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Bellezas Naturales

y Marginación
En la Abrupta Serranía Tarahumara
Bellezas Naturales
y Marginación
En la Abrupta Serranía Tarahumara

Gabriel Valencia Juárez


 Gabriel Valencia Juárez
 Editorial Aldea Global
Primera Edición 2015
Todos los derechos reservados

Bellezas Naturales y Marginación en la Abrupta Serranía Tarahumara

Colaboradores:
Editor Literario: Aarón Castañón Holguín
Fotografías: Gabriel Valencia Juárez.

Editado y producido en Chihuahua, México.


Por: Editorial Aldea Global
Mirador 705, Col Mirador
Chihuahua, Chih., C.P. 31205
Tel: 614 410.8486, Email: editorial@aldeaglobal.mx

ISBN: 978-607-9339-22-7

Copyright© 2015, Todos los Derechos Reservados


Queda prohibida la reproducción total o parcial de este libro bajo ningún
medio electrónico o mecánico incluidos fotocopias, grabaciones
magnéticas, grabaciones digitales o cualquier sistema de almacenamiento
de información o recuperación sin permiso escrito del autor, en los
términos de la Ley Federal del Derechos de Autor, y en su caso de los
tratados internacionales aplicables. .
Dedicatoria

A Claudia Itzel y Gabriel Rodrigo Valencia Cardona


“Por cada peso invertido en la cultura y el arte son
varios pesos menos que nos ahorramos en salud,
educación o seguridad.

“La cultura es prevenir catástrofes humanas y sociales.

“La cultura como herramienta igualitaria y los


derechos culturales como derechos humanos
fundamentales.

“La lectura es un elemento esencial para el desarrollo


del pensamiento y para la salud cerebral de los seres
humanos”.
Breve prólogo ………………………….…………………………………………………………... 9
Acerca del autor ………………………………………………………………………………... 11
La leyenda de la sirena de Wachochi …………………………………….. 13
Crónica de un desbarranco en la Sierra …………………………………. 23
Una cámara fotográfica que resucitó ……………………………………….. 43
Resucitado tras el amor y desamor ………………………………………….. 65
Un L. V. Beethoven en la Sierra Tarahumara .…………………... 77
Adiós a Don Gabo García Márquez ……………….………………………... 89
Arrastrando la ansestral cobija miserable ……………..…………... 107
Villa vuelve. “¡Viva Villa cabrones!” …………………………………….. 115
Cambian de actividad económica: ……………….………………………... 129
Plantan aguacates para disminuir el hambre ….……………….. 137
Cosechan los primero aguacates ………..………………………………….. 143
Visitan reporteros árabes la Sierra …………………………………………. 147
Sirenas serranas de Chínipas ……..………..…..………………….. 153
Tuaripa en el vil olvido ……………………………………………………………….. 169
Un borrego llamado “obispo” …………………………………………………... 177
Fotoreportaje de la rúa corta Wachochi-Chihuahua …….. 181
Foto-texto testimonial serranos.
Crónicas, fotoreportajes y ensayos de Gabriel Valencia
Juárez es una selección de fotografías captadas y textos
escritos en su morada en la Sierra Tarahumara de
Chihuahua, con residencia en Wachochi desde hace
12 años.
Algunos textos y fotografías de este libro se publicaron
en El Heraldo de Chihuahua, Norawa de Wachochi,
mensuario del cual es director y en la revista Aserto de
Chihuahua capital.
También varias fotografías fueron publicadas en
algunos medios de comunicación nacional, como el
periódico La Jornada y la revista Proceso en 2006 a la
fecha, y algunos textos han sido citados como fuente
de información.
Mensaje:

ANTONIO GRAMSCI
Escritor, intelectual y político italiano.

9
10
GABRIEL VALENCIA JUÁREZ

Fue corrector y reportero del periódico Norte de


Chihuahua y de Radio Mexicana (1980-1983);
Corresponsal y distribuidor de Novedades de
Chihuahua en Ciudad Juárez y posteriormente
reportero del Diario de Juárez (1984); Corresponsal
del Diario de Juárez en Chihuahua Capital y fundador
del Diario de Chihuahua (1984-1988); Jefe de
Comunicación Estatal del Instituo Nacioanl de
Estadística, Geografía e Informática –INEGI– (1989-
1992); Articulista y reportero de la revista Cuarto
Poder de Cd. Juárez, del Diario de Chihuahua (1990-
1995); Agente distribuidor del periódico La Jornada y
la Revista Proceso, editados en la Cd. de México
(1992-2000); Articulista en Norte de Cd. Juárez y del
Diario de Chihuahua (1995-2002); Articulista en
Norte de Cd. Juárez y El Heraldo de Chihuahua y
comentarista en XEFI, Radio Mexicana, ensayista y
analista en las revistas Solar del ICHICULT y
Cuadernos del Norte (1995-2002).

11
Fundador de la Librería y Cafetería La Jornada.
Actualmente es corresponsal de El Heraldo de
Chihuahua, colaborador de XEFI y Radio Mexicana. A
partir de Enero del 2002, Edita el periódico Regional
Norawa, con sede en Guachochi, Chih., Fotógrafo,
Paisajista y un luchador incansable en el rescate
cultural y material de la Sierra Tarahumara y su
legado.

Su próxima edición…

12
o Se fue y la Sierra empezó a secarse
o Tumban pinos como si fuera zacate
o Escarbando el lago como los “kochis” (cerdos)
o El teswino no hace daño; el que hace daño es
“la tequila”.

A Frida Ade.

Wachochi (Lugar de Garzas), Chihuahua.- De ojos


de miel serrana, larga cabellera color azabache, cuerpo
de diosa y piel de madera, la sirena de Wachochi, la
que con sus bellos cantos y reflejos, llamaba al agua y
a la nieve del cielo para que no se secara la tierra,
desapareció para nunca más volver y la Sierra empezó

13
a marchitarse, acelerando el proceso de deforestación
por la tumbadera de pinos como si fuera zacate por los
chabochis/mestizos.
Cuenta la leyenda, a través de la voz de Sarita
Holguín, gobernadora indígena rarámuri de Wachochi,
que un chabochi (mestizo), que cuando fue presidente
municipal “corrió a la sirena al escarbar como los
‘kochis’ (marranos) en el lago Las Garzas muchos años
atrás.
La bella sirena que hacía sollozar agua y nieve al
cielo para dar de beber al bosque, a la tierra y al
rarámuri, se fue muy lejos y nunca más volvió y hoy la
tierra se está secando, quebrada como surcos
descuartizados.
Ya no cayeron en diciembre las pequeñas alas de
palomas blancas que pintaban cada año de albas a las
majestuosas montañas verdes de la Sierra
Rarámuri/Tarahumara; era como un juramento de la
Madre Naturaleza, juntar grandes nidos grises y
plateados como “espíritus en el cielo” para bajar la
nieve en los días marcados con el 24 o 25 de
diciembre, como era costumbre forjarlos año tras año
desde tiempos ancestrales e inmortales.
La última nevada en la Sierra Rarámuri o
Tarahumara de Chihuahua fue el 26 de noviembre del
2005.

¿Cuándo volverá a nevar?


La sirena del lago de Wachochi, salía, como una
persona, a la orilla del río y se sentaba a peinarse y a
cantar como los pájaros poetas o se subía arriba de una
piedra grandota como huevo/kawara prehistórico, ya
que ahí hay grandes piedras y “hacia así sobre su

14
cabellera”, y cada vez que Sarita moviendo la cabeza,
cuando era chiquita, recuerda, se paraba frente al río
desde la ladera desde donde veía y escuchaba a la
sirena sobre las piedras grandes que besaban las aguas
que caían de las cascadas, y en ellas se asentaba la
sirena a alisarse y a cantar como los pájaros, que antes
del destrozo de los bosques, abundaban para atraer la
vida guardada en el cielo.
Sarita veía a esa “persona” con su vestido
“colorao” que se desparramaba y se hacía de colores:
verde, rojo o amarillo “como un arco iris, así”, y ese
arco iris “es pura sirena”, alternando Sarita, como
pintando artísticamente el hueco del espacio con sus
manos cobrizas, marcadas con leyendas de vida
serrana e indígena.
Quien sabe con que se peinaba la sirena: con sus
uñas, eso sí no sé; ¿o se peinaría con su peine?, ¿qué si
tendría?, y ríe doña Sara como una niña –una
“chirotes”-. Yo misma la veía que se peinaba; bien que
se apartaba el cabello, así como se aparta uno cuando
se peina, y sus cantos eran un retumbo bonito que se
escuchaban por toda la ribera del río y los montes
verdes y cafés de la Sierra.
La sirena se peinaba a medio día o a la hora que
saliera, pero yo creo que salía a “resolanear”-tomar el
sol-rayénare-, ¿no?, porque al subirse a la piedra pues
tenía que “resolanearse”. Se sentaba un rato y ya, y
volvía meterse a su lugar, y lo hacía en cualquier
época del año, como cuando iba a nevar en ese rato se
salía y “se levantaba un remolino así”, en ese
momento del relato, Sarita extendió sus brazos como
arco, pero sin elevarse, “y ahora todo eso se acabó”.

15
Tiempo después, Sarita volvió a pararse sobre la
ribera del río, como lo hacía antes, de niña “y ya no
hay nada”, dijo y abundo: “Está seco el charco donde
se peinaba la sirena. Si tiene ‘agüita’ el charco pero ya
no tanta como había antes” y sus cantos a través de los
pájaros, también se fueron. Solo quedaron las piedras
y el silencio donde se peinaba y cantaba la sirena-
serpiente como una leyenda a eternizar.
Uuuh, antes –inmortaliza- cuantas cosas hacía esa
sirena; esa viborita se comía a la gente, burros, vacas y
chivas. No podía uno pasar allá por El Salto, pues,
porque luego luego se levantaba un remolino y lo
tiraba pa’bajo, y esa persona ya nunca la volvían a ver.

16
Al tiempo, nomás entró un cura al río y estuvo
como 15 días con la sirena, y quien sabe qué le daría.
A la mejor consejos; o le diría que se fuera más lejos,
porque ya no sale. Yo pienso que eso pasó, expresó
con voz de lamento.
La gobernadora indígena, de las pocas mukiras
–mujeres en idioma rarámuri- que conservan su
tradición en el vestir con sus enaguas anchas de vivos
colores y su inseparable pañoleta sobre su cabeza,
narra el incontable tiempo atrás cuando ella era una
chiquilla, allá por 1950.
Ah, pues fíjese, yo tenía algunos 8 años, me
acuerdo muy apenas que me mantenía ahí jugando, ya
ves como son los chiquillos ‘chirotes’, y ríe como una
chiquilla. Yo ‘chirotiaba’ por ahí por el faldeo pues no
había gente, nomás puros pinos y mucha agua-, y
desde esos territorios naturales, ella veía la sirena
peinarse y la oía cantar con voz de “pájarita”.
¿Quien había en Wachochi en ese viejo-sherame-
tiempo? Nomás había don Chico Orpinel, don Silvestre
Orpinel que todavía vive, don Servando Orpinel.
Nomás esas tres casas había en aquella época, y luego
ese don Cristino acá pa’rriba. Cuatro, ¡nomás! Y gente
de raza indígena, pues nomás había don Valencio
González y don Ramiro, nomás. Decían que era doctor
ese viejito, yo nunca lo ocupe, pero eso decían.
La sirena-serpiente cuando iba hacia las aguas, uh,
pues casi todos los días salía y era muy conocido que
iba a llover ya, y cuando iba a nevar también, y pues
ahora ya no. Ya no nieva como antes que duraba
semanas la nieve en los montes y no se podía caminar.
Ahora que vamos a ver, porque ya se fue la
viborita, esa. Ahora ya ni señas hay. Ya ve como está.

17
Ahora no hay ninguna nubecita ni nada. Pues “son
señas de que no va a volver a llover nunca”.
Las sirenas-víboras que salieron acá donde esta esa
laguna, se fue una pa’lla –al norte– y otra pa’lla –al
sur– y la otra que mataron se la llevaron para México;
has de cuenta que son tres, y nomás estarán los
chiquitos, pero el mero grande ya se fue y por eso es
que nosotros ya no queremos que escarben más en el
río.

Sarita Holguín recuerda que un ex presidente


Municipal de Wachochi, un cacique chabochi racista,
“corrió a la sirena al escarbar el lago como los
kóchis/marranos”. Sarita recomendó a otros alcaldes
que no escarbaran “como los kóchis” para que “no se
fueran las sirenitas chiquitas” que quedaban en el lago.
Pero no hicieron caso.

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Quién sabe qué día –recordó Sarita con su sonrisa
de niña- le dije a Pepe- el Alcalde de Wachochi, José
Acosta (2004-2007)-, que por qué estaban escarbando
allá arriba, y le dije: “No, no sigan escarbando”. Y sí, si
me hizo caso. Ya no siguió escarbando Pepe. Es que
eso no se hace. Al rato no va haber ni agua, ni nada.
Haber que van a tomar, hasta mi pozo se seca, porque
aquí en el centro está la fuerza por eso hay agua
también por mi casa, explicó la mukira rarámuri.
La gobernadora indígena vive junto al aeropuerto
local, ubicado sobre una loma boscosa que fue de los
rarámuri. Hoy todo ese territorio está cercado por los
chabochis caciques con alambre de púas, cuando antes
era paso libre, recuerda.
-Ya nomás se seca aquí y también se seca allá: los
aguajes-, alertó.
La víbora que se convertía en sirena “como una
persona” y se peinaba y cantaba sobre las rocas era
muy grande y se la llevaron en una troca de tres
cuartos a México. Quien sabe con qué asuntos se la
llevarían, nomás para enseñarle al gobierno “estas
cosas hay por allá en Wachochi, Chihuahua” les han
de haber dicho. Se les hace una cosa tan bonita andar
llevando viboritas por allá.
-Las víboras no son de ellos, son del Señor de
Arriba porque él las puso ahí (en el lago) para que
salga agua; para que no se sequen nunca los ríos y los
lagos. Antes aquí todo era río. Estaba el agua hasta ya
pa’rriba y los pinos estaban adentro del lago, y poco a
poquito se fue secando y más que ya hicieron casas
por aquí, menos. Y se secó, ya nomás un pedacito hay.
Tumbaron pinos como si fuera zacate y todavía los
chabochis-, complemento sus idea y sentido común,
ecológico, protección para salvar a la Madre Naturaleza

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-Y haber, si se seca todo que van hacer. Más bien si
ponen esa nueva gasolinera –por la avenida 20 de
Noviembre-, pues con el tiempo se va a secar el río,
verán”-, advierte la gobernadora rarámuri. Si siguen
escarbando se va a secar el agua y ya nunca van a
tener nada. Ellos sabrán; si siguen escarbando, no
tendrán agua para mañana.
-Tal vez se me va a secar mi aguaje, pero yo sé de
qué modo no se seque; yo si sé curar el agua. “A mí no
se me seca mi pocito”, dijo sonriente Sarita y precisó:
-Yo sé cómo no se seque.
¿Y cuál es la receta?, se le inquirió.
-Yo a nadie se lo digo. Es un secreto que a nadie le
digo -expreso-, y vuelve a reír como si fuera una
jovencita.

20
-¿Por qué no llueve ni nevó el 24 de diciembre?-.
Pues porque ya no hacemos fiestas, ya “semos
chabochitos”, por eso. Ya no hablamos el idioma del
Señor de Arriba. Ya muchos estamos perdiendo la
cultura de nosotros y por eso ya mucha gente no
quiere hacer nada, ni fiesta, ni bailes, por eso también
ya no llueve.
Hemos hechos muchas cosas malas, por eso
tampoco llueve. No deberíamos hacer cosas malas-,
¿cómo que cosas?, se le pregunto: -Pues se están
tumbando muchos pinos; muchos bosques están
desapareciendo. Estamos tumbando muchos árboles,
por eso está enojado El de Arriba porque estamos
tumbe y tumbe madera como si fuera zacate-.
Los pinos son los que llaman el agua, porque si no
fuera por los pinos no llovería; por eso no llueve
ahora, y nosotros tenemos la culpa, porque estamos
tumbe y tumbe pinos y no deberíamos hacer eso.
Por eso a la gente le voy a decir cómo le vamos
hacer. Ya que trabaje de otro modo la gente, no nomás
que estemos esperando que nos den un peso, como el
kórima, enfatizo.
Para una baba que nos dan por los pinos. Nos dan
tres mil pesos por año el comisariado ejidal de
Wachochi, ¿qué compra uno? ¡Nada!. Pues en una
noche tomarán tequila y para el otro día ya no tienen
nada. Así son la gente, nomás tiene un dinerito y se va
a emborrachar.
Por el alcohol –ilustra Sarita- no se acuerdan de su
familia: nada, por qué cree que se está muriendo tanta
gente; tanto chiquillos y grandes por tanta cochinada
que toman alcohol. Fuera bueno que tomaran teswino
–maíz-sonúko fermentado-. El teswino no hace daño;
el que hace daño es “la tequila”.

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Por borracheras se matan; matan a sus hermanos,
a sus papas, a sus abuelitos, todo eso hacen, ¿por qué?
Porque se vuelven locos –lowiamis-, la gente, la
familia, porque si tomaran puro teswino no hacían
eso, no se golpeaban ni se mataban.
Antes se tomaba puro teswino, pero no había tanta
cochinada como ahora; ahora toman puro alcohol, y ni
alcohol es, porque puro de ese “Charrito” que le dicen.
Es lo que veo yo tomando a la gente.
Hoy en día ya no está esa sirena, se perdió para
siempre: Sarita ya no la ve. Ese silbido que se crinaba y
poetizaba bajo los rayos del sol-reyánare sobre las
piedras grandes que aún besan las aguas contaminadas
que se despeñan de las cascadas de Wachochi, ya no
existe.
La bella sirena-serpiente de ojos de miel, larga
cabellera, cuerpo de diosa y piel de madera, la que con
sus cantos y reflejos llamaba a la lluvia y formaba un
arco iris “así de grandote” sobre las montañas con sus
penachos verdes que antes resplandecían frondosos
sobre los pinos que fueron derrumbados, se fue para
nunca más volver, pero sigue la tumbadera de pinos
como si fuera zacate de acuerdo al relato de Sarita
Holguín.

22
o Una aventura laboriosa, accidentada y poética
en medio de bellos paisajes y diferencias sociales
o Eco ideas de vida alternativa: sembrar aguacates
en lugar de ‘chutama’

(Al momento de viajar para reportear el trabajo que


antecede, nuestro compañero sufrió un accidente. Esta
es la crónica, escrita por él mismo):
Rekubichi-Wachochi, Chih.- AREJUKO= OK.
Kuirabá norawa Luís Javier Valero, director de la
revista Aserto de Chihuahua:

23
Gabriel Valencia Juárez

¿Cómo estás?, yo acá batallando, pero vivito y


coleando para escribir y contar con alegría las
aventuras foto reporteadas, jalando para comer las
sagradas remekes=tortillas integrales de cada día.
Paso a comentarte que el foto reportaje: “Plantan
aguacate en lugar de marihuana” en Rekubichi, por
poco y no se redacta, ya que a la 1: 40 de la tarde de
un 28 de junio el 2011, “presente lo tengo yo”, me
desbarranque con todo y el mulo que montaba,
después de cabalgar por más de 5 horas atravesando
bellos paisajes y desfiladeros, tras desayunar una
riquísima carne de venado y remekes/tortillas con su
respectivo café estilo serrano. Salimos a las 8 de la
mañana de una comunidad rodeado de maravillosas
montañas con penachos verdes donde viven venados,
guajolotes silvestres y pavorreales, así como caballos,
borregos y vacas atendidos por sus propietarios
quienes nos dieron posada.
Márchanos en compañía de otros jinetes con
destino a los terrenos donde se inició la plantación del
aguacate en lugar de chutama (mariguana en
rarámuri), hasta que nos enfilamos sobre una brecha
muy empinada y estrecha, y sorpresivamente el mulo
que montaba se resbaló al pisar una piedra en el
camino y doblo sus patas delanteras. Al tratar de
levantarse, me tumbó de la silla y fui a caer a un
barranco de unos quine metros de profundidad,
colisionando mi cuerpo con una rocas y maderos
secos.
Mis manos me protegieron al ponerlas frente a mi
cabeza cuando iba resbalándome y aminoraron el
golpe. El macho no cayó, ya que con habilidad esquivo
la caída, volviendo a la brecha angosta, lo cual me

24
sorprendió. Yo me fracture el pie izquierdo, me herí
los brazos, la mano izquierda; la cara la tenía
ensangrentada y empolvada, y ¡aleluya! mi cámara
fotográfica digital Nikon, que llevaba colgada a mi
cuello, saltando en mi pecho, no se dañó, ni mis lentes
que volaron entre los fugitivos nubarrones de tierra,
así como mi sombrero de cuero al estilo “indiana
jones”. En mi cabeza y ropa se encajaron “toritos”,
unas bolitas cafés con pequeñas espinas que se
pegaron cuando iba rodando.

Me salve de puro milagro, como expresaron los


campesinos, asustados y afligidos por mí caída al
barranco: “Esta caída es de muerte”, enfatizaron. La
columna de jinetes, unos diez; otros campesinos iban a
pie, habían subido la colina antes de que me
desbarrancara. Yo era el penúltimo. Llevaba un guía
que me iba cuidando, pero al momento de

25
desbarrancarme, no estaba, pues se había quedado
atrás platicando con un conocido suyo. No es la
primera vez que me lesiono cuando salgo a foto-
reportear a comunidades serranas y se pone en peligro
la vida, en algunos casos por imprudencias de otras
gentes. En julio del 2009, allá por Baborigame,
Municipio de Guadalupe y Calvo, estaba cubriendo el
evento de la travesía por la Sierra Tarahumara de las
cuatrimotos conducidos por “jinetes motorizados”. En
esa ocasión una camioneta conducida por un chofer
“desorientado” de Wachochi, me tumbo cuando
buscada una botella con agua y casi me atropella. En
esa ocasión salí herido del brazo derecho.
Después del desbarranco, me ayudaron a subir a la
brecha con las manos y el rostro ensangrentado, y
volví a montar al mulo que me derrumbó, con ayuda
de campesinos ya que no podía caminar, pues mi pie
izquierdo estaba hinchado, con dolor y los dedos se
colorearon de un morado negruzco, al igual que tres
dedos de la mano izquierda; aún así, tras lavarme el
rostro, los brazos y limpiar mi vestimenta,
continuamos la marcha, llegando a las 2 y media de la
tarde a un terreno de 3 hectáreas, paraje denominado
“Mesa del Pino” donde se inició la plantación de 2 mil
árboles de aguacate por los serranos.
Si me hubiera caído el mulo sobre mi cuerpo o
golpeado durante el desbarranco que sufrí, el
fotoreportaje sobre los aguacates no se hubiera escrito.
Ya en la Mesa del Pino le echamos acción
levantando datos, entrevistas y fotografías a los
campesinos que se dedicaban a cultivar chutama para
armar el fotoreportaje. No sabía o no sentía que me
había quebrado el tobillo del lado izquierdo, pero
caminé lo necesario con la ayuda de una vara
transformada en bastón que un campesino cortó de un

26
encino. Al momento estoy enyesado del pie izquierdo
y ando en muletas que en próximas semanas me las
quitaran.

Te comento lo anterior al margen del


fotoreporteje, ya que algunos lectores no se enteran de
los riesgos y aventuras que vive uno para ir “tras la
noticia” hasta el campo de los hechos, y más por estos
lugares abruptos, lejanos y riesgosos de esa parte de la
Sierra Tarahumara. Sólo nosotros como periodistas
conscientes de la realidad social en general, podemos
valorar nuestro trabajo y esfuerzo, y nadie más –salvo
algunos-, ya que vivimos en una sociedad enajenada,
despolitizada, desinformada por la estupenda
televisión; por los grandes monopolios de
comunicación masiva que controla y manipulan las
mentes de l@s mexican@s, medios electrónicos que
utilizan para engañar, idiotizar y difamar, llenando en

27
algunos programas estupideces, llenos de basura con
veneno de individualismo, violencia y capitalismo que
ignora a la humanidad y la solidaridad entre las
personas. Las mentes de los televidentes,
principalmente, radioescuchas y lectores, son
transformados en robots sin cerebro, ya que no les
permiten pensar ni soñar.
Por eso te envío fotografías –para el archivo
histórico- que me tomaron cuando íbamos a los
campos donde antes sembraban mariguana, hoy
arbolitos de aguacate, lo cual no es extraño en medio
de un ambiente hostil y de crisis económica en los
precios del enervante. Entre esas fotos va una en el
momento que me rescatan del barranco los serranos.

Al margen del accidente, debo comentarte mis


impresiones de la diversidad de los bellos paisajes
serranos y detrás de la moneda, los espinosos
contrastes sociales en la Sierra Tarahumara de
Chihuahua.

28
Por el cielo de Morelos, Chihuahua, un municipio
lejano y marginado, con grande hermosuras y riquezas
naturales, donde se ven tupidos y macizos bosques y
barrancas subtropicales en la cual levantan frutas
diversas –al igual que en otros municipios serranos-,
existen contrastes y grandes desigualdades sociales.A
flor de tierra se exhiben la miseria, el hambre, el
desempleo, las injusticias, la inseguridad. Es una
constante la violación a la cultura indígena ancestral; a
los derechos humanos y naturales (bosques), así como
la falta de una buena educación de calidad como
pregona el gobierno y falta de atención médica,
enfermedades (la ignorancia) que azotan,
principalmente, a los indígenas rarámuri y
mestizos/chabochis pobres que viven “en la pobreza
extrema”.
No es la primera vez que viajo a esa bella región de
diferentes clases sociales y climáticas –montañas y
barrancas-. En el año 2003 hice mi primer viaje al
lejano y margina Morelos, “donde las bellas mujeres-
tewekes sematis, huelen a pólvora”, captando
excelentes imágenes, narraciones y conviviendo con
gentes trabajadoras, sencillas, amables y sonrientes,
que tienen el coraje y la esperanza de subsistir (el
instinto de sobrevivir), aún en condiciones extremas y
peligrosa, toda vez que en el fondo de su alma,
quieren un futuro mejor; una vida digna con paz para
sus familias, como lo demuestran al buscar otras
alternativas de trabajo legales, de acuerdo al
fotoreportaje publicado.

29
Por otra parte, te avizoro, sin ser profeta ni agorero
del desastre, que las condiciones de vida de los
serranos, van a estar peor y más dramática en los
próximos meses, ya que este año no sembraron a
tiempo maíz-sonúko ni frijol-muní por la falta de
lluvias temporales, por lo que no tendrán que comer
sus familias. Habrá escasez de alimentos básicos, y los
que se vendan los darán a precios elevados por los
comerciantes o caciques pueblerinos voraces y
estafadores, empeorando aún más, la grave situación
económica serrana, por el criminal aumentos mensual
de las gasolinas que autoriza el gobierno Federal, ya
que todos los alimentos se transportan en vehículos.

30
En el último viaje al Morelos olvidado fue de
aventura laboriosa, de ilustración, pues “los viajes
ilustran” y amacizan con experiencias, con accidentes
e inspiración poética durante 3 días. En esa
exploración que fue como un laboratorio
experimental, observamos y apreciamos, entre otras
bellos sematis paisajes, una cascada bautizada
“Rekubichi” de unos 35 metros de altura, entre otras
muchas furtivas en el corazón de la Sierra
Tarahumara, donde se atisba el revoloteo de
guacamayas y pericos como arcoíris. La catarata o
despeñadero de aguas cristalinas permanentes de
Rekubichi, tiene a sus costados alfombras verdes –

31
musgo- y enormes rocas lisas, lijadas por el tiempo y
agua como fondo de la caída, casi impenetrable, la cual
exploramos con esfuerzo y riesgos –antes del
desbarranco- por donde caminamos sobre un picacho
rocoso y tapetes espesos de hojarascas, atravesando
troncos podridos de diversos tamaños, los cuales
estaban pegados a los acantilados de la montaña,
mismos que fueron arrastrando por las lluvias que se
desbordan en las barrancas.
“Nadie ha venido por aquí. Nuestra gente no la
conoce”, expresó uno de los serranos que nos
acompañaba. La naturaleza ecológica, el ecosistema y
la biodiversidad –fauna y flora- en todo su esplendor
vimos, tocamos y respiramos. Por esas riberas y
cañadas que serpentean a los bosques, se atisban y
escuchan el eco libre sin contaminación de los arroyos
por donde navegan aguas o wawiki en rarámuri, que
se arrojan y besan “por un lecho de piedras pulidas,
blancas (en este lugar grises y cafés) y enormes como
huevos prehistóricos” -como describe Gabriel García
Márquez en el primer párrafo a renglón seguido en su
libro magistral Cien
años de Soledad-,
cobijadas por la
sombra boscosas de
encinos y pinos que
el viento los mueve y
deshojan y se van
formando alfombras
inmensas de hojaras-
cas en su entorno,
acompañada de una
exuberante vegeta-
ción y tranquilidad
natural y espiritual.

32
En esos parajes idílicos, saturadas de bellezas
naturales, se oyen a cada instante el canto que brota
del aire en las ramas al besarlas, y los cantos y
chirridos de las aves silvestres que surcan con sus
aleteos y picotean las alturas, como los pájaros poetas
verdes que integran una orquesta sinfónica trepada
sobre las ramas de los estoicos arboles enormes y
frondosos; escuchándose el secreto del oro verde o el
grito del soplo que acaricia la piel del silencio que
envuelven los ecos “con antigua pasión”; palpando los
rayos del sol, entretejidos entre los encinos y pinos, las
sombras mágicas en movimiento o estáticas; oyendo
las voces de los ríos, arroyos y cascadas milenarias con
sus inmortales rodajes y caídas de aguas-wawiki
cristalinas permanentes sonoras donde hay remansos
de agua -como las de Tónachi-, olfateando la fragancia
del oxigeno fresco que desparraman los árboles en
total ambiente –no
“medio”- como las
abejas obreras serra-
nas que juntan y
esparcen el polen
que da el origen de
la vida; descubrien-
do la alforja de los
pulimientos artís-
ticos del tiempo
drástico y misterioso
para acariciar el
ingenio y el hechizo
del esplendor de la
Madre Naturaleza; o
escuchar el coro y el
aleteo de las
parvadas de loros,

33
que tras volar kilómetros, se montan en los arboles
barranqueños con su equipaje de colores.
De esas aguas diáfanas rodantes, bebimos con
naturalidad, convirtiendo nuestras manos en vasos
versátiles o besando al río directamente, reflejando en
sus aguas un espejo móvil que nos retrato al instante,
observando en sus entrañas navegar a los “espíritus en
el cielo”.
Todo un paisaje paradisiaco y poético perdurable
que fue video grabado por mis cinco sentidos: vista,
oído, tacto, olfato y gusto. A la madre naturaleza de
esa zona de la serranía debería declararse “reserva
natural” como proponen los campesinos de esa región,
con lo cual manifiestan su amor y protección a Madre
Tierra (Eyéra Wasáka en rarámari o Pachamamá en
lengua quechua de Bolivia; nuestra Gran Casa de Sol-
reyánare y Luna-michá), antes de que desaparezca la
flora y la fauna, y junto con ellas, nosotros: los seres
humanos que estamos destruyendo, “tumbando pinos
como si fuera zacate”, principalmente los caciques
ricos y millonarios del planeta.
Las imágenes antes descritas las vemos en algunos
canales televisivos ecológicos y culturales como
Animal Planet, National Geographic, Canal 22 o TV-
UNAM. En mi testimonio personal, las bellas imágenes
que capture fotográficamente, las atisbe, sentí, toque,
gocé, olí y escuche en vivo, en directo y a todo color;
todo lo contrario a los ciudadanos urbanos que solo
conocen los ríos, montañas, valles y los animales por
televisión.

34
Por ello, la experiencia que abreve mental,
espiritual y físicamente al explorar ese majestuoso
panorama natural milenario, sirvió para convivir y
penetrar a la luz del universo, inventor de nuestras
vidas e ideales que inspiran a meditar, corregir y
reflexionar para valorar la vida y a la Madre
Naturaleza, sin olvidar las broncas sociales, económicas
y políticas que turban y tumban a la humanidad a
desgracias para beneficio de unos cuantos astutos. Por
el momento, esa bella semati (bonita en rarámuri)
región no ha llegado el Apocalipsis de los sietes jinetes
del desastre que traen las tragedias del capitalismo
salvaje que nos atropella y explota (gobiernos e
imperialismo gringo, cómplices), capitalismo; que
fabrica pobres, hambres, desempleos, miserias,
corrupción, destructor y deshumanización.
Estas reflexiones de la vida, son eco-ideas de
supervivencia –el instinto de sobrevivir-, y un llamado
solidario a meditar desde Rekubichi, Morelos, para
cambiar de época y gobierno y ser libres como los
pájaros poetas verdes; un clamor con amor para cuidar

35
nuestro planeta que está en peligro cada día de
desaparecer. Proteger y cuidar los bosques, el aire, el
agua y la Madre Tierra, desde cualquier lugar y
trinchera en que estemos, es salvaguardar nuestras
propias vidas y las del futuro para que no nos sean
indiferentes.
Tal vez el fotoreportaje se hubiera titulado: “Muere
o herido de gravedad periodista que cayó a un
barranco de la Sierra de Morelos”, o algo así.
Finalmente te comento que al termino del recorrido
periodístico, nos trasladamos en troca al pueblo de
Morelos, tras un viaje de 3 horas y media desde
Rekubichi, donde me atendió brevemente un médico
del IMSS, dándome unos calmantes para el dolor.
Llegamos a las 3 de la madrugada del 29 de junio,
soportando el dolor del pie hinchado y morado, que
días después me enyesaron en el IMSS de Wachochi.

36
Postdata:
En la barranquilla donde me desbarranque un 28
de junio del 2011, hoy lleva el nombre “Quebrada del
periodista” en honor y recuerdo al accidente, luego de
que ampliaron la brecha de terracería sobre barrancos
y desfiladeros, las autoridades municipales para el
tránsito de vehículos o trocas para el progreso y
bienestar de las comunidades serranas de aquel lado de
la Sierra Tarahumara en el Municipio de Morelos.

37
38
A continuación escribiré unos versos inspirados en
la fauna y naturaleza, porque entre más veo la
destrucción y matanzas que hacen algunos seres
humanos hitlerianos, transformados en salvajes, más
entiendo y quiero a los animales del mundo. Entre
más veo la Tv-stupid más quiero a mi perro,
parodiando un refrán popular.
En alguna ocasión escribí un poema sobre la
destrucción de la naturaleza en la Sierra Tarahumara
de Chihuahua, basado en leyendas indígenas y se lo
dedique a la semati Sady, el cual le gusto mucho que
lo leyó varias veces, según me contó. Va:
En las universidades capitalistas donde te enseñan a
juntar dinero y no la vida ni amigos
Te hacen un ser humano falso y fuera de la realidad
social que sufre la humanidad
La conclusión es que te educan para doblegarte ante
el sistema capitalista explotador
De la explotación del hombre por el hombre y exista
desigualdad eternamente
Por eso hay que vivir y aprender fuera del sistema
deshumanizado que te estimula a ser avaro, soberbio,
cobarde y traidor.
Es preferible ser estrella reluciente a contracorriente
a una opacada y negra sin sentido

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Mi vida tiene sentido por revelarme contra el sistema
explotador
-porque explota e idiotiza nuestras mentes a través
de la TV-stupid-
Hay que salirse de toda esa basura inhumana que
nos ilustran en la a-pantalla
Para que no me quebranten mi espíritu que anda
buscando la vida por el universo.
Busco integrarme al movimiento social, político,
artístico y cultural y económico e histórico que
vivimos
Y que tal vez en otras épocas he vivido, y hoy busco
en el presente, como una resucitación a cada
instante.
Las tortugas solitarias únicas en el mundo que han
sobrevivido durante millones de años
El trabajo en equipo, colectivo, fue o es base para el
triunfo de la vida
El trabajo en equipo evolucionó; la cooperación es la
base de la existencia.
Trabajar como las hormigas o como las ratas
africanas, los suricatos
La lucha por la vida y ser feliz es difícil y trabajoso.
Ser termitas obreras que trabajan como un animal
enorme
Son listas, inteligentes y chambiadoras
El trabajo de criar a los pequeños, es en equipo
Los fantasmas de la vida son variados
Por cada humano, hay un millón de hormigas

40
Hay confianza entre los animales
Hay guarderías de animales más comprensivos que
los seres humanos
Las aves inteligentes como los halcones, rompen los
huevos con una piedra que sostiene su pico con la
finalidad de comer y con sincronización y garra,
golpea y atrapa a su presa en pleno vuelo.
Los suricatos unidos vencen a sus enemigos. Son de
los animales comunistas más inteligentes para
protegerse. Son como gatos-ratones y elefantes,
amorosos y de excelente memoria, que unidos
buscan sus alimentos para todos, sobre todo, cuidan a
los bebés de los cazadores, como si fueran sus hijos.
Cuando más veo a los animales, más comprendo a los
salvajes de dos patas
Con cerebro de bestia satánica como George Bush o
Felipe Calderón, los estúpidos.
El hombre ha superado la desnudez, el frío, el
hambre
Sus pezuñas se convirtieron en zapatos
Por la unidad y la fuerza de su equipo de trabajo
La confianza es la moneda de la humanidad
Durante 4 mil millones de años se han pasado los
días y los años
Los genes que han dado el aporte de la vida
Los equipos triunfadores de la vida, comparten los
éxitos.
Nosotros nos hemos deshumanizado

41
Seres humanos de dos patas y cerebro ni de hormiga,
se han convertido en ratas o hienas depredadoras de
la naturaleza y de la humanidad.
La amargura y el odio que me han enfermado por el
establecimiento de esta injusta situación brutal, la
controlo y no me rindo, seguiremos combatiendo
esta mala situación con paciencia y sabiduría.
Lo bueno es que no me ha hecho perder el sentido de
la justicia y de seguir luchando por ella, como junto a
ti luchamos; junto a Cristo o al Che Guevara, y ¡Viva
Villa, cabrones!
Siempre hay seres humanos honestos y bondadosos.
¡No todo está perdido!
(Se acabó el gas a las 11:00 a.m. Cocía un pollo. No
hay servicio de repartición de gas el día de hoy 25 de
diciembre. Se me durmió; no previne. No importa.
Desayunos calientito con la semati FIB. Mañana
conseguiré gas butano para calentarnos).
Hay una gran indiferencia hacia el sufrimiento de la
humanidad, que me irrita a cabalidad.
Los animales son más compresivos que los seres des-
humanizados.
Ellos cazan o matan por necesidad o hambre; los
humanos idiotas y estúpidos no; lo hacen por gusto,
soberbia y por avaricia, y aun así, sufren porque se
engordan de altanería y dinero que nunca han de
gastar. Cuando se vayan, no se llevaran nada.

3:14 hrs. Enero, 2009. Sigo leyendo a Jack London


El vagabundo de las estrellas.

42
o La voz del río se convirtió en canción poética al
besar las piedras milenarias

Cuatro días después de que atravesó a lomo de


mulo las montañas subtropicales de Copal, cuyo
espinazo de piedras, madera y tierra, se sostiene debajo
de las raíces de la ribera de la corriente permanente
por donde viajan aguas diáfanas y tranquilas, que
serpentean las piedras que han pulido a su paso por
miles de años, Heberto Cienfuegos regresó a las playas
de arena del Copal, para hablar con sus aguas y
escuchar su música permanente; sentir el canto de los
aves, que fugaces torean el cielo y descansan en las
ramas de los frondosos árboles de la floresta
subtropical, y reverenciar las miradas del sol, de las
flores y las hojas, mientras se secaba su cámara
fotográfica digital sobre una piedra blanca, que se
había mojado tras una caída desafortunada y
negligente.

43
Antes de llegar al lugar natural y cultural serrano,
Heberto cayó a un riachuelo con todo y cámara
fotográfica por la falta de un bastón de mando que
había solicitado a un campesino. Se resbaló al pisar
una piedra que se zarandeó y cayó la mitad de su
cuerpo al agua fría, mojándose la cámara que llevaba
colgada de su cuello, y alcanzó a jalarla hacia arriba
con rapidez para evitar más desperfectos. Por un
momento se quedó estupefacto y desalentado por el
accidente.
La cámara se descompuso. Tomaba fotos borradas
y distorsionadas. No se escuchaba el clic. Pensó que iba
a quedar inservible después de varios años de
aventuras en el trajín fotográfico, como fue la caída
mortal por el desbarranco con todo y mulo que sufrió
en Morelos un 28 de junio de 2011, “presente lo tengo
yo”, donde su cámara salió volando por la quebrada y
no le pasó nada; solo se empolvo de tierra. Fue
increíble y terrible que no se destartalara y que el
fotógrafo no falleciera.
En esa lejana ocasión, se dijo entre sus adentros,
dirigiéndose a la cámara: -todavía no nos tocaba. Hay
cuentas pendiente que pagar y una misión que
cumplir-, tras escuchar la sentencia de un campesino
perturbado por la caída de Heberto: -“Esa caída era
mortal”-, mientras lo ayudaban a salir del barranco
con el rostro ensangrentado y el pie izquierdo
fracturado.
–Ojala que no se haya echado a perder. Cientos de
fotos retenidas a la naturaleza se irían al carajo y no se
podrán guardar en la computadora-, se dijo
acongojado desde su interior perturbado, con una
mirada piadosa y serena, como tratando de secar y
revivir el aparato que tiene la virtud de congelar el
tiempo y el espacio para el archivo y ojos del futuro.

44
Lo primero que atisbó fue el lente zum que se
alarga y se encojé. Estaba opacado y su interior
sudoroso. Solo el sol podía secarlo, ya que no pudo
destrabarla. El chip de memoria y la batería pudo
sacarlos y secarlos ante los serenos y luminosos rayos
del sol. Los puso sobre una piedra enorme y blanca,
pulida por los besos del viento a la orilla del río que
sintonizaba un blus ranchero musical serrano a lo
largo de su serpenteo por las barrancas.
-Las piedras, se dijo Heberto en un recordatorio
interno fugaz, parecen unos kawaras/”huevos
prehistóricos”, como los que descifró muchos años
antes, el escritor colombiano Gabriel García Márquez
en su gran libro Cien años de soledad-.
El tiempo estaba fresco y el agua cristalina del río
estaba fría, aún así, al filo de las doce en punto del día
y las miradas del sol estaban verticalmente sobre los
penachos de los árboles y picos de las montañas, se

45
atrevió a sumergirse unos minutos en un remanso
hondo donde pudo bracear y patalear, ya que
necesitaba que esas aguas lo bañaran y purificaran de
cuerpo y alma entero, luego de varios días sin
ducharse ni meditar. Aunque las aguas frías lo hicieron
temblar unos momentos, lo relajaron, como si hubiera
entrado a las hondonadas musicales del relax que
forjaba el río al rodar y el murmullo de paz de sus
aguas. Se secó con su camiseta y con los rayos del sol,
que luego puso a secar el trapo blanco sobre las
piedras, como si estuviera en la playa El Altito.
Su estancia ese día a la orilla del rió Copal, fue
confortante para pensar, escribir y ordenar las ideas
que se impregnaban fuera de lo cotidiano. Estaba fuera
de todo contacto de la “civilización urbana”. Nada de
teléfono móvil o fijo; nada de internet o Laptop o estar
al “día” de las últimas noticias y chismes de la región,
del país y del mundo; sin luz eléctrica ni estufa con gas
butano, y sobre todo, sin TV-stupid. Estuvo
desconectado de la “civilización moderna”. Fueron días
de desintoxicación cerebral y mental. Todo eso fue
sustituido por la sencillez de la naturaleza, la
convivencia y candidez de la gente serrana, que nos
atendió “mejor que en casa”, coexistiendo al ritmo de
nuestros antepasados, como expreso satisfecho el
ingeniero y mutante por la serranía, José Miller de
Chihuahua.
Por esos días, Heberto estaba viviendo un tiempo
fuera de lugar de sus vivencias cotidianas y comunes;
tiempo de hombres y mujeres y dentro de la historia;
donde se detiene la mirada en detalles y
particularidades de cada pequeña raíz, aun
insignificante -que muchos no las ven-, y que
alimentan el archivo móvil de los tiempos de
memorias pasadas, presentes y futuros.

46
Para Heberto estar a la orilla del río sin remos de la
“civilización”, fue desembarcar como paracaidista;
caído de las montañas, a los umbrales de la libertad a
la cual aspira y respira siempre. Escuchar el rodar de
las aguas del río, fue un canto pausado y una voz que
llamaba a escucharla con atención y pasión, y en
ocasiones, convirtiéndose brava y turbulenta, que
arrasa con los huertos de cacahuate y pepinos
sembrados en su ribera. Esa pequeña playa, una
remanso serrano acuático, elegido al azar, fue un
paraíso donde los cinco sentidos se complacen y
transforman al atisbar a la Madre Naturaleza, ilustrada
por el pintor holandés Vicente William Van Gogh, y
escucharla al ritmo musical clásico del alemán, Ludwig
Van Beethoven, la sonata de la vida universal, donde
la voz del río se convierte en canto silvestre
escuchándose al amanecer, atardecer y al anochecer
ranchero.
La caída con todo y cámara fotográfica fue a las 10
de la mañana de un 15 de febrero, saliendo del
campamento de exploradores, como los “niños
exploradores o boys scout”, plantado frente a la casa
de una familia de campesinos, cuyo jefe sencillo,
Juvencio Montañés, era el comisariado ejidal de la
comunidad de Copal.

47
A Heberto le contaron en un amanecer ranchero,
la leyenda misteriosa, guardada durante años, que en
las entrañas de las miles de hectáreas que tiene Copal,
existe un macizo boscoso con miles de pinos antiguos
que no los han derrumbado. Pocas personas conocen
ese bosque misterioso y rutilante que sale de las bocas
de los serranos. Está ubicado a una jornada de dos días
de camino, desde Copal, atravesando montañas, ríos
subterráneos y barrancas. Los serranos barranqueños
atestiguan que es “un bosque virgen” porque no ha
llegado el camino de terracería, la “civilización
occidental chabochi”, como a otros ejidos de la Sierra
donde han tumbado los pinos como si fuera zacate, ya
que esa región es de difícil acceso, “si no, ya los
hubieran derrumbado y saqueado”, le precisaron a
Heberto.
Los campesinos, indígenas rarámuri, tepehuanos y
mestizos/chabochis de Copal, plantearon una
expedición de diez días para junio hacía el macizo
boscoso virgen, ya que tienen la intención y conscien-
cia ecológica para proponerlo como “reserva natural y
patrimonio de la humanidad”, y sea una asentamiento
forestal y ecológico al sur de la Sierra Tarahumara.
Hay pinos tan gruesos que solo los pueden abrazar
cuatro personas extendiendo sus brazos. “Son los pinos
antiguos que crecieron y han vivido por cientos de
años en la Sierra. En algunas regiones, nomás entró la
civilización chabochi, subió también la destrucción: los
derrumbaron en pocos meses. Lo construido y
bendecidos por Onoruámi/Dios, durante miles de
años, lo destruyeron en pocos años. Su valor y su
riqueza por la venta de los pinos se queda en pocas
manos chabochis/mestizas, y a los dueños del bosque
por antigüedad, a los indígenas rarámuris y ódamis,
poco les llega o nada”, sostuvo Ernesto Sonúko,
rarámuri, gobernador indígena de Copal.

48
El arribo a Copal de Heberto fue acompañado por
un grupo de almas que procedían de Wachochi y de
Chihuahua capital y de los jinetes que subieron del río
para recibirlos y guiarlos. Fue un viaje extenuante de
10 horas en vehículos (6 horas desde Wachochi),
primero; luego a pie y montados en mulos o machos
hasta el río Copal, como fue el caso de Heberto.
Heberto Cienfuegos, viajó en un macho mansito,
ya que el desbarranco que sufrió en junio de 2011en
Rekubichi (Lugar de grillos, en rarámuri), Municipio
de Morelos, se fracturo la pierna izquierda y le
quedaron resabios que le impiden caminar bien, como
antes por montes y laderas, por eso montó como un
jinete “diestro” hasta el río Copal. En el viaje, siempre
iba en guardia en las bajadas, toda vez que son cuestas
y desfiladeros peligrosos. Recordaba aquella aventura
de Morelos, como “laboriosa, accidentada y poética en
medio de bellos paisajes y diferencias de injusticias
sociales”.

49
En su Vidákora (Diario), Heberto escribió el día
que estuvo en la playa serrana: “En Copal existen
pueblos, rancherías y comunidades que conviven
directamente con la naturaleza y son considerados
propietarios que se ayudan a proveer los servicios
elementales para la vida, mediante el trabajo agrícola
y la conservación de la actividad agrícola tradicional,
frutícola y ganadera, como base del instinto de
sobrevivencia.
“Es impresionante la vida de los serranos,
indígenas y chabochis en las barrancas subtropicales.
Todo se hace caminando a pie o en bestias – mulos o
machos-, que es una cruza especial de yegua con
burro, ya que su crianza es especial y pocos serranos se
dedican a esa actividad de cruza de una potranca con
un asno para parir una mulo; por ello su venta no es
común. Son excelentes bestias de carga para caminar
por lo alto y abrupto de la serranía de la Tarahumara.
Esporádicamente nacen mulas, pero esas no sirven
para el ajetreo de la serranía, según le informaron los
serranos sobre el tema a Heberto que desconocía, que
creía que nacían naturalmente como los caballos,
borregos o bueyes”.
Algunos alimentos que consumen los serranos
vivientes por el río Copal, es difícil de conseguir, ya
que los tienen que trasladar desde un pueblo serrano,
San Bartolomé, río arriba, más grande que varias
comunidades serranas juntas. El viaje lo hacen, unos
en mulos o en vehículo, otros a pie, sobre todos los
indígenas, para traer las cargas alimenticias, pero lo
esencial lo tienen en sus tierras: maíz, frijol, chícharo,
verduras, frutas tropicales como naranjas, limas,
limones, mandarinas, guayabas, plátanos, cacahuate,
leche, quesos y carne de res, chiva o borrego; animales
que comen pasto y yerbas naturales de la ribera del
río, que siempre lleva agua, o de las montañas que

50
arropan selvas frescas. Es una sabrosa carne sin tóxico,
suculenta y blanda, y quesos rancheros “de a deberás”
sin químicos ni adulteración como los que venden en
los comercios urbanos, así lo comprobó saboreándolos
Heberto Cienfuegos durante su estancia en aquel lugar
paradisiaco de la Sierra, donde no comió alimento
enlatado ni televisado.

Los días en que estuvo Heberto en la comunidad


de Copal, fue cabalgar sin ser diestro jinete a lomo de
machos mansos a los cuales los acariciaba y hablaba de
frente y en sus orejas, diciéndoles que no se enojaran
ni lo fueran a tumbar; que no fueran gachos. Sólo el
miércoles no jineteo, ya que ese día Heberto
acompañó a pie a dos serranos que subieron a unos
picachos a supervisar unas veredas para ver la
posibilidad de construir una carretera de terracería. Ese
día fue cuando Heberto cayó al arroyo con todo y
equipo foto-trágico, al resbalarse sobre una piedra a
falta de un bastón de mando, ya que sin él, no camina

51
bien por entre las veredas abruptas y empedradas. Su
pie izquierdo falseado y por lo tanto vendado, si no, no
hubiera caminado por lo alto y bajo de la serranía
copélense.
Tras despedirse de los serranos que subieron a los
picachos, Heberto bajo al río e instaló una oficina
provisional a cielo abierto sobre una roca blanca y
pulida por el viento y las aguas del río para escribir
junto al río. A las 11 de la mañana pasó una familia
indígena. Luis Meza era el jefe de familia e iban con
rumbo a un gran picacho de roca firme que se
alcanzaba a ver desde el lugar donde estaba Heberto;
un picacho esculpido por el viento que parecía tener
terrazas a su alrededor. El indígena lo señaló con su
dedo índice, y dijo:-“Hasta allá esta mi casa, abajito de
ese picacho. Hasta allá voy”. Hace un día de camino
para llegar a su comunidad, lejos del río Copal. – ¿Y
cómo le hacen para tomar agua?-, pregunto Heberto
azorado, y el rarámuri contestó sin estorbos en español
mocho: -“Tenemos agua porque la jalamos de un
aguaje con manguera que dejaron los que sembraron
chutama (mariguana)”.
Los hombres-rejoy se arremangaron los pantalones
y las tewekes-mujeres se subieron las enaguas y se
quitaron los huaraches para cruzar el río. El agua les
llegaba arriba de las rodillas. Caminaban despacio
sobre las piedras submarinas, raspándolas con sus pies
y ladeándose, con los huaraches en sus manos lucién-
dolos, hasta llegar al otro lado del río. Un perro negro,
demostró su agilidad de nadador, tras llegar primero a
la playa; zarandeó su cuero peludo, y espero sentado
como un atalaya a sus amos hasta que llegaron a la
arena; luego se volvió a sacudir su pelaje y se
encamino sobre las huellas de sus patronos.

52
Desde la playa donde acampo, Heberto atisbaba los
altos picachos de piedra rojiza, blanca y negra donde
sus paredes hacen rebotar el reflejo del sol hacía la
barranca y el río, y como espejos alumbran y calientan
a los corazones de las selvas y comunidades de la
serranía. Son macizos asombrosos de roca inmensa por
su altura vertical y su expansión horizontal que
guardan figuras extrañas, junto a laderas abismales por
donde ninguna alma de dos o cuatro patas, han
caminado; solo las águilas, los cuervos, las aguilillas o
los pajarillos barranqueños, rondan por esas alturas de
las cumbres majestuosas que aguijonean el cielo azul,
y acarician las nubes que se alzan como plateados
borregos deformes, y que por las mañanas se elevan,
tras liberarse del velo que se forma del aliento del río y
de las flechas doradas del albasol.
En ese ambiente paradisiaco barranqueño, recordó
de su archivo musical-cerebral la canción Al otro
lado del río del cantautor argentino Jorge Drexler,
tema musical de la película del “Diario de
motociclistas” que relata la odisea del primer viaje de
miles de kilómetros por América del Sur del legendario
doctor Ernesto Che Guevara y su amigo Alberto

53
Granados. Ambos argentinos y se embarcaron en un
viaje de 9 meses recorriendo en una vieja moto Norton
de 500 c/c a la que apodaban “La poderosa”.
Heberto Cienfuegos empezó a tararear la canción;
luego subió el sonido hasta cantarla, con fondo
musical del río, piano del viento, guitarreo de don
Urbano y violines de los pájaros poetas:
“Clavo mi remo en el agua/ Llevo tu remo en el mío/
Creo que he visto una luz, al otro lado del río
El día le irá pudiendo, poco a poco al frío/ Creo que he
visto una luz al otro lado del río.
Sobre todo creo que, no todo está perdido/ Tanta
lágrima, tanta lágrima y yo, soy un vaso vacío,
Oigo una voz que me llama, casi un suspiro/ Rema,
rema, rema-a Rema, rema, rema-a.
En esta orilla del mundo, lo que no es presa es baldío/
Creo que he visto una luz, al otro lado del río.
Yo muy serio voy remando, muy adentro sonrío / Creo
que he visto una luz, al otro lado del río.
Sobre todo creo que, no todo está perdido / Tanta
lágrima, tanta lágrima y yo, soy un vaso vacío,
Oigo una voz que me llama, casi un suspiro / Rema,
rema, rema-a Rema, rema, rema-a
Clavo mi remo en el agua / Llevo tu remo en el mío
Creo que he visto una luz al otro lado del río”.
Tras cantar de su ronco pecho Al otra lado del
río, Heberto enfiló sus ojos hacía los majestuosos
picachos que por las mañanas son espejos soñolientos
que se despiertan frente a las miradas del albasol,
figurando que sus altos y abruptos rostros, van
cambiando conforme el reloj avanza hacía la muerte

54
que reduce el tiempo. Sintió que las cumbres
proporcionan poder, calor y color con el simple hecho
de observarlas los seres vivientes: plantas, animales y
humanos, toda vez que reflejan al sol/rayánare,
aparecido hace cinco mil 500 millones de años, y en
cada minuto, va enterrando sus flechas amarillas de
vida sobre la tierra; saetas que rebotan en el agua
resplandeciente del río, al ritmo del tiempo que va
falleciendo sin destino.

Heberto Cienfuegos parafraseo al escritor


colombiano, arriba citado, para reforzar la idea que
había atrapado al instante ese día en su grabadora
cerebral: -“Las cosas tienen vida propia, todo es
cuestión de despertarles el ánima”, como lo pregono
en voz alta el alquimista gitano Melquiades; Heberto
agregó: -Las cosas y las causas tienen música por
adentro, todo es cuestión de escucharlas y apreciar el
recital de su voz y su baile rebelde sumergido en el río,
latiendo al ritmo del viento serrano que nos
transmiten sin cobro alguno, sus sensibilidades
galácticas y sensuales que nos relajan para apreciar y
sentir la libertad de la Madre Naturaleza, atrapados en
su remanso de paz”.

55
Dentro de ese ambiente de cantico silvestre al
ritmo musical del río, que convierte su voz en
melodías permanentes, a las 12 y media del sol,
apareció a los lejos como un espectro vagabundo
serrano, Indalecio Bernal, un amigo rarámuri,
acompañado de dos personas chabochis, entre ellas, el
jefe del pueblo de San Bartolo, río arriba, en los
momentos en que Heberto secaba la cámara tras el
crítico chapuzón en el arroyo.
Venían caminando a un costado de la vereda de la
ribera del río. De trecho en trecho marchaban
cubiertos por las sombras de los árboles, tras la bóveda
celestial del cielo o bajo los rayos serranos del sol que
anima a todo lo que se mueve en Copal.
Hicieron alto frente al reducto playero y se
sorprendieron de ver a Heberto solo junto al río,
sentado en una roca “pulida, blanca y enorme como
huevos (kawaras) prehistóricos”.
-Kuiraba, ¿qué hace acá, tan lejos de la
civilización?- pregunto Indalecio, indígena rarámuri de
la comunidad La Virgen Amarilla.
- Pues acá en la resolana, como lagartija, del medio
día serrano; fuera de toda contaminación y ruido
urbano y tecnológico-, respondió Heberto también
impresionado por el encuentro en plena Madre
Naturaleza, ya que hacía un mes que convivieron en
Wachochi, cuando Indalecio iba de paso rumbo a
Chihuahua capital.
Tras el saludo verbal se dieron un abrazo fraternal
por el gusto de toparse en un lugar donde jamás se
habían imaginado encontrarse: en un río y en la boca
de las barrancas.

56
El encuentro fortuito en el río fue algo mágico de
una amistad que rebotó en el tiempo para avizorar y
cimentar el futuro. Tras la presentación de las otras dos
personas desconocidas físicamente para Heberto,
Heraclio y Juventino, chabochis ambos, se despidieron,
advirtiendo que se verían por la noche en la casa de
Juvencio Montañés, para cenar y platicar al amparo de
la luna y frente a las lenguas de fuego que pintan los
maderos que acarrean los serranos del río.
Cruzaron el río descalzos y siguieron su camino
rumbo a la casa de doña Eduviges Zapata que vive en
la comunidad de La Guayaba, a doscientos metros del
río, donde a todo visitante le franquean comida, haya
o no comido, desde tortillas/remekes de maíz/sonúko
o de harina; quesos frescos “de a de veras”, carne de
res tejida con yerbas vegetarianas, muy sabrosa en su
jugo; fríjol/muní y frutas tropicales: naranjas en
abundancia, que siempre hay en cualquier época, -
porque el clima subtropical lo amerita-, mandarinas,
limas y limones que están colgados de los árboles a la
vista de todos.

57
Heberto estaba conviviendo con una luz amarilla,
dorada y fresca de ese día. Era invierno y el sol solo
calienta de las 9 de la mañana a las dos de la tarde, ya
que desaparece de las barrancas, quitándoles “la cobija
a los serranos”. Esa atmosfera serrana que disfrutaba
con tranquilidad como en otros lugares de la Sierra, la
abrazaba con alegría y tesón para escudriñarla. Sol y
sonidos del amanecer, atardecer y anochecer ranchero
donde los cinco sentidos se curten, palpando y
reflexionando sobre quién soy, de donde vengo y a
donde voy o a donde quiero ir, acompañado de una
brújula para no perderse en los senderos ni
equivocarse en la búsqueda de la verdad y la justicia,
que son elementos esenciales y naturales de la
existencia del ser humano: la Libertad, “la Libertad
derecho de la Humanidad”, ya que sostenía que servir
a otros es el camino para encontrar la Libertad.
En ese arrullo del sonido y vista panorámica
serranos, Heberto Cienfuegos sentía la blancura
refrescante de la Madre Naturaleza que le abrían los
ojos a las puertas de la percepción para tener una
visión más cimentada de la vida, que amistosamente y
escabrosamente van cambiando la forma de pensar y
valorar la creatividad ancestral y antigua que acuñaron
la cultura de sobrevivencia sin necesidad de tantos
elementos destructivos, inservibles y estorbosos
inventados por la civilización occidental,
blanca/mestiza neoliberal, destructiva para la
humanidad.
La playa donde se plantó Heberto para salvar su
cámara fotográfica, escribir y poner orden a sus ideas,
a orillas de las aguas rejuvenecedoras e inspiradoras
del rió, es punto de travesía para cruzarlo, porque ahí
sus aguas no son tan hondas como en otras partes de
la ribera. Allí, Heberto estaba aprendiendo de la vida y
curtiendo sus habilidades receptoras culturales para

58
distinguir los colores del viento y los sonidos de la
Madre Naturaleza, que lo fortalecían, y templaban su
espíritu creativo y combativo para descubrir y describir
los rostros de verdad de entre los semblantes de la
hipocresía y la falsedad asnocrática que se presentan
como “buenitos y santos…”.
Heberto aprovecho para hacer ejercicios en la
arena de la playa. Camino más de media hora descalzo
sobre la arena que acariciaron sus pies, ya que eso le
había recomendado un amigo: caminar descalzo sobre
arena para sensibilizar la piel y revitalizarse los pies
que cargan diariamente varios kilos del cuerpo sin
descanso. Se ejercitó hasta que sudó. Dio como 30
vueltas sobre un espacio reducido de seis por dos
metros cuadrados, entre piedras grandes y medianas
que evadía, mientras pisaba piedritas al caminar sobre
la arena pajiza, acumulada en el transcurso de los
años.

59
A la 1: 45 de la tarde, otra familia rarámuri cruzó
el río. Solo saludaron a Heberto desde lejos. Unas
vacas negras, blancas y cafés estaban en la ribera
comiendo; otras bebiendo agua, y un torito despistado
se encimó sobre una vaquilla queriendo fornicar en
pleno día. Las bestias miraban y absorbían con sus
miradas serenas lo que estaba a su alrededor, como
esperando que alguien les hablara o las arriara a otro
paraje.
A esa hora, el río guardaba las voces silenciosas y
cantos de las gentes que no se ven, pero que transitan
por las veredas, como un recuerdo del pasado para el
presente. Se escuchan sus voces y cantos por los
acantilados ribereños sin estar presentes.
A las 2: 10 de la tarde, Heberto se puso sus
calcetines, la venda; sus botas y su ropa. Recogió su
libreta de apuntes y su pluma. Puso los artefactos a la
cámara con el cañón abierto, el chip y la batería que se
habían secado sobre la roca milenaria,
transmitiéndoles energía y buenas vibras. De
inmediato la puso a prueba, disparo el obturador y
¡aleluya!, funcionó. El milagro llego. Tomó fotos
correctamente que se exhibían bien en la pantalla. Lo
nublado en su interior por varias horas, se esfumó. La
alegría de Heberto se elevó a los picos de los picachos.
Doblemente aliviado se sintió –la experiencia con la
Madre Naturaleza-, ya que deposito su fe en el sol para
que resucitara su cámara fotográfica.
Tras “resucitar” su cámara, caminó una hora sobre
la ribera del río, del cual se despidió con nostalgia,
rumbo al campamento en Copal. -¡Bendito y vigoroso,
sol-reyénare por tu poder curativo y arregla-torio!-,
expreso Heberto por sus adentros, dando las gracias
por recuperar su trabajo fotográfico. La cámara había

60
captado, hasta ese día, más de 750 fotografías durante
esos días.

Aun con bastón que levanto en el camino, Heberto


cayó sentado y resbalo en una bajada al pisar una
piedra en el camino. La mano izquierda se la hirió
levemente al soportar el peso de su cuerpo de 80 kilos.
Este percance fue a las 2:31 de la tarde, tras descender
de un mirador panorámico, un Picacho, desde donde
se aprecian las montañas y el río que serpentea las
barrancas, y al fondo, los huertos frutales de cítricos
tropicales de Copal.
En el camino, a las 2: 48 horas, atrapó una
mariposa amarilla, como las coleccionadas en el libro
de Macondo, canción que también iba tarareando
musicalmente. La mariposa la atrapó en pleno vuelo
con la mano izquierda; medio cerro el puño y agarro
las pequeñas alas con sus dedos de la mano derecha.
Estaba viva y la guardó en una bolsa de su chamarra.
En la actualidad todavía la conserva disecada en su
estudio y galería al igual que dos piedritas del rio
Copal.

61
Tras la maniobra de la mariposa que lo enfiló a
recordar de nuevo el libro Cien años de soledad, a las
3: 01 de la tarde, guardo una botella de hule de medio
litro con agua que había cargado en la playa. La
escondió en uno de los arbustos con espinas, a un lado
del camino, diez minutos antes de llegar a la casa de
Juvencio Montañés, para que al otro día, rumbo a
Wachochi, pasara a recogerla. La señal era una cruz
marcada con espinas.
Llego a las 3: 10 p.m. al campamento de Copal,
tras atravesar el arroyo donde por la mañana se había
caído con todo y cámara “acuática”, cerca de unos
árboles frutales. Mientras comía la suculenta pitanza
preparada esa tarde, atendidos “mejor que en casa”,
narraba a las cocineras y comensales lo que le había
sucedido en el día.

Doña Jacaranda, una mujer mestiza barranqueña


solidaria, que da posada, comida y agua, tenga hambre
o no, o sed, por igual sin cobro alguno, a todo aquel
necesitado que va de paso, sean indígenas o chabochis,
preguntó azorada:

62
-¿A poco andaba usted solito por el río?-.
-¡Sí!, doña. Solo me acompañaban el río y su
canto, y los majestuosos picachos de la serranía de
Copal; donde mis manos se convirtieron en vaso para
beber agua y ver en corto las miradas de las sematis-
bellas flores en todo su esplendor-, contestó
poéticamente Heberto Cienfuegos quien continúo
degustando el guiso de carne serrana con papas,
bañado con una salsa de tomatillo y chile piquín;
remekes-tortillas, munís-frijoles y queso ranchero “de
a de veras” y un te de toronjil para arrempujar la
comida que habían servido doña Jacaranda y Laura
Milagros.
Al término de la comida, Heberto les tomo una
fotografía del recuerdo con la cámara “resucitada”
como a él le había sucedido en algunas ocasiones;
como a Lázaro resucitado de entre los muertos.

63
64
… Fue como un corderito herido de muerte que
ofrendaba su vida para salvarse.

Cuando llegó a la Casa del Resucitado, casi


cayéndose, pues sus huesos enclenques y casi
descuartizados por los latigazos del veneno ingerido,
dio gracias a don Jesús, superestrella, ya que por poco
lo trasladan al “Huerto del Señor”: a la viña de
concentración eterna de los fallecidos, donde algunos
logran liberarse.
Ayudado por dos hermanos y un doctor, que
parecían monjes momentáneos, aparecidos en los
instantes de quebrantos cadavéricos, lo trasladaron a
un cuarto de los desajustados para sus reparaciones y
recuperaciones pacientes, con las atenciones
pertinentes.

65
La corporación física, que en esos momentos era
de una piltrafa tembleque, como un monumento
desgarrado; una espiga escupida por el viento que
apenas lograba detenerse para no sucumbir en el añejo
barril de pólvora líquida. Sentía que la muerte lo había
cobijaba con hielo en esos momentos de angustia.
-Otra vez me derroté-, dijo entre sus adentros
Heberto Cienfuegos, asumiendo su propia
responsabilidad. Por decisión propia, arribo a la Casa
del Resucitado, sin ser jalado con tirabuzones como a
otros.
Su cuerpo y sus venas con sangre envenenada,
temblaban, casi sentía que salpicaba a los demás.
Estaba sufriendo una terrible crisis emocional,
surrealista y existencialista a consecuencia del amor y
desamor, ocasionada por las pasiones y culpas
amorosas de Laura Italia.
Para tratar de controlar la terrible crisis
descoyuntada que cargaba aquella madrugada, a
Heberto le dieron una tasa de atole. Tras ingerirlo se
quedó inmóvil otra vez, sin poder mover ninguna
parte de su esqueleto ni masa corporal. Solo los
recuerdos le funcionaban. Las tres neuronas que
todavía le quedaban –una ebria, otra cruda y una
sobria-, le ayudarían a sobrevivir y resucitar al séptimo
día.
Antes de beber el atole sin dedo, se alarmo al no
poder moverse. Intentó gritar, pero su voz no se oía.
Su aullido no se escuchaba en su tormenta. Estaba
trabado de cuerpo y lengua. Solo lograba tocar con su
mente algunos recuerdos que lo hacían flotar en el
barco de la esperanza y sobrevivir en las olas de su
indolencia física.

66
-No te rindas Heberto. Es una prueba más del
infierno en la tierra. ¡Resiste! No le hagas caso a José
Alfredo Jiménez, el que canta “la vida no vale nada”
que escuchaste en aquel bar de mala muerte. “Nunca
te desanimes ante lo peor. ¡Siempre levántate!”-,
volvió a decirse desde su más profundas entrañas para
fortalecer sus ímpetus y convicción de resistir, vivir y
agarrar de nuevo a su espíritu que lo había
abandonado. Pasarían varios días de tormentos para
que su espíritu tuviera piedad y regresara a su cuerpo
y lo levantara, como a Lázaro de entre los muertos
resucitados.
Entre la eterna oscuridad que lo abrigaba, Heberto
intento tocar la puerta y no pudo, su inmovilidad no
se lo permitió. Estaba semifallecido. Latía lento su
corazón sobre su cuerpo quebrantado. Se quedó tirado
en la terrible noche sin brillo de libertad. Sentía que
estaba durmiendo dentro de un sarcófago. La
claustrofobia lo estaba matando.
En ese intermedio de oscuridad, abordó el galeón
de los delirios. Empezó a ver imágenes surrealistas:
niños negros ensangrentados, artistas con alas, casas
flotando, árboles con ojos, personas volando desnudas
sobre cables y manos como ramas. Eran almas y
objetos que actuaban en el interior de su insomnio que
duraba hasta las madrugadas, como aquel 12 de
octubre, día en que festejan la invasión española a
tierras americanas-mexicanas indígenas cobrizas, por-
tando la cruz por delante y la espada por detrás, como
santos pregoneros de la muerte y la violencia. Una
coincidencia interna personal y externa histórica, que
actuaban en su teatro fustigador en esos días de crisis.
A las 6 de la mañana de otro día, le franquearon
otro tarro de atole y un te fuerte con licor para bajar la
tensión y limpiar el sudor que suturaba su cuerpo,

67
como si fuera una esponja que se estaba desahogando
del veneno ingerido días antes. Sufría una cruel
tortura por amor y desamor presentes en su alforja
cotidiana de la vida. “El amor romántico es una de las
sustancias más adictivas que hay en la vida”, recordó
como si fuera una flecha que le ensangrentaba el
corazón; una frase que atraparon sus ojos un día de
agosto de 2008 en un periódico que le alertó que el
amor romántico es “una experiencia muy poderosa”. Y
así lo considera, sea en la paz o en las tormentas. “Las
personas viven a través del amor. Por el amor matan,
sufren y mueren por amor”, recitó mentalmente,
estremecido por un suspiró cadavérico, listo para
liberarse.
No podía caminar en su enclaustramiento, pero si
podía pensar con su cabeza estrambótica, y cuando
pudo dormir, soñó a una bella semati poeta, Renata
Aguilar, quien vestía un pantalón negro y una blusa
blanca que traslucían sus lindos volcanes atrayentes.
Iba descalza con dos alas en su espalda que la elevaban
como una Ángela amarilla.
¿Por qué ha venido en estos momentos de crisis
emocional; quien la llamó? ¿Vino a salvarme?, se
averiguó entre sus adentros Heberto.
El resucitado y la poetiza platicaron diversos temas
que se esfumaron del lugar desconocido, fuera de la
tierra maldita y de las malas vibras que se presentaban
con diversos rostros y sus tonos hipócritas y falsedad
terrenal asnocrática. Renata se esfumó sin decir adiós.
Luego apareció otra escena donde Heberto cortaba
flores pajizas de calabaza. Era como un jardín; un edén
de flores amarillas y moradas. Las partía y las compri-
mía sobre la tierra para que resucitaran más flores. Y
floreció una bella mujer anciana con trenzas plateadas
y vestimenta apache y le preguntó a Heberto:

68
-¿Qué significa ese paisaje de flores que plantaste
sobre la tierra?
-Hermosas flores amarillas y moradas navegadas
en la Madre Tierra para que renazcan y nos den vida
con su olor y presencia-, le dijo.
La anciana volvió a atisbar las flores. Sus miradas
se despedían y luego se fue caminando por una vereda
rumbo al cielo con dos flores que había cortado e iba
olfateando su fragancia. Iban le temblando sus manos,
menos sus pies que la apoyaban como bastones de
mando -su tic tac rojo no sonaba-, hasta llegar al
campamento, de donde se levanto y bajó a ver y oler
las flores de vida que Heberto había plantado por esos
días en el vergel de la savia surrealista y tormentosa.
Volvió Heberto a decir entre sus adentros: -No
todo está perdido ni podrido, como algunos estúpidos
espíritus malignos lo desean, que hasta rezan para que
te vayas. La sabia anciana volverá más esplendorosa-.
Heberto continuaba cortando flores de calabaza en
medio de ese campo vertiginoso y pintoresco, como si
estuviera metido en los cuadros campiranos,
pintorescos y surrealistas del pintor holandés Vicente
Willem Van Gogh, o de Frida, la artista serrana.
De pronto volvió a presentarse la poeta que había
conocido muchos años atrás, Renata, caminando
apaciblemente, portando en su alforja -biblioteca
móvil-, libros de poesía, entre ellos de Pablo Neruda,
Violeta Parra, Octavio Paz, Juan Gelman, Alfonsina
Storni, Federico García Lorca, Miguel Hernández,
Allen Ginsberg y Juan Sabines.
Renata caminó y se alojó tranquilamente en los
ojos abstractos de Heberto. Iba recitando algunos de
sus versos propios que había imprimido en el libro de
su autoría: “Metafísica del ojo”.

69
En medio de ese acontecimiento surrealista y
existencialista, estaba otra persona desconocida. Un
espectro que acompañaba a Heberto. Sin hablar, el
misterioso personaje sin nombre se introdujo a un
campo de milpas verdes, que pronto se preñarían de
mazorcas de maíz-sonúko para dar vida, como las
flores que había plantado Heberto.
El personaje caminaba por una brecha, junto a
surcos cafés. Marchó en línea recta, hasta que
desapareció y no volvió a verse en la escena de ese
tiempo filtrado en las cosechas de crisis emocional de
Heberto, quien avizoraba que el espíritu estaría en
algún lugar no muy lejano, esperándolo para
conocerlo en corto.
La que despierta las pasiones más muertas y
da sueños a los moribundos, y los resucita...
En el velo onírico transitado, hubo cambio de
personajes. Renata, a la cual había delirado Heberto,
en realidad era Laura Italia, la musa surrealista y
existencialista que gustaba de pintar y escribir versos
de joven. Una bella sirena de la Sierra con “corazón de
pajarita” y flores en su cabello azabache; la que va y

70
viene con libertad como las aves, y tras ella, el pájaro
poeta, persiguiendo sus huesitos emplumados, toda
vez que ella despabila las fogosidades más difuntas y
da visiones a los agónicos, como a Heberto que lo
despertó de la muerte.
Bellísima, muy semati la fotografía eterna de Laura
Italia, como la flor más bella de la pradera del pueblo y
sus alrededores. Toda una mujer de ensueño que
despierta las pasiones más muertas del surrealismo y
existencialismo. La de los besos pasionales. Un encanto
de mujer. Son de esas hembras que nacen siendo
elegía escultural; como un poema pasional e
inolvidable. No es la perfección humana andando,
pero el día que expire Laura Italia van escucharse
murmullos de amor: -Todo en ella encantaba; todo en
ella reía al Albasol. Su mirada de águila, su gesto de
gacela, su sonrisa doblemente encantadora; su andar
de sirena serrana con sus dos racimos de uvas
dulcísimas palpitando, y su garra de leona enamorada.
Toda ella era llena de gracia como el Ave María, que
quien la vio y palpó no la podrá olvidar jamás, aun en
el más allá. Por eso Heberto la amaba porque “estaba
loca”, ya que cuando se enamoran “las locas de amor”,
se enamoran localmente y nadie las para.
Por ello, el que conoció y amo a Laura Italia nunca
la olvidara; la que estuvo en su nicho de amor
inmortal. En el feliz cumpleaños de Heberto, ella la
paso a su lado como seres universales, aprendiendo
uno del otro a forjar el amor; donde los ojos no se
cansaban de admirar el entorno de una pasión sobre
alfombras de hojarasca en medio del bosque
filantrópico. Algo fuera de serie. Una mujer-mukira
quita sueños, por eso el insomnio de Heberto en las
madrugadas en la casa de los resucitados y fuera de
ella, no podían desaparecer. Una mujer digna de los
mejores poemas, además de que su nombre va de

71
acuerdo con su belleza. Es de esas mujeres que
impactan doblemente. Ella lo derrotó; ella lo levantó.
Lo revivió luego de que andaba festejando y
falleciendo junto al dios Baco o Dionisio, con copas de
madera en alto, rebozadas con el coñac serrano o
"elixir de la muerte", brindando por la Venus serrana
de aquella época… hasta que cayó su copa de encino,
pero no se rompió.

Fue su amiga con los demás títulos entrañables


con la cual sostuvo una tórrida y catastrófica relación
cariñosa. Días antes de que Heberto ingresara a la casa
de la resurrección, pasaron jornadas de ajetreo,
brindando entre fuego y pasiones amorosas y poéticas,
con coñac serrano. No la volvió a ver, hasta mucho
tiempo después, en un bar de Ciudad Juárez, donde se
enteró que trató de suicidarse cortándose las venas de
las manos, pero gracias a Dios, a Zeus, a Onóruami,
está a salvo. Sigue vivita y coleando y demás.

72
Quince días después, Heberto seguía vivo, aun
débil físicamente, pero consciente de sus actos. A los
33 días, salió de la casa de los resucitados y emprendió
el vuelo para liberarse y luchar contra las injusticias
sociales que le retuercen el estomago y los vomita.
Por esos días de turbulencias y pruebas de fuego,
Heberto sintió que la muerte la amaba y acompañaba
y acariciaba día y noche, sobre todo en las oscuridades
sin estrella alguna, hasta que se la quitó de encima,
recitando, orando, leyendo y atrapando frases de
poder, como las palabras de Susan Sarandon,
excelente actriz estadounidense con consciencia social,
leídas en la revista Contenido que por esos días
tormentosos cayó en su manos; frases que devoró con
pasión:
-“Armémonos (y armémonos) de valor y tratemos
de cambiar a nosotros mismos y al mundo.
Disentir/discutir no es solo tu derecho, sino tu
obligación. Deja de lloriquear y empieza una
revolución interna. Debemos actuar, no limitarnos a
ver pasar la vida”. Expresiones que Heberto las cincelo
en su mente y las puso a navegar días después.
Heberto se atrevió a rescatarse asimismo para
seguir vivo, haciendo, primero, una revolución
interna, personal, con templanza y brío; luego, una
revolución social externa, para apretar la tuerca de
ambos extremos: ayudar al prójimo; a los olvidados de
la Madre Tierra, como afirmó el comunista africano
Franz Fanon.
Tiempo después, Heberto Cienfuegos, en el trajín
del instinto de sobrevivencia, recordó la anécdota de
cuando llegó a la casa de los resucitados por convicción
propia, aun en la boca de la turbulencia apocalíptica.
No ingreso a fuerzas ni arrastrándolo como a otros.
Fue como un corderito herido de muerte que

73
ofrendaba su vida para salvarse después del
despeñadero amoroso, Heberto volvió a levantarse y a
caminar por los campos de mazorcas. Encontró y
dialogo con el personaje perdido en las milpas. Volvió
a reencontrarse y abrazarse asimismo para con los
demás, ya que él consideraba que la vida no vale nada
si no se actúa en favor del prójimo; si te quedas callado
y sentado, viendo la muerte y las injusticias pasar,
como si no pasara nada, como si estuvieras muerto en
vida. Es como callar el canto de la vida; silenciar
nuestras propias vidas. Laura Italia era su semejante,
por eso la amaba y cantaba para liberarse. LI es parte
del pueblo actuante con sus virtudes y defectos.

“Quien no esquiva - torea- con decisión y firmeza


los defectos leves, llegara poco a poco a caer en los
graves”, recordó la reflexión cristiana del ascético y
místico monje alemán, Tomás H. Kempis, como una
clase cotidiana que el espíritu educador le enseñó
mediante las pruebas de fuego para alejarse del
autoengaño y del cuerpo inmóvil, convertido en un vil
esclavo del pecado y de las injusticias sociales, -ya que
estando semifallecido no se puede actuar contra el mal
y sus representantes de toda una generación, cuando
se busca el amor para ser feliz y no morir, porque
nadie debe morir, menos ahora, ¡nadie!-, sentencio
HC.

74
Heberto estaba acumulando deliciosas experiencias
en medio de los desprecios, críticas viscerales,
amenazas, insultos y golpes, pues siempre buscaba lo
amable de las cosas y los hechos, enterrando el odio y
enojos, ya que no todo está perdido ni podrido, para
que al caer, levantarse de nuevo con templanza y brío,
para esquivar los defectos del diario vivir. A Laura la
esquivo y supero. “Nunca te desanimes ante lo peor,
¡siempre levántate y vencerás!”, recordó nuevamente.
Tiempo después volvieron a caminar juntos por el
bosque filantrópico, flotando sobre las alfombras de
hojarascas pasionales. Se volvió a elevar sin pies
ciegos, con ojos de águila, con cabeza de león alado y
corazón de búho ancestral.
Solo HC sabía que fueron días de batallas amorosas
memorables, dignas de estamparse en las páginas
históricas del amor. Había dado un paso más en su
diario Escrivivir. Una experiencia que le desamarro los
ojos para beber mejor la desparramada realidad, que
nos hace ver y estimular que es mejor cometer errores
y enfrentarlos con brío que no hacer nada; mejor es
equivocarse y sufrir que estar muerto en vida, y sobre
todo, sostener los sueños e ideales de la verdad y la
justicia ¡hasta la Victoria o muerte!
-Hay que montar nuestros errores y defectos con
entusiasmo y con habilidad de jinete serrano,
domarlos y superarlos-, concluyó, mientras daba la
última lijada a la leyenda.

75
Poema escrito durante la resurrección:

Un torbellino de maldición
lo llevo como una hojarasca muerta
lo sopló temporalmente
Braceo ahogado
subía al cielo
palpo las estrellas rojas llorar
la luna era negra y triste
el viento lo congelaba
su cuerpo hervía luto
había muerto temporalmente
Su corazón latía como tortuga
y la sangre vagaba mansamente
el espacio se redujo a infierno
quemaba su cuerpo
y su espíritu se fulminaba
Volvió de nuevo con ahínco y denuedo
su espíritu que lo abandonó transitoriamente
Se fortalecen los ángeles que lo cuidaron
Dios los envió para que lo protegieran.
Amén.
(Octubre, 2008/marzo 2014. Wachochi, Chih.)

76
o “Gráfica musical”, estilo desarrollado por
Romayne Wheeler
o “Los detalles son los que lo van formando en la
vida”
o Se han enterrado mucho valores importantes
del pasado indígenas; hay que rescatarlos
o Concertista internacional convive con los
rarámuri desde hace 12 años
o Tiene 820 composiciones y ha tocado en 4
Continentes
o Ofrece conciertos a beneficio de estudiantes
rarámuri
o Las fotografías del cura Verplancken, influyeron
para vivir en la Sierra

77
Retosachi, ejido de Munérachi, Mpio de Batopilas,
Chih.- Considerado por propios y extraños como un
“pianista, compositor y poeta de la Sierra Tarahumara
de Chihuahua”, Romayne Wheeler de 64 años de
edad, de los cuales 47 años lleva tocando piano, ahora
vive en esta lejana y abrupta comunidad indígena
rarámuri desde hace 12 años.
Romayne Wheeler estudio música y composición
durante 12 años en la Universidad de música y
Conservatorio de Viena, Austria, y desde 1968 viene
realizando actuaciones como concertista, ejecutando
giras por países de Europa, Canadá, Estados Unidos,
México, El Caribe, Medio Oriente y Asia. En al año
2004 tocó en China.
Sus próximos conciertos los ofrecerá en Montreal,
Canadá y Ohio, EUA, cuya finalidad será reunir fondos
económicos para otorgar becas a 12 niños indígenas de
Huisuchil, Sorichike, Retosachi y Mesa de Cohechi,
que estudian primaria, secundaria y preparatoria en
Samachike y Guachochi. Dichas comunidades
pertenecen al ejido de Munérachi del municipio de
Batopilas.
“Aunque Romayne Wheeler es originario de
California, Estados Unidos, su alma y su esencia
pertenecen al pueblo Tarahumara, cultura con la que
actualmente convive y se identifica profundamente”,
apunta la contraportada del libro “El árbol de la vida”,
cuya edición está agotada.
Romayne Wheeler puede ser considerado como un
Beethoven o un Mozart de nuestra época. Muchas
personas de Chihuahua desconocen al pianista y
compositor, ya que su música conocida a nivel
internacional “no es comercial” ni tiene la finalidad de
lucrar para beneficio propio. Su música es de
solidaridad con los indígenas de Chihuahua.

78
Sus diestros dedos sobre los teclados del piano, son
parte esencial de su existencia y de su filosofía
humanista que ha “asimilado de los valores de la
cultura ancestral del pueblo Rarámuri”. Su música
centellea vida y “buenas vibras” y transmite “la gran
riqueza de su alma a todo aquel que lo escucha al
tocar el piano o recitar poesía” y se percibe y siente la
paz interior del concertista que ha abrevado a través
de sus años de experiencia, anotadas en hojas y notas
musicales que guarda como un tesoro, como se
constató durante una visita al pianista internacional.
“Tengo ruedas en mis pies”, sintetiza Romayne
Wheeler su vida, a manera de una remembranza de la
composición de su paisano Bob Dylan: “Como una
piedra rodante” –Like a rolling stone-, canción que
tuvo gran éxito en los años sesentas.
Tiene 820 composiciones hasta el momento,
además de varios libros escritos a través de toda su
vida, ya que su trabajo puede tener 4, 5 hasta 10
diferentes piezas en una obra, y todo ello, se requiere
de tiempo completo. Es por ello, que Romayne esta
frenando los conciertos para “poder estar en su estudio
más a fondo” y solo sale de su terruño a cosas
especiales; no como antes que llevaba 47 años de estar
tocando y la mitad del año siempre viajando y la otra
mitad ensayando, inmortaliza.

¿Por qué se decidió vivir en la Sierra Tarahumara; qué


le inspiró?-, se le inquirió y narró:
-Fue una decisión de cosas que pasan antes. Como
compositor, estudiando en Viena, mis profesores me
alentaron a escribir la música autóctona, nativa del

79
norte de este continente. También llevarla en un
archivo para música étnica de diferentes países de la
Universidad de Viena. Con ese plan salí a Arizona,
Nuevo México, con los Unis, los Navajos y los Hopi
en los años 70s., donde conviví con ellos dos meses
durante 8 años. En 1980 Dios quiso que nevara tanto
por allá que no podían llegar ni los aviones, ni los
vehículos, y sentado en Alburquerque, Nuevo
México, viendo una revista de National Geographi en
un café, de repente vi todas esas fotos bellas de la
Tarahumara que sacó el sacerdote Luis Verplancken
que era fotograbo muy notable y me cayó el veinte.
Como niño, una vez volé en avión de Álamos,
Sonora a Monterrey, y vi todo esta belleza. Tenía 16
años, y me dije, ‘algún día lo quiero caminar’, y eso
se quedó como un microcircuito en la mente todos
estos años, y ahí decidí: ‘ya es tiempo de regresar’. No
hablaba español por tanto tiempo “que mi lengua se
ha vuelto chicharrón, como dicen mis amigos aquí
cuando regreso”, espetó.
Enderezó su lengua y se vino a la Sierra
Tarahumara y se enamoró del paisaje de inmediato. Lo
que más le conmovio a Romayne Wheeler fue la
tranquilidad, el cariño que le brindaron la gente y se
sintió “muy en casa”. Cada año venía desde los
ochenta hasta el 1992, siempre nomás de visita.
Primero abajo en la meseta donde vivía el abuelo de
Juanito, don Luciano, y como era invierno, toda
estaba más abajo. Fue entones que encontraron aquí la
cueva que está debajo de su estudio y abajo hay otras
cuevas con pinturas rupestres muy bonitas. Ahí
vivieron en esas cuevas dos meses cada año, Romayne
con la familia de su compadre Juanito. Cuenta,
además, que tenía un pianito con energía solar que
poseía el sonido auténtico del piano ampliado y así
podía tocar sin perder la técnica del piano.

80
¿Le inspira el canto, el vuelo de los pájaros, el aire, la
vista hacia las montañas, las cuevas?
-Claro que sí. Especialmente en este tiempo donde la
vida está “acarreada”, tan rápida y veloz; tanta
contaminación en las ciudades. Tantos años que
también he tenido que vivir en ese ambiente, y el
estar aquí es un solaz. Es un gran regalo de Dios que
pueda tener este ambiente aquí para sacar lo mejor
de mí. Aquí se detiene el tiempo completo. Siempre
le tengo que preguntar a Juanito que día es por tan a
gusto que estoy aquí-. Como testigos de la amplia
entrevista al pianista estaban Juan Gutiérrez,
rarámuri, agricultor, artesano y violinista, además
compadre de Romayne, y Martín Solís Reyes, ex
Alcalde de Guachochi, hoy promotor de organizar a
los campesinos en los ejidos y comunidades para el
mejor aprovechamiento del bosque que en la
actualidad esta siendo destrozado y alterando el
medio ambiente en la Sierra Tarahumara.

¿Qué llamado haría a la gente, a la humanidad; qué


recomendaría en base a tus experiencias?, se le
inquiere al pianista y con sencillez e interés
manifestó:
-Es una pregunta muy importante. Creo que en una
cápsula podríamos decir que hemos salido tanto hacía
afuera; que hemos avanzado tanto en nuestra
civilización, que hemos enterrado muchos valores
muy importantes del pasado, y que es muy
importante entrar otra vez a nuestro interior.
Encontrar la calma; encontrar la hermandad, la

81
importancia de compartir unos con otros”, e hila de
inmediato:
“No vivir una vida tan acelerada, ya que los
valores más importantes de la vida se pierden en el
olvido, y hay que tener tiempo para lo que realmente
nos renueva; lo que nos une, uno con el otro, porque
solo las cosas que son eternas son las que tienen valor.
Todas esas cosas materiales pueden ser cosas añadidas,
pero muchas veces son ataduras tan grandes que
perdemos en el proceso lo más valiosos de nuestra
vida, que son las cosas que son eternas como la
música, el arte, la amistad, nuestra relación con la
naturaleza y con nuestro creador”.
Romayne Wheeler reflexiona: “Todas esas cosas
muchas veces se dejan como postre, pero realmente
son lo más importante para vivir una vida realizada. Es
difícil decir que es lo más importante en la vida”.
“El ser realizado” es un libro que esta escribiendo
Romayne y a punto de terminarlo. En el plasma y
busca qué es lo que hace que una persona viva una
vida realmente realizada; que siga su llamado y
encuentra su cumplido, no nada más por un
momento; no nomás por una inspiración de hoy, sino
a la largo plazo, y por eso ha estado reflexionando
mucho sobre esos temas, indicó en entrevista en su
amplio estudio al filo de un voladero de la Barranca de
Retosachi.
La síntesis filosófica que hizo Romeyne Wheeler
sobre los verdaderos valores de la vida, es parte de los
libros que está escribiendo, y es un ciclo de 7 libros
que va a presentar en la Feria del Libro de Guadalajara
que se celebra en noviembre de cada año. Los
primeros dos, ya los presento el año pasado. El
primero se llama: “Abriendo mi tercer ojo”, que trata
de ver más allá de las apariencias a lo que tiene sentido

82
perenne/perdurable; el segundo, se llama “El
Visionario” “porque para de veras vivir una vida que
tenga sentido, hace falta tener una visión; darle un
enfoque que va más allá del momento que es eterno”,
sostuvo Romayne.
Y para que esa visión tenga sentido, aduce el
pianista de origen estadounidense -nacido en Santa
Elena, California en 1942-, a lo largo del tiempo,
escribió el tercer libro bajo el título: “El Luminoso” que
trata de buscar los manantiales, la noria y “la
importancia que nos puede alimentar el alma; en la
música, en el arte, en nuestra relación con la
naturaleza, con Dios. En tantas diferentes partes, para
que no nomás sea una inspiración de momento, sino
de día a día; que siempre haya manantiales que nos
puedan rejuvenecer, porque uno debe también ser un
Ser Realizado”, concibió.
“Ser realizado”, es el título del libro que esta
escribiendo en estos momentos Romayne Wheeler,
quien precisa que lo “esta escribiendo al fin”, aunque
los últimos ya los había escrito antes porque “sentía
que eso era lo faltaba en el ciclo”.
Después escribió otro libro cuyo título le puso
“Voy de Paso”, recordando a un amigo antropólogo de
la Universidad Nacional Autónoma de México –
UNAM- que los visita cada año, y le preguntaron otros
amigos “que cuando vienes otra vez” y él contestó:
“No, solo estoy de paso”, y aquí en la Sierra –advirtió
Romayne- a nadie le gusta que alguien diga eso,
“porque quiere decir que nomás una vez vino como
un perrito; ladras, con una lengua que quizás nadie
entiende; sacas fotos y la gente no tienen copias y se
enferman, cosas así”, critica el pianista de fama
internacional.

83
De esa anécdota se le pego la palabra “Voy de
paso”. Estamos aquí en la vida como una escuela: de
paso –añadió-, aprendiendo lo que es vivir. “Voy de
Paso”, ¿pero esto valió la pena?, se interroga; ¿nomás
tocar esta pieza musical, nomás por conocerte valió la
pena?, y así se fue juntando un manuscrito y
comenzaba siempre el ensayo cada uno: “Voy de
Paso”, es como algo autobiográfico para no tener que
escribir biografía; “mejor sacar las perlas, las cosas más
importantes”, aseguró con entusiasmo Romayne.
Romayne Wheeler pensó que estaba terminada su
obra, pero en medio de una media noche de trasiego
se dijo: “No, para lo último tienes que escribir después
de todo”, y después de todo, que fue lo más
importante de toda la existencia; después de que se
hierve el agua; la sal que queda del agua”, pensó que
iba a ser un libro muy chiquito, pero creció, después
de todo lo más bello fue esto y lo otro, no nomás tocar
una pieza de Frederic Chopin solo para poder llegar a
la Sierra Tarahumara; sólo para ir a esta fiesta o para
conocer esta persona o para viajar a este lugar. Miles
de cosas que le dan belleza a la vida”, reflexionó.

Es un gran espectro bastante la obra del pianista


que estudio música en Salzburgo –donde nació
Wolfang Amadeus Mozart en 1756 y solo vivió 35
años dejando un gran legado de composiciones
musicales-, y 12 años en el Conservatorio de Viena: 6
de música y 6 de composición en 1960, y tiene un
proyecto monumental que ahora “gracias a Dios”, dice,
ya nomás le faltan unas 20 ó 25 hojas para terminar
con el ideal literario. El 25 de noviembre, 2006 estará
terminado y lo presentara en la Feria Internacional del
Libro. Van a ser libros en papel y libros electrónicos,

84
interactivos con música y galería de fotografías, y
confirma al inquirirlo que la poesía “es parte de la
música”. Él escribe poesía y tiene un librito: El árbol de
la vida, y entre sus poesías destaca “Sin música”:

“Una vida
sin música
es como un piano
sin cuerdas.
Sin Música
el brillo de tus ojos
languidece.
Una vida
sin música
sería como un alma
sin flores
Como un violín
sin cuerdas
como un amor sin cuerdas”.

“El dominio de la música”, es un libro que escribió


para todos aquellos que quieren hacer de la música
una parte céntrica de su vida; no nada más para el
pianista, buscando el sentido más etéreo/ligero de la
música; no nada más como pasatiempo, sino como
“puente del aquí y allá”. Tiene una gran parte como de
150 preguntas y respuestas. Es una cosecha de
muchísimos talleres de música, de los años donde
Ramayne Wheeler enseño en el Conservatorio de
música de Viena, Austria –luego de ser alumno-, y
también de las cosas que él mismo ha aprendido al
través de la vida.

85
Al inquirirlo sobre la forma y el horario en que
trabaja, el pianista manifestó que es difícil hacer todo a
la misma vez; una vez esta más dedicado a escribir un
libro, otra vez está componiendo y “pienso nada más
en lo que estoy escribiendo, y en cuanto al horario,
puede ser toda la noche también porque ya no siente
uno las presiones del tiempo. Cinco horas pueden
pasar en cinco minutos, cuando estas en la pasión del
escribir y el componer”. Lo que le gusta por las
mañanas es ir directamente al piano, mientras que la
mente está bien despejada, es el mejor tiempo para
aprender de memoria, apuntó, y después como a las
10 de la mañana, se va a tomar café y desayunar con
sus amigos rarámuri, principalmente con su compadre
Juanito Gutiérrez que es un buen violinista; y por la
tarde, se reinicia el trabajo cuando esta en el ritmo
para preparar un concierto o cuando está
componiendo mucha música.
También escribió el libro “La vida ante los ojos del
rarámuri”, pero se agotó en Cuauhtémoc, Chihuahua,
en un concierto que dio a beneficio de los Rotarios en
mayo de este año. Se vendieron todos, pero prometió
tener más para darlos a conocer al público que gusta
de la buena música clásica desde la “luminosidad
angelical” y maestría universal de Romayne Wheeler.
Tras la larga entrevista con el pianista, compositor
y poeta de la Sierra Tarahumara, nos ofreció un breve
concierto, pero antes describió como consiguió su
piano en 1992 en una subasta en 120 mil dólares en
Guadalajara; y desde la Perla Tapatía se lo trajo hasta
Creel; y de Creel a Retosachi a donde arribo el
legendario piano ese mismo año, persistiendo 18 horas
en el traslado “sobre un camino de puros baches”, y
con 18 rarámuris y 4 toneladas de papas arriba de un
camión, cuidando el piano para que no se averiara,
relata Romayne que ahora viste como los

86
tarahumaras: zapeta, camisón de manta y huaraches
de tres puntos. El piano que tiene Romayne lo tocó
Rubestain y Claudia Arau, pianistas más afamados que
tocaban en el Teatro Degollado de Guadalajara en
aquella época.
El concertista internacional expresó su satisfacción
por vivir y trabajar frente a un bello panorama
serrano, ya que es una dicha y un privilegio; una cosa
por la cual ha esperado en toda su vida, y siente que
ahora esta “recién nacido”, con muchas nuevas ideas y
han originado muchas composiciones y muchos
escritos en ese estudio donde tiene su computadora y
escribe y se pone en contacto con medio mundo. Tiene
su biblioteca, el piano, su cama, cuadros y pinturas
hechas por él mismo, así como un closet donde guarda
sus composiciones. El lugar tiene “algo magnético que
no me suelta tan fácil”, enfatizo.
Ilustró que todas las artes son como dedos en una
mano y una inspira al otra y entre las composiciones a
veces como pequeñas experiencias de relajación,
Romayne pinta “gráfica musical” que en ocasiones
expone sus pinturas en los conciertos que ofrece en las
entradas de los teatros, exaltó alegre el pianista.
Previo al breve concierto, Romayne afino una
cuerda desafinada del piano; luego con la solemnidad
de un artista se sentó frente al piano e inicio el eco
musical que se escuchaba más allá de las
profundidades de las montañas y barrancas de la Sierra
Tarahumara. Tocó la pieza Recuerdos de Alhambra,
España, de Francisco Tarega, cuya primera parte es
una composición original en guitarra, luego pasado al
piano; y la segunda parte ampliada, usando los
recursos del piano clásico, según explicación del
pianista, quien concentró su mente y dedos en los

87
teclados, brotando del piano una música “angelical y
luminosa”, como él mismo describe a W.A. Mozart.
Al finalizar el breve concierto, se escucho, como
un saludo al eco musical de Romyane, un canto de
unos “pájaros poetas” trepados en el gigante árbol de
encino que esta erguido sobre una inmensa roca y sus
ramas se extienden frente al estudio compuesto de
piedras, lajas, maderas y ventanales construido al filo
de un precipicio de la Barranca de Retosachi, que en
rarámuri significa: “tierra o laja blanca”.
La pieza de Recuerdos de Alhambra, concluye
Romayne, la toca al final de cada concierto y le pide al
público que cierre los ojos y que piense en lo mejor de
su pasado y lo proyecte hacia el futuro. (publicado en
El Heraldo de Chihuahua y en el periódico Norawa de
Wachochi. Junio 5 del 2006.)

88
35
75
25

(Breve reseña del libro "Vivir para contarla" de


Gabriel García Márquez)

… De todos modos allá arriba, seguirá redactando


reportajes de los buenos o entrevistando a Dios para
que nos revele los misterios que no sabemos de mi
"Dulce Señor", porque éste gran hombre mortal,
hecho de letras, nunca se marchitara.

89
Guachochi, Chih. Noviembre de 2002.- Gabriel
García Márquez, el gran escritor internacional,
cumplió 80 años de vida y Cien años de soledad”, su
máxima obra literaria, lleva 40 años de leerse
interrumpidamente en el mundo y a 25 años de
obtener el Premio Nobel de Literatura en 1982.
Para llegar a la cumbre donde está ahora García
Márquez –GGM-, le costó sufrimientos, hambres,
trabajar con las uñas y cárcel, no por ladrón, sino por
compasión de unos policías colombianos que lo
arrestaron cuando se disponía a dormir en una banca
de la plaza principal de Barranquilla, Colombia, pues
no tenía dónde hospedarse y comer, es decir: “no tenía
donde caerse vivo o muerto”.
Sus primeros escritos literarios se publicaron en
1944, y su primera novela La Hojarasca fue editada en
1949 cuando tenía 28 años. Desde esos años ya estaba
construyendo un mundo llamado: los Cien años de
Soledad de Macondo.
Los detalles de la vida de GGM, los narra con fina
destreza en su penúltimo libro: Vivir para contarla,
que a continuación relatamos en breve reseña desde la
Sierra Tarahumara donde se encuentra un pueblo
similar a Macondo: Tónachi: Lugar de Pilares, en
idioma rarámuri, por su río que serpentean unas
piedras pulidas, blancas y enormes como huevos
prehistóricos.
Entre Chihuahua capital y Guachochi y lugares
circunvecinos, terminé de leer de un tirón con sus
respectivas pausas cotidianas, el libro penúltimo escrito
por Gabriel García Márquez: Vivir para contarla,
publicado por la editorial Diana de México. Salió a la
venta el pasado 10 de octubre del 2002, y era obvio
que el mundo literato esperaba con ansias la nueva
obra literaria por el despliegue publicitario que

90
realizaron los medios masivos de comunicación en
varios países, situación que no sucedió con el libro
cumbre de don Gabo: Cien años de soledad publicado
en 1967 por Editorial Sudamericana, de Argentina.
Por esa razón y muchas más esperábamos la
ultima novedad de la vida del gran escritor mundial,
que para su gran fortuna, después de la vida que sufrió
(vida perruna) en aquellos lejanos días de sacrificio en
los inicios de pichonería de escritor y periodista, no
queda hoy lengua literaria a la que no haya sido
traducida, (hasta en chino) Cien años de soledad, su
libro mayor que hasta el ex presidente de Estados
Unidos, Bill Clinton lo leyó al derecho y al revés, que
además es amigo personal de GGM.
El gran escritor colombiano-mexicano con patente
de ciudadano del mundo y latinoamericano, y ahora
con licencia universal, sin título universitario, es
oriundo del pueblo de Aracataca, Colombia, y apareció
en este mundo por obra y gracia del espíritu literario
un domingo 6 de marzo de 1927 a las 9 de la mañana,
como el mismo autor lo afirma. (Pagina 76). La
Biografía oficial lo ubica en 1928.
Para ilustrarnos geográficamente, hago una
recíproca comparación entre Aracataca (Macondo) y
Tonachi (Lugar de Pilares en idioma rarámuri) en el
municipio de Guachochi, una comunidad indígena
que guarda todavía sus costumbres y cultura ancestral,
donde hay más de 20 casas no de barro y cañabrava
como en Macondo, toda vez que en Tónachi son de
madera, adobe, ladrillos y laminas, pero sí construidos
a la orilla de un rió de aguas diáfanas que se precipitan
por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes
como huevos prehistóricos, como nos ilustra en el
primer párrafo de Cien años de soledad. El rió de
Tónachi está rodeado de grandes pilares (Tónachis),

91
bosques con sus penachos verdes y dos cascadas
cristalinas y estéticas con caídas de aguas permanentes
de gran belleza natural sobre unas lozas de piedras
submarinas con sus respectivos huevos prehistóricos
que bordean su caudal.
Hay varias cosas
interesantes en la
narración de Vivir para
Contarla. Es un libro
ameno, fantástico y
poético. Posiblemente,
don Gabriel García
Márquez, en un
descuido de los tantos
que tuvo, hubiera sido
todo un poeta, -que lo
es-, y lo mas seguro es
que de haber seguido
por aquel sendero de la
literatura, no hubiera logrado lo que es hoy: un gran
escritor universal que lleva a cuestas un Premio Nobel
de Literatura mundial otorgado en 1982, quince años
después de escribir Cien años de soledad (CAS) en
México.
Como antecedente ilustrativo, en 1997, al
celebrarse el 30 aniversario de Cien años de Soledad,
se estimo que en ese lapso se habían vendido 25
millones de ejemplares, mas 5 millones en ediciones
piratas, es decir, un millón de libros vendidos cada año
en el mundo en 37 o 38 idiomas. (El País, editorial
internacional, 17/III/1997), ¿Cuántos mas venderá en
el futuro?
Don Gabo fue un bardo que escribía poemas de
amor y satíricos a escondidas que años después le
publicarían cuando fue estudiante, además, dibujaba

92
desde muy pequeño, no por órdenes del Coronel, su
abuelo, sino por la habilidad que ya cargaba desde su
infancia. Hubiera sido poeta, dibujante o buen
vendedor de libros -que desde luego lo es, de los
suyos- y de enciclopedias. Mucha de la información de
esos libros que vendía y la de un diccionario veterano
que guardó como reliquia -regalo de su abuelo-, y que
de niño leyó sin ton ni son, los llevaba en su biblioteca
cerebral, incluido un diccionario de pecados.
Su carrera en la Facultad de Derecho en la
Universidad Nacional de Bogota, inscrito en 1947, no
la termino porque como él mismo lo afirmo en su
libro: "La realidad es que no entendía porque debía
sacrificar ingenio y tiempo en materias que no me
conmovían y por lo mismo no iban a servirme de nada
en una vida que no es la mía", (Pagina 264). El
Derecho (ni al revés) no era su vocación ni otra que
no fuera la literatura ¿imagínese a don Gabriel García
Márquez (GGM) de aboganster con la famita que
tienen?
Por esa época de años felices y des felices o de
amores y desamores de don Gabo cuando estudiaba el
Bachillerato, le publicaron su primer cuento, La
Primera resignación en El Espectador de Bogotá en
1947. En 1962 fue publicada su novela controversial
La mala hora, en una editorial española, cuyo título
radical fue: Este pueblo de mierda. Por sugerencias de
la mojigatería e hipocresía religiosa y política
pseudo/falso intelectual, le cambiaron el titulo y
algunas palabras como masturbación y preservativo.
Años después, GGM trabajo en El Espectador como
reportero.
Sus Padres querían que estudiara cualquier carrera
en la Universidad, menos la de escritor porque esa
facultad, como él lo dijo, no existen mas que en la

93
Universidad de la Vida. Tuvo como gran tesoro: su
prole, no desde el punto sugestivo de la familia que
fue un gran tribu fundadora de Aracataca con toda la
pléyade de abuelos, padres, hermanos, hijos, nietos,
bisnietos y tataranietos y uno que otro retoño regado
por aquella fabulosa región de Macondo, "sin contar
los que nunca se supieron" (Pág. 58), sino por la
inspiración que le causó a don Gabo, ya que la
mayoría de los Buendía (eran) seres dobles o gemelos,
individuos que se reflejan, invertidos, en el espejo,
convirtiendo el tesoro familiar en un manantial
literario lleno de cosas, ilusiones y pasiones para
afianzarse en roca firme como un desgarrador
narrador y nadador entre palabras que brotaban de las
imágenes y charlas en medio del sol y la luna, además,
hay que precisar, de ser un atalaya, un observador sin
reservas, un caza fantasmas que sin existir, él los
inventa y los convierte de carne y hueso en sus
cuentos. Por eso recomienda: "Uno de los secretos mas
útiles para escribir es aprender a leer los jeroglíficos de
la realidad sin tocar una puerta para preguntar nada",
(Pág. 485).

Como buen retenedor de palabras sencillas que él


gobierna con maestría y destreza y estilo conmovedor,
fantástico y apasionante, GGM escribió por ejemplo,
algo que me llamo mucha la atención: un reportaje de
metro y medio en papel periódico, porque así era el
estilo en la redacción en aquella época. Hoy es lo
mismo con la computadora, según don Gabo. De este
estilo encontraremos en el mar de palabras del libro
frases como: peregrinación literaria, comunista en
reposo, manifestación portátil o los siglos envejecían.

94
En la novela sobre la vida de GGM, lo que me
interesaba era saber el modo y la forma mágica; sus
técnicas y el tiempo que invirtió para escribir Cien
años de soledad (18 meses). Por eso leí de un tirón
Vivir para Contarla, para enterarme de una parte de su
vida; le falta la otra. En el transcurso de la lectura,
comprendí que se iba esfumando mi intención por
Cien años de soledad en la medida que descubría otras
anécdotas interesantes, detalles que narra don Gabito
que me sorprendieron y algunos por su forma y estilo
de escribir, me hicieron reír, sobre todo en los dos
primeros capítulos donde habla del mundo mágico de
sus infancias y los recuerdos de su padres y abuelos.
De uno de ellos tomó el nombre del Coronel Aureliano
Buendía, principal personaje de Cien años de soledad.
De su padre, don
Gabriel Eligio
García el telegra-
fista y forastero y
éterno homeópata
y boticario, lo narra
como un hombre
tenaz, luchador,
parrandero y sem-
brador de amores
geográficos, que sin
rencor fueron reco-
gidos algunos con
el paso de los años
los retoños por la
misma esposa por
que no puede
andar regada la
sangre de tu padre
por donde quiera.

Helguera, 18 de abril, 2014. La Jornada de México

95
Esa misma madre estoica que estuvo siempre en
estado de alerta por su hijo Gabriel, con hechos y
oraciones, le daba consejos para que se portara bien y
no fuera un desbalagado como lo fue en el mundo
perruno donde se curtió y se fermento para llegar
hasta donde hoy está. Doña Luisa Santiago Márquez
un buen día sorprendió a su vástago en un café de
locos en Barranquilla al sentenciar: Soy tu madre, o
para protegerlo, hilaba: Gabito no engaña a nadie, lo
que pasa es que a veces hasta Dios tiene que hacer
semanas de dos años. (Pág. 576). Esas palabras
sencillas de aliento pero sabias, las capto don Gabito al
aire y sin permiso las publicó muchos años después.
Algunos de los relatos del tocayo -permiso con el
debido respeto-, me trasladaron a una parte de mi
infancia en el campo en donde viví con la abuelita
Clarita Juárez y tíos campiranos olor a “Milianos”
Zapata y Jaramillistas (Rubén Jaramillo, fue teniente
zapatista que siguió la lucha armada en el Estado) en
la región de Tétela de los Volcanes, estado de Morelos.
Esos detalles minuciosos narrados en Vivir para
Contarla, revivieron mi historia llena de recuerdos con
sus respectivas fallas y virtudes, alegrías, desamores y
admiración por la naturaleza. Al leer con detalle,
algunos párrafos, los subraye con dos tintas: el
amarillo para lo literario y el verde para la política.
Fue así que al retomar mi niñez y juventud me
metí al libro y en algunos pasajes me reflejaba por lo
vagomundo y aventurero, y por los lugares por donde
él paso, pero en otro tiempo y espacio. Aun más: en el
libro hay dos Guillermo Valencia: uno, el doctor que le
curaba las crudas a don Gabito tras las borracheras
dominicales (Pág. 118); y el otro, un gran poeta con
gran influencia en Colombia en la década de los años
veinte y treinta (Pág. 302), además de una periodista

96
de nombre Gloria Valencia (Pág. 523) y no se diga los
Gabrieles que abundan en el libro de don Gabito.
Otra de las ideas que guardaba en mi mente fue
que Macondo era un pueblo inventado por GGM. No
fue así. Resultó que existió y fue una finca bananera
que fundó la United Fruti Company de Estados Unidos
para explotar la fruta, el plátano principalmente, y a
los jornaleros para sacarles el jugo-sangre como sucede
en América Latina, donde se han instalado las
empresas trasnacionales gringas en ésta época de
Neoliberalismo y salvajismo en decadencia. Macondo
estaba escrito en un portal, (Pág. 28). Esa palabra se
avejentó con el paso del tiempo, pero su resonancia
poética, la descubrió don Gabo en su adolescencia
cuando realizo un viaje con su madre a Aracataca para
vender la casa donde acumuló gran parte de sus
metáforas, visiones y gusto por la literatura para ser
escritor a capa y espada, aunque se muriera de
hambre. Es claro que si no hubiera vivido esas
experiencias de rescate, no hubiera escrito la obra
magistral: Cien años de Soledad.
Macondo viene a mi cabeza como una fantasía que
aterriza en la realidad cuando camino por algunas
comunidades indígenas de la Sierra Tarahumara de
Chihuahua o pueblos como Tónachi. Conservo en la
memoria una canción rítmica y jacarandosa, tipo
cumbia sobre el tema: "Los cien años de Macondo"/
sueñan, sueñan en el aire/ y los años de Gabriel
trompetas/ trompetas lo anuncian/ encadenado
Macondo/ sueña don José Arcadio/ y ante el la vida
pasa siendo/ remolinos de recuerdo/ Ursula cien años/
¿dónde estas Macondo?/ Eres epopeya de un pueblo
olvidado/ forjado en cien años de amor esa historia/
Mauricio Babilonia/ mariposas amarillas que vuelan
liberadas”, cantada por Oscar Chávez, cantautor
mexicano. (Macondo/www.youtube.com/watch?v=l_Q51xuJC8U)

97
Uno de los pasajes que no me sorprendió, fue la
situación en que vivió GGM durante su entrenamiento
como escritor, ahora de altos vuelos. Se curtió en el
periodismo y el género que mas le intereso fue el
reportaje por los alcances que tiene de manejar los
otros estilos, incluso la novela. Así inicio su verdadera
carrera de escritor. No fue un profesional; ahora es
Universal. Fue así como acrisoló su gran virtud por la
literatura de alcance universal.
En algunos párrafos encontré las técnicas y estilos
de cómo escribir y narrar bien las cosas. Creo que para
los que se dedican al periodismo o a la escribidera
deben leerlo. En los capítulos cinco y siete pone a
disposición gratuita las reglas profesionales para
escribir. Ahí está la carpintería sin la cual no se puede
escribir, salvo que haya personas que sean más genios
y literatos que el cojunudo de Aracataca.
Relato de un naufrago y
el Coronel no tiene quien
le escriba, dos de los 18
libros de Gabriel García
Márquez, me sirvieron e
ilustraron para redactar, y
desde luego Cien años de
Soledad. En el primer
libro reseña con maestría
detalles que ponen al
descubierto de cómo fue
rescatada la verdadera
historia del marinero-
naufrago- narrador, uno
de los ocho marineros del
destructor Caldas de la Armada Naval de Colombia
que se hundió en medio de una gran tormenta en el
mar Caribe en 1955, según versión del gobierno de esa
nación sudamericana cuando en realidad, como

98
atestiguo el marinero resucitado de nombre Luis
Alejandro Velasco, llevaba fayuca a lo grande,
procedente de Mobile, Alabama, E.U.A. La forma en
que lo escribió es muy interesante, pero también
descubrí la batalla que dio el periódico El Espectador
para publicarlo ante la censura del gobierno
colombiano en aquella época.
Relato de un naufrago me lo recomendó hace
algunos ayeres un buen amigo, -no agraviando a los
presentes-, periodista y cuentista, Eduardo Osorio, que
estuvo en Chihuahua capital en los primeros años de
la década de los ochentas cuando me enrolé en las
laberintos del periodismo. Tiempo después nos
encontramos en Ciudad Juárez donde trabajamos
juntos en el Diario de Juárez, 1984-1985.
Desde luego la bohemia literaria y musical de corte
latinoamericana, la grilla política de izquierda, las
tertulias, las pachangas sorpresivas y las trasnochadas
que desfilamos hasta la puesta del sol, sin sentir el paso
de la noche, fueron únicas en la frontera, cuando las
muertes y los robos eran esporádicos y mínimos. Algo
parecido le sucedió a don Gabito en sus años de
juventud: fue parrandero de los buenos y buscador de
amores silenciosos, tan sigilosos que hasta un buen día
lo iban a trasladar al otro mundo por culpa de la
Nigromante.
Como estaría don Gabito de amolado en aquellas
épocas de preparación y adiestramiento para obtener
el Premio Nobel de Literatura 1982, que hasta unos
policías de Barranquilla, Colombia, lo arrestaron por
compasión, no en calidad de detenido, muchos menos
por ladrón, sino porque no tenia donde dormir y pasar
la noche. Lo levantaron de una banca de la plaza
principal de esa ciudad sudamericana donde se
disponía a pernoctar. Se lo llevaron, no sin antes

99
invitarle una pitanza/botana, ya que le adivinaron que
no había comida durante horas. Lo llevaron a un
congal de mala muerte, secreto y fuera de la ley
marcial. Durmió en una celda sin ser preso.
La genialidad, la astucia y el entusiasmo del
literato que nunca se rompió y todo lo que le pasó y
no le pudo haber pasado, le sirvió mucho para pulirse
como escritor para construir un mundo llamado
Macondo. Todo indicaba que GGM siempre llevaba su
arcángel en las buenas y en las malas que lo protegía
de los demonios de adentro y de afuera. Siempre tuvo
amigos que le tendieron la mano; camaradas
verdaderos que forjó en el fragor de la vida cotidiana
tal y como la inventa la realidad en la cual le toco vivir
para luego contarla.
Forjo amigos que hasta la fecha los conserva de la
talla de Fidel Castro Ruz, cuando tenía 20 años; al
escritor Álvaro Mutis y otros que ya murieron, como
Luis Cardoza y Aragón, un poeta y ensayista político y
literario de Guatemala (Pág. 355), así como del extinto
padre Camilo Torres Restrepo, el sacerdote proletario
que tomó las armas y se remontó al monte, quien
bautizo al primer hijo de GGM, Rodrigo en 1959.
Entre mi biblioteca cerebral, guardo un desempastado
libro de la editorial ERA-México y una canción en la
cabeza dedicada al cura Camilo: El cura proletario del
finado cantautor sonorense José de Molina. Un cura
sin sotana portando un cristianismo bien puesto en el
corazón, no como otros que se remonto al monte con
fusil en mano a luchar por los pobres. Murió en 1966,
cuando GGM cepillaba CAS, en un enfrentamiento
contra el ejército represor colombiano. También
conservó en la biblioteca vagamundo Cruz de Luz de
Daniel Viglietti, uruguayo: Donde cayó Camilo / nació
una cruz/ pero no de madera sino de luz.

100
No sabía, por otra parte, que el igualmente escritor
Álvaro Mutis, fuera muy generoso y solidario con los
artistas y escritores en desgracia, como GGM en
aquella época, y que además es un impulsor
permanente de la cultura y el arte en América Latina.
Tan amigo fue de Álvaro Mutis, que todos los escritos
de don Gabo, los leía antes de ser publicados.
Existen una serie de novedades que relata don
Gabito en su libro, pero creo que le falta contarnos la
otra mitad de su vida, que sabemos es muy interesante
y fructífera por la solidaridad que ha brindado a los
pueblos del Tercer Mundo y América Latina, y su
tenaz apoyo a los derechos humanos, en cualquier
país, incluido Cuba, porque su pluma es una buena,
positiva y poderosa arma de defensa y lucha por los
derechos humanos y la democracia de verdad.
Participo como parte de su función como escritor en
actividades políticas en el sentido amplio, abierto y
moral de la palabra en el tribunal Rusell de Bruselas
(1976); en la fundación
Habeas (1979) en
donde denuncia las
torturas que sufren los
detenidos políticos en
Colombia, e interviene
a favor de los
desaparecidos del Cono
Sur y de presos políticos
en Cuba, sin olvidar la
re-invocación tenaz de
la revolución Sandinista
en Nicaragua en 1981.
(Cien años de Soledad.
Introducción. Ediciones
Cátedra. 2001. Madrid,
España).

101
Don Gabriel inspira, sobre todo a los que estamos
en los vericuetos del periodismo y la literatura, sin
título para defendernos de la irracionalidad y
mediocridad de algunos engendros mal nacidos en este
perruno mundo lleno de explotación, hambre,
marginación, humillación, injusticias y burla contra los
pobres y marginados por parte de los poderosos de
México, América latina y de los imperialistas asesinos
y saqueadores de Estados Unidos.
Gabriel García Márquez se ubica, por su labor de
periodista y escritor como un político en acción; y aun
mas, político profesional (Camilo Taufie. Periodismo y
Lucha de clases. Editorial Nueva Imagen 1977,
México. Pág. 175) a nivel internacional, creativo y
comprometido con las mejores causas del mundo, toda
vez que el periodista o escritor que se precie de serlo,
debe tener conciencia de que es un verdadero político
amplio y sin tomar partido. En sus años de juventud y
entrenamiento para construir Macondo, GGM se
autodefinido como el desarraigado político con una
reputación de comunista que no había ganado por mi
ideología sino por mi modo de vestir, como un hippie
desarrapado (Pág. 468).
La tarjeta de presentación y divisa importante de
GGM, es la honestidad para escribir la verdad con
imaginación, entendiéndola esta como parte de la
eterna búsqueda de la justicia, la democracia y la
libertad no deformada. Esta visión se lo revelo en
aquella época, Gilberto Vieyra, uno de los fundadores
del Partido Comunista de Colombia en la
clandestinidad que GGM buscó por aire, mar y tierra
para entrevistarlo y le recomendó lo siguiente: Sin
embargo estuvo de acuerdo en que el mejor servicio
que podría prestarle al país –GGM- era seguir en esa
línea sin dejarse comprometer por nadie en ninguna
clase de militancia política. (Pág. 556).

102
Así se comprende el mensaje de García Márquez
que dejo impreso en su nuevo libro. Cito como
resumen los párrafos siguientes: Pues no seré nada de
nada, concluí. Me niego a que me hagan por la fuerza
como yo no quiero o como ustedes quisieran que
fuera, y mucho menos como quisiera el gobierno. Si
hay que ser escritor tendría que ser de los grandes, y a
esos ya no los hacen, le respondí a mi madre. Al fin y
al cabo que para morirse de hambre hay otros oficios
mejores. (Pág. 285).
Para comprender mejor el mensaje que nos envía
GGM, escuchemos desde el lugar donde esté en estos
momentos (Cartagena de Indias, Colombia, marzo,
2006): Hoy me doy cuenta de que mi catadura de
mendigo no era por pobre ni por poeta, sino porque
mis energías estaban concentradas a fondo en la
tozudez de aprender a escribir. (Pág. 452). (Ahora está
en el cielo, desde donde los seguiremos admirando
leyendo sus libros).
Hoy me imagino a don Gabito o don Vaguito
bailando la cumbia colombiana La pollera colora que
estaba de moda por 1966 y 1967, años en que escribió
Cien años de Soledad, cuyo libro redactó en México y
se publicó en Argentina por la Editorial Sudamericana
(vientos latinoamericanos); Ahora está en el cielo,
desde donde nos inspira para seguirlo admirando,
leyendo y divulgando sus libros, que es el mejor
homenaje que podemos hacerle: leer su obra y
difundirla. Yo tenía 7 u 8 años de edad. Esa música
tropical, tipo salsa, que escuchaba en la radio, fue un
descubrimiento que nunca solté. La bailaba por lo
pegajoso del ritmo caribeño, desde luego por
sugerencias de mis tíos Zenón y Cecilio: ¡Órale
Gabrielito!, a mover el bote. Después sucedió lo mismo
con la canción de Macando del cantautor mexicano
Oscar Chávez.

103
En 1976 conocí a GGM, que llevaba ya la aureola
de Cien años, en persona en la ciudad de México
cuando acudió a las oficinas del Partido Mexicano de
los Trabajadores (PMT), ubicadas en Bucareli 20, casi
esquina con Paseo de Reforma, en el centro de la
ciudad de México. El PMT lo dirigían el ingeniero
Heberto Castillo y el gran líder ferrocarrilero, don
Demetrio Vallejo, ambos de apellido Martínez, así
como los ex líderes del Movimiento Estudiantil de
1968: El Búho, Eduardo Valle, Luis Tomas Cabeza de
Vaca, Manuel Ruiz Villegas, Gustavo Gordillo, Pepe
Álvarez Icaza, director del Centro Nacional de
Comunicación Social -CENCOS-, donde tuve el primer
contacto con el periodismo y literatura
latinoamericana, entre otros luchadores sociales a los
cuales conocí en corto. (Gabriel García Márquez
colaboró solidariamente con cuentos para la revista
Insurgencia Popular del PMT.)
Don Gabo, que seis años después obtuvo el Premio
Nobel de Literatura 1982, saludo a todos los que
estábamos en las oficinas con gran compañerismo y
solidaridad, como si nos hubiera conocido muchos
años antes y después, y desde luego que seguimos

104
siendo amigos y compañeros a través de la lectura de
sus geniales libros. Algunos pemetistas que se
enteraron con tiempo que iba a estar el futuro Premio
Nobel de Literatura, les autografió los libros que
llevaron. Recuerdo al literato amable, sencillo y
agradable. Vestía pantalón vaquero y una chamarra
tipo camisa a cuadros negros y rojos. Bigote abultado y
sin muchas canas en su cabellera a la afro y con lentes.
Tenía 49 años, un año más a la edad de don Heberto
Castillo que en esa época era un conocido intelectual y
dirigente político de izquierda a nivel nacional, ex
dirigente magisterial que apoyó al Movimiento
Estudiantil de 1968.
Deseamos que don "Garbeto" García Márquez viva
cien años más en creativa soledad para que nos narre
otros cuentos y novelas deliciosas y fantásticas, y más
pasajes de su vida que faltan escribirlos. De todos
modos allá arriba, seguirá redactando reportajes de los
buenos o entrevistando a Dios para que nos revele los
misterios que no sabemos de mi "Dulce Señor",
porque éste gran hombre mortal, hecho de letras,
nunca se marchitara.
"Vivir para contarla", tiene aproximadamente 911
mil 925 letras, comas y puntos, y 193 mil 386 palabras,
aproximadamente, atrapadas en 579 paginas en papel
fino convertidas en un ladrillo de .835 gramos de peso,
impreso por Editorial Diana de México. Precio: $
198.00 en librerías la Prensa, y $175.00 en librerías
Kosmos en Chihuahua capital. Diferencia: 23 pesos,
pero si les regatean a la mejor obtienen un descuento
del 10 por ciento. Yo lo compre en la primera por
acelerado.
En Guachochi, "la capital de la Sierra Tarahumara"
de Chihuahua, que esperanza encontrarlo, este y otros
libros, pues no hay librerías ni por equivocación, ya

105
que las autoridades locales y regionales no se
preocupan ni les interesas promover la cultura y el
arte, pues no leen. (El libro Vivir para contarla, se lo
preste a Dora Villalobos por aquella época en que viajó
a Wachochi, quien laboraba en El Heraldo de
Chihuahua. Le gustó tanto que ya no me lo devolvió).

106
o Cuando decían “la rabia es nuestra”

Guachochi, Chih.- Envueltos en su ancestral y


moribunda miseria, disfrazada con cobijas, huaraches y
vestimenta tradicional, los indígenas de la Sierra de
Tarahumara de Chihuahua, especialmente los
raramuri, volvieron aparecer como fantasmas vivientes
en su territorio, que con el transcurrir del tiempo, ya
no es de ellos, en el 24 aniversario de la XETAR, La
Voz de la Sierra Tarahumara.
Se puede afirmar que los indígenas son como
extranjeros en su propia tierra plantada de pinos sobre
mantos acuíferos en vías de desaparecer por la sobre
explotación, como los indígenas que van perdiendo su
cultura y tradiciones ante la invasión de la cultura
mestiza/chabochi, y que lujosamente dicen los
“iluminados”, “conductores” y “guías” de la vida
apocalíptica o del desastre que “los indios son los
dueños del bosque por excelencia”.

107
En realidad, los chabochis son los verdaderos
dueños al apoderarse de las riquezas naturales de la
Sierra; los indígenas son, desde la visión –ambición- de
la “cultura católica y occidental”, cosas folclóricas,
incluso un “estorbo al progreso”, “flojos, borrachos,
fiesteros, pasivos y “des-adaptados sociales” frente a la
civilización mestiza, como trasciende en las mentes de
algunos chabochis explotadores de la Sierra
Tarahumara.
En días pasados, los indígenas aparecieron como
hormiguitas salidas de sus cuevas comunales, cabañas
viejas o casas “modernas” situadas en lugares muy
aislados de la Sierra, y se trasladaron el transitado 10 y
11 de noviembre a Guachochi para festejar, una vez
más, durante 24 años, el aniversario de la XETAR, La
Voz de la Sierra Tarahumara, y que antes de conocer la
palabra “radio” o “institución”, decían en su lenguaje
de castellano corto: “la rabia es nuestra”, o la
“prostitución donde está”, según recuerda Chano
Chaparro.
Una vez más se observó el ocultamiento de sus
desgracias, broncas y problemas personales, familiares,
comunales y sociales entre ellos, y el racismo y
desprecio de los “chabochis” que les arrebatan sus
tierras y bosques con falsedades, corrupción y
contubernio con gente del gobierno –municipal, estatal
y federal-, y sobre todo, el gran medio al envenenarlos
con licor barato –Charrito, Viva Villa o Mezcalito-,
incluso les pagan con alcohol algunos patrones, lo cual
está severamente penado, pero “no pasa nada”. Esa es
la “gran cultura” y política mestiza en la Sierra, desde
luego habrá excepciones contadas.
En sus miradas y rostros y su lento caminar en las
ciudades, pero ágiles en las montañas y barrancas, a
los raramuri se les ve una nostalgia de justicia, de una

108
vida feliz, de una esperanza para el nuevo día, que
algunos funcionarios y políticos sin escrúpulos e
hipócritas, les han convertido el tiempo en “noche”.
Los hombres –rejoy- y mujeres –tewekes-
indígenas que vive en esta región septentrional de
México, desde hace varios siglos, arropados con su
propia cultura y tradiciones ancestrales –danzas,
música, comida, arte, medicina y cultivos-, han sido su
sostén para sobrevivir ante las embestidas de la cultura
chabochi; ante esa pesadumbre de las arremetidas de
exterminio disfrazado de lástima y “buena onda”, los
indígenas no se dejan ni desmayan a pesar del grave
alcoholismo y desnutrición que pesa sobre ellos, que es
como una pesadilla para olvidar sus problemas y de
que son extranjeros en su territorio.
Los originarios de Chihuahua son “Pobladores del
planeta; nativos e indígenas que son extranjeros en sus
dominios y se encuentran en situaciones de
mendicidad, sub-alimentación y enfermedades
frecuentes, así como una transformación cultural que
difunde lo desechable, artificial y sustituibles,
categorías en las que se incluye a los elementos
naturales y a las personas”, cita del libro: La
concepción, salud-enfermedad-muerte en los raramuri
del psicólogo Jesús Vaca Cortés, Chihuahua, mayo,
2001. CONACYT, UACH y el PAC-SES.
Por ello ven en la radio XETAR, que se ha
convertido, año con año, en una especie de “diosa de
la comunicación” –ra’ichari- toda vez que les permite
hablarse desde lejos; la ven como una esperanza ante
el olvido viejo de los “protectores de la vida”, tanto en
“el cielo como en la tierra”. “Su radio”, como dicen
funcionarios, es el escape momentáneo del largo
letargo que han sufrido durante siglos, y acuden a

109
festejarla bailando, cantando, comiendo y bebiendo
teswino.
Remontando a la historia, se debe observar que lo
diabólico de los conquistadores españoles que entraron
a territorio mexicano hace más de 5 siglos cuando ya
existían culturas de seres humanos en Chihuahua,
México y América, vinieron no a humanizar a las
gentes, que las consideraban “bárbaras y salvajes” (¿?),
sino a someter “con la cruz por delante y la espada por
atrás”. Vieron mal las danzas y vestimenta indigenas,
sus rituales de los seres humanos “descubiertos” en
agradecimiento a Onoruami –Dios- por la vida, la
lluvia para las cosechas, la comida, su medicina
tradicional, sus costumbres, su cultura y su arte que
despectivamente los chabochis le llaman “artesanías”.
El arte es de los mestizos y blancos, se dirá, no de los
indígenas, pero no tienen inteligencia artística.
“Tal como sucedió en toda América cuando, a raíz
de la Conquista, los españoles se dedicaron a
distribuirse el botín de guerra: tierras, montañas y
seres humanos. Pero España no envió una densa masa
colonizadora. La debilidad del imperio residía
precisamente en su carácter y estructura de empresa
militar y eclesiástica –católica mas no cristiana, porque
si hubieran sido verdaderos cristianos, no hubieran
cometidos tantas barbaridades- más que política y
económica”.
Más: “En las costas de Nueva Inglaterra (hoy
estados del Este Estados Unidos) desembarcaron
grandes bandadas de pioneros. A la América española
no vinieron sino virreyes, cortesanos, aventureros,
clérigos, doctores, mercaderes, criados, esclavos y
soldados”. (Citas de Juan Rulfo: Un texto y dos
esbozos. La Jornada Semanal. 2006/11/12. México,
DF).

110
Tal vez ahí están las raíces del racismo y
menosprecio hacia los mal llamados “indígenas” o
“indios”, ya que por culpa de Cristóbal Colón y
Américo Vespucio, los “descubridores de América”
creyeron haber llegado al país de la India en su viaje
de navegación por el mar del Atlántico. A partir de
hace 5 siglos, las naciones y pueblos asentados en el
vasto territorio de América, les llamaron “indios”, más
“bárbaros y salvajes” (otras vez: porque hay que ver y
cuestionar quienes fueron más “bárbaros y salvajes”),
luego vino el termino: “indígenas”, nombre europeo
más pomposo de la “alta alcurnia” para identificar a las
gentes dedicadas al estudio de las “culturas indias”:
indigenista.
Esos seres humanos que tenían una gran cultura y
una cosmovisión del mundo propias, como los mayas,
aztecas, incas, zapotecas, rarámuri o aymarás de
Bolivia, incluso superior en algunos aspectos que los
españoles avariciosos que les brillaron los ojos al ver la
ciudad de Tenochtitlán de oro, fueron bautizados en el
“nombre de Dios” como “indios”, nombre
despreciativo que los indígenas de Chihuahua y
México rechazan: “Nosotros no somos indios, lo serán

111
ellos. Nosotros somos raramuri”, afirman, en una
concepción más humana de su existencia, algunos
raramuri de Chihuahua.
Hoy, como hace más de cinco siglos, los indígenas,
siguen siendo conquistados; continúan siendo víctimas
de la indiferencia, aun cuando se implantan programas
de ayuda a los indígenas, muchos de ellos desde la
visión mestiza/chabochi y de escritorios urbanos. Ellos
–los raramuri, tepehuanos, guarojios y los pocos pimas
que quedan-, siguen siendo los más pobres entre los
más de 50 millones de mexicanos pobres que medio
viven en extrema pobreza.
Los políticos, gobernantes y ciudadanos abusivos
que han encontrado en los indígenas su modo de vida,
política y económicamente, hacen reuniones,
celebraciones, eventos, conclaves, fiestas, congresos y
colectas donde se vuelve a repetir como “disco rayado”
los lamentos de las condiciones y penalidades que
sufren los “hermanos indígenas”. Eso debe cambiar; ya
no bastan los “parches” o “kórimas”; la realidad es otra
y muy radical.

112
“A los indígenas en época de elecciones los buscan
hasta por debajo de las piedras, y hasta se andan
desbarrancando los candidatos. Llegan al poder, se
olvidan de uno, nunca más nos visitan y hasta nos
desconocen”, como testificó un raramuri de Guadalupe
y Calvo en uno de los tantos congresos del Consejo
Supremo de la Tarahumara celebrado en 2004 en
Cusárare, municipio de Guachochi, que al último se
vuelven verborrea, mentiras y olvido.
La leyenda es cada 3 ó 6 años, cuando candidatos a
diputados y alcaldes por los diversos partidos políticos,
andan pidiendo el voto a los indígenas que sólo se
acuerdan de ellos “cuando el nopal da tunas”.
En síntesis: los indígenas solo existen –para los
chabochis/mestizos- en épocas de elecciones cuyo
objetivo es manipularlos como “carne de cañón” para
intereses de caciques chacbochis. Nunca, ni siquiera
por equivocación, un raramuri ha sido candidato a
presidente municipal o diputado en el vasto territorio
con mayoría de población indígena, y los contados
diputados “indígenas” que han llegado al Congreso
local, han sido, lamentablemente, nefastos y
corruptos, para desgracia de la raza.
De los 18 presidentes municipales que ha tenido el
Municipio desde 1964, año en que se fundó Wachochi
al separarse de Batopilas, sólo uno ha sido indígena.
Es por ello, que los indígenas de Chihuahua,
México y América Latina, siguen arrastrando su cobija
de miserias y hambres. Se dice, por parte de los
chabochis burocratizados y racistas que “así les gusta
vivir”, pero en el fondo esa es una gran mentira. Esa
indeferencia de los gobiernos y de la sociedad –
individualista, avara y despolitizada- , los han llevado a

113
ese olvido; a verlos, no como seres humanos, como
mexicanos, sino como “animalitos” o cosas folclóricas
para dar gusto a los turistas extranjeros y se lleven un
“bello y grato recuerdo” –souvenir- de las bellezas de
la Sierra Tarahumara y de las miserias, injusticias y
hambres que se esconden –o tapan- atrás de ellas.
Festejamos al personal que hace posible la
transmisión de las ondas hertzianas de la radio La Voz
de la Sierra Tarahumara por su 24 aniversario de estar
al aire, y que sigan con corazón –sorochike- rescatando
y fortaleciendo la cultura y tradiciones de las etnias de
Chihuahua, que como se reconoce oficialmente “se
están perdiendo”, y que se sigan denunciando, sin
reservas, el racismo y las injustitas sociales cometidas
contra los indígenas de Chihuahua.

114
Para Pety Guerrero
(Reseña del libro Pancho Villa, una biografía
narrativa del escritor Paco Ignacio Taibo II. Editorial
Planeta Mexicana. México, D.F. marzo, 2013. Páginas
886 con más de 400 fotografías e imagines originales).

o “En Durango habrá nacido, pero en Chihuahua


se hizo guerrillero”
o Propuso en 1916 elecciones libres y “pena de
muerte para los que cometieran fraudes
electorales” y candados para impedir el paso de
caudillos y caciques
o “Se usa primero esta –decía Pancho señalando
la cabeza- y luego estos –tomándose los
testículos”
o Formó un ejército de más 30 mil soldados entre
campesinos, ferrocarrileros, obreros y “vaqueros
errantes proletarios y marginales”
o Tenía “un amor al pueblo humilde, que era una
gran fuerza revolucionaria”
o El “Siete leguas” no era un caballo, sino una
yegua herida que salvó a Villa en Valle de
Allende
o “Parral me gusta, hasta para morir”, decía Villa,
y ahí lo asesinaron gatilleros de Obregón, “por
temor y presiones de EUA”

115
“Fui soldado de Francisco Villa/ de aquel hombre de
fama mundial
Que aunque estuvo sentado en la silla/ no envidiara la
presidencial.
Ahora vivo allá por la orilla/ recordando aquel tiempo
inmortal
Ay, ay
Ahora vivo allá por la orilla/ recordando a Villa allá
por Parral.”
(Corrido de Pancho Villa).

Guachochi, Chih.- Cuando Pancho Villa, el


legendario guerrillero y General de la División del
Norte de México, el único que ha invadido el territorio
del imperialismo de Estados Unidos en marzo de 1916
y dejó las armas el 31 de agosto de 1920, tenía 42 años
de edad de los cuales, diez los vivió intensamente para
la Revolución Mexicana en favor de los mexicanos
pobres explotados y olvidados del progreso y
“civilización” de México.

116
“He terminado de luchar. Ahora sólo quiero vivir y
morir en paz…Nada me hará volver a tomar el rifle a
no ser que haya una invasión. O que el gobierno trate
a mi gente injustamente” (pág. 780).Villa se rindió
para vivir una existencia nueva y trabajar
pacíficamente en la agricultura y la ganadera en la
hacienda de Canutillo, Municipio de Las Nieves,
Durango, pero no fue así.
Pancho Villa, uno de los más grandes
revolucionarios mexicanos y latinoamericanos; el
mítico héroe mexicano de los pobres, cuyo nombre
verdadero era Doroteo Arango Arámbula, nacido un
“5 de junio de 1878 a las 3 de la tarde” en el rancho La
Coyotada, hoy municipio de Río Grande, Durango,
recorrió en su larga trayectoria como revolucionario
natural y radical, más de 68 mil kilómetros: de
Chihuahua a Sonora; de Coahuila a Zacatecas; de
Jalisco a la Ciudad de México, pasando por Celaya y
León, en tren, y principalmente viajando en caballo
con sus Dorados villistas. Pancho Villa tuvo casi el
control de México.
En Chihuahua, un día estaba en Camargo o
Jiménez, y a los dos días se encontraba en Ojinaga; o
de Chihuahua capital, sorpresivamente, aparecía en
Madera, Parral, Balleza o Casas Grandes –sus tropas
llegaron hasta Batopilas por la cuestión de las minas-,
atravesando montañas y desiertos que conocía como la
palma de su mano, “hasta con los ojos vendados”; o
brotaba en la frontera con Estados Unidos, habiendo
partido de Namiquipa, para dirigir el ataque a
Columbus, Nuevo México, EUA, al grito de “¡viva
Villa!”, “¡Viva México!” y ¡yanquis jijos de la
chingada!” (pág. 620).
De los animales que Villa montó en los 10 años de
guerra ininterrumpida, de los cuales cuatro de ellos

117
dirigió la guerrilla, fue el “Siete leguas”, que era una
yegua, no un caballo, como dice el corrido y “que
había corrido herida siete leguas, y así la rebautizó. A
la yegua la curaron con alcohol y bálsamo prieto
durante unos doce días”. Esa yegua salvó a Villa en
Valle de Allende de una de las tantas “muertes” (pág.
713).
La “Siete leguas”, de acuerdo a Jesús Vargas,
amigo historiador parralense que vive en Chihuahua,
y que PIT II lo cita varias veces en su libro, la describe
como “fina de forma y paso elegante, piernas delgadas
y ancho pecho, arrogante. Villa la domó
personalmente. En la campaña de Chihuahua del 17
era su caballo. Años más tarde, Graciela Olmos, la
Bandida, le dedicó un corrido, en el que por razones
de métrica la volvió caballo”, cita el autor. Al final, la
yegua fina fue a parar a manos del general Lázaro
Cárdenas del Río, futuro presidente de México, quien
también combatió a los villistas en Sonora (pág. 576).
En la aventura fracasada de la Expedición Punitiva
del ejército gringo por capturar a Villa “vivo o
muerto”, no solo “sufrimos más privaciones aquí
(Chihuahua) que en Europa” (la Primera Guerra
Mundial), sino que habían gastado 130 millones de
dólares (pág. 690), por lo que tuvieron que salir las
derrotadas tropas yanquis invasores al mando de John
Pershing en enero de 1917, y que en Parral tuvieron
una fuerte resistencia dirigida por la maestra Elisa
Griesen al “sacarlos a pedradas y balazos”.
Villa, a quien lo dieron por muerto muchas veces
“el ex difunto Pancho Villa”, le contó al periodista y
villista chihuahuense Silvestre Terrazas en 1920: “No
hay árbol, ni una peña, ni una cerca de piedras que yo
no conozca. Sé donde hay cuevas y de donde sale agua
para beber. Me amarras una venda en los ojos, me

118
llevas y me dejas en mitad de un cañón, que no se vea
más que un cerro para un lado y otro para otro, y te
digo donde estoy. No hay una vereda por donde no
haya caminado, y cuando me salgo de ellas, nadie
puede seguirme” (pág. 663).

“Yo fui uno de aquellos Dorados


que con tiempo llegó a ser mayor
En la lucha quedamos lisiados
defendiendo la patria y honor.
Hoy recuerdo los tiempos pasados
que peleamos con el invasor
Hay, hay
Hoy recuerdo los tiempos pasados
de aquellos Dorados que yo fui mayor”.
Villa el estratega militar, el Centauro del Norte o la
“Fiera” como le conocía la tropa villista -“sus
muchachitos”-, participó en mil 300 batallas y
combates interrumpidos durante diez años, entre
traiciones -balas de madera vendidas por los gringos-;
“tan valientes amigos como yo tenía, me chaquetearon
todos a las mera hora” (pág. 573)-, victorias y derrotas;
entre heridas, atentados y trampas contra su persona,
quien se “harto de matar”, hasta que dejo de disparar
rifles y pistolas en “una lucha que todavía no acaba de
terminarse”, como dijo Adolfo de la Huerta (pág. 782),
confiando en el gobierno constitucionalista-federal,
cuyo presidente de la República en aquella época, era
Álvaro Obregón, quien estuvo a punto de ser fusilado
por Villa el 17 de septiembre de 1914 en Ciudad
Juárez, Chihuahua, por aliarse con el
carrancismo/carranclanes e “intentar voltear a Robles,
Aguirre Benavides y Manuel Chao”, tres de sus

119
principales jefes Dorados. “Ahorita lo voy a fusilar-
diría Villa” (pág. 412).
Uno de los principales asistentes y dirigente de los
Dorados de Villa, además paisano y compadre de
Pancho, Tomás Urbina “un mestizo tarahumara,
nativo de las Nieves, Durango” advirtió: “Si Obregón
se nos va, nos va a dar mucha guerra después” (pág.
413). Y así sucedió en el futuro: Obregón combatió a
los villistas a muerte. Y la premonición se cumplió:
Obregón “mando matar a Villa por presiones de
Estados Unidos”, argumento que sostiene el
historiador internacional, Friedrich Katz, -autor del
libro Pancho Villa, Ediciones Era, 1998-, “como
condición para reconocer al gobierno” obregonista” en
1923. (La Jornada. D.F. Noviembre/10/2006).
A Álvaro Obregón, le “volaron” su brazo derecho
en la batalla de Estación Trinidad-Santa Ana -entre
Celaya y Silao, Guanajuato- el 3 de junio de 1914,
luego de que recibió fragmentos de granada, lanzada
por la artillería dirigida por el general villista, Felipe
Ángeles (pág. 535), uno de los mexicanos radicales y
socialista democrático, preparado, intelectual y
militarmente, con estudios en Francia y Estados
Unidos, que tuvo la revolución. Hubiera sido
presidente de México, si Villa no pierde la batalla.
Ángeles era el candidato de Villa, como luego lo sería
de Adolfo de la Huerta para la presidencia. Si uno de
esos dos personajes hubiera llegado a la presidencia de
la República, “este país sería otro”. Más humano, justo,
libre de corrupción y explotación y racismo; más
honorable y democrático. El artillero que le “voló” el
brazo a Obregón fue el coronel villista Miguel
Saavedra.

120
Algo olvidado, falseado o cambiado por la historia
oficial escrita por los gobiernos emanados del PRI
durante más de 70 años, cuyos fundadores fueron
Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles, y rescatado por
PIT II, fue el Manifiesto de San Andrés, Chihuahua -
uno de sus principales cuarteles, hoy Santa Isabel-,
que lanzó Villa en septiembre de 1916, donde destaca
en su programa político lo siguiente:
“Elecciones libres,
con pena de muerte
para los que cometan
fraude (electoral) y un
candado para impedir el
paso a los caudillos.
Ninguno de los jefes
armados podrá presen-
tarse como candidato” a
la presidencia de la
República. “Los diputa-
dos y senadores que
hagan negocios turbios
que ‘redunden en
provecho propio con
perjuicio de la
colectividad’ serán pasados por las armas. Abolición de
la deuda pública. Los extranjeros no podrán tener
tierra en México, y en particular los chinos y
estadounidenses (‘responsables del desastre nacional,
que con miras bastardas han fomentado la guerra
fratricida’). Se nacionalizarán (“decomisarán”) las
minas extranjeras, las líneas ferroviarias; se cerrara la
frontera con Estados Unidos para promover la
manufactura nacional” (pág. 668).

121
Dentro de los “olvidos oficiales”, estuvo el libro
México Insurgente del periodista estadounidense John
Reed –“Juanito Rojas”-, como cariñosamente lo
llamaron los villistas con los cuales convivió, cabalgó y
los atisbó combatir en la Toma de Torreón “la tumba
del ejército de Huerta” en abril de 1914. Su libro fue
publicado en julio de 1914 en Nueva York, EUA y en
México hasta 1954, por Ediciones Populares del
Partido Comunista Mexicano, 40 años después. Reed,
fue uno de los periodistas internacionales privilegiados
de aquella época, que fue amigo personal del Villa
mexicano y del Lenin ruso-soviético. Lenin recomendó
leer el libro “Diez días que conmovieron el mundo” de
John Reed, donde relata admirablemente la
Revolución rusa. Reed narró las dos primeras
revoluciones del mundo en el principio del siglo XX.

“Mi caballo que tanto montaba


en Jiménez la muerte alcanzó
Una bala que a mi me tocaba
a su cuerpo se le atravesó.
Al morir de dolor relinchaba
por la Patria la vida entregó
Hay, hay
Al morir de dolor relinchaba
como le lloraba cuando se murió”.
El 20 de julio de 1923 por la mañana, fue
asesinado el general Francisco Villa cuando tenía 45
años, en su inolvidable Parral, Chihuahua, al fin y al
cabo “Parral me gusta, hasta para morir”, como decía
en el ajetreo de su vida como luchador revolucionario.
El asesinato político fue “porque le tenían pánico (el
gobierno de Obregón) de que se aliara a Adolfo de la
Huerta”, como afirma Paco Ignacio Taibo. Plutarco

122
Elías Calles era el “gallo” de Obregón para dejarlo en la
presidencia nacional.
Villa leyó Los Tres Mosqueteros de Alejandro
Dumas cuando estuvo “tras las rejas” en la Ciudad de
México en junio de 1912, por órdenes del “chacal”,
drogadicto y alcohólico, Victoriano Huerta, y que
meses después se fugara de la cárcel. Además estudió –
por muchos desconocido- las hazañas del general
francés Napoleón Bonaparte “del que se sabía todas las
batallas” (pág. 804) y estaba al tanto, en términos
generales, del líder revolucionario y socialista,
Vladimir Ilich Lenin, que junto con León Trosky quien
organizó el “ejército rojo” con obreros y campesinos,
dirigieron la primera revolución socialista en Rusia,
derrotando al Zar (rey), terratenientes y capitalistas
explotadores, triunfando en octubre de 1917, cuando
Villa andaba de guerrillero por Chihuahua, a salto y
mata “apareciendo por todas partes y en ninguna
estaba. Villa estaba en todas partes, aparecía, golpeaba
y desaparecía” (pág. 699).
De “bandolero internacional y analfabeta” que
dirigió un grupo de desarrapados forajidos, entre ellos
su compadre Tomás Urbina, antes de entrar en la
revolución y apoyar a Francisco Madero en su lucha
contra el dictador Porfirio Díaz en 1910 a invitación de
Abrahán González, maderista y gobernador de
Chihuahua, Pancho Villa cuya fama internacional se
debió en parte por la difusión de la prensa
estadounidense, llegó a organizar un ejército de más
de 30 mil soldados entre campesinos, ferrocarrileros,
obreros y “vaqueros proletarios errantes y marginales”,
tropa nombrada la División del Norte.
La División del Norte llevaba sus brigadas
sanitarias y uno de los mejores hospitales organizados
que rodaba en tren en aquella época con suficientes

123
doctores, mesas de operaciones, esterilizadores,
abundante material médico, enfermeros y camilleros
(pág. 535).
Villa constituyó una milicia y una selecta escolta
bautizada como Los Dorados –parte de ellos su Estado
Mayor-, cuyos integrantes eran aguerridos y
disciplinados soldados, diestros en el combate de las
“cargadas de caballería” que a todo galope los jinetes se
lanzaban contra el enemigo –primero porfiristas,
huertistas; luego carrancistas y obregonistas-
dirigiendo las riendas con destreza, a la vez disparando
el rifle Mauser o Winchester (la Carabina 30-30) o la
pistola Colt 45 con precisión, como lo narra PIT II en
su libro:
“…Dejando la carabina prendida en la bandolera al
disparar los cinco tiros de su carga, desprendiéndose
dos pistolas, disparando con ellas, con las riendas en la
muñeca del brazo izquier-
do”. “Para los que vimos
esta acción de armas, la
caballería villista igualó a
la mejor que haya
existido en las grandes
batallas que registra la
historia” (Págs. 530-531).
Y, para comprender
mejor en estilo poético,
PIT, cita a la parralense
Nelly Campobello:
“Aquella noche iban a
lazarse a su último vuelo.
Y la verdad, la caballería
increíble volaba sobre la
arena blanca del desierto”
(Pág. 756).

124
De las hazañas de Villa y sus Dorados, PIT II
describe lo siguiente: “Tras una cabalgata de 13 días
‘nunca antes ni después igualada por nadie’ a caballo
día y noche, remudando bestias por el desierto, por las
serranías, siguiendo veredas y pasos de montaña, sin
dejar huellas, sin carga extra, ni alimentos ni agua,
viviendo sobre el territorio, han cubierto una distancia
en línea recta de 700 kilómetros. Es, de todas las
hazañas bélicas de Pancho Villa, las más sorprendente,
la más brillante, porque además se realiza
supuestamente en territorio enemigo y sin librar un
solo combate” (pág. 758), cuando atravesó el desierto
de Chihuahua y llegar a Sabinas, Coahuila, el 26 de
julio de 1920, perseguido por el ejército de Obregón.

Los villistas combatían y morían heroicamente en


donde “a cada rato salían de la zona caballos sin
jinete”. Entre esos Dorados, iba Rodolfo Fierro al
frente, quien murió no en combate, sino “doblemente
ahogado” –en agua y licor- en una laguna cercana a
Nuevo Casas Grandes y que en la actualidad lleva su
nombre. Los Dorados de Villa se convirtieron en
leyenda.

“Pancho Villa te llevo grabado


en mi mente y en mi corazón
Y aunque a veces me vi derrotado
por las fuerzas de Álvaro Obregón
Siempre anduve como fiel soldado
hasta el fin de la revolución
Hay, hay
Siempre anduve como fiel soldado
que tanto ha luchado al pie del cañón”.

125
¿Cómo era el “temible y amado” Pancho Villa? De
acuerdo a la extensa información recopilada
minuciosamente por PIT II durante largos 20 años, era
de un “Valor hasta la temeridad; desprendimiento
hasta el derroche; odio hasta la ceguera; rabia hasta el
crimen; amor hasta la ternura; crueldad hasta la
barbarie. Todo eso es Villa en un día, en una hora, en
un momento, en todos los momentos de la vida” (pág.
564). Además, a sus esposas o amantes les cantaba:
“No cantaba bien, pero le gustaba cantar” y hasta
poemas les llevaba. Era abstemio, odiaba el licor (“No
bebe porque le preocupa estar alerta, por si lo
madrugan” (pág. 434) y “bailaba con entusiasmo”. Las
“Tres pelonas” era su canción preferida.
“…En el fondo la intención de ese gran guerrillero
era buena y su tenacidad y amor al pueblo humilde,
eran una gran fuerza revolucionaria” (pág. 720).
Desde niño y joven campesino sufrió las crueldades de
la sociedad porfiriana injusta en donde se destacaba
más el “bandidaje o bandolerismo oficial” de los
gobernantes corruptos, terratenientes y extranjeros, de
la cual Doroteo Arango, primero como “bandolero” se
reveló, y después como revolucionario y guerrillero los
combatió. Villa fue gobernador de Chihuahua por un
mes y en ese lapso, decretó leyes a favor de los pobres,
hasta la formación de una agencia financiera con
transacciones hasta Nueva York para comprar balas,
rifles, pistolas y cañones y sostener la revolución y la
guerrilla norteña”.
¿Qué hubiera pasado si en la Revolución Mexicana
no hubiera aparecido un Pancho Villa en ella? Tal vez
el movimiento revolucionario no hubiera tenido el
mismo contenido revolucionario, ni sentido social.
Villa y Zapata fueron los personajes radicales en la
lucha por favorecer los intereses de los pobres, de los
trabajadores manuales e intelectuales para que

126
tuvieran una vida mejor y más digna, y esos ideales y
sueños por el bien de la humanidad, siguen tan vivos
-como en aquella época-, en la actualidad como
bandera de lucha en México, como abunda PIT II, en
su voluminoso libro de 886 páginas con 400 fotografías
e imagines inéditas y datos nunca antes revelados.
Hoy Pancho Villa vuelve a ser noticia; revive con
la narración de la vida de “Centauro del norte” que
hace Paco Ignacio Taibo II, rescatado de los escondrijos
de la historia mexicana. Nos sitúa en fechas, nombres
de lugares y personajes, hasta en las fotos que
cambiaron tanto de lugar como de fecha. Vuelve a
cabalgar el fantasma de Villa por Chihuahua y México;
reaparece el” ¡Viva Villa, cabrones!”.
Esta biografía narrativa –anota la contraportada del
libro- es fiel al espíritu villista: “Se usa primero ésta –
decía Pancho señalando la cabeza- y luego éstos –
tomándose los testículos”. Pancho Villa retrata
inmejorablemente a un complejo personaje que
siempre estuvo en constante fuga, incluso después de
muerto. (Editorial Planeta. México, D.F. 2006).

127
128
o “Ya no es rentable esa actividad ilegal por los
bajos precios, altos costos y riesgos”
o Una alternativa de sobrevivencia es el cultivo de
aguacate en la zona y trabajar en una actividad
legal
o En Morelos hay 399 campesinos que antes se
dedicaban a la siembra de “mota”, ahora
laboran en el Programa de Empleo Temporal

129
Rekubichi (lugar de grillos en lengua rarámuri),
Morelos, Chih.- Decididos y convencidos de iniciar
una actividad legal y trabajar en el cultivo del aguacate
como alternativa de vida en lugar de sembrar
mariguana o chutama en idioma rarámuri, decenas de
campesinos serranos de este municipio lejano y
olvidado, se han apuntado en el programa de Huertos
Frutícolas en la Zona Subtropical la Sierra
Tarahumara de Chihuahua, además de que trescientos
noventa y nueve campesinos que ya no tienen otra
alternativa de trabajo, se ocupan –hasta el momento-
en el Programa de Empleo Temporal, coincidieron en
afirmar el presidente municipal de Morelos, Sergio
Cruz Castillo y el coordinador del programa frutícola,
Martín Reyes Solís.
Parcelas donde antes sembraban mariguana, ahora
están abriendo hoyos de 60 centímetros de diámetro y
60 de profundidad en una extensión de tres hectáreas
para plantar 400 plantas de aguacate Hass. En el
terreno donde plantaron los aguacates, se observan los
troncos delgados, como palillos, de la última cosecha
de chutama.
En otros parajes rústicos, los campesinos han
desmontado mediante la quema de hierba y arbustos
medianos para dar paso al cultivo del fruto de
mantequilla verde, rica en nutrientes, en Mesa del
Pino, comunidad de Rekubichi, ubicado en la frontera
entre la montaña y la barranca, como abundo Solís
Reyes, así como las observaciones del fotoreportero
durante la gira de trabajo de tres días del 26 al 28 de
junio del 2011 por esa región de bellos-sematis
paisajes naturales de la abrupta serranía del Municipio
de Morelos.

130
Entrevistando al alcalde Sergio Cruz, antes de
viajar rumbo a Masayachi y a Recubichi –en la
montaña-, manifestó que la siembra de mariguana “ya
no es costeable para los campesinos que no tienen
otras alternativas de trabajo”, y abundó: “la misma
gente que viene todos los días a la presidencia, algunos
hasta llorando por la difícil situación que atraviesan,
declaran que esa actividad ilícita y riesgosa, ya no es
rentable por los bajos precios, altos costos de
producción y que ya no hay mercado”,
complementando que los posibles compradores de la
chutama quieren pagar a cien pesos la tonelada. Por
ello, muchos campesinos guardaron la cosecha de años
atrás, ya que casi toda la gente se dedicaba a la
plantación de la cannabis”, precisó el alcalde de
Morelos, población que tiene un grave problemas de

131
escasez de agua por la tremenda sequia y el calor
provoca temperaturas en la región hasta 50 grados de
temperatura.
Tras indicar Cruz Castillo que los campesinos de
varias comunidades del municipio inscritos en el
Programa de Empleo Temporal, les pagan dos jornales
diarios de 112 pesos por día abriendo brechas y
reparando caminos, programas gestionados en marzo
ante la Secretaría de Comunicaciones y Transportes del
gobierno federal, manifestó que la gente que antes se
dedicaba a sembrar chutama, ahora se dedican a
cultivar aguacate, toda vez que el Programa de Huertos
Frutícolas en la Zona Subtropical de la Sierra es una
buena alternativa y de gran impacto en el municipio,
por ello, la presidencia municipal está apoyando la
apertura del camino de 40 kilómetros de Bacamoba,
cerca de la carretera de terracería de Morelos (zona de
barranca subtropical)-El Tablón (franja montañosa), a
Rekubichi, con un avance del 80 por ciento, y que en
pocos días llegara a esta comunidad que está siendo
repoblada después de 25 años de abandonada, señaló
Antonio Loera Solís, quien, indicó, plantara mil 200
árboles de aguacate en su predio.
En la primera etapa del programa frutícola en la
cual se entregan plantas de aguacate, caña de azúcar,
limón, lima, naranjas, granadas y mangos, para
autoconsumo en el primer año, y en dos o tres años
están listos para la comercialización de los frutos con el
apoyo directo y práctico del gobierno del Estado, como
se puso en marcha en la comunidad La Gayta, un
vergel en la zona barranqueña, el pasado 28 de junio.

132
El municipio de Morelos ocupa el 55 por ciento de
las 102 hectáreas como unidades programadas de
producción; Guadalupe y Calvo sólo registro 16
hectáreas; Chínipas dos hectáreas; Guazaparez, 2
hectáreas; Guachochi, 25 Has.; Batopilas, 3 hectáreas,
y Morelos 54 hectáreas, de acuerdo al programa de
huertos frutícolas con una inversión total de 7
millones 870 mil pesos, de los cuales el gobierno del
Estado, contribuyó con 4 millones 983 mil pesos
entregados en especie: árboles, líneas de conducción,
alambre para cercado de las plantas, fertilizante
orgánico, y asesoría técnica permanente, en tanto que
el importe de los campesinos beneficiados es de 2
millones 886 mil pesos en mano de obra, terrenos,
materiales de la región, seguimiento y cuidado de los
frutales.
El inicio de la plantación de aguacate en esa región
serrana, fue el pasado 28 de junio en un predio de tres
hectáreas denominado Mesa del Pino, cerca de

133
Rekubichi, donde cultivaron dos mil árboles
aguacateros. El coordinador del proyecto Martín Solís
explico a los campesinos la forma de utilizar el
fertilizante orgánico líquido, además de otras
recomendaciones para la plantación del aguacate. Esta
planta, complemento la exposición, solo se puede
trabajar donde hay suficiente agua, como lo tienen en
esa región rodeada de altas montañas, donde se
ocultan bellos-sematis paisajes y cascadas inexploradas
y desconocidas por los serranos, de aguas diáfanas
permanentes, y que hace 50 años esa zona fue cañera
de gran trascendencia y producción de piloncillo o
panocha, dedicándose después a otras actividades más
rentables, según explicó el campesino Federico García
Loera.

Hoy, con el programa de Huertos Frutícolas


aplicado en esa región serrana, donde antes cultivaban

134
enervantes, las casas abandonadas que tienen
abundante agua, ya que están casi junto a la ribera de
los ríos y con vestigios de objetos históricos que
utilizaban para la fabricación del piloncillo a base de
triturar la caña de azúcar en molinos de piedra para
extraer el dulce, así como bateas en las cuales
producían quesos, se están volviendo a poblar para
trabajar en el cultivo de aguacate, como una opción
toda vez que lo ven como fuentes de trabajo por lo
práctico y sencillo para el cuidado de los arbolitos
aguacateros que les entregan gratuitamente.
“Le tienen fe al programa y la gente está decidida y
convencida de buscar otras alternativas de trabajo
lícito, por eso vamos a plantar aguacate como opción
de vivir”, coincidieron los campesinos de Rekubichi
inscritos en el programa y que antes sembraban
chutama, así como el coordinador del programa de
huertas frutícolas que ha echado andar el gobierno del
Estado a través de la Secretaría de Desarrollo Rural.

135
136
o Muchos tarahumaras han sido beneficiados con
este programa en comunidades donde antes se
cultivaba mariguana.

Bakuseachi, Batopilas, Chih.- Cerca de 10 mil 500


árboles de mango, naranjas y mandarina y, sobre todo
de aguacate (4 mil 500), han sido plantados por
indígenas rarámuri ante la falta de cosechas como maíz
y frijol, que la sequía hizo imposible sembrar, con
apoyos oficiales como mangueras, sistemas de riego y
fertilizante orgánico.

137
En total están sembrando en las comunidades
indígenas (Rojárarare, Guachochi, y Bakuseachi,
Batopilas) cerca de diez mil 500 árboles de aguacate,
mango y cítricos, informó el ingeniero Reginaldo Loya,
integrante del programa de Huertos Frutícolas en las
Barrancas Subtropicales, dependiente de Desarrollo
Rural del Gobierno del Estado.
No sólo los serranos mestizos/chabohis que antes
sembraban mariguana y hoy aguacates y cítricos,
ahora también los indígenas de estas dos lejanas y
escabrosas comunidades de la Sierra Tarahumara que
se integraron al programa frutícola implementado por
Desarrollo Rural del Gobierno del Estado para
aprovechar el poco terreno cultivable que hay en las
barrancas, toda vez que nunca "antes volteaban a ver a
la Sierra", por ello "es bueno que se fijaron para poner
huertos frutícolas", manifestó el alcalde de Batopilas,
Leonel Hernández Vega.

138
En Rojárarare (Encinal, en rarámuri) del ejido de
Santa Anita, Guachochi, plantaron mil 600 árboles de
aguacate y otros quinientos de frutales en dos terrenos
con una extensión de cuatro hectáreas ubicadas en el
fondo de una barranca por donde serpentea el río San
Pedro y a lo largo de la ribera, ahí hay decenas de
casas-cuevas, algunas con dibujos rupestres antiguos,
donde viven en condiciones de extrema pobreza
cientos de rarámuris que no han recibido ningún
apoyo oficial. "Aquí no hay comida, ni escuelas, ni
Pronasol, ni Oportunidades", manifestó Ricardo Valdez
González, campesino de 56 años, en la reunión del
pasado 28 de enero del 2012.
"Estamos agradecidos con el gobernador del
estado, César Duarte, por los apoyos alternativos que
nos han traído hasta acá para dejar de sembrar
mariguana", manifestó a su vez Martín Portillo, al
mostrar a los funcionarios los avances de las
plantaciones de aguacate hace 4 meses, tras bajar en
burros los árboles y los materiales desde rancho
Moreno, distante a dos horas río arriba, sobre una
empinada montaña.
Respecto a la comunidad de Bakuseachi, lugar de
Otates en rarámuri, del ejido de Munérachi, Batopilas,
están plantando 2 mil 500 árboles de cítricos, de los
cuales mil 250 son de aguacate, en un terreno
pedregoso del indígena, músico y fabricante de
violines, Ramón Figueroa, además de que se
beneficiarán otros 30 indígenas de esta comunidad
indígena, ubicada a un costado de la carretera
Batopilas-Kírare. Aparte de Ramón Figueroa, trabajan
plantando y desmontando el terreno, Alfonso López
Figueroa, Candelario Nava Kuchápare y Martín
Figueroa Pérez.

139
En relación a Mesa de la Yerbabuena, Batopilas, se
van a plantar dos mil árboles de aguacate y 4 mil de
mangos, naranjas y mandarinas, informó Reginaldo
Loya, añadiendo que ya están los materiales y los
árboles en la comunidad. Los cultivos, dijo, se realizan
de acuerdo al clima propicio como el de las barrancas,
escarbando el suelo con una profundidad de 70 por 70
centímetros, limpiar el terreno y el riego por aspersión,
agua extraída de los manantiales de los cerros altos
para que en el segundo año haya aguacates para
autoconsumo y al tercero listo para comercializar,
acotó.
En este sentido, el alcalde de Batopilas, Leonel
Hernández Vega, manifestó que se debe aprovechar el
poco espacio en los terrenos de las barrancas para
plantar árboles, como se están realizando en
Bakuseachi, Yerbabuena, Wimaybo y San José de
Valenzuela.

140
"Qué bueno que se fijaron en esta región olvidada,
porque nunca antes volteaban a ver a la Sierra
Tarahumara con proyectos alternativos de trabajo",
apreció el presidente municipal del segundo municipio
considerado a nivel nacional como el más marginado y
con alto grado de desnutrición.
La gente serrana ya se dio cuenta que están
plantando árboles de aguacate en varios municipios de
la Sierra, resaltó Hernández Vega, y ahora todos
quieren el programa frutícola en varias comunidades,
como San Ignacio Batopilas, por ello se tiene que
apoyar el programa implementado por Desarrollo
Rural.
Se debe dar oportunidades a los serranos que
quieren trabajar la tierra, ya sean 3, 4 o 5 gentes para
sacar financiamiento para el autoconsumo y la
comercialización de los frutos. Respecto a los
indígenas, el edil serrano que atiende a la gente en la
plaza, dijo que "casi no me estoy en la oficina", que
trabajan en colectivo, por ello es más fácil trabajar
juntos, como es su cultura ancestral.
Es un parteaguas el programa frutícola en la
región, ya que se tenían en lista varias comunidades
que al saber de
las plantaciones
solicitaron se les
tomara en cuenta
para ser
beneficiadas con
dicho apoyo,
señaló el alcalde
serrano.

141
Por otra parte, el edil de Batopilas (Río encajonado
o encerrado, en rarámuri) expresó que el programa de
Oportunidades no ha llegado a su municipio. Los
apoyos emergentes de Sedesol sólo han llegado a
Yokibo, a los albergues, agregó que piden demasiados
requisitos: que esté toda la familia completa, la
credencial de elector, la CURP y acta de nacimiento y
muchos indígenas no tienen esos documentos oficiales
como en Rojárare, para entregarles una cajita de
despensa con sólo 2 kilos de fríjol, uno de maíz, pastas
y una bolsa de leche en polvo.
Al municipio más marginado a nivel nacional no
ha llegado el programa de Empleo Temporal, explicó
Leonel Hernández, y ante la urgencia de apoyos
alimenticios logró conseguir apoyos en Estados Unidos
y Casas Grandes. A través de una colecta económica
compraron 10 toneladas de maíz y 5 toneladas de sal
que se entregaron a través de Pilar Pederson, de
Alpine, Texas, en Munérachi y Kollasike, comunidades
indígenas a las que no han llegado los apoyos
alimentarios emergentes, concluyó.

142
Chihuahua, Chih.-La lucha contra la narcosiembra
en la Sierra Tarahumara literalmente dio sus primeros
frutos al cosechar los primeros aguacates que
confirmaron que la vocación del suelo permite su
cultivo permanentemente y que representa una
actividad económica que permitirá que los campesinos
de la zona cambien la siembra de mariguana y de
amapola por aguacates, mangos, guayabas y papayas.
La primera cosecha de aguacates en la historia de
Chihuahua se registró, cuando el fruto alcanzó ya el
tamaño y madurez necesarios para almacenarlo, por lo
que fueron envueltos de una forma especial: "Por ser

143
el primer medio en apoyarnos y en publicar nuestra
actividad, los aguacates fueron envueltos en páginas
de El Heraldo de Chihuahua para su maduración",
señalaron campesinos de la zona.
A principios del mes de febrero fueron plantados
cerca de 10 mil 500 árboles de mango, naranjos y
mandarinos, y sobre todo de aguacate ya con dos años
de vida (4 mil 500), en las huertas de traspatio de
indígenas tarahumaras ante la falta de cosechas como
maíz y frijol, que la sequía hizo imposible sembrar,
utilizando incluso la tecnología de los narco cultivos,
como mangueras, sistemas de riego y fertilizante
orgánico.
Dichos cultivos están en las comunidades
indígenas de Rojárarare, Guachochi y Bakuseachi, en
Batopilas, con apoyo del programa de huertos
frutícolas en las barrancas subtropicales, dependiente
de Desarrollo Rural del Gobierno del Estado.

144
"No sólo los serranos que antes sembraban
mariguana y hoy aguacates y cítricos, ahora también
los indígenas y mestizos pobres de estas dos lejanas y
escabrosas comunidades de la Sierra Tarahumara se
integraron al programa frutícola implementado por
Desarrollo Rural del Gobierno del Estado para
aprovechar el poco terreno cultivable que hay en las
barrancas, toda vez que nunca "antes volteaban a ver a
la Sierra", por ello "es bueno que se fijaron para poner
huertos frutícolas", manifestó el secretario de
Desarrollo Rural, Octavio Legarreta Guerrero.
Por ejemplo, en Rojárarare (Encinal, en rarámuri)
del ejido de Santa Anita, Guachochi, se plantaron mil
600 árboles de aguacate y otros quinientos de frutales
en dos terrenos con una extensión de cuatro hectáreas
ubicadas en el fondo de una barranca por donde
serpentea el río San Pedro a lo largo de la ribera; ahí
hay decenas de casas-cuevas, algunas con dibujos
rupestres antiguos, donde viven en condiciones de
extrema pobreza cientos de rarámuri que no han
recibido ningún apoyo oficial.
La importancia del programa estriba en que antes
allí no había comida, escuelas, Pronasol ni
Oportunidades, sólo los apoyos alimentarios que
entrega el Gobierno Estatal, por lo que los cultivos son
su única forma de subsistencia.
Respecto a la comunidad de Bakuseachi, lugar de
Otates en rarámuri, del ejido de Munérachi, Batopilas,
están plantados y ya dando frutos 2 mil 500 árboles de
cítricos, de los cuales mil 250 son de aguacate, en un
terreno pedregoso del indígena, músico y fabricante de
violines, Ramón Figueroa, además de que se
beneficiarán otros 30 indígenas de esa comunidad
indígena ubicada a un costado de la carretera
Batopilas-Kírare. Aparte de Ramón Figueroa, trabajan

145
plantando y desmontando el terreno, Alfonso López
Figueroa, Candelario Nava Kuchápare y Martín
Figueroa Pérez.
En relación a Mesa de la Yerbabuena, Batopilas,
están produciendo dos mil árboles de aguacate y 4 mil
de mangos, naranjas y mandarinas.
Los cultivos se realizan de acuerdo al clima
propicio como el de las barrancas, escarban el suelo
con una profundidad de 70 por 70 centímetros,
limpian el terreno y lo riegan por aspersión con agua
extraída de los manantiales de los cerros altos, para
que en el segundo año haya aguacates para
autoconsumo y al tercero ya estén listos para
comercializar.

146
o Ahora siembran aguacate y cítricos en lo que
fueran “narcotierras”
o Florean los primero 2 mil árboles; en dos años
levantarán la primera cosecha
o Interesan a los árabes sustitución de cultivo de
cannabis por aguacate

Rekubichi, Morelos, Chih.- Corresponsales


nacionales y extranjeros del periódico La Jornada de
México y de la televisora Al-Jazeera del Medio
Oriente, viajaron a los campos donde antes se
sembraba mariguana/chutama, y ahora arboles de
aguacate y cítricos.

147
El objetivo de la visita a la Sierra Tarahumara de
los corresponsales y de este rotativo estatal, fue para
documentar la situación de violencia que vive la
región serrana, así como de las condiciones de vida de
las familias serranas, basados en la narco economía, y
sobre todo, las acciones del gobierno Estatal, que a
través de la Dirección de Desarrollo Rural, propone
ofrecer una alternativa de sobrevivencia, y alejarse de
las actividades ilegales, como se publicó el 30 de junio
pasado en El Heraldo de Chihuahua.
El coordinador del Programa de Huertos Frutícolas
Subtropicales, ex alcalde de Wachochi, Martín Solís
Reyes, fue quien coordinó el viaje de los
corresponsales a las lejanas tierras y abruptas de
Rekubichi y Masayachi del municipio de Morelos.

Uno de los predios que recorrieron los


corresponsales, fue donde los campesinos serranos
plantaron aguacate a finales de junio, donde antes

148
plantaban mariguana. Ahora los dos mil árboles están
floreados “y todos logrados; es decir, ya prendieron y
en 2 años se podrá levantar la primera cosecha que a
futuro tiene bastante frutos de comercialización,
afirmó Antonio Loera Solís, uno de los campesinos que
se integraron al programa frutícola.
Los corresponsales de la cadena de televisión Al-
Jazeera del Medio Oriente, con sede en El Cairo,
Egipto, que transmite en inglés a toda Europa, Asia,
África, Canadá y parte de Estados Unidos de América,
viajaron desde la base en Washington DC, de nombre
John Holam (productor), y de la Ciudad de México,
donde tienen una oficina desde la cual cubren a toda
América Latina; Adam Risky (reportero) y la
camarógrafa Cintia Chávez, así como la corresponsal
del periódico La Jornada en Chihuahua, Miroslawa
Breach Velducea, originaria del municipio de Chínipas.

149
El viaje al municipio de Morelos fue el pasado 15 y
16 de septiembre en compañía de los campesinos que
antes se dedicaban a sembrar chutama y ahora
aguacates como una alternativa de sobrevivencia,
además de que “ya no es negocio como antes”, como
argumentó el alcalde de Morelos, Sergio Cruz Castillo.
Además, los corresponsales visitaron algunos
campos con plantíos de mariguana, terrenos que al
futuro aprovecharán para sembrar árboles de aguacate
y cítricos, toda vez que el clima de esa región serrana
es proclive para esos cultivos, expusieron los
campesinos serranos que guiaron a los periodistas
extranjeros, nacionales y estatales a los campos que
antes utilizaban para cultivar enervantes como
muestra de cambiar de actividad económica de ilegal a
legal.

150
Quizá no sea la primera, pero sí
que es la única cadena de televisión
mundial que desafía el poder del
imperio norteamericano y sus
vasallos. Desde que fue inaugurada
en los años noventa, Al-Jazeera ha
sido sometida a un sinfín de
amenazas e intervenciones directas
e indirectas por parte de muchos
gobiernos que no les gustaba el
transparente discurso político de este canal. Durante la
ilegal guerra de invasión de Irak por parte de EE.UU. y
sus vasallos la cadena norteamericana Fox News,
propiedad de Robert Murdoch, magnate mediático de
origen australiano y miembro del lobby israelí en
Washington, pidió a las fuerzas militares
estadounidense bombardear la sede central de la
cadena en el Emirato de Qatar. En este informe
Mundoarabe.org presenta un resumen de las
amenazas e intervención dirigidas contra Al-Jazeera.

151
152
(Con referentes culturales y sociopolíticos al final del
poema (*)

A las “robacorazones” de Milpillas y Las Chinacas,


Mpio. de Chínipas, Chihuahua.

“Yo no invento, sólo miro por detrás de lo que ya


existe”.

(José Saramago, poeta y escritor portugués.


Premio Nobel de Literatura 1998).

153
Oír y leer en voz alta bellas/semátis (*1) de
Chínipas, Chihuahua, México, América Latina y del
Universo:
Las palabras las detiene el oído para arrullarlas con
amores,-en otros casos se las lleva algún viento
podrido-, las imágenes fotografiadas por los ojos son
guardadas y el cerebro las revela y proyecta.
Las mueve en el tiempo cobijado por el viento,
como una correa de transmisión amorosa de vida y
conocimiento que saca a flote lo mejor de las
impresiones serranas.
Del labio al oído, y en medio una guitarra
rasgueada por Venus, la eterna diosa del amor,
buscando la música y retratos perdidos entre los
paisajes que nos despiertan los ojos olfateando lo
bueno, honesto y blanco, rechazando lo maligno,
corrupto y negro de la “falsa sociedad”.
Recordemos que la música “paraliza a las aves en
pleno vuelo y tranquiliza a las bestias”, liberando a los
abrumados de la muerte para que sigan brindando por
la vida, alzando sus copas de madera con lechuguilla
en medio de los paisajes que mis manos describen en
versos inolvidables, abrevados “en lo alto de la abrupta
serranía”, como dice el corrido a Pancho Villa.
Por aquellos senderos caminados por Milpillas y
Las Chinacas nos topamos con hermosas tewékes (*2),
cuya belleza expresa amor a la vida, cual sirenas
braceando en el mar verde, que hechizan con sus
miradas y siluetas. Nuestros ojos no se cegaron. Su
aparición embelleció nuestro espíritu poético.
Aspiramos su aroma a libertad serrana llena de
gozo, descubiertas por aquellos caminos entre

154
montañas, espejos de aguas-donde brillan las aves, las
nubes, los ángeles del cielo- y las barrancas “que son
de Dios y de nosotros”, como canta Atahulpa
Yupanqui, el trovador campero de Argentina.
¡Qué alegres y bellas son las serranas bailando
como estrellas en la plaza de la luna y el sol!, flotando
sus lindas y ligeras cabelleras azabaches acariciando las
briznas de la noche y el manto del Albasol.
Dar un vistazo y bregar por los montes y arroyos
donde vuelan las tewékes semátis, flores que pintan
los paisajes, cómplices amorosas que inspiran a rezar
versos serranos, en el cual viajan los arrieros con sus
machetes, jineteando sus mulas y caballos heroicos,
entre árboles y riberas, cargando sus “toritos” de
lechuguilla, es escribir poesía, leer estrofas vivas y lazar
sus caricias en movimiento sus sonrisas y miradas
perdurables a distancia y en corto; todo ello junto, es
penetrar al arte, a la cultura y a la sabiduría serrana
que atraen, animan y hacen suspirar al corazón para
extender su malla en el mar de montañas y campos
con sus barrancas de fondo, en donde serpentean ríos
y saltan cascadas con alma, adonde se bañan los
amores de la Madre Naturaleza, -creación del Dios
Universo-, que nutre y fortalece nuestro espíritu
poético, aventurero y revolucionario, sediento de paz,
justicia, amor con dignidad y libertad sin terror ni TV-
stupit(*3), la que destruye las mentes de l@s
mexican@s y oscurece y envenena los ojos de l@s
niñ@s.
Por esos aíres pintorescos de la Sierra flotan las
miradas de guapísimas montañesas-como estrellas
solares y lunares que nos hablan a la legendaria
lejanía-y encantados como los vaga mundos en busca
del amor, penetramos a sus imágenes inolvidables,
Orando porque no se pierdan ni se vayan de nuestras

155
manos y pasiones y vivan aferradas en un rinconcito
del corazón.

Caminar por las entrañas de la Sierra Tarahumara


es escuchar el sonido del viento, el violín del tiempo,
las trompetas de las aves –como la de Chuck
Mangione, (*4) tocando “Sintiéndome tan feliz”-, o el
canto de los grillos, la flauta de serpiente, la voz de los
árboles, las miradas rebeldes y musicales de
bellas/sematis, el tambor mágico del conejo, la danza
de los venados, las campanas de las borregas, las
sonajas de las vacas, el silbido de las gallinas y el

156
quiquiriquí de los gallos; el acordeón encantador de los
guajolotes, y el brío de los caballos y mulas, y en
medio de ellos, la poesía dirigiendo la orquesta de los
amores naturales unidos y fraternos venciendo y
desterrando con fe, esperanza, solidaridad y amor, el
olvido y el temor.
Andar entre los bosques, cruzar ríos, atravesar
valles, colinas, campos y barrancos en busca del amor
y la vida, escuchando el canto del viento y las aves, es
galopar por esas maravillosas aventuras que en las
“ciudades modernas”, desconocen e ignoran a las
bellas camperas que con arte acarrean agua-vida,
juntan leña-fuego, guardan aíre-viento y con destreza
siembran energías en el lomo de los surcos de la tierra
para desenterrarle la comida nuestra de cada día,
hecha bajo la sombra de un árbol o un tejaban, ante
los vistazos de las lenguas anaranjadas abrasadas al
leño.

157
Por las riberas que serpentean los bosques, se
atisban y escuchan el eco de los arroyos por donde
navegan aguas cristalinas que se arrojan “por un lecho
de piedras pulidas, blancas (grises y cafés) y enormes
como huevos prehistóricos" (GGM.*5), cobijadas por
encinos, pinos, exuberante vegetación y alfombras de
hojarasca; donde se oyen a cada instante cantos y
chirridos de aves silvestres-que surcan con sus aleteos
y picotean las alturas los pájaros poetas-, como una
orquesta sinfónica trepada sobre las ramas;
escuchándose los secretos del silencio de oro o el grito
del aire que acaricia la piel “con antigua pasión”,
donde la música ruidosa y desordenada en Cds., salen
sobrando; palpando los rayos del sol, entretejidos entre
los árboles, las sombras mágicas en movimiento o
estáticas; oyendo las voces de las cascadas milenarias
con sus inmortales caídas de aguas-wawíki (*6)
sonoras; olfateando la fragancia del oxigeno fresco que
desparraman los árboles en el medio ambiente, como
las abejas obreras de la vida, las hormigas disciplinadas
o las interminables termitas fascinantes; descubriendo
la alforja que guarda los pulimientos artísticos del
tiempo drástico y misterioso, para acariciar el ingenio y
el hechizo del esplendor de la naturaleza nativa y
milenaria; o escuchar el coro y aleteo de parvadas de
loros montados en los árboles barranqueños con su
equipaje de colores, listos para levantar anclas y volar
hacia el sol.
De esas aguas cristalinas rodantes, bebimos con
naturalidad, convirtiendo nuestras manos en vasos o
besando el río directamente, reflejando sus aguas un
espejo móvil que nos retrató, observando en sus
entrañas a los “espíritus en el cielo”.

158
Todo un paisaje paradisiaco y poético inolvidable
donde escuché su lenguaje ancestral saturado de
hermosura, video grabado por mis cinco sentidos:
vista, oído, tacto, olfato y gusto, que debería declararse
reserva natural por su gran patente que guarda
secretos y millones de años que nos platican y nos
llaman a cultivar y cuidar la vida y no la muerte.
¡Hay que dar oídos con veneración y silencio el
grito de la Madre Tierra que está en peligro de
desaparición!

Entre los labios y oídos, se agarran las palabras y


miradas desafiantes y amorosas de las tewekes
conspiradoras sematis de Milpillas y Las Chinacas de
Chínipas de Almada (*7), que inspiran sin pena y con
orgullo a escribir con franqueza, como homenaje a
Dios, dador de la vida -ustedes son hechura de Él-, y
entretejer una cultura por la paz, el amor, la belleza y
las dignidades humanas; porque nuestra Patria no solo
es roja, rota, trágica y violenta,
sino de tierras, valles, barrancas, montañas
turquesas, pueblos con sematis tewekes
buscando la libertad perdida y esa vida mejor
prometida que nos han arrebatado.
Nos conquistan hermosas/sematis e inspiran a
seguir luchando sin temor,
contra la cultura de la violencia y la maldad; para
enfrentar a la corrupción y asnocracia de políticos y
gobernantes,
y combatir la pobreza, la ignorancia, la muerte y
las tumbas para que nadie muera ni sufra en la
pudrición capitalista/neoliberal (*8), y vivir libres de

159
miseria y sin temores, para que las bellezas continúen
enlazadas a la humanidad y a la naturaleza, como nos
enseñan los Diez Mandamientos cristianos y el Sermón
del Monte (*9) que manifestó Jesucristo hermano de
lucha social de Ernesto Che Guevara (*10)- a sus fieles
seguidores.
¡Amén!

Postdata:

Volveremos por aquellas sendas luminosas y


aromáticas de amor donde no hay lugares muertos;
por donde se pasean lindas sematis tewekes de
Chínipas sin compasión, que al fin y al cabo
aventurarse a escribir y leer, es vivir y amar. Viajar es
ilustrarse, sensibilizase y humanizarse, abrevando la
sabiduría y hermosuras que iluminan y nutren al
cerebro.
“Poesía es luz”, nos pregonó Pablo Neruda, el gran
poeta mundial de Chile, y esa iluminación hay que
lazarla por donde andemos, para liberarnos unidos
con los demás. Quisiera tener alas y volar libremente,
con el viento descalzo y emplumado, sin reloj
apretujado ni calendario deshojado y viajar rápido a
Milpillas y a Las Chinacas sin que nadie me pregunte:
¿“a dónde vas”?

160
*1.- Semáti, significa en idioma rarámuri/tarahumara:
bonita, hermosa, en lo femenino. También se refiere a
objetos o lo masculino. De folleto“Kuira” del profesor
Silvino Espino Loya, y del Diccionario/ vocabulario
Tarahumara estándar. Programa de reforma a la
educación indígena. SEECH, 1993.
*2.- Teweke, significa en lenguaje rarámuri: mujer
joven, muchacha o mujer no casada. Mukíra,
simboliza “mujer casada”. Ibídem: de los mismos libros
citados.
*3.- TV-stupid o “caja idiota”, se refiere a la
programación –telenovelas, películas, noticias,
anuncios publicitarios, como la Droga-Cola, “la chispa
e la muerte”- de las televisoras que transmiten basura
y violencia visual en las pantallas, llena de mentiras y
falsos valores contra la inteligencia. Las TV-stupid
pasan “ideas modernas”, pero rancias contra la
democracias real en favor del capitalismo, del dinero,
resaltando el individualismo y la avaricia, sin
importarles a los seres humanos a quienes ven y
explotan como una “vil mercancía desechable –como
los pañales-, económica y política”. Nos referimos a
Televisa y TV-Azteca, las cuales no pasan programas
culturales, educativos, ecológicos y menos noticias que
digan la verdad de la realidad de México, sino

161
basura/chatarra, ya que los dueños y gerentes, se
comportan como unos ignorantes y “asnócratas”, toda
vez que lo único que les interesa es el culto al dinero y
amontonar más riquezas a costa de las desgracias y
sufrimientos del pueblo mexicano. Las TVs. es como
tener “al enemigo en casa” que enfer-man a los niños,
donde “el ser humano es educado en el tele-ver,
incluso antes de saber leer y escribir... lo cual nos lleva
a un ver sin entender. Lamentamos que la televisión
estimule la violencia, y también informe poco y mal, o
bien de que sea culturalmente negativa… Es muy
importante entender que el acto de tele-ver está
cambiando la naturaleza del hombre. La palabra ha
sido derrocada por la imagen. Ver sin entender acaba
con el pensamiento neutral, con las ideas claras y
distintas. Esto es el poder político de la televisión”.
Fuente: Homo videns. La sociedad teledirigida,
libro de Giovanni Sartori, político e intelectual italiano,
autor de la palabra: “asnocracia” o “asnócratas”, que
citamos en el poema y otros textos. Editorial Taurus.
México, 1998.
*4.- Chuck Mangione, gran músico. Nació y creció en
Rochester, Nueva York, EUA, el 29 de noviembre de 1940.
Es un músico y compositor que ha logrado el éxito
internacional con su sencillo de jazz-pop Good
(Sintiéndome tan feliz), en 1977. Ha lanzado más de 30
discos desde la década de los 60's hasta la fecha. Su
instrumento principal es el fliscorno, el cual, por su
similitud tonal y física con la trompeta, suele ser
confundido. En 1980 la publicación Current Biography
nombró a Feels So Good como la melodía más reconocida
desde Michelle del grupo inglés The Beatles de fama
mundial. Recientemente las estaciones de radio que
transmiten jazz en los Estados Unidos, han reconocido a
Feels So Good de Mangione como la canción número uno
de todos los tiempos. Información de Wikipedia. La
Enciclopedia libre. Web/Internet.2011.

162
*5.- Gabriel García Márquez (1927-2014). Cien años
de soledad.- Considerada como “un meticuloso
artesano de la lengua” española de gran trascendencia
literaria y prestigio mundial por su “realismo mágico”,
Gabriel García Márquez, nació en Aracataca
(Macondo), Colombia en 1927. Obtuvo el premio
Nobel de Literatura en 1982, por su amplia obra
literaria: 23 libros publicados y guiones de cine,
destacando Cien años de soledad, sexto libro,
publicado por primera vez el 5 de junio de 1967, por la
Editorial Sudamericana de Argentina, el cual sigue en
vigor, y se ha sido traducido a 40 idiomas, incluido al
chino, y vendido más de 30 millones de ejemplares por
su gran calidad e influencia literaria. Cien años de
soledad (de donde se tomó la frase citada entre
comillas en este poema), es cconsiderada una obra
maestra de la literatura hispanoamericana y universal,
y más leídas en español. Fue catalogada como una de
las obras más importantes de la lengua castellana
durante el IV Congreso Internacional de la Lengua
Española celebrado en Cartagena de Indias, Colombia,
en marzo de 2007. En su obra cumbre “edifica y da
vida al pueblo fabuloso de Macondo (y la legendaria
estirpe de la familia Buendía): un territorio imaginario
donde lo imposible y mágico no es menos real que lo
cotidiano y lógico. Macondo podría representar
cualquier pueblo, o mejor, de toda Latinoamérica.
A través de la narración novelada, asistimos a su
fundación, a su desarrollo, a la explotación bananera
norteamericana, a las revoluciones, a las
contrarrevoluciones... En suma, una novelada de la
historia de las tierras latinoamericanas (como lo son
los pueblos de Chihuahua: Guachochi, Milpillas, Las
Chinacas, Chínipas o Morelos). “Nada volvería a ser lo
mismo en América Latina después de la publicación de
Cien años de soledad. Los primeros en darse cuenta de

163
ello fueron los argentinos” (Pág. 357). “La gran ‘novela
de caballería’ del continente americano” (Pág. 359).
Fuentes: Gabriel García Márquez: Una vida, libro
bibliográfico del inglés Gerald Martin. Editorial
Random House Mondadori. México, 2009, y Cien años
de soledad y un homenaje. G. García Márquez/Carlos
Fuentes. Fondo de Cultura Económica. México, 2007,
y Wikipedia: la enciclopedia libre.Web/Internet, 2011.
*6.- Chínipas de Almada.- Este bello municipio de la
Sierra Occidental –subtropical y montañoso, como
Guachochi o Morelos-, lleva el nombre de “Almada”
en honor al maestro, político e historiador don
Francisco Rosario Almada Almada, decretado por
el Congreso del Estado de Chihuahua en junio de 1976,
fecha en que se declaró sede de los 3 poderes del Estado en
Chínipas. Nació el 4 de octubre de 1896 en Santa Inés
de Chínipas y murió en Chihuahua capital el 3 de
junio de 1989. Sobresalió como un excelente maestro,
iniciando sus actividades docentes en Masiaca, Sonora.
Fue investigador, historiador, diputado local y federal.
En 1911 formo parte del Club Anti-reeleccionista, con
otros estudiantes, en apoyo a Francisco I. Madero. En
1913, junto con otros colaboradores, editó un periódico
llamado “Pompeyito”. A la edad de 20 años, fue
nombrado director de la Escuela de Chínipas “Gran
Morelos” donde estudio. Fue presidente municipal 3
veces y Gobernador de Chihuahua en dos ocasiones.
Ocupo los cargos de secretario de la Comisión de
Educación, Jefe del Departamento de Educación
Pública de Chihuahua y de la Vicepresidencia del
Consejo Estatal de Alfabetización en el Estado.
Posteriormente fue Juez del Registro Civil, Director del
Museo Regional y Jefe del Departamento de Estudios
Históricos de la Universidad Autónoma de Chihuahua
(UACH). Como académico e investigador, fue
fundador y presidente de la Sociedad Chihuahuense de

164
Estudios Históricos. Fue un constante investigador y
escritor, al cual se le deben varias obras sobre la historia y la
geografía de Chihuahua y de otros estados del país, como
Sonora. Fue miembro correspondiente de la Academia
Mexicana de la Lengua, de la Sociedad Mexicana de
Geografía y Estadística y de la Academia Mexicana de
la Historia en donde fue titular del sillón 15 de 1963 a
1989. Escribió más de 10 libros. El lustre chihuahuense
murió a los 93 años… Por otra parte, el nombre de
Chínipas, pueblo colonial y pintoresco fundado el 13
de mayo de 1626 por jesuitas, tiene su origen en la
“tribu Chínipas”, “llamado en lengua guarogio”. Lo
que hoy se conoce como la “Baja Tarahumara”, antes
se llamaba “Chínipas” a toda esa vasta región.
Fuentes: Unidad de Estudios Históricos y Sociales-
extensión Chihuahua. Universidad Autónoma de
Ciudad Juárez (UACJ)/Web-Internet, y Enciclopedia
de los Municipios de México. Estado de Chihuahua:
Chínipas. 2011.
*7.- Wawíki, significa en idioma rarámuri: agua.
Ibídem.
*8.- Capitalismo o Neoliberalismo. Es el sistema de
vida de opresión que gobierna para la desgracia y
destrucción de la Humanidad y de la Madre Tierra en
favor del dinero, del dólar y corrupción, ya que todo lo
ven como mercancías. Lo humano, las ideas y los
bienes producidos por los trabajadores -manuales e
intelectuales- del campo y la ciudad, para los
capitalistas explotadores son simples objetos y
mercancías utilizables y vendibles; donde “la
explotación del hombre por el hombre” y la
desigualdad social, es lo principal para la existencia de
la sociedad capitalista injusta o sistema neoliberal
“salvaje”, que por medio de aparatos o instituciones –
TV, radio, cines, impresos-, gobiernos del Estado,
escuelas, iglesias, instituciones –algunas-, falsean la

165
realidad, engañando y arruinando las mentes de l@s
mexican@s y latinoamerican@s, para que aguanten la
pobreza en el campo y la ciudad, a pesar de que los
trabajadores son los productores de toda riqueza, y
soporten la ignorancia, la desigualdad, los salarios de
hambre, el desempleo y las injusticias, sin protestar ni
criticar. “Esto es el elimina-cionismo. Son creencias y
deseos de grupos dominantes/multimillonarios o
sociedades –nacionales y extranjeras- orientadas a
eliminar a contrapartes/opositores repugnantes, que se
expresan de cinco maneras: transformación (cultural
forzada), represión, expulsión, prevención de la
reproducción y exterminio”. Despiertan y pasan a la
acción.- Lo alentador y positivo por estos días –no
todo estas perdido-, es que jóvenes rebeldes e
indignados de muchos países, han despertado y
levantando sus puños y están protestando contra las
empresas multimillonarias –Wall Street o la “Droga
Cola”-, alzando su voz, llena de esperanza humana, a
los cuatro vientos: “¡Hemos dicho basta!” de hambre,
desempleo y explotación capitalista e imperialista de
Estados Unidos. Han echado andar un movimiento
mundial contra el robo de los capitalistas
deshumanizados; luchan contra el mundo de los pocos
millonarios y en favor de los miles de millones de
trabajadores y pobres. “Indignación
global/mundial. Ola de protesta contra la codicia
empresarial recorre el mundo. En 951 ciudades de 82
naciones salieron a gritar su descontento. Furia de 99
por ciento de la Humanidad contra el 1 por ciento de
la parasitaria plutocracia/asnocracia global”. Fuente:
La Jornada de la Ciudad de México. Domingo 15 de
septiembre, 2011.Nota principal y artículo Bajo la
Lupa de Alfredo Jalife-Rahme, y Manifiesto Comunista
de Carlos Marx y Federico Engels. Edicomunicación
1998. Barcelona, España.

166
*9.- Los Diez Mandamientos y El Sermón del
Monte. Ver en la Santa Biblia los libros: Éxodo,
capítulo 20, versos 2 al 17, y en Deuteronomio C. 5,
versos 6 al 21. Mateo. Sermón del Monte: las
bienaventuranzas, capítulo 5, versos 1 al 12. Fuente:
La Biblia de nuestro Pueblo. Biblia del Peregrino.
América Latina. Bilbao, España/Impreso en China.
2008.
*10.- Ernesto Che Guevara de la Serna. Nació en
Rosario, Argentina en 1928, y en Octubre 9 de 1967,
fue asesinado por militares de Bolivia y agentes de la
CIA –Agencia Central de Inteligencia- de Estados
Unidos por temor a que su ejemplo se extendiera; pero
les salió “el tiro por la culta”, ya que su muerte se
convirtió en un símbolo de lucha en el mundo por sus
ideales en favor de los oprimidos y pobres del mundo.
El Che sufrió de asma/asfixia desde niño, y por ello
estudio medicina. Se convirtió en una leyenda y un
ídolo entre l@s jóvenes y adultos que lo admiran, por
su ejemplo revolucionario, “como una esperanza para
acabar con la explotación capitalista e imperialista, y
conseguir la construcción de una sociedad más
humana y justa, digna e igualitaria: la sociedad
socialista”. Luchó en Guatemala contra la intervención
estadounidense/gringa en 1953, y luego en Cuba,
junto con Fidel y Raúl Castro Ruz y Camilo
Cienfuegos, donde derrotaron al presidente Fulgencio
Batista en 1959, y al imperialismo estadounidense
(Playa Girón) en 1962. El Che Guevara estuvo en la
Ciudad de México en septiembre de 1954 y trabajo
como fotógrafo y médico en el Hospital General; luego
se enrolo con los hermanos Castro para luchar por la
liberación de Cuba, partiendo a bordo de un barco –el
Granma- con 82 revolucionarios de Tuxpan, Veracruz.
Tras la victoria de “los barbudos” en Cuba, el Che, se
fue a luchar al Congo, país africano (1965). La última

167
acción revolucionaria del Che fue en Bolivia. Che
renunció a todo vínculo con Cuba, donde fue
presidente del Banco Nacional de Cuba, y otros
puestos del gobierno revolucionario, y partió hacia
Bolivia, con su ejército internacionalista. El intentó
término en su captura y posterior ejecución el 9 de
octubre de 1967. Escribió varios textos, libros y
ensayos, como El socialismo y el hombre nuevo en
Cuba. “Pero lo más certero es que donde sople el
viento cruel del imperialismo, de la opresión, de la
explotación del hombre por el hombre, tan solo será
para agitar la bandera que lleve inscripto el rostro del
Che Guevara, cuya mirada tranquila parece perderse
en un horizonte de lucha, de justicia y de equidad”.

Fuentes: Obra revolucionaria. Ernesto Che Guevara. Ediciones


Era, 1969. México, y www.abcpedia.com, El Che, un ícono de la
lucha. Cuba, 2010.

168
o No tienen apoyos de ninguna institución
gubernamental; funcionarios y presidentes
municipales nunca han bajado a ver su
situación de abandono
o Hay una escuela abandona desde hace 2 años;
no hay centros de salud, ni doctores ni
medicinas; no existen para el INEGI; no tienen
credencial del IFE, ni CURP, ni están
reconocidos por registro civil y tienen
problemas de deslinde que nunca ha atendido la
SRA
o Decenas de familias indígenas viven en cuevas,
bajo árboles y carrizales con techos de hule y
nunca han recibido despensas alimenticias
o “Esta parte de Baborigame no vale porque no
hay carretera”, afirma gobernador indígena

169
Tuaripa, Baborigame, Gpe. y Calvo, Chih.- En
esta comunidad de indígenas rarámuri, ódamis y
mestizos no les llegan apoyos gubernamentales de los
tres niveles de gobierno, porque simplemente sus
pobladores no existen, a pesar de ser más de 700
mexicanos, distribuidos en 45 rancherías en las partes
y bajas de esa región subtropical de la Sierra
Tarahumara que se encuentra en el total olvido de la
civilización.
“No hay apoyos gubernamentales de nada”, ya que
no hay representación de la SEP, SSA, Registro Civil,
IFE, SRA; ni Procampo, Progan, Seguro Popular, en
esta comunidad barranqueña con una población de
700 personas, distribuidas en 45 rancherías en lo alto,
bajo y abrupto en esta parte de la Sierra Tarahumara,
de los cuales el 70 por ciento son indígenas rarámuri y
pocos tepehuanos; el resto, son mestizos/chabochis,
que conviven en esa región subtropical que atraviesa
el río Tuaripa que nace en Guadalupe y Calvo.

170
Los comuneros de Río Tuaripa, perteneciente del
seccional de Baborigame, sostienen que “esta región
no vale porque no hay carretera”, y por ello, “está en
el total olvido y desconocida por las autoridades de los
tres niveles de gobierno. Los funcionarios nunca los
han visitado, ni siquiera los candidatos a diputados”,
sostuvieron.
En esta región subtropical se producen naranjas,
limas, limones, mandarinas, cacahuate, aguacates,
guayabas, maíz-sonuko, fríjol-muní y chícharos;
cebada, calabazas, tomates, pepinos, además de la
reproducción de ganado de rodeo y chivas, por ello,
solicitaron los comuneros a la CDI, la construcción de
la carretera de terracería para comercializar sus
productos y atender otras necesidades sociales “y bajen
las autoridades a conocernos”, expresó Mónico
Abundio Montoya Arciniega, comisariado de Bienes
Comunales de Tuaripa.
Existe una escuela primaria de nombre “Benito
Juárez” de adobe abandona y derruida desde hace 2
años en la localidad de El Guamúchil, a orillas del río
Tuaripa, donde asistían a clases 24 alumnos, de los
cuales ocho eran tepehuanos y los demás rarámuri y
mestizos, atendidos por un maestro de CONAFE que
dejo de dar clases por problemas de asistencia y olvido
de las autoridades educativas ubicadas en Baborigame
y en Guadalupe y Calvo, además de que los niños no
tiene acta de nacimiento y caminaban todos los días
cuatro horas de su casa al colegio. Los niños no
terminaron sus estudios al suspenderse las clases,
manifestó Lionardo Arciniega Ayala de 27 años de
edad, habitante de Las Moras.

171
Tampoco hay centro de salud, ni doctores ni
medicinas, y cuando una persona se enferma o sufre
un accidente, lo suben en mula durante más de cuatro
horas por los desfiladeros de la barranca de difícil
caminar, hasta llegar a las Palmitas, para trasladarlo en
vehículo durante tres horas y media a Baborigame.
Más de siete horas de viaje, indicó por su parte el
gobernador indígena de Tuaripa, Ernesto Ramos
Cervantes, quien explicó que Tuaripa significa en
rarámuri “Copal”.
La mayoría de los habitantes de la comunidad de
Tuaripa, no tienen credencial de elector del Instituto
Federal Electoral, documento necesario para cualquier
trámite oficial, y la mayoría de los indígenas rarámuris
y tepehuanos, no están reconocidos por el Registro
Civil, ya que las autoridades nunca han visitado la
comunidad, y por si fuera poco, no existen para el

172
INEGI ni para las autoridades agrarias, SRA, ya que en
la comunidad tienen problemas de deslinde de tierras
desde hace muchos años, manifestó Bartolo Arciniega
Proaño de 53 años, fundador de la comunidad de
Tuaripa.

Decenas de familias indígenas viven en cuevas,


bajo árboles y carrizales, algunos con techos de hule
donde cocinan, duermen y conviven al aire libre,
como sus ancestros. Nunca han recibido despensas
alimenticias de ninguna institución gubernamental,
como lo realizan en otras comunidades donde hay
carretera, manifestó el comunero y gobernador
indígena Ramos Cervantes.
“Esta parte de Baborigame no vale porque no hay
carretera”, afirmó a su vez Mónico Abundio Montoya
Arciniega, comisariado de bienes comunales de
Tuaripa, por ello, solicitaron al delegado estatal de la
Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos
Indígenas –CDI-, Martín Solís Reyes, la construcción
de una carretera hasta el río Tuaripa.

173
El funcionario federal escucho las demandas
durante una reunión de comuneros el pasado 16 de
diciembre a la cual asistió la promotora del programa
Cruzada contra el Hambre, Maribel Salas, acordando
que la primera obra a gestionarse será la construcción
del camino ya que “sin camino no hay nada”, así como
la reapertura de la escuela primaria, expresaron.
Asistieron a la junta, el indígena tepehuano, Carlos
Bustamante Herrera de la comunidad de Palos
Muertos, promotor cultural, médico tradicional, ex
director de Asuntos Indígenas del Ayuntamiento de
Guadalupe y Calvo, y consejero permanente de los
Pueblos Indígenas de la CDI a nivel nacional, quien
manifestó su alegría por convivir con “mis hermanos
rarámuris”, agregando que “nunca había asistido un
funcionario a Tuaripa”.
La promotora de la Cruzada Contra el Hambre,
Maribel Salas, formalizó los comités en Palos Muertos
y Tuaripa mediante la elección de cuatro encargados
de levantar las demandas de los pobladores y hacerlas
llegar a las dependencias gubernamentales. La gente
de esta región serrana, conocen a los promotores de
dicho programa como “los que quitan el hambre”,
comentó ameno Bustamante Herrera.

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El coordinador de la CDI en Turuachi, Denis
Gastelum, estará encargado de llevar en enero de 2014
a los ingenieros para iniciar los trabajos de supervisión
para la construcción de la carretera a Tuaripa,
siguiendo las brechas de difícil acceso por donde la
comitiva bajó, unos a pie y otros montados en bestias
durante tres horas y media, cruzando por desfiladeros.
Gabino Núñez Portillo de Guadalupe y Calvo llevó
documentación del IFE y del Registro Civil para
registrar a los niños y personas en edad de votar. La
gira de trabajo fue de tres días, saliendo de Baborigame
el domingo 15 de diciembre por la mañana en
vehículo hasta La Palmita, y luego marchamos por
brechas de difícil acceso por lo alto, bajo y abrupto de
la serranía de Tuaripa.
“El martes 17, al amanecer ranchero en Tuaripa,
después de desayunar, subimos las barrancas de bella
vegetación subtropical y montañas imponentes,
atravesando el Río Tuaripa, dejando abajo los
desfiladeros, las cuevas-casas de los indígenas rarámuri
y la amistad de los serranos, a quienes se les expreso
que pronto ‘volveremos manejando troca hasta
Tuaripa”, como avizoro el delegado federal de la CDI
en Chihuahua.

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176
Palos Muertos, Baborigame, Gpe. y Calvo,
Chih.- Abrigado de lana negra y una parte de su cola
blanca, un borrego con cuatro cuernos, tres de ellos
doblados, dos junto a sus orejas y los otros arriba de
sus ojos prietos con fondo trigal, dirigía una manada
de 13 borregas, algunas forradas con lana blanca, que
pastoreaban en una colina escabrosa a orillas del
arroyo Batea Quemada, donde se instalará una bomba
de autopropulsión para “agarrar” agua para los
habitantes de Palos Muertos.
El borrego negro (kañírru tukúkami, en lengua
odami que significa “gente”) de cuatro cuernos, guía
pastoril, le llaman por tradición “obispo” por esa
región abrupta y lejana de la Sierra Tarahumara de

177
Chihuahua, donde habita la etnia tepehuana/odami
(gente), ya que en otras épocas, se observaron
borregos “obispo” que se caracterizan por ser grandes y
guiar al rebaño, explicó Carlos Bustamante Herrera, ex
director de Asuntos Indígenas del Ayuntamiento de
Guadalupe y Calvo, medico tradicional y consejero
permanente de los pueblos indígenas a nivel nacional
de la CDI.
Una “niña (okíxi) borreguera” tepehuana de siete
años de edad, aproximadamente, cuidaba el rebaño
para que no bajara al arroyo Batea Quemada. Las
borregas comían el pasto seco, como trigales, que
estaban en la ladera de la colina e iban arrasándolo
sobre la tierra y piedras que bordeaban. Arriba de la
ladera, había unos surcos con maizales secos.
La niña indígena odami vestía suéter anaranjado
(basaría jiikorhi) derruido, falda azul (jupúrrai
tibákami), huaraches (susuusakai) de tres agujeros.
Poseía un rostro áspero de cobre femenil, pero a la vez
angelical y una cabellera larga y negra, que como
cascadas, le frotaban su cara, cuello y espalda. La niña
tepehuana cuidaba el rebaño de borregas como una
vigilante serrana, muy atenta a sus movimientos para
que no se dispersaran por la cuesta rodeada de pinos.
La niña odami no hablaba español, motivo por el
cual, fue imposible comunicarnos con ella. Solo se
entendió que se llamaba “Lucia”, ya que ni en su
idioma odami se expresaba, como trató de “jalarle
unas palabras en odami”, el dirigente indígena Carlos
Bustamante. La manada de borregas dirigidos por el
“obispo” continuaban pastando bajo la mirada estoica
de la niña indígena tepehuana, mientras eran
fotografiados el pasado 14 de diciembre, 2013 en el
atardecer ranchero.

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“Lucía”, quien estaba sentada en una de las tantas
piedras que bordean la ladera del arroyo Batea
Quemada, estaba seria. Se veía desconcertada al ver
pasar a la comitiva de gentes de esa región serrana,
personal de la CDI e ingenieros, que fueron a
supervisar el lugar sobre el riachuelo donde se
instalara una bomba de sistema de autopropulsión
para subir el agua hasta la comunidad de Palos
Muertos, una población de mil 500 habitantes, la
mayoría tepehuanos, y que sufren escases del vital
líquido desde hace muchos años, indicó Bustamante
Herrera.
Como algo novedoso y descubierto en medio del
monte y cerros, los mestizos (duukami) que iban en la
comitiva y llevaban cámara digital, fotografiaron a la
“niña –okíxi- borreguera”, que veía azorada las
cámaras que la enfocaban. Ella, estoica con mirada
serena y pelo enmarañado en su rostro, se dejaba
fotografiar por los extraños en su territorio, sin pedir
nada a cambio.
Balbuceaba “Lucía” cuando el tepehuano Carlos
Bustamante le preguntaba: ¿cómo te llamas? ¿Dónde
vives? ¿Quiénes son tus papas?, y ella respondía sin
entenderle.
Solo se observaba que movía sus carnosos y
purpúreos labios, y sin dejar su faena, seguía vigilando
con sus lindos ojos serenos, los movimientos del
rebaño de borregas que dirigía el “obispo” de cuatro
cuernos, un animal fenomenal por esa región del
seccional de Baborigame del extenso Municipio de
Guadalupe y Calvo, al sur de lo alto y abrupto de la
Sierra Tarahumara de Chihuahua, donde las carencias
sociales, la pobreza y las injusticias, están a flor de
tierra, a hojas/ojos del bosque y al orden del día.

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o Se ahorraran combustible y 120 Km.; hay más
seguridad y comodidad, viajando a una
velocidad de 100 a 120 km. por hora
o Falta 5 Km. de terracería por pavimentar en
Arroyo Honda, al concluirse se disminuiría el
tiempo del viaje
o Se atraviesan bellos-sematis paisajes naturales
vírgenes, rancherías y comunidades indígenas
o Cañón e impresionantes cuevas en Namúrachi;
en su interior hay un altar con esculturas
talladas en piedra de Jesucristo, de la virgen de
Guadalupe y Juan Diego donde celebran misas

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Nonoava-Namúrachi-Guachochi, Chih.- La
nueva carretera Guachochi-Nonoava-Chihuahua
capital, con una distancia aproximada de 300
kilómetros, impulsada por los jinetes que anualmente
realizan desde el 2002 la Cabalgata Nonoava a
Guachochi del 1 al 5 de mayo, es la ruta comercial
aérea; la línea recta de las avionetas que vuelan por
esta región de la Sierra Tarahumara y aterrizan en el
aeropuerto internacional de la capital del estado.
Con la nueva carretera de Guachochi a Chihuahua
capital, los viajeros y turistas ahorraran gasolina y
tiempo, ya que es un viaje que tiene más seguridad y
comodidad por no haber voladeros ni desfiladeros
peligrosos como en las otras dos carreteras –Balleza-
Parral y Creel-, y sobre todo, la nueva rúa serrana
atraerá inversión pública y privada para promover el
turismo regional, comercial e industrial para generar
más empleos, coincidieron en señalar los alcaldes
Isidro González Molina y José Acosta Aguirre de
Nonoava y Guachochi, respectivamente.
A lo largo de la nueva carretera corta de
Guachochi a Chihuahua capital, cruzando Nonoava y
San Francisco de Borja, se observan pueblos
pintorescos ubicados en las llanuras y cerros y cañadas
semidesérticas donde pastorean el ganado. Pero
pasando el Río Nonoava, el paisaje cambia por
montañas, ríos, valles y comunidades indígenas, como
Arroyo Hondo
y Totoríchi
(Lugar de
Gallos en
rarámuri),
hasta llegar a
Guachochi.

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Viajar actualmente por la nueva rúa, el ahorro de
gasolina es considerable, expresó el director de
Seguridad Pública de Guachochi, Jesús Manuel Espino,
quien ha recorrido la nueva rúa varias veces.
Entre los atractivos turísticos es el Cañón de
Namúrachi, ubicado a 10 minutos en vehículo del
pueblo de San Francisco de Borja, donde se
encuentran impresionantes cuevas, una de ella mide
80 metros de largo y 20 de ancho, con una altura de
30 metros, aproximadamente.

En esa portentosa cueva hay un altar para celebrar


misa. Tiene esculturas talladas en piedra de Jesucristo,
la Virgen de Guadalupe y de Juan Diego. El 14 de
junio de cada año celebran misas en honor al Corazón
de Jesús y se casan varias parejas de varios Municipio,
indicó Rogelio Humberto Aguirre Hernández, uno de
los siete socios que mantienen limpio el Cañón de
Namúrachi, abasteciendo el lugar con agua y baños
ecológicos. El cobro es de 30 pesos por vehículo. “Es
un lugar fresco de sano esparcimiento y serenidad para
los visitantes”, acotó el campesino entrevistado
montado en su caballo.

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El kilometraje por la nueva carretera “ahorrativa”
es la siguiente: de Chihuahua capital al El Mirador –
entronque sobre la autopista a Ciudad Cuauhtémoc-,
es de 62 kilómetros; de El Mirador a Nonoava son 127
kilómetros, y de Nonoava a Guachochi, la distancia es
de 110 kilómetros, casi 300 Km. por lo cual el ahorro
es de 120 kilómetros en comparación con las
carreteras de Parral-Balleza y Creel, dijo el alcalde
Guachochi, José Acosta Aguirre.

Por su parte,
Roberto Espino,
ranchero de 76
años de edad,
productor de quesos
en Mesa de
Papajichi, Munici-
pio de Guachochi,
consideró que la
nueva carretera “es
un beneficio y
progreso ya que se llega muy rápido a cualquier lugar.
Se traslada más fácil para vender los quesos, pero se
tiene que cuidar el ganado: vacas, burros y caballos,
para que no caminen por la carretera para evitar
accidentes”, indicó.

Son cinco kilómetros los que falta por pavimentar;


tramo muy abrupto ubicado en Arroyo Hondo y Los
Llanitos. Actualmente varios camiones y máquinas de
empresas privadas están trabajando, abriendo brecha
entre montes y quebradas. Sobre el río se instalará un
puente para la circulación vehicular. “Se espera que en
este año concluya el tramo de la carretera Nonoava a
Guachochi”, expresó el director de Obras Públicas de
Nonoava, Fermín González.

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La Cabalgata Nonoava-Guachochi, se inicia cada
año del 1 de mayo con el traslado de los corceles en
camiones y traíllas a Nonoava. A los jinetes se les ha
apoyado con pastura, comida y grupos musicales que
ambientan la cabalgata durante 4 días. En la última
cabalgata hubo “toque de queda” a las 10 de la noche
para evitar desveladas, como expresó José Acosta
Aguirre. Y el día 2, arranca a las 8:00 a.m. la cabalgata
en Nonoava para llegar el 4 de mayo a Guachochi y
participar al otro día en la columna de jinetes en el
desfile con los estudiantes en el evento de la Batalla en
Puebla en 1862 contra los franceses.

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Esta obra se terminó de imprimir el 1 de Julio del 2015
en la ciudad de Chihuahua, Chih., México

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