Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Este concilio tuvo un antecedente en el Concilio Vaticano Primero de 1869, que había
surgido como una respuesta al modernismo teológico que estaba imperando en los círculos
intelectuales, inspirado por el naturalismo y las teorías evolucionistas: “considera a la
Iglesia y a sus dogmas como instituciones solamente humanas, portadoras de rasgos
debidos a su contexto histórico, y por tanto necesitadas de ser constantemente revisadas y
reformadas para adaptarse a los tiempos actuales” (Úbeda, 2020). En este primer concilio
se formuló el dogma de la infalibilidad del Papa, una controvertida sentencia que no se
expondrá a fondo aquí, pero que tenía por objetivo definir que la Iglesia Católica no era
otra institución humana, sino que está inspirada por Dios (véase Mateo 16,18), por lo que
no se la debe tratar de modificar en el mismo modo que cualquier otra institución. Este
primer concilio quedó incompleto por la irrupción de la guerra franco-prusiana en 1870.
Con la llegada al trono de San Pedro del Papa Juan XXIII llega también el Concilio
Vaticano Segundo, con la particularidad de que esta vez habría una representación cultural
que no se había visto hasta entonces, porque “Pío XII abrió las puertas a otras innovaciones
litúrgicas con una encíclica de 1947, internacionalizó el Colegio Cardenalicio […] y puso
en un plano de igualdad las culturas no europeas con la europea en lo concerniente a la
Iglesia” (Elliot, 2017). Aquí se discutiría la renovación y adaptación de la doctrina con
respecto al porvenir incierto que presentaba aquel siglo. La intención que hay de fondo en
la negación del latín y en el giro del presbítero hacia sus feligreses no es otra que la de
lograr una mayor cercanía a los fieles, de que la fe no fuera sepultada por una lengua culta
pero desconocida y un sacerdote sin rostro. Otra particularidad fue el diálogo con otras
ramas del cristianismo, principalmente las orientales, con quienes se había distanciado
desde el Cisma de Oriente de 1054. Toda una reorientación de la Iglesia Católica se produjo
a partir de los documentos fruto de ese concilio.
Hoy parece común leer titulares sobre el Papa visitando a lideres religiosos de diversas
creencias y congregaciones, o pronunciándose respecto a temas como la homosexualidad
(véanse las declaraciones de Francisco en 2020) y olvidamos la radical transformación que
tuvo que haber en la Iglesia para que eso pasara. Es verdad que aún son comunes los
escándalos del Vaticano (el caso de VatiLeaks, que precedió la salida de Benedicto XVI del
trono es ciertamente penoso), pero sin duda que el Concilio Vaticano Segundo sentó las
bases para la Iglesia del siglo XXI, que aún debe luchar mucho por ser congruente con el
mensaje de Cristo, pero que ya está en camino.
Referencias: