se refiere el artículo 192 de la propia Ley de Amparo, y en esa virtud no habría materia qué
definir en el supuesto de que ya esta Sala lo hubiere hecho, esa obligatoriedad dejó de subsistir a
partir del quince de enero de mil novecientos ochenta y ocho, fecha en que entraron en vigor las
reformas de que se da noticia en el artículo copiado, ya que las ejecutorias que conforman las
jurisprudencias de mérito, fueron emitidas con anterioridad a esa fecha. Por tanto, no procedería
declarar sin materia o improcedente la presente contradicción de tesis, aun en el supuesto de que
esta Tercera Sala ya hubiere establecido criterio jurisprudencial respecto del problema jurídico de
que se trata, pues los referidos Tribunales Colegiados están facultados para apartarse de esos
criterios e interrumpirlos o modificarlos, razón por la cual no es el caso de realizar un examen
acucioso sobre si existe o no la definición del criterio de mérito por esta Tercera Sala.

QUINTO.-Expuesto lo anterior, a continuación se analiza la cuestión planteada a fin de determinar


cuál criterio es el que debe prevaler.

En primer lugar conviene tener presente el artículo 1151, fracción I, del Código Civil para el Distrito
Federal y su correlativo 1139 del Estado de Chiapas.

Los preceptos de que se trata disponen que la posesión necesaria para prescribir debe ser en
concepto de propietario; pacífica, continua y pública.

Por su parte el artículo 826 del Código Civil para el Distrito Federal y el 820 del Código Civil del
Estado de Chiapas, establecen que sólo la posesión que se adquiere y disfruta en concepto de
dueño de la cosa poseída puede producir la prescripción.

Ahora bien, el numeral 281 del Código de Procedimientos Civiles del Distrito Federal y su correlativo
289 del Estado de Chiapas ordenan, palabras más, palabras menos, que las partes asumirán la
carga de la prueba de los hechos constitutivos de sus pretensiones.

De una interpretación sistemática de los anteriores preceptos, se desprende que siendo uno de los
requisitos para la prescripción el que el bien inmueble se posea en concepto de dueño o de
propietario, y que si al actor le corresponde probar los hechos constitutivos de sus pretensiones, el
"concepto de propietario" o de "dueño", entrañan actos positivos realizados por quien pretende
usucapir un bien inmueble y por esa razón constituyen hechos sobre los cuales se funda su
pretensión. En tal virtud, resulta claro que no basta con revelar únicamente el origen de la posesión
para tener por satisfecho el requisito de poseer en concepto de propietario o de dueño, sino que es
menester que se demuestre la causa que originó esa clase de posesión.

Por otra parte, aun cuando ni el Código Civil para el Distrito Federal ni el Código Civil para el
Estado de Chiapas vigentes, exijan como requisito para la prescripción, el que la posesión esté
fundada en "justo título", como se disponía en el artículo 1079, fracción I, del Código Civil del Distrito
Federal y Territorio de la Baja California de mil ochocientos ochenta y cuatro, entendiéndose por tal,
según el numeral 1080 del propio ordenamiento "el que es o fundadamente se cree bastante para
transferir el dominio", ello no quiere decir que la prueba del origen de la posesión sea
intrascendente conforme a la legislación vigente, ya que lo único que pretendió el legislador al
eliminar este requisito (el justo título), fue el de dar congruencia al sistema prescriptivo establecido
en el citado Código Civil de mil ochocientos ochenta y cuatro, en atención a que de un examen
sistemático de los preceptos que regulaban la prescripción en el código sustantivo del siglo pasado
antes indicado, parecía que sólo la posesión fundada en un justo título y de buena fe, entre otros

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elementos, era apta para prescribir (artículo 1079), lo cual era incorrecto, porque también regulaba
la posesión sin justo título y de mala fe, al disponer en el artículo 1086 que "Todos los bienes
inmuebles se prescriben con buena fe en diez años y con mala fe en veinte...".

Es decir, que al eliminarse ese requisito, no perdió importancia la prueba del origen de la posesión,
porque en realidad sólo se reguló sistemáticamente la multicitada institución basada en una
posesión obtenida mediante un hecho ilícito, como por ejemplo, el despojo.

En estas condiciones, aun cuando no se exija el "justo título" como elemento de la prescripción en el
código sustantivo del Distrito Federal y el del Estado de Chiapas, ello no significa que, de
conformidad con los mismos, toda posesión sea apta para prescribir, ya que es evidente que para
que prospere una revelación en el sentido de que se adquirió la posesión en concepto de dueño o
de propietario, es menester que se demuestre la causa que le dio ese carácter, pues si sólo la
posesión que se adquiere y disfruta en concepto de dueño de la cosa poseída puede producir la
prescripción, según lo ordena el artículo 826 del Código Civil para el Distrito Federal, únicamente la
prueba de que se posee en ese concepto puede permitir diferenciar una posesión en concepto de
propietario de una posesión derivada o precaria.

De otra suerte interpretados los numerales de que se trata, se daría lugar a que el simple
detentador, el arrendatario o depositario, a su capricho, podrían constituirse en poseedores en
nombre propio, cambiando su verdadera condición de poseedores precarios, para pretender luego
de cierto tiempo haber adquirido por prescripción, con la sola manifestación de que siempre han
poseído en concepto de dueños o de propietarios, en virtud de determinado acto traslativo de
dominio, cosa jurídicamente inaceptable, en atención a que una posesión derivada o precaria debe
continuar con esa calidad, de acuerdo con el artículo 827 del Código Civil, mientras no sobrevenga
la mutación de causa establecida por el artículo 1139 del mismo ordenamiento (821 y 1127 del
Código Civil del Estado de Chiapas). Mutación que sí debe probarse, según se advierte de la lectura
del numeral citado en primer término (821). De manera que estos preceptos no tendrían razón de
ser, si sólo se exigiera la simple revelación del origen de la posesión, sin necesidad de prueba
alguna, porque el poseedor precario, con su sola manifestación de ser poseedor en concepto de
dueño en virtud de determinado acto traslativo de dominio, podría prescribir un bien inmueble.

Así las cosas, cabe concluir que el origen de la posesión no sólo debe revelarse, sino que también
es necesaria su prueba fehaciente, pues siendo un elemento de la prescripción el que la posesión
se tenga en concepto de dueño o de propietario, es un hecho cuya prueba es a cargo de quien
pretende usucapir, en los términos del artículo 281 del Código de Procedimientos Civiles del Distrito
Federal y su correlativo 289 del Estado de Chiapas.

Por tanto, esta Tercera Sala considera que debe prevalecer con el carácter de obligatorio, en los
términos del último párrafo del artículo 192 de la Ley de Amparo, el criterio que sustenta el Cuarto
Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito, redactado en los términos que a
continuación se indican, debiendo ordenarse la publicación de la tesis respectiva en la Gaceta en el
Semanario Judicial de la Federación y de la parte considerativa de la ejecutoria en el propio
Semanario, para los efectos del artículo 195 de la misma ley:

"PRESCRIPCION ADQUISITIVA. PARA QUE SE ENTIENDA SATISFECHO EL REQUISITO DE LA


EXISTENCIA DE LA 'POSESION EN CONCEPTO DE PROPIETARIO' EXIGIDO POR EL CODIGO
CIVIL PARA EL DISTRITO FEDERAL Y POR LAS DIVERSAS LEGISLACIONES DE LOS
ESTADOS DE LA REPUBLICA QUE CONTIENEN DISPOSICIONES IGUALES, ES NECESARIO
DEMOSTRAR LA EXISTENCIA DE UN TITULO DEL QUE SE DERIVE LA POSESION.-De acuerdo
con lo establecido por los artículos 826, 1151, fracción I, y 1152 del Código Civil para el Distrito
Federal, y por las legislaciones de los Estados de la República que contienen disposiciones iguales,

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para usucapir un bien raíz, es necesario que la posesión del mismo se tenga en concepto de dueño
o de propietario. Este requisito exige no sólo la exteriorización del dominio sobre el inmueble
mediante la ejecución de actos que revelen su comportamiento como dueño mandando sobre él y
disfrutando del mismo con exclusión de los demás, sino que también exige se acredite el origen de
la posesión pues al ser el concepto de propietario o de dueño un elemento constitutivo de la acción,
el actor debe probar, con fundamento en el artículo 281 del Código de Procedimientos Civiles para
el Distrito Federal, que inició la posesión con motivo de un título apto para trasladarle el dominio,
que puede constituir un hecho lícito o no, pero en todo caso debe ser bastante para que
fundadamente se crea que posee en concepto de dueño o de propietario y que su posesión no es
precaria o derivada. Por tanto, no basta para usucapir, la sola posesión del inmueble y el
comportamiento de dueño del mismo en un momento determinado, pues ello no excluye la
posibilidad que inicialmente esa posesión hubiere sido derivada."

Por lo expuesto y fundado y con apoyo además en los artículos 197-A de la Ley de Amparo y 26,
fracción XI, de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, se resuelve:

PRIMERO.-Existe contradicción de tesis en forma parcial y en los términos especificados en el


considerando cuarto de este fallo, entre la sustentada por el Cuarto Tribunal Colegiado en Materia
Civil del Primer Circuito al resolver los amparos directos números DA 869/89, DA 2764/89, DA
3994/89 y DA 4144/89, con la que sostiene el Tribunal Colegiado del Vigésimo Circuito al resolver
los amparos directos números 411/89, 421/90, 483/90, 163/92 y 287/92, respectivamente.

SEGUNDO.-Sí existe contradicción total entre la tesis sustentada por el Cuarto Tribunal Colegiado
en Materia Civil del Primer Circuito al resolver los amparos directos números: DC 832/91, DC
1168/86; DC 2498/87; DC 329/89 y DC 1584/90, con la sostenida por el Tribunal Colegiado del
Vigésimo Circuito, al resolver los amparos directos números 411/89, 421/90, 483/90, 163/92 y
287/92, respectivamente.

TERCERO.-Se declara que debe prevalecer la tesis del Cuarto Tribunal Colegiado en Materia Civil
del Primer Circuito, en los términos precisados en esta resolución.

CUARTO.-Remítase la tesis jurisprudencial que se sustenta en la presente resolución al Semanario


Judicial de la Federación, para su publicación.

Así lo resolvió la Tercera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por unanimidad de
cinco votos de los señores Ministros: presidente Carlos Sempé Minvielle, Mariano Azuela Güitrón,
Sergio Hugo Chapital Gutiérrez, Irma Cué Sarquís y Luis Gutiérrez Vidal. Fue ponente el último de
los señores Ministros antes mencionados.

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