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lucro dedicada a proveer Educación Bíblica, Gratis, Para el Mundo. En respuesta a la
creciente necesidad mundial de una profunda formación bíblica de liderazgo cristiano,
estamos desarrollando y distribuyendo un currículo de seminario enfocado
principalmente a líderes cristianos que no tienen acceso a materiales de entrenamiento. Al
crear un currículo de seminario multimedia que es apoyado por donaciones, fácil de usar
y en 5 idiomas (inglés, español, ruso, chino mandarín y árabe), Third Millennium ha
desarrollado un método efectivo y económico para entrenar a pastores y líderes cristianos
alrededor del mundo. Todas las lecciones son escritas, diseñadas y producidas en nuestras
oficinas, y son similares en estilo y cualidad a las de The History Channel©. En el 2009
Third Millennium ganó dos Premios Telly por la sobresaliente producción video gráfica
en el Uso de Animación y Educación. Nuestros materiales están disponibles en DVD,
impresos, internet, transmisión de televisión vía satélite y producción para radio y
televisión.
V. Conclusión 29
I. INTRODUCCIÓN
Si nosotros preguntáramos a las personas que no tienen trasfondos tradicionales
judíos o cristianos, ¿Por qué debería alguien estudiar el Antiguo Testamento?
Probablemente sus respuestas irían en dos direcciones básicas. Las respuestas más
positivas podrían ser algo así como, “El Antiguo Testamento es un libro viejo, pero
debemos estudiarlo porque hay todavía algunas cosas que son buenas para nosotros hoy
en día.” Y las respuestas más negativas serían algo así como: “Realmente, el Antiguo
Testamento es tan viejo e irrelevante que no vale la pena leerlo.” Cuando los cristianos
fieles escuchamos que otros expresan este tipo de perspectivas sobre el Antiguo
Testamento, instintivamente nos encogemos y nos desmoronamos. Como seguidores de
Cristo, nosotros creemos que el Antiguo Testamento es la Palabra de Dios; es Escritura
sagrada que Dios inspiró. Por lo que fácilmente nos preguntamos: ¿Cómo puede la gente
hablar sobre la Biblia de esa manera? Pero aunque esto suene sorprendente al principio,
incluso cuándo le preguntamos a cristianos, “¿Por qué debe una persona estudiar el
Antiguo Testamento?” Muchos de nosotros nos parecemos a los no-creyentes. En el
mejor de los casos decimos, “Debemos estudiar el Antiguo Testamento porque hay
algunas cosas en él que todavía son buenas para nosotros hoy.” Y en el peor de los casos,
incluso algunos cristianos dirían, “Bien, para ser honesto, el Antiguo Testamento es tan
viejo e irrelevante que no vale la pena leerlo.”
Esta lección es la primera de una serie de lecciones que analizarán el Antiguo
Testamento entero. Hemos titulado esta serie “Reino, Pactos y Canon del Antiguo
Testamento.” Tal como el título de estas series lo sugiere, en estas lecciones nos
enfocaremos en tres dimensiones cruciales del Antiguo Testamento. Veremos que el
Antiguo Testamento es un libro unificado alrededor del tema central del reino de Dios,
que este reino se administró históricamente a través de los pactos que Dios hizo con su
pueblo, y que a través del Canon del Antiguo Testamento estos pactos se aplicaron a las
necesidades específicas del pueblo de Dios en lugares y tiempos precisos.
Hemos titulado esta lección, ¿Por qué estudiar el Antiguo Testamento? Antes de
adentrarnos en el Reino, Pactos y Canon del Antiguo Testamento, usaremos esta primera
lección para enfocarnos en una cuestión preliminar: la importancia y relevancia del
Antiguo Testamento. El hecho es que muchos cristianos bien intencionados, simplemente
no creen que el Antiguo Testamento merece un estudio cuidadoso.
En esta lección veremos tres razones por las que es importante aprender sobre el
Antiguo Testamento. Primero, veremos que la distancia que divide al Antiguo
Testamento de nosotros, hace que el Antiguo Testamento sea difícil de estudiar; segundo,
investigaremos la relevancia que debemos esperar que el Antiguo Testamento tenga en
nuestros días; Y tercero, exploraremos algunas maneras en que podemos aprender a
aplicar el Antiguo Testamento a nuestras propias vidas en el mundo moderno.
Empecemos con un vistazo al hecho de que el Antiguo Testamento parece a
menudo tan distante de nosotros.
Causas
Los no-creyentes tienen todo tipo de razones para decir que el Antiguo
Testamento es obsoleto para las personas modernas. Algunas de sus valoraciones son
legítimas, apoyadas por los hechos, pero muchos de sus puntos de vista simplemente son
el resultado de su escepticismo. Los no-creyentes carecen de la fe salvadora, y esto los
lleva a exagerar lo incomprensible que es el Antiguo Testamento. Si usted no cree en
Dios, leer un libro que habla mucho sobre Dios parecerá muy extraño ciertamente. Y si
usted no cree en Cristo, un libro que prepara a la gente de Dios para Cristo, también
parecerá bastante extraño e ilógico. Así que no debe sorprendernos en lo absoluto, oír que
los no-creyentes dicen que el Antiguo Testamento está muy distante de la vida moderna.
Pero ¿qué pasa con los creyentes? Nosotros creemos en el Dios de las Escrituras;
seguimos a Cristo. ¿Por qué sentimos distancia entre nosotros y el Antiguo Testamento?
Por lo menos dos rasgos del Antiguo Testamento nos hacen a menudo verlo como
una tierra lejana. Por un lado, Dios le dio el Antiguo Testamento a la humanidad a través
de un proceso conocido como inspiración orgánica. Y por otro lado, Dios diseñó el
Antiguo Testamento para cumplir su propósito a través de un proceso conocido como
acomodación o consideración divina a las limitaciones humanas. Estos dos rasgos,
inspiración orgánica y acomodación divina, originan mucha de la distancia que nosotros
sentimos. Pensemos primero sobre el proceso de inspiración orgánica.
Inspiración Orgánica
A menudo llamamos al punto de vista histórico evangélico cristiano de la
inspiración divina de las Escrituras inspiración orgánica. Usamos esta terminología para
indicar que el Espíritu Santo empleó las personalidades, experiencias e intenciones de los
escritores humanos originales para escribir la Biblia. Es decir, bajo la guía especial del
Espíritu Santo, los autores humanos, determinaron ellos mismos qué escribir. La Biblia
En estos versículos, el apóstol Pedro confirmó que las cartas de Pablo se escribieron con
la sabiduría que Dios había dado a Pablo. El Espíritu de Dios inspiró las cartas de Pablo
para que no fueran escrituras humanas solamente, sino escrituras de Dios. No obstante,
Pedro también afirmó que la personalidad de Pablo puede verse en estas epístolas.
Note cómo él lo puso, Pablo escribió con la sabiduría que Dios le dio. Estas
Escrituras aún eran las cartas de Pablo. Nosotros podemos ver entonces, que del punto de
vista de Pedro, las cartas del Apóstol Pablo fueron el resultado de un proceso que
involucra a ambos, Dios y el escritor humano.
Esta misma perspectiva también es verdad del Antiguo Testamento. Es por esto
que la ley del Antiguo Testamento no sólo se llama la ley de Dios, sino también la ley de
Moisés. Vino de Dios, pero a través de Moisés. Por esto es también qué muchos Salmos
se llaman los Salmos de David. Aunque Dios era el principal autor del Antiguo
Testamento, Él empleó varones santos para escribir estos libros, y ellos lo hicieron de tal
modo que reflejaron sus personalidades, intenciones y situaciones.
Cuando usted piensa sobre eso, no es difícil ver que la parte humana del autor de
la Biblia nos aleja del Antiguo Testamento. Todos los escritores del Antiguo Testamento
eran gente del pasado. Todos ellos vivieron en el mundo del Antiguo Cercano Oriente, y
escribían y pensaban de acuerdo a su época., por lo mismo, debido a que escribieron
antes de la venida de Cristo, los escritores del Antiguo Testamento no habían
desarrollado una teología totalmente cristiana, como nosotros la tenemos hoy. Y como
resultado, cuando usted y yo estudiamos el Antiguo Testamento, pronto empezamos a ver
que el mundo del Antiguo Testamento es muy diferente al mundo moderno. Y por esta
razón el Antiguo Testamento nos parece a menudo extraño y poco familiar.
Además de las dificultades creadas por la inspiración orgánica de los escritores
bíblicos, hay reconocer que la acomodación divina nos aleja del Antiguo Testamento.
Acomodación Divina
La acomodación es un término que los teólogos usan para describir el hecho de
que Dios siempre se revela a sí mismo a la humanidad, Él aparece y nos habla en
Tipos
Obviamente no podemos contar todos los puntos en donde el Antiguo Testamento
nos parece tan extraño, pero servirá a nuestros propósitos pensar en términos de tres tipos
básicos de distancia entre nosotros y el Antiguo Testamento. Primero, la distancia
teológica – las diferencias entre lo que nosotros creemos como cristianos del Nuevo
Testamento y las perspectivas teológicas que se originaron en el Antiguo Testamento;
Teológica
Uno de los obstáculos más obvios al estudiar el Antiguo Testamento, es la gran
separación que sentimos entre la teología del Antiguo Testamento y nuestra teología
cristiana del Nuevo Testamento. Cuando nosotros hablamos de distancia teológica,
estamos pensando principalmente en la diferencia histórica que hay entre la revelación
que los escritores del Antiguo Testamento poseyeron, y la revelación más completa que
los cristianos poseen.
Nosotros tenemos en mente el hecho de que el Antiguo Testamento enseña
muchas cosas sobre Dios y nuestra relación con Él. Eso parece (por lo menos a primera
vista), ser muy diferente de lo que nosotros aprendemos del Nuevo Testamento. Cada
cristiano que lee el Antiguo Testamento, se da cuenta en algún momento que el Antiguo
Testamento presenta puntos de vista teológicos que no parecen corresponder con el
Nuevo Testamento.
Piense sobre algunos ejemplos de estas diferencias teológicas. Por ejemplo, Dios
llamó a Abraham para sacrificar a su hijo. Pero ¿qué pensaríamos nosotros sobre alguien
hoy, si nos dijera que Dios le ha llamado para sacrificar a su hijo? Ni siquiera
pensaríamos en tomar semejante propuesta teológica en serio. También, Dios esperó que
sus fieles buscaran su salvación marchando de Egipto a una tierra prometida en los días
de Moisés. Pero nosotros ciertamente veríamos muy extraño si encontramos a un grupo
de cristianos que marcha literalmente a través del desierto para ganar su salvación. En el
Antiguo Testamento también leemos acerca de hombres que se consagran al servicio de
Dios haciendo votos de los Nazareos de no cortarse el pelo; pero ciertamente nos parece
extraño que Dios estaba tan contento con esos juramentos. O considere el hecho de que
en el Antiguo Testamento, Dios ordenó, bajo pena de muerte, que el templo era el único
lugar donde su pueblo debía rendirle culto. Pero hoy creemos fuertemente que las
personas pueden rendirle culto debidamente a Dios en cualquier lugar y en cualquier
momento. En aquellos tiempos, Dios exigía a su gente que sacrificaran animales como
expiación para los pecados. Hoy nosotros consideramos que tales rituales son actos de
crueldad animal y un insulto para el sacrificio de Jesucristo. En el Antiguo Testamento,
Dios ordenó la destrucción completa de ciudades Cananitas, incluyendo mujeres y niños.
Pero nosotros no podemos imaginar que tales cosas sean aceptadas por Dios en una
guerra moderna. ¿No estamos todos confundidos de que el Antiguo Testamento nos llame
a creer que Dios hizo tales cosas cuándo parecen tan diferentes del Nuevo Testamento?
Cultural
Cuando hablamos de las diferencias culturales entre nosotros y el Antiguo
Testamento, debemos tener en mente las dimensiones de vida de los personajes,
escritores originales y receptores del Antiguo Testamento que eran característicos de las
culturas en las que ellos vivieron. Cada vez que leemos o imaginamos sobre la vida en el
mundo antiguo, sentimos esa distancia cultural entre nosotros y el Antiguo Testamento,
ya sea en Israel, Canaán, Egipto, Asiria, Babilonia o en las muchas otras culturas del
pasado. Las personas que encontramos en el Antiguo Testamento tenían teorías
culturales, valores y prácticas innumerables, igual que nosotros los tenemos hoy. Pero
esas expectativas, costumbres y prácticas eran diferentes a las nuestras, debido al tiempo
y lugares en los que ellos vivieron.
La distancia cultural ocurre porque la sociedad humana constantemente está
cambiando. Las costumbres más viejas parecen extrañas en muchos aspectos. ¿Puede
usted imaginarse, visitando su propia cultura hace simplemente doscientos años? Para
muchos de nosotros, las diferencias nos harían sentir muy incómodos. Tendríamos que
ocupar mucho tiempo ajustándonos. ¿Ahora, si esto ciertamente ocurriría en tan corto
tiempo y en nuestras propias naciones, cuánto más debemos esperar encontrar diferencias
culturales entre nosotros y el mundo del Antiguo Testamento? Existen tantas diferencias
entre el Antiguo Cercano Oriente y nuestro mundo moderno, que mucho de lo que
leemos en el Antiguo Testamento nos es notablemente poco familiar.
Considere sólo unos ejemplos de las dimensiones culturales del Antiguo
Testamento que nos hacen sentir tan distantes de él. En un nivel mundano, el mundo del
Antiguo Testamento era un mundo predominantemente agrícola. Hemos leído sobre
cultivar y pescar a lo largo del Antiguo Testamento, pero muchas personas urbanas
modernas apenas entienden los procesos básicos que se utilizaron en este estilo de vida
antiguo. Hemos leído sobre matrimonios arreglados en el Antiguo Testamento, y muchas
personas modernas se preguntan cómo las parejas jóvenes toleraron tales costumbres.
Hemos aprendido que figuras bíblicas practicaron la poligamia y esto choca con nuestros
ideales de monogamia. Encontramos esclavitud en el Antiguo Testamento y nosotros
estamos perplejos por esta costumbre.
También encontramos en las páginas del Antiguo Testamento que su cultura fue
dominada por una estructura social, conocida como imperialismo. Se consideraba que ser
parte de un imperio prominente era la estructura social ideal de casi toda cultura del
Antiguo Cercano Oriente, incluyendo Israel. Ellos no sabían nada de nuestros ideales
democráticos modernos. Cuando vemos éstos y los rasgos similares de vida del Antiguo
Testamento, a menudo nos preguntamos cómo manejarlos. ¿Qué hacer con una Biblia
que está tan profundamente fusionada en un entorno cultural tan diferente al nuestro?
Cuando leemos el Antiguo Testamento, estas y muchas otras diferencias
culturales nos damos cuenta de la enorme brecha entre nosotros y el Antiguo Testamento.
Personal
Cuando hablamos de distancia o diferencias personales, nosotros estamos
refiriéndonos al hecho de que las personas que vivieron en los días del Antiguo
Testamento eran diferentes a las personas modernas en muchas maneras. Y la brecha
entre nosotros y ellos involucra a menudo consideraciones humanas muy personales.
Las personas del Antiguo Testamento no eran completamente diferentes a
nosotros. Como veremos más adelante en esta lección, nosotros podemos identificarnos
con ellos de varias maneras importantes. Pero en muchas otras maneras, ellos tenían una
mentalidad notablemente diferente a la nuestra.
Y esto no debe sorprendernos. Sus disposiciones crecieron del mundo teológico y
cultural en el que ellos vivieron.
Considere por un lado, que muchas personas en el Antiguo Testamento tenían
experiencias espirituales notables, muy diferentes a las que cualquiera de nosotros
experimentamos hoy. Ellos tenían visiones del cielo, y escuchaban la voz audible de
Dios. Ellos lucharon físicamente con seres celestiales.
Ahora deténgase por un momento y hágase esta pregunta. ¿Cómo cambiaría su
vida, si usted tuviera tales experiencias espirituales? ¿Qué tipo de persona sería usted, si
fuera inspirado por visiones divinas, escuchara la voz de Dios y tuviera enfrentamientos
físicos con seres celestiales? Creo que nos damos cuenta, que nosotros seríamos
totalmente transformados si tuviéramos tales experiencias hoy. El darnos cuenta de esto,
debe ayudarnos a ver que somos muy diferentes a las personas del Antiguo Testamento,
quienes tenían tales experiencias de Dios.
Por otro lado, considere qué tipo de personas somos debido a las influencias
culturales sobre nosotros. En el Antiguo Testamento, las personas desempeñaron algunos
papeles culturales que son muy extraños para nosotros. Ellos eran reyes, reinas,
campesinos, esclavos. Las personas del Antiguo Testamento soportaron los horrores de la
guerra antigua y las amenazas de hambre y plagas. Hemos leído sobre un muchacho
joven que está de pie audazmente en batalla ante un gigante; una mujer joven que dirigió
un ejército en la batalla. Escuchamos los lamentos desesperados de los esclavos en
Egipto. Muy poca gente hoy se enfrenta a este tipo de situaciones y por eso nos cuesta
mucho trabajo entender cómo piensan y sienten las personas cuando sufren experiencias
como éstas.
Ahora que hemos empezado este estudio, debemos estar listos para admitir que el
Antiguo Testamento parecerá muy distante de nosotros, de muchas maneras diferentes.
Esta parte de la Biblia no se escribió en nuestro mundo moderno, y como resultado, vez
tras vez, encontraremos muchas diferencias teológicas, culturales y personales entre
nosotros y el Antiguo Testamento.
Ahora que hemos visto las causas y tipos de distancia que sentimos entre nosotros
y el Antiguo Testamento, debemos pasar a un segundo tema: ¿Qué relevancia tiene el
Antiguo Testamento para nuestras vidas? ¿Por qué debemos esperar que un libro tan
distante, tenga algo que vale la pena para decirnos hoy?
Enseñanzas de Jesús
Para obtener una perspectiva equilibrada de lo que Jesús enseñó sobre la
importancia del Antiguo Testamento para nosotros hoy, veremos brevemente dos
aspectos de las enseñanzas de Jesús: primero, sus aparentes comentarios negativos acerca
del Antiguo Testamento y segundo, sus afirmaciones positivas de la relevancia del
Antiguo Testamento. Miremos algunas de las enseñanzas de Jesús que pareciera en
primera instancia, presentan un punto de vista negativo del Antiguo Testamento.
Comentarios Negativos
Muchos cristianos que creen que Jesús puso fin a la relevancia del Antiguo
Testamento se basan en el Sermón de la Montaña en Mateo capítulos 5 al 7 como
evidencia para sus conclusiones. En cierto momento, en Su Sermón de la Montaña, Jesús
mencionó varias cuestiones éticas, y Su acercamiento a estos factores deja a muchos con
la impresión de que Él realmente se opuso a las enseñanzas del Antiguo Testamento. En
Mateo capítulo 5 versículos 21 y 22 leemos estas palabras sobre el asesinato:
Oísteis que fue dicho a los antiguos: “No matarás”, y cualquiera que mate
será culpable de juicio. Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra
su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga “Necio” a su
hermano, será culpable ante el Concilio; y cualquiera que le diga “Fatuo”,
quedará expuesto al infierno de fuego. (Mateo 5:21-22)
Oísteis que fue dicho: “No cometerás adulterio”. Pero yo os digo que
cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su
corazón. (Mateo 5:27-28)
En Mateo capítulo 5 versículos 33 al 34 vemos otra vez el patrón con el que Jesús habló
de los juramentos.
Además habéis oído que fue dicho a los antiguos: “No jurarás en falso, sino
cumplirás al Señor tus juramentos”. Pero yo os digo: No juréis de ninguna
manera: ni por el cielo, porque es el trono de Dios. (Mateo 5:33-34)
Oísteis que fue dicho: “Ojo por ojo y diente por diente”. Pero yo os digo:
No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla
derecha, vuélvele también la otra. (Mateo 5:38-39)
Y finalmente, Cristo habló del amor por los enemigos de este modo en Mateo capítulo 5
versículos 43 al 44.
Ahora, todos los seguidores de Cristo deben estar de acuerdo en que Jesús es la
revelación suprema de Dios y que sus enseñanzas tenían más divinidad que las
enseñanzas del Antiguo Testamento. Él penetró al corazón y se extendió a los horizontes
más lejanos en maneras que el Antiguo Testamento nunca alcanzó. Pero
desgraciadamente, muchos cristianos han entendido que estos versículos enseñan que
Jesús, en su punto de vista, de hecho contradijo las enseñanzas del Antiguo Testamento.
Su razonamiento normalmente es más o menos así:
Dicen que el Antiguo Testamento enseñó que el asesinato físico es malo, pero que
Jesús centró su atención al corazón lleno de odio. El Antiguo Testamento prohibió el
adulterio físico, pero Jesús fue más lejos y vino a hablar sobre el adulterio del corazón.
Con respecto al divorcio, muchos creen que el Antiguo Testamento permitió una amplia
gama de razones, considerando que Jesús discrepó con estas enseñanzas del Antiguo
Testamento e insistió en la inmoralidad sexual como la única razón para el divorcio. Con
respecto a los juramentos, se discute sobre que el Antiguo Testamento dice que no se
debe romper un juramento, pero que Jesús les dijo a sus seguidores que nunca hicieran
juramentos. Estos mismos intérpretes creen a menudo que el Antiguo Testamento endosó
una práctica de venganza personal, “ojo por ojo,” pero que Jesús enseñó que nosotros
debemos perdonar. Ellos asumen que el Antiguo Testamento enseñó a amar al prójimo y
¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es que habiten los hermanos juntos en
armonía! (Salmo 133:1)
Las tradiciones populares en los días de Jesús permitieron las discordias por mucho
tiempo, siempre y cuando estas no los llevaran al asesinato físico. En cambio, Jesús
Seis cosas aborrece Jehová, y aun siete le son abominables: los ojos altivos,
la lengua mentirosa, las manos que derraman sangre inocente.
(Proverbios 6:16-17)
Jesús no discrepó con el Antiguo Testamento, sino mostró que las tradiciones orales de
los escribas y los Fariseos estaban distantes de las normas del Antiguo Testamento.
En cuanto a la venganza, muchas personas creen que el Antiguo Testamento
aprobó la venganza y que Jesús la desaprobó. Pero originalmente la ley del Antiguo
Testamento sobre “ojo por ojo” en Éxodo capítulo 21 versículo 24, se diseñó para guiar a
los jueces en las cortes oficiales de Israel. En pocas palabras, los jueces debían dar sus
veredictos y castigar justa y proporcionalmente sobre los crímenes cometidos. Nunca fue
la intención que esta norma se aplicara a los asuntos interpersonales. En cambio, el
Antiguo Testamento enseñó que en estos casos, la bondad y la misericordia debían guiar
la conducta. Como leemos en Levítico capítulo 19 versículo 18
En los días de Jesús ojo por ojo se había tomado como la aprobación de Dios de la
venganza personal. Se creía que cada vez que alguien le hiciera algo a usted, usted tenía
el derecho de hacer algo igualmente dañino a él. Pero Jesús discrepó con esta
degeneración de la ley y afirmó que el Antiguo Testamento enseña que nosotros debemos
mostrar bondad en las relaciones con nuestros semejantes.
Finalmente, con respecto al amor por los enemigos, muchas personas creen
equivocadamente que el Antiguo Testamento enseñó que era aceptable odiar a los
enemigos. Algunos maestros en los días de Jesús, al parecer dedujeron que así como el
mandamiento de Levítico capítulo 19 versículo 18 de amar a tu prójimo, era igualmente
apropiado odiar a sus enemigos. Pero por supuesto, el Antiguo Testamento nunca dice
algo de esta clase. De hecho, en Éxodo capítulo 23 versículo 4 leemos estas instrucciones
sobre cómo tratar a los enemigos.
Así que, una vez más, Jesús no contrastó sus propios puntos de vista con aquellos del
Antiguo Testamento. En cambio, se opuso a las interpretaciones falsas de sus días y
reafirmó las verdaderas enseñanzas del Antiguo Testamento.
Realmente no entendemos las enseñanzas de Jesús si imaginamos que Él enseñó
algo en contra del Antiguo Testamento. Ahora, como veremos, Jesús reveló a menudo
hacia donde el Antiguo Testamento había estado dirigiéndose, y Él explicó las creencias
y prácticas que se habían suscitado. En este sentido sus enseñanzas fueron más allá de las
enseñanzas del Antiguo Testamento revelando más del carácter de Dios y su voluntad
para su pueblo. Pero Jesús nunca se opuso al Antiguo Testamento o a sus enseñanzas. Al
contrario, Él se opuso a las interpretaciones falsas del Antiguo Testamento.
Después de haber visto que los comentarios aparentemente negativos de Jesús
sobre el Antiguo Testamento, realmente eran afirmaciones sobre este, debemos volver a
Afirmaciones Positivas
Escuche lo que dijo Jesús en Mateo capítulo 5 versículos 17 y 18
Aquí Jesús declaró enérgicamente que Él no vino a abolir la Ley o a los Profetas. Él
insistió que cada detalle del Antiguo Testamento, desde una jota hasta una tilde,
permanecerá vigente hasta el fin de todas las cosas.
Pero viendo las palabras que Jesús habló luego en Mateo capítulo 5 versículo 19,
sabemos que esto no es lo que Jesús quiso decir. Allí leemos,
Note lo que Jesús dijo aquí. Si las personas no guardan, o si ellos animan a otros a
ignorar, incluso el menor de los mandamientos, ellos serán menores en el reino de los
cielos. Jesús sabía que los escribas y los fariseos eran muy selectivos en su acercamiento
al Antiguo Testamento. Así que, Él insistió en que sus discípulos aprobaran y siguieran
cada detalle de todo el Antiguo Testamento, no sólo de algunas partes de este. Cristo
esperaba que sus fieles seguidores se sometieran a cada detalle de las Escrituras del
Antiguo Testamento.
De hecho, Él era tan insistente sobre la autoridad del Antiguo Testamento que
afirmó que nosotros podemos esperar un destino mejor que el de los escribas y los
Fariseos, tan sólo si nos sometemos al Antiguo Testamento. Como lo dijo Jesús en Mateo
capítulo 5 versículo 20,
Por tanto, os digo que si vuestra justicia no fuera mayor que la de los
escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. (Mateo 5:20)
Ahora, todos debemos admitir que las palabras de Jesús aquí, nos traen todo tipo de
preguntas simples. ¿Qué significa en el mundo moderno someterse a las enseñanzas del
Antiguo Testamento? ¿Cómo deben los cristianos percibir los mandamientos del Antiguo
Testamento, incluso el menor de ellos, hoy en día? Estas son preguntas importantes a las
que nos estaremos dirigiendo en esta serie de lecciones, pero a estas alturas, nos debe
bastar simplemente el principio básico que Jesús tan simplemente enseñó. Jesús llamó a
sus seguidores a recibir el Antiguo Testamento como la palabra autoritaria de Dios. Ellos
no debían rechazarlo, ni tomarlo como irrelevante; por el contrario debían aprender y
obedecer cada parte de él.
Enseñanzas de Pablo
Primero, nos dirigiremos a los comentarios aparentemente negativos de Pablo acerca de
la ley del Antiguo Testamento y segundo, reflexionaremos en sus afirmaciones positivas
de la relevancia del Antiguo Testamento. Consideremos primero algunas de las
valoraciones aparentemente negativas de Pablo del Antiguo Testamento.
Comentarios Negativos
Tristemente, muchos cristianos hoy creen que Pablo realmente era muy negativo
sobre el Antiguo Testamento. Estos creyentes sinceros, se enfocan en muchos pasajes de
las cartas del apóstol, pero nosotros tomaremos simplemente un ejemplo. Escuchen estas
palabras de Gálatas capítulo 3 versículos 1 al 6.
Ahora nosotros debemos admitir sin titubear que Pablo creyó que Cristo había
revelado más de Dios y su voluntad, que el mismo Antiguo Testamento. Él creyó que la
fe del Nuevo Testamento era la revelación más completa. Pero a menudo, cristianos bien
intencionados han leído pasajes como este y piensan que Pablo creyó que el Antiguo
Testamento no era pertinente. Pero en realidad, Pablo no negó la relevancia del Antiguo
Testamento; él simplemente objetó el mal uso del Antiguo Testamento.
Específicamente, en el versículo dos, Pablo preguntó si los Gálatas habían
recibido el Espíritu Santo por la ley del Antiguo Testamento o a través de la fe. En el
versículo 3 él les preguntó por su confianza. ¿Empezarían ellos a confiar en el esfuerzo
humano después de haber empezado con el Espíritu? Y en el versículo 5 él les preguntó si
los milagros del Espíritu vinieron porque ellos observaron la ley o porque creyeron en el
evangelio. En cada caso, el punto de Pablo era que las bendiciones de la fe cristiana no
vienen por observar la ley, sino a través de la fe en el evangelio de Cristo.
Estas, y similares declaraciones en las cartas de Pablo, llevan a muchos a pensar
que Pablo rechazó la relevancia y autoridad del Antiguo Testamento y la reemplazó con
fe cristiana y el Espíritu Santo. De hecho, el argumento normalmente dice, ver el Antiguo
Testamento como pertinente para el diario vivir cristiano, es alejarse del evangelio.
Incluso, cuando miramos el contexto de estos versículos más cuidadosamente,
encontramos que así como Jesús, Pablo no se opuso al Antiguo Testamento. Él estaba en
Todos los que dependen de las obras de la Ley están bajo maldición, pues
escrito está: “Maldito sea el que no permanezca en todas las cosas escritas
en el libro de la Ley, para cumplirlas”. Y que por la Ley nadie se justifica
ante Dios es evidente, porque “el justo por la fe vivirá”. Pero la Ley no
procede de la fe, sino que dice: “El que haga estas cosas vivirá por ellas”.
Cristo nos redimió de la maldición de la Ley, haciéndose maldición por
nosotros pues está escrito: “Maldito todo el que es colgado en un madero”.
(Gálatas 3:10-13)
Afirmaciones Positivas
Pablo realmente se refirió al Antiguo Testamento un sinnúmero de veces para
justificar su propia teología. Las citas y alusiones al Antiguo Testamento aparecen a lo
largo de todas sus cartas. Pero aun más explícitamente, Pablo también enseñó a los
Según este pasaje, el Antiguo Testamento es esencial para desarrollar y mantener nuestra
esperanza cristiana. Conforme leamos las historias, salmos, promesas y juicios del
Antiguo Testamento, nuestra esperanza en Cristo crecerá.
Pero sin duda alguna, la afirmación más fuerte y más clara de Pablo de la
relevancia del Antiguo Testamento se encuentra en 2 de Timoteo capítulo 3 versículo 16.
Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para redargüir,
para corregir, para instruir en justicia. (2 Timoteo 3:16)
La mayoría de los cristianos están familiarizados con este versículo, pero a menudo
imaginamos que las palabras toda Escritura se refieren al Nuevo Testamento. Si bien, no
hay duda de que estas palabras tienen implicaciones en nuestra perspectiva sobre el
Nuevo Testamento, cuando Pablo escribió en otra carta a Timoteo sobre la Escritura, él
tenía sobre todo en mente, el Antiguo Testamento. Así que, escuche las cosas
maravillosas que el Antiguo Testamento puede darnos. El Antiguo Testamento puede
enseñar, reprender, corregir y entrenar en rectitud, para cada buena obra. En pocas
palabras, Pablo dijo que el Antiguo Testamento era tan pertinente que es prácticamente
indispensable para la vida del cristiano.
Así que, conforme avanzamos en nuestro estudio del Antiguo Testamento, no sólo
debemos reconocer la distancia que hay entre nosotros y el Antiguo Testamento.
También debemos ver que el Nuevo Testamento nos llama a tener altas expectativas de la
relevancia del Antiguo Testamento para nosotros hoy en día. Estudiar el Antiguo
Testamento no es gastar nuestro tiempo en algo irrelevante; estudiar el Antiguo
Testamento es estudiar el libro que puede hacernos sabios para la salvación.
A estas alturas de nuestra lección, nos enfocaremos a nuestro tercer tema
principal: cómo aplicar el Antiguo Testamento a nuestros días.
Desafío
Hay muchas maneras de describir este desafío, pero enfocaremos nuestra atención
a una preocupación central: debemos aprender a construir un puente sobre el abismo que
hay entre nosotros y el Antiguo Testamento. Debemos aprender a superar la distancia que
nos separa del Antiguo Testamento para poder hacer uso de su relevancia para nosotros
hoy en día.
Pongámoslo tan simple como sea posible. Como hemos visto, Dios le dio el
Antiguo Testamento a su pueblo que vivió hace mucho tiempo, para que ellos pudieran
vivir para Él en su época. Pero como también hemos visto, Él nos dio el Antiguo
Testamento para que también nosotros pudiéramos vivir por él. Pero nosotros vivimos en
un mundo que es muy diferente al del Antiguo Testamento. Así que, por esta razón, hay
una brecha, una gran distancia entre nosotros y el Antiguo Testamento, que hace difícil
para nosotros, el saber aplicar el Antiguo Testamento a nuestras vidas. Por lo tanto, si
queremos aplicar el Antiguo Testamento a nuestros días de una manera responsable,
debemos tener en cuenta tres cosas. Primero, debemos entender el mundo antiguo, de
donde originalmente vino el Antiguo Testamento. Segundo, debemos cruzar la barrera de
la distancia histórica entre nosotros y el Antiguo Testamento, y prestar atención a las
maneras en que nuestro mundo difiere del mundo del Antiguo Testamento. Y tercero,
debemos tomar lo que nosotros aprendamos del Antiguo Testamento una vez cruzada la
brecha, y aplicarlo a nuestras vidas y a las de nuestros semejantes en nuestros días.
Escuche la manera en que el apóstol Pablo resumió el desafío de la aplicación, en
1 de Corintios capítulo 10 versículo 11. Hablando de lo escrito en el Antiguo Testamento
acerca de la emigración de Israel de Egipto, Pablo dijo,
Todas estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para
amonestarnos a nosotros, que vivimos en estos tiempos finales.
(1 Corintios 10:11)
Ahora note que Pablo dijo por lo menos tres cosas aquí, importantes para nosotros.
Primero, él habló de acontecimientos y escrituras, “estas cosas acontecieron… y están
escritas.” Segundo, Pablo habló de él y sus compañeros cristianos en Corinto cuando dijo,
estas “están escritas para amonestarnos a nosotros.” Y tercero, Pablo se refirió a una
brecha entre los Corintios y los acontecimientos y escrituras antiguos cuando describió a
los cristianos como aquellos “que vivimos en estos tiempos finales.” Estas palabras
Mismo Dios
Primero, cuando estudiamos el Antiguo Testamento, siempre debemos estar
atentos al hecho de que el Dios de los cristianos del Nuevo Testamento es el mismo Dios
que nosotros leemos en el Antiguo Testamento. Cristianos fieles hoy, sirven y adoran al
mismo Dios que los fieles Israelitas antiguos sirvieron, incluso antes de que naciera
Jesús.
El hecho de que nosotros servimos al mismo Dios, establece conexiones muy
importantes porque las Escrituras enseñan que Dios es inmutable o que no cambia. Él es
el mismo hoy, como lo fue en tiempos antiguos. Ahora, nosotros debemos tener cuidado
aquí. La Biblia enseña que Dios es inmutable, pero sólo de cierta manera. Inmutabilidad
no quiere decir que Dios no hace nada; no significa que Él está inmóvil. En cambio,
como la teología tradicional cristiana enseña, hay tres maneras principales en las que
Dios es inmutable:
Él no cambia en su consejo eterno, en su carácter o atributos ni en sus promesas
del pacto. Desarrollemos estas maneras en las que la inmutabilidad de Dios asegura que
Él es el mismo ahora y en los días del Antiguo Testamento.
Primero, el consejo eterno de Dios es inmutable. Bueno, la Biblia enseña
claramente que todo lo que Dios ha hecho y todo lo que Dios está haciendo es parte de un
plan unificado inmutable. Como el profeta Isaías dijo en Isaías capítulo 46 versículo 10
En estas lecciones exploraremos la meta y dirección de este plan eterno con algo de
detalle, pero a estas alturas le bastará decir que la inmutabilidad del plan eterno de Dios
nos enseña que sus propósitos en el Antiguo Testamento se alinean con sus propósitos en
el Nuevo Testamento. No importa qué diferencias nosotros veamos, los dos testamentos
no representan dos planes diferentes, uno reemplazando o contradiciendo el otro. Al
También dice: Tú, Señor, en el principio fundaste la tierra, y los cielos son
obra de tus manos. Ellos perecerán, mas tú permaneces. Todos ellos se
envejecerán como una vestidura; como un vestido los envolverás, y serán
mudados. Pero tú eres el mismo, y tus años no acabarán. (Hebreos 1:10-12)
Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de
las luces, en el cual no hay mudanza ni sombra de variación.
(Hebreos 1:10-12)
Dios es inmutable en sus pactos. En Génesis capítulo 9 versículo 16, Dios prometió que
siempre que Él viera el arco iris en el cielo, recordaría su pacto eterno con Noé y nunca
destruiría otra vez el mundo con un diluvio. Tres veces en Génesis capítulo 17, Dios
prometió que su pacto con Abraham sería un pacto eterno, y en 1 de Crónicas capítulo 16
versículos 15 al 18 David hizo mención del pacto eterno de Dios a los patriarcas, de darle
la Tierra Prometida a Israel. En 2 de Samuel capítulo 23 versículo 5, David mencionó que
Dios había hecho un pacto eterno con él, refiriéndose al trono de Israel. Y aunque los
fracasos de Israel, Judea y de la casa de David los llevaron al destierro, Dios siempre
guardó su pacto con ellos. En Ezequiel capítulo 16 versículos 59 y 60, nosotros leemos
estas palabras.
Tenemos que admitir que de vez en cuando pareciera que en el Nuevo Testamento Dios
se ha olvidado o ha puesto a un lado, algunas de sus promesas. Pero esta es la realidad:
cuando nosotros entendemos las Escrituras apropiadamente y recordamos que Dios no
cambia, encontraremos que cada promesa del pacto se ha cumplido o se cumplirá. Por
esta razón, tenemos un buen motivo para creer que el Antiguo Testamento puede
aplicarse de maneras aprovechables a nosotros como seguidores de Cristo en la era del
Nuevo Testamento. Dios hizo muchas promesas a los creyentes del Antiguo Testamento
y nosotros podemos estar seguros de que en el Nuevo Testamento Él está manteniendo
esas promesas.
Ahora que nosotros hemos visto que el Antiguo Testamento y el Nuevo
Testamento están conectados por el hecho de que ambos testamentos tienen el mismo
Dios inmutable, debemos ir al segundo tipo de conexión entre la fe del Antiguo
Testamento y nuestra fe cristiana de hoy: el hecho de que vivimos en el mismo mundo.
Y más allá de esto, el Nuevo Testamento también afirma que todas las personas son
hechas a la imagen o semejanza de Dios. En Santiago capítulo 3 versículo 9 nosotros
leemos estas palabras,
Con ella bendecimos al Dios y Padre y con ella maldecimos a los hombres,
que están hechos a la semejanza de Dios. (Santiago 3:9)
Hablaremos más sobre lo que significa ser la imagen de Dios en una lección más
adelante, pero bastará decir que tenemos varias características que, de una u otra manera,
son si no universales, comunes para todos los seres humanos. En el pasado, la iglesia ha
enfocado su atención en el hecho de que los seres humanos son racionales; que tenemos
habilidades lingüísticas especiales; y que somos criaturas morales o religiosas.
Podemos ver que nosotros debemos tener cuidado de no exagerar las diferencias
entre las personas del Antiguo Testamento y las personas modernas. Bajo la superficie,
los que vivimos en el mundo de hoy, no somos tan diferentes a esas personas antiguas.
Nosotros podemos asumir que las cualidades racionales, lingüísticas y morales que
predominan en nuestras vidas, también estaban presentes en las de ellos. Y por estas
razones, nosotros podemos tener mucha confianza en que el Antiguo Testamento puede
aplicarse con éxito a nuestros días. Las personas que lo escribieron y para quienes fue
escrito, fueron hechas a la imagen de Dios exactamente igual como nosotros lo somos.
En segundo lugar, nosotros también somos como las personas del Antiguo
Testamento porque todos los seres humanos hemos caído en el pecado.
Estamos bien familiarizados con aquellas conocidas palabras de Pablo en
Romanos capítulo 3 versículo 12.
El apóstol dejó bien claro que todas las personas han pecado y quedan lejos de la gloria
de Dios. Y esto no es solo una enseña del Nuevo Testamento; Salomón dijo lo mismo en
la dedicación del templo en 1 de Reyes capítulo 8 versículo 46
Si pecan contra ti (porque no hay hombre que no peque), y tú, airado contra
ellos, los entregas al enemigo, para que los cautive y lleve a tierra enemiga,
sea lejos o cerca. (1 Reyes 8:46)
Ya que nosotros y las personas del Antiguo Testamento compartimos la misma cualidad
común de ser hechos a la imagen de Dios pero caídos en el pecado, no nos es difícil caer
en la misma posición que las personas del Antiguo Testamento de rebelarse contra Dios
para pecar. No es difícil para nosotros entender porqué los escritores del Antiguo
Testamento se enfocaron tanto en el pecado y su corrupción. Nos conectamos con el
Antiguo Testamento en este nivel porque sabemos que nosotros somos tan pecadores
como las personas del Antiguo Testamento. Y el Antiguo Testamento se enfoca en la
redención de los pecadores tanto como el Nuevo Testamento lo hace. Lo que Dios dijo a
las personas pecadoras de tiempos del Antiguo Testamento, es bastante acertado para los
pecadores que viven hoy en día.
En tercer lugar, desde la caída de la humanidad en el pecado, siempre los seres
humanos se han dividido en grupos según su relación con Dios.
Recordemos que en el Monte Sinaí, Dios habló de su relación en el pacto especial
con Israel de esta manera en Éxodo capítulo 19 versículo 6
Y en 1 de Pedro capítulo 2 versículo 9 el apóstol Pedro citó este pasaje pero lo aplicó a la
iglesia del Nuevo Testamento. Cuando dijo:
Pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo
adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó
de las tinieblas a su luz admirable. (1 Pedro 2:9)
Aunque hay diferencias entre las personas de Dios en el Antiguo Testamento y el Nuevo
Testamento, hay todavía una línea permanente de conexión. La humanidad aun sigue
dividida en términos de su relación con Dios. Hay muchas maneras de describir las
divisiones de la humanidad. Una manera muy útil, es notar que a lo largo de la Biblia,
Dios distingue tres grupos. Primero, los que están perdidos, porque están ellos fuera del
pacto de Dios; segundo, los del pacto de Dios que aún están perdidos, no salvos de sus
pecados, y tercero, los del pacto de Dios que son justificados a través de la fe y
eternamente salvos. Estos tres grupos de personas existieron en el Antiguo Testamento y
también existen en el período del Nuevo Testamento hoy. Debido a esta similitud,
Desarrollos
Ahora que hemos visto cómo el mismo Dios, el mismo mundo y el mismo tipo de
personas nos conectan al Antiguo Testamento, debemos poner nuestra atención a los
tipos de desarrollos que han tenido lugar entre el Antiguo y el Nuevo Testamento.
Podríamos abordar este tema de varias maneras, pero simplemente seguiremos el
modelo establecido por las tres líneas de conexión. Nosotros veremos que ha habido
desarrollos de época, desarrollos culturales y desarrollos personales.
De Época
En primer lugar, aunque sabemos que estamos tratando con el mismo Dios
inmutable en el Antiguo Testamento y en el Nuevo Testamento, debemos comprender
que Dios se reveló en diferentes épocas o eras. La historia bíblica es una historia larga de
la manera en que Dios se manifestó progresivamente a su pueblo, poco a poco, conforme
la historia de la salvación se acercaba a su final divinamente ordenado. Simplemente
veámoslo así, Abraham supo más acerca de Dios que Noé. Moisés supo más que
Abraham; David supo más que Moisés; y Dios ha revelado más a los creyentes del Nuevo
Testamento que nunca antes. El escritor de Hebreos enfatizó este punto en Hebreos
capítulo 1versiculos 1 y 2,
De manera que la Ley ha sido nuestra guía para llevarnos a Cristo, a fin de
que fuéramos justificados por la fe. (Gálatas 3:24)
La fe del Antiguo Testamento era como las instrucciones dadas a un niño; la fe del Nuevo
Testamento es como las instrucciones dadas a un heredero adulto.
Ahora, piense sobre esta analogía que Pablo usó para describir el desarrollo de la
fe bíblica. Normalmente, nosotros les damos un juego apropiado de reglas a los niños
pequeños. “No te salgas a la calle. No toque la estufa.” Pero cuando los niños se vuelven
adultos, nosotros no les pedimos que no salgan a la calle o que se aparten de las estufas.
Pero sí esperamos que los adultos recuerden la sabiduría que obtuvieron de las reglas que
se les enseñó en su niñez. Normalmente esperamos que los adultos recuerden que las
calles y las estufas son peligrosas y que se deben manejar con cuidado. Sería tonto
pretender que un adulto se manejara bajo las mismas reglas que un niño de dos años. Pero
así de tonto sería el olvidarse de la sabiduría de las reglas aprendidas a los dos años.
Como veremos en estas lecciones, hay mucha similitud en la fe bíblica. De
muchas maneras, el Antiguo Testamento se parece a las reglas dadas a un niño pequeño.
Es diseñado apropiadamente para la condición espiritual de las personas de Israel en los
días del Antiguo Testamento.
Ahora, como creyentes del Nuevo Testamento nosotros podríamos tomar dos
direcciones ingenuas. Primero, podemos intentar remontarnos a los días del Antiguo
Testamento e imitar su fe como si nosotros viviéramos en esos días. Pero esto sería negar
Cristo y su gran obra de salvación. Y segundo, podemos estar tentados a decir que el
Cultural
Para identificar los tipos de desarrollo cultural, debemos estar involucrados, por
un lado, en ver similitudes culturales entre nosotros y el Antiguo Testamento. ¿Qué
modelos culturales enfrentamos que están estrechamente ligados con la experiencia de
Abraham? ¿Cómo está nuestra cultura en relación con la de David? Y por otro lado,
debemos estar involucrados para ver las diferencias culturales que existen. ¿Cómo ha
cambiado la cultura humana en relación con las sociedades antiguas del Antiguo
Testamento? ¿Qué costumbres y prácticas son diferentes? Para aplicar el Antiguo
Testamento a la vida moderna, debemos contestar estas preguntas, y hacer ajustes
culturales apropiados al mensaje del Antiguo Testamento.
En tercer lugar, para aplicar el Antiguo Testamento a nuestros días, debemos
hacer ajustes personales. Debemos reflexionar sobre las personas del Antiguo Testamento
y las personas de nuestros días.
Personal
Hay similitudes considerables entre las personas del Antiguo Testamento y las
personas que viven en nuestro mundo contemporáneo, pero también debemos reconocer
tanto las desigualdades que existen entre las personas modernas, como las existentes en
las personas antiguas. Si queremos aplicar los textos antiguos del Antiguo Testamento
correctamente, debemos tener en cuenta estas variaciones personales.
Por ejemplo, todos necesitamos hacernos preguntas como estas. ¿Cómo se
compara nuestra vida personal con las que vemos en el Antiguo Testamento? ¿Qué papel
tenemos nosotros en la sociedad? ¿Cuál es nuestra condición espiritual? ¿Cómo estamos
sirviendo al Señor, en comparación con esto o aquello del carácter del Antiguo
Testamento? ¿Cómo se comparan nuestros pensamientos, acciones y sentimientos a los
que vemos en el Antiguo Testamento? Tomando en cuenta las variaciones entre las
personas del Antiguo Testamento y las personas modernas, podemos entender cómo
aplicar mejor el Antiguo Testamento a nuestros días.
Conforme avancemos en estas lecciones, veremos una y otra vez que debemos
estar listos para ir del Antiguo Testamento a nuestros días teniendo en cuenta la época, el
desarrollo cultural y personal de temas particulares en el Antiguo Testamento. Si no
prestamos especial atención a estos puntos, no manejaremos el Antiguo Testamento como
Dios quiere que lo manejemos.
V. CONCLUSIÓN